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«Bella»: amor, vida y esperanza«Bella»: amor, vida y esperanza«Bella»: amor, vida y esperanza«Bella»: amor, vida y esperanza«Bella»: amor, vida y esperanzaEntre aventuras llenas de efectos especiales,thrillers de acción, comedias con pésimohumor y dramas de época, de vez en cuandosurge alguna película independiente con unargumento que nos llega al corazón y nosllena de optimismo. Es el caso de «Bella», unfilme de escaso presupuesto, basado en unahistoria real, dirigido por Alejandro GómezMonteverde y protagonizado por EduardoVerástegui y Tammy Blanchard. En menosde un año ha conquistado a los críticos y hacautivado al público en América, además derecibir varios premios en festivales interna-cionales. Aunque ya está disponible en DVD,por el momento, en España, solo se hapodido ver en un pase privado en mayo de2010. Metanoia Films —productora creadapor Verástegui— busca distribuidora paraofrecer esta hermosa película al públicoespañol. Esperemos que la encuentre, por-que «Bella» merece la pena.

La historia que nos cuenta «Bella» une, enpoco más de 24 horas, las vidas de José(Eduardo Verástegui) —una antigua estrelladel fútbol que perdió todo por un accidentey que ahora trabaja como cocinero en elrestaurante de su hermano— y de Nina(Tammy Blanchard), una camarera del mis-mo restaurante. Esa misma mañana ha des-cubierto que está embarazada de un hombre

al que no quiere y que jamás aceptará estasituación. El dueño del restaurante la despi-de por sus retrasos continuados, sin escu-charla. Ella sale corriendo y José decideseguirla e interesarse por ella. Así empieza lahistoria de una breve pero intensa amistad,que conoceremos mejor por varios flash-backs y que requerirá un salto de unos pocosaños al futuro para que comprendamos laresolución.

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Sin efectismos, sin largos discursos, sin mo-ralina, sin más respuestas de las que tendría-mos en la vida real, esta película nos muestrael valor de la vida, de la familia y de laamistad. Valores que, impregnados de hu-manismo cristiano, nos regalan en el dramade la vida cotidiana el milagro de adelantarpedacitos de cielo. Lo hace, además, sentán-donos a la mesa familiar. En las cocinas delrestaurante familiar se enreda la trama, peroes en todas las comidas siguientes, especial-mente en la de la casa de los padres, dondelos problemas parecen menores y la felicidadllama a las puertas de los protagonistas.

«Bella» es la primera película de MetanoiaFilms, una productora que nace con lainquietud de devolver la dignidad a losinmigrantes latinos retratados en el cine deHollywood. El estereotipo que pretende de-rrocar es el del latino como un hombre sincultura, que aprecia poco la vida, marginaly pandillero, dedicado a trabajos sin impor-tancia o a actividades ilegales. La realidaddel inmigrante mexicano que nos presentaencarna los valores de la vida, la familia, laamistad, el trabajo sacrificado y el gusto porla buena comida, todos ellos arraigados enun cristianismo asumido y florecido al calordel hogar.

La película no pretende demostrar ideas, nivender héroes, ni etiquetar personas. Senci-

llamente nos muestra un modo de afrontarla vida con acciones sencillas y con mássilencios que palabras. Así, además de mos-trar, propone. Y propone con una sencillez yun respeto que trascienden el guion e im-pregnan todo el metraje: narración, imáge-nes, actores, localizaciones y banda sonora.Música que, por cierto, incluye un tema deAlejandro Sanz: “Te lo agradezco pero no”.(http://revistafast.wordpress.com/2008/07/31/bella-la-pelicula/)

Los símbolos dan que pensarLos símbolos dan que pensarLos símbolos dan que pensarLos símbolos dan que pensarLos símbolos dan que pensarEl símbolo de la mariposa

Elisabeth Kubler-Ross, la famosa médicoque se especializó en el acompañamiento dela muerte, siendo estudiante de medicinavisitó algunos de los campos de exterminionazi tras la guerra. Elisabeth se sorprendióde que en las paredes de los barracones

