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REUNIÓN DE ANCIANOS Y PREDICADORES
COLONIA LANDÍVAR, ZONA 7, CIUDAD DE GUATEMALA
JULIO DE 2014
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos, como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones (2 Pedro 1:19).
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INDICE
Pág.
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………..……1
1. LA AUTORIDAD DE LAS ESCRITURAS ………………………………….…………..……..….....5
1. LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS……………………………………...…………5
2. LA INSPIRACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS………………………………….……………....7
3. LA INFALIBILIDAD DE LA PALABRA DE DIOS………………………………..……….........8
4. EL IMPACTO DE LA PALABRA DE DIOS…………………………………………..…..……....9
2. LA BIBLIA COMO REVELACIÓN DIVINA…………………………...……………………..…10
1. FORMAS DE REVELACIÓN DIVINA………………………………….………………….………10
a. LA REVELACIÓN DE DIOS EN LA CREACIÓN…………………………….…..…11
b. LA REVELACIÓN DE DIOS EN LA PALABRA ESCRITA…………….…………11
2. REVELACIÓN ESPECIAL………………………………………………………………………………12
3. INTERPRETACIÓN…………………………………………………………………………….……....13
3. LA HISTORIA DEL HOMBRE EN LA BIBLIA……………………..………………...……....15
4. EL PROPÓSITO DE LA BIBLIA……………………………………………………………...…....16
5. EL TESTIMONIO DE CRISTO SOBRE LAS ESCRITURAS……………….……………..18
6. EL TEMA CENTRAL DE LAS ESCRITURAS…………………….…………….…………..….21
1. JESUCRISTO COMO CREADOR…………………………………………………..…..………...22
2. JESUCRISTO COMO EL SUPREMO GOBERNANTE DEL MUNDO………..….…....23
3. JESUCRISTO COMO EL VERBO ENCARNADO…………………………………….……… 24
4. JESUCRISTO COMO SALVADOR………………………………………………………………...25
7. EL CUMPLIMIENTO EXACTO DE LA PALABRA DE DIOS……………………….…..28
1. PREDICCIONES TEMPRANAS…………………………………………….……..….,..…28
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2. PREDICCIONES ACERCA DE LOS IMPERIOS MUNDIALES………………..….29
3. TIRO, LA CIUDAD CONDENADA……………………………………….…………….…32
4. LA PROFECÍA SOBRE EDOM……………………………………………………….…….33
5, LA PROFECÍA SOBRE JESUCRISTO……………………………………………….……37
6. EL ESPÍRITU DE DIOS NOS AYUDA A ENTENDER LAS ESCRITURAS.…………....39
7. PROFECÍAS CUMPLIDAS EN LOS EVANGELIOS………………..….……………..….40
8. ¿CUMPLIMIENTO FORTUITO DE LAS PROFECÍAS?..........................................41
9. LA SIMIENTE DE ABRAHAM Y DESCENDIENTE DE DAVID………….…………......43
10. PROFECIAS SOBRE LA TRAICIÓN, SUFRIMIENTO Y MUERTE DE
JESÚS………………………………………………………………………..……….………...…..47
8. LA BIBLIA Y LA CIENCIA…………………………………………………………………...…….50
1. MARCO COMPARATIVO ENTRE LA CIENCIA Y LA BIBLIA…………………52
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INTRODUCCIÓN
La Biblia vino a nosotros a través de la agencia humana, pero no le fue permitido al
elemento humano aventurar la exactitud o infalibilidad de este libro. La Biblia es exacta e
infalible como si Dios la hubiera escrito por El mismo, sin la agencia humana. "Porque la
profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por Espíritu Santo (2 Pedro 1:21).
El Antiguo Testamento es el registro divino de lo que Dios dijo en diferentes tiempos y en
diferentes circunstancias a Israel a través de los profetas. El Nuevo Testamento es el
registro divino de Dios hablando en el Hijo. La comparación entre los profetas y Cristo está
apuntando un contraste. Dios estaba usando a los profetas para dar Su Palabra a Israel;
pero en Cristo era Dios mismo quien estaba hablando. Los profetas fueron muchos, el Hijo
es uno. Los profetas eran siervos, el Hijo es el Señor. Los profetas fueron temporales, el
Hijo permanece para siempre. Los profetas hablaron la palabra, Cristo es la Palabra.
La Biblia, dividida en dos Testamentos tienen el mismo Autor: Dios; ambos tienen el
mismo objeto: Cristo. El hilo carmesí corre a través de toda la Biblia. Usted puede
comenzar desde cualquier lugar y predicar a Jesús. En ambos Testamentos está registrado
lo que el Señor dijo "...En la cabecera del libro está escrito de mi..." (Salmo 40.7; Hebreos
10:7) y en Apocalipsis 19:10 dice que el testimonio de Jesús es el Espíritu de la profecía.
Hay una revelación de Dios en la naturaleza, pero esta revelación es insuficiente; no
abarca todos los aspectos necesarios. La naturaleza revela Su eterno poder y divinidad
(Romanos 1:20), pero no tiene nada que decir acerca de sus cualidades morales. La
naturaleza nos dice que hay un Dios, pero no nos dice cómo es El. Un salvaje en una lejana
isla apartada de la civilización, encontrando un reloj, pudiera llegar a la conclusión de que
este fue hecho por un hombre, pero él no podría, a través de examinar el reloj, aprender
nada acerca del carácter del fabricante. Y de la misma manera, un hombre no puede
aprender acerca del carácter de su Creador a través del estudio de la Geología, la Biología,
y la Astronomía. La Biblia no hace ningún esfuerzo para probar la existencia de Dios, pero
va muy lejos diciéndonos acerca de cómo Dios es. En la Escritura Dios es revelado en su
modo de existencia y en sus muchas perfecciones morales.
El hombre está en tinieblas acerca de sí mismo. Necesita una revelación escrita que le diga
lo que él es, de dónde vino y cuál es su destino. La Biblia responde a toda cuestión
respecto al bienestar eterno del alma, convence a todo hombre de pecado y le dice cómo
puede ser salvo. Sí, hay una presunción en favor de la Biblia. El hombre necesita una
revelación; Dios es capaz, de darla, y la Biblia es precisamente la clase de revelación que el
hombre necesita. La Biblia satisface la sed del alma.
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La Biblia es única y este valor unitario testifica su origen divino. La Biblia es diferente de
cualquier otro libro. Beber de esta fuente de verdad es "saborear la diferencia". La Biblia
es única en su enseñanza acerca de Dios, de la creación, del hombre, del pecado y de la
salvación. Se ha dicho que el hombre no hubiera escrito un libro como este, si él pudiera.
Cualquier hombre honesto, que conozca suficiente acerca de la Biblia, admitirá
rápidamente que no es posible que la Biblia sea una producción humana.
La franqueza con la que este libro trata con sus héroes y sus autores, nos da una
abundante evidencia de que es la Palabra de Dios. Los biógrafos humanos solamente
pintan el mejor y más brillante lado de la vida de los hombres. Ellos exaltan sus virtudes y
alaban sus logros, pero dicen muy poco o nada acerca de sus puntos débiles. Pero el
carácter de los hombres de la Biblia es puesto en el color de la verdad. La Biblia no los
blanquea o quita sus manchas.
La maravillosa unidad de la Biblia es un fuerte argumento de su inspiración divina. Este es
un milagro en sí mismo. Escrita en dos continentes y en tres idiomas, su composición y
compilación se extiende a lo largo del lento avance de dieciséis siglos, teniendo cerca de
cuarenta diferentes autores; parte de ella fue escrita en tiendas, en palacios, en calabozos,
en ciudades y desiertos; partes fueron escritas en medio del peligro y partes en
temporadas de gozo extático; entre sus escritores hubo jueces, sacerdotes, reyes,
profetas, primeros ministros, pastores, escribas, soldados, médicos y pescadores; y aún
todavía considerando estas circunstancias, condiciones e instrumentos tan variados, la
Biblia sigue siendo un Libro. Lo reúne y conjunta todo en un solo Libro. Existe afinidad de
una parte con las otras. Entre más que esta verdad es considerada, más sorprendente
resulta ser la Biblia.
El propósito de este estudio es, destacar la importancia, autoridad, infalibilidad y
autenticidad de las Sagradas Escrituras, como el único libro revelado por el Dios Eterno, el
cual a pesar del paso de los tiempos, permanece firme e indestructible, cumpliéndose de
manera efectiva, las palabras pronunciadas por el Señor Jesucristo, “el cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Lucas 21:33).
Deseamos que Ud. pueda extraer el mejor provecho de lo que aquí se encuentra
contenido, y que todo esto resulte en la edificación de su vida espiritual y de cada iglesia
local.
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1. LA AUTORIDAD DE LAS ESCRITURAS
Nuestro mundo busca ansiosamente la verdad confiable – sólida e inmutable – para un
buen fundamento de la vida, y más todavía, por cuanto todos los valores antes
considerados absolutos y veraces, hoy día se ponen en tela de duda. Sin embargo, para el
cristiano existe todavía una roca sólida, a saber, la Biblia, la Palabra viva de Dios. Si ésta se
deshiciera, entonces el cristianismo desaparecería porque todas sus enseñanzas se fundan
en la verdad de este libro tan notable. Pero no existe razón de temer, porque como dice
el salmista: “Para siempre oh Jehová, permanece tu Palabra en los cielos”, (Salmo
119:89). Aprendamos de esta palabra escrita por medio de Aquel que lleva por título “El
Verbo de Dios”, o sea, la Palabra Viviente, (Juan 1:1).
En el curso de su oración sumo sacerdotal escrita en Juan 17, nuestro Señor Jesús hace
mención de cuatro verdades sencillas pero a la vez importantes:
1. LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS
“Yo les he dado tu palabra” (Juan 17: 14). A veces nuestro aprecio de un regalo
depende de nuestro conocimiento de quién fue el dador. ¿Podríamos dudar que un
regalo dado por el Señor Jesús fuera otro de lo que necesitáramos? A la verdad hallamos
en este capítulo que el Señor obsequia tres cosas a su pueblo:
1. La vida eterna, V. 2;
2. La Palabra de Dios V. 14;
3. La Glorificación, V. 22.
El orden es significativo. Primeramente confiamos en El y recibimos la salvación y la vida
eterna. Luego el creyente se aplica las verdades de la Palabra para el crecimiento
espiritual – es decir, santificación. Finalmente, al terminar el peregrinaje, habrá
glorificación: “Y si hijos, también herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con El, para que juntamente con él seamos glorificados”
(Romanos 8: 17).
