07. de la filosofía moderna a la filosofía contemporánea · legitimación del poder absolutista....
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VII. DE LA FILOSOFÍA MODERNA A LA FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA (SIGLOS XVII, XVIII Y XIX)
1. OTRAS FILOSOFÍAS DEL XVII (Y EL XVIII)
1.1 Otros sistemas racionalistas. Spinoza
Durante el siglo XVII, tras la filosofía cartesiana, diversos autores desarrollaron una propuesta
racionalista diferente. Entre ellos se encuentra el anticartesiano Blaise Pascal, el filósofo y matemático
Leibniz, el germano ya del siglo XVIII Wolff, o Baruch Spinoza (1632-1677), quien se distanció de la visión
trascendental de Descartes, y construyó una cosmovisión inmanente. Para Spinoza, no hay nada más allá
del universo (nada trascendental), sino que dios es la naturaleza misma, y nosotros seríamos modos o
modificaciones finitas de la sustancia divina (infinita). Por tanto, como no hay más sustancia que la divina de
la que formamos parte, no somos un compuesto dual de cuerpo y mente, sino que Spinoza defiende una
teoría monista de la sustancia del ser humano. Todo ello le lleva a una complicada defensa de la libertad
Enlalíneadearriba,deizquierdaaderecha:RenéDESCARTES,BaruchSPINOZA,LEIBNIZyThomasHOBBES.Enlalíneadeabajo,deizquierdaaderecha:JohnLOCKE,BERKELEY,DavidHUMEeImmanuelKANT
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humana que recuerda a las tesis estoicas y medievales: la libertad humana no depende tanto de la voluntad
en las acciones sino del conocimiento intelectual de la realidad de la naturaleza.
1.2 Mirada general hacia el empirismo moderno
Por otra parte, y de modo paralelo al racionalismo, en el siglo XVII también se desarrolla el
empirismo, localizado en las islas británicas. Sobresalen los nombres de Hobbes (como precursor), Locke,
Berkeley y sobre todo el de David Hume (1711-1776), estos dos últimos autores ya del siglo XVIII.
Empirista procede del griego έµπειρία (empiria), que significa experiencia. Se dice, en general, de toda
filosofía que sostiene que el origen y valor de nuestros conocimientos depende de la experiencia. Visto así,
el empirismo es una constante en la historia del pensamiento (Aristóteles lo sería frente a Platón, que sería
más bien un idealista). Sin embargo ahora nos referimos al empirismo moderno (o empirismo inglés), de
los siglos XVII y XVIII. Según esta corriente, al contrario de lo que asegura el racionalismo:
a) En nuestro entendimiento no hay ideas ni principios innatos; ni por tanto
conocimiento innato. Con anterioridad a la experiencia, nuestro entendimiento es como
una página en blanco o una tabula rasa donde no hay nada escrito.
b) Afirma por consiguiente que todo conocimiento proviene de la experiencia, que es la
fuente única del conocimiento. Con independencia de la experiencia no es posible
conocimiento alguno. Así que toda idea es una experiencia directa o deriva de la
experiencia.
c) A diferencia de la fijación de los racionalistas con las deducciones matemáticas, la ciencia
que servirá como modelo para los empiristas será más bien la física (las ciencias
experimentales en general), la cual se basa en los recurso de la observación y de la
experimentación.
1.3 Filosofía política moderna: la teoría del contrato social
Coincidiendo con el empirismo se produce en las islas británicas un giro del planteamiento político:
de una concepción que ve el poder como un derecho natural-divino se pasa a otra que lo considera
convencional. Recordemos a este respecto las teorías medievales de política agustiniana y tomista (de
inspiración clásica), las disputas que aún perduran en el siglo XVII entre Imperio y Papado, así como la
legitimación del poder absolutista. Además, en el Contexto histórico del siglo XVII de la unidad anterior ya
hicimos referencia a que en esta época, a diferencia de lo ocurrido en Francia, el rey Carlos I de Inglaterra y
de Escocia fue ejecutado en 1649 cuando quiso prescindir definitivamente del parlamento (se propuso que
la condena incluyera que «no hay hombre sobre la ley»). Por lo tanto, cobra sentido que en este marco
británico y moderno naciera un modo renovado de teorizar el poder con el objetivo de demostrar que el
Estado (y todo estamento de poder) es y ha de ser una creación humana, fruto de un hipotético pacto o
contrato.
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La teoría del contrato social recrea una metáfora filosófica que no se refiere a un acontecimiento
histórico real. Ésta se sostiene, en todos los casos, sobre tres etapas escalonadas:
a) El estado de naturaleza: Es la situación anterior al pacto entre seres humanos. En esta
etapa el hombre no viviría en sociedad ni tendría ley u obligación de cumplirla. (Ej.:
el ser humano puede ser egoísta y completamente libre e igual al resto; o podría poseer
derechos naturales como la propiedad o la integridad; o podría ser bueno y feliz por
naturaleza y no necesitar la vida en sociedad…).
b) El pacto: Sea cual sea la concepción que se tenga del hombre en estado de naturaleza,
esa primera etapa tendrá como consecuencia la conveniencia voluntaria de un pacto
para regir la convivencia entre humanos. En este momento se deciden las condiciones y
objetivos de una futura sociedad. (Ej.: renunciar a ciertas libertades para ganar en
seguridad; preservar sus derechos naturales instituyendo un órgano protector; protegerse
de la vida en sociedad innecesaria pero atractiva…).
c) El Estado: Del pacto surge el Estado que tomará la forma de un sistema de gobierno
u otro dependiendo de los dos pasos anteriores. (Ej.: absolutismo; Estado liberal
representativo; Republicanismo…).
Fue Hobbes en la primera mitad del XVII quien sentó las bases del modelo de la teoría del
contrato social. Locke y, ya en el siglo XVIII, el ilustrado Rousseau la siguieron. Incluso en el siglo XX
autores como Rawls o Habermas la retoman en defensa del liberalismo igualitario o la socialdemocracia.
1.4 Newton y el impacto científico en el siglo XVIII
Curiosamente, el año en que Galileo Galileo
fallece, 1642, nace Isaac Newton (1642-1727). Su
obra más influyente, Principios matemáticos de la
filosofía de la naturaleza, fue publicada en 1687. Esta
obra unifica el movimiento celeste y el terrestre, y
los explica recurriendo a una sola fórmula, en la cual
se enuncia la ley de la gravitación universal y de la
cual se deducen matemáticamente las leyes de
Kepler sobre los movimientos de los planetas.
