acceso al campo

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Paidós Básica 69

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Etnografía

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  • Paids Bsica

    69

  • Paids Bsica

    ltimos ttulos puhlicados: 23. G. Deleuze y F. Guattari - El Anti-Edipo 24. G. S. Kirk - El mito. Su significado y Junciones en la Antigedad y otras culturas 25. K. W. Deutsch - Los nervios del gobierno 26. M. Mead - Educacin y cultura en Nueva Guinea 2".. K. Lorenz - Fundamentos de la elologia 28. G. Clark - La identidad del hom/m> 29. 1. Kogan - Filosofa de la imaginacin 30. G. S. Kirk - Lo.1 poemal de Homero 31. M. Austin y P. Vidal-Naquet - Economa y sociedad en la antigua Grecia 32. B. Russell - Introduccin a la .filosofa matemtica 33. G. Duby - Enropa ,m la Edad MedUL 34. C. Lvi-Strauss - La al(arem celo-w 35. 1. W. Vander Zanden - Manual de psicologa ,wcial 36. J. Piaget y otros - Con.,truccin y validacin de las teoras cientficas 37. S. J. Taylor y R. Bogdan - Introduccin a los mtodos cualitativos de imwstigacin 38. H. M. Feinstein - Laforma

  • Ttulo original: Ethnography. PrincipIes in practice Publicado en ingls por Routledge, Londres y Nueva York Traduccin de Mikel Aramburu Otazu

    Cubierta de Mario Eskenazi

    1.a edicin, 1994

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaei6n eseritu de Jos titulares del "'Copyright"l bajo las sanciones cstabh~eidll6 en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la fflprogrufu y el trnl.nmiento informtico, y la di"tribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    1983 by Martyn Hammersley y Paul Atkinson de todas las ediciones en castellano,

    Ediciones Paids Ibrica, S.A., Mariano Cub, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paids, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires.

    ISBN: 84-493-0012-6 Depsito legal: B-I1.l59/1994

    Impreso en Hurope, S. L., Recaredo, 2 - 08005 Barcelona

    Impreso en Espaa - Printed in Spain

    Los griegos ms antiguos (aquellos C~yos escritos se han perdido) adoptaron... la pastura... intermeuia entre la presuncin de pronunciarse sobre todas las cosa~ y la desesperacin de no comprender ninguna de ellas; y, pes e a que se lamentaban frecuente y amargamente de la dificul tad de indagar y de la oscuridad intrnseca de las casas, y cua..l caballos que mordisquean impacientemente su bocado, no ~ersistan en su pesquisa y se centraban en la naturaleza, creyendo (al parecer) que a la autntica cuestin ~vase, si el cot"":J.ocimiento es o no posible- no hay que abordarla con razonaU:-:1ientos sino con tentativas. Por lo dems, confiando plenamente en la fuerza de su entendimiento, no aplicaban regla algul":l.a sino que lo elevaban todo al pensamiento riguroso, el trabaj constante y el ejercicio de la mente.

    (Fran~is Bacon, 1620)

    El conjunto de la ciencia no es ms qLl.e la depuracin del pensamiento cotidiano.

    (Albert Einstein, 1936)

    La ciencia es la racionalidad insegura.

    (W. V. Quine, 1960)

  • SUMARIO

    Agradecimientos _ 11

    Prefacio ........................... 13

    1. Qu es la etnografa? _ . . . . . . . . . 15 2. El diseo de la investigacin: problelllas, casos y mues

    tras _ . . . . . . . . . 41 3. El acceso 69 4. Relaciones de campo . .. . . . . . . . . . 93 5. Los relatos nativos: escuchar y preguntar 121 6. Documentos 143 7. Registrar y organizar la informacin . . .. . . . . . . . . . 161 8. El proceso de anlisis . . . . . . . . . 191 9. La escritura etnogrfica . .. . . . . . . . . . 227

    10. Conclusin . . . . . . . . . 253

    Bibliografa comentada de textos etnogrficos 259

    Referencias bibliogrficas . 269

    ndice de autores . 287 ndice analtico 293

  • I \

    I

    CAPTULO 3

    EL ACCESO

    La obtencin del acceso a la informacin necesaria es uno de los principales problemas de la etnografa. Este problema suele ser ms grave en las negociaciones iniciales entabladas para entrar l lugar y durante los primeros das en el campo; a pesar de todo, el problema persiste de una u otra forma durante todo el proceso de recopilacin de la informacin.

    En muchos sentidos, la obtencin del acceso es una cuestin totalmente prctica. Como veremos, sta envuelve una serie de estrategias y recursos interpersonales que todos nosotros tendemos a desarrollar en el transcurso de la vida cotidiana. Pero el proceso de ganar el acceso no es simplemente una cuestin prctica. Su logro no slo depende de una somprensin terica, de desvelar el cdigo nativo; el descubrimiento de los obstculos que dificultan el. acceso y tambin los medios efectivos para sortearlos, por s mismos, aportan indicios de la organizacin social del lugar.

