alvar gómez, el aniversario olvidado - la tribuna de toledo

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viernes, 4 de diciembre de 2015 LOCAL Historia J. Monroy | TOLEDO - viernes, 4 de diciembre de 2015 [email protected] Aunque nacido en Santa Olalla, Alvar Gómez fue uno de los toledanos más destacados en el panorama cultural del siglo XVI. Helenista, poeta, capellán, experto en literatura que aconsejó a Felipe II los libros a comprar para la biblioteca del Escorial, biógrafo del cardenal Cisneros, Alvar Gómez nació el 6 de diciembre de 1516. Entre jubileos como el de Santa Teresa y la segunda parte del Quijote, el quinto centenario de Alvar Gómez, que se celebra este domingo, ha pasado algo desapercibido. Menos para la Asociación de Amigos de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, que organizó ayer una charla sobre importante toledano, de la mano de la persona que mejor lo conoce hoy en día, Carmen Vaquero Serrano, quien dedicó a su estudio doce mil horas en una tesis doctoral, en la que estudió, entre otras cuestiones, sus trescientas cartas en latín y el estudio de las Vírgenes de Vestales. El humanista Alvar Gómez, explicó ayer Vaquero, era de origen judío converso. Además de ser muy inteligente, tuvo la suerte de que su abuelo era el médico judeoconverso del primer conde de Orgaz (hasta entonces sólo había habido señores). El pequeño se quedó sin padres y lo crió su abuelo en Toledo. En vista de lo bien que se le daban los estudios, decidieron mandarlo a Alcalá de Henares, bajo el patrocinio del conde. Estudió Bachillerato y la carrera de Arte. Inmediatamente, consiguió la cátedra de Griego, en una época en la que estaban muy de moda los estudios helenísticos. Llegó a ser el catedrático principal de la materia en aquella universidad. Sin embargo, explicó Vaquero, en la ciudad de Toledo, en la que mandaban los judeoconversos, reclamaron Alvar Gómez para que llevara la cátedra de Griego en la universidad de Santa Catalina. Él no lo duda y desde 1547 retorna a la ciudad para quedarse. También fue el capellán de la misma. Poesía. Es aquí donde, como poeta y latinista que también es, «escribe cuatro maravillosos poemas en latín». En algunos, explicó Vaquero, imita a Garcilaso, como en Las Náyades, que es la historia la universidad de Toledo. Pero el más extenso fue el que dedicó a la mujer de la que estuvo enamorado, María de Mendoza, nieta del cardenal Mendoza e hija pequeña de Pablo López de Mendoza, conde de Mérito. Se trata de una dama muy culta, que ha estudiado en la corte francesa de Leonor de Austria, vuelve a Toledo huyendo de las guerras. Alvar Gómez se convierte en su maestro de griego en el convento de las Jerónimas de San Pablo. En realidad la dedicó cuatrocientos poemas, pero el mayor se titula El Coral, y hace referencia al amuleto que ella le regala para curarle el estómago. Con ese pretexto, hace en latín una genealogía en verso de ella. Se trata de una mujer que terminó fundando monasterios en Alcalá de Henares y crió a su sobrina carnal la duquesa de Éboli. También dedicó otro poema en latín al arzobispo Gaspar de Quiroga, que sería arzobispo de Toledo. Además, escribió algún soneto en castellano. Y terminó publicando sus poemas en latín en Lyon. Pero la gran obra de Alvar Gómez fue la historia del cardenal Cisneros, De rebus gestis, de 1569. Se trata, explicó Vaquero, del escrito que lo consagra, la obra clásica biográfica del cardenal. Fue una obra en latín de la que se editaron cuarenta mil ejemplares. Su última hazaña, destacó ayer la catedrática, fue aconsejar a Felipe II los libros con los se surtió la biblioteca del Escorial. Para ello, viajó mucho, y compró muchos manuscritos y libros.

