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Aproximación actual al Jesús de la Historia Rafael Aguirre Cuadernos de Teología Deusto Núm. 5 Universidad de Deusto Facultad de Teología

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Estudio sobre el Jesús histórico

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  • Aproximacin actual al Jess de la Historia

    Rafael Aguirre

    Cuadernos de Teologa Deusto

    Nm. 5

    Universidad de Deusto

    Facultad de Teologa

  • Cuadernos de Teologa Deusto

  • Cuadernos de Teologa Deusto

    Nm. 5Aproximacin actual al Jess de la HistoriaRafael Aguirre

    BilbaoUniversidad de Deusto1996

  • Los Cuadernos de Teologa Deusto pretenden tratar con ri-gor y de una manera accesible a un pblico amplio, temascandentes de la teologa actual. La serie est promovidapor la Facultad de Teologa de la Universidad de Deusto,pero cada nmero se debe a la responsabilidad y libertadde su autor. Estos cuadernos son flexibles y abiertos a unaproblemtica muy amplia, pero tienen una especial preo-cupacin por hacer presente la reflexin cristiana en lo mspalpitante de la vida eclesial y social de nuestro tiempo.

    Consejo de Direccin:Jos Mara AbregoRafael AguirreMiguel Angel Rui-Wamba

    Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo dela cubierta, puede ser reproducida, almacenada o trans-mitida en manera alguna ni por ningn medio, ya seaelctrico, qumico, mecnico, ptico, de grabacin, o defotocopia, sin permiso previo del editor.

    Publicacin impresa en papel ecolgico

    Universidad de DeustoApartado 1 - 48080 Bilbao

    I.S.B.N.: 978-84-9830-908-9

  • Indice

    I. Planteamiento actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

    II. Los orgenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

    III. Jess en Galilea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

    IV. El Reinado de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

    V. Los destinatarios del ministerio de Jess. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

    VI. El Padre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

    VII. La funcin social del Reinado de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

    VIII. La cruz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

    IX. Eplogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

    Cuadernos de Teologa Deusto, nm. 5

    Universidad de Deusto - ISBN 978-84-9830-908-9

  • Universidad de Deusto - ISBN 978-84-9830-908-9

  • Etica periodstica.Aproximaciones a la tica de la informacin

    por Xabier Etxeberria*

    Ninguna cuestin religiosa se ha discutido con tanto apasionamien-to como la historia de Jess de Nazaret. A. Schweitzer, hace un siglo,haca balance de estas investigaciones y afirmaba que representabanlo ms importante que jams emprendi e hizo la autorreflexin reli-giosa1. Tendramos que aadir que estos estudios de los dos ltimossiglos han constituido la frontera privilegiada de confrontacin del cris-tianismo con la racionalidad y con la cultura de la modernidad.

    Se ha dicho que los estudios histricos sobre Jess sirven, sobretodo, para conocer a sus autores. El mismo Schweitzer deca: Cadanueva poca de la teologa descubra en Jess sus propias ideas y nopoda imaginrselo de otro modo. Y no slo se reflejaban en l las dis-tintas pocas: cada individuo lo interpretaba segn su propia personali-dad. No hay ninguna tarea histrica ms personal que escribir una vidade Jess2.

    J. Jeremias llegaba al mismo diagnstico: Los racionalistas des-criben a Jess como el predicador moral; los idealistas como la quintae-sencia del humanismo; los estetas lo ensalzan como el amigo de lospobres y el reformador social, y los innumerables pseudocientficos ha-cen de l una figura de novela3. Los estudios histricos llegan a resul-tados dispares y contradictorios, hasta el punto de que la impresin de

    1 A. SCHWEITZER, Geschichte der Leben-Jesu Forschung, Tbingen 1972, p. 45(original de 1906). Hay edicin castellana de la primera parte de esta obra: Investi-gacin sobre la vida de Jess, Edicep, Valencia 1990. En el presente CUADERNO DETEOLOGA DEUSTO hay un nmero relativamente elevado de notas por el deseo de in-formar sobre un tipo de trabajos, en buena medida, muy poco presentes an en laliteratura bblica en castellano.

    2 O.c. 48.3 El problema del Jess histrico, en Abba, Salamanca 1981, 201.

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  • tratarse de una empresa imposible. Pero es una tarea fascinante y atra-yente, a la que parece que no se puede renunciar y que en todas lasgeneraciones vuelve a suscitar nuevos esfuerzos. Se trata con frecuen-cia del inters por una de las personalidades claves de nuestra cultura,pero muchas veces existe tambin la motivacin religiosa porque loscreyentes cristianos inevitablemente se hacen siempre una idea de Je-ss. La fe cristiana, de alguna manera, tiene que preguntarse siemprepor el Jess de la historia y las diversas confesiones cristolgicas se vin-culan con visiones diferentes de este Jess de la historia.

    Quiz se puede decir que la fe cristiana, que no puede dejar de bal-bucear siempre en torno al misterio de Dios, tambin balbucea conti-nuamente, dice y desdice, estudia y critica, en torno a la realidad hist-rica de Jess. Y, al final, el creyente cristiano, con toda su herenciahistrica encima, se siente anonadado ante el misterio de Dios, perotambin ante lo que a la investigacin histrica se le impone ms allde todas las divergencias: la radicalidad de Jess.

    En el breve espacio de estas pginas voy a presentar algunos de losrasgos ms importantes de Jess desde el punto de vista de la investi-gacin histrica actual. Me baso en muchas investigaciones actuales yno es posible ahora fundamentar a fondo todas las afirmaciones. Quie-ro dejar bien claro que he elegido algunos puntos y no pretendo abar-car todas las cuestiones planteadas por la vida y personalidad del Jessterrestre.

    I. Planteamiento actual

    La investigacin histrica sobre Jess conoce un auge muy impor-tante en estos momentos y tiene unas caractersticas propias, diferen-tes a las tradicionales, y es poco conocida en los mbitos culturales denuestra pennsula. Para situarnos conviene recordar las tres grandesetapas por las que ha pasado la investigacin del Jess de la historia.

    1. La Ilustracin, que someti al examen racional todos los datosreligiosos, tambin se confront crticamente con la historia de Jess. Elpunto de partida fue la obra de Reimarus (1774-1778), segn el cual laelaboracin de los discpulos encubri la intencin original de Jess,que estaba en la lnea de un mesianismo judo liberador, que result unfracaso. A partir de este momento hay un gran movimiento que pugnapor recuperar el Jess histrico liberndole de lo que consideraban lascadenas deformantes del dogma eclesistico. Es la poca de las vidasde Jess y de un positivismo histrico rebosante de optimismo. Los es-fuerzos cientficos fueron enormes y las discusiones muy apasionadas,

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  • pero los resultados muy decepcionantes. La famosa monografa deSchweitzer4 sentenci definitivamente el fracaso de estos esfuerzos.

    Bultmann registra aos despus el escepticismo reinante sobre lasposibilidades de acceder al Jess histrico y lo justifica de una doble ma-nera: literariamente los evangelios son creacin de la fe pascual y no danbase para un estudio histrico sobre Jess; teolgicamente la fe cristianaacepta al Cristo de la predicacin y no se interesa por el Jess de la histo-ria, que es un mero presupuesto judo del fenmeno cristiano.

    2. Pero la cuestin volvi a plantearse y con mucha fuerza entre losmismos discpulos de Bultmann. Fue lo que se dio en llamar la newquest. El punto de partida estuvo en una conferencia que pronunci en1953 Ksemann5. Consideraba que la investigacin histrica sobre Jessera irrenunciable y que el escepticismo radical no estaba justificado, por-que, por una parte, la comunidad cristiana que se expresa en los evange-lios tiene siempre la voluntad de evocar suficientemente la vida de Jess y,por otra, el acceder al Jess histrico es la garanta de que la salvacin esextra nos, no es una mera elaboracin humana sino que viene de Dios.

    Los autores de esta escuela estn movidos por una gran preocupa-cin teolgica y, en general, se mueven en la rbita de la filosofa exis-tencial. Su herramienta metodolgica fundamental es el criterio dedesemejanza, segn el cual se puede afirmar como histrico en Jesslo que est en ruptura con su ambiente judo y no tenga continuidaden la Iglesia posterior y, por tanto, no pueda explicarse como proyec-cin de lla. Es obvio que resulta as un Jess sin races en su pueblo ycon unos seguidores de los que prcticamente slo se capta la rupturacon su maestro. La obra ms importante es la de G. Bornkamm6.

    Este nfasis en el criterio de desemejanza se debe al rigor crticode estos autores y, quiz an ms, a su afn teolgico, que busca lonico de Jess, lo que le distingue de los dems, lo que justifica las afir-maciones tambin nicas que sobre Jess hace la fe.

    3. Podemos situar en torno a 19807 el inicio de una nueva etapa enlos estudios sobre el Jess de la historia, profundamente diferente a laanterior. Hay una serie de razones que la han hecho posible:

    APROXIMACION ACTUAL AL JESUS DE LA HISTORIA 11

    4 Cfr. nota 1.5 Publicada en Ensayos exegticos, Salamanca1978, 159-190.6 Jess de Nazaret, Salamanca 1976.7 Este fenmeno y sus caractersticas est muy bien estudiado en J. H. CHARLES-

    WORTH, From Barren Mazes to Gentle Rappings: The Emergence of Jesus Re-search, en The Princenton Seminary Bulletin Vol. VII, new series 1986, 221-230;G. SEGALLA, La terza ricerca del Ges storico: Il Rabbi ebreo di Nazaret e il Mes-sia crocifisso, en Studia Pataviana XXX (1993) 463-511.

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  • Los descubrimientos de Qumrn y la publicacin de sus docu-mentos han contribuido a conocer mejor el judasmo del tiempoy su gran pluralismo.

    El conocimiento de la literatura apcrifa tanto juda como cris-tiana, de los targums y de los documentos de Nag Hammad.Muchos autores actuales dan un gran valor a tradiciones reco-gidas en algunos apcrifos, sobre todo en los evangelios dePedro (que es parte de un relato de la pasin y de la resurrec-cin) y de Toms (que es una coleccin de dichos de Jess, de tendencia gnstica, descubierto ntegramente en Nag Ham-mad).

    Las excavaciones arqueolgicas en Palestina, sobre todo lasrealizadas en Jerusaln a partir de 1968 y las que han tenidolugar en Galilea. Han resultado de una gran importancia paraconocer mejor la situacin histrica y social del tiempo deJess8.

    Tambin ha sido muy importante el recurso a las ciencias socia-les, concretamente a la sociologa y a la antropologa cultural9.

    La aportacin de autores judos y, en general, el dilogo con eljudasmo10.

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    8 La bibliografa especializada sobre este tema es ingente. Una presentacinactualizada, amplia y muy bien informada: E. STERN - A. LEVINSON-GILBOA - J. AVIRAM,The New Encyclopedia of Archeological Excavations in the Holy Land. Vols. I - IV,New York 1993.

    9 Puede verse mi artculo El mtodo sociolgico en los estudios bblicos, enEstEcl 60 (1985) 273-303. Sobre la utilizacin de los recursos de la antropologacultural, mi libro: La mesa compartida. Estudios del NT desde las ciencias sociales,Santander 1994, 17-34. Sobre este ltimo tipo de estudios el libro clsico es el de B. J. MALINA, The New Testament World. Insights from cultural anthropology,Atlanta 1981. Un ejemplo magnfico de la utilizacin de este mtodo en el estudiode un texto del Nuevo Testamento: J. H. NEYREY (ed.), The Social World of Luke-Acts, Massachusetts 1991.