    El trabajo de Barbera-Stein (1979) ofrece un buen ejemplo de ello. Su trabajo de campo se llevaba a cabo en diversos centros teraputicos y guarderas para nios en edad preescolar. El diseo original de su investigacin no lleg a ser ejecutado porque le fue vetado el acceso a diversos centros. Haciendo una retrospectiva de su experiencia, ella escribe al respecto de la negociacin del acceso:

    Las negociaciones para conseguir el acceso pueden constituirse como una situacin en la que estn envueltos puntos de vista mltiples sobre lo que es profano y est abierto a la investigacin, y lo que es sagrado o tab y est cerrado a la investigacin a menos que se asuma una posicin apropiada de respeto ~ distancia prudente.

    (Barbera-Stein, 1979: 15)

    Ella relaciona esta observacin con determinados lugares y con las actividades realizadas en ellos:

    I

  • 70 ETNOGRAFA EL ACCESO 71

    Ilaba pedido permiso para observar lo que el equipo psicoanaltico cOllsideraba sagrado. En sus interacciones con nios emocionalmente perturbados, ellos intentaban establecer lazos de sociabilidad efecI vos ms all de la relacin entre padres-hijos. ste era el primer paso en sus intentos de corregir las deficiencias en el desarrollo emocional del nio. sta era tambin la principal tarea de los trabajadores sociales en las guarderas. De acuerdo con lo dicho anteriormente, me pusieron restricciones para acceder formalmente a la guardera. Primero, el acceso formal a la guardera estaba condicionado a no realizar observaciones ni los martes ni los jueves, cuando los trabajadores sociales ocupaban a los nios en sesiones de juego con marionetas. El juego de marionetas era utilizado como una tcnica de proyeccin psicolgica para observar y estimular el desarrollo emocional de los nios.

    La negociacin del acceso y la recogida de informacin no son, por lo tanto, fases distintas dentro del proceso de investigacin. stas se sobreponen de manera significativa. Se puede aprender mucho de los problemas involucrados en la toma de contacto con la gente, as como de la forma en que sta responde a las aproximaciones del investigador.

    La entrada en el campo

    El acceso no es apenas una cuestin de presencia o ausencia fsica. Es mucho ms que una simple cuestin de conseguir o poseer un permiso para llevar a cabo la investigacin. Quizs esto pueda ser ilustrado mediante referencias a investigaciones en las(Barbera-Stein, 1979: 15)

    I1I1

    que una nocin demasiado literal del acceso ha sido especialmente engaosa. Se podra pensar que los problemas de acceso se podran soslayar si solamente se investigase en lugares pblicos como calles, tiendas, vehculos de transporte pblico, bares y locales similares. Y en cierto sentido as es. Cualquiera puede, en principio, entrar en estos lugares pblicos, puesto que son pblicos. No se

    Incluso despus de ocho meses de trabajo de campo, y despus de varias renegociaciones, el acceso a tales sesiones sagradas de juego con marionetas slo le fue permitido de manera altamente. rc'stringida. nicamente se le permitieron observar tres sesiones y le prohibieron tomar notas.

    Por el contrario, Barbera-Stein comprendi que la informacin 1 interaccional de las familias en sus hogares era demasiado sagrada, as que inicialmente no solicit acceso a este tipo de informacin. Lo que ocurri, de hecho, fue que los trabajadores sociales no vean este espacio familiar c,omo sagrado ya que el trabajo con ~I

    las familias era de inters pr;.ioritario para ellos. Esta ltima experiencia ilustra que, al mismo tiempo que hay que mostrarse sensible ante la problemtica del acceso a los diferentes dominios, no es del todo aconsejable dejarse guiar completamente por presupuestos propios acerca de lo que es o no accesible.

    La investigacin de Newby sobre asalariados rurales ofrece otro

    requiere negociacin alguna para ello. Pero, por otra parte, las co-' sas no son tan sencillas. En muchos lugares, mientras que la pre- ': sencia fsica no representa en s un problema, la actividad investi- . i gadora s puede presentarlo.

    Entre otras cosas, los lugares pblicos pueden caracterizarse por un tipo de interaccin social, que hace referencia a lo que Goffman (1971) califica como desatencin civil. El anonimato en los lugares pblicos no es necesariamente una de sus caractersticas inherentes, ste se manifiesta en actitudes que muestran falta de inters entre los sujetos, un contacto visual mnimo, un tratamiento cuidadoso de la proximidad fsica, etc. Existe, por lo tanto, la

    ejemplo de cmo los problemas del acceso se convierten en datos susceptibles de ser analizados sociolgicamente:

    posibilidad de que la atencin e inters mostradas por el trabajador de campo provoquen alteraciones en estos delicados rituales

    1 ~ de interaccin. De la misma manera, gran parte de la actividad de

    La necesidad de aproximarse a los trabajadores rurales a travs de su patrn ya informaba por s misma de la situacin social de los 1 sarrollada en lugares pblicos es superficial y breve. El trabajador de campo que desee embarcarse en una observacin prolongada de- " trabajadores... es decir, que stos eran socialmente invisibles para ber resolver el problema de la superficialidad y tratar de pro- \ muchos de los habitantes de la localidad y que el patrn era un ele porcionar una explicacin al respecto. mento fundamental en sus vidas. Karp (1980) aporta algunos ejemplos de estos problemas en su

    (Newby, 1977a:115) investigacin sobre escenarios pblicos de interaccin sexual en Times Square y sus alrededores en Nueva York, particularmente

    l

  • 72 73 ETNOGRAFA

    l'll las libreras y cines pornogrficos. Seguramente, sta es una 10l'alizacin pblica muy singular en la cual una buena parte de lo expueslo tiene mala reputacin, lo que hace que el comportamiento cn pblico sea discreto.

