a ti

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A ti… A ti, que ignorante de tu propio fortunio te ves tentado en la soledad de tu pensamiento, a parafrasear tus recuerdos insípidos de experiencias a las que desesperadamente luchas por significarles algo. A ti, que caminas por las silenciosas calles de tu propia ilusión, caminas, únicamente acompañado por el hueco sonido de tus pasos y los fantasmas de tus más perversas ideas aún no comprendidas y sin embargo tan antiguas como las mismas calles. A ti, que actúas pensando en que la parte más descabellada de tu futuro deseado, será también la más cierta, con una mente que lucha por mantenerse en pie a sí misma, tratando de comprender como es que aquel que pareciera correr más, aun así es el último en llegar, viendo que las líneas que dividen lo dicho de lo hecho se desvanecen y remarcan en un caprichoso va y ven de un niño con una lupa sentado junto a un hormiguero, pretendiendo entender lo que hace mientras se reprocha a sí mismo el no actuar de otra manera. A ti, que así, tan ignorante de ti, solo puedes limitarte a fingir que te comprendes plasmando garigoleadas palabras en el aire que respiras pretendiendo plasmar en ellas lo profundo de un ser atrapado en el inservible elevador de las penas que no sufre, así de ignorante de tu propia existencia, eres tú, querido ser humano.

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A ti, que ignorante de tu propio fortunio te ves tentado en la soledad de tu pensamiento, a parafrasear tus recuerdos insípidos de experiencias a las que desesperadamente luchas por significarles algo.

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A tiA ti, que ignorante de tu propio fortunio te ves tentado en la soledad de tu pensamiento, a parafrasear tus recuerdos inspidos de experiencias a las que desesperadamente luchas por significarles algo. A ti, que caminas por las silenciosas calles de tu propia ilusin, caminas, nicamente acompaado por el hueco sonido de tus pasos y los fantasmas de tus ms perversas ideas an no comprendidas y sin embargo tan antiguas como las mismas calles. A ti, que actas pensando en que la parte ms descabellada de tu futuro deseado, ser tambin la ms cierta, con una mente que lucha por mantenerse en pie a s misma, tratando de comprender como es que aquel que pareciera correr ms, aun as es el ltimo en llegar, viendo que las lneas que dividen lo dicho de lo hecho se desvanecen y remarcan en un caprichoso va y ven de un nio con una lupa sentado junto a un hormiguero, pretendiendo entender lo que hace mientras se reprocha a s mismo el no actuar de otra manera. A ti, que as, tan ignorante de ti, solo puedes limitarte a fingir que te comprendes plasmando garigoleadas palabras en el aire que respiras pretendiendo plasmar en ellas lo profundo de un ser atrapado en el inservible elevador de las penas que no sufre, as de ignorante de tu propia existencia, eres t, querido ser humano.