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Papeles de Población Universidad Autónoma del Estado de México [email protected] ISSN (Versión impresa): 1405-7425 MÉXICO 1998 Orlandina de Oliveira / Brígida García CRISIS, REESTRUCTURACIÓN ECONÓMICA Y TRANSFORMACIÓN DE LOS MERCADOS DE TRABAJO EN MÉXICO Papeles de Población, enero-marzo, número 015 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México pp. 39-72 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México

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  • Papeles de PoblacinUniversidad Autnoma del Estado de [email protected] ISSN (Versin impresa): 1405-7425MXICO

    1998 Orlandina de Oliveira / Brgida Garca

    CRISIS, REESTRUCTURACIN ECONMICA Y TRANSFORMACIN DE LOS MERCADOS DE TRABAJO EN MXICO

    Papeles de Poblacin, enero-marzo, nmero 015 Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    Toluca, Mxico pp. 39-72

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

  • Crisis, reestructuracin econmica ytransformacin de los mercados

    de trabajo en MxicoOrlandina de Oliveira

    y Brgida GarcaEl Colegio de Mxico

    Introduccin

    En este trabajo analizamos las principales transformaciones ocurridas enlos mercados de trabajo urbanos en Mxico a partir de 1982. Duranteestos aos, se aplicaron polticas de estabilizacin, ajuste y reestructuracineque buscaron poner en marcha un nuevo modelo de desarrollo orientado haciael exterior. El nfasis dado a las actividades industriales de exportacin, enMxico y en otros pases de la regin latinoamericana, se vincula con los cambiosocurridos en la economa mundial resultado de los procesos de reestructuracin

    Resumen:En este trabajo se analizan las principalestransformaciones ocurridas en los mercadosde trabajo urbanos en Mxico en el periodo1982-1992. Se examinan la crecienteterciarizacin de la fuerza de trabajo, laproliferacin de las actividades noasalariadas y el incremento de laparticipacin econmica femenina. Ademsde las tendencias nacionales, se estudian lastransformaciones ocurridas en diecisis delos principales centros urbanosmetropolitanos en diferentes regionesmexicanas. En el artculo se ratifica que lacrisis y reestructuracin econmicas hanimpactado muy drstica ydesfavorablemente al mercado de trabajourbano del pas, y que la breve recuperacinparcial en los indicadores macroeconmicosque se logr a principios de los aosnoventa no trajo cambios positivosimportantes para los mercados laborales.

    Abstract:This study fowses on the most importanturban labor market transformations thattook place in Mexico in the period 1982-1992. This paper examines the increasedtertiarization of the labor force, theexpansion of non-salaried economicactivities and of womens labor marketparticipation. Besides national tendencies,the changes that have taken place in sixteenurban metropolitan centers belonging todifferent Mexican regions are closelyfollowed. It is ratified that the crisis and theeconomic restructuring process haveadversely affected the urban labor force andthat the brief recovery in macroeconomicindicators that took place at the beginningof the nineties did not bring positiveimpacts for Mexican urban labor markets.

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    y globalizacin (Roberts, Finnegan y Gallie, 1985; Sassen, 1989; Kephart, 1991;Logan y Swanstrom, 1990; Sassen, 1991, entre otros).

    Del conjunto de transformaciones en la economa internacional, particularmentenos interesa llamar la atencin sobre dos aspectos, debido a sus repercursionessobre la dinmica de los mercados de trabajo en diferentes pases de AmricaLatina. El primero se refiere a la elevada movilidad del capital y de la oferta deempleos hacia reas donde hay mano de obra barata, incentivos al capitalextranjero y trminos de intercambio favorables. La descentralizacin territorialde la actividad econmica -que se ha hecho factible por la utilizacin de nuevastecnologas- ha contribuido a la implantacin de modelos de desarrollo basadosen la exportacin de productos industrializados. Un segundo aspecto se vinculacon la profunda reorganizacin de las relaciones capital-trabajo que ha llevadoa un proceso global de desregulacin de los mercados de mano de obra. Dichadesregulacin se ha logrado en parte mediante cambios en los procesosproductivos y de trabajo con los cuales se busca una mayor flexibilizacinlaboral. Este ltimo proceso se manifiesta en el mbito del empleo en mltiplesaspectos, de los cuales importa enfatizar los siguientes: cambios en la estructurasectorial y ocupacional de la fuerza de trabajo; preferencia por mano de obrafemenina; precarizacin en las formas de contratacin del trabajador (mayorpresencia de subcontratacin, empleo parcial o temporal, empleo sin proteccinsocial); y cambios en los niveles y modalidades de remuneracin (Carrillo, 1993;Tokman, 1991; Marshall, 1987 y 1988).

    Los pases latinoamericanos -y en forma muy especial Mxico- han tenido queinsertarse en las transformaciones mundiales al mismo tiempo que enfrentanseveras crisis en sus economas. Esta situacin ha requerido, en un primermomento, la aplicacin de polticas de estabilizacin y ajuste. Posteriormente, lainsuficiencia de algunas de estas polticas, aunada a la necesidad de una insercinms dinmica en la economa internacional, ha llevado a transformaciones conimplicaciones de ms largo plazo en bsqueda de un cambio estructural msprofundo. Este proceso de reestructuracin econmica ha involucrado medidasclaras de privatizacin y liberalizacin de la economa, desregulacin delmercado de trabajo y de los sistemas de seguridad social (Tokman, 1991). Paraexaminar las implicaciones de estos cambios globales sobre la dinmica de losmercados de trabajo, nos centramos en tres aspectos: a) los cambios sectorialesde mano de obra; b) la reduccin y precarizacin de los empleos asalariados, yc) los niveles de participacin econmica de hombres y mujeres.

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    En una primera parte, examinamos la creciente terciarizacin de la fuerza detrabajo que ocurre en un contexto de contraccin del empleo industrial.Indiscutiblemente, la industria mexicana ha sido especialmente afectada por ladesactivacin y subsecuente reestructuracin de la economa y por la orientacindel desarrollo econmico hacia el exterior. En los aos ochenta y noventa se hanincrementado de manera importante las exportaciones manufactureras; sinembargo, este dinamismo no ha sido suficiente para contrarrestar la prdida deimportancia de la actividad industrial en la generacin de empleos en el nivelnacional. En consecuencia, la ocupacin creada en el pas en estos aos se haconcentrado sobre todo en el sector terciario.

    En una segunda seccin, sealamos que gran parte de la expansin del sectorterciario se vincula con la proliferacin de actividades no asalariadas, en especialen el comercio. Tambin hacemos hincapi en la presencia de empleos sinprestaciones laborales y escasamente remunerados en los sectores formales de laeconoma.

    En una tercera parte, caracterizamos la marcada ampliacin de la participacineconmica femenina en comparacin con el moderado incremento de la masculina.Sobresale en esta parte la estrecha asociacin entre los procesos de terciarizacin,crecimiento de los trabajadores no asalariados y la expansin de la participacinde las mujeres en los mercados de trabajo. Asimismo establecemos las conexionesentre la presencia femenina en las actividades industriales y el aumento de lasempresas maquiladoras.

    Al abordar cada una de las tres cuestiones mencionadas, enfatizamos tantolas transformaciones ocurridas en el tiempo como en el espacio. En cuanto a ladimensin temporal, nos importa sobre todo sistematizar los cambios en elperiodo 1982-1986, cuando la recesin fue ms profunda, en relacin con losaos 1986-1992, una etapa de recuperacin econmica parcial. De esta manera,buscamos ofrecer elementos de anlisis para evaluar si el repunte econmico quetuvo lugar a fines de los ochenta y principios de los noventa se reflej de manerapositiva en el mercado de trabajo. En lo referente a la dimensin espacial, ademsde las tendencias nacionales, analizamos diecisis de los principales centrosurbanos metropolitanos para los cuales se ha recopilado sistemticamenteinformacin ocupacional desde principios de los aos ochenta1.1La desagregacin espacial de los cambios en el mercado de trabajo en los ochenta slo es posible llevarlaa cabo para las principales ciudades del pas, pues no existan en Mxico en esos aos encuestas deocupacin con cobertura nacional y periodicidad anual. La serie informativa que comprende las ciudadesanalizadas es la ENEU (Encuesta Nacional de Empleo Urbano) la cual hoy se ha expandido hasta abarcarms de 40 importantes reas urbanas mexicanas.

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    Nuestro inters en el anlisis de los mercados de trabajo urbanos es sealarlas principales modificaciones ocurridas en los centros metropolitanos ubicadosen tres grandes regiones del pas: norte, centro y sureste2. En Mxico, el procesode desarrollo econmico basado en la sustitucin de importaciones (principalmenteentre 1950 y 1970) se dio en un contexto de marcada concentracin de lasactividades productivas en el espacio nacional. Durante este siglo, la importanciade la Ciudad de Mxico en trminos econmicos fue en continuo aumento hastainicios de los aos ochenta, si consideramos su participacin en el ProductoInterno Bruto (PIB) nacional. Muchos consideraban que la diversificacin de laproduccin industrial de la ciudad capital podra amortiguar los efectos de lacrisis. Sin embargo, la Ciudad de Mxico y otros centros industriales tradicionales,como es el caso de Monterrey, han sido los ms afectados por las transformacionesocurridas a partir de los aos ochenta.