Gracias a esta ley puede explicarse tanto la caída de
una manzana, la trayectoria de una piedra que haya
sido lanzada, el movimiento de la luna alrededor de la
tierra y el movimiento de la tierra alrededor del sol.
Por lo tanto, a partir de Newton todo el universo físico
(descubierto y por descubrir) queda unificado en una
sola ecuación. GrabadoilustradodeIsaacNewtontrabajandoensuteoríadelarefracción(1881)
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Una de las cuestiones que se abren con esta ley es la justificación científica de una fuerza
oculta, que no se ve, y que opera sin establecer ningún contacto, sino que actúa tan sólo mediante
atracción. En este sentido, Newton introdujo un cambio en la perspectiva del método científico: hasta el
momento la ciencia moderna avanzaba a través del método hipotético-deductivo; sin embargo Newton va a
apoyarse en un método inductivo. Partiendo de las observaciones y mediciones de los fenómenos
empíricos particulares, la ciencia newtoniana logrará extraer por inducción conclusiones universales. Así
podrá irse, según estricta comprobación experimental, de un compuesto a los elementos simples, de los
movimientos a las fuerzas que los producen, de los efectos a su causa. Se entiende así por qué se habla
del siglo XVII como el siglo de las ciencias físico-matemáticas y del siglo XVIII como el de las ciencias
físico-experimentales.
2. SIGLO XVIII. LA ILUSTRACIÓN
2.1 Breve historia del Siglo de las luces
A lo largo del siglo XVIII, diversos países europeos disfrutaron de un gran optimismo y de una total
confianza en los poderes y capacidades humanas como pocas veces ha ocurrido en la historia de
Occidente. En todas partes, la gran impulsora de este optimismo fue la burguesía. Sin embargo, la
formación de la Ilustración fue un proceso largo y lleno de dificultades; tuvo sus raíces en la euforia
intelectual del Renacimiento, en el racionalismo de Descartes y en el pensamiento empirista inglés.
Todo este proceso, a finales de siglo, condujo al mayor resultado político de la Ilustración: la
Revolución francesa de 1789. No es de extrañar entonces que el centro propagador de la Ilustración
estuviera en Francia. Pero, en realidad, la Ilustración francesa siguió el camino abierto y trazado por la
Ilustración inglesa, la Enlightenment encendida por Locke y Newton a finales del siglo XVII y, en el
mismo XVIII, por David Hume. Y es que todo el siglo XVII británico fue un siglo convulso en lo político que
se tranquilizó en 1688, con la caída definitiva de los Estuardo, quienes representaban una monarquía de
corte autoritaria, y la llegada de William of Orange, quien encarnaba unos ideales inspirados en el
pensamiento liberal de Locke. Este acontecimiento histórico, la Revolución Gloriosa, posibilitó que
Inglaterra pasara a convertirse en la potencia económica. Mientras tanto, Francia ejercía el liderazgo
intelectual y moral de toda Europa. Europa se nutría de las ideas y de las costumbres francesas. Así, por
ejemplo, el latín iba dejando su lugar al francés como lengua para las relaciones internacionales en los
ámbitos intelectual y político. Por otro lado, los salones se convierten en los centros intelectuales de
vanguardia (sobre todo en Francia). Allí se reúnen la alta sociedad y los filósofos ilustrados bajo el
auspicio de la anfitriona (a veces anfitrión).
En todo este proceso de afrancesamiento del continente tuvo mucho que ver, curiosamente, el rey
sol, Luis XIV, quien deseaba reforzar y extender la hegemonía de su país por toda Europa. La monarquía
absolutista (siglo XVII) era representada con una consigna: un rey, una fe, una ley. La exigencia de una
sola fe, una fe intolerante, llegó a promover la persecución de calvinistas y jansenistas (movimientos
cristiano-religiosos críticos con el catolicismo). La revolución contra la monarquía que vivió Francia a finales
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del siglo XVIII tuvo mucho que ver con estas persecuciones, ya que alimentaron una reacción crítica contra
la desmesura e intolerancia del poder absolutista. Este poder fue concentrándose hasta el punto de que el
5% de la población (nobleza y clero) constituían unos estamentos privilegiados con grandes propiedades y
rentas. Estos privilegios eran en su mayoría asumidos por los impuestos que tenía que cubrir el restante
95% de la población, el llamado tercer estado (burguesía, artesanado y campesinado). La situación de
desequilibrio se hizo cada vez más inestable, y la crítica radical de los ilustrados (especialmente de
Voltaire y de los enciclopedistas) arrastraron a Francia hacia la Revolución de 1789: insurrecciones;
constitución de la Asamblea General y de la Constituyente; asalto a la Bastilla; abolición del feudalismo y
declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano; y, en 1793, el rey Luis XVI pasa por la guillotina.
Luego vendrían los años de la Terreur…
En otros países europeos, como Italia o España, la luz del siglo brilló con muy poca intensidad,
sobre todo debido al impacto que causaron la condena a Galileo y la Contrarreforma. Más concretamente,
España vivió un estancamiento filosófico y científico proveniente en gran medida del aislamiento
cultural impuesto por Felipe II y sus sucesores. El Siglo de Oro español quedaba definitivamente atrás.
2.2 Grandes temas de la Ilustración
a) Confianza en el poder de la razón: La razón, auxiliada por la matemática y por la
experiencia, se ve como una herramienta eficaz para aclarar todo tipo de cuestiones, ya
sean filosóficas, religiosas, naturales, sociales o políticas. Este hecho se basa en el
principio de razón suficiente: todo tiene una explicación racional. Así todo es
cognoscible, y todo podrá ser modificado en nuestro beneficio propio. Ello posibilitaría
LecturadelatragediadeVoltaireL'OrphelindelaChine,enelsalóndeMeGeoffrinen1755.DeLemonnier(1812).
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un progreso constante en la vida de los humanos hacia la más alta perfección. Este
progreso se efectúa además con paso firme, ya que es científico y por ello nos aleja de
prejuicios, supersticiones, así como de la ignorancia y de tradiciones irracionales.
b) El deísmo: Muchos de los ilustrados profesan este tipo de religión, que se caracteriza
por estar sometida al criterio de la razón y por contener una apología de la tolerancia.
