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  • Pacfico:Espaa y la Aventurade la Mar del Sur

    Archivo General de Indiasseptiembre de 2013 - febrero de 2014

    Comisarios:Antonio Fernndez Torres Antonio Snchez de Mora

  • Catlogo de publicaciones del Ministerio: www.mecd.gob.esCatlogo general de publicaciones oficiales: www.publicacionesoficiales.boe.es

    Edicin 2013

    MINISTERIO DE EDUCACIN, CULTURA

    Y DEPORTE

    MINISTERIO DE EDUCACIN CULTURA Y DEPORTE

    Edita: SECRETARA GENERAL TCNICA

    Subdireccin Generalde Documentacin y Publicaciones

    De los textos e imgenes: sus autores

    ,

    NIPO: 030-13-193-7ISBN: 978-84-8181-550-4Depsito Legal: M-24387-2013

    Imprime: Gandulfo ImpresoresPapel reciclado

    A finales de septiembre se conmemora el V Centenario del avistamiento y descubrimiento por los europeos del ocano Pacfico, hazaa llevada a cabo por el extremeo Vasco Nez de Balboa.

    Pacfico: Espaa y la Aventura de la Mar del Sur es un proyecto expositivo que naci bajo los auspicios del Congreso de los Diputados y el Gobierno de Espaa, que se hicieron eco del inters en conmemorar esta efemride. Consciente de la relevancia de este hecho histrico, el Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte tuvo a bien avalar la propuesta presentada por el Archivo General de Indias y sus dos comisarios, Antonio Sn-chez de Mora y Antonio Fernndez Torres, que desde sus distintas trayectorias profesionales han colaborado para hacer posible una muestra que ana el rigor cientfico y el afn divulgativo.

    Su sede principal, el Archivo General de Indias, es por s un marco incomparable: Un edificio del siglo XVI que forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Pero adems, es la institucin que custodia el patri-monio documental ms completo sobre la presencia espaola en el ocano Pacfico y sus costas entre los siglos XVI al XIX. De entre sus fondos se han seleccionado un centenar aproximado de documentos, a los que se han sumado piezas artsticas, documentos y objetos procedentes de otros archivos, museos y colecciones pblicas y privadas.

    El Archivo General de Indias no es un cofre para albergar tesoros, es un centro actualizado que recibe anualmente cientos de investigadores y varios miles de visitantes. Es una institucin que se adapta a los tiempos que vivimos y que se esfuerza por conservar la documentacin, posibilitar su consulta y difundir el patrimonio documental que custodia. Por este motivo el Archivo y el Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte dan a co-nocer su labor a travs de exposiciones temporales como sta, que complementan las labores tcnicas del da a da.

    La muestra conmemora el citado V Centenario y difunde el legado espaol en los pases de Amrica, Asia y Oceana, enlazando as con la poltica de difusin y puesta en valor del patrimonio documental espaol que lleva a cabo el Ministerio a travs de la Subdireccin General de los Archivos Estatales.

    La llegada de los espaoles al continente americano y al ocano Pacfico supuso el inicio de un cambio determinante para la humanidad. Continentes hasta entonces separados y pueblos ignorados unieron sus des-tinos de maneta definitiva. Quizs Vasco Nez de Balboa fuera un aventurero ms, vido de gloria y riquezas, pero lo cierto es que su vida nos depar un hito histrico trascendental. Como tantos otros, haba recibido noti-cias del Nuevo Mundo, pero tambin conoca la existencia de ricas islas en el lejano Oriente, cuyas costas acari-ciaba un ocano desconocido. Muchos probaron fortuna en las nuevas colonias americanas, aunque hubo quien mir ms all. El descubrimiento de la Mar del Sur no hizo sino avivar el inters por continuar hacia Poniente, buscando aquellas mticas islas y los reinos donde se cultivaban la canela, el clavo, el jengibre y la pimienta, riquezas a las que sumaban finas sedas, marfiles, oro, perlas, piedras preciosas y cuanto la imaginacin pudiera concebir.

  • Por este motivo la exposicin no se detiene en la hazaa de aquel extremeo de tierra de Barros, sino que contina tras la estela de los marinos hacia el nuevo ocano que se extenda ms all del golfo de San Mi-guel, aqul en el que Balboa plant su estandarte. La Mar del Sur supuso un nuevo reto y despleg su abanico multicultural ante un asombrado Imperio Hispnico. Deslumbrados tambin ante los mticos reinos que en su da describiese Marco Polo, los espaoles tuvieron que reaccionar, adaptndose a una inmensidad ocenica que haba que cruzar.

    Sumando los esfuerzos de quienes avanzaban por tierra y quienes se lanzaban al mar, el Ocano Pacfico se convirti en un amplio espacio en transformacin. Los galeones espaoles avivaron el inters comercial por una ruta que rivalizaba con la portuguesa y una a Europa, Amrica, Asia y varias islas ocenicas, fomentando los intercambios comerciales y tambin los tnicos, culturales, ideolgicos, religiosos

    Es necesario recordar que hubo efectos negativos, pero tambin positivos y, sobre todo, asumir que las sociedades nacidas de aquel contacto son el germen de las sociedades actuales, con sus virtudes, con sus defec-tos y con una herencia compartida.

    No es la primera vez que se celebra esta gesta. El propio Archivo General de Indias acogi una muestra similar hace exactamente un siglo, rememorando la hazaa descubridora desde la perspectiva cientfica y los medios del momento. Fue la sede de una exposicin y acogi a un nutrido nmero de visitantes, reavivando el inters por una poca y unos acontecimientos a los que nos acercamos nuevamente.

    El planteamiento supera al evento expositivo. De hecho, se van a realizar varias actividades cientficas, culturales y educativas que acerquen el legado hispnico a las distintas naciones implicadas, fomenten la re-flexin sobre el impacto que supuso para Espaa su presencia en Oriente y analicen las consecuencias de los intercambios que se desarrollaron. Hitos principales sern la propia exposicin y un congreso internacional nacido de la colaboracin personal e institucional de la comunidad cientfica y archivstica: De la Mar del Sur a la construccin de un nuevo escenario ocenico. Organizado conjuntamente por la Universidad de Sevilla, el Archivo General de Indias y la Escuela de Estudios Hispano-Americanos, rene el inters de tres instituciones hermanadas por la investigacin histrica de unos fondos documentales y aporta a este V Centenario una visin cientfica, reflexiva y actualizada.

