1 fronteras y convergencias disciplinarias métodos de...
Embed Size (px)
TRANSCRIPT

1
Fronteras y convergencias disciplinarias
Métodos de investigación y problemas de rigor científico
Judit Bokser
Las Ciencias Sociales Hoy: Cruzando Fronteras.
Especialización y complejidad conducen a explorar el carácter multidimensional de la
realidad desde perspectivas que alientan la convergencia y el traslape disciplinario. La
suma de acontecimientos ha propiciado la respuesta de diferentes comunidades científicas,
no sólo en la evaluación de los cambios y sus consecuencias, sino en los métodos y las
categorías empleadas para su comprensión. Es en esa lógica que se ha hecho presente la
exigencia por revisar las propias fronteras del conocimiento.
Junto al pluralismo derivado de la diversidad disciplinaria y teórica que las caracterizan,
destaca una doble tendencia en su desarrollo. Por una parte, la especialización y
diversificación de las disciplinas, que se ha manifestado en una permanente depuración
teórica y analítica,en una mayor especificidad en los instrumentos y técnicas de
investigación y análisis. y en un perfil específico más definido. Por la otra, una creciente
interacción entre las disciplinas, intensas conyergencias y cruces disciplinarios derivados de
la revisión de las fronteras del conocimiento disciplinario y de los paradigmas teóricos, para
enfrentar con recursos conceptuales renovados los profundos cambios de la realidad.
En efecto, si bien el conocimiento social transita con reconocido éxito en los ámbitos
disciplinarios, son los encuentros en las fronteras del conocimiento los que hoy por hoy
alientan los logros y aciertos de nuestras disciplinas y permiten su desarrollo. Al tiempo
que la idea de un sólo universo cognoscitiYo queda superada y se hace necesario pensar en
una diversidad ele universos que afloran, las interacciones y convergencias entre ellos se
ven crecientemente reforzadas.
Las profundas transformacÍones en las rt'aliclacks sociales y políticas de esk' nuevo siglo,

2
los intensos cambios culturales y los nuevos desafíos se reflejan necesariamente en el
propio auto-cuestionamiento del saber. La acelerada redefinición de fronteras, tanto
materiales como culturales, externas como internas, ha incidido con diferentes ritmos e
intensidades en la exploración de las propias fronteras del conocimiento.
Las ciencias sociales forman parte de un horizonte mundial en el que convergen las
transformaciones de lo social y lo económico, lo político y lo cultural que al tiempo que
alteran las formas organizativas prevalecientes, también afectan supuestos básicos de los
saberes disciplinarios y sus formas de institucionalización.
Las últimas décadas en el mundo han significado el surgimiento de tendencias y dinámicas . . .
que eXIgen nuevas aproxImaClOnes.
Los procesos de globalización en sus diferentes paisajes y alcances, no son homogéneos ya
que se dan de una manera diferenciada en tiempo y espacio, con desigualdades territoriales
y sectoriales. Tienen, además, un carácter multifacético, en la medida que convocan lo
económico, lo político y lo cultural, así como las interdependencias e influencias entre estos
planos; multidimemional, porque se expresan tanto en redes de interacción entre
instituciones y agentes trasnacionales, como en procesos de convergencia, armonización y
estandarización organizacional, institucional, estratégica y cultural; y contradictorio, porque
se trata de procesos que pueden ser intencionales y reflexivos, a la vez que no
intencionales, de alcance internacional a la vez que regional, nacional o local.
Todos estos planos de manifestación de los procesos de globalización someten a prueba a
las formas de organización social y política tradicionales y modernas, lo que ha obligado a
la teoría social a discutir las bases mismas sobre las que se han construido estos
ordenamientos. Y discernir los nuevos núcleos que ocupan el centro de la discusión teórica
y de los desarrollos prácticos, abriendo ejes de indagación que cuestionan, amplían y
asimilan las formas de pensamiento social y político que mantuvieron una legitimidad y
presencia institucionalizada. 1
1 Véase IZalf Dal1rendorL [a C/{oc!m(um de! Círculo .(jJicllcs(or el'Olll!lllico, co!Jesión social,' libcrtad pO!Ílica). 1\k\ico, Fondo de Cullura Económica, 1996: ji. \liIIll:r y IZ. Kehone:, IIItt'rnatio/luli::atioll (flld DOlIJcstic Politic.\, Cambridge, Cambridge UI1i\l'I'sily Press. 1995; fv1. Waters, Globa!i::(I(ioll, Londres, Routleclge, ]995,

3
La búsqueda de nuevos registros conceptuales se intensifica para dar cabida en sus
respuestas a aquellos focos de ordenamiento que atraviesan más de un ámbito de la
compleja realidad contemporánea.
La(s) interrogantes que confrontan de diferentes comunidades científicas radican no sólo
en la evaluación de los cambios y sus consecuencias, sino en los métodos y las categorías
empleadas para su comprensión. Entre los márgenes de constitución de nuevos paradigmas
políticos y sociales y la revisión de los paradigmas científicos, las ciencias sociales
enfrentan nuevas tareas: objetos móviles y fenómenos emergentes; espacios que se amplían
o estrechan según se centre la atención en referentes diversos y plurales, abriendo un
ejercicio conceptual difícil pero planteando fOffi1idables retos para la imaginación, la
apertura y la renovación.

4
Fronteras y Convergencias disciplinarias
Especialización y complejidad conducen a explorar el carácter multidimensional de
la realidad desde perspectivas que alientan la convergencia y el traslape disciplinario,
revisando las propias fronteras del conocimiento.
Ciertamente el estatuto científico de las ciencias sociales ha pasado y pasa por la
delimitación de un área de trabajo propia; ésta también resultó en aislamientos y
fragmentaciones que en años recientes ha merecido una serie de esfuerzos teóricos y
prácticos orientados a la construcción de nuevos diseños de estudio e investigación en los
que la transdisciplina, la interdisciplina, y la multidisciplina han ganado espacio tanto en
ámbitos institucionales como en el lenguaje cotidiano de diferentes comunidades
científicas.
Los márgenes ampliados de encuentros e interacciones globales héln conducido a
repensar el carácter histórico y por ende modificable de las fronteras que delimitan la
diferenciación cognoscitiva y disciplinaria.
Al igual que las fronteras geopolíticas y materiales han dejado de verse como datos
naturales, las cognoscitivas son relativizadas y sometidas a cuestionamiento en términos de
su condición científica y su potencialidad heurística.
Uno de los aportes que marcó pauta -el informe de la Comisión Gulbenkian para la
Reestructuración de las Ciencias Sociales- se centró en la especialización y división
disciplinaria del conocimiento enfatizando el carácter histórico del proceso, resultado de la
acumulación del saber (Wieviorka-mutaciones)
A pesar de que, al igual que todo modelo de diferenciación, las fronteras de! conocimiento
son vistas como un dato natural, autoevidentes o bien inherentes a la naturaleza misma de
las cosas o del saber, su creación es una decisión social llena de consecuencias en lo que a
asignación de poder y recursos se refiere. Más aún, en la medida en que son creadas,
pueden ser modificadas.
La creación ele fronteras en la investigación social no es antiguJ. Hasta 1750 erati
virtualmente inexistentes y a pesar que clesde entonces y hasta 1850 S(' hicieron esfuerzos
.":'1