De este modo Dios es visto tan sólo como causa explicativa del origen y del orden del
universo; sin embargo, no altera ni influye en el curso de su obra natural ni tampoco en
la vida cotidiana de los humanos. Por otro lado, el deísmo exige tolerancia hacia todas las
opciones religiosas. En general, los ilustrados defienden la necesidad de respetar los
diversos tipos de ideas (religiosas, políticas...) y rechazan las condenas dogmáticas.
c) Crítica del poder político y necesidad de educación: La Ilustración entiende que los
hombres, seres dotados de razón, no pueden vivir en un régimen político absolutista. El
poder se origina en la nación soberana. En este sentido, la educación pasa a ser
instrumento clave en el progreso y en la autodeterminación del ser humano y de la
sociedad, ya que puede servir para conducir al hombre desde la ignorancia y el vacío de
su mente hasta la plena realización personal y social. El objetivo de una educación
ilustrada es llevar al alumno a ser un hombre capaz de valerse de su propia razón; por
lo tanto se rechaza la enseñanza repetitiva y dogmática. La educación tendrá que ser el
mejor medio para difundir la cultura y para destruir cualquier tipo de prejuicios,
intolerancias y oscurantismos.
— 2.2.1 La mayoría de edad kantiana
En Alemania, Kant (1724-1804) veía la Ilustración como la salida del hombre de la edad infantil,
entendiendo por esta edad aquella época en que el ser humano es incapaz de utilizar la razón sin la
dirección de otro, de un tutor.
«La Ilustración consiste en el hecho por el cual el hombre sale de la minoría de edad. La minoría de edad
estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la ayuda y dirección de otro. Uno mismo es
culpable de esta minoría de edad, cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en
la falta de decisión y de ánimo para servirse con independencia de él, sin la ayuda de otros. Sapere aude :
ten el valor de usar tu propio entendimiento. He aquí la divisa de la Ilustración».
(KANT, ¿Qué es Ilustración?)
En este sentido, dos términos se contraponen en el ámbito de la moral o, lo que es lo mismo, en el
uso de la razón práctica: la autonomía (mayoría de edad) se contrapone la heteronomía (minoría de edad,
en tanto que depende del otro). Cuando el ser humano recibe la ley moral desde fuera de la razón, Kant
considera que en realidad no está actuando libremente, perdiendo la capacidad de autodeterminación de su
conducta. Sin esta autodeterminación su conducta no puede tener valor moral o responsabilidad de los
actos, aunque esté actuando conforme al deber.
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— 2.2.2 L’Encyclopedie
La mayor contribución de la
Ilustración francesa al campo del
conocimiento fue la Enciclopedia (o
Diccionario razonado de las ciencias, las
artes y los oficios). Constaba de
veintisiete volúmenes, que fueron
apareciendo entre 1751 y 1772. Sus
impulsores fueron Denis Diderot (1715-
1784) y Jean D'Alembert (1717-1783),
pero en su redacción trabajaron unos
ciento treinta colaboradores, con nombres
propios como Montesquieu o Voltaire.
Todos ellos comulgaban con los nuevos
ideales ilustrados, así que esta obra
expresa un espíritu utilitario y antimetafísico, así como una revisión crítica que les permitía cuestionar
todos los saberes y creencias.
La palabra enciclopedia significa encadenamiento de conocimientos. Con este término se indica la
voluntad de ligar e integrar los distintos saberes en una sola obra. Los diversos objetivos que querían
abarcar los autores de la Enciclopedia pueden resumirse en los siguientes:
a) Reunir todos los conocimientos repartidos (provinieran de donde provinieran):
hablamos de conocimientos de todo orden, ya sea filosófico o científico, ya sea de orden
técnico y manual.
b) Transmitir el saber a los hombres que vendrán, a los hijos de los que han podido
disfrutar de un siglo de luz.
c) Crear un estado de opinión crítico y antidogmático, que difunda la cultura y destruya
prejuicios y oscurantismo.
— 2.2.3 De la Ilustración a nuestros días: El caso de la paradoja de la tolerancia
En el periodo de la Ilustración se gestaron muchos de los cuestionamientos de nuestra
actualidad social y política. Ya hemos visto el tema de la educación, que desde ese momento trata de
equilibrar la formación en el aprendizaje de algún oficio (propia de los gremios del alto medievo) con la
formación cultural (propia de la Ilustración). Sin embargo hay otra serie de cuestiones que son herencia
directa de esta época, como puede ser el tema de la tolerancia y el de la violencia. EI primer filósofo que
defendió de una manera fundamentada la tolerancia fue John Locke, y la defendió en el ámbito donde
imperaba más la intolerancia, en el ámbito religioso: decía que ninguna creencia religiosa puede
imponerse. Voltaire siguió de un modo muy radical esta defensa de la tolerancia. Desde ese momento
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hasta nuestros días las discusiones sobre este tema han sido constantes; en el siglo XX, Karl Popper
(1902-1994) formuló lo que él llama paradoja de la tolerancia. Podríamos formularla como sigue: la
tolerancia es un bien que se ha de proteger; si extendemos una tolerancia ilimitada hacia los que son
intolerantes, puede llegar el momento en que éstos destruyan a los tolerantes y, juntamente con ellos, la
propia tolerancia. Popper proclama el derecho a prohibir las concepciones extremadamente
intolerantes, si es necesario por la fuerza, con el fin de preservar la tolerancia; si no se actúa así, puede
pasar que los intolerantes rechacen todo razonamiento tildándolo de engañoso y que enseñen a responder
a los argumentos mediante el uso del puño y de las armas.
3. IMMANUEL KANT (1724-1804). LA SÍNTESIS CRITICISTA
Immanuel Kant nació, vivió y murió en
la ciudad germana de Königsberg. Su figura
es la de una de las cimas del pensamiento
filosófico, sobre todo por su contribución en el
ámbito del conocimiento. Así, Kant va a
analizar las diversas funciones de la razón en
una serie de obras: Crítica de la razón pura
de 1781 (sobre el ámbito del conocimiento),
Crítica de la razón práctica de 1788 (sobre el
ámbito de la acción) y Crítica del juicio de
1790 (sobre el ámbito de la sensibilidad o
estética).
3.1 La realidad en sí y sus representaciones fenoménicas
La educación universitaria de Kant estuvo marcada por el racionalismo dogmático de Wolff.
