agencia de noticias clandestinas (rodolfo walsh)

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  • 7/31/2019 Agencia de Noticias Clandestinas (Rodolfo Walsh)

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    Natalia Vinelli

    ANCLA(AGENCIA DE NOTICIAS CLANDESTINA)

    Una exper ienc ia de comu n icacin c landest ina o r ien t ada por Rodo l fo Walsh

    Cuadernos de la memoriawww.elortiba.org

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    Hubo un tiempo, no hace mucho, por ms que la desmemoria que lo arrastratodo quisiera enterrarlo en el olvido, en que la palabra fue acorralada, la lecturaarda clandestina en los patios traseros de las viviendas y en las calles brazos

    jvenes se debatan contra la muerte. Y muchas veces, ms de las que nos ima-ginamos ahora, eran cercenados por esta. Aturda el repicar de los tambores yese particular sonidos de las botas golpeando contra el piso. Sin embargo, detodo ello haba que seguir hablando, contarle al mundo y tambin a los que en

    los infinitos rincones de la Patria seguan resistiendo. Por eso naci ANCLA, pero por eso tambinun puado de periodistas liderados por un Capitn lleno de sabidura y corajes suficiente comopara desafiar al monstruo en su propia madriguera, se propusieron dar constancia de la otra his-toria. La de los campos de exterminio para imponer una economa despiadada, la de los sacerdo-tes que bendecan la masacre y los hombres de prensa que escriban lo que les dictaban, la de losempresarios que sealaban a quienes se rebelaban. ANCLA era la noticia sin maquillajes. La quesurga del boca en boca generoso, o de las fisuras del propio verdugo, y en muchas ocasioneslogr paralizar alguna estrategia de aniquilamiento, o por lo menos ponerla al descubierto fronte-ras afuera. Y con ello fortalecer la denuncia contra el agresor.

    ANCLA era el espritu mismo de una profesin que antes y despus, ahora mismo, otros se en-cargan de bastardear con sus mentiras y cobardas. De esto habla este libro. Con pasin y com-promiso. Sin esa felona denominada objetividad. Y sobre todo, con agradecimiento a quien fue

    creador de semejante desafo, ese hombre que an cado no dej de repiquetear los odos de susasesinos con el tableteo de su ms poderosa arma: la inteligencia. Periodista, escritor, pero sobretodo militante revolucionario montonero, Rodolfo Walsh hizo posible que la palabra siguiera vi-viendo. Y est en nosotros evitar que otra vez la vuelvan a acorralar.

    Carlos Aznarezwww.rodolfowalsh.org, 27 de julio de 2000

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    Natalia Vinelli: ANCLA, Una experiencia de comunicacin clandestina orientadapor Rodolfo WalshPublicada en versin papel: Editorial La Rosa Blindada (2002)Esta edicin digital en formato PDF: www.elortiba.org (2006)Este libro electrnico se distribuye sin cargo, queda prohibida su comercializa-

    cin.

    INDICE

    Dedicatoria y agradecimientos"Por algo ser"

    IntroduccinUna breve historia: Rodolfo Walsh y el periodismo comprometidoAcerca de ANCLAUna aproximacin desde el punto de vista "tcnico"Las cartas y la cadena informativaUna aproximacin desde la alternatividadUn enfoque desde la prctica polticaA modo de conclusinPosdataApndiceBibliografa

    http://www.elortiba.org/http://www.elortiba.org/
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    Dedico este libro a los que resisten

    y no abandonan la lucha.A los im prescindibles.

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    ANCLA(AGENCIA DE NOTICIAS CLANDESTINA)

    "Lo repito una vez ms: hemos vivido para la alegra,

    por la alegra hemos ido al combate y por ella morimos.Que la tristeza jams vaya unida a nuestro nombre".

    Julius FucikReportaje al pie del patbuloPraga, crcel de la Gestapo, 1943

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    Agradecemos a...

    Carlos Mangone, tutor de este trabajo cuando an era una tesina de graduacin; a Mariano

    Mestman, Carlos Rodrguez Espern y Guillermo Caviasca, por sus invalorables .correcciones ysugerencias; a los que brindaron su testimonio, porque sin ellos este libro no hubiera sido posi-ble; ya todos los compaeros y compaeras que de un modo u otro colaboraron con la investiga-cin.

    Tambin agradecemos, por su valioso aporte en la difusin y distribucin de este libro, a FabinPierucci, Fernando Krichmar, Alejandra Guzzo y Miguel Mazzeo.

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    ANCLA(AGENCIA DE NOTICIAS CLANDESTINA)

    " Po r a lgo se r "

    La recuperacin de las instituciones democrticas signific en nuestro pas unacierta lectura de la dictadura militar. No es solo un juego con los tiempos verba-les si nos preguntamos acerca de "cmo fue la transicin para saber cmo serla dictadura". Es que, como sabemos, cada poca poltica lee su antecedente enfuncin de los intereses inmediatos y de la correlacin de fuerzas ideolgicas

    existentes. Por una parte, la salida de la Guerra de Malvinas fue el escenario ms adecuado paraobturar cualquier reflexin o debate acerca del lugar de la violencia en la historia de Amrica La-tina y de la Argentina; la llegada al poder del radicalismo implic el predominio de formas parla-mentarias y de un borramiento, por lo menos parcial, de las responsabilidades de los polticos

    durante la represin. La "clase" poltica instal el tema desde la perspectiva del "exceso y delerror" y aunque el juzgamiento de los comandantes fue el resultado residual de las movilizacionesde masas e implic en la sentencia la negacin de los "errores y excesos", durante un tiempopara la sociedad civil los desaparecidos haban sido objeto de arbitrariedad (porque no "tenannada que ver" o porque no haban sido juzgados).

    Solo algunos organismos de derechos humanos y ciertas estructuras polticas reivindicaban laestrecha relacin entre la represin y la actividad de los desaparecidos y asesinados, adems delos miles de presos polticos y cesanteados y exiliados. Con el correr del tiempo y de manera difi-cultosa comenz una tarea de concientizacin social en la cual el estereotipo, asimilado por mu-chos, de que se "desapareca por cualquier cosa o por llevar un libro prohibido" dejaba lugar a laexplicacin lgica y racional de que la dictadura haba sido tan feroz no por incapacidad sino porhaber desarrollado una sistemtica y planificada represin de la cual todava hoy no nos podemosrecuperar totalmente.

    El "por algo ser", frase que indicaba la indiferencia civil frente a la represin (y su responsabili-dad objetiva con la misma), era el leit motiv meditico y ensaystico de una psicologa social quetranquilizaba conciencias particulares y alejaba el fantasma de miles de seres que haban tenidouna trayectoria social, poltica y cultural. Lo que haba desaparecido no era slo la persona sinosu trayectoria anterior al hecho o en todo caso la transicin democrtica rescataba aspectos me-nos contradictorios o para nada causales para que sobre l se ejerciera un acto de violencia fsicao ideolgica.

    Como sucede con otras situaciones polticas, son ciertos factores ms objetivos, como la persis-tencia de la crisis, una renovacin generacional que, si bien no est tan involucrada con los

    hechos, desarrolla una gran curiosidad acerca de ellos y sobre todo, la impunidad de los crme-nes, todo lo cual promueve que se proyecten sobre el perodo y sus protagonistas nuevas mira-das que se hagan cargo de todas las mochilas posibles. Este es el valor del trabajo acerca de laexperiencia de ANCLA, la de un acercamiento crudo y sistemtico a una prctica de resistenciaantidictatorial que no la libere de sus relaciones polticas fundamentales y que adems no la limi-te a la tematizacin acadmica asptica y despojada, tan frecuente en la mirada institucional so-bre la poca de la represin.

    Por otro lado, la propia figura de Walsh fue tratada de diversas maneras, privilegindose en pri-mera instancia su calidad de escritor, luego sus aportes al periodismo de investigacin para fi-nalmente rescatar su compromiso poltico en el campo popular. Se soslayaba en lneas generalessu decisin de subordinar la prctica literaria y en buena medida la de periodista de investigacin

    a la decisin por una militancia poltica de carcter orgnico en "el marco de un enfrentamientode clases que radicalizaba las posiciones y los mtodos.

    Un doble valor entonces, por una parte, el rescate de prcticas sociales y polticas de resistencia

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    ante la opresin y de formas comunicacionales alternativas frente a la dominacin simblica quesignific la censura dictatorial; por la otra, el acercamiento en el mbito universitario, origen delpresente trabajo, de temas que "queman" en el doble sentido del trmino, porque resultan cues-tiones traumticas de la historia poltica argentina y en un significado ms popular, porque impli-can un "costo" institucional importante para una posible carrera acadmica.

    Por eso, en tiempos tan livianos como los que corren, se saluda este trabajo inicial.

    Carlos Mangone.

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    I n t r o d u cci n

    "Con una mquina de escribir y un papelpods mover a la gente en gr ado incalculable.

    No tengo la menor duda".

    Rodolfo Walsh, Marzo de 1970

    La Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA) es, a nuestro entender, una de las experiencias dedifusin clandestina ms interesantes -y a la vez desconocidas- de nuestro pas. De estructuraartesanal y alimentada sobre la base de informacin Popular, ANCLA funcion como una herra-mienta poltica ofensiva en el marco de la resistencia a la ltima dictadura militar (1976-1983).

    La agencia dependi del Departamento de Informaciones e Inteligencia de Montoneros y como talfue parte de una poltica integral, al margen de la cual no puede entenderse. Sin embargo, fun-

    cion con una aparente autonoma respecto de la organizacin: en otras palabras, se encuadren un criterio de subordinacin estratgica y autonoma tctica que "le brind un amplio margende libertad de accin para actuar frente a la coyuntura. Los fundamentos de esa prctica polticadeben buscarse en su propia razn de ser, que responde, a su vez, a un triple objetivo: propiciarla participacin popular en el proceso comunicacional en tanto fuentes y retransmisores de lainformacin; oficiar como medio de contrainformacin y, finalmente, funcionar como instrumentode accin psicolgica contra el poder econmico y militar.

    El carcter ofensivo no solo est dado por la apuesta a la organizacin en una situacin opresiva,sino tambin por su definicin como herramienta de contrainteligencia. Es por eso que tanto Ro-dolfo Walsh como los integrantes de su mbito (1) decidieron no "pegar" directamente la agenciaa Montoneros, buscaron como nombre una sigla capaz de generar confusiones y cuidaron la re-daccin de los cables, de modo tal de mantener difusa su identidad poltica y proteger o generarsuspicacias en torno a las fuentes.

    Esta prctica recuerda un postulado de Paolo Fabbri, aquel que dice que "sabiendo que te contro-lo me dars indicios tales que harn ciertamente que semejante control no controle nada" (2).Por un lado, la agencia necesitaba de cierto margen para mantener sus servicios, dado que elDepartamento de Informaciones e Inteligencia de Montoneros no escapaba a la atencin de larepresin. Por el otro, ANCLA necesitaba cubrirse con una identidad difusa para actuar dentro delos bloques de poder, tendiendo a romper su unidad coyuntural.

