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K “ ”. K * . Luis Placencia Martin-Luther-Universität Halle-Wittenberg [email protected] Recibido: 08 - 03 - 2011. Aceptado: 14 - 07 - 2011. * Una parte de las ideas de este trabajo fueron expuestas en Diciembre de 2009 en el “Coloquio de Filosofía Práctica Alemana” dirigido por el profesor A. Vigo en la Universidad de Navarra. Posteriormente una versión alemana más amplia que la que se presenta aquí fue discutida en el Oberseminar del profesor R. Enskat durante el semestre de verano de 2010 en la Universidad de Halle- Wittenberg. Agradezco sinceramente a los profesores Enskat y Vigo por su in- valuable apoyo académico y sus observaciones a las versiones preliminares de este trabajo. También mi gratitud se hace extensiva a los demás asistentes a am- bos coloquios, especialmente a José María Torralba, Jens Gillesen y Sebastian Wengler, quienes contribuyeron de modo sustantivo a la mejora de este texto con sus muy interesantes observaciones en el marco de estos seminarios. Una última versión castellana de este trabajo fue leída por Ruth Espinosa, Jorge To- rres, Emilio Vicuña y dos árbitros anónimos. Las observaciones de todos ellos me ayudaron a evitar más de algún error. Quisiera expresar también mi agrade- cimiento con el DAAD y CONICYT, que con una generosa beca han hecho posible éste y otros trabajos, en el marco del desarrollo de un proyecto de tesis doctoral en la Universidad de Halle-Wittenberg. Tópicos 41 (2011), 63-104

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ResumenEn este artículo, se ofrece una interpretación del complejopasaje de la Fundamentación de la metafísica de lascostumbres (GMS) en el cual Kant define la voluntad como'razón práctica' (GMS, AA 04 412 26-31). Se da cuenta delas múltiples interpretaciones de las que este pasaje es susceptible,para luego defender una de ellas, tradicionalmentepoco considerada en la literatura. A continuación se mostraráque la mencionada interpretación posee la ventaja dehacer inteligible el modo en que Kant piensa los papelesque juegan las proposiciones prácticas (máximas e imperativos)en su teoría de la acción y permite comprender demejor manera el modo en que estas articulan la teoría de laacción de Kant.

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    K *.

    Luis PlacenciaMartin-Luther-Universitt Halle-Wittenberg

    [email protected]

    Recibido: 08 - 03 - 2011. Aceptado: 14 - 07 - 2011.*Una parte de las ideas de este trabajo fueron expuestas en Diciembre de

    2009 en el Coloquio de Filosofa Prctica Alemana dirigido por el profesorA. Vigo en la Universidad de Navarra. Posteriormente una versin alemana msamplia que la que se presenta aqu fue discutida en elOberseminar del profesorR. Enskat durante el semestre de verano de 2010 en la Universidad de Halle-Wittenberg. Agradezco sinceramente a los profesores Enskat y Vigo por su in-valuable apoyo acadmico y sus observaciones a las versiones preliminares deeste trabajo. Tambin mi gratitud se hace extensiva a los dems asistentes a am-bos coloquios, especialmente a Jos Mara Torralba, Jens Gillesen y SebastianWengler, quienes contribuyeron de modo sustantivo a la mejora de este textocon sus muy interesantes observaciones en el marco de estos seminarios. Unaltima versin castellana de este trabajo fue leda por Ruth Espinosa, Jorge To-rres, Emilio Vicua y dos rbitros annimos. Las observaciones de todos ellosme ayudaron a evitar ms de algn error. Quisiera expresar tambin mi agrade-cimiento con el DAAD y CONICYT, que con una generosa beca han hechoposible ste y otros trabajos, en el marco del desarrollo de un proyecto de tesisdoctoral en la Universidad de Halle-Wittenberg.

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    Abstract

    In this article I provide an account of the difficult pas-sage in the Groundwork for the Metaphysics of Morals(GMS), in which Kant characterises the will as 'practicalreason' (GMS, AA 04 412 26-31). I analyse six different in-terpretations of the aforementioned passage and I supportone of them, which has not been considered by most ofscholars. I argue that this interpretation is helpful to gaina better understanding of Kant's theory of action and thefunction of practical judgements (maxims and imperatives)in this theory.

    Key words: Maxim, imperative, practical syllogism,will, practical reason.

    Resumen

    En este artculo, se ofrece una interpretacin del com-plejo pasaje de la Fundamentacin de la metafsica de lascostumbres (GMS) en el cual Kant define la voluntad como'razn prctica' (GMS, AA 04 412 26-31). Se da cuenta delas mltiples interpretaciones de las que este pasaje es sus-ceptible, para luego defender una de ellas, tradicionalmentepoco considerada en la literatura. A continuacin se mos-trar que la mencionada interpretacin posee la ventaja dehacer inteligible el modo en que Kant piensa los papelesque juegan las proposiciones prcticas (mximas e impera-tivos) en su teora de la accin y permite comprender demejor manera el modo en que estas articulan la teora de laaccin de Kant.

    Palabras clave: Mxima, imperativo, silogismo prctico,voluntad, razn prctica.

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    1 El contexto del pasaje de AA 04 412 26-311

    Hacia el comienzo de la segunda seccin de la Fundamentacin de lametafsica de las costumbres, Kant introduce el concepto de voluntad(Wille), en el marco de la seccin titulada Trnsito de la filosofa moralpopular a la metafsica de las costumbres. Un primer asunto que puedellamar la atencin de un lector atento, es el hecho de que el conceptode voluntad, que pareciera ser una nocin fundamental de la filosofaprctica (y que en tanto tal es enmuchas ocasiones el inicio de la investiga-cin de los problemas centrales de este mbito de la filosofa), sea tratadorecin en la segunda parte de la obra, despus del anlisis de otros con-ceptos que en cierta medida parecieran presuponerlo, como podra serel del concepto de deber (Pflicht) o el de respeto (Achtung)2. Msllamativo puede resultar esto si se toma en cuenta que laGMS comienzahaciendo alusin al concepto de buena voluntad, cuyo significado esparcialmente elucidado en la primeras pginas del texto. La razn queexplica lo anterior es fundamentalmente la peculiar estructura expositiva

    1Las citas de Kant se realizan, como es costumbre entre los especialistas,refiriendo a la edicin de la Academia de Ciencias de Berln (AA) citando elnmero del volumen, luego las pginas de la edicin y despus de una coma, laslneas correspondientes. La nica excepcin a esta norma dentro de las obras deKant la constituyen 1) la Crtica de la razn pura (KrV), que es citada como escostumbre indicando los nmeros de la primera y segunda ediciones de la obra,abreviadas con las letras A y B respectivamente, 2) las as llamadas Reflexiones(R), que son citadas por la numeracin de las mismas, segn la edicin de laacademia y 3) las lecciones de filosofa moral en la edicin de Kaehler (MoralKaehler), que se publicaran por primera vez en 2004 bajo edicin de WernerStark (se cita aqu esa edicin). Las abreviaturas usadas para citar la obras deKant pueden ser consultadas en la bibliografa (introduzco abreviatura antes decada cita de la Academia para indicar la obra citada, con la sola excepcin de laGMS y la KrV). Las traducciones son todas de mi responsabilidad.

    2As por ejemplo en el caso de la caracterizacin del respeto hay una clarareferencia al concepto de voluntad: la determinacin inmediata de la volun-tad por medio de la ley y la conciencia de la misma se llama respeto (AA 04401, 26-27). Para el tratamiento del concepto de deber en la primera parte,cfr. AA 04 397, 1- 401, 1. Para el respeto cfr. AA 04 401, 17-41 n. 2.

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    de la GMS, que se mueve desde el conocimiento moral general (marcoen el cual son tratados los conceptos ya mencionados de buena volun-tad, deber y respeto, entre otros) al conocimiento moral filosfico,para luego intentar mostrar que este conocimiento filosfico debe serinterpretado como una metafsica de las costumbres y no como unafilosofa moral popular. Luego, al tratar Kant los conceptos de la pri-mera parte lo hace desde la perspectiva de un anlisis provisorio, ya queaquellos de estos conceptos que jueguen un papel central en la fundamen-tacin de la tica kantiana, en especial el de deber, deben ser reobtenidosen el marco de una metafsica de las costumbres3. Kant muestra la ne-cesidad de tomar esta ltima perspectiva, sc. la de una metafsica de lascostumbres, en el pasaje inmediatamente anterior al texto en que intro-duce la caracterizacin de la buena voluntad como razn prctica.Quisiera, antes de abordar este ltimo texto, tratar brevemente el pasajeprevio que acabo de mencionar (AA 04 406, 1-412, 25)4, ya que el argu-mento de este pasaje previo es relevante para entender los alcances deltexto en que Kant da su caracterizacin del concepto de voluntad.

    El argumento central del pasaje previo a la caracterizacin de la vo-luntad posee bsicamente la estructura de unmodus tollens, que procede

    3Es de destacar aqu que la expresin metafsica de las costumbres parecetener al menos tres sentidos (tal como identifican Schnecker & Wood [2004,10-11]). El primero de ellos se refiere normalmente en trminos generales a unaparte de la tica que intenta establecer principios a priori para la misma. El se-gundo uso mienta una completa introduccin de los deberes (cfr. AA 04 421,31) y se refiere por tanto al proyecto que Kant concretar con la publicacin dela Rechtslehre y la Tugendlehre en 1797 (ms de 10 aos despus de la publi-cacin de la GMS). El tercer sentido mienta el contenido de una seccin de laGMS , que Kant introduce en la segunda parte de esta obra, donde tematiza losconceptos de fin en s mismo, autonoma, reino de los fines, etc. Es eneste marco en que Kant reobtiene, por ejemplo, el concepto de deber defi-nindolo ya no por referencia al concepto de respeto, sino que por referenciaal concepto de obligatoriedad (Verbindlichkeit).

    4Trato aqu solamente lo que me parece el corazn del argumento del pa-saje, dejando de lado los aspectos restantes. Un comentario ms detallado de laspartes del mencionado pasaje que no comentar puede verse ahora en Timmer-mann (2007, 53-59).

