adrián guissarri - la argentina informal

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  • a Mercedes, Mariana y Rafael

  • La ley, pervertida! La ley y tras ella todas las fuerzas colectivas de lanacin la ley, digo, no solamente apartada de su finalidad, sino queaplicada para contrariar su objetivo lgico . La ley, convertida eninstrumento para todos los apetitos inmoderados, en lugar de servir defreno! La ley, realizando ella misma la iniquidad, de cuyo castigo estabaencargada! Ciertamente, se trata de un hecho grave, si es que existe ysobre el cual debe serme permitido llamar la atencin de mis conciu-dadanos.

    FREDERIC BASTIAT en La ley.

  • PRLOGO

    Lo mejor que puedo decir de este libro de Guissarri es que me gustara ser su autor. Porque no es fcilencontrar un tema relevante, hacer sobre l aportes significativos, y encima presentar el material de manerarigurosa y de atractiva lectura.

    Nadie que viva o haya vivido en las ltimas dcadas en Argentina, o aun quien haya tenido algncontacto con la economa de nuestro pas, necesita leer esta obra para saber de la existencia de la economainformal en Argentina, lo cual el autor de la obra tiene bien en claro. Por ello es especialmente oportunoque el Instituto de Estudios Contem-porneos (IDEC) haya tenido la iniciativa de patrocinar lainvestigacin.

    A partir de la existencia de una lamentable realidad como es la economa informal, el autor se hapropuesto avanzar en un doble sentido. Por una parte, trascender el plano anecdtico (indispensable com-plemento de esfuerzos como el realizado en esta obra, para comprender la cuestin de manera integral) parapasar al plano de la estimacin del fenmeno de la economa informal a nivel de la economa en su conjun-to; y por la otra, proponer una relectura de la historia econmica argentina a partir del fenmeno de laeconoma informal.

    En ambos sentidos, Guissarri avanza de manera significativa, y slo el tiempo dir si en materia deeconoma informal "todo est en Guissarri".

    En el plano descriptivo, a partir del esfuerzo de Guissarri sabemos lo siguiente: 1) en Argentina, laeconoma informal es 60 por ciento de la registrada o, si se prefiere, slo dos tercios de la economa realest registrada en las cuentas nacionales; 2) la economa informal es una realidad creciente en Argentina,pero tambin incluyndola en los clculos el pas redujo sustancialmente su crecimiento desde mediados dela dcada de 19701; 3) distintos mtodos de estimacin de la economa informal (como el mtodomonetario y el de la energa elctrica) arriban a resultados similares; y 4) el grado de economa informalque existe en Argentina excede el verificado en otros pases donde se han realizado estimaciones similares.

    Por su parte, en el plano interpretativo Guissarri nos sugiere muy persuasivamente releer la historiaeconmica argentina conectando el fenmeno de la economa informal con el del "capitalismocorporativo", conexin bien ntima puesto, que, segn el autor, ambos hechos tienen nada menos que unaraz comn.

    Con enorme frecuencia quienes analizan la cuestin de la economa informal se enamoran delfenmeno, perdiendo de vista que si bien en una economa distorsionada el bienestar de su poblacin esmejor con economa informal que sin ella, todava mejor sera dicho bienestar en ausencia de lasdistorsiones que generaron la economa informal. Dicho de otra manera, la justificacin de la economainformal es, en el mejor de los casos una de "segundo mejor". Esto est claro en el pensamiento deGuissarri, quien aporta con esta obra elementos de medicin e interpretacin que llevan a luchar poreliminar las causas que dan lugar a la economa informal, lo cual es muy distinto que tratar de reprimirla enel plano policial.

    JUAN CARLOS DE PABLOBuenos Aires, junio de 1989

    1 Jos Kaztenstein sostiene, a partir de un uso menos sistemtico pero no por ello menos persuasivo de la evidencia

    estadstica existente, que la cada de la tasa de crecimiento de la economa es mucho menor de lo que se cree (vasesu libro La Argentina subvaluada, Plus Ultra, Buenos Aires, 1988).

  • PREFACIO

    Vivir como ciudadano raso en Argentina constituye todo un desafo. Tratar de explicarlo es ya unaproeza. Lo que s es cierto que, para sobrevivir, los argentinos debemos desarrollar un "sexto sentido", el dela "viveza criolla". Esta es una condicin que sirve para vivir mejor en Argentina. No sirve para vivir mejoren el resto del mundo. En los pases prsperos para progresar es suficiente con ser "ingenuo". Para nuestrospatrones seran casi "idiotas" pues, "pobres de ellos si tuvieran que vivir en Argentina!"

    Muchos descubren en esta "viveza criolla" un especial "potencial de grandeza" que lo nico querequiere es que alguien con condiciones de "dirigente" pueda disear un "perfil" de cualquier cosa, con talque sea "de punta", a travs del cual se pueda canalizar tanto "talento creador". Para otros, por el contrario,la "viveza criolla" es motivo de vergenza y la causa de recurrentes frustraciones. En este caso lo que serequiere es un "cambio de mentalidad" o, alternativamente, eliminar a las fuerzas de la "dependencia einjusticia social", y de alguien que tambin tenga condiciones de "dirigente" con las necesarias "dotes dehombra" para que aquel que se resista sea debidamente penalizado.

    Creo que ninguna explicacin cuya solucin sea de extrema es la adecuada para explicar el "casoargentino". Adems, ninguna de sus aplicaciones tuvo xito. Si as fuera, todos los "vivos" de Argentina seiran a vivir a los pases que crecen o, alternativamente, si todos los "ingenuos" del mundo creyeran queArgentina es un paraso vendran a vivir aqu. En realidad, lo que ha ocurrido es que muchos argentinosfueron a vivir, como "ingenuos", y a prosperar a los pases que crecen. Pero an ms importante que estecontingente de emigrantes, de "ingenuos", que se fueron a otros pases a vivir como tales, es el contingentede los "vivos" que "hacen" que se quedan pero se van, o sea, de lo que se ha dado en llamar la "economainformal". Y esto es, justamente, de lo que este libro trata. Segn algunas estimaciones2 los argentinosresidentes en el exterior seran, aproximadamente, 550.000. Suponiendo que su ingreso anual promediofuera de 48.000 dlares, el total representara un 38 por ciento de un Producto Bruto Interno para Argentinade 70.000 millones anuales de dlares. Sin embargo, segn las mediciones que se realizan en este libro, elvalor en trminos del PBI de los emigrantes "contables", como los llama Marcos Victorica, es de un 60por ciento, aproximadamente.

    La paradoja es, entonces, que en el mundo existen "ingenuos" que crecen versus "vivos" que no crecen.En economa se ha escrito mucho sobre crecer o no crecer y, seguramente, en otras disciplinas se ha escritomucho sobre "ingenuos" y "vivos". De cualquier modo, separadamente no nos sirven para resolver laparadoja. No obstante, algunos economistas han comenzado a discurrir sobre los temas de la conducta delos individuos utilizando la metodologa econmica, aunque, por supuesto, no sobre "ingenuos" y "vivos"precisamente. Al respecto, Gary Becker observa :

    ... que el enfoque econmico no se limita al anlisis de bienes y deseos materiales, o de mercados en los quese efectan transac-ciones monetarias, y que conceptualmente no se puede distinguir entre decisiones querevisten el mximo inters y decisiones que resultan intrascendentes, as como tampoco entre decisiones"emocionales" y de otro tipo. Aun es ms, ... el enfoque econmico proporciona un marco terico de anlisis

    2 Yriart, Martn F., "Medio milln de argentinos opt por vivir definitivamente en el exterior", Ambito Financiero, 11

    de noviembre de 1985.

  • aplicable al comportamiento humano en su totalidad aplicable a todo tipo de decisiones y a personas detodas condiciones.3

    Si esto es verdad, la solucin de la paradoja hay que buscarla alrededor de la idea de que elcomportamiento del "ingenuo" y del "vivo" responden a una misma causa: es la conducta ms "barata"como respuesta a una estructura institucional de incentivos. El comportamiento del "vivo" es laconsecuencia de una organizacin institucional que torna inseguros los derechos individuales, polticos yeconmicos, ya sea porque el Estado provee ineficientemente los servicios de seguridad y justicia o, ya seaporque regula e interviene, con importantes costos, en las decisiones individuales. Frente a estas circunstan-cias cuesta ms protegerse socialmente que privadamente o, de acuerdo al tema en cuestin,"informalmente" pues, el da que a uno le hicieron la "trampa" hay que ir a "cantarle a Gardel", comoalguna vez coment algn presidente del Banco Central frente al reclamo de algunos ahorristas.Igualmente, el comportamiento de un "ingenuo" es ingenuo pues frente a una "trampa" confa en que podrrecurrir a mecanismos institucionales que protegern sus derechos. Esto no quiere decir que el mundo sedivida entre buenos y malos sino, por el contrario, que aun los "mejores malos" pertenecern al mundo delos "ingenuos", pues tendrn que ser ms competitivos donde ms eficientemente se protejan los derechosde los "ingenuos".

    Con este enfoque es que analizo en este libro el tema de la informalidad en Argentina. Creo que esteenfoque es ms rico y ms slido en cuanto a los fundamentos del comportamiento informal (captulo II).Ms all de las mediciones sobre la importancia cuantitativa de la informalidad (captulo IV), que esmucha, intento establecer ciertas bases elementales para incorporar, a travs de la informalidad, losproblemas institucionales al problema del crecimiento en Argentina (captulos V y VI). Estimo que elanlisis del contexto histrico e institucional en el cual se desarroll el fenmeno de la informalidad y susconsecuencias, sirve para proveer una explicacin ms general para el diagnstico del problema delcrecimiento argentino y, especialmente, para ensayar algunas hiptesis sobre las decisiones de polticaeconmica (captulos III y VI).

    Dos cosas importantes he aprendido de esta investigacin. La primera, y quizs obvia, es que lainformalidad es un refugio pero no una solucin al conflicto de la organizacin institucional de laArgentina. La segunda, es que, en un sentido evolutivo, la informalidad provee el mecanismo competitivo atravs del cual descubriremos que la forma ms justa y eficiente de reorganizarnos institucionalmente serbajo condiciones de libertad poltica y econmica.

    Agradecimientos

    Los agradecimientos son muchos y los resultados pocos. Por ello, no est de ms aclarar que ningunade las personas o instituciones que contribuyeron a concretar esta investigacin son, por supuesto, respon-sables de mis errores y omisiones.

