alfredo bosi - dialectic a de la colonizacion

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ALFREDO BOSI

CULTURA BRASILENA

UNA DIALECTICA

DE LA COLONIZACION

Traducci6n de Eduardo Rinesi y Jung Ha Kang

EDICIONES UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

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BIBLIOTECA DE AMERICA, 31

© de esta edici6nEdiciones Universidad de Salamanca

Alfredo Bosi

©de la traducci6n:

Eduardo Rinesi y Jung Ha Kang

Con e l patrociniode la Fundaci6n Cultural Hispano- Brasilefia

La edici6n: diciembre, 2005I.S.B.N.: 84-7800-494-7

Deposito legal: S. 1725 - 2005

Ediciones Universidad de Salamancahttp://webeus.usal.es

[email protected]

Composici6n: Cicero S.L.Telefono 923 12 32 26Salamanca (Espana)

Impreso en Espana - Printed in Spain

Impresi6n y encuadernaci6n:Europa Artes Graficas S.A.Telefono 923 22 22 50

Salamanca (Espana)

Todos los derechos reseruados,Ni la totalidad ni parte de este libro

pueden reproducirse ni transmitirse

sin permiso escri to de

Ediciones Universidad de Salamanca

CEP. Servicio de Bibliotecas

BOSI, Alfredo

Cultura brasilefia : una dialectica de la colonizaci6n / Alfredo Bosi ;traducci6n de Eduardo Rinesi y Jung Ha Kang. - 1a ed. - Salamanca:

Ediciones Universidad de Salamanca, 2005356 p. ; 17 x 24 ern. - (Biblioteca de America; 31)

I.Brasil-Civilizaci6n. 2. Brasil-Colonizaci6n. 3. Brasil-Historia.1 . Rinesi, Eduardo. II. Ha Kang, Jung.

930.85(81)

325(81)

94(8r)

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INDICE

PRESEN'fACI6N ., ..... ,......................................•....... , ...•........•..... 9

PREFACIO A LA EDlCI6N ESPANOLA1

3

1. COLONIA, CUL'fO Y CUL'fURA1

5

2. ANCHlE'fA 0 LASFLECHAS OPUES'fAS DE LO SAGRADO ..63

3. DEL AN'fIGUO ES'fADO A LA MAQUlNA MERCAN'fE · 89

4. VIEIRA 0 LA CRUZ DE LA DESIGUALDAD III

5. AN'fONIL 0 LAS LAGRIMAS DE LA MERCADERfA.............................. 137

6. UN Ml'fO SACRIFICIAL: EL INDlGENISMO DE ALENCAR · 159

7. LA ESCLAVI'fUD EN'fRE DOS LlBERALlSMOS...................................... 175

8. BAJO EL SIGNO DE CAM · 223

9. LA ARQUEOLOGfA DEL ES'fADO-PROVIDENCIA. SOBREUN INJER'fO

DE IDEAS DE LARGA DURACI6N 245

10. CUL'fURAS BRASILENAS · ·· · · ··..··.. · · 277

POST-SCRIPTUM 1992 30

7

MIRADA RE'fROSPEC'fIVA 333

POSTFACIO 2001 • ·..· ·..·..· · 341

GLOSARIO 349

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A. B.

Agradecimientos

Este libro fue escrito en diferentes momentos. Su punto de partida esta en los

cursos de Literatura Brasilefia que vengo dictando en laUniversidad de Sao Paulo

desde 1970. Algunos pasajes habian sido ya public ados en versiones que altereprofundamente 0 que apenas retoque. La mayor parte de los textos, sin embargo,

estaba inedita, Me corresponde agradecer a la Fundaci6n Guggenheim, que me

concedi6, en 1986, una beca para investigar en archivos de Roma y de Lisboa.

Estoy especialmente agradecido a amigos que me facilitaron el acceso a obras ago-

tadas 0 raras: Helena Hirata, Jaime Ginzburg, Jose Sebastiao Witter, Marcus

Vinicius Mazzari, Almuth Gresillon, Sandra Teixeira Vasconcelos y Eduardo

Portella. En la investigaci6n iconografica recibi la ayuda solicita de Maureen

Bisilliat, Ruy Gama, Olivier Toni, Claudio Veiga, Pe. Pedro Americo Maia,

Aloysio de Oliveira Ribeiro, Emanoel Araujo y Sergio da Costa Franco. A

Ariovaldo Augusto Peterlini debo consejos de eximio latinista; a Dora y Jose

Paulo Paes, el regalo de lupas providenciales; a Viviana, la lectura de los primeros

manuscritos; a Herminia Guedes Bernardi, la dedicaci6n con la que prepar6 losoriginales; y finalmente, a Eclea la generosidad de siempre, «puro rocio del alma»,

con la que acompafi6 todos los pasos de este trabajo.

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Presentaci6n

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LEGA AL LECTOR EN CASTELLANO, por fin, la Dialetlca da Colonizacdo de

Alfredo Bosi, uno de los mas importantes ensayos sobre cultura brasilefia delos iiltimos tiempos. La publicacion ha sido posible gracias al entusiasmo del

autor, que en todo momenta quiso que la obra fuese publicada por la Universidad

de Salamanca, y al apoyo dado por el Centro de Estudios Brasilefios y la Fundacion

Cultural Hispano Brasilefia. Una publicacion necesaria en unos tiempos en los que

se oye hablar y mucho de «cultura brasilefia» en los medios de cornunicacion, pero

con un sentido excesivamente simplificado y vano, girando en tomo de la figura de

unos pocos rmisicos y cantantes (a veces ni siquiera los mejores).

Bajo el terrnino cultura 0 culturas brasilefias se encierra un enorme universo de

gran creatividad que abarca todas las facetas de la produccion artistica. Los tres

siglos de la colonizacion portuguesa pusieron las bases de una nueva manera de

entender la produccion literaria y las artes plasticas, La especial configuracion

social de la America portuguesa, con los aportes indigena, africano y europeo, y el

mestizaje resultante, sirvio de caldo de cultivo para la formaci on de artistas queaunque partiendo de patrones europeos 0 europeizantes, se distanciaban 10 sufi-

cientemente de la matriz como para que podamos considerarlos ya como brasile-

fios. Brasil llego a la independencia con una configuracion econornica y social de

clara herencia colonial y vivio el siglo XIX desangrandose en innumerables con-

flictos regionales, donde se enfrentaban grupos sociales y etnicos divers os, y que

estuvieron a punto de acabar con la unidad territorial del Imperio. La abolicion de

la esclavitud y el fin de la monarquia dieron paso a la Republica Vieja, caracteri-

zada por el dominio oligarquico de los barones del cafe. La modemidad llego de

la rnano de los artistas de Sao Paulo, que organizaron la Semana de Arte Moderna

en el 22, quebrando el rigido corse del academicismo. La Revolucion del 30 rom-

pio, a su vez, el trasnochado esquema politico de la Republica y puso en el poder

al gaucho Vargas, que abrio las puertas a divers os periodos de desarrollismo indus-

trial y populismo trabalhista. Los afios 50 significaron el momenta mas importan-te de la cultura brasileiia contemporanea con el surgimiento del Cinema Novo y

la Bossa Nova, los dos movimientos artisticos de mayor proyeccion internacional,

con Glauber Rocha y Tom Jobim como sus grandes protagonistas. Los afios 60 seA.B.

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abrian con la inauguracion de una nueva y futurista capital, Brasilia, maximoexponente de la creacion arquitectonica y urbanistica de Brasil en el siglo xx. Ladictadura puso fin a este momento dorado de la cultura brasileiia, si bien duranteel periodo final de los 60 surgio un grupo de artist as «tropicalistas» que influye-ron sobremanera en la cultura brasileiia conternporanea. No fue hasta los aiios 80que se desarrollo la transicion a la democracia, culminando con la proclamacionde la Constitucion en 1988. Los problemas economic os y la acentuacion de lasenormes diferencias sociales y regionales han constituido el dia a dia del Brasil delos iiltimos 20 aiios, y han sido factores determinantes en la configuracion de lasvanguardias artisticas brasileiias.

La obra de Alfredo Bosi que presentamos analiza la evolucion cultural detodos estos periodos historicos con enorme precision. El resultado es una de lasmas brillantes historias de la cultura brasileiia. 0 de las «culturas» brasileiias, puespara Bosi la cultura se puede dividir en diferentes tipos, dependiendo de a quieneste dirigida: tendriamos asila cultura erudita, lapopular y la de masas. En ellibroel profesor Bosi reune una serie de ensayos que presentan, por un lado, una histo-ria de la literatura brasileiia, pero no simplemente en el sentido estricto de estudiode obras literarias: va mucho mas alIa y realiza un analisis historico desde del ini-cio de la colonia, haciendo una esplendida interrelacion entre la historia y la lite-ratura, una «dialectica» entre ambas, que ademas identifica trazos de conformismoy resistencia al hecho colonizador. En el transcurrir dellibro desfilan ante nues-tros ojos las figuras mas relevantes de la literatura colonial y algunas de las masdestacadas del periodo imperial. Anchieta, Vieira, Gregorio de Matos, Antonil,Alencar ... Ademds de los grandes creadores literarios el autor presenta diversasmanifestaciones del arte popular y las integra dentro de este panorama de la com-pleja y rica cultura brasileiia.

Alfredo Bosi es uno de los autores que mas ha influido en el estudio de la lite-ratura brasileiia en los ultimos 20 aiios. SuHistoria Concisa da Litertatura brasi-

lena es de lectura obligada en cualquier curso relacionado con la literatura y lacultura de Brasil. (Traducido a espaiiol en Fondo de Cultura Economica: HistoriaConcisa de la literatura Brasilena). Intelectual comprometido con los problemasde su sociedad, Bosi ha sido director del Instituto de Estudos Avancados de laUniversidad de Sao Paulo hasta el aiio 2001 y actualmente es editor de la Revistade Estudos Avanrados del mismo Instituto.

El Centro de Estudios Brasileiios de la Universidad de Salamanca y laFundacion Cultural Hispano Brasileiia se congratulan por haber hecho posible lapublicacion en espaiiol de este texto extraordinario que sin duda contribuira a unmayor conocimiento de la cultura brasileiia en los paises de habla hispana.

JOSE MANUEL SANTOS PEREZ

Director del Centro de Estudios Brasileiios

de la Universidad de Salamanca

Salamanca, diciembre 2005

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TOS PEREZs Brasifefios

e Salamanca

:iembre 2005

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Prefacio a la edic i6n espaiiola~:'-

LA PRIMERA EDlCI6N DE ESTA OBRA fue publicada en porrugues por la

Companhia das Letras, en Sao Paulo, en el afio de 1992. Le afiadi un posfa-

cio en 2001, que habia sido redact ado como introducci6n a la edici6n fran-

cesa public ada por la editorial L'Harmattan. Es para mi motivo de alegrla ver este

libro traducido al espafiol y puesto asi al alcance de los latinoamericanistas y, en

particular, de los estudiosos de la historia y de la cultura brasilefia. Debo un agra-

decimiento especial al Centro de Estudios Brasilenos dirigido por el profesor Jose

Manuel Santos Perez, que tuvo la generosa iniciativa de proponer la edici6n a la

Universidad de Salamanca.

En el origen de la Dialectica de fa colonizaci6n estan los cursos que he irnpar-

tido a los estudiantes de Letras de la Universidade de Sao Paulo desde los afios 70.

Mi punto de partida fue el estudio de las relaciones dialecticas entre los textos

luso-brasilefios (0 ya brasilefios a partir de la independencia de la naci6n procla-

mad a en 1822) y sus respectivos contextos hist6ricos e ideo16gicos.

Analizando obras producidas des de el periodo colonial pude verificar que los

autores mas densos, hist6rica y literariamente, expresaban una tensi6n entre una

actitud conformista y una actitud de resistencia frente a ciertos procesos de la

colonizaci6n portuguesa. AS1, .el termino dialectica, que da titulo al conjunto

de los ensayos, asume un significado preciso: denota coexistencia 0 alternancia de

posiciones diferenciadas y, al cabo, contradictorias.

Jose de Anchieta, Antonio Vieira y Gregorio de Matos, cada uno a su modo,

traen a la practica de la escritura los contrastes vividos por la cultura iberica en los

siglos iniciales de la colonizaci6n. Entre el hombre letrado peninsular de forma-

ci6n clasica y confesi6n cat61ica y el nuevo contexto americano, primero indige-

na, despues negro, se establece una relaci6n duplice, hecha al mismo tiempo de

atracci6n y repulsi6n.

» Traducci6n de Xoan Carlos Lagares.

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I2 ALFREDO BOSI

El deseo de comprender y dialogar con seres humanos hasta entonces des co-nocidos alternaba con la aversion a la diferencia peculiar del etnocentrismo de los

colonizadores e incentivada por los intereses materiales puestos en contraste. La

cultura misionera, que ve en el indigena nuevas almas a ser convertidas a la fe cris-

tiana, teme y conjura sus expresiones religiosas, tratandolas como si fueran ritos

demoniacos. El jesuita defiende al indio de la codicia de los colonos, pero, al

mismo tiempo, desagrega su cultura condenando sus mores.

Las cronic as de Anchieta deploran las costumbres de los «barbaros» sin dejar

de reprobar la conducta feroz de los portugueses, a quienes llama «los peores ene-

migos» de la evangelizacion, Sus poemas liricos, sobre todo los escritos en espa-

fiol, su lengua materna, revelan un alto grado de sublimacion mistica, que recuerda

la poesia de San Juan de la Cruz, pero sus autos, compuestos parcialmente en la

lengua tupi, expresan una concepcion duramente reificada de la vida moral tanto

del indio, como del blanco.

Contradicciones igualmente agudas se encuentran en los sermones del padre

Antonio Vieira, el mayor orador sacro de los tiempos coloniales, «Emperador de

la Lengua Portuguesa», como 1 0 llamo Fernando Pessoa en su Mensagem.

Caracter pragmatico, hombre de accion, pero al mismo tiempo credulo ante las

profecias mesianicas de un zapatero cristiano nuevo, Bandarra, Vieira acabo con-

denado por la Inquisicion y tuvo que refugiarse en Roma, donde su talento fue

reconocido por el pontifice y su corte. No acaban ahi sus contradicciones.

Defensor apasionado de los indios frente a las autoridades coloniales y ante los

reyes de Portugal, casi un Las Casas lusobrasilefio, tuvo, sin embargo, infelices

momentos de condescendencia con la esclavitud de los africanos, cuyo sufrimien-

to supo describir y denunciar con palabras de fuego. [Universalismo cristiano ver-

sus particularismo colonial en el mismo orador sacro! Me he detenido tambien en

la lectura de Antonil, el primer economista colonial, autor de Cultura e opulencia

do Brasil par suas drogas e minas. Secretario del padre Vieira, que 1 0 trajo de Italia

para Bahia, acabo siendo su detractor ante el general de la Compafifa de Jesus y se

mostro contrario a las tendencias indigenistas y judaizantes de su protector. En los

minuciosos capitulos sobre la fabricacion del aziicar, Antonil habla de los esclavos

como si fueran meros instrumentos de produccion. Lo que nos lleva a reconocer

la presencia de contrastes en el interior del proyecto misionero.

Gregorio de Matos, de lejos el mejor poeta en lengua portuguesa del siglo XVII,

lector atento (algunos dicen que plagiario) de Gongora y de Quevedo, satiriza con

ingenio terrible a los altos funcionarios corruptos de la colonia y acusa la ganan-

cia de los comerciantes nuevos ricos, pareciendo ya «brasilefio». Sin embargo, des-

precia soberbiamente a negros, mulatos y judfos, humilla ala mujer negra como

compafiera sexual y se burla de los bahianos mestizos descendientes de los prime-ros troncos luso-indigenas.

Se trata, por 1 0 tanto, de una cultura fuertemente ideologizada, en la medida en

que refleja los prejuicios dominantes, pero capaz de contrastarlos en momentos raros

e intensos de humanizacion en el horizonte del universalismo cristiano, que aiin se

vislumbra mas alla de los limites estrechos de las practicas contra-reformistas,

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CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N

ta entonces des co-

Locentrismo de los

s en contraste. La

ertidas a la fe cris-

mo si fueran ritos

colonos, pero, al

Los ensayos que versan sobre autores y textos del Brasil independiente revelan

contradicciones de otra naturaleza. La cultura romantic a, hegem6nica entre

mediados de los afios treinta hasta el final de los sesenta del siglo XIX, trajo en su

vientre un indianismo conservador (en las novelas de Jose de Alencar) y un india-

nismo rebelde, que reprobaba el genocidio practicado pOl' los conquistadores (en

la poesia de Goncalves Dias). Los contemporaneos tal vez no pudieran percibir

esas oposiciones ideologicas, ya que estaban empefiados en la construcci6n de una

identidad simbolica nacional, bastandoles con explotar el tema del indio para satis-

facer sus entusiasmos patri6ticos.

Avanzando un poco en la historia: el poema Vozes d'Ajrica, de Castro Alves,

fue el primer grito del abolicionismo (1868), precediendo a la campafia pOl' la libe-raci6n de los futuros hijos de vientre esclavo, obtenida en 1871. Se trata de un

poema que se inscribe en el llamado «nuevo liberalismo» democratico que se

impondria en los tiltimos afios del reinado de D. Pedro II . No obstante, el anal i-

sis sernantico del texto detecta un componente fatalista, que atribuye al Destino, 0

a un rec6ndito Dios vengador, la maldici6n que transform6 al africano en esclavo

en America. ~C6mo dar un contenido progresista a un texto tragico, sin salidas

para la raza negra? Pero la poesia, como el suefio y el reino de 10 insconsciente, es

capaz de superar pOl' dentro el principio de la no-contradicci6n.

Ejemplos notables de resistencia contra-ideo16gica en plena fase aurea del

imperialisrno racista (1880-1910) nos los dan los poemas en prosa de Cruz e Sousa,

particulamente 0emparedado, y las novelas de un mulato humillado y of end i-

do, Lima Barreto, que denunci6 el darwinismo social y los prejuicios que lapseudociencia dominante sustentaba. En cuanto ala obra poderosa de Euclides da

Cunha, Os sertoes (1902), la contradicci6n en ella aparece en estado puro, pues

racismo y anti-racisrno, pesimismo y admiraci6n pOl' el sertanejo ocupan, alter-nadamente, su lugar ideo16gico.

En los ensayos finales de la obra desplazamos la mirada desde la literatura hacia

la historia politica y la historia de la cultura en el Brasil del siglo xx. El capitulosobre el positivismo en Brasil (<<Laarqueologia del Estado- Providencia») naci6 del

estudio de los conflictos que dilaceraban a Rio Grande do SuI a 10 largo de la

Republica Vieja. Entonces, elliberalismo puro y duro de los hacenderos y expor-

tadores de la Campana se vio enfrentado por el centralismo autoritario de los

republicanos. Estos, siguiendo de cerca las ideas polfticas de Auguste Comte,

encontraron en el positivismo social razones para implantar una legislaci6n localque protegia la industria naciente y el mercado interno y favorecia la estatalizaci6n

de algunos servicios piiblicos esenciales. Una politica abiertamente antiliberal en

plena republica liberal que la Constituci6n de 1891 habia sancionado juridicamen-

teo Cuando, en 1930, la segunda generaci6n positivista gaucha asumi6 el poder

rbaros» sin dejar

«los peores ene-

escritos en espa-

ica, que recuerda

rcialmente en la

ida moral tanto

ones del padre«Emperador de

su Mensagem.

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su talento fue

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13

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I4ALFREDO BaSI

federal en la estela de un movimiento liderado par Getulio Vargas, sus ideales deindustrializaci6n Ycontrol central encontraron mayor espacio para concretizarse.

Contextos posteriores fueron retomando, hasta hoy en dia, la polemic a

laissez-faire versus in te rv en cio nismo e sta ta l , que ya resonaba acaloradamente en

los debates de la asamblea del estado deRio Grande do SuI,cuando un joven dipu-

tado positivista, Getulio Vargas, lanzaba flechas satiricas contra el ultraliberalismo

del viejo Spencer... Ideas contra ideas en la misma arena, y cada una ocupando su

lugar.El ensayo «Cultura brasilena y otras culturas brasilefias», cuya primera redac-

ci6n remonta a los afios 80,fue actualizado por elPost sc ri pt um I9 92. Contrastando

con la tesis tradicional por la cual existe una sola cultura brasilefia homogenea

diseminada por todo el territorio nacional, propongo un analisis diferencial en el

que se reconocen, por 10 menos, tres universos culturales. Cada uno presentacaracterfsticas peculiares, pero los tres pueden interpenetrarse en determinadas

situaciones. Tendnamos una cultura erudita, una cultura popular y una cultura de

masas, 0 industria cultural. Habria tambien lugar para la cultura creadora indivi-

dualizada que mantiene relaciones estrechas con cualquiera de los bloques basicos

apuntados.A medida que la raz6n analitica hace avanzar el estudio de las particularidades

de cada universo cultural, van surgiendo sus contradicciones internas, y el cuadro

sevuelve cada vez mas matizado. Asi, por ejemplo, la cultura erudita practicada en

las universidades se nos aparece, en elultimo cuarto del siglo xx, escindida en dostendencias ideo16gicamente opuestas: una vertiente pragmatica, en general tecni-

cista, que propone la subordinaci6n del conocimiento a los intereses del capitalis-

mo hegem6nico; y una vertiente critica, que se opone a ese modelo conformista yexige una constante revisi6n de los valores dominantes en la medida en que estos

perpetuan esquemas de explotaci6n y opresi6n. He llamado a la segunda corrien-

te cul tu ra d e r es is te nc ia , profundizando el concepto depoesi a resi st enc ia que desa-

rrolle en un ensayo en los afios 70.

Otros analisis t6picos revelan que tampoco en el seno de la cultura popular los

contenidos y las formas semantienen en estado puro. Cada vez mas los contactos

con los medios de masa 0 con la cultura escolar van alterando el cotidiano de las

clases pobres, de suerte que nuevas configuraciones de sentido y de valor integran

hoy la cultura popular.Termino consignando una palabra de agradecimiento a los traductores de esta

obra, Eduardo Rinesi y Jung Ha Kang, cuyo trabajo intenso y cuidadoso ha per-

mitido que estas reflexiones hablaran en castellano y pudieran llegar a los colegaslatinoamericanistas que comparten mis inquietudes sobre el futuro de nuestra

America.

Universidade de Sao Paulo, febrero de 2005

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rgas, sus ideales de

para concretizarse.dia, la polemic a

acaloradamente en

do un joven dipu-

lel ultraliberalismo

a una ocupando su

ya primera redac-

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.is diferencial en el

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febrero de 2005

I

Colonia, culto y cultura

La nuevo espara nosotros, contradictoriamente,

la libertad y la sumisi6n.

FERREIRA GULLAR

COLO-CULTUS-CULTURA

ALVEZ NO RESULTEINFRUCTUOSOcomenzar por las palabras. Las relacio-

nes entre los fenomenos dejan marc as en el cuerpo dellenguaje. Las pala-

bras cultura, culto y colonizaci6n derivan del mismo verbo latino colo, cuyo

participio pasado es cultus y cuyo participio futuro es culturus.

Colo significaba, en la lengua de Roma, yo habito, yo ocupo la tierra, y, por

extension, yo trabajo, yo cultivo el campo', Un heredero antiguo de colo es incola,

el habitante; otro es inquilinus, aquel que reside en tierra ajena. En cuanto a agricola,

IEnsefia Augusto MAGNE: «Colo proviene de Kwelo , moverse alrededor de, circular. EI sentido de

la rafz se desprende claramente del segundo elemento de compuestos tales como los sustantivos mas-

culinos griegos bou-eolos, boyero; ai-polos, cabrero; amphi-polos , criado, referidos a la persona que se

mueve en tome a un buey, a una cabra 0 a un sefior, y cuida de ellos. EI sentido de «tornar a su cui-

dado», manifiesto en estos compuestos, explica parte de las acepciones latinas de colo; por el contra-

rio, la acepcion agricola se explica por el caracter rural de la clase que dominaba en Roma durante

el perfodo mas antiguo. Mientras en las lenguas congeneres la raiz Ksoel- t iene el sentido de «moverse»,«encontrarse habi tualmente en», el latin col- se especializo en el sentido de «habitat» y «cultivar»; com-

parese el significado de «ocuparse de» de los compuestos indicados mas arriba. Las dos acepciones parecen

igualmente avaladas des de la epoca mas antigua por tener conexion entre sf para una poblacion rural»

I Dic io na rio e tim ol 6g ic o d a l in gu a l a tin a , Rio de Janeiro: MEC, 1962, vol. IV)

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16ALFREDO BOSI

se relaciona por su parte con un segundo plano semantico vinculado a la idea de

trabajo.La acci6n expresada en este colo, en el Hamado sistema verbal del presente,

denota siempre algo del orden de 10 incompleto y de 10 transitivo. Es el movi-

miento que pasa, 0 pasaba, de un agente a un objeto. Colo es la matriz de colonia

en cuanto espacio que se esta ocupando, tierra 0 pueblo que se puede trabajar y

sujetar.«Colonus es el que cultiva una propiedad rural en lugar de su dueiio; su admi-

nistrador en el sentido tecnico y legal de la palabra. Esta en Plauto y Cat6n, como

c ol on ia [...J ; el habitante de una colonia, en griego m. dpoikos, que viene a estable-

cerse en lugar de los incolae>".

No es por casualidad que siempre que se quiere clasificar los tipos de coloni-zaci6n se distingan dos procesos: el que se limita al simple poblamiento y el que

conduce a la explotaci6n del suelo. Colo esta en ambos: yo habito, yo cultivo.

En la expresi6n verbal del acto de colonizar opera todavia el c6digo de los vie-

jos romanos. Y, en rigor,~que diferencia el habitar y el cultivar del colonizar? En

principio, el desp1azamiento que los agentes sociales hacen de su mundo de vida

hacia otro donde iran a ejercer la capacidad de labrar 0 hacer labrar el suelo ajeno.

El incola que emigra se vuelve colonus.

Como si fueran verdaderos universales de las sociedades humanas, la produc-

ci6n de los medios de vida y las relaciones de poder, la esfera econ6mica y la esfe-

ra politica, se reproducen y se potencian cada vez que se pone en marcha un ciclo

de colonizaci6n.Pero el nuevo proceso no se agota en la reiteraci6n de los esquemas origina1es:

hay un plus estructural de dominio, hay un aumento de fuerzas que se invierten en

el designio del conquistador prestandole a veces un tono epico de riesgo y aven-

tura. La colonizaci6n da un aliento nuevo, de recomienzo y arrojo, a culturas

seculares.El rasgo fundamental de la dominaci6n es inherente a las diversas formas

de colonizar y, casi siempre, las sobredetermina. E nca rg arse d e, sentido basico de

colo, implica no solo cuidar, sino rambien mandar . No siempre, es verdad, el

2A. MAGNE: ibidem. En e l Lex icon t ot iu s l a t in it a ti s, Aegidio Fercellini distingue claramente colo-

nia y municipio. "Colonia differt a municipio: municipes enim sunt cives alicuius municpii, legibus

suis et suo jure utentes: coloni sunt cives unius civitatis in aliam deducti, et eius jure utentes, a qua suntpropagati» [Colonia difiere de municipio: los municipes en verdad son ciudadanos de un municipio,que sevalen de.sus propias leyes y de su propio derecho; los colonos son ciudadanos de una ciudadllevados a otra, y que usan el derecho de su ciudad de origen]. Y especificando una acepcion de colo-nia: «Colonia es pars civitatis, aut sociorum deducta in aliquem locum, colendi et inhabitandi gratia:

itemque ipse locus» [Colonia es la parte de una ciudad (estado) 0 de una sociedad trasladada a algunlugar a fin de cultivarlo y habitarlo; colonia es igualmente el propio lugar] (4 " ed., Padua: Typis

Seminarii, 1940, pp. 692-3)

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'inculado a la idea de

verbal del presente,

ansitivo, Es el rnovi-

• la matriz de colonia

e se puede trabajar y

e su duefio; su admi-

auto y Cat6n, como

que viene a estable-

los tipos de coloni-

-oblamienro y el quebito, yo cultivo.

el c6digo de los vie-

ar del colonizar? En

e su mundo de vida

abrar el suelo ajeno.

umanas, la pro due-

econ6mica y la esfe-

en marcha un ciclo

squernasoriginales:

s que se invierten en

;0 de riesgo y aven-

y arrojo, a culturas

las divers as formas

e, sentido basico de

mpre, es verdad, el

stingue claramente colo-

icuius municpi i, legibus

s jure utentes, a qua sunt

danos de un municipio,

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1 0 una acepci6n de colo-

di et inhabitandi gratia:

:iedad trasladada a algiin

.r] (4a ed., Padua: Typis

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N 17

colonizador se vera a si mismo como un simple conquistador; entonces intentara

asar a los descendientes la imagen del descubridor y del poblador, titulos a los

~ue, en cuanto pionero, puede aspirar. Es sabido que, en 15 56, cuando ya se difun-

dia por la Europa cristiana la leyenda negra de la colonizaci6n iberica, se decreta

en Espana la prohibici6n oficial del uso de las palabras conquista y conquistado-

res, que son sustituidas por descubrimiento y pobladores, es decir, colonos.

El surgimiento de poderosas estructuras politicas en la antigiiedad fue con-

temporaneo a aquellos verdaderos complejos imperiales que siguieron a las gue-

rras de conquista. Los imperios del Oriente Medio, de Alejandro y Romano se

cuentan entre las mas viejas concentraciones de poder estatal que conocemos, En

el caso particular de Roma, la organizaci6n central resisti6 hasta que las invasio-

nes de los barbaros atomizaron Europa y abrieron el camino a su feudalizaci6n .

En cuanto a la genesis de los sistemas, existe mas de una hip6~esis. Las tensio-

nes internas que se dan en una determinada formaci6n social se resuelven, cuando

eso es posible, en movimientos expansivos que se expresan como deseo, busque-

da y conquista de tierras y pueblos colonizables. Asi, el desequilibrio demografi-

co fue sin duda una de las causas de la colonizaci6n griega en el M~diterraneo entre

los siglos VIII y VI antes de Cristo. Y la necesidad de una salida para el comercio,

durante el arduo ascenso de la burguesia, actu6 como un factor dinamico del

expansionismo portugues en el siglo XV3. En ambos ejemplos, l~ colonizaci6n no

puede ser tratada como una simple corriente migratoria: ella esi la resoluci6n de

carencias y conflictos de la metr6polis y un intento de retomar, bajo nuevas con-

diciones, el dominio sobre la naturaleza y sobre el semejante que ha acompafiado

universalmente el llamado proceso civilizatorio.

Si paso ahora del presente, colo, con toda su fuerza de actividad y poder inme-

diato, a las formas nominales del verbo, cultus y cultura, debo desplazarme del

aqui y ahora hacia los regimenes mediatizados del pas ado y del futuro.

Hacia el pasado. Como adjetivo deverbal, cultus se atribuia al campo que ya

habia sido arado y sembrado por generaciones sucesivas de labradores. Cultus

envuelve no s610 la acci6n siempre vuelta a proponer de colo, el cultivar a traves

de los siglos, sino sobre todo la cualidad resultante de ese trabajo y ya incorpora-

da a la tierra que se labr6. Cuando los campesinos del Lacio llamaban culta a sus

plantaciones, implicaban algo acumulativo: el acto en si de cultivar y el efecto de

incontables tare as, 10 que vuelve al participio cultus, ese sustantivo que es un

verbo, una forma significante mas densa y vivida que la simple designaci6n del tra-

bajo presente. El ager cultus, la labranza, nuestro rocado (labradio, tambien un

deverbal), junta la denotaci6n de trabajo sistematico ala cualidad obtenida, y se

funde con esta en el sentimiento del que habla. Cultus es sefial de que la sociedad

J Consiiltese Vitorino MAGALHAES GODINHO, E con om ia d o s d es co b ri me n to s h e nr iq u in os , Lisboa,

1962.

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que produjo su alimento ya tiene memoria. La lucha que se trabo entre el sujeto yel objeto del sudor colectivo se aloja dentro del participio, y 10 vuelve apto para

designar la inherencia de todo 10 que fue en 10 que ocurre ahora. Proceso y pro-

ducto conviven en el mismo signo.