    El Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte ha sido y es consciente de las difciles circunstancias en las que nos encontramos. Por eso apost por un proyecto expositivo que afront desde sus inicios el mximo rendimiento del capital humano y econmico invertido. Una inversin econmica y tambin un esfuerzo hu-mano e institucional que pone en valor un pasado histrico y un patrimonio documental presente, que afronta un futuro de oportunidades desde el intercambio y la colaboracin. Esta exposicin es buena prueba de todo ello, pues a los esfuerzos del Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte, a travs de la Subdireccin de los Ar-chivos Estatales y del propio Archivo General de Indias, se suman los de Accin Cultural Espaola, el gobierno de Extremadura y el de todas las instituciones que han colaborado para hacer posible esta muestra. Sirvan estas pginas para agradecerles a todos su apoyo.

    Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte

    Accin Cultural Espaola (AC/E) conmemora con Pacfico: Espaa y la aventura de la Mar del Sur los quinien-tos aos de la presencia espaola en el ocano Pacfico desde su descubrimiento en 1513 por Vasco Nez de Balboa, as como la trascendencia del hallazgo hasta nuestros das.

    Esta exposicin incorpora la mirada de exploraciones y descubrimientos que los marinos espaoles realizaron entre los siglos XVI y XVIII, la historia del esfuerzo explorador y el significado innovador de nuestra navegacin en el perodo de expansin colonial de las culturas europeas. La muestra no olvida la perspectiva nativa y el impacto que supuso la llegada de los espaoles a sus costas, as como las repercusiones que esta llegada tuvo en el concepto de vida de los pueblos ribereos. Ms all de las secuelas que esta llegada caus en las comunidades indgenas, intrnsecas al proceso histrico colonialista, la interaccin de pueblos y culturas supuso una transformacin de las sociedades implicadas, modific la concepcin que hasta entonces se tena de aquel ocano y fue origen de una desconocida explosin de diversidad cultural conocida hasta entonces y que todava hoy persiste.

    Prueba de todo ello es el valioso fondo documental del Archivo General de Indias de Sevilla que, acom-paado de documentos y piezas originales de otras colecciones, ofrece contacto directo con el testimonio de los hechos acaecidos. Adems del rigor cientfico que una muestra histrica como la actual requiere, se incorporan una serie de recursos tecnolgicos que incitan al visitante a implicarse activamente y garantizan su inmersin en una poca y unos hechos histricos muy conocidos por los especialistas, pero de menor alcance entre el pblico en general.

    Antonio Fernndez Torres y Antonio Snchez de Mora, comisarios de la exposicin, han realizado un gran trabajo al conseguir que el pblico atisbe, en una cuidada seleccin de piezas, la riqueza del patrimonio documental del Archivo General de Indias, as como de museos y diversos archivos pblicos y privados que contextualizan y completan el discurso expositivo. Un discurso que pone el acento en el legado y la memoria de las actuaciones espaolas en Amrica, Asia y Oceana y, sobre todo, recuerda la necesidad de considerar esta extensin acutica y sus correspondientes pueblos costeros como un espacio de intercambios e interaccin culturales. Se ofrece, por tanto, una mirada desde el pasado hacia el futuro al sugerir una reflexin sobre el legado espaol hoy y sobre la interaccin cultural, cientfica, comercial e ideolgica que, lejos de detenerse, ha evolucionado a lo largo de cinco siglos hasta nuestros das.

    AC/E maximiza los esfuerzos de las personas e instituciones que han intervenido en un proyecto que, con un mismo discurso, ofrece una variedad de exposiciones que se adaptan a las necesidades de cada ciudad de destino: la versin inicial (Trujillo), la ms ambiciosa, que incorpora originales procedentes del Archivo Ge-neral de Indias (Sevilla) o la versin itinerante cuando visite diversas ciudades cuyo nexo comn es que estn baadas por el mismo ocano. Se unen nuevamente los extremos de una ruta que acerc continentes, llev a los espaoles al otro extremo del mundo y trajo de regiones alejadas la variedad y abundancia de costumbres y modos de vida que han enriquecido la vida y la cultura de Espaa.

    Agradecemos a todos aquellos que han colaborado con empeo y entrega para conseguir que lleguen al mayor pblico posible estos fragmentos de una historia comn unida por el Ocano Pacfico.

    Teresa LizaranzuAccin Cultural Espaola

  • La aventura del Pacfico, narrada y plasmada en esta exposicin que se presenta, es una muestra no slo del inters por potenciar la cultura espaola y difundir su patrimonio. Es un ejemplo de la colaboracin, del esfuerzo compartido. Este proyecto naci desde el entendimiento institucional, desde el acercamiento entre el Ministe-rio de Educacin, Cultura y Deporte, Accin Cultural Espaola y el gobierno de Extremadura, y continu su andadura sumando apoyos. La decidida colaboracin de las entidades que han prestado sus piezas se ha visto acompaada del apoyo institucional dentro y fuera de nuestras fronteras, como queda patente en este catlogo. Todo para difundir el patrimonio cultural espaol que, a su vez, pretende hacerse extensivo a todos aquellos que se sienten identificados por este legado comn.

    Por ello la Fundacin Cajasol, plenamente consciente de la relevancia de esta conmemoracin y de los valores que se persiguen con esta muestra, ha tenido a bien en sumar su apoyo y facilitar la publicacin de la presente obra.

    No es un esfuerzo balad, pero la ocasin lo merece. Lo merece el hito histrico, que nos acerc a otros pueblos; lo merecen sus objetivos, que nos acercan a quienes compartimos este legado histrico; lo merece el esfuerzo institucional y personal de quienes han apostado por este proyecto y han asumido el difcil reto de llevarlo a cabo, de acercar el pasado a las sociedades actuales. Se otorga as una proyeccin de futuro a un le-gado espaol que, a su vez, implica un prolongado intercambio intercultural entre nuestro pas y todos aquellos pueblos que participaron de la progresiva definicin del inmenso espacio abarcado por el Ocano Pacfico.

