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ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura Vol. 187 - 747 enero-febrero (2011) 69-80 ISSN: 0210-1963 doi: 10.3989/arbor.2011.747n1008 LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA Y EL LENGUAJE: RELACIONES CAMBIANTES, ALCANCES Y LÍMITES Pablo Lorenzano Universidad Nacional de Quilmes Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas Argentina ABSTRACT: This paper consists of three sections. In the first one, some of the main developments in the philosophy of science through the XX century up to the present will be pointed out, and inserted them in the frame of some more general philosophical transforma- tions, such as the so-called “linguistic turn” and “pragmatic turn”, respectively. In the second one, the established connection will be nuanced, from a revision of the work of a “classical” author such as Carnap. Finally, it will be intended a kind of “balance and future perspectives”. KEY WORDS: Language; science; linguistic turn; pragmatic turn; Carnap; structuralist view of theories. RESUMEN: Este trabajo consta de tres secciones. En la primera, se señalarán algunos de los principales desarrollos de la filosofía de la ciencia durante el siglo XX y lo que va del XXI, ubicándolos en el marco de ciertas transformaciones filosóficas más generales, conocidas con los nombres de “giro lingüístico” y “giro pragmático”, respectivamente. En la segunda, se matizará la conexión estableci- da, fundamentalmente a partir de la revisión de la obra de un autor “clásico” como Carnap. Por último, se intentará realizar una suerte de “balance y perspectivas futuras”. PALABRAS CLAVE: Lenguaje; ciencia; giro lingüístico; giro prag- mático; Carnap; concepción estructuralista de las teorías. PHILOSOPHY OF SCIENCE AND LANGUAGE: CHANGING RELATIONSHIPS, SCOPES AND LIMITS 1. EL GIRO LINGÜÍSTICO”, EL GIRO PRAGMÁTICOY LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA Podría decirse que la filosofía de la ciencia surge como disciplina con especificidad propia, profesionalizándose, en el período de entreguerras. Esta profesionalización se da a partir de la conformación de lo que desde Carnap, Neurath & Hahn (1929) pasaría a denominarse oficial- mente Círculo de Viena 1 , y se consolida tras la llegada a los Estados Unidos de los principales filósofos de la ciencia centroeuropeos. En su desarrollo desde entonces, podemos señalar tres períodos, etapas o fases principales por las que ha atravesado la filosofía de la ciencia: (1) una fase clásica, que abarca desde fines de los años veinte hasta finales de los años sesenta, en la que se establece la llamada concepción heredada; (2) una fase historicista, iniciada en los años sesenta y dominante durante los años setenta y principios de los ochenta; y (3) una fase contemporánea, que se inicia a comienzos de los años setenta y se extiende hasta nuestros días. La filosofía de la ciencia producto del Círculo de Viena y, de este modo, en gran medida, la filosofía de la ciencia de toda la fase clásica, se encontraba influenciada por el análisis lógico del lenguaje. Lo que caracteriza a éste, así como también en general a la filosofía analítica, podría sintetizarse de la siguiente manera: Lo que distingue a la filosofía analítica en sus diversas mani- festaciones de otras escuelas es la creencia, primero, de que un tratamiento filosófico del pensamiento puede ser obtenido a través de un tratamiento filosófico del lenguaje, y, segundo, de que un tratamiento comprehensivo puede ser obtenido solamente así. [...] la filosofía analítica nació cuando se tomó el “giro lingüístico” [que se distingue por] la mayor insistencia en el reflejo de los pensamientos por los enunciados. [...] El lenguaje pudiera ser un espejo distorsionador: pero es el único espejo que tenemos (Dummett, 1993, 4-6). Vemos así que la filosofía clásica de la ciencia se encuentra asociada desde sus comienzos también con aquello que

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Este trabajo consta de tres secciones. En la primera, se señalarán algunos de los principales desarrollos de la filosofía de la ciencia durante el siglo XX y lo que va del XXI, ubicándolos en el marco de ciertas transformaciones filosóficas más generales, conocidas con los nombres de "giro lingüístico" y "giro pragmático", respectivamente. En la segunda, se matizará la conexión establecida, fundamentalmente a partir de la revisión de la obra de un autor "clásico" como Carnap. Por último, se intentará realizar una suerte de "balance y perspectivas futuras".

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  • ARBOR Ciencia, Pensamiento y CulturaVol. 187 - 747 enero-febrero (2011) 69-80 ISSN: 0210-1963

    doi: 10.3989/arbor.2011.747n1008

    LA FILOSOFA DE LA CIENCIA Y EL LENGUAJE: RELACIONES CAMBIANTES, ALCANCESY LMITES

    Pablo LorenzanoUniversidad Nacional de Quilmes

    Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y TcnicasArgentina

    ABSTRACT: This paper consists of three sections. In the first one, some of the main developments in the philosophy of science through the XX century up to the present will be pointed out, and inserted them in the frame of some more general philosophical transforma-tions, such as the so-called linguistic turn and pragmatic turn, respectively. In the second one, the established connection will be nuanced, from a revision of the work of a classical author such as Carnap. Finally, it will be intended a kind of balance and future perspectives.

    KEY WORDS: Language; science; linguistic turn; pragmatic turn; Carnap; structuralist view of theories.

    RESUMEN: Este trabajo consta de tres secciones. En la primera, se sealarn algunos de los principales desarrollos de la filosofa de la ciencia durante el siglo XX y lo que va del XXI, ubicndolos en el marco de ciertas transformaciones filosficas ms generales, conocidas con los nombres de giro lingstico y giro pragmtico, respectivamente. En la segunda, se matizar la conexin estableci-da, fundamentalmente a partir de la revisin de la obra de un autor clsico como Carnap. Por ltimo, se intentar realizar una suerte de balance y perspectivas futuras.

    PALABRAS CLAVE: Lenguaje; ciencia; giro lingstico; giro prag-mtico; Carnap; concepcin estructuralista de las teoras.

