3. mapa politico actualizado

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Unidad 1 Contextualizacion del actuar moral 1.3.1 Mapa politico del mundo etico Bibliografia: Cortina (1996). EI quehacer etico . Paginas (57-65). Espana: Santillana. 3. MAPA POLITICO ACTUALIZADO El mundo etico occidental A nuestro mapa Ie pas a 10 que al de Marco Polo: que para el existen continentes desconocidos, como Africa y la mayor parte de Asia (por no decir la tota li dad). La filosofia, tal como la entendemos, no se ha desarrollado como tal en el continente africano, y las eticas orientales van haciendo su aparici6n entre nosotros, pero me temo qu e por el momento con un tinte m:is folcl6rico que otra cosa. Los grupos qu e hacen yoga para adelga- zar bien poco tienen que ver con la hondura del pensamient,o oriental. En 10 que respecta al mundo etico occidental podriamos aventurar una modesta distribuci6n geogratica, si bien a todos sus habitantes los une en este momento -como hemos diche- el in- . tento de responder a la misma cuesti6n: "c6mo podemos construir \ll1a sociedad justa?, "c6mo hacer posible la convivencia pacifica en soc iedades pluralistas, e incluso multiculturales? La otra gran pre- g\ll1ta de la filosofia moral -"que hemos de hacer para ser feli- ces?- parece haber quedado por el momento en un segundo plano. Parece la felicidad cosa de los individuos y de los grupos, cuesti6n que cada persona ha de re sponde r desde su modo de ser y de querer, desde su modo de esperar y sonar. En cambio, la jus- 57

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Page 1: 3. MAPA POLITICO ACTUALIZADO

Unidad 1 Contextualizacion del actuar moral 1.3.1 Mapa politico del mundo etico

Bibliografia: Cortina (1996). EI quehacer etico. Paginas (57-65). Espana: Santillana.

3. MAPA POLITICO ACTUALIZADO

El mundo etico occidental

A nuestro mapa Ie pas a 10 que al de Marco Polo: que para el existen continentes desconocidos, como Africa y la mayor parte de Asia (por no decir la totalidad). La filo sofia, tal como la entendemos, no se ha desarrollado como tal en el continente africano, y las eticas orientales van haciendo su aparici6n entre nosotros, pero me temo que por el momento con un tinte m:is folcl6rico que otra cosa. Los grupos que hacen yoga para adelga­zar bien poco tienen que ver con la hondura del pensamient,o oriental.

En 10 que respecta al mundo etico occidental podriamos aventurar una modesta distribuci6n geogratica, si bien a todos sus habitantes los une en este momento -como hemos diche- el in­

. tento de responder a la misma cuesti6n: "c6mo podemos construir \ll1a sociedad justa?, "c6mo hacer posible la convivencia pacifica en sociedades pluralistas, e incluso multiculturales? La otra gran pre­g\ll1ta de la filosofia moral -"que hemos de hacer para ser feli­ces?- parece haber quedado por el momento en un segundo plano.

Parece la felicidad cosa de los individuos y de los grupos, cuesti6n que cada persona ha de responder desde su modo de ser y de querer, desde su modo de esperar y sonar. En cambio, la jus-

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Page 2: 3. MAPA POLITICO ACTUALIZADO

ticia se nos muestra como cosa de todos nosotros, como negocio

que hemos de hacer juntos y del que nadie puede evadirse.

Porque las sociedades no son felices ni desdichadas: 10 son las personas; pero las sociedades si que son, en cambio, justas 0

injustas. Por eso, la etica de nuestros dias, que es bien modesta, prefiere en su mayor parte asegurar un marco de justicia -ase­gurar la calle- que meterse a dar consejos en la vida privada. ;,Que propuestas pretendeD en nuestro momento dibujar

ese marco de justicia?

Norteamerica

Si empezamos nuestro recorrido por Norteamerica, nos en­contraremos con un mundo de animadas discllsiones, provocadas sobre todo por ellibro de JOHN RAWLS, la Teoria de la Justicia, pu­blicado en 1971 (36). Esta obra inici6 -como hemos dicho- una I comente de "tica politica, elliberalismo politico, a la que se han I

sumado auto res de la talia de CHARLES LARMORE (37), RONALD I DWORKIN 0 RICHARD RORTY (38). En su segundo libro, Political Liberalism, perfila RAWLS los rasgos de esta propuesta y sus virtua­lidades para sociedades pluralistas con democracia liberal (39) .