    Mi primer reconocimiento corresponde al patrocinio y apoyo institucional que me brind el Instituto deEstudios Contemporneos (IDEC) y, especialmente, a su Presidente, Marcos Victorica, quien, con susideas, entusiasmo y empuje, contribuy a llevar adelante esta investigacin y este libro. Juan Carlos DePablo apoy el proyecto con el talento y la generosidad de siempre. A Severo Cceres Cano deboagradecerle el haberme entusiasmado con los temas institucionales, sus comentarios y ser uno, aunquedesventajado, de sus discpulos de historia econmica. Mi gratitud tambin se hace extensiva a Roberto T.Alemann quien realiz ilustrados y tiles comentarios a la primera versin del libro. Vito Tanzi contribuycon sus inteligentes observaciones a mejorar las primeras versiones del mtodo monetario, que l desa-rroll, para medir la informalidad. Con Arnold C. Harberger tengo una gratitud de toda la vida, ya que fueuno de mis maestros, en la Universidad de Chicago, de quien ms aprend, aunque l pueda no creerlo. Eneste caso me hizo valiosos comentarios para mejorar los mtodos de medicin. A Jos Chouhy y EnriqueScala debo agradecerles el haber tenido la paciencia de comentarme una primera versin del libro y dehaber sido, adems, pacientes y agudos interlocutores de mis reflexiones. Walter Schulthess tambin contri-

    3 Becker, Gary, Tratado sobre la familia, Alianza Editorial, 1987, pg. 10. He escuchado a Robert Tollison comentar,

    ocurrentemente, que la ciencia econmica se ha convertido en la ciencia "imperialista" de las ciencias sociales.

  • buy a mejorar los primeros borradores. Las siempre inteligentes observaciones de Jorge E. Bustamantesobre la legalidad y legitimidad de la informalidad me obligaron a revisar ms cuidadosamente mi anlisisdel tema. Gracias a la generosidad de Roberto Corts Conde tuve la oportunidad de contar con seriesmonetarias que l elabor para el perodo 1862-1880 y que forman parte de un libro suyo de prximapublicacin.

    Un especial reconocimiento les debo a Roque B. Fernndez, Carlos A. Rodrguez y Osvaldo H.Schenone por haberme dado la oportunidad de discutir los avances del trabajo en los seminarios que elCentro de Estudios Macroeconmicos (CEMA) organiza con sus estudiantes de posgrado. Del mismomodo, Ana Mara Martirena tuvo la gentileza de invitarme a discutir partes de la investigacin en losseminarios del Centro de Investigaciones Econmicas del Instituto Torcuato Di Tella.

    Tambin contribuyeron con sus comentarios y observaciones, a lo largo de los distintos seminarios quellev a cabo el IDEC, Juan Alemann, Miguel A. Broda, Carlos Carballo, Juan Carlos Casas, OrlandoFerreres, Enrique Folcini, Javier Garca Labougle, Alberto Grimoldi, Martn Lagos, Juan C. Olivero,Adolfo Ruiz, Enrique Szewach y Manuel Solanet, a quienes les estoy sinceramente agradecido.

    Fue igualmente valioso el intercambio y contribuciones de ideas de los otros investigadores queparticiparon en el proyecto sobre "La informalidad en Argentina" que patrocin el IDEC. Me refiero aRicardo Arriazu, Ramn O. Frediani, Manuel Mora y Araujo y Felipe Noguera. La inteligente y siempreservicial colaboracin de Manuel Sobrado me permiti hacer un mejor uso del procesador de palabras.Bibiana Poma me asisti eficaz y diligentemente en la preparacin y tratamiento del material estadstico.

    ADRIN C. GUISSARRIBuenos Aires, enero de 1989

  • Captulo I

    INTRODUCCIN

    1. Tiempos difciles?

    En los ltimos tiempos es muy usual escuchar entre los argentinos opiniones, comentarios yexplicaciones de toda clase de desventuras en cuanto a la situacin econmica y social del pas y en cuantoa las expectativas de algn futuro promisorio. El Producto Bruto Interno (PBI) est estancado desde 1973(vase grfico N 1). Parecera que cada uno de los sectores que lo componen tienen algn perodo derelativa prosperidad, pero a costa de algn otro. Mientras que en los ltimos dos aos, el sector industrialalcanz tasas importantes de crecimiento que le permitieron recuperarse del profundo retroceso queexperiment hacia fines de los 70 y principios de los 80, al sector agropecuario parece haberle ocurrido locontrario. El sector financiero, que alcanz su esplendor en el 80, es ahora vctima de la exaccin del BancoCentral, y es vituperado por la opinin pblica como el verdugo de los sectores productivos y como lder deuna especie de organizacin conspirativa, llamada "patria financiera", que pretende apropiarse de toda rentaque exista en el sistema econmico. Ni qu hablar del sector construcciones! Actualmente se encuentrapeor que antes de la febril actividad que, principalmente, le proveyeron las ambiciosas obras pblicas en lasegunda mitad de los 70. Opiniones del mismo tenor se pueden escuchar respecto de los ingresos de losfactores de produccin. Los sectores empresarios sostienen que con las altas y positivas tasas de inters realque se han estado pagando desde 1981 es imposible obtener alguna rentabilidad razonable y, por supuesto,que esas mismas tasas impiden pensar seriamente en recuperar los niveles de inversin que se encuentranentre los ms bajos de todo el siglo. Los controles de precios no hacen ms fcil esta lucha por sobrevivir.Por otra parte, los salarios reales tambin muestran un estancamiento en su crecimiento y, por tanto, ni unamiserable mejora en la productividad del trabajo. En consecuencia, los trabajadores argumentan que sonellos los que, en definitiva, pagan los ajustes de los recurrentes planes de estabilizacin que permiten ireludiendo sucesivas crisis que nos ponen al borde de la hiperinflacin.

  • 5000

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    PBI pm Desest. PBI Tend.Grfico N 1 - Evolucin del PBI y su tendencia

    Fuente: Cuadro AE-2 del Apndice Estadstico

    Tampoco existe ninguna indulgencia para el sector externo, especialmente, cuando las culpas puedenser ajenas. En este caso, se sostiene que los esfuerzos de los exportadores se ven frustrados por lasperversas polticas de subsidios a la produccin de los pases que de otra manera seran importantesdemandantes de nuestros productos. No obstante, las autoridades creen que parte del problema esconsecuencia de una actitud poco emprendedora de los empresarios que prefieren las condiciones msfciles y ventajosas que ofrecen los mercados internos. Por su parte, los productores de sustitutos deimportacin temen que la poltica arancelaria no les reconozca los importantes esfuerzos que estnrealizando para rescatar una porcin importante de la industria nacional de la devastadora poltica decambios y arancelaria de fines de los aos 70. Frente a tanta adversidad, los acreedores financierosinternacionales no cejan en su empeo por cobrar la deuda externa.

    El gobierno tampoco escapa a este clima de desesperanza y reproches. Es muy corriente que argumenteque los dficits fiscales son consecuencia principal de que los argentinos no pagamos suficientes impuestos.Se insiste en que los argentinos son naturalmente evasores y que diversos sectores son especialmentefavorecidos por regmenes de subsidios y promociones. Adicionalmente se argumenta que la deficienteprovisin de los servicios que monopoliza el Estado se origina en que la administracin central y lasempresas pblicas no cuentan con recursos suficientes para emprender las inversiones necesarias, o inclusopara afrontar los gastos operativos requeridos para una atencin ms adecuada de su clientela. Lasautoridades tambin le reprochan a los sectores privados ser responsables de la inflacin a la que explican,en gran parte, por cierta "puja distributiva" en la que cada sector intenta mejorar su posicin relativa de unamanera insaciable y poco solidaria.

    Este recuento de quejas e infortunios podra ampliarse tanto como se quiera. No obstante, es suficientepara reflejar el grado de disconformidad respecto al desempeo de la economa y el estado de conflicto enque se desenvuelve la sociedad argentina. Tambin ha dado origen a importantes esfuerzos por investigar ydesentraar sus causas y posibles soluciones4.

    Sin perjuicio de las mencionadas investigaciones, varios analistas han estado llamando la atencinsobre el comportamiento de algunos indicadores aislados los cuales pareceran contradictorios con los indi-cadores (oficiales) que usualmente se utilizan para mostrar el estancamiento de la economa argentina. Porejemplo, el producto bruto interno industrial, segn el Banco Central de la Repblica Argentina, muestrauna cada de 5,6 por ciento, a valores constantes, entre 1973 y 1985. Por el contrario, de acuerdo con elCenso Econmico de 1985, el valor total de la produccin para la industria manufacturera habra crecido

    4 Algunos de los diversos diagnsticos y propuestas pueden encontrarse en Guissarri, Adrin C., El Presupuesto del

    Estado. Sus efectos sobre la estabilidad y el crecimiento en la economa argentina, Fundacin Idea y Accin,Buenos Aires, Octubre 1981; Cavallo, Domingo F., Volver a Crecer, Planeta-Sudamericana, Buenos Aires, 1984;Broda, Miguel y de Pablo Juan C.,"Por los carriles tradicionales, la Argentina est condenada al estancamientoabsoluto por muchos aos. Pero hay salidas", Anales, Asociacin Argentina de Economa Poltica, XX ReuninAnual (303-321); Fernndez, Roque B., Crecer en Libertad, El Cronista Comercial, Buenos Aires, 1987; Llach,Juan Jos, Reconstruccin o crecimiento, Editorial Tesis, Buenos Aires, 1987.

  • en un 28,4 por ciento5. Por otra parte, en el mismo perodo el consumo de energa elctrica por parte delsector industrial aument un 55 por ciento6. Incongruencias semejantes ocurren tambin a nivel de algunossectores industriales. Tal es el caso de la industria de confeccin, ya que mientras el ndice oficial muestrauna cada del 66,8 por ciento entre 1974 y 1986, la produccin de hilados y textiles slo cae en un 22,3 porciento. Teniendo en cuenta que Argentina "slo importa y exporta cantidades mnimas de productostextiles, esto significa que se tendra que haber formado una montaa de telas, que crece cada ao y que, almismo tiempo, la poblacin tendra que estar vestida poco menos que con harapos"7. Otro tanto ocurre conla produccin de papel. Mientras el ndice oficial muestra una cada del 13,2 por ciento en el perodomencionado, la produccin en toneladas, segn cifras de la Asociacin de Fabricantes de Papel, creci enun 43,5 por ciento. Incongruencias3 del mismo tipo ocurren en casi todas las ramas del sector industrial.

    An ms curiosas resultan las comparaciones entre el producto bruto industrial nacional, calculado porel Banco Central de la Repblica Argentina, y el producto bruto industrial de la Provincia de Santa Fe,calculado por el Instituto Provincial de Estadstica y Censos. Mientras el primero de ellos, para el perodo1973/1984 caa, como ya se indic, en un 5,6 por ciento, el producto provincial aumentaba en un 37,3 porciento8.

