la senora comisionada puede confimar
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27 julio 2016 Universidad de San Carlos Guatemala
Cultura de la legalidad, la importancia de la lucha contra la
impunidad y el papel de la sociedad civil.
Saludos y agradecimientos
Ante todo quisiera dirigir un cordial saludo:
- Al senor Doctor Carlos Alvarado Cerezo, Rector Magnífico de la
Universidad de San Carlos;
- Licenciado Marco Antonio Sagastume, Presidente del Colegio de
Abogados y Notarios de Guatemala;
- Licenciado Gustavo Bonilla, Decano de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la Universidad de San Carlos de
Guatemala;
agradeciendoles por esta amable acogida.
Una vez mas quisiera saludar y agradecer al senor embajador de
Italia y amigo Edoardo Pucci y a la comisionada adjunta de la CICIG
senora Carmen Rosa Villa Quintana.
El emabajador por que muy amablemente y con una gran sensibilidad
institicional me ha acompanado en esta importante experiencia en este
paìs.
La senora comisionada adjunta y la CICIG, por su gentil invitacion a
visitar Guatemala para participar en varios talleres.
La senora Carmen representa, en mi oipinion, un modelo significativo
de compromiso social, profesionalid y seriedad, un punto de referencia
imprescindible para todas la mujeres y los hombres que quieren
fortalecer la democracia, la libertad y la justicia en este paìs.
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La CICIG y mi pais, como la presencia del senor embajador
demuestra, estàn con el pueblo guatemalteco.
Para mi es un gran honor estar aqui en esta prestigiosa instituciòn
universitaria de Guatemala, en este templo de la cultura juridica y no
solo juridica .
La CICIG y su Comisionado Ivàn Velasquez, que tendrè el honor
conocer manana, con su invitaciòn me han proporcionado esta irripetible
doble oportunidad:
- por un lado, la de poder contribuir a la difusiòn y al
conocimiento de la cultura juridica italiana y de su legislaciòn en algunas
materias estrategicas y fundamentales para el contraste a una
criminalidad organizada, siempre mas peligrosa y difundida, que afecta
tambien este Paìs y su democracia;
- por otro lado, la de enriquecer mi experiencia profesional a travès
de este importante intercambio cultural con operadores del derecho y
estudiosos de otro sistema juridico.
Para mi es un gran honor y una grande responsabilidad poder ofrecer
a este maravilloso pais mi modesta contribuciòn de esperiencia que espero
pueda constituir una oportunidad comparatistica de reflexiòn sobre
problemas comunes, aunque por muchos perfiles diversos, que afectan
nuestros muy queridos paises
Aunque los fenómenos criminales de Italia y Guatemala difieran
profundamente por raíces históricas, políticas y socio-económicas, sin
embrago yo creo que la confrontaciòn entre experiencias diversas podria
ayudar a solucionar algunos problemas, adecuando medidas juridicas a
las especificidades de cada pais.
La primera ocasión de reflexión que los temas que hemos tratados en
el curso de los varios encuentros y talleres ofrecen, està constituida por
la consideración que, en mi opinión, un modelo de sistema procesal
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penal no puede ser en modo mecànico exportado desde un paìs a otro
porque las peculiaridades socio-culturales y politìcas de cada realidad
imponen oportunas adecuaciones que, aunque en el ámbito del modelo
teórico elegido, pueden causar no sólo signifícativas modificaciones con
respecto a la concreta aplicación del mismo modelo en otro paìs, sino
desnaturalizar o traicionar las premisas teóricas que estaban a la base de
la opción original, y eso porque intervenciones legislativas a menudo
condicionadas por exigencias contingentes (por ejemplo, recrudescencia
de la criminalidad organizada) pueden traicionar la inspiración original.
Lo que es cierto es que es absolutamente necesario que en unos
paises de Latinoamèrica, asì como en Italia, que los extraordinarios
recursos financieros y la relevante liquidez de las organizaciones
criminales, por ejemplo las entregadas al narcotráfico, así como sus
patrimonios inmobiliarios y las empresas en las que se reinvierten, sean
incautadas (secuestrados) y decomisadas (confiscadas), incluyendo
también las empresas en aparencia lícitas en las que se han infiltrado
grupos criminales que de esa manera pueden financiar también campañas
electorales políticas.
