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Capítulo C UANDO UNA PAREJA viene a mí para que oficie en su bo- da”, escribe Walter Trobisch, “siempre le pregunto si ya han tenido una buena pelea. Y les aclaro: no un simple desacuerdo; me refiero a una pelea de verdad, verdad. Muchas veces me responden: ‘Oh, no, por favor. Nos quere- mos mucho para pelear’. Entonces les digo: ‘Peleen primero, y luego me buscan para ca- sarlos’”. 1 La intención del consejero, por supuesto, no es poner a pelear a la joven pareja; es más bien, determinar si son capaces de reconci- liarse y de manejar lo que con razón muchos “En el hogar de los esposos que nunca pelean se puede palpar el peligro de una explosión nuclear”. GEORGE BACH Y PETER WYDEN ¿Son buenos o malos los conflictos en el matrimonio? Los conflictos Ventajas de los conflictos para el matrimonio Estilos para resolver los conflictos Sumario

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Capítulo

“CUANDO UNA PAREJA vienea mí para que oficie en su bo-da”, escribe Walter Trobisch,“siempre le pregunto si ya hantenido una buena pelea. Y les

aclaro: no un simple desacuerdo; me refieroa una pelea de verdad, verdad. Muchas vecesme responden: ‘Oh, no, por favor. Nos quere-mos mucho para pelear’. Entonces les digo:‘Peleen primero, y luego me buscan para ca-sarlos’”.1

La intención del consejero, por supuesto,no es poner a pelear a la joven pareja; es másbien, determinar si son capaces de reconci-liarse y de manejar lo que con razón muchos

“En el hogar de los esposos que nunca pelean se puede palpar

el peligro de una explosión nuclear”.GEORGE BACH Y PETER WYDEN

¿Son buenos omalos los conflictos

en el matrimonio?

• Los conflictos

• Ventajas de los conflictospara el matrimonio

• Estilos para resolver los conflictos

Sumario

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marcada, que uno de los indicadores másconfiables para diagnosticar la “salud” deun matrimonio es cómo “pelea” dicha pa-reja.6 Y si a todo esta mezcla añadimos queno hay manera de evitar los conflictos, en-tonces conviene prestar mucha atencióna cómo “administrar” este aspecto tan sen-sible de la relación matrimonial.

¿Por qué son inevitableslos conflictos en la vida matrimonial?

¿Cuáles son las posibilidades de queusted entre en conflicto con un vecino alque apenas da los buenos días, y eso devez en cuando? Muy pocas. Pero esas po-sibilidades aumentan, por ejemplo, con suscompañeros de trabajo. Y se incrementantodavía más con la persona que está máscerca de usted: su cónyuge. En otras pa-

labras, a mayor el grado de cercanía en unarelación, mayor es también la posibilidadde roces, y de choques. Y en esto de cerca-nía, ninguna relación interpersonal superala matrimonial. Razón tiene Dwight Smallcuando dice que el matrimonio es un siste-ma de tensión y que “la tarea de los espososconsiste en reducir algunas fuerzas, aumen-tar otras y, en general, buscar un punto deequilibrio dentro del sistema”.7

Un sistema de tensión: esto es el matrimo-nio. Dicho de otra manera, los conflictos enel matrimonio son inevitables, tal comolo indica David Mace en la ilustración delas tres maletas.8 Cuando un hombre yuna mujer se casan cada uno trae al matri-monio su propio equipaje (cultura, prin-cipios, hábitos, actitudes, expectativas, gus-tos…). Al unirlos resultan tres “maletas”o valijas.

Los esposos que nunca pelean corren el riesgo de enfrentar conflictos que porsu naturaleza se consideran “explosivos”. Todas las tensiones acumuladas pue-den escapar de repente de la misma forma como sucede con los volcanes.Los conflictos en el matri-

monio tienen la funciónde poner al descubiertoproblemas que ameritanser discutidos. Los conflic-tos no son ni buenos nimalos; sencillamente sonsucesos que, si son bienmanejados, pueden re-presentar oportunidadesde fortalecimiento parala vida conyugal.

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expertos consideran la prueba de ácido dela vida matrimonial: el manejo del con-flicto.

¿Es bueno o malo el conflicto en la vidamatrimonial? La función que cumple, ¿esprofiláctica o tóxica? La tendencia, casi ins-tintiva, es ver el conflicto como un factoramenazante para la felicidad de la pareja,porque ese es el significado básico que trans-mite la palabra en sí: lucha, pelea, combate.Pero la palabra conflicto también signifi-ca materia de discusión.2 Visto desde este án-gulo, el conflicto cumple la función de po-ner al descubierto problemas de la vidaconyugal que ameritan discusión. Y estono es malo; todo lo contrario. De hecho, cu-riosamente, los caracteres que se usan enchino para representar la palabra conflic-

to son los mismos que se emplean para pe-ligro y oportunidad.3

Los conflictosEl conflicto, en sí mismo, no es ni bue-

no ni malo, simplemente es.4 Otra cosa muydiferente es cómo la pareja lo maneja, puesdependiendo de cómo lo haga, los conflic-tos pueden representar un peligro para subienestar conyugal o una oportunidad pararesolver sus problemas y fortalecer susvínculos matrimoniales.

Uno de los hallazgos más sólidos de mu-chas investigaciones en el campo de la vi-da conyugal es que las parejas felizmen-te casadas son más hábiles que las infeli-ces en el manejo de sus diferencias, desa-cuerdos y conflictos.5 Esta realidad es tan

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Probablemente en este punto el lectorpreguntará: “Y si el conflicto es inevitableen el matrimonio, y si saber manejarlo estan importante para el bienestar de la pa-reja, ¿por qué no se advierte a los noviosde este asunto? Esta es una buena pregun-ta, pero cabe también preguntar cuántosquieren escuchar consejos sobre el conflic-to conyugal durante el idilio del noviazgo.Lo otro es que, por muchos consejos queuna pareja reciba en este asunto del con-flicto, hay que estar casados para poderentender una de las grandes realidades dela vida matrimonial: que el amor no es unallanura, sino una sucesión de cumbres yvalles.

