ageraesonensis

36
* Museo de la Conca Dellà. ** Doctor en Arqueología. Universidad de Valencia. I. CONSIDERACIONES PREVIAS El planteamiento de este estudio ha sido complementario al ya iniciado hace unos años a nivel de trabajo de campo y dirigido por Tere- sa Reyes i Bellmunt. Lo que se ha estado rea- lizando es un estudio del parcelario mediante fotografías aéreas y las trazas que éstas nos permiten ver de la ocupación del territorio a lo largo del tiempo. En una fase posterior y, para acabar los obje- tivos que nos habíamos fijado al inicio de este trabajo, hacia falta hacer la comprobación direc- ta sobre el campo para verificar lo que hasta el momento se ha interpretado. Estudio del Ager Aesonensis (Isona i Conca Dellà, Pallars Jussà, Lleida) Teresa Reyes i Bellmunt * Ricardo González Villaescusa ** Joan Eusebi Garcia i Biosca RESUMEN La prospección sistemática de una muestra del terri- torio de la ciudad ibérica y romana de Eso/Aeso per- mitió descubrir la existencia de una red relativamen- te densa de núcleos rurales en las inmediaciones de la ciudad. Se realizó un análisis morfométrico del parcelario de la zona, detectándose, junto a operaciones de época medieval y moderna, al menos dos (re)ordenaciones del paisaje rural adscribibles a época antigua: vesti- gios de un parcelario centuriado, y un sistema par- celario coherente -sus estructuras mantienen una orientación coherente, con cierto ritmo métrico, aun- que sin la rigurosa ortogonalidad de una centuriación. Se pusieron en relación los datos de la prospección sistemática con los de la fotointerpretación, median- te un SIG. Cruzando dichos datos con variables ambien- tales, se confirmaron y plantearon hipótesis sobre la cronología y funcionalidad de los parcelarios antiguos. PALABRAS CLAVE: Aeso, prospección, parcela- rio, sistema coherente, indígena, centuriación, Siste- ma de Información Geográfica (SIG). ABSTRACT A systematic prospection survey in the territory of iberan and roman town of Eso/Aeso allowed the dis- covering of a relatively dense net of rural settlements. We proceed to analyse morphometrically the lands- cape. Apart from some medieval and modern age inter- ventions, we found at least two kinds of ancient age (re)ordinations of rural landscape. Besides the relics of a centuriated parcellation, we found traces of a coherent parcellation system, in which structures keep a coherent orientation and follow some kind of metrical rhythm in spite of lacking the rigorous orthogonallity of a centuriation. At last, the data acquired during systematic prospec- tion and those obtained by photointerpretation were merged using a GIS. Some environmental variables were crossed with the former data to confirm hypot- hesis a suggest new ones relative to chronology and functionality of both ancient parcellation. KEY WORDS: Aeso, prospection, coherent sys- tem, indigenous, centuriatis, Geographic Information System (GIS).

Upload: ricardo-gonzalez-villaescusa

Post on 01-Jul-2015

70 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

T. Reyes Bellmunt, R. González Villaescusa, J.-E. Garcia Biosca, Estudio del ager aesonensis (Isona y Conca Dellà, Pallars Jussà), Arqueología y Territorio Medieval, 8, 2000, 125-160.

TRANSCRIPT

Page 1: AgerAesonensis

* Museo de la Conca Dellà. ** Doctor en Arqueología. Universidad de Valencia.

I. CONSIDERACIONES PREVIAS

El planteamiento de este estudio ha sidocomplementario al ya iniciado hace unos añosa nivel de trabajo de campo y dirigido por Tere-sa Reyes i Bellmunt. Lo que se ha estado rea-lizando es un estudio del parcelario mediantefotografías aéreas y las trazas que éstas nos

permiten ver de la ocupación del territorio alo largo del tiempo.

En una fase posterior y, para acabar los obje-tivos que nos habíamos fijado al inicio de estetrabajo, hacia falta hacer la comprobación direc-ta sobre el campo para verificar lo que hastael momento se ha interpretado.

Estudio del Ager Aesonensis(Isona i Conca Dellà, Pallars Jussà, Lleida)Teresa Reyes i Bellmunt *Ricardo González Villaescusa **Joan Eusebi Garcia i Biosca

RESUMEN

La prospección sistemática de una muestra del terri-torio de la ciudad ibérica y romana de Eso/Aeso per-mitió descubrir la existencia de una red relativamen-te densa de núcleos rurales en las inmediaciones dela ciudad.

Se realizó un análisis morfométrico del parcelario dela zona, detectándose, junto a operaciones de épocamedieval y moderna, al menos dos (re)ordenacionesdel paisaje rural adscribibles a época antigua: vesti-gios de un parcelario centuriado, y un sistema par-celario coherente -sus estructuras mantienen unaorientación coherente, con cierto ritmo métrico, aun-que sin la rigurosa ortogonalidad de una centuriación.

Se pusieron en relación los datos de la prospecciónsistemática con los de la fotointerpretación, median-te un SIG. Cruzando dichos datos con variables ambien-tales, se confirmaron y plantearon hipótesis sobre lacronología y funcionalidad de los parcelarios antiguos.

PALABRAS CLAVE: Aeso, prospección, parcela-rio, sistema coherente, indígena, centuriación, Siste-ma de Información Geográfica (SIG).

ABSTRACT

A systematic prospection survey in the territory ofiberan and roman town of Eso/Aeso allowed the dis-covering of a relatively dense net of rural settlements.We proceed to analyse morphometrically the lands-cape. Apart from some medieval and modern age inter-ventions, we found at least two kinds of ancient age(re)ordinations of rural landscape.

Besides the relics of a centuriated parcellation, we foundtraces of a coherent parcellation system, in whichstructures keep a coherent orientation and followsome kind of metrical rhythm in spite of lacking therigorous orthogonallity of a centuriation.

At last, the data acquired during systematic prospec-tion and those obtained by photointerpretation weremerged using a GIS. Some environmental variableswere crossed with the former data to confirm hypot-hesis a suggest new ones relative to chronology andfunctionality of both ancient parcellation.

KEY WORDS: Aeso, prospection, coherent sys-tem, indigenous, centuriatis, Geographic InformationSystem (GIS).

Page 2: AgerAesonensis

En esta fase se han incorporado al equipodos personas, Ricardo González Villaescusa,miembro asociado del CNRS-UMR 6575 Arché-ologie et Territoires, especialista dedicado aanálisis morfológicos por cartografía y fotoin-terpretación del territorio; y Joan Eusebi Gar-cia i Biosca, uno de los miembros activos enlos trabajos de prospección de campo realiza-dos en un primer momento y encargado dehacer el análisis del estudio mediante un siste-ma de información geográfica (SIG).

La documentación utilizada para el análisismorfológico ha sido la fotografía aérea corres-pondiente a Isona y su territorio más inme-diato (vuelo americano, fotograma nº 12.258,19/07/ 56); el plano a escala 1:25.000 (hoja 5V,62-63 Isona 290); el plano de parcelario a esca-la 1:5.000 de la zona que rodea a la ciudad; yfinalmente, un parcelario urbano de Isona auna escala aproximada de 1:1.939 en forma-to DIN-A3).

La documentación arqueológica que haysobre la zona también ha sido utilizada, asíhabría que nombrar a nivel específico sobre laciudad los trabajos realizados por el EquipoPRAMA (PAYÀ, PUIG I REYES: “Primeres data-cions del nivells fundacionals d’Aeso” en laRevista d’Arqueologia de Ponent, nº 4, Lleida1994) y a nivel de trabajos de prospección yestudio del territorio, la base del trabajo hasido la tesis de licenciatura presentada en el año1991 intitulada “Aproximació al poblamentromà a les rodalies d’Aeso: un assaig meto-dològic” realizada por T. Reyes. También se hautilizado la carta arqueológica de la comarcadel Pallars Jussà realizada por el Servicio deArqueo-logía de la Generalitat de Catalunya elaño 1994.

En términos más generales y de tipo jurídi-co y administrativo han sido fundamentales lasnumerosas referencias a Aeso del trabajo de J.Pons, “Territori i societat romana a Catalunya.Dels inicis al Baix Imperi”, Barcelona 1994.

A nivel económico este último estudio hasido posible gracias a una ayuda CIRIT (Comis-sionat per a Universitats i Recerca, dependientedel Departamento de Presidencia de la Gene-

ralitat de Catalunya) para el desarrollo de pro-yectos de investigación de alcance comarcal(ACOM) concedida al Museu de la Conca Dellàel año 1995.

II. MARCO GEOGRÁFICO

La villa de Isona, cabeza del actual munici-pio de Isona i Conca Dellà, esta situada al sur-oeste de la comarca del Pallars Jussà en laprovincia de Lleida. Actualmente, es una peque-ña población de 650 habitantes, que consti-tuye el centro, tanto físico como económicoy de comunicaciones, de la zona que le rodea.Isona se encuentra a 663 m de altura sobreel nivel del mar (coordenadas UTM31TCG38436485), en un lugar llano, ocupan-do un extremo meridional de un contrafuer-te bajo situado al pie de la sierra por dondediscurre la carretera de Isona a Coll de Nargó,por Bóixols (mapas escala 1:50.000 de la Direc-ción General del Instituto Geográfico y Catas-tral, hoja 290, año 1950, série L escala 1:50.000Servicio Geográfico del Ejército, hoja 33-12,año 1959).

La forma de su núcleo urbano recuerda untriangulo alargado en dirección NE-SO, atra-vesado por la carretera C-1412, de Artesa deSegre a Tremp. El área sobre la que se desa-rrolla fundamentalmente el estudio que se pre-senta es, precisamente, la zona conocida comola Conca Dellà, en tanto que espacio físicocircundante de la antigua ciudad de Aeso, laactual Isona.

Este territorio esta limitado por todas par-tes, excepto por una, por una serie de sierrasque la encierran formando un valle casi cerra-do. Así, pues, al oeste nos encontramos con laúnica “frontera” abierta, el río Noguera Palla-resa, al este la sierra de Comiols, al norte lassierras de Sant Corneli, Carreu y de Bóixols, yal sur las carenas de la sierra del Montsec. LaConca esta atravesada de este a oeste por elrío Gavet o río de Conques, afluente del Nogue-ra, y por el río Abella, también tributario delanterior, así como por diferentes riachuelos ytorrentes que tejen un denso entrelazado portoda la zona (Fig. 11).

126 AyTM 8, 2001

Page 3: AgerAesonensis

La situación de la Conca Dellà, con una altu-ra mediana de 500 m sobre el nivel del mar yrodeada completamente por sierras que supe-ran los 1.000 m de altura, crea un microclimaespecial, que, juntamente con la fertilidad desus tierras, permite el desarrollo de una vege-tación y agricultura más propia de territoriosmediterráneos o meridionales que no pirenai-cos que corresponderían debido a la latitud enla que nos encontramos.

Los cultivos ocupan la mayoría de las tierrasllanas del termino, quedando las cimas de las sie-rras como bosques y matorrales aprovechadaspor el ganado. La mecanización de los camposha permitido una utilización intensiva de los cul-tivos, predominando sobre todo los cereales ylos almendros. Complementariamente se hadesarrollado una creciente ganadería, sobre todoporcina y ovina; bovina en menor medida.

III. REFLEXIONES EN TORNOA LOS TRABAJOS DE CAMPOREALIZADOS ANTERIORMENTE

El inicio de las investigaciones arqueológi-cas en el antiguo municipio romano de Aesoincidía en la necesidad de hacer un estudioexhaustivo de su ámbito más inmediato. Era con-veniente, al menos para un buen principio,poder hacer un examen riguroso de toda lasuperficie objeto de estudio, y ya en un momen-to más avanzado poder intensificar los esfuer-zos teniendo en cuenta, eso sí, que se partíacon ciertas desventajas: una orografía dificultosay las limitaciones inherentes a una o dos per-sonas, que harían limitar la atención hacia aque-llos lugares en los cuales la presencia de cier-tos indicios nos hiciera verosímil la identificacióncomo lugares de hábitat o de desarrollo decualquier actividad andrógena, o también enlugares determinados previamente y reconoci-dos por otros medios, intentando responder,así, a algunas de las cuestiones clave que lle-varan a la elección del lugar para un asenta-miento urbano importante.

Para poder alcanzar estos objetivos se impo-ne llevar a termino una investigación sobre elterreno a la vez que sobre todo tipo de fuen-

tes que puedan ofrecer información alrededorde las formas de uso y ocupación del territo-rio generados por este sistema, el centro delcual radica en el municipium aesonensis.

En un momento más avanzado de la inves-tigación, los fines perseguidos son de doblenaturaleza, metodológica e histórica, aunque,debido al estado en que se encuentra la inves-tigación, parece más fácil obtener resultadosinmediatos en el primero de los campos queen el segundo.

Las propuestas metodológicas sobre las quese han apoyado, tanto el trabajo de campocomo la posterior elaboración de los datosobtenidos, buscan superar las dificultades ofre-cidas por los métodos tradicionales de pros-pección y desarrollar un sistema de recogida yregistro de datos que favorezca la integraciónde estos dentro de los esquemas de una arque-ología no necesariamente nueva. Esta habríade intentar huir del estricto marco impuestopor la excavación y volverse un instrumento útilpara la comprensión de la creación y modifi-cación de paisajes humanizados (“landscapes”)y que los datos, lejos de ser el centro y obje-tivo de todo el proceso de investigación, seanconcebidos como un elemento que va hacia laobtención de supuestos interpretativos obte-nidos mediante la comparación de resultadosobtenidos gracias a medidas, más o menos pre-cisas, integradas dentro de un sistema teórico.

Se pretende desarrollar un sistema de reco-gida y gestión de datos, evidentemente inno-vador, apoyado en experiencias que se estánllevando a cabo entre nosotros y más allá denuestras fronteras, que permita la compara-ción de resultados obtenidos en diferentes luga-res del área de estudio. Las diversas variablesno determinadas que influyen en el compor-tamiento y la calidad de los datos obtenidos(calidad del equipo de prospección, estado delterreno, luminosidad, grado de visibilidad delmaterial sobre la superficie,...) han de ser teni-dos en cuenta, así como ha de ser evaluada suinfluencia relativa mediante procesos de expe-rimentación y así poder equiparar los resulta-dos obtenidos en diferentes áreas, por dife-rentes investigadores y bajo condiciones diversas.

