excedente y acumulación en james steuart...sistema capitalista el cuestionamiento al entendimiento...
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Excedente y Acumulación en James Steuart
Luís Fernando Alcoba de Freitas*
Introducción
El presente texto pretende poner en perspectiva el pensamiento de James Steuart
sobre el excedente y la acumulación, favoreciendo la comprensión de aspectos
esenciales del desarrollo económico.
Las evoluciones de las teorías sociales reflejan las preocupaciones con
problemas concretos enfrentados por la sociedad en cada momento. Pero el desarrollo
de las ideas se da también por fuerza de su lógica propia, explorando potencialidades e
incongruencias en las teorías dominantes y en las antiguas. Por lo tanto, el retorno a
Steuart se justifica, pues, en diversos aspectos, las relaciones relevantes eran vistas con
mucho más claridad en la fase inicial del capitalismo que en el momento actual.
Además, posteriormente, en el momento de transición, crisis y transformaciones del
sistema capitalista el cuestionamiento al entendimiento establecido se realiza con más
vigor. Diversas ideas, conceptos y proposiciones de Steuart que fueron descuidadas en
su época fueron retomadas y rediscutidas, redimensionadas y reformadas, en mayor o
menor amplitud, por la teoría económica que se afirmó por fuerza de la modificación de
lo real.
Este artículo está dividido en tres partes. En la primera sección se busca realizar
una breve introducción al pensamiento económico de Steuart y sobre la sociedad de su
época, así como sobre las transformaciones que siguen a partir del siglo XIX y el
pensamiento económico que las acompaña. En la sección 2 el objetivo es presentar el
proceso de acumulación en Steuart y sus bases conceptuales. En la sección 3 el enfoque
es sobre la acumulación y la realización del excedente en el pensamiento económico, es
decir, sobre el desarrollo económico, a partir de Steuart. Varias cuestiones, ideas,
conceptos se presentan por fuerza de la teorización posterior formuladas a partir de las
transformaciones del capitalismo y que presentan una interfaz con el pensamiento de
Steuart. Es importante, por lo tanto, adoptar el pensamiento de Steuart como punto de
partida. En las consideraciones finales se busca por en perspectiva aspectos esenciales
para el desarrollo económico en economías capitalistas a partir del pensamiento de
Steuart y desarrollos posteriores.
*Doctor en Economia/ UFRGS. Economista TCE-RS.
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1. El Pensamiento Económico de James Steuart y las transformaciones
a partir del siglo XIX: Breves consideraciones
Steuart vivió en un período de transición. Quien está a la defensiva es el sistema
Feudal. Para Steuart, la organización institucional que llamamos una economía de
mercado es una construcción artificial y tiene su origen en la demanda de productos. Se
opone al enfoque de Adam Smith para explicar el estado del comercio como una
consecuencia de la naturaleza humana y un largo período de evolución histórica.
Steuart pensaba en cómo solucionar los problemas económicos de un Estado
absolutista y atribuía buena parte de las dificultades vigentes a los descaminos del
liberalismo. Steuart no creía que, al dejar la economía libre de intervenciones, emergía
espontáneamente de los intereses individuales una orden social armónica.
Sin embargo, el pensamiento económico que se convertirá en hegemónico no se
apoyará en Steuart. Con las transformaciones que ganarán forma en el siglo XIX el
pensamiento económico se estructurará apoyándose en la obra de Adam Smith.
La propuesta de Smith fue revolucionaria y, en su tiempo, progresista. Ella fue
formulada en gran parte para explicar por qué la tutela del Estado sobre los agentes
económicos era más que innecesaria, era incluso perjudicial. La intención era mostrar
que la sociedad civil es capaz de organizar espontáneamente su vida económica. El
progreso de la época exigía la ampliación de la libertad económica del capitalista
individual y la minimización de las medidas de control estatal, un importante motivo
para la amplia aceptación de la obra de Smith.
Smith muestra el sistema económico como un sistema cerrado de relaciones
sociales. Muestra en la Riqueza de las Naciones que el comportamiento del sistema
económico puede ser explicado por su propia lógica, dispensándose la necesidad de
considerar la influencia de fuerzas políticas, culturales, religiosas, etc. Se pasa a ser
posible explicar el funcionamiento de la vida social a partir de las relaciones
económicas, de los determinantes de la producción y del intercambio.
La hipótesis que Smith está proponiendo es que la economía se comporta por sus
propias leyes, exhibiendo una relativa autonomía frente a otras dimensiones de la vida
social. De esa manera él construye el objeto económico autonomizando las relaciones
económicas de las demás relaciones sociales. Se trataba de mostrar cómo el orden
económico era construido, espontáneamente, a partir de la interacción de intereses
privados. Su arena de manifestación era el mercado, donde agentes libres se
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relacionaban, de acuerdo con sus intereses y sin ninguna compulsión, a través de la
compra y venta de mercancías.
Para Smith la riqueza de las naciones, o mejor, el producto anual per cápita, dada
su constelación de recursos naturales, es determinado por la productividad del trabajo
útil o productivo - que puede ser entendido como aquel que produce un excedente de
valor sobre su costo de reproducción y por la relación entre el número de trabajadores
empleados productivamente y la población total. Así el trabajo productivo promueve la
acumulación del capital. Y el nuevo capital aumenta la productividad del trabajo y el
excedente y, por consiguiente, la Riqueza de las Naciones.
El desarrollo de la riqueza nacional tiene un curso natural que el Gobierno debe
respetar. Todo el sistema que busca dirigir el crecimiento del capital a través de
estímulos extraordinarios o a través de restricciones, en realidad, actúa contra el
objetivo que desea alcanzar. Así, en lugar de acelerar, contribuye al retraso del
desarrollo de la riqueza social.
Posteriormente, en Ricardo, el crecimiento económico (la Riqueza de las
Naciones) dependerá de la evolución de la tasa de lucro. La distribución de la renta
interesaba a Ricardo para ayudar a comprender las fuentes de esa acumulación. Así,
cuanto más la riqueza se concentrase en los comerciantes y en los industriales que
estaban inclinados a invertir en actividades productivas, y cuanto menos ella fluyese a
los propietarios de tierra que la desperdiciaría empleando criados y admitiendo la
presencia de parásitos, mejor para el proceso de acumulación. Por eso la renta
representaba una carga impuesta a la acumulación.