    PHILOSOPHY OF SCIENCE AND LANGUAGE: CHANGING RELATIONSHIPS, SCOPESAND LIMITS

    1. EL GIRO LINGSTICO, EL GIRO PRAGMTICOY LA FILOSOFA DE LA CIENCIA

    Podra decirse que la filosofa de la ciencia surge como disciplina con especificidad propia, profesionalizndose, en el perodo de entreguerras. Esta profesionalizacin se da a partir de la conformacin de lo que desde Carnap, Neurath & Hahn (1929) pasara a denominarse oficial-mente Crculo de Viena1, y se consolida tras la llegada a los Estados Unidos de los principales filsofos de la ciencia centroeuropeos. En su desarrollo desde entonces, podemos sealar tres perodos, etapas o fases principales por las que ha atravesado la filosofa de la ciencia: (1) una fase clsica, que abarca desde fines de los aos veinte hasta finales de los aos sesenta, en la que se establece la llamada concepcin heredada; (2) una fase historicista, iniciada en los aos sesenta y dominante durante los aos setenta y principios de los ochenta; y (3) una fase contempornea, que se inicia a comienzos de los aos setenta y se extiende hasta nuestros das.

    La filosofa de la ciencia producto del Crculo de Viena y, de este modo, en gran medida, la filosofa de la ciencia de toda la fase clsica, se encontraba influenciada por el anlisis lgico del lenguaje. Lo que caracteriza a ste, as como tambin en general a la filosofa analtica, podra sintetizarse de la siguiente manera:

    Lo que distingue a la filosofa analtica en sus diversas mani-festaciones de otras escuelas es la creencia, primero, de que un tratamiento filosfico del pensamiento puede ser obtenido a travs de un tratamiento filosfico del lenguaje, y, segundo, de que un tratamiento comprehensivo puede ser obtenido solamente as. [...] la filosofa analtica naci cuando se tom el giro lingstico [que se distingue por] la mayor insistencia en el reflejo de los pensamientos por los enunciados. [...] El lenguaje pudiera ser un espejo distorsionador: pero es el nico espejo que tenemos (Dummett, 1993, 4-6).

    Vemos as que la filosofa clsica de la ciencia se encuentra asociada desde sus comienzos tambin con aquello que

  • ARBOR Vol. 187 747 enero-febrero [2011] 69-80 ISSN: 0210-1963 doi: 10.3989/arbor.2011.747n1008

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    habra de denominarse giro lingstico. Esta expresin, que luego extendera su aplicacin a otros mbitos de la cultura por fuera de la filosofa, es introducida en 1964 por el filsofo originariamente miembro del Crculo de Viena Gustav Bergmann, en los siguientes trminos:

    Todos los filsofos lingsticos hablan acerca del mundo por medio de un hablar sobre un lenguaje apropiado. Este es el giro lingstico, la tctica fundamental a manera de mtodo, sobre el que estn de acuerdo los filsofos del len-guaje ordinario [del tipo del segundo Wittgenstein, Austin y Strawson] y los filsofos del lenguaje ideal [del tipo del primer Wittgenstein, Russell y Carnap] (FLO, FLI) (Berg-mann, 1964, 177).

    Sin embargo, la influencia que se deja sentir por parte del anlisis lgico del lenguaje y el giro lingstico en la filo-sofa clsica de la ciencia no es a travs del mero nfasis en la centralidad en general del lenguaje (cientfico, en este caso), sino en el modo especfico en que lo hace. Para verlo, recordemos que, dentro de la semitica, la teora general de los signos y los lenguajes, se suelen distinguir, a partir de la identificacin de tres (o cuatro) factores principales en una aplicacin de lenguaje (el hablante o usuario del lenguaje, la expresin emitida o las expresiones lingsticas por l utilizadas y el designatum o denotatum de la expresin o expresiones, sean los significados de las palabras que ocurren y el sentido de los enunciados construibles en el lenguaje o las cosas, clases, relaciones, etc., a las que se refiere el hablante con las expresiones por l proferidas), tres campos: el de la pragmtica, el de la semntica y el de la sintaxis. Una investigacin de un lenguaje pertenece a la pragmtica si hace explcita refe-rencia al hablante; pertenece a la semntica si refiere a los designata o denotata y no a los hablantes (intensional, si refiere a los significados de las palabras y a los sentidos de los enunciados, o extensional, si refiere a las cosas, clases o relaciones); y pertenece a la sintaxis si no trata ni con los hablantes ni con los designata o denotata sino slo con las expresiones lingsticas.

    En trminos generales, podramos decir que la filosofa cl-sica de la ciencia se caracteriz por haber concentrado sus anlisis en los campos de la sintaxis y de la semntica de la ciencia. De hecho, Wolfgang Stegmller (1983a, 1983b), en clara alusin a los Dos dogmas del empirismo de Quine (1951), denomina el tercer dogma del empirismo a la

    conviccin de acuerdo con la cual para elucidar todos los aspectos fundamentales epistemolgicamente relevantes de la ciencia bastan los medios (o instrumentos) de la l-gica, o sea, los medios sintcticos y semnticos, y sostiene que dicho dogma es asumido por la filosofa de la ciencia durante la fase clsica.

    Adems, Stegmller caracteriza a la filosofa historicista de la ciencia por su adopcin del denominado giro prag-mtico, que hacia los aos sesenta se haca sentir en la filosofa analtica en general y aun en la filosofa clsica de la ciencia, si bien en sta bajo la forma de anomala, al tener que recurrir a elementos pragmticos en el an-lisis formal de la explicacin cientfica (para el caso de las explicaciones inductivo-estadsticas, cuyo tratamiento de su ambigedad lleva a la introduccin del concepto de situacin de conocimiento relativizado a una persona y a un tiempo histrico).