Una eficaz estrategia de contraste contra el crimen organizado tiene
que tener en cuenta estas prioridades:
a) Es de fundamental importancia luchar contra la infiltración de la
criminalidad organizada en las instituciones y en el tejido económico-
social, asimismo el gravísimo fenómeno de la corrupción del cual
depende en gran medida la pérdida de credibilidad de las instituciones, y
la desconfianza de los ciudadanos por la falta de una ética pública.
He visto que en el curso de estos encuentros ha suscitado mucho
interes en los companeros y estudiosos aprender que Italia puede preciar
el mérito de ser, a lo mejor el único País que cuente con una ley (art.143,
texto único de los entes locales L.18/8/2000, n.267 que prevé la
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disolución de los consejos comunales y provinciales, o sea los órganos
elegidos por los ciudadanos de cada una de las municipalidades,
encabezadas por el alcalde y el presidente de la provincia en caso de
infiltraciones de la criminalidad organizada de carácter mafioso cuyo
objetivo prioritario es la adulteración y el control del mercado de las
contratas públicas.
b) Otro sector de intervención es el que se refiere a las organización
de las fuerzas de Policía y al reclutamiento de los agentes de policía.
De hecho, a mi parecer, éstos últimos tienen que ser seleccionados
ante todo entre sujetos de segura fiabilidad moral, teniendo en cuenta no
sólo su procedencia de familias honestas, sino también su título de
estudio, que tiene que ser de cierto nivel mínimo, la contratación a
través de oposiciones públicas, una preparación profesional adecuada a
su cargo adquirida a través de eficaces cursos antes de incorporarlos a
los diferentes sectores para el desempeño de sus funciones.
Pero sobre todo se necesita una Policía fuertemente motivada, que
tenga un profundo sentido del Estado, capaz de conjugar respeto de los
derechos humanos, altísima profesionalidad y verdadera competencia:
solo de esta manera será posible conquistar la confianza de los
ciudadanos y su colaboración. Además, todo eso no puede prescindir de
un tratamiento económico adecuado que permita un tenor de vida
decoroso capaz de desincentivar la corrupción no siempre debida
/atribuible a avidez, sino también a dificultades económicas y al
limitado poder adcquisitivo del sueldo que constituye un impulso a la
violación de sus propios deberes a cambio de “favores”.
C) A mi parecer, un segundo nivel de intervención reformista,
considerando la experiencia italiana en la lucha contra la criminalidad
organizada de carácter mafioso, tiene que concerner la previsión de una
estrucutura organizativa que garantice el máximo nivel de coordinación
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entre las fuerzas de policía que actúan en las diferentes comunidades
locales.
En otras palabras, a la fuerte presencia de las fuerzas del orden en los
territorios de todos los ayuntamientos- en Italia, por ejemplo, el cuerpo
de los Carabineros, (equivalente a la Guardia Civil espanola) asegura
una cobertura capilar hasta en los centros más pequeños con sus
“Jefaturas de zona” – tiene que corresponder una eficaz red de conección
y coordinación a nivel regional y central y no solo dentro de cada
cuerpo de Policía. A todo eso hay que añadir una coordinación entre las
diferentes fuerzas de los varios cuerpos que sirva a prevenir
competitividad, duplicaciones y superposiciones de investigaciones.
En efecto se necesita una visión unitaria de los fenómenos criminales
dado que las investigaciones en los hechos delictivos no se pueden llevar
a cabo de manera aislada y fragmentaria sino considerándolos como
teselas de un gran mosaico y, por otro lado, el conocimiento y la
comprensión del “todo” ayuda a comprender el episodio aislado.
Bajo el perfil judicial, en Italia no hubiésemos podido alcanzar los
notables éxitos contra las organizaciones mafiosas - normalmente
conocidas como mafia siciliana, ‘ndrangheta calabres y camorra
napolitana - sin un Ministerio Fiscal independiente del ejecutivo - que
accede a la carrera solo a través de una pública oposición muy difícil y
selectiva – sin una acción penal obbligatoria y sin una relación de
dependencia funcional entre fiscalías y policía judicial.
Al recibir esta grata invitación me pregunté enseguida cuáles
aspectos de nuestro sistema jurídico podrían interesar a los estudiosos de
este pais.
