85 · pdf fileariet dorfman el cartero del exilio ... por el momento, ... a la opinión...
TRANSCRIPT
V(1'
~.
POR MAURICIOCIECHANOWER
Al margen de su rotundo éxito depúblico -los organizadores dancuenta de una cifra aproximada a los20 mil asistentes, en los ocho recitales
para allá, atravesando fronteras y trocando hogares, como si adentro deesos pedacitos de papel estuviera elhilo que me va a conducir de vuelta,descubrir algún día allá el oculto itin~rario de nuestra migración, losanos que algu ien nos robó. Volver aChile con nada más que eso: un baúlrepleto de correspondencia, servilletas con fechas transcritas, mi macetero de tierra de papel.
Con ganas de meterme adentro deun sobre y que lleguemos expreso ypor correo certificado y amanecerante los atónitos ojos de nuestroslectores como un sol tan fiel que hasabido salir por segunda pacífica vezen el mismo día interminable ...
UNA PRESUNTAINVASiÓN DE MÚSICA"INCUlTA"
traña y extranjera, es la carta que llegó, bajar veinte veces a espiar los pasos del cartero, simulando indiferencia a m~dida que se acerca, esperarunos minutos masoqu istas saboreando el sobre por fuera con la deliciaanticipada de noticias y cielos azulesy empanadas. Y la urgencia de zambullirnos en las palabras, penetrar yposeerlas afondo, encontrar al finaldel túnel de las palabras la llave quenos devuelve a las raíces que seguimas llevando adentro en tierra portátil e invisible. Como si la carta fuerauna piscina y uno pudiera emergerdel otro lado mágica mente y hallarseen la casa de quien la escribió y decirle hola, acá estamos, acá no pasónada.
Decirle: ¿por qué no escribistemás? ¿No sabes que en el exilio, nohay bar de la esquina, ese bar dondeestán las caras conocidas o los encuentros fortuitos en castellano, lasúltimas novedades, el olor a sopaipilIas? En el exilio, el bar de la esquina,si existe, está lleno de holandesesruidosos y amables, franceses agrios,norteamericanos melancólicos y violentos. Así que cada carta no sólo nosanula la imposible distancia, sino querecrea la mesa en torno a la cual nospodemos sentar a seguir conversando. Cada carta como un rito que reúne a la familia dispersa, como si avisáramos en voz alta que esta botella detinto la vamos a convidar nosotros.
y coleccionamos minuciosamentelas cartas y las amontonamos en cajasde cartón que en sus orígenes contenían duraznos en conserva o pinturas de color verde. .Y a medida quelos años pasan, terminamos por tener más cajas que muebles o discos olibros. Y no es para releerlas, paracongelarse en la nostalgia. Es simplemente como aquel poema de Brechtque citaba Mario Benedetti: unhombre que andaba con un ladrillopara mostrar cómo era su casa.
Así ando yo con mis cartas de acá
85
ARIEt DORFMAN
El CARTERO DEL EXILIO
Levanto los ojos de la carta que vienedesde Chile y trato de que siga micuerpo allá donde está mi imaginación, allá donde residen los remitentes. Por un instante lo logro, por uninstante quizás cerca de lo perpetuo, logro frágilmente permaneceren ese país, ese mi propio país en elque puedo pensar pero al que esteorganismo humano que se llamacuerpo y que responde a mi nombreen un pasaporte no puede, por elmomento, volver.
Allá en las cartas sucede todo. Lasabuelas agonizan en secreto para noalarmarnos, salen celebrantes losdientes de leche de sobrinos que novimos crecer, los hermanos se casany los amigos se separan, se intuyehambre y soledad detrás de frases risueñas y en la lentitud todo se va volviendo foto, papel, recorte, postal,estampilla. Desaparece gente queuno ha amado, que caminó debajode árboles universitarios con nosotros. O se sabe de jóvenes, que noocuparon siquiera un rinconcito delhorizonte de nuestra atención, dejóvenes que sacan, número a número, revistas y poemas y discos. Jóvenes que nos invitan a sumarnos a susonido de orquesta. Yde repente, enmedio y por debajo del papel, reminiscencias veladas a esplendores quefueron compartidos o a rejas que secierran, de repente una tristeza inmensa, alguien que llora, que lloróunos días atrás cuando redactaba lacarta, alguien que llora y que ha llorado y al que no podernos consolar.