    10 J. KLAUSNER, Jess de Nazaret, Buenos Aires 1971: se trata de una obra clsi-ca escrita en hebreo en 1922; S. BEN CHORIM, Bruder Jesu. Der Nazarener in jdis-cher Sicht, Mnchen 1968; D. FLUSSER, Jess en sus palabras y en su tiempo, Ma-drid 1975; P. LAPIDE, Is das nicht Josephs Sohn, Stuttgart-Mnchen 1976; ID., Erpredigte in ihren Synagogen, Gtersloh 1980; ID., Er wandelte nicht auf demMeer, Gtersloh 1984; ID., Wurde Gott Jude. Von Menschensein Jesu, Mnchen1987; P. WINTER, El proceso a Jess, Barcelona 1983. Habra que mencionar aqu lasobras de G. Vermes citadas en la nota 11. Un interesante dilogo entre un judo yun cristiano en torno al Jess de la historia: P. LAPIDE - U. LUZ, Der Jude Jesus. The-sen eines Juden - Antworten eines Christen, Zurich 1979.

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  • Esta nueva investigacin proviene fundamentalmente del mundoanglosajn11, mientras que la exgesis germana contina con su estilotradicional. El desconocimiento recproco entre la investigacin anglo-sajona y la germana es muy notable. Por ejemplo, el reciente libro deGnilka12 sobre Jess no menciona a ninguno de los autores norteameri-canos que estn trabajando seriamente y publicando libros de muchointers sobre el Jess de la historia, el ms conocido de los cuales es elde J. D. Crossan, que ha sido traducido al castellano. Esta investigacinnorteamericana, que estoy mencionando, desea que sus resultados lle-guen al gran pblico, probablemente para contrarrestar la preocupanteola fundamentalista, que invade su pas, aunque no es privativa de l.Muchos de los ms importantes expertos norteamericanos se renenen el Jesus Seminar, en el que someten a votacin sus opiniones ydan a conocer los resultados a la opinin pblica13.

    Podramos resumir las caractersticas de esta investigacin en lospuntos siguientes:

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    11 M. J. BORG, Conflict, Holiness and Politics in the Teachings of Jesus, NewYork - Toronto 1984; ID., Portaits of Jesus in Contemporary North AmericanScholarshpi, HTR 84 (1991) 11-22; ID., A Temperate Case for a Non-eschatologi-cal Jesus, Forum 2/3 (1986) 81-102; J. D. CROSSAN, The Historical Jesus. The Life ofa Mediterraenan Jewish Peasant, Edimburh 1991 (ed. espaola: Jess: vida de uncampesino judo, Barcelona 1994); P. HOLLENBACH, The Historical Jesus im NorthAmerica Today, BTB 19 (1989) 11-22; ID., Recent Historical Jesus Studies andthe Social Sciences, Seminar Papers. Society of Biblical Literature. Annual Meeting1983. pp. 61- 77. R. H. HORSLEY, Jesus and the Spiral of Violence. Popular JewishResistence in Roman Palestine, San Francisco 1987; B. J. LEE, The Galilean Je-wishness of Jesus. Retrieving the Jewish Origins of Christianity, Vol. I, New York1988; J. P. MEIER, The Historical Jesus. Rethinking some Concepts, TS 51 (1990)222-232; ID., A Marginal Jew. Rethinking the Historical Jesus: I, New Yok-London1991; J. RICHES, Jesus and the Transformation of Judaism, London 1980; E. P. SAN-DERS, Jesus and Judaism, Philadelphia-London 1985; ID., The Historical Figure of Je-sus, London-New York 1993; J. H. CHARLESWORTH, Jesus within Judaism, New York1988; ID., The Historical Jesus in Light of Writings Contemporaneous with Him,ANRW II, 25. 1 (1982) 541-476. G. VERMES, Jess, el judo, Barcelona 1977; ID., Je-sus and the World of Judaism, London 1983; ID., The Religion of Jesus the Jew,London 1993; B. CHILTON - C.A. EVANS (Eds.), Studying the Historical Jesus. Evalua-tions of the State of Current Research, Leiden 1994.

    12 J. GNILKA, Jess de Nazaret. Mensaje e historia, Barcelona 1993.13 El grupo ha escrito un libro que es el bsico para conocer su metodologa,

    sus propsitos y sus opciones exegticas: R. W. FUNK, R. W. HOOVER and the JesusSeminar, The Five Gospels. The Search of the Authentic Words of Jesus, New York1993.

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  • Los presupuestos teolgicos son menos visibles y menos influ-yentes (lo cual no quiere decir que no existan presupuestos aun-que sean de otra naturaleza). Antes la investigacin histrica so-bre Jess estaba en manos de telogos, mientras ahora, engeneral, la metodologa histrica es mucho ms rigurosa.

    En la new quest era bsico el principio de desemejanza, se-gn el cual slo se poda afirmar con certeza como histrico losdatos que no se pudieran explicar ni por la continuidad con el ju-dasmo ni como proyeccin de la iglesia posterior. La conclusines obvia: la imagen de Jess a base del uso exclusivo de esteprincipio resultaba desenraizada de su mundo y en ruptura totalcon las imgenes posteriores.

    Pero el uso de este principio y el Jess resultante responda muybien a la preocupacin teolgica de los estudiosos: un Jess nico, enruptura con el judasmo e histricamente trascendente.

    La gran preocupacin de la investigacin actual, por el contrario, essituar a Jess en el judasmo de su tiempo y relacionar su actividad conlas condiciones histricas y sociales de la Palestina del siglo I. Y paraesto tienen gran importancia los estudios histricos, sociolgicos y an-tropolgicos antes mencionados. Esta orientacin supone, en mi opi-nin, un avance enorme en el estudio histrico de Jess y lo voy a te-ner muy presente en la breve exposicin que sigue.

    Para acabar esta introduccin quiero recordar unas cautelas crticas,bien conocidas, pero que deben estar bien presentes para no tergiver-sar toda la cuestin.

    1. La fuente principal para el estudio de Jess son los evangelios ca-nnicos, sobre todo los Sinpticos. Las informaciones de los autores pa-ganos y las del judo Flavio Josefo, an interesantes, son muy escasas.

    Como antes he dicho, existe en estos momentos un gran debatecientfico en torno al valor de algunos textos apcrifos.

    Obviamente en un estudio como el que aqu nos interesa los evan-gelios tienen que ser utilizados con todas las cautelas requeridas por lacrtica histrica.

    2. Sobre Jess se pueden saber con relativa certeza histrica bas-tantes cosas. El escepticismo radical de antao no es justificado. Peronuestras fuentes son escasas y hay incertidumbres en puntos muy im-portantes.

    A la hora de hacerse una imagen de conjunto de Jess necesaria-mente hay que completar las informaciones parciales obtenidas y enesta labor intervienen diversos presupuestos (sobre todo la visin que

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  • se tenga del judasmo del tiempo, lo que se piense de la penetracindel helenismo, etc.). As resulta que en la investigacin actual nos en-contramos con Jess mago (Morton Smith14), profeta escatolgico(Sanders15), filsofo cnico de origen campesino (Crossan16), judo caris-mtico (Vermes)17, revolucionario cuasi-celote (Brandon)18.

    Nuestra curiosidad histrica queda frustrada con frecuencia al recurrira los evangelios, fundamentalmente porque estos documentos, an basa-dos en datos reales, no tienen una intencin historiogrfica sino teolgica.

    3. Sealo brevemente unos rasgos del judasmo y del pas de Jessque hay que tener muy presentes.

    El judasmo anterior al ao 70 era enormemente plural. Despus deeste ao, con la destruccin del Templo y la abolicin del culto, el ju-dasmo qued hegemonizado por la lnea farisea y conoci un procesomuy importante de unificacin. Pero esta situacin no puede proyec-tarse al tiempo de Jess.

    La penetracin del helenismo en Palestina era importante. La zonadel lago de Galilea tena una cierta relacin con los territorios de la De-cpolis y el griego era una lengua bastante conocida.

    En el tiempo de Jess no se constata la existencia de un movimien-to armado organizado de resistencia contra los romanos19. Los celotesen el sentido tcnico del trmino no aparecen hasta la guerra juda.Ciertamente las tensiones con el poder poltico eran reales entre los ju-dos contemporneos de Jess, pero segn las informaciones de FlavioJosefo las reacciones judas de protesta ante las provocaciones de Pilatotuvieron siempre un carcter pacfico. Las cosas se agravaron a partirdel ao 44, cuando tras la muerte de Agripa toda Palestina, tambinGalilea, pas a depender directamente del procurador romano. Es un grave error intentar situar a Jess por su actitud con un supuesto movi-

    APROXIMACION ACTUAL AL JESUS DE LA HISTORIA 15

    14 Jess el mago, Barcelona 1988.15 Cfr. sus obras citadas en la nota 11.16 Cfr. nota 11. La obra citada ha dado pie a un intenso debate en los Estados

    Unidos, que ha sido recogido en el libro: J. CARLSON - R. A. LUDWIG (eds.), Jesus andFaith. A Conversation on the Work of John Dominic Crossan, New York 1994.

    17 Cfr. nota 11.18 Jesus and the Zealots, Manchester 1967.19 H. GUEVARA, La resistencia juda contra Roma en la poca de Jess, Maitin-

    gen 1981. Se trata de una magnfica tesis editorial, de la que existe una edicinabreviada: Ambiente poltico del pueblo judo en tiempo de Jess, Madrid 1985; E. P. SANDERS, The Historical Figure of Jesus., cfr. nota 11; U. RAPPAPORT, How Anti-Roman was the Galilee?, en L. I. LEVINAS, The Galilee in Late Antiquity, New York -Jerusalem 1992, 95-102.

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  • miento nacionalista violento judo, que en su tiempo, como digo, pro-bablemente no exista an. En ste, como en tantos otros puntos, esimportante evitar interpretaciones anacrnicas y no proyectar proble-mas actuales sobre el tiempo de Jess. Precisamente la gran aportacinde la antropologa cultural es que nos proporciona los modelos cultura-les del mundo mediterrneo del siglo I, supuesto en los textos evangli-cos y claves para entender el sentido de la vida de Jess, y que con fre-cuencia son muy distintos a los nuestros.

    4. La metodologa histrica llega a conclusiones hipotticas y sehace al margen de la fe, pero no contra la fe. Por otra parte, y sin quesea ahora el momento de desarrollar este punto, creo que desde loms ntimo de la teologa y de la fe cristiana surge la necesidad de in-vestigar histricamente y con todo rigor la persona y la obra de Jess.

    II. Los orgenes

    Se puede saber algo sobre la familia de Jess y sobre su lugar deprocedencia? Para nosotros son estas cuestiones de un inters muy se-cundario. Si el estudio histrico se afronta con una preocupacin teol-gica se trata, sin duda, de algo irrelevante. Parece que, efectivamente, alprimer evangelio, el de Marcos, no le interesaban estos problemas. Peromuy pronto estas cuestiones crearon graves conflictos en las comunida-des cristianas. El valor central de la cultura mediterrnea del siglo I era elhonor, que estaba muy vinculado a la estirpe y al lugar de procedencia.

