105 un libro del novecientos · 1917, el salvaje, 1920, anaconda, 1921, ... publicó poemas, prosa...

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105 UN LIBRO DEL NOVECIENTOS por ARTURO SERGIO VISCA Director de la Biblioteca'Nacional i. Un libro significativo C UANDO se penetra en los intrinca- dos vericuetos de la historia de la literatura uruguaya, que no obs- tante su breve extensión temporal posee una riqueza aún no bien explorada, es preciso no perder de vista, a fin de no perder el rumbo critico, que hay obras que si bien carecen de valores estéticos permanentes no por eso carecen de sig- nificación testimonial y son acreedoras, por consiguiente, de cuidadosa aten- ción critica. La significación testimonial consiste - en algunos casos - en que en esas obras se perfilan, con luminosa ni- tidez, los rasgos sustanciales que carac- terizan una situación histórico cultural cuyo estudio es imprescindible para te- ner una visión cabal del proceso evolu- tivo de la cultura nacional. Una obra de esta índole es Los arrecifes de coral (Montevideo, Imprenta "El Siglo Ilustra- do", Calle 18 de Julio 23, 1901). Este primer libro juvenil de Horacio Quiroga pertenece a ios años de su aprendizaje literario, y, parece obvio decirlo, ni por sus valores ni por su orientación es equi- parable a aquellos libros [por ejemplo: Cuentos de amor, de locura y de muerte, 1917, El salvaje, 1920, Anaconda, 1921, Los desterrados, 1926) que lo sitúan en el más alto nivel de la narrativa hispano- americana. Endeble como creación lite- raria, Los arrecifes de coral tiene, sin embargo, un gran interés por su signifi- cación testimonial. Esta significación tes- timonial es doble, es. por una parte, testi- monio de la inicial etapa creadora del autor, y. por otra, es testimonio de las actitudes estético-vitales de una parte de la joven intelectualidad uruguaya del no- vecientos. Vale la pena, pues, apuntar algunas consideraciones acerca del libro y de su significación. Pero es necesario, previamente a la entrada en uno y otro tema, hacer breve referencia a algunas circunstancias que precedieron a la pu- blicación de Los arrecifes de coral y que constituyen su contexto estético vital. ¿Cuáles son esas circunstancias? Pri- mera, la fundación, por parte de Horacio Quiroga, de la Revista de Salto, hebdo- manario del cual aparecieron 20 entre- gas, la primera el 1!/IX/1899ylaúlt¡maeí 4/11/1900; segunda: el viaje que realizó a París Horacio Quiroga en el curso de 1900, tercera: la constitución, en Monte- video, de un cenáculo literario, el Consis- torio del Gay Saber, que capitaneó el mismo Horacio Quiroga. 2. Una tágrima de vidrio La Revista de Salto fue ta primera aventura literaria de Horacio Quiroga. En el número inicial, publica una página ple- tórica de juvenil entusiasmo y que titula Introducción y en la que expone el pro- grama que se propone desenvolver con su publicación. Ese programa es muy

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UN LIBRODELNOVECIENTOS

por ARTURO SERGIO VISCADirector de la Biblioteca'Nacional

i. Un libro significativo

CUANDO se penetra en los intrinca-dos vericuetos de la historia de laliteratura uruguaya, que no obs-

tante su breve extensión temporal poseeuna riqueza aún no bien explorada, espreciso no perder de vista, a fin de noperder el rumbo critico, que hay obrasque si bien carecen de valores estéticospermanentes no por eso carecen de sig-nificación testimonial y son acreedoras,por consiguiente, de cuidadosa aten-ción critica. La significación testimonialconsiste - en algunos casos - en que enesas obras se perfilan, con luminosa ni-tidez, los rasgos sustanciales que carac-terizan una situación histórico culturalcuyo estudio es imprescindible para te-ner una visión cabal del proceso evolu-tivo de la cultura nacional. Una obra deesta índole es Los arrecifes de coral(Montevideo, Imprenta "El Siglo Ilustra-do", Calle 18 de Julio 23, 1901). Esteprimer libro juvenil de Horacio Quirogapertenece a ios años de su aprendizajeliterario, y, parece obvio decirlo, ni porsus valores ni por su orientación es equi-parable a aquellos libros [por ejemplo:Cuentos de amor, de locura y de muerte,1917, El salvaje, 1920, Anaconda, 1921,Los desterrados, 1926) que lo sitúan enel más alto nivel de la narrativa hispano-americana. Endeble como creación lite-raria, Los arrecifes de coral tiene, sinembargo, un gran interés por su signifi-