Posteriormente, la lectura del empirismo escéptico de Hume le sacudió y le hizo despertar del sueño
dogmático. El racionalismo promovía un conocimiento universal basado en contenidos innatos; el
empirismo defendía que la razón sólo actúa gracias a la experiencia y que el conocimiento no puede ser
nada más que probabilidad. Kant se dio cuenta de la encrucijada en que se encontraba la capacidad de
conocimiento del ser humano: el racionalismo se basaba en algo no contrastable (las ideas innatas); el
empirismo desembocaba en un conocimiento contingente (ni necesario ni universal). Así, sintetizando
ambas corrientes, Kant propuso resolver una pregunta fundamental: ¿cómo es posible el conocimiento?
Según el de Königsberg, los empiristas tenían razón al decir que sin experiencia no hay
conocimiento. Ahora bien, los racionalistas tampoco estaban completamente equivocados: no todo es
experiencia, sino que el sujeto que conoce aporta algo imprescindible para que sea posible este
conocimiento; esto es, el sujeto aporta una facultad de conocimiento concreta que recibe la información
del exterior de un modo determinado. El ser humano no se limita a recibir información, sino que construye
DetalledelaestatuadeIMMANUELKANTenKönigsberg,actualKaliningradoenterritorioruso.
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él mismo su imagen del mundo. Pongamos un ejemplo. El hombre no es como un negativo que,
pasivamente, se deje impresionar por la luz, sino que es más bien como una cámara fotográfica: su diseño
(tipo y profundidad del objetivo, potencia del flash, velocidad del obturador...) condicionará su reproducción
de la realidad. En definitiva, la constitución del sujeto le permite, pero al mismo tiempo le obliga, a
percibir y entender de una determinada manera aquello que le rodea.
Por ello Kant presenta una diferenciación ontoepistémica crucial: La realidad fenoménica y la
realidad nouménica (o realidad en sí). Según este autor, lo que conocemos no es la realidad objetiva,
sino aquello que ha pasado por nuestro filtro, por nuestra sensibilidad. A esta realidad que conocemos la
llamará fenómeno. El fenómeno es, por tanto, nuestra representación de la realidad externa del objeto
que la origina. Ahora bien, esta realidad que origina nuestra representación es denominada como realidad
en sí o nóumeno. Para acceder a ella, el sujeto tendría que salir de sí mismo y comprobar si el fenómeno
se corresponde con aquello de lo que, se supone, es representación. Imposible. Así que el noúmeno se
convierte en el límite del conocimiento, aquello que permanece misteriosamente inaccesible.
Consideremos la percepción cromática a modo de ejemplo: Los humanos tenemos una
determinada visión en color (en una escala que va del rojo al violeta); otros animales la tienen peor y otros
pueden ver unas frecuencias que nosotros no. Algunos incluso tienen sensibilidad a un mayor número de
colores que nosotros (infrarrojos y ultravioletas) ya que tienen un mayor número de pigmentos fotosensibles
en sus retinas. Cómo es la visión del mundo para esas criaturas es algo que no podemos ni imaginar. Por
tanto, un mismo objeto (noúmeno) será representado (fenómeno) de modo distinto para un humano y para
uno de esos animales. Según Kant, la facultad de conocimiento influye incluso de un modo más radical.
3.2 Los juicios científicos
En este marco, Kant, un entusiasta de la física newtoniana, quería encontrar el modo en que se
validan y legitiman los progresos de la ciencia de su época. Entonces, trata de encontrar cuándo y de qué
modo las argumentaciones resultan universales y necesarias (es decir, científicas). Estas
argumentaciones no son más que relaciones entre enunciados o juicios. Por ello, es preciso analizar
primero si sus juicios son científicos. O lo que es lo mismo: ¿qué condiciones tienen que cumplir estos
juicios, con los que se montan argumentaciones, para considerarlos científicos?
Kant considera que un juicio (el sol es el centro del sistema solar / el todo es mayor que las partes)
es un enunciado en el que se relaciona un sujeto (el sol / el todo) con un predicado (centro del sistema solar
/ mayor que las partes). Es decir, un juicio constituye la atribución de cualidades o propiedades a un
sujeto determinado. Si, además, pretendemos que sea científico, debe cumplir dos requisitos:
a) Ser extensivo: ampliar nuestro conocimiento del mundo.
b) Ser universal y necesario: válido en cualquier circunstancia y momento.
Así que según el de Königsberg los juicios podrán ser de los siguientes tipos:
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Criterio Según la extensión Según la validez
Tipo — Analíticos — — Sintéticos — — A priori — — A posteriori —
Características
No son extensivos:
no amplían nuestro
conocimiento. El
predicado se halla
comprendido en el
sujeto y especifica
una de sus caracte-
rísticas. Es decir, no
nos comunica nada
que no supiéramos.
Extensivos:
amplían nuestro
conocimiento. El
predicado aporta
nueva información
que no puede ex-
traerse del análisis
del sujeto.
Su verdad no de-
pende de la expe-
riencia. Podemos
saber que son cier-
tos sin recurrir a ella.
Por eso tienen vali-
dez universal y ne-
cesaria.
Su verdad depende
de la experiencia.
Hemos de compro-
barlos en ella. Por
eso no tienen validez
universal; son con-
tingentes.
Ejemplos
Los solteros son no
casados
La recta es la
distancia más corta
entre dos puntos
El todo es mayor que
las partes
La persiana está a
media altura
Pensando en los juicios propios de la ciencia, Kant se dispuso a establecer las combinaciones
posibles entre juicios. Los juicios sintéticos a posteriori amplían nuestro conocimiento pero no pueden ser
universales porque su verdad depende de la experiencia. Los juicios analíticos a priori tienen validez
universal pero no aportan conocimiento nuevo. Pero existe una tercera posibilidad: los juicios sintéticos a
priori, que amplían nuestro conocimiento y que gozan de validez universal. He aquí los juicios propios de
la ciencia. Kant dirá que este tipo de juicios serán posibles tanto en las matemáticas como en la física,
con lo que se muestra cómo estas disciplinas pueden ser científicas. Sin embargo, este tipo de juicios no
son posibles en la metafísica ya que de sus objetos de estudio no podemos tener ninguna experiencia
sensible. Ello significa que es imposible hacer de la metafísica una ciencia válida.