    En el nuevo modelo de desarrollo, los estados fronterizos con Estados Unidosy algunos otros en el centro-norte del pas son los que han cobrado ms relevancia(Garza, 1991; Cordera y Gonzlez, 1991; Romo, 1993). En los ltimos lustrosha tenido lugar, entonces, una importante desconcentracin territorial de laindustria mexicana, y de ah la necesidad de incorporar el nivel regional y localen nuestro anlisis. Los estados ubicados en el centro del pas redujeron suparticipacin en el producto y el empleo industrial, y los estados del suresteperdieron importancia relativa en cuanto al producto y mantuvieron su bajaparticipacin en el empleo industrial. En contraparte, los estados localizados enel norte ganaron importancia relativa en ambos aspectos (Prez Cadena, 1993y Garza y Rivera, 1994). Conforme a estos ltimos autores, en este proceso dedesconcentracin de la manufactura del centro del pas han tenido un importantepapel el freno de la inversin pblica y privada y la apertura al comercio exterior;para ellos, este proceso puede ser reversible solamente si las tres principales reasmetropolitanas mexicanas reciben un influjo importante de inversiones en elmarco del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canad.

    Como antecedente del anlisis del mercado de trabajo en los ochenta yprincipios de los noventa, es til detenernos en algunas de las principalestransformaciones econmicas y sociales que han tenido lugar en Mxico en los2En este caso, y en lo que resta del trabajo, utilizamos una regionalizacin que ha mostrado ser til enestudios anteriores que hemos elaborado (Oliveira y Garca, 1990). Se consideran como estadospertenecientes al centro del pas a: Aguascalientes, Colima, Distrito Federal, Estado de Mxico,Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacn, Morelos, Puebla, Quertaro, San Luis Potos, Tlaxcala,Zacatecas. Por su parte, la regin norte comprende a: Baja California, Baja California Sur, Chihuahua,Coahuila, Durango, Nayarit, Nuevo Len, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas. Por ltimo, la regin sureste laconstituyen los estados de: Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruzy Yucatn.

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    ltimos lustros. El decenio de los ochenta se inicia con la ltima etapa del pasajerorepunte econmico impulsado por el petrleo (1979-1981), pero a mediados de1982 se instala una severa y prologanda crisis. De 1982 a 1986 caen de manerapronunciada el producto por persona y el salario real de los trabajadores; lamoneda se devalu cerca de cuarenta veces en esos cinco aos y la inflacinrebas el 100 por ciento en 1986 (Tello, 1987). Estos procesos, aunados a ladeficiencia en los sistemas de seguridad social y a la reduccin de los subsidiosotorgados a los productos bsicos, trajeron como consecuencia en Mxico, aligual que en otros pases de Amrica Latina, un claro deterioro en los niveles devida de la poblacin. El incremento de los precios afect la canasta mnima de lossectores urbanos, en especial de las familias con ingresos por debajo de dossalarios mnimos, que redujeron el consumo de todos los productos alimenticios,con excepcin de algunos bsicos (Lustig, 1992; Casar y Ros, 1987).

    Las polticas puestas en marcha en la primera mitad de la dcada de losochenta se orientaron a la estabilizacin y ajuste de la economa, e hicieronhincapi en la reduccin del dficit fiscal y en la promocin de las exportaciones.A partir de 1986, se pusieron en marcha medidas ms profundas que algunosautores denominan como de cambio estructural, pues han llevado a unatransformacin en el modelo de desarrollo. Algunos componentes centrales deestas polticas han sido la entrada de Mxico al Acuerdo General de Arancelesy Comercio (GATT), la negociacin del Tratado de Libre Comercio (TLC), unareorientacin del papel del Estado en la economa y una concertacin con losprincipales grupos econmicos del pas sobre precios, salarios y tipo de cambio(Snchez Daza, 1992; Orozco Orozco, 1992; Corts y Rubalcava, 1993). Lapuesta en marcha de estas medidas ha sido, sin duda, facilitada por caractersticaspropias de Mxico, entre las cuales juega un papel destacado la presencia de unEstado fuerte y con control importante del movimiento obrero organizado.

    Algunos de los efectos favorables, pero de corta duracin, de lastransformaciones mencionadas fueron: a) una recuperacin parcial del crecimientoeconmico en el periodo 1989-1994; b) la reduccin sostenida de la inflacin enese mismo periodo, y c) los resultados fiscales ms favorables en la historiaeconmica del pas. No obstante, las consecuencias desfavorables de la orientacindel desarrollo elegida tambin estn a la vista: la dependencia de los capitalesexternos y el deterioro en las condiciones de vida de los trabajadores y de lapoblacin en general. ste ha sido motivado por los controles salariales y por lareduccin del gasto social. Es conocido tambin que los trabajadores asalariadoshan visto reducir sustancialmente sus percepciones globales y que el volumen de

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    ganancias de los empresarios se ha visto, en cambio, incrementado (OrozcoOrozco, 1992; Orozco y Lozano, 1992; Snchez Daza, 1992; Ruz Durn, 1992).

    Es importante tener presente que la recuperacin parcial de los indicadoreseconmicos tiene su fin en diciembre de 1994, cuando se desencadena una nuevafase de crisis propiciada por un dficit creciente en la balanza de pagos y unasobrevaluacin del peso. En 1995 el producto interno bruto decreci en 6.9 porciento, la inflacin fue de casi 54 por ciento, el desempleo abierto alcanz la cifrahistrica de 7.6 por ciento en el mes de agosto, cerca de 18 mil empresas dejaronde cotizar en el seguro social y se perdieron de esa manera cerca de 800 milempleos formales. Durante 1996 y 1997 se observaron algunos signos derecuperacin, pero todava son inciertas las perspectivas para un crecimientosostenido de la economa mexicana. Es de esperar que las dificultades que hanenfrentado los mercados de trabajo en el periodo 1982-1992 -que veremos enmayor detalle a continuacin- se hayan mantenido en los aos subsiguientes.

    La terciarizacin de la fuerza de trabajoPara los fines del trabajo importa retomar las discusiones sobre la

    heterogeneidad del sector terciario y la utilidad analtica de diferenciar entrevarios subgrupos que incluyen servicios de muy diversa naturaleza (Browning,1972; Muoz y Oliveira, 1979; Katzman, 1984; Singer, 1979). La distincinentre servicios al productor (finanzas, alquiler de inmuebles y serviciosprofesionales); servicios sociales (educacin, servicios mdicos y gobierno);servicios distributivos (comercio y transportes), y los servicios personales(servicios de esparcimiento, restaurantes, hoteles y otros) permite establecerconexiones ms claras entre los procesos de expansin y crisis econmica y ladinmica interna del proceso de terciarizacin.

    En Mxico, al igual que en otros pases de Amrica Latina, la fuerza de trabajono agrcola tradicionalmente se ha concentrado en el terciario. Sin embargo, esdifcil sostener para los aos anteriores a la crisis que tuviese lugar en el pas unproceso de sobreterciarizacin, entendida sta como una concentracin excesivay superflua de la mano de obra en dicho sector de la economa. Diversos estudioshan sealado precisamente lo contrario, es decir, han demostrado que el sectorindustrial, los servicios al productor y los sociales tuvieron un importante papelen la absorcin de mano de obra en los aos de auge econmico (Garca, 1975;Muoz y Oliveira, 1976; Muoz, 1985; Garca, 1988). La expansin de losservicios financieros y profesionales se asocia en forma directa con el dinamismo

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    del proceso de sustitucin de importaciones entre los aos cincuenta y sesenta.En cuanto al crecimiento de los servicios sociales, adquiere importancia el papeldel Estado como empleador de mano de obra. En Mxico, el empleo pblico enla Administracin Central ha crecido en forma constante desde los aos veintehasta mediados de los ochenta (Blanco, 1995), pero la proporcin de mano deobra empleada en esa rama es muy inferior a la registrada en otros pases de laregin (Oliveira y Roberts, 1994).