cación testimonial. Esta significación tes-timonial es doble, es. por una parte, testi-monio de la inicial etapa creadora delautor, y. por otra, es testimonio de lasactitudes estético-vitales de una parte dela joven intelectualidad uruguaya del no-vecientos. Vale la pena, pues, apuntaralgunas consideraciones acerca del libroy de su significación. Pero es necesario,previamente a la entrada en uno y otrotema, hacer breve referencia a algunascircunstancias que precedieron a la pu-blicación de Los arrecifes de coral y queconstituyen su contexto estético vital.¿Cuáles son esas circunstancias? Pri-mera, la fundación, por parte de HoracioQuiroga, de la Revista de Salto, hebdo-manario del cual aparecieron 20 entre-gas, la primera el 1!/IX/1899ylaúlt¡maeí4/11/1900; segunda: el viaje que realizó aParís Horacio Quiroga en el curso de1900, tercera: la constitución, en Monte-video, de un cenáculo literario, el Consis-torio del Gay Saber, que capitaneó elmismo Horacio Quiroga.

2. Una tágrima de vidrio

La Revista de Salto fue ta primeraaventura literaria de Horacio Quiroga. Enel número inicial, publica una página ple-tórica de juvenil entusiasmo y que titulaIntroducción y en la que expone el pro-grama que se propone desenvolver consu publicación. Ese programa es muy

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simple: no se pretende, con la Revista deSafto, fijar una orientación sino canalizarel esfuerzo de quienes sientan en sí e!impulso creador. Horacio Quitoga no só-lo dirigió la revista sino que también cola-boró asiduamente en ella: 32 colabora-ciones llevan su firma. El conjunto deellas, configuran una expresión de multi-facetismo literario. El joven aprendiz deescritor, aunque incipiente e insipiente,publicó poemas, prosa poemáticas, pági-nas narrativas, crítica teatral y literaria,artículos ensayisticos sobre diversos te-mas. Literariamente, ninguno de estostextos revela valores descollantes, peroson interesantes porque hacen ostensi-ble cómo el joven Quiroga va hilando iosfundamentos conceptuales de su posi-ción modernista; percibe, con indudablepenetración, que el modernismo no esmeramente una pt-stura literaria sino unaactitud vital totaíizadora. que comprendedesde el modo de sentir el amor hasta íamanera de aprehender I a.naturaleza. Pa-ra completar esta rápida visión de ios tex-tos quiroguianos publicados en la Revis-ta de Salto, cabe destacar tres narracio-nes que permiten intuir al futuro grancuentista: Fantasía nerviosa, donde unasesino nato es asesinado, a su vez, porsu propia victima; Para noche de insom-nio, especie de fantasía funeraria y Episo-dio, cuyo final -dos hombres convertidosen gusanos - trae a la memoria La me-tamorfosis, de franz Kafka. Puede,aún agregarse que en el último número,y al anunciarse, en nota firmada porel mismo Horacio Quiroga. al cierre de larevista, se dice:

"La masa común rechaza toda eferves-cencia que pueda hacer desbordar sumedida de lo acostumbrado (...) La lite-ratura, para ella, no debe buscar la exci-tación del pensamiento o sentimiento;debe no aburrir, sencillamente. Y con-forme a ese modo de ser. las revistaslanguidecen y mueren. ¿Porque estánmal escritas? No: porque no se leen."

Liquidada la gran aventura literaria quefue la fundación de la Revista de Salto,Horacio Quiroga emprende otra, su viajea París, que puede estimarse como suprimera gran aventura vttal De ella quedaun testimonio revelador el diario de viajeescrito por Horacio Quiroga en dos libre-las que se custodian en la BibliotecaNacional del Uruguay y que fue dado a

conocer por Emir Rodríguez Monegal,bajo el título Diario de viaje a París, en laRevista del Instituto Nacional de Inves-tigaciones y Archivos Literarios (Montevtdeo. Año I. Tomo i. N.° 1, 1949). En esediario, el joven Quiroga fue anotando,casi día a día, sus observaciones de viaje-ro y, también, sus estados de ánimo. Aipartir de Montevideo, el 30 de marzo de1900, embarcado en el Cittá di Torino,iba lleno de ilusiones. En el diario anota,el día 3 de abril: ...me han entrado unasaureolas de grandeza como tal vez nun-ca haya sentido. Me creo notable, muynotable, con un porvenir, sobre todo, degloria rara. No gloria popular, conocida,ofrecida y desgajada, sino sutil, extraña,de lágrimas de vidrio". Estas ilusionesno fueron corroboradas por la realidad'su experiencia parisién fue un fracaso, suambición de gloria se esfumó como hu-mo barrido por el viento y, como hacien-do un balance de experiencia de viajero,el 8 de junio anota en el diario; "La es-tadía en París ha sido una sucesión dedesastres inesperados, una implacablerestricción de todo lo que se va a coger".Y, en verdad, así fue: pronto quedó sindinero; tuvo que aceptar, humillándose,la protección de algunos compatriotas;pasó hambre: vivió horas de desesperadanostalgia. Regresó el 12 de julio de 1900.De acuerdo con lo que sus amigos hanrecordado, partió como undandy y regre-só como un mendigo.