    El pequeo pueblo galileo del que Jess procede no parece el msapropiado para alguien que se presenta como Mesas de Israel. Peroes que de Nazaret puede haber algo bueno? (Jn 1, 46). La familia deJess no tiene ni el abolengo ni el honor que pueda justificar lo que deJess dicen sus seguidores: Pero no es el hijo del carpintero?, no sellama su madre Mara y sus hermanos Santiago, Jos, Simn y Judas? Ysus hermanas no estn todas entre nosotros? Entonces, de dnde leviene todo esto? (Mt 13, 55-56).

    Un dato incontrovertible es que Jess procede de Nazaret, un pe-queo pueblo en Galilea. Mt y Lc afirman que naci en Beln de Jud,a unos 10 km. al sur de Jerusaln. Merece crdito esta afirmacin?

    No est claro si el nacimiento en Beln es un dato histrico o si sedebe a una elaboracin teolgica que pretende subrayar el mesianismode Jess y para ello lo relaciona con Beln, que era la ciudad de David.La forma como Mt y Lc explican la presencia de Jess en Beln es dife-rente y difcilmente conciliable. Para Lc, Jos y Mara son de Nazaret yJess nace en Beln accidentalmente, porque sus padres tienen que

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  • trasladarse all con motivo de un censo (Lc 2, 1-21). En Mateo, la fami-lia reside en Beln. En efecto, los magos se dirigen a esta ciudad y en-tran en la casa donde viven cuando hace ya dos aos que ha nacido Je-ss. En este evangelio slo despus de una larga peripecia huida deBeln tras las amenazas de Herodes, estancia en Egipto, regreso e im-posibilidad de retornar a Judea por miedo a Arquelao, hijo de Hero-des acaban establecindose en Nazaret (Mt 2, 1-23).

    Los relatos son profundamente teolgicos. Mt est especialmenteinteresado en resaltar la ascendencia davdica de Jess y, por eso, re-fuerza su vinculacin con Beln. El que un censo obligase a todos a via-jar a su lugar de origen, tal como justifica Lc el nacimiento en Beln, noresponde a la realidad histrica. Ninguna otra tradicin evanglica co-noce el origen en Beln de Jess, que siempre es considerado comooriundo de Nazaret. Es posible que Jess naciese en Nazaret y que losrelatos sobre Beln sean construcciones teolgicas que acompaan a laproclamacin de Jess como hijo de David y Mesas.

    Otro problema es cmo hay que entender los hermanos de Jess.Aqu entran en juego complicadas cuestiones filolgicas e histricas, enlas que no podemos profundizar, pero tambin planteamientos de la tra-dicin eclesial. El evangelio de Mt dice textualmente: (Jos) no conocia ella (no se uni a ella) antes de que diera a luz un hijo (1, 25). Se afir-ma, ante todo, que Jess naci sin que precedieran relaciones sexualesentre Jos y Mara, pero ni afirma ni niega que stas se dieran despus.Filolgicamente ambas posibilidades son plenamente aceptables. Mstarde el mismo Mt habla de la madre y de los hermanos de Jess (12, 46y 13, 55 s.) y parece, por tanto, que el redactor entiende que se trata dehermanos biolgicos, como la madre lo es biolgicamente.

    Pero con esto no queda aclarada la cuestin histrica. Se dan losnombres de cuatro hermanos de Jess Santiago, Jos, Judas y Simna la vez que se menciona a sus hermanas (Mc 6, 3; Mt 13, 55-56). Loshermanos de Jess vuelven a ser mencionados en otros lugares de losevangelios sinpticos (Mc 3, 32-33 par.) y de Juan (7, 3-5). Pablo men-ciona a Santiago el hermano del Seor (Gal 1, 19) y a los hermanosdel Seor (1Cor 9, 5).

    Hay tres explicaciones posibles. Una acepta que se trata de hermanosbiolgicos de Jess. Otra considera que la palabra hermano hay queentenderla en sentido amplio, de modo que puede designar a primos uotro tipo de parientes. La tercera explicacin considera que los hermanosy hermanas de Jess son hijos de un matrimonio anterior de Jos.

    Esta tercera opinin fue defendida en la Iglesia primitiva por Epifa-nio (315-402) y se encuentra en el Protoevangelio de Santiago, un ap-crifo de la infancia muy legendario y desconocedor de las costumbres

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  • judas20. Ciertamente no es incompatible con los textos, pero nada enLc o en Mt da pie para pensar que no se trate del primer matrimoniode Mara y de Jos.

    La solucin de Epifanio habr sido ideada para apoyar la idea dela virginidad perpetua de Mara, que no se convirti en una enseanzacomn hasta la segunda mitad del siglo IV?; o el recuerdo de que loshermanos y hermanas de Jess no eran hijos de Mara es lo que hizoposible el desarrollo de la idea de la virginidad perpetua de Mara?21.

    La opinin de que los hermanos de Jess eran, en relidad, sus primostiene su origen en S. Jernimo (segunda mitad del siglo IV), que pretendadefender la virginidad perpetua de Mara y de Jos. En griego hay una pa-labra, anepsios, para designar al primo. Pablo la conoce (Col 4, 10), pero,sin embargo, no la usa para hablar de los hermanos del Seor (Gal 1, 19;1Cor 9, 5). Cuando en el NT se usa la palabra adelphos de forma no me-ramente figurativa o metafrica significa hermano y nada ms. Dentro delos evangelios, en Mc 1, 16. 19-20 es claro que se refiere a hermanos bio-lgicos; nadie piensa que el Zebedeo fuese to o padrastro de Santiago yde Juan, o de uno de los dos. Lo normal sera interpretar del mismo modocuando habla de los hermanos de Jess. Desde el punto de vista histricola opinin de S. Jernimo es difcilmente defendible.

    Un autor catlico que ha estudiado recientemente muy a fondo eltema afirma:

    Cuando se considera que adelphos (en sentido literal o metafri-co) se usa un total de 343 veces en el NT, la uniformidad de este usoliteral es sorprendente. Ignorar el uso llamativamente constantedel NT en este aspecto, as como el sentido redaccional natural de lospasajes del evangelio que ya hemos examinado, y remitirse en vez deesto al uso del griego de la koin en algunos textos judos y paganosno ayuda si no que parece un argumento especioso22.

    18 RAFAEL AGUIRRE

    20 A. DE SANTOS OTERO, Los Evangelios Apcrifos (sexta edicin), Madrid 1987,120-170. Me interesa subrayar que aqu realizo un estudio de carcter exclusivamen-te histrico y, por eso, no entro en el sentido teolgico de la confesin eclesial de lavirginidad de Mara. La fe cristiana no impide el estudio histrico, que tiene sus pro-pias reglas, sino que ms bien lo impulsa. Lo que aqu se afirma desde el punto devista histrico es, por supuesto, plenamente conciliable con las exigencias de la fe.

    21 Este dilema est presentado por el autor que recientemente ms ha defen-dido la verosimilitud histrica de la opinin de Epifanio: R. BAUCKHAM, The Bro-thers and Sisters of Jesus: An Epiphanian Response to John P. Meier, CBQ 56(1994) 686-700. El mismo autor trata del tema en un libro anterior: Jude and theRelatives of Jesus in the Early Church, Edinburgh 1990, 19-36.

    22 J. P. MEIER, A Marginal Jew. Rethinking the historical Jesus, New York 1991,328. El autor es catlico y el libro se ha publicado con el Imprimatur eclesistico.

    Universidad de Deusto - ISBN 978-84-9830-908-9

  • Y concluye:Si el historiador o el exgeta tiene que emitir un juicio sobre los

    textos del NT y patrsticos prescindiendo de la fe y de las ensean-zas de la Iglesia posterior, si se fija en estos textos simplementecomo fuentes histricas, la opinin ms probable es que los herma-nos y hermanas de Jess fueran verdaderos hermanos23.

    Desde un punto de vista puramente histrico y filolgico, la opi-nin ms probable es que los hermanos y hermanas de Jess fueransus hermanos24.

    Entre los autores eclesisticos pre-nicenos esta opinin se aceptabacon toda naturalidad. As Hegesipo, cristiano de origen judeohelenistade mediados del siglo II, fragmentos de cuyas obras nos son conserva-dos en la Historia Eclesistica de Eusebio de Cesarea, piensa claramenteen hermanos biolgicos de Jess25. La misma opinin sostiene Tertuliano(160-220), el nico padre latino preniceno que trata la cuestin. Ireneo(130-200) es menos claro, pero parece que piensa que Mara tuvo otroshijos despus de Jess y, por tanto, que ste tuvo hermanos biolgicos.

    Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente lingstico y de lascostumbres del tiempo, es perfectamente admisible la opinin de Epifaniosegn la cual los hermanos y hermanas de Jess fueron hijos de un ante-rior matrimonio de Jos. Es necesario conocer las relaciones familiares dela poca. Cuando una mujer enviudaba los hijos de su matrimonio queda-ban en la familia del difunto marido, de modo que si ella volva a casarselos hijos que pudiera tener no eran hermanos de los habidos en su primermatrimonio. En cambio, si el varn viudo se volva a casar los hijos de suprimer matrimonio s eran considerados hermanos de los del segundo.Bauckhan presenta algunos textos, en verdad escasos26, en que se desig-nan hermanos a los hijos de distintos matrimonios sucesivos de un varn.

    APROXIMACION ACTUAL AL JESUS DE LA HISTORIA 19

    Puede verse del mismo autor el artculo The Brothers and Sisters of Jesus in Ecu-menical Perspective, CBQ 54 (1992) 1-28.

    23 O.c., 331.24 O.c., 332.25 Habla de Santiago el hermano del Seor y de Judas el hermano del Seor,

    pero distingue muy bien entre hermanos, to y primos de Jess. Cfr. HE 4, 22, 4.26 Art. c., 694 nota 16. Los libros citados de Bauckhan y de Meier hablan de

    stepbrother y stepsister para designar a los hijos de un mismo cnyuge, pero de ma-trimonios diferentes. El error es que ninguno de los dos distingue si este cnyuge erael varn o la hembra, porque la diferencia era fundamental en el Oriente y lo siguesiendo en la actualidad. Bauckhan tiene razn cuando observa que los hijos del pri-mer matrimonio de un viudo eran hermanos de los hijos de un segundo matrimonio.El artculo de Bauckhan citado en la nota 26 matiza las opiniones de su libro y pole-miza con el largo y profundo estudio de Meier, que desecha la opinin de Epifanio.

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  • Nada sabemos de la infancia y juventud de Jess, pero se ha inten-tado colmar este vaco con todo tipo de leyendas de los apcrifos anti-guos y de las especulaciones de todos los tiempos, tambin de losnuestros. Se conocen muchas cosas sobre la vida de las familias deltiempo y sobre sus costumbres, y est plenamente justificado situar aJess en este contexto, como se hace con frecuencia.

    Pero es posible que Jess permaneciese en la casa de sus padresen Nazaret hasta que en torno a los treinta aos (Lc 3, 23) inicia lo quese suele llamar su vida pblica? Nos movemos, sin duda, en el terrenode las puras hiptesis, pero creo que caben algunas sumamente razo-nables.

    Lo primero que hay que decir es que un hombre de treinta aos enel mundo mediterrneo del siglo I no era ya ningn joven. Pensar deotra manera no es ms que una proyeccin etnocntrica de la conside-racin de las edades de la vida que tenemos los occidentales de finalesdel siglo XX. La situacin demogrfica de aquella sociedad era total-mente diferente a la nuestra. En las sociedades occidentales actuales, laesperanza de vida supera ampliamente los setenta aos, y la mortali-dad infantil es reducidsima. En la sociedad preindustrial del siglo I, porel contrario, un tercio de los nios nacidos con vida moran antes de losseis aos. Antes de los diecisis mora el 60 %; el 75 % antes de losveintisis; slo un 3 % llegaba a los sesenta aos27. Hoy a los treintaaos se est an en la frontera de la juventud estricta, pero para esasalturas un varn galileo del siglo I ha recorrido ya las etapas fundamen-tales de su biografa.