    Karp ensay varias estrategias para conseguir el acceso y coIllcnzar la interaccin. Intent negociar abiertamente con algunos gerentes de libreras pero no tuvo xito. (l explica que, posteriorrnente, algunos colegas le comentaron que en vista de la naturaleza scxual del tema tratado, presentarse como profesor del Queens CoIlege no era un buen comienzo para sus negociaciones.) Posteriormente, despus de un tiempo de observacin, los transentes habiluales del rea, extraados con su presencia sistemtica en los alrededores, pensaban que era o un pervertido o un polica. Karp lambin explica su poca eficacia en entablar relaciones con prostilutas, aunque sus notas de campo parecen reflejar unos intentos ms bien discretos e ingenuos.

    Karp resolvi parcialmente sus problemas de acceso cuando se dio cuenta de que stos eran paralelos a los problemas de interaccin de los propios actores, pudiendo de esta forma reconducir sus problemas de acceso haca propsitos analticos. l seala este punlo al describir su investigacin:

    Basndome en mi propia experiencia puedo describir, por lo menos parcialmente, la problemtica de la presentacin personal entre los actores que participan en los escenarios de inter.accin sexual en Times Square. Frecuent libreras y cines pornogrficos durante casi nueve meses. A pesar de mi relativamente extensa experiencia, no fui capaz de superar una sensacin incmoda durante todo el trabajo de campo. Por ejemplo, me senta nervioso ante la perspectiva de entrar en una sala de cine. Este nerviosismo se expresaba en unas palpitaciones crecientes. Para entrar, esperaba hasta que quedaban pocas personas en los alrededores del cine; preparaba el dinero de la entrada con antelacin; y no me atreva a mirar a la cara de la taquillera.

    (Karp, 1980:94)

    En vista de tales limitaciones interaccionales, Karp decidi refugiarse nicamente en la observacin. l concluye que los lugares pblicos pueden ser tan difciles como los mbitos institucionales.

    En gran parte, el caso de Karp es un ejemplo de relativo fracaso en conseguir una presencia y unas relaciones de trabajo efectivas, aunque l aprovechara sus problemas para fines analticos.

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    EL ACCESO

    Sin embargo, basndonos en esta experiencia no podemos concluir que la superficialidad nunca desembocar en condiciones de trabajo viables. West escribe sobre el valor de estas aproximaciones aparentemente aleatorias:

    Me encontr tanto con delincuentes fichados como con otro tipo de gente al frecuentar sus ambientes, tales como tiendas, casas de bao, restaurantes, callejones, intentando entablar relaciones casuales a base de bebidas espumosas, unindome a sus juegos, a sus charlas amistosas y otros procedimientos similares. Tomar una actitud temeraria y de dureza me ayudaba ante las posibles ocasiones de rechazo, as como tambin fueron importantes la habilidad en la conversacin y en los deportes, la empata y la sensibilidad. Recuerdo pocos incidentes de rechazo integral. Normalmente, haca frecuentes incursiones en el vecindario elegido como objeto de estudio, al principio hasta dos veces por da: me detena en las esquinas, paseaba por las calles ms concurridas, me dejaba caer en las tiendas, participaba en juegos de piscina, miraba partidos de baseball o beba bebidas espumosas en los restaurantes. Cuando sala de cada uno de estos lugares, subrepticiamente, anotaba los nombres o descripciones de los jvenes que haba conocido o visto, y despus continuaba. Despus de unas pocas visitas, quizs un par de semanas, fui reconocido como un transente habitual y ya haba conseguido entablar conversaciones con unos cuantos jvenes.

    (West, 1980:34) "

    Liebow (1967) tambin describe cmo, exitosamente, consigui iniciar su investigacin hacindose el despreocupado. En el transcurso de su relato ilustra un considerable nmero de aspectos referentes a la negociacin del acceso. l participaba en un estudio ms amplio sobre prcticas de educacin infantil entre familias de baja renta en el distrito de Columbia, y se tena que encargar de recopilar material de campo sobre los varones del barrio para, posteriormente, complementarlo con la informacin conseguida a travs de las entrevistas con las familias. Una vez que Liebow ley la literatura existente sobre el tema, el director le indic el vecindario elegido para que se lo pateara. Liebow cuenta cmo se encontr sumergido en ese vecindario. En el primer da fue testigo de una pelea entre un polica y una mujer, y comenz a hablar con alguno de los observadores, entablando una larga charla con un hombre joven. Lo que sigue es lo que escribi y comenta retrospectivamente:

    t1

  • 74 75 ETNOGRAFA

    No haha conseguido lo que me haba propuesto, pero slo era el prilllLT Ja. Y, de todas maneras, cuando escrib sobre esta experien

    cia aquella noche, sent que presentaba una buena imagen de ese jo

    vell y que la mayor parte del material recogido era vldo. Maana, me dije, volver a mi plan original, nada se haba perdido. Pero el nUlIlana nunca lleg...

