la mujer indígena como el otro del conquistador español
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La mujer indígena como el otro del conquistador español:
relaciones de poder en
Malinche de Laura Esquivel
Grethe Ruud Matthews
Masteroppgave i spanskspråklig litteratur – SPA 4390
Institutt for litteratur, områdestudier og europeiske språk
Det humanistiske fakultet
UNIVERSITETET I OSLO
Vår 2018
Veileder: Nelson González Ortega
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Agradecimientos
Quiero agradecer a mi director de tesis, Nelson Gonzáles Ortega, por sus consejos y sus
conocimientos sobre la teoría decolonial, gracias a ellos me he introducido en el mundo de
esta teoría. También quiero agradecer a mis compañeros de estudio, con quienes he discutido
y aprendido durante este proceso. Y por supuesto, a mi familia, gracias por su paciencia y
comprensión.
Grethe Ruud Matthews
Oslo, 9 de mayo, 2018
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Resumen
En este estudio se analizan las relaciones de poder en la novela Malinche de Laura Esquivel.
El análisis se hace bajo la perspectiva de la teoría decolonial, tomando como referencia los
análisis realizados por Eduardo Restrepo y Axel Rojas. El enfoque está en la protagonista
Malinche, una indígena que fue esclavizada y tuvo que trabajar como intérprete para Hernán
Cortés, el colonizador español que llegó a México durante la época de Moctezuma y de los
aztecas. Esta princesa indígena tuvo un hijo con Hernán Cortés, al cual llamaron Martín y
fue conocido como el primer mestizo. La novela de Esquivel es una mezcla de ficción y
realidad, donde los eventos históricos son reales, pero dado el lapso de tiempo transcurrido
entre las acciones descritas en la novela y la actualidad, la escritora utiliza la ficción para
reconstruir las acciones y los diálogos de la narración. Las relaciones de poder que se
estudian en la tesis se presentan entre el conquistador español (el otro imperial) y la mujer
indígena (la otra colonizada). Son relaciones de poder etno-cultural (la colonialidad del
poder), relaciones de poder lingüístico (la colonialidad del saber) y relaciones de poder
erótico (la colonialidad del ser). Además del análisis de representaciones de poder, también
se estudia el concepto del “otro”, que es un elemento clave para el análisis. Los hallazgos y
resultados del análisis muestran que hay desigualdades en las relaciones de poder, y que en
general, Malinche es desvalorizada en comparación con Cortés. Sin embargo, ella tiene unas
capacidades lingüísticas que Cortés no posee, y a través de la palabra ella tiene un poder
importante.
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ÍNDICE
CAPÍTULO 1.
Malinche de Laura Esquivel en su contexto histórico, literario y
cultural..................................................................................................................................7
1.1. Introducción y panorama de la tesis............................................................................7
1.2. La novela Malinche de Laura Esquivel………………………………………………7
1.3. Historia de México: pre-colonial, colonial y del siglo XX…………………………..8
1.4. Malinche ante la crítica historiográfica, literaria, cultural, religiosa e internacional
……………………………………………………………………………………………..11
1.5. Hipótesis: cuestiones a investigar................................................................................16
1.6.Teoría y metodología. Nociones generales de la «Inflexión
Decolonial» .........................................................................................................................17
1.7.
Disposición………………………………………………………………………………..19
CAPÍTULO 2.
2.1. Presentación literaria de Malinche de Laura Esquivel............................................20
2.1.1. La voz femenina y la literatura mundial…………………………………………22
2.1.2. Unos personajes y dioses importantes……………………………………………24
2.1.3. Una persona verdadera……………………………………………………………30
6
2.2. Representaciones de poder entre el conquistador español (el otro imperial) y la
mujer indígena (la otra colonizada) …………………………………………………......38
CAPÍTULO 3.
Relaciones de poder etno-cultural en la novela Malinche (la colonialidad del poder) ...47
CAPÍTULO 4.
Relaciones de poder lingüístico en la novela Malinche (la colonialidad del saber)…..58
4.1. La colonialidad del saber……………………………………………………………58
4.2. El poder lingüístico y la palabra……………………………………………………60
4.3. La religión como un ejemplo del poder lingüístico ………………………………..64
CAPÍTULO 5.
Relaciones de poder erótico en la novela Malinche (la colonialidad del ser)…………76
5.1. ¿Una relación forzada?...............................................................................................77
5.2. Malinche no era la única…………………………………………………………….79
5.3. El erotismo como un poder………………………………………………………….80
5.4. La colonialidad del ser……………………………………………………………….81
CONCLUSIONES………………………………………………………………………..83
Bibliografía………………………………………………………………………………..86
7
CAPÍTULO 1.
Malinche de Laura Esquivel en su contexto histórico, literario y cultural
1.1. Introducción y panorama de la tesis
La novela Malinche (2008) de Laura Esquivel es un ejemplo de la literatura latinoamericana
de tema colonial. En esta tesis, esta novela será analizada a la luz de la teoría decolonial, la
cual abarca conceptos del marxismo, la filosofía de liberación, la pedagogía de la liberación,
el feminismo, los estudios culturales y el post-colonialismo, entre otros. Estos conceptos
centrales de la teoría decolonial se explicarán y se aplicarán a la novela de Esquivel,
reflexionando sobre sus alcances analíticos.
Este trabajo nace del deseo de evaluar la situación de la mujer, en un mundo todavía
muy definido por los hombres. Al mismo tiempo, se propone averiguar cómo una mujer
indígena ha podido destacarse en la historia y en el mundo hasta la actualidad. El trasfondo
histórico de la vida de Malinche y de su existencia, parecen escenas de un teatro verdadero
porque presenta muchas intrigas. Pero a la vez, tiene un valor importante para la humanidad,
porque llevan consigo la historia del encuentro entre mundos diferentes. La teoría decolonial
es una buena opción para el análisis del libro de Esquivel en este contexto, debido a que
tiene elementos críticos hacia la manera en que fue tratado un personaje histórico como
Malinche. Esta crítica es necesaria en la época moderna en que vivimos, en particular,
cuando se quiere mirar hacia el pasado y reflexionar sobre el tiempo colonial.
1.2. La novela Malinche de Laura Esquivel
Laura Esquivel es una escritora que nació en la Ciudad de México en el año 1950. Alcanzó
la fama con su libro Como agua para chocolate (1989), que fue su primera novela con la
que obtuvo un éxito mundial. Dicha novela fue filmada y la película destaca las relaciones
eróticas hetero sexuales entre los protagonistas y la presencia de la cocina mexicana de
origen maya y azteca en la vida diaria de la protagonista. La novela Malinche que
«permaneció por más de un año en la lista de bestsellers del New York Times, ha sido
traducida a más de treinta idiomas» (Esquivel 2008: en la parte posterior del libro). La autora
empezó a escribir un ensayo sobre la tradición ancestral indígena – una combinación entre
la realidad histórica y la ficción, pero terminó escribiendo la novela Malinche, que muestra
la mezcla cultural que todavía existe en México, entre la cultura europea de España y la
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cultura indígena mexicana. El resultado final fue una novela sobre la princesa indígena
Malinche, la cual es totalmente diferente a su primera novela Como agua para chocolate,
aunque hay elementos similares en las dos obras, como lo es la presencia del erotismo. En
Malinche, el erotismo se representa sobre todo entre los protagonistas Malinche y Hernán
Cortés, el conquistador español. La trama de la novela describe la infancia de Malinche y
sus relaciones cercanas con su abuela, quién la quiere mucho y vive con ella. Malinche
aprende mucho de su abuela, sobre todo, como respetar y practicar la religión católica. Sin
embargo, la adolescente princesa azteca, es vendida a los españoles quienes se la llevan y la
ponen en manos de Cortés, uno de los conquistadores, quién desarrolla un contacto muy
profundo con ella. Aunque el conquistador tiene su esposa en España, Malinche y él
conviven como pareja y tienen un hijo llamado Martín. Malinche se convierte en la
traductora de Cortés y lo ayuda a negociar con los indígenas la “conquista” de otros
territorios de América.
La acción ocurre durante la Colonia, y los personajes son indígenas y españoles. El
contexto histórico y el espacio literario de la novela es América – con la presencia
permanente de Europa y la antigua cultura indígena. En esta simbiosis de tradiciones y
culturas, tiene lugar una interacción erótica, política y religiosa que tiene consecuencias
económicas, políticas, sociales y culturales en la formación e independencia de América.
1.3. Historia de México: pre-colonial, colonial y del siglo XX
La novela Malinche se desarrolla en el espacio histórico-geográfico de México, durante la
Colonia. Sin embargo, cabe mencionar como era la vida en México antes de la llegada de
los europeos. Los aztecas eran una gran civilización, con sus leyes y su visión del mundo.
La manera indígena de pensar y la filosofía de su religión estaban muy relacionadas con la
naturaleza. Según Tzvetan Todorov, en la tradición de esta cultura, un individuo no era tan
importante como el grupo de seres humanos:
no one`s life is ever an open and indeterminate field, to be shaped by an individual free will, but rather
the realization of an order always preordained (even if the possibility of inflecting one`s own fate is
not altogether excluded.) The individual`s future is ruled by the collective past; the individual does
not construct his future” (Todorov 1999:69.)
Esto significa también que el destino es de importancia en el mundo azteca. La sociedad no
es tan individualista, porque hay que quedarse con el grupo – y no hay tanta libertad, en el
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sentido que muchas acciones no se pueden elegir de verdad, porque son predestinadas.
Entonces resulta que hay que interpretar lo que pasa en este sentido, y hay que tomar este
hecho en consideración antes de cualquier decisión o acción: “And the interpretation of the
event occurs less in terms of its concrete, individual, and unique content than of the
preestablished order of universal harmony, which is to be reestablished” (Todorov 1999:69).
En esta manera de considerar el mundo, el individuo no tiene tanta importancia, porque su
verdadero papel es ser parte de una unidad dentro de una comunidad. Todorov añade: “In
Indian society of the period, the individual himself does not represent a social totality but is
merely the constitutive element of that other totality, the collectivity” (Todorov 1999:67).
Como parte del grupo, el individuo no tiene mucho significado, y no necesita tampoco tener
una opinión personal muy destacada: “Certainly personal opinión and individual initiative
are not what the Aztecs most prize” (Todorov 1999:67). Por lo tanto, el individuo azteca
tiene que relacionarse con la familia, el mundo, el universo, y la religión, simultáneamente
– y al final tiene que tener en cuenta y relacionarse con el otro: “We have an additional proof
of this preeminence of the social over the individual in the role taken by the family: parents
are cherished, children adored” (Todorov 1999:67).
Los aztecas tienen una relación interesante con la muerte. Según Todorov, la muerte
individual no parece tan fuerte dentro de la perspectiva colectiva: “Indeed, death is a
catastrophe only in a narrowly individual perspective, whereas, from the social point of view,
the benefit derived from submission to group rule counts for more than the loss of an
individual” (Todorov 1999:68). Todorov explica que los aztecas aceptan su destino, incluso,
si el destino es morir y ser sacrificado. Igualmente, los soldados deben aceptar morir en el
campo de lucha, porque su sangre es importante para la comunidad (Todorov 1999:68).
Or more precisely, this is the image the Aztec people wants to have of itself, though it is not certain
that all the persons constituting that people accept the arrangement: in order to keep prisoners from
despairing on the eve of their sacrifice (a bad omen, as we have seen), they are given drugs (Todorov
1999:68.)
Entonces, los soldados toman drogas para poder aceptar la situación de sacrificados en donde
se encuentran antes de morir. De todas maneras, no hay otra opción según esta forma de
vida, hay que aceptar el destino y adaptarse a la vida predestinada: “The world is from the
start posited as overdetermined; men handle this situation by scrupulously regulating their
social life” (Todorov 1999:66). En esta estructura predestinada, no hay remedios. Cada uno
tiene que aceptar su futuro: “Everything is foreseeable, hence everything is foreseen, and the
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key word of Mesoamerican society is order” (Todorov 1999:66).
Se trata de una teoría de destino muy destacada, en donde la aceptación de la vida
planificada desde el principio tiene un papel importante. En esta teoría se puede analizar el
papel de Malinche e igualmente el papel de Moctezuma, y sus roles sociales se pueden
comprender mejor, porque esto explica sus acciones y sus pensamientos de manera
adecuada. También se puede comprender porque estas dos personas tienen una tolerancia
enorme hacia sus posiciones y sus situaciones, y al mismo tiempo, aceptan ser parte del
drama histórico, cada uno a su manera, y de una manera relativamente fija.
Dentro de la cultura indígena se acepta que ellos reciben mensajes para saber algo
sobre el futuro, sobre cómo prepararse para sus destinos y para vivir sus vidas. La cuestión
es aceptar su destino sin protestar, en lugar de decidir totalmente cómo vivir sus vidas.
Según Carlos Fuentes, la llegada de los europeos implicó una ruptura en la vida y
visión del mundo de los aztecas – al final, una ruptura permanente:
Cuando Moctezuma y su Imperio se hundieron en las aguas sangrientas de la laguna, el tiempo original
del mundo indígena desapareció para siempre, sus ídolos rotos y sus tesoros olvidados, enterrados
todos, al cabo, bajo las iglesias barrocas cristianas y los palacios virreinales. Pero por encima de este
drama siempre se puede escuchar, como un murmullo en la historia, las voces de los conquistados y
de los conquistadores (Fuentes 2001:160).
Las tradiciones aztecas se acabaron, y se trataba de tradiciones muy antiguas y poderosas.
Los rituales no podían quedarse y preservarse como se solía, porque la ruptura entre las
culturas y los sistemas culturales impidieron poder seguir de la manera habitual: “El rey
azteca sabía bien que el poder no se compartía con los dioses. Moctezuma y sus predecesores
se habían sentado solos en la cima de la pirámide de México durante 200 años” (Fuentes
2001:160). Ahora, llega el cambio. Fuentes critica este cambio a su manera, y no lo encuentra
muy positivo: “Todas las sociedades de las Américas, a pesar de sus múltiples fallas, eran
civilizaciones jóvenes y creativas. La Conquista española detuvo su movimiento,
interrumpiendo su crecimiento y las dejó con un legado de tristeza” (Fuentes 2001:160). Una
manera de estructurar una civilización es el cambio con otra, donde un poder se va y deja su
espacio a otro: “El tiempo del Quinto Sol había terminado. Acaso los propios conquistadores
podían hacerse eco de estas palabras, pues lo que primero admirado, enseguida habían
destruido” (Fuentes 2001:161). Los conquistadores habían destruido la cultura azteca. De
hecho, la colonización implicó también destrucciones en muchos lugares – y no solamente
destrucciones físicas, también destrucciones teóricas, lo que significa destrucciones de ideas,
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y de maneras de pensar. En algunos casos de culturas enteras y en otros de forma parcial.
1.4. Malinche ante la crítica historiográfica, literaria, cultural, religiosa e internacional
La Malinche es una persona enigmática de la cultura literaria e histórica hispanoamericana
e internacional. Ella realmente existió e históricamente se reconoce su papel como la
principal intérprete de Cortés. Se ha confirmado que ella era “la madre” de México, mientras
Cortés era “el padre”. Diversos autores han tratado de analizar el enigma de la Malinche, si
fue una traidora o no, por ayudar a los enemigos. Existen lecturas feministas y eurocentristas
al respecto. Por ejemplo, Margo Glantz ha escrito un libro titulado: La Malinche, sus padres
y sus hijos (2013), Sandra Messinger Cypress también ha escrito en inglés una obra sobre el
tema: La Malinche in Mexican Literature: From History to Myth (1991). Lo interesante en
este contexto, es que hay una mayoría de perspectivas feministas. Luis Barjau ha escrito
también un libro titulado La conquista de la Malinche. La verdad acerca de la mujer que
fundó el mestizaje en México (2009). Cabe mencionar también el libro La Malinche:Raíz de
México, escrito por Juan Mirailles sobre la mujer esclavizada, presentada en este libro como
una persona inteligente y valiente (2004). En suma, existe relativamente mucha literatura
crítica sobre la Malinche.
Es interesante estudiar cómo otros críticos han analizado la novela de Esquivel. Por
ejemplo, Ernesto Valdez Aguilar comenta que Malinche o Malinalli fue "una persona que
significaría mucho para el futuro de Mesoamérica, aquella que, sin intenciones de conquista,
la propició” (Valdez Aguilar 2013:4-5). El crítico centra sus estudios en lo negativo de la
historia sobre Malinche, y explica que no hay consenso sobre sus acciones y que su actitud
hacia el mundo “al paso del tiempo propiciaron grandes frutos como la decadencia del
Imperio Azteca y la evangelización en la población indígena” (Valdez Aguilar 2013:5). Estos
hechos explican cómo los cambios socioculturales fueron muy importantes, en la época de
Malinche. Ella sobrevivió a la caída de los aztecas, y también a este cambio de religión.
Según Valdez Aguilar, estos acontecimientos han sido discutidos desde entonces:
“Acontecimientos, que hoy en día tienen controversia por las consecuencias catastróficas
posteriores” (Valdez Aguilar 2013:5). Valdez Aguilar indica también que Malinche fue una
personalidad muy importante en la historia de México.
Valdez Aguilar destaca igualmente la religión como un tema que sobresale en la
historia sobre Malinche: “La religión se hace presente, ya que todo giró en torno a profecías
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que los aztecas y la mayoría de las culturas precolombinas tenían” (Valdez Aguilar 2013:8).
La religión se representa constantemente en la novela de Esquivel. Por ejemplo, la profecía
del regreso del dios Quetzalcóatl – venerado y esperado por los aztecas – y Malinalli creía
también que, “en especial Hernán Cortés era la reencarnación del dios Quetzalcóatl” (Valdez
Aguilar 2013:9). Hay muchas reflexiones religiosas por parte de Malinche donde se compara
el cristianismo monoteísta y la religión maya y azteca politeísta.
Mónica Andrea Jaramillo Taba ha dedicado su trabajo sobre Malinche al sol. Ella
toma como punto de partida una nueva perspectiva, o sea “la nueva novela histórica.”
(Jaramillo Taba 2012:6). Jaramillo Taba explica como Esquivel con su novela Malinche ha
roto con la tradición: “La propuesta de Esquivel consiste en la reivindicación de una figura
que jugó un papel clave en la conquista española de México, pero que ha sido completamente
denostada dentro de su propio país” (Jaramillo Taba 2012:6). Políticamente, la historia de
Malinche ha tomado un giro más bien negativo que positivo en el alma de los mexicanos
que la han criticado por haber maltratado su cultura y su país natal: “El nombre Malinche es
considerado como el prototipo de la ingratitud, de la mujer que da la espalda a su pueblo y
se posiciona del lado de los conquistadores” (Jaramillo Taba 2012:6). Esto significa que el
nombre de Malinche no suena bien a los oídos de los mexicanos. Según Jaramillo Taba,
Esquivel con su novela Malinche, ha tratado de cambiar la mala reputación del personaje
histórico Malinche: “el desagrado que su persona provoca en los mexicanos llega hasta el
día de hoy, en que la palabra “Malinche” sigue siendo utilizada para referirse a una persona
hipócrita y traidora” (Jaramillo Taba 2012:6).
El significado de Malinche puede expresar la rabia que algunos sienten todavía hacia
ella – lo que representa una desgracia también para otras mujeres – porque el valor de la
mujer se desvaloriza de esta manera. Jaramillo Taba comenta que el enfoque de Laura
Esquivel se puede encontrar en su representación del papel femenino en sus libros: “En sus
obras rescata la dura condición femenina” (Jaramillo Taba 2012:6-7). Esquivel ha
investigado el papel de la mujer, desde su perspectiva, y ha descubierto los problemas que
tienen las mujeres en comparación con los hombres. Según Jaramillo Taba, Esquivel muestra
a Malinche “desde un punto de vista más humano y narra en tercera persona su vida”
(Jaramillo Taba 2012:8). La elaboración literaria de Esquivel se puede comprender como un
avance en la comprensión del personaje histórico de Malinche, ya que ella es representada
como humana y muestra que la narración histórica puede ser más compleja de que lo que se
creía antes.
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En este contexto, cabe mencionar también la expresión el "malinchismo", o sea "el
rasgo psico-sociológico como componente negativo del carácter de los mexicanos: "En los
textos históricos que hemos leído en México, hay una ausencia palpable, la de la Malinche"
(Nuñez 1992:51). Sin embargo, aunque Malinche no aparece tanto en los textos, existe en
otras formas: "Resulta interesante que la mayoría de los estudios hayan dejado de lado una
investigación profunda sobre esta mujer y en vez, la utilicen como una figura discursiva
retórica y ambigua" (Nuñez 1992:51). Resulta que la imagen de la niña indígena tiene un
valor negativo en lugar de positivo, porque las referencias vinculadas a Malinche estaban en
muchos casos ausentes o se expresan de una manera negativa.
La revista National Geographic España, en su artículo “Malinche, la indígena que
abrió México a Cortés” comenta la vida de Malinche e indica que esta mujer tenía una
función clave en este contexto, o sea "la de interprete con las poblaciones indias" (National
Geographic, España 2012). El título del articulo indica la importancia de: "Malinche, la
indígena que abrió México a Cortés." (National Geographic, España 2012). Este título da
mucha responsabilidad a la niña indígena, porque la muestra como la persona más
importante entorno a Cortés, y sin ella, no se sabe si el conquistador hubiera sido tan
importante: "El conquistador español no imaginó en ese momento que una de esas jóvenes,
llamada Malinalli o Malinche, doña Marina para los españoles, sería una colaboradora
decisiva en sus operaciones contra los aztecas" (National Geographic, España 2012).
En su trabajo, La voz recuperada de La Malinche – un estudio de la novela Malinche
(2006) de Laura Esquivel, Sara Olsson describe Malinche como una "heroína literaria": "La
Malinche es un personaje que, con el paso del tiempo y a través de los eventos históricos y
políticos en México, se ha convertido en una heroína literaria" (Olsson 2007:5). Sus actos
heroicos se explican en el hecho que Malinche es muy conocida en México, pese a que no
es normal que los personajes históricos sean populares: "Los indígenas y las mujeres han
sido figuras marginadas en la narración de la historia de la Conquista y, La Malinche, en
función de mujer e indígena, fue víctima de esa doble marginación" (Olsson 2007:5). Olsson
sigue explicando, que el papel de Malinche como "traductora entre los españoles y los
aztecas" es la razón de su popularidad (Olsson 2007:5). Esta crítica se centra en estudiar el
contraste entre la mujer pasiva y violada.
Matthew Restall declara que esta niña indígena “tenía un título propio de una noble
española” (Restall 2010:127): “Doña Marina era Malinche, o la Malinche, una noble nahua
originaria del extremo oriental de México central, una zona de habla nahuatl. De niña fue
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raptada por traficantes de esclavos o quizá vendida como esclava” (Restall 2010:127). No es
muy obvio el papel de Malinche como esclava: hay dudas sobre el tema y la crítica presenta
explicaciones diferentes.
Las vidas de Malinche y Cortés se entremezclan mucho, porque los eventos históricos
más famosos suceden alrededor de estos dos personajes centrales. Carlos Fuentes, en su libro
El espejo enterrado (2001) también hace una descripción de la noble princesa indígena.
“Descrita por el cronista de la expedición, Bernal Díaz del Castillo, como mujer de “buen
parecer y entremetida y desenvuelta”, el nombre indígena de esta mujer era Malintzin,
indicativo de que había nacido bajo signos de contienda y desventura” (Fuentes 2001:154).
En este texto, Malinche aparece como “traidora”, aunque sus acciones no fueron
necesariamente voluntarias porque ella fue vendida como esclava cuando era niña. Suena
absurdo llamarla traidora, ya que ella no tenía la posibilidad de elegir su camino de otra
manera: “Sus padres la vendieron como esclava; los españoles la llamaron doña Marina, pero
su pueblo la llamó la Malinche, la mujer del conquistador, la traidora a los indios” (Fuentes
2001:154). Fuentes describe como la trató Cortés, el español que tenía el control en casi todo
lo que hizo: “Cortés la hizo su intérprete y amante” (Fuentes 2001:154). No se sabe si ella
participó voluntariamente en esta relación. Fuentes comenta también cómo Cortés descubre
a Moctezuma a través de Malinche: “Gracias a la Malinche, Cortés descubrió que un gran
rey llamado Moctezuma vivía en una magnífica ciudad en la montaña” (Fuentes 2001:155).
Rebecca Kay, en su libro Malinche, Pocahontas y Sacagawea – Indian Women as
Cultural Intermediaries and National Symbols describe Malinche de manera positiva:
“Malinche was a woman of consequence; intelligent and persuasive, she was a woman who
warranted respect on both sides of the cultural divide” (Jager 2015:54). ¿Por qué era
inteligente? Se puede valorizar la mujer como inteligente, por sus conocimientos
lingüísticos, porque sabía hablar varios idiomas. Jager también la caracteriza positivamente
por su capacidad de actuar como la profesora de Cortés: “She served as his interpreter and
cultural adviser, educating Cortés on the multiethnic landscape and the far-reaching tentacles
of Aztec dominance” (Jager 2015). En esta oración se encuentra también una crítica, hacia
el imperio azteca, en la palabra “tentacles”, que tiene un significado más bien negativo.
Cortés llegó para acabar con el poder de los aztecas que dominaban el territorio y obtener su
poder en lugar de ellos. Según Jager, Malinche tuvo un papel relativamente activo en este
contexto y a nivel de la religión de los españoles, ya que ella también abrazó la religión de
ellos: “She was also an effective evangelist who instructed indigenous listeners to open their
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hearts and minds to a loving Christian god that offered eternal salvation” (Jager 2015). En
otros textos, no hay la misma opinión sobre las ideas y los pensamientos de la niña indígena.
En el texto de Esquivel, por ejemplo, (2008) Malinche parece más interesada en practicar su
propia religión indígena.