La realidad de la vida matrimonial

Los que ya hemos estado casados duran-te algunos años, hemos podido constatarla verdad de que el amor no es una llanura,sino una sucesión de altos y bajos. En unasocasiones nos sentimos en la cumbre delamor, casi tocando el cielo; en otras, nos en-contramos en el valle de la desilusión y eldesconsuelo. En unos momentos estamosdispuestos a dar la vida por nuestro cónyu-ge, en otros lo quisiéramos borrar del mapa.¿Cómo podemos explicar estas discrepancias?

La respuesta a estas preguntas se hallaen otra pregunta: ¿Pueden existir las cum-bres sin los valles?

Cuando un hombre decide unir su vida a una mujer,y dice “sí” a los votos matrimoniales, con este he-cho está reconociendo al menos dos cosas im-portantes:

• La primera, está renunciando a todas las de-más mujeres.

• La segunda, está aceptando a esa mujercon todo lo que ella es; es decir, con todosu equipaje.

Parte de ese equipaje no será del todoagradable para él. Cada vez que La ter-cera maleta se abra, la posibilidad dechoques estará a la orden del día. Y lomismo, por supuesto, ocurrirá cuando lamujer dice “sí”; no puede casarse solocon la parte agradable de él.Nos casamos con un “pa-quete completo”.

La primera maleta contiene el equipaje que Juan y María pue-den compartir sin dificultad: a los dos les gusta la lectura, la músi-ca popular, los parques, la playa, la comida de restaurantes y via-

jar en barcos. Estos son sus patrones de vida congruentes.

La segunda maleta contiene las diferencias: rasgos decarácter, hábitos y gustos que, aunque no coinciden, losayudan a crecer: Juan es un apasionado de los deportes;María, de los juegos de mesa. A Juan le gusta hablar depolítica; a María, de la moda y de sus artistas favoritos.

Juan disfruta al estar solo; María prefiere estar rodeadade mucha gente. Estos son los patrones de vida comple-mentarios. Aunque se trata de diferencias, son tales que, silas manejan bien, pueden ayudarlos a crecer como indivi-

duos y como pareja. Es decir, los pueden enriquecer.

La tercera maleta también contiene diferencias,pero del tipo que generan tensiones: por ejem-plo, Juan es un poco desordenado, mientras queMaría es excesivamente cuidadosa con el arre-glo de la casa y de sus pertenencias.Juan es muy poco expresivo en susafectos, María es muy cariñosa.Juan es muy ahorrativo, Maríagasta fácilmente el dinero. Es-tos son los patrones de vidaconflictivos. Con toda segu-

ridad, estas diferencias los enfrentará y, a menosque hagan ajustes drásticos en la forma de ser decada uno, habrá choque de voluntades y tambiénmucha frustración.

¿Conclusión? ¡Cuidado con la tercera ma-leta! Si algo nos enseña la ilustraciónanterior es que cada individuo traea la unión matrimonial una ma-teria prima que hace de supersona lo que es.

¿Son buenos o malos los conflictos en el matrimonio? 3333ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO3322

Las tres maletas de Juan y María Votos matrimoniales

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1. Los conflictos muestran que a la pareja todavía le preocupa su matrimonioAunque parezca absurdo, los desacuerdos y los conflictos de alguna manera indican

que un matrimonio está vivo. Y que a los cónyuges les preocupa su relación al puntode que a veces pelean para que no muera. Si usted quiere comprobarlo, tome el tiempopara analizar las causas que motivan muchos de sus conflictos. Se dará cuenta queson el resultado de querer cosas buenas para sumatrimonio: más tiempo juntos, más cariñoo atenciones, más comunicación, más inti-midad… Nada de esto es malo. Quizásel problema está en la forma como cadauno quiere alcanzar esos objetivos. O,también, hay otros problemas quese deben resolver primero.

Si, por el contrario, en sumatrimonio ni siquiera haydesacuerdos, entonces sípodría haber razones parapreocuparse. En algunosmatrimonios las cosas hanllegado a un nivel tan crí-tico que los esposos ya

Los buenos y los malos momentos en el matrimonio pueden comparar-se a cumbres y valles. Pero no puede haber cumbres sin que haya vallesy viceversa. La idea es disfrutar más de las cumbres sacándole, al mismotiempo, provecho a los momentos inevitables que pasemos en los valles.

Cumbres y vallesJohn Crosby, en su libro Illusions and

Disillusions (Ilusiones y desilusiones), afirma:“Una fuente de descontento en el matri-

monio surge cuando comparamos los bue-nos momentos (las cumbres) con los ma-los (los valles). Pero la realidad de la vidaes esta: si quieres eliminar los valles, tendrásque eliminar también las cumbres [...]. Nopuede haber cumbres sin valles”.9

Esta es la pura realidad: no hay cum-bres sin valles. No podemos eliminar losunos sin que a la vez desaparezcan tam-bién los otros. Lo que sí podemos hacer estratar de pasar más tiempo en las cum-

bres, y sacar el mayor provecho de esosmomentos inevitables en que nos encon-tremos en los valles.

El conflicto:¿Deseable o indeseable?

Hasta este punto hemos afirmado lo queel lector puede aceptar sin problema algu-no: que los conflictos en el matrimonio soninevitables. Lo que vamos a agregar ahora,en cambio, no es tan fácil aceptar: que elconflicto puede ser bueno para la salud desu matrimonio. Aún más: algunos especia-listas en la materia afirman que cierta do-sis de conflicto es deseable. ¿Por qué?

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Posibles ventajas de los conflictos en el matrimonio

(pasa a la pág. 36)

(pasa a la pág. 39)

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ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO ¿Son buenos o malos los conflictos en el matrimonio?3366 3377

tingue las relaciones superficiales de las profundas.12 Y para comprobarlobasta que usted recuerde su propia experiencia con quien ahora es su cónyu-

ge. Los serios desacuerdos entre ustedes se produjeron después quela relación se movió del plano superficial a niveles más pro-

fundos, no antes. Y fue la resolución adecuada de esos con-flictos lo que les permitió seguir avanzando hasta llegar

al nivel de intimidad que ahora disfrutan. La figura dela página 38 ilustra apropiadamente esta realidad.Note que la misma pared que separa las interaccio-nes superficiales de las íntimas también posee unapuerta que brinda acceso a la intimidad. Cada con-

flicto bien manejado propicia el acceso a una relacióncada vez más profunda. Es como entrar por la puerta a laintimidad. Lo contrario también es cierto: cada conflictomal manejado, no solo impide “entrar por la puerta” dela intimidad; sino que puede causar que choquemos con-tra la pared.