La cuestión del desarrollo se ha constituido en una preocupación por parte de los
mercantilistas y para los economistas clásicos. Sin embargo, en Smith y Ricardo el
Estado y las instituciones están a la margen de sus teorías. Cabe recordar, además, que
para los clásicos el gasto improductivo es un obstáculo al crecimiento de la economía,
pues se trata de un uso estéril del excedente que de otra forma sería invertido en la
ampliación de la capacidad productiva.
Por su parte, la revolución neoclásica de finales del siglo XIX estrechó los
horizontes de la teoría económica en varios sentidos. De una preocupación explícita con
el funcionamiento del sistema de precios como forma de ordenamiento social y de
distribución del producto social, se trasladó a la atención casi exclusiva en la forma del
proceso de elección que está presente en la operación del mercado. Los individuos
fueron igualados como consumidores, distintos sólo por sus preferencias y sus recursos
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iniciales, la producción capitalista fue despojada de sus características institucionales y
reducida a la descripción de la "función de producción", el proceso de producción
incluso perdió relevancia en favor de la concentración en la realización de intercambios.
Con la revolución neoclásica la exclusión de preocupaciones con la posible acción del
Estado en la economía se hizo aún más visible que en la economía política clásica.
La verdad es que con la efectiva implementación del capitalismo, las
instituciones y el Estado no cumplían ni desempeñaban más, como en el período de
transición, considerado por Steuart, cualquier función central en el análisis del
desarrollo económico. Este era movido enteramente por la acumulación capitalista
impulsada por el proceso de competencia.
Posteriormente, con el surgimiento de las grandes corporaciones y la
modificación del capitalismo a partir del final del siglo XIX, la cuestión del desarrollo
se plantea nuevamente en la agenda. La intervención activa y continuada del Estado en
la economía se ha convertido en un aspecto esencial de las economías capitalistas
modernas por lo menos desde el final de la segunda grande guerra. Así, la inadecuación
de la teoría con la realidad provocó el cuestionamiento de la teoría establecida, así como
la reevaluación, como señala Meek (1971), de antiguos sistemas de pensamiento.
En consecuencia, en el período de transición en que vivía Steuart, en un
contexto de una economía no definitivamente capitalista y en el capitalismo de las
grandes corporaciones, los análisis presuponían la necesidad de intervención del Estado
y la inexistencia del pleno empleo.
Steuart plantea varias cuestiones que son relevantes, particularmente en los días
de hoy, pero que fueron eclipsadas por el proyecto liberal clásico inaugurado por Smith.
Para comprender la contribución de James Steuart en la definición e identificación de
condiciones esenciales para el desarrollo económico se busca en la próxima sección
exponer el pensamiento de Steuart sobre el excedente y la acumulación.
2. Excedente y acumulación en James Steuart
Steuart entendía, como los Fisiocratas y los Clásicos, que el aumento de la
riqueza de la nación depende de la generación de un creciente excedente. Concibió que
este excedente se produce en la agricultura. Mostró cómo el trabajo en la tierra que
aparece como fuente inmediata de subsistencia será transformado en trabajo de
subsistencia mediada, enteramente dependiente de las relaciones sociales. Solamente en
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la agricultura se produce un excedente, siendo que la dinámica del sistema queda
dependiendo de un elemento externo, o sea, del consumo de lujo de los agricultores. Es
decir, en el esquema de Steuart, para demandar es necesario ofrecer. Es, sin embargo,
solamente la demanda de lujo de los granjeros - la clase responsable de la producción de
excedente - que tiene impacto directo sobre el crecimiento del producto.
En Steuart la historia presenta un papel único y dinámico. Enfatiza el proceso
histórico que creó el capital, explicando el proceso de diferenciación de clases,
examinando las fuerzas motrices del crecimiento de la población junto con el aumento
de la centralización, por los Estados modernos iniciales, capaces de ejercer la autoridad
regular de la tributación. Describe los efectos progresivos y deletéreos de estas
transformaciones históricas. El propósito del Estado era garantir la mayor felicidad para
sus ciudadanos; Un objetivo que sólo podría satisfacerse en medio de una economía en
desarrollo y próspera. La "An Inquiry in the Principles of Political Economy" de Steuart
es entonces visto como una guía integral para el estadista en satisfacer esta
precondición.
Steuart formula una teoría del lucro que lo divide en relativo y positivo.
Solamente el lucro positivo aumenta la riqueza. No tuvo en cuenta el surgimiento de
una nueva clase social en la agricultura y la industria, que empleaba capitales en la
contratación de trabajo asalariado y, en consecuencia, que recibía el lucro en una
proporción más o menos regular con el volumen de capital utilizado, y, por lo tanto, no
fue capaz de formular una teoría del lucro consistente. El lucro positivo, derivado del
aumento de la riqueza y resultante del aumento del trabajo, industria e ingeniosidad es
separado de la ganancia del capitalista, éste presupone acrecimiento del valor de
cambio. El lucro relativo implica solamente oscilación en la balanza de la riqueza para
las partes interesadas.
Steuart distinguía dos clases, los agricultores que producían lo suficiente para la
subsistencia y algún excedente y los "free-hands". Como las clases sociales no fueron
concebidas teniendo la propiedad de los medios de producción como referencia central
consideraba el lucro como una ganancia recibida por los agricultores o por miembros de
los "free-hands" como una especie superior de trabajo.
De esta manera, la riqueza de las naciones y el desarrollo dependerán de la
ampliación del excedente. Pero ese crecimiento dependerá también de la capacidad de
producirse equivalentes. La cuestión de la realización del excedente (o de la demanda
efectiva, en otros términos), objeto de debates posteriores, despunta en este momento.
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En la lectura de Inquiry se puede vislumbrar cómo gradualmente el surgimiento
de un modo de explotación de la tierra mejorado sobre bases capitalistas tendió a
disolver el viejo antagonismo entre el desarrollo industrial y agrícola, producto de las
relaciones de producción feudales que servían como barrera al incremento de la
productividad agrícola. Mediante el abaratamiento de los alimentos y el aumento de la
demanda rural, se logró fomentar el desarrollo industrial.
La necesidad del Estado para esta transformación se presenta, como señala la
literatura, en la medida en que el comercio, por sí solo no garantiza la modificación del
modo de producción. El modo de producción feudal1 podría aumentar su excedente por
el comercio sin implicar necesariamente en mayores modificaciones. Steuart destacó
cómo las relaciones sociales se volvieron mediadas por el intercambio y la actividad
económica por la "demanda recíproca de los individuos libres".
