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22/12/2012 22:00 Cuerpo F Pagina 2 Cyan Magenta Amarillo Negro

| NOSOTROSEL SIGLO DE DURANGO | DOMINGO 23 DE DICIEMBRE DE 20122

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Coordinación de la serie:Yeye Romo Zozaya

Si tiene comentarios, escríbanos a: yromo@elsiglodetorreon.com.mx

PRIMERAMENTE,CHIHUAHUA Y JIMÉNEZJosé y Andrés Novo Blanco eranhermanos, ambos habían nacido enla provincia de Galicia, llenos de ilu-siones emigraron a México para“hacer la América”. El primero seinstaló con éxito comercial en Chi-huahua, el segundo contrajo nup-cias con su novia Amelia, nativa delestado de Zacatecas; fijaron su hogaren la capital mexicana donde el relu-ciente marido había conseguido em-pleo. Él era rubio de ojos verdes,ella, una típica morena clara.

Andrés llegó a Chihuahua bajo losauspicios de José, en 1911, laboró en latienda de abarrotes que éste tenía enesa ciudad. Novo narró en sus memo-rias las gélidas temperaturas del in-vierno ahí vividas, anotó que en unaocasión que iba a la escuela donde cur-saba el tercer año de primaria, vio elcadáver congelado de un perro en la ca-lle; fue una imagen imborrable de suinfancia. El frío entumecedor tambiénlo probó en una ocasión que estuvo devisita en la población de Madera.

En 1912 él y sus padres se muda-ron a Jiménez, Andrés fue contrata-do para trabajar en la gran tienda deabarrotes “La Vencedora” de MarcosRussek Russek, un rico israelita denacionalidad polaca que había falle-cido en 1910, en su época fue conside-rado el hombre más adinerado delsur de Chihuahua; sus sucesores con-tinuaron con el negocio, en 1913 seríaincendiado por los revolucionarios.

El pequeño Salvador fue inscritoen una escuela de la comunidad paraque terminara el tercer año de prima-ria que finalmente concluiría en To-rreón, la institución pertenecía a lasseñoritas Rentería, de las que en sus re-membranzas escribió “una de las cua-les (Austreberta), con el tiempo, acaba-ría de ser la viuda de Pancho Villa”.

La casa que los Novo habitaronera muy amplia y contaba con unagran área verde, de ella describiría:“Mi padre me instaló un gran colum-pio en el centro de ese jardín; y cuan-do no me divertía con los animalesdel corral, los borregos, los cerdos,las gallinas por las cuales mi madreempezó a mostrar alguna condescen-diente afición, mientras la vida plá-cida la engordaba, disfrutaba yo lar-gas horas de aquel columpio”.

Las imágenes del paisaje urbanole parecieron agradables. Así las de-talló: “Me gustaba mucho ese pueble-cito. Disfrutaba sus tardes de lluvia,que dejaban limpios y verdes los árbo-les de la calzada que llevaban a la es-tación del ferrocarril, y que formabangrandes charcos en que empezaban a

criarse las ranas que noches despuéscroarían interminablemente”.

Pero Jiménez no cubrió las expec-tativas de una mejor vida para los No-vo. Recientemente elevada a la catego-ría de ciudad, el 15 de septiembre de1907, Torreón tenía fama de hacer ri-cos a los inmigrantes nacionales y ex-tranjeros que en ella se avecindabanpara buscar fortuna. En esta progre-sista comunidad, Amelia tenía un tíomaterno que logró formar un sustan-cioso capital con la comercializacióndel algodón, granos y pasturas. Fran-cisco C. Espino era su nombre, y los in-vitó a radicar ahí, les brindo su apoyopara que Andrés consiguiera un em-pleo o se estableciera como comercian-te; el barco de sus ilusiones levó anclaspara dirigirse a esta joven población deCoahuila. (Salvador Novo. Navaja de laInteligencia. Autora: Reyna Barrera.Impresión de Plaza y Valdés Editores.Primera Edición. México, 1999).

LOS NOVO LLEGAN A TORREÓNSegún asentó en sus memorias el ex-cronista de la ciudad de México, él ysus padres emigraron a Torreón en1913, año agitado en la política na-cional al ser asesinado el presidenteFrancisco I. Madero durante los vio-lentos días de la Decena Trágica,magnicidio que dio inicio a la segun-da fase de la revolución –la más vio-lenta- que arrojaría del poder alusurpador Victoriano Huerta.