Cordelia Candelaria hace un análisis del feminismo vinculado a Malinche: “La
Malinche remains one of the few indigenous figures in the Conquest of Mexico to be viewed
with contempt” (Candelaria 1980:1). Esta investigadora piensa que muchos de los relatos
sobre Malinche no son suficientemente completos en sus estudios. Según ella, en muchos
textos falta mucho sobre Malinche: “To some extent each interpretation, though emphasizing
one approach, has blurred its particular treatment by incorporating elements of the others,
sometimes in random fashion” (Candelaria 1980:1). Aunque estas narrativas son fascinantes,
según Candelaria falta algo: “These treatments provide fascinating reading and insight into
La Malinche, the Conquest, and the concept of New World multiculturalism called mestizaje
(Candelaria 1980:1). Sin embargo, la autora piensa que se necesita una complejidad más
destacada, y que hay que tomar en cuenta también otros aspectos como su historia y su
biografía, y especialmente el aspecto cultural: “Moreover, to comprehend La Malinche`s
impact on, and continuing significance to her culture and cultural descendants, a third phase
is suggested: the analysis and interpretation of La Malinche as a cultural symbol”
(Candelaria 1980:1). Se infiere una comprensión de Malinche como una mujer todavía
importante para su propia cultura, aunque murió hace 5 siglos. Se puede vislumbrar un tipo
de consenso sobre el hecho de que la Malinche tiene un papel importante aún hoy, porque
era diferente, y por consiguiente, no se le olvida tan fácilmente.
Cabe mencionar también la dimensión histórica internacional de Malinche en otros
idiomas. Un texto en francés presenta a la niña indígena como una persona que tenía un
papel muy controversial: “Au fil des siècles, beaucoup l`ont détesté et jugé comme une
traitresse á la patrie bien que paradoxalement á l`époque, il n´existait pas de patrie”
(Lepetitjournal.com.).
Por ser Malinche una protagonista histórica famosa, que perteneció a la época
de la Colonia, los textos históricos sobre Malinche se destacan como internacionales e
importantes para un público más amplio que los habitantes del país de origen. Por
consiguiente, esta crítica internacional debería suscitar interés en muchos lugares. Se puede
argumentar que los cuentos y los textos sobre Malinche pertenecen a la literatura mundial,
ya que se trata de una persona famosa y conocida históricamente en su país y a la vez en el
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mundo en general. La expresión “literaria mundial” se deriva del alemán Goethe, según
Albert Guérard: “The supreme exponent of German culture, he was able to look beyond the
political and linguistic boundaries of his tribe. Nothing human was alien to him. He
considered the treasure house of mankind as his legitimate heritage” (Guérard 2013:51).
Goethe igualmente valorisaba la literatura de otras culturas: “he enjoyed the masterpieces of
ancient Greece and Rome, and those of modern France, Italy, Spain and England as well; he
even sought to bridge the gulf between Oriental and Occidental cultures” (Guérard 2013:51).
Goethe figura en este contexto como un constructor de fuentes entre culturas, lo que tiene
semejanzas con la manera de actuar de la Malinche.
1.5. Hipótesis: cuestiones a investigar
A la luz de la teoría decolonial (Quisano, Dussel, Mignolo, Walsh – Restrepo y Rojas 2010)
se propone investigar cómo se representa la visión del otro el conquistador español y del otro
colonizado en la novela Malinche de Laura Esquivel y las principales relaciones de poder
representadas en dicha obra. Estas son las hipótesis:
1. ¿Cómo se representa la visión del otro el conquistador español y el otro colonizado en
Malinche?
2. ¿Cuáles son las principales relaciones de poder entre la cultura hispanoamericana
dominante y la cultura indígena ancestral dominada?
3. ¿Cómo influye la interpretación y traducción del castellano en la transformación de la
cosmovisión indígena por los españoles y su cultura?
¿Cómo se representa el poder lingüístico en la novela de Esquivel a nivel de la palabra
indígena (la Malinche y la oralidad ancestral de los indígenas) y la escritura imperial (Cortés
y los demás conquistadores)?
4. ¿Cómo se representa literariamente en Malinche la visión erótica del otro conquistador y
de la otra conquistada?
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1.6. Teoría y metodología
Históricamente, la teoría decolonial fue fundada por Enrique Dussel, Aníbal Quijano y
Walter Mignolo (Restrepo y Rojas 2010). La propuesta teórica era tener una perspectiva
diferente y nueva hacia el otro no-europeo, o sea una perspectiva no eurocéntrica. El
concepto de poder tiene mucha importancia en esta teoría, y las preconcepciones, los
prejuicios y la estigmatización sobre el otro no europeo y sobre lo desconocido, son también
factores esenciales de dicha teoría. Los autores del libro Inflexión decolonial, mencionan que
hay "Distinción entre colonialismo y colonialidad" (Restrepo y Rojas 2010:15), lo que
significa que hay que definir los dos conceptos respectivos. "El colonialismo refiere al
proceso y los aparatos de dominio político y militar que se despliegan para garantizar la
explotación del trabajo y las riquezas de las colonias en beneficio del colonizador" (Restrepo
y Rojas 2010:15). Mientras "colonialidad" tiene una definición diferente, lo que se puede
expresar como: "un fenómeno histórico mucho más complejo que se extiende hasta nuestro
presente" (Restrepo y Rojas 2010:15). Este fenómeno está vinculado al poder, de manera
que "se refiere a un patrón de poder que opera a través de la naturalización de jerarquías
territoriales, raciales, culturales y epistémicas, posibilitando la re-producción de relaciones
de dominación" (Restrepo y Rojas 2010:15).
Los decolonialistas debaten al mismo tiempo sobre la modernidad e indican también
que "la colonialidad es el lado oscuro de la modernidad" (…) "la inflexión decolonial llama
la atención sobre su cara menos visible (incluso oculta), que es la colonialidad" (Restrepo y
Rojas 2010:15,17). Asimismo, advierten sobre la "Problematización de los discursos euro-
centrados e intra-modernos de la modernidad" (Restrepo y Rojas 2010:18). Se comprende
con claridad que el tiempo histórico de que se trata, es la “modernidad”. A la vez, el
eurocentrismo tiene importancia en los pensamientos decoloniales: «de un lado suponen que
la modernidad se origina en Europa y que de allí es exportada o se difunde, con mayor o
menor éxito, a otros lugares del mundo» (Restrepo y Rojas 2010:18). Esto significa que
Europa se considera el centro de mundo (“eurocentrismo”). Sin embargo, hay otras maneras
de verlo:
"En contraposición a este supuesto, la inflexión decolonial argumenta que hay que entender
a Europa desde una perspectiva de sistema-mundo, en la que Europa misma es también
resultante de este sistema geopolítico" (Restrepo y Rojas 2010:18). En esta última
perspectiva, Europa pierde su auto declarada centralidad: «Pensar en términos de sistema
mundializado de poder» (Restrepo y Rojas 2010:19). Se trata de poder y de poderes, de
18
hecho, también de la falta de poder en unos casos. Según los autores, esto también concierne
a la hegemonía europea.
La perspectiva del sistema mundializado de poder es clave para entender cómo se produce la
modernidad, expandiendo a escala planetaria las formas políticas y económicas imaginadas como
propias de la experiencia europea y sus repercusiones en todos los ámbitos de la vida hasta el presente
(Restrepo y Rojas 2010:19).
Europa tuvo un papel hegemónico durante el “colonialismo” y la “colonialidad” de otros
territorios mundiales, aunque hoy la teoría decolonial relativiza su papel “hegemónico”.
Según Césaire, el colonialismo tiene un costo: “En una palabra, el colonialismo implica la
cosificación del colonizado y, más profundo aún, el mismo colonizador se bestializa, se
deshumaniza y su civilización deviene en salvaje” (Césaire en Restrepo y Rojas 2010:45).
La negatividad del concepto se destaca aquí: “Pero el colonialismo no sólo transforma al
colonizador, sino que hace de la civilización europea misma un acto de barbarie” (Césaire
en Restrepo y Rojas 2010:45). Fanon describe las implicaciones de la cultura respectiva: “La
cultura del pueblo sometido está esclerosada, agonizante” (Fanon en Restrepo y Rojas
2010:46). Ambos piensan que “el colonialismo es la matriz en la que emerge y opera el
racismo” (Césaire y Fanon en Restrepo y Rojas 2010:46). Igualmente, para ambos, el
colonialismo es “la dominación física de unas poblaciones y geografías” y también “los
discursos de inferiorización de los colonizados” (Césaire y Fanon en Restrepo y Rojas
2010:47). La “colonialidad” se puede definir como: “una ideología que genera un
conocimiento propio que le sobrevive, capaz de generar un conocimiento propio, unas
relaciones de poder específicas y unas diferencias entre individuos” (Garrido Ramos:70).
Más concretizada, se define como una ideología “capaz de generar un conocimiento propio,
unas relaciones de poder específicas y unas diferencias entre individuos” (Garrido
Ramos:70).
Los críticos decoloniales buscan: «cuestionar los criterios epistémicos de producción
del conocimiento académico articulados al eurocentrismo y a la modernidad» (Restrepo y
Rojas 2010:20). Es decir, quieren reflexionar sobre las ideas en el contexto de dominación
militar, política y socioeconómica hasta ahora, y ver si probablemente se puede cambiar esta
relación asimétrica entre “The West and the Rest”. Se trata de la creación de otro paradigma
– lo que significa otra manera de ver y considerar la relación de poder entre pueblos y
culturas: «En este sentido la inflexión decolonial refiere a una ética y una política de la
pluriversalidad» (Restrepo y Rojas 2010:21). Estos críticos explican su definición de la
19
pluriversalidad en este sentido: «la pluriversalidad constituye una apuesta por visibilizar y
hacer viables la multiplicidad de conocimientos, formas de ser y de aspiraciones sobre el
mundo» (Restrepo y Rojas 2010:21). Se deduce que el eurocentrismo no es adecuado para
el análisis de las relaciones mundiales, ya que no hay solamente una manera de ver el mundo,
sino diversas. Es evidente que la crítica se opone al concepto de eurocentrismo.
La teoría decolonial se relaciona al concepto de “el otro”. En este contexto, surgen
varios tipos de colonialidad que se examinarán en esta tesis: la colonialidad del poder, del
saber y del ser.
En esta tesis, la colonialidad del poder contribuirá a entender la representación
literaria de las relaciones de poder en la novela Malinche. La colonialidad del saber
contribuirá a entender la representación literaria del poder lingüístico entre el castellano
(lengua de origen europeo) y el maya y sus variantes (lenguas de origen amerindio), y la
colonialidad del ser contribuirá a entender las relaciones de poder étnico y erótico en la
novela de Esquivel.
1.7. Disposición
En este primer capítulo se ha presentado el contexto literario, historiográfico,
socioeconómico e internacional de la novela Malinche de Laura Esquivel, así como las
hipótesis y el marco teórico de los Estudios decoloniales que se usarán en esta tesis. En el
segundo capítulo se hará un análisis literario de Malinche y se estudiarán las
representaciones de poder entre el conquistador español (el otro imperial) y la mujer indígena
(la otra colonizada). En el tercer capítulo se estudiarán las relaciones de poder etno-cultural
en la novela a la luz del concepto teórico de la colonialidad del poder. En capítulo cuatro se
estudiarán las relaciones de poder lingüístico en la novela en relación a la colonialidad del
saber. El quinto capítulo se centrará en el análisis en las relaciones de poder erótico en la
novela Malinche, aplicando el concepto de la colonialidad del ser. Al final se presentará la
conclusión de la tesis.
20
CAPÍTULO 2
2.1. Presentación literaria de Malinche de Laura Esquivel
Esta novela empieza en medias res, con el nacimiento de Malinche. La historia es contada
por un narrador omnisciente que nos dice lo que pasa sin estar presente en la novela. Ese es
el punto de vista narrativo. Este narrador se expresa en tercera persona y nos relata también
los pensamientos de los personajes de la novela. Evelyn Picon Garfield y Ivan A. Schulman
discuten la perspectiva del narrador: “En la novela y el cuento, la perspectiva del narrador
no es tan obviamente íntima como en la poesía lírica” (Garfield y Schulman 1991:32).
Gérard Genette discute las maneras diferentes del narrador de presentar un texto, en
Figuras III (1972): “Así pues, distinguiremos aquí dos tipos de relatos: uno de narrador
ausente de la historia que cuenta (ejemplo: Homero en la Ilíada o Flaubert en La educación
sentimental)” (Genette 1972:299). Este modo de presentar el texto, es el modo que se usa en
Malinche. Hay también otro modo: “de narrador presente como personaje en la historia que
cuenta (ejemplo: Gil Blas o Wuthering Heights)(Genette 1972:299). Genette presenta
nombres a estos conceptos diferentes: “Llamo al primer tipo, por razones evidentes,
heterodiegético, y al segundo homodiegético” (Genette 1972:299). Se puede deducir de esto,
que Malinche es un relato heterodiegético. En esta manera de contemplar el relato, Genette
explica que “La ausencia es absoluta, pero la presencia tiene grados” (Genette 1972:299).
Gérard Genette discute también lo que es un relato, porque no le parece claro:
“Corrientemente empleamos la palabra relato sin preocuparnos por su ambigüedad, a veces
sin percibirla, y ciertas dificultades de la narratología se deben precisamente a esa confusión”
(Genette 1972:81).
El orden y el tiempo del relato es también de interés en un análisis literario:
“La dualidad temporal, tan vivamente acentuada aquí, y que los teóricos alemanes designan
mediante la oposición entre erzählte Zeit (tiempo de la historia) y Erzählzeit (tiempo del
relato)” (Genette 1972:89). En este relato, la narración salta, de manera que no es siempre
cronológica. Aunque en general lo es, a veces de repente cuenta del pasado.
Justo antes del nacimiento de esta princesa indígena, o sea la protagonista Malinche,
el narrador explica cómo está el tiempo, lo que se puede interpretar como un cambio de la
situación porque algo va a pasar: «Primero fue el viento. Más tarde, como un relámpago,
como una lengua de plata en el cielo, fue anunciado en el Valle del Anáhuac la tormenta que
lavaríala sangre de la piedra» (Esquivel 2008:1). Se presenta aquí el lugar geográfico de las
21
acciones, o sea el Valle del Anáhuac, que es un lugar que existe en México. De esta manera,
el lector tiene clara la ubicación del nacimiento, y se puede saber cómo está el escenario en
ese momento. Esto facilita la lectura, porque el lector puede imaginar el sitio en donde las
acciones van a tener lugar. Se sitúa entonces la lectura, y el contexto parece más claro para
el lector. Igualmente, se puede contextualizar históricamente en qué periodo temporal nos
encontramos, porque los sacerdotes y el Dios Tláloc son mencionados (Esquivel 2008:1).
Aunque no hay ninguna cifra como referencia al tiempo o al año, nos podemos situar en una
época en donde los dioses de los indígenas estaban muy presentes y eran fuertes, o sea antes
de la llegada de los cristianos y de los europeos a este lugar específico. Sin embargo, el lugar
del nacimiento de la niña no es el mismo en donde están los sacerdotes – tenemos que
mudarnos, para llegar al lugar en donde nació Malinche: «Ese día, lejos del Valle del
Anáhuac, en la región de Painala, una mujer luchaba por dar luz a su primogénito» (Esquivel
2008:1-2). La narración se sitúa de todas maneras en un lugar histórico, y este lugar cambia
según la trama de la narración.
La protagonista se llama Malinche, pero lo interesante es que es llamada Malinalli
durante toda la narración. Dado el nombre del título, esto puede parecer extraño. Otro
personaje que se destaca es Hernán Cortés, el español que tiene tanto poder en el «nuevo
mundo». La abuela de Malinche tiene igualmente un papel importante en la novela, no
solamente antes de morir, sino también después de su muerte. Muchas de las reflexiones de
Malinche tienen una conexión fuerte con los pensamientos de la abuela, que había
influenciado a esta niña en mayor grado, especialmente en el nivel espiritual. Los personajes
de la novela son personas que existieron en la vida real, pero algunas de sus acciones,
palabras y pensamientos pueden ser ficción, porque no se puede saber exactamente todos los
detalles sobre algo que tuvo lugar en un tiempo histórico tan lejos del tiempo en que vivimos.
De hecho, tiene lugar una mezcla entre la verdad y la ficción, que es difícil de distinguir. Sin
embargo, no es difícil de suponer que los discursos de Malinche en la novela tienen que ser
ficción, por lo menos la mayoría, ya que en las fuentes escritas históricas no existen discursos
de Malinche. Sus palabras propias no tenían interés en la época, solamente lo que ella tradujo
de parte de otras personas es lo que se tuvo en cuenta. Esquivel ha dotado su protagonista
con reflexiones y pensamientos, con la capacidad de hablar y expresarse en la interacción
con otras personas en su alrededor. Los hechos históricos de la narrativa pertenecen a la
realidad de la novela, basándose en los datos históricos existentes. Gérard Genette describe
como “la teoría de los “géneros” y, más en general aún, la teoría del discurso se remontan,
22
como todo el mundo sabe a la más lejana antigüedad” (Genette 1972:10). Estas teorías se
han quedado durante mucho tiempo: “desde Aristóteles hasta la Harpe, se han mantenido en
el pensamiento literario de Occidente hasta el advenimiento del romanticismo” (Genette
1972:10). Antonio Garrido Domínguez menciona en su libro El texto narrativo las teorías
de Genette y pone el enfoque en los trabajos de este autor:
“La doctrina sobre la visión o punto de vista alcanza su madurez en la obra de Gérard Genette
– punto de referencia obligado para los trabajos que con posterioridad se han dedicado a este
asunto” (Garrido Dominguez 2007:134).
Los personajes de la novela no son muchos, pero son personas reales que han vivido
en la época histórica de la Malinche. Se trata de la familia de la protagonista, junto con los
personajes alrededor de Cortés. Otro personaje histórico de importancia es Moctezuma, el
rey de los aztecas que tiene que confrontar a Cortés como el representante de los españoles
y de los europeos. Por supuesto, no es el único español que se encuentra, ya que Cortés no
anda solo, tiene sus soldados a su lado. Consigo tiene también la princesa indígena,
Malinche. El encuentro entre los tres representa un punto culminante en la narrativa de la
novela.
2.1.1. La voz femenina y la literatura mundial
Esta novela fue escrita por una “voz femenina”, como describe Rodney T. Rodríguez. En la
actualidad, hay varias voces femeninas en la literatura latinoamericana, pero antes no habían
muchas voces presentes: “no se podría decir que las mujeres han estado al frente de los
grandes movimientos literarios; sólo han participado al margen de ellos” (Rodríguez
2004:958). Aunque se menciona unas voces femeninas muy famosas, no era la normalidad
que se escucharan las mujeres en la literatura del pasado: “Sor Juana Inés de la Cruz y Santa
Teresa de Ávila eran figuras consagradas de las letras hispánicas mucho antes de que el
feminismo empezara a rescatar escritoras olvidadas del pasado” (Rodríguez 2004:958).
Esquivel ha recibido fama con su contribución en esta categoría de escritoras femeninas. El
trabajo de Esquivel es considerado como “éxitos internacionales” por Felipe B. Pedraza
Jiménez y Milagros Rodríguez Cáceres
(2008:717).
Se puede comprender que Malinche funcionó como una mujer más destacada que las
mujeres ordinarias de su época. Esta persona todavía existe en la historia mexicana. Olsson
23
explica la ausencia de la voz de Malinche de la manera que no solían dar la voz a los
indígenas, ni a las mujeres – y aunque se trataba de una mujer importante e impresionante
en el contexto de la conquista, las palabras de Malinche no se escuchan en realidad. Olsson
describe la situación literaria como modelo explicativo:
"la voz de La Malinche, siendo la intérprete de Cortes, fue silenciada en el mundo literario,
lo cual tiene su explicación, dado que la historia no se ha escrito desde la perspectiva de los
colonizados, los perdedores y los marginados” (Olsson 2007:6). Es obvio, que las mujeres
no tenían los mismos derechos históricamente como hoy – y que fueron dejadas al lado, de
esta manera.
Richard Green Moulton presenta la literatura mundial como una expresión de la
civilización: “World Literature is autobiography in the sense that it is the presentation of
civilization in its own best products, in its most significant moments emphasized as they
appear illuminated with the highest literary setting” (Moulton 2013:35). En este sentido, la
literatura sobre Malinche entra directamente en la clasificación de literatura mundial, porque
se trata de mostrar la civilización de la región de ella - de su época y contexto – y se trata de
grandes momentos excepcionales de la historia mundial. Moulton describe también la
comprensión cultural e histórica: “In the study of world literature we get developed the
comparative habit of mind, which acts as a lens to bring together resemblances and contrasts
from all parts of the complex civilization” (Moulton 2013:34). Podemos analizar la novela
Malinche en esta perspectiva. La línea entre la literatura mundial y la civilización será
comentada por Moulton, como un paso dentro de la comprensión de la cultura de otras
personas: “It is the function of history to lead us by philosophical analysis to the
understanding of civilization and culture: world literature is civilization presented by itself”
(Moulton 2013:34-35).
Se puede comprender este extracto de texto como tematizando la comparación entre
culturas a nivel mundial a través de la literatura existente. Al mismo tiempo, los textos se
pueden cambiar en mayor o menor grado, cuando se presentan en un contexto cultural
diferente. Esto ocurre, porque los textos se pueden leer con otros lentes, en una cultura nueva.
Además, en una cultura nueva el fondo ha cambiado, y en consecuencia, el texto puede
constituir unos análisis profundos y reconfortantes.
24
2.1.2. Unos personajes y dioses importantes
La abuela tiene un papel clave en la narrativa sobre Malinche. Está presente desde el
nacimiento de la niña, y la quiere sinceramente: “La recién nacida, hija del Tlatoani de
Painala, fue recibida por los brazos de su abuela paterna” (Esquivel 2008:3). Se puede notar
en este contexto, que el nombre del padre de Malinche aparece. Este nombre es real. La
abuela, sin embargo, reflexiona sobre su papel: “También comprendió que al estar ayudando
a su nuera a dar a luz, se había convertido en un eslabón de la cadena femenina formada por
generaciones de mujeres que se daban luz unas a otras” (Esquivel 2008:4). Tan temprano
aparece el elemento feminista en la novela. La abuela se siente cercana a las otras mujeres
de su familia que habían tenido papeles importantes en la vida, saludando a la vida nueva –
y sus reflexiones se presentan, tan pronto como la niña nace. Un tema importante de la novela
nace de esta manera con la niña, o sea el tema del papel de la mujer. Su hijo tiene también
unas experiencias nuevas alrededor del nacimiento de su hija: “en lugar de continuar con las
tradicionales palabras de bienvenida, su lengua habló con otro canto” (Esquivel 2008:6). De
repente, el padre habla de palabras: “Tu palabra será el fuego que transforma todas las cosas.
Tu palabra estará en el agua y será espejo de la lengua” (Esquivel 2008:6-7). Se destaca aquí
el camino que va a tomar la vida de la Malinche. La palabra será útil e importante en su vida,
y todo está planificado a través de los signos pequeños que aparecen tan temprano.
Naturalmente, el discurso del padre es pura ficción, pero queda bien con lo que viene más
tarde en la novela.
El año del nacimiento se reafirma con la información dada en la novela: “Ese año de
1504, cuando el joven Hernán Cortés pisó la isla de La Española (isla que actualmente
comprende República Dominicana y Haití)” (Esquivel 2008:7). Por lo tanto, el lector sabe
orientarse en el tiempo y sabe cuándo nació la Malinche. Se describe el protagonista Hernán
Cortés como un “ganador”, de manera que recibe lo que quiere: “en cuanto deseaba algo, de
inmediato se lo apropiaba” (Esquivel 2008:7). Se puede preguntar si Cortés es un héroe o un
villano, porque es un ganador verdadero, pero el éxito de él cuesta también mucho. Los
conceptos de la espada, la cruz y la pluma son conceptos bien conocidos en la cultura
española – y Esquivel hace su variante de estos tres conceptos, cuando describe las
posibilidades del futuro del joven Cortés: “le quedaban tres opciones: ser paje en la corte del
rey, ser cura o estudiar una buena profesión” (Esquivel 2008:8). La alusión es clara.
En cuanto a la protagonista Malinche, le tratan como un objeto según Esquivel:
“Cuando el sol saliera, nuevamente la iban a regalar” (Esquivel 2008:13). La inseguridad le
25
parece insoportable. Tiene una relación cercana con los dioses: “De pronto pensó en
Ciuácoatl, la mujer serpiente” (Esquivel 2008:13). Esta diosa era la “madre del género
humano, quien por las noches recorría los canales de la gran Tenochtitlan llorando por sus
hijos” (Esquivel 2008:14). Lo desconocido le esperaba – y Malinche tiene que aparecer
pronto como “La de afuera” porque era “la recién llegada” (Esquivel 2008:14). Esto
significaba que era la otra. Está esperando otro cambio importante en su vida: “La muerte
de la abuela había marcado su primer cambio” (Esquivel 2008:14). Pero la cultivación de la
religión indígena de naturaleza le ayudó en su ansiedad: “buscó en el cielo a la Estrella de la
Mañana. A su Quetzalcóatl querido” (Esquivel 2008:15). Malinche considera a Quetzalcóatl
como su “gran protector” (Esquivel 2008:15). Por lo tanto, es comprensible que espere su
“regreso” (Esquivel 2008:15) y que ella se equivoque con Cortés al tomarlo por
Quetzalcóatl. Malinche quería vivir en la tranquilidad, y por esa razón quería el regreso de
este dios: “Sabia que la época más gloriosa de sus antepasados se había dado en el tiempo
del señor Quetzalcóatl y por eso mismo anhelaba tanto su retorno” (Esquivel 2008:16). Otra
razón, eran los sacrificios humanos, costumbre que ella quería eliminar gracias a este dios
“Quetzalcóatl – principal opositor de los sacrificios humanos” (Esquivel 2008:16). Al final,
Malinche piensa que tiene que ser así – “los extranjeros venían de parte de los dioses”
(Esquivel 2008:17). Esta manera de pensar y reflexionar puede explicar el encuentro entre
Cortés y Moctezuma.
