9 tetreault-contaminantes

23
CONTAMINANTES - Jean Tétreault © Canadian Conservation Institute (2009) Canada (English and French editions) (ediciónes en inglés y francés) © ICCROM (2009) (edición en español) Contaminantes Contaminantes transportados por el aire (ó también “aerotransportados”) Estrategias de control para los contaminantes transportados por el aire Estrategias de control para diversos grados de preservación Contaminantes transferidos por contacto Estrategias de control Contaminantes intrínsecos Referencias Viñeta 1. Corrosión blanca pulverulenta en almacenamiento Viñeta 2. Uso de sorbentes Viñeta 3. Manchas en obras sobre papel Glosario Contaminantes Los contaminantes están agrupados dentro de un rango de compuestos que pueden presentar reacciones químicas con algún componente de un objeto. Estos pueden ser gases, aerosoles, líquidos o sólidos tanto de origen antropogénico como natural, todas consideradas sustancias que poseen efectos adversos sobre los objetos. Los depósitos de partículas sólidas se consideran contaminantes, y aunque no necesariamente causen daño, sí provocan alteración en las características estéticas de los objetos en cuestión. En algunos casos, las partículas finas depositadas en la superficie de un objeto pueden estar fuertemente adheridas. Existen tres modalidades de acción por parte de los contaminantes para llegar a un objeto y provocar deterioro en un museo. En la primera, los contaminantes son transportados por el aire; en la segunda son transferidos entre dos materiales en contacto; y en la tercera, son intrínsecos, es decir ya existen como parte del material que compone el objeto, o se forman durante reacciones químicas sobre o dentro de éste, y se denominan contaminantes secundarios. Cada una de estas modalidades será discutida más adelante. La Tabla 1 entrega algunos de los contaminantes más comunes, así como también su naturaleza y efectos.

Upload: vcbf5m

Post on 30-Jul-2015

248 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

CONTAMINANTES - Jean Tétreault © Canadian Conservation Institute (2009) Canada (English and French editions) (ediciónes en inglés y francés) © ICCROM (2009) (edición en español)

Contaminantes Contaminantes transportados por el aire (ó también “aerotransportados”) Estrategias de control para los contaminantes transportados por el aire Estrategias de control para diversos grados de preservación Contaminantes transferidos por contacto Estrategias de control Contaminantes intrínsecos Referencias Viñeta 1. Corrosión blanca pulverulenta en almacenamiento Viñeta 2. Uso de sorbentes Viñeta 3. Manchas en obras sobre papel Glosario Contaminantes Los contaminantes están agrupados dentro de un rango de compuestos que pueden presentar reacciones químicas con algún componente de un objeto. Estos pueden ser gases, aerosoles, líquidos o sólidos tanto de origen antropogénico como natural, todas consideradas sustancias que poseen efectos adversos sobre los objetos. Los depósitos de partículas sólidas se consideran contaminantes, y aunque no necesariamente causen daño, sí provocan alteración en las características estéticas de los objetos en cuestión. En algunos casos, las partículas finas depositadas en la superficie de un objeto pueden estar fuertemente adheridas. Existen tres modalidades de acción por parte de los contaminantes para llegar a un objeto y provocar deterioro en un museo. En la primera, los contaminantes son transportados por el aire; en la segunda son transferidos entre dos materiales en contacto; y en la tercera, son intrínsecos, es decir ya existen como parte del material que compone el objeto, o se forman durante reacciones químicas sobre o dentro de éste, y se denominan contaminantes secundarios. Cada una de estas modalidades será discutida más adelante. La Tabla 1 entrega algunos de los contaminantes más comunes, así como también su naturaleza y efectos.

Tabla 1. Efectos de los contaminantes en los objetos Contaminantes Naturaleza Efectos Contaminantes transportados por el aire

Fuentes atmosféricas: ozono, sulfuro de hidrógeno, sulfuro de carbonilo, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, y partículas (ejemplo: hollín, sales) Productos emisivos, objetos y personas: gases derivados del azufre, ácidos orgánicos (ejemplo: ácidos carboxílicos), partículas (ejemplo: pelusas, piel descamada)

Acidificación del papel, corrosión de metales, decoloración de tintas, eflorescencia de objetos derivados del calcio con HR (ejemplo: conchas), pérdida de firmeza en textiles. Polvo: deformación de objetos, atrayente de plagas, abrasión de superficies lisas por fricción.

Contaminantes transferidos por contacto

Plastificantes del PVC flexible (cloruro de polivinilo), compuestos azufrados de gomas naturales (caucho), materiales tintóreos de las maderas (especialmente en nudos), compuestos viscosos de antiguas esponjas de poliuretano, ganchos metálicos sobre papeles, adhesivos en objetos utilizados en exhibiciones anteriores, sustancias oleosas del cuero, ácidos de algunas muestras minerales, ácidos grasos de las personas o de objetos grasosos como piel o cuero. Impregnación de sales en entierros o inmersión en el mar. Impregnación de residuos de agentes limpiadores. Impregnación de sales en ladrillos, pisos de piedra o cimientos.

Decoloración o corrosión de la superficie del objeto en contacto con materiales dañinos presentes en productos u objetos.

Contaminantes intrínsecos

Objetos compuestos que poseen componentes dañinos para las otras partes del mismo objeto, tales como alumbre o tintas ferrogálicas en papeles, cinta adhesiva “original” en papeles, corrosión del cobre en contacto con el cuero (ejemplo: objeto de cuero curtido que posee piezas de cobre), objetos compuestos realizados a partir de sustancias derivadas del azufre y metales. Contaminantes secundarios, por ejemplo ácido acético y compuestos de óxido de nitrógeno, generados a partir de la hidrólisis de acetato de celulosa y de nitrato de celulosa, respectivamente.

Deterioro de los objetos: acidificación, decoloración o manchas en los objetos. Los contaminantes secundarios pueden acelerar los procesos de degradación provocados por el oxígeno, el vapor de agua u otros contaminantes.

Contaminantes transportados por el aire Este tipo de contaminantes tiene un origen tanto antropogénico como natural y se caracterizan por ser aerotransportados. Tradicionalmente, en su mayoría son asociados con las actividades industriales y urbanas. Dentro de los edificios, algunos contaminantes pueden generarse a partir de los productos utilizados para su construcción. El personal del museo y los visitantes también son una fuente potencial de este tipo de contaminantes al interior del edificio. Existe poca certeza sobre cuantos compuestos transportados por el aire existentes en un ambiente son realmente dañinos para los objetos, sin embargo, es posible concentrarse en aquellos cuya capacidad de daño es ampliamente conocida. Existen siete compuestos que han sido identificados como los contaminantes transportados por el aire más importantes:

• Ácido acético • Sulfuro de hidrógeno • Dióxido de nitrógeno • Ozono • Dióxido de azufre • Partículas finas • Vapor de agua

