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Amrica Latina despus de PISALecciones aprendidas de la educacin en siete pases (2000-2015)
Axel Rivas
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Amrica Latina despus de PISALecciones aprendidas de la educacin en siete pases (2000-2015)
Axel Rivas
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Autor: Axel Rivas
Edicin: Liora GomelDiseo: Patricia Peralta
2015, CIPPEC, Natura, Instituto NaturaSi desea citar este libro: Rivas, A. (2015). Amrica Latina despus de PISA: Lecciones aprendidas de laeducacin en siete pases (2000-2015). Buenos Aires: CIPPEC-Natura-Instituto Natura.
Se autoriza la reproduccin total o parcial de los textos aqu publicados, siempre y cuando no sean alterados, se asignen los crditos correspondientes y no se los utilice con fines comerciales.
La opinin del autor no refleja necesariamente la posicin de todos los miembros de CIPPEC, Natura o Instituto Natura.
Las publicaciones de CIPPEC estn disponibles en su sitio web (www.cippec.org).CIPPEC alienta el uso y divulgacin de sus productos sin fines comerciales.
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Rivas, Axel
Amrica Latina despus de PISA : lecciones aprendidas de la educacin
en siete pases 2000-2015 . - 1a ed. - Ciudad Autnoma de Buenos Aires :
Fundacin CIPPEC, 2015.
360 p. ; 23x15 cm.
ISBN 978-987-1479-46-7
1. Ciencias de la Educacin. I. Ttulo
CDD 370.1
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El anlisis incluido en este libro de las polticas comunes, diferentes y ausentes durante los ltimos 15 aos en siete pases de la regin es una fuente de evidencias e inspiracin para superar los retos de calidad y equidad que agobian a Amrica Latina.
Santiago Cueto,
investigador principal del Grupo de Anlisis para el Desarrollo (GRADE)
Por fin un trabajo sobre los resultados de las pruebas PISA que no se queda en el ranking y en lamentaciones poco sustentadas! Lejos de ello, el trabajo toma los resultados de esas y otras evaluaciones y trata de entender lo que dicen sobre los sistemas educativos, pero junto con una gran cantidad de informacin adicional, que permite plantear hiptesis sugerentes y avanzar reflexiones valiosas. A mi juicio todos los interesados en la educacin de nuestros pases podramos aprender mucho del trabajo, sobre todo porque muchos incluyendo a los medios de comunicacin, pero tambin a buena parte de las autoridades educativas carecen de lo que ha dado en llamarse una slida cultura de evaluacin. La lectura de esta obra podr ser un paso importante para consolidarla.
Felipe Martnez Rizo, exdirector general del Instituto Nacional para
la Evaluacin de la Educacin de Mxico.
MAPEAL logra un raro y valioso equilibrio entre el anlisis cuantitativo y cualitativo a partir de una gran variedad de fuentes y presenta con xito las complejidades de la formulacin de polticas y reformas educativas en Amrica Latina. As, desarrolla lecciones no slo para la regin sino tam-bin para resto del mundo. Este estudio es un excelente ejemplo de cmo PISA puede fortalecer el anlisis y diseo de polticas educativas.
Andreas Schleicher, director del Directorado de Educacin y Competencias y del Programa para la Evaluacin Internacional de Alumnos (PISA) de la OCDE, Pars.
Esta publicacin es un valioso aporte para subrayar la importancia de las evaluaciones de aprendizaje como instrumentos fundamentales en la rea-lizacin del Derecho a la Educacin.
Jorge Sequeira, director de la Oficina Regional de Educacin de
la UNESCO para Amrica Latina y el Caribe.
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Axel Rivas es uno de los investigadores ms rigurosos en el campo de las polticas educativas latinoamericanas. Sus trabajos contribuyen a pensar la necesaria refor-ma y fortalecimiento de nuestra educacin pblica. Este libro constituye, sin lugar a dudas, uno de sus principales aportes.
Pablo Gentili, secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y
profesor de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro, Brasil.
Un libro imperdible, que revisa a conciencia el devenir de los sistemas educativos de Amrica Latina en el siglo XXI y, superando las camisas de fuerza de que imponen al-gunas metodologas, se atreve a plantear hiptesis informadas, nuevas preguntas, ten-siones existentes y, sobre todo, los desafos para el futuro de la educacin en la regin.
Ernesto Trevio, director del Centro de Polticas Comparadas de Educacin, Universidad Diego Portales de Chile
y asesor senior del Laboratorio Latinoamericano de Evaluacin de la Calidad de UNESCO.
Este libro constituye una lectura indispensable para tomadores de decisiones, ha-cedores de polticas y medios de comunicacin. Se trata de un anlisis riguroso y sistemtico acerca de los ingredientes que hoy estn presentes en la mejora de los sistemas educativos latinoamericanos.
Denise Vaillant, directora acadmica del Instituto de Educacin de la Universidad ORT-Uruguay
y presidente del Observatorio Internacional de la Profesin Docente con sede en la Universidad de Barcelona (OBIPD).
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7Indice
Agradecimientos ...........................................................................................9
Introduccin ................................................................................................11
1. Cmo se hizo este estudio .....................................................................15 Puntos de partida ...................................................................................15 Marco terico ........................................................................................ 17 Marco metodolgico ..............................................................................202. El nuevo siglo en Amrica Latina .........................................................23 2.1. Los siete pases en el nuevo siglo ....................................................34
3. Las polticas educativas en Amrica Latina ..........................................47 3.1. El concierto de derechos: ms financiamiento,
ms alumnos, ms reconocimiento ........................................................47 3.2. Gobernar los sistemas educativos ...................................................56 3.3. Las tensiones y transformaciones curriculares ................................71 3.4. Los libros de texto como atajo y el crecimiento exponencial
de los materiales digitales ......................................................................84 3.5. Los estados evaluadores: la mirada de los otros ..............................90 3.6. Pruebas y pasajes de alumnos: el elefante invisible ....................... 101 3.7. Distribuir justicia educativa en sociedades desiguales .................. 110 3.8. Romper el bloque de hielo de la docencia .....................................120 3.9. La gestin escolar: se apaga el impacto de la demanda,
se enciende la luz pedaggica .............................................................137 3.10. Escuelas privadas, polticas pblicas? ........................................ 147 3.11. El gran salto educativo digital .................................................... 155 3.12. La escuela: ltima frontera ......................................................... 162
4. Una sntesis: las tendencias en la educacin latinoamericana .............. 175 4.1. La dcada de 2000: primera constelacin de polticas educativas ..... 177 4.2. La dcada 2010: una segunda constelacin en movimiento ......... 181
5. Cules fueron los resultados? ............................................................. 185 5.1. Para qu sirve medir los resultados educativos? ...........................186 5.2. Amrica Latina en el mundo PISA .............................................. 189 5.3. El acceso a la educacin y las trayectorias de los alumnos ............204
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8Amrica Latina despus de PISA
5.4. Los aprendizajes en las pruebas internacionales ........................... 218 5.5. La equidad en los resultados .........................................................240 5.6. La voz de los alumnos ................................................................... 252 5.7. Sntesis de resultados por pases ....................................................257
6. Las hiptesis: cmo se pueden explicar los resultados educativos? ..........265
7. El futuro de la educacin en Amrica Latina ......................................291 7.1. Siete tensiones cruciales para el futuro de la educacin
latinoamericana ...................................................................................294 7.2. Criterios y fuentes para las sugerencias de poltica educativa .......299 7.3. Los cuatro crculos de la mejora y el cambio educativo ................301 7.4. Cmo hacer posibles las polticas? ............................................... 316 Reflexin final: Los dispositivos como garanta de derechos ..............320
Bibliografa ...............................................................................................325
Acerca del autor .........................................................................................349
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9Agradecimientos
Este libro es fruto de un esfuerzo colaborativo y del apoyo de numerosas ins-tituciones. El proyecto que le dio origen se llam MAPEAL, Mapa de la Educacin en Amrica Latina1. Fue desarrollado por el Programa de Edu-cacin de CIPPEC en la Argentina gracias al apoyo de Natura Regional, a travs de su programa Creer para Ver y del Instituto Natura de Brasil.
Agradecemos la colaboracin constante, la confianza y el respeto profe-sional de todas las personas de ambas instituciones que participaron desde un primer momento en el proyecto. En especial, agradecemos a Karina Stocovaz, Pedro Villares, Ba Ferras, Mara Vieites y a todos los referentes de las sedes de los pases de Natura: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Per y Mxico. Pocas veces encontramos en un proyecto un ambiente de colaboracin tan fructfero y de tanta afinidad institucional. Sin dudas, fue invaluable para con-cretar el proyecto y llegar a este libro.
En segundo lugar, el autor desea agradecer especialmente al equipo del Programa de Educacin de CIPPEC. A Paula Coto y Beln Snchez, por su asistencia en todas las instancias del proyecto, en particular por el apoyo a la escritura del libro. A Martn Scasso, quien proces y sistematiz la in-formacin con su profunda mirada analtica y rigurosidad metodolgica. En esta tarea tambin colaboraron Pablo Bezem y Malena Acua, con la misma paciencia y calidad en el trabajo con las estadsticas. A Florencia Mezzadra y Cecilia Veleda, por ser parte de un equipo de reflexin conjunta de nuestros proyectos en CIPPEC desde hace ms de diez aos, los cuales se expresan tambin en este libro. A Ins Dussel, como especialista externa, que escribi la base del captulo curricular y aport su experiencia a la mirada de la regin.
Numerosas personas dentro de CIPPEC colaboraron en distintas etapas del proyecto. Mara Beln Felix y Olivia Achval asistieron en la sistematiza-cin de los resultados de las evaluaciones de calidad y de la bibliografa. Fer-nando Straface, Mercedes Mndez Ribas, Marina Menndez, Dolores Arrie-ta, Ana Soffietto y Liora Gomel participaron en distintas instancias, desde la gestin hasta la correccin final del libro.