3.3 Postulados de la razón práctica
Teniendo en cuenta que el conocimiento científico de la metafísica es imposible, la posición
coherente al respecto es la agnóstica, esto es: asumir que no se puede afirmar con seguridad nada sobre
los objetos propios de la metafísica. Estos objetos o ideas trascendentales son para Kant el alma, el mundo y dios. Ahora bien, el ser humano no se limita a conocer, sino que también vive y actúa. Tal vez
estos trascendentales hallarán su lugar natural en el ámbito de la razón práctica. Tal vez lo que resulta
imposible para la razón teórica sea factible para la razón práctica.
Kant cae en la cuenta de que para poder hablar de moralidad hay que suponer que el ser humano
actúa con libertad. De hecho, al desarrollar esta cuestión, Kant encuentra que la realidad y la existencia del
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alma, del mundo y de dios se convierten en imprescindibles para que podamos hablar de moral. Por lo
tanto, concluye el de Königsberg, estas ideas trascendentales de la razón teórica han de entenderse como
postulados de la razón práctica, ya que son las necesarias condiciones de posibilidad para que exista la
ley moral. Los postulados son ideas de las que no tenemos ni podemos llegar a tener ninguna certeza, no
son evidentes ni demostrables científicamente, pero hemos de presuponer su existencia. En definitiva, los
postulados de la razón práctica resultan indemostrables científicamente, pero necesarios moralmente.
¿Cuáles son estos postulados de la razón práctica?
1º postulado
La libertad humana
2º postulado
La inmortalidad del alma
3º postulado
La existencia de dios
A pesar de que los fenómenos
naturales estén determinados
por las leyes de la naturaleza, y
aunque el ser humano forme
parte de ella, hay que presu-
poner la libertad humana. Ésta
implica la capacidad de esca-
par de ese determinismo y
poder decidir la propia
acción. Y, por mucho que esto
sea indemostrable, es nece-
sario presuponerlo para poder
hablar de responsabilidad y comportamiento moral.
Aunque no podamos asegurar
teóricamente la existencia del alma,
aceptar su inmortalidad se hace en la
práctica imprescindible para que
tenga sentido la exigencia de mora-
lidad. Resulta evidente que el com-portamiento correcto pocas veces
se recompensa. Únicamente si supo-
nemos la inmortalidad de nuestra
alma, la supervivencia después de la
muerte física, podemos confiar en
alcanzar la virtud máxima, y que sea
recompensada justamente con una existencia feliz.
Dios tampoco es una realidad
de la cual podamos tener una
experiencia sensible ni, por lo
tanto, ningún conocimiento.
Sin embargo, su existencia se
hace necesaria como última
garantía del sentido de la
existencia humana. Sólo dios,
en quien la virtud y la felicidad
se identifican, puede avalar
que los que se han hecho
dignos de felicidad la alcan-
cen.
4. EL FINAL DE LA MODERNIDAD
4.1 El comienzo del siglo XIX: De la revolución francesa a la restauración
Si tratamos de resumir los aspectos más importantes de la política occidental de la primera mitad
del siglo XIX, debemos nombrar el paso de la revolución francesa al imperio napoleónico, hecho que
calmó el terror de los años inmediatamente posteriores a la revolución. A pesar de todo, Napoleón mantuvo
muchos de los ideales revolucionarios contrarios al poder absolutista. Debido a la expansión francesa, en
Alemania, tras la intervención napoleónica de 1806, se llevó a cabo una reordenación de los Estados
germánicos, la Confederación del Rin, base del posterior estado nacional alemán. Contra estas acciones
progresistas que iban introduciéndose por los diversos países europeos, pervivían aún quienes trataban de
hacer retornar los antiguos valores monárquicos y conservar aquel tradicional orden social, económico y
político. Con la derrota de Napoleón en Waterloo en 1815, en varios países se llevó a cabo una
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Restauración (caso de Alemania. En el caso de España se vivió una involución con el regreso de Fernando
VII, quien derogó la Constitución liberal para instaurar un absolutismo; aún así, la Restauración española
llegó tras la primera república en 1874). Sin embargo, las ideas revolucionarias fueron avanzando en
Europa a lo largo del siglo y dieron lugar a revoluciones sociales y políticas. Si dirigimos nuestra mirada a
la recién constituida Estados Unidos, comprobamos que estas ideas revolucionarias y republicanas fueron
la base su creación.
4.2 Romanticismo e idealismo alemán
Por otro lado, el arte y la filosofía de
la época guardan, de nuevo, una íntima
relación. De hecho, se considera que el
idealismo, que se desarrolla sobre todo en
Alemania, es la expresión filosófica
característica de la época romántica. El
romanticismo es un movimiento artístico y
filosófico complejo, que se extiende desde
Alemania a toda Europa; es propio de fines del
siglo XVIII y perdura hasta mediado el XIX. Los
nombres propios más destacables de este
movimiento son los de los poetas Hölderlin y
Schiller (también filósofo), el músico Beethoven,
el pintor Friedrich o los filósofos Hegel y
Schelling. ¿Cuáles son los aspectos clave del
espíritu de esta época?
a) Inquietud, agitación, sentimiento de aflicción o de angustia: desazón y sed de infinito.
Deseo irrealizable de alcanzar la realidad infinita.
b) Anhelo de libertad, más de pensamiento que de acción.
c) Vivificación e incluso divinización de la naturaleza. Dejamos atrás la metáfora del reloj
natural y del dios relojero. En los cuadros de pintura de la época, se muestran paisajes
naturales imponentes y llenos de vida. En esta imagen romántica de la naturaleza, el
ser humano desaparece, o se hace minúsculo y en casi todos los casos se coloca de
espaldas y, como nosotros, los espectadores, se dedica a contemplar la naturaleza que
se presenta inmensa ante sí. El arte busca plasmar lo sublime.
d) Actitud más bien irracionalista o de sensibilidad pura: Se afirma el sentimiento, la fe, la
intuición o el arte como vías de conocimiento. Pero este irracionalismo no es más que
un nuevo paso en la racionalidad en cuanto que consigue hacer razonable lo irracional.
El idealismo asume la distinción kantiana entre entendimiento y razón: con entendimiento
Kant hacía referencia al pensamiento discursivo o científico en torno a lo determinado y
Elcaminantesobreelmardenubes,deCasparDavidFRIEDRICH(1818)
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concreto; y con razón, en cambio, hacía referencia a la tendencia natural a pensar
trascendentalmente. El idealismo, sin embargo, cuando asume esta distinción, identifica
la razón con el espíritu creador y libre que estructura, interpreta y da sentido.