    (Liebow, 1967:238)

    El plan original que Liebow acariciaba inicialmente consista en rcalizar diversos estudios en pequeos mbitos, cada uno cuhricndo una parte estratgica del mundo de los varones de baja

    '\ l

    rcnta: un estudio del vecindario, otro del sindicato, de un bar clandcstino, quiz complementados por diversas historias de vida y ge '\ nealogas. En la prctica, no obstante, en vez de patearse el ve ~

    cindario elegido,

    Me met tan a fondo que me vi sumergido completamente, y cual ') 1,'1quier plan de hacer tres o cuatro estudios separados, cada cual con .~

    f,

    sus propios lmites, ntidos y claros, cay para siempre en el olvido. Mis excursiones inciales por las calles -para hacer averiguaciones, captar el sentido de las cosas, y sentar las lneas del trabajo de

    :./ campo- rara vez me llevaron ms all de una manzana o dos de 'f~

    la esquina de donde haba partido. Desde las primeras semanas, o incluso das, me encontr en medio de los acontecimientos: las prin

    cipales lneas de mi trabajo de campo fueron sentndose casi sin que me diera cuenta. Durante la mayor parte del ao siguiente, e inter :l mitentemente despus, mi centro de operaciones fue la primera es iquina de la calle en la que comenc mi trabajo.

    (Liebow, 1967:236-237)

    En el segundo da de su trabajo de campo, Liebow volvi al lugar de su primer encuentro. De nuevo estuvo conversando con tres borrachines cuarentones y un hombre ms joven que pareca salido de un anuncio de una revista de modas... (1967:238-239). Este hombre ms joven era Tally Jackson, que actu como padrino e informante de Liebow y en cuyo crculo social se centr la investigacin.

    El estudio de Liebow constituye hoy en da una contribucin importante e impresionante a la etnografa urbana, aunque hay seales de peligro en su relato sobre su trabajo de campo. Puede o no haber sido una buena idea abandonar sus originales, y algo vagas, intenciones de conducir varias pequeas investigaciones rela-

    EL ACCESO

    cionadas entre s. Por otra parte, puede no parecer tan buena idea, tal como aparece, entregarse completamente al encuentro casual con Tally y sus consecuencias. Tal y como el propio Liebow seala, las principales lneas de mi trabajo de campo fueron abandonadas casi sin que me diera cuenta (1967:237) (las cursivas son nuestras). En este punto, ms que la transformacin del problema de investigacin en respuesta a las oportunidades surgidas en el curso de la misma y la modificacin del diseo de la investigacin de acuerdo con ello, el problema es que Liebow parece haber abandonado el diseo sistemtico de la investigacin.

    No obstante, la investigacin de Liebow ilustra la importancia del padrinazgo informal. Tally le avala, introducindole en su crculo de amigos y conocidos, facilitndole el acceso a la informacin. El ms famoso de estos padrinos en el campo es, sin duda, Doc, quien ayud a Whyte en su estudio sobre los muchachos de la calle (Whyte, 1981). Su apndice metodolgico es una descripcin clsica del acontecer casual del desarrollo del diseo de la investigacin, y de la influencia de Doc como la ms determinante de su evolucin. Doc ofreci a Whyte la proteccin de su amistad y le adiestr en una conducta y comportamiento adecuados.

    Los contactos de Liebow y Whyte con sus padrinos fueron bastante fortuitos. Sin embargo, se puede alcanzar una proteccin de este tipo recurriendo a redes sociales existentes basadas en la amistad, el parentesco, relaciones de trabajo, etc. Hoffman aporta indicios acerca de la forma cmo se pueden activar estas redes, al mismo tiempo que llama la atencin, una vez ms, sobre las relaciones entre los problemas de acceso y la calidad de la informacin resultante. La investigacin de Hoffman haca referencia a una elite influyente -miembros del equipo directivo de un hospital en Quebeco En primer lugar, ella destaca el problema del acceso a esta elite:

    Presentndome como una estudiante licenciada en sociologa tuve un xito muy limitado en los contactos con los porteros del mundo ejecutivo. Haca constantes llamadas telefnicas y enviaba cartas solicitando una entrevista con Mr. X, que siempre estaba ocupado o se encontraba en una reunin. Cuando consegua entrar, las entrevistas no excedan la media hora y continuamente eran interrumpidas por llamadas telefnicas (anunciando reuniones importantes, secretarias preguntando si pasaban las llamadas, etc.) y la nica cosa que consegu extraer del trabajo (Goffman, 1959) era la versin pblica de lo que hacan los diferentes equipos del hospital.

    (Hoffman, 1980:46)

  • 76 77 ETNOGRAFA

    Sin embargo, durante una de las entrevistas, el informante descubri que conoca a miembros de la familia de la etngrafa. Ello dio lugar a un tipo de entrevista e informacin muy diferente:

    El resto de la entrevista aport datos dramticamente diferentes a los recogidos hasta entonces. Fui presentada ante los equipos con una imagen muy diferente a la usual. Supe, por ejemplo, lo inexpertos que suelen ser los miembros de estos equipos, cmo el comit ejecutivo ejerce su control sobre el resto del equipo, cmo se orientaban las actividades y cules eran sus contenidos, y muchos otros aspectos de la organizacin social informal de los equipos.

    (Hoffman, 1980:46-47)

    Abandonando la lnea original de su investigacin -basada en entrevistas que provean ejemplos representativos a partir de diferentes instituciones- Hoffman, debido a sus observaciones, empez a seleccionar informantes a partir de sus ocupaciones sociales. Empez con sus contactos entre el personal directivo y, luego, les peda que le recomendaran a otros informantes y as sucesivamente. Ella sac la conclusin de que esta estrategia produca ms informantes y una informacin ms significativa.