Conviene resaltar que los clásicos en general formularon hipótesis
comportamentales sobre los gastos de las clases sociales. Así, los trabajadores no
ahorran, los propietarios de tierras gastan en consumo de lujo. De este modo, la
iniciativa para el desarrollo estaría con los capitalistas. Existía la hipótesis de que el
capitalista no consumía parte de sus ingresos transformándola en ahorro. Esa sería la
fuente de los fondos para la acumulación productiva. Por lo tanto, el proceso de
acumulación dependería de los lucros. El ahorro estaría identificado con la acumulación
(a las inversiones en los términos actuales). En Steuart la dinámica del crecimiento es
diferente, pues no posee una teoría de lucro consistente. La renta recibida por cada clase
social no será fundamentalmente asociada a la propiedad, con la excepción de los
propietarios de la tierra.
La ausencia de una teoría de la tasa de lucro obligó a Steuart a desarrollar un
análisis sobre la acumulación que no tuviera la necesidad de transformar lucros en
inversión para garantizar el crecimiento, conforme lo hicieron los clásicos de su época y
aquellos que los sucedieron. Apuntó al consumo de lujo como el factor clave para que el
proceso de crecimiento ocurriese. En la visión conjunta del crecimiento económico de
Steuart, la sociedad comienza con dos clases económicas: propietarios de tierras y
agricultores. Una vez que haya un excedente agrícola suficiente para apoyar a las
personas que no trabajan en la tierra, surgirá una nueva clase de fabricantes.
1 El mercantilismo, con toda su tendencia hacia la comercialización, jamás atacó las salvaguardas que
protegían los dos elementos básicos de la producción - tierra y trabajo - y los impedía de convertirse en
objetos de comercio.
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El crecimiento será estimulado por el deseo de los propietarios por bienes de
lujo, que son producidos por los fabricantes (manufactureros). El Consumo de lujo tiene
el papel fundamental de crear las condiciones para el crecimiento de la población y de la
nación, sin afectar (directamente) la ampliación de la capacidad productiva. Pero, en
realidad, sólo la demanda de lujo de los granjeros- la clase responsable por la
producción del excedente- tiene impacto directo sobre el crecimiento económico.
Steuart propuso dos caminos para asegurar el crecimiento económico, que
exigían la acción del Estado: la necesidad de mantener el compás entre los sectores
productivos, incluso a través de inversión directa, y la garantía de la formación de
padrones de consumo cada vez más elaborados en su población. Así es necesario
estimular el consumo de lujo de los granjeros y viabilizar el sector industrial.
A su vez, el sector industrial crea la posibilidad de desarrollar la demanda de los
agricultores por lujo. Así la formación de la industria debe ser seguida de cerca por la
constitución de los hábitos de consumo de lujo entre los productores de excedente. La
relación entre los sectores se da primordialmente vía consumo. La industria depende de
la agricultura para reproducirse, siendo la agricultura independiente. El crecimiento del
todo, sin embargo, exige la superación de ese límite.
Cabe recordar, además, que Steuart señala la diferencia entre los sistemas feudal
y moderno: "Los hombres fueron obligados a trabajar porque eran esclavos de otros, los
hombres ahora están obligados a trabajar porque son esclavos de sus propios deseos.
"(Steuart, 1767, p.4).
Steuart pone especial énfasis en el papel de las crecientes necesidades de las
clases más bajas mientras buscan alcanzar el nivel de vida de la clase alta. Las
aspiraciones de los trabajadores a padrones de vida más elevados los inducen a ser más
productivos y, así, a ganar más renta para comprar bienes. De la misma manera, a
medida que los agricultores quieren aumentar su consumo, ellos también se vuelven
más productivos, aumentando la cantidad de excedente agrícola. Este aumento sirve
para aumentar el valor para el cual los agricultores pueden intercambiar el excedente
por un equivalente y, por lo tanto, comprar más bienes de lujo, aumentar la población y
permitir que más trabajadores agrícolas se transfieran al sector manufacturero para
producir más lujos.
Para Steuart el Estado es quien garantiza la realización completa del producto.
La solución por el Estado refleja, por lo tanto, el reconocimiento del problema de la
demanda efectiva. Steuart señaló, utilizando términos actuales, la importancia del papel
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macroeconómico del gasto improductivo, así como del Estado para el desarrollo
económico. En un contexto de una economía no definitivamente capitalista defendió la
necesidad del Estado.
Posteriormente, con la efectiva implementación del capitalismo, el desarrollo
pasó a ser movido enteramente por la acumulación capitalista. La defensa de la
necesidad de la intervención del Estado pasó a ser considerada como el resultado de un
pensamiento precientífico, o de la fase histórica que precede al capitalismo. El
dinamismo del sistema favoreció tal entendimiento.
Sin embargo, con las transformaciones del capitalismo que comienzan a tomar
forma a partir del final del siglo XIX la importancia del Estado y de los gastos
improductivos, aspectos esenciales en el pensamiento de Steuart, volvieron a ser
percibidos y a tener importancia para el desarrollo económico.
3. Acumulación y realización del excedente en el pensamiento económico:
consideraciones sobre el desarrollo económico a partir de Steuart
Las transformaciones a partir del final del siglo XVIII fueron significativas.
Como señaló Polanyi, el cambio de mercados regulados para autorregulables, al final
del siglo XVIII, representó una transformación completa en la estructura de la sociedad
(2000, P.91).
La era de la acumulación primitiva había gestado las condiciones para la
industrialización de Inglaterra. A su vez, el capitalismo en su era competitivo pudo
desencadenar el proceso de industrialización de gran parte de los países europeos, de los
Estados Unidos y de Japón. En la etapa competitiva, la difusión del régimen capitalista
ocurría de forma orgánica, reproduciendo las estructuras de Inglaterra en países de
industrialización posterior. Steuart teorizó teniendo como objeto de su observación el
período que antecede al período conocido como competitivo2.
En el capitalismo competitivo el proceso de acumulación, es decir, la
reproducción del valor capital y de las propias clases-capitalista y obrera- está
garantizada por mecanismos económicos. La relación de aparente exterioridad entre la
2 La historia del capitalismo fue periodizada, por los más diversos autores, en eras o etapas. Estos cortes
que delimitan sus diferentes etapas se establecen teniendo en cuenta las transformaciones cualitativas.