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    contra la filosofa moral popular, la cual sostendra que el concepto dedeber tiene que ser tratado al modo de conceptos empricos5, i.e. quepodemos fundar la legitimidad de este concepto por medio de la expe-riencia, y por tanto sin recurrir a una fundamentacin a priori. Dicho deotra forma, segn la tesis de la filosofa moral popular ante la preguntapor el derecho con el que usamos expresiones como la de deber, po-dramos sealar casos, ejemplos de acciones morales, y mostrar de esaforma que el concepto de deber tiene un mbito de aplicacin y qutipo de acciones son estas a las que se aplica este concepto. Esta tesispareciera suponer que podemos tener experiencia cierta de acciones mo-rales, i.e. ocurridas por deber6. En consecuencia, nuestro concepto dedeber se fundara, segn lo que Kant identifica como filosofa moral

    5La filosofa popular alemana corresponde principalmente a una corrientede la ilustracin germana desarrollada con particular nfasis por pensadores deBerlin y Gttingen (varios de ellos muy considerados por Kant, v.gr. C. Garvey M. Mendelssohn). Kant dedic ms de algn pasaje de su obra a la reflexinacerca de la posibilidad de una genuina filosofa popular y a justificar por qula suya no posea ese carcter (en efecto, la falta de popularidad fue una de lascrticas que con mayor repeticin se le hizo a Kant). Cfr. KrV B 20; Prolego-mena AA 04 261, 14-25; 04 391, 34-392, 2; Jsche Logik AA 09 19, 21-28; AA09 148, 10-18; Rechtslehre AA 06 206, 13-28. La literatura ha discutido de ma-nera copiosa quines seran los autores que Kant designa aqu cundo se refierea la filosofa moral popular, discusin que est directamente liada con aquellarelativa a los posibles influjos o bien del de Officis de Cicern (que para Kant esel paradigma de la filosofa popular cfr. Jsche LogikAA 09 47, 30), o bien delcomentario a esta obra ciceroniana escrito por el ya mencionado C. Garve (cfr.Timmermann [2007, 51]). Sea como fuere, es de destacar, como lo hace Kaul-bach, que Kant aqu no mienta por filosofa moral popular lo mismo que enel captulo 1 de la GMS llama conocimiento racional moral general (gemeinesittliche Vernunfterkenntnis). Cfr. Kaulbach (1988, 38). El mismo Kant indicaen la primera parte que, aunque ah se ha derivado el concepto de deber a par-tir del uso general de nuestra razn prctica, no se debe inferir de lo anteriorde ningn modo que lo hayamos tratado como un concepto emprico (Erfah-rungsbegriff ). Cfr. AA 04 406, 7-8.

    6Como se ve, el argumento de Kant presupone aqu ya los resultados dela primera parte de la GMS. Sin perjuicio del eventual inters que pueda tenerla cuestin de la plausibilidad de la argumentacin que Kant desarrolla en la

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    popular, en las experiencias a las que podemos apelar para justificar lavalidez de este concepto. El argumento de Kant presupone un punto departida aceptado por ambas partes (Kant y la filosofa moral popular).Esta tesis compartida es la siguiente:

    H: La moral no es una quimera.A esta tesis se aade la siguiente premisa que es concedida por Kant

    en virtud del argumento:P1: Slo es posible extraer los conceptos morales (v.gr. el concepto

    de deber) de la experiencia (AA 04 407, 20-23).La siguiente premisa es:P2: Existe una asimetra epistmica entre el conocimiento de nues-

    tros motivos morales y nuestros motores no morales (AA 04 407, 13-17).Esta premisa (P2) requiere una explicacin, toda vez que Kant parece

    no dar fundamentos en el texto para ella. Adems, a diferencia de H y P1,el filsofo popular no est, al menos prima facie, obligado a aceptarla(El filsofo moral popular acepta H y P1 porque ellas son premisas desu posicin. No ocurre as con P2). Para tratar de entender el argumentokantiano a favor de P2 puede ser de utilidad ante todo entender aquelloque el texto de Kant, en que se afirma esta tesis, pareciera sostener, masde hecho no sostiene (al menos de manera clara), a fin de despejar deentrada una interpretacin inexacta del argumento. A primera vista Kantpareciera sostener en el pasaje citado, que no podemos saber con cer-

    primera parte de la obra y de la relevancia filosfica de la discusin de los presu-puestos de la misma (por ejemplo, el modo en que sta privilegia como nocinmoral fundamental el concepto de deber, posicin que, como se sabe, ha sidocuestionada fuertemente a lo largo de la historia de la recepcin de la obra deKant), debo hacer notar que no es mi inters aqu reconducir la argumentacinde Kant a una suerte de punto cero, a partir del cual se demostraran desdepremisas indiscutibles las conclusiones que el filsofo de Knigsberg intentaextraer contra la filosofa moral popular. Ms all del hecho de que me parecemuy dudoso que tal reconstruccin de un argumento filosfico sea posible, meinteresa destacar entonces desde un inicio que no es se el objetivo de esta partede mi texto. sta posee ms bien una tarea mucho ms modesta: reconstruir elcontexto a partir del cual adquiere sentido la interpretacin del pasaje en queKant caracteriza la voluntad como razn prctica.

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    teza si una accin ocurri motivada por un fundamento moral, aunques podramos saber lo contrario. Un anlisis ms detenido del pasaje, noobstante, deja en claro que Kant, no afirma explcitamente este segundopunto y que es, de hecho, altamente improbable que Kant haya sostenidoque podemos conocer con certeza nuestros motivos no morales para ac-tuar, a diferencia de nuestros motivos morales. Por el contrario, lo msprobable es que Kant sostenga la imposibilidad de conocer con certezaambos motivos (Sigo en esto a Horn, Mieth y Scarano [2007, 197-198]).Por qu hablar aqu entonces de una asimetra epistmica y no demeraopacidad de ambos tipos de motivos para actuar? La respuesta es la si-guiente: aunque no podemos conocer con certeza ninguna de nuestrasmotivaciones, cualquier investigacin introspectiva respecto de las mis-mas permanece siempre en el mbito de lo que nos es dado. Y las mo-tivaciones morales, a diferencia de las no morales, no pertenecen a estembito (AA 04 407, 15-17). Dicho de otro modo: si analizamos nues-tros deseos y nuestras motivaciones para obrar, encontraremos, segnKant, que las posibles motivaciones morales no se nos dan directamenteen nuestra experiencia interna, mas s los deseos que experimentamos, yque, tal como son dados, parecen siempre poder ser retrotrados al prin-cipio del amor a s mismo7. Pero tampoco podemos saber con certeza

    7Pese a que existe un sentimiento causado por la representacin de la leymoral (sc. el respeto [Achtung]), es claro que l no puede funcionar como cri-terio de discernimiento ante la pregunta sobre si una accin fue realizada pordeber (KpV AA 05 76, 17-18). Tampoco otorga Kant un anlisis de este senti-miento destinado a entregar criterios para reconocer un sentimiento particularcomo un caso del sentimiento del respeto. Y esto es el caso, por la sencilla ra-zn de que tal tarea no contribuye en nada a solucionar el problema sistemticoque Kant tiene en vistas con su anlisis del respeto. Dado que el tratamientodel respeto en Kant tiene como funcin la explicacin de de qu manera laley moral deviene motor y qu debe ella efectuar en el nimo (was sie imGemte wirken muss) en cuanto es motor (Triebfeder) (KpV AA 05 72, 17-21) y no un anlisis emprico de nuestros diferentes sentimientos a fin de poderdistinguir entre ellos cul es de naturaleza moral y cul no, es claro que no hayninguna buena razn sistemtica para creer que Kant podra sostener la tesis deque podemos hallar en nuestra experiencia interna, por medio de un anlisis de

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    si esos deseos que experimentamos son la causa de nuestro obrar, dadoque tampoco podemos obtener ningn tipo de certeza por medio de lamera introspeccin y el anlisis de nuestras sensaciones y deseos. Lapremisa anterior se apoya entonces en la siguiente:

    P2.1: No podemos saber con certeza si una accin ocurri por debero no (AA 04 407, 1-17).

    Kant aade, adems, las siguientes premisas:P3: No podemos siquiera encontrar en nuestra experiencia alguna ac-

    cin que sepamos con certeza haya ocurrido con valor moral o si ocurriruna accin con valor moral (AA 04 407, 1-5).

    Dado que los conceptos morales deben extraerse slo de la experien-cia (P1) y dado que la experiencia no nos da ningn ejemplo de una accinmoral (P3), y no podemos tampoco hallar introspectivamente ningn cri-terio que nos permita discernir si una accin fue motivada moralmenteo no (P2.1), se sigue entonces

    P4: No hay ningn material a partir del cual la moral pueda fundarlos conceptos morales (v.gr. el concepto de deber).

    Luego: H: La moral es una quimera.La forma del argumento de Kant es entonces la del modus tollens.(P1 ^ P2.1 ^ P3)! P4P4! HH P4Luego: (P1 ^ P2.1 ^ P3).En efecto, Kant toma los presupuestos de la filosofa moral popu-

    lar, para luego intentar mostrar que de ellos se sigue una tesis contradic-toria ( H) con uno de stos presupuestos (H). Dado que H se siguede P4, y P4 se sigue de (P1 ^ P2.1^ P3), es razonable revisar alguno deestos presupuestos para volver a sostener la tesis H, que tanto Kant comoel filsofo moral popular comparten. Ahora bien, la aplicacin de unasimple ley de De Morgan nos muestra que: (P1 ^ P2.1 ^ P3) = (

    la misma, un documento que sea indicio necesario de la determinacin de lafacultad de desear por medio de la ley moral.

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    P1 _ P2.1 _ P3), es decir: de la negacin de la conjuncin de P1,P2.1 y P3 se sigue que al menos una de las proposiciones involucradas enla conjuncin debe ser falsa. Kant ya ha argumentado a favor de P2.1 yP3, por lo que slo queda la falsedad de P1 como posibilidad. Eso es loque trata de mostrar Kant. En efecto para Kant quienes, guiados por lapropuesta del filsofo moral popular, han extrado la conclusin de quela moral es una quimera, y han abandonado por tanto la tesis contraria(i.e. la de que hay moral), han cometido un error de principio, que en eldecir de Aristteles y de Toms de Aquino se ha vuelto grande al fi-nal8, pues no han prestado atencin al hecho de que los juicios moraleselevan un tipo de pretensin de validez que no puede ser justificada porla experiencia, ya que ellos deben llevar consigo necesidad absoluta, locual implica, entre otras cosas, que los principios morales no son vlidosslo para los seres humanos, sino que deben serlo para cualquier serracional (AA 04 389, 12-15; AA 04 408, 13-20). Intentar justificar estetipo de pretensin de validez en la experiencia (i.e. afirmar P1) es cometerun error categorial, que tiene como consecuencia final la tesis de la im-posibilidad de la moral (la conclusin del razonamiento hecho por Kant,i.e. H). El error mencionado tiene un segundo aspecto del cual hansido vctima en particular los filsofos populares que han querido, segnKant, mostrar la realidad de la moral por medio de la experiencia. Enefecto, se trata aqu para nada de si ocurri esto o aquello, sino de quela razn por s misma e independiente de todos los fenmenos mandalo que debe ocurrir, por lo tanto, acciones de las cuales el mundo hastaaqu no ha dado quizs ningn ejemplo (AA 04 408, 2-5). El caminoalternativo que permite no caer en ese problema, es el desarrollo de unametafsica de las costumbres, es decir, de una investigacin de leyes apriori de una voluntad racional (AA 04 410, 30-37). El primer paso ha-cia esa metafsica es lo que Kant denomina como la exposicin de lafacultad racional prctica (AA 04 412, 23-24). Justamente el momentoinicial de esa exposicin es el pasaje ya mencionado en que Kant carac-teriza la voluntad como razn prctica. En este pasaje Kant intentar,siendo consecuente con el argumento anteriormente expuesto, dar el pri-

    8Cfr. De caelo I 5, 271b 8-13; De ente et essentia (proemio).