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donde los judíos esperaban su muerte inmi-nente, los más pequeños, tan jóvenes que nitan siquiera poseían creencias religiosas,habían dejado plasmados sus sentimientoscon respecto a lo que les aguardaba. Y lo quemás impactó a la joven psiquiatra es que, deuna manera natural e instintiva, aquellosniños consideraban la muerte no como unfinal, sino como un proceso de cambio, unamutación de estado. Como carecían de con-ceptos para expresar tales sentimientos,aquellos niños lo plasmaron en dibujos deorugas que se transformaban en mariposas.Esos dibujos infantiles tocaron profunda-mente a Kubler-Ross, quien a partir deentonces se dedicó en cuerpo y alma a crearuna nueva cultura sobre la muerte.

El símbolo de la mariposa se convirtió en unemblema de su trabajo, porque para Kubler-Ross la muerte era un renacimiento a unestado de vida superior. Los niños —afirma-ba— lo saben intuitivamente; si no les con-tagiamos nuestros miedos y nuestro dolor,ellos tienen la capacidad de enseñarnosmuchas cosas.

Aquí la mariposa hace referencia a la vidamás allá de la muerte. La película usa unsímbolo tradicional que presenta la muertecomo transformación hacia otra vida. En elcaso de la secuencia final, la mariposa vienemisteriosamente de arriba y es una presenciatrascendente que puede venir de Dios.

Escuchar una caracola de mar

Escuchar el rumor de las olas en una cara-cola da un vuelco a las leyes de la naturaleza,al convertir el continente (el mar) en elcontenido, un microcosmos en abrigo yfuente del universo. La imagen recuerda auna leyenda aparecida en el siglo XV asocia-da a la iconografía de san Agustín (354-430),uno de los doctores de la Iglesia, autor deuna considerable obra literaria, entre ellasuna consagrada a la Trinidad. Mientraspaseaba por una playa, el santo vio a un niñoque, con la ayuda de una caracola, se habíapropuesto vaciar el mar haciendo un agujeroen la arena. Él le hizo observar la vanidad desemejante empresa. El niño entonces le repli-có que era tan imposible como pretenderexplicar el misterio de la Trinidad. Por logeneral se identifica al niño con un ángel ocon el mismo Jesús. Vista así, la imagen deaquel que «escucha» el amor puede enten-derse como la metáfora ejemplar de unainfancia o pureza original de la mente,dispuesta a abrazar el mundo entero sinnecesidad de tener en cuenta los límites delentendimiento humano.

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La vida de Eduardo Verástegui,La vida de Eduardo Verástegui,La vida de Eduardo Verástegui,La vida de Eduardo Verástegui,La vida de Eduardo Verástegui,el protagonistael protagonistael protagonistael protagonistael protagonistaEntrevista a Eduardo Verástegui, creadorde la productora de la película «Bella»

Escrito para Ecclesia Digital, martes, 17 de febrero de 2009.

Eduardo Verástegui, mexicano de 34 años,es actor y creador de una productora quetrata de nadar a contracorriente con laexitosa película «Bella». Su historia personales la de una conversión profunda, y así sela contó a Juan Ciudad a las puertas de labasílica de la Macarena en Sevilla.

¿Cómo vive Eduardo Verástegui susaños de infancia y juventud?

– Los viví en el seno de una familia católica.Mi padre siempre quiso que fuera abogado,y para complacerlo comencé los estudios deDerecho. El problema es que solo me man-tuve un año y, en contra de la voluntad de mifamilia, inicié mi carrera en televisión. Misueño era ser actor y cantante. Era un jovenmuy rebelde e inmaduro, y aún sin el consen-timiento de mis padres, me fui. Comencé atrabajar como modelo y me resultó muy fácilcomerme el mundo. En medio de toda estavorágine, tuve la oportunidad de ingresar enun grupo de música, en el que estuve desdelos 18 hasta los 20 años. Entonces comencéa perder la perspectiva del bien y del mal, meempecé a creer todo lo que me decían, todoera relativo. Después trabajé en telenovelasdurante cuatro años. Me instalé en Miami,donde tuve la oportunidad de grabar mi