El liberalismo politico prolonga la tradici6n del pragmatismo americano de WILLVtil1 JAMES Y CHARLES S. PEIRCE, pero sobre todo la de JOHN DEWEY. Tradici6n que tambien inspira la celebre pro­puesta de «Filosofia para nifios» de MATIHEW LIPMANN, amplia-

(36) RAWLS, J. Teoria de fa Justicia, F.G.E. Madrid, 1978. Ver tambiE~n RA\VI.S, J. Justicia ccmw equidad (edidon a cargo de M. A. Rodilla), Tecnos. Madrid, 1986.

(37) LARMORE, CH_ "Political Liberalism», en Political Theory, volumen 18, nUm. 3 (1990). pp. 339-360.

(38) DWORKIN, R «EIUberalismo» , en H..>J>IPSHrRE, S. (comp.). Moral publica y pri­vada, F.C.E. Mexico, 1983, pp. 133-167; Los derechos en serio; RORTY, R. "Postmodemist bourgeois Liberalism», en The Journal oj Philosophy (1983), pp. 583-589. Contingencia, ironia y solidaridad, Paid6s. Barcelona, 1991.

(39) RA\V1.S, J. Political Liberalism, Columbia University Press, 1993. Traducci6n al castellano en Critica. Barcelona (en prensa).

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mente difundida y aceptada en Espana por profesores de ensefian­

za pririlaria y media, gracias a los bien empleados esfuerzos de FELIX GARCIA MORIY6N (40). LIPMANN entiende que los nifios son per­fectamente capaces de comprender cuestiones filos6ficas y de encontrar respuestas, siempre que se las planteen en un grupo -la dase- que funciona como «comlll1idad de investigaci6n» diri­gida por un adulto. Para ayudarles en el proceso investigador ha es­crito LIPMANN un conjunto de novelas para diferentes edades, en las que van planteandose las grandes cuestiones filos6ficas, amen de un «libra para e1 profesor» acompafiando a cada una de. elias.

Regresando al nucleo del que hemos partido (elliberalismo politico de JOHN RAWLS), LORENZ KOHLBERG, trabajando estrecha­mente con RAWLS, construy6 una «psicologfa del desarrollo moral» que es hoy punto obligado de referencia en el mundo educativo. KOHLBERG muestra c6mo la formaci6n de la conciencia moral es fruto de un desarrollo, que recorre en todas las personas los mis­mos niveles (preconvencional, convencional y postconvencional), divididos en seis estadios. Esto no significa que todos alcancen los ultimos estadios, sino que siguen el mismo recorrido, lleguen a donde lleguen. Con ello ofrece KOHLBERG pautas para «medin> la madurez moral de los nifios, para ayudarles a ir creciendo moral­mente, y tambien para hacer de la escuela una «comlll1idad jus­ta». Con este objetivo emplea el metodo de los dilemas morales, que resulta muy fecundo para el aula (41).

(40) Aparte de otros trabajos, GARClA MORriQN, F. ha pubUcado una excelente historia de Ia filosofia, junto con GARetA, M. y PEDRERO, 1. Duces y somhras. El suefio de la raz6n en Occidente, La Torre. Madrid, 1994. Es este lU1 trabajo 6ptirno para introducir la filosofIa en la Ensefianza Media, en los primeros cursos de facultad y para cuantos quieran tener noticia de ella de forma arnena, clara y completa.

(41) KOHLBE:RG, L. Psicologia de desarrollo moral, DDB. Bilbao, 1992. Sobre la propuesta de KOHLBERG ver, entre nosotros, RUBIO, J. La psicologia. mora~ en CAMPS, V. Historia de La etica, III, CrfUca. Barcelona, 1989, pp. 481 ·532. P£:REZ-DE:LGADO, E. y GARCfA Ros, R. La. psicologia del desarrollo mora~ Siglo XXI. Madrid, 1991. P£:REZ DE:LGADo, E. Y MESTRE M.- V. EI crecimiento moral, Universitat de Valencia, 1995.