Estos contaminantes son muy comunes y su reactividad es igual o mayor que la de otro tipo de contaminantes del mismo grupo químico. Por lo tanto, las estrategias para controlar la emisión de estos contaminantes controlarán también a otros que no están en la lista. Ácido acético Este ácido carboxílico (CH3COOH) se genera principalmente al interior de un edificio y cuando se utilizan productos inapropiados y puede causar problemas en espacios herméticos. Típicamente, la construcción de un espacio con madera y pinturas de baja calidad causará problemas (ver capítulo “Productos utilizados en la conservación”). El plomo es el material más sensible al ácido acético (Figura 1.1 y Viñeta 1) y generalmente se corroe en presencia de maderas ácidas o pinturas poco adecuadas utilizadas para la construcción de vitrinas de exhibición o de muebles para almacenamiento. Sulfuro de hidrógeno El sulfuro de hidrógeno (H2S), es un gas producido por la reducción del azufre y que presenta un característico olor a “huevo podrido”. Es un contaminante clave debido a su extraordinaria capacidad para deslustrar la plata (Figura 1.2) y el cobre en un periodo muy corto, incluso fuera de las áreas urbanas. El oscurecimiento del pigmento blanco de plomo utilizado en pinturas es también provocado por la presencia de gases producto de la reducción del azufre. Las principales fuentes antropogénicas de este

ácido son las industrias de celulosa y papel, así como las petroleras. Fuera del ambiente urbano, el sulfuro de hidrógeno es producido por los océanos, actividades volcánicas y geotérmicas, pantanos y vegetación. Dentro de los edificios, tanto el personal del museo como los visitantes son generalmente la mayor fuente de este compuesto. Dióxido de nitrógeno El compuesto más común dentro del grupo de óxido de nitrógeno (NOX), es el dióxido de nitrógeno (NO2) y es el responsable del color marrón rojizo sobre las ciudades, especialmente durante periodos de esmog fotoquímico. Asimismo, este compuesto se forma rápidamente en la atmósfera por la acción del ozono sobre el óxido nítrico (NO), que corresponde al mayor óxido de nitrógeno emitido por la combustión en vehículos (casi un 50% de las emisiones), centrales eléctricas y actividades industriales. En la atmósfera, una fracción de dióxido de nitrógeno puede ser posteriormente oxidada a su forma ácida: ácido nítrico (HNO3). Tanto el ácido nítrico como el dióxido de nitrógeno provocan decoloramiento de pigmentos y puede contribuir a la degradación del papel y del cuero curtido vegetalmente. También se cree que el óxido de nitrógeno absorbido por los objetos se oxida generando ácido nítrico, el cual es responsable de la mayoría del deterioro consiguiente. Ozono El ozono (O3) es un poderoso oxidante normalmente presente en la estratósfera y su labor es protegernos contra la intensa y dañina radiación ultravioleta. A nivel del suelo, se forma durante el esmog fotoquímico. Este tipo de esmog es el resultado de múltiples reacciones químicas entre óxidos de nitrógeno e hidrocarburos, y sus derivados oxigenados en presencia de luz solar. En Canadá, el corredor Windsor-Quebec posee los niveles más altos de ozono, lo que se debe a la alta densidad de población y a la industrialización del corredor, así como a los dominantes vientos suroestes que transportan sustancias precursoras de ozono, especialmente desde el área inmediatamente al sur de Great Lakes. El transporte de los precursores del ozono en la atmósfera provoca altos niveles de ozono en áreas remotas donde no existen grandes actividades humanas. Dentro de los edificios, las principales fuentes de ozono corresponden a los precipitadores electrostáticos en el sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado, los purificadores electrónicos de aire (generadores de ozono) y las fotocopiadoras. El ozono tiene la capacidad de atacar los materiales al romper cualquier doble enlace entre los átomos de carbono. Los fenómenos más estudiados son la degradación de las gomas naturales (cauchos) vulcanizadas bajo tensión y el decoloramiento de pigmentos. Dióxido de azufre Tanto en Estados Unidos como en Europa, las centrales eléctricas a base de combustión de carbón y de petróleo son las principales fuentes de dióxido de azufre (SO2), seguidas por los procesos industriales y el transporte. Solo una pequeña cantidad de este compuesto proviene de los gases de combustión de vehículos a gasolina. En Canadá, la

actividad industrial, específicamente las fundiciones, son la fuente principal de dióxido de azufre. Dentro de espacios cerrados, los materiales como sustancias proteínicas, gomas (cauchos) vulcanizadas al azufre, sulfuros oxidantes en muestras geológicas y algunas tinturas son fuentes de compuestos de azufre. El dióxido de azufre causa la corrosión del cobre, el decoloramiento de pigmentos y el debilitamiento de cueros curtidos vegetalmente (Figura 1.3). Tanto el dióxido de azufre como el dióxido de nitrógeno han sido continuamente asociados a la acidificación del papel en lugares donde la lluvia ácida y la contaminación urbana son un grave problema. Partículas finas Es muy común caracterizar el material particulado (polvo) en términos de diámetro aerodinámico, el que se define como el diámetro de una esfera con una unidad de densidad que posee un comportamiento aerodinámico equivalente al de la partícula en cuestión. El diámetro aerodinámico es importante ya que determina su comportamiento y control. Para el control de los contaminantes, tanto la partícula fina (PM2.5: materia en partícula suspendida que posee un diámetro aerodinámico igual o menor a 2.5 µm) como la partícula gruesa (PM10: diámetro aerodinámico entre 2.5 y 10 µm) son generalmente utilizadas como indicadores. Debido al reducido tamaño de PM2.5, éste es el tamaño de partícula más exigente de controlar. Los compuestos de azufre y nitrato, el carbón orgánico, los materiales provenientes de la corteza terrestre y las sales, son los compuestos del ambiente exterior más dañinos en la formación del material particulado fino (PM2.5). Cualquier intento para controlar el nivel de PM2.5 debe considerar previamente el control de los niveles de PM10 y de algunas partículas más gruesas (>10 µm), las que aún contienen algunos compuestos potencialmente reactivos, por ejemplo, residuos de combustión, piel humana descamada y especies microbiológicas. Las partículas finas son específicamente dañinas ya que decoloran o ensucian las superficies. La suciedad cambia la apariencia visual de los objetos. Mientras más frágiles, porosas y alteradas estén las superficies, más difícil será su limpieza. Cualquier estrategia de control diseñada para mantener bajos niveles de partículas es beneficiosa para los objetos, puesto que la limpieza de objetos frágiles o porosos puede ser difícil y requerir gran cantidad de tiempo y es un proceso delicado que requiere conservadores entrenados. La escultura de marfil que aparece en la Figura 1.4 es un excelente ejemplo de un objeto difícil de limpiar. El depósito de partículas higroscópicas, oleosas o metálicas sobre una superficie puede iniciar o acelerar su deterioro, así como también generar compuestos dañinos como los ácidos. A excepción de las partículas generadas por actividades en la cocina de la cafetería de un museo o por la combustión de velas y lámparas, la mayoría de las partículas generadas al interior de los espacios están compuestas por suciedad y fibras de alfombras y telas. Las fibras generalmente no tienen un efecto adverso directo sobre las colecciones, excepto para los medios magnéticos, como cintas de audio y video, en donde el polvo abrasivo es un tema clave durante la manipulación y funcionamiento. La acumulación de polvo puede proveer también un atractivo hábitat para insectos, así como generar moho. Desde un punto de vista más amplio, otra consecuencia adversa es el impacto de la percepción