5. Los conflictos pueden propiciar cambios necesariosAunque es cierto que muchos enfrentamientos conyugales de-

jan en su estela amargura y resentimiento, también lo es que, graciasa ellos, muchas parejas han logrado madurar en su relación. La expli-cación a esta aparente contradicción se halla en el hecho de que

cada conflicto señala aspectos de la conducta de cada uno que están causando daño. Ydecimos cada uno porque ninguno de los esposos es to-talmente culpable de los problemas matrimoniales.Por esta razón, si al enfrentar esas situaciones difíci-les cada cónyuge actúa con madurez, reconociendosu parte de responsabilidad, y haciendo losajustes necesarios en su conducta, lejos desepararlos, el conflicto los acercará.

ni siquiera pelean. Como dijera un autor,“la apatía representa para el matri-monio un peligro mayor que el con-flicto”.10

2. Los conflictos advierten del peligro

Al igual que las señales de tránsito,o los síntomas, en el caso de las enferme-

dades, los conflictos matrimoniales indicanla presencia de áreas problemáticas, zonas importantes del territorio,

que requieren atención. Muchos de los desacuerdos conyugales son como lostémpanos de hielo: de ellos solo se ve la punta. El verdadero problema, lo que separarealmente a los esposos, está bajo la superficie. Y es muchas veces gracias a un con-flicto que la pareja se percata de la presencia de esas enormes “masas de hielo” ensu matrimonio. De este punto hablaremos en detalle más adelante, pues este será eltema del capítulo 4.

3. Los conflictos permiten conocer mejor al cónyugeHe aquí una de las funciones más importantes del conflicto matrimonial: permite

a los cónyuges conocerse mejor uno al otro. Muchas parejas admiten hoy que no seconocían realmente hasta que estalló entre ellos la primera gran pelea. Fue entoncescuando lo mejor, o lo peor, de cada uno salió a relucir: la capacidad de mantener lacalma bajo la provocación, de respetar el punto de vista del otro, de diferir sin ofender,de transmitir aceptación en medio de los desacuerdos. Una conocida escritora expresaesta realidad de la vida conyugal en estas palabras:

“Marido y mujer aprenden a conocerse como no podían ha-cerlo antes de unirse. Este es el período más crítico de su ex-periencia. La felicidad y la utilidad de toda su vida ulteriordependen de que asuman en ese momento una actitud co-

rrecta. Muchas veces cada uno descubre en el otro flaque-zas y defectos que nosospechaba; pero loscorazones unidos porel amor notarán tam-

bién cualidades desco-nocidas hasta entonces. Procuren todos descubrir las vir-tudes más bien que los defectos”.11

4. Los conflictos son la puerta a la intimidadEsta función la señala acertadamente Gary Smalley cuan-

do escribe que el manejo adecuado de los conflictos dis-

Posibles ventajas de los conflictos en el matrimonio(viene de la pág. 35)

El conflicto acercará a aquellos cón-yuges que estén dispuestos a enfren-tar las situaciones difíciles con ma-durez, aceptando responsabilidadesy haciendo los cambios necesariosen su comportamiento.

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Recuerde el lector que todos estos re-sultados deseables se producen cuando lapareja maneja bien el conflicto. Ya lo diji-mos antes: los conflictos pueden ser la pa-red donde nos estrellemos o la puerta quenos dé acceso a una profunda intimidad.Peligro u oportunidad: eso es el conflicto ma-trimonial. El resultado, en gran medida,dependerá de los cónyuges y de su actitudal manejar sus diferencias.

La actitud es importanteTodo lo que hemos dicho hasta aquí po-

dría resumirse así: • Los conflictos en el matrimonio son inevi-

tables.• El efecto de esos conflictos será el que la pa-

reja permita: mayor amargura o mayorintimidad.¿Cuál es la actitud adecuada para enfren-

tar con acierto esas situaciones que en lavida conyugal tienen la pro-

piedad de acercar o alejar?Un ejemplo puede ayu-dar a ilustrar el punto.

María está acostum-brada a pasar las navi-dades y el año nuevo

con sus padres; y quiereseguir haciéndolo aún des-

pués de casada. Juan prefiereque permanezcan en casa, aun-

que estén ellos solos con sus hijos.Ella alega que no hay nada de malo en

estar con sus parientes en una fecha tan es-pecial. Él responde que ya ellos han forma-do su propio hogar y deben ir acostum-brándose a la idea de crear su propio am-biente. ¿Qué debe prevalecer: la lealtadhacia la propia familia o la lealtad a la fa-milia paterna? ¿Cómo resolvería usted

esta situación? La respuesta ideal, es de-cir, la que mejor funcione para su ma-trimonio, dependerá mucho de su acti-tud ante la situación.

La cooperación es imprescindible enel matrimonio. Los corazones que es-tán unidos por el amor reconoceráncualidades en su pareja, además de losinevitables defectos de todo ser hu-mano. Una actitud positiva y de apre-cio por los valores personales del cón-yuge contribuye a crear un clima demutua comprensión y compañerismo.

El conflicto: ¿una pared o una puerta?

* Adaptado de Gary Smalley, Secrets of Lasting Love (Nueva York: Simon and Schuster, 2000, p. 93).

Intimidad

La barrera del conflicto

Puerta de laintimidad

Él Ella

(viene de la pág. 34)

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Las dos principales actitudes que podemos asumir al ma-nejar los conflictos conyugales los ilustra el conocido di-lema del prisionero.Tal como lo presenta Stephen Litllejohn.

Dos hombres son arrestados por un crimen. Una vezcolocados en celdas separadas, deben decidir si confesarla falta o callar. Tienen varias opciones:

Si uno confiesa, pero el otro no, el confesor saldrá en libertad mientras quesu amigo quedará en prisión durante veinte años.

Si ambos confiesan, los dos recibirán cinco años de cárcel.Si ninguno confiesa, los dos pagarán solo un año

de cárcel.Recordemos que no pueden comunicarse. Esto sig-

nifica que, además de no poder ponerse de acuerdo,ninguno podrá saber qué ha decidido el otro. ¿Cuáles, entonces, el dilema? Básicamente, es cooperar ocompetir. Cooperar significa aquí que ambos ca-llen pues es la única opción que les depara un añode prisión. Competir, por el contrario, equivale aconfesar: cinco años de cárcel si ambos confiesan,pero veinte años para el que calle. Esta última op-ción colocaría a uno en la

posición de ganador(sale en libertad), y alotro en la de perdedor(veinte años de pri-sión).