De manera ms personal, el autor agradece a su familia por todo lo que un proyecto de estas caractersticas implica en trminos de sacrificios y esfuerzos compartidos, especialmente con Mariana, Micaela y Delfina. Esta iniciati-va tuvo una larga etapa de bsqueda de fondos, por la cual se agradecen los
1 Vase la pgina web: http://cippec.org/mapeal/
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Amrica Latina despus de PISA
esfuerzos de Marcelo Cabrol para darle vida hasta encontrar el apoyo institu-cional de Natura.
En tercer lugar, agradecemos a los integrantes del Consejo Asesor del proyecto, integrado por Santiago Cueto, Pablo Gentili, Andreas Schleicher, Jorge Sequeira, Jos Francisco Soares, Juan Carlos Tedesco, Denise Vaillant y Emiliana Vegas. Sus lecturas y comentarios fueron fundamentales para ali-mentar la versin final de este libro. Tambin agradecemos las lecturas co-mentadas de dos admirados especialistas educativos: Felipe Martnez Rizo e Ins Aguerrondo.
En cuarto lugar, el proyecto hubiese sido imposible sin los socios locales que colaboraron desde cada pas. Ellos tuvieron el rol de completar un largo cuestionario sobre cada uno de los temas analizados en este libro y de ayudar-nos a concertar las entrevistas y darnos una visin de contexto de las polticas.
Agradecemos al Instituto Natura en Brasil, con la colaboracin de Mara Vieites y Edna Borges; a Educacin 2020 en Chile, con Matas Reeves y Catalina Estevez; a Empresarios por la Educacin en Colombia, con Mara Clara Ortz Karam y Sonia Vallejo Rodrguez; a GRADE en Per, con Ma-ra Balarn; a Va Educacin en Mxico, con Mariali Crdenas y Armando Estrada, y a Antonio Romano y Lucas DAvenia Frvega en Uruguay. Todos ellos hicieron un aporte invalorable a este proyecto. Estamos agradecidos por ello y por la amistad generosa que nos brindaron.
En quinto y ltimo lugar, queremos agradecer a las numerosas personas que nos brindaron su tiempo y conocimientos durante las entrevistas realiza-das en los pases. Son muchos ms de los que podemos nombrar aqu, pero hemos aprendido hasta el cansancio de las distintas experiencias de educado-res, funcionarios, sindicalistas, agentes sociales y especialistas educativos. En cada pas visitado, fuimos testigos del pensamiento vivo de grandes educado-res, representantes de fuerzas silenciosas que admiramos y concebimos como riquezas invaluables de nuestra Amrica Latina.
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Introduccin
Los sistemas educativos de Amrica Latina ensean mejor y a ms alumnos luego de los primeros quince aos del siglo XXI. Qu tanto mejor? A qu alumnos? Qu sistemas? Cmo lo lograron? Qu tanto ms podran haber conseguido? Qu tanto queda por mejorar y qu tanto por cambiar en el fu-turo? Cmo aprender las lecciones del pasado para conseguirlo?
Estas preguntas resumen el esquema y el propsito de este libro. El nuevo siglo es un buen punto de referencia. No solo porque empezar de cero permite encerrar un perodo nuevo y someterlo a anlisis. Dos motivos mayores expli-can la periodizacin elegida.
El primero es que el nuevo siglo fue prometedor para Amrica Latina. Desde 2003 en especial, los pases de la regin tuvieron un perodo de oro de crecimiento econmico y reduccin de la pobreza. Esto permiti afrontar nuevos y poderosos desafos educativos. Fue un tiempo de consolidacin y renovacin democrtica. Con mayor financiamiento educativo, las polticas se expandieron, se diversificaron y llegaron a fronteras antes no imaginadas. El mapa de la regin fue intenso, variado, dilemtico e imprevisible. Gobiernos de distintos signos polticos experimentaron polticas comunes y divergentes.
Todo esto haba sido poco estudiado. Al menos de forma integrada, sistem-tica y comparada entre varios pases. Era un tiempo fascinante para el anlisis y estaba escasamente sintetizado. Faltaban relatos que lograran entrar en los problemas y dilemas sin un lenguaje meramente descriptivo y sin los excesos de identificacin poltica que sesgan las miradas. Esto es lo que se intent realizar: una sntesis sensata y profunda del mapa de las polticas educativas implementa-das en Amrica Latina durante los primeros quince aos del nuevo siglo.
El segundo motivo disparador de la periodizacin fue que en 2000 apare-cieron las pruebas PISA de la Organizacin para la Cooperacin y el Desarro-llo Econmicos (OCDE). Este hecho marc a fuego la educacin de la regin, o al menos los discursos sobre ella. Varios pases participaron con distinta asiduidad en las ediciones trienales de PISA. Qu suerte les toc en la em-presa de ser observados y comparados, con sus aulas a puertas abiertas? Qu misterios se desataron y cules se anudaron al mismo tiempo?
Luego de cinco ediciones de las pruebas PISA (2000, 2003, 2006, 2009 y 2012) fue posible analizar a los pases en su evolucin en el tiempo. PISA no solo fue una fuente de informacin valiosa sobre los aprendizajes de los alumnos, sino tambin sobre los sistemas educativos, su oferta, sus condicio-nes y, en parte, sus polticas.
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Amrica Latina despus de PISA
PISA fue el disparador y la excusa concreta para realizar un recorte administra-ble del objeto de estudio, para centrar el anlisis en los siete pases que participaron de forma ms regular en las pruebas: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Mxico, Per y Uruguay. Era imposible mirar todos los pases de la regin, y poner el foco en siete de ellos, que renen adems a tres cuartos de la poblacin total de Am-rica Latina, permiti un parmetro espacial y poltico para el recorte temporal.
El estudio no pretendi explicar causalmente los resultados de PISA. Al contrario, como se ver, en buena medida es necesario des-explicarlos para poder entenderlos. Des-explicarlos en el sentido de quitarles la carga de sen-tido comn, las acusaciones, las malas intenciones en las lecturas de los datos o la simple confusin que generan los nmeros sin contexto. Mucho de lo que se piensa que ocurri en los pases de Amrica Latina en PISA ser desmitifica-do por el presente libro. Quizs mucho ms de lo esperado antes de comenzar el proceso de la investigacin.
Pero tambin mucho de lo que cuenta PISA, en sus planos ms conocidos y en sus pliegues internos de incontables bases de datos, es valioso para el anlisis. Datos de la calidad y equidad educativa, rasgos de los sistemas, su evolucin en el tiempo, sus variaciones dentro de los pases y entre regiones, todo ese material tiene una riqueza notable para estudiar la poltica educativa. Para esto, tambin fue clave la aparicin de las pruebas SERCE y TERCE de la UNESCO, que se aplicaron en 2006 y 2013 en el nivel primario, especial-mente diseadas para los pases de Amrica Latina.
El esquema del estudio fue ambicioso y simple a la vez. As est plasmado en el orden de los captulos de este libro. Primero, se presenta el marco terico y metodolgico; luego, el contexto del perodo estudiado y a continuacin, el mapa de las polticas. Este fue el foco de la investigacin, plasmado en el largo captulo 3. Qu hicieron los pases durante los primeros quince aos del nuevo siglo en materia de poltica educativa? Cules fueron las prioridades? Qu vari segn gobiernos, ideologas y mapas de poder? Cmo cambiaron las modalidades de intervencin y regulacin de los sistemas educativos?
Estas preguntas abren un gran mapa de polticas, que se resumen en las tendencias del captulo 4. A medida que el lector se preste a recorrerlas, reco-nocer convergencias y divergencias entre los pases. Una pregunta ir crecien-do, quizs, en quienes persistan en el texto: qu efecto tuvo todo esto? A qu pases les fue mejor y a cules peor?
Entonces, el misterio se develar en el captulo 5. All se presentarn los resultados educativos, utilizando diversas fuentes de informacin. Se analiza-rn los indicadores de acceso y trayectorias de los alumnos, de calidad de los aprendizajes medidos por las evaluaciones estandarizadas y de equidad segn los contextos sociales de los alumnos y pases. Pero los resultados se expon-drn con resguardos metodolgicos y analticos.
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Introduccin
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Un primer resguardo que tomamos para escapar de las simplificaciones fue presentar los resultados a partir de distintas fuentes: estadsticas de los pases, las pruebas PISA, las pruebas SERCE y TERCE, de reciente publicacin por parte de la UNESCO, y las evaluaciones nacionales de la calidad de los siete pases. No siempre los datos darn un panorama convergente y a veces, ni siquiera explicable. Las contradicciones entre resultados y datos no sern esquivadas sino abiertas como interrogantes irresueltos.
Justamente por eso el anlisis de los resultados es un captulo en cierto sentido fugaz. No busca cerrar la historia, contar quines ganaron y quienes perdieron o decir a partir de los ganadores qu hicieron ellos para que el resto los imite. No hay caminos fciles y esta lgica reduccionista es peligrosa si se tiene en cuenta que detrs de las recomendaciones de poltica hay vidas de millones de alumnos en juego.
El captulo 6 intentar explicar todo esto, quizs con ms preguntas que respuestas. All se presentarn las hiptesis de la investigacin. Hasta qu punto son consistentes los resultados entre s? Qu posibles relaciones tie-nen con las polticas implementadas? Qu otros factores pueden explicar-los? Qu tanto peso tuvieron los cambios sociales, econmicos, culturales y polticos que rodearon a las escuelas? Qu tanto de los resultados puede ser explicado por las polticas educativas implementadas?
