5 dramas croatas

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    ITI ITI  

    2015Centro Croata del ITI

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    ITI ITI  

    JALÁ VIVA

    N TIEMPON T E R E S A N T E

    I HAYQUESACARA

    PASEARALPERRO

    TEATRONACIONAL

    CROATADEZAGREB

    FOTODAMILKALOGJ

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    ITI ITI  

    En el momento de escribir esta pre-sentación, una decena de miles depersonas han entrado en Croacia,buscando reugio, huyendo de laguerra en el Próximo Oriente, mar-chando desesperadamente hacia elOccidente idealizado. Si es de juzgarpor los comentarios publicados en in-ternet, en el croata promedio la llega-da de esa pobre gente provoca uria,intolerancia y miedo al otro y dieren-te, a pesar de que casi todos tienenpor lo menos un amiliar que estuvoen una situación parecida hace unaveintena de años, durante los recien-tes conflictos bélicos por estos luga-res. La realidad croata, como ya sepuede discernir de la mencionada pa-radoja, es fiel ilustración de la maldi-ción: Ojalá vivas en tiempos interesan-

    tes. Los horrores de la guerra, el robode la privatización y la repente dicta-dura del capitalismo salvaje, la crisiseconómica y los problemas globales

    en el ámbito local, todo eso se ciernesobre la cabeza del croata promediodel comienzo del texto, pero tambiéndel escritor dramático croata para elque esos tiempos interesantes repre-sentan el único mundo real, si no elmejor de todos los mundos.

    La colección de dramas que tienenante ustedes, seleccionados porNikolina Židek, orece una de las res-puestas posibles a la pregunta sobrela naturaleza de las relaciones entreestos prominentes dramaturgos croa-tas y la sociedad que les rodea. En el

    OSCOLORESLEGRESDELA

    IPERTENSIÓN  MATKO BOTIĆ

    I PRESIONESDE

    MIGENERACIÓN

    TEATRONACIONAL

    CROATADESPLIT

    FOTOMATKOBILJAK

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    ITI ITI  

    libro han encontrado su lugar los au-tores de la generación intermedia,Tomislav Zajec (1972) y Nina Mitrović(1978), el joven dramaturgo destaca-do Ivor Martinić (1984), pero tambiénmiembros de la ola más reciente dedramaturgos, Kristina Gavran (1987)y Dino Pešut (1990). Se trata de cin-co textos teatrales que a primera vis-ta parecen asombrosamente homo-géneos. Del Proesor Zajec a su es-tudiante Pešut, todas las cinco obrasdeciden construir su propia relaciónhacia los tiempos interesantes sin te-matizar directamente el contexto so-cial o el activismo político ni hacer una

    radiografa más prounda de la s itua-ción económica. Todo lo mencionadoestá presente en el subtexto, comoen la tragedia griega, las escenas

    tormentosas de convulsiones socia-les ya han ocurrido uera del escena-rio, y todo lo que le queda al dramamismo podría reducirse a dos moti-vos claves: la decadencia en las rela-ciones amiliares y la imposibilidad deestar en relaciones amorosas satis-actorias. Además de esos dos temasno hay casi nada en los dramas queestán ante ustedes, pero a pesar detodo, cada uno a su manera es testi-go elocuente del tiempo y el espaciode los cuales salen al mundo. La en-tropía de la vida cotidiana como si hu-biera comprimido todo el surimientoy los brotes ocasionales de belleza enesas dos relaciones undamentales,dando lugar a textos dramáticos que,a través de diálogos amargos y alie-nados en apartamentos de grandes

    ciudades, en una escritura codificada,entendible sólo si se toma en cuentael contexto, hablan sobre amilias dis-uncionales, amantes desilusionados y

    los que les rodean.

    La sociedad croata, visible en todoslos cinco textos de esta colección,creció de un marco patriarcal estric-to, con valores amiliares en el centrode las normas sociales ampliamenteaceptadas. Incluso cuando empleantodas sus uerzas para resistirse a esellamamiento rudimentario de la co-munidad nuclear, los personajes enesas obras están mutilados por las ba-

    tallas pasadas por el amor y el aec-to de sus amiliares más próximos. Enel momento cuando de conocerlos,para muchos de ellos ya es tarde paracualquier cosa excepto una expresióninútil de insatisacción y resignacióncon el destino. El primer drama dela presente colección, Hay que sacara pasear al perro de Tomislav Zajec,contribuye con un protagonista quecorresponde a ese marco, un Hombresin nombre que, cuando se nos pre-senta, está aquí en la exactamentemisma medida en la que ya no está .El protagonista, cuyas conversacio-nes truncadas e inacabadas con unpadre envejecido y una ex novia sontodo lo que existe en ese texto dra-mático en general, en su surimientotambién lleva la carga de la historia

    amiliar y una relación amorosa defec-tuosa, con su propio diagnóstico quelo obliga a actuar de alguna maneramientras todavía tiene tiempo, a pe-sar de que, para mejorar de verdadla relación con sus seres queridos,el tiempo ya se escurrió hace muchotiempo. El protagonista de Zajec in-siste de manera masoquista en man-tener la comunicación con la mujer ala que le gustaría mucho no haber de- jado de quererlo, mientras que con el

    padre puntea los conocidos motivosdel poemario patriarcal balcánico: larialdad en la interacción, los mutuosreproches de elecciones de vida y una

    madre muerta hace mucho que suríapor las actuaciones del padre. En unarelación establecida así donde, si vol-vemos brevemente al contexto social,no existe ni el trabajo, ni el hobby, niel dinero para distraer los pensamien-tos de los temas pesados, la barra dela luz necesaria dentro de la oscuri-dad general se pone bajo, a tan sóloun par de centímetros de la tierra. Essuficiente que el Padre mire al hijo enlos ojos y le pregunte sinceramente sile duele, y que la Mujer se le acurrucapor un momento, para que por un mo-mento ambos parezcan como si hubie-

    ran venido de algún otro tiempo. En su

    obra Hay que sacar a pasear al perro  Zajec no quiere orecernos nada másque eso, pero uno no puede evitar lasensación de que en la obra dramática

    con esas relaciones emocionales ela-boradas con precisión quirúrgica, esepoco es- suficiente.

    " T

    I HAYQUESACARA

    PASEARALPERRO

    TEATRONACIONAL

    CROATADEZAGREB

    FOTODAMILKALOGJERA

    I ENCUENTRO

    TEATRONACIONAL

    ESLOVENODEGORICA

    FOTOESTUDIO

    FOTOGRÁFICO

    PAVŠIČZAVADLAV

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    ¿?

    El texto dramático de Nina Mitrović,quien, en cuanto a la generación y lacosmovisión es más cercana a Zajec

    que al resto del grupo más joven,adopta un enoque aún más ahorrati-vo, espartano y austero. Su protago-nista, un treintañero llamado Andrej,visita al padre (parece que por lo ge-neral las madres en los dramas croatas

    mueren jóvenes), y todos los proble-mas intergeneracionales, no resueltos

    por décadas y visibles en el drama deZajec, en el texto Encuentro están re-orzados hasta una intensidad casi so-portable. El hijo es débil, rustrado, no

    realizado, ácido, el padre es aparente-

    mente superior, uerte y lleno de auto-

    confianza, pero de hecho emocional-mente vacío y más sólo que una ostra.Mientras que en Zajec las escenas deuna relación disuncional se sucedenpor otras, dinamizando la estructuracon monólogos poetizados que rom-pen el hermetismo dramático, NinaMitrović rechaza cualquier ayuda ex-terna, y construye su texto Encuentro con técnica cinematográfica, en unaserie de diálogos cortos que no su-ben hasta el paroxismo, sino que ar-den linealmente alrededor de los pro-

    tagonistas. La comunicación no es po-sible, está al borde del conflicto, perono hay una verdadera explosión, diceuna de las notas de la autora al prin-cipio del texto, indicando claramente

    a la atmósera dominante en el que larelación básica permanece igual, pero

    la tensión finamente dosificada crecede escena en escena. En una serie depequeñas crueldades amiliares, quelos amiliares más próximos se diri-gen mutuamente con una mezcla deegoísmos y aecto reprimido, sólo ungesto humano y sincero, de una ma-nera muy parecida como en el dramaHay que sacar a pasear al perro , incul-

    ca en el lector un grano de esperan-

    za de que todo ese esuerzo no hayasido en vano.

    Las relaciones interpersonales reduci-

    das a lo más elemental en los textoshasta ahora mencionados se ramifican

    en el Drama sobre Mirjana y los que le

    rodean en una unidad algo más com-pleja, en la que Ivor Martinić disper-sa los motivos presentes en los textosde sus colegas mayores a un círculode personajes más amplio, creando un

    modelo emblemático del nuevo teatro

    dramático croata. Aunque puesta enescena más recuentemente y conmás éxito en los países vecinos queen Croacia, el Drama sobre Mirjana es

    uno de los textos claves en los últimos

    diez años por su excepcionalmentehabilidosa matización psicológica decaracteres, pero también por una ima-

    gen más amplia en la que, de manerasutil y desde lejos, como en los dramas

    previamente mencionados, delineaclaramente el contexto social recien-te. La Mirjana de Martinić hace unadeclaración programática al principio:

    Estoy fumando. Estoy viviendo. Estoycansada. A través de una vida así, can-

    sada y de paso, transcurre todo el dra-

    ma, tragicómicamente no dramático,con la protagonista, los que le rodean 

    y sus propias inseguridades, sus mie-dos, sus grietas emocionales y unamelancolía que, como dice el colegamayor de Martinić, Miroslav Krleža,a veces  puede  irrumpir del hombrecomo lava. Los personajes que estánviviendo, están umando y están can-sados en el Drama sobre Mirjana ge-neralmente no dejan salir esta melan-colía a la luz del día, y la esencia desus pequeñas crueldades cotidianasy de los brotes de su desesperación

    es un psicograma dolorosamente pre-ciso de la sociedad croata de hoy. Siasí lo desea, el lector interesado pue-de reconocer en la obra de Martinićlos turbios reflejos de una economíahundida y un blues de la emigracióneconómica, un deseo juvenil de éxitorápido y unos patrones patriarcalesde misoginia permitidos. Sin embar-go, nada de eso está en el primer pla-no, y tampoco nada excepto las vidasque trascurren al lado de sus propios

    dueños está en el centro de atenciónde la escritura dramática de Martinićde una madurez poco común.

    ¿?

    Dos dramaturgos más jóvenes en

    esta colección están visible y ge-neracionalmente apartados de suscolegas mayores, pero indudable-mente los aquejan problemas simila-res. De esa manera Dino Pešut, naci-do en 1990, vivió tan solo un par demeses en Yugoslavia, país en el queTomislav Zajec llegó a ser mayor deedad. Sin embargo, leyendo su obraPresiones de mi generación se pue-de imaginar ácilmente a la heroínade Pešut, llamada simplemente Ella,

    " L

    I DRAMASOBREMIRJANA

    YLOSQUELERODEAN

    TEATRODRAMÁTICO

    YUGOSLAVODE

    BELGRADO

    FOTOEMMASZABO

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    como la hermana menor de Andrejdel Encuentro, o la amiga de la hijade Mirjana del Drama sobre Mirjanao la sobrina del Hombre de Hay quesacar a pasear al perro . La protago-nista que ya en el título mismo estádefinida por su generación y las pre-siones que provienen de esta perte-nencia generacional, es igual de nopreparada para arontar la vida comosus compañeros ficcionales un pocomayores, aunque el contexto social

    entre la maduración de ella y de ellossupuestamente cambió radicalmen-te. La madre de la heroína de Pešutle advierte con extrema seriedad queni se le ocurra que no inscriba en elcenso de población que está bautiza-da, por problemas que tuvieron y si-guen teniendo, mientras que la madrede Andrej o del Hombre, que en pazdescansen, probablemente tuvieronun problema diametralmente opues-to en el Estado socialista ederal unosveinte años antes. Aparte de ese  fo-lklore social, todo lo demás como sihubiera quedado igual, copiado enun contexto nuevo y neoliberal: ellaestá perdida y la madre intenta con-vencerla que se trague toda su mier-da anticorporativa y busque trabajoen una agencia, el padre compensa laalta de tiempo y atención con el di-nero duramente ganado, el prometido

    es aburrido y el amante, como dice eltexto de la obra, parece que tiene lapolla chica. Creo que me he rendido,reconoce Ella antes de enrentarseverdaderamente con algunas eleccio-nes importantes de la vida. Las obrasHay que sacar a pasear al perro deTomislav Zajec y Encuentro de NinaMitrović son textos de recapitulación,escritos después de haberse apagado

    la última esperanza por la curación desus personajes. La obra de Pešut, es-crita con un estilo peculiar con monó-logos ragmentados y poetizados, esun texto de advertencia, y como tal,hay que tomarlo en serio.