Así, si se consideran los cambios de la concentración o formas de competencia, se tiene el capitalismo
competitivo o monopolista. Si se considera como foco o aspecto esencial la política económica, se tiene el
período keynesiano seguido por el período neoliberal. Se pueden considerar las relaciones institucionales
y clasificar que al período de acumulación fordista siguió un período de acumulación flexible.
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instancia económica y la instancia política, característica del capitalismo competitivo,
solamente puede ser explicada por la capacidad de este capitalismo en reproducirse sin
necesidad de apoyos externos. Esta característica, como anteriormente se mencionó,
diferencia el capitalismo del período de la fase de la acumulación primitiva y de la fase
posterior, o sea, del capitalismo monopolista.
Cuando prevalecían las formas competitivas, ningún emprendedor era bastante
grande para abarcar la demanda global. En esta competencia es fácil no sólo la entrada,
sino también la salida. Así, al tomar decisiones sobre inversiones, cada emprendedor
considera el precio, que no puede modificar, y el costo. En esa época se tiene un período
de gran dinamismo, el lucro es esencialmente el factor primordial para que las empresas
inviertan3. (Labini, 1984).
Los clásicos entendían que cuanto mayor era el ahorro mayor sería la
acumulación del capital. La parte de la producción no consumida, es decir, ahorrada,
sería utilizada para la acumulación. Según lo expuesto por Say, un producto al ser
creado genera un mercado para otros productos en toda la grandeza de su propio valor.
Por lo tanto, si es la producción que crea la demanda, entonces esta última tiene un
papel pasivo. La acumulación del capital y el progreso económico dependen sólo de la
producción, no existiendo obstáculos por el lado de la demanda. Ricardo, por ejemplo,
adoptó la concepción de Say de que no existe capital que no pueda ser empleado, pues
la demanda de los productos sólo es limitada por la producción, o sea, a medida que
ocurre la formación del producto abre, desde ese instante, un mercado a otros productos.
La evolución de la tasa de lucro está ligada a la evolución de la parte de los capitalistas
en la renta nacional.
Marx, aún en ese período, efectuó su análisis señalando que el capitalismo no
puede ser descrito como una economía de intercambios pura. En la sociedad capitalista,
el objetivo de la producción es el dinero y no los productos. Por lo tanto, existe la
posibilidad de no realización del producto, a partir de la separación entre el acto de
venta y el acto de compra en una economía monetaria.
Entre los años 1870 hasta la gran depresión tenemos un período de 60 años de
gran predominio de la teoría neoclásica. Los economistas del período, al asociar la
visión de Smith de la "mano invisible" con una nueva y sofisticada teoría del valor,
3 Labini señala que en las empresas en competencia el límite fundamental de las inversiones se da por la
disponibilidad de fondos a invertir (debido principalmente a los lucros), mientras que en las empresas en
oligopolio o monopolio, predominantes a partir del final del siglo XIX, por la demanda.
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perdieron la noción del crecimiento y de las consecuencias no deseadas del "libre
mercado".
Los análisis del período del capitalismo de mercado autorregulable se situaban
en el nivel de la empresa y del consumidor. En ese nivel la inversión no parece tener su
origen en un excedente social, sino en una decisión de ahorro esencialmente
individual. No permiten aclarar los vínculos existentes entre el nivel de desarrollo de
las fuerzas productivas, por un lado, y la amplitud y las formas de utilización del fondo
de inversión, por otro. En Steuart, como en parte de los economistas posteriores que
analizaron el capitalismo que sucedió al período mencionado, ese vínculo está, en
mayor o menor grado, presente.
En realidad, es a partir de las transformaciones de la economía capitalista y,
principalmente a partir de la gran crisis mundial, que las inconformidades entre teoría y
práctica se acumulan, favoreciendo el cuestionamiento al entendimiento establecido.
Así, en el capitalismo de las grandes corporaciones, el aspecto esencial deja de ser
solamente el lucro. Las grandes empresas deben considerar el desarrollo de la demanda
y, en particular, del impacto de sus acciones sobre esa demanda. Keynes, Kalecki y
otros irán a teorizar sobre ese capitalismo.
En el capitalismo competitivo, la propia crisis engendraba la recuperación y
preparaba una nueva etapa expansiva por la acción de mecanismos estrictamente
económicos. Sin embargo, la economía monopólica no dispone de forma de
autorregulación. En la actualidad, las funciones de regulación pasan a ser ejercidas en el
ámbito del propio Estado, de modo que, en el capitalismo monopolista, hay una
politización de la economía, ya que en ningún conflicto se puede sustraer a la presencia
del Estado. En consecuencia, necesariamente toda la crisis económica se transfigura en
una crisis política. En ese contexto, la acción del Estado y la realización del excedente
(la demanda efectiva) se convirtieron en aspectos esenciales para el desarrollo, como
entendía Steuart en el análisis de la sociedad de su época.
Como se mencionó anteriormente, el lucro no tenía un papel en la teoría de
acumulación de Steuart. Esta deficiencia analítica permitirá que Steuart escape del
entendimiento padrón, destacando la importancia de la demanda para la acumulación.
Señaló para el consumo de lujo como el factor clave para que el proceso de crecimiento
ocurriese. Steuart señaló que la separación espacial de los agricultores y de los "free-
hands" se desarrolló con el crecimiento de los deseos recíprocos, y que en Europa se vio
reforzada por la difusión del dinero que siguió al descubrimiento de América.
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Señaló que tan pronto como el intercambio se hace más fácil, las necesidades
recíprocas se multiplican, las industrias prosperan, la tierra se cultiva de forma más
asidua, el excedente (agrícola) aumenta, la población aumenta proporcionalmente y la
fuerza y la riqueza del Estado aumentan. Así, el uso del dinero, el crecimiento de las
ciudades y el aumento de la producción agrícola se estimulan mutuamente y la sociedad
se expande como un todo.
En el pensamiento steuartiano, el Estado debería intervenir para orientar el auto
interés de los individuos en pro del interés público mayor. Su valoración de la
intervención del gobernante destaca no sólo el papel del Estado como generador de
inversión, sino también como incentivo al consumo improductivo. Propugna la
participación del Estado de forma activa en el desarrollo económico.