Estas dos grandes aventuras, una lite-raria y Otra vital, que fueron la fundaciónde la Revista de Salto y el viaje a París,fueron seguidas por una tercera literaria yvital a la vez; la creación de un cenáculoliterario, llamado Consistorio del GaySaber, que estaba integrado por unoscuantos aprendices de escritores, comoel mismo Quiroga. y sáltenos, además,como él El Consistorio estaba constituído de este modo. Horacio Quiroga (Pontí-fice); Federico Ferrando (Arcediano); Ju-lio J. Jauretche (Sacrístano); Alberto J.Brignole (Campanero); Asdrúbal E Del-gado y José Mana Fernández Saldaña(Monagos menores). El desesperadoafán de originalidad hizo del Consistorioun mar de extravagancias, tanto en la vidareal como en la creación literaria. De estaultima queda constancia el Archivo delConsistorio del Gay Saber, copia meca-nografiada por el propio Quiroga de las

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elucubraciones literarias de los consisto-riales. Esa copia, donada por Alberto J.Brignote. se conserva en Is BibliotecaNacional y pone bien de manifiesto que elafán de originalidad quedó reducido a laelaboración de prosas y versos de inge-niosos juegos literarios carentes de con-sistencia. Como eiemplo, puede valer es-ta estrofa, brotada de la pluma del Pontí-fice:

Suena un vago clavicordio deneblina.Trae el viento partituras de siroccosCon un dios que ha naufragado enIndo Chinaviene Roux que descubrió elestreptococo.

3. Los arrecifes tte coral

Los arrecifes de coral es la culmina-ción del aprendizaje modernista realiza-do en los textos publicados en ¡a Revistade Salto, de la experiencia vital del viaje aParts, a donde fue con aspiración belograr una gloria rara, de "lágrima de vi-drio" y de las experimentaciones de re-novación expresiva ensayada en ef Con-sistorio del Gay Saber, casi como unatarea en equipo, orientada por el propioHoracio Quiroga pero cuyo maestro leja-no era el muy admirado Leopoldo Lugo-nes, a quien, justamente, estádedicado ellibro. Este fue editado con gran pulcritudtipográfica y en una tirada de 510 ejem-plares (495 en papel ilustración. 10 enpapel Holanda Van Gelder y 5 en papelMünch pergament. según se detalla en elmismo libro). La carátula está constituidapor un grabado del dibujante VicentePuig, y en tres lineas, el titulo del libro, elnombre del autor y el de la ciudad dondese realizó la edición. El grabado repre-senta a una ¡oven mujer coo aspecto detísica, cuyos ojos están circuidos de gran-des ojeras y a cuyo lado arde, en uncandelabro, una vela. En lo que al conte-nido se refiere, el libro incluye 18 poemas,30 textos poemáticos en prosa y 4 cuen-tos.

idéntica intencionalidad creadora esvisible en fos poemas en verso, en lasprosas poemáticas y en los cuentos. Entodos, se busca afanosamente la origina-lidad de contenido y expresión. Para lo-grarla, en lo que al contenido se refiere.

se busca la creación de situaciones extra-ñas, de personales raras, y. muy irecusn-temente. de estados de conciencia mor-bosos Los arrecifes de coral es. puededecirse asi, un libro deliberadamente an-fermizo- Para fundamentar estas afirma-ciones, sólo es necesario subrayar algu-nos pocos detalles: se reiteran las pagi-nas donde un amante, casi voluptuosa-mente, y, en algún caso, como expresiónde un delirante goce erótico, mata, real oimaginariamente, a la amada; hay vanascomposiciones donde el recuerdo de laamada muerta es sentido como perversogoce; la perversión sexual no está au-sente, como es claro en fa prosa poemá-tico-narrativa titulada A la señorita Isa-bel Ruremunde y varias más. En cuanto ala búsqueda de la originalidad expresiva,sus afanes no fueron excesivos. Queda-ron limitados, en el verso, a algunas expe-rimentaciones métricas, y, en la prosa, alesfuerzo por conferirle ritmo poemáticopero sin destruir sus cualidades especi-ficas y procurando, al mismo tiempo, elmáximo de concentración. Para hacersentir la atmósfera y el tono de los textosde Los arrecifes de coral, convienetranscribir uno ellos Valga, para tal fin,una especie de fantasía funeraria tituladaLos faros remotos:

Te había arrojado al mar; y enaquella noche de luna, tan propiciapara los raudales de lágrimas, teibas alejando de la orilla en el fé-retro azul en que había escondido tucuerpo.Avanzabas lentamente. Con el relojen la mano, los minutos que ibantras de ti eran eternos; la media-noche estaba próxima; y bajo lagruta marina que iba a absorberte,una mortuoria claridad de basaltoacogía el reflejo azulado de tu ala ud.De pronto la noche se oscureció ydejé de verte. Ibas a desaparecer.Entonces, levantando en las tinie-blas mi brazo que oscilaba de ade-lante a atrás, a guisa de faro remoto,brilló la piedra de mi sortija. Y bajola tempestad que caía sobre noso-tros, el fuego sombrío del rubi atrajolentamente tu ataúd.

