(2008) siempre que la ysla este abastecida
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«SIEMPRE QUE LA YSLA
ESTÉ ABASTECIDA,
LA POBLACIÓN DE TENERIFE EN EL SIGLO XVI A TRAVÉS DE LASTAZMfAS
San Miguel de Abona 2008
Miguel Ángel Gómez Gómez Roberto José González Zalacain
Juan Manuel Bello León
«SIEMPRE QUE LA YSLA ESTÉ ABASTECIDA»
LA POBLACIÓN DE TENERIFE EN EL SIGLO XVI A TRAVts DE LAS TAZMfAs
Ayuntamiento de San Miguel de Abona Concejalía de Cuhura
<SI Ayumarniemo de San Migue:! de Abona
e del texto:
Miguel Ángel Górnez Górncz Roberto José Gonr..ilcz Zalacain Juan Manuel Bello León
lmpmión y disrlio
Edición KA
Depósito Legal: TF /837-2008
ISBN: 84-930084-6-X
PRFSENTACIÓN
Esta publicación correspondiente al Premio de Investigación Histórica Juan Bethencourt Alfonso se presenta ante nues
tras manos por segunda vez con el trabajo ganador Siempre que la Ysla esté Abastecida de Miguel Angel Gómez Gómez, Roberto José González Zalacain y Juan Manuel Bello León.
El Ayuntamiento de San Miguel de Abona, a través de su Concejalía de Cultura, con la edición de este trabajo pretende llegar más allá del ámbito local pretendiendo que, lo que hasta ahora ha sido un trabajo laborioso, de investigación y de constancia por parte de sus autores, ahora se convierta en una fuente de conocimiento y de información para todas aquellas personas que estén interesadas en nuestra cultura.
Un año más, el jurado del Premio de Investigación Histórica Juan Bethencourt Alfonso compuesto por la Doctora Da M a del Carmen del Arco Aguilar (Profesora de la ULL), Da Candelaria Rosario Adrián (Conservadora del Museo Arqueológico de Tenerife) y D. Vicente Valencia Manso (Ledo. Geografía e
Historia de la ULL y arqueólogo), quiere destacar el nivel de todas las obras presentadas en esta convocatoria, haciendo una mención especial a su esfuerzo y dedicación.
Así, desde la Concejalía de Cultura, se quiere animar a todos aquellos estudiantes, docentes, investigadores ... a aprovechar este tipo de oportunidades que de manera desinteresada nuestro Ayuntamiento quiere seguir manteniendo con el único objetivo de impulsar todos aquellos proyectos que hagan posible el rescate, la conservación y la divulgación del patrimonio cultural canario.
Valenún E. González Évora Alcalde-Presidente
Ayuntamiento de San Miguel de Abona
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INTRODUCCIÓN
A comienws del tercer milenio, y con los notables avan.l'\.ces que ha experimentado la historiografía canaria, puede parecer innecesario volver la mirada hacia el estudio de la población del Archipiélago en los orígenes de lo que llamamos Época Moderna. Sin embargo, todos los historiadores coinciden en señalar el interés del an:il.isis demográfico, tanto en su evolución absoluta como en su estructura y actividades económicas, con el fin de tratar de explicar cualquier hipótesis que defina el modelo de asentamiento y la organización de la nueva sociedad. Además, el conocimiento de la población en épocas preestadísticas vuelve a interesar a los investigadores debido, quizás, a varias circunstancias: por un lado, a los efectos de los cambios que se están produciendo en los parámetros demográficos {natalidad, mortalidad, inmigración, etc.), y, por otro, a que hoy en día contamos con mayores medios y con más información de nuestro pasado de la que se poseía en décadas anteriores. Así pues, y como declaración anticipada de intenciones, consideramos que en estos momentos nuestros conocimientos de la realidad política, social o económica de
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los siglos XV y XVI permiten afrontar el análisis de la población de aquellas centurias con unas garantías de las que carecíamos hace unos años.
Dicho esto, queremos advertir, ya desde la introducción, que este no es un trabajo que pretenda agotar las posibilidades de estudio que pueden ofrecer las fuentes y bibliografía con las que hoy contamos para el estudio de la población en la decimosexta centuria. Simplemente pretendemos elaborar un conjunto de cifras y datos de la población insular que nos permitan contemplar su evolución y comportamiento a lo largo del siglo, tomando como eje de nuestro análisis a las tazmías, una documentación conocida por la historiografía canaria, aunque inédita en su transcripción paleográfica, que precisan muchos datos sobre las circunstancias que concurrieron en dicha evolución.
Desde que a finales de los afios cincuenta la revista Annales ESC y algunos manuales1 presentaran los problemas y los primeros resultados sobre el conocimiento de la población europea en época preestadística a partir de los, en principio, desalentadores testimonios documentales conservados, pasando por la reunión que en 1970 congregó en Niza los medievalistas franceses bajo el título de "La demographie médievale. Sources et méthodes"2, hasta llegar a las más recientes valoraciones de otras fuentes no seriadas suceptibles de aprovechamiento {protocolos notariales, registros fiscales y otros docu-
1 En 1956 M. Fleury y L. Henry publicaban un pequefio libro, Manual de ti'pouilkmmt ~~ d'n<pbJitation de faat civil ansfm, en el que ofrecían nuevas pautas de investigación aplicadas al estudio de la población en época medieval y moderna. Desde su edición, la demogrnfla histórica se ha desarrollado notablemente, convirti<!ndosc en un tema común a congresos, revistas y proyectos de investigación.
2 Publicado en los Annaln de út Facultl des Lmm ~~ Sdmw HumaÍim de Nicr, no 17. N iza, 1972.
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.\hct:FL A.-<cu CóMEZ. RoiiFR10 J. Go.o<J.ÁI.F.z y }t:A.-< ~l. .... o;cu Bu.w
memos considerados como subsidiarios a los intereses de la demografía), o el valor, siempre discutible, de la prosopografía y la microhistoria, lo cierto es que se ha recorrido un largo camino en el que se han resuelto múltiples interrogantes, se han clarificado y jerarquizado las fuentes disponibles y se han puesto de manifiesto la viabilidad científica de los métodos utilizados3•
El importante desarrollo alcanzado por la Demografía Histórica también ha afectado a los que en nuestro país se han ocupado de esta etapa de transito entre la Edad Media y la Moderna. A pesar los problemas que plantean las fuentes son muchos los trabajos que, de forma monográfica o como parte de estudios más amplios, se refieren a cuestiones relacionadas con la población de una ciudad, una región o un reino4• Así, en el caso hispano, el panorama para la Demografía Histórica de los siglos XV y XVI cuenta con aportaciones muy valiosas; y aunque es cierto que las dimensiones de la población y su
3 Ofrecer una noa bibliográfica sobre el ingente número de trabajos dedicados a la demograBa de finales de la Edad Media y comienzos de la Moderna sobrepasa los lúnites que hemos impuesto a este estudio. Basta con acudir a la Bibliographie lnternationale de Démographie Historique, recopilada desde 1977 por iniciativa del profesor Ettienne Hélin (Universidad de Lieja) y elaborada por la Asociación de: Demografía Histórica de Francia y sus homólogas de Italia y Espalia.
4 Para hacernos una idc:a de la aportación hispana basa con acudir al ejemplo que puede: ofrc:cemos e:! Seminari d'Estudis sobre la població del Pals Valencia o a los boletines que periódicamente publica la Sociedad Espaiiola de Demografla Histórica (véase espc:cialmcnte las actas de las 1 Jornadas de Demografía Histórica, congreso celebrado en Madrid en 1993). En el primer caso, y ran sólo para la Comunidad Valenciana, el mencionado grupo de investigación ha recopilado una bibliografía que agrupa a m:ls de 900 útulos exclusivamente dedicados a los siglos XIII a XVI. Adem:ls véansc: los trabajos de SIMÓN TARW, A.: •1.a demografía histórica en Catalufta. Un balance bibliogr.Uico", en Boktin tk la AsocittriJn tk lkmogrtzfoz Hisrórka (afio VII, n° 2), Madrid, 1989, ~- 37-60; de Pll.REZ MOREDA, V.: "Cuestiones demográficas en la tranSición a los tiempos modernos en Espalia·, en El Tra1aáo tk Tortksillas y su lpot:a, vol. l. Madrid, 1995, ~· 227-243, y •1.a población espaiiola en tiempos de Isabel 1 de CastiUa", en Sot:i~JaJ y Econom/4 m tinnpos tk Isab~lla Cató/ka, Valladolid, 2002, págs. 11-38.
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I'RP.MIO JUAN BITHE!<UlURT :\LFONSO 1006
comportamiento no son equiparables a la situación del Archipiélago, son el exponente más cercano de la luz que se ha arrojado para resolver los problemas por parte de la demografía medieval y moderna5•
Canarias no ha quedado al margen de los estudios dedicados a la población, si bien el interés se ha inclinado más hacia los periodos estadísticos {siglos XIX y XX) o próximos a la elaboración de los grandes censos hispanos (Aranda, Floridablanca, etc.,) que hacia los siglos XVI o XVII. Junto a ellos, el conocimiento de los problemas económicos, sociales y familiares que ha generado la emigración durante el Antiguo Régimen, han propiciado que nuestro conocimiento de la población del Archipiélago sea, en general, amplio, y que la aplicación de los métodos y técnicas desarrolladas por la demografía histórica posean la misma la madurez que en otras regiones hispanas6•
5 Desde que en 1953 F. ROCA TRAVER publicara su artículo "Cuestiones de demogralla medieval", Hispania, n° 50, pág.-l. 3-35, dando a conocer distintos trabajos sobre demografla medic:val desarrollados en Francia, Italia, Suiza, etc., pasando por los trabajos de J. Nadal o Pbcz Moreda, son numerosos los medievalistiS y modc:tnistiS han dedicado su trabajo a la población en los territorios de la Corona de Castilla entre los siglos XV y XVI. Entrc ellos merecen destacarse los trabajos de RUIZ MARTfN, F.: "la población espafiolaal comienzo de los tic:tnpos modernos", Cumimws tk Historia. l (amxos tk Hüpama). Madrid, 1967, pág.-l ....... ; el ya disico de P~REZ MOREDA. V.: Las crisis tk murtaliáaá m la España intnillr (siglos XVI-XIX), Madrid, 1980 o el FERNANDEZ VARGAS, v.: La publadón tk Ltón m ~1 sig/q XYI. Madrid, 1968.
6 Desde la labor iniciada por el profesor Eugenio Burriel hasta llcg;u a los múltiples trabajos del que sin duda es uno de nuestros mejores conocedores de la dc:tnografla canaria, el profesor Juan Francisco Marún, se ha rccorrido un amplio camino. Sin ánimo de ser prolijos, y para los siglos XVI-XVIII, véanse los trabajos de MARTfN RUIZ, J. F.: "El desarrollo histórico de la población canaria: la evolución del ligimen dc:tnogclfico antiguo (1520-1940)", en Hissllria Gmmd tk las Islas Canarias, Tomo V. las Palmas de Gran Canaria, 1977; El N. W. tk Gran Canaria: un muJio tktkmognzfla históriaz (U85-1860),las Palmas de Gran Canaria, 1978: "Análisis gcodc:mográfico de la población de Gran Canaria en la segunda mitad del siglo XVIII", en VI// OJ!Dt¡uio tk Hissllria Canario Atnm(ana (1988). Tomo 1, las Palmas de Gran Canaria, 1991, ~ 369-392: SÁNCHEZ FALCÓN, E.: "Evolución demográfica de las Palmas, en Anuariu tk EsruJiiJl Atldntims, n° 10. Madridlas Palmas, 1967, pág.-l. 299-414; JIMe.NEZ GREGORIO, F.: "la población de las Islas
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Como han reclamado algunos historiadores es hora de abandonar la idea de que las dificultades impuestas por unas fuentes fragmentarias y las necesidades de una disciplina como la demografía, obliguen a reconocer que es inviable el estu· dio de la población en época preestadística. Por nuestra parte, como ya hemos dicho, el propósito que aquí nos guía es el de valorar las posibilidades que aún ofrece la documentación existente para conocer la población, especialmente la de Tene· rife, durante el primer siglo de la presencia castellana.
Canarias en la segunda mitad del siglo XVIII", en Anuario dt Estudio1 Alldnticos, n° 14. Madrid-Las Palmas de Gran Canaria, 1968, págs. 127-302.; CODERCH FIGUEROA, M.: EvoluddnátlapoblluiJnát La Laguna mm 1750-1860. La Laguna, 1975. Un estado de la cuestión y una amplia bibliografla sobre la gran cantidad de trabajos que se han dedicado a la emigración pueden verse en los libros de MACiAs HERNÁNDEZ, A.: La migraridn canaria, 1500-1980. Barcelona, 1992,yHERNÁNDEZGONZÁLEZ, M.: Louanariosm la Vtnnutla rolonial (1670-181(1), La Laguna, 1999.
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LAS FUENTES
1.1.· IDENTIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN
Historiadores y demógrafos coinciden en sefialar que las principales fuentes sobre las que se asientan los cómputos de población en época preestadística son los vecindarios, los "padrones" municipales, las listas nominativas y, sobre todo, los registros parroquiales (para el siglo XVI reducidos generalmente a los libros de bautismo)7. Como ya advirtió el profesor Madas8
7 Probablemente sea Navarra el territorio hispano que cuenta con mejores fuentes documentales para el estudio de la población bajomcdieval y de principios de la edad moderna Entre los siglos XIV a XVI, en el afonunado panorama navarro, y casi siempre en documentos de naturaleza 6scal, se puede rastrear información en al menos diez censos y libros de fuegos, a los que se unirían vecindarios parciales u otro tipo de documentaCión útil. AJ respecto vélse, ARIZUM CELA, A.: ~Fuentes para el estudio de la población navarra del Antiguo Rq;imen: un an:ilisis cr(tico de las referidas al valle de Baztln", en Prindp~ tk Viana, n° 184, Pamplona, 1988, p:lgs. 247-302; MONTEANO, P. J.: "La población de Navarra a comienzos del siglo XVI: el recuento de casas de 1514 •, en Prlndp~ tk Viana, n° 220, Pamplona, 2000, p:lgs. 407-431: M1KALERENA PEÑA, F.: "Fuentes de información demogtáñca del Antiguo Régimen de car:lcter civil en las Cinco Villas de la Montafta Navarra", en Prlndp~ tk Viana, n° 222, Pamplona, 2001, p:lgs. 167-197.
8 En un uabajo fundamental para la historiogralia canaria el profesor A. MAC!AS HERNÁNDEZ ofrece una detallada descripción de las fuentes, y su tratamiento crítico, que hacen posible los estudios de la población durante el Antiguo Rq;imen. Véue "Fuentes y principales problemas metodológicos de la demografía histórica de Canarias", en Anuario tk EstutliosAt/Jntiros, n° 34, Madrid-Las Palmas de Gran Canaria, 1988, p:lgs. 51-157. Una
hace tiempo, el Archipiélago cuenta con abundante material de este tipo9: tan sólo para el siglo XVI contamos con las noticias que proporcionan los cronistas y viajeros10
, contemporáneos o no a los hechos relatados, con las cifras que figuran en tres vecindarios generales11 , con varias tazmías, de las que luego ha-
visión general sobre las fuentes dc:mogt:lficas para la España medic:Yal puede: verse en MARTíN GALÁN, M.: "Fuentes y métodos para c:l estudio de: la demografía histórica castellana durante: la Edad Moderna, en Hispania, n° 148, Madrid, 1981, págs. 231-325. Salvando las distancias con c:1 caso de Canarias, y sobre los problemas que plantea la demografla medieval puede: verse dos recientes trabajos: el de CABRERA MUÑOZ, E.: "Población y poblamiento. Historia Agtaria. Sociedad Rural", en La Historia Mulieva/ 1!11 España. Un balancl! historiogr4firos (1968-1 998). Pamplona, 1999, págs. 659-745, y d de CARRASCO P~REZ. J.: "Las fuentes de la demografla medieval. La lógica de la escritura pl'lktica: contar y medir (siglos Xlll-XV)", en Drmognzfoz y S«ietkui m la Espafill BajomeJieval. Zaragoza, 2002, págs. 7-17.
9 Desgraciadamente c:l conjunto del archipiélago no aparca: en los pocos censos y recuentos de alcance nacional que se daboraron durante c:l siglo XVI. Ni en d vecindario de 1528, ni en los que ordenó daborar Felipe 11 en 1571 con c:l fin de: diseminar a los moriscos sublevados en Granada. hasta llegar al que: sin duda ha sido d más utilizado, d \"CCindario de: 1591, se incluye Canarias. Para comprobar la irregular &ctura y v:dor de estos documentos y los análisis que: se han hecho de: los mismos desde: que: en 1829 fueran publicados por c:l canónigo-archivero D. Tomás Gon~c:z, pueden verse los trabajos de RUIZ ALMANSA, J.: ala población de: Espalla en el siglo XVI. Estudio sobre los recuentos de: vecindario de: 1594, llamados comúnmente: "Censo de: Tomás Go~cz·, en &vista lntmtadona/ tk Sodo/ogúz, vol. l, n° 4, Madrid, 1943, págs. 115-136; RUIZ MARTíN, F.: "La población española al comienzo de los tiempos modernos", en CUAtkmos tk Historia. Anexos tk la revista Hispania, n° 1, Madrid, 1967, págs. 189-202; MOLINIIt.BERTRAND, A.: Au Sitck d'Or. L'Espagne 1!1 sn hommn. La populatio11 du Royauml! tk Casti/k au XVII! sitck, París, 1985, y GACfA ESPAÑ"A, E. Y MOLINJit.BERTRAND, A.: Cmso tk CastiHa tk 1591. Estudio anal/tico, Madrid, 1986.
1 O Generalmente las estimaciones de: población que presentan rdatos como los de Torriani, Frutuoso, cte. se basan en cllculos parciales, sin tener presente los vecindarios c:laborados a lo largo del siglo XVI. Por dio las cifras se: prestan a múltiples interpretaciones, cuando no a exageraciones, derivadas dd hecho de: que: muchas de: ellas ptc:tc:nden resaltar c:l florecimiento de: una zona o la decadencia de otra.
11 Se trata de los recuentos incluidos en las Sinodales del obispo Arce, en la información que en 1577 ordenó recopilar Fdipe 11 a los obispos sobre d número de iglesias parroquiales, vecinos y rentas de cada una de dlas, y por último, en la descripción que: enuc: 1584 y 1592 daboró un do dd licenciado Valclrcd. Las ediciones de todos c:Uos pueden verse: en SÁNCHEZ HERRERO, J.: "Aspectos de la organización c:clcsiástica y administración económica de la Di6cesis de: Canarias a finales del siglo XVI (1575-1585t, en &vista tk Historia Canaria, n° 170, La Laguna, 1976, págs. 71-90; MACfAs HERNÁNDEZ, A.:
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MIGUFI. AN<;n. C6MI:Z, Ro111:rrro J. GoNz.{l r.z \' jt:AS .MASVEL llr.uo
blaremos, y con los registros sacramentales procedentes de las parroquias de las Islas. A todos ellos podría añadirse con mucha precaución, como también veremos luego, las abundantes fuentes genealógicas existentes en nuestro Archipiélago.
Sobre los tres vecindarios citados en la nota anterior es necesario detenerse unos momentos en los de 1577 y en el del licenciado Valcárcel. En el ya mencionado trabajo del profesor A. Macías12 se identifica la información que ordenó recopilar Felipe 11 -conocido como vecindario de los obispos- con la que el prelado F. González de Heredia remida en 1587 a la corte tras la petición regia. El documento, publicado por Fernández Martín, recoge las respuestas al mandato real que actualmente se conservan en el Archivo de Simancas (Patronato Eclesiástico, legajo 136). Dicho documento es exactamente el mismo que, también por las mismas fechas, fue publicado por José Sánchez Herrero, y en el que se ofrecen los documentos relacionados con el mandato regio reunidos por Cristóbal Vela, obispo de Canaria entre 1575 y 1 581, si bien, la información que proporciona, especialmente la de los vecinos, llega hasta el año 1585. Por tanto, las cifras de población que A. Macias atribuye al año 1587 y las ofrecidas por Sánchez Herrero son las mismas, aunque con distinta cronología13• En cuanto al recuento incluido en la descripción de las Islas del do del licenciado Valcárcel hay que sefialar que, tras el análisis al que
"La población de Canarias a 6nales del siglo XVI: el vecindario de 1585•, en Anuario lk EstuJjtn At/Jnticos, no 50-2, Las Palmas de Gran Canaria, 2004, págs. 907-953.
12 MACIAS HERNÁNDEZ, A.: Ob. Cit. Págs. 71 y SS.
13 El profesor Madas, uas un exhaustivo análisis, ha demostrado que pese a que el vecindario de 1587 es la única fuente disponible para conocer los efectivos del conjunto del archipiélago a 6nales del siglo XVI, es nccc:sario tomar con mucha precaución sus cifras, tanto por la oculración de amplios sectores de la sociedad (c:manjeros, clero, esclavos, cte.) como por d hecho de existir notables direrencias con las arras aporradas por vecindarios inmediatamente posteriores.
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se vió sometido el texto por pane de Alejandro Cioranescu, éste pudo establecer que el mismo se redactó por Francisco Valcárcel y Lugo en algún momento comprendido entre los años 1584 y 1592. Para fijar la cronología utiliza, entre otros, dos argumentos: el primero la referencia en el texto a la edificación del convento franciscano de la isla del Hierro, fundado en 1584, y en segundo lugar, la mención a la existencia de un solo beneficiado en Icod, situación en la que se encontraba la citada localidad antes de que el2 de julio de 1592 se aprobara la división del benéfico único.
Además, y por fortuna, Canarias cuenta con otro tipo de fuente que ha sido muy utilizada para el conocimiento de la población en aquellas zonas que estuvieron sujetas a un proceso de repoblación tras la conquista de su territorio. Nos referimos a los libros de repartimiento en los que se registraban los bienes entregados a los participantes en la conquista y repobla-J ción. Desde que hace más de medio siglo Julio González editara su estudio sobre el repartimiento de Sevilla, se han publicado varias investigaciones sobre los repartimientos andaluces, murcianos o valencianos, demostrando en todos ellos el valor que tienen para conocer la estructura social y la procedencia de la población que llevaba a cabo la ocupación del territorio incorporado a la Corona de Castilla 14•
14 El estudio de este proceso ha dado lugar a una gran canódad de trabajO$, de )0$ que se puede ver una buena recopilación, con abundante bibliografia, en las actas de Coloquio de la V Asamblea de la Sociedad Espafiola de Estudios Medievales que se publicaron con d útulo de La rrconquista J rrpoblacitJn tÚ las rrinos hispdniros. Ertaáo tÚ la ~stión de los últimOt CUilrmta años. Jaca, 1998. Siguiendo la estela de los trabajos de Julio Gonúlez, Manuel González Jim.!nez, Torres Fontes, J. A. GarcCa de Corclzar o Cristina Segura, en las Islas wnbién se han publicado numerosos trabajos que nos permiten disponer de un amplio corpus documemal. Véanse los trabajos de SERRA RÁFOLS, E.: Las Jasas tÚ únmft (Libro 1 a IV de J.tus originaln), La Laguna, 1978; MORENO FUENTES, F.: Las Jasas tÚ únmfo (Libro V tk Jasas origina/n), La Laguna, 1988, o RONQUILLO RUBIO, M. y AZNAR VALLEJO, E.: &partimimtos tÚ Gr11n Canaria, Las Palmas, 1998.
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Además de las fuentes citadas, en el caso de Tenerife conramos con otros documentos que sin tener como fin primordial d conocimiento de la población sí que proporcionan datos útiles. Así ocurre con las Actas Capitulares, sin duda una de las series documentales más importantes de cuantas conserva nuestro Archipiélago. Conservadas en el Archivo Municipal de La Laguna, se inician en 1497 y cubren codo el periodo aquí analizado. Fuente imprescindible para adentrarnos en la vida administrativa y económica de la Isla, en lo que al estudio demográfico se refiere cabe indicar que en sus registros se recogen, entre otras cosas, referencias a los efectos de determinadas epidemias, al proceso de naturalización de algunos extranjeros o a la necesidad de atraer inmigrantes, sin olvidar la inclusión entre los acuerdos capitulares de documentos excepcionales, como los que se redactaron en 1514 con motivo de la limpieza de la laguna existente en la villa de Aguere y en el que se ofrece una amplia nómina de vecinos que por entonces residían en la ciudad15. A ellas podrían afiadirse las cifras que ofrecen la reforma de los repartimientos efectuada por Orriz de Zárate en 1506 o la residencia de Lope de Sosa 16 de 1508. En ambos casos las respuestas que ofrecen los testigos a las preguntas relacionadas con el poblamiento de la isla están en función de la amistad o ani-
15 ROSA OUVERA. L. de la y SERRA RÁFOLS, E.: kumlos JL/ Cabildo dL Tmmft, voL 111 (1514-1518}, La Laguna. 1965, págs. 46-50. En 1978 se: publicó una revisión de este documento a cargo de Francisca Moreno, incluyéndose la numeración intermedia que aparecía entre los nombres y el número de: varas que: cada uno de ellos estaba obligado a limpiar, planteando que: dicha numeración podria corresponder al número de vecinos que: habitaba en cada una de las casas. Vbsc MORENO FUENTES, F.: "Repartimiento de: vecinos de La Laguna en 1514", en AnuariodL Estudios At/Jntictn, n° 24, Madrid-Las Palmas de Gran Canaria. 1978, p~. 383-395.
16 ROSA OUVERA, L. De la y SERRA RAFOLS, E.: EJAJLLlnrmlo D. ALlnso dL Lugo y su rtsiánuúz por Lop~ dL Sosa, La Laguna. 1949; S ERRA RÁFOLS, E. Y ROSA OLIVERA. L. de la : &formación dL/ rrpartimimto dL Tmrrift m 1506, La Laguna. 1963
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PREMIO jeAs BETHE1'C.Ot:RT Auo1<~0 ~oo6
madversión que se mantiene hacia el gobernador, por lo que las cifras hay que tomarlas con cautela, aunque no hay que olvidar que también en ambos casos, son las más antiguas de cuantas disponemos para conocer el inicio de la repoblación de la isla.
En cambio hemos rechazado otros dos testimonios que también, y de forma indirecta, nos podrían ofrecer algún dato sobre el estado de la población insular en aquella decimosexta centuria. Nos referimos, en primer lugar, a una amplia nómina elaborada el5 de mayo de 1522 en la que se recogía el reparto de una contribución entre los cofrades del hospital de Dolores, y en la que se nos dan noticias de algo más de 300 vecinos repartidos por toda la Isla17• El otro documento es una relación de vecinos de 1526 que aparece en una escritura de poder dada al regidor Juan de Aguirre para que, en nombre de los vecinos de la isla, solicite a los reyes que dejen sin efecto el nombramiento de Sancho de Llanes como Alcalde de Sacas de Tenerife y La Palma18
• Y aunque la nómina recoge a un total de 370 vecinos, muchos de ellos con su profesión, el hecho de repetir algunos nombres y de limitarse a exclusivamente a varones, seguramente residentes en La laguna, hacen aconsejable el desestimar este documento para el estudio de la población insular.
En resumen, para todas ellas se ha dejado claro en numerosas publicaciones que se trata de fuentes que presentan graves problemas, dado que muchas no fueron elaboradas con d objetivo directo de conocer la población, si bien insistimos en que no es menos cieno que con todas ellas se pueden establecer algunas de
17 Archivo Histórico Provincial deTenerife. Protocolos de Alonso Uen:na, leg, 194, rol. 417 y ss. Puede verse un estudio de este documento en el libro de AZNAR VALLEJO, E.: La inugrari6n de las Islas CanariiiS m la Coro11a de Castilla (1478-1 526). Aspmos administratiIIOS, sorialny~con6micos, La Laguna, 1983 (vid. págs. 187-188).
18 Archivo Municipal de La Laguna. (en adelante A. M. L L.) Sección J•, Título de Jueces (T-IV), doc. N° l (24 de mayo de 1526).
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las pautas por las que discurrió la población insular en la transición que va desde los inicios de la colonización a la definitiva configuración de las condiciones demográficas y económicas que definieron a los pueblos de Tenerife durante el Antiguo Régimen.
1.2 - LAS TAZMíAs
Dicho esto, nosotros vamos a dedicar especial atención a una de las fuentes más conocidas, aunque creemos que aún por trabajar, que permiten acercarse a un conocimiento de la
. población de Tenerife durante el siglo XVI. Nos referimos a las llamadas tazmías, elaboradas en el transcurso de la centuria. (Qué son las tazmías?, (cuál fue el propósito de su confección?, o ¿para quién y por quién fueron realizadas?, son algunas preguntas que afortunadamente tiene respuesta entre la documentación administrativa islefia 19•
19 El modelo más próximo al que podemos acudir para el an~isis de este tipo de documenración nos lo proporcionan, además de los padrones coetáneos elaborados en el resto de la Corona, los recuentos y padrones de caclcter milim y IUcal que se hicieron en múhiples localidades de los reinos hispanos desde el siglo XIY. Scgurameme son los trabajos del profesor Antonio Collantes los que presen1:111 de forma más clara las dificuhades y posibilidades de es!C tipo de fuen!CS. De este autor véase sobre todo su libro Stvilla tn la Baja Eá4d M~Jia. La riudati y sus hombm, Sevilla, 1977. A sus trabajos se unirían en los últimos afios un aluvión de pequcfios ardculos en los que los vecindarios y registros fiscales son la base de an~isis de la población de una de1crminada localidad. A modo de ejemplo ciwnos los siguiemes: FLORES VARELA, C. J.: Stvilla, 1406. U11 ~stuáio sot:io-gtogrdfico de la poblat:ión, Madrid, 1992; MARTÍNEZ MAR.TÍNEZ. M•.: "La población de la ciudad de Lorca en 1498", en Misa/Jnta MttlitvaiMurriana, vol. XII. Universidad de Murcia, 1985, 1'4'· 27-54; Pl!REZ-BUSTAMANTE. R.: "Un padrón Municipal de la villa de Potes, 1415. Notas para su estudio", en Publicacionts del Instisuto de EmoÜJgfa y Folltlort Hopn Sainz, n° IX, Sanl:lllder, 1982, págs. 274-292; VALDEON BARUQUE, J.: "Fuentes 6scales y demogra· fra. La merindad de Campos en la primera mitad del siglo XV", en En la España Mttlitval. no 1, Madrid, 1980, p~. 579-591. Más reciente, y tomando como base un documento ex· ccpcional como es el alarde realizado en Valladolid y su tierra en 1503, se ha elaborado una amplio estudio que demuestra las posibilidades de es1e tipo de documentos para conocer cuestiones demográficas, datos urbanísticos y marco económico de la localidad analizada. Vélsc: ÁLVAREZ BEZOS, S. Y CARRERAS ZALAMA, A.: ValladoliJ tnlpora t.k los &yn CatJ/icos stgún el alardt de 1503. Universidad de Valladolid, 1998.
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PRE.\110 jl".~N ll~<TIIf;NcooRT t\uos~o :oo6
Los primeros que dieron a conocer la relación de tazmías de la isla de Tenerife fueron los profesores Leopoldo de la Rosa y Elías Serra en un pequeño trabajo publicado en 1949. Ambos2° ofrecen extractos de las tazmías -además de algunos vecindarios- conocidas hasta entonces. Afios después, en 1987, Manuel Lobo21 volvía sobre la descripción de estas mismas tazmías, afiadiendo la de 1531 -pero no la de 1540-, y de la que luego hablaremos. Ninguno de los dos trabajos señalados ofrece la edición completa de las tazmías a las que hadan referencia, y en ambos casos hay pequeños errores en la transcripción o edición que esperamos poder subsanar en nuestro estudio.
Hasta ahora el origen de estos documentos se buscaba en el interés que el Concejo insular manifestaba por conocer las existencias de grano disponible en la Isla, especialmente en épocas de carestía o en momentos en los que otro concejo del Archipiélago formulaba una petición de cereales. Entonces el Cabildo ordenaba realizar la tazmía o "cala y cata'' de la Isla con el fin de calibrar las posibilidades de abastecimiento interno y de exportación; y ello porque desde 1512 se permitió al concejo de Tenerife autorizar la saca de un tercio de su producción de cereales siempre y cuando la Isla quedase bien abastecida.
Sin embargo, la consulta de la abundante documentación concejil demuestra que la elaboración de las tazmías no siempre responde al efecto que surtía la petición de exportación de cereales. Así, en algunos casos el documento se elabora antes de que se discuta el asunto en la sesión del Cabildo, como ocurre
20 ROSA OLIVERA, L. de la y S ERRA RAFOLS, E.: ~dndario tk la duáaJ tk San Cristóbal tk La Laguna m ~1 siglo XVI, publicación de la Real Sociedad Económica de Amigos del Pals de Tenerife, La Laguna, 1949.
21 LOBO CABRERA, M.: "La población de Tenerife en el siglo XVI", en Anuario tk Estudios Atldnticos, n° 34, Madrid-Las Palmas de Gran Canaria, 1988, páp. 379-416.
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en 1552, e incluso en el caso de la tazmía de 1558-59, se inician los trabajos de recogida de información con una antelación muy superior a que se plantee la solicitud de saca de cereales. Los cierto es que si observamos las actas del concejo se comprueba que en varias ocasiones la institución ordenó elaborar la "cala y cata" de la isla sin que por ello se llegara a confeccionar un documento tan amplio como las conocidas tazmías. Da la impresión de que los regidores, ante el previo conocimiento de las cosechas, decidían averiguar el volumen del cereal disponible antes de que el propio concejo lo solicitase.
A lo largo de la centuria se hicieron varias tazmías aunque, desgraciadamente, ni se conservan todas ni para todas es igual su grado de información. La más antigua de las conocidas hasta la actualidad22 es la realizada en 1531. Se comenzó a elaborar3 el 25 de septiembre de 1531, siendo presenta~a en la reunión del Cabildo ellO de noviembre del citado afio, se limita a ofrecer el número total de población y la cantidad de fanegas almacenadas en distintas partes de la Isla. No conservamos la que probablemente se hizo en 1539, cuando el concejo de Gran Canaria solicitó una determinada cantidad de cereal, y el lagunero elaboró la cala y cata de personas y trigo que había en la ciudad hallando que en la misma había almacenadas "treynta mili e tanta hanegas", propiedad de algo más de cinco mil habitantes24 •
22 Decimos hasl3 la actualidad porque no hay que dc:scanar la posibilidad de localizar alguna otra entre los legajos de protocolos notarwes, como ocurñó con una de Buenavisl3 de la que luego hablaremos, o entre la documentación de los archivos prindos que aún se conservan en la Isla.
23 Transcril3 y publicada por ROSA OLIVERA, L: "Tazmla de Tenerife en 1531•, en lmtituto tk Estuáios Ca1111rios. 50 Anivmt~rio. La Laguna, 1982, romo 11, págs. 579-584.
24 V6ise MARRERO, M. ; PADRÓN, M•. Y RlVERO, B.: Acutrdos tkl Cabi/Jo tk Ttnerift. W!L VI, 1538-1544. La Laguna, 1997. Cabildo de 25 de septiembre de 1539, pág. 161.
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TABLA-RESUMEN DE tAS TAZMfAS DE TENERIFE LUGAR TAZM1A 1552 TAZMJ 1558-59 TAL'vlfA 1561 TA2MIA 1592
Vccinru Prruuw Trico Ccb. Cc.nt. Vecinos P.-ssonas Tri ¡:o Cob. Ceo u. Vrciuos Pcrsorw Tri(:o Vecinos Pcrson.u TriJtO Ccb. La UI(UIU 940 5513 1082 5989 20402 <100 30 109<1 7220 4420 952 5032 39<19 -Acem<o 49 276 104S - - - - - - - 40 298 317 - - - -s.t=t 61 298 - - - - - - - 71 404 82 - - - -T0100ronoe SS 317 164S - - - 106 342 139 - - - -TciiJU }' T <l:\ICSt< 33 169 193 - - - - - - - 37 208 - - - -S•na Cruz 9S 4.36 402 12 - - - - - - 139 no 42 - - - -V..tlcs - - - - - - - - - - 15 71 o - - - -·••¡:;¡= - - - - - - - - - 24 141 7 - - - -Conde!. .U 26 148 618 1171 - - - - - - - - - - - - -Gnrmar .. 199 67 - - - 46 2<19 316 - - - -Arafo IS 75 - - - - - .. - .. .. - - - - - -1.1 Orooav:1 J85 2097 2310 697 .. 313 1786 3939 802 1249 526 2575 6S3 - - - -FJ Rcol(o 262 1428 3867 2017 1706 163 882 2630 5117 1(>61 25 606 236 - - - -Rambla. S.Juan .. .. - .. - 14 123 790 290 1')2 77 462 289 - - - -Sea. C.e;,lina e lcod Aleo .. .. - .. - . . .. - .. .. .. - - .. - -leo<l de los Vinos 156 831 1086 - 168 1!95 lll!O 2()() 707 185 1028 348 - .. - -Gorachico 198 1241 1929 - - .. -· - -- - .}12 1915 615 - -- - -S. l'cclro D•ucc ·- 341 1361 3544 648 464 -- - - - ·- - -r:J "lanquc 17 139 427 - - - - - - - - - - - - - -Fucmc luan M~ndct 7 65 150 ·- ·- - -- -· - .. ·- - - - - - -El l'•lmar 1<1 101 345 - - - - - - -· - - - - - - -Bucnavi.n<~ 53 2<15 385 4<11 2113 529 162 122 665 378 - - - -Los Silos 25 102 137 - - - - .. - ., .. - - - - - - -El Es .. rr.a~ttl - - - - - - - - -· - - - - - - - -Hrr. D•uee 12 71 64 - -· - - - - - - - - - - - -Tierra de los Tri9;0s 6 33 81 - - -- .. - - - -Valle S•nciaro 1 12 36 - - - - - - - - - - - -Carri1.:tl 1 5 IS .. - - - - -- .. - - - - -- - -Masca 1 9 6 -- -- - -- .. .. - .. - - - -· - -Abon> - - - - - - ·- - - -· 7<1 397 539 - ·- - -Ad<e .. ·- -- ·- - -- .. .. .l6 301 304 -- -- - -
\IIGUEL ,\,;<;~-1. CóMFZ, RosF.R'IO J. Go.,.zÁLE7 v )t:\s \1Asn.1 111'1.1.0
Para el año siguience -1540- conocemos otra, en este caso correspondience a la localidad de Buenavista25• Se trata de un documento que quizás estaba destinado a formar parte de una tazmía de ámbito más general, y en ella se recogen las cantidades de trigo que poseen los habitantes de una parte de la comarca de Daute, es decir la zona que actualmente comprende a los municipios de Los Silos y Buenavista, y seguramente también el barrio de El Palmar. Vendría luego la que se considera como la más completa de las tazmías conservadas: la de 1552. Aunque la decisi6n de realizarla26 se toma cuando el21 de octubre de 1552 el mayordomo del concejo de Gran Canaria solicita al de Tenerife licencia para sacar de esta isla 5000 fanegas de trigo, 1500 de cebada y 300 de centeno, lo cierto es que, al menos en varias localidades {Icod de los Vinos, Garachico Buenavista y otros lugares del N.O. de la Isla), y según se indica en el documento editado, ya se había comenzado a elaborar el recuenco varios días antes, entre el 14 y el 17 de octubre. El día 22 los regidores Alonso de Llerena y Pedro de Ponte, junto al escribano y los medidores, inician el recuento de cereal y personas que hay en La Laguna, prolongándose la pesquisa el 23 de octubre por Acentejo, El Sauzal, Tacoronte y los Realejos, el 25 por Tejina, Tegueste, Santa Cruz, el 27 por Candelaria y La Orotava. Es decir, que en menos de diez días, y utilizando algún domingo (como en Los Realejos), se hizo el recuento de las casas y personas que los regidores y escribanos
25 MARTINEZ GALINDO, P.: "Una tazmía de Bucnavista (fenerife) de 1540", en Sert11 Gmtulatona in Honorrm }u11n Rlgulo. \l&l ///, Gtogmjl11 e Histori11. La Laguna. 1988, págs. 573-580. Aunque no fue publicada en su momento, la tazmía fue dada a conocer por J. Migud Rodríguez Yanes en su trabajo El Antiguo Rlgimm m la rom11rr11 áe D11utt, Santa Cruz de Tc:nc:rife, 1988.
26 MORENO FUENTES, F.: "Tazmía de la isla de Tcnc:rife en 1552", en A11uario de Estu· áiosAt/Jntiros, n° 25. Madrid-Las Palmas de Gran Canaria, 1979, p~. 411-485.
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PllliMIO J¡;,\s 1\i:ruesconn A1 ros"' :oo(,
inscribieron en la tazmía. El hecho de ser considerado como el documento más completo de este tipo que conocemos ha hecho que la tazmía de 1552 haya sido la única que hasta ahora se ha publicado de forma Íntegra y a la que se ha prestado mayor atenci6n en los análisis monográficos efectuados para el siglo XVI tinerfeño27•
Entre 1558 y 1559 se elabor6 otra de las tazmías, de nuevo parcial, que conocemos. En la sesi6n capitular celebrada el 28 de octubre de 1558 se iniciaba un debate sobre la saca de cereales que por entonces se encontraban en Adeje y Abona y que eran propiedad del cabildo catedralicio. Un mes después se presentaba al concejo
':A/varianes, heneficiadtJ ek la iglesia ek Nra. Sra. ek la Concepción, en nomhre ekl o hispo ek Canaria, ekdn y Cahi/do y fiihrica ek la catedral cuyos poderes tiene presentadtJs, paresce ante vtras. srias. y dice que el pan perteneciente a los diezmos en los términos de Aekxe y Ahona se les pierde por no haberlos sacadtJ. Piek y suplica a vtras. srias. ekn licencia para que los depositarios ek los diezmos saquen dicho pan ek los puertos ek Aekxe y Abona libremente porque de no sacaDos se les perekrd el dicho pan como es notorio~
La petici6n se reitera en el mes de diciembre con una cana del mismo Alvarianes en la que se recrimina a los miembros del concejo por las "dilaciones e impedimentos" puestos en la exportaci6n del cereal. El 9 de noviembre de 1559, y cuando ya se ha realizado el recuento de cereales en varias localidades,
27 Hemos de advertir que en la edición de esta tazmía se cometieron algunos errores, suponemos que en la imprenta, a la hora de ofrecer los datos de la uanscripción. Así, en ninguno de los dos cuadros-resumen que se presentan en la introducción y última página del artículo recogen la población del Sauzal (298 personas). Tampoco las sumas torales parecen estar correctas; se indica que en la isla hay un total de 13.428 personas, cuando en realidad es de 13.311 a los que hay que alíadir las citados 298 personas del Sauzal, quedando, por tanto en 13.609 el número total de personas en la Isla.
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:-.llt:t•PI. A~GEL GóMF.Z. RoBERTO J. GoN7.\t.F.7. y Jt·As :-.1Ast:u. l\ou.o
el concejo ordena que se haga "tazmía de pan y personas". De la misma sólo se conservan los datos de La Laguna, La Orotava, Los Realejos, Icod, San Juan, San Pedro de Daute y Buenavista, y hasta ahora su grado de deterioro ha relegado su estudio, hasta el punto de que sobre la misma sólo se han ofrecido algunos datos relacionados con el total de habitantes y con el nombre de las calles de La Laguna que figuran en ella. Por nuestra parte hemos afrontado la tarea de transcribir todo lo que no es ilegible, y como se puede observar en el anexo, la información que proporciona, especialmente para ésta última localidad, es muy valiosa.
La de 1561 fue publicada, parcialmente, por Núfi.ez de la Peña28• Como en otras ocasiones, y sólo a modo de resumen, proporciona los datos de varios núcleos de población indicando el número de personas, mientras que para la existencia de cereales sólo se da la presencia del trigo. La tazmía de 1561 parece responder nuevamente a las peticiones de cereal procedente de otras islas y a las malas cosechas obtenidas en Tenerife. El citado afio se iniciaba con un reparto de trigo, procedente del pósito, con destino a Santa Cruz y varias localidades del norte de la Isla, y continuaba con la petición que plantea el concejo de La Palma solicitando autorización para sacar 300 fanegas de trigo. De nuevo el concejo tinerfeño, acogiéndose
28 Núi'lEZ DE LA PENA. J.: Co7UJUirtll y AntigihtlaJn tk las Islas tk la Gran Canaria y su dnrriprió11. Madrid, 1676, págs. 489-490. Lcopoldo de la Rosa indica en su introducción a la public:zción de la tazmCa de 1552 que: N úfic:z de la Peña tomó los datos de la tazmía de: 1561 dc:l Libro Primero de acuerdos dc:l Cabildo, oficio Segundo, folios 176v. a 180v. Sin embargo en los citados folios no aparece: la referida tazmCa, sino en c:l 181 v. con fecha de 10 de mano de 1561, consignándose en ellos d número total de habitantes y la cantidad de f.me~ de trigo. La incompleta información que ofTccc Núfic:z de la Pefia se encuentra actualmente en el Libro 11 de Acuerdos dc:l Cabildo, oficio Jo, en unos folios sueltos cosidos al primer folio del libro. Núficz se limitó a transcribir c:l número de vecinos y personas, pero no c:l de la producción de trigo que también aparece: para cada localidad, además del que se encontraba en el pósito y la alhóndiga.
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l'nP.Mio }uA:-~ U1:111E:<cot:RT ALFosso ~oo6
a una pragmática de 1523 que le autorizaba a hacer "cala y cata" del cereal disponible antes de su exportación -aunque el peticionario tenga autorización de la Corona- designó a una serie de regidores para que realicen la tazmía de la Isla. Así, y entre otros, para La Laguna, además del escribano se nombró a Juan Luzardo, a La Orotava iría Diego de Uerena, al Realejo, Alonso Lope de Alcocer y el alcalde; a Icod el Alto, San Juan, Santa Catalina y Garachico fueron el citado alcalde, Fabián Viña. Estos últimos también harán los lugares de Buenavista, el Palmar, Icod y Abona, uniéndoseles, en este último lugar, el regidor Gaspar Soler. Güímar le correspondió a Juan R. Izquierdo, Acentejo y Taganana a Juan de Meneses, Tejina y Tegueste a Andrés Hernández, mientras que Santa Cruz, Valle de Salazar y San Andrés lo harán personas diputadas por el cabildo al efecto.
Finalmente disponemos de otra tazmía para el siglo XVI: la que se comenzó a elaborar a partir del siete de febrero de 1592 tras recibir una nueva petición del concejo de Gran Canaria solicitando la saca de 450 fanegas de trigo29• De ella sólo se conserva, con algunos de sus folios bastante deteriorados, la "cala y cata" correspondiente a La Laguna. El mencionado día, y ante el escribano Benito de Ortega, se divide la ciudad en cuatro "cuarteles", encomendando cada uno de ellos a un regidor. Como luego veremos, y para el caso de La Laguna, es seguramente una de las más interesantes tanto por la amplitud de los datos ofrecidos como por el hecho de confeccionarse
29 A.M.LL: P-XIV, doc. n° 33. El viernes 7 de febrero de 1592 se reun(a el concejo y en c!l se presentaba b petición de Diego de Espinosa, solicit111do la saca de 450 fanegas de cc:rcal que el concejo de Gran Canaria posee en l.a Laguna. El documento, adern;fs de b razrnfa, inclu~ la provisión de b Real Audiencia autorizando la aportación del cereal, y la protesta del citado Espinosa por el hecho de rener fletada la barca que llevar.!. desde: Santa Cruz a Gran Canaria b rnercanda, y por entonces s6lo se le hab(a autorizado a cargar 200 fanegas.
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pocos años después de la grave incidencia que tuvo la epidemia de 1582.
Cuando nos detengamos en el análisis de las tazmías retomaremos los problemas que presentan para el conocimiento de la población insular, si bien, hemos de advertir desde ahora, y antes de continuar con la descripción de las fuentes, que es necesario la adopción de una serie de "medidas cautelares" que nos permitan mostrar los posibles errores y limitaciones de unos datos que no pueden ser tenidos en cuenta sin tener presente aspectos relativos a su naturaleza, finalidad y criterios de elaboración30•
1.3. -LOS REGISTROS PARROQUIALES
Poco se pude decir, incluso en el caso de Canarias, que no se haya dicho ya sobre los registros parroquiales y su utilidad para el estudio de la población en las sociedades del Antiguo Régimen. Nos hallamos ante una de las fuentes más utilizadas y analizadas de cuantas se conocen para los siglos XV a XIX. En el caso de Tenerife, al igual que en el de otros lugares del reino, los libros sacramentales presentan problemas comunes al de muchas parroquias castellanas. En cuanto a sus orígenes, a pesar de que el Sínodo Diocesano de Diego de Muros31
30 Un moddo de análisis que permiten acercarse: a los problemas generados por fuentes semejantes a las t!ZillÍas nos lo proporciona el trabajo de El RAS RO EL. A.: "Test de concor· dancia aplicado a la crítica de vecindarios 6scalcs de la época prccstadística", en At't4S tÚ las 1 joT71Alias tÚ M~todo/ogút Aplicada a 1m Cimrias Históricas. Santiago de Compostela, 1975, vol. lll, págs. 361-386. En cualquier caso no podernos olvidar que los recuentos de este tipo suelen elaborarse por cada escribano o regidor según interpreten las escasas instrucciones que les daban para confeccionarlos. Del hecho de que cada localidad fuera recogida por un personaje distinto se deriva, a su vez, un criterio distinto de inscripción.