5
por demarcarlas, éstos fueron limitados. Sólo en el lapso que va de 1850 a 1914
emergieron y se cristalizaron las fronteras actuales, adquiriendo mayor firmeza en el
período de 1914 a 1945. Las categorías que triunfaron reflejaron los tiempos. También lo
hicieron las grandes antinomias o fisuras que condicionaron su desarrollo. Wallerstein
analiza el condicionamiento histórico de las principales antinomias que han operado como
ejes delimitativos-constitutivos de las ciencias sociales: pasado-presente; occidente-no
occidente; Estado-mercada-sociedad civil. 2
Quiero señalar que en el análisis del modo como alrededor de ciertos ejes se configuraron
las diferentes disciplinas, este enfoque privilegió la función social de las diferenciaciones
2 Cabe señalar que en el análisis del modo como alrededor de estos ejes se configuraron las diferentes disciplinas: la historia y las cienl:ias sociales nomotéticas, Wallerstein privilegia la función social de las diferenciaciones y especializaciones disciplinarias por sobre los argumentos teóricos o metodológicos. ( y estos últimos tienen un peso serio que debe ser atendido). Así, a título ejemplar, la especialización temporal se explica por el contexto y su época: en la consolidación del Estado nacional liberal europeo, la orientación al pasado basada en el prejuicio ideográfico fue instrumental para la creación de identidad nacional; por su parte, las ciencias sociales con su prejuicio nomotético, se adaptaron a las políticas de planeación, instrumento esencial al racionalismo reformista. En la misma lógica el autor analiza las otras dos antinomias en el marco de la expansión capitalista la una y del propio principio de diferenciación autoconstitutivo de la modernidad, la otra. Así, atendiendo al binomio Occidente-no occidente, W. analiza el modo como en el marco de la expansión capitalista y de las necesidades de conocimiento de las potencias imperiales en su expansión fuera de Occidente, emergerá la antropología y los estudios orientales. La ampliación de las areas de atención del conocimiento responde a la ampliación geopolítica del mundo.Por último, la diferenciación en el seno de las disciplinas nomotéticas - economía, ciencia política y sociologíaatiende al eje Estado-Mercada-Sociedad Civil, producto de una concepción liberal y se inserta en el propio discurso autoconstitutivo de la modernidad- la diferenciación y especialización.
Ahora bien, en la medida en que las fronteras disciplinarias son históricas, los sucesivos desarrollos han cuestionado progresivamente la eficacia de la diferenciación consolidada en la primera mitad de este siglo. La expansión, tras la segunda posguerra, del sistema universitario condujo a una búsqueda de desarrollos cognoscitivos y de nichos temáticos fuera de las tradicionales fronteras disciplinarias. A su vez, el contexto de la Guerra Fría "Ientó los estudios regionales. conduciendo a nuevos replanteamientos; l:l rC\'olución de 1968 se sumó al cuestionamiento ele i:ls rígidas divisiones disciplinarias al alentar la emergenciil ele investigación de los "grupos oh'idados" y ek lus estudios culturales. Todos cstos desarrollos lun gcnerildo un vasto desdibujamicnto de las fronteras.
;

6
y especializaciones disciplinarias por sobre los propios argumentos teóricos o
metodológicos asociados a ellos. 3
Es factible recuperar propuesta: si bien las ciencia sociales no parecen estar listas para una
reestructuración de fronteras- que incluiría también la revisión de los límites entre éstas y
las humanidades, por una parte, y las ciencias naturales, por la otra- deben abrirse a una
seria y amplia revisión y discusión de esta cuestión de las fronteras. Los tradicionales ejes
de escisión -así como el divorcio entre lo global y lo local o lo macro y lo micro- resultan
ser poco plausibles en el mundo de hoy. El cuestionamiento de su valor heurístico se
confronta con el hecho de los limitados avances de la multidisciplinariedad -basada en todo
caso en el reconocimiento de las fronteras disciplinarias existentes- por lo que la propuesta
formulada el traslape(overlapping) entre las disciplinas y la convergencia en grupos de
estudio temporales, ajenos a los rigores derivados de su institucionalización.4
La historicidad de las fronteras se ha constituido en una preocupación creciente en las
ciencias sociales. Ha sido abordada desde una perspectiva eminentemente teórica
enfatizando la primacía de las fronteras (una ontología procesual, la relación e interacción
entre fronteras y el surgimiento y desaparición de entidades sociales (Andrew Arbot ,
"Things of Boundaries": Social Research) Las fronteras, entendidas inicialmente como
espacios de diferencia, permiten analizar el surgimiento de las entidades sociales a partir
de la delimitación de las mismas por los actores sociales: guía el análisis del papel que
aquéllas han jugado en la configuración histórica de campos profesionales. Concebida toda
organización como un conjunto de transacciones ligadas a una unidad funcional que alberga
estas transacciones, el énfasis en el carácter procesual de los desarrollos sociales privilegia
3 Este Immanuel Wallerstein (coord.), Abrir los Ciencias Sociales, México, Siglo XXI, 1996; Véase también lmmanuel Wallerstein, "Wilat Are We Bounding, and Whom, When We Bound Social Research?", en Social Reseal'ch, Nueva York, Ne\\ Scl100l for Social Research, vol. 62, núm. 4, invierno de 1995. 4
Muchos los autores que coinciden en enfatizar el carácter cultural e histórico del establecimiento de fronteras disciplinarias. Hasta la década de los 70 cada disciplina social aceleró la separación de una parte del mundo sociopolítico como su el objeto de su atención analítica: el estado, la economí:l, b estructur:l social, las relaciones internacionales. promo\'iendo iJ visión de la realidad en ámbitos estrictamente diferenciados y el desarrollo de las clisciplin:ls específicas. Esta eslructuracil'lIl no parece ser ni la mús aclecuaciJ ni la más coherente al mundo ele hoy. "Mientras qll<2 la especialización n() necesita siempre debe conducir a L1 fragmentación del conocimiento, esto parcce ser ll) que IJa sucedido en las ciencias sociales ... (Held. p..().

7
el carácter fundacional de las fronteras: como espacios de.diferencia en un momento inicial
y en su carácter topográfico explícito posteriormente. Entre ambos, Arbot explora los
procesos de constitución de las entidades sociales, su perdurabilidad y estructuración en los
márgenes de su diferenciación constitutiva. Esta visión aporta elementos particularmente
interesantes para la comprensión de la historicidad de la constitución de los campos de
conocimiento y de las disciplinas, lo que a la vez que contribuye a ampliar las perspectivas
analíticas de los procesos de diferenciación, minimiza cualquier tenor voluntarista en la
reflexión contemporánea acerca de las ciencias sociales. (((Similitud con las fronteras
étnicas- Frederick Barthes- identidades colectivas que se definen en los encuentros)))
No puede uno desconocer otras dimensiones que se suman al cognoscitivo;
institucional y la comunidad de científicos que la generan, producen, vehiculan...
Un aspecto central a la construcción histórica de las fronteras, aquel que se desprende de la
organización social de la vida académica. Tal como se manifiesta en los ordenamientos
institucionales de facultades, departamentos y centros, bibliotecas, editoriales o bien
publicaciones refleja la organización sociomental del mundo en general y de la identidad
académica en particular. Analizando el papel determinante de la delimitación de fronteras
en la construcción de identidades, y coincidiendo con la dimensión procesual de la
construcción de áreas del conocimiento y campos científicos y profesionales, es necesario
poner de manifiesto el modo como la construcción de una identidad es un proceso creativo
que activamente esculpe diferentes campos mentales más que identificar pasivamente los
naturales ya existentes. Desde esta óptica ('"The Rigid, the Fuzzy and the Flexible: Notes on
the Mental Sculpting of Academic Identity", de Eviatar Zerubawll En éste se atiende
analiza el mapeo espacial de diferenciación del conocimiento en disciplinas. campos y
áreas supuestamente rodeadas por murallas mentales, mismas que acentúan su distancia y
las convierte a nuestros ojos en islotes aislados. Esta úsión, sostenida por una "mente
rígida", refuerza campos delimitados y aislados por sobre los encuentros y las
interacciones, la compartamentalización del mundo y de los saberes por sobre los
acercamientos.
En lo que respecta a la vida académica. esta visión ha generadl) senos problemas:
aislamiento disciplinario. \isi,)ncs parroquiales. fronteras inaIlllJ\il,ks :' cerra/ón. lo que ha
inhibido la propia crcati\·icbd. IZccol1ocicnclo la ncccsid~lLl. sin c'Illbargo ele ciertos