    El drama Preparados  de KristinaGavran es una obra estilística y te-máticamente dierente del resto dela compañía, aunque hereda la mayorparte de las preocupaciones temáti-

    cas anteriormente mencionadas. Aldesarrollar una suerte de equivalentecroata de survivalistas estadouniden-ses que temen una catástroe nuclearque se avecina, la joven dramaturga,despreocupada por estilos dominan-tes, crea una amalgama asombrosaque revoca tanto el anarquismo su-rrealista de Radovan Ivšić como elvoyerismo incómodo de contenidostelevisivos parecidos a los programasde Jerry Springer. Aquí también setrata de la amilia, y también, como enla mayor parte de otros textos, todoslos personajes están apretados en unapartamento capitalino relativamen-te pequeño. La dierencia clave entreotras obras y Preparados yace en elhecho de que Kristina Gavran no tie-ne ni ganas, ni tiempo, ni estómagopara la fina matización psicológica.En vez de hacer otro diagnóstico demediocridad con algunos rayos de luzescondidos, para terminar, la drama-turga nos orece un grotesco, cómicoy escaloriante en partes iguales, quepone en primer plano el miedo y sudistribución a través de los mecanis-mos de comunicación amiliar. El mie-do al otro, el miedo a perder el con-trol, el miedo como el combustiblede la vida que subyace en todos los

    dramas de esta colección, en el tex-to Preparados está sacado al primerplano, para que, como protagonistade esta pieza escrita con un estilo au-téntico y cómico, toque el acorde fi-nal, intencionalmente disonante conesta selección hecha con reflexión yatención.

    ¿?

    ...

    Quien con monstruos lucha cuidede convertirse a su vez en monstruo ,así empieza el conocido aorismo deNietzsche en su obra Más allá del bien

    y del mal , como si hubiera sido escritocomo consejo a los personajes de lasobras de este libro. La continuación de

    esta cita es incómodamente explícita:Cuando miras largo tiempo a un abis-mo, el abismo también mira dentro deti. El Hombre, Andrej, Mirjana, Ella ytoda la amilia de Preparados han mi-rado lo suficiente al abismo, cada unopor sus propias razones. La creaciónde estas obras, su puesta en escenaen teatros y su publicación, es un in-tento honesto de redirigir esa miradaen lectores y espectadores hacia arri-ba, aunque sea por un momento. De la

    literatura dramática, sinceramente, esdifcil esperar más, y ese poco a vecesrealmente parece- suficiente.

    " E

    I PREPARADOS

    TEATROJUVENIL

    DEZAGREB

    FOTOMARABRATOŠ

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    ITI ITI  

    POR UN MOMENT

    MBOSPARECENCOMIHUBIERANVENIDOD

    LGÚN OTRO TIEMPI HAYQUESACARAPAS

    ALPERROTEATRO

    NACIONALCROATAD

    ZAGREB

    FOTODAMILKALOGJ

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    HAYQUESACARA

    PASEARALPERRO

    TOMISLAVZAJEC

    Tomislav Zajec (1972) se graduó enDramaturgia en la Academia de ArteDramático de Zagreb en 2002. Trabaja

    como proesor de dramaturgia en di-cha Academia. Como dramaturgo de-butó en 2000 con la obra John Smith,Princeza od Walesa (John Smith,Princesa de Gales) en el Teatro Juvenil

    de Zagreb (ZKM), luego también pues-

    to en escena en Sarajevo (Academiade Arte Dramático y el Teatro deCámara), Glasgow, Gran Bretaña(The Arches Theatre), Bradord,Gran Bretaña (Theatre in the Mill),Varaždin - Croacia (Teatro NacionalCroata), Bucarest, Rumania (Teatrulde Comedie) y Brailiu, Rumania(Teatrul Maria Filotti). Para ese dra-ma recibió el Premio del Rector de laUniversidad de Zagreb. Ha sido galar-donado con cinco Premios Marin Držić

    a la mejor obra dramática para lasobras Atentatori (Asesinos), DorothyGale,  Spašeni (Salvados), Trebalo bi prošetati psa (Hay que sacar a pasearal perro) y Ono što nedostaje (Lo que falta). Sus obras han sido traducidas alinglés, húngaro, polaco, esloveno, es-pañol y ruso. También escribe para ni-ños y jóvenes.

    D

    El Hombre está parado debajode un alero. Está parado, sinhablar. Fuma. Y entonces. Empecemos con él. Asícomo así. Tal vez porque hoy él ya noesté vivo. O porque aquella mañanasacó al perro y paseó con él porla ciudad un largo rato. Le dolía lapierna, pero eso ya no importa, habíaque sacar a pasear al perro. Quizásde paso, caminando, pensaba, quizássobre si la vida vale más si se puedecontar. Más tarde aquel día, mientrasestaba parado debajo de un alerosabía que había pasado algo triste,pero ya no podía acordarse quécosa. Vaya a saber si eso realmentepasó. Todo lo que le rodeaba, de unlado de la calle y del otro, los pasosque ueron y los que tal vez sean. Yen el dorso de ese alero, con letraazul sobre el ondo metálico alguienescribió: todos tienen problemas, lostuyos no importan. Él trabajaba enuna biblioteca, ese Hombre. De una

    escuela primaria. Todas lel turno de mañana, era invierno. Y nosotros empcon él, así como así. Vayapor qué empezamos convez porque tenga un perhay que sacar a pasear. Oninguna tristeza nos puea encontrar lo que no exhombre tenía sólo una hmisma historia para todole pregunten. La historiauna tarde en la ciudad, dantes de que él ya no espor eso empezamos coneso empezamos con esedebajo de un alero bajo que está aquí en la exactmisma medida en la que Del otro lado de la calle corriendo la Mujer. Se hachaqueta por encima de para salvarse de la lluvialado del Hombre que l a oese tiempo. Entonces ell Puta madre.La Mujer de repente se eHombre la observa y entecha a reír; se ríen juntosella deja de reírse. Saca

     

     36 años 78 años 35 años

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    ITI ITI  

     Tienes…El hombre la mira. Fuego.El Hombre saca el encendedor,le enciende el cigarrillo.Un momento. Y -(a la vez): Yo - Tú primero. Bueno, sí… Hola. Sabes, no estoy segura detener ganas de hablar contigo.

    Un momento. ¿Qué?El Hombre niega con la cabeza. Pareces - Cómo.La Mujer se encoge de hombros. Ahora es mi pausapara el almuerzo. Ah. A menudo me quedo acá,debajo del alero. Durante la pausa.El Hombre asienta con la cabeza. Y de todos… Sí. ¿Sí, qué? ¿No meestarás siguiendo?El Hombre niega con la cabeza. (más tranquila): Y de todoslos lugares, aquí estás, tú. Sí, has visto. Sí. Un caos.La mujer se echa a reír de nuevo. Dios, yo… Perdóname,en serio… Te ves bien. Estoy mojado. No, no… La lluvia. Tú también. Sí.Un momento. (indica al cigarrillo): Se apagó. Aquí.El Hombre le enciende el

    cigarrillo de nuevo. No debería, pero dicen queno hay que dejar de repente. Y lo estás dejando. Sí, supongo.Un momento. Entonces. Es tupausa para el almuerzo. (asienta con lacabeza): Trabajo ahí enrente,tengo un nuevo trabajo. Dehecho, hace ya tres meses.

     ¿Una nueva sucursal? (niega con la cabeza): Unaagencia de pasajes.Un momento. Aéreos. Yo los vendo,entonces otros vuelan, portodos lados, has adelgazado,no has cambiado mucho. Tú tampoco hascambiado mucho. No lo sabes. No. Pero igualno has cambiado. No, eh.El Hombre niega con la cabeza. Solía llorar mucho, peroya no tengo tiempo. Bueno, paraque sepas, sonaba mejor en micabeza, antes de decirlo, ¿vale?El Hombre asienta con la cabeza.Un momento. Me voy. Sí.Un momento. Qué. No, no – Mira como terminanlas cosas al final. ¿Cómo? Se van a la puta madre.La Mujer se ríe de nuevo.(a través de la risa): Un caos.

     Antes no decías tanto - Puta madre, ¿qué? Un caos.Un momento. Ah, eso. Si nohabía… Nos vemos. Nos vemos, sí.Un momento. (de repente): No, en serio,todo esto. ¿Qué haces aquí? Tengo quecomprar una corbata.

    EP

     Cómo quieresla corbata, papá. Estás arullando.(más fuerte): Te pregunto,¿cómo quieres la corbata? Cómo, yo qué sé cómola quiero…Una para el traje. Ya sé que espara el traje, pero-El Padre indica al traje. A… Para éste… Pensabapara éste. Entonces que la corbatasea para éste, yo qué sé. Está bueno éste. Sí.Un momento. ¿Tienes preparadoel discurso?Un momento. Has adelgazado. Me parece. No. ¿Estás comiendo?¿Te cocina bien? Bien, sí.Un momento. Y ella dónde está,

    por qué ya no viene. Papá - Espera, la billetera. Tengo dinero. ¿Tienes? Está bien, deja - No hace alta. Te ves dierente. ¿Cómo? Ve a buscar la corbata ¿vale? Dime. Qué quieres que te diga,todos ellos esta noche, ahí, esperan

    que yo diga algo. Algo que tengaimportancia, porque así corresponde.Sobre mí, y entonces aún más sobreellos, más que nada sobre ellos.Las palabras, sin cesar, ¿por quédebería preparar un discurso? No tienes que hacerlo. Vete, ahora está encendidala caldera. Me voy a bañar.Un momento. Dierente, cómo…¿Si me veo dierente,dierente de qué manera? Ah, eso.Un momento. No te imaginaba así,qué le puedo hacer. Qué, estoyviejo, puedo decirlo, supongo. Y ¿cuándo ue queno me imaginabas así? No sé, una vez, antes.Cuando eras pequeño… No sé. (preocupado): ¿Quépasa, papá? Uno se pregunta, tetienes que preguntar, siempre.Y después de toda una vida,uno se tiene que preguntar. ¿Y por quédeberías hacerlo? Porque sí, asísabes que estás vivo.

     ¿Eso qué quiere decir?Un momento. Quiere decir quehas venido temprano.

    DP

    El Hombre está delante de la

     puerta del piso del padre. Sacudeel paraguas y luego la chaqueta. Mientras estaba delantede la puerta donde vive su Padre,una hora y media antes de pasarlo que acaba de pasar, el Hombrepensaba sobre esa mujer que habéisconocido. A ella siempre le gustabanlos pájaros de alguna manera y elHombre lo sabía. Se acordaba lotriste que estaba una mañana cuandoun pobre gorrión chocó contra elvidrio de la puerta de su balcón, enel quinto piso del edificio dondevivían juntos. El pájaro vio algo porel vidrio, algo a lo que no pudoresistir. Entonces la Mujer puso esepájaro, ese gorrión, en una caja dezapatos, y él lo tomó, le ató las alascon un hilo de pesca y lo colgó enun árbol, para que pareciera comosi estuviera volando. En el viento dela mañana el pájaro parecía vivo denuevo, como si en su centro existieraotro pájaro, pero más grande. Poreso al Hombre le parecía raro versus lágrimas por un pájaro queestaba muerto y de repente ya nolo estaba. Y capaz que ese Hombrenunca entendía a las mujeres. (del otro lado de la puerta): No entiendo, ¿quién es?