127AyTM 8, 2001

Page 4: AgerAesonensis

Si hablamos de la manipulación de la infor-mación, esta estará sujeta a un serie de pará-metros que nos condicionaran el uso que sehaga con posterioridad. Así, todo el materialde cada una de las fases históricas tomadas enconsideración habrá de ir acompañado pordatos sobre las condiciones en que se reco-gieron, ubicación topográfica, atribución culturaly cronológica, representatividad dentro de unárea, presencia porcentual... Todos estos ele-mentos habrán de servir de vía a través de lacual integrarse en los diferentes análisis que,partiendo de estas fases, se puedan llevar atérmino.

Todo este corpus de elementos dotados dedimensión cultural y cronológica, espacial y cuan-titativa se habrá de interrelacionar con la eva-luación del medio geomorfológico, paisajístico...así como con la propia distribución de estos ele-mentos en el espacio para averiguar cuáles sonlas causas que hacen que el registro arqueoló-gico adopte una configuración y no otra.

Los interrogantes históricos que nos plan-teamos se centran en la influencia que los cam-bios sociales y políticos vividos en la zona entrela época en que se hizo efectiva la presenciaromana hasta el derrumbe de las formas de vidageneradas por la cultura latina y su sustituciónpor otras ya medievales y caracterizables comofeudales. El aspecto en torno al que se centraránuestra atención será el poblamiento, los dife-rentes patrones y las tipologías de este dentrode un proceso diacrónico que abarca el lapsode tiempo antes mencionado.

Un elemento clave para entender la evolu-ción de las formas de asentamiento romanas ysu interrelación es el conocimiento de aque-llas que les precedieron y de las que fueron here-deras. El poblamiento ibérico es, sin ningún tipode duda, uno de los más conspicuos desco-nocidos de la incipiente arqueología pirenaica.Excepto algunas noticias de los autores clási-cos sobre los exóticos pueblos que habitabanestas tierras durante los primeros siglos de pre-sencia romana en la Península, la arqueologíano ha ofrecido datos que dieran una luz exce-sivamente esclarecedora sobre la problemáti-ca de estudio que estos comportan.

La comprensión de los patrones de asen-tamiento, la tipología y funcionalidad del hábi-tat indígena inmediatamente anterior a la lle-gada del influjo romano ayudaría a establecerhasta qué punto éste actuó como elementoaculturador y anihilador del substrato preexis-tente. Tendría también que determinar, si fueraposible, la existencia o no de contactos con elcomercio griego o romano, previamente a lainclusión del área dentro de la férula del Impe-rio y de que manera, en caso de haber existi-do, constituyeron un primer peldaño dentrodel proceso de desestructuración de la socie-dad ibérica de la zona. En última instancia, perono menos importante, haría falta investigar dequé forma la entrada dentro del circulo de obli-gaciones-derechos inherentes al establecimien-to del dominio romano y, especialmente, las car-gas que este imponía a los pueblos sometidos(tributación, quinta,...) se traducen en el regis-tro arqueológico mediante la opción por unostipos de cultivo fácilmente monopolizables yde almacenamiento fácil, la entrada dentro delsistema monetario latino...

En referencia al período en que se conso-lida y crece el sistema económico y de pobla-miento romano, haría falta proceder, como enépoca ibérica tardía, a determinar la tipologíade asentamientos mediante los cuales se llevaraa término la “urbanización” del ager, precedi-da por la fundación de Aeso. La funcionalidadde las diferentes formas de hábitat nos habla-rá del papel desarrollado, por los grupos depoblación que los ocupan, en la explotación delespacio agrícola y ganadero, suministrando datossobre el equilibrio entre las dos formas de eco-nomía y el grado de autarquía o relación conlos mercados exteriores. El equilibrio entregrande y pequeña propiedad constituye otrode los puntos clave en esta investigación, fun-damentalmente para definir la auténtica influen-cia de una ciudad altamente oligárquica sobresu entorno.

El análisis de la presumible etapa de crisis delbajo Imperio esta presidida por dos interro-gantes: ¿cuándo? y ¿por qué? Considerando, apartir de los datos ofrecidos por las campañasde excavación llevadas a término en la ciudady por lo que se empieza a conocer sobre el

128 AyTM 8, 2001

Page 5: AgerAesonensis

poblamiento rural, que tanto el hábitat urbanocomo el rural parecen retraerse hacía posicio-nes elevadas, dentro de una tónica generaliza-da de abandono del llano a favor de las lade-ras montañosas, sería tentador considerar estefenómeno como una vuelta a la fase anterior ala presencia romana, como un restablecimien-to de las formas “naturales” de ocupación delespacio, pero no se puede omitir los condicio-nantes propios de cada etapa de la historia y lacarga que suponen los restos del pasado.

Al no haber conseguido, aún, resolver satis-factoriamente los interrogantes que plantea larelación entre el registro arqueológico ofreci-do por las prospecciones y las pautas cultura-les de comportamiento que lo generan, resul-ta difícil y arriesgado emitir opiniones sobre sideterminada concentración obedece a la exis-tencia de una villa o si sólo representa un focode actividad extraresidencial. La influencia delas variables propias del proceso de recupera-ción así como la trayectoria postdeposicionalde los ítems con los que trabajamos están muylejos de estar correctamente evaluados y, enconsecuencia, el filtrado de los datos “en sucio”se hace extremadamente impreciso.

La limitación del área cubierta así como elestado de incipiente desarrollo de los méto-dos e ideas empleadas obligan a presentar con-clusiones forzosamente limitadas sobre los aspec-tos que centran este estudio, el poblamientoromano de la Conca Dellà y las mutaciones queeste sufre desde que surgió como fruto de unadecisión política romana hasta que, una vezpericlitada esta última, se abre la vía hacía lasociedad feudal.

Si nos atenemos a la dispersión de las dife-rentes producciones cerámicas en toda la super-ficie prospectada podemos deducir determi-nados datos de interés para comprender laevolución del poblamiento y las formas de ocu-pación del espacio de las cuales son evidencia.Éstas, combinadas con la información que ofre-ce el entorno donde se localizan, aportan unaluz considerable sobre las opciones tomadas porlos habitantes de la zona en época romana ala hora de explotar determinadas áreas, etc.

También hemos de hacer una observaciónde importancia para poder comprender mejorla estructuración del poblamiento: su relacióncon una red viaria antigua que empieza a deli-nearse contextualizando los yacimientos o loca-lizaciones inventariados con los ejes de comu-nicación de largo recorrido que aún hoyperduran en las tierras llanas del fondo de laCuenca, aunque muchos de ellos en francoproceso de recesión.

En conclusión, las prospecciones llevadas atérmino en el ager aseonensis, nos llevan a pen-sar que el momento clave de creación del sis-tema del poblamiento que impera en esta zonadurante la época de domino político romanofue la etapa ibérica tardía/republicana, momen-to en el que se crea la ciudad como tal y empie-zan a surgir los primeros asentamientos de llanoya alineados con los ejes viarios mencionados.En este mismo momento deben desapareceralgunos de los asentamientos indígenas de lade-ra. Con la época del alto Imperio asistimos ala densificación de la red de poblamiento quese había conocido incipientemente durante elperíodo anterior, densificación que avanza endos direcciones: hacia el relleno de espaciosintersticiales entre yacimientos de rango mediocon localizaciones de dimensión pequeña yhacía la creación de núcleos de grandes dimen-siones. Con la llegada de las crisis bajo-impe-riales, hacía el siglo III, la información empiezaa faltar en los pequeños núcleos aparecidosdurante el período anterior, incluso en la ciu-dad o en los núcleos de rango elevado estematerial representa un porcentaje francamen-te pobre en comparación con los volúmenesatribuibles a períodos precedentes.

Los datos con los que se cuenta hasta elmomento, aunque escasos, están en condiciónde integrarse con futuras aportaciones extraí-das de nuevas campañas de investigación decampo para así poder generar conocimientosobre la ciudad de Aeso y las tierras que ocu-pan la actual comarca del Pallars Jussà.

Para acabar, y como ya se ha dicho, la reco-gida de material era exhaustiva, pudiéndoseconstatar yacimientos pertenecientes a perío-

129AyTM 8, 2001

Page 6: AgerAesonensis

dos diferentes a los que ocupa nuestro estu-dio. Así pues, se pueden destacar concentra-ciones de materiales tanto de época prehistó-rica como medieval en algunas de las cuadrículasprospectadas. También hay que decir que entoda la zona estudiada se han situado restosmuebles pertenecientes al período moderno,los cuales no se han analizado, pero quedanreflejados con la posibilidad de poder incluir-los en estudios posteriores de la zona y queocupen este período.

IV. OCUPACIÓN DEL SUELOY ESTRUCTURAS AGRARIASDEL AGER AESONENSIS

IV.1.Análisis de las formas del paisajerural de la ciudad íbero-romanade Eso-Aeso (Isona-Lleida)

La documentación utilizada para el análisismorfológico ha sido la fotografía aérea corres-pondiente a Isona y su territorio inmediato–fotograma nº 12.218 del denominado vueloamericano, fecha 19/07/56–; los planos carto-gráficos a escala 1:25.000, hojas de Isona, Orto-neda, Guardia de Tremp y Tremp. Los planosparcelarios a escala 1:5.000 de las inmediacio-nes de la ciudad; y, finalmente, un parcelariourbano de Isona a escala aproximada 1:1.939.

La investigación de las manifestaciones par-celarias del territorio de Aeso ha sido llevadaa cabo en diferentes niveles. En el primer nivel,tendente a definir la extensión máxima del par-celario centuriado, se realizó la cartointerpre-tación del montaje de cuatro planos a escala1:25.000 que abarcaban la totalidad de la ConcaDellà: hojas de Tremp, Ortoneda, Guardia deTremp e Isona (Fig. 11). El segundo nivel deobservación consistió en la fotointerpretacióndel espacio limitado a las inmediaciones de laciudad, que incluye las cuadrículas prospecta-das sistemáticamente en los años 1989 y 1991.Esta zona coincide con el fotograma ya citado,delimitado por los río de Abella y de Conques(norte y sur respectivamente) y las Serra deCarreu, Serra de la Conca, Roc de Benavent ySerra de Comiols (Figs. 12, 15). El tercer nivel

de aproximación, supuso la cartointerpretaciónde detalle sobre el plano 1:5.000, coincidien-do con las hojas de St. Romà d’Abella, Isona yCan Moreres, que corresponden al sector másoccidental de la cuadrícula descrita.

Por otra parte, como consecuencia de lascaracterísticas morfológicas de un sistema cohe-rente, no hemos podido llevar a cabo el aná-lisis al nivel espacial más amplio que hemosalcanzado con el sistema centuriado. La adap-tación constante de sus líneas básicas a las prin-cipales orientaciones de la morfología estruc-tural podrían llevarnos a extender su radio deacción a cualquier medio geográfico si excluí-amos el factor ocupación del suelo. Las pros-pecciones sistemáticas realizadas en las inme-diaciones de Isona y la cal idad de lafotointerpretación de detalle en el mismo sec-tor, suponen una mayor densidad de observa-ciones arqueológicas y morfológicas, que per-miten contrastar mejor las hipótesis, y nos hanaconsejado limitarnos al segundo nivel.

IV.2.Estructuras agrariasde la Conca de Isona

Las estructuras agrarias y viarias de la Concade Isona se organizan en torno a dos orienta-ciones fundamentales en las que se insertanlos yacimientos y elementos del paisaje deépoca antigua confirmando la antigüedad deesos trazados. Aunque ambas orientaciones ysu antigüedad ya fueron propuestas a grandesrasgos (REYES 1991, 51), los trabajos de arqueo-morfología y fotointerpretación han permitidoformalizar y definir sus características e impron-ta en el paisaje.

A. Un sistema parcelario coherente

La orientación predominante de la Conca deIsona coincide con la orientación estructural dela misma, concretamente de los depósitos cua-ternarios, glacis plio-cuaternarios, (PEÑA 1983,

227). Los torrentes subsidiarios del río de Con-ques –barrancos de la Boïga, Solans, Francolí yarroyo de la Colomera– se adaptan a esta orien-tación, encajándose y excavando los depósitoscuaternarios. Pero, además de los torrentes, la

130 AyTM 8, 2001

Page 7: AgerAesonensis

mayoría de los paleocauces –revelados por lasmarcas de humedad remanente en el suelo odamp-marks– coinciden con la orientación o seadaptan a las líneas del sistema general, cum-pliendo la función de afluentes.

La fotointerpretación del sector (Fig. 13) ola simple observación del plano topográfico,ponen en evidencia la orientación dominantedel viario que se adapta a esa pendiente natu-ral: la carretera entre Conques y Sant. Romàde Abella –longitud máxima del eje: 2’3 km–,y la carretera de Isona a Abella –6 km–, siguenla misma orientación, oscilando entre NG-33ºE y NG-45º E, y condicionando los parcelariosasociados.

La morfología general es la propia de loque se conviene en llamar sistema coherente,típico de los parcelarios protohistóricos (BRAD-

LEY, RICHARDS 1978, CHOUQUER 1996). Se tratade estructuras que mantienen una coherenciade orientación aunque sin la rigurosa ortogo-nalidad de una centuriación. El trazado de losejes principales y secundarios reproducen elconcepto que hemos aplicado a los parcela-r ios de regadío: la regular idad orgánica(GONZÁLEZ VILLAESCUSA 1996a, 159), donde ejesy límites secundarios siguen la sinuosidad con-dicionada por una exigencia topográfica natu-ral, adaptándose a ella, aunque intentando guar-dar un ritmo métrico.

En efecto, si nos apoyamos en la orienta-ción media –NG-38º E– y en los dos ejes prin-cipales obtenemos un número significativo decoincidencias, menor en los ejes transversales,poniendo en evidencia un ritmo metrológicoreiterativo. La distancia entre los dos ejes prin-cipales es de 1.575 m, múltiplo (x3) de 525 m,que también lo vemos materializarse en distintossitios. Se trata de la misma distancia que serepite en sistema coherente de la ciudad ibé-rica de Edeta, 525 m (GONZÁLEZ VILLAESCUSA

2000 y en prensa).

Si comparamos esta estructura con la dis-persión del poblamiento en torno a la antiguaAeso se comprueba cómo los ejes, principalesy secundarios, se encuentran jalonados porasentamientos tardorrepublicanos y altoimpe-

riales. Así el Tossal de la Collada-Tosca de Pauet–cuya proximidad hace pensar que se trata delmismo asentamiento–, flanquean el eje Con-ques-St. Romà, mientras que la villa del cemen-terio de St. Romà, se encuentra en el extre-mo noreste del mismo. En el eje Isona-Abellay su prolongación hacia el suroeste se encuen-tran la Granja del Portal, la misma ciudad, elsHorts o la Serreta, finalizando, por el suroes-te, en una cantera explotada desde antiguo.Fuera del área estudiada en profundidad, y enla proximidad del mismo eje, también se encuen-tra el asentamiento altoimperial de FerginalsIsona-Abella. Por otra parte, los asentamientosde Els Prats y de la Casa de la Borda, tambiénse encuentra en la proximidad de algunos ejes,la primera en un cruce, la segunda en otro ejemás largo, que bordea el río de Conques.