El tío Francisco fue hombre próspe-roenTorreón. Eneldirectoriotelefóni-co de la ciudad de 1905, se publicitabacon varios anuncios, uno de ellos decía:“Francisco C. Espino. Comerciante entodo género de artículos del país. Espe-cial atención en el ramo de semillas ypasturas al por mayor. Ave. Juárez 33.Apartado 39. Torreón, Coah., Méx.”

Con el fruto de sus negocios cons-truyó varias fincas en la acera suroes-te del crucero que forman las calles Ra-món Corona y avenida Hidalgo, vivíasoltero en una de ellas, ahí recibió asus familiares los Novo López. “Resol-vió dedicarse a construir casas, queempezaba por habitar, y acababa porvender, para edificar una más junto aésa, y darle el mismo destino. Comen-zó estas operaciones por la avenida Hi-dalgo, casi enfrente de la famosa lavan-dería de los chinos (actual finca de “Au-topartes Cimaco”), en que Villa hizoasesinar a tantos. La primera casa queahí construyó, difería mucho en esti-lo de la siguiente, que conservaba enpropiedad, rentándola. Seguía luego,hasta la esquina, otra muy grande, quedaba vuelta a la calle Ramón Corona.Ésa la había vendido a unos griegos(Familia Ginacópoulos y donde en la

actualidad funciona la refaccionariaRelasa), que tenían establecida en ellauna fábrica doméstica de aguas gaseo-sas, y colindaba con la última, que erasu residencia”, inventarió en sus me-morias el que fuera Premio Nacionalde Letras en 1967.

Los Novo estuvieron alojados poralgunos días en la casa de su anfi-trión, luego se cambiaron por brevesmeses a una finca por los deshabita-dos rumbos de la Alameda Zaragoza,por instancias del mismo familiar ydebido a los frecuentes ataques revo-lucionarios que padecía Torreón, sereinstalaron en una casa propiedaddel tío Francisco que estaba ubicadapor la ya citada calle Ramón Corona;esta mudanza la efectuaron en los pri-meros días del mes de abril de 1914.

Según referencias que hace va-rios años me dio mi desaparecidoamigo Marcelo Villanueva, ahijadode bautizo de Amelia López Espino,Andrés Novo Blanco trabajó en To-rreón por un tiempo para el comer-ciante de origen español PascualBorque Hernández, quien tambiéncomo aquél había laborado añosatrás para la firma mercantil deMarcos Russek Russek, en Jiménez.Borque Hernández, nativo de la pro-vincia de Soria, arrancó su negociode telas en los bajos del “Hotel Sal-vador”, ubicado en una de las esqui-nas del crucero de avenida Hidalgoy calle Juan Antonio de la Fuenteque aún podemos apreciar; fue, apartir de 1920, cuando su propietariole dio el nombre de “La Soriana”.

Décadas después, esta casa co-mercial pasó a ser propiedad de sussobrinos Francisco y Armando Mar-tín Borque, quienes la transforma-ron a finales de los años sesenta delsiglo pasado en la cadena nacionalde tiendas de autoservicio que hoyconocemos como “Soriana”. (Fran-cisco Martín Borque. Forjador In-cansable. Edición de la UniversidadIberoamericana Laguna. Autores:Sergio Antonio Corona Páez, Rober-to Martínez García y Fernando Mar-tínez Sánchez. Miguel Ángel Po-rrúa, librero editor. México. 2001).

La casa que ocuparon los Novo nohace muchos años fue demolida, la an-tigua construcción fue sustituida poruna moderna, de su vieja fachada sola-mente se conserva la placa que regis-tra el homenaje que el ayuntamientode Torreón, presidido por el exalcaldeRodolfo Guerrero González, le rindie-ra en 1968; actualmente, dicha fincaaparece marcada con el número 440sur, ahí funciona la firma comercial de-nominada “Refaccionaria Elfer”.