    Jess aparece como una persona instruida, conocedor de las Escri-turas, avezado en las discusiones con los maestros de la Ley y con unaprofunda experiencia e inquietud religiosa; lo encontramos por primeravez en el desierto de Judea respondiendo a la convocatoria proftica deJuan Bautista y recibiendo su bautismo, hecho histrico indudable, quecre grandes dificultades en la Iglesia primitiva. No es pensable quehasta ese momento Jess se limitase al trabajo profesional y a la vidadomstica sin abandonar Nazaret. Con toda probabilidad tiene a sus

    20 RAFAEL AGUIRRE

    27 J. D. CROSSAN, The Historical Jesus (nota 9), 4; P. BROWN, El cuerpo y la socie-dad, Barcelona 1993, 22. B. J. MALINA - R. L. ROHRBAUGH, Social -Science Commen-tary on the Synoptic Gospels, Minneapolis 1992, dicen lo siguiente comentando Lc 3, 23: Se entiende fcilmente la antigua glorificacin del joven y la veneracinde los mayores (que en las sociedades iletradas son el nico depsito de los conoci-mientos y la memoria de la comunidad). Podemos observar que a la edad de trein-ta aos Jess no era un hombre joven, y que la mayora de sus oyentes seran msjvenes que l (p. 305).

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  • espaldas una intensa vida de preocupacin religiosa y de bsqueda, enel ambiente tan cargado de expectativas y de movimientos diferentes.Flavio Josefo nos dice que l, en su afn de bsqueda, fue tomandocontacto con diversos grupos judos hasta que recal en los fariseos28.No es lgico aceptar un proceso semejante en Jess, que ira discer-niendo su propia vocacin, y en el que tuvo una importancia notablesu relacin con el movimiento del Bautista?

    Con toda probabilidad algunos discpulos de Jess lo haban sidoantes de Juan, pero ste nunca entendi su movimiento como meroprecursor de Jess. Los evangelios presentan as las cosas, pero comoproducto de su propia reelaboracin de los datos primitivos. Es muyprobable que en un primer momento Jess practicase algn tipo debautismo (Jn 3, 22; el evangelista quiere corregir este dato rebelde desu tradicin en 4, 1-2), pero pronto abandon esta prctica.

    Las diferencias entre Juan Bautista y Jess son importantes. El pri-mero tiene una predicacin radicalmente escatolgica, tensa hacia ha-cia el futuro, e insiste en el juicio de Dios. Jess subraya el aspecto demisericordia y de gracia de un Dios, que se hace presente, lo que va adestensar notablemente la expectacin futurista.

    III. Jess en Galilea29

    Jess es un galileo, que desarrolla su ministerio en esta regincomo un predicador itinerante que anuncia el Reinado de Dios y reneun grupo de discpulos. Suscit un eco popular notable que, en mi opi-

    APROXIMACION ACTUAL AL JESUS DE LA HISTORIA 21

    28 Cuando tena alrededor de diecisis aos, quise tener experiencia personalde las sectas que hay en nuestro pueblo. Son tres: la primera la de los Fariseos, la se-gunda la de los Saduceos y la tercera la de los Esenios, segn he dicho en otras oca-siones; de este modo, pensaba yo, si conoca a todas ellas podra escoger la mejor.As, a fuerza de ser duro conmigo mismo y de soportar muchas cosas, pas por lastres, y despus de haber comprobado que ninguna experiencia de aqullas me re-sultaba suficiente, o hablar de un tal Banus que viva en el desierto, llevaba un vesti-do hecho de hojas, coma alimentos silvestres, se lavaba varias veces de da y de no-che con agua fra para purificarse y me hice su discpulo. Despus de estar con ltres aos, una vez cumplido mi propsito, regres a la ciudad (Vida II, 10-12).

    29 S. FREYNE, Galilee fron Alexander the Great to Hadrian. A Study of SecondTemple Judaism, Wilmington 1980; ID., Galilee, Jesus and the Gospel: Literary Approaches and Historical Investigations, Dublin 1988; ID., The Geography, Poli-tics, and Economics of Galilee and the quest for the historical Jesus, en B. CHILTONand C. A. EVANS (eds.), Studying the Historical Jesus. Evaluations of the State of Cu-rrent Research, Leiden 1994, 75- 122; ID. Jesus and the Urban Culture of Galilee,

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  • nin, no se apag nunca. Tendremos que desarrollar estos puntos,pero ahora vamos a intentar ubicar a Jess en la Galilea de su tiempodescubriendo su funcin social.

    Cada regin de Palestina tena sus propias peculiaridades. Los estu-dios actuales y las investigaciones arqueolgicas nos iluminan muchosobre la situacin en Galilea. Y esto es sumamente importante paracontextualizar la vida de Jess.

    El ministerio de Jess se desarrolla en la baja Galilea, preferente-mente en torno al lago de Galilea y es muy posible que Cafarnaumhaya sido su centro de actividad. Algunos de sus discpulos procedande lla y de Betsaida, que est un poco ms al norte. En aquel tiempoera aquella una regin muy habitada, con una ciudad, Magdala, quetena una importante industria de salazn de pescado. Cafarnaum po-da tener alrededor de unos 1.000 habitantes aunque la cifra es muy hi-pottica30. La ribera occidental del lago estaba muy abierta a los influ-

    22 RAFAEL AGUIRRE

    comunicacin no publicada, presentada en el meeting de la Studiorum Novi Tes-tamenti Societas en agosto de 1994 en Edimburgo; L. LEVINE (ed.), The Galilee inLate Antiquity, New York and Jerusalem 1992; D. FIENSY, The Social History of Pa-lestine in the Herodian Period, Queenston 1991; E. M. MEYERS - J. F. STRANGE, Ar-cheology, the Rabbis and Early Christianity, London 1981; J. A. OVERMAN, WhoWere the First Urban Christians?. Urbanization in Galilee in the First Century, enSBL 1988 Seminar Papers, 160-168; R. HORSLEY, Bandits, Messiahs, and Longsho-remen: Popular Unrest in Galilee Around the Time of Jesus, en SBL 1988 SeminarPapers, 183-199; D. R. EDWARDS, First Century Urban/Rural Relations in Lower Ga-lilee: Exploring the Archeological and Literary Evidence, en SBL 1988 Seminar Pa-pers, 169-182; D. E. OAKMAN, The Archeological of First-Century Galilee and theSocial Interpretation of the Historical Jesus, en SBL 1994 Seminars Papers, 220-251;J. F. STRANGE, First-Century from Archeology and from the Texts, en SBL 1994 Se-minar Papers, 81-89; R. A. HORSLEY, The Historical Jesus and Archeology of theGalilee: Questions from Historical Jesus Research to Archeologists, en SBL 1994Seminar Papers, 91-135; J. L. REED, Population Numbers, Urbanizations, and Eco-nomics: Galilean Archeology and the Historical Jesus, en SBL 1994 SeminarPapers, 203-219.

    30 Como suele suceder en este tipo de cuestiones se han dado cifras muy dis-pares. H. C. KEE, The impact of Archeological Investigation in Galilee for ScholarlyReassessment of the Gospels, paper presentado en la reunin de la SBL en1989, defiende que tena unos 25.000 habitantes. J. STRANGE - E. MEYERS, Archeo-logy, the Rabbis and Early Christianity, Nashville 1981, 58, sitan la cifra en 12.000y 15.000. J. J. REED, Population Number, Urbanization, and Economic: Galilean Ar-cheology and the Historical Jesus, SBLSP 1994, 203-219, dice que de 1.700 a2.500 a partir del rea habitada y de la densidad que poda tener, atendiendo a lanaturaleza de los edificios y a lo que suceda en diversos pueblos y ciudades del Im-perio Romano. El excavador de Cafarnaum se inclina por la cifra apuntada en el

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  • jos helenistas y eran fluidas las relaciones con la Decpolis pagana de laribera oriental. El griego era relativamente conocido y junto a Cafar-naum pasaba una importante va de comunicacin que conduca a te-rritorio pagano.

    En los evangelios se citan algunas localidades visitadas por Jess,pero nunca se hace mencin ni de Sforis ni de Tiberias, las dos gran-des ciudades galileas en territorio judo. Esto resulta muy extrao. Sfo-ris era una gran ciudad, muy cercana a Nazaret, que est siendo cono-cida gracias a unas excavaciones muy recientes31. Tiberias se encuentratambin cerca de Cafarnaum. Cmo se puede explicar este silencio?Creo que esta pregunta nos permite vislumbrar un aspecto muy impor-tante de Jess y de su ministerio.

    La dinasta herodiana era, ante todo, fiel a Roma y un instrumentode incorporacin de Palestina al sistema econmico y al tipo de civili-zacin del Imperio. Un elemento fundamental era fomentar la intro-duccin en Palestina de la civilizacin urbana, que se iba extendiendopor toda la cuenca del Mediterrneo. As Herodes el Grande construyel gran puerto de Cesarea, en la costa juda, para rivalizar con Siro y Ti-rn y acabar con su dependencia. A su muerte su reino se dividi y Ga-lilea qued en poder de Antipas, con el ttulo de etnarca, el cual conti-nu con la poltica de su padre y construy las dos grandes ciudadesmencionadas, Sforis y Tiberias.

    Esta poltica de grandes centros urbanos irrumpi violentamente enlas formas tradicionales de la civilizacin rural galilea. Las ciudades seconstruyeron expropiando amplias extensiones de terreno a los campe-sinos. La ciudad de Tiberias se construy sobre un antiguo cementerio,lo que la converta en impura a los ojos de los judos ms tradicionales.

    APROXIMACION ACTUAL AL JESUS DE LA HISTORIA 23

    texto, unos 1.000 habitantes: S. LOFFREDA, A Visit to Capharnaum, Jerusalem 1972,20; tambin B. BAGGATI, Capharnaum, MB 27(1983) 9. La visita detenida a la ciu-dad y un discreto conocimiento de las excavaciones inclina claramente a favor dequienes defienden una cifra modesta de habitantes.

    31 E. M. MEYERS, Roman Sepphoris in Light of New Archeological Evidence andRecent Research, en L. I. LEVINE, The Galilee in Late Antiquity, New York-Jerusalem1992, 321-338; J. F. STRANGE, Six Campaigns at Sepphoris: The University of SouthFlorida Excavations, 1983-1989, en L. I. LEVINE, o.c., 339-356. Estos dos autoreshan conducido las campaas de excavaciones en Sforis y en estos artculos infor-man sobre los resultados (con algunas diferencias importantes en la interpretacinde los datos) y citan sus obras ms especializadas. Un libro interesante, pero quesaca consecuencias, en mi opinin equivocadas, sobre las relaciones de Jess con lacultura urbana es el de R. A. BATTEY, Jesus and the Forgotten City. New Light onSepphoris and the Urban World of Jesus, Michigan 1991.

