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Reacciones medicamentosas. Dermatosis autoinmunes. Pioderma. Neoplasias (linfoma). Más raramente: síndrome hipereosinofí- lico, Poxvirus, micosis intermedias y profundas, dermatosis solar. Pruebas diagnósticas El planteamiento diagnóstico inicial se basa en realizar una analítica sanguínea completa, el test FeLV/FIV, un examen auricular y un raspado cutáneo junto con una citología tanto de las lesiones costro- sas como del material caseoso (figura 8). Ninguna de las pruebas da resultados positivos o relevantes. En la citología se observan numerosos neutrófilos, pocos eosinófilos y escasas células acantolíticas, con ausencia de bacterias. Posteriormente, se realiza, bajo seda- ción, la limpieza de las lesiones con toma previa de biopsias cutáneas (figura 9). El resultado histopatológico muestra pústulas epidérmicas y foliculares con numerosos neutrófilos y queratinocitos acantolíticos (figura 10), signos compatibles con un diagnóstico de PF. Pénfigo foliáceo en un gato: a propósito de un caso clínico El pénfigo foliáceo es una dermatosis autoinmunitaria que se caracteriza, desde el punto de vista inmunopatológico, por el depósito de autoanticuerpos a nivel subcorneal. Generalmente se trata de un trastorno cutáneo crónico aunque, en ocasiones, puede presentar un curso intermitente. La paciente presentaba un proceso cutáneo, con costras, que se extendió de un pabellón auricular al otro y, posterior- mente, a las extremidades (figuras 1 y 2). Las pruebas diagnósticas mostraron resulta- dos compatibles con pénfigo foliáceo (PF). Anamnesis Se presenta a consulta, para una segunda opinión, una gata común europea, de vida interior, castrada y de 5 años. Se alimenta a base de pienso comercial de gama alta y las pautas de vacunación y de desparasita- ción son correctas. Además, no tiene con- tacto con otros animales ni antecedentes de enfermedades relevantes. Los propietarios comentan que, apro- ximadamente un mes antes, le había aparecido de forma repentina un pro- ceso cutáneo costroso y no pruriginoso en uno de los pabellones auriculares. En ese momento, el veterinario le prescribió unas gotas óticas, un antiparasitario (sela- mectina) y un antiinflamatorio. Las lesio- nes mejoraron sensiblemente pero, a los pocos días, reaparecieron en la otra oreja y la propietaria decidió repetir la terapia tópica preestablecida. En los días previos a la visita, se agrava el cuadro cutáneo y se extiende a los dos pabellones auriculares y a las extremidades, momento en el cual deciden acudir a nuestro centro. Examen clínico En la exploración general no se observa ninguna alteración destacable. En el examen dermatológico se detectan lesiones costrosas amarillentas en la cara interna de los pabellones y en los márge- nes auriculares (figuras 3 y 4). Además, la cara externa de los pabellones auriculares también presenta unas pequeñas lesiones maculares hipopigmentadas pero no se visualiza ninguna alteración en el canal auricular. Por otro lado, se observa la pre- sencia de una pequeña lesión erosiva y costrosa en un párpado inferior (figura 1). En cuanto a las extremidades, los coji- netes plantares se muestran engrosados y presentan fisuras, una gran cantidad de material caseoso en los pliegues ungueales y paroniquia (figuras 5, 6 y 7). Se detectan algunas lesiones pustulosas y collares epi- dérmicos en otras zonas del cuerpo (sobre todo en el abdomen). Finalmente, no se aprecia dolor ni picor en las lesiones descritas anteriormente. Diagnóstico diferencial El cuadro dermatológico se define como una dermatosis pustulosa costrosa. Inicial- mente, en el listado del diagnóstico dife- rencial se incluye: Dermatofitosis. Parasitosis (Demodex, Notoedres, Cheyle- tiella, Otodectes, etc.). Reacciones alérgicas. Complejo del granuloma eosinofílico felino. Eduard Saló Clínica Veterinaria Gran Vía Barcelona. Gran Vía de les Corts Catalanes, 556 08011, Barcelona Imágenes cedidas por el autor El pénfigo foliáceo, a pesar de ser una dermatosis poco habitual en felinos, se puede ver con cierta frecuencia y forma parte del diagnóstico diferencial de las dermatosis costrosas en gatos. Figura 2. Lesiones hipopigmentadas y leve alopecia en el pabellón externo auricular derecho. Figuras 3 y 4. Lesiones costrosas amarillentas en la cara interna del pabellón auricular. Figura 5. Paroniquia, lesiones costrosas en pliegues ungueales. Figura 6. Engrosamiento y fisuras en las almohadillas plantares. Figura 7. Engrosamiento y fisuras de las almohadillas en la extremi- dad posterior. Figura 1. Lesiones costrosas en el pabellón auricular y pequeña lesión erosiva ulcerativa en el párpado inferior. Se observa paroniquia en la extremidad anterior derecha. 3 4 46 EN PORTADA /