Recién llegado a Torreón, Salvador

Novo no pudo asistir a ninguno de loscentros escolares para continuar susestudios de la primaria, los cuales seencontraban inactivos por los incesan-tes ataques que padecía la ciudad porlos ejércitos revolucionarios. “No po-día pensarse en que yo fuera a ningu-na escuela. Todas se hallaban cerra-das por una revolución, por disturbios,combates, tiroteos constantes, queacongojaban a mis padres y que nosencerraban a ver pasar las hordas delos villistas, o los que fueran”, detallóen los párrafos de sus recuerdos.

El padre de Novo fue desterradopor Francisco Villa después de la To-ma de Torreón de 1914. El día 7 deabril, de ese año, en compañía de va-rias decenas de españoles y sus fami-lias, también expulsados, viajó entren a su exilio en El Paso, Texas,donde permaneció por varios meses.Entre aquellos hispanos trasterradosfiguraban los prominentes comer-ciantes y hacendados Joaquín Serra-no Martínez, Rafael Arocena y Arbi-de, José Cueto, José Arrivillaga, Se-bastián Domene Rubio, Silvestre Fa-ya Ardizana, así como los hermanosGaspar y Fernando Pruneda; (ElÉxodo de la Colonia Española bajo la

orden del general Francisco Villa.Artículo aparecido en el diario “El Si-glo de Torreón”, el 15 de septiembrede 1932, página 3, IV sección).

EltíoFranciscomurióasesinadoporlos villistas. Novo evocó aquellos tristesdíasdeausenciapaternaensucasadelacalleRamónCorona:“Mimadreyyoper-manecimosenaquellacasadesolada,lar-gas, interminables noches de pavorosaluna, de trágico silencio. Los primerosdías, mientras la devolvían, nos refugia-mosconlafamiliaDíazdeLeón;perolue-go nos instalamos en su soledad”.

Andrés Novo Blanco, finalmente,volveríadeldestierronorteamericanoalquelohabíacondenadoElCentaurodelNorte,traeríaregalosyalgunasmercan-cías para venderlas y ganarse algún di-nero. Poresasfechastambiénvendrían,a Torreón, la abuela materna de Novo ysus tíos Salvador, Guillermo, Manuel yJulia López Espino, procedentes de laciudaddeMéxicoparacontratarlosser-viciosdeunabogadoafindetramitar,enel juzgadodelalocalidad, lasucesiónin-testamentaria del tío Francisco. (La Es-tatuadeSal. Autor:SalvadorNovo. Edi-ción de Conaculta. México, 2002).

analcodomy@hotmail.com

PRIMERA DE CUATRO PARTES

Andrés Novo Blanco, Amelia López Espino de Novo y su hijo Salvador, captados enuna fotografía de estudio en Torreón, en 1914.

n los albores la de la segunda década del siglo XX, la familiaNovo López tomó la decisión de emigrar de la ciudad de Mé-xico hacia el norte del país, había estallado el 20 de noviembrede 1910 el movimiento revolucionario encabezado por Fran-

cisco I. Madero. Andrés Novo Blanco y Amelia López Espino pensaronque las disputas bélicas se desarrollarían, principalmente, en la capitaly ello representaba un grave peligro para sus vidas y la de su pequeñoy unigénito hijo Salvador (1904-1974). Porfirio Díaz había renunciado ala presidencia el 25 de mayo de 1911, pero su destierro en París no fue su-

ficiente para recuperar la paz social que él supo darle a los mexicanospor más de tres décadas, el sombrío horizonte político preludiaba largosaños de enconadas batallas como así sucedió. Los Novo tenían familia-res en Chihuahua y Coahuila, estas entidades norteñas parecían brin-dar la tranquila seguridad que anhelaban mientras concluyera el con-flicto armado, ilusión que resultó frustrante. José –hermano de Andrés-los invitó a vivir en Chihuahua, luego hizo lo mismo Francisco C. Espi-no –tío materno de Amelia-, para residir en Torreón; en esta ciudad ra-dicaron la mayor parte de los años que vivieron en la provincia.

POR DOMINGO DERAS TORRESInvestigador Histórico

El Torreón deSalvador Novo

El niño Salvador Novo López y Andrés Novo, su progenitor, en una gráfica durantelos días de su residencia en Torreón.

D E H I S T O R I A

COLECCIONABLE

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