Por ltimo, el recorrido termina con los desafos del futuro de la educa-cin en Amrica Latina. All se presentan los principales dilemas irresueltos a partir del mapa comparado. Qu tensiones se abrieron o se expandieron durante el nuevo siglo? Cules son las deudas pendientes, las posibilidades y las encrucijadas de los aos porvenir?
Las respuestas a estas preguntas sintetizarn las lecciones aprendidas. Este libro no es un mero ejercicio analtico sino que busca transformar la realidad. No a travs de caminos cortos, ni miradas simplificadas, sino en un registro compa-rado, reflexivo, con uso de las estadsticas y en relacin con los contextos. Mi-rando polticas, actores e instituciones con una perspectiva sur-sur (Chisholm y Steiner-Khamsi, 2008). Contrastando los efectos en planos diferenciados, con el cuidado de las limitaciones en las interpretaciones y en los mensajes que luego consumirn los medios de comunicacin y tomadores de decisiones.
El captulo final presenta sugerencias para el futuro basadas en los apren-dizajes del estudio y en aos de recorrer escuelas, visitar ministerios de educa-cin, conversar con especialistas y leer con cuidado el campo de conocimientos y prcticas de la poltica educativa. No son un cierre en forma de recetas, sino un mapa, como el propio estudio. Solo que en este caso invita a ser recorrido no a travs de los ojos del lector sino a travs de los pies de los educadores latinoamericanos del futuro.
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1. Cmo se hizo este estudio
Puntos de partida
El objetivo final de este estudio es contribuir con la visin de una Amrica Latina ms justa y democrtica. La justicia y la democracia tienen diversas vas de realizacin. La educacin es una de ellas. Es una va decisiva porque acta de forma preventiva, genera un efecto cascada, abre caminos. Ms y mejor educacin conducen a una estructura social ms justa y menos determinada por va intergeneracional, a una democracia ms madura con ciudadanos pro-tagnicos, a una economa basada en el conocimiento, diversificada y menos sujeta a los vaivenes internacionales.
Sobre la base de una visin ms justa y democrtica de la regin est la idea de una nueva igualdad. Goran Therborn seala que es necesario ir ms all de las concepciones reduccionistas centradas en la desigualdad material de las sociedades. Para ello propone descomponer el anlisis de la desigualdad en tres tipos diferentes: la desigualdad vital (nutricin, hambre, expectativa de vida, condiciones de salud, etc.), la desigualdad de recursos e ingresos y la desigualdad existencial (Therborn, 2013). Este ltimo tipo de desigualdades se expresa en condiciones de autonoma, dignidad, grados de libertad y dere-chos de reconocimiento y autodeterminacin de las personas y grupos sociales.
Esta distincin reconoce la marca fundacional de la teora de la justicia de Amartya Sen (2011). Su concepcin est centrada en la nocin de capacida-des. Sen indica que las capacidades fomentan una libertad sustantiva, confor-mando las habilidades que las personas tienen para hacer diferentes cosas que ellos mismos pueden valorar. Las capacidades permiten distinguir diversos caminos de vida, son facultades habilitantes tanto para el bienestar como para tomar distintos rumbos de accin y asignarles un sentido propio.
La educacin es un eje central del enfoque de capacidades de Amartya Sen. Es lo que hace girar todas las piezas, alimentando la libertad de con-ciencia y las herramientas para no quedar subyugados a un destino nico ni a la repeticin de las vidas de sus padres. Romper la herencia intergeneracional requiere sistemas educativos poderosos, que generen capacidades existenciales en todos los sujetos.
Este enfoque est vinculado con la idea de justicia educativa de Francois Dubet (2005): el objetivo de un sistema educativo, al menos de lo que deja en quienes que terminan la escuela secundaria, debera ser lograr que todos
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Amrica Latina despus de PISA
los alumnos se sientan capaces de actuar y que puedan materializar esa idea a travs de diversos caminos posteriores. Esto implica una adhesin a la idea de justicia y un compromiso con los resultados para llegar al final del camino en el derecho a la educacin (Tedesco, 2010)
Hasta qu punto los sistemas educativos de Amrica Latina logran el objetivo de generar capacidades para actuar en todos los alumnos? De qu formas puede la poltica educativa incrementar esas capacidades? Estas dos preguntas marcan el trasfondo del presente libro.
El enfoque especfico para abordarlas fue a travs del estudio de las priori-dades de poltica educativa implementadas en los siete pases seleccionados durante los primeros quince aos del Siglo XXI. Qu cambi en las agendas de poltica educativa durante el nuevo siglo en Amrica Latina? Cules fueron las tendencias convergentes y divergentes en las polticas implementadas en los siete pases seleccionados? Qu hiptesis pueden extraerse a la luz de los resul-tados obtenidos por los pases en el acceso, la calidad y la equidad educativa?
Estas preguntas resumen el objeto de la investigacin. Y tambin su fi-nalidad: aportar lecciones para las futuras discusiones sobre el rumbo de la educacin y sus caminos para potenciar las capacidades de los alumnos en Amrica Latina.
Varios antecedentes ayudaron a especificar las preguntas de investigacin. Sobre los noventa se haban elaborado profundos trabajos comparados de las reformas educativas (Rivero, 2000; Martnez Boom, 2004; Martinic y Pardo, 2001; Grindle, 2004; Gajardo, 1999; Fischman, Ball y Gvirtz, 2003). En el nuevo siglo tambin hubo documentos que constituyen valiosos antecedentes (Tedesco, 2012; Cabrol y Szkely, 2012; Poggi, 2014; Vegas y Petrow, 2008; OREALC-UNESCO, 2008), aunque fue una etapa menos estudiada de ma-nera sistemtica o a travs de la comparacin de pases y reformas.
Para indagar la agenda de polticas educativas de los siete pases, se to-maron criterios que remiten tanto a concepciones tericas como a limitacio-nes metodolgicas. Comenzando por las limitaciones, el foco del estudio se centr en las polticas de educacin bsica no universitaria, para abarcar tangencialmente el nivel inicial y aspectos de la educacin superior. Por una cuestin de limitacin de la envergadura de los temas involucrados, las agen-das analizadas corresponden al nivel primario y secundario, con las distintas denominaciones y estructuras de los pases.
Este enfoque tambin implic dejar afuera importantes sectores y aspec-tos de los sistemas educativos, que requieren una mirada ms especializada y un foco que el presente estudio no poda ofrecer. La educacin especial, la educacin de adultos, la educacin no formal y otras numerosas cuestiones fundamentales de la educacin que quedaron afuera, y con ellas sus polticas, sus instituciones y sus sujetos.
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1. Cmo se hizo este estudio
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Marco terico
El marco terico tuvo como punto de partida concebir las polticas educativas como prcticas de gobierno (Hunter, 1998; King, 1985; Rose, 1999). Al com-prenderlas de esta manera, se les quita la visin unidireccional de arriba hacia abajo. Las prcticas de gobierno son relaciones de poder que se producen, reproducen y transforman en el nivel micro de las interacciones pedaggicas, en el nivel meso de gestin y gobierno, y en el macro nivel de la regulacin sistmica de las polticas.
De qu maneras la accin de la poltica educativa cambia regulaciones del sistema y cmo el mismo sistema educativo influye en las polticas? Esta doble concepcin de los flujos del cambio define al Estado como un agente de poder no aislado ni unidimensional.
Las acciones que disea o implementa el Estado son mltiples y expresan distintas capas histricas de cambio. Lo que hace un gobierno, en todo caso, es darles mayor entidad a algunas de ellas, recortarlas, privilegiarlas y dotar-las de mayor poder y recursos. Pero un gobierno casi nunca acta como una mentalidad unificada ni como un recorte por fuera de la historia previa de las prcticas y la cultura de un pas.
Por lo tanto, dotar a un gobierno particular de la entera responsabilidad por los resultados educativos es un obstculo epistemolgico que se buscar evitar. El estudio identificar las polticas educativas dentro de entramados complejos, muchos de ellos globales y convergentes ms all de las fronteras regionales, otros propios de las condiciones y posibilidades de cada pas y otros propios de la cultura organizacional que predomine en el sistema educativo. Esto no implica aislar a todo gobierno de su responsabilidad con los resulta-dos, sino limitar la reflexin a sus mrgenes de accin reales.
Lo mismo se plantear con la nocin de transferibilidad de las polticas. La investigacin resume numerosas acciones de poltica con el doble objetivo de entenderlas y usarlas para abrir comparativamente la imaginacin de pol-tica educativa de la regin. Las polticas analizadas pueden ser inspiradoras y servir para ver las cosas de otra forma a travs de una va de escape de la mi-rada endogmica que predomina en muchas discusiones educativas. Pero no se trata de polticas-receta que se recomienden sin contexto, sin adaptaciones y sin una perspectiva crtica de las visiones tecnocrticas e instrumentales de transferencia de las reformas educativas (Beech, 2011; Steiner Khamsi, 2004)
Las polticas analizadas son aquellas que tuvieron el mayor potencial de impacto sobre las prcticas de los actores del sistema educativo. Esto implic analizar polticas masivas ms que experiencias piloto, polticas que efectivamente se hayan implementado versus aquellas que fueron propuestas o solo alcanzaron un estatus legal sin contraparte efectiva en la prctica. Se
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Amrica Latina despus de PISA
priorizaron las polticas que afectaron las motivaciones e incentivos de los actores e instituciones, sus lgicas internas de funcionamiento, sus dinmicas de actuacin. En definitiva, polticas cruciales en su impacto regulador de las prcticas de enseanza y aprendizaje.
