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  • ITINERARIO

    Sobre escas líneas, la iglesia de la Asunci6n, en Castro del Rio, localidad convertida en madina por los almohades

    y conquistada por las tropas casteUanas de Fernando lI!. En la página siguiente. arriba, puerta de San Miguel de la mezquita de C6rdoba, inicio de esta Ruta del Califato; abajo, detalle de Madinat al-Zahrá, uno de lo

    complejos palaciegos más impresionantes de al-Andalus, en las proximidades de C6rdoba.

    48 EL MUNDO M ED IEVAl.

    Alhambra, Granada, por ser dos destinos de tal importancia que, mereciendo mucha más aten-ción, no tienen cabida en este breve espacio,

    RAÍCES ÍBERO-ROMANAS A lo largo del río Guadajoz, el Wadi al-Sus o "río Salado" de las crónicas y descripciones de los autores árabes, se suceden distintas locali-dades, Espejo es la primera que surge al paso cuando se abandona la ciudad de Córdoba, De-nominada en época omeya al-Qalaat ("la forta-leza"), su poblamiento es bastante más antiguo, dado que la fortificación andalusí se instaló so-bre la ciudad ibérica Ucubi, transformada en época de Julio César en Colonia Claritas Iulia Ucubi, como premio a la fidelidad demostrada por sus habitantes en la guerra civil que le en-frentó a Pompeyo, De aquella ciudad íbero-ro-mana y omeya no quedan vestigios, aunque es de suponer que bajo el gran castillo bajomedie-val, llamado de Pay Arias, se halle la antigua lo-calidad. Se trata de una construcción del siglo xv, asentada sobre un hisn andalusí.

    Llegamos a Castro del Río, ciudad de ilustre antigüedad, ubicada en la ribera del Guadajoz. Su término, de intenso poblamiento romano, perteneció a lo largo de la época califal a la cara de Cabra, El topónimo Castro, Qashtmh en árabe, denota la presencia de una antigua forta-leza, En el siglo XI se incluye en las dependen-cias de los ziríes granadinos, El impulso urba-nístico que le procuran los almohades elevó la localidad a la categoría de ciudad (madína). Su muralla llegó a contar con 40 torres , de las cua-les se conservan en la actualidad varias, Por lo que respecta al castillo, auténtica alcazaba al-mohade , se preserva su Torre del Homenaje, de unos 20 metros de altura, y una cisterna cir-cular de época andalusí. La fortaleza de Castro fue conquistada por Fernando In, y desde ese momento pasó a desempeñar la función de centro de aprovisionamiento de las huestes cas-

    tellanas que se lanzaban en algara contra las plazas granadinas. En 1332, el ejército de Mu-hammad IV asoló este lugar, resistiendo tenaz-mente sus habitantes ,

    Baena, la Bayyana califal, es la siguiente es-tación del periplo, La íbero-romana Iponuha , asentamiento instalado unos tres quilómetros al sur de la actual villa, es (,1 precedente inme-diato de la Baena medieval. Sin embargo, el to-pónimo parece proceder de un propietario de unfunclus, un tal Baius, El lugar aparece en al-gunas de las crónicas del período califal, inte-grando la cara de (';ahra. Anteriormente, se su-mó como un hisn más a la revuelta de U mar ibn Hafsún, El siglo XI debió suponer el saqueo de esta fortificación por parte de los bereberes que asolaron Madinat al-Zahrá, como demues-tra la magnífica jamba que se extrajo de alguna de sus más lujosas residencias , actualmente en el Museo Arqueológico de Sevilla, En el siglo XII, la descripción que de esta ciudad hace el gcógrafo al-Idrisi demuestra su recuperación: "Bayyana es un gran castillo construido sobre una eminencia del terreno rodeada de olivares, campos de trigo e higueras", La ciudad fue to-mada por Fernando III en 1241, configurándo-se a partir de ese momento tres comunidades diferenciadas: la de los repobladores castella-nos, la mudéjar y la aljama judía, La plaza sufrió ciertos intentos de reconquista nazarí termina-dos en fracaso (1300,1330 Y 1449),

    Hoy, Baena preserva un importante castillo con obras de época omeya, almohade y caste-llana, Además, se conservan algunos lienzos de su perímetro amurallado.