8
mecamsmos y procesos de estructuración y delimitación, la alternativa propuesta para
construir la identidad académica no es la de una actitud ligera sino la de una mente
flexible. A partir de ésta será factible construir un entorno académico a la vez ordenado y
creativo, estructurado, de apertura mental y sujeto al cambio. Una identidad académica y un
mundo en los que la especialización no se traduce en aislamiento, en los que las estructuras
tienen fluidez, en los que el rigor no deviene rigidez. Consciente de la oposición que esta
demanda genera en las instancias institucionales y corporativas prevalecientes, Zerubavel
descubre un gran benefício en ayudar a recordar que las amplias divisiones intelectuales
que supuestamente separan los campos y áreas científicos son fragmentos de nuestra
mente, lo que resulta ser una reflexión más honesta y congruente con las fornlas ambiguas
y fluidas de organización del mundo que nos ha tocado vivir.
Amplio espectro de trabajos autorreflexivos generados por las ciencias sociales en un
momento en que la intensidad y celeridad de los cambios conducen a la necesidad de
atender tanto las nuevas manifestaciones de la compleja vida social como los instrumentos
conceptuales con los que deberán abordarse. La diversidad de ópticas disciplinarias y de
perspectivas teóricas así como de los niveles mismos de elaboración de los diferentes
trabajos reflejan la variedad, novedad y efervescencia de la reflexión que hoy acompaña a
las ciencias sociales. La pluralidad de enfoques, denota la madurez alcanzada por un saber
que se asume a sí mismo como objeto de reflexión y que encuentra en este ejercicio un
prerrequisito para su desarrollo ulterior.
En su conjunto, los desafíos de convergencia, interacción, traslapes, hibridación
disciplinarios responden. como señalamos, a la dinámica de la dimensión cognitiva, a su
organización y a las comunidades epistémicas.
En el saber contemporáneo asistimos, de acuerdo ti Mattei Dogan. a dos tendencias
simultáneas.5 Por una parte, al igual que la mayoría de las universidades (instituciones que
se desenvuelven entre la vanguardia del conocimiento y el peso conservador de la
institución) la docencia, los nombramientos, las carreras docentes, se ajustéln él las fronteras
disciplinarias. Por su lugar central en la transmisión del saber a nuevas generaciones, las
5 Mattci Dogan. "Las l1uc\'as ciencias sociales: grietas en las murallas ele las disciplinas", 2001.
--~-------~--------
•• ~,j

9
disciplinas ocupan un lugar preponderante y se perpetúan en las universidades. Cada
disciplina defiende celosamente su soberanía territorial.
Paralelamente, en el ámbito de la investigación, las fronteras de las disciplinas están en un
creciente entredicho, sujetas a un serio cuestionamiento. En concordancia con nuestros
argumentos iniciales, las fronteras de las disciplinas tradicionales ya no corresponden a los
cambios de la realidad y exigen una creciente interacción, ni dan cabida a la complejidad,
ramificaciones, derivaciones, bifurcaciones, a la gran diversidad de conocimiento
desplegada en su seno por las comunidades científicas.
Desde una óptica cognoscitiva, " ... en la investigación científica el aumento de las
especialidades fisura las disciplinas académicas, cuyos perfiles están convirtiéndose en
artificiales y arbitrarios. Entre disciplinas vecinas hay espacios vacíos o terrenos
inexplorados en los que puede penetrar la interacción entre especialidades y campos de
investigación, por hibridación de ramas científicas. En paralelo a la distinción entre
enseñanza e investigación discurre la distinción entre disciplina y especialidad".6
Como adecuadamente se ha afirmado, ambas son "agrupaciones laxas de científicos
consagrados a problemas similares y que se identifican a sí mismos, son identificados por
otros como personas que trabajan en la división menor, social y cognitivamente definida
como especialidad y así denominada". Mientras que las especialidades son
comparativamente pequeñas y fluidas, las disciplinas son más estables e institucionalizadas.
Sin embargo, los miembros de las especialidades son conocidos por los demás o conocen
mutuamente su labor, en mayor medida que las investigaciones efectuadas en las
respectivas disciplinas considerada en su conjunto. 7
El desarrollo del conocimiento en las ciencias sociales se caracteriza por una importante
ramificación teórica, que ha permitido la confrontación de perspectivas, la flexibilización
de enfoques y la propuesta de corrientes altemativas 8
6 Ibid.
7 Harriet Zukennan, "The Sociology of Science", en N, Smelser (eel.). HOlldbook ofSociology. • Bcvcrly Hills, Sagc Publications. 1988.
8 Véase, por ejcmplo: Alfredo Andr::1cle (editor): Perspectivas teóricas contemporáneas de las Ciencias Sociales, l\l~xico. l..JNAi\'l, 1999. Isiclro Cisncros: "Nuevas \'¡as entre Teoría y Ciencia
PoI ítica", en: Jud it Bokser (coord,): Estado actual de la Ciencia Política. !\lcmorias del Congreso Nacional de Ciencia Política, ¡vléxico, UAM-lrT:, 1996.

10
En esta línea, como señalan Matei Dogan y Robert Pahre, en su ya clásico estudio Las
nuevas ciencias sociales. La marginalidad creadora, 9 la innovación en las Ciencias
Sociales se da con mayor frecuencia y con resultados crecientes en la intersección de las
disciplinas, como resultado de la recombinación de las mismas en campos de
conocimientos híbridos. En esta línea si bien la acumulación de conocimiento se ha dado
originalmente en el centro de cada disciplina, la "densidad cognoscitiva" en el núcleo del
objeto de estudio propio de cada disciplina ha llegado a su límite, lo cual ha saturado su
potencial explicativo. En este sentido, el centro de cada disciplina se ha expandido a su
periferia y los investigadores que buscan espacios innovadores se introducen,
necesariamente, en campos disciplinarios vecinos; es precisamente en estos cruces
disciplinarios periféricos donde, según Matei y Dogan , las innovaciones cognoscitivas
aparecen con mayor frecuencia y con resultados más importantes) O En el seno de las
ciencias sociales, visto como archipiélago, puede haber, variando de acuerdo a su
definición o adscripción institucional de lOa 15 disciplinas académicas, pero centenares de
especialidades, campos, subcampos y áreas. 11
Si bien las líneas entre especialidades dentro de las disciplinas son herméticas, en cambio y
paradójicamente, las fronteras entre las disciplinas académicas están abiertas. Por ello, tal
vez 10 más interesante en los últimos años es el tránsito entre las disciplinas, los puentes
entre éstas y la convergencia de disciplinas asentadas en nuevos ámbitos, precisamente
junto a un intenso proceso de hibridación de especialidades, entendida esta última como
combinación, convergencia "recombinación del saber en nuevos campos especializados".
12
9 Matei Dogan y Roberi Pahre: Las nuevas Ciencias Sociales. La marginalidad creadora, México, Grijalbo, 1995.
10 "Los dominios de investigación donde no se establecen intercambios con campos localizados más allá de la disciplina madre, se estancan. La investigación monodisciplinaria sobre 1In objeto de estudio determinado experimenta rendimientos decrecientes y, a partir de cierto punto, requiere de influencias externas para reactÍ1'arse....A fin de representar e interpretarla complejidad de las situaciones rea1es, f¡oy que saber rebasa/' continuamente los límites tmdiciono1es de las ciencia sociales. JI, pg. 83. 11 Viel. lV!atlci DOg¡¡il : Robert Pohre, Las NlIcl'O.\' Cienciu.\' Socia!c.\ La ¡\!Ulgino!idad Creadora, i\1éxico, Grijalbo, 1993.
12 Mattei Dogan. O}). ('ir, p. 12 : M. Dogan y R. Pahre, Op. Cir.