Sin embargo, no todos los asentamientosorganizan parcelario isoclino, es decir, no seencuentran en el interior de amplias superfi-cies de parcelario coherente: sólamente el Tos-sal de la Collada, els Horts (tardorrepublica-no), la Serreta (tardorrepublicano), els Prats(altoimperial), la Granja del Portal (altoimpe-rial), o la Casa de la Borda (altoimperial). Lapresencia de asentamientos de cronologíaaltoimperial permite concluir que el sistemaparcelario estructura el espacio rural durantetoda la Antigüedad, como aún lo hace hoy endía, y del que el parcelario centuriado no hizotabula rasa. Quizá sea más significativa la com-paración de los asentamientos con el parcela-rio centuriado.

Aunque la orientación del recinto de la Aesotardorrepublicana es próxima a la del parcela-rio coherente, la coincidencia debe ser mini-mizada porque tanto la muralla como la pro-pia estructura parcelar ia, se encuentrancondicionadas por el relieve, como el mismoaltozano sobre el que se halla Isona. En estesentido, es más significativo el hecho de que elprincipal itinerario del sistema “atraviese” laciudad.

Todos estos datos permiten poner estaestructura en relación con un sistema parcela-rio coherente que, de manera muy genérica,sería prerromano; las semejanzas formales,

131AyTM 8, 2001

Page 8: AgerAesonensis

metrológica o funcionales que mantiene con elidentificado en Edeta-Llíria (GONZÁLEZ VILLA-

ESCUSA 2000), o con el formalizado en les Cos-tières –Nîmes– (GONZÁLEZ VILLAESCUSA 1997)

redunda en la misma identificación.

B. Un parcelario centuriado de 15x15 actus

No utilizamos expresamente el término cen-turiación, que reservamos a intervencionescoloniales fuertes asociadas a deducciones deveteranos, y preferimos la perífrasis de “par-celario centuriado” pues refleja mejor una orga-nización de los campos a la romana, sobre laque nos extenderemos más adelante.

La existencia de una serie significativa delímites orientados a NG-28º30’ W, que orga-nizan amplias superficies del territorio de Aeso,pero que no constituyen el armazón viario prin-cipal, más la coherencia de éstos con una retí-cula de 15x15 actus (532’3 m de lado) nospermite plantear la hipótesis de que se tratede un parcelario de carácter limitado de ori-gen antiguo (Figs. 11 y 12).

La influencia septentrional de sus manifes-taciones parcelarias parece encontrarse a lospies de la población de Aramunt, en el lugarde las Eras, hasta St. Martí de Canals, dondese organiza una importante extensión de par-celas orientadas a 28º30’, coincidiendo con laproximidad del que hemos denominado kardomáximo que describiremos más adelante (Fig.11). No demasiado lejos se encontró una necró-polis (MALUQUER DE MOTES 1947-48, 293-295) quepudo pertenecer a la instalación agrícola queexplotaría estas tierras.

La presencia de esta misma orientación delas parcelas más allá de Isona, al otro lado dela Muntanya de St. Corneli (1.351 m s.n.m.),supone un indicio del papel estructurante deeste parcelario en época antigua, cuando lainfluencia de la ciudad de Aeso se extendía ala totalidad de su territorio, asimilable a la actualcomarca. Además, la construcción de límites conidéntica orientación más allá de relieves deimportancia supone la utilización de técnicas agri-mensoras como la cultelación –cultellatio– (FRON-

TINO, De limitibus, La. fig. 26, 33, 19-34, 13), en su inter-pretación más reciente e innovadora de “medi-ción a la horizontal” (ROTH CONGES 1996, 315-

328); que contribuyen a la adscripción romanadel parcelario.

Su impronta más allá del Noguera Pallare-sa, o incluso en la orilla izquierda, es anecdó-tica, coincidiendo algunas trazas en Salás delPallars, Talarn, y en las inmediaciones de Tremp.Probablemente sólo se trate de coincidenciasy no podamos extenderlo más allá del río que,en ese caso, supondría una frontera natural dela pertica y, quizás del territorio aesonense.Por el noreste y este el límite natural del mismoy, al mismo tiempo de la pertica, es el con-junto de sierras formado por la Serra deCarreu, Serra de la Conca, Roc de Benaventy Serra de Comiols, que también constituyenel límite comarcal actual. Finalmente, la Serrade la Campaneta y de la Vall de Llimiana cons-tituyen el limite físico meridional de las tierrasde cultivo y, por tanto, de las improntas de lími-tes parcelarios orientados como el parcelariocenturiado.

El eje cardinal principal o kardo máximo, sino nominal sí de hecho, por su longitud –1’6km– e importancia en la gestión de los espa-cios agrarios, se encuentra en el Pla del Vall(Fig. 12). Es precisamente este tipo de eje, queconserva un buen tramo rectilíneo y no unepoblaciones, el que nos sirvió de apoyo parareconstruir el parcelario limitado. Tras desa-parecer, hacia el norte, lo volvemos a encon-trar, desplazado de su trazado hipotético, alnorte de la zona de Els Prats, dando lugar alcruce de caminos –uno de los cuales, fósil yvisible en la fotografía aérea– en cuyas inme-diaciones se encontraba una ermita desapare-cida. Siguiendo su trazado hacia el sur, el barran-co de Solans era atravesado por un puentemedieval cuyos vestigios se hallan en el traza-do hipotético del kardo. Una vez franqueadoel barranco, puede seguirse el trazado mate-rializado en el terreno, aunque ausente de ladocumentación, en forma de vereda para elganado aún frecuentada. En las proximidadesde la ciudad antigua pasa muy próximo al lími-te del recinto amurallado y más al sur cabe resal-tar la proximidad del eje al emplazamiento del

132 AyTM 8, 2001

Page 9: AgerAesonensis

puente romano de Covet, cuya orientacióncoincide groseramente (NG-31º W) con ladel parcelario, si bien, su degradación impidemayores precisiones.

La mejor conservación de límites y de masaparcelaria isoclina la encontramos entre LasEsplugas y Sant Romà, coincidiendo con la dis-persión de materiales de la única villa identifi-cada: Cementiri de St. Romà. Numerosos lími-tes parcelarios se adosan perpendicularmenteal decumano y compartimentan el espacio deuna de las centurias, formando tres bandas de5 actus cada una, conservando lo que pudo serla división antigua en unidades de cultivo. La dis-persión de materiales de esta villa (REYES 1991,

46) coincide bastante con el parcelario isocli-no, encontrándose articulada en torno a uncruce formado por un eje decumano mayor –deuna longitud de casi tres centurias: 1’35 km– yun pequeño kardo –331 m–.

A su vez, la ermita de St. Pere Màrtir, tam-bién se encuentra en un cruce de caminos(REYES 1991, 46) aunque todo parece indicarque se trata de tres caminos pertenecientesa los dos sistemas: el que conduce de la ermi-ta a St. Romà y el que lleva de ésta al cemen-terio son isoclinos con el parcelario centuria-do, mientras que la carretera de Conques aSt. Romà se inserta en el sistema coherente.Más interesante es destacar cómo el decu-mano que organiza el espacio correspondientea la villa del cementerio de St. Romà, se defor-ma por “atracción” de este templo. Si la ermi-ta pudo encontrarse originalmente en el ejeConques-St. Romà, el decumano pudo des-viarse para encontrar el lugar de culto, tal ycomo ocurre en los ejemplos italianos anali-zados por G. Chouquer (1983, 144), formándosela actual encrucijada de distintos sistemas yaen época altomedieval, momento en quedeben fecharse los orígenes del templo. Estehecho y su posición intermedia entre el asen-tamiento antiguo y la actual población poneen evidencia el desplazamiento hacia el oesteque terminaría en el actual solar. Precisamen-te la población actual se halla en el centrogeométrico de una centuria, rodeado por unabuena conservación de límites y masa parce-laria coherente.

En efecto, la relación espacial que mantie-nen todos estos elementos con el parcelario,permite pensar que se trata de algo más queuna casualidad. La calidad de los materialesencontrados –mármoles y capitel de pilastra–y la perduración del asentamiento –desdemediados del siglo I al siglo VI– podrían expli-car la permanencia del connotativo topónimode Sant Romà y la creación de una comunidadaldeana altomedieval a partir de un antiguo eimportante fundo que perduraría tras la crisisdel siglo III, como ocurre en ejemplos del Lan-guedoc (PARODI 1992, 672).

Sin solución de continuidad y hacia el estese extiende desde les Peixines hasta el barrancde Fonguera una extensa y homogénea super-ficie, 128 ha = 4,5 centurias, de parcelario iso-clino que de no existir otro asentamiento más,podría redundar en la importancia de la explo-tación agrícola. Esta dimensión del terrazgosería coincidente con la propuesta para las másgrandes villae del territorio de Vgernvm (Beau-caire) y las del ager cosanus como Settefines-tre (BESSAC et alii 1987, 110).

Otro de los sectores de fuerte conserva-ción de este parcelario se encuentra al nores-te del yacimiento del Tossal de la Collada, entreel Camp d’Abella y els Prats de St. Romà. Larelación con el yacimiento es digna de men-ción ya que se trata de uno de los asenta-mientos de cronología antigua –ánforas ibéri-cas, itál icas y Tarraconense– que pudotransformase en un asentamiento de cronolo-gía plena altoimperial, por descenso al piede-monte sureste –Tosca del Pauet. Si la creacióndel parcelario puede ponerse en relación conesta transformación y desplazamiento, sor-prende que los campos de cultivos se encuen-tren fuera de la visibilidad del asentamientoromanizado, por detrás del Tossal de la Colla-da. La excavación y datación precisa de ambosy la confirmación del proceso de desplaza-miento podrían aportar importantes elemen-tos de datación al proceso de romanizacióndel campo de Isona y, por ende, a la dataciónde ambos parcelarios.

Los asentamientos dels Horts, Serreta ocasa de la Borda también coinciden con algu-

133AyTM 8, 2001

Page 10: AgerAesonensis

nos límites parcelarios actuales que guardan laorientación de los antiguos y con encrucijadasde la retícula teórica, si bien generan muy pocasuperficie de parcelario isoclino a 28º30’W. Pre-ferimos, por tanto, limitar la relación espacialentre asentamientos y parcelario –como conel sistema coherente– a aquellos yacimientosque se encuentran en parcelarios isoclinos y noa la simple ubicación en una encrucijada o ele-mento lineal hipotético. Así, de los citados sóloSerreta se encuentra en una zona inmediata ados superficies parcelaria de este sistema, lo quepuede interpretarse como que el espacio deeste asentamiento hubiera sido exceptuado delprograma de parcelario.

Un sector donde existe una especial coin-cidencia de limites parcelarios activos orienta-dos según la hipótesis propuesta es en tornoal asentamiento periurbano de la Granja del Por-tal, aunque depende del documento utilizado.Si consideramos el plano parcelario a escala1:5.000 existen algunos límites menores activosque presentan una orientación perpendicularal kardo que pasa por la misma granja moder-na, sin embargo en la fotografía aérea no resul-ta tan evidente. Quizá pueda deberse a la humil-dad de los signos que aparecen en el parcelario,insignificantes a la escala del documento foto-gráfico, o a una remodelación posterior a 1956y coincidente con la construcción de la granja,que hubiera producido una coincidencia deorientaciones. No obstante, el yacimiento seencuentra inmerso en un espacio organizadopor el sistema coherente pero limítrofe con unsector del parcelario centuriado.

La ermita de Nª Sª de la Posa se encuen-tra en un cruce teórico de la retícula centu-riada y en un cruce real de caminos que se adap-tan muy someramente. Aunque la orientaciónen esta zona de relieve puede ser poco signi-ficativa, el emplazamiento de un camino empe-drado que podría ser antiguo (PARCERISAS, PAR-

PAL, REYES y SÁNCHEZ 1994), podría añadirse alcorpus de datos arqueológicos que se relacio-nan con la propuesta de parcelario. De todasformas, sería importante definir la antigüedaddel mismo y cartografiarlo en un plano a unaescala grande para determinar con exactitud sucoincidencia con la retícula. Lamentablemente,

la inscripción dedicada a Mercurio compitali viali–protector de las encrucijadas y de los cami-nos– que hoy se encuentra en esta ermita, fuetrasladada desde Isona en 1970 y no puedeponerse en relación con la retícula.

Para finalizar, el camino de acceso por el sura Conques, o esta misma población, se encuen-tran aproximadamente en el centro de unacenturia. Mientras que en Figuerola d’Orcau seencuentra un buen número de limites coinci-dentes con la retícula y un cruce en el empla-zamiento de la iglesia y centro poblacional. Lafotointerpretación en detalle del sector, permitirádiscernir si se trata de la orientación natural delterreno, marcada por el río de Abella a su pasopor esta población, la que ha originado unacoincidencia.

C. Interrelación de las estructuras agrarias

Todo el espacio de la Conca se encuentraorganizado por los dos sistemas quedando almargen las zonas de acusado relieve, donde lamorfología agraria se ve condicionada por elcompartimentado espacio que condiciona laorografía.

El sistema coherente, e hipotéticamente pre-rromano, presenta una mayor presencia, enparte porque ha conservado parcialmente sufunción: ejes de comunicación, que hoy unenlas poblaciones de la Conca. El hábitat de ori-gen medieval o post-medieval se formó fun-damentalmente a lo largo de este sistema. Lapendiente del terreno, por otra parte, originóy contribuyó a su perennización.

La estructura ortogonal de posible origenromano, cuya dispersión parece periférica a laestructura del sistema coherente descrito, seubica donde no domina el sistema coherente,haciéndolo de forma discontinua. Esta impron-ta diferencial de ambas estructuras indica quela limitación pudo gestionar espacios no orga-nizados por la estructura indígena o que fue-ron explotados de manera que sus estructu-ras, más difusas –pensamos, por ejemplo, en suuso como pastos–, no dejaron su impronta trassu reestructuración, “a la romana”.