    De todas formas hay que hacer una importante salvedad: Fabbri se refiere al caso de doble agen-te o espa y por ese motivo establece que el secreto estratgico es una escalada mvil ascenden-te que se rige por un cdigo de apariencias permanentes, donde al fin de cuentas se pierde elobjeto central que necesit la cobertura del secreto (3). Como veremos a lo largo de esta investi-gacin, en el caso que nos ocupa el recurso al secreto es totalmente a la inversa, puesto que esel objeto del secreto, la informacin, lo esencial y lo que nunca ha de perderse durante el funcio-namiento de ANCLA.

    Esa "obsesin por la verdad", tan presente en la figura de Rodolfo Walsh (en cierta forma el ide-logo de la agencia), recorre todo el trabajo de ANCLA. Walsh combati a la dictadura hasta elltimo momento de su vida. No fue el nico: muchos merecen ese lugar en la memoria. El 25 demarzo de 1977, un da despus de enviar a las redacciones del pas su "Carta de un escritor a laJunta Militar", cay en una emboscada tendida por un grupo de tareas de la Escuela de Mecnicade la Armada. Tena su pistola calibre 22 y se defendi hasta que las balas enemigas lo alcanza-ron. El 9 de enero haba cumplido 50 aos.

    Las bases programticas de ANCLA, adems, remiten a las anteriores experiencias de difusinpopular donde Walsh particip. Todas ellas responden a un criterio amplio, sntesis de una prensapensada como instrumento de combate en la tradicin latinoamericana y como herramienta de

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    informacin, discusin poltica y organizacin en la teora leninista. Walsh era un apasionado lec-tor y busc, en la propia prctica, sistematizar un conocimiento a fin de cuentas colectivo.

    En Prensa Latina y junto al periodista argentino Jorge Masetti (4), se empe en contrarrestar la"catarata de basura informativa" de los medios de comunicacin transnacionales. El trabajo sos-tenido logr la colaboracin de reconocidos polticos e intelectuales y la agencia cubana pudo, as,establecer numerosas corresponsalas. Asimismo, desde las pginas del Semanario CGT se des-prendieron numerosos llamados a que cada fbrica cumpla con un corresponsal y a que trabaja-dores y organizaciones polticas se sumaran a las tareas de distribucin, donde se destaca el rolorganizador del peridico. Finalmente, el diario Noticias -perteneciente a Montoneros pero organi-zado como empresa periodstica-, se present como una prensa independiente que, sin decirseclaramente partidaria, apunt a llegar masivamente al pueblo.

    ANCLA no fue una excepcin a estos criterios, como tampoco lo fue la otra herramienta queWalsh cre durante 1976, la Cadena Informativa. Ambas eran estructuras polticas que respond-an a una lnea, pero que -al mismo tiempo- no se presentaban como rganos oficialmente parti-darios ni se circunscriban al xito de una operacin. Esa tarea le corresponda a Evita Montoneray a El Montonero. Eran ellos los responsables de propagandizar la lnea del partido, "Ia nica em-presa regular que haga el balance de toda la actividad en sus aspectos ms variados" (5). Laagencia, ms bien, daba batalla en el terreno de las apariencias.

    Para especificar tanto forma como funcin, ANCLA necesit una evaluacin de la etapa polticaque funcionara como anclaje de sentido. Ese lugar de reconocimiento fueron los documentos in-ternos de Walsh, "papeles de la resistencia", presentados para el debate a la direccin de Monto-neros y que representaban la postura crtica de un sector de la organizacin. Si bien no se tratade una derivacin cronolgica, los documentos actuaron como su matriz ideolgica y de su anli-sis de la realidad se desprendieron los mtodos de lucha ms adecuados para enfrentarla: eneste caso, la construccin de rganos descentralizados de difusin clandestina que permitieronsobresaltar a las Fuerzas Armadas y a los grupos econmicos, gracias a un anlisis exhaustivo dela prensa legal, a las "escuchas" por interferencias a las redes de comunicacin del aparato re-presivo y, fundamentalmente, a que muchas personas superaron el terror para contar lo quehaban visto u odo.

    La agencia, entonces, se enmarc en una convocatoria a la resistencia contra el rgimen. SegnRodolfo Walsh, se habla de resistencia cuando se "cuestionan los efectos inmediatos del ordensocial, incluso por la violencia, pero al interrogarse por el poder, responde negativamente porqueno est en condiciones de apostar por l. El punto principal en su orden del da es la preservacinde las fuerzas populares hasta que aparezca una nueva posibilidad de apostar al poder. La obten-cin de ese objetivo de supervivencia est ligada a la desaceleracin del enfrentamiento militar ya la aceleracin del enfrentamiento poltico".

    En cambio, tambin en palabras de Walsh, la guerra es "centralizada, homogeneizada a travsdel funcionamiento partidario y dependiente de un aparato especializado. La organizacin de laresistencia se basa en grupos reducidos e independientes cuyo nexo principal es la unidad por la

    doctrina" (6). Para Daniel James, por otra parte, la resistencia es "una heterognea mezcla deactividades de distintos tipos (...) un variado conjunto de respuestas que iban de la protesta indi-vidual en el plano pblico hasta el sabotaje individualmente efectuado y la actividad clandestina(...) La motivacin general que impulsaba estas diferentes formas de resistencia al rgimen mili-tar puede ser entendida como un rechazo del nuevo rgimen poltico y lo que implicaba en mate-ria social y poltica. Sin embargo, acciones como la colocacin de bombas y el sabotaje eran ins-piradas tambin por un abrumador sentimiento de desesperacin" (7).

    En ese sentido, la agencia busc romper la tradicional polaridad donde un emisor fuerte se dirigeen forma unidireccional a una masa annima de receptores pasivos: a partir de la distribucin desus cables apel a que cada receptor se convierta en un nuevo emisor, generando una cadena deinformacin que sin duda desafi al silencio. Esta prctica es parte de la discusin sobre mediosalternativos de comunicacin presente en aquellos aos en toda Latinoamrica."

    Pero la poltica de informacin de ANCLA tampoco fue ajena a los llamamientos a la participacinpublicados en forma de artculos o consignas en la prensa oficial de Montoneros. En muchas edi-ciones de Evita Montonera se resalta que "hay que ganar la batalla de la informacin y la propa-

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    ganda", y se caracteriza a la gran prensa diaria como un espacio de "periodistas venales y co-rruptos (que) nos someten todos los das a un cmulo de informaciones falsas. Esas informacio-nes falsas o tergiversadas responden a los intereses de los oligarcas y grandes capitalistas" (8).

    A la manera de las octavillas clandestinas presentes en los textos de Lenin o de los pasquinesilegales que surgan con el descontento popular durante la poca colonial de la Amrica Hispana,el trabajo de informacin y propaganda intent abrir medios de comunicacin donde "el puebloempieza a escribir sus propias noticias, y a ordenar la informacin que llega a sus odos". De lec-tura fcil y rpida, estas "octavillas" alentaron "su reproduccin por cualquier medio y de cual-quier forma".

    Lo cierto es que Walsh particip durante algn tiempo de la estructura de prensa de Montoneros(junto a su amigo el poeta y militante Francisco Urondo). Ms tarde, en Informaciones e Inteli-gencia, encar proyectos que incluan la comunicacin y cont con espacios en las pginas deEvita Montonera para plantear vas de accin. A esto se debe la semejanza en tanto modelo co-municacional entre ANCLA, Cadena Informativa y algunos de los espacios recreados desde la Se-cretara de Propaganda, que incluyeron hojas zona les, cintas grabadas e interferencias a los ca-nales de TV y radio.

    ANCLA, en sntesis, vena a representar la necesidad de contar con un medio eficaz para la circu-

    lacin de informacin en un momento de tenaz bloqueo informativo. Tambin, la necesidad de uninstrumento poltico de contrainteligencia: un espacio disimulado que, a la vez de informar, diri-giera buena parte de sus esfuerzos a actuar dentro del corazn mismo del poder. En otras pala-bras, se trat de una estructura comunicacional que involucr tanto la representacin como laaccin, tomando parte activa en la lucha de resistencia al rgimen.

    En la construccin de una identidad diferenciada se dejan entrever, tambin, sus objetivos: ya enel Plan de Operaciones (9) de 1810, escrito por el secretario de la Primera Junta Mariano Morenoy con la colaboracin del vocal Manuel Belgrano, estaba presente el recurso a la comunicacincomo forma de lucha psicolgica contra el enemigo. El texto dice: es necesario montar una ofici-na de "seis u ocho sujetos que escriban cartas annimas, fingiendo o suplantando nombres y fir-mas (...) y (aunque) protesten que son imposturas (... y) por muchos alegatos que impongan,

    nunca podr dejar el gobierno (...) de mirarlos como sospechosos (... As) podremos sacar muchofruto, sembrando entre ellos mismos la semilla de la discordia y la desconfianza" (10).

    Por ltimo, queremos aclarar que este trabajo no pretende agotar el tema sino, por el contrario,comenzar a abordarlo. La investigacin, que en muchas de ocasiones pareci un rompecabezascon piezas difciles de encontrar, vari sus hiptesis a medida que los testimonios de los actoresde aquellos aos aportaban mayor informacin. Por ese motivo, en principio partimos de la basede una agencia noticiosa que desde la clandestinidad denunciaba las violaciones a los derechoshumanos; mientras que a poco de comenzar nos encontramos con una verdadera estructura pol-tica que estaba en relacin con un llamamiento a la resistencia para combatir a la dictadura, tan-to en el terreno poltico como en el militar.

    Este trabajo es un intento de reconstruccin de una parte de la historia que an no est saldaday que se proyecta sobre el presente en sus logros y fracasos. De ah que los testimonios estnirremediablemente mediados por la reflexin y los posicionamientos polticos actuales de cadauno de los actores de aquella poca, tras 25 aos de la derrota de la experiencia revolucionariade los aos '70 en nuestro pas. Por lo tanto, no es extrao que abunden contradicciones en elrecuerdo de un perodo tormentoso y que stas se traduzcan, a la vez, en errores de tiempo oforma que no supimos apreciar durante la investigacin: ANCLA, en tanto elaboracin colectiva,ofrece entonces mltiples miradas. Esta no es ms que un intento de sntesis de algunas de ellas.

    Notas

    1 Estructura organizacional de Montoneros. Walsh era el responsable del mbito que llev adelan-te ANCLA, entre otras tareas militantes relacionadas a informacin e inteligencia.

    2 Cfr. Fabbri, Paolo (1995).

    3 El autor plantea que un espa disimula su condicin. El que lo descubre, a su vez, deber apa-

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    rentar que no maneja ese dato. Pero si el espa toma conocimiento de esa realidad, deber ma-nejarse dando datos falsos sin que el otro se de cuenta. Y as sucesivamente en una escaladaascendente y mvil en la que el objeto inicial se pierde, porque a partir de aqu, lo que va a im-portar son las apariencias.

