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Actualidad Económica - Año XIX - Nº 69 - Septiembre - Diciembre 2009 2 1 M A N C U R L L O Y D O L S O N : U N C I E N T Í F I C O S O C I A L M a r í a C a r o l i n a B o t t i n o (UNC) M a r í a C o n s t a n z a D e m m e l (UNC) E m i l i a n o G u a r d i o l a (UNC) I . I n t r o d u c c i ó n En las décadas posteriores a la segunda guerra, la Ciencia Política pone en duda sus bases más esenciales, lo que llevó a algunos autores a cuestionar su vigencia. La controversia sobre la relevancia y consistencia de la política económica fue sometida a amplias y profundas revisiones que planteaban las diversas experien- cias de posguerra. Tal fue el nivel de desasosiego que algunos llegaron a afirmar que la teoría política es la correcta y que los errados son los políticos. Hubo, sin embargo, algunas obras que se apartaron de las corrientes principales de discusión y que intentaban acometer un nuevo programa de investigación, enfrentando las dudas que se planteaban. Una de ellas, la de Mancur Olson, “La Lógica de la Acción Colectiva” (1965). I I . S u v i d a Al comienzo de su ensayo sobre Tolstoi, Isaiah Berlín estableció la célebre distinción entre dos clases de actitudes intelectuales y vitales: la del zorro y la del erizo. La primera corresponde a quienes persiguen muchas ideas, diferentes, variadas e incluso contradictorias, mientras que la segunda es la de aquellos que se entregan a una idea, un principio unificador en función del cual su obra cobra significación y coherencia. Mancur Olson ha sido uno de los grandes erizos de las ciencias sociales y de la economía, y la idea que persiguió incansable- mente en sus consecuencias lógicas y aplicacio- nes prácticas es la que se refiere a las dificultades de los seres humanos para emprender accio- nes colectivas. Mancur Lloyd Olson nació en Grand Forks, Dakota del Norte en 1932. Al finalizar sus estudios secundarios obtuvo el Bachillerato en Ciencias en la Universidad Estatal de Dakota del Norte en 1954. Posteriormente, comenzó sus estudios de grado en economía en Oxford, los cuales se vieron interrumpidos entre 1961 y 1963 ya que debió realizar el servicio militar en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Antes de obtener su doctorado en Eco- nomía en Harvard (1963), su tesis fue rechazada dos veces por el profesor a cargo, Thomas Sche- lling, un economista brillante y heterodoxo. Esta tesis fue la base para su obra “La Lógica de la Acción Colectiva” (1965). En 1967 se mudó a Washington para ejercer el cargo de Subsecre- tario en el Departamento de Salud, Educación y Bienestar, durante la Administración Johnson. Dos años más tarde, abandonó su puesto en el gobierno para ser Profesor de Economía en la Universidad de Maryland, en donde permaneció hasta su muerte. Años más tarde, en 1990, fundó el “Center for Institutional Reform and the Informal Sector” en Maryland donde fue el director hasta sus últimos años. El mismo está orientado a la investigación y al asesoramiento sobre las con- diciones del desarrollo económico en el Tercer Mundo y en los países del Este Europeo.

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Actualidad Económica - Año XIX - Nº 69 - Septiembre - Diciembre 2009 21

MANCUR LLOYD OLSON: UN CIENTÍFICO SOCIAL

María Carolina Bottino(UNC)

María Constanza Demmel(UNC)

Emiliano Guardiola(UNC)

I. Introducción

En las décadas posteriores a la segundaguerra, la Ciencia Política pone en duda susbases más esenciales, lo que llevó a algunosautores a cuestionar su vigencia. La controversiasobre la relevancia y consistencia de la políticaeconómica fue sometida a amplias y profundasrevisiones que planteaban las diversas experien-cias de posguerra. Tal fue el nivel de desasosiegoque algunos llegaron a afirmar que la teoríapolítica es la correcta y que los errados son lospolíticos. Hubo, sin embargo, algunas obras quese apartaron de las corrientes principales dediscusión y que intentaban acometer un nuevoprograma de investigación, enfrentando las dudasque se planteaban. Una de ellas, la de MancurOlson, “La Lógica de la Acción Colectiva” (1965).

II. Su vida

Al comienzo de su ensayo sobre Tolstoi,Isaiah Berlín estableció la célebre distinciónentre dos clases de actitudes intelectuales yvitales: la del zorro y la del erizo. La primeracorresponde a quienes persiguen muchas ideas,diferentes, variadas e incluso contradictorias,mientras que la segunda es la de aquellos que seentregan a una idea, un principio unificador enfunción del cual su obra cobra significación ycoherencia. Mancur Olson ha sido uno de losgrandes erizos de las ciencias sociales y de laeconomía, y la idea que persiguió incansable-mente en sus consecuencias lógicas y aplicacio-

nes prácticas es la que se refiere a las dificultadesde los seres humanos para emprender accio-nes colectivas.