¿Por qué entonces, se hace tan vital la Biblia? En primer lugar, porque es el UNICO libro
que revela la salvación perfecta de Dios en Cristo: “Y que desde la niñez has sabido las
Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es
en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3: 15); “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os
parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan
5:39).
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Muchos se han convertido con la lectura de las Escrituras, de modo que no debemos tener
en poco el poder de la Palabra de Dios: “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más
cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma, y el espíritu las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”
(Hebreos 4: 12).
En segundo lugar, la Biblia es el ÚNICO libro que da instrucción autoritativa para todo
aspecto de la vida, en el hogar, el negocio o en la iglesia. Lástima que muchos creyentes se
contentan con ser salvos, sin proseguir adelante ni traer todo aspecto de su vida a la luz
de la “regla divina”.
2. LA INSPIRACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS
El Salvador hace énfasis al decir “TU Palabra”, por cuanto toda escritura viene del Padre
(Juan 17:14), el Hijo (Marcos 13:31) y el Espíritu Santo: (Hechos 1: 16). Es completa e
indiscutiblemente la Palabra de Dios – el mensaje perfecto de Dios al hombre y no los
pensamientos vacilantes del hombre acerca de El, como lo escribe Pablo: “Toda Escritura
es inspirada por Dios…” (2 Timoteo 3: 16); que quiere decir que la Biblia es igualmente la
voz de Dios como si hubiera hablado audiblemente desde los cielos. La gran verdad del
cristianismo es que Dios ha hablado – “Dios habiendo hablado muchas veces y de
muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días
nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo
hizo el universo”. (Hebreos 1: 1, 2). No existe otra manera de explicar el milagro por el
cual 66 libros diferentes, escritos por unos 40 autores, se encuentran unidos en una obra
perfectamente completa.
A pesar de todos los ataques de Satanás, el fuerte de la Biblia se queda sin vencer. En
espera de la duda moderna, Dios se anticipó al poner tres guardias fieles en su Palabra,
cada una de ellas advirtiéndonos respecto a un concepto inadecuado de la inspiración
bíblica: De esta manera, Deuteronomio 4: 2; Proverbios. 30: 5,6 y Apocalipsis. 22:18,19,
presentan la verdad resumida.
En primer lugar dice: “TODA PALABRA DE DIOS ES LIMPIA”, es decir, refinada, no existe
nada en la biblia que no debiera estar en ella. Por esto, el relato de la creación y la caída
del hombre en el libro de Génesis es confiable y digno de ser creído de la misma manera
que las instrucciones de Pablo para la conducta de la iglesia local deben ser obedecidas.
En segundo lugar dice: “NO AÑADAS A SUS PALABRAS, PARA QUE NO TE REPRENDA”, NO
HACE FALTA NADA EN LA BIBLIA DE LO QUE DEBIERA ESTAR EN ELLA. ¡Cuidado de poner
la tradición y la especulación a la par de la Palabra perfecta de Dios. “TODA la Biblia es
TODA la Palabra de Dios” –ni siquiera sobra una palabra ni hay una que haga falta.
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3. LA INFALIBILIDAD DE LA PALABRA DE DIOS
“TU PALABRA”, dice el Señor Jesús, “ES VERDAD”, (Juan 17:17). Una declaración más
clara no se podría hacer, sin embargo, algunos enseñan que este libro tan precioso es
confiable para asuntos espirituales, pero que no sirve en el área de la historia, geografía y
ciencia. Pero ¿cómo podríamos depender de un Dios por nuestra salvación, si El hace
“errores” en simples hechos históricos? El carácter de nuestro Dios se describe como
“verdadero” (Juan 17: 3, 1 Tesalonicenses 1: 9), y “que no miente” – (Tito 1: 2). Desde
luego, si la Biblia es su Palabra, ha de ser verdadera desde su principio a su fin, y exacta en
sus detalles..
Es cierto que así creyó el Señor Jesús cuando dijo: “De cierto os digo que hasta que pasen
el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya
cumplido” (Mateo 5: 18). No pase por alto lo detallado de esta descripción. La “jota” (yod)
es la letra hebrea más pequeña y una tilde es simplemente un rasgo de pluma que hace
distinguir entre una letra y otra. ¡La Palabra de Dios es fiel! y asegura hasta el último
detalle!.
Por eso, pese a la presión humana y atea, el creyente puede descansar sobre la
infalibilidad absoluta de la Palabra de Dios. Como Teófilo, podemos conocer bien la verdad
de las cosas en las cuales hemos sido instruidos – Lucas 1: 4 dice: “para que conozcas bien
la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido”. Por cuanto la Biblia está libre de
error, podemos creerla confiada y totalmente, acordando con Pablo: “Yo confío en Dios
que será así como se me ha dicho” (Hechos 27: 25), porque nuestro Dios nunca habla sin
cumplir lo que dice.
4. EL IMPACTO DE LA PALABRA DE DIOS
Toda doctrina cristiana afecta la vida del creyente. Dios quiere que su pueblo sea apartado
para su uso exclusivo para poder gozarse con él, y el medio que utiliza para ello es su
Palabra. “Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad”. (Juan 17: 17). Es por medio de
la Biblia que Dios guía, instruye y santifica a sus hijos.
La Biblia, cual lámpara (Salmo 119: 105), provee luz para el próximo paso. ¿Qué debe
hacer el nuevo cristiano después de convertido?. La Palabra nos trae la respuesta:
bautizarse e involucrarse en una iglesia que actúa conforme al Nuevo Testamento (Hechos
2:41, 42). Como un espejo ella nos revela tal, como somos en nuestra pecaminosidad.
(Santiago 1: 22-25), porque Dios primero debe señalar nuestro mal antes de cambiarnos.
Como agua pura, la Palabra lava y quita la inmundicia del pecado (Efesios 5: 26; Salmo
119: 9), al recordarnos constantemente de la obra terminada en la cruz del Calvario. Como
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miel (Salmo 19: 7-10), les trae dulzura, gozo y consolación a los que están experimentando
amargura en su vida.
Si… la Palabra de Dios es la UNICA AUTORIDAD por todo lo que el cristiano cree y hace,
como lo dijera un escritor hace poco, “Dios ha hablado, y no ha balbuceado en su
hablar”. Así que edifiquemos confiadamente sobre esta Roca inconmovible, aprendamos
humildemente de este Libro inagotable. Por ser la Palabra de Dios; léala, confíela,
obedézcala, gócela, compártala y vívala.
2. LA BIBLIA COMO REVELACIÓN DIVINA
1. FORMAS DE LA REVELACION DIVINA
La Biblia tiene como objetivo y propósito, la revelación del ser, las obras y el programa de
Dios. Que un Dios infinito buscase el revelarse a sí mismo a sus criaturas, es razonable y
esencial para el cumplimiento de los propósitos de Dios en la creación. Es, por otra parte,
natural que los seres racionales intenten saber algo respecto al Creador que les ha dado
vida. Si el hombre es el más alto orden de las criaturas, que tiene la capacidad de
reconocer y tener una íntima comunión con el Creador, es, por tanto, también razonable
esperar que el Creador se comunicase con sus criaturas, revelándoles su propósito y su
voluntad (Hebreos 1:1-2). Hay tres vías de máxima importancia y que han sido utilizadas
por Dios para revelarse a sí mismo.
a. LA REVELACIÓN DE DIOS EN LA CREACIÓN. El poder eterno y el carácter de Dios se
revelan por las cosas que han sido creadas (Romanos 1: 19-20). El mundo de las cosas
naturales, siendo una obra de Dios, muestra que Dios es un Dios infinito en poder y
sabiduría y que ha diseñado y creado el mundo físico para un propósito inteligente. La
revelación de Dios mediante la naturaleza, sin embargo, tiene sus limitaciones, al no
aparecer claramente manifestado el amor y la santidad de Dios. Mientras que la
revelación en la Naturaleza es suficiente para que Dios pueda juzgar al mundo pagano
por no adorarle como su Creador, no revela un camino de salvación mediante el cual los
pecadores puedan ser reconciliados con un Dios santo, sagrado.
b. LA REVELACIÓN EN LA PALABRA ESCRITA. Como previamente se ha demostrado, es la
Biblia la que nos presenta a Jesucristo tanto como el objeto de las profecías, como en su
cumplimiento. Con todo, la Biblia va aún más allá; dando detalles para las naciones, así
como para la iglesia, y trata de muchos otros temas de la historia del género humano y del
universo. La Biblia no sólo presenta a Dios como su tema fundamental, sino que también
muestra sus propósitos. La revelación escrita lo incluye todo en sí misma. Expone de la
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forma más clara y convincente todos los hechos que concierne a Dios y que están
revelados en la Naturaleza y proporciona el único registro que atañe a la manifestación de
Dios en Cristo. También se extiende la divina revelación en grandes detalles que se
relacionan con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, los ángeles, los demonios, el hombre, el
pecado, la salvación la gracia y la gloria. La Biblia, pues, puede ser considerada como el
complemento perfecto de la divina revelación de Dios, parcialmente revelada en la
Naturaleza, y más plenamente revelada en Cristo y revelada completamente en la Palabra
escrita.
2. REVELACION ESPECIAL
A través de toda la historia del hombre, Dios ha suministrado una revelación especial. Se
registran muchas ocasiones en que la Palabra de Dios habla directamente al hombre,
como lo hizo en el Jardín del Edén, a los profetas del Antiguo Testamento, o a los
apóstoles en el Nuevo Testamento (Génesis 3:8-10, Ezequiel 21:1, Jeremías 18:1-2).
Algunas de estas revelaciones especiales fueron registradas en la Biblia y forman el único y
autorizado registro inspirado que tenemos de tal revelación especial.