    CASTILLOS ROQUEROS La siguiente etapa nos lleva a Zuheros , en las estribaciones de la escarpada Subbética cordo-besa. La Sujayra, "la Peñita", término suma-mente elocuente sobre su condición topográfi-ca, fue uno de los husún sumados ala ¡itna de Ibn Hafsún e Ibn Mastana (este último, rebel-de por antonomasia de las si rras del sur de Córdoba), La fortificación que aún conserva esta pequeña localidad se leva sobre una agreste peña , dominada por un a torre cua-drangular que se refuerza con baluartes , adap-taJos a la topografía raquera , Las remodela-ciones castellanas, una vez que la fortaleza fue tomada, tendieron a convertir la peña fort ifica-da en palacio, como prueba la edificación de una residencia nobiliaria de corte renacentista en el siglo XVI. Aunque el municipio de Zuhe-ros goza de un interesante Museo Arqueológi-co, los vestigios conservados en él se re fi e ren sobre todo a la Prehistoria,

    La andalusí Lukk, la actual villa de Luque , recibe al visitante exhibiendo otro castillo ra-quero de gran belleza , Junto con Sujayra es uno de los husún más destacados de la fitna de Ibn Mastana, Su conquista por parte del emir Abd AJlal1 en el año 909 marca el inicio de una

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    nueva etapa, su integración en la paz promovi-da por el Estado omeya. En 1126 es efímera-mente conquistado por Alfonso 1 el Batallador. Con la llegada de los almohades , el hisn , con-vertido prácticamente en madina a todos los efectos, se suma a la revuelta del andalusí "Rey Lobo" Ibn Mardanish. La toma por parte de los unitarios unos años después supuso la práctica demolición de la fortaleza , que había sido re-belde. Luque quedó en manos nazaríes hasta 1347, a pesar de que Fernando III conquistara la plaza por breve espacio de tiempo. Para pro-ceder a su integración en la Corona de Castilla es entregada al alcalde mayor de Córdoba, Egas Venegas. Del período andalusí , Luque conserva su castillo, reformado varias veces. Su fisonomía actual es deudora de los nazaríes. Trabajado fundamentalmente en mamposte-ría, está aceptable mente conservado.

    Montemayor fue la romana Ulía que tomó claramente partido por César en su guerra con-tra Pompeyo y de al1Í el calificativo defidentia.

    En época emiral, el lugar aparece denominado bajo la forma Uliyat Qanbaniya o "campiña de Uliya", integrándose en los distrito o aqalim de la cora de Córdoba. La historia medieval de es-te lugar está vinculada a un castillo cercano, lla-mado de Dos Hermanas, a unos seis quilóme-tros del actual casco urbano. Con el traspaso de la población desde esta fortaleza cuadrangular andalusí al actual Montemayor en 1340, se abandona aquélla y este último incrementará su importancia. Su fortaleza pasó a manos de los Hernández de Córdoba en esas fechas.

    Montilla sería una alquería andalusí que se integraba en el alfoz de Poley, actual Aguilar de la Frontera, tierras todas ellas que formaban parte de la cora egabrense. Como todos los em-plazamientos de la zona, su conquista se produ-jo a mediados del siglo XIII , siendo entregada por el rey su jurisdicción a Gonzalo Yáñez Do-vinal y, después, a Gonzalo Fernández de Cór-doba. Desde 1371 gozó de la consideración de "villa". El lugar sólo aparece citado en docu-mentación castellana bajomedieval con la de-nominacion de Mantiella, relacionándose con la guerra fronteriza. La deslealtad demostrada por Pedro Fernández de Córdoba hacia el ca-tólico Rey fue la causa de la demolición de su fortaleza en 1508. En la villa contamos con un Museo Arqueológico en el que se puede con-templar una lápida califal de mediados de la dé-cima centuria.