Mancur Lloyd Olson nació en GrandForks, Dakota del Norte en 1932. Al finalizar susestudios secundarios obtuvo el Bachillerato enCiencias en la Universidad Estatal de Dakota delNorte en 1954. Posteriormente, comenzó susestudios de grado en economía en Oxford, loscuales se vieron interrumpidos entre 1961 y1963 ya que debió realizar el servicio militar enlas Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

Antes de obtener su doctorado en Eco-nomía en Harvard (1963), su tesis fue rechazadados veces por el profesor a cargo, Thomas Sche-lling, un economista brillante y heterodoxo. Estatesis fue la base para su obra “La Lógica de laAcción Colectiva” (1965). En 1967 se mudó aWashington para ejercer el cargo de Subsecre-tario en el Departamento de Salud, Educación yBienestar, durante la Administración Johnson.Dos años más tarde, abandonó su puesto en elgobierno para ser Profesor de Economía en laUniversidad de Maryland, en donde permanecióhasta su muerte.

Años más tarde, en 1990, fundó el “Centerfor Institutional Reform and the InformalSector” en Maryland donde fue el director hastasus últimos años. El mismo está orientado a lainvestigación y al asesoramiento sobre las con-diciones del desarrollo económico en el TercerMundo y en los países del Este Europeo.

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Se diferenció de los economistas contem-poráneos en la forma de expresar sus ideas.Sus escritos son sencillos y de fácil interpre-tación, dirigidos a un gran número de lectores yno sólo a estudiosos de la ciencia económica. Ensu carrera relativamente corta publicó ocho librosy 150 papers, lo cual le permitió ser reconocidomundialmente, siendo luego uno de los candidatospara el premio Nobel en economía.

Mancur Olson falleció el 19 de Febrero de1998 de un ataque al corazón. Fue un economistabrillante, cuyo trabajo ayudó a clarificar la no-ción de un gobierno democrático, argumentandoque esta forma de gobierno es la mejor entretodas las alternativas existentes.

De haber seguido vivo, su teoría de laacción colectiva podría haberlo convertido enganador del Premio Nobel en economía, aunqueno sin controversias. Algunos economistas loveían como un hombre con una idea fija, y aúnpeor, se murmuraba que su idea causó menosimpacto en la economía que fuera de ella; porejemplo en la ciencia política. (The Economist,Obituary; 1998).

El impacto que produjo en la cienciapolítica fue muy grande. Su análisis ha trascen-dido la economía, tratando de observar lasinteracciones entre el sistema económico y político.De hecho, su trabajo apuntó al enriquecimientoy a la unificación de las ciencias sociales.

En estas ciencias, el trabajo interdisci-plinario generalmente degenera en otro indis-ciplinado. Sin embargo, el trabajo de Olson tieneun tratamiento intelectual muy riguroso paradisminuir la entropía generada en los trabajos deeste tipo, lo cual se pone en evidencia en susobras. Por esto, consideramos a Olson como unode los científicos sociales más importantes de lasúltimas décadas ya que realiza un análisis sociala través del método científico.

III. La Lógica de la Acción Colectiva

En los años posteriores a la SegundaGuerra Mundial, la discusión se centraba encomo formular una teoría económica que de-mostrara, analítica y empíricamente, que laacción individual, que descansa en el interéspropio, fuera la base fundamental del inter-cambio entre los grupos de individuos quepermitiese entender cómo se forman los precios yla “riqueza de las naciones”, como le gustó ponerloa Adam Smith para referirse a la suma de indi-viduos e, implícitamente, al crecimiento.

En este contexto surge “La Lógica deAcción Colectiva” (1965) la cual establece unabase conceptual para analizar la relación entreintereses individuales e intereses de grupo yplantea como problema la participación dentrode la acción colectiva para defender interesescomunes. Sin embargo, el desarrollo de una teoríade la acción colectiva en las ciencias sociales noha sido demasiado afortunado en las últimasdécadas, ya que en los trabajos posteriores no sealcanzó a establecer una base analítica suficien-temente robusta y sofisticada que mostrase undesarrollo teórico, sostenido e integrado.

En la primera hoja de su Introducciónplantea:

“Se espera que esos grupos (de acción

colectiva) actúen a favor de sus intereses co-

munes, así como se espera que los individuos

actúen en nombre de sus intereses personales.