Salta a la vista en la ilustración an-terior que la mejor opción para ambos escooperar, no competir. La actitud de coope-ración, no la de competencia, es también laque mejor funciona en el matrimonio a lahora de enfrentar los desacuerdos grandesy pequeños. Y es así porque la cooperaciónes la actitud propia de los esposos que seven a sí mismos como miembros de unmismo equipo: o los dos ganan olos dos pierden. No conciben laidea de que uno resulte ganadory el otro perdedor.

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El dilema del prisionero13¿Cómo trasladaríamos esa actitud al

ejemplo de Juan y María? Pues si de coope-ración se trata, y de que ambos ganen, qui-zás convenga alternar el lugar donde pasarlas festividades: un año en casa de la fami-lia de ella; otro en la de él; otro en su propiohogar. En cualquier caso, el arreglo debefuncionar para ambos, y debe ser tal que nodeje a uno como ganador y al otro como perde-dor, como bien apunta Gary Chapman:“El objetivo en la resolución de conflictosno es eliminar nuestras diferencias; es apren-der a trabajar como equipo, usando las di-ferencias como recurso para hacer que nues-tra vida sea más placentera”.14

Precisamente aquí radica unade las grandes diferencias entrelos conflictos destructivosy los constructivos. En losdestructivos al menos unode los cónyuges se sienteinsatisfecho, ya que piensahaber perdido algo comoresultado del conflicto. Enlos constructivos, amboscónyuges participan de lasdecisiones que los afectan y ambos creen haber ganado con los resultados.15

Bien, suficiente por ahora. ¿Cómo re-sumiríamos el contenido central de estecapítulo? Muy sencillamente: Aunque losconflictos pueden ser un peligro para lasalud de cualquier matrimonio, tambiénpresentan oportunidades para fortalecerlo.Lo que para unas parejas representa una pa-red donde se estrellan, para otros es unapuerta que se abre hacia una intimi-dad cada vez más profunda yperdurable.

En su matrimonio, ¿qué papel está ju-gando el conflicto: una puerta o una pa-red? Pues le diré cuál es la experiencia delas parejas felizmente casadas: para elloslos conflictos proveen oportunidades parael trabajo de equipo. Juntos atacan los pro-blemas que son propios de todo matrimo-nio y juntos los superan. ¿Cómo lo logran?Específicamente ¿qué hacen, o no hacen,estas parejas para impedir que los desacuer-dos y conflictos conyugales socaven lasbases de su unión? Este es el tema queocupará el siguiente capítulo.

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¿Puede identificar el suyo?En su libro, Comprometido: ¿Está listo para amarrarse?, D. Brown16 afirma que existen,básicamente, cinco estilos para resolver las diferencias matrimoniales.

• Evadir: “Sacarle el cuerpo” al problema para ahorrarse el malestar que a vecesproducen los enfrentamientos.

• Competir: Actitud característica de quien ve en el conflicto una contienda en lacual un cónyuge debe prevalecer sobre el otro.

• Perder: Estilo que exhiben aquellos que prefieren ceder a las demandas del otrocon el fin de mantener la paz en la relación.

• Empatar: Esta es la conducta del “negociador” que no está dispuesto a dar a me-nos que reciba algo a cambio.

• Cooperar: Esta es la actitud ideal, pues las partes involucradas en el conflicto in-tentan comprender la posición del otro y, juntos, buscan la salida que más los be-neficie como individuos y como pareja.

Estilos para resolver los conflictos conyugales

Para nadie es un secreto que las parejas felizmen-te casadas son más hábiles que las infelices enel manejo de sus diferencias y conflictos. Perosorprende a muchos saber que los conflictos,bien manejados, pueden ser de utilidad.

¿Qué funciones positivas cumplen los con-flictos en el matrimonio?

1. Producen cambios que fortalezcan la rela-ción conyugal.

2. Muestran que a la pareja todavía le preo-cupa su matrimonio.

3. Aclaran diferencias que depermanecer desatendidas,pueden derivar en proble-mas más serios.

4. Contribuyen a que loscónyuges se conozcanmejor.

5. Permiten a la pareja ubi-carse en niveles cada vezmás profundos de intimidad.

6. Ponen a prueba la capacidadde los esposos para el perdóny la reconciliación.

7. Ayudan a manejar los desafíos dela vida en común.

8. Promueven el crecimiento de larelación conyugal, al probar la ha-bilidad de los esposos para aceptarsus diferencias de opinión.

El conflicto y la salud de su matrimonio

Aunque puede parecer contradictorio,“el conflicto puede ser bueno para lasalud del matrimonio”. El grado de sa-tisfacción matrimonial que logren losesposos será proporcional a su habi-lidad para resolver sus conflictos.

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En opinión de Patricia Noller y Mary Ann Fitzpatrick,17 las pare-jas infelices en su matrimonio…

• Pasan más tiempo en situaciones conflictivas, es-pecialmente resolviendo problemas relativos ala comunicación, la vida sexual y la forma deser de cada uno.

• Se involucran más en conductas negativas, ta-les como no escuchar cuando el otro habla,airar-se cuando hay desacuerdos,acusar al otro y rehuiral conflicto.

• Ante la presencia de situaciones conflictivas, es comúnque uno de los cónyuges quiera aclarar el problemamientras el otro lo rehuye.

• Tienden a “devolver golpe por golpe”; es decir, intercambian conductas negativas.

En otras palabras, esto es lo que NO se debe hacer.

¿Cómo manejan el conflicto las parejas infelices?

La idea de devolver “gol-pe por golpe”, contribu-ye al afianzamiento deconductas negativas enel matrimonio. Esta esuna situación que debie-ra evitarse a todo costo.