    Hoffman yuxtapone grficamente las respuestas ms comunes para ilustrar esta cuestin:

    P.: Qu opinin tiene sobre la forma utilizada para reorganizar el equipo?

    Respuesta a un socilogo desconocido

    Miembro A del Equipo

    Creo que la idea bsica de participacin es buena. Necesitamos una mayor comnicacin con los diferentes grupos. Y pienso que probablemente ellos tendrn mucho que aportar.

    Respuesta a un individuo conocido

    Miembro B del Equipo

    Esta actividad es impracticable. Todo es muy bonito y est muy bien el tener a estas personas por equipos, ellos nos pueden aclarar cosas sobre esto o aquello o explicarnos cualquier situacin, pero no puedes llevar un hospital as.

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    ...

    EL ACCESO

    P.: Cmo se desenvuelven los nuevos miembros del equipo? Participan? Hay problemas?

    Miembro A del equipo

    oo. Oh s, Mr. X (un auxiliar) participa. Hoy me pregunt algo pero no recuerdo lo que era. A veces les falta habilidad y experiencia, pero ya la irn cogiendo. No hay problemas con ellos. Nos llevamos muy bien.

    Miembro B del equipo

    Mr. X no ha abierto la boca excepto para comer sndwiches... pero en qu puede contribuir? .. Se poda confiar en el tipo de miembro que haba antes ... sabas que podas contar con su apoyo. No tenas que estar vigilndole todo el tiempo. Pero esta gente nueva, quin sabe cmo van a reaccionar? Se van a pegar a tu lado? Adems est el problema de la confidencialidad. Cualquier cosa que digas va a correr por el hospital despus de diez minutos de haberla dicho. Ya no puedes hablar tanto. Tienes que tener cuidado por si alguien interpreta que eres demasiado condescendiente o demasiado altivo.

    (Hoffman, 1980:48-49)

    Aqu, Hoffman tiende a ver las fuentes de acceso en trminos de la confidencialidad y de la imagen que quieran dar los informantes, y, claramente, opone los dos tipos de informacin en funcin de la mejor y mayor veracidad de sus relatos. Esto pue de ser problemtico: la franqueza tambin puede ser un cumpli. do social en aras de la discrecin, pero, ms adelante, volveremos al problema de la autenticidad de la informacin. En resumen, la discusin de Hoffman, dramticamente, centra la atencin en las relaciones entre el acceso, la imagen que da el trabajador de canlpo y la informacin recolectada. ! .

    Dentro de la misma lnea, Loizos (1975:302) describe cmo clasific rpidamente las relaciones de parentesco en la selecta villa de Kalo en Chipre durante su trabajo de campo. Su padre haba nacido all, por lo cual esto hizo posible que me clasificaran COI1!O un chipriota nativo (aunque un tanto peculiar>. A pesar de que 110 saba griego y de la considerable distancia social existente enll'l' l y los villariegos, Loizos percibi que muchos de ellos se sentall obligados a ayudarle en su trabajo de campo. En gran medida. aUIl

  • 78 79 ETNOGRAFA

    que sus mtodos seguan siendo los tpicos de un trabajador de campo novato, la posicin de Loizos en la villa era privilegiada.

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    1 ,,'1

    Los porteros ~~.

    ,~'El relato de Hoffman nos lleva hacia los mbitos formales o privados, en los cuales los lmites estn claramente marcados, :11

    ino son fcilmente penetrables y suelen estar vigilados por porteros .En las organizaciones formales, por ejemplo, las negociaciones iniciales para el acceso pueden centrarse en el permiso formal que legtimamente ser garantizado por un tipo de personal que se puede considerar clave. Aunque no necesariamente en todos los casos los porteros son el punto inicial de contacto del etngrafo para introducirse en el lugar que est estudiando.

    No obstante, el mbito de influencia de tales mediadores no est siempre claro. Efectivamente, la distincin entre los responsables y los mediadores no se presenta de manera clara. Incluso en las

    , I organizaciones burocrticas formales no siempre est definido a quines hay que recurrir para obtener el permiso, o a quin de entre los miembros es aconsejable recurrir. Gouldner se refiere a este problema en su estudio sobre la fbrica de yeso de Oscar Center. l cuenta que el equipo de investigacin

    hizo una doble entrada dentro de la planta, introducindose al mismo tiempo a travs de la compaa y del sindicato. Pronto nos dimos 1 cuenta claramente de que habamos cometido un error. El problema no haba sido hacer una doble entrada, sino no haber hecho una triple entrada. Nos habamos olvidado de hacer un contacto independiente con un grupo distinto: el equipo directivo de la planta especfica que nos interesaba. De forma descuidada habamos supuesto que el equipo directivo central tambin representaba al equipo de la planta local y, como constatamos ms tarde, se no era el caso. Como consecuencia de ello, nuestras relaciones con el equipo directivo local nunca fueron tan buenas como con los trabajadores o con el equipo directivo central.