primer disco en solitario. En uno de losviajes promocionales coincidí con un impor-tante ejecutivo de la productora CenturyFox, que me invitó a participar en un casting,aunque mi respuesta fue que yo no hablabainglés. Me dijo que no me preocupara, quedaría clases. Me dieron el papel y me tuveque mudar a Los Ángeles, donde recibíanueve horas de clase diarias. Al terminar estapelícula, cuando cumplía diez años de unacarrera de éxito, me di cuenta de que meencontraba vacío, de que corría detrás deuna mentira. Estaba muy confundido por-que lo que yo pensaba que tenía que lograrpara alcanzar la felicidad lo tenía, pero en mivida interior no tenía éxito.

Y en toda esta vorágine en la que seencontraba inmerso, ¿cuál fue laseñal concreta que le hizo ver que suvida no tenía sentido?

– Precisamente fue mi profesora de inglés laque me hizo ver lo que me estaba sucedien-do. Muy sutilmente comenzó a interrogarmesobre muchas cosas: «¿Cuál es el sentido dela vida? ¿Cómo estás utilizando tus talentos?¿Quieres formar una familia el día de maña-

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na y por qué? ¿Por qué quieres ser actor?¿Quién es Dios en tu vida?». Al principio fuemuy difícil, porque mi propia soberbia nodejaba que ella entrara a arañar más dentrode mí, pero despacito fue ganándose miconfianza y comencé a admirarla. Seis mesesdespués me di cuenta de que ella estaba bienen todo. Sobre todo que ella tenía algo queyo no tenía: paz. Esto hizo que yo la escucha-ra. Poco a poco me fue haciendo preguntascada vez más profundas. Me percaté de queestaba utilizando mis talentos de maneramuy egoísta, me di cuenta de que todo lo quehabía decidido en mi vida había sido porrazones materiales y frívolas, que estabainstalado en una idolatría terrible que meestaba matando. El éxito, la fama, el dinero,los placeres... eso era lo único que movía mivida. Un día, mirándome a los ojos, me dijo:«Eduardo, estoy muy confundida, porquepor un lado me dices que amas a Dios, pero

por otro tu vida está llena de contradiccio-nes. Si amaras tanto a Dios no harías lascosas que estás haciendo. Respetarías a lamujer, no la utilizarías como un objeto. Tustalentos, que son un regalo de Dios, los estásutilizando para ofenderle».

¿Qué pasó en aquel momento en elque se dio cuenta de todo esto?

– Hasta el día de hoy no he sido capaz dearticular una respuesta a esa pregunta. Todoempieza en la siembra de los valores de la feque me inculcaron mis padres. Algunosestaban dormidos, pero siempre se puedendespertar. Después de muchas charlas conmi profesora de inglés, un día sucedió unmomento muy especial, algo sobrenaturaldiría yo. Solo puedo decir que después determinar una clase e interrogarme de unamanera más directa, cuando la puerta secerró, sentí una tristeza muy profunda, unarrepentimiento enorme, pasaron por mimente todas las personas a las que habíaofendido. Sentí que estaba traicionando a mimejor amigo, pero que, sin embargo, meestaban dando una nueva oportunidad.Había una mezcla de culpa y esperanza,porque no importa cuántas veces te hayascaído, son las mismas que tienes oportuni-

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dad de levantarte. Es la misericordia profun-da de Dios. Aquí es donde empieza estanueva vida; y no es que ahora sea másperfecto que antes, sino que antes no medaba cuenta del daño que hacía, no sabíaadónde iba, no tenía un propósito, alguien aquien seguir. Ahora tengo una misión, sé queno estoy solo.

Y a partir de ahí, ¿cómo empieza aafrontar esta nueva vida?