Esa opinión acerca del comportamiento de los

grupos se encuentra a menudo no sólo en las

discusiones populares, sino también en los es-

critos de los eruditos. Muchos economistas, con

diversas tradiciones metodológicas e ideológicas,

la han aceptado implícita o explícitamente. Ese

punto de vista ha sido importante, por ejemplo,

en muchas teorías de los sindicatos de los tra-

bajadores, en las teorías marxistas de la acción

de clases, en los conceptos de “poder compensador”

y en diversos estudios de las instituciones eco-

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nómicas”. (Olson, M; La Lógica de la Acción

Colectiva, 11; 1992).

Más adelante, anticipa su programa y suconclusión más importante:

“Es obvio que no tiene objeto tener una

organización cuando la acción individual no

organizada puede servir a los intereses de la

persona igual o mejor que la organización. No

tendría caso, por ejemplo, formar una organiza-

ción simplemente para jugar solitarios. Pero

cuando cierto número de personas tienen un

interés común o colectivo (cuando comparte

un propósito u objetivo único), la acción indivi-

dual no organizada, como luego veremos, no

será capaz de favorecer en absoluto ese interés

común o no podrá favorecerlo adecuada-

mente”. (Olson, M; La Lógica de la AcciónColectiva, 17; 1992).

Así, el planteamiento central consiste enla deducción de que, contrariamente a lo quesuponían las ciencias sociales, los individuosracionales y egoístas no actuarán voluntaria-mente para alcanzar un bien que satisfaga algúntipo de bien común o de grupo, aunque todossaldrían ganando si lo hicieran. Ello se debe aque el bien que corresponde al interés colectivotiene las características de un bien público. Enconsecuencia será difícil que aparezcan incenti-vos por los que un individuo racional y egoístaactué en beneficio del grupo.

En resumen, analizó de forma sistemáticala naturaleza y efectos de actuación de losgrupos de interés. El punto de partida fue laconstatación de que la actividad de estos grupostiene las características típicas de un bien públicoen relación el conjunto de individuos que com-parten el interés. Si el grupo consigue promovereste interés, se beneficiarán todos aunque noestén integrados en el grupo de interés. Así, porejemplo, las mejoras salariales o de las condicio-nes de trabajo que obtiene un sindicato beneficiana todos los trabajadores, estén o no afiliadosal sindicato.

Existe, sin embargo, una notable diferen-cia entre los grupos grandes y los pequeños, enlos primeros un individuo sólo se beneficiará deuna parte mínima del bien colectivo y su ac-tuación tendrá una influencia prácticamentedespreciable sobre la provisión de ese bien. Porlo tanto los individuos no actuarán en beneficiodel grupo y sólo la coerción o la existencia “in-centivos selectivos” darán lugar a la provisión deun bien de estas características a un grupogrande. Por “incentivos selectivos” entiendeOlson la obtención del algún bien o ventaja decarácter privado, vinculado a la actuación enbeneficio del grupo.

Aquellos grupos grandes que prosperenal amparo de “incentivos selectivos” se consti-tuirán en una pesada carga para el bienestar delresto de la comunidad. Además, las característicasde estos grupos de acción colectiva grandes o “la-tentes” con “incentivos selectivos”, también soninvariantes respecto a la forma institucional enque esta organizada la comunidad y respecto dela naturaleza de los bienes a proveer.

En los grupos pequeños la situación esdiferente. La parte del bien colectivo que dis-fruta cada miembro del grupo es significativa yla actuación de uno puede afectar al nivel de pro-visión. Además, todo el grupo conoce la posicióndel resto de los miembros. En estas condiciones,existirán incentivos para la actuación. Por unlado, algunos individuos podrán proporcionaralgo de ese bien en función de sus propios costesy beneficios. Por otro, el tamaño del grupo per-mite la negociación entre sus miembros aunqueello implicará costes y retrasos en la obtencióndel bien colectivo. Además las interacciones enel grupo pueden crear incentivos de caráctersocial como la lealtad o la reputación.

Así podemos afirmar que es de esperarque en la sociedad existan pocos grupos organi-zados de carácter amplio. Cuando aparezcan sedeberá, normalmente, a la existencia de algúntipo de incentivo selectivo o a la federación degrupos pequeños.

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Según Olson, la tendencia a ser un usuariogratuito es mayor en los grupos grandes que enlos pequeños porque el coste de oportunidad deno participar es menor y los costes de transacciónasociados a la toma de decisiones son mayo-res. De igual forma, será mayor en los gruposque defienden los intereses de las rentas bajas queen los que actúan a favor de las rentas elevadas,esto porque las rentas elevadas podrán soportarmejor el coste de participación. Como resultadode lo anterior, es probable que los grupos querepresentan los intereses de grupos pequeños yde renta elevada estén más organizados y seanmás efectivos que los que representan los gruposgrandes o de rentas bajas. Estos últimos, dehecho, puede que ni siquiera logren formarse.