    4 Jorge Masetti lleg a Cuba para trabajar una nota periodstica sobre la guerrilla castrista. En elcurso de su investigacin entrevist a Ernesto Guevara y a Fidel Castro en Sierra Maestra. A pocode regresar a la Argentina decidi que su rol de periodista no poda estar escindido de la luchapor la liberacin latinoamericana. Volvi a Cuba y prest sus servicios en la direccin de PrensaLatina. En ese entonces fue cuando surgi la idea, discutida con Guevara, de instalar un focoguerrillero en Salta. AII, con el nombre de Comandante Segundo, lider el Ejrcito Guerrillero delPueblo (EGP). En 1964, acorralado por las fuerzas represivas, Masetti desapareci en la espesurade la selva.

    5 Cfr. Lenin (1972).

    6 Cfr. Rodolfo Walsh. En Baschetti (1994).

    7 Cfr. Daniel James (1990). El autor se refiere a la primera resistencia peronista.

    8 Cfr. Evita Montonera, ao II, nro. 17, abril de 1977.

    9 Belgrano fue elegido por la Junta para redactar, "en comisin secreta", un plan de accin revo-lucionaria. Hacia el 15 de julio de 1810 presenta un borrador, con aspectos bsicamente econ-micos. EI 18 de julio, en votacin secreta, la Junta encomienda a Moreno la elaboracin de unPlano de Operaciones que el gobierno provisional de las Provincias Unidas del Ro de la Plata debeponer en prctica para consolidar la grande obra de nuestra libertad e independencia. El informese conoce por copias encontradas en el Archivo de las Indias de Sevilla, y dado su impactantecontenido inici una polmica acerca de su autenticidad.

    10 Mariano Moreno: Plan de Operaciones. En Augusto Fernndez Diaz: "El supuesto plan de Ma-riano Moreno", artculo publicado en el Anuario del Instituto de Investigaciones Histricas de la

    Universidad Nacional del Litoral nmero 4: De la Colonia a la Emancipacin, Rosario, 1960. Elprrafo citado refiere al plan de toma de Montevideo.

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    Una b reve h i sto r ia : Rodo l fo Wa lsh y e l pe r iod i smo com pro -

    m e t i d o

    "Mi relacin con la literatura se da en dos etapas: de sobrevaloracin y mitifica-cin hasta 1967, cuando ya tengo publicados dos libros de cuentos y empezada

    una novela; de desvalorizacin y paulatino rechazo a partir de 1968, cuando latarea poltica se vuelve una alternativa. La lnea de Operacin Masacre era unaexcepcin: no estaba concebida como literatura, ni fue recibida como tal, sino como periodismo,testimonio. Volv a eso con Rosendo, porque encajaba en mi nueva militancia poltica".

    "La desvalorizacin de la literatura tena elementos sumamente positivos: no era posible seguirescribiendo obras altamente refinadas que nicamente poda consumir la intelligentzia burguesa,cuando el pas empezaba a sacudirse por todas partes. Todo lo que escribiera deba sumergirseen el nuevo proceso, y serie til, contribuir a su avance. Una vez ms, el periodismo era aqu elarma adecuada"..(11)

    Como puede apreciarse en los prrafos citados, la evolucin del pensamiento poltico de Rodolfo

    Walsh determin y acompa su relacin pblica con la literatura, que conserv como pasin yprctica hasta su muerte. Y fue la investigacin acerca de los fusilamientos de civiles en JosLen Surez, tras el levantamiento del general Valle en junio de 1956, la que termin de confir-mar que "tampoco soy ya un partidario de la revolucin que -como tantos- cre libertadora".(12).

    Unos aos antes, Walsh haba participado -aunque no como miembro activo- de la Alianza Liber-tadora Nacionalista. l era un nacionalista convencido y haba visto con malos ojos la firma delgobierno peronista de las Actas de Chapultepec .(13), as como tambin la poltica de moviliza-cin de los recursos petroleros va contrato con la empresa estadounidense California Argenti-na.(14). Por eso, en un primer momento, recibi con cierta expectativa la nueva embestida mili-tar, hasta que el evidente carcter antinacional y antipopular de la "Libertadora" le puso un puntoy aparte al periodista "vagamente antiperonista" (15) que entenda la novela como el punto cl-

    mine de las letras. En el prlogo a Los que luchan y los que lloran, Walsh escribi de Jorge Ricar-do Masetti palabras que valen para l: "en ese ilusionismo de periodista ingenioso haba como unoscuro rito, una transformacin autntica".

    As, mientras matizaba la idea de la novela como cumbre del arte, comenz a acercarse definiti-vamente a la poltica, y dentro de ella al peronismo. Para operar semejante cambio, primero de-bi vivir los logros de la Revolucin Cubana -que fueron para l una escuela-, trabajando junto aMasetti en la construccin de la agencia de noticias Prensa Latina: destinada a contrarrestar losefectos de la propaganda transnacionalizada contraria a la isla y a presentar una visin de la rea-lidad desde el punto de vista de los pases latinoamericanos, la agencia no escap a la discusingeneralizada sobre la teora de la dependencia y su correlato en la concentracin meditica.

    Fue all, posiblemente, donde su inters por descifrar mensajes en clave se transform en un mu-tuo aprendizaje junto a los militantes cubanos. O, ms bien, en una sistematizacin de la expe-riencia que sirvi de orientacin para una futura poltica de Inteligencia. De hecho, en los das dePrensa Latina Walsh pudo poner los mecanismos de "espionaje" en prctica, de forma tal que ladecodificacin anticipada de ciertos mensajes permitieron descubrir la tentativa norteamericana -instrumentada por la ClA- de invadir la isla a travs de Baha Cochinos. l recordar, tiempo des-pus, que "vivamos al pie del teletipo": muchas veces, las "escuchas" de comunicaciones permi-tieron a Prensa Latina suplir el vaco informativo provocado por el bloqueo a Cuba.

    De vuelta en Buenos Aires y despus de publicar Los oficios terrestres y Un kilo de oro, en 1968Walsh conoce -va entrevista personal con Pern en el exilio- al dirigente grfico Raimundo Onga-ro, de la CGT de los Argentinos. Desde una concepcin de la prensa popular basada en un pro-fundo respeto hacia los destinatarios de la informacin y hacia los protagonistas que generaban

    hechos polticos, histricos o sindicales, se da entonces a la tarea de armar el Semanario CGT,clausurado tras los sucesos del Cordobazo y obligado a la clandestinidad.

    El semanario no slo tuvo en cuenta artculos de carcter gremial y reivindicativo, sino que se

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    abri a la discusin poltica desde su oposicin al rgimen militar, amparado en el Mensaje del1ro. de Mayo. Este contena las bases programticas de la CGT alternativa y oficiaba como en-cuadre poltico de cada una de las notas publicadas en el peridico. Tal como seala MarianoMestman, "esta definicin remite a la presencia de la concepcin leninista sobre la prensa (...),que se expresa (...) en su carcter polmico, en la difusin de lnea y en la publicidad de los de-bates de las reuniones, en la importancia adjudicada a su distribucin y en el lugar asignado a lascorresponsalas" (16).

    Justamente, fue la consigna de "un corresponsal en cada fbrica" la que intent comprometer laparticipacin obrera en la elaboracin, distribucin y venta del peridico, realzando su rol de or-ganizador colectivo y estimulando la participacin directa de los trabajadores en su propio sema-nario. En Walsh, la gestacin del Semanario CGT termin de definir su conviccin y su militanciapoltica. Antes, Operacin Masacre haba actuado como una bisagra entre dos formas de procesarla realidad. Ahora se decida a aportar orgnica mente en el Peronismo de Base (PB). Luego, en1973, comenz a participar activamente en Montoneros, donde no desarrollaba tareas de prensasino de inteligencia: con el grado de oficial 2do. y el alias de "Esteban", su responsabilidad era laproduccin y anlisis de informacin para uso interno de la organizacin.

    En 1974, sin embargo, comparti su actividad en la estructura de Informaciones e Inteligenciacon actividades en el rea de prensa. Fue cuando particip del diario Noticias, concebido como

    empresa periodstica. Si bien perteneca a Montoneros, Noticias era un diario que procesaba lainformacin desde el punto de vista periodstico, y que -sin decirse partidario- aprovechaba losresquicios de la legalidad burguesa para llegar con su discurso a las ms amplias masas popula-res (17).

    Luego, hacia 1975 y en virtud de su anlisis crtico de la situacin poltica que viva el pas y de larespuesta a esa situacin por parte de Montoneros, volvi a encarar propuestas que desde el tra-bajo de inteligencia incluan la prensa, especfica mente la Agencia de Noticias Clandestina (don-de su alias era "Basualdo") y Cadena Informativa, adems de sus recordadas cartas. Lo cierto esque Walsh, frente a cada coyuntura, se plante mtodos de lucha en el terreno comunicacionaladecuados a la realidad que viva el pas: su participacin en Prensa Latina y en el SemanarioCGT le haban permitido conocer, en concreto, las posibilidades de la prensa como factor de or-

    ganizacin y combate. Es esa concepcin la que marc el camino de ANCLA: rigor respecto de lainformacin, fomento de la participacin popular, instrumento de contra informacin, comunica-cin en accin.

    El golpe de Estado y la polmica con Montoneros

    El funcionamiento y los objetivos de la Agencia de Noticias Clandestina se dieron en funcin yrespuesta al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Es decir, ANCLA naci en el marco de unasituacin represiva donde la censura y la autocensura de los medios estaba a la orden del da:

    justamente, entre algunos de los mximos objetivos de la Junta de comandantes de las tres ar-mas que tom por asalto el poder, figuraba el amordazamiento de la prensa.

    De acuerdo a la Doctrina de Seguridad Nacional, eje rector del autodenominado Proceso de Reor-ganizacin Nacional, se establecieron consejos de guerra militares para encausar a toda persona"enemiga de la Patria", se control directamente a los medios de comunicacin y se impuso lacensura, se eliminaron los partidos polticos, los sindicatos, se anularon los derechos civiles y so-ciales y los derechos humanos. Adems, se reorganiz la educacin para ponerla al servicio de"objetivos nacionales".

    Los militares argentinos se basaron en la hiptesis de guerra interna para legitimar una contrainsurgencia clandestina que enfrentara a "Ia subversin" y al "caos marxista clandestino". Cabedestacar que la doctrina es discpula fiel de las experiencias del ejrcito francs en Argelia e In-dochina, y que los manuales ms populares de contraguerrilla del ejrcito argentino son los delCoronel Roger Trinquier y sus adeptos (18). La doctrina, en sntesis, es la versin americanizadade la teora de Trinquier, que se adelanta e inspira a las teoras contra insurgentes norteamerica-nas de los aos 60 y 70.