    Hempel, por su parte, estara de acuerdo con sendas carac-terizaciones y la consiguiente contraposicin. De all que se refiera a la filosofa de la ciencia de la fase historicista mediante las denominaciones de escuela histrico-socio-lgica (Hempel, 1979a, 48), escuela histrico-socio-l-gica (Hempel, 1979b, 291), escuela histrico-pragmti-ca (Hempel, 1979a, 58), escuela pragmatista (Hempel, 1979b, 291) y comprensin histrico-pragmatista de la investigacin cientfica, de la cual Thomas Kuhn es el prin-cipal proponente (Hempel, 1981, 402). Frente a la escuela analtico-empirista (Hempel, 1979b, 291), al antinatura-lismo de Carnap, Popper y pensadores afines pertenecien-tes, o cercanos, al Crculo de Viena, quienes sostenan que la tarea propia de la metodologa y de la filosofa de la ciencia era proveer elucidaciones o reconstrucciones ra-cionales de la forma y funcin del razonamiento cientfi-co, elucidaciones que proveeran normas o estndares de racionalidad para la prosecucin de la investigacin cient-fica y que fueran formulados con precisin rigurosa por medio del aparato conceptual de la lgica, encontramos, en el caso de Kuhn, el intento de proveer un tratamiento descriptivo o naturalista de la prctica de investigacin cientfica real, en sus diversos aspectos psicolgicos, his-tricos y socioculturales y de examinar los modos de pensamiento que informaron y dirigieron la investigacin, la formacin terica y el cambio terico en la prctica de investigacin cientfica, pasada y presente (Hempel, 1993, 7), que tambin proporcione un tratamiento normativo o

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    En esa misma lnea, podramos aadir que este tratamiento incluye adems, por un lado, la referencia a los grupos sociales que desarrollan dicha prctica, las comunidades cientficas, as como tambin, por el otro, el anlisis de ciertos aspectos de la semntica de la ciencia, en par ticular el anlisis del cambio de significado de los trminos cien-tficos y la inconmensurabilidad resultante vinculados a aquellos episodios en la historia de la ciencia que suelen denominarse revoluciones cientficas.

    En cuanto a la filosofa contempornea de la ciencia, algu-nas de sus manifestaciones, deudoras de la filosofa de la ciencia de las fases anteriores, sin descuidar completamen-te los aspectos sintcticos de la ciencia, pero sin centrar sus esfuerzos en ellos, se han concentrado o bien en los aspectos semnticos o bien en los pragmticos (aunque no necesariamente en los mismos que en la fase histori-cista o del mismo modo, y, en todo caso, con un mayor nivel de claridad y precisin) o bien en ambos, como en el caso de la concepcin estructuralista de las teoras, que, como toda concepcin semntica o modeloterica, hace uso esencial de la nocin semntica de modelo, al mismo tiempo que no deja de reconocer la presencia de elementos irreductiblemente pragmticos e histricamente relativos, ni de intentar desarrollar, junto a los estudios sincrnicos, un enfoque diacrnico sistemtico, razones por las cuales ms que de enfoque semntico o modeloterico sin ms, habra que calificarla de enfoque semntico-pragmtico (Moulines, 2002, 114).

    Pero si bien las conexiones establecidas entre las distintas fases por las que ha atravesado la filosofa de la ciencia de los siglos XX y XXI, los distintos campos de la semitica y los giros lingstico y pragmtico nos ayudan a obtener una visin de conjunto diferenciada y a captar en trmi-nos generales sus similitudes y divergencias, podramos intentar introducir una imagen ms matizada, que nos permita entrever una vinculacin ms estrecha entre las distintas fases y, as, en particular, una mayor presencia de los clsicos en la filosofa contempornea de la ciencia, aun cuando tambin los lmites de sus desarrollos. Esto lo haremos, quizs para sorpresa de algunos, a partir del anlisis del papel desempeado por la pragmtica en la

    obra de Rudolf Carnap, el ms influyente representante de la filosofa clsica de la ciencia, con excepcin quizs de Karl Popper.

    2. LA PRAGMTICA EN LA FILOSOFA CLSICADE LA CIENCIA: EL CASO DE CARNAP

    Si quisiramos mencionar autores de la fase clsica, y aun del Crculo de Viena, que hayan reconocido la presencia de elementos irreductiblemente pragmticos en la ciencia y que hayan tratado de incorporarlos en sus anlisis, se nos vendran a la mente autores tales como Otto Neurath (quien sostuvo una concepcin completamente pragm-tica de la filosofa de la ciencia, Hempel, 1991, citado en Wolters, 2003, 117) o Edgar Zilsel (menos conocido que el primero, pero en quien es evidente su inters por la historia de la ciencia o incluso por la historia cum elementos sociales de la ciencia), cuyas obras (Neurath, 1979, 1981, 1991, 1994, 1998; Zilsel, 1918, 1926, 1976, 1992, 2000) son consideradas ms sociolgicas e his-tricas comparadas con la ms formalista de Rudolf Carnap. Ms an, considerando la obra de Kuhn como representativa del giro pragmtico, Neurath y Zilsel pa-receran los miembros del Crculo de Viena ms cercanos a su pensamiento2.

    Asimismo, tambin encontraramos el mencionado reco-nocimiento de elementos pragmticos en la ciencia y de la incorporacin de stos y consiguiente enriquecimiento del anlisis realizado en los desarrollos posteriores de otros miembros connotados de la fase clsica, en especial en Carl Gustav Hempel, otrora miembro del grupo de Ber-ln, contraparte del Crculo de Viena, quien emprende el giro pragmtico al reconocer la presencia de elementos pragmticos en la explicacin, como fue sealado ms arriba, y lo completa, bajo la influencia de Kuhn, al hacerlo tambin en la racionalidad cientfica, acompaada del naturalismo ya aludido (Hempel, 1979a, 1979b, 1981, 1982, 1983, 1993), lo que le terminar valiendo, y no sin razn, la caracterizacin de empirista pragmtico (Wolters, 2003).

    Sin embargo, es muy probablemente menos o poco cono-cido o enfatizado lo que ocurre con Rudolf Carnap. Frente a la visin tradicional de acuerdo con la cual el empirismo

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    lgico es empirismo (en particular el empirismo britnico clsico) cum lgica (ver Kambartel, 1968, 1, entre muchos otros), los comienzos de Carnap no hay que buscarlos en el empirismo de Hume o de Locke, sino en las escue-las tradicionales de filosofa alemana. As, por ejemplo, cuando en el borrador a una carta para Dingler del 20 de septiembre de 1920, Carnap seala los autores que se encontraba estudiando, no menciona a ningn empirista clsico, sino a Kant, Riemann, Helmholtz, Mach, Avena-rius, Poincar, Natorp, Ostwald, Einstein y Weyl (citada en Coffa, 1991, 207). En esa misma lnea de pensamiento, de acuerdo con Mormann (2000, 41), las corrientes filosficas ms importantes que impregnan el pensamiento temprano de Carnap son las del neokantismo de Bauch, Cassirer y Natorp, del positivismo crtico alemn de fines del s. XIX de Helmholtz, Mach y Avenarius, del convencionalismo de Dingler y Poincar (y en menor medida Duhem), de la fenomenologa de Husserl.