Días en que lo único que parecesuceder dentro de una nítida bruma,lo único verdadero en comarca ex-
:1 l'
y las presentaciones "extra" en Puebla y Acapulco- la semana !an~u~~a
efectuada en nuestro pais S1rVIO,
entre otras cosas, para actualizar laimagen que sobre este género másque centenario poseía el público mexicano.
Abundantes notas y críticas periodísticas se encargaron de señalar larelevancia de este evento. El grannúmero de análisis, en favor o encontra de los números programados,sirven para demostrar que no pasódesapercibido. Hecho sumamenteinteresante si se tiene en cuenta quepor vez primera se verificaba una cabalgata tanguística en forma orgánicaen México.
Dentro de todo ese material publicado, no podemos pasar por alto losjuicios emit idos por el responsablede la columna "Música, Opera, Ballet", José Barros Sierra, en la ediciónde Excelsior del 7 de julio pasado.Pensamos que realmente no tienendesperdicio y podrían ' figurar, porméritos propios, en cualquier antología básica de desaciertos y desconocimiento.
Creemos que amerita ampl iamente efectuar este detenimiento.No sólo para información del citadocolumnista, sino para todos aquellosque no están enterados de algunospormenores a los que hace referencia el firmante de aquel trabajo, conuna enorme cuota de mala fe e igno rancia.
Crónica de un recital
El comienzo del artículo está dedicado a evocar alguna etapa juvenildel autor de la nota, misma en queaprendió a bailar el tango en una academia del D. F., a la figura, la voz y ladesaparición de Carlos Gardel y a lasexpectativas que todos estos hechosparecieran haber generado en estecrítico al encaminar sus pasos hacia el"evento tanguista" patrocinado"nada menos que por nuestra Universidad Nacional".
la píntura del espectáculo en sí comienza, sin mencionarla siquiera,por la intervención de la cantanteNelly Duggan "una señora asidade sesperadamente a un micrófono,que está fuera de sitio en una sala deconciertos, trató de revivir algunasde las melodías gardelianas con unestilo cabaretero lleno de mal gusto yexageraciones... "; pasa después a'dedicar unas pocas líneas al "quinteto bastante humilde" que la acompañó ,e n sus versiones y desemboca
86
~.\
\ :;'\,w\~-,< ".1': ,
-r I
~- ñ t i'~'\¡" i i AI t > .. -:'. 1'\1'~ '.; .t. J . ~ ~\.. .: 1 ; , .\~
\'~\'~\ ' ~. '~ .~~~ . .,..!\. /r'- . '\\ , ;> ,/
" ~ i "- ·oJ:~;.;l~;-~.e..?/ ).(,C~O
:""también sin nombrarlo- en la formación de Aster Piazolla.
Aquí conviene, con la paciente colaboración del lector, reproducir textualmente el tramo que, desde allí,habrá de llegar al final del comentario. Vale la pena. '
Dice así: "Llegó después otroquinteto (el de Piazzolla) formadopor músicos muy competentes quecomo los anteriores (se refiere a losque flanquearon a Nelly Duggan) nopodían apartar la vista del papel pautado con lo cual quedaba totalmenteexcluido todo elemento aleatorio yde improvisación tan propios de lamúsica contemporánea. Tanto lacantante' del primer grupo como elbandoneonista del otro coincidieronen una .afírmación : nunca habían actuado en una sala de tal categoría,pues los cabaretes porteños nada tie nen de común con el Aula Magna dela Universidad de Buenos Aires. Y laNezahualcóyotl es eso: una AulaMagna destinada exclusivamente adifundir la alta cultura entre estudiantes, maestros y públicos. ¿Quétenían que hacer esos modestos exponentes del arte arrabalero en unlocal donde acababan de cantarGilda Cruz, Florencia Cossotto yMartina Arroyo y donde apenas unashoras antes había resonado la flauta
, de oro de Rarnpal. Y era que desgraciadamente y aunque adopte los másvariados disfraces, incluso el de lacultura, "business is business".
Ahí, el punto final de la conceptuosa nota.
Carta abierta
Tratemos de no mezclar los naipes enesta especie de respuesta con destinatario conocido y ya citado.