Dado el esquema anterior de formaciónde los grupos de interés, su actuación promoverádecisiones públicas ineficientes e inequitativasporque, a la hora de adoptar estas decisiones, elinterés de estos grupos minoritarios de rentaelevada primará sobre el interés general.

IV. Racionalidad en la acción colectiva

El conflicto entre racionalidad individualy colectiva es algo que Mancur Olson enfatizótenazmente. La racionalidad es un principio anivel individual, que no coincide necesariamentecon la racionalidad colectiva. Este principio deracionalidad individual es central en la teoríaeconómica actual, y ha extendido su influencia aotras ciencias sociales bajo el nombre de teoríade elección racional.

En ambas perspectivas, en la de la racio-nalidad individual y en la de la racionalidadcolectiva, se trata de prever o explicar la conductade los individuos. Pero surge un problemacuando lo que se pretende es explicar la existenciay acción de un colectivo. Esto es lo que se de-nomina la teoría de la acción colectiva.

En este aspecto la teoría de la decisiónracional supone un corte muy importante con

otras tradiciones teóricas (de las cuales la másconocida es el marxismo), que parten de entida-des supraindividuales, como las clases sociales.No sólo no existe la sociedad, sino que no existenlas clases sociales, no existen los colectivos: apriori no existen los agregados sociales. Quevarios individuos actúen conjuntamente enfunción de un mismo objetivo no es un dato,sino un hecho que exige explicación. No se puededecir en el marco de la teoría de la decisión ra-cional que existen n individuos que compartenlos mismos intereses, y que por tanto, actuaránconjuntamente para alcanzar la satisfacciónde éstos.

Por el contrario, hay que explicar –par-tiendo de que los diversos individuos tenganintereses en común- por qué, cuándo, o en quécondiciones pueden llegar a actuar conjunta-mente en función de los mismos. Aunque nindividuos compartan los mismos intereses, noes nada evidente que deban actuar conjunta-mente en función de esos intereses compartidos,porque todos ellos pueden suponer que suesfuerzo individual será superior al beneficioque podrán obtener de la acción colectiva. Estoes lo que se llama la paradoja del free rider.

La clave del razonamiento es que el bene-ficio esperado de la acción es público (lo recibentambién quienes no se movilizan en defensa desus intereses), mientras que los costes sonsiempre individuales, por lo que existirá unatentación muy fuerte de esperar que sean otroslos que se movilicen y obtengan beneficios, sila acción tiene éxito. Se puede pensar incluso quecuanto mayor sea el colectivo que posee intere-ses comunes menos previsibles será que actúecolectivamente en defensa de tales intereses.

La primera explicación sobre cómo uncolectivo que comparte los mismos interesesactúa de forma coherente para alcanzarlos laofreció Mancur Olson en su “Teoría de la AcciónColectiva” (1965), obra en la que se trata laparadoja del free rider. Partiendo del supuesto de

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que lo normal en un colectivo que comparteintereses es que existe entre sus miembros unafuerte tentación a comportarse como free riders,y se trata de saber en qué condiciones existeacción colectiva. Es decir, saber en qué condicio-nes existe un número importante de las personasque comparten esos intereses, y que actúen enfunción de ellos. Si se parte de este marco cabríapensar que la acción colectiva no sólo es algo quehay que explicar sino más bien una anomalía, unaexcepción. Y, sin embargo, la acción colectiva existey mucha.

Analizando la acción colectiva y la con-ducta de los grupos Olson expone cómo en si-tuaciones caracterizadas por la ausencia deinformación y por la incertidumbre, y donde losindividuos son incapaces de anticipar la acciónde los demás y/o forzar el cumplimiento deacuerdos, la racionalidad no lleva necesariamentea la racionalidad colectiva.

En palabras de Olson:

“(…) a veces, cuando cada individuo

considera sólo sus propios intereses, un resul-

tado colectivo de carácter racional emerge

automáticamente (…)”.

Sin embargo a veces,

“(…) no importa cuan inteligentemente

cada individuo persiga sus intereses, ningún

resultado social de tipo racional puede emerger

espontáneamente –sólo una mano guiadora o

una institución apropiada puede hacer surgir

resultados que sean colectivamente eficientes”

(Olson M; 2002)

Este enfoque resulta especialmente ade-cuado cuando no se trata de explicar la accióncolectiva en un movimiento, sino la pertenenciaa organizaciones y la participación en ellas. Esmuy probable que una organización, paramantener como miembros estables a un númerosignificativo de las personas que componen uncolectivo con intereses compartidos, tenga que

ofrecer algo más que la defensa de esos interesescompartidos; esto es, tenga que ofrecer subproduc-tos de la participación: “incentivos selectivos”.