    Antes del golpe de Estado, ya se haba prohibido la publicacin de Militancia, El Mundo, Noticias,El Descamisado, El Peronista, La Calle, El Nuevo Hombre y Satiricn, entre otros, acusados de

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    formar parte del "terrorismo periodstico" (19). Luego la censura de la prensa se acentu enor-memente: el mismo 24 de marzo el bando 19 de la Junta Militar anunci que "ser reprimido conla pena de reclusin por tiempo indeterminado el que por cualquier medio divulgare, difundiere opropagase comunicados o imgenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilcitas"; y que "serreprimido con reclusin de hasta diez aos, el que por cualquier medio divulgase, difundiere opropagase noticias (...) con el propsito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividadesde las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales".

    Conforme esto, la Junta Militar estableci como lo ms sano "a los fines de la Patria" una suertede estrategia de incomunicacin y desinformacin. Esta estrategia superaba la negativa a infor-mar sobre la desaparicin de personas (a menos que fueran suministradas oficialmente), ya quealcanzaba a censurar cualquier crtica al modelo econmico, poltico y social y hasta cualquierinformacin o libro considerado peligroso.

    Justamente, para Rodolfo Walsh la dictadura provocaba un "terror basado en la incomunicacin",y a esta idea dio respuesta estructurando una forma de comunicacin clandestina. Gracias a sutrabajo, Walsh pudo proveer a los medios nacionales y extranjeros de informaciones fidedignas, eincluso pudo difundir datos aportados por periodistas que no podan publicarlos en su medio. Se-gn Horacio Verbitsky, la regularidad de los despachos sirvi para medir, ms tarde, el nivel demiedo, colaboracin o supuesta ignorancia de la gran prensa diaria de aquella poca (20). Si bien

    los cables -salvo honrosas excepciones- no pudieron publicarse de forma tradicional debido a lacensura imperante, se retransmitan de boca en boca por el mundo y por el pas (21), aunque eneste caso no de una forma generalizada sino -por el contrario- muy solapada, casi como un ru-mor (22).

    El llamado Proceso de Reorganizacin Nacional cont entre sus vctimas a 99 periodistas, entreellos el propio Walsh (84 estn desaparecidos, 15 fueron asesinados). Segn el anlisis de la Co-misin Nacional sobre la Desaparicin de Personas (CONADEP), la cifra es muy alta en relacincon los profesionales que integraban el sector, lo que desnuda el intento de silenciar a la prensapara evitar todo tipo de cuestionamientos al rgimen.

    Al igual que el Programa del 1ro. de Mayo funcion como matriz orientadora del Semanario CGT

    (23), en el caso de ANCLA esa matriz fueron los documentos internos de Montoneros elaboradospor Walsh para su debate y discusin, documentos que daban cuenta de la necesidad de generarmedios de comunicacin para enfrentar el silencio y para "parar el golpe" con respuestas polticas(24). Pese a su notoria claridad, la calidad de las propuestas y el anlisis certero respecto de laetapa que se abra con el golpe de estado de 1976, la conduccin de la organizacin slo los tuvoen cuenta parcialmente.

    En ese marco, escribe Walsh el 23 de noviembre de 1976: "Respecto a las crticas que (...) for-mulamos, buena parte de ellas coinciden parcialmente con las rectificaciones del Consejo (Nacio-nal), y en ese sentido entendemos que el documento es un avance significativo para el conjunto.Sin embargo pensamos que las rectificaciones son slo parciales, porque no corresponden a unaautocrtica profunda sobre los errores que nos condujeron a la actual situacin, sino que tienden

    a corregirlos de facto ante la evidencia del mal resultado obtenido" (25).En esa poca, eran varios los sectores de Montoneros que polemizaban con la conduccin. Entrelas polmicas ms notorias estn la que encabezaba Walsh, por un lado, y la de la Columna Nortedel Gran Buenos Aires, por el otro. Ambas discusiones, desde diferentes propuestas y perspecti-vas, giraban en torno del funcionamiento organizativo y del rol de la identidad peronista tras elgolpe. En el caso de Walsh, la crtica se diriga principalmente hacia la lnea triunfalista y milita-rista de Montoneros, y como contrapartida planteaba un necesario repliegue hacia el peronismo,en vez de dilapidar "esfuerzos en crear un inexistente Movimiento Montonero".

    Antes del golpe de Estado, la organizacin haba disputado la conduccin del movimiento peronis-ta, que despus de 1976 dio por agotado: "forzadas a replegarse ante la irrupcin militar, (lasmasas) se estn replegando hacia el peronismo que nosotros dimos por agotado (...) Suponerque las masas se replieguen al montonerismo es negar la esencia misma del repliegue, que con-siste en desplazarse de posiciones ms expuestas hacia posiciones menos expuestas" (26).

    De ah su postura -relacionada al repliegue popular hacia el peronismo- y la propuesta aglutinan-

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    te de resistencia al rgimen, "que Montoneros tiene mritos histricos para encabezar". En trmi-nos de Mao Tse-Tung, Walsh caracteriz la etapa como de retirada desde el punto de vista estra-tgico y como de resistencia desde el punto de vista tctico. Esta definicin supona un cambio enla estructura organizativa para adecuarla a las nuevas necesidades, de modo que la descentrali-zacin se constituy en una de las claves de su planteo.

    "Un centenar de oficiales, dispersos en el territorio, sin otro lazo orgnico que la unidad doctrina-ria, es suficiente para sostener la resistencia si se cuenta con recursos adecuados en dinero, do-cumentacin, propaganda y explosivos". De esta manera, un masivo "cuestionamiento al ordensocial, incluso por la violencia", permitira acelerar "el enfrentamiento poltico". Al "sustraersecomo blanco" del accionar enemigo y "reclamar por la paz", podra demostrarse que "la respon-sabilidad de la guerra recae en el enemigo. En este punto aparece la posibilidad y legitimacin dela resistencia, forma de guerra diluida que, sin fijarse plazos, puede arraigar en el pueblo si lepropone formas de accin que estn a su alcance" (27).

    Para lograr este objetivo, Walsh propuso el reparto del dinero con anticipacin y por tiempos pro-longados, la descentralizacin de la prensa y la fabricacin de explosivos caseros y bombas in-cendiarias en vez de la fabricacin de armas de guerra. En su propuesta, funciona como expe-riencia de aprendizaje la etapa de la primera resistencia peronista: una lnea militar ligada al in-ters inmediato de las masas, el abandono de los atentados individuales y el privilegio de los

    atentados al aparato productivo; en lo poltico, el levantamiento de la bandera de los derechoshumanos y una incesante propaganda ofensiva realizada por medios artesanales.

    "La aparicin de contradicciones entre ellos (la Junta) gira sobre polticas a seguir despus de laderrota de la guerrilla, que sigue siendo el factor unificador" (28). Por lo tanto, todas las acciones-militares y polticas- deban apuntar a acelerar esas contradicciones hasta romper su unicidad.

    En esa lnea de pensamiento y accin, Walsh cre ANCLA, una herramienta poltica ofensiva des-tinada a horadar en el corazn mismo del poder.

    Notas

    11 Rodolfo Walsh, papeles personales. En Link (1996).

    12 Rodolfo Walsh, introduccin a la primer edicin de "Operacin Masacre". En Baschetti, Roberto(1994).

    13 Las Actas de Chapultepec fueron firmadas por 20 pases americanos en 1945, bajo la supervi-sin de los Estados Unidos. Su objetivo era establecer un sistema de defensa hemisfrica contrala "amenaza del comunismo", llamado Tratado Iteramericano de Asistencia Recproca (TIAR). LaArgentina en ese momento se opuso; pero ms tarde el gobierno peronista accedi a sumarse ala convocatoria.

    14 California Argentina era el nombre local de la empresa petrolera estadounidense Standard Oil.

    A fines del segundo gobierno peronista, la Argentina se encontraba en una situacn de carenciade recursos necesarios para movilizar las reservas petrolferas. Por ese motivo, Pern firm unpreacuerdo con la compaa para que sta extrajera el petrleo para venderlo a YPF, la petroleraestatal. Como por el artculo 40 consagrado en la Constitucin Nacional de 1949 se estableca quetodos los recursos naturales del pas eran propiedad inalienable de la Nacin, la California no po-da comercializar el petrleo: el acuerdo entonces era venderlo a YPF cobrndose los costos msuna ganancia del1 por ciento sobre el capital invertido. La oposicin dentro del mismo peronismo,sumada a la oposicin de los dems partidos polticos trab el proyecto, que no prosper.

    15 Fossati, Ernesto. En Baschetti, Roberto (1994).

    16 Cfr. Mestman, Mariano. En Causas y Azares nro. 6 (primavera de 1997).

    17 Rodolfo Walsh tambin pudo conocer el funcionamiento de la agencia Wafa, cuando el diarioNoticias lo envi al Lbano para trabajar en una serie de notas sobre los palestinos.

    18 Cfr. Armand Mattelart (1978).

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    19 Cfr. Gillespie, Richard (1987). Pgs. 190 y 235.

    20 Cfr. Verbitsky, Horacio (1985).

    21 Cfr. Mara del Carmen Rubano (1994).

    22 Entrevista realizada por la autora a Lucila Pagliai, quien desarroll su militancia en el rea deinformaciones de Montoneros y particip junto a Walsh y otros integrantes del mbito en la ges-tacin de ANCLA. Lucila, graduada en Filosofa y Letras y la nica del grupo original que no eraperiodista, logr salir del pas en 1977 y se radic en Pars. (Marzo de 1998).

    23 Cfr. Mariano Mestman. Op.cit.

    24 Con respecto a las crticas a la Conduccin, es el propio Walsh el encargado de resaltar que"situarlas por escrito no debe entenderse como una forma de cuestionamiento sino de dilogointerno". En Baschetti (1994), pg. 239.

    25 Cfr. Walsh, Rodolfo, Documentos internos. En Baschetti (1994), pg. 209. Segn Roberto Per-da (1997), la circular del 12 de febrero de 1977 intent "encontrar mecanismos superadores al

    debate que estbamos desarrollando". En entrevista personal con la autora (marzo de 1999),Perda -en ese entonces secretario poltico de Montoneros- sostuvo que "cuando Walsh hizo suplanteo ya era tarde, y cuando nosotros lo hicimos fue mucho ms tarde todava. Habamos idomuy lejos, tuvimos una cierta desvinculacin con el movimiento popular desde 1974 en adelante.Entonces, cuando quisimos pegar el golpe de timn, ya era tarde".

    26 Cfr. documentos internos. En Baschetti (1994).

    27 Idem.

    28 Idem.

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    Acer ca de ANCLA

    Dijimos en el captulo anterior que la Agencia de Noticias Clandestina naci comnecesidad frente a una situacin de opresin y autoritarismo. Poltica del reaInteligencia de Montoneros, la agencia de contrainformacin busc "parar la

    ofensiva militar con respuestas polticas" (29). Esto significaba que todo el tra-bajo estaba destinado a generar grietas que minaran el muro del poder, al tiempo que se desarrollara, lentamente, la resistencia popular al rgimen.