Referencias1. Walter Trobisch, I Married You (Nueva York: Harper & Row,

1971), p. 76. 2. Diccionario de la lengua española. Real Academia Española

(Madrid: Espasa Calpe, 2001), p. 621. 3. Roxane Lulofs y Dudley Cahn, Conflict: From Theory to Action

(Boston: Allyn & Bacon, 2000), p. 3.4. Un libro útil para estudiar la naturaleza del conflicto conyugal

es el de David Augsburger, Caring Enough to Confront (Ventura,California: Regal Books, 1983). La idea de que el conflicto sim-plemente es aparece en la página 51 de su libro.

5. Investigadores de la talla de John Gottman, Howard Markman,Scott Stanley, Clifford Notarius y otros, coinciden en esta apre-ciación. A lo largo de toda esta obra mencionaremos sus nom-bres y sus obras más importantes.

6. John Gottman y Nan Silver, Why Marriages Succeed or Fail(Nueva York: Simon and Schuster, 1994), p. 15.

7. Dwight H. Small, After You’ve Said “I Do”, p. 66.8. Esta Ilustración la aplica de manera muy pedagógica David

Mace en su libro Love and Anger in Marriage (Grand Rapids:Zondervan, 1982), pp. 58-60.

9. John Crosby, Illusions and Disillusions, p. 255.10. Ernest Havemann y Marlene Lehtinen, Marriages and Families,

2ª. ed. (Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1990), p. 156.11. Ellen G. White, El hogar cristiano, p. 90.12. Gary Smalley, Secrets of Lasting Love (Nueva York: Simon and

Schuster, 2000), p. 97.13. Hay varias versiones de este dilema. La que aquí usamos ha

sido adaptada de Stephen Littlejohn, Theories of Human Com-munication, 7ª ed. (Belmont: Wadsworth, 2002), p. 256.

14. Gary Chapman, “Solving conflicts without arguing”, MarriagePartnership (Verano, 2007), p. 17.

15. Para mayor información sobre este punto, ver R. Lulofs y D.Cahn, Conflict: From Theory to Action (Needham Heights: Allynand Bacon, 2000), p. 55.

16. D. Brown, Engaged, Are you fit to be tied? (Littleton: SerendipityHouse, 1992).

17. Patricia Noller y Mary Ann Fitzpatrick, Communication inFamily Relationships (Englewood Cliffs: Prentice Hall, 1993),capítulo 9.

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“Las parejas felizmente casadas son las que atacan los problemas y juntos los superan. Las que no tienen el valor para enfrentarlos

son las que fracasan en el matrimonio”.1

PAUL TOURNIER

Capítulo

¿RECUERDA el lector la maletade aquellas diferencias quegeneran tensiones? Pues yasea que usted tenga muchos o pocos años de casado, o

incluso esté contemplando hacerlo pronto,lo cierto del caso es que más le conviene pres-tar atención a esa “maleta”. Ya que son muchaslas evidencias que le asignan al manejo ade-cuado del conflicto un rol determinante en lafelicidad de la pareja.

Las bodas de oroSe celebraban las bodas de oro de una an-

ciana pareja cuando alguien hizo la preguntainevitable:

Sumario

El artede saber “pelear”

• Resolución de conflictos

• El ABC del conflicto

• Dos sencillas verdades

• Y ahora... un poco de técnica

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—¿Cuál ha sido el secreto de su felizmatrimonio?

Con una sonrisa de picardía, la abue-la respondió:

—La noche de bodas decidí hacer unalista de diez de las faltas que por el biende mi matrimonio yo le perdonaría a mifuturo esposo. La verdad es que nunca lle-gué a redactar aquella lista, pero cuando élhacía algo que no me gustaba, yo me decía

a mí misma: “¡Qué cosa! ¡Esa es una de lasdiez!”2

¿De dónde obtuvo la abuela esa infor-mación? Alguien tiene que haberla aconse-jado porque, antes de casarse, ¿quién pien-sa en los conflictos matrimoniales? Lo me-nos que los novios piensan es que los con-flictos conyugales serán su mayor desafíocomo pareja.

Resolución de conflictosAlgunos investigadores llegan al punto

de considerar que el manejo del conflic-to es el factor de mayor peso a la hora deevaluar el nivel de satisfacción de un matri-monio. En este punto acudimos a dos inves-tigadores líderes en el campo de la satisfac-ción conyugal: Clifford Notarius y HowardMarkman. En uno de sus estudios más im-portantes ellos entrevistaron a numerosasparejas en dos momentos clave: primero,mientras planificaban su matrimonio y, se-gundo ya casados, al tener el primer bebé.En estas dos instancias recopilaron todoslos datos que podrían predecir su grado

de satisfacción conyugal en el futuro.Después de varios años (cinco en un

caso, diez en otro), contactaron nue-vamente a las mismas parejas para

saber cuáles eran felices, cuáles in-felices y cuáles se habían divorcia-do. ¿Qué encontraron? Leamos sus

propias palabras: “Nuestros estudiosmostraron que la satisfacción matrimo-

nial comienza y termina con la manera pre-cisa como la pareja discute sus diferenciasy maneja el conflicto”.3

Y ahora abróchese el cinturón de se-guridad para leer lo que sigue. Sus inves-tigaciones revelaron que factores tales co-mo cuánto se amaban estas parejas al mo-mento de casarse o cuán satisfactoria era

Algunos estudios demuestran que la felicidad en el matrimonio depen-de directamente de la manera como la pareja maneja sus diferencias.

ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO El arte de saber “pelear”4488

su vida sexual no resultaron ser tan impor-tantes al compararlos con el manejo delconflicto.4 Palabras mayores. Si lo que estosrespetables eruditos están diciendo es cier-to, entonces es crucial para la felicidad decualquier pareja saber manejar sus dife-rencias. La razón es muy sencilla: no im-porta cuánto se amen los novios al mo-mento de contraer matrimonio; no im-porta cuán bien funcione su vida íntima;si no manejan bien sus problemas conyu-gales, sencillamente van a bordo del Titanicy en su ruta los espera un colosal témpa-no de hielo.