La teoría de la acción colectiva de Olsonsolucionó algunos problemas clásicos de lasteorías de la elección racional y sugirió intere-santes vías de investigación. Incluso, paradójica-mente, resulta especialmente importante para elmarxismo: casi todos los intentos de las teoríasmarxistas y “críticas” del siglo XX para explicarpor qué los “oprimidos” no se revelaban contralos “opresores” se habían basados en postularoscuros mecanismos estructurales y conspirati-vos de manipulación ideológica. Tuvo que ser unteórico no marxista como Olson quien ofrecieseuna explicación mucho más sencilla y empíri-camente operativa: se trataba, simplemente, deun problema de acción colectiva, de la dificultadde superar el “dilema del gorrón”, con todoslos problemas organizativos y estratégicos queello comporta.

V. Auge y Declinación de las Naciones

En 1982 Olson publicó su segundo libro“The Rise and Decline of Nations” en el quetrató de afinar los conceptos elaborados en “LaLógica de Acción Colectiva” (1965) y de aplicar-los a la explicación de importantes fenómenoseconómicos contemporáneos, tales como, eldesarrollo económico, el comercio internacio-nal, distribución y el ciclo económico.

Al análisis realizado sobre los límites dela acción colectiva, añade en este libro una ideaque refuerza la asimetría entre los diferentestipos de grupos. Señala que la información y elcálculo sobre los bienes colectivos es con fre-cuencia también un bien colectivo. Es decir,cuando se refiere a los intereses de colectivosamplios no existirán incentivos para que algúnindividuo recoja, elabore y difunda esta infor-mación y, en consecuencia, existirá una ignoranciaracional de los ciudadanos sobre muchos bienes

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colectivos que contrasta con los beneficios quepueden obtener los grupos reducidos.

Además perfila con mayor nitidez lascaracterísticas de los grupos. Los reducidos nosólo tienen una mayor capacidad para organi-zarse sino que la forma de servir a los interesesde sus miembros consiste en obtener para ellosla mayor proporción posible de la producción dela sociedad, lo que dará lugar a costes sociales ya una deficiente asignación de los recursos quepueden reducir el producto social. Sin embargo,como el grupo no soportará más que una mi-núscula parte de esos costes, pero disfrutará detodas las rentas capturadas, no tendrán ningúnincentivo para hacer sacrificios en interés de lasociedad. Olson llama a este grupo de interesesespeciales o “estrechos”, que diferencia de los“grupos incluyentes”. Éstos son los que acogena una parte sustancial de la sociedad de la queforman parte y, por lo tanto, tienen incentivospara hacer que sea más próspera y reducir loscostes que ocasiona la redistribución hacia susmiembros. (Hernández Nanclares N. y J.L.Pérez Rivero; 2001).

En este libro establece las bases de inte-racción parciales entre los grupos a las cualesdenomina consecuencias de segundo nivel eidentifica nueve de ellas. Su metodología es suigeneris, ya que partiendo de su analítica de losgrupos y de las nueve consecuencias de segundonivel evalúa sus efectos distorsivos y de optima-lidad en los agregados analíticos de la teoríaeconómica convencional (Guissarri A.; 2004).

A continuación realizaremos un análisisexhaustivo de las nueve consecuencias estableci-das por Olson:

1) No habrá países que logren una orga-

nización simétrica de todos los grupos con un

interés común, y que, por lo tanto, logren resul-

tados óptimos a través de una negociación

global. . (Olson M; Auge y Decadencia de las

Naciones, 57-58; 1986).

De este modo, es irreal que los acuerdosque pueden negociarse entre los grupos deacción colectiva pueden llegar a ser favorablespara la prosperidad de los que no puedan teneruna auténtica representación entre los grupos.

2) Las sociedades estables, cuyas fron-

teras no hayan sido rectificadas, tienden a

acumular más acuerdos y organizaciones para

la acción colectiva a medida que pasa el

tiempo. (Olson M; Auge y Decadencia de las

Naciones, 61-62; 1986).

La acumulación de grupos de acción co-lectiva, a lo largo del tiempo, le agregan lastre alas condiciones de crecimiento económico de unpaís. (Guissarri A.; 2004).

3) Los miembros de “pequeños” grupos

poseen un desproporcionado poder organizativo

para la acción colectiva, y tal desproporción

disminuye, pero no desaparece, a lo largo del

tiempo en las sociedades estables. (Olson M;

Auge y Decadencia de las Naciones, 62; 1986).

Los grupos pequeños que, generalmente,tienen mejores condiciones para organizarse vanperdiendo participación relativa respecto alcrecimiento de otros grupos, como resultado dela consecuencia número dos. Tampoco esta con-secuencia es favorable para las condiciones decrecimiento económico.