Sin embargo, Malinche sigue reflexionando, y piensa en los “hijos del maíz” – y ella
piensa que parecen como ella – aunque llegan desde lejos: “Definitivamente esos hombres
extranjeros y ellos, los indígenas, eran lo mismo” (Esquivel 2008:18). Esto quiere decir todos
eran iguales. Los extranjeros llegaban desde lejos: “la llegada de los hombres que cruzaron
el mar” (Esquivel 2008:18) – pero a lo mejor podrían hacer algo bueno, si “ellos venían a
instaurar de nuevo la época de gloria de sus antepasados” (Esquivel 2008:18).
Otro personaje importante en este drama literario es Moctezuma – el dueño de los
aztecas. Sin embargo, no se queda en el trono por mucho tiempo después de la llegada de
los europeos: “Era un miedo que se escapaba del palacio de Moctezuma” (Esquivel
2008:20). Los presagios de Moctezuma eran correctos, tuvo razón con su miedo:
Todos los augurios pronosticaban la caída del Imperio. El primero de ellos fue une espiga de fuego
que apareció en la noche y que parecía estar dejando caer gotas de fuego sobre la tierra. El segundo
presagio fue el incendio que destruyó el templo de Huitzilopochtli, el dios de la guerra, sin ninguna
explicación, sin que nadie hubiese encendido el fuego y sin que nadie lo pudiese apagar (Esquivel
2008:20-21).
26
Los europeos han llevado los cambios al imperio azteca.
La experiencia de Malinche con la inseguridad muchas veces en su vida, ha podido
ayudarla para ser cada vez más fuerte: “recordó el día en que la habían regalada por primera
vez. Era sólo una niña de cinco años” (Esquivel 2008: 22). Los recuerdos que tiene se quedan
en ella y el narrador más bien omnisciente cuenta sobre los antecedentes en oraciones
descriptivas: “Su madre la condujo hasta la salida del pueblo” (Esquivel 2008:22). Esta
información se puede considerar como un símbolo – Malinche será una de afuera, una que
no más pertenecía al pueblo. “Malinalli, con su cargamento a cuestas, se aferraba a la mano
de su madre, como queriendo hacerse una con ella” (Esquivel 2008:22). Era tan pequeña que
necesitaba todavía mucho a su madre, pero la vida no fue así. “Como si ella misma – una
frágil niña – fuese el propio Quetzalcóatl, luchando por fundirse con el sol para gobernar al
mundo”. La religión está presente, y Quetzalcóatl es de importancia en la vida de Malinche,
como será luego Cortés. Volvió con Cortés después de unos años: “Dejó regadas sus lágrimas
por las veredas que recorría como si fuera marcando el camino que años más tarde habría de
seguir de regreso, esta vez, en compañía de Cortés” (Esquivel 2008:23). Aunque era la
“normalidad” en esta sociedad que una niña tenía que irse de su familia, nos podemos
imaginar que esta experiencia ha marcado a la pequeña Malinche.
En la novela, una narrativa positiva y llena de felicidad es la relación entre nieta y
abuela. Aunque la abuela tiene algunos retos en su vida, porque “con los años se había ido
quedando ciega” (Esquivel 2008:23-24). Malinche aprende mucho de su abuela, lo que le
ayudará también más tarde: “A los cuatro años, Malinalli ya era capaz de expresar dudas y
conceptos complicados sin el menor problema. El mérito era de la abuela” (Esquivel
2008:27). Malinche necesita sus capacidades lingüísticas como intérprete, para poder
comunicar bien con los extranjeros de Europa. Es claro, que el análisis de la autora
relacionado a la abuela es ficcional, debido a que no se puede saber exactamente lo que ha
pasado ni como la niña aprendió sus conocimientos lingüísticos.
El escenario de la novela cambia, por supuesto, pero al principio se establece una
infancia relativamente buena viviendo junto con la abuela. Esta base será utilizada más
adelante por la niña, como algo interno que ella lleva consigo, dando fuerza cuando más lo
necesita.
El día en que Malinche empieza su nueva vida, tiene que despedirse de alguna manera
de la vieja: “Cubrió con tierra las cenizas que quedaban de lo que para ella era su fuego viejo
y partió, con sus quince años a cuestas y la compañía de su abuela y Quetzalcóatl en las
27
entrañas” (Esquivel 2008:30-31). El mismo día se cuenta lo que está pasando con Cortés. Se
trata aquí de una técnica literaria de acciones simultaneas: “Aquel día, Cortés se había
levantado de madrugada. No podía dormir” (Esquivel 2008:31). La anticipación de lo que
viene está presente. Algo va a pasar pronto. Los protagonistas se van a encontrar por primera
vez.
Una parte de la anticipación es la idea de Quetzalcóatl. Malinche piensa mucho en él
y Moctezuma tiene sueños sobre este dios que volverá según sus profecías: “La noche que
había precedido al nuevo día había llenado de pesadillas la mente de Moctezuma” (Esquivel
2008:34). Los pensamientos de Malinche y Moctezuma son similares: “Moctezuma estaba
seguro que la llegada de los españoles se debía a que Quetzalcóatl estaba de regreso y venía
a pedirle cuentas” (Esquivel 2008:34-35). La explicación del por qué no hace nada viene
también: “El terror al castigo del dios, paralizó su enorme capacidad guerrera. De otra forma,
habría aniquilado a los extranjeros en un solo día” (Esquivel 2008:35). De esta manera, se
explica el comportamiento de Moctezuma con causas religiosas. Sin embargo, ella será
bautizada por los europeos: “Cuando la ceremonia terminó, Malinalli se acercó a Aguilar, el
fraile, para preguntarle que cuál era el significado de Marina, el nombre que le acababan de
poner” (Esquivel 2008:42). La protagonista se decepciona con esto: “El fraile le respondió
que Marina era la que provenía del mar. - ¿Sólo eso? – preguntó Malinalli” (Esquivel
2008:42). Se comprende también que el sincretismo religioso está presente: “A los ojos de
Malinalli ese dios misericordioso no podía ser otro que el señor Quetzalcóatl que con ropajes
nuevos regresaba a estas tierras” (Esquivel 2008:44). Malinche busca de esta manera una
solución que le ayude a practicar las dos religiones. Malinche piensa que Quetzalcóatl
regresaba “para reinstaurar su reino de armonía con el cosmos. Le urgía darle la bienvenida,
hablar con él” (Esquivel 2008:44). Igualmente, busca una solución respectiva a la madre de
Cristo: “¡Era una madre! La madre de todos ellos, debía entonces ser la señora Tonantzin”
(Esquivel 2008:45). Aquí, del mismo modo se trata de sincretismo, de comprender las
religiones como parecidas para facilitar la visión y la comprensión del mundo. Al mismo
tiempo, Cortés practica la evangelización, para “salvar” a los indígenas: “tal vez ésa era su
verdadera misión, salvar de las tinieblas a todos los indios, ponerlos en contacto con la
religión verdadera, acabar con la idolatría” (Esquivel 2008:47). Hay también referencias al
libro sagrado de los mayas: “Decía el Popol Vuh – el libro sagrado de sus mayores – que
cuando todo estaba en silencio, en completa calma, en la oscuridad de la noche, en la
oscuridad de la luz, es que surgía la creación” (Esquivel 2008:59).
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Aparte de la religión, la relación entre Malinche y Cortés es un tema en la novela.
Juntos tienen también un hijo llamado Martín, pero al principio, hay distracciones en la
práctica religiosa: “Cortés desvió la mirada. La fe lo elevaba, pero los ojos de Malinalli lo
devolvían a la realidad” (Esquivel 2008:48). Malinche experimenta más o menos lo mismo,
ella también se siente incómoda y cómoda a la vez, en la compañía de Cortés: “los ojos de
Cortés la desconcertaban: por un lado la atraían y por el otro le daban desconfianza”
(Esquivel 2008:51).
Frente a lo desconocido, Malinche tuvo miedo – era un ser humano, como
Moctezuma: “Los miedos y las culpas de Malinalli eran iguales o más poderosos que las de
Moctezuma, quien, lleno de temor, llorando, y temblando esperaba el castigo de los dioses”
(Esquivel 2008:65). Moctezuma pensó que habían hecho lo incorrecto en el pasado: “porque
los mexicas, tiempo atrás habían destruido Tula y en ese sitio sagrado, dedicado a
Quetzalcóatl, habían practicado sacrificios humanos” (Esquivel 2008:65). Es verdad que la
práctica de sacrificios humanos es una costumbre muy criticada por las sociedades
modernas, pero no es seguro que la Malinche verdadera reflexionara de esta manera, porque
en su época, las costumbres eran diferentes de la actualidad. De todas maneras, la
protagonista de Esquivel piensa así, y la llegada de los europeos será el final de esta
costumbre. Asimismo, hasta los dioses hacen tonterías en la mitología, y se narra en la novela
sobre las tonterías de Quetzalcóatl - un dios de una importancia enorme: “Quetzalcóatl se
puso tan borracho que hasta fornicó con su propia hermana” (Esquivel 2008:69). Esto causó
la huida de Quetzalcóatl: “Avergonzado, al día siguiente abandonó Tula para reencontrarse,
para recuperar su luz, prometiendo regresar algún día” (Esquivel 2008:69). Se puede
observar aquí la alusión literaria en una acción prohibida que no era aceptada, de manera
que el dios tuvo que irse y de hecho, no era capaz de proteger su gente como lo debería haber
hecho. Malinche explica a Cortés el significado del nombre de su dios: “Quetzal: ave, vuelo,
pluma y Coatl: serpiente. Serpiente emplumada significa Quetzalcóatl” (Esquivel 2008:87).
Como se trata de una religión de la naturaleza, el significado alude a los animales. Se
menciona mucho sobre la leyenda de Quetzalcóatl, lo que ilustra la importancia de la religión
en la novela, así como en la vida de Malinche.
Un punto culminante de la novela es cuando Cortés se da cuenta de que Malinche es
de una importancia enorme en su vida – y que la unión entre los dos va más allá del amor:
“Cortés y Malinalli, dentro del agua, uno frente al otro, se miraron a los ojos y descubrieron
su destino y su unión inevitable. Cortés comprendió que Malinalli era su verdadera
29
conquista” (Esquivel 2008:74). Esta oración puede representar una alusión a la conquista en
América. Se trata de muchas conquistas a la vez, la conquista de América, la conquista de la
cultura y también de la mujer, Malinche.
Hay una tradición mexicana de escribir sobre los acontecimientos históricos del país:
"El drama histórico sobre temas mexicanos es un género popular entre los escritores de este
país que se preocuparon por el problema de la "mexicanidad" (Franco 2006:376). Se puede
comprender esta tradición literaria como una búsqueda de las raíces de los mexicanos, o tal
vez de los latinoamericanos. Esto se puede entender como un elemento para comprender la
propia identidad y nacionalidad de la gente de este territorio. La cultura respectiva se puede
también ver expresada dentro de la religión. Paz describe como la introducción de una nueva
religión en el continente tiene como consecuencia una mezcla de religiones, o el hecho de
que la vieja religión se esconda en la nueva, con elementos adaptados a la nueva cultura:
"los jesuitas mexicanizaron al catolicismo mientras que los franciscanos querían cristianizar
a los indios" (Paz 1997:323). Fundamentalmente, se trata de adaptar lo nuevo a lo que existe.
El nombre de Malinche es interesante, porque fue el nombre que han dado a Cortés.
Esto se demuestra en una traducción dada por Malinche, en donde quería traducir las
palabras de Cortés: “Habló en nombre de Malinche, apodo que le habían adjudicado a
Hernán Cortés, por estar siempre a su lado. Malinche de algún modo significaba “el amo de
Malinalli”” (Esquivel 2008:91).
Las religiones respectivas se encuentran frente a frente, lo que resulta en una guerra
de dioses: “Era impresionante el odio con el que asesinaba a hombres, mujeres y niños. El
templo de Huitzilopochtli, el dios que enfatizaba el dominio mexica, fue incendiado”
(Esquivel 2008:92-93). Otras veces, la religión se usa para reflexionar: “Malinalli dejó su
cuerpo y se convirtió en pensamiento, en idea, en sueño” (Esquivel 2008:113). La
protagonista se pone como en una transición para pensar de manera reflexiva sobre la
religión. Al mismo tiempo, parece que hay una conexión entre Malinche y el rey de los
aztecas: “Moctezuma también reflexionaba respecto al tiempo, a su tiempo, al ciclo que
terminaba. Él, al igual que Malinalli, tampoco podía dormir” (Esquivel 2008:115).
Moctezuma se veía desapareciendo, después de la llegada de los españoles. Igualmente,
Malinche se siente culpable, según la novela, porque los europeos ganan influencia: “Lo que
nunca esperó fue que Moctezuma depusiera su trono a favor de Cortés y que ella, por ser la
traductora fuera quién prácticamente le hubiera dado el reino a Cortés” (Esquivel 2008:118).
Nosotros no debemos olvidar que, para Malinche, Moctezuma era un hombre importante, y
30
lo más valioso que ella hizo en su trabajo y papel como intérprete, fue traducir el discurso
de él: “Al traducir el discurso de Moctezuma. Malinalli también experimentó una
transformación espiritual y actuó como verdadera mediadora entre éste y el otro mundo”
(Esquivel 2008:119). Hay que tener en cuenta la influencia religiosa en la vida de los
protagonistas de la novela. La sociedad en qué vivían era transfigurada de lo mítico, de la
religión y la espiritualidad, aunque las tradiciones respectivas eran diferentes en Europa y
en América antes de la llegada de los europeos.
Los protagonistas y los personajes tienen ideas el uno del otro, pero a veces la idea
se cambia, como en el caso de Malinche: “Ella nunca podría volver a ser la misma. La
Malinalli de ahora era otra, el rio era otro, Cholula era otra, Cortés era otro. Malinalli recordó
las manos de Cortés” (Esquivel 2008:94). Cuando Malinche comprende que Cortés tiene
muchas caras y figuras, generan un cambio en ella también: “Ella había visto la crueldad en
las manos de Cortés. Había visto como esas manos que el día anterior la habían acariciado,
eran capaces de matar con firmeza” (Esquivel 2008:94). En una persona se podían descubrir
diferentes caras.
La historia es otro tema presente en la novela. Se menciona Bernal Díaz del Castillo,
un hombre famoso con sus escritos sobre este periodo histórico. La manera de mencionarlo
es casual: “Con los ojos cerrados y acurrucada bajo una manta que Bernal Diaz del Castillo
le había prestado, se veía pequeña, vulnerable, pero nada más alejado de la verdad” (Esquivel
2008:110). Malinche crece – y ella quiere ser independiente como mujer, y no
responsabilidad de otras personas: “Definitivamente, ser protegida por Cortés representaba
ser una mujer débil e ignorante” (Esquivel 2008:110).
2.1.3. Una persona verdadera
Jaramillo Taba habla de manera positiva sobre el trabajo literario de Esquivel: “Las obras de
Laura Esquivel son conocidas por su creatividad e innovación para hacer que la lectura sea
cada vez más factible y agradable” (Jaramillo Taba 2012:15). En esta tradición, se encuentra
también la novela Malinche: “una historia que nos habla de una mujer legendaria que fue la
clave del mestizaje en México” (Jaramillo Taba 2012:15). Según Jaramillo Taba, por la
manera de escribir que tiene Esquivel, esta obra literaria se puede comprender por todos:
“sus temas coinciden con las problemáticas que tocan a todos ante las costumbres y las
tradiciones” (Jaramillo Taba 2012:15). Esto significa que la manera de afectar al público y
31
al lector parece impresionar a Jaramillo Taba.
Jaramillo Taba se enfoca en “la nueva novela histórica” (Jaramillo Taba 2012:23). Es
la teoría que presenta relacionada a la interpretación de la novela. Afirma el por qué, en sus
explicaciones sobre el tema: “Las novelas históricas han estado presentes desde el momento
en que se ha querido dar respuesta a acontecimientos y personajes controversiales de la
historia” (Jaramillo Taba 2012:23). Según la perspectiva que uno elige, se presenta la novela
de diferentes maneras. Jaramillo Taba menciona como no solamente los héroes de la historia
son de interés, sino también las otras personas de los periodos respectivos:
“no sólo en los héroes y villanos que todos conocen a través de la historia, sino en seres
humanos de carne y hueso que hacían parte de este mundo, como seres corrientes que
lograron obtener reconocimiento por su carácter de liderazgo” (Jaramillo Taba 2012:23). De
hecho, Malinche se destaca de repente como una mujer héroe, más que villana, lo que fue la
imagen que tenía desde antes. Se trata según Jaramillo Taba de reformular la historia, y de
hacerlo en una manera adecuada y convincente: “Las creencias masivas son muy fuertes y
depende de la habilidad del autor de novelas históricas ganarse el respeto de sus lectores para
que se pueda cumplir el ideal planteado en la reescritura de la historia” (Jaramillo Taba
2012:27). Esto es un cambio en la visión que uno tiene de la protagonista. Sin embargo, no
se trata de pintar una imagen de una Malinche idealizada según Jaramillo Taba: "El intento
de Esquivel no pasa por idealizar a una Malinalli que ha sido denostada por la historia, sino
el de presentar a un personaje humano, una mujer con sus defectos y sus virtudes" (Jaramillo
Taba 2012:41).
Se necesita crear un mundo ficcional adecuado, según Jaramillo Taba: “El narrador
es responsable de crear un mundo ficcional parecido al de la época que está evocando”
(Jaramillo Taba 2012:31). Se puede apreciar, que esto se hizo en el caso de Malinche. Según
Jaramillo Taba, la novela Malinche es considerada como una “nueva novela histórica
latinoamericana” (Jaramillo Taba 2012:33). La narración se trata de “un personaje
controversial en la historia de México” (Jaramillo Taba 2012:33). Malinche es la traductora
de Cortés. Jaramillo Taba comenta como Malinche “constituye una reivindicación de un
personaje por parte de una escritora mexicana” (Jaramillo Taba 2012:33), lo que quiere decir
que la escritora viene del mismo país como la protagonista. Normalmente esta acción se hace
por otras personas, conforme a Jaramillo Taba.
Como Jaramillo Taba indica, "Malinalli es una combinación de ficción y realidad"
(Jaramillo Taba 2012:34). Esto implica que el texto en sí, también tiene esta combinación
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dualística. La autora menciona también la función que tiene la mujer indígena frente a la
cultura que no es suya: "Su función era la de ser traductora e intérprete de los españoles "
(Jaramillo Taba 2012:34). Por lo tanto, la interpreta como una mujer que transmite
"conceptos de una cultura a otra" (Jaramillo Taba 2012:34). En este sentido, la protagonista
tiene un papel importante, en el contexto bicultural, durante la época colonial en América.
Jaramillo Taba explica como Esquivel hace una mezcla de lo real y de lo histórico en la
novela:
la escritora reconstruye contextos cotidianos debidamente objetivos, algunos podrían confundir esto
con la novela histórica tradicional; pero a diferencia de aquella los pensamientos y actos de los
personajes son subjetivos, característica primordial de la nueva novela histórica (Jaramillo Taba
2012:35-36).
Con esto indica que Esquivel valoriza los pensamientos de la protagonista y de los otros
personajes de la novela. No se trata solamente de describir las acciones, sino que también,
de atribuir de alguna manera actitudes e ideas mentales a los diversos personajes. Jaramillo
Taba igualmente explica como la autora usa instrumentos literarios y técnicos que los
historiadores no pueden usar: "la autora se apoya en las fechas históricas en los espacios
reales, pero su imaginación la llevan a conjeturar situaciones de los personajes. Privilegio al
que no puede aspirar un historiador" (Jaramillo Taba 2012:37). Jaramillo Taba se enfoca
mucho en esta mezcla, en este cambio entre lo real y la ficción, lo que define según ella la
novela – y que crea "una novela en que lo real y lo imaginario se cruzan" (Jaramillo Taba
2012:38). Esto es primordial en esta novela, según Jaramillo Taba. Ella quiere decir que
Esquivel se basa en algunos conceptos y hechos históricos para dar luz a una ficción sobre
el resto de las acciones y de los acontecimientos que narra en la novela. A veces, el lector
casi no se da cuenta de estos cambios ni de las fronteras entre ellos.
Jaramillo Taba concluye con unas reflexiones sobre la complejidad de Malinche
como figura:
Malinalli es una figura histórica femenina, que causó polémica y despertó interés desde sus
contemporáneos del siglo XVI hasta el siglo XXI en diferentes ramas como la literatura, la pintura, el
teatro, el folclor, la psicología y la filosofía; estudios que van desde lo académico hasta lo social,
político y económico (Jaramillo Taba 2012:75).
De esta manera, se puede considerar esta mujer como una figura importante en muchos
campos de intereses de la sociedad. Al mismo tiempo, la descripción de Malinche por
33
Esquivel es de una mujer verdadera – y no de una figura mala o buena, sino que se trata de
"una mujer de piel y carne, que por su condición femenina solo se pudo limitar a traducir e
interpretar" (Jaramillo Taba 2012:76). Es una imagen diferente que Esquivel pinta de la
mujer indígena, según Jaramillo Taba. Igualmente, Jaramillo Taba menciona la importancia
que tiene la novela en la acción de educar a los jóvenes sobre el pasado:
"Es importante que las nuevas generaciones latinoamericanas se enteren de su pasado, de
cómo fueron conquistados y colonizados los antepasados y por lo tanto hacemos parte de
una diversidad cultural" (Jaramillo Taba 2012:76). Se puede comprender entonces, que se
trata de una diversidad de culturas y de personas en América Latina que uno no puede olvidar
cuando se hace un análisis de la sociedad latinoamericana del pasado y de la actualidad.
En la novela, Malinche aparece como una mujer inteligente y vigilante. Ella conoce
la sociedad y comprende mejor, y antes que Cortés lo que pasa. Un ejemplo es la llegada de
“Pánfilo de Narváez” (Esquivel 2008:128). Malinche sabe que viene antes de que Cortés se
entere, y él tendrá que combatir a este hombre y a sus soldados: “Antes de irse a combatir a
Narváez, Cortés dejó a Pedro de Alvarado a cargo de la ciudad” (Esquivel 2008:128-129).
Sin embargo, Pedro de Alvarado mató “a los mejores guerreros y los nobles más destacados
que participarían en la celebración” (Esquivel 2008:136). En total, esto resultó también en
la muerte de Moctezuma. Primariamente fue una insurrección por la matanza,
secundariamente “Cortés le pidió a Moctezuma que le hablara a su pueblo desde la azotea
del palacio para que se apaciguara” (Esquivel 2008:136). Sin embargo, “no fue bien
recibido” y “recibió tres pedradas” (Esquivel 2008:137). Se dice que murió por las pedradas,
pero “según los testimonios de los indígenas, fue asesinado por los propios españoles”
(Esquivel 2008:137). De todas maneras se terminó la vida de Moctezuma. Era La noche
Triste.
Hay reacciones en los alrededores de Moctezuma: “Y la consigna de Cuauhtemoc se
pasaba de boca en boca con murmullos: - Hoy nuestro sol se ha ocultado, nuestro sol se ha
escondido y nos ha dejado en la más completa oscuridad” (Esquivel 2008:140). El sol como
símbolo se destaca en la religión indígena de naturaleza. La gran cultura mexicana se
encuentra en una situación problemática:
Ocultemos nuestros Teocaltin (templos), nuestros Calmecameh (escuelas de altos estudios), nuestros
Tlachcohuan (juegos de pelota), nuestros Telpochcaltin (escuelas para jóvenes) y nuestros Cuicacaltin
(casas de canto) y dejemos las calles desiertas para encerrarnos en nuestros hogares (Esquivel
2008:141).
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La autora utiliza palabras de náhuatl para representar la cultura azteca de manera propia.
Esto es una técnica que ayuda en la identificación de una cultura que sufre frente a la cultura
dominante. Tomar en cuenta la cultura de los indígenas de esta manera, significa una
tolerancia hacia esta cultura – así que una ruptura marcada con la llegada de los europeos.
Había una cultura existente, lingüísticamente y en muchas otras maneras – pero se perdió
parcialmente, porque fue influenciada por otra cultura más fuerte en la época.
El papel de Quetzalcóatl se destaca en la novela. Su función se trata de un cambio
positivo, según el narrador omnisciente que opera a través de los pensamientos de Malinche:
“Quetzalcóatl había venido a este mundo a afirmar que los dioses no se alimentaban de la
sangre de los sacrificados sino de sus intenciones y sus pensamientos” (Esquivel 2008:142).
Las reflexiones de los seres humanos se podían observar en los sueños, elemento importante
en esta narración: “el sueño de los hombres era el aprendizaje de los dioses y que el
aprendizaje de los hombres era el pensamiento eterno de los dioses” (Esquivel 2008:142).
El sueño se puede considerar como un instrumento que tiene una función en el análisis de la
mitología. A través del sueño, se puede comprender la naturaleza de los pensamientos de los
hombres.
In medias res se utiliza como instrumento literario para narrar sobre el nacimiento
del hijo de Malinche y Cortés: “Malinalli bordaba plumas a una capa que había elaborado
para su hijo” (Esquivel 2008:144). De repente, el niño está allí – y las plumas tienen un
significado especial – vienen del Palacio de Moctezuma.
El narrador omnipresente informa también sobre los pensamientos de Cortés, que son
más bien arrepentimientos: “No sabía si había sido lo correcto derruir tanta pirámide, quemar
tantos códices” (Esquivel 2008:144). Busca una razón: “Su justificación era que no le había
quedado de otra, que lo había hecho defendiendo la vida, pero a veces se preguntaba para
qué” (Esquivel 2008:144).
Malinche reflexiona sobre su hijo y sobre la mezcla de razas que se encuentra en él
– reflexionando también sobre la raza de los indígenas: “La sangre de moros y cristianos,
con aquella de los indios, con esa raza pura, sin mezcla” (Esquivel 2008:145). En este
testimonio se considera la raza indígena como no mezclada, mientras que la raza de los
europeos si tiene elementos de otras razas.