    (Gouldner, 1954:255-256)

    Saber quin tiene el poder de facilitar o bloquear el acceso o quines se consideran o son considerados por los dems como poslTl!o!"es tle la autoridad suficiente para garantizar o rechazar el ;llTCSO es, sin lugar a dudas, un aspecto fundamental del conoci "

    L

    EL ACCESO

    miento sociolgico del campo. Pero este dilema no es tan terrible como puede parecer al principio. De acuerdo con lo que dijimos en el captulo 1 la investigacin nunca empieza de la nada, se apoya en mayor o menor medida en el conQcimiento proporcionado por el sentido comn. Debemos intentar saber lo suficiente de un lugar como para poder valorar las estrategias que probablemente sern ms efectivas para conseguir entrar. En el caso de que no lo sepamos, podemos inspeccionar con anterioridad el campo, por ejemplo, contactando con gente que lo conozca o que tenga conocimiento de otros lugares similares. Normalmente, esto resolver el problema aunque, como Whitten (1970) descubri en su investigacin sobre las comunidades negras en Nueva Escocia, no existen garantas de que la informacin conseguida sea vlida. La gente del lugar aconsej a Whitten que llamara por telfono al concejal del distrito puesto que intentar encontrarse con l sin antes llamarle no sera prudente. l as lo hizo, con resultados desastrosos:

    Me present como un antroplogo de los Estados Unidos, interesado por los problemas que enfrentan las personas de las comunidades rurales de diferentes partes de Amrica. Siguiendo el procedimiento usual en los Estados Unidos y apoyado por nuevos escoceses instruidos, le dije que yo estaba especialmente interesado por las comunidades negras que permanecan marginadas del sistema socioeconmico global. Educada pero firmemente, me dijo que la gente del interior de la regin de Dartmouth ya tena bastante de forasteros que les insultaban y les causaban perjuicios con la excusa de la investigacin, que la gente de la regin era tan humana como yo mismo y que poda hacer estudios en otras comunidades de la provincia. Me pregunt por qu haba elegido a los negros, y cuando le expliqu que los negros, ms que otros, haban sido excluidos de la plena participacin, me dijo de nuevo que la gente rural de Nueva Escocia no era diferente y que la gente de color estaba harta de ser considerada diferente puesto que no lo era. '

    (Whitten, 1970:371)

    Whitten descubri que haba cometido dos errores bsicos:

    Primero, cuando los nuevos escoceses dicen que hay que llamar al responsable oficial de la comunidad estn guardando el respeto debido al oficial pero no esperan que el investigador tome en cuenta el consejo. Ellos esperan que el investigador establezca un contacto duradero con alguien que pueda presentarle al oficial. Lo crucial de este procedimiento es que el investigador sea conocido primero por

    ................~~

  • 81 HO ETNOGRAFA EL ACCESO1 la persona que har su presentacin, para que el mediador pueda hacerse responsable de los errores del investigador. La recomendacin de acudir directamente al oficial les exime de la responsabilidad que podra devenir de su mediacin, y por esta razn se espera que ninguna persona siga el consejo. Segundo, no se espera que uno use el trmino negro para referirse a los nuevos escoceses identificndolos tnicamente a travs del color. El uso de terminologa tnica (incluyendo el trmino de color) est reservado a aquellos que forman parte del sistema...

    Descubrimos que la manera ms efectva de aproximarnos al oficial era no establecer ningn tipo de diferenciacin tnica, esperando a que el oficial hiciera por su cuenta la distincin (por ejemplo, entre la comunidad de color y la comunidad blanca). Actuando de esta manera, el investigador est en posicin de inquirir inmediatamente sobre el significado de la etnicidad. Si hubiramos actuado un poco ms despacio e ignorado las diferencias tnicas podramos haber tenido xito en conseguir el acceso rpidamente, pero nos equivocamos al suponer que conocamos la mejor manera de hacer las cosas en Angloamrica. Por hablar demasiado, y no reflexionar cuidadosamente sobre las posibles connotaciones implicadas en nuestras instrucciones nuestro trabajo se fue a pique temporalmente.

    (Whitten, 1970:371-372)

    Garanticen o no la entrada al lugar, a los porteros, generalmente, les interesar, comprensiblemente, dar una imagen de la organizacin que el etngrafo va a retratar, y tendrn intereses prcticos en que a ellos y a sus colegas se les presen~e bajo una luz favorable. Como mnimo, ellos desearn salvaguardar lo que perciben como sus intereses legtimos. Los porteros, por lo tanto, suelen iritentar ejercitar algn grado de vigilancia y control, tanto para bloquear ciertas lneas de investigacin 'como para guiar al trabajador de campo en una direccin u otra.

    Como ejemplo de cmo los porteros pueden intentar influir en algunas cosas, Bogdan y Taylor explican:

    Conocimos a un novato que contact con un reformatorio para marcar una cita a partir de la cual comenzara con su observacin. El supervisor con el que habl le dijo que no sera interesante visitar el reformatorio aquel da ni el siguiente porque los chicos estaban hal'iendo las decoraciones del Hallowe'en. Entonces, l sugiri alguIlOS momentos del da que seran los ms apropiados para que el observador observara alguna cosa. El observador se vio forzado a l'!l'gir entre un nmero limitado de alternativas cuando haba deja

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    I

    .~

    do claro que le interesaba analizar una amplia variedad de actividades y momentos.

    (Bogdan y Taylor, 1975:44-45)

    Aunque Bogdan y Taylor narran este episodio como propio de un novato, este problema se plantea a menudo incluso entre los ms experFos trabajadores de campo. (En estos casos, el etngrafo o etngrafa necesitan argumentar que estn intentando, o incluso desean, observar lo mundano, la rutina y hasta los aspectos ms tediosos de la vida cotidiana.)