4) En una situación de equilibrio, las or-

ganizaciones y los acuerdos de intereses espe-

cíficos reducen la eficiencia y la renta global de

las sociedades en que actúan, y constituyen un

factor de división en la vida política. Olson M;

Auge y Decadencia de las Naciones, 70; 1986).

Esta cuarta consecuencia, del mismomodo que las tres anteriores, no mejora lascondiciones para el crecimiento de acuerdo conlos cánones de la teoría económica “perfecta-mente establecida”.

5) Las organizaciones de vasto alcance se

ven incentivadas a lograr que la sociedad en la

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que actúan sea más próspera; al redistribuir la

renta en beneficio de sus miembros con el

mismo exceso de peso posible; y a dejar sin

efecto tal redistribución cuando el volumen

redistribuido no posea un nivel considerable

en relación con el costo social de la redistribu-

ción. (Olson M; Auge y Decadencia de las

Naciones, 77-78; 1986).

Esta consecuencia es importante por dosrazones: la primera, es porque no surge lógica-mente de la lógica olsoniana de la acción colectiva;la segunda, porque es la única que promoveríael crecimiento.

6) Las coaliciones de distribución toman

decisiones con más lentitud que los individuos o

las empresas que la constituyen, acostumbran a

tener mesas de negociaciones y órdenes del día

sobrecargados, y fijan precio con más frecuencia

que cantidades. (Olson M; Auge y Decadencia de

las Naciones, 84; 1986).

Esta consecuencia es administrativa o bu-rocrática, y no tiene particular importancia parael crecimiento excepto por la acción del grupo deacción colectiva en sí.

7) Las coaliciones de distribución retar-

dan la capacidad de una sociedad para adoptar

nuevas tecnologías y para reasignar recursos en

respuesta a las condiciones cambiantes, redu-

ciendo así la tasa de crecimiento económico.

(Olson M; Auge y Decadencia de las Naciones,

94; 1986).

Esta consecuencia no agrega nada espe-cialmente sustantivo a la teoría convencional delcrecimiento, excepto porque las coaliciones dedistribución obstaculizan la creación e incorpo-ración de nuevas tecnologías.

8) Las coaliciones de distribución, una

vez que son lo bastante grandes como para tener

éxito, adoptan un carácter excluyente y tratan

de limitar la diversidad de rentas y valores entre

sus miembros. (Olson M; Auge y Decadencia de

las Naciones, 98; 1986).

Las coaliciones que resten movilidad a laasignación de recursos, afectarán desfavorable-mente las condiciones de crecimiento.

9) La acumulación de coaliciones de

distribución aumenta la complejidad de las

normativas, las funciones del gobierno y la

complejidad de los acuerdos, y modifica asi-

mismo la dirección de la evolución social.

Estas nueve consecuencias condujeron aOlson a formular una hipótesis sobre el creci-miento económico de las naciones:

“Aquellas que han eliminado las coali-

ciones distributivas mediante los gobiernos

autoritarios o la ocupación extranjera crece-

rán relativamente más rápido después de que

se establezca un marco legal libre y estable”.

(Olson M; Auge y Declinación de las Naciones,

75; 1986).

Olson utiliza este esquema para explicarla evolución de las democracias occidentales trasla Segunda Guerra Mundial. La proliferación deorganizaciones de intereses especiales explicaríael bajo dinamismo económico de la democraciamás duradera y estable, la del Reino Unido, bau-tizando este fenómeno como “la enfermedadbritánica”. Por el contrario, el milagro japonés yalemán se deberían a la eliminación de losgrupos de intereses especiales que originó laocupación militar extranjera. El crecimiento enotros países democráticos estables, como Suecia,se explicaría por el predominio de organizacionesincluyentes, menos proclives a las distorsiones queobstaculizan el crecimiento.

Posteriormente a la publicación de estelibro, continúa aplicando su teoría para explicaruna gran variedad de situaciones. Olson (1983)trata de explicar los patrones de crecimiento delos estados de Estados Unidos estableciendo lahipótesis de que los estados más antiguos y losque menos sufrieron la derrota y turbulencias dela guerra civil serían los que acumularían más

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grupos de intereses especiales y por lo tanto losque, con el tiempo, tenderán a crecer menos.

Una generalización de estas ideas a unavariedad más amplias de experiencias le conducena analizar la euro esclerosis (Olson; 1995),concluyendo que con el paso del tiempo, inde-pendientemente de las condiciones iniciales, losprocesos de esclerosis debido a la formación degrupos de intereses especiales aparecerán entodas las sociedades estables.