31 El texto del Sínodo se publicó por primera vez en 1816 por d 6scal de la Real Audiencia de Canarias José María de ZUAZNAVAR Y FRANCIA en su Compmdio tÚ la historia tÚ las Canarias formado m su prinripio ron la romisidn cormpondimu par1l las nnulas tÚ primnw letras dr a;¡w:llm islm, y hoy i/ustnulo y aummtado notab~/mmu m ob"quio a la vm/4d
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PRF.Mto )!:AS llnmoscot:Jrr Anosso wo6
de 1497 establecía en su Constitución Sa la obligatoriedad de asentar en su correspondiente libro los registros de los bautismos, no se generaliza esa disposición hasta bien entrado el siglo XVI. Sobre las causas que originaron este temprano registro de los bautismos32, antes de que el concilio tridentino estableciera su morfología más duradera, también se han escrito numerosos páginas, aunque casi todos los historiadores coinciden en señalar el hecho de que en un reino como el castellano, que conocía la imposición de la unidad religiosa tras la expulsión de judíos y musulmanes de sus fronteras, era necesario documentar la incorporación de fieles a la Iglesia con el objetivo de distinguir a los conversos o cristianos nuevos de los que estaban integrados en la institución desde época inmemorial.
La utilización y los problemas que plantean los registros parroquiales, especialmente de bautismos, en Canarias son bien conocidos desde la publicación del ya mencionado trabajo de A Madas-33• Las pérdidas, destrucciones y deterioro hacen que una utilización fidedigna de estos registros genere problemas que no siempre son posibles resolver. Más graves son las omisiones y erro-res. La costumbre de no levantar el acta de inmediato o las numerosas ocasiones en la que los padres consideran inútil registrar el
(hay una segunda edición, en Sama Cruz de Tenerife, 1863). Actualmente contamos con una nueva edición, que revisa los errores que cometió Zuaznivar en su transcripción, debida a F. CABALLERO MÚJICA. Véase su obra Canarias l1at:ia Castilla. Da1o1 tk un promo hútóriro. Las Palmas de Gran Canaria, 1992, 2 vols. El mencionado artículo del Sínodo pude verse en el vol. 11, pág. 684.
32 El origen de las disposiciones que obligan a las parroquias a llevar un libro en el que se registrasen los bautismos sude remontarse a lo establecido por el Cardenal CUneros en el Sinodo de Talavera de 1498 (Véase NADAL, J.: La pqbl4t:ión npaño/4 (siglo XVI a XX), Barcelona, 1973, pig. 20), si bien se conocen disposiciones de algunos Concilios Nacionales y Sínodos que hacen referencia cxp!Ccita al registro de bautismos desde, al menos 1443. Véase BLANCO CARRASCO, J. P.: Dtmografla. familia y tot:irJad m 14 ExtmnaJum moámu: (/500-1860), C:lc:cres, 1999, pág. 54.
33 Vid. nota 8.
30
bautismo de un niño en peligro de fallecer, provocan subregistros que repercuten en nuestro conocimiento de las variables demográficas. En el caso de los registros bautismales del siglo XVI, las omisiones afectan de forma generalizada a otros datos, como pueden ser la edad de los padres, la profesión o la vecindad.
Para tratar de valorar el grado de fiabilidad de esta fuente, y así intentar paliar en alguna medida las limitaciones que ofrece, se ha recurrido a numerosos métodos de análisis. Entre ellos, el cómputo del tiempo transcurrido entre el nacimiento y el registro del bautismo puede ser un baremo que nos hable de la regularidad de los registrosYI. Como ejemplo podemos ofrecer el estudio realizado en la Parroquia de la Concepción de La Orotava correspondiente al periodo 1542-1548, en el que se descubren varias inversiones en el orden cronológico de las actas. Para el mismo periodo la tabla siguiente nos da una distribución de las actas de baudsmo según el número de días que las separa del acta anterior:
Cuadro 1- Baudsmos CAla parroquia de la Con(CJI06n de La Orotua (1542-1548)
lnterwlo (en ellas) Número de casos Tanto por ciento
0-1 98 24,7
2-6 146 36,8
7ymás 152 38,3
El intervalo entre un bautismo y el anterior es inferior a dos días en un 24,7% y a siete días o más en el38,3% de los casos. De ello se desprende que hubo un retraso más o menos deli-
34 Ll secuencia de las iJUCripciones, normalmente entre 3 y cinco por cada página, sigue el orden de los dlas, si bien, en algunas ocasiones, se producen saltos en el tiempo, debido, casi siempre, a errores cometidos por el clérigo que hace el registro. La referencia temporal se hace mencionando el dla, mes y afio, siendo escasas las alusiones al d!a de la semana o la referencia a la festividad que celebraba el d!a en que se inscribe al bautizado.
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PREMIO ]t'A~ Utmmsc:ot:RT At.roNso 2006
berado en el registro de más de siete días -en algunos casos de meses- de las actas de bautismo. Si se considera probable que el número de decesos de niños recién nacidos podía ser abundante -y que por lo tanto no eran recogidos pues se consideraba inútil el registro de un niño que no sobrevivió- se podría concluir que el número de omisiones sin duda fue importante. Además, el porcentaje del 24,7% viene justificado por el hecho de que el párroco consignaba de golpe un buen número de actas, de ral forma que suelen aparecer concentradas en un solo mes. De hecho, el examen atento de unos libros pertenecientes a unas parroquias tan importantes como las del valle de La Orotava, permiten afirmar que los registros del XVI presentan numerosas inversiones en el orden cronol6gico, siendo . frecuente que en el transcurso de un mes se encuentren los nacimientos acaecidos dos o tres meses atrás.
Para el estudio de los bautismos en el siglo XVI contamos con otra dificultad, como hemos dicho, también común a otras localidades castellanas, como son las diferentes fechas de apertura de los libros sacramentales en cada una de las parroquias existentes en Tenerife35 durante el siglo XVI. Aparte de las lagunas de que adolecen algunos de ellos, si atendemos
35 A diferencia de Tenerife, Gran Canaria cuenta con registros bautismales desde finales del siglo XV. Así los datos en la iglesia catedral de Canaria comienzan en 1498, mientras que los de Telde o Gdldar lo lucen a parrir de 1503. Gracias a esa circunstmcia, y a pesar de que en rodas ellos se encuenrra importmrcs lagunas, con pérdida de folios -e inclwo afias enteros· .se han podido realizar notables rrabajos sobre la poblaci6n de aquella isla durante c:l siglo XVI. Véase SÁNCHEZ FALCÓN, E.: "Evolución dernogrnfica de Las Palmas", en Anuario M Estudios Atlánticos, n° 10, Madrid-Las Palmas de Gran Canaria, 1964, p:lgs. 299- 415; LOBO CABRERA. M. y RIVERO SUÁREZ, B.: "Los primeros pobladores de Las Palmas de Gran Canaria", en Anuario M Estudios Atl4nticos, n° 37, Madrid-Las Palmas de Gran Canaria. 1991, p;ip. 17-132; LOBO CABRERA, M.: "La población esclava en Tc:lde en el siglo XVI", en Hispania, tomo XUI, Madrid, 1982, p:lgs. 47-89; RODIÚGUEZ CALLEJA. J. E. y VIERA ORTEGA. A. J.: "Padrinazgo y parentesco espiritual en Tclde durante c:l siglo XVI", en aaas de XIV Coloquio M Historia Canario-Amnicana. Las Palmas de Gran Canaria, 2002, p:lgs. 948-974.
32
Mtcun ,\:;GR GóMEZ. Roumno J. Gnsz\1 t:z y )t:AI" :0.1ASliEI. Buto
s6lo a su antigüedad podemos observar cuáles son los daros con los que contamos para hacer una valoración de estos registros.
Cuadro 2 - Registros Parroquiales de Bautismo en Tcncrife. Siglo XVI
Localültul Parroquia Fecha de Inicio de los creación registros
A deje Santa Úrsu1a 1530 1567
Buenavista N. S. Remedios 1520 1531
EISau:al San Pedro 1504 1549
Garachico Santa Ana 1521 1553
Daute San Pedro 1515 1606
Gil{mar Santa Ana 1 San 1533 1610 Pedro
lcod San Marcos 1515 1569
La Laguna N. S. Concepción 1497 1547
La lAguna N. S. Remedios 1515 1530
IAOrotava N. S. Concepción 1516 1540
La V'ICiorla N. S. Encarnación 1578 1592
Realejo Alto Santiago 1498 1542
Realejo Bajo N. S. Concepción 1533 1540
S.Juandela San Juan 1588 1610 Rambla
Santll Crur. N. S. Concepción 1499 1594
Taganana N. S. Nieves 1505 1540
Jlilajlor San Pedro 1530 1576
33
l'nFMJO )cAs BHIII'NCOI'Irr Au•oN~o 2oo6
En general, los libros de bautismo de estas parroquias comienzan sus registros unos años antes de que el Concilio de Trento los hiciera obligatorios. Este adelanto es de gran utilidad, ya que, a pesar de las lagunas cronológicas y deterioro de la documentación, podemos conocer la evolución del número de bautismos para las localidades más importantes de la Isla.
Para nuestro estudio, además de los datos ya publicados en varios trabajos que luego comentaremos, hemos consultado directamente los libros de bautismo que hoy se conservan en las tres parroquias existentes en el valle de La Orotava durante aquella centuria. Como características generales de conservación material podemos decir lo siguiente: en primer lugar, son los libros de bautismo de la iglesia de La Concepción de La Orotava y su homónima del Realejo Bajo los que presentan un mayor deterioro. Por ejemplo, el libro segundo de La Concepción de La Orotava, que comienza ellO de diciembre de 1549 y finaliza el 26 de abril de 1562, posee, al comienzo del mismo, varios folios rotos en peque.fios trozos que hacen imposible la reconstrucción de un acta completa, y al final varios registros que forman parte de la concraportada del libro en avanzado deterioro36
• Para el análisis de los libros tercero y cuarto de bautismos de la citada iglesia nos ha sido de mucha ayuda el índice confeccionado por los párrocos del siglo XVIII en cumplimiento de los mandatos establecidos tras la visita de Antonio de la Plaza, cuando el estado de conservación material comenzaba a dar muestras de un evidente deterioro37• En
36 Afortunadamente la parte: conservada es el margen izquierdo, donde suele anotarse el nombre del bautizado, y la fecha del acta. Jumo a ellos, palabras como "legítima" aplicado siempre al nombre de la mujer, o el nombre del padre, nos dan la posibilidad de evaluar el grado de legitimidad del bautizado.
37 A. P. C. O. übro lli de baulismos.lndicc. Se: lCI1tlinóde claborarcl16 de abril de 1790. En el folio 18 se indica lo siguiente: *Los in.fiwmws pdrroros M lA /gk1ia RlfToq. Mtllris M lA purlsima
34
cuanto a los libros de bautismo de la Concepción del Realejo Bajo, debe señalarse que el primero de ellos presenta un deterioro considerable en sus 30 folios iniciales. Comienza el 22 de febrero de 1540 y finaliza el3 de julio de 1591.
En cuanto a los libros de bautismo de la iglesia de Santiago del Realejo Alto hemos consultado el único que recoge todas las actas del siglo XVI. Comienza el 25 de febrero de 1542 y finaliza el 27 de octubre de 1600, pudiendo considerarse su grado de conservación como óptimo'8• Al igual que ocurre con los libros de La Orotava, éste de Santiago Apóstol también contiene las actas de matrimonio de diferentes años, sin orden cronológico, desde 1569 a 1598.
Además de los datos de estos archivos parroquiales, hoy contamos con la edición de importantes registros sacramentales procedentes de otras localidades de la Isla que permiten ofrecer un panorama más completo de la evolución de los bautismos durante aquella decimosexta centuria. Nos referimos, fundamentalmente, a los procedentes de las parroquias de La Concepción y los Remedios de La Laguna'9, a los de la parroquia de Santa Ana de Garachico y los de los Remedios de Buenavista40•
Cmurpci4n tk tst4 vi/14 «rtijKantJJS q~ /Jm11J1 inspt«ionmlo y rrgismtáo tm libro pam formar ti abmthrio qw ant«ttk (. .. )y todo 11 ~ (WipDM tk nolmlla y l[llllltr1 foliM y los qw sigum son partiths tk rasamimlo tk otro libro~ Hay que señalar que dd hbro cuarto han d=.p=cido los primeros folios,lo que no ha impedido que ¡e pu~ rcconsuuir a partir del mencionado !ndicc.
38 Los libros de bautismo dd Realejo (La Concepción y Santiago) presentan la peculiaridad, además, de !Cr uno de los pocos ejemplos que conocemos donde se encuentran regisuados los enterramientos realizados en las ciwbs parroquias. Oficialmente los libros de defunciones comienzan en 1657 y 1651 respectivamente.
39 Publicados en el trabajo de MARCOS MARTfN, A.: "La esclavitud en la ciudad de La Laguna durante la segunda mitad dd siglo XVI a uav6i de los registros parroquiales", en lm·migadonn Históricm, n° 2, Universidad de Valladolid, 1980, p.tgs. 5-35.
40 Aunque: no se presentan los datos en su totalidad, pude verse el análisis y los gñhcos de la evolución de los bautismos de ambas parroquias en el libro de RODIÚGUEZ YANES, J. M.: El Antiguo Rigimm ... op. cit.
55
I'RP-M!O }HAN BETIIENCOlJRT ALFONSO 1006
1.4. -LA GENEALOGÍA Y LOS PROTOCOLOS NOTARIALES
Con una larga tradición entre los cronistas, eruditos e historiadores, la genealogía ha sido uno de los géneros que ha sufrido un mayor rechazo por parte de los investigadores en las últimas décadas, al considerar que en su forma de elaboración y en su utilización por parte de determinados miembros de la sociedad se condensaban todos los vicios atribuidos al quehacer historiográfico propio de tiempos que fueron superados desde, al menos, la tercera década del siglo XX.
En el Archipiélago el impulso a la elaboración de genealogías tuvo lugar en el siglo XVII con el trabajo de Juan Núñez de la Peña. Su labor iniciaría un género que sería luego cultivado y difundido durante tres siglos mediante la circulación de una serie de manuscritos que eran copiados, enmendados y corregidos por autores anónimos o por individuos qué, como N úñez de la Peña, trataban de demostrar la ausencia de antepasados "impuros", y por contra la presencia de familiares que entroncaban con la flor y nata de la nobleza hispana. En Canarias este fenómeno es especialmente importante debido a dos circunstancias: la primera es que el Archipiélago fue repoblado por individuos cuyo origen podía buscarse perfectamente entre pequeños campesinos, mercaderes de dudosa fidelidad católica, e incluso judeoconversos, lo que obligaba a elaborar genealogías de las que tenían que desaparecer todos aquellos que contaminasen la estirpe familiar. La segunda es que muchas de estas obras fueron incorporadas por los genealogistas del siglo XIX (véase a Fernández de Bethencourt) a sus trabajos históricos sin la necesaria comprobación documental, difundiendo unos errores que aún per-
36
manecen en nuestro conocimiento de las familias canarias41 •
Así pues, no debe sorprendernos que en las últimas décadas los historiadores hayan rechazado la mayor parte de estos testimonios documentales al considerar que su elaboraci6n respondía a unos fines determinados y no al conocimiento real de las familias.
Dicho esto, y admitiendo que la utilizaci6n de esta fuente plantea serios problemas, creemos que las genealogías, con la ayuda de otras fuentes -especialmente los protocolos notariales- nos permiten un acercamiento a la reconstrucci6n de algunas familias, sobre todo pertenecientes a la elite insular, que pueden ofrecernos indicios de algunos comportamientos demográficos42. Por nuestra parte hemos recurrido a la consulta directa de la copia de los manuscritos de Núñez de la Peña y al análisis de un gran número de estudios geneal6gicos publicados por autores como el ya mencionado Bethencourt, o Peraza de Ayala, Alejandro Cioranescu y recientemente, en una obra peculiar, por José A. Cebrián Latasa43• A ellos hemos añadido
41 Algunos de los errores y ausencias de las gcncalogfas difundidas por Femándcz de Bethcncourt fueron subsanadas por los numerosos estudios que fueron publicados en los primeros afios de la Revista de Historia (actualmeme Revista de Historia Canaria). Y es que entre 1924 y 1942 se publicaron varias decenas de artlculos con los que se pretendía dar a conocer las familias y linajes "más ilustres del pals", recurriendo a estudios genealógicos que segulan pautaS comunes a otras investigaciones que en aqueUos momentos se editaban en nuestro país. Sobre esta cuestión véase el trabajo de DIVASSÓN MENDML, B. y SOLER SEGURA. J.: "La norma historiogcilica de Revista de Historia Canaria {1924-1972): una aproximación", en &vista rk Historia Canaria, n° 185, La Laguna, 2003, págs. 49-75.
42 Sobre el valor y c:1 uso de la genealogía pueden verse, entre orros, los trabajos de SANCHEZ SAUS, R.: Cabalkrla y Jinaj~ m la &villa Mtdi~aL Estudio gmta/ógico y social. Cádiz, 1989; del mismo autor, y muy relacionado con Canarias, su artículo "Nuevos datos y sugerencias acerca del emorno sevillano de las primeras expediciones a Canarias", en En la España M~di~a/, n° 25, Madrid, 2002, págs. 381-401. También MONTE1RO, N. G.: "Genealogía", en RODIÚGUEZ, P. y MOUNIE-BERTRAND, A. (eds.): A 1ravis dtl tinnpo. Diccionario rk fomtn para la Historia dt la Familia, Murcia, 2000, p<igs. 101-105
43 CEBRIAN LATASA, J. A.: Emayo para un diccionario rk ro111JuistlliÚJm rk Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 2003.
I'R~MIO jt;AN B&niENCOllRT t\LFosm W<J6
la consulta de numerosos testamentos que, aunque también presentan numerosos inconvenientes44, no dejan de tener validez para nuestro propósito. Con todos ellos hemos elaborado una estadística en la que hemos podido reconstruir y documentar a más de 300 familias, especialmente de la primera mitad del siglo XVI; y aunque más adelante comentaremos algunas circunstancias sobre los matrimonios e hijos allí considerados, objetivos de esta investigación y razones de espacio nos obligan a posponer para futuros trabajos los resultados del muestreo obtenido45.
Conocidos los registros parroquiales, recuentos de población y genealogías correspondientes al siglo XVI, es necesario recurrir a los protocolos notariales para acercarnos al conocimiento de algunos factores que también permiten conocer el comportamiento de la población durante aquella centuria. Se da la circunstancia, además, de que las escrituras notariales de Tenerife son las mejor conservadas del Archipiélago, y aunque fragmentadas para las primeras décadas del siglo, tenemos la fortuna de contar con muchísimos ejemplos correspondientes a diversas escribanías de la Isla.
44 Es conocido que en los testamentos de la .!poca era común mencionar s6lo a los hijos vivos en el momento de testar, dejando fuera a aquellos fallecidos durante su nifiez, o tambil!n a aquellos que habían renunciado a su legítima o que la recibieron con su dote. Esas y otras circunstancias proyectan serias dudas sobre la utilización de los testamentos para el conocimiento del número de hijos y su sexo enue los mauimonios celebrados en la Isla. Sobre esta cuestión véase GUNZBERG 1 MOLL, J.: "Testamentos del siglo XIV del Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona (A.H.P.B) y su aplicación a la Demografia Histórica. Estudio archivfstico-metodológico", en Arfll Mtáinllllia, n° 1 O, Barcelona, 1989, ~· 89-98; y SABORIT BADENES, P.: "El testamento como fuente demogtáfica. Siglos XVI a XVIII, en// Congmo tk lll Asoruuión tk lxmograjlll Histórica, Alicante, 1990.
45 Un buen ejemplo del uabajo realizado y de los objetivos perseguidos pueden verse en el artículo de GONZÁLEZ ZALACAIN, R. J. y BÁEZ HERNÁNDE.Z, F.: "Genealogía e Historia Social: el ejemplo de Marina Fcrn:indcz de Vera en Tcgueste", en Rrvistll lk Historill Co1111ria, n° 187,l.a Laguna, 2005, p:lgs.l35-150.
38
Tampoco es objetivo de este trabajo detenerse en el valor y uso que se ha dado a los protocolos notariales para la historia social y demográfica46• No obstante, es necesario recordar que existen algunos tipos documentales que son muy útiles a nuestro propósito. Las cartas de donación, los contratos de servicio doméstico, la carta de tutoría, las cartas de dotes y arras, las compraventas de esclavos, o los ya citados testamentos, dejan constancia de la edad de los contrayentes, número de hijos, elementos económicos del matrimonio, etc. Y aunque aún tenemos pendiente el cruce de datos de las miles de actas de este tipo que existen en nuestras escribanías, hemos recurrido a muchos de estos documentos para acercarnos a determinadas familias y vecinos de la Isla47
•
46 Un ejemplo reciente de este uso puede verse en el uabajo de FLORES VARELA. C.: La pobl4ción tk las riuátuks anÁit/uzas tn úz Baja EJml M~Jill. EslllM tk úz nmtión y propunta tMtodológim, Madrid, 2003.
47 La propuesta merodológka la hizo, ya hace tiempo, el profesor Francisco CHACÓN JIM~NEZ en algunos de sus uabajos. Véanse, a modo de ejemplo: "Aproximación y notas metodológicas parad esrudio de b familia en CastiUa durante la Baja Edad Media. Algunos ejemplos murcianos", en Hommaj~ 111 proftwr Juan Ttmn Frmtn, tomo l, Murcia, 1987, págs. 337-348; y la obra. coordinada por~. Historúz Sorilll tk úz fomilüz m Espaiill. Aproxinuzrión a los probkm111 tk fomilüz, tinTrl y soridaá m Casti/14 (ss. XV-XIX), Alicante. 1990.
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NOTAS PARA EL ESTUDIO DE LA EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN
A LO LARGO DEL SIGLO XVI
2.1.- ALGUNOS FACTORES QUE DETERMINARON LA EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN EL SIGW XVI
Pese a las precauciones que se han manifestado en los últimos años hacia las fuentes demográficas elaboradas en tiempos de los primeros Austrias, y con las que se ha rebajado notablemente las cifras de población con las que contaba Castilla cuando iniciaba el siglo XVI, todos los datos parecen indicar que el conjunto del reino incrementó sus efectivos demográficos a un ritmo considerable48• El dinamismo económico que se venía registrando, especialmente en localidades del sur peninsular, la apertura del mercado americano y la ampliación de los núcleos urbanos, junto con la mejor explotación del entorno agrario que las rodeaba, propiciaron un papel dinami-
48 Entre las aproximaciones de carácter general al tema pueden verse los estudios de lADERO QUESADA, M. A.: "El crecimiento económico de: la Corona de Castilla en el siglo XV: ejemplos andaluces", en Los Mudéjares de Castilla y otros estudios de Historia Medieval andaluza, Granada, 1989, págs .. 257-282: y "La población de Andalucía en el siglo XV. Nota provisional", en Anuario tk Historia &on6mica y Soda/, 2, Madrid, 1969-72, págs. 479-496. También el trabajo de PONSOT, P.: "Un cas de croissancc démographique precose: la Bassc Andalousie :m XVe et au debut du XVIe si~de", en Anna/n d~ Dbnognzphi~ Historü¡u~. 1980, págs. 143-153.
l'!thMIO Jt:,\N BEI'IIf.:-<COl'l{[ AI.FOSSO 1006
zador del crecimiento que sin duda terminaría por favorecer el traslado de población hacia el Archipiélago. Y es que, como luego veremos, aunque la procedencia de lo pobladores de Tenerife es muy variada, una proporción muy importante de los mismos tiene su origen en cierras peninsulares (Castilla y Portugal), situación que sólo se puede explicar por el crecimiento de regiones capaces de generar un número de habitantes que cubriesen, sin poner en riesgo su propio poblamiento, las necesidades planteadas por los nuevos territorios a colonizar.
Aunque en los últimos años la investigación nos ha proporcionado la tendencia general, precisar las distintas fases por la que pasó la evolución de la población de Tenerife, y del conjunto del Archipiélago, en el periodo posterior a la definitiva incorporación de las Islas a la Corona de Castilla, resulta difícil. En esos años se dan una serie de circunstancias que favorecieron el crecimiento de la población, pero también otras qu~ restaron efectivos humanos al conjunto del Archipiélago. Y es que son muchos los factores que condicionan la evolución, especialmente en un marco de asentamiento y ocupación de un espacio recién conquistado, y donde los estímulos o frenos al crecimiento dependen tanto de la herencia demográfica recibida, como de las posibilidades de abastecimiento, los condicionantes epidémicos (enfermedades, guerra y hambre) o de la atracción que ejerzan las nuevas tierras a colonizar.
El periodo analizado comienza con los efectos que para el poblamiento de Tenerife, y en general de las Islas, pudo tener la finalización de las campañas de conquista en el reino de Granada o los inicios de la emigración hacia en Nuevo Mundo. A finales del siglo XV, y sobre todo después de las primeras décadas del XVI, el Archipiélago tuvo que "competir" con la capacidad de atracción que tenían otros territorios sobre el potencial mi-
42
gratorio europeo. Desde hada tiempo, Canarias compartía con las otras islas atlánticas el papel de territorio a colonizar dentro de la expansión ultramarina portuguesa y castellana. Además, desde 1492 dos nuevos ámbitos entraron en la pugna por admitir a todo el que quisiera avecindarse: el reino de Granada y el recién descubierto continente americano49•
La competencia que ejercía el reino de Granada desde su integración en Castilla era notable. La Corona manifestó su firme voluntad de dotar a Granada con una serie de instituciones, privilegios y símbolos que facilitaran la inmigración peninsular a los territorios conquistados. Se funda una casa de la moneda con las mismas características que las existentes en Burgos, Sevilla, Toledo o Segovia; se traslada la Audiencia desde Ciudad Real a Granada; se nombra a un adelantado y a un notario mayor con las mismas prebendas honoríficas que ostentaban sus homólogos de otros reinos de la Corona, y se atraen pobladores mediante la concesión de exenciones fiscales. Si a ello le unimos el hecho de que los inmigrantes acudían -como ya sucedió en la repoblación de Toledo o Sevilla- atraídos por el señuelo del esplendor y riqueza que atesoraban las ciudades musulmanas, y por una realidad evidente, la de casas y tierras libres que se habrían de repartir gratuitamente, comprenderemos que la esperanza del inmigrante por alcanzar una vida mejor y más fácil que la llevada hasta entonces en sus lugares de procedencia era mayor en el reino de Granada que en otros territorios que por entonces comenzaban a colonizarse50•
49 Sabemos que algunos homicianos y combatientes de la guerra de Granada participaron en la conquisra de las Islas, pero es dificil saber si el exilio musulm:in, o al menos de los primeros conversos que no soportaron las condiciones impuestas a su comunidad tras las revueltas de 1500-150 1, contribuyó de alguna manera al incremento de la población de las Islas.
50 l'cse a los trabajos de M. A. Ladero o J. E. l..ópcz de Coca. no conocemos con exactitud la importancia num~rica de las oleadas de inmigración que llegaron al reino de Granada.
El otro foco de atracción con el que tenía que competir el Archipiélago era el indiano, favorecido por el señuelo de los fabulosos tesoros que se podían encontrar en América y por las ventajas que los hispanos encontraron en las Islas para acceder desde ellas al nuevo continente. Desde los puertos canarios comerciantes, campesinos, artesanos o esclavos partían con mayor facilidad, dado que desde aquí salvaban las cortapisas que les imponía el monopolio sevillano, y también, que desde las Islas el coste relativo de los precios del pasaje era menor que desde otros puntos de la Península. Es más, la Corona y las oligarquías locales favorecieron en más de una ocasión el embarque de familias, técnicos y soldados para garantizar el desarrollo de la industria azucarera indiana y la repoblación de las Antillas y Tierra Firme. En este sentido recordemos varios hechos: en 1520 ya se autorizaba el transporte de familias con destino a Indias; la organización de la expedición del adelantado hacia Santa Marta; la autorización en 1555 para el embarque de vecinos de Canarias para poblar Santo Domingo, etc51 • Incluso cuando se fueron imponiendo restricciones a la
Sabemos que tras la incorporación de Málaga d Oujo de repobladores aumentarla conside· rablemente, manteniéndose en esos parámetros al menos hasta 1501, coincidiendo con la rebeliones localizadas en las Serranías de Ronda y Villaluen~. Evaluaciones siempre parciales estiman que entre 1485 y 1499la entrada de repobladores se aproximó a los 35.000 ó 40.000 con sus respectivas familias. la mayoría llegaba de Andaluda y. en menor proporción, de Castilla la Nueva y Murcia. Desde entonces la llegada de nuevos repobladores obcdc:ccrla a circunstancias coyunturales y a motivos nús o menos complejos que no siempre pueden reducirse a una simple presión demográfica en las regiones castellanas lirnluofcs con Granada. Puede \"1:r5C una amplia bibliogralla al respecto en los trabajos de LADERO QUESADA. M. A.: Granada tinpuls tk la C0111Juista. &poblatÚ1m ¡ muJijam, Granada, 1988; y de LÓPEZ DE COCA CASTAAER, J. E.: Lz tinTa tk MJiagu finn tkl siglo XV. Granada, 19n.
51 El profesor A. MACfAs HERNÁNDEZ ha dedicado varios trabajos al estudio de la emigración islelia en los que insiste que ese fenómeno fUe una de las páginas más importantes de la historia de Canarias. Entre ouos, véanse La migrarión canaria, 1500-1980, op. cit.: qla emigración canaria a América. Estado de la cuestión", en X Coloquio tk His((Jria CanarioAm~ricana, Las Palmas de Gran Canaria, 1994, tomo 1, p:lgs. 403-443.
44
libertad de entrada a las Indias la corriente emigratoria desde las Islas persistió, e incluso aumentó, a lo largo de las últimas décadas del siglo XVI.
Ni las fuentes ni los numerosos estudios que se han realizado permiten cuantificar el volumen de emigrantes durante el siglo XVI. Desde luego no parece probable, tal y como afirmó A Borges52, un número de 10.000 emigrantes canarios durante el siglo XVI. Tampoco lo que conocemos de la evolución de la población en el Archipiélago ni la consideración de "canarios" que pudieron tener muchos de esos emigrantes, permite admitir las estimaciones de la profesora Borges. Sabemos, gracias a los vecindarios, tazmías y a los primeros registros bautismales, que hubo una tasa de crecimiento acumulativo relativamente fuerte a lo largo de la centuria, que no se puede explicar únicamente por la alta natalidad sino que también hay que tener presente el aporte inmigratorio de aquellos hombres y mujeres que decidieron permanecer en las Islas y no continuar su viaje hacia las Indias.
Otro problema, aún mayor, tuvo que retrasar o poner dificultades a los comienzos de la repoblación de las Islas. Nos referimos a lo que los historiadores conocen como la crisis de los años 1506-1507, periodo que en la Península Ibérica se corresponde con unas pésimas condiciones climatológicas, con los efectos de la polémica tasa de granos promulgada por los Reyes Católicos en 1502 y con las consecuencias de unas malas cosechas. Cronistas e historiadores coinciden en señalar la gravedad de la coyuntura, hasta el punto de que aquellos
52 BORGES Y JACINTO DEL CASTILLO, A.: "Now para un csrudio de b proyección de Canarias en b conquista de América", en Anllllrio tk EstuáiM AtiJ111inn, n° 20, Madrid-las Palmas de Gran Canaria, 1974, p:lgs. 145-266, y "Aproximación al estudio de b emigración canaria a América en el siglo XVI", c:n Anuario tk Estudios At!Jiltkos, n° 23, Madrid-las Palmas de Gran Canaria, 1977, p:lgs. 239-260.
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l'nF.MtO jt:A:-; Bv.mr.scoll!n Auosso 1006
años desembocaron en una catástrofe epidémica de consecuencias demográficas devastadoras, especialmente en los territorios de la Corona de Castilla53 • No se ha podido precisar el impacto que tuvo en el territorio peninsular, si bien se ha comparado aquel periodo con la crisis demográfica que provocó la peste negra del siglo XIY. El saldo es significativo: entre un 20 y un 25 por 100 (según zonas) de la población castellana se perdió como consecuencia de los desastres de este periodo epidémico. No conocemos el efecto que aquella coyuntura pudo tener para los contingentes de población susceptible de trasladarse a Canarias, aunque no hay que elucubrar mucho para sospechar que el impacto de la . tragedia sería grande en un territorio de por sí ya despoblado.
Canarias y su decimosexta centuria no fueron ajenas al azote de hambres y epidemias54• Los acuerdos del Cabildo
53 CronistaS contemporáneos a los hechos acaecidos en aquellos años e historiadores actuales han recogido numerosos testimonios sobre el saldo de víctimas que provocaron las enkrmedades epidémicas de 1506-1508, especialmente en Andaluda oriental y Castilla, olieciendo estimaciones significativas de la magnitud del desastre. Véanse P~REZ MOREDA, V.: Las crisis tk mortalitlad . ., oh. cit. ; CARRERAS PANCHÓN, A.: La ptst~ y los mldicos m 14 España d~/ Rmacimimso, Sabmanca, 1976; y GÓMEZ MAMPASO, M•. V.: La ptst~ m ~1 rtinado tk ws &yes Católicos, Madrid, 1975.
54 No nos detenemos, dada la escasez de testimonios y la imprecisión de los mismos, a calibrar cuál fue el efecto que tuvo sobre los aborígenes de las Was la difusión de enfermedades uafdas por los conquistadores, aunque es evidente que su impacto condicionó el punto de partida de la repoblación del Archipi~ago. En L~ Canarim parecen existir algunas alusiones a estos problemas. Según A. Tejera hay un pasaje en la crónica (el referido a la llegada de los normandos al Rubicón traS llevar a cabo una serie de expediciones por El Hierro, La Gomera y La Palma) que podría interprerarsc en ese sentido. Tenemos más información sobre las enfermedades que afectaron a los canarios y guanches durante la conquista de ambas Islas. En el primer caso, Gómcz Escudero, Cedello o Torriani aluden a las pérdidas de población a causa de las enfermedades transmitidas por los conquistadores. En d segundo, es bien conocido como la llamada por los cronistaS "modorra• -brote epidémico que se ha tratado de identificar con fiebres o pleurc:s(as- terminó por afectar seriamente: a la población guanchc:. Un análisis de: los numerosos brotes epidémicos que se registraron en las Islas, especialmente en Gran Canaria, c:n los comienzos de: la colonización puede: verse c:n c:l trabajo de: BETANCOR GÓMEZ. M•. J. Y ANAYA HERNÁNDEZ. LA.: "Las epidemias c:n Gran Canaria hasta la tercera década del XVI", c:n X Caloquio dr Historia Canari11-Amnit.'ana, tomo 11, Las Palmas de: Gran Canaria, 1994, págs. 829-858.
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eclesiástico y los del Concejo de Tenerife recogen numerosos testimonios que nos hablan del efecto que tuvo sobre la población ambos factores. Así, por ejemplo, el Cabildo de Tenerife advertía en 1506 de la incidencia que estaba teniendo la peste en Andalucía Occidental y de cómo se estaba propagando la enfermedad en Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Era el preludio de la gran peste que afectó a Andalucía en 1507 y que terminó por llegar las Islas a mediados de ese año. En los años siguientes (1508, 151 O, 1513) se siguen tomando medidas para evitar que el contagio llegue a las Islas; se prohíbe desembarcar a los navíos procedentes de zonas afectadas por la peste, se confina a los habitantes que sufren algún tipo de enfermedad o se distribuyen cereales para evitar que el hambre incida aún más sobre las poblaciones amenazadas. Sin embargo, parece ser la década 1520-1530 la que conoce los brotes epidémicos más largos y mortíferos de cuantos padeció el Archipiélago en la primera mitad el siglo XVI. Tanto las actas del Cabildo eclesiástico como las del Concejo de Tenerife aluden a las numerosas vacantes que se están produciendo en los beneficios eclesiásticos ante la enfermedad de sus titulares, y a las medidas precautorias que se toman ante la llegada de navíos procedentes del Cabo de Aguer, Zafi y la costa de Berbería, de dónde se supone que llega la enfermedad. En casi todos los casos el origen era el mismo: las hambrunas y las epidemias provocadas por la escasez de alimentos. Y es que siendo los cereales panificables el componente básico de la alimentación es lógico pensar que su carencia, ligada generalmente a factores naturales {sequías, plagas, etc.), provocaba como consecuencia inmediata el hambre, con el efecto posterior de facilitar la llegada de posibles epidemias. En definitiva, según muesuan las fuentes conocidas entre noviembre de 1520 y septiembre de
47
PBtMJO ]l'AN BFTIIIoSC:OllKf .\ti'C>r<so :oof•
1531las Islas -sin escaparse ninguna- se vieron azotadas prácticamente todos los años por algún brote epidémico.
Entre los años treinta y la que sin duda sería la mayor epidemia que afectó a Tenerife durante la centuria, la peste de 1582, la situación mantiene las características de años anteriores. Conocemos varios brotes epidémicos que afectaron a varios pueblos; así en la reunión del Cabildo de 26 de septiembre de 1530 se informa a los regidores de que "por quanto se dize que algunas personas estan enfermas en el lugar de Araotava de calenturas e modo"a (. .. )porque a cabsa de no ser curados mueren muchas personas e el mal es contagioso ... ·: En 1539 el Concejo ordena, tras una petición del regidor Lorenzo Palenzuela, que se averigüe quiénes están enfermos del. "mal de San Lázaro" en el valle de La Orotava para proceder a su expulsión de la Isla, siguiendo las recomendaciones que por entonces establecía el médico, el doctor Nizardo, y se informa de cómo en algunas zonas de Portugal mueren "del mal contagioso de pestilencia", por lo que se ordena prohibir la entrada de ningún navío que previamente no certifique su lugar de procedencia y las condiciones sanitarias con las que llega a la Isla55• En diciembre de 1541se repiten las mismas circunstancias, recomendándose en este caso el envío de los enfermos a Gran Canaria donde existe una casa que atiende a los afectados del "mal de San Lázaro"56• En junio de 1546, en enero de 1547 o en agosto de 1549, navíos procedentes de Galicia traen noticias sobre la peste que afecta a varios lugares del continente, especialmente a Lisboa, Francia, Inglaterra y Flandes, o del impacto que está causando en la Isla
55 MARRERO, M.; PADRÓN, M•. y RIVERO. B.: Arumlm JL/ Cabi/Jo tlL Tmmft, vol VI (1538-154'4), La Laguna, 1997 (v6msccabildo de 19 y21 de abril de 1539, p~. 100-101).
56 lbltkm: Cabildo de 16 de diciembre de 1541, págs. 300-301.
el reiterado mal de San Lázaro y la necesidad de prohibir el desembarco de mercancías o personas que lleguen de los lugares indicados57,
Se llega así, tras un periodo en el que parece que la Isla no se vio afectada por contagios graves, a la que se considera como la mayor catástrofe sanitaria, y quizás también demográfica, de la historia de Tenerife: la peste de 1582. Los orígenes de la epidemia se manifiestan en los últimos días de abril y primeros de mayo de aquel afio, poco antes de la llegada del nuevo gobernador, Lázaro Moreno de León, a quien, iniciada la crisis, se acusaba de haber traído el contagio desde la Península58
• En reunión del concejo celebrada el 8 de mayo de 1582 se
"platicó sobre dos muertes que a abido de Anto. Moreno, clérigo y de don Gaspar de Simancas que vinieron de España en estos últimos navíos y se a dcho. Que mueren de landres y para saber y entender lo que es y proveer lo que convenga mandaron llamar a este cabildo a los licenciados Romero e l.ópez, médicos desta t;ibdad, los cuales vinieron a él e con juramento hizieron declaración ... "59•
Ambos médicos dieron su parecer y afirmaron que no les parecía una enfermedad pestilente a pesar de los vómitos y fiebres, y recomendaron que no se tomaran medidas especiales, salvo las habituales de aislamiento de aquellas personas que presentaran síntomas similares. Grave error, ya que para
57 MARRERO, M.; PADRÓN, M•. Y RIVERO, B.: kumios tÚ/ Cabi/Jo tÚ Tmmfo, vol VI/ (1 545-1 549), La Laguna, 2000 (véanse Cabildos de 9 de junio de 1546, pág. 21 ; 4 de enero de 1547, P4 63:9 de agosto de 1549, pág. 228)
58 Un afio después del inicio del brore epidémico Juan Álv.m:z de Fonseca se dirige al mo· narca en los siguientes términos: -... t abisaJo a V.Mg. tÚ la pmDrión tÚ esta isla por ti rontagio tÚ /anám qut trajo ti gobernador. •• ~ Véase A.G.S. Guerra y Marina, leg. 145, doc. n° 9 (12-V-1583)
59 A. M. L L Libro de Acuerdos del Cabildo, 15, fol. 182 r.
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PREMio )t·.,,. llrmrEscoeRT Auo:sso wo6
entonces el problema comenzaba a extenderse y fue necesario tomar las primeras medidas sanitarias: revisión de todos los pasajeros y mercancías que llegaban al puerto de Santa Cruz, aislamiento de algunos enfermos y reclusión de otros en el hospital de San Sebastián, vertido de cal en las sepulturas, sahumerios con los que se pretendía purificar el aire60 y guardas -incluso calle por calle en La Laguna- para evitar la expansión del contagio61
•
Al frente de muchas de estas medidas sanitarias se encontraban los llamados Diputados de la Salud, nombre que aludía a los regidores que el Cabildo designaba para el control de los puertos, y especialmente para la inspección sanitaria de los navíos procedentes de lugares considerados como sospechosos, aunque sus funciones podían ampliarse, según necesidades, a la aplicación de cuarentenas o sanciones contra embarcaciones o personas sospechosas de transmitir algún contagio62
•
A lo largo dd verano y primeros meses del otoño el problema se agravó. La epidemia se cebó en La Laguna y comienzó a
60 En la medicina medieval y aún en la de los primeros momentos de la &lad Moderna se crda que las enli:rmc:dadcs epi~micas tienen su explicación, además de en la intervención divina como castigo de las maldades y pecados dd hombre, en una causa más próxima como era la corrupción dd aitc, demento susceptible de alteratSC por la acción dd calor o de las tormentas. Por ello no es exuafio que, como medida preventiva, se recomendara quemar maderas olorosas, utilmu ropas perfumadas y la utilización de algunas drogas que con sus vapores corrigieran la corrupción del aire.
61 El dos de junio los mismos médicos reconocen d aumento de los enfermos y recomiendan medidas de: aislamiento ante el fallecimiento de más de cien personas. Los internados en el hospital de San Sebastián han superado la capacidad de acogida del mismo, y se discute la posibilidad de alquilar otras casas cercanas para habilitarlas como enli:rmería. Al mismo tiempo se nombran diputados para las sepulturas ya que hay muchas dificultades para los enterramientos, y se reconoce la escasez de medicinas. Véase A. M. L. L Libro de Acuerdos del Cabildo, 15, fol. 185 r.
62 Sobre estas cuestiones es interesante ver el trabajo de EFF DARWICH PEÑA, A. 1.: "La prevención saniraria en Tenerife en el siglo XVI (1506-1606)", en XV Coloquio tk His1oria Canario-Amtrirana, Las Palmas de Gran Canaria, 2004, p:!gs. 338-356.
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extenderse por Tegueste, Tacoronte, Tejina y Taganana, lo que provocó el abandono de la ciudad y el deshaucio de muchos de los enfermos o fallecidos, a los que fue imposible ofrecer sepultura dada la negativa de los enterradores a ejercer su oficio. El propio gobernador abandonó La Laguna, y aunque en carta dirigida al rey trataba de justificar su actuación63, lo cierto es que una parte de la clase dirigente de la Isla se encerró en sus propios domicilios o simplemente huyeron hacia La Orotava o Los Realejos, zonas, por lo que conocemos de la evolución de la enfermedad, menos afectadas.
A mediados de 1583 la situación comienzó a remitir. Extirpado el mal, el Concejo ordenó relajar los controles establecidos en las comunicaciones con el resto de la Isla, y pidió, en este caso a la Real Audiencia, que no tuviera en cuenta la petición de los vecinos de La Orotava, que, en primavera, habían solicitado al regente y oidores de la citada institución la prohibición de la apertura de los caminos que conectaban la ciudad con la Villa64•
La incidencia sobre la población de estos procesos es difícil de medir65 , pero por su misma repetición y por las dificul-
63 A. G. S. Guerra y Marina, lcg. 145, doc. n° 5 (5-V-1583). Antes de que:, bien avanzada la Edad Moderna, los médicos elaborasen sus teorías sobre d contagio de: c:nfcrmc:dades, la medida que: se: consideraba como más dicaz para evitar d mal era la huida. Por ello tampoco es extraño que: ante: la presencia de: la epidemia muchos intentaran ausentarSe dd lugar, reconociendo que: cualquier otra terapéutica no tendría éxito.
64 A.M.LL: P-XN, doc. n° 9 (7-X-1583). El concejo alc:ga en su respuesta a la carta de la Audiencia (de 30 de agosto de 1583) en la que ordenaba el cierre de los caminos, que muchos w:cinos de la Laguna tienen sus haciendas en el camino que va hacia La Orotava, y que: si se cierra éste se agravarlan las dificultades c:con6micas por las que ha pasado la ciudad.
65 Es sintom<itica la descripción que: hace &ay Alonso de: Espinosa de los efectos que: tuvo la epidemia (que él sitúa en 1581) en la Laguna y su comarca. Testigo directo de "la pestilencia de landres", el fraile estima en más de siete mil el número de fallecidos, producto tanto del brote infeccioso como de "los malos gobiernos" de la isla. Véase ESPINOSA, A. de:: Hütoria tÚ Numra Stñora áe Candelaria (Ed. de A. Ciotanescu). Santa Cruz de Tenerifc:, 1980, p:lgs. 156-157.
'il
tades puestas al tránsito de mercancías, sin duda repercutieron negativamente en la evolución demográfica de las Islas. En cualquier caso, las referencias que aparecen en las fuentes alusivas a "que muchas personas an follefido e follefen" durante los brotes epidémicos son lo suficientemente explícitas de los efectos que pudo tener la mortandad entre los habitantes de las islas.
En este punto conviene reflexionar sobre la posible distorsión que las fuentes nos transmiten sobre estos efectos. Nos referimos al hecho de que era normal en las sociedades del Antiguo Régimen que los afectados por algún tipo de epidemia acudieran a los núcleos urbanos más próximos en busca del auxilio médico y espiritual que no encontraban en sus pueblos o aldeas. No es extraño que supongamos que el comportamiento de los tinerfeños fuera distinto, de tal forma que habría que tener en cuenta que muchos habitantes, especialmente los más pobres, vinieran a morir a La Laguna. Con una red parroquial en construcción y débilmente atendida por párrocos y beneficiados, y la ausencia casi total de hospitales o médicos fuera de la villa-capital, era normal que los más desfavorecidos emigrasen hacia La Laguna en busca de una asistencia sanitaria que nunca les llegó. El aumento del número de fallecidos, producto a su vez del aumento circunstancial del número de habitantes en la localidad, pudo tener un reflejo alarmista en las fuentes que hoy nos permiten conocer los hechos que se desarrollaron entre 1582 y 1583.
Entre los efectos que produjo este tipo de catástrofes se encuentran otros no menos interesantes que el estudio de sus consecuencias demográficas. Nos referimos a las manifestaciones religiosas {rogativas, cultos de imágenes, procesiones, etc.) que se difunden entre los vecinos de la Isla. Es el siglo XVI,
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y especialmente tras epidemias o malas cosechas como las ya referidas, el que ve cómo se extiende la devoción por el culto a la Virgen de Candelaria o el Cristo de La Laguna, o se elige como patrones intercesores ante posibles calamidades a santos como San Sebastián, San Vicente o San Benito66•
Como contrarresto a los factores negativos anteriormente citados y a la competencia que ejercían otros terrenos a repoblar, existen los que algunos historiadores denominan positivos, es decir, aquellos que tienden a compensar la pérdida de población motivada por los primeros. Ya dijimos que estos factores positivos no suelen dejar testimonio directo ya que se trata de fenómenos cuya acción se extiende a lo largo del tiempo y por tanto difícilmente son percibidos por los propios contemporáneos. Lo cierto es que la Corona y la propia administración insular trataron de facilitar el factor que influyó de manera más importante en las primeras décadas del siglo XVI: la inmigración67•
No conocemos ninguna disposición restrictiva tendente a controlar el volumen y "calidad" de los inmigrantes. Recordemos que los repobladores suponen para la Corona un medio barato (más que con guarniciones militares) de asegurar
66 Sobre csw cuestiones pude \-erse el breve, aunque documentado, estudio de RODR1-GUEZ MORALES, C.: "Religiosidad y desgracia en Tenerife dwanre el Antigua Régimen", en ÚJ htrit/4 y úz vmd4. Dmzstm 114turaln y mmtaliátui (()l«tiva m Úl1141'Úts. Santa Cru:r. de: Tc:nc:rifc:, 2003, pág5. 23-32.