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    mer paso de una exposicin general (i.e. que tiene como objeto a todoser racional) del concepto de voluntad.

    2 La caracterizacin de la voluntad como raznprctica

    Inmediatamente despus del texto en que Kant sugiere la necesidadde realizar una exposicin de la facultad prctica, inserta Kant el si-guiente pasaje:

    Cada cosa en la naturaleza acta (wirken) segn leyes. Slo un serracional tiene la capacidad (Vermgen) de obrar (handeln) segn la repre-sentacin de leyes, i.e. de obrar segn principios, o lo que es lo mismo,posee una voluntad. Dado que para la derivacin de acciones a partir deleyes se exige la razn, entonces la voluntad no es otra cosa que raznprctica9.

    Este texto posee varias complejidades y ha sido, en consecuencia,enormemente discutido por los intrpretes. Adems, sus complejidadesson probablemente tan grandes como su relevancia para la interpretacinde la filosofa prctica de Kant10. Para comprender mejor el contenido

    9Los parntesis esclareciendo los trminos alemanes son mos.10La relevancia de este pasaje suele ser reconocida por los intrpretes (cfr.

    v.gr.Willaschek [1992, 82], Timmermann [2003, 66]), aunque por cierto ha sidotambin exagerada. Bajo ninguna circunstancia es justificado decir, como hacepor ejemplo Bittner, que en este pasaje Kant ha resumido su teora de la ac-cin en tres frases (Bittner 1986, 13). La razn por la cual el aserto de Bittnerno puede sino ser exagerado es bastante obvia: el breve pasaje que aqu se co-mentar no contiene ninguna referencia a una serie de problemas centrales dela filosofa de la accin que s son abordados por Kant y que son de crucialimportancia para esta parte de su filosofa (v.gr. las diferencias entre mximase imperativos, la teora kantiana de la motivacin (especialmente la motivacinmoral), la teora kantiana de la imputabilidad, etc.). Se trata ms bien, de un pa-saje que refiere a un punto muy acotado, pero no por ello menos central, sc. elestablecimiento de la elemental diferencia entre actuar segn leyes y obrar segnrepresentacin de leyes. Comprender dicha diferencia nos permite entender elsignificado que para Kant tiene el trmino voluntad, i.e. razn prctica. El

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    del mismo, quisiera analizar cada una de las tesis que contiene el prrafo,las que identificar con las letras a, b y c:

    a) Cada cosa acta en la naturaleza segn leyes:

    Esta es probablemente la proposicin menos polmica y ms fcil deinterpretar del texto. Esta oracin pareciera, al menos en primer trmino,formar parte de una contraposicin, en la cual se comparan un tipo deleyes, que podramos denominar leyes de la naturaleza, segn las cua-les actan (wirken) las entidades en la naturaleza, con otro tipo de leyesmencionadas en la oracin inmediatamente posterior, segn cuya repre-sentacin obran (handeln) los seres racionales. Un primer punto a notaren el marco de esta posible interpretacin es que Kant pareciera cuida-dosamente utilizar dos verbos diferentes para designar la actividad regidapor leyes. Por un lado, el caso de las cosas en la naturaleza que actan(wirken) y por otro los seres racionales que obran (handeln). Esto po-dra aportar prima facie un indicio lingstico interesante que permitiraexplicar al menos en parte el alcance de las dos tesis que Kant enuncia enla primera y segunda oraciones de este texto, toda vez que en el idiomaalemn el verbo wirken (as como el sustantivo Wirkung) suele aplicarseslo al mbito de los procesos naturales, por contraposicin al verbohandeln (y el correspondiente sustantivoHandlung11), que se aplica sloal mbito de la agencia humana. La diferencia fundamental entre estos

    pasaje ha sido comentado en detalle principalmente por Laberge (1989), Willas-chek (1992), Willaschek (2006), y Timmermann (2003).

    11En el caso de Kant la posibilidad de hacer notar este aspecto llamativo hasido puesta de relieve por Bittner (1986, 24), aunque por razones que ya se indi-carn ms abajo, el mismo Bittner rechaza con nuevos argumentos el que Kanthaga alguna distincin conceptual por medio de estos trminos. Como explicaVigo (2008, n.4), esta diferenciacin conceptual por medio de dos trminos quedistinguen la agencia humana de las acciones de las entidades naturales en elmundo, tambin puede ser encontrada en la lengua griega (que reserva el verboprtto especialmente para el mbito de la accin humana), mas pareciera no estarpresente en la mayora de la lenguas modernas. De este modo tanto en lenguassajonas como el ingls, como en las lenguas romances se suele utilizar un solosustantivo o verbo para designar ambos planos arriba distinguidos. As ocurre

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    trminos pareciera estar vinculada con el hecho de que en el caso delverbo wirken la accin que connota el verbo pareciera ser consideradadesde el punto de vista de la eficacia, mientras que en el caso del verbohandeln pareciera que la accin es considerada desde el punto de vistadel acabamiento o cumplimiento de una cierta meta o fin12. Esta dis-tincin lingstica, no obstante, parece no ser aplicable al caso de Kant.En efecto, tal como ha indicado V. Gerhardt, Kant pareciera utilizar conconsistencia el trmino alemn Handlung como traduccin del trminolatino actio, y parece aplicar este trmino tanto al plano de los vnculosde ndole causal entre elementos de la naturaleza como a la accin hu-mana. En consecuencia, el texto que comentamos debe, segn sostienenalgunos autores, ser interpretable como uno tal en que se diferencian dostipos de wirken (como lo hace Bittner [1986, 14]) o como uno tal en quese identifica dentro del concepto de wirken en general un particular tipo

    con los sustantivos accin (espaol), action (ingls), actin (francs) yazione (italiano).

    12Esto queda particularmente claro si se presta atencin al hecho de que enlos pocos usos en que el verbo wirken puede referirse a la agencia humana,sta est considerada desde el punto de vista de los efectos de la misma. As porejemplo es posible decir en lengua alemanaKant hat als Professor an der Alber-tina gewirkt (Kant trabaj como profesor en la Albertina). Esta diferencia entredos ideas de la accin (wirken y handeln) que aflora ya en el plano pre-tericoen la distincin terminolgica ya mencionada, es explotada particularmente porHeidegger en su Carta sobre el humanismo, cuando indica que No hemos pen-sado an de manera suficientemente decisiva la esencia (Wessen) de la accin(Handeln). Se conoce la accin slo como la causa de un efecto (Bewirken ei-ner Wirkung) cuya realidad es calculada segn su utilidad. Pero la esencia dela accin es el llevar a cabo (Vollbringen). Llevar a cabo es: dejar caer algo enla pltora de su esencia, llevar a sta, producere. GA 9 313. Sobre este puntopuede verse con mucho provecho el excelente trabajo de Vigo (Vigo 2008), quedestaca la relevancia de la distincin entre el plano de la agencia humana y el dela efectividad de las entidades naturales para la comprensin del concepto deprxis en Aristteles.

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    de wirken (sc. el wirken de la accin humana)13, que sera una especifi-cacin del primero, interpretacin que sera ms fiel al uso kantianodel trminoHandlung. En ese contexto, el ya mencionado R. Bittner en-trega una caracterizacin de lo que se mienta en esta primera proposicinconsecuente con esta lnea de interpretacin. Segn Bittner, en este textola expresin wirken nach Gesetzen debe ser interpretada como el hechode que en la naturaleza son producidas cosas o estados de cosas se-gn leyes, es decir que la aparicin de efectos muestra una regularidadque puede ser captada en enunciados de estructura legaliforme (Bittner1986, 13). Es claro no obstante, ms all de los peculiares usos que Kantpueda hacer de los trminos en juego en este pasaje, que Kant parecieracontraponer en alguna medida lo dicho en esta proposicin con lo que seasevera en la siguiente (en la que utiliza el giro obrar (handeln) segn larepresentacin de leyes). Mas para comprender tal contraposicin (si lahay), es menester analizar la segunda oracin, que es bastante ms com-pleja.

    No obstante, antes de analizar el segundo miembro de la compara-cin que Kant establece en este texto, quisiera hacer notar algunos ma-tices que parecen del todo relevantes a la hora de enmarcar el anlisis deeste pasaje en la perspectiva de una concepcin ms integral de la teorade la accin de Kant, en particular en relacin a la ya mencionada di-ferencia entre dos concepciones de la accin (ya no desde el punto devista de las distinciones lingsticas, sino que ms bien desde el puntode vista sistemtico), y que parecen al menos relativizar la aparente forta-leza de la lectura que sostienen entre otros Bittner y Gerhardt. En efecto,aunque, como se coment, varios autores han desarrollado argumentosbasados en las convenciones lingsticas utilizadas por Kant, que intentanmostrar que l tendi a nivelar el estatus de la accin con el de la pro-duccin de efectos14, es de destacar con todo (y aunque no me puedo

    13En consonancia con esto, Willaschek (1992, 83) sostiene que Kant identi-fica como obrar (handeln) segn representacin de leyes, un caso peculiar delactuar (wirken) segn leyes.

    14Cfr. v.gr.Gerhardt (1986) que desarrolla un extenso anlisis del uso del tr-mino desde la primera obra precrtica hasta laKrV, intentandomostrar queKant

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    detener aqu mucho en este aspecto) que el filsofo de Knigsberg s pa-rece haber dejado espacio suficiente para distinguir una concepcin dela agencia humana no enfocada desde el mero punto de vista de la co-nexin causa-efecto y que por tanto es posible que Kant no interpretela accin meramente como un caso particular de efectividad causal. Enefecto, si bien es cierto que para Kant toda accin es susceptible de seranalizada desde el punto de vista de la conexin entre el agente que laefecta qua entidad natural y los efectos que ste es capaz de producir,esto no es obstculo suficiente contra el hecho de que esta esfera de an-lisis de la accin convive con un plano diferente, que aflora en particularal analizar la teora kantiana de los principios prcticos, i.e. aquel tipo dejuicios que expresan los fundamentos de determinacin de la voluntad,y que establecen el eje en el que Kant sustenta su anlisis de la agenciaracional15. En este contexto no es aventurado observar que la determi-

    parece sostener una misma concepcin de la accin desde sus primeras obras(en que utiliza el trmino para referirse a los vnculos entre causa y efecto enla naturaleza) y en la KrV en la que introduce el trminoHandlung en el marcode la segunda analoga de la experiencia (A 205/B 250, donde Kant recurreexplcitamente al trminoWirkung para definir el concepto deHandlung), paraluego intentar mostrar que la concepcin kantiana de la libertad opera sobre labase de este mismo concepto de accin. La posicin de Gerhardt (que steprobablemente toma de Kaulbach) es seguida por la mayora de los autores quehan considerado el problema de la accin en Kant (Cfr. v.gr.Willaschek [1992],Torralba [2009]). Este aspecto causalista de la concepcin kantiana de la ac-cin ya haba sido hecho notar con anterioridad por M. Heidegger, quien en elmarco de su crtica de la concepcin kantiana de la libertad destaca que Kantpiensa la accin como un fenmeno no restringido al plano humano, sino quelo extiende tambin a la naturaleza. Cfr. HeideggerGA 31 pp. 196 y ss. Para unainteresante exposicin de la crtica heideggeriana a la concepcin kantiana de lalibertad, se puede ver ahora Vigo (2010).