En cuanto a cultus, us, sustantivo, significaba no solo el tratamiento de la tie-

rra, sino tambien el culto de los muertas, forma primera de religion como recuer-

do, Hamado 0 conjuro a los que ya partieron. La antropologia parece no dudar ya

que el entierro sagrado precedi6 al cultivo del suelo; mientras este data apenas del

Neolitico y de la Revoluci6n Agricola (a partir de 7000 a.c., aproximadamente),

la inhumaci6n de los muertos ya se practicaba en los tiempos del hombre de

Neanderthal, ochenta mil alios atras,

Dice Gordon Childe:

IS ALFREDOaSI

En cuanto a las nociones magico-religiosas sostenidas por las comunidades neoliti-cas en general, podemos aventurar algunas conjeturas. La asistencia a los muertos,cuyo origen se remonta a la edad paleolitica, debe haber adquirido una significacionmas profunda en la edad ncolitica. En el caso de varios grupos neoliticos, en reali-dad no seha descubierto entierro alguno. Pero, en general, los muertos eran sepul-tados cuidadosamente en tumbas edificadas 0 excavadas, ya sea agrupadas encementerios proximos a los poblados 0 cavadas cerca de las casas individuales.Normalmente, se proveia al muerto de utensilios 0 armas, vasijas con comida ybebida, y articulos de tocador. En el Egipto prehistorico, los vasos funerarios eranpintados con figuras de animalesy objetos. Es de presurnir que ternan elmismo sig-nificado magico que las pinturas y figuras talladas en las cavernas de los cazadoresde la edad paleolitica. En la epoca historica, estas figuras fueron trasladadas a losmuros de las tumbas, afiandiendoseles leyendas, las cuales muestran que tenian porobjeto asegurar almuerto el goce continuo de los servicios representados por elIas.

Tal asistencia denota una actitud hacia los espiritus de los antepasados, que seremonta hasta los perfodos mas antiguos. Pero, ahora, la tierra en la cual reposan losantepasados es considerada como el suelo del cual brota cada afio, magicamente, elsustento alimenticio de la comunidad. Los espiritus de los antepasados deben habersido considerados, seguramente, como cooperadores en la germinacion de las plan-tas cultivadas. El culto a la fertilidad, los ritos magicos practicados para ayudar uobligar a las fuerzas de la reproduccion, deben haberse hecho mas importantes queantes, en los periodos neoliticos. En los campos de la edad paleolitica se han encon-trado pequefias figurillas, talladas en piedra 0 en marfil, con los caracteres sexualesmuy acusados. Figurillas semejantes, solo que ahora modeladas generalmente enarcilla,son muy comunes en los poblados y tumbas neoliticos. Con frecuencia selesllama «diosas de la fecundidad». (Acaso la tierra, de cuyas entrafias brota el grano,fue concebida realmente a semejanza de una mujer, con cuyas funciones generado-

ras estaba familiarizado ciertamente el hombre?+

4 Gordon CHILDE,L os o rig en es d e l a c iv il iz a ci6 n, 2" ed., Mejico, Fondo de Cultura Econornica,

1959, pp. 129-30. Sobre la antigiiedad de los ritos funerarios, vease la sucinta pero bien fundamentada

exposicion de Henri Gastaut, «Alguns cornentarios a respeito do culto do cranio», en A unida de do

h om em . I nv a ria n te s b io l6 gic os e u niu er sa is c ul tu ra is , org. Centro Royaumont para uma Ciencia do

Homem, Sao Paulo: Cultrix/Edusp, 1978, vol. III, pp. 254-6.

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~el sujeto ye apto para

ceso y pro-

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no recuer-

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cuencia selesota el grano,es generado-

a Economica,fundamentada

A unidade do

na Ciencia do

CULTURA BRASILEI'IA. UNA DlALECTICA DE LA COLONIZACI6N19

Conviene enlazar

los dos significados de este sustantivo-verbo que muestra al

ser humano preso a la tierra y excavandola para alimentarse de ella mientras vive

y encuentra abrigo en ella cuando muere:

cultus (1): 10 que fue trabajado sobre la tierra; cultivado,

cultus (2): 10 que se trabaja bajo la tierra; culto; entierro de los muertos; ritual

practicado en honor de los antepasados.

La posibilidad de arraigar en el pasado la experiencia actual de un grupo se rea-

liza a traVes de las mediaciones simb6licas. Es el gesto, el canto, la danza, el rito,

la oraci6n, la palabra que evoca, la palabra que invoca. En el mundo arcaico to do

esto es fundamentalmente religi6n, vinculo del presente con el antano-vuelto-pre-

sente, lazo de la comunidad con las fuerzas que la crearon en otro riempo y que

sostienen su identidad.La esfera del culto, con su constante reactualizaci6n de los orfgenes y de los

ancestros, se afirma como otro universal de las sociedades humanas junto con la

lucha por los medios materiales de vida y las consecuentes relaciones de poder

impllcitas, literal y metaf6ricamente, en la forma activa de colo.

En la fundaci6n de algunas colonias griegas no era raro que se indicara el desig-

nio de los dioses, descifrado por los oraculos, como su causa primera. Apolo es el

dios que preside, en Dellos, la fundaci6n de las colonias. Las motivaciones expre-

sas de los colonizadores portugueses en las Americas, en Asia y en Africa, se ins-

piran en el proyecto de dila ta r la Fe a la par del de dila ta r el Im perio, de

reminiscencias camonianas. Y los puritanos que llegaron a las playas de Nueva

Inglaterra tambien proc1amaban to perform the wa ys of God.

La colonizaci6n es un proyecto totalizante cuyas fuerzas motrices podran

siempre buscarse en el nivel del colo: ocupar un nuevo suelo, explotar sus bienes,

someter a sus nativos. Pero los agentes de ese proceso no son apenas soportes fisi-

cos de operaciones econ6micas; son rambien creyentes que traen en las arc as de la

memoria y dellenguaje a aquellos muertos que no deben morir, Muertos bifron-

tes, es verdad: sirven de aguij6n 0 de escudo en las feroces luchas cotidianas, pero

pueden intervenir en el teatro de los crfmenes con voces doloridas de censura Y

remordimiento. Santiago de Compostela excita a los mat amora s en las luchas de la

reconquista iberica; la cruz vencedora del creciente sera plant ada en la tierra del

palo-brasi l '" y subyugara a los tupis, pero, en nombre de la misma cruz, habra

quien pida libertad para los indios y misericordia para los negros. El culto cele-

brado en las misiones jesufticas de los Siete Pueblos sera igualmente rezado por los

bandeirantes", ~Tendra el Dios de los misioneros y de los profetas el mismo nombre

» Arbol de madera rojiza y dura, amp1iamente comercia1izado durante los tiempos de 1acolonia por

el colorante que se extraia de el y que servia para 1afabricacion de tintas. De su nombre proviene el

del Brasil. (N. del T.): :-~-Participantes de las bandeiras, expediciones de pioneros tierras adentro. (N. del T.)

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20ALFREDOBOSI

que el dios de los guerreros y fariseos? La cuestion nodal es saber como cada

grupo en situacion lee la Escritura e interpreta, desde el angulo de su practica, los

discursos universalizantes de la religion.

~Que hacen los simbolos, los ritos, los relatos de la creacion, la caida y la sal-

vacion, sino recomponer, en el sentido de una totalidad ideal, el dia -a-dia cortado

por la division economica y oprimidopor las jerarquias del poder?

De culturn, supine de colo, deriva otro participio: el futuro, culturus, 10 que se

va a trabajar, 10 que se quiere cultivar.

El termino, en su forma sustantiva, se aplicaba tanto al trabajo del suelo, la

agri-cultura, cuanto al trabajo hecho enel ser humano desde la infancia; y en esta

ultima acepcion verda a la lengua de los romanos el griego paideia. Su significadomas general se conserva hasta nuestros dfas, Cultura es el conjunto de practicas,

tecnicas, simbolos y valores que se deben transmitir a las nuevas generaciones para

garantizar la reproduccion de un estado de coexistencia social. La educacion es el

momento institucional eminente del proceso.

La terminacion -urus, en culturus, expresa la idea de porvenir 0 de movimien-

to en direccion a el. En las sociedades densamente urbanizadas, cultura fue tornan-

do tambien el sentido de condicion de vida mas humana, digna de anhelarse,

termino final de un proceso cuyo valor es estimado, mas 0menos conscientemen-

te, pOl' todas las clases y grupos. Como ideal de status, ya despegado del antiguo

culto religioso, aparece tardiamente en Roma, reflejando el programa, igualmente

tardio, de la paideia, que solo se autodefine a partir del siglo IV a.C., como 10 reve-

Ian los estudios capitales de Jaeger y de Marrou'. Paideia: ideal pedagogico orien-tado a la formaci on del adulto en la polis y en el mundo.

Cultura supone una conciencia grupallaboriosa y activa capaz de extraer de la

vida presente planes para el futuro. Esa dimension de proyecto, implicita en el rnito

de Prometeo, que arrebato el fuego de los cielos para cambial' el destino material de

los hombres, tiende a crecer en epocas en las que hay clases 0 estratos capaces

de esperanzas y propuestas, como en el Renacimiento florentino, en las luces del

Setecientos, a 10largo de las revoluciones cientificas y tecnicas 0 en el ciclo de las

revoluciones socialistas. El vector moderno del titanismo, manifestado en las teo-

rias de la evolucion social, prolonga las certezas de los ilustrados y prefiere con-

ceptualizar la cultura pOl' oposicion a la naturaleza, generando una idea ergotica

de la historia como progreso de las tecnicas y el desarrollo de las fuerzas produc-

tivas. Cultura se aproxima entonces a colo, en cuanto trabajo, y se aleja, a veces

) Cf. Werner JAEGER,Paideia. A [ormacdo do homem grego, Sao Paulo: Martins Fontes, 1979 (la pri-

mera edicion alemana es de 1936) [hay traduccion al espafiol: Paideia: los ideales de la cultura griega,

tr. Joaquin Xirau y Wenceslao Races, FCE, Mejico, 1957]; Henri-Irenee Marrou, Histoire de l'educa-

tion dans l'Antiquite, Paris: Seuil, 1948 [hay traduccion al espaf iol: Historia de la educaci6n en la

Antigiiedad, tr. Jose Ramon Mayer, Buenos Aires: Eudeba, 1976]

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es saber como cada

0 de su practica, los

n, la caida y la sal-

el dia-a-dia cortado

oder?

, culturus, 10 que se

abajo del suelo, la

a infancia; y en esta

'deia. Su significado

ajunto de practicas,

s generaciones para

. La educacion es el

il' 0 de movimien-

cultura fue tornan-

igna de anhelarse,

OS conscientemen-

pegado del antiguo

grarna, igualmente

a.C., como 10 reve-

pedagogico orien-

oa z de extraer de la

.rnplicita en el mito

destino material de

o estratos cap aces

10, en las luces del

o en el ciclo de las

festado en las teo-

os y prefiere con-

) una idea ergo tica

as fuerzas produc-

y se aleja, a veces

.ns Fontes, 1979 (la pri-

ts de la cultura griega,

u, Histoire de l'educa-

de la educaci6n en la

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N 21

olemicamente, de cultus. El presente se vuelve resorte, instrumento, potenciali-

dad de futuro. Se acentiia la funcion de la productividad que requiere un dominio

sistematico del hombre sobre la materia y sobre otros hombres. Aculturar un pue-

blo se traducirfa, a fin de cuentas, como sujetarlo 0, en el mejor de los casos, adap-

tarlo tecnologicamente a un cierto patron considerado superior. En ciertos

reglmenes industrial-militares esa relacion se desnuda sin pudores. Producir es

controlar al trabajador y al consumidor, eventualmente ciudadanos. La economia

es politica en estado bruto. Saber es poder, en la cruda ecuacion de Francis Bacon.

Una cierta perspectiva, que tiende al reduccionismo, juzga de modo estricto el

vinculo que las superestructuras mantienen con la esfera econornico-politica. Es

necesario recordar, sin embargo, que algunos rasgos constitutivos de la cultura

moderna (rasgos mas evidentes a partir de la Ilustracion) confieren a la ciencia,a las artes y a la filosofia un caracter de resistencia, 0la posibilidad de resistencia, a

las presiones estructurales dominantes en cada contexto. En las palabras agonisti-

cas del historiador Jakob Burckhardt, para quien el poder es en sf mismo maligno,

(...) la cultura ejerce una incesante acci6n motificativa y disgregadora sobre las dos

instituciones estables a que acabamos de referirnos [Estado e Iglesia - el texto es

de mediados del siglo XIX], salvo en los casos en que consiguen ponerla por ente-

ro a su servicio y circunscribirla dentro de sus propios fines. Fuera de estos cas os,

la cultura es la critica de ambas instituciones, el reloj que delata la hora, puesto que

en aquellas la forma no coincidia ya con el contenido".

Este vector de la cultura como conciencia de un presente minado pOl' graves

desequilibrios es el momenta que preside la creacion de alternativas para un futu-ro de algiin modo nuevo. En otro contexto ideologico, Antonio Gramsci propu-

so la critica del sentido comun y la conciencia de la historicidad de la propia vision

del mundo como pre-requisitos de un nuevo orden cultural".

A partir del siglo XVIII la nocion de cultura se acerca a la de progreso, llegando

a veces a fundirse con ella.

Las luces no se apagaron solo pOl' el hecho de que el pensamierito hegeliano-

marxista, la sociologia del conocimiento y una cierta fenomenologfa contraria al

racionalismo clasico hayan reflexionado criticamente sobre ellas'', Y, si se me per-

mitiera una cornparacion con 10 que ocurrio con el idealismo platonico en su

encuentro con el cristianismo, diria que, asi como el Logos necesito hacerse carne

6 En Riflessioni sulfa storia unioersale, Milan: Rizzoli, 1966, p. 81 [trad, al espafiol de Wenceslao

Roces, Reflexiones sobre la historia universal, Mejico, FeE]

7 En Il materialismo storico, Roma: Ed. Riuniti , 1975, passim. [Hay version espanola: El materialis-

mo hist6rico y fa filosof ia de Benedetto Croce, Buenos Aires: Visor, 1971.]

8Me refiero aquf a toda la critica progresista que viene, des de los anos 20 del siglo xx, relativizan-

d? las certezas del pensamiento burgues ilustrado y de sus desdoblamientos positivistas 0 evolucio-

rnstas: Max Scheler, Mannheim, W, Benjamin, M. Horkheimer, Th. W. Adorno, Sartre, Merleau-Ponty.

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22ALFREDO BOSI

y habitar entre nosotros para manifestarse de modo pleno a los hombres, tambienla raz6n contemporanea sali6 en busca de la encarnaci6n y de la socializaci6n en

el deseo de superar el ya viejo proyecto ilustrado, salvandolo del riesgo de invo-

lucionar hacia aqueHafilosofia estdtica de la Razon de la que se quejaba el insos-

pechable Mannheim, 0 de ponerse irresponsablemente al servicio del capital y de

la maquina burocratica. La inteligencia de los pueblos ex coloniales tiene motivos

de sobra y experiencia acumulada para desconfiar de un lenguaje ostensible mente

neo-ilustrado que se reproduce complaciente en medio de las Hagas y de los

escombros dejados por una pseudomodernidad racional sin otro horizonte mas

alla del propio lucro.

Sin embargo, cuando las Luces se iluminan a si mismas reconociendo su fuen-

te y sus lfmites, el retorno a los hombres y a las cosas que pueden emprender aca-

rrea el beneficio de la modestia que s610dice 10que sabe y no promete nada masalla de 10que puede cumplir. La dlalectica de la Ilustracion, porque se mueve y en

la medida en que se mueve, no se agota en los efectos perversos que apuntaron en

ella los leetores apocalfpticos de la tecnocracia y de la industria cultural cuando se

pusieron a desmistificar la imagen acritica del neocapitalismo que los integrados

no cesan de pintar y difundir. De cualquier modo, la cultura encarnada y sociali-

zada tiene un papel cada vez mas central que cumplir en la construcci6n de un

futuro para las naciones pobres.

Conviene recapitular las areas semanticas de la diada colo-cultus, recordando

que cada elemento podia, segtin el contexto, actualizar significados materiales 0

simb6licos:

J) Los aspectos econ6micos contenidos en colo representan el momento activo

y energetico de una sociedad en transplante. La explotaci6n de la tierra, porejemplo, era la practica fundamental de supervivencia en la antigua Roma y

en la Europa medieval. El latin, lengua visceralmente campesina, forj6 la

locucion colere vitam, literalmente labrar la vida, que aparece en una de las

comedias de Plauto con el significado puro y simple de vivir. Egomet vix

vitam colo: yo mismo apenas puedo labrar mi vida (Rudens, 1,5,25). You gra-

man do, como se diria en ellenguaje popular brasilefio". ~Quien sabria des-

lindar, en esa expresi6n, 10social de su metafora natural? La vida sehace aquf

objeto de una acci6n continuada, una tarea a traves de la cual ellabrador, al

mismo tiempo que trabaja, se labra tambien a sf mismo.

2) En cuanto al momenta religioso, realiza el recuerdo, vuelve a presentar los

odgenes, vuelve a proponer el nexo del individuo con una totalidad espiri-

tual 0 c6smica. El culto da sentido al tiempo redimiendolo de la entropiacotidiana y de la muerte que cada nuevo minuto decreta sobre el anterior.

» El verbo gramar (proveniente del sustantivo grama: hierba, cesped) significa «rrillar», pero tam-

bien «soportar, aguantar» y, en Brasil, «andar, marchar largamente». (N. del T.)

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, hombres, rambien

:la socializaci6n en

del riesgo de invo-se quejaba el insos-

ci o del capital y de

iales tiene motivos

aje ostensiblemente

las llagas y de los

otro horizonte mas

-onociendo su fuen-

den emprender aca-

promete nada mas .

rque se mueve y en

s que apuntaron ena cultural cuando se

que los integrados

encarnada y sociali-

construcci6n de un

-cultus, recordando

ficados materiales 0

el momento activo

cion de la tierra, por

la antigua Roma y

~ campesina, forj6 laaparece en una de las

de vivir. Egomet vix

ens, I, 5,25). You gra-

I". (,Quien sabria des-

? La vida se hace aqui

la cual ellabrador, al

,

uelve a presentar los

1una totalidad espiri-

endolo de la entropia

reta sobre el anterior.

.ignifica «trillar», pero tam-

e l T .)

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N23

Muerte, 2d6nde esta tu victoria? Este desafio que Paulo hace a la gran ene- :

miga en su carta a los corintios es el sumo y la suma de todas las creencias.

El culto no se confunde con la manipulaci6n directa de los objetos y del otrocon fines practicos (vale aqui la distinci6n universal entre magi a y devoci6n);

el culto, en si, en su pureza, y en la medid a en que es ajeno a las instancias

de poder que se apropian de e l, significa el respeto por la alteridad de las

criaturas, pOl' su trascendencia, el des eo de superar los confines del propio

ego y veneer con las fuerzas del alma las angustias de la existencia carnal y

finita. Hay una dimensi6n de despojamiento y oblaci6n que atraviesa to do

culto, y el culto en espiritu y verdad en primer lugar.

Conviene destacar especialmente la devoci6n a los antepasados, que es cormin

al africano, al indigena y al cat61ico popular bajo la forma del culto a los santos.

El muerto es, al mismo tiempo, el otro absoluto cerrado en su silencio inmu-

table, puesto fuera de la lucha econ6mica, y aqueHa imagen familiar que ronda lacasa de los vivos, y que, si es Hamada, podra darles un bienvenido consuelo frente

a las amarguras del presente. Para conjurar su fuerza, la comunidad abre un circu-

10de rituales y oraciones que no sustituyen (antes bien, consagran) las tecnicas de 10

cotidiano. Trabajo manual y culto no se excluyen ni se contraponen en los estilos

de vida tradicionales, sino que se complementan mutuamente. Ora et lahora es el

lema de la Orden de San Bento, una de las primeras comunidades monasticas de la

Edad Media.

REFLEJO AMPLIADO Y CONTRADICCI6N EN EL PROCESO COLONIZADOR

La acci6n colonizadora reinstaura y dialectiza los tres 6rdenes: el del cultivo,

el del culto y el de la cultura.

En primer lugar, el orden del cultivo. Las migraciones y el poblamiento refuer-

zan el principio basico del dominio sobre la naturaleza, propio de todas las socie-

dades humanas. Nuevas tierras y nuevos bienes se abren a la codicia de los

invasores. Se reaviva el Impetu predatorio y mercantil que lleva a la aceleraci6n

econ6mica de la metropolis en terrnjnos de una acumulaci6n de riqueza en gene-

ral rapida y llena de consecuencias para el comercio internacional. Puede calcular-

se 10 que signific6 para la burguesia europea, en pleno mercantilismo, la masiva

explotaci6n azucarera y minera de America latina. Si el aumento en la circulaci6n

de mercaderias se traduce en progreso, no cabe duda de que la colonizaci6n del

Nuevo Mundo actu6 como un agente modernizador de la red comerial europea

durante los siglos XVI, XVII YXVIII. En ese contexto, la economia colonial fue efec-

to y estimulo de los mere ados metropolitanos en la larga fase que media entre laagonia del feudalismo y el surgimiento de la Revoluci6n Industrial.

Dos citas de Karl Marx me parecen aqui obligatorias:

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24 ALFREDO BOSI

EI descubrimiento de las comarcas aurfferas y argentfferas en America, el exter-

minio, esclavizaci6n y soterramiento en las minas de la poblaci6n aborigen, laconquista y saqueo de las Indias Orientales, la transformaci6n de Africa en un

coto reservado para la caza comercial de pieles-negras, caracterizan los albores de

la era de producci6n capitalista. Estos procesos idflicos constituyen factores fun-

damentafes de fa acumufaci6n originaria. Pisandoles los talones, hace su aparici6n

la guerra comercial entre las naciones europeas, con la redondez de la tierra comocscenariov,

Cuando el capital comercial predomina en forma abrumadora, constituye por

doquier un sistema de saqueo, del mismo modo que su desarrollo en los tiempos

comerciantes tanto de los tiempos antiguos como de los mas recientes se halla

directamente vinculado con el saqueo por la violencia, la pirateria, el robo de

esclavos, el sojuzgamiento en las colonias; asf fue el caso de Cartago y Roma, y

luego entre los venecianos, los portugueses, los holandeses, etcetera";

Marx veia con lucidez que el proceso colonizador no se agota en su efectomodernizador de eventual propulsor del capitalismo mundial, sino que, una vez

puesto en marcha, pone en funcionamiento, 0reinventa, regimenes arcaicos de

trabajo, comenzando por el exterminio 0 la esclavitud de los nativos en las areas

de mayor interes econ6mico. Cuando se intensifica el m6vil de la explotaci6n a

corto plazo, se implantan en las regiones colonizables estilos violentos de interac-

cion social. Estilos de los que son ejemplos, diferentes entre si, la encomienda

mejicana 0peruana, el ingenio del nordeste brasilefio y de las Antillas y la hacien-

da del Rio de la Plata. Sin entrar aqui en la espinosa cuestion de los conceptos cali-

ficadores de la economia colonial «feudal?, < semifeudal?, < capitalista?), no se

puede negar el caracter constante de coacci6n y dependencia estricta a la que fue-

ronsometidos indios, negros y mestizos en las varias formas productivas de las

americas portuguesa y espanola. Para extraer sus bienes con mas eficacia y seguri-dad, el conquistador endureci6 los mecanismos de explotaci6n y de control. La

regresi6n de las tacticas parece haber sido estructural en la estrategia de la coloni-

zacion, y la superposicion de la Figura del colono con la del agente mercantil no

contribuye ala humanizaci6n de las relaciones de trabajo.

Contradictoria y necesariamente, la expansi6n moderna del capital comercial,

excitada por la oportunidad de conquistar nuevos espacios, brutaliza y hace retro-ceder a formas cruentas la vida cotidiana de los dominados.

El genocidio de los aztecasy de los incas, obra de Cortes y de Pizarro, fue ape-

nas el comienzo. Los recomienzos fueron numerosos. Cito un ejemplo, cierta-

mente. menos conocido. A mediados del siglo XIX, la Argentina conoci6 la

sangrienta «conquista del desierto» contralos

indios y mestizos de la Patagonia.

9 E I C ap it a l, Mejico, siglo XXI , tr. de Pedro Scaron, tomo I, vol. 3,p. 939.

10 Ibidem, tomo III, vol. 6,pp. 423 Yss.

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1America, e 1 exter-

)laci6n aborigen, la

on de Africa en un

izan los albores detuyen factores fun-

s, hace su aparici6n

.z de la tierra como

a, constituye por

110 en los tiempos

recientes se halla

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:artago y Roma, y

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)ta en su efecto

10 que, una vezmes arcaicos de

vos en las areas

a explotaci6n a

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la encomienda

llas y la hacien-

conceptos cali-

talista?), no se

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uctivas de las

cacia y seguri-

e control. Lade la coloni-

mercantil no

tal comercial,

.y hace retro-

arro, fue ape-

plo, cierta-

1 conoci6 la

1Patagonia.

CULTURABRASILENA.UNA DIALECTICADE LACOLONIZACI6N

Se pagaba en moneda inglesa el par de orejas 'de indios', pero como al poco tiern-

po se veian muchos indigenas con las orejas cortadas y aiin vivos, se recurri6 al

expediente mas eficaz de pagar por el par de testiculos 'de indio'. Los auto res de

este genocidio, a menudo aventureros internacionales, amasaron fabulosas fortu-

nas. Otros, con las tierras asi arrebatadas pasaron a revistar en el patriciado".

Comenta en seguida el historiador Manuel Galich:

~Por que esa ambici6n de tierra? Seguramente, para centuplicar vacunos, porque

se habia centuplicado el valor de ellos en el mere ado ingles pues ya no se cotiza-

ban solo el cuero, el sebo, los cuernos y los cascos. Tarnbien la carne era un gran

negocio, en el exterior, desde que el frances Thillier descubrio su conservaci6n por

el frio y surgieron las compaiiias exportadoras, como The River Plate Fresh Co.

o La Negra. Llama la atenci6n y da que pensar la circunstancia de que la epoca de

la conquista del desierto coincidacon la apertura del mere ado internacional de la

carne y con el gran descubrimierito del frigorifico (r876). Un paso progresista delcapitalismo, indudablemente.

Los contemporaneos del ciclo de las conquistas ibericas no ignoraron la exten-

sion del crimen. Fray Bartolome de las Casas, dominicano, public6 en Sevilla la

Brevisima relaci6n de la destrucci6n de las Indias (1552) , donde estima en 15 millo-

nes el mimero de indios muertos entre 1492 y 1542 . Y un probable lector suyo, el

primero de los humanistas laic os, Michel de Montaigne, dej6, en ellibro IIIde los

Ensayos (1558) , estas palabras de fuego:

~Quien puso nunca a semejante precio el servicio de la mercaderia y del trafico?

Tantas ciudades arras adas, tantas naciones exterminadas, tantos millones de hom-

bres pas ados por el filo de la espada, y la mas rica y hermosa parte del mundo con-

movida por el negocio de las perlas y de la pimienta: mecanicas victorias. Nunca

la ambici6n, nunca las enemistades piiblicas empujaron a los hombres unos con-

tra otros a hostilidades tan terribles y calamidades tan miscrables".

Actos de barbarie contra el medio y la poblaci6n acompaiiaron las marchas

colonizadoras entre nosotros, tanto en la zona caiiera como en el sert6n bandei-

rante; de ahi las quemas de terrenos, el asesinato 0 la captura de los nativos. «El

azticar elimin6 al indio», dice Gilberto Freyre, cuya condici6n de apologista de la

colonizaci6n portuguesa en el Brasil y en el mundo 1 0 vuelve insospechable de

parcialidad. Hoy podrfamos decir: el ganado expulsa al ocupante de la tierra (posseiro);

II En Rex GONzALEZ Y PEREZ, Argentina indigena, visperas de la conquista, Buenos Aires, I972,

citado por M. Galich, Nuestros primeros padres, La Habana, Casa de las Americas, I979, p. 390.

12 Sobre el conocimiento de Las Casas por Montaigne, ver «Bartolome de las Casas y M. de

Montaigne: escritura y lectura del Nuevo Mundo», en Revista Chilena de Literatura, n° 37, Santiago:Universidad de Chile, abri l de I991. EI tema de la leyenda negra fue energicamente retomado por

Gustavo Gutierrez en Dios 0 el oro en las Indias. Sigle XVI, Lima: Institute Bartolome de las CasasRimae, I989.

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ALFREDO BOSI

1asoja, a1granjero; 1acafia, a1arrendatario 0 a1casero. E1proyecto expansionista

de los afios 70y 80 fue y continua siendo una reactua1izaci6n -en nada menos

cruenta- de 10 que fueron las incursiones mi1itares y econ6micas de los tiempos

co10nia1es.

Carl Siger, autor de un Essai sur la colonisation (Paris, 1907), hizo una curiosa

defensa de los metodos co10nia1es,a los que consideraba autenticas «va1vu1asde

seguridad» (soupapes de surete) de las metr6po1is:

Les pays neufs sont un vaste champ ouvert aux activites individuelles, violentes,

qui, dans lesmetropoles, se heurteraient a certains prejuges, a une conception sage

et reglee de la vie et qui, aux colonies, peuvent se developper plus librement et

mieux affirmer, par suite, leur valeur. Ainsi les colonies peuvent, a un certainpoint, servir de soupapes de sfirete a la societe moderne. Cette utilite serait-elle la

seule, elle est immense".

Una economia a1mismo tiempo presa del capitalismo europeo y asentada

sobre e 1 trabajo esc1avo1eparecia a Marx una anomalia. Es 10 que dice un pasaje

sugestivo de Formaciones econ6micas pre-capitalistas: «Si hab1amos, ahora, de los

propietarios de platations en America como capita1istas, y si son capita1istas, esto

se basara en que ellos existen como anoma1ias en un mercado mundia1 basado en

e 1 trabajo libre>".

En rigor, e1termino anomalia, ap1icadopor Marx a1regimen de los 1atifundios

esclavistas americanos, presupone 1avigencia de una norma (nomos), 0 ley ejem-

p1ar, que, para e 1 caso, era e1modo de producci6n capita1ista de la Ing1aterra de

mediados del siglo XIX, modo de producci6n cuya precondici6n habra sido, preci-

samente, 1a transformaci6n compu1siva del siervo del campo en asa1ariado. A1

comienzo del paragrafo citado, Marx habra afirmado, categ6rico: «La producci6n

de capita1istasy trabajadores asa1ariados es, por 10tanto,un producto fundamen-

tal del proceso por el cua1el capital se transform a en valores».

La 1argavida de un sistema de trabajo no asalariado en las grandes haciendas

del Brasil y del Sur de los Estados Unidos le parecia a1autor de EI Capital, en

plena segunda mitad del siglo XIX, a1go aberrante, una sobrevivencia pr6xima a

extinguirse frente a1crecimiento mundia1 de las fuerzas productivas abiertamente

capita1istas.

I) "Los paises nuevos son un vasto campo abierto a las actividades individuales, violentas, que, en

las metropolis, chocarian contra ciertos preconceptos, contra una concepcion prudente y reglada de lavida, pero que, en las colonias, pueden desarrollarse mas libremente y afirmar mejor, en consecuencia,

su valor. Asi, las colonias pueden, en cierta medida, servir de valvulas de seguridad a la sociedadmoderna. Si esa utilidad fuera la unica, ya seria inmensa» (en Aime Cesaire, D is co ur s s ur l e c ol on ia li s-

me, Paris: Presence Africaine, 1955 , p. 20).'4Ri o de Janeiro: Paz e Terra, 1975 , p. lIO. [tr, esp: Formac iones e con6mic a s p re- ca p i ta l is ta s , Madrid,

Ciencia Nueva, 1967. ]

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CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N

yecto expansionista

n -en nada menos

cas de los tiempos

Sin embargo, si el objetivo es conocer la situacion interna y peculiar de las for-

maciones colonizadas, la verdad desnuda es que tal anomalia duro mucho tiempo

y marco a fuego nuestra existencia social y psicologica. El propio Marx observa,

en otro contexto: «Los horrores barbaros civilizados del sobretrabajo se injertan

en los horrores barbaros de la esclavitud>". Fue a 1 0 largo de ese proceso de injerto

al mismo tiempo moderno y retrograde que se gestaron las practicas politicas del

pueblo hrasilefio. Si Marx tiene,razon en:l us~ ~el te~mino, entonces nos corres-

ponde estudiar la fenomenologla de una situacion anomala.

A fin de bosquejar un panorama general, podria describirse el Brasil-Colonia

como una formaci on economico-social cuyas caracteristicas fundamentales fueron

las siguientes:

r) Predomino una camada de latifundistas con intereses vinculados a grupos

comerciales europeos entre los que se destacaban los traficantes de esclavos

africanos; dada esa dependencia estructural, se volvia inviable la perspectiva

de un capitalismo interno dinamico en el area colonizada. La expresion capi-

talismo colonial debe entenderse como una dimension mercantil y refleja.

2) La fuerza de trabajo estaba compuesta basicamente pOl' esclavos, 1 0 que per-

mite designar a nuestro sistema econornico como un esclavismo colonial, tal

como 1 0 hizo Jacob Gorender en su obra hornonima, aplicando la misma

expresion a las Antillas y al sur de los Estados Unidos de las plantagens (ter-

mino con el cual el autor traduce plantations).

3) La alternativa para el esclavo no era, en principio, el pasaje a un regimen asa-

lariado, sino la fuga hacia los quilombos (aldeas, ciudades y hasta estados for-

mados pOl' los negros fugados de las plantaciones). Ley, trabajo y opresion

son correlativos bajo el esclavismo colonial. En los casos de liberacion,

que se vuelven menos raros a partir del apogeo de las minas, las alternativas que

se abrian para el esc1avo eran, 0 bien una vida de mera subsistencia como

ocupante (posseiro) de terrenos marginales, 0bien la condicion subalterna

de agregado". De cualquier manera, ser un negro libre era siempre sinonimo de

subordinacion.