    UN CASTILLO DESTACADO Aguilar de la Frontera fue la íbero-romana Ipagrum y la andalusí Bulay, castellanizado en Paley. De entre los castillos de la campiña cor-dobesa, éste de Poley fue uno de los que mayor protagonismo desempeñó en lafitna de Ibn Hafsún. En el año 891 se produjo en esta forta-leza una de las derrotas cruciales de los rebel-

    EL MUNDO MWIEVAL 49

  • ITINERARIO

    50 EL MUNDO MEDIEVAL

    des que explica en parte el posterior desenvol-vimiento de la situación política. Con posterio-ridad, se incluyó entre las dependencias del1Ul-dinat Qab-ra para pasar, en el siglo XI , a formar parte del reino ziti. El lugar no pierde protago-nismo con los almorávides , pues allí se instalan algunos grupos tribales norteafricanos. En 1240, Poley cae en manos de F ernando III, quien permite a la población mudéjar su per-manencia en la villa. El cambio de denomina-ción del lugar, de Polay a Aguilar, se produce al poco tiempo, cuando pasa a formar parte del señorío de Gonzalo Yáñez de Ovinal. El califi-cativo fronterizo se le adjudica cuando se con-vierte en plaza de aprovisionamien to de los cas-tellanos en su lucha contra los nazaríes. En el siglo XIV la fortaleza pasa a manos de los Fer-nández de Córdoba, que convierten Aguilar en centro de sus posesiones. El castillo de Aguilar se levanta en el llamado Peñón del Moro, ob-

    servándose, aún en la actualidad, las distintas fases de su ocupación: la emiral-califal, la naza-rí y la castellana. Sin embargo, hoy en día se en-cuentra parcialmente derruido.

    HUELLAS DE LA CULTURA JUDÍA La historia de la villa de Lucena está inelucta-blemente vinculada a la presencia judia en Sefa-rad. Las primeras noticias sobre Lucena se re-montan al siglo IX. Por aquel entonces esta lo-calidad, llamada en árabe al- Yussana y en hebreo Eliossana, "era una ciudad judía, con gran población y sin ningún gentil". La situación no cambió años más tarde e incluso se puede hablar de un incremento demográfico sustan-cial durante el gobierno de Abd al-Rahmán I1I, en el que seguro que tuvo que ver de manera determinante la influencia de Joseph Hasday ibn Shaprut. De esta manera se sentaron las ba-ses para la constitución de la que fue en los si-glos XI, XII Y XIII la comunidad hebrea más destacada del sur de al-Andalus. Entre sus habi-tantes más sobresalientes cabe destacar a Ishaq ibn Gayyat o Ishaq al-Fassi, maestros de la tra-dición del Talmud, y a los poetas Ibn Gabirol y J ehudá-Leví. La ciudad se dotó de m urallas yen su interior sólo podían morar judíos, constitu-yéndose en un caso excepcional de autonomía de al-Andalus. El vívido relato de Abd Allah, úl-ti.mo rey zirí destronado por los almorávides, re-fleja el grado de autogobierno de esta aljama hebrea, integrada sólo nominalmente entre las posesiones ziríes. La situación fue similar en los períodos almorávide y almohade. A mediados del siglo XII , la desc¡ipción que realiza al-Idrisí es, si cabe, más elocuente: "Lucena es la viUa de los judíos. El arrabal está habitado por los mu-sulmanes y por algunos judíos; también allí se encuentra la mezquita aljama, pero no se en-cuentra rodeada de muros . La madina, por el contrario, está ceñida por buenas murallas y de todos lados está rodeada por un foso profundo y por canales, cuyo sobrante se vierte en este foso. Los judíos habitan el interior de la madina y no dejan penetrar en ella a los musulmanes. Los ju-díos son allí más ricos que en ningún otro país musulmán y tienen sus guardias para impedir los ataques de sus rivales".