    La terciarizacin en los aos 1982-1992

    La industria nacional -como se ha documentado ampliamente- ha sido laprincipal afectada por la crisis que se inici a principios de los aos ochenta y esclara su prdida de importancia en la generacin de empleos (Garza, 1991).Segn los censos econmicos, en 1980 el 46 por ciento de la ocupacin en losestablecimientos fijos se generaba en el sector manufacturero, 31 por ciento enel comercio y 23 por ciento en los servicios. Para 1989 esta situacin se viodrsticamente cambiada con un descenso importante del empleo en la manufacturaa 37 por ciento, un aumento en el comercio a 33 por ciento y, especialmente, enlos servicios a 31 por ciento del personal ocupado. De los empleos que segeneraron entre 1985 y 1989 slo 11 por ciento correspondi a la manufactura,38 por ciento al comercio y 52 por ciento a los servicios (Rendn y Salas, 1992).La informacin proveniente de las encuestas de ocupacin muestra que laexpansin del terciario en los aos ochenta ha ocurrido sobre todo entre lapoblacin activa masculina, dado el peso ya mayoritario de dicho sector entre lamano de obra femenina. La importancia relativa de los hombres en el terciariopas de 34.0 a 41 por ciento entre 1979 y 1991, mientras que la femenina semantuvo alrededor de 70 por ciento en el mismo periodo (datos de la EncuestaContinua sobre Ocupacin -ECSO- y la Encuesta Nacional de Empleo -ENE-,respectivamente).

    Con la reorientacin del papel del Estado en la economa en los aos ochenta,merecen una mencin especial los cambios registrados en el empleo pblico. Laparticipacin del sector pblico en el total del personal ocupado se mantieneconstante (alrededor de 17.5 por ciento) entre 1982 y 1992. Sin embargo, se handado fluctuaciones a lo largo de este periodo. Durante los aos del gobierno delpresidente De la Madrid (1982-1987), la importancia relativa del empleo pblicoaument de 17.5 a 22.2 por ciento. En la administracin de Salinas de Gortari(1988-1994) se inicia la tendencia hacia el descenso. Interesa destacar que las

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    transformaciones ms importantes ocurridas a partir de la poltica de privatizacinhan tenido lugar en la composicin interna del empleo pblico. El peso relativode los puestos de trabajo generados por las empresas pblicas se ha reducido enforma marcada -de 23.3 por ciento en 1988 a 10.8 en 1993- y, como contraparte,la importancia relativa del empleo en el gobierno propiamente dicho se incrementa3.

    Dentro del contexto general arriba esbozado -contraccin del empleo industrial,ampliacin del sector terciario y reduccin reciente del empleo pblico- importaanalizar las transformaciones en la distribucin sectorial de la mano de obra quehan tenido lugar en diecisis de las principales reas metropolitanas del pas. Paralos periodos 1982-1986 y 1986-1992, diferenciamos con propsito comparativoentre: a) las ciudades del norte, que comprenden las fronterizas (Ciudad Jurez,Matamoros, Nuevo Laredo y Tijuana), y las no fronterizas (Chihuahua, Tampicoy Torren; b) las grandes reas metropolitantes (Ciudad de Mxico y Guadalajaraque se ubican en el centro y Monterrey en el norte), y las ciudades industriales,comerciales y de servicios ubicadas en el centro (Len, Puebla y San Luis Potos)y en el sur-sureste del pas (Mrida, Orizaba y Veracruz)4.

    Los aos 1982-1986

    Como hemos mencionado, en los primeros aos de la dcada de los ochentaes clara la prdida de importancia de la industria. En el caso de las reas urbanas,Oliveira (1989a) ha demostrado que se redujo la PEA masculina en el secundarioen siete de las diecisis ciudades consideradas. Las reas urbanas ms afectadasincluyen centros de importante tradicin industrial con una amplia presencia delos hombres en la manufactura. Slo se mantiene la presencia de los hombres enla industria en algunas reas urbanas fronterizas. Por su parte, el terciario esclaramente el sector mayoritario en la absorcin de la PEA masculina en casitodas las ciudades. Estas cifras reafirman en el nivel del espacio urbano ladrstica cada de la industria del pas durante la recesin de los aos ochenta(Oliveira, 1989a).

    En el caso de la Ciudad de Mxico se ha sealado que por primera vez desde1940 la industria disminuy el nmero de sus establecimientos en la dcada delos ochenta; tuvo lugar un cierre promedio de 750 firmas anuales. La produccin

    4Slo para estas ciudades existe informacin en la serie ENEU para todo el periodo analizado.

    3Interesa, asimismo, sealar que al interior de la administracin pblica ocurre un claro proceso dedescentralizacin desde el gobierno central a los gobiernos locales. La participacin de estos ltimos enel empleo pblico pasa de 14.5 por ciento en 1988 a 43.7 en 1993 (INEGI; 1988 y 1994).

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    bruta disminuy tambin de manera apreciable y, con respecto al pas, la ciudadperdi lo que haba ganado en un lapso de ms de 30 aos (Garza, 1991). EnMonterrey se abrieron ms establecimientos de los que se cerraron, pero losnuevos fueron predominantemente de tamao pequeo. Las empresas msgrandes tuvieron que recurrir a la sustitucin de mano de obra y a la reconversintecnolgica. Los grupos industriales ms afectados fueron la metlica bsica, losproductos de minerales no metlicos y los productos metlicos (Garza, 1994;Garza y Rivera, 1994).

    A pesar de la contraccin global del empleo manufacturero, es interesantepuntualizar que en los primeros aos de la dcada de los ochenta, la fuerza detrabajo femenina cont sin duda con algunas opciones en este sector. Suparticipacin relativa en el secundario aument en seis de las diecisis reasurbanas, la mayora de ellas ubicada en el norte del pas (Oliveira, 1989a). En loque respecta al terciario, sector de concentracin tradicional de la fuerza detrabajo femenina, se observaron en los primeros aos de la dcada descensos parala PEA femenina en la mitad de las ciudades analizadas. Es probable que lasocupaciones afectadas hayan sido las no manuales en el terciario, pues es posibleuna reduccin en la contratacin de mano de obra calificada en las ramas msdinmicas de ese sector (Oliveira, 1989a).

    El periodo 1986-1992

    Como se indic, en este lapso se pusieron en marcha numerosas medidas deajuste y reestructuracin con miras a reactivar la economa mexicana y a dar losprimeros pasos hacia un modelo de desarrollo orientado hacia el exterior. Estasmedidas impactaron la distribucin sectorial de la mano de obra. Las cifrasdisponibles (cuadro 1) muestran que en este periodo de recuperacin parcial nose modific la prdida de importancia de la industria. Es til retomar una vez mslas diferencias entre la mano de obra femenina y la masculina. Los hombressiguieron reduciendo su presencia en este sector de la economa en variasciudades del espectro urbano mexicano, especialmente en las tres grandes reasmetropolitanas (Ciudad de Mxico, Monterrey y Guadalajara). Tambin seredujo la fuerza de trabajo industrial masculina en la ciudad de Len, tradicionalrea manufacturera del centro y una de las ciudades de mayor concentracin dehombres en las actividades de transformacin (46 por ciento de la mano de obramasculina se ubic en la industria en 1992), y en Veracruz, ciudad de serviciosdel sureste del pas. Hay que resaltar que slo en las ciudades del norte, en especial

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    en las dos ciudades fronterizas de menor tamao (Matamoros y Nuevo Laredo)se observ cierto dinamismo en la incorporacin de la PEA masculina en lamanufactura. En las ciudades fronterizas de mayor importancia (Ciudad Jurezy Tijuana) se mantuvieron los niveles de participacin masculina en la industriade transformacin, aunque hay que tener presente que dicha participacincontina siendo mucho ms acentuada en Ciudad Jurez (alrededor de 33 porciento de la mano de obra masculina se concentra en este sector).

    Por lo que respecta a las mujeres (cuadro 1), se observ una presenciacreciente de mano de obra femenina en el empleo industrial en un reducido nmerode ciudades. Al igual que entre los hombres, slo sobresalen las ciudades del norte(Matamoros, Nuevo Laredo y Tampico) con un crecimiento de la PEA femeninaen la manufactura, aunque hay que tener presente que Ciudad Jurez todava semantiene con ms de 40 por ciento de sus empleos femeninos en este sector de laeconoma.

    A partir de las tendencias anteriores queda claro que la recuperacineconmica parcial del pas durante el periodo 1986-1992 no se tradujo en unrestablecimiento del empleo industrial. Muy por el contrario, en algunos de losprincipales centros urbanos del pas, el proceso de terciarizacin se profundiz.Esto refleja que la apertura comercial impact de manera notable a la plantaindustrial mexicana y que la nica excepcin en trminos de creacin importantede empleos ha sido la industria ubicada en el norte del pas.

    A diferencia de lo ocurrido con la industria, la expansin del terciario es claraen muchas ciudades del espectro urbano mexicano. La participacin masculinaen este sector aumenta en forma importante en las grandes reas metropolitanasdel pas; tambin lo hace en reas urbanas de mucha presencia industrial (comoes el caso de Len y Puebla, ciudades industriales del centro del pas), o enciudades tradicionales de servicios del sureste mexicano (como Mrida yVeracruz). En las grandes reas metropolitanas, el crecimiento de la PEAmasculina en el terciario se ha concentrado en los servicios distributivos(comercio y transportes) y los servicios personales (servicios de esparcimiento,restaurantes, hoteles y otros). En contraste, la presencia masculina no se haampliado en los servicios al productor (finanzas, alquiler de inmuebles yservicios profesionales) y en los servicios sociales (educacin, servicios mdicosy gobierno) (vase, Oliveira y Garca, 1995, versin ampliada de este trabajo).Este resultado es sin duda reflejo del freno de la inversin pblica5 y privada enramas que antes haban recibido atencin prioritaria. Los capitales han continuado5El empleo en las empresas pblicas del sector financiero redujo su participacin relativa en el total delempleo pblico de 5.2 en 1987 a 1.3 por ciento en 1992 (INEGI; 1988 y 1993).