Una vez completos los 66 libros de la Biblia, la revelación especial en el sentido ordinario
de la expresión cesó, nadie ha sido capaz de añadir con éxito un solo versículo a las
Escrituras como declaración verdadera. Las añadiduras apócrifas son claramente
inferiores y sin la inspiración propiamente dicha que caracteriza siempre toda palabra de
la Escritura (Apocalipsis 22:19).
En lugar de la revelación especial, sin embargo, una obra del Espíritu Santo ha
caracterizado especialmente la edad presente. Así como el Espíritu de Dios ilumina o
arroja luz sobre las Escrituras, hay una forma legítima de tiempo presente en la revelación
procedente de Dios en la cual las enseñanzas de la Biblia se aclaran y se aplican a la vida
de los individuos y las circunstancias. Emparejada con la obra de ilustración está la obra
del Espíritu como guía, cuando las verdades generales de las escrituras se aplican a las
necesidades particulares de un individuo. Aunque ambas cosas, la guía y la iluminación,
son obras genuinas de Dios, no garantizan que un individuo comprenda completamente la
Biblia, o en todos los casos la comprenda adecuadamente con la guía de Dios.
En la obra del Espíritu de Dios, al revelar lo que significa la Escritura, podemos
comprender la verdad, como se declara en (Juan 16:13). La verdad de la Palabra de Dios
necesita ser revelada a nosotros por el Espíritu de Dios, y necesitamos ser enseñados por
el Espíritu (1 Corintios 2: 13). Según 1 Corintios 2: 14, “...el hombre natural no percibe las
cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura y no las puede entender,
porque se han de discernir espiritualmente”. En consecuencia, la Biblia es un libro no
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entendible, en lo que se refiere a su verdadero significado, para quien no sea cristiano y
no esté enseñado por el Espíritu. Ello requiere, además, por parte del individuo estudioso
de la Escritura, una íntima proximidad con Dios en la cual el Espíritu de Dios sea capaz de
revelar su verdad.
3. INTERPRETACION
Al recibir la revelación que proviene a través del Espíritu Santo, en la forma en que El
enseña la Palabra de Dios a un creyente en Cristo, los problemas de interpretación de la
Biblia se hacen evidentes, por lo que son necesarias ciertas reglas bíblicas si se tiene que
comprender la ciencia de la interpretación, llamada “hermenéutica”.
Aunque existe confianza y seguridad en el Espíritu Santo para la instrucción en la Palabra
de Dios, hay ciertos principios que tienen que ser enumerados.
a. El propósito de la Biblia como un todo. Al interpretar la Biblia, cada texto tiene que
ser tomado a la luz del contenido total de la Escritura, para que la Biblia no se contradiga a
sí misma.
b. El mensaje particular de cada libro de la Biblia. La interpretación de la Escritura
necesita siempre tomar en consideración el propósito del libro, del cual forma parte. Un
estudio del Eclesiastés es, según esto, completamente diferente de un libro como el
Apocalipsis, o los Salmos, y la interpretación tiene que estar en relación con el propósito
del libro.
c. A quién va dirigido. Mientras que toda la Escritura ha recibido por igual la
inspiración de Dios, no toda Escritura es igualmente aplicable. Muchas falsas doctrinas se
han producido mediante una errónea aplicación de la Escritura. En esta forma, la cuestión
se plantea en lo concerniente a quién se considera en un pasaje particular. Es preciso
distinguir la aplicación primaria y secundaria. La aplicación primaria puede extenderse
sólo al individuo o grupo a quien va dirigida la Escritura, como, por ejemplo, la Epístola a
los Gálatas o un salmo escrito por David. Hay casi siempre una segunda aplicación de las
verdades particulares que se producen en el texto de las Escrituras, y que se descubre que
tienen una aplicación general más allá de aquel a quien están realmente dirigidas. Así,
mientras la ley en el Antiguo Testamento está dirigida a Israel, los cristianos pueden
estudiarla con provecho como una revelación de la santidad de Dios, cambiando su
aplicación a nosotros.
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3. LA HISTORIA DEL HOMBRE EN LA BIBLIA
Aunque la Biblia está básicamente producida y diseñada para la glorificación de Dios,
también registra la historia del hombre. La Biblia registra la creación del hombre, cuya
creación no es producto de la evolución, sino criatura de Dios (Génesis 1:27; 2:7; 5:1;
Mateo 19:4; Macos 10:6,).
Conforme van mostrándose los posteriores capítulos, los soberanos designios de Dios
están majestuosamente manifestados en la historia de la raza. Los inmediatos
descendientes de Adán y Eva (Génesis 5) son borrados de la faz de la tierra en el diluvio
ocurrido en tiempos de Noé (Génesis 7:23). En Génesis se relata que los descendientes
de Noé forman las tres importantes divisiones de la raza humana (Génesis 10:1,32). Las
familias de Noé también fallaron y fueron juzgados en la torre de Babel (Génesis 11: 1,7), y
Dios eligió a Abraham para llevar a cabo su propósito de revelarse a sí mismo mediante el
pueblo de Israel, iniciando desde Génesis 12.
El tema dominante de la Biblia es la aparición e historia de la nación de Israel, cuyo
nombre Israel fue revelado después (Génesis 32:27,28). La mayor parte del Antiguo
Testamento se ocupa de esta pequeña nación. Anteriormente Dios dio una promesa a
Abraham que de su descendencia serían benditas todas las naciones de la tierra (Génesis
12:3; 15:5), esto culmina en el Nuevo Testamento con la llegada de Jesucristo, quién de
forma suprema cumplió la promesa dada originalmente a Abraham (Gálatas 3:14).
En el Nuevo Testamento emerge otra importante división de la humanidad, esto es la
iglesia como el cuerpo de Cristo, integrado por los judíos y gentiles, quienes creen en
Jesucristo como su Salvador (Efesios 2:14,18).
De esta forma, el Nuevo Testamento encontramos, en especial los Hechos, el surgimiento
de la iglesia; en Las Epístolas, los procedimientos de Dios con la iglesia y el libro de
Apocalipsis, que es el gran clímax de todo el contexto.
4. EL PROPÓSITO DE LA BIBLIA
De acuerdo con la palabra de Dios escrita, un propósito supremo se revela en todo lo que
Dios ha hecho o hará, desde el comienzo de la creación hasta la más lejana eternidad.
Este supremo propósito es la manifestación de la gloria de Dios. Para este propósito
fueron creados los ángeles, fue diseñado el universo material que es como un reflejo de su
gloria (Salmos 19:1).
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El que Dios manifieste su gloria está de acuerdo con sus infinitas perfecciones. Cuando el
hombre intenta glorificarse a sí mismo es siempre una cuestión discutible, dada su
imperfección.
Puesto que la Biblia es el mensaje de Dios hacia el hombre, su propósito supremo es que
Él pueda ser glorificado.
La Biblia refiere:
1. Que todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visible e
invisibles; sean tronos, sean dominios, sean potestades, sean poderes; todo fue
creado por medio de Él y para Él (para su gloria Colosenses 1:16) el universo
material y toda criatura ha sido creado para su gloria. «Los cielos declaran la Gloria
de Dios» (Salmo 19:1).
2. La nación de Israel es para la Gloria de Dios (Isaías 43:7,21,25; 60:1,3,21; Jeremías
13:11)
3. La salvación es para gloria de Dios (Romanos 9:23), ya que será una manifestación
de la gracia de Dios (Efesios 2:7) y es ahora una manifestación de la sabiduría de
Dios (Efesios 3:10).
4. Que todo servicio tiene que ser para la gloria de Dios (Mateo 5:16; Juan 15:8; 1
Corintios 10:31; 1 Pedro 2:12; 4:11,14).
5. Que el deseo del cristiano es que Dios pueda ser glorificado (Romanos 5:2)
6. La muerte del creyente es para la Gloria de Dios (Juan 21:19; Filipenses 1:20)
7. El que sea salvo está destinado a compartir la gloria de Cristo (Juan 17:22;
Colosenses 3:4)
5. EL TESTIMONIO DE CRISTO SOBRE LAS ESCRITURAS
El hecho de que la biblia está inspirada por el Espíritu Santo está apoyado por muchas
evidencias internas de que es, ciertamente, la Palabra de Dios, y está confirmado por el
poder de la Palabra de Dios para redargüir, salvar, influenciar y transformar a los
hombres. De todas las evidencias, una de las más importantes es el testimonio de
nuestro Señor Jesucristo mismo, de que, efectivamente, la Biblia está inspirada por Dios,
donde quiera que Jesucristo cita la Escritura - y El lo hizo con frecuencia – lo hizo teniendo
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la autoridad y el completo reconocimiento de que había llegado a manos de los hombres
por la inspiración del Espíritu Santo.
De acuerdo con Mateo 5:18 nuestro Señor Jesucristo nos ha dado enseñanzas importantes
sobre la autoridad y la naturaleza de la Palabra Dios.
1. Jesús confirma la verdad de que cada palabra de las escrituras ha sido dada por
Dios. Cristo afirma que ni una jota ni una tilde de la Ley quedará sin
cumplimiento. Con esto El expresaba que ni una jota (la letra más pequeña del
alfabeto hebreo) o una tilde (la parte más pequeña de una letra que pudiese
cambiar su significado) habrían de quedar incumplidas. Si la precisión y la
inspiración se extienden a cada una de sus letras. Jesús creía en la inspiración
plena de la Biblia y así lo enseñaba.
2. Jesús también sostiene que toda verdad que la Biblia enseña es inviolable. En
Mateo 5:17-19, el Señor insiste en que cualquiera que enseñe algo contrario a la
escritura no está en armonía con el orden de su reino.
3. En Juan 10:35 Cristo afirmó que “la Escritura no puede ser quebrantada”, no
puede fallar. Una y otra vez el Nuevo Testamento afirma un exacto cumplimiento
del Antiguo Testamento. El literalmente está describiendo la absoluta
inviolabilidad de la Palabra de Dios, a efecto de que no traten de minimizar su
verdad o sentido. Por otra parte, la total garantía de Dios, pues Él la mantendrá
en alto; su palabra no será anulada o conmovida. La palabra lo confirma en este
versículo citado al respecto; “El cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no
pasarán”. (Mateo 24:35)
4. Jesús afirma la credibilidad del Antiguo Testamento en general. Como lo podemos
ver en la conversación que tiene con dos de sus discípulos mientras iban de
Jerusalén a Emaús.