    De la Lucena hebrea apenas quedan los dis-tintos testimonios literarios y algunos otros ar-queológicos conservados en el Museo Arqueo-lógico de Córdoba, como la lápida opistográfica de un tal Rabbi Amicos, del siglo XI, escrita en hebreo. Lucena fue conquistada en 1240, aun-que fue tomada en alguna otra ocasión por los nazaríes en un corto período de tiempo. El apresamiento del célebre Boabdil en 1483 por parte de Diego Fernández de Córdoba trajo consigo la encarcelación del sultán granadino en Lucena, en lo que constituye uno de los epi-sodios que mayor celebridad le ha dado a la vi-lla. Precisamente, el lugar donde estuvo preso Boabdil, el llamado Castillo del Moral, es el

  • A la izquierda, arriba, un

    detalle del castillo de

    MocHn; abajo, una de las

    características calles de Cabra,

    importante centro urbano durante el período andaJusí, sobre todo gracias a su

    relevancia estratégica.

    Sobre estas líneas, interior

    de la iglesia de San Mateo,

    en Lucena, una de los centros

    judíos más importantes de la

    España musulmana.

    único vestigio arquitectónico de consideración de Lucena. Se trata de una fortificación de planta cuadrangular, con doble amurallamien-to y cua tro torres. La más conocida es la del Moral , que da nombre a todo el conjunto po-liorcé ti co, con morfología octogonal. Actual-mente , es sede del Museo Arqueológico local, donde se puede contemplar un sello judío con la leyenda "Isaac, hijo de Isaac Oscus", elemen-to Jitual de la circuncisión de este personaje. Cabra fue un importante centro urbano en

    épocas íbero-romana , visigó tica y andalusí , cuando e l lugar se llamó consecu tivamen te 19abrum, Egabro y Qabra. Municipio romano

    desde el siglo I d.C. , en época visigótica fue se-de episcopal, situación que perduró a lo largo del peliodo emiral. A mediados del siglo IX, los obispos egabrenses Recafredo y Reculfo parti-ciparon en sínodos llevados a cabo en al-Anda-llls . La relevancia urbanística de madinat Qa-bra se vio plasmada en la asunción de centro de una cora o provincia, si tuación que , sin embar-go, no evitó que entrara en la órbita de Ibn Haf-sún a fines del siglo IX Como todo el sur de la campü"la cordobC'sa, Qabra se integra en las de-pendencias de los zirícs granad inos. Su situa-ción estratégica explica la batalla que se dio en sus inmediaciones, en la que participaron Al-fonso VI, el Cid Campeador, los ziríes y los ab-badíes sevillanos comandados por al-Mutamid. Tenemos constancia de que fue tomada efíme-ramente por Alfonso XI en su célebre campaña de 1126. A mediados del siglo XIII fue someti-da por Fernando 111, convirtiéndose práctica-mente e n villa fronteriza. Mantuvo una desta-cada aljama judía. En 1439 fue cedida por la co-rona a Diego Fernández de Córdoba, que al poco se hará titular conde de Cabra. Construye su fOItaleza sobre la vieja qasba andalusí.

    SABOR MUSULMÁN Priego de Córdoba, la andalusí madinat Ba-guh , es uno de los conjuntos urbanos mejor conservados de Andalucía. Inserto en la Subbé-tica cordobesa, de la relevancia de este lugar en época omeya da cuenta el hecho de que consti-tuyera una cora, participando con un destacado contingente militar en una de las expediciones militares del emir M uhammacl en el año 863. Ello no fue óbice para que años después , en 889, se convi rti e ra en centro neurálgico de la revuelta de Ibn Mastana. Su reinserción en las es tructuras es tatales trajo consigo la reordena-ción del territorio, perdiendo su categoría de circunscripción provincial propia para inte-grarse en la cora de l/bira desde mediados del siglo X. Ello se pude poner en re lación con la integración de su alfoz en los dominios de los ziríes granadinos.