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    Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin .../O. De Oliveira y B. Garca

    encontrando espacios rentables en el comercio, a la vez que la poblacin hadiversificado sus estrategias de sobrevivencia en este sector.

    CUADRO 1PORCENTAJE DE POBLACIN MASCULINA Y FEMENINA OCUPADA EN

    LA INDUSTRIA DE TRANSFORMACIN Y EN EL TERCIARIO ENDIFERENTES CIUDADES

    (1986-1992)

    1992Industria

    1986 1992 1986Terciario*Ciudades

    1986 1992 1986 1992Industria Terciario*

    Poblacin masculina Poblacin femenina

    * El terciario incluye a los servicios distributivos (comercio, comunicaciones y transporte), serviciossociales (educacin, servicios mdicos y gobierno), servicios al productor (finanzas, alquiler deinmuebles y servicios profesionales) y servicios personales (servicios de esparcimiento, restaurantes,hoteles y otros).Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica (INEGI), Encuesta Nacional deEmpleo Urbano (ENEU), 2do. trimestre de 1986 y 1992, Mxico.

    NorteFronterizasCiudad Jurez 32.9 33.3 55.3 56.3 46.8 41.7 52.7 57.6Matamoros 23.5 26.4 58.9 57.3 43.6 48.6 55.3 50.0Nuevo Laredo 12.9 22.1 68.7 65.7 15.8 25.9 84.2 72.7Tijuana 22.2 23.7 64.0 65.2 34.1 24.5 64.9 74.6No fronterizasChihuahua 22.0 20.2 60.9 62.4 26.1 25.5 72.4 72.6Monterrey 33.0 28.7 53.1 58.5 19.4 20.3 79.6 78.4Tampico 12.6 20.9 54.9 63.1 7.1 12.0 85.8 86.3Torren 19.9 20.0 61.4 62.9 18.2 19.1 79.6 78.4CentroCd. de Mxico 27.6 24.2 64.9 69.4 20.2 17.5 77.8 81.6Guadalajara 33.3 28.0 54.8 63.1 25.9 21.2 72.5 77.6Len 50.9 46.2 42.6 45.9 34.6 31.4 64.6 66.9Puebla 30.4 28.3 56.1 59.1 16.5 17.0 79.2 80.4San Luis Potos 24.0 23.5 62.0 63.1 17.3 16.8 80.9 81.5Sur-suresteMrida 20.1 18.5 64.0 68.4 18.9 11.7 79.6 85.6Orizaba 29.9 28.4 49.2 48.6 14.9 12.6 82.4 84.5Veracruz 18.5 13.4 66.7 73.5 8.9 7.6 88.1 89.7

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    Por su parte, las mujeres expanden su participacin en el terciario en muydiversos contextos: en grandes reas metropolitanas, especialmente en Guadalajaray en la Ciudad de Mxico; en reas urbanas fronterizas como Ciudad Jurez yTijuana, y en centros regionales como Mrida. La PEA femenina se incrementasobre todo en los servicios distributivos. En siete de las diecisis ciudades hayaumentos en el comercio que vale la pena considerar, la mayor parte motivadospor la ampliacin de las actividades no asalariadas (Oliveira y Garca, 1995).Este tipo de ocupacin contina siendo un espacio privilegiado para la mano deobra femenina por las facilidades que ofrece para la combinacin de lasactividades domsticas y extradomsticas.

    La expansin de las actividades no asalariadasLa participacin del sector de trabajadores no asalariados en la fuerza de

    trabajo ha concentrado la atencin de muchos estudiosos de los problemasocupacionales de Amrica Latina. Es conocido que en estos pases la salarizacinde la mano de obra no avanza a los ritmos que tuvieron lugar en las economashoy industrializadas, y que a partir de los aos ochenta los no asalariados hanincrementado su presencia en la fuerza de trabajo de manera acentuada.

    Es importante tener presente que este sector no asalariado es heterogneo:incluye a los patrones, a los trabajadores por cuenta propia y los trabajadores noremunerados. Asimismo abarca desde un vendedor ambulante hasta un trabajadorpor cuenta propia que presta servicios profesionales, aunque estos ltimosrepresentan una minora dentro del grupo (Garca, 1988). Pese a esta diversidad,los estudiosos del tema han utilizado el monto relativo de trabajadores noasalariados presente en el mercado de trabajo como indicador de formas nocapitalistas de organizacin de la produccin, marginalidad, pobreza e informalidad(Kowarick, 1978; Prandi, 1978; Souza, 1980; PREALC, 1983; Garca, 1988).

    En las distintas definiciones que actualmente se utilizan sobre el sectorinformal los no asalariados tienen indudablemente una importancia fundamental.La definicin del Programa Regional del Empleo para Amrica Latina y el Caribe(PREALC) incluye, principalmente, a los trabajadores no asalariados (noprofesionales) y de manera adicional al servicio domstico remunerado (PREALC,1983). Para algunos autores, adems de los trabajadores no asalariados, el sectorinformal debe incluir a los asalariados en las microempresas o en los serviciosremunerados de baja productividad (vase, Portes y Benton, 1984; Klein yTokman, 1988). En otras definiciones, el sector informal incluye a los trabajadores

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    Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin .../O. De Oliveira y B. Garca

    que no estn protegidos por las leyes laborales y este trmino tambin se empleapara referirse a los grupos pobres o postergados. En suma, algunos autoresenfatizan las caractersticas de las empresas, otros las caractersticas de lostrabajadores y otros ms se basan en la regulacin del Estado sobre las relacioneslaborales (Raczynski, 1977; Garca, 1988; Rendn y Salas, 1990; Oliveira yRoberts, 1993).

    Dadas las mltiples acepciones de sector informal, en este y otros de nuestrostrabajos hemos preferido estudiar la evolucin de distintos tipos de trabajadores(asalariados, patrones, no asalariados, con distintas caractersticas) y analizar elsignificado de dichas tendencias en trminos de condiciones de trabajo y de vidapara los trabajadores involucrados. Adems de su claridad, una de las ventajasde esta aproximacin es la disponibilidad de la informacin respectiva en loscensos de poblacin y las encuestas de ocupacin que permite construir serieshistricas a distintos niveles de desagregacin econmico-espacial (Garca,1988). Aunque la condicin de trabajador no asalariado no es un indicadorexhaustivo de ninguna de las nociones de sector informal utilizadas en laliteratura, permite acercarse a uno de los componentes numricamente msimportantes de dicho sector, segn diversas interpretaciones.

    Nos interesa documentar el aumento de los trabajadores no asalariadosdurante los aos de crisis y reestructuracin econmica y ubicar los contextosurbanos donde se han expandido mayormente en aos recientes. Consideramosque la escasez de empleos frente a la expansin de la oferta y restriccin de lademanda se manifiesta en la creacin de autoempleos. Pero no asumimos a priorique el trabajo no asalariado sea sinnimo de peores condiciones de trabajo omenores niveles de ingresos. Estudios recientes sugieren que en momentoshistricos de fuerte contraccin salarial y en contextos espaciales y econmicosespecficos, los trabajadores por cuenta propia pueden recibir mayores ingresosque los trabajadores asalariados (Pacheco Gmez Muoz, 1995; Roberts, 1993).

    Los trabajadores no asalariados en la dcada 1982-1992

    Las estimaciones del PREALC indican que el sector informal urbano-constituido por trabajadores por cuenta propia no profesionales, familiares noremunerados y el servicio domstico- lleg a representar el 30 por ciento de laPEA urbana en Amrica Latina en 1989, en comparacin con 24 por ciento en

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    19806. Si a esto aadimos que el sector de microempresas (con menos de 10empleados) pas a ocupar al 18 por ciento de la PEA en 1989 (en comparacincon 15 por ciento en 1983), podremos apreciar la relevancia del incremento enlas pequeas unidades econmicas en la regin (Infante y Klein, 1991).

    En Mxico, el sector de trabajadores no asalariados (por cuenta propia y noremnuerados) se increment de 33.7 por ciento, en 1979, a 38.3 por ciento, en1995, en el nivel nacional (Datos de la ECSO y de la ENE, respectivamente). Aligual que en periodos anteriores, estos trabajadores son especialmente importantesen el comercio y en los servicios. Los censos econmicos y las encuestassociodemogrficas realizadas en el pas en los ochenta tambin permitendocumentar la ampliacin de los trabajadores no asalariados (Rendn y Salas,1992; Garca y Oliveira, 1995).