    La exposicin tendr asimismo marcado carcter didctico y participativo, fomentando el inters del visi-tante por los contenidos temticos, sin desmerecer su rigor histrico, cientfico y profesional. Es ms, este catlo-go no es simplemente un compendio de conocimientos o una puesta por escrito del evento que se celebra en el Archivo General de Indias. Es una pieza ms de un engranaje que, en su conjunto, avanza hacia lo consecucin de un mismo fin. Esta obra acerca al lector a la exposicin y lo incita a participar en ella, atestigua sus mbitos y espacios, sus documentos y recursos, al tiempo que se suma a ellos para desarrollar, de forma conjunta, una experiencia nica. nica por su resultado, por su impacto, por su relevancia; nica por convertirse, desde sus distintas perspectivas, en un solo evento que, ora desde las sensaciones suscitadas por la visita de la muestra, ora por la lectura y contemplacin de esta obra, persiguen un nico fin: Conocer y rememorar un pasado para comprender nuestro presente; valorar un legado cultural para asumir nuestro futuro.

    Antonio PulidoFundacin Cajasol

  • CATLOGO

    Coordinacin del catlogo: Antonio Snchez de Mora

    Autores de los textos:Salvador Bernabeu Albert, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, CSIC, Sevilla.Juan Gil Fernndez, Real Academia Espaola, MadridCarmen Mena Garca, Universidad de SevillaCarlos Martnez Shaw, Real Academia de la HistoriaMarina Alfonso Mola, Universidad Nacional de Educacin a DistanciaDolors Folch Fornesa, Universitat Pompeu Fabra, BarcelonaFernando Serrano Mangas, Universidad de ExtremaduraGustavo A. Curiel Mndez, Universidad Autnoma de MxicoCarlos Madrid lvarez-Pier, Guam UniversityRamn M Serrera, Universidad de SevillaPablo Emilio Prez-Mallana, Universidad de SevillaBraulio Vzquez Campos, Archivo General de IndiasReyes Rojas Garca, Archivo General de IndiasM ngeles Pacheco Fernndez, Archivo General de IndiasFalia Gonzlez Daz, Archivo General de IndiasManuel lvarez Casado, Archivo General de IndiasJavier Vlez Escofet, Archivo General de IndiasAna Hernndez Callejas, Archivo General de IndiasGuillermo Morn Dauchez, Archivo General de Indias

    Fotografas y digitalizacin:Virginia Garca Cobo, Juan Carlos Ortiz Ruiz, Antonio del Junco Vallejo,Jaime Martnez Snchez-Surez, Luis Miguel Galvn Blanco, Ramn M. Serrera,Antonio Fernndez Torres, Antonio Snchez de Mora, Carlos Madrid lvarez-Pier.

    Diseo y maquetacin: Pginas del Sur

    EXPOSICIN

    OrganizanMinisterio de Educacin, Cultura y DeporteAccin Cultural Espaola (AC/E)

    ColaboranGobierno de ExtremaduraFundacin CajasolFundacin Nao Victoria Metropolitan Museum of Art, New YorkMuseo del Oro, Banco de la Repblica de ColombiaLilly Library, Indiana University Tsing Hua University, Taiwn Arcadiantiqua / Msica Prima

    ComisariosAntonio Fernndez TorresAntonio Snchez de Mora (Archivo General de Indias, Sevilla)

    Coordinacin generalSubdireccin General de los Archivos EstatalesAccin Cultural Espaola (AC/E)

    Coordinacin tcnicaAlma Guerra (AC/E)Teresa Engenios (Subdireccin General de los Archivos Estatales)

    Direccin tcnicaAntonio Fernndez Torres

    DiseoTannhauser Estudio

    ProduccinDYPSA. Exposiciones y Programas Pblicos

    Produccin AudiovisualFtp Broadcast

    Reproducciones facsimilaresQuintero & Loarte

    TraduccinMorote Traducciones

  • Colaboradores:

    M Isabel Sim RodrguezSeveriano Hernndez VicenteManuel Ravina MartnPilar Gmez GutirrezTeresa Engenios MartnM Isabel Snchez QuevedoAlma GuerraFernando Garca GutirrezTeresa LagunaEduardo PealverCarmen Lpez CaldernEduardo MarchenaEsperanza AdradosElena Jimnez LpezLuis Miguel de la Cruz HerranzSagrario del CampoTrinidad Montes VargasAntonio Prez DazaAntonio Rodrguez BabioJavier CorroAntonio Pulido GutirrezPilar LacastaJuan Antonio RomeroJoaqun vilaEmilio Luque AzconaBethany AramM Jos Aguilera AcevedoVirginia Garca CoboJuan Carlos Ortiz RuizManuel Ruiz FernndezCarmen Molina GarcaM del Amparo MartnezM Antonia Colomar AlbajarPilar Lzaro de la EscosuraAntonio J. Trujillo DomnguezJavier SanchidrinSantiago CampuzanoCarlos Fernndez de AnguloBorja Baos RamosAna Prieto SerresPablo Garca de CasasolaVictor HerreroEduardo Quintero.

    Los comisarios de esta exposicin quieren expresar su agradecimiento a aquellas personas e instituciones que han contribuido a la realizacin de este proyecto:

    Instituciones prestadoras:

    Biblioteca de la Universidad de SevillaCatedral de Sevilla Museo de Artes y Costumbres Populares, SevillaReal Academia Sevillana de Bellas Artes Santa Isabel de HungraConvento de San Andrs, Madres Mercedarias Descalzas, MarchenaConvento de Santa Isabel, MarchenaParroquia Mayor de Santa Cruz, cijaParroquia de Nuestra Seora de la Asuncin, Mairena del AlcorMuseo de Amrica, MadridArchivo Histrico Nacional, MadridMuseo Naval, MadridArchivo General de SimancasMuseo de Santa Cruz, ToledoIgnacio Fernndez VialRamn M. Serrera Pablo E. Prez-Mallana Luis DacalM Aurora AsnBeln Fernndez MorenteJos Fernndez de CaboLuciano Benjumea

    NDICE

    Pg.