por parte de los visitantes, incluidos los potenciales donantes, de que el museo carece de cuidado básico para la colección. Vapor de agua El agua (H2O) se incluye como un contaminante clave transmitido por el aire aunque existan pautas bien establecidas sobre los niveles de humedad relativa en los museos para prevenir el deterioro físico provocado por niveles incorrectos (muy seco o muy húmedo), o por excesivas fluctuaciones (ver capítulo “Humedad Relativa incorrecta”). La acción del vapor de agua como contaminante se relaciona con un daño físico y químico. A través de la hidrólisis, el vapor de agua puede dañar directamente materiales derivados de la celulosa, por ejemplo, libros y material gráfico en papel, los que componen generalmente una parte importante de las colecciones. Los materiales sensibles a la hidrólisis del vapor de agua incluyen al acetato de celulosa y al nitrato de celulosa (Figuras 1.8 y 1.9), especialmente en la forma de láminas delgadas o películas en rollo, papel y cintas magnéticas. El vapor de agua posee también una gran influencia en los procesos de deterioro provocados por otros contaminantes. Oxígeno El oxígeno (O2) es parte natural de la atmósfera. Sin ser necesariamente el iniciador, está involucrado en muchos procesos de deterioro de materiales orgánicos, por ejemplo, algunos colorantes, polímeros, objetos derivados de la celulosa y pieles. El deterioro es provocado por la oxidación de un compuesto tras haber sido fotoexcitado por la luz UV o por la radiación visible. La oxidación resultante provoca cambios físicos, como debilitamiento y agrietamiento y también cambios químicos, como amarillamiento y decoloración. En presencia de humedad, los metales como el hierro, por ejemplo, se oxidarán. Hasta ahora, los ambientes bajos en oxígeno o anaeróbicos han sido utilizados principalmente para la desinfección y para almacenaje a largo plazo de objetos individuales en bolsas herméticas. Existen sólo algunos estudios de casos sobre el uso de ambientes bajos en oxígeno en amplios espacios cerrados. Esto se debe, en parte, a los problemas relacionados con la hermeticidad, costos de mantenimiento y acceso. El oxígeno no ha sido clasificado como un contaminante clave por lo limitado del uso de espacios sin oxígeno y lo poco útil que resulta incluirlo en campañas básicas de monitoreo.

Figura 1. Mosaico de fotografías que grafican el daño típico provocado por los contaminantes. 1

2

3

4

5

6

7

8

9

1: Una patena (plato redondo donde se coloca la Sagrada Hostia) de plomo severamente corroída debido al aglomerado de la base de la vitrina (fotografía cortesía de Christoph Waller). 2: llavero de cobre bañado en plata que lentamente se ha deslustrado por la presencia de compuestos originados de la reducción del azufre en la sala, 3: libro cubierto con cuero curtido vegetalmente que presenta un importante deterioro conocido como putrefacción roja (conocida también como cáncer rojo o putrefacción del cuero), provocada por dióxido de azufre, 4: escultura inuit de marfil que presenta hollín incrustado en las grietas, 5: mancha producida por un tubo de hule sobre un manual tras 10 años de contacto directo, 6: eflorescencia sobre conchas. La concha de la derecha ha estado expuesta a una elevada concentración de vapor de ácido acético, 7: cobre en contacto con un cuero graso, formando un compuesto de corrosión verde de cobre ceroso: estearato de cobre; ejemplo de contaminante intrínseco, 8: peine de nitrato de celulosa fabricado en los años 60’, altamente frágil por la hidrólisis, 9: láminas de negativo de acetato de celulosa en un avanzado estado de degradación, también provocado por la hidrólisis. La base de la película es amarilla y muy frágil.

Estrategias de control para los contaminantes transportados por el aire Pautas sobre los niveles de contaminantes transportados por el aire Estos contaminantes son indeseables alrededor de las colecciones. Aunque mantener un nivel muy bajo de contaminantes puede ser muy costoso, tanto en tiempo como en dinero, el concepto de grado de preservación puede ayudar a determinar si la preservación de la colección contra los contaminantes es viable en términos de la administración y recursos del museo. Éste se basa principalmente en el concepto de dosis (la concentración del contaminante multiplicado por la duración de la exposición) en la cual los primeros signos de deterioro provocado por un contaminante pueden ser medidos en un material. En el vocabulario de manejo de riesgos, ésta se denomina la “dosis más baja de efectos adversos observables” (LOAED, por sus siglas en inglés). De acuerdo al principio de reciprocidad, para una dosis determinada de contaminante sobre un objeto, es posible calcular el tiempo de exposición requerido antes de que aparezcan los primeros signos de daño. Por ejemplo, una fucsina básica (colorante verde) comienza primero a volverse más clara tras una dosis de 10 microgramos de dióxido de azufre por metro cúbico por año (10 µg m3 x año). Por lo tanto, si se está dispuesto a aceptar un ligero cambio de color luego de 10 años, la concentración promedio de dióxido de azufre debe reducirse a menos de 1 µg m-3 (10 µg m-3 x año / 10 años). La Tabla 2 entrega la máxima concentración permitida para cada contaminante clave aerotransportado, para así entregar un riesgo mínimo a la mayoría de los materiales y según los periodos de exposición indicados. Estos niveles máximos han sido agrupados en tres grados, u objetivos, de preservación: 1, 10 y 100 años. El objetivo de 100 años proporciona el mayor grado de preservación y significa que la mayoría de los objetos no debieran presentar efectos adversos por 100 años si se les expone al nivel máximo de contaminantes permitido en la columna respectiva. Para la mayoría de los objetos, es probablemente poco realista y poco confiable especificar las concentraciones de contaminantes en la sala menores a las permitidas por el objetivo de preservación para 100 años. Objetivos intermedios, por ejemplo, 50 u 80 años, también pueden adoptarse. Es importante hacer hincapié en que la Tabla 2 entrega el grado de preservación basado en objetos de sensibilidad media que incluyen a la mayoría de la colección. Los materiales de alto riesgo descritos en la Tabla 3, se excluyen totalmente debido a que puede ser muy costoso entregar una estrategia de control global prevista para preservar todos los objetos, incluyendo a los más riesgosos. Es mucho más efectivo en relación al costo entregar un nivel mayor de preservación para los objetos de alto riesgo y un enfoque global a la colección general. Es muy importante identificar los objetos altamente sensibles en una colección para que la atención pueda enfocarse sobre ellos.

Tabla 2. Pautas sobre los niveles de contaminantes transportados por el aire (basada en Tétreault 2003)

Promedio de concentración máxima para diferentes objetivos de preservación, µg m-3 (ppb)a

Rango promedio de concentración como referencia, µg m-3

Contaminantes clave transportados por el aire

1 año 10 años 100 años Baja Tropósfera limpia

Área urbana

Ácido acético 1000 (400) 100 100 0.3–5 0.5–20b Sulfuro de hidrógeno 1 (0.71) 0.1 0.01 0.01–1 0.02–1 Dióxido de nitrógeno 10 (5.2) 1 0.1 0.2–20 3–200 Ozono 10 (5.0) 1 0.1 2–200 20–300 Dióxido de azufre 10 (3.8) 1 0.1 0.1–30 6–100 Partículas finas (PM2.5) 10 1 0.1 1–30 1–100 Vapor de agua Mantener bajo un 60% de HRc Notas: a: El objetivo de preservación equivale al tiempo (en años) durante el cual los objetos pueden ser expuestos al nivel indicado de contaminantes con un riesgo mínimo de deterioro. Dichos objetivos se basan en la “dosis más baja de efectos adversos observables” (LOAED) para la mayoría de los objetos (a excepción de los objetos de riesgo elevado; ver Tabla 3) y que asume que el promedio de HR se mantiene entre un 50% y un 60%, rangos de temperatura entre 20ºC y 30°C, y que la colección se mantiene limpia (si no lo está, los niveles máximos de contaminantes clave transportados por el aire para cada tipo de objetivo pueden requerir ser ajustados). Dichos valores no son aplicables para materiales de riesgo elevado – ppb significa partes por billón. b: Los niveles de ácido acético pueden ser emitidos a índices tan altos como 10 000 µg m-3 en contenedores cerrados fabricados con materiales poco apropiados, como silicona fresca de curado ácido. c: Para colecciones permanentes en las cuales la HR no se ha mantenido entre un 50% y 60%, se deben mantener las condiciones históricas.