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  • Adems se impusieron pesadsimas cargas tributarias sobre las propie-dades rurales y las cosechas, de modo que se hizo dificilsima la formatradicional de vida basada en la explotacin familiar de una pequeapropiedad. Muchos detalles de las parbolas de Jess reflejan las difi-cultades de los campesinos galileos: la necesidad de pedir prstamos,que despus era casi imposible devolver; la existencia de jornaleros yesclavos, que haban perdido sus propiedades; el malestar de los arren-datarios con sus seores, etc. (Mc 12, 1-10; Mt 18, 23-35; Mt 20, 1-16).

    En las ciudades vivan los grandes propietarios, pero, sobre todo,reuna a una clase funcionarial (retainer) generada por el nuevo tipode civilizacin herodiana (letrados, cobradores de impuestos, burcra-tas, administradores...). La arqueologa muestra que las relaciones deSforis y Tiberias al contrario de lo que suceda con la tambin muycercana Betsean, que perteneca a la Decpolis pagana con la Galilearural era muy intensa. Concretamente un mismo tipo de cermica, queprocede de las localidades de Kefar Hanania, en la linea divisoria entrela alta y la baja Galilea, y de Shikhim, se encuentra por toda la regin,sin excluir las ciudades y los altos del Goln32. Pero es indudable queuna fuerte tensin exista entre la lite urbana y la amplia red de fun-cionarios herodianos, por una parte, y la poblacin campesina, porotra.

    Dicho con otras palabras: se asista a un conflicto entre lo que losantroplogos llaman una economa de redistribucin y una economade reciprocidad. En la economa de redistribucin hay un poder centralfuerte, que concentra los bienes por medio de impuestos y tasas; exis-ten tambin grandes depsitos o almacenes centrales, frecuentementeligados a los templos (que tambin suelen hacer las veces de bancos,que atraen el dinero y donde se custodian los recibos de las deudas), ycuya distribucin est en manos de los que detentan el poder. Por sumisma naturaleza este sistema de redistribucin implicaba una estrechaalianza de los herodianos, fuertes en Galilea, con la aristocracia sacerdo-tal del templo de Jerusaln. La economa de reciprocidad es la propia dela familia, que funciona como una unidad de produccin y consumo; secaracteriza por dar sin esperar nada a cambio, por la hospitalidad, porcompartir la casa y la mesa, por ayudar a los enfermos y perdonar lasdeudas o pagar las que haya podido contraer alguno de sus miembros.

    Es sabido que la rebelin de los judos contra Roma tuvo tambinun marcado aspecto de lucha contra las lites que opriman econmi-

    24 RAFAEL AGUIRRE

    32 D. ADAN-BAYEWITZ, Common Pottery in Roman Galilee. A Study of Social Tra-de, Ramat-Gan 1993.

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  • camente y, por eso, cuando los sublevados, en un primer momento, lo-gran imponerse y entran en el Templo, se apresuraron a nombrar unnuevo sacerdote de lnea legtima y de origen rural y destruyeron los re-cibos en que constaban las deudas contradas con los grandes propie-tarios. Algo semejante hicieron las gentes galileas del campo cuandoentraron en Sforis33.

    Pues bien, hay que situar el ministerio de Jess en medio de estasgrandes tensiones. Con toda probabilidad Jess conoca muy bien S-foris y la civilizacin urbana. Es plenamente verosmil que desde Naza-ret tuviese que ir con frecuencia a trabajar a Sforis. La regin del lagoestaba ampliamente urbanizada. Pero y esto se les olvida a algunosautores que han quedado deslumbrados por la importancia de los ha-llazgos romanos en Sforis tan cerca de Nazaret34 es muy frecuenteque la reaccin de un campesino ante una civilizacin urbana emer-gente, que conoce de cerca, pero que rompe sus equilibrios tradiciona-les, sea de hostilidad y de idealizacin del pasado.

    Jess utiliza la familia como la metfora central para expresar losvalores del Reinado de Dios, pero con la originalidad de que extiendeeste tipo de relaciones ms all de los lazos de parentesco. Reivindica laeconoma de la reciprocidad, basada en la solidaridad del grupo, perohacindola extensiva ms alla de sus fronteras, como el gran principiopara renovar la vida del pueblo de Israel. En medio de la crisis que afec-taba a la Galilea juda Jess se opone a los valores vehiculados a travsdel proceso de urbanizacin emergente, pero de ninguna manera pro-pugna simplemente la vuelta a los viejos valores de la familia patriarcal.Ms an, la aceptacin del mensaje de Jess y el seguimiento de supersona produca conflictos enormes en el seno de las familias (Lc 9,57-62/ Mt 8, 19-22/ Evan. Toms 86; Lc 12, 51-53/ Mt 10, 34-36/Evan. Toms 16; Lc 14, 26/ Mt 10, 37/ Evan. Toms 55; Mc 1, 16-20/Mt 4, 18-22/ Lc 5, 1-11; Mc 10, 28-30/ Mt 19, 27-29/ Lc 18, 28-30;Mc 13, 12-13/ Mt 10, 21-22/ Lc 21, 16-19).

    En Jess hay una crtica muy fuerte contra el estilo de vida que es-taba introduciendo el proceso de urbanizacin en Galilea, concreta-mente contra el poder herodiano y contra unas formas econmicasque este poder comparte con la aristocracia de Jerusaln. Jess no visi-ta ni Sforis ni Tiberias, porque se mantiene distante y crtico con loque significan, mientras se dirige preferentemente a la poblacin cam-

    APROXIMACION ACTUAL AL JESUS DE LA HISTORIA 25

    33 FLAVIO JOSEFO, Vida 66-67. 373-384.34 R. A. BATEY, Jesus and the theatre, NTS 30(1984) 568-574; Jesus and the

    Forgotten City. New Light and the Urban World of Jesus, Michigan 1991.

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  • pesina de Galilea entre la que encuentra un eco importante. Ni que de-cir tiene que si Jess no evita Jerusaln, sino que va a lla, es por el es-pecial sentido que esta ciudad tiene para un judo.

    Probablemente la crtica contra el poder herodiano se encuentra envarios textos de los evangelios, que habitualmente leemos de formadescontextualizada e intemporal. Las palabras de Mc 10, 42-45 necesa-riamente tenan que sonar como una crtica de los grandes y de losseores de la amplia dinasta herodiana. La pequea parbola: Si unreino est dividido contra s mismo no puede subsistir... (Mc 3, 24;Mt 12, 25; Lc 11, 17) es probable que contenga una profeca del findel poder herodiano, especialmente si se tiene en cuenta los conflictosque hubo entre los hijos de Herodes el Grande a la muerte de su padre;la alusin que sigue a Satans (Mc 3, 26 par.) acenta tremendamentela polmica antiherodiana.

    Hablando del Bautista, Jess dice a la gente: Qu salisteis a veren el desierto?, una caa agitada por el viento? Qu salisteis a ver sino?, un hombre elegantemente vestido? No! Los que visten con ele-gancia estn en los palacios de los reyes (Mt 11, 7-8). SegnTheissen35 en la expresin caa agitada por el viento hay una refen-cia polmica a Antipas, que tena precisamente este dibujo en sus mo-nedas; parece claro que la mencin a los palacios de los reyes y alos que visten con elegancia se refiere a la corte herodiana. El len-guaje de Jess responde perfectamente a unas precisas condiciones f-sicas y circunstancias sociales. En el desierto del Jordn, sobre todo enla depresin por donde discurre el ro, no es difcil encontrar matojos ycaas; y en esa zona est el gran palacio de Herodes en Jeric, en el l-mite entre el oasis y el desierto, adems de otras grandes fortalezas ve-cinas, que sirvieron a veces como residencia de la corte (Maqueronte,Alexandreion, Kypros). Es indudable que los oyentes captaran fcil-mente la polmica de Jess con el tetrarca herodiano.

    Antipas era una caa agitada por el viento, un oportunista, pro-fundamente pro-romano, pero que simulaba fidelidad al judasmo parano enajenarse el favor de la poblacin galilea36. Encaja perfectamentecon el cuadro que va apareciendo ante nuestros ojos tanto las amena-

    26 RAFAEL AGUIRRE

    35 Lokalkolorit und Zeitgeschichte in den Evangelien, Freiburg 1982, 26-41.36 Antipas sigue el oportunismo que caracteriz a su padre Herodes el Grande.

    Se acaba de localizar en las excavaciones en curso en Cesarea Martima, ciudad pa-gana, el lugar donde edific un magnfico templo en honor de Csar; est sobreun alto, encima del puerto, de modo que su visin tena que resultar impresionan-te. Pero es notable que al mismo tiempo estaba construyendo en Jerusaln otrotemplo magnfico en honor de Yhav para granjearse las simpatas de los judos.

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  • zas de Herodes contra Jess como el que ste le llame zorro (Lc 13,31-33), animal que se caracteriza por ser astuto y depredador37.

    Conviene insistir en que la presencia romana no se haca sentir di-rectamente en Galilea, que estaba regida por la dinasta herodiana. Lasituacin en Judea era diferente, porque all s ejerca sus funciones unprefecto romano, aunque viva en Cesarea, fuera de la rbita juda msintensa, y el Sumo Sacerdote, continuando la tradicin teocrtica de laspocas persas y griegas, era la autoridad juda que se relacionaba direc-tamente con el pueblo, siempre de acuerdo, por supuesto, con el dele-gado imperial.

    Una particularidad decisiva es que la lite urbana de las ciudadesgalileas de Sforis y Tiberias era tambin juda y se encontraba en pti-mas relaciones con la aristocracia sacerdotal de Jerusaln. Algo seme-jante podramos decir de Magdala (en griego, Tariquea), que tambinera una poblacin importante, en la que siempre encontr un granapoyo Flavio Josefo, como l mismo se encarga de repetir en su auto-biografa, incluso cuando en otras localidades recelan de l por su filo-rromanismo. Magdala o Tariquea era una poblacin importante por lanaturaleza de sus edificios, por su industria de salazn de pescado ypor el nmero de sus habitantes. Es significativo que nunca aparezcaJess en esta localidad38.

    Esta alianza de la lite urbana de Galilea con la aristocracia sacer-dotal de Jerusaln complicaba enormemente el conflicto social en Gali-lea. El campesinado no reaccionaba directamente contra los romanos.Ya he dicho que no se conoce durante el tiempo de Antipas ningn in-cidente ni revuelta antirromana violenta en Galilea. Directamente elproblema era con la lite urbana juda y con los funcionarios herodia-nos. Incluso aos ms tarde, en torno al 66, cuando se extiende a Gali-lea la sublevacin antirromana que haba comenzado en Jerusaln, estalucha se convirti muy pronto en lucha social contra los dominadoreslocales que residan en Sforis y Tiberias.

    APROXIMACION ACTUAL AL JESUS DE LA HISTORIA 27

    37 Ber 61b, citando al rab Aquiba; cfr. STRACK-BILLERBECK II, 200 s.38 Segn Flavio Josefo, Magdala contaba con la muy respetable suma

    de 40.000 habitantes, aunque este tipo de datos del mencionado historiador hayaque tomarlos con muchsmas reservas. En cualquier caso, Magdala no era una ciu-dad propiamente dicha, porque no contaba con los aparatos administrativos que saparecen en Sforis y Tiberias. M. FINLEY, The Ancient Economy, London 1974, 124,afirma que la primera caracterstica de una polis no es su poblacin o su exten-sin, sino su significado poltico y cultural. Cfr. tambin R. L. ROHRBAUGH, The Cityin the Second Testament, BTB 21 ( ) 67-75.