    Por otro lado, de acuerdo con lo que nos relata en Carnap (1963a), en el invierno de 1921 adopta el giro lingstico, cuando lee Russell (1914), en donde es descrito el mtodo lgico-analtico de hacer filosofa, que tan vvida impre-sin le causara, pues formulaba clara y explcitamente una concepcin de la filosofa que haba mantenido implcita-mente desde algn tiempo atrs y que se iba a constituir en gua de su actividad:

    El estudio de la lgica llega a ser el estudio central en filo-sofa: proporciona el mtodo de investigacin en filosofa, de la misma manera que las matemticas se lo proporcionan a la fsica [...]. Todo este supuesto conocimiento de los sis-temas tradicionales debe desaparecer, y un nuevo comienzo debe ser hecho [...] para la grande y creciente comunidad de hombres comprometidos en la bsqueda de la ciencia [...], el nuevo mtodo, ya exitoso en venerables problemas como el nmero, el infinito, la continuidad, el espacio y el tiempo, debera ejercer una atraccin que los antiguos mtodos han fallado completamente en ejercer. [...] La sola y nica condicin que creo es necesaria para asegurar a la filosofa en el futuro prximo logros que sobrepasen todo lo alcanzado hasta hoy por los filsofos es la creacin de una escuela de hombres con preparacin cientfica y con intereses filosficos, libres de tradiciones periclitadas y no extraviados por los mtodos literarios de aquellos que copian todo de los antiguos excepto sus mritos (Russell, 1914, pp. 243-246)3.

    As, luego de haber adoptado el giro lingstico, se suman, como influencias al pensamiento de Carnap, a los sealados neo-kantismo, positivismo crtico alemn, convencionalismo y fenomenologa, la lgica de los Principia Mathematica de Whitehead y Russell y, vinculada con sta, del anlisis lgico del lenguaje de Frege y Wittgenstein. Si bien, [m]ientras que los componentes lgicos y convencionalistas de su pen-samiento ganan en importancia con el paso del tiempo, retroceden los aspectos neokantianos y fenomenolgicos, aunque no desaparecen del todo, sino que continan ac-tuando subterrneamente (Mormann, 2000, 42).

    El anlisis lgico del lenguaje de Frege y Wittgenstein adquieren tal relevancia luego del giro lingstico que en Carnap (1963a) aqullos son mencionados, junto con Rus-sell, como los de mayor influencia en su pensamiento. Sin embargo, ningn filsofo le caus mayor impacto a Car-nap que Bertrand Russell. Luego de la lectura de Russell (1914) comentada ms arriba, Carnap tuvo claro qu hacer en filosofa; el objetivo: analizar conceptos cientficos y aclarar problemas filosficos; el mtodo: la aplicacin de la nueva lgica de relaciones de los Principia Mathematica, o mejor an el uso de la lgica simblica y de un sistema de lenguaje construido con reglas sintcticas y semnticas explcitas (Carnap, 1963b, 936).

    De hecho, toda la obra de Carnap puede ser dividida en dos: por un lado, discusin de las condiciones generales para la construccin o elaboracin, y desarrollo de acuerdo con ciertos fines perseguidos y perfeccionamiento, de marcos lingsticos (semitica pura, terica o formal), en par-ticular de sistemas formales (semntica comprehensiva o lgica en sentido amplio, que abarca tanto la lgica deductiva, como la intensional, la modal y la inductiva), y, por el otro, la aplicacin de tales marcos lingsticos (sis-temas formales o lgica) al campo no-lgico (semitica aplicada), a fines de elucidacin o anlisis conceptual (explication4, en la terminologa de Carnap 1950b)5.

    Pero qu es lo que se debe hacer para llevar a cabo este tipo de anlisis, y qu identifica Carnap con la labor filos-fica, sufre diversas modificaciones a travs de sus diferentes escritos. As, se suele distinguir una etapa sintctica, que tiene su expresin ms acabada en Carnap (1934a). De esta etapa es su concepcin de la filosofa de la ciencia como anlisis lgico de los resultados lingsticamente formula-dos de las acciones de los cientficos, o, ms brevemente,

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    anlisis lgico del lenguaje de la ciencia o lgica de la ciencia, entendiendo por sta slo el estudio de la sintaxis lgica del lenguaje de la ciencia. Carnap explica la posicin mantenida por l en esos aos haciendo alusin al hecho histrico de que el aspecto sintctico del lenguaje ha sido el primero en ser investigado con medios exactos por Frege, Hilbert, los lgicos polacos y en mi libro (Carnap, 1963a, 56). All, Carnap pretendi mostrar que las proposiciones respetables de la filosofa, como se formulan comnmente, eran proposiciones sintcticas errneamente expresadas en el modo material, ya que, a fin de expulsar el demonio de la metafsica (del sinsentido), era preciso definir expresiones como significado, verdad, designacin, en trminos pu-ramente sintcticos (esto es, como algo que hace referencia a las propiedades de oraciones de un sistema formal).

    Sin embargo, ya desde haca algunos aos se estaba tra-bajando en una teora sistemtica que, con la ayuda de los instrumentos exactos de la lgica moderna, aadindose al anlisis puramente formal del lenguaje, proporcionara un anlisis de su funcin significadora, esto es, fuera una teora del significado y la interpretacin. Esta teora, llamada semntica, si se desarrolla suficientemente, no slo contie-ne una teora de la relacin de designacin, e.e. de la relacin entre las expresiones y sus significados, sino tambin una teora de la verdad y una teora de la deduccin lgica6.