    15Utilizo en este trabajo indistintamente los trminos juicios prcticos yproposiciones prcticas. Es sabido que Kant se orienta en su teora del jui-cio, no en los enunciados, i.e. en el documento lingstico que resulta de de-terminados actos de juzgar, sino que ms bien justamente en estos actos. Porproposiciones prcticas entiendo entonces justamente determinados actos dedeterminacin de la voluntad, y no las proposiciones en que, una vez que ha-

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    nacin y anlisis de la accin humana desde el punto de vistameramentecausal, aunque necesarias para la comprensin de la teora kantiana de laaccin, no agotan el modo en que Kant comprendi el fenmeno de laagencia humana. Especialmente importante es en este plano el caso delas mximas. En efecto, todas las acciones ocurren, de acuerdo a Kant,segnmximas16, de modo tal que ellas no son reductibles sin ms a me-

    cemos teora de la praxis, fijamos esos actos. Respecto de la relevancia de estadistincin y de los muchos errores que conlleva el no prestarle debida atencin,vanse las notables observaciones de Wieland (2001, 78 y ss.).

    16Pese a que existen autores que han sostenido lo contrario, v.gr. M. Al-brecht, cfr. Albrecht (1994, 130-131), y pese a que Kant no es suficientementeexplcito sobre este punto, parece ser claro, luego de un anlisis detallado de lostextos relevantes, que l sostuvo la tesis de que todas las acciones ocurren se-gn mximas. Para defender este punto hay dos slidos argumentos. El primerargumento refiere a la base textual que parece sustentar esta tesis. En efecto,aunque en ciertos textos como la Praktische Philosophie Powalski (que corres-ponde a un manuscrito de muy mala calidad y con toda seguridad anterior alMenzer-Gruppe y a la Moral Mrongovius II) parece sostener lo contrario, lamayor parte de las veces destaca Kant en sus lecciones de moral y en su legadomanuscrito que las mximas son principios segn los cuales un agente obraen realidad (Philosophia practica Marburg AA 27 1224). Cfr. Moral Kaehler66, 13-14; Moralphilosophie Collins AA 27 263, 29-30; Moral Mrongovius IIAA 29 602, 38-39; R 7209. Adems Kant indica explcitamente en otros luga-res que el hombre siempre obra segn mximas (Metaphysik Dohna AA 28678, 26). A este punto se suma un segundo argumento: quienes dan por falsala tesis segn la cual Kant sostuvo que todas las acciones deben ocurrir segnmximas deben enfrentar una slida objecin. En efecto, si hay acciones que nose realizan segn mximas, y Kant sostuvo que el imperativo categrico operasobre las mximas, se seguira que Kant habra sostenido que existen accionescuya moralidad no podra ser evaluada por medio del imperativo categrico.Kant dice, no obstante, de modo explcito, que el imperativo categrico es elcanon del enjuiciamiento moral de nuestras acciones (AA 04 424, 2-3), y pareceimplicar, al decir esto, que no hay otra forma de evaluar la moralidad de stas.Tampoco pareciera ser Kant de la opinin de que existen acciones que de suyono pueden ser evaluadas moralmente. Todo lo anterior, parece ser sostenidoslidamente adems, por el hecho de que Kant identifica la voluntariedad delas acciones, con el hecho de que ellas ocurren bajo mximas (AA Metaphysik

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    ros eventos producidos por una sustancia, esfera esta ltima a la cualqueda reducida la accin si se la considera desde el plano de la mera pro-duccin de acuerdo a las leyes de la causalidad. En efecto, mientras unamultiplicidad de entidades son capaces de producir efectos, no toda en-tidad puede producir efectos segn mximas, o lo que es lo mismo, notoda entidad es capaz de actuar de acuerdo a principios que ella se da as misma y que insertan esa accin en un plexo de propsitos, intencio-nes, disposiciones etc17. Como se ve, no se trata slo de que la agenciahumana se distinga, en el anlisis de Kant, de la produccin de efectossegn la causalidad natural, por el hecho de que la primera remite a lacausalidad por libertad, sino que a lo anterior se agrega que toda accinhumana en cuanto tal est inmersa en un tejido de mximas, que articulancomo tales la vida prctica del agente, y por tanto, el modo en que stemismo comprende y justifica sus acciones18.

    Dohna 28 678, 21-23). Esta segunda objecin que aqu menciono ha sido rea-lizada por Kernstein (2002, 17-18). Tambin contra la interpretacin Albrechtha argumentado de manera convincente Schwartz (2006, 37-39).

    17C. Korsgaard ha defendido explcitamente la idea de que Kant interpreta laaccin ante todo como prxis, al igual que Aristteles. Cfr. Korsgaard (2009, 8y ss.).

    18En este sentido es de destacar que la mencionada ampliacin del conceptode accin en Kant torna su teora de sumo inters actual. En efecto, mientrases reconocido ampliamente en la literatura sobre teora de la accin que desdela publicacin del muy importante trabajo de D. Davidson Actions, Reasonsand Causes, las teoras causales de la accin no slo han revivido y se han so-brepuesto a las objeciones que la tradicin de corte wittgensteiniano les hiciera,sino que incluso han puesto desafos importantes a las teoras alternativas (cfr.Mele [2003, 69-70]), tambin es un hecho que el enfoque causal de la accinenfrenta importantes problemas (en particular el problema de las deviant cau-sal chains, al respecto Cfr. Stout [2005, 83-98] y el reconocimiento del propioDavidson acerca de los problemas que su teora tena en este mbito en David-son [1980, 79]). La teora kantiana de la accin podra inscribirse, si la tesis quesostengo aqu es correcta, en aquel tipo de propuestas que intentan concebir losaspectos causales reivindicados por Davidson, como elementos necesarios perono suficientes para la explicacin de la accin. Una teora de este tipo (aunque

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    En este sentido, aunque muchos autores sostienen que el pasaje re-cin mencionado no debe ser interpretado como un texto en el que Kantestablece una diferenciacin entre wirken y handeln, especialmente si setiene en cuenta el modo en que Kant utiliza y define el trmino Hand-lung en una serie de lugares, no deja de ser verdad que Kant efectiva-mente parece sostener que existe una diferencia entre el producir efectosde acuerdo a las leyes que rigen la causalidad natural y el obrar racionalsegn principios, ms all de que no establezca esta diferenciacin entredos conceptos de accin de manera explcita. Y justamente esa diferen-cia entre las entidades que meramente forman parte de la naturaleza, porun lado, y los seres racionales, por otro, pareciera ser aludida en este pa-saje, tal como parece dejar en evidencia el contraste de la recin aludidaproposicin a), con la proposicin b).

    b) Slo un ser racional tiene la capacidad de obrar (handeln)segn la representacin de leyes, i.e. de obrar segn princi-pios, o lo que es lo mismo, posee una voluntad.

    La comprensin del presunto contraste entre a) y b) remite a la de-terminacin del concepto de voluntad que Kant realiza en esta propo-sicin. Ahora bien, el anlisis de esta segunda proposicin puede nueva-mente comenzar prestndole atencin a un detalle que pareciera nueva-mente ser casi de ndole estrictamente formal, pero que puede dar unaimportante pista en el anlisis del pasaje. Como el lector atento podr ha-ber notado, Kant destaca en el texto original de la oracin b las palabrassegn la representacin. Esto parece indicar que Kant quiere hacer unadiferencia entre lo que es actuar segn... y obrar segn la representa-cin.... Ahora bien, me parece que las expresiones ya mencionadas sonpor si solas ambas incomprensibles, o al menos no pueden ser compren-didas a cabalidad si no se les agrega algo que funcione como agregado ala preposicin segn (nach). En ambos casos las expresiones son com-pletadas por medio del trmino Gesetze (leyes), que Kant no destaca (lo

    muy diferente de la kantiana en aspectos esenciales) ha sido desarrollada recien-temente por Stout (2005).

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    cual podra parecer prima facie un indicio de que el trmino significa enambos usos lo mismo). No obstante, no pareciera ser obvio, desde laperspectiva propiamente filosfica, que Kant miente por medio del tr-mino ley lo mismo en ambas oraciones (de hecho, pareciera ser msrazonable pensar lo contrario, toda vez que l ya en el prefacio distinguidos tipos de leyes segn las cuales se divide el campo de la filosofa, i.e.leyes de lo que sucede, y leyes de lo que debe suceder19). Una primera ynatural pregunta que ha ocupado a los intrpretes es, entonces, la de qutipo de leyes son aquellas segn la representacin de las cules acta unser racional Son ellas leyes naturales (significado que ya dijimos parecetener la expresin en la oracin a), o no? Y si no lo son, a qu tipo de le-yes no naturales se refiere aqu Kant entonces? Estas preguntas se puederesponder por medio de al menos las siguientes seis alternativas20:

    A) Leyes prcticas (en sentido estricto, i.e. leyes morales)21

    B) Leyes de la naturaleza22

    C) Imperativos (i.e. A y B)23

    D) Mximas24

    E) Principios objetivos25

    19AA 04 387, 14-15; 387, 25 388, 1; 408, 1-3; 427, 1-4. Esta distincin en-tre leyes de lo que sucede, y leyes de los que debe suceder remonta al menosal Canon de la KrV (cfr. KrV A 802/B 831). La distincin es mencionada enel Canon, no obstante, en un pasaje que, tal como ha mostrado la literaturareciente, debe ser interpretado con sumo cuidado, pues no pareciera ser total-mente compatible con las enseanzas posteriores de la filosofa moral de Kant.Al respecto se puede consultar Schnecker (2005).

    20Tomo casi la totalidad de estas alternativas de Laberge (1989, 83), que con-sidera las primeras cinco que yo menciono en mi lista. Identifico cada una de lasalternativas de interpretacin con una letra mayscula.