    ANCLA empez a funcionar en junio de 1976. Tan solo un mes despus, los documentos confi-denciales cursados por la embajada de Estados Unidos en nuestro pas hacia el Departamento deEstado norteamericano dieron cuenta de la feroz interna entre los militares que se haban adue-ado del gobierno argentino: la divisin entre "duros" y "moderados", la posibilidad de abrir cier-to dilogo con los partidos polticos, el plan econmico diseado por Jos Alfredo Martnez de HOZ(30), las maniobras de cada arma para imponer a sus hombres en los lugares de poder. Un breverepaso a estas tensiones entre el Ejrcito, la Marina y la Aeronutica es fundamental a la hora decomprender el trabajo de la agencia, puesto que en su agudizacin iba la tarea central de la pol-

    tica de contrainteligencia.Marco poltico

    Una lectura rpida pero atenta a los cables de ANCLA, escritos hace unos 25 aos, revela la oscu-ra trama que se desenvolva tras la aparente unidad de concepcin del bloque en el poder. Lasluchas intestinas entre las tres armas, que fueron una constante del autodenominado "Proceso deReorganizacin Nacional", siempre tuvieron un lugar de anlisis acertado en aquellos cables quellegaban por correo a las redacciones, a los militares, a los miembros de la Iglesia, a los empre-sarios.

    Segn documentos de la embajada estadounidense en la Argentina desclasificados recientemente(31), algunos de los sectores que antes haban apoyado el golpe comenzaron a alejarse tmida-mente debido a la evidente poltica de exterminio sistematizado sobre cualquier opositor a la Jun-ta Militar, por un lado, y debido a los estragos causados por la poltica econmica de Martnez deHoz, por el otro. Esto posiblemente favoreci el acopio de informacin por parte de ANCLA, yaque entre sus fuentes se encontraban "informantes calificados". La agencia retrata, en diferentescables, los efectos de esa represin sobre todos los mbitos de la sociedad argentina: la violenciadel Estado terrorista, el abandono de la produccin cientfica de nuestro pas, las diferencias entrelos miembros de la Iglesia, la crisis del aparato productivo.

    En el cable del 30 de agosto de 1976, titulado "Campaa de censura y represin contra el perio-dismo", la agencia da cuenta de la situacin represiva a travs de un comunicado de la Asociacinde Entidades Periodsticas Argentinas (ADEPA); "Un agudo malestar ha causado en medios alle-gados a la Secretara de Informacin Pblica, que preside el capitn de navo Carlos Carpintero,

    la declaracin emitida por ADEPA (...) La nota (...) cuenta como objetivo primordial el reclamo depoder informar ms libremente y la condena abierta a los actos de violencia que sufren los hom-bres de prensa en la actualidad".

    Asimismo, en otro cable (3 de enero de 1977, "La 'liberacin' de los presos polticos en Argenti-na") ANCLA utiliza el discurso referido directo para dar cuenta del engao de los "liberados", don-de las comillas vienen a negar lo que la palabra ajena, la de los militares, afirma. Su propia opi-nin, que abre y cierra algunos de los cables, est puesta adems en funcin reveladora: descu-bren la inexistencia de los enfrentamientos, de los liberados, de la opcin de abandonar el pas e,incluso, de la ambigedad de la afirmacin de que muchos detenidos por el poder ejecutivohabran sido liberados, cuando habran pasado a ser encausados por la justicia (es decir que se-guiran detenidos), denunciando -a su vez- la funcin propagandstica de tales anuncios.

    Los efectos de la represin sobre la sociedad pueden verse tambin en el parte del 18 de sep-tiembre de 1976, "La ola de violencia sobre los profesionales": "Los intelectuales argentinos aco-rralados por la violencia indiscriminada, buscan refugio en lugares del mundo ms propicios para

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    realizar sus actividades, producindose una verdadera 'fuga de cerebros'. Los cientficos, tcnicose intelectuales que por distintos motivos no se alejan del pas, permanecen en un estado de par-lisis que redunda en un deterioro de la produccin intelectual y de la investigacin cientfica ar-gentina".

    Y con respecto a la Iglesia, el cable de ANCLA del 30 de agosto de 1976 ("Habra sido asesinadomonseor Angelelli") sostiene que "este conjunto de hechos ha creado una situacin de crecientetensin entre la Iglesia Catlica y el gobierno militar argentino, mitigada por las gestiones de al-gunos miembros de la alta jerarqua eclesistica en un esfuerzo por detener la propuesta masivadel conjunto de los integrantes de esta institucin religiosa".

    En este marco, las luchas intestinas por el poder se proyectaban y complicaban cada vez ms elsistema de gobierno diseado por los militares golpistas. "Tres factores () acentan las 'diferen-cias normales de opinin' (entre las Fuerzas Armadas) -dice al respecto un informe secreto de laembajada norteamericana en julio de 1976-: a) El difcil sistema de manejo de la Junta. La Junta,no el presidente, es la autoridad suprema del pas. El gabinete y las reas de responsabilidadestn divididos entre las tres fuerzas. Esto traslada rivalidades al gobierno y fomenta el que losministros e interventores tiendan a reportarse y a responder ms al jefe de su arma que al presi-dente. b) La incapacidad de (Jorge Rafael) Vide la para afirmarse (...) c) Las ambiciones del almi-rante (Emilio Eduardo) Massera (... ya que) no quedan dudas de que apunta a la presidencia. ()

    Videla es consciente de las maniobras de Massera, desconfa de l y probablemente le gustaralibrarse de Massera antes de que este ltimo intente liberarse de l (...) Videla y Viola supuesta-mente tambin se consideran adversarios" (32).

    El traslado de "rivalidades al gobierno" se hace presente en muchos de los cables de ANCLA: "LaMarina argentina propuso como presidente de la repblica al general Luciano Benjamn Menn-dez, reservando al actual titular del Poder Ejecutivo general Videla, el cargo de comandante enJefe del Ejrcito. La posicin de la Marina incluye un abanico de posibilidades que cubre desde lacandidatura presidencial (...) hasta el nombramiento de otro alto jefe militar en un eventual car-go de 'primer ministro'. Pero en todos los casos supone el desdoblamiento de la funcin ejercidapor Videla", explica el cable del 20 de diciembre de 1976, "La crisis en la cpula militar". El mis-mo cable luego contina que "las propuestas manejadas por el sector orientado por el general

    Viola privilegian la titularidad del Poder Ejecutivo para el general Videla (...) y ubican al generalViola en la Comandancia en Jefe del arma. Tanto la Marina, la Aeronutica, como el sector delEjrcito orientado por el general Menndez cuestionaron al general Viola (...) por su relacin conpolticos y sindicalistas. Los enfrentamientos en la cpula militar () se agudizaron a partir deque el general Viola lograra mejorar su relacin de fuerzas con los cambios producidos en el armapor la Junta de Calificaciones. En dicha oportunidad, si bien la llamada 'lnea Viola' perdi la Bri-gada I de Caballera y debi pactar en algunos casos con el ala liderada por Menndez, pudo pa-sar a disponibilidad a cuatro opositores (Paladino, Vilas, Buasso y Mujica), promover a altas fun-ciones a generales afines (Vaquero y Olivera Rovere) y mantener sus posiciones en el gobierno(...). La contraofensiva emprendida por la Marina, Aeronutica y el sector aliado del Ejrcito, seha centrado en dos ejes: la relacin Junta-Poder Ejecutivo, y la cuestin sindical, a travs de laLey de Asociaciones Profesionales".

    Las consecuencias de ese pase a disponibilidad de "cuatro opositores" se evidencian cuatro mesesdespus, en el cable del 14 de abril de 1977 ("Campaa por tres generales retirados"). All, laagencia sostiene que "volantes reclamando por el retiro forzado de los generales Acdel Vilas, JuanAntonio Buasso y Rodolfo Clodomiro Mujica fueron arrojados en el centro de Buenos Aires, comoun sntoma ms de las divisiones que agitan a la cpula militar argentina (...) Los tres formabanparte del ala ultraderechista del Ejrcito, enfrentada con (...) Viola y apoyada por (...) Massera".

    Estas luchas internas se vieron representadas tambin en el allanamiento de la vivienda del ge-neral de brigada Arturo Amador Corbetta (del ala "Iegalista") poco ms de un mes despus de ladetonacin de una bomba en la Superintendencia de Seguridad Federal, reivindicada por Monto-neros. Corbetta, luego de "una verdadera rebelin de la plana mayor policial-en reclamo de san-grientas represalias-" (33), relev a los superintendentes de dos unidades operativas de la PolicaFederal y present su propia renuncia como jefe policial.

    "Las diferencias entre Corbetta y (el ministro del Interior, Albano) Harguindeguy datan de tiempoatrs, habindose evidenciado al decidir el ministro (...) que los jefes policiales relevados () en

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    la crisis de julio se desempearan como asesores de su ministerio". El cable puntualiza que "elgeneral Corbetta se ubica entre los ms firmes sostenedores de la posicin 'legalista' en cuanto ala represin antisubersiva () Su oposicin (...) se manifest especialmente a raz del asesinatodel general boliviano y ex presidente de ese pas Juan Jos Torres y de la 'ejecucin' de los cincoreligiosos de la orden de los palotinos, en los primeros das de julio".

    Asimismo, en la crnica y el anlisis de los hechos del cable del 19 de diciembre de 1976, "Males-tar en la Polica provincial", ANCLA desarrolla su argumentacin poniendo de relieve la oposicininterna entre policas y militares. As, la agencia aparece como conocedora de sucesos "secretos":las divisiones internas de las Fuerzas Armadas y de seguridad, y las previsiones que stas pro-yectan para un futuro inmediato ("comisarios generales y jefes regionales () estaran dispuestosa realizar un planteo () al comandante del Primer Cuerpo del Ejrcito"). El cable parte de la de-tonacin de un artefacto explosivo durante una reunin de la plana mayor de la Polica de la Pro-vincia de Buenos Aires (PPBA), "reivindicada para s por la organizacin peronista Montoneros".

    Otro de los mltiples y violentos reflejos de las diferencias internas entre las tres armas tuvo lu-gar con el secuestro, en Buenos Aires y por parte de un grupo de tareas de la Marina, del emba-

    jador argentino en Venezuela nombrado por Vide la, Hctor Hidalgo Sol (julio de 1977). Esa erauna de las nada sutiles trabas de la dictadura para nombrar civiles en cargos de gobierno. Pero laimagen norteamericana de Videla como militar de un ala supuestamente "democrtica" ("Soldado

    profesional decente, honesto y sincero, obviamente aborrece las confrontaciones polticas y lasluchas internas", dice uno de los documentos desclasificados) se desvaneci rpidamente, cuandofue el mismo Videla el que cerr toda posibilidad de apertura hacia los partidos polticos tradicio-nales. A esa supuesta apertura no solo se enfrentaba la Marina: tambin Martnez de Hoz, en-frentado a Massera -y ahora a Videla-, la descartaba. Es que necesitaba "ms tiempo para quesus medidas de austeridad reviertan la economa" (34).