    Una vez admitida la legitimidad de las investigaciones se-mnticas (Carnap 1935), Carnap se dedic intensamente a ellas (Carnap, 1939, 1942, 1943, 1947/1956). En cuanto a la lgica de la ciencia, el anlisis sintctico-formal es com-plementado por el que toma en consideracin la relacin existente entre las expresiones lingsticas y los objetos a los que stas refieren, integrando, de este modo, tanto al anlisis sintctico como al semntico7.

    Como mencionamos previamente, la pragmtica es den-tro de la teora general de los signos y los lenguajes la teora de las relaciones entre los signos y aqullos que los producen o reciben y entienden8.

    Pero aun cuando el trabajo de Carnap se centra en los sistemas sintcticos y semnticos y sus relaciones9 y los elementos pragmticos no fueran, o durante mucho tiem-po no pudieran ser, ellos mismos objeto de anlisis terico, stos siempre jugaron para Carnap (o les fue reconocido por l) un papel importante. As, desde sus obras ms

    tempranas (Carnap, 1922, 1928, 1934a), debido al peso del convencionalismo adoptado10, o, ms adelante (Carnap, 1950), con relacin no tanto al anlisis de los aspectos pragmticos del lenguaje, sino al momento previo a la adopcin/construccin de(l/un) lenguaje.

    En ese sentido, podramos decir que es conocida la distin-cin entre cuestiones internas y cuestiones externas, presente en su clsico artculo (Carnap, 1950). Cuestiones internas son aqullas que se plantean dentro de un len-guaje o marco lingstico particular, mientras que externas son aquellas que se efectan por fuera de todo marco lin-gstico. Las cuestiones internas, a su vez, pueden dividirse en particulares y generales. Las cuestiones internas par-ticulares pueden formularse si se establece un lenguaje con determinadas reglas (sintcticas y semnticas) y procedi-mientos de prueba. Si el marco lingstico es emprico (del tipo del llamado lenguaje-cosa [thing-language] para objetos fsicos), podemos preguntar, por ejemplo, hay un cenicero sobre la mesa? y la respuesta se determinar a travs de mtodos empricos; si, en cambio, el marco no es emprico, como en el caso del lenguaje de nmeros, a la cuestin interna particular hay un nmero primo mayor que cien? se responde mediante un anlisis lgico, y las respuestas son analticas. Las cuestiones internas genera-les (como existen objetos fsicos? o hay nmeros?) se responden a partir de las respuestas afirmativas a las cuestiones internas particulares: si hay un cenicero sobre la mesa y el cenicero es un objeto fsico, se sigue lgica-mente que hay objetos fsicos, y lo mismo ocurre con la respuesta a la cuestin sobre la existencia de los nmeros. Sin embargo, cuando los filsofos tratan, por ejemplo, la cuestin de la existencia de los nmeros o de la realidad del mundo de las cosas no estn formulando una cuestin interna. Aunque estas cuestiones tradicionales se formulan de la misma manera que las cuestiones internas generales, no pertenecen a este tipo de cuestiones. Ellas estn pensa-das independientemente del aparato interno de un lengua-je y, por lo tanto, deben ser consideradas como externas. No pueden ser formuladas dentro del sistema porque se refieren al sistema como un todo y suelen plantearse antes de formular o aceptar un sistema particular. Carnap divide las cuestiones externas en prcticas (o pragmticas) y tericas. Las primeras se pueden formular con preguntas como debe ser aceptado un lenguaje que contiene tales y tales formas lingsticas?. Se trata de una cuestin cuya respuesta no es ni verdadera ni falsa, porque no es una

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    asercin, sino que implica una evaluacin de las ventajas y desventajas de aceptar un determinado marco lingsti-co. Las respuestas a las cuestiones externas llevan a una decisin prctica (o pragmtica). La decisin de aceptar un marco lingstico puede estar influida por conocimientos tericos, porque los propsitos con que se pretende usar un lenguaje determinarn los factores relevantes para tomar una decisin. De esta manera, la eficacia, fecundidad y simplicidad en el uso de un lenguaje pueden ser facto-res decisivos, y la evaluacin de estas cualidades en un lenguaje es de naturaleza terica. Las cuestiones internas particulares y generales y las cuestiones externas prcticas pueden plantearse legtimamente, mientras que las cues-tiones externas tericas, segn Carnap, no han podido ser formuladas en trminos del lenguaje cientfico, por lo cual sostiene que tanto ellas como sus respuestas carecen de sentido o contenido cognitivo; slo adquieren significado si son tomadas como propuestas para la aceptacin de una cierta forma de lenguaje.

    Lo que es quizs menos conocido es que dicha distincin, aunque no de manera idntica ni con todos los detalles, ya aparece en un trabajo muy anterior (Carnap, 1934b), en donde puede apreciarse la relevancia aun poltica y social de tal distincin y de la filosofa en general11.

    All Carnap nos habla del mbito de la decisin terica y de la obligacin de la toma de posicin prctica, di-ciendo que:

    [e]ntre ambas, sin embargo, hay una diferencia fundamental, sobre la cual debemos llegar a ser claros.La ambigedad del uso del lenguaje tiene aqu un efecto confundente, ya que all tambin se habla de cuestiones [preguntas], donde en realidad no se plantean cuestiones [preguntas], esto es, demandas para decidir sobre lo ver-dadero y lo falso, sino situaciones, en las que se toma una decisin sobre el actuar (Carnap, 1934b, 259).