Pero no hemos contado toda la histo-ria. Notarius y Markman informan que en

sus estudios lograron predecir ¡con un no-venta por ciento de precisión! en cuál de lostres grupos (felices, infelices, y divorciadas)encajaría cada pareja al cabo de los cincoo diez años del estudio en que cada una par-ticipó. Esto es sorprendente. ¿Cómo logra-ron tal grado de acierto? Al medir las estra-tegias específicas que, para resolver sus con-flictos, cada pareja estaba usando al momen-to de la primera entrevista. Leamos:

“La resolución exitosa de sus diferen-cias permitió a unas parejas desarrollar laconfianza necesaria en su capacidad paraenfrentar juntos lo que fuera necesariopara alcanzar su felicidad. En el caso delas otras parejas, cuando sus desacuerdos

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do una variedad de métodos: entrevistas,filmaciones, monitores del ritmo cardíacomientras interactúan, y otros equipos quedeterminan el nivel de estrés que experi-mentan en sus conversaciones. La infor-mación así obtenida durante todos esosaños, fue rigurosamente codificada y lue-go analizada matemáticamente. Esto les hapermitido conocer con profundidad la di-námica de la vida conyugal y, más impor-tante aún, les ha permitido proveer unaayuda invalorable a miles de parejas queluchan por mejorar su vida matrimonial.

¿Cómo resumen John Gottman y suesposa Julie, psicóloga clínica y compañerade investigación, sus hallazgos de más detreinta años de estudios? Por medio de loque ellos llaman “dos verdades sorpren-dentemente sencillas”.

Dos sencillas verdades• Las parejas felizmente casadas ac-

túan como buenos amigos.• Las parejas felizmente casadas ma-

nejan sus conflictos de manera cor-dial y positiva.7

Es en este último punto donde quere-mos concentrar nuestra atención. Lassiguientes son algunas de las senci-llas, pero fundamentales verdades,que los Gottman han encontradotan útiles para manejar eficaz-mente los conflictos conyugales.

1. La mayoría de los conflictos no tiene solución

La alusión aquíno es a los desacuer-dos triviales e intras-cendentes del día adía: dormir con la

ventana abierta o cerrada, mantener arri-ba o abajo la tapa del inodoro, cómo tur-narse para cuidar a los niños... Se trata delas grandes diferencias entre marido ymujer, esas que tienen que ver con los va-lores, la personalidad y el estilo de vida decada cual. Muchas parejas, escribe Gottman,se pasan toda la vida tratando de cambiarseuno al otro.

¿Qué deberían hacer, entonces? • Primero, reconocer esas diferencias

esenciales, y aprender a vivir con ellas,“honrándose y respetándose uno al otro”.

CARACTERÍSTICA FELICES INFELICES

Habilidad para resolver sus diferencias 69% 13%Capacidad de entendimientocuando discuten 79% 25%Comparten la responsabilidad por los problemas 68% 33%Comparten criterios para resolver desacuerdos 58% 20%

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se transformaron en peleas crónicas y dis-cordia, el pesimismo se apoderó de esoscónyuges y perdieron confianza en su ca-pacidad para lograr que su relación fun-cionara”.5

Otras investigaciones han arrojado re-sultados similares. Basta citar uno de losmuchos estudios realizados por David H.Olson y sus colegas. En una encuesta rea-lizada en 1999 para determinar qué fac-tores distinguen a las parejas felices de lasinfelices, Olson encontró que el factor mássignificativo fue el manejo adecuado de susdiferencias.6

Debido a que hemos hablado suficienteen torno al qué del conflicto conyugal,conviene decir algo con respecto al cómo.

El abecé del conflictoUna buena manera de comenzar esta

sección es haciendo referencia a los estu-dios de John Gottman, para muchos el in-vestigador número uno en la dinámica dela vida matrimonial. Durante más de trein-ta años Gottman y sus colegas en el Labo-ratorio de Investigación de la Familia (común-mente llamado el “Laboratorio del Amor”),han estudiado a miles de parejas emplean-

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El buen manejo de las diferencias conyugales

Adaptado de David H. Olson y John DeFrain.Nota: La cifras indican el porcentaje de parejas que respondió afirmativamente.

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4. Compartir el poder tiene sus beneficios

Puede que esto de compartir el poderno funcione en ciertos aspectos de la vida,pero cuando del matrimonio se trata, pa-rece que vale la pena hacerlo, a juzgar porlos sorprendentes hallazgos de Gottman.Según sus estadísticas, los matrimonios másfelices y estables son aquellos en los que,cuando hay desacuerdos, los cónyuges seesfuerzan en buscar un terreno común,en lugar de insistir que las cosas se hagancomo cada uno quiere. “Los hombres quepermiten que sus esposas influyan en ellos”,escribe Gottman, “mantienen matrimo-nios más felices y tienen menos posibili-

dades de divorcio que los hombres que seresisten a la influencia de su esposa […].Cuando un hombre no está dispuesto acompartir el poder con su compañera, tie-ne un ochenta y uno por ciento de posibi-lidades de que su matrimonio fracase”.11

Moraleja: Deje que su esposa influya enusted.

5. El poder de lo positivo (¿o de lo negativo?)

Uno de los hallazgos más sorprendentesde los esposos Gottman es el de “la pro-porción mágica” que distingue a las pa-rejas felices de las infelices. Según ellos,

• Segundo, aceptar el hecho innegablede que algunos problemas, simple y sen-cillamente, no tienen solución.8

• Tercero, parafraseando a Reinhold Niebhur,pedir “serenidad para aceptar las cosasque no se pueden cambiar, valor para cam-biar las que sí se pueden, y sabiduría pa-ra reconocer la diferencia”.

Moraleja: Tratar de cambiar al otro es gi-rar interminablemente alrededor del mismocírculo.

2. Ninguno tiene toda la razón9

Para pelear se necesitan por lo menosdos partes enfrentadas y, en el caso del ma-trimonio, la dinámica de relaciones es tancompleja que es muy difícil determinarcuál es la causa de algunos conflictos en

particular: “Ella no lo quiere porque élbebe alcohol, pero él dice que bebe porqueella no lo quiere”. Cada uno percibe el pun-to en cuestión desde su perspectiva. Y estoes así porque, en última instancia, cada serhumano ve lo que espera y quiere ver.

Moraleja: Nadie es dueño de la verdad.

3. La aceptación va primero; el cambio, después

Si usted quiere que su cónyuge cambieun hábito, o un modo de actuar que estácreando conflictos en su matrimonio, pri-mero debe demostrarle que lo acepta tal co-mo es.10 No trasmita la idea de que lo amará“solo si cambia su conducta”.

Moraleja: El amor no pone condiciones.