    El mercado del trabajo tambin muestra irregularidades que hacen presumir el crecimiento deactividades econmicas de servicios que no son apropiadamente recogidas en los indicadores del producto.Entre los aos 1974 y 1985 los trabajadores por cuenta propia crecieron en un 46,6 por ciento, esto es, auna tasa anual del 3,5 por ciento, mientras que la poblacin econmicamente activa creca en slo un 1,6por ciento anual. La actividad por cuenta propia es difcil de recoger en los registros de las cuentas deproducto. Como consecuencia del importante cambio en la estructura ocupacional mencionada es depresumir que una porcin importante de la actividad por cuenta propia no aparezca en la evolucin de losindicadores de producto. Tambin en el mismo perodo existi un importante desplazamiento del empleo enel sector industrial, del 12,6 por ciento. Aun cuando este fenmeno pueda atribuirse a un aumento de laproductividad del trabajo empleado en la industria, es tambin posible que una porcin del mismo no sedeclare a fin de eludir cargas sociales. Estos comportamientos no han sido todava suficien-tementeelucidados, y agregan dudas adicionales sobre la evolucin de la economa.

    A estas evidencias se agregan deficiencias propias de la elaboracin de las cuentas nacionales, quesern especficamente comentadas ms adelante, como tambin un profuso anecdotario sobre diversasactividades no declaradas a las autoridades y que son de conocimiento corriente. Todo ello agrega mayorincertidumbre y descreimiento de las manifestaciones pblicas sobre la situacin y gestin econmica, ascomo confusin para la interpretacin de las condiciones de bienestar y crecimiento.

    2. El resto del mundo

    La disconformidad y dudas sobre la evolucin de la economa recin comentadas fueron tambinobservadas en el resto del mundo. En el cuadro N 1 se muestran las significativas diferencias en las tasaspromedio anuales de crecimiento del mundo, de ciertas regiones y pases seleccionados entre los perodos1960-73 y 1974-84. En la mayora de los casos las tasas se reducen, aproximadamente, a la mitad entredichos perodos. Comparada con la dcada de los aos 30, esta "crisis" de los aos 70 aparece como muchoms moderada y administrable9. Los shocks de los precios del petrleo de 1973 y 1979 fueron, sin duda, losprincipales factores detonantes, o los que acentuaron la necesidad de ajustes a los problemas de estabilidady de balance de pagos de fines de los aos 60.

    5 Tobar, Juan Carlos, "Cuentas Nacionales, Cul es la realidad?", El Cronista Comercial, 9 de julio de 1987.6 Alemann, Juan, "Diferencias entre estadsticas y la realidad", La Nacin, 13 de octubre de 1986.7 Alemann, Juan E., "Las estadsticas falsas del BCRA", Ambito Financiero, 6 de mayo de 1987.8 Garayechevarra, Ignacio M., "Santa Fe y la Argentina son de mundos diferentes?", El Cronista Comercial, 23 de

    junio de 1987.9 Maddison, Angus, Two Crisis: Latin America and Asia 1929-38 and 1973-83, O.E.C.D., Pars, 1985.

  • Sin perjuicio de las razones mencionadas, toda crisis desnuda una serie de irregularidades eimperfecciones en el funcionamiento del sistema y desencadena una bsqueda de causas y revisiones msprofundas. As tambin se plantearon y desarrollaron algunos de los problemas durante la crisis de los aos30. La actual "crisis" (de los 70), que an se est digiriendo, tambin ha planteado sus problemas. Elcrecimiento econmico se explica por la acumulacin de recursos, esto es, por la inversin, y por laproductividad o eficiencia con que se los utiliza. Sin embargo, las autoridades de los pases desarrolladosobservaron al mismo tiempo una creciente evasin fiscal, una disminucin en las tasas de participacin enlos mercados de trabajo, aumentos de actividades productivas no registradas, una mayor cantidad detransacciones que eluden las regulaciones existentes, un cambio de actitud de los agentes econmicostolerando y haciendo ms visibles estas transgresiones, etc. En consecuencia, estas manifestacionesadicionalmente a la sostenida cada observada en las tasas de crecimiento a partir de 1974 despertaronsospechas de que la explicacin no slo poda responder a cadas en la acumulacin o eficiencia, sinosimplemente a que las mediciones del PBI no recogan debidamente el verdadero nivel de actividadeconmica.

    Cuadro N 1

    Tasas de crecimiento del PBIPromedios Anuales (Porcentajes)

    Regiones o pases 1960-73 1974-84Mundo 5,0 2,6*Pases industrializados 4,9 2,4

    Canad 5,6 2,5E.E.U.U. 4,0 2,4Francia 9,8 3,9Rep. Federal de Alemania 5,6 2,2Japn 4,4 1,7Italia 5,3 1,9Reino Unido 3,1 1,1

    Pases en desarrollo 5,8 4,0*Exportadores de petrleo 7,1 4,2*No exportadores de petrleo 5,6 4,0*

    Hemisferio occidental 6,6 3,5Argentina 4,6 0,6Brasil 9,5 4,5Chile 3,4 1,6*Mxico 7,1 4,6Per 5,7 1,0*Venezuela 5,6 2,4*

    * Slo hasta 1983.

    Fuente: International Finantial Statistics, Yearbook 1985, International Monetary Fund.

    3. El fenmeno de la economa informal

    La incongruencia que muestran algunos indicadores de comportamiento econmico, segn se mostren los puntos anteriores, despert un inters particular por el funcionamiento de los sectores que operanfuera del sistema econmico controlado por la autoridad pblica. La informalidad es una forma genrica, y

  • muchas veces ambigua, de referirse a actividades que se desenvuelven al margen de la ley. En ocasiones sela conoce por actividades en negro, como opuestas a lo legal, a lo blanco o inmaculado. Tambin se lamenciona como paralela, sugiriendo que ciertas actividades se desenvuelven, simultneamente, dentro deestructuras distintas de incentivos y restricciones, pero con las mismas pautas de comportamiento. Otrasveces se las menciona como actividades subterrneas u ocultas, implicando que deben desarrollarseeludiendo el control de la autoridad que pueda sancionarlas.

    No obstante, este tipo de actividades no es nuevo. La informalidad, como forma de transgredir el ordeneconmico impuesto o acordado, es tan antigua como el hombre. El contrabando, la piratera, la evasin detoda clase de tributos o cargas pblicas, los mercados negros de la ms diversa ndole, han sido las distintasformas en que el problema de la informalidad se manifest a lo largo de la historia. Tambin la actividadcriminal, que insume importantes recursos, forma parte de la economa informal.

    Otro de los problemas vinculados con la informalidad que ha merecido un vasto estudio,particularmente a partir de la segunda posguerra, ha sido el de los grupos marginados de la economa demercado. Los estudiosos de la economa del desarrollo investigaron las causas del rezago de estos gruposen incorporarse al sistema organizado de mercado que representaba el progreso y la prosperidad.

    El anlisis de estas diversas formas de informalidad ha estado, generalmente, circunscripto a losespecialistas en cada tema. Cada una de las especialidades tiene sus propios esquemas analticos a loscuales se adecuan las definiciones y mediciones para poder explicar las causas y comportamientos.

    Sin embargo, el actual inters en el tema va ms all de algunas de las particularidades que tienen cadauna de las formas en que se presenta la informalidad. El estancamiento como una manifestacin de lapropagacin del fenmeno de la informalidad a travs del sistema econmico suscita una serie deinterrogantes o hiptesis que requieren investigarse. En primer lugar, lo generalizado del problema de lainformalidad descarta como causas comportamientos irracionales, patolgicos o psicologistas. Por tanto, laracionalidad del comportamiento de los agentes econmicos informales requiere el planteo de hiptesis quepermitan explicar y confrontar con la evidencia disponible el por qu eligen abandonar, aunque seaparcialmente, el sistema formal. La coherencia de la hiptesis exige que las mismas razones que explicanpor qu alguien abandona el sistema formal deben explicar por qu otros se quedan.

    En segundo lugar, interesa investigar la magnitud y evolucin de la informalidad, no slo parasatisfacer la morbosa curiosidad que despierta lo prohibido sino, y principalmente, por las restricciones yconsecuencias que pueda traer a la poltica econmica. La evolucin de la economa informal tambinpermitira hacer algunas inferencias sobre las caractersticas de la acumulacin y eficiencia en la asignacinde sus recursos. Otros aspectos del tema que atraen la atencin son las caractersticas sectoriales, laestructura de los mercados informales, la formacin de precios y sus efectos sobre la distribucin delingreso.

    Finalmente, interesa responder algunos interrogantes que el fenmeno de la informalidad plantea a lacohesin y comportamiento de la estructura institucional y poltica. La fragmentacin del sistemaeconmico fragmenta necesariamente al sistema poltico. La explicacin del comportamiento informalseguramente servir para enriquecer la hiptesis sobre la estructura corporativa de las relaciones de poderpoltico y econmico en Argentina. Tambin sugerir respuestas a las caractersticas de inestabilidad de lapoltica econmica y de sus consiguientes efectos. De ser as, se podrn establecer las bases de polticas queaseguren voluntariamente el desmantelamiento del sistema informal, y afirmar las tan ansiadas condicionesde justicia, libertad y prosperidad.

  • Captulo II

    LAS CAUSAS DE LA INFORMALIDAD

    1. Qu es ser informal?

    En forma preliminar se considerar que es informal toda actividad econmica que viole leyes,reglamentaciones, o normas establecidas. En este sentido, existen diversas manifestaciones deinformalidad, por ejemplo, la evasin fiscal, el contrabando, la fuga de capitales, los mercados negros, lasactividades criminales, etc. De esta manera, las definiciones de informalidad para cada una de estasactividades no ofrecen especiales dificultades ya que las respectivas normas legales constituyen, en ciertomodo, las definiciones mismas de las actividades que se establecen como informales. En principio, estasdefiniciones proveeran las bases para la medicin de cada una de ellas.

    Esta definicin, aunque simple y operativa, elude el tema central de la informalidad que es el de sulegitimidad. En la definicin propuesta lo informal es equivalente a lo ilegal o licito. Sin embargo, laobservacin casual muestra que una porcin importante de las actividades ilegales son, de acuerdo a ciertosvalores incorporados al comportamiento de los individuos, consideradas legtimas. Cualquiera habr tenidola oportunidad de participar en conversaciones donde muy abiertamente y con desenfado alguien comentasobre sus artilugios para evadir impuestos. No es frecuente escuchar que alguien denuncie a uncontrabandista, a no ser, quiz, por razones comerciales. Lo usual es que la mayora de los individuoscompren artculos de contrabando, al menos, para su uso personal o familiar. A muy pocos se les ocurrirpedirle a un plomero que haga una reparacin en su vivienda el nmero de inscripcin y los comprobantesde aportes a la Caja de Trabajadores Autnomos. En una nota aparecida en La Nacin, Marcos Victoricapropone el siguiente test de la informalidad:

    Cuando va a la carnicera y "desapareci" la tira de asado al precio oficial come azotillo o le guia unojo al carnicero para que se fije en el fondo de la heladera? Respeta los controles de precios sin importar si cubre o no sus costos? Cuando compra un terrenito escritura por el valor total o por una fraccin del mismo?