    Sin embargo, lo que resulta especialmente interesante de este trabajo son las consecuencias prcticas que se sealan como siguindose de esta distincin, en donde stas no se refieren a la aceptacin o no de entidades abstractas en semntica, tales como propiedades, clases, relaciones, nmeros, proposiciones, etc., sino a ciertas consecuencias para las formas de la lucha que llevamos a cabo contra las supersticiones, la teologa, la metafsica, la moral tradi-

    cional, la explotacin capitalista de los trabajadores, etc. (Carnap, 1934b, 260). As se dice que (y, debido a lo poco conocido de este artculo, me permito citarlo in extenso):

    [e]n el caso de las supersticiones se trata de cuestiones tericas; la aceptacin de que los rezos y amuletos pueden proteger de los granizos y los accidentes de trenes pueden ser refutados cientficamente. Si, por el contrario, alguien est a favor o en contra del socialismo, es asunto de la toma de posicin prctica, no de la demostracin terica. Aqu slo puede ser establecido tericamente que esta y aquella organizacin tienen estas y aquellas consecuencias higinicas, econmicas y culturales. Esta es una preparacin muy importante de nuestra toma de posicin; pero no nos ahorramos por ello de esta toma de posicin. Debemos de-cidir si queremos o no las consecuencias establecidas en la reflexin terica (p.e. la superacin de las crisis econmicas y del desempleo); de ello depende entonces nuestro actuar, con base en la opinin terica. La reflexin cientfica no determina el objetivo, sino siempre slo el camino hacia el objetivo escogido. La metafsica es lrica en el ropaje de una teora. Es una mera expresin de sentimientos, pero que mediante el vestuario lingstico en enunciados aseverativos da la apariencia de que proporciona conocimiento. En la teo-loga oficial y en las dems doctrinas religiosas se mezclan supersticin y metafsica; se podra distinguir aqu entre teologa mitolgica y metafsica. [...] Tericamente slo se deja comprobar que la metafsica filosfica y religiosa es, bajo ciertas circunstancias, un narctico peligroso y que afecta la razn. Nosotros rechazamos ese narctico. Si otros aman su disfrute, nosotros no lo podemos refutar terica-mente. Eso no significa de ningn modo, sin embargo, que nos debe ser indiferente cmo los hombres deciden en este punto. Podemos dar ilustracin terica sobre el origen y los efectos del narctico. Adems, podemos influir en ese punto por medio de la convocatoria, la educacin y el ejemplo sobre la decisin prctica de los hombres. Slo queremos ser claros sobre ello, que esa influencia reside fuera del mbito terico de la ciencia (Carnap, 1934b, 260).

    Como ya ha sido sealado, una de las lamentables conse-cuencias del ascenso del nazismo y consiguiente emigra-cin sobre el positivismo lgico y su desarrollo en los Esta-dos Unidos fue la despolitizacin, siendo comn a muchos de los intelectuales izquierdistas que arribaron a dicho pas (p.e., Theodor Adorno) la declinacin del radicalismo, aun cuando es digno de observarse que muchos representantes

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    del positivismo lgico, Carnap entre ellos, no rompieron como individuos con sus creencias anteriores12.

    Pero el reconocimiento por parte de Carnap del importante papel de los elementos pragmticos no slo lo podemos encontrar en el mbito de las decisiones prcticas de las cuales la adopcin o construccin de un lenguaje o marco lingstico determinado constituye, como vimos, un caso particular. Tambin lo encontramos en relacin con el anlisis de la ciencia (en particular con el anlisis de sta en tanto prctica o actividad), pues, como nos dice, las actividades de percepcin, observacin, comparacin, registro, confirmacin, etc. [son susceptibles de ser anali-zadas mediante la pragmtica] en la medida en que estas actividades llevan o refieren a conocimiento formulado en lenguaje (Carnap, 1942, p. 245). Incluso si consideramos la reinterpretacin, subrayada por Stegmller (1959, 1971, 1973a, 1973b), que da a la lgica inductiva en sus obras tardas sobre el tema (Carnap, 1959, 1962a, 1962b, 1971a, 1971b) desde el punto de vista de la teora de la decisin racional, como proveyendo reglas o normas para la toma de decisiones racionales, y el hecho de que no slo apoy el desarrollo de una pragmtica formal (p.e., del tipo que encontramos en las obras de Martin, 1959, y Montague, 1974), sino que l mismo realiz algunos aportes tanto al mbito de la pragmtica pura como de la aplicada (Car-nap, 1955), tambin sera factible rastrear un cierto giro pragmtico en Carnap (pero en donde, a diferencia del que tambin se puede detectar en Hempel, no est acompa-ado de naturalismo), aunque sin nimos de magnificar su importancia respecto del conjunto de su obra, que sera predominantemente sintctico-semntica.

    3. BALANCE Y PERSPECTIVAS FUTURAS

    Hemos sealado la asociacin que suele hacerse de los dos primeros perodos, pocas o fases de la filosofa de la ciencia del siglo XX a partir de su profesionalizacin, la clsica y la histrica, con los denominados giro lingstico y giro pragmtico, respectivamente. Tambin hemos visto cmo dicha asociacin podra ser til como una primera aproximacin, pero que, en realidad, habra que matizar dicho relato, quizs sealando que, en general, y, por lo tanto, no en todos los autores, se trata ms bien de un problema de nfasis y/o de desarrollo o tratamiento

    sistemtico. En particular, podramos decir, por un lado aun cuando esto no haya sido elaborado en este artculo, que el giro lingstico, con su nfasis en el anlisis de los aspectos sintcticos y semnticos del lenguaje de la ciencia, caracterstico de la fase clsica, no dej de estar presente en la fase histrica, si bien con cierto descuido respecto de las distinciones terminolgicas o conceptuales precisas, e.e. de las elucidaciones conceptuales satisfacto-rias en relacin con el grado de precisin alcanzado. Lo que s vimos aqu fue cmo, por otro lado, en el propio Carnap encontramos muy tempranamente el reconocimiento del importante papel jugado, en distintos mbitos, por ele-mentos pragmticos de diversa ndole.

    Si consideramos ahora a la filosofa contempornea de la ciencia, en particular en la versin de la concepcin estruc-turalista de las teoras, ya fue observado que nos encontra-mos tanto con intentos de desarrollar una elucidacin de los conceptos (meta-) cientficos (y de los marcos concep-tuales cientficos o teoras) lo ms precisa posible, echan-do mano de todos los instrumentos formales disponibles, como con el reconocimiento de la presencia de elementos histrico-pragmticos irreductibles (pero susceptibles de recibir un tratamiento riguroso, eventualmente, aunque no necesariamente, a travs de la pragmtica formal), es decir, con aspectos que intentan recuperar lo acentuado durante las fases clsica e histrica, pero en un tratamiento que se supone mejorado, en una suerte de Aufhebung en sentido hegeliano o sntesis superadora.