11
El mapeo real del conocimiento científico hoy ilumina la importancia de los subcampos
nacidos al recombinar segmentos de disciplinas anteriores" 13
En efecto -en el marco de un desarrollo intelectual cada ve más complejo y fragmentado
es en su propia diversificación interna donde las disciplinas sociales generan encuentros
mutuos y cruces de fronteras, tanto a través de las síntesis y combinaciones producidas en
el debate entre ellas como asimismo en sus aportaciones mutuas (conceptuales y
metodológicas).
Nuevos híbridos también desarrollan fronteras que son modificables. Junto a la
creación de nuevos saberes se van creando nuevas comunidades que se acercan por la
especialización y si bien la tendencia a compartimentos estancos existe, las interacciones
disciplinarias abren nuevos puentes.
Los cambios en la Ciencia Polftica
Al igual que otras fornlas del saber social, la ci~ncia política se ha desarrollado por medio
de la interacción de dos ejes fundamentales: el primero, conformado por los cambios en el
propio objeto de estudio, esto es, en la realidad política -sus estructuras, instituciones,
prácticas, procesos, procedimientos, sujetos y acciones, significados y sentidos-; el segundo
por la dinámica específica de la indagación científica y teórica que se reconstituye ante
estas transformaciones. El cambio en la lógica de organización del pensamiento político y
de la investigación política obedece a un permanente diálogo entre las diferentes teorías,
sean precedentes o contemporáneas; este diálogo configura el arsenal conceptual y
metodológico que constituye a la política como ciencia.
La producción científica hoy se nutre necesariamente de ópticas teóricas diversas
que se fomlulan desde múltiples contextos y condiciones geopolíticas y culturales, que a la
vez que reconocen su condicionamiento particular, cuestionan sus alcances. El llamado
parece orientarse a una visión que conjunte los esfuerzos teóricos que emergen desde
regiones divcrs8s que en su aislamiento -que no especificidad- impiden recuperar una
rei1c;-.;ión integrador.!. AsL autores como Samue! Huntington y Robert Kaplan han
13 Ob. Cit.. pg. 84.
:

12
planteado que los problemas globales ocupan la agenda contemporánea de la indagación
política y social; a su vez, estudiosos como Robert Bates y Chalmers Johnson sugieren
rebasar la atención puesta en lo único y lo distintivo y buscar regularidades más amplias en
el horizonte de la globalización. De allí que los estudios centrados en áreas geopolíticas han
sido cuestionados ya sea en términos de limitaciones conceptuales, ya sea por reflejar un
ordenamiento mundial derivado de la Segunda Guerra Mundial e inoperante ante la nueva
realidad. 14
Los esfuerzos teóricos invitan entonces, a replantear los supuestos prevalecientes en
el campo de una ciencia política en reformulación. De ese modo los procesos de interacción
ampliada entre países, regiones y actores, han sido elevados a conceptos, designando
segmentos de realidad distintos y en ocasiones opuestos a los esquemas prevalecientes en la
posguerra. Surgen así enfoques que además del desbordamiento del mundo bipolar plantean
el desdibujamiento de dinámicas y figuras propias de la modernidad; esta discusión
alcanza el estudio y la investigación política en nuestro país. 15 El estudio de los sistemas
regionales en la dimensión de los nexos económicos y en la generación de procesos
societales de identidad y acercamiento mantiene una distancia con el planteamiento de una
globalización homogeneizante, evitando desatender la importancia del lugar y de la
especificidad; así entendida, la globalización no neutraliza la importancia del lugar ni lo
condena a ser in'elevante, sino que replantea su conforn1ación y refuerza la necesidad de
14 Véase Jacob Heilbrunn, "The News From Everywhere: Does Global Thinkimg Threaten Local Knowledge? Lingua Franca, vol. 6, núm. 4, mayo-junio 1996, pp. 49-56.
15 De este modo se han hecho presentes análisis del modo como lo político y el sistema político nacional, tal como se configuraron en la modernidacl, están perdiendo forma y sustancia en favor de nuevos fenómenos políticos de naturaleza supranacional Tanto ]a globalización como la regionalización supranacional, entendidas como tendcncias complementarias y autolimitativas, plantean nuevas formas ele organización política y estatal mundiales y regionales. Ello se manifiesta en el estudio de las tendencias a la integración regional supranacional -que incorpora a los países en sistemas regionales con el propósito de incrementar sus \'entajas internas y sus concliciones dc inserción en la Jl1undialización-, e indaga las conformación ele estos sistemas regionaks. Este anúlisis se ubica en el seno de las aportaciones de autores como David Held, Robert Fossaert e lI11lJli1nuel \\'allclstcin, entre otros. Véase Albcl10 Rocha. "Del Estado-nación al Estadoregión supranacional", Judit 130kscr (coord) Lslm/o AculO! de !o Ciellc'io J;u/í/iea, Congreso Nacional de Ciencia Política, México, U/\rvJ, ¡FE, Cokgio 1'-:acional de Ciencias Políticas> Administración Púhlic;1. 1907, pp. :::-~7-272. [n adelante. E1CP.

13
atender tanto en términos disciplinarios como transdisciplinarios las transformaciones
radicales de fin de siglo.
En esta línea de pensamiento, Estado, nación, poder, gobierno, ciudadanía, bloque,
y sistema, son algunos de los grandes referentes que están a debate en diferentes contextos
científicos y comunidades académicas.
Así, nuevamente a título ejemplar, podemos detenemos en desafíos:
CP: a) entre lo nacional y lo internacional en el desarrollo de las disciplinas (ciencia
política-relaciones internacionales).
b) el concepto mismo de la comunidad política moderna o estado y su lugar en el desarrollo
de la disciplina. La centralidad del estado nacional- para la teoría política y como unidad de
análisis en las ciencias sociales (Giddens) A ello se ha correspondido visión de que las
transformaciones sociales y en general el origen del cambio social es endógeno a la
sociedad, hay que encontrarlo en procesos internos de las sociedades ( Held, p.S) Las
relaciones entre estados, consecuentemente, han sido examinadas pero, para la ciencia
política, como un dominio diverso, eventualmente adicional, que compete a otra disciplina,
la R:I. Hoy hay razones para dudar del sentido de este desdoblamiento:
la intensificación de las relaciones sociales a nivel mundial; la expansión de nexos
transnacionales que generan nuevas formas de toma de decisiones colectivas; el desarrollo
de instituciones intergubernamentales y cuasi-supranacionaels; la intensificación de
sistemas de comunicación transnacionales; nuevos ordenamientos mili tares regionales y
globales, etc. (Held, p. 9) Los intentos por comprender las interconexiones entre lo nacional
y lo internacional debe incorporar un proceso de mapeo de sus interpenetraciones mutuas.
Hay que comenzar a trascender los marcos endógenos y exógenos de la teoría política y las
relaciones internacionales respectivamente. (Held, p. 9)
Alejandra Salas: Estrechamente ligado al problema de la desterritorialización,
tenemos la fODl1ación de espacios globales como espacios virtuales,16 esto es, espacios
desarraigados o desanclados de los espacios físicos, territoriales o geográficos. Espacios
que se forman en virtud de la intensa red de interacciones sociales transfronterizas y
supranacionales que si bien en ocasiones logran concretarse en lugares definidos (por
medio de encuentros de di fcrcntc naturaleza) en b gran mayoría d<~ los casos clesbordan
I(í También llamados cspaci,1s ele nujos o cibcJ'I]éticus. Vcr B,)).;scr (1997)