134 AyTM 8, 2001

Page 11: AgerAesonensis

Otro aspecto que llama poderosamente laatención es relación angular que mantienenambas estructuras agrarias, de forma similar acomo lo hemos documentado en Languedocentre dos centuriaciones (FICHES, GONZÁLEZ

VILLAESCUSA 1997); o entre el sistema coherentey la limitación centuriada de la ciudad ibero-romana de Edeta. En este último caso las estruc-turas mantienen una relación angular similaraunque invertida, el sistema coherente se orien-ta a NG-26º W y el parcelario centuriado aNG-35º 18’ E, resultando 28º 42’ su diferencia(GONZÁLEZ VILLAESCUSA 2000). Aunque un sis-tema coherente no tiene una orientación cons-tante, en Isona la única intersección entre dosejes se produce entre el eje Conques St. Romày el hipotético kardo máximo, provocando unarelación angular de 62º30’ = a 27º30’ –ángu-los iguales–, muy próxima a la ideal –27º33’–,para formar un ángulo varado (ROTH CONGES

1996, 341 y fig. 38). Creando, así, una relación 1,2 de los cuadrados teóricos de las dos retícu-las que se superponen.

Aunque no creemos que pueda tratarsede un hecho fortuito, tampoco creemos posi-ble una construcción del sistema centuriado apartir del sistema coherente, pues la variaciónconstante de este último impediría obtener unparcelario de orientación constante como esla centuriación. En este caso, la estructuraromana se habría construído teniendo en cuen-ta esta relación angular, simplemente para garan-tizar la clara diferenciación de las tierras men-suradas y gestionadas por ambos sistemas apartir de la diagonal de un eje anterior iden-tificable en el suelo (ROTH CONGES 1996, 392,

401). ¿Significaría, pues, que la construcción delparcelario centuriado se habría realizado colo-cando el gromae locus donde hoy se cruzanestos ejes?

En cualquier caso, la construcción de cen-turiaciones con una relación angular de estanaturaleza podría aplicarse también a la cons-trucción de centuriaciones sobre diagonales deestructuras agrarias indígenas. Lo que tendríacomo objetivo la escasa transformación de lasestructuras agrarias precedentes como ocurreen los casos de Isona y Llíria.

IV.3. Funciones parcelarias

Las prospecciones “paisajísticas”, destinadasa la identificación sobre el terreno de la fun-ción agraria de las principales líneas apreciadaspor carto y fotointerpretación han permitidoconsiderar numerosos aspectos sobre la fun-ción agraria y su integración en el medio.

El sistema coherente está principalmenteconstituido por grandes viales que estructuranel espacio con la misma orientación que elterreno –noreste-suroeste– y un gradiente pro-medio del 4% que inclina hacia el suroeste.Estos viales son caminos encajados, es decir,discurren a una cota inferior que la de los cam-pos adyacentes. En ocasiones estos caminosiban bordeados de dos muretes que los deli-mitaban, formando una especie de cunetas late-rales entre el camino y el talud. La necesidadactual de transitar con la maquinaria agrícola porestos caminos ha acabado con la mayoría, aun-que aun se conservan algunos ejemplos.

En el camí de St. Salvador de Toló pudimosobservar cómo el tramo final de un camino,antes de alcanzar el barranco de la Colomera,se encajaba aún más, excavándose en un subs-trato de gravas, hasta superar los dos metrosde desnivel respecto de los campos colatera-les, en lo que creemos un intento por conser-var la cota de contacto con el barranco (Fig.14). De igual modo, uno de estos caminos alentrar en contacto con el río de Conques, tieneel significativo topónimo de Canal dels Prats.Todo lo cual permite interpretar el sistemacoherente como una estructura de colectorescreados para desaguar las aguas de escorren-tía y conducirlas a los ríos y torrentes.

Sólo entraremos en la descripción de dos deestos caminos: la carretera de St. Romà a Con-ques, el más transformado por haber sido asfal-tado, se sitúa a 670 m s.n.m. y desciende hastalos 580 m s.n.m., coincidiendo con el barran-co de la Boïga, donde finaliza su trayecto, reco-rriendo 2.375 m y un desnivel del 3,8 %.

El eje principal que articula todo el espacioque lleva de Isona a Abella no es completa-mente rectilíneo ya que atraviesa en su cami-

135AyTM 8, 2001

Page 12: AgerAesonensis

no otro barranco y la propia ciudad descom-poniéndose, por tanto, en tres subtrayectosque se adaptan a los distintos subsistemas hidro-lógicos que atraviesan. El primero empieza enla terraza izquierda del río de Abella a una altu-ra de 800 m s.n.m. y desciende hasta el barran-co de Solans, que se encuentra a 720 m, reco-rriendo 1.575 m, con un desnivel del 5 %. Delotro lado del barranco empieza el segundo tra-yecto de 2.000 m, a una altura de 725 m, fina-lizando a la entrada de la población a 670 ms.n.m., salvando un gradiente del 2,7 %. Quizá,la función de colector en el emplazamiento dela antigua Isona –662 m s.n.m. en el centro dela ciudad romana– fuera cumplida por el ejemayor de la ciudad o por el propio intervallumde la muralla que comparten la misma orien-tación. En cualquier caso, volvemos a encon-trar el trazado general del itinerario bordean-do el Serrat dels Espinyers –646 m s.n.m.–. Eltercer subtrayecto se inicia en el camí del Solày el camí dels Carros –bordeando un peque-ño cerro– que, en un recorrido de 1.650 mdescienden desde 620 m a 530 m s.n.m., cotaa la que se encuentra el río de Conques; lo quesignifica una pendiente total del 5,4 %.

Las orientaciones de caminos perpendicu-lares nunca son ni tan largas ni demasiado fre-cuentes porque la Conca no ofrece una pen-diente constante con esta orientación. Losdiferentes arroyos que la han surcado, excavandoy encajándose en el glacis plio-cuaternario hancompartimentado el espacio y hacen innece-sarios o menos importantes los ejes noroeste-sureste.

Lo que presupone una concepción del sis-tema tras una perfecta comprensión del medioy del paisaje y, en consecuencia, una planifica-ción, no exenta de intervenciones, como la exca-vación en el substrato de algunos tramos paraacondicionar las cotas y facilitar la evacuación dela escorrentía hacia los cursos naturales de agua,tal y como hemos podido identificar en otrosmedios geográficos y momentos históricos biendistintos (GONZÁLEZ VILLAESCUSA 1997, 68-69).

A diferencia del caso citado –drenaje de unmarjal litoral– en Isona las líneas del sistemacoherente no drenan un antiguo espacio húme-

do sino que se trata de un útil de gestion delos suelos, es decir el objetivo final no es otroque el de evitar la erosión por fuertes lluvias,allí donde más pendiente hay. Lo que que podríaexplicar su ausencia de los terrenos llanos ocon escasa pendiente propios de los espaciosgestionados por el parcelario centuriado. Estetipo de construcción agraria es, en medios medi-terráneos, unos de los más antiguos (POUPET 1993,

42-49) y conlleva la construcción de un sistemade terrazas coetáneo a los colectores, lo quehoy por hoy es indemostrable en la Conca Dellà.

El parcelario centuriado también disponede caminos encajados pero son minoritarios. Alpredominar en suelos llanos o con pendientemuy débil, muchos de los caminos que lo orga-nizan no son encajados. En este caso, la peren-nización de la organización de un parcelariocon trazados rectilíneos y ortogonales que,además, no constituyen la red viaria principal,se añade al cúmulo de indicios de su antigüe-dad. Un ejemplo de esta conservación de cami-nos cuya única función es la de jerarquizar yservir de acceso a las propiedades rurales, cuyostrazados se cortan en ángulo recto, es el sec-tor comprendido entre les Bulles, Camp d’Abe-lla y lo Planell. No obstante los ejes del par-celario centuriado también podrían garantizarla escorrentía de estos sectores hacia los ejesprincipales del sistema coherente. Circunstan-cia que puede ejemplificarse con el decumanodel cementerio de St. Romà –que sí es enca-jado–, cuya prolongación conecta indirecta-mente con la carretera de St. Romà a Conques.

Como conclusión a la luz de todos estosdatos, estamos en condiciones de afirmar queel paisaje agrario actual de la Conca tiene unaspecto antiguo, fosilizado; y no resulta vano afir-mar que cualquier intervención tendente amodificarlo –una concentración parcelaria, porejemplo–, comportaría graves consecuencias,en el supuesto de que no se considerara la lógi-ca subyacente al diseño parcelario actual.

IV.4.Propuestas de cronología

La datación de un parcelario no puede hacer-se exclusivamente por criterios morfológicos.Pese a que la interrelación real de los asenta-

136 AyTM 8, 2001

Page 13: AgerAesonensis

mientos rurales es un indicio de primer orden,el principal discriminador cronológico es la apor-tación de la excavación de estructuras agrarias.No obstante, ésta tiene sus limitaciones debidoa que un fragmento cerámico en un camino oen una cuneta no aportan demasiado sobre sufecha de creación sino sobre la fecha de su uti-lización. Incluso la cronología de uso sólo con-cierne a la estructura excavada en el lugar queha sido excavada, no pudiéndose extrapolar losdatos a todo el sistema obtenido por foto y car-tointerpretación (FAVORY 1996).

La labor de interpretación histórica de lasestructuras agrarias de Isona empieza ahora. Seimpone una tarea paciente de recolección dedatos de todo tipo: excavación de hábitatsespecíficos, excavación de estructuras agrarias,obtención de datos medioambientales, multi-plicación de las prospecciones de campo…

La organización de los campos de la Anti-güedad no es ajena a las formas agrarias quehemos identificado en Isona. En Languedoc, enel territorio de Nîmes, contamos con nume-rosos ejemplos excavados y datados fehacien-temente en la protohistoria –desde el siglo Va. C.– hasta época romana. La estructura deestos caminos también es encajada y en oca-siones cuentan con muretes que sirven de con-tención de las tierras laterales, formando cune-tas que también pueden servir de evacuaciónde las aguas en momentos de inundaciones,aún en nuestros días –información personal deC. Raynaud, CNRS–; algunos de estos caminoshan sido excavados y datados en época anti-gua, determinando su función drenante (FAVORY

et alii 1994, 177-180 y 199-200). Otro ejemplo exca-vado es el camino del último cuarto del siglo Ia.C., excavado en la Z.A.C. des Halles de Nîmes,que disponía de muretes laterales para conte-ner las tierras de las parcelas lindantes (MON-

TEIL 1993, 41). Finalmente, uno de estos caminosque había sido identificado por fotointerpreta-ción e integrado en una hipótesis de un siste-ma coherente –sistema del Vistrenque– (CHOU-

QUER, GONZÁLEZ VILLAESCUSA 1996, 85-88, 121-122;

GONZÁLEZ VILLAESCUSA 1997, 12-15, 19-20, figs. 13,

14, 15, 1), fue excavado en Garons, al sur deNîmes (SAUVAGE 1996-1997). Documentando laexistencia de carriladas y materiales antiguos

–ánfora itálica– en la superfice de circulación,lo que permitió verificar, al menos en este sec-tor, la validez de la hipótesis previa.

La semejanza metrológica, formal y funcio-nal del sistema coherente de Isona con el deLlíria-Edeta o con los citados del midi francéspone de manifiesto que la creación de los pri-meros paisajes agrarios pudo ser algo genera-lizado al mundo indígena mediterráneo de laprotohistoria reciente; tal y como también seestá poniendo de relieve en el mundo galo ygalorromano, donde los sistemas parcelarioscoherentes fechables entre los siglos III y I a.C.estructuran hasta hoy buena parte de los pai-sajes franceses (BUCHSENSCHUTZ 1997; CHOU-

QUER 1996,).

En Isona, el sistema coherente supone laestructura más integrada con el medio físico.Además, la relación que mantienen los asen-tamientos tardorrepublicanos y la Eso de laceca ibérica que se encuentra en el trazado deleje principal, es indicativa de la antigüedad dela estructura (cf. II.1).

Ante el intento de datación del sistema cen-turiado no faltarían a la cita numerosas fechasemblemáticas. La “refundación” de Aeso (100-80 a.C.) sobre el solar de la Eso ibérica, a raízde las guerras sertorianas, dotada de un recin-to amurallado (PRAMA 1994), con el objetivo decontrolar las vías de comunicación, la poblaciónautóctona y, sobre todo, la de “servir de cen-tro de la colonización agrícola de una comar-ca” (PONS 1994, 61, 81, 260), podrían ser razonespara ubicar en ese momento el parcelario detipo centuriado. En favor de estas fechas anti-guas podríamos aportar algunos datos del dos-sier epigráfico de la ciudad como es la apari-ción del cognomen Numantina o Celtiber. Enefecto, si la presencia de elementos vettones,arévacos o celtíberos en Lugdunum Convenarumremonta a la fundación de Pompeyo, proba-blemente en el contexto de asentamientos enel llano de los partidarios de Sertorio que habíanhuido a los Pirineos; estos cognomina de Aesoy la cronología de dicha “refundación” puedenponerse en relación (PONS 1994, 81), y, a su vez,podría explicarse la necesidad de una centuria-ción como marco territorial de las asignaciones.

137AyTM 8, 2001

Page 14: AgerAesonensis

Por otra parte, el módulo utilizado de 15x15actus podría apoyar un momento augusteo parael inicio de la construcción de la estructuraagraria. Es un módulo poco usual pero identi-ficado en las fundaciones augusteas de Barcinoy Caesaraugusta (ARIÑO et al 1996) y en los catas-tros de comprensión, también augusteos, de laslimitaciones de reducidos espacios físicos ita-lianos (CHOUQUER et alii, 1987, 243 y ss.). Estasfechas también podrían apoyarse en la suposi-ción (PONS 1994, 165) de que la municipalizaciónde Aeso se produjese en un momento ante-rior a época flavia.

Cualquiera de los hechos citados son bue-nos candidatos a enmarcar históricamente laconstrucción del sistema centuriado pero insu-ficientes pues carecemos de elementos de data-ción fiables o imbricaciones fehacientes de losdatos históricos y la construcción de las estruc-turas agrarias. En consecuencia, a la espera deesos datos, y en el contexto en que nos move-mos de una pequeña ciudad de interior, esmenos arriesgado proponer una estructuracióndel territorio, no necesariamente relacionadacon los hechos mayores de la historia políticacitados, ni con el objetivo de instalar vetera-nos o de asignar tierras, sino con la intenciónde crear una racionalización del espacio como“instrumento de integración legible en el pai-saje de las comunidades en vías de integracióna la romanidad” (FAVORY 1997, 116).