4) La estructura politica anuda los intereses de los senores rurales bajo una

administracion local que se ejerce a traves de las camaras de los homens bons

do povo, es decir, de los propietarios. Pero el alcance de su poder es corto.

Es el rey quien nombra al governador, cuyo mandato dura cuatro afios y que

tiene competencia militar y administrativa en cuanto preside los cuerpos

armados y las Juntas da Fazenda e da Justica, con criterios establecidos pOl'

la Corona y formulados en reglamentos, cartas y ordenes reales. Las juntas

, hizo una curiosa

nticas «valvulas de

ividuelles, violentes ,une conception sage

er plus Iibrement et

euvent, a un certain

e utilite serait-elle Ia

ropeo y asentada

ue dice un pasaje

os, ahora, de los

n capitalistas, esto

undial basado en

de los latifundios

mos), 0ley ejem-

e la Inglaterra de

habia sido, preci-

en asalariado. Al

: «La produccion

ducto fund amen-

randes haciendas

e El Capital, en

encia proxima a

vas abiertamente

es, violentas, que, en

dente y reglada de lajor, en consecuencia

:uridad a la sociedad

' ou r s s ti r l e co lo n ia l is -

capi talis tas , Madrid,150 Capital, vol. I, p. 260.".Dependiente que, incluso despues de la abolici6n de su cautiverio, presta servicios al propietario

de la tierra a cambio del derecho a cultivar una parcela de la misma y a vivir en ella. (N. del T.)

27

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ALFREDO BaSI

se componen de funcionarios reales: provedores (vinculados a la Junta da

Fazenda y responsables, en divers os grados, de los «bienes de la Corona»),

ouvidores (jueces, de diversos niveles: el primero de ellos, el «ouuidor-mor»,

era la mas alta autoridad judicial de la colonia),procuradores (algunos de los

cuales servian de intermediarios entre las cdmaras municipales, y las Cortes

de Lisboa) y, en los tiempos de las minas, intendentes (que estaban a cargo de

la sobrevivencia de la produccion de oro y de diamantes y de evitar robos,

contrabando y fraude fiscal). La accion de todos elios es control ada desd e

Lisboa (a partir de 1642, por el Consejo de Ultramar). Desde 1696, hasta las

camaras municipales sufriran la interferencia de la metropolis, que nombra-

ra a los ju{zes de fora, jueces externos con mayor poder que el de los jueces

elegidos en sus poblados. Los historiadores han destacado el estrecho mar-

gen de accion con el que contaban las camaras bajo la omnipresencia de las

Ordenes y Leyes del Reino de Portugal: la tension entre las oligarquias y la

centralizacion creciente de la Corona sera uno de los facto res de la crisis del

sistema politico desde finales del siglo XVIII. Realizada la independencia, la

prepotencia de los circulos locales podra afirmarse y obtener legitimacion

formal mediante la presencia de sus representantes letrados en los parla-

mentos y en las asambleas provinciales'P,

5 ) El ejercicio de la ciudadania esta doblemente limitado: por el Estado absolu-

tista y por el esquema interno de fuerzas. La institucion de la representacion

practicamente no existe, y esta situacion no se altera significativamente, por

10 menos des de un punto de vista cuantitativo, con las independencias nacio-

nales a comienzo del siglo XIX. En el Brasil-Imperio la centralizacion admi-

nistrativa no encuentra oposicion en el sistema electoral, que es censitario e

indirecto.

6) El clero secular vive atrapado entre los senores de la tierra y la Corona, de

la que depende economic a y juridicamente en virtud del sistema de patrona-

to: de ahi surgen los tipos del «capellan de fazenda» y del cura-funcionario.

Sera solo cuando el pacto colonial entre en crisis, entre finales de los

Setecientos y el primer cuarto de los Ochocientos, que apareceran las figu-

ras del cura liberal y del cura radical.

7) En cuanto a las ordenes religiosas, especialmente los Jesuitas, comprometi-

dos con la experiencia de una iglesia supranacional, desarrollan el proyecto

de las misiones entre los indios. Esa posibilidad, abierta en el inicio de la

colonizacion, cuando era moneda corriente la idea del papel cristianizador

de la expansion portuguesa, pasaria despues a practicarse solo en los margenes

16 El tema de la centralizaci6n y, como su correlato, el de la tradici6n autoritaria fueron adrnira-

blemente tratados por Raymundo Faoro en Os donas do poder. Formacao do patronato politico brasi-

leiro, Porto Alegre: Globo, 1958.

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1Junta da

Corona»),

dor-mor»,

nos de los

las Cortes

a cargo de

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lada desde

6, hasta las

ie nombra-

los jueces

recho mar-

ncia de las

rquias y la

la crisis del

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:ado absolu-

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.ncias nacio-

.aci6n admi-

censitario e

Corona, de

de patrona-

·funcionario.

ales de los

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:omprometi-

:lel proyecto

1 inicio de la

:ristianizador

los margenes

fueron admira-

to p o li ti co b ra s i-

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTIC A DE LA COLONIZACI6N

o en los intersticios del sistema, Yterminara sucumbiendo ala presi6n de los

bandeirantes y a la fuerza del Ejercito coloniaL A los Jesuitas les quedaria

entonces la alternativa de ofrecer una educaci6n humanistica a los j6venes

provenientes de las familias ricas.8 ) La cultura letrada es rigurosamente estamen:al, no dando lug~r a la movili-

dad vertical, a no ser en raros casos de padnnazgos que conflrman la regia

general. El dominio del aHabeto, reservado a pocos, sirve como divisoria de

aguas

entre la cultura oficial y la vida popular. La vida cotidiana colonial-

popular se organiz6 y se reprodujo por debajo del umbral de la escritura.

9) La creatividad popular tuvo condiciones para desarrollarse:

a) 0 bien en espacios aislados, vistos hoy, retrospectivamente, como' arc ai-

zantes 0 rusticos,b) 0 bien en la frontera con ciertos c6digos eruditos 0 semi-eruditos del arte

europeo: en la musica, en las fiestas y en la imagineria sacra, por ejemplo.

El romance de corder caso de creaci6n de frontera, es tardia, 1 0 que se

explica por los obsraculos a la aHabetizaci6n y a la impresi6n en todo el

periodo colonial.

En apretada sintesis, puede decirse que la formaci6n colonial en el Brasil se

vinculo econ6micamente a los intereses de los traficantes de esc1avos, de azucar y

de oro, y pollticamente al absolutismo monarquico y al autoritarismo rural, 1 0 que

cngcndr6 un estilo de convivencia patriarcal y estamental entre los poderosos, y

esclavista 0 dependiente entre los subalternos .

LA DlALf~CTICADEL CULTO Y LA CULTURA EN LA CONDICI6N COLONIAL

Lo que pesa e importa cuando se investiga la vida colonial brasilefia como teji-

do de valores y significados es justamente esa compleja alianza de un sistema agro-

mercantil, orientado hacia la maquina econ6mica europea, con una condici6n

d.ornestica tradicional, cuando no francamente arcaica en sus mores y en sus poli-

ncas.Distingo los terrninos sistema y condici6n para mar car nitidamente las notas de

c~te acorde, que parece justo y consonante a algunos oidos, pero disonante y desa-

ft.nado ~ otros. El sistema colonial, como realidad hist6rica de larga duraci6n, ha

sl,d~ objeto de denodados analisis estructurales, tales como los que hicieron, con

torncas diversas, Caio Prado Jr., Nelson Werneck Sodre, Ce1so Furtado, Fernando

I -,La literatura de cordel, contenida en general en folletos pobremente impresos, debe su nornbre al

d

lcchode que los mismos eran ofrecidos a laventa, en los mereados y las ferias, colgados de una cue

a. (N. del T.)

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ALFREDO BaSI

Novais, Maria Sylvia Carvalho Franco y Jacob Gorender", para citar apenas algu-

nos de sus mayores estudiosos.La vida economica en los tres primeros siglos de la colonizacion portuguesa en

el Brasil se organizo alrededor de mecanismos que pueden ser cuantificados, pues

se traducen en mimeros de produccion y circulacion, es decir, en cifras de bienes

y de fuerza de trabajo. Mucho antes de que se pensara en una historia cuantitati-

va, el poeta Gregorio de Matos, en un audaz soneto barroco que dedico a la ciu-

dad de Bahia a fines del siglo XVII, hablaba de maquina mercante, literalmente,

nave de mercaderias, expresion que se podria, por metonimia, extender a to do el

mecanismo comercial vigente en la colonia.

En la formacion del sistema, el trafico de negros y la senzala (casas donde se

alojaban los esclavos de unaJazenda), el monopolio y el monocultivo, se reclama-

ban mutuamente. La economia internacional determinaba el ciclo de flujo y reflu-

jo del comercio colonial segtin las fluctuaciones del mere ado y bajo el imperio dela competencia entre los Estados metropolitanos. En suma, la reproduccion del

sistema en el Brasil y su nexo con las econornias centrales constituian el frente y el

reverso de la misrna moneda.

El termino condici6n, en cambio, alude a un conjunto de experiencias mas difu-

sas que las regularidades de la produccion y del mercado. Condici6n se refiere a

modos 0estilos de vivir y sobrevivir. No es por azar que se hable naturalmente de

condici6n humana, y que en cambio no se dig a jamas sistema humano.

La condicion seiiorial y la condicion esclava suponian un desempeiio de pape-

les en el sistema productivo, objeto de un analisis funcional de la economia del

azucar, pero no se reducian al ejercicio de las acciones correspondientes a esos

mismos papeles. Condici6n recoge las multiples formas concretas de la existencia

interpersonal y subjetiva, la memoria y el sueiio, las marcas de la vida cotidiana enel corazon y en la mente, el modo de nacer, de comer, de habitar, de dormir, de

amar, de llorar, de rezar, de cantar, de morir y ser sepultado.

En nota anterior se indicaron algunas obras capitales para la cornprension del

sistema. En cuanto a la condicion colonial, es obligatorio recordar los estudios

clasicos de Gilberto Freyre y de Sergio Buarque de Holanda. El primero de enos

se dedico a construir una antropologia existencial del nordeste azucarero en

libros notables como Casa-grande & senzala y Sobrados e mocambos. El segundo

17 Caio PRADO Jr. , Formacdo d o B ra sil cantemporaneo, Sao Paulo, 1942; Nelson Werneck Sodre,

F orm acdo da socieda de b ra sileira , R io de Janeiro: Jose Olympia, 1944; Celso Furtado, Formacao

e co no rn ic a d o B ra sil , R io de Janeiro: Fundo de Cultura, 1959 [hay traducci6n al espafiol: Formaci6n

e co n6mic a d el B ra sil , tr, Demetrio Aguilera Malta, Mejico: FCE, 1962]; Fernando Novais , P ortu ga l e

B ra sil n a c ris e d o a n tig o s is te ma c ol on ia l , Sao Paulo: Hucitec, 1979; Jacob Gorender, 0 e sc ra v ismo c ol o-nial, Sao Paulo: Arica, 1977;Maria Sylvia Carvalho Franco, «Organizacao social do trabalho no perio-

do colonial», en revista Discurso n° 8, Sao Paulo: USP - Departamento de Filosofia, Hucitec, 1978.

" [Hay traducci6n al espaiiol de Benjamin de Garay y Lucrecia Manduca, Casa-grande y senzala,

Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1977.] (N. del T.)

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para citar apenas algu-

izacion portuguesa en

ser cuantificados, puescir, en cifras de bienes

a historia cuantitati-

o que dedico a la ciu-

tercante, literalmente. 'a, extender a to do el

nzala (casas donde se

ocultivo, se reclama-

ciclo de flujo y reflu-

y bajo el imperio de

, la reproduccion del

stitufan el frente y el

periencias mas difu-

;ondici6n se refiere a

able naturalmente de

humano.

desempeiio de pape-

1 de la economia del

espondientes a esos

retas de la existencia

e la vida cotidiana en

bitar, de dormir, de

1la comprension del

cordar los estudios

. El primero de ellos

deste azucarero en

carnbos. El segundo

Nelson Werneck SodreI 'e so Furtado, Forrnacdo

n al espafiol: Formaci6n.ando Novais, Portugal e

nder, 0 escravismo colo-

.ialdo trabalho no perio-

osofia, Hucitec, 1978.

Casa-grande y senzala,

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N 31

describio Con minuciosidad Y elegancia los habitos del sertanejo .(el habitante del

ot-o) luso-tupi en analisis pioneros de nuestra cultura matenal (Caminhos eser a did " d 1 1 . dfronteiras) des~ues de haber empren 1 0 una sintesis e proceso co oruza or en

Raizes do Braszl.En e l tratamiento de los comportamientos familiares y clanicos, los ensayos de

Gilberto Freyre y de Sergio Buarque sugieren una interpretacion psicocultural del

pasado brasileiio. Es una lectura de nuestra historia sostenida sobre la hipotesis

general de que e~conquistador portugue~ ya traia .en ~i.rasgos de caracte~ re~~-

rrentes, que SergIOBuarque llama determinantes psicologicas, tales como el indivi-

dualismo, calificado como exaltaci6n extrema de la personalidad, el espiritu

aventurero (de ahi la etica de la aventura opuesta a la etica del trabajo), nuestro

earaeter inquieto y desordenado, la cordialidad, el sentimiento sensual, que se ejer-

ce sin obstaculos en 10que Gilberto Freyre llama patriarcalismo poligarno, la plas-

ticidad social, la versatilidad, la tendencia al mestizaje (que por su parte provendria

de los cruzamientos con los moros) intensificada por la carencia de orgullo racial,

atributo que aparece en las caracterizaciones de ambos estudiosos.Los varios modos de la llamada asimilaci6n luso-africana y luso-tupi adquie-

ren, vistos desde esta perspectiva, un relieve tal que acaban dejando en un discre-

to 0 sobreentendido segundo plano los aspectos estructurales y constantes de

sujecion y violencia que marcaron la historia de la colonizacion tanto en el

Nordeste de los ingenios y los quilombos como en el Sur de las bandeiras y las

I11IS10nes.

Despues de haber hecho plena justicia a la obra de los maestros, tal vez no

resulte inadecuado arriesgar una prudente rectificacion semantica de terrninos

C0l110asimilaci6n (Gilberto Freyre) y de expresiones como proceso de feliz acli-

mataci6n y solidaridad cultural (Sergio Buarque de Holanda) cuando se aplican a

los contactos entre colonizadores y colonizados. El uso de este vocabulario podra

llevar allector menos avisado a suponer que los pueblos en interaccion se volvie-

ron semejantes y solidarios en su vida cotidiana: en su regimen alimenticio, en sus

habitos sexuales, en sus tecnicas de produccion y de transporte, etc. Releanse algu-

nos textos de Casa-grande & senzala y de Raizes do Brasil sobre las costumbres

africanas 0 indigenas que los dueiios de los ingenios 0 los bandeirantes adoptaron

por fuerza de las nuevas condiciones de vida en el tropico, Tenemos, en la mayo-

ria de los casos, ejemplos de disfrute (sexual y alimenticio) del africano y de su cul-

tura por parte de las familias de las casas-gran des (casas seiioriales de los dueiios

de los ingenios 0 de las fazendas), 0 de simple apropiacion de tecnicas tupi-guara-

nies por parte de los paulistas. El colo no incorpora, literalmente, los bienes mate-

riales y culturales del negro y del indio, pues le interesa y Ie da sumo placer

apropiarse de la fuerza de su brazo, del cuerpo de sus mujeres, de sus formas exi-

tosas de plantar y de co cinar, y, pOI' extension, de sus formas nisticas, y por 10

tanto indispensables, de supervivencia.

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32ALFREDO BOSI

El disfrute en el nivel de la piel y la apropiacion de aquellas tecnicas del cuer-

po, tan bien descritas por Marcel Mauss, no instauran un regimen exactamenteredproco de aculturacion. Lo maximo que podria afirmarse es que el colonizador

saco para si un buen provecho de su relacion con el indio y con elnegro.

Gilberte Freyre insiste, en Casa-grande & senzala, en celebrar al senor del

ingenio luso-nordestino que, despojado de prejuicios, se fusiono, fecunda y poli-

gamicamente, con las esclavas, dando asi al mundo un ejemplo de convivencia

racial democratica. Sergio Buarque de Holanda prefiere atribuir el mestizaje a la

carencia de orgullo racial caracteristica del colono portugues. Tambien aqui seria

necesario matizar un poco las cosas para no resbalar de una psicologla social

incierta a una cierta ideologia que acaba idealizando alvencedor. La libido del con-

quistador habria sido antes falocratica que democratica en la medida en que se

ejerda casi siempre en una sola dimension, la del contacto ffsico: las esclavas

embarazadas por los fazendeiros (propietarios de las fazendas, duefios de las plan-

taciones de cafia de azucar) no fueron elevadas, ipsofacto, ala categorfa de espo-

sas y senoras de los ingenios, ni tampoco los hijos de esas uniones fugaces fueron

puestos a la par de los herederos considerados legitimos del patrimonio de sus

padres. Las excepciones, raras y tardias, constituyen apenas materia de anecdota-

rio, y confirman la regIa general. La actividad genital intensa no tiene conexion

necesaria con la generosidad social.

En los muy eruditos textos de Sergio Buarque una sutil sublimacion del.ban-

deirismo (las acciones de los bandeirantes), considerado en feliz continuidad con

los procesos de aclimatacion del portugues a la tierra, relativiza el contexto de

agresion y defensa que definio objetivamente las incursiones de los paulistas y las

reacciones que los indigenas y los misioneros les opusieron. En abono de su lee-

tura, y suscribiendo la apologia que Julio de Mesquita Filho hace de la coloniza-

cion portuguesa en sus Estudos sul-americanos, el autor de Raizes do Brasilllega a

comparar la plasticidad de los lusitanos al grano de trigo del Evangelic que acep-

ta anularse hasta la muerte para dar muchos frutos". ~Como podian sospechar los

negros presos en las plantaciones y los indios cazados en la selva que los duefios

de los ingenios y los bandeirantes estaban cumpliendo con ellos algiin rito sacrifi-

cial en que la victima inmolada era el propio blanco?

Los elementos de cultura material apuntados ad nauseam como ejemplos de

adaptacion del colonizador al colonizado no deberian ser convocados a probar

mas que 1 0 que pueden. Ilustran el uso y abuso del nativo y del africano por el

portugues tanto en elnivel del sistema economico global cuando en los habitos

18 En Raizes do Brasil, 3' ed., Rio de Janeiro: Jose Olympio, 1956, p. 188. La tesis mas general delautor sesostiene sobre lahip6tesis de que «en la capacidad para amoldarse a todos los medios, en per-

juicio, muchas veces, de sus propias caracteristicas raciales y culturales, el portugues revel6 mejoresaptitudes de colonizador que los dernas pueblos, acaso mas inflexiblemente aferrados a las peculiari-

dades formadas en elViejo Mundo» (Ibidem).

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elIas tecnicas del cuer-

regimen exactamente

~es que el colonizador

con elnegro.

celebrar al senor del

sion6, fecunda y poli-

emplo de convivencia

buir el rnestizaje a la

s. Tarnbien aquf serfa

na psicologfa social

or. La libido del con-

la medida en que se

:0 ffsico: las esclavas

, duefios de las plan-

la categorfa de espo-

iones fugaces fueron

l patrimonio de sus

ateria de anecdota-

a no tiene conexi6n

ublimaci6n del ban-

liz continuidad con

iviza el contexto de

de los paulistas y las

En abono de su [ec-

hace de la coloniza-

izes do BrasillIega avangelio que =r-odian sospechar los

elva que los duefios

s algiin rito sacrifi-

como ejemplos de

vocados a pro bar

del africano por el

ndo en los habitos

a resis mas general deldos los medios, en per-

ugues revelo mejoreserrados a las peculiari-

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N 33

arraigados en la corpor~lidad. ~Por que idealizar 10 que ocurri6? ~~ebe el est.ll-

dioso brasileno competir con otros pueblos hermanos para saber qUlen fue meJorcolonizado? No me parece que el conocimiento preciso del proceso avance por

medio de ese juego inconsciente y muchas veces ingenuo de comparaciones que

necesariamente favorecen a nuestro colonizador.

Valdrfa la pena preguntarse si, mas alla de las adaptaciones mas evidentes, el

culto y la cultura (y el arte que se nutre de ambos) no habrfan suplido, por su facul-

tad de dar sentido a la vida, todo cuanto la rutina deja insatisfecho 0 intocado.

La reproducci6n de un cierto esquema de habitos soport6, es cierto, los anda-

mios de la estructura colonial, pero esa maquina de consumir, producir y vender,

~habria satisfecho plenamente todos los valores e ideales, todos los suefios y deseos

que colonizadores y colonizados trajeron de su pasado 0 proyectaron en el futu-

ro, aunque s610 fuera de manera potencial? En otras palabras: ~fue la colonizaci6n

un proceso de fusiones y positividades en el cual todo - carencias materiales y for-mas simbolicas, precisiones inmediatas e imaginario - termin6 ajustandose, 0

acaso se habrfa producido, allado de un preciso dispositivo de piezas engranadas,

una dialectic a de rupturas, diferencias y contrastes?

Cuando se leen las palabras de Marx sobre el papel de la religi6n en las socie-

dades oprimidas se capta mejor el movimiento de ciertos grupos sociales hacia la

expresi6n imaginaria de sus deseos: «alma de un mundo sin alma, espiritu de las

situaciones sin espfritu-". Como el Eros plat6nico, que es hijo de la Riqueza y de

la Penuria sin ser ni una ni otra, sino voluntad de liberarse del yugo presente y

ascender ala fruici6n de valores imperecederos, asi la labor simbolica de una socie-

dad puede revelar 10negativo del trabajo forzado y la biisqueda de formas nuevas

y mas libres de existencia. Los ritos populares, la rmisica y la imaginerfa sacra pro-

ducidas en los tiempos coloniales nos dan signos 0 sefias de esa condici6n anhela-'da. En algunas de sus manifestaciones es posible no solo reconocer el peso del

pas ado sino tambien entrever las esperanzas del futuro que actuan a traves de los

anillos de una cadena cerrada. La condici6n colonial, como el sistema, es refleja y

contradictoria.

Dice T. S. Eliot con respecto a la dinamica mas general instaurada entre la colo-

nia y la metr6polis:

La cultura que se desarrollaba en el nuevo suelo debe ser, por tanto, extrafiamen-

te parecida a la cultura madre y extrafiamente diferente de ella; algunas veces severa complicada por las relaciones, cualesquiera que sean, establecidas con algunaraza aborigen, y todavfa mas por la inmigraci6n proveniente de fuentes distintas

de la original. En esta aparecen tipos peculiares de simpatia cultural y conflicto

'9K. MARX, C ritiq ue o f H eg el 's p hil os op hy o f r ig ht, Cambridge University Press, 1970, p. 131. [tr, al

espafiol de Wenceslao Roces, En torno a la Critica de la F ilosoj'ia del D erecho de H egel, en E sc ri to s d e

[uoentud, Mejico: FCE, 1982. ]

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34 ALFREDO BaSI

cultural, entre las zonas pobladas por colonizaci6n, y los pafses europeos de los

que provinieron los migrantes'".

Hay casas de transplantes bien logrados, de injertos exitosos y perdurables a

traves de las generaciones, de encuentros afortunados; y hay casos de acordes

disonantes que revelan contrastes mal resueltos, superposiciones fragiles. De

empatfas y antipatias esta hecha la historia colonial.

Con su habitual perspicacia Alphonse Dupront nos alert6 sobre los atollade-

ros de un lenguaje entre hist6rico y etno16gico que se vale de terminos latos como

aculturaci6n, asimilaci6n, encuentro de culturas, capaces de expresar (0 de encu-

brir) relaciones de sentidos opuestos:

Hay encuentros que matan. ~Hablaremos de todos modos, a prop6sito de ellos,

con una especie de humor negro, de intercambios de cultura? Los antrop6logos,

por su parte, responderfan que hay asimilaci6n. ~Pero no es esta tambien unaforma de humor negro? Y, como embusteros de la vida que somos, ~agruparemos

bajo el mismo signa verbal los procesos de muerte y los procesos de vida?"

La transposici6n al Nuevo Mundo de patrones de comportamiento y lenguaje

dio resultados dispares. A primera vista, la cultura letrada parece repetir, sin alter-

nativa, el modelo europeo; pera, puesta en situaci6n, frente al indio, ella es esti-

mulada, por no decir obligada, a inventar. Que el primer aculturador de el

ejemplo: Anchieta compone en latin clasico su poema a la Virgen Marfa cuando,

rehen de los tamoios en la playa de Iperofgue, siente la necesidad de purificarse. El

mismo Anchieta aprende el tupi y hace cantar y rezar en esa lengua a los angelesy santos del catolicismo medieval en los autos que celebra entre los indfgenas mas

j6venes. En el primer caso, una antigua forma literaria, la epopeya, ennoblecida

por el Renacimiento italiano, organiza contenidos de una situaci6n colonial. En el

segundo, sin embargo, el jesuita aguijoneado por las urgencias de la mision nece-

sit6 cambiar de c6digo, por razones que no se vinculaban con el menasje, sino con

su destinatario. El nuevo publico -que mas que publico era participante de un

nuevo y singular teatra- requiere un lenguaje que no puede ser, en modo alguno,

el del colonizador.

Y hay mas: Anchieta inventa un extrafio imaginario sincretico, ni iinicamente

cat6lico ni puramente tupf-guarani, cuando forja algunas figuras miticas como las

que llama karaibebe, literalmente profetas que vuelan, en las que el nativo identi-

ficaba tal vez a los anunciadores de la Tierra sin Mal y los cristianos reconocian alos angeles mensajeros alados de la Biblia. 0 Tupansy, madre de Tupa, para indicar

20 T. S. ELIOT, Notas para uma definirao de cultura, Rio de Janeiro: Zahar, I965, p. 64. [tr, a! espa-

no! de Jer6nimo A!berto Arancibia, Notas para la definicion de la cultura, Buenos Aires: Emece, I949]

21 En L'acculturazione. Per un nuevo rapporto tra ricerca storica e scienze umane, 3" ed., Turin:

Einaudi, I97I, p. 89·

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)S pafses europeos de los un atributo de Virgen Maria. La cultura-reflejo y la cultura-creacion caminaban de

la rnano.

Es necesario acompafiar de cerca el dinamismo propio de la mision jesuitica en

el Brasil, con toda su exigencia de fidelidad a los votos jurados en la peninsula :

durante la Contrarreforma. Llegara el momento en que la cruz y la espada, que

habian bajado juntas de las carabelas, se separen y terminen por enfrentarse, dis-

putandose un mismo tesoro: e l cuerpo y el alma del indio.

El combate a muerte entre e l bandeirante de Sao Paulo y el jesuita, con la

derrota final de este ultimo a mediad os del siglo XVIII, habla elocuentemente de

una oposici6n virtual que revienta cuando la practica paternalista de los misione-

[OS y la cruda explotaci6n de los colonos ya no se ajustan mutuamente.

Anchieta consideraba a los portugueses los mayores enemigos de la catequesis:

«los mayores obstaculos nacen de los portugueses, y e l primero es que no existe

en ellos la preocupaci6n por la salvaci6n de los indios [...] mas bien los tienen por

salvajes» ".

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N 3 5

tosos y perdurables a

ay casos de acordes

siciones fragiles. De

t6 sobre los atollade-

terrninns latos como

expresar (0 de encu-

S, a prop6sito de ellos

Ira?Los antrop610gos', '

O es esta tarnbren una

somos, ~agruparemosocesos de vida?2I

tamiento y lenguaje

ece repetir, sin alter-

l indio, ella es esti-

aculturador de e l

rgen Marfa cuando

ad de purificarse. El

engua a los angeles

:e los indfgenas mas

peya, ennoblecida

ci6n colonial. En el

:de la misi6n nece-

lmenasje, sino con

participante de un

, en modo alguno,

Lo que mas asusta a los Indios y los hace huir de los Portugueses y enconse-

cuencia de las iglesias, son las tiranias que ejercen sobre ellos obligandolos a ser-

vir toda su vida como esclavos, apartando mujeres de maridos, padres de hijos,encadenandolos, vendiendolos, etc. [...] estas injusticias y sinrazones fueron la

causa de la destrucci6n de las iglesias que estaban congregadas y 10son ahora de

la gran ruina los que estan en su poder='.

Y denunciando a los mamelucos (mestizos de portugues e indio) conducidos

por el patriarca J oao Ramalho:

[...] nos persegufan con elmayor odio, esforzandose por hacernos dafio por todoslos medios y mod os, amenazandonos tambien con la muerte, pero especialmente

trabajando para volver nula la doctrina con que instruimos y adoctrinamos a los

indios y moviendo contra nosotros el odio de estos. Yasi, si no se extingue total-

mente este tan pernicioso contagio, no s610no progresara la conversi6n de losinfieles, sino que se dcbilitara y de dia en dia, necesariamene, desfallecera+,

co, ni unicamente

S mfticas como las

e el nativo identi-

anos reconocfan a

Tupa, para indicar

Asi fueron las cosas en el primer siglo de la catequesis. Los hechos confirma-

ron los temores del misionero, que as! relata la fuga de los indios de Sao Tome:

Siibitamente se alborot6 toda aquella gente de Sao Tome, y andaba tan revuelta

que parecia que el Demonio anduviera entre ellos. Predicaban por las calles:

«Varnonos, vamonos antes de que vengan estos Portugueses». Viendo el Padre

965, p . 64· [tr , aI espa-s AIres : Emece, I949J

umane, 3a ed., Turin:

22 En Cartas, iri[ormaciies,fragmentos hist6ricos e sermiies (I554-94), Rio de Janeiro: Academia

Brasileira de Letras, 1933 , p. 334.

2) Ibidem.

24 Ibidem.

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ALFREDO BaSI

Gaspar Lourenco tal alboroto, los hizo reunir y les hab16, dandoles a entender

que mal hacian en dejar la iglesia por mentiras que les dedan, y enos, [lorando,

respondfan: «No huimos de la iglesia ni de tu compafiia, porque, si ui quisieras

irte con nosotros, viviremos contigo en medio del monte 0 del sertdo, que bien

vemos que la ley de Dios es buena, pero estos Portugueses no nos dejan en paz, y

si los pocos que andan entre nosotros toman prisioneros a nuestros hermanos,

~que podemos esperar que ocurra cuando lleguen otros mas si no que nos hagan

esclavos a nosotros, y a nuestras mujeres e hijos?», mostrando algunos de enos los

golpes y azotes que habian recibido en casa de los Portugueses, y decian esto con

muchas lagrimas y sentimiento'".

La narrativa de Anchieta pone en primer plano el contraste agudo entre la

colonizacion, entendida como captura y encierro de los indios, y el apostolado. Si

es cierto que al principio una y otro se ensamblaron por necesidad, todo indica

que se trataba de dos proyectos distintos cuya conciliacion fue siempre tempera-

ria y diplomatic a, pero cuyas dinamicas internas debian llevar, como 1 0 hicieron, a

la controntacion abierta.

El siglo XVII esta marc ado por los conflictos entre colonos y jesuitas en el

Grao- Para, en el Maranhao -donde Antonio Vieira seria parte y testigo-, en Sao

Paulo y, mas dramaticamente, en las Misiones de los Siete Pueblos del Uruguay.

Pero la tension entre Iglesia y Estado no se limite a la orden ignaciana.

El poder eclesiastico entra en litigio frecuente con los intereses y la jurisdiccion

civil. Los motivos son naturalmente varios, y la tutela del indio despunta en mas

de un caso. Cuento, para ilustrar, los infortunios de la prelatura de Rio de Janeiro.

Su primer titular, el padre Bartolomeu Simoes Pereira, murio envenenado en 159 8;

el segundo, el padre joao da Costa, fue perseguido, expulsado de la ciudad y

depuesto por sentencia de la magistratura colonial; el tercero, el padre MateusAborim, tambien sucumbio intoxicado; el cuarto y el quinto declinaron pruden-

temente la honra prelaticia, no asumiendo el cargo vacante; el sexto, el reverendo

Lourenco de Mendonca, tuvo que huir para Portugal escapando del incendio que

los colonos produjeron en su casa quemando un barril de polvora en su jardin; el

septimo, el padre Antonio de Mariz Loureiro (pariente, quien sabe, de los Mariz

de El Guarani, de Jose de Alencar), padecio una oposicion tan grande que prefi-

rio recogerse en la capitania del Espiritu Santo, donde enloquecio depues de sufrir

una tentativa de envenenamiento. Paso por alto la historia del octavo, el famoso

dr. Manoel de Sousa e Almada, pues existe una fuerte discrepancia de las fuentes

acerca de su inocencia 0 culpabilidad: el hecho es que su palacio fue dafiado por

tires de canon, el Tribunal de Relafao de Bahia absolvio a los agresores y, para

colmo de agravios, el prelado fue obligado a pagar las costas del proceso; 1 0 demas

25 Ibidem. p. 375.

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oles a entender

ellos, llorando,, si ni quisieras

ertdo, que bien

dejan en paz, y

tros hermanos,

que nos hagan

os de ellos los

ecian esto con

udo entre la

postolado. Si

, to do indica

re tempora-1 0 hicieron, a

esuitas en el

tigo-, en Sao

el Uruguay.

a.

jurisdiccion

unta en mas

O de Janeiro.

ado en 1598 ;

la ciudad y

adre Mateus

on pruden-

el reverendo

ncendio que

su j ardin; el

de los Mariz

Ie que prefi-

ues de sufrir

0, el famoso

e las fuentes

daiiado por

ores y, para

so; 1 0 demas

CULTURABRASILENA.UNA DIALECTICADE LA COLONIZACI6N 37

se encuentra referido parodicamente en «Almada», poema herojco-cornjco de

Machado de Asis'".