    En este contexto, una de las dificultades a las que nos enfrentamos a menudo aparece dada por el hecho de que los aspectos ms delicados son los ms interesantes prima facie. Los perodos de cambio y transicin, por ejemplo, pueden ser percibidos por los propios participantes como problemticos y, por esta razn, ellos pueden querer mantener a los observadores a cierta distancia: el inters por el conflicto viene dado por el hecho de que, entre las oportunidades de investigacin disponibles para el trabajador de campo, tales disturbios pueden ser particularmente productivos.

    Mackay (1967) destaca esta posibilidad haciendo una retrospectiva de la fase de encuentros iniciales en los que negociaba el acceso en una escuela de la Columbia britnica. Despus de llegar a un acuerdo inicial con el director,

    El director me dijo que ahora tena que ir con los profesores y discutir con ellos sobre el tema y que despus se pondra en contacto conmigo. Aesto sigui un intervalo de cerca de diez das, los cuales, nos dijeron, haban sido necesarios porque uno de los profesores estaba enfermo (y) otro se estaba recuperando de un perodo de intenso stress emocional. Puesto que las negociaciones para entrar en la escuela se haban acometido al comienzo del curso escolar, quiz los profesores no queran que otras personas estuvieran presentes, dado que el control sobre los estudiantes todava no se haba consolidado. (Esta misma actitud qued reflejada en las sugerencias que los profesores hicieron al observador acerca de las Navidades, dicindole que no queran observaciones justo antes de las vacaciones de Navidad. En este perodo del curso, la enseanza formal se reduce al mnimo y los estudiantes estn ocupados en tareas de decoracin de las aulas y preparacin de los actos navideos. Estas actividades, presumiblemente, no se supervisan tan estrictamente como las actividades que se realizan durante el resto del curso, y los profesores no suelen querer que sus estudiantes sean observados en esos momentos.)

    (Mackay, 1967:80-81)

  • 83 H2 ETNOGRAFA EL ACCESO

    Al rrincipio, evidentemente, Mackay no poda de ninguna maIlt'ra conocer la verdadera razn de la demora de su trabajo de campo. Pero como saba de la posibilidad de que los profesores le deneg

  • 84 ETNOGRAFA EL ACCESO 85

    posible el acceso al lugar, no estn bien fundadas. Existen muchos lugares de los cuales se podra esperar que fuese impedida la entrada pero que, al menos en parte, resultan ser accesibles. Por ejemplo, Fielding (1982) se acerc al Frente Nacional para solicitar permiso para llevar a cabo una investigacin sobre esa organizacin y lo aceptaron, a pesar de que l consideraba necesario complementar el acceso oficial con una observacin encubierta. De manera similar, Chambliss narra cmo consigui el acceso al mundo del crimen organizado:

    Vestido con ropas de camionero, fui a los barrios bajos, a las reas .\ donde viven los japoneses, los filipinos y los negros de Seattle... Sen

    tado en la barra de un caf, un da, me di cuenta de que gente diver

    sa entraba por una puerta que haba dentro del local. Le pregunt a la camarera, Millie -una esbelta ex prostituta cuarentona y dro

    gadicta ocasional con la que haba entablado cierta amistad- a dn

    de iba esa gente:

    MILLIE: A jugar a las cartas. yo: All detrs? MILLIE: S, es ah donde se juega al pker. yo: Y yo puedo jugar? MILLIE: Claro, ve. Pero vigila tu bolsillo.

    As que, prudentemente, me dirig hacia all, a travs de la puerta trasera y me introduje en una amplia sala que tena siete mesas oc

    togonales cubiertas por un tapete verde. El encargado de la sala de juego, inmediatamente, con un gesto, me invit a que me sentara. Jugu -todo el rato vigilando mi bolsillo como me haban avisado.

    Durante la semana siguiente volv todos los das ... Conversando con el encargado de la sala de juego y con otros jugadores descubr lo que algn taxista ya me haba dicho: que la pornografa, el juego, la prostitucin y las drogas estaban prcticamente disponibles en cualquier esquina de la calle. As que empec a frecuentar otros ca

    fs, salas de juego y bares. Mientras practicaba diversos juegos iba reuniendo mucha informacin a partir de conversaciones casuales.

    En una semana me convenc de que la ilegalidad estaba altamen

    le organizada. El problema era descubrir cmo y por quines. El da 30 de ese mes estaba sentado hablando con Millie cuando un hom

    bre, que identifiqu como polica, entr por la puerta y se introdujo en el despacho del gerente. Le pregunt a Millie qu era lo que aquel hombre estaba haciendo all:

    MII.I.JE: Es el recaudador.

    l-

    yo: El qu? MILLIE: El recaudador. Recoge el dinero para la gente de abajo. Yo: Ah.

    Me pas los dos meses siguientes hablando informalmente con l gente que conoca durante las partidas de cartas, en las sex-shops o por la calle. Pronto empec a sentir que haba llegado a un punto muerto... Haba descubierto los aspectos generales del crimen organizado en Seattle pero el funcionamiento a un nivel ms alto segua siendo un misterio. Decid que era el momento de revelar mi identidad.