     Soy yo. (del otro lado de l puerta): ¿Quién es? (más fuerte): Soy (del otro lado de l puerta): ¿Y por qué? Dale, papá. Abrla puerta de una vez. (del otro lado de l puerta): ¿Qué haces aqu Sabes lo que es (abre la puerta de

     pero no se mueve del umde la puerta): No ha veni Quién. Esa perra de la encomunitaria, no está. Aviestá un poco resriada, cbronquitis, que está con  Está enerma. Seguro que no esmás enerma que yo. Papá - Lo puedo decir, q Sí, puedes. Y cuando viene, esólo está sentada mirandfijamente. Sentada, miran¿Usted piensa alguna vela muerte? ¡Como si me otra cosa! La muerte piemí, ¿por qué darle una ve Eso te pregunta Muy poco proesi Sólo estaba -(lo interrumpe) Esarullando. siendo amable. Y ella me dice: uses un poeta. Y usted es uperra. Y una sádica. ¿Puedo entrar? Cuando estás viejhace alta ser poeta un p

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    ITI ITI  

    El Padre se mueve de la puerta, el Hombre entra. Has venidodemasiado temprano.

    D

    El Hombre y la Mujeren el mismo lugar.

     No puedo. Entiendo.Un momento. Bueno, tengo uncompromiso, qué sé yo, un caos. Sí. Y estoy cansada, todo el día.El Hombre asienta con la cabeza. Esa gente, compran lospasajes como locos y vuelanpor todos lados, yo qué sé.Un momento. ¿Y adónde vuelan?La Mujer lo mira.Un momento. Sabes qué, me voy. Espera - Todo esto meparece demasiado - Qué. Raro. Sí, lo sé, es raro. Pero esbueno verte, sólo eso quería decir.Un momento. Mira… Ya no estoysola. Quiero decir, me estoyviendo con alguien. Ah. Sí. Si creías – No, no.Un momento. ¿Y tú te estás viendo

    con alguien, ahora?El Hombre niega con la cabeza. No. Un perro. Tengo un perro. Ajá. Sí, viste. Un perro, qué bonito.Yo no tengo un perro. Sí. Qué lástima, deberíastener a alguien. Tengo un perro.

     Sí.Un momento. A mí me gustabanmás los pájaros. Lo sé, me acuerdo. Debía haberte dejadoyo a ti, y no tú a mí. ¿Por lo del gorrión?La Mujer lo mira, y se sonríe. ¿Eres realmenteenermo, lo sabes? Lo sé.Un momento. Y tú ahora quieres quevayamos a buscar esa corbata.Después de cuatro meses, así nomás.Que vayamos a buscar la corbata.El Hombre asienta con la cabeza. ¿Por qué? Yo no las uso, y él quiere- ¿Qué? (intenta, y luegose sonríe): Realmente no séqué es lo que él quiere. Notengo ni idea. Lo conoces. Yo -Un momento. Perdóname, tengoalgo… Espera -Ella lo coge del hombro, él latiene, ella se quita el zapato y lesaca una piedrita. Entonces lo

    mira. Se observan, un largo rato.

    E

    El Hombre y el Padre en la puertade entrada del piso del padre.El Hombre sigue mojado. ¡Espera! Qué cosa.

     Te he dicho queesperes. Párate aquí, ¿vale?El Padre se vuelve y se va asu cuarto. Un momento. (lo sigue): Quería venirantes, por si necesitas algo. (desde el cuarto): Estásarullando. Quería venir antes por si… (lo interrumpe, volviendocon un par de viejos trapos): ¿Yqué es lo que iba a necesitar? (se sonríe): No sé…Realmente no lo sé, papá. (le echa los trapos ante sus pies): Ahora, dale. Aquí, venga.El Hombre se limpia loszapatos en los trapos. Quizás habríaque abrir la ventana.Un momento. Ten cuidado unpoco, con ese trapo. Qué. Estás mojandopor todos lados. Ah, sí, lo veo, sí. Pasa a los libros, a… Todo.Un momento. Cómo te defiendes,entre todas esas cosas. Cómo, como

    corresponde. Aquí.El Hombre se limpia los zapatos. Límpialos bien, ¿sí? Te traje el diario.Un momento. ¿Y tú quéestabas haciendo? Qué tenía que hacer, hasvenido demasiado temprano,eso es todo… Tengo que lustrarmis zapatos, para esta noche. Tienes tiempo.

     Y tú has cambiado de idea. ¿Qué? Dijiste que ibas a venirconmigo, pero has cambiado deidea. Has venido a decírmelo…El Hombre niega con la cabeza. No has cambiado de idea. No, ¿por qué? No sé. Yo qué sépor qué. Porque sí. No he cambiado de idea. No, eh.El Hombre niega con la cabeza.Un momento. ¿Dónde está tu perro? En casa. Ese perro tuyo está en casa. Sí, sé que temolesta, así que - No, a mí no megustan los perros. Lo sé, papá. A ella seguro quetampoco le gusta tu perro.Un momento. ¿Lo has sacado a pasear? (se sonríe): Sí, papá. ¿Y ahora, qué?El Hombre niega con la cabeza. Se pasó rápidola semana, supongo. La vida pasa como pasa,

    ni más lento ni más rápido.Dime algo más inteligente. No sé… Tienes la casadesordenada, un poco. Desordenada. Sí. Eso crees tú, queestá desordenada. Bueno, entonces no es así. Quizás es otra cosa. Entonces es otra cosa, sí.Un momento.

     Hegel vino a visitarme. Eso es. Georg WilhelmFriedrich Hegel. Él mismo. Vino avisitarme y de repente explotó.Se sentó en el soá y explotó.Y eso no es un desorden.El Hombre se sonríe. Tú nunca me entendiste. (le ofrece eldiario): El diario, papá. (toma el diario): Sí.El diario, el diario. Qué … ¿Quieresque yo haga algo, tal vez? La caldera no unciona. ¿Quieres quele eche una mirada? Se comunicó el técnico.Un momento. Has mojado el diario.

    T

     Ese Hombre con el queempezamos tenía que haber dichoperdóname, pero había demasiadascorbatas en la tienda. Y la Mujercambió de trabajo, ni bien se mudó

    de su piso. Antes trabajabanco, y cuando se sepaencontró trabajó en una del aeropuerto en la ciudrente del alero donde seEntonces todavía estabacon el sonido del ordenaescupe los billetes, esa mFumaba hasta cuando node pausa, y entonces soñque ella misma estaba votodos lados, recorriendo

    esas ciudades donde los hacen realidad y todos s ¿Qué te parece éUn momento. Está mejor, sí.Un momento. ¿Y tú? Yo. Sí. Yo nada…Digo,todo sigue igual. Nada de nada. No sé.Un momento. Tuvimos un inceel gimnasio de la escuela Un caos. Lo leíen algún lado, creo. Lo transmitierola tele, llegaron, lo filmar Lo habré visto enla tele, entonces. Sí, supongo. Las vigas - Sí, sí, las vigas. ¿Qué pasa con elUn momento. Así que, tú siguesen esa misma escuela. Los bibliotecarigeneralmente no nosmovemos a ningún lado.

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    ITI ITI  

     (sonríe): Supongo, sí. La misma escuela, la mismabiblioteca, los mismos libros. Te gugleé, una vez. ¿Por qué? No sé, se me ocurrió,supongo… ¿No debía? Pregunto nomás.Un momento. Suena tonto, lo sé. Bueno.Sólo quería saber cómo estás. Así que me gugleaste.

     Sabía que iba a resultar tonto. No, sólo que no haynada sobre mí. En internet. Había algo sobreel incendio. Ahí lo vi. Ah.Un momento. ¿Y de qué color es? ¿Qué cosa? El traje. De qué color es. Negro.La Mujer se va al otro lado.El Hombre la sigue. Quizás de aquel lado.Un momento. ¿Él está bien? Papá, sí… Estánervioso, un poco. ¿Por qué? Pregunta por ti. ¿Qué pregunta? Todo, preguntacuándo vas a venir. No le has dicho queya no estamos…El Hombre se encoge de hombros. Tú no se lo has dicho. Le han otorgado elpremio a la trayectoria. ¿En serio? Sí. Qué honor, eso es realmente -

     Supongo, sí. ¿Por qué no se lo has dicho? No lo sé, en serio. (toma una nuevacorbata): ¿Ésta? Esta noche es la entrega,en la Asociación de Traductores. Él siempre estaba entodo eso. En los libros y todo. Sí, está. Él losescribe, y yo los cuido. (de repente): Tenías que

    habérselo dicho, sabes. Perdón.Un momento. Perdóname.Un momento. (le mete la corbataen la mano): Toma ésta, éstava con el color negro.La Mujer se da la vuelta y se va.

    E

    El Hombre hurgando por la caldera,el Padre está leyendo el diario. ¿Ya está? Espera un poco. Estás arullando. Espera… Estoyhaciendo algo. Estoy esperando…Leyendo el diario. El pronósticodel tiempo, la lluvia. Bien. Leyendo y esperando.Un momento. Y si llamamos a alguien. Hay mucha tierra, es eso. No sé. Qué cosa.

    Un momento. (más para sí mismo): Sabesque hay personas que lo hacen apropósito, afinan la caldera así paraque empiece a perder, en algúnmomento, quizás. De noche. Así que,cuando se acuestan, entonces - (no lo escucha por elagua): Hay tierra, nada más. Y tal vez nadie vaya. Qué dices - Digo, tal vez nadie

    vaya. ¿No escuchas bien? Es el agua... Queno vaya adónde. A la fiesta. A mi fiesta, mievento, a la academia, yo qué sé.Tal vez ellos lean el diario buscandoel aviso únebre, el último adiós, simurió, entonces no tenemos que ir. ¿Y, está? ¿Qué cosa? El aviso únebre.Un momento. Dame un trapo. Estás arullando.El Padre a la vez indica con la manoal mueble arriba del fregadero.El Hombre va a buscar el trapo.Un momento. ¿Y tú qué haces,después de la escuela? ¿Después de la escuela? Cuando vuelves deltrabajo, sí. Generalmente. No sé, nada. Cómo que nada. Supongoque sacas a pasear al perro. Sí, eso… Sacoa pasear al perro.Un momento. Y ella también. ¿Contigo?Un momento. Está un poco enojada

    conmigo, no viene nada. Está con mucholío, trabajando. Sí… Todos están con mucholío, todos están trabajando…Me hanllamado para traducir un libro, noporque se trate de mí, sino porqueel resto está con mucho lío, el restoestá trabajando. Así me han dicho. Y tú qué - Les he dicho que yani leo. Sólo el pronóstico.

     Papá - Hegel y yo explotamos enmi habitación, eso les he dicho. Ah, Hegel. Sí.Un momento. A ella seguro que no le gustaese perro tuyo. Por eso se ue.Un momento. Y tú siempre eres, así. Soy cómo.Un momento. ¿Qué hora es? Las tres. Sonlas tres pasadas. Son las tres pasadas.El Hombre asienta con la cabeza. Dale, tráeme las pastillas,son las tres pasadas… Por avor. ¿Y dónde están, papá? Estás arullando. Te pregunto dónde están. En el cuarto, sobre lamesita de luz. De color gris. Elcolor alegre de la hipertensión.Hombre sale. (grita detrás de él): ¿Ytú, por qué caminas así?

    D

    El Hombre sale de la tienda decorbatas, para a la Mujer. En lamano tiene la corbata gris. ¿Por qué rengueas? Espera, ey - ¿Te duele l a pierna? No puedo caminar rápido.

     Veo. He pisado mal. Esta es buena, te lo digo.Le va a quedar bien, adiós. (la coge de lamano): Espera - La vendedoranos está mirando. ¿Y qué? Cree que nos vamosa escapar con su corbata. Espera quepague, por avor.La Mujer niega con la cabeza. ¿Por qué? Porque sí. Porque soñécontigo, imagínate…Soñé queestabas parado al lado de una maletasuspendida en el aire, suspendidapor unos grandes globos. Comosi uera mi cumpleaños, pero lagente no me dice “Feliz cumple!”,sino que él se ue, así como así,desaparición, adiós, un caos, ya lo sé. Yo -La Mujer de repente le da un beso. Ves, nada. Y con élestoy eliz. Es piloto, sabes. Ah, sí. Guay. ¿Eso qué quiere decir? Nada, en serio. Me voy.