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  • IV. El Reinado de Dios

    El Reinado de Dios (RD) no es slo el centro de la predicacin deJess, sino tambin la causa de su vida. Anuncia el RD, pero este Rei-nado es tambin lo que le mueve, lo que intenta expresar con obrashumanizantes y con acciones simblicas, a lo que se abre en la ora-cin.

    El RD es una expresin conocida en el judasmo, aunque no muyfrecuentemente utilizada. En cambio Jess la repite con frecuencia ynfasis. Hay, incluso, algunas expresiones sobre el RD que hasta ahorano se han encontrado ms que en su predicacin. El uso jesunico deRD puede tener sus antecedentes ms cercanos en el libro de Daniel yen el Targum de Isaas, que habla varias veces de RD donde el texto he-breo dice simplemente Dios39.

    Jess no recurre a otras expresiones existentes en el judasmo parahablar de las relaciones con Dios y de la salvacin, como mundofuturo, paraso, vida eterna.

    RD es un lenguaje religioso que procede del mbito socio-poltico yque, por tanto, est muy estrechamente vinculado con la experienciahistrica. Se trata ms de un smbolo que de un concepto en el sentidoestricto del trmino. Es importante notarlo para no querer traducirlo enfrmulas de contornos precisos y para estar abiertos a su fuerza evoca-dora y polismica.

    Quiz por esta razn ha sido tan discutido cmo hay que com-prender el RD en boca de Jess. Se han dado interpretaciones muydiversas, en las que ahora no podemos entrar. Baste indicar que des-de la obra de Weiss40 y Schweitzer41 preponder una interpretacinescatolgica y futurista del RD, entendido como una intervencin di-vina inminente y que iba a suponer el fin del mundo. Jess era vistocomo un apocalptico. Esta interpretacin ha dominado absolutamen-te en la exgesis de nuestro siglo. En la investigacin actual, sobretodo norteamericana, el pndulo ha ido al otro extremo: se eliminafrecuentemente todo elemento futurista de la predicacin de Jess, yel RD es interpretado como la afirmacin de la presencia actual yeterna de Dios, a la que Jess invita a abrirse como una fuente de li-bertad, de confianza y de un nuevo estilo de vida. Para Crossan, porejemplo, Jess no tiene nada de apocalptico y se emparenta con los

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    39 B. D. CHILTON, God in Strength. Jesus Announcement of the Kingdom,Freinstadt 1979; ID., Regnum Dei Deus est, Scott. J. Theol. 31 (1978) 261-270.

    40 Die Predigt Jesu von Reich Gottes, Gttingen 1900.41 Obra citada en la nota 1.

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  • filsofos cnicos, crticos con su civilizacin, y arraigado en la mentali-dad campesina42.

    Segn cmo se entienda el RD que Jess predica as tambin se en-tender el conjunto de su vida y de su persona. Es obvio aunque ex-plicarlo me alejara demasiado del propsito de estas pginas que laexpresin misma de RD tiene una ambigedad que se presta a interpre-taciones muy dispares; como tambin esa ambigedad ha dado pie enla historia posterior a interpretaciones contradictorias, pero todas rei-vindicando el RD (desde la teocracia del estado confesional hasta el in-timismo del reino invisible de la gracia, desde la violencia fantica dequien se considera brazo de Dios en la historia hasta la paciencia re-sistente de quien anhela un reino totalmente transhistrico).

    El RD no es primariamente un espacio o una poblacin, sino la so-berana de Dios que se ejerce; su presencia poderosa que debe seraceptada. En efecto, Jess invita, ante todo, a abrirse a la realidad deDios y a su voluntad. Hoy, ahora, podemos descubrir y aceptar que es-tamos en manos de Dios, y vivir con libertad, con confianza y cum-pliendo su voluntad. Es la experiencia, que llena de alegra, de descu-brir a Dios como el tesoro de la propia vida; es una experiencia delibertad y todo es sacrificable en aras de este descubrimiento. El RD escomo un tesoro escondido en el campo, desconocido e ignorado, peroque cuando uno lo descubre ya no puede vivir sin l y ve ese campocon unos ojos totalmente distintos. Es como la semilla enterrada, queno se ve, pero que est actuando, y en lla pone el campesino toda suesperanza ya desde el presente.

    Este anuncio de Jess est ntimamente vinculado a su experienciareligiosa personal. Con su predicacin pretende suscitar en los sereshumanos esta presencia de Dios, que es una realidad amorosa y buena,salvfica y liberadora. Y, ms an, considera que a travs de sus obrasesta presencia histrica de Dios, su Reinado, se hace presente de unmodo real. La exgesis actual reacciona contra una visin de Jess ex-cesivamente doctrinal e insiste en la importancia de considerar susobras. Hay quien piensa que determinados hechos de Jess estn ms

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    42 O.c. en la nota 11. Cfr. tambin B. L. MACK, A Myth of Innocence: Mark andChristian Origins, Filadelfia 1988; F. G. DOWNING, Jesus and the Threat of Freedom,London 1987; ID., Christ and the Cynics: Jesus and Other Radical Preachers in First-Century Tradition, Sheffield 1988. J. S. KLOPPENBORG, The Formation of Q: Trajecto-ries in Ancient Wisdom Collections, Filadelfia 1987, considera que el estrato msantiguo de Q refleja una mentalidad sapiencial y que slo posteriormente se leaadieron los dichos de color apocalptico. cfr. Tambin L. E. VAAGE, Galilean Ups-tarts. Jesus First Folowers According to Q, Pennsylvania 1994.

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  • garantizados que sus palabras y que en ellos se tiene que basar pre-ferentemente la investigacin histrica sobre Jess43. Hasta los crticosms radicales piensan que Jess hizo algunas acciones que a los ojosde sus contemporneos eran milagros. Y es que son muy numerosos,se encuentran en todas las tradiciones y son mencionados en los estra-tos ms antiguos. El estudio de los milagros se aborda hoy muy inter-disciplinarmente recurriendo a la antropologa, a las medicinas popula-res y tnicas, a los condicionamientos psicolgicos y sociales de lasposesiones de espritus. De forma breve y esquemtica podemos distin-guir tres tipos de acciones histricas de Jess.

    En primer lugar, los milagros, que se caracterizan por su carcterhumanizante y de reincorporacin del enfermo a la comunidad. El m-vil de los milagros es la misericordia ante el necesitado, se realizan encontexto de fe y Jess los interpreta como signos del RD. Los llamadosmilagros de la naturaleza son claramente construcciones de la Iglesiaprimitiva, que tiende a aumentar los rasgos maravillosos. Parece claroque Jess tuvo caractersticas de sanador popular, bien conocido en lasculturas tnicas, y que vincul esta actividad con su peculiar experien-cia del RD.

    En segundo lugar, Jess expuls espritus impuros. Hay que teneren cuenta que segn una ideologa muy extendida entonces se da unabatalla csmica entre el poder de Dios y los demonios o espritus malig-nos. La antropologa actual estudia los fenmenos de posesin que, alparecer, estn relacionados frecuentemente con situaciones de desver-tebracin social, de anoma y de sometimiento a poderes opresores.Son, por ejemplo, fenmenos caractersticos en los pases subyugadospor un poder colonial agresivo con la cultura autctona. Liberar delespritu impuro es desalienar a la persona y recuperarla para la convi-vencia. El espritu impuro enajena, elimina la voluntad y arrastra al serhumano. Tambin aqu lo caracterstico de Jess es que ve en sus exor-cismos, que se encuentran en todos los niveles de la tradicin, signosde la llegada del RD (Mt 12, 25-33; Lc 11, 17-23; Mc 3, 23-30).

    Por ltimo, hay un tercer tipo de actuacin de Jess que son las ac-ciones simblicas. Con ellas Jess est en la lnea de los profetas queen momentos decisivos de su vida realizaban este tipo de acciones sim-blicas que, si por una parte, eran iluminadas por sus palabras, porotra, tenan una carga de sentido que superaba a toda comunicacinverbal. Las acciones simblicas de Jess tienen una relacin muy ntima

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    43 Es lo que afirma Sanders en su magnfica obra Jesus and Judaism., citada enla nota 11.

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  • con el anuncio del RD. La mayora de los estudiosos admiten tres de es-tas acciones en la vida de Jess, cuyo sentido me limito a apuntar.

    La constitucin del grupo de los Doce44. Con esta accin Jess ex-presa su voluntad de restablecer el Israel que, por fin, acepte a Dios ycumpla con su vocacin de pueblo elegido.

    En el momento dramtico y decisivo de la ltima cena Jess realizprobablemente una accin simblica con el pan y el vino para expresarel sentido de su vida y de su muerte, que prevea cercana.

    La expulsin de los vendedores del Templo tuvo una gran repercu-sin y parece que fue la causa inmediata de la detencin de Jess. Fue,por tanto, un episodio decisivo y cuyo sentido es muy discutido. Proba-blemente fue mucho ms que una crtica de la autoridad sacerdotal ode la degradacin del culto. Hay que tener en cuenta que se trataba deun lugar excepcional, pero tambin de un tiempo excepcional, las fies-tas pascuales. Quera anunciar Jess la destruccin del Templo ante laresistencia que encontraba el RD?

    Jess habla de un Dios que invita a aceptar su soberana, a cumplirsu voluntad y a acoger su amor. En otras palabras, el RD expresa la in-terpenetracin histrica de la salvacin. Captar la diferencia con elplanteamiento apocalptico nos permitir captar lo ms especfico deJess. Para la apocalptica el mundo futuro se afirmar tras la destruc-cin de este mundo, que est totalmente corrompido y no tiene salva-cin. Para Jess la accin de Dios es perceptible ya en este mundo, enel que se puede descubrir su presencia. Si Jess usa, a veces, imgenesapocalpticas lo hace desde supuestos muy diferentes.

    Sin duda, el RD tiene tambin una dimensin futura45. Pero esto hayque entenderlo bien. Probablemente Jess no habl de un fin del mun-do inminente y no identific la plenitud del RD con una catstrofe cs-mica y con el fin de la historia. Los nicos textos que podran entender-

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    44 Difcilmente puede ser un invento la creacin de un grupo, al que perteneciquien le iba a entregar, y que perdi, como tal grupo, todo sentido bien pronto, encuanto los discpulos de Jess superaron las fronteras de Israel.

    45 Me parece inaceptable la eliminacin de esta dimensin, tal como hacen al-gunos autores norteamericanos de nuestros das. Concretamente Crossan, tan cita-do en este trabajo, minusvalora radicalmente el judasmo de Jess. Es cierto que enlas ciudades judas poda haber una cierta influencia de las escuelas filosficas grie-gas, entre ellas la cnica. Pero en todo caso, y ms en los ambientes campesinos,hay que contar con la persistencia de las tradiciones bblicas y judas. Crossan desa-rraiga excesivamente a Jess de lo que fue, sin duda, su tierra nutricia. Por otraparte, la eliminacin de todas las referencias al Reino de Dios futuro no puede ha-cerse sin la presin de un apriori ideolgico demasiado evidente y condicionante.