Frente a Cortés, Malinche tiene sentimientos encontrados. De esta manera, la
protagonista se destaca como una mujer reflexiva, llena de empatía: “Sintió lástima por él y
por primera vez tuvo compasión de este hombre obsesivo y terrible. Sintió pena de que no
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pudiera estar en paz” (Esquivel 2008:147). Cortés no se contentó con nada, parecía tenía que
seguir para adelante en todos los contextos. Malinche se siente también asustada con las
relaciones familiares que tiene ahora con este hombre: ““¡Qué castigo más espantoso!”,
concluyó “porque este hombre es el padre de mi hijo”” (Esquivel 2008:147). El carácter de
Cortés y su personalidad se pueden analizar como complicados y con mucha energía:
“Iban en camino a las Hibueras, en plan de conquista y Malinalli temió que si lo lograba, su
deseo de conquista crecería y su mente volvería a enloquecer deseando más y más” (Esquivel
2008:147). Malinche piensa que su pareja puede estar obsesionada con ganar más terreno
todavía, sin terminar nunca. Los sentimientos que ella tiene hacia Cortés son muchas veces
complicados: “Sintió odio por si misma, desprecio en su corazón y odio, un infinito odio por
Cortés” (Esquivel 2008:151). A veces se pueden caracterizar como sentimientos muy
negativos: “Asco, vacío, ansiedad, amargura. Una obsesión incontrolable de apedrear el
rostro de Cortés de destruir su imagen, de incendiar su pensamiento, de deshacerlo, de
desbaratarlo, verlo hecho pedazos en el viento” (Esquivel 2008:151-152). Cortés exige
mucho de Malinche, y ella tiene que dejar su hijo para venir con él en sus viajes. Además,
ella se siente como un objeto: “Para ti, yo no tengo alma ni corazón, soy un objeto parlante
que usas sin sentimiento alguno para tus conquistas” (Esquivel 2008:152). Malinche se
siente usada por este hombre, y no está contenta. Él contesta utilizando estrategias de poder,
en un tono directo con ella: “Vuelve a la razón, Marina. No permitas que tus sentimientos
envenenen el sentido de nuestras vidas y acepta que tu misión es simplemente ser mi lengua”
(Esquivel 2008:153). La manera de hablar que muestra Cortés nos indica que quiere ser el
dueño, porque utiliza el idioma y la manera de hablar como un instrumento para ganarse el
respeto en este contexto: “No vuelvas a interrumpir mis pensamientos con tus necedades.
No se te ocurra repetir la estupidez de tus lamentos. No distraigas mi tiempo” (Esquivel
2008:153). Aquí Cortes aparece como un hombre importante que trata Malinche como una
mujer inferior. El uso del imperativo subraya como piensa: “Dedícate a obedecer y agradece
lo que he hecho por ti, ¡porque es más grande que tu vida!” (Esquivel 2008:153). Decir que
algo es más grande que la vida de alguien significa que la vida de esta persona no tiene tanto
valor. Cortés sigue marcándose como un hombre poderoso, en necesidad de personas fieles
a su alrededor. También quiere que Malinche haga parte de este equipo. Cortés sigue
haciéndose poderoso frente a la mujer indígena, utilizando su discurso y las palabras como
arma:
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- Nadie, ¡escúchenlo bien!, nadie podrá traicionarme jamás. Ninguno de mis hombres podrá estar en
mi contra, nadie intrigará sobre mi persona porque el que lo haga, el que se atreva, morirá de una
manera cruel y vergonzosa (Esquivel 2008:154).
Esta manera de hablar puede parecer al absolutismo. Cortés tiene el control, quiere tener el
control y sabe cómo puede actuar pare seguir siendo el rey de esta leyenda: “Nadie podrá
estar en contra de mis pensamientos, de mi voluntad. Nadie podrá nunca contradecir mis
ideas ni desviar jamás mis intuiciones” (Esquivel 2008:154). En este universo Cortés es la
única estrella del cielo, mientras que las otras personas no tienen ningún valor. Hay que
mostrar una lealtad destacada frente a este hombre: “Los seres que están cerca de mí, los que
me conocen, tienen que ser una sombra de mi persona, sólo así podré llevar a cabo todos mis
ideales, sólo así, el poder infinito de mis emociones podrá llegar a un destino feliz” (Esquivel
2008:154). A Malinche no le gusta su comportamiento, ni sus palabras, y el narrador
omnipresente presenta de repente los pensamientos de ella como una respuesta al discurso
de Cortés: “en esos momentos daba miedo; se mostraba como un ser irrefrenable, frenético.
Parecía que su mente se incendiaba con cada trago de alcohol que bebía” (Esquivel
2008:154).
La relación amorosa entre Cortés y Malinche se termina y ella se casa con Jaramillo,
según la idea de Cortés: “Durante años, meses y días Marina ha aparecido en tus sueños. Ya
eres su esposo desde que piensas insistentemente en ella” (Esquivel 2008:156). Cortés quiere
asegurar la protección de su hijo: “Eres mi amigo y te regalo su deseo a cambio de que le
des a Marina un nombre, un estatus y le brindes protección a mi hijo” (Esquivel 2008:156).
De esta manera se acaba la relación íntima entre los dos protagonistas. Las palabras que ha
elegido entonces la autora hacen de este cambio un evento importante: “Jaramillo, ayúdame
a hacer Historia” (Esquivel 2008:156). Esta oración que Cortés dice, expresa la grandeza de
la misión que quiere dar a Jaramillo. Después de este cambio en la novela, Malinche no tiene
el mismo odio cuando piensa en Cortés como antes: “Es más, sintió ternura por Hernán, por
ese pequeño hombre que quería ser tan inmenso como el mar” (Esquivel 2008:159). A lo
largo de la novela, la protagonista cambia sus sentimientos muchas veces, según la trama de
la novela – y especialmente frente a Cortés.
Otra vez Malinche encuentra a su hijo, después de mucho tiempo. El encuentro no es
como pensaba: “En todos los meses en que ella había estado alejada de su hijo e
imposibilitada para verlo, lo había podido imaginar mucho mejor que ahora que lo observaba
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detenidamente” (Esquivel 2008:165). La relación con Cortés cansa a Malinche: “Estaba
cansada, extremadamente cansada de Cortés y sus estrategias. Estaba cansada de tolerarlo,
de obedecerlo, pero más que nada, estaba cansada de ser su reflejo” (Esquivel 2008:175).
Cabe nombrar como se menciona en la novela los “espejos” o “tus malditos espejos”
(Esquivel 2008:175). Se puede fácilmente pensar en el libro: El espejo enterrado (2002),
libro que se usa aquí en el análisis.
Malinche también tiene un discurso hablando a Cortés, pero en la realidad se habla
ella sola. Él no lo escucha. La princesa indígena toma en cuenta la religión de la naturaleza
en su discurso: “En el aire estamos, en la palabra. Cuando pronunciamos el nombre de
nuestros dioses, pronunciaron el nuestro. Ellos nos crearon con su palabra y nosotros los
recreamos con la nuestra” (Esquivel 2008:176). En este discurso, Malinche compara los
dioses con los hombres, diciendo que no hay diferencias en la realidad: “Los dioses y los
hombres somos lo mismo. El hijo del sol, el hijo del agua, el hijo del aire, el hijo del maíz,
nacen del vientre de la madre tierra” (Esquivel 2008:176). El enfoque en los elementos de la
naturaleza como esenciales, presenta la religión como parte de la cultura de Malinche.
“Cuando uno encuentra el sol, el fuego en movimiento, el agua, el río escondido, el aire, el
canto sagrado, la tierra, la carne de maíz, dentro de sí mismo, se convierte en dios” (Esquivel
2008:176). Esto se puede analizar como un respecto profundo hacia la naturaleza, como
elemento figurante entre los dioses y los seres humanos. Los hombres de maíz son
igualmente un tema en este discurso, o sea los hombres hechos de maíz, como una
construcción clave. Igualmente, la protagonista habla de “la madre tierra” – y efectivamente
quiere ver a esta deidad: “Malinalli quería ver a Tonantzin, a la deidad femenina, a La
Madre” (Esquivel 2008:177). La importancia de la mujer en la creación del mundo, de la
madre como símbolo, se destaca en la novela Malinche. En sus oraciones, Malinche quiere
una vida mejorada a su alrededor: “Aparécete en sus sueños para que impidas que se instale
en su cabeza el sueño de la guerra, ese sueño de locura colectiva, ese doloroso infierno”
(Esquivel 2008:180). Habla de los sueños otra vez, elemento importante de la novela. Es un
elemento que vuelve muchas veces. Malinche habla en un tono directo a la deidad, utilizando
el “tu”, lo que puede significar que se siente cerca a la deidad: “Eso es lo que te pido, Gran
Señora” (Esquivel 2008:180). Otro cambio va a pasar, otra transformación, la transformación
de la vida en la muerte de la protagonista de esta narración, porque se termina con la muerte.
Hasta Cortés había cambiado: “Cortés estaba dejando de ser el conquistador para convertirse
en el Marqués del Valle de Oaxaca” (Esquivel 2008:181). El final de la novela se despliega
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en una escena de tranquilidad, de serenidad, describiendo las acciones de la protagonista:
“El silencio era total. Aspiró el aroma de los nardos, metió sus pies en el agua, caminó por
el medio de los canales y llegó al centro del patio” (Esquivel 2008:182). Una forma del
sincretismo está presente, porque de repente hay una cruz al mismo tiempo: “Ahí, en el
centro de la Cruz de Quetzalcóatl, en el centro de la encrucijada de caminos” (Esquivel
2008:182). La cruz es el símbolo de los cristianos, pero ahora se presenta alrededor de
Quetzalcóatl, el dios de la religión azteca. En la novela, Malinche muere con una dignidad
verdadera, en una serenidad avanzada:
En ese momento, un relámpago, una lengua de plata se dibujó en el cielo y anticipó una tormenta. Su
luz iluminó la inmovilidad del cuerpo de Malinalli quién había muerto segundos antes. Sus ojos,
fueron absorbidos por las estrellas, que de inmediato supieron todo lo que ella había visto en la tierra
(Esquivel 2008:183).
Se acaba la vida de Malinche. Se acaba la narración sobre Malinche.
Cabe mencionar aquí unas palabras sobre la crítica literaria escritas por Gérard
Genette: “Una crítica puede ser puramente empírica, ingenua, inconsciente, “salvaje”: en
cambio, una metacrítica lleva aparejada siempre “cierta idea” de la literatura y ese elemento
implícito no puede tardar demasiado en explicitarse” (Genette 1972:9).
2.2. Representaciones de poder entre el conquistador español (el otro imperial) y la
mujer indígena (la otra colonizada).
Se menciona en este contexto el concepto del “otro” - que es un concepto clave en la teoría
decolonial: “se proponga el concepto de “diferencia colonial” para referirse a ese Ser-otro
de la modernidad producido por la colonialidad del poder, marcado y subalternizado en sus
modalidades de conocimiento y vida social” (Restrepo y Rojas 2010:133). Es como una
crítica hacia este otro, que será casi automáticamente considerado como inferior, en esta
manera de diferenciar las personas que se encuentran en este territorio colonial específico.
Para profundizar de qué se trata: “La diferencia colonial se refiere a los otros subalternizados
de la modernidad, a quienes y a lo que queda como exterioridad constitutiva (a ese “ellos”)
de quienes y de lo que se considera moderno (al “nosotros”)” (Restrepo y Rojas 2010:133).
Relacionado al concepto del otro, se trata de hecho de la diferencia entre el uno y el otro:
“La diferencia colonial estaría entonces del lado de ese ser-otro, de la alteridad” (Restrepo y
Rojas 2010:133). Sin embargo, según los autores, es importante no hacer de las diferencias
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coloniales solamente unas diferencias culturales: “la diferencia colonial no es una categoría
culturalista que reduce la diferencia a simples diferencias culturales” (Restrepo y Rojas
2010:133).
Con el otro conquistador se puede comprender a Cortés, pero se puede también referir
a los españoles en general, o sea al poder extraño e imperialista llegando de otro territorio
muy lejos de la tierra de la Malinche. En el contexto de la novela Malinche, es más
interesante considerar Cortés sobre todo como el otro, frente a Malinche. Se trata de un
hombre versus una mujer – y al mismo tiempo de un español versus una indígena. Se trata
de diferencias en muchos niveles. Igualmente, se puede tener en cuenta el sistema de valor,
aunque no es muy ético hablar de valor en este sentido - porque el valor de un ser humano
tiene que ser igual, pero en los pensamientos y las reflexiones de la época y de las sociedades
implicadas, los valores eran diferentes. Esto significa que una mujer valía mucho menos que
un hombre, lo que se manifiesta en la manera de tratar a Malinche como esclava. Igualmente,
los indígenas no tenían el valor que los españoles, por lo menos no en las consideraciones
de los europeos. Esto significa que la Malinche era considerada inferior de muchas maneras,
por lo menos se trata de una doble inferioridad, frente a Cortés. El desequilibrio y la injusticia
del poder entre las dos personas protagonistas de la novela Malinche, tienen un significado
importante, y las consecuencias por Malinche existen, sin ninguna duda. Dado su carácter
como mujer e indígena, la estigmatización de la protagonista se presentó en muchas
ocasiones. Las relaciones de poder entre los protagonistas tienen una desigualdad, en favor
de Cortés, el hombre que viene de la cultura conquistadora. Malinche se encuentra
colonizada de varias maneras, pero sobre todo como indígena y mujer. El territorio en donde
se encuentra Malinche está de repente controlado por los colonizadores. El cuerpo de
Malinche será igualmente controlado por un colonizador. Hasta los pensamientos y el
lenguaje de ella será controlado por los otros – de una cierta manera, porque ella tiene que
traducir los pensamientos del poder colonizador.
Irse a un continente nuevo y robar el poder sobre la tierra nueva – esto es lo que pasa
dentro del imperialismo. Los españoles y otros europeos se fueron a la tierra de los aztecas
y a otros territorios indígenas, para apoderarse de tierras nuevas y extrañas, que pertenecían
a otras personas con otra cultura y con una vida diferente. Lo mismo ocurrió en muchas otras
áreas del mundo. Los nuevos que llegaron, llevándose con ellos su cultura y su influencia,
ayudaron a cambiar la cultura de origen del nuevo país. A menudo se trataba de la utilización
de la fuerza. En el caso de América Latina, el rey y la reina de España estaban muy
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involucrados en las acciones del nuevo continente, aunque indirectamente.
Cortés es un hombre poderoso, que quiere recibir más poder: “No podía renunciar a
ser el más grande de todos los hombres.” (Esquivel 2008:153). Aunque hay muchos hombres
poderosos en la tierra de México ahora, o sea muchos conquistadores con poder. Cortés
quiere ser el ganador y el más poderoso de estos españoles y europeos. Quiere ser más
poderoso que los indígenas también, y el poder es como una obsesión en su vida: “El más
poderoso, el más inmenso, a cambio de una ciudad y una mujer ya conquistadas” (Esquivel
2008:153). De los pensamientos de Cortés y de su actitud, se puede analizar que este hombre
español es sobre todo un conquistador, un hombre que quiere conquistar grandes partes del
mundo entero, y no solamente a una mujer indígena y su ciudad. La conquista es la razón de
su llegada al nuevo continente, y su manera de actuar la lleva en la sangre, por lo que no
puede dejar de hacerlo.
Cuando Cortés comunica a Malinche sobre estos temas, lo hace de una manera fuerte.
Su modo de hablar provoca las ideas de machismo o un papel patriarcal: “No distraigas mi
tiempo. Dedícate a obedecer” (Esquivel 2008:153). El discurso de Cortés parece el discurso
de alguien que habla a su hija – pero hay que considerar, que el papel de las mujeres en aquel
periodo no era muy destacado. Dependían mucho de los hombres alrededor de ellas –
primero de los padres, y luego de los maridos. Malinche trata de liberarse de este vínculo de
dependencia, pero no es fácil. Ser la lengua de Cortés significa que esta mujer indígena no
tiene su libertad. Ella tiene que seguir trabajando para este hombre porque él no puede
aprender los idiomas, y por consiguiente, necesita de la ayuda de ella para poder avanzar
como conquistador. Parece entonces como su “amor” vale más como un objeto, como otro,
que como una persona verdadera con corazón y pensamientos. Lo que significa es que
Malinche sigue siendo una esclava. Esto quiere decir que su alma no es libre. Ella quiere
abandonar la vida de viajes y no a su hijo, pero no lo puede, porque Cortés decide sobre ella.
El conquistador ejerce su poder sobre la conquistada. Se puede ver este hecho en contexto
con los papeles de los géneros, y analizar de esta manera que el hombre decide sobre la vida
de la mujer – una mujer que puede considerar como suya, o como su objeto. En la tradición
moderna, esto no parece muy interesante para las mujeres activas e independientes – y
Malinche trata de protestar también, ante un sistema que le parece injusto. En la tradición
patriarcal, Malinche tiene que estar al lado de su hombre – si él lo decide y necesita. Si ella
tiene una vida profesional en esa época, su vida y su carrera profesional se encuentran y se
forman dentro del espíritu del marido o del hombre que decide por ella. Este hombre tiene
41
la responsabilidad de su vida y de sus acciones, y por esto, ella tiene que obedecer a sus
decisiones. Las decisiones del hombre conquistador son siempre más fuertes que las
decisiones eventuales de la mujer conquistada.
Cuando Malinche protesta porque no quiere ser una esclava, Cortés se enfada. El
conquistador español ya no acepta la actitud de la Malinche, y afirma su posición como
dueño – no quiere que una niña indígena le trate como ella quiere, y por eso protesta de
manera fuerte, porque este conquistador quiere que la gente le obedezca. Se puede analizar
a Cortés como un hombre muy poderoso, pero a la vez muy egoísta. Es como si se hace rey
para celebrar su famosa persona. De hecho, no puede aceptar una Malinche que no le sirve
de la manera aceptada, según sus propios deseos: “Malinalli sintió miedo y la invadió una
sensación de desconsuelo. El alcohol era mal compañero del hombre y los dioses” (Esquivel
2008:154). Al mismo tiempo, Malinche tiene miedo por Cortés. El hombre ha cambiado, y
no es como antes. Se porta de otra manera, lo que no le gusta a ella. Cortés era influenciado
y borracho por el poder – y por el alcohol. Malinche se da cuenta del peligro. Cortés, de su
lado, empieza con su discurso pequeño sobre la sangre: “Querías dejar de ser esclava,
¿verdad? Pues te voy a dar gusto, te voy a convertir en señora, pero no a mi señora. Estarás
cerca de mí, pero no estaremos juntos” (Esquivel 2008:155). Es claro que el conquistador
tiene el control y el poder en esta situación, y que quiere seguir controlando lo que pasa y
pasará. Aunque otorga a Malinche otra manera de vivir, viene de él, sus decisiones controlan
como será esta vida: “Tu sangre y mi sangre crearon una sangre nueva que nos pertenece a
ambos, pero ahora tu sangre se mezclará con otro. Yo seguiré siendo tu señor, pero tu nunca
serás mi señora” (Esquivel 2008:155). Este discurso se puede analizar como una disertación
sobre las relaciones entre las personas de diferentes continentes, de personajes con
diferencias culturales desde antes de que se junten. De esta sangre será creada una nueva
sangre, o sea la sangre del mestizo, que es el primer resultado de la mezcla de sangre y de
personas con diferentes puntos de partidas, llegadas de diferentes lugares y territorios
geográficos. Esto se trata de intercambios culturales. De esta manera, el capitán y
conquistador Cortés puede avanzar la posición social de Malinche, porque cuando ella se
casa con un español, será automáticamente una señora en la sociedad del colonialismo. Se
lo puede comprender como si los europeos “valen” más que los indígenas, lo que es favorecer
a una raza y no a la otra. De hecho, se organiza una boda con el soldado Jaramillo. Otra vez,
Malinche es tratada como un objeto, como un regalo de una persona a otra. Cortés le trata
como quiere, porque él decide otra vez sobre su vida, sobre su destino y futuro. Esta mujer
42
no es un ser verdadero, es tratada como esclava otra vez, para que otro hombre decida sobre
su vida. Malinche no tiene una vida libre. Con su lenguaje corporal, Cortés sigue tratando a
Malinche con desprecio tomando la mano de Jaramillo: “Cortés le tomó la mano y la colocó
a la altura del corazón de Malinalli” (Esquivel 2008:155). Cortés hace lo que quiere con
todas las personas alrededor de él, es el dueño y el líder de todos, y como dijo, nadie puede
protestar con él. Si hay protestas, estas son inútiles, como en el caso de Malinche, porque
luego él sigue decidiendo como quiere. No se trata de una democracia verdadera en este caso
y contexto, sino de un caudillo que tiene la autonomía del poder. De esta manera es limitado
lo que puede decidir Malinche, solo debe tener en cuenta los deseos y las decisiones de
Cortés. Las relaciones de poder entre el conquistador y la colonizada funcionan de manera
que el poder se concentra más bien alrededor del hombre Cortés. Aunque Cortés ahora va a
ofrecer a Malinche una vida diferente, no es seguro que es lo que ella quiere. En realidad, no
le pregunta a ella, porque como siempre, él toma las decisiones. Igualmente, le parece como
una opción buena: “Quería atar a Malinalli con Jaramillo por dos razones: para atar a
Jaramillo a su voluntad y para tratar a Malinalli desde una distancia más racional, menos
emotiva” (Esquivel 2008:155). Cortés ha comprendido que Malinche no es como cualquier
objeto, se ha dado cuenta de que ella tiene capacidades diferentes de las demás mujeres – o
de los hombres – a su alrededor. De hecho, hace todo lo que puede para guardarla como este
tesoro: “De tal manera podría sacar el mejor provecho de aquella mujer sorprendentemente
inteligente e imprescindible para sus planes” (Esquivel 2008:155). Malinche se destaca
como una mujer inteligente – y por esto, su nombre se ha podido quedar dentro de la historia
del mundo. En todo lo que hace, el Cortés de Esquivel planifica como seguir con su
conquista, esto parecía lo más importante en su vida. Era como si tuviera que hacerlo, tenía
que seguir adelante en sus avances de conquista. Era como si la fuerza de su vida estuviera
en no dejar nunca de ganar victorias sobre otras personas y otros terrenos. Por consiguiente,
Malinche no parece ser el amor verdadero de su vida, porque es la conquista la que tiene un
valor excepcional en la vida de este español. Se fue de España para conquistar, y no
simplemente para conquistar a un solo corazón. No era suficiente para él.
Cuando le habla a Jaramillo, le explica porque lo ha elegido a él. Cortés sabe que
Jaramillo está pensando en Malinche desde mucho tiempo atrás: “Eres mi amigo y te regalo
tu deseo a cambio de que tu le des a Marina un nombre, un estatus y le brindes protección a
mi hijo” (Esquivel 2008:156). Lo que piensa ella, no tiene valor, en este sentido. Son los
deseos de los hombres, los que valen. Malinche es tratada como un regalo. Esta acción se
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puede comparar con las costumbres de muchos países donde los padres eligen las parejas de
sus hijos, en especial las de sus hijas. En Europa, hace algunos años, esta manera de decidir
sobre los hijos era la normalidad – entonces se puede ver una cierta manifestación patriarcal
de parte de Cortés, en casi todo lo que este hombre hace. Significa que la manifestación de
su poder está bien representada en la novela. El conquistador funciona como un cacique o
un dios sin mucha intervención en sus acciones, por lo menos de la parte de los suyos –
porque las decisiones pertenecen a él. En la novela de Esquivel, también se usa una oración
muy fuerte: “Jaramillo, ayúdame a hacer Historia” (Esquivel 2008:156). En esta oración, la
palabra “Historia” se escribe con una H mayúscula, para ilustrar el poder de que se trata. Es
la Historia mundial, la Historia de los tiempos, que se menciona. Es una Historia importante
que no se puede olvidar, porque sabe que su hijo, el primer mestizo, es un símbolo esencial
de lo que va a pasar con el encuentro de diferentes mundos.
Sin embargo, Malinche no está contenta. Ella no quiere que siguen haciendo cambios
en su vida sin preguntarle a ella lo que quiere o prefiere. Su respeto hacia Cortés ya se cambió
en sentimientos negativos – y en miedos: “Anhelaba dejar de ser ella misma, volar, ser parte
de todo y de nada, no ver, no oír, no sentir, no saber, pero, sobre todo, no recordar. Se sentía
humillada, triste, sola” (Esquivel 2008:157). Malinche se puede caracterizar como una mujer
decepcionada – y no por primera vez. Varias veces durante su vida ha sido tratada como una
persona non grate, sin verdaderos derechos humanos. Su personalidad sufre por este
tratamiento alrededor de su persona. No la toman en serio, y su aviso no parece importante.
Sus papeles como mujer y colonizada a la vez, no han facilitado esta posición que Malinche
tiene en la sociedad. Malinche fue regalada como esclava cuando era niña. En esa época, las
mujeres no tenían tanto valor como los hombres. Maria Emma Mannarelli describe la
tradición en qué nacieron las mujeres en su libro Pecados Públicos – La ilegitimidad en
Lima, siglo XVII: “Las mujeres, incluso la de los sectores aristocráticos, eran identificadas
normalmente de una manera semejante a la de aquellos individuos pertenecientes a las clases
subordinadas” (Mannarelli 2004: 197). La inferioridad de las mujeres parece evidente. De
hecho, el hombre era el dueño: “Puede decirse que las mujeres, más allá de su pertenencia
social, compartían una identidad común” (Mannarelli 2004:197). En la vida de Malinche,
parecía que el hombre verdadero era Cortés, con liderazgo también en otras situaciones y
dominando de esta manera a la niña indígena.