    Los aos 1982-1986

    En los primeros aos de la dcada de los ochenta hubo un claro crecimientodel trabajo por cuenta propia en diferentes sectores de la poblacin en el nivelnacional. Aunque no existan en esos aos encuestas nacionales de ocupacin conperiodicidad anual, otras encuestas sociodemogrficas, como son las de fecundidad,nos ofrecen informacin interesante sobre el crecimiento de los trabajadores porcuenta propia. Por ejemplo, entre 1982 y 1987 la presencia relativa de lapoblacin femenina, agrcola y no agrcola, de 20 a 49 aos en las ocupacionesmanuales no asalariadas aument en forma no despreciable al pasar de 7.6 a18.5 por ciento (Garca y Oliveira, 1994). Todas las trabajadoras con distintosniveles de escolaridad incrementaron su participacin en dichas actividades, perola tendencia fue ms acentuada entre aqullas con escolaridad mnima. Tambinlo hicieron de manera relevante las mujeres casadas o en unin consensual (enparticular aqullas con ms hijos, teniendo el menor de 0 a 3 aos) y las separadas,divorciadas y viudas. Conviene subrayar, adems, que las mujeres con lascaractersticas mencionadas por lo general son las que desempean en mayorcantidad relativa las actividades no asalariadas (Garca y Oliveira, 1994).

    El desglose de las ocupaciones manuales no asalariadas pone de manifiestoque durante los primeros aos de la dcada del ochenta se ampliaron, por un lado,las actividades de autoempleo vinculadas directamente con la mayor pobrezarelativa de los hogares. Este es probablemente el caso de gran parte de las6Estas estimaciones de PREALC se basan en encuestas de hogares para Argentina, Brasil, Colombia,Costa Rica, Chile, Mxico y Venezuela, pases que contienen el 80 por ciento de la PEA de la regin.

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    Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin .../O. De Oliveira y B. Garca

    vendedoras ambulantes que prcticamente doblaron su peso relativo de 1982 a1987 y es uno de los efectos ms visibles de la crisis y reestructuracin. Por elotro lado, para las mujeres en edad reproductiva tambin las actividades deproduccin por cuenta propia se duplicaron en trminos relativos en los ochenta(Garca y Oliveira, 1994).

    En el nivel del espacio urbano regional, anlisis basados en datos de la ENEUencuentran que el incremento de las actividades no asalariadas en estos aos decrisis se concentra en las ciudades del centro y sureste del pas (Ciudad deMxico, Puebla, San Luis Potos, Mrida, Orizaba y Veracruz) y entre lapoblacin femenina (Oliveira, 1989a). Con base en las tendencias anteriores, ysi se toma en cuenta el peso cuantitativo de las ciudades donde se eleva el trabajono asalariado, tal parecera que el aumento de la ocupacin femenina en el periodoanalizado se debe, en importante medida, al incremento de este tipo de actividad.

    El periodo 1986-1992: la continua expansin del trabajo noasalariado

    En la segunda mitad de los ochenta, la tendencia de expansin de los sectoresno asalariados se mantiene en un nmero no despreciable de ciudades. Alcomparar los cambios entre 1986-1992 con aqullos mencionados para los aosanteriores encontramos algunas modificaciones en el patrn de ampliacin de lasactividades no asalariadas.

    En primer lugar, la expansin de las actividades no asalariadas en la segundamitad de los ochenta y principios de los noventa ocurre tanto entre la poblacinfemenina como entre la masculina (cuadro 2); en el periodo anterior, como yasealamos, sta fue ms acentuada para la poblacin activa femenina.

    Un segundo punto a tener en cuenta es que, en el caso de la poblacinmasculina entre 1986-1992, a diferencia del periodo previo, el crecimiento de lasactividades no asalariadas ocurre principalmente en las ciudades de la regincentro del pas: Ciudad de Mxico, Len, Puebla y San Luis Potos. Por ltimo,en el caso de la poblacin femenina, la expansin de las actividades no asalariadasentre 1986-1992 se da en las ciudades fronterizas (Ciudad Jurez y Tijuana), lasreas metropolitanas (Monterrey y Guadalajara) y otras ciudades del norte ycentro del pas (Tampico y Len). Tambin en este caso, ninguna de estasciudades se caracteriz por una ampliacin de las actividades no asalariadasfemeninas en los primeros aos de la dcada.

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    CUADRO 2PORCENTAJE DE POBLACIN MASCULINA Y FEMENINA OCUPADA

    EN ACTIVIDADES ASALARIADAS Y NO ASALARIADASEN DIFERENTES CIUDADES

    (1986-1992)

    1986 1992 1986 1992 1986 1992 1986 1992No AsalariadaNo AsalariadaAsalariada Asalariada

    Poblacin masculina Poblacin femeninaCiudades

    Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica (INEGI), Encuesta Nacional deEmpleo Urbano (ENEU), 2do. trimestre de 1986 y 1992, Mxico.

    Diversos fenmenos pueden dar origen al crecimiento del sector de trabajadorespor cuenta propia. Por un lado, pueden proliferar las estrategias de reproduccinde los sectores menos privilegiados que requieren de la diversificacin de susfuentes de ingreso. De igual forma es importante tener presente la permanenciadel pequeo comercio tradicional, las unidades artesanales de produccin o los

    NorteFronterizasCiudad Jurez 66.7 70.0 29.2 24.9 85.1 80.1 14.4 18.7Matamoros 66.3 64.1 25.1 25.7 81.0 85.5 17.4 13.1Nuevo Laredo 66.3 69.3 24.1 25.2 77.1 80.5 21.1 18.1Tijuana 62.4 65.2 28.8 29.1 79.2 76.9 18.7 21.7No fronterizasChihuahua 69.4 66.4 24.5 23.1 80.5 83.6 18.5 14.4Monterrey 76.8 72.8 18.1 21.0 80.8 75.8 18.4 22.7Tampico 69.7 64.4 26.0 30.2 76.0 64.0 23.2 34.8Torren 66.8 65.2 26.2 26.7 71.1 72.0 27.9 27.1CentroCd. de Mxico 73.0 69.4 22.1 25.5 73.3 71.9 25.7 26.6Guadalajara 65.4 63.8 27.9 29.2 73.6 67.3 24.7 31.0Len 69.3 66.7 22.7 26.5 77.2 73.3 20.8 25.5Puebla 65.8 63.6 27.8 31.3 65.8 66.0 32.9 32.6San Luis Potos 72.8 69.1 19.6 22.7 75.9 78.0 22.6 20.3Sur-suresteMrida 67.6 69.3 25.2 23.1 66.3 76.4 31.6 22.2Orizaba 61.8 63.5 32.0 30.1 55.6 59.9 42.0 38.1Veracruz 70.6 65.7 21.3 26.0 67.7 66.4 29.8 29.9

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    Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin .../O. De Oliveira y B. Garca

    pequeos establecimientos de preparacin y venta de alimentos. Por ltimo, laexpansin del trabajo por cuenta propia puede ser el resultado de procesos msgenerales de reorganizacin de la actividad industrial que llevan a la subcontratacinde pequeos talleres y del trabajo a domicilio por parte de las grandes empresas(Portes y Benton, 1984; Gonzlez de la Rocha, 1986; Benera y Roldn, 1987;Marshall, 1987; Arias, 1988). La proliferacin de este tipo de talleres y deltrabajo a domicilio vinculados con las grandes empresas industriales o comercialesse encuentra mayormente documentada para el centro y sur del pas (vase,Alonso, 1984; Escobar, 1986; Gonzlez de la Rocha, 1986; Benera y Roldn,1987; Arias, 1988).

    Es difcil contar con informacin que permita deslindar los diversos aspectosque pueden haber dado origen al incremento de los sectores no asalariados enetapas de crisis y reestructuracin. En el nivel agregado, la presencia del trabajopor cuenta propia en el sector manufacturero, o en reas metropolitanasindustriales, a veces ha sido interpretada como sntoma de que este sectorresponde a las estrategias del capital, adems de las conocidas estrategias de lapoblacin por sobrevivir (vase, por ejemplo, Kowarick, 1978; Portes y Benton,1984; Garca, 1988).