    El plan econmico de Martnez de Hoz, apoyado y alentado por Estados Unidos, no poda "aplicar-se sin un considerable sacrificio de una parte de la clase trabajadora", explicaba entonces el se-cretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, en un documento confidencial. Este "consi-derable sacrificio", al decir del funcionario, se tradujo entre 1976 y 1978 en un descenso de lossalarios reales industriales bsicos de entre el 57,7 Y el 28,3 por ciento, de acuerdo a la rama de

    la produccin. Al mismo tiempo, la deuda externa "creci un 50 por ciento, pasando de 5.189millones de dlares en el 76 a 8.357 millones en el 78. Las inversiones extranjeras, en cambio,treparon de 4.115 millones de dlares (...) a 147.070 millones" (35). Esas inversiones, en 1981,se transformaran en la sideral deuda externa argentina.

    En otras palabras, en el diseo norteamericano de nuestra economa, el "sacrificio" era parte deun programa que, en lneas generales, incitaba "a la Argentina a que aceptara su 'papel productorde alimentos' y dejara controlar su potencial nuclear, adems de impulsar las polticas de apertu-ra y endeudamiento externo, que derivaran en un proceso de desindustrializacin" (36). Esos147.070 millones de dlares en inversiones extranjeras no se traducan en inversiones producti-vas, sino -por el contrario- en el endeudamiento a travs de prstamos a las empresas estatalesy privadas. Es decir que esa "inversin extranjera" se daba gracias a los prstamos que Estados

    Unidos otorgaba a las empresas vinculadas al poder militar o a las empresas estatales obligadasa endeudarse. Luego el total de la deuda sera absorbida por el Estado.

    Un ao despus del golpe, ANCLA revela que "el nico xito que el ministro Jos Alfredo Martnezde Hoz pudo exhibir ante sus ceudos interrogadores castrenses fue un supervit de 1.100 millo-nes de dlares en el balance de pagos, lo cual no es extrao si se considera que se produjo uningreso de 1.300 millones de dlares por crditos obtenidos del Fondo Monetario Internacional yde bancos de Estados Unidos, Japn y Europa para refinanciar la agobiante deuda externa argen-tina de 12.000 millones de dlares. El producto bruto descendi un 2,9 por ciento y el consumocasi un 8 por ciento, creando situaciones crticas a importantes sectores industriales como la pro-duccin automotriz (...) Esta grave recesin hizo trepar al 10 por ciento el ndice de desocupa-cin, pese al plan del ministro (...) de evitar un desempleo masivo por la va de una cada gene-ralizada del poder adquisitivo del salario. Temeroso de los estallidos sociales, el gobierno militaranunci a los empresarios que podran mantener sus ganancias congelando los salarios. Pero (restringiendo) al mnimo los despidos de personal" (37).

    A esta situacin tambin se refiere uno de los documentos de la embajada norteamericana: "Los

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    trabajadores no son el nico problema de Martnez de Hoz. Tambin tiene sus crticos dentro delos militares", en referencia a las ambiciones de Massera y su aliado Guillermo Surez Mason.

    Todas estas "diferencias" tuvieron otro captulo en la discusin sobre la eleccin del llamado"cuarto hombre", impulsada por el Ejrcito a finales de 1977 y en cierta forma adelantado porANCLA casi un ao antes ("La contraofensiva emprendida por la Marina, Aeronutica y el sectoraliado del Ejrcito, se ha centrado en (...) la relacin Junta-Poder Ejecutivo"). Ese "cuarto hom-bre" sera Videla, que ya retirado como comando en Jefe asumira como presidente "civil" conautoridad superior a la Junta, la que slo en casos de emergencia ejercera el poder de veto. LaArmada y la Fuerza Area, en cambio, proponan un "cuarto hombre" sometido a la Junta comorgano supremo.

    Videla asumi como presidente en 1978, cargo que hasta ese momento haba ejercido, pero encalidad de miembro de la Junta. Massera segui en la Junta como jefe de la Armada. En la jefatu-ra del Ejrcito Roberto Viola reemplaz a Videla, pero en una tormentosa y dividida votacin delalto mando de la fuerza: Viola no contaba con el apoyo unnime de los comandantes de cuerpo,"donde est el verdadero poder del Ejrcito", tal como consta en los documentos secretos.

    Las maniobras aqu mencionadas brevemente conforman parte del marco poltico en el que sedesarroll ANCLA, entre 1976 y 1978 (38). En cada uno de los partes pueden verse en juego la

    identificacin propia, los objetivos poltico ofensivos de la agencia, el tratamiento de las fuentes yla construccin de un destinatario mltiple para consumar sus tareas de contra inteligencia y co-ntra informacin. La agencia, que se presentaba en forma difusa, cuid todo el tiempo su redac-cin a fin de que no aparecieran marcas explcitas de identidad; mientras que las contradiccionesmilitares aparecan siempre puestas en relacin con alianzas y hechos.

    Informaciones e inteligencia: el origen de la agencia

    En el organigrama montonero, el Departamento de Informaciones e Inteligencia dependa de laestructura militar de la organizacin (39). Su funcin era la de realizar evaluaciones acerca de lasituacin del "enemigo" (40), de la situacin militar, de los posicionamientos de los partidos pol-ticos y de la Iglesia y de la situacin del campo popular. Su objetivo, servir a la toma de decisio-

    nes polticas y a las actividades internas de Montoneros, entre cuyas tareas estaba la de armarun "ejrcito popular" (Ejrcito Montonero).

    Para cumplir con su trabajo, el departamento cont con un importante bagaje de informacin. Porun lado, manejaba el archivo periodstico del diario Noticias (que Walsh integr en 1974), y reco-pilaba y analizaba los informes publicados por la prensa legal; por el otro, cada sector de la orga-nizacin haca llegar informacin referente a fuerzas de seguridad, operativos, patronos, etc., aesa estructura, formando una red interna a travs de los canales orgnicos.

    La informacin, que se archivaba y se procesaba, se complementaba con los datos arrojados porinterceptaciones a la red de transmisin policial y de las Fuerzas Armadas. Esta actividad se de-nominaba "escucha", puesto que requera escuchar cotidianamente las transmisiones y desentra-

    ar sus cdigos para captar algn operativo o secuestro.Las fuentes de la informacin, por lo tanto, podan ser internas (estructura orgnica), pblicas(diarios y revistas) y clandestinas (interceptaciones y contactos "calificados"), adems de los co-laboradores "por afuera" de la organizacin: un trabajador, un vecino que haba visto un operati-vo, un estudiante, un familiar, un conscripto, etc. Esta ltima modalidad fue bsica en el caso deANCLA, sobre todo a medida que la represin iba deteriorando cada vez ms las estructuras or-gnicas.

    Rodolfo Walsh, a cargo de una de las reas del departamento (41), le daba una importancia fun-damental a la informacin poltica que se desprenda de diarios y revistas de circulacin legal.Sola prestar especial atencin a los discursos de los generales para descubrir las diferencias en-tre cada uno de los sectores de las Fuerzas Armadas, a quienes respondan en el plano econmi-co, sobre qu sector de la Iglesia se apoyaban.

    "Una de las tareas centrales de Informaciones, y despus tambin de ANCLA -explica Lila Pastori-za, quien particip en Inteligencia- era recopilar los recortes de los diarios todos los das: se pu-

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    blicaba mucha ms informacin de la que se cree, y complementada con los datos obtenidos porlas dems vas se empezaba a armar el rompecabezas" (42).

    Es decir, ms que grandes contactos en las altas esferas del Partido Militar, la informacin quellegaba a informaciones e inteligencia emanaba "desde los conscriptos hasta el tipo que era poli-ca desde mucho antes, que era peronista y perteneca o colaboraba con Montoneros. No era in-formacin 'central', porque un colimba (43) no tiene informacin central, pero -por ejemplo- to-das las informaciones acerca del funcionamiento de la ESMA se recopilaron gracias a colimbasque cumplan el servicio militar en ese lugar. Si bien existan algunos contactos a ms alto nivel,no eran tan fundamentales" (44).

    La calidad del servicio de informaciones montonero pudo, en un sentido amplio, notarse en msde una oportunidad. "Aramburu, Villar, los Born, la fbrica de armas Halcn, el Hrcules y mu-chos otros fueron posibles porque compaeros como usted nos pasaron la informacin necesa-ria", sostiene un artculo de la revista Evita Montonera (45). De ah se desprende su importanciadentro de la estructura militar de la organizacin, en tanto servicio de inteligencia.

    La revista contina: "Todos manejamos alguna informacin sobre el enemigo: el cana que viveen el barrio, la pinza que vimos, el plano de la comisara o el cuartel donde hicimos la colimba, elmatn del sindicato, la casa de un traidor del movimiento, el dueo de la fbrica donde trabaja-

    mos. Esa informacin, tal vez, en s misma no sea muy importante o tal vez no sirva para unaaccin militar espectacular, pero para nosotros por ms pequeo que sea cualquier dato es til,porque lo unimos a otros datos y as vamos armando nuestra red de informacin" (46).

    Cuando comenz la accin represiva de la Triple A (47), el departamento de informaciones cum-pli una tarea esencial: envi fotografas de los sospechosos de participar en ese organismo pa-ramilitar a cada una de las reas de la organizacin, con el objeto de identificarlos. Segn RichardGillespie, la apelacin a la polica de la Provincia de Buenos Aires realizada en 1975 por los Mon-toneros, adems de otras peticiones, sirvieron para cosechar an ms datos acerca de las tresAAA, los que ms tarde se utilizaran para estimular la denuncia del accionar de ese organismopor parte de polticos y personalidades (48).

    Los militantes que participaban del departamento cumplan diversas actividades relacionadas acontrainteligencia. Hacia 1976, Walsh se encontr con la necesidad de dar salida a todo ese ba-gaje informativo que se vena construyendo desde 1973. Reunido con Lila Pastoriza, Lucila Pa-gliai, Eduardo Surez (desaparecido en agosto de 1976) y Carlos Aznrez, discuti acerca de laposibilidad de crear una agencia de noticias. Luego, hizo el planteo formal en la estructura supe-rior de la que dependa el organismo, posiblemente la direccin de Inteligencia (supuestamente acargo de Horacio Campiglia, alias "Petrus", a quien Walsh nombra en uno de sus papeles perso-nales) (49) o la Secretara Militar, en ese entonces a cargo de Horacio Mendizbal.

    "Rodolfo era muy habilidoso en ese sentido. Por eso, cuando se arma la agencia, la discusin seda en buenos trminos con la organizacin. ANCLA pareca una tarea absolutamente racional",seala Carlos Aznrez (50), y luego agrega que Walsh apareca como "el ms capacitado para

    llevar adelante un proyecto de esas caractersticas: tena insercin en el gremio, contactos cuali-ficados y gente en distintas reas que le facilitaban la informacin, a l y a ningn otro".

    Segn Aznrez, Walsh "estaba al da con toda la tecnologa que pudiera servir para la contrainte-ligencia. Rodolfo era un minucioso investigador en ese rea y en muchas ocasiones mandaba acomprar artilugios al exterior, que luego serviran para hacer 'escuchas'. Adems, era uno de losms grandes 'descriptadores' que tena la 'orga', poda descifrar una clave policial o militar (anivel de mensajes 'tabicados') en muy poco tiempo. Y a la vez, era un maestro para generarmensajes en clave, que -luego nos enteramos- a los milicos les costaba mucho entender" (51).