     ¿Y él, adónde v ¿Adónde vuela, aa volar? Es piloto, vuela, yVuela por todos lados, vPor las ciudades donde lose hacen realidad y todoLo conocí en una convenencontró el trabajo, lo deen esa convención. Azaaasí se llama. Y era amablenos conocimos, en esa coAl día siguiente me trajo

    No colgaba pájaros en loUn momento. Por qué me miras Porque te ves d Estoy cansada. No. Dierente. (de repenteirritada): Dierente, en se¿Dierente, cómo? No lo sé. Te lo digo yo. Parcomo si todo uera nuevo No lo pensé así  Es porque todo e Sólo espero quUn momento. Jódete. Hace días quete estoy siguiendo. Espera un poquit

    E

     Y eso ya ha podha podido esperar. ¿Quéademás de la espera? Separa vivir, se espera paray luego se te pasa ese deluego te olvidas de la esp

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    que todo pase, para que todo seconvierta en una única verdad. Yluego sólo un poco de esa esperainútil, y todo finalmente se acaba.Así pensaba ese Hombre, mientrasen el cajón buscaba las pastillas delcolor alegre de la hipertensión. Yal volver al cuarto, su Padre le dijoque nunca había querido a su mujer,la madre del Hombre. De repentey así, porque cada espera tiene suprincipio, pero también tiene su final.

    El Hombre se sienta allado del padre. Espera un poco - (levanta las pastillas): Necesito agua, para éstas. ¿Y por qué melo dices ahora?Un momento. No lo sé.Un momento. No lo sabes. Ya no lo sé.Un momento. Porque estás aquí, y yoestoy viejo. Porque me han dado unpremio a la trayectoria. Porque Hegelexplotó en la sala de estar. Porquetodo el tiempo había otra mujer.El Hombre se levanta y se vahacia el fregadero a buscaragua. Luego vuelve a la mesa. Aquí tienes. Gracias.El Padre coge el vaso, toma la pastilla. El Hombre se sienta. Quién era. Estás arullando. La otra mujer. Quién era. Sí.Un momento. La conocí en Rusia, mientras

    estudiaba. Tenía marido y un hijo,ya en aquel entonces. Él trabajabaen algo con papeles, su marido.Era un burócrata, no habló muchode él. Ella editaba libros, la Pravdarusa. Era bella y se llamaba Ana. Por ella viajabastodo el tiempo, allá.Padre asienta con la cabeza. Y entonces me escribió unacarta. Que no uera a verla nuncamás. Que eso no tenía sentido.

    Una carta, hace veinticinco años,que se acabó. Una carta. Y yo uiigual, pero ella no me quería ver.Un momento. Pienso que me la voya comer, cuando te vayas. ¿Qué cosa? La carta, la tengo todavía.Un momento. Cuando uno está viejo,puede comerse las cartas, sinque eso le extrañe a la gente.¿A ti te parece extraño? No, papá. Estás arullando.Un momento. ¿Qué? … Eso no tienenada que ver con tu mamá. Hoy no. Hoy no. Hoy me gustaríaque ella estuviera acá, y no yo. Por qué. Tú vendrías más a menudo.Un momento. Y ahora tengo quelimpiar mis zapatos.El Hombre asienta con la cabeza. Si tuviera sólo un deseo - ¿Entonces, qué harías?Un momento. Ya no lo sé.

    E

    El Hombre y la Mujer sentadosen una mesa del bar. Así que, tú a mí…me sigues.El Hombre asienta con la cabeza. ¿Hace mucho? Por ahí. Por ahí me sigues. Sí.

     Sí.Un momento. Entonces sabes deél. Que está casado.El Hombre niega con la cabeza. Ah, no sabes eso. Bueno, sí.Un momento. Lo sigues haciendo. ¿Qué cosa? Juegas con las llaves.Un momento. Y él no juega, él es unapersona seria. Nada más que estácasado. Tiene mujer, dos hijos,imagínate. Y yo lo sé desde elprimer día, y sigo saliendo con él.Él tiene mujer, dos hijos y todo loque yo tengo es el contagio de unarara desgracia que está esperandopara dejar vacíos a todos los demáshogares… Y bueno, tiene mujer, ¿yqué? Igual, con los que están solterosa nuestra edad algo anda mal.La Mujer se sonríe. ElHombre también. ¿No te parece? Tú porejemplo, contigo algo anda mal.Hombre asienta con la cabeza. Y yo soy una puta. No eres una puta. Sí, lo soy. Una putatotal. Una puta de mierda.

    La Mujer le da una bofetada. La gente nos está mirando.La Mujer le da otra bofetada.Un momento. ¿Quieres algo másuerte? ¿En vez del caé? ¿Te parezco como sinecesitara algo más uerte? No sé. Te pregunto.Antes solías - Sí. Antes solía.¿Por qué me sigues?

    Un momento. Mira, me pareceterrible todo esto. Entiendo. ¿Entiendes? Me temoque no. De hecho, no tienes niidea, un caos. Para mí todo estoes totalmente, tú y yo y todo,simplemente no lo puedo hacer. No puedes. Me dejaste sinninguna explicación. No sabía qué. ¿No sabías qué- qué?Un momento. Ay, por avor.Ahora yo te diré algo.La Mujer se levanta de repente.Y se para, pero sólo para tomarla chaqueta y se va. El Hombrese queda sentado. La Mujervuelve en un par de momentos. Me olvidé del puto paraguas. Ey – Bueno, ¿a quéviene todo esto? Quiero que tequedes con mi perro.

    E

     Nada de lo que pasóestá para olvidarse, así creía suPadre, pero no lo pudo decir. Habíademasiadas cosas de por medio,para poder hacerlo. Tiempos,personas, acontecimientos, parapoder hacerlo. Y las personas, se

     juntan como los imanes. Así pensabaen el momento en el que observabaa su hijo, como si no lo conociera.Y pensaba lo mismo cuando era un joven estudiante de lengua rusa enla Facultad de Filosofa. Se peganlos unos contra los otros y es difcilsoltarse, una vez que eso ocurre. Nopudo saber que la mujer de Moscúno lo iba a esperar para siempre. Nosabía que él no uera todo para ella,como ella era todo para él, y ahoralo sabe. Ahora que es un viejo queya lo vio tantas veces. Ella le mandóuna carta en la que decía que eramás eliz sin él. Años después, élse comió la carta. Y eso es todo. Me voy a baña r. ¿Puedes hacerlo sólo? ¿Y a quién voy anecesitar? Esa mujer igual tieneuna costumbre terrible. ¿La enermera comunitaria? Quién, si no. Qué costumbre, papá. Abre la boca, y lesalen las palabras. Ah, eso. Sí.Un momento. Por qué no dejaste a mamá.Padre se encoge de hombros.

     No ue por mí.Un momento.El Padre niega con la cab ¿Y mamá? Qué pasa con ma ¿Entonces, porqué no lo hiciste?Un momento. Porque la vida ueasí que no lo hice. ¿Y así ue mejo Así ue.

    Un momento. Tu mamá ya no esesa mujer tampoco, ni suél era un burócrata. Y yopregunto, para saber quevivo. ¿Me lo puedes perd ¿Hace alta queEl Padre asienta con la cUn momento. Sigues haciendo eJugando con las llaves. Sí.El Hombre se levanta.Un momento. Me voy a buscacorbata… Báñate, ¿vale? Sí.

    E  Creo. Me gustaque lo lleves contigo.Un momento. Espera un poco.¿Está muerto? Quién. El perro. Como eese, el gorrión en el árbo No. Tú realmente ere

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    enermo de la cabeza.Un momento. El perro está muerto, ¿no?Hombre niega con la cabeza. No. Entonces – No.La Mujer sonríe, el Hombre también. Por Dios.Un momento. Yo no tengo miedo,de ese contagio tuyo. No entiendo, qué.

     Perdóname.Un momento. ¿Qué cosa?Un momento. Dime. Supongoporque no te quise. ¿Nunca?Un momento. Anda ya… No lo sabía. Sí. Y ahora lo sé.Un momento. Por qué no me lo dijiste. No sé. Creía,quizás, que vendría sólo. Pero no vino.El Hombre niega con la cabeza. Supongo que la vidaes así, que no vino. Perdóname.Un momento. Hoy ui hasta su casa, dondesu mujer, hasta la puerta… Toqué eltimbre. Pero no esperé a que abriera.Qué tonto, ¿no? Es tonto ser mujer,cuando esa mujer soy yo. Pero note preocupes. Él vuela a todas susciudades donde los sueños se hacenrealidad y todos son elices, y a mí elcielo no se me caerá sobre la cabeza. (se sonríe): Por eso

    hoy es un día de caos. De hecho, no. Te veo triste. No estoy triste. No… Sabes que ya no mepregunto, para nada. Y todo esto,no importa. Ahora sólo vivo.Un momento. Tienes un cigarrillo.Hombre le pasa el cigarrillo,y luego se lo enciende. Es el último, en serio. Por hoy. No creía que -

     Has visto, la gente cambia.¿Y qué haría yo con tu perro?Un momento. ¿Entonces? No tengo a quién dárselo. Ah, sí. Una lástima. ¿Por qué? No sé. Ojalá me hubierasparado ayer. Ayer u otro día. Ohace unas semanas y me hubieraspreguntado que me quedaracon tu perro. Ayer todavíaestaba un poco dierente. Sí. ¿Eso es todo?El Hombre niega con la cabeza.Un momento. No. Porque tengo.Algo, adentro mío. (al borde): Todos tenemosalgo adentro nuestro. Estoy enermo.Un momento. Empezó en el estómago,mientras todavía estábamos… Undolor obtuso, nada grave. Pero nopasó, así que ui, pero entonces ya seextendió a los huesos también. Asíque… Es raro. Primero te dicen algoque no entiendes, y luego ya no tedicen nada. Y no está bien cuandose callan. No, ¿no te parece?... Así

    que pensé, hay que hacerse cargode algunas cosas, está mi papá. Yluego tengo el perro, entiendes,hay que sacar a pasear al perro.Un momento. ¿Qué?Se observan por un largo rato.

    E

     Las palabras. ¿Qué pasa con las palabras? ¿Quieres unaguardiente, antes de irte?El Padre se va a buscar elaguardiente, sin esperarla respuesta del Hijo.Un momento. Sabes qué, se les atribuyedemasiada importancia. ¿A qué cosa? Pues, a las palabras. A laspalabras y las conversaciones. ¿Y entonces, qué queda? Qué queda. Qué queda.Toman el aguardiente. Yo me voy a bañar, ytú tráeme esa corbata. Cómo quieresla corbata, papá. Estás arullando.(más fuerte): Te pregunto,¿cómo quieres la corbata? Cómo, yo qué sé cómola quiero… Una para el traje. Ya sé que espara el traje, pero-El Padre indica al traje. Ah… Para éste… Pensabapara éste. Entonces que la corbata

    sea para éste, yo qué sé. Está bueno éste. Sí.Un momento. ¿Tienes listo el discurso?Un momento. Has adelgazado. Me parece. No. ¿Estas comiendo?¿Te cocina bien? Bien, sí.Un momento.

     Y ella dónde está,por qué no viene. Papá - Espera, la billetera. Tengo dinero. ¿Tienes? No importa, deja - No hace alta. Te ves dierente. ¿Cómo? Ve a buscar la corbata, ¿sí? Dime. Qué quieres que te diga,todos ellos esta noche, ahí, esperanque yo diga algo. Algo que tengaimportancia, porque así corresponde.Sobre mí, y entonces aún más sobreellos, más que nada sobre ellos.Las palabras, sin cesar, ¿por quédebería preparar un discurso? No tienes que hacerlo. Vete, que la caldera yaunciona. Me voy a bañar.Un momento. Dierente, cómo…¿Si me veo dierente,dierente de qué manera? Ah, eso.Un momento. No te imaginaba así,qué le puedo hacer. Qué, estoyviejo, puedo decirlo, supongo. Y, ¿cuándo era que

    no me imaginabas así? No sé, una vez, antes.Cuando eras pequeño… No lo sé. (preocupado): Quépasa, papá. Uno se pregunta, tetienes que preguntar, siempre.Y luego de toda una vida, unose tiene que preguntar. ¿Y por quédeberías hacerlo? Porque sí, así

    sabes que estás vivo. ¿Eso qué significa?Un momento. Eso significa quehas venido temprano.Un momento.El Hombre se levanta de la mesa. Entonces, me voy. Tú la tienes ácil.Un momento. Tú eres joven, y yo soy viejo.. Lo sé, papá. Tú eresviejo, y yo soy joven.Un momento. Cierra bien lapuerta con la llave. Tú ciérrame, paraque no me secuestren.El Padre le da la llave,el Hombre la toma. Nos vemos pronto.El Hombre se va.