    El anlisis de la ubicacin de los trabajadores no asalariados en los diferentessectores de actividad en las ciudades consideradas ofrece algunos elementos paraentender qu procesos subyacen a la expansin de estos trabajadores. En los aosbajo estudio, la presencia del trabajo por cuenta propia se da sobre todo fuera dela industria de transformacin. Tanto para la mano de obra masculina como parala femenina las actividades no asalariadas, en 1992, se concentran en losservicios distributivos (comercio y transporte) y en los servicios personales.Asimismo los incrementos ms importantes entre 1986 y 1992 tienen lugar en losservicios distributivos y entre la poblacin femenina (Oliveira y Garca, 1995).De esta suerte, por lo menos para las principales ciudades del pas, la informacinagregada no respalda una renovada presencia de los trabajadores por cuentapropia debido a las estrategias de los empresarios industriales para enfrentar larecesin7. El trabajo no asalariado en la industria se hace visible, ms bien en laslocalidades menores de 100 mil habitantes, y puede responder a la ampliacin desectores industriales artesanales o en pequea escala (Datos de la ENE para1991; Garca y Oliveira, 1994).7No obstante, puede ser prematuro intentar documentar estas tendencias en el nivel agregado; asimismoes importante aclarar que la informacin proveniente de encuestas de ocupacin no permite, en muchasocasiones, captar un tipo de trabajo que se lleva a cabo de manera clandestina o ilegal.

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    CUADRO 3PORCENTAJE DE POBLACIN MASCULINA Y FEMENINA ASALARIADA

    QUE NO RECIBE PRESTACIONES LABORALES ENDIFERENTES CIUDADES (1986-1992)

    1986 1992 1986 1992Poblacin femenina Poblacin masculina

    Ciudades

    Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica (INEGI), Encuesta Nacional deEmpleo Urbano (ENEU), 2do. trimestre de 1986 y 1992, Mxico.

    NorteFronterizasCiudad Jurez 18.5 19.5 12.6 11.4Matamoros 23.5 19.8 11.9 11.3Nuevo Laredo 33.6 28.2 27.9 23.9Tijuana 22.3 31.4 13.1 18.1No fronterizasChihuahua 12.3 17.1 8.0 12.0Monterrey 13.9 16.1 17.3 17.7Tampico 14.4 16.8 15.6 15.9Torren 20.5 18.1 18.4 13.8CentroCd. de Mxico 21.3 25.0 19.3 16.8Guadalajara 22.2 23.8 18.3 23.4Len 32.6 31.9 34.6 28.1Puebla 22.2 29.2 23.6 27.9San Luis Potos 17.7 22.5 20.3 22.7Sur-suresteMrida 23.6 22.1 21.2 13.5Orizaba 29.5 32.7 32.8 22.2Veracruz 17.7 22.9 23.3 20.3

    Condiciones laborales de los trabajadores asalariados y porcuenta propia durante 1986-1992

    La expansin de formas de empleo precario en los pases latinoamericanosocupa un lugar importante en las discusiones sobre los posibles cambios que laspolticas de ajuste y reestructuracin econmica traen sobre los mercados de

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    Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin .../O. De Oliveira y B. Garca

    trabajo. La nocin de empleo precario es ms amplia que la del sector informal.Adems del trabajo por cuenta propia, de las actividades ilegales o subterrneasy del trabajo a domicilio, dicha nocin se refiere tambin a diferentes modalidadesde trabajos asalariados ocasionales y temporales, de tiempo parcial, malremunerados, sin prestaciones laborales (Marshall, 1987).

    Se argumenta que las polticas de ajuste y reestructuracin econmica hanrequerido de un debilitamiento del control sindical sobre los niveles salariales ylas condiciones de trabajo. En este marco, las seguridades laborales son vistascomo rigideces que obstaculizan la necesidad de una mayor flexibilizacin de lafuerza de trabajo, la cual es requerida para obtener mayores niveles deproductividad. No obstante, el proceso de flexibilizacin laboral avanza en el pasa ritmos desiguales y, en principio, puede tener diferentes impactos sobre lascondiciones de trabajo (Zapata, 1992; De la Garza, 1993; Carrillo, 1993; Pries,1993).

    Como indicadores de condiciones laborales con mayor o menor grado deprecariedad utilizamos la existencia de prestaciones laborales y los niveles deingreso de los trabajadores. En la informacin que proporciona la ENEU, laexistencia de prestaciones laborales incluye el acceso del trabajador a, por lomenos, una de las siguientes alternativas: aguinaldo, participacin en utilidades,vacaciones con goce de sueldo, crdito para vivienda, servicio mdico particularo seguro de salud, afiliacin al Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS)o al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado(ISSSTE) y el seguro social voluntario o facultativo.

    Como es conocido, los trabajadores por cuenta propia por lo general secaracterizan por tener un reducido acceso a algunas de estas prestaciones, y slotiene sentido analizar este indicador para la poblacin asalariada. En el caso dela poblacin masculina, el peso relativo de los trabajadores asalariados sinprestaciones laborales se ha incrementado -tres o ms puntos porcentuales- ensiete de las diecisis ciudades analizadas entre 1986 y 1992; en cambio, entre lapoblacin femenina ha sucedido lo contrario (cuadro 3). Algunos estudiossugieren que esto sucede porque los hombres han incrementado su presencia enlos trabajos menos protegidos pero relativamente ms redituables; en cambio, lasmujeres mantienen como estrategia los empleos con prestaciones laborales comouna manera de asegurarle a la familia el acceso a algunos servicios bsicos(vase, Oliveira y Garca, 1995).

    La informacin sobre ingresos (cuadro 4) permite comprobar los bajos nivelesde remuneracin de todos los trabajadores y sealar las diferencias entre hombres

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    y las mujeres. Como es usual encontrar, los ingresos femeninos son sensiblementemenores que los masculinos en la casi totalidad de los casos.

    CUADRO 4PORCENTAJE DE POBLACIN MASCULINA Y FEMENINA

    EN ACTIVIDADES ASALARIADAS Y POR CUENTA PROPIA QUERECIBE BAJOS INGRESOS* (1992)

    Ciudades Porcuenta propia

    Porcuenta propiaAsalariadaAsalariada

    Poblacin masculina Poblacin femenina

    NorteFronterizasCiudad Jurez 48.2 33.2 61.8 62.4Matamoros 29.0 48.0 24.5 79.9Nuevo Laredo 51.8 51.7 60.6 63.9Tijuana 24.5 12.8 35.5 44.5No fronterizasChihuahua 39.8 19.9 53.1 47.5Monterrey 41.4 38.9 49.4 60.8Tampico 44.4 60.6 65.0 88.4Torren 52.2 53.0 60.2 73.7CentroCd. de Mxico 55.4 54.8 60.7 81.6Guadalajara 45.5 36.5 62.6 71.9Len 27.4 16.5 51.1 53.5Puebla 44.3 46.8 59.6 78.0San Luis Potos 45.6 45.0 59.2 77.0Sur-suresteMrida 54.7 55.5 60.9 84.6Orizaba 62.1 56.7 67.0 87.2Veracruz 43.6 43.4 54.1 79.9* Menos de dos salarios mnimos.Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica (INEGI), Encuesta Nacional deEmpleo Urbano (ENEU), 2do. trimestre de 1986 y 1992, Mxico.

    Asimismo se observan diferencias interesantes entre los trabajadoresasalariados y por cuenta propia. Las mujeres que desempean actividades porcuenta propia se encuentran en la peor de las situaciones; esto es, recibenremuneraciones inferiores a las trabajadoras asalariadas en la gran mayora de

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    Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin .../O. De Oliveira y B. Garca

    los casos. En cambio, los hombres que trabajan por cuenta propia recibenrelativamente mejores niveles de ingreso que los asalariados en casi la mitad delas diecisis ciudades analizadas. Estas ciudades son: Ciudad Jurez y Tijuana,en la frontera norte; Monterrey y Guadalajara, dos de las grandes reasmetropolitanas del pas, y en otras ciudades industriales (Chihuahua, Len yOrizaba) ubicadas respectivamente en el norte, centro y sureste. Es importantenotar que de este conjunto de reas metropolitanas, cinco por lo menos, puedenser caracterizadas como centros industriales de importancia. La mejorremuneracin relativa de varones que desempean actividades por cuenta propiafrente a los asalariados en 1992 se mantiene al analizar diferentes sectoreseconmicos. En la industria de transformacin esto se da en la mitad de lasciudades; en los servicios modernos (sociales y al productor) y en los serviciospersonales esto ocurre en la mayora de los casos, y en los servicios distributivosencontramos una tendencia similar en todas las ciudades analizadas. Talparecera entonces que, en un contexto de reduccin de oportunidades de empleosy de contraccin salarial, el trabajo no asalariado -principalmente en el comercio-ha permitido a amplios sectores de la poblacin masculina tener acceso a nivelesde ingresos relativamente ms elevados que los provenientes del trabajo asalariado.

    La creciente participacin econmica femeninaEl proceso de terciarizacin, que se ha intensificado a partir de la dcada de

    los ochenta en forma estrechamente vinculada a la expansin de las actividadesno asalariadas, estuvo acompaado de una creciente presencia de mujeres dedistintas edades en el mercado de trabajo. Esto ha ocurrido tanto en Mxico comoen el resto de Amrica Latina. Infante y Klein, en un diagnstico del mercado detrabajo latinoamericano, indican que la tasa de participacin femenina para unconjunto de pases que abarcan el 71 por ciento de la poblacin de la regin seincrement de 32 a 38 por ciento en el ltimo decenio; asimismo estos autoressealan que se elev la proporcin de mujeres en la fuerza de trabajo, pues lastasas masculinas no muestran una variacin de magnitud. En conjunto, lacontribucin de las mujeres al aumento de la PEA en los ochenta fue de 42 porciento (Infante y Klein, 1991)8.