    Introduccin ......................................................................................................................................................................15

    1. La aventura de la Mar del Sur ...................................................................................................................................20

    2. Un mundo incompleto ................................................................................................................................................34

    3. El descubrimiento de la Mar del Sur .......................................................................................................................54

    4. La exploracin del ocano Pacfico ........................................................................................................................122

    5. Nuevos confines, nuevos pueblos ...........................................................................................................................188

    6. De la estela al camino: el Pacfico, puente entre continentes ..........................................................................242

    7. Huellas sobre el camino ...........................................................................................................................................294

    Apndice ..........................................................................................................................................................................340

    Bibliografa......................................................................................................................................................................343

  • 14 15

    S. Esta exposicin es una aventura a travs de cinco siglos de experiencias e intercambios, de conflictos y vivencias, de hazaas y hechos cotidianos, de aciertos y errores; cinco siglos compartiendo una herencia comn al tiempo que cinco siglos de aprendizaje mutuo.

    En septiembre de 1513 Vasco Nez de Balboa divisaba un nuevo ocano para el mundo europeo y, desde aquella cima del istmo panameo, lo bautiz la Mar del Sur. Es indis-cutible la importancia del hecho descubridor, la hazaa de un audaz extremeo que, lejos de las serranas en las que naci, se lanz a la mayor aventura que entonces rondaba a los jvenes de incierto futuro: Embarcarse a lo desconocido. A principios del siglo XVI los puertos de Andaluca eran un hervidero de oportunidades para marcharse a hacer fortuna allende la mar, en el nuevo mundo que haba descubierto Cristbal Coln. Las exitosas no-ticias y los primeros cargamentos de preciados bienes acallaban las miserias, los sinsabores y los fracasos que tambin los hubo y, como tantos otros, Vasco Nez de Balboa quiso probar suerte.

    Tras varias vicisitudes arrib a Tierra Firme, un amplio espacio plagado de dificultades y oportunidades que pronto orient hacia la bsqueda de nuevas fronteras. Conocidas son sus andanzas, sus victorias o sus pactos con jefes locales, as como su inters por acopiar oro, perlas y cuanto encontraba de preciado valor, a repartir entre s mismo, sus compaeros y la Corona. No estuvo exento de crticas, como tampoco de enemigos, pues no era sino un ms de aquellos osados e intrpidos hombres.

    El oportuno avistamiento de Balboa confirm lo que ya era algo ms que una intuicin: un nuevo vaco se extenda entre las tierras americanas recin descubiertas y los confines de Asia. La ruta hacia Poniente, esbozada por Cristbal Coln, deba continuar ms all, hacia el Oriente mgico y remoto de las especias, el oro y los mitos. Aquel lugar donde residan las esperanzas, los sueos y las ansiadas riquezas del hombre del renacimiento europeo se encontraba ms lejos de lo esperado. El mundo era, sencillamente, ms grande de lo ima-ginado por el Almirante.

    Das despus del primer avistamiento, Balboa pisaba la orilla de una playa panamea y, con el agua hasta las rodillas, tomaba solemne posesin del nuevo mar en nombre de la corona castellana. Ignoraba que se encontraba ante el mayor ocano de nuestro planeta, el gran e inmenso azul que, baando un tercio de la Tierra, se haba interpuesto, como un abismo entre los habitantes de sus costas y archipilagos.

    La aventura dedescubrir un pasado

    Foto A. del Junco

  • 16 17

    Comienza entonces un proceso histrico apasionante por el cual, en menos de cien aos, espaoles de mar y tierra convierten el mayor vaco cartogrfico del planeta en un concep-to geogrfico definible, inmenso pero abarcable, que ofrece nuevas oportunidades para el comercio, la palabra y las ideas. Un espacio redefinido por los navos que lo surcan, estelas que unirn tres continentes y cambiarn para siempre la faz de la Tierra.

    Al hallazgo de Nez de Balboa le seguirn los de Magallanes, Urdaneta, Quirs, Torres, quijotes de distinta suerte y fortuna que se adentrarn en el nuevo ocano. Con cada expe-dicin, con cada xito y con cada fracaso, las aguas, tierras, vientos y corrientes del Pacfico fueron tomando forma y se plasmaron en cartas nuticas y derroteros. Apuntes de bitcora que, a pesar de ser celosamente guardados por la Casa de Contratacin de Sevilla, se di-fundiran con rapidez.

    Estos quijotes del ocano no viajaron solos. En sus barcos tenan puestas sus miras inverso-res, gobernantes, mercaderes, eclesisticos, militares o, simplemente, gentes deseosas de un futuro ms prometedor que el que conocan. De hecho, si de los navegantes eran los caminos, del resto eran las esperanzas. Todos ellos protagonizaran, para bien o para mal, la conquista y transformacin de las nuevas colonias, la evangelizacin y el comercio con los pueblos autctonos, la imposicin de sus ideas o el aprendizaje, el respeto y la tolerancia hacia el otro, consolidando la presencia espaola en Pacfico durante ms de trescientos cincuenta aos.

    Mas esta exposicin que presentamos en estas pginas no olvida el impacto ejercido so-bre los pueblos ribereos. Tambin se acerca a su perspectiva del hecho colonial, pues la interaccin de pueblos y culturas supuso una transformacin de las distintas sociedades implicadas que, superando lo negativo y creciendo en lo positivo, evolucionaron hacia el presente. Un presente que se resiste a olvidar el pasado, que reflexiona sobre l y que mira hacia el futuro desde la comprensin y el dilogo, propiciando todo tipo de intercambios.

    ***

    Pacfico, Espaa y la Aventura de la Mar del Sur, se centra en la primera etapa de la presencia espaola en el ocano Pacfico. Desde la bsqueda de una nueva ruta hacia Oriente, desde el avistamiento por Vasco Nez de Balboa de aquellas nuevas aguas, desde la llegada de los espaoles a uno de sus extremos; hasta que alcanzaron su le-jano objetivo y tomaron conciencia de ese gran espacio, redefinido por el rumbo casi cotidiano de los navos que unan sus costas. Tiene como hilo argumental el descu-brimiento y la posterior transformacin de este ocano en una va de comunicacin e intercambio, as como la repercusin de los primeros contactos entre culturas tan diferentes y lejanas.