    Posteriormente , no perdió su categoría de madina en época almorávide y almohade, sien-do en esta última época cHando se produce su gran incremento demográfico. En 122.5, siendo defendida por "cavalleros almohades", fue to-mada por Fernando III para ser entregada a la Orden de Calatrava. En 1327, debido a la ce r-canía con respecto al sultanato, es recuperada por los granadinos. Su conquista definitiva se produjo en 1340, cuando fue tomada por Al-fonso XI, que la mandó repoblar y reparar sus murallas. A partir de 1370 Priego se integra en la Casa de Aguilar. El pasado andalusí está pre-sente en Priego a través de su castillo y períme-tro amurallado y de su urbanismo de sabor típi-camente musulmán, presen te en la antigua 111a-dina , barrio sintomática mente conocido con el apelativo de "la Villa". Su castillo es fundamen-

    EL M UNDO MEDIEVAL 51

  • ITINERARIO

    talmente bajo-medieval, pero recientes excava-ciones revelan la presencia de un hisn de época omeya bajo los cimientos del gran cubo feudal. De igual manera, una de las entradas a la ciu-dad medieval, la Puerta de Santa Ana, se re-monta en sus inicios a una puerta de época cali-fal. Las numerosas excavaciones llevadas a cabo en la ciudad y los hallazgos casuales producidos en su término han configurado una excepcional colección arqueológica que se reúne en el Mu-seo Histórico Municipal. Por su parte, Carca-buey, que fue en época andalusí la fortaleza de Km-kabul , conserva dos interesantes vestigios de aquel período: su castillo, del cual perviven en pie algunos de sus muros, y un bello puente de época califal bien presetvado.

    De Alcaudete sobresale su espectacular for-taleza, en origen andalusí y reestructurada no-tablemente por los castellanos, auténtica alca-zaba en el punto más elevado de la ciudad an-dalusí. Lugar de importancia desde época de Ibn Hafsún e Ibn Mastana, aparece bajo la égi-da de Córdoba desde el año 925. Al-Qibdaq fue un señero castillo durante los reinos de taifas , envuelto en distintos episodios, como el que llevó al Cid antes sus murallas en compañía de Alfonso VI en una incursión por la Vega grana-dina. Alcaudete fue ciudad en época almohade, época en la que se completó buena palte de su perímetro amurallado. Su conquista castellana se produjo en 1225 por palte de Femando 111. Inmediatamente, la cede a al- Ba)')'así, rey de Baeza. Se va a integrar en las posesiones de la Orden de Calatrava, quienes van a reedificar la fortaleza. Hacia el año 1300, el emplazamiento es reconquistado por los nazaríes. En 1340 la plaza cae definitivamente en manos castella-nas , ocupando su alcaidía la familia de los Fer-nández de Córdoba.

    MIRADOR DE EXCEPCIÓN El Castillo de Locubín, Hisn al- Uqbín o "cas-tillo de las Águilas", es una enriscada fOltaleza que, como su nombre indica, actúa como un mirador desde el que se controla una extensa área. El lugar es desclito con cielto lujo de de-talles por el alcalaíno Ibn Saíd en estos térmi-nos: "Hisn al-Uqbín es uno de los castillos de Alcalá la Real situado sobre un bello y flore-ciente valle. Mi padre me informó de lo si-guiente y me dijo que en su juventud se reunía frecuentemente en él [el castillo] con sus pa-rientes y amigos y tenían ellos en el valle un pa-lacio en el cual se consagraban a las diversiones propias de la juventud, y se movían por sus alre-dedores libremente como el viento [ ... ]. Y de Castillo de Locubín era originario Ahmad b . Lubb al-Uqbiní [ ... ]. Los habitantes de al-Uq-bín se han caracterizado por su gran ignorancia, predominando entre ellos la vida nómada". La historia de este emplazamiento es similar a la del resto de fortalezas del sur de Córdoba y Sur-Oeste de la actual provincia de Jaén. Fue