El carácter internacional de la criminalidad organizada y el
fenómeno de la globalización que, hoy en día, caracteriza, para bien o
para mal, muchos aspectos de la vida social, económica e institucional
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de todos los países, me ha sugerido la exposición de un tema de notable
interés, muy actual, porque concierne un problema generalizado que
afecta las democracias de todo el mundo, exponiendo al peligro el
correcto desarrollo económico e incluso los principios básicos de un
moderno estado constitucional de derecho; éste último, de hecho, tiene
que ser fundado sobre la libertad, la justicia y la igualdad en un contexto
institucional que cada vez más necesita una rigurosa ética pública.
Por eso propuse a los organizadores poder abordar el tema de “Los
efectos distorsivos de la infiltraciòn de la economía ilegal en el
sistema economico y financiero nacional y internacional. El sistema
de prevenciòn y represiòn en la legislaciòn italiana.” y ademàs el
tema de “los delitos contra la administraciòn publica”.
La senora comisionada puede confimar que cuando hemos
empezado a planear este viaje propuse insistentemente que pudiera
encontrar los estudiantes de este pais por que para mi no hubiera tenido
sentido limitar los encuentros y el intercambio a un nivel institucional, es
decir entre peritos, sin involucrar la sociedad civil de la cual considero
los estudiantes y los jovenes la parte mas importante por que ellos
representan y constituyen la verdadera y unica esperanza de este pais, asi
como de todos los paises del mundo.
Por eso propuse por esta ultima, pero mas importante, jornada de
mi feliz estadia el tema de la
Cultura de la legalidad, la importancia de la lucha contra la
impunidad y el papel de la sociedad civil.
A ustedes quiero hablar como se dice en italiano con el corazon
en las manos y eso sin retorica y paternalismo.
No estpy para dar clases poreso hay valiosos profesores.
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Estoy aqui para llevarles un testimonio de una historia manchada
de sangre e de una temporada de renacimiento aunque todavia nos
deja mucho por hacer
La primera reflexion que considero oportuno hacer para introducir el
teme especifico de hoy, es que las organizaciones mafiosas no solo se
han ido adecuando palautinamente, al mismo tiempo condicionándolos, a
ciertos mecanismos torcidos de desarrollo con la finalidad de crear
espacios de intermediación parasitaria, sino se han ido imponiendo y
arraigando progressivamente en el tejido social, sobre todo en las áreas
geográficas en las que con mayor sensibilidad se manifestó la crisis
ético-social de las instituciones, como estructura de poder político y
económico que suele vivir en simbiosis con el poder político oficial.
No obstante las mistificaciones culturales dirigidas a relegar a la mafia
como un fenómeno delictivo externo al sistema institucional, creo que
definitivamente ya se ha hecho conciencia colectiva sobre la
especificidad de la criminalidad de tipo mafiosa, respecto a otras formas
de crimen organizado, consiste en su relación estructural, en ocasiones
parasitario, a veces orgánico, en otras simbiótico con grupos y centros de
poder político-económico.
La indiferencia y la incapacidad de los poderes públicos, al menos
hasta un pasado reciente, han acreditado a la mafia como un sujeto
temible, pero también creíble y confiable para la población siciliana,
capaz de movilizar recursos e incluso garantizar trabajo y ocupación.
Lo que terminó por favorecer el desarrollo del caldo de cultivo de la
“omertà”, que se resume en el rechazo incondicional y absoluto a
colaborar con los órganos estatales, no sólo por miedo a las represalias,
sino también por la tendencia a negar toda legitimación de cualquier
interferencia por parte del Estado.
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Sin duda el desarrollo de la delincuencia de tipo mafioso ha sido
favorecido también por un aparato público incapaz de establecer y de
hacer cumplir normas autoritarias, incapacidad a la cual corresponde en
los ciudadanos una difundida actitud de indisciplina y de resistencia a
la observancia de la ley.
Dicha actitud cultural, que implica una arraigada desconfianza en las
capacidades de las instituciones en auto-legitimarse también a través de
un correcto y transparente ejercicio del poder, no se manifiesta
solamente hacia los “hechos de mafia” sino también en relación a
cotidianas manifestaciones de arrogancia y a cotidianos hechos de
intimidación y opresión respecto a los cuales se asiste a un tipo de
resignada aceptación, casi se tratara de eventos ineluctables que forman
parte de la fisiología del ejercicio de los públicos poderes.
En mi opinión solo la credibilidad ética de las instituciones podrá
favorecer la legalidad no solo y no tanto como concreta observación de
la norma, sino como actitud psicológica de quien obedece a la norma
porque siente el deber de hacerlo: en este sentido sería más apropiado
hablar de sentido cívico o de ética publica que constituyen el verdadero
capital social a contraponer al consenso social en el cual la mafia ha
podido contar.