    EP/

    El Padre mira por la ventana.Entonces se sienta en el bordede la bañera. La Mujer está en elbaño del bar, lavándose las manos,

    observándose en el espejUn momento. (a la Mujer): ¿Tepuedo contar, algo? Sí. ¿Algo que no sea La Mujer lo mira, se le acsienta al lado de él, en la Vi a mi madre. El día. La vi acercándose, ppor el cuarto y entrandoboca como una polilla, co

    Con alas y todo, como si asfixiarme, y yo no puedonada, porque es justo coser. Igual no vamos a quelibros de historia, porquevivido ruidosamente, y dlento. Y hemos vivido toPregúntale al ejército dea los que traduje. El trabaceptar cada ilusión, a mllegaban. Una por una, eUn momento. La Mujer n ¿Qué?Un momento. Nada… Todo esosobre la ilusión- Sí, sobre la ilusión Yo sé de eso. Las tenía y las iba derrochancamino. Y a él realmentesu hijo lo quise de verdadEl Padre la toma de la mMujer acepta su mano. U Y míranos ahora. Sí. ¿Qué más? No sé, nada. Nada. No se me ocurre Un momento. El Padre la ¿Eres tú, Ana?La Mujer niega con la ca

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     No eres tú, no. No soy yo.Un momento. Adiós viejos miedos, nosvemos en la próxima vida. Adiós viejosmiedos, nos vemos – En la próxima vida. En la próxima vida.La Mujer le da un beso al Padre,entonces se levanta, se arreglael cabello, sale del aseo y vuelve

    al bar. El Padre se levantadel borde de la bañera y seencierra en el cuarto de baño.

    EM

    El Hombre y la Mujer paradosdebajo del paraguas de él,muy cerca el uno del otro. Así que. Sí.Un momento. Te invitaría que subas, pero- Me tengo que ir igual. Sí, sí…Un momento. Sabes qué… Una vez te dijeque iba a cambiar, ¿te acuerdas? …Eso te dije. Entonces tú me dijiste,la gente odia cuando otra gentecambie. Y así, sólo no me quieres.El Hombre abre la boca, peroella se la tapa con la manoy niega con la cabeza. Está mejor así, ¿vale? Sí.Un momento. Nos vemos, entonces.

     Ten cuidado, en el camino- ¿Qué? Con la corbata,para que no se moje.El Hombre guarda la corbatadebajo del paraguas. Es bonita, sería una lástima. Sí. Mándale saludos a tu papá. Lo haré, no te preocupes. Sí.Un momento.

     ¿Qué? Nada. ¿Has dicho algo? No, no he dicho nada. ¿No tienes río?El Hombre niega con la cabeza. Me voy, es una cosaimportante para él. Y sus libros Seguro, pero - (la interrumpe): Me ves.La Mujer asienta con la cabeza. Estoy bien.La Mujer asienta con la cabeza.Un momento. Entonces -La Mujer lo toma de la mano.El Hombre la mira. Espérame un poquito, ¿vale?Un momento. Sólo un momento,¿me esperas? Sí.La Mujer entra en el edificio ysube corriendo la escalera.

    EM

    El Hombre debajo del paraguas, parado en frente de la entradadel edificio de la Mujer. Espera. El Hombre decidió esperarporque todavía tenía tanto tiempo.Mientras esperaba, sus pensamientos

    estaban llenos de gente extraña,porque las cosas son así mientrasuno vive. A algunas personas lasconoció, a algunas las quiso, yalgunas lo quisieron a él. Y unavez cuando todo pase no quedarámucho, así pensaba también.Sólo aquello que le brilla, por unmomento, a alguien. Y sólo un día enel que no dejó de llover. Pero luegoya viene otro día, y al día siguiente yallega la primavera. Casi la primavera.Porque las cosas son así en la vida,nunca hay de todo. Pero ese “casi”es suficiente, porque cuando viene,cuando viene de verdad, y entonceslo tenemos. Así pensaba ese Hombremientras esperaba que volviera laMujer. En él todavía había un pocode algo realmente y completamentesilencioso, y por eso brilla. Despuésde todo, qué mundo insonoro.

    EM

    El Hombre debajo del paraguas, parado en frente de la entradadel edificio de la Mujer. La

    Mujer vuelve con un libro. Espero no habertardado mucho.EL Hombre niega con la cabeza. Perdóname. No lopodía encontrar en seguida.La Mujer le ofrece el libro. ¿Qué es eso? Lo ves. Un libro. Ajmátova. En ruso.¿Sabes dónde lo conseguí?

    El Hombre niega con la cabeza. En Viena. Lo compré aquellavez que estuvimos en Viena. No lo sabía. Sí… Pensé, un bonito regalo. Sí, lo es, de verdad. Yo qué sé. Quería tirarlo,después de que nosotros…Pero no somos unos niños. No. Igual esto es para tu papá. Sus rusos. Y también me costóun montón… (Se ríe.) Esuna broma, nada más.El Hombre también se ríe. No sé. Tal vez leparezca, algo… Toma. Gracias.Un momento. Perdóname si ahora te- No, yo llego. Gracias. De nada… Bueno,entonces… Llámame, si - Lo haré, sí. O sea, tengo elmismo número. Yo también…Es una molestia. ¿Qué cosa? Cambiar denúmero, después-

     Sí, no tiene sentido. No. Sí… Creo. ¿Qué cosa? Nada. Entonces, ¿quévas a hacer con el perro? Ya me las arreglaré,no te preocupes. Bien. Sí.Un momento. Cuídate.

     Y tú también cuídate.Un momento.La Mujer le da un beso en la mejilla. Lo siento.De repente la Mujer se vuelvey se va. El Hombre se quedamirando detrás de ella.

    EP

    El Padre acostado en labañera desnudo, el Hombreintenta levantarlo. Hablancasi simultáneamente. ¡Sal! ¿Quieres quellame a alguien? No, no lo hagas. Sal - ¿Qué ha pasado, papá? ¿Me escuchas? Dale - ¿Qué? Sal de aquí. Primero siéntat e… ¿Vale? Déjame, lo haré.Un momento. ¿Estás bien?… ¿Me escuchas? No sé si estoy bien. ¿Qué ha pasó,

    cómo te caíste? No lo sé. ¿Te duele algo?… Ven, siéntate. Ahí voy, bueno. ¿Q ¿Puedes levant No lo sé. Inténtalo, despUn momento. ¿Qué ha pasado ¿La hora, qué hor No sé, papá. So

    las siete pasadas. Estás arullando. (más fuerte): Las¿Has hecho algo con el g Qué. Has tocado la c Llamó el técnico. ¿Entonces, quéUn momento. Papá –Un momento. Tengo miedo. ¿De qué tienesmiedo?...Dale, siéntate. A Estoy sentado, mYa está, estoy sentado.El Hombre le pasa la toa Envuélvete, así. Eres peor que es ¿De qué tienes  Eres un sádico, ig Papá, ¿cuándo  (señala latoalla): Pásame la otra. ¿Esta quieres?El Padre asienta con la cUn momento. ¿Qué hora es? Papá, no tenem (lo interrumpe): Notengo más palabras. ¿Qué es lo que

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     Si muero, dejael balcón abierto. Papá, eso es Lorca. De eso te estoy hablando,me altan las palabras. A ti nunca te hanaltado las palabras. Me sale sangre.El Hombre toma un pañuelo,se lo pone en la frente delPadre. Un momento. Espero… Te

    pongo una tirita. Estás arullando, telo digo todo el tiempo. (más fuerte): Unatirita, para la herida. No grites, que no estoy sordo. Quizás estaría mejorque te quedaras en casa. ¿Mejor para quién? ¿Dónde lastienes, las tiritas? Aquí abajo… Enese cajón no. Aquí.El Hombre saca una tirita del cajóny se la pega en la frente del Padre. Ya está. Así. Dame la mano.El Hombre lo levanta y loenvuelve con la toalla. Toda la vida trabajo con esaspalabras, tal vez no sean tantascuantas yo creo que deberíanser. Tal vez yo me haya gastadolas mías. Eso está por verse. ¿Estás seguro? Venga, ayúdame. Te has cortadola rente, y tal vez- Los viejos nos cortamostodo el tiempo, nos ponemoseos, como el salame. Espera. Aquí están tus

    pantuflas, despacito… Quieres que- Sí, quiero.El Hombre le pone las pantuflasdebajo de los pies. El Padrehace unos pasos torpes y sesienta en la mesa. Suspira profundo, la tiene dicil. ¿Y ahora que me hererescado tan bien, qué hacemos?El Hombre se ríe, y luegoel Padre también.Un momento.

     Sabes, cuando no hayelección. Entonces se puedevivir de eso también. Pero,olvídate de mí, yo estoy viejo ynunca ui demasiado bueno. Déjalo ahora. Sí.Un momento. ¿Y él, qué hace ahora? ¿Quién, papá? Ese perro tuyo. Está en casa, supongoque duerme. Se porta bien cuandono estoy, así que duerme. Duerme, sí…¿Pierde mucho pelo? No, poco. Papá,¿quieres que prepare un caé?El Padre niega con la cabeza.Un momento. Tal vez yo me puedaacostumbrar a ese perro… Sabes. ¿Qué quieres decir? Tal vez podáis venir aquí.A vivir, ella, tú, y el perro. Esbonita esa mujer. La próxima vezque venga a almorzar, se lo digoyo. ¿Ella quiere a tu perro? Papá - Lo quiere, me dices.El Hombre asienta con la cabeza.Un momento.

     Bueno, olvídate de mí. Lo sé, sí.Un momento. (indica a la mesita): ¿Quéhace ese libro ahí? ¿Dónde, papá? En la mesita,cerca de la puerta. En todo este desorden,tú ves justo ese libro. Porque sé que justoese libro no es mío.

    LAT/M

    El Hombre y la Mujer hablan por elmóvil. Él está parado contra la paredde la terraza, ella está en su piso. Papá te da lasgracias… Por el libro. Ah, eso. Sí.Un momento. ¿Y dónde está él ahora? Hace una horaque le están elicitando, unverdadero espectáculo. Qué bien, ¿y tú? Yo he salidoauera… Sigue lloviendo. Sí.Un momento. Tal vez yo te - No. ¿Qué? Estabas haciendo algo. No, en serio. No. Si yo te - No estaba haciendo nada,sólo… Mira… Espera un momento.Un momento.

     Hola… ¿Estás ahí? Sí… ¿Qué pasa? Nada, qué va a pasar. ¿Estás bien? Estaba haciéndomeun té, así que- No tenía que haber llamado. Te lo he dicho, un día - (con ella): de caos. Sí. Estás bonita hoy. ¿Cómo?

     Por eso te vesdierente, eso quería- Por avor – No, no - (lo interrumpe): Estoyembarazada. Con esepiloto mío. Fíjate.Un momento. ¿Estás ahí? ¿Por qué no me… ¿Qué? …has dicho nada hoy? ¿Y tú realmentecrees que es cosa tuya?Un momento. Perdóname, noquería decir eso - Tienes razón,no es cosa mía. ¿Para qué me has llamado? No sé, papá tieneuna tirita en la rente. ¿Sí? Sí. ¿Qué le ha pasado? Se cayó en la bañera,mientras se duchaba. ¿Está bien? Creo que sí. Hegelle explotó en el living. Hegel, já. Supongo que Fichte y

    Schelling estaban ocupados.Mujer se ríe. Quiere queme mude con él. ¿Y qué le has dicho? No sé, nada. Espera, ¿él no sabe? ¿Qué cosa? No debes hacer eso. Lo sé. Se lo digocuando termine todo esto. Vale. Porque

    tienes que hacerlo. Lo sé. ¿En serio? Sí. Pero no lo puedo hacerantes. Luego, cuando termine.