Tabla 3. Lista de objetos de riesgo elevado a diferentes contaminantes transportados por el aire

Objetos y su potencial daño 1 Contaminantes transportados por el aire más dañinos y sus principales fuentes

Pigmentos sensibles como el carmín de alizarina, fucsina básica, curcumina y pararosanilina base, tienden a decolorarse.

Generalmente contaminantes del ambiente exterior como dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y ozono.

Plomo: en espacios cerrados y en presencia de productos que emiten ácido carboxílico, tiende a corroerse formando una pulverulencia blanca sobre la superficie.

Principalmente ácido acético y fórmico generado por la madera, en especial roble y cedro y/o en presencia de pinturas a base de óleo o alquídicas, en espacios cerrados. El formaldehído en presencia de pintura a base de óleo o alquídica también puede provocar corrosión.

Goma natural o caucho (vulcanizada o no): especialmente bajo tensión, el caucho tiende a agrietarse y volverse frágil. Los cauchos sintéticos son sensibles, pero en un menor grado.

Ozono proveniente de la baja atmósfera.

Plata: conocida por perder lustre fácilmente en un ambiente durante un año. La limpieza frecuente puede provocar pérdida de información y puede ser un problema serio si la capa de plata es delgada.

Gases producto de la reducción del azufre como el sulfuro de hidrógeno, disulfuro de carbono y sulfuro carbonílico emitidos por fuentes naturales y antropogénicas. Dentro de los museos, los visitantes pueden ser en la fuente principal de

Objetos y su potencial daño 1 Contaminantes transportados por el aire más dañinos y sus principales fuentes

sulfuro de hidrógeno. Algunos productos pueden contener compuestos derivados del azufre.

Cintas magnéticas (audio, video, datos): presencia de polvo contaminará el equipo y provocará errores de lectura en las cintas digitales o signos de pérdida en cintas análogas, conocidos como dropout, o pérdida momentánea de señal, además de rayas en la superficie de las cintas. Las grabaciones en discos (78's, 45's, 33's y cilindros): debido a que requieren contacto con una aguja, la presencia de polvo provocará daño si tales discos son colocados sin una limpieza apropiada.

Partículas tanto del ambiente exterior como interior (piel descamada y pelusas provenientes del personal del museo y visitantes, además actividades humanas como remodelación y cocina).

Objetos difíciles de limpiar. Éstos incluyen objetos con pigmentos o superficies pulverulentas , por ejemplo, algunos objetos o plumas etnográficas pintadas, algunas alas de mariposa; objetos físicamente frágiles, como colecciones de insectos y especies minerales filamentosas; objetos en que las partículas finas podrían quedar atrapadas en microfracturas o intersticios (por ejemplo, marfiles u objetos pintados que poseen grietas); objetos con superficies pegajosas, como algunos plásticos deteriorados y objetos de madera sumergidos en agua y tratados posteriormente con polietilen glicol; objetos que no pueden ser limpiados fácilmente con aspiradora, en baños de inmersión o compresas; y objetos con numerosos componentes diminutos cuya limpieza correcta sería difícil y tomaría mucho tiempo.

Partículas finas del ambiente exterior, generadas principalmente por la combustión asociada al transporte urbano.

Objetos sensibles a la humedad (sensibles a la hidrólisis) como el acetato de celulosa y el nitrato de celulosa, impresiones fotográficas a color, gelatina fotográfica, cintas magnéticas, variados tipos de papel, barnices naturales, PVC flexible (plastificado). El tipo de daño depende de la naturaleza del material, pero puede incluir decoloración, acidificación, pérdida de la fuerza tensil y deformación.

Vapor de agua emitido por los visitantes, pinturas y adhesivos a base de agua, actividades de limpieza en húmedo y ambiente exterior.

Objetos que contienen sales solubles en agua que reaccionan ante ácidos acéticos y fórmicos, por ejemplo, cerámicas, conchas, minerales. Éstos objetos tienden a desarrollar largos filamentos de cristal o “copos de nieve” (eflorescencia)

Vapor de agua, ácido acético, ácido fórmico y objetos con compuestos internos de sal o acetato.

Las concentraciones máximas permitidas de estos contaminantes aerotransportados, descritas en la Tabla 2 para los objetivos de preservación de 1 y 10 años, pueden considerarse efectivas y alcanzables para propósitos de preservación. Existen muchos objetos que no tendrán los primeros signos de deterioro hasta después del periodo de exposición designado. En las salas de la mayoría de los edificios históricos, un objetivo de aproximadamente 10 años es, de hecho, lo mejor que se puede obtener. Sin embargo, el lograr niveles de contaminantes con un bajo objetivo de preservación

dentro de una sala puede contribuir a un mejor grado de preservación en un espacio cerrado o contenedor si es que no existen fuentes emisivas significativas de contaminantes al interior. La facilidad con la cual se obtiene un nivel específico de preservación dentro de una sala depende del valor LOAED del contaminante para la mayoría de la colección. Éste es exactamente el mismo valor dado en el objetivo de un año de la Tabla 2 (para NO2; 10 µg m-3 x 1 año = 10 µg m-3 año-1). Mientras mayor sea el valor de la dosis más baja de efectos adversos observables y menor la concentración exterior, más fácil será obtener un alto nivel de preservación. Si existe una fuente interna de contaminación, como una gran cantidad de visitantes que emitan sulfuro de hidrógeno, por ejemplo, más difícil será conseguir un nivel alto de preservación. Todo depende de las instalaciones y de los recursos disponibles para mejorar la calidad del aire. Enfoque sistemático Las estrategias de control consisten en medidas coordinadas para reducir un tipo o más de contaminantes transportados por el aire a un cierto nivel, y por lo tanto, limitando el riesgo o el índice de deterioro de los objetos expuestos a estos contaminantes. Dichas medidas pueden derivarse a partir de especificaciones, que consisten en descripciones precisas de requerimientos técnicos para el desempeño de las características del edificio, instalaciones portátiles y procedimientos. La Tabla 4 resume las variadas estrategias de control para prevenir los efectos adversos de los contaminantes, y entrega las posibilidades de control en diferentes etapas. Evitar, bloquear, diluir y filtrar/absorber, son estrategias para reducir los niveles de contaminantes en el aire. Reducir la reacción es una estrategia para minimizar los efectos adversos de los contaminantes sobre los objetos. Esta estrategia consiste, en primer lugar, en la reducción de los factores ambientales, como radiaciones y compuestos que participan en la reacción sin ser necesariamente el contaminante principal. En segundo lugar, consiste en la neutralización de los contaminantes absorbidos en los objetos. La desacidificación en masa de libros se basa en esta estrategia. La reducción de la exposición es una estrategia para el control del deterioro que actúa limitando la exposición de los objetos al ambiente dañino. Cuando es posible, el evitar fuentes de contaminantes es la mejor opción, sin embargo, desafortunadamente existen pocas opciones disponibles para evitar los contaminantes exteriores, por lo que la estrategia de bloqueo es la más realista. Para contaminantes generados al interior, la estrategia de prevención (por ejemplo, evitando la exposición al seleccionar productos seguros) es la elección más eficiente para espacios cerrados o contenedores. Si es imposible de conseguir, tanto la estrategia de bloqueo como la de disolución o de filtro/absorción, proporcionarán una reducción parcial de los contaminantes. Es importante observar que las estrategias de control no tienen que ser aplicadas de manera uniforme para todo el museo, sino que pueden ser hechas a la medida según el valor y la necesidad de