    52 EL MUNDO MEDIEVAL

  • EL MUNDO MEDIEVAL 53

  • ITINERARIO

    Arriba, interior de la iglesia abacial de Alcalá la Real;

    abajo, un detalle de las torres y la muralla del castillo de Priego de Córdoba, localidad

    que conserva uno de los mejores conjuntos históricos

    de Andalucía.

    54 EL MUNDO MEDIEVAL

    definitivamente conquistado por Alfonso XI en 1341, aunque los nazarÍes intenten recuperarlo en escaramuzas siguientes. La fortaleza, que en la actualidad recibe el nombre de la Villeta, es-tá en estado de práctica ruina desde que fue de-rribada a fines del siglo XVI.

    Alcalá la Real es uno de los lugares más des-tacados históricamente de todos los que com-ponen este itinerario cultural. Puerta de Gra-nada y paso obligado desde esta ciudad en di-rección a la campiña cordobesa, su estratégica posición e>''Plica en buena medida su significa-ción en los avatares sucedidos a lo largo de la Edad Media. Lugar de instalación de tribus árabes yemeníes desde la conquista, constitu-yendo una qalaa o fortaleza, tuvo distintas de-nominaciones a lo largo del período andalusí: Qalaat Ashtalir, Qalaat Yahsub o Qalaat lbn Saíd , por ese orden cronológico. El segundo de estos nombres, Yahsub, hace alusión precisa-mente a uno de estos grupos yemeníes himyarí-es. Desde los inicios del siglo XII, el protago-nismo obtenido por la familia de los banú Saíd trajo aparejado la aplicación de la tercera de las denominaciones, que en las crónicas castella-nas se convierte en Alcalá de Aben Zaide , Alca-lá de Benzaide o Benzayde. A lo largo de la épo-ca emiral, Alcalá fue reducto de la rebelión de Ibn Mastana, para integrarse después en el Es-

    tado como fortaleza señalada. Pertenecía por entonces a la cora de llbira. Con el adveni-miento de los taifas, continuó su vinculación con Granada al pasar a integrar el reino zirí.

    LA HISTORIA TRANSCURRE El período de su mayor presencia en la lListoria de al-Andalus estaba por llegar. A lo largo del siglo XII, una familia, los banú Saíd, cobran tal protagonismo que darán nombre a la fortaleza, convertida por aquel entonces en una pequeña madina. El lugar llega a constituirse en una en-tidad autónoma en el interior del gobierno al-morávide merced a la actuación de esta familia, que dio ilustres personajes a la poblada nómina de egregios andalusíes.

    Con los almohades, la situación de prosperi-dad no experimentó cambios sustanciales. Pero la conversión del alfoz de Alcalá en tierra de frontera con la conquista castellana del valle del Guadalquivir trajo consigo una situación ra-dicalmente distinta. La caída de Alcalá la Real en manos de Alfonso XI acontece en el año 1341. La Corona pasa a controlar directamente tan importante lugar, estableciendo una abadía de patronato real. Al mismo tiempo, se erige en la plaza crucial para la entrada castellana en la Vega granadina. El despoblamiento de la madi-na y villa bajo-medieval se produjo como un ac-to lógico cuando la población se estableció en el llano. El castillo de la Mota, una contundente fortaleza que se eleva sobre la moderna Alcalá la Real, existe como hisn desde los inicios del siglo VIII, siendo restaurado consecutivamente por omeyas, almohades, nazaríes y reconquis-tadores. El deterioro sufrido por el complejo poliorcético durante la Guerra de la Indepen-dencia explica su abandono.