    L

     Y entonces eso pasó enla escalera, en el lugar más tontopara las grandes verdades. SuPadre no dijo nada, en las manostenía firmemente el premio a todaslas palabras a las que dio sentidomientras la tirita se le separó dela rente y debajo salía la huellaroja de la herida. Ambos estabanmojados por la lluvia, los tranvíaspasaban por la calle, y su Padre sesentó en una escalera, a mitad delcamino hacia su piso. De hecho, surespiración superficial era el ruidode su gabardina, una mosca en latelaraña, nada más. Y el Hombrese sentó a su lado, y quedaron asísentados sin decir nada por untiempo. El padre y el hijo, ambosempapados, ambos en la escalera,ambos en el medio de la noche con

    un premio, una rara plantcrecida desde el hormigóesa agua de Dios que caysin ninguna pregunta, as Tú y yo, nunca. No importa. Cómo que no impEl Hombre niega con la c Nunca.Un momento. ¿Y por qué nolo hemos hecho?

     La vida no valemás si se puede contar.El Padre lo mira. Un mom Mira. Mama sabmujer, de Ana… Desde eUn momento. Lo sabía. Y tú tamEl Hombre asienta con la Qué. Tenía que habermesa carta hace mucho tie Entonces no esy sólo los viejos se comeEl Padre se sonríe.El Hombre saca el pañuebolsillo, se lo pasa al Pad Todavía te salesangre un poco.El Padre lo mira, toma ely se lo apoya en la frente Y yo no vivía ni aqEl Hombre se encoge dehombros, impotente. No vivía ni aquí niEl Padre le ofrece un papel Hombre lo toma. Dáselo a esa novi Papá, hace mucque no estamos juntos. Sí… Da igual.Le pasa el papelito. ¿Qué es esto?

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    ITI ITI  

     Se lo traduje,de ese libro suyo. Vale, lo haré.El Hombre abre el papel y leelo que dice. Entonces guardael papel en la chaqueta. ¿Puedes leer? Puedo. Está escrito conlápiz, por eso - Lo veo, papá… ¿Subimos?Un momento.

     ¿Qué pasa? Sabes, la gente antes creíaque la Luna era un espejo. Un espejoperecto, y que sus cráteres erantan sólo el reflejo de nuestro relieve.De montañas y mares, ciudades,calles, personas. De lo que hacemosy lo que somos. Así creía la gente,y yo toda la vida miro a través deese espejo. Y pienso sólo en lo queme perdí. Lo que tenía que habersido dierente, y no ue. En la mujerque no me quiso, y en la mujer a laque culpaba toda la vida porquese quedó conmigo. Ya está, tal vezhaya tenido que decir justo eso. Mamá nunca lo veía así- (lo interrumpe): ¿Túcrees que yo no sé que tedesilusioné? ¿Que no lo veo? Yo no te echola culpa, papá. Entonces, ¿qué?. Es que… Tengo miedo.Por mí. Por ti. Tengo miedo,y no te lo puedo decir. Lo acabas de decir. Sí.Un momento. Tienes miedo.El Hombre asienta con la cabeza. Esta noche. Todos me dicen

    que has salido bien, su hijo le hasalido bien, ha salido bien. Y yo lesdigo a todos ellos, los bizcochos lesalen bien a uno, no las personas.Un momento. Tú eres mi hijo.Un momento. ¿Y te duele? Qué. Eso, todo. Esa enermedad. Un poco, sí. A veces. ¿Y ahora?

    El Hombre se encoge de hombros.Entonces el Padre lo toma dela mano, y se quedan así.

    DH

    La Mujer está parada debajo del paraguas, al lado de la entradadel edificio donde vive el Hombre.Él se le acerca. Ella le sonríe, élse para debajo de su paraguas. Estás empapado. Un día largo… Y en elcamino esto se volvió inútil. ¿El paraguas? Déjalo.Vente aquí, debajo.El Hombre se para debajodel paraguas. Estoy totalmenteempapado. Sí. Y tú, ¿qué haces aquí? Aquí. ¿Me estás siguiendo?La Mujer se sonríe. De hecho, me estoymirando en el escaparate. Unapersona, pero son dos.

    Un momento. Sabes qué me dice él,primero vamos a vivir, y luego vamosa pensar. ¿Já?… No lo sé. A mí nome parece demasiado inteligente. No. No. La verdad que no. A la puta mierdacon esa lógica.Se ríen. ¿Quieres subir?

    Un momento.El Hombre saca una hoja de papel y se la ofrece a la Mujer. Me lo ha dado papá.Para dártelo, cuando te vea.La Mujer toma la hoja y la lee. Está escrito conlápiz, ¿lo puedes leer? Sí.Un momento. Qué bonito. Lo ha traducidopara ti. Después de- ¿Entonces, valió la pena, eh? Parece que sí. Voy a ir a verlo estos días.Un momento. Y qué vas a hacer con él. No sé. Quierequedarse en su casa, no sé. Estás cansado.El Hombre se encoge de hombros. Pareces cansado. Yotambién estoy cansada. No has tenido que - Sí, he tenido quehacerlo. Porque estoy triste. No te pongastriste, por avor. Pero lo estoy … Ojalátodavía te quisiera como antes.El Hombre sonríe con tristeza.

     ¿Por eso estás aquí?La Mujer niega con la cabeza. He venido a sacar a paseara tu perro. Por eso estoy aquí.Un momento. Por supuesto, siquieres todavía.El Hombre asienta con la cabeza. ¿Sí? Sí. Sabes qué, yo creoque todavía todo puede

    salir bien, eso te quería -Un momento. Uno tiene que creer enalgo, ¿por qué no en eso? Deque todo va a salir bien. Sabes. Yo también lo creo. ¿En serio?El Hombre abraza a la Mujeralrededor de los hombros. LaMujer se le acurruca. Y por unmomento ambos parecen comosi hubieran venido de algún otrotiempo. Pero sólo por un momento.

    I HAYQUESACARA

    PASEARALPERRO

    TEATRONACIONAL

    CROATADEZAGREB

    FOTODAMILKALOGJERA

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    ITI ITI  

    ACOMUNICACIÓNN

    S POSIBLE ESTÁ AORDEDELCONFLICT

    I ENCUENTRO

    TEATRONACIONAL

    ESLOVENO

    DEGORICA

    FOTOESTUDIO

    FOTOGRÁFICO

    PAVŠIČZAVADLAV

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    ITI ITI  

     

      Ronda los60 años.Padre.

        Ronda los 30 años.Hijo.

    Un apartamento pequeño.Modestamente amueblado.

    El anochecer de un día.

    Una visita.

    Y algunas instrucciones:

    No hay didascalias. No son necesa-rias. Los personajes se comportancomo siempre cuando están de visi-ta. Hablan. Beben. Fuman. Caminan.Se miran. O no se miran. Se levantan.Caminan. Y luego se levantan de nue-vo. Se quitan el abrigo al entrar. Van al

    baño. Miran por la ventana. Hacen laspequeñas cosas cotidianas.

    La conversación fluye sin interrupcio-nes, sin acentuar los momentos im-portantes, tiene su ritmo que no eslento.

    La comunicación no es posible, está al

    borde del conflicto, pero no hay unaverdadera explosión. Las emocionesexisten, pero están reprimidas, nopueden encontrar su camino hacia lasuperficie.

    El tiempo está comprimido. No haygrandes pausas dramáticas, sólo laspequeñas.

    Nina Mitrović (1978) es Licenciada enDramaturgia por la Academia de ArteDramático de Zagreb y  Máster enGuión en London Film School. Es au-tora de varios dramas y monodramas,entre los cuales se destacan Komšiluknaglavačke (El vecindario al revés, 2002) ganador del premio Risa de Oro

    en los Días de Sátira, Kad se mi mrtvi pokoljemo ( Cuando los muertos nosmatamos entre nosotros, 2004) pre-mio Risa de Oro en los Días de Sátira,This bed is too short or just fragments (Esta cama es demasiado corta o sólo fragmentos , 2004) - Premio Marulen los Días de Marko Marulić, Javier(parte del omnibus Zagrebački pen-tagram/El pentagrama de Zagreb,2009) y Susret (Encuentro, 2010),Premio Marin Držić al mejor texto dra-

    mático. Sus obras han sido represen-tadas en Croacia, Eslovenia, Austria,Alemania, Finlanda, Eslovaquia,Macedonia y Bosnia- Herzegovina, yhan tenido lecturas dramatizadas en

    ENCUENTRONINAMITROVIĆ

    Berlín (Berliner Festspiele), Londres(Soho Theatre), París y Nueva York(Playwright’s Week Festival ).  Es au-tora de radioteatro y radiodocumen-tales presentados en estivales inter-nacionales de Berlín, Milán y Zagreb.Su radiodocumental Tko  ne  umrenije čovjek (El que no se muera, no eshombre) ganó el reconocimiento es-pecial del jurado en el Festival PrixItalia de Milán. Sus textos han sidopublicados en varias revistas y anto-logías y traducidos a varios idiomas.

    El guión ( - ) marca un copo. Dentro de ese corte pasado una racción deun minuto. Tal vez alguiealgo también. Pero esoEso no existe.

    Al principio es de día. Lue

    curidad. Auera está oscestán encendidas las luceesas luces pierden su ue

    to oscurece. Al final vemluetas de los dos hombsus rostros se ven nítidos

    Sin embargo, en la últimcosas cambian. Uno de ecar algo. Al volver dejará treabierta. A través de nuevo llega la luz. Una lnetra hacia esos dos hom

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    ITI ITI  

    E- ¿Has venido solo? Sí, ¿por? Nada. ¿Creías que ibaa venir con alguien? No. Nada de eso. ¿A quién esperabas? No esperaba a nadie.Sólo he preguntado. Noimporta, olvídalo. ¿Vale?

     Vale.- Nunca he estado aquí. ¿No? No. ¿Estás seguro? Me acordaría.- ¿Estos son todoslos cuartos que hay? ¿Y tú qué quieres? Nada. El piso es barato. Es bueno. Vale, todo bien,pero qué pequeño. Ya te he dicho que es barato. ¿Y cuánto pagas? Doscientos euros. No está mal. Pues yo no me quejo.Tiene televisión por cable. ¿Y qué ves?¿Las pelis porno? Eso es para los flojos. Sí, tú eres un ollador,se me ha olvidado. Pues a ti sí, peroa muchas tías no. No lo dudo.- ¿Y tú, tienes un piso? Sí.

     ¿Vives sólo? Más o menos, sí. Es como hay que hacer.El hombre no está hecho paraconvivir con alguien. En seguidaempiezan los problemas. ¿Es lo que pasócontigo y con mamá? Tu madre esuna historia aparte. Mi madre. Un error, si me

    preguntas a mí. Pues, no te pregunto.- ¿Te acuerdas de la casa?Vivíamos en una casa. Luego nosmudamos al piso, pero primerovivíamos en una casa. ¿Te acuerdas? No me acuerdo. Eras pequeño. Teníamos unpatio. Tú tenías tres años. Tu hermanatenía cinco. Me acuerdo, corría laspalomas. Las tentaba con el pan yluego saltaba encima de ellas, bueno,no precisamente encima de ellas,porque se volaban pronto, pero así jugaba. Era muy astuta, tu hermana. ¿Y yo? ¿Y tú, qué? ¿Qué hacía yo? Tú eras pequeño.No hacías nada.- Tu hermana... ¿Qué? Nada. ¿Creías que ella iba a venir? Pues podría hacerlo.Es que no viene nada. Tal vez no quiera. Yo soy su padre. Sí, lo eres. ¿Entonces por

    qué no ha venido? No sé. No lo sé de verdad. Lo sabes. Lo sabes tú también.

    E- ¿Tienes algo para beber? ¿Qué te apetece? No sé. ¿Qué tienes? Hay té, caé. No hay alcohol. ¿Tú crees que

    nos hace alta? No.- Yo no bebo alcohol,supongo que lo sabes. Tranquilo, lo sé. Nunca lo he bebido. Lo sé. Tú siempre eras guay. Pues sí. Pues claro. Tampoco hetomado drogas. Jamás. Sí, lo sé. Tú, sí. Yo, sí. ¿De esote acuerdas, eh? Yo me acuerdo de todo.- ¿Te sigues drogando? ¿Te interesa de verdad? Eso no es bueno parati. No estás viviendo bien. Tú no sabes cómo vivo yo. Yo lo sé todo. ¿Y cómo lo sabes? Sihace años que no me has visto. Te conozco. No creo. Eso no es bueno para ti. ¿Qué cosa? Sino tomo drogas. Pues bien.