    21Cf. v.gr. Duncan (1957, 103).22Cfr. v.gr. Cramer (1974, 167-174).23Cfr. Khl (1990, 48 n. 2), Willaschek (2006, 125).24Cfr. v.gr. Paton (1947, 81), Silber (1959, 86), Krner (1967, 110), Bittner

    (1974, 491-496), Bittner (1986, 16); Allison (1990, 86).25Cfr. Vorlnder (1906, xx), Brinkmann (2003, 27-28 n. 13), Timmermann

    (2003, 73), Timmermann (2004, 111) y Timmermann (2007, 59-60).

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    F) Principios objetivos y/o principios subjetivos (i.e. A, B y D)26.A continuacin intentar mostrar las ventajas y desventajas de cada

    una de estas interpretaciones27.A) Leyes prcticas: Esta interpretacin sostiene que Kant subraya

    (en contraposicin con la primera oracin), que los seres racionales ac-tan por leyes de la libertad, i.e. por representacin de la ley moral28. Enfavor de esta opcin parece estar el hecho de que Kant mismo ha distin-guido un par de prrafos ms arriba la investigacin que quiere realizaren este texto como una tal que no se ocupa de lo que ocurre (v.gr. si hahabido alguna vez un ejemplo de una accin moral), sino de lo que debeocurrir, siendo stas leyes que han sido interpretadas ya en el prlogode la GMS como leyes de la libertad (cfr. AA 04 387, 14-15). Luego,la interpretacin A parece apoyarse en el hecho de que Kant ya ha in-dicado que la moral no ha de ocuparse de leyes de la naturaleza, sinoque de otro tipo de leyes que Kant llama leyes de la libertad, leyes quecorresponden a un tipo diferente de las primeras (pues prescriben lo quedebe suceder). Dado adems el hecho de que pareciera ser relativamenteclaro (si se toman en cuenta estos pasajes) que Kant pretende indicaruna contraposicin de leyes en las proposiciones a y b de nuestro pa-saje, encontrara entonces la interpretacin A un buen soporte. Si a ellose agrega la frecuencia con que Kant utiliza el giro representacin de laley, para referirse al imperativo categrico como aquello que es repre-sentado, adquiere esta interpretacin ms plausibilidad. No obstante, sibien es cierto que muchas veces Kant utiliza el giro representacin dela ley para referirse al imperativo categrico (AA 04 410, 26-27; KpVAA 05 267, 5-6; Vorarbeiten zur Rechtslehre AA 23 268, 28; Vorarbeitenzur Tugendlehre AA 23 393, 2; Tugendlehre AA 06 380, 2 etc.), es clarotambin que la interpretacin A pareciera tener al menos tres problemas:

    26Laberge (1989, 90 y ss).27Sigo en general en la exposicin a Laberge (1989) que se ha tornado ya en

    un clsico sobre este texto, aunque me distancio de l en varios puntos. El msrelevante es un aspecto central en relacin a la cuarta interpretacin (interpre-tacin D).

    28Cfr. Duncan (1953, 103).

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    ca.1) Kant mismo pareciera usualmente referirse a la ley moral y sos-tener por tanto el carcter singular del principio moral29.

    ca.2) Ella no se ajusta al contexto. La idea del pasaje parece ser la dedar un primer paso en la derivacin de la ley moral y de la actuacinpor respeto a la misma (por deber), a partir del concepto de un ser racio-nal y de una definicin general de la voluntad, que sea vlida tanto parala voluntad afectada de manera sensible como para aquella que slo esafectada por la razn30. Este punto es ampliamente respaldado si se tomacuenta el hecho de que Kant ha comenzado aqu con la exposicin de lafacultad racional prctica (AA 04 412, 23-24), con el fin de mostrar lasleyes a priori de una voluntad racional (AA 04 410, 30-37.). Ahora bien,si se distingue a un ser racional de las entidades naturales en este textopor medio de la apelacin a la ley moral, parece no ser posible la yamencionada derivacin, a partir de un concepto general de la voluntad ala ley moral31.

    Aunque ca.1 es una objecin dbil que puede ser retrucada fcil-mente, ca.2 me parece que no puede ser desactivada de modo exitosopor argumentos a favor de la tesis A. Dado que Kant procede analtica-mente en el texto que aqu se analiza de modo tal que l busca derivar elconcepto del imperativo categrico a partir del concepto de la voluntaden general, no puede l entonces establecer como punto caracterstico dela voluntad el que ella es una facultad que acta bajo representacin dela ley moral, pues es justamente esa ley la que se quiere obtener a partirdel anlisis del concepto de voluntad.

    B) Leyes de la naturaleza: Segn esta opcin la palabra ley significalo mismo tanto en la oracin a como en la oracin b. La diferencia en-tre los seres de la naturaleza y los seres racionales sera que los primeros

    29Es de notar que existen excepciones a este punto que podran ayudar aseguir sosteniendo la interpretacin A. cfr. v.gr. AA 04 389, 11; 389, 24; 412, 2

    30Que este es el sentido general del pasaje es una tesis que ha sido defendidapor Laberge (1989, 85 y ss.) y Timmermann (2003, 68), Timmermann (2004,111) Timmermann (2007, 60).

    31Este argumento lo tomo de Laberge (1989, 85). Un argumento similar seencuentra en Cramer (1972, 167-168).

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    produciran efectos meramente segn leyes y no bajo la representacinde leyes. Todos los entes, no obstante, obran segn el mismo tipo de le-yes, sc. aquellas que describen vnculos causales. Mas los seres racionalesobraran no slo segn estas leyes, sino que adems se las representa-ran, actuando segn esa representacin (cfr. Cramer [1972, 171]). As,la voluntad sera la facultad de producir efectos (Wirkungen) a travsde la representacin de la leyes de la naturaleza. Una ventaja obvia deesta interpretacin es que no excluye ni a la voluntad libre ni a la pato-lgicamente afectada como casos susceptibles de caer bajo la definicin(cfr. Cramer [1972, 172]). Adems esta interpretacin se deja apoyar enel hecho de que la palabra ley no es destacada en la proposicin b, demodo que pareciera ser un indicio de que l mienta lo mismo por estetrmino que en la primera tesis32. Segn el ms conocido defensor deesta tesis, esta interpretacin posee adems la ventaja de ser compatiblecon otras caracterizaciones del trmino voluntad (cfr. Cramer [1972 p.171] y AA 04 446, 7-8; KpV AA 05 15, 10-19; KpV AA 05 32, 11-12),principalmente en cuanto Kant caracteriza la voluntad como un tipo decausalidad, dado que la interpretacin B ve en la voluntad meramentea la voluntad emprica que obra segn la representacin de la conexinde eventos temporales. La voluntad sera entonces causa de efectos slocuando se representa una ley que la vincula con sus efectos. Y esta leysera una ley de la naturaleza (Cramer 1972, 172).

    Si bien es cierto, es claro que la voluntad humana, por ejemplo, obrasegn representacin de leyes de la naturaleza (aunque a mi juicio, Kantpiensa que ella no obra slo segn segn representacin de ese tipo deleyes), se han hecho contra la tesis B objeciones muy slidas, que sonsimilares a las que mencionamos ms arriba para rechazar la tesis A.

    cb.1) la tesis restringe demasiado el alcance de la frmula de AA.04 412. Ella pareciera aplicarse slo a la voluntad humana y no a lavoluntad, por ejemplo, de un ser racional infinito33.

    cb.2) Pareciera nuevamente no concordar con el espritu del pasajeque debe admitir la derivacin del concepto de ley moral (y por tanto

    32Esto ya haba sido destacado por Laberge. Cfr. Laberge (1989, 86).33Esta es, por ejemplo, una de las crticas de Timmermann (2003, 72).

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    de una ley diferente a la conexin establecida por un imperativo hipo-ttico)34. Esto queda claro si se atiende, por ejemplo, algunos pasajesparalelos de las lecciones de Kant Naturrecht Feyerabend, que muestranque Kant no tena a las leyes de la naturaleza en el foco de su argumen-tacin (AA 27 1322, 30 y ss.)35.

    Las objeciones muestran, a mi juicio, de manera muy clara que lainterpretacin B es errnea, en cierta medida a partir de fundamentossimilares a los que se esgrimieron contra la interpretacin A, sc. no seajusta al contexto del pasaje que sugiere que Kant da una caracterizacingeneral del concepto de voluntad que debe corresponder a cualquierser racional.

    C) Imperativos: Esta interpretacin se apoya en un punto bastanteslido. Es de destacar, por ejemplo, en este contexto, que el concepto deleyes en el mbito de anlisis del que aqu se trata no corresponde sloal plano de la moral, como se ya se ha dicho, de modo que es ventajosoque la interpretacin del trmino ley, no excluya de entrada a los im-perativos hipotticos. A consecuencia de lo anterior parece lcito inferirque el trmino leyes designa en la oracin b a aquel tipo de leyesque fungen de gnero de los imperativos tanto hipotticos como ca-tegricos, sc. aquellas que Kant llama leyes prcticas (Cfr. Brinkmann[2003, 27-28 n. 13], Timmermann [2003: 73] y Willascheck [2006: 125]).Esta interpretacin poseera adems un slido fundamento en el hechode que Kant separa rigurosamente en ms de alguna ocasin dos tipos deprincipios prcticos: a) subjetivos (mximas) y b) objetivos (imperativos,o leyes [cfr. v.gr. AA 04 420, 36 y ss. n.; KpV AA 05 19, 7-12]). Si a ellose agrega que inmediatamente despus del pasaje que ahora se analiza,Kant introduce el concepto de imperativo, parece haber importantespuntos a favor de la interpretacin C. No obstante:

    cc.1) La definicin de la voluntad que se introduce en el pasaje queaqu comentamos no corresponde, como ya se ha dicho, ni solamente

    34Sigo en esto a Laberge. Cfr. Laberge (1989, 87).35Esta leccin fue dictada en 1784, i.e. durante el perodo de redaccin de la

    GMS. Ah seala Kant en el pasaje citado: Si la voluntad tomara las leyes de lanaturaleza, entonces no sera libre. Cfr. para esta crtica Laberge (1989, 87).

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    a la voluntad ni libre, ni solamente a la sensiblemente afectada. Se tratade una definicin de la voluntad en general. Por ello el concepto deimperativo (en las dos formas del mismo que reconoce Kant) debe serexcluido. Esta objecin es tan crucial en este caso como en los anterio-res. En efecto, el concepto de imperativo es slo aplicable, segn Kantexplcitamente reconoce, a entidades finitas, de las que tiene sentido portanto decir que actan bajo la representacin de una constriccin (AA04 414, 1-12). Pero el concepto de voluntad no se aplica slo a enti-dades finitas, sino que tambin a seres puramente racionales (en caso deque los haya).