  • Si exporta, importa, o gira divisas siempre declara las cantidades y los precios reales? Aun cuando labrecha cambiaria sea importante? Realiza los aportes correspondientes cuando contrata servicio domstico, de limpieza, jardinero, cadete,etc.? Tiene todos sus bienes, muebles e inmuebles, debidamente declarados a la DGI? En el estudio o consultorio factura debidamente todos los ingresos? O cuando no le piden recibo sepierden los comprobantes? Tiene dlares comprados con posterioridad a 1981? Si le dicen: "es tanto pero va con IVA" qu responde? Si alguien le ofrece un video o una computadora personal a la tercera parte del precio en el comercio qule contesta? "Yo quiero boleta y garanta" o "Si me hacs un 15%, hacemos negocio ya".10

    Existen actividades ilegales organizadas comercialmente y con mecanismos ms sofisticados paraeludir regulaciones que no por ser menos conocidas son menos toleradas. En este sentido vale la pena,tambin, transcribir un dilogo que apareci en la columna periodstica El Pulso de la City:

    "Da Corte contina preocupado con sus operativos de rastrillaje tratando de averiguar quin tiene unalancha, una casa de fin de semana o escritur un departamento, pero el elefante se le escapa por laventana", confi un asesor impositivo durante un almuerzo en el Claridge con un grupo de empresarios."De qu se trata?", pregunt uno de los comensales."Los cueros crudos no pagan IVA, pero s lo hacen los salados. Algunos frigorficos venden a empresasfantasmas esos cueros salados y estas empresas los colocan entre las curtiduras con el IVA incluido, lo quelevanta los costos internos...Las curtiduras exportan su produccin y le piden el correspondiente reintegro ala DGI, debido a que esos productos estn exentos del IVA, con lo cual se devuelve el 18% de un impuestoque en muchos casos no percibi.""Y en cunto se calcula la prdida del fisco?", terci otro empresario."Se calcula que deja de recaudar entre 25 y 30 millones de australes [aproximadamente, 12 a 14 millones dedlares de la fecha] anuales, lo que, por ejemplo, es mucho mayor de lo que pueda obtenerse por una casaquinta no declarada, finaliz el asesor.11

    En consecuencia, este breve anecdotario ilustra que el fenmeno de la informalidad es algo distinto deuna mera clasificacin de las actividades en legales o ilegales. Existe cierto consentimiento tcito respectode actividades que aun siendo ilegales son toleradas. Los usos y costumbres les han otorgado ciertalegitimidad.

    Esta casustica de la informalidad tampoco permite resolver el problema de la definicin. Los ejemplosmencionados podran inducir a alguien a pensar que todo lo ilegal puede ser informal y legtimo. Seracomo montar el caballo por la izquierda y caerse por la derecha, se habra terminado donde se empez, enel suelo. Naturalmente que ste tampoco es el caso. Desde el punto de vista jurdico, tampoco todo lo ilegales pasible de la misma sancin. La siguiente cita ilustra el punto:

    En la antigua legislacin penal se distinguan los crmenes de los delitos y de las contravenciones. Estaclasificacin se basaba en la importancia de la pena; as, crmenes eran aquellos que estaban castigados conpena aflictiva o infamante; los delitos, en cambio, con pena correccional; y por ltimo, las contravenciones,con pena policial.Esta distincin tripartita, originada por la diferenciacin de infracciones comunes en crmenes y delitos,paulatinamente va perdiendo terreno, tanto desde el punto de vista doctrinario como legislativo, en favor dela divisin bipartita de los hechos delictuosos, delitos (homicidio, hurto, estafa, etc.), y contravenciones ofaltas (transgresiones de trnsito, etc.)12

    10Victorica, Marcos, "La economa informal en la Argentina", La Nacin, 6 de agosto de 1987.11La Nacin, 3 de junio de l987.12Torres Lacroze, Federico A. y Martin, Patricio Guillermo, Manual de Introduccin al Derecho, cuarta edicin,

    Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1983, pginas 461 y 462.

  • El Cdigo Penal de Argentina contempla los delitos contra las personas, el honor, la honestidad, elestado civil, la libertad, la propiedad, la seguridad comn, la tranquilidad pblica, la seguridad de laNacin, los poderes pblicos y el orden constitucional, la administracin pblica y la fe pblica.Adicionalmente, existe una serie de legislacin penal complementaria al cdigo (ej. ley sobre monopolios,ley sobre represin del contrabando, ley sobre el patronato de menores, ley sobre impuestos, ley sobreestupefacientes, etc.)13. De cualquier manera, la tipificacin jurdica o la graduacin de las penas no gradala legitimidad de los delitos, que siguen siendo igualmente delitos, y las actividades ilegales.

    Hasta ahora, es poco lo que se ha avanzado para distinguir lo informal de lo ilegal. De lo que se puedeestar seguro es que la sola dimensin jurdica es insuficiente para hacerlo. El fenmeno de la informalidades algo ms que un problema de definicin o de induccin a partir de un determinado criterio declasificacin o tipificacin. En realidad, es un problema de comportamiento. Entonces, qu otro criteriopermitira discriminar entre actividades ilegales pero no legitimadas socialmente y actividades ilegales perolegitimadas socialmente, o informales? La teora econmica, que, en definitiva, es una teora sobre elcomportamiento de los individuos, puede agregar una nueva dimensin para esclarecer, al menos una parte,del problema de qu es ser informal? Estos son, justamente, los temas centrales que se desarrollan en estecaptulo. Las preguntas pertinentes a responder para poder discriminar la legitimidad del comportamientoinformal son si dicho comportamiento tiene fundamentos racionales y fundamentos ticos.

    Aun cuando pueda darse una respuesta satisfactoria a estas preguntas, el fenmeno de la informalidadno quedara completamente resuelto. Alguien podra legtimamente preguntarse: Acaso todas lasactividades que son legales son consideradas socialmente legtimas? La respuesta a esta pregunta es tan o,quiz, ms importante que la anterior puesto que implica revisar crticamente la estructura institucional delsistema argentino. La respuesta concreta es que, efectivamente, tambin existen actividades que aun cuandoson legales no son consideradas socialmente legtimas. Sus fundamentos se analizan parcialmente en estecaptulo pero la tesis principal se desarrolla en el ltimo captulo, ya que dicha tesis constituye laconclusin central de este libro.

    Resumiendo, la cuestin fundamental que plantea el tema de la informalidad es, justamente, la nocoincidencia entre el conjunto de las actividades legales y el de las actividades legtimas. En otro plano,representa el conflicto de organizacin institucional que en las ltimas dcadas provoc tantos costos yfrustraciones a los argentinos.

    2. Es racional el comportamiento informal?

    Existe un conocido cuento que dice que alguien en el cielo reprochaba a Dios por haber sidoexcesivamente generoso con Argentina en el reparto de recursos naturales y en la bondad y variedad de susclimas. Dios replicaba sosteniendo que ello lo haba compensado asignando para su territorio treintamillones de argentinos. Como broma, aunque algo mordaz, es ocurrente. Sin embargo, deja de ser graciosocuando el mismo argumento, presentado ms formalmente, se utiliza para explicar el comportamientoinformal. Existen diversas formas de este argumento, por ejemplo, los argentinos no son solidarios, no sonconscientes del "bien comn", son naturalmente evasores, contrabandistas, "especuladores"[sic], etc. Eneste tipo de argumentacin se supone, al menos, la existencia de dos clases o especies de ciudadanos. Unade ellas es la de los informales y la otra la de las autoridades o burocracia con una tica superior eincorruptible. Si Darwin no hubiera existido, quiz se podra creer en la Teora de la Inmutabilidad de laEspecie de los Contribuyentes, con la desgracia que en el reparto, como dice el cuento, a la Argentina letocaron todos los malos. De alguna manera, Darwin se planteaba preguntas semejantes. Por ejemplo, porqu existen animales tan similares aunque tan apartados geogrficamente, como es el caso del andamericano y el avestruz africano? O, por qu son tan diferentes los pjaros y tortugas de cada una de lasislas de las Galpagos aunque las condiciones fsicas de las islas parecen tan idnticas? A Darwin, estasdistribuciones geogrficas de ciertas especies le parecieron tan antojadizas como a nosotros nos puedeparecer que nos toquen nada ms que los malos contribuyentes.

    13 dem, pgina 463.

  • La criminologa, como las disciplinas que la nutren, principalmente se ocupa de explicar casospatolgicos de conducta. Con la excepcin de los casos como el de Al Capone, la mayora de los evasoresno son ni tan perversos, ni tan codiciosos. Las respuestas de la criminologa no son suficientementegenerales, como tampoco consideran particularmente al evasor corriente. En cierto modo, para el gnero delcrimen, un evasor corriente debe ser una especie innoble, casi despreciable. Para Al Capone debe habersido oprobioso que lo encarcelaran por evasor.

    El arquetipo del homo economicus, tan vituperado por ser una concepcin muy estrecha de la conductahumana, justamente ha probado ser una rica y vigorosa hiptesis para explicar comportamientos generalesen situaciones de conflicto, adems del estrictamente econmico14. Una de las extensiones de estaconcepcin fue, precisamente, la llamada"economa del crimen", cuyo principal mentor fue Gary S.Becker15. Esta forma general de plantear el problema de la informalidad permite incluir como crmenes yviolaciones un amplio espectro de desvos respecto de la conducta prescripta por las leyes y regulaciones.Desde una infraccin de trnsito o estacionamiento hasta el robo y asesinato, pasando por la evasin fiscaly los crmenes de "cuello blanco", constituyen violaciones de alguna ley o regulacin.

    Aunque no se desarrollan los detalles de este enfoque16, se plantean algunas de sus principales ideas,que permiten interpretar el problema de la informalidad. El principio general es el usual de costo-beneficio.Cules son los beneficios, en general, de cometer un "crimen"?: la diferencia entre el retorno de acometeruna actividad ilcita y el retorno de acometerla lcitamente. Cules son los costos?: una multa, un recargo,o hasta la prdida econmica que puede representar una eventual reclusin. Pero ste sera el costo si elinfractor esperara que siempre lo van a "pescar". En realidad, el infractor adjudica cierta probabilidad a quelo pesquen17, que es menor que uno. En consecuencia, el costo para el infractor es el valor esperado oprobable de las penas, es decir, el valor de la pena (multa, recargo, reclusin, etc.) multiplicada por laprobabilidad de que lo pesquen. Expresado en una simple frmula la condicin suficiente para acometeruna infraccin es

    ri-rl>p.f

    donde ri es el retorno marginal de emprender una actividad ilcita y rl es el retorno de desarrollar unaactividad lcita. Por otra parte, p es la probabilidad de que lo "pesquen" y f el valor de la pena. Como esusual, un negocio se emprender cuando los beneficios sean mayores que los costos.