67 A diferencia con lo que nos podemos encontral en las actas conccjiles de numerosas ciudades castelbnas, las de Tc:ncrife no recogen muchos ejemplos de: concesión de vecindad a las personas que deciden fijar su residencia definitiva en la isla. Si se: hubiesen elaborado documentos de este tipo sin duda hubi~semos contado con una fuente inmejorable para evaluar el flujo migratorio hacia la isla. Esta ausencia puede ser debida, según las últimas intc:rprc:taciones, a que la vecindad es un acto "naturnl", que sólo requiere la voluntad del futuro vecino, y por ello sólo encuentra refrendo en ocasiones excepcionales. Véase al respecto el reciente trabajo de HERZOG, T.: ~dnos y atTanjmn. Hacm~ tspañol m ÚZ EtiiZJ MOIÚm4, Madrid, 2006.
l'Rr.Mro Jr;As llenlF.SCOURT AtFosso 2006
el mantenimiento de los territorios conquistados. Por ello se supone que quienes lleguen a las Islas, además de controlar al vencido, habrán de comulgar con el sentido ideológico que había supuesto la empresa bélica y diplomática que se desarrolló para incorporar a las Islas. Dicho esto, pudiera parecer que se puso en práctica una especie de política de profilaxis social a través de la cual se intentó que no acudiesen elementos ajenos a los propósitos de las Corona, quedando la empresa reservada para auténticos cristianos viejos. Nada más lejos de la realidad. En el Archipiélago se asentaron sospechosos de herejía, judíos, moriscos, homicianos, y sobre todo portugueses, éstos últimos · súbditos de la Corona que había mantenido con Castilla la más dura pugna militar y diplomática por el dominio de las Islas.
Como en otras zonas repobladas durante la expansión castellana de los siglos XIII al XV, el Archipiélago canario también recibió una serie de exenciones fiscales que trataban de favorecer el poblamiento de la región así como el despegue económico de la misma68
• En este sencido, y en el caso de las islas de realengo, el rasgo más característico fue la ausencia de alcabalas, impuesto sobre las compraventas que suponía el ingreso ordinario más importante de la Hacienda Real a finales del siglo XV. Dicha franquicia se complementaba con aranceles menores a los habituales en el almojarifazgo, o con la exención a vecinos y moradores de otros impuestos menores.
A las medidas fiscales se sumaron otras, como la que se trataron de aplicar en 1496 cuando los Reyes ordenaron, a pe-
68 Sobre d rq;imen fiscal, y en general sobre la vida económica de las Islas a comienzos del siglo XVI, es imprescindible consultar la obra de AZNAR VALLEJO, E.: La /nugración tk las Islas Canarias ... ob. cit.. Véase, además,AZNAR VALLEJO, E. y LADERO QUESADA, M. A.: "la Hacienda Real en Canarias: peculiaridades y rasgos comunes en el rq;imen general de Castilla a comienzos del siglo XV7~ en IV Coloquio tk Historia Canarit>-Ammrana, las Palmas de Gran Canaria, 1982, tomo 1, págs. 77-108.
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tición de Alonso de Lugo, que se permitiera el paso de vecinos desde Gran Canaria y ciudades andaluzas con destino a la isla de Tenerife, en cumplimiento de la pragmática de 28 de octubre de 1481 que permitía a los habitantes del reino trasladarse a vivir de un lugar a otro69
• Esta última orden había favorecido la repoblación de Gran Canaria con individuos procedentes de las islas de señorío, llegando a ser tan preocupante la despoblación de Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro, que la Corona tuvo que limitar momentáneamente el trasvase humano de unas islas a otras. Pese a las disposiciones reales, lo cierto es que desde finales del siglo XV los concejos insulares compitieron por el mantenimiento de sus efectivos humanos. En este punto, las islas de señorío tuvieron mayores dificultades ya que la presión de sus gobernantes y la menor potencialidad productiva de sus territorios frente a las de realengo, alentó el traslado hacia La Palma, Gran Canaria o Tenerife.
Pero sin duda va a ser la tierra y su posesión el principal argumento que justifica el arraigo de los inmigrantes en un medio desconocido, muy alejado geográficamente y en muchos casos hostil. El acceso a la propiedad de esa tierra se efectuó, al menos de forma inicial, mediante los repartimientos y las mercedes reales que premiaron la condición social y los medios económicos de los recién llegados. Tampoco es el propósito de este trabajo detenernos en cuáles fueron las características del complejo proceso de repartimiento en las Islas. Sirvan, eso sí, y a modo de resumen, alguna de ellas con el fin de obtener la visión más amplia posible de las dificultades con las que se encontraron los repobladores70
•
69 Véase AZNAR VALLEJO, E.: Don4mmtos t>anarios m ti &gístro dt/ St/lo (1476-1517}, La Laguna, 1981 (vid. Doc. no 420 y462).
70 Además de las obras ciwlas en la nom n° 14, pueden vme los nabajos de GUIMERÁ
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P~hMI<I ]I!AN llJrmcNCOt'KI' Au·o:-.-so zoo6
En primer lugar, hay que afirmar que el proceso seguido en el reparto de bienes tuvo las mismas pautas que venían impuestas por la tradición de varios siglos en la repoblación del territorio andalusí. En el caso de Canarias, el rey facultaba a los gobernadores para distribuir el término; éste determinaba quiénes eran los beneficiarios en función de los servicios prestados durante la conquista, y sobre todo, según el grado de parentesco y relación familiar existente entre el gobernador y el beneficiario. En segundo lugar, parece que predominó en todos los repartimientos la concesión de tierras como propiedad libre, sin trabas de tipo enfitéutico, con la única excepción de obligarse a residir en la isla y a no enajenar la propiedad durante un periodo de tiempo, generalmente cuatro o cinco años. En tercer lugar, la gran pro-piedad aparece ya desde los repartimientos, si bien no constituye -al menos en Tenerife- la característica más notable de la nueva situación. En principio no hay ningún tipo de disposición legal que impida el acaparamiento de tierras (si exceptuamos la prohibición a los extranjeros para poseer bienes por valor superior a los 200.000 mrs.). En cuarto lugar, las transformaciones operadas en la estructura de la propiedad nacida del repartimiento fue un proceso paralelo al mismo, y con él se abrió una clara tendencia hacia la gran propiedad, de los que sus máximos beneficiarios serán los miembros de las clases dirigentes insulares. Finalmente, cabe señalar uno de los fenómenos más interesantes dentro del amplio proceso de transmisión del patrimonio adquirido por el repartimiento. Nos referimos a aquél en el que
RAVINA. A.: "El repartimiento de Dautc (fenerife), 1498-1529", en/// CoiDquiotk Historitz Cat~~~rio-AmniciDIII, Las Palmas de Gran Guuria., 1978, tomo l, págs. 113-157; BELLO LEÓN, J. M.: "El reparto de cierras en Tenerifc: II2S la conquista: d moddo dd valle de La Orotava", en líutoria. !lutitrtdorus. Drxummtor., n° 17, Universidad de Sevilla. 1990, págs. 1-30, y "Los repartimiemos andaluces y canarios. Rasgos comunes y problemas que enmarcan su cstudio",en &vistatkHistoria Canaria, n° 177, La Laguna, 1992, págs. 13-27.
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se constata la formación de pequeñas o medianas propiedades por la sucesiva adquisición de una o dos suertes colindantes, que apenas rebasan las tres o cuatro fanegas. Se intuye en algunos casos el intento del pequeño campesino por conformar una mediana propiedad. Sin duda, todos estos fenómenos, aún por cuantificar y conocer mejor, propiciaron la repoblación de la isla pese a las dificultades con las que se enconuaron los que acudieron a repoblarla.
Finalmente, y para concluir estas consideraciones previas al análisis de los datos que permiten conocer la evolución de la población, es necesario resaltar la contribución de dos comunidades, también muy importantes, al comportamiento de los efectivos humanos que afrontaron la incorporación a la Corona de Castilla. Nos referimos a los aborígenes que sobrevivieron al proceso de conquista y a la aportación de los esclavos que, con métodos más o menos violentos, fueron capturados en Berbería, Guinea o América e introducidos en el Archipiélago. En cuanto a los primeros, hay que señalar que carecemos de fuentes cuantitativas para el estudio de la población en la etapa precedente a la conquista, por lo que hay que acudir a la arqueología, a la valoración que hacen los distintos cronistas o a comprobar la capacidad de sustentación que ofrece el territorio, vinculándolo al nivel técnico alcanzado por aquellas comunidades. Con distintos métodos se ha estimado por parte de los investigadores que la población establecida en las Islas en los años anteriores a su definitiva incorporación a Castilla no debió ser muy numerosa, calculándose algo más de 25.000 habitantes para el conjunto del Archipiélago y no más de 9.000 para Tenerife. Sobre esta población recayó el proceso de conquista, con sus depredaciones y asaltos por parte de mercaderes de esclavos que se repitieron con dramática periodicidad
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i'nF_\IIO )1'.\S ll~:rm~"r.ol'lrr At.rosso zoo6
a lo largo de todo el siglo XV, además del impacto de los agentes biológicos que terminaron por reducir notablemente los efectivos demográficos aborígenes71
• Así pues, y aún teniendo presente que la captura de estos cautivos no se tradujo siempre en el abandono de las Islas y que algunos de ellos lograron regresar tras largos y costosos litigios con sus compradores, lo cierto es que el contingente indígena que se incorporó a la nueva sociedad no superó los 6.000-7.000 habitantes en todo el Archipiélago.
En cuanto a los esclavos, los estudios dedicados a su presencia en las Islas han puesto de relieve la importancia de su aportación a la economía y sociedad de las mismas72• Todos coinciden, también, en las dificultades de cuantificar el número de esclavos -e incluso su origen- llegados al Archipiélago en la centuria que nos ocupa. Ni los protocolos notariales73,
donde se recoge su compraventa, ni los libros sacramentale~ permiten, obtener otra cosa que una aproximación a un contingente de población que en algunas localidades pudo ser superior al 10% de la población.
71 Muchas de esw cuestiones pueden \"ersc: en los !rahajos de: RUMEU DE ARMAS, A.: La poUtka inJigmista tk lsabd liz Católiu, Valladolid, 1969 y La Ct»>IJUÜtll tk Tmmft, Sama Cruz de Tenc:rife, 20062; COIITES ALONSO, V.: ·1.a conquista de: las islas Canarias a tra-vés de: las ventas de c:sdaYOs en Valencia", en Anuario tk EsJudioJAt/Jntiros, n° 1, Madrid-Las Palmas de Gran Canaria, 1955, p:lgs. 479-547; FRANCO SILVA, A.: "El c:sdaYO canario en d mercado de Sevilla a fines de la Edad Media (1470-1525)", en VIII Col«¡uio tk Historia Canario-Am~ ricana, Las Palmas de: Gran Canaria, 1991, tomo 1, p:lgs. 53-66.
72 Las investigaciones sobre: la esclavitud en Canarias cueman con varias monografias notables. Véanse, aderruls de: los trabajos de Vicc:nta Cortés y Alfonso Franco ya citados, los MARRERO RODRíGUEZ, M.: La esclizvitud m Tmtrifo a ralz tk liz ront¡uúta, La Laguna, 1966; LOBO CABRERA, M.: La esclizvitud m w Canarim Orimtaks m ~1 siglo XVI, Las Palmas, 1982, y VIJi;IA BRITO, A.: "Canarias en d comercio Atlántico de esclavos", en Docummtos para liz Historia tk Canarias, Vll, Santa Cruz de Tenc:rifc:, 2006, pp. 15-25.
73 En general, estas fuentes sólo permiten conocer a los esclavos adultos, es decir aqud que ha nacido fuera del Archipi~lago. frente al c:sdavo, hijo de padre o madre esclavo, que nació en algún pueblo de las islas.
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No obstante, hay numerosos indicios de su importante volumen desde los orígenes de la colonización. Sin contar con los aborígenes que fueron esclavizados como medio de resarcirse de los gastos de la conquista, la profesora M. Marrero hace tiempo que demostró la creciente importación de mano de obra esclava destinada a la explotación de las tierras e ingenios que se construían en la isla. Así mismo, los datos obtenidos por A. Marcos reiteran esa imagen: de su análisis de las actas bautismales de La Laguna entre 1543 y 1599 se constata el bautismo de 1658 personas esclavas, de las cuales 802 era adultos de origen berberisco o negro, lo que convirtió a la ciudad en una de las localidades con un mercado esclavista más activo. Los datos obtenidos de los libros de bautismo correspondiente a las parroquias de La Orotava demuestran una tendencia semejante a La Laguna. En el cuadro que sigue, y en el que se recogen los bautismos de esclavos adultos, se observa la presencia de un importante número de ellos, casi siempre ligados a la existencia de grandes haciendas ya que la mayor parte de los propietarios que aparecen en los registros (Hernando del Hoyo, Hernando de Castro, Jorge Grimón, etc.) son aquellos vinculados a las familias de los que crearon los primeros ingenios y haciendas del Valle.
Cuadro 3 - Eschnos adultos bautizados en las panoquiu del vaiJc clc La Orotaw
Allos Esclavos 1540-1549 10
1550-1559 32
1560-1569
1570-1579
1580-1589
59
20
38 8
PRI!.Y.IO jt:A:> BEnn:scot:lrr Auosso !006
Los datos que conocemos sobre la evolución de los bautismos de este grupo presentan una tendencia descendente, especialmente entre los adultos, que no debe corresponder a una menor afluencia de esclavos a la Isla sino con el hecho de que ya vienen bautizados -especialmente si proceden de factorías portuguesas-, a que sus dueños no consideran necesario exigirles el sacramento o a la circunstancia de coincidir con determinados periodos en los que se paralizaba el tráfico debido a actos piráticos o disposiciones reales74• Ni la frecuencia de las expediciones a Berbería o Guinea durante la segunda mitad del siglo XVI ni lo que ocurría en Gran Canaria75, donde se alcanza el apogeo de las compraventas en el último cuarto del siglo, inducen a pensar que la afluencia de esclavos seguía apenando un volumen demográfico significativo al conjunto de la población insular.
Tampoco estamos muy informados de cómo pudieron afectar al número de esclavos las medidas que se tomaron a partir de 1530 tendentes a expulsar a los moriscos, especialmente a los ya liberados, debido a que se consideraba su presencia en las islas como un factor de riesgo ante el temor de un ataque procedente de la costa africana76• Y aunque las reacciones ante
74 Un buen indicio de que a finales del siglo XVI y comienzos del XVII aún existía un grupo de esclavos muy numeroso en la Isla nos lo proporciona la visita que el 20 de febrero de 1602 hizo a la parroquia de La Concepción d obispo Francisco Maníncz de Ceniceros. Dwantc su estancia ordenó n:da.aar y recopilar una serie de mandatos destinados a la orga· nización religiosa y jurídica de la Iglesia; cntn: todos ellos se encuentra varios de Doctrina Cristiana y Penitencia que aluden continuamente a la presencia de esta comunidad en la isla. Véase SÁNCHEZ HERRERO, J.: "La parroquia de La Concepción de La Laguna (Tenerife) en el trinsito del siglo XVI al XVII", en V/// Cowquio tÚ HiJloria Canario-Am~ricana, tomo 11, Las Palmas de Gran Canaria, 1991. P~&'• 817-846.
75 Para esta isla el profesor Lobo Cabrera ha estimado en aproximadatnente 10.000 el número de esclavos que llegaron a sus puertos a lo largo de la centuria, siendo significativo el hecho de que hasta 1515 aparezcan en los libros sacramentales del Archivo del Sagrario de La Palmas hasta un total de 141 esclavos bautizados.
76 Véase PERAZA DE AY ALA, J.: "Los moriscosdeTencrifcyacuerdos sobre su expulsión", en Hommaj~ a Ella1 Sura RJfo/s, l, La Laguna, 1970.
60
estas medidas no fUeron siempre bien recibidas, lo cierto es que desde 1541 se confiscaron bienes y se expulsaron a miembros de esta comunidad, lo que sin duda afectó al número de habitantes de determinados lugares del Archipiélago77•
2.2. NOTAS SOBRE IAEVOWCIÓN GENERAL DE lA POBlACIÓN
Tras las reflexiones anteriores, y sobre la base de los daros aporrados por las tazmías y recuentos conocidos, muchos de ellos, como ya se ha dicho, publicados hace bastantes años por el profesor Lobo Cabrera, vamos a plantearnos a continuación una simple recapitulación de esos números totales para contextualizar los otros análisis que vamos a realizar a partir del estudio de las tazmías cuya trascripción aportamos.
Es bien conocido por los historiadores canarios el hecho de que únicamente disponemos de datos fiables a lo largo de todo el siglo para la capital de la Isla, San Cristóbal de La Laguna. Para el resto de poblaciones las fUentes señalan diferentes cifras, con más o menos frecuencia, pero siempre carecemos del dato de finales de siglo, ya que la tazmía de 1592 únicamente recoge los datos relativos a la capital.
Existen en total cinco censos o tazmías que acumulan información más o menos fidedigna para esta centuria. El primero de ellos es un censo realizado en 1514 para el reparto del trabajo de limpieza de la laguna de la ciudad, que aporra una
77 Lo que sí es cierto es que su número era signí6cativo en las Was. Los trabajos del profesor Alberto Aruaya han demostrado, con el apoyo documental de los censos de moriscos realizados por la Inquisición y ottas fuenu:s, que el volumen de población morisca era considerable, especialmente en l..anzarote y Fuerteventura, donde suponían hasta la mitad de la población. Véase ANAYA HERNÁNDEZ. LA.: "La cuanti6cación de los moriscos canarios a tra\16 del cómputo inquisitorial de 1595 •, en Ftlipt 11 y su tinnpo. Actas tk la V mmid11 Cimtifica dtlaA. E. H. M, Cádi:r., 1999, p:lgs. 401-408.
61
PRE.\fJO ]t:AN BrmvsetWRT Auosso wo6
cifra total de vecinos que asciende a 317. En la última publicación del mismo78, Francisca Moreno incluía una columna no consignada hasta el momento e interpretada por Leopoldo de la Rosa como un posible indicativo del número de cabezas de familia residentes en cada hogar, y por Manuel Lobo directamente como el número de habitantes79• Ya comentamos en otro trabajo cómo considerábamos que la cifra que podría ser indicativa en realidad del número de habitantes era la que tradicionalmente había sido considerada como varas80, arrojando su suma total la cantidad final de 1.468, y un cociente de habitantes por hogar de 4,63, bastante por debajo, como se ve en el cuadro, de lo que se convertirá en la constante para lo que resta de siglo, siempre por encima de 5,5 habitantes por hogar.
El siguiente momento para el que contamos con información demográfica fiable es el de 1531, fecha en la que se realiza otra tazmía de la que no disponemos más que el número total de habitantes81
• Éste asciende a un total de 5.179, por lo que hemos asistido, en un período de poco más de tres lustros, a casi una triplicación de la población. En cifras totales supone un incremento de 3.711 habitantes en 17 años, lo que supone una media anual de más de 218 habitantes. Es decir, un 148,5 %o de crecimiento anual sobre los habitantes de 1514.
Fue éste el período de mayor crecimiento de la población de La Laguna, un crecimiento totalmente desorbitado y únicamente explicable a partir de la toma en consideración del
78 MORENO FUENTES. Frnncisca, ·Rcpartirnienro de m:inos de La Laguna en 1514w, Ob. cit.
79 LOBO CABRERA, Manuc:l, "La población ... •, ob. cit., p. 387.
80 GONZÁLEZ ZALACAIN, R.: Familia y socitdad m Tmtrift a ralz dt 14 conquista, San Cristóbal de La Laguna, 2005. No queremos con esto decir que se estén refiriendo exactamente al número de vecinos, sino que es muy plausible la relación entre número de habitantes y de varas a secar por cada uno de los hogares.
81 ROSA O UVERA, Leopoldo de la, "Tazmía deTenerife en 1531", ob. cit.
62
factor migratorio. A partir de esta tercera década del siglo XVI, la arribada de colonizadores a la Isla se ralentiza, y las cifras, como vemos en el cuadro 4, se van "normalizando".
Cuadro 4 - Pobladón de La Laguna en el siglo XVI. Hogares y penonas.
Fuente Atio Vecino~ /lahitante.1· Cociente
Repartimiento de vecinos 1514 317 1.468? 4,63 Ta:múz de 1531 1531 ¿? 5179 ¿? Ta:múz de 1552 1552 946 5513 5,83 Ta:múz de 1559 1559 1095 6064 5,53 'Iil:múz de 1561 1561 1094 7220 6,59 'Iil:mfa de 1592 1592 955 5423 5,67
Fuente MORENO FUENTES, Francisca, "Repartimiento de vecinos de La Laguna", an. cit.; ROSA OLIVERA, L.opoldo de la, "Tazmía de Tenerife en 1531", an. cit.; MORENO FUENTES, Francisca, "Tazmla de la isla de Tenerife en 1552", an. cit.; AMLL, E·XIII-5; AMLL. P-XN-33.
El crecimiento en el siguiente tramo es de únicamente 334 habitantes para un período que abarca más de dos décadas. La taz
mía de 1552, la más completa de las que se nos han conservado, nos da un total de habitantes para la ciudad capitalina de 5.51382
•
Ello implica una media anual de sólo 15,9 habitantes más por afio, y por tanto un ritmo anual de crecimiento del 2,98%o, tasa muy baja incluso para sociedades plenamente asentadas. Valga como ejemplo para ello la tasa de incremento acumulativo del 5,70%o que señala Jordi Nadal para el conjunto de la Espa.fia peninsular en el período que va de 1530 a 159183• Retomaremos esa cifra cuando valoremos el crecimiento a lo largo del siglo, pero hemos de convenir que para esta etapa es señal inequívoca de estancamiento poblacional, debido a múltiples factores.
82 MORENO FUENTES, F, "TazmCa de la isla de Tcnerife en 1552 ... ob. cit ..
83 NADAL, J.: "La población espa.liola durante los siglos XVI, XVII y XVIU. Un balance a escala regional", en P.ll.REZ MOREDA, V. y REHER, D. S., Dnnografla históric11 m Esp111ía, Madrid, 1988, pp. 39-54.
63
Grtijico 1 Veciuos de La Lag una cu el siglo X JI!. Cifras totales
1200 r-------------------------~--·
1000
800
600
400
200
o ~--------------------~------~ 1514 1552 1559 1561 1592
A rios
Tanto el gráfico 1, que recoge la evolución del número de vecinos de San Cristóbal de la laguna a lo largo del siglo XVI, como el gráfico 2, en el que dicha evolución se ha desarrollado en función del número de habiranres, muestran la misma tendencia de rápido crecimiento84 en los primeros momentos tras la conquista y colonización, con un estancamiento y ligero ascenso en las décadas centrales de la centuria, hasta llegar al descenso poblacional que se constata a finales de siglo.
Estas cifras se han extraído de las diferentes tazmías que aporramos en el presente trabaj o. Decíamos que éstas no difieren exageradamente de las aporcadas en su día por M. Lobo85 ,
y nos permiten aseverar el mismo estancamiento que él señaló
84 El análisis más realista de la evolución de b población nos lo muestra el gráfico 2, ya que el 1, :tl no disponer de la cifra de vecinos para 1531, distribur c el cnom1e crecimiento de las tres primeras décldas en wda la primera mirad del siglo.
85 LO BO CABRERA, M., "La población .. ." , ob .. rir. La gran diferencia se encuentra en la de 1592. en la que consraramos para La Laguna 5423 habitantes, por los 5.032 que seña.ló en su día el profesor Lobo (aunque sólo haya una diferencia de tres vecinos, 955 por 952) . Para la de 1559 la di ferencia es menor en habirn.ntes, únicamente 75 más en el nuevo recuento, pero mayor en vecinos, 13 más de los que él indicó.
para el período que comienza a partir de la segunda mitad del
siglo XVI. Como señalamos en otra parte del trabajo, la razón fundamenral de dicho estancamiento hemos de buscarla en la incidencia de la mortalidad catastrófica, fundamentalmenre
provocada por brotes epidémicos que mermaban sensiblemen
te las sociedades de épocas pasadas, donde las medidas higiénico-sanitarias disponibles no permitían encarar eficazmenre fenómenos de estas características.
Grájit'o1. llahillmlc'' tft• La l.a;:mw cu e'/ 'ÍJ:Icl X I' !. Cifras llllufe,
8.000 ..----------------, 7.000 6.000 5.000 4.000 3.000 2.000 1.000
o ~------------------------~ 1514 1531 1552 1559 1561 1592
i\ 1i0~
La evolución en los siete años que separan a la de 1552 con la siguienre tazmfa muestra un considerable ascenso, tanto en
el rora! de habitantes como en el nümero de vecinos. El ritmo de crecimiento es de una med ia de más de veinre hoga res por
año, con un crecimiento de habiranccs de 78 habitantes anuales. Es decir, que los nuevos hogares esrarfan formados por aproximadamente cuatro miembros.
En otras paJabras, si no dudamos de la fiabi lidad de la fuente, hemos de interpretar los daros aporrados como fruto de una nueva oleada de población que arriba a la capital, formada por familias nuclea res que van buscando la forma de mejorar
65
su situación social. De dónde venían lo trataremos con más profusión cuando analicemos las migraciones internas.
De todas las fuentes que hemos utilizado para el desarrollo de este trabajo la que en todo momento ha planteado mayores dificultades ha sido la tazmía de 1561. Como ya comentamos, para la población únicamente se nos conserva la trascripción de los resultados finales, en los que la cifra que más nos interesa, la correspondiente a la capital de la Isla, señala una cantidad de 7.220 personas, con un número de vecinos de 1.094. Es decir, en sólo dos años desde la realización de la anterior tazmía la población de la ciudad ha crecido en 1.220 habitantes. Es en sí un crecimiento más que notable, que supera el 91 %o de crecimiento anual. Pero lo extraordinario del dato es que disminuye en uno el número de vecinos. La única interpretación que se le podría dar a esos datos es que ese crecimiento fuera vegetativo, algo a todas luces imposible, sobre todo si tenemos en cuenta que más del 7o/o de la población de La Laguna vivía sola -y por tanto es bastante improbable que estuviese en condiciones óptimas de reproducción-, tal y como se puede observar en el cuadro referente a la distribución de la población por hogares.
Grájieo3 Evolución población La Laguna, con tuml4 dcl61
-Población """""----~----~--~--- ---- 1
:: ~ sooo ' ~· ).»)
l:lClO
'""'' ·~------------------------------------~ ,.:Y,'# ... .? ,4 ,#,.,. ...... .Y,.,.., ,-1" ,.,.Oj ,.f'' ,.~;~..,~,$'..:-ti"' ,.P' ~ ~"" ... J- ... .:P ... ~ ........... ~..,,.,<',.,'"' ... ..,~ ,4>' ,4'.., ,.:f ,.P. ..... '/' ,tf''
En cuanto al resto de las poblaciones la comparación de ambas tazmías no ofrece resultados mínimamente fiables. Como
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se puede comprobar en el cuadro que sigue, sólo hay tres poblaciones que planteen cierta integridad referencial en ambas relaciones: La Orotava, Icod de los Vinos y El Realejo. Sin embargo, las cifras que arrojan tanto en número de vecinos como de habitantes son incomparables entre sí, e incomprensibles si tenemos presente que únicamente han transcurrido dos años entre la realización de una y de otra. Especialmente desconcertante resulta el dato del Realejo, con un descenso en el número de vecinos de casi 140 sobre un inicial de 25, algo imposible y achacable a un error en la transcripción de los datos.
Cuadro 5. Población de La Orouva, lrod y d Realejo con.~ignada en lu tazmías dd 59
ydd61
LuGAR LaOrotaw. lcocl de los V'mos Realejo
TAZMIA DEl. 59 "IA7~\IIA DEL 61
VECINOS
313 168 163
PERsoNAS
1.786 895 882
VECINOS
526 185 25
PlasoNAS 2.575 1.028 606
Por todo lo dicho parece evidente que la relación elaborada en 1561 ofrece una escasa consistencia, lo que nos lleva a considerar que metodológicamente conviene exponer una segunda ronda de resultados, en la que se detalle la evolución de la población de la capital de la Isla -recordemos, la única población para la que disponemos de datos en todas las tazmías-, pero excluyendo de los mismos los resultados de 1561.
""' ""'
Gráfico4
~ ---------------------------------------------""' ""' -·ooc
67
I'RI'.Mio )llAN llnHENCOI:IH AtroNso :oo6
Como se puede observar en el gráfico resultante de la exclusión de la tazmía de 1561, la población de la capital de la isla muestra un total estancamiento desde 1531 de hasta 1592. En esos 61 años únicamente hay un aumento de 244 habitantes, es decir, un crecimiento de una media anual de 4 habitantes, un 0,77o/oo de media anual. En definitiva, un crecinúento acumulativo absoluwnente precario que constituye un ejemplo claro de las características básicas de la demografía de tipo antiguo: una alta natalidad, contrarrestada a su vez con un alta mortalidad, especialmente en los primeros años de vida de los individuos, y corregida además periódicamente por crisis generadas por la mortalidad catastrófica, como la epidemia que asoló Tenerife en 1582, y que diezmó, hasta devolver a niveles de las primeras décadas del siglo XVI, los contingentes poblacionales de la Isla en las últimas décadas de la centuria.
De todos modos, ha de tenerse presente en este análisis lo artificioso del mismo. Precisamente hemos querido elaborar una visión de la panorámica demográfica a lo largo de toda la centuria desde el convencimiento de que lo más importante de la demografía de estas épocas no son los números sino la estructura de las poblaciones en función de esas variables. Por ejemplo, si nos hubiésemos linútado a las cifras de la primera mitad de siglo, el aumento poblacional resultante nos daría cifras casi equiparables a las de una sociedad con un régimen demográfico moderno. Sin embargo, si únicamente nos hubiéramos limitado a analizar las cifras extremas, la suposición a la que llegaríamos es que el crecinúento vegetativo de estas poblaciones era prácticamente inexistente, con unas tasas de reemplazo bordeando los límites de la reproducción social.
Es por ello por lo que conviene remarcar que en todo momento hemos pretendido concebir la demografía de Teneri-
68
.Ml<a:ELi\r.:c;•l. GóMEZ, RournTo J. GON1.ÁU.I. v )l'AN MANIJI~I.I!ti.LO
fe en el siglo XVI como un proceso, valorando críticamente todas las cifras aportadas y contextualizándolas en su lugar correspondiente. Ahora bien, y profundizando en esa línea, uno de los grandes problemas de la tazmía de 1592, y que desarrollamos en otra parte del trabajo, es que desconocemos por qué no se elaboraron listas de producción-población en los otros lugares de la isla. Tenemos el convencimiento de que las epidemias de la década de los 80 diezmaron notablemente el contingente de población de la capital desde una doble perspectiva: la más obvia del fallecimiento de todos los afectados por la enfermedad; pero también la motivada por la huida de importantes hacendados y servidores a sus posesiones en el ámbito rural.
Desde las primeras décadas del siglo XVI hubo diferentes lugares en la Isla, especialmente en la banda norte, como por ejemplo Garachico o las poblaciones del valle de La Orotava, en los que se fue consolidando una oligarquía rural que se vinculaba familiarmente con la elite lagunera y que iba acaparando buena parte de las propiedades de dichas localidades. Es bastante probable suponer que en caso de crisis epidémica con consecuencias dramáticas para el conjunto de la población, la oligarquía lagunera huyera a sus posesiones, o las de sus familiares, en aquellas wnas86•
Por ello, aunque sabemos que hubo mucha gente que huyó de la ciudad durante la epidemia de 1582, al no poder valorar
86 Esw migraciones a corta y media distancia no han sido analizadas en profundidad para el caso canario, y creemos que es una labor pendienrc que ha de acometerSe desde una doble perspectiva: la emigración en el marco del territorio de la propia Isla, y los movimientos poblaciones inrcrinsulares, tanto de caraaer rcmporal como ddinitivo. Un marco teórico con aportaCiones de muchos lugares lo tenemos en el congreso celebrado hace unos aftas, publicado como El RAS ROEL, A. y REY CASTELAO, O. (eds.): ús mignztions inln7ln ~~ lt mQ}fflM IÜ!tan« m Europt, 1500-1900. 2 vols., Santiago de Compostela. 1994.
69
la evolución de la población en aquellos otros lugares de la Isla, nos es imposible conocer tanto la incidencia real de la epidemia como el número de personas que se instalaron definitivamente en el ámbito rural después del éxodo obligado por la peste.
En resumen, a través de las páginas precedentes, y con el apoyo de los gráficos, lo que hemos pretendido mostrar en relación a la evolución de la población de la Isla en el siglo XVI es que su análisis nos permite determinar una serie de conclusiones interesantes.
Primeramente hay que señalar que La Laguna, como capi- · tal de la Isla, pronto se pone al nivel de las ciudades medias de la Corona castellana, con una población que ya en la tercera década de su existencia pasaba de los cinco mil habitantes, cifra nada desdeñable y explicada únicamente por el poderoso foco de atracción que eran las Islas desde su incorporación a la Corona castellana, especialmente las que lo hicieron a la jurisdicción de realengo. Éstas se convirtieron en polo de atracción de gentes provenientes de las zonas peninsulares del reino, pero también de la Corona portuguesa, y de las islas de realengo, especialmente Lanzarote y Fuerteventura87•
La segunda gran fase que se abre en Tenerife comienza a partir de esa década de 1530, momento en el cual comienza a detectarse un estancamiento de la población, probablemente debido a la atracción creciente que el continente americano comenzó a ejercer entre el tipo de personas que hasta ese momento habían elegido el Archipiélago como lugar de destino. Desde entonces hasta aproximadamente 1580 -aunque para ello ya nos tengamos que valer de los datos cualitativos- el
87 Para medir el origen de los pobladores véase el apéndice correspondiente de GONzALEZ ZALACAIN, R J.: F~~milia 1 sorid.ui ... op. rit.
70
Mu;l:m A:-:Ga GóMI:L., RoDJ>RTO j. Go:-~7.Ál.F.7. Y juA:-~ l'vi.~Nun B~.LL0
crecimiento poblacional mantiene unas constantes asimilables a grandes rasgos con los de las sociedades peninsulares del momento, con cierta incidencia de factores exógenos, como las migraciones internas o las crisis de subsistencia, que permiten un crecimiento de la población lento pero sostenido.
Hasta que llegamos a la crisis epidémica de 1582, para la que únicamente disponemos de datos no cuantitativos. Ésta, si atendemos a los valores fiables que sobre la población de la ciudad tenemos para antes y después (6.064 habitantes, distribuidos en 1095 casas en 1559, y 5.423 habitantes, repartidos entre 955 en 1592), nos permite suponer que la peste incidió en el doble sentido al que hadamos alusión antes: por fallecimiento, ya que disminuye el número de habitantes; y el de emigración hacia el ámbito rural, ya que disminuye el número de hogares88
• De esta forma, ejerce una labor de regulación demográfica que en épocas posteriores, cuando estas enfermedades no tengan la incidencia que tuvo la que nos ocupa, será desempeñada por la emigración a otros lugares, fundamentalmente a América, a la búsqueda de una mejor fortuna.
2.3. APUNTES PARA EL ESTUDIO DE LA NATALIDAD
Como ya hemos advertido en páginas anteriores, pese a las dificultades de análisis que presentan los registros bautismales, éstos siguen siendo la única fuente disponible para el conocimiento de la evolución de la natalidad. Afortunadamente,
88 Y no sólo porque desciende el número de hogares en total, sino porque aumenta la tasa de habitantes por casa. de: 5.53 en 1559 a 5,67 en 1592, lo que: se: puede interpretar como una reestructuración de los hogares laguneros producida por la desaparición de esos núcleos familiares a raíz de la huida al campo de algunos propietarios, que obligarla a buscar acomodo en nuevos hogares a algunos componentes de esos grupos domésticos disgregados.
71
l'Rl·.MJO ]I'AN IIFl'JII!'WOtJKJ AtroNso lOO(>
para la segunda mitad del siglo XVI disponemos de datos homogéneos procedentes de varias parroquias89 que, dado el número de feligreses que agrupan, pueden ser representativos de la situación general. Comencemos analizando la evolución de los bautismos que se expresan a continuación:
Cuadro 6. &olución quinquenal de los bautismos en varias parroquias de Tcnerife
Ailo!li Lt L.:.t una t\~mcnto Promedio Orota~"a y A~mcnto Promedio Sanu g <¡umqucnal :Ulual Rcalc¡os qumqucnal anual Cnu:
1540-1544 o 369 o 1545-1549 o 401 32 6,4 o 1550-1554 808 463 62 12,4 o 1555-1559 1021 213 42,6 551 ·328 -65.6 o 1560-1564 1160 139 27,8 328 -223 ·57.7 o 1565-1569 1270 110 22 649 321 64,2 o 1570-1574 1102 -168 -33,6 780 131 26,2 o 1575·1579 1169 67 13.4 881 101 20,2 o 1580-1584 1047 -122 -24,4 911 30 6 o 1585-1589 1208 161 32,2 1038 127 25,4 o 1590-1594 1259 51 10,2 o o 1595-1599 1060 -199 ·39,8 o 134
En todas ellas se observa el despegue de la natalidad desde la década de los 50 del siglo XVI. A grandes rasgos, la evolu-ción durante la segunda mitad de la centuria mantiene una tendencia al alza elevada; a excepción de los años 1570-72 y 1582-83, se registra un número bruto de bautismos que va en aumento, con porcentajes anuales de hasta el 5,2%. Así pues los periodos de signo positivo son predominantes frente a los
89 Véanse referencias en el apartido dedicado a las fuentes documentales.
72
negativos. En el caso de La Laguna, estudiado por A. Marcos Martín, se constata el aumento constante de bautismos desde el momento que contamos con los primeros registros, con un porcentaje de aumento anual de 5,2o/o e incrementos notables en el quinquenio 1555-59. No es extraño que La Laguna alcanzara el número máximo de habitantes durante la centuria en torno a la elaboración de la tazmía de 1561, ya que el incremento en el número de bautismos tuvo que traducirse en un incremento demográfico notable. El cambio de tendencia a partir de 1570 no tiene correspondencia con otros lugares de la isla, y quizás se deba al efecto de conocidos periodos de carestía o a las consecuencias de un proceso de redistribución de la población dentro de la isla. Pasando el bache del bienio 1570-72 se regresa a la senda del crecimiento, esta vez moderado, para volver a caer en el profundo bache de la crisis epidémica de 1582-83. Con todo la crisis fue superada rápidamente, de tal forma que los probables reajustes matrimoniales derivados de la epidemia o los abandonos de la ciudad fueron contrastados por el notable aumento de bautismos en el sexenio 1589-1594.
GráficoS Gráfico- Evolución quinquenal de los bauli~mos en las parroquias de La l.aguna
73
I'Iu::o.uo )t·As lh:nwscot·Kr Auosso zoo6
Si nos trasladamos al análisis de los datos correspondientes al valle de La Orotava, se puede observar un progresivo aumento en el número de nacimientos, sólo interrumpido en el periodo 1560-64, motivado, en este caso, por carecer de los registros parroquiales de la Iglesia de La Concepción de La Orotava. El despegue parece arrancar claramente desde la década de los cincuenta, alcanzando su punto máximo en 1586, con un total de 239 bautizados. Entre 1582, año en el que se había registrado el mayor número hasta la fecha, y el citado de 1586, se aprecia un descenso en el número de bautizados, sin duda explicable, al igual que en otras localidades de la isla, por la incidencia del brote epidémico de 1582. El dinamismo de la población del valle se evidencia, además, en el proceso roturador al que fueron sometidas la dehesas del lugar y en las usurpaciones que se dieron en los montes de La Orotava, junto a la creciente actividad comercial de su puerto -record~mos la creación oficial del Puerto de La Orotava a principios del siglo XVII- y el auge de una aristocracia local formada por los grandes propietarios descendientes de algunos conquistadores y mercaderes establecidos en el lugar a comienzos de la centuria.
GrtJjieo 6
Gráfico- Evolución quinquenal de los bautismos en las parroquias del valle de La Orota\-a
:¡ ::1 4.:JtJ:
m!
~-----
74
En el caso de la comarca de Daute, estudiada por J. M. Rodríguez Yanes90
, el comportamiento es prácticamente el mismo al de otras parroquias del norce de la isla. Salvo un notable descenso que se produjo en los años 1555-56 debido a problemas de abastecimiento y al quinquenio 1570-74 en el que vuelven a caer los registros, el conjunto de la comarca presenta un crecimiento en el número de bautismos hasta alcanzar el máximo de la centuria hacia 1595, con unas cifras anuales y medias quinquenales que, a juicio del citado autor, no fueron superadas a lo largo del Antiguo Régimen.
Si profundizamos un poco más en el análisis del número de bautismos por parroquias también se pueden observar diferencias que denotan el proceso de concentración de la población en torno a aquellos lugares que presentan una acumulación de artesanos, mercaderes y miembros de la aristocracia local que se traducen en un activo comercio y en una concentración de rentas. Así, y de nuevo para el caso de La Laguna, la desproporción es notable a favor de Los Remedios ya que la villa de Abajo llega a concentrar hasta un 70% de los bautismos. En la comarca de Daute es la parroquia de Santa Ana de Garachico la que reúne el mayor número de registros, mientras que en el valle de La Orotava las curvas parroquiales de bautismos siguen una tendencia semejante a la descrita para el conjunto, de tal forma que las tres presentan un descenso pronunciado en los años 1582-83, si bien La Concepción de La Orotava dobla a las dos de Los Realejos en el número de bautismos.
De lo repetido en varias ocasiones sobre las deficiencias en los registros bautismales se deducen rápidamente las dificultades existentes para obtener rasas brutas de natalidad. Tomando
90 RODRfGUEZ Y ANES, ]. M.: Fl Antiguo Rl¡)mm m 111 romamt .... ob. ciL, ~· 43 y ss.
75
l'REMIO ]t:AN BHIIE'<COUKI' Auosso !006
las cifras de población absoluta que dan las tazmías de 1552, 1561 y 1592 correspondientes a varias localidades de la Isla91
se pueden intentar obtener coeficientes que nos pueden servir de orientación:
Cuadro 7 -Tasas bnuas de natalidad
Años Lt L-¡guna La Orotava-Rcalcjos
1552 27,5 26,9
1561 39,2
1592 47,6
Según estos escasos datos, los índices de natalidad fluctúan entre un 20 y un 47 por mil, cifras comunes a la mayor parte de las localidades castellanas estudiadas92, si bien hay que ser concientes de que estos datos esconden realidades locales muy variadas93•
Por último, hay que señalar que, aunque no siempre es posible, de las partidas bautismales del siglo XVI se puede deducir alguna información relativa a la legitimidad del recién nacido. Si en el acta aparecen fórmulas como "hijo legítimo de ... " o "hijo de ... y su legítima mujer", el carácter del bautizado no ofrece dudas. Sin embargo, no siempre aparecen fór-
91 Ya advertimos que la lllZITIÍa de 1561 ofreda unos datos totales para Los Realejos muy discutibles, de tal forma que aún afiadimdole datos de La rambla e lcod el Alto a su con· tingcnte de población es muy probable que la cifra que se obtiene no sea representadva de la realidad. De la distorsión de dicha cifra se deriva también un índice tan extrafio en aquella época.
92 Sirvan de ejemplo c:l estudio de ues parroquias de Medina del Campo (Valladolid) que arrojan unos índices para el último tercio dc:l siglo XVI que oscilan enue cl36 y el 40 por miL Vi:ase !'.tARCOS MARTfN, A.: Augt y áN/iw dt un núcleo mnrantil J financirro tÚ
Gutilltz 14 Vt9a. Evoluddn dmwgrdjira dt Mttlina dtl Campo Juranu /o$ riglo$ XVI y XVII, Valladolid, 1978, p;igs. 115-118.
93 Hay que recordar que los datos se distorsionan notablemente en el caso de que en una parroquia, como pudo ser el de La Concepción de La Orotava, se registrasen los bautizos de los hijos de vecinos de localidades próximas.
76
Mtt.t 1·.1. :bGu. Gthn.L. Ro~ERIO J. Go~7.Ü.H y Jt'"" M.\Nt'H UFt u>
mulas de este tipo, lo que tampoco debe inducirnos a pensar en un signo de ilegitimidad, sino más bien en una omisión u olvido del párroco.
Un análisis detallado de la información sobre la legitimidad del bautizado, que aquí no vamos a hacer, es muy útil para acercarse a un conocimiento de las prácticas sexuales y morales de la época. Del aumento o descenso de ilegítimos se pueden deducir comportamientos ante los preceptos religiosos, o la frecuencia de relaciones prematrimoniales o extramatrimoniales en diversas comarcas de la Isla.
2.4.- DEMOGRAFíA Y FAMILIA
Una vez determinada, a través del análisis de los totales de población en Tenerife a lo largo del siglo XVI, la estructura demográfica propia de dicha sociedad, vamos a dedicar un apartado específico a la vinculación que la demografía histórica ha mostrado en las últimas décadas con uno de los temas que en mayor medida han despertado en interés de los historiadores en fechas recientes, la familia.
Hay que tener presente los estrechos vínculos que la génesis de nuestra historia de la familia actual tuvo en sus inicios con el trabajo llevado a cabo por la demografía histórica, y más concretamente con el modelo de reconstrucción de familias desarrollado por la escuela francesa desde mediados del siglo pasado. Esto permitió aproximaciones relativamente fiables al tamaño de la familia, amén de otras cuestiones como la duración de la vida en común, prácticas endogámicas, relaciones extraconyugales, ere. Esta razón nos ha llevado a considerar plenamente adecuado plantear un estudio de estas características en el presente trabajo.
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Sin embargo, desde Inglaterra se apuntó acenadamente que no era lo mismo familia nuclear que grupo doméstico, y que conocer la estructura de éste era fundamental igualmente para comprender la historia de la familia. Es por este motivo por el que debemos desechar afirmaciones tan rotundas como las que planteaba M. Lobo en su artículo anteriormente citado, en el que equiparaba directamente el resultado de la división del número de habitantes aportados por la lista nominativa entre el número de hogares con la tasa de miembros de un núcleo familiar. Esta afirmación es del todo imposible si tenemos en cuenta los datos aponados en el cuadro 1, donde se muestra claramente cómo en las tres tazmías el número de hogares con más de 1 O miembros supera ampliamente el 1 Oo/o de la población, y estas cifras son difícilmente asignables a familiar nucleares.
Por ello, lo que a continuación trataremos de hacer es de delimitar dos cuestiones fundamentales: hasta qué punto la presencia de habitantes no pertenecientes a la familia nuclear en los hogares, tanto en forma de servicio de ciclo vitar>4, como de personas relacionas por afinidad o parentesco lejano, era importante en Canarias a principios del siglo XVI; y qué incidencia tienen las normas de corresidencia en la sociedad tinerfeña del Quinientos95•
Las fuentes que utilizaremos para definir uno y otro elemento plantean dudas. Para concretar el número de hijos por familia, utilizaremos una serie de datos de bautismos
94 Concepto acufiado por Pc:tcr Laslrn, y que: hace referencia a todas aqudlas personas que viven bajo el mismo techo que la familia con lazos de parentesco sin pcrtenccc:r a ella, gc:ncralmc:ntc: con una funcionalidad claramente económica. LASLElT, Pc:ter, El mundo qu~ hemos pnJú/o .•. , op. rit., p. 21.
95 En otras palabras, saber con qué frecuencia conviven más de una generación o más de una rama familiar bajo el mismo techo.
78
que consignaremos a su debido tiempo, a lo que añadimos un cuadro basado en el análisis de los testamentos. Esto plantea algunas dudas metodológicas, ya que no es lo mismo número de hijos de una pareja que número de hijos supervivientes a la hora de testar uno de los dos cónyuges, o el problema que pueden plantear las cartas de tutela, en las que puede haber algún hijo mayor de edad que no requiera tutoría de otra persona, y por eso no se le mencione. Pero aún así, si mantenemos la cautela ante un intento de canonización de los resultados, estos pueden resultar altamente orientativos.
Hasta aquí hemos expuesto las fuentes a utilizar para determinar el número de hijos por familia. Más problemas aún presenta la delimitación de los grupos domésticos. La base utilizada para presentar los resultados es el resultado de las tazmías. Su análisis nos permitirá un estudio diacrónico al que añadiremos las conclusiones extraídas de la comparación de sus resultados con los de otros tipos de hábitat, como puede ser el rural de la zona de Buenavista, donde en 1540 también se elaboró una tazmía96• Todo ello lo combinaremos con los que se dan en el repartimiento de 1514 (suponiendo que hablemos de habitantes y no de varas97), a fin de establecer el punto de partida en estas cuestiones de una sociedad en pleno proceso de consolidación. Este tipo de documentación se limita a consignar vecinos con el número de personas que viven a su cargo, asociándolo al trigo que tienen. La duda, como señalábamos anteriormente, surge en los casos en los que claramente nos manejamos con un grupo que supera la decena
96 Publicada por MARTfNEZ GALINDO, P.: "Una taZmÍa de Buenavista (Tenerife) de 1540" ... ob. dt.
97 V éanse notaS n° 77 y 78.
79
PREMm )F-'" BnliiS<"OI'IU :\uosso zoo6
de personas: ¿es un hogar de familia troncal, en el que viven varias generaciones?, ¿uno multinuclear, con varias cabezas de familia viviendo juntas?, ¿o simplemente estarnos hablando de unidades de producción, totalmente ajenas a cualquier organización de tipo familiar?