    D) Mximas: Esta interpretacin podra defenderse bajo el siguienterazonamiento: 1) Un ser racional posee la facultad de obrar segn prin-cipios (i.e. segn la representacin de leyes, es decir, una voluntad), 2) Lamximas son los principios que un agente racional se da para obrar (sonprincipios subjetivos de la voluntad, cfr. AA 04 400; KpV 05 19, 9),entonces 3) obrar segn principios es para un ser racional, obrar segnmximas. En efecto, hay buenas razones textuales para pensar que Kantera de la opinin de que todas las acciones ocurren segn mximas, ypor tanto para pensar que las mximas son representaciones segn lascuales acta todo agente. Kant mismo, de hecho, cuando define el con-cepto de mxima, parece tener en vista lo anterior. Seala Kant en laGMS: Mxima es el principio subjetivo del obrar (handeln), y debe serdiferenciado del principio objetivo, es decir, de la ley prctica. Aquella (lamxima, LP) contiene la regla prctica que determina a la razn conformea las condiciones del sujeto (usualmente el desconocimiento o tambinlas inclinaciones del mismo) y es por tanto el principio segn el cual elsujeto obra (handeln). La ley es, empero, el principio objetivo, vlido paracada ser racional, y el principio segn el cual l debe obrar, es decir, unimperativo (AA 04 420, 36-421, 30).

    Los principales argumentos contra esta interpretacin me parece quehan sido dado por Laberge (tambin han sido repetidos y ampliados porTimmermann, cfr. Laberge [1989, 88]; Timmermann [2003, 69] y Cramer[1972, 168-169]). Revismoslos:

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    cd.1) Las mximas no son leyes. Kant, segn esta objecin, distinguede manera clara entre mximas, que sonmeros principios subjetivos, yleyes prcticas, i.e. principios objetivos. As por ejemplo sostiene Kant alinicio de la KpV : Principios prcticos, son aquellos que contienen unadeterminacin universal de la voluntad, que tienen bajo si varias reglasprcticas. Ellos son subjetivos o mximas, si la condicin es vista comovlida slo para la voluntad del sujeto. Ellos son empero objetivos, o leyesprcticas si aquella es reconocida como objetiva, es decir, como vlidapara la voluntad de cualquier ser racional (cfr. v.gr. KpV AA 05 19, 7-12)36. El peso de esta objecin se relativiza enormemente, si se toma encuenta la existencia de textos en que Kant mismo llama a las mximasleyes (Pdagogie AA 09: 481, 12; R 1663 AA 16: 70, 1; 5237 AA 18:128, 2; Moral Kaehler 40, 8-9; 66, 13; Moralphilosophie Collins AA 27:263, 12-13; Moral Mrongovius AA 27: 1413, 24).

    cd.2) Segn un segundo argumento, idntico al que ya se ha ocupadoen los casos de las propuestas A y C, la definicin de la voluntad aqu dadaen el pasaje de AA 04 412 debe ser aplicable a todo ser racional, entreotras cosas porque ella se utilizar en todo el argumento que sigue, elcual hace referencia a diferentes tipos de voluntad (cfr. Laberge [1989,88], Timmermann [2003, 69]). Pero Kant sostiene explcitamente que elconcepto de mxima no puede aplicarse a la Voluntad Santa (un serracional perfecto). As dice Kant en la KpV : Sobre el concepto de uninters se funda el de una mxima. Ella es moralmente verdadera slocuando ella reposa en el mero inters que se toma en seguir la ley. Emperoestos tres conceptos: el de un motor (Triebfeder), el de un inters y el deuna mxima slo pueden ser aplicados a seres finitos (KpV AA 05 79,24-39). As las cosas pareciera estar cerrada la puerta para la aceptacinde la interpretacin D.

    No obstante, es de destacar que existen al menos tres pasajes en queKant pareciera sostener que la Voluntad Santa posee mximas (pasajesque no son considerados usualmente por quienes rechazan la alternativa

    36Cfr. Willaschek (1992, 85).

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    D en virtud del ya citado texto de la KpV37). El primero de estos tex-tos (en el orden que quisiera exponerlos aqu, mas no de su aparicin)corresponde a un pasaje de la KpV. Ah seala Kant: Mas en el primercaso la ley tiene la forma de un imperativo, porque se puede presuponeren aquel por cierto, como ser racional, una voluntad pura, pero en tantoser con necesidades y afectado por causas motrices sensibles, no una Vo-luntad Santa, es decir, una voluntad tal que no fuera capaz de ningunamxima que contradijera la ley moral (KpV AA 05 32, 17-21). Aunqueeste texto puede ser interpretado de modo tal que no atente contra la ideade que la Voluntad Santa no obra segn mximas (especialmente si seenfatiza el uso del subjuntivo cuando Kant se refiere a esa voluntad queno fuera capaz de ninguna mxima que contradijera la ley moral), msdifcil se hace el asunto si se toma adicionalmente en consideracin elsiguiente texto: Ahora podemos terminar donde comenzamos, a saberen el concepto de una voluntad incondicionadamente buena. La voluntadque es absolutamente buena es aquella que no puede ser mala, cuya m-xima por lo tanto, si se hace ley universal, no puede nunca contradecirse(AA 04 437, 6-9). Que la Voluntad Santa es la voluntad absolutamentebuena mentada aqu, queda claro si se tiene en cuenta el tercer pasajeque quera considerar aqu, donde Kant sostiene que: La voluntad cu-yas mximas concuerdan necesariamente con las leyes de la autonomaes una Voluntad Santa, una voluntad absolutamente buena (AA 04 439,28-30).

    En virtud de los pasajes anteriores, me parece que la objecin quesostiene que las mximas no pueden ser las leyes mentadas en el pasajede AA 04 412, pues ellas dejaran fuera a la Voluntad Santa, debe ser almenos relativizada, toda vez que existen buenas razones textuales y siste-mticas para sostener que una Voluntad Santa s obra bajo mximas, almenos bajo una determinada interpretacin de este trmino38. En efecto,

    37La excepcin es Timmermann (2003, 70), que analiza uno de los dos pasajesque aqu cito (el menos comprometedor para su posicin).

    38En los ltimos aos (cfr. Willaschek [1992, 129], Herman [1993, 221],Timmermann [2000], Timmermann [2003, 149-164], Schwartz [2006], Torralba[2009, 145-156], Wolff [2009, 526 n. 28]) es cada vez ms habitual que los intr-

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    suele ser invocado por quienes rechazan que la Voluntad Santa poseamximas el hecho de que stas ltimas son principios prcticos subje-tivos, sin aclarar an si la subjetividad de las mximas posee un solosignificado. De esta manera suele considerarse de manera acrtica que lasubjetividad de las mximas consiste meramente en el hecho de que ellasestn mediadas por inclinaciones y que por tanto ellas se diferenciande las leyes prcticas en tanto poseen una remisin a los deseos de unagente individual. Pero este es tan slo un aspecto de la subjetividad delas mximas. Ellas tambin lo son, por ejemplo, por el hecho de que sonprincipios auto-dados (cfr. Bittner [1974]), o dicho en los trminos deKant reglas que un sujeto se da a s mismo. Central resulta entonces elhecho de que, si bien las mximas son principios subjetivos, el adjetivosubjetivo est lejos de ser unvoco, y no necesariamente mienta siem-pre el que el principio en cuestin depende de las inclinaciones del agenteque se da ese principio por regla, y que por tanto, como consecuencia delo anterior, eleva una pretensin de validez limitada a la esfera del propiosujeto de la mxima. En efecto, las mximas son subjetivas tambin entanto expresin de propsitos o disposiciones de un agente, de modo quees razonable pensar que toda entidad que se hace propsitos o posee dis-posiciones es por ello mismo poseedora de principios subjetivos, sin quelo anterior excluya eo ipso que estos principios coincidan necesariamentecon la ley moral, coincidencia necesaria que segn Kant, ocurrira en elcaso de una Voluntad Santa. En consecuencia con esto, Kant argumentaen muchas ocasiones que en un ser racional infinito los principios subje-tivos coinciden necesariamente con los objetivos (AA 04 414, 4 y ss.). En

    pretes de la filosofa moral de Kant dejen de lado la acrtica presuposicin deque Kant mienta bajo el trmino mxima una y la misma estructura. Aunqueya Paton en su clebre trabajo titulado The Categorical Imperative, distinguaentre dos sentidos del trmino mxima (cfr. Paton [1947, 61-62]), notandocon ello que el uso que realiza Kant del trmino est lejos de ser unvoco, noha sido sino en los ltimos aos que los intrpretes han profundizado esta lneade investigacin. Particularmente interesante ha sido en esta direccin el trabajode Schwartz (2006), quien defiende la plausibilidad de la distincin de dos senti-dos del trmino mxima en Kant, al igual que el de Timmermann (2003), queidentifica 3.

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    vistas de lo anterior tiene sentido sostener que si toda voluntad, incluidala Voluntad Santa obra segn reglas ( i.e. se da reglas para actuar), si-gue siendo entonces al menos plausible que una Voluntad Santa obrede acuerdo a mximas, siendo estos principios subjetivos, aunque noen el sentido de que ellas sean principios mediados por inclinaciones.39

    cd3) Se podra objetar nuevamente, no obstante, que esta interpre-tacin es demasiado estrecha, pero ahora por otras razones. En efecto,podemos pensar en ms de algn caso en que un agente que obra segnuna mxima, lo hace a la vez segn un imperativo, i.e. bajo un principioprctico que expresa una constriccin por medio de un deber (ein So-llen, cfr. AA 413, 4-5; KpV AA 05 20, 10-13). Imaginemos la siguientesituacin. Un buen mdico tiene como mxima detener el dolor de suspacientes, cada vez que esto no implique mayores complicaciones para lasalud de stos. Supongamos que este mdico, tiene un paciente con unafuerte amigdalitis. No basta, en este caso, para que el mdico acte, conque l tenga el deseo de aliviar el dolor del paciente, sino que debe ladems estar en conocimiento de ciertas conexiones causales que le per-mitan hallar los medios adecuados para obtener su fin. El mdico debe,por tanto, estar en conocimiento de que su paciente requiere tomar elmedicamento X para que su dolor cese o al menos disminuya; y debeestar por tanto en conocimiento de que la sustancia Y disminuye el do-lor en los pacientes del tipo F. Ahora bien, en contextos prcticos, estasconexiones causales aparecen bajo la forma de imperativos hipotticos:si quieres que el dolor de tu paciente disminuya, receta el medicamentoX, es decir mandatos, que ordenan la realizacin de una accin para laobtencin de un fin, bajo la condicin, de que ese fin sea deseado por

    39Willaschek ha defendido a mi juicio de modo plausible el que incluso unaVoluntad Santa debera poseer algn tipo de principio volitivo. (Willaschek 2006,130-131). Una interpretacin similar a la que aqu defiendo de la posibilidad deque la voluntad de un un ser racional infinito posea mximas, aunque no en elsentido en que Kant emplea este trmino enKpV AA 05 79, 24-39, es realizadapor M. Wolff. (cfr. Wolff [2009, 526 n. 28]). Esto, por cierto, no necesariamenteimplica dar por buena las discutibles tesis de Wolff sobre el estatuto de la prak-tische Grundgesetz enunciada por Kant en el 7 de la KpV.