    Un proceso que, protagonizado casi en exclusiva por espaoles de mar y tierra, abarca poco ms de un siglo, desde la llegada de Balboa a una playa de la Mar del Sur y hasta que el Galen de Manila segua una ruta de ida y vuelta plenamente activa, superados ya los aos de aventuras y desventuras. Cien aos de exploracin, navegaciones imposibles, apertura de rutas ocenicas y encuentros entre pueblos lejanos, durante los cuales el Pacfico, tan lejano de la pennsula Ibrica, se convierte en lo que el historiador australiano Oskar Spate deno-min el lago Espaol. Lo dems, los siglos que median entre aquella poca y el presente, sern esbozados para analizar sus consecuencias y evolucin.

    Esta aventura de la Mar del Sur que arranca en 1513 y que es sin duda una de las grandes contribuciones de Espaa a historia universal, ha sido tradicionalmente eclipsada por la magnitud de la empresa americana. A menudo, olvidada por nuestros historiadores y, con frecuencia, silenciada por la historiografa internacional, es una gran desconocida. Por ello, los comisarios de esta muestra consideramos que esta exposicin deba ser una experiencia que, en clave divulgativa, se orientase a todos los pblicos y cuyo principal objetivo fuera despertar el inters general por esta parcela de nuestra historia.

    Para ello no nos hemos limitado a profundizar en el conocimiento de nuestro pasado y mostrarlo a travs de piezas significativas cuidadosamente seleccionadas. Hemos tenido presente la forma de contarlo, acudiendo a cuantos medios fueran necesarios para transmitir el mensaje. El rigor profesional ha caminado de la mano de los recursos expositivos, de un conjunto de elementos que nos acompaaran en este viaje por el tiempo y el espacio. Por eso decidimos acudir a reproducciones, escenografas, audiovisuales y testimonios de diversa ndole que, sumados a los documentos y objetos originales, propiciasen el encuentro entre la historia y el visitante.

  • 18 19

    El Archivo General de Indias es, sin duda, el mejor lugar para ello. Sus amplias salas rena-centistas de estilo herreriano, adornadas con bellas estanteras neoclsicas, lo convierten en un marco inigualable. Pero en este caso no se trata de un mero espacio: El grueso de los documentos expuestos viven en el Archivo, forman parte de una institucin que en s misma ha sido reconocida por la UNESCO como parte del patrimonio mundial. No son las nicas piezas que se exhiben. Documentos provenientes de otros archivos y objetos de diversos museos y colecciones ayudan a comprender mejor el mensaje, enriqueciendo asimismo un recorrido por un patrimonio cultural y artstico de singular relevancia. De hecho, algunos no han sido exhibidos al pblico o rara vez han salido de los centros que los custodian.

    En este afn por dar a conocer esta aventura del Pacfico solicitamos la inestimable colabo-racin de los archiveros e historiadores que han hecho posible este evento y este catlogo. No han sido los nicos. Hemos de hacer extensivo nuestro agradecimiento a todas aquellas entidades que han aceptado el prstamo temporal de piezas singulares, que han gestionado este evento, que han financiado y apoyado institucionalmente este proyecto o que se han prestado a colaborar con l. En estas pginas se dar cumplida cuenta de todo ello, como tambin de todos y cada uno de los que, con su trabajo y dedicacin, con su paciencia y apoyo, han posibilitado que esta exposicin abra sus puertas.

    Gracias a todos ellos este proyecto traspasa la mera exhibicin de un fondo documental y unas piezas de incalculable valor, para convertirse en una lectura de la historia del ocano Pacfico en voz alta; en un foro de encuentro entre el documento original, el especialista y el pblico general. Un lugar de encuentro que, unido por estelas invisibles entre dos oca-nos, abrir sus puertas de forma simultnea en el Archivo General de Indias de Sevilla y el National Museum of Philippines, gracias al apoyo y la confianza de la direccin del Archivo General de Indias, de la Subdireccin General de Archivos Estatales y de Accin Cultural Espaola.

    Aunando esfuerzos se ha organizado este proyecto expositivo, transformado en una bonita aventura que contempla felizmente la luz del sol. Un sol que durante unos meses no se pondr; no por rememorar un glorioso pasado en dos lugares extremos, sino por iluminar un patrimonio cultural y una historia comunes.

    Antonio Fernndez TorresAntonio Snchez de MoraComisarios de la exposicin

    Foto A. del Junco

  • LA AVENTURA DE LA MAR DEL SUR

    1.

    Caminante no hay caminosino estelas en la marAntonio Machado

    Caminos sobre la mar. Los archivos estatales espaoles guardan la memoria de un pueblo que un da se hizo a la mar impulsado por la fuerza de una idea ms fuerte que el miedo: navegar rumbo al Oeste hasta alcanzar el Este.

    En menos de cien aos este pueblo de navegantes ilumin la zona oscura de los planisferios; desvel la imagen del mundo y teji una red de puentes y caminos sobre los abismos ocenicos que desde la Antigedad separaban y aislaban al ser humano.

    El primer puente fue el continente americano, fructfero error de clculo que posibilit la expansin europea por amplias y desconocidas tierras, al tiempo que se converta en una escala para avanzar ms all. As lo entendi Vasco Nez de Balboa, deseoso de encontrar fortuna, quien descubri al mundo las aguas de un nuevo ocano.

    La Aventura de la Mar del Sur es la historia de las rutas ocenicas, de la transformacin del ocano Pacfico en una va de comunicacin. Una historia de estelas invisibles convertidas en caminos de ida y vuelta para los pueblos, el comercio, la cultura y las ideas; tambin para el drama y la incomprensin entre mundos extraos.

    El Archivo General de Indias de Sevilla abre sus puertas para mostrar el patrimonio documental del Pacfico espaol, para que su contenido sea ledo en voz alta como una de las grandes aportaciones de un pueblo a la Historia Universal. Un pueblo que hoy son mil pueblos, que un da crecieron unidos por finos caminos en el Ocano, y que hoy comparten la brillante estela de un pasado y una cultura comunes.