    Las infracciones de estacionamiento son un ejemplo simple para ilustrar la hiptesis decomportamiento planteada. Supngase que una hora de estacionamiento en un parqumetro cuesta unaustral. El valor de la hora de estacionamiento constituye la diferencia de retornos entre cometer o no lainfraccin. Supngase tambin que la multa, en caso de ser descubierto, es de cuatro australes y se sabe queun inspector de trnsito recorre las cincuenta cuadras que tiene asignadas en dos horas. En estascondiciones la probabilidad de ser descubierto, es de 0,5 y el costo esperado de ser descubierto es de 0,5multiplicado por cuatro australes, es decir, dos australes. En consecuencia sera muy mal "negocio" no de-positar la ficha en el parqumetro. Naturalmente que si el inspector revisara las cincuenta cuadras en cincohoras, la probabilidad de ser descubierto durante la hora de estacionamiento se reducira a 0,2, y el costoesperado a ochenta centavos de austral. Bajo estas condiciones podra ser buen "negocio" correr el riesgo deno depositar la ficha de estacionamiento.

    Esta simple hiptesis que permite explicar el comportamiento ilegal, naturalmente no excluye lasteoras sociolgicas, polticas, psicolgicas y fisiolgicas. En realidad, dentro del nivel de generalidad conque est planteado el tema, podra suponerse que los retornos ri y rl no son nicamente monetarios. Los

    14Buchanan, James M., Liberty, Market and State. Political Economy in the 1980s, Wheatsheaf Books, Sussex, 1986,

    pginas 24 a 27.15Becker, Gary S., "Crime and Punishment: An Economic Approach", The Journal of Political Economy, Vol.76,

    No.72, march/april 1968.16Los detalles se pueden consultar en Anderson, R.W., The Economics of Crime, The Macmillan Press Ltd., Londres,

    1976. Tambin Artana, Daniel, "Tax evasion in Argentina", FIEL, Mayo 1987.17Pueden existir costos ciertos, esto es, "coimas", que permitan controlar la probabilidad de que lo "pesquen".

  • retornos de un sdico no son justamente monetarios. An ms, posiblemente est dispuesto a pagar paraque le permitan torturar a alguien.

    Sin perjuicio de que se puedan o no incorporar los casos patolgicos, este enfoque permite destacar dosaspectos importantes del comportamiento informal. El primero de ellos es que establece de una formasistemtica el hecho de que la informalidad es una respuesta a incentivos y restricciones econmicas, comoes el caso de todo comportamiento econmico. Esto es especialmente til para poder entender y discutir elproblema de la informalidad sobre bases racionales en lugar de teoras intencionales, conspirativas oraciales.

    El segundo aspecto destacable y atrayente de esta simple explicacin es que pone nfasis en que lainformalidad no slo puede ser una consecuencia de un deficiente o insuficiente control por parte de laautoridad (costo para el informal), sino tambin en lo deficiente que puede ser la poltica o regulacineconmica creando tentadores diferenciales entre precios (beneficios para el informal) de oferta (ri) yprecios de demanda (rl).

    Otro ejemplo puede ayudar a analizar las implicaciones de esta hiptesis. Supngase un mercadorazonablemente competitivo, por ejemplo, el de videocaseteras. Supngase adems que no existe ningntipo de restriccin a la importacin y comercializacin de las videocaseteras. En este caso se estableceralgn mercado en el cual las videocaseteras se transarn a cierto precio, digamos dos mil australes. Enprincipio, el precio de mercado, en s mismo constituye un incentivo para delinquir. Cualquiera podrarobar una videocasetera y "ahorrarse" dos mil australes.

    Este tipo de delito o informalidad requiere dos aclaraciones. La primera se refiere a la frmula misma.En cualquier sociedad existe un umbral mnimo de represin voluntaria inculcada por ciertas normas ticas.Es difcil concebir alguna sociedad en la cual no exista un nivel mnimo de represin voluntaria. De otramanera no existira sistema de seguridad y justicia que permitiera un desenvolvimiento normal de lastransacciones econmicas. Siendo ste el caso, en la frmula habra que sumar a p.f un trmino e querepresente el nivel de represin voluntaria inculcada por los valores ticos de la sociedad. Aun as habrindividuos cuyas inhibiciones ticas sern suficientemente dbiles y como consecuencia se registrarn, enel caso del ejemplo, robos de videocaseteras. De hecho, en Buenos Aires existe un mercado bastanteorganizado de este tipo de artculos de "segunda (y larga) mano".

    La segunda aclaracin que debe mencionarse, aunque obvia, es que en esta clase de informalidad latransaccin es involuntaria. Esta es la clase de delitos que usualmente se contemplan en los cdigospenales.

    Supngase ahora que el gobierno considera que las videocaseteras son un bien suntuario y, enconsecuencia, se justifica que su importacin se grave, digamos, en un 100 por ciento. Seguramente que elprecio de mercado subir, entonces, aproximadamente en la misma proporcin18, es decir, el precio ahoraser de cuatro mil australes19. Sin embargo, al mismo tiempo se crearn las condiciones para que surja otromercado, el mercado informal de los contrabandistas. Este nuevo mercado tendr una particularidad muyimportante con respecto al de las videocaseteras robadas. Sus transacciones sern voluntarias entre laspartes, el demandante de videocaseteras y los contrabandistas.

    As planteado el problema, interesa especular sobre cul ser la relacin entre el mercado decontrabandistas y el mercado "blanco". Supngase que originalmente el distribuidor tena un margen del 10por ciento, o sea, doscientos australes. Si con posterioridad al establecimiento del arancel, lasvideocaseteras se vendieran a menos de tres mil ochocientos australes, el negocio "en blanco" veraseriamente comprometida su rentabilidad y, por tanto, su supervivencia.

    Entonces, cules son las condiciones que determinan el precio en el mercado de los contrabandistas?Para los contrabandistas sus costos "puros" de distribucin y su rentabilidad no deberan ser distintos delnegocio "en blanco". Sin embargo, debern agregar un premio por riesgo, el cual depender de cul sea elnivel de represin del contrabando por parte de la autoridad pblica neto de los efectos para debilitar dicha

    18Depender de las elasticidades de la demanda y oferta de videocaseteras. En el caso del ejemplo, parece razonable

    suponer que la oferta de importaciones es perfectamente elstica.19Puede ser que mejore la rentabilidad para los ladrones, dependiendo de la elasticidad de la demanda de las

    videocaseteras.

  • represin ("coima" o costos para corromper a los funcionarios encargados de la represin), ms los costosde la corrupcin.

    Por otra parte, p y f son las dos principales variables que las autoridades poseen para controlar lainformalidad. La sociedad "colectiva-mente"20 asigna recursos para la detencin, aprehensin, represin,reclusin y rehabilitacin de los transgresores. Dependiendo de la naturaleza de la violacin o infraccin,existen diferentes tecnologas, y consecuentemente funciones de produccin y niveles de costos, para hacerobservar las leyes y regulaciones. Seguramente existir algn nivel de costos para el cual puedan eliminarsetotalmente algunos tipos de informalidad o violacin. Sin embargo, no han existido sociedades que hayanpodido, o quiz querido, eliminar totalmente algn tipo de informalidad. De cualquier modo, lo que interesadestacar es que los costos imponen una eleccin en el nivel de represin de la informalidad.

    Naturalmente es difcil saber a priori si el precio, en el ejemplo, superar o no los tres mil ochocientosaustrales. Si llegara a ser menor, el dilema del distribuidor "en blanco" ser el de abandonar el negocio o,alternativamente, el de asociarse al mercado de contrabando, a fin de poder "promediar" una rentabilidadcompetitiva.

    Cualquiera que fuera el resultado lo importante de destacar es que la distribucin del mercado entrenegro y blanco depender no slo de cul sea el esfuerzo oficial para reprimir la informalidad (p.f), sinotambin, y muy especialmente, de cules sean los incentivos para acometer la informalidad.

    Naturalmente que el lector ya habr reconocido en el ejemplo desarrollado las caractersticas generalesde muchos otros mercados donde la magnitud de los impuestos, las regulaciones o las restriccionescuantitativas que impone la poltica econmica crean importantes diferenciales de rentabilidad entre elcomportamiento lcito y el comportamiento ilcito. Ms adelante se analizarn expresamente las distintaspolticas y la importancia de sus efectos que se identifican como causas de la informalidad.

    3. No es tico el comportamiento informal?

    A esta altura de la discusin el lector se estar preguntando: "Est bien, admitamos que la informalidadno slo resulta de que la autoridad no reprime suficientemente, sino tambin porque los incentivos sonmuchos y de magnitud importante. Sin embargo, en el caso de los delitos penales se reconoca que existaun mnimo de represin voluntaria como consecuencia de ciertos principios ticos que permiten la organi-zacin y desenvolvimiento de cualquier sociedad. No existirn acaso principios ticos semejantes al 'nomatars' o 'no robars' que repriman este otro tipo de informalidad que, aunque voluntaria entre las partes,constituye formalmente un delito?"

    Este es un tema ms arduo que el caso de la violacin del derecho de propiedad en el ejemplodesarrollado (robo de la videocasetera). Para los delitos que, paradjicamente, podramos llamar"voluntarios" (no pagar el arancel de importacin) las bases ticas son ms controvertidas y los procesospolticos para acordar las polticas econmicas ms imperfectos.

    No es la intencin ni la pretensin de este trabajo el discurrir en profundidad el problema tico de lainformalidad. No obstante, siguiendo el tratamiento que sobre el tema tico desarrollan algunos autores, sepodrn establecer ciertas bases mnimas para juzgar a la informalidad. A fin de salvaguardar laimparcialidad respecto a un tema tan controvertido como son los fundamentos ticos de las polticas deintervencin del estado, que segn la hiptesis planteada anteriormente son la causa principal de lainformalidad, resulta razonable tomar como referencia al tratadista que ms acabadamente plante losprincipios de la justicia distributiva o, como Roque B. Fernndez seala, de la "tica de la solidaridad"21.