Como vemos es un tema crucial, en el que las afirmaciones no pueden ser rotundas. Optamos por ello por considerar que a lo que verdaderamente se refieren las tazmías es a unidades de producción, en las que se sefialarían el número de habitantes que dependen del trigo del personaje consignado para su sustento. A pesar de que en otros lugares y épocas haya efectivamente hogares con más de cien sirvientes98
, es difícilmente explicable un hecho de estas características en Tenerife a mediados del siglo XVI99• Sin embargo, aún tomándolos como unidad de producción, los lazos de dependencia son innegables, además de que, como veremos, en la mayoría de los casos estos grupos productivos son efectivamente reducidos, lo que evidencia que en la mayoría de los casos la familia se plantea como una unidad de producción.
No debemos olvidar tampoco que la tazmía no es más que un recuento de grano, por lo que es bastante probable que algunas personas aparezcan en todos los núcleos poblacionales en los que posean casa y tierras. La homonimia impide hacer un descarte de todos los casos repetidos, por lo que optamos por tratar los datos como aparecen en la fuente, aunque reiterarnos que todas estas precisiones han de tenerse muy en cuenta a la hora de valorar los resultados finales.
98 Como ocurr{a en casa de los Herberts, en la Inglaterra dd siglo XVII. LASLETI, Peter: El mundo t¡t« hemos pmliáo ... , op. rit., p.26.
99 A Pedro Ponte, alcalde y regidor de Garachico, se le asignan 137 personas en la tazmfa de 1552.
80
.\lu~t'n A-:,,n Gó"""· RollERTO J. Gosl.ÁU.z' jt:Al' :'I.IAslll'Lilu.l o
Para determinar el número de hijos por familia hemos utilizado los datos extractados para la primera parte del siglo XVI, en los que la combinación de fuentes y estudios elaborados nos permiten plantear una serie de resultados bastante consistentes.
Una buena parte de ellos los obtenemos del magnífico artículo publicado hace ya algunos años por Manuel Lobo y Benedicta Rivera sobre los primeros pobladores de Las Palmas de Gran Canaria100
, en el que procedieron a un vaciado de los datos consignados en los libros de bautismos de las parroquias de la capital grancanaria en las primeras décadas del siglo XVI.
La segunda base de información es la que nos brindan los testamentos, momento en que se recogen las últimas disposiciones de la vida de las personas, y en el que aparecían mencionados, salvo casos excepcionales, todos los hijos del restador. Nuevamente el arco temporal escogido es el que finaliza en 1530, por dos razones: primeramente es el que permite un análisis comparativo más detallado con los datos aparrados para Las Palmas por los antedichos autores; y en segundo lugar, porque los protocolos notariales publicados por el Instituto de Estudios Canarios en sus Fontes Rerum Canariarum se encuadran aproximadamente en el mismo arco temporal.
100 LOBO CABRERA. M., y RIVERO SUAREZ, B: "Los primeros pobladores .. .", ob. cit
81
0:: tv
Grupo Familiar
o 1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11 a 15
16a20
21 a25
26a30
31 a35
36a40
41 a45
46a50
Cuadro 8.- La Laguna. Distribución de habitanccs por bogara en las tazmías (1552, 1559 y 1592)
1552 1559 1592
N" PobL %grupos o/opobL N" PobL %grupos o/opobl. N• PobL %grupos
4 o 0,42 0,00 o o o o o o o 62 62 6,55 1,12 81 81 7,40 1,34 30 30 3,14
111 222 11,73 4,03 154 308 14,06 5,08 86 172 9,01
122 366 12,90 6,64 164 492 14,98 8,11 139 417 14,55
142 568 15,01 10,30 133 532 12,15 8,77 155 620 16,23
107 535 11,31 9,70 140 700 12,79 11,54 111 555 11,62
93 558 9,83 10,12 105 630 9,59 10,39 148 888 15,50
73 511 7,72 9;17 56 392 5,11 6,46 74 518 7,75
67 536 7,08 9,72 85 680 7,76 11,21 75 600 7,85
41 369 4,33 6,69 34 306 3,11 5,05 36 324 3,77
25 250 2,64 4,53 44 440 4,02 7,26 38 380 3,98
67 844 7,08 15,31 70 888 6,39 14,64 44 558 4,61
20 359 2,11 6,51 20 349 1,83 5,76 14 249 1,47
5 119 0,53 2,16 4 95 0,37 1,57 4 86 0,42
4 113 0,42 2,05 3 85 0,27 1,40 1 26 0,10
3 101 0,32 1,83 o o 0,00 0,00 o o 0,00
o o 0,00 0,00 1 40 0,09 0,66 o o 0,00
o o 0,00 0,00 o o 0,00 0,00 o o 0,00
o o 0,00 0,00 1 46 0,09 0,76 o o 0,00
946 5.513 100,00 100,00 1.095 6.064 100,00 100,00 955 5.423 100,00
o/o pobl.
o 0,55
3,17
7,69
11,43
10,23
16,37
9,55
11,06
5,97
7,01
10,29
4,59
1,59
0,48
0,00
0,00
0,00
0,00
100,00
~ :<: e '-
~ ~ ¡;; '/,
" S: ~ ~ o . .., o ... g e-
1-.laa:n -~'Gll. c.~.\111. Ro~l.RIO .1 GosZÁLEZ y jl'AS .\!Asen lln.to
En el trabajo ya citado sobre los primeros pobladores de Las Palmas de Gran Canaria, los autores presentan un cuadro en el que sefialan el número total y porcentajes de matrimonios con entre O y 8 hijos, que son los que han podido identificar.
Cuadro 9. Matrimonio según el número de hijos. Las Palmas de Gran Canaria. 1498-1528
Matrimonios con Número total %de matrimonios Población
O hijos 151 16,8 o 1 hijo 527 58,2 527 2 hijos 116 12,8 232 3 hijos 54 6 162 4 hijos 25 2,8 100 S hijos 14 1,5 70 6 hijos 13 1,4 78 7 hijos 3 0,3 21 8 hijos 2 0,2 16 Total 905 100 1206
Fuente: LOBO. M. y RJVERO, B.: "Los primeros pobladores ... •, art. dr .• p. 63.
A esta tabla le hemos afiadido una en la que sumamos el número de bautizos, y el resultado es cuando menos sorprendente, ya que, debido al elevado número de matrimonios sin descendencia, el número de hijos por matrimonio sería de 1,33. Si le afiadimos a los c6nyuges (en el supuesto más optimista de que ambos estén vivos), la familia nuclear en Las Palmas sería de 3,3 miembros. Si comparamos estos resultados con los obtenidos para el caso de los testamentos (cuadro 3), vemos que las cifras varían. En Tenerife, los matrimonios habrían tenido una media de 2,55 hijos cada uno, lo que supone una familia nuclear de 4,55 (volviendo a suponer que ambos
83
PRBUO )!:Al'< BETHE.'<Col:Rr ALFo:- so :oo6
cónyuges viven), cifra que encaja plenamente con el modelo teórico.
¿Dónde radica la diferencia entre un cuadro y otro? Si los analizamos atentamente observamos cómo el porcentaje de familias que en Gran Canaria sólo bautizaron a un hijo es muy superior a los testamentarios que en Tenerife sólo dejaron un hijo a la hora de hacer testamento. La explicación a esta diferencia tan notoria puede responder al hecho de que en un caso se mencionan únicamente bautizados, mientras que a la hora de hacer testamento se recogen todos los hijos vivos, siendo bastante probable que muchos matrimonios ya tuvieran hijos cuando arribaron al Archipiélago. No creemos, por tanto, que se deba a una diferencia estructural entre ambas islas, a las que consideramos modelos similares en lo esencial.
Cuadro 10. Número de hijos por malrimonio &egÚD los ~aCUDcniOS. Tcncrifc, 1508-1530'0'.
Matrimonios con Número total Población total %de matrimonios
o 33 o 23,08 1 24 24 16,78 2 21 42 14,69 3 21 63 14,69 4 16 64 11,19 5 12 60 8,39 6 6 36 4,20 7 5 35 3,50 8 5 40 3,50
Total 143 364 100,00
lO l Hemos eliminado de: la muestra utilizada 62 casos, correspondientes tanto al número de solteros como al de aquellos casos en los que b fecha del rcstamenro es posterior a 1530. Si cont:lscrnos en este grupo a los 39 solteros que testaron en ese arco cronológico, b media de hijos por pareja descendería hasta 2, y por tanto la f.unilia conyugal seria de 4. Como veremos más abajo, esta matización tiene su importancia.
84
M((;¡ l:t AsGLL Gchn:z. RoBJ'RIO J. co,z.\u-z \' h'-'" M.<"I:H. BHI.O
Ahora comparemos estas cifras con las obtenidas en las diferentes tazmías y repartimientos. Centrándonos en primer lugar en La Laguna, hemos seleccionado los datos del repartimiento para limpiar la laguna102 y los de la tazmía de 1552 correspondientes a la villa capital. En 1514la media del grupo doméstico sería de 4,85, que se eleva hasta un considerable 5,82 a mediados de siglo.
No son cifras exactamente comparables con los testamentos y los bautismos. No hemos podido establecer una diferenciación temporal en el caso de los testamentos, ya que la muestra resultaría tan poco significativa en muchos casos que perdería cualquier valor, siquiera orientativo, que quisiéramos darle. Pero la mayoría de testamentos del período son posteriores a 1514. Y el problema de 1552 no es únicamente que haya transcurrido más de un cuarto de siglo, sino que el proceso de consolidación de la sociedad es mucho más patente.
En el cuadro 18 se presenta la distribución por número de miembros del grupo doméstico de la población capitalina en esos dos periodos. Los hemos desagregado más de lo que es habitual para que se pueda apreciar la verdadera incidencia de cada uno de los conjuntos.
102 Son las cifras que presentamos con más cautela. Partimos del supuesto de la existencia de relación entre el número de varas a secar y d número de personas dependientes del ved no principal (Véase p:lgina 62). Como veremos es una propuesta que se puede def'cnder con las cifras obtenidas.
85
I'R~Y.IO )l:.'.-" BEIHESCOI'RT ,\JIOS~() 1006
Cuadm 11. Grupo domútico en San Cristóbal de La Laguna, 1514 y 1552.
Grupo La Laguna. 1514 La Laguna, 1552 doméstico no % %población no % %población
o 14 4,42 0,00 4 0,42 0,00
1 82 25,87 5,58 62 6,55 1,12
2 82 25,87 11,16 111 11,73 4,03
3 26 8,20 5,31 122 12,90 6,64
4 6 1,89 1,63 142 15,01 10,30
5 30 9,46 10,21 107 11,31 9,70
6 18 5,68 7,35 93 9,83 10,12
7 2 0,63 0,95 73 7,72 9,27
8 4 1,26 2,18 67 7,08 9,72
9 1 0,32 0,61 41 4,33 6,69
10 28 8,83 19,06 25 2,64 4,53
11 a 15 12 3.79 11,37 67 7,08 15,31
16 a20 2 0,63 2,72 20 2,11 6,51
21 a25 3 0,95 5,11 5 0,53 2,16
26a30 4 1,26 7.90 4 0,42 2,05
31 a35 o 0,00 0,00 3 0,32 1,83
36a40 2 0,63 5.45 o 0,00 0,00
41 a 50 1 0,32 3,40 o 0,00 0,00
50 a 75 o 0,00 0,00 o 0,00 0,00
75 a 100 o 0,00 0,00 o 0,00 0,00
m:isde lOO o 0,00 0,00 o 0,00 0,00
317 100,0 100,00 946 100,0 100,00
Fuentes publicadas. Elabor.ación propu.
Los habitantes en núcleos de hasta cinco miembros presentan unos porcentajes parejos: 33,9 en 1514 y 31,8 a me-
86
diados de siglo. Sin embargo, aunque los resultados globales se asemejen, lo cierto es que en 1514 más del 15o/o de la población vivía sola o con otra persona, porcentaje que desciende 1 O puntos a mediados de siglo. A pesar de la descompensación entre sexos que inevitablemente se debió dar en la primera mitad de siglo, los datos resultantes dan pie a suponer que el porcentaje de solteros disminuyó hasta unos niveles aceptables, aunque otra explicación podría encontrarse en el servicio doméstico, el tema que aquí nos ocupa, pero que por desgracia no podemos delimitar más. Hace falta un estudio exhaustivo de los testamentos de ese segundo cuarto de siglo en la misma línea del que hemos presentado anteriormente, cuyos resultados nos permitirán aproximarnos con mayor seguridad al conocimiento de los tempos de "normalización" de una sociedad de las características de la canaria tras la conquista.
Retomando la cuestión de la configuración del grupo doméstico, destaca el hecho de que en La Laguna, para 1514, los coeficientes sean muy similares al número de hijos que se desprende de los testamentos. Pero no debemos creer en la inexistencia del servicio de ciclo viral. Bien es cierro que es bastante probable que no se dé con la asiduidad que incluso se percibe en 1552, pero si eliminamos del cálculo del grupo doméstico a los solteros (o al menos a los que únicamente se les ha asignado una vara de limpieza), el cociente del grupo doméstico se eleva hasta el 6,62, lo que sí indicaría la presencia de un importante volumen de domésticos no familiares, y a su vez explicaría la existencia de grupos tan numerosos como los de entre 30 y 50 personas.
u-o/
i'Rnno Jt:.,s Bt:ntEscotRr A u o,;so 1006
Cuadro 12. Grupo doméstico: Buenavista IS40 y reato de: Tc:nc:rik (menos La Laguna) c:n 1552.
Grupo Resto de la Isla 1552 Buenavista 1540
doméstico no % o/o población no % %población
o 3 0,20 0,00 2 2,17 0,00
1 87 5,91 1,07 12 13,04 2,18
2 167 11,34 4,13 14 15,22 5,09
3 209 14,19 7,74 11 11,96 6,00
4 255 17,31 12,60 9 9.78 6,55
5 192 13,03 11,86 12 13,04 10,91
6 164 11,13 12,15 10 10,87 10,91
7 110 7,47 9,51 4 4,35 5,09
8 104 7,06 10,28 2 2,17 2,91
9 53 3,60 5,89 3 3,26 4,91
10 34 2,31 4,20 2 2,17 3,64
11 a 15 65 4,41 9,83 8 8,70 18,18
16a20 20 1,36 4,48 1 1,09 3,64
21 a25 4 0,27 1,20 o 0,00 0,00
26a30 1 O .o? 0,37 1 1,09 5,45
31 a35 o 0,00 0,00 o 0,00 0,00
36a40 1 0,07 0,49 o 0,00 0,00
41 a 50 1 0,07 0,62 o 0,00 0,00
50 a 75 1 O .o? 0,86 o 0,00 0,00
75 a 100 1 0,07 1,01 1 1,09 14,55
más de 100 1 O ,o? 1,69 o 0,00 0,00
1473 100,00 100,00 92 100,00 100,00
Fuentes publicadas. Elaboración propia.
Los cocientes resultantes de eliminar de la tazmía de 1552 los resultados de La Laguna son muy interesantes. La media de cada hogar en este caso es de 5,5 personas, tres décimas inferior
88
a la de San Cristóbal103• Por tanto, fuera de la villa, justamente
donde más se desarrolla el trabajo agrícola, la media de habi· tantes por grupo doméstico desciende. La única explicación a este fenómeno la encontramos, a falta de estudios que puedan profundizar en estas cuestiones, en la conjunción de una doble casuística: la mayor importancia del servicio doméstico en el lugar donde se concentra la elite política y económica de la isla, y la presencia de aprendices en los talleres artesanales que dependían del dueño del mismo, ya que los artesanos en su gran mayoría se asientan desde el principio en La Laguna.
Si descontamos de la tazmía de 1SS2los resultados extracta· dos anteriormente para San Cristóbal, y los analizamos conjun· tamente con los obtenidos con la tazmía de Buenavista de 1540, observamos cómo los porcentajes de familias residentes en nú· deos de entre uno y cinco miembros acogen a unos porcentajes parecidos a los del caso anterior, un 37,4 para el caso del conjunto de la isla, y un 30,73 para Buenavista. Sin embargo, observamos en Buenavista una mayor polarización en la estructura doméstica, ya que es mayor el número de solteros o residentes únicos, míen· tras que a su vez el 41,82% de la población depende de núcleos de más de 10 personas, frente al20,57 de la totalidad de la Isla
103 Si acudimos a los índices que se han obtenido para otras regiones y ciudades castella· nas del siglo XVI, obsel"/3lemos que en casi todas ellas se acerca a un número próximo a 4,5 6 por debajo de este. Así, Linda Manz y Julio Porres utilizaron d coeficiente 5 en d an:ilisis del vecindario de Toledo de 1561 ¡ para esa misma ciudad Richard L Kap se inclina por un coeficiente de 4,2 en su estudio dd censo de 1569. Bartolomé Bennasar distingue para Valladolid y su región dos cifras distintas, según se trate de la ciudad o de zonas rurales (entre 4 y 4,5), mientras de F. Ruiz en su estudio de la población de Granada sugiere el coeficiente 4. Recientemente Pércz Morem se ha inclinado por aplicar un conversor de 4 al número de vecinos recogidos en el llamado Censo de Tomás Gotu:ilcz (1591 ), indicando que los datos locales o regionales procedentes de documentos semejantes, inmediatamente anteriores o posteriores, no revelan nunca un tamafio medio de F.unilia -o vecino censal o fiscal- mayor de 4. A juicio de este autor ran sólo en los casos en los que fuera demostrable la omisión de algún sector de la población (hidalgos, clérigos, etc.) sería razonable admitir un coeficiente algo mayor que corrigiese las impcrfc:cciones del documento
I'Iu:~uo kA:> B~:m~scoutn Auosso 2co6
de Tenerife exceptuando su capital, o el 27,86% en el caso de La Laguna. Bien es cierto que estas cifras están motivadas fundamentalmente por el hecho que bajo la responsabilidad de Gaspar de Jorba se hallaban 80 personas, pero sigue siendo una cuestión sintomática, que probablemente esté en esttecha relación con la actividad económica a la que se dediquen los habitantes de los distintos lugares de la Isla, en este caso la agricultura.
El número de solteros, conjugado con la incidencia de la jefatura femenina en los núcleos f.uniliares y los porcentajes de viudos por sexo pueden pennitir realizar otras inferencias importantes acerca del comportamiento demográfico en Canarias por estas fechas.
Como se puede apreciar en el cuadro, el porcentaje de solteros de ambos sexos, entendiendo como tales a los que aparecen en el repartimiento y la tazmía como únicos residentes del hogar, desciende significativamente desde 1514 hasta la tazmía de 1552, permaneciendo hasta la del 59 en los mismos parámetros.
Cuadro 13- EYDlución de la 10ltcria en Tcncrife, 1514-1559.
Años % n° Hombres Mujcrc~ Desconocido
1S14 1508·1530
1S52 1559
25,87 19,51 6,16 6,10
82 40 149 125
Fucmcs publicadas. Elaboración propa.
73 34 83 55
89,02 85,00 55,70 44,00
7 6 62 57
8,54 15,00 41,61 45,60
2
4 13
2,44
2,69 10,40
Sin embargo, hay una mutación interna en ese mismo proceso, ya que aumentan significativamente los casos de mujeres al frente de hogares de un solo miembro en la tazmía de 1552, y ese dato se consolida en el siguiente recuento104
•
104 Ha de tenerse en cuenta que entn: la tazmía del 52 y la del 59 aumenta el porcentaje de mujeres al frente del hogar, pero es debido al mayor número de desconocidos. Los números totales se mantienen prácticamente iguales en ambos recuentos.
90
El análisis de la viudedad únicamente podemos realizarlo a través de los testamentos, algo que plantea serias dudas metodol6gicas, ya que consideramos como tales a todos aquellos que son mencionados por su c6nyuge a la hora de testar, lo que no implica necesariamente que le sobreviva, sobre todo si tenemos en cuenta que muchos testamentos se realizaban con motivo de algún viaje por mar, a lo que eran mucho más proclives los varones que las mujeres. Por ello los resultados son tan abrumadores como los resultantes, que indicarían que el 75% de las mujeres sobrevivieron a sus maridos.
El último aspecto que queremos tratar en este apartado es el de las jefaturas de los núcleos familiares. En el repartimiento de vecinos de 1514 el porcentaje de mujeres al frente del hogar es únicamente del5,62o/o, cuando en la tazmía de 1552 el número es de 381, es decir, el 15,75%. En cuanto al caso de Buenavista, muestra unos porcentajes igualmente bajos, del 6,52% {6 casos de un total de 92), aunque en este caso creemos que se trata más que nada de una debilidad de la muestra.
De estas cifras destaca sobremanera por su escasa incidencia la primera, aunque la explicaci6n parece obvia. Al estar aún en los primeros momentos de la colonizaci6n, el porcentaje de solteros que llegan a la isla para repoblar es muy elevado, y éste es un fen6meno casi exclusivo del mundo masculino105
•
105 Los índices que manejamos para nuestro período del primer cuano del siglo muestran un desarreglo estructural muy devado. Téngase en cuc:n12 que porcen12jc:s del 15% de solteros varones, como seria el que obtenemos de los tC:S12mentos, han Uevado a suponer a algunos autores un periodo de mayor permisividad social, con una mayor manifestación de personas homosexuales que en otros momentos en los que la presión social les obliga a contraer matrimonio. STO NE. Lawrence, Familia, stxO y matrimonio m lngla«rra. 1 50().. 1800, México D.F., 1990 (ed. orig. t9n), p. 174. Canarias c:starfa, por tanto, en lalCnea de lo que se conoce como "sociedad de frontera", con unos mecanismos de control más laxos (aunque no necesariamente explicados por la homosexualidad), que se van consolidando a medida que avam.a el siglo.
91
l'i<P.MIO ]<'AS lhTIIE"COt:Rl· Auo:;~o 2006
A partir de 1552, con los porcentajes mucho más elevados de soltería femenina, comienza a apreciarse la incidencia de elemen· tos que configurarán el modelo demográfico canario de los siglos posteriores, destacando entre ellos la emigración106
, aunque no hay que infravalorar la posibilidad de que el porcentaje de viudas fuese importante, tras cincuenta años de colonización, era alta.
Sin embargo, observamos como fundamentalmente se que· dan al frente de hogares de escasas dimensiones. En 1552 no llega al25o/o de los casos en los que las mujeres aparecen al fren· te de un grupo mayor de cinco personas, es decir, de aquellos hogares susceptibles de ser considerados, al menos algunos de ellos, como núcleos de corresidencia de más de una familia nu· clear. Y en 1559 sólo en el20o/o de los hogares con más de cinco miembros residiendo en ellos la jefatura corresponde a las muje· res. En ese año lo verdaderamente curioso es que el porcentaje es exactamente el mismo en el caso de la capital y en el resto de la isla. Tal vez sea mucho aventurar, pero quizás sea el mejor ejem· plo de que la jefatura femenina responde exclusivamente al azar demográfico y a la incidencia de la viudedad, sin mediar factor cultural o socioeconómico alguno en dicha conformación. Aún así insistimos en que es sólo una idea que queda ahí.
Cuadro 14 • Mujera al &ente del hogar, 1552 y 1559
Tazmía de 1552 Tazmía de 1559
1 a 5 más de 5
Total
La Laguna 147 75,38 48 24,62 195 100,00
Furntr publicada. Elaboración propia.
Resto de la Isla 133 71,51 53 28,49 186 100,00
La Laguna Resto de la Isla 160 80,00 104 80,00 40 20,00 26 20,00 200 100,00 130 100,00
106 Que, como ya comentamos, si que debe de comenzar a ser importante a mediados de siglo. Para la rdación entre jefatura femenina del hogar y emigración en otros lugares, vélsc DUBERT GARCfA, Isidro. Hiuoria dr la fomüia m Galiria JuTtlnU la !poca motkrna 1550-1830.l.a Corufia, 1992. pp. 127-130.
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MrGt'EI. A:<GEI. Có~u:z, Ro~t!RTO J. Go:<Z.{I.EZ v Ju"" M.,NUEI. 1\m.r.o
Pero retomando la vertiente demográfica de las cifras, observamos que ya en la segunda mitad del siglo XVI las mujeres constituían más dell5% de cabezas de hogar, frente a sólo el 2,2% del repartimiento de 1514. Si atendiésemos únicamente a la relación de estos datos con los de viudedad, en la que hay un predominio notorio de mujeres que sobreviven a sus maridos, la explicación sería obvia, y llegaríamos a la conclusión de que los porcentajes aumentan por la mayor esperanza de vida femenina.
Ahora bien, uniendo a estas dos variables la de la soltería, observamos cómo en los testamentos el porcentaje de soltería masculina es del85% frente all5% femenino. Esta derivación de la estructura demográfica surgida tras la conquista, sin embargo, no se mantiene en las tazmías de mediados de siglo, en las que los porcentajes se sitúan a grandes rasgos en niveles casi equiparables, y ya sabemos que esta descompensación entre sexos no parece equilibrarse con el crecimiento vegetativo.
La única explicación, a falta de datos de mortalidad que sugirieran que, bien por epidemias bien por otros factores, la tasa de mortalidad masculina duplicase a la femenina, es la de que para mediados de siglo ya ha comenzado con cierta regularidad un flujo de emigrantes masculinos que abandonan Canarias, muy probablemente rumbo a América.
Como se puede observar por todo lo dicho hasta el momento, quedan muchas preguntas sin respuesta. Se hace necesaria una profundización en el estudio de los libros sacramentales de la segunda mitad del siglo XVI para poder cotejar estas grandes cifras que aportan las tazmías con la descripción minuciosa que, como ya comentamos, aportan dichas fuentes. Lamentablemente la demografía histórica de la isla de Tenerife
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carece de estudios de esas caraccerísticas107• Esperamos que las grandes líneas que aquí apuntamos sirvan de estímulo para que otros investigadores las modifiquen basados en estudios realizados sobre libros parroquiales.
107 No ocurre lo mismo para la isla de Gran Canaria, donde se han realizado con éxito vaciados de parroquias concretas, con resultados sumamente interesantes. Vc!ansc especialmente los trabajos de J. E. RODRíGUEZ CALLEJA: La pobltuión át AI"U('as m ~1 siglo XVII. las Palmas de Gran Canaria, 1996; Elarrhivo parmquúzl át San Juan &utisto át u/tú, Telde, 1999 (en colaboración con ACOSTA BRITO, C. R.): Elarrhivo parmquW át la Villa át Agfiimn. Agüimes, Ayuntamiento de la Villa de Agüimes, 2001 (en colaboración con ACOSTA BRITO, Claudia R.); La pob!Jzción át Arut"as y Moya m ~1 siglo XVII, las Palmas de Gran Canaria, Uru\"CJ"Sidad de las Palmas de Gran Canaria, 2002; y "Padrinazgo y parcntcsCO espiritual en Tdde durante d siglo XVI", en XIV Coloquio á~ Hútoria GtnarioAntnit"ana, las Palmas de Gran Canaria, 2002, pp. 948-974.
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111
LAS TAZMÍAS DE TENERIFE. UNA PROPUESTA DE ANÁLISIS
3.1.- IDS PROBlEMAS DE UNA DOCUMFNfAOÓN EXCEPOONAL
Al hacer la descripción de las tazmías que conocemos hasta la actualidad ya advenimos que era necesario detenerse en algunos de los problemas que presenta esta fuente para valorar mejor su aportación al conocimiento de la población insular. Así pues, y antes de pasar a un análisis más detallado, es necesario recordar algunas de las características de una documentación que es única en el Archipiélago.
Uno de los primeros problemas viene dado por los términos o lugares geográficos que quedan fuera de su cómputo. En la primera, la de 1531, simplemente se indica la producción y personas de San Cristóbal, Taganana, Abona, La Orotava, Realejo y Daute (de las tres últimas no se especifica la existencia de grano), quedando fuera amplias zonas del territorio insular. La que corresponde exclusivamente a Buenavista deja fuera de su cómputo -según Pedro Marrínez- a lugares como El Carrizal y Valle de Santiago, mientras que en la de 1 552 quedan excluidos Taganana, Valle de Salazar, Abona, Adeje, San Juan de la Rambla e lcod el Alto, localidades ésta últimas
l'III'MIO )1'.\" Hl:lllf.SCOI'RT AI.FOSSO 2006
que sí aparecen en la de 1561. En ésta última, en cambio, no aparece Candelaria, mientras que es probable que Garachico incluyese a localidades como El Tanque. Si nos fijamos en una caso concreto, como puede ser el Valle de La Orotava, podemos hacer algunas advertencias más; la primera es que el llamado Realejo de Taoro comprendería lo que se conocía como Realejo de Abajo y Realejo de Arriba y quizás, en la tazmía de 1552, el término de San Juan de la Rambla, mientras que no sabemos si se contabiliza la población del actual barrio de Icod el Alto (entonces lcod de los Trigos) perteneciente al término municipal de Los Realejos. Por su parte, hemos de suponer que en el caso de La Orotava se incluiría la población afincada en su puerto, hoy conocido como Puerto de la Cruz.
En el cotejo de las ci&as de personas y vecinos de las tazmías de 1552 y 1561 correspondientes al término de Los Realejos se evidencia un claro error en la elaboración del recuento en este lugar. Es evidente que la cifra de 25 vecinos108 y 606 personas en 1561 {&ente a 1428 personas y 262 vecinos en 1552) no se puede corresponder con la realidad. Especialmente si tenemos en cuenta que la localidad no se vio afectada en la etapa inmediatamente anterior por ningún tipo de epidemia o traslado de la población conocido que diezmara la población en esa proporción109
•
Un dato a valorar es el interés que pudieron demostrar los oficiales a la hora de recoger los datos necesarios para elaborar
108 Es el mismo número de vmnos que los testigos de la Residencia de I.opc de Sosa, 53 afios antes, declararon que tenía Los Realejos.
109 En una reunión del Cabado cdebrada en enero de 1561 se habla de la cscasc:z de cereales en la Orotava y Realejo, ordenándose repartir, debido al hambre existente, 550 fanegas de trigo. V~eA M. L L Libro 1 de Actas del Cabildo. Oficio 2°, fol. 174 r. (27-1-1561). A pesar de danc esa circunstancia no creemos que: fuera motivo para un brusco descenso de la población.
la tazmía. Es de suponer que los regidores y escribanos que confeccionaron los listados tenían una idea aproximada de la población que residía en cada localidad, pero si no se tomaban las molestias necesarias para su contabilización, o no existía interés por parte del organismo encargado de velar por el proceso, en este caso el concejo insular, los resultados de tales registros pueden ser engañosos.
Por lo que hoy conocemos de la población de Tenerife en el siglo XVI, no parece que haya motivos para exagerar o minimizar el tamaño de la población que se refleja en las tazmías. Estos documentos no eran los memoriales o quejas elevadas a la corte; informes que, comúnmente, estimaban de forma errónea la población, exagerándolas para demostrar el éxito del proceso repoblador, o subestimándolas para mostrar las dificultades económicas y defensivas por las que atravesaban las Islas en aquellas centurias.
Sin duda, el doblar el número de vecinos o el reducirlo a la mitad pondría en alerta a muchos componentes del concejo, lo que con seguridad se hubiese reflejado en las acras capitulares mediante la correspondiente discusión entre los regidores y la posterior solicitud de una nueva tasación. Y que sepamos, ni en las actas ya publicadas ni en las que aún se conservan inéditas, se encuentra ninguna sesión capitular en la que se denuncie errores en la contabilización de los vecinos inscritos en las tazmías. Otra cosa es d posible fraude en la declaración de la cantidad de fanegas de cereal de las que dispone cada uno de los registrados. En ese caso es más que probable la ocultación de una parte de la producción, lo que unido a la imposibilidad de acceder a algunos graneros de la Isla, hace diRcil conocer el volumen aproximado del cereal disponible.
No obstante, hay que advertir de nuevo que en algunos casos se presenta el problema de contabilizar a determinados
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I'Rr ... uo JlrAs Bt:nw"cou•u Auos;o 2006
individuos en más de una localidad. En la tazmía de 1552, y hemos de suponer que también en otras, se da el caso de repetir el nombre de algunos habitantes que poseen bienes en distintos lugares de la Isla, y que por tanto aparecen en todas aquellas zonas en los que son titulares de esos dominios110
•
Para corregir el problema hemos tratado de comparar cada uno de los nombres que aparecen en los diferentes listados, pero dada la reiteración de homónimos sobre los que no existe sospecha que sean la misma persona, es imposible calibrar si esa circunstancia altera de forma significativa los resultados de la tazmía 111
•
Otro hecho a destacar es la inscripción de mujeres en las tazmías. Con la excepción de las viudas, que como cabeza de familia eran contabilizadas como vecinos, no es corriente que aparezcan en los censos y padrones castellanos similares a estos documentos. Creemos que el hecho de incluir a este segmentQ de población, junto con la presencia de otras subcategorías (clérigos, casa ilustres, etc.) otorgan a las tazmías un valor demográfico digno de tener en cuenta.
No son de gran utilidad las tazmías para calibrar la presencia extranjera, o de otros lugares de la Península y Archipiélago, ya que los datos que correspondientes a estas comunidades apenas si tiene reflejo en los recuentos realizados. Eso no significa que la "cala y cata'' no incluya a los foráneos, sino que, simplemente, los escribanos no consideraron pertinente añadir el dato, bien por que el individuo estaba plenamente
110 Podemos ~-er un ejemplo en los casos de Francisco de Lugo y Francisco Benfrez que en la tazmCa de 1552 aparecen ramo en las lisw de la Orotava como en la de la Laguna.
111 Creemos que el porcenl3je de estos casos respecto al total de los registrados no es muy significativo, estando limilado sq;uramenre a algunos miembros destacados de la sociedad insular y que, como hemos dicho, poseen distinw explotaciones a lo largo de la Isla.
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Mu;~:Et Ar<c1:1. GóMI'.l, Rww.RTO J. CoN7.Áut. y ]tiA~ MA~t:n ll~<l.ltJ
integrado, y por tanto no se distinguía del resto a los ojos de los que elaboraban el recuento, o sencillamente por error u olvido de los escribanos1 12•
Cuadro lS -Vecinos para los que se indica el lugar de procedencia en las tazmías
Lugar 1552 1559 1592 Flandes 2
Génova
Ponugal 2 2 Italia Extremadwa Galicia 1 2
Valencia
Gran Canaria 1 2
La Gomera 2
Fueneventura
morisco 1 2
Total 6 11 5
En cuanto a su forma, las tazmías muestran una organización semejante a otros testimonios coetáneos de otras regiones hispanas. Cabe señalar su formato en columnas, registrándose en la de su izquierda el número de habitantes presentes en cada casa y en el de la derecha la cantidad de cereal disponible. A pesar de pequeños errores de cálculo, los autores pusieron
112 La bibliografia existente sobre la presencia extranjera en Canmas a lo largo del siglo XVI alcanza proporciones considcr:ililcs. En ouo lugar hemos intentado acercarnos al an2-lisis de su presencia en las islas por lo que remitimos al lector a los datos y bibliografia all! indicados. V~ BELLO LEÓN, J. M. y GONZÁLEZ MARRERO, M•. C.: "Los "ouos extranjeros": catalanes, flamencos, lianccscs e ingleses en la sociedad canaria de los siglos XV y XVI", en &visfll tk Historia Gznaria, n° 179, La Laguna 1997, p~. 11-71 y &vitfll tk Historia Gznaria, n° 180, La Laguna. 1998, p~. 13-67.
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PRI!MIO jeAs illmH<NcoeRr Atl't>NSo :oo6
cuidado en las sumas de ambos conceptos. En todas las tazmías que conocemos, la unidad básica de recuento es la calle, en el caso de La Laguna, y el conjunto del núcleo de población para el resto de localidades de la Isla. Aunque en otros lugares de Castilla, siguiendo prácticas censales ya empleadas desde el siglo XV, se utilizaba la parroquia como unidad de cómputo, en el caso de las tazmías, la ciudad de Aguere es dividida en calles y a su vez en diversas partes constructivas (casa y otros edificios). La tazmía de 1592 es la que ofrece mayores dificultades de estudio, ya que una parte muy importante, la correspondiente al cuarto cuartel se conserva en mal estado y con una grafía que le da un aspecto de borrador añadido al resto del documento más elaborado.
Antes de iniciar el análisis más detallado de esta fuente que consideramos excepcional, quisiéramos volver sobre ideas ya expresadas para dejar constancia de por qué es La Laguna el centro de nuestro interés durante las páginas que siguen. El hecho se debe no sólo a la circunstancia de que sea la villa la única localidad de la Isla que aparece en todos los recuentos que conocemos, sino también a que La Laguna era la única, junto con Las Palmas, que podía considerarse ciudad en aquel primer siglo de la colonización 113
•
113 Son numerosas las definiciones de lo que los historiadores entienden por una ciudad a 6nales de la Edad Media y principios de la Moderna, pero lo que es evidente es que toda agrupación humana -y en Canarias habla varias- no da lugar a una ciudad. Adcm<ls de la densidad de las cdi6caciones, son necesarias la prcsc:ncia de unas actividades económicas no agrarias, aunque lo agrario siga siendo importante, y una organización institucional autónoma que regule las relaciones económicas y sociales de la urbe y su entorno. Entendemos que La Laguna desarrollo, como veremos m<ls addantc, una actividad económica m<ls diversificada que la que se daba en su entorno por lo que sin duda puede considerarse que reúne los componentes fundamentales de lo que entendemos por ciudad en aquella época. Una ampllsima orientación bibliogr;Uica sobre esw cuestiones puede verse en los m<ls de 90 trabajos presentados al coloquio La dudAd hupdni~a áumnt~ /oJJig/o¡ XIII al XVI, celebrado
100
Aunque a principios de la Edad Moderna la ciudad aún albergase una proporción reducida de la población hispana, ya ocupaba un lugar primordial en el desarrollo económico, en los cambios que se venían dando a la producción artesanal y al impulso dado a los mercaderes y sus empresas. La ciudad era, también, la que con su demanda de productos agrarios estimulaba la vida económica de su entorno, al que, en muchas ocasiones sujetaría bajo su jurisdicción. Si a los aspectos económicos le añadimos la exclusividad que adquiere la urbe en los terrenos políticos, culturales y defensivos, comprenderemos la importancia que ha adquirido la investigación sobre el mundo urbano hispano a lo largo de las últimas décadas. La Laguna, como una de las primeras ciudades que se creó en el Archipiélago, no ha estado al margen del impulso dado estos trabajos, de tal forma que hoy, y gracias a su riquísimo archivo concejil, conocemos bastante bien muchos aspectos de su desarrollo urbano, de sus problemas económicos, de los vecinos que la habitaron, y de sus peculiaridades culturales114•
en La Rábida y Sevilla en 1981 (publicados en En 14 Españll Meditva/, n° 6 y 7, Universidad Complutense, 1985). Véase, tllllbién, el sugerente estudio de MONSALVO ANTÓN, J. M•.: "Historia de los poderes medievales, del Derecho a la Antropología (el ejemplo castellano: monarqula, concejos y seliorfos en los siglos XII-XV)", publicado en BARROS, C. (edt.): Historia a Debate. Meditval, vol. IV, Santiago de Compostela, 1995, págs. 81-150.
114 Son numerosos los historiadores, geógrafos y eruditos los que han dedicado su uabajo de investigación a La Laguna, por lo que tratar de ofrecer una cita bibliográfica al respecto nos llevaría a dar relación de un amplio número de publicaciones, especialmente de las que han viJro la luz en los últimos alios en los que se ha dado un impulso a muchos pro~tos vinculados a la declaración de la ciudad como Patrimonio Histórico de la Humanidad. No obStante, y para el Antiguo Régimen, es fundamental citar el amplio y documentado estudio que publicó José Miguel Rodríguez Yancs, a nuestro entender una de las mejores obras editadas sobre la historia de la ciudad durante ese periodo. Desgraciadamente sigue sin publicarse la Tesis Doctoral del profesor Juan Ramón Núlicz Pestano, centrada, entre otros muchos aspectos, en la actuación del concejo insular -con sede en La Laguna- sobre los bienes conccjiles. La edición de este trabajo ampliaría notablemente nuestros conocimientos de la sociedad y la economía que se establece en La Laguna y su comarca desde los siglos XVI a XVIII. Véase RODRfGUEZ YANES, J. M.: La Lagunadurantu/AntiguoRigimm.
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Pero, ¿cuál era, comparándolo con un elemento como el volumen de población, el tamaño de La Laguna respecto a otras urbes castellanas del siglo XVI? La pregunta no es fácil de responder si tenemos en cuenta que hay regiones -como Andalucía- donde se da una importante concentración del poblamiento rural que por sus dimensiones demográficas podrían pasar por ciudades en otras regiones hispanas. No obstante, creemos que La Laguna podría englobarse dentro de ese amplio conjunto urbano de tipo medio que entonces ofrecía la Corona de Castilla. Y es que el reino no poseía muchas ciudades que superasen a Barcelona o Valencia (tan sólo Sevilla, Córdoba o Valladolid podía comparárseles), pero sí contaba con un rosario de ciudades con un peso económico y político considerable. Estaban, en primer lugar, todas las que tenían voz y voto en las cortes (León, Zamora, Salamanca, Segovia, Ávila, Murcia, etc.), luego las que aunaban a lo político otra circunstancia que la hadan muy destacada: Salamanca por su Universidad, Santiago como centro de peregrinación, Medina del Campo por su feria y actividad mercantil, Cuenca o Segovia por su industria textil, La Coruña, Cádiz o Málaga por sus puertos y relaciones comerciales, etc. Y finalmente, todo un conjunto de villas costeras en el Norte peninsular que eran, por lo general, pequeños núcleos urbanos en los que se daba una importante función económica dado, que a través de ellas se establecían las relaciones comerciales con el norte de Europa.
Así pues, y dejando a un lado las grandes ciudades como Sevilla, que superaba ampliamente los 50.000 habitantes a me-
Dtstk su fonállt:i6n hmt4 finalts tk/ siglo XVII, La Laguna, 1997, 2 vols. Con otros objetivos, aunque también recomendable, es el trabajo de NAVARRO SEGURA, M•. l.: Úl lAguna 1500: la ciruiatl-rrpúb/ira. Una utopla insular ugún "lAs Lqn• t:k Plató11, La Laguna 1999.
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diados del siglo XVI, Toledo y Valladolid con más de 30.000 y Córdoba con más de 25.000, nos encontramos luego con urbes de tipo medio como Jaen, Jerez de la Frontera, Medina del Campo o Salamanca que oscilaban entre los 10.000 y los 20.000 habitantes. Por debajo numerosos puertos comerciales o núcleos que aún a principios del siglo XVI no han completado su desarrollo urbano, como son los casos del Puerto de Santa María, Sanlúcar, Cádiz, Santander o Murcia, que en el mejor de los casos no llegaban a los 10.000. Mientras, antiguas urbes, algunas de ellas con cierta vocación oficiosa de capitalidad, no alcanzaban más que unos pocos miles de habitantes. Son los casos de Ávila, Burgos, Ciudad Rodrigo, Alcalá de Henares, Palencia, etc. La Laguna, pudo alcanzar una cifra cercana a los 6.000-7.000 habitantes poco antes de la gran epidemia de 1582, se situaría entre ese grupo de ciudades medianas y pequeñas que cubrían toda la geografía del reino de Castilla.
3.2. -ESTRUCTURA SOCIO PROFESIONAL
Además de los datos numéricos que aportan las tazmías, estos documentos también nos ofrecen algunas referencias, casi siempre breves, sobre los oficios y ocupaciones de algunos de los inscritos. De las tazmías conservadas es la de 1592 la que aporta el mayor número de personas asociadas a un oficio, hecho que responde no tanto a la variedad de ocupaciones que se registran 115 a finales del siglo XVI como a la circunstancia
115 El análisis de los oficios cuenta con un problema común a este tipo de recuentos como es la dwgual inscripción de profesiones o la falta de información, a veces total, sobre sectores enteros de la sociedad. Por ello, y dado que somos conscientes de que este tipo de estudios pueden tener escasa efectividad o significación, es por lo que nos vamos a limitar a dar algunos datos sobre las tendencias de esa estructura económica.
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l'R"MIO .luAs B~:nn:rscot'Rr Auosso 2006
de que los que elaboraron la tazmía se preocuparon por reco· ger mejor las ocupaciones de los vecinos. En cualquier caso, no podemos olvidar que las tazmías presentan unas deficien· das, comunes a fUentes similares, que limitan su utilizaci6n para un estudio de este género. Así, la profesi6n que se indica es siempre la de los cabeza de familia, omitiéndose la ocupa· ci6n de otros miembros de la unidad familiar. Omisi6n que se puede trasladar a categorías socio·profesionales que, como los esclavos, aprendices o servicio doméstico, también forman parte de la unidad familiar y que no se reflejan dado que lo que se registra, como hemos dicho, es, únicamente, el vecino o cabeza de familia116•
Para la clasificaci6n de la poblaci6n en grupos socioprofe~ sionales hemos adoptado la tradicional divisi6n en tres sectores de actividad (primario, secundario y terciario) que historiado· res y economistas han utilizado en numerosos estudios, advir· tiendo que tanto los oficios individuales como las actividades colectivas se han modificado en el transcurso del tiempo, por lo que aplicar esta divisi6n a la realidad social y econ6mica del siglo XVI es, cuando menos, discutible. Y es que hoy en día es aceptado que en las sociedades medievales y de inicios de la Edad Moderna la especializaci6n era inexistente en muchas actividades, de tal forma que es normal que un mismo indi·
116 La bibliografla existente dedicadas al estudio de la estrUcturas socioprofesionales que rdlejan los padrones y \'Ccindarios dd Antiguo Régimen es abundante. De: nuevo, y sin ánimo de ser exhaustivos, oiTccc:mos una relación de los que estimamos m;ls imponames: BENNASSAR, 8.: "Economie et soci~ a Scgovie au milieu du XVI si«<es", en Antu~rio tk Historill &tmómka y Sodll/, n° 1, Madrid, 1968, págt. 185-205; DfAZ MEDINA, A.: "Cuenca en 1587: esuuc:rura socio-profesional", en Stut/ia HisuJrim. Historia Modmul, vol. 1, n° 3, Universidad de Salamanca, 1983, págs. 29-64; de la misma autora "Estructura demográfica y socio-profesional de Salamanca en 1561", en Prrwinrill tk StWman~a. no 4, 1982, págs. 69-100: RUEDA FERNÁNDEZ, J. C.: "Introducción al estudio de la econonúa zamorana a mediados dd siglo XVI: su esuuc:rura profesional c:n 1561", en S:uáia Históri(ll. Historia Motlenuz, vol. 2, n° 3, UniVetSidad de: Salamanca, 1984, págs. 113-150.
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MtGm:l. :\"t:t't GóM~l. Rool'.tuo J. Cos7.ÁLV.J: y }t:AN MAt<t'l't. llt•.u o
viduo sea el artesano que comercialice su propia producción o un campesino el que, en determinadas ocasiones, se dedica a alguna actividad industrial. Por tanto, delimitar los diferentes sectores existentes tropieza no sólo con los problemas que plantean las fuentes sino también con el artificio que supone aplicar esta tradicional división en actividades a la sociedad tinerfeña del siglo XVI.
Aunque ya lo hemos advertido, un primer hecho a considerar es que el porcentaje de individuos que aparecen con una profesión definida es muy exiguo. Así, para la tazmía de 1552 sobre un total de 5.524 habitantes que residen en La Laguna, tan sólo se indica para 102 de ellos su ocupación (es decir, un 1,8%), primando, como en el resto de las tazmías el sector secundario (56,8%) frente a lo demás. Si nos trasladamos a la de 1592, se observa que el porcentaje aumenta, ya que se registran 236 vecinos con profesión, es decir el 4,6% de los habitantes de la ciudad.
Si comparamos estos datos, tal y como hizo A. Dfaz Medina, con los resultados que se han obtenido en el estudio de recuentos semejantes a las tazmías correspondientes a varias localidades castellanas, se pude observar que el caso de La Laguna, y de Tenerife en general, ofrece un panorama desalentador ya que frente a los casos de Toledo {año 1561) en el que el 16% de los censados indica su profesión, el de Ávila {año 1561) con el70o/o, o el de Córdoba (año 1596) con el60o/o se sitúa el de La Laguna que no supera en ningún caso el 5o/o.
La segunda comprobación que se obtiene al acercarse a la clasificación por sectores de la población registrada con profesión, especialmente en La Laguna, es que la ciudad configuró su actividad económica desde los inicios de su expansión demográfica. Pensemos que ya en 1552 la tazmía ofrece un total
10"5
de 56 oficios distintos, y que cuarenta años después el número de ocupaciones prácticamcme no ha variado. El predominio de las actividades industriales y terciarias testimonian el carácter urbano y comercial de la ciudad; así la capitalidad política, la cercanía del embarcadero de Santa Cruz y el hecho de constituirse en centro de distribución, propician la aparición de numerosos individuos y familias que no dependen directamenee de la agricultura.
Tercla:;o 34%
Gráfico 7
Taz ml3 1552
Prim ariO 9ll ----r-
Secundario 51%
Grtffiro 8
Tazm ra 1559
Secundario 63ll
106
0Pnmano
D Soc undarfo
DTorc lano
~ -
OP~tm a rio
D Socundarlo
O Terciario
Gráfiro9
Taz mla 1592
Ttte 1110
u... ~---.----
p,,.~.