El cuerpo de la mujer efectivamente no pertenecía a ella: “El marido tenía derecho
sobre el cuerpo de su esposa como señor y cabeza de ella” (Mannarelli 2004:198). En esta
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cultura la mujer tenía que aceptar su posición inferior al hombre, sin poder protestar
demasiado. Así era la normalidad de la sociedad colonial, y tratar de cambiarlo sería difícil.
Octavio Paz describe la imagen de la mujer de su manera: “La mujer vive presa en la imagen
que la sociedad masculina le impone; por lo tanto, solo puede elegir rompiendo consigo
misma” (Paz 1997:231).
Las mujeres de esa época tenían que estar al lado de sus hombres, si lo necesitaban
los hombres. Como ejemplo se puede describir la situación de Potosí, donde muchos
hombres tenían que ir a trabajar en las minas. Barbara Potthast describe la situación de estas
mujeres: “¿Qué hicieron estas mujeres entonces en Potosí y cómo aliviaron el “exilio” a sus
hombres? Trabajaban en lo de siempre: lavar, planchar, cocinar, etc. Además, trabajaban en
la producción de la plata, aunque esto estuviese prohibido legalmente” (Potthast 2006:114).
Según Potthast, la migración era normal – y las mujeres tenían que irse de sus pueblos sin
protestar, aunque la vida podía cambiar de manera dura: “La forma más extrema de este
sistema de trabajo forzado fue la mita de Potosí, introducida por el virrey Toledo a fines del
siglo XVI para poder extraer los minerales del Cerro Rico” (Potthast 2006:114). El acceso
de la mita era problemático: “Éste se encontraba en una zona inhóspita, a más de 4.000
metros de altura y escasamente poblada” (Potthast 2006:114). Esta migración forzada se
puede comparar a la vida de Malinche, que tuvo que dejar los suyos también, para ir con los
españoles en sus diferentes viajes. Ella tampoco podía decidir quedarse en su pueblo, la
mujer era propiedad de los hombres y no tenía sus propios derechos en este sistema colonial.
Había mucha movilidad dentro del continente: “Migraciones relacionadas con el trabajo
forzado de las indígenas se dieron en todas las regiones de América Latina y trajeron consigo
una movilidad mucho mayor de lo que nos imaginábamos” (Potthast 2006:115).
Cuzco era una ciudad muy importante en la época, y según Potthast se produjo allí
en la población indígena “un excedente femenino general” entre los migrantes de la ciudad.
O sea que muchas mujeres se trasladaron de un lugar a otro: “Como queda patente en los
datos del Cuzco, la mita y la encomienda, así como las guerras de la conquista, produjeron
un excedente de mujeres en varios pueblos” (Potthast 2006:116). Tantas mujeres en un lugar
tenían que hacer algo para ganarse la vida: “muchas de ellas migraron a su vez a otros
pueblos o a las ciudades, donde siempre había necesidad de mano de obra doméstica y
abastecedora” (Potthast 2006:116).
Malinche era una mujer diferente, porque su profesión era intérprete. Ella hizo un
trabajo como intermediaria entre culturas. Se destaca entonces como una mujer
45
extraordinaria especializada en idiomas y traducciones, mientras la mayoría de las mujeres
de la época tenían otros tipos de empleos. Algunas mujeres se fueron también a Europa, pero
Malinche se quedó siempre en América, como la mayoría de las mujeres del sistema colonial:
“Existía alguna migración transatlántica de mujeres indígenas, sobre todo a principios de la
época colonial, pero eran casos excepcionales” (Potthast 2006:113).
El tratamiento de la mujer había cambiado a través de la influencia de la cultura y las
acciones de los españoles. Burkholder y Johnson describen como el papel de la mujer era
diferente ante de la llegada de los europeos:
Another change involved the relationship between Indian men and women. Spanisch judicial practice
and social expectations combined to strenghten the authority of fathers and husbands (Burkholder y
Johnson 2008:215).
La vida en la Colonia significaba un cambio para las mujeres: “In central Mexico and the
Andean región, preconquest practice had provided men and women with what some scholars
call parallel and complementary roles” (Burkholder y Johnson 2008:215). Las mujeres
tenían de hecho más independencia antes de la llegada de los conquistadores: “In the colonial
period, a more rigid and hierarchical relationship developed with women more clearly
subordinated to men” (Burkholder y Johnson 2008:215). Cabe mencionar en este contexto
el machismo,y el sistema patriarcal, dos conceptos claves para comprender la vida de las
mujeres. Las mujeres tenían un papel inferior a los hombres. Burkholder y Johson tienen
más explicaciones sobre el estatuto del individuo que se diferencia según el género: “Within
the parametres established by race and social standing, gender played the most important
role in determining an individual`s place in colonial Latin America” (Burkholder y Johnson
2008:240). Esto significa que Malinche perdió desde el principio, porque el papel de Cortés
era superior, en nivel de las relaciones de poder entre ella como la otra mujer colonizada y
el conquistador: “Colonial society was patriarcal, and the activities of men and women, and
thus husbands and wives, reflected a differentiation of roles that, while it varied by región,
could be traced back to both the Iberian and indigenoous heritages” (Burkholder y Johnson
2008:240). Esto quiere decir que el sistema de tratar las mujeres como inferiores y diferentes,
podía venir de las dos culturas – y no solamente del machismo español. Sin embargo, algunas
mujeres tenían papeles importantes y avanzados en la sociedad: “Elite women, notably
widows, managed vast and complex holdings of mines, agricultural properties, and real
estate” (Burkholder y Johnson 2008:241). Algunas eran esclavas y otras necesitaban ayudar
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con el trabajo en periodos: “Many women worked outside the home. Brazil`s sugar estates
and smaller cane farms depended on the labour of women both slave and free throughout the
production cycle, but especially during the harvest” (Burkholder y Johnson 2008:241). Esto
significa que hay mujeres libres y a la vez esclavas trabajando juntas a veces – pero en
general, los hombres son los dueños.
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CAPÍTULO 3.
Relaciones de poder etno-cultural en la novela Malinche (la colonialidad del poder)
En el mundo real como en el mundo ficcional representado en la novela Malinche, hay
diferentes tipos de relaciones de poder entre los personajes. Estas relaciones de supremacía
y subyugación se estudiarán aquí empleando conceptos de la Inflexión Decolonial, tales
como la realidad del poder, del saber y del ser.
“Según Quijano, las formas de operación de la colonialidad cultural implican, al
comienzo, la represión sistemática de los patrones de expresión, de conocimiento y
significación de los dominados” (Quijano en Restrepo y Rojas 2010: 94). En esta manera de
comprender el mundo, hay diferentes niveles de poder. Quijano describe las relaciones del
poder: “Su manera de pensar la modernidad sí contempla el hecho de que ésta emerge en un
sistema de dominación global donde Europa es el centro, lo que no es sorprendente, dada su
relación con la teoría de la dependencia” (Quijano en Restrepo y Rojas 2010: 92). Esta teoría
indica que otros países no-europeos dependen de Europa en una relación, en donde Europa
es el centro y los países no europeos la periferia. Se discute también la modernidad, pero
Quijano no piensa que la modernidad solamente tiene lugar en Europa: “
plantea que la modernidad es un proceso paralelo en Europa y lo que hoy es América Latina, lo que
hace que no se deba pensar la modernidad como algo que se trae después desde Europa” (Restrepo y
Rojas 2010: 92).
Teniendo en cuenta esta visión tradicional europea del mundo, hace algunos años que se
clasificaron los países latinoamericanos como “tercer mundo”, relegándolos a la categoría
de dominados por el “primer mundo”. Actualmente, el concepto “tercer mundo” no se usa
mucho, pero tiene un significado claro sobre la manera de clasificar y considerar los países
y continentes respectivos.
Restrepo y Rojas mencionan un punto muy interesante relacionado con Quijano: “lo
que es crucial para la inflexión decolonial es cómo Quijano conecta esta elaboración con la
emergencia de las ideas de “occidente” y “Europa” (Restrepo y Rojas 2010: 97). Realizando
una “jerarquización naturalizada donde las otras “culturas”, distintas de la europea, solo
pueden ser “objetos” en tanto no son sujetos de la “razón” (Restrepo y Rojas 2010: 97). Esta
manera de pensar sobre el poder, donde los países latinoamericanos y otros países no-
europeos son considerados como pasivos, es lo que se conoce como eurocentrismo. “La
noción de clasificación social es otro elemento central en la elaboración de Quijano sobre la
colonialidad del poder” (Restrepo y Rojas 2010: 109). Las relaciones de poder en referencia
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a las clases sociales se llaman socio-centrismo. Sin embargo, no se puede considerar las
estructuras sociales como constantes que no se pueden cambiar: “las clasificaciones sociales
no pueden ser pensadas como entidades discretas, dadas de una vez y para siempre”
(Restrepo y Rojas 2010: 111). Se trata de poderes y relaciones – de lucha: “La clasificación
social es una relación de lucha, de disputa frente al patrón de poder” (Restrepo y Rojas 2010:
112-113). De hecho, hay que tener en cuenta la importancia de las contribuciones de Quijano
en este contexto. “Propuesta por Quijano, la colonialidad del poder es entendida como un
patrón de poder global de relaciones de dominación/explotación/confrontación en torno al
trabajo, la naturaleza, el sexo, la subjetividad y la autoridad” (Restrepo y Rojas 2010: 131.
Los autores Restrepo y Rojas lo definen también como “un patrón de poder global de
relaciones de dominación, explotación y conflicto en torno al trabajo, la naturaleza, el sexo,
la subjetividad y la autoridad al seno del surgimiento y reproducción del sistema capitalista”
(Restrepo y Rojas 2010: 155). No es difícil comprender que se trata de un vasto sistema de
control sobre otras personas, en este sentido.
La etnia se puede definir como una característica que es inherente a la persona y no
necesita corresponder a la nacionalidad de las mismas. En una nación, hay muchas etnias –
pero a veces, unas etnias se presentan como subordinadas a la “etnia principal” de la nación.
En América existían varias etnias antes de la llegada de los hispano-europeos, pero después
de la Conquista, los grupos indígenas fueron subordinados por los españoles y europeos.
Para los hispano-europeos era importante obtener el control territorial, para plantear el poder
y asegurarse las riquezas del nuevo país. Mark A. Burkholder y Lyman L. Johnson explican
la necesidad del control así: “The conquest of Mexico gave substance to the Spaniard`s
dreams of finding great wealth in the New World and initiated a frenzy of later expeditions
anxious to emulate this remarkable success” (Burkholder y Johnson 2008:52). En Malinche,
este fenómeno se puede observar en el papel de la protagonista, y de los indígenas – es como
si la cultura mayor absorbiera a la cultura de las etnias menores.
En la novela Malinche, hay relaciones de poder etno-cultural en el nivel macro, en el
sentido que los españoles tienen más poder que los indígenas. En el nivel micro, se trata de
las relaciones de poder entre la indígena Malinche y el español Cortés. ¿Pero cómo funcionan
estas relaciones de poder? “Según Quijano, las formas de operación de la colonialidad
cultural implican, al comienzo, la represión sistemática de los patrones de expresión, de
conocimiento y significación de los dominados” (Quijano en Restrepo y Rojas 2010: 94). Al
considerar la manera de sacar a Moctezuma de su territorio, Cortés y los conquistadores
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españoles figuraban como los campeones en la batalla del poder etno-cultural entre el dueño
azteca y el dueño español. El poder pasa de una mano a otra, porque de repente, el nuevo
grupo étnico tiene prioridad. Hay un cambio en las relaciones de poder etno-cultural, lo que
significa una nueva realidad para los personajes implicados. Malinche tiene un poder etno-
cultural en su capacidad de interpretar y traducir lo que tanto indígenas como españoles
dicen: “Ella, a quien varias veces habían regalado, ella, de la que tantas veces se habían
deshecho, ahora era necesitada, valorada, igual que o más que una cuenta de cacao”
(Esquivel 2008: 64). Moctezuma por el contrario, pierde su posición elevada – y Cortés se
gana una posición nueva de importancia: “La enorme culpa que Moctezuma cargaba sobre
sus espaldas lo hacía no solo creer que había llegado la hora de pagar sus deudas sino que la
llegada de los españoles marcaba el fin de su imperio” (Esquivel 2008: 65-66). Cortés
también quería el oro: “Desde el momento en qué se había dado el primer contacto con los
emisarios de Moctezuma, Cortés mostró su interés desmedido por el oro” (Esquivel 2008:
71). Para los españoles, el oro tenía un valor diferente en comparación con los indígenas:
“tanto totonacas como mexicas venían a ofrecerle a Cortés objetos de oro que él
intercambiaba a través de sus sirvientes por cuentas de vidrio, espejos, alfileres y tijeras”
(Esquivel 2008:72).
Con tradiciones y practicas diferentes, a veces no se sabe si puede tener confianza
con personas que pertenecen a otras etnias. Es una pena, pero es muy típico de los seres
humanos. Malinche tuvo el mismo problema: “Lo que más la atormentaba, aparte del ruido
exterior, era el ruido interno, las voces en su cerebro que le decían que callara, que no
hablara, que no le confiara a los españoles ninguna información valiosa” (Esquviel 2008:67).
El sentimiento de no saber la verdad sobre las personas de etnias diferentes existe aún hoy,
y puede complicar la comunicación entre las personas de diferentes etnias. Así funcionan las
relaciones de poder etno-cultural.
Otro punto afectado, puede ser la religión de cada grupo. La religión del grupo
subordinado no parece tener tanto valor como la religión del otro grupo. Esto puede
contribuir a practicar la religión de manera escondida – como en el sincretismo. Se trata
también de relaciones de poder etno-cultural, en determinado contexto: “the Spaniards
believed they were inherently superior to the natives and that their Christian God would lead
them to victory” (Burkholder y Johnson 2008: 53). Igualmente, los españoles sabían cómo
ganar terreno en las negociaciones con los otros grupos étnicos e insistían hasta el final, para
obtener sus objetivos:
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“Cortés and many of his men had participated in earlier conquests in the Caribbean, an
experience that gave them the confidence to compromise and temporize with native leaders
until the opportunity arose to impose their will” (Burkholder y Johnson 2008: 53). Esto
significa que los españoles tenían las medidas necesarias para obtener la victoria en el nivel
etno-cultural. Sin embargo, los indígenas sabían cómo “sobrevivir” en el aspecto religioso:
“Lo que no sabía era que para los indígenas cambiar el nombre o la forma de sus dioses no
representaba ningún problema” (Esquivel 2008:47). Aunque tenían que “olvidar” sus dioses,
no lo hicieron: “Cada dios era conocido con dos o más nombres y se le representaba de
diferentes maneras” (Esquivel 2008: 47). Pero los españoles, no siempre eran capaces de
comprender la religión de los que tenían otra etnia y cultura, por lo tanto, no le daban valor:
“Cortés, quien de niño había sido acólito, nunca había sentido tanta fe reunida. Y pensó que
si estos indios, en vez de dedicar su fe a un dios equivocado la encaminaran con el mismo
empeño al dios verdadero” (Esquivel 2008: 47).
En su papel como madre, Malinche también tiene un hijo, Martín. Jaramillo Taba lo
menciona, al describirlo como importante por el fenómeno cultural que existe desde el
encuentro entre los mundos diversos:
"Este hijo tendrá una significación especial, pues se convierte en una especie de símbolo de
lo que es el encuentro entre dos mundos y lo que será el futuro de México; en él se funden
dos sangres, dos pueblos, dos historias" (Jaramillo Taba 2012:63), Se trata por consiguiente
de una mezcla que tiene lugar en el hijo de diversas culturas. Se puede pensar que nace una
etnia nueva con este niño, el mestizo Martin. De hecho, empieza una nueva tradición etno-
cultural en México. La novela Malinche comunica con lectores a través de diferentes etnias
y culturas, lo que promueve la comprensión internacional de la novela. Sin embargo, la
novela en sí tiene muchos elementos en donde las relaciones de poder etno-cultural se pueden
observar. Cortés, por ejemplo, avanza con sus expediciones dejando vestigios en todos los
lugares nuevos que encuentra – dejando de lado lo existente previamente en estos lugares:
“¡Si su madre pudiera verlo! Conquistando nuevas tierras, descubriendo nuevos lugares,
nombrando nuevas cosas. La sensación de poder que sentía cuando le ponía un nuevo
nombre a algo o a alguien” (Esquivel 2008:46). Estas oraciones indican bien que la
distribución de poder etno-cultural esta desigual. Los españoles hacen mayoritariamente lo
que quieren y prefieren, dejando aparte la existencia antigua de “las tierras nuevas”. Para los
indígenas, estas tierras no son nuevas. Existen desde muchos años atrás.
Relacionado a las representaciones de poder etno-cultural se encuentra el
51
concepto “nación”. Jaramillo Taba toma en cuenta un punto interesante, es que la nación no
existía como hoy en el territorio mexicano:
Malinalli fue representada como el modelo de la traición, ejemplo para el mexicano de lo indigno que
era traicionar a la patria, pero lo que no tuvieron presente es que en esa época de la historia no existía
una nación" (Jaramillo Taba 2012:47).
De hecho, no se puede comparar directamente con una persona de la actualidad, porque el
concepto de la nación no figuraba como un método de reunificación en la época. En efecto,
había diferentes grupos de personas que se habían congregado en la sociedad de Malinche:
"los mexicas eran los que gobernaban y diversos pueblos estaban sometidos a ellos"
(Jaramillo Taba 2012:55). Esto significa que los mexicas tenían el poder y eran los
representantes del poder etno-cultural cuando los españoles aparecieron.
Malinche también se había destacado como una persona y protagonista de
importancia en el contexto de relaciones humanas – porque figura como un contacto y un
enlace entre culturas totalmente diferentes, culturas en necesidad de buscar una solución para
encontrarse y comprenderse de manera mejor. Esta niña es talentosa en los idiomas – y como
consecuencia, ella logra construir y establecer una relación necesaria entre los pueblos de
las dos partes del mundo.
Un ejemplo más de la desigualdad de las relaciones de poder etno-cultural en la
novela Malinche, es el hecho de que las indígenas eran usadas como regalos y en este proceso
recibían nuevos nombres: “Lo mismo pasó con los nombres que eligió para las indias que
les acababan de regalar. Eligió los nombres más comunes, sin esforzarse mucho” (Esquivel
2008: 47). Tratar a las personas como regalos, significa que la cultura mayor o la del
liderazgo decide sobre la otra cultura o grupo étnico. Dar otro nombre a la persona que ha
sido regalada – como fue con el caso de Malinche, significa un poder elevado en
comparación con el poder o más bien, la falta del poder de la persona regalada. En tal
contexto, hay una injusticia importante en el nivel del poder en las relaciones de poder etno-
cultural. Una persona usa a otra como esclava. La esclavitud se presenta como una forma de
poder en este sentido. Es un buen ejemplo, porque la esclavitud se trata de dominar al otro
grupo étnico de una manera importante. La esclavitud es un arma muy fuerte para desarmar
a otras personas.
En este contexto, el concepto del “otro” es un concepto clave en la teoría decolonial
(Restrepo y Rojas 2010:133). La diferencia imperial es otro concepto – y se puede explicar
52
relacionado a Europa:
diferencias atribuidas a otros imperios existentes en el comienzo del sistema mundo moderno cuando
Europa era todavía marginal y su arrogancia eurocéntrica y no podía desconocer los alcances de las
civilizaciones de imperios no cristianos (Restrepo y Rojas 2010: 134).
Sin embargo, este concepto tiene que tener en cuenta el concepto del eurocentrismo – lo que
se necesita explicar con más profundidad y que se puede definir como “la combinación del
etnocentrismo y el sociocentrismo europeos que se ha pretendido imponer como paradigma
universal de la historia, el conocimiento, la política, la estética y la forma de existencia”
(Restrepo y Rojas 2010: 135). El eurocentrismo se puede considerar como un tipo de
egoísmo europeo, es decir, que Europa se considera superior, más importante y más poderosa
que otros territorios mundiales. Esta manera de pensar indica que el modo europeo es
dominante sobre los otros modos existentes. Dado que muchos europeos se fueron a otros
continentes para imponer sus ideas y culturas a otros, esta concentración o centralización de
lo europeo se puede presentar como más importante y fuerte que el centrismo de otras
regiones. El eurocentrismo tiene igualmente elementos del egoísmo: “El etnocentrismo es
cuando se considera que los modos de vida y concepciones asociados a la formación cultural
propia son intrínsecamente superiores a los de otras formaciones culturales” (Restrepo y
Rojas 2010: 135). Hay explicaciones sobre la existencia del eurocentrismo que pueden decir
algo sobre porque es tan extendido: “El eurocentrismo se ha posicionado no sólo por la
fuerza de las armas, sino también por dispositivos más sutiles como la interpelación
ideológica” (Restrepo y Rojas 2010: 135).
Una teoría de Walsh, indica que “el canon eurocéntrico occidental”
predomina en América Latina: “en las ciencias sociales/culturales en América Latina, los
pensamientos y conocimientos que no responden a este canon y sus supuestos tienden a ser
invisibilizados y subalternizados” (Restrepo y Rojas 2010:143). Según esta teoría, se puede
pensar que las ideas latinoamericanas tienen menos valor y son inferiores a las ideas
europeas. Castro-Gomez indica que la transdisciplinariedad y la transculturalidad son de
importancia: “La transdisciplinariedad porque pone en cuestionamiento el pensamiento
disciplinar” (Restrepo y Rojas 2010: 144).
Cortés no acepta tan fácilmente la etnia y la cultura de los demás: “Había destruido
todo para crearlo todo” (Esquivel 2008: 144). Se crea algo nuevo a partir de las culturas
existentes – y el hijo de Cortés y Malinche constituye el símbolo de este algo: “en su vientre
latía el corazón de un ser que iba a unir dos mundos. La sangre de moros y cristianos, con
53
aquella de los indios” (Esquivel 2008: 145). Esto nuevo es también un temario en el discurso
de Malinche a su madre. La Malinche no está contenta por la manera como fue tratado
cuando era niña. Echando la culpa a su madre por no dejarla vivir con ella: “Tu te quedaste
en lo viejo, en el polvo, en lo que ya no existe. Yo, en cambio, soy la nueva ciudad, la nueva
creencia, la nueva cultura; yo invente el mundo en él que ahora estás parada” (Esquivel
2008:150). Una nueva etnia se hizo en México, o sea una nueva cultura.
“Todo camino nos transforma” (Esquivel 2008:151), según el narrador en Malinche.
Se trata de una transformación de etnias y de culturas en esta novela, y también de una
transformación de las relaciones de poder etno-cultural. Al principio, los aztecas tienen el
control – son un grupo poderoso en esta sección histórico-geográfica. Luego, con la llegada
de los españoles y europeos, Cortés y su grupo tienen el poder etno-cultural de la región. Sin
embargo, viene la época de los mestizos, después del encuentro de las dos etno-culturas. Los
europeos todavía tienen mucho poder etno-cultural, pero los mestizos serán muchos con el
tiempo, y reciben una gran parte del poder también. Resulta que los indígenas se encuentran
con el menor poder etno-cultural, perdiendo una gran parte de sus costumbres y sus rasgos
culturales, porque la cultura principal será ganadora en la sociedad.
Durante la Colonia, había diferentes grupos, en la sociedad, según la riqueza y etnia:
“Colonial elites were heterogenous and often interlocking mixes of ranchers, planters,
miners, merchants, high-ranking churchmen and bureaucrats constantly renewed through
intermarriage” (Burkholder y Johnson 2008: 197). Este grupo elitario tenia poder:
“For all members of the elites, wealth was power. Military victory over indigenous people
placed European-born Spaniards (peninsulars) and Portuguese (reinóis) at the top of the
colonial social hierarchy” (Burkholder y Johnson 2008: 197). La sociedad historiográfica
tenía una división entre diferentes etnias en una cierta manera, y esto se mantuvo por
generaciones: “Their American-born descendants called creoles in Spanish America and
mazombos in Brazil also assumed this rank” (Burkholder y Johnson 2008: 197). Sin
embargo, las familias de origen europeas en general no tenían tanta fama, ni riqueza antes
de llegar a América. La nueva posición etno-cultural de este grupo, en comparación con los
otros grupos, como los indígenas o los africanos, ayudó en la transformación de su poder
etno-cultural. De esta manera, ganaron más posibilidades en América en comparación con
Europa. Una posibilidad era a través del militarismo: “They often assumed, however, that
participation in military campaigns had elevated their social status” (Burkholder y Johnson
2008:197). Y la etnicidad fue de importancia – los europeos siguieron siendo “europeos” a
54
su manera:
Starting with the second and third generations born in the New World, their heirs displayed no
reticence in using these terms of honor, claiming that their ancestors had been ennobled through
participation in the conquest and settlement (Burkholder y Johnson 2008:198).
Las relaciones del poder etno-cultural se destacan en este contexto:
“a de facto noble status (hidalgo in Spanish or fidalgo in Portuguese) reflected the harsh
colonial realities where Europeans saw themselves as superior to Indians, African slaves,
and racially mixed persons of illegitimate birth” (Burkholder y Johnson 2008: 198). La
“superioridad” de una etnicidad se presenta en esta sociedad historio-geográfica. Sin
embargo, la nobleza indígena representada en la novela de Esquivel con la familia de
Malinche, tenían muchas veces algunas tareas especiales en esta sociedad: “use of the title
don came into general use among members of the Indian nobility as well, as colonial
authorities came to rely on this class to collect taxes and organize labor drafts” (Burkholder
y Johnson 2008:198). De esta manera, la “élite” de esta sociedad historio-geográfica tenían
la posibilidad de usar la “élite” del grupo étnico inferior ahora, para ayudarse en su control
sobre los que eran ahora “sus inferiores” – o sea los grupos étnicos indígenas. Usaron una
repartición del poder, para hacer este control sobre la sociedad actual. Pero las relaciones del
poder etno-culturales funcionaron de modo que la élite española y europea se impusieron
como superiores a los demás:
“The wealthiest and most powerful colonistst in Spanish America and Brazil imitated the
culture of the Iberian nobility, demanding deference from inferiors, living in great houses”
(Burkholder y Johnson 2008:198). Imitando así la vida de los europeos, la diferencia en las
relaciones de poder etno-cultural se mantiene. Hasta las culturas y las tradiciones europeas
son importantes para este grupo étnico en América durante la Colonia: “whenever possible,
following the fashions and styles of Europe” (Burkholder y Johnson 2008:198). El ideal
europeo se queda también en la sociedad nueva durante la Colonia, muy lejos en distancia
geográfica de Europa, pero en la realidad, Europa no es olvida tan fácilmente porque la
proximidad etno-cultural está presente también en América. Los títulos no eran tan presentes
como en España, pero existían: “The Spanish Crown bestowed the title of marquis on both
Cortés and Pizarro as a reward for the conquests of Mexico and Peru” (Burkholder y Johnson
2008:198).