    John Rawls en su libro "Teora de la Justicia"22 desarrolla su tesis sobre los principios de la justicia23.Siguiendo la apretada sntesis que R. B. Fernndez hace de los principales argumentos de Rawls:

    20Se destaca con comillas el calificativo colectivamente pues ser un tema que se abordar crticamente ms adelante.21Fernndez, Roque B., Crecer en Libertad, Editorial El Cronista Comercial, Buenos Aires, 1987.22Rawls, John, Teora de la Justicia, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1979.23Uno de sus ms favorables comentaristas sostiene que: "El enorme acierto de Rawls radicara en haber sabido

    combinar y unificar en una compleja y completa teora sustantiva y normativa algunas de las principalescuestiones que desde siempre han formado parte del objeto de la filosofa poltica. Su reconciliacin, casi sin

  • Metodolgicamente Rawls trata de generar principios de justicia, que seran nicamente aceptados, desdeuna "posicin original" hipottica caracterizada por un "velo de ignorancia" que impidiera a cadaindividuo disponer de la informacin necesaria para tomar provecho de sus ventajas.Qu es lo que el "velo de ignorancia" especficamente cubre? Especficamente trata de evitar los efectosde una distribucin inicial de riqueza, pero tambin trata de neutralizar una distribucin natural dehabilidades y talentos ("natural lottery"). Segn Rawls (pg. 137) ningn individuo conoce su lugar en lasociedad, su "clase", o su status social. No conoce su fortuna en la distribucin de activos naturales ni suspropensiones psicolgicas tales como optimismo, pesimismo o predisposicin al riesgo. Lo nico que elindividuo dispone en la situacin original es su facultad de razonar y su inters personal.Rawls postula que cualquier individuo racional ubicado en la "posicin original con un velo deignorancia" arribar a dos principios bsicos de justicia que servirn de marco tico institucional paraestablecer el orden social. El primer principio sostiene el derecho de todos los miembros de la sociedad aun mismo grado de "libertad bsica". El segundo principio, "principio de la diferencia", sostiene que ladesigualdad de recursos y status slo es permisible si consigue mejorar la posicin de los miembrosdesventajados de la sociedad.24

    Es el segundo de los principios, el "principio de la diferencia", el que ha desatado ms controversias,ya que es el que provee los argumentos ticos ms persuasivos para desarrollar polticas tributarias que sig-nifiquen una considerable redistribucin de ingresos y riquezas. Sin embargo, James M. Buchanan sostiene,muy perspicazmente, que, siendo consistentes con la metodologa de Rawls, es a partir del primer principioque se establecen los lmites ticos de la tributacin25.

    Buchanan seala que el primer principio establece las condiciones de "igual y mxima libertad"(maximal equal liberty), y que Rawls indica que es el que prioritariamente debe satisfacerse antes de aplicarel segundo de los principios. Buchanan contina argumentando que cada uno de estos dos requisitos delprimer principio, igual y mxima libertad, constituye la base fundamental para cualquier anlisis de laestructura y lmites de un sistema tributario. Respecto del requisito de igual libertad indica que es el queestablece los argumentos tradicionales de tributos generales y no discriminatorios de la teora fiscal. Sinembargo, este requisito no es suficiente para establecer lmites absolutos en el nivel de tributacin, "porejemplo, un conjunto de instituciones fiscales podra cumplir con el requisito de igual libertad y aun asapropiarse del 90 por ciento del producto de la economa para satisfacer propsitos colectivos "26.

    El segundo requisito de mxima libertad es el que implica un lmite absoluto al nivel de tributacin.Para demostrarlo, Buchanan adopta una definicin operacional de libertad segn la cual "un individuo eslibre de ejercer una actividad o no es coercionado a ejercerla por algn otro individuo o grupo"27. Elconjunto de libertades civiles que usualmente se consideran son: la libertad de prensa, de culto, de votar, deasociacin, etc., y en cuanto a las libertades econmicas: la libertad de comerciar, de transitar, de usar ydisponer de la propiedad. etc. No obstante, Buchanan seala:

    Considere, ahora, dos posibles regmenes, A y B. En el rgimen A, la colectividad, como una unidadpoltica organizada, establece un impuesto del 90 por ciento del producto. Del monto recaudado, lacolectividad solventa los gastos del sistema de seguridad y justicia que requiere slo el 10 por ciento delproducto. El resto de los ingresos se distribuyen, en base per capita, entre todos los miembros de lacomunidad.(Se supone que no existen desincentivos que afecten la productividad. Los miembros de lacomunidad trabajan con el mismo empeo a todos los niveles de tributacin y transferencias).

    fisuras, de los problemas de la libertad y la igualdad social en las sociedades industriales avanzadas apenas tieneparangn en nuestro siglo y constituye una aportacin decisiva a la configuracin conceptual de nuestra disciplina".Vallespn Oa, Fernando, Nuevas teoras del Contrato Social: John Rawls, Robert Nozick y James Buchanan,Alianza Editorial, Madrid, 1985. Por otra parte, en el libro citado de Roque B. Fernndez, se resean las principalescrticas a la obra de Rawls.

    24Fernndez, Roque B., op. cit., pginas 277-78.25Buchanan, James M., Liberty, Market..., op. cit. captulo 15, "The Ethical Limits of Taxation", pginas 165-77.26Buchanan, James M., op. cit., pg. 169.27Buchanan, James M., op. cit., pg. 169.

  • En el rgimen B, contrariamente al A, la colectividad recauda slo el 10 por ciento del producto medianteun impuesto proporcional. Los ingresos que genera dicho impuesto son los mnimos requeridos parafinanciar la oferta de servicios de orden legal y poltico. No existen transferencias.En ambos regmenes, los individuos poseen iguales libertades de prensa, de voto, de culto, de asociacin ylibertades para elegir sus pautas de consumo, de trnsito, de ocupacin, de comercio y de constituiractivos privados.Es posible establecer que los individuos en B cuentan con ms libertad que en A?Claramente, los individuos cuentan con diferentes capaci-dades para satisfacer sus propios deseos enambos regmenes, pero no es claro que las libertades individuales sean diferentes de acuerdo con ladefinicin establecida anteriormente.Sin embargo, sugiero que una lista o conjunto ms comprehensivo de actividades podra tambin incluir lalibertad de los individuos de formar nuevas organizaciones polticas (new polities), a partir de la existente,es decir, la libertad de secesin (liberty to secede). A individuos o a coaliciones de cual-quier tamao, seles permitira separarse simultneamente de las obligaciones tributarias como tambin de los beneficiosfiscales, lo cual requerir que ellos mismos se provean de to-dos los servicios pblicos, incluso el ordenlegal. La opcin de separacin interna es una adicin significativa al conjunto de libertades normalmenteconsideradas, y una sociedad en la cual existe esta igual libertad de secesin es claramente superior, deacuerdo al primero de los principios rawlsianos, a una sociedad donde esta libertad no existe.28

    Las consecuencias de este desarrollo de Buchanan son obvias, esto es, no existen bases ticas quejustifiquen un nivel de tributacin que estimule la formacin de un subconjunto de miembros de lacomunidad que se organice separadamente. Bajo estos supuestos ideales, no existiran impedimentos paraque la nueva organizacin continuara comerciando con miembros de la comunidad original. Dentro de loslmites tericos que establece el primer principio se pueden aplicar las polticas distributivas que implica elsegundo principio, "de la diferencia"29. En realidad, el argumento sobre los lmites de la tributacin norequiere la aceptacin del segundo, y tan controvertido, principio de Rawls.

    Las implicancias de este anlisis para la evaluacin del comportamiento informal son tambinmanifiestas. En primer lugar, la libertad de secesin no slo no es una libertad reconocidaconstitucionalmente sino que est expresamente sancionada30. No obstante, ello no invalida losfundamentos ticos que establecen los lmites de la tributacin. En este sentido, Buchanan sealaexpresamente:

    Mi argumento es precisamente el contrario: dado que de hecho puede no existir la libertad de secesin, suconceptualizacin como norma ofrece una gua para la organizacin de una estructura fiscal que puedareclamar su legitimidad tico-moral.31

    En segundo lugar, las diversas formas en que se manifiesta la informalidad, aunque ilegal, representanuna forma rudimentaria de secesin en la cual, dependiendo del grado de marginacin, se reniega de ciertasobligaciones pero tambin se renuncia a ciertos derechos. Por ejemplo, quienes transgreden las restriccionesal comercio exterior no pagando derechos o aranceles, no podrn, naturalmente, utilizar servicios pblicosde seguridad o justicia en caso de tener dificultades en el trfico informal de bienes.

    4. La organizacin poltica y el comportamientoinformal

    28Buchanan, James M., op. cit., pgina 170. La traduccin es propia.29En el trabajo mencionado, Buchanan desarrolla un ejemplo numrico donde se muestra que, dentro de ciertos

    parmetros, el lmite de tributacin es superior a un supuesto gasto en el mantenimiento del orden legal y poltico,pudindose aplicar la diferencia a polticas distributivas.

    30El artculo 22 de la Constitucin de la Repblica Argentina dice: "El pueblo no delibera ni gobierna, sino por mediode sus representantes y autoridades creadas por esta Constitucin. Toda fuerza armada o reunin de personas que seatribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de ste, comete delito de sedicin."

    31Buchanan, James M., op. cit., pgina 176. La traduccin es propia.

  • Otro aspecto que tambin requiere de alguna reflexin respecto al comportamiento informal se refiereal proceso a travs del cual se acuerdan las polticas y recursos pblicos. Son bien conocidos los instru-mentos mediante los cuales el gobierno interviene en el sistema econmico: el presupuesto fiscal, laactividad empresarial del gobierno, la poltica monetaria y, de una manera muy especial, la intervencin di-recta, esto es, aranceles, controles de precios, restricciones cuantitativas, regulaciones, etc. En este sentido,interesa analizar, aunque sea de una manera esquemtica, cul es la interaccin entre los agenteseconmicos y el gobierno, a travs del sistema poltico, ya que tambin de este ltimo dependen algunas delas caractersticas de la informalidad que sern de utilidad para formular hiptesis sobre sucomportamiento.

    Gary S. Becker nuevamente tiene algo que decir respecto al sistema poltico. Este autor hace unaanaloga entre el ideal laissez faire en economa y la democracia ideal en poltica32. En ambos casos, lacompetencia ser la que asegure que se satisfagan las preferencias de los individuos. La competenciaconstituye el mecanismo de seleccin de los "mejores" en el sentido que ni las empresas ni los polticosposean el poder como para hacer algo distinto de lo que quieren los consumidores o los electores. Laempresa quebrara y el poltico perdera su cargo.

    Naturalmente que las imperfecciones de este ideal de competencia democrtica son muchas, y an msimportantes, que las de la competencia econmica33. En primer lugar, en el proceso poltico el individuo novota por las polticas sino por los representantes ante los rganos de gobierno34. Inclusive algunos de losrepresentantes son votados indirectamente, por ejemplo, los jueces. Mientras que en el mercado lasdecisiones son diarias, los representantes se eligen por un perodo considerablemente largo (aos). Estacircunstancia les confiere un grado importante de poder y discrecionalidad respecto a las preferencias de loselectores. Otro elemento que debilita an ms este control por parte del elector es que debe votar porpaquetes de polticas, muchas veces no muy consistentes.