Para Steuart la economía política debe tener un objeto bien definido:
The principal object of this science is to secure a certain fund of subsistence
for all the inhabitants, to obviate every circumstance which may render it
precarious; to provide every thing necessary for supplying the wants of the
society, and to employ the inhabitants (supposing them to be free-men) in
such a manner as naturally to create reciprocal relations and dependencies
between them, so as to make their several interests lead them to supply one
another with their reciprocal wants. (Steuart, 1767, p.8).
El retorno a aspectos caros a Steuart como la importancia de la demanda de
bienes de lujo, de la producción de bienes esenciales y de la política van a encontrar
correspondencia en mayor o menor nivel en los desarrollos teóricos posteriores. A
medida que la teorización sobre el capitalismo competitivo se queda atrás.
Así, posteriormente, se defiende que la acumulación productiva (e inversión) no
será función solamente de la tasa de lucro, siendo necesario tener en cuenta otros
factores, tales como el stock de capital, la capacidad ociosa, la incertidumbre, etc.
Ya antes de la gran crisis mundial del siglo XX, a partir de finales del siglo XIX,
se produjo un intenso debate sobre las posibilidades de reproducción (desarrollo) del
capitalismo, en la que la idea del subconsumo y el concepto de demanda efectiva
tuvieron un papel destacado. El argumento del subconsumo, en particular, resultó en un
amplio debate en el ámbito marxista: Rosa Luxemburg, Tugan Baranovski, Hilderfing,
Lenin y otros.
Tugan (1894), por ejemplo, señalará que el desarrollo de la economía no
depende sólo de la expansión de las fuerzas productivas, sino también de la ampliación
de los mercados para absorber la producción. Pero el aumento del consumo no es
imprescindible para realizar la creciente producción, esta puede ser realizada solamente
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en el sector productor de equipamientos. Se producen máquinas para producir más
máquinas para hacer aún más máquinas.
Lenin (1899) posteriormente defenderá que la extensión del mercado interno al
capitalismo es hasta cierto punto independiente del crecimiento del consumo individual,
destinándose al consumo productivo. Considerando, sin embargo, que esta
independencia no se constituye en una separación total entre el consumo productivo y el
consumo individual. El consumo productivo puede y debe crecer más que el consumo
individual. Nota que a esto se reduce la "independencia". Pero es evidente, afirmó
Lenin, que el consumo productivo siempre se vincula al consumo individual.
Hobson (1923) entenderá que como los trabajadores con bajos ingresos no
podían aumentar el consumo y los capitalistas con altas rentas formaban grandes
ahorros aumentando cada vez más la capacidad productiva, tendríamos, por lo tanto, un
subconsumo.
Pero es con la gran crisis mundial y a partir de la contribución de Keynes y
Kalecki que se desarrollará una serie de estudios posteriores sobre crecimiento y
demanda efectiva. La Grande Depresión deja evidente las deficiencias de la teoría
prevaleciente para retratar la gravedad de los hechos verificados y crea un ambiente
favorable, como consecuencia de la crisis, para el cuestionamiento de verdades
establecidas. Keynes refuta la doctrina por la cual un sistema económico competitivo
tendería al pleno empleo de factores y en particular de la fuerza del trabajo.
Para situar el avance teórico del período es importante volver al pensamiento
cuestionado por Keynes, en el cual Ricardo es un conocido representante.
Ricardo consideraba la acumulación como función del excedente social y en
particular, de la parte consistente de los lucros. Así, en ese momento, la idea de que el
volumen de acumulación estaba determinado por la capacidad de acumular tendía
predominar sobre la idea de que él era gobernado por la tasa de remuneración de la
acumulación. Sin embargo, en el período post-ricardiano predominó el pensamiento de
que el ahorro es una función más o menos exclusiva de la tasa de interés. De esa idea
fue un paso para la concepción de que el ahorro y las inversiones se mantengan
automáticamente iguales por cambios en la tasa de interés.
La crítica de Keynes, que permitió la transición del pensamiento micro
(neoclásico) hacia el macro (keynesiano), se dirigió al entendimiento de que el ahorro es
una función de la tasa de interés; defendiendo alternativamente que el ahorro es una
función de la renta. Keynes se preocupó por el estudio de las causas de las variaciones
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de la renta. Pero la variación que preocupa a Keynes es muy diferente de la que
preocupa a Ricardo (y Steuart): Keynes estudió las fuerzas que producían a corto plazo;
Ricardo analizó las fuerzas responsables por el aumento de la renta a largo plazo. Con
Keynes, ocurre la refutación a la doctrina de que un sistema económico competitivo
tendría al pleno empleo de factores, y en particular, de la fuerza de trabajo (es decir, al
equilibrio entre la oferta y la demanda de trabajo que debía determinar el salario).
En el corto plazo, período al que se limitaba a la argumentación formal de la
Teoría General, la igualdad del ahorro y de la inversión se verifica principalmente a
través de la variación del nivel de utilización de un determinado equipo, es decir, a
través de la variación del nivel de la renta total. En ese momento podremos tener
desempleo exigiendo la acción del Estado.
Las teorías de producción y empleo de Steuart y Keynes difieren en el enfoque
y la definición analítica: Steuart se centra en la demanda intersectorial en una economía
en crecimiento, mientras que Keynes se centra en la demanda agregada en régimen
estacionario. Keynes se limitó a observar las inversiones como un factor generador de
ingresos.
Pero, como señaló Joan Robinson, el concepto de demanda efectiva trajo un
elemento nuevo hasta entonces no considerado por los clásicos: "La razón de
explotación determina el excedente potencial del sistema, pero serán necesarias
decisiones de inversión tomadas por capitalistas activos para que ese excedente sea
transformado en lucros."(ROBINSON, 1988, p.97).
Michael Kalecki posee junto con Keynes un lugar destacado en el pensamiento
económico, en especial por su contribución al problema de la realización de la plusvalía
(del excedente), o sea, la determinación de la demanda efectiva y con lo que
posteriormente pasó a tratarse en la literatura como crecimiento económico4. Para
Kalecki es la tasa de acumulación recién creada, es decir, la división de esa plusvalía
entre el consumo improductivo y la acumulación, que se constituye en la variable
estratégica en el sistema. La importancia de la demanda efectiva pasó a ser percibida no
sólo debido a las fluctuaciones a corto plazo, pero también para el proceso de
acumulación a largo plazo.
4 La demanda efectiva, en un escenario marxista en el que Kalecki busca sus fundamentos, es dar cuenta
de la realización del valor excedente (excedente).