El arte de saber “pelear” 5533ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO5522

Se considera que los matrimonios más felices y estables son aquellos enque los cónyuges se esfuerzan por encontrar puntos en común, en vezde insistir en que las cosas se hagan según las preferencias de cada uno.

(pasa a la pág. 55)

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para que un matrimonio funcione se ne-cesita un delicado equilibrio entre lo po-sitivo y lo negativo que suceda entre ellos.Ese delicado equilibrio es de cinco a uno;es decir, cinco interacciones positivaspor cada negativa. Ya se trate de accio-nes o palabras, las parejas estables sonaquellas en cuyo trato diario los actospositivos superan cinco veces a los ne-gativos.13 Salta a la vista que la fe-licidad en el matrimonio requie-re un esfuerzo sostenido departe de los cónyuges: cadavez que usted critique, hiera,ofenda, rechace, desprecie... asu pareja, va a necesitar una do-sis cinco veces mayor de accionespositivas para compensar el dañocausado.

Moraleja: Tratar mal a su cón-yuge puede salirle caro.

• La crítica. Consiste en atacar al cónyuge, en lugarde atacar el problema. Implica culpar: “¿Por quésiempre eres tan desordenado?” “Tu problemaes que eres una persona egoísta”.

• El desdén (el más destructivo de todos losjinetes). Significa despreciar y rebajar alcónyuge. Incluye burlas, sarcasmos, humornegro, insultos: “¿Qué necesita tu cerebropara que funcione?” “Deberías tomar uncursito intensivo para aprender a tratar ala gente”.

• La actitud defensiva. Esto es “jugar alinocente”, negar nuestra responsabilidaden lo malo que ocurre; poner excusas,con la intención de culpar al otro: “Nopensé que lo que dije de tu gordura delantemis amigos te molestaría tanto”.

• La actitud evasiva. En me-dio del conflicto uno delos cónyuges calla porcompleto, mientras elotro siente quele “habla auna pared”.

Tratar mal al cónyuge puede re-sultar bastante caro. Está demos-trado que se necesitan cinco ac-tos positivos para compensar unsolo acto o gesto negativo.

El arte de saber “pelear” 5555ME CASARÍA DE NUEVO CONTIGO5544

Los cuatro jinetes del Apocalipsis(en opinión de John Gottman)12

(viene de la pág. 53)

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Y ahora... unpoco de técnica

Hace ya unos cuantosaños un psicoterapeuta einvestigador de la agresión hu-mana, George R. Bach, lanzó al merca-do un libro que no tardó en captar laatención de la opinión pública: The In-timate Enemy. How to Fight Fair in Loveand Marriage (El enemigo íntimo. Cómopelear limpiamente en el amor y el ma-trimonio).

Aunque algunos de estos planteamien-tos fueron originalmente rechazados por

su carácter radical (¡lo son realmente!), lavalidez de su tesis básica ha resistido el

paso de los años. ¿Cuáles esa tesis? Que “losesposos que pelean

son los que permanecenjuntos, siempre y cuan-

do sepan cómo pelear”.14

Así, pues, cuando una pa-reja en problemas buscaba

su asesoría, en lugar de aconsejarlesque no pelearan, les enseñaba lo que

él llama “el arte de pelear limpia-mente”.

1. Haga un “balance diario” a los libros. Resultapor demás interesante, y hasta curioso, que esta seala “recomendación principal” de Bach a las miles de parejas quehan buscado su ayuda profesional: “Hagan todo lo posible”, escribe,“para que las discusiones no solo sean limpias, sino que también es-tén al día, de modo que los libros de contabilidad se puedan ac-tualizar diariamente”.15 La alusión es muy gráfica y fácil de asimi-lar: de la misma manera que los comercios contabilizan los ingre-sos y egresos al final de cada día, asimismo las parejas deben asegu-rarse de que ninguna pizca de amargura sea almacenada para el díasiguiente. La Sagrada Escritura, por cierto, contiene una indicación si-milar, aunque no exclusiva del ámbito matrimonial:“No dejen que el solse ponga estando aún enojados” (Efesios 4:26, NVI).Cuando los malentendidos no se aclaran, cada cónyuge comienza ahacer depósitos en lo que Bach llama “el saco de la amargura”. Amenos que los esposos detengan el proceso a tiempo, dichos “sacos” sellenarán hasta reventar, dejando al descubierto un espantoso desastre.

2. Utilice el arma adecuada para la ocasión. ¿Necesita usted una ame-tralladora para enfrentar a un “enemigo” armado con pistolitas de agua? Enopinión de Bach, los esposos sabios han desarrollado la capa-cidad de evaluar la serie-dad de cada conflictoy, en consecuencia,

¿Desea usted “pelear” limpiamente?

Los esposos han de actuar en sintonía tratando de ser parte de unmismo equipo. Las parejas que discuten y “pelean limpiamente”son las que tienen más posibilidades de permanecer unidas.

(pasa a la pág. 58)

(pasa a la pág. 61)

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determinar qué armas se requieren paradilucidarlo. No dejan caer bombas ató-micas cuando están enfrascados ensimples escaramuzas del día a día,ni tampoco disparan guisantes cuan-do hay serios problemas que se de-ben combatir.

3. Muévase en sintonía. Otra de las expre-siones gráficas de Bach: “Pelear en el matrimonio es comoaprender a bailar, no a boxear”.16 Cuando dos boxeadoresse suben al cuadrilátero, el objetivo de cada uno está muy cla-ro: vencer al contrincante. No así en el caso de los esposos,porque en el matrimonio se “pelea”,no en busca de knock-outs,sino de un mayor entendimiento. Y porque entre esposos lavictoria de uno significa, automáticamente, la derrota de ambos.¿Cómo pueden ser ambos ganadores? Almoverse a la manera de los buenos bai-larines: actuarán en sintonía,“al ritmo”de sus intereses como pareja.

4. No se permiten “golpes bajos”.La figura aquí es familiar. Está toma-da del argot boxístico, donde cual-quier golpe por debajo del cinturón deloponente se considera ilegal, o “su-cio”. Aplicada al matrimonio, laalusión es clara. Cada cónyugetiene un límite, un “cinturón”,que protege su zona más vul-nerable. Pero he aquí algomuy curioso: según Bach, ellugar del cinturón varía se-gún la persona. Algunas lousan bien arriba: son muysensibles a cualquier ofen-sa; así que protegen suszonas vulnerables con bas-tante celo. Otras lo ubicanbien abajo: reciben, y asimilan,muchos “golpes sucios”.

