3ª etapa: nizza monferrato “…y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro...
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3ª Etapa: Nizza Monferrato
“…y os he destinado para que vayáis
y deis fruto,y que vuestro fruto
permanezca” (Jn 15, 16).
“El Instituto Nuestra Señora de las Gracias fue fundado por San Juan Bosco en 1877, encima de las ruinas de un viejo convento
de Hermanos Menores Observantes.
Así se convirtió en Casa Madre de las Hijas de María Auxiliadora, centro propulsor de vida y de bien, y Madre Mazzarello sintió que ésta será una casa bien distinta de las otras y que decidirá grandes cosas.
María Dominica Mazzarello vivi de 1878 a 1881.
Son los años en que alcanza la plenitud de la santidad.
A su muerte, María D. Mazzarello, el alba de un sábado, vigilia de la
novena de María Auxiliadora, ¡deja 166 Hermanas y 26 Casas en
dos Continentes!
“Poco más de dos años y la casa de Nizza es
COMUNIDAD EDUCATIVA, que vive y testimonia el Evangelio educando y
educándose.
En la formación de las alumnas, S. María Dominica requería la intervención de
las otras educadoras valorando sus dotes y el compromiso, aún no renunciando a una continua y decidida instancia hacia
realizaciones educativas cada vez más válidas.
En Mornese y en Nizza, los valores y las opciones que caracterizaban los
compromisos apostólicos rimaban día a día el itinerario formativo de cada persona y de
toda la comunidad. Quien entraba ahí percibía la comunicación de los valores
que se vivían y experimentaba la fuerza de incidencia.
Los esfuerzos de las FMA están todos orientados a hacer el mayor bien
posible a las jóvenes. La formación integral de las jóvenes se persigue con
responsabilidad y unidad de intenciones por parte de todas las
FMA y de las otras presencias adultas que colaboran en la misma misión según la peculiaridad de su tarea.
Las ocupaciones eran distintas; pero, guiadas por un mismo fin, convergían todas en las obras de la casa y el bien
general del Instituto. Tanto la que cavaba en la huerta como la que remendaba la
ropa, se interesaba por las alumnas y por la formación de las postulantes y de las novicias, no menos que las maestras y asistentes y ofrecía por ellas, en unidad
de espíritu, su propio trabajo”.
Las hermanas, sea cual fuere la tarea, comparten con las muchachas la
experiencia del estudio, el trabajo, la oración, el recreo. Esto alimenta en las alumnas el sentido de pertenencia y el compartir la vida y los objetivos de la
comunidad.
La continua presencia de las educadoras en medio de las muchachas es rica de confianza y optimismo, actitudes que favorecen la creación de relaciones familiares, sencillas y serenas.
Como afirman las Constituciones:
‘La dimensión misionera – elemento esencial de la identidad
del Instituto y expresión de su universalidad – está presente en
nuestra historia desde los orígenes’
La llamada: ‘A ti te las confío’,
que cambió la vida de María Dominica Mazzarello sigue resonando a lo largo de la historia de nuestras
comunidades y dando a cada FMA, a cada comunidad
educativa respiro de universalidad.
Tener un corazón grande y generoso comportaba para María Dominica y para las primeras FMA sensibilidad educativa,
intuición de las necesidades sociales y eclesiales, atrevimiento y audacia al
responder a los retos de la educación de la mujer.
Si miramos a los orígenes, a las comunidades
de Mornese y de Nizza percibimos como la santidad tiene un rostro misionero.Las circunstancias exigían que la
educación se actuara no sólo a través de los caminos de la asistencia y de la recuperación, ni sólo de la formación
religiosa, sino a través de la mediación de la cultura, del estudio,
de la formación de ciudadanas honradas y responsables.
Por eso la primera comunidad se abre muy pronto a la lógica incómoda del
cambio y del éxodo, de la calificación a nivel pedagógico y didáctico, y se muestra flexible y audaz en el coraje de la movilidad
que la lleva a encontrar nuevos caminos de inculturación del
Evangelio a través de la educación integral de la persona.
Nuestro ser misioneras y misioneros no comporta siempre el ir a tierras lejanas,
sino abrir los ojos para conocer situaciones que a menudo están detrás de la puerta de casa; es dejarse implicar por el fenómeno de la movilidad humana y por los retos que conciernen sobre todo a los niños, a las niñas y a las mujeres; buscar
caminos de solución y ponerse en red.
Sabemos que no estamos solos. La certeza de poder contar con la presencia de muchas fuerzas, que miran al mismo objetivo de hacer crecer la vida y volver a encender la esperanza, anima y
multiplica las energías”.
(Madre Antonia Colombo – Roma, Verifica Triennale 2006)