23%
Secundarlo 49%
l DPn:naro
DSeeundano
OTerc ano
Un hecho que conviene recordar es que la escasa referencia
a las ocupaciones relacionadas con las actividades agrarias in
duce a pensar que las labores de la mayor parte de la población están vinculadas a este sector de la producción. La evolución
de este sector reAeja como a finales del siglo XVTla situación ha variado sensiblemente respecto a décadas anteriores. Así la
proporción de vecinos ocupados en estas actividades aumenta de forma notable entre los llamados trabajadores, seguramen
te jornaleros carentes de tierras que tras concluir los procesos
de reparto de parcelas iniciado tras la conquista no pueden acceder a alguna suene de tierra con la que subsistir. Hay que destacar, también , la distinción social del labrador frente al trabajador ya que aparece diferenciado en numerosas ocasiones tanto en La Laguna como en La Ororava y el Sauzal.
En todas las razm(as llama la atención el escaso número
de hortelanos y de profesiones relacionadas con la ganadería. En ambos casos sabemos por otras fuentes, sobre todo por los protocolos notariales, de la existencia de numerosas huer
tas, especialmenre en los lugares con posibilidades de regadío, desde las que se abastccfa de productos hortofrutfcolas a la población. De la misma manera que la ganadería se reAeja, en
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PREMIO }vAs llHHEscot.:Rr Auo!>.m 2006
esas mismas fuentes, como vital para un importante grupo de habitantes de la Isla, tanto por las posibilidades que ofrecían para el estercolado y trabajo de la tierra como por constituir una de las fuentes de riqueza más importantes para destacados miembros de la sociedad insular. Igualmente llama la atención el número relativamente elevado de pescadores registrados en las tres tazmías analizadas, sobre todo si tenemos en cuenta la distancia de La Laguna respecto a los fondeaderos de Santa Cruz y Taganana.
Las tazmías también reflejan el elevado número, sobre todo en La Laguna, de individuos que forman parte del sector manufacturero. Enclavada en un enromo rural, y como hemos dicho con una proporción muy amplia de vecinos dedicados a las actividades agrarias, La Laguna era una ciudad de mediana dimensión en el contexto de las urbes hispanas de la decimosexta centuria. Pero independientemente de la cuantía de sus moradores, la ciudad generó un sector artesanal que, seguramente, cubrió las necesidades, cuando menos en el ámbito local. El denominado sector secundario ocupaba en las tres tazmías analizadas a el mayor número de profesiones; en la de 1552 de 102 personas que declaran oficio, 58 se dedican al sector artesanal (el56,8%), en la de 1559 30 de los 47 oficios representados (el 63,8%), mientras que en la de 1592 un total de 114 de los 236 que sefialan su oficio pertenecen a este grupo.
La distribución interna de este grupo evidencia que el artesanado relacionado con los textiles y el cuero tienen una importante relación con la población de la ciudad, destacando los zapateros, sastres y sederos, confirmando una tendencia que es común a otros modelos locales conocidos117
• Sobre el tipo de
117 WaseGONZÁLEZMARRERO, M•. C.: "EIC!hadoysumanul2cnuacn Tcncrifi:enbprimcra mitld del siglo XVI", en &vista tk Histmia Canaria, n<> 178, La Laguna. 1996, pág5. 93-105.
108
calzado o vestido elaborado tenemos poca información, de tal forma que las tazmías nada indican sobre los que elaboran borceguíes o sobre los chapineros, individuos especializados en determinados tipos de calzado. En ninguna de ellas tampoco se indica la presencia de otras profesiones relacionadas con este sector y que en otros lugares del reino fueron muy importantes: son los casos de los cordoneros, tintoreros, pelaires, jubeteros, cardadores, etc.
Después del textil era el trabajo de la madera el que ocupaba a un mayor número de artesanos de la ciudad. La abundancia de toneleros, el oficio con mayor representación en el subsector, se explica por el predominio del cultivo de la vid en Tenerife desde mediados del siglo XVI, y sobre todo por el hecho, como ya demostró Pedro Martínez Galindo, de que en la Isla se prefiriesen las cubas de madera sobre las vasijas de barro como medio de almacenar el vino118
• Debemos señalar la presencia en 1552, y residiendo en la calle Real, de un tal Francisco Gómez, violero, es decir algún tipo de carpintero o constructor de instrumentos de cuerda semejante a la vihuela.
Dentro de la industria del metal, tercera en imponancia en este sector, destacan los herreros y cerrajeros, maestros u oficiales encargados de elaborar aperos de labranza, herraduras, clavos, candados, llaves, cerrojos y otros instrumentos de hierro. De nuevo señalar que no aparecen otras profesiones ligadas a este sector frecuentes en otros lugares del reino: cuchilleros, espaderos, armeros, etc.
En cuanto a otros miembros, cabe señalar la escasa presencia de los dedicados a la construcción. En una localidad como La Laguna, en pleno proceso de crecimiento demográfico y
118 MART!NEZGALINDO, P. M.: La vidytlvinom 1~11mfom /aprimtra mitadtklsiglo XVI, La Laguna, 1998 (sobre todo págs. 202 y ss.).
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I'R~MtO JuAs Ben II!NCOt:RT Anor;so 2006
formación del núcleo urbano, la edificación de viviendas o su mantenimiento -debido a lo perecedero de los materiales utilizados- tenían que ocupar a un grupo muy numeroso de personas. Entre los que se mencionan destacan los canteros y pedreros, hecho relevante si tenemos en cuenta que la construcción en piedra era un hecho excepcional y al alcance de muy pocos119
•
La organización institucional de todos estos artesanos responde a las características que presentan las corporaciones de oficios en otras ciudades castellanas. La Laguna, al igual que otras localidades de mediana población, donde la dependencia del entorno agrario es considerable, no conoció la vertebración de influyentes o potentes gremios capaces de participar en la . política urbana de la ciudad. La ausencia de un tejido artesanal vertebrado en torno a instituciones gremiales permitió que el Concejo, en exclusiva, asumiese la función de organizar y reglamentar el trabajo artesanal mediante las correspondientes ordenanzas locales120
•
Tenerife no fue ajena al impulso que, desde la monarquía y las autoridades locales, se quiso dar a mediados del siglo XVI tendente a redactar, recopilar y promulgar normas y ordenanzas encaminadas a organizar el funcionamiento del concejo y de la actividad económica. En este sentido, el Concejo insular fue dictando normas que, con diferentes mutaciones debido a
119 Véase la Memoria de Licenciatura (inl!ditl) de LARRAZ MORA, A.: La vida rotitiillna m Tmmft a ralz tk la conquista (/497-1 526). La vivimda, tipologla y sisttmaS ronstn«tiws, la Laguna, 1996.
120 la imagen que podían tener las corporaciones de: oficios a comic:nws de: la Edad Moderna distaban un poco dc:l entramado institucional de: los antiguos gremios mc:dic:valc:s. Por lo que: sabemos de: CStl institución ya no se: dan acciones y estrategias conjuntas y solidarias dc:l colc:ctivo integrado en c:l mismo oficio. Ni los niveles de: riqueza de: los que: las conformaban, y que: propiciaban diversas formas de jerarquización, ni los comportamientos sociales ayu· daron a una uayc:aoria homogénea de: estl institución a lo largo dc:l Antiguo Régimen.
110
la naturaleza del oficio o al paso del tiempo, terminaron por conformar las ordenanzas de la Isla121 •
En cuanto al que hemos llamado sector terciario, las tazmías también son una buena muestra de su presencia en la Isla. Aún contando con las omisiones o errores, especialmente, como ya se indicó, hacia la mención de los mercaderes extranjeros, las tazmías, sobre todo la de 1592, presentan un elenco muy variado de ocupaciones correspondientes a este grupo. Los cargos públicos aparecen representados por casi todas las autoridades presentes en la Isla; desde el gobernador {en la tazmía de 1552) hasta los regidores, si bien es este último caso las omisiones son evidentes ya que en la tazmía del 52 tan sólo se registran 4 cuando desde 1520 la Corona había autorizado hasta 16 y fueron en aumento a lo largo del siglo122
•
Así mismo, resalta la escasa representación del subsector de la alimentación, donde sólo aparecen unos pocos taberneros, molineros o atahoneros. Al igual que lo que dijimos respecto al sector primario, la elaboración de alimentos tras la recogida de las cosechas no tiene por qué ocupar de forma específica a nadie; sin embargo, en las sociedades del Antiguo Régimen, la elaboración del pan exigía la presencia de un instrumental e instalaciones especializadas y una persona dedicada a ello, labor que recaía, normalmente, en los molineros. De ahí lo extrafío de su escasa referencia, a pesar, también, de que la actividad profesional de los molineros y la preocupación por el abastecimiento de las harinas esrán reguladas con profusión
121 La primera recopilación amplia de las ordenanzas promulgadas en los primeros años del siglo XVI se efectuó en tomo a 1540, aprovechando un momento en el que la confusión normativa y la ausencia de ratificación real hadan necesaria la ordenación de los textos que conformaban las ordenanzas.
122 Sorprende que en la tazmía de 1559 no se registre ningún regidor en La Laguna, y !3ll
sólo en la de 1592, donde se inscriben 11, se puede acercar a la realidad.
111
l'ru;~no .lllAN Hm1u:NCOu1rr ALrosso 2006
en las Ordenanzas y actas del Cabildo. Mesoneros, taberneros y vendederas jugaban un papel muy destacado en la comercialización de productos a pequeña escala, abasteciendo, especialmente en las numerosas ventas distribuidas por los caminos de la Isla, a la población insular.
Supeditado al comercio y en estrecha vinculación se encuentra el subsector del transpone; en este caso es el terrestre ya que los casos relacionados con el transpone marítimo apenas si tienen representación. De nuevo es un hecho dillcil de explicar ya que el transpone de mercancías mediante el cabotaje era muy habitual en una isla donde los caminos (excepto el camino real) eran prácticamente intransitables para carretas y animales de carga.
Aunque tampoco son muy prolijas las tazmías enlamención a los mercaderes (en ningún caso distingue algún grado de especialización), estos documentos dejan constancia de su presencia, especialmente en La Laguna y La Orotava123• En este caso cabe advertir que además de los mencionados, son muchos los mercaderes que conocemos a través de otras fuentes documentales, y aunque en las tazmías no aparecen como tales, son fáciles de distinguir porque suelen registrarse con un número de habitantes y cantidad de cereales muy superior al resto de vecinos.
Los vecinos ligados a las profesiones que hoy consideramos "liberales" y administrativas representan un grupo muy destacado. La mayor parte de ellos se concentraban en la villa capital, donde doctores, cirujanos y escribanos públicos desempeñaban oficios muy regulados y controlados por las autoridades del Concejo.
123 Es algo sorprendente la nula presencia de mercaderes en Garachico. Y aunque eso no significa que estuvieran ausente de la villa norteña. cabe pensar que ya en la segunda mitad del siglo XVI Santa Cruz le disputaba la primada del tráfico comercial dentro de la isla.
112
3.3.- EL REFLEJO DE LA ANTROPONIMIA EN LAS TAZMfAs DETENERIFE
Si uno se acerca a la antroponimia a través del Diccionario de la Real Academia de la Lengua encontrará dos acepciones concretas relacionadas con dicho término: l. f. Estudio del origen y significación de los nombres propios de persona; 2. f. Conjunto de nombres propios de persona124
• Ambos significados tienen relación con lo que aquí vamos a exponer, pero lamentablemente a la hora de trabajar nos vamos a ver limitados a circunscribirnos a la segunda acepción.
Y es que, a pesar de que la antroponimia ha tenido extraordinaria utilidad como ciencia auxiliar de la historia para el estudio de las estructuras sociales y de parentesco de época alto y plenomedieval, a finales de la Edad Media y en la Edad Moderna ha perdido toda rigidez normativa, y como veremos es prácticamente imposible trazar ninguna regla en la aplicación de los nombres y de los apellidos para la sociedad tinerfeña del siglo XVI. No obstante, también hay que decir que de la clasificación y ordenación de los conjuntos de nombres de personas -es decir, la segunda acepción del diccionario-, también podemos inferir una serie de datos de gran interés en varios ámbitos.
Recapitulando los trabajos que al respecto se han realizado en Canarias el panorama que encontramos es sumamente pobre. Tanto, que únicamente conocemos un artículo que trate con cierra intención el análisis de los nombres de las Islas en el siglo XVI125• Por ello creemos que, aunque no sea el objeto
124 Diccionario on-line: lmp://www.rae.es. Fecha de consulta 2006-agosto-22.
125 Es c:l trabajo de MEDINA LÓPEZ, Javier, •onomástica del c:spaftol en Canarias: primeras fuentes", Lais, 19·1. 1995, pp. 1-57. El mismo autor trata el tema, aunque de forma mds tangencial, en "El cspaftol de Canarias a través de las Fontts &rum Canariarum:
!U
l'REMIO juA:; BEI'IIhN'COt.arr ALFONSO 2006
principal del estudio que estamos desarrollando el hacer un análisis exhaustivo de la onom:istica reflejada, al menos hemos de dedicarle un apartado aproximativo que aporte una serie de trazos básicos al respecto.
Para este análisis onom:istico nos vamos a centrar en las tazmías de la segunda mitad de la centuria. Hemos de recordar que para la primera mitad de siglo únicamente se nos ha conservado la relación de vecinos de 1514 y los resultados totales de la tazmía del 31. Es decir, una relación muy breve y otra que no contiene nombre alguno. Por ello trataremos de establecer posibles sedaciones a partir de las relaciones m:is homogéneas y comparables entre sí.
En el apéndice documental incluimos una serie de gráficos destinados a facilitar la visualización del contenido de lo aquí expuesto. Adem:is, tal y como se menciona en las normas de transcripción que hemos utilizado con las tazmías, salvo en contadas ocasiones convenientemente razonadas hemos respetado la grafía original de los documentos. Por ello vamos a tratar de analizar someramente desde un punto de vista histórico la onom:istica utilizada por la población tinerfeña de la segunda mitad del Quinientos, dejando de lado otros aspectos para que los especialistas de otras disciplinas profundicen en ellas.
Como podemos observar en el cuadro que sigue, los nombres m:is utilizados tienen una estrecha relación con la antroponimia cristiana, y no difieren demasiado de las relaciones onom:isticas que podríamos extraer a mediados del pasado
aproximación históric:o-lingüCsrica'', Anuario tk Lingülstica Hispdnka, 1 O, 1994, pp. 217 • 237. Aunque con otros objetivos, tambim es muy útil d trabajo de lADERO QUESADA. M. A.: "Trescientos nombres canarios a comienzos del siglo XV", en Anuario tk EstutJjos Atlántiros, n° 50, tomo 1, Las Palmas, 2004, págs. 265-279.
ll4
siglo XX. De todos modos hay que tener en cuenta que para la elaboración de estas relaciones hemos homogeneizado los nombres, agregando las diferentes formas de los nombres a la entrada del que usamos actualmente, a fin de sintetizar conceptualmente los significados.
Cuadro 16. Nombres de varona en Tcncrifi:, aegunda micad del siglo XVI.
Nombres Totlll %1552
Total %1559
Totlll %1592 de varones 1552 1559 1592
Juan 343 17,65 (1) 245 15,97 (1} 97 14,90 (1}
Pedro 198 10,19 (2) 146 9,52 (2} 51 7,83 (3)
Francisco 172 8,85 (3} 128 8,34 (3) 61 9,37 (2)
Diego 107 5,51 (4} 90 5,87 (4) 31 4,76 (5}
Gonzalo 96 4,94 (5} 66 4,30 (6} 15 2,30(12)
Antonio 84 4,32 (6) 76 4.95 (5} 21 3,23 (9)
Alonso 72 3,71 (7) 61 3,98 (7) 20 3,07(10)
Gas par 52 2,68 (8) 49 3,19 (8) 38 5,84 (4)
Bastián 50 2.57 (9) 39 2,54(10) 3 0,46(14)
Domingo 50 2,57(10) 40 2,61 (9} 27 4,15 (6)
Hernando 39 2,01(1 1) 27 1,76(13) 2 0,31(15}
Manud 38 1,96(12) 31 2,02(11) 16 2,46(11)
Luis 31 1,60(13) 31 2,02(12) 27 4,15 (7}
Baltasar 21 1,08(14) 16 1,04(15) 24 3,69 (8)
Cristóbal 19 0,98(15) 23 1,50(14) 15 2,30(13}
Otros 571 29,39 466 30,38 203 31,18
1943 100,00 1534 100,00 651 100.00
Para la elaboración del cuadro hemos elegido los quince nombres más utilizados en de 1552126, y hemos seguido su evolución en los restantes recuentos. Entre paréntesis figura el
126 El límite lo hemos marcado en aquellos nombres que cll% de uso al menos en dos de los tres rceuenros.
115
litE.'-! lO )\:AN OF.THE:.COUKJ' tUFO:<SO 2006
número ordinal en función de la tazmía a la que perrenezcan, ya que como se puede observar el orden de la rabia viene dado por la primera. Los resulrados se pueden visual izar de forma muy asequible en el gráfico siguienre:
Gráfico 10. Nom bres de varones en Tcnerifc, segunda mitad siglo XVI
- 1552
- 1559
1592
El resultado más llamativo es el de la constatación de que es abrumador el uso de Juan como nombre de varón, y únicamenre el de Pedro supera el 10% de nombres en alguna de las listas. Y en los tres momentos, en torno a un 30% de los varones recibieron un nombre que no figura entre estos quince más usados. Desde una perspectiva de género, con los daros que figuran en el cuadro, vemos cómo es un lO% de nombres que en el caso de las mujeres, cuyos nombres están mucho más concentrados en torno a esos más urilizados127•
Por lo demás, sorprende la casi rotal ausencia de un nombre ran venerado dentro del santoral cristiano como el de José (o su hipocorístico Pepe) ya que prácticamente no existen dentro de las tazmías. Por el contra1·io, mantienen una cierra
127 Nótese que en el caso de las mujeres la aplicación de ese requisito mcrodológico de un uso al menos en el 1% de dos de las t:u.mfas limim. el mí mero de nombres más utilizados a un total de trece.
11 6
MIGt'H Asctt GóMJ.Z. llOJti!RIO .1. co,.z.(u:z y )t'AN M.\ ... t:F.I. B~U<l
representación nombres que en el siglo XVI ya no eran tan habituales en otros lugares de Castilla, como Alonso/Alfonso, y que recuerdan a nombres de monarcas insignes dentro de las dinastías castellanas128
•
En el plano metodológico, la comparación entre las tazmías de 1552 y la del 59 ayuda a apuntalar la veracidad de la fuente en sus líneas generales. Y es que en ambas las proporciones en el uso de los nombres son extraordinariamente similares, lo que en principio no es de extrafiar si tenemos en cuenta que en siete afias los pobladores no debían haber cambiado mucho. Pero si esto es así, lo que se nos está confirmando es que efectivamente en ambos casos se incluyó a la misma gente, a toda la gente. Y ello es todavía más evidente en el caso de las mujeres, en las que las cifras absolutas de los tres primeros nombres difieren sólo en tres de ellas en total.
Sí que se aprecian cambios mayores en la tazmía de 1592. Aún teniendo presente que al circunscribirse a la capital es posible que los datos se desvirtúen, es evidente que ha mediado entre ambos recuentos un reemplazo generacional, que hace que nombres como Gaspar, Domingo o Baltasar sean utilizados de forma mucho más asidua. Desconocemos si puede tener alguna relación con una mayor difusión de la leyenda de los Reyes Magos en Canarias129 o se trata de una simple tendencia estética, pero los datos están ahí. Precisamente esa es la única explicación que encontramos para el hecho de que el nombre de Gonzalo caiga en un desuso tan evidente en apenas treinta años.
128 Puede verse un modelo general para los reinos hispanos en el trabajo de GRANDAL LÓPEZ, A.: Los nombres y ap~/lidos ~-gmtros tk finaks tk la EJaá Mnlia. Antroponimia, historia y lmgruz m los padronn tk principios tkl siglo XVI, Cartagena, 200 l.
129 Aunque en este caso d nombre: de Mdchor, el tcra:1 rc:y, se: uriliza 1311 poro en d 92 como en las tazmfas antcriorc:s, no llcgmdo en ningún caso a superar el 1% de los nombres.
117
Cuadro 17. Nombres de mujeres en Tcncrife. segunda mitad dd siglo XVI.
Nombrntk Tottd %1552
Tottd %1559
Tottd %1592
mujem 1552 1559 1592
María 66 19,30 (1) 66 22,22 (1) 37 16,16 (1)
Catalina 50 14,62 (2) 47 15,82 (2) 22 9,61 (3)
Isabel 31 9,06 (3) 31 10.44 (3) 28 12,23 (2)
Ana 28 8,19 (4) 17 5,72 (5) 18 7,86 (4)
Leonor 21 6,14 (5) 15 5.05 (6) 8 3,49(10)
Juana 20 5,85 (6) 12 4,04 (8) 11 4,80 (6)
Beatriz 17 4,97 (7) 19 6,40 (4) 11 4,80 (7)
Inés 14 4,09 (8) 14 4,71 (7) 9 3,93 (8)
Margarita 13 3,80 (9) 10 3,37 (9) 9 3,93 (9)
Luisa 7 2,05(10) 7 2,36(10) 5 2,18(11)
Blanca 4 1,17(11) 6 2,02(11) o 0,00(13)
Francisca 5 1,46(12) 3 1,01(12) 15 6,55 (5)
Elvira 6 1,75(13) 4 1,35(13) 5 2,18(12)
Otros 60 17,54 46 15,49 51 22,27
342 100,00 297 100,00 229 100,00
Decíamos anteriormente que para las mujeres el universo de elección de nombres propios se reducía considerablemente. Ello no es óbice para que observemos, a través de la onomástica femenina de la época, ese relevo generacional que tan bien se detectaba en el caso de los varones. De todos modos hay que tener presente el propio condicionante que nos impone la fuente: el listado nominativo recoge sólo a las cabezas de hogar, y éstas suponen, como ya vimos en páginas precedentes, en el mejor de los casos cerca del25% de los hogares. Mientras que en el caso de los varones prácticamente la totalidad de los que
118
están en edad adulta encabezan su hogar, en el de las mujeres
los condicionantes y las variables son numerosas, e inrroducen
un airo grado de incertidumbre a la muesrra que hay que tener muy en cuenta a la hora de presentar los resultados.
Una ve-L hecha la apreciación vayamos a la exposición de re
sultados. Los nombres de mujer también pertenecen todos al ámbito judeocrisriano, mostrando los progenitores w1 especial gusto por el uso de María, Catalina e Isabel como nombre de sus hijas.
En este caso el nombre que cae en absoluto desuso es el de Blanca, aunque es probable que sea por la desaparición de las escasas mu
jeres que portaban ese nombre en las tazmías precedentes.
Gr:úlco 11. Nombres de mujeres en Tenerife, segunda mitad del siglo XVI.
25.00 .------------,------------,
20.00
15.00
10.00
5.00
o.oo ~......--.----~~---'--'T"--'=:;::;::;:;:;....;,.------1 . ..... ~'• .~~ .,. ~'b ()' ~., ~.., ,~~., ~~ ~"?~ ~~ • ~"' ~::-..,j}.<!> ,._~o'? v - (¡~V' ~ "ffJQ~ ")~"(i ~0'b \~ V ~'ff ~Q~ 'V V
~'li <r..'~
- 1552
- 1559
1592
Hay un dato llamativo: no hay ni una sola Candelaria entre
rodas las mujeres que aparecen en las tres listas, lo que resulta
sin duda llamativo si tenemos en cuenta la devoción que ya por aquel entonces se manifestaba a la virgen depositada en Chinguaro. Suponemos que los padres que quisieran honrarla
lo harían llamando María a sus hijas, pero aún así no deja de ser llamativa la ausencia.
Como muestran los cuadros y gráficos anteriores, el uso del
nombre Francisco y Francisca aumenta considerablemente en
119
i'RI'MIO juAs lknn:scotiiU At1osso 1oo6
la tazmía de fin de siglo, lo que tal vez pueda ser explicado por un aumento de la devoci6n. Se trata s6lo de una intuici6n, pero creemos que estos datos, manejados por especialistas de otras disciplinas -por ejemplo la Historia del Arte- tal vez ayuden a componer mejor el cuadro de creencias populares de la poblaci6n tinerfefia del Quinientos.
Nos quedan por analizar los apellidos. Tradicionalmente éstos han ofrecido unos resultados mucho más provechosos para los historiadores, especialmente en épocas tan interesantes pero tan mal documentadas como muchas de las fases de la repoblaci6n cristiana de los territorios ganados a los musulmanes en la Alta y Plena Edad Media130
• Sin embargo, para nuestra época ya han perdido gran parte de su carácter identificarivo más allá de . un mero marcador de pertenencia a tal o cual familia.
Cuadro 18. ApclUdos ca Tcncrifc, scpnda mitad dd siglo XVI.
Ape/JiJos Tot4/1552 %1552 Tot411559 %1559 Tot411592 961592
Conúlcz 281 11,97 {1) 241 12,78 (1) 88 9,79 (2)
Hc:nclndcz 252 10,73 (2) 195 10.34 (2) 126 14,02 (1)
Pl!rez 153 6,52 (3) 114 6,04 (3) 50 5,56 (5)
Y:lficz 125 5,32 (4) 78 4,14 (6) 11 1.22 (9)
Rodríguez 118 5.o3 (5) 92 4,88 (4) 56 6.23 (4)
Manfn 117 4,98 (6) 87 4,61 (5) 58 6,45 (3)
Dfaz 99 4,22 (7) 65 3.45 (8) 29 3,23 (6}
Afonso 82 3,49 (8) 71 3,76 (7) 12 1,33 (8)
Álvarez 81 3,45 (9) 62 3.29 (9) 11 1,22(10)
l.ópcz 40 1,70(10) 44 2,33(10) 15 1.67 (7)
Orros 1.000 42,59 837 44.38 443 49,28
2.348 100.00 1.886 100,00 899 100,00
130 Tal vez la nús n:ciente tca~pilación de trabajos, fruto de un imcresanúsimo proyecto de invcstip:ión en d que partiáparon wrios de los nús importantes c:studiosos dd medievo hispano, sea la de MARTfNEZ SO PENA. P. {coord.): lb11roponimiay wci«ituu.· sislmlaJ de iámtifoadón hispano-rristianos m los siglos IX a XIII. Santiago de Compostela-Valladolid, 1995.
120
El mejor ejemplo lo encontramos en las propias ta-Lmfas: cuando se quiere consignar de forma expresa un lugar de procedencia u oficio determinados, se señala después del apellido. Eso explica que rodos los apellidos que aparecen mencionados con más frecuencia son patronímicos.
Además, tampoco ayuda a nuestro propósiro la gran variabilidad de apellidos posibles. Como se puede observar en el cuadro 3, el cri terio merodológico escogido para la selección de nominativa nos ha permitido rescatar únicamente diez apellidos, cifra muy inferior a los respectivos nombres de varón o mujer.
El principal problema con el que nos encontramos en el caso del paso de los apellidos entre generaciones es el de su escaso rigor: en el seno de una misma fami lia los hijos pueden recibir los apell idos tamo del padre como de la madre, o tener uno diferente al de ellos 131
• Es más, es bastante habitual en Canarias en estas fechas que una misma persona haga uso de dos o más apellidos diferentes, en ocasiones entremezclad os con apodos de todo tipo, lo que dificulta sobremanera cualquier temación de utilizar análisis de este tipo para determinar análisis fami liares derivados de estas tazmías.
Gr:lfico 12.. Apellidos en Tcncnfi:, scgund.'\ mi1.'\d dd siglo XVI. ----Apellidos de Tenerife, segunda mi !lid siglo XVI
131 Se pueden obsc:rv:u ejemplos de lo dicho en d ap:u1:1do correspondiente de GoNZÁLllZ
Ü.UCAJS, Roberto J .. Familia y SQrüdad ... , op. ri1.
121
I'JU:MIO JvAs lknm<COVRT AI.fosso 2006
A modo de conclusión de este pequeño apartado dedicado al análisis antroponímico de las relaciones nominativas extraídas de las tazmías. lo que nos interesa remarcar especialmente es la total imposición, salvo en casos muy concretos, del sistema onomástico de tradición cristiana castellana -algo que por otra parte ya se advierte en la primera mitad del siglo XVI-. Los nombres extranjeros se castellanizan en lo posible. y a los aborígenes se les impone la nueva onomástica, y se les obliga a adoptar un nuevo nombre de ese espectro general comentado.
Además. se generaliza de forma clara la utilización del patronímico como forma básica de generación de apellidos, aunque repetimos que aún sin una regla fija que determine cómo han de ser utilizados.
Pero sobre todo. creemos que la mayor aportación que podíamos hacer con una recapitulación de estas características era iniciar un camino que pueda ser profundizado por especialistas en otras disciplinas. para los que las tablas y gráficos aportados puedan ser de utilidad a la hora de determinar de forma más precisa algunas parcelas del universo ideológico de la sociedad tinerfeña del siglo XVI.
3.4.- LA PRODUCCIÓN DE CEREALES Y SU INFLUENCIA SOBRE LA POBLACIÓN
Los vínculos entre la demografía y el bienestar son numerosos y complejos. En el ámbito europeo. Malthus fue uno de los primeros que se ocupó de analizar esas relaciones. centrándose en consideraciones exclusivamente vitales e incidiendo de forma especial en la disparidad que existe entre el crecimiento potencial de la población (crecimiento en progresión geométrica) y el crecimiento de las subsistencias (en progre-
122
MI(;UEL ÁNGtL Gó~mz, Ron~.K1'0 J. GoszÁI.EZ y ]vAs MA:<t:EL Bl'.l.l.o
si6n aritmédca) 132•
El periodo que analizamos lo podemos enmarcar dentro de lo que conocemos como "régimen demográfico de tipo antiguo" que se caracteriza por la existencia de crisis peri6-dicas, que anulan total o parcialmente los resultados de los períodos de crecimiento natural de la poblaci6n. En relaci6n a la producci6n, tenemos que contemplar las diferentes variables que influyen durante la etapa estudiada en la sociedad tinerfeña, y que resumimos en: una primera etapa de autosuficiencia a partir de la primera década del siglo XVI, con un descenso paulatino de la producci6n durante la segunda mitad del siglo, hasta llegar posteriormente a épocas de crisis que ya no se vuelven a remontar, derivadas de malas cosechas, plagas, reducci6n de los espacios plantados, etc., epidemias y situaciones de riesgo de guerra, ataques y alertas peri6dicas. La propia evoluci6n de los precios a lo largo del siglo es bastante elocuente. En 1550 la fanega de trigo sepagaba a cinco reales y medio133, la misma medida se cotizaba
132 Estos planteamientos fueron desarroUados en la obra: "Ensayo tk los Principios tk la Publaci6n y sus Efoaos Futuros sobre la Sociedad' publicada en Londres en 1798 y matizados posteriormente en 1820 en "Principios tk Pulltica Económica", constituyen un punto de debate sobre el crecimiento de la población y los recursos disponibles. Ya en los primeros momentos generaron una gran controversia y críticas adversas, pero no se puede dudar de su influencia en algunas reflexiones sobre la relación de la población y producción, sobre todo cuando nos referimos a sociedades preindustriales con total dependencia de la naturaleza para la obtención de alimentos y con limitaciones en la expansión de los cultivos. Posteriormente, la ciencia ha demostrado la inviabilidad de aquellas teorlas porque hemos sido capaces de producir a mayor ritmo que el crecimiento de la población. Otro debate sería si los bienes ncccsatios llegan a los más necesitados. Un planteamiento general puede verse en COLLANTES GUTI~RREZ, F.: "Robert Malthus: un economista político convertido en dcmógrafo por aclamación popular", en VII Congrrso tk la Asociación tk Hútoria Económica, Zaragoza. 2001 y también WRIGLEY, E. A.: "Eiegancc and Experience: Malthus at the Bar of History", en D. COLEMAN y R. SCHOFIELD, Tht Sta~ of Pupulati'on Therory. Oxford/New York, 1988, pp.46-64.
133 AM.L.L., Acuerdos del Cabildo, Libro IX. 1550, marzo, 15, fl. 216 r.
123
l'lu-:.\110 juAs Bf.'IIII!NCot;Rr Al.I'ONSO :oo6
en 1587 a 13 reales134 y en 1588 a 12 reales135• En esos años se había aumentado el precio un 11 Oo/o, porcentaje muy superior a la inflación.
Si por un lado hemos visto la importancia que las tazmías tienen para el conocimiento de la población, otra de las posibilidades que nos ofrecen es que nos permite aproximarnos a la producción de cereales de los periodos contenidos en cada una de ellas. Es cierto que no vamos a tener valores absolutos, porque siempre se plantea la posibilidad de ocultaciones, además del hecho evidente de que en cada momento quedaron fuera del recuento algunas zonas de la Isla que son imprescindibles para ajustar los datos de una manera más eficiente. No obstante, tenemos que admitir la existencia de relaciones entre la producción de cereales y la población, ya que así lo consideraban las instituciones civiles y eclesiásticas del periodo analizado. Aunque somos conscientes de las limitaciones por la falta de homogeneidad de los datos disponibles, intentaremos adentrarnos al conocimiento de la producción de los cereales en la isla de Tenerife, las importaciones y la evolución de precios como indicativo de periodos de escasez.
La abundancia y las crisis de subsistencia fueron factores esenciales a la hora de analizar el desarrollo demográfico en la sociedad canaria. La importancia de la agricultura es notable, ya que algo más del?Oo/o de la población dependía de ella de alguna forma, tanto de los cereales como base alimentaria sino también de otros como madera, lino, esparto, etc.
134 A.M.L.L., Acuerdos del Cabildo Libro XVII, 1587, rebrcro, 2, O. 7 r.
135 A.M.L.L.,Acuerdos dd Cabildo Libro XVII, 1588, abril, 4, 8. 123 r.
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Cuadro 19- Producd6o de c:cralcs co Tcocrife duraotc el aiglo XVI
1llVO TRIGO CEBADA CEN1ENO FUENTE
1508 25620 36870 AC 11-18
1522 100000 ACN-337
1531 35509 ACV-327
1541* 5400 3500 ACVI-273
1552 43924 2910 2835 TAZMIA
1559 35228 3456 4465 TAZMIA
1561 11425 ACLibroll
1592* 3949 TAZMIA
Elabor:tción propia. El a.ucrisco • índíca que los datos son pardales
La dedicación a los cereales tiene dos indicativos, uno, de tipo cultural, por ser el alimento básico de nuestra sociedad, y otro el interés del cultivo por parte de las autoridades y de los campesinos debido a los buenos resultados económicos que se pueden obtener, sin pensar si las tierras eran las más adecuadas. La tierra es un factor económico rentable, las herencias, aunque fueran de pequeñas parcelas, son motivo de interés, ocasionando que las propiedades rurales vayan atomizándose. Y comienza la espiral, ya que cuanto más se parcele, los rendimientos son menores, empobreciendo al pequeño propietario que termina colocándose como jornalero trabajando para OtrOS.
A lo largo del siglo XVI, la presión demográfica y la subida de precios del grano hacen que se intente ocupar terrenos incultos, montes, etc., lo que llevará a conflictos por la propie-
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dad de las parcelas y la ocupación de algunas tierras de los propios, roturando y ocupando, sin tener en cuenta la legalidad. Solamente en pocos casos se introducen técnicas de mejora, barbecho y abono.
La dependencia del clima era absoluta, ya que la calidad de la cosecha va a depender de las variaciones climáticas a lo largo del año. Por otro lado hemos de valorar los rendimientos de la economía agraria, es decir la relación entre lo que se ha sembrado y lo que se ha recogido. De lo recolectado se ha de destinar una parte a la siembra del año siguiente, otra parte a las cargas impositivas y diezmos eclesiásticos, otra parte para la propia alimentación de las personas que lo trabajan y finalmente el resto para ser comercializado.
En ningún caso se trataba de mejorar los· resultados, solamente se podía aumentar la producción poniendo cada vez más tierras en explotación, lo que no puede impedir que los beneficios vayan disminuyendo progresivamente por agotamiento de las tierras, dentro lo que se ha venido conociendo como "rendimientos decrecientes".
Se suele aceptar entre los especialistas una productividad de cuatro veces la semilla sembrada136, aunque en el mismo periodo en centroeuropa e Inglaterra la tasa era superada en varios puntos. Si bien el resultado en Polonia era bastante más elevado, la calidad y el grosor del grano era menor, como lo podemos ver en aquellas ocasiones que llegaba a la Isla, y que recomendaban se mezclara con el grano de la tierra, más robusto.
En Canarias, durante los primeros momentos de la colonización los repartos de agua y tierras se dieron con preferencia a los culrivadores de caña y propietarios de ingenios azucareros
136 ALVAR EZQUERRA. A.: l4 mmqm/a tu1UfJttl m tl siglo XVI. Madrid. 1991, p. 29.
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sobre los campesinos. Aunque en Tenerife y La Palma no parece que se pretendiera un monocultivo, el Adelantado siempre tuvo presente la idea de una diversidad. Sus decisiones, confirmadas en las distintas Reformaciones, no fueron cambiadas y solamente se limitaron a anular algunas Datas hechas a personas ausentes, si bien es evidente que en muchos casos se otorgaron luego a otros que también lo estaban. Así vemos como en 1514, San Cristóbal iba creciendo, los Acuerdos recogen: "La necesidad de dar solares para nuevas casas, dice el Adelantado que la villa crece en 100 vecinos y más cada año" 137•
El pan, entendido como el conjunto de cereales con los que se elabora este alimento, es una preocupación ordinaria en toda la actuación del Cabildo durante el siglo XVI, y sobre todo la prohibición de sacarlo de la Isla, que es quebrantada con frecuencia por autoridades y particulares. A partir de 1510, Tenerife ya es autosuficiente, generando algunos excedentes que se intentan vender fuera. Del trigo de Tenerife se proveen La Palma, La Gomera y Gran Canaria.
Mediando en el conflicto entre los que quieren exportar y los que quieren mantener las reservas se emite un provisión real de 28 de enero de 1512 concediendo la saca del tercio de la producción de trigo siempre que la Isla estuviera abastecida138
•
En 1520 hay una buena cosecha más de 100.000 fanegas de trigo y 150.000 de cebada la que parece ser la mejor cosecha del siglo. Se comenta que antes sólo se daban 50.000 fanegas de trigo y el consumo insular lo estiman en 30.000 fanegas 139•
137 SERRA RÁFOLS, E. y ROSA OLIVERA, L.: Acumlo1 d~l Cabi/Jq tk Tmmfo. WJL lll 1514-1518, La Laguna. 1965, p. 58.
138 SERRA RÁFOLS, E. y ROSA OLIVERA, L.: Acumlos tkl Cabi/Jq tk Tmmfo. WJL IV 1518-1525, La Laguna, 1970, p. 108.
139 {bidnn., p. X.
PRE!>IlO Jn .. -< lll:nwscot'RT Auosso 2006
Hay mucha cebada, considerado mantenimiento destinado especialmente de los gomeros, guanches y esclavos. También se había hablado en las reuniones del Cabildo tinerfeño, dado el buen año, de sacar trigo a Indias.
Sin embargo, en el resto de las islas, sobre todo en Gran Canaria, en 1521la situación era angustiosa y deciden actuar por la fuerza ante la negativa del Cabildo tinerfeño a dejar salir el trigo. Por dos veces, el regidor de Gran Canaria Juan de Narváez, con una carabela armada, se apoderó de unas naves tomándolas por la fuerza, reduciendo a la tripulación, que estaban atracadas en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, cargadas de cereales y las llevó a Las Palmas de Gran Canaria140
• Las protestas del Cabildo tinerfeño ante la Audiencia no tuvieron efecto y los hechos quedaron impunes.
Por otro lado, ese mismo año, dadas las buenas perspectivas que presentaba el comercio de granos, se ponen en cultivo tierras concejiles que aumenta la producción y el Cabildo hace graneles en que guardará el trigo como reserva y provisión.
La situación se mantendrá en los años siguientes con pocos altibajos. En 1532 se decía en el Cabildo "Se platyco que este año avía pan harto para poder sacar los terfios" 141
•
En 1541, en la reunión capitular de 12 de septiembre, al objeto de informarse de la cantidad de pan, que se cogía en ese año en la Isla, mandan llamar al racionero Samarinas, cobrador de los diezmos. Una vez llegado, dice lo siguiente:
• En esta ciudad hay 3.500 fanegas de trigo y 1.500 de cebada. • En La Orotava 1.100 fanegas de trigo y 1,000 de cebada.
140 lbitinn •• p. 107.
141 ROSA OLIVERA. L y MARRERO RODRfGUEZ, M.: Acuntltn .úl Gtbi/M tÚ Tm~ rifo 1525-1533. W>L V. la Laguna. 1986, 1532, julio 1, p. 363.
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~ En Daute 8 50 fanegas de trigo y 1.000 de cebada. 142
Los datos aportados parecen optimistas, ya que podemos hablar de ciertos excedentes, aunque los mejores años han pasado y comienza el desfase entre población y producción, manteniendo la desproporción ya que crece más la población que la producción, así vemos como en 1546 el Cabildo:
En viernes 23 de jullio, el Ledo. Sotomayor e los Sres. Juan de Aguirre, Pedro de Trugillo, Pedro de Ponte e Juan de Meneses, rregs., e Juan de Anchieta, jurado, ante Juan López de Afoca. E luego en este cabildo se presentó vna petipón por el rraponero Sa~ marinas en que m efito pide saca de seysfientas hanegas de trigo e trezientas hanegas de fevada de Santa Cruz para Canaria. E avilntlose platicado sobre la grand falta que ay en la ysla e que por el presente hasta que se haga tazmla y se sepa lo que ay no se debe de dar saca, espepalmmte que vak al presente catorze rreaks la hanega. El Sr. Juan de Aguirre e Juan de Meneses, rregs., dixeron que su boto es que se k di lifenfÍil al dicho rraponero Samarinas, Üfenfia para sacar todo lo que le pertenesfe de los diezmos porque a tress o quatro años que no se coge pan en estll ysla, y creen que es a cabsa por detener como detienen cada año el pan de los diezmos. UJ
A medida que avanza el periodo se comienza a importar grano en momentos concretos, algo que a partir del último tercio del siglo XVI se convierte en habitual. Los lugares de abastecimiento más frecuentes van a ser Portugal, Flandes, Inglaterra, Azores, Fuerteventura y Lanzarote, y en esos casos el Cabildo va a fijar los precios del cereal importado por enci-
142 MARRERO RODRfGUEZ, M., PADRÓN MESA, M. y RIVERO SUAREz. B.: Acumlos tk/ Cabi/Jo tk Tmnift J 538·1 544, WJL VI, La Laguna. 1997, p. 40.
143 MARRERO RODRfGUEZ, M., PADRÓN MESA, M•. y RIVERO SUAREz. B.: Acumlostkl Cabi/Jo tk Tnurift 1545-1549, UJL VI/, La Laguna. 2000, p. 64.
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I'RL"'IO JtlA .... BP.IliENCOl'IU AU'ON~O l006
ma de la rasa, lo cual aseguraba los beneficios de la imporración144.
En aquella situación resultaban inevitables los conflictos con el Cabildo de Gran Canaria, como el episodio sucedido en 1597, cuando la Justicia de Gran Canaria se apodera por la fuerza de las partidas de grano que el Cabildo de Tenerife había comprado y cargado en Lanzarore, apresando al comisionado tinerfeño y llevando los barcos a Gran Canaria 145•
Aunque lo habitual es encontrar en los Acuerdos del Cabildo de Tenerife las anotaciones de las sesiones en las que se leían las cartas que mandaban desde Gran Canaria, donde se alegaban razones de escasez para el mantenimiento de la población y solicitaban la saca de las tercias o del trigo que habían comprado. La respuesta del Cabildo de Tenerife, casi de forma invariable, consistía en hacer una "cara de pan" que había en la Isla, y acordar finalmente el envío de la mitad de lo solicitado146•
Otro de los problemas presente en las sesiones del Cabildo, son las peticiones que el Cabildo catedralicio efectúa sobre la saca del trigo correspondiente a los diezmos147 que estaba
d d "h d , "d' , en po er e sus representantes: ace ores y 1ezmeros .
144 Un ejemplo c:s la situación acada en los afios siguientes a la epidemia de 1582, con las sementeras mal atendidas, d descenso de mano de obra disponible por la mortandad debida a la misma epidemia y por d gran número de desplazados de su lugar de vivienda habitual. En los afios 1583 y 1584 hay una gran c:scasez de trigo, por eso • ... u hab/4 ptáüh la t'antiJaá tk/20000 fo•ugiiJ por la n«nitlaá tÚ pan y propagiiÓo por Flanán. ErpatítJ J otras partn y han vmúlo a nta isla algunos na ufos C!ln cantülaJ tÚ trigo". A.M.LL, Acuerdos del Cabildo Libro XVI, 1584, abril, 20, fl. 12v.
145 A.M.LL, Acuerdos del Cabildo Libro XVIII, 11.105 r.
146 A.M.LL, Acuerdos del Cabildo, Libro XVII, 1587, noviembre, 20, 11.183 v.
147 Para conocer mejor los asp«tos relacionados con el diezmo es fundamental el trabajo de MACfAS HERNANDEZ, A.: "Fuentes para el estudio de la producción agraria en las islas Canarias: El diezmo en la diócesis canariense (1480-1820)". Anuario dt Ertuáios AtlántiC!Is, n° 32, Las Palmas de Gran Canaria, 1986, pp. 269-354.
130
En numerosas ocasiones, la dilación en la respuesta generaba amenazas de excomunión148 para los regidores que intervienen, negándose a satisfacer lo demandado, con el argumento sobre las necesidades locales y que la Isla esté abastecida, terminando
• t: "cal ,, " d " postenormente por erectuar una a y cata e pan conce-diendo la saca de una parte de lo solicitado. No disponemos de información sobre la contabilidad decimal correspondiente al siglo XVI149, una fuente muy útil para conocer la producción de la isla, posiblemente haya desaparecido en los archivos catedralicios en algún incendio o ataque de piratas.
E Luego en este cabildo se /eytJ una carta enviada por Pedro Pablos de Pdrraga, mensajero de este Confejo en Canaria, e otra enblada por el Lfdo. f;urbardn aferca del negofio del Dedn e Cabildo, en que piden la saca del trigo pertenefiente a las fdbricas y hazimientos de Canaria, e, platicado sobre ello, se acordti que se responda al dicho Lfdo. f;urbardn regradespéntloie su buena voluntad e ofrecimiento; y qr1e también se escriba al Dedn e Cabildo conforme a su carta, e manifostmuio la grande nesfesielad e hanbre que la ysla tiene e la grand falta que ay para se senbrar; porque a no st senbrar seria grand dapno tiesta ysla e de todas las comarcanas porque de/la se suelen e acostunbran socorrer; y esta ysla de despoblar/a e las rrentas rreales y defimales rrefibirian grand diminUfidn; ~ en teniendo considerafid11 a esto, tenga por bien que se quede para probisitin de tanto pobrr, huérfanos e bibdas e personas 11esfesitadas que en esta ysla aya, mcaresfiéndoies que an pasado muchos dias que no a11 hallado pan, por poco 11i por mucho dinero m la piafa, y que desta manera Lera acaefido comer sólo higos e .fruta por se poder sustentar e no morir de hanbrr; e muchos labradorrs tienen
148 "Pttirión tk/ Chan~ Juan Bautista Cofombo por paru tkl obispo tk Canaria tk 200 fanegas tk trigo para lkvar a Canaria tk las partts tk Abona. La justicia y Rrgimimto áict romo ts notorio y 11111nijitsto que la isla esta m ntctsidad y se ordma que no st bajt a Abona ni st rargue, so pena. El áirho Chan~ l1a proveiM auto para e«omulgar a fos tk tstt Cabilth ts raso que no st lt di/a áirha Üctnda•. A.M.LL, .Arucrdos del Cabildo, Ubro XVII, 1589, m:uw, 9, 11. 164 r.
149 MACIAS HERNÁNDEZ, A.; "Fuentes parad estudio de: la producción agraria .. .", ob. cit., p. 273.
131
PIU!MIO JuAN llHIII\NcouRr Au•oNso wo6
buenas tierras barv~chadas y qu~ por no hallar trigo para las senbrar ni pan qu~ com~r, y por la grand car~stla las dexardn sin senbrar, y desde agora los qu~ son arrrndadores las qui"en ocupar. 150
Desde los primeros momentos hay una preocupación por las autoridades para que el precio de los cereales se mueva denreo de ciertos límites y para ello se aplican los precios que sirven de indicación para el territorio de la corona y que llega por medio de Pragmáticas como la de 1502 o la de 1558 donde se ponen los precios máximos. Sin embargo hay excepciones sobre todo en el caso de los arrendadores de las tercias reales que intentan en los momentos de escasez vender el grano a un precio más elevado que el tasado151•
Cuadro 20 • &oludóo de los precios por faoega de la casa co Castilla1n
Al\ os 1502 1539 1558 1571 1582
TRIGO 100mn. 240mn. 310mn. 374mn. 476nus.