Lo que experimentaron estos hombres cuando el Señor resucitado les recordó las
escrituras, aparece de la siguiente manera: “y se decían el uno al otro: ¿no ardía
nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos
habría las escrituras?” (Lucas 24:32). Estos varones experimentaron internamente
lo que es capaz de provocar la palabra inspirada de Dios, tal como dice: “porque la
palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. (Hebreos 4:12).
Nótese que Jesús creyó en los relatos Bíblicos de: (a) Adán y Eva como la primer
pareja. (Mateo 19:4-5); (b) La destrucción literal de Sodoma y Gomorra. (Marcos
6:11); (c) La realidad de Noé y el diluvio. (Mateo 24:37-38); (d) La veracidad y
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confiabilidad de la profecía de Daniel. (Mateo 24:15); y así podríamos enumerar
muchos más como el milagro del maná, la historia de Jonás y el gran pez.
5. Jesucristo no solo afirmó la inspiración y la infalible exactitud del Antiguo
Testamento, sino que Él predijo y autorizó la escritura del Nuevo Testamento
(Juan 14:26 y 16:12-13); estableció que los discípulos serían los testigos de la
verdad y que darían testimonio de El (Juan 15:27; Hechos 1:8), 16:12-13), siendo
los instrumentos humanos a través de los cuales se completaría el Canon Bíblico.
Se cita la escritura como igualmente inspirada, en (2 Pedro 1:21). Las epístolas del
apóstol Pablo están clasificadas como escritura que tiene que ser recibida como Palabra
de DIOS, al igual que toda la demás escritura. El Nuevo Testamento también afirma
tener la misma inspiración que el Antiguo Testamento. Uno de los pasajes fundamentales
sobre la inspiración de la biblia se encuentra en lo que afirma: “Toda la Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia”(2 Timoteo 3:16).
En (1 Corintios 2:13) se abunda en torno a este proceso mediante el cual fue dispensada
la revelación del Espíritu Santo. El versículo trece dice que aun las palabras que se usaron
en la redacción de la Biblia (no tan solo las ideas), fueron inspiradas por el Espíritu Santo,
quien movió a los autores respectivos a escribir, “acomodando lo espiritual a lo
espiritual” (literalmente acomodando palabras espirituales a ideas espirituales). Este
punto de vista bíblico sobre el origen de la Biblia se conoce como la inspiración verbal
plenaria de las Escrituras, lo cual significa que cada palabra ha sido inspirada por el
Espíritu Santo de Dios.
6. EL TEMA CENTRAL DE LAS ESCRITURAS
Aunque los creyentes han llegado a conocer la vida de Cristo a través de innumerables
predicaciones, esta sigue siendo fascinante. El tema mantiene nuestro interés, porque el
protagonista es el Dios Hombre que dio a conocer al Padre invisible, impartió las más
excelentes de las enseñanzas, llevó una vida incomparable, obró milagros de misericordia,
redimió a la humanidad mediante su muerte y echó los fundamentos de la Iglesia. Aunque
hombres, ciudades y naciones ocupen gran parte de la profecía bíblica, el tema principal
es una persona, el Señor Jesucristo.
Tal como se le recordó a Juan en ese momento culminante, cuando estaba por ver la
manifestación de Cristo en gloria, “el testimonio (con respecto a) Jesús es el espíritu de la
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profecía”. Todos los temas proféticos deben ser analizados con cuidado, pero nunca de
manera de oscurecer el lugar central que le pertenece a Jesucristo (Apocalipsis 19:10-13).
Las perfecciones de Cristo en su persona y su obra se hallan presentadas en diversos
aspectos:
1. JESUCRISTO COMO CREADOR.
En Génesis se describe la creación como llevada a cabo por Dios, utilizando la palabra
Elohim, la cual incluye a Dios el Padre, Dios Hijo y Dios el Espíritu Santo; es un sustantivo
plural en su forma pero singular en su significado cuando se refiere al verdadero Dios. El
énfasis en Génesis 1:26 está en la pluralidad de la Deidad; en el versículo 27, en la unidad
de la substancia divina (Compárese Génesis 3:22); la forma plural de la palabra indica la
Trinidad.
Solo cuando se llega al Nuevo Testamento es cuando queda revelado claramente que
todas las cosas fueron hechas por Cristo (Juan 1:3; Colosenses 1:16 y 17), esto no quiere
decir que Dios Padre y Dios Espíritu Santo no tuvieron parte en la creación, pero se da a
Cristo el lugar principal como autor de la creación del universo.
De acuerdo con esto, las perfecciones del universo reflejan la obra de sus manos (Salmo
19:1).
A partir de su primer renglón, la Biblia habla de Dios (Génesis 1:1); y así, mientras la
recorremos hasta llegar al otro extremo, encontramos la revelación que Él ha dado de Sí
mismo, revelación sin la cual nosotros no sabríamos lo suficiente acerca de su divina
persona.
Ahora bien, es importante también considerar que, además de revelarse mediante la
palabra escrita, Dios se ha manifestado por la obra de la creación, la cual constituye una
muestra de su gloria, eterno poder y deidad. (Romanos 1:19-20).
2. JESUCRISTO COMO EL SUPREMO GOBERNANTE DEL MUNDO.
Puesto que Jesucristo es el Creador, ocupa también el lugar de supremo gobernante del
universo. Cuando la Escritura atribuye la completa soberanía al Dios Padre, está claro que
su propósito es el que Cristo debería gobernar el mundo (Salmos 2: 8 y 9).
Es propósito de Dios que toda lengua tenga que confesar que Cristo es el Señor y que toda
rodilla se doble ante Él (Isaías 45:23; Romanos 14:11, Filipenses 2:9-11). La historia del
hombre, aunque registra su rebelión contra Dios (Salmos 2: 1,2), revela que Cristo está
esperando el día en que su completa soberanía quede expresada sobre la totalidad del
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mundo (Salmo 110:1); el día llegará en que Cristo será el Señor de todas las cosas; será
juzgado el pecado y su soberanía revelada (Apocalipsis 19:15, 16).
En el cumplimiento de su propósito, Dios ha permitido que los gobernantes terrenales
hayan ocupado sus tronos. Grandes naciones e imperios se han levantado y han caído;
ejemplos de ellos son: Egipto, Asiria, Babilonia, el imperio Medopersa, Grecia y Roma;
pero el reino final será el procedente de los cielos, sobre el cual Cristo establecerá su
dominio eterno, el cual no será destruido (Daniel 7:13, 14).
No solamente Cristo es el Rey que gobernará todas las naciones, sino que gobernará en el
Trono de David, como Hijo de David, y especialmente será el Rey de Israel (Lucas 1:31-33).
Esto, en particular, se cumplirá con motivo de su segunda venida, la cual se conoce como
su venida en Gloria, cuando Él vuelva y reine sobre la totalidad del mundo y establezca
entonces su reino terrenal durante un período de mil años, antes del juicio final y el
estado eterno. (Apocalipsis 20:4).
Su soberanía está expresada como supremo gobernador del mundo, pero
principalmente, en su relación con la Iglesia, de la cual Él es la cabeza (Efesios 1:20- 23).
Cristo será el Juez Supremo de todos los hombres (Juan 5:27; Isaías 9:6,7; Salmos 72: 1, 2,
8, 11) Él mismo lo declara (Juan 5:22, 23, 27, 30) y se vuelve a enfatizar en los tiempos de
la iglesia apostólica a través del discurso de Pedro, en ocasión de su visita a la casa de
Cornelio (Hechos 10:42), así como por medio de Pablo en su discurso a los atenienses
(Hechos 17:31).
El factor de control en el juicio será la justicia, un tema que comienza en Génesis 18:25 y
continúa a través de las Escrituras hasta Apocalipsis 19:11.
3. JESUCRISTO COMO EL VERBO ENCARNADO.
Especialmente en el Nuevo Testamento, Jesucristo se revela como el Verbo Encarnado
(Juan 1: 1, 14), es decir, la personificación física de lo que es el propio Dios, y una
revelación de la naturaleza y el ser de Dios.
En Cristo quedan revelados todos los atributos que pertenecen a Dios, especialmente su
sabiduría, poder, santidad y amor; es por medio de Él, que los hombres pueden conocer a
Dios en una forma más precisa y detallada que en cualquier otra forma de la revelación
divina.
Jesucristo es el Verbo, de acuerdo con lo que se dice en Hebreos 1:3: “El cual, siendo el
resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las
cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros
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pecados, por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”; por
lo cual entendemos claramente que es un propósito fundamental de Dios revelarse a sí
mismo a sus criaturas, mediante Jesucristo.
4. JESUCRISTO COMO SALVADOR.
En el drama de la historia, comenzando con la creación del hombre, la caída y el fin con los
nuevos cielos y la nueva tierra, la obra de Jesucristo como Salvador es un tema
prominente de la Escritura. Cristo es la simiente prometida que conquistará (derrotará) a
Satanás (Génesis 3:15).
En el Antiguo Testamento, Cristo aparece descrito como el siervo de Jehová, quien echará
sobre sí los pecados de la totalidad del mundo (Isaías 53:4-6; Juan 1:29). Como sacrificio
por el pecado, Él tuvo que morir sobre la cruz y sufrir el juicio del pecado de todo el
mundo (1 Corintios 15:3, 4; 2 Corintios 5:19-21; 1 Pedro 1:18, 19; 1 Juan 2:2; Apocalipsis
1:5). Como salvador, El no solamente es el sacrificio por el pecado, sino también nuestro
Sumo Sacerdote (Hebreos 7:25-27).
Uno de los propósitos centrales de Dios, como se revela en la Escritura, es el de proveer la
salvación mediante Jesucristo para una raza que está perdida; de acuerdo con esto, desde
el Génesis hasta el Apocalipsis, Jesucristo es presentado en forma suprema, como el
único Salvador (Hechos 4:12).