    8Estos datos se basan en encuestas de hogares realizadas en Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Mxico,Uruguay y Venezuela.

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    CIEAP/ UAEMPapel es de POBLACIN No. 15

    El trabajo femenino en Mxico en los ochenta y principios de losnoventa

    En Mxico, la tasa de participacin femenina se eleva de 21.5 por ciento, en1979, a 34.5 por ciento, en 1995, segn la ENE de ese ao. Este crecimientosostenido puede tambin ser apoyado con base en otro tipo de fuentes como sonlas encuestas de fecundidad ms recientes (ENFES de 1987 y ENADID -Encuesta Nacional de la Dinmica Demogrfica de 1992). En contraste, laparticipacin masculina present un incremento ms reducido puesto que yaalcanza niveles muy elevados (pas de 71 por ciento, en 1979, a 78.2 por ciento,en 1995, segn las encuestas de ocupacin).

    Los aos 1982-1986

    En este primer periodo, la participacin econmica femenina ascendi de 25a 32.3 por ciento (Datos de la Encuesta Nacional Demogrfica -END- y de laENFES). Desde su inicio, al igual que en otros pases de la regin, la elevacinde la actividad econmica femenina estuvo vinculada con la mayor necesidadeconmica que trajo aparejada la recesin, lo cual hizo necesario la incorporacinde integrantes adicionales de los hogares al mercado de trabajo (Selva, 1985;Corts, 1988; Gonzlez de la Rocha, 1989). Muchas mujeres salieron enbsqueda de trabajo extradomstico a pesar de sus responsabilidades familiares.

    La crisis y reestructuracin econmicas han llevado a la movilizacin de unaoferta potencial de mano de obra constituida principalmente por mujeres demayor edad, casadas y con hijos, que con frecuencia tienen bajos niveles deescolaridad (Garca y Oliveira, 1994). Sin embargo, al igual que en el pasado, lasmujeres jvenes, las solteras, las sin hijos y con mayores niveles de escolaridadhan mantenido los elevados niveles de participacin econmica alcanzados desdelos aos setenta. En este tipo de participacin juegan un importante papel lastendencias seculares de mayor educacin formal y ampliacin del proceso deurbanizacin, que permiten diversificar las opciones econmicas para la poblacinfemenina (Pedrero y Rendn, 1982; Oliveira, 1989b; Oliveira y Garca, 1990;Rendn, 1990).

    Anlisis para distintos contextos urbanos regionales reafirman que la mayorincorporacin femenina al mercado de trabajo a principios de los aos ochentatuvo lugar, de igual forma que en la dcada del setenta, en contextos muydismiles. Se trata de ciudades comerciales, industriales y administrativas de las

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    Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin .../O. De Oliveira y B. Garca

    diferentes regiones del pas y la Ciudad de Mxico, que siempre se ha destacadopor una elevada presencia de las mujeres en la actividad econmica. En uncontexto de fuerte contraccin del empleo asalariado industrial en el pas, elincremento de la participacin femenina en los primeros aos de la dcada de losochenta estuvo vinculado tanto a la expansin de las actividades no asalariadasen el terciario como a la ampliacin de la demanda por mano de obra femeninaen las industrias maquiladoras en la frontera norte del pas. Por su parte, elincremento de la participacin masculina sigui muy de cerca el patrn dediversificacin regional sealado para las mujeres (Oliveira, 1989a; vasetambin, Pacheco Gmez Muoz, 1988; Cruz y Zenteno, 1989; Pedrero, 1990y Oliveira y Garca, 1990).

    El periodo 1986-1992

    De fines de los ochenta al inicio de los noventa la participacin econmicamasculina y femenina se mantuvo en el nivel nacional sin cambios marcados. En1988 las tasas masculinas y femeninas fueron de 75 y 32.3 por ciento (datos dela ENE), cifras muy cercanas a las reportadas para 1991. En contraste, enalgunas reas metropolitanas s se presentaron algunos cambios. Los incrementos-de tres o ms puntos porcentuales- en la participacin econmica de hombres ymujeres se concentraron en las grandes reas metropolitanas del pas y en lasciudades no fronterizas en la regin norte. Es importante notar que, a diferenciade aos anteriores, la participacin femenina gan importancia en Monterrey.Esta mayor presencia femenina se debi principalmente a la expansin del sectorterciario, de las pequeas empresas industriales y de las actividades no asalariadas,en virtud del escaso dinamismo de la gran industria en este centro urbano duranteel periodo analizado. La Ciudad de Mxico y Guadalajara ya eran contextospropicios a una elevada presencia femenina en los mercados de trabajo desdedcadas anteriores (cuadro 5).

    Entre las ciudades fronterizas, Nuevo Laredo es la nica que se destac porpresentar un ascenso de las tasas de participacin masculinas y femeninas en losaos 1986-1992. Esto se debi a la expansin de la industria maquiladora en uncentro urbano pequeo. Ciudad Jurez, Matamoros y Tijuana, que concentrabanplantas maquiladoras desde periodos anteriores, mantuvieron sus elevadosniveles de participacin femenina. En suma, tal parece que en los aos 1986-1992la participacin econmica de hombres y mujeres asumi una pauta menosdiversificada regionalmente que la registrada en el periodo anterior (cuadro 5).

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    CUADRO 5TASAS DE PARTICIPACIN ECONMICA* PARA HOMBRES YMUJERES

    EN DIFERENTES CIUDADES (1986-1992)

    Ciudades19921986 1986 1992

    Hombres Mujeres

    NorteFronterizasCiudad Jurez 72.1 73.9 32.7 33.9Matamoros 74.3 73.2 36.9 37.6Nuevo Laredo 69.3 74.5 24.3 30.5Tijuana 71.3 72.2 28.3 31.1No fronterizasChihuahua 67.4 72.1 29.7 33.1Monterrey 67.5 75.5 25.2 34.1Tampico 69.8 72.6 26.9 36.1Torren 68.4 72.2 30.6 33.4CentroCd. de Mxico 70.6 74.1 35.9 38.1Guadalajara 74.0 78.4 32.1 41.1Len 76.0 75.8 27.2 28.1Puebla 67.7 69.9 30.1 32.9San Luis Potos 65.6 67.0 29.2 29.0Sur-suresteMrida 70.0 69.4 34.6 31.8Orizaba 71.0 67.6 32.7 28.2Veracruz 73.1 73.3 34.0 35.9* De 12 aos y ms.Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica (INEGI), Encuesta Nacional deEmpleo Urbano (ENEU), 2do. trimestre de 1986 y 1992, Mxico.

    Por ltimo, es importante poner de relieve que en los contextos urbanos conmayor participacin econmica femenina los incrementos se dieron a diferentesedades y niveles de escolaridad, entre mujeres solteras y no solteras, con hijos ysin hijos. En cambio, el aumento de la participacin masculina es mucho msselectivo: se concentr en la poblacin joven, soltera y con escolaridad igual osuperior a secundaria completa (Oliveira y Garca, 1995). Esto indica que en uncontexto de reestructuracin econmica, cambio tecnolgico y reduccin del

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    Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin .../O. De Oliveira y B. Garca

    sector industrial, la demanda de mano de obra masculina para ocupar los puestosdisponibles en las empresas se ha hecho cada vez ms selectiva.

    Consideraciones finalesEn este trabajo analizamos algunos de los principales cambios que han tenido

    lugar en el mercado de trabajo urbano mexicano, a la luz de las transformacionessocioeconmicas ms importantes registradas en el pas. Nuestro principalinters ha sido comparar lo ocurrido entre 1982-1986, periodo en el que se iniciauna de la ms importantes crisis econmicas del Mxico moderno, y 1986-1992,aos tambin muy difciles pero de recuperacin macroeconmica parcial, y enlos cuales se pusieron en marcha polticas especficas que buscaron restructurarla economa y orientar el desarrollo mexicano al exterior. El ncleo del estudioestuvo referido a diecisis de las principales reas metropolitanas ubicadas enel norte, centro y sureste del pas.

    Nuestro primer centro de atencin fue el proceso de terciarizacin de la fuerzade trabajo. En los aos de expansin econmica (aproximadamente 1950-1970)la industria mexicana y los servicios relacionados absorbieron importantescontingentes de mano de obra. No es posible sostener para los aos cincuenta ysesenta que la concentracin de la mano de obra en el terciario fuese excesiva, oque slo creciesen los servicios que absorban a la mano de obra menosprivilegiada y con menores ingresos. En cambio, los aos de transicin en elmodelo de desarrollo (los setenta), y sobre todo la etapa 1982-1992 objeto denuestro estudio, se caracteriz por una prdida pronunciada de la importancia dela industria y por una expansin acelerada de la fuerza de trabajo en el sectorterciario de la economa.