Este tipo de anlisis se diferencia del estudio de la poltica educativa cen-trada en los discursos, los gobiernos y las grandes leyes como ejes de anlisis. No estarn ausentes estas dimensiones, pero no sern privilegiadas como de-marcaciones profundas de los sistemas educativos. Una hiptesis terica que gua el estudio es que las polticas que cambian las prcticas, muchas veces, no coinciden con los discursos dominantes de los gobiernos que las implementan. Esto no quita que los discursos, claro est, tengan efectos en s mismos y que muchas veces un gobierno logre transformaciones a travs de las grandes leyes, la trasmisin de un cambio de identidad poltica con el pasado y su materiali-zacin mediante nuevos climas de poca histricos.
Lo que seala el enfoque priorizado es que, a veces, la mirada basada en los cambios legales est lejos de las prcticas concretas, donde se materializan sis-tmicamente los procesos de enseanza y aprendizaje. Lo que interesa mirar aqu son sistemas de regulaciones de las instituciones, de las relaciones entre los actores y de las prcticas pedaggicas (Bernstein, 1998).
Hecha esta aclaracin, es necesario tambin sealar los lmites del enfo-que emprico para materializar sus bases tericas. Llevar al final del camino la mirada sobre las prcticas de gobierno implica entrar a las aulas, observarlas en lo posible durante un largo perodo de tiempo, entender sus relaciones con las culturas y el efecto especfico de las polticas. Eso no se pudo concretar durante el presente estudio. De all sus enormes limitaciones.
Las escuelas estn situadas en entornos culturales que tienen un efecto oculto sobre las prcticas. Como seal Alexander (2001), la cultura dirige lo que sucede en las aulas, ya sea a travs de lo que est escrito en las paredes como de lo que no se ve pero que est sucediendo dentro de la cabeza de los alumnos. Este estudio no lleg a ver tan lejos, y all radican todas las ausen-cias ms sensibles de la investigacin.
Hubiese sido determinante analizar las culturas organizacionales de las escuelas y de las sociedades estudiadas (Bray, 2010; Hofstede, 1991). Tambin el enforcement de las polticas, porque la brecha entre sus enunciados, incluso relatados por informantes conocedores del terreno local, y las prcticas es muy extensa. Solo por partes y en trminos de hiptesis iniciales sern abordadas estas dimensiones, para entender sus posibles vnculos con las polticas y los resultados en cada uno de los pases.
No llegar a ver las aulas, es decir, la materializacin de las innumerables polti-cas estudiadas en las voces y las prcticas de docentes, alumnos y familias impone una limitacin a todas las conclusiones que puedan extraerse de la investigacin.
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1. Cmo se hizo este estudio
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Sin poder ahondar en la historia cultural y pedaggica de los sistemas edu-cativos, el anlisis de este estudio se concentr en los canales de comunicacin sistmica de la poltica educativa. Estos canales se definen como mecanismos recurrentes con una lgica propia de intervencin, que establecen distintos ni-veles de coercin sobre los actores e instituciones (Rivas, Veleda, y Mezzadra, 2013). Los canales conectan al Estado con las prcticas pedaggicas de forma relativamente estable y predecible. Son dinmicas institucionalizadas del siste-ma educativo, que fluyen entre escuelas y en el tiempo; son gigantescos sistemas de comunicacin entre el Estado y las instituciones educativas.
Los canales de la poltica educativa no son meros conductores de conte-nidos, sino que tambin producen sentido y efectos en s mismos. Algunos funcionan como verdaderas arterias: el diseo curricular; la distribucin de materiales (en especial los libros de texto); la evaluacin de los alumnos y los regmenes acadmicos; la supervisin escolar; la formacin docente inicial y continua; la carrera docente, la normativa educativa (si es que puede conside-rarse con una cierta organicidad, que en algunos casos no existe). Otros son ms especficos: concursos de cargos; planes de mejora; polticas compensato-rias, programas institucionalizados especficos.
Los canales que funcionan como arterias tienen larga data y cada uno de ellos expresa la historia de las relaciones entre el Estado y las escuelas en los siete pases estudiados. Pero los canales tambin pueden ser creados, eli-minados o reformulados sustantivamente. Un ejemplo de un canal nuevo de poltica educativa que surgi y se estableci como un nuevo regulador de las prcticas en la mayora de los pases lo constituyen los sistemas de evaluacin de la calidad de los aprendizajes, que actuaron no sobre los alumnos sino sobre las escuelas y los docentes. Tambin en algunos casos, los recientes sistemas de evaluacin y nuevos incentivos para la carrera docente fueron canales nuevos de impacto reciente.
Los canales de la poltica educativa se convierten en dispositivos cuan-do producen un efecto de encauzamiento de las acciones del sistema edu-cativo, regulan prcticas y generan cierto control de los resultados2. Los dispositivos tienen la capacidad de regular grandes contingentes de actores, prcticas e instituciones. Pueden tener mayor o menor apertura al azar, el cambio y la fragmentacin de prcticas, pero por su propia lgica generan un efecto de control sobre aspectos decisivos del sistema educativo.
Uno de los intereses centrales de este estudio es comparar tanto los canales de la poltica educativa de los pases analizados y su conversin en dispositivos como la creacin de nuevos canales que actan como
2 La definicin de dispositivo es propia, retoma aspectos tericos desarrollados por Bernstein (1994 y 1998).
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dispositivos. La actuacin como dispositivos implica la utilizacin de una serie de mecanismos para aprovechar grandes sistemas de comunicacin (los canales, las arterias del sistema educativo) y convertirlos en sistemas de regu-lacin basados en conquistar ciertos resultados concretos.
Lo contrario de los dispositivos es tener polticas que no evalan resultados, que envan recursos a las escuelas sin saber si los necesitan, cmo son recibidos y utilizados, o que realizan concursos de cargos y dejan su ejecucin en manos de una gran dispersin de agentes y criterios. Lo contrario de los dispositivos es un modelo de oferta incrementalista, con un Estado poco comprometido con los usos y visiones de los actores y con los resultados de aprendizaje.
Los dispositivos pueden ser utilizados con diversos fines y pueden ser ms democrticos o ms autoritarios. Centralizan el ejercicio del poder en el Es-tado, pero esa centralizacin puede estar basada en consultas sistmicas que reconozcan y redistribuyan las asimetras sociales. Las nuevas tecnologas fa-vorecen concepciones ms democrticas que los dispositivos, y permiten la participacin de mltiples voces a travs de nuevas herramientas digitales como la analtica de grandes cantidades de datos y la participacin instant-nea de las redes sociales. Pero tambin tienen nuevos riesgos vinculados con el manejo de la informacin y la privacidad de las personas.
Los dispositivos pueden asociarse con concepciones bien conocidas de las polticas pblicas centradas en la gestin por resultados, el anlisis costo-be-neficio y la eficiencia tecnocrtica de la nueva gestin pblica (Osborne y Gae-bler, 1993; Simon, 1977). Esta asociacin no es la propuesta, dado que estos enfoques tienen una visin ms centrada en enfoques econmicos, que se ale-jan de una concepcin ms democrtica y educativa de las polticas pblicas3.
La concepcin de los dispositivos aqu propuesta se vincula con la posibili-dad de re-analizar el rol del Estado en educacin. Cmo recuperar y defender la educacin pblica? Cmo garantizar los derechos educativos universales? Los dispositivos son una pieza vital para responder a estas preguntas. En este libro se explorarn varias respuestas posibles, a travs de la lupa de los pases, sus contextos, polticas y resultados.
Marco metodolgico
Hechas estas aclaraciones resta describir, al menos brevemente, el marco me-todolgico del estudio. La combinacin de una mirada cuali y cuantitativa fue el camino elegido para abordar las preguntas de la investigacin.
3 La visin de una nueva institucionalidad pblica, basada en la participacin como fuente de recuperacin del espacio pblico inspira la perspectiva aqu propuesta (Grau, 1997)
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1. Cmo se hizo este estudio
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Por un lado, se sistematizaron los resultados de las pruebas PISA de los siete pases seleccionados. Esto incluy el anlisis de todas las dimensiones medidas por estas evaluaciones: calidad, equidad, contexto social y organi-zacin del sistema educativo. Adems, se consider la evolucin de los siete pases seleccionados en las distintas pruebas PISA desde 2000 hasta 2012.
En paralelo, se sistematizaron y analizaron las estadsticas comparables disponibles sobre las dimensiones demogrfica, social, econmica y educativa de Amrica Latina. Esto permiti el anlisis contextualizado de las polticas implementadas en los distintos pases y de sus resultados. Justamente, la me-dicin de resultados se realiz sobre la base de diversos indicadores, entre los cuales se encuentran las propias pruebas PISA, las pruebas SERCE y TERCE de la UNESCO para el nivel primario, las evaluaciones de calidad de cada uno de los pases estudiados y estadsticas sobre los rendimientos internos, la equidad y la calidad de los aprendizajes.
Se procesaron bases de datos de distintas fuentes de informacin esta-dstica de los pases (censos, encuestas de hogares) y de las propias pruebas PISA. Este abordaje permiti producir informacin no conocida previamen-te, sistematizar datos para analizar la consistencia interna y comparada de la informacin, y analizar los resultados con diversos recaudos metodolgicos.
Por otra parte, se realiz una profunda revisin de la literatura general so-bre las polticas educativas en Amrica Latina durante las ltimas dos dcadas, en particular sobre cada uno de los pases de la investigacin. Se sistematizaron ms de 500 documentos sobre diversos aspectos de las polticas educativas im-plementadas, una base de informacin y conocimiento muy rica que evidencia el amplio terreno recorrido por la investigacin educativa en la regin.
En cada pas se realiz una preparacin del caso en alianza con un socio local, que sistematiz las principales polticas educativas implementadas durante el perodo estudiado a travs de un largo cuestionario con 110 preguntas. Tambin se sistematizaron la normativa educativa y los principales documentos de poltica educativa publicados por las distintas gestiones de gobierno analizadas.