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Page 3: 3. MAPA POLITICO ACTUALIZADO

Algunos discfpulos de KOHLBERG han criticado seriamente su

propuesta, pero las criticas mas conocidas son las de su discipula

CAROL GILLIGAN, qulen en su libro Con una voz dijerente (1982) ha querido mostrar c6mo los grandes psic610gos (FREUD, PIAGET, KOHLBERG) han empleado preferentemente muestras masculinas y c6mo han entendido por eso que la «voz femenina» no es que

sea «diferente» de la masculina, sino «desviada» (42). De am que GILLIGAN trate de reconstruir tambien las etapas del desarrollo

moral de quienes hablan en esa voz feme nina y no masculina. Lo

moral se expresa, por tanto, al menos en dos voces, cada una de las cuales no se identifica necesariamente con la de las muj eres 0

los varones concretos.

Por otra parte, tomando como referentes los estadios del de­

sarrollo moral en el niiio que KOHLBERG propone, ha elaborado J tJRGEN HABER~IAS una «teoria de la evoluci6n social». Las socieda­des aprenden -aflrma HABER~IAS-, no s610 tecnicamente, sino

tambien moralmente, y la logica del desarrollo de KOH LBERG nos

permite reconstruir, no s610 el desarrollo moral del nifio, sino tambien el de las sociedades. En nuestro momento, la conciencia moral de las sociedades con democracia liberal se encuentra en el

tercer nivel de KOHLBERG (el postconvencional).

LA CONTESTACI6N AL LIBERALISMO POLITICO

Sin salir de Norteamerica, frente alliberalismo politico surgi6

de inmediato una polemica, al menos desde tres instancias:

a) El «anarcocapitalismo» y elliberalisrno de ROBERT NOZICK, que algunos auto res caracterizan como «liberalismo insoli­dario» (43). En su libro Anarquia, Estado Y Utopia ataca NOZICK a JOHN RAWLS Y su teolia de la justicia, por entender

(42) G[t.UGAN, C. La moral y ta teona. Psicologia del desarrollo Jemenino. F.G.E. Mexico, 1985.

(43) PARJJS, PH. VAN i,Que es una sociedadjusta?, Ariel. Barcelona, 1994.

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que dicha teolia propugna un intervencionismo «inmoral» I del Estado en la economfa. Los derechos de propiedad

-piensa NOZICK- son derechos naturales, y cualquier in­

tervencionismo socialdem6crata, cualquier teorfa de justi­cia redistributiva, atenta con t ra ellos.

b) El «socialismo liberal» de MICHAEL WALZER, disconforme con la extensi6n a todos los ambitos del criterio de justicia distri­butiva que RAWLS propone Oa imparcialidad) (44). WALZER

piensa -por el contraria-- que en una comunidad politica

existen distintas esferas, en cada una de las cuales se distri­buye un bien diferente. Hecho por el cual cada una de elias debe venir regida por un diferente criterio de justicia.

c) La arrolladora corriente «comunitaria», compuesta por autores tan heterogeneos como ALASDAIR MAcINTYRE, CHARLES TAYLOR, MICHAEL SANDEL 0 BENJAMIN BARBER (45),

que convienen en un punta: en acusar al liberalismo como causante de buena parte de los males que nos aquejan por profesar un individualismo abstracto.

Los liberales -piensan los comunitarios- defienden que

cualquier persona es sujeto de derechos y deberes, pero parecen olvidar que esas personas nacen en una comunidad y en ella aprenden a vivir moralmente; olvidan que son personas concre­tas, enraizadas en famillas, asociaciones y tradiciones concretas.

Quien desee hacer etica -siguen pensando los comunita­rios- debe tener en cuenta este ser comunitario de las personas , como ya aconsejaron ARIST6TELES 0 HEGEL.