4.2 Hegel (1770-1831). El idealismo absoluto
El pensamiento de Hegel es quizá el más significativo de todo el idealismo: es el idealismo
absoluto. Hegel reintroduce la dialéctica heraclitiana, aquella oposición y lucha de elementos
contrarios, pero con la particularidad de que en Hegel estos elementos opuestos finalmente se
reconcilian. Esta dialéctica es la ley del mundo, por la cual el universo se rige por un proceso de cambio y
un dinamismo general. Este proceso dialéctico tiene tres pasos en continuo devenir y constante
superación: una afirmación o tesis (que es la posición inicial); una negación o antítesis (que procede del
reconocimiento del opuesto que toda tesis o toda posición afirmativa contiene en su interior); y una negación
de la negación o reconciliación, o sea, síntesis (donde, en forma de unidad superior, acontece la
reconciliación de los anteriores ser y no-ser). Este proceso, según Hegel, es el que regula todo, tanto los
acontecimientos físicos como los racionales. Así que el universo en todos sus aspectos (tanto materiales
como ideales) se desarrolla históricamente como se desarrolla un organismo; en términos más hegelianos:
la historia puede equipararse al autodespliegue dialéctico del espíritu. Así, este espíritu se autodespliega
en el mundo a través de la historia hasta que alcanza la conciencia de sí mismo, y así seguirá hasta que
consiga alcanzar la síntesis definitiva: el espíritu absoluto. Ese momento se conoce como el fin de la
historia, ya que tras la síntesis definitiva no habría más posibilidad de despliegue dialéctico. En todo este
sistema hegeliano es decisivo el concepto de historia como proceso lineal y racional de superación.
Monjealaorilladelmar,deCasparDavidFRIEDRICH(1809)
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4.3 Arthur Schopenhauer: influencia en Nietzsche
Schopenhauer (1788-1860) es conocido por su intuición de la voluntad de vivir y por su teoría
pesimista y de la renuncia, muy influida por las ideas orientales del budismo.
Este filósofo reinterpretará la epistemología kantiana, al oponerse abiertamente al idealismo
alemán. No es ni el entendimiento ni la razón la mayor de las herramientas intelectuales, sino la
intuición. Ésta, como saber directo o inmediato que es, capta de modo profundo la realidad en sí. Sus
investigaciones le llevarán a asegurar que la realidad fundamental, presente en todo y en todo momento,
es la voluntad de vivir. Todo está al servicio de esta voluntad, incluida la razón. Se entiende mejor así el
título de su obra más importante: El mundo como voluntad y como representación (1818-1864).
Schopenhauer estaba presentando el mundo kantianamente pero de un modo renovado. El mundo como la
representación fenoménica de la realidad en sí, que ya no es un misterio oculto, sino que es la voluntad (de
vivir).
Dicha voluntad es un impulso universal ilimitado y nunca satisfecho que está presente en
todos los seres individualmente. La particularidad del ser humano en este caso es ser el único que puede
reconocer la imposibilidad de satisfacer esta voluntad, ya que es el único ser consciente de la fatalidad
de su propia muerte, que siempre acabará con las aspiraciones humanas. Así que la felicidad pasa a ser
imposible porque seremos seres de deseo siempre insatisfecho. La felicidad será puntual o superficial,
jamás esencial, y originada siempre por una carencia previa: por ejemplo, el placer de comer procede de
saciar el hambre; con lo cual el hambre es quien posibilita la felicidad y ha de volver a aparecer para
acceder a los momentos de felicidad efímera, haciéndose así inalcanzable la felicidad.
Para enfrentarnos a este hecho, Schopenhauer propone caminos para la liberación del dolor
como mejor salida. Uno de esos caminos será el arte; en este sentido realiza una jerarquía de las artes y
dirá que «el efecto de la música es mucho más poderoso y penetrante que el de las demás artes: pues
éstas solo hablan de la sombra, ella del ser», esto es, de la voluntad. La vía de liberación más elevada, no
obstante, será el ascetismo o la renuncia radical de la voluntad de vivir, al modo hinduista o budista.
Este ascetismo trata de negar las vanas ilusiones de la vida y de los deseos y satisfacciones corporales. De
hecho, nuestra existencia individual, al prolongar esa voluntad sin límites e insaciable, pensará
Schopenhauer, se hace incluso criminal. Ayudados por la renuncia ascética, la experiencia del sufrimiento y
la muerte podemos lograr enfrentarnos a ello y expiar nuestro pecado original, que es la culpa de la
existencia misma.
5. SIGLO XIX. EL PASO A LA FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA
A lo largo del siglo XIX comienza lo que hoy conocemos como filosofía contemporánea. Esta
nueva etapa perdura hasta mediado el siglo XX. En líneas generales, la filosofía contemporánea se ha de
entender en relación con Hegel. En realidad surge un pensamiento que reacciona contra el sistema
hegeliano, al mismo tiempo que muchos de sus análisis y planteamientos son desarrollados desde otras
perspectivas. Es característico de esta etapa la disparidad de enfoques, sistemas y escuelas, frente al
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desarrollo de la filosofía moderna, en cierto modo más lineal y uniforme (racionalismo, empirismo, Kant e
idealismo). Podemos hablar de corrientes como la marxista (o materialista), positivista, analítica, vitalista,
existencialista, personalista, sin olvidarnos del nacimiento de la teoría psicoanalista o del estructuralismo. Si
citamos algunos de los nombres propios que van a darse dentro de la filosofía contemporánea, no podemos
olvidarnos de Kierkegaard, Marx, Comte, Dilthey, Nietzsche, Freud, Husserl, Bergson, Ortega y Gasset,
Heidegger, Wittgenstein, Sartre, Adorno...