Durante el trabajo de campo, coordinado en todos los casos por el autor del libro junto con los socios locales, se realizaron entre quince y veinte entrevistas en cada uno de los pases visitados. Los principales entrevistados fueron los mi-nistros de educacin (actuales y anteriores), funcionarios ministeriales (actuales y anteriores), especialistas educativos, lderes sindicales y otros referentes pol-ticos y sociales de la educacin. En total, se realizaron ms de 100 entrevistas con actores clave de la poltica educativa del perodo estudiado (2000-2015) en Argentina4, Brasil, Chile, Colombia, Mxico, Per y Uruguay.
4 En Argentina, el trabajo de campo fue distinto, mucho ms centrado en la experiencia del autor, quien desde hace aos dialoga con diversos actores y accede a estudios sobre las polticas educativas del perodo estudiado (Rivas, Vera y Bezem, 2010; Rivas, 2004, 2009, 2014).
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Amrica Latina despus de PISA
En la etapa de anlisis, la investigacin situ los ejes claves del mapa de polticas por pases, sistematizando las convergencias y divergencias entre y dentro de los pases. En paralelo se analiz la evolucin de los resultados re-feridos al acceso, la equidad y la calidad de la educacin. En base a la infor-macin sistematizada se formularon hiptesis explicativas de los resultados para cada uno de los pases, que responden a criterios exploratorios y remiten a otras investigaciones paralelas.
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2. El nuevo siglo en Amrica Latina
La primera dcada del siglo XXI fue especial para ms de 50 millones de latinoamericanos. Esa es la cantidad de habitantes que abandonaron la po-breza para entrar en las clases medias emergentes. El nuevo siglo, contexto temporal de la presente investigacin, fue un tiempo de cambio social. La continuidad democrtica, por primera vez prometedora en la historia del con-tinente, se combin con un marco econmico externo favorable para dar como resultado un notable progreso social.
Entre 2000 y 2013, el PBI por habitante de Amrica Latina creci un 30,4%, a un ritmo anual del 2,09%5. En 2003, la deuda externa agigantada durante las dictaduras, la dcada nefasta de 1980 y el neoliberalismo de los noventa representaba el 40% del PBI. Para 2009, la regin haba logrado disminuirla a la mitad. El desempleo baj del 10% al 7% durante la primera dcada del nuevo siglo, aunque no se logr reducir la informalidad laboral. Fue un tiempo de apertura comercial favorable con el de boom de exportacio-nes y la riqueza de los suelos diversos de la regin.
Tendencias sociales que mostraban una larga evolucin histrica favorable se aceleraron. La esperanza de vida en la regin pas de 68 aos en 1990 a 74 aos en 2010. La mortalidad infantil baj a menos de la mitad en ese mismo perodo (de 52 a 23 nios cada 100.000 habitantes).
Se ampliaron derechos fundamentales de la poblacin gracias a cam-bios econmicos y fiscales. Creci la carga tributaria, aunque no se hizo ms progresiva en la mayora de los pases. Esto, apoyado en el incremento del PBI, permiti aumentar el gasto social en toda la regin del 11,7% al 14,5% del PBI entre 2000 y 2011 (CEPAL, 2014b). Se crearon o se incrementaron notablemente las transferencias condicionadas para los sectores ms pobres. Se ampliaron las coberturas previsional y de salud, gracias a la expansin de las pensiones no contributivas (Bosch, Melguizo y Pages, 2013).
Como algunos autores la caracterizaron, se trat de la dcada de las opor-tunidades (Moreno, 2011). Como resultado, un amplio conjunto de sujetos invisibles comenzaron a tener, quizs por primera vez en la larga historia de
5 CIPPEC, sobre la base del PIB anual por habitante a precios constantes en dlares de 2010 de la base de datos CEPALSTAT, CEPAL. Si se considera el PBI total, el crecimiento acumulado fue del 52,8%, a un ritmo del 3,34% anual.
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Amrica Latina despus de PISA
Amrica Latina, vidas mnimamente dignas. Un inmenso umbral de condi-ciones de vida comenz a elevarse, y asentarse como conquistas para las futu-ras generaciones.
El grfico 1 permite dimensionar la etapa analizada en perspectiva. Como se puede observar, el momento de cambio fue el 2003, a la salida de la crisis econmica de la Argentina. Desde entonces, la disminucin de la po-breza y la indigencia corrieron en paralelo al notable crecimiento econmico de la regin. 2009 es el nico que marca un retroceso, signado por la crisis de la bolsa en Estados Unidos. Si bien en la segunda dcada del nuevo siglo el crecimiento econmico se desaceler, la tendencia sigui siendo positiva para la regin.
Grfico 1. Pobreza moderada y extrema (porcentajes) y PBI per cpita (dlares internacionales 2005 constantes). Amrica Latina, 1995-2010
Nota: PBI: producto interno bruto; PPP: paridad del poder adquisitivo.
Fuente: Banco Mundial (2011).
La recuperacin de la democracia y su estabilizacin fueron otro pilar de un tiempo renovador. La consolidacin de los poderes pblicos, el trn-sito lento y zigzagueante hacia una justicia ms independiente y el fin de los aparatos represivos estatales que haban encontrado un accionar terrorista y genocida en algunos pases confirmaron una nueva etapa histrica. Incluso en pases donde haba estado en pie, como Mxico o Colombia, se logr consolidad la democracia formal con argumentos institucionales ms slidos. Esto no cierra la historia, dado que todava siguen vigentes en pie situaciones
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Extrema pobreza
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Pobreza moderada PBI per cpita
Grafico 1
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2. El nuevo siglo en Amrica Latina
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de vulneracin de derechos fundamentales y situaciones de violencia extrema, como lo demuestra la reciente masacre de estudiantes en Mxico.
Pero el camino fue muy duro. Los ochenta, conocidos como la dcada perdida, fueron devastadores en trminos econmicos. El impacto de esa d-cada en el orden econmico de la regin sobresale por la gran cada del PBI. La crisis de la deuda y los casos de hiperinflacin en varios pases hacia fines de los ochenta marcaron la difcil transicin en una etapa donde la democracia recin surga o era todava inestable y cargada de rasgos autoritarios.
Fue entonces cuando avanz un perodo de fuerte convergencia regional, marcado por el predominio de la economa ortodoxa. En los noventa, pri-maron las polticas neoliberales de ajuste del gasto pblico, privatizacin de los servicios pblicos, desregulacin del mercado laboral, apertura indiscri-minada de la economa y desproteccin social. Este proceso trajo resultados dispares segn los pases, aunque en su conjunto gener un aumento del desempleo, la expansin de las desigualdades y un crecimiento econmico con exclusin social que se tradujo en muchos pases en una crisis posterior (Rouqui, 2011).
La expresin mxima de este modelo fueron pases como Per y Argenti-na, que terminaron con grandes crisis polticas y sociales. La debacle econ-mica de la Argentina a fines de 2001 trajo repercusiones para toda la regin, como las que haba generado Mxico en 1995, con la crisis del Tequila.
En el nuevo siglo se abri una nueva etapa poltica. Por un lado, ascendie-ron al poder varios gobiernos populares de centroizquierda, caracterizados en algunos casos como populistas o nuevas democracias, segn la cosmovisin analtica (Reid, 2007; Toer, 2012). Pero tambin, gobiernos con similar orien-tacin encontraron una sntesis de continuidad de la dcada del noventa, como es el caso de la Concertacin en Chile.
En pases como Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador, la posicin de los gobiernos fue claramente de oposicin y reversin de los noventa. Nuevo lderes como Lula Da Silva en Brasil, Jos Mujica en Uruguay y Evo Morales en Bolivia, expresaron las voces de figuras inditas que provenan de los sectores populares y canalizaban una revisin profunda de la historia latinoamericana.
La estabilidad y la madurez democrtica tuvieron derivaciones en la mejora de la ciudadana poltica, ampliando los derechos a elegir y ser elegi-do bajo nuevas instancias de decisin colectiva (Pinto y Flisfisch, 2011). Sin una evolucin lineal, con variados escenarios y retrocesos, la regin logr me-jorar sus niveles de institucionalidad democrtica y calidad estatal. Las capas internas del Estado fueron ganando profesionalismo en un terreno minado histricamente por la lealtad partidaria, el clientelismo y el presidencialismo. Un estudio reciente muestra importantes avances en el desarrollo del servicio
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civil de la regin, a travs de un ndice que mide la eficiencia, la promocin del mrito, la consistencia estructural, la capacidad integradora y funcional del sector pblico (Cortzar Velaverde, Lafuente, y Sangins, 2014) 6.
Pero el nuevo siglo no pudo borrar la larga historia de Amrica Lati-na. Todas las inmensas conquistas, que conjugaron disparmente mejoras sociales, econmicas y democrticas, no lograron dejar atrs el rasgo ms conocido de la regin: su desigualdad social. La historia de Amrica Lati-na estuvo signada por la dominacin poltica y la concentracin econmica de las tierras y la propiedad. Los grandes latifundios fueron una fuente de desigualdad que reg a los pases de caciques, caudillos y padrinazgos, y que se sostuvo en base a la expropiacin de la misma nocin de humanidad de vastos sectores de la poblacin.
Distintos estudios muestran cmo se aceler y profundiz la desigualdad social durante el ltimo cuarto del siglo XIX y principios del siglo XX. En ese perodo, aument el valor de la tierra y disminuy el del trabajo, lo que con-centr an ms la economa en pocas manos. Los regmenes tributarios de la regin consolidaron en el Estado una versin regresiva del cobro de impuestos, que se mantiene en la comparacin internacional hasta la actualidad (Brtola y Ocampo, 2010; Frankema, 2009).