(44) WALZER, M. Esferas de lajuslicia, F.e.E. Mexico, 1993. (45) MAcINTYRE, A. Tras La virtud, Critica. Barcelona, 1987; Ju.sticia y racionali­

dad, EIUNSA. Barcelona, 1994; Tres versiones rivales en teoria mora~

RlALP. Pampiona, 1993. TAYLOR, CH. Sources of the Sel/, Harvard University Press, 1989. SANDEt., M. Liberalism and the Limits oj Justice. Cambridge University Press, 1982. BARBER, B. Strong Democracy, University of California Press, 1984. Ver CORTINA, A. Etica sin moral., capftulo 4. 'I'HrEBAUI, C. Los limites de la comunidad, Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1992.

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Page 4: 3. MAPA POLITICO ACTUALIZADO

Conviene recordar, antes de pasar a otra corriente, que el co­

rnunitarismo norteamericano no ha dejado de tener su eco en los

nacionalismos europeos. (46).

Alemania

Si, continuando nuestro recorrido por el mapa politico de la etica , nos dirigin10s a A1emania, la segunda pat ria de la filosofia - la primera fu e indiscutiblemente Grecia-, t res r6tulos, al me­nos , son ineludibles: la Teoria Critica, la etica del discurso y el ra­

cionalismo critico.

LA TEORlA CRITICA

La Teoria Clitica de la Escuela de Frankfurt, iniciada en el primer cum"to del siglo xx por MAx HORKHEIMER, THEODOR W. ADORNO Y HERBERT MARCUSE (47), t rataba de proseguir la bus­queda marxiana de un criterio desde el que desenrnascarar la ideologizaci6n de las sociedades avanzadas, criteria que cada vez resultaba mas dificil de encontrar porque era la propia racionali­

dad modem a la que debia criticar a la racionalidad modem a.

El fracaso de los primeros frankfurt ianos en esta b usqueda sugiri6 a JORGEN HABERMAS la conveniencia de bus car por un camino distinto a los emprendidos ese criterio que nos per mite discernir cuando una sociedad funciona par mecanismos ideol6-gicos: cuando es incapaz de distinguir entre las normas que es t3.n s imple mente vigentes y las que son verdaderame n­

t e legitilnas.

(46) Para un amllisis de los nacionalismos, ver L6PEZ CALERA , N. M.- Nacionalis­mo. ;,Inocente 0 culpable?, Tecnos. Madrid , 1995.

(47) Para una exposici6n sucinta de los proyectos y realizaciones de los frankfur­tianos, acompaftada de una bibliograffa accesible , ver CORTINA, A. Critica y utopia de La Escuela de Frankfurt, Cincel. Madrid , 1985 .

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LA ETICA DEL DISCURSO

Para descubrir ese criteria desarro1l6 JORGEN liABERMAS en la decada de los setenta y los ochenta su teoria de Ia acci6n comu­nicativa (48), y construy6, junto con KARL-OD'O MEL, la etica del discurso (49) .

Es esta una etica racional que, t ras la experiencia nazi, se niega a dejar las cuestiones morales en manos del «sano sentir comun del pueblo» , y exige que dem os raz6n de nuestras op­ciones morales . Los dirigentes nacionalsocialistas rehusaban dar raz6n de sus acciones - fundmnentarlas-, acogiendose a la coartada de que para legitimarlas bastaba con el «sano sentir comun del pueblo aleman». Habida cuenta de las atrocidades que semejante negativa desencaden6, exige la etica discursiva dar raz6n de las opciones morales, por 10 menos de aquellas que afectan a los mfnimos de jus ticia a los que cualquier ser hu­mano tiene derecho.

Es importante - piensa la etica del discurso- que las perso­nas busquemos la felicidad. Es importante que expresemos nues~ tros sentirnientos. Pero es indispensable dar razones de aquellos actos que afectan a los bienes basicos de los seres humanos. Por eso, M EL y liABERMAS se han esforzado por descubrlr un funda­mento para las normas morales , pero tambien por aplicar este ti­po de etica a diversos ambitos de la vida social (50), y por disefiar

(48) HABERMAS, J. Tearla de la acci6n comu nicativa, Taurus, 2 volfunene5. Madrid, 1981.