La lucha es material y cultural al mismo tiempo: luego, es politica. Si 1 0 que nos

interesa es perseguir el movimiento de las ideas, no en sf mismas, sino en su cone-

xion con los horizontes de vida de sus emisores, entonces podremos reconocer, en

la escritura de los tiempos coloniales, un discurso organico y un discurso eclesias-

tico 0 tradicional, para adoptar la feliz distincion de Antonio Gramsci.

El discurso organico se produce muy cerca de las acciones de la empresa colo-

nizadora, siendo, muchas veces, proferido por sus propios agentes. Es el caso del

escribano de la escuadra portuguesa que descubrio el Brasil, Pero Vaz de Caminha.

o del dueiio de ingenio y converso (cristiano nuevo: judie convertido al catolicis-

mo), Gabriel Soares de Sousa, informante preciso y precioso (<<etonnant», en el

juicio de Alfred Metraux), que escribe con las manos en la masa. 0 del cronistaconcienzudo y empeiioso de los Didlogos das grandezas do Brasil. 0 de Antonil,

qui en, oculto bajo ese anagrama, y dandose a sf mismo, discretamente, el nombre

de Anonimo Toscano, acabo contando, indiscreto, donde se encontraban y cuan-

to valian nuestros recursos en Cultura e opulenci« do Brasil, ejemplo de mente

pragmatica y moderna a quien el habito ignaciano no le impidio penetrar hondo

en los meandros contables de la produccion colonial. 0, finalmente, del obispo

mason Azeredo Coutinho, que defiende, en plena aurora del siglo XIX, la preser-

vacion del regimen esclavista para mayor seguridad del aziicar pernambucano y de

la Corona portuguesa. En todos se manifiesta candida y llanamente el proposito

de explotar, organizar y mandar, sin que la condicion de laico 0 de religioso del

que escribe constituya un criterio pertinente para una division de aguas.

El otro discurso, de fondo etico pre-capitalista, resiste en los pliegues delrnismo sistema mercantil, y, aunque viva de sus excedentes, no se muestra, en la

pluma de los altos burocratas, nobles y religiosos, muy grato a la fuente que le

paga el ocio y le ahorra los cuidados del negocio, prefiriendo censurar en los colo-

nos la sed de lucro y la falta de desprendimiento cristiano. Es el mensaje que se

desprende de las satiras morales de Gregorio de Matos e Guerra contra el comer-

ciante extranjero, el sagaz Brichote, y contra el usurero nuevo-rico que hace alar-

de de abuelos presuntamente arisrocraticos, el fidalgo caramuru", Es la sombrfa

advertencia que sale de las homilias de Antonio Vieira, barrocamente escindidas

26 Cf. Eduardo HOORNAERT, «Rio de Janeiro, uma igreja perseguida», en Re vi st a E c le sid st ic a

Brasi leira, Petr6polis, Vozes, I97I; Americo Jacobina Lacombe, «A Igreja no Brasil colonial», en

Hi st 6r ia g er a l d a c io il iz a cd o b ra s il ei ra , dir. S. B. de Holanda, Difel, I977, t. I, vol. 2. Sobre la situacionen Bahia, ellibro ejernplar de Thales de Azevedo, Igreja e Esta do em tensdo e crise, Sao Paulo: Acica ,

I978.

'c Caramuru: En Bahia, mestizo de portugues e indio. En este contexto, [ id a lg o c ar am ur u esta

usado como una ironia, para sefialar el contraste entre la pretensi6n de nobleza de este «hidalgo de

pacotilla» y su condici6n de descendiente de indios. (N. del T.)

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ALFREDO BaSI

entre la defensa de los buenos negocios y la condena de los abusos esc1avistas que

eran el alma de esos mismos negocios. Es el sentimiento que oscila, en Uraguai, de

Basilio da Gama, entre la glorificaci6n de las armas coloniales, con Gomes Freire

de Andrade -instaurador del nuevo pacto entre las potencias de ultramar- a la

cabeza, y la poetizaci6n de los salvajes rebeldes, a fin de cuentas los iinicos seres

dignos de entonar el canto de la libertad.

La escritura colonial no es un todo uniforme: realiza no s6lo un gesto de saber

practice, affn a las duras exigencias del mercado occidental, sino tambien su con-

trapunto, donde se funden oscuros suefios de una humanidad naturaliter christia-

na y valores de libertad y equidad que el mismo ascenso de la burguesia estaba

lentisimamente gestando. Donde vislumbramos gestos contra-ideologicos descu-

brimos que el presente esta, 0bien bajo la mirada del pas ado, 0bien mirando, el

mismo, hacia un futuro ideal. En el primer caso, la mirada se irradia del culto; en

el segundo, de la cultura.

Los fantasmas de ese largo suefio intermitente randan las tiradas milenaristas de

Vieira, las descripciones idealizadas de los Siete Pueblos hechas por misioneras, las

figuras sufridas e indomables de los profetas del Aleijadinho y algUn «paisaje de fuga»

de los arcades de Minas Gerais. Como se ve, hay utopias y utopias, y s6lo el analisis

de cada contexto dira c6mo y contra que se forjaran, y a quienes se dirigian.

~Pero d6nde echa rakes esta rica fantasia si el suelo de la cultura colonial pare-

ce tail esteril? El fil6sofo napolitano Giambattista Vico interpretaba la fantasia de

los pueblos en terrninos de «memoria dilatada 0 compuesta»>", Cada generaci6n

revuelve libremente el pasado cormin hasta que este se formaliza en nuevos men-

sajes. La memoria extrae de una historia espiritual mas 0menos remota un sinrni-

mero de motivos e imagenes, pero, al hacerlo, son sus conflictos del aqui y ahora

los que la llevan a dar una buena forma allegado abierto y polivalente del culto y

de la cultura.

La Biblia defiende a los judios a traves de la boca mesianica de Vieira, la Biblia

defiende al mismo Vieira de los inquisidores, que invocan las sagradas escrituras

para abonar su acusaci6n ... y finalmente todos -rabinos, jesuitas y dominicanos-

son peritos en la exegesis de los libros. Los profetas Isaias, Daniel y Jeremias pro-

porcionan al misionero un verbo aspero para fustigar la codicia de los esclavistas

del Maranhao, y, sin embargo, es el envejecido argumento paulino de la obedien-

cia de los siervos a sus amos el que Vieira asume para negar a los esclavos refugia-

dos en el quilombo de Palmares la gracia de una politica de mediaci6n sobre la cual

27 Dice Vieo: «En los nifios la memoria es especialmente vigorosa, y por 10 tanto la fantasia -que

no es sino memoria dilatada0

compuesta- es vfvida hasta el exceso» (La scienza nueva, libroI,

sec-ci6n 2', sentencia L, Bari: Laterza, 1953- La edici6n sigue el texto de 1744. [Hay traducci6n al espafiol:Principias de una ciencia nueva sabre la naturaleza comun de las nacianes. Libro I: «Del estableci-

miento de los principios», tr., prologo y notas de Manuel Fuentes Berrot, Buenos Aires: Aguilar,

1959·])

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CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N 39

, abusos esclavistas que

e oscila, en Uraguai, deales, con Gomes Freire

cias de ultramar- a la

entas los iinicos seres

1 h bia consultado e1 rey. Del cofre de la memoria saca e1 gran abogado armas

o . ael esclavo 0 para el capital. EI pasado ayuda a engalanar las figuras del pre-pal a I I' . I .. Isente, pero es el presente e que e 1gevestir as ropas viejas 0 as nuevas.

.Extrafia religion, medio barroca, medio mercantil! Religion que acusa a los

ven~edores y despues entrega a los vencidos a su propia suerte. Religion que aban-

dona el verbo divino, fragil, indefenso, a las artimaiias de los poderosos, que extraen

de ello que les conviene.

El arte -sacro 0 profane- rehace la cara de la tradicion. Los santos rnortitica-

dos de las imagenes devotas producidas abundantemente poria Contrarreforma

iberica inspiran algunas figuras hieratic as de Congonhas do Campo, obra del

Aleijadinho maduro, en las que no Ialto quien vislumbrara la rebe1dia de los

mineiros"', sojuzgados pOI' el Reino de Portugal. En aquel mismo fin de siglo

Virgilio y Horacio salpicaban de flores silvestres el valle tropical del arroyo del

Carmo que nuestros arcades cantaban en su lira. Y en la escarpada Vila Rica lassombras caian largas de los montes baiiados de oro.

La fantasia es memoria dilatada 0 compuesta. Quien quiere entender la condi-

cion colonial interpelando los procesos simbolicos debe enfrentar la coexistencia

de una cultura al nivel del suelo, nacida y crecida entre las practicas del migrante

y delnativo, y otra cultura, que opone a la maquina de las rutin as presentes las

caras cambiantes del pasado y del futuro, miradas que se superponen 0 se con-

vierten unas en otras.

La censura que Vieira dirigia a los rigores de la esclavitud en los ingenios del

Nordeste se apoyaba en un discurso universalista de cadencias profeticas 0evan-

gelicas, resultando anacronico hablar, a esa altura, de principios liberales 0, menos

aiin, democraticos. EI mensaje cristiano de base, pOI' el cual todos los hombres son

llamados hijos del mismo Dios, y pOl' 1 0 tanto hermanos, se opone, en principio,a las pseudo-razones del particularismo colonial: este fabrica un lenguaje utilita-

rio, fatalista, en el lfrnite racist a, cuyos argumentos interesados vis ten el discurso

del opresor. 0 sea, las razones organicas de la conquista, que, con pocas variantes,

se repetirian a escala planetaria hasta la ultima fase del imperialisrno colonial, a

partir de fines del siglo XIX28.

Entre nosotros, las alabanzas a los dueiios de los ingenios, a los bandeirantes,

a los capitanes y gobernadores generales, en fin, a la Corona con su sequito de sir-

vientes y burocratas, son el argumento ordinario mas inagotable de las academias

bahianas de los Olvidados (Esquecidos) y de los Renacidos (Renascidos),ademas

de tema dilecto de los genealogistas de Sao Paulo y de Pernambuco, fuentes de

nuestra prosapia desde el siglo XVIII. Y son el motivo conductor de textos epic os

solo un gesto de saber

, sino tarnbien su con-

ad naturaliter christia-

de la burguesia estaba

tra-ideologicos descu-

do, 0 bien mirando, el

se irradia del culto; en

tiradas milenaristas de

as pOl' misioneros, las

algiin «paisaje de fuga»

opfas, y solo el analisis

nes se dirigian.

cultura colonial pare-

·rpretaba la fantasia de

»27. Cada genera cion

aliza en nuevos men-

os remota un sinmi-

ictos del aquf y ahora

olivalente del culto y

ca de Vieira, la Biblia

as sagradas escrituras

uitas y dominicanos-

~~iel y Jeremias pro-

icia de los esclavistas

aulino de la obedien-

1los esclavos refugia-

ediacion sobre la cual

r_Iotanto la fantasia -queenza nueva, libro I, sec-

lay.traduccion al espafiol:s,Libro I: «Del estableci-t, Buenos Aires: Aguilar,

".Habitantes de Minas Gerais. (N. del T.)28 «L'histoire nous montre tous les peuples superieurs en civilisation fondant des colonies, mus par

une force instinctive et parfois malgre eux- (Encyclopedic Larousse du XlX" siecle: «colonisation«).

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ALFREDO BOS]

redactados en distintos momentos: la Prosopopeia, de Bento Teixeira, simple imi-

tacion de Camoes ofrecida a Jorge de Albuquerque Coelho, benefactor de

Pernambuco, a comienzos de los Seiscientos; 0 valoroso Lucideno, de fray Manuel

Calado, que canta en prosa y verso las hazafias de joao Fernandes Vieira, el mag-

nate portugues dueiio de cinco activos ingenios y uno de los jefes de la resistencia

contra los holandeses del nordeste; el Caramuru, de fray Jose de Santa Rita Durao,

compuesto en honra del patriarca lusitano de BahIa, Diogo Alvares Correia; en

fin, Vila Rica, de Claudio Manuel da Costa, el poema que celebra el orden civil

impuesto al pueblo de Antonio Dias, en Minas Gerais. Los dos iiltimos pertene-

cen a la literatura neoclasica luso-brasilefia que fue leida, a veces abusivamente,

por nuestros romantic os del Segundo Imperio en busca de precursores para sunacionalismo oficial. Era una interpretacion equivocada: a pesar de sus alabanzas

al paisaje y a las tradiciones de la cronica provinciana, el epos del siglo XVIII toda-

via no se habia despegado de la situacion colonial. Su lado localista, bien visible en

Pernambuco despues de la expulsion de los holandeses y en la Sao Paulo posterior

a las bandeiras, tenfa que ver con la ideologfa autonobilizadora de los estratos

familiares que, en sus respectivas areas de influencia, llegadan a constituir la clase

dirigente del futuro Estado nacional.

Recapitulando: dos retoricas corrieron paralelas, aunque encontrandose a

veces, en las letras coloniales: la retorica humanista-cristiana y la de los intelectua-

les portavoces del sistema agromercantil. Sila primera acerca cultura y culto, uto-

pia y tradicion, la segunda enlaza firmemente la escritura a la eficiencia de la

maquina economic a, articulando cultura y colo.Confrontados rigidamenre, ellen-guaje humanista y ellenguaje de los intereses despiertan sentimientos de contra-

diccion; pero examinados de cerca, en la configuracion de cada contexto, dejan

entrever mas de una lInea cruzada.

VOX POPULI VS. Eros COLONIAL:

UN PARENTESIS CAMONIANO

Modern colonialism started with the fifteenth century voyages of the Portuguese

along the west coast ofAfrica, which in I498 brought Vascoda Gama to India.

International Encyclopedia of the Social Sciences,1968 , vol. 3: «Colonialism».

Ezra Pound afirmaba que los poetas son antenas. En un texto denso y com-

plejo como Os Lusiadas" es posible detectar los primeros signos de un contraste

" En espafiol, dos ediciones recientes de L os L us ia d as (Madrid: Catedra, 1993, Barcelona: Altaya,

1995) ofrecen, adernas de un considerable trabajo critico preliminar, la primera versi6n espanola deltexto de Camoes, realizada por Benito Caldera y aparecida en Alcala de Henares en 1580, posiblemen-

te en vida aun del propio Camoes.

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o Teixeira, simple imi-

:oelho, benefactor de

cideno, de fray Manuel

n~ndes Vieira, el mag-

)S jefes de la resistencia

,e de Santa Rita Durao

0 Alvares Correia; e~

celebra el orden civil

s dos iiltimos pertene-

a veces abusivamente

e precursores para s~

pesar de sus alabanzas'a s del siglo XVIII toda-

calista, bien visible en

Ia Sao Paulo posterior

adora de los estratos

an a constituir la clase

que encontrandose a

y la de los intelectua-

a cultura y culto, uto-

a a la eficiencia de la

os rigidamente, ellen-

ntimientos de contra-cada contexto, dejan

oyages of the Portuguese

eo da Gama to India.

ia of the Social Sciences8 , vol. 3: «Colonialism»:

III

texto denso y com-ignos de un contraste

ra, 1993 , Barcelona: Altaya,mera version espanola delenares en 1580, posiblemen-

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N41

ideol6gico

que preludia l.a dia~ectica de la colo~izac~6n. En el poe~a se ve~ifica

mas que una simple convlV~ncla de pc:ntos ~e VIsta diferentes <?amoes concibe la

empresa maritima y conqulstadora bajo el signo del desgarramlento. Obse~.ador

y participante, autor y actor, el poeta va construyendo la epopeya del VIaJe de

Vasco da Gama con diferentes materiales: en ella entran, con igual derecho, el

suefio premonitorio y el mito ejemplar, la memoria de las rutas y recorridos atlan-

rices y el drama contemporaneo, encarnados a veces en figuras hieratic as que hor-

dean la ironia.EI narrador supo dialectizar la sustancia epica del tema en el exacto momento

en que ella se elevaria al climax de la glorificaci6n. Pues era exactamente de gloria

que se trataba: gloria de don Manuel, gloria de Vasco da Gama, gloria de los heroes

de la navegaci6n africana, gloria de Portugal.Conviene seguir de cerca los pasos que conducen ala hora capital de la parti-

da hacia las Indias:EI discurso de Vasco da Gama al rey de Melinde comienza en el Canto Ill. A

esa altura, el capitan narra la historia de Portugal interpretada como una lucha

incesante, Y finalmente victoriosa, contra los moros y contra la nobleza de

Castilla. De ese comb ate de siglos emergi6 la Casa de Aviz, y el tema del Canto IV

es precisamente la alianza de la burguesia, llamada «pueblo», con don Juan I, que

haria posible la pol1tica de los descubrimientos,

que fue a buscar en la purpura Aurora

los limites que yo voy buscando ahora(IV,60).

Moviendose en la busqueda del climax, el poeta acelera el ritmo de la narraci6n

y abrevia el cicIo africano, enteramente volcado como esta hacia la apoteosis de

Gama. La tesis, que es ya la afirmaci6n del proyecto expansionista del Reino, se

presenta con la fuerza irresistible del mito. El rey don Manuel, «cuyo intento / fue

siempre acrecentar la tierra cara», no desvia un solo minuto el pensamiento «de la

obligaci6n que le legaran / sus antepasados»; no descansa el espiritu ni de dia ni de

noche, pues a la vigilia cuidadosa sobrevienen suefios perfectamente aleg6ricos,

«donde las imaginaciones son mas ciertas».

(Y con que suefia el Venturoso? «Morfeo en varias formas se le aparece».

Suefia que se eleva a una esfera altisima desde donde contempla otros mundos y

lejanas naciones. Ve que del Oriente extremo nacen dos fuentes, origen de rios

caudalosos. Se esboza aquila pintura de una tierra agreste, selvatica, todavia no

pis ada por pies humanos. Del medio de las aguas salen, a grandes pasos, dos vie-

jos, «de aspecto nistico pero venerable». Es admirable la belleza plastica de esta trans-

formaci6n: los hilos de agua son las barbas y los cabellos de los ancianos. El color

opaco de la piel indica que ambos vienen de regiones tropicales, y la cabeza corona-

da en ramas, asi como la gravedad del rostro, seiialan la condici6n de la realeza. Las

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42 ALFREDO BOSI

pa1abrasque dirigen a don Manuel decifran elmisterio de su identidad: son los rios

sagrados de Asia, el Ganges y e1Indo, fuentes que bajan de los cielos para ofrecer

ala soberania portuguesa sus «tributes grandes».

E1episodic suelda ideas caras a1vate: 1adistancia y 1aextrafieza de un mundo

hosti1, «que nunca habia inclinado 1acabeza», y 1apotencia fatal de 1aCorona por-

tuguesa a 1aque se rinden presurosamente, y hasta «con Impetu», 1anatura1eza y

los hombres de las tierras mas 1ejanas.

E1suefio de don Manuel debe ser un buen presagio, pues eso forma parte de 1a

economia ideologies de 1aepopeya. Es un suefio donde las imaginaciones mas cier-

tas son, frase que define caba1mente toda a1egoria en tanto figura resuelta en con-

ceptos y en e1esquema fina1istadel texto. Por 10demas, 1avinculacion del episodio

con el telos del poeta se verifica inmediatamente, no bien se disipan los fantasmas

de 1anoche. Don Manuel despierta y enseguida convoca a sus 1ea1esconsejeros

(siempre los hay para adivinar los deseos de los reyes) que 1edescifran obsequio-

sos «las figuras de 1avision». No hay, a partir de ese momento, ningun espacio

para las vacilaciones, pues, acto seguido, los sabios «determinan que 1a£lota se pre-

pare», y e1Venturoso pone en manos de Vasco da Gama 1aHavede 1aempresa.

A1ejadas las sombras del suefio, el relato corre agi1y a1egrehacia 1aescena de

1apartida, en 1aque deberian sonar todas las tromp etas y los clarines de 1amusa

camoniana. Seabre un espacio de fiesta, un «a1borozo noble», un «deleite juvenil»,

con soldados vestidos de muchos colores y los estandartes aereos £lameando a1

viento.

Sin embargo, si e1escenario se vue1vejubiloso, el clima emotivo que 10permea

es, para sorpresa de11ector epico, todo hecho de miedo y de pesar. La oracion

ritual de los navegantes hab1a de «preparar el alma para larnuerte». Se implora el

favor divino, pero 1a respuesta del cielo es incierta. E1 re1ato se dirige ahora al

mundo interior del heroe, hasta entonces solo conocido, monolfticamente, como

elJuerte Capitan empefiado en las glorias del Reina:

Te aseguro, oh, Rey, que si contemploComo fui de estas playas apartadoLleno mi peeho de duda y de reeeloQue apenas en mis ojos pongo elfreno

(IV, 87)

Can 1aaparicion de 1aduda y e1recelo ya estan dados los primeros pasos para

1apresentacion del momento antitetico del episodio. E1trabajo espiritua1 deVasco

da Gama no es, por 10demas, una expresion solitaria, sino que se ve acompafiado

por un verdadero cora de tragedia, el cora de los que se quedan: viejos, invalidos,

nifios y, principa1mente, mujeres, en las que 1anostalgia anticipada cede al lamen-

to, y e11amentoa 1arevuelta abierta. Los sentimientos de Gama coinciden can unaangustia co1ectiva bien concreta. Su duda y su recelo se funden con 1aduda y e1

recelo de todos los que no estan partiendo hacia 1a aventura de ultramar, pero

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su identidad: son los riosde los cielos para ofrecer

. extraiieza de un mundo

i~fatal de la Corona por-

impetu», la naturaleza y

LIeseso forma parte de la

; im a gin a cio ne s m a s c ie r-

o figura resuelta en con-

vinculaci6n del episodic

se disipan los fantasmas

a sus Ieales consejerose Ie descifran obsequio-

~ento, ningiin espacio

nnan que la flota se pre-

a Have de la empresa.

legre hacia la escena de

los clarines de la musa

e» , un «deleite juvenil»,

es aereos flameando al

emotivo que 1 0 permea

y de pesar. La oraci6n

rnuerte». Se implora ellato se dirige ahora al

onoliticamente, como

s primeros pasos para

ajo espiritual de Vasco

ue se ve acompaiiado

dan: viejos, invalidos

icipada cede allamen~

na coinciden con una

den con la dud a y el

ra de ultramar, pero

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N 43

f -iran en carne propia sus consecuencias en la cotidianeidad de la vida portu-su 1 . heroi lenci d b biguesa. La indecisi6n, ras~o .antr- erOICOpor. exce encia, ~r~um a su jetivamente

al heroe y caracteriza Objetlvamente la ruta insegura del Vlaje.

En camino tan largo y tan dudoso

Perdidos la gente nos juzgaba,Las mujeres con un llanto piadoso,Los hombres con suspiros que exhalaban.Madres, Esposas, Hermanas, a las que el temeroso

Amor mas desanima, aumentaban

La desesperaci6n y el frio miedoDe no volvernos a ver en mucho tiempo.

Destaquese la clara oposici6n entre las certezas y los buenos augurios que elsueno de don Manuel habia despertado en los consejeros de la corte y el acento

puesto ahora en la palabra duda y en su adjetivo dudoso, que aparece en tres opor-

tunidades en el reducido contexto de cinco estrofas:

Lleno mi pecho de duda y de recelo( IV , 8 7)

En camino tan largo y tan dudoso(IV, 89)

~C6mo, por un camino tan dudoso ...?(IV, 91 )

Dudoso es la expresi6n interior del caracter incierto de todo viaje hecho a la

ventura.

Las mujeres aportan las inflexiones mas pateticas al cora de despedida. La voz

de las madres esta hecha del llanto luctuoso de quien teme la muerte del hijo en el

fondo del mar,

donde seas de los peces alimento

(IV, 90)

La voz de las esposas expresa la exigencia apasionada y bravfa que niega al

amado, en nombre del «nosotros», el derecho a partir:

~Por que vais a aventurar almar furioso

Esta vida que es mia y no vuestra?~C6mo, por un camino tan dudoso,

Olvidais la tan dulce afici6n nuestra?

~Nuestro amor, nuestro vano contento,

Quereis con las velas darlo alviento?(IV, 91 )

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44 ALFREDO BOSI

~Epico? ~Urico? ~Dramatico? Epico en la historicidad coral que sirve de telon

de fondo a la expresion de los sentimientos; epico este aventurarse al mar furioso,

epico este camino todo sombra y riesgo, epico este viento que lleva donde quiere

las velas portuguesas. Lfrica esta voz del eterno femenino, siempre dulcisima entrelas mas amargas quejas, de las cuales la mas desgarradora es la que se queja del

olvido: «~como [... olvidais la tan dulce aficion nuestra?» Lirico este amor, este

vano contento, intuicion de la fragilidad de un lazo que el mar puede deshacer en

un solo instante. En fin, dramatics la interpelacion de la mujer al hombre, interlo-

cutor mudo y escindido entre las opuestas pasiones del amor y de la gloria; dra-

matico el conflicto que se abre en el seno de las familias as! laceradas y se

profundiza entre los dos modos de concebir la existencia: el de los que parten y el

de los que permanecen. Epico-lirico-dramatico el texto entero, en verdad poetico,

sobrevolando las divisiones retoricas y relativizando el sentido de los grandes

generos que finalmente recubren modos multiples de decir las relaciones sociales

y abrigan en su interior los tonos mas variados de la rmisica afectiva.

El coro alcanza dimensiones cosmicas cuando los montes responden en eco alas voces de las mujeres, de los viejos y de los nifios,

Pero el anticlimax todavia no se ha producido. No basta elllanto colectivo: es

necesario que el poeta clasico nos ofrezca el discurso, elocuente y entero, y nos

diga la verdad por el encadenamiento implacable de las razones. A este logos, que

contradice las cronicas nacionales de viaje, Camoes .va a desenterrarlo del pasado,

de la historia portuguesa sepultada, de la historia del pueblo. Es el discurso delViejo del Restelo.

El Viejo, uno de los muchos que habian permanecido como meros espectado-

res en la playa, «entre la gente», pueblo en medio del pueblo, rechazara sin apela-

cion la empresa maritima en el preciso momenta en que las naves se lanzan almar"".

El discurso del Viejo destruye punto por punto y mina por dentro el fin orga-

nico de los Lusiadas, que es cantar la hazafia del capitan, el nombre de los Aviz, la

nobleza guerrera y la maquina mercantillusitana involucrada en el proyecto.

Nada quedara en pie. Al motivo noble de la fama, tan invocado en los textos

del Renacimiento, elViejo dara el nombre real de voluntad de poder:

29 <Por que es que el poeta eligio, como portavoz de los descontentos, a la figura de un anciano

anonimo del que no seconoce mas que la edad avanzada y el «aspecto venerable»? El peso de la expe-riencia fue sin duda un motivo fuerte, pero tambien peso otro factor,el dela rareza de esamisma expe-

riencia. Lo poco que sabemos de la cornposicion demografica de Portugal en la epoca autoriza aestirnar que la esperanza de vida no debena ir mas alla de los cuarenta alios. Vasco da Gama no tenia

treinta alios de edad cuando don Manuel Ieconfio el comando de la flota indica. Cabral tenia treinta

y dos alios cuando lIego a las costas brasilefias, Calculese la juventud de las tripulaciones. La senectudtraia un aura de sabidurfa poco cormin que, frente al arrojo de los jovenes navegantes, constituia elcontrapunto de prudencia y apego a la tierra.

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coral que sirve de tel6nturarse al mar furioso

que lleva donde quier~

iempre dulcfsima entre

Ies la que se queja del

Lirico este amor; este

mar puede deshacer en

jer al hombre, interlo-

or y de la gloria; dra-

ias asi laceradas y se

1de los que parten y el

ero, en verdad poetico

entido de los grande~

las relaciones sociales

a afectiva.

es responden en eco a

eillanto colectivo: es

uente y entero, y nos

nes, A este logos, que

enterrarlo del pas ado,

10. Es el discurso del

mo meros espectado-

, rechazara sin apela-as naves se lanzan al

or dentro el fin orga-

ombre de los Aviz, la

a en el proyecto.

vocado en los textos

e poder:

a la figura de un ancianoable»? EIpeso de la expe-

rareza de esa misma expe-al en la epoca autoriza ai.Vasco da Gama no tenia

dica. Cabral tenia treintaripulaciones. La senectud

inavegantes, constituia el

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N 45

.ot, gloria de mandar, vana codiciade esta jactancia que llamamos Fama!( IV , 9 5)

EI valor feudal de la honra, todavia plenamente vivo en los quinientos, sera

desmistificado como «falaz deleite, / que se aviva con el favor popular», soberbia

expresi6n de escarnio lanzada contra la demagogia de los poderosos que excitan el

fanatismo de la mas a para incorporarla a su politica de guerra:

Te Haman Fama y Gloria soberana,

Nombres que al pueblo nccio enganan(IV, 96)

El Viejo interpela sarcastico:

~A que nuevos desastres determinas

Llevar a estos Reinos y esta gente?~Que peligros, que muertes le destinas,

Debajo de algun nombre preeminente?

~Que promesas de reinos y de minas

De oro que le haras tan facilmente?

~Que famas le prometeras? ~Que historias?

~Que triunfos? ~Que palmas? ~Que victorias?'(IV , 9 7)

El viaje y todo su proposito aparecen como un desastre para la sociedad por-

tuguesa: el campo despoblado, la pobreza avergonzada 0 mendiga, los hombres

iitiles dispersos 0 muertos y, por todas partes, adulterios y horfandades. «AI olor

de esta canela / El reino se deshabita», habia dicho ya Sa de Miranda.

El cambio radical de perspectiva (que pasa de los ojos del capitan a los del Viejo

del Restelo) da la medida de la fuerza espiritual de un Camoes ideol6gico y con-tra-ideo16gico, contradictorio y vivo.

De la reprobaci6n pasa el Viejo ala maldici6n, ultimo clamor de la impotencia

del coraz6n que no se rinde. Condenara toda ambici6n que, desde la ruptura con

el estado de paz del Eden y la Edad de Oro, lanz6 al genero humano a las eras de

hierro del trabajo y de la lucha. Sobre las figuras miticas de Prometeo, Dedalo e

Icaro, heroes civilizadores del mundo griego, el Viejo hara incidir la misma luz

cruda que revela el orgullo y la hybris. Denunciara, en fin, la sustancia misma del

progreso y de la tecnica, como si toda aventura titanica precipitara fatalmente en

la ruina a sus emprendedores. La nave y el fuego, los grandes inventos de un pasa-

do remoto que harlan posible el exito del proyecto colonial moderno, son estig-

mas de un destino funesto:

jOh! jMaldito el primero que en el mundo,

Se hizo a la mar alzando velas en un lefiol

jDigno de eterno castigo en 1 0 Profundo

Si es justa la justa Ley que sigo y tengo!

[ . .]

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ALFREDO BOSI

Trajo el hijo de J<ipetodel Cielo

EI fuego que aloj6 en el pecho humano,

Fuego que encendi6 al mundo en armas,

En muertes, en deshonras (jgran engafiol)

jCu<intomejor habria sido, Prometeo,

Y para el mundo cuanto menos dafio,

Que tu estatua ilustre no tuviera

Fuegos de altos deseos que la movieran!

(IV, 102-3)

En el comienzo de la aventura maritima y colonizadora, su mayor escritor

organico se volveria una conciencia perpleja: «[Misera suerte! [Extrafia condi-

cion!» (IV, 104).

El momento negativo pasa rapido, sin embargo, al menos en la superficie de los

hechos. Las duras palabras del Viejo calan en el alma de los navegantes, pero es

necesano navegar:

Esas sentencias el honrado anciano

Estaba vociferando cuando abrimos

Las alas al sereno y sosegado

Viento, y del puerto amado partimos.

Y, como es ya en el mar acostumbrado,

Desplegando la vela el cielo herimos,

Diciendo «[Buen viaje!» Pronto el viento

Dio a los cascos elusual movimiento.