    En Moclín, Hisn al-Muqlín, descuella nueva-mente su magnífica fortaleza de época nazarí, una de las más bellas de Andalucía. La toma de Alcalá la Real por Alfonso XI convirtió a Moclín en la primera línea, defensiva del sultanato, jun-to con Montefrío, Illora y Colo mera. De hecho, su conquista no se produjo hasta 1486. Un año antes, delante de sus murallas, se dio una de las más sonadas derrotas castellanas, la del Campo de la Matanza. El castillo de la Mota de Moclín preserva su doble recinto: al inferior, que en-vuelve a la ciudad nazarí, con torres semicircu-lares y cuadrangulares, y el superior, que es la alcazaba propiamente dicha, en la que además de la llamada torre del homenaje y del gran alji-be, se conserva en su sector meridional un do-ble amurallamiento.

    El topónimo de Colomera, con grafía árabe constatada de Qulunbayra, deriva del étimo la-tino-romance Columbaria. Citada desde el siglo IX en la revuelta de Ibn Hafsún, Colomera no pasó nunca de la condición de alquería fortifica-da. Es nombrada como tal entre las alquerías de la Vega por Ibn al-Jatib. Fue tomada en 1486 por los castellanos que instalaron en su castillo

  • una guarnición para la definitiva conquista de la capital granadina.

    Seguimos nuestro viaje para llegar al pobla-miento altomedieval de Pinos-Puente, vincu-lado a dos cercanas éÍudades antiguas que hoy son sólo ruinas: la íhero-romana de Ilurco, en el Cerro de los Infantes , y la emiral-califal de Ma-dinat llbira. De igual manera , los perímetros irrigados de su vega, especialmente las llama-das "tres medias lunas", son indicativas de un poblamiento rural intenso desde el inicio de al-Andalus. El lugar aparece en algunas crónicas tardías con la denominación de Binush o Btmt , vocablos romances. En este último caso, se de-muestra la significación de su histórico puente . El puen te sobre e l río Cu billas es de época omeya, y fue reedificado sobre una antigua pla-taforma visigoda del siglo VII. Sus tres arcos de herradura descansan sobre dos gruesos tajama-res. El trabajo a soga y tizón demuestra que se trata de una obra oficial destinada a facilitar las comunicaciones entre Córdoba y Granada.

    LA FRONTERA, MÁS LEJOS A continuación, se van sucediendo las alque rías nazaríes antes de vislumbrarse la ciudad de la A1hambra. El alejamiento de la frontera explica la ausencia de grandes fortificaciones. Güevé-

    jar fue la antigua alquería de Wabashar. Posi-blemente, la alquería andalusí se estableció so-bre una villa romana, la de Ubexar, grafía reco-gida en una estela conservada en el Museo Ar-qu eológico de Granada. Otra alquería , Cogollos Vega, fue la de Quqululush, integra-da en el distrito de la Vega.

    ÚLTIMAS ESTACIONES DE LA RUTA CALIFAL Alfacar y Víznar son las dos últimas estaciones del itinerario antes de la ciudad de Granada. El topónimo Alfacar hace alusión a la existen-cia de un barrio de altesanos (al-Fajjar). A lo largo del siglo XI , Alfacar fue el retiro veranie-go de los ziríes, una alquería que tenía en la irrigación su razón de ser, como lo demuestra la existencia de la Fuente Grande de Aynada-mar, que llevaba agua hasta el Albayzín pasan-do por la vecina localidad de Víznar, la alque-ría andalusí de nombre Bíshnar. Tanto una co-mo otra fueron de los últimos lugares en capitular ante los Reyes Católicos, en diciem-bre del año 149 l . Alfacar conserva, todavía, los vestigios de un antiguo hammam.

    VIRGIUO MARTfNEZ ENAMORADO, arqueólogo y arabista

    En la parte superior, castillo roquero de Luque; sobre estas líneas, el puente de época omeya, construido sobre el río Cubillas, de Pinos-Puente.

    EL MUNDO MEDIEVAL 55