(viene de la pág. 57)

En su libro, El secreto de amar y ser amado, Josh McDowell17 menciona diez tipos de ac-titudes que dificultan la solución de los conflictos matrimoniales. Ellas son:

Castigar al cónyuge con el látigo de la indiferencia (McDowell lo llama “el tra-tamiento del silencio”) el cual consiste en pretender que el otro no existe.

Minimizar la importancia del conflicto o asumir que “ya pasará.”

Llevar cuentas; es decir, mantener un registro meticuloso de confronta-ciones pasadas.

Atacar a la persona y no al problema.

Culpar al otro, actitud con la cual se ol-vida que para pelear hacen falta dos.

Ver el conflicto como una competenciaen la cual hay que ganar, cueste lo que cueste.

Emprender la retirada, para evitarmayores complicaciones o para aho-rrarse un mal momento.

“Comprar” la solución delproblema, por ejemplo, obse-quiando un regalito al cónyu-

ge, sin enfrentar la raíz delconflicto.

“Espiritualizar”el conflicto, con lo

cual se atribuye a“la voluntad de

Dios” la existen-cia del problema.

Adoptar una ac-titud triunfalista, según la cual

“todo marcha magníficamente.”

Respuestas ineficaces al conflicto

El látigo de la indiferencia,minimizar, llevar cuentas oatacar al cónyuge, son acti-tudes que contribuyen muypoco a la solución de losconflictos matrimoniales.

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• Reconozca que existe un problema, identifíquelo claramente y explore diferentesalternativas para solucionarlo.

• Conceda a cada parte el derecho de palabra y respete tal derecho. No manipu-le o monopolice la conversación.

• Escuche en forma respetuosa. Esto significa que mientras su cónyuge habla, ustedno está concentrado en lo que va a responderle.También significa tratar de captar nosolo el contenido del mensaje, sino también los sentimientos que lo motivan.

• Trate de enfocar un tema a la vez y haga lo posible por mantenerse dentro de estetema. No traiga a colación el pasado, especialmente si ha sido doloroso.

• Enfatice lo que los une como esposos, no lo que los separa.

• No vea en su cónyuge “la causa” del mal. Los conflictos conyugales a veces sontan complejos, que es imposible llegar a su raíz.

• Admita cuando se ha equivocado. Esta actitud facilitará enormemente la soluciónal desacuerdo.

• Cuide su vocabulario. Específicamente, evitelas ofensas personales, ridiculizar, humillar, sub-estimar, y las alusiones despectivas a los pa-rientes políticos.

• Evite caer en “las trampas mentales”. Estasson deformaciones involuntarias en la formacomo procesamos la información. Por ejem-plo, la deducción arbitraria (“No hablaporque está molesto conmigo”), la exagera-ción (“Nunca hace nada bien,”“Siempre mehumilla”), el pensamiento catastrófico (“Estematrimonio es un desastre”) y la lectura delpensamiento (“Sé que estás pensando”).18

• No pierda de vista la necesidad de laayuda divina. El Creador de la ins-titución familiar bien sabe lo queusted y su cónyuge necesitanpara ser felices. Por esta ra-zón el salmista escribió:“Siel Señor no edifica la ca-sa, en vano se esfuerzanlos albañiles” (Salmo 127:1,NVI).

Para manejar eficazmente sus conflictos conyugales...

En cualquier pelea si su “cinturón” pro-tector está muy arriba; es decir, si usted sehiere con mucha facilidad, bájelo un po-co. Esto evitará muchos choques innece-sarios. Si está muy abajo, súbalo un poco.

Cada uno debe identificar con preci-sión dónde está ubicado su cinturón, y so-bre todo, el de su cónyuge, para saber dón-de no golpear.

Una vez conocidos sus puntos débiles,cada uno tendrá derecho a gritar “¡golpebajo!”, cada vez que el otro “golpee debajodel cinturón”.19

¿Está claro el mensaje? Moverse en sin-tonía, evitar los golpes bajos, usar el armaadecuada… Porque en el matrimonio no haycontrincantes. Aunque los cónyuges son dos,la realidad de la vida matrimonial los con-vierte en uno, pues integran un mismo equi-po. O los dos ganan o los dos pierden. Mu-cho depende de que sepan cómo “pelear”.

Referencias1. Paul Tournier, To Understand Each Other, p. 12.2. Autor anónimo citado en Alice Gray, Stories for the Heart. The

Third Collection (Sisters: Multnomah Publishers, 2000), p. 120.3. Clifford Notarius y Howard Markman, We Can Work It Out.

Making Sense of Marital Conflict (Nueva York: G. P. Putnam´sSons, 1993), p. 38. (La cursiva ha sido añadida.)

4. Ibíd.5. Notarius y Markman, op.cit.6. David H. Olson, John DeFrain, Marriage and the Family. Diversity

and Strengths, 3ª ed. (Mountain View: Mayfield Publishing Com-pany, 2000), p. 298

7. John M. Gottman, Julie S. Gottman, Joan DeClaire, 10 Lessons toTransform Your Marriage (Nueva York: Crown Publishers, 2006),pp. 3, 4.

8. John M. Gottman y Nan Silver, Siete reglas de oro para viviren pareja (España: Plaza y Janés Editores, 2000), pp. 39, 147.

9. Ibíd., p. 167.10. Ibíd., p. 166.11. Ibíd., p. 116.12. John M. Gottman y Nan Silver, Siete reglas de oro para vivir en

pareja, pp. 43-49.13. John M. Gottman y Nan Silver, Why Marriages Succeed or

Fail (Nueva York: Simon Schuster, 1994), pp. 56, 57. 14. George R. Bach y Peter Wyden, The Intimate Enemy. How to

Fight Fair in Love and Marriage, p. 17. 15. Ibíd., p. 19. 16. Ibíd., pp. 63, 64. 17. Josh McDowell, El secreto de amar y ser amado (Miami: Edi-

torial Betania, 1988), pp. 85-87.18. Aaron Beck, Con el amor no basta, p. 177.19. Bach y Wyden, op. cit., p. 80.

(viene de la pág. 56)