Comencemos por decir que nopretendemos elaborar defensa alguna de Nelly Duggan, al respecto dela impresión que le caus~ al ~olu~nista. Incluso, podríamos Ir mas leJOS
-=!diciendo que, término más término ,menos, coincid imos con la "radiografía" qu e fo rmula de la intérprete yde la image n exterior que proporcionó. El único detalle faltante en esaevaluac ión , no tan mínimo porcierto, es el que debió estar referidoa la opinión que le mereció al críticoel nivel de cal idad vocal exhibido porla mencionada cantante. Una lamen-table omisión . •
Donde la cosa se pone mucho másseria e irrespetuosa es en lo relacionado con Piazzolla, a raiz de lasdisgresiones dizque culturosas delseñor Barros Sierra.
Por un a de esas extrañas asociaciones de ideas, se no s ocurre pensarque el autor de d ichas cuartillas periodísticas debe de ser uno de losconspicuos int egrantes de esa erudita fracción qu e , tajantemente, separa aquello qu e se da en llamar" música cu lta" de la que, por oposición al men o s, pasa a resultar"música incult a" . El párrafo aquel de .la exclusividad de la Nezahualcóyotlpara d ifundir la "a lta cultura" , bienpodría se rvir de inmejorable avalpara cua lq uier so licitud de ingreso aesa co frad ía de los du eños de la cultura, férreos dictam inadores de losámbitos qu e sirve n o no a esos fines.
los mismos qu c , seg uramente, le-.vant aron su aira da voz de protestacuand o l ola Bclt rán , Pedro Vargas ola Camerata Punt a del Este, tuvieronla osadía de invad ir co n sus nombresla cart elera de Bellas Artes .
Los Santos Lugares
Al respecto de otros tramos del artículo , perrnítasen os dudar de la veracidad -al menos e n lo que toca aPiazzolla- de aquella " afirmación"de que " nunca habían actuado enuna sala de tal categoría", pasandopor alto la no tan sutil ironía de que"los cabaretes porteños nada tienenen común con el Aula Magna de laUniversidad de Buenos Aires..."
Para un ejecutante como Piazzolla,poseedor de una innegable trascendencia internacional, ha sido muyhabitual el tutearse -en distintasgeografías- con el público asistentea diversos escenarios de reconocidafama. Una resumida reseña de losmismos puede brindarle al columnista del matutino mexicano una inmejorable oportunidad de poner aldía su archivo de datos (o iniciarlo, talvez) en cuanto a la lista de esos "cabaretes" en los que el creador deAdios Nonino expuso sus "modestas" dotes de intérprete del "artearrabalero": Aula Magna de la Facultad de Derecho de Buenos Aires,Teatro Colón, libertador GeneralSan Martín y Coliseo, de la misma ca-
-
UN EXAMEN' ~
APROBADO
POR CUILLERMO SHERIDAN
constantemente el musico rioplatense ¿desde cuándo la memoria essinónimo invariable de calidad y excelencia en los instrumentistas?
Y, yendo aún más lejos, ¿desdecuándo el tango se ha caracterizadopor la improvisación a cargo de sus ejecutantes?
¿No se habrá confundido de Festival el señor Barros Sierra? De Festival'Y de latitud geográfica.
Porque, por ahora y que estemosenterados, el género musical de Buenos Aires no es el de New Orleans.
caso : desde Ullses hasta El HijoPródigo sus revistas forman largas tiradas de rieles que todavía hoy arrancan y se dirigen a los más variados territorios, y por todos ellos dejan suhuella paralela y determinante. Troncales además, múltiples vías se hanconectado con ellas y, dentro de suspeculiares caracteres, colaboran a difundir las actitudes valientes yejemplarizantes que aquellas señalaron en principio, sin por eso ser sufiel reflejo. De alguna manera puededecirse, entonces, que esas colecciones de revistas constituyen inclusiveuna especie de estación central, deabasto, en el mapa de la cultura moderna mexicana. Desde los tímidos ymiméticos atisbos de La Falange, dela Revista Nueva, de Ulises, deContemporáneos y Examen, su pensamiento, su capacidad para lapráctica de las más variadas escrituras, su disgregación y su ejerciciocrítico, el grupo se afirma como elmássostenido y el más diversificante.