5.1 El siglo de las revoluciones
Volviendo al curso de la historia, los sucesos de las primeras décadas del siglo XIX no hacían más
que agravarse precipitadamente. Para entender el carácter social del siglo XIX, pues, tenemos que hablar,
sin duda, de la revolución industrial así como de las revoluciones liberales. Ambas tuvieron efectos muy
profundos en todos los aspectos de la vida europea. En primer lugar, la industria poco a poco se había ido
organizando en un nuevo sistema de producción: el capitalismo. Se pasó definitivamente de la
manufactura a la producción en fábricas. A ello contribuyeron diversas innovaciones técnicas como la
máquina de vapor. La estructura social sufrió alteraciones tanto en la conformación de sus grupos o clases
como en la relación entre ellos. Dos nuevas clases sociales aparecieron: la burguesía empresarial y el
proletariado. Poco a poco, estos grupos iban a chocar con la organización social del antiguo régimen, e
iban a ser claves en la detonación de las revoluciones sociales. A medida que van sucediéndose estas
revoluciones, se observa un progresivo distanciamiento entre las dos clases emergentes que, no
obstante, comenzaron unidas en la lucha. Las revoluciones más destacadas tienen lugar en 1830 (originada
en Francia y extendida por toda Europa); en 1848 (originada en Francia también, con la que se inicia el
movimiento obrero); y en 1871, la conocida como la Commune de París (que fue una revuelta
enteramente obrera que sucedió de nuevo en Francia).
En este contexto, dentro de las diferentes disciplinas de conocimiento, surgen corrientes con alta
carga social, económica e histórica. La urgencia de estas revoluciones sociales hizo que se dejara de
mostrar una preocupación cercana por lo ideal, para mostrar una preocupación más palmaria hacia cuestiones materiales. En este sentido, se desarrollan ciencias como la geología (Charles Lyell) o la
biología (Charles Darwin) apegadas a una concepción evolutiva o histórica. En filosofía surgen también
corrientes con evidente vocación política: dentro de la teoría liberal surgieron varias corrientes que van
desde el liberalismo económico de Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (1772-1823) hasta, por
ejemplo, el liberalismo utilitarista de Stuart Mill (1806-1873); otras líneas de pensamiento también surgen,
como el socialismo utópico de la primera mitad del XIX o los diferentes anarquismos ideados por autores
como Mijaíl Bakunin (1814-1876), Proudhon (1809-1865) o Kropotkin (1842-1921). Pero, por encima de
todos ellos, destaca Karl Marx, tanto por su profundidad filosófica como por la influencia que ejerce en la
historia posterior de Europa.
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5.2 Karl Marx (1818-1883)
Karl Marx nació en la región de Renania, en Prusia. Al
realizar sus estudios en Berlín entró en el círculo de la llamada
izquierda hegeliana (junto con Feuerbach o Stirner entre
otros): este grupo acogió con entusiasmo las enseñanzas de
Hegel, pero introduciendo un giro materialista a su idealismo.
Marx, de hecho, nunca fue alumno de Hegel; sin embargo
quedó asombrado con su filosofía, que utilizó de base. Tras
doctorarse y pasar brevemente por el periodismo, tuvo que
exiliarse a París, donde contactó con grupos demócratas y socialistas. Allí también conoció a los anarquistas Bakunin y
Proudhon, de quienes, por discrepancias ideológicas, se fue
alejando. Poco a poco aumentaba su implicación en
movimientos políticos. En 1848, Friedrich Engels y él
redactaron el Manifiesto comunista, texto breve y de sencilla
lectura que sentaba las bases fundamentales del movimiento comunista. Luego se trasladó a Londres,
donde se desarrollan el resto de su vida y obra. Allí trabajó en su obra El capital, del que tan sólo publicó el
primer volumen. Tuvo que ser su amigo Engels quien editara los otros dos volúmenes.
— 5.2.1 El materialismo histórico
Como hemos dicho, Marx siguió las enseñanzas de Hegel, sobre todo su sistema de despliegue
dialéctico: tesis, antítesis y síntesis, que se suceden como una serie de contradicciones internas. Hegel
propuso un desarrollo ideológico de la realidad: la realidad es el despliegue dinámico de la conciencia (a lo
largo de la historia). Esto quiere decir que la ideología es la que determina los sucesos de la realidad
concreta. ¿Qué hemos de entender por ideología aquí? Las creencias religiosas, las creaciones culturales,
las costumbres sociales o la misma moralidad. Según Hegel, por ejemplo, los cambios en los sistemas
políticos a lo largo de la historia de la humanidad dependen de la evolución de las ideas. De este modo,
Hegel opinaría que el sistema feudal de la época medieval procede de las ideas teológicas de la época; o
que los avances técnicos y políticos durante el Renacimiento proceden de un previo cambio de mentalidad
humanista. En resumidas cuentas: primero la idea; luego la materia.
Al integrar el grupo de pensadores de la izquierda hegeliana, Marx estaba asumiendo como suyo
el giro materialista en la doctrina de Hegel. Este giro supone que, a diferencia de Hegel, se defiende que
no es el espíritu, en su desarrollo, lo que construye la realidad y determina la historia, sino que son las
condiciones materiales de vida (concretas, sociales y económi-cas) las que marcan la forma de
pensar y la cosmovisión de un pueblo.
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Marx entonces dirá que lo más
determinante dentro de estas condiciones
materiales es el sistema económico de
una comunidad, esto es: la infraestruc-
tura. Esta infraestructura o estructura eco-
nómica (lo material) determina la
superestructura, determinante de la
conciencia social (cultura, normas morales,
instituciones, ideologías, costumbres…).
Infraestructura y superestructura conviven
en toda comunidad produciendo un tipo
concreto de sociedad; en lenguaje
marxista: un tipo concreto de modo de producción (feudal, mercantilista,
capitalista…). Así, Marx llega a culminar
una inversión completa con respecto al
idealismo de Hegel: primero la materia; luego la idea.
Volviendo la mirada hacia la estructura económica, ésta aparece constituida por las fuerzas
productivas y las relaciones de producción:
a) Fuerzas productivas: medios de producción (materia de trabajo y herramientas o medios
de trabajo) y fuerza de trabajo (energía del hombre usada en el proceso de trabajo).
b) Relaciones de producción: relaciones que se establecen entre los propietarios de los
medios de producción y los productores directos o trabajadores.
La forma en que éstas se conjuguen expresa una concreta organización de los individuos y de los
grupos de una comunidad. Ahora bien, las fuerzas productivas están en continuo desarrollo (qué
objetos explotar, qué técnicas utilizar o qué tecnología). Por lo tanto, cuando alcanzan cierto grado de
desarrollo entran en contradicción con las relaciones de producción existentes. Esta contradicción
interna de la propia estructura económica es la que, llegado el momento, genera la aparición de unas
nuevas relaciones de producción. Por tanto, lo que determina la estructura económica y, a su vez, todo el
modo de producción, o sea, lo que determina en el fondo la vida del ser humano en su conjunto, no es más
que las relaciones de producción de las fuerzas productivas.