    Por otra parte, hacia fines del siglo pasado, sin embargo, algunos autores pensaron que la filosofa de la ciencia deba ocuparse ms de los factores que conducen a la formulacin de teoras que de las teoras mismas, y, en general, ms de la prctica cientfica, buscando establecer as las bases conceptuales de una filosofa de la prctica cientfica. Este enfoque, que pone en el centro del anlisis del conocimiento el concepto de prctica, se asocia, en las ciencias sociales, con las propuestas de, entre otros, Marx, Durkheim, Weber, Giddens y, particularmente, Bourdieu, y ha sido impulsado por historiadores (Franklin, 1986; Ga-lison, 1987), socilogos (Latour, 1987; Pickering, 1995; Schatzki, Knorr-Cetina & von Savigny, 2001) y filsofos de la ciencia (Ackermann, 1985; Hacking, 1983; Buchwald, 1995; Echeverra, 2002; Fuller, 1989, 1991; Rouse, 1987, 1996, 2002; Schatzki, Knorr-Cetina & von Savigny, 2001). Es as que y en la medida en que la actividad cientfica

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    involucre una serie de prcticas convencionales realizadas de acuerdo con ciertas reglas, normas o convenciones (aun cuando no haya un conocimiento explcito o consciente de las reglas involucradas, sino slo tcito, implcito o inconsciente) y en que, si bien no para practicar la ciencia correctamente, aunque s para saber en qu consiste lle-varla a cabo, es necesario conocer las reglas que gobiernan dicha prctica para este enfoque la filosofa de la ciencia tiene por finalidad hacer explcitas las reglas que rigen las diversas prcticas, de esa actividad que es hacer ciencia, hacindola de este modo comprensible.

    Estos desarrollos pueden verse como parcialmente vincu-lados con la adopcin por parte de la filosofa historicista de la ciencia de aquello que se ha denominado giro prag-mtico, aun cuando estos tericos frecuentemente han sido ambivalentes acerca de la importancia del lenguaje para las prcticas, y viceversa: por un lado, las prcticas desarticuladas o incluso inarticulables son frecuentemen-te contrastadas con afirmaciones o reglas explcitas; por otro lado, el dominio de la prctica generalmente es ex-tendido de modo de incorporar prcticas conceptuales o lingsticas, quizs incluso como caso paradigmtico de las prcticas (Rouse, 2001).

    Adems, una filosofa de la ciencia centrada en el anlisis de las prcticas cientficas no tiene porqu ser incompa-tible con la filosofa de la ciencia centrada en el anlisis del conocimiento cientfico, en especial en el expresado en las teoras cientficas. Nuevamente, si pensamos en la metateora estructuralista, en ella se reconoce que, para poder llevar a cabo sus actividades, as como tambin para

    plasmar sus resultados, los cientficos se sirven, entre otras cosas, del lenguaje. Sin embargo, est claro que, al no ser lingsticas o verbales todas las acciones o conductas en general, ni de los cientficos en particular, y, por lo tan-to, susceptibles de anlisis semitico va pragmtica, aun cuando pudieran realizarse de acuerdo con convenciones, reglas o normas explcitas, o implcitas, pero explicitables, lingsticamente, la propuesta de Carnap, a la luz de la filosofa contempornea de la ciencia, que asume como ta-rea legtima el anlisis de la prctica cientfica en su acep-cin ms amplia, que incluye acciones de diversa ndole y no se encuentra restringida a las acciones o conductas lingsticas (o verbales), o sea, al uso que los cientficos hacen del lenguaje de la ciencia, nos parece no del todo satisfactoria, pero por incompleta, teniendo que comple-mentarla, dependiendo del desarrollo particular escogido, con una pragmtica (de la ciencia) ampliada, una teora de la accin (cientfica) ya sea racional, individual, colectiva o social o una praxiologa (de la ciencia)13.

    AGRADECIMIENTOS

    Este trabajo ha sido realizado con la ayuda de los proyectos de investigacin PICT Redes 2002 N. 00219, PICT2003 N. 14261 y PICT Redes 2006 N. 2007 de la Agencia Nacional de Promocin Cientfica y Tecnolgica. Quisiera agradecer a Andrs Rivadulla, Carlos Castrodeza, Csar Lorenzano, Luis Vega y Ricardo Gmez sus comentarios a versiones previas. Asimismo, quisiera agradecer a Friedrich Stadler, Director Cientfico del Institut Wiener Kreis, por haberme facilitado una copia del texto de Carnap Theoretis-che Fragen u. praktische Entscheidungen (Carnap, 1934b).

    Recibido: 14 de junio de 2009Aceptado: 3 de diciembre de 2009

    NOTAS

    1 Que se encontraba en consonancia y relacionado con individuos y grupos afines de Viena, Praga, Alemania, Po-lonia, los pases escandinavos, Italia, Francia, Inglaterra, Estados Unidos y aun China.

    2 Mencin aparte por su relevancia y por no pertenecer al Crculo de Viena, aunque estando en contacto con l, adems de con otros miembros de la

    escuela polaca de filosofa de la cien-cia merece el investigador biomdico y filsofo e historiador de la ciencia, el judo polaco Luwik Fleck, cuyo Fleck (1935), anticipa muchas de las ideas de Kuhn, segn este ltimo reconoce en el Prefacio a su obra ms importante y conocida (Kuhn, 1962, 11-12).

    3 En el prefacio, Russell le atribuye a Whitehead, entre otras, toda la concepcin del mundo de la fsica como una construccin ms bien que

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    como una inferencia (Russell, 1914, 8), es decir, en trminos de Richard-son, toda la idea detrs de la mxi-ma suprema del filosofar cientfico (Richardson, 1998, n. 12, 14), cuya formulacin ms conocida (La mxi-ma suprema en el filosofar cientfico es sta: siempre que sea posible, las entidades inferidas deben ser susti-tuidas por construcciones lgicas, Russell, 1914b, reimpresa en Rus-sell 1917) constituye el epgrafe de Carnap (1928). Asimismo, habra que mencionar que, al comienzo mismo de dicho prefacio, Russell afirma que el primer ejemplo completo [del m-todo lgico-analtico en la filosofa] se encuentra en los escritos de Frege (Russell, 1914, 7).