    Una segunda caracterstica del proceso poltico que menoscaba su competitividad surge comoconsecuencia de la existencia de economas de escala en el proceso poltico. Sera muy costoso para unpoltico organizar su carrera en forma independiente. Por ello generalmente se organizan como partidopoltico. A las elecciones concurren pocos partidos por lo cual la estructura del "mercado" poltico esduoplica o, en el mejor de los casos, oligoplica. No es casual, entonces, que los individuos usualmente seenfrenten a la alternativa de elegir "el menos malo".

    En tercer lugar, la democracia opera bajo el principio de la regla de la mayora. Esta regla adolece devarias deficiencias35, especialmente porque pone en una situacin totalmente desventajosa a las minorasque prcticamente carecen de representacin. El mercado, en su lugar, contempla cualquier distribucin depreferencias entre los consumidores.

    Estas caractersticas apuntan a destacar que la libertad de eleccin del individuo aparece mucho msrestringida en el proceso poltico que en el econmico. Estas distancias que establecen las imperfeccionesdel proceso poltico son, en algunos casos, cubiertas por otro tipo de organi- zaciones colectivas. De todosmodos, cuando estas organizaciones son muy grandes, o sea, con numerosos miembros, es difcil queescapen al problema del "ventajita" (free rider). El inters individual de cada miembro de la organizacinprovoca que trate de eludir los costos de su participacin ya que de todas maneras podr recibir losbeneficios que obtenga el grupo36. Este fenmeno del "ventajita" explica que la organizacin de gruposgrandes sea inestable. Por el contrario, para los grupos pequeos este problema es ms manejable. Losgrupos pequeos tienen ms posibilidades de prosperar como "grupos de inters" en algn rea (industrial,sindical, etc.) y usualmente motivados por algn inters especial (subsidio, arancel, control del mercado,

    32Citado por Jack Hirshleifer, Price Theory and Applications, segunda edicin, Prentice-Hall International, Londres,

    1980.33Sowell, Thomas, en Knowledge and Decisions, Basic Books Inc. Publishers, New York, 1980, seala que:"...una de

    las diferencias cruciales entre los votos y los precios es que los precios transmiten un conocimiento efectivo de lasrestricciones inherentes (de las opciones), mientras que el voto no". (pg. 119).

    34Salvo en ocasiones excepcionales, como es el caso de los referndums.35Para mayores detalles ver Buchanan, James M. y Tullock, Gordon, El clculo del consenso, Espasa-Calpe S.A.,

    Madrid, 1980.36Olson, Mancur, The Logic of Collective Action, Harvard University Press, 1971.

  • etc.). En este sentido Hirshleifer comenta que "el fenmeno de los grupos de presin, de algn modo,contrapesa la tendencia del sistema democrtico a ignorar el inters de las minoras. Pero lo hace de unamanera caprichosa, protegiendo slo a aquellas minoras ubicadas estratgicamente (por razones de con-centracin) para influir en el proceso poltico."37

    Esto no es todo en esta larga cadena de infortunios para las desamparadas preferencias de losindividuos. Sin perjuicio de poder alcanzar a quienes toman las decisiones queda por superar a quienes lasejecutan, la burocracia. La ejecucin es un ingrediente importante en el proceso de decisin y, enconsecuencia, participa con una porcin importante de poder, con el agravante de que la burocracia no estsujeta al voto de los electores.

    5. Las causas de la informalidad

    Las hiptesis desarrolladas hasta aqu muestran que en el comportamiento de la informalidad sondeterminantes aquellas polticas econmicas (fiscales, de precios, y regulatorias) del gobierno que des-conocen o repudian la voluntad o preferencias de los agentes econmicos y, como consecuencia, crean, almismo tiempo, los incentivos suficientes para quebrantar leyes y regulaciones. Este fenmeno tiende aagravarse en la medida en que el proceso democrtico de decisin poltica es tambin imperfecto parareconocer las preferencias de los agentes econmicos, o es sustituido por mecanismos que sesgan lospropsitos, por encomiables que sean, de la poltica econmica.

    Teniendo en cuenta las caractersticas analizadas del comportamiento de la informalidad, es ahoraconveniente resumir cules son las condiciones ms favorables para su desenvolvimiento. En los captulosposteriores se analizarn las causas especficas en su contexto histrico.

    5.1. Diferencia de retornos

    i. ImpuestosComo se analiz anteriormente existen diversas polticas de intervencin en los mercados que tienden a

    diferenciar el retorno de comportarse ilcitamente (ri) y el de comportarse lcitamente (rl). Las tasas de losimpuestos son una de las causas ms usuales. Se espera que a mayores tasas, mayor sea la evasin y, por lotanto, mayor el nivel de actividad que no se registra o informa. La presin tributaria, como relacin entrelos ingresos tributarios y el producto bruto, representa la tasa promedio del sistema impositivo. Sinembargo, cuanto ms discriminatorias, para distintos bienes o servicios, o progresivas sean las tasas de losimpuestos, mayor ser la evasin y sus consecuencias sobre la registracin de la actividad. Ello resultacomo consecuencia de que tasas discriminatorias tienden a incrementar los beneficios de la evasin (ri-rl) delos bienes, servicios, u otras fuentes especificamente gravados38. Esta categora incluye los diversosimpuestos de la mayora de los sistemas tributarios, como son los impuestos a los ingresos y el patrimonio,a bienes y servicios especficos (combustibles, bebidas alcohlicas, tabaco, transacciones financieras,contratos, etc.), aranceles, derechos y retenciones al comercio exterior, al valor agregado, al trabajo (cargasde seguridad social, fondos especiales para vivienda, obras sociales, etc.), entre los ms importantes.

    ii. ProhibicionesConsisten en diversos tipos de restricciones que determinan dife-rencias de retornos o beneficios para

    la informalidad. Una clase muy especial de restricciones son aqullas vinculadas con actividades inheren-temente criminales tales como el trfico de drogas, juego ilegal, pros-titucin, corrupcin, etc., las cualesusualmente no se registran en las cuentas sociales. No obstante, en caso de que se dedicaran ms recursos aestas actividades, se debera observar una disminucin en las activida-des registradas.

    37Hirshleifer, Jack, op. cit., pg. 565. Este tema se desarrolla en mayor detalle en el captulo VI.38Schulthess, Walter, "La Evasin Fiscal. Causas y Determinantes", en Economa no Registrada, Instituto Nacional de

    Estadstica y Censos, Buenos Aires, 1987. En este trabajo se realiza una magnfica resea de las investigacionesempricas sobre las diversas causas de evasin en el mundo.

  • Otra clase de restricciones son las prohibiciones o cuotas (de exportacin e importacin) que porrazones "econmicas" se establecen sobre las transacciones externas. Tal es el caso de prohibiciones aimportar ciertos bienes como tambin las restricciones de ciertas operaciones en divisas. En estos casos losdiferenciales de retornos pueden llegar a ser sustanciales.

    iii. Regulaciones y ControlesEl mercado de trabajo es, en general, un mercado que usualmente est sujeto a diversas restricciones en

    lo referente a horarios de trabajo, sindicacin obligatoria, pagos obligatorios de obras sociales, prohibicinde trabajar a personas retiradas, etc. Los mercados financieros estn especialmente restringidos en cuantoal tipo de operaciones que se pueden realizar: encajes legales (en algunas oportunidades de hasta el 100 porciento), restricciones y racionamiento del crdito, restricciones en las relaciones patrimoniales, capitalesmnimos, etc. Las razones que usualmente se aducen para la intervencin son, generalmente, de carctersocioeconmico para proteger a los demandantes y/u oferentes que transan en dichos mercados.

    Los controles de precios y restricciones cuantitativas en mercados de bienes y servicios son tambinpolticas usuales que generan diferencias entre el precio para el demandante o consumidor (ri) y el preciopara el oferente, productor o distribuidor (rl). Los controles de precios abarcan y han abarcado la msdiversa y amplia gama de bienes y servicios. Los precios controlados con ms permanencia han sido el tipode cambio y las tasas de inters. Ms espordicos han sido los controles generales de precios y salarios.

    Sin perjuicio de las intervenciones en precios y cantidades, existen regulaciones y reglamentacionesburocrticas de todo tipo con diversas y amplias motivaciones, tales como proteger el ejercicio de ciertasprofesiones, o asegurar los niveles de educacin formal, como instrumento para controlar precios yrestricciones cuantitativas en diversos mercados, para proteger las inversiones nacionales, por razones deseguridad externa, para asegurar niveles de empleo, para fomentar el desarrollo de industrias dinmicas[sic] (o en una jerga ms moderna, industrias de punta), etc.39 Esta clase de regulaciones yreglamentaciones consiste en mantener informadas a las agencias reguladoras mediante registros, su ac-tualizacin, fomularios, presentaciones de balances, proyectos, gestin de permisos y tramitaciones de todandole que usualmente significan importantes costos para los agentes econmicos. Por ejemplo, en Rusia,"segn el rgano oficial Izvestia, en 1984 la poblacin dedicaba anualmente 65.000 millones de horas ahacer cola; este tiempo equivale al trabajo anual de 36 millones de personas"40. Estos costos, del mismomodo que los impuestos o controles de precios y cantidades en los mercados, provoca un diferencial deretornos entre comportarse formalmente (rl, costear el cumplimiento de las regulaciones yreglamentaciones) y comportarse informalmente (ri, evadir dichos costos). Nuevamente, el diferencial decostos (rl - ri) deber compararse con los beneficios o privilegios que, eventualmente, resulten de loscontroles o regulaciones. De no ser as el diferencial de costos generar un incentivo muy atrayente paracomportarse infor-malmente.

    5.2. Costos de represin de la informalidad

    Como se analiz anteriormente, los costos para el informal dependern de los recursos que lasautoridades asignen a la represin y disuasin de los evasores o transgresores, es decir, los costos de larepresin para las autoridades. Los instrumentos con que cuentan las autoridades para la represin de lainformalidad son, fundamentalmente, mayor frecuencia e intensidad de las inspecciones, personalprofesionalmente idneo y bien remunerado41, y severas penalidades. No obstante, los costos de la

    39Para una magnfica revisin de la infinidad de regulaciones y controles existentes se puede consultar Jorge E.