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  • se en este sentido son los que hablan de las convulsiones csmicas queacompaarn a la venida gloriosa del Hijo del Hombre (Mt 24, 29-31;Mc 13, 24-27; Lc 21, 21-28). Pero hay que entender el gnero literarioapocalptico de estos dichos, que, adems, es muy cuestionable quefuesen pronunciados por Jess mismo. Con las imgenes de las convul-siones de la naturaleza y del trastueque de los elementos, como hacenlos profetas, se est expresando la importancia de la accin histrica deDios en Israel. Jess, en la mencionada lnea proftica, anunciaba unaimportante transformacin histrica, entendida como accin de Dios ymanifestacin de su Reinado, pero esto no supone la abolicin de lahistoria ni, menos an, el fin del mundo. Hay que decir contra Crossany una importante tendencia de la exgesis norteamericana actual queJess s esper una manifestacin futura del RD, pero, insisto, la penscomo algo intrahistrico, que afectara de forma inmediata a Israel, yprobablemente no habl del fin del mundo o, como suelen decir mu-chos exgetas, de una parusa inminente.

    Por eso la radicalidad moral de Jess no se debe a que sea una ti-ca del interim, es decir unas exigencias extraordinarias slo comprensi-bles porque se piensa que el tiempo va a ser muy corto y el mundo seacaba, sino que es la moral de la alternativa social, los valores que ex-presan la aceptacin histrica del Reinado de Dios46. Esta radicalidad

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    46 Esta es una de las crticas que habra que hacer a G. PUENTE OJEA, que in-sistentemente y con notable resonancia se esfuerza por hacer ver que la investiga-cin histrica sobre Jess demuestra que fue un Mesas cercano a los celotes, queesperaba la irrupcin inminente del Reino de Dios, entendido en clave absoluta-mente apocalptica y que supondra el aniquilamiento de los romanos y el triunfopleno de Israel. Jess fracas estrepitosamente y la primera literatura evanglica esun esfuerzo por ocultar su realidad histrica, promoviendo una imagen edulcoraday pacifista de Jess, que sirve de legitimacin a la Iglesia posterior, que no caba deninguna manera en el proyecto real del Jess histrico. En esta transformacinfraudulenta, despolitizadora y desescatologizadora, jug un papel fundamental Pa-blo de Tarso. Cfr.: Ideologa e historia. La formacin del cristianismo como fenme-no ideolgico, Madrid 1974; Fe cristiana, Iglesia, poder, Madrid 1991; El Evangeliode Marcos. Del Cristo de la fe al Jess de la historia, Madrid 1992; Elogio del ates-mo. Los espejos de una ilusin, Madrid 1995.

    Esta teora no es nueva, pero Puente Ojea la populariza en Espaa y la defiendecon gran energa y espritu polmico. En los ltimos escritos se dirige tambin, msdirectamente y con mayor claridad, contra la creencia misma en Dios. Su crticapretende ser demoledora de los estudios bblicos nacidos en el seno de la Iglesiapor considerarlos viciados de entrada, ya que estn marcados por intereses perso-nales e institucionales que los corrompen necesariamente y los hacen acrticos. Sinnimo de ser exhaustivo, desde un punto de vista estrictamente histrico habra

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  • nunca es formulada por Jess en clave legalista, sino de forma utpica,potica y simblica. Histricamente Jess pugnaba por introducir al ju-dasmo por una lnea muy diferente a la que posteriormente seguira,tras la catstrofe del ao 70, cuando los rabinos impongan una inter-pretacin muy legalista y antiutpica de la tradicin del pueblo judo.

    Ahora bien s es cierto que en la comunidad pospascual se desen-caden muy pronto una gran tensin escatolgica y se apocaliptizfuertemente el mensaje de Jess. En esta comunidad el Reino de Diosfuturo se equipar con la parusa del Seor y se elabor toda una teo-loga sobre el hijo del Hombre futuro, ajena al pensamiento de Jess47.

    V. Los destinatarios del ministerio de Jess

    El concepto de Reino de Dios, en la mentalidad bblica y juda escorrelativo del de Pueblo de Dios. El RD requiere un pueblo concretoque lo acepte y lo visibilice. Esta es precisamente la misin a la que Isra-el estaba destinado.

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    que decir lo siguiente sobre las opiniones del autor mencionado: 1) Los estudiosactuales ms crticos, que no nacen precisamente en crculos confesionales ni con-servadores y a los que me he referido en estas pginas, no aceptan el Jess mesi-nico, apocalptico, a la espera de una irrupcin inminente del Reino de Dios y pro-moviendo una tica heroica y del interim slo explicable por el brevsimo lapso detiempo que queda antes del fin. Los estudios crticos actuales van en una orienta-cin muy diferente, pero Puente Ojea o no los conoce o no se toma la molestia dediscutirlos y sigue anclado en el viejo apocalipticismo de Weiss y Schweitzer y en elmesas cuasi celote de Brandon. 2) La imagen de una Palestina en ebullicin prerre-volucionaria y antirromana es insostenible para el tiempo de Jess. 3) Consecuentecon su idea de un mesas judo, vengador de los opresores de su pueblo, Jess ha-bra propugnado el amor a los enemigos personales (inimicus / ejthros) pero el odioimplacable a los enemigos del propio pueblo (hostes / polemios). Esta opinin yafue defendida por C. Schmidt, en Der Begriff des Politischen, en 1932, pero es in-sostenible examinando el uso de la palabra griega ejthros en la Biblia de los LXX. Y,por supuesto, es necesario forzar mucho el sentido obvio de los textos y la inter-pretacin que reciban ya en la tradicin inmediatamente posterior. 4) Es legtimala lectura crtica de los textos de los evangelios y hasta la crtica ideolgica de losmismos. Pero la crtica de Puente Ojea al evangelio de Marcos fuerza extraordina-riamente el texto a partir de una idea preconcebida y desconoce o desprecia olm-picamente a quien no piensa como l. Sin duda que hay buenas razones para des-potricar contra una literatura apologtica carente de rigor e ideolgica en el peorsentido. Pero me parece que Puente Ojea incurre en un dogmatismo y en una ideolo-gizacin tan grave como la que crtica, aunque de otra orientacin.

    47 Cfr. RAFAEL AGUIRRE, Reino, parusa, decepcin, Madrid 1984.

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  • En la investigacin actual reina una prctica unanimidad en que Je-ss se dirigi a los judos e intent que Israel viviese como verdaderopueblo de Dios. No se dirigi a los judos slo como individuos aislados,sino a Israel como conjunto para que cambiase hasta en sus mismas re-laciones sociales a la luz de la nueva cercana de Dios. De forma media-ta esto repercutira tambin en las naciones paganas, que se veranatradas por esta luz de Dios que saldra desde Sin (Is 2, 1-3).

    Sin duda que movindose por la orilla del lago Jess tuvo necesaria-mente contactos con los paganos. Parece que visit lo territorios limtro-fes de Galilea: va a la regin de los gerasenos (Mc 5, 1), a los lmitesde Tiro (Mc 7, 24), a los pueblos de Cesarea de Filipo (Mc 8, 27).Hay que observar dos datos: en primer lugar, se mantiene la conocida es-trategia de Jess de no entrar en las ciudades y de permanecer en lasreas rurales; en segundo lugar, Jess visita estos territorios paganos parallamar a los judos que all vivan; de forma inmediata no va a los gentiles,sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt 10, 5-6; 15, 24).

    En los aos inmediatamente anteriores a la guerra del ao 70 y enel perodo posterior la relacin de los judos con los territorios paganosdel entorno era muy tensa y difcilmente se podran entender en estetiempo desplazamientos hacia la Decpolis, Tiro, Sidn y Cesarea de Fi-lipo. En cambio estos movimientos encajan muy bien treinta aos an-tes, durante la vida de Jess.

    VI. El Padre

    Una de las adquisiciones ms slidas de la exgesis es que Jess lla-m a Dios Padre y le invoc como tal. Intentar explicar la vida de Jesssin recurrir a su experiencia religiosa es imposible, es un reduccionismoinaceptable. Es sumamente positivo el recurso a la antropologa, a lahistoria y la sociologa para conocer a Jess. Pero el factor religioso tie-ne su propia autonoma y ms en el caso de una personalidad con unaexperiencia tan relevante como Jess.

    Jess habla del RD, pero curiosamente apenas aplica la imaginerareal a Dios. Para Jess, Dios es, ante todo, Padre. J. Jeremias demostrla importancia que tiene la palabra aramea Abba con la que Jess sediriga a Dios48. No voy a insistir en ello, pero voy a realizar unas brevesconsideraciones crticas.

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    48 Este autor ha vuelto sobre el tema en reiteradas ocasiones, pero quiz el trata-miento ms completo lo tiene en Abba. El mensaje central del Nuevo Testamen-to, Salamanca 1981, 17-90. Una detallada revisin crtica de los argumentos deJeremas en J. SCHLOSSER, El Dios de Jess, Salamanca 1995, 183-218.

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  • Hay que evitar el etnocentrismo y el anacronismo y, por tanto, nohay que interpretar el Abba de Jess a la luz de las relaciones paterno-filiales existentes en nuestra sociedad. Abba implica confianza, amor,pero tambin, y muy acusadamente, autoridad y obediencia. El evan-gelio de Mateo, el ms judo de todos, pone de relieve muy particular-mente que Jess es hijo de Dios porque hace la voluntad de Dios y seidentifica plenamente con ella (3, 15-17; 26, 36-42; 27, 39-54).

    Tampoco se puede afirmar que el Abba fue una expresin privativade Jess para dirigirse a Dios. Conocemos muy poco de la piedad judapersonal del tiempo y no es prudente sacar conclusiones cuando se ca-recen de datos. Ha habido una exgesis obsesionada, por razones teo-lgicas, en buscar lo nico y diferente de Jess, que ha extralimitadosus conclusiones.

    J. Jeremias y otros autores afirmaban que se poda demostrar queel Jess histrico reivindicaba para s mismo una filiacin nica y excep-cional con Dios, muy diferente a la que atribua a todas las dems per-sonas. El argumento es que Jess habla de Padre mo y de Padrevuestro, pero no se engloba en una frmula comn para dirigirse aDios. Este argumento no es concluyente. Es claro que la tradicin ten-di a acentuar la excepcional filiacin divina de Jess, pero en los estra-tos ms primitivos este fenmeno no es perceptible. Es indudable queJess dio un nfasis enorme a Dios como Padre de todos los seres hu-manos, pero no se puede demostrar que se pretendiese su hijo de unaforma nica y excepcional, diferente de la filiacin de todos los dems.

    VII. La funcin social del Reinado de Dios

    Qu implicaba la propuesta de Jess en las circunstacias histricasde Palestina y en la cultura mediterrnea del siglo I? Voy a responder aeste interrogante, no de forma exhaustiva, sino recurriendo a unascuantas perspectivas significativas y que, en mi opinin, estn bien fun-dadas histricamente.

    Jess no se identific ni con la ideologa ni con el sistema social do-minante. Fue un judo, profundamente religioso, que promovi un mo-vimiento disidente, pero no exclusivista, a diferencia de los esenios o delos fariseos, sino que se dirigi a todo Israel. Ms an, su movimientose caracteriz por ser inclusivo, por incorporar al pueblo a personasque la ideologa dominante exclua o estigmatizaba.

    La solidaridad con los marginados, a veces, expresa la interioriza-cin de los valores dominantes; en este caso se produce el resentimien-to o la aspiracin a subir en la escala social reproducindola. Pero tam-

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  • bin en la solidaridad con los marginados se puede incubar una culturasocialmente alternativa. Creo que esto es lo caracterstico de Jess. SuDios no es el del Templo tal como lo entienden los sacerdotes sadu-ceos, pero tampoco el de la revancha apocalptica de algunos gruposmarginales.