    Destacamos, para las principales ciudades del pas, el impacto diferencial delos cambios socioeconmicos recientes sobre la planta de empleo industrialpreexistente. Las ciudades del centro y sureste del pas fueron las ms afectadas;en cambio, las del norte, sobre todo las ciudades fronterizas, se beneficiaron conla ampliacin de la industria maquiladora, tanto en los aos 1982-1986 como enel periodo subsiguiente. Como es conocido, en Mxico, al igual que en otrospases de Centroamericana y el Caribe, el gobierno ha fomentado esta modalidadde produccin industrial mediante exenciones fiscales, subsidios, infraestructuray financiamento para la instalacin de nuevas plantas. Los casos de Costa Rica,Guatemala y Repblica Dominicana se asemejan al de Mxico por la instalacinde industrias de exportacin que dan preferencia a la contratacin de mano de

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    obra femenina. Asimismo, en Mxico y Repblica Dominicana, el modelo dedesarrollo orientado hacia el exterior se vincula con un proceso de descentralizacinespacial del empleo.

    En nuestro pas est abierta la posibilidad de que estas industrias maquiladorasse expandan ms all de la frontera norte donde actualmente se concentran enforma mayoritaria. Sin embargo, siempre es importante tener en cuenta que elimpacto de las maquiladoras es ms trascendente en el nivel regional y local, yque esta opcin tendra que ser complementada con otras medidas. De esta suerte,el futuro de la ocupacin en el sector industrial sin duda depender de unarecuperacin econmica sostenida y de la puesta en marcha de polticas queorienten las inversiones extranjeras y nacionales a dicho sector, as como queposibiliten una reestructuracin efectiva de la planta industrial que le permitacompetir con xito en los mercados internacionales.

    Durante los aos 1982-1992, la mayor ampliacin del empleo se dio en elsector terciario, debido principalmente a lo sucedido con los servicios distributivos(comercio y transporte). El movimiento del capital hacia los servicios es algoconocido en el nivel internacional. En los pases desarrollados, la prdida deimportancia del sector secundario por los avances tecnolgicos y la reubicacininternacional de plantas industriales ha sido acompaada de una ampliacinimportante de los servicios al productor (finanzas, seguros, bienes races,servicios profesionales, establecimientos administrativos) (Kephart, 1991). Encambio, en Mxico el papel ms relevante lo ha jugado el comercio, donde tantolos empresarios capitalistas como diversos sectores de la poblacin que seemplean por cuenta propia han encontrado una actividad rentable o de sobrevivenciaen estos aos de deterioro en los niveles de vida.

    Mxico y otros pases de Amrica Latina (por ejemplo, Argentina y Brasil)son ilustrativos de la heterogeneidad del terciario en nuestra regin. En estospases, el proceso de terciarizacin del empleo ha estado asociado con una mayorpresencia de las mujeres en los mercados de trabajo, tanto en ocupacionesprofesionales y tcnicas como en aqullas que incorporan mano de obra conniveles muy bajos de escolaridad. En nuestro pas, en el futuro cercano, lacreciente urbanizacin y la formacin de grandes conglomerados metropolitanospodra llevar a diversificar el crecimiento del terciario mediante la ampliacin delos servicios al productor y sociales. Sin embargo, para ello es necesario que laeconoma mexicana logre crecer de manera sostenida; una recuperacin econmicaslida es uno de los factores indispensables para restablecer y ampliar los nivelesde inversin pblica en educacin y salud, y canalizar una mayor inversin

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    Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin .../O. De Oliveira y B. Garca

    privada hacia los servicios ms directamente vinculados con el desarrollo delpas.

    Otra caracterstica que Mxico comparte con los pases latinoamericanos, serefiere a la continua expansin del trabajo por cuenta propia. Incluso cuando elpas logr un crecimiento moderado del producto nacional y se control lainflacin en los primeros aos de la dcada del noventa, esta modalidad de trabajono disminuy, sino que sigui en ascenso. Se observ su ampliacin en mayornmero de ciudades, especialmente en aqullas con tradicin industrial o conpresencia de la industria maquiladora, as como tambin entre la poblacin activamasculina, adems de la femenina.

    Los rezagos en la creacin de empleos asalariados y las polticas de restriccinimpuestas a los salarios han repercutido en el ascenso sostenido del autoempleo.Este fenmeno ha tenido significados distintos para hombres y mujeres. Enalgunas de las principales ciudades del pas, los hombres que trabajan por cuentapropia en diversos sectores de actividad tienen mayores niveles de ingresos quelos trabajadores asalariados. Estos resultados permiten sostener que, por lomenos para los aos estudiados, la visin tradicional del autoempleo comoconcentrador de la pobreza extrema slo es correcta para la mano de obrafemenina.

    Diversos procesos pueden dar origen a la ampliacin del trabajo por cuentapropia. En tiempos de crisis es posible que sta se relacione con la diversificacinde las estrategias de sobrevivencia o con las prcticas empresariales dedescentralizacin de la produccin industrial intensiva en mano de obra. Se puedetratar de la subcontratacin de pequeos talleres, con frecuencia familiares, parala elaboracin de un producto o partes de l, y de trabajo a domicilio. Estosmecanismos han sido reportados para la situacin mexicana e internacional. Sinembargo, encontramos que -en las principales reas metropolitanas del pas- eltrabajo por cuenta propia se ha expandido en forma importante fuera del sectorsecundario9. De forma similar a otros pases de la regin, en Mxico laconcentracin y crecimiento del autoempleo en los ochenta ha sido en losservicios distributivos (comercio y transportes).

    Es posible prever que el trabajo no asalariado seguir expandindose en elfuturo cercano. En Mxico existen importantes factores de ndole demogrficoy sociopoltico que pueden influenciar la direccin de esta tendencia, adems deaspectos econmicos como los tratados hasta ahora. Entre ellos tenemos: la9La informacin analizada es limitada para captar fenmenos como la subcontratacin o el trabajo adomicilio; de ah que los resultados sealados deben ser vistos con precaucin.

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    inercia demogrfica que proviene del crecimiento en dcadas pasadas y factoresque propician especficamente la salida de mujeres al mercado de trabajo, comoson el aumento de la edad a la unin y el descenso en los niveles de fecundidad.A estos factores hay que agregar la distribucin regresiva del ingreso, lasdisparidades regionales y la concentracin de la poblacin en unas pocasciudades. Asimismo no habra que descartar la puesta en marcha de polticasespecficas de empleo no asalariado para enfrentar, precisamente, el problema deldesempleo abierto que en coyunturas particulares se ha expandido en formaconsiderable en los ltimos aos.

    Cmo repercutieron las transformaciones analizadas en los niveles departicipacin econmica de hombres y mujeres? La terciarizacin de la mano deobra y el sostenido crecimiento de las actividades por cuenta propia estuvieronacompaados por una creciente presencia de las mujeres en la fuerza de trabajo.El aumento de los niveles de participacin econmica femenina es un fenmenode largo plazo, caracterstico de varias regiones del mundo. No obstante, esimportante hacer hincapi que ahora en Mxico las mujeres mayores, unidas ycon hijos, tienen mayor presencia en la economa regional que en aos anteriores.

    Los elevados niveles de incorporacin de las mujeres al mercado de trabajopueden tener orgenes diversos. En Mxico, desde los aos de expansineconmica, se encontraron altos niveles de participacin laboral femenina tantoen regiones ms privilegiadas como en aqullas menos favorecidas. En losprimeros aos de la dcada de los ochenta las mujeres se incorporaron al mercadode trabajo en estrecha vinculacin con la expansin del terciario y de lasactividades por cuenta propia, pero tambin con el fortalecimiento de la industriamaquiladora. En los ltimos aos, la incorporacin econmica femenina ha sidomenos diversificada regionalmente, lo que puede indicarnos los lmites existentespara la ampliacin del trabajo de las mujeres dentro de los esquemas de desarrollopuestos en marcha.

    Queda claro, a partir de las consideraciones anteriores, que la crisis yreestructuracin econmicas han impactado muy drstica y desfavorablementeal mercado de trabajo urbano mexicano. La breve recuperacin parcial de laeconoma, el control fiscal y de la inflacin que se logr entre fines de los ochentay principios de los noventa no trajo cambios importantes en trminos de losmercados laborales. A partir de entonces se han presentado situaciones an msdifciles y todava es incierta la perspectiva de un desarrollo econmico sostenido.Desde nuestro punto de vista, es indispensable introducir cambios de fondo en laspolticas econmicas, mediante los cuales se priorice la bsqueda del bienestarpara la gran mayora de los mexicanos.

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    Crisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacinCrisis, reestructuracin econmica y transformacin .../O. De Oliveira y B. Garca

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