    Bustamante, La Repblica Corporativa, Emec Editores, Buenos Aires, 1988. En este sentido, igualmente valiososson los trabajos realizados por la Fundacin de Investigaciones Econmicas Latinoamericanas (FIEL): LiberacinCambiaria y Crecimiento y Los Costos del Estado Regulador, publicados por FIEL en noviembre de 1988, yRegulaciones y Estancamiento: El caso argentino, Centro Internacional para el Desarrollo Econmico, EdicionesManantial, Buenos Aires, 1988.

    40Reportaje a Alvin Toffler, "La perestroika que yo vi", Revista de La Nacin, 18 de diciembre, 1988.41Bien remunerado significa que se tendr que pagar un premio sobre el salario de la ocupacin alternativa. Este

  • represin para las autoridades dependern tambin de alguna caracterstica de los impuestos particulares deque se trate. En general, se espera que cuanto mayor sea el costo unitario (costo por austral recaudado) de larepresin, mayor ser la informalidad. Impuestos con gran cantidad de contribuyentes, donde los costosunitarios son altos, tienden a ser ms evadibles. Tal es el caso de los impuestos a las ganancias, patrimonio,valor agregado y seguridad social. Por el contrario, en aquellos impuestos donde los contribuyentes estnconcentrados se reducen los costos unitarios de la represin. Esta situacin se da con los impuestos sobrebienes cuya produccin o distribucin est concentrada, por ejemplo, impuestos a los combustibles, tabaco,automotores, etc.

    5.3. La carga del Estado

    Los instrumentos de intervencin recin descriptos tienen la particularidad de que actan sobre unbien o servicio especfico y todos sus efectos42tambin actan sobre ese mercado especfico. Sin embargoexiste otro grupo de cargas del Estado que no se manifiesta bajo la forma tradicional de un impuesto oregulacin, prohibicin o restriccin, pero que tiene caractersticas analticas asimilables a dichas cargastradicionales. Estas otras cargas son la inflacin y la gestin de las empresas pblicas. Dos aspectoscomunes a estas cargas es que son "monoplicamente"43 explotadas por el Estado y que, dada la concentra-cin de su produccin, su evasin es mucho ms difcil, como es el caso de los impuestos indirectos sobrealgunos bienes comentados anteriormente.

    i. InflacinEl anlisis de la inflacin como un impuesto es bastante usual. La base del impuesto la constituye la

    cantidad de dinero real (su poder adquisitivo) en el sistema y la tasa del impuesto es la tasa de inflacin. Sinembargo, desde el punto de vista de la informalidad es posible hacer algunas analogas adicionales. ElBanco Central cuenta con el monopolio44 de la creacin de dinero nominal lo cual permite concentrar laproduccin del bien gravable. Mediante los controles de la tasa de inters comparte la renta y/o impuestoinflacionario con el Tesoro y aquella parte del sector privado que pueda obtener crdito subsidiado delsistema financiero formal.

    Como ocurre en los casos de bienes gravados cuya produccin est concentrada, la evasin es msdificultosa. No obstante, los efectos de la inflacin en el mercado formal de dinero, como en el informal,han sido bastante notorios. En el primero, la sustitucin en la demanda (menor monetizacin) ha sidoampliamente estudiada. Los efectos en el mercado informal de dinero han sido bastante evidentes. Desde laaparicin de la inflacin de una forma sistemtica en la dcada de los 40 las manifestaciones deinformalidad han ido adquiriendo diversa importancia dependiendo de cul era la voracidad fiscal delEstado. Por ejemplo, en algunos casos se manifest como una simple evasin cuando el sistema financierosustitua los controles de la tasa de inters con otros cargos como comisiones, depsitos mnimos, etc. Enalgn momento parte de los mercados financieros de mediano plazo eran ejercidos por escribanos, puesseguramente dichos profesionales suplan, parcialmente, las condiciones de seguridad con que no cuentanlos mercados informales, como se indic anteriormente.

    El comportamiento de las tasas reales de inters provee tambin cierta evidencia de cul fue el impactodel impuesto inflacionario en el comportamiento informal. Desde la dcada de los 40 hasta principios de la

    premio depender de los posibles ingresos por corrupcin a los que est expuesto el funcionario, menos los costosprobables de que lo descubran.

    42Los efectos son las sustituciones en la demanda, en la oferta y en la informalidad. En realidad, los efectos en lainformalidad son las sustituciones en la demanda y en la oferta entre los dos mercados, formal e informal.

    43Las comillas responden al hecho de que su explotacin "monoplica", como se analizar posteriormente,corresponde al mercado formal.

    44Esto no es estrictamente cierto ya que, a travs de las reservas fraccionarias, el sistema financiero tambin creadinero nominal. No obstante, el Banco Central utiliza otros mecanismos y regulaciones que permiten controlarestrechamente el bien en cuestin, el dinero nominal.

  • dcada de los 70 la tasa de inters fue generalmente negativa indicando, de algn modo, que la renta y/oimpuesto inflacionario era compartido con el sector privado formal. Sin embargo, cuando en 1974 el gastoy el dficit pblicos aumentaron significativamente, las tasas reales de inters negativas se alternaron contasas reales positivas evidenciando la total apropiacin de la renta y/o impuesto inflacionario por parte delfisco. Desde entonces, mientras el mercado financiero estuvo controlado45 ha funcionado un mercadoinformal de dinero (mesas de dinero o mercado interempresario). La manifestacin, quiz, ms dramtica yelocuente de la importancia que ha ido adquiriendo el mercado informal de dinero es la reciente ley parareducir el uso del endoso en los cheques. Es un intento adicional para tratar de concentrar an ms elinstrumento gravable y as reducir la evasin del impuesto inflacionario y del impuesto a las transaccionesfinancieras.

    ii. La gestin de las empresas pblicasAlgunas evidencias sugieren que en parte de su operatoria, las empresas pblicas tambin desempean

    una funcin tributaria y redistributiva. Del mismo modo que para la inflacin, para la gestin de las em-presas pblicas se puede realizar una analoga con los impuestos tradicionales, aunque su identificacin esms difcil. Las empresas pblicas producen algn bien o servicio con caractersticas mono-plicas, ya seanaturales o provocadas por las restricciones de produc-cin que impone el mismo Estado. Es conocido quela inconveniencia de las explotaciones monoplicas es que sus precios son mayores y las cantidadesproducidas menores que bajo condiciones ms competitivas. El mayor precio de una explotacinmonoplica desestimula parte de la demanda, pero, al mismo tiempo, genera una renta que se la apropia elmonopolista, y por tanto tiene tambin consecuencias redistributivas no deseadas46. La renta aparece comoun diferencial entre el precio que carga el monopolista y los costos de produccin suponiendo que laproduccin se realiza eficientemente, o sea, a costos mnimos47.

    Cualesquiera sean las razones aparentes por las cuales se estatizaron numerosos bienes y servicios enArgentina48 (seguridad, soberana, eliminacin de rentas monoplicas, etc.), existen en todos los casosgruesas evidencias de que las empresas pblicas no producen a costos mnimos, esto es, que sus costos sonmucho ms altos que la alternativa explotacin monoplica privada. Estas afirmaciones se basan, aunquerudimentariamente, en algunas observaciones corrientes de los resultados de las empresas pblicas, o sea,sus fenomenales dficits de explotacin y/o en las notables insuficiencias en la satisfaccin de la demanda,ya sea en la cantidad o en la calidad del bien o servicio. Puesto de otro modo, significa que satisfacer lademanda a precios y calidades razonablemente comparables con standards internacionales, provocaradficits an ms fenomenales que los actuales, o si se disminuyera el dficit, el nivel de precios tendra queser mucho ms alto, tambin comparado internacionalmente, o el deterioro de la calidad de los bienes yservicios mucho mayor que el actual. Tal es el caso, que en la jerga de quienes inevitablemente no puedensustituir los bienes y servicios que proveen las empresas pblicas, se conoce como el "costo argentino".

    En consecuencia, los mayores costos de explotacin de los servicios pblicos respecto de alternativasde explotacin privada son asimilables a los impuestos en el sentido tradicional. Un ejemplo ilustra elproblema en un caso especfico. Hasta hace poco la Empresa Nacional de Correos y Telgrafos(ENCOTEL) tena el monopolio de todos los servicios de correo y telgrafo, nacional e internacional.

    45El mercado financiero fue libre desde 1977 a junio de 1982.46Aunque redundante, conviene insistir en que la renta es slo consecuencia del control de entrada al mercado o por

    caractersticas monoplicas naturales, pues pueden existir aparentes "rentas" que no son ms que los costosalternativos de la inversin fsica, tecnolgica o en recursos humanos, muchas veces superficialmente noreconocidas. Por ejemplo, es dudoso que la explotacin agrcola de las terrazas del Machu Pichu haya alguna vezgozado de alguna renta monoplica.

    47Costos mnimos significa que se optimiza el uso de los recursos, esto es, para una cantidad dada a producir se utilizael mnimo de recursos, o alternativamente, para una cantidad dada de recursos se produce la cantidad mxima deproducto. Las implicancias y detalles de este tema se desarrollan en el captulo VI.

    48Las razones latentes por las cuales se estatizaron numerosas actividades en Argentina se fundamentan en el captuloVI.

  • Aun as, funcionaba un servicio privado internacional de entregas "puerta a puerta" urgentes (24 o 48horas). Recientemente el Estado autoriz a explotar este servicio "subsidiario" a empresas privadas. Elnmero de empresas aument, actualmente existen cuatro, y el precio se redujo a aproximadamente lamitad. Lo curioso y fantstico es que ENCOTEL grava a las empresas privadas que proveen este serviciocon un derecho de, aproximadamente, el 40 por ciento.

    6. Conclusiones

    Las condiciones de racionalidad en el comportamiento econmico de los individuos permiten explicarcoherentemente la informalidad. Las diversas polticas de intervencin del Estado, a travs de impuestos,prohibiciones, regulaciones, restricciones, controles, inflacin y una ineficiente gestin de las empresaspblicas generan al comportamiento informal beneficios tan rentables como para hacer estriles losesfuerzos de represin por parte de las autoridades. Es decir, las polticas de intervencin resultan ser tantoo ms importantes en el comportamiento informal que la aparente insuficiencia de represin de lainformalidad.

    Esta hiptesis permite, por ejemplo, explicar las distintas caractersticas que muestra el fenmenoinformal en diferentes paises. En una economa desarrollada como la de los Estados Unidos en la cual lasintervenciones masivas del Estado son relativamente mucho menores, las preocupaciones por lainformalidad se concentran en la evasin del impuesto a las ganancias, donde la progresividad y las tasasson altas, y en las actividades "criminales" prohibidas, como ser el trfico de drogas, juego ilegal,prostitucin, inmigracin ilegal, robo industrial, etc.49 Por otra parte, en una economa subdesarrolladacomo la de Per, la principal preocupacin por la informalidad se concentra, principalmente, en lasactividades de los sectores de bajos ingresos para los c