    1. Siempre que Jess anuncia programticamente el RD afirma quees una buena noticia para los pobres. Lo que est muy claro es quehubo sectores que sintieron este anuncio como una noticia tan mala ypeligrosa, que no dudaron en crucificar a su mensajero.

    Pobre designa, desde luego, una situacin real, pero que no hayque interpretarla en clave tan exclusivamente econmica como se haceen nuestros das. En la cultura mediterrnea el pobre inclua normal-mente una carencia econmica, pero se caracterizaba, ante todo, porno tener honor, por ser el sin familia o por estar estigmatizado social-mente. El RD es la liberacin de los pobres, porque implica un cambiohistrico y una nueva cultura moral de libertad, de confianza, de noobsesin por el maana y por el dinero.

    2. Creo que la cercana de Jess a los nios es de los datos ms ga-rantizados histricamente. Aqu s que es importante superar el anacro-nismo si queremos entender el significado de esta actitud.

    La consideracin social del nio estaba en las antpodas de la quese da hoy entre nosotros. No exista ninguna idealizacin moral delnio; tampoco se le consideraba valioso a los ojos de Dios, porque noera capaz de cumplir la Ley. Ms en el mundo greco-romano que en eljudo, pero era frecuente abusar de los nios, por ejemplo dedicndo-les a la mendicidad o simplemente abandonndolos o crindolos paravenderlos como esclavos despus49.

    Cuando Jess dice de stos (de los nios) es el RD (Mc 10,14)est invirtiendo radicalmente la visin de la realidad. A esta luz se en-

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    49 R. MacMULLEN, Roman Social Relations, London-New York 1974: La cos-tumbre de abandonar a los nios no deseados est bien atestada en el Egipto ro-mano... No es que un nio no deseado muriese siempre. Abandonado en el ester-colero del pueblo (y apareciendo registrado este lugar ya para siempre como ellugar de su nacimiento) poda ser recogido y puesto al servicio de una familia. Nadase desperdiciaba en el mundo antiguo, tampoco un nio abandonado (13 s.). Lossiervos que obtenan la libertad podan verse obligados a dejar sus hijos en las ca-sas de sus amos para que sirviesen durante dcadas; era un intercambio, ya quemuchos esclavos haban llegado a esta condicin como un precio para salvar suvida cuando fueron abandonados por sus padres al nacer y criados por quienes lesencontraron con el fin de venderlos ms tarde (92). Cfr. S. DIXON, The Roman Fa-mily, Baltimore 1992, 98-132.

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  • tiende que la invitacin a hacerse como los nios es, ante todo, la lla-mada a la solidaridad con la marginacin.

    No me resisto a apuntar una idea: las cosas son hoy muy diferentesy en nuestra sociedad occidental los nios, cada vez ms escasos, go-zan en general de un gran aprecio, mientras que los ancianos queeran los patriarcas venerados en el mundo mediterrneo del siglo I,cada vez ms numerosos en nuestros das, son el grupo social msmarginado. Probablemente las palabras que Jess dirigi a los nios selas dirigira hoy a los ancianos.

    En esta lnea es bien notable que entre los seguidores de Jess seencontrase un grupo de mujeres. Es un dato histrico incontrovertible(Mc 15, 41-42 par.; Lc 8, 1-3). Un autor tan equilibrado como Gnilka,en su reciente libro sobre Jess de Nazaret, observa que en la tradicinanterior a la redaccin de los evangelios esas mujeres que acompaa-ban a Jess participaron en la ltima cena50. Valga esto como ligeroapunte sobre el papel de las mujeres en el movimiento de Jess. Ennombre del RD se pone en pie un movimiento marginal y disidente, cr-tico e inclusivo, que aspira a renovar profundamente la vida del pueblojudo.

    3. El honor era el valor central de la cultura mediterrnea. El honores un fenmeno social, porque depende de la consideracin de los de-ms, pero que cada individuo acaba interiorizando como el criterio dela estima que tiene de s mismo y como la pauta a la que tiene queajustar su vida. El honor depende, ante todo, de la familia a la que sepertenece y tambin del lugar de procedencia y de la funcin socialque se ejerce. Hay casos en los que el honor se puede adquirir, perohabitualmente viene atribuido por nacimiento. El honor una vez perdi-do era prcticamente irrecuperable. El honor se refleja en signos exter-nos (vestiduras, costumbres), en la precedencia en determinados luga-res (convites, sinagoga), etc. La ideologa del honor responde a unasociedad androcntrica y patriarcal; y, por consiguiente, supona la legi-timacin del orden social existente. La situacin del hombre y de la mu-jer respecto al honor era muy diferente y reforzaba el papel pasivo y re-legado al mbito de lo privado de la mujer. La deshonra de la mujerera una afrenta a los varones del grupo y poda tener unas consecuen-cias trgicas.

    Jess experiment la mxima deshonra posible, porque la cruz erael patbulo ms infamante y vergonzoso. Esto tuvo una importanciatrascendental dado el mundo de valores de la poca, pero no vamos

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    50 J. GNILKA, Jess de Nazaret. Mensaje e historia, Barcelona 1993, 342.

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  • ahora a entrar en ello. Me limito simplemente a apuntar cmo Jesssubvierte el honor, el valor central de su mundo social. Se puede discu-tir uno u otro de los textos que voy a aludir, pero el tema es tan omni-presente que no cabe duda de que nos ensea algo muy central delproyecto de Jess.

    Critica la bsqueda por parte de los escribas del reconocimiento desu honor y que se manifiesta en los amplios ropajes, en el afn de sersaludados pblicamente y en ocupar los primeros puestos en los ban-quetes y en las sinagogas (Mc 12, 38-40). Esta ideologa del honor sirvepara explotar a los pobres (devoran la hacienda de las viudas). A losojos de Dios las personas son valoradas de una forma radicalmente dife-rente, lo que el evangelista Marcos pone de relieve mediante el episodiode la viuda que coloca inmediatamente a continuacin (12, 41-44).

    Jess come con pecadores y publicanos, es decir acepta su hospi-talidad y amistad, se relaciona abiertamente con gente impura y sinhonor.

    El honor se refleja de un modo muy especial en los puestos que seocupan en los banquetes y en los actos pblicos. Jess pide que no sebusquen los primeros lugares, sino los ltimos (Lc 14, 7-11).

    El honor se cultiva y aumenta invitando a los de la propia familia ya gente de noble condicin. Es una ideologa elitista y corporativista.Jess pide que se invite a los pobres, a los marginados, a los que nopueden corresponder (Lc 11, 12-14). Se critica la ideologa del honoren aras de una visin alternativa e inclusiva de la vida social.

    Jess busca hospedarse en casa de un hombre pecador (Lc 19, 1-10)ante los ojos de todo el mundo.

    Parece que Jess relativiz la observancia del sbado, porque lo su-bordin al bien de la persona humana (Mc 2, 26 - 3, 6).

    Los discpulos estaban imbuidos de la ideologa dominante y variasveces rivalizan por los puestos ms honrosos. Jess rotundamente lesemplaza a que no reproduzcan los comportamientos de los tenidos porhonorables, sino que ocupen el lugar de los ms jvenes (en aquellasociedad los puestos ms honorables correspondan a los ms ancia-nos) y de los siervos (Lc 22, 24-27). Y afirma que l no ha venido a serservido sino a servir (Mc 10, 42-45). El evangelio de San Juan desarrollafielmente esta idea en la escena del lavatorio de los pies, en la quepone a Jess realizando las tareas del esclavo ms humilde.

    4. Probablemente Jess transgredi las normas de pureza. La antro-pologa cultural nos ensea la enorme trascendencia de estas cuestio-nes simblicas. Las normas de pureza eran y son fundamentales parapreservar la identidad del pueblo judo, porque marcan ntidamente lasfronteras que le separan de los dems. Las normas de pureza, ante

    38 RAFAEL AGUIRRE

    Universidad de Deusto - ISBN 978-84-9830-908-9

  • todo, regulaban el funcionamiento del Templo, pero se extendan atoda la vida cotidiana. Los intercambios matrimoniales, la distribucinde los das (el precepto del sbado y las fiestas) y, sobre todo, los ritosde mesa (con quin comer, dnde hacerlo, qu y cmo) estn someti-dos a normas muy precisas de pureza. Estas normas marcan las fronte-ras que diferencian a los judos de los gentiles y, para eso mismo, con-trolan rgidamente las vidas y los cuerpos de sus miembros. Transgrediresas normas es cuestionar lo ms ntimo de un orden social religiosa-mente legitimado y cuestionar la identidad del propio pueblo.

    Como digo, probablemente Jess transgredi las normas de pure-za. La razn ltima est en su peculiar experiencia religiosa. Dios es unPadre, al que no se accede a base de purificaciones, de separaciones delo profano, sino acercndose al hermano, sobre todo al ms alejado.Por eso el movimiento de Jess es inclusivo y busca reintegrar a los ex-cluidos del pueblo.

    Es quiz esta la gran diferencia del movimiento de Jess con otrosmovimientos judos contemporneos de renovacin. Esta caractersti-ca se encuentra probablemente en el origen del xito histrico delmovimiento de Jess. Y me explico. Jess se dirigi slo al pueblo deIsrael y en su perspectiva no entraba una misin a los paganos. Peroen la medida en que cuestionaba las normas de pureza estaba debili-tando y transgrediendo las fronteras que separaban a los judos y ha-ca posible un desarrollo coherente posterior que acabara abrindosea los paganos.

    Ya hemos recordado antes algunos aspectos de la vida de Jess,que habra que tener presentes aqu. Toca al leproso, come con peca-dores y publicanos, subordina el sbado al bien del hombre.

    El autor judo G. Vermes51 ha notado muy bien que Jess funda sumoral en un principio judo hondamente espiritual: el hombre debeaspirar a la identificacin con Dios. Lo propio de Jess es que se tratade identificarse con un Padre, que ama y perdona, y esto se realiza,ante todo, a travs de la misericordia, entendida como la solidaridadefectiva con el prjimo necesitado, y del amor, que tiene su mximaexpresin en el amor a los enemigos, porque es el ms gratuito y de-sinteresado y, por eso mismo, el que ms identifica con Dios, el quenos hace hijos de Dios (Mt 5, 44-45). Aqu reside la cumbre de la mo-ral de Jess.

    5. El envo de sus discpulos y las instrucciones con que Jess lesprepara nos llevan al corazn de su proyecto. Quiere que la actitud de

    APROXIMACION ACTUAL AL JESUS DE LA HISTORIA 39

    51 The Religion of Jesus the Jew, London 1993.

    Universidad de Deusto - ISBN 978-84-9830-908-9

  • los discpulos resulte provocativa y sacuda a aquella sociedad. No to-mis oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas; ni alforja para el camino,ni dos tnicas, ni sandalias, ni bastn (Mt 10, 9-10). La pobreza de losenviados es tal que no deben llevar nada de dinero (ni oro, ni plata, nicobre), ni bolsa o alforja para guardar lo que les den.

    Sin duda se trata de sentirse libres y en las manos de Dios, perohay ms. Jess les dice: Cuando entris en una casa, quedaos enella hasta marchar de all (Mc 6, 9); no vayis de casa en casa. Enla ciudad en que entris y os reciban, comed lo que os pongan; curadlos enfermos que haya en ella, y decidles: el RD est cerca de voso-tros (Lc 10. 7-9). No se trata simplemente de que el enviado viva delimosna. Cuando el enviado es acogido y provoca la hospitalidad,cuando se abre la casa y se comparte la mesa, entonces se acepta elReinad