Ciertamente, cualquiera que sea la crono-logía del acto fundador del parcelario, sus efec-tos sobre el poblamiento rural no se hacenpatentes hasta mediados del siglo I d.C. –entre150 y 50 años después de los momentos cita-dos–, a juzgar por los materiales –sigillatas sud-gálicas– recogidos en los yacimientos altoim-periales, pero sobre todo en el que generaparcelario isoclino: la villa del Cementiri de St.Romà. Aunque se trate de dataciones con mate-riales de prospección, por lo que pueden estarsubrepresentados los momentos más antiguos,las fechas del inicio de estos asentamientos, síque serían consecuentes con la consolidaciónen época de Augusto, 50 años atrás, de la redde pequeñas ciudades de la Cataluña interior(PONS 1994, 143), lo que conduciría al auge dela élite municipal aesonense a finales de ese

mismo siglo y a principios del II d.C. En Aeso,por ejemplo, conocemos al benefactor L. Vale-rius Faventinus, el centurión L. Aemilius Paternus,el poeta Sextus o M. Terentius Paternus (PONS

1994, 143, 153, 174-175) entre otros documenta-dos por la epigrafía. Élite que pudo basar susriquezas en las remodelaciones del ager aeso-nensis documentadas por la eclosión de asen-tamientos rurales y por la organización de lasestructuras agrarias.

Y esto es un hecho mayor del estado actualde nuestros conocimientos. Sólo la continui-dad de las investigaciones podrá aportar ele-mentos de datación y de contexto históricomás precisos.

IV.5.Consideraciones finales

Las estructuras agrarias plantean problemasde fondo sobre la autoría de su construccción,su datación y su significado histórico. A algu-nas de estas cuestiones ya hemos intentadoaportar soluciones; sólo queremos insistir en laprimera, íntimamente ligada a la autoridad yextensión espacial de los sistemas.

La investigación actual tiende a ver en lascenturiaciones una construcción menos globalde lo que se ha sostenido frecuentemente yel ejemplo de Aeso es una buena muestra deausencia de encanto por el “gigantismo” de lapertica (FAVORY 1997, 99-100). Las distanciasentre los sectores con más densidad de vesti-gios del parcelario impiden plantear una per-tica global a todo el territorio, donde los sec-tores “vacíos” serían una pérdida de la retículaoriginal construída.

Siguiendo la propuesta de M. Guy (1993)es posible la construcción de sectores centu-riados de idéntica orientación a largas distan-cias; y, más recientemente, se ha demostradoque el recurso a la groma pudo ser menos fre-cuente, siendo posible la construcción geomé-trica de parcelarios (ROTH CONGES 1996).

La falta de atención que la investigación delas centuriaciones ha dedicado a las estructu-ras parcelarias indígenas, puede convertir la

138 AyTM 8, 2001

Page 15: AgerAesonensis

percepción de pequeñas intervenciones comola de Isona, tendentes a gestionar fundos, engigantescas operaciones de gestión de la tota-lidad del territorio. En consecuencia, la retícu-la teórica que el investigador debe utilizar comométodo de búsqueda de los límites de unacenturiación, acaba convirtiéndose en una retí-cula “retórica”, –entendiendo este términocomo el arte de persuadir mediante el uso deinstrumentos lingüísticos sin verdadero conte-nido. En nuestro caso si no existe más parce-lario centuriado es porque probablementenunca hizo falta construirlo, porque ya existíancampos indígenas. Explicar las razones de su con-servación y de la complementación de ambasestructuras no es un problema histórico menor.

En consecuencia, en muchos casos, las cen-turiaciones pueden nos ser más que “parcela-rios a la romana”, donde no es imprescindiblever el desembarco de un cuerpo técnico deagrimensores, acompañando a las legiones quedividían los campos a escuadra. Si la romani-zación significó la adopción de objetos de la vidacotidiana, instituciones, ideologías…, de origenitálico, por qué no también la manera de divi-dir los campos. Al igual que Max Guy asocia-ba la compra de cerámicas corintias con laconstrucción de parcelarios, –difusión de téc-nicos o módulos métricos– (1995, 443), pode-mos preguntarnos sobre si la romanización,además de las cerámicas campanienses, las sigi-llatas o los cartones de mosaicos, no aportólas formas de construir los espacios agrarios.¿Además de surgir cerámicas de imitación cam-paniense, pudieron surgir “centuriaciones deimitación” como consecuencia de la difusióndel modelo técnico entre los técnicos –cam-pesinos– indígenas? Desde esta perspectiva,llama la atención la semejanza métrica de losmódulos –532’3 m y 525 m– de ambos siste-mas, como si el módulo de 15 actus fuera elmás próximo a la realidad agraria previa queencontró el agrimensor del parcelario centu-riado. No se trata tampoco de un problemamenor ni fácil de dilucidar.

La misma argumentación puede aplicarse alsistema coherente y la frecuencia del módulode 525 m. Dos casos de parcelarios de posi-ble origen protohistórico, parecen confirmar

las tesis de M. Guy, por las que el codo de 0,525m y el pie asociado de 0,35 m se encontrarí-an en la base de un sistema metrológico comúna todo el Mediterráneo desde los tiempos arcai-cos hasta la adopción sistemática del pie roma-no (1996, 188).

El proceso de iberización de la zona es bienpoco conocido y los vestigios prerromanosencontrados por el momento apuntan amomentos relativamente recientes. Ni de estosdatos, ni de los derivados de la observación delsistema coherente puede inferirse la existen-cia de un poder central que lo construya; lamisma observación realizada en Llíria derivamás de los numerosos datos del registro arque-ológico o documental que del diseño de laestructura agraria. La adaptabilidad al mediofísico de estos sistemas no permiten estable-cer con certeza si la regularidad observada esconstruída o inducida por el mismo medio. Dehecho no nos cabe la más mínima duda deque, independientemente del origen antiguodel sistema, el propio medio ha impuesto suscriterios, insalvables para los agricultores medie-vales, modernos o contemporáneos, provo-cando la progresiva construcción del mismohasta nuestros días.

V. YACIMIENTOS Y TIPOS DEPARCELARIO. APROXIMACIÓNA UN ANÁLISIS MEDIANTE UNSISTEMA DE INFORMACIÓNGEOGRÁFICA (SIG)

El cruce de los datos obtenidos en las cam-pañas de prospección con la caracterización delas estructuras parcelarias nos lleva a plantearuna serie de interrogantes, para cuya resoluciónresulta interesantes las potencialidades de los SIG.

En este caso concreto hemos utilizado el SIGdenominado GRASS, acrónimo correspondientea Geographical Resource Analysis Support Sys-tem. Este producto, uno de los más veteranosentre los que estructuran la información encapas de mapas de bits o rasters, fue creadoel año 1982 por el CERL (Construction Engi-neer ing Research Laborator y, http://www.cecer.army.mil/grass/) del ejército de los

139AyTM 8, 2001

Page 16: AgerAesonensis

Estados Unidos, con la finalidad de mejorarmúltiples aspectos de la gestión de las impor-tantes reservas de suelo federal que se encon-traban bajo su jurisdicción.

Este programa gozó durante la década delos 80 y primera mitad de los 90, de gran popu-laridad entre los arqueólogos americanos,muchos de ellos implicados en los proyectosde gestión cultural de las reservas federalescitadas. Un buen testimonio de su aceptacióny posibilidades nos la ofrece el volumen titula-do Interpreting Space: Gis and archaeology (ALLEN

et alii, 1990), verdadera obra de referencia y unode las primeras compilaciones de monografíasrelacionadas con el uso de SIG en este campo.

Su difusión en Europa vino de la mano deuna de las obras más influyentes en relación conla implantación de esta tecnología entre losarqueólogos de este continente. Nos referi-mos al estudio de Gaffney i Stancic (1991) sobrela evolución del poblamiento histórico y clási-co en la isla croata de Hvar, título que, en estosmomentos se puede consultar en versión HTMLen la dirección http://www.zrc-sazu.si/www/pic/pub/gisbook/gisbook.htm). Numerosos pro-yectos de investigación y difusión han usadoeste programa como base, como es el ProyectoPerseus, centrado en el estudio de los paisajesde la Grecia clásica (SMITH 1995; http://www.perseus.tufts.edu/cgi-bin/atlas), el sistema esta-tal de gestión de datos arqueológicos de Holan-da (ROORDA & WIEMER 1992) o el estudio lle-vado a término en la Universidad de Carolinadel Norte sobre el poblamiento antiguo del áreade Bibracte (Borgoña, Francia), en el que se inte-graban los datos obtenidos por teledeteccióncon los obtenidos sobre el terreno (MADRY,

CRUMLEY 1991, http://deathstar.rutgers.edu /pro-jects/france/france.html). En España, este pro-grama ha sido utilizado por los miembros delproyecto de investigación relativo al pobla-miento de la Edad del Bronce en el río Vera,Almeria (VERHAGEN et alii 1995).

A mediados de los 90 el desarrollo deGRASS parecía haberse detenido a causa dela progresiva desvinculación del CERL respec-to del producto que había creado, llegando atemerse por la desaparición del mismo. La reso-

lución de esta coyuntura desfavorable se pro-dujo el mes de noviembre de 1997, cuando elCERL otorgaba el copyright de GRASS a laUniversidad de Baylor (Texas) (página oficial yde la versión 5.0 –en fase beta–, http://www.bay-lor.edu/~grass/), donde se crearía el Grass Res-search Group. Desde entonces, otros profe-sionales investigadores en el campo del SIGhan ido implicándose en el proyecto, con espe-cial protagonismo de Markus Neteler, de laUniversidad de Hannover (página oficial de laver sión 4.2.1, http://www.geog.uni-hannover.de/grass/).

En estos momentos la continuidad del pro-grama parece asegurada, pudiéndose afirmarque asistimos a un momento de fuerte desa-rrollo del producto. Diversos factores colabo-ran en la progresiva aceptación. En primer lugar,la alta calidad demostrado por el que proba-blemente sea el decano de SIG en capas ras-ter, con más de 350 subprogramas estables quecubren funciones tan diversas como la gene-ración de modelos digitales del terreno (MDT),operaciones algebráicas y de estadística espa-cial, tratamiento y rectificación de imágenesaéreas, tratamiento y análisis de datos obteni-dos por sensores remotos de teledetección…

En segunda instancia, pero no menos impor-tante, está la gratuidad y facilidad de acceso alprograma. Ya desde sus inicios y dado que sedesarrollaba mediante fondos federales delgobierno USA, los códigos binarios de GRASS,en sus versiones UNIX y Linux (también exis-te una versión gratuita para MkLinux, que fun-ciona en ordenadores Mac, así como algunasversiones comerciales para Windows) se dis-tribuyen sin ningún coste a los que puede acce-derse libremente a través de Internet.

En último lugar, sus usuarios valoran espe-cialmente el volumen y cantidad de informa-ción disponible relativa al programa, tanto atraves de la red (en las webs del programa y,especialmente, en los foros de discusióninfo.grass.user, info.grass.programer y enhttp://grassnet.baylor.edu), como del CDromcon binarios y documentación que ofrece amuy bajo coste el grupo que trabaja en la Uni-versidad de Hannover.

140 AyTM 8, 2001

Page 17: AgerAesonensis

En esta primera aproximación a las estruc-turas agrarias del ager aesonensis concentrare-mos los esfuerzos en intentar profundizar endos interrogantes que nos parecen fundamen-tales. De un lado, nos ocuparemos de la rela-ción cronológica existente entre los asenta-mientos y localizaciones de época romana y losdiferentes tipos de parcelario identificadosmediante fotointerpretación.

De otro, intentaremos establecer si, al rela-cionar las diferentes áreas ocupadas por undeterminado tipo de parcelario com mapastemáticos, se recoge información relativa a varia-bles ambientales como la pendiente, la orien-tación del terreno, la acumulación superficialdel agua, la geomorfología, si se aprecia una pre-ferencia clara hacia unos rasgos determinadosa partir de los cuales se pueda inferir la orien-tación económica que animaba las diferentesoperaciones de gestión de los espacios agra-rios que se han documentado a través de lafotointerpretación.

V.1. El yacimiento como punto de referencia

Ciñéndonos, en primera instancia, al lugarconcreto donde se localizan materiales arque-ológicos, o dónde están las estructuras queconforman los yacimientos, se puede decir quede los trece puntos identificados en el área deestudio, cuatro se sitúan en terrenos con mor-fologías parcelarias indiferenciadas, normalmente,en puntos dominantes o áreas con fuerte pen-diente. De estos cuatro dos tienen su origenen el período tardoibérico/republicano (Aeso yles Aunoves), mientras que los restantes apa-recen durante la etapa altoimperial (La Basti-da i Llorís). Por otra parte, sólo una de las loca-lizaciones, la Tosca del Pauet, se encuentra enun fondo de valle parcelado, morfología que cre-emos que se configura en el periodo medie-val y/o moderno, y que, en este último caso,habría sustituido formas parcelarias preexis-tentes o espacios no parcelados.

Respecto a los dos tipos más representa-dos, el sistema coherente y el parcelario cen-turiado, es especialmente ilustrativo que de los

ocho asentamientos o localizaciones identifi-cadas en estas categorías, siete se producenen el interior de la primera y sólo uno en lasegunda.

Incidiendo en esta misma dirección, resul-ta revelador que de los citados ocho puntos,los tres que corresponden al periodo tardoi-bérico/republicano (Tossal de la Collada, LaSerreta y Els Horts) se localicen en el sistemacoherente, tal y como sucede con cuatro delos originados en época altoimperial (El Serrat,la Granja del Portal, Els Prats y la Casa de laBorda). Sólo uno de los asentamientos altoim-periales, concretamente y de forma siginifica-tiva el del Cementiri de Sant Romà, único quepodemos asignar sin dudas a la categoría devilla, se localiza en el interior del parcelariocenturiado.

Tabla 1. Distribución de los yacimientos en función del parcelario

Tardo-ibéricos Alto-y republ. imperiales Total

Indiferenciado 2 2 4

Sist. Coherente 3 4 7

Parc. Centur. 0 1 1

Fondo de valle 0 1 1

Huertas 0 0 0

Llegados a este punto, merece preguntar-se si la inexistencia de localizaciones o de asen-tamientos tardoibéricos o republicanos de losbloques parcelarios donde predominan los lími-tes de tipo centuriado, constituye una pruebamás de la ya propuesta posterioridad de estaforma de organización del espacio agrario res-pecto al sistema coherente. Aún más, hastaqué punto no es una prueba de la constantepreferencia manifestada respecto a estas últi-mas áreas, no sólo para residir en ellas, sinotambién, sobre todo, como espacios para desa-rrollar los trabajos agropecuarios mejor con-ceptuados.