Lo que interesa concluir de esta obra deOlson es que, sin una teoría particular de podero del Estado, la dinámica o interacción de losgrupos queda incompleta y no hay manera deexplicar como resultan ser dominantes o lacoalición distributiva o la de los grupos de in-tereses amplios. Esta falencia es superada en suobra póstuma, “Poder y Prosperidad” (2001),donde Olson desarrolla una teoría del poder.

Frecuentemente la lógica de Olson hasido malinterpretada ya que ésta argumenta quelas democracias estables conducen a la esclerosisy que las dictaduras pueden reprimir la formaciónde grupos de intereses especiales que originan elestancamiento y, por lo tanto, pueden ser favora-bles al crecimiento y preferibles a aquellas.

En este libro Olson intenta dar una res-puesta contundente a estos ataques. En la primerparte analiza los incentivos económicos quehacen que las democracias sean más favorablesal crecimiento, mientras que en la segundamuestra como los grupos de intereses especialesacaban produciendo procesos de esclerosis en lassociedades no democráticas de tipo soviético.

En esta obra apela a lo que llama pruden-temente una “metáfora” para echar luz sobreciertos mecanismos centrales de la lógica delpoder económico. Distingue así, con ejemploshistóricos, entre los comportamientos de losbandidos errantes y de los bandidos estaciona-rios. Los intereses de los primeros son muyrestringidos y consisten, básicamente, en apo-

derarse de todo lo que encuentran a su paso, yaque no tienen la intención de quedarse. Lossegundos, en cambio, se preocupan por dejarlesa sus víctimas lo suficiente como para quecontinúen produciendo a fin de seguir explo-tándolas, e incluso es probable que las proveande ciertos bienes públicos como la educación, lasalud, la seguridad, etc., para aumentar su pro-ductividad y, de esta manera, el excedente delque se apropian. Más aún: su participación en lasociedad puede llegar a ser tan inclusiva “que supropio interés los lleve a actuar como si fuerantotalmente benevolentes”.

En las democracias duraderas el sistemade incentivos es más favorable al crecimiento.Por un lado, el mismo sistema de libertadesindividuales y respeto a la ley que asegura sufuncionamiento implica derechos de propiedadseguros. Por otro, aunque el horizonte temporalde los gobernantes sea limitado, el de un sistemademocrático estable no lo es, y por ello el marcopolítico democrático es más favorable a lastransacciones no auto respaldadas y en conse-cuencia al crecimiento económico.

En definitiva, del análisis de Olson sedesprende que, tanto por la vía fiscal como porla relativa a los derechos de propiedad, las de-mocracias son el régimen político más favorablepara la actividad económica y el crecimiento, yrecuerda para corroborarlo que los países másdesarrollados del mundo son también las demo-cracias más antiguas.

VI. La democracia argentina desde la pers-pectiva “olsoniana”

El caso argentino ilustra la profundacrisis de gobernabilidad que puede provocar ladesmesura de los de arriba, no la de los de abajo.La Argentina es ya una democracia representa-tiva y al mismo tiempo el país se subdesarrollaenérgicamente tanto en lo económico como enlo social. Esto es así debido a las características ya los efectos propios del régimen social de

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acumulación que empezó a cobrar forma desdemediados de la década del 70 y que llegó a suapogeo en los años 90.

La idea de Olson sobre bandidos benevo-lentes y bandidos estacionarios ayuda a entenderun aspecto no menor de lo ocurrido en la Argen-tina desde que se inició en el país lo que nosotrosentendemos como el ciclo hegemónico del capitalfinanciero. Ese comienzo se sitúa desde media-dos de los ´70, que abrió la economía y liberalizótotalmente los movimientos financieros en uncontexto de intensa represión política. La insta-lación de ese ciclo fue un producto deliberado demedidas adoptadas por gobiernos que teníanabiertas otras alternativas. El resultado de estaprimera asociación entre los nada benevolentesbandidos estacionarios que manejaban nume-rosas palancas económicas durante el gobiernomilitar de facto de fines de los setenta y losbandidos errantes que llegaron con sus petro-dólares para obtener importantes gananciasespeculativas, fue una crisis de dimensionesdado, entre otras cosas, el uso improductivo quese hizo de los fondos disponibles.

A lo largo de la historia argentina lademocracia se vio interrumpida en numerosasocasiones, y cuando estas interrupciones seconvertían nuevamente en el sistema políticoeconómico y social vigente, en ciertas circuns-tancias los derechos de propiedad no fueronrespetados, factor principal para garantizar elsistema de incentivos. Creemos que estas son lasprincipales causas de la divergencia entre elcrecimiento económico entre los países desarro-llados, cuyas democracias son estables y duraderas,y un país como Argentina que a pesar de contarcon las posibilidades para estar entre las primeraseconomías del mundo se mantiene dentro delgrupo de las emergentes.