    Esta experiencia, no individual sino colectiva, sirvi para encontrar una herramienta que permi-tiera dar a conocer, por otra va, lo que estaba pasando: todos los rganos legales de prensa par-tidaria estaban definitivamente clausurados, la represin cada vez era ms dura y muchos me-dios de comunicacin masiva desecharon rpidamente la posibilidad de publicar informacionesprovenientes de fuentes no oficiales.

    ANCLA: objetivos

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    En virtud del material recopilado y de las entrevistas realizadas, puede observarse que ANCLAtuvo tres objetivos centrales: "informar a los que informan", es decir, brindar informacin veraz alos periodistas a fin de romper el bloqueo informativo; funcionar como una herramienta de de-nuncia no slo acerca de las violaciones a los derechos humanos, sino tambin acerca de aspec-tos de la poltica econmica, la situacin social que se viva en el pas, y de la movilizacin obrerasistemticamente silenciada; y, fundamentalmente, agudizar las contradicciones existentes en elseno de las fuerzas armadas y dems sectores de poder.

    Agudizar las contradicciones

    La Agencia de Noticias Clandestina, como dijimos ms arriba, fue parte de la poltica del aparatode Inteligencia, y en ese sentido orient su accionar. Ya desde la eleccin del nombre, Walshbusc generar confusin entre las Fuerzas Armadas. Por eso utiliz la sigla ANCLA: las competen-cias en el seno de las FFAA permitieron que la agencia funcionara con relativa tranquilidad duran-te unos meses, ya que cada arma sospechaba de la otra en la autora de los cables. Pero lo ciertoes que lo que ms preocupaba a los militares era el contenido de esos misteriosos partes: por lacalidad de la informacin, evidenciaban un conocimiento de la situacin para ellos slo posible atravs de fuentes militares.

    Segn Lila Pastoriza, responsable del mbito que llevaba adelante la agencia, Walsh plante laimportancia de realizar un trabajo poltico entre las Fuerzas Armadas y de seguridad, destinado aagudizar sus contradicciones internas: haba que enfrentar al sector de la Iglesia "X" con el sectordel capital "Y", o con alguna de las tres armas. En este sentido era necesario "generar instrumen-tos de accin psicolgica para producir o acelerar las contradicciones dentro del campo del ene-migo. Como lo que de alguna manera haca la guerrilla era unificarlo, nuestro objetivo entoncesera dividirlo" (52).

    Para lograrlo, los cables -redactados de manera ambigua en cuanto a la identidad de la agencia yde las fuentes- eran enviados por correo a personajes cruciales elegidos de antemano en funcinde las necesidades polticas; al tiempo que la difusin entre periodistas aportaba a la circulacinde rumores y generaba un marco ms amplio para la accin poltica y la agitacin. Para conseguir

    las direcciones ms importantes, all estaba el trabajo de inteligencia: segn Roberto Perda, exis-ta en la organizacin una nmina de oficiales a los que enviar la informacin "para provocar des-pelote entre ellos, opiniones", aunque "se saba de dnde vena esa informacin" (53).

    La forma de ordenar los datos serva, adems, para dar relieve a las diferencias entre los secto-res de poder, mientras que la cantidad de fuentes en diferentes sectores de la sociedad y ciertos"informantes calificados" les permitan realizar anlisis tan certeros que provocaban dudas y pre-ocupacin entre sus destinatarios. Este objetivo, en s mismo, descubre a la agencia como uninstrumento ofensivo de contrainteligencia: "Se generaron todo tipo de cables cruzados, que pro-vocaron desde temor hasta incredulidad" en el seno del poder, seala Carlos Aznrez (54). De ahque su mbito natural estuviera vinculado a la estructura de inteligencia de Montoneros.

    La poltica de contra inteligencia no se agotaba con el funcionamiento de ANCLA: tambin se edi-taban papeles y estudios acerca de temas conflictivos, como por ejemplo la soberana o la polticaeconmica. Entre ellos figuran los Cuadernos de la Soberana, redactados y distribuidos por Hora-cio Verbitsky y donde tambin participaba, entre otros, Patricia Walsh. Segn expres la hija me-nor de Rodolfo en la presentacin de la primera edicin de este libro, en los Cuadernos... trabaja-ba "un grupo no muy grande de compaeros, que en plena dictadura y en la absoluta clandesti-nidad, nos dedicamos a escribirlos".

    Los Cuadernos... -explica a su vez Verbitsky- "eran como la contraimagen de lo que la dictaduraplanteaba a los oficiales jvenes", era mostrarle a los militares la posibilidad de una forma distin-ta de ser militar. "Nos plantebamos la disputa ideolgica en ese sentido -contina-, con la ideade que no era inevitable que todos los militares fueran secuestradores, asesinos y lapidadores delpatrimonio nacional. Pensbamos que, en general, cuando un adolescente comienza la carreramilitar lo hace con intenciones generosas, no con la idea de convertirse en un asesino y un la-drn. Sin hacemos demasiadas ilusiones, procurbamos fortalecer esas contradicciones".

    Entre los cables de la agencia donde se deja entrever este objetivo, se destacan: "Malestar en la

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    polica provincial", "La crisis en la cpula militar" y "Divergencias en las Fuerzas Armadas argen-tinas", emitidos durante 1976; "Explicaciones econmicas para el asesinato de un jefe militar","Polmica por una obra recientemente inaugurada", "Brasil desplaza a la Argentina en la fabrica-cin de aviones", algunos apartados del "Servicio especial: a un ao del golpe militar en la Argen-tina" y "Campaa por tres generales retirados", durante la primera mitad de 1977; y "El cuartohombre recin en 1979", y "Qu est pasando en la Junta Militar?", correspondientes a la rea-nudacin de los servicios de ANCLA a partir del mes de agosto (para ms informacin sobre lasetapas de ANCLA, ver el apartado sobre funcionamiento) (55).

    Ahora bien, el1 9 de abril de 1977, en conferencia de prensa, el Comando en Jefe del Ejrcito dioa conocer un informe sobre "La subversin en la Argentina". La conferencia dur cuatro horas y laintroduccin estuvo a cargo del comandante en jefe, teniente general Jorge Rafael Videla (en eseentonces presidente). Tambin expusieron Roberto Viola (titular del Estado Mayor de esa arma),Carlos Alberto Martnez (jefe II -Inteligencia- del Estado Mayor General), y Luciano Adolfo Jure-gui (titular de la jefatura III-Operaciones-) (56).

    Lo que ms interesa aqu es la "exposicin" de Martnez, entre comillas dado que los medios decomunicacin de la poca hicieron una transcripcin exacta del documento oficial ledo durante laconferencia. En uno de sus apartados, dice: "La accin sicolgica (AS) ha desempeado un im-portante papel en el accionar subversivo y ha recurrido a diversos medios que van desde publica-

    ciones clandestinas, inscripciones murales, panfletos, pegadas de obleas, emisiones radialesclandestinas, propaganda y/o intimidaciones por va postal o telefnicas, visitas domiciliarias,etc., hasta el empleo de propaganda armada y uso de explosivos de alto poder sobre lugares deconcentracin de personas (Cine Crculo Militar, Superintendencia de Seguridad Federal, Secreta-ra de Planeamiento del Ministerio de Defensa Nacional) con fines no slo de destruccin, sinopropagandsticos" (57).

    "En general, la AS est dirigida a: Captar. Disminuir el espritu de lucha y fracturar la cohesin delas Fuerzas Legales. Enfrentar a distintas instituciones con el gobierno, especialmente la Iglesia.Mantener en estado de agitacin al campo laboral buscando hacer fracasar el plan econmico.Desprestigiar al gobierno y las FFAA. Lograr una resistencia de la poblacin al gobierno" (58). Enotras palabras, el informe desnudaba los objetivos de la agencia clandestina.

    Ms adelante y despus de enumerar el empleo de la "AS a nivel internacional", la investigacindescribe las "estructuras propias (dentro del pas)", que "envan informacin falsa o distorsionadaa corresponsales extranjeros, tratando de aparecer como una agencia independiente clandestina.Tal es el caso de ANCLA (Agencia de Noticias Clandestina), organizada por la bdsm (59) monto-neros y que funciona en el 'sector FFAA del Departamento Informativo de la Secretara Militar'bajo la responsabilidad de la DS (60) (alias) 'Lidia"' (61).

    'Lidia' era el pseudnimo de Lila Pastoriza. Despus de ms de medio ao de funcionamiento y envirtud de los datos que ahora manejaba el ejrcito, puede suponerse que el objetivo de "agudizarlas contradicciones internas" perdi su razn de ser. Las FFAA haban descubierto la identidad dela agencia, por lo tanto los destinatarios de la informacin estaban precavidos acerca de las in-

    tenciones polticas de sus autores: dividirlos disfrazndose de unos y otros, sembrar la discordia.Pero no fue as. Por el contrario, la preocupacin y las sospechas se mantuvieron: el problema noera tanto la identificacin del emisor, sino la calidad de una informacin que presupona que con-tactos secretos en cada una de las tres armas (o en alguna de ellas) colaboraban con la estructu-ra de la agencia. Adems, tal como seal Mariano Moreno, secretario de la Primera Junta Patria(1810), la accin psicolgica no es tan simple de contrarrestar: Moreno aseguraba que el envode cartas polticas con nombres y firmas falsificadas generaba cierta desconfianza entre los ene-migos, de la cual -aunque "protesten que son imposturas"- nunca podrn desprenderse (62). Lascartas estaban sobre la mesa, pero las tensiones entre las tres armas favorecan la incredulidad yla desconfianza.

    Aznrez profundiz este punto con el relato de situaciones posibles: "Cada fuerza supona que lainformacin de los cables perteneca a la otra. Por ejemplo, algn empresario vinculado a la Ae-ronutica, que reciba los partes, crea que los responsables pertenecan a la Marina; lo mismocon determinado miembro jerrquico de la Iglesia que comentaba la informacin con un cape-lln". De esta forma, la agencia consigui seguir desvelando a las FFAA durante un tiempo ms.

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    Pastoriza, quien dos meses despus de aquella conferencia fue secuestrada por la Marina, re-cuerda su sorpresa al descubrir que "todava se mantena nuestro objetivo. Incluso cuando yo'ca', en junio del '77, pude comprobar que la Marina todava pensaba que el informe era un bola-zo del Ejrcito, y el Ejrcito a su vez no terminaba de creer que ANCLA perteneciera a Montone-ros!".