(49) MEL, K.-O. Transformaci6n de lafiLosafia, II, pp. 395 y 55.; Esttutios eti­co~, Alfa. Barcelona; Tearia de La verdad y etica de La re5ponsabilidad , Pald6s. Barcelona , 199 1. liABERMAS, J. Conciencia moral y acci6n comu­nicativa, Peninsula. Barcelona, 1985. Ver tambien CORTINA, A. Raz6n co­mun icativa y responsabilidad solidaria, Sfgueme. Salamanca 1985' Etica aplicada ~ democracia radical. MUGUERZA, J . Desde la p~rplej~ dad, F.C.E. Madn d, 1991. GARClA MARZA, D. Etica de la J usticia., Tecnos Madrid, 1992. .

(50) MEL, K. -O. Diskurs und Veran twortung, Suhrkamp. Frankfurt, 1988.

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Page 5: 3. MAPA POLITICO ACTUALIZADO

un modelo de «politica deliberativa», como tercera via entre el li­

beralismo y el comunitarismo (51).

EL RACIONALISMO CRITICO

El racionalismo critico, iniciado por KARL POPPER con La sociedad abierta y sus enemigos y Miseria del historicismo, y proseguido por HANS ALBERT (52) , nace como una frontal opo­sicion a cualquier dogmatismo, en el mas limpio sentido de la tradici6n ilustrada (<<atrevete a servirte de tu propia razon »). Los dogmas, las afirmaciones 0 mandatos que se r esis ten a dejarse criticar por la raz6n, son la fuente del fanatismo y tie­nen nefastas consecuencias para las personas. Claro ejemplo de ella es el dogmatismo practicado por las corrientes que se em­p eftan en descubrir leyes de la historia, como ha s ide e l caso del materialismo hist6rico. Frente a este futuro ya cerrado, es urgente potenciar «sociedades &biertas» segun un modele de democracia liberal.

Gran Bretana y Francia

Por el mundo britanico sigue campeando triunfante el utili­tarismo, embarcado en la tarea de conseguir «la mayor felicidad para el mayor nlimero», de la mano de SMART, LYONS Y un la rgo etcetera; y tambien los marxistas de Oxford , que componen

una bien curiosa tradici6n.

Mientras, los franceses, excepto algunas individualidades

adscritas a la etica del discurso 0 al liberalismo politico, siguen apostando, despues del estructuralismo, por la postmodernidad.

(51) liABERMAS, J. FaktiziUit und Geltung, Suhrkamp. Frankfurt, 1992. (52) POPPER, K. La sociedad abierta y sus enemigos, Paid6s. Barcelona, Y

Miseria del historicismo, Alianza. Madrid, 1973. ALBERT, H. Tratado de La razan critica, Sur. Buenos Aires, 1973.

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Espana y America Latina

l Y que es de esta Espana nuestra y de esta cordialinente

nuestra America Latina? En ellas sigue presente la tradici6n de ' JOSE ORTEGA Y GASSET, tanto la que prolonga JULIAN MARIAs (53)

como 1a que, uniendose a la de XAYlER ZUBIRf, es proseguida por

J OSE LUIS L6PEZ MANGUREN Y PEDRO LAlN (54). Pero tambien la

etica latinoamericana de la liberaci6n, abanderada por IGNACIO ELLACURfA, E NRIQUE DUSSEL, LEOPOLDO ZEA 0 JUAN CARLOS SCANNONE, que en los Ultimos tiempos va transitando paulatina­mente del conllicto al dialogo, de una etica que hunde sus raices en MARX y LEVJNAS, a una que se aproxima a la etica del discurso (55). En definitiva, el pobre, el marginado , es e l interlocutor potencial de una gran cantidad de dialogos sobre decisiones que Ie afectan, un interlocutor potencial que nunca 10 es real (56).

(53) Ver recientemente MARlAs, J. Tratado de lo rnejor, Alianza. Madrid, 1995. (54) De eUa tratamos en la parte II de este libro, capitulo 5. (55) MEL, K.-O.; CORTINA, A.; ZAN, J. DE, Y MICHELINI, D. Etica comunicativa y de­

mocrac~ Crftica. Barcelona, 1992. (56) CoRTINA, A. La moral del camale6n, Espasa-Calpe. Madrid, 1991, capitulo 13.

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