No cabe duda de que las democraciastienen enormes ventajas institucionales. Pero,también, muestran una cierta tendencia a per-mitir la implementación de políticas surgidas dela presión de grupos de interés que pueden acer-

carlas a la altura de los peores regímenes. Lasdemocracias promueven el respeto a los derechosindividuales y el crecimiento económico, pero asu vez permiten la emergencia de grupos quedificultan el logro de sus loables propósitos.

VII. Conclusión

A lo largo de este trabajo se pone en evi-dencia que Olson fue un verdadero “erizo” delas ciencias sociales y de la economía en particular,ya que persiguió incansablemente en sus con-secuencias lógicas y aplicaciones prácticas la ideaque se refiere a las dificultades de los sereshumanos para emprender acciones colectivas.El planteamiento central de esta idea apareceexpuesto en su primera obra, “La Lógica de laAcción Colectiva”.

En este libro, analizó de forma sistemá-tica la naturaleza y efectos de actuación de losgrupos de interés, basándose en que la actividadde estos grupos tiene las características típicas deun bien público en relación al conjunto de indi-viduos que comparten el interés. Diferenciandoentre grupos grandes y pequeños analiza elproblema del free rider, aduciendo que en losprimeros este problema está mucho más pre-sente que en los segundos. La originalidad deOlson en el aporte a la teoría de la eleccióncolectiva radica en que, contrariamente a lo quesuponían las ciencias sociales, los individuosracionales y egoístas no actuarán voluntaria-mente para alcanzar un bien que satisfaga algúntipo de interés común o de grupo, aunque todossaldrían ganando si lo hicieran.

La teoría de la acción colectiva de Olsonsolucionó algunos problemas clásicos de las teo-rías de la elección racional y sugirió interesantesvías de investigación. En este aspecto, supone uncorte muy importante con otras tradicionesteóricas (de las cuales la más conocida es elmarxismo), que parten de entidades supra-indi-viduales, como las clases sociales. Así, Olson

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reconoce grupos de acción colectiva (grupos,aunque no clases) como agentes de decisión eco-nómica además de los agentes individuales queno pertenecen a grupos de acción colectiva.

Al análisis realizado sobre los límites dela acción colectiva añade en el libro “Auge y De-clinación de las Naciones” una idea que refuerzala asimetría entre los diferentes tipos de grupos.Para ello trata de explicar los patrones de creci-miento de las diferentes naciones, estableciendola hipótesis de que los estados más antiguosserían los que acumularían más grupos deintereses especiales; y por lo tanto los que, conel tiempo, tenderán a crecer menos.

En esta obra Olson realiza un programa deinvestigación teórico; y sobre todo empírico, de lascaracterísticas de las instituciones y sus relacionescon el desarrollo económico. Sin embargo esteempirismo no se basa en un análisis econométricoy esto es lo que distingue su trabajo de la mayoríade las obras que tratan sobre el tema.

No obstante, sin una teoría particular delpoder o del Estado, la dinámica o interacción delos grupos queda incompleta y no hay manerade explicar cómo resultan ser dominantes, ocómo existe la coalición distributiva o la de losgrupos de intereses amplios.

Esta falencia es superada en su obra pós-tuma, “Poder y Prosperidad”, en la cual desarrollauna teoría del poder. En primer término identi-fica al poder como una forma de apropiación ydespoja a la política de una hipócrita posturaromántica, en el mejor de los casos, o utópica.En segundo lugar permite comparar en unamisma dimensión los regímenes de gobierno, osea, las transferencias a sus representados queotorga el poder político.

Finalmente, permite evaluar, con los mismosconceptos de eficiencia que utiliza la teoría eco-nómica, a los regímenes institucionales parareconciliar “el poder y la libertad”.

Uno de los grandes logros de MancurOlson es que su análisis ha trascendido la eco-nomía y ha alterado el pensamiento sobre elcomportamiento de los grupos en la sociología, laantropología y la ciencia política.

Por último, podemos decir que su obraprincipal lo ubicó como un economista de primerorden y, además, se lo considera como una de losfundadores de la Teoría de la Elección Pública.También se lo destaca como uno de los grandescientíficos sociales, ya que a través del métodocientífico realizó un análisis íntegro de losaspectos sociales, utilizando en cada una desus obras un modelo informal.

A lo largo de este trabajo hemos caracte-rizado a Olson como un hombre de una sola idea,la cual ha sido esclarecedora y fructífera en elcampo de las ciencias sociales. Ahora que hamuerto podemos preguntarnos quién queda enlas ciencias sociales para perseguir las ideassencillas e importantes que abren nuevos caminosde investigación.

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