14
cualquier dimensión geográfica. Estos espacios no se desarrollan de una manera
homogénea ni totalmente al margen de los espacios más o menos fisicos y formales de las
instituciones políticas y sociales tradicionales. Por el contrario, interactúan e influyen en
ellos pero al mismo tiempo tienen una lógica muy diferente, en gran medida todavía
inexplorada.
Son espacios de reflexión colectiva utilizados, ocupados y en mayor o menor grado
estructurados y controlados por actores supranacionales, tales como las empresas
trasnacionales (ET), organismos internacionales (BM, FMI, ONU, OMe, OMS, etc.) y
agencias privadas, así como por organizaciones no gubernamentales internacionales
(ONGl), comunidades epistémicas y otros actores que nacen y se desenvuelven
estrechamente vinculados al desarrollo de las nuevas técnicas de comunicación e
información y a la "apropiación reflexiva del conocimiento" (Giddens, 1994).17 Esto
explica por qué algunos autores hablan de la formación de una clase de analistas simbólicos
(Gómez Buendía, 1995),18 sistemas de expertos (Giddens, 199-+),19 de comunidades
epistémicas (Haas, 1992),20 en el intento de entender el comportamiento no solo de dichos
espacios sino de quienes los construyen, los estructuran, utilizan y controlan. Llama la
atención el poder que todos estos y otros autores atribuyen al conocimiento, la información,
17 Según Giddens (1994:38) la reflexividad en la vida moderna se refiere a la práctica de revisar, examinar y reformar las prácticas sociales a la luz de la inforn1ación sobre dichas prácticas. La reflexividad de la modernidad implica una generación sistemática de auto-conocimiento. La producción sistemática de conocimiento acerca de la vida social se convierte en un elemento integral del sistema de reproducción.
18 Gómez Buendía -quien adopta el concepto de Robert B. Reich, Secret:lrio del Trabajo en EUdefine la clase de analistas simbólicos como el grupo de profesionistas dotados de las capacidades para diagnosticar y resolver problemas, de las habi 1idades tanto para identi ficar las necesidades complejas de los procesos tecnológicos, productivos, y políticos como para ofrecer soluciones 'a la medida' a dichos problemas y necesidades.
19 De acuerdo con Giddens (1994:27) el sistema de expertos se refiere al conjunto de logros técnicos y experiencia profesional que lleva a la fornlación de expertos los cuales organizan y estructuran áreas importantes dc los entornos materiales y sociales del mundo moderno.
20 Haas (1992) define la comunidad epistémica como una re-d de- profesionales cuyos conocimientos, autoridad y experiencia en ámbitos particulares del quehacer político y científico son ampliamente reconocidos)' aceptadas a nivel nacional e intcrnacion¡11. SCgllI1 Kapstein (1992) las comunidades epistémicas y b coopcmción epistémica pnJ\ucaron k" P:'c,ccso:, cié convergencia rcgulatoria entre los sectores bancarios del Reino Unido )' !~stac1os LiniJos en 1\)~, ochenta y otros miembros del G-I Oen los noventa.

15
la calificación y la educación como recursos de control, autoridad y poder en el interior de
los espacios globales.
Los espacios globales son virtualmente intangibles y sin embargo no son por ello
menos reales. Representa un desafío para la Ciencia Política, y para las ciencias sociales en
general, descubrir y caracterizar la estructura de estos espacios, las fuerzas y actores que los
construyen y estructuran, el potencial que desde ellos se despliega y la forma en que
influyen, reaccionan e interactúan con estructuras e instituciones políticas y sociales de
alcance nacional y local.
Representa un desafío poder convertir la desterritorialización de los arreglos
económicos, políticos y sociales así como de los espacios globales en objeto de análisis
científico. ¿Cómo examinar espacios intangibles o instituciones que no tienen como
referente coordenadas geográficas y temporales cuando la ciencia política y en general las
ciencias sociales, sus conceptos, categorías e instrumentos de análisis están tan
profundamente anclados en dichos referentes? ¿Cuándo el científico mismo piensa y
construye el objeto de estudio desde estos referentes espaciales y temporales? ¿Cómo
examinar el 'equilibrio dinámico' entre las fuerzas, instituciones y espacios de alcance
global y aquellas de alcance nacional ylo local? ¿Cómo trasmitir el carácter frágil,
cambiante, inestable, incierto y en proceso de permanente renegociación de dicho
equilibrio? ¿Cómo examinar, en suma, la dimensión supra-territorial de las relaciones
sociales y su entrelazamiento y traslape con la dimensión territorial?
También representa un desafío entender la forma en que la destenitorialización y la
formación de espacios y estructuras globales afectan a los estados, la soberanía, los
sistemas de regulación mundial y las posibilidades de una gobernación democrática global
(global governance). El desafío para la Ciencia Política consiste en evaluar la medida en
que el crecimiento de los espacios globales o supra-territoriales altera las actividades y
papel del estado, el estado de derecho, la ciudadanía, los derechos humanos, la
implicaciones éticas del desarrollo científico y tecnológico.
El estudio de !el globalización ha gencrado un interés para la teoría y los métodos de análisis
en cicncia política también en lluestro medio: particularmente se ha subrayado la necesidad
por conocer las dinámicas que estrechan la capacidad de las adminislracioncs nacionales en

16
espaclOs que anterionnente eran de su atención privilegiada, así como los nuevos
contenidos asignados por la ciudadanía al poder, el voto y la democracia.21
Consecuentemente, la ciencia política debe enfrentar el desafío de explicar los fenómenos
emergentes, entre los que destacan, por ejemplo, un sostenido movimiento del poder
político de los gobiernos hacia los mercados; crecientes asimetrías en el poder
gubernamental de decisión y brechas en el poder de los gobiernos. Hoy la economía ya no
es percibida ni pensada alrededor de un Estado nacional y la tecnología opera como círculo
virtuoso precipitante de interacción entre tiempo y espacio. Desde esta óptica, la disciplina
debe hacer acopio de nuevos planteamientos para explicar fenómenos previos que asumen
nuevas implicaciones, tales como la democracia, el voto y, fundamentalmente, la
autoridad.
Ciertamente la interacción entre los ejes realidad-teoría generan un reto para la
disciplina en sus construcciones teóricas, aparatos de investigación, y capacidades
vinculantes con otras disciplinas; más aún cuando se manifiestan modos de cambio social
que por una parte subrayan la expansión de los valores y prácticas de la democracia y por
otra los procesos internos de modernización de diferentes países. En este sentido, con
justicia se le reclama a la ciencia política el no haberle concedido la debida atención al
fenómeno de la globalización, lo que parece derivarse, entre otras razones, de la
dominancia de enfoques que privilegian los factores endógenos por sobre los externos para
explicar el cambio social.22 La idea de cambio social pasa ahora por un correlato que ha
21 Así, la globalización ha sido analizada desde el cuestionamiento de su relación y consecuencias para el estudio de la ciencia poi ítica, y por tanto estudiada a pariir de sus dos dimensiones constituyentes, la política y la económica, implicando mecanismos, actores y procedimientos en un análisis global y diferencial. Ivlientras que los cambios en la primera apuntan hacia las vinculaciones internacionales, perfilándose el predominio de las organizaciones que toman decisiones a dicho nivel, la dimensión económica comporta la internacionalización de la producción y de los mercados en un marco de transformaciones tecnológicas intensas. Entre las consecuencias sociales y políticas que ello conlleva, figura el cuestionamiento de la vigencia de categorías tales como la soberanía, el ámbito de lo nacional o la interdependencia. Véase Luís Rubio, "Política o economía en un contexto de globalización", en EACP, pp. 273-284.
22 Véase Davidl-Ield, op. cil. Así, la globalización, la modernidad y la denlllcracia son vistos como parte ele los retos teórico-metodológicos, conceptuales y disciplinarios que deben enfrentar hoy las ciencias soci~lles. Con el propósito ele analízélr las razones por las cuales se exige atender los factores extemos, Cina Z8bludo\'sky sugiere explorar los nc~ú's entr~' globalización y modernidad, y las interacciones entre tiempo y espacio ba.io la óptica ele klo; cucstionall1ientos derivados de la tensión cntre Ih)lllOgcncización c intensificación de las difercncias. ;\1 igu:11 que Rubio, descubre