(v, r)

El suefio aleg6rico de don Manuel prepar6 tacticamente el viaje de los con-

quistadores: los rios sagrados de la India desembocaran en un mar dominado por

los portugueses. Los que quedan al margen, por su parte, reniegan llorando

la marcha brutal de las cosas y, a traves de la voz del Viejo, recuerdan los mitos de la

primera edad, cargando de negatividad a las figuras de los heroes que trajeron el

progreso material a los hombres. Pero la historia, en la que se enfrentan vencidos

y vencedores, sigue su curso, su «usual movimientosv',

30 En A l ite ra tu ra p or tu gu esa e a e xp an siio u ltr a m a rin a, Hernani Cidade se detiene en 1 0 que suges-

tivamente llama «las sombras del cuadro», EI autor considera varios momentos literarios e historicos

que expresan tristeza, angustia 0 incluso abierta indignacion por los males producidos por la empresade ultramar. Entre los «acordes de la gran elegfa» se encuentran trechos del C a nc io ne ir o g er al de

Garcia de Resende, de las Decadas de joao de Barros y del So ld ado p rdt ico de Diogo de Couto; mastarde la lacerante His t6r ia t rdg ico -mar it ima con su narracion de doce naufragios dada testimonio cabal

de los desastres portugueses en elAtlantico y en el indico. Ellado funesto de la aventura expansio-

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CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N 47

'a, su mayor escritor

.rte! [Extrafia condi-

PaR DEBAJO DEL UMBRAL DE LA ESCRITURA

EI Viejo del Restelo y la gente del pueblo que asistian a la partida de Vasco da

Gama serian probablemente, medio siglo despues, los migrantes desamparados

que demandarian tierra y trabajo en la Indi~, en Afric: y en Bra~il. Y sus voces ya

no encontrarian un poeta de la altura de LUISde Camoes para oirlas y traerlas a la

pagina impresa.

POl' debajo del umbral de la escritura ha vivido, desde el siglo XVI, una cultura

que se gest6 en el seno de un pueblo pobre y dominado. En un espacio de razas

cruzadas y poblaciones de divers os origenes, su lenguaje acab6 tambien mestizan-

dose, a tal punto que hoy raya el anacronismo hablar de cultura negra 0 de cultu-

ra indigena 0 incluso de cultura campesina en estado puro.

Al comienzo, naturalmente, el grado de distincion etnica era alto. Los cronis-

tas del primer siglo todavia presenciaron las ceremonias tupis de los habitantes de

la costa; Jean de Lery, Hans Staden y Fernao Cardim pueden informar por todos.

Y los ritos afro-bahianos que documentan los estudiosos del siglo XIX se remon-

tan ciertamente a siglos anteriores. Pero con el tiempo la simbiosis cablac la (luso-

indigena), mulata (luso-africana) 0 cafuza (afro-indigena) fue prevaleciendo en

todos los campos de la vida material y simbolica: en la comida, en la ropa, en la

casa, en el habla, en el canto, en el rezo, en la fiesta ... La aculturaci6n es, sin duda,

el tema por excelencia de la antropologia cultural.

Conviene hacer una primera precision conceptual en este terreno. Hay expre-

siones marcadamente primitivas 0arcaicas, es decir, formas de cultura material y

espiritual peculiares al hombre que siempre vivi6 por debajo del umbral de laescritura. Y hay e xp r es ia n e s d e f ra n te ra que se producen por el contacto de la vida

popular con los c6digos letrados introducidos a 1 0 largo de todo el proceso colo-

nizador. Una ceremonia de antropofagia entrevista por Hans Staden cuando estu-

vo prisionero de los tupinambas no es, evidentemente, de la misma estofa que la

escena de una guerra narrada en un auto sacramental escrito en tupf por Anchieta

y cantado y bailado por los mismos tupinambas, ya expuestos a la catequesis y,

eventualmente, aprendices del alfabeto latino. Otro par desparejo: un rito africa-

no de esclavos oido con horror, a comienzos del siglo XVIII, por Nuno Marques

Pereira, llamado por el calundu y exorcizado en su P er eg rin a d a Ame ric a, no es la

misma cosa que una procesi6n de entierro promovida por la Cofradia de Nuestra

Senora del Rosario de los Hombres N egros de Vila Rica pocos afios despues, Otro

ejemplo: una imagen de Exu (ser espiritual iorubano) 0 el dibujo geometrico tra-

zado por una tejedora guarani no es 1 0 mismo, evidentemente, que una imagen

en la superficie de los

inavegantes, pero es

el viaje de los con-

mar dominado por

, reniegan llorando

erdan los mitos de la

oes que trajeron el

enfrentan vencidos

detiene en 10 que suges-

os l iterarios e hist6ricos

ducidos por la empresa

:1 C a n cio ne ir o g er al de

e Diogo de Couto; mas

s darfa testimonio cabal

e la aventura expansio-

nista era bien conocido por Cam6es: perjurios, saqueos, matanzas (que Ilegaron a incluir tentaciones

de antropofagia por parte de naufragos portugueses Iamelicos ... ), estupros, fugas, suicidios. En suma:

abundante material para componer una antiepopeya de la colonizaci6n.

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ALFREDO BOSI

sacra forjada a imitacion del arte devoto portugues por algun escultor mulato de

capilla de ingenio. Por ultimo: un ponto (canto ritual para invocar a los espfritus)

cantado en elcandornble nag8

(culto afro-brasilefio) de Salvador no es la letania ala Virgen entonada por los cofrades de la Hermandad de Sao Jose dos Homens

Pardos en algiin pueblo enclavado en las montafias de Minas Gerais.

Son todas, sin embargo, creaciones que pueden, con igual derecho, ser llama-

das populares, independientemente de su raiz etnica 0de sus filiaciones remotas,

incluso porque origen no es determinacion. Lo cierto es que el hombre pobre y

dominado fue elportador, cuando no el agente directo, de esas expresiones, tanto

las primitivas como las de frontera, tanto las puras como las mixtas, tanto las

prohibidas como las toleradas 0 estimuladas; y todas elIas son, desde el punto de

vista antropologico, equivalentes. Es el objeto del analisis formal discernir los

componentes (llamados en general rasgos) de estilo que entran en cada rito, narra-

cion 0 figura; y es el trabajo de la interpretacion historico-social recoger los signi-

ficados y los valores que organizan esas creaciones simbolicas.

De la mayor parte de las expresiones de la cultura no letrada se podra decir que

son un complejo de formas significantes cuyo sentido cormin es el culto, la devo-

cion. Son instituciones regladas de modo tal que la comunidad puedaactualizar en

sf el sentimiento de la propia existencia y de la propia identidad.

Todo 1 0 que es necesario necesariamente retorna.

La repeticion de las formulas, la re-iteracion de los ritmos, el trazado abstrac-

to del dibujo indfgena, la expresividad fija y retenida en la mascara africana, los

rituales en todas partes celosamente identicos a sfmismos, la precisa coordinaci6n

de las voces y los movimientos de cada uno de los participantes en el cora y en la

danza: todo refleja una intencion de conjurar, a traves de unas pocas poderosas

formulas, la temida y adorada trascendencia (de los muertos, de los dioses, del

otro) que tiene en sus manos el destino de la persona y del grupo.A medida, sin embargo, que el proceso de aculturacion va recibiendo nuevos

estimulos de la metropoli colonizadora, se desprende del fondo religiose-popular

cormin una voluntad de estilo ya afectada por la cultura erudita. El barroco minei-

ro del Setecientos se estiliza y aligera en comparacion con la arquitectura religiosa

bahiana del siglo anterior, gracias a una verdadera recolonizacion urbana que cama-

das y camadas de portugueses promovieron en la zona del oro recien descubierto.

Las formaciones artisticas de Minas aparecen como tardias 0 desfasadas cuando se

las confronta linealmente con la historia de los estilos europeos correspondientes;

sin embargo, no se trataba de un arte de simples imitadores ni de una cultura tras-

plantada y epigonal, sino de una alianza original de nuevas necesidades internas de

expresion con modelos todavia prestigiosos venidos de Portugal y de Italia.

En ese arte de frontera, los afectos vividos en la cotidianeidad colonial, la venera-cion, el miedo, el amor...se traducen mediante una economia de formas venidas de

espacios y tiempos distantes, pero no por eso menos diictilesy capaces de componer

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n escultor mulato de

vocar a los espiritus)

dor no es la letania a

10 Jose dos Homens

Gerais.

1derecho, ser llama-

filiaciones remotas

el hombre pobre ;

s expresiones, tanto

as mixtas, tanto las

, desde e1punto de

formal discernir los

1en cada rito, narra-al recoger los signi-

. .

ase podra decir que

es e l cul to, la devo-

puedaactualizar en

d.

el trazado abstrac-

ascara africana, los

ecisa coordinacion

s en e1COl'OY en la

s pocas poderosas

, de los dioses, del

pO.

recibiendo nuevos

o religioso-popular

. El barroco minei-

quitectura re1igiosa

1urbana que cama-

ecien descubierto.

~sfasadascuando se

• correspondientes;

Ie una cultura tras-

idades internas de

1y de Italia.

colonial, la venera-

formas venidas de

oaces de componer

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N 49

. , nes fuertes y coherentes. La sensibilidad del mestizo en una ciudad colonialImage . .en el arte portugues de los slglos. ~VII y XVIII alcan~an en las flgu~a~ del

~leijadinho una sintesis en la ~ue mamflestame~te ~s.el estilo alto el que ~l:l~e la

uesta. Pero no interesa aqui hacer la suma antmetica de los factores estilisticos

~ ~ ; l t oe culto, tanto de popular); interesa determinar en cada caso la perspectiva

y el sentido de las formas.

La relacion de fuerzas se invierte cuando se toman como ejemplos imagenes

sacras anonimas, cantos y danzas de Carnaval callejero, himnos de procesion 0

narrativas del romancero iberico transmitidas oralmente. En todos estos casos de

frontera es la inspiracion colonial popular la que trabajo, a su modo, contenidos

de raiz remotamente europea Y letrada.

UNA LETANiA POPULAR EN EL GRAN sxo PAULO

Recuerdo, a proposito, una ceremonia religiosa a la que asisti en la noche de

San Antonio de 1975 en e 1 curso de una fiesta en honor de ese santo patrono.

La capillita, que todavia esta alli, se yergue a unos cien metros de la carretera

Raposo Tavares, en aquel trecho del camino que sube desde Vargem Grande. 0,

con mayor precision, queda en la Vila Camargo, en los fondos de la casa de Nha-

Leonor. Ni ellugar ni los empleos de los habitantes perrniten hablar de barrio

rural. Alli nadie planta para comer 0 vender, todos trabajan en la ciudad 0 en las

construcciones de los alrededores. Son desde hace muchos afios asalariados y con-

sumidores del supermercado y de los programas de television.

Nha-Leonor of red a entonces un asado: todos los afios mandaba matar un

buey para cumplir una promesa que le habia hecho al santo. Alrededor de las diez

llego el capellan, que no es, como se sabe, un sacerdote (la duefia de casa ya se

habia peleado, hacia tiempo, con los curas irlandeses de Cotia, demasiado moder-

nos para su gusto), sino, en este caso, un gordo cincuenton de tez rosada y ojitos

sonrientes que venia de Sao Roque acompafiado pOl' dos muchachos mas una

mujer negra, delgada, de media edad.

El capellan se ubico con sus acolitos alrededor de un pequefio altar azullleno

de estrellas de purpurina y dio comienzo a la plegaria rezando un rosario alto y

fuerte. Los fie1es, casi todos mulatos descalzos y oliendo a pinga (aguardiante de

cafia), y algunas mujeres, no tan mal vestidas como los hombres, respondian en e l

mismo tono y altura. Todo se desarrollaba de modo agradable y simple, hasta que,

recitadas las cinco decenas de Ave Marias y sus Padre Nuestros, llego el momen-

to del remate con el canto de Salve Reina. El capellan cornenzo a entonar enton-

ces el himno a la Virgen, en latin (<<SalveRegina, mater misericordiae ...») , y, 1 0 que

me llamo la atencion, fue seguido inmediatamente y sin ningun titubeo por los

presentes. Despues vino 1 0 asombroso, para mi: el rezo, rambien cantado, de toda

la extensa letania de Nuestra Senora, tambien en latin. Yo miraba y no terminaba

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50 ALFREDO BaSI

de creer: aquellos hombres humildes a quienes yo vela trabajar sin descanso como

peones en las obras en construcci6n del barrio estaban ahora allf acriollando pre-

ciosamente la poesia medieval del responsorio:

«Especo justicas (Speculum justitiae: espejo de justicia) - ora pro nobis

«Sedi sapienca- (Sedes sapientae: sede de la sabidurfa) - ora pro nobis

«Rosa mistia- (Rosa mistica: rosa mistica) - ora pro nobis

«Demus aura" (Domus aurea: casa de oro) - ora pro nobis

[ . .]

Espejo de justicia, sede de la sabiduria, rosa mistica, casa de oro, estrella de la

manana, arca de la alianza, refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos,

reina de los angeles, reina de los profetas, rein a de la paz ... Todos los atributos con

los que la piedad viene honrando desde hace siglos la figura materna de Maria fue-

ron cantados en la voz grave del capellan; despues, en la primera voz de la negra

alta que parecia improvisar la melodia con giros de moda de viola (canci6n rural a

dos voces con acompanamiento de viola) y gestos al mismo tiempo compuestos y

arrebatados por la adoraci6n, y en la segunda voz de los j6venes y de todos los fie-

les en un cora de impresionante belleza.

Cuando sali de la capilla pregunte al oficiante de la plegaria quien le habia ense-

fiado el oficio. Me respondi6 que su padre, tambien capellan en las chacras de

Sorocaba y Ara~ariguama. La noche estaba helada, la luna alta, pero cerca de ahi

los pesados camiones de carga chirriaban todavia sobre el asfalto.

~Que pensar de esta fusi6n de latin linirgico medieval puesto en verso y rmisi-

ca de viola campesina, y de su resistencia a la acci6n pertinaz de la Iglesia cat6lica

que, desde el Vaticano II,decret6 el uso exclusivo del vernaculo como idioma pro-

pio para to do tipo de celebraci6n?

En verdad, la presencia de aquel capellan singularmente anacr6nico ya decia

mucho sobre la autonomia del culto popular frente a la jerarquia oficial. La vieja

sintesis de practicas [uso-coloniales y cultura nistica parece mantener su dinarnis-mo interior en las ceremonias de aquellos campesinos al final de cuentas ya bastan-

te urbanizados en terminos de economia y de vida cotidiana. Ellos oponen una

resistencia pasiva a las innovaciones del centro eclesiastico que, en el caso brasile-

no, se ha volcado hacia un lenguaje pastoral politizado y, en las decadas de los 70y

los 80, muy cercano a los discursos de la oposici6n al regimen dominante.

La devoci6n, mas tal vez que otras esferas de la vida en sociedad, propicia feno-

menos de persistencia simb6lica que, en algunos momentos criticos de reacci6n a

la prepotencia del Estado modernizador, tom6la forma de una obstinada re-arcai-

zaci6n de la comunidad entera. Fue el caso de ciertos movimientos al mismo tiern-

po regresivos y profeticos, tradicionalistas y rebeldes, como Canudos y el

Contestado, de caracter milenarista".

31 Recuerdo aqui tres obras ejemplares: 0 messianismo no Brasil e no mundo, de Maria Isaura

Pereira de Queiroz (Sao Paulo: Dominus, 1965); Messianismo e conflito social,de Mauricio Vinhas de

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'abajar sin descanso

thora alli acriollando pre-

a) - o ra p ro n ob is

- ora pro nobis

obis

obis

asa de oro, estrella de la

nsuelo de los afligidos

. Todos los atributos co~

a materna de Maria fue-

prin:era voz de la negra

de uiola (canci6n rural ao tiempo compuestos y

venes y de todos los fie-

aria quien Ie habia ense-

ellan en las chacras de

a alta, pero cerca de ahf

asfalto.

uesto en verso y rmisi-

az de la Iglesia cat6lica

culo como idioma pro-

te anacr6nico ya deciararquia oficiaI. La vieja

e mantener su dinamis-

al de cuentas ya bastan-

ana. Ellos oponen una

que, en el caso brasile-

1las decadas de los 70 y

en dominante.

ociedad, propicia fen6-

S criticos de reacci6n a

na obstinada re-arcai-

ientos al mismo tiem-

como Canudos y el

10 rnundo, de Maria Isauraial, de Mauricio Vinhas de

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N

Todo Ileva a creer que,. en estos c~ces de la ~ultura letrada envolve~te y ~ano

envuelta, la situaC16n de las areas colo males presenta esa coexistencia de

mos: los proyectos mas agresivos del capitalismo occidental se implantan enextre '. . .medio de modos de vida annguos y, en esta 0 aquella medida, resistentes. Que esa

> xistencia de 1 0 arcaico con 1 0 modernizador no es una paradoja coyuntural,

~~: un fen6meno recurrente en la historia de la colonizaci6n, es una hip6tesis que

solo nuevas investigaciones de campo y de texto podran confirmar.

Si pudieramos practicar en la historia popular un corte sincr6nico de los

momentos en los que la colonizaci6n retoma su impulse, observariamos campos

de fuerza en los que 10 nuevo interrumpe 0 desagrega 10 antiguo y 10 primitive. 0

en que 1 0 antiguo adapta, sin mayores traumas, algunos rasgos modernos donde-

quiera que la cultura tradicional haya dejado rakes y conserve todavia condicio-

nes para sobrevivir.

La sugerencia te6rica realizada pOI' Oswaldo Elias Xidieh, uno de los mas agu-

dos estudiosos de nuestro folclore, es esta: donde hay pueblo, es decir, donde hay

vida popular razonablemente articulada y estable (Simone Weil diria: arraigada),

habra siempre una cultura tradicional, tanto material como simbolica, con un

minimo de espontaneidad, coherencia y sentimiento, si no conciencia, de su iden-

tidad. Esa cultura, basicamente oral, absorbe, a su 'modo y dentro de sus Ifrnites,

nociones y valores de otras franjas de la sociedad, sea pOI' medio de la Iglesia y del

Estado (desde los tiempos coloniales), sea por medio de la escuela, de la propa-

ganda, de las multiples agencias de la industria cultural; pero, actuando asi, no se

destruye definitivamente, como temen los nostalgicos y anhelan los moderniza-

dores: apenas deja que algunas cosas y algunos simbolos cambien de apariencia"',

No hay duda de que, en los traumas sociales y en las migraciones forzadas, los

sujetos de la cultura popular sufren conmociones materiales y espirituales graves,y no consiguen mantenerse a flote sino aferrandose a la tabla de salvaci6n de cier-

tos engranajes econ6micos dominantes. Tal supervivencia no da, ni podria dar,

Queiroz (2· ed., Sao Paulo: Atica, 1977),y Os e rra nte s d o n ov o se cu lo , de Duglas Teixeira Monteiro

(SaoPaulo: Duas Cidades, 1976).Por detras de todas ellas, Os sertiies de Euclides da Cunha, de 1902

[tr, esp: Lo s s e rt on e s, tr. Benjamin de Garay, Buenos Aires: Claridad, 1942,Madrid: Fundamentos, 1981

y Caracas: Ayacucho, 1980,esta ultima con prologo, notas y cronologia deWalnice Nogueira Galvao].

J' O. E. XIDIEH, Na r ra ti ua s p ia s p op ul a re s (1967)y S em a na sa nta c ab oc la (1972),ambas publicacio-

n~s.del Insti tuto de Estudos Brasileiros de la Universidad de Sao Paulo. «Cultura Popular», diceXidieh, «esun fenorneno que se determina historicamente, pero cuya fecha de instauracion solo puede

establecerse, sociologica y antropo16gicamente, mediante la constatacion de situaciones en las quenuevos y viejos modelos socioculturales de vida entran en conflicto. Cuando la historia 'habla', el

hecho ya fue consumado [...] Ahora, 10que queremos subrayar esque lacultura popular, no siendo yalacultura primitiva, perpenia sin embargo, por herencia 0 por descubrimiento, muchos de sus rasgos

y patrones: la tradicion, la a n a lo gi a , la c on sid er ac i6 n d e l os h ec ho s d e l a n a tu ra le za , la a c ti tu d md gi c«

a nte e l m un do , el s en ti do d e l a r ep eti ci 6n . Pero un proverbio popular expresa tarnbien su dinamica: 'De

hora en hora Dios mejora', e indica su posibilidad de renovaci6n y de rcelaboracior» (<<Cuiturapopu-lap>,texto incluido en elfolleto de la F eira N a cio na l d a C ul tu ra P op ul ar, Sao Paulo: Sese, 1976,p. 14)·

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Volviendo al problema del cruce de culturas que la colonizaci6n instaura: no

siempre es facil determinar precisamente que es culto y que es popular en las for-mas simbolicas de frontera.

En las piezas an6nimas de la imagineria sacra, el modelo remoto puede ser de

origen g6tico tardio, 0 barroco iberico, pero el corte de los rostros, que define el

alma de las imageries, crea una expresividad intensa, reconcentrada y fija, casi

como la de una mascara, que descubre un modo arcaico-popular de esculpir el ser

del hombre en el lefio 0 en la terracota. Son palabras de Leonardo da Vinci:«Aprende con los mudos el secreta de los gestos expresivos»,

En la btisqueda de constantes formales no basta con verificar que el principio

de la redundancia parece connatural al arte del pueblo. Rasgos, lineas, colores,

pasos de danza, ritmos, frases mel6dicas, ecos, versos enteros 0 estribillos, moti-

vos de apertura, de encadenamiento 0 de cierre retornan, de hecho, en la mayoria

de las creaciones populares. Cuando recorremos las modas (canciones populares)

y trovas (poemas cantados) recogidas por Silvio Romero en los Cantos populares

52 ALFREDO BOSI

resultados felices en terminos de creaci6n cultural, pues es conducida a ciegas por

los caminos de explotaci6n del sistema. El migrante que llega a una ciudad 0 a una

tierra ajena esun hombre mutilado, un ser reducido a su estado de pura privaci6n.

La figura de Fabiano, el vaquero pobre y rudo de Vidas secas, no es un mito lite-

rario inventado por Graciliano Ramos. Su conducta oscilara entre el mas humilla-

do conformismo e impulsos de violencia... hasta que un dia ciertas condiciones de

empleo, de vecindad 0 de grupo familiar puedan reconstituir ese tejido de signos

y de practicas que se llama vida popular. Para el, toda situacion de alivio 0mejora

parecera obra de la fortuna. Y casi siempre el tejedor buscado para urdir los hilos

de la suerte sera, una vez mas, el culto, las «sectas», como se dice hoy para designarlas varias iglesias de cufio pentecostal y milenarista que se multiplicaron rapida-

mente a partir de los afios 60. Quien viva en los barrios pobres de los alrededores

de Sao Paulo, de Rio de Janeiro, de Buenos Aires 0 de Lima vera los resultados de

esa condicion peculiar del migrante, que no es ya folcl6rica pero tampoco esta

todavia totalmente absorbida por la industria cultural que ofrece infinitamente

mas que 1 0 que el pueblo puede consumir. El capitalismo siempre desarraig6 por

un lado y reutilize por el otro (y solo en la estricta medida de su interes) la fuer-

za de trabajo del hombre que emigra de las zonas tradicionales 0 marginales. ~Y

de d6nde puede este hombre sacar energias para vivir, aunque mas no sea de tanto

en tanto, un poco por encima del frio suelo de la necesidad? En la mayor parte de

los casos, solo de esa alma del mundo sin alma que moldeo la creencia y el rito, la

palabra y el canto; la oracion y eltrance, y que solo la devoci6n comunitaria alcan-za a expresar.

EL SENTIDO DE LAS FORMAS EN EL ARTE POPULAR

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onducida a ciegas

la una ciudad 0 a una

do de pura privaci6n.

S, no es un mito lite-

entre el mas humilla-

iertas condiciones de

ese tejido de signos

n de alivio 0 mejora

o para urdir los hilos

ice hoy para designar

ultiplicaron rapida-

es de los alrededores

era los resultados de

pero tampoco esta

ofrece infinitamente

mpre desarraig6 por

e su interes) la fuer-

les 0 marginales. ~y

mas no sea de tanto

n la mayor parte de

1creencia y el rito, la

illcomunitaria alcan-

izacion instaura: no

spopular en las for-

emoto puede ser de

ostros, que define el

centrada y fija, casi

ar de esculpir el ser

Leonardo da Vinci:

car que el principio

gOS, lineas, colores ,0 estribillos, moti-

echo, en la mayoria

anciones populares)

os Canto s p opul a re s

CULTURA BRASILENA. UNA DlALECTICA DE LA COLONIZACI6N5 3

B o i l y por Amadeu Amaral en las Tradir;;oespopulares, nos sorprende la evi-

denc~:5del ritornello. La tent~ci6n ~e cita.r es irresistible. Un ej.e~plo, entre tan:os,

de rima que se recita como Juego infantil en el nordeste braslleno desde corrnen-

zos del siglo XIX:

Amanhii e domingo,Pe de cachimbo,Galo monteiro

Pisou na areia;A areia e finaQue da no sino;o sino e de ouro

Que da no besouro;o besouro e de prataQue da na mata;A mata e valenteQue da no tenente;

o tenente e mofinoQue da no menino;

Menino e valenteQue da em toda gente33 • I

La recurrencia, que se afirma a traves del sonido (d om in go -c ac himbo ; mon te i-

ro-areia), rige, a partir del primer distico, toda la poesia, en la que se entremezclan

la rima y elleixa-pren medieval «deja-toma»: forma poetica caracterizada por la

repetici6n de la misma palabra 0 de la misma f6rmula en el ultimo verso de una

estrofa y el primero de la siguiente). El sonido y el sentido se dan la mano enmutua ayuda, hasta que sobreviene la imagen coral donde el mas pequefiito -e1

nifio-, por ser valiente, golpea a toda la gente, cerrando el circulo abierto por 10

mas fino -la arena-, que golpeaba en la campana. La necesidad de la repetici6n es

tan fuerte que el significado general termina acogiendo cadenas internas arbitrarias

(campana que golpea al abejorro, mata valiente ...) para que el retorno sonoro y

sintactico se mantenga firme.Como es bien sabido, procesos iterativos tienen lugar rambien en el arte culto,

si bien ve1adamente, en la medida en que el vector ideo16gico modernizante, pues-

to en movimiento por la revoluci6n romantica, resalt6 los valores de originalidad

de un «yo» creador liberado de esquemas formales cerrados. El analisis se detiene,

a veces, en este paso: ver en e1 texto 10 que es recurrente, 10 que no 10 es, 10 que es

33 [Manana es domingo / Pie de candelabro, / El gallo del monte / Camino en la arena; / La arena

es fina / Y golpea en la campana; / La campana es de oro / Y golpea al abejorro; / El abejorro es de

plata / Y golpea lamata; / La mata esvaliente / Y golpea al teniente; / El teniente esmohino / Y gol-pea al nino; / El nino es valiente / Y golpea a toda la gente.] En Silvio Romero, Fo lc lo r e b ras il ei ro .

C an to s po pul ares d o B ra sil, 3" ed., Belo Horizonte / Sao Paulo: Itatiaia / Edusp, 1985, p. 294· Ver el

comentario de [oao Ribeiro en 0 folclore, XXVII.

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54 ALFREDO BOSI

simetrico, 10 que es asirnetrico, etc. Cabe a la interpretacion buscar el sentidotural del movimiento expresivo, diciendo de que percepci6n parte y hacia

valores se inclina el artista cuando retoma un rasgo 0 una palabra.

El fundamento social de la repeticion puede ser el des eo de mantener un

de comunitario alrededor de afectos e ideas compartidos. En este caso, su base psi,

co16gica es la memoria, que registra mejor to do 10 que se dispone de modo

simetrico 0, por 10 menos, recurrente.

Reparese en la constancia de la representaci6n del Born Je su s en la religiosidad

luso-brasilefia, El Born Jes u s es y no es un ser humano como todos nosotros. Su

imagen esculpida tiene siempre +tratese del de la villa de Iguape, del de Pirapora 0

del de Perdoes- un corte austero, y en todas sus variantes el caracter hieratico y

frontal se mantiene severamente. Pero en ese porte sagrado, propio de un Dios, la

pasi6n imprimio las facciones del EcceHomo. Brazos caidos, manos atadas, cabe-za herida por las espinas, las cinco llagas, los ojos hundidos: la criatura entregada

ala Furia del destino. El cetro, llamado en Brasil la Ca na Verde (Cafia Verde: de

ahi que algunos 10 llamen Born Jesus da Ca na Verde), es el simbolo de una reale-

za degradada hasta el escarnio.

Reproducir siempre 10 mismo, el mismo cuerpo y las mismas facciones, es obe-

decer aqui a una necesidad interna de percepcion social. El Born Jesus , la humani-

dad que perdona porque es divina, la divinidad que padece porque es hurnana, el

Born Jes u s debe aparecer siempre igual a sf mismo, ala mana que 10 esculpe y al

creyente que va despues a fijar los ojos en el y a venerarlo.

Las variaciones de material (un dfa madera, otro dia yeso, 0 papel impreso

como tarjeta postal), de tamafio 0 de terminacion reflejan diferencias de epoca y

de medios tecnicos, pero en nada alteran la imagen, que se repite en nombre de su

identidad religiosa. Es la identidad la que exige la reiteraci6n, en un primer

momento, y no al reyes. En las paulist inhas (estatuillas de barro cocido) hechas en

Sao Paulo desde el siglo XVIII, los santos son reconocidos por ciertos caracteres u

objetos infaltables: San Bento, porIa barba oscura y por la serpiente que rodea su

tunica; Santa Gertrudes, por el coraz6n de Jesus cavado en el pecho; San Jose, por

las botas, ellibro y ellirio; San Gonzalo de Amarante por la viola 0 ellibro; San

Antonio, por el habito franciscano y el Nino en brazos ..,3 4

La repeticion de ciertos componentes refuerza la finalidad expresiva de base.

Basta a veces la reaparici6n de una sola marca para identificar a la divinidad: es e l

caso de un Xango" de Pernambuco que Lufs Saia reconoci6 bajo la apariencia del

Nino Jesus sobre cuyo abdomen los devotos del candomble habian pintado una

franja roja. El signo, motivado aunque no figurativo, expresivo pero abstracto,

34Ver Im ag en s re lig io sa s de S ao P au lo , de Eduardo Etzel, Sao Paulo: Melhoramentos, 1971.

" .O r ix ci - espfritu ligado alrayo y alfuego, asimilado a diversos santos cat6licos. (N. del T.)

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BRASILENA. UNA DlALECTICA DE LA COLONIZACI6N

~pretaci6n bus car el

e percepci6n parteo 0 una pa1abra. y

r el deseo de rnamid ener

rn os, En este caso 10 0, su

que se dispone de

del Born jesus en 1a

ano como todosl 1 a de Iguape d 1duu~:otr,"o(. ' e e

an antes el caracter

sagrado, propio de unos 'dC~l os, manos atadas

undldos: 1a criatura '

Cana Verde (Cana Verde'), es e l sfmbo10 d .

e una

sfmbolo Y a medias fndice, decia a los fieles que aquella

""no···--t·o·~d-osa vieran asi, era Xang83 5 • La identidad sagrada estaba

a uel iinico rasgo distintivo, el color rojo, que nunca falta cuan-

~ntidad. Lo que vuelve significa, y solo vuelve porque significa.

plasticas altas, del Renacimien:o a los neo.clasicos, tambien huyen de

la indistincion. Pero los cammos del artista son otros. Lo que hace

aClldemico es ocuparse de la rerminacion, la rifinitura del material hasta

pasos, diferenciando y puliendo las Iineas de superficie a fin de obte-

a individualizacion en el conjunto y en cada detalle. El marmol debe

con ductilidad al realismo de los pliegues que vuelven iconicas hasta las.ftl}(JI'JI!J,'''' vtlrh~!!de lo s vcstidos ... Es verdad que la artesania urbana europea tambien se com-

•••• LA ell ese virtuosismo de la minucia (recuerdo algunos pesebres napolitanos del

de los que hay un soberbio ejemplar en el Museo de Arte Sacro en Sao

pew debe convenirse que, en este caso, se trataba ya de una sutil penetra-

del manierismo y del barroco -es decir, del arte erudito- en la imaginerfa

semipopular, siempre mas cercana, en Italia, a las tecnicas practicadas por

~Irtistacuito.

Co fundamental, a esta altura, es retener el caracter dual del arte no letrado en

nuestra condicion colonial: por un lado, cierta rigidez casi esquematica de la com-

posiei6ngeneral, por 10 que muchos analistas hablan de abstracci6n arcaica versus

figurativismo 0 realismo del artist a urbano culto; por el otro, y al mismo tiempo,

una expresividad que es antes ontologica que psicologica, Rigidez y expresividad

hacen de la imagen sacra anonima un objeto misterioso, un enigma en el que 10

tosco y 10solemne presentan el mismo rostro.

Formalmente, 10hieratico lleva a reproducir y a conservar posturas y lineas. Loque es solemne no puede, por naturaleza, variar: tiende a la buena forma, a la

Gestalt, que se perpeuia, Asf es para toda expresion que llega a ser tipica, alta 0

baja, sublime 0 grotesca.