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No hay inversiones netas sin acumulación de capital, es decir, sin aumento de la
capacidad productiva. Se hizo entonces necesario analizar las inversiones
simultáneamente como hecho generador de renta y creador de capacidad productiva.
Steuart, también conectó el crecimiento a una doble condición. Como se expuso
anteriormente, entiende que la riqueza de la nación depende del crecimiento del
excedente del sector productivo, en el caso de la agricultura, pero dependerá también de
la capacidad de producirse equivalentes (manufacturas). Para Steuart el excedente
potencial de la economía dependerá de la producción de bienes esenciales que en el caso
son producidos por la agricultura. Solamente la demanda de lujo de los granjeros -la
clase responsable por la producción de excedentes- tiene impacto directo sobre el
crecimiento del producto. El consumo de lujo y la industria no tienen ningún efecto
sobre la ampliación de la capacidad productiva en la economía. El número deseable de
agricultores es aquel que es capaz de producir el máximo excedente agrícola y el
número de “free-hands” deseables es aquel que produce equivalentes suficientes para
inducir ese excedente a ser producido y esa población es la mejor pues totalmente
empleada. La medida en que aumenta la población, mayor es la necesidad de productos
alimenticios. Pero este producto alimenticio extra no sería producido a menos que
existiera una "demanda efectiva". Más personas, por lo tanto, se concentran ahora en la
producción de lujo para obtener los medios con los cuales pagar alimentos. Y cuantos
más lujos son producidos, y popularizados, mayor es el incentivo para que los
agricultores produzcan un excedente de alimentos y, así, acumulativamente.
El alcance de este entendimiento de Steuart puede ser dimensionado por lo
expuesto por teorías posteriores.
Sraffa (1983) demostró que la tasa de beneficio del sistema dependerá del
desarrollo de la industria de bienes básicos, en el que los bienes salariales son los
principales componentes. Señala que si una innovación va a reducir a la mitad la
cantidad de cada uno de los medios de producción que sean necesarios para producir
una unidad de bien de lujo, el precio de esa mercancía caería a la mitad, pero las
relaciones de precios de las demás mercancías y las tasas de lucro seguirían sin
cambios. Esto ocurre porque los bienes de lujo se utilizan sólo en su reproducción. Por
lo tanto, Sraffa, así como Steuart, entiende que sólo el sector productivo aumenta la
riqueza. Aparentemente para Sraffa el consumo de lujo restringiría el crecimiento. Sin
embargo, Sraffa supuso una capacidad productiva dada. Sólo en esos términos el
consumo de lujo restringiría el crecimiento.
15
Las teorías de la acumulación desarrolladas después de la contribución
Keynesiana / kaleckiana incorporan la validez del principio de la demanda efectiva a
largo plazo en sus análisis, y el resultado de Sraffa, anteriormente expuesto, puede en
términos prácticos no ser el más factible, pues la intensidad de la acumulación en un
determinado período no se da solamente por las condiciones de producción de
plusvalía5 (excedente), sino por las condiciones de su realización dinámica en escala
ampliada. El consumo de lujo y los gastos improductivos en general pueden viabilizar la
demanda efectiva compatible con el crecimiento de la capacidad productiva. De esa
manera produciendo a largo plazo una trayectoria más virtuosa. Steuart, como se expuso
en la sección dos, adelantó la importancia de la demanda de bienes de lujo para el
crecimiento del sector productivo, anticipando, pero con limitaciones, el entendimiento
sobre la importancia de la demanda efectiva para la realización del excedente y para el
crecimiento económico. Así, el gasto improductivo y el consumo de lujo adquieren
importancia diversa en los desdoblamientos posteriores.
En la teoría de Cambridge, por ejemplo, el gasto improductivo no afecta
negativamente a la acumulación de capital, pues la inversión se determina
independientemente. Lo que ocurre es que, dadas las decisiones de invertir, cuanto
mayor sea el gasto improductivo mayor tendrá que ser la parte de los lucros en el
producto para acomodar tanto la inversión como el gasto improductivo. De esta manera
un aumento del gasto improductivo, aunque no obstaculiza ni ayude a la acumulación,
se convierte en una carga para los trabajadores, pues genera inflación y una mayor
desigualdad en la distribución de la renta. Por lo tanto, cuanto mayor el gasto
improductivo menor será el consumo inducido de los trabajadores a largo plazo.
Si la inversión se considera autónoma entonces, dada la relación técnica entre
inversión y creación de capacidad, necesariamente la evolución de la capacidad
productiva es una consecuencia de las decisiones de invertir. Por otro lado, si vemos la
inversión como inducida por la evolución esperada de la demanda a través de un
mecanismo del tipo acelerador o ajuste del stock de capital, naturalmente, es la
evolución de la demanda efectiva que determina la expansión deseada de la capacidad
productiva y la inversión es una consecuencia de este proceso. De cualquier manera, la
expansión del mercado de la economía capitalista a largo plazo depende, en mayor o
5 La producción de bienes de lujo (para Steuart) y de productos no básicos (para Sraffa) no amplían
(directamente) el excedente, o en términos Marxistas no aumentan la producción de plusvalía.
16
menor grado, de la expansión de los gastos improductivos y de lujo, como propugnaba
Steuart.
En situaciones donde el gobierno tiene el deseo y la capacidad de planear la
inversión agregada (pública y privada) y desea aumentar sustancialmente la tasa de
inversión de la economía, el consumo de lujo puede implicar una trayectoria de
crecimiento más tenue que la potencialmente posible. En ese caso, la proposición de
Sraffa de que la trayectoria de crecimiento depende del desarrollo de la industria de
bienes básicos tiende a imponerse. El exceso de demanda requeriría la expansión de esa
industria. Sin embargo, esta hipótesis, fuera de períodos excepcionales, indicaría una
modificación cualitativa del capitalismo, al margen de su realidad concreta, pues
exigiría gobiernos con significativo control sobre la tasa de inversión y con voluntad
para invertir.
Steuart entiende que la justificación para la producción de un excedente
creciente es el mantenimiento de la subsistencia para una población creciente. Este
excedente generado en la agricultura, correspondiente en tiempos modernos a la
industria de bienes básicos de Sraffa, viabilizaría la producción de la industria
(considerada como productora de bienes de lujo en Steuart). En Steuart, de forma
similar a Sraffa, el crecimiento de la industria exige como condición el crecimiento del
producto excedente, en el caso de bienes esenciales (que en el caso de Steuart se
produce esencialmente en la agricultura)6. Steuart señala la importancia de la industria
para el establecimiento del mercado y para incentivar el crecimiento del sector
productivo (en el caso de la agricultura).