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    el agente40. Dado que, como ya se ha dicho, Kant mismo introduciresta estructura esencial para explicar la agencia humana en las lneas quesiguen a la oracin que aqu comentamos, de modo que resulta difcilpensar que no haya tenido en mente este tipo de principios prcticoscuando indica que los agentes obran segn representacin de leyes enla oracin b.

    E) Leyes objetivas: Esta perspectiva ha sido defendida por varios au-tores, pues permite mantener las ventajas de las posiciones A a C, sincometer el error de interpretar las leyes que son mentadas en la ora-cin b como imperativos, lo cual restringe en exceso, tal como vimos,el alcance de la oracin. La conveniencia de esta interpretacin reposa,no obstante, sobre la idea de que la interpretacin D es errada, y portanto las mximas deben ser excluidas del conjunto de leyes que seranreferidas en la oracin 2. Creo que ms arriba se ha mostrado que estainterpretacin es, no obstante, al menos cuestionable.

    F) Leyes objetivas y subjetivas: Esta posicin, que ha sido defendidaslo por Laberge, me parece ser la ms adecuada. Esta interpretacin sa-tisface, desde mi punto de vista, todas las condiciones que una lecturacorrecta de la oracin b debe satisfacer: ella es lo suficientemente am-plia como para referirse a todo tipo de voluntad, y deja espacio para la

    40Como se ver ms abajo (cfr. n. 41) Kant llama en realidad imperativo hi-pottico no slo a las expresiones que tpicamente la literatura identifica bajoeste nombre, sc. mandatos condicionados de la forma: si quieres x, haz y! (obien, si quieres x, debes hacer y), sino que tambin identifica como imperati-vos hipotticos proposiciones que expresan lo que recientemente Stemmer hallamado deber de la condicin necesaria (cfr. Stemmer [2008, 25-34]). Estomismo ha trado como consecuencia que la pregunta por cul sea la estructura ylas caractersticas de aquello que Kant llama imperativos hipotticos sea hastahoy un tema discutido en la literatura kantiana reciente. Ya Moritz, en una an-tigua pero an muy til monografa, detect al menos tres estructuras posiblespara el imperativo hipottico tal como lo tematiz Kant, sc. a) juicios sobreun tipo especial de conexin medios-fines (quien quiera ser feliz en la vejez,debe ahorrar), b) imperativos condicionales (v.gr. Si quieres ser feliz en la ve-jez, entonces ahorra!), y por ltimo imperativos no condicionales (ahorra!), cfr.Moritz (1960, 14-16).

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    derivacin del concepto de imperativo (tanto hipotticos como cate-gricos), que tendr lugar en las siguientes pginas del texto. Tambinse ajusta muy bien al caso de la agencia humana. En efecto, cuando losseres humanos obramos, parecemos hacerlo siempre a la base de un con-junto de presupuestos volitivos (mximas) y cognitivos (identificacin decasos que caen bajo reglas, imperativos hipotticos qua expresin de co-nexiones medios-fines)41 que son ambos necesarios para la produccinde una accin. En efecto, los deseos no pueden conducir por s solos ala produccin de ninguna accin, pues ellos requieren siempre al menosde nuestro conocimiento de las conexiones medios-fines que nos per-mitan realizarlos. Probablemente entre otras cosas por esta razn Kantdiferencia ya en la GMS de modo muy claro entre el deseo (Wunsch)y la voluntad (Wille), pues sta ltima implica la recoleccin de todoslos medios, en cuanto estn en nuestro poder (AA 04 393, 23-25). Peropor otra parte, el mero conocimiento de una conexin medios-fines o engeneral, la posesin de un tem cognitivo no parece ser suficiente para laproduccin de una accin (por lo cual Kant destaca que actuamos segnmximas, i.e. principios subjetivos de ndole desiderativa). Este punto pa-rece estar en conexin con el modo en como debe interpretarse la terceraproposicin del pasaje que nos interesa.

    41Entiendo por proposicin cognitiva en este caso el tipo de proposicinque indica que un medio es condicin necesaria para la realizacin de un fin(i.e. proposiciones del tipo a). Kant suele dar pocos ejemplos de imperativoshipotticos, pero la mayora de los que l provee suelen reflejar la estructura dejuicios sobre medios-fines. Con esto, no obstante, no quiero sostener la tesisrestrictiva de que Kant comprendi los imperativos hipotticos slo como pro-posiciones del tipo a) en la clasificacin que se introdujo ms arriba siguiendoa Moritz (cfr. n. 40), aunque desde la perspectiva kantiana parece ser claro quetoda proposicin de los tipos b) y c), interpretada como un imperativo hipo-ttico al modo en que Kant entiende esta expresin, posee una proposicindel tipo a) como correlato. Al respecto vanse las observaciones de Brinkmann(2003, 28 y ss.).

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    c) Dado que para la derivacin de acciones a partir de leyesse exige la razn, entonces la voluntad no es otra cosa querazn prctica.

    Del anlisis de los pasajes anteriores se ha obtenido como resultadoel que Kant sostiene que, a diferencia de las entidades naturales, todotipo de ser racional obra segn representacin de leyes, donde bajo el tr-mino leyes, deben entenderse principios de ndole subjetiva y objetiva,que pueden expresar los deseos o voliciones del agente, pero tambinlos elementos cognitivos necesarios para la produccin de una accin. Adiferencia de lo que sostienen interpretaciones como la que ms arribaidentifiqu con las letras C, D y E, me parece que Kant sostiene en elpasaje que aqu se comenta (y tambin en otros lugares) la idea de que larepresentacin de principios objetivos y subjetivos es condicin necesa-ria de la produccin de una accin. Todas las interpretaciones restrictivasde la proposicin b tanto las ms habituales, v.gr. C, D y E, como lasmenos habituales, sc.A y B - no pueden dar cuenta de este hecho elemen-tal. Por el contrario, la interpretacin F que defend ms arriba no sloposee la virtudes mencionadas ms arriba en el marco del tratamiento deb, sino que tambin es capaz de hacer sentido del fenmeno del que Kantquiere dar cuenta aqu, sc. que la produccin de acciones slo es posiblepor medio de la combinacin de un factor subjetivo y uno objetivo.

    La plausibilidad de la interpretacin del pasaje que intento defenderaqu, me parece que se aprecia si se tiene en cuenta lo que Kant agregaa lo dicho en a y b por medio de la tercera proposicin, que llamo aquc. En ella parece establecerse un vnculo explicativo entre dos asevera-ciones independientes: a) para la derivacin de acciones a partir de leyesse requiere razn y b) la voluntad no es otra cosa que razn prctica,donde b es explicada por a. La proposicin molecular que surge a partirde este vnculo explicativo arroja muchas preguntas. Ante todo, la fraseabre inmediatamente la cuestin de qu se entiende aqu por derivacinde acciones a partir de leyes. Aunque pareciera ser obvio que parala derivacin (Ableitung), por ejemplo, de una proposicin a partir deotra(s) se requiere el uso de la razn, no pareciera ser tan claro que loque ocurre cuando actuamos, incluso cuando actuamos segn la repre-

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    sentacin de leyes, sea una derivacin, al menos no en el sentido deuna deduccin de una accin a partir de principios, al modo de unadeduccin. En efecto, resulta del todo contraintuitivo sostener que to-das y cada una de nuestras acciones obedecen procesos lgicos de ordendeductivo o a algn tipo de derivacin consciente de una accin a par-tir de una regla, y ms an resulta contraintuitivo sostener que en cadacaso esa derivacin es racional, habida cuenta de que consideramos queexisten acciones irracionales, que no obstante pueden perfectamenteocurrir segn principios (e incluso presuponen la existencia de esosprincipios). Por otra parte, no es menos correcto que el modelo del si-logismo, i.e. un modelo que corresponde al menos en su uso terico al de la inferencia deductiva, ha sido invocado por la filosofa ya desdeAristteles para intentar explicar por recurso a una analoga el tipo de ele-mentos que hay en juego en la produccin de acciones. Esto es el casode aquella estructura denominada silogismo prctico42. Por cierto, eluso del trmino silogismo prctico, no implica que esta estructura po-sea las mismas caractersticas que el silogismo terico. Es sabido queun silogismo terico es una inferencia en la cual, puestas dos propo-siciones se sigue con necesidad una tercera proposicin. Pues bien, almenos en Aristteles, la estructura denominada silogismo prctico noparece estar destinada a proveer un canon o reglas para la inferenciade proposiciones, sino ms bien que parece estar orientada a explicar quelementos estn implicados en la produccin de una accin o bien deun movimiento animal43. Grosso modo, se puede decir que el esquema

    42Es de notar que Aristteles, pese a que la tradicin filosfica ha identificadola aparicin de la expresin silogismo prctico con su obra, no emplea nuncaun equivalente griego a sta expresin (i.e. la expresin syllogisms praktiks).Aristteles emplea, no obstante, una vez la expresin syllogismoi tn praktn),que se podra traducir como silogismo concerniente a lo practicable, pero enun contexto en el cual resulta al menos discutible que se est refiriendo a lo quela tradicin de intrpretes identifica hoy como silogismo prctico. Cfr. EN VI12 1144a29-b., al igual que Hardie (1968, 241 y ss.), Kenny (1979, 111), Rapp &Brllmann (2008, 93) y Vigo (2010a, 4).

    43Cfr.DeMotu Animalium 701a12, 701a22. Por cierto, esta interpretacin esdiscutida dentro del marco de los estudios aristotlicos, mas me parece que hay

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    aristotlico apunta a poner de relieve que en la produccin de una ac-cin entran en juego siempre un factor desiderativo y uno cognitivo, queson expresados en las premisas del silogismo prctico, las as llama-das premisa del bien y la premisa de lo posible. La conclusin quesigue a estas dos premisas es una accin (y no una proposicin comoen el caso del silogismo terico), y guarda por tanto una diferencia ca-tegorial con las premisas, que en el caso de Aristteles corresponden aestados disposicionales referidos a una situacin particular.