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Page 1: 46 EN PORTADA / Pénfigo foliáceo en un gato: a propósito ...€¦ · por el depósito de autoanticuerpos a nivel subcorneal. Generalmente se trata de un trastorno cutáneo crónico

• Reacciones medicamentosas. • Dermatosis autoinmunes. • Pioderma. • Neoplasias (linfoma). • Más raramente: síndrome hipereosinofí-lico, Poxvirus, micosis intermedias y profundas, dermatosis solar.

Pruebas diagnósticas

El planteamiento diagnóstico inicial se basa en realizar una analítica sanguínea completa, el test FeLV/FIV, un examen auricular y un raspado cutáneo junto con

una citología tanto de las lesiones costro-sas como del material caseoso (figura 8).

Ninguna de las pruebas da resultados positivos o relevantes. En la citología se observan numerosos neutrófilos, pocos eosinófilos y escasas células acantolíticas, con ausencia de bacterias.

Posteriormente, se realiza, bajo seda-ción, la limpieza de las lesiones con toma previa de biopsias cutáneas (figura 9). El resultado histopatológico muestra pústulas epidérmicas y foliculares con numerosos neutrófilos y queratinocitos acantolíticos (figura  10), signos compatibles con un diagnóstico de PF.

Pénfigo foliáceo en un gato: a propósito de un caso clínicoEl pénfigo foliáceo es una dermatosis autoinmunitaria que se caracteriza, desde el punto de vista inmunopatológico,

por el depósito de autoanticuerpos a nivel subcorneal. Generalmente se trata de un trastorno cutáneo crónico aunque,

en ocasiones, puede presentar un curso intermitente.

La paciente presentaba un proceso cutáneo, con costras, que se extendió de un pabellón auricular al otro y, posterior-mente, a las extremidades (figuras 1 y 2). Las pruebas diagnósticas mostraron resulta-dos compatibles con pénfigo foliáceo (PF).

Anamnesis

Se presenta a consulta, para una segunda opinión, una gata común europea, de vida interior, castrada y de 5 años. Se alimenta a base de pienso comercial de gama alta y las pautas de vacunación y de desparasita-ción son correctas. Además, no tiene con-tacto con otros animales ni antecedentes de enfermedades relevantes.

Los propietarios comentan que, apro-ximadamente un mes antes, le había aparecido de forma repentina un pro-ceso cutáneo costroso y no pruriginoso en uno de los pabellones auriculares. En ese momento, el veterinario le prescribió unas gotas óticas, un antiparasitario (sela-mectina) y un antiinflamatorio. Las lesio-nes mejoraron sensiblemente pero, a los pocos días, reaparecieron en la otra oreja y la propietaria decidió repetir la terapia tópica preestablecida. En los días previos a la visita, se agrava el cuadro cutáneo y se extiende a los dos pabellones auriculares y a las extremidades, momento en el cual deciden acudir a nuestro centro.

Examen clínico

En la exploración general no se observa ninguna alteración destacable.

En el examen dermatológico se detectan lesiones costrosas amarillentas en la cara interna de los pabellones y en los márge-nes auriculares (figuras 3 y 4). Además, la cara externa de los pabellones auriculares

también presenta unas pequeñas lesiones maculares hipopigmentadas pero no se visualiza ninguna alteración en el canal auricular. Por otro lado, se observa la pre-sencia de una pequeña lesión erosiva y costrosa en un párpado inferior (figura 1).

En cuanto a las extremidades, los coji-netes plantares se muestran engrosados y presentan fisuras, una gran cantidad de material caseoso en los pliegues ungueales y paroniquia (figuras 5, 6 y 7). Se detectan algunas lesiones pustulosas y collares epi-dérmicos en otras zonas del cuerpo (sobre todo en el abdomen).

Finalmente, no se aprecia dolor ni picor en las lesiones descritas anteriormente.