CEBADA 60mn. 120mn. 140mn. 140 nus. 204mn.
CENTENO 60mn. 160mn. 200mn. 200nus. 272mrs.
150 A.M.L.L., Acuerdos del Cabildo, Libro VIII, 1551, octubre, 31, fl. 306-307 v.
151 Un ejemplo lo encontramos en la Provisión Red en 1570, resultado de la apelación a la Real Audiencia de Gran Canaria de Tom:is de Guzm:ln, arrendador de del almojarifazgo y de las tercias reales en contra de la disposición del Concejo tinerfclio que le obligaba a la aplicación de los precios contenidos en la Pragmática del 22 de junio de 1558. El &!lo le pcrmiúa vender el trigo sin guardar el precio de la tasa. A.M.L.L, P-XIII-2
152 Fuentes. HAMILTON, E.J.: El tnoro amo-it-ano y la m10iudón tÚ los prrdos m España, 1501-1650, Barcelona, 1975; e IBARRA Y RODRfGUEZ, E.: El problnna c~alista m Espafúl dumntt ti rri11ado tÚ los &yts Cató/iros, 1475-1516. Madrid, 1944.
132
"-ltGt'f.L A • ..,cn GóY.t:Z, Rmwnto J. Cm;¡_( JI"/ y ]1'.\N ,\-IA~t:!:L Bnt.o
Cuadro 21 • &olud6n de los precios por F.mcga de la tasa en Tc:nerifc1"
Afios 1498 1502 1507 1509 1550 1588
TRIGO
CEBADA
CENTENO
130 mrs. 200 mrs. 200 mrs. 200 mrs. 300 mrs. 600 mrs.
75 mrs. 100 mrs. 100 mrs. 70 mrs. 100 mrs.
160 mrs.
De todo ello siempre nos queda la duda que subyace en las tazmías, en los recuentos de población y en las pesquisas por conocer la producción en cada momento. Qué encienden por el concepto "que la Isla esté abastecida'', o lo que es lo mismo, qué cantidad de trigo, cebada, centeno se necesitaba en cada momento según el número de pobladores. La respuesta no parece fácil de conocer, ya que en ningún caso a partir de los afios treinta, se autoriza la saca de cereales, considerando que la producción ha sido buena y que la población tenía las necesidades cubiertas, a pesar que en algunos casos se permitía exportar algunos excedentes. Si tenemos en cuenta que los datos de las tazmías no son homogéneos, canto en la producción como en los lugares que se señalan, se puede hacer un intento de aproximación dividiendo la producción entre la población, obteniéndose unos resultados que señalan que dentro de un arco comprendido entre media y una fanega por persona, la situación es buena. Cuando no se ha llegado a una cosecha que contemple esos valores, se entiende estamos ante un año de subproducci6n y es necesario importar grano de otros lugares.
153 Las ci&.as de los precios aparecen en las siguientes referencias: SERRA RAFOLS, E.: Anaulos tk/ Cabi/Jo, vol l. 1497-1507, La Laguna, 1996 (2• ed.), n° 62 (1498), 267 (1502), 557 y 816 (1507); SERRA RAFOl.S, E. y ROSA OLIVERA, l. de la: Acuerdos del CabildodeTenerife, vol.ll, 1508-1513, 1996 (2• ed.), n° 56 (1550);AMLL, libro VIl de Acuredos, 1550-1553, fo.216r. (15 de marro de 1550); y AMLL, Libro XVII de Acuerdos, oficio )0 , 1550-1553 (4 de abril de 1588).
LB
CONCLUSIONES
El objetivo principal que nos ha guiado durante de este breve recorrido por el análisis de algunas de las fuemes que hacen posible el estudio de la población tinerfeña a lo largo del siglo XVI ha sido doble: en primer lugar, poner de manifiesto que la inexistencia de Libros Sacramentales (Bautismos, Matrimonios y Defunciones) no impiden hacernos una idea de la evolución de la población insular ya que contamos con otras fuentes que, aunque no fueron elaboradas con fines estadistico-demográficos, son útiles para conocer muchos aspectos de la realidad demográfica y social. En segundo lugar, valorar una de esas fuemes -en este caso las taznúas- que hasta ahora habían sido utilizadas parcialmente o simplemente desconocidas.
Así la edición íntegra, por primera vez, de las tazmías de 1559, 1561 (ésta última en edición paleográfica completa) y 1592 pone a disposición de los investigadores un caudal de información muy superior al que hasta ahora podíamos obtener con la tazmía de 1552, única de las extensas que había sido publicada. En el apéndice documental el investigador podrá encomrar tres tazmías (sobre un total de cuatro conocidas), de
I'IU'-"10 jl".•:s Bl:tltEscot·RT Au•osso 1006
las que hasta ahora sólo se habían manejado datos puntuales, mientras que, a partir de ahora, se podrá acceder a los miles de nombres, profesiones y producción agraria que reflejan estos recuentos de población.
Uno de los problemas al acercarnos a las tazmías lo plantea la pregunta de qué entendemos por una casa según se recoge en estos documentos. La respuesta a esta cuestión parece sencilla si hablamos de que en cada casa u hogar reside una familia simple, integrada por el marido, la mujer y los hijos habidos en el seno del matrimonio, o bien por el viudo/a y sus hijos en el caso del fallecimiento de uno de los cónyuges.· Sin embargo, aún siendo importante esta agrupación dentro de la sociedad del siglo XVI, el balance de personas por casa que arrojan las tazmías hacen suponer que junto a la familia nuclear se encuentran toda una serie de personas que conviven con el núcleo familiar original, dando lugar a hogares amplios en los que los lazos de dependencia económica, o de cualquier otro signo, conforman núcleos que en numerosas ocasiones sobrepasan las dimensiones habituales en los hogares castellanos. En cualquier caso, el problema no es privativo del Archipiélago, ya que en varias localidades hispanas -como el caso de Navarra- el valor demográfico de la "casa" o "fuego" viene determinado por la naturaleza fiscal de las fuentes utilizadas en algunas comunidades. Así el concepto de "casa" no hace referencia a un edificio material, sino que se acerca más a un concepto antropológico, entendiendo la vivienda como el grupo doméstico que la habita y el conjunto de la explotación familiar, entendiendo que esta familia es una unidad de consumo y de explotación.
Al hilo de este asunto, hay que recordar que las tazmías pueden revelar datos interesantes en torno al debatido pro-
13ó
'-,,
blema de las dimensiones de las familias y el coeficiente de conversión de vecinos en habitantes. Y es que el problema del coeficiente a aplicar ha generado no pocas discusiones entre los historiadores europeos durante la segunda mitad del siglo XX. Desde que F. Bustelo intentó una solución matemática al problema, son muchos los investigadores que han ofrecido diferentes coeficientes en función de las fuentes disponibles y confiando en que alguno de ellos sería el más acertado. Otros han preferido no pronunciarse ante la falta de conocimientos sobre la estructura familiar, esgrimiendo el argumento de que con la aplicación de uno u otro coeficiente sólo se obtiene una visión artificial de la población analizada.
Conviene señalar que todas las tazmías revelan la existencia de amplias variaciones en el coeficiente vecinos/personas, tanto de calle a calle, en el caso de la Laguna, como de pueblo a pueblo en el resto. En los cuadros que presentamos se puede observar que la población de La Laguna se distribuía siguiendo el parámetro general de la Isla, ya que entre el 72,3% (en 1552) y el79,9o/o (en 1592) reside en núcleos o casas del grupo comprendido entre una y diez personas, confirmado la tendencia a formar grupos de convivencia relativamente amplios -de más de seis miembros- siendo ese aspecto acentuado en el caso de 1592 dado que el grupo de 6 a 10 personas reúne al 38,8% de las casas y acogen a casi el 50% de la población residente en la Laguna.
Todo lo dicho no agota las posibilidades de análisis que ofrecen las tazmías. Consideramos que lo que aquí ofrecemos es una primera aproximación a este tipo de fuente, que combinada con otros tipos documentales y con los registros bautismales conservados, puede ofrecernos todavía datos muy interesantes sobre la población insular en aquella decimosexta
137
PREMIO lt'·\S B~:nu,scot'RT Ar.rosso zco6
centuria. Buen ejemplo de ello es el estudio que hemos aportado en las páginas precedentes, el cual, desde muy diferentes perspectivas, nos ha informado de múltiples aspectos de la realidad tinerfeña del Seiscientos.
El más obvio es el demográfico, no tanto porque en su origen fuera la motivación fundamental para la elaboración de las relaciones nominativas, cuanto porque ha sido el principal valor que le han otorgado los investigadores hasta este momento. Y en este sentido hemos observado cómo las informaciones que nos aponan para el conocimiento del desarrollo demográfico de la isla de Tenerife son tan importantes, que si las tazmías no existieran nuestro desconocimiento de la realidad poblacional sería prácticamente absoluto. Hay que tener en cuenta que son prácticamente los únicos recuentos con cierta intención de globalidad con los que contamos. Bien es cierto que para la reconstrucción de tipos de hogares, o de otras variables demográficas en las que nos hemos detenido en los apartados anteriores, nos podríamos bastar con lo libros parroquiales. Sin embargo, sin las tazmías en ningún caso podríamos saber, siquiera de forma aproximada, cuánta gente vivía en la isla en el siglo XVI.
Pero además de esta información de tipo demográfico sobre la que hemos abundado a lo largo de todo el texto, en nuestro ánimo estaba también el demostrar el interés de estos documentos excepcionales para conocer otros aspectos fundamentales de la realidad de la época. Desde conocimientos geográficos -como la distribución de población en los distintos núcleos habitacionales de la Isla-, hasta socioeconómicos, como el acercamiento a la producción de cereales o a una estructura socioprofesional de la población, pasando por aspectos de tanto interés cultural como es el de la antroponimia,
13H
el contenido de las tazmías puede constituir un caudal de información muy importante para numerosos especialistas de distintas disciplinas del conocimiento del hombre.
Porque ese es el otro gran aspecto en el que queríamos incidir, y sobre el que hemos insistido desde el comienzo en el presente estudio: las tazmías son un documento excepcional, pero su valor aumenta exponencialmente si conjugamos sus resultados con los que aporten otras fuentes de similar interés, en función del tipo de estudio que se quiera realizar. En nuestro caso, hemos querido mostrarlo en diferentes momentos, cruzando informaciones de las tazmías con las que aportaba la documentación notarial, concejil o parroquial, en función del tema a tratar.
En definitiva, entendemos que el principal valor del presente trabajo es, precisamente, el de brindar a los investigadores y demás interesados en el tema los textos de las tres tazmías de las que conocemos su existencia pero que permanecían inéditas. A lo largo de las más de cien páginas de texto transcrito, cualquier estudioso que quiera conocer mejor a la gente que poblaba la isla de Tenerife a lo largo del siglo XVI dispondrá de una herramienta de conocimiento muy potente, con la que adentrarse con más profundidad de la que nosotros hemos podido emplear en alguno de los múltiples caminos, llenos de interrogantes, que hemos planteado en las páginas anteriores. Y, como no, pueden resultar igualmente útiles en la apertura de otros remas futuros, que en el presente trabajo ni se han planteado. Si este primer trabajo de conjunto abre nuevas puertas a la investigación habremos cumplido con nuestra principal
' misión.
139
APÉNDICE DOCUMENTAL
NORMAS DE TRANSCRIPCIÓN
La transcripción de los textos y apéndices presentados pretenden ajustarse a las normas de transcripción paleográfica comúnmente aceptadas, si bien hemos intentado adaptarlas con el objetivo de hacerlas accesibles y comprensibles al mayor número de lectores posibles. Para ello hemos adoptado las siguientes reglas básicas:
-Como norma general, se ha respetado la grafía original aunque sea defectuosa. Las lecturas dudosas se indicarán con el uso de una interrogación a continuación de la palabra o palabras en cuestión.
-También se ha mantenido la estructura documental de las diferentes relaciones nominativas, con los nombres correspondientes a las calles y los textos introductorios completos.
-En la separación de palabras se sigue el sistema actual, uniendo las letras o sílabas de una palabra que aparezcan por separado y separando las que vayan unidas incorrectamente.
-En las contracciones en desuso, como deste (de este), que! (que el), se mantiene como aparecen en el original.
I'REMIO luA~ lh:nn.scot:RT Auosso 200~
-No se señalarán los signos de puntuaci6n que aparecen en el texto, sino que se siguen normas actuales. Sí se respetan los puntos y aparte.
-En el uso de mayúsculas y minúsculas, acentuaci6n de las palabras y puntuaci6n del texto, se sigue el sistema actual con una serie de particularidades:
-Se respeta el uso de mayúsculas en el texto como posible resto de algún tipo de oralidad en la escritura. Se exceptúa la grafía que corresponde al sonido rr. Exceptuamos por su reiteraci6n todos los derivados del nombre Rodrigo, como Rodrigues, Rodrlguez, etc., que aparecerán con una solar inicial.
-Únicamente se ponen mayúsculas en los nombres propios, aunque no aparezcan así en el texto, sin indicar los casos en los que el autor sí haya utilizado la mayúscula.
-Se mantiene la y cuando aparece con valor vocálico, es decir, sustituyendo a una i vocal (habja, auja).
-Se mantiene la grafía original en el uso de v y u, utilizados indistintamente para transcribir los fonemas u vocal y v consonante actuales.
-La nota tironiana y signos especiales de la conjunci6n copulativa se transcriben por e, excepto cuando aparece claramente ya en su forma moderna, y.
-El nombre de Cristo y sus derivados, como cristiano, Crist6bal, etc., que aparezcan escritos en su principio con una x seguida de p, ambas grafías serán transcritas por chry la parte que falte de restituir de la abreviatura (por ejemplo: !Jlo=Christo; Xl2oual=Christóuaf).
-Las abreviaturas se desarrollan sin indicar las partes restituidas.
-Si se puede conjeturar la lectura de una letra o palabra desaparecidas por cualquier circunstancia, se pondrá entre corchetes [ ].
142
-Las lagunas producidas en el texto por rotura de la materia escriptoria se indicarán mediante tres puntos suspensivos entre corchetes [ ... ].
-Las notas explicativas irán entre paréntesis, como por ejemplo (roto) (ilegible) (signo).
-Las repeticiones inútiles de palabra o palabras en el texto, u otros errores evidentes, producto de la distracción o equivocación del escribano, se escribirán tal y como aparecen, y se indicará mediante (sic) al final de lo inútil.
-No se indicará el paso de un folio a otro, o del recto al vuelto.
143
MtGUu.t\sm•I. GóMEZ, Ruswuo J. Gosz..ÁLEZ. y jl:AN MAstJn.llm.t o
Tazmía de 1559 El muy magnífico sr. Capitán Hemando de Cafiizares, Gobernador de esta ysla con los sefiores dotor Juan Fiesco, regidor e depurado, emp~ron hacer cala e cata de pan para personas que ay en esta ysla en la manera siguiente:
Resumen: PERsoNAS TRIGO CFmDio CI!BADA
San Cristóbal 5.989 20.402 30 400
La Orotava 1.786 3.939 1.249 802
Icod de los Vinos 895 1.810 707 200
San Juan 123 790 192 290
San Pedro de Daute 1.361 3.544 464 648
Buena vista 441 2.ll3 162 529
El Rc:alcjo 882 2.630 1.66 587
Totales 11.477 35.228 4.465 3.456
San Cristóbal de La Laguna
PERS. TRIGO CENT. ÜBSERV,
l.-La calle que emple9J-•• Abuo a dar a la casa de la Qui[ntcn) Pedro Casado 6
Pedro Mardn 3
Bcauiz Hcmándcz 3
Hemando Alonso 8
Blanca Gonz.álcz 3 MarCa Tcxcra 1
Amonio Marún 5
su hija de ~res 2
Ysabcl Ml!ndcz 2
Antonio Pércz 5
6
145
Suegro de Hcrnando Alonso
PRLMJO JuAN B~:JHE!"COl'Kr Al.fOSSO 2006
CAsAs PERS. TRIGO CEB. CENr. 0BSERV.
Juan Lópcz 18 20
Juan de Mesa 6
Benito Gómcz 4 6
la de Anchieta 10 10
Diego Xuárez ll 12
Cristóbal Gómcz ll
la dd pescador 5 10 Francisco Sánchcz 4 Cristóbal Gómcz 5 la Quimera 14
Ysabel Lópcz 2
GinésGómcz d monasterio de Sto.
18 45 Domingo
2.- La calle que empi1:91 desde la de Juan Núñcz a la Pla~ de San Miguel
La de Juan Núñcz 9 Ximón Núlícz 2
Gaspar Gonzálcz 5 Loren~ Álvarez 6
Domingos P&cz 8 20
Balrasar Hernández 2
Gonzalo Gonzálcz 5 Martín Gonzálcz 5 12 en el granel 6 fanegas
Pedro Justiniano 3 Jorge Díaz 7
Baltasar Loren9> 6
Bastián Sánchcz 5 12 Francisco Pércz 5 Catalina Berna! 2
Maria González 1
Cristóbal Cano 2
Juan Rodríguez 1 Elena Coella 1 Pedriáncz 5
146
CAsAs PF.IIs. TRIGO CEB. CENr. OBSERV.
Gaspar Gonzálcz 4 20
Juana Pércz 2
Antonio Gonzálcz 6
Diego Semido 8
Diego Lópcz 5 4
Uzaro Martfn 4
Juan Váez 5
Antón Fome: 12 50 trigo de: don Carlos
Francisco Velázquez 3 Mansylla de Lugo 4
la de: Alexos Vel:lzquez 8
Esteban Justiniano 6
el Licenciado Alarc6n 6
la de: TollW Maftanas 5 Andrés de Valdés 3 un vinadero 2
TeteSa González 11
Alvariáncz 1
Almenara 5 la ollera 4
Pedro de: Vergara ll
3.- la caDe que va dende la~ a las casas de Francüco merino y basta San Cristóbal
En casa dc:l sr. 19
Gobernador el alcayde de la car~l 2
Luysa de Riverol 8
Triscln d'Emerando 12 50 Juan Martín 7
laCoella 3
Diego Rodríguez 8 20
el aserrador 5
Alonso Marón 5 la de Usodemar 6 12
147
l'lu:Mto ]t:AN Bv.mF~couKJ· AtHJNSo wo6
Cws PERS. TRIGO CEs. CENr. OBSERV.
Juan Gonzálcz 5 María Álvan:z 3 LuysMardn 5 julio Usodcmar 7 12 Diego Hcmándcz 8 55 Francisco Lópcz 6
Francisco, canario 6 6
Luda de Alcaráz 5 Pedro Xuárcz 1 Ana de Casrro 6
Pedriáñcz 3 Ana Gonzálcz 8
Moreno
Rosade~o 1 [ ... ] 6
Antonio Gonzálcz 3 Juan Ri4j0 1
Anronio Martín 4 30 Juan Sánchcz 3 Juan Gonzálcz 3 Manuel Rodríguez 4 8
Adán Hernándcz 4 6
María de Hoyos 1
Gonzalo Álvan:z 2 Gonzalo Álvarez 2 Bias Pl!rez 3 16 María Fonre 3 Arias Yanes 3 Francisco V:icz 2 Caralina Afonso 4
Gonzalo Rodríguez 6 12 Ana Ri4j0 6
Luys González 10 Luys Gonzálcz, el m~o 2
148
MrGt'EL A~ GEL Gó~uJ. Rosl'!tro j. Cma.Ü.l'L y JtlAS M.,NULI. UEt.r.o
CAsAs Pus. TRIGO CEB. CENT. OBSERV.
Juan Mdián 7
Antonio González 4
Salvador Pérez
Juan Leal 2
Juan González JO
Águl:da Gómez 1
Martín de Godoy 3 Francisco Ramírez 4 6
Bastim Hdez. 3 [ ... ] por presencia de mi, Francisco de Rojas, ese. públ. y del Concejo prosiguiendo la dicha
Diego Díaz y su mujer
Gonzalo Yanes
Alonso Péres
Juan Martín Margallo
Antón Ramos
Domyngos González
Francisco Méndez
LuysdeAday
Banolomé López
Pedro González
Gaspar Márquez
Alonso P&es
Jorge Gonzales
Rodrigo Manín
María Joven
la de Barbadillo
Ysabel de Lucena
Francisco de Rojas
tazmía se hizo lo siguiente: 2
3 2
6
5
3
4
3
5
4
4
5 5 8
12
2
5
25 223
4.-Calle de doña Ana Hortlz hasta la aua de Negrón
Ana Hortiz 1
Catalina, ncgta
149
dize Juan Baptista Forna que está en
esta casa 223f. de la iglesia
I'RF.MIO )t:.,~ B•:nt~'<COt:RT Al.I'OSSO 2006
c.ws PERs. TRIGO Ca. CENr. OBSERV.
MarCa Percs 2
Juan Ortiz 10
Amador (de Pa)len~ia 6
Diego de Cabrera 3 Antonio Gon~es 5
( ... ) 8 Antón Marún,
5 5 carpintero Hernm P~ez 5 1
Juan HerMildez 5 2
Juan( ... ) 5
( ... ) 5
Gaspar Hern:lndez 7
Andrés Pérez 9
Gonzalo Pérez 3 Alonso Yslas 5 Pedro Gon~cs 8
Juan Martín Milano 2
Ana~ 9
Alvaro Gon~cs 8
Juan Alonso 6
Gonzalo de Fleitas 6
Juan Hern:lndez 6
Pedro Hern:lndez 8
Marón de la <;:ar~ 8
5.-CaUe dd pem hasta la pi~ de los Remedios
Francisco P~ 3
Diego Hernandcs 3
la de Sebastim Blanco 4
( ... )(ca)rretero 4
Pedro( ... ) 3
Benyto González 3
la de Duartc 6
Domingos Gonz:llez 4
150
CAsAs PEIIS. TRIGO CEa. CENr.
Scbasti:ln Ma.rrero 6
Leonor Dévora 10 5 Esteban ... 10 30
Catllina Godoy 2
Gaspar Go.wlcz 3 las casas de Caftizales y los dc:nW graneles que 2400 400 30 tiene Bias Rodríguez Amón Lópcz 2
Gonzalo Afonso 2
Alonso Blanco 2
Gregario de Prado 2
Diego de Vanegas 4
la de Lopc de Artto 4 la de Juan Ximenes
4 (Xercs) Bias Herrera 2
Diego Alvares 2
Hem:ln Tcxera, sastre 8
Basti:ln Borgcs 4
Antonio Cochilla 7
Gonzalo Pércz 9
Pedro Francés 4
Juan de Herrera, barbero 3
6.- Calleja de Diego d' Arz.c
Francisco Gonz.álcz 5 Fclipa de las Casas 1
un aserrador 2
7.-Calle de Juan Péftz dcruba basta esquina de la caJa de Uercna
Diego Pércz 6
Francisco de Leiva
Beatriz, negra Diego Hern:lndcz, ~patero
Malg:¡rida Alvarcz
4
5
3
151
OBSERV.
Pruwrn k·"' lknttscocRr Auosso 2006
CAsAs PERS. TRICO CEa. CENT. OBSEIIV.
Tomas{n 7
Juan P~rez D'Emcrando 30 200 bachiller [ .•• )inosa 8 El ledo, [ ... )~r 4 80 Alonso Milano, difunto 6 60 d hijo de Alonso Mylm 2
Gasparde~o 5 [ ... ] 11
[ ... )del.u~a 3 Mart!n Afonso 3 María, prieta 3 6
Juan Mardn 3 Antonio Ribero 5 [ ... ) 2 la de Pedro Sánchez 6
Diego Sánchc:z 3
Nufio Gonzálc:z 12
G~D!az 7 24 Francisco ... 3
Gaspar López 3 Juan D!az 3
Pedro Paredes 9 9
Catalina Ynfantc 3
Ana Gutiúrc:z 7
Alonso Gil 4 Antonio Garcla 2
[ ... )Yanes 7
Ysabcl de Lcyva 4 Jácome Hernándc:z 3
hijo de[ ... ) 2
la de Mart!n Sánchez 3 24 más de Juan Rodriguc:z Herrero 80 lucana 3 Diego RodrCguc:z 3
152
CASAS PEas. TRIGO CEB. CENr. OBSERV.
Madalcna Truxillo 2
Y sabe! Grimón 4
Ysabel Hcrnández 2
Francisco Afonso 4
Antonio Correa 3 Pedro González,
5 mesonero Melchor Hemández 4
Hernán Váes 9 8
Cal3lina Estupifián 2
Juan de Lora 6 6
Esteban Martín 8 14
Bastián Ribero 1
la Cardoza 1
Domingo Días 4
Hcrnán González 4
Antonio Gon~cs 6
Juan Lo~ 8
la de Hemán Vács 10
MarCa González 2 6
Antonio Hcrnández 10
Francisco Jorge 3 5
HemánJovcn 2 2 Juan Rodríguez de 10 6 Barrios Francisco Afonso 1
[ ... ]clérigo 3 6
Bastián Rodríguez
HcrnánVács 3 Pedro Jorge 4
Francisco Rodríguez 5
8.-Traviesa de c:alle a la c:alle de Juan Gonzálcz Duque
Pedro Martín 6 4
la de Moreras 5
Luys de Morera 4
15.3
I'R.r.\110 ]1!.-\_'i Bf:ll-IE"COt"RT AlfO">O 1006
c.ws PERS. TRIGO
Juan González 2
Luys Hernández 3 Juan González Duque 1
Roque González 4 Gonz.alo Yanes 2
9.-Calle de Duque a Gonzalo Yanca, pescador
( ... ]Monso 5 2 Y sabe! González e su marido Pedro Ruiz, tabernero
Alonso González una porruguesa con orro hombre Luis Espinal
( ... ) Magdlanes
Gonz.alo Hemándc:z
d yerno de Duque
Bastián Gil
Pedro Hemández
Alonso de Nodar
Juan Afonso
Alonso González
Álvaro Mart!n
Domingo Pérc:z
Gonz.alo Hemández
Gonz.alo Yanes, pescador
Juan Gonzálc:z
Gregaria Gonzálc:z
Gil Olas
Leonor de Hermoso
Juan Martín
Pedro Hernándc:z
Ysabel de Almansa Mdchor Álvarc:s
Juan de Pl~res
2
4 3
5
2
6 6
1
3
3
1
3
8 20
7
4
1
6
2
10
4
9
10
1
5
4
1
4
4
154
CEa. CENr. OBSERV.
CAsAs PEAS. TRIGO Clia. CENT. OasERV.
Leonor Sanchcs 4
Juan Núñez 2 Pedro Hernández
8 Roldán Juan González 4
Mdchor Rodríguez 4
Balta7ar N úlícz 8
Pedro Azeyte 2
10.-Tmviesa de la calle que sale de la esquina de las casas de AloJUO de Uercoa
Pedro Hernández. pescador Alonso Méndcz
Ysabcl Hernándcz
MaríaGar._ra
Gonzalo Gar._ra
Antonio Hcrnándcz
t.faría Hcrnández
5
4
2
2
5 2
2
11.-Calle de Juan Gonúlcz de la Higuera Juan Gonzálcz de la Higuera PedroGómez
Juan Vács
Elena Olas
Scbastián Monso Gaspar Rodríguez Albany Migud Lópcz
Cristóbal. prieto
Cristóbal de Albornoz
LuysMartín
Juan Marrín
MaríaRi~
YnésAionso
6
6
2
7
6
5
3
2
2
3 2
5
!55
TRIGO
12.-Traviesa de calle que sale a la de Duque
( .•. ) 3 AnadePayba
Diego Blanco
Diego Gonzálcz
3
3
5
CEB. CENr.
13.-Calle que sale de la Conceb~ón al camino de la Arocaba
Pedro( ... ) 4 12
Gaspar ( ... )
Pedro Pires
Marún
Pedro Gonzálcz Francisco de Cabrera Sayaza Francisco ( ... )
Catalina Gil
Malgarida Perdomo
JuanAfonso
Marcial Viña
Leonor Mardn Espinal
Francisco Gonzálcz
Domingo Gonzálcz
Gerónimo Hernándcz
Melchor Durán
Juan de Pineda
1
7
6
1
3 3 4
5
2
6
3 15
5 3
30
15
OasERV.
14.-Calle que va dende la caaa de Ger6nimo Hemándcz haslll San Benyto
Maria Jerónima 4
Ana D'Escanio, beata 2
Francisca, prieta 1
Hemando Núlícz 3
Luysa Solórzano 2
Maria Hernández 2
Baltazar de los Reyes 2
Guill.!n Bctancor 3
156
CASAs PERS. TRIGO CEa. CENT. OasERV.
Gonzalo Rodríguez 5 Francisco Pcrdomo 2
Gaspar de Manuel 7
Maria de Maya 6
[ ... ) 2
[ ... ) 5 Maria .••. 2 Diego Hcmwdez,
3 morisco [ ... ) 2
[ ... ) 6
[ ... ) 3 [ ... ) 2
[ ... ) 8
[ ... ) 3 Ante Juan López de A~ca
Domingos Martín 10
Luys Gon:rález 2
[ ... ) 3 María[ ... ) 6
Navarro 3 Gonzalo de Albays 8
Bastián Viera 6
María de Berancor 3
Francisco Norman 4 los de la vifia de 4 Hermoso Francisco Y wez 2
Y sabe! Mozegue 2
la de Albayda 3 Álvaro Gon:rález y su
2 mujer Alonso Núñez 5 Leonor Dfaz 8
Bartolomt! N úfiez 7
[ ... ) 5
157
CAsAs PBRS. TRIGO CEa. CENr. OBSERV.
Bias Núficz 3 la de Pedro Afonso 6
Melchor Hern:tndcz 4
Juan Fern:tndcz 11 5 Nyculis S:tnches 6
Diego Ramos 4 María, negra
Juan Fern:tndcz 9 70 ase de ver que es de
Francisco Afonso Antonio Hern:tndcz 3 las del Barco 4 Tomás Go!Wicz 5 Luf$ de Albornoz 3 Tomé Rodríguez 8
Guyllén de Betancor 3 Andr~ Hern:tndcz 3
Catalina Marán 4 Alexandre 8
Gregario Go!Wia 6
Pero Roxo 3 9
Basti:in lu}'$ 4
Juan de Trujillo 2
JuanAfonso 1
Sacarinas 6 trigo de Alonso Vivas
de los diezmos LuysaMarún 1
Pedro Go!Wicz 5 trigo de su
Diego Hernánda 8 yerno Ger6nimo Hernándcz
Andresa 2
Malgarida Sinchcz 1
Antón Marún 6
Catalina Múqucz 3 Juliana Gonz.álcz e su
2 marido Alonso Pestano Maria de Betancor 4
158
CAsAs PERS. TRIGO CEB. CENr. OBSERV.
Lu~a de Betancor 1
Juan Castellano 5 Menda Sánchez 3 Clara Mozegue
Catalina Rodríguez
Beatriz Martín
AnaSánchez 2
Juan Yánez 4
Álvaro Yánez 2
el Castellano 4
Hemán [ ... ] 2
Diego Hernández 5
Lu~ de Betancor 8 lOO
Nicuhis Ah•arez 9 18
las hijas de Juan Brax 4
Bartolomé de Cabrera 3 30
Bias Perdomo 4 4
la mujer de Baltasar de Bermeo
Miguel Perdomo 8
María Grimanesa 5
[ .•• ) Perdomo 8
DiegoMylán S
Marcos Perdomo 8
Juan Martín 6
Bastián de Bctanoor 12
Blasyno de Betancor 8
Juan González 7
Ysabel Ruyz 6 3 Alonso de Myraval 10 8
[ ... ) 6
Grcgorio de Albornoz 3
Juan Pérez 20 trigo en el granel de Niculás Álvarez
don Hernando de 18 20 Castilla Hernando Castellano 10
159
l'n.R.rio jv..s BE11~Escova-r Ar.rosso 1oo6
CAsAs PEas. TRIGO CEB. CFNr. Oasmv.
Pablo de las Casas 7
Espinosa 6 12
Pedro de Trujillo 13 20
RuyDfu 9
Melchor Gonzálcz 2 Marcos Sánche:z de 2 Morales
María Pérez 2 Luys Pcrdomo 10 los graneles de Antón 600 Yáne:z
Martín de Vargas ll 20 Pedro Dlu 9 12 Cristóbal Guerra de 7 Córdoba
la de Gonzalo Marón de 5 Alcántara
Juan Gonzálcz de la 14 48 Forna
Juan Rodríguez 3 Bazquiáne:z 4 Salvador Martín 4
Gaspar Lópcz 2
Diego Pérez 5 Maria Hcrnándcz 2 Pedro Guerra 10
Hcrnando, gallego 7 trigo de Ponitd
Pedro Rivero 8 Pedro Afonso
Francisco Méndcz 11
la de Hermoso 5 24
Juan Gonzálcz, tcxedor 5 Alonso Vivas 16 110
Francisco Pérez, 6
.¡a patero Hernando de Párraga 6
160
CAsAs PERS. TRIGO CEB. CENT. Oasl!RV.
Juan de Madrigal 3 Gonzalo Gonz:ilcz,
4 36 ~patero
Antonio Pércz
Juan Fern:úldcz 4
Domingos Martín 5
Juan Donys 5 600
Juan Salvador 16 11
Fr.mcisco González, 6 44
herrador
Benyro González
Alonso Martín 8 140 trigo de Antonio
Gonz:ilez Juan Rodrfgucz 5
Jorge Pércz 2
Andrca Hem:úldcz 1
DiegoPércz 4
Antón G;u9a 6
la de Juan Borgcs 3
Juan D.laz 2
Gerónimo Xuárcz 8
Juan Albenos 14
Juliana Viña 3
lS.-La calle dende la esquina de Alomo de llCRDJ~ para abaso hasta la pla~
Alonso de Uerena 8 300
Gaspar Morín 3 Antonio Femández
d platero en casa de Alonso de Uerena Antonio Álvarc:z, ~patero
Juan Díaz
5
3
4
Luys Hernándcz 5
EMrndeSaha~dn 4
!50
161
trigo suyo lO fg. e de Juan Carmynatis
140 fg.
1'1uoMIO )t'A~ 1\imu,~cotan Au'ONso 2006
CAsAs PERS. TRIGO CEa. CENr. OBSERV.
Francisco Rodríguez 12 Juan Fc:rnández 4
Bartolomc! Barba 2
[ ... ) 4 3 Juan Fcmández 6
Francisco Rodríguez 3
Manuel de: Espinosa 9 Bartolomé Hc:mández 3
Ysabc:l Jordán 5
María Lópc:z 6
Pedro Lópc:z 1 la de Ruyz 3 Bastián González 5 70 la de Gonzalo
11 Hcrnándcz de: Mc:sa Berna! Guerra 6 6
Diego de: Villarcal 3 Hernand Gonzálcz 10 90 el candelero Alonso
11 Rodrfguez Madrigal 7 Tomé Lópcz 8
Domingos Pc!rcz 8
Morales 1
la madre de los Castros 4 50 Gerónimo Veloso 4
Torruls Rodrfguez 5 Morales 3 Jade Ruy.~: 3 Baslián González 5 70 la de Gonzalo
11 Hernández de Mesa Berna! Guerra 6 6
Diego de Villarcal 3 Hcrnand Gonz:ilez 10 90 el candelero Alonso 11 Rodrlguez
!62
CAsAs PERS. TRIGO CEa. Cmr. OBSERV.
Madrigal 7
Tomél.ópez 8
Domingos Pércz 8
Morales 1
la madre de los Castros 4 50 Gerónimo Veloso 4 Tomás Rodríguez 5 Morales 3
16.-F.rta misma calle dende la pla~ de Nuestra Scfiora de los Remedios hasta la pl~ ma)'Or Diego González, candelero Diego Sánchez, 91parero
Francisco Hernándcz
Alonso Sánchcz
Mygud González
HernánGil
Diego de Peíialiel
Gonzalo Martfn
Diego López
Diego Pérez de Cabrejas
Alonso Yanes
una portuguesa
Rodrigo Álvarcz
Gaspar de Campos
las de Alcuvillo
Luys Alonso e un m~o
Manuel Dony
Barrolomé Ruyz.
LuysYanez
Francisco González
Pedro Alarcón
Maria Afonso
Ana Díaz.
9
12
7
9
4
3
8
10
3
10
12
10
6
15
2 2 10 2
7
5 2
15
12
100
30 4
25
15
163
f'IUlMIO jt:AN ll!!I'III~I'COURI' t\1.1'0:-iSO 2006
CAsAs PERS. TRIGO CEa. CENr. OasERV.
LopeD'Am: 6
Gaspar D!az 5 Pedro de Soria 9
Gaspar Alvarcz 4 Maria Alvarcz 2
la de Trigueros 5 el Ldo. Bctancor 16 Juan de Valverde 2
Juan Baptista de Arguijo 18 50 la de Juan Gonzllc:z 5 Joven la del lanero 6
doña Men~a 17 20
Bias Hernmdc:z 14 Alonso Espino 6 el honelano 2
17.-l..acaUc de Juan Pacho y caUc de la~ Costan91 Gonzálc:z 3 Hernando de Uercna 15 200
B~rra 5 la de Juan Pacho 7 55 Ysabcl Núfic:z 2
Lorenzo J;kome 4 150 la madre de Gas par 3 Lópc:z
el collado Anronio Gonzllc:z,
8 cerrajero
el beneficiado Herrera 3 153 Luysa de Campos 5 Juan Francés y su
2 compafiero
Bias Rodrlguc:z 3 Pedro Rodríguez 4
el gallego 2
164
CAsAs PERS. TRIGO CEB. CENT. OBSERV.
Amador Gonzála 5 el papa 2
Juan Guerra Osoryo 3 Pedro Gonzála 1
Susana de Lugo 2
c:l ama de dofia Ysabc:l
la bermeja
el empedrador 4
Juana Machín 2
I..ope D!az 12
c:l ama vieja 2
JuanAiv:ua 1
[ ... ] 7
Pedro Gil 4
18.-La p~ de los Remedios hasta la calle mal
Francisco Lópa 3
Pascual Palos 3
Bastián Rodrlgua 3 Antón Pén:s 7
Juan de Onega 16 12
Juan Romero 11 24
Francisco L6pa 3
Banolomé Gonzála 3
Juan Bias 7
Francisco Gil 4
Cristóbal Hc:rnández 5 Antonio Gonzála 6
Carvajal 6 12
Francisco Núficz, 2 40
guantero Diego Hernánda,
5 24 herrador
Xim6n Alv:uc:z 11 80
lú)
I'R~.MIO )uA.'< BEntENCUl"RT ALFONW zoo6
CAsAs PEIIS. TR!oo CEa. CENT. OBSEKV.
19.• La c:alle que depende dende la p~ de la Conscbción basta la esquina de Luccoa con los c:allejoncs que atra'Vicsan
Ana Pl!rcz 2
Domyngos Gonzálcz 2
Alonso Pl!rcz 4
Bastián Martín 5 AnaRamfrcz 1
Alonso Gonzálcz 3
Malgarida Monso 8
Ximón de Morales 5
Lu~nas 4
Ximón Merino 7
Antonio Péres 4 15
Tomás Niculás 2
Domyngos de Arrocha 10
Gonzalo Yáncz 3 Francisco Pl!rcz 6 4
Pedro Hcrnándcz 3 4
Esteban Ri~
Malgarida Dfaz 6
Diego Vivas 8
el baclúUcr MontcSdcoca 8
Banolomé Hemándcz 15
Juan Gonzálcz 3
Angcla Hcmándcz 7
Luys de Vdázqucz 10 10 Bernardo Montero 10
Domyngos Durán 1
Juan Álvarcz 1
Pedro Gonzálcz 12 lOO
Maria Hcmándcz 6
Ynl!s Pércz 6
Juana Pc!rcz 2
AlvaroYmcz ll 244
166
:\iH.t:u .• hct.l Gó~u.z, Ros!:RlO J. Go:-.t.-'t.l'.l Y }t:-<'< .\IA'<CI't 1\Htú
CAsAs PERS. TRIGO CEB. CJ:m. 0BSERV.
Bastián P&c:z 4 20 Domyngo Álvarc:z 4 30 [ ..• ] Núfic:z
Jordan L6pc:z 8 60
Cara vallo 4
ManudLuys 7 9 la de Gonzalo Y áncz 3
Josepe Guerra 11 250
Pedro Gallego 6 Hemando Manln
7 Verano
Antonio Gonzálc:z 4 60
trigo de Francisco Barbadilla deJam
AlonsoRuys 4
Pcdriáncs 2
Viera, herrador 8
Francisco Lucc:na 12
Manuel Gonzálc:z 8 4
el empedrador 2
Diego L6pes 2
GilMarrero 6
Juan Díaz 3 Alonso Hemándc:z 8
Francisco Álvara 2
la vendedcra
Vicente Hemándc:z 4 150 trigo del beneficiado f.~
Francisco Hcmándc:z 12 90 tr1g;"fcf~n c~a':!o
Francisco Martfn Antonio Pc!res 9 María Álvarcs 5 60
Angela de Vera 5
Alonso Gonzálcz 2
Valcntín Gonzálcz 7 22 trigo del Cont;ejo
Juan ... 10 6 Francisco Hernándcz 8
167
PREMIO ]tAN l'lo:nncs<:ot•RT AuoN~O 2006
CAsAs PEas. TRIGO CEII. CENr. OIISEIIV.
d licenciado Ruyz 4
Las de Norman 6
Esteban Pérez 4
Ynéi Dumpiérres 2
la de Juan Caballero 5 Hernando Mardn l Elvira Hernándc:z 3
Alonso Frcyle 4 uigo del granel de
Cristobal Rodrlguc:z 3 [ ... ] trig!l~ede Arzeo
Guiomar Rodríguez
Hemando Rodrlguc:z 5 Marún Pén:s 4
Gonzalo Yanes lO lOO Ana Morena 7 6
Juana Hernándes 4
Francisco de Al~la 9
Hernand Xuares 8
Francisco Gonzále-L 4
MarCa, negra 2
las de Antón Sdnchc:z 22
Roque de Loreto 4 18
Pedro Gómc:z 3 Gcrónimo de Villanueva 6 6
d esgrimidor 4
la de Marcos Doro 4
la de Castellanos 3 Bcatdz Gutierres 6 lOO
20.-La calle que va dende la pla91 Mayor de San Miguel a~ Santa Clara
Ruy Garda d'Estrada 8
Francisco Álvares Cabe~? la vcndedera de
2 Alixandre
168
Cws PERS. Truco CEB. CENr. OBSERV.
d licenciado Fonscca 20
las beatas de [ ... ) 5 50
Juan Baptisra Forne 10 45
Blanca Dfaz 3 Cristóbal Afonso 2
Marcos Gonzilez 2
Jorge Gonz:ilcz 4
Juan Gonzilez 7
Alonso de lugo 15 20
Juan de Mendiola 8
Val derrama 6
Malgarida González 3 d otro grand ase
las de Juan de Armas 10 20+24 de ver que lo tiene Diego Hernández
~h-ador Granada 4
Gc:rónimo l..eto 3 Antón Y:úlez 25
Juan de Bc:rmc:o 6
Francisco Casan:s 6 220 trigo de Francisco de Lugo
las de: Andrés Xuarc:s 7 130
Pedro Marún 3 Pedro Pablos de Párraga 7 120
Antonio Joven 8
Hernando Navarro 8
la Myravala 6
la mujer de Antón Fonte 10 40
Juan Baptisra Chaquc: 12
Rodrigo Núliez 10 48 la mujer de: Alonso
5 218 Blanco Basti:úl Gonzálc:i\ 8
[ ... ) Hern:úldc:il 6
Beauiz Hc:rn:úldez 9
el licenciado Guill~n 5 Y sabc:l Xuarc:il 11 50
J6l)
I'REMm }l!AN BcnmNcoeKr ALFOsso 2006
CAsAs PERS. TRIGO CEB. CENT. OasERV.
Malgarida Perdomo 2 Sebastián Gonzála 2 Marrero 3 Francisco Péra 14 25 la de Lorenzo Péra 9 Francisco del Valle 6 150 Pablos Hcmándcz 4 Felipe Ménda
la de Sistro 1 Nycu~ DCaz 5 Juan Méndez 4
Francisco Camejo 3 Álvaro de Olivera 3 Gaspar Hemández 6 3 los frayles 10 6
el bachiller Fraga 15 360
en Santa Clara 46 12 GuiraldCn 3
Gonzalo Hcmández 3 Gaspar Fleyre 7
Banolomé Gonzálcz 5 12 Bastián Gonzálcz 3
Francisco Hemández 4 Cristóball.ópcz 3
Hcmando Péra 2 Juan Gonzálcz, vinadcro 2 YnésArias 6 Anlonio Gonzálcz 2
CaWina RodrCguez 3 Anlonio DCaz 4 Anlonio Torres e un 2 ffi090
21.-La calle Real dende la esquina de Pedro Betmeo arriba
Juan del Castillo 14 80
170
CASAS PERS. TRIGO Cu. CENr. OBSERV.
Hcmando Mendcz 15
l..orcnfiO Dfaz 8 Antón Ruiz 3 Francisco Coronado 18 140
Bartolomé Joven 8 el Licenciado Pedro 14 Garcla Ynés Sinchez 3
Hcmand López 8 6
XimónNúficz 2
Catalina Romin 2 Hcmand González 8 12
Juan Gonz.álcz 7
Juana Joven 5 12
Francúco Carmynatis 3 Y sabel Gonz.ález 2
Manuel Domingos 7 36
Banolomé Gómez 20 60
Tomás Diegos 17 30
Diego Hemindcz 15 la de Salas 7 4
Gil Gutiérrez 8 BlasNúfiez 6 40
Juan Núfiez Ja!mez 9
Martín Sinehez 16 24 Francisco Rodríguez,
5 platero Maria Hemindez 3 Pedro Hernindez 10 24
Juan López. herrero 5 Francisco Gonz.álcz 5 12
Luisa de Medina 3 Ambrosyo Gonz.álcz 7 3 Diego Hernindez 7 Diego Márquez 7 4
171
PnLMIO ]l:AN BhTH~~couKr ALFosso 2006
CAsAs PEas. Tiuoo Cm CENT. OasERV. Alonso Hemándcz de
40 100 Lugo Marcos Alonso 8 6
Francisco de Morales 15 38
Leonor Ayllón 3
Ynés Pércz 4
Pedro Guerra, sastre 4 12
el pintor 8 3 200 fp. suyas y
Rodrigo de Arév:do 16 900 de la Justicia y dd Cabildo 700 fgas.
Maria de Lugo 10
Bcnyto Martín 3 el licenciado Alonso
3 18 Lópcz Roque Gonúlcz 5
Juan Sánchcz 1
Juan de Carminatys 8 12 la mujer de Francisco
8 30 deJa~n el ospital, 16 pobres 16 62
Joscpe Rodríguez 6
Juan Gonúlez 5
Calderita 5
el sillero 5
Antonio Luys 9
DiegodeJam 4 su persona y tres
esclavos Juan Fcmández,
6 ballestero Manuel P~rcz. ~patero 4
Gaspar Justiniano 16 30
Luys de Cab~n 6
Juan Baptista de Ribero) 5
Antonio Pércz 6 Catalina Grimón e un
3 hijo soltero Pedro Gonzálcz 3
Hernando Álvarcz 6
Baltasar Álvarez 8
172
CAsAs PERs. TRIGO CEa. CJ:m. OBSERY.
Alonso Guerra 2
el pintor 3
Francisco Gómcz 4 12
Pedro Díaz 2
Y sabe! Hernmdez 3 Juan de Aguirre 18 28 Juan de Mesa 3 36 el EsplriiU Santo 15 150 Gonzálo Pérc:z 2 Luys Hc:rnmdez 2
Bastim Afonso 5 Juan Pércz 1
Antón Berna! d'Escalio 11
Juan Dlaz, cabuquero 4
Leonor Alonso 7
Hernando Alonso 4 7 Juan Rodrlgucz y
2 Pedrimez la beata Guiom.u Boca 5
Francisco Joven 7
Francisco Pércz 6
Juan D'armas 2
Diego Dlaz 12
Vicente Monso 8
Marcos Hernmdcz 80 trigo en el granel de
Tacoronte Cristóbal Álvarcz 5
Juan Gonzálcz 4
Duane Gonzálcz 5
Gaspar Gonzálcz 3
22.-Calle de Diego de los Olnos basta [ ••• ) dende aua Alonso Lorenzo (Ante Francisco de Rojas, escribano) AndrésVliez 6
Lueas Hcrnmdez 3
Hernm Texcra 5 5
173
CAsAs PERS. TRIGO CEa. CENr. OBSERV.
Ysabd Henúndcz 1
Juan Hernándcz 14
Alvaryanes 12 120
Juan GuiUén 6
Jorge Lopes 2
Viera 8 Ysabel Machada 2 Antonio Yanes 9 20
Antonio Luys 5 Luys Hernándcz 5 2
Antonio Yanes, su hijo 5 Cristóbal del Valle 6 80
Juan Martín 12 50
Juan del Valle 1 40
Diego de los Olivos 12 150
Juan Guerra 3 Antonio Borges 8
Ana de los Olivos 4 Gonzalo Garda 4 Luys Pércz 5 Elena Afonso 3 Juan de Montesa 7 300
Diego Borges 9 280 Pedro Agusún Olivos 5 50 Pedro Martín, herrero 11
BachiUer VeUo 9 24 Antonio Hernándcz 6 5 Miguel Pércz 8 6
Pedro[ ... ) 5 [ ... ) 5 Juana 2 la de Tabares 12 30 Juan <;:apata 10 500 Francisco ... 10 85
174
CAsAs PERS. TRIGO CEs. CENT. OBSE!IV.