– Con este cambio que estaba teniendo mequedé sin amigos. Fui a pedir ayuda a unsacerdote conocido a quien le manifesté miinquietud de marcharme dos años de misio-nero a la jungla. Este sacerdote me dijo queesa no era la solución, que Hollywood erauna jungla más grande, un lugar donde lapobreza no es material, pero sí espiritual.«En este lugar es donde Dios tocó tu cora-zón» —me dijo—, «y ahí has de quedartepara que seas una luz en la oscuridad». Medi cuenta de que, aunque me había criado enuna familia católica, yo no conocía mi fe.

Pensaba que ser cristiano era ir a misa unavez por Navidad y rezar un Padre Nuestro.Eso era todo.

¿Cuál fue el cambio real en suscreencias con respecto a la religión?

– Todo esto me hizo profundizar en mi fecatólica y conocerla realmente, porque habíallegado un momento en el que no sabía niquién era ni cuál era mi fe. Empecé a creeren el poder de la Eucaristía y de la Comu-nión para poder desenvolverme en el entor-no en el que me encuentro y poder vivir unavida recta, íntegra, porque solo no puedo. Laúnica forma de caminar rectamente es con laayuda de Dios, ya que todos estamos llama-dos a ser santos, pero solo con la gracia deDios. Descubrí que nuestros sueños puedenllegar a ser nuestros peores enemigos si novan acordes con la voluntad de Dios. No estanto qué es lo que yo quiero, sino qué es loque Dios quiere de mí. Descubrí, además,que yo no he nacido para ser una estrella decine, ni para ser famoso: nací para conocery amar a Dios.

Ahora ¿cómo se definiría?

– Como un hombre católico, soltero. Le pidoa Dios todos los días para que me mande mivocación, porque no es lo que yo quiera paramí, sino lo que Dios quiera de mí. Lepregunto a Dios todos los días qué quiere demí. Por el momento se podría decir que soysoltero, católico, actor y productor.

Está claro que vive contracorriente,¿de dónde saca la fuerza cada díapara ser coherente con lo quepredica?

– Lo más importante al principio es pensaren cuál es el propósito de la vida. Si tienesclaro que es conocer, amar y servir a Dios,tienes que aprender a saber cómo hacerlo: a

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través de los sacramentos. Todo lo que valela pena requiere sacrificio; alcanzar la santi-dad no es fácil. Vale la pena y va a valer lapena, pero no es fácil. Sin embargo, con laayuda de Dios todo es posible. Así no solose puede nadar a contracorriente, sino que sesiente un gozo y una alegría que jamás se hasentido aunque vayas en el lugar más cómodode la corriente. Esta fuerza la da la oración,oxígeno y alimento del alma.

Después del éxito que estácosechando «Bella», imagino que lafama le está asaltando. ¿Cómo la vivea la luz del Evangelio?

La fama, por sí sola, no es ni buena ni mala.Es como cualquier otro medio, que utilizadocorrectamente puede hacer mucho bien, perotambién muchísimo daño si es mal utilizado.La gente presta mucha atención a las perso-nas famosas y ahí tienes una manera deinfluir muchísimo en una sociedad. Por esoes un arma de doble filo y puedes utilizarlacomo yo lo hacía antes, hiriendo, o como unmedio para hacer mucho bien. Si la fama quetengo, poca o mucha, y todo lo que soy nova a ser utilizado para hacer una diferencia,es un desperdicio. La madre Teresa de Cal-cuta decía que si quieres ser verdaderamentefeliz, sirve a los demás porque una vida que

no es vivida para servir a los demás es unavida desperdiciada. Intento que la fama nose convierta en un fin como antes lo era enmi vida, algo que tengo que recordar a diarioporque se me olvida.

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Eduardo-Verastegui-843 Por Juan Luis Sánchez, Crítico de cine

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Guía didáctica elaborada por el P. Peio Sánchez,Director de la Semana del Cine Espiritualpeiosanchez@gmail.com

Maquetación: José Íñiguezjiniguezm@hotmail.com