De igual manera, aquellos que no poseen las Escrituras son culpables de no buscar a Dios,
de no glorificarle, y de no darle gracias (Romanos 1:20, 21).
Es importante mencionar que, en ninguna parte de las Sagradas Escrituras podemos
encontrar que los hombres pueden llegar a conocer a Dios de una manera concreta
mediante la contemplación de la naturaleza; lo mismo se puede decir acerca de la
conciencia.
Los hombres poseen una cierta noción de la voluntad de Dios (Romanos 2:15), es por eso
que subsiste un mínimo de moralidad en la sociedad humana y que los magistrados sean
a su manera, servidores de Dios (Romanos 13:4). Como el hombre pecador no busca a
Dios (Salmos 14:2; Romanos 3:11) hace falta entonces una revelación especial en la que
Dios toma la iniciativa para que el hombre pueda llegar a conocerle.
Así se reveló a los primeros miembros de la humanidad, Adán, Abel, Caín, Noé; pero los
recuerdos de esta revelación primitiva quedaron rápidamente oscurecidos. Se pudiera
pensar que Job y sus amigos, no pertenecientes al pueblo elegido, todavía fueron
depositarios y beneficiarios de aquel conocimiento anterior de Dios.
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Encontramos también que los mismos antepasados de Abraham estaban apartados de
Dios (Josué 24:2). Asimismo, las naciones en general son presentadas como alejadas de
Dios (Efesios 2:12). En particular, las pretensiones de los filósofos son rechazadas con
energía: el mundo, con su sabiduría, no conoció a Dios (1 Corintios 1:21). Como
consecuencia, Dios se reveló, primeramente de una manera directa a Abraham, Isaac y
Jacob, después con la mediación de los profetas, desde Moisés hasta Malaquías. Sus
escritos son palabra de Dios (Deuteronomio 18:18, 19), una palabra viva (Hechos 7:38).
La revelación culmina en la encarnación, ya prevista y saludada desde antes por los
creyentes del Antigua Testamento y del Nuevo Testamento (Juan 16:25, 26).
El resultado es que en tanto que esperamos aquel día en que el Señor Jesucristo, a su
venida, nos llevará a la gloria, donde conoceremos como somos conocidos (1 Corintios
13:12), no tenemos otra fuente válida de información acerca de Dios, y de su propósito de
proveer salvación a la humanidad en la persona de su Hijo el Señor Jesucristo, solamente
la revelación escrita, inspirada por Él, por medio del Espíritu Santo: La Biblia (Juan 5:39).
7. El CUMPLIMIENTO EXACTO DE LA PALABRA DE DIOS
El área más maravillosa de la Biblia que prueba sin duda alguna su autenticidad, es el de
las profecías, las cuales están contenidas en su mayor parte en el Antiguo Testamento.
Más de trescientas profecías fueron pronunciadas por los profetas de Dios y la evidencia
es indudable que todas se cumplieron. “Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de
hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará?” (Números 23:19).
En esta parte del estudio analizaremos algunas profecías para evaluar la precisión con que
se cumplieron.
1. PREDICCIONES TEMPRANAS
Dios mismo les dio la primera profecía a Adán y a Eva en el huerto del Edén después que
pecaron. Les dijo: “y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la
cimiente suya; esta te herirá en la cabeza y tú le herirás en el calcañal” (Gen. 3:15). Los
intérpretes cristianos generalmente reconocen que esta es una predicción acerca de la
venida del Mesías.
Otra profecía temprana fue la relacionada con el diluvio, anunciada a Noé (Génesis. 6: 13,
14) Y cumplida muchos años más tarde. Jesús obviamente creía en la historia del diluvio,
como lo hizo también el autor de la Epístola a los Hebreos (Lucas. 17: 27; Hebreos. 11: 7).
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Dios le dio a Abraham varias profecías. La primera fue que de él surgiría una gran nación
(Génesis 12: 1-3). Los israelitas llegaron a ser un pueblo muy numeroso en Egipto, y Dios
les presentó sus leyes nacionales en el monte Sinaí. Se establecieron físicamente como
nación al entrar a Canaán y desalojar de ese lugar a sus habitantes paganos. Con
excepción de los setenta años de cautiverio en Babilonia, los judíos continuaron existiendo
como nación hasta un poco después de la muerte y resurrección de Cristo.
Cuando Abraham casi sacrificó a su hijo, comprendió mejor el papel de Jesús en la
salvación de los pecadores, por fe vio al Redentor del mundo viniendo como Dios en la
carne. Vio cómo el peso de la culpa era quitado de la humanidad y puesto sobre el
sustituto divino .
Finalmente, Dios le habló al patriarca acerca de la esclavitud que sufrirían sus
descendientes en Egipto, y de su liberación cuatrocientos treinta años más tarde. La
última mitad del libro de Génesis y los primeros cinco capítulos de Éxodo muestran en
forma dramática el cumplimiento de esa profecía cuando Moisés sacó al pueblo hebreo de
Egipto.
2. PREDICCIONES ACERCA DE LOS IMPERIOS MUNDIALES
Así como usted y yo deseamos conocer el futuro, el rey Nabucodonosor, gobernante de
Babilonia, también procuraba conocer su destino. Seguramente usted está familiarizado
con la historia acerca del sueño que tuvo este rey y de la forma como Daniel le reveló lo
que había soñado así como su interpretación. El profeta le explicó que "hay un Dios en el
cielo, el cual revela los misterios" (Daniel 2: 28).
El reino de Nabucodonosor era la cabeza de oro, seguido por varios imperios inferiores:
Medo-Persia, el pecho y los brazos de plata; Grecia, el vientre y los muslos de bronce; y
Roma, las piernas de hierro. Daniel predijo entonces el surgimiento de naciones aún más
débiles, simbolizadas por los pies de barro cocido mezclado con hierro. Finalmente, una
piedra, "cortada no con mano", heriría a la imagen y la destruiría completamente. La
piedra entonces crecería hasta llenar el mundo entero (Daniel 2).
La historia del mundo apoya la exactitud de esta profecía. Babilonia era el poder
dominante en el Oriente Medio en tiempos de Nabucodonosor. Actualmente las ruinas
de la ciudad de Babilonia se encuentran esparcidas en el territorio de Irak, a unos cien
kilómetros al sur de Bagdad.
La Biblia había predicho que una maldición caería sobre Babilonia (Isaías 13) y también su
caída (Jeremías 51: 49, 53). Isaías anunció que los ejércitos de Ciro atacarían y
conquistarían la ciudad: "Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, el cual tomé yo por su mano
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derecha, para sujetar naciones delante de él [ ... ] para abrir delante de él puertas, y las
puertas no se cerrarán. Yo iré delante de él y enderezaré los lugares torcidos;
quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos" (Isaías 45: 1-4). La
historia registra el asombroso cumplimiento de esta profecía ciento setenta y cinco años
más tarde, cuando el ejército medo-persa hizo descender el nivel de las aguas del río
Éufrates, pasó por cauce bajo los muros de Babilonia y entró por sus puertas que estaban
abiertas mientras el rey Belsasar y sus nobles celebraban un gran banquete.
La historia continúa en Daniel 2:39 con un tercer reino de bronce que ejercería su dominio
sobre el mundo bíblico. Daniel 8:21 declara que el Imperio Griego iba a seguir al de
Imperio Medo-Persa. En cumplimiento de esta profecía, los ejércitos griegos, guiados por
Alejandro el Grande, conquistaron el Imperio Medo-Persa, vistiendo petos y yelmos de
bronce, además de escudos y espadas de ese mismo metal.
Relata la historia que Roma, simbolizada por las piernas de hierro, conquistó Grecia en el
168 a.C. Roma ejerció el dominio durante mucho más tiempo que cualquier otro de los
imperios antiguos, gobernando el mundo mediterráneo durante más de quinientos años.
Sin embargo, Daniel dice que el Imperio Romano (las piernas de hierro) sería "un reino
dividido" (Daniel 2:41).
El Imperio cayó y se dividió en numerosos reinos independientes que con el tiempo
evolucionaron hasta convertirse en las naciones modernas de la Europa Occidental.
Actualmente vivimos en el tiempo de los pies en parte de hierro y en parte de barro
cocido, y es muy probable que la piedra los golpee en cualquier momento. Creemos que
Jesús vendrá muy pronto.
Además de esta profecía de Daniel 2, encontramos muchas otras que se refieren a reinos
antiguos y que ya se han cumplido. Consideremos las siguientes:
• LA DESTRUCCIÓN DE EDOM (ABDÍAS 1)
• LA DESTRUCCIÓN DE TIRO (EZEQUIEL 26) Y DE NÍNIVE (NAHÚM 1-3)
• EL REGRESO DE ISRAEL A SU TIERRA (ISAÍAS 11: 11).
3. TIRO, LA CIUDAD CONDENADA
La ciudad de Tiro era muy rica ya que comerciaba con muchos países, desde las Islas
Británicas hasta la India.
Pero junto al aumento de sus riquezas, aumentaron también sus pecados, vicios, el
orgullo, la idolatría y la maldad. Sus habitantes se regocijaron de que Jerusalén fuera
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destruida por Nabucodonosor y olvidando el pacto fraternal que habían hecho con David,
entregaron a todo un pueblo cautivo a Edom (Amós 1:9-10). Por estas razones fueron
predichas grandes calamidades contra Tiro.
En Ezequiel 26:3-9, 12-14 leemos: "Por tanto así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo
estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones...Y demolerán los muros
de Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una
peña lisa. Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he hablado, dice
Jehová el Señor; y será saqueada por las naciones... He aquí que del norte traigo yo
contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos y carros y
jinetes y tropas y mucho pueblo, matará a espada a tus hijas... y pondrá contra ti torres
de sitio, y levantaré contra ti baluarte... Y robarán tus riquezas y saquearán tus
mercaderías; arruinarán tus muros, y tus casas preciosas destruirán; y pondrán tus
piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas... Y nunca más serás edificada".
Cada detalle de esta profecía se cumplió exactamente. Nabucodonosor, rey de Babilonia,
sitió a Tiro durante 13 años, hasta que al final, los habitantes se retiraron a un sector de la
ciudad, que estaba construido sobre una isla que distaba unos 600 metros de la costa.