Marcos de los Olivos 5
Maria Hernández 3
Diego de Sosa 3 30
la de Baena JO
Rodrigo Hernández J2 JOO
Machado 14 50 la de Gonzalo de
2 Córdoba la de Ruy Garda 2
[ ... ) 5
[ ••• )ana 2
Maria la mora? 2 Marcos l'erdomo
J2 J50 trigo en el granel de
Pimientel Hernán Gallego Hernán Cabra! 5
Antonio Bias 10
Maria González 5
la de: Ruy de Mora 2
[ ... )Martín 5
Mdchor Álv=z 3 3 la Luzarda 3 30
[ ... ) Hernández 9
Beatriz Pc:rera 5 18 la de: Juan Martín de
JO Agreda Bastián Hernández 5
23.·Calle trllVÍaa dende la casa de Moreno detrás del Espíritu Santo basta d tejar
GiiAfonso 4
Catalina de Ordaz
Malgarida Rodrí¡;uez 1
otro carpintero J
Agustín de los frailes 4
otras dos hombres 2
Catalina 2
Juan Lorenzo 12 30
175
l'Rl\MIO .Jt:A:< (knn:SCOIIJH J\110:-1'0 2006
Cws PERS. TRIGO CEB. emr. OBSERV.
Inés de Anchieta 2
Diego Pérez 2 6
su hijo Pedro Estévez 2
Diego Hernández, tejero 8 18
Juana Hcmández 1
Francisco Yanes 7 100
Alonso González 2
Pedro Hernándcz 7 9
Diego González 8 Sebastim Pétez 15 Hcrnando Yanes 5 Hernán López 2
Rodrigo Pétez 5 Lorenzo Hernández
24.-Calle dende el tejar de Moreno a San Sebastián
Y nés Hcrnándcz 4 Scbastián Hernández 7
)oseppe RodrCgucz 3 MarCa[ ... ) 7
Pedro de Torres 10 Diego López 5 Miguel Hcrnández 5 MarCa Rodriguez 2
ladeNúfiez 2
MarCa Hcrnández 5 Duarte Núficz 4
Antonio Madrazo 6
Diego Gonzálcz 2
[ ... ) 3
Alonso DCaz 6 24
Antonio Hcrnándcz 1 Beatri:& González 4
Pedro Álvarez 6
176
CAsAs PERS. TRIOO CEB. CENT. ÜBSEllV,
l'ablos Manln 7
Martín Gonzálcz 4 Matc:os Gonzálcz Blanco 5 Andrb Marón 3 20 Francisco Gonzálcz 4 lOO [ ... ]Marón 12 12 la de Pcrera 5 80 Antonio Yanes 5 8 Sebastim de Flores 3 12 Pedro Manín Bordón 9 40 Gonzalo Afonso 8 20 Antón jorge 3 25 Gonzalo Hernmdcz 4 Pedro Afonso 4 Diego de Valcircel 3 Gonzalo Afonso 10 250 desbarbado ( ... ] Hernmdcz 2 [ ... ) Hernmdcz 5 Gonzalo[ ... ) 1
Cristóbal Dlaz 9
Juan Afonso 2 la de Ramos 4 [ ... ) 3 Maria Á.lvarcz 4 30 [ ... ) Rodríguez l Rodrigo Afonso 8
yerno de Diego Gil 4
2S,-La laguna alrrcdcdor hasta el ospital
Sebastim Gonzálcz 2 Pedro Yanes 9 90 Fernando de Acorda 4 Álvaro Manín 7 12 Gonzalo de ÜC3lnpo 23 30
177
l'lmMro }I:;AN Bemr~comu Au·osso 2oo6
CAsAs PERS, nuco CEa. CENr. OBSERV.
Pablos González 3 Alejas Pércz 4 Diego Hernández 4 Pablos González 3 Gerónimo Jóven 5
Gaspar Yanes 4
Pedro de C6rdoba 6
Pedro Martín 4 Alonso Hernández 8 trigo en casa Perera
Leonor Álvarez 8
Roque Núfiez 10 Gyomar González 1
Juan Dornínguez 6
Scbastián Pérez 14 200 Alvaro González 3 Antonio Gonzálcz 5 80 Miguel Márquez 9 3 Alonso de Monriel 8 120 Antonio González 6
la de Basrián Rodríguez 6
26.-Calle de los almacenes hasta dar a la laguna y traviesa de Juan Guerra
La pichelera 2
Beatriz Gareía
Antona Garda 1
Isabel Lucena 6
María Rodríguez 4
Domingos González 2
Francisco Álvarez
Antonio González 2
Isabel Hernández 3
Domingo Álvarez 2
Inés de Lorca 5 María González 6
178
CAsAs PERs. TRIGO CEs. CENT. ÜBSEIIV.
Leonor Yanes 5
Juan Marón 9
Pedro ... 3 Amón Marón 5 Diego Gil 8 Banolasa Manfn 2 la de Nava 15 400
Andrés Rodríguez 4 3 Pedro Yanes 15 50
Juan Gon:cllez Mexla 8 RDdrigo de Torres 20 120
Bias RDdrlguez 8 80
AnaRamires 2 trigo en el granel
DiegoMonso 8 de Antonio Yanes, almocrebe
Alonso de Ramos 6
Juan Sánchez Zambrana 8 120
Martln Hemández lO 8
Domingos Pérc:z
la beata de Portillo 3 Francisco Yanes 14 400
Juan Rodrlguez chacinas 2
Domingo Marón 7 12 trigo un cahiz
Benito Gon:cllez 6
Diego de Céspedes 5 20
Catalina de Sosa 6
La de Juan Marónlobato 6
Mateos de León 2 Gonwo Hcrnández 12 30 Tabares
Diego Gon:cllez 6
Juan Guerra 27 350
179
PREMIO jt:AN lllfriii!~COUKf 1\I.I'O:SSO 2006
Pus. TRIGO CE.B.
27.-Calle de San Sebaatilln y del Pino baata calle Real Diego Monso 9 115
Francisco Hernándcz
Diego Pc!rcz
Antonio Gonzálcz
Francisca de Medina
Francisco Rodríguez
Juan Fontc:
Jaime: Miguel
Morales
el amo de Gaspar Fome
las de: Funes
Juan RodrCgucz
Francisca Xc:rcz
Francisco Riqucl
la de: Marrc:ro
[ ... ) Marrc:ro, el mozo
Pedro Hcrnández
Licenciado Fiesco
Antonio Dorantes
Juan[ ... )
Manuel Gómcz
Vinatc:a
El Concejo
2
6
5
5 3
8
12
3 5
8
7
5 9
9
10
7
6
28
9
8
7
5
12
200
12
50 18
24
6
40
2500
180
CF.NT. 0BSERV.
trigo en el granel de: Leonor Gómcz
La.Orotava En el lugar de la Aorotava que es en esta isla de Tenerife en los
dlas catorce y quince de octubre de mill y quinientos y cincuenta y ocho afios en presencia de mí Baltasar de Anchieta, escribano público del dicho lugar y sus términos, los srs. Lope de A~ca e Francisco Peres de Vitoria, regidores de la isla de Tenerife estuvieron haciendo en este dicho lugar la tazmía del trigo, cebada, centeno e personas que hay en este dicho lugar, la cual se hizo en la forma e manera siguiente:
CAsAs
Balwar de Anchieta
Francisco Rodríguez
JuanGon~ez
Simón Rodríguez
Beatriz Álvarez
Antonio Pérez
Juan Díaz
Juan de Monroy
Gaspar Marón
Ysabel L6pez
YnésMardn
Manuel Páez
LuysAfonso
Juan de Mesa
Alonso Viera, sasrrc
Maria Hernández
Francisco Gon~es, mercader
Juan Días, cirujano
Juandel.ugo
Juan Ramires
la montañesa
Pedro de Lcxavytia
Rodrigo Yanes, cerrajero
Aforuo Rodrigues
PERS. TRIGO
3 12
10 80
3 40
6
5 6
4
2
7
2
1
6
3 6
7
2
5
13 7
14
4
1
8
3
4
20
6
60
6
150
70
2
6
181
CEa. CF.NT.
20 70
50
24
OasERV.
Trigo de Juan Y ánes
I'R~.MIO )I:AN Blrn!F.NCOl!RT AtHlNSO 2006
Cws PEIIS. TRIGO CEB. CENT. OIISEilV.
Pedro Dfaz, espadero 7 12
Juan Á1vares 6 30 Pedro Gil, mercader 4 Duarte Gon~es 1
Jordán Rodrigues 2
LuysGon~es 1
Manuel Pérc:z 5 Juan Yanes 6 24 trigode~do
Francisco Monso 3 3 Guiomar Días 3 6 Alonso Garda Calzadilla 7 40 30 Nycul:fs Garda 8 10 su hermano
Garda de Vergara 15 300 50 15 Antonio Yanes 6 Francisco Yanes, 2 ~patero
Garda de Oliver 3 Antonio Peres 4
Pantalcón Pérc:z 5 40 trigo de Gaspar Hernández
Manuel Hemándc:z 3 6
Lan~te Rodríguez 4
Jorge Días 7
Francisco Hernándc:z 7
Alonso Gon~es 10 60 80 trigo en el granel
Antón Contreras, sastre 2
Pedro de: Braga. ~patero 4 24
Gabriel Alvares, 8 18 mercader Francisco Yancs, 8 18 6 mercader
Nyculás de Cala 8 6
Juan de Hanacho 9 12
182
Mua:1:L A"Gn Gó~nil, Rounno J. Co>ó/.ÁI.I'L y JuAN MAst:r• llt•llO
CAsAs PERS, TRIGO CEB. CENT. OasERV.
Gaspar Hernández 6 200 100 en el granel del
Obispo
Manuel de Vergara 3 70 60
Juan Rodríguez 5 40
Francisco Gon,.ales, 3 8
~patero
Gaspar Ximón, sastre 9 2
Diego Gaspar 9 7
Scbastian Grimón 12 12 30 24 en el Realejo e lcode
Francisco Rodríguez, 5 20
herrador
Gonzalo Hcrnández, 7
~patero
Nuiio Fcmándcz 12 50 50 20
Reboredo
Luys de San Marún el 18
viejo
Roque Martín 10 17
Pedro Hemández 12 10 20 24
Abran tes
Diego de Ospcdal 11 50
Pedro Vega 5
Juan de Vaarnonde 20 100 80
El beneficiado Francisco 6
Martín
Aldonza Estcves 2
Juan Navarro 9
Jaymcs de <;:amora 10
Juan de [ ... ], prieto 3
Juan Pcrcs, ~patero 11 30
Antonio de Franquis 20 20 200 400 Luzardo
Alonso Yancs 4 5 4
183
l'nnno JtiAN llt:nn:Ncot,Rr AuoNso 1006
CAsAs PF.RS. TRIGO CEa. CENT. ÜBSEKV.
Francisco de Silva 2 Diego Álvares. mesonero 3 10 Juan Gon91ies de 13 70 10 20 Franquis
Banolom.! Álvares 3 Maria Palacios 4
Juan Yanes 11 60
Antonio de Francia, 8 12 3 tonelero
Manuel de Frías 7
Juan lorenfiO 5 Mar(a López. morisca 1 Pedro M.!ndcz 2 Martín Yanes 3 Juan Viera, herrador 6
Juan Álvares 4
Luys Fcrnándes, 3
~patero
Antonio Peres 6
Sebastián Diaz 3 6
Pedro Álvares, ~patero 8 12 Juan de Monroy 10 20 12 maestre Manuel, sastre 4
Manuel de Amorío 7 Catllina de Montes
4 Claros, morisca
Juan de la Sierrn 2
Juan Peres, 6 ln.!s Gar10fa, mujer de 20 12 15 Alonso de Paz
Lopede Mesa 25 180 100 8 Juan Delgado 4 50 20 Blanca Afonso 5 Pedro Gon91ies 8 5 3 Catllina Álvares 3 Bias P.!~U 4
184
c.ws PERS. TRIGO CEB. CF..NT. 0BSEKV.
PcdroGómcz 6
Diego Gon~cs 2
Bastián Álvarcs 5 Gonzalo Yancs, pedrero 4
Gonzalo Olas 7
AIYaio Yancs 4
Juan Martín 5 LuysGon~cs 6
Silvestre Martín 2
Andrés Peres 5 3
Gaspar Gon~es 6 Gon~o Hernández 6
Diego Percs 5 Pantaleón Percs 5 Alvaro Percs
Bc:atr!s de Ribas 2
Leonor de Ribas 3 4 Maria Real 2
Maria López 2
PcdroCoello 4 Maria Correa 2
Gonzalo Hernándcz 2
Madalena Afonso 6
Juan Conde 3 Y sabe! Pe res 3 Alonso Rarnyres 5
Al= Gon~es 5 Francisco Afonso 3 50 36
Andrés Hernandes 4
Juan Gon~cs 6 12 12
Francisco Castro 4 Ximón Afonso, c:alero 3
Ál= Gon~cs 6
Luysa Coella 9
18)
l'ru:~uo lt'h!< B.:nu.scot'Kr Auosso 2006
c.ws PERS. TRIGO CEa. CENT. Ossmv.
Pedro Álvarcs 4
Pedro Belanda 5 42 Pedro Hc:rnándcz,
6 valenciano
Ambrosio Lópc:z 3 Salvador Hcrnándcz 5 Diego Xim~ncz 10 12 Francisco Ribero 4
Hcrnan Ramyrcs 13 30 Catalina OCas 3 PedroYanc:s 3
MartCn Gon~es 5 Domingos Pcres 1 Catalina Hcrnandes 5 12 12 Gaspar L6pcs 3 Cristóbal Rodrigues 4
Álvaro Pc:rcs 3 12
Domingo Ribero 5 Catalina Lorcn~ 4
JuanGon~c:s 4
Francisco Rodrigues 4
Antona Hcrnandes 2 Estcvan de Mcdcros 12 Ruy Garda, cMrigo 3 Francisco Olas, espadero 3 12
Silvestre Nulíes 4 Duartc Hcrnandcs 5 Gonzalo Yancs 6
Rodrigo Percs, herrero 6
sc:líorina Gaspar 2 Diego Sanchc:s, tonelero 8
lnosesio, escudero 8 8
el beneficiado Alonso 3 50 30 Garda
186
CAsAs PERs. TRIGO CEa. CEN'r. OBSERV.
Francisco Percs de la 5 40
Parra
Juan de Uarcna Cabrera
Antonio Gomcs, 5
~patero
Luys de San Martln 35 lOO 100 Francisco Benytcs de 60 250 150 Lugo
Diego Días, cerrajero 5 244 MariaGomcs 5 Juana de Ncda 1 Francisco Hernandcs 4
Lopc Hernandes 3 6 Alonso Calderón 12 64
Juan Rodrigues 2 Cristóbal Martín 200 Francisco de Ja~n 4 20 Diego Gon~cs de: 23 35 15 Gallegos
Banolomé Hc:rnandcs, 4 ~pan:ro
Diego Gon~cs de: 20 140 30 24 Uc:n:na
Diego de Sosa 7
Grcgorio Romano 3 Pc:dro Hc:rn:lndc:z 3 AntonaLara 8
Manuc:IFc:lipc: 6 Catalina S:lnchc:z 3 2 Agucda Rodríguez 9 12 7
Juana Vizcaína 8 12 Juan Serrano 3
Pedro Cayrasco 6 Cristóbal Afonso 4 lsabc:l de: Prado 4 Bárbola Afonso 2
187
PRnuo }t:AN llntn·scot:tu Au•u:-osu 2006
CAsAS PEas. TRIGO CEB. Cmr. OBSERV.
Duane Afonso 7 Pedro González,
6 tonelero
Diego Peres, boquita 5
Francisco Méndez 3 Catalina Hernandes 2
Catalina Rodrigues 5
la mujer de Diego de 8
León
Juan Lorcn9J 4
Juan Yanes, tundidor 6
PcroGon~cs 1
Gon~o Olas Brabo 5
Pedro Casaiias 4
Andrés Gon~es 5
Benito o Vento Pires 5
Beatrls Guerra 4
Afonso Yanes 5
LopeV:íes 5 12
Manuel Hernandes 6 6
Francisco Santos 5
Pedro BenytcS 4 18 18
Salvador Monso 3 20
Francisco Rodri gucs 7
Diego Gon~cs, sastre 7
Elvira Percira o Mcrcira 8
Pedro Yancs 5
Bias Alvarcs, carpintero 5
Francisco Hcmandcs de 7 15 Alfaro
Francisco Gom:llcs, 7 canario
Maria Hernandes 1
Amador Álvares 6
Domingos Hcrnandes 3
Malgaridanes
188
CAsAs PERS. TRIGO CEB. CI!NT. OBSERV.
Lucas Oras 4
en c:1 Monasterio de San 27 lO
Lorc:n~
Pedro Afonso. aserrador 5 6
Álvaro Oras 4 12
Enrique: oras 4
Cristóbal Pcrc:s 4
Pedro Álvares, 3 15
carpintero
Alonso de Lugo 10 24
Gaspar Hemandcs 8 40
Diego Pcrcs. alguacil 6
Mc:lchor Gonzálcs 7
Domingos Hc:mandcs 6
Manuel de Morln 5
Juana Gonzalcs 6
Juan Olas 4
JuanAfonso 5 Gonzalo V áes. sastre 3 32 6
Pedro Yancs 5 Grc:gorio Pércs,
7 2 molinero
Fi:ancisco Rabelo 4 2
Después de: lo susodicho en 7 de: enero de 1559 por mi c:l dicho escribano público fue: acabada de: hacer la dicha razmra de algunas personas.
Juan Hc:rnandes 7
Diego Hernandcs 2
Simón Gomcs 4 Antonio Pl!rc:s 2
Anronio Hernandcs 6 12
Gon~o Hernandes 6
Francisco Afonso 5
Juan Peres
Jordan Pc:rc:s 4
Andrl!s oras 2
Pedro Gon~cs 3
189
CASAS PEas. TRIGO CES. CEN'r. OBSERV.
Gcrónimo Martín 2
JuanGon~cs l3
Andrés OCas 3 4
Hernán Luis 8
Marfa Gon~cs 4 Francisco de Valladares 6 Alonso Martín,
3 molinero
Alcxandn: Texera 5
María Garda 10
Baltasar Pcrcs 15
Bartolomé Hcrnandcs 4
Ximón Álvarcs 10
JuanGon~es 2
Gonzalo Yancs 3 Pedro Gon~cs 8 6
Alonso Gon~cs 4
Antonio Dfas 2
Bartolomé Gon~cs 3
Bastián Percs 4 18 6
YsabdVács
Baltasar Rodrigues 2
Bartolomé Hernandcs 3 Bastián Gon~cs 6
Pedro Gon~cs 3 Bcrnaldino Hcrnandcs 2
Diego Afonso 4
Juan Ribero 10
Alonso Hcrnandcs 4 Blancafics 2
Cosme Hcrnandcs 2
Gaspar Hcrnandes 5 ToméPeres 3 Domyngos Rodrigues 5 24
Mart(n Gonzales 2
190
.\1It;t:l.t A~0EL Gó"l.l., RmnKJO J. Go~l.ÁI.E.Z Y Jt:.•~ .\1A~cu ~~~~ro
Catalina Manín
Gonzalo Días
María Hernandes
Bastián da Silva
Bias Hernandes
Gaspar Hernandes
Manín Gonzales
Cristóbal Hernandes
Gar9a de Ferias
Rodrigo Afonso
Antonio de Lima
P.ERS. TRIGO
7
2
3 2
8
7
6
5 2
4
CEs. CENT.
Fin de la tazmía. Baltasar de Anchieta escribano.-
Icod de los Vmos En el lugar de Icode 22/10/1558
CAsAs PERS. TRIG. CEa. CENr.
Pedro de Carminacis 14 36
V anegas 4 Hernán de Dias lO 6
Juan Rodrigues 6 12 4 Bias Marún 15 50 60 Pedro Marún 8 30 15 Leonor Vifia 9
Juan Hcrnandcs 5 36 4 Diego Martín 15 75 50 Marcos de Vargas 6 6
Anrón Afonso, uovador 2 12 Juan Váes 8 20 20 Baltasar Lopes 5 Blanca Luys 8 24 6
Marcos Luys 12 50 20 Manuel Gon~es 3 Marún Hc:rnandes 2 4
Catalina Luys 5 8
1')1
OBSERV.
OBSERV.
I'Rt'MJO ]tAN BL-ntESCOt'RT Auot<so 2006
CAsAS PERS. TRie. CEB. CEHr. 0BSERV.
Gaspar Hemandes 7 7 17 Diego Afonso 8 4 Felipa Moreno 7 17 Gon~oYanes 2 20 Juan Rodrigues 2 4 Gon~o Gon~es 5 24 [ ... ] 2 [ ... ] 4 5 3 [ ... ] AlvaroMarún 7 [ .•. ] Yanes 4 [ .•. ] Pc:rdomo 14 110 50 [ .•. ] Afonso 6 150 [ ... ] 3 [ ... ] 3 Basam Manín 3 6
Mdchor Marún 12 20 In~ de Montc:sdeoca 8 24 Basti:ln Gon~es 8 12 Rodrigo Gon~es 7 Pedro Días 9 Salvador Alonso 7 Alonso Alvares 2 BlasAfonso 3 12 Manuel Rodrigues 2 Duane Rodrigues 4 12 Hc:rnandianes 7 3 15 Catalina Hernandes 5 Diego Rodrigues 6 Enrique: Antón 4 8 5 Antonio Gon~es 4 12 Hern:ln Gon~es 7 la de: Toste 3 8 Francisco Ravelo 3 24 Mclchor d'Acosta 5 6 6
JuanGon~es 6 12 Pedro Yanes 6 12
192
~ltt;tTJ :'Í,;GrL GóMf.Z, Roo uno J Go,;J'.Áu·.z y juA" ~IAsnL 1\u 1.0
CAsAs PERS. TRIGo CEa. CENT. Oauav.
JuanDuane 2
Domingo Olas 7 [ ... ) Hemandcs 4
[ ... ) Gon~cs
[ ... ) ( ... ) [ ... ) [ ... ) Juan Lorenc;o 8 15
Ysabd Mendcs 15 40 12
Diego Alvares 6 Pedro Hernandcs 3 Migud Lopcs 3 JuanAfonso 9 20 12
Gonzalo Martln 5 Juan Lorenc;o 7
JuanAfonso 4
Ximón Gon~cs. 11 82 12 70 f. de uigo en su
herrero grand 12 fagenas
Xirnón Gon~cs 7 10
MarúnYancs 2 12
Alonso Gon.¡alcs 9 24
Francisco Hernandcs 2
la mujer de Jorge 6
Gon~cs
Diego Riro 4
Gaspar Afonso 7
Pedro Pita 3 Alwro Hernandcs 7
Esteban Gon~cs 5 la de Bias Alvarcs 3 Gregario Donis 11
Diego Peres 5 Juan Luys 5 Antonio Rodrigues 7 20 4
Juan Yancs 6 6 Ximón Riberos 5 12 10 2
193
l'lu:wo )uA~ Bn~lt);Conu Auos>o 2006
Cws PERS. TRIG. CEB. CENr. OBSERV,
Manuc:l Lopes 5 Marcos d'Anes 4 4 Antonio Gon9Ües 3 3 Domingos EsteVeS 4 5
Salvador Afonso 7 20 50 en su granc:l
Bcatrís Afonso 5 Leonor Gar~a, viuda 5 12 Manuc:l Rodrigues 2 [ ... ] 2 [ ... ) 3 [ ... ) 12 12 20 Juan Yanes 6 4 Andrc Gon9Ücs 2 [ ... ] Bias Marques 4 Bias Marón 3 140 Esteban Olas 50 [ ... ) 75 40 20 [ ... ) 8 6 [ ... ) 5 2 [ ... ] Peres 2 Gaspar Alonso 6
Baltasar d'Espinosa 4 LuysMonso 4 8 [ ... ) Rodrigues 3 Juan de Miraba! 7 80 DiegoGar~a 4 32 Domingos Pcres 22 200 24 24 Juan de <;:iverio 4 l.orcn~ Hemandcs 5 Pedro de Aguiar 3 Bastiana Álvarcs 2 Pedro Yanes 7 20 Antonio Gon9Ües 9 24 6
Bias Martín, su yerno 4 6
Juan Afonso 4 Antonio Rodrigues 7
194
CASAS PERS. TRie. CEa. CENr. OBSERV.
JuanMonso 2
Pedro Gont;alcs 6 12
Balrasar Lopcs 8
[ ... ) 5
[ ... ) Borges
[ ... ) Hernandes 8
[ ... ) 6 [ ... ] [ ... ) 5 6 [ ... ) [ ... ) [ ... ] [ ... ] Gonzalo Rodrigues 5
Pedro Hcrnandcs 4
Gaspar Peres 5
Amador Hcrnandcs 4
Alexos Percs 4
~o Hcrnandcs 3 Alvaro Peres 7
Francisco Días 10 6 Gonzalo Yanes 3 20
Jorge Olas 2
Domingos Días 5
Manud EstcVes 5
Pedro Hcrnandcs 9 50 80 en su granel trigo
suyo c:ageno Manuel Luys 5
Juan Ramallo 10
Juan Gont;ales 8
Alonso Boícs 1
Gaspar Gont;alcs 2
Antonio Hernandes 11
Jorge Martín 40
Francisco Hcrnandcs 6 30 Maríal..opcs 2
Juan Percs 2
195
l'lu:MJO jJ:AS BHHEl'COJ:RT Anos so !Oo6
CUAs PERS. TRJG. CEa. CENT. 0BSERV.
Jordán Rodrigues 9 Pedro Hernandes 6 40 ( ... ) Borges 5 [ ... ) 4 [ ... ) 4 80
Firmas de: Lope de ~oca y Francisco
Pércs
San Juan San Juan en 20 días del mes de octubre de 1558.
CUAs P.ER. TRIGO CEa. CENT. OBSERV.
Pedro Afonso 18 150 80 Marún Rodrigues 15 60
Gregario de Ribera 1
Antonio Gonzales 9 6
Juan Rodrigues 10 40 Cristóbal Gonzales tt 70 130 12
Bastián Rodrigues tt 60
Pedro Álvarcs 5 60 12 Basrián Álvares 9 70 30 Antonio Hcrnandes 7 60 30 Gonzalo PeJeS 5 30 8
Gonzalo Martín 10 80 80 70
Fdipe Peres 8 60 Gaspar Marún 4 50 24
196
:\1J<>n.t. AsGn Gó~n:z, RoaHilO J. Co:-.l.ÁJJ'7. y J•··'" :\hl't'Et Bn w
San Pedro de Daute
CAsAs PERS TRIGO CEJw>A CFm. OBSERV.
Álvaro de Maros 6
Cecilia Gonlj:llcs 1
Juana Niancs 4
BariSia e su mujer 2
Juanianes 2
Pedro Yanes 5
Pedro Hernandes 2
Gcrónimo Gon~cs 6
Ana Olas 1
Juan Espino 2
Jus!O Alonso 2
el bachiller Vifiol e 7
Barrolom~ Joven
Bias de Sandobal 8 24
Francisco de Mcnd~ 4
Elvira Hcrnandes 2
Francisco Peres 3 Alonso Jaymes, regidor 25 100 40 50
Mclchor Gon~es 6
Gaspar Gon~es 4
Gaspar Hcmandes 3 Bcatris Hernandcs 3
Juan Lopcs 4 4
Loren.¡o Gon~es 4
Juan de Esrc:ban 3 Salvador Gonlj:lles 5
Luys Vács 5
Gon~o de Mena 3 Lu~Cabral 5 Gaspar Jorge 6
Banolomé Merino 5 Basrián Álv:ues 4
FabiánVtfia 16 100 60 24
197
I'Rf.MIO JeA" lknn.scmxr Auosso 2006
c.ws PERS TRIGO CEIL\DA CENT. 0BSERV.
Álvaro Yanes 4
[ ... ] Lopcs 9 6
Xim6n Gon~es 15
Baltasar OCas 3 38 18 fg. suyas y 20
agcnas
Salvador Verde: 4
Caralina Rodrigues 2
Esteban Gar~ 16 2
Pedro Gon~es 4 o o o Bernaldo Barrantes 4
Manen Hernandes 6
Antón Martín 9
Agustín Coc:llo 4
Diego Marún 4
Juan Francisco 4 24
Benito del Campo 3
Melchor de: Xc:xas 7
JuanGon~es 3
Juan Francisco Calderón 14 15 200 50 aquí y en la Vega
Diego Hemandes S
Beatrfs Yanes 4
Juan Borrallo 15
Antonio Pires 5 Machado 7
[ ... ] [ ... ] Hemandes 4
[ ..• ] Gomes 6
Pedro ••• 3
Caralina Al vares 9
Juan de Rebolledo lO 30 10
Gaspar de Xc:xas 9 12
Juan Rodrigues 5 Francisco Hcrnandc:s 3
198
CAsAs Pms TRIGO CEBADA CENr. OBSERV.
Tomé Días 6 25 el uigo de Alejos
Gon~es
Manuel Rodrigues 4
Alexos Gon~es 8
Francisco Peres 4
Juan Perdomo 3
las beatas de Marcos 5
G~a
Maria de Barros 5
Manud Hernandes 4
Martín Sanches 6 2
Manud Rodrigues 13
Juan Fernandes 4
Manud Mareos 5
Bartolomé Hemandes 4
Juan Rodrigues 8
AnadeMelo 10
Antón Sanches 9 2
Bartolomé Giraldes 4
Diego Pcres e Agusún 6 Romero
Pedro Yanes 3
Francisco Marques 4
Pedro Gon~es 8 4
Antonio Afonso S
Pedro Gon~es 2
Antonio Gon~es 5
Pedro Gon~es 6 Juana Hemandes 2
Ysabcl Afonso 1
Blanca Rodrigues 2
Lu9'a Hernandes 4
Pedro Gon~es 4
Beatrls Hemandes
199
PREMIO jt:.~s lh:nn:s<'onn Auosso 2006
CAsAS PERs TRIGO CEBADA CENT. OusERV.
Catalina Hc:mandes 7 trigo en c:l granel de
Juan Jiménes
Vasco Gon~es 9
BastímVús 3 Francisco Rodrigues 3 Montenc:gro 2
Antonio Rodrigues 6 8
Maria de Betancor 2
Antonio Gon~cs 5
Segovia 6
Vasquianes 8
el bachiller 7
Catalina Hernandes
Catalina OCas 3 6
Malgarida V :les 3 Domingos Borges 6 6
Bastim Rizo 4
Anton Gon~es 9
Juan Blanco 12
Valenún Gon~es 4
Bastián Domingues 3
GaJ9a Álvares 2
Gaspar Luys 2
Bastián Garda 3 Francisco Luys 5
JorgeGomes 5 Ximón OCas 2
GasparRi~ 3 Juan Moreno 6
Y nés Álvares 2
Marcos Afonso 3 Catalina Gon~es 2
MarCa Rodrigues 1
d sefior Felipe J:lcome 17 70 40 60
200
,\ll<;no :\..;r.n. GóM!•.Z, RoBERTO J. Gm;¡_A¡ ~t.' jt:A!" ~h!"lll'tlkuo
CAsAs PEas TRIGO CEBADA CENr. 0BSERV.
Bastián Álvarcs 6
JuanAfonso 7
BlasGar9a 4
Juan Bias 8
Catalina Jordana 4
Marla Rodrigues 9
Xim6n LorcnljO 7 50 10
Baltasar Mcndcs 5
Gaspar Rodrigues 15
Francisco Pcrcs 3
Catalina Hemandcs 2
Catalina Brava 6
Pedro Bravo 3
Alonso Cano 3
AfonsoGil 2
Bastián Martln 9 12
Elena de Sosa
]uanGon~es 6 2
Gon~o Afonso 3 36 trigo de Andrcs Luys
y suyo
Lope de la Vega 6
la de Francisco Yanes 2
la sefiora lnc!s Seniles 10 40
Gaspar Jorba 15 20
Antonio Pachcco 10 4
Alexos Percra 2 12 un cahiz en Dabte
Alv.1r.1do 8 5 5
Baltasar Hernandes 10
Hernando Calderón 7 10
300 f. Que se han en el granel de la ~lla o 400 de sacar y 1 00 que
quedan en el pueblo
Juan Esteves 7
201
CAsAs PERS TRIGO CEBADA CENr. OBSERV.
Francisco Arana 5
Pedro Gonfalcs 5
Francisco Arana 7
Bcatris de Herrera 1
Martines 1
Francisco Álvarc:s 1
Juan Hemandcs 5
Ysabcl Días 2
Juan Pcrcs 3 María Gonfales 1
La Pachcca 1
LuysJorba 5
doña María de León 1
Maria Delgada 2
Andrés Gonfalcs 10
En 15 de octubre los dichos sers. dipurados,.
con Antón Martín alcalde.
LopeG~a 8 105 trigo suyo y ajeno
otras 20 f. en d
Xim6n Salgado 4 20 de arriba que cstan asentadas con lo de
Lopc:Ga.I9a
la dcJácome 7
Pedro Afon91 7
Bastián Gonfales 4 M;ar9al Percs 4
Francisco Peres 3 Ysabd Álvares 4
Pedro Gon~cs 15
Nutio Váes 2
202
CAsAS PERs TRIGO CEBADA CF.Nr. OBSERV.
Bartolomé Delgado 10 224 200 f. del obispo e 24
f. suyas
en esce granel 8
Marún Icaliano 100 de las ter~as de su
magesc:ad
Nufio Hemandes 10 2
Francisco Gil 10
Jorge Gon~es 3
Alonso Rodrigues 5 Bastián Rodrigues 3 35 Bias l..opes 4
Francisco Rodrigues 12 20 20 3 Machado 1
Juan Sanches 3 Alcxos Álvares 6
Antonio de Casanova 6
l.conor Correa 4
Cac:alina Rodrigues 3
Tomas de Mata 2
Juan Asensio 12 24 trigo en Buenavisc:a y el Palmar
Antonio de Castro 8 60 12 12
Virgidia Gon~es 6
Loren~ Yanes 10 20 100
Benito Jorba 10 6
Jerónimo Secra 4 14
Francisco Luys 5 Luys Machado 4
Baprisc:a 5
Andres Luys 5
Florencia Mayor 4
Gon~o Rodrigues 8 20
Sotomayor 6
203
PREMIO ]vAs 1\•:r HEscu~:rn Auosso !006
CAsAs PEas TRIGO CEBADA CENr. OBSERV.
Juan Gon~cs 8 Roqur:Lopcs 9
Salvador Herrera 2
Jordán Hernandcs 4 Gavriel de Ponte 10 250 50 so Amador Gon~es 5 Grr:gorio Lorr:n~ 6 4 Pr:dro feo 12
Antón Marren 7
el convento de San 11 35 Francisco
Miguel Alonso 10 150 Francisco Hernandcs 6 Rodrigo 9 200 Gon~oYancs 4 90 60 Adán Soca 6 Hcrnán Perr:s 13 lOO 20 30 Pedro Afonso 12 100 Manuel Gon~cs 4 24 Salvador Martín 3 11
Francisco Álvarcs 2 18 Gon~oYancs 10 30 Martín Gon~cs 13 100 100 Pedro Hr:mandcs 9 150 Catalina Álvarcs
Gomcs de A~do 10 100 60 Francisco dr: B~ 20 250 40 Juan Gomcs 13 44 JuanAfonso 6 30
Buena vista
CAsAs PEas TRIGO CEBADA CENr. OBSERV. Domingos Gon~cs 6 20 20 Domingos Hernandcs 8 120 40 10
204
MIGl•e.t ANGEL Gó:-.tn, Ron ERrO J. Go:--oz.\u:z y J¡:AN ~1A~OI:t ill'.ll.o
CAsAs PERS TRIGO CEBADA CI!NI'. OBSERV.
Pedro Gar~ía 8 168
Catalina Andrés 1
Francisco Borgcs 10
Maria Alvares 3 15
Miguel Xuares 7 12
Domingos Peres 14 204 40 20
Bastián Mendes 6
Pedro Mendes 16 30 40 20
Pedro Yanes 6 40 24
Hernán Gon~es 8 40 24 15
PedroMonso 7 60 12
Pedro Mcndes 4 20 6
Francisco Marún 10 24 40 10
Pedro Hernandcs 7 50 80
Domingos Hcmandes 6 8 20
JuandeBae~ 4 40 30 6 15 f. de trigo suyas y
25 agcnas Alonso de la Gomera 10 24
Alonso de Segovia 9 60
Juan deMora 8 lOO 50
Hernando Machln 5 16 16 6
Gaspar Jorba 130 30 15
JuanMonso 3 40 15
Juan Afonso de Buenavísta
6 14
Antón Marún 6 2
Gon~o Borgcs 8
Francisco Conde, 6 8 8 8
alcalde
Juan Mendes 16 50 40 20
Vi~ntc Peres 7 12 12
Lucas de León 7 3
Bcatrís Gon~es 1
Salvador Lopcs 3
Catalina Hernándcz
205
I'RhMIO .Jc.,N B~rm~scotiiU Au'o:o<so 2006
El Realejo d 28 de octubre de 1558
CASAs PERs. TRIGO CE!J.wA CENT. OasERV.
Diego Dfas, dd Realejo 13 10 10 20
de Arriba
Gabriel Go=llcs 8 30 Domingo Hemandcs 2 Rincón
Bastián Petes 6 Domingos Marún 16 13 12
Juan Gonzálcs Pifieto 4 4
Hetnin Petes, el m~ 2 3 12 Alonso Romero 2
Juan Romero 12 4 6 Francisco Hemandcs 5 2
Juan Rodrigues 5 12 12 Rodrigo Afonso 3 8 4 Gonzalo Hernandes 6 12 12 Amador Gonzales 4 18 Pero Días 4 8 12 Alfonsiáncz 6 28 150 Domyngos Luys 6 40 40 20 Enrique Días 3 12 Bastian 6 8 Ximón Fernandcs 5 5 20 Hernin Percs 6 120 200 Diego Hemandcs 9
Amonio de Magallacs 2 6 260 110 Domyngos Gonzálcs 15 100 20 Juan Fcrnandcs 9 8 Isabel Afonso 3 2 5 Domingos Petes 4 48 Y sabe! Femandcs 2 Gaspar Rodrigues 2 12 20 Baltasar Fcmandcs e su
6 12 12 padre
Diego Gon~es 6 6 4
206
CAsAs PERS. TRIGO CEBADA CENT. ÜBSP.ttV.
Juan Niañas 4 20 12
Rodrigo Luys 3 24 12
Marcos Alonso l 2
Lucia Gar9a 2 Catalina de Abre u 3 Rodrigo Álvarcs 3 36 6 7 Gonzalo Hernandes
8 bermejo
la de Chaves e sus hijos 5 270 170
Nulio Hcmandcs 9 50 90
Francisco Álvarcs 3
Diego Percs l 24
Manud Fernandes 2 12
Alonso Marques, clérigo 2 30 30 Gonzalo Rodrigues, 7 aserrador
Alonso Beltrán 6
Pedro Á! vares 2
Migud Perdigón 5 24 20
Antonio Ancs 7 8
Loren~ Abrcu 4 Gonzalo Martín,
3 20 trabajador
Domingos Gon~cs 9 30 16 Juan Rodrigues del
3 30 15 barranco Juan Fernandcs
3 30 Casanucva
Gcrónimo de Payva 6
Hernán Ximcnes 7 Juan Gon~cs, 2 calderero
Leonor Gon~cs 3 Catalina Mcndcs 3
Batolomé Gon~cs 5 lO
Francisco Hernandcs 4 abaxo del molino
207
l'Rt'MUl )ti,\N UtmiENCOt:RT At.tON>O 2006
CASAS PEas. TRIGO CEBADA CENr. OasERV.
Ga.spar Femandes 5 6 4 Pablos Días 3 Domingos 4 12 Al varían es 5 Dominos Hernandcs 2 8 Juan Gon~es. tejedor 5 7
Amador Loren~ 4 Juana Rodrigues 4 JuanMonso 8
Diego Gon~es 8 6
Gonzaliancs, tonelero 8
Pedro Afonso 5 8 Gonzalianes, trabajador 3
Francisco Romero 4 Jorge Yancs 3
Catalina de Frias 2 Juan de Ayala 14 80 Leonor Marques 2 Maria Doramas 6 54 16
Juan Gon~es. yerno 6 del moledor
Francisco Gon~cs 4 Antonio Marún 5 Cristóbal Delgado 6 24 Francisco de Lugo 4
Juan Gon~es. ~patero 1 Maria Hernandcs 3
Pedro Hemandes 3
Juan Vács 5
Bastián Gon~es de 6 24 30 Higa
Gon~o Hernandcs, 3 24 30
cami~ro
Pero Gonzáles de la 5 40 Bola
208
l\.llc.un ANGEl GóMRZ, Ron~RTO J. GoNZÁIE7 ' jeAs MMH:l'l. llu.1 o
CAsAs PERs. TRIGO CEBADA CPNT. OBSERV.
Alonso Pm:s 6 Hencln C:uavallo 3 CaWina Hcmandc:s 2
Maria Sanchc:s 5 Antón Gilnzalc:s 4
Maña Rodrigues
Hern:in Gonzalc:s, 8 24 12 ~patero
Antonio Peres 3 Juan Biscayno 12 20 Francisco Gil e su 16 28 90 madre
Hernandiancs 6 200 30 Luys Gonzales 7
Miguel de las Casas 4 8
Pero Vello 3 Francisco Nufics
Ximón Fcrn:indcz de 8 60 24 30 Higa
Juan de las Cumbres 9 12 24
Gaspar Luys 4 230 30 45
Jord:in Vács 9 6 6 Cristóbal Delgado, d 2 viejo Luys Hernandcs,
7 20 carpintero Pedro Yanc:s, de la 14 40 ll 24 Rambla Jorge Hernandcs de 6 San Juan Jorge Gon~cs, de: 8 30 lcodc:
Juan Lopcs 4 Jorge Hemandcs de:
6 San Juan Juan Gonzalc:s de la 8 24 12 Rambla
209
l'lu;~uo lt'"" llt:111~sconrr At.Fosso 2oo6
CuAs PERs. TRIGO CE!JADA CEHT. OBSERV.
Pedro Álvarcs 4 12
Pedro Monso, de las 3 Aguas
Francisco Gomcs 6 150 100 Diego Gonzalcs 6
Álvaro Percs, herrero 11 50 Mclchor Marón 3 Esteban V:lc:s 4 Bc:atrfs Hernandcs 2
Cristóbal Martfn 5
Manuel Perc:s 2
Álvaro Monso 3 en la Rambla
Diego Hemandcs 5
Antonio Pcrcs 3 Valverdc y el ingenio 35 24 12
Pedro Camacho 3 Maria de Torres 5
Antón Pcrcs 5 Alonso Castellano 4 lnoscnsio Mardn 10 Francisco Hernandcs 3 10 Juan Hc:rrc:ra 3 Antón de L:ón 2
Bc:atrfs negra 1 Giomar Álvarcs, soltera 3 Isabel Váys, negra
Catalina de las Casas, negra
Catalina Gonzalcs 4 Gonzalo Marún de la 13 40 10 40 grafianfa Hemandiancs del
4 10 barranco
JuanGon~cs 3 Hernando del Hoyo 20
210
Ml<;uP.J. Ár.;<mL Gó~mz, Roni\Rl'O J. GoN:r.<r.t!7. v JuAN MANum. Buu.o
CAsAs PERS. TRIGO CEBADA CENT. 0BSBRV.
Juan Bcnitcs de las 23 250 100 Cuevas, regidor
Jorge Gon~cs de Icodc 9 24 Jorge Días 10 30 Diego Olas de Chaiga 11 25 14 24 Juan Percs 5 Jacome Femandcs S Antonio Ancs 6
Juan Salvador 6
Jorge Percs 4 Bias Gon~cs y 2 Bartolomé Hcmándcz
Juan Viera 6 6
Pedro Poncc 3
Juan Lopcs Barroso 10 6
211
Tazmía de 1561
Libro de acuerdos del Cabildo 11, oficio 1 o
Tasmía de vecinos y personas y trigo que se hizo en esta Isla en el mes de hebrero año de 1561.
Francisco de Rojas escribano mayor del Cabildo y puco uno de los del/ numo desta isla de Thenr" por su m• hago fee y uerdadero testim0 que 1 por mandado de sefiores Just"'/ e Rregimro se hizo en este presente año en esta cibdad y en los lu-/gares desta dicha isla conforme a lo que su mg" tiene proveído e mdo¡ por su provisi6n y sobrecarta realizose por la dchas tazmías que así se hizieron/ por mi presencia en esta cibdad y de otros escriuanos públicos de los lugares/ desta isla que fueron fechas por alcaldes de los dichos lugares y regidores/ a quien se cometi6 y a otras personas paresce que en esta cibdad y en los dchos lugares/ se hallaron los vecinos y personas siguientes.
Cibdad
Sama Cruz
Valles
Taganana
Güúnar
Acentejo
Sauzal
Tacoronte
Texina y gueste
Rrealexo
Te-
Vezinos mili e noventa y quatro 1 personas siete mili e doscientas y veinte
Vezinos ciento e tteinta y nueve 1 personas setecientas setenta
Vezinos quinze 1 personas setenta y uno
Vezinos veinte y quatro 1 personas ciento cuarenta y una
Vezinos quarenta y seis 1 personas doscientos cuarenta y nueve
Vezinos quarenta 1 personas doscientos ochenta y ocho
Vezinos setenta y uno 1 personas quatrocientos quarro
Vezinos cincuenta y seis 1 personas trescientas quarenta y dos
Vezinos rreinta y siete 1 personas doscientos ocho
Vezinos veinte y ocho 1 personas seiscientos seis
213
I'R•.,uo )t:A:-< lknu·scouKr A1.rosso wo6
Rambla y San J• y Sta Catalina, Vezinos sesenta y siete 1 personas quatrocientos sesenta y dos lcode El Alto
Garachico y Tanque y la Culata
Vezinos trescientos doce 1 personas mili y novecientos quinze
Los Silos, B.. Vezinos ~¡:iento veinte y dos 1 personas seiscientas sesenta y Vista Palmar cinco
Ioode de los Vi- Vezinos l¡:iento ochenta y cinco 1 personas mili y veinte y nos ocho
Orotava
Abona
Adexe
Vecinos
//fol. 2//
Personas
Cibdad
Santa Cruz
Taganana
Güímar
Vezinos quinientos veinte y seis 1 personas dos mili quinientas setenta y cinco
Vezinos setenta y cuatro 1 personas trescientas noventa y siete
Vezinos treinta y seis 1 personas trescientos una
que en la suma de vezinos paresce que 11 u DCCCC LX ay dos mili novecientos sesenta y nu~ IX ve
y en la suma de personas de la isla pa-resce que ay dies y siene miJI e seiscien- XVIIuDCXLI tos e quarenta y una personas
Y la cantidad de trigo que en la cibdad y en los dichos/lugares de la isla se hallo por las dichas tazmias/ paresce que obo d trigo siguiente.
Trigo quatro mili y quatrocientas e no- Jll u CCCC XC venta hanegas
Trigo quarenta y dos hanegas u XLII
Trigo siete hanegas u VII
Trigo trescientas y diez y seis h. u CCCXVI
214
Cemejo Trigo tresciemas y ochenta y siete h. u CCCLXXXVII
Sauzal Trigo ochema y dos hanegas u LXXXII
Tacoronte Trigo ciento y treynta e nueve hanegas u CXXXIX
Realejo Trigo doscientas y treynta y seis hane-
u CCXXXVI gas
Rambla y co-marca de su Trigo doscientas y ochenta y nueve h. u CCLXXIX término
Gatachico Trigo seiscientos y quinze hanegas u DCXV
En los Buena-vista y el Pal- Trigo trescientas y setenta y ocho h. u CCCLXXVIII mar
leo den Trigo trescientos y cuarenta y ocho h. uCCCXL VIII
Orotava Trigo seiscientas e cincuenta y tres h. u DC LIII
Abona Trigo quinientas treinta y nueve h. u DXXXIX
Adexe Trigo trescientas e quatro hanegas uCCCHI
El Alhóndiga Trigo mili hanegas 1 u
215
I'Rnno }l'AS BETIII:sCoi:Rr A110s>o 1006
El trigo del pó- 1i . ill • . h . ngo m e setsctentas anegas SitO
1 uDC
//fol.3// que según paresce ay de trigo en todas las dichas panidas honze mili e quatrocientas e veynte e cinco ha- XI u CCCC XXV negas de trigo.
La cual dicha tazmía cala e cata se empec;o a facer/ e fizo dende veynte e seys dias del mes de hebrero pasado deste presente/ año a ocho del mes de mar~o presente, estauan fechas y acabadas/ las tazmías calas y catas de los lugares desta isla, presentadas ante/ mi el dicho escriuano en las quales y cada una de ellas consta y paresce aber la cantidad/ de vezinos, personas y trigo que de suso está dicho y declarado a las 1 quales dichas calas y catas y tazmías sobre todo ya el dicho ese"" me remito/ y porque de lo susodicho se an ciertos de pedim0 de ses. jus"y Rgm10
/ desta isla de la prese fee y testmo que es fecho en la noble cibdad de san/ Xpoval que es en la ysla de Then• lunes diez y siete dias del mes de marc;o año/ del se0
' de mili e quios e sesenta y un años. Ts. Afo Cabrera/ y Diego Lopez, vznos desta isla.