Por lo tanto, siguiendo la concepción dialéctica hegeliana, Marx está proponiendo que los factores
fundamentales de un modo de producción (tesis) generan en sí mismo una serie de contradicciones entre
las relaciones de producción y los factores productivos, o sea, generan una serie de incoherencias
internas, dando a luz a su propio modo de producción opuesto, su negación (antítesis). Del
enfrentamiento entre ambos (revolución social) surge una estructura económica y social nueva
(síntesis). Así tenemos que el motor de la historia será la lucha de clases, ya que la contradicción que
origina todo este movimiento se da en las relaciones de producción entre las clases propietarios y las de
trabajadores no propietarios. Pero esta lucha de clases no parará con la primera síntesis. Esta síntesis es la
CaricaturarealizadaporEngelsdelgrupodejóveneshegelianoshacia1842.EnellaestánrepresentadosMaxStirner,EdgarBauer
oArnoldRuge.
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negación de la negación y, por lo tanto, resulta una afirmación o reconciliación de nivel superior. Ahora
bien, esta síntesis, al ser instaurada como nueva tesis, vuelve a generar todo el proceso: tesis, antítesis y,
de nuevo, síntesis. ¿Cuándo podrá alcanzarse el fin de esta historia, el fin de lo que hace que avance
nuestra historia?
En primer lugar se ha de subrayar que el dinamismo de la realidad es consecuencia de la
contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción; en segundo lugar, se ha
de convenir según lo expuesto que la historia de la humanidad se fundamenta en la oposición y la
superación consecutiva de diferentes modos de producción, o lo que es lo mismo, de diferentes
infraestructuras, o lo que es lo mismo, de diferentes tipos de relaciones de producción con respecto a
las fuerzas productivas. De ahí que el marxismo sea considerado como un materialismo histórico, ya que
son las condiciones materiales, con sus tensiones, las que hacen avanzar la historia en un proceso de
confrontación y superación. El único modo de alcanzar la síntesis definitiva, el final de la historia, la
superación última de toda contradicción, será alcanzando una relación productiva de colaboración, sin
propiedad privada de los medios de producción, sino colectiva. Esta síntesis, según Marx, vendrá a ser el
modo de producción socialista.
— 5.2.2 La alienación
El término alienación, del latín alienus, etimológicamente significa ajeno, que pertenece a otro. El
uso filosófico de esta idea se lo debemos sobre todo a Hegel y Feuerbach. Éste lo usaba para explicar el
fenómeno religioso como algo que supone para el ser humano la pérdida de sí mismo, la renuncia a su
propia naturaleza en favor de la de un ser ajeno, esto es, Dios. Esta idea es recogida por Marx.
Sin embargo, para él también se da alienación en lo social, lo político, lo filosófico y, por encima de
todo, en el trabajo. En este último caso se da la pérdida de uno mismo y la conversión en objeto
(reificación o cosificación), en mercancía. El trabajo, dice Marx, es natural y esencial en el hombre. El
trabajo no sólo es necesario para la subsistencia sino
que humaniza, ya que posibilita la realización personal.
Por el contrario, el trabajo asalariado en la sociedad
capitalista hace que el producto se mantenga externo al
trabajador, quien deja de tener implicación en lo que
produce, y así su producto no le pertenece. Se da así
una desconexión entre producto y sujeto productor.
Este fenómeno consigue que el hombre se sienta
convertido en cosa entre las cosas, en medio de
producción entre los medios de producción, en parte del
capital de los propietarios de los medios de producción:
en una mercancía sin naturaleza humana.
ImagendeCharlesChaplinextraídadelapelículaLesTempsModernes,1936
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— ACTIVIDADES. UNIDAD 7 —
Guía de comprensión lectora
1. ¿Podrías dar una definición o explicación de los conceptos inmanencia y trascendencia tras Spinoza?
2. ¿Dónde se sitúa geográficamente el empirismo moderno?
3. ¿Cuáles son los tres aspectos esenciales del empirismo moderno?
4. ¿Por qué se dice que la teoría contractualista es una metáfora filosófica?
5. ¿Cuáles son las tres etapas de las teorías del contrato social?
6. Explica el estado de naturaleza.
7. Explica el método inductivo que utilizó Newton.
8. ¿Cuál es la nacionalidad de Newton? ¿Con qué corriente o método filosófico podrías relacionarlo?
9. Raíces de la Ilustración.
10. ¿Qué país tuvo mayor protagonismo en la Ilustración? ¿Qué sistema de gobierno dejó atrás?
11. Explica los conceptos de heteronomía y autonomía en Kant. ¿Cuál es el papel de la educación en ellos?
12. Cita las tres obras principales de Kant. ¿De qué va cada una?
13. ¿Cuál es la importancia de la constitución del sujeto en la teoría del conocimiento kantiana?
14. Según Kant, ¿podemos conocer cómo es la realidad en sí o el noúmeno?
15. Define brevemente fenómeno y noúmeno dentro de la filosofía kantiana.
16. ¿Qué son los postulados de la razón práctica? ¿Cuáles son?
17. Cita las tres etapas del proceso dialéctico de Hegel.
18. Explica qué implican la intuición y la voluntad de vivir de Schopenhauer con respecto a Kant.
19. Definición de voluntad de vivir y, en consecuencia, de los seres humanos.
20. ¿Qué son las vías de liberación del dolor? Cita dos a modo de ejemplo.
21. Características de la filosofía contemporánea.
22. ¿Qué dos grandes tipos de revoluciones tuvieron lugar en el siglo XIX?
23. ¿En qué modo se dice que la relación entre burguesía y proletariado evolucionó a lo largo de las
distintas revueltas del siglo XIX?
24. Cita dos obras de Marx y los dos pensadores más influyentes en su vida y obra.
25. ¿Qué construye la realidad y determina la historia según Marx?
26. ¿Qué son y cómo se relacionan la infraestructura y la supraestuctura? ¿Qué conforman juntos?
27. Características de los dos grandes factores que constituyen la estructura económica.
28. ¿Por qué son tan importantes las contradicciones en la estructura económica dentro de la percepción
marxista de la historia de la humanidad?
29. Según Marx (y Hegel), ¿qué ocurriría al final de la historia? ¿Se extinguiría la vida humana?
30. Cita dos características antropológicas del trabajo según Marx.
31. Explica con tus propias palabras qué es la alienación en el trabajo usando los conceptos de mercancía,
producto y naturaleza humana.