preservación de los objetos, así como también de las salas individuales y espacios cerrados. Tabla 4. Estrategias de control para contaminantes transportados por el aire (Tétreault 2003) EVITAR fuentes externas - Seleccionar ubicaciones apropiadas para nuevas construcciones con base en a información sobre fuentes de contaminantes en los alrededores, como industrias emisoras de contaminantes y vientos dominantes. - Minimizar la generación de contaminantes, por ejemplo, pavimentando el área de estacionamiento o limitando el tráfico vehicular en la cercanía inmediata del edificio. EVITAR fuentes en las salas/edificio - Minimizar las actividades que generen polvo y gases cercanas a las colecciones o en la misma zona de ventilación. - Limitar la cantidad de visitantes por sala, dependiendo de la capacidad de ventilación. - Seleccionar y utilizar cuidadosamente productos según sus compuestos químicos. EVITAR fuentes en espacios cerrados o contenedores - Seleccionar y utilizar cuidadosamente productos según sus compuestos químicos. BLOQUEAR la infiltración de contaminantes en las salas /edificio - Mejorar la hermeticidad de la membrana en el edificio o la de algunas salas; agregar vestíbulos en las puertas principales y abrir las ventanas prudentemente. - Seleccionar una ubicación apropiada para la toma de aire del sistema de Calefacción, Ventilación y Aire Acondicionado, proveer distintas zonas con presión positiva (más alta) con una mínima proporción de entrada de aire. Poner filtros de gases y de partículas que sean eficientes. Cambiar periódicamente estos filtros según lo recomendado por el fabricante, o con base en los resultados de la evaluación de la calidad del aire realizada por una empresa externa. BLOQUEAR la infiltración de contaminantes en espacios cerrados o contenedores - Utilizar espacios herméticos o sistemas de presión positiva con filtro de aire. Cambiar periódicamente estos filtros. - Envolver los objetos con tejidos absorbentes, como papeles libres de ácido o telas de algodón. BLOQUEAR la emisión de contaminantes de productos en las salas/espacios cerrados - Aplicar un revestimiento aislante sobre la superficie de artículos de madera que emitan contaminantes. BLOQUEAR la transferencia (depósito o absorción) de contaminantes a los objetos - Aplicar un revestimiento aislante sobre la superficie de los objetos (opción limitada). DILUIR, FILTRAR o ABSORBER contaminantes en salas/edificio - Considerar la distribución apropiada de las colecciones en las zonas de distintas calidades de aire en el edificio (incluyendo la posibilidad de utilizar un espacio cerrado). - Aumentar la distancia entre la fuente emisora y los objetos. - Utilizar tubos de escape de gases para la mayoría de las actividades contaminantes (cocina, talleres, almacenamiento de químicos). - Utilizar ventiladores portátiles para sacar el aire de las salas o del edificio (alta emisión en un corto tiempo, por ejemplo, muros o pisos recién pintados). - Filtrar el aire en recirculación proveniente del sistema de Calefacción, Ventilación y Aire Acondicionado o utilizar un filtro portátil. Cambiar periódicamente los filtros. - Remover periódicamente la acumulación de polvo en el edificio y sobre la superficie de instalaciones portátiles. Minimizar la resuspensión de polvo. DILUIR o ABSORBER los contaminantes en espacios cerrados o contenedores - Considerar el diseño de ventilación mediante la distribución natural de las presiones de aire en el espacio cerrado si el ambiente de la sala está bien controlado, o utilizar sistemas de presión positiva que filtren el aire. - Diluir (hacer salir) el aire con un gas no reactivo, como argón, helio o nitrógeno.

- Utilizar métodos arbsorbentes activos o pasivos (los que pueden incluir materiales absorbentes de gas, partículas, vapor de agua, u oxígeno). Cambiar periódicamente los materiales absorbentes. REDUCIR LAS REACCIONES en los objetos - Disminuir el nivel de HR, de temperatura, o de la radiación ultravioleta, visible e infrarroja (donde sea apropiado). - Neutralizar contaminantes absorbidos por los objetos (por ejemplo, compuestos alcalinos en el papel inhiben el deterioro por ácido). REDUCIR EL TIEMPO DE EXPOSICIÓN - Limitar la exposición de los objetos en un ambiente poco apropiado. MONITOREAR la colección - Buscar signos de deterioro en los objetos y en el espacio cerrado o contenedor y en los productos utilizados para su construcción. MONITOREAR la existencia de contaminantes en salas y espacios cerrados - Realizar un apropiado monitoreo in situ de los contaminantes. MONITOREAR el desempeño de los sistemas de control - Verificar periódicamente la eficiencia de los sistemas de filtro de gas y polvo. - Medir el grado de filtración del edificio y de los espacios cerrados. RESPONDER a la detección de contaminantes o al daño en los objetos - Proteger los objetos del ambiente dañino, o monitorear detenidamente. - Remover el polvo, los compuestos de eflorescencia o compuestos de corrosión activa sobre los objetos. - Re evaluar las estrategias de prevención, bloqueo y reducción; considerar el análisis de costo y beneficio.

El monitoreo es un elemento esencial de la estrategia de control. No obstante, los métodos para monitorear la calidad del aire en los museos aún no han sido estandarizados ni utilizados ampliamente, debido principalmente a su elevado costo. Esta situación refuerza la función de las estrategias de Prevención y Bloqueo. El texto de Tétreault Airborne Pollutants (2003), propone un enfoque investigativo cuando los recursos están disponibles o cuando existe un problema importante. Listas detalladas de dosímetros comerciales pueden encontrarse también en la obra de Grzywacz (2006). Ante la ausencia de equipamiento para monitoreo, la inspección visual de la colección puede ser fácilmente realizada. En una inspección de rutina, busque signos de nueva corrosión sobre metales, especialmente en aquellos situados en nuevas vitrinas de exhibición o en nuevos estantes de almacenamiento. La emisión de gas desde productos frescos dentro del espacio cerrado puede provocar corrosión observable en sólo unas pocas semanas o meses. Si la HR se mantiene en niveles altos, o si existe una alta fluctuación, debe chequearse la eflorescencia, por ejemplo, la formación de polvo blanco o de cristales sobre objetos de cerámica o en conchas (Figura 1.6). Otros signos de deterioro, como el decoloramiento, las grietas y el debilitamiento, generalmente aparecen de forma gradual y la percepción del cambio es difícil de evaluar sin documentación de referencia. La acumulación de polvo puede ser también monitoreada colocando láminas limpias de vidrio en diferentes ubicaciones. Tras unos pocos meses de exposición, un análisis primario de la naturaleza del polvo a través de un microscopio óptico puede ayudar a identificar la fuente principal de emisión en la ubicación específica. Las estrategias de control pueden ser revisadas si el grado de deposición es poco aceptable.