Amrica Latina sigue siendo el continente ms desigual de la tierra (Kliks-berg, 2011). Como se observa en el grfico 2, la concentracin de los ingresos es ampliamente superior al resto del mundo. En la regin, el dcimo decil con-centra el 48% de los ingresos, mientras que en el resto del mundo concentra el 34%. Los ocho primeros deciles de ingresos en Amrica Latina son mucho ms pobres en trminos relativos a la riqueza de la regin que en el resto del mundo.
6 El estudio del BID muestra una mejora de 30 a 38 puntos en el ndice del desarrollo del servicio civil entre 2004 y 2013, sobre la base de la experiencia de 16 pases.
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Grfico 2. Inequidad en Amrica Latina y el mundo. Participacin de cada decil en la distribucin del ingreso
Nota: el decil 1 corresponde al 10% ms pobre de la poblacin en trminos de ingresos, mientras que el decil 10 rene al 10% ms rico.
Fuente: Gasparini y Lustig (2011).
Las personas en situacin de pobreza sufren una degradacin de sus con-diciones mnimas de vida. En Amrica Latina, esta vulnerabilidad estuvo pre-sente desde el principio de la historia. Grandes contingentes de la poblacin fueron y son an atrozmente pobres (Halperin Donghi, 2008). Pero la des-igualdad est signada por otras ramificaciones de la vida social, que son claves para entender las polticas educativas y la vida de las escuelas.
Qu pas con la desigualdad social durante el nuevo siglo? Dismi-nuy, pero lo hizo de forma ms leve que la pobreza y el ritmo del cre-cimiento econmico. El 74% del aumento de la clase media en la regin durante el nuevo siglo se debi al crecimiento econmico, y apenas un 26% por redistribucin y reduccin de la desigualdad (Ferreira, Messina, Rigoli-ni, Lpez-Calva, Lugo y Vakis, 2013). El grfico 3 es una fotografa de los desafos pendientes: la desigualdad baj mucho menos que la pobreza y que lo que creci el PBI en el nuevo siglo.
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Decil de menores ingresos
Decil de mayores ingresosAmrica Latina Resto del Mundo
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Deciles de ingreso
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Amrica Latina despus de PISA
Grfico 3. Pobreza y desigualdad en Amrica Latina: porcentaje de la poblacin con ingresos debajo de U$S2,5 al da y coeficiente de Gini. 1996- 2010
Fuente: SEDLAC, CEPAL, BID y Banco Mundial.
Entre 1995 y 2010, se estima que al menos un 40% de los hogares logra-ron ubicarse en una clase socioeconmica superior. Pero la mayora de las personas que abandonaron la pobreza no ingresaron en las filas de las clases medias, sino que agigantaron un grupo intermedio de sectores emergentes, denominados por el Banco Mundial como grupos vulnerables, que consti-tua a comienzos de 2010 un 38% de la poblacin (F. Ferreira y otros, 2013).
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Grafico 3
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Grfico 4. Tamao de los grupos sociales en Amrica Latina (porcentaje de poblacin perteneciente a las categoras pobres, vulnerables, clase media y residual). Circa 2000, 2012
Nota: las cifras entre parntesis indican la cantidad de personas en cada grupo. Los porcentajes corres-ponden al promedio ponderado de los porcentajes de la poblacin de cada grupo en 18 pases: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Mxico, Nicaragua, Panam, Paraguay, Per, Repblica Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Fuente: CIPPEC, sobre la base de elaboraciones de PNUD a partir de estimaciones por pas para el 2000 provistas por CEDLAS, con base en SEDLAC y a partir de Banco Mundial (2014) para el 2012.
La mayor movilidad social trajo nuevos derechos y mejores condiciones materiales para millones, pero no se afianz en empleos formales, institu-ciones de seguridad social regulares y condiciones educativas que consoliden una menor desigualdad vital y existencial (Therborn, 2013). La desigualdad persisti en nuevas formas, incluso encontr otras ramificaciones mientras que su medicin en trminos de los ingresos disminuy levemente. Am-rica Latina sigue siendo una regin con muy baja movilidad intergeneracio-nal, donde las personas son altamente dependientes del destino de sus padres (PNUD, 2010) .
Para algunos autores, el tipo de crecimiento min las posibilidades de de-sarrollo con mayor integracin social y sustentabilidad a largo plazo. La idea de maldesarrollo indica que la exportacin de bienes primarios a gran escala orient a la economa hacia actividades extractivas de escaso valor agregado. La convivencia de un acelerado incremento del PBI con ciudades caticas, contaminacin, violencia y segregacin social sera propia de un tipo de mo-delo econmico que brinda muchas tentaciones de corto plazo y efectos pre-ocupantes para el futuro (Dumont y Mottin, 1983; Svampa y Viale, 2014; Tortosa, 2011).
Grafico 4
Pobres (189,9 mill.);
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Pobres (133,7 mill.);
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Clase media (99,6 mill.);
21,8%Clase media (181,9 mill.);
34,4%
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Amrica Latina despus de PISA
El trasfondo de esta etapa favorable de crecimiento econmico se teji so-bre un manto de urbanizacin, que se expres en anillos cada vez ms densos alrededor de las grandes ciudades latinoamericanas durante la ltima mitad del siglo XX. La poblacin en mbitos urbanos pas de un 40% en 1950 a un 70% en 1990 y a un 80% en 2010. Tal es as que Amrica Latina se convirti en el continente con mayor proporcin de poblacin urbana del mundo. Este fue un proceso previo al perodo analizado, en el cual ya se haba asentado una gran migracin del campo a las ciudades (Isaza, 2010).
La vida en las urbes de Amrica Latina no puede reducirse a los indica-dores ya reseados. La densidad urbana trae aparejadas nuevas tensiones que escapan a las mejoras en los ingresos de la poblacin. Algunas tendencias de la regin durante el nuevo siglo demuestran la complejidad de los procesos socia-les. Un ejemplo concreto: mientras mejoraba la situacin social y econmica, la proporcin de habitantes vctimas del delito pas del 8% en 2001 al 27% en 2010 (Moreno, 2011).
Cada pas vivi ciclos diferentes. En algunos casos como la Argentina, que haba visto ampliar sus brechas sociales o la pobreza en los ochenta y noventa, la herencia de la violencia estall en las ciudades, aun en tiempos de crecimiento econmico. El delito organizado creci fuertemente en Mxico y disminuy en Colombia, como parte de un cambio en los patrones del narcotrfico. Junto con esta tendencia, en ambos casos variaron los ndices de homicidios7.
En el nuevo siglo, en paralelo al crecimiento econmico, avanz en varios pases el narcotrfico y el delito organizado a gran escala. En otros, creci el consumo de alcohol, en especial en los adolescentes8. En varios pases, el con-sumo de drogas fue en aumento y se convirti en un problema con profundas derivaciones en distintos sectores sociales, en particular en los jvenes.
Los cambios en el delito y en las polticas pblicas para contenerlo se ex-presaron en un crecimiento notable de la poblacin en prisiones en Amrica Latina. En los siete pases estudiados, aument la proporcin de personas de-tenidas en prisiones en relacin con la poblacin total. En Mxico y Argenti-na, el aumento fue ms notable en los noventa pero en los restantes, el salto se
7 Incluso en el interior de los pases hay gran heterogeneidad. Un estudio comparado muestra que en Brasil, los homicidios son ms frecuentes en municipios con menor pobreza, medida en trminos de ingresos. Mientras que en Colombia los homicidios son ms probables en los de mayor pobreza multidimensional, que incluye indicadores ms amplios de la cuestin social. En cambio, en Mxico se constata una tendencia opuesta a la de Colombia: ms homicidios en municipios con menor pobreza multidimensional (PNUD, 2010).
8 Las tendencias son distintas segn pases. En la Argentina, entre 2000 y 2009 el aumento del consumo de alcohol fue exponencial entre los adolescentes (Ahumada y Cadenas, 2010). En Chile en cambio, el consumo de alcohol se mantuvo estable entre 2001 y 2011, pero hubo un claro incremento del consumo de marihuana en la poblacin escolar (Observatorio Chileno de Drogas, 2012).
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2. El nuevo siglo en Amrica Latina
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dio en el perodo estudiado. Entre 2001 y 2014, Brasil pas de 131 a 289 cada 100.000 habitantes de tasa de poblacin reclusa entre 2001 y 2013; Chile, de 216 a 248; Colombia, de 121 a 237; Per, de 102 a 231 y Uruguay, de 153 a 282 (International Center for Prison Studies, s.f.).
Son traducciones de un aumento del delito, mayor represin estatal o nue-vas demandas ciudadanas de seguridad? En cualquiera de las respuestas se deja ver una situacin social precaria, que se traduce en cadenas de violencia y deja a muchos de los nuevos alumnos que entraron a la escuela con las marcas de una mayor proporcin de padres en crceles o viviendo al filo de los mrge-nes sociales (Auyero y Berti, 2013).
Las ciudades trajeron nuevos consumos, adicciones, creencias y temores. Crecieron las iglesias evanglicas y las casas de juego. En muchos casos, reem-plazaron viejos cines, como una metfora de las nuevas formas de vida urbana. Quienes ascendan socialmente, se refugiaban detrs de las rejas de sus casas o se mudaban a departamentos para protegerse de la delincuencia. El encierro en los hogares se conjug con la compra de nuevos televisores y pantallas que los llevaron al mundo virtual refugiados en los densos confines de las ciudades.
Mientras disminua la desigualdad en los ingresos, gracias al creci-miento econmico ms que a la redistribucin, aumentaba la segregacin residencial en casi toda la regin. En todos los pases analizados se crearon nuevos condominios o barrios cerrados para los sectores privilegiados y las nuevas clases altas en ascenso. La contracara de este proceso fue el incremento del costo de la tierra y la segregacin de los sectores ms pobres, migrantes o emergentes a zonas circundantes ms alejadas de las grandes ciudades, quie-nes pasaron a habitar los anillos urbanos de la desigualdad (Sabatini, 2006).