    Ponga rumbo al Oeste, siga la estela y adntrese en la Aventura de la historia del mayor ocano de la tierra.

  • 22 23

    UN INMENSO y TUrBADOr AzULLa Tierra es conocida como el Planeta Azul debido a que ms de tres cuartas partes de su superficie estn cubiertas de agua, constituyendo la Mar del Sur, descu-bierta por Nez de Balboa hace ahora quinientos aos, la extensin ms grande. Contemplado desde el espacio otro gran azul, el tambin llamado ocano Pacfico se muestra inmenso, gigantesco y turbador. Sus proporciones son grandiosas: ciento sesenta y cinco millones de kilmetros cuadrados aproximadamente, con una anchura mxima superior a los veinte mil kilmetros (entre Malasia y Colombia, en el paralelo 5 N). Como he sealado, es la pieza geogrfica individual ms grande del planeta. En su seno podra contener a todos los continentes y an le sobrara capacidad, pues este gigantesco ocano que domina la figura de la Tierra, ocupa ms de un tercio de la misma. Al aproximarse a las masas continentales que lo rodean, las aguas del Pacfico se funden con las de una veintena de mares, con sus propios vientos y co-rrientes (mar de Corts, mar de Bering, Okhotsk, Japn, Amarillo, mar de China Oriental y China Meridional, el de Filipinas, Clebes, Molucas, Banda, Timor, Arafura, el de Coral, Tasmania, Salomn, etctera), por lo que podemos considerar el descubrimiento de Balboa como un mar de mares.

    Segn los cientficos, el actual Pacfico es heredero de un primitivo ocano que se opona al gran bloque continental (el supercontinente bautizado como Pangea), ms tarde dividido en masas continentales por la tectnica de placas, mediante lo que se conoce como deriva continental. Tres de estos continentes forman gran parte de sus fronteras: Asia y Australia, al occidente, y Amrica, al oriente. Estas barreras terrestres se aproximan en el hemisferio norte, formando un inmenso arco cuya continuidad slo est rota por el estrecho de Bering, una fractura marina que separa, tras la ltima glaciacin, el Viejo y el Nuevo mundo, el Pacfico y el ocano Glacial rtico. Mientras, en el extremo sur, las aguas del Pacfico se confunden con las del ocano Glacial Antrtico, una frontera abierta e imprecisa debido a la menor presencia de tierras. Lo que no quiere decir que no las haya, pues en esas latitudes se encuentra, por ejemplo, Nueva zelanda.

    LA MAR DEL SUR: APUNTES SOBRE SU MARCO NATURAL Y HUMANOSalvador Bernabeu Albert, Escuela de Estudios Hispano-Americanos(CSIC)

    Vista del Ocano Pacfico desde el espacio. NASA.

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    El Pacfico es un mundo de islas entre continentes. A cada kilmetro cuadrado de tierra firme le corresponden ciento treinta de agua salada. En total, la tierra emergida alcanza un milln trescientos mil kilmetros cuadrados, pero con una distribucin des-equilibrada. De esa cantidad, un setenta por ciento corresponde a Nueva Guinea y otro veinte por ciento a Nueva zelanda. El diez por ciento restante est repartido entre ms de veinte mil islas que salpican el ocano. El gegrafo Conrado Malte-Brun (1775-1826), uno de los fundadores de la Sociedad Geogrfica de Francia, bautiz este conjunto desigual de agua y tierra, incluida Australia un continente en s mismocomo Oceana, la quinta parte del mundo, en el volumen XIII de su obra Gographie de toutes les parties du monde (Pars, 1803-1807).

    El lmite meridional del Pacfico est ocupado por el helado, y hasta hace poco tiempo deshabitado, continente antrtico, escenario blanquiazul, heredero de la Terra Australis, que acoge en la actualidad una competencia cientfica entre varias naciones. Pero este inmenso escenario de agua contrasta con el desierto del suroeste: Australia, el menor y ms antiguo de los continentes del planeta, que cubre un rea de ocho millones y medio de kilmetros cuadrados. El oeste australiano est formado por algunas de las rocas ms vetustas del planeta, mientras al oriente las tierras son ms recientes. Varios desiertos ocupan la parte central del conocido como continente rojo, mientras al este, una gran cordillera que se extiende a lo largo de cinco mil kilmetros, entre el cabo york y Tasmania, acoge varias regiones ms hmedas en su vertiente pacfica, donde se asentaron las primeras colonias britnicas.

    Uno de los rasgos caractersticos de la Mar del Sur es la gran cantidad de islas y archi-pilagos que acoge en su inmenso seno. Una galaxia de islas de dos tipos: volcnicas o coralinas. En las primeras, la erosin ha recortado capas de lava y excavado profun-das grietas hasta labrar peones de singulares formas como el que se encuentra en Moorea (Tahit). Por el contrario, las islas coralinas son bajas y llenas de colores. La ms caracterstica es el atoln: un anillo de tierra apenas emergente de las aguas que rodea una laguna interior, la cual se comunica con el ocano por uno o varios canales. Estas nsulas son el nico relieve terrestre cuyo origen est en restos de materia viva. El atoln de las Kwajalein, en el archipilago de las Marshall, tiene ciento treinta ki-lmetros de largo y treinta de ancho. Los corales son los causantes, asimismo, de los temidos arrecifes-barrera, cuya longitud llega a alcanzar varios cientos de kilmetros y ocasionan numerosos naufragios.

    Las aguas del ocano Pacfico y, sobre ellas, una carta de navegacin con los vientos y corrientes del Pacfico Norte. Pilot Chart North Pacific Ocean. National Imagery and Mapping Agency. The United States Government, 2002.