Este lugar fue fortificado y creció, mientras la antigua Tiro fue abandonada.
Parecía que la profecía se cumpliría solamente en parte, pero 200 años más tarde, llegó
Alejandro Magno con la intención de conquistar la ciudad. Bastó una mirada para
comprobar que si atacaba por el mar sería despedazada su flota, ya que Tiro insular tenía
extraordinarias defensas.
La Enciclopedia Americana expresa: "Con las ruinas de la porción continental de la ciudad,
en el 332 A.C. construyó un enorme terraplén para unir la isla con la tierra continental.
Después de un sitio de siete meses, capturó y destruyó a Tiro."
Como los escombros de la ciudad no alcanzaron, hizo barrer el polvo de la ciudad y lo echó
al mar. Naturalmente se cumplió la profecía. El lugar quedó como una peña lisa y lugar de
tendedero de redes hasta hoy.
Miles de Tirios fueron muertos y 30.000 vendidos como esclavos.
Inclusive se modificó la Geografía de la región, ya que actualmente no es más una isla,
sino una península. La antigua ciudad condenada jamás volvió a ser edificada.
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4. LA PROFECÍA SOBRE EDOM
Edóm, una nación que consiste de los descendientes de Esaú, gemelo de Jacob e hijo de
Isaac y Rebeca, estaba ubicado al sureste de Judá, en una región montañosa que hoy día
es la parte suroeste del reino de Jordán.
Edóm algunas veces es nombrado Esaú (Malaquías 1:3), Idumea, y monte de Seir
(Ezequiel 35:3). Todos estos nombres son intercambiables y se refieren a la misma nación,
Edóm.
Génesis 36 describe el crecimiento rápido de Edóm. Deuteronomio 2:5 nos informa que el
territorio de Edóm no era parte de la tierra prometida a Israel y nunca sería parte: “No os
metáis con ellos, porque no os daré de su tierra ni aun lo que cubre la planta de un pie:
porque yo he dado por heredad a Esaú el monte de Seir.”
Ezequiel condenó a la nación de Edóm, diciendo, “Por cuanto tuviste enemistad
perpetua, y entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el tiempo de su
aflicción. . .” Ezequiel 35:5.
A través de los tiempos antiguos, los edomitas mostraron su enemistad contra los
hebreos, cuando rehusaron dar a Moisés y a su pueblo la autorización de pasar por el
territorio de los edomitas en Números 20:14-22. Pero en el tiempo de Eliseo, los edomitas
se juntaron con Israel y Judá en una alianza militar (2 Reyes 3:9); luego, Judá derrotó a
Edóm en una guerra ( 2 Crónicas 25:5-12).
Las profecías mayores contra Edóm son hallados en Isaías 34, Jeremías 49:7-22, Ezequiel
25:12-14 y 35:1-15, y el libro de Abdías.
Isaías profetizó acerca del juicio de Dios contra Edóm cerca del año 700 AC, y Jeremías,
Ezequiel y Abdías rindieron sus profecías de sentencia pronto sobre Edóm cerca del año
600 AC.
Para quienes quieren esperar su cumplimiento para estos tiempos, se encuentran con
dos problemas grandes con esta teoría: 1. Los edomitas ya no existen. Es imposible
castigar a un pueblo que ya ha desaparecido de la faz de la tierra hace muchos siglos. 2. El
profeta Malaquías, escribiendo cerca del año 400 AC, habló del juicio de Dios contra Edóm
como algo fenecido: “Y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné
su heredad para los chacales del desierto.” Malaquías 1:3.
La historia muestra que los edomitas fueron saqueados por los ejércitos de los caldeos en
la primer parte de sexto siglo AC, y que al fin del sexto siglo AC los nabateos atacaron a los
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edomitas, echándoles fuera de sus fortalezas en las montañas del monte de Seir, hasta el
desierto de Neguev al oeste.
Las profecías contra Edóm fueron completamente cumplidas, y no es necesario esperar el
cumplimiento de estas profecías otra vez, porque los edomitas ya no existen como nación
ni grupo
Si los edomitas no son árabes, que pasó con los edomitas? La respuesta se halla en el
libro “Las Antigüedades de los Judíos” por un historiador judío digno de confianza, Josefo,
que escribió de las conquistas de los judíos en el segundo siglo AC:
“Hyrcano tomó también Dora y Marissa, ciudades de Idumea, y conquistó a todos los
idumeos, y permitió a los idumeos permanecer en aquella tierra, con la condición de ser
circuncidados y someterse a las leyes de los judíos. Desearon permanecer en la tierra de
sus antecedentes, y se sometieron a la circuncisión y a todas las formas judías de
vivir. Desde aquel tiempo hasta hoy, [los edomitas] eran nada más que judíos.”
William Whiston, el traductor de las obras de Josefo, añadió este comentario: “Esta
historia de los idumeos aceptando la circuncisión y la ley entera de los judíos, desde este
tiempo (los días de Hyrcano” es confirmada por su historia entera después. Esto, en la
opinión de Josefo, les hizo prosélitos de justicia, o judíos enteros.” Desde aquel tiempo,
los edomitas han sido parte de la nación judía. Algunos creen que los edomitas hoy día
pueden ser identicados entre los judíos sefardos, pero esto es una especulación.
El comentario “Wycliffe Bible Commentary,” en el capítulo acerca del libro de Abdías,
confirma que el juicio vino sobre Edóm en tiempos antiguos, comenzando con la invasión
por los nabateos pronto después del tiempo de Abdías:
“Pronto después de este tiempo, Edóm fue echado de su hogar antiguo por los nabateos,
de modo que era necesario moverse al lado oeste del Mar Muerto. Hebrón fue hecho la
capital de su hogar nuevo en el sur de Judá. Los macabeos, especialmente Juan Hyrcano
(125 AC) conquistaron a los edomitas y les forzó a llegar a ser judíos. Al fin fueron
destruidos con los judíos en 70 DC.
El propósito de estas profecías era asegurar a los judíos en el tiempo que fueron tomados
cautivos a Babilonia en el año 586 AC, que Jehová no iba a permitir que los edomitas
codiciosos ocupasen la tierra de los judíos. Jehová prometió que la tierra de Judá sería
desocupada, y que la nación de Israel sería restaurada en aquella tierra después de 70
años (Jeremías 25:11, 29:10, Daniel 9:2).
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El destino de Edóm, y su desaparecimiento completo de entre las familias de las naciones,
son recuerdos poderosos de la justicia de Dios, su juicio, y el cumplimiento seguro de todo
lo que Él ha prometido en su Palabra inspirada.
5. LA PROFECIA SOBRE JESUCRISTO
Una cosa es decir que uno es Dios, y otra muy distinta es convencer a la gente que uno es
lo que dice ser. Así que, ¿cómo fue que los seguidores más cercanos a Jesús llegaron a
estar tan convencidos que estuvieron dispuestos a morir por esa creencia?
Muchas profecías del Antiguo Testamento acerca del Mesías se cumplieron al pie de la
letra en Jesús de Nazaret. Pero ni los judíos ni los propios discípulos de Jesús entendieron
en aquel tiempo que él estaba cumpliendo tales profecías, aunque en ocasiones Jesús
mismo se los dijo (Lucas 18:31; Mateo 26:56). Ellos esperaban a un Mesías muy diferente
de aquel que tantas profecías describían.
Una de las formas en que Jesús se defendía ante los dirigentes judíos era apelando a las
Escrituras mismas, las cuales lo identificaban como el que había de venir. “Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las
que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
Después de resucitar, Jesús empezó a ayudar a sus discípulos para que entendieran esas
escrituras, y entonces fueron inspirados para luego afirmar que realmente Jesús era el
Mesías. La prueba que utilizaron fueron las mismas Escrituras que antes no habían
entendido.
Descifrando el enigma profético
Horas después de su resurrección, Jesús se acercó a dos de sus discípulos que iban por el
camino hacia el pueblo de Emaús, hablando acerca de las cosas que recién habían
acontecido. Sin reconocerlo, ellos se preguntaban francamente cómo era posible que
acontecimientos tales como la muerte del Mesías hubiesen ocurrido. Jesús entonces
empezó a explicarles que su sufrimiento y crucifixión estaban profetizados en las
Escrituras.
Suavemente los amonesto: “¡Qué insensatos y tardos de corazón para creer todo lo
que han dicho los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de
entrar en su gloria?” (Lucas 24:25-26). Luego, “comenzando desde Moisés, y siguiendo
por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (v. 27).
Más tarde, ese mismo día, se apareció a casi todos sus discípulos y les aclaró lo que les
había estado diciendo antes de su muerte. “Estas son las palabras que os hablé, estando
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aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en
la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (v. 44).
La “ley de Moisés”, los “profetas” y los “salmos” es una referencia a las tres principales
divisiones del Antiguo Testamento, algo que todos los judíos creyentes, como lo eran
estos discípulos, entendían. “Entonces les abrió el entendimiento, para que
comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día” (vv. 45-46).
6. EL ESPÍRITU DE DIOS NOS AYUDA A ENTENDER LAS ESCRITURAS
Pocos días después los apóstoles empezaron a citar pasajes de las Escrituras, asegurando
que todas esas profecías se habían cumplido en Jesucristo.
En Hechos 1:20 el apóstol Pedro habla de la muerte de Judas, el discípulo que traicionó a
Jesús, citando de Salmos 69:25 y 109:8: “Sea hecha desierta su habitación, y no haya
quien more en ella”, y “Tome otro su oficio”. Tanto Pedro como los otros discípulos
habían empezado a entender que las Escrituras hablaban detalladamente de muchos
aspectos de la vida, muerte y resurrección de Jesús.
Su entendimiento habría de crecer enormemente después de recibir el Espíritu Santo en
el día de Pentecostés (Juan 14:26). Al hablar ese día, Pedro citó Joel 2:28-29, diciendo que
la dádiva del Espíritu Santo era un cumplimiento de esa profecía (Hechos 2:14-18).