Todas las estrategias mencionadas anteriormente son medios de prevención. Cuando se observa un problema, es necesario responder activamente. Todos los objetos en riesgo deben estar en un ambiente seguro, o debiesen ser removidos para reducir el tiempo de exposición. Es necesario un monitoreo directo y si se considera que los compuestos sobre los objetos, producto de la presencia de contaminantes, pueden aún estar activos, dichos objetos debiesen ser tratados por profesionales calificados. Una vez que se ha investigado la causa, las estrategias de control debiesen ser re evaluadas para prevenir el mismo riesgo en el futuro. Estrategias de control para diferentes niveles de preservación Algunas series de estrategias de control comunes son agrupadas para cumplir con tres niveles progresivos de preservación: básico, intermedio y avanzado. La Tabla 5 entrega tres niveles diferentes de preservación para la mayoría de los objetos en una colección. Estos niveles se basan principalmente en perfeccionar la selección de los productos de construcción, hermeticidad de los espacios cerrados y la filtración de la entrada de aire fresco. Los niveles de preservación no son absolutos y pueden ser ajustados según requieran. Tabla 5. Estrategias de control para diferentes niveles de preservación de una colección mixta ante contaminantes aerotransportados. Nivel de Preservación

Estrategias de Control

Básico - HR < 75% 1. - Dentro de la sala: evitar productos altamente emisivos 2, como capas de pintura a base de aceite o alquídicas recién aplicadas, en los depósitos cubra los objetos de grandes dimensiones con telas y láminas de plástico. Si se dispone de un sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC), el sistema de filtrado debiese ser de Clase D 3. Cada día, los pisos o áreas de tráfico deben estar libres de polvo 4. y/o - En un espacio cerrado: evitar productos alta y medianamente emisivos 2, como capas de pintura a base de aceite, o madera sin sellar, o evitar el uso de productos a base de azufre dentro de las vitrinas de almacenamiento o exhibición. Las capas de pintura deben secarse entre 3 a 4 semanas antes de usar el espacio cerrado o el contenedor. Colocar pequeños objetos en bolsas o en cajas libre de ácido o plásticas; o de lo contrario envolverlos con una lámina plástica o con tela de algodón o papel libre de ácido.

Intermedio - HR < 65% 1. - Dentro de la sala: evitar productos altamente emisivos 2, utilizar un sistema de control climático (instalación portátil o sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado) con un sistema de filtrado Clase B 3. El piso o áreas de tráfico idealmente debiesen ser liberados de polvo mediante un sistema de limpieza al vacío con un filtro de polvo de buen rendimiento. y/o - En un espacio cerrado: para mejorar la aislación de las vitrinas y de los muebles de almacenamiento se utilizan juntas y ensamblajes sellados. Evite productos emisivos 2. En

Nivel de Preservación

Estrategias de Control

almacenamiento, utilice envoltorios o cajas libres de ácido. Avanzado - HR < 55% 1.

- Dentro de la sala: evitar productos alta y medianamente emisivos 2, utilizar un sistema de control climático que posea un sistema de filtrado Clase A 3, un sistema de Calefacción, Ventilación y Aire Acondicionado capaz de satisfacer las necesidades de filtrado (dependiendo de la cantidad de visitantes, el tipo de colección, permeabilidad del edificio o de la sala). Limitar el acceso a los visitantes o al personal del museo. El piso o el área de tráfico debiesen ser liberadas de polvo mediante un sistema de limpieza al vacío con un filtro de polvo de buen rendimiento. y/o - En un espacio cerrado: utilizar una buena hermeticidad (estimada o medida como igual o menor que un intercambio de aire por día) con un sistema de absorción pasiva 5 o moderadamente agujereado y con un sistema de filtrado activo positivo. No utilizar productos emisivos o usar los de muy baja emisión 3, idealmente probados previamente o bien caracterizados. También debiese considerarse un ambiente con gas inerte. 6

Notas: 1: Si no entra en conflicto con la HR requerida para la colección en general. El valor de % se basa en el promedio de unas pocas semanas. Para mayor información, ver capítulo sobre “Humedad relativa incorrecta”. 2: Ver capítulo sobre “Productos utilizados en la preservación”. 3: Ver Tabla 6. 4: Ver también capítulo sobre administración del recinto. 5: Ver Viñeta 2. 6: Ver capítulos sobre “Plagas” o sobre “Almacenamiento”. Las estrategias de control pueden variar según las necesidades de preservación de objetos o colecciones específicos. Los objetos altamente sensibles (mencionados arriba) deben ser identificados y así permitir un nivel de preservación apropiado. Probablemente requerirán estrategias de control más estrictas para obtener el mismo nivel de preservación que el resto de la colección. Preservación Básica El nivel básico asegura una preservación mínima al agrupar las estrategias de control que minimizan el riesgo de daño por contaminantes transportados por el aire, para un periodo de entre uno y tres años. Los riesgos más altos de este tipo de contaminantes generalmente son a partir de nuevos productos, como la construcción o actualización de vitrinas sin una adecuada selección de materiales, o sin un tiempo de curado o secado mínimo antes de la ubicación de los objetos. El roble y otras maderas similares, además de capas de polimerización oxidativa como pinturas alquídicas y a base de aceite, son productos que comúnmente causan los mayores problemas de corrosión sobre metales y de eflorescencia sobre objetos derivados de calcio. El capítulo “Productos utilizados en preservación” también entrega información sobre productos problemáticos. El punto álgido de HR (sobre un 70%) también inicia y acelera la corrosión.

Puesto que la limpieza de los objetos puede ser difícil y tomar mucho tiempo, es mejor prevenir el depósito de polvo. En almacenamiento, láminas de tela o plásticas debiesen cubrir objetos de gran tamaño, y los objetos difíciles de limpiar debiesen estar en un espacio cerrado, tanto en el área de almacenamiento como en el de exhibición. Algunos consejos de conservación pueden ser necesarios para remover partículas sobre superficies frágiles (ver el capítulo sobre “Labores de mantenimiento” para mayor información sobre la limpieza del polvo). Preservación intermedia Una vez llevado a cabo el nivel básico de preservación, el personal del museo puede considerar la necesidad de un mayor nivel de preservación. Las estrategias de control descritas en la preservación intermedia permiten un riesgo mínimo de daño para un periodo de entre 10 a 30 años para objetos de sensibilidad media. El principal énfasis está en reducir la infiltración de contaminantes transportados por el aire hacia el edificio y hacia los espacios cerrados, así como una mejor selección de productos de baja emisión dentro de estos espacios. La eficiencia mínima de filtrado de partículas para el sistema de Calefacción, Ventilación y Aire Acondicionado es la Clase B en la Tabla 6, la que se basa en el desempeño de un filtro índice MERV 14 para el último paso de filtrado. Tabla 6. Especificaciones para Sistemas de Filtro HVAC (Tétreault 2003)

Eficiencia mínima de la primera etapa del filtro de partículas

Eficiencia mínima de la etapa final del filtro de partículas

Clase de especificación

Norma ASHRAE 52.2 (MERVa)

Prueba de eficiencia de la Mancha de Polvo b

Norma EN 779 b

Filtro de gas

Norma ASHRAE 52.2 (MERV)