Con la consolidación de la pax augustea, seproducirá el abandono de algunos de los asen-

141AyTM 8, 2001

Page 18: AgerAesonensis

tamientos de altura, como Les Aunoves o elTossal de la Collada, que se desplaza hacia elllano situado al pie de esta elevación, dandolugar a la aparición de la localización deno-mianda Tosca del Pauet. Este abandono deposiciones con un marcado componente defen-sivo viene acompañada por la densificación dela red de ocupación del territorio y la apari-ción de nuevos asentamientos campesinos. Sushabitantes, cuando escogieron los nuevos empla-zamientos, parecen haber optado mayoritaria-mente por las áreas ordenadas por el sistemacoherente en detrimento de las zonas con par-celario de tipo centuriado que, en aquelmomento, debía encontrarse en proceso deconfiguración. Al tomar esta decisión, ¿cuálesson los motivos que les guiaron? Tradicionalis-mo, desconfianza hacia una operación de par-celario concebida desde fuera del grupo cam-pesino o, simplemente, ¿opción por profundizaren la explotación de los terrenos percibidoscomo más rentables? O quizá una forma deexplotación de algunas tierras gestionadas porel parcelario centuriado que no deja restosperceptibles en el registro arqueológico o, inclu-so, un fallo de éste.

V.2. Ampliando la perspectiva: las áreasde parcelario como foco de atención

Estas impresiones, formadas a partir de laobservación del lugar exacto donde se encuen-tran los asentamientos, se ven confirmadas siampliamos el campo de análisis a un radio dequinientos metros alrededor de estos puntos.La opción por esta distancia y no otra tiene surazón de ser en la densidad de ocupación que,a partir de los datos obtenidos en prospección,puede establecerse para esta zona y el totaldel periodo romano. En las once cuadrículasde un kilómetro cuadrado que fueron pros-pectadas de forma sistemática se encontraronun total de otros tantos yacimientos (conoce-mos otros dos dentro de la zona por mediode otras prospecciones no sistemáticas). Poresta razón les asignamos un área teórica de unkilómetro, aunque somos conscientes que elespacio sobre el cual desplegaban sus actividadesestos asentamientos posiblemente fuera másreducido, dado que no en todas las cuadrícu-

las se localizaron asentamientos (en tres deonce no se recogieron materiales de épocaromana).

Así, se procedió a sumar el número dehectáreas de cada uno de los tipos de parce-lario presentes en el interior de dichos cícu-los o buffers de 500 m de radio, así como acalcular su porcentaje. Estas cifras fueron com-paradas con las del conjunto del área de estu-dio con tal de verificar o falsear una hipótesisnula del siguiente tipo: los asentamientos sedistribuyen aleatoriamente por el espacio toma-do en consideración (un área de 5 x 6 km),sin que en la opción por un emplazamiento uotro haya influenciado el tipo de parcelariosobre el que se instalan y/o que se encuentraa su alrededor.

Para hacer esta comprobación comparamoslos patrones de preferencia observados en elinterior del buffer con el teórico o previsto. Esteúltimo se obtiene al distribuir el número totalde hectáreas que corresponden a los buffersde los yacimientos tardoibéricos/republicanoso altoimperiales, en función del porcentaje decada una de las morfologías parcelarias en elconjunto del área de estudio (SHENNAN 1988,pp. 66-67). En el caso que el valor observadoy el previsto sean similares podremos hablar dealeatoriedad en el proceso de selección dellugar de residencia, al menos en función de lavariable “tipo de parcelario”. Por el contrario,si ambos valores se alejan por exceso o defec-to podremos inferir la existencia de predilec-ción o rechazo hacia un tipo determinado deorganización del terrazgo y posiblemente, res-pecto de las prácticas agropecuarias a las cua-les sirven como soporte.

Tanto en el caso de yacimientos de épocatardoibérica y republicana como de los corres-pondientes al momento altoimperial, la aplica-ción del test de X2 (con cuatro grados de liber-tad y un nivel significación del 0,05) permiterechazar la hipótesis nula y establecer que enlos respectivos procesos de elección del lugarde asentamiento se tuvo en cuenta el tipo deparcelario (y las actividades económicas) quehabía alrededor, o que iba a haberlo en unfuturo.

142 AyTM 8, 2001

Page 19: AgerAesonensis

Tabla 2. Yacimientos tardoibéricos y republicanos(radio de 500 m)

Tipo parcelario Ha. conservadas Ha. previstas

Indiferenciado 187,72 171,73

Sist. Coherente 107,23 98,17

Parcelario Centur. 35,36 58,17

F. de valle parc. 17,86 16,40

Huertas 0,97 4,67

Total 349,14 349,14

Tabla 3. Yacimientos altoimperiales(radio de 500 m)

Tipo parcelario Ha. conservadas Ha. previstas

Indiferenciado 221,35 295,4681368

Sist. Coherente 236,64 168,9024400

Parcelario Centur. 94,80 100,0839568

F. de valle parc. 36,75 28,2258304

Huertas 11,18 8,0396360

Total 600,72 600,72

En lo que respecta a los primeros, aprecia-mos un número de hectáreas observadas queultrapasan las teóricas, tanto para las áreas contipo de parcelario no diferenciados (colinas,yermos, bosques…) como para las corres-pondientes al sistema coherente, mientras quelos valores previstos para el parcelario centu-riado son superiores a los observados.

Estas observaciones resultan congruentescon la hipótesis avanzada sobre la existencia deuna estrecha relación entre el sistema cohe-rente y el poblamiento tardoibérico y republi-cano, con asentamientos que pretenden unequilibrio entre las posiciones relativamente ele-vadas y defendibles facilmente, de un lado, y laproximidad a los terrenos de cultivo o pastiza-les donde desarrollan su actividad económica.Unos terrenos, en definitiva, que no serían otrosque los correspondientes al citado sistema cohe-rente. La diferencia negativa respecto a los valo-res que teóricamente debería relacionarse conel parcelario de tipo centuriado en torno aestos yacimientos puede justificarse desde laperspectiva de la instalación de éste con pos-terioridad a la fijación del hábitat. El nuevo tipode limitación parcelaria enmascararía parcial-

mente las trazas del anterior o no ocuparíadeterminados espacios que había quedado almargen de la organización previa del terrazgo.

Al analizar los buffers trazados alrededor delos yacimientos altoimperiales apreciamos queestos coinciden con los precedentes en su pre-ferencia por las áreas ordenadas por el siste-ma coherente, una preferencia aún más acen-tuada que la que se observaba durante la faseprevia (30,7 % de ha observadas frente al 27,1% de las previstas en época tardoibérica y repu-blicana, mientras que en la altoimperial los por-centajes se elevan al 39,3 contra el 28,1, res-pectivamente).

Respecto al parcelario centuriado, los valo-res observados nos sitúan casi un punto por-centual por debajo de los previstos (15,7 % fren-te al 16,6%). La impresión de que losasentamientos rurales creados a partir del prin-cipado de Augusto manifiestan una escasa pre-dilección por aquellas áreas que se están orga-nizando “a la romana” en ese mismo momentose acentúa aún más si prestamos atención alhecho de que de las 98,8 ha organizadas deforma isoclina presentes en los buffers traza-dos alrededor de los ocho yacimientos corres-pondientes a este periodo, casi un tercio (30,7ha) se encuentran alrededor de un único asen-tamiento, el Cementiri de Sant Romà d'Abe-lla, único que podemos adscribir a priori en lacategoría clásica de una villa.

Parece, pues, que, al menos en lo que res-pecta a la variable “tipo de parcelario”, nosencontramos frente a dos categorías diferen-ciadas de asentamientos, de un lado, núcleosde dimensión media y pequeña con estructu-ras constructivas ligeras (salvo el yacimiento dela Bastida, donde se localizó un contrapeso deprensa, el resto sólo proporcionaron disper-siones de material cerámico), que optan clara-mente por aproximarse a las áreas organizadasmediante el sistema coherente; por otro, unúnico yacimiento de gran tamaño, del que hemospodido documentar abundantes restos edilicios(muros, pavimentos de opus signinum, moldu-ras de mármol, restos escultóricos, hornos…),que construye alrededor suyo un parcelario iso-clino. Una auténtica villa, en definitiva.

143AyTM 8, 2001

Page 20: AgerAesonensis

En última instancia, la representación que seobtiene tanto para los yacimientos tardoibéri-cos/republicanos como altoimperiales respec-to de los parcelarios de fondo de valle y losde huerta, otras dos categorías individualizadasen el área de estudio, muestra un comporta-miento muy próximo de los valores previstos.Algo, por otra parte comprensible, si comocreemos, la implantación de estas últimas for-mas de articulación del paisaje rural se produ-ce con bastante posterioridad respecto delperiodo que nos ocupa.

V.3. Los tipos de parcelarioen su marco paisajístico

Una vez que hemos intentado establecer laexistencia de una relación entre los yacimien-tos documentados a lo largo de las campañasde prospección de las áreas articuladas por unou otro tipo de parcelación, el siguiente paso eraintentar establecer los usos agropecuarios paralos que fueron concebidos los escenarios de laproducción campesina y los asentamientos quese encuentran en su proximidad.

La consecución de este último objetivo seve fuertemente obstaculizada por el hecho deno disponer, por el momento, de análisis pali-nológicos, paleocarpológicos…, que contribu-yan a conformar una reconstrucción paleoam-biental fidedigna del entorno de la ciudad deAeso. Sin embargo de la interrelación de dis-tintas variables se pueden obtener algunas con-clusiones de utilidad a la hora de aproximar-nos a la problemática relación existente entreforma y función del parcelario.

Al abordar la relación entre tipologías par-celarias y variables ambientales asumimos, conligeras modificaciones, las dos premisas funda-mentales empleadas por las técnicas de mode-lización predictiva aplicadas a yacimientos. Enprimer lugar, que las opciones por uno o otroasentamiento (en este caso, para aplicar a unao otra zona un tipo determinado de organiza-ción de suelo agrícola) están fuer tementeinfluenciadas o condicionadas por las caracte-rísticas del entorno natural. En segunda instan-cia, asumimos que los factores ambientales que

influyen directamente sobre las mencionadasopciones se encuentran reflejados, al menosindirectamente, en la moderna car tografíaambiental de que disponemos para la zona deestudio (WARREN 1990, p. 202).

Las variables ambientales que tomamos enconsideración son las siguientes: orientación delterreno, pendiente o inclinación y categoríageomorfológica. Al final, y para poder contras-tar las hipotéticas preferencias mostradas porel sistema coherente y el parcelario centuria-do por determinadas condiciones ambientales,introduciremos una variable como la de la cate-goría actual de uso del suelo, en que se com-binan los factores ambientales con los socialesen un marco temporal diferente de aquel enel que centramos nuestra atención.

Consideramos la variable de orientación car-dinal del terreno, estrechamente ligada a lacapacidad de insolación, como una variable muyrelevante en esta zona puesto que las heladasinvernales constituyen, aún hoy en día, un fac-tor crítico determinante de la producción agrí-cola. Se han obviado las zonas de umbría paracultivar determinados productos especialmen-te sensibles a las heladas, a la vez que paraotras se buscan tierras no demasiado expues-tas a la intensa insolación estival.

Para simplificar la utilización de esta varia-ble se han reclasificado los valores calculadospara cada celda a partir del modelo digital delterreno (de 0 a 360 grados), reduciéndolos aocho rangos de 45 grados cada uno, de formaque el rango N-NE corresponde a los valorescomprendidos entre 0-45 grados, el NE-E entre46-90, y así sucesivamente hasta completar los360 grados.

La comparación entre esta variable y las dosmorfologías parcelarias antiguas que nos ocu-pan muestra significativas diferencias en una yotra operación de ordenación del paisaje agra-rio. Es cierto que tanto el sistema coherentecomo el parcelario centuriado manifiestan unaclara preferencia hacía las tierras de orientacióncomprendida entre SE-SW, pero también lo esque fuera de este rango de coincidencia estecomportamiento es simétricamente contrario.

144 AyTM 8, 2001

Page 21: AgerAesonensis

Así, el sistema coherente sigue la tónica delárea en las orientaciones comprendidas entreSW-W y NW-N, mientras que se relaciona deforma negativa con los rangos que oscilan entreN-NE y E-SE. Justo al contrario de lo que suce-de con el parcelario coherente.

Tabla 4. Relación parcelario-orientación

Coherente CenturiadoObservado Previsto Observado Previsto

(ha) (ha) (ha) (ha)

N-NE 90.89 119.79 88.57 70.98

NE-E 21.08 49.36 17.40 29.25

E-SE 78.39 106.69 63.70 63.23

SE-S 173.42 135.50 105.25 80.29

S-SW 188.61 157.63 140.78 93.40

SW-W 127.46 121.19 45.96 71.80

W-NW 122.81 111.45 32.07 66.05

NW-N 40.84 41.89 6.09 24.82

Total 843.5 843.5 499.82 499.82

Creemos que esta simetría es posible inter-pretarla como resultado de la superposición alsistema coherente previo de un nuevo parce-lario, el centuriado, que se desarrolla en espa-cios marginales o desatendidos por la morfo-logía preexistente. Un buen ejemplo podría serla atención relativamente mayor prestada porla posible intervención de época alto imperialhacia los suelos orientados a E-SE, esto es, lamayor insolación matutina.

A la vez, el sistema coherente muestra unarelación fuertemente negativa respecto delrango de orientaciones comprendido entre N-NE y NE-E (también con E-SE, pero puede sercausa de la mencionada superposición del par-celario centuriado), hecho que podría indicarque en estas tierras se desarrollan cultivos espe-cialmente sensibles a las heladas. Aunque, aten-dido el papel estructurador que en este siste-ma parecen tener los caminos excavados pordebajo de la cota del terreno circundante, nodebe descartarse la posibilidad que, a falta deun índice adecuado de evapotranspiración delos suelos, se recurriera a la excavación decaminos que a la vez actuasen como colecto-res de la humedad sobrante.

En el caso de la variable pendiente se haprocedido a simplificar los valores obtenidos apartir del modelo digital del terreno, origina-riamente expresados en grados respecto delplano horizontal, reclasificándolos en cuatrocategorías o rangos que nos han parecido sig-nificativos. Estos son: pendiente muy suave(entre 0 y 5 grados), pendiente ligera (entre 6y 10 grados), pendiente moderada (entre 11y 15 grados) y pendiente fuerte (>15 grados).

A juzgar por las anteriores cifras y por elgráfico que acompaña estas líneas resulta evidentela preferencia del parcelario centuriado por losterrenos con pendiente muy suave (casi un 65%), frente a un sistema coherente los porcen-tajes del cual (48,4%) se encuentran muy cercade los del conjunto del área (45,9%). En cam-bio cuando se pasa al siguiente valor de la varia-ble, el de terrenos con pendientes comprendi-das entre 5 y 10 grados, la tendencia se invierte;el sistema coherente se situa claramente porencima de los del valor del área (37,2% frentea 32,8%), muy por encima del 23,9% manifes-tado por el parcelario centuriado.