Pedro continuó hablándole a toda la multitud reunida en Jerusalén, explicando la
resurrección de Jesús en relación con Salmos 16:8-11: “Porque David dice de él [Jesús]:
Veía al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra . . . Porque no dejarás mi
alma en el Hades [la tumba], ni permitirás que tu Santo vea corrupción [descomposición
del cadáver] . . . me llenarás de gozo con tu presencia [por medio de la resurrección]”
(Hechos 2:25-28). Pedro afirma que David fue un profeta y predijo la resurrección de Jesús
el Mesías.
Más sorprendente aún es el cuadro que David presenta de Cristo resucitado, y que Pedro
cita en los versículos 34-35: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que
ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Pedro ahora veía claramente que el
Antiguo Testamento revelaba la venida de Jesús el Mesías, el Mesías a quien él había
seguido por más de tres años. Ahora Pedro estaba citando esos pasajes para demostrarles
a sus coterráneos que Jesús era el Mesías.
Muchos años después vemos que el apóstol Pablo, quien al principio se había opuesto
violentamente a aquellos que aceptaban a Jesús como el Mesías prometido, discutía con
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los judíos en las sinagogas declarándoles que Jesús era realmente el Mesías, el Cristo
(Hechos 17:1-4). De igual manera, Apolos “con gran vehemencia refutaba públicamente a
los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo” (Hechos 18:28).
Algunos de esos judíos empezaron a entender tales pasajes a la luz de la vida, muerte y
resurrección de Jesús el Cristo.
7. PROFECÍAS CUMPLIDAS EN LOS EVANGELIOS
Los judíos que creyeron que Jesús cumplió las profecías mesiánicas eran una minoría. No
obstante, los escritores de los evangelios citan constantemente pasajes de las Escrituras
para demostrar cómo Jesús cumplió en forma detallada las muchas profecías mesiánicas.
Por ejemplo, el apóstol Mateo parece haber dirigido su evangelio específicamente a los
judíos del primer siglo. Por medio de una serie de citas del Antiguo Testamento, Mateo
demuestra que efectivamente Jesús estaba en lo cierto cuando dijo que él era el Cristo. La
genealogía, el bautismo, los mensajes y milagros de Jesús, todos conducen a la misma
ineludible conclusión: él es el Mesías profetizado.
En el Evangelio de Mateo se mencionan 21 profecías que fueron cumplidas en las
circunstancias que rodearon la vida y muerte de Cristo. Once pasajes señalan estos
cumplimientos utilizando expresiones como “para que se cumpliese lo que estaba dicho
por el profeta . . .” o “entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta . . .”.
8. ¿CUMPLIMIENTO FORTUITO DE LAS PROFECÍAS?
Quienes escribieron el Nuevo Testamento citaron profecías mesiánicas del Antiguo
Testamento más de 130 veces. Según algunos cálculos, en el Antiguo Testamento hay más
de 300 pasajes proféticos que describen quién es el Mesías y lo que él va a llevar a cabo.
De éstos, 60 son profecías importantes. ¿Cuáles son las posibilidades de que todas estas
profecías se cumplieran en una sola persona?
Desde luego, Dios no comete errores. Es virtualmente inconcebible que Dios permitiera
bien fuera un engaño total en su nombre o un cumplimiento fortuito en la vida de la
persona equivocada. Tales cosas descartan la posibilidad de un cumplimiento accidental.
Alguien podría argumentar que, no importa cuán remota, existe esa posibilidad. Pero las
probabilidades matemáticas de que todas estas profecías pudieran haber convergido por
azar en los sucesos y la vida de Jesús, son asombrosamente minúsculas, al punto de
eliminar tal posibilidad.
El astrónomo y matemático Peter Stoner, en su libro Science Speaks [“La ciencia habla”],
plantea un análisis matemático en el que muestra que es imposible que las declaraciones
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precisas acerca del que habría de venir pudieran ser cumplidas en una sola persona por
mera coincidencia.
La posibilidad de que sólo ocho de todas estas decenas de profecías pudieran cumplirse
en la vida de un solo hombre ha sido calculada en 1 en 10 a la 17 potencia. Eso sería una
posibilidad en 100 000 000 000 000 000.
¿Cómo explicar esto en términos que podamos comprender? El Dr. Stoner ilustra las
probabilidades de esta manera: “Tome 10 de monedas de un dólar y colóquelas sobre la
superficie del estado de Texas [aproximadamente 680 000 kilómetros cuadrados].
Cubrirán todo el estado con una capa de 0,6 metros de grosor. Ahora marque una de estas
monedas y revuelva completamente toda esa cantidad de dólares en todo el estado.
Véndele los ojos a un hombre y dígale que puede viajar hasta donde quiera, pero que
tiene que tomar un dólar y decir que ese es el marcado.
“¿Qué posibilidad tendría de tomar la moneda correcta? Exactamente la misma que los
profetas hubieran tenido de escribir esas ocho profecías y hacer que todas se cumplieran
en un solo hombre”.
Uno o dos cumplimientos en la vida de Jesús podrían ser descartados como coincidencias.
Pero cuando se tiene en cuenta el número de profecías cumplidas, la ley de la
probabilidad pronto llega al punto donde la mera probabilidad se convierte
en certeza. Esta es una de las pruebas de que Jesús era el Mesías; las profecías mesiánicas
se cumplieron exacta y precisamente en él.
Repasemos algunas de ellas.
9. LA SIMIENTE DE ABRAHAM Y DESCENDIENTE DE DAVID
En Gálatas 3:8 y 16 Pablo explica que la promesa hecha a Abraham: “En ti serán benditas
todas las naciones” (Génesis 12:3; 18:18; 22:18) era una referencia al Mesías venidero.
Esa promesa fue luego repetida a Isaac, el hijo de Abraham (Génesis 26:4) y más tarde fue
pasada a través de Jacob, nieto de Abraham (Génesis 28:14).
Varios siglos después fue profetizado que el futuro Mesías vendría a través de Isaí, el
padre del rey David, de la tribu de Judá, uno de los 12 hijos de Jacob. “Saldrá una vara
[retoño] del tronco [linaje] de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces” (Isaías 11:1).
David fue el hijo de Isaí de cuya descendencia habría de nacer Jesús de Nazaret unas 30
generaciones después. Por medio del profeta Jeremías, Dios predijo que levantaría “a
David renuevo justo” (Jeremías 23:5).
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En esta sorprendente sucesión de profecías, que empezó unos 1500 años antes de que
viniera el Mesías, se nos hace saber en palabras precisas cuál sería el linaje humano del
que vendría Cristo. Jesús cumplió estas promesas, como se nos muestra en el primer
capítulo del Evangelio de Mateo, donde quedó registrada la genealogía de Jesús por
medio del linaje del rey David. El número de personas que potencialmente podrían haber
cumplido las profecías mesiánicas se reduce grandemente al estar limitada a esta familia.
El Mesías vendría de Belén
Los judíos del tiempo de Jesús también sabían que el Mesías vendría de Belén (Mateo 2:3-
6). Esto se entendía claramente por lo que leemos en Miqueas 5:2: “Pero tú, Belén
Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor
en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”.
Había dos Belenes, una en la región de Efrata y la otra al norte, en la región de la tribu de
Zabulón. Pero la profecía de Miqueas es precisa. El Mesías nacería en Belén de Efrata.
Jesús nació en esta Belén en Judea (Mateo 2:1).
Las profecías que hemos mencionado hasta aquí señalan claramente hacía Jesús, pero no
son contundentes. Si se tienen en cuenta sólo estas tres profecías, otras personas podrían
considerarse entre las posibilidades. Pero estas profecías son sólo el principio.
Una virgen concibe
En Isaías 7:14 se encuentra una importante profecía llamada “la profecía de Emanuel”, en
la que se habla acerca del excepcional caso de Jesús nacido de una virgen: “He aquí que la
virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”.
Antes de que naciera Jesús, un ángel se le apareció a José en sueños y le dijo que María,
su prometida, estaba esperando un hijo, concebido no de algún hombre, sino del Espíritu
de Dios.
El ángel se refirió a esta profecía de Isaías (Mateo 1:18-23; comparar con Lucas 1:26-35).
Jesús era profeta
Moisés, considerado el más grande de los profetas y maestros hebreos, escribió la
profecía mesiánica de que Dios levantaría un profeta como él de entre el pueblo de Israel,
quien representaría directamente a Dios mismo (Deuteronomio 18:15, 18).
Jesús era tenido por profeta (Mateo 21:46; Lucas 7:16; 24:19; Juan 4:19; 9:17). Después de
haber multiplicado milagrosamente unos pocos peces y panes para alimentar a 5000
personas, Jesús fue considerado específicamente como el profeta de quien Moisés había
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hablado (Juan 6:14; comparar con 7:40). Más tarde Pedro se refirió explícitamente a Jesús
como tal profeta (Hechos 3:20-23).
Un sacrificio por los pecados
Las profecías del Antiguo Testamento acerca de los pormenores del sufrimiento y muerte
del Mesías no eran muy bien entendidas en el tiempo de Jesús. Los judíos creían que el
Mesías que esperaban sería un rey triunfante que los libraría de los detestados romanos y
restauraría un reino israelita, no un humilde maestro que sufriría y moriría por los pecados
de la humanidad.
Sin embargo, este es un aspecto muy importante de la parte profética del Antiguo
Testamento y de su cumplimiento en el Nuevo Testamento. Casi todos los aspectos del
sufrimiento y muerte de Jesús fueron descritos en gran detalle siglos antes de que
sucedieran.
El verdadero cuadro revelado en estas profecías es que el Mesías sería “el Cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). La gente no esperaba que el
Libertador prometido, el victorioso Rey, fuera alguien que primero daría su vida por los
demás.
En Hebreos 10:12, se nos dice que la muerte de Cristo fue la ofrenda por el pecado de una
vez por todas: “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio
por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”. Los versículos 5-7 son una cita de
Salmos 40:6-8 en la que se describe la disposición de Cristo de someterse en sacrificio
para pagar el precio por los pecados de todo el mundo.
El sistema de sacrificios que Dios instituyó en el antiguo Israel prefiguraba el sacrificio de
Jesús que pagaría ese precio de una vez por todas. La sangre de los toros, de los corderos
y de los machos cabríos no podían quitar los pecados (Hebreos 10:4).