Polanyi destacó la mercantilización gradual de diversos aspectos de la vida bajo
el capitalismo y la necesidad de regulación. Para Polanyi, la imagen de un capitalismo
que promueve el progreso de las fuerzas productivas, bajo el mando del mecanismo de
mercado autorregulable, es una utopía. Trabajo, tierra y dinero no son mercancías
reales, son mercancías ficticias. El trabajo es sólo otro nombre para la actividad humana
que acompaña la propia vida que, a su vez, no se produce para la venta, sino por razones
enteramente diversas, y esa actividad no puede ser destacada del resto de la vida, no
puede ser almacenada o movilizada. El mercado de trabajo es una estructura
institucional que transforma a hombres (fuerza de trabajo) en mercancías. En general,
6 Con el desarrollo del capitalismo muchos bienes considerados de lujo pasan a formar parte del consumo
padrón de los trabajadores, dejando de constituirse bienes de lujo y pasando a constituirse en bienes
básicos en los términos de Sraffa. Como bien conocido, Smith, considerará, posteriormente, que el
excedente no se produce sólo en la agricultura.
17
por la acción externa sobre los modos de vida existentes. La tierra es sólo otro nombre
para la naturaleza, que no es producida por el hombre. El dinero es sólo un símbolo del
poder adquisitivo y, como regla, no se produce como mercancía, pero adquiere vida a
través del mecanismo de los bancos y de las finanzas estatales. Según Polanyi, para que
el mercado pudiera existir, hubo que apartar y proteger a la sociedad de sus
consecuencias destructivas y hacer que otros mecanismos dieran cuenta de garantizar la
subsistencia y la solidaridad entre sus miembros, en lo que la acción del Estado fue, y
sigue siendo, imprescindible. La noción de fallo de mercado ya había sido propuesta
por Keynes. Así, los mercados se consideraban pasibles de fallas y, por lo tanto, exigían
una reglamentación superior. Polanyi avanza aún más esta argumentación afirmando
que incluso un mercado que funciona bien es fallido, ya que es inconsistente con una
política humanística y democrática.
En retrospectiva se observa que Steuart señaló la importancia de la industria para
el establecimiento del mercado y para incentivar el crecimiento del sector productivo
(en el caso la agricultura). En su estudio mostró que solamente la venta puede
determinar los precios y, solamente la venta frecuente puede fijar un padrón. La venta
frecuente de artículos de primera necesidad depende de la relación entre la ciudad y el
campo. Distinguió la agricultura como un negocio (que estimula el consumo de
manufacturas) y la agricultura como un medio directo de subsistencia. Señaló en su
narrativa histórica cómo la progresiva mercantilización de la sociedad que precede a la
revolución industrial inglesa habría provocado la expulsión de modos de producción
extra mercado. Esta desaparición de formas de vida social se dio bajo la tutela y el
incentivo estatal.
Como antes mencionado, con la efectiva implementación del mercado
autorregulado, la acumulación, o sea, la reproducción del valor capital pasó a ser
garantizada por mecanismos económicos, siendo que el Estado e instituciones pierden
su importancia. En ese contexto, el pensamiento de Steuart perdió importancia y
significado.
Posteriormente, como anteriormente se expuso, la armonía casi perfecta entre el
lucro privado y el "bien público"7, pasó, frente a la realidad, a ser cuestionada con más
vigor. Además del crecimiento de las empresas a partir del final del siglo XIX,
mencionadas anteriormente, hubo modificaciones en las relaciones de trabajo. La
7 La idea de que la empresa privada, sin trabas, iba a promover el mayor bien para toda la sociedad.
18
intervención pública a finales del siglo XIX para el siglo XX, en Alemania, en el
período de unificación y construcción del Estado nacional, fue necesaria. De la misma
forma, varias décadas después, en Inglaterra, ocurrió la revisión de la ley de los pobres
con la reconstrucción nacional después de la Segunda Guerra. Mundial. A su vez, en
1935 se implementan los programas sociales del New Deal de Roosevelt considerados
el inicio del Estado del Bienestar Social norteamericano. En general, la literatura
identifica cierto número de fases en el desarrollo de lo que se denominó del Estado de
Bienestar. La fase formativa de fines del siglo XIX hasta el final de la primera grande
guerra se siguió de la consolidación del entre guerras y el período de franca expansión,
conocido como los "años dorados", que se extiende desde finales de los años 1940 a
mediados de los años 1970. Posteriormente, se viene desarrollando, como bien
conocido, el período Neoliberal, donde se defiende con más vigor el "mercado".
Sin embargo, aunque la defensa del (Neo) liberalismo y del mercado, se observa
que la regulación y la presencia del Estado están lejos de volverse innecesaria. Además
de necesarias para la realización dinámica del excedente, se tornaron imprescindibles
para la financierización o expansión ficticia del capital y para la transformación del
conocimiento en mercancía (a través de las patentes y regulaciones), etc.
Steuart entendió como esencial la acción del Estado en el período de transición
en que vivió. Así, el desarrollo del mercado, como entiende Steuart y los teóricos
posteriores, ejemplificados anteriormente, exigió y continúa demandando la actuación
del Estado para evitar la desarticulación social y viabilizar el desarrollo económico.
Conclusiones
Para Steuart el excedente y la demanda efectiva son esenciales para el análisis de
la acumulación del capital y el crecimiento económico. Steuart mostró en su narrativa
histórica cómo la progresiva mercantilización de la sociedad que precedió a la
revolución industrial inglesa habría provocado la expulsión de modos de producción
extra mercado. Esta desaparición de formas de vida social se dio bajo la tutela y el
incentivo estatal. Steuart muestra además cómo el surgimiento de una esfera económica
se contrapone a la pérdida gradual por el Estado de sus derechos de acceso directo al
excedente. El Estado se ha vuelto dependiente del funcionamiento de la esfera
económica para la provisión de recursos. La relación entre Estado y "mercado" se
19
presenta en el estudio del proceso de acumulación elaborado por Steuart para describir
el crecimiento económico y el desarrollo de la economía capitalista.