    Invit al encargado de la sala de juego donde jugaba ms a menudo para que me acompaara a comer. Le llev al club de la Facultad de la Universidad de Washington. Ese da l me vio de modo distinto, yo iba afeitado y llevaba camisa y corbata. Le habl sobre la experiencia y mis intereses puramente cientficos y, como mejor pude, le expliqu el porqu le haba engaado al principio. l se ofreci a ayudarme. Pronto empec a recibir llamadas telefnicas: Entend tu inters por Seattle. Aceptaras investigar al cuado de Charles Carroll ?. Y hubo un encuentro verdaderamente clandestino en un almacn abandonado del muelle.

    Durante los siguientes diez aos continu con esta investigacin, ampliando mis contactos y participando incluso en una gran variedad de prcticas ilegales. Conforme se iba difundiendo mi inters por estos temas y aumentaba mi credibilidad como alguien en quien se poda confiar, reciba ms ofertas para hablar de las que poda atender.

    (Chambliss, 1975:36-38)

    Los trabajos de Holdaway, Fielding y Chambliss plantean la cuestin del engao dentro de las negociaciones para el acceso. Cuando la investigacin se oculta tanto a los estudiados como a los porteros, el problema del acceso se resuelve definitivamente, siempre que no se descubra el engao; a pesar de todo el investigador se ve obligado a convivir con las dudas morales, las angustias y las dificultades prcticas para llevar a buen trmino esta estrategia., Sin embargo, si la investigacin se lleva a cabo sin el conocimiento! o la complicidad de alguien, el trabajo de campo resultar extrao.:i; Es mucho ms normal que a algunas personas se les escondan las: verdaderas intenciones mientras que otras se conviertan en confidentes del investigador.

    . Pero el problema aqu no slo radica en si pedimos permiso para realizar la investhiacin y a quines se lo solicitamos sino tambin

  • 87 1'\(1 ETNOGRAFA EL ACCESO

    ,'11 lo ,/I/r' pil'llsall aquellos a los que les concierne. Algunos autores . l'l'l'll;lllll'IILIIII lIlll' se negocie la investigacion"explcitamente, expo

    ""lIil'l~1h dl"ldl,ldarnente las propl1e~tas de la investigacin y los mlodos qlle sl'r

  • 89 MM l' I NOI 114/\1'1/\ EL ACCESO

    11'11111111, ,,11'11111 IIIIIII/Iil' 11I1 lil'llIPO haha comprado a los campesiIIO~ I'lIhllll I'll~ 1'~n'dl'lIil's de su produccin agrcola y que adems, 1I1 plll'l'l'l'I, Iwh/:Il1dqurido tierras en la vHla mediante prcticas ines,1,: I'IIJ1lilosas dl' OSCLlI1.J; J1aturaleza. l dijo que los pahari trataban a los l'xt I'anjeros como

  • 9190 ETNOGRAFA EL ACCESO

    vistas, yo estaba abrumado y turbado con tantas muestras d~ solicitud. De repente, se haba puesto de moda entre los villariegQs,hacerse entrevistar por el distinguido ar.1lroplogo norteamericano.

    - I ' -y (Hansen, 1977: 163-164)

    Los porteros, padrinos y similares (ciertamente; la mayora de la gente que acta como anfitrin en la investigacin) operarn en trminos de sus expectativas sobre las intenciones y la identidad del etngrafo. Como dejan claro los ejemplos de Hansen y' Barrett, stas pueden estar seriamente implicadas en la calidad y naturaleza de la informacin recogida.

    Muchos anfitriones tienen expectativas sobremanera imprecisas depositadas en la investigacin, especialmente en lo que se refiere al trabajo etnogrfico. En este sentido, tienden a predominar dos modelos estrechamente relacionados entre s: el experto y el crtico. Ambas imgenes pueden contribuir para hacer que el portero se sienta incmodo sobre las consecuencias de la investigacin y los efectos de su conduccin.

    El modelo del experto frecuentemente parece sugerir que el investigador social es, o debera ser, una persona que est extremadamente bien informada sobre los problemas y sus soluciones. Esta expectativa puede suponer que el etngrafo que negocia el acceso est reivindicando su papel de experto, y se espera que l caracterice la organizacin o comunidad. Este punto de vista, por tanto, conduce directamente a la segunda imagen, la del crtico. Los porteros pueden esperar que el etngrafo intente actuar como un examinador.

    Bajo algunas circunstancias, esas expectativas pueden tener connotaciones favorables. La evaluacin hecha por expertos, llevada con el objeto de mejorar la eficiencia, las relaciones interpersonales, la planificacin, etc., puede tener al menos el apoyo de aquellos que estn en la cima (aunque no necesariamente de los que esln en posiciones de subordinacin). Por otro lado, los porteros pueden sentirse recelosos de la vigilancia que ellos esperan que los expertos crticos ejerzan. Incluso, aunque no sea retirado el permiso para investigar, los porteros pueden, como ya sugerimos, inten1" l' di I'igi r la investigacin hacia los terrenos que ellos prefieran :dl'jal'la de las reas potencialmente ms delicadas. Por otro lado, puede ser muy difcil para el etngrafo ganarse

    1:1 l'I'edibilidad si sus anfitriones esperan de l cierto tipo de cono

    .....

    cimiento experto. Tales expectativas chocan con la ignorancia e incompetencia real o simulada del trabajador de campo. Smigel (1958), por ejemplo, comenta la propensin de los abogados a intentar