17
hecho propias tesis fundacionales de la modernidad, y que se nutre a la vez de elementos
que en otro tiempo significaron focos de tensión para el liberalismo democrático. El desafio
sería entonces construir un aparato conceptual capaz de distinguir lo exógeno de lo
endógeno, sin que caer en el otro extremo ni privilegiar ninguno de los dos como foco de
análisis.
En el contexto de los nuevos escenarios internacionales el pensamiento político y social
asume nuevas dinámicas de desarrollo. Así, el recobrado interés por la teoría política
experimentado a partir de la década de los setenta, en parte, como una respuesta a la ruptura
del consenso de la posguerra y el emergente choque de valores -o, lo que sería más acertado
definir como la imposibilidad para mantener un consenso sobre la diversidad de valores-, y
en parte como una respuesta a los cambios en las humanidades y las ciencias sociales,
específicamente, en la filosofía y la filosofía de las ciencias que han conducido al
renacimiento del pensamiento político. Ciertamente, la Teoría de la ] usticia de J01111 Rawls,
publicada en 1971, dio comienzo en forma sistemática a nuevos desarrollos de la teoría
política liberal. Así, la teoría política, entendida como filosofía política, sería esencialmente
normativa y representante de un tipo de filosofía práctica a partir de la amplia elaboración
del concepto de justicia. Para ello, sin embargo, deslindó la filosofía política de la lógica,
la retórica y la historia del pensamiento y la acercó a otras disciplinas tales como la
economía, la psicología, el estudio de las instituciones políticas y la política social.
Recordemos que la justicia (retributiva vs. distributiva) ha sido el concepto más
significativo en el discurso teórico nonnativo durante las tres últimas décadas. Su modo
dominante de reflexión ha sido el contractualismo, preocupado fundamentalmente con las
condiciones en que los individuos llegan a un acuerdo sobre qué bienes debe ser
distribuídos con qué criterios en una sociedad justa. Existiendo. o apelando a la tradición
corno tendencia contemporánea el desplazamiento de los centros de poder y su impacto sobre el mundo político, de modo ejemplar sobre la democracia. El tránsito de una \isión de aquélla como unidad autocontenec!ora al impacto de factores mundiales, es analizado a tra\'és de lo que considera son 1lts dos modalidades fundamentales para abordrtr lrt problemática: la que relaciona la tendencia uni\'crs<11 hacia 1<1 democratización con las transiciones del autoritarismo hacin la democracia y la que acentúa la intcrnacionalización elc los procesos democráticos internos:- b creciente importancia de los actores externos en la política de un país. Su análisis, cercane' zc est2 ségllllcJa propuesta, abre el espectro de aclares y agencias. Véase Gina Zabluclo\'sky, "Glob:l!izaciém. modernidad y dcmocracia: nlgllnos retos teóricos para el anúlisis político" en ibid, pp. 2S5-~06.

18
constractual, existen dos enfoques encontrados: la justicia como fairness (Rawls) y la
justicia como ventaja mutua (Gauthier).23
Es factible aventurar la hipótesis de que en el centro de este resurgimiento de la teoría
política normativa se encuentra la preocupación por las condiciones y el carácter de la vida
política moderna, preocupación tanto más significativa a la luz del colapso de los regímenes
socialistas como de los acelerados cambios políticos en América Latina. Ahora bien, en el
marco de la fluidez derivada de la mundialización de las interacciones, el diálogo e
intercambio en el pensamiento político entre Occidente y Oriente, entre el Norte y el Sur
asume también una nueva dinámica. Esta opera como un impulso adicional para el
acercamiento entre comunidades científicas que desde trayectorias diversas parecen
encontrarse en el renovado interés por la teoría política. Viejas temáticas se redefinen y
emergen problemáticas que habían dejado de ocupar la atención de la comunidad científica.
Así, la atención se dirige con nuevos acercamientos, hacia los conceptos de igualdad,
libertad, lo público y lo privado, democracia y justicia, conflicto y' ética, participación y
ciudadanía. Esta última cuestión, por ejemplo, que aparece a niyel teórico como un
desarrollo integrador de preocupaciones teóricas de décadas precedentes -durante los años
setenta giró alrededor de la cuestión de la justicia y durante los ochenta, en tomo a la
pertenencia comunitaria-, se ve reforzada por los cambios recientes en la realidad política.
En el primer sentido, toda vez que los principales ejes de la teorización ciudadana habían
girado alrededor de las virtudes cívicas y de la identidad ciudadana, la cuestión de la
ciudadanía se vio desatendida por una teoría política centrada primordialmente sobre la
cuestión de las estructuras e instituciones. En el nivel de las transformaciones políticas, la
visibilidad de la ciudadanía se deriva tanto del surgimiento de nuevos actores y de los
acelerados procesos de democratización como de fenómenos tales como la creciente apatía
en las urnas en países desarrollados o bien del fracaso de ciertas políticas públicas por la
23 1\ su vez, cie frente al liberalismo v ell debate COIl éste, se ha desarrollado el cOn1ullitarismo. En el debate destacan las visiones encontradas en torno a los arreglos el is¡ributi\ os, ya sea sobre la base ele criterios procedimentales únicos y generalizables capaces de operar en L'uaiquicr condición y lugar o bien la conc¡;pción elc la igualdad como una compleja relaci()11 de pCrSl'lla-.; regulada por 105
bienes que hacen, comparten e intercambian y que requiere de una cii\ersidad de criterios clistributivos que renejen la diversielael ele los bienes sociales .
....,

19
falta de cooperación ciudadana. 24 De allí que, el "teorización de la ciudadanía" busca dar
cuenta hoy del trastocamiento de las restricciones tradicionales a la participación ciudadana
así como de las nuevas prácticas que han ampliado o que buscan ampliar sus límites de
acción y reivindican lo plural y lo diverso.
De lo hasta aquí planteado podríamos subrayar el esfuerzo por modificar la tradicional
condición de la ciencia política en nuestro país como espacio de recepción de elaboraciones
teóricas gestadas en otras latitudes. La modificación de esta condición exige revalorar el
alcance de un diálogo teórico que transciende fronteras nacionales.25 Ello supone también
la posibilidad de superar diferentes espacios problemáticos; en primer instancia, la
debilidad de la investigación teórica social y el diseño errático de campos de trabajo. En
este sentido, recordemos que si bien los avances sustantivos en la ciencia política en
nuestro medio permiten hablar de un estado actual de la investigación política con logros
notables, el esfuerzo de conceptualización y, de un modo más genérico, la elaboración
teórica se encuentran desfasados respecto de aquél. Consecuentemente, se ha sugerido que
la ciencia política debería canalizar sus esfuerzos a equilibrar la relación entre la fase
analítico-descriptiva y la teórico-cognoscitiva, buscando alcanzar un estadio más avanzado
de madurez teórica.26 Este desafío, sin embargo, no es privativo de la ciencia política en
24 Véase Will Kymlicka y Wayne Nonnan, "Return of the Citizen: A Survey of Recent Work on Citizenship", Ronald Beiner, Theordng Citi::enship. State University ofNew York Press, 1995, pp. 283-322.
25 Desde esta óptica ha sido estudiado el efecto que ha tenido en nuestro medio el rechazo a la producción teórica norteamericana, particularmente la asociada a [a génesis del pragmatismo como visión de mundo desarrollada desde hace un siglo, en el país del norte, y hoy predominante en el deconstruccionismo y en la producción posmoderna europea. El desconocimiento de este pensamiento, su tránsito de la academia a la corporación empresarial y su impacto fundacional de nuevas formas de racionalidad ha conducido a llna aceptación acrítica de ]a globa]ización y los efectos desiguales en la incorporación al ordenamiento mundial. En esta línea José Luis Orozco cuestiona el carácter de la globalización y las limitaciones que ha exhibido el pensamiento político, específicamente el latinoamericano, para pensar de modo autónomo el impacto de las transformaciones contemporáneas. De frente a los cambios que parecen conducir a una
"globalización inexorable", ¿cómo abordar el pensamiento político y social, descle y en América Latina, a la luz de un¡¡ historia de relaciones difíciles frente a I¡¡ producción teórica externa? Esta interrogante esencial es formulada bajo lo que Orozco denomina la larga triangulación que ha llevado a que los intelectuales latinoamericanos asimilen el pensamiento norteamcricano cuando ya han siclo digeridos por los ClIr\.l)X'OS, conduciendo ;Jsí a un '"monolingi¡isll1o conceptual'" atrapado en patrones de pensamiento clecimonónicos. Véase .lnsé Luis Ornzco '"La !t'l)ría polítíca hoy", en LACP. pp. 307-326.
26 Véase Isidro Cisncrlls. "Nucvas vías entre tcmía y ciencia política", l'll ¡bid, pp. 75-86.
. '";".'