Sólo la sangre del Creador mismo podía borrar los pecados de ellos y de todos los seres
humanos. Los sacrificios que fueron ordenados bajo Moisés representaban de una manera
gráfica la futura muerte expiatoria del Salvador de la humanidad por todos nuestros
pecados. En este sentido, el propio sistema de sacrificios profetizaba al Mesías.
El Cordero de Dios
Los corderos de la Pascua que sacrificaban el día 14 del primer mes (Éxodo 12:3-6; Levítico
23:5) eran un claro y poderoso simbolismo del sacrificio del Mesías, aunque los israelitas
no lo entendieron en ese tiempo.
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En ese mismo día en el calendario hebreo, el día en que se sacrificaban los corderos de la
Pascua, Jesús fue arrestado, enjuiciado y ejecutado. Ciertamente, él fue “el Cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo”, tal como lo dijo Juan el Bautista (Juan 1:29).
Por siglos los israelitas no entendieron este cuadro profético, como tampoco lo entendían
los judíos del tiempo de Jesús, y sólo después de que pasaron ciertas cosas sus discípulos
entendieron que él había cumplido muchas partes de las Escrituras que nadie suponía que
serían cumplidas por el Mesías.
10. PROFECÍAS ACERCA DE LA TRAICIÓN, SUFRIMIENTO Y MUERTE DE JESÚS
No menos de 29 profecías se cumplieron en las 24 horas previas a la muerte de Jesús.
Algunas de las más sobresalientes son:
• Sería crucificado: “Horadaron mis manos y mis pies” (Salmos 22:16). Esto fue escrito
unos mil años antes de que el hecho se cumpliera (comparar con Juan 20:25, 27). Quizá lo
más extraordinario es que esta profecía menciona un tipo de ejecución que no se utilizaría
hasta siglos más tarde; pasaron casi 800 años antes de que los romanos adoptaran la
crucifixión como método de castigo para los criminales condenados a muerte.
• Su cuerpo sería traspasado: “Mirarán a mí, a quien traspasaron” (Zacarías 12:10). Juan
nos dice lo que sucedió: “Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al
instante salió sangre y agua” (Juan 19:34). El apóstol fue testigo ocular del hecho (v. 35) y
confirmó que eso era cumplimiento de tal profecía: “Y también otra Escritura dice:
Mirarán al que traspasaron” (v. 37).
• Ninguno de sus huesos sería quebrado: “Él guarda todos sus huesos; ni uno de ellos
será quebrantado” (Salmos 34:20). En Juan 19:32-33 leemos: “Vinieron, pues, los
soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido
crucificado con él. Mas cuando llegaron a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le
quebraron las piernas”. Juan verifica que eso era una profecía cumplida: “Porque estas
cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrantado hueso suyo”
(v. 36).
• Echarían suertes sobre su ropa: “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa
echaron suertes” (Salmos 22:18). Juan escribió que eso también se había cumplido.
“Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron
cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin
costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos,
sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la
Escritura” (Juan 19:23-24).
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• Oraría por sus verdugos: “Habiendo él . . . orado por los transgresores” (Isaías 53:12).
Jesús oró: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).
• Sería ejecutado junto con criminales: “Fue contado con los pecadores” (Isaías 53:12).
En Mateo 27:38 se nos dice que “crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y
otro a la izquierda”.
• No tomaría represalias: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue
llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió
su boca” (Isaías 53:7). En Mateo 27:12 leemos que, “siendo acusado por los principales
sacerdotes y por los ancianos, nada respondió”. Pilato también trató de hacer que
contestara, “pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador
se maravillaba mucho” (vv. 13-14).
• Sus seguidores lo abandonarían: “Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas”
(Zacarías 13:7). Cuando Jesús fue arrestado, “todos los discípulos, dejándole, huyeron”
(Marcos 14:50).
• Sería traicionado por un amigo de confianza: La traición de Judas, uno de sus discípulos,
fue profetizada en Salmos 41:9: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que
de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar”. Como podemos ver en Juan 13:18, 26, Jesús
mismo confirmó el cumplimiento de esta profecía dándole a Judas un trozo de pan.
• El precio de la traición sería de 30 piezas de plata: Se entiende que las 30 piezas de
plata pagadas a Judas por traicionar a Jesús (Mateo 26:14-15) fueron el cumplimiento de
lo profetizado en Zacarías 11:12: “Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata”.
• Le darían hiel y vinagre: Cuando Jesús estaba en la cruz le dieron a beber vinagre
mezclado con hiel (Mateo 27:34). Esto se entiende como referencia a Salmos 69:21: “Me
pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre”.
Una vez más, el solo número de profecías y su precisión señalan a una sola persona, Jesús
de Nazaret. Pero a pesar de tantos testimonios oculares específicos de profecías
cumplidas, algunas personas aún plantean diversas objeciones.
EL CUMPLIMIENTO DE LA PROFECÍA ES PRUEBA
Dios, quien puede controlarlo todo, hizo que estas profecías fueran escritas siglos antes de
que se cumplieran en Jesús de Nazaret. Como Pedro lo proclamó: “Dios ha cumplido así lo
que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de
padecer” (Hechos 3:18).
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Pablo reiteró que “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que
fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3-4).
PREDECIR CORRECTAMENTE ESTOS ACONTECIMIENTOS CON UNA ANTICIPACIÓN DE 200
A 800 AÑOS ES NADA MENOS QUE UN MILAGRO, ALGO QUE REQUIERE CONOCIMIENTO
Y PODER DIVINOS PARA HACERLOS CUMPLIR COMO FUERON PREDICHOS. DIOS NO
HACE LAS COSAS AL AZAR. SABÍA, DESDE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO, QUE SU HIJO
TENDRÍA QUE VENIR A LA TIERRA (1 PEDRO 1:20), Y PREDIJO LOS ACONTECIMIENTOS DE
SU NACIMIENTO, VIDA Y MUERTE, DE MANERA QUE TUVIÉRAMOS PRUEBAS SEGURAS
EN LAS CUALES BASAR NUESTRA FE.
8. LA BIBLIA Y LA CIENCIA
La Biblia es a menudo descrita como un libro que incluye muchas ideas que son
científicamente inexactas. La verdad es que muchos Cristianos (y no Cristianos) han
interpretado mal la Biblia de tal manera que la han hecho parecer estar en conflicto con la
realidad de nuestro mundo.
Por ejemplo, la Iglesia Católica Romana promovió el geocentrismo (la idea de que la tierra
es el centro del universo) por largos años. Este concepto no es hallado en la Biblia, pero
resulta de la idea de que los humanos son el centro de la atención de Dios, que el lugar
donde viven debe ser el centro del universo de Dios. Ésta no es ni una inferencia lógica ni
bíblica. De hecho, la Biblia manifiesta que los cielos "fijan sus ordenanzas sobre la tierra,"
demostrando que los cielos controlan la tierra y no al revés. Los primeros proponentes
(Nicolás Copérnico, Johannes Kepler, Galileo Galilei) del heliocentrismo (la tierra gira
alrededor del Sol) fueron todos Cristianos. De hecho, Isaac Newton, en su famosa
obra científica PRINCIPIA, indica, "el más bello sistema del sol, los planetas, y los
cometas, sólo podrían provenir del consejo y el dominio de un Ser inteligente y
poderoso".
Por supuesto, la Biblia no fue escrita como una obra de ciencia ni fue su propósito describir los
funcionamientos el mundo físico. Fue escrita para explicar principios espirituales - la naturaleza de
la humanidad, la naturaleza de Dios, y cómo pueden las personas tener una relación personal con
Dios. Sin embargo, cuando la Biblia describe al mundo físico, es precisa.
El propósito de este estudio es ilustrar algunos ejemplos de principios científicos descritos en la
Biblia cientos o miles de años antes de que se probaran verdaderos por la ciencia.
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Principio Científico Referencia Bíblica
Cosmología/Astronomía
El tiempo tuvo un comienzo 2 Timoteo 1:9, Tito 1:2, de 1 Corintios 2:7
El universo tuvo un principio Génesis 1:1, 2:4, Isaías 42:5, etc.
El universo fue creado de lo invisible Hebreos 11:3
Las dimensiones del universo fueron
creadas
Romanos 8:38-39
El universo se expande Job 9:8, Salmo 104:2, Isaías 42:5, Isaías
44:24, Isaías 45:12, Isaías 48:13, Isaías
51:13, Jeremías 10:12, Jeremías 51:15,
Zacarías 12:16
La creación de la materia y la energía han
acabado en el universo (refuta la teoría del
estado constante o fijo)
Génesis 2:3-4
El universo se está reduciendo y "se
desgastará".
Salmo 102:25-27
Describe el orden correcto de la creación Génesis
El número de estrellas excede el billón Génesis 22:17, Jeremías 33:22
Cada estrella es diferente 1 Corintios 15:41
Pléyades y Orión gravitatoriamente atan
grupos de estrellas
Job 38:31
La luz está en movimiento Job 38:19-20
La tierra está controlada por los cielos Job 38:33
La tierra es una esfera Isaías 40:22 Job 26:10
En cualquier momento, hay noche y día en
la Tierra
Lucas 17:34-35
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La tierra está suspendida en el espacio Job 26:7
Ciencias de la Tierra
La tierra comenzó como un mundo de
agua. La formación de continentes por la
actividad tectónica descrita
Génesis 1:2-9, Salmos 104:6-9, Proverbios
3:19, Proverbios 8:27-29, Job 38:4-8, 2
Pedro 3:5
El ciclo del agua descrito Eclesiastés 1:7; Isaías 55:10, Job 36:27-28
Existen valles en el fondo del mar 2 Samuel 22:16
Existen fuentes en el fondo del mar Job 38:16
Corrientes oceánicas en el mar Salmos 8:8
La aire tiene peso Job 28:25
Los vientos soplan en caminos circulares Eclesiastés 1:6
Biología
La naturaleza química de vida humana Génesis 2:7, 3:19
La vida de las criaturas está en la sangre Levítico 17:11
La naturaleza de las enfermedades
contagiosas
Levítico 13:46
La importancia del saneamiento para la
salud
Números 19, Deuteronomio 23:12-13,
Levítico 7-9
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