Diagnóstico diferencial

El cuadro dermatológico se define como una dermatosis pustulosa costrosa. Inicial-mente, en el listado del diagnóstico dife-rencial se incluye: • Dermatofitosis. • Parasitosis (Demodex, Notoedres, Cheyle-

tiella, Otodectes, etc.). • Reacciones alérgicas. • Complejo del granuloma eosinofílico felino.

Eduard SalóClínica Veterinaria Gran Vía Barcelona.Gran Vía de les Corts Catalanes, 556 08011, BarcelonaImágenes cedidas por el autor

El pénfigo foliáceo, a pesar de ser una dermatosis poco habitual

en felinos, se puede ver con cierta frecuencia y forma parte

del diagnóstico diferencial de las dermatosis costrosas en gatos.

Figura 2. Lesiones hipopigmentadas y leve alopecia en el pabellón externo auricular derecho.

Figuras 3 y 4. Lesiones costrosas amarillentas en la cara interna del pabellón auricular.

Figura 5. Paroniquia, lesiones costrosas en pliegues ungueales. Figura 6. Engrosamiento y fisuras en las almohadillas plantares. Figura 7. Engrosamiento y fisuras de las almohadillas en la extremi-dad posterior.

Figura 1. Lesiones costrosas en el pabellón auricular y pequeña lesión erosiva ulcerativa en el párpado inferior. Se observa paroniquia en la extremidad anterior derecha.

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Page 2: 46 EN PORTADA / Pénfigo foliáceo en un gato: a propósito ...€¦ · por el depósito de autoanticuerpos a nivel subcorneal. Generalmente se trata de un trastorno cutáneo crónico

tes neutrófilos y queratinocitos acantolíti-cos. Es importante realizar la biopsia sin el efecto previo de fármacos inmunosupreso-res como la cortisona.

En cuanto al diagnóstico diferencial ini-cial del PF, incluye otras dermatosis neu-trofílicas como las infecciones superficiales cutáneas (impétigo o pioderma exfoliativa) y ciertas dermatofitosis pustulares fúngicas (principalmente por Trichophyton). Algu-nas cepas de estafilococos pueden produ-cir una toxina exfoliativa que ataca a los desmosomas y ocasiona lesiones clínicas muy similares al pénfigo foliáceo.

TratamientoEl pénfigo foliáceo generalmente es un

trastorno cutáneo crónico pero, en oca-siones, puede presentar un curso inter-mitente. Siempre se debe prevenir a los propietarios de la naturaleza de la enfer-medad, y es importante tener en cuenta los efectos secundarios de los tratamientos.

El tratamiento médico de elección sue-len ser los corticoides. Inicialmente se suministran en dosis inmunosupresoras y, una vez remiten las lesiones, se indivi-dualiza el tratamiento con una reducción tanto de la dosis como de la frecuencia, siempre en función de la evolución.

Fármacos como la prednisona, la pred-nisolona (2-4 mg/kg/día) y, en ocasiones, la dexametasona (0,2-0,4 mg/kg/día) o la triamcinolona (0,6-2  mg/kg/día por vía oral), suelen ser los más empleados. La administración depot es muy controvertida por su dificultad a la hora de monitori-zar a los pacientes. En el gato, el uso de corticoides tópicos puede ser útil en casos controlados y zonas localizadas.

La ciclosporina también se ha empleado para el control de la enfermedad (ini-cialmente a 5-10  mg/kg/día), con resul-tados dispares. Otros tratamientos, más excepcionales, incluyen el clorambucilo (0,1 mg/kg/día) o el empleo de sales de oro. Por otro lado, la azatioprina no se recomienda en gatos por la mielosupre-sión que causa en esta especie.

Discusión

Los pénfigos bullosos son un grupo de dermatosis autoinmunitarias, poco frecuentes, que se caracterizan histopa-tológicamente por la aparición de fisuras intraepidérmicas a diferentes niveles. Estas fisuras están causadas por la ruptura de la adhesión de los queratinocitos epidérmicos y provocan acantólisis. Por su parte, el pén-figo foliáceo se caracteriza, desde el punto de vista inmunopatológico, por el depósito de autoanticuerpos a nivel subcorneal.

En el gato, igual que sucede en el perro y en el hombre, se supone que los antíge-nos causantes son ciertas glicoproteínas de los desmosomas, que provocan la adhe-sión de los queratinocitos. En el perro, la glicoproteína (cadherina) responsable es la desmogleina 1. Estudios iniciales de inmunoelectrotransferencia revelaron que el objetivo era una proteína de peso mole-cular entre 148-150 kD. En el gato se sos-pecha que el origen es similar.