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    La mayora de los archipilagos pacficos se encuentran entre los trpicos de Cncer y Capricornio. En el hemisferio norte hay cinco grupos insulares de importancia: las Hawai, las Marshall, las Carolinas, las Marianas y las Palau. Al sur, los archipilagos principales son Tuamutu, Sociedad, Cook, el grupo de Tonga, el de Samoa, las islas Fiyi, las Salomn, las Vanuatu (Nuevas Hbridas), Nueva Caledonia y el archipilago del Almirantazgo, este ltimo al norte de Nueva Guinea. Estos archipilagos estn forma-dos por una o varias islas principales y cientos de islotes que dificultan la navegacin por la proximidad entre ellas y porque apenas sobresalen del agua. Sin embargo, esta vecindad contrasta con la enorme distancia que, en ocasiones, separa los distintos archipilagos e islas. La famosa rapa Nui o isla de Pascua, por ejemplo, est a 3.700 km de la costa chilena, a 4.100 km de Tahit y a 2.000 km de la isla ms cercana, Pitcairn, nsula famosa por convertirse en el refugio de parte de los desertores de la Bounty (1789-1790).

    DINAMISMO y ENDEMISMO: rASGOS OCENICOSEl Pacfico es un ocano de gran dinamismo desde varios puntos de vista: tectnico, ssmico, atmosfrico, hidrosfrico y orgnico. Siempre est en movimiento: la placa indoaustraliana avanza unos siete centmetros al ao en direccin noreste y la inmensa placa que arrastra al Pacfico se dirige al noroeste. Los peligros se incrementan en los bordes del Pacfico, de Filipinas a Chile. Un inmenso anillo de fuego rodea el gran ocano, siendo una de las reas ms inestables del planeta, con frecuentes terremotos y erupciones volcnicas, adems de las gigantescas olas ocenicas que los japoneses bautizaron como tsunami.

    En cuanto al tiempo, hay que sealar que la mayora de las islas se encuentran entre los dos trpicos, por lo que gozan de temperaturas siempre altas. En el ecuador, la banda de presiones mnimas, de quinientos a mil kilmetros de anchura, provoca cal-mas y vientos ligeros que hicieron penosa la navegacin para los barcos de vela. Los marinos bautizaron esta zona como cloud-ring (anillo de nubes) y tambin olla negra. La ascensin del aire que aqu se produce llama a los vientos del norte y del sur, que el movimiento de rotacin de la Tierra transforma en corrientes del nordeste y sudeste. Se trata de los alisios, bautizados trade-winds por los ingleses, que, desvindose cada vez ms hacia la derecha en el hemisferio norte y ms hacia la izquierda en el hemis-ferio sur, engendran dos sistemas ciclonales marcados en las latitudes medias por los vientos del oeste. En enero, los alisios del nordeste barren el Pacfico desde Amrica a Filipinas, entre los 24 y los 8 N, sobre ms de un centenar de grados de longitud, mientras al sur del ecuador, el sistema se interrumpe hacia la mitad del ocano desde las costas sudamericanas al grupo de las Marquesas a causa del monzn australiano y varias influencias locales. En julio, el sistema circulatorio remonta hacia el norte. Los alisios soplan en el hemisferio boreal entre los 29 y los 12 de latitud N. Esta franja de los vientos alisios fue la utilizada por el Galen de Manila para viajar de Acapulco

    Bveda vada de una de las esquinas de la galera superior del Archivo General de Indias, sobre la que se despliega el cielo estrellado del ocano Pacfico.

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    a Manila, mientras que, para el regreso, navegaban ms al norte, en busca de la zona de los vientos dominantes del oeste: una va ms larga pero ms rpida para llegar a Mxico, que aprovechaba la corriente norocenica conocida como Kuro-Shivo. El dinamismo del Pacfico tambin est presente en la flora y la fauna. No todas las islas y atolones tienen agua dulce, pero eso no ha sido obstculo para el desarrollo de ecosistemas de gran inters. En comparacin con las que se encuentran en los continentes, el nmero de especies desciende considerablemente en Oceana debido a la formacin reciente de muchas de las islas y a los escasos intercambios con otras regiones vecinas. En contraposicin, buena parte de la vegetacin es endmica, propia de cada isla y archipilago. Las plantas tuvieron una evolucin aislada, surgiendo es-pecies botnicas originales que estimulan la curiosidad de los cientficos desde el siglo XVIII (helechos, cicadceas y lianas, epifitos, la famosa mulga y los eucaliptos enanos de Australia, y rboles como el kauris, el banano y el cocotero). Los endemismos bo-tnicos aumentan conforme avanzamos hacia el este, hasta alcanzar un ochenta por ciento en el Pacfico oriental. Esta misma tendencia se produce en la fauna, siendo el inmenso ocano un hbitat fundamental para los pjaros y los marsupiales. Los colonizadores europeos introduje-ron varias especies procedentes de Asia y Europa que, en ocasiones, han acabado con los animales autctonos y la vegetacin nativa. Este problema se repite tambin en Australia, donde las especies de animales evolucionaron de forma sorprendente en un mundo aislado, dando lugar a una fauna inslita. Los famosos marsupiales se dividen en herbvoros, como los canguros, arborcolas, como los koalas, o carnvoros, como el diablo de Tasmania, si bien los cientficos siguen con curiosidad la vida del ornitorrinco, un mamfero primitivo que pone huevos y vive en las aguas dulces australianas, ali-mentndose de moluscos, crustceos, gusanos e insectos. En la vecina Nueva zelanda hay que destacar el kiwi, un ave nocturna que no vuela, cuya popularidad le ha llevado a figurar en el emblema nacional. A pesar de las diferencias, existe un gnero de vida bastante similar en todo el Pacfico, impuesto por las condiciones de subsistencia y actividades en los atolones e islas volcnicas. Las plantas cultivadas son tropicales en su mayora. Sobresale la compleja utilizacin del cocotero (Cocos nucifera), empleado en numerosos menesteres, que concentra a su alrededor a diversos grupos humanos y ha sido uno de los principales productos de exportacin, transformado en aceite o en copra (carne seca). Como su cultivo desaparece hacia los trescientos o cuatrocientos metros de altura, la mayora de los isleos del Pacfico se agrupan en las playas, disminuyendo su nmero en el interior de las islas. En la Melanesia, el cocotero tuvo menos importancia. Los canacos sustituyeron este cultivo por el de los tubrculos: el taro, el ame y la batata, lo que les permiti habitar los valles del interior de sus islas.