216
MtGün ¡\~ca GóMF.Z, Rouurro ). Go~/ÁU:.l ~· jt:AN MM<t:t't llm.1.o
Tazmía de 1592
lnbentario de la gente que tiene esta isla y que tanto trigo avía para sacar 400 fanegas a Canaria para acordar sobre sacar o no =
En la noble ciudad de san Christ6ual que es en la isla de Tenerife en siete días del mes de hebrero de mili e quinientos y noventa e dos afios el capitán Francisco de Arzola Uergara regidor de dicha isla por presencial de mi Benito de Ortega, escriuano público de esta dicha isla por el rrey nuestro señor el dicho capitán de lo que oy dicho e se mand6 por el cauildo de oy se hiziese cala e cata del trigo que ay en la cibdad juntamente con otros caualleros depurados y se mand6 se hiziese por los quarteles de la cibdad viendo la cantidad de trigo/ que ay en cada granel y las personas que ay en cada casa pedía a Melchor González el cual vaya asimismo con su merced para hazer la dicha cala y cata y mand6 a Francisco Garda a hacerla y ansí mesmo conforme atento a que es labrador para que vea los graneles y declare la cantidad de trigo poco mas o menos que se hallan en cada casa y el dicho Francisco García de lo esta puesto de lo así hazer y comenzó a hazer la dicha cala y cata en el quartel del capitán don Juan de Cangas se hizo de la forma siguiente.
CAsA PRo F. PER TRI CEa OBSERV.
Calle de la Canua
Alonso Marques 9 20
BalwarTejera 6 4
Diego Hernandes de 10
Morales Casa del confitero confitero 2
MarCa Gonsalcs, muger que fue de Diego de 12 Madrigal Francisca Viera, muger
2 o o que fue de ... Orosco
Picavete flamenco o o
217
l'ru;~uo .kA.-. BmliF."CO\'Rr AuoN~o zoo6
c.w. PROF, PER TRI CI!B 0BSERV.
Bartolom~ Gonsales 5 6 o Pero Blanco 3 6 o Pedro Caro tundidor 7 o o
En un granel de: Pedro Esterlín y del licenciado Liafio,
Bartolom~ de: Villafana 12 12 o juez de: tc:gistro, 125 f.mc:gas de trigo, que: con sus doce son 137
f.megas
Bias Gonsales carpintero 6
Gc:rónimo Gonsales espartero 8
Jaques llarnenco 1
Cristóval de Valderrama 3
Juana de: Moya mugcr 6 2 dc:Osorio
Marcos Dic:pa 9
Francisco Ximcnes 5
Alonso Hemandes sasttc: 10 2
Salvador Rriucro 8 7
Pero Hcrnandcs sedero 6 4 Las f.mc:gas son de:
harina
Pero de Oavijo sedero 4
María Gonsalcs viuda 4 8
Gaspar Gonsales tundidor 7 3
Domingo Pcrcs tundidor 2 5
Pasquall...cardin 6
Tiene distribuido el trigo en ua partc:s,
Luis de Almacán 10 104 una de 30 f.mc:gas, otra con 14 y oua
con el n:sto
Catalina Hemandes 2
Antonio de: Balanda 3
Juan de Súfiiga sapatero 12
And~ Días mcn:ader 11 20
Ysaucl Hc:mándc:z 8
21H
CAsA PROF. PER TRI CEB OBSERV.
Pero Antonio de Torres 8
Francisco Pcrcs carpimcro 2 Antonio Mendcs es una casa serrada
Silvesm: Hernándcz 6
Lorcnso de Ayscl sasm: 6
Juan Rodrfgucz 5 Francisco Gonsalcs sapatero 5 40 Lucas Gonsalcs de Sosa tondero 5 Scbastián OCas lanero 4
Jorge Gonsalcs 2 Francisco Gonsalcs lanero 5 Esteban Manfn de J4 Uctcna
Gaspar Afonso pichelero JO 3 Miguel Suarcs lanero 3 3 Hctnán Gonsalcs tonelero 6
MarCa Hernándcz 3
Juan Agusún 22 250 En dos montones poco más o menos
Juan Colonbo e Isaud J4 24 Nufics viuda
Gaspar Tauarcs sapatero 5 Don Juan de Castilla JO J3 Isaucl Pctdomo 4
Mardn de Alarcón 4 12
Calle de San Benito con sus traviesas
Agusún Hernándcz 5 Juana Hernándcz 4 Domingo Hernandcs rrolcro 12 10
Juan Baptisra pescador 12 Pero Álvarcs 4 Balrasar Correa 8
Malgarida Silvcra
219
PRE~Io Jt·As B~.TIIESCot><:r Au'<lsso :oo6
CAsA PROF. PER TRI CEB OBSERV.
Esperan91 Hernandcs 7
Francisco Hernandes 3
lsaud Martín 4
DiegoBácz 1
Marcdina Álvarcs 3
Francisco Hernandcs 2
Ambrocio Gonsalcs 9
Salvador Franásco 4
Bernardo Gonsalcs 3
Tomé Hemandcs 7
Pero Gonsalcs 10
María Afunso 6 3
Gaspar Áluares 6
Ana Afonso biuda 4 3
Juan Manln 7
Marcos Pen:s 8
Calle de Ju [anal Blanca mn sus traviesas
Ramos pedrero 7
Benito de Sosa 4
Andrés Hernandcs 6
Beauls Tc:llcs 3
Maria Francisca 6
Un viejo que pide por 4 los pobn:s de la cárcel
Juana Hc:rnandcs 4 Cristóval Manln 4
Gonsalo Hernandcs 4
Juan Frutoso 6
Pero Bacna 4 Rafad de: Padilla 2
Pero Hc:rnandes 5 Juan Afon'OO 3 Diego Garcla 7 4
220
CASA PROF, PEll TRI CEa OBSERV.
Francisco Áluarcs 3 Juana Blanca 6
Jorjc Hcrnandcs 6
Baltasar Portillo 1
Francisco Vácz 4
Gerónimo Hcrnandcs 6
Juan de Llercna 9
María Montesina 3 Gaspar Herrandcs 3 Alonso Lorcn~ 3 Balrasar Rrodrigucs 5
Luis Percs 5
Scbastián Rrodrigucs 8
Agustín Sánchcz 5
Juan de Burgos 3
Afon~ Rrodrigucs 10
Banolomc! Martín 3 Bias Luis 6
Maria Gonsalcs bcndcdcra 1
Domingo Áluarcs 4
Antonio Martín 4
Balrasar Martín 8
Banolomc! OCas 6
Malgarida Hcrnandcs 1
Pedro Gonsalcs 4
Calle de los mesones, desde la Iglesia de Nra. Sra. de la Conccbd6n hasta el cantillo de Juan Dlaz, hcnao
Antonio Gonsalcs pescador 8
Francisco Marón de 9 5
Al pisar
AgustCn DLu 4
Hcmán Vácz 9
Juan Perdomo 5
221
I'RI!MI(l ]UA~ HF:lliENCUt:R'I' ALI'Or<SO 2006
CAsA PROF. PEa TRI CEB 0BSERV.
Alonso Percs 8
Fdipa Hemandcs 2
Domingo Gonsalcs 8
Domingo López 6
Franci5co Martín 7
Franci5co Herrandcs 3
Domingo loR:n90 8
PeroMartd 4
Juan Herrandes 4
Juana Martín 2
Domingo Herrandcs 3
Catalina loR:n90 4
Aluaro Hemandcs 7
Francisco Peres herrador 4
Manuel loR:n90 lanero 6 3
Ana Gonsalcs la de: 8 6
Viana
Catalina Percs biuda 6
Benito González 6
Antonio Gonsalcs lanero 6
Lucana 5
Manuel HerR:ra 7
An1aro Gomcs 4
Juan Basáán de Barrios 6 10
Constan91 Madalena 2
Luis Porcuna 4
Beattís Rruis 3
ManuciCarauallo 10 JO
Francisco Rodríguez espartero 13
B:irbola Rriuera 8 6
Francisca Jordana biuda 3 3 Francisco Marques y Bartolomé Botaso en 12 4 la casa
Catalina Sánchcz 3
222
CASA PROF. PER TRI CEB OBSEKV.
Juan Dcnis 6
Escudero sapatero 7 2
JuanaGarda 9
Gaspar Petes herrero 2
La mujer de Moreno pintor 6
Pero Gallo 6
Pero Sánchez sastre: 3 Gaspar Hemandcs sombrerero 9
Baltasar del Campo mercader 9 6
Frontera de la plaza de Nra. Sra. de los Rc:mecnos y la calle donde bibe Francisco de Moya, huta la casa de Felipe González
Leonor Ruis
Y sauel Al vares vendedora 1
AnaMarún 1
Luis dd Castillo 4
AnaDeas 3 Baltasar de la Crus 6
Mclchior Lopes 4
Eluira Sánchez 2
Baltasar Alonso 5
Suarcs vendedora 7
Marcos Paysán 5
Francisco Herrandes 3 Loren~o Marún 4 3
Ysauel Cataño biuda 7 6
Pero Gonsales tondero 9
La biuda de Juan Cabcsa 4
Francisco de Moya 10 12
La mujer dd bachiller 7 4 Leal La Morena vendedc:ra 3 Ana Toiii3Sina 3
Domingo Durán 6
Ysaud Cordella 2
PREMIO jt:AN BtlliENCO\.'ttT Au'OI'~O 2006
CAsA PaoF. PER TRI cu OBSERV.
Banolomc! Hcrrandes ollero 8
YsaudFrancisca 2
Calle de Juan Aguirre que dizen
Gaspar Rodríguez 3
Francisca Oliuos 1
Simón Hernánda 4 Gonzalo Herrandes 4
Juan Fernandes sordo 3
Andrés Afonso 2
Gon~ol'ercs 6
Francisco Dfas 7
Gonzalo Peces hortelano 7
María Riuera y Francisco Rodrigues su 7 3 hierno
Pero Hernánda 6
Nicul:!s Luis 8
Pero Hernándcz 3
Pero Peres 3
Christóval Mardn palomero 3
Juan Martín 6
Christóval Manln 5 Ync!sManln 6
Francisco Manln 6
AnaNunes 4 Ysaud Sánchcz 4 3
Ync!s Hernándc:z 3
Catalina Hemándc:z 1
Diego de Rrojas 4
Leonor de Herrem 7
La de Berriel 6
Agusdn Mon~o 3
PcdroMon~ pedrero 2 4
224
CAsA PROF. PER TRI CE8 OB5ERV.
Antonio Yancs tonelero 2 3
Bcatrís Rodríguez 2
la biuda de Gonzalo 4 Herrandcs
Calle de Pero Marún, herrero, basta lo de Ncgrón, de ay donde la viña de Caruallo bastad cantillo de Pero Antón c:on que se ac:aba este quartd
Mc:lchior Martfn
Pero Hcmández
Ana Maria
Bartolomé de Cabrera
Manuel Olas
la de Fone
Diego Olas
Diego de Morales
la Turxilla
Francisco Marún
Luisa Rodríguez
Ouarte Gonsales
Balta.sar Nuncs
Ga.spar Lorenzo
Juan Peres
Diego Garc!a
Juan RodrlguC'L
Juan Fem;indcz
Gonzalo Garda
Francisco Martín
FcUpaGarda
Juan Lorenzo
Barbola S;inchez
Olaya Smchez
Jacomina Marún
Francisco Olas
Maria Herrandes
herrero 7
4 4
2
5 3
cabuqucro l2
5 6
4
6
3
6
4
4 10
6
3
6
6
6
2 3
4
4
5 3
2
['RJ:MIO Jt•A~ B!:lllESCOt:lU AtFOSSO 2006
Con esto se acabó la dicha cala e cata del dicho quartel, el qual se hizo de la forma e manera dicha por el dicho capitán Francisco de Alzola e por mi el dicho escribano. Firmas: Francisco de Alzola y Benito de Ortega, escribano público.
En la noble tribdad de San Christóval ques en esta isla de Tenerife, en siete días del mes de hebrero de mili e quinientos noventa y dos afios, Christóval Truxillo de la Coba, regidor desta ysla por presencia de mi Baltasar Hernández, escribano público della hizo la tazmía de gentes y trigo del quartel de uno de quatro dcsta dicha ~ibdad en la forma e manera siguiente.
El quartel dende la esquina de la casa de la Castañón hazia San Francisco
E luego, en cumplimiento de lo acordado por lajustiza e rregimiento desta ysla para la dicha tasmía llevo consigo a Juan Lorenso, labrador, vecino desta ~ibdad, del cual rres~ibió juramento en forma de derecho so cargo del qual prometió que su leal saber y entender como tal labrador que dirá los montones de trigo que viere en los graneles, la cantidad que le parese tienen, e luego se prosiguió la dicha tasmía en esta forma
Trasera de la casa de Casranón a las lagunas
Juan Casranón mercader 3 Miguel Hcrrandcs
2 portugués
Alcxos Gon9iJez zapatero 3 Juan Ficsco 8 12
Sebasrián Hurtado zapatero 4
Catalina Viera 4
El doctor Viera 10 8
Ysabel Martín biuda 3 Elvira Sánchez biuda 3 24
226
:-.1tG\JEt. A,.;cJ:L GóMH. Ron•rno ]. Cmu.Át.t·.Z y Jr '""' MAMTt lku o
CAsA PROF. PER TRJ CEB OBSEIIV.
Garcia P~rez alguacil 6 8
Luisa de la Rrosa 4
El tc:xto indica 4
Benita Norman 4 personas, pero al
margen aparece un cinco
Florioin Borjcs 7
Las Lwenas 4
J:u:omina Antón 3
Lopc de Azoca Recalde regidor 12
Calle Real
Maria Hcrcdia 5
El vicario 3
El licenciado Esuada 9 18
Matla Herrandez biuda 3 Lucas Rrodrigues escribano 10 15 Sarmiento público
El licenciado Arévalo 12 12
El capitoin Canpos 21 8
Francisco de Mesa 12 4
escribano público
Rrodrigo Soinchez 18 fanegas de trigo
del Canpo escribano 17 33 suyo y de la f.lbrica
público quinzc fanegas y es para su casa todo
Migud Grimón 8
Ven trilla
Christóval Herrandcs 5
Marcos Gritón 3
Pedro de Navarrete 1
Calina Lópc:z biuda 6
Baltasar Herrandes escribano
6 3 público
Francisco de Serpa 6
Catalina Losana 2
227
PRI:MIO }t:AN B~TIIE!<COUKT At.FONSU 2006
CAsA PROF. PER TRI CE.B OBSERV.
Bcaais Gutiem::s 5
Alonso Guerra regidor 10
Juan Núficz Jaimes escribano
7 4 público
Pero Manines 4 4
Thcodora de To=s 3 Palcruuda 3 Francisco Pita 3 Juan Ruyz de Alarcón 8
Juan Camcjo zapatero 6
El licenciado Perdomo 2 MarCa de Salas 2 Corniclles 08aque mercader 7 17 Leonor de Herrera 6 Giomar Hcrrandes
2 2 biuda
Jofrc Lópcz 15 24
Lázaro Fontc 8
Gaspar Herrandes sastre 3 Manuel GonsaJes 5 12 Pero Monso Mazudos 4 12 Lázaro Hcrrandes 16 20 Bartolomé Herrándes labrador 6 8
Argucnta Justiniano 6
biuda
El licenciado Hcrvera 6 12 lsabd GonsaJes biuda 5 5
Diego Rodrlgucz sastre 6
MarCa de Soza biuda 4 Nicolás de Bustamante mercader 5 100 Antón Gonplez 10 12 Manuel Lópcz zapatero 4
El licenciado Bo~ 8 20
Luis Francisco 8
228
CAsA PROF. PER TRI CEB OBSERV.
Calle dd Oliw desde Montid
Luis Herrándcs Hidalgo 5 Escolástica de: los Olivos 4 Viuda
Pc:tronila Rodrlguez 6 Viuda
María de: los Olivos mugc:r de: Juan de la 8 Vega
lm!s Rodríguez 4
Catalina Pc:rcs 4
María Hcrrandcs biuda 2
Nicolás de Cala 8
Nuncs Gonsalcs 3
la beata Lópc:z 4
Ynés Marún biuda 10
Vallejo de Conucras 16 110
María de los Rc:yc:s 2
Francisco Gonsalcs alguazil 5
Gaspar Moreno tonelero 8 7
Do6a Francisca Rrcalc:s 10 8
biuda
Rodrigo Leal 3
}3X311 (Hassan) 3 Francisca de Silva 2
El licenciado Xuárc't. 8 6
Gaspar Gont;álcz 9
María Rrodrigucs biuda 8
Catalina Bacs biuda 2
Antón Olas 2
Domingo de Mora 5
l..orcnsa de Vera 5
Pretonila Rodríguez lO 50
Juan Mardn labrador 12 6
Luis Herrandes lanero 7 4
Mariana 2
229
I'I<I'MIO JuA:; Br.niENCOI'Irr Anor<so 2006
CAsA PROF. PEA TRI CEA OasEAV.
Ana Pérez 2
Juan Yanes 3
Catalina Pérez 4
Antoniana 2
Juan Manen 2
Juan Lorenso 9
Ana de Medina 6
María Medina 1
Luisa Rodríguez 6
Manuel Gonsales 5
Baltasar de Armas 3
Mclchiora Mendes 3 Doña Marina del
4 Castillo
Baltasar de Funes 10 4
Diego Herrandes r trabajado 4
Gaspar Martín 6
Rodrigo Yanes 4
Ladd Valle beara 2 20
Paes 4
Juan Yanes 5 Elena Martín biuda 3
Marta Gonsales 3
Catalina Mc:ndes biuda 3
Thomé Hcrrandes 8
Lucresia Francisca 2
Juan Frc:yle 6 4
Dofia Isabc:l de Fraga 5 6
Christóval de Medina 8
Francisco Herrandes 7
Christóval Rodríguez 8
Amaro Gurierres 3 Francisco Núfiez 5 Pablos Herrandes 6
Andrés GuilardCn 13
230
CASA PROF. PER TRI CEa OBSERV.
Pcdriancs 6
Juan Gonsalcs batanero 6
Andrés Gonsalc:s 4
BlasNúlicz 4
Francisca Gonsalc:s 4
biuda
Alejo Domlngucz 7
Francisco Yanes labrador 5
Tome! Pc!rcz 4
Pero Gonsalc:s 6
Diego Hemándcz 10
Domingos Herrandc:s 5
Matías Xu:lrcz 7
Juan de Canpos 4
Salv:tdor Gonsalc:s 3
Domingos Martín 4
Maria Camejo 8
Thomás Gonsalc:s 4 12
Rodrigo E.neves 6
Domingos Pcres 4
Thomc! Rodrlgucz 5
Pero Gonsalc:s 4
Baltasar Francisco 4
Juan Fcrnandes zapatero 6 8
Juan de Miranda 16 12
Polonia Gonsalcs 2
Juan Olas 2
Maria Rodrlguez 3 Bal!asar Gonsales 4
Francisca Rodrlguez 3 Viuda
Calle de Bonlón
Alonso Olas 3 Isabel Gonsales 3 12
231
CASA PROF, Pn TRI CEa OBSI!RV.
Thomás Garsla 1
Juana Francisca 6
Christóval Monso 3
Luis Herrandcs 3
Lcandrc Machado 15 20
Gonzalo Marques 7
Francisco Hcrrandcs 4
Juan Martln 8
Grasia Martln biuda 7
Francisco Pc!rcz 5 12
Pedro Afonso 5
Matcos Ximón 8
Juan Gonsalcs 4
Lucas Garsfa 4
Bcatrís Lopcs 5
Diego Gonsalcs 6
Alonso Marúncz 4
Juan Pc!rcz 4
Isabel de Mcdina biuda 5
Diego Herrandcs trabajador 3 Migud Pc!rcz 5
Gaspar Hcrrandcs 5
Cosmiancs 6
Luis Herrandcs 5
Juan Fcmándcz 2 2
Francisco Rodrfgucz 3 Duarte Gon~cz 3 Manuel Alvarcs 6
PcroGomcs 2
Juan Damián 4
Juan Fonte 6
Calle dd Pino
Cristóbal Herrandcs 5 Catalina Gil biuda 7 10
232
CASA PROF. PER TRI CEa OBSERV.
Alonso Pérc:z 4
Juan Olas 8 8
Cahadilla 9 trigo en la Orotava
Francisco del Valle 9 9
Delgado trabajador 3 Pc:ro Lorenso labrador 20 100
Alonso de Uercna 9
Domingo Rriquel 9
Maria Ximencs 8
Fabiana Marrcro 3
Francise1 Mendcs 3
Diego Pérc:z 6 2
Luis Pérc:z 3 Isabel de Sanramarla 3 Miguel Gerónimo de
9 20 Aiala Gincs Cabrera 5 Juan de AbarCl 3 Inés Cansina 4
Juan Luzardo 3
M:u:la Luzardo 5 Simón de A~oca escribano 20 60 Alonso Bczc:rril 9 6
Juan de Vega escribano escribano 10 come de maquila de de rrcgistros sus molinos
Bartolomé Anrriqucs 5
Estc:van de Mederos 8
Olaya Fonte del Castillo 8 8
Luis Ficsco regidor 6 12 Francisco Ficsco 5 6
Lcandro Mederos MerClder 8 33 Luiza de Cala 3
Juan Fernandcs Tonolcro 2
Salvador Lópc:z 4
Francisco Momc:za 4 6
233
PREMIO ]uAs BF:niESCOl'RT Auosso 2oo6
CAsA PROf. PER TRI CEa OIISEKV.
Maria Martín 4 Viuda
Maria de Mederos 4
Pero Milán 4
Luis Pérez 4
Amaro Borjes 11
GasparVáez 1
Simón Herrandes 5
Diego del Valle 6 20
Las de Nava 15 40
Gasparianes 5 18
Juan del Valle 17 20
Ana Herrandes 2 o Viuda
Bautista 2 o Juan deLugo 2 3
Balwar Hcrrandes de la 5 Guardia
Bartholomé Sánchcz 6
Maria Gonsalcs biuda 3
Elvira Sánchez biuda 4 30
Beatrís de los Reyes 1
Martín Rodríguez 4
Christóval Hcrrandes 5 6
Pedro Soler regidor 15 24
Francisco Martín 5 10
Juana de Medina 8
Antón Pércz 5 10
Antonio Garsfa 4
Domingos Pércz 10
Antonio Gon~ez 3
Francisco Días 5
ElviraDelgada 10 12
LaCardoza 3
Mateas Hcrrandcs 4
Gaspar Hcrrandes 4 6
Francisco L6pcz 4
234
CASA PROF, PER TRI CEB OasERV.
Juan Rodrigues montarás 9
Bárbola Xil biuda 2
Juan Gonsales 5
Las Marques 3 Juan Martín Moreno 5
Antonio Gonsales 6
Domingos Gonsales 2 6
Las Gusmanas 2
Calle de Guerra
Nicomedio Guerra 6 4
Gaspar de Oc.ampo 4 6
Gonzalo Herrandcs 6
Tabarcs
Luis Herrandes 6
Dofia Beatriz 4 20
Francisco de Mesa 9
Anrrique Dumpierres 7
Manuel del Valle 7
Francisco Anrriques 3 6
La de Espincl 3 Dofia Madalena 2
La de Pc:drianes 6
Todo lo qual que dicho es se hizo sigún y como se contiene por mi presencia.- Christóbal TrujiUo de la Coba. Baltasar Herrandes, escriuano público.
En San Christóval de la ysla de Thcnerife en ocho días dd mes de hebrero de mili e quinientos e nobenta e dos afios ante mí Lucas Rrodrigues escribano público e del número desta dicha ysla por su magestad, don Luys de Castilla rrcgidor hizo tasmfa del tri¡;o y jente del quartel que por el Cabildo paresce haberle encar¡;ada en la manera si¡;uiente.
Andrés de Morales
Gonsalo Herrandes
sedero
tonolc:ro
9
8 8
PRt~'ltO ]u As BtcTIIlcNt:m:Kr Au•oN~o !oo6
CAsA PROF. PER TRI CEB OBSERV.
Beatris Hc:rrandes 6
Ana Gar,.ta 2 Ana Gómc:z biuda 2 Antonio Gonsales tonolcro 6
Baltazar Olas 3 El bc:nc:fi~ado Bacna bc:nc:fi~ado 6
Felipe: Gómc:z 20 Malgarida Gonsales vcndc:dcra 2 Catalina de: Mu~ia 10 3 mugcr de: Pero Lorddo
Jacomina G~a 3 Viuda
Hc:min Rrodrigues de: sastre: 2
color prieto
Agusún de: Vargas 9 50 Miguc:l de: Alclmar 4 5 Antona Rodrlguc:z 8
Lc:onor Rodrigues vcndc:dcra 7 mugcr de: Juan Pinto
El beneficiado Juan 8 40
Rodrigues
Pero Gonsales carpintero 8
Asc:nsio Viera pedrero 5 Sc:basti:in Hc:rrandes 12 24 Francisco de: Alarcón 9 Marcos Carrillo de:
9 Albornós
Mc:n~a de: Cabrera 15 Juan Manln trabajador 12 Ynés de: Morales muger
6 de: Bias Pc:rdomo
Luys Rrodrigues trabajador 4 Diego Martln 5 Christóval Rodrigues rc:xc:ro 7
Domingo Gonsalc:s labrador 9
Christóbal Hc:rrandes 9
Salvador Hc:rrandes 6
2.%
CAsA PROF, Pl!R TRI CEB OBSERV.
Juscpe Rodríguez 7
Lucas de Betancor 8
Melchior Núfiez 2
Lu9a de Sacarinas 11
Ant6n Loren~ de 5
Torres
Gaspar Herrandcs labrador 6
Pero Váez labrador 6
Juan Loren~ hijo de 6
Duane Gonsalcs
Menda Marrera biuda 6
Juan Rodrlguez 4 6
Águcda Herrandcs 3
biuda PcdroGómez 7 marchante
Martín Gonsalcs trabajador 5
Balt=u Gonsales trauajador 7
Pero Herrandes trabajador 7
Bcattís Perera biuda 2
MarcosPeres trabajador 6
Gaspar Herrandes zapar ero 2
Bastián de Baesa 3
Ysabcl Guerra biuda 10
Gonsalo Ribero sonbrerero 4
Luis Peres lanero 4
Pero de: Sosa herrero 4
Simón Hcrrandes tonolcro 6
Domingos Gonsales lanero 8
Juan de: Herrera 3
Juana López biuda 3 Maria Valeruucla vended era 2
Ana Luys 2
Fabián Martín sapatc:ro 2
Bcatrls de: Vargas mugc:r 12 20 de: Chrisróval Joven
2.17
liu>.Mto }uA:s Br.mEN<:otrKr Au'ON~t> woó
CAsA PROF. PER TRI CEB 0BSERV.
Gaspar Gómc:z medidor 7
Gonsalo Percs sapatero 6 3 Francisca Percs biuda mugcr de Juan de 10 20 Ascanio
Juan Herrandcs lanero 5 Francisco Herrandes lanero 3 Simón Herrandes lanero 3 Armicde Van Heeide 9
Doña. Petronila y doña 8
Lorcnsa de Aguirre
Pero de Alarcón 15 Francisco Gómc:z 7
Andrb Herrandcs 7
Y sabe! Gómc:z biuda 4 Mathco trabajador 5
Y sabe! de Salas 2
Ana Olas biuda 4 5 Juan Bautista Ribero! 3 Guiomar de Jesús beata 2
Mathco Hcrrandcs 5 Marún Cabcsa 7
Beatriz Marún 5 Juan Rodríguez 7
Francisca Lópcz Tama)'O 4
Gaspar Lópcz 5 Juan Pcrcs 9 14 Francisca de la Trinidad beata 4
Rodrigo Hcrrandcs labrador 6
Marta de Ayala 5 Maúas Lópcz 3 Manuel Olas lanero 10 20 Christóv:d de Arocha 12 12 Domingo Olas 6 6
Mdchor Núfic:z 4 6
2.18
M11a:F.t Al'<GJ:J. GóMJ:/, RoHJ:RTO J. GoNL.ÁI.I·.L Y jttA~ ~IANun 1\eu.o
CAsA PROF. PER TRI CEo OBSERV.
Ana Rruy¿ biuda 4
Luis Hcrrandes surrador 5
Leonor Martín biuda 5
Domingos Peres curtidor 4
Juan Andrés 11
Juan Gonsales labrador 6 10
Alonso Herrandes uauajador 6 1
Domingo Pcres 6
LuysaG6mez 3 9
Rrodrigo Álvares de 15 20
Milán
Domingo Sanches 4
María de Torres biuda 7
Luys Peres 6 12
Juan Martín yerno de 7 6 Pero de Torres
Francisco Marques 2
Gaspar Herrandes aserrador 8
Alonso Días mercader 3
Catalina Herrandes 3
biuda
Bcmaldo Ri,.a 3
Scbasti:ln Peres labrador 18 24
Juan Martín yerno de 5
Juan Gonsales
Benito Días 8
Pedro Hcrrandes hijo de 4 4 Francisco Hcrrandes
Catalina Gonz.ález 2 viuda
Alonso Sánchcz 6
Simón de Lcdesma 4
Juana de Torres biuda 5
Anrona Rodríguez 1
CaWina Luys biuda 3
Juan Luys trabajador 3
Pedro Núfiez 4
239
l'RI'Mio JuAN 1\¡mu:scot:nr AIHlN'SOlOo6
CAsA PROF, PER TRI ODSERV.
Ana Perdomo 2
Juan de Cubas 3
Juu:pe Figueroa 5
Juan Marún yerno de 7 Gaspar Herrandes
10
Juan Marrero 9 12
El beneficiado Manuel beneficiado 8
López
Ana Herrandcs 2
Simón Rrodrigucs batlnero 10
Tomé Herrandcs 7
Marcos Perdomo 20
Pimenrd
Diego Marún Manero 8
JuanGar9a lanero 3 Leonor de Santo
beata 5 Agusún
Dofia Ysabel de F .•. 4
Malgarida de Ortega 4
La qual dicha wmfa se hizo para declaración de las dichas personas e para descargo de juramento en forma de derecho que se pregunto de ello. Ante mi Lucas Rgues. Sarmiento escribano público. El sr. Bernardino Justiniano regidor de esta isla de Tenerife tiene doce personas y cien f.megas de trigo. Don Luis de Castilla.
En la noble 11iudad de San Christóval que es en la ysla de Tehnerife en ocho de hebrero de mili e quinientos e noventa e dos afios por Bernardo Justiniano rregidor desta ysla e diputado nonbrado para lo ynfraescrito por presen11ia de mf el presente escrivbano hizo la wmfa de la gente e trigo que le cupo en su quartel ques el de la conpanfa del capitán Francisco de Rrojas rregidor e se hizo en la forma siguiente:
240
CAsA PROF. PER TRI Cm OBSERV.
Calle que sale dende la plasa de los Remedios hasta las casas de Negrón, por vn lado de la cUcha calle
PeroGomcs 10 4 La Pcrera 1
Gaspar Tcxcra sastre 5
JuanVm trabajador 3 Juan Gomcs de 8 Canizalcs Pedro Herrandes de la 6 Zarza Domingo P&cz 5 Gaspar de Sosa criador 3
Gaspar Herrandcs 2 2
Marsa! Pl!rcz 7
Francisoo Mcli:ln 8
Francisoo Hcrrandcs pescador 7
Clara Hcrrandcs biuda 3
LuisMarún pescador 7
Malgarida Hcrrandcs 6
Juan p¿rcz de las Cajas 6
deNegr6n Amador Gonsalcs su 6 yerno
JuanTom¿ 6
Lorenzo Martín carbonero 5
Gaspar Hcrrandcs 5 3 Francisoo Martín hijo
7 de Luysa Percs
Baltazar Herrandcs 6
Benito Rrodrigucs yerno 3
de Pero Gomcs
241
!'RJ:.MJO JuA:-l B1m1~~conn Auo~so 2006
Pilo F. PEil TRI CEB OBSERV.
Calle de Juan Ortú. oon la traviesa del juego la bola
Beni1o Rrodrigues el pescador 8
sordo
Juan Carrillo 4
Balw.ar Rodrlguez 8
"lfiigo Verde 3
Diego Rrodrigues lanero 7
Manuel Herrandes pescador 8
Diego Pérez pescador 4
Juan Herrandes pescador 4
Bartolomé López 1
Manuel Herrandes palomero 7
Francisco Delgado pescador 3 Luys Martín ttabajador 2
Gaspar Francisco pescador 4
Domingos Afonso pescador 6
Roque Herrandes rrabajador 3 Roque Martín 3 ChriSióval de Salas 8
Hemán Sánchez 12
Rodrigo Martín 6
Fru1uoso Herrandes 6
Yzabel Mendes
Ca!alina RrodrC¡;uez 3 biuda
Francisco Gonsales 6 Medina
Antonio Gonsales damasco 7
Francisco Pérez pescador 6
Francisco Rrodrigues almocreo.oc 6
Yzabel de Párra¡;a 4
Francisca RodrCguez 2
Yzabel de Scguc:ra 3
242
CAsA PROF. PER TRI CEa Ousi!RV.
Domingos Hc:rrandcs cantero 4
Francisco Hetrandcs albaíiil 4
Luys Pérez almocreve 6
Calle ele la de Rojas con su traviesa
María de Cabrera biuda 13 Alonso Cabrera de Rojas escribano 10 15 escribano del Cabildo
Juan Gonsalcs meo neto 4 4
Antona Pércz biuda 6
Juan de Olivera hem:ro 6
Simón de Valdés 10 20 Dolía Leonira
5 Rodríguez
Luys Carrillo de: 5 Albornoz
María Gusmana 5 4
Ynés Sánchez 2 6
Diego de Monsalve 6 12
Juan Díaz calderero 9
Isabel de Cabrera 5 Christóval Rrodrfguc:z curtidor 5 Bastián Pércz 5
Marfa Miraba! 2 Mdchior Francisco y
8 Hetnándo Afonso
Antolfn Colchilla 2
Calle de Trisún de Hememndo, dende la plua del adelantado y d estanque e sus traviesas hasta la buelta de la dicha plasa
Luys Hetosco de: Santa 17 Cruz
El doror Lucc:na dotor 11 12
Diego de Sabalia albafifl 3
24.3
l'RE.\!to }t:A.'< BenwsconcT At.msso :00{)
CAsA PROF. PER TRI CEB OBSERV.
Alonso Herrandcs de: 10
Lugo
Juan de Meza escribano escribano 8 4
público
María Guerra 10
Diego Herrandcs 10
Ynb Luys biuda 11
Francisca Herrandcs 4
biuda
Ángela de Arguijo 4 Gaspar Mendcs 5 Gonsalo Machado 4 Antonio Hc:rrandcs e
6 Diego Verdugo
PedroGarpa 7
Francisco Pércz 6 3 Jorje Gonsalcs 3 Marcos Herrandcs
5 Cansado
Juan Rrodríguez 8
Bias Hc:rrandcs 6
Antonio Herrandcs 2
Grcgorio Herrandcs 5 Alonso Herrandcs 5 Gonsalo Rrodrlguez el viejo
Gaspar Rodríguez tavc:rnc:ro 8
Bias Herrandcs de: la 6 6 Mota
Pedro de Godoy 2
Gaspar Rodríguez trabajador 3 Baltazar Gonsalcs 4
Juan de Ocanpo 8
Diego Pérez 8
Ysabel Anrriquez biuda 4 Doménigo Riso 7
244
CAsA PROF, PER TRI CEB OBSERV.
Juan Farras ~patero 3 Maria Gonsalcs la
2 manca
Gaspar Olas el sordo 6
Maria Estcvcs biuda 3 Elena Hcrrandcs biuda 6
Diego EstcVcs 6
Thomás Herrandcs 2
Luyskal 4
Diego Hcrrandes 3
And~ Gonsalcs 7
Afonso Gonsales 6
Malgarida Gil biuda 4
Pedro Jorje 4
Domingos Hcrrandcs carbonero 3
Malgarida Olas 3 Báltazar Mardn aserrador 2
Francisco Santos 3
Luys Hcrrandcs pescador 6
Antonio Gonsalcs aserrador 4
And~Oias 6
Luys Herrandcs fraguero 2
Francisco de Morales 7
Francisco Tcxera 6 8
Calle que Uaman de Peto DW Pariente e Balcasar Núficz
Juu:pe Hcrrandcs 6
Baltazar Gonsalcs 6
Bias Núnc:z 4 Gaspar Núnc:z hijo de 2 Baltazar Núfic:z
Malgarida Marún biuda 2
Salvador Olas Motcno pescador 4
Juan Gonsalcs obejcro 6 2
245
I'RE.MIO ]t;AN BI!IHI'.':COliRl' All'ONSO 2006
CAsA PRDF. PEa TRI CEa OBSERV.
Baltazar Gonsalcs hermano de Juan pescador 4 Gonsalcs
Juan Pérez canercro 3 Hernán Gonsalcs
5 Casal\ as
Alonso Hcrrandcs pescador 10
Bcau!s Rodr!cuc:z biuda 5 4
Ga.spar Gonsalcs 5
Gaspar Pérc:z 5
Hcrnán Gonsalcs uabajador 1
Juan Álvarc:z ~petera 5
Calle de Bartolomc! Joven hasta las casas de Margallo
Am6n Álvarc:z 7
Álvaro Pérc:z 8
Juan Herrandcs aserrador 6
Diego Gonsalcs 3 Pedro Man!n Godoy pescador 4
Francisca Olas biuda 4
Antón luys 6
Marcosluys 5 Rodrigo Marún 6
Baltazar Gonsalcs Ficsco 9
Marún de Godoy 3 Catalina Gonsalcs biuda 3 Andrés Gonsalcs
6 Guilard!n
Pedro Andrés 4 4
Francisco de ledcsma 8
Luz!a Gonsalcs 3
Juan Afonso mulato pescador Antonio Gonsalcs
6 hermano de Ginebra
Juan Truxillo monrcro 6
246
~fa;t:tL ..\,..Gil C<hll.l, Rmu.klo J. Go:-z.Áu.L" ]t'A" ~t.••<~Tt RH ro
CAsA PROF. Pu TIU CEB OBSERV.
Calle de Santo Domingo con la traviesa de Gaspar Dfaz
Manuel Herrandes carretero 5 2
LuysCabral 7
Gonzalo Olas 9 6
Salvador Marún Godoy pescador 5 Juan de Castro 8 4
Mathco Álvarcz de Scpúlvcda escribano escribano 8 20 público Christóval Rodrigues escribano 8 12 escribano dentregas
Thomasina Fonte e Luys de San Marún 8 Cabrera su yerno
Jorge Grimón 5 Gaspar Núncz labrador 5 Salvador Maldonado 6
Jorge de Mascdo 10 7
Juan Benitcs de alguazil 7 Figueroa
MarCa AnrrCquez biuda 3
Salvador P~rez carretero 5 Gaspar OCas carpintero 4
Antonio Hcrrandes marchante 6
PcdroMarún pescador 5
Catalina Gómcz biuda 6
Plaza dd Addantado
El scfior corregidor 16
Alonso de la Guerra 26 150
Diego Bcnites 4 6
Hemando del Hoyo regidor 15 40
Juan de Arsola tabernero 5 El bachiUcr Moreno 4
PRF.MJo Jt:.<N Bl:nu:scot'ln Auosso 2006
c.w. PaoF. PER TRI CEs OBSERV.
Ana Machada biuda 5 Malgarida Gonsalcs beata
Catalina Gonsalcs e Salvador Rodrigues su 6 yerno Domingos Rodríguez
4 yerno de Antona Pi!rcz Antonio Gonsalcs
4 porrugui!s Francisco de Al~la
regidor 12 2 Vergara
Las beatas beata 5 Hemando Estevan
21 30 Guma
Alonso de Uerena regidor 12 20 Lucas de Hemerando 8 6
La de una buera de la calle Despinosa basta los Remedios e sus traviesas
Luys de Espinosa sedero ll 8
Balwar de los Rqcs carpintero 7 El licenciado Romero 10 8
Hemdn Martln Nabarro 16 20 Marco Anrrlqucz 3 Yni!s de Oavijo biuda 3 Hemando de Uerena ll 26 Pedro de Villarruel 15 12 Juan Clavijo 7
Luacsia Huque 5 MonsoG~ tonelero 6
Gonsalo Afonso sedero 10 4
Villalobos biuda 3 Las Carranos que es
4 vezina
Las enparedadas 4 Catalina Herrandcs
4 biuda
Ycllel López
248
CASA PROF, PER TRI CEa OBSEKV.
Calle de la~
L:vino Apolonio 7
Pedro Soler scrrajero 10 14
Yzabd Ptrcz 3
Las hijas de Juan de 5 Ve~
Bartolomé Luys peletero 7
Sebasrián Pérez mercader 13
Leonor Gonsalcs biuda 3
Antonio Herrandes tornero 5
AnaSánchez 3
Francisco Rodríguez carpintero 4
Pedro Gonsalcs surrador 2
Domingos Días tonelero 6
Anronio Gonsales guantero 4
Guillermo Martín 4
Gaspar Gonsales 91patero 7 6
Tabletas
Manud Rodríguez 91patero 6
Luys Martín sedero 2
Juan de Anchieta escribano 12 18 escribano público
Pedro López Delgado sastre 9 2
Salvador Gonsales 91pa1ero 7
Antonio Gonsales tonolcro 4
Lucrcsia Perera biuda 3 6
Yzabel Herrandcs biuda 3
Pedro Anrríquez sedero 3 Bernardo Jusriniano regidor 9 50
Yzabel de Pas biuda 7 4
Catalina Gerónima 8
Alonso de Paz 7
María de Ve~ biuda 8
249
PREMIO Jt:,\.'ó B~:niE~COl'RT AI.Fo~~o 2006
CAsA PROF. PER TRI CEo OBSEKV.
Calle dende las casas de la govcmación basta la pla.sa de 10$ RrcmcdiO$
Francisco Bautista 3 2
ginovis
El sdior lliccnciado juez 22 12
Uiano juez de registros
Juan de Herrera regidor 8 12 Melchior de Sanabria sastre 5 Diego Días scrrajcro 8
Gonsalo Gonzalcs carpintero 4
Antonio del Águila 5 6
Benito de Ortega escribano 7 4
escribano público
Gaspar de Soria regidor 15 12
Hernando Flamenco 4
Juana de Hemcrando 8
Madalena Rodríguez candelera 5 2 Madalena de Lugo 5 3 Gerónimo de Saabedra 2 sargento mayor
Manuel Herrandes espadero 6
Lorcnso de Salmerón 5 2
Pedro Yanes sastre 6
Juan Hcrrandes sombrerero 4
Mcn9a de Cabrera 6
Juan Rodrigues carpintero 4 <;inquenu fanegas
Diego Pérez Cahrejas regidor 20 650 de trigo suyas e de las ter~ias de su
magcstad seys9cnw
Alonso Gallegos escribano 12 12
escribano público
Bcntol..obo 4 6
Melchior deSamora sastre 4
Manuel Gonsalcs sastre 4
Gaspar Gonsales sastre 6 10
250
c.w. PROF. PER TRI CF.B OBSERV.
Calle de l..uh Méndcz
El sr. teniemc dotor 8
Francisco Lcrcaro
María de Pas biuda 2
Yzabel López 3 Ginebla Gonsalcs 3 Antón Márquez 6
Francisca Gomcs 2
Rodrigo Sebillcs 6 Ana Herrandcs de
6 Alfuque
Juan Herrandcs sasue 6
Juan Fransés 6 Domingos Gonsalcs
7 palmés
Juzcpe Rodríguez 6
Juan Gonsalcs palmés 9
Bastián Rodríguez 7
Niculás de Bctu1cor 3 Francisca Risa 2
Domingos Herrandcs 7
Elbira Luys 7
Catalina Rodríguez
Antona Montera 2
Domingos Rrodrfguez aserrador 6
La cual dicha tazmía declaró se hiw en presencia de mi d dicho escribano público. Bernardo Justiniano. Mateo Alvarez de Sepúlveda, escribano público.
251
APÉNDICE GRÁFICO
TAZMÍA DE 1552
Nombres de Varones on Tonorlfo, tazmfa do 1552
Nombres do Mujeres on Tonorllo,tazmla do 1552
Apell idos do Tonorlfo,tazmla do 1552
2')')
e Juan
a Pedro o Froneiseo O Oiogo
• Gonzalo
D Antonio
Cl Alonso O Gas par
• aastün
D Oomlngo 1 OH•r,,.nrtn
DMarb a Ca!a§na O Isabel
O Ana
• Leonor O Juat'l.t
DBoatril D l'lh
• M.,gara• D Lulsa
O Otros
OGonz~ lez
o Homándoz
Df'érez
DYMez
• Rod tiguez
0Martlo
DO iaz
O Alonso
•Aivaroz
O Otros
!'tu \11{> )1 c\:0. BETHENCOL RT, \1J O'<SO 1006
TAZMfA DE 1559
Nombres do varones en Tenerlfe , tazmla do 1559
Nombres do mujeres on Tenerlfe, tazmia do 1559
Apellidos en Tone rife, tazmía de 1559
256
O Fraocísco
O Oíego
• Anlcnío
O Gonzalo
ti Alonso
oMa;ll m Catalina
11
O l$abel
O Beatriz
• Ana
O Leonor
e nés
O Juana
• Margar~a
e Luís a ORI•n~
e González
a Hernández
o Pérez
O Rodrí¡¡uez
•Mart!n
o Yánez
D Alonso
ODiaz
• Alva rez
e L6pez
O Olros
TAZMfA DE 1592
Nombres de varones en Tenerife, tazmia de 159:~Juan 1 ~
.. Frane seo
O Pedro DGupar
BDiego
lo Domingo
e Luis
o Battasar
D Manuel
O Cris tóbol
l
:::t::: ~------------------------------------------------~-•Gonza~
Nombres de mujeres en Tenerife, tazmía de 1592
Apellidos de Tenerlfe, tazmía de 1592
257
O Maria
D Isabel
o Cata lina
DAn a
• Francisca
O Juana
D Beatriz
D lnés
•Margari ta
o Leonor
Dluisa
ti O EIVlfa
Dntro (:
a """'""'11 ll GonzAiez
O Martín
O Rodríguez
• Pérez
DOíaz
O Otros
l'lUlMIO [CAN Br:nmscovR:r Ar.I'ON>O ~oo6
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~ ~ 0 o
~V: í?~
o o o o o o o ~/ o o o o o o ~/ N o 00 CD ~ N
258
N V\ ..::
Evolución quinquenal de bauti7.ados en diversas parroquias de Tenerife (siglo XVI) [Véase cuadro n° 13] r-- --¡
500
400 ~ 300
200 ¡=- ~
1 100 -~
o 1545-
-100 1549
-200 ¡-
-300
/~
Í- Valle de la Orotava i l=-_La Laguna __ j
1\ 1
~ ~ ;z_~-~ ~~)\ __ ¡ ¡::s;~ 1575Y' ~;85- ~~~~-l 1550-
1554 1579 1 4 1589
' 1
::::
;.,.. '/ e: ¡: c. e~ ;:: !' e= " ~ ·-~ o z
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270
ÍNDICE
PRESENTACIÓN ................................................................................................................. 7
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................. 9
1 - LAS FUENTES 1.1.- Identificación y descripción ................................................................... 15
1.1.2.- Las tazmías .................................................................................................... 21 1.1.3.- Los registros parroquiales ............................................................. 29 1.1.4.- La genealogía y los protocolos notariales ................... 36
2. NOTAS PARA EL ESTUDIO DE LA EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN A LO LARGO DEL SIGLO XVI
2.1.- Algunos factores que determinaron la evolución de la población en el siglo XVI .......................................................................... 41
2.2.- Notas sobre la evolución general de la población ......... 61 2.3.- Apuntes para el estudio de la natalidad .................................... 71 2.4.- DemograHa y familia ..................................................................................... 77
3. LAS TAZMíAs DE TENERIFE. UNA PROPUESTA DE ANÁLISIS
3.1.- Los problemas de una documentación excepcional ... 95 3.2.- Estructura socio profesional .................................................................... 1 03 3.3.- El reflejo de la antroponimia en las tazmlas de Tenerife .... 113 3.4.- La producción de cereales y su influencia sobre la
población ............................................................................................................................. 122
l'1u!~no jtJAN Um1 II!NC0\11\'1' AL1·onso 1oo6
CONCLUSIONES ................... --······--····-.. ····-········----..................... --.. ·- 135
APÉNDICE DOCUMENTAL ......................... - .................... - .... ·--- 141 Tazmía 1558·1559 ·--.... ·-···--------.... -------.. ---· 145 Tazmía 1561 ..... - ........ - .... ·--------.. -------------· 213 Tazmía 1592 ··---------.. ·---------·-----------------· 217
APÉNDICE GRÁFICO ._ ....... __________ , ____ ,___________ 253
BIBLIOGRAFfA --.. --·-------·-------------.. ---- 261
272
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