    - ¿Qué quieres beber? Me he traído una cerveza. ¿Estás bebiendo? Estoy bebiendo. Te vas a joder el hígado. Estoy jodidode todas ormas.- Mi padre bebía. Unflojo. No me gustan los flojos. Seemborrachaba casi todos los días.

     ¿Es por eso queno uiste a su entierro? Estás lleno depreguntas esta noche. Hace muchoque no te he visto. Es cierto. ¿Por qué nouiste a ese entierro? No ui. No me lo has dicho nunca. Ni lo haré. ¿Por qué? No me gustan losflojos. ¿Qué parte no hasentendido todavía?

    E- ¿No quería venir, sabías? Yo no te he llamado. No, no lo has hecho. Latía me pidió que viniera. A verte. Yo no necesito limosna. No es limosna.Estaba de paso. ¿De paso? He dejado el cocheaquí enrente. Para repararlo. Para repararlo. Sí. ¿Dónde lo has dejado?

     Ahí, al otro lado de la calle. Ahí no hay nada. Hay un taller mecánico. Que no. Lo sabría yo. Bueno, entonces no lo hay. O tal vez sí. Nosé. No me acuerdo.- Me lo dijo la tía. ¿Qué te dijo? Tú sabes. Sí, lo sé.

     Me lo dijo la semana pasada. Esa mujer habla demasiado. Esa mujer es tu hermana. ¿Y qué? Siguehablando demasiado.  ¿Te da miedo? ¿A mí? No. Yo notengo miedos. Los miedosson para los flojos.- ¿Cómo te enteraste? Me enteré. ¿Cómo? Fui al médico. Eso me queda claro. Pues, ¿por quéme lo preguntas? Por nada. Así es, por nada. Pero bueno,da igual, olvídalo. Ya lo he olvidado.- ¿Y qué te dijeron? ¿Quiénes? Los médicos. Nada. ¿Qué me iban adecir? Ellos nunca dicen nada. Algo te habrán dicho. Que estoy jodido.- ¿Ya ha empezado?

     No sé. Me jodenechas. No me acuerdo dechas. Y de algunos núm joden los números. Los tNo me sé ningún número Yo tampoco. Pero yo me los sMe los sabía todos. Teníauna memoria perecta. Tú eras todo pe Lo sé. Y ahorame estoy olvidando.

    E- ¿Te acuerdas de No. ¿Cómo no? Estu juntos durante cinco año No me acuerdo. Pasó por nuestrcasa. Muchas veces. ¿Sí? Sí. Tal vez meacuerde. ¿Era rubia? Pelirroja. No me gustan laLas pelirrojas son pecosa Yo la quería. Yo también quea muchas mujeres. La quería de ve- Me topé con ellpoco, hace un par de díahecho, no me topé con een el banco. Estaba en ladesde la espalda. La recoseguida. En seguida. Justnúmero, sabes, ¿el númefila? Ciento ocho. Ése era Ve al grano. Ve al grano. ¿Cu

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    ITI ITI  

    veces te escuché decir eso? Y nunca lo has hecho.A ti realmente te gusta hablar. No hablé con Lucía. Salíauera. Me ui directamente. Nosé por qué. No importa. Era hacemucho tiempo. Éramos niños. No eraun amor de verdad. Bueno, para mísí, pero tal vez para ella no. No sé.- Me acuerdo, una veznos llevaste a la clase de inglés.

    Lucía y yo íbamos al mismo grupo.Y tú nos llevabas. Ella estabasentada detrás y yo a tu lado. No me acuerdo. Te vas a acordar. Mepreguntaste: “¿Y, ollas algo?”Eso me preguntaste. Y Lucíaestaba detrás sentada. Me sentíaincómodo, quería desaparecer dela az de la tierra. No desaparecí. Ytú agregaste: “Tienes que ollar, sino es ahora, cuándo.” Y te reías. No me acuerdo. Lástima. No me acuerdoni de esa Lucía tuya. Yo sí me acuerdo. No me gustan las pecosas. A mí tampoco ya me gustan.

    E- Nunca te parecía losuficientemente bueno. Podrías haber sido mejor, sí. Fracasado, así me decías. Me acuerdo. ¿Ah, de eso te acuerdas? Fracasado. No tenías que habermellamado así. Eso no está bien, ¿sabes? Quería que te hicieras

    uerte. Que te hicieras hombre. ¿Como tú? Yo soy uerte. ¿Y yo? ¿Tú? Sí, ¿cómo soy yo? Tú sabes cómo eres. Nohace alta que yo te lo diga. Sí, lo sé. Un racasado.- Tu madre siempre tesalvaba. Yo estaba en contra de

    eso. No hacía bien. Pero yo nopodía hacer nada. Siempre tesalvaba. Por eso ahora estás así. ¿Cómo? Me acuerdo, nosllamaron del colegio, para queviniéramos en seguida. Tu madreue, yo no. No, conmigo no se jode. Con ella sí. Y ue. Se sintióincómoda. ¿Sabes qué hiciste? Lo sé. Te measte. En elcolegio. Por todo el pasillo. Que no. Que sí, me acuerdo. Me meé en la cantina. Da igual. Da igual. ¿Por qué lo hiciste? No lo sé. Es normal. ¿Porqué deberías saberlo? Quería que menotaras. Por eso lo hice.- Siempre hacías gilipolleces.Contigo nunca había paz. Tuhermana, ella sí se portaba bien. Sí, ella se portaba bien. Y contigo, siempregilipolleces. Le rayaste el coche aun hombre. Un coche nuevecito del

    trinque. Cogiste un clavo y lo rayasteentero. ¿Sabes quién lo pagó? Mamá. Pues claro. Porqueconmigo no se jode. Conmigo no. No. No, conmigo no se jode.- Nunca os pegué. Nunca.Ni a ti ni a tu hermana. Preeriría quelo hubieras hecho.

     A ti tal vez tendríaque haberte pegado. Nos insultabas. Os educaba. Me insultabas.Por eso hoy estoy así. ¿Cómo? Jodido. Eso no es culpa mía. Tumadre tiene la culpa. Os daba detodo. Ella os jodió. No ui yo. Da igual, preeriríaque nos hubieras pegado. Eso lo dices ahora. Sí. Eso lo dices ahora...

    E- Soy inseguro. Yo no. Tengo miedos. ¿Qué clase de miedos? Varios. Tengomiedo de la muerte. Yo no. No te creo. Sólo los flojos tienen miedo. Tengo miedode que te mueras. ¿Yo? Sí, tú. Tengo miedo

    de que te mueras. Todos nos moriremos. Tengo miedo de que temueras y no estés y yo no puedadecirte todo lo que quiera. Que yono pueda explicarte qué me hiciste. Fue todo por tu bien.- No hice la mili. Yo tampoco. Yo quería hacerla. ¿Y pa’ qué? Para que un

    capullo te diga qué hacer, que teordene todo, eso no te sirve. Pero si tú eras así. Por tu bien. Yo quería hacer la mili. ¿Para qué?¿Para ser un héroe? No, para escaparmede ti y de mamá.- No pasé la prueba. Laprueba psicológica. Me dijeronque tenía agresión reprimida. Pues si yo lo sé desde hacemucho. No tenías que hacerte laprueba. Habérmelo preguntadoa mí. Se lo habría dicho.- Tengo complejo deinerioridad. Por eso no logroterminar nada. Lo que empiece, lodejo en seguida. Simplemente, desdeel principio, no creo que lo logre. ¿No será laculpa mía también? Quisiera no ser así. Sólo los flojos renuncian. ¿Pero no te hasdado cuenta todavía? ¿Qué cosa? Que soy flojo. Quehas criado un hijo flojo.

     Lo sé, la cagué.- Te gustaba dibujar. No me acuerdo. Dibujabas todo el tiempo. Ya te he dichoque no me acuerdo. Eras bueno, realmentebueno. Hasta que lo dejaste.Entonces jugaste al tenis un tiempo. De eso me acuerdo. Mamá te compró una

    raqueta. Yo estaba en contrade eso. ¿Sabes por qué? No. Pero tú me dirás. Te lo digo, porquesabía que ibas a renunciar.Tú siempre renuncias. Lo sé. Y dibujabas bien,realmente bien. ¿Y pa’ qué mesirve si renuncié?

    E- Esa hermana tuya... un díame atacó con un cuchillo, ¿sabías? Lo sé, sí. Vaya uerza que tenía.Tenía cojones. Sabes... Lo sé, sí. Con ella no se jode. Salió a ti. Pues sí.- Va al psiquiatra. ¿Quién? Tania. ¿Tu hermanava al psiquiatra? Sí. ¿Pero, qué haceahí? Si no lo necesita.

     Ella dice que sí. Chorradas. Le han dado un ¿Y para qué? Está deprimida. A veces todosestamos tristes. Que no, que ellaestá triste, está deprimid ¿Por qué? ¿Quéhace alta? Si tiene de to Dice que no se

    quiere a ella misma. Ella tiene demastiempo libre, por eso va  Dice que es inse Que no. Si ella e ¿Y entonces, paqué va al psiquiatra?- ¿Cuándo ue la vez que la has visto? La he visto. Dice que hace umes que no te ha visto. Soy un hombre  Dice que la has  Pues sí, hablamo Dice que no tecontesta las llamadas. ¿Para qué nome contestaría? Pues no lo sé.Es lo que dice ella.- ¿Te acuerdas cuuntaste la cara con el pa No. Yo tampoco.Pero ella se acuerda. Debe haberse c Dice que te dijosabe qué cosa, no se acuestábamos en la mesa, to

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    ITI ITI  

     Estudié gratis. Eso crees tú. Pues sí. ¿Y la comida? ¿Y elalojamiento? Todo eso cuesta dinero. Pues si vivía en casa. Bajo mi techo... ¿quéte parece gracioso? Nada. ¿Te estás riendo de mí? Pues no me estoy riendo. Nunca vas a ser un

    hombre hecho y derecho.- Economía. Esuna buena carrera. No es para mí. Pues será que no. Pues no, y yo lo sé. Sí... Por eso trabajasen un videoclub. ¿Te molesta? ¿A mí? No. ¿Porqué me molestaría? Creo que te molesta. Qué me importa. Cosa tuya.Trabaja donde quieras, me da igual. Preerirías que uera exitoso. Me da igual. Pero no lo soy. Nosoy exitoso. Y nunca lo voy aser. ¿Qué me dices de eso? Nada. Nunca voy a ser unhombre hecho y derecho. Qué me importa...

    E- ¿Y ahora tienes a alguien? ¿Qué es, otra acusación? No. Es una pregunta.  Sí, tengo. ¿Algo serio?

     ¿Serio? Si la vidano es una tragedia. Bueno, es tansólo una pregunta. No pienso casarme,si eso te interesa. No me reería a eso. Ni se me ocurre. Vale. No he dichoque tendrías que hacerlo. Tu madre me uesuficiente para toda la vida.

     ¡Jolín, otra vezhablando de mamá! ¿Y de qué quieres hablar tú? No lo sé, de verdad, no lo sé.- ¿Por qué no se divorciaron? No sé. No lo hicimos. Lo sé, pero, no mequeda claro, si la pasaban tanmal… ¿Por qué no te uiste? No lo hice. Haberlo hecho.Ahora lo veo. Pero no lo hice. Eso no era justo, sabes. ¿Pero de qué meestás hablando ahora? Eso no era justo hacianosotros. Hubiéramos sido máselices si se hubieran divorciado. No nos divorciamos y¿qué quieres ahora? Ahora ya nonos podemos divorciar, ¿verdad? Así es, sí. Entonces, ¿por quéhablamos de algo que ya noestá? No está. Se acabó. Sí, se acabó.- ¿La echas de menos? No. ¡Qué la voya echar de menos! Yo sí. Bueno, es normal.

    Era tu madre. Hm...tú siemprelo haces todo tan... ¿Qué? No sé. Contigo todo estan racional. No hay emociones. ¿No esperas que lloreahora? ¿Es eso lo que esperas? No. Bueno. Porque, pa’ quelo sepas, eso no va a pasar.-

     Nunca vas a cambiar. Uno no cambia. Yo siempre loestaba esperando. ¿Pero quéestabas esperando? Que cambiaras.Que seas dierente. ¿Y cómo debería ser, dime? No sé. ¿A que no sabes? Lo sé. Normal. ¿Normal? Sí. ¿Y qué es normal? No sé. Pero otraspersonas son normales. Por uera. Sólo por uera.Adentro son todos iguales. Jodidos.Créeme, son todos iguales.- La mujer con laque estás ahora… ¿Qué te interesa? Pues no sé... ¿cómo es? Fina. Muy fina. Eso está bien. Casada. Pues bien... Con un idiota.- ¿Te quiere?