    Rplica de la nao Victoria. Imagen cedida por la Fundacin Nao Victoria.

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    La dieta del Pacfico se completa con otras especies vegetales de gran importancia, como el rbol del pan, el mango o la banana, la pesca y la caza. Dentro de esta ac-tividad cabe destacar la captura y cra de los cerdos que, junto a los perros, son los manjares ms preciados. La pesca, otra actividad tradicional del Pacfico, vara mucho segn los archipilagos: si para la Polinesia se trata de un captulo muy importante en su dieta, en otras islas del ocano, como Bougainville, tiene menos trascendencia. PUEBLOS DE NAVEGANTESEl poblamiento del Pacfico fue un proceso muy dilatado en el tiempo, considern-dose la ocupacin de las islas de la Polinesia como el ltimo episodio de la conquista de nuestra especie de todo el planeta. Los protagonistas de esta hazaa fueron los pueblos que habitan el Sureste Asitico. Alrededor del segundo milenio a.C., ocupa-ban gran parte de las islas y archipilagos entre Taiwan y las Bismarck, incluyendo las Filipinas, Sulawesi y Halmahera. Unas vasijas redondas con adornos hechos con un punzn en forma de diente les dio nombre a esta cultura: Lapita. A finales de dicho milenio, los lapitas, siguieron las exploraciones, logrando colonizar progresivamente is-las pequeas y deshabitadas o con poca poblacin: las Salomn, Vanuatu, el grupo de la Lealtad, Nueva Caledonia y los archipilagos de Fiyi, Samoa y Tonga. A pesar de las largas distancias entre las islas, el profundo conocimiento de las aguas y los cielos del gran ocano les permiti avanzar hacia la Micronesia, que fue poblada a principios de nuestra Era desde las nsulas del sur a pesar de la cercana con el continente. La dis-tancia y el aislamiento modificaron a ritmos diferentes el legado originario, surgiendo culturas tan sorprendentes como la que construy el complejo ceremonial de la isla Pohnpei (Ponap, capital de las Carolinas espaolas). La divergencia cultural volvi a repetirse en la siguiente etapa de ocupacin del Pacfico, protagonizada por los polinesios, pueblo fronterizo, surgido en el centro del ocano (quizs en Samoa o Tonga), cuyas habilidades para navegar a grandes distancias le lle-varan a hasta los archipilagos de Cook, de la Sociedad y las Toamotu. Ms al norte y al sur de esa franja, poblaron las islas Marquesas y el grupo de las Australes. y gracias al empeo y la necesidad, superaron grandes distancias hasta alcanzar la isla de Pascua (aproximadamente 400 d.C.), Hawai (500 d.C.) y, por ltimo, Nueva zelanda y las islas Chatham (1000 d.C.) Esta gran migracin fue posible por la gran capacidad que los habitantes de la cuen-ca del Pacfico desarrollaron para la navegacin y la pesca, echndose a la mar por diversas causas: guerras, hambres, exceso de poblacin, curiosidad, intercambios o el azar. El ocano separa las islas, pero tambin las une, pues se ha convertido al mismo tiempo en una frontera y en un medio de comunicacin. Las embarcaciones indgenas llenaron de asombro a los primeros navegantes europeos, quienes las descubrieron y las dibujaron con gran detalle. Gracias a ellas, los habitantes del Pacfico pudieron conocer la navegabilidad del mismo en una tarea que dur siglos; apenas conocemos a sus protagonistas y a las naves que surcaron los mares por primera vez, lo que con-trasta con los viajes de los europeos a partir de Magallanes, datados perfectamente y

    Embarcacin de las islas Carolinas, segn un

    derrotero del viaje de Miguel Lpez de Legazpi,

    realizado 1565. Archivo General de Indias, MP-FILIPINAS, 2.

    Proa de canoa, islas Salomn. Metropolitan Museum of Art, Nueva York.

    Carta de navegacin tradicional, islas Marshall. Metropolitan Museum of Art, Nueva York.

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    conmemorados durante siglos. Slo la tecnologa nutica, las evidencias arqueolgicas y los esquemticos mapas de caas y conchas demuestran el desarrollo naval de los pueblos del Pacfico, si bien no lograron establecer rutas regulares entre todas las islas colonizadas, por lo que muchas de las islas quedaron aisladas por siglos, propiciando la aparicin de culturas peculiares, siendo la ms conocida la desarrollada en la isla de Pascua o rapa-Nui. Desde el punto de vista tnico, la cuenca del Pacfico ha sido dividida tradicionalmen-te en cuatro regiones (aunque no existe consenso entre los cientficos): Melanesia, Micronesia, Polinesia e islas del sudeste de Asia, a las que pertenecen las Filipinas. Melanesia est integrada por Nueva Guinea y otros archipilagos situados en la plata-forma continental australiana, como las islas Bismarck, la Nueva Bretaa, las Salomn, las Nuevas Hbridas y Nueva Caledonia. Sus habitantes son melanesios o canacos, con piel ms oscura que el resto de los habitantes del Pacfico. Micronesia estara formada por diversos grupos de islas al este de Filipinas, entre el trpico de Cncer y el ecuador (las Palau, las Marshall, las Marianas, las Carolinas, las Gilbert y multitud de atolones coralinos). Por ltimo, no hay acuerdo entre los especialistas sobre si las Fiyi y las Tonga forman parte de Melanesia o de Polinesia. Esta tercera regin dibujara un gran tringulo en el Pacfico oriental formado por las islas Hawai al norte, la isla de Pascua al este y Nueva zelanda al oeste.

    En definitiva, la Mar del Sur es un mundo de islas e isleos complejo y polifnico: un caleidoscopio de tierras y pueblos que sufre como ninguna otra parte de la Tierra el sobrecalentamiento del planeta y la subida del nivel del mar, que se est tragando literalmente a docenas de islas.

    Playa de Gonzalo Vsquez, junto al golfo de San Miguel, lugar donde Vasco Nez de Balboa tom posesin del Ocano Pacfico para la corona castellana. Foto FTP Broadcast.

    Llegada a una isla del Caribe desde el Atlntico, en una rplica actual de una nao del s. XVI. Foto FTP Broadcast.