De todo esto parece que se puede extra-er la idea que el sistema coherente, si comose piensa es el más antiguo de los conserva-dos e inicialmente cubría la práctica totalidaddel área sometida a análisis, habría resultadoespecialmente adecuado para terrenos conalguna inclinación y solo habría sido necesarioo interesante sustituirlos por la ordenación cen-turiada en aquellas zonas estrictamente llanaso con una pendiente mínima. La marcada rela-ción negativa entre parcelario centuriado y ran-gos de pendiente superiores a los 5-10 gradoses, según parece, un indicio claro.

Tabla 5. Relación parcelario-orientación

Coherente CenturiadoObserv. Previsto Observ. Previsto

(ha) (ha) (ha) (ha)

Muy suave (0-5º) 408.35 387.44 324.80 229.58

Suave (5-10º) 314.69 277.08 119.56 164.18

Moderado (11-15º) 94.15 117.03 35.96 69.36

Fuerte (>16º) 26.31 61.95 19.50 36.70

Total 843.5 843.5 499.82 499.82

145AyTM 8, 2001

Page 22: AgerAesonensis

La variable unidades geomorfológicas se obtie-ne a partir de la digitalización de un mapa aescala 1:5.000 (PEÑA 1983, correspondientea la hoja 290 del IGN) y de su superposiciónal modelo digital del terreno efectuado a par-tir de cartografía de escala 1:25000. Somosconscientes que este proceso, y teniendo encuenta que no se ha hecho una tarea de com-probación sobre el terreno, se debe haberintroducido un error no negligible. A la vez, enel documento original, buena parte de los con-tactos entre formaciones se producen median-te laderas que, en buena lógica (al menosdesde el punto de vista de composición), sedeberían adscribir a alguna de las formacionesque interrelacionan. Así, como el documentocartográfico mencionado no lo especifica, seha optado por digitalizarlas como laderas indi-ferenciadas.

La razón por la que se acepta este gradode error no es otra que la necesidad de con-tar con alguna variable ambiental que hagareferencia al soporte geológico, ya que no secuenta con ninguna carta edafológica de lazona.

Tabla 6. Relación parcelario-unidades geomorfológicas

Unidades Coherente Centuriadogeomor- Observado Previsto Observado Previstofológicas (ha) (ha) (ha) (ha)

Barrancos 1.65 16.14 1.56 9.57

Vert. Solifl. 0.00 33.12 0.00 19.63

Toscas 2.26 37.64 5.54 22.31

Glacis bajo 193.29 199.77 174.40 118.38

Terraza inferior 58.54 62.94 21.22 37.30

Valle fondo plano 49.92 63.98 16.80 37.90

Nivel Pl-C 138.06 73.08 39.39 43.31

Glac. Medio-alto 173.53 129.94 121.64 76.99

Vert.indif. 226.25 226.89 119.27 134.43

Total 843.5 843.5 499.82 499.82

De la observación de las tablas y gráficosadjuntos se desprende la idea de una relaciónmuy similar y, a priori, poco significativa entre

los dos sistemas antiguos de organización delpaisaje agrícola y la variable unidades geomor-fológicas. El parecido comportamiento de losdos tipos de parcelario queda bien reflejado porvalores como el del glacis medio-alto, que repre-senta un 20,57% de las hectáreas adscritas alos sistemas coherentes o un 24,33% del par-celario centuriado frente al 15,40% para el con-junto del área.

Por contra, un par de valores divergen sig-nificativamente de la pauta común al conjuntodel área. Nos estamos refiriendo al glacis bajo,un caso especialmente significativo debida a suimportancia cuantitativa, terrenos hacía los queparecen haber mostrado una especial predi-lección los creadores del parcelario centuria-do (34,89% frente al 22,91% correspondienteal parcelario centuriado y del 23,68% del con-junto del área). También el valor nivel PI-Cdemuestra tener una cierta importancia a la horade perfilar las áreas sobre las que se estable-cerá el sistema coherente (16,36% frente l 7,88del parcelario centuriado y 8,66% del conjun-to del área).

Así pues, el sistema coherente, muestra cier-ta predilección por los niveles plio-cuaterna-rios (PI-C) y por el glacis medio-alto que se desa-rrolla a sus pies, mientras que el parcelariocenturiado parece adaptarse mejor al glacis ya las terrazas bajas, aunque también tiene cier-ta presencia por encima de la mediana en elmencionado nivel PI-C.

De todo lo que precede quizás se podríainferir cierta especialización de los parcelarioscenturiados hacia:

1. Terrenos llanos con ladera mínima

2. Terrenos que reciben un grado máximo omuy alto de insolación

3. Terrenos con una alta capacidad para rete-ner el agua que circula por su superficie,como seria el caso de las terrazas y de losglacis bajos. Aunque también tiene una pre-sencia importante en tierras bien drenadas,como las de los niveles pliocuaternarios dela Conca.

146 AyTM 8, 2001

Page 23: AgerAesonensis

Por el contrario, el llamado sistema cohe-rente no presenta una definición tan perfilada,dando la impresión de haber sido una creaciónmucho más versátil y con voluntad de organi-zar la máxima cantidad de superficie dentro delárea de estudio. A pesar de todo, se puedenapuntar algunos parámetros que orientan sobrelos lugares donde es más probable identificaresta morfología parcelaria:

1. Terrenos con pendientes ligeras, especial-mente aquellos que se sitúan entre los 5 y10 grados.

2. No se muestra especialmente exigente porlo que respecta a la orientación y al gradode luz que puede recibir.

3. Suelos formados dentro del ámbito de losniveles pliocuaternarios y los glacis media-nos-altos que bajan desde los relieves deAbella y Sant Corneli en dirección NE-SWy que presentan una capacidad muy alta dedrenaje.

Para poder contrastar las tendencias apun-tadas, se ha llevado a cabo una última compa-ración entre las dos tipologías de parcelariohipotéticamente romanas o anteriores y una car-tografía de usos actuales. Esta información hasido extraída del Mapa de Cultivos y Aprove-chamientos, Isona, hoja 290/33-12 del Ministe-rio de Agricultura, Pesca y Alimentación (1990).Como ya se comento en el párrafo corres-pondiente a las unidades geomorfológicas, tam-bién aquí se ha tenido que extrapolar los datosde una cartografía de usos a escala 1:50.000 yajustarla (sin haber efectuado mediciones decomprobación sobre el terreno) al modelo digi-tal del terreno a escala 1:25.000 que ha servi-do de base a lo largo de este artículo.

Somos conscientes que al incorporar estetipo de datos, se introduce una variable quesolo es parcialmente ambiental, pero que a lavez tiene el atractivo de ser el resultado de unaserie de opciones similares a aquellas con lasque posiblemente se tuvieron que enfrentarlos campesinos de época ibérica tardía y roma-na: decidir cual es la estructuración de los cam-pos más correcta para un uso agropecuario

determinado y, en caso de no encontrarse nin-guna de satisfactoria, crear una nueva.

Del cruce de las dos morfologías agrariascon el mapa de usos del suelo actual se des-prende una serie de preferencias en las que haríafalta profundizar, para establecer hasta quepunto la coincidencia entre un uso del sueloactual y la presencia en su área de determina-dos trazos parcelarios responden a una alea-toriedad, o bien son fruto de una larga per-duración.

Tabla 7. Relación parcelario antiguo-usos actuales

Coherente CenturiadoUsos del Observado Previsto Observado Previsto

suelo (ha) (ha) (ha) (ha)

Frutales de secano 241.51 186.75 148.54 109.50

Labor intensiva 290.76 333.74 218.11 195.68

Matojos 85.66 144.11 89.27 84.50

Pastos 0.00 1.16 0.00 0.68

Cult. herb. regadío 95.07 57.36 9.93 33.63

Improductivo 31.14 31.53 0.00 18.49

Huertos 0.27 1.22 0.00 0.72

Bosque 99.09 87.63 28.73 51.38

Total 843.5 843.5 494.58 494.58

El sistema coherente solo muestra dos valo-res que se alejan, aunque de forma poco rotun-da, respecto de los valores medianos del área.Estos son los frutales en secano (almendros, fun-damentalmente, olivos, menos) y los cultivos her-báceos en regadío (básicamente forrajes y otrasgramíneas).

Podría interpretarse esta última preferenciaaparente por espacios donde hoy se practica elregadío como un indicio que apoyará la tesis yaapuntada sobre que esta forma de organiza-ción de la tierra, y en especial la red viária quese le asocia, hayan desarrollado funciones de dre-naje. Esta observación añadida a las que se pose-en a través de la comparación con las variablesambientales, permite albirar, detrás de la ampli-tud del espectro de usos agrícolas cubiertospor esta morfología, una ligera especialización

147AyTM 8, 2001

Page 24: AgerAesonensis

de las zonas con más posibilidades por el rega-dío o mayor presencia del agua en el terreno.

El parcelario centuriado también muestrauna fuerte asociación con las zonas donde secultivan cereales con labor intensiva o barbe-cho sembrado, así como también con el culti-vo de frutales de secano. A la vez, la presen-cia dentro del área donde predomina estamorfología parcelaria de cultivos herbáceos enregadío es la más baja (1,98%) de las cincoidentificadas al conjunto del área (6,8%).

V.4. Los cultivos probables

La mayor insolación favorece a los cultivostípicamente mediterráneos (FAVORY et alii 1995).El trigo necesita que el suelo en que se encuen-tra seque pronto con las lluvias primaverales.La vid necesita de primaveras y otoños sin sor-presas, terrenos bien drenados y abundanteinsolación. El olivo, por su parte, es el indica-dor septentrional del clima mediterráneo y pre-cisa de un invierno dulce y una gran luminosi-dad (=insolación). Dada las condicionesclimáticas de Isona, podemos suponer que estascondiciones sólo se darán en las zonas conmayor insolación.

Los datos de que disponemos para los sue-los de la zona (MINISTERIO DE AGRICULTURA,

PESCA Y ALIMENTACION 1990, pp. 11-13), aunquesin un mapa que localice las distintas taxono-mías, permiten establecer que en el fondo dela Conca dominan los Inceptisoles, subordenOchrepts y Xerochrepts. Lo que viene a quererdecir que se trata de suelos pardos calizos,según se deduce por el material de origen quelos genera. Aunque sin que podamos saberdemasiado de las texturas parece haber unpredominio de las ligeras (franco-arenosas).

En síntesis son características que F. Favory,tras un estudio detallado sobre la percepciónde los suelos por parte de los antiguos, asociacon los cultivos típicamente mediterráneos(FAVORY et alii 1995).

En el mismo trabajo, F. Favory (FAVORY et

alii 1995) concluye que los criterios de fertilidad

y de capacidad agronómica de los suelos difie-ren si consideramos la Antigüedad o la actua-lidad como marco temporal de referencia. “Enla Antigüedad se juzgan como tierras fértileslas tierras de trigo y los terrenos convenientesa las especies más emblemáticas de la arbori-cultura mediterránea: el olivo y la viña.” Es decir,para el trigo los suelos calizos o de acumula-ción caliza, las tierras negras o cenicientas, arci-llo-calizos o arcillo silíceos dotados de una reser-va hídrica. Para el olivo y la viña serían óptimoslos suelos poco profundos, ligeros, más biensecos, cálidos, generalmente calizos, arenosose incluso pedregosos, o incluso las tierras rojas(arcillosas). A falta de mejores estudios edafo-lógicos, podemos suponer que estos son, conun margen de error no muy grande, los sue-los de la Conca.

Si añadimos los datos de la orientación/inso-lación estamos en condiciones de establecer unahipótesis de partida que consistiría en que lossuelos preferidos por la centuriación son los másaptos para los cultivos mediterráneos y, portanto, óptimos para los romanos y sus instala-ciones de villae.

Faltaría poder saber si esos suelos ya habíansidos puestos en cultivo o si, por el contrario,se trataba de espacios no usados por los íbe-ros. Nos falla, muy probablemente, un factorde estrategia de producción en relación con estasociedad (¿la ganadería?). Quizá, por razones quetodavía no se pueden acabar de formalizar, pre-ferían las tierras que aprovecharan mejor lahumedad remanente del terreno, cerca de losvalles y vaguadas.

BIBLIOGRAFÍA

ALLEN, K.M.S.; GREEN, S.W.; ZUBROW, E.B.W. 1990.Interpreting Space: Gis and Archaeology. Taylor & Francis.London – New York – Philadelphia.

ARIÑO GIL, E.; GURT ESPARRAGUERA, J.M.; PALETMARTINEZ, J.M. 1996. “Réalités archéologiques et resti-tution théorique des parcellaires: analyse du problèmesur quelques exemples hispaniques”, en Chouquer (ed.),Les Formes du Paysage. Tome 2- Archéologie des parcellai-res, París, pp. 142-154.

148 AyTM 8, 2001

Page 25: AgerAesonensis

BESSAC, J.L.; CHRISTOL, M.; FICHES, J.L.; GASCO, Y;JANON, M.; MICHELOZZI, A.; RAYNAUD, C.; ROTH-CONGES, A.; TERRER, D. 1987. Vgernvm. Beaucaire et leBeaucairois à l’époque romaine, A.R.A.L.O., Caveirac.

BRADLEY, R. RICHARDS J. 1978. “Prehistoric fields andboundaries on the Berkshire Downs”, dans BOWEN,H.C., FOWLER, P.J. (éd.), Early land allotment, BAR Bri-tish Series 48, Londres.

BUCHSENSCHUTZ O. 1997. “Reflexions sur les parce-llaires de l’Âge du Fer en France septentrionale”, en Ladynamique des paysages protohistoriques, antiques, médié-vaux et modernes, XVII Rencontres Internationales d’Arché-ologie et d’Histoire d’Antibes, Sophia Antipolis, pp. 13-20.

BUTZER, W.K. 1989. Arqueología, una ecología del hom-bre, Barcelona, 1989.

CHOUQUER, G. 1983. “Dégradation et fossilisation descadastres centuriés. Étude morphologique”, en M. Clavel-Lévêque, (dir.), Cadastres et Espace rural. Approches etréalités antiques. Table ronde de Besançon, mai 1980,París, pp. 137-157.

CHOUQUER, G. 1996. “Parcellaires et longue durée.Points de repère historiques et problèmes d’interpréta-tion”, en Chouquer (ed.), Les Formes du Paysage. Tome2- Archéologie des parcellaires, París, pp. 201-222.

CHOUQUER, G.; CLAVEL-LÉVEQUE, M.; FAVORY, F.;VALLAT, J.P. 1987. Structures agraires en Italie centro-méri-dionale. Cadastres et paysages ruraux, Collection de l’ÉcoleFrançaise de Rome, Roma.