Posteriormente, como se expuso en la sección uno, la acumulación capitalista
fue descrita como garantizada por mecanismos exclusivamente económicos. Sin
embargo, la acumulación de capital no puede ser explicada solamente mediante
categorías abstractas con pretensiones a la universalidad, pues está íntimamente ligada
al sistema de organización de la producción, a las formas de distribución y utilización
del ingreso, en fin, a un proceso histórico cuyos elementos específicos deben ser
identificados.
De hecho, el Estado y la regulación de la economía de mercado pasan a ser
considerados nuevamente necesarios a partir del debate que se instaura en virtud de la
realidad y de los desarrollos teóricos posteriores.
En realidad, Steuart adelantó la visión de que el mercado en una economía
capitalista no permite la evolución satisfactoria del empleo, así como no permite la
ampliación de la riqueza y su distribución geográfica de forma favorable, sin la
reglamentación y la acción colectiva del Estado. Si existe una mano que oriente los
intereses individuales esa es bien visible y es la "mano" del Estado. Con Steuart, si sus
argumentos son correctos, se constata que la economía de mercado no sería capaz de
desarrollarse efectivamente si se entrega a los propios medios.
Todo su entendimiento de la dinámica económica identificaba la necesidad de un
mayor o menor grado de intervención, a depender de la etapa de desarrollo de las
fuerzas productivas y del padrón de consumo, para que la economía pudiera crecer.
La transición para el sistema de mercado exigió la actuación del Estado, como
bien mostró Steuart. Pero, con las transformaciones del capitalismo descritas en las
secciones una y tres, el excedente económico se amplió en relación a la época de Steuart
y con él los trabajadores productivos e improductivos, así como el segmento rentista.
Así, la ampliación de la riqueza y la modificación de su distribución, con nuevas formas
de participación en la renta, modificó la demanda y su composición, hizo más compleja
la necesidad de reglamentar y suplementar el mercado para satisfacer las necesidades y
evitar el desempleo como propuso Steuart.
No obstante, se tiene el retorno de la defensa del libre mercado a partir de las
últimas décadas del siglo XX. El liberalismo actual (neoliberalismo) reorienta la gestión
hacia la maximización de la tasa de lucro, provocando el retroceso de las restricciones
que le habían sido impuestas (limitando, por ejemplo, las limitaciones impuestas por la
20
protección social). Restableciendo las rentas (intereses y dividendos) específicamente
capitalistas, reforzando las desigualdades patrimoniales. Esta dinámica de
mercantilización y de privatización generalizada, cuestiona los valores y los derechos
vehiculados por las declaraciones universales hechas sobre presión de la guerra fría, de
la descolonización o de las revoluciones socialistas. Sin embargo, como se expuso en la
sección tres, permanece una cierta regulación y presencia del Estado, para la
financierización, patentes, etc.
Steuart y estudios posteriores indican que el mercado no posee la propiedad de
auto instituirse. El Estado no solamente satisface las lagunas del mercado, pero acaba
por instituir varios de ellos, garantizando su viabilidad; sin la acción del Estado o de
organizaciones colectivas, un país desfavorecido puede ser persistentemente bloqueado
en una trampa de la pobreza. Así, se hace necesario el reexamen de la idea de que la
participación efectiva en la economía globalizada implica restringir la participación del
Estado en la esfera económica. Los éxitos de las economías del este asiático, por
ejemplo, indican que, al contrario, la participación exitosa en los mercados globales
tiene más probabilidades de ser alcanzada donde existe una participación más intensa
del Estado. El papel del Estado desarrollista tendrá que ser activo, no sólo en la
administración de la demanda Keynesiana, sino también al mando del proceso de
industrialización.
Para tal, como se vislumbra en Steuart y en economistas posteriores, es necesaria
una cierta socialización de la inversión, dirigiendo el flujo de los recursos productivos al
empleo en los lugares en que mejor sirven a las necesidades humanas. Que las
decisiones de inversión no se toman sólo en función del cálculo de la expectativa de
lucro particular, viabilizando una trayectoria sostenible de la inversión, siendo, por lo
tanto, fundamental la participación del Estado. Además, para que los resultados del
crecimiento sean justos, es necesario que las remuneraciones de las clases menos
favorecidas no se deriven únicamente de la venta libre de la fuerza de trabajo en el
mercado, es decir, pueden ser necesarias formas de acceso a la renta extra mercado,
como derechos de protección o programa de renta mínima. Conviene resaltar que el
límite de la acumulación pasa a estar dado no solamente por las condiciones de
producción del excedente (plusvalía), más si por las condiciones de su realización
dinámica en escala ampliada. En realidad, el aumento de la productividad y la
dimensión del excedente son condiciones esenciales para el pleno desenvolvimiento de
21
las potencialidades humanas. para que esto ocurra es fundamental que parte de la
populación no quede al margen de los resultados de la producción.
En suma, los denominados mercados libres son incapaces de considerar los
principales males de la sociedad económica en que vivimos, cuáles sean su incapacidad
para proporcionar el pleno empleo y su arbitraria y desigual distribución de la riqueza y
de las rentas. La cuestión esencial es que en el capitalismo, tanto en su fase inicial
descrita por Steuart, como posteriormente, el desarrollo económico y el acceso más
amplio a la riqueza dependen de la regulación y el Estado. Es posible ver cuál es el
papel que el Estado podría tener en la economía. Steuart entendía que el propósito del
Estado era garantizar la mayor felicidad para sus ciudadanos. Su obra propugnaba como
el estadista debería proceder. Keynes y parte de la teoría económica posterior
pretendieron también, en mayor o menor grado, constituirse en un instrumento que
permitiese una intervención "esclarecida" en favor de la sociedad como un todo. La
cuestión que sigue es: ¿buscará el Estado hacerlo? ¿La utilización de partes del
excedente para elevar parcelas significativas de la población por encima de un nivel
mínimo de subsistencia (de una vida decente) es posible en los hitos de una sociedad
capitalista?
Las respuestas a estos cuestionamientos tendrán que esperar el veredicto de la
historia, aunque se puede adelantar que hasta el momento los resultados alcanzados son
desfavorables. La tradición de Steuart, anteriormente expuesta, nos ayuda a alejar
ciertos mitos mostrándonos que el resurgimiento del (neo) liberalismo y la
contemporánea defensa del mercado auto regulable es una cuestión de fe, pues la
realidad, en los diversos períodos históricos, se viene mostrando en intensa
contradicción con los resultados previstos por la ficción del mercado auto regulable.
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