Prueba de eficiencia de la Mancha de Polvo

Norma EN 779

Aire retornado c

AA >12 >70% >F6 1 o 2 etapas

>6 >99% >H10 filtrado

A 11 60–65% F6 1 etapa 15 >95% F9 filtrado B 10 50–55% F5 1 etapa

(preferible) 14 90–95% F8 filtrado

C 9 40–45% F5 Ninguno 13 80–85% F7 filtrado (preferible)

D 8 30–35% G4 Ninguno 12 70–75% F6 sin filtrar Notas: a: MERV (Minimum Efficiency Reporting Value): en español, “Valor de eficacia mínima a reportar”, a partir de la norma 52.2 de ANSI/ASHRAE. Esta norma reemplaza las pruebas americana y europea (Nota b). El índice MERV cubre un rango entre 1 a 20, donde 20 es el control de filtración mayor. Un índice MERV de 17 en adelante está diseñado para la necesidad de un ambiente ultra puro, como el almacenamiento de materiales radioactivos y pabellones de cirugía. b: Eficiencia del filtro basado en la Prueba de Eficiencia de la Mancha de Polvo Atmosférica de las normas ASHRAE 52.1 y EN 779 por el Comité Europeo de Normalización (incluido para referencia). c: El aire retornado es filtrado cuando recircula a través del sistema de filtro.

Preservación Avanzada Cuando los recursos están disponibles, o cuando el valor de los objetos lo justifica, la preservación avanzada puede lograrse por medio de estrategias de control más estrictas. Una membrana de alta aislación es utilizada para el edificio y se realiza una cuidadosa selección de productos no emisivos para recintos herméticos. Los absorbentes en modo activo o pasivo pueden ser utilizados en los espacios cerrados (ver Viñeta 2). Debido al estricto control requerido, el acceso de los visitantes puede limitarse en las áreas de almacenamiento, así como también, a un cierto nivel y en ciertas situaciones, en las áreas de exhibición. El objetivo de este tipo de preservación es minimizar el riesgo de daño para 100 años o más. En algunos casos, un ambiente seco y/o bajo en oxígeno puede elegirse para exhibición o almacenamiento de objetos altamente sensibles o de alto valor para asegurar este nivel de preservación. Contaminantes transferidos por contacto Un contaminante sobre la superficie de un objeto o producto puede ser transferido por contacto con otra superficie, generalmente provocando decoloración o mancha. El nivel o intensidad de la mancha depende de la cantidad y movilidad del contaminante en el material y de la porosidad o la reactividad de la superficie en contacto con el contaminante. Hasta un cierto punto, todos los objetos son susceptibles a mancharse por el contacto con productos poco apropiados. Estas manchas pueden ser difíciles de remover en objetos porosos o muy frágiles. Los productos más típicos que tienden a transferir manchas por contacto a través del tiempo, son las maderas sin sellar (en especial cuando hay nudos), papel ácido o cartón (ver Viñeta 3), PVC flexible, plásticos basados en azufre, espuma de poliuretano suave, la mayoría de las cintas adhesivas, algunos adhesivos líquidos, superficies contaminadas de sal (por ejemplo, ladrillos contaminados o pisos de piedra), metales bajo condiciones de humedad (manchas sobre materiales orgánicos y puede causar corrosión galvánica sobre objetos metálicos), y materiales oleosos como pieles y cuero, pero también los ácidos grasos provenientes del personal del museo y los visitantes. Los productos de limpieza pueden ser dañinos si son usados de manera incorrecta, por ejemplo, artículos de limpieza general en los edificios pueden salpicar hacia los objetos en exhibición y almacenamiento, o compuestos asociados con limpieza y pulido pueden causar problemas si se usan de forma inapropiada o en muy grandes cantidades. A veces los residuos dejados por los compuestos de pulido no son visibles inmediatamente. Estrategias de control Las estrategias para minimizar el riesgo de manchas por contacto, principalmente involucran el evitar productos u objetos inapropiados, bloquear la migración de contaminantes en puntos de contacto, o reducir la extensión del contacto.

La Tabla 7 entrega estrategias comunes para alcanzar tres diferentes grados de preservación por contacto con productos dañinos. El nivel básico de preservación actuará contra el daño causado por contacto para los primeros años; el intermedio y avanzado prevendrán el daño para unas pocas décadas y para unos pocos siglos, respectivamente. Pautas para la selección de productos en la prevención del daño por contacto, pueden encontrarse en el capítulo sobre “Productos utilizados en preservación”. Tabla 7. Estrategias de control para diferentes niveles de preservación de la colección contra el daño provocado por contacto con productos dañinos. Nivel de Preservación

Estrategia de Control

Básico - Evitar el contacto con productos a base de azufre; no utilizar adhesivos (a excepción del almidón para material gráfico en papel), o elásticos en contacto con objetos; deje secar las capas de pintura entre 3 y 4 semanas sobre la madera antes de tener contacto con los objetos; no utilizar cierres metálicos sin recubrir. - Evitar colocar el objeto directamente en el suelo, o sobre piso de ladrillo o cerámica contaminado con sales. - Mantener las manos limpias o utilizar guantes para manipular los objetos. Los visitantes no debieran poder tocar los objetos.

Intermedio - Utilice láminas intercaladas de baja permeabilidad como papeles amortiguadores o láminas de plástico delgadas y de baja permeabilidad, del tipo PET (tereftalato de polietileno) o Melinex 516. El aluminio laminado (papel aluminio) es también un intercalado delgado e impermeable muy bueno. - Evitar el contacto con productos ácidos, como papeles ácidos, PVC flexible y láminas de acetato de celulosa.

Avanzado - Utilice productos que no contienen y que con el tiempo tampoco generarán contaminantes secundarios, como el vidrio y plásticos gruesos recomendados.

Contaminantes intrínsecos Un contaminante intrínseco es aquel que ya está en el objeto como parte de su constitución original, o ha sido agregado durante su procesamiento o tratamiento. El deterioro inherente es un término a veces utilizado para referir a la acción de contaminantes intrínsecos en el objeto. Los contaminantes intrínsecos son inestables o pueden reaccionar con otros compuestos en el objeto para provocar daño. Nuevos compuestos formados dentro de los objetos durante un proceso de degradación pueden ser considerados también como contaminantes intrínsecos o, de forma más precisa, contaminantes intrínsecos secundarios. Un buen ejemplo es el ácido acético liberado por la película de acetato de celulosa en proceso de hidrólisis. Este ácido que se forma dentro de la película acelera su degradación. En el material gráfico en papel, el alumbre (utilizado como encolado interno) tiende a acelerar la degradación del papel. Los objetos tratados con materiales oleosos, como los acondicionadores para cuero, pueden provocar corrosión en piezas de cobre adjuntadas al cuero (Foto 1.7).