CHOUQUER, G.; GONZÁLEZ VILLAESCUSA, R. 1996.“Étude et cartographie des formes du paysage. Lot 41”,en G. Chouquer, F. Gateau y R. González Villaescusa,TGV LN 5 “Méditerranée”. Étude des formes du paysa-ge par carto- et photo-interprétation. Départements duGard et de l'Hérault. Lots 22, 41 et 42, Tours, pp. 81-141.

FAVORY, F. 1996. “Morphologie agraire isocline avec unelimitation romaine. Acquis et problèmes”, en G. Chou-quer, (ed.) Les Formes du Paysage. Tome 2- Archéologiedes parcellaires, París, pp. 193-200.

FAVORY, F. 1997. “Retour critique sur les centuriationsdu Languedoc oriental, leur existence et leur datation”,dans CHOUQUER, G. (ed.) Les Formes du Paysage. Tome3- L’analyse des systèmes spatiaux, París, pp. 96-126.

FAVORY, F.; PARODI, A.; POUPET, P.; RAYNAUD, C.1994. “Lunel-Viel et son territoire”, en Les campagnes dela France méditerranéenne dans l’Antiquité et le haut MoyenAge. Études microrégionales, París, pp. 163-245.

FAVORY, F.; GIRARDOT, J.J.; ZANNIER, M.P. 1995. “Laperception des sols et des plantes chez les agronomesromains”, en S.E. van der LEEUW (ed.), Understanding thenatural and anthropogenic causes of soil degradation in theMediterranean basin. Volume 3: Dégradation et impacthumain dans la moyenne et basse vallée du Rhône dansl’Antiquité (Part II). (Ejemplar dactilografiado).

FICHES, J.L.; GONZÁLEZ VILLAESCUSA, R. 1997. “Analy-se morphologique et limites de perticae. Le cadastre A

d'Orange et le territoire de la cité de Nîmes”, Les formesdes paysages. Tome 3 L’analyse des systèmes spatiaux, G.Chouquer (dir.), París, pp. 127-134.

FRONTINO. 1967. “De limitibus”, en F. Blume, K. Lach-mann, A. Rudorff, Die Schririften der römischen Feldmesser,2 vol., Berlín 1848; reed. Hildesheim 1967, pp. 27-33.

GAFFNEY, V.; STANCIC, Z. 1991. GIS approaches toregional analysis: a case study of the island of Hvar, Znanst-veni institut Filozofske fakultete, Ljubljana.

GONZÁLEZ VILLAESCUSA, R. 1996a. “Centuriations,alquerías et pueblas. Elements pour la compréhension dupaysage valencien”, Les formes des paysages. 2. Archéo-logie des parcellaires, G. Chouquer (dir.), París, pp. 155-166.

GONZÁLEZ VILLAESCUSA, R. 1997. Le rôle de la créa-tion parcellaire dans la dynamique des paysages: Secteurnîmois. Document Final de Synthèse, 1997 (inédito).

GONZÁLEZ VILLAESCUSA, R.; KIRCHNER, H. 1997.“La construcció d’un espai agrari andalusí al hawz de lamadina de Yabisa. Anàlisi morfològica, documental y arque-ològica del Pla de Vila”, en M. Barceló (coord.), El cursde les aigües. Treballs sobre el pagesos de Yâbisa (290-633H-902-1235 dC), Consell Insular d’Eivissa i Formentera,Eivissa, pp. 65-96.

GONZÁLEZ VILLAESCUSA, R. 2000. “Aportación alestudio de los paisajes agrarios de la Edetania. Algunasconsideraciones sobre la agricultura ibérica”, Scrpta inhonorem E. Llobregat, Alicante, 2000.

GUY, M. 1993. “Les orientations des parcellaires quadri-llés”, Revue Archéologique de Narbonnaise, 26, pp. 57-68.

GUY, M. 1995. “Cadastres en bandes de Métaponte àAgde. Questions et méthodes”, en Sur les pas des Grecsen Occident, Collection Études Massaliètes, 4, pp. 427-444.

GUY, M. 1996. “Géométrie des parcellaires réguliers: leproblème des dimensions”, en G. Chouquer (ed.) LesFormes du Paysage. Tome 2- Archéologie des parcellaires,París, pp. 180-192.

MADRY, S.L.H.; CRUMLEY, C.L. 1991. An application ofremote sensing and GIS in a regional archaeological set-tlement pattern analysis: the Arroux River valley, Bur-gundy, France, en ALLEN et alii, pp. 364-380.

MALUQUER, J. 1947-1948. “Una necrópolis romana enel fondo del embalse de San Antoni, Lérida.” Empúries,IX-X, pp. 293-295.

MONTEIL, M. 1993. “Les morphogènes”, en M. Monteil(dir.), Les fouilles de la Z.A.C. des Halles à Nîmes (Gard),Nîmes, pp. 41-42.

PARCERISAS, J.; PARPAL, A.; REYES, T.; SÁNCHEZ, J.1994. Inventari del Patrimoni arqueològic, fitxes d’Inventaride la Generalitat de Catalunya.

PARODI, A. 1992. La plaine du Languedoc oriental au hautMoyen Age (du IVe à la fin du Xie siècle): Textes et arché-ologie de l’espace rural, Tesis de doctorado, Universidadde París I-Panteon Sorbonne, (3 vols.), París.

149AyTM 8, 2001

Page 26: AgerAesonensis

PEÑA, M. 1983. “La Conca de Tremp i sierras prepire-náicas comprendidas entre los ríos Segre i Ribera Riba-gorçana –estudio geomorfológico–”, Institut d'Estudis Iler-dencs, Lleida.

PONS, J. 1994. Territori i societat romana a Catalunya. Delsinicis al Baix Imperi, Barcelona

POUPET, P. 1993. “Un parcellaire en terrasses”, en MON-TEIL, M. (dir.), Les fouilles de la Z.A.C. des Halles à Nîmes(Gard), Nîmes, pp. 42-49.

PRAMA, PAYÀ, X.; PUIG, F.; REYES, T. 1994. “Primeresdatacions dels nivells fundacionals d’Aeso”, Revista d’Arque-ologia de Ponent, 4, pp. 151-172.

ROORDA, I.M.; WIEMER, R. 1992. The ARCHIS project:Towards a new national archaeological record in TheNetherlands, a G. Lock, J. Moffet (eds.), Computer appli-cations and quantitative methods in archaeology 1991, BARInternational Series S577, Oxford, pp. 117-122.

REYES, T. 1991. Aproximació al poblament Romà a lesrodalies d’Aeso: un assaig metodològic, Tesis de licenciatu-ra, Universidad de Lleida (inédito).

ROTH CONGÈS, A. 1996. “Modalités pratiques d’implan-tation des cadastres romains: quelques aspects”, Mélan-

ges de l’École Antique de Rome et Athènes, p. 108, pp.299-422.

SAUVAGE, L. 1996-1997. “Voie fossile et recherche destructures agraires. Garons, Reboul. DFS de diagnosticarchéologique”, AFAN-Coordination Artère du Midi,Gaz de France (inédito).

SHENNAN, S. 1990. Quantifying Archaeology. EdinburghUniversity Press. Edinburgh.

SMITH, N. 1995. Towards a study of ancient Greek lands-capes: the Perseus GIS, a G. Lock i Z. Stancic (eds.) Archa-eology and Geographical Information Systems, Taylor &Francis, London – New York – Philadelphia, pp. 239-248.

TORTOSA, J.M. 1967. La Conca de tremp visión Geo-eco-nómica, Institut d'Estudis Ilerdencs, Lleida-Tremp, 1967.

VERHAGEN, P.; GLADE, J.Mc; GILI, S.; RISCH, R. 1995.Some Criteria for Modelling Socio-Economic Activities inthe Bronze Age of south-east Spain, a Lock, Stancic (eds.)1995, pp. 187-209).

V.V.A.A. 1981. El Pallars Jussà - estructura socio-econò-mica i territorial del Pallars Jussà i de l'Alta Ribagorça,Caixa d'Estalvis de Catalunya, Barcelona, 1989.

150 AyTM 8, 2001

Page 27: AgerAesonensis

AyTM 8, 2001 151

0

20

40

60

80

100

120

140

160

180

200

HuertasFondo de valleParc. CenturiadoSist. CoherenteIndiferenciado

Observado (ha)

Previsto (ha)

Hec

táre

as

Fig. 1. Parcelario y asentamientos tardo-ibéricos/republicanos (radio de 500 m)

0

50

100

150

200

250

300

350

Observado (ha)

Previsto (ha)

HuertasFondo de valleParc. CenturiadoSist. CoherenteIndiferenciado

Hec

táre

as

Fig. 2. Parcelario y asentamientos alto-imperiales (radio de 500 m)

Page 28: AgerAesonensis

AyTM 8, 2001152

0

20

40

60

80

100

120

140

160

180

200

NW-NW-NWSW-WS-SWSE-SE-SENE-EN-NE

Observado (ha)

Previsto (ha)

Fig. 3. Relación orientación-sistema coherente

0

20

40

60

80

100

120

140

160

NW-NW-NWSW-WS-SWSE-SE-SENE-EN-NE

Observado (ha)

Previsto (ha)

Fig. 4. Relación orientación-parcelario centuriado

Page 29: AgerAesonensis

AyTM 8, 2001 153

0

50

100

150

200

250

300

350

400

450

FuerteModeradoSuaveMuy suave

Observado (ha)

Previsto (ha)

Fig. 5. Relación pendiente-sistema coherente

0

50

100

150

200

250

300

350

FuerteModeradoSuaveMuy suave

Observado (ha)

Previsto (ha)

Fig. 6. Relación pendiente-parcelario centuriado

Page 30: AgerAesonensis

AyTM 8, 2001154

0

50

100

150

200

250

Vert. indif.Glac. medio-alto

Nivel PI-CValle fondo plano

Terraza inferior

Glacis bajoToscasVert. Solifl.Barrancos

Observado (ha)

Previsto (ha)

Fig. 7. Relación sistema coherente-unidades geomorfológicas

0

50

100

150

200

Observado (ha)

Previsto (ha)

Vert. indif.Glac. medio-alto

Nivel PI-CValle fondo plano

Terraza inferior

Glacis bajoToscasVert. Solifl.Barrancos

Fig. 8. Relación parcelario centuriado-unidades geomorfológicas

Page 31: AgerAesonensis

AyTM 8, 2001 155

0

50

100

150

200

250

300

350

400

BosqueHuertosImproductivoCult.. herb. regadío

PastosMatorral Labor intensiva

Frutales de secano

Observado (ha)

Previsto (ha)

Fig. 9. Relación sistema coherente-suelos

0

50

100

150

200

250

Observado (ha)

Previsto (ha)

BosqueHuertosImproductivoCult.. herb. regadío

PastosMatorralLabor intensiva

Frutales de secano

Fig. 10. Relación parcelario centuriado-suelos

Page 32: AgerAesonensis

AyTM 8, 2001156

5 km

NG

28º 30'Población actual, ermita

> 800 m s.n.m.

Aeso, recinto republicano, puente romano

Coordenadas UTM

15x15 (28,3 ha)actus

Límites de (x4) Límites de centuria, Límites secundariossaltus

© RGV 1998

3 22

St. Martí�de Canals

Aramunt

ErmitaSt. Roc

St. Pere

Mare de Deude la Posa

St. Fructuòs

St. Corneli

1.351 m

Salásdel Pallars

Talarn

Tremp

Palau de Noguera

Vilamitjana

A b e l l a

C o n q u e s

P

a l l a r e s a

No

gu

er

a

Suterranya

Bastús

Abellade la Conca

333333 434680

4675

4670

4665

4662

4035302522

Figuerolad'Orcau

Conques

Co

l o

me ra

St. Cerní�

Aransis

Guardiade Tremp

Llordá�

St. Romà�

Aeso

Las Eras

Fig. 11. Dispersión de los elementos del paisaje isoclino con el parcelario centuriado en el territorio de Aeso

Page 33: AgerAesonensis

AyTM 8, 2001 157

Lloris

Granja delPortal

Tosca delPauetTossal de la

Collada

Cementiri deSt. Romà�

Els Prats

Casa de la Borda

Els Horts

Serreta

Cantera

AESO

LesAgunoves

1 km

© RGV & TRB 1998

Parcelario centuriado, principaleslimites

Parcelario centuriado, ejes secundarios

Puentes, medieval y romano

Sistema hidrológico

Dispersión de materiales, tardorrepublicanos y altoimperiales

46 65

46 66

46 67

46 68

3 36 3 37 3 38 3 39 3 40 3 41

46 64

46 63

46 62

Les Esplugues

Mont de

Conques

Les Costes

SantPere Màrtir

Les Peixines

Prats deSt. Romà�

Campd'Abella

Fig. 12. Parcelario isoclino con el sistema centuriado y dispersión de yacimientos en las inmediaciones de Aeso

Page 34: AgerAesonensis

AyTM 8, 2001158

1 km

Ejes principales sistema coherente

Ejes secundarios sistema coherente

Sistema hidrológico

Dispersión de materiales, tardorrepublicanos y altoimperiales

46 65

46 66

46 67

46 68

3 36 3 37 3 38 3 39 3 40 3 41

46 64

46 63

46 62

© RGV & TRB 1998

Les Esplugues

Mont de

Conques

St. Romà�

Lloris

Granja delPortal

Tosca delPauet

Tossal de laCollada

Cementiri deSt. Romà�

Els Prats580

646

Cantera

Casa de la Borda

Els Horts

Espinyers

Serreta

AESO

Costa dels Traginers

St. Pere Màrtir

LesAgunoves

Fig. 13. Sistema coherente y dispersión de yacimientos en las inmediaciones de Aeso

Page 35: AgerAesonensis

AyTM 8, 2001 159

337

338

4663

Riu e

du

e qCons

Ba

r

d

ranc dle P

ont el Molí�

Canal

dels

Prats

SONE

100 m10 m

10 m1 m

NO

SE

550

550

550

550

Los Prats

Llucars

Maülls

La Planella

575

575

© RGV 1998

Fig. 14. Ubicación y secciones del Canal del Prats

Fig. 15. Análisis de las formas agrarias en las inmediaciones de Aeso.

Parcelario centuriado

Parcelario coherente

Regadío de fondo de valle

Parcelario de lechos

Sistema hidrológico

Page 36: AgerAesonensis

160 AyTM 8, 2001

Lámina 1. Aspecto parcial de la Conca Dellà al norte de Isona

Lámina 3. Población de S. Romà d’Abella y decuma-nus de la villa de S. Romà.

Lámina 4. Camino de les Casotes. Sant Romà d’Abe-lla. Sigue el trazado de la antigua centuriación romana.

Lámina 2. Isona y el pla del Vall donde se encuen-tra el cardo máximo de hecho de la centuriación.