     Por supuesto que mequiere. ¿Por qué no me querría? ¿Y tú a ella? ¿Yo? Sí. Quién sabe...Supongo que la quiero. ¿Y no te molestaque esté casada? No. Eso me conviene. A mí me molestaría. Pues, si no sabes una

    puta mierda de las mujeres.

    E- Trabaja en un hospital. Minovia. Trabaja en Inanta Leonor. Vallecas. Quedabastante lejos. Sí, es verdad. ¿Qué hace? Es enermera. Así que no es doctora. No. Pero bueno, por lomenos lleva uniorme. No estoy con ella por eso. Ya lo sé. Estoy bromeando. No me gustan tus bromas.- Enermera. Sí. ¿Dónde la conociste? En el hospital. ¿Hace cuándo tútrabajas en el hospital? No trabajo en elhospital. Lo sabes. Yo no sé nada de ti.- Tuve un accidente. Te metiste en una pelea. Sí.

     Siempre te metías en peleas. Me atacaron a mí. ¿Cómo es que ati siempre te atacan? No sé. Yo sí sé. Estabasprovocando. No estaba provocando. Tú siempreestás provocando.- Estaba esperando mi

    turno por tres horas. Ya estabamal. Mi cabeza se estaba partiendoen dos. De verdad. Pensabaque se me iba a caer. A mi ladoestaban sentados un hombre yuna mujer, ambos sangrando. Enesas urgencias, ahí hay de todo… Ve al grano. Déjame hablar. Habla... No importa. Bueno, bueno,vale, ¿qué pasó? Nada. Bueno, estabasesperando tres horas y… Nada. Me atendieron. Es normal que te hayanatendido… Bueno, sigue. El doctor sólo memiró, me dijo que no tengonada y entonces vino ella. La enermera. Sí. Sus manos… las manosque tiene. Manos raras. Pequeñas,tiernas… Ella me cosió la cabeza.Siete puntos. Me daba pena queno necesitara más. Quería que mecosiera la cabeza toda la noche.- No tiene muchosaños. Veintidós.

     Es joven. Lo sé. Eso me p ¿Qué te preocuencuentre a uno más jov No. Eso te preocupaTienes miedo de que se  No es eso. Yo nunca tenía eproblemas. Las mujeresme perseguían. Y mesiguen persiguiendo. Las

    mujeres me adoran. Lo sé, sí, tú eres Sí, lo soy, ¿y qué Nada.- No sé por qué, psimplemente no me atralas mujeres de mi edad. A mí tampoco. Cvan a atraer. Las mujeresson mucho mejores. Son  Deberían atraer No te enrosqueses simple. ¿Te gusta la ni Me gusta. Entonces, ¿dóndestá el problema? Es demasiado jo ¿Es mayor de ed Sí. Pues, entonces,no hay problema.- La engaño. Donpueda. Al principio no lopero entonces empecé yhe parado. Y debería hac ¿Pero qué debe Si la engaño,entonces no la quiero. Eso no tiene nadEl sexo es el sexo. Si tien

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    ITI ITI  

    ollar, ollas. Si no, haces otras cosas.Todo eso es simple. Muy simple. Lavida es simple. Ya te lo he dicho. Sí. Entonces, ¿para quécomplicas las cosas otra vez? No las complico. Que sí, que las complicas. Vale, entonces las complico. Ya lo sé yo. Eresasí. Siempre eras así. ¿Y tú, cómo eres tú?

     ¿Yo? Yo soy ollador.- Ahora viniendo paraacá, en la calle vi a una chica. No,no una chica, una niña. Me pidióun cigarrillo. Se lo di. Me pidióuego. Saqué el encendedor. Nose lo di. Yo le encendí el cigarrillo.Se tenía que acercar un poco. Yagacharse. Así que le vi las tetas. Yo también lo hacía. Tiene quinceaños. Como mucho... Qué te importa,las tetas son las tetas. Eso no está bien. ¿Pues entonces, porqué las estabas mirando? No sé, algo me tira. No séqué. Todas las que yo miro son más jóvenes. Y deberían ser más grandes. Pues entoncesve a mirar a las viejas. Tú no me entiendes. No. Sí. No me entiendes.- Tengo miedo de que, si sigoasí, me convierta en un pedófilo. Otra vez. Sólo estoy diciendo... No lo digas. Qué

    aburrido que eres.

    E- Vivimos juntos. ¿No estás viviendo solo? No. Hace poco seha mudado conmigo. Esome está matando. Es normal. Está ahí constantemente,cerca de mí, me alta espacio.

    Me alta aire. Me sooca. Suena como tu madre. No se parece nada a mamá. ¿Estás seguro? No.- Me quiere. Es como debe ser. Y se ocupa demí. Eso me molesta. No compliques. Siempre busco amujeres que se ocupen de mí. Estás buscando una madre. ¿Y tú qué sabes de eso? Yo lo sé todo. ¿Todo? Todo. Sí. Pregúntame.Lo que te interese. No me interesa nada. Entonces, a la mierda...- Tal vez me puedasdar su número. ¿Para qué? Lo voy a necesitar. No es tu tipo. Voy a necesitar unaenermera. Allá adonde yovoy, ahí la voy a necesitar. Falta todavía. Llegará pronto.

    - Apuesto a queno ves la hora. No es así. Si te conozco. No me conoces muy bien.- ¿Por qué no loadmites? No ves la hora. Que no. No tienes cojones. Silos tuvieras, lo admitirías.

     No tengo nada para admitir. Eres un flojo. Coño, no todos podemosser tan guay como tú. Bien dicho.- La puedo traer. Si quieres.La próxima vez que venga. Cuando vengas. Si vengo.- Entonces, ¿qué dices? No quiero quetraigas a nadie. Ella es enermera,sabe de esas cosas. No es doctora. Da igual, sabe de esascosas, puede hablar contigo. Yo no tengo nadade qué hablar con ella. Te puede ayudarpara que te prepares. Yo no necesitola ayuda de nadie. Como quieras. No quiero que metraigas a nadie. Es mi piso.No el tuyo. No quiero que metraigas a nadie. ¿Está claro? Sí. No tiene por qué

    venir. A tocar mis cosas. No te va a tocar nada. Da igual. Vale, no va a venir. Vale.

    E- ¿Lo oyes? ¿Qué cosa? Escucha.-

     Ellos lo hacentodas las noches. ¿Quiénes? Qué sé yo quiénes.Los de arriba. ¿Los conoces? No. Yo no hablo conmis vecinos. Nunca lo hacía. Es verdad, nunca. Les dices «Buenos días»y en seguida quieren entrar en tucasa. Ah no, conmigo no. Nunca. Sólo he preguntadosi los conoces. Te he dicho, no megusta que se metan en mi vida.- Bueno, bueno, laestá ollando bien. Realmentebien. Y yo también era así. Eraollador. Y lo sigo siendo. Follador, ¿já? Que sí. He tenidoa muchas mujeres. Sí, lo sé. Sin ser un presumido.Pero si quieres, te doy sus númerosde teléono, las llamas y lespreguntas, pregúntales cómo era. No las voy a llamar. Te van a decir cómo era. Lo sé, eras un ollador.

     Exacto...- Se llamaba Cristina. Cristina. ¿Qué, no te acuerdas? No sé. Eran muchas. Yo me acuerdo deCristina. Me acuerdo bien. ¿Cristina, dices? Sí. Cristina. Quién sabe, talvez haya habido una Cristina.

    - Me acuerdo, tenía cinco,seis años. Mamá me llevó con ella.Me había prometido un juguete,un caballo, quería un caballo…noimporta. Entramos en la tienda.Pero no había juguetes. Era unatienda que vendía otras cosas. Y ahíestaba esa Cristina. Tu Cristina. Cristina. Y mamá habló con ella.Creía que eran amigas. Hablaban.Y yo quería el caballo. Entoncesmamá empezó a llorar. Cristinale decía algo, no sé qué, hablabaen voz baja, mamá no decía nada,sólo lloraba. Y yo caminaba porla tienda buscando el caballo. ¿Y? ¿Qué? ¿Te compró el caballo? No sé. No me acuerdo.- ¿Cristina, dices? Sí. ¿Rubia? No. ¿No era rubia? No. Creo que teníael pelo castaño. Algo así… Noestoy seguro. Pero de todasormas tenía el pelo oscuro.

     Pues, entonces,  Gracioso. Yo meY tú estuviste con ella. Eran muchas. M- Creo que era unde pinturas. Acuarelas. Scosas para la pintura artí ¿Para pintar? Sí. Entonces no era Sí.

     No. Era Silvia. ¿Silvia? Sí. Siempre me desas cosas para la pinturPinceles, lápices de colode todo. Me daba de tod Y tú me los daba Supongo. Y yo pensaba qume los comprabas. ¿Pero qué impo Nada. Pero claro. Lo qimporta es que los hayasY si yo los haya pagado ono importa. ¿No es así? Es así.- ¿Por qué lo hací ¿Por qué? No séPorque tenía ganas de h Mama lo suría. Tu mamá siempEra su rasgo hereditario.también suría. Es una hicatólica. Todos suren y sDios. Pues, a mí no me ve La engañabas. La engañaba... Sí. Yo no engañabanadie. Ella lo sabía todo.

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     Y yo también lo sabía.Y no tenía que saberlo. Tal vez. Seguro. Notenía que saberlo... Pues, ahora ya está. Sí, ahora ya está.- ¿Y el caballo? ¿Qué pasa con el caballo? ¿Te compraron el cabal lo? No sé.

     ¿Cómo que no lo sabes? Bueno, no sé,no me acuerdo.- Querías ese caballo. Lo quería, sí. Justo querías esecaballo. Estabas como loco. Era un niño. Losniños quieren de todo. Un pequeño caballo demadera. Todo el tiempo hablabasde ese caballito de madera. Nonos dejabas en paz. Y dale conel caballito. Todo el tiempo. No me acuerdo. ¿No te acuerdas del caballo? No. ¿Cómo que no? Pues, no me acuerdo. ¿Yqué tiene que ver el caballo ahora? Que sí que tiene que ver. Vale... Yo te compré el caballito.Para tu cumpleaños. Estabas tan elizcuando te lo regalamos. Realmenteeliz. Lo arrastrabas por todos lados,hasta ibas a mear con él. No habíalugar adonde no ibas con él… No me acuerdo delcaballo. Ya te lo he dicho.-

     ¿Y ahora te acuerdas? Me acuerdo, sí. ¿Ahora te acuerdas, eh? ¿Me lo das? No. ¿No me lo das? Lo voy a necesitar. ¿Para qué? No sé. Lo voy a necesitar.Para hacerme acordar de quetodo eso no era en vano…-

     La está ollandobien… de verdad.

    E- Han parado. Sí. Era la hora.Le ha dado tanto... Quién sabe quéestán haciendo ahora... Nada, ¿qué van a hacer? Hablan. Seguroque están hablando. No necesariamente.¿Tú hablas después de ollar? A veces. Hablas... No hablo lo suficiente. ¿Y qué hay para hablar? Sí que hay. Pero a mí no mesale. No sé de qué hablar. Va, lo sé.Pero de lo que yo quiera hablar, esmejor que no lo escuche nadie. Pues, por esono hay que hablar.- Ella habla mucho más queyo. Helena. Habla mucho más que yo. Las mujeres hablan,los hombres actúan. Ella dice cosas. Y, ¿qué dice?

     No te lo puedo decir. ¿Por qué no? Porque sí. Es cosa suya. Vale...- No tiene que ser así.Debería decirle lo que pienso, quées lo que siento, pero no puedo…A veces le digo, algunas cosas,detalles, de la inancia, pero no ledigo todo, porque no sé, cuandoempiezo a hablar, tengo que callarme

    en seguida. Siento la culpa cuandole hablo como erais, especialmentetú, como me tratabas, me siento malen seguida, como si te estuvieratraicionando. Como si estuvierahaciendo algo en tu contra. ¿Pero qué estás haciendo?No