    Dadas las competencias internas de las FFAA y dems sectores de poder, un arma crea que laagencia era parte de una maniobra de la otra. Los recelos entre ellos permitieron, as, dar ms"aire" y continuidad al trabajo, cada vez ms difcil ya que "el enemigo estaba tras nuestros pa-sos" (63), Mientras tanto, retenida clandestinamente en la ESMA, Pastoriza enfrentaba a unossecuestradores que se empeaban en descubrir "cul era el gran contacto" que les permita obte-ner las informaciones que se publicaban en los cables. No podan entender que esa informacinestaba implcita en la prensa legal, en sus propios discursos, en los libros de historia..., razn porla cual tambin insistieron con su interrogatorio acerca de "dnde se encontraba el mimegrafo.Nunca lo encontraron, ni tampoco el sello con la sigla ANCLA que encabezaba todos los cables"(64).

    Esta insistencia recuerda la situacin que se viva en el centro de detencin clandestina "Quintade Funes", en Rosario, donde el ejrcito retena ilegalmente a miembros de la direccin de la co-lumna Rosario de Montoneros, "tres mimegrafos y una rotaprint", para imprimir folletos firma-

    dos como Montoneros: una maniobra destinada a infiltrar y aniquilar a la guerrilla peronista (65).Presumiblemente, la Marina tena intenciones de llevar adelante una poltica de ese tipo con lossecuestrados del grupo de ANCLA, pero nunca lo logr. As lo demuestran no solo los testimoniosrecopilados y la ausencia de "cadas" posteriores a los secuestros, sino tambin el hecho de queperiodistas como Horacio Verbitsky decidieran, hacia agosto de 1977, reanudar los servicios in-formativos.

    Instrumento de denuncia

    A medida que la accin represiva se fue incrementando, comenzaron a llegar a la redaccin itine-rante de ANCLA muchos hechos denunciables. As fue que al objetivo de accin psicolgica se leuni la necesidad de generar un instrumento de denuncia acerca de las crecientes violaciones a

    los derechos humanos. Denunciar lo que ocurra en el pas no slo se circunscriba a ese mbito,sino que incluy tambin la evaluacin de la poltica econmica, de la situacin social y de la mo-vilizacin obrera.

    "Cuando empezaron a llegar los rumores acerca de lo que pasaba en la ESMA o en otros camposde concentracin, muchos de nosotros sentimos incredulidad. Estbamos pensando que tal com-paero estaba muerto, su sangre estaba ah, pero despus alguien nos deca que estaba secues-trado... Fue un golpe muy fuerte. Y fue cuando reaccionamos que, junto a Rodolfo (Walsh), em-pezamos a pensar en formas de contar toda esa historia. Pero no slo en relacin con los dere-chos humanos, sino tambin con todas las tropelas que estaban haciendo los milicos. ANCLAabarcaba todos los temas, desde las primeras huelgas y medidas de resistencia hasta la corrupte-la de la junta", explica Aznrez (66).

    Esa denuncia no era masiva, porque la represin hizo que los receptores de la informacin seredujeran cada vez ms. El "multiplicar y difundir" fue quedando acotado a los medios extranje-ros y a los medios nacionales que, si bien no publicaban los cables, permitan una retransmisinsubterrnea de boca en boca. Pero ante el bloqueo informativo, la agencia serva para incidir,para generar grietas en la uniformidad de los medios nacionales.

    El trabajo generado se fue constituyendo, entonces, en una molestia permanente para la dictadu-ra. "En el exterior conseguimos publicar un montn de cables -sostiene Aznrez-. Y si no se pu-blicaban todos, muchos de los receptores en el exterior, que eran periodistas elegidos 'a dedo',retransmitan la informacin por otras vas".

    Ese "horadar el muro del silencio", sumado a la accin incesante de los organismos radicados enel exterior, preocup al rgimen al punto de instalar el "Centro Piloto" de Pars, que esperabacontrarrestar con propaganda paga las numerosas denuncias que los militares golpistas llamaron"Campaa Anti-Argentina". Porque ANCLA no trabajaba aisladamente: adems de los familiares yexiliados que planteaban la situacin argentina afuera del pas, se le uni la accin de las organi-

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    zaciones polticas y de derechos humanos.

    El despacho de ANCLA del10 de agosto de 1977 es claro al respecto. El tema es la reanudacinde los servicios de la agencia luego de un mes de suspensin en razn de los secuestros demiembros del grupo y de la salida al exterior de otros. El cable establece que ANCLA, desde sucreacin, "se propuso proporcionar informacin fidedigna y con un alto grado de elaboracin",para luego detallar la lista de temas que la Junta censuraba: "la situacin interna de las FuerzasArmadas (...); los procedimientos clandestinos, secuestros, torturas y ejecucin de rehenes, queen un ao y medio han sembrado de cadveres el territorio nacional y sus aguas jurisdiccionales(...)", y "la repercusin de estos hechos ms all de las fronteras argentinas" (67).

    Segn Manuel Gaggero, miembro en aquel entonces de la seccin Legal (68) del Partido Revolu-cionario de los Trabajadores (PRT), "nosotros tenamos un equipo de prensa que comenz a for-mar una agencia de noticias, con el fin de elaborar notas de denuncia y enviarlas al exterior es-perando el rebote. Es decir, esperbamos que el rebote de alguna noticia publicada en el exteriorpermitiera que un secuestro o una desaparicin lograra un espacio en los medios de prensa ar-gentinos. Ese era nuestro objetivo y creo que tambin el de ANCLA, con quienes intercambiba-mos informacin" (69).

    La agencia a la que se refiere Gaggero funcion entre abril y diciembre de 1976, aproximada-

    mente. Muchos de los que participaron haban trabajado antes en El Mundo, diario nacional vin-culado al PRT (situacin semejante a la de Noticias, vinculado a Montoneros). Al igual que ANCLA,esta agencia era clandestina y no funcionaba en un lugar fijo. El intercambio entre estos dos ins-trumentos no solamente se daba en el plano de la elaboracin de notas, sino que inclua las di-recciones a donde mandarlas.

    El contacto con Montoneros era, segn el testimonio de Gaggero, Miguel Zavala Rodrguez, ex-diputado peronista desaparecido en 1976, con quien se mantenan relaciones prcticamente se-manales. Durante la entrevista, explic que "cuando perdamos el contacto con la gente deANCLA, recurramos a l". Si bien los entrevistados del grupo de ANCLA, consultados sobre estarelacin, manifestaron no tener conocimiento, es muy posible que haya existido cierta vinculacinentre las estructuras de prensa de ambas organizaciones. Y, a partir de all, el contacto con el

    grupo de ANCLA.

    Lo cierto es que en el Secretariado Nacional se fundan las conducciones de la estructura militar(de donde dependa la agencia) y de la estructura de Prensa y Propaganda y en ese mbito unifi-cado se coordinaban todas las tareas ejecutivas, aunque con los golpes y el paso del tiempo lasestructuras orgnicas comenzaron a degradarse y confundirse entre s. Adems, en uno de suspapeles, Walsh puntualiza que durante algunas semanas comparti un mbito de funcionamientocon Zavala Rodrguez, Sergio Puiggrs, Paco Urondo y "Eduardo", del rea de Prensa (70).

    Informar a los que informan

    Para Lucila Pagliai, el objetivo ms importante de la agencia clandestina era "informar a los que

    informan". Porque si bien sus despachos, salvo honrosas excepciones, no fueron publicados en laprensa argentina en razn de la censura y el bloqueo informativo, "en las redacciones se saba loque estaba pasando: al menos nuestros cables llegaban con regularidad".

    Entre junio de 1976 y junio de 1977, se enviaron 200 cables de ANCLA, ya que el parte de rea-nudacin de los servicios de agosto de 1977 es el nmero 200. Sin contar el perodo julio-agostode 1977, durante el cual ANCLA no funcion por la salida al exterior de Pagliai y Aznrez y la ca-da de Pastoriza, los cables se mandaron con una regularidad estimada de uno da por medio (71).

    "Muchos periodistas tenan informacin pero no la daban a conocer, algunos porque se hacan losdistrados, otros por temor, otros porque no tenan ms alternativa. La idea, entonces, era 're-cordarles' lo que estaba pasando, horadarles un poco los sentimientos para que colaran algunainformacin aunque sea entre lneas", explica Aznrez. De no ser posible, que los cables sirvieranpara "radio bemba, para que un periodista se lo cuente al otro, para generar una cadena mnimade informacin".

    Lo cierto es que, adems de la informacin sistematizada que llegaba a las redacciones a travs

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    de los cables de ANCLA, en los diarios y revistas "la informacin segua circulando sin alcanzar suconsumacin natural en el contacto con el pblico", sostiene Verbitsky en su libro sobre RodolfoWalsh y la Prensa Clandestina. La agencia, entonces, vena a llenar ese vaco, de acuerdo a "lalnea general de la organizacin" pero sin recurrir a "la propaganda".

    Sobre este punto, Pagliai seala que la informacin enviada a los medios "no era del tipo de laque se publica, sino de la que se corre". Y como "la informacin tiene un poder concientizador", lallegada de los cables a las redacciones estimulaba a los periodistas a comentar y difundir comoles fuera posible las nuevas noticias acerca de lo que estaba sucediendo. Es decir, "mantenamosinformados a los informadores".

    Al mismo tiempo, algunos periodistas que no podan publicar una informacin en su medio lahacan llegar a ANCLA, e incluso a veces elaboraban informes. Esto demuestra, aunque precaria-mente, una relacin de ida y vuelta. En ese sentido, escribe el periodista Alberto de Arriba: "Du-rante el ao posterior al golpe, podamos sacudirnos un poco la indignidad que nos cubra colabo-rando con los sistemas informativos clandestinos que haba creado Rodolfo Walsh (...). No saba-mos dnde seran publicadas esas notas impublicables en la Argentina del Proceso. Pero era comotragar un poco de aire" (72).

    Sin embargo, en el exterior se publicaron varios cables de ANCLA. Y cuando esto no fue posible,

    los receptores de la informacin la hicieron llegar "al entorno argentino y latinoamericano en elexilio. As la bola se corra, hasta que la informacin llegaba a publicarse en medios alternativos(73). Esa era una de las tantas formas de perforar el muro del silencio.

    Este objetivo, entonces, estuvo estrechamente vinculado a la idea del rumor, a la idea de quepese a las condiciones negativas el hombre se las ingenia para seguir comunicndose. El trabajodesarrollado por Rodolfo Walsh en Cadena Informativa, otro de los instrumentos nacidos del De-partamento de Informaciones e Inteligencia, apunt tambin a este objetivo -aunque superaba elmbito periodstico para abarcar a toda personalidad destacada-: comprometer al receptor de lainformacin a que se convierta en un nuevo emisor, con los medios que tuviera a su alcance.

    Notas

    29 Cfr. Lilia Ferreyra, entrevista personal realizada por la autora. Ferreyra fue la ltima compae-ra de Rodolfo Walsh (diciembre de 1997).

    30 Martnez de Hoz fue ministro de economa del gobierno de facto desde 1976 hasta marzo de1981, cuando fue reemplazado por Lorenzo Sigaut.

    31 Los documentos, 35 en total, cursados entre 1976 y 1978, fueron publicados en la edicin del21 de marzo del Suplemento dominical Zona del d