20
México, ya que en otros contextos también se reqUlere de un mayor esfuerzo de
conceptualización, a la luz de la insuficiencia de los intentos de teorización. En todo caso,
las razones para estas carencia son las que varían en los diferentes contextos.27
La ciencia política, entonces, en su espacio disciplinario, objetos de estudio y
métodos de análisis causal, se encuentra en proceso de transfonnación buscando ampliar la
espacialidad y a la vez definir campos de estudio para la disciplina. De este modo, a la
necesidad de explorar el estado actual de la disciplina en nuestro entorno se suman
interrogantes que refieren, entre otras, a cuestiones tales como su propio origen y su
deslinde de la matriz conceptual jurídica; su crecimiento como respuesta a una demanda
cambiante y contradictoria de formación de cuadros y a un difícil y dificultoso incursionar
en la construcción teórica.
Esta nueva conciencia acerca de la posibilidad de trascender los límites disciplinarios para
potenciar los campos cognoscitivos no debe impedimos reconocer que la confonnación de
la ciencia política en nuestro entorno se ha dado paralelamente a intensos procesos de
interacción con otras disciplinas sociales con las cuales ha convergido en la creación de
campos y enfoques de conocimiento; en ese sentido, uno de los esfuerzos más notables en
algunas de las comunidades científicas de México, consiste en un trabajo vehiculante de
diferentes disciplinas con la ciencia política.
Tal vez un terreno privilegiado en el que puede apreciarse este movimiento de
acercamiento y cruces disciplinarios es en el de las interacciones entre la ciencia política y
la sociología y su convergencia, junto con la filosofía, en la creación de la sociología
política como campo científico con identidad propia, Como resultado de la confluencia de
estas diversas perspectivas en torno a los objetos de estudio relacionados, el campo se ha
desarrollado intensamente aunque ajeno a un consenso generalizado; por el contrario,
incluye importantes disensos en tomo a cuestiones teóricas, metodológicas y axiológicas.28
27 Así por ejemplo, en Estados Unidos el problema de la diversificación ele la pl'áctica de las ciencias sociales tanto en la producción dc conocimientos empíricos como en el ejercicio profesional parece haber operado en detrimento ele insumas tcóricos. Véase Irvin!!, I.ollis Horowitz. lhe Descol/lpositioll o/Socio!ogJ', Nueva York, Oxforel University Prcss, 199_~, ¡;p 133- 146. 28 /\ p~1rtir ele crikrios tales C0l110 la kl11ática estudiada, la literatura producid:l l'n el área y la centra ¡idad ele eierlos debates y aIlal izando los artículos publ icaelos en las pri Ilci pales revistas

21
Resulta ilustrativo que los principales ejes de reflexión temática que orientan el interés de
los autores de la sociología política son la comprensión de la política como acción social y
las especificidades de la relación Estado-sociedad en el entorno nacional y latinoamericano;
los problemas de construcción del conocimiento en un contexto intelectual en el que
convergen la diversidad teórica, la multidimensionalidad y el pluralismo analítico y las
relaciones complejas entre el científico social y los actores sociales. Por último, ocupa un
lugar destacado la reflexión en torno a los clásicos y a la teoría contemporánea.29
Esta lógica de trabajo también se ha extendido a los ámbitos de la ciencia política y
a la administración pública. Así, desde la óptica de esta última se explora la importancia de
lo público para la ciencia política con el propósito de revalorizar el carácter público de la
política, como ámbito donde se canalizan las cuestiones estatales, las relaciones de poder, la
organización y participación ciudadana y gravitan los actores políticos.3 0 A partir de la
potencialidad conceptual y analítica de lo público y de la concepción pública del poder -sus
implicaciones frente al Estado jurídico, al ámbito de lo privado y al de los propósitos
colectivos- es factible analiZa!" las implicaciones del nuevo paradigma de la política. En esta
línea, el desarrollo de los movimientos sociales y su impacto sobre la vida pública, las
demandas desde la sociedad a nivel nacional e internacional son tendencias y procesos
nuevos que exigen redefinir las disciplinas que los estudian. 31
especializadas del área social de 1980 a 1995, Alfredo Andradc ha analizado los términos en los que han sido planteados en México los problemas teórico-metodológicos de la sociología política. Ellos han girado, en lo fundamental, en tomo a la conceptualización de las relaciones Estado-sociedad; el estudio del Estado y del sistema político; el análisis de la democracia; los actores sociales-actores políticos en su diversidad de manifestaciones y el análisis de las políticas públicas. A su vez, al presentar las perspectivas teóricas y la reelaboración conceptual, Andrade deslinda desde. la óptica de la potencialidad heurística de los diversos paradigmas teórico-metodológicos, los temas centrales de fundamentación de la teoría: la relación estructura-acción, los sujetos sociales, la acción colectiva y la racionalidad. Véase Alfredo Andrade, "Problemas teóricos del campo científico de la sociología política en MéxÍco", en EACP, pp. 111-138. 29 ¡bid
30 Juan Carlos León y Ramírez y Ricardo Uvalle, "Hacia un análisis público de la ciencia política", en ¡bid., pp. 159-184.
31 Frente a estas transformaciones, los autores reivindican, desde el reconocimiento del carácter maduro, pro[Jositivo y útil de la política y sus reconocidos temas de estudio, la necesidad de relacionarla con otros campos, específicmnentc, el de las ciencias de p,'liticas, abocadas estas últimas al eswclio de las políticas públicas y de )os procesos ele ?:,-obiemo .-\ través del análisis cualitativo de las acciones de gobierno, el gobiemo ele lo público complementaría así los estudios de b ciencia política en torno al poder, su ejercicio, los actores sociales \ los grupos políticos y
._-------_ ...._----~~------