Examen, revista fundada y dirigidapor Jorge Cuesta en 1932, despu ésdela muerte de Contemporáneos en elmismo año, que acaba de ser editadapor la Colección de "Revistas literarias mexicanas modernas" ofrece,dentro de su brevedad (3 números)un buen ejemplo de todo ello :
la revista suscita de inmediato supropia leyenda : el escandaloso proceso a que se vieron sometidosCuesta y Rubén Salazar Mallén por lapublicación de la novela de esteúltimo, Cariátide, en sus páginas. Eleditor y el novelista salieron exculpados por la ley, pero la revista murió,mermadas sus reservas económicaspor el costo del juicio. ¿Qué tanto deleyenda hay en todo eso? la realidadde la que surge es bien real: el afianzamiento de una noción de la "moralpública" originada por la llegada alpoder de una burguesía posrevolucionaria ponsoñoza y ávida; la configuración tempranera de una "opinión pública" gobernada por los elementos más retardatarios de unosaños treinta pacatos y pedantes.
Cuesta elige, en apariencia, unalínea de argumentación para explicarse lo que pasó : la envidia. Estaba,como sus compañeros, acostumbrado a recibir los más fervorosos ataques de las personas más minadas por su propia insatisfacción. lemolesta la insidia de personas tontasa su carácter de "espíritu noble" yconcluye que el escándalo es tramado por personas que persiguen a"quienes no comparten su mediocridad ni sus fetiches", argumento queconvive con otro de similar naturaleza: el que se niega a decretar que el'pueblo es vulgar y que se niega acualquier pensamiento de altura. El
J. ~ 'C.
I
~
las revistas literarias, dice Panabiere,'son como ferrocarriles. Cruzan losdiversos territorios del mapa accidentado de la cultura, uniendo, separando, siempre en un continuo ir yvenir de proposiciones, alternancias,opciones. Hay revistas que arrancaron hace ya mucho tiempo y quecontinúan realizando una labor cimentadora e intrigante desde su perpetua movilidad, sin que el tiempode su duración resulte para ello determinante. las revistas literarias,dice Adolfo Castañón, no deben durar para poder durar.
No cabe duda de que la serie derevistas que nacieron por el empeñoy la disciplina del grupo deContemporáneos constituyen ese87
pital argentina; Sala Verdi, Teatro So':Iís y del SODRE, de Montevideo,Uruguay; Philarmonic Hall, del Lincoln Center, Carneggie Hall y Waldorf Astoria, de Nueva York; TeatroMunicipal y Universidad de San Pablo, en Brasil; Teatros Olympia yl 'Emmpire, de la capital francesa ...¿Hace falta seguir, o es más que suficiente, a manera de aperitivo de unsintético curriculum?
Por si fuera poco, el responsablede la nota remata la misma haciendoconocer lo que considera prácticamente una vergonzante cesión de lasala Nezahualcóyotl a tamaño intrusodel mundo de la música (Reléase porfavor el párrafo que comienza con"¿Qué tenía que hacer... ", para evitarnos repeticiones de transcripción) .
"El bandoneonista" aquel, el del. "otro" grupo que actuó, ese "mo
desto exponente del arte arrabalero", es el mismo que se formó musicalmente al lado de Alberto Ginastera y Raúl Spivak en su país natal, ycon la grande y recientemente desaparecida Nadia Boulanger, en París.Casualmente, es el mismo que fueradistinguido con premios del Círculode la Crítica de Buenos Aires y con el ,'Fabián Sevitzky por sus obras sinfónicas y de cámara. El mismo que, juntoa su copiosa y valiosa producción,acaba de estrenar, en diciembre pasado, el "Concierto para bandoneóny orquesta", secundado por la Filarmónica de Buenos Aires ...
A esta altura, hace falta añadir algo,más de su historial, de sus filmes rnusicalizados, en Argentina y Europa,de sus restantes galardones y trabajos ... ¿O ya es suficiente?
Con todo el respeto que nos mer~
cen las cantantes mencionadas por elcrítico de marras, e incluso el excepcional flautista lean Pierre Rampal,nada tiene que envidiarles Piazzollaen cuanto al talento. Tampoco ha debido sonrojarse ni amilanarse al ocupar el mismo escenario que estasotras primeras figuras. Cada una deellas, en su disciplina específica, sonindiscutibles nombres de primerísima línea a nivel mundial.
Y, ya para finalizar, cabría preguntarse a qué viene todo ese párrafodestinado al propio Piazzolla y a losintegrantes de su Quinteto en el que,absurdamente, se plantea -comopara desmerecerlos- el hecho deque "no podían apartar la vista delpapel pautado..." Al margen de lospermanentes y complicados arreglosque para sus versiones pone en juego