La teoría decolonial toma en cuenta el concepto del “oprimido”: “El propósito de esta
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pedagogía es recuperar la humanidad de los oprimidos; el “hombre” es deshumanizado por
el “hombre” (oprimido / opresor)” (Freire en Restrepo y Rojas 2010:56). Se puede traducir
el concepto del “oprimido” a la Colonia, cuando las personas que pertenecen a la élite tratan
a las otras personas como oprimidos u oprimidas. En Malinche, la protagonista femenina
puede recibir la característica de una persona “oprimida”. Sin embargo, hay soluciones, para
arreglar el desequilibrio de las relaciones de poder etno-cultural: “El compromiso de los
oprimidos con su liberación se hace posible a partir de la reflexión y está adquiere sentido
en la praxis, que implica ir más allá del verbalismo y el activismo” (Freire en Restrepo y
Rojas 2010:56). Freire discute el tema de la revolución como un modo posible para evitar
ser oprimido: “para Freire la revolución tiene un carácter eminentemente pedagógico: la
pedagogía es política. La pedagogía de la liberación es la pedagogía de quienes luchan por
liberarse” (Freire en Restrepo y Rojas 2010:57).
Los encuentros mundiales tienen relación a las relaciones de poder etno-cultural. Aún
hoy, hay problemas culturales en el mundo moderno. Aunque las sociedades de hoy tienen
la multiculturalidad como una característica importante, hay confrontaciones cuando las
culturas se encuentran. Geert Hofstede und Gert Jan Hofstede describen este fenómeno:
“Globalisierung durch multinationale Konzerne und supranationale Institutionen wie die
Weltbank stößt auf heftigen lokalen Wiederstand, da es keine kulturunabhängigen
Wirtschaftssysteme gibt (Hofstede und Hofstede 2009:25). Esto quiere decir que incluso en
la economía hay desacuerdos, porque hay culturas diferentes, lo que tiene como
consecuencia que hay diferentes maneras de pensar entre los participantes.
En la novela Malinche, hay una descripción de “mundos”, lo que puede transfigurar
el fenómeno del encuentro de mundos diferentes y poderes etno-culturales, durante la
Colonia: “Al meter la cabeza por el orificio del huipil, uno transitaba entre el mundo de
sueños que está reflejado en el bordado hacia la vida que aparece en cuanto uno saca la
cabeza” (Esquivel 2008:39).
La diferencia etno-cultural y las relaciones de poder etno-cultural se reflejan
igualmente en la lectura sagrada de cada grupo religioso, como el Popol Vuh y la Biblia:
(Esquivel 2008:59). El valor respectivo de cada libro significa algo importante en esta
sociedad, y el libro más importante de la región mexicana se sustituye con el libro más
importante de los europeos.
La manera europea de ver América conduce a relaciones de poder etno-cultural
desiguales, porque los europeos se consideran superiores: “En este nuevo mundo recién
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descubierto, Cortés sabía que tenía en sus manos la oportunidad de su vida” (Esquivel
2008:33). El hecho de llamar a la tierra americana un “mundo recién descubierto”, indica
que los europeos no dan caso a los habitantes de esta tierra, aunque han vivido allí desde
hace muchos años. Esta manera de pensar por parte de los europeos, indica un modo de
pensamiento que no toma en cuenta los indígenas como individuos con importancia en esta
región.
Malinche se pregunta sobre su papel: ¿Para qué había nacido? ¿Para ayudar a los
españoles a destruir su mundo, sus ciudades, sus creencias, sus dioses? Se negaba a
aceptarlo” (Esquivel 2008:98). Las relaciones de poder etno-cultural son desiguales, porque
el grupo étnico dominante arruina a la cultura y al sistema del otro grupo étnico. De hecho,
Malinche trata de buscar un sentido en este caos: “Tenía que haber otra razón. Necesitaba
encontrar un nuevo sentido a su vida. Ver el mundo de diferente manera” (Esquivel 2008:98).
Como una consecuencia, la protagonista Malinche tiene que cambiar, porque el mundo
alrededor de ella ha cambiado, porque las relaciones de poder etno-cultural no son
balanceadas, de repente que no hay equilibrio. La protagonista necesita ajustarse al nuevo
mundo para poder funcionar: “Tenía que ver las cosas a la manera de los españoles. Su vida
dependía de ello” (Esquivel 2008:98). Esto significa que Malinche tiene que integrarse en el
grupo étnico de los europeos, para no ser absorbida en el conflicto de las relaciones de poder
etno-cultural. Cuando el mundo alrededor de la persona cambia, el individuo y el grupo
étnico necesitan también hacer algo, para que las diferencias no sean demasiadas grandes
entre los dos grupos. Sin embargo, esto vale también para el grupo dominante, las culturas
tienen que acercarse y asimilarse, para poder seguir viviendo en una misma región y en un
mismo sistema. Es lo que pasa cada vez que dos culturas chocan y cada cultura recibe
entonces, elementos culturales de la otra cultura respectiva. Como resultado de esta
asimilación, las culturas están siempre en movimiento, cambiándose cada día un poco, más
o menos, según la influencia de otras culturas. Lo que se puede considerar como injusto, es
el grado de la influencia en cada cultura. Este grado tiene que ver con las relaciones de poder
etno-cultural. Si una cultura domina demasiado a la otra, la segunda será casi absorbida por
la primera.
En la novela Malinche, Cortés trata de tranquilizar a Moctezuma: “- Dile a
Moctezuma que se consuele, que no tema. Que lo quiero mucho y todos los que conmigo
vienen también. De nadie recibirá daño” (Esquivel 2008:120). En esta oración, Cortés habla
también de su grupo etno-cultural. Dice “los que conmigo vienen” (Esquivel 2008:120).
57
Aunque dice que nadie va a dañar a Moctezuma, este hombre muere después de la llegada
de los españoles. El cambio en las relaciones de poder etno-cultural causa directa o
indirectamente su muerte.
Hasta en la religión se encuentran las relaciones de poder etno-cultural. A través de
la protagonista Malinche, se comprende la lucha de poder entre los dioses de cada religión:
“Ella en verdad había creído que el dios de los españoles era el dios verdadero y que éste no
era otro que una nueva manifestación de Quetzalcóatl” (Esquivel 2008:95). Sin embargo,
Malinche se decepciona con los nuevos llegados: “Pero la manera en que había visto actuar
a los españoles la dejaba desolada, desamparada, desilusionada y, más que nada,
aterrorizada” (Esquivel 2008: 96). Malinche comprende que la religión de los españoles no
va a reunir los dos grupos étnicos, sino por el contrario va a tratar al grupo de ella como
inferior, incluso en el nivel religioso, lo que significa otra vez un desequilibrio en las
relaciones de poder etno-cultural.
Este cambio en la sociedad ha transformado también al individuo que era la
protagonista Malinche: “Tenia nuevo nombre, nueva identidad, nuevos dioses” (Esquivel
2008: 96).
58
CAPÍTULO 4.
Relaciones de poder lingüístico en la novela Malinche (la colonialidad del saber)
4.1. La colonialidad del saber
Junto con la colonialidad del poder y de la raza, la colonialidad del saber es una noción
central dentro de la inflexión decolonial. Según los autores, la colonialidad del saber es
“derivada de la colonialidad del poder” (Restrepo y Rojas 2010:131). En esta tesis, la
colonialidad del saber se relacionará al concepto de los idiomas empleados por los
protagonistas y personajes de la novela. En este contexto, es interesante reflexionar sobre el
tema de cómo se puede usar el idioma como un tipo de poder para controlar las acciones o
el poder de las personas a su alrededor. Este tema será más desarrollado en este capítulo.
Mignolo elabora el concepto de la colonialidad: “Para Mignolo existen dos tipos de
diferencias fundamentales constituidas por el sistema mundo moderno / colonial: La
diferencia imperial y la diferencia colonial” (Mignolo en Restrepo y Rojas 2010:132). Una
definición será la siguiente: “la diferencia colonial alude al lugar y a las experiencias de
quienes han sido objeto de inferiorización por parte de aquellos que, en medio de la empresa
colonial, se consideran como superiores” (Mignolo en Restrepo y Rojas 2010:132). Se trata
entonces de relaciones entre personas y de relaciones de poder no equivalentes, lo que puede
resultar en desigualdades y en situaciones injustas. Según las explicaciones de los
investigadores, hay situaciones típicas y contextos especiales, en donde se puede generar
esta diferencia colonial:“Los conocimientos, seres, territorios y poblaciones colonizados (o
que son colonizables, cabría agregar) son epistémica, ontológica y socialmente
inferiorizados por la mirada colonista” (Restrepo y Rojas 2010:132). En este contexto, cabe
dar énfasis a la palabra clave “conocimientos” – que se relaciona a la palabra “saber”.
Un análisis rápido de este tema puede ser importante aquí: La colonización en si,
ofrece la posibilidad de tratar a otras personas como inferiores, porque cuando personas
extrañas entran en el territorio de otras personas, para luego acomodarse en este territorio a
su manera – esto normalmente no pasa sin problemas o conflictos – y resulta en muchos
casos en la inferioridad de uno de los grupos implicados: “la diferencia colonial no es la
constatación de un hecho preexistente, sino la elaboración de un sistema y jerarquización
que clasifica poblaciones por sus faltas o excesos así como una serie de tecnologías para su
gobierno” (Restrepo y Rojas 2010:133).
59
Los autores consideran la colonialidad del saber como muy relacionada a la
colonialidad del poder: “Así, pues, la colonialidad del saber se puede considerar como la
dimensión epistémica de la colonialidad del poder y, por tanto, es un aspecto constitutivo
(no derivativo o accidental) de la colonialidad” (Restrepo y Rojas 2010:136). Aunque hay
muchas maneras de explicar cómo se define la colonialidad del saber, parece claro, que se
trata de un concepto que tiene importancia en la teoría decolonial:
La colonialidad del saber supondría una especie de arrogancia epistémica por quienes se imaginan
modernos y consideran poseedores de los medios más adecuados (o incluso los únicos) de acceso a la
verdad (sea está teológica o secularizada) (Restrepo y Rojas 2010:137).
Este tipo de poder también otorga posibilidades a los que lo tienen: “por tanto, suponen que
pueden manipular el mundo natural o social según sus propios intereses” (Restrepo y Rojas
2010:137). Otra vez, el concepto del egoísmo parece racional en este contexto. Esto significa
que unas personas quieren y pueden actuar según sus propios intereses, sin pensar demasiado
en las consecuencias que estos actos pueden implicar para las otras personas. Las
manipulaciones que se usan para obtener sus deseos pueden tener resultados negativos para
los que son afectados por estas motivaciones de las personas que controlan el poder.
Según los autores, la colonialidad del saber tiene relaciones con el eurocentrismo:
Así, la colonialidad del saber opera dentro del eurocentrismo ya que considera las modalidades de
conocimiento teológico, filosófico y científico no solo como propiamente europeas, sino como
superiores epistémicamente o incluso como las únicas validas” (Restrepo y Rojas 2010:137).
Según estas ideas, la colonialidad del saber se conecta al eurocentrismo, lo que significa que
los valores y las ideas europeas son consideradas como mejores que las generadas en otras
partes d el mundo. Sino se trata del liderazgo: “el núcleo de la colonialidad del saber consiste
el gobierno de los otros” (Restrepo y Rojas 2010:137). Se trata del dominio de otros, lo que
significa una versión del poder – un poder que toma en cuenta el saber – y de un cierto saber.
Este dominio tiene como consecuencia un mundo dividido: “explotación de las poblaciones
y regiones de la periferia colonial y postcolonial” (Restrepo y Rojas 2010:137). El concepto
de la “geo-política” se menciona también en la discusión sobre la teoría colonial: “La geo-
política del conocimiento insiste en que el conocimiento está marcado geo-históricamente”
(Restrepo y Rojas 2010:141). Este fenómeno se explica según un orden mundial: “la relación
entre conocimiento y política pasa por inscripciones en los cuerpos y la geografía del sistema
mundo moderno / colonial” (Restrepo y Rojas 2010:142).
60
Castro-Gómez opina que se necesita “apelar seriamente a la transdisciplinariedad y
a la transculturalidad”, porque “la transculturalidad remite a un real “dialogo de saberes”
(Castro-Gómez en Restrepo y Rojas 2010:144). Esto significa que no hay una cultura
superior que la otra, y de hecho, Europa no puede ser más importante que los otros territorios.
La existencia de las universidades es también parte del tema, y como instituciones del saber,
son verdaderos representantes del poder en cuestión.
4.2. El poder lingüístico y la palabra
En este sentido, el poder es considerado como lingüístico y cabe mencionar en qué manera
el español se ha convertido en el idioma preferido y dominante durante la Colonia. El
español, teniendo elementos del árabe y del español-judío, entra a América con los
colonizadores: “La invasión islámica del 711 tuvo enormes consecuencias lingüísticas”
(Penny 2014:31). La invasión de los árabes a España “provocó el contacto entre el latín
hispánico y sus descendientes con el idioma de otra cultura” (Penny 2014:31). Lo mismo ha
pasado unos cientos de años más tarde con el español y los lenguajes indígenas – pero la
lengua española ha ganado terreno de otra manera. Al mismo tiempo, el árabe ha cambiado
el español de otra manera, porque la situación nueva de la cohabitación entre los árabes y
los españoles “creó además las condiciones para la aparición de un número importante de
préstamos léxicos y semánticos procedentes del árabe” (Penny 2014:31). El idioma se fue
hasta el continente americano, y esto provocó más cambios interesantes en el idioma: “Los
efectos lingüísticos de la conquista fueron más profundos todavía, ya que transformó
completamente el mapa dialectal de España e hizo cobrar importancia a unas variedades
romances” (Penny 2014:32). En este sentido, el español tuvo una gran importancia, y fue
influenciado igualmente en España, en América y en otros lugares del mundo por los viajes
y los encuentros culturales:
Durante los siglos XV y XVI, soldados, colonos, sacerdotes, funcionarios, etc. llevaron el español a
diferentes lugares fuera de la Península. Las áreas principales de expansión fueron las Canarias,
América, las Filipinas, el Mediterráneo, y los Balcanes (Penny 2014:37).
En América, pensaban algunos que el español era diferente del español en otros lugares:
“El movimiento de emancipación lingüística pensaba que el español en América, debido al
cruce étnico, había adquirido una modalidad propia, diferente de la peninsular, y por tanto,
61
esa modalidad era la que había que defender, no la peninsular” (Quesada Pacheco 2010:28).
De todas maneras, el español de América se hizo importante en la vida diaria de los
habitantes allí – y esto ha influenciado también al personaje histórico Malinche, de manera
que ella uso también el español como un instrumento de comprensión en sus actividades
como interprete. Fue claro, entonces, que el español tenía mucho valor, aunque no todos
sabían hablar este idioma en la época de Malinche, dado la necesidad de interpretarlo en
varias situaciones.
Teniendo en cuenta este punto de partida, el español tenía un papel favorecido frente
a los otros idiomas porque funcionó como el lenguaje de orientación y de administración en
la Colonia. De hecho, desde el principio de la llegada de los españoles a la tierra americana,
no eran muy balanceados los papeles de los indígenas en comparación con los que eran de
origen hispanohablantes: “Lo cierto es que durante los siglos XVI y XVII se produjo una
enorme ampliación de los dominios de la lengua española” (Moreno Fernández 2014:24).
Se puede hablar de un español mundial, porque la influencia del idioma español era fuerte
en muchos lugares: “El español se convirtió en la lengua del territorio nazarí, se instaló en
enclaves del Norte de África, puso las bases de su asentamiento en las Islas Canarias, por no
hablar de su traslado al continente americano” (Moreno Fernández 2014:24).
El idioma es un tema central en la novela Malinche. La niña sabe hablar tres idiomas:
náhuatl, maya y español. Malinche puede estar en su función como intérprete por sus
conocimientos lingüísticos. De hecho, ejerce un poder al usar estos conocimientos.
Comparada con Cortés y otras personas de su época, ella tiene la ventaja de dominar varios
idiomas.
Se presenta la palabra como una fuerza importante en el discurso de Malinche en la
novela de Esquivel: “Pronto aprendió que aquel que maneja la información, los significados,
adquiere poder y descubrió que al traducir, ella dominaba la situación” (Esquivel 2006:63).
Malinche se siente poderosa y valiente: “la palabra podía ser un arma. La mejor de las armas”
(Esquivel 2006:63). Esta metáfora ilustra bien el contexto en que nos encontramos, porque
Cortés también es un guerrero, pero Malinche con sus palabras puede confrontar la fuerza
que tiene este hombre, gracias a sus capacidades lingüísticas. En este contexto, el
eurocentrismo en la teoría decolonial se presenta no solo como un arma, sino también a
través de otros elementos: “El eurocentrismo se ha posicionado no sólo por la fuerza de las
armas, sino también por dispositivos más sutiles, como la interpelación ideológica, la
producción de subjetividades y deseos” (Restrepo y Rojas 2010:135).
62
La importancia de la palabra parece clara en Malinche: “Ser “la Lengua” implicaba
un gran compromiso espiritual, era poner todo su ser al servicio de los dioses para que su
lengua fuera parte del aparato sonoro de la divinidad” (Esquivel 2008:62-63). La mezcla
entre la religiosidad y el idioma se presenta aquí, la religiosidad enfatiza el valor del lenguaje
y acentúa el poder que este último tiene.
El saber en sí puede significar un poder. Pero hay que tener en cuenta las ideas
existentes en una región, como por ejemplo América Latina en este contexto. Esa es la región
en donde se encuentra Malinche: “Las Indias Occidentales o América emerge como el nuevo
continente en el imaginario europeo años después de que Colón desembarcara por vez
primera en el Caribe insular en 1492” (Restrepo y Rojas 2010:150). En este sentido, se puede
discutir si la “geo-política” tiene relación al tema de poder: “La geo-política del
conocimiento insiste en que el conocimiento está marcado geo-históricamente, esto es,
marcado por el locus de enunciación desde el cual es producido” (Mignolo, en Walsh en
Restrepo y Rojas 2010:141). Sin embargo, el dominio europeo es un ejemplo de un poder
enunciado de un lugar específico. Este poder se define según el predominio de potencia
europea: “Así, la colonialidad del saber opera dentro del eurocentrismo” (Restrepo y Rojas
2010:137).
¿Y de qué modo funciona? Es que “considera las modalidades de conocimiento
teológico, filosófico y científico no sólo como propiamente europeas, sino como superiores
epistémicamente o incluso como las únicas válidas” (Restrepo y Rojas 2010:137). Si vamos
a relacionar esta manera teórica de pensar con la novela Malinche, hay que considerar que
los españoles que llegaron a América eran europeos. Ellos llevaban consigo su cultura, sus
ideas, y sus conocimientos – en forma del lenguaje español, tenían la posibilidad de
influenciar a las personas que vivían en el otro continente. Esto significa que se han
favorecido estos saberes en comparación con los saberes que existían en este continente antes
de la llegada de los colonizadores europeos: “La superioridad asumida de estas modalidades
de conocimiento ha estado estrechamente ligada a la dominación europea de otras
poblaciones y regiones” (Restrepo y Rojas 2010:137). La colonización de otros grupos de
seres humanos se trata de esta superioridad – y el tema se demuestra también en la novela
Malinche: “Cortés, entonces, le pidió a Malinalli que lo ayudara a traducir y a cambio le
daría su libertad” (Esquivel 2008:70). Al analizar este ejemplo, se puede comprender que se
trata de relaciones de poder lingüístico, y que la libertad no se otorga a todos en esa época.
No se puede olvidar tampoco, que Malinche era la esclava de Cortés. Se usa la palabra
63
“libertad” aquí, pero en realidad se trata de una libertad limitada, ya que Malinche tenía que
hacer el trabajo de todas maneras, pero el trabajo que hace le gusta probablemente más que
los otros trabajos posibles en esa época. Si Malinche era la esclava de Cortés, se encuentra
allí la prueba de unos seres humanos dominados por otros seres humanos, como ya se ha
descrito antes. Se trata de una situación dominada por los europeos, en mayor medida. Se
puede distinguir el eurocentrismo dentro de este ejemplo específico, sin embargo, lo
interesante en esta conexión, es que Malinche tiene un cierto poder, porque ella es la dueña
del conocimiento de los idiomas, entonces ella tiene un poder lingüístico a su manera, aún
más destacado que el poder lingüístico que tiene Cortés en ciertos casos. En este sentido, las
relaciones de poder lingüísticos se presentan como un punto de contrastes interesantes en la
novela.
La frustración de Cortés se puede notar en la novela de Esquivel. Ya que al ser un
hombre que no habla otros idiomas diferentes al castellano, es muy dependiente de los
demás: “No entender el idioma de los indígenas, era lo mismo que navegar sobre un mar
negro” (Esquivel 2008:31). Aquí se presenta la insuficiencia de Cortés. De hecho, su
capacidad lingüística no es muy importante, pero en la novela, Cortés presenta sus
estimaciones sobre otros idiomas de manera repugnante: “Para él, el maya era igual de
misterioso que el lado oscuro de la Luna. Sus ininteligibles voces lo hacían sentirse inseguro,
vulnerable” (Esquivel 2008:31). Al usar la palabra “ininteligibles”, se refiere de una manera
peyorativa al idioma indígena, lo que demuestra su falta de respeto hacia los indígenas. Se
puede notar entonces, que Cortés en la novela está usando las relaciones de poder lingüísticas
de modo peyorativo. Esto se puede analizar dentro del contexto de la colonialidad del saber,
y se puede presentar como un ejemplo de esta forma de ejercer el poder: “Otras formas de
conocimiento, generalmente asociadas a poblaciones no europeas, son descartadas como
ignorancia, menospreciadas, inferiorizadas” (Restrepo y Rojas 2010:137).
En la misma parte de la novela, Cortés que no se siente capaz de comprender otros
idiomas, reflexiona sobre su falta de poder, y no tiene confianza en el intérprete, aunque es
español y se llama Aguilar: “no confiaba del todo en su traductor. No sabía hasta dónde el
fraile Jerónimo de Aguilar era fiel a sus palabras o era capaz de traicionarlas” (Esquivel
2008:31). Aunque el intérprete tiene el poder de la palabra en este ejemplo, Cortés es su
dueño. Es una relación de poder lingüística interesante en este sentido. Eso quiere decir que
Cortés, está dependiendo de alguien para ayudarle con el idioma, y esta persona tiene un
cierto poder al hacer el trabajo como traductor. Efectivamente, Malinche tiene unas
64
capacidades lingüísticas desde que era niña: “Gracias a las largas pláticas que la abuela y su
nieta sostenían, desde los dos años el lenguaje de la niña era preciso, amplio y ordenado. A
los cuatros años, Malinalli ya era capaz de expresar dudas y conceptos complicados”
(Esquivel 2008:27). Estas capacidades le ayudaron más tarde, durante su vida, de manera
que podía tocar un poco las relaciones de poder lingüístico. Esquivel indica quién ayudó a
Malinche en este contexto: “El mérito era de la abuela” (Esquivel 2008:27).
Sin embargo, en el encuentro con los españoles, ella no es capaz de comprender el
idioma al principio: “Todos estos pensamientos la acompañaron mientras ofrecía la misa el
sacerdote español y hablaba en una lengua que ella no entendía pero que imaginaba”
(Esquivel 2008:45). En este ejemplo, también se presenta la incapacidad frente a sonidos
desconocidos, lo que tiene como resultado un desequilibro en las relaciones de poder
lingüístico. Otro ejemplo es, la incapacidad que Malinche tiene cuando trata de pronunciar
los sonidos desconocidos: “con un mismo aparato bucal, los seres humanos fuesen capaces
de emitir infinidad de sonidos diferentes y ella, que se consideraba una muy buena imitadora,
no entendía por qué no podía con la erre” (Esquivel 2008:43). El sentimiento de no lograr,
de sentirse fuera y diferente, tiene muchas veces que ver con las relaciones de poder del
saber – cuando alguién no sabe algo, la gente no le trata bien. Las relaciones de poder
lingüístico funcionan entonces de manera que, muchas veces, hay personas que tratan a otras
como menos inteligentes debido a que estos últimos carecen del poder lingüístico.
4.3. La religión como un ejemplo del poder lingüístico
Otro punto interesante en este contexto es la religión, que también aparece como una manera
de ejercer el poder, porque una religión es más favorecida que la otra en la sociedad de la
Colonia: “se puede afirmar que el núcleo de la colonialidad del saber consiste en el gobierno
de los otros” (Restrepo y Rojas 2010:137). Este poder se ejerce de una manera decidida a
través del idioma usado: “de la verdad producida por el saber experto (del teólogo, filósofo,
gramático o científico)” (Restrepo y Rojas 2010:137). Cuando los europeos llegaron a
América, llevaron consigo la religión del cristianismo. Esto quiere decir que las religiones
existentes en el continente estaban perdiendo su valor de alguna manera, porque antes eran
las religiones principales, pero con la llegada de los españoles todo cambio. Sin embargo, en
la novela Malinche, se discute mucho el tema de la religión, especialmente entre Cortés y
Malinche. De hecho, en la novela, Malinche está contenta por algunos de los cambios que
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tienen lugar en su sociedad: “Lo que más la atraía era que Cortés había prohibido los
sacrificios humanos durante la celebración, así que no habría espectáculos de sangre”
(Esquivel 2010:127). Esta costumbre de los sacrificios se presenta como algo que no le gusta
a Malinche. Respecto a esto, se puede distinguir la critica que ella tiene hacia el sistema
existente, pero en general, ella quiere mucho su religión. De todas maneras, este ejemplo
demuestra el poder europeo que ejerce Cortés, al prohibir los sacrificios humanos. Se trata
otra vez de la colonialidad del saber, porque el saber religioso europeo domina en este caso.