    4 La elucidacin o anlisis conceptual (explication) consiste en la trans-formacin de un concepto dado ms o menos inexacto o impreciso (el ex-plicandum) en otro nuevo (el expli-catum) exacto o preciso, o al menos ms exacto o preciso que el anterior, o, ms bien, en el reemplazo o susti-tucin del primero por el segundo, en donde el explicatum debe satisfacer los requisitos de semejanza con el explicandum, exactitud, fertilidad y simplicidad, y de la cual no decimos que sea verdadera o falsa o correcta o errnea, sino satisfactoria (o ade-cuada) o no o ms satisfactoria (o adecuada) que otra (Carnap, 1950b).

    5 Apoyo a esta lectura de la obra de Carnap, la encontramos en las pro-pias reflexiones metafilosficas que l efecta. En Carnap (1963a), escri-be: una de las tareas ms importan-tes de los filsofos es investigar las diversas formas de lenguaje posibles y descubrir sus propiedades carac-tersticas (87), hace hincapi en el primero de los aspectos, mientras que en el prefacio a la segunda edicin de

    su primera gran obra (Carnap, 1928), fechado en marzo de 1961, al afirmar que [la] clarificacin de conceptos, hoy en da llamada frecuentemente elucidacin, todava me parece una de las tareas ms importantes de la filosofa (Carnap, 1928/1961, v), enfatiza el segundo. Ambos aspec-tos tambin los encontramos en el siguiente pasaje: En perodos tem-pranos, a menudo hice intentos de dar una elucidacin del trmino filo-sofa. El dominio de aquellos proble-mas que propuse llamar filosficos llegaron a ser poco a poco ms com-prehensivos, como seala Morris. Sin embargo, ninguna de mis elucidacio-nes me pareci en realidad comple-tamente satisfactoria, incluso cuando las propuse; y tampoco me gustaron ms las elucidaciones propuestas por otros. Por ltimo, abandon la bs-queda. Acuerdo con Morris en que no es sabio intentar una elucidacin tal, debido a que cada una de ellas es ms o menos artificial. Parece mejor dejar el trmino filosofa sin lmites precisos y slo proponer la inclusin o la exclusin de ciertos problemas.En particular, muchos problemas concernientes a los marcos concep-tuales me parecen pertenecer a los problemas ms importantes de la filosofa. Pienso aqu tanto en las investigaciones tericas como en las deliberaciones prcticas y decisiones con respecto a una aceptacin o un cambio de los marcos, especialmen-te de los marcos ms generales que contienen los conceptos categoriales que son fundamentales para la re-presentacin de todo conocimiento (Carnap, 1963a, 862).

    6 Los pasos en esta direccin los haban venido dando los lgicos de la escue-la de Varsovia, en especial Lesniewski y Kotarbin"ski, desde 1919. Pero no

    fue sino hasta la obra de otro lgico polaco, Alfred Tarski, que se echaron las bases para una construccin sis-temtica de una teora tal. Su fun-damental trabajo sobre el concepto de verdad (Tarski, 1935), publicado originariamente en polaco en 1933, as como el desarrollo completo de las investigaciones semnticas en Polonia, permanecieron desconocidas para el mundo exterior hasta 1936, salvo para unos pocos elegidos, entre los que se encontraba Carnap, que tuvieron noticias de esto con algn tiempo de anticipacin.

    7 Hintikka (1975, 1992), por su par-te, afirma que no es sostenible una distincin estricta entre perodo sintctico (hasta 1934) y semn-tico (a partir de 1935), ya que en la obra ms significativa del pero-do sintctico (Carnap, 1934a), hay mucho de lo que ahora se consi-dera semntico (de hecho, la ma-yora de los resultados de Logische Syntax permanecen como vlidos en su obra semntica posterior), por lo cual el llamado perodo semntico debera ser considerado como una generalizacin y ampliacin no es-pecialmente dramtica de su punto de vista sintctico.

    8 En el desarrollo de una teora tal son pioneros los trabajos de Peirce (1931), Ogden y Richards (1923) y Morris (1938). La importancia de di-cha teora fue reconocida por Carnap a travs de su relacin con el prag-matismo, relacin que se inici en 1934 al encontrarse con dos de sus jvenes seguidores, Nagel y Morris, en el Congreso Internacional de Filo-sofa realizado en Praga, y que se vio estrechada al trasladarse en 1936 a los Estados Unidos.

    9 Desarrollando las sintaxis y semnti-ca puras y generales: puras en tanto

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    que analticas y sin contenido empri-co, comprendiendo la construccin y el anlisis de los sistemas sintcticos y semnticos, y en el que se esta-blecen las reglas relativas a dichos sistemas, formulando definiciones de cierta clase de conceptos y estipulan-do sus consecuencias, por oposicin a un anlisis descriptivo, que, al consis-tir en una investigacin emprica de las caractersticas semnticas de los lenguajes histricamente dados, es una ciencia emprica; y generales en tanto que comprende todo lenguaje histricamente dado o todo sistema sintctico y semntico, en lugar de ser especial y concentrarse as en un lenguaje o sistema semntico par-ticular.

    10 Convencionalismo que, frente al lenguaje formal privilegiado de los Principia Mathematica de Russell y Whitehead (1910-1913) adoptado en sus trabajos previos, recin se exten-dera al campo de la lgica bajo la forma del conocido principio de to-lerancia (Carnap, 1934a) y que en su forma ms general podra ser llama-do principio de la convencionalidad de las formas de lenguaje (Carnap, 1963a, 55).

    11 Para los aspectos polticos y sociales del Crculo de Viena, se puede ver, p.e., Wartofsky (1982).

    12 Para un anlisis del contexto en el cual tiene lugar el cambio aludido, ver Reisch (2005).

    13 Un ejemplo de anlisis de estructu-ras no lingsticas (ni habitualmente formuladas lingsticamente), pero susceptibles de ser identificadas a travs de (s el lenguaje, pero, fun-damentalmente de) la prctica cien-tfica, tornndola comprensible, es el realizado en Lorenzano (2006) de la teora gentica y de la prctica que los genetistas que disponen de dicha

    teora llevan a cabo, mediada por la (nunca explcitamente formulada) ley fundamental de esa teora.

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