Dentro de este molde interno, considerablemente amplio y diictil, y que trae

en S I las potencialidades de todo el arte, pues funde 10 abstracto con 10 expresivo,

la cultura popular esta generosamente abierta a multiples influencias y sugeren-

cias, sin prejuicios de color, clase 0 nacion, Y, 10 que es rico en consecuencias, sin

prejuicios de tiempo. La cultura del pueblo es localista por fatalidad ecologic a,

pero en su dialectics humilde es virtualmente universal: no rechaza nada por prin-

cipio, todo 10 asimila y 1 0 rehace por necesidad. Las cbegancas y los congas, dan-

zas festivas populares con las que, des de el siglo XVIII hast a nuestros dias, se

representan las luchas entre cristianos y moros bajo la egida de Carlomagno y desus pares, son ejemplos notorios de sincronia popular. En cuanto a la imagine ria

'lasm' f. 1 usmas acciones es ob

a . E1 Bam jesus, 1ahuman~~

padece porque es h1a umana, e1

Imano que 10 escu1pe y a1

rar o.

dfa yeso 0 1 .l' .' pape lmpresoelan dlferencias de e'

. poca ye s~ repIte en nombre dre t " e su1 eraClOn en u .db' n primere arro cocido) h h

1os' ec as enpor Clertos caracteres u

r 1aserpiente que rodea su

en e1pecho' San J ', ose, porpor 1aviola 0 e11ibro' S:... 34 ' an

a1idad expresiva d b'f easen .l~ar ~ 1a divinidad: es ei

C~ ~a}o 1a apariencia del

le hahfan pintado' una

-xpreSlVO pero abstracto ,

: Melhoramentos I, 971.

tos cat6licos. (N. del 1 : )3\ Luis SAIA, E sc ul tu ra p op ul a r b ra s il ei ra , Sao Paulo: Gaveta, 1944.

5 5

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ALFREDO BOSI

sacra, analisis estilisticos mas detenidos revelan rasgos bizantinos, g6ticos y barro-

cos en piezas devotas paulistas del siglo XIX36 .

Es justamente este sincretismo democratico 10 que les falt6 a veces a los estilos

consumados de la cultura erudita, sobre todo cuando se codificaron en el interior

de insrituciones cerradas y auto-reproductoras. Mucho de 10 que parece invaria-

ble en el arte popular, y por esa raz6n es calificado de tfpico, es apenas fidelidad

vivida subjetivamente como buena forma; mientras que, en la educaci6n academi-

ca, hubo durante muchas gneraciones un tipo de reiteraci6n coercitiva que termi-

n6 en la imitacion por la imitacion, en la etichetta (piccola etica ...), 0 sea, en la

f6rmula repetida tan s6lo por ser social y politicamente prestigiosa. Una cosa es

vivir espontanea y fervorosamente la propia tradici6n; otra es exhibirla de mane-

ra afectada, pedante, snob. S. nob.: sine nobilitate, expresi6n que se aplicaba, en los

antiguos colegios ingleses, a los nombres de los alumnos de hidalguia sospechosa.

En cuanto a la expresividad: en el arte arcaico-popular suele ser totalizante; en

el arte cultista tendia a multiplicar los pormenores que se ostentaban por si mis-

mos, complaciendose el artista en el exceso de la copia frente al modelo.

Corresponde entonces preguntar: ~que ocurre en la imagineria sacra an6nima

cuando algtin detalle anat6mico se presenta aislado 0 agigantado? Este vale como

una figura en la que la parte habla del todo. Es 10 que se da en los ex votos que pue-

den encontrarse a los pies de los cruceros nordestinos y que fueron sutilmente

estudiados por Luis Saiaen la obra citada: manos y pies de tamafio ampliado y tra-

tados plasticamente con mayor cuidado remiten a la gracia de la cura alcanzada.

Noes la parte que se muestra a si misma, manieristamente; es la salud del hombre

entero que se agradece y se representa. El esquema de base sigue siendo el de la

expresividad del todo.Los ex votos depositados a los pies de los cruzeiros de acontecido (cruces ergui-

das en sitios donde se produjeron muertes tragicas) son, al mismo tiempo, objeto

de promesas hechas a santos cat6licos y esculturas de antiquisimo aspecto africano.

Y desafian al interprete a enfrentar el problema de la convivencia de los tiempos.

El arte popular brasilefio, en estado de aculturaci6n colonial, ha vivido por 10

menos dos tiempos: el de la catequesis y el de la religiosidad negra. La catequesis

es s6lo tradicionalista, entre tarde-medieval y barroca, pero el rito afro es mani-

fiestamente arcaico. El catolicismo ha intercambiado signos con los grandes esti-

los artisticos de la historia occidental, de la que es parte efectiva: de ahi su

tendencia a deslizarse de 10 puramente aleg6rico hacia 10 figurativo realista y, bajo

el influjo del Renacimiento, a admitir canones de perspectivas y representaci6n

clasica, Pero el arte ritual bantu 0sudanes llegado de la mana del esclavo no sufri6ese proceso de actualizaci6n estilistica, sino que sigui6 siendo simbolico y animista.

)6 Ver Etzel. Ibidem.

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zantinos, g6ticos y barro-

s falt6 a veces a los estilos

codificaron en el interior

de 10 que parece invaria-

ipico, es apenas fidelidad

en la educaci6n academ],

6n coercitiva que termi-

iola etica ...), 0 sea, en la

prestigiosa. Una cosa es

:ra es exhibirla de mane-

n que se aplicaba, en los

de hidalguia sospechosa.

suele ser totalizante; en

~ostentaban por si mis-

te al modelo.

aginerfa sacra an6nima

antado? Este vale como

en los ex votos que pue-

que fueron sutilmente

tarnafio ampliado y tra-

a de la cura alcanzada.

es la salud del hombre

Ie sigue siendo el de la

ontecido (cruces ergui-

rnismo tiempo, objeto

sirno aspecto africano.

encia de los tiempos.

onial , ha vivido por 10

:lnegra. La catequesis

) el rito afro es rnani-

con los grandes esti-

efectiva: de ahi su

rativo realista y, bajo

vas Y representaci6n

del esclavo no sufri6

simb61ico y animista.

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N

De cierta manera, la aculturaci6n colonial consigui6 fundir las dos vertientes en el

modelado del objeto sagrado popular: dio forma al ethos catolico de la promesa,

inherente al ex voto, con el corte arcaico de la mascara africana.

Si la catequesis de nuestro pueblo no fue propiamente una ilusi6n, como la

defini6 Nina Rodriguesv, si fue, ciertamente, parcial, debiendo acomodarse a un

complejo religioso mas difuso y arcaico que el catolicismo oficiaL El ejemplo del

ex voto vale como muestra de cultura de frontera entre los dos universos, pudien-

do ser caracterizado tambien en terminos de aculturaci6n formal, en la expresi6n

de Roger Bastide, 0 incluso de reinterpretaci6n de una cultura por otra, siguiendo

el camino te6rico abierto por Herskovits.

L os PROFETAS Y EL CALUNDU

Manteniendo inalterados algunos esquemas tradicionales, el arte que vive por

debajo del umbral de la escritura parece sobrevivir fuera de la Historia 0, por 10

menos, fuera del ritmo de la historia ideo16gica de la Europa Occidental que, a su

vez, se refleja con nitidez en la vida mental de las clases dominantes de la Colonia.

En verdad, existe una cierta porosidad, en la cultura de frontera, en relaci6n

con formas simbolicas de otros tiempos, incluso lejanos; 10 que indica una desi-

gual calidad de conciencia hist6rica, es decir, la presencia de una sincronia amplia

y sagaz que busca su bien donde este se encuentra. «Los profetas del Aleijadinho

no son barrocos», exclam6 Giuseppe Ungaretti despues de volver a verlos en un

viaje que hizo a Minas Gerais en 1968 en compafiia del fot6grafo Sergio Frederico.«Son bfblicos», Como no existe una estatuaria biblica, 10 que el ojo de aguila del

poeta vio fue la expresi6n en piedra de una religiosidad mas solemne, coral y, al

mismo tiempo, mas intrepida y libre que 10 que permitian los modelos manieris-

tas de la escultura de los Setecientos.

El pleno reconocimiento del arte colonial brasilefio s610 se hizo posible con el

comienzo de la crisis del gusto acadernico burgues al final de la belle epoque38• En

su afan por redescubrir el Brasil, el modernismo, profundamente escindido entre

10primordial y 10nuevo, redimi6 al barroco de Minas Gerais de la mirada desde-

nasa que Ie habia dirigido hasta entonces el criterio neoclasico, transplantado por

37Nina RODRIGUES, «Ilusoes da catequese», en R ev ista d o B ra sil , 1896; y Os a fr ic a no s n o B ra s il , 5 "ed., Sao Paulo: Nacional, 1977 (escr ito en 1916).

38El primer ensayo de analisis artistico e interpretaci6n social de la obra del Aleijadinho se debe a

Mario de Andrade, ,,0 Aleijadinho» (1928), incorporado mas tarde a A sp ec to s d as a rte s p ld stic as n o

Brasi l [hay traducci6n alespafiol: "El Aleijadinho», en O bra escogid a. N ovela - cuento - en sa yo _ e pis-

t?lario, tr .: Santiago Kovadloff , Caracas: Ayacucho, 1979]. La perspectiva de Mario de Andrade valo-

nza el expresionismo plastico y la condici6n mulata del escultor.

57

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ALFREDO BaSI

la Mision Artistica Francesa en 1816 . Este criterio, y los meritos de esta mision,

ce1ebrados en estos terrninos par su entusiasta historiador:

Las instituciones, sentimientos y pensamientos coloniales, apoyados en el barro_

co, en el jesuitico, en el plateresco y en el churrigueresco, fueron sustituidos por

sentimientos y acciones neoclasicos, Esto en la arquitectura.

En la pintura, 1 0 antiguo, la mitologfa y la historia sustituyeron la obra casi exclu-

sivamente sacra de los «santeiros» (santeros), pinto res de santos de la Colonia y

del ultimo Virreinato ",

Observese en la aparicion, dos veces, de la idea de sustituci6n operada aqui por

la nueva escuela traida por don Joao VI. De 10 barroco religioso y popular (los san-

teiros) par 10 neoclasico laico y modernizante. Y, como se sabe, mucho de nuestra

arquitectura civil, principalmente en el Rio de Janeiro decimononico, se confor-

marfa a este ultimo patron. A partir de la Regencia, y mas acentuadamente a 1 0

largo del Segundo Reinado, tambien nuestra pintura Hamada nacional se enmarca-

ria en las reglas del academicismo frances. Goncalves de Magalhaes, el rom.intico

arrepentido, y Araujo Porto Alegre habian sido discipulos directos de Debret. No

sorprende, por 10 tanto, que un regionalista romantico, nacido y criado en Ouro

Preto, Bernardo Guimaraes, haya tenido palabras de absoluta incornprension este-

tica, mezcladas sin embargo con el asombro por e1 vigor excepcional del

Aleijadinho, para los profetas de Congonhas do Campo.

Es sabido que estas estatuas son obras de un escultor manco 0mutilado" (aleija-

do: de ahi «Aleijadinho», N. del T.) de la mana derecha, a qui en, para que pudie-

ra trabajar, debfan atarle al pufio los instrumentos.

Por eso, sin duda, la ejecuci6n artistica esta muy lejos de la perfecci6n. No es

necesario ser profesional para reconocer en estas obras la incorrecci6n de las lineas,la poca armenia y la falta de proporci6n de ciertas formas. Cabezas mal con tor-

neadas, proporciones mal guardadas, cuerpos demasiado pesados y bajos, y

muchos otros defectos capitales y de detalle estan revelando que esos profetas son

hijos de un cincel tosco e ignorante. Sin embargo, las actitudes en general son

caracterfsticas, imponentes y majestuosas, los montajes estan dispuestos con arte,

y a veces el cincel del rudo escultor supo imprimir a las fisionomias una expresion

digna de los profetas.

El sublime Isaias, el terrible y sombrio Habacuc y el melanc6lico Jeremias son

especialmente notables por la belleza y solemnidad de la expresi6n y de la actitud,

Si no se las encara con la mirada minuciosa y escrutadora del artista, esas figuras

no dejan de causar, a primera vista, una fuerte impresi6n de respeto e incluso de

asombro. Parece como si estas estatuas fueran copias to seas e incorrectas de bellos

39Morales de los Rios, citado por Afonso Taunay, en A rnissdo a rt is ti ca d e I8I6, Rio de Janeiro: MEC,

1956 , p. 5I .

'f Aleijado: de ahi, «Aleijadinho». (N. del T.)

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BRASILENA. UNA D1ALECTICA DE LA COLONIZACr6N 59

los meritos de estatoriador:

s ~oloniales, apoyados en el

ngueresco, fueron ow""".-.1 .

, arquitectura.

'ria sustituyeron la ob .. ra cas!)llltores de santos de la

romantica del narrador Bernardo Guirnaraes no podria

precisamente en la expresividad :?tali~ante: el sublime, el

las actitudes en general, expreston digna de los profetas,

de actitud, fuerte impresi6n de respeto y asornbro, Pero, al

10que el criterio de la acad~mia rechazaba er~ el tratamiento plas-

garantizaba aquella misma fuerza expreSlva: era el gesto crea-

podia (ni precisaba) asumirJa ~~oporci6n anat6mi~a, la perspectiva de

el virtuosismo del detalle mimetico, la dulce armoma de las curvas aca-

porque su l6gica poetica reclamaba otras formas simbolicas y

de ejecuci6n final. El comentario de la ultima frase, que presume la

'T1!0IlH~;n.~;'"de «bellos modelos de arte» de los que las estatuas sedan «copias toscas

da la medida de la distorsi6n estetica de una mirada endurecida por

neoclasica.

parece, aqui, estructural. El criterio erudito que esta en juego

una historia propia, que se hunde en las luchas culturales de la matriz euro-

se trata de la oposici6n entre las luces, con sus patrones neoclasicos, y el

barroco, devoto y semipopular, visto sumariamente como un

it ser superado. El espiritu de esa lucha, cuando penetra en la ideologia de la

dominante en el pais colonizado, se manifiesta bajo la forma de juicios ter-

sobre los otros estratos culturales, no s610 los puramente populares, sino

los que se expresan en la frontera entre 10 iletrado y 10 culto, El elitismo

volveria, asi, un componente inerradicable del proceso ideo16gico latinoameri-

en la medida en que las ideas generales de evoluci6n, progreso y civilizaci6n

no se adecuaban a los valores de la democracia social y cultural.

E I gusto oficial del siglo XIX y de comienzos del siglo xx separ6, por fuerza de

la propia division de trabajo y de poder, los valores del colonizador y los del colo-

nizado, convertidos en no-valores, Asi, el colonizado vivi6 siempre ambiguamen-

te su propio universo simbolico, romandolo como positivo (en si) y negativo (para

e l otro y para si misrno como introyecci6n del otro),

Uno de los prop6sitos de este ensayo es sugerir que la escision cultural que

acornpafia al proceso de modernizaci6n de las elites conoci6 otras formas, aparen-

ternente mas duras, en el interior de la situacion colonial.

Es notorio el hecho de que los primeros jesuitas demonizaron, de plano, las

practicas religiosas tupis, aunque hicieron una excepci6n con el nombre de Tupa,

e sustituci6n operad

;0 religioso y popula: (los

'~o se sabe, mucho de

aro decimon6nico, se

1, y mas acentuadamente

Hamada nacional se~sde Magalhaes el '-UIJllar('o.

pulos d~rectos d e Debret.[CO, nacldo y criado en

absoluta incomprensi6n

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, or~as. Cabezas mal contor-emaslado pesados y ba i os'vel and ) ,y- o.que esos profetas son

" .las actltudes en general son

ajes ~s~an dispuestos con arte,

las fISlOnomias una expresi6n

· el melanc6lico Jeremias son

Ie la expresi6n y de la actitud.

:a~~ra del artista, esas figuras

esron de respeto e incluso de

toscas e incorrectas de hellos

'ica de I8I6, RIO de Janeiro: MEC,40 En 0 seminarista, «novela brasi lefia- public ada en 1872. Para la cri tica de este pasaje, lease el articu-

lo de Lourival Gomes Machado, «Muito longe da perfeicao», en B a rr ac o m in eir o, Sao Paulo:

Pcrspectiva, 1978 .

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60 ALFREDO BOSI

aribtrariamente asimilado al Dios biblico. Con los ritos africanos la actitud derechazo fue atin mas radical.

Leyendo la aiegoria barroca de Nuno Marques Pereira, el Compendia narrati-

vo do Peregrine daAmerica, aparecido en 1718, encuentro un episodio que muestra

como la diferencia religiosa se resolvia en practicas de puro y simple exorcismo.

El peregrino se hospeda en la casa del generoso duefio de un ingenio azucare-

roo De noche, sin embargo, no consigue pegar un ojo con el ruido que hacen lo sesclavos en sus danzas religiosas. He aquf 1 0 que ocurre:

Me pregunto como hahia pas ado la noche. A 1 0 que respondf: «Muy comodo,

pero desvelado, porque no pude dormir en toda la noche», Atentamente, me pre-

gunto enseguida cual habfa sido la causa. Le respondf que la misma se habia ori-

ginado en el ruido de los tambores, panderetas, canzas , cantaros y castanuelas,

sumados a unos alaridos tan horribles que me habfan hecho pensar en la confu-

sion del infierno [ ...] «Y aquf debo hacerle un reproche (le dije). Pues, senor, que

cosa es Calundusi» «Son unos festejos, 0 adivinanzas (me dijo el hombre), que

estos negros dicen practicar en sus tierras, y que cuando estrin juntos usan tam-

I bien aca para saber divers as cos as, como el origen de las enfermedades, y para ad i-

vinar donde estan ciertas cosas que han perdido; y rambien para tener suerte en

sus salidas de caza, 0 en sus cultivos, y para otras cosas.

La explicacion del fazendeiro -en verdad, una buena leccion de antropologfa-

capta en terminos simples las funciones integradoras del rito que se transplanto de

Africa y se mantuvo en las condiciones adversas de laplantacion y de la senzala" .

.Pero el peregrino no se convence ni se rinde; al contrario, condena la tolerancia de

su anfitrion al punto de Hamarlo excomulgado, designacion que extiende a los

esclavos por crimen contra elprimer mandamiento, pecado de idolatria y culto deldiablo, exactamente como habia hecho, una generacion antes, elpoeta Gregorio deMatos en su juicio sobre las costumbres afro-bahianas:

Que de quilombos que tenho

com mestres superlatives,

nos quais se ensina de noite

os calundus e feticos!

[. ..]o que sei e que em tais dancas

Satanas anda metido,

e que so tal padre-rnestre

pode ensinar tais delfrios,

[Cuantos quilombos existen

con maestros preeminentes

donde se ensefia de noche

calundtis y hechiceria!

[ . .]Lo que se es que en tales danzas

Satanas anda rnetido,

y que s610 ese sacerdote

puede ensefiar tales delirios.

4' Segun Pierre VERGER, el termino candomb!e s610habria sido adoptado en e l Brasil a partir decomienzos del siglo XIX, 0, mas precisamente, desde r826. «Antes de esa fecha, en todo elBrasil, elter-

mino mas cormin para las practicas religiosas colectivas de origen africano parece haber sido Calundu,

una expresi6n angolana. Otro termino corriente es batuque, pero aqui se confunden los rituales reli-giosos y las diversiones seculares», (N oticia s da B ah ia - I8S0, Salvador: Corrupio, r985, p. 227)

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BRASILEN-A UNA DlALECTlCA DE LA COLONIZACr6NCULfURA .

61

afrieanos I aYf¥.O!J~lX~-SC a Bahia por seu bastante

confessando que as culpas,

increpam, nao sao suas,

simdos viciosos moradores

em si alberga»).

(<<Bahiae queja a traves de su legftimo

procurador, declarando que las culpasque seIeimputan no son suyas,

sino de los viciosos habitantes

que acoge».)

el Compendia

n e~isodio que

Y sImple

e un ingenio

el ruido queinquisitorial peregrino pasa de las palabras a la aeei6n. Manda a Hamar

de los Calundus», probablemente el «babalao», jefe espiritual de

//~~i~ji;'IJil$ceremonias de adivinaei6n, le pregunta que es 1 0 que haee y le da una lee-

curiosa etimologia para probar el caracter demoniaeo de sus artes:

n de antropologfa_e se transplant6 de

n y de la senza la4I•ena la tolerancia de

que extiende a lo s

dolatrfa y eulto del

poeta Greg6rio de

"Decidme, hijo (que mejor seria llamaros padre de la maldad), decidme que eosa

cs cl Calundus» EI cual con gran repugnancia y verguenza me dijo: que era una

costumbre de sus tierras, con la que practieaban sus fiestas, festejos y adivinaeio-

nes. «<No sabeis (le dije yo) que quiere deeir esta palabra, Calandus, en portu-

gucs?» Dfjome el negro que no. «Pues yo os quiero expliear (le dije yo), por la

ctimologia del nombre, que signifiea. Explicado en portugues, y latin, es 10

siguicnte: que se callan los dos. Cala duo. (Sabeis quienes son estos dos que se

callan? Sois vos, y el diablo. Calla el diablo, y callais vos el gran peeado que come-

teis, por el pacto que habeis heeho con el diablo; y 10 estais ensefiando a los demas,

haciendolos pecar, para llevarlos al Infierno cuando mueran, por 10 que aca hicie-

ron con VOS»42.

Aterrados todos -el anfitri6n, el saeerdote y los esclavos-, mando el peregrino que

sten

tes

e

( ... ) trajeran todos los instrumentos con los que se practicaban aquellas diab61icas

celebracioncs. Lo que hieieron de inmediato, llevandosc todo al patio donde solia

realizarse el culto; y en el medio de eI se hizo una gran fogata, y allf se tirarontodos esos instrumentos. Entonees senti la mayor impresion, debido al horrendo

hedor y a las detonaeiones que producfan los tambores, cantaros, canzas", casta-

fiuelas y eascabeles. EI humo era tan negro que no habfa quien 10 soportara, y

habiendo estado el dia claro hasta ese momento, el cielo se cerr6 de inmediato con

una neblina tan oscura que parecia que se acercaba la neche. Sin embargo, yo, que

eonfiaba plenamente en la Divina Majestad, le rece el Credo; e inmediatamente

una fresca brisa marina 10 disipo to do por completo.

danzas

s.

.,N.B. EI canzd era un instrumento primitive hecho en general con una cafiade bambu sobre la

que sc frotaba un palillo, 1 0 que produda un sonido semejante al de una matraca. De los cdntaros,

hechos de arcilla cocida y vitrificada, se extraia un sonido vivo y alegre frotando sobre ellos una lIave()una moneda [segun Camara Cascudo],

42 Nuno MARQUES PEREIRA (Bahia, 1652 - Lisboa, 1731) , Compendia narrativo do Peregrino daAmerica. Em que se tratan vdrios discursos espirituais, e morais, com muitas adoertencias e documen-

los co~tra os abusos que se acham introduzido pela malicia diab6lica no Estado do Brasil (Compendionarranvo del peregrino de America. Donde se tratan varios discursos espiri tuales, y morales, con

~uchas advertencias y documentos contra los abusos que han sido introducidos por lamalicia diab6-licaen elEstado del Brasil), 6 " ed., Rfo de Janeiro: Academia Brasileira de Letras, 1939, vol. I, p. 123.

el Brasil a partir dedo el Brasil, el rer-aber sido Calundu

en lo s rituales reli~

985, p. 227)

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ALFREDO BOSI

Viene despues una larga narraci6n repleta de otros casos de comercio con eldemonio por medio de idolatrfas 0 de actos libidinosos en la practice de los cua-

les muchas almas se perdieron para siempre.

Lo que sobresale en este episodic del P er eg rin a d e Amer ic a esla lucha sin cuar-

tel de la religi6n oficial contra los rites de origen africano; lucha que culmina en

un verdadero auto de fe de los instrumentos sagrados de los cautivos. Y es digno

de notarse el recurso final del peregrino para disipar la nube fetida que cubri6 la

luz del dia: recite el Credo exactamente como quien lanza contra el adversario una

f6rmula de magia, «e inmediatamente una fresca brisa marina 10 disip6 todo por

completo».En la aculturaci6n colonial no es raro que el protagonista mas moderno haga

retroceder el propio ethos a estadios arcanos.

Si buscamos extraer un significado cormin y mas general de los desencuentros

apuntados, captaremos la dialectica de un complejo formado por tiempos sociales

distintos, cuya simultaneidad es estructural, pues es estructuralla co-presencia de

dominadores y dominados, y porque es estructural su contradicci6n. El ojo dei

colonizador no perdon6, 0 apenas toler6, la constituci6n de 10 diferente y su

supervivencia. La rigidez ortodoxa sellada por el Concilio de Trento detestaba las

danzas y los cantos afro-brasilenos. Mas tarde, el gusto academico de matriz fran-

cesa despreciarfa la modalidad arcaico-popular del barroco mineiro aiin supervi-

viente en la arquitectura religiosa del siglo XIX. Siempre una cultura (0 un culto)

se vale de su posici6n dominante para juzgar la cultura 0 el culto del otro. La colo-

nizaci6n retard a, tambien en el mundo de los simbolos, la democratizaci6n.

Fue necesario esperar hasta el primer cuarto del siglo XX, cuando las puntas de

lanza de la inteligencia europea, en un momenta de fuerte autocrftica del imperia-lismo occidental, repensaron el arte popular, el estilo barroco americano y las cul-

turas africanas, para que las formaciones simb6licas del hombre colonizado

recibieran una mirada de simpatia. La antropologfa anti-racista de Franz Boas, que

llega al Brasil a traves de Gilberto Freyre, las vanguardias parisinas de las artes

plasticas -incluyendo la valorizaci6n del a r t n eg re - y poco despues la relectura de

los barrocos realizada por la estilistica alemana y espanola: he ahi algunas vertien-

tes criticas, diferentes entre sf, que contribuyeron a despertar un sentimiento

nuevo en las elites intelectuales de America Latina. Un sentimiento que, aunque

pudiera confundirse en algunos aspectos con el nacionalismo, que estaba entonces

a la orden del dia en los paises ex coloniales, en realidad trascendia ese marco de

ideologia militante en la medida en que sevolvia en direcci6n a las potencialidades

universales del arte y de la religi6n. De ahi la convergencia feliz de cosmopolitis-mo y arraigo en las manifestaciones de vanguardia de esos afios de renacimiento

latinoamericano y afro-antillano.

A

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cha sin cuar,e culmina en

•. Yes digno

e cubrio la

versario una

po todo por

xiemo haga2

Anchieta

o las flechas opuestas de 1 0 sagrado

,encuentros

pos socialesIresencia de

EI o jo del

rente y su

testabs las

atriz fran-

III supervi-

un cuIto)

). La colo-cion,

puntas de

Imperia-

y las cul-

lonizado

oas, quelas artes

ectura de

vertien-

timiento

, aunque

entonces

arco de

alidades

poliris-

imienro

La poesia deJose de Anchieta, inmersa como esta en la devoci6n cat6lica,

corre el riesgode ser leida como un todo bomogeneo.

Examinada de cerca,sin embargo, revela diferencias internas

de forma y de sentido en las que vale lapena profundizar.

ALEGORtA Y CATEQUESIS

CUANDO ESCRIBtA PARA LOS NATIVOS, 0para colonos que ya entendian la

lengua general de la costa, el misionero adoptaba casi siempre el idioma

rupf, EI trabajo de aculturacion lingiiistica es, en esos textos, la marca

profunda de una situacion historicamente original. EI poeta busca, en el interior

de los c6digos tupis, crear una forma poetica muy proxima a las medidas tro-

vadorescas en sus variantes populares ibericas: con versos en redondilla forja

cuartetas y quintillas en las que se arma un juego de rimas ora alternadas, ora

opuestas.

Redondillas, quintillas, consonancias finales: estamos en el corazon de los usosmetricos de la peninsula, ahora transplantados a un publico y una cultura tan dis-tintos.

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Jande, rubete, Iesu,

Jande rekobe meengara,

oimomboreausukani,Jande amotareymbara,

(jesus, nuestro verdadero Padre,

Senor de nuestra existencia, aniquil6

A nuestro enemigo)',

ALFREDO BaSI

Las palabras son tupis (con excepcion de Iesu), tupi es la sintaxis; pero el ritmo

del periodo, con sus acentos y pausas, no es indfgena: es portugues, El ritmo, pero

no la musicalidad, pues el encadenamiento de los sonidos proviene del tupi,

Aculturar tam bien es sinonimo de traducir.

El proyecto de transponer allenguaje del indio el mensaje catolico demandaba

un esfuerzo de penetracion en el imaginario del otro, y este fue el empefio del pri-

mer apostol. En el pasaje de una esfera simbolica a otra Anchieta encontro obsta-

culos a veces insuperables. ~Como decir a los tupis, por ejemplo, la palabra

pecado, si ellos carecian incluso de su nocion, al menos en el registro que esta habfa

asumido a 1 0 largo de la Edad Media europea? Anchieta, en este y en otros casosextremos, prefiere injertar el vocablo portugues en el tronco del idioma nativo; 1 0

mismo hace, y con razones mas fuertes, con la palabra misa y con la invocacion a

la Virgen Marfa:

Ejorf, Santa Maria,

Xe anama rausubal

(jVen, Santa Marfa,

protectora de los mfos!)

Tales casos son, sin embargo, atipicos, Lo mas cormin es la biisqueda de algu-

na homologfa entre las dos lenguas, con resultados de valor desigual:

Obispo es Pai-guafu, es decir, hechicero mayor. Nuestra Senora a veces aparece

bajo el nombre de Tupansy, madre de Tupa. El reino de Dios es Tupdretama, tie-

rra de Tupa, Iglesia, coherentemente, es tupdole«, casa de Tupa, Alma es anga, que

designa tanto una sombra cualquiera como el espiritu de los antepasados.

Demonio es anhanga, espfritu errante y peligroso. Para la figura biblico-cristiana

del angel, Anchieta acufia el vocablo karaibebe, profeta volador ...

La nueva representacion de 1 0 sagrado asi producida ya no era ni la teologia

cristiana ni la creencia tupi, sino una tercera esfera simbolica, una especie de mito-

logia paralela que solo la situacion colonial habfa hecho posible.

Comenzando por la arbitraria ecuacion entre Tupa y el Dios judeo-cristiano,

todo el sistema de correspondencias asi ere ado operaba por atajos inciertos. Tupa

era el nombre, tal vez onomatopeyico, de una fuerza cosmica identificada con e l

trueno, fenomeno celeste que se habria producido por vez primera con el estallido

IJoseph DE ANCHIETA S.J., Poesias.Manuscrito do seculo XVI, em portugues, castelhano, latim e

tupi, transcripci6n, traducci6n y notas de Maria de Lourdes de Paula Martins, Sao Paulo: Comissaodo IV Centenario, 1954 , p. 556 .

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ero Padre,:ncia, aniquil6

sintaxis; pero e 1 ritmo

'tugues, EI ritmo, pero

oviene del tupf,

ie cat6lico demandabafu.eel empeiio del pri-

i eta encontr6 obsta-

· ejemplo, la palabraegistro que esta habra

este y en otros casos

del idioma nativo; 1 0

V con la invocaci6n a

a busqueda de algu-

esigual:

iora a veces aparece

es Tupare t ama , tie-

·Alma es anga , que

e los antepasados.

Ira biblico-cristiana

)r...

o era ni la teologia

a especie de mito-

e.

os judeo-cristiano· . . 'l O S lllClertos. Tupa

Identificada con el

era con e l estallido

es, c aste lh an o, l atim e

Sao Paulo: Comissao

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N

de la cabeza de un personaje mitico, Mafra-Mona", De cualquier manera, ~que

podria significar, para la n:ente de .los tu?is, fundir el nombre de Tupa con la

ooci6n de un Dios uno Ytnno, al nusmo uempo el Todopoderoso y el vulnerable

Hijo del Hombre de los Evange1ios?

La paradoja cristiana aparece patente en versos como estos:

Pitanginamo ereik6,

Tupanamo eik6bo be.

CEresun nino pequefio,

Aunque un Dios tambien),

Aqui la homologia con Tupa se revela cabalmente inadecuada. Un problema

semejante plantea la palabra que el poeta invent6 para traducir en sus autos sacra-

mentales, como ya se dijo, la noci6n de angel. Karaibebe se presta ados interpre-

taciones divers as: Kara t es tanto el hombre blanco (hasta hoy en el Paraguay kara t

sirve como tratamiento respetuoso, y quiere decir senor) cuanto el profeta-cantor

guarani, la sant idad que va de tribu en tribu anunciando la Tierra sin Mal. ~Pero

en que pensarian los indios acoplando kara t a la idea de vuelo expresada en bebe?

~En sus propios chamanes n6mades y videntes, pero ahora dotados de alas, 0 en

portugueses alados? En el Auto de Sa o Sebastiio Anchieta se maravilla con la fan-

rasia de un reino de angeles: k ar aib eb e r up a pe !