    Pues bien, me parece que, tomando en cuenta justamente que Kantparece tener enmente en su anlisis anterior un concepto de obrar segnrepresentacin de leyes lo suficientemente amplio como para implicarla consideracin de principios tanto de orden volitivo como cognitivo(mentados aqu bajo el trmino leyes), parece ser entonces que Kantpretende indicar en esta tercera proposicin que la produccin de accio-nes implica una estructura al menos similar a la del silogismo prctico,que lleva consigo el empleo de la razn como agente necesario para laconfluencia de estos dos factores, confluencia necesaria a la hora de pro-ducir una accin44. La razn, en tanto es necesaria para la produccin

    muy buenas razones para apoyarla. Sigo en este aspecto la interpretacin que ami juicio sustentan muy slidamente Nussbaum (1978, 184-210), Vigo (1996,258-270), Vigo (2006, 309-315) y Vigo (2010a), entre otros. Como es sabido,el motivo aristotlico del silogismo prctico ha sido fuente de inspiracin parael desarrollo de diferentes ideas en el marco de la filosofa de la accin en el S.XX, al punto de que los mximos exponentes en el S. XX de esta seccin delpensamiento filosfico han tomado este motivo como hilo conductor de parteimportante de sus ideas ( cfr. Anscombe [1963, 57 y ss.], Davidson [1980, 31 yss.], von Wright [1963]). Por cierto, cada uno de estos autores ha entendido elconcepto de silogismo prctico demodo diverso, reflejando de este modo unatendencia de la misma investigacin aristotlica. Para un anlisis de las diferentesinterpretaciones del silogismo prctico que se han dado a partir de la segundamitad del S. XX, cfr. Corcilius (2008).

    44Si la interpretacin que hago aqu es correcta, Kant se diferenciara de en-trada de Aristteles en un punto central, sc.: el mecanismo de explicacin de laproduccin de acciones tematizado por Kant es vlido slo para seres raciona-les, de modo tal que los animales, en tanto no poseen una facultad de desearmediada segn conceptos, no pueden ser concebidos como poseedores de

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    de acciones recibe entonces el nombre de razn prctica, en cuantoaqu se trata de un uso de la misma cuya puesta en juego est abierta porla existencia no slo de ciertos contenidos cognitivos, sino que tambinde deseos (no por cierto en el sentido de meros deseos) o voliciones, oen palabras de Kant, de un elemento (principio) subjetivo y un elemento(principio) objetivo, aspectos cuya puesta en conjunto es condicin ne-cesaria de la produccin de una accin.

    La interpretacin que sugiero en este punto, aunque sin ser mayo-ritaria, est presente en cierta medida (aunque slo a modo de tmidasugerencia) en algunos textos de la abundante literatura kantiana sobreeste pasaje. En efecto, ya algunos intrpretes (Bittner [1986]; Willaschek[1992, 87]) han sostenido que Kant tiene en mente en la proposicin 3un modelo de derivacin (Ableitung) que respondera al modelo del si-logismo prctico. As Willaschek, por ejemplo, propone que Kant daentender por medio del pasaje que aqu se comenta, el que l utilizara elsiguiente modelo de derivacin de acciones:

    X quiere (will) que ZX cree que su hacer F es una condicin necesaria para ZLuego: X se decide a hacer F.Como se ve, en el modelo recin presentado siguiendo a Willaschek,

    se concibe el silogismo prctico (tal como lo habra considerado Kant)como un modelo inferencial en el que se derivan proposiciones (no ac-ciones). Por cierto, de tener en vista Kant un modelo de este tipo, se ale-jara de la concepcin aristotlica del silogismo prctico, puesto que en elcaso de ste no se trata, como dijimos, de una inferencia, ni tampoco laconclusin es una proposicin, sino que debe ser una accin45. Incluso,podra decirse que el silogismo representado ms arriba en cierta medidaya no merece el nombre de prctico, pues refiere no a una accin, sino

    una voluntad. Sobre la facultad de desear animal y su diferencia con la de loseres humanos y la de los seres racionales cfr. Religion AA 06 29, 32-34, Rechts-lehre AA 06 213, 14-35.

    45Esto ltimo es reconocido unas pginas despus por el mismo Willaschek,quien insiste en que enKant la conclusin tambin es una accin (cfr.Willaschek1992, 88).

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    que ms bien a un imperativo. De todos modos la representacin e inter-pretacin semi-formal que se acaba de indicar parece no tener en cuentaalgo que Kant mismo dice de modo muy claro en la proposicin c: setrata en la razn prctica de un uso de la razn vinculado con acciones(Handlungen), i.e. el uso de la razn en el cual sta permite la deriva-cin de acciones a partir de representaciones. De este modo creo quesera ms razonable interpretar el pasaje como revelando el hecho de quela produccin de acciones implica, en el caso de una entidad dotada derazn, justamente la mediacin de esta facultad en su uso prctico, y portanto en su referencia al mbito de la accin. Esta mediacin parecieraestar directamente vinculada con el paso que lleva de la presencia de dosfactores determinados (subjetivo y objetivo) a la produccin de la accin.

    Tanto ms fundada parece ser la apelacin a ese modelo como tras-fondo de lo que Kant est queriendo expresar aqu, si se tiene en cuentaque parte importante de la terminologa con la que Kant se refiere a losprincipios prcticos y sus diferentes propiedades es tomada de la lgica, aligual que lo es la terminologa aristotlica que intenta explicar la produc-cin de la accin por referencia al silogismo y a premisas (De MotuAnimalium 701a24). En este sentido particularmente relevante es el casodel trmino mxima, nombre que remite justamente a la premisamayorde un polisilogismo, tal como ya han hecho notar algunos intrpretes46.Kant mismo refiere claramente a este origen del trmino en uno de lospasajes en que se refiere al silogismo prctico, indicando que las mxi-mas son principios prcticos subjetivos por ser la proposicin mayoren silogismos prcticos (Metaphysik Dohna AA 28 678, 21-23). Estepasaje parece adems ser especialmente interesante si se tiene en mentela estructura sugerida por Willaschek y citada ms arriba. En efecto, elmodelo sugerido por Willaschek, si se deja de lado la forma en que inter-preta la conclusin del silogismo, parece especialmente interesante, todavez que en l quedan expresados en las premisas mayor y menor los fac-tores desiderativo y cognitivo respectivamente, reflejando de modo muyclaro la estructura de las mximas (premisa mayor) e imperativos hipo-

    46Al respecto se puede ver Beck (1960, 81). Tambin Bubner (1982, 196) yWolff (2009, 518).

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    tticos (premisa menor), i.e. lo que ms arriba fue identificado con losfactores subjetivo y objetivo respectivamente. De todos modos es de des-tacar que el factor cognitivo no siempre est representado por juicios queexpresan directamente conexiones medios-fines, sino que en ocasionestambin se encuentra satisfecho por una premisa de carcter cognitivo-objetivante que identifica un caso particular como casus datae legis (cfr.AA 05 27, 21 y ss). Este punto resulta central, pues si Kant tiene enmenteel modelo del silogismo prctico en sus diferentes elaboraciones sobrelos juicios prcticos y el modo en como ellos se relacionan con la pro-duccin de acciones (y no slo con el plano deliberativo, o el anlisis delmodo en que justificamos o explicamos ex post nuestras acciones), esmenester entonces que Kant introduzca en la explicacin un elementocognitivo-objetivante que refiera a la situacin particular en la cual quedaenmarcada toda accin (v.gr. este es un caso de mi mxima), y que noes recogida de entrada por la estructura tpica de los juicios medios-finesdel tipo de los imperativos hipotticos (o sus correlatos descriptivos, sise quiere). En cualquier caso, el aspecto central de mi interpretacin semantiene, toda vez que se sigue tratando en este caso de una premisa decarcter cognitivo-objetivante.

    Si la interpretacin del pasaje que aqu doy es correcta, puede decirseentonces que este pasaje nos provee una primera aproximacin a los ele-mentos centrales de la teora de la accin de Kant, sc. las mximas y losimperativos, y a la funcin que ellos cumplen en esta teora. Por referen-cia a esos elementos Kant explica los aspectos centrales involucrados enla agencia humana, tanto desde el punto de vista de su produccin (comohace en AA 04 412), como desde el punto de vista de su justificacin (enla esfera deliverativa)47, que es en general la perspectiva que pareciera te-ner en mente en otros pasajes en que ejemplifica el proceso de evaluacin

    47Aunque no puedo extenderme sobre ese punto en este momento, me pa-rece que existen una serie de pasajes que justifican la extensin de la aplicacindel silogismo prctico en Kant no slo al mbito de la explicacin de los ele-mentos que concurren en la produccin de una accin, sino que tambin en lajustificacin de las mismas. Al respecto me permito remitir a Placencia (2008).

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    de acciones con clara referencia al modelo deseo-creencias (cfr. v.gr.KpV AA 05 27, 21 y ss.)48.

    3 Conclusin

    La interpretacin que he sostenido del pasaje de AA 04 412, 26-31permite, me parece no slo hacer sentido del pasaje de mejor maneraque otras interpretaciones disponibles en la literatura. De ser correcta,esta lectura permite extraer una serie de otras conclusiones, tiles a lahora de interpretar aspectos cruciales de la teora de la accin de Kant.Inicialmente, nos muestra que, incluso bajo el supuesto de que Kant nohaya desarrollado una teora de la accin completa, tal como este trminoes entendido en nuestros das, la afirmacin, todava difundida en algu-nos crculos, segn la cual Kant no se habra interesado por el fenmenode la accin ms all del mbito moral, es, al menos, muy discutible49.Como segundo rendimiento fundamental, la interpretacin que he pro-visto, muestra que el eje fundamental de la teora de la accin de Kantno debe ser puesto en su enfoque meramente causalista, tal como lo hahecho la mayor parte de la tradicin de intrpretes50 (lo cual resulta enuna nivelacin del concepto de accin con el de produccin de efectossegn las leyes de la causa y el efecto), sino que ms bien debe concen-trarse en su teora de los juicios prcticos, sc. mximas e imperativos.El tercer rendimiento de la interpretacin aqu ofrecida es justamente latesis que identifica estos dos tipos de principios, subjetivos y objetivos,como aquellos a los que recurre Kant para explicar el modo en que la ac-

    48Aunque no puedo detenerme aqu en el problema de la justificacin deacciones, resulta del todo relevante hacer notar que, aunque mximas e impe-rativos son los elementos a los que apela Kant tanto para la explicacin de laproduccin de la accin, como para la elucidacin del modo en que justificamosacciones, no se sigue de lo anterior que ambos elementos guarden en los dosmbitos las mismas relaciones. Por el contrario, me parece que existen buenasrazones para suponer que en ambas esferas estos elementos guardan relacionesdiferentes. Lamentablemente no puedo aqu justificar esta opinin.

    49Cfr. Patzig (1966, 243, n. 10) y Prauss (1983, 10).50Cfr. v.gr. Gerhadt (1986), Willaschek (1992).

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    cin es producida en el caso particular de los seres racionales (y tambinpara mostrar el modo en que justificamos y evaluamos nuestras accionesdesde el punto de vista prudencial y moral). Obramos siempre segn m-ximas, que insertan nuestras acciones en una red de propsitos, planes ydisposiciones, que constituyen nuestra vida prctica y el tipo de agenteque cada uno de nosotros es. En esa red, y el modo en que ella se confi-gura en seres racionales finitos, radica lo esencial de la accin, tal comoKant la entiende.

    Bibliografa

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    [1978]).EN: Aristotelis Ethica Nicomachea. Recognovit brevique adnota-

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