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Page 1: Alvar Gómez, El Aniversario Olvidado - La Tribuna de Toledo

viernes, 4 de diciembre de 2015

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J. Monroy | TOLEDO - viernes, 4 de diciembre de 2015

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Aunque nacido en Santa Olalla, Alvar Gómez fue uno de los toledanos más destacados en el panorama cultural del siglo XVI. Helenista, poeta, capellán, expertoen literatura que aconsejó a Felipe II los libros a comprar para la biblioteca del Escorial, biógrafo del cardenal Cisneros, Alvar Gómez nació el 6 de diciembre de1516. Entre jubileos como el de Santa Teresa y la segunda parte del Quijote, el quinto centenario de Alvar Gómez, que se celebra este domingo, ha pasado algodesapercibido. Menos para la Asociación de Amigos de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, que organizó ayer una charla sobre importante toledano, de la manode la persona que mejor lo conoce hoy en día, Carmen Vaquero Serrano, quien dedicó a su estudio doce mil horas en una tesis doctoral, en la que estudió, entreotras cuestiones, sus trescientas cartas en latín y el estudio de las Vírgenes de Vestales.El humanista Alvar Gómez, explicó ayer Vaquero, era de origen judío converso. Además de ser muy inteligente, tuvo la suerte de que su abuelo era el médicojudeoconverso del primer conde de Orgaz (hasta entonces sólo había habido señores). El pequeño se quedó sin padres y lo crió su abuelo en Toledo. En vista delo bien que se le daban los estudios, decidieron mandarlo a Alcalá de Henares, bajo el patrocinio del conde. Estudió Bachillerato y la carrera de Arte.Inmediatamente, consiguió la cátedra de Griego, en una época en la que estaban muy de moda los estudios helenísticos. Llegó a ser el catedrático principal de lamateria en aquella universidad.Sin embargo, explicó Vaquero, en la ciudad de Toledo, en la que mandaban los judeoconversos, reclamaron Alvar Gómez para que llevara la cátedra de Griegoen la universidad de Santa Catalina. Él no lo duda y desde 1547 retorna a la ciudad para quedarse. También fue el capellán de la misma.

Poesía. Es aquí donde, como poeta y latinista que también es, «escribe cuatro maravillosos poemas en latín». En algunos, explicó Vaquero, imita a Garcilaso,como en Las Náyades, que es la historia la universidad de Toledo. Pero el más extenso fue el que dedicó a la mujer de la que estuvo enamorado, María deMendoza, nieta del cardenal Mendoza e hija pequeña de Pablo López de Mendoza, conde de Mérito. Se trata de una dama muy culta, que ha estudiado en la cortefrancesa de Leonor de Austria, vuelve a Toledo huyendo de las guerras. Alvar Gómez se convierte en su maestro de griego en el convento de las Jerónimas deSan Pablo. En realidad la dedicó cuatrocientos poemas, pero el mayor se titula El Coral, y hace referencia al amuleto que ella le regala para curarle el estómago.Con ese pretexto, hace en latín una genealogía en verso de ella. Se trata de una mujer que terminó fundando monasterios en Alcalá de Henares y crió a su sobrinacarnal la duquesa de Éboli.También dedicó otro poema en latín al arzobispo Gaspar de Quiroga, que sería arzobispo de Toledo. Además, escribió algún soneto en castellano. Y terminópublicando sus poemas en latín en Lyon.Pero la gran obra de Alvar Gómez fue la historia del cardenal Cisneros, De rebus gestis, de 1569. Se trata, explicó Vaquero, del escrito que lo consagra, la obraclásica biográfica del cardenal. Fue una obra en latín de la que se editaron cuarenta mil ejemplares.Su última hazaña, destacó ayer la catedrática, fue aconsejar a Felipe II los libros con los se surtió la biblioteca del Escorial. Para ello, viajó mucho, y comprómuchos manuscritos y libros.