El factor desencadenante de la enfer-medad aún no está bien definido, aunque se reconocen ciertos factores. Destacan, entre otros, las reacciones a fármacos (por ejemplo a la cimetidina y la ampicilina), la luz ultravioleta o el envejecimiento y las alteraciones del sistema inmunitario. En el hombre también se ha demostrado una asociación entre el pénfigo y el complejo mayor de histocompatibilidad HLA-DR4.

El pénfigo foliáceo, a pesar de ser una dermatosis de presencia no habitual en felinos, se puede ver con cierta frecuencia y forma parte del diagnóstico diferencial de las dermatosis costrosas en gatos. No se ha descrito predisposición racial o sexual, y suele ser más frecuente en gatos de edad media-adulta.

SíntomasLos síntomas dermatológicos más fre-

cuentes del PF en el gato son las lesiones vesiculopustulosas, inicialmente localizadas en el hocico y en los pabellones auriculares.

La presencia de lesiones en la porción cóncava del pabellón aumenta la sospecha clínica de PF, ya que existen muy pocas dermatosis pustulosas que se presenten en esta localización.

Otras lesiones comunes en el gato son la aparición de paroniquia y de lesiones interdigitales con exudados de aspecto

cremoso, así como engrosamiento cutá-neo y fisuras en los cojinetes plantares. También suele ser frecuente la presencia de vesiculopústulas. Esta lesión prima-ria principal generalmente es de tamaño grande y evoluciona muy rápidamente a erosión, collar epidérmico y formación de costras amarillentas.

Finalmente, comentar que en algunos animales se ve afectado su estado general.

DiagnósticoLa historia clínica y el examen clínico

incluyen al PF dentro del diagnóstico diferencial de las dermatosis pustulosas y costrosas felinas. La imagen clínica carac-terística, por sí sola, frecuentemente suele orientar el diagnóstico hacia PF.

Se recomienda realizar pruebas de hematología y una bioquímica completa, evaluar el estado general del paciente y un test de FeLV/FIV. En gatos no se ha demos-trado una asociación entre el FeLV o el FIV

y el pénfigo foliáceo. Cabe destacar que los cambios hematológicos no son espe-cíficos del PF aunque, en ocasiones, se pueden observar neutrofilia, anemia nor-mocítica normocrómica, basofilia, eosino-filia con linfopenia y monocitosis.

Es imprescindible realizar raspados cutáneos y cultivos fúngicos para descartar otras dermatosis.

La citología suele ser muy indicativa del PF, sobre todo en casos con múltiples lesiones donde se observan mayormente neutrófilos no degenerados y acantocitos (queratinocitos redondos aislados o en grupo, algunas veces rodeados de neu-trófilos en forma de “rueda de carreta”), con ausencia de bacterias. Las muestras deben ser tomadas de pústulas intactas o realizar improntas debajo de las lesiones costrosas, aunque en este caso el margen de error es superior.

La histopatología es la prueba diag-nóstica de elección; se realiza a partir de una lesión primaria o, en su defecto, de lesiones costrosas. Se observan pústulas foliculares o subcorneales con abundan-

Figura 8. Aparición de exudado caseoso al ejercer presión sobre los pliegues ungueales.

Figura 9. Imagen de la lesión tras la lim-pieza (con champú de clorhexidina) de los espacios interdigitales y de los pliegues ungueales.

Los síntomas dermatológicos más frecuentes del pénfigo foliáceo

en gatos son las lesiones vesiculopustulosas, inicialmente

localizadas en el hocico y en los pabellones auriculares.

La histopatología es la prueba diagnóstica de elección: se realiza a

partir de una lesión primaria o, en su defecto, de lesiones costrosas.

Figura 10. Histopatología de una de las lesiones en la que se observan queratinocitos acantolíticos.

Aspectos clave del pénfigo foliáceo que debemos tener en cuenta en el gato

• Reconocimiento de los signos clí-nicos fundamentales.

• Realizar las pruebas adecuadas y definitivas para el diagnóstico (histo-patología).

• Pautar y monitorizar el tratamiento adecuado.

• Establecer, tras el pronóstico, la con-fianza adecuada con el cliente para realizar un seguimiento correcto.

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