22
Así, ante la necesidad de examinar las requeridas innovaciones de las CIenCIas
sociales y de superar su esquema decimonónico en lo que a identidades e interacciones
disciplinarias se refiere, también emerge el reclamo por superar el extrañamiento mutuo
entre la política y la economía, derivado de un ciclo que va del predominio marxista a su
crisis y al surgimiento de enfoques que refuerzan la separación entre ambas. Esta
problemática, asociada a la cuestión de los paradigmas en las ciencias sociales, deja ver
que frente a los grandes cambios de la política y del Estado, éstas no han sido capaces de
dar cuenta del vacío dejado por el deterioro institucional de ambos referentes: la pérdida de
la capacídad articuladora de la primera y el rebasamiento del segundo.32 Acotemos que
VaIdés analiza el deslinde y constitución de la economía política como disciplina autónoma
y sus consecuencias que culminan en la pérdida de la idea del mercado como medio para la
autorregulación de la dinámica entre intereses individuales y colectivos y como mecanismo
facilitador de la democracia. De allí que el resurgimiento de las teorías de la racionalidad
y de la elección social plantean la reconvergencia de estas dimensiones y la recuperación
ética con los aportes de la ciencia política, la sociología y la economía.3 3
Los nexos entre política y economía y el papel cambiante de esta última en el seno
de las ciencias sociales ha sido también renovadamente abordado a partir de su
contextualización histórica. Ello permite descubrir los nexos entre la explicación
económica autónoma y el desarrollo del capitalismo y la comprensión de la realidad social
potenciaría su veta empírica y factual, retroalimentando de modo equilibrado sus elaboraciones teóricas. ibid
32A la luz de [as transformaciones productivas, organizativas y tecnológicas, se ha planteado la necesidad de una reelaboración crítica del neoliberalismo para dar lugar a una discusión rigurosa y seria sobre éste, su génesis e inserción teórica. De este modo, el neoliberalismo revisitado en su revolución teórica, deslindado de las políticas neoliberales, es destacado en tres de sus hallazgos: la recuperación de la idea de racionalidad como fuente de libertad; el descubrimiento de que el egoísmo combinado puede dar lugar al bien común: el mercado; y la formalización de la conceptualización del mercado en la economía marginalista como un corpus teórico claramente distinto. Véase Francisco Valdés, '-La teoría política y la racionalidad del estado contemporáneo", EACP, pp. 185-201.
33 Resulta interesante destacar que la iclca de recuperar al actor inteligente en el contexto institucional. esto es, el \'ínculo actores-estructuras, resulta ser un eje de retlc:-.:ión central al debate tcórico-ll1etodoll\gico cié bs ciencias sociales en ¡vléxico, De allí que ]a posibilidad de trascender fronteras disciplinarias, redefinirlas y generar convergencias resulta ser una tendencia ya iniciada y que exigc sel' reforzada descle dircrentcs ralllas del saber social.
•• .w:!

23
práctica y teórica apunta hacia la interpenetración de niveles y enfoques disciplinarios.34
Ciertamente, el creciente lugar que las cuestiones económicas y sociales han ocupado en la
agenda internacional -desplazando cuestiones geopolíticas e ideológicas- nos señalan
nuevas formas de interacción entre economía y sociedad y entre economía y política.
La potencialidad y lo fructífero de los encuentros disciplinarios ha sido llamado a
extenderse a ámbitos que hasta la fecha han sido poco atendidos. Tal sería el caso de la
interacción entre ciencia política y estudios regionales ya que estos últimos han sido poco
tratados por nuestra disciplina; no ha habido una perspectiva regional ni un análisis
propiamente politológico de la dimensión espacial-regiona1.35 Ello sorprende tanto por
razones de potencialidad epistemológica, como por el desarrollo específico de la realidad
política e histórica mexicana y latinoamericana. En efecto, toda vez que la región puede
ser vista como construcción conceptual -en permanente proceso de redefinicián, con límites
abiertos y diversidad de dimensiones que en ella convergen-, aparece como un instrumento
particularmente propicio para las convergencias disciplinarias. Más aún, atendiendo el
desarrollo histórico, desde óptica de la formación de los Estados nacionales del continente
se exhibe una contradicción fundacional: su consolidación no necesariamente ha conducido
a la desaparición de otros poderes independientes que existen en el mismo territorio. Se ha
sugerido que la salida a tal paradoja debe buscarse en una articulación de niveles que se
apoya en la labor de ciertos intermediarios políticos de modo tal que los vericuetos de esa
intermediación y las fuerzas que participan en ella podrían constituir la materia prima de la
34 De este modo, Heilbroner, siguiendo la visión de Michael Mann en su estudio sobre las fuentes del poder social, que ve la constitución de la "sociedad" como un proceso de progresiva creación de redes (de sistemas de creencias, prácticas económicas, organización militar, autoridad política) que delimitan fronteras externas e identidades internas, hace suya la concepción de la realidad social como redes que se intersectan, se traslapan y confederan. A partir de este planteamiento, distante de una concepción de la sociedad como una totalidad simple, busca repensar la interrelación entre los dominios de la teorización social. Es así que si la sociedad estructurada y delimitada no es una condición humana natural sino la convergencia histórica de intereses materiales e ideológicos, las redes dclimitantes que caracterizan a determinado orden social juegan un papel crucial en determinar las relaciones de las partes CJue la constituyen: en otros términos, la importancia relativa de los diferentes ámbitos de la sociedad refleja las circunstancias históricas de su configuración institucional )' explica, a su vez, la importancia y el lugar distintivo de las diferentes disciplinJs sociales, incluido el de la economía en el seno ele un orelen clpitalista. Véase Robert \-!ciibroncr, "Putting eeonom ¡es in its pbce", en Soci<¡f H,'.II'({!'ch. 0j). c'ir, pp. 883-897.
35 Véase DianJ Guillen, "Los estudios regionales y la ciencia polític:l en \j¿:·.;ico". cn EACP., pp. 139-158 .
• ~I

24
convergencia entre ambos campos de estudio,36 Bien podemos afinnar que la dimensión
política de los procesos que se entrelazan con la variable territorial exige investigaciones
cuyos aportes, tanto conceptuales como empíricos, habrán de contribuir al conocimiento del
poder y de su ejercicio en un contexto como el de México. Alentarlas, es un requisito
impostergable de nuestra disciplina y adquiere un renovado significado, en el contexto de
las tendencias contemporáneas a la regionalización, más allá de los límites nacionales.
A partir de estas experiencias, es posible aseverar que se abre un espectro
problemático por demás interesante asociado a la profundidad e intensidad de los cambios
de este fin de siglo. Así cobra fuerza la interrogante en tomo a los aciertos y límites de un
saber disciplinario que a la vez que lleva a cabo una rigurosa autorreflexión, se abre a una
interacción con otras disciplinas sociales y sostiene una vinculación conceptual y un
diálogo sostenido con diferentes entornos académicos internacionales. En esta línea de
pensamiento, se trataría de reconstruir desde una renovada convergencia disciplinaria, la
complejidad de una realidad social y política crecientemente diversa e incierta.
El desafío que enfrenta hoy la ciencia política compete a su propio proceso de
individuación disciplinaria y a la emergencia de nuevos campos de conocimiento; compete
a su interacción con el entorno nacional e internacional, esto es, al modo como puede dar
respuesta a las profundas transformaciones y alude, ciertamente, a los rumbos que asuma el
desarrollo teórico así como las nuevas perspectivas y niveles analíticos. Quizás el sello
distintivo del estado actual de la ciencia política sea el de un profundo interés por pensarse
a sí misma, y con ello abre un escenario promisorio en el que se dan cita una pluralidad de
perspectivas, enfoques e intereses intelectuales que manifiestan un mosaico inédito de
comunidades científicas en permanente diálogo.
Así planteado, la ret1exián en tomo a su especificidad no giraría alrededor de una
concepción de aquélla como esencia inmutable sino, por el contrario, como una capacidad
dinámica de cambio. De este modo, la diversidad analítica y temática a la que asistimos
podría continuarse en un tránsito hacia un diálogo o una conversación ampliada con otras
comunidades científicas, para lo cual resulta impostcrgable reforzar los esfuerzos teóricos.
Por otra parte. la disciplina se nutre. hoy por hoy, de una investigélción empírica y de un
sabej' acumulado. En este sentido) de un modo circular, si se quiere. un sólido desarrollo
36 ¡bid

25
teórico permitirá un mayor aporte al análisis y la resolución de problemas. La permanencia
de una guía heurística o bien la falta de desarrollo conceptual empobrece la interpretación
del dato. Es en estas líneas, entonces, que la ciencia política puede y debe pensarse frente a
los desafios de fin de siglo.