Si no se crean las condiciones para la formación de dicho capital
social entonces se tendrá lo que los sociólogos llaman la “legalidad
débil” la cual se realiza cuando en la colectividad se genera, respecto a
las normas jurídicas vigentes, “una expectativa o previsión de
ineficacia, aplicación distorsionada, particular, impuntual y no
fiable” (cfr. Antonio la Spina, “mafia, legalità debole e sviluppo del
mezzogiorno” ed. Il Mulino ).
El poder no es dueño de la norma más bien/al contrario/viceversa
(come sinonimo di viceversa, invece) es su guardián. Estrictamente
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inherente al principio de legalidad es entonces una mayor intransigencia
hacia los que disponen de dosis crecientes de poder.
Estoy profundamente convencido que educar a la legalidad significa
sobre todo promover y fomentar a diario en los ciudadanos esta
sensibilidad de intransigencia hacia los poderes: esta intransigencia es
el ethos difundido de la legalidad .
Solo la practica de esta intransigencia hacia los poderes podrá
promover la conciencia en cada ciudadano de sus propios deberes
individuales.
No es pensable que se pueda combatir/obstaculizar con éxito una
sangrienta y peligrosísima criminalidad organizada sin comprometer y
mobilitar a la sociedad civil y sin una capacidad de renovación de la
magistratura y de la policía.
Más que nada se necesita tomar conciencia de la insuficiencia de la
sola respuesta judicial la cual no puede constituir una solución
taumatúrgica y exclusiva del problema. El control judicial es en realidad
un control de patología y dentro de un sistema le patología tiene que ser
una excepción .
Los filtros deben quedarse arriba: en la política (que debe llegar a ser
ella misma objeto de control y no, como hoy, tierra de distorsiones y de
polución), en la opinión publica, en los medios de información, en los
controles administrativos eficaces y preventivos.
Hay que ser claro a todos que los sujetos como la Iglesia católica o la
escuela, que en pasado habían demostrado cierta indiferencia respecto a
la cuestión mafia, tienen que ejercer un papel activo de primaria
importancia para la formación de una conciencia colectiva contra la
delincuencia organizada
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Hace falta sobre todo como premisa indefectible, un cambio profundo
en las conciencias de la cultura de masa , de los comportamientos
medios junto a una honda trasformación política e institucional.
El concepto de legalidad necesita, en primer lugar, una carga
rompedora de promoción social y de solidariedad; un contenido
propositivo y promocional porque una elección conciente hacia este
valor ético significa operar elecciones valientes a favor de las clases
subalternas y de los marginados.
Es principalmente necesario que los jóvenes adquieran la conciencia
del hecho de que no se puede entender la legalidad sólo como respeto
formal de la ley sino sobre todo como “habitus mentale” que ante
todo quiere decir:
- rechazo de los privilegios y conciencia de sus propios derechos y
deberes;
- -disponibilidad para sacrificar el egoismo personal si el objetivo
que se entiende perseguir puede conllevar la lesión de un derecho de los
demás ;
- -significa sobre todo en mi tierra de Sicilia y en esta tierra de
Guatemala saber resistir a la sugestión de las ventajas que la convivencia
con el sistema mafioso y la delincuencia organizada ha consentido;
Unicamente a estas condiciones es posible conjurar el peligro que los
jóvenes de los barrios más degradados de las grandes ciudades puedan
ver un futuro desviador como única perspectiva de su vida y que el
Estado siga pareciéndoles una entidad enemiga o de todas formas
distante y desinteresada.
Así como es derecho de cada ciudadano esperarse un extraordinario
empeño del aparato estatal en la lucha contra el fenómeno mafioso, el
narcotráfico y la corrupción, igualmente es deber de cada uno dar su
aporte incluso a costa de sacrificios personales en su propio útil personal.
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A los estudiantes de las escuelas donde a menudo me invitan a dar
charlas, en el marco de un proyecto educativo a la legalidad ya parte de
un protocolo ministerial, les digo siempre que sólo a estas condiciones
podrá arraigarse en cada uno de nosotros - operadores del derecho y
simples ciudadanos - la conciencia de sentirse partícipes de un esfuerzo
colectivo para la refundación del Estado y de la sociedad civil basada en
una nueva ética colectiva.
Si así no fuera Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, serían derrotados
una vez más. También de muertos.