Se puede comprender mejor, esta manera de pensar, al relacionarla a la tendencia
histórica de la península ibérica: “In the iberian world, limpieza de sangre, or limpeca de
sangue, the concept of blood purity, was central to Christian identity in general and elite
identity in particular” (Burkholder y Johnson 2008:198). De allí se puede constatar una
tendencia hacia la reflexión sobre el valor de la sangre de cada person. Esta tendencia se ha
llegado también a la Colonia, pero en forma diferente: “Limited in Europe to the absence of
any Jewish or Muslim antecedents, this racial concept expanded in the colonies to include
lineage unconnected to African or Indian blood lines” (Burkholder y Johnson 2008:198). De
esto se puede deducir, que la sangre de los indígenas como Malinche, no tenía el mismo
valor que la de los españoles de descendencia europea. Sin embargo, Cortés acabó con la
costumbre del sacrificio de sangre porque no le parecía adecuado como costumbre. Según
Burkholder y Johnson, la misma tendencia con la sangre tuvo lugar: “In Brazil the terms
“infected blood” or “defect of blood” were used to identify someone with Jewish or African
antecedents” (Burkholder y Johnson 2008:198). La exclusión social de algunos grupos de la
sociedad fue el resultado de tal modo de pensar, porque tuvo como consecuencia una
“exclusion from elite organizations or marriages into elite families” (Burkholder y Johnson
2008:198). Las estructuras organizadas en la sociedad de la Colonia estaban complicando
las cosas para las personas que no pertenecían a las élites, y viceversa: “Clearly the offspring
of two Spanish or Portuguese parents entered life with advantages denied other children”
(Burkholder y Johnson 2008:198). Esto se puede comprender como una consecuencia de las
relaciones de poder en cuestión.
En la novela Malinche, la protagonista se pregunta sobre las palabras de los españoles
y como se explica la religión, según ellos: “No, para nada entendía el concepto que los
españoles tenían de dios y del mal” (Esquivel 2008:97). Malinche tiene dudas en este
concepto, y se puede distinguir una crítica y una falta de comprensión de la parte de ella en
este sentido. Aunque Malinche está contenta del cambio en los sacrificios humanos, no
66
comprende todo lo que le parece diferente en la religión que será la más poderosa con el
tiempo, como consecuencia de las relaciones de poder lingüístico.
En el nivel de la religión, Cortés está también influenciado por su propia cultura:
“En el camino, Cortés tuvo que probar que era no sólo un conquistador militar, sino un
cristiano que extendería la fe en Cristo y destruiría la abominable idolatría de los indios
paganos” (Fuentes 2002:156). Esto se refleja también en la novela Malinche. La fe cristiana
era importante en la Europa de la época, y no había tolerancia hacia la fe de los indígenas.
En este punto se puede distinguir el poder del saber. Hay también un mensaje interesante
según Fuentes – o sea que “Marina le había informado que los sacerdotes paganos de la
Cholula conspiraban para asesinar a los españoles” (Fuentes 2002:156). Es en cierto modo
una guerra religiosa en donde hay que tratar de sobrevivir. Sin embargo, no hay balance en
esta guerra, porque según Fuentes, los europeos tenían muchos ayudantes entre los
indígenas, en la lucha más importante: “La Conquista de México fue algo más que el
asombroso éxito de una banda de menos de 600 soldados europeos frente a un Imperio
teocrático. Fue la victoria de los otros indios en contra del soberano azteca” (Fuentes
2002:159). De nuevo, se puede apreciar aquí, la supremacía de los europeos logrando recibir
ayuda de otros grupos indígenas para luchar contra sus enemigos, los aztecas: “Fue la
victoria del mundo indígena contra sí mismo, puesto que los resultados de la Conquista
significaron para la mayor parte de los indígenas, exterminio y esclavitud” (Fuentes
2002:159). El papel de Cortés es interesante en este contexto, porque según Fuentes, era un
hombre muy preocupado por la religión. La madre de Cortés fue descrita como “honesta,
religiosa, recia y escasa” (Fuentes 2002:153). Cortés pareció siempre muy interesado en su
religión, tal vez debido a su madre, pero de todas maneras se trata de ejercer el poder
lingüístico frente al otro, porque el saber religioso de un grupo de personas como los
españoles, fué concebido como más importante que el saber religioso del otro grupo, o sea
los indígenas.
En la novela Malinche, a veces el poder se ejerce también de manera fuerte:
“Sin embargo, Cortés no tuvo tiempo para celebrar la victoria pues le llegaron informes de
que los mexicas se habían sublevado a Tenochtitlán, debido a que Pedro de Alvarado había
llevado a cabo una masacre en templo mayor” (Esquivel 2008:130). Se puede imaginar las
provocaciones que puede suscitar una masacre, que es un ataque significativo al saber de los
indígenas. El cristianismo tuvo cierto poder en la época:
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“Este Nuevo Mundo, el cuarto continente, se inscribe en la imaginación geográfica de la
época que supone una jerarquización de los continentes a partir de hermenéutica teológica
cristiana” (Restrepo y Rojas 2010:150). Naturalmente, la tolerancia hacia otras religiones no
era muy grande.
En este contexto, cabe mencionar como eran hechos los mapas en general durante
esa época: “la orientación convencional de la gran mayoría de los mapas que colocan el norte
arriba y el sur abajo” (Restrepo y Rojas 2010:149). Este hecho se relaciona con la visión del
mundo, también de manera abstracta – y del poder lingüístico y de la colonialidad del saber.
Es verdad, que la tierra es un globo, de manera que no se sabe exactamente en cual dimensión
tenemos que mirarla, pero ahora el concepto general es que el mapa queda como lo
conocemos. Sin embargo, a veces se puede encontrar un mapa diferente: “Esto produce el
efecto de que se piense que el “mapa está al revés”” (Restrepo y Rojas 2010:149). En algunos
lugares, este mapa es el mapa tradicional: “En la región del Pacífico colombiano las
poblaciones afrodescendientes consideran que el abajo es hacia el norte y el arriba hacia el
sur” (Restrepo y Rojas 2010:149) Sin embargo, con la preponderancia de la visión más bien
“europea” del mundo como globo, en la época de Malinche, los mapas se hicieron en general
de manera convencional. Esto significa que Malinche vivía en un mundo europeizado, donde
ella también recibía esta influencia. Aunque el contexto era inspirado por la europeización,
la Malinche literaria de Esquivel guarda mucho de su cultura religiosa propia: “Pero ella no
creía necesario que fuese a través de la muerte física, sino por medio de la palabra” (Esquivel
2010:142). El enfoque de Malinche a la palabra es sintomático por esta novela – y en este
sentido, la relación con el poder lingüístico es de interés. La supremacía de la protagonista
en el nivel de las palabras es interesante, dado que los españoles en general tenían el control
lingüístico sobre este territorio desde su llegada al continente americano.
En este contexto, cabe mencionar como el simbolismo del nombre también ha podido
influenciar al poder lingüístico en este territorio específico: “la latinidad es un designio
global imaginado e implementado fundamentalmente por Francia que logra interpretar
profundamente a las elites criollas de las excolonias españolas y portuguesas” (Restrepo y
Rojas 2010:152). La intención era influenciar a la manera europea este territorio: “Un
proyecto político de las elites criollas en el poder que reclama una especificidad de la
latinidad mirando a Francia como referente civilizacional” (Restrepo y Rojas 2010:152). El
objetivo era evitar una influencia demasiado grande de otra parte europea – para
“contrarrestar la creciente influencia de los Estados Unidos y sus afanes imperiales en el
68
continente” (Restrepo y Rojas 2010:152). Sin embargo, en la novela Malinche es muy
temprano para hablar de los Estados Unidos, aunque los europeos comenzaron a llegar a
todo continente por igual, pero el nombre “latino” puede también indicar la herencia
lingüística de unas culturas, que se han orientado y evolucionado desde el latín. Entre estas
culturas lingüísticas encontramos el español, el portugués y el francés. En este sentido, se
puede ver también una influencia lingüística común, un poder lingüístico importante,
compartido por este territorio actual en América.
El saber religioso de los indígenas en Malinche se presenta a través de la abuela de
Malinche: “– Dios está en el centro. Ahí donde no hay forma alguna, ni sonido, ni
movimiento, Cuando te encuentras mareada, siéntate, deja de moverte, quédate en silencio
y encontrarás al Señor Nuestro ahí, en tu centro invisible, el que te une a él” (Esquivel
2008:111).
Sin embargo, en el universo de Malinche, el dominio del eurocentrismo influencia
también a la niña y luego a la mujer que será:
El eurocentrismo es la combinación del etnocentrismo y el sociocentrismo europeos que se
ha pretendido imponer como paradigma universal de la historia, el conocimiento, la política,
la estética y la forma de existencia (Restrepo y Rojas 2010:135).
En las áreas importantes de la vida y de la sociedad, la influencia europea se presenta. Parece
claro entonces, que este eurocentrismo afecta la vida diaria en la Colonia, aunque se trata de
la influencia y la cultura de otro continente. De hecho, las relaciones del poder del saber son
desiguales, cuando se trata de los grupos sociales diferentes en América. Cuando hay una
desigualdad en las relaciones de poder, la persona que se encuentra “abajo” en la relación,
será eventualmente tratada de manera diferente – y viceversa. La falta de respeto hacia el
otro se puede presentar y puede facilitar un tratamiento más bien negativo de la persona que
se encuentra “abajo” en la relación de poder. Estas estructuras se pueden constatar también
dentro de una sociedad cualquiera, por ejemplo, en un hospital, en donde el médico se
encuentra en una posición más elevada que la enfermera o el paciente. Bajo este precepto,
hay una desigualdad presente desde el principio, dado el caso de que estas personas entraran
en una discusión el uno con el otro.
Las consecuencias de estas relaciones desigualdades se pueden observar también en
la novela de Esquivel: ¿Qué significa unas relaciones de poder tan desiguales? Pueden
resultar en arrogancia: En comparación con los demás, se sienten eventualmente superiores,
69
lo que puede indicar un tratamiento no adecuado hacia las otras personas: “suponen que
pueden manipular el mundo natural o social según sus propios intereses” (Restrepo y Rojas
2010:137).
La sociedad de Malinche fue invadida por la religión católica cuando llegaron los
europeos con sus costumbres y saberes religiosos. Ya que los residentes del continente tenían
desde antes sus ideas religiosas, era quizás menos complicado para los conquistadores el
persuadir a los indígenas, aunque las religiones eran distintas. Eran tan distintas que los
europeos se preguntaban si los indígenas tenían alma o no. ¿Pero se puede preguntar si
realmente eran tan distintas? Es claro que en esta época no era tan fácil migrar o viajar como
hoy en día. Puede ser también la explicación del por qué la gente tenía tantos problemas para
comprender y aceptar la manera de actuar del otro, o su manera de practicar la religión. Sin
embargo, aun hoy, muchas veces hay problemas para comprender totalmente la cultura o la
religión de otra gente, porque puede parecer extraño y diferente. Lo que uno no conoce,
puede provocar sentimientos y acciones hostiles. Todorov explica como Colón prefería
cambiar la mentalidad de los indígenas:
Columbus wants the Indians to be like himself, and like the Spaniards. He is an assimilationist in an
unconscious and naive fashion; his sympathy for the Indians is “naturally” translated into the desire
to see them adopt his own customs (Todorov 1999:43).
Esta manera de tratar de cambiar a los indígenas, empezó con Colón y seguía siendo la
normalidad durante la época de Malinche y de Cortes. Las mujeres eran según Todorov
siempre interesantes para los españoles: “The human side of the Spaniards is their thirst for
earthly possessions: gold, from the beginning, as we have seen; and, soon after, women”
(Todorov 1999:42). De modo que las mujeres y la religión eran para ellos áreas interesantes
que pronto estuvieron bajo la dominación española.
El proyecto era siempre el de hacer convertir a los indígenas: “In general, this project
of assimilation is identified with the desire to convert the Indians, to propagate the Gospel”
(Todorov 1999:43). La razón para convertir a los indígenas se puede comprender en el
contexto de las relaciones de poder del lingüístico y del saber. Los planes eran claros: “We
know that this intention is fundamental to Columbus`s initial project, even if the idea is
somewhat abstract at the start (no priest accompanies the first expedition) (Todorov
1999:43). O sea, que la religión era un factor importante y esencial en el mundo colonial de
América. Cuando Moctezuma encontró a Cortés, los templos cayeron. Octavio Paz describe
70
las consecuencias del encuentro: “Los españoles derriban las estatuas de los dioses,
destruyen los templos, queman los códices y aniquilan a la casta sacerdotal. Es como si
hubiesen quitado los ojos, los oídos, el alma y la memoria al pueblo indígena” (Paz
1997:321-322). El respeto hacia la cultura y la religión del otro, parecía ausente en este
contexto, y los indígenas tenían que adaptarse a los recién llegados. Se trataba de poder, pero
de una manera desigual e injusta, lo que resultó en la victoria de la religión y la cultura de
los españoles.
Paz explica como los seres humanos pueden aceptar un orden nuevo en sus vidas:
“El hombre colabora activamente a la defensa del orden universal, sin cezar amenazado por
lo informe. Y cuando éste se derrumba, debe crear uno nuevo, esta vez suyo” (Paz 1997:48).
Esto es lo que hicieron Cortés y los españoles en el nuevo mundo, y es lo que hicieron
también Malinche y los otros indígenas para sobrevivir en una nueva realidad en el
continente americano después de la llegada de los europeos a sus tierras. Tenían que aceptar
otras maneras de pensar debido a la influencia más o menos forzada de la cultura española.
Se puede discutir qué es religión y qué es cultura, pero es claro que hay mucha religión
dentro de una cultura, y mucha cultura dentro de una religión. Sin embargo, según Paz, la
religión de los indígenas fue mezclada desde el encuentro con el catolicismo: “Resulta
innecesario añadir que la religión de los indios, como la de casi todo el pueblo mexicano,
era una mezcla de la nuevas y las antiguas creencias” (Paz 1997:129). Se trata aquí del
sincretismo, un fenómeno de religiones mezcladas muy común en América Latina. Paz
explica de manera detallada como: “No por simple devoción o servilismo los indios llamaban
“tatas” a los misioneros y “madre” a la Virgen de Guadalupe” (Paz 1997:129). La virgen de
Guadalupe es una figura muy importante en México, que es el país de la Malinche también.
¿Pero hay una relación entre Malinche y la virgen de Guadalupe?
En su tesis, Patricia Elise Nelson discute el papel de la mujer famosa en muchas
culturas: “In many cultures, women, far more than men, serve as archetypes. The idea of
“woman” is simultaneously idealized and vilified; both processes serve to reduce the idea of
woman to symbol, rather than acknowledging real women`s complexity” (Nelson 2008:1).
Conforme a esta manera de pensar, la mujer figura como un símbolo y no como una persona
verdadera. En su tesis, Nelson discute justamente sobre los personajes de Malinche y la
virgen de Guadalupe: “As previously mentioned, many historians consider Guadalupe an
incarnation of the Aztec goddess Tonantzin, adapted to the mythology of the Catholic
Church in order to survive after the Spanish Conquest (Nelson 2008:18). Es el sincretismo
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otra vez que se presenta de esta manera, y la diosa mexicana se manifiesta en su cultura. Se
puede pensar igual de Malinche, que era un personaje trascendental en su contexto y además
en la historia, que ella también era un símbolo. Paz explica como las religiones respectivas
de dos continentes se entremezclan: “Al mismo tiempo, el catolicismo les da una visión del
mundo y del trasmundo; les da un estatuto y les ofrece un cielo; los bautiza, es decir les abre
las puertas de un orden distinto” (Paz 1997:322). En esto, se puede ver como las relaciones
de poder actúan de manera que la religión de los españoles se hace la religión preferida y
más fuerte – y la única, según creen los españoles. Pero según Paz, la religión en la Colonia
no fue tan “pura” o no tenía tanta pureza: “El catolicismo fue un refugio porque era una
religión sincretista: al bautizar a los indios, bautizó a sus creencias y dioses” (Paz 1997:322).
De hecho, se encuentra aquí una explicación del grado del poder lingüístico en forma de la
religión, en el área de la colonialidad del saber. Esto se puede transmitir a la novela
Malinche, porque la protagonista sigue mostrando que ella todavía lleva consigo su propia
religión, o sea la religión de los indígenas.
Es obvio que la religión tiene un papel dominante en esta época histórica, y que ha
influenciado también la sociedad y los seres humanos de la región. Todorov discute también
el hecho que los cristianos querían cambiar a los indígenas de América, para que sean más
como ellos mismos: “Las Casas loves the Indians. And is a Christian. For him, these two
traits are linked: he loves the Indians precisely because he is a Christian, and his love
illustrates his faith” (Todorov 1999:168). Sin embargo, el concepto que tiene Las Casas de
los indígenas es de importancia, en este contexto: “precisely because he was a Christian, his
perception of the Indians was poor. Can we really know someone if we know little or nothing
of his identity; if we see, in place of that identity, a projection of ourselves or of our ideals?
(Todorov 1999:168). Es justo de lo qué se tratan las relaciones de poder lingüístico y de la
colonialidad del saber, porque los ideales y las verdades no vienen de las dos culturas, sino
solamente de una de ellas. Todorov se pregunta lo que pasa en las confrontaciones culturales,
y sobre cómo funciona cuando dos culturas diferentes bruscamente se encuentran: “Doesn`t
one culture risk trying to transform the other in its own name, and therefore risk subjugating
it as well?” (Todorov 1999:168). Esto es justamente el problema que tiene lugar en el
contexto de las relaciones de poder lingüístico y la colonialidad del saber. Considerando la
religión como cultura, se puede efectivamente cambiar la palabra “cultura” con “religión”,
en la cita arriba. Todorov se pregunta si este tipo de amor tiene valor. Es lo que ha pasado
durante la colonización de América: La religión de los europeos prevaleció después de un
72
cierto tiempo, dejando al lado la religión natural de los indígenas. Esto significa que de
repente, esta religión tradicional era inferior, porque el pueblo fue colonizado por los
europeos. Aunque había también una mezcla de religiones y de culturas, la cultura
predominante en la época eran los valores importados por los europeos. Según Todorov, lo
mismo pasó con Colón, porque él también ha considerado los indígenas como inferiores:
“Or else he starts from the difference, but the latter is immediately translated into terms of
superiority and inferiority (in his case, obviously, it is the Indians who are inferior)”
(Todorov 1999:42).
De esta manera, la religión y la cultura de los colonizadores no controlan solamente
a las mujeres, sino que también a los hombres indígenas, cuando estas dos culturas diferentes
chocan. Sin embargo, se puede pensar en general, que las mujeres fueron aún más
controladas que los hombres porque en esta sociedad, la posición de las mujeres era inferior
a la de los hombres.
Es interesante ver como la religión fue un asunto principal también en la
interpretación de Moctezuma. Nigel Davies discute el tema: “Hay que conceder que
Moctezuma parece haber tenido a Cortés, en ciertos momentos, por une especie de deidad,
aunque no demos una interpretación muy literal a su discurso de bienvenida” (Davies
1977:216).
No se sabe cómo consideró la Malinche el hombre Cortés desde el comienzo, antes
de conocerlo. Lo que sabemos es que ella tenía un papel importante dentro de la relación de
estos dos hombres, porque ha figurado como interprete. Davies discute el tema, analizando
que la verdad era más compleja de lo que puede parecer: “La leyenda de Quetzalcóatl es,
por lo tanto, inadecuada para explicar la actitud aparentemente pusilánime de Moctezuma, y
se deben buscar motivos adicionales” (Davies 1977:217). El miedo es un motivo posible,
según Davies: “Ya fueran humanos o divinos, sin duda alguna temía a los españoles y puede
haber actuado como lo hizo en parte por simple miedo” (Davies 1977:217). Según Davies,
el encuentro de culturas resultó en un miedo hacia el otro, al menos desde la posición de los
aztecas. Se puede ver este miedo como un resultado de las relaciones de poder lingüístico en
la tradición de la colonialidad del saber. Sin embargo, en la época había también muchas
guerras en el continente y en la región, lo que causó muchas veces un miedo general en la
sociedad hacia las personas extranjeras y desconocidas.
Nigel Davies igualmente se pregunta cómo hubieran reaccionado los españoles si la
situación hubiese sido al revés: “Vale la pena considerar lo que podía haber ocurrido si la
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situación hubiera sido al revés y España se hubiese visto invadida en esa época por seres
humanos totalmente diferentes que usaran armas desconocidas” (Davies 1977:217). Al
mencionar esto, parece que Davies justifica los sentimientos de miedo o incluso horror de
parte de los indígenas cuando se ven invadidos por los españoles. Este horror, puede quizás
explicar la parálisis de Moctezuma ante los colonizadores.
Las intervenciones en el continente americano tienen tradiciones antiguas. En
muchas ocasiones, el imperialismo ha sido una alternativa normal, en este contexto. Este
fenómeno empezó de verdad con la llegada de Colón al continente, pero sigue durante la
modernidad de los tiempos y hasta nuestros días. Se trata de una manera de controlar a las
personas y a los países que pertenecen a América Latina, porque Los Estados Unidos han
seguido lo que empezó España durante el periodo colonial. Carlos Fuentes explica como el
caso de Cuba puede ilustrar y ejemplificar este fenómeno: “Pero en ninguna parte fue más
rampante el intervencionismo norteamericano que en el Caribe. Puerto Rico, liberado del
dominio español, se convirtió y permaneció como una colonia de facto de los Estados
Unidos” (Fuentes 2002:484).
Se puede constatar en el imperialismo las relaciones de poder lingüístico y la
colonialidad del saber: “A Cuba se le otorgó una independencia formal, pero limitada por la
Emnienda Platt que concedía a los Estados Unidos el derecho de intervención en los asuntos
internos de la isla” (Fuentes 2002:484). Es obvio que el continente americano desde 1492 ha
sido un lugar donde se han encontrado varias culturas, y donde algunas culturas han sido
más fuertes que otras. Una explicación puede ser la colonialidad del saber. En un contexto
religioso, esto puede resultar en una imagen del otro y de su religión como menos valioso
que la religión de los ganadores culturales. Religión y cultura tienen mucho en común, y se
influencian mutuamente.
En Malinche, se puede notar estas estructuras de poder, y como los europeos estaban
ganando terreno:
Malinalli palpó la inconformidad de los orgullosos tenochas que no entendían, que no se explicaban
cómo era posible que el emperador Moctezuma, el gran señor, no pudiera controlar la enfermedad del
oro que aquejaba a los extranjeros (Esquivel 2008:125-126).
El oro tiene un significado importante por los españoles, porque tiene un valor económico,
y no solamente un valor simbólico. Se puede observar el cambio del valor de un concepto
como el oro y el liderazgo religioso de los indígenas. Moctezuma no era capaz de detener
74
este cambio de un contexto cultural al otro. Las relaciones de poder se han cambiado – y el
saber de los españoles predomina de repente, o sea que este es un ejemplo de la colonialidad
del saber y de las relaciones de poder lingüístico.
Sin embargo, el poder de la palabra tiene un significado importante en la novela de
Esquivel: “La lengua era la culpable de todo. Malinalli había destruido el imperio de
Moctezuma con su lengua. Gracias a sus palabras, Cortés se había hecho de aliados que
aseguraron su conquista” (Esquivel 2008:157). Otra vez se puede apreciar que las relaciones
de poder lingüístico son un hecho desde el punto de vista de más partes en la Colonia,
especialmente, porque Malinche tiene un papel organizado e importante dentro de este
sistema estructural de la sociedad.
A propósito del sincretismo, Carlos Fuentes explica este fenómeno como parte del
contacto entre América y Europa: “El sincretismo religioso, el barroco afroamericano, la
poesía europamericana de Sor Juana, fueron todas manifestaciones de lo que la historiadora
Peggy Liss llama “el intercambio atlántico”” (Fuentes 2002:294). Este intercambio se puede
considerar como “la red de comercio, cultura y política que inmediatamente vinculó a
Europa y a las Américas después de 1492” (Fuentes 2002:294).
Este intercambio de culturas significa un aumento de fenómenos entremezclados en
los dos continentes que limitan el Océano atlántico. Muchos de estos fenómenos y huellas
quedan hasta en nuestros días. Fuentes discute cómo parece la relación entre España y
América Latina en los tiempos más modernos: “Muchos hispanoamericanos acusaron a
España de todos nuestros males. La madre patria había privado a sus colonias de todo lo que
la Europa había llegado a representar” (Fuentes 2002:411). Y lo que Europa representó, era
la cultura predominante suya, “desde la libertad religiosa hasta la riqueza económica y la
democracia política” (Fuentes 2002:411). Las diferencias culturales entre los dos territorios
respectivos se pueden distinguir en este contexto. Antes de la Colonia, las diferencias eran
aún más importantes que en la actualidad.
Según Octavio Paz, los españoles se han equivocado a propósito de la cultura con
respecto a las construcciones de Tenochtitlán. Paz utiliza Bernal Diaz del Castillo como un
ejemplo en este sentido: “Bernal Diaz del Castillo, al ver los templos de Tenochtitlán, habla
de “mezquitas”. Para él, como para Cortes, los indios eran “los otros” y los otros eran, por
antonomasia los musulmanes” (Paz 1997:321). Significa que no sabían mucho de la cultura
que encontraron, ni de la religión de los habitantes de la nueva tierra. Los españoles llevaban
consigo los conocimientos desde su país e interpretaban lo nuevo en relación con la sabiduría
75
que tenían desde antes. Esto es en relación con las discusiones de la teoría de la colonialidad
del saber y de las relaciones de poder lingüístico. Sin embargo, este hecho ilustra la tendencia
de llevar consigo sus valores propios en el encuentro cultural, lo que complica la
comprensión del otro y de su modo de vida.