La aculturaci6n catolico-tupi se caracteriz6 por soluciones extraiias, cuando no

violentas. El circulo sagrado de los indigenas pierde la unidad fuertemente articu-

lada que mantenia en el estado tribal y se reparte, bajo la acci6n de la catequesis,

en zonas opuestas e inconciliables. Por un lado, el Mal, el reino de Anhanga, que

asume el estatuto de un amenazador Anti-Dios, tal como el Demonio hipertrofia-do de las fantasias medievales. Por otro lado, el reino del Bien, donde Tupa se

inviste de virtudes creadoras y salvificas, en abierta contradicci6n con el mito ori-

ginal, que le atribuia precisamente los poderes aniquiladores del rayo.

Anchieta narra este caso de conversi6n de un indio viejisimo (<<quecreo que

pasa de los ciento treinta afios»), habitante de la aide a de Itanhaem:

2Vease lareconstrucci6n de las creencias tupi-guarani lIevada a cabo por Helene Clastres, en Terra

sem m al (SaoPaulo: Brasiliense, 1978. [Hay versi6n castellana: L a tie rra sin m al , tr. Viviana Ackerman,Bs. As., Del sol- De aqui a la vuelta, 1990]). Hasta el momento no hay acuerdo entre los antropolo-

gos sobre el grado de pertinencia de la ecuaci6n Dios=Tupa, que es parcialmente admitida por H.

Clastres, cuyo eje de interpretaci6n gira alrededor de las creencias apocalipticas de los guaranies (de

donde resulta la importancia dada a lafigura destructora de 'Iupa), pero que estenida por arbitraria eimaginada por los jesuitas segtin las lecturas de Alfred Metraux, Egon Schaden y Le6n Cadogan.Segun eljuicio de Curt Nimuendaju, que convivi6 Intimamente con los fiandeva-guarani a comienzos

del siglo xx, la analogia entre Tupa y el Dios creador cristiano es un producto de la «fantasia de losmisioneros» que no encuentra respaldo en los relatos recogidos por elmismo. Resulta imprescindible

consultar suA s lenda s da cria cdo do m undo com o Junda mentos da religiio dos apapocuva-guaran i , Sao

Paulo, Hucitec/Edusp, 1987 -el original aleman apareci6 en Berlin en 1914.

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66ALFREDO BaSI

[ . . . J Ie dijimos que 10 querfamos bautizar para que su alma no seperdiera, peroque en esemomento no podfamos ensefiarle 10 que era necesario por falta de tiem-

po, y que estuviera preparado para cuando volvieramos, Se entusiasm6 tanto con

esta noticia, como venida del Cielo, y la guard6 tan bien enla memoria, que cuan-

do volvimos y Iepreguntamos si querfa ser cristiano, respondio con mucha ale-

grfa que sf, y que ya desde entonces 1 0 estaba esperando [...J Lo que mas 1 0

impresion6 fue e 1 misterio de la Resurrecci6n, que repetfa a menudo diciendo:

«Jesus es e 1 Dios verdadero, que sali6 de la sepultura y subi6 al Cielo, y despues

ha de venir, muy enojado, a quemar todas las cosas» [...J LIegando a la puerta de

la iglesia, donde estaban ya sus padrinos y otros cristianos esperandolo, 10 senta-

mos en una sil1a.Entonces Ievolvf a decir que dijera frente a todos 1 0 que querfa;

y elrespondio con gran,fervor que querfa ser bautizado, y que toda aquella noche

habia estado pensando en la ira de Dios, en la ira que Dios habrfa de tener para

quemar a todo e 1 mundo y destruir todas las cosas, y en c6mo habrfamos de resu-

citar todos.

Despues del bautismo el viejo indio supuso «que de ahf subiria al Cielo, yhabiendo vuelto a su casa comenz6 a llorar, y sus hijos y nietos con eI

3».

EI relato nos da un ejemplo de la fusi6n de Cristo que resucita individualmen-

te y Tupa que destruye en dimensiones c6smicas. Es singular este nuevo Tupa que

entra en la economia humanizada de la Encarnaci6n cristiana: tiene madre,

Tupansy, que tambien es su hija, Tupa rajyra (recordemos a Dante, «Vergine

Madre Figlia del tuo Figlio», en el Canto XXXIII del Paraiso); y tiene casa y reino.

En el universo oscuro de Anhanga se perfilan los malas habitas: para el caso, la

antropofagia, la poligamia, las borracheras con cauim (bebida a base de cajii, man-

dioca 0 granos de maiz cocidos y fermentados) y la inhalaci6n de tabaco quemado

en los maracas (calabazas sagrados). Para hablar s610delprimero: el ritual de devo-raci6n del enemigo remitia, en verdad, a un bien sustancial para la vida de la comu-

nidad, siendo un acto de caracter eminentemente sagrado que daba a quienes 10

celebraban una nueva identidad y un nuevo nombre. Pero esa funci6n sacramental

de la antropofagia es exorcizada por el catequista que veia en ellala obra de Satanas,

un vicio nefasto al que elindio deberia renunciar absolutamente, Para calificar a ese

y otros rituales, Anchieta forj6 el termino angaipaba, compuesto, segtin el analisis

de Maria de Lourdes de Paula Martins, de ang (alma), afb (mala) y aba (sufijo

nominal), algo que sonaba como casas del alma perversa, con el que el misionero

reificaba la noci6n de peeado volviendo asi mas visible el objeto de su execraci6n.

Con el prop6sito de convertir al nativo, Anchieta ide6 una poesia y un tea-

tro cuyo correlato imaginario es un mundo maniqueo escindido entre fuerzas en

3 Carta al general Diogo LAINEZ, de Sao Vicente, del I6 de abril de I563, en Cartas, informacses,

fragmentos hist6ricos e sermiies, Belo Horizonte/Sao Paulo: Itatiaia/Edusp, 1988,pp. I99-200.

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Iesu alma no seperdiera

a necesario por falta d '.e twm-

os. Se entusiasm6 tanto. conen en la memoria que, C U a n _

, respondi6 con mucha ale-

erando [...J Lo que mas 1, 0

repetla a menudo diciendo'

Iy subi6 al Cielo, y despue;

. [ . . . J Llegando a la puerta de

anos esperandolo, 10senta-

rente a todos 10que qu c;ena;

0,y que toda aquella noche

D~os habrfa de tener para

como habrfamos de resu-

~hisubiria al Cielo, y

Ietos con e13».

esucita individualmen_

a~ e~te nuevo Tupa quenstlana: tiene madre ,

nos a .Dante, «Vergine

) ; Y tiene casa y reino.

bdbitos. para el caso, la

la a base de cajti, man-

n de tabaco quemado

ero: el ritual de devo-

ra la vida de la comu-

ue daba a quienes 10

a f unci on sacramental

lla la obra de Satanas

re. Para calificar a es~

esto, segun el analisis

(mala) y aba (sufijo

el que el misionero

to de su execracion.

ila poesia y un tea-

ido entre fuerzas en

en Cartas, informaroes,88, pp. I99-200.

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N

erpetua lucha: Tupa-dios, con su constelaci6n familiar de angeles y santos, y

~nhanga- Demonio, con su coho:te de espfri,tu.s malva~os que se hacen. ~resent~s

en las ceremonias rupfs. Un duahsmo ontologico preside esta concepcIOn totali-

, nte de la vida indfgena: uno de sus efectos mas poderosos, en terminos de acul-

~~raci6n, es el hecho de que el misionero vincula el ethos de la tribu a poderes

exteriores y superiores a la voluntad del indio.

Esta claro que esa demonizaci6n de los ritos tupis no producia una practica

religiosa de la que emergiera la figura de la persona moral como sujeto de sus

acciones. El catecumeno era visto (y se veia) como un ser poseido por fuerzas

extranas de las que 10vendrfa a salvar un dios ex machina predicado por el abare,

el sacerdote, y distribuido por los sacramentos con la ayuda de entes sobrenatura-

les como los angeles y las almas de los santos.

En los autos sacramentales se asiste a la dramatizacion de un proceso que se

instaura de afuera hacia adentro de la vida tribal. Ya sefiale su estructura dualista,

sostenida durante mucho tiempo y desplegada de diversos modos por los trabajos

posteriores de aculturaci6n.

Habria que insistir, sin embargo, en una distinci6n previa: los misioneros hicie-

ron una divisi6n practica en el conjunto de las expresiones simb6licas de los nati-

vos. Recogieron y retuvieron de los relatos corrientes solo aquellos pasajes miticos

en los que aparecfan entidades c6smicas (Tupa) 0 heroes civilizadores (Sume)

capaces de identificarse, bajo algun aspecto, con las figuras personales y bfblicas de

un Dios Creador 0 de su Hijo Salvador. Como, por 10 que se sabe, los tupis no

rend fan culto organizado a dioses y heroes, fue relativamente fkil para los Jesuitas

inferir que ellos no tenian religion alguna y llenar ese vacio teologico con las cer-

tezas fundamentales del catolicismo, precisamente la creacion y la redencion.

Esa impresi6n es general, y aparece no s6lo en los textos jesuiticos sino tam-

bien en otras fuentes, independientes: Hans Staden, Jean de Lery, Andre Thevet,

Gabriel Soares de Sousa, Gandavo. Cito un pasaje ejemplar de la Injormacio do

Brasil e de suas capitanias (I584) de Anchieta:

No adoran como Dios a ninguna criatura, 5610a los truenos los consider an

Dios, pero no por ello les rind en honra alguna, ni tienen por 10general Idolos ni

practican sortilegios ni mantienen comunicacion con el demonio, puesto que le

temen, porque a veces este los mata a golpes en los matorrales, 0 en los rios, y, para

que no les cause dafio, cuando pasan por ciertos lugares temibles y con mala fama

les dejan una flecha 0 algunas plumas u otra cosa como ofrenda.

Algunas line as mas abajo, hablando sobre los hechiceros (pajes), el misionero

admite que estes sf tendrian trato con el demonio+,

4 Cartas, informacoes... Ibidem, p. 339.

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68 ALFREDO BOSI

El orden de las observaciones tanto de los misioneros como de los cronistas es,

en general, el mismo:

a) niegan rotunda mente la existencia de religi6n entre los tupis;

b) refieren el miedo a los truenos, que sedan tornados como una manifestaci6n

de una divinidad, Tupa;

c) narran casos de persecuci6n y muerte de los indios por espiritus malos,

Anhanga y Juripari, identificados con demonios;

d) finalmente, informan sobre la influencia de los hechiceros y de los caraibas,

profetas cantores.

cs

£ l

ta

cs

o

Sin embargo, a medida que avanzaban en el conocimiento de la vida indigena,

los misioneros fueron percibiendo que aquella absoluta ausencia de rituales con-

sagrados a 'Iupa 0 a Sume s6lo indicaba que debia buscarse en otro locus simb6li-

co el micleo de la religiosidad tupf. El centro vivo, dador de sentido, no se

encontraba ni en liturgias a divinidades creadoras ni en el recuerdo de mitos astra-

les, sino en el culto de los muertos, en la invocaci6n a los espiritus buenos y el con-

juro de los malos. Esa era la funci6n de las ceremonias de canto y danza, de las

libaciones (cauinagens), de las inhalaciones de tabaco quemado y de los trances

que correspondia alpaji presidir.

Eran entonces esos ritos, esas practicas llenas de significado, los que ligaban la

mente del indio a su pasado comunitario al mismo tiempo que garantizaban su

identidad en el interior del grupo. La antropofagia no podia entenderse fuera de la

creencia segtin la cual se recibiria un aumento deJuerzas por la absorci6n del cuer-

po y del alma de enemigos muertos en pelea honrosa.

Alli estaba, por 10tanto, el objetivo real a ser destruido por la predica jesuiti-

ca. El metodo mas eficaz no tard6 en ser descubierto: generalizar el miedo, el

horror, ya tan vivo en el indio, a los espfritus malignos, y extenderlo a todas las

entidades que se manifestaran en los trances. En fin, demonizar toda ceremonia

que abriera el camino para la vuelta de los muertos.

La doctrina catolica oficial, en esa aurora de la modernidad laica 0 heterodoxa

que es el siglo del Renacimiento y de la Reforma, procuraba eliminar del compor-

tamiento religioso los vestigios animistas y las practicas de los medium. Es el tiempo

de la persecuci6n implacable a la magia y de la caza de brujas y de hechiceros, que

por 10demas no se restringieron s610a Espana y a Portugal. Se comprende, en es-

te contexto, la elecci6n del diablo como protagonist a de tantos autos sacramenta-

les de Anchieta. Y se comprende todavia mas que el Angel del Mal aparezca conaires tan familiares en las escenas grotescas 0 c6micas de improperios 0 en los

combates finales, frecuentes en estos accident ados misterios tupi-medievales.

Era necesario circunscribir ellugar del Mal, cercarlo, vencerlo y someterlo a

las huestes del Bien. Resulta ejemplar el discurso de Guaixard, rey de los malos

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itupis;

por espfritus malo s,

os y de los carafbas ,

Id~ la vida indigena,

cia de rituales con-

n otro locus simb6li-

r de sentido, no se

erdo de mitos astra-

tus buenos y el con-

to y danza, de las

do y de los trances

), los que ligaban la

ue garantizaban su

tenderse fuera de la

absorci6n del cuer-

l.a predica jesufti-

alizar el miedo, el

nderlo a todas las

ar toda ceremonia

a.ica 0 heterodoxa

~nar del compor-

ium, Es el tiempo

e hechiceros, que

omprende, en es-

utos sacramenta-

al aparezca con

operios 0en los

f-medievales.

io y someterlo a

rey de los malos

CULTURA BRASILENA. UNA D1ALECTICA DE LA COLONIZACI6N

en e 1 auto sacramental titulado Na Festa de Sa o Lourenco. No es super-

observar que e 1 nombre de Guaixara se debe a que asi se llamaba el heroet£pn

oi ode Cabo Frio':' que en dos oportunidades habia atacado a los portugueses

establecidosen Sao Sebastiao do Rio de Janeiro (1566) y en Sao Lourenco (1 5

67) ' El

otro jefe tamoio, Aimbire, aparecera represent ado como Satanas:

Me molestan los virtuosos

irritandome muchfsimo

sus nuevas costumbres.

lQuien los habra traido

para perjudicar a nuestra tierra?

Yo solamente

estoy en esta aldea

como guardian,

haciendola seguir mis leyes.

De aqui me voy lejos

a visitar otras aldeas.

(Quien soy yo?

Yo soy apreciado,

soy e l diablo irritado,

Guaixara llamado,

muy afamado.

Mi sistema es agradable.

No quiero que sea limitado

ni abolido.

Pretendo

palborotar todas las aldeas.

Es cosa buena beber

hasta vomitar cauim.

Eso es muy apreciado.

Eso se recomienda,

iEso es admirable!

" Los tamoios eran un pueblo tupf que habitaba las margenes de los rios Sao Francisco y Paraiba

do SuI. (N. del T.)

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Para eso

convivo con los indios,

induciendolos a creer en mf.

Vienen en vano a alejarme

los tales padres ahora,

predicando la ley de Dios5 •

ALFREDO BOSI

Aquf son respetados los muchachos

bebedoresQuien bebe hasta acabarse el cauim,

ese es valiente,

ansioso por luchar.

Es bueno bailar,

adornarse, tefiirse de rojo,

emplumarse el cuerpo, pintarse las piernas

ennegrecerse, fumar,

curanderar ...

pr

co

lo

ce

d

p

De enfurecerse, andar matando,

comerse uno al otro, capturar enemigos,amancebarse, ser deshonestos,

soplones e infieles,

no quiero que los indios dejen.

b

d

e

La traduccion, por deber de estricta literalidad, roza a veces 1 0 prosaico. [Pero

que vivaz folleto de cordel darla, en manos de un poeta popular nordestino, estaristra de exaltaciones de 1 0 infame!

(Que representa todo 1 0 que el discurso de Guaixara va nombrando como sus

obras sino el propio sistema ritual de los tupis? Ahi estan la ingestion de licor fer-

mentado, ahi esta la danza prolongada durante la noche, ahi estan los adornos, la

pintura roja y negra del cuerpo, el tatuaje, las plumas, el tabaco, las consultas al

paje-oraculo, la antropofagia.

Se enciende aqui el conflicto entre culturas. Las religiones que tienden a edifi-

car la figura de la conciencia personal unitaria, como el judaismo y el cristianismo,

temen los rituales magicos, tanto los naturalistas como los chamanfsticos, sospe-

chados de fetichismo0

idolatria. De ahi el rechazo de los gestos que recuerden laspracticas de los medium 0 los fenomenos de posesion y el horror por los actos que

5 Poes ia s , i b id em , pp. 684-686.

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CULTURA BRASILE]\IA. UNA DlALECTICA DE LA COLONIZACI6N71

.es 10 prosaico. [Pero

lar nordestino, esta

n trance la identidad personal. Hay una tradici6n multisecular de

c~istiana (a la que no escap6 el islamismo) por depurar el imaginario;se remonta

a la ley mosaica, a los profetas, a las cart as paulinas. Y el

del politetsmo 11ev6, en su dinamica, a la acci6n extrema

IOC"I~I"~La lirurgia cristiana europea, en su vertiente mas moderna,

armonizaba, desde el siglo XVI, con el tono ascetico de un calvinismo

a las figuras y a los gestos y, en el lfmite, refractario a cualquier simbo-

no [uera el verbo descarnado de las Escrituras. La relaci6n con 10 tras-

,.",HI<:I1L<- se consumaba alll mediante la lectura directa del texto, la palabra

de la Biblia, 5610 interrumpida, en raros y bien marcados entretiempos,

la sob ria entonaci6n del canto sacro: nada mas.

Fue en ese momento hist6rico de viraje hacia un culto mas intelectualizado que

d cristiano de Europa entr6 en contacto con las practicas animistas de Africa y

America. Las fleehas de 10 sagrado se cruzaron. Desgraciadamente para los pue-

blos nativos, la religi6n de los descubridores venia pertrechada con caballos y sol-

dados, arcabuces y canones. La lucha no se trabo solo entre dos teodiceas, sino

entre dos tecnolog1as portadoras de instrumentos tragicamente desiguales. El

resultado fue la masacre pura y simple, 0 la degradaci6n a la que el vencedor pudo

reducir los cultos del vencido.En eI caso luso-brasileno, el puente entre la vida simbolica de los tupis y el cris-

tianismo acab6 produciendose gracias al caracter mas sensible, mas ductil y mas

terrenal del catolicismo portugues en comparaci6n con el puritanismo ingles u

holandes domin ante en las colonias de la Nueva Inglaterra. La devoci6n popular

iberica no prescindla del culto a las imagenes; antes bien, las multiplicaba. Por otro

lado, se valia muchlsimo de las figuras mediadoras entre el fiel y la divinidad, como

los angeles buenos y los santos, que a fin de cuentas son almas de muertos que

interceden por los vivos.En esa lfnea de mediaciones tangibles, la catequesis en el Brasil valoriz6 cuan-

to pudo la practica de los sacramentos, signos materiales de la relaci6n entre los

hombres y Dios. Y, allado de1lenguaje simb61ico del pan y e1vino (la Eucaristia).

del agua (e1Bautismo), del61eo (la Confirmaci6n 0Crisma) y de los cuerpos (el

Matrimonio), se difundian vehkulos modestos, pero constantes: los objetos 11a-

mados sacramentales, como el incienso y e1agua bendita, las reliquias, las meda-

11as,los rosarios, las imagenes de los santos, los escapularios, los cirios y ex votos,

un sinfin de signos que hacian accesible la doctrina ensefiada a los indios y negros

de la colonia.Reforzados pOl' el temor comun a los malos esplritus, los J esuitas se pusieron

a atacar el coraz6n de los ritos de invocaci6n a los muertos que cimentaban las

relaciones entre los miembros de la tribu. Sustituyeron las ceremonias tupi-guara-

ni por una liturgia coral y pintoresca que se desplegaba en procesiones y vias

sacras en los atrios de los remplos, adernas de un fervoroso devocionario de cufio

popular donde legiones de angeles y almas del paraiso podlan ser invocadas para

ombrando como sus

1gesti6n de licor fer-

estan los adornos, la

aco, las consultas al

que tienden a edifi-

o y el cristianismo

amanisticos, sospe~

os que recuerden las

'or por los actos que

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acudir a las necesidades del fiel, manteniendose siempre la intermediaci6nquizada de la Iglesia.

El principio mas general de la mediaci6n, realizado por entidades

(algunas diurnas y nocturnas como los angeles de la guarda), permiti6 que el

licismo iberico, todavia medieval en el siglo XVI, construyera un puente

ble, con relaciones de ida y vuelta entre los cultos de los colonizadores y

mentes de los colonizados. Pero el efecto de ese contacto, propiciado por la creen_

cia cormin en la existencia de los espfritus, no se daria bajo la egida de una union

fraterna de pueblos que el destino un dia aproxim6... Como el regimen del

encuentro fue, desd e el inicio, el de la dominaci6n, las ceremonias indigenas de

relaci6n con los muertos fueron vistas, por la 6ptica de los viajeros y misioneros,

como sintomas de barbarie y, mas comtinrnente, cayeron bajo la sospecha de

demonizaci6n. El proceso colonial impedia que la aculturaci6n simb6lica se hicie-

ra libre, lisa y horizontalmente sin desniveles y fracturas de sentido y valor.

Bajo la mirada del colonizador, los gestos y los ritmos de los tupis que bailan

y cantan ya no significan movimientos propios de fieles cumpliendo su acci6ncolectiva y sagrada (que es el sentido del termino liturgia), sino que aparecen como

el resultado de poderes violentos de espiritus malos que rondan y tientan a los

miembros de la tribu. A cualquier hora puede Hegar Anhanga, la sombra errante

que acecha a los hombres; amenaza recurrente. En los autos sacramentales de

Anchieta, el Mal viene de afuera de la criatura y puede habitarla y poseerla hacien-

dole practicar actos 0cosas perversos, angaipaba.

La apelaci6n, por 1 0 dernas antiquisima, al bestiario ilustra el tenor regresivo de

todo el proceso. La figura del diablo es animalizada en mas de un pasaje. La natu-

raleza que no se puede domar es peligrosa. En N a Festa de Sao Lourenco, los espi-

ritus infernales se Haman boiucu, que es cobra grande; mboitiningucu, serpiente

que silva, 0de cascabel; andiraguafu, murcielago grande, vampiro;jaguara, jaguar

o perro de caza; jib6ia; soc6; sukuriju, serpiente que estrangula, boa constrictor;taguat6, gavilan; atyrabeb6, oso hormiguero peludo; guabiru, rat6n casero; guai-

kurka, rat6n silvestre; kururu, sapo gigante; sarigueia, zarigiieya; mboraborci, abeja

negra; miaratakaka, mofeta; seb6i, sanguijuela; tamarutaka, especie de langosta;tajassuguaia, cerdo.

Todo cuanto en el reino animal dab a miedo 0 repugnancia al europeo se con-

vierte en signo de entidades funestas en ambos planes: el natural y el sobrenatural.

El mal se propaga en los matorrales 0 se esconde en las cavernas 0 en los pantanos,

de donde sale por la noche bajo la forma de la serpiente 0 del rat6n, del murciela-

go 0de la sanguijuela. Pero el peligro mortal se da cuando tales fuerzas, todavia

exteriores, penetran en el alma de los hombres. Aquf el ojo inquisidor acusa

modos de posesi6n colectiva en todas las practicas de la tribu que potencian la

vitalidad del cuerpo hasta los espasmos del trance. El cauim salivado en la boca delas viejas fermenta la sangre, sube ala cabeza y arrastra al indio ala lujuria y a la

brutalidad. A excesos semejantes Heva la aspiraci6n de las emanaciones de tabaco

72 ALFREDO BaSI

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Ire la intermediaci6n

Ipor entidades

rda), permiti6 que eluyera un puente

e los colonizadores y

0, propiciado por la

oajo la egida de una

'... Como el regimen

; ceremonias indfgen1

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s de los tupfs que bailan

s cumpliendo su acc". IOn, SInO que aparecen como

e rondan y tientan a 1h osanga, la sombra errante

~utos sacramentales de

itarla y poseerla hacien-

~tra el tenor regresivo de

s ~e un pasaje. La natu-

Sao Lourenro, los espf-

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~:u, rat6n casero; guai-

ueya; mborabora, abeja

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cia al europeo se con-

ural y e l sobrenatural.

rnas 0en los pantanos

e l raton, del murciela~

t~les fuerzas, todavfa

?Jo inquisidor acusa

nb~ que potencian la

sa~lvado en la boca de

ndio a la lujuria y a la

manaciones de tabaco

CULTURA BRASILEJ\lA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N73

ue exhalan los sagrados maracas, calabazas donde viven y desde donde

qancestros. Ala bebida y al tabaco siimese el mas potente de los estimu-

I carne cruda de los heroes muertos en guerra. Para el misionero alli se

a en nudo viperino, los pecados capitales de la ira, la gula y la impeni-

YHUa'6's"0""b"e'rbia.a catequesis va a cosificar como gestos de Anhanga a esos y otros

vivid os en el interior de las comunidades indfgenas.

Otra relacion de exterioridad se imp one con toda evidencia en el poema, a

jOCOSOa medias serio, «El abrigo dominguero», probable rnicleo drama-

del Auto da pregarao universal (Auto de la predicaci6n universal), el mas

representado de los textos de Anchieta durante sus viajes por las poblaciones del

litaral.La aleg

orfadel poema persigue la idea de la gracia divina que Adan recibio de

10alto. El abrigo - un bello capote de fiesta dominical- es ese don del que el pri-

mer hombre fue revestido en el Eden, pero que perdio cuando dejo que el Angel

de l Mal se 1 0 robara.

Prestese atencion a la secuencia: el bien, que le es ofrecido al hombre, como el

traje al cuerpo, desde fuera, le es tambien sustrafdo por fuerzas externas -para el

caso, por la astucia rapifiera del diablo (»La cobra dafiina y viI / celosa del moli-

nero / le arrebato el dominguero.»). Mas tarde, es decir, con la venida de

J esucristo, el nuevo Adan es resarcido de su perdida original: solo entonces reco-

bra el honor con el uso del abrigo.

EI hombre recibio gratuitamente, fue robado de repente y finalmente recupe-

ro, tambien sin mediar iniciativa suya, el don de la vida eterna. «Gracia», «divines

dones», todos son sinonimos de gratuidad:

Se10dieron como gracia,

porque «Gracia» se llamaba

y con e 1 se paseaba,

muy galante, por 1aplaza.

Pero con una afiagaza

robaron a1mo1inero

el abrigo dominguero.

Los pobres hijos del tipo

quedaron muertos de frio

cuando el padre, sin sentido,

cay6 de boca en el1imo.

Cortandole los eaminos

el1adr6n, con su bichero,1earrebat6 el dominguero.

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7 4 ALFREDO BaSI

Gratis se 1 0 tomaron,

mas cost6 mucho dinero

a1nieto, que intercedio

para desempefiarlo.

Muy caro fue rescatado

(jfeliz de ti , molinerol)

tu abrigo dominguero''.

Quien pag6 el precio del rescate no fue el pecador, sino «el nieto del >WJIUH::,

ro», Jesucristo, salido de la estirpe de Adan, El alma es, todavia y siempre, el

nario de una lucha entre potencias malignas y benignas que la trascienden y la

objetivan.

El auto sacramental Na vila de Vit6ria (En la villa de Vit6ria) es seguramente

el ejemplo mas coherente del proceso aleg6rico trabajado por Anchieta. En el nohay, en rigor, personajes: son voces, 0 portavoces, que remiten a entes politicos,

morales a religiosos. Son el Pueblo, el Gobierno, la Ingratitud, el Temor, elAmor

de Dios, para no hablar de los infaltables Angeles del Mal, Lucifer y Satanas, que

esta vez se insultan uno a otro antes de caer en estrepitosa derrota ante las milicias

celestes de San Mauricio y del arcangel Miguel.

Si se entiende por alegoria un metodo de pensar y de decir que se fija en 1 0 abs-

tracto de las grandes nociones (recubriendo la riqueza de las diferencias vividas

por la experiencia), entonces las figuras emblematicas de este auto sacramental

ilustran con precisi6n la definici6n de este proceso. Los discursos moralizantes del

Gobierno y del Temor esconden y, al mismo tiempo, intentan resolver desde arri-

ba algunas tensiones politicas agudas que, en los tiltimos afios del siglo, desgarra-

ban la capitania de Espirito Santo.La villa de Vit6ria conoci6, en ese momento, la ambigua e inc6moda situaci6n

de ser, al mismo tiernpo, cabeza de una capitanfa portuguesa que habia quedado

vacante en 1589 (por lamuerte de su titular, Vasco Fernandes Coutinho), y una ciu-

dad vuelta juridicamente castellana por la uni6n de los Estados ibericos bajo

Felipe II, desde 1580. Gobernaba la capitania Dofia Luisa Grimaldi, dama de la

nobleza monegasca, viuda de Fernandes Coutinho, cuando estall6 un movimien-

to pro-castellano que intentaba restituir a la Corona el dominio de Espirito Santo.

El partido contrario, lusitano, pretendia asegurar para los parientes pr6ximos del

muerto la regencia de Vit6ria, reclamando asi un estatuto especial para el pueblo,

«un titulo nuevo I con nueva gobernaci6n».

En medio de tanta discordia los Jesuitas apoyaron, discreta pero firmemente,

el partido de Felipe II, haciendo gestiones diplomaticas ante dofia Luisa para que

6 Poes ia s , i b id em , pp. 684-686.

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CULTURA BRASILEJ\lA. UNA DlALECTICA DE LA COLONIZACI6N75

al frente de la capitania, pero siernpre formalmente sujeta al poder

sacramental de Anchieta refleja el momento bajo la apariencia de una

olftico-religiosa. La ciudad habla como grave matrona -la viuda

< iiIC'fl.m~Jl,ll,Psinuda- perpleja y dividida entre el buen eelo, tal vez indiscreto, de losde su marido y la obediencia a la autoridad de Castilla. Esta ultima,

es la que vence, poria boca de un sesudo consejero llamado, sin mayo-

misterios, Gobierno, Y que es un insigne te6rico del derecho divino de los

«porque la verdadera fe / es un gobierno tranquilo» (vv. 712-3).

Las desaveniencias, y todo 1 0 que pudiera saber a discordia, aparecen como

senti01ientos inspirados pOl' el Maligno y, mas particularmente, poria figura prin-

cipal de la pieza, la Ingratitud, una vieja siniestra que habia sido concubina de

Lucifer y de Adan, instilando en ambos la revuelta contra Dios.

En la apertura del auto sacramental, Lucifer atribuye a sus propias artimanas la

cizana que sembr6 en el momento de la sucesi6n. El topos es el del mundo inver-

lido:

ino «el nieto del

odavfa y siempre, el

s que la trascienden

Vit6ria) es

P?r Anchieta. En elermten a entes

titud, el Temor, el

l, Lucifer y Satanas,

derrota ante lasuUHL"

cir que se fija en 1 0 abs-

e las diferencias vividas

este auto sacramental

cursos moralizantes del

~an resolver desde arri-

os del siglo, desgarra-

a e incomoda situacion

esa que habia quedado

Coutinho), y una ciu-

Est~dos ibericos bajo

Gnmaldi, dama de la

.e~tallo un movimien-

11m? de Espfrito Santo.

anentes proximos d 1. 1 e

specia para el pueblo,

eta pero firmemente

dona Luisa para qu~

quien pudiera, sino yo,

viniendo aca del infierno,

del verano haeer invierno?

Pues todo se revolvi6

sobre el mando y el gobierno ...

lTu no yes

mis engaiios, mi doblez?

que proeuro, tan de priesa

todo modar al reves

y de eabeza pies,

de los pies hacer eabeza?

(vv, 92-102)

Al diablo se le atribuye, pOI' 1 0 tanto, el papel de subversivo pOI' excelencia. En

el centro del auto sacramental disputan, en un tono a medias cornico y a medias

serio, la Ingratitud -que esta evidentemente de parte del demonio-: y un

Embajador jesuita, pro-castellano, enviado del Paraguay para retirar del pueblo de

Vit6ria las reliquias de San Mauricio que la ciudad, debido a su insumisi6n, se

habia mostrado indigna de albergar.

Como el proceso es to do figurado y transpuesto a una escena en la que se mue-

yen entes emblematicos, el espectador no ve ni conoce de cerca el drama hist6rico

real, ni siquiera los actos politicos de los grupos supuestamente dominados por la

cruel Ingratitud. Los rasgos externos de esta son, al mismo tiempo, temibles y risi-

bles, segun una vieja practice c6mico-ret6rica de imitar las actitudes socialmente

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ALFREDO BOSI

repro bables con discursos y gestos grotescos que, por hip6tesis, agradarianpiihlicos iletrados. La moral y el circo enlazados al servicio de un iriteres

La Ingratitud entra en escena trayendo bajo el brazo un viejo tacho queve sin parar, imagen de las intrigas que continuamente provoca:

Yo soy la que siempre soy

Agitadora de tumultos

(vv. 951-2).

Su discurso es insolente y descompuesto; apenas ve al Embajador castellano, 1 0cubre de improperios:

Oh castellano que escupes,

presuntuoso andaluz

(vv. 862-3).