Me gusta siempre finalizar mis encuentros con los estudiantes con esta
oración/cita de un poeta calabrés, Corrado Alvaro, porque constituye un
mensaje de significativo/alto valor pedagógico: “La desesperación más
grande que pueda apoderarse de una sociedad es la duda que vivir
rectamente sea inútil”.
A esta enumeración de puntos significativos y ampliamente
compartidos hay que añadir los nudos problemáticos y fundamentales de
carácter predominantemente/principalmente político que interesan el
tema de la profesionalidad de la magistartura, tanto de los jueces como
de los Ministerios Fiscales , y de la policía judicial cuya autonomía,
preparación y motivación ideal no sólo tienen que ser adecuadamente
implementados a través de calificados cursos de formación profesional y
un adecuado tratamiento económico, idóneo a prevenir el grave y
difundido fenómeno de la corrupción que transmite deconfianza en los
ciudadanos (en Italia el fenómeno con referencia a la policía e la
magistratura es absolutamente marginal), sino hay que insertarlos en un
proceso más amplio de crecimiento/mejora cultural y político/a de la
sociedad civil y de sus instituciones.
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Pero, sobre todo, es necesario que se corten de una vez los enlaces,
los vínculos entre política y delincuencia organizada, lo que constituye
un nudo todavía no resuelto en mi paìs así como en otros países.
Prescindiendo de las opciones legislativas mencionadas, se cree que el
cambio más significativo se ha registrado a nivel social, con la rebelión
moral de la población siciliana y un importante crecimiento de la
sociedad civil. Este fenómeno se verificó por el sociólogo Hirschman,
según un modelo teórico general que propuso, de acuerdo al cual,
frecuentemente, la activación de fases de involucramiento público es
desencadenada por choques exógenos
Esto sin duda ha pasado en Italia, y sobre todo en Sicilia, después de
las matanzas de 1992 en las cuales fueron bárbaramente asesinados
Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. ¿Cuál es la novedad más
significativa registrada en los últimos años por la sociedad civil siciliana
respecto al fenómeno mafioso?
La "temporada" de los estragos y la legislación antimafia
En mi País la historia judicial de los noventa ha sido caracterizada por
gravísimos atentados a hombres de las instituciones, considerados
demasiado peligrosos y profesionalmente preparados en el ámbito de la
investigación y en el judicial, con frecuencia realizados en momentos
históricos en los que las organizaciones se encontraban en dificultades y
percibieron la exigencia de afirmar su poder hegemónico en el territorio
recurriendo, con frecuencia como extrema ratio, al asesinato de quienes,
con su diario compromiso y el rechazo de cualquier forma de
condicionamiento, demostraron haber hecho una elección clara e
irreversible a favor de los valores de la legalidad y de la justicia.
En este marco, obviamente no se puede dudar que los masacres de
Capaci y de via D’Amelio en 1992, donde murieron Giovanni Falcone y
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Paolo Borsellino, junto con las mujeres y los hombres de sus escoltas,
por su asombrosa y cruel modalidad ejecutiva y por las figuras
emblemáticas de las víctimas, marcaron el más alto nivel de ataque
militar al Estado por parte de “Cosa Nostra” y el momento más
dramático de una lúcida estrategia terrorista articulada en el curso de los
últimos tiempos por dicha organización para reafirmar la primacía y la
intangibilidad de su poder criminal, tanto respecto a la sociedad civil y a
las instituciones estatales como al interior de la misma asociación.
Sentimientos contrastantes como la rabia, la desesperación, el sentido
de derrota, gana de cambio, desconfianza, rebelión se entrelazaron, a
veces en un conjunto indistinto, entre los ciudadanos como entre los
magistrados y los policías.
La enormidad misma de la violencia ha producido rajas en el
consentimiento de que la mafia ha gozado y goza, crisis de antiguas
alianzas, abiertas rebeliones al sobredicho poder mafioso.
Se han producido hechos nuevos y relevantes:
- La conciencia de las dimensiones e de la gravedad del fenómeno
mafioso resulta ahora adquirida por la conciencia colectiva del entero
país;
- una movilización sin precedentes de la sociedad civil;
- una capacidad de renovación de la magistratura; un crecimiento de
éxitos en la acción represiva.
.......