La visión global sobfe Los arrecifes decoral que antecede puede ser completa-da con algunas consideraciones sobretres de los cuatro cuentos que el libro

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incluye El primero, Jesucristo, es unafantasía decadente: Jesús, redivivo y ves-tido de jaquet. pasea por París y al pasarante una Cruz que le remora su vidaanterior, siente melancólicamente que susacrificio fue estéril. En el segundo. Elguardabosque comediante, se cuenta lahistoria de un ex-actor, Narcés, alma can-dida, que. embriagado, ha cometido uncrimen. Cumplida su condena, trabajacomo guardabosque. Para olvidar su cri-men, se finge una personalidad extraña:"Yo soy romano y negligente", se dice así mismo, en el borde de la demencia. Sesiente como fuera de la reaitdad, a fuerzade negar su propio yo, pero un día larealidad vuelve a apoderarse de él y domi-nado de nuevo por la conciencia de sucrimen, se interna en el bosque y es devo-rado por los lobos. El tercer cuento, que,en 1900, obtuvo el segundo premio en unconcurso organizado por la revista La Al-borada, se titula simplemente Cuento ynarra un insólito caso de triángulo amo-roso: Recaredo, un poeta decadente, sa-be que su mujer lo engaña con su mejoramigo, Luciano.yésteahogaenunlagoala mujer cuando se entera que el maridoestá enterado de sus relaciones con etla.El marido tácitamente aprueba el crimen.

4. Conclusión

Cuando apareció Los arrecifes de co-ral, la crítica le fue, en general, adversa. Eljuicio más benevolente fue, tal vez, el deLeopoldo Lugones, que, con notableperspicacia, predijo al joven escritor "unseguro porvenir de prosista". Las pági-nas del libro, en verdad, revelan a unescritor de talento pero desviado por elafán de originalidad a toda costa, inclusoa costa del sentido común. La inconsis-tente postura literaria adoptada por Hora-cio Quiroga, no impide, sin embargo,que, desde la perspectiva crítica de hoy,sea posible ver en algunos textos de Losarrecifes de coral rasgos que los vincu-tan al gran escritor que llegó a ser en sumadurez. Un análisis detenido permitiríadestacar varios, pero aquí sólo se señala-rán dos: la atracción que sobre ei autorejerce lo raro, lo extraño, tos casos oestados de conciencia lindantes con lo

patológico y su gran capacidad para ce-rrar un texto con un (¡nal inexperado degran efecto. Estos dos trazos se encuen-tran también en sus cuentos de madurez.En estos dos aspectos, el libro revelaauténtica inventiva, especialmente en lostextos en prosa. En cuanto a los poemasen verso, aunque notoriamente eviden-cian la influencia de Leopoldo Lugones, yde un modo notable en los sonetos, nocarecen de inflexiones personales queles dan interés. Léase, como ejemplo.

Lemerre, Vanier y Cia.:

Bajo la curva, la noche plomosobre el aliento, vapor de bromoata en el cuello fino calambrecon invisible, rígido alambre.Por la ventana que está entreabiertata Luna muestra su faz de muerta,desfigurando, tras los cristales,algunas piedras filosofales.Se angustia ei vientre de los crisolesen la insistencia de los alcoholes,y gime en finos ruidos distantescomo murmullos su be repitan tes.Sobre los bordes de la campanasuenan las cuatro de la mañana.Los negros perros, estremecidos,lanzan al aire largos aullidos.Chirrían los gonces de un modoadusto, y a la ventana se asoma unbusto:

como tos muros - en linea recta-la Luna en negro disco proyectasobre la albura del macadam,como un curvado, trágico escollo,la calva frente de Claudio Frollobajo la sombra de Notre-Dame.

Las observaciones inmediatas anterio-res bosquejan, aunque brevemente, lasignificación de Los arrecifes de coraldentro de la obra de Horacio Quiroga. Encuanto a su significación como testimo-nio de la situación histórico-cultural delnovecientos, es innecesario subrayarla:surge de por sí a través de todo lo expues-to a lo iargo de estas páginas, aunque enellas, desde luego, sóío se han perfilado,sin profundizarlos, algunos aspectos deesa significación.