Lo interesante en este contexto, es como Paz explica que el sincretismo existía ya
desde antes que la llegada de los conquistadores españoles al territorio de los aztecas:
“Hay que partir de un hecho: el sincretismo. Cuando los españoles llegaron a México, se
encontraron con la sociedad azteca. En el templo mayor de México se levantaba la imagen
de Huitzilopochtli, que era el dios tribal azteca” (Paz 1997:321). Al mismo tiempo había
también otras imágenes como “la imagen de Tláloc, el dios de la lluvia. Este dios no era
azteca, era un dios anterior” (Paz 1997:321).
Daniel Defoe también describe la situación del encuentro entre culturas y las ideas
que cada grupo tiene al frente del otro. Aunque el libro Robinson Crusoe de Daniel Defoe
es ficción, se puede ver semejanzas con la realidad y lo que pasó cuando llegaron los
europeos al continente americano: “I could not tell what Part of the World this might be,
otherwise than that I know that I know it must be Part of America, and as I concluded by all
my Observations, must be near the Spanish Dominions, and perhaps was all Inhabited by
Savages” (Defoe 2008:93). Los sentimientos que el protagonista Robinson Crusoe tiene
frente a los salvajes, ilustran el miedo y el respeto subyacente en los pensamientos del
protagonista. Hacia un mundo desconocido se siente incierto y cuidadoso, y no quiere tomar
riesgos innecesarios. Para controlar la situación y su miedo, se vuelve a la providencia para
buscar soporte. Lo mismo hicieron los europeos que llegaron a las “nuevas” zonas del
mundo. Obviamente estas zonas eran antiguas para los indígenas, pero para los españoles
eran nuevas.
A través de la intertextualidad, se pueden comparar diferentes textos. En Robinson
Crusoe, aparece el mismo tema que existe en los textos sobre Malinche; se trata de
encuentros de mundos diferentes en ambos casos: “Los aztecas eran un pueblo nómada que
dejo de serlo cuando se estableció en Tula. El fundador mítico de Tula fue Quetzalcóatl”
(Esquivel 2008:34). Los aztecas creen que los españoles vuelven con Quetzalcóatl. No saben
mucho los unos de los otros y por eso, algunas veces se equivocan.
76
Capítulo 5.
Relaciones de poder erótico en la novela Malinche (la colonialidad del ser)
La novela Malinche de Laura Esquivel contiene muchos elementos eróticos, los cuales se
presentan a través de la relación romántica o de amor entre los protagonistas, Hernán Cortés
y Malinche – o sea entre un hombre y una mujer. Este hecho ocasiona muchos momentos
eróticos en la novela. En este capítulo, se analiza el poder erótico. Para ayudar con el análisis,
se usa la colonialidad del ser de la Inflexión colonial. Una definición o explicación de este
concepto, puede ser: “Al igual que la categoría de colonialidad del saber, la de colonialidad
del ser es una elaboración de las implicaciones en una dimensión concreta de la categoría de
la colonialidad del poder” (Restrepo y Rojas 2010:156). El poder es importante en todas las
relaciones, y las relaciones de poder entre los seres humanos de la novela Malinche se
presentan también en el contexto personal.
Cortés tiene un papel importante y destacado durante su estancia en América en la
Colonia: “Cortés estaba dejando de ser el conquistador para convertirse en el Marqués del
Valle de Oaxaca” (Esquivel 2008:181). Su relación de poder frente a Malinche era fuerte,
aunque ella también era de una familia importante de la nobleza indígena, donde era
considerada una princesa. El colonizador español era un representante típico del poder,
mientras que ella era una esclava en la sociedad americana de la época colonial.
La entrada en escena de Cortés, ilustra sus ambiciones en el nivel mundial y también
sexual: “Ese año de 1504, cuando el joven Hernán Cortés pisó la isla de la Española (isla
que actualmente comprende República Dominicana y Haití) y se dio cuenta de que había un
mundo que no era el suyo, su imaginación se llenó de deseos” (Esquivel 2008:7). Que este
hombre sabía lo que quería, pareció claro: “en cuanto deseaba algo, de inmediato se lo
apropiaba” (Esquivel 2008:7). Aquí se pueden comprender las relaciones de poder erótico
en el contexto de la pareja Cortés y Malinche. Cortés tomó lo que quería, y lo hizo también
en la novela de Esquivel, cuando se trató de Malinche. De hecho, había también “una
mezcla” de los nombres de las dos personas protagonistas, la cual se simbolizaba con la
palabra Malinche, lo cual es explicado por Esquivel: “Malinche es el nombre que los
indígenas dieron a Cortés, debido a su cercanía a Malinalli, el verdadero nombre de la
Malinche” (Esquivel 2008 en “Una conversación con Laura Esquivel”). Esta situación
produce una comprensión confusa del nombre de la protagonista – pero puede también
indicar un tipo de simbiosis entre Malinche y Cortés: “No entiendo en qué momento
Malinalli pasó a ser Malinche y Cortés dejó de ser llamado Malinche” (Esquivel 2008 en
77
“Una conversación con Laura Esquivel”).
De todas maneras, estas dos personas operan juntadas en la novela de Esquivel. Sus
vidas se entremezclan de muchas maneras, figuran como pareja, como colegas en el trabajo
de comprender las palabras y como padres. Esta manera de pensar, se refleja también en las
reflexiones de Malinche. Como lectores, recibimos mucha información a través de sus
pensamientos y reflexiones: “Definitivamente esos hombres extranjeros y ellos, los
indígenas eran lo mismo” (Esquivel 2008:18). La semejanza de los seres humanos, sean de
Europa o de América, se presenta como un deseo en Malinche – ella quiere tener una relación
basada en la semejanza con los recién llegados. Sin embargo, si había “otra explicación a la
llegada de los hombres que cruzaron el mar, no deseaba saberla. Sólo si ellos venían a
instaurar de nuevo la época de gloria de sus antepasados” (Esquivel 2008:18). Con este punto
de partida, Malinche y Cortés se conocen. A través de la novela la relación evoluciona y
culmina con un embarazo. La pareja tiene un hijo, Martín, como resultado de la relación
erótica. No obstante, Cortés está casado desde antes, y tiene una esposa en España. Cortés
regala a Malinche a su amigo, Jaramillo: “Eres mi amigo y te regalo tu deseo a cambio de
que le des a Marina un nombre, un estatus y le brindes protección a mi hijo” (Esquivel
2008:156). Las relaciones de poder se pueden distinguir en esta acción. Cortés decide como
tratar a Malinche, otra vez la mujer es considerada como un objeto o un paquete que se
entrega. Lo mismo pasa con su hijo, aunque Cortés está buscando asegurar su protección.
En la novela se habla con palabras mayores: “Jaramillo, ayúdame a hacer Historia” (Esquivel
2008:156).
5.1. ¿Una relación forzada?
En el principio de la relación entre Malinche y Cortés, los dos parecen entrar y participar en
un juego, en donde se encuentran y se contemplan con curiosidad recíproca. Ambos piensan
que el otro es diferente, lo que despierta el interés del uno por el otro.
No es fácil saber si se trata de una relación voluntaria, especialmente de parte de
Malinche. De todas formas es una relación erótica, forzada o no. La sociedad en donde estos
personajes se encuentran, es una sociedad en donde existe la esclavitud, y Malinche fue
vendida como esclava a Cortés. Sin embargo, como protagonista en el libro de Esquivel no
parece recibir un mal trato. A veces, la mujer es presentada como viviendo una historia de
amor romántica durante la Colonia.
78
Sabemos también que la sociedad en donde viven es dirigida por el patriarcalismo o
el machismo. Las mujeres no tienen el mismo valor que los hombres – están en una categoría
inferior y tienen que aceptar lo que otros deciden. En esto se pueden ver las relaciones de
poder. Estas relaciones se encuentran también en las estructuras de la sociedad colonial, de
manera que no es fácil transformarlas. Se necesita tiempo para poder cambiar una sociedad.
En este contexto es importante tener en cuenta que Malinche es mujer, al igual que
la autora, Laura Esquivel. La diferencia es el lapso de tiempo entre las dos – pero la
protagonista confiesa a través de sus palabras, qué papel ella tiene en esta sociedad: “A ella
le habían educado para servir. En su calidad de esclava, ella no había hecho otra cosa que
servir a sus amos” (Esquivel 2008:95). Esto significa una vida forzada, de relaciones
forzadas, sin mucha libertad. Sin embargo, en la novela Malinche, la protagonista obtiene
algo más de libertad para su vida al encontrarse con Cortés, pero es claro que tiene que
aceptar vivir en el mundo de él, para conseguir esta libertad.
La sociedad de la época es una sociedad con diferencias importantes entre los grupos
sociales. Burkholder y Johnson explican cómo esa sociedad usaba los esclavos para trabajar
en los hogares de la élite: “All elite households required female domestics to cook, clean and
serve as wet nurses. Few of these women were free. Early in the colonial era nearly all female
servants were Indians compelled to serve a Spanish master” (Burkholder y Johnson
2008:242). En esta tradición se pueden observar las relaciones de poder entre hombres y
mujeres, porque las mujeres son las que tienen que trabajar en las casas de los españoles. De
hecho, aunque no se trata siempre de relaciones eróticas en estos casos, hay una diferencia
entre los géneros que implica una desigualdad entre mujeres y hombres en la sociedad,
porque la mujer, - que en general es una indígena - aparece como inferior en este papel. El
resultado en general, es que no hay muchas de estas mujeres indígenas que se puedan
considerar como personas libres en la sociedad de esa época, dado que eran consideradas
como inferiores a las demás personas que vivían a su alrededor. Malinche de Esquivel es
parte de esta sociedad y tiene que aceptar su papel y su destino, porque hay reglas definidas.
Cuando Cortés decide terminar con ella para entregarla a su soldado, ella tiene que aceptarlo.
Es una sociedad patriarcal, controlada por los hombres de sangre española.
Sin embargo, en su situación actual, Malinche no está entre las más desfavorecidas.
Tiene la protección de Cortés, y desde luego tiene una dependencia hacia ese hombre, que
es necesaria para seguir tiendo esa protección. Cortés es un hombre poderoso en esa
sociedad, y este papel es también interesante, cuando se trata de las relaciones de poder
79
erótico. El fenómeno de ser poderoso en un lugar, puede influenciar también la manera de
ejercer su poder en otro lugar.
5.2. Malinche no era la única
Cortés tenía alrededor de él varias mujeres – y Malinche estaba entre ellas. Matthew Restall
describe la relación entre Cortés y Malinche a su manera, y ella no parece importante:
“Cortés no atribuía mucho valor a Marina. La menciona sólo dos veces en sus cartas: en
1520 como su intérprete, que es una mujer india, y en 1529 como Marina, que viaja siempre
en su compañía desde que se la regalaron (Restall 201:129). Aunque no la menciona mucho,
parece que están pasando mucho tiempo juntos. Según Restall, casi no la deja:
“Los nahuas apodaron también a Cortés con el nombre de Malinche, como si el capitán y su
intérprete fueran una sola persona. De hecho, Cortés no perdía nunca de vista a Malinche,
según la crónica de Diaz” (Restall 2010:129). Se puede deducir de esta actitud de la parte
de Cortés, que Malinche era una mujer importante para él – que la necesitaba a su lado
aunque no la mencione mucho en sus textos escritos. Sin embargo, otras personas alrededor
de los dos, han podido analizar también su relación, como por ejemplo Bernal Díaz del
Castillo.
Restall discute también la relación sexual entre los dos protagonistas, y piensa que
Malinche era importante como intérprete, sobre todo antes de la guerra:
“También parece probable que Cortés no la utilizase como amante durante la expedición a
Tenochtitlán y en la posterior guerra hispana-mexica; era demasiado valiosa para Cortés
como para correr el riesgo de dejarla embarazada” (Restall 2010:129-130). Sabemos que su
relación sexual tiene resultados concretos: “Es significativo que ella le diese un hijo diez
meses después de la caída de Tenochtitlán, pues indica que su relación pasó a ser sexual en
cuanto su papel de intérprete dejó de ser esencial para el éxito de la campaña española”
(Restall 2010:130). Este hecho se puede interpretar como una estrategia de la parte de Cortés,
y se puede comprender como una estrategia en las relaciones de poder también. Vemos que
Cortés es el dueño del destino de Malinche en muchas apariciones.
Cortés estaba en América para ganar terreno, para ser victorioso y afortunado. El hijo
de Cortés y Malinche era un vínculo entre los dos, y también entre los dos continentes. Este
niño fue llamado Martín: “Cortés bautizó al hijo con el nombre de su propio padre, Martín,
lo legitimó y al parecer lo favoreció” (Restall 2010:130). Al parecer, Cortés quería a su hijo
80
– quizás lo vio como una prueba de triunfo. Al contrario de Malinche, el nombre de Cortés
aparece mucho en la literatura sobre el tema colonial. Esto no significa que el papel de este
hombre era mucho más importante que el papel de Malinche en la narración de su encuentro,
pero en esa época, él era significativamente más poderoso en su calidad de varón, y es
esencial destacar que él pertenecía a los colonizadores, mientras que ella hizo parte de los
indígenas, o sea del pueblo colonizado.
Parece también que Cortés quería a Malinche, según Restall, porque la tenía siempre
muy cerca de él: “Durante el resto de la corta vida de Malinche (que murió en 1527 o 1528,
cuando no había cumplido todavía 30 años), parece que Cortés nunca la abandonó.” (Restall
2010:130). Malinche estaba protegida, pero no era la única:
Ella vivía en la casa de Cortés en Ciudad de México (aunque con otras mujeres, incluida, durante un
breve periodo, su esposa española y tres hijas de Moctezuma, una de las cuales tuvo también un hijo
de Cortés) (Restall 2010:130).
En este sentido Cortés parecía como una estrella del pop moderno, rodeado de muchas
mujeres sin saber a cuál elegir. Sin embargo, Malinche tiene importancia en la historia
mundial – dado que, sin ella, el contacto entre los dos mundos culturalmente diferentes, no
hubiese sido tan extendido. Es excepcional que Cortés tuviera las hijas de Moctezuma en su
casa, y que hubiese concebido un hijo con una de ellas también. Esto significa que
Moctezuma en realidad era el abuelo de este hijo, pero no lo vio nunca porque murió. En la
casa de Cortés en México, existía por lo tanto un mundo mezclado en miniatura que consistía
en los españoles Cortés y su esposa, las indígenas como Malinche y las tres hijas de
Moctezuma y la nueva generación, los hijos de Cortés – como representantes del futuro país
mezclado.
5.3. El erotismo como un poder
Esquivel pinta la relación entre sus dos personajes principales de una manera directa para
ilustrar los sentimientos eróticos presentes. No se sabe mucho en realidad de los sentimientos
de Cortés y Malinche, y de hecho se trata de ficción en este contexto. Cortés quiere bañarse
en el rio y Malinche está de repente allí: “Se había despojado de su hermoso huipil para
bañarse. Cortés observó su cuerpo desnudo. Miró su espalda, sus caderas, sus muslos, su
cabello y se excitó como nunca antes” (Esquivel 2008:74). En esta escena se puede analizar
81
a Cortés como un hombre, mirando a una mujer. Se puede comprender como un poder varón,
erótico – y dado el papel que Cortés tiene como un hombre poderoso, se puede comprender
la situación de esta manera. Sin embargo, se puede también tratar de una relación más igual,
si la protagonista Malinche también tiene los mismos sentimientos eróticos. Se usa la palabra
“poseerla” al describir los sentimientos de Cortés, o sea que él la quiere poseer – “pero no
debía” (Esquivel 2008:74). Se trata del deseo de utilizar su poder – porque la palabra
“poseer” es una palabra fuerte en este sentido. Tiene un valor excesivo, lo que hace aludir a
relaciones de poder desiguales en el nivel erótico también, porque significa dominación.
Este análisis será más fuerte al tomar en cuenta los pensamientos de Malinche en la misma
página de la lectura: “Definitivamente, ser protegida por Cortés representaba ser una mujer
débil e ignorante” (Esquivel 2008:110). En esta oración, se nota el deseo de la parte de la
protagonista de ser dueña de su vida y de guardar el control sobre su situación. No quiere ser
dominada por otro. Su voz femenina se entiende en sus pensamientos, quiere la libertad
como mujer.
5.4. La colonialidad del ser
La colonialidad del ser fue elaborado por Nelson Maldonado-Torres, “filósofo
puertorriqueño, formado y radicado en los Estados Unidos” (Restrepo y Rojas 2010:155).
Sin embargo, inicialmente, fue Walter Mignolo que presentó y empezó con “las primeras
puntadas” (Restrepo y Rojas 2010:156) de este concepto. La colonialidad del ser está
también vinculada con el poder, como las demás colonialidades descritas en esta tesis: “El
elemento de poder es esencial en este concepto, al igual que los otros conceptos descritos en
los otros capítulos. Aquí también es significado de un poder relacionado a los seres humanos.
Walter Mignolo indica que “el Ser aparece encarnado por el “Hombre blanco, europeo y
postrenacentista” (Restrepo y Rojas 2010:157). En este último personaje se puede presentar
Cortés, contrastando con Malinche en la novela de Esquivel. Ella no es europea, ni hombre,
ni blanca. En este contexto, se puede presentar las relaciones del poder erótico.
Restrepo y Rojas han llamado su capítulo sobre la colonialidad del ser: “La
colonialidad del ser y la interculturalidad” (Restrepo y Rojas 2010:155). El elemento de
interculturalidad está absolutamente presente en la novela Malinche y constituye el fondo de
la narración. Los dos personajes principales tienen cada uno su propia cultura – y se
encuentran en una interculturalidad en donde hay posibilidades de ejercer el poder dentro de
82
una relación íntima o no. En el caso de Malinche y Cortés, se trata más bien de una relación
íntima – y como una consecuencia de las relaciones del poder erótico.
La colonialidad del ser puede parecer compleja, pero tiene en nuestro caso relación
a la colonialidad: “Como punto de partida podemos argumentar que la colonialidad del ser
refiere a los efectos de la colonialidad en la experiencia vivida de los subalternos coloniales,
pero también en los sectores dominantes” (Restrepo y Rojas 2010:158). Según esta manera
de pensar, no solamente el uno será afectado por esta colonialidad del ser, sino también el
otro, lo que significa que afecta a los dos, Malinche y Cortés. Entonces es válida en
Malinche: “La colonialidad del ser no sólo afecta a quienes son inferiorizados,
deshumanizados, sino también a quienes se imaginan a sí mismos como superiores y
encarnando el paradigma de humanidad” (Restrepo y Rojas 2010:158). En su análisis,
Restrepo y Rojas van lejos, y caracterizan una situación como esta como “deshumanización”
en unas condiciones: “Así, podemos afirmar que la inferiorización del subalternizado
colonial, que en su punto extremo aparece como deshumanización, es una de las
características de la colonialidad del ser” (Restrepo y Rojas 2010:158). Esta idea tiene valor
en nuestro caso, porque Malinche tiene un papel como esclava, lo que es un papel
deshumanizado. Ser esclava, significa ser el objeto de otra persona o de otras personas, lo
que rompe con los derechos humanos de hoy. El dominio del cuerpo de otra persona significa
que la otra persona no tiene su libertad – y este dominio se puede también caracterizar como
un dominio erótico. En el caso de Malinche, las dos maneras aparecen – el dominio de su
persona y de su cuerpo en general, así como también el dominio erótico, dado su papel como
mujer en una relación entre hombre y mujer.
83
CONCLUSIONES
El objetivo de esta tesis era analizar las relaciones de poder en la novela Malinche de Laura
Esquivel, bajo la perspectiva de la teoría decolonial. Es interesante ver cómo las relaciones
de poder pueden influenciar las actitudes, las acciones y los pensamientos de los diversos
personajes de la novela. Lo más fácil fue analizar a los personajes principales, debido a que
Malinche y Hernán Cortés tienen una relación muy influenciada por el poder.
El análisis ha contribuido al encuentro de algunos hallazgos que indican que en
muchas ocasiones hay desigualdades en las relaciones de poder, al respecto, se puede tomar
como punto de partida el género y la etnia de los personajes implicados. Cuando los
españoles y los otros europeos se fueron a América para colonizar a los habitantes de este
continente, llevaron consigo unas ideas de supremacía y estigmatización hacia las personas
que eran diferentes a ellos. Estas ideas se pueden concebir como relaciones de poder
desiguales, lo que se discute también en el texto de Restrepo y Rojas.
En la novela Malinche, se puede notar una desigualdad en las relaciones de poder
relacionadas con el área de la palabra, o sea de manera lingüística, en donde el español se
presenta como el idioma utilizado en general, destacándose como el idioma más aceptado
en esta sociedad de la colonia. Sin embargo, a veces la protagonista Malinche se presenta
como una ganadora porque puede hablar varios idiomas, y de esta manera, cuenta con un
poder que no posee Cortés. Malinche usa la oralidad en sus traducciones como interprete –
Cortés también usa la palabra oral en sus discursos y ordenes, por supuesto, pero también
tiene la palabra escrita como referencia – porque existen textos de la Colonia que describen
los encuentros entre los grupos europeos y amerindios. Los indígenas tenían una tradición
más bien oral, en sus transmisiones de cuentos religiosos y de los eventos de otro tipo.
Hay también una desigualdad en las relaciones de poder en el dominio de la
intimidad. El cuerpo de la mujer será en este caso aceptado como una propiedad,
especialmente porque la mujer aparece como una esclava que es comprada por el hombre,
lo que sucede en el caso de Malinche y Cortés. El simbolismo fuerte del cuerpo, como un
objeto que se puede conseguir con el poder necesario existe, y esto contribuye a la
desvalorización de la mujer y reivindica su posición de inferioridad en relación con el
hombre.
Malinche hace también parte de su grupo y normalmente está habituada a aceptar su
destino según su tradición indígena. De hecho, representando esta mezcla entre hacer parte
de su tradición indígena y hacer parte de la sociedad colonial, ella no se debería destacar
84
demasiado como una mujer en el aspecto individual. Sin embargo, ella tiene una voz a través
de la palabra, pero se trata más bien de una voz tranquila.
Las relaciones de poder existen entre la protagonista Malinche, y el otro personaje
principal de la novela, Hernán Cortés. Existen en su relación erótica, porque Malinche es
una mujer y Cortés un hombre de la época colonial, también existen en su relació,n porque
es una protagonista indígena y él un español de Europa. Existen, porque son de dos culturas
diferentes, en donde la una es una cultura indígena que es absorbida por la otra que es la
cultura española y europea. Existen, porque las culturas existentes en dos continentes se
chocan, América y Europa – y en este encuentro, elementos de la cultura “menor”
desaparecen en la cultura “mayor”. Existen, porque hay sistemas de la sociedad que las dejan
existir y seguir existiendo. Estas relaciones de poder se presentan en el nivel del saber, en lo
relacionado con el área lingüística y religiosa, así como alrededor de los seres humanos, en
el nivel del ser y en el nivel erótico.
En esta tesis se han discutido las relaciones de poder en Malinche. En el capítulo 1
se ha presentado la tesis con sus objetivos y la novela en su contexto histórico, literario y
cultural. En el capítulo 2 se hizo una presentación literaria de Malinche de Laura Esquivel,
presentando y analizando también a la protagonista y los personajes principales de la novela.
Se hizo un análisis de las representaciones de poder entre el conquistador español (el otro
imperial) y la mujer indígena (la otra colonizada), en donde se encontraron desigualdades.
El concepto del otro es un concepto clave en la teoría decolonial. Lo interesante es, que
cuando dos personas se encuentran, como la protagonista Malinche y Cortés, hay otredad en
las dos direcciones, o sea que hay una otredad recíproca. Además, los dos son influenciados
por la cultura en donde viven, lo que significa que la Colonia influencia a los dos personajes
literarios- y desde antes, estos personajes son el resultado de sus respectivas culturas,
Malinche de la cultura indígena y Cortés de la cultura española. En el encuentro de los
personajes literarios en un mundo colonial, se puede constatar una mezcla de culturas, en
donde algunos elementos de cada cultura persisten o se cambian para ajustarse a la sociedad.
En el capítulo 3 fueron discutidas las Relaciones de poder etno-cultural en la novela
Malinche (la colonialidad del poder), mientras que en el capítulo 4, fueron discutidas las
Relaciones de poder lingüístico en la novela Malinche (la colonialidad del saber). En este
sentido fue discutido el poder lingüístico y el poder de la palabra – un área en donde
Malinche tenía ciertas ventajas. Igualmente fue tratada la religión como un ejemplo del poder
lingüístico, mostrando que la religión dominante de la época era la religión de los cristianos,
85
o sea la de los colonizadores europeos. En el capítulo 5, fueron discutidas las Relaciones de
poder erótico en la novela Malinche (la colonialidad del ser), y en este sentido el erotismo
como un poder – especialmente en la relación entre Cortés y Malinche. Siendo una mujer e
indígena esclavizada, en general, Malinche es tratada con inferioridad.
Los encuentros y resultados del análisis muestran que hay desigualdades en las
relaciones de poder, y que en general, Malinche es desvalorizada en comparación con Cortés.
Sin embargo, ella tiene unas capacidades lingüísticas que Cortés no posee, y a través de la
palabra, ella tiene un poder importante.
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Valdez Aguilar, Ernesto: MALINCHE – Laura Esquivel. Issuu. “2013. Año del bicentenario
de los sentimientos de la nación”. 2013. (Reseña malinche de Laura Esquivel, Published on
Oct. 1, 2013.)
https://issuu.com/ernest_ch/docs/rese__a_malinche_de_laura_esquivel
acceso junio 2017.
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