Cada segmento social fue quedando aislado en distintas esferas de la vida social. La segregacin separa a los sujetos en un degrad de contextos herm-ticos donde prima la guerra silenciosa y generalizada por el territorio (Maurin, 2004). El proceso de segregacin residencial se tradujo en la educacin con la separacin de unas escuelas de otras. La distincin social se esparci en las instituciones de seguridad social, en el acceso a la vivienda, en las vas de comunicacin con los centros urbanos, en las condiciones de los servicios p-blicos y en el trajn cotidiano de la existencia (Rosanvallon, 1995).
Entre 1990 y 2010, el porcentaje de personas que vivan en tugurios en Amrica Latina decreci del 33% al 24% de la poblacin, con un descenso ms marcado en la dcada del dos mil en espejo de las mejoras sociales sealadas. Sin embargo, la cantidad de personas en esta situacin no descendi, sino que pas de 106 millones en 1990 a 111 millones en 2010, dado el crecimiento demogrfico (ONU-Habitat, 2012).
Dentro y fuera de los tugurios, la vida urbana se carg de viejas y nuevas tensiones, muchas de ellas abrumadoras. Las horas de viaje en transportes
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Amrica Latina despus de PISA
pblicos para desplazarse a los trabajos se padecen en condiciones, muchas ve-ces, inhumanas. La supervivencia como meta diaria de millones de latinoame-ricanos se vive rodeada de microinteracciones capilares de tensin y desgaste. La violencia familiar y el abuso sexual no disminuyeron, incluso aumentaron en algunos pases en paralelo a la mejora econmica9. Dentro de los hogares emergieron nuevas formas de violencia, muchas de ellas atadas al crecimiento de las adicciones.
La familia tambin fue un mbito de grandes mutaciones. Las mujeres jefas de hogar se duplicaron entre 1970 y el inicio del nuevo siglo, y continua-ron aumentando en los aos siguientes. La ausencia de la figura paterna en la crianza de los hijos y la creciente necesidad de empleo de las madres cre una nueva configuracin de los hogares (PNUD, 2013). El resultado fue una doble fragmentacin del poder de la familia y del hombre dentro de la estructura familiar (Beck-Gernsheim, 2003; Jelin, 2007).
La televisin y otras pantallas reemplazaron en buena medida a los adultos o las esquinas para los jvenes o la crianza en manos de hermanos mayores o abuelos pas a ser cada vez ms comn para los infantes. Puertas adentro, la vida se volvi en muchos casos ms dura, pese a que ciertos bienes bsicos estaban, por fin, ms al alcance de vastos sectores de la poblacin.
Amrica Latina fue la nica regin del mundo donde aument la tasa de fecundidad adolescente en las ltimas tres dcadas. Mientras que la tasa de fertilidad disminuy, al igual que en todo el mundo, la tendencia del incre-mento del embarazo adolescente es una caracterstica propia de la regin du-rante los aos estudiados. Esta situacin est estrechamente asociada con el nivel de pobreza y los aos de escolarizacin: fue en los segmentos sociales ms pobres y con ms temprano abandono escolar donde el crecimiento de la fecundidad se acentu ms (Nslund-Hadley y Binstock, 2011).
La vida urbana marginal en Amrica Latina se tradujo en una mayor ex-posicin a fenmenos de violencia, iniciacin sexual ms temprana y la bs-queda de escapatorias al hogar en la adolescencia se expres en el incremento del embarazo adolescente. Una visin de corto plazo, donde prima el riesgo y el futuro es un horizonte borroso y lejano, se tradujo en cadenas de violencia, temor y decisiones impulsivas de largo alcance.
9 Algunas cifras de distintos estudios sistematizados durante la dcada de dos mil muestran la magnitud de la problemtica del maltrato infantil en Amrica Latina: en Chile, el 75% de los ninos admiti haber recibido algn tipo de violencia fsica o psicolgica por parte de sus apoderados (UNICEF, 2006); en Colombia, el 42% de las mujeres admiti que su pareja golpeaba a sus hijos (Encuesta Nacional de Demografa y Salud 2000, citado en Muoz y otros, 2004 ); en Per, el 41% de los padres y madres recurre al castigo fsico con sus hijos (ENDES, 2000); en Uruguay, el 82% de los adultos reporta violencia fsica o psicolgica hacia sus hijos (Ministerio de Desarrollo Social, 2008).
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Para los jvenes todas estas transformaciones tuvieron su correlato espe-cfico. Aunque accedieron a ms educacin, no siempre lograron traducir esa ventaja en ms o mejor empleo. La enorme disposicin de acceso a nuevos consumos culturales tampoco se convirti en sinnimo de un mejor estatus simblico. Como seala Hopenhayn (2005), los jvenes de la regin tienen ms destrezas para la autonoma y menos posibilidades de materializarlas.
Rodeados de tantos estmulos visuales, su ansiedad crece tanto como rpi-do se mueven sus pulgares para cliquear en las pantallas (Serres, 2014). Con distintos rasgos segn los contextos sociales, la juventud acrecent su relacin con el presente, con un ritmo de conexin continua, una lejana con toda con-secuencia de largo plazo y una visin del futuro como algo tan incierto como inmaterial. Quizs su relacin con la educacin, una especie de sinnimo del futuro, tambin haya quedado atrapada por el registro de un tiempo siempre presente, sin proyeccin realizable. Para qu estudiar si no se sabe qu pasar maana? Para qu estudiar si en el futuro todo ser distinto y lo aprendido poco tiene que ver con lo que all ocurrir?
Este panorama del nuevo siglo en Amrica Latina muestra un retrato de las contradicciones de la vida urbana en contextos de profunda desigual-dad social. Mientras aumentaba la riqueza material, dudosamente avanzaba la riqueza simblica. Ms empleo, menos hambre y pobreza, ms seguridad social e incluso mayor acceso a la educacin y la salud no significaron necesa-riamente mejores lazos sociales, mayores niveles de confianza en la interaccin entre las personas ni un crecimiento lineal de la experiencia de la felicidad o de un sentimiento de orgullo personal y disfrute de la vida diaria.
La riqueza simblica no puede ser caracterizada en breves palabras, pero al menos ser abordada en profundidad desde su dimensin educativa. Basta decir que el nuevo siglo en Amrica Latina fue tan confuso como exponencial en materia de accesos y consumos culturales. Al igual que en buena parte del mundo, se multiplicaron las fuentes y canales de informacin y entretenimiento. Cinco de los diez pases del mundo que navegan durante ms tiempo en las re-des sociales son latinoamericanos, liderados por Argentina (Radwanick, 2011).
Esta forma espectacular de experimentar la sociedad trajo consecuencias que exceden ampliamente este estudio. Nuevas formas de socializacin virtual estn cambiando el mapa generacional y las relaciones humanas. La multipli-cacin de las pantallas, si bien desigual en sus dispositivos y consumos, hizo visible la sociedad de nuevas formas. Los pobres vieron la opulencia exhibida en programas de televisin. Las clases medias vieron la violencia urbana retra-tada sin tapujos en otras opciones de la programacin. Todos se enfrentaron con nuevos fantasmas, temores, envidias e injusticias.
El resultado de estas nuevas tendencias de la vida social no puede resu-mirse ni simplificarse. Es una condensacin que expresa cambios paradjicos,
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mucho ms complejos que los indicadores conocidos. Viven mejor las pobla-ciones de Amrica Latina? Sin dudas s. El nuevo siglo fue un avance inmenso en su historia. Pero dentro de ella habitan numerosas dimensiones que no pueden ser olvidadas ni dejadas en un segundo plano al momento de entender la educacin y cualquier otro fenmeno social.
Qu derivaciones educativas tuvieron todas estas transformaciones aqu brevemente sintetizadas? Qu trajo la mejora social, el tener ms em-pleo, mejores ingresos, ms agua potable y condiciones de vida ms dignas? Qu mostraron las pantallas, qu cambi la ansiedad de las imgenes en la relacin entre las personas atrapadas en ambientes urbanos profundamente segregados? Qu hicieron la droga, el delito, la ruptura de los hogares, las horas de viajes al trabajo y de televisin en el refugio diario? Qu hicieron con la infancia, con la juventud? Qu hicieron con la crianza, con los hbitos, con las ideas de futuro?
Sin estas preguntas, el presente estudio no podr entenderse. No son pre-guntas fciles, pero estn detrs de cualquier hiptesis educativa. Analizar la poltica educativa en s misma, aislada de estas preguntas es como salir a andar en el ocano con un bote a remo. No se encontrar destino o solo nos quedaremos en la orilla de los datos duros, que explican una breve secuencia de apenas unos metros de ese profundo ocano que rodea las escuelas y los sistemas educativos.
2.1. Los siete pases en el nuevo siglo
Este libro es el resultado de una investigacin comparada sobre las polticas educativas de siete pases de Amrica Latina durante los primeros quince aos del siglo XXI: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Mxico, Per y Uruguay. Los 463 millones de personas que habitan estos siete pases representan el 76% de la poblacin de la regin y sus economas suman el 86% del PBI.
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Grfico 5. Poblacin (en porcentajes y cantidad de habitantes) y Producto Bruto Interno (en miles de millones de dlares). Amrica Latina y pases seleccionados para el estudio, 2013
Nota: se sigui a CEPAL para definir qu pases integran Amrica Latina (no fueron incluidos, por ejemplo, Puerto Rico, Guayana, Martinica, Guadalupe, San Bartolom y San Martn). Cuba no fue incluida por falta de datos de PBI.
Fuente: CIPPEC, sobre la base de Divisin de Poblacin de CELADE-CEPAL y WEO-IMF.