El orgullo herido del Embajador le dicta una respuesta a la altura de las cir-cunstancias:

[Oh, valgame San Francisco!

Penseme que eras dragon,

o aquel bravo canon,

que se llama basilisco,

o el fiero tarraconl?

(vv. 877-81)

La Ingratitud es una vieja panzuda que se vanagloria de haber sido embaraza-

da por el Angel del Mal y por el primero de los hombres, aunque (y ahi 1 0 grotes-co raya 1 0 monstruoso) su prefiez no acabe en el momenta del parto:

<No sabes que cada dia

paro, sin nunca parir,

con muy extrafia alegrfa?

(vv. I019-21)

Cada acto de traici6n cometido por los stibditos rebeldes de Vit6ria es un

nuevo parto de la Ingratitud, cuyo estado habitual ella misma describe:

7 Tarraon 0 tarrascon: «Aumentativo de tarasca (fr. tarasque; provomod. tarasco): fantasma; ser fan-tastico; serpiente monstruosa, de boca enorme, en actitud de morder, que, en ciertas regiones, apare-

cia en ocasi6n de laprocesi6n de Corpus Christi. En portugucs lapalabra comienza a surgir en elsigloXVI" (Edith Pimentel Pinto, 0 auto da ingratidiio, Sao Paulo: Conselho Estadual de Artes e CienciasHumanas, I978, p. 258).

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potesis,

Ie un interes IJLIIlt,,,,,

ejo tacho que

ca:

ajador castellano ,

'a altura de las cir-

~rsido embaraza-

~(y ahf 1 0 grotes-arto:

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ribe:

: fantasma; ser fan-

as regiones, apare-

, a surgir en el siglo

.e Artes e Ciencias

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N

Sf , mas siempre he de estar

Prenada, sin parir del todo,

Porque siempre han de pecar

Los hombres, de algiin modo,

Mientras el hombre dure.

(vv. 1069-73)

La inspiracion de los motivos internos y su secuencia obedecen a la logica del

pensamiento mftico, pero todo esta sometido a un punto de vista alegorico-politi-

co profundamente arraigado en la dinamica de los intereses y del poder.

Vien e a la memoria la alegoria dantesca de la Loba, la ultima y mas terrible de

las fieras que impiden al poeta el acceso al delicioso monte del Paraiso; la Loba, en

la que los interpretes han visto una referencia ora al fraude, ora a la avidez, ora al

mas grave pecado de la traici6n cometida friamente contra el amigo y benefactor.

Hay caracterfsticas comunes a las dos concepciones. Como la Lupa del Infierno,

la figura anchietana se compone, parad6jicamente, de 1 0 vacio y 1 0 lleno, saco sin

[ondo, fauces avidas y delgadez voraz, embarazada de los propios deseos nunca

saciados, que resurgen siempre:

Pareces mora encantada

que agora vienes de Argel,

elvientre como tonel,

y la cara i tan chupada

y seca como papel!

Explica la Ingratitud:

La razon

es que la Ingratitud

tiene una tal cualidad

que, llena de maldicion,

agota la fuente y bendicion

de la divina piedad

(vv. 1028-38)

En Dante:

Ed una lupa, che di tutte brame

sembiava carca nella sua magrezza

(Inf., I, 49-50)

Es una loba que de todos los deseos

parece embarazada en su delgadez

77

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e ha natura si mavagia e ria,

che mai non empie Ia bramosa voglia,

e dopo 'I pasto ha piu fame che prfa

(Inf., I, 97-9)

Su naturaleza es tan malefica y perversa

que su feroz deseo no sacia

y despues de comer esta mas hambrienta

ALFREDO BaSI

Y mas abajo:

Tanto la vieja arpia como la Loba se aparean fecundamente, naciendo de esosamancebamientos nuevos males:

Ingratitud

~No sabes que me prefie

del hermoso Lucifer

cuando quiso grande ser

como Dios, eterno rey,

y tener supremo poder?

Despues fue mi concubino (barregao)

y me tom6 por amiga

. el ingrato padre Adan,

~No yes que tengo raz6n

para esta enorme barriga?

(vv. roor-ro)

N6tese con que habilidad Anchieta acerca, en clave grotesca, barregao y barriga.

En Dante:

Molti son Ii animali a cui s' ammoglia, Muchos son los animales con los que s e c r uz a ,

e plU saranno ancora... y seran mas todavia ...

(Inf., I, roo-t)

La ingratitud y la traici6n aparecen como vicios vueltos afines por la codicia

que los lleva a sembrar en los hombres actos de infidelidad. Una vez mas, en la ale-

goria, la vida cotidiana de los grupos sociales y sus deseos y conflictos se reducen,

con fines ejemplificadores, a sus formas extremas: a se degradan al nivel de 10bes-

tial 0 se subliman por el mecanismo ideo16gico que consiste en asumirlos figura-damente por el «discurso sobre una cosa para hacer entender otra»,

Para la conciencia moderna y, especialmente, para la estetica de filiaci6n idealista

que va del humanismo de Goethe a Croce y alprimer Lukacs, eluso de la alegoria esresiduo de una antigua subordinacion del arte a otros fines -religiosos, politicos 0

morales; y , como tal, se convierte en una negaci6n de la autonomia poetica. La ale-

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za es tan malefica y l J " " T M . ~ _Z deseo no sacia

amente, naciendo de esos

esca, barregao y barriga.

i ma le s c on lo s q u e s e c ru za ,

davia...

os afines por la codicia

Una vez mas, en la ale-

conflictos se reducen

adan al nivel de 10 bes~

te en asumirlos figura-

er otra».

ca de filiaci6n idealista

el uso de la alegoria es

-religiosos, politicos 0

omia poetica. La ale-

CULTURABRASILENA.UNA DIALECTICADE LA COLONIZAcr6N 79

esa linea de pensamiento, es el dominio de 10 abstracto sobre 10

libre expresion del sujeto. La revision de ese juicio drastico comien-

Walter Benjamin8: es con sus ensayos sobre el drama barroco que la critica

ZI").eW contemporanea pasa a atribuir a la alegoria un sentido ideologicamente

de fo rm a re ve la do ra (y no necesariamente mistificadora) de la deshu-

HldlHL,"V"V-- que vienen padeciendo, desde hace milenios, los 'oprimidos. Habria,

la semantic a de las imageries alegoricas, un juicio radical sobre el Poder, ese

~~ro-esfinge, que desprecia a los hombres en cuanto personas singulares y dife-

renciadas y los sofoca a todos bajo la mascara vacia de las grandes abstracciones.

Benjamin quiere sorprender esa fuerza denunciadora de la alegoria en la poesia

moderna de Baudelaire, en la prosa desnuda de Kafka, en el teatro didactico de

Brecht, en el A ng el us N ou us de Paul Klee.

Es problematico trabajar con esa inruicion critica de Benjamin para reconside-

rar el auto sacramental anchietano, en el que 10 alegorico es cifra de una vision

legitimista del misrno poder. Mas valdria, en relacion con el teatro del jesuita, la

afirmacion de Lukacs: «La vieja alegorfa, determinada por una trascendencia reli-

giosa, tenia la mision de humillar la realidad terrena, contraponiendola a la ultra-

mundana 0 celeste, hasta su plena nulidad?»,

Dirigiendose a nativos 0 colonos, Anchieta parece haber hecho un pacto con

las expresiones mas hieratic as de la cultura arcaico-popular: aquellas creencias y

aquellos ritos en que no despunta, porque no puede determinarse claramente, la

conciencia de la persona morallibre. En las entrafias de la condicion colonial se

concebia una retorica para las inasas que solo en grandes esquemas alegoricos

podria asumir los contenidos doctrinarios que el agente aculturador se habia pro-

puesto inculcar.

La alegorfa ejerce un poder singular de persuasion, a menudo terrible por la

simplicidad de sus imagenes y por la uniformidad de la lectura colectiva. De ahi suuso como herramienta de aculturacion, de ahi su presencia desde los primeros

momentos de nuestra vida espiritual, enraizada en la Contrarreforma que ligaba

las puntas del ultimo Medioevo y del primer Barroco.

La fuerza de la imagen alego rica no se mueve en direccion a las personas, en

cuanto sujetos de un proceso de conocimiento; se mueve de un foco de poder al

mismo tiempo distante y omnipresente, que los espectadores anonimos reciben,

en general pasivos, no como un signo a ser pens ado e interpretado sino como si la

imagen fuera el propio origen de su sentido.

8 Walter BENJAMIN,A origem do dra ma b arra co, Sao Paulo: Brasiliense, 1984. EI original aleman es

de 1925. [Hay traducci6n al espafiol: El origen del dra ma ba rroco a lem an, tr . Jose Munoz Millanes,

Madr id: Taurus, 1990.] ( Ur sp ru ng d es d eu ts ch en T ra u esp ie ls , Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main,

1963 )

9 George LUKAcs, Estet ica, r , vol. 4 (cap. «Simbolo y alegorfa»), Barcelona: Grijalbo, 1967, p. 405.

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80ALFREDO BaSI

Mas que un simple «otro discurso», como la define su etimologia griega,

goria es el discursodelotro, de aquel otro que habla y nos hace callar, temer y

decer, aun cuando los fantoches grotescos de su representaci6n (Diablo 0 Arpia)nos hagan reir,

La alegoria fue el primer instrumento de un arte para las masas ereado por losintelectuales organicos de la aculturaci6n.

51MBOLO Y EFusr6N

Despues de conocer el teatro de Anchieta, ellector moderno de su poesia Uri-

ca se sorprende con ciertos momentos de intensa personalizaci6n y ardiente acen-

to subjetivo que el poeta consigue dar a su discurso cuando, en lugar de predicar

al tupf y al colono, presenta sus propias tensiones espirituales mediante la relaci6nyo-tu que el alma mantiene con Jesucristo.

La exterioridad pura, que lindaba con 10 sublime de 10 sagrado 0 con 10 gro-

tesco de 10 demoniaco en el escenario construido para los autos sacramentales,

abre paso, en algunos poemas liricos compuestos en espafiol0en portugues, a una

introyecci6n viva de 10 trascendente. La fe alcanza el nivel de la experiencia.

Dos lineas de formaci6n poetica se combinan para expresar el sentimiento de

intimidad con 10 divino: (a) la pratica de simbolos tomados de la vida cotidiana;(b ) la proliferaci6n dellenguaje mistico-efusivo.

La primera es la via por la cual se busca revelar 10 trascendente por la atribu-

cion de aura a 10 inmanente -via sacramental por excelencia. Dios se vuelve sensi-

ble y nombrable en los multiples signos de los cuerpos y mediante ellenguaje del

alimento, de la bebida, del calor y del extasis amoroso. Dios es pan, es comida,

es un pastel blando llamado fogara, es divino bocado, es fuente embriagadora, esdeleite de los enamorados, es fuego que consume. Y mas: todo grado de parentes-

co, afectivo 0 carnal, sirve para traducir la relaci6n entre 10 humano y 10 divino,

como se desprende de los vocativos que se enlazan en este pasaje de «AoSantissimo Sacramento»:

[Mi bien, mi amor,

mi esposo, mi senor,

mi amigo, mi hermano,

centro de mi coraz6n,

Dios y padre!

Pues con entrafias de madre

quereis por mf ser comido,[robad todo mi sentido,

para vos!

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ascendente por la atribu-

[cia. Dios se vuelve sensi-

·m.ediante ellenguaje de l

DlOS es pan, es comidauente embriagadora, e ;todo grado de parentes-

10 humano y 10 divino ,n este pasaje de «Ao

Todo 10 que se condenaba como inspiraci6n diab61ica en la vida de las comu-

nidades tupis -el uso y la celebraci6n tribal de la comida y de la bebida, de la danza

y del canto, de la oraci6n y del trance- se revierte positivamente hacia la Eucaristia

como expresi6n de un culto de tenor interpersonal que se vale del alimento para

santificarlo.

Es el pan-cuerpo, es el vine-sangre de un hombre-dies fraterno y salvador.

En terrninos de psicologia hist6rica, ~se verificaria aqui un choque entre dos

procesos de misticismo que se distinguirian en grado? Una perspectiva de la con-

ciencia religiosa cristiana, por la cuallo sagrado ya es marcadamene personal, ve

como satanicas (regresivas) ciertas practicas rituales arcaicas donde parece eclip-

sarse todo sentimiento de la criatura humana como un ser uno, conciente, auto-

centrado. El ideal de la visio intellectualis, que la teologfa cristiana hered6 de los

neoplat6nicos, se opone al trance embriagado, descentrado y plural de los pajes

tupi-guaranf. La uni6n eucaristica rechaza con horror el cruento banquete antro-

pofagico, Ellazo matrimonial iinico impugna la poligamia. El monoteismo, dura-

mente conquistado, mira con recelo el viejo culto de los espiritus dispersados por

los aires, las aguas y los bosques.El torbellino de las danzas tupis se abre en multiples visiones, al tiempo que la

oraci6n y la liturgia cristianas buscan sostenerse en la contemplaci6n del Dios

unico: la unidad.del «yo» que reza corresponderia a la unicidad del ser divino al

que se reza.

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZAcr6N 81

e su etimologia griega

nos ha~~ callar, teme: y·esentacron (Diablo 0

es simultaneamente padre, madre, hermano y esposo, amigo y senor!

> ; ;H5n~LU de un intento de aproximaci6n que superpone y funde

rel;""l'UH'H~" muy distintos, y hasta formalmente incompatibles, fuera de

.: rerna dogmatico y dentro de una l6gica del coraz6n capaz de abrigar en sf

", ••".nS,,,I,S contrarias, movimientos parad6jicos. No casualmente la ultima frase

todo mi sentido, para vosl».

el empeno por dar algun nombre 0 contorno singular al ser amado, toda la

cuerpo es metaforizada, y toda la vida de relaci6n, sublimada. Se transpo-

en el ideal de una convivencia hombre-dies el ardor y la energfa que produce

contacto Hsico del creyente con la materia y con el semejante. Realismo y mis-

ticismo encuentran un lugar de convergencia en el rito sacramental. Es tambien

'lcrdad que ese proceso de asimilaci6n universal del cuerpo por el alma amorosa

requiere, en la mente ascetica del jesuita, el correlativo dominio sobre los instintosque, pOl'sf misrnos, entre gad os a sus propias tendencias, no se librarfan de la opa-

cidad de la sangre y del sexo, y pol' eso deben aparecer como fuego impuro que

otro fuego, mfstico, combatira:

ara las masas creado p

·moderno de su poesia

alizaci6n y ardiente

ando, en lugar de

tuales mediante la r 1 . ,e aCtOn

e 10 sagrado 0 COn10 gro-

los autos sacramentales

fio] 0 en portugues, a un;

el de la experiencia.

xpresar el sentimiento de

dos de la vida cotidiana' ,

Este manjar aprovecha

para vicios arrancar.

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ALFREDO BOSI

Lo dernoniaco se muestra bajo la connotacion de idolatria polimorfica

nombre del diablo es Legion», dice el Evangelio) que escinde el alma del fiel, turba

la luz de su mente, rompe con su identidad y la degrada a la ceguera y a la anomia

de la carne cruda y de los instintos sin lfmites,

Seguramente hay mucho para preguntarse sobre las causas de la aversion que

ciertas practicas indigenas (y, mutatis mutandis, africanas) inspiraron a los sacer-

dotes cristianos. < Habra sido tal vez el pavor de recaer en algiin oscuro y vertigi-

noso pozo prehistorico sumergido pero no abolido mas aca del umbral de la

conciencia individual? Sacer queria decir tambien, en el viejo latin, tremendo y

nefasto (auri sacrafames), aquello que no se debe ni siquiera nombrar.

Sin embargo, la piedad catolica de ese mismo siglo de la Contrarreforma explo-

to de modo intenso la imaginacion material del Cielo y del Infierno, y reavivo las

devociones cuyo dinamismo podia conducir a las puertas del transporte mistico.

Anchieta y todos los jesuitas de su tiempo son discipulos directos de Ignacio de

Loyola, el fundador de la compafiia, cuyos Ejercicios espirituales inducen al alma

del practicante a visiones sistematicamente aterradoras del Mas AHa, asf como la

preparan para sentir arrebatos de contricion y adoracion,

De cualquier modo, sin embargo, los procesos de sublimacion cristiana man-

tienen nitidas las diferencias que los separan de los rituales tupis. Si los espiritus

diseminados por la selva bajan sobre la tribu que los invoca, inspirandole visiones

violentas y rapidas como un relampago, el Dios de los cristianos, «que esta en los

cielos», invocado en solitaria oratio y en bien compuesta meditatio, vendra a la

mente serena del fiel bajo la forma absolutamente humana de Cristo. Si en las cere-

monias tupfs existe la difusion de 10 sagrado con la perdida de identidad anterior

(a cada ritual antropofagico seguia una re-nominaci6n de sus participantes), en elitinerario cristiano ortodoxo se busca la mas perfecta realizacion del alma indivi-

dual, que los teologos medievales, maestros de Ignacio de Loyola, denominaban

visio beatifica. La contemplacion es, en principio, una experiencia probada en el

desierto dela soledad, una conquista propiciada por la ascesis de las potencias

afectivas e imaginarias, una lucha ardua que prepara el encuentro con el Tii igual-

mente solitario y solidario: beata solitudo sola beatitudo.

Leyendo el poema «Ao Santissimo Sacramento», se advierte que, para el yo liri-

co, el fin ultimo de las operaciones simbolicas que transmutan el pan, el vino, el

calor y el beso es siempre la visi6n de Dios. El contacto fisico con las especies con-

sagradas abre el camino hacia «el mas espiritual de los sentidos» (San Agustin), es

decir, la vista, el medio corporal destinado a la contemplacion,La ingestion del pan, acto unitivo por excelencia, es el pemiltimo paso del viaje

mistico, solo un mediador provisorio de la fe, etapa necesaria a la criatura que

todavia no alcanzo, en vida, la evidencia inmediata de 10 sagrado:

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5n de idolatria polimorfica

[ue escinde el alma de l fiel~grada a la ceguera y a la '

re las causas de la aversi6n

fricanas) inspiraron a lo s

~.caeren algun oscuro y

do mas ad de l umbral de

, en el viejo latin, (re~m(mdl(l

i siquiera nombrar.

1 0 de la Contrarreforma

Jo y del Infierno, y reaviv6 las

uertas de l transporte mistico

cipulos directos de Ignacio d~

os espirituales inducen al alma

ras del Mas AIIa, asf como lacion,

e sublimaci6n cristiana man-

~ituales tupis. Si l o s e sp ir it us

rnvocn, inspirandole visiones

)s cristianos, «que esta en los

)uesta meditatio, vendrn a la

ana de Cristo. Si en la s cere-

erdida de identidad anterior

'1 de su s participantes), en el

realizacion de l alma indivi-

o de Loyola, denominaban

a experiencia probada en el

. la ascesis de la s potencias

encuentro con el Tu igual-io .

advierte que, para el yo liri-

smutan el pan, el vino, el

fisico con las especies con-

;entidos» (San Agustin), es

placion.el penultimo paso de l viaje

ecesaria a la criatura que

) sagrado:

CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N

mientras tarda la presenciade vuestro divino rostro

que el sabroso y dulce gusto

de estepan

seami alimento

y que todo mi apetito

sea gracioso convite

de mi alma,

airefresco de mi calma,

fuego de mi frialdad,

Fuenteviva de limpieza,

dulce beso

mitigador del deseo

con que avos susplro y glmo,

esperanza de 1 0 que temo

perder.

La meta final es el conocimiento directo de la divinidad, su intuicion cara a cara:

Comiendo de tal prenda

que en ellatenga mi parte

iYdespues, que yo me harte

de veros!

El estado de plenitud sigue siendo, como en toda teologia de fondo augusti-niano, el mirar y ad-rnirar sin velos al ser eternamente vivo. C

~Por que es e camino se construye con sfmbolos y no con alegorfas? Porque,

segiin la fecunda perspectiva de Goethe, «la Idea se hace, en la imagen, activa e

inagotable». Para expresar la noci6n de una felicidad suprema habra siempre nue-

vos modos concretos e imaginativos de decir, y siempre queda algun fondo resi-

dual para comunicar. El sirnbolo, para Goethe, amplia la capacidad de formar la

Idea, al tiempo que la alegoria cierra el horizontede las significaciones, y puede,

en el limite, reducir la figura a fetiche. En la alegoria la representacion se concen-

tra en la fijeza enigmatic a del destino ante el cual no quedaria al sujeto mas que

inclinarse humildemente, 0 escrutarlo en el deseo de entrever un sentido ya dado

desde y para siempre.

El trabajo del alma que produce nuevos sfrnbolos y nuevas analogfas sufre la

opacidad de los lfmites humanos, pero alienta la esperanza de veneer las resisten-

cias del signo hasta acceder a la intuicion de la luz siempre viva. Es la propuesta

del itinerarium mentis in Deum de San Buenaventura, el guia del fiel err ante que

orient6la materializaci6n poetica del viaje dantesco a traves de los cfrculos turbios

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ALFREDO BOSI

del Infierno y de las sombras violaceas del Purgatorio. Despues vendra el

to de la meridiana claridad: «Ahora vemos como en espejo y en enigma,

entonces veremos cara a cara», en la lecci6n de Pablo a los corintios.

La segunda linea de formaci6n poetica seguida por el Anchieta lirico no

extiende en este e je que va de la figura al rostro, sino que, deseando acortar

no y recorrer 10 mas rapido posible la distancia que separa los medios ~'f','W"'-"ll-

tes del fin, se lanza impaciente a 1 a proyecci6n de las pulsiones afectivas.

En este lenguaje, que se podra Hamar efusivo, compuso Anchieta algunos pasa-

jes en espafiol, muy probablemente su lengua de infancia. Probablemente, pues

hay quien afirma que aprendi6 a hablar en vasco, ensefiado por su padre.

Son poemas que prescinden del uso de ~orrelatos simbolicos (el fuego, la comi-

da, 1 a bebida) y proceden a una operaci6n dia16gica en la que es el Impetu de los

afectos 10 que identifica al yo del enunciado. En estos textos es secundaria, si no

ausente, la trama mediadora de las figuras.

El fen6meno, aparentemente solo psfquico, se comprende mejor si se 10 obser-

va a la luz de la historia cultural. La vieja piedad g6tica, encadenada en series ale-

g6ricas y emblemas doctrinarios que hasta hoy se pueden admirar en los

bajorrelieves de las catedrales, va dando paso a un gesto mas moderno del yo, a un

discurso vehemente e individualizado. Ya en los Ejercicios espirituales del funda-

dor de la Cornpafiia de Jesus, el ver-para-pensar, de inequivoca estirpe tomista,

aparece cruzado con un sentir para pensarse que purifica el tono en la prosa inti-

mista de la Imitatio Christi yen la piedad sensible difusa a 10 largo del «otofio de

la Edad Media».

En lugar de componerse como una sin taxis de imagenes, el poema fluye como

un discurso animado, en el que resuena aquella devotio moderna de los misticos

flamencos que humedecieron con las aguas de las meditaciones de Thomas deKempis la tierra dura de los textos asceticos de Ignacio de Loyola.

Cristo habla al poeta, y este le responde en un dialogo cerrado de tal forma que

la marca de la primera persona se desplaza de uno a otro, y el centro del discurso

nunca se aleja del sujeto:

Yo naci porque nimueras,

porque vivas morire,

porque rias llorare,

y espero porque esperes,

porque ganes perdere.

(El nino nacido al Pecador)

Se trata, desde el punto de vista formal, de un «trovar encadenado», para usar

la expresi6n del poeta espafiol Juan de Encina en su Arte depoesia castellana, entre

medieval y renacentista. Las figuras ret6ricas involucran aqui acciones-verbos y

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CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N

antiteticos, que tienden a relativizar la distancia entre la cria-

rp"'''''LV<, estrechando los nexos existentes entre ambos:

ta algunos

blemente ,Ipadre.

Ttl naces, iYyo no muero!

Yovivo, iYttl moriras,

Nino, principe de paz!

Digo que ser tuyo quiero ...

iNo seque te diga mas!

£1 dialogopone al desnudo cuanto hay de dramatico en e1 acto mismo de la

redenci6n

. iQue lejos estamos de aquella relaci6n magica y externa en la que el

diablo tomaba y Dios restituia al molinero e1abrigo dominguero! Aqui, el sacrifi-

de Cristo (porque vivas morin:) no es correspondide pOl' el pecador (T u naces,

i Y yo no muer~!), Y " si~ em~argo, a pesar ~e admi~irse el desencuentr.o moral, eldeseo de la union mistica se irnpone y se rertera: Digo que ser tuyo qutero ...

En las redondillas mayores de «Jesus y el pecador» se actualiza una tend encia

original de la nueva espiritualidad: la declaraci6n tensa de las distancias es seguida

pOl'una confesi6n drastic a de la impotencia verbal, ese expresivo no se que, Indi-

ce por el cual el yo moderno, mas perplejo que el medieval, reconoce las fronteras

de su lenguaje y sospecha que incluso la poesia puede quedarse sin palabras fren-

te a 1 0 Otro. A ese mismo rasgo, sufrido con resignaci6n 0con desesperaci6n,

darian aires divers os los liricos barrocos, los romantic os y los expresionistas de

nuestro tiernpo:

si se 10 obser-

a en series ale-

mirar en los

no del yo, a un

les del fund a-

stirpe tomista ,1a prosa inti-

del <otofio de

a £luye como

Ie 1 "s mlstlcoS

e Thomas de

Digo que eres todo bueno,

digo que eres creador,digo que eres redentor,

digo que eres amor lleno,

digo que eres todo amor,

digo que eres mi Senor,

digo que muerto seras,

digo que das vida y paz,

digo que es sin fin tu honor ...

iNo se que te diga mas!

tal forma que

del discurso

>> , para usar

ellana, entre

es-verbos y

En su cancio nero Anchieta reconoce la propia incapacidad de decir quien es

Dios despues de haber reiterado, nueve veces, la forma verbal «digo», antepuesta

a cada una de las predicaciones de esta retahfla en su honor. La l6gica del discurso

mistico lleva necesariamente a decir la inefabilidad de su objeto.

En otros textos hay un discurso que procura conservar la intimidad de a dos,

una melodia hecha de quejas y protestas imperiosas que rec1aman que el alma com-

parta con Cristo los dolores de la cruz, ademas de manifestaciones de un 1enguaje

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paraverbal, 0 transverbal, en el que, mezclados con puntos de interrogaci6n,exclamaciones y con reticencias, irrumpen «suspiros», «sangre», «lagrimas»,

dados», «gozo», «llagas», «gemidos», to do ello presidido por una invitaci6n

sa: «[Venidl'?»,

86 ALFREDOBOSI

Venid a suspirar con Jesu amado

los que quereis gozar de sus amores,

pues muere por dar vida a sus pecadores.

Tendido esta la cruz, corriendo sangre

sus santas llagas hechas limpios banos,

con que se da remedio a nuestros dafios.

Venid, que el buen pastor ya di6 su vida,

con que libr6 de muerte su ganado,

y dale de beber a su costado.

El nuevo estilo lfrico-religioso tiene su punto alto en el uso de la paradoja,

variante obligada en la expresi6n de 1 0 inefable. Esa figura prolonga la ret6rica de

los contrastes del Cancionero general y anticipa el juego manierista de los prime-

ros barrocos. Lo que no se puede decir, porque es infinito, se intent a sugerir a tra-

ves de la sucesi6n de los opuestos (muertelvida), consiguiendo un sentido nuevo

hecho de contrasentidos.

Una contradicci6n fundamental es proyectada en el drama del Calvario (rnuer-

te) que se identifica con la salvaci6n de los hombres (vida).

Otro par de opuestos, a primera vista irreconciliables, infinito/finito, se resuel-

ve en el canto a la Eucaristia, donde 1 0 absoluto se aloja en el mas pequefio boca-

do de pan:

[Ohl Dios infinite,

por nos human ado,

veos tan chiquito

que estoy espantado

[.. .]

10Dice Helmut HATZFELD:«SanJuan de la Cruz efectivamente considera ellirismo un grito esti-

lizado y aclara en la introducci6n de su Lla ma de amor viva que a veces un poema ha de contener

exclamaciones como job! y jah! para expresar adecuadamente 10inefable. De la misma manera decla-ra Valery: 'Poesia esun intento de representar por medio de lenguaje articulado aquellas cosas 0 cosa

que se trata de expresar vagamente por medio de gritos, lagrimas, caricias, besos, suspiros, etc>( Es tu di os l it er a ri os s ob r e m is ti ca e sp a no l a , Madrid: Gredos, 1968, p. 329)

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CULTURA BRASILENA. UNA DIALECTICA DE LA COLONIZACI6N

Por ese peleomi sentido,

porque 1 0 comido

es Dios que no veo,

Lacarne que me vesti

pasani muy cruda muerte

porque deseo tenerte

sempre vivo par de mi,

preso con amor muy fuerte.

"peleo contra mi sentido.» Finalmente, la lucha supone la libertad de acoger 0

rechazar el amor del otro, aunque este otro sea el Dios omnipotente. Tampocoa la lfrica espanola de Anchieta esa dimensi6n temeraria del alma que dice

«no" a la invitaci6n del amigo:

del Calvario (muer-

iNo!

Quien murio por damos vida,

muchas veces me llam6,

mas yo dijole de no,

no, no, no, no!

Dijome que no pecase,

Pues por me salvar murio,

Mas yo dfjole de no,

No, no, no, no!

ito/finito, se resuel-

mas pequeiio boca-

Confrontando este pasaje de rechazo tan ardientemente personal con la alego-

ria grotesca de la Ingratitud, que Anchieta represent6 en el Auto de la Villa de

Vi to r ia , se vuelven patentes las diferencias de estilo y de horizonte cultural.

ATANDO CABOS

llirismo un grito esti-

poema ha de contener

a misma manera decla-o aquellas cosas 0 cosa

besos, suspiros, erc.»

EI misionero que se dirige al indio, predic:indole en tupi y compone autos

sacramentales (a veces circenses) con el prop6sito de convertirlo, es un difusor del

salvacionismo iberico para quien la vida del salvaje estaba inmersa en la barbarie y

sus practicas se inspiraban directamente en los demonios.

Las ceremonias indigenas se redudan, en ultima instancia, al fen6meno de la

tentaci6n victoriosa. El mal se abatia, como una serpiente, sobre los participantes

de los cantos, las danzas, las libaciones, el rito antropofagico. El afuera dominan-

do el adentro, la pur a exterioridad, la mas brutal reificaci6n: esta es la imagen que

los J esuitas concibieron y nos legaron de las fiestas tupis. No llama la atenci6n, por

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10 tanto, que los mensajes fund adores y originales del cristianismo, como ladad de todos los hombres y el mandamiento de amor universal, hayan

el proceso de la catequesis, un alto grado de entropfa. La pedagogfa de la

sion borraba los rasgos potencialmente progresistas del Evangelio haciendolos

retroceder a la condicion de meros sustitutos de la magia de los tupis. Con todo

la poesfa del Anchieta que escribe poesias lfricas sacras ya estaba entrando en otr~

tiempo historico y psicologico, el tiempo de la persona que elige aceptar 0 recha-

zar el amor de un Dios personal y profundamente humano.

Estamos tan resignados a pensar con «realismo» (si fue asf, es porque no podrfa

no haber sido asf), que no nos preguntamos si, en verdad, 10 que ocurrio no habra

significado una franca regresi6n de la conciencia culta europea cuando esta fue

absorbida por la praxis de la conquista y de la colonizaci6n. Como en las cruza.

das y en las guerras santas, la religion y la moral colectiva se degradan rapida y vio-

lentamente a puras herramientas del poder; y 10 que se gana en eficacia tactic a se

pierde en calidad en el proceso de humanizaci6n.

El caso de Anchieta parece ejemplar porque se trata de nuestro primer intelec-

tual militante, El hecho de haber vivido inspirado por su innegable buena fe de

ap6stol s6lo vuelve mas dramatic a la constataci6n de esta casi-fatalidad que escin-

de alletrado colonizador entreun c6digo para su uso propio (0 el de sus pares) y

un c6digo para uso del pueblo. Alla, el sfmbolo y la efusi6n de la subjetividad;

aquf, el didactismo aleg6rico rfgido, autoritario. Alla, la mfstica de la devotio

moderna; aquf, la moral del terror de las misiones, Y despues vendra el iluminismo

que se combinara con la dictadura recolonizadora; y elliberalismo que pactara con

la esclavitud ...

Anchieta habla no solo varias lenguas, sino lenguajes diferentes segiin su audi-

torio. El universalismo cristiano, peculiar al mensaje evangelico de los primeros

siglos, necesita condiciones hist6ricas especiales para mantener su coherencia y

pureza. En el proceso de transplante culturalla alianza del cristianisrno con estra-

tos sociales y politicos dominantes es letal para su integridad.

La escision, que aquf hemos apuntado, entre un teatro de catequesis como

exterioridad y una lfrica del sentimiento religiose, tal vez sirva de estimulo para

repensar los contrastes internos del intelectual «que vive en las colonias».

88 ALFREDO BOSI