El uso de plastificantes en objetos de PVC flexible también es un problema común, pero no está realmente asociado a un contaminante intrínseco. Por alguna razón, el plastificante es inestable en el objeto y tiende a migrar a la superficie de éste. El PVC flexible se volverá pegajoso y se deformará mientras el plastificante comienza a desaparecer. Ciertos colorantes del plástico pueden disolverse y migrar con el plastificante tiñendo otras partes del objeto con el que está en contacto. La reducción de la temperatura ayudará a retrasar la migración. Estrategias de control Si los contaminantes intrínsecos son una característica de materiales inestables o de productos manufacturados utilizados en trabajos artísticos, es muy poco lo que puede hacerse para evitarlos, excepto la educación. El bloqueo del contaminante dentro del objeto a menudo es un tipo de solución. La desacidificación de libros en archivos y bibliotecas es una estrategia típica, que bloquea la acción de compuestos ácidos agregando compuestos alcalinos. Por lo demás, las principales estrategias se limitan a reducir la reacción manteniendo los objetos frescos y secos. Por lo tanto, el nivel básico de preservación consistirá en evitar los excesos de humedad relativa, temperatura y luz. Los objetos en la colección que poseen contaminantes intrínsecos debiesen ser identificados para iniciar estrategias de control especiales antes de que ocurra algún daño serio e irreversible. Algunos materiales de objetos conformados por compuestos a base de azufre, espumas de poliuretano, PVC flexible, lana (ver Foto 2), pegamentos inadecuados o acetato de celulosa, pueden provocar daño al objeto en sí mismo por la liberación de gas o por el contacto.

Figura 5. Balanza para monedas del siglo XIX almacenada en una caja de madera por muchas décadas en el Augustinermuseum, Freiburg. Donde las hebras de lana estuvieron en contacto directo, las copas de bronce presentan líneas oscurecidas. La naturaleza de la capa de corrosión negra es desconocida, pero como parte del objeto, la lana era la fuente de contaminantes o, al menos, contribuyó notoriamente al daño. La contribución de la caja de madera en la corrosión es también desconocida. Cortesía de Christoph Waller. Referencias Grzywacz, C. M. Monitoring for Gaseous Pollutants in Museum Environments. Los Angeles: Getty Publication, 2006. Hatchfield, P. B. Pollutants in the Museum Environment: Practical Strategies for Problem Solving in Design, Exhibition and Storage. London: Archetype Publications, 2002. Tétreault, J. Airborne Pollutants in Museums, Galleries and Archives: Risk Assessment, Control Strategies and Preservation Management, Ottawa: Canadian Conservation Institute. 2003. Tétreault, J. "Guidelines for Pollutant Concentrations in Museums". CCI Newsletter 31 (2003) p. 3-5. Thomson, G. Museum Environment, segunda edición. London: Butterworths, 1986. Viñeta 1. Corrosión blanca pulverulenta en almacenamiento Problema: se observa en una medalla corrosión blanca y pulverulenta (centro de la figura). El examen arrojó que todos los objetos afectados estaban hechos de plomo. Este es el resultado del uso de productos en el ambiente de almacenamiento o de exhibición que emiten ácidos carboxílicos. El plomo tiende particularmente a la corrosión debido a compuestos ácidos. Solución: Identificar la fuente de contaminación y tratarla. En este caso, los paneles de roble utilizados en la construcción de las vitrinas de almacenamiento resultaron ser la

fuente de ácido acético. El sellado de la madera con pintura de látex acrílico con un secado de a lo menos cuatro semanas y asegurar un control básico de la humedad relativa pueden ayudar a mitigar el problema. Sin embargo, debido a la sensibilidad del plomo al ácido acético y a la probabilidad de tener altos niveles de este ácido a partir de ciertos productos, se recomienda evitar usar materiales ácidos como madera, papel ácido, pintura fresca o pegamentos de emulsión fresca en exhibiciones de objetos de plomo.

Foto 2. Corrosión en medallas de plomo al interior de una vitrina de exhibición. Cortesía del Musée du séminaire de Sherbrooke.

Viñeta 2. Uso de sorbentes

Foto 3. Mezcla de sorbentes para contaminantes. Foto cortesía de Purafil, Inc. Los sorbentes (o depuradores) pueden extraer ciertos compuestos presentes en el ambiente y retenerlos mediante un proceso de afinidad o reacción. Un sorbente puede trabajar a través de la absorción (interacciones que ocurren en gran parte dentro de los poros de los sólidos) o adsorción (interacciones que ocurren sobre superficies sólidas). Los procesos involucrados también pueden dividirse en quimisorción (enlace químico con el sustrato) y fisisorción (atracción física, como fuerzas electrostáticas débiles). Los procesos de desorción también pueden ocurrir (suponiendo que los gases absorbidos no han reaccionado aún) si el sorbente está cercano al equilibrio (entre el nivel de contaminantes en el ambiente y lo que el material puede absorber) y si el nivel de contaminantes desciende en el aire ambiente. Para un buen desempeño, el sorbente debe ser reemplazado o regenerado antes que se aproxime al proceso de desorción.

Como una simple regla general, en el caso de un espacio cerrado bien sellado (suponiendo un intercambio de aire al día) sin presencia de materiales emisivos importantes (objetos y productos), 500 gramos de carbono activado por metro cúbico puede, por el período de un año, reducir el nivel de contaminantes dentro de dicho espacio por un factor de 10, en comparación al nivel en la sala. Luego de esto, el carbono deberá ser reemplazado. Si el espacio cerrado es menos hermético, si existen contaminantes internos considerables, o si la duración del sorbente debe extenderse, será necesaria una mayor cantidad de sorbente. En la práctica, el uso de estas sustancias se recomienda principalmente cuando las medidas ya están siendo aplicadas para minimizar las fuentes internas, y para mantener un nivel alto de hermeticidad de los espacios. Para mayores detalles sobre el uso de sorbentes, vea el capítulo sobre el “Cuidado de plásticos y cauchos”, o consulte el texto de Tétreault (2003). Viñeta 3. Manchas en material gráfico en papel

Figura 4. Obra en papel manchada con un paspartú ácido tras varios años de contacto directo. Este material gráfico en papel ha sido manchado por la migración del componente de una cinta ácida (paspartú) durante más de una década de contacto. La mancha es prácticamente irreversible. Se debiera haber utilizado un cartón libre de ácido. Para una preservación a largo plazo, debe evitarse el uso de papeles y cartones ácidos, como también corchetes metálicos o clips, elásticos y cinta adhesiva. Glosario Espacio cerrado: Un espacio limitado (por ejemplo, una bolsa plástica, una vitrina, un estante de almacenamiento, o una caja para transporte) donde se almacena o exhibe una colección de materiales.

Sistema HVAC: Un sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado que abarque todo el sistema de distribución de aire del edificio en los espacios acondicionados y/o en las zonas ocupadas. Material: Una sustancia que compone un objeto o producto, por ejemplo cobre, roble y algodón. Ver también los términos Objeto y Producto. Objeto: Un artículo considerado por la sociedad, o por alguno de sus miembros, de importancia histórica, artística, social o científica. Los objetos pueden estar compuestos de uno o más materiales, y puede ser mueble (como obras de arte, artefactos, libros, piezas de archivo y piezas de origen natural, histórico o arqueológico) o inmueble (como estructuras o interiores arquitectónicos de interés histórico o artístico). Producto: Una sustancia manufacturada o procesada hecha de uno o más materiales que se usan para el cuidado y almacenamiento de colecciones u objetos. Por ejemplo, la madera enchapada es un producto hecho de dos materiales: madera y adhesivo. Las especificaciones para la selección de productos utilizan una variedad de términos como inerte, estable, seguro (sin riesgo o con bajo riesgo), o apropiado. Dichos términos no han sido estandarizados e “inerte” casi siempre se refiere a un nivel muy alto de estabilidad lo que no suele ser la norma obligada en la conservación. Por el contrario, productos comúnmente recomendados como el papel libre de ácido, deberían ser prohibidos en términos de conservación.