Se trata de siete pases profundamente variados en sus historias y en su
contexto poltico reciente. Durante el perodo analizado fueron gobernados por tendencias de distintos signos polticos y alternancias internas variadas. El nico rasgo comn fue la solidificacin democrtica, una gran conquista histrica que se vigoriz como nunca antes en la historia de Amrica Latina.
Brasil, Uruguay y Argentina experimentaron continuidad en las distintas presidencias de gobiernos de centroizquierda. Brasil y Argentina iniciaron un ciclo poltico nuevo en 2003. En Brasil, la llegada a la presidencia del Partido de los Trabajadores, con Lula y Dilma como presidentes, fue una nueva etapa histrica. En Argentina, el peronismo vivi otro perodo en su largo ciclo de retornos con diversos rostros. En Uruguay, el Frente Amplio gan tres elecciones consecutivas desde 2005. Como se ver, muchas de sus concep-ciones de poltica educativa y concertacin social tuvieron amplias lneas de continuidad.
Chile tuvo a la Concertacin en el poder durante 20 aos, con presidentes que expresaron las facetas de un gobierno socialdemcrata a la salida de la pro-longada dictadura militar de Augusto Pinochet. Durante la primera dcada del nuevo siglo, la presidencia de Ricardo Lagos, que haba sido ministro de Educacin en los noventa, fue continuada la de por Michelle Bachelet. Pero
Grafico 5
Poblacin latinoamericana
2013
Producto bruto interno 2013 a precios corrientes
(en miles de millones de dlares)
144.800.00024%
463.800.00076%
797,3814%
4,911,29586%
Total 7 pases seleccionados para el estudio
Total resto de Amrica Latina
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esta larga continuidad se vio interrumpida durante cuatro aos por un gobier-no de centroderecha liderado por Sebastin Piera hasta 2014, cuando retorn a la presidencia Bachelet con la coalicin de centroizquierda Nueva Mayora.
Per tuvo mayor recambio, en tres perodos de gobierno con perfiles di-ferentes, aunque con cierta continuidad poltica en los que algunos analistas han denominado el Consenso de Lima. Alejandro Toledo y Andrs Garca expresaron polticas orientadas a un predominio del mercado y la apertura de la economa, mientras que Ollanta Humala marc un paso ms hacia la re-cuperacin del rol del Estado pero sin diferencias sustantivas con las polticas que le antecedieron.
Colombia tuvo cierta continuidad en sus gobiernos de centroderecha, pero con rupturas internas entre las presidencias de lvaro Uribe y Juan Manuel Santos. Por ltimo Mxico, que inici el siglo rompiendo la hegemona his-trica del PRI con gobiernos de centroderecha y termin retornando a ella hacia el final del perodo analizado, con la presidencia de Enrique Pea Nieto.
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La poblacin analizada en cada pas tiene, claro est, enormes diferencias. Solo para demarcar algunas de ellas, el siguiente cuadro muestra la proporcin de habitantes totales de los pases estudiados. Brasil, el gigante de la regin, se destaca por encima de todos los dems pases, con 200 millones de habitantes, de los cuales la mitad es afrodescendiente y el 15% vive en reas rurales. Lo sigue Mxico, con casi 120 millones de habitantes y un 15% de poblacin indgena y 23% rural.
Colombia y Argentina siguen en el ranking de poblacin, con 48 y 41 millones de habitantes, respectivamente. En el caso de Argentina, se trata del pas con menor mezcla de poblacin afro o indgena y, junto con Uruguay, muy baja proporcin de habitantes en zonas rurales. Luego siguen Per y Chile, con 30 y 17 millones de habitantes. En el caso de Per, con similar proporcin de poblacin indgena y rural que Mxico. Finalmente, Uruguay es el menos poblado de los estudiados, con 3,4 millones de habitantes.
Cuadro 2. Poblacin total y porcentaje de habitantes pertenecientes a minoras. Pases seleccionados, circa 2013.
Pas Poblacin % Afro % Indgena % Rural
Argentina 41.424.822 s.d. 2,38% 9,10%
Brasil 199.985.126 50,74% 0,43% 15,64%
Chile 17.602.946 s.d. 11,05% 10%
Colombia 48.373.997 10,16% 3,37% 24,0%
Mxico 119.321.339 0,50% 15,30% 23,48%
Per 30.297.279 s.d. 23,99% 24,08%
Uruguay 3.406.545 7,76% 2,35% 5,34%
Notas: 1 Los datos de poblacin corresponden a 2013. Los datos de % afro, % indgena y % rural correspon-den a 2001 para el dato de % afro en Mxico; 2002 para el dato de % rural en Chile; 2005 para los datos de % afro y % indgena en Colombia; 2007 para Per; 2010 para Argentina, Brasil y los datos de % indgena y % rural en Mxico; 2011 para Uruguay; 2012 para el dato % indgena en Chile; y 2013 para el dato de % rural en Colombia. 2 Brasil: para calcular el dato de % afro se sigui la metodologa de J. Antn, . Bello, F. Del Popolo, M. Paixo, M. Rangel (CEPAL, 2009), quienes sumaron las categoras Pardo y Preto para aproximar la cantidad de afrodescendientes al Censo Demogrfico 2000. 3 Chile: debido a problemas de calidad, el gobierno actual no considera oficial el Censo 2012. Cabe sealar que la Encuesta de Caracterizacin Socioeconmica Nacional (CASEN) arroj un 8,1% de poblacin indgena para 2011. 4 Per: se estim la poblacin indgena con el siguiente criterio: cuando el jefe del hogar o su cnyuge declararon un idioma indgena, todos los miembros del hogar fueron asignados como indgenas.
Fuente: CIPPEC, sobre la base de: Poblacin: Divisin de Poblacin de CELADE-CEPAL. % Afro, % Indgena y % Rural: Argentina: Censo Nacional de Poblacin, Hogares y Viviendas 2010, INDEC; Brasil: Censo De-mogrfico 2010, IBGE; Chile: Censo 2002 y 2012, INE; Colombia: Censo 2005, DANE y Banco Mundial; Mxico: SISPPI de la Divisin de Poblacin de CELADE-CEPAL, UNICEF y Mundo Afro (2006) y Censo de Poblacin y Vivienda 2010, INEGI; Per: Censo 2007, INEI; Uruguay: Censo de Poblacin y Vivienda 2011, INE y SISPPI de la Divisin de Poblacin de CELADE-CEPAL.
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Una mirada sobre los indicadores sociales y econmicos permite cla-sificar la situacin y la evolucin de los pases durante los aos estudiados. De la comparacin surgen posibles tipologas y aclaraciones sobre qu tan convergentes fueron ciertas tendencias en la regin. En conjunto, marcan aspectos del contexto que sern claves para situar las polticas y los resulta-dos educativos.
En primer lugar, se constata que el tamao de las economas de los pases vara ampliamente. Argentina y Chile tienen el mayor PBI per cpita de los siete estudiados. Luego, los siguen de cerca Uruguay y Mxico. Justamente, el caso de Mxico se destaca entre los dems por haber sido el que menos crecimiento econmico experiment en el perodo analizado. Tras liderar a la regin en PBI per cpita en 2000, 13 aos despus pas a estar en un grupo ms intermedio, dado el mayor crecimiento que experimentaron los dems pases estudiados.
A este primer grupo, le siguen Brasil, Colombia y Per, con economas muy distintas en su composicin pero con similares niveles de PBI per cpita. En estos casos, se constata el menor crecimiento econmico de Brasil durante el perodo estudiado. Per, por ejemplo, parti de una situacin mucho ms baja pero casi duplic a Brasil en el ritmo de crecimiento entre 2000 y 2013.
La evolucin de los indicadores sociales complementa esta primera mirada con diferencias an mayores entre los pases analizados. Uruguay y Chile se destacan netamente del resto de los pases, con menos del 10% de su poblacin viviendo por debajo de la lnea de la pobreza y menos del 3% en condiciones de indigencia. Sin embargo, sus conquistas tienen un recorrido histrico ms am-plio y no fueron los que ms avanzaron en este terreno en el perodo analizado.
Los casos ms salientes en la reduccin de la pobreza fueron Per, Co-lombia y Brasil, que partieron en el 2000 con porcentajes cercanos o superio-res al 50% de la poblacin por debajo de la lnea de la pobreza. Para el 2012, Colombia tena un 33% de la poblacin en situacin de pobreza; Per, un 22% y Brasil, un 21%. Mxico es un caso distinto: parti de niveles muy altos de pobreza y es el pas que menos logros relativos tuvo en este indicador, con-tinuando una tendencia similar a la del crecimiento del PBI.
Argentina es una excepcin en cuanto a su sistema nacional de medicin de la pobreza, que qued desacreditado en los aos recientes y no permite cuantificar la situacin en trminos comparables. Los datos confiables del Ins-tituto Nacional de Estadsticas y Censos (INDEC) son de 2007, por eso se mantuvo esa cifra en el cuadro. Luego de ese ao, los datos oficiales difieren de los datos elaborados por las unidades de estadsticas de las provincias y de otras fuentes. Considerando esta salvedad, el pas logr una importante reduccin de la pobreza, luego de alcanzar picos histricos durante la crisis de 2002 y 2003.
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Por ltimo, un tercer indicador clave es el ndice de Gini, que mide las desigualdades en los ingresos de la poblacin. Como se observa en el cua-dro 3, todos los pases lograron reducir las desigualdades, aunque Argentina, Brasil, Per y Colombia lo hicieron a un ritmo levemente superior. En la comparacin, se observa que los casos de Uruguay y Argentina siguen siendo los pases menos desiguales entre los analizados. Mientras tanto, Colombia, Brasil y Chile se encuentran en el otro extremo, con estructuras sociales ms desiguales.
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