El 29 de agosto de 1991 fue matado Libero Grassi, un empresario que
tuvo el valor de rebelarse a las extorsiones. Hasta ese momento la
resistencia a la violencia mafiosa era un hecho individual y privado. La
publicidad de la resistencia, al contrario, debería constituir un seguro: no
ha sido así para Grassi porque su aislamiento ha desarrollado un rol
decisivo.
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En los últimos tiempos, cada vez más ha crecido la conciencia de la
necesidad de auspiciar y sostener la respuesta colectiva para desarrollar
la conciencia que pagar, el pizzo – es decir la coima - fortalece la mafia
y aísla a quien resiste.
Ahora bien, la importancia del fenómeno de la resistencia al racket y
el viraje ético de la Asociación Siciliana de Empresarios es debido al
hecho que prescinde de un choque exógeno, es decir, de hechos
evidentes y de la ola emotiva que normalmente es consecuencia de
ciertos acontecimientos de graves ataques a la convivencia civil, como el
caso de las matanzas de 1992.
En Italia hemos alcanzado resultados que hace veinte años parecían
imposibles, todavía nos queda mucho por hacer en la lucha por la
liberación de la opresión mafiosa; sin embargo, estamos intentando
vencerla con un esfuerzo colectivo, sobre todo cultural, a través de la
refundación del Estado y de la sociedad civil sobre la ética colectiva.
Al fin, pero no en orden de importancia, las graves desigualdades
sociales y económicas que caracterizan muchos paises de Latinoamerica,
en cambio de favorecer la solidaridad de clase y la cohesión social,
pueden representar un fuerte impulso en las jóvenes generaciones que
viven en los barrios más degradados de las ciudad, no solo hacia la
elaboración e interiorización de modelos de vida distorcionados, sino, a
través de la mitización de la riqueza y el alto tenor de vida perseguidos a
costa del envolvimiento en las actividades criminales, hacia la exaltación
de modelos criminales, considerados héroes positivos para emular y
cuyas hazañas hay que exaltar.
Un sistema social y económico injusto es un productor excepional de
distorciones e injusticia, en cuanto puede arraigar la convicción que la
única manera para responder a la violencia social sea el recurso a la
violencia personal alimentando por consiguiente el clima de inseguridad.
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Bajo este perfil, en Mexico, los narcorridos, para los que justifican el
estilo de vida de los narcos y sus actividades, constituyen un claro
ejemplo de integración social y cultural fundada en la integración moral
del ser criminal.
En Italia la legislaciòn antimafia, en mi opinion, desarrolla tambien un
importante papel en el marco de la difusiòn de la cultura de la legalidad.
Bajo este perfil, por ejemplo, el sistema normativo de Gestión y
empleo de patrimonios confiscados constituye un importante etapa de
aquel lento proceso de crecimiento cultural en la lucha por la liberación
de la opresión mafiosa.
De hecho mi paìs dispone de una importante legislación por lo que se
refiere a la gestión y al empleo de patrimonios confiscados, con la
institución de una “Agencia Nacional para la administración y el destino
de los bienes secuestrados y confiscados a la criminalidad organizada”
que tiene la función de administrar los bienes mencionados,
dirigiéndolos hacia finalidades institucionales y sociales.
La ley consiente encomendar gratuitamente, por ejemplo a
cooperativas sociales, sobre todo juveniles, terrenos agricolas y
construcciones rurales confiscadas a la mafia para realizar actividades en
el sector del turismo rural, zootécnico y de los cultivos biológicos.
Es demasiado evidente el sentido simbólico que a los ojos de la
sociedad civil puede adquirir la transformación de una vivienda donde
tenían lugar las reuniones operativas de los narcotraficantes en una
estructura para el tratamiento y la reintegración de los drogatictos o sea
una escuela; es impresionante el valor pedagógico del mensaje de
educación a la legalidad que se puede transmitir a través de la
reutilización de bienes confiscados por finalidades sociales.
En este sector la famosa organización que se llama “Libera”
realizada por el sacerdote don Luigi Ciotti, muy comprometida en la
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gestion de bienes confiscados sobre todo a traves de cooperativas
juveniles en el sector agricolo, representa un nuevo frente del
Estado y de la sociedad civil en la lucha contra la criminalidad
organizada.
Quisiera finalizar mi discurso con una cita de Paolo Borsellino :
Si la juventud rechazarà su consenso tambièn la omnipotente y misteriosa mafia se desvanecerà como una pesadilla.
Pero hay tambien una recomendacion con las palabras de Giovanni Falcone:
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