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La verdadera Historia de Santa Claus
Hola, soy San Nicolás de Bari. He decidido escribirte porque veo que en muchas partes del mundo los niños no me conocen. En parte tienen razón porque hay muchas personas que intentan disfrazarse como yo. Aunque me presentan como un gordo, en rea lidad fui delgado, en-juto y de tez olivácea.
Como muchas personas desconocen mi historia y cuentan cosas raras sobre mí, quisiera contarles mi verdadera historia:
“La verdadera Historia de Santa Claus”,
o mejor dicho de San Nicolás
Nací de familia adinerada en Patara de Licia, Asia, hace
más de 1700 años (a finales del siglo III).
Mis padres me educaron en la fe
pues eran fervorosos Cristianos
Desde pequeño aprendí la fe de mis padres.
Ellos siempre me dieron el mejor ejemplo.
Recuerdo sus palabras: “creer es amar, amar es compartir,
compartir es ser feliz y hacer felices a los demás”.
Fui ordenado sacerdote a los 19 años por mi tío, el arzobispo de Myra, al que muy pronto
sustituí en el cargo tras su deceso.
Al morir mis padres repartí toda mi fortuna entre los pobres y me fui a vivir a Myra
(Anatolia, actualmente Turquía)
Ahí fui consagrado obispoDice la leyenda que varios sacerdotes y obispos se encontraban discutiendo sobre quién sería el futuro obispo, pues el anterior había fallecido. Al no ponerse de acuerdo se decidió que fuera el próximo sacerdote que entrase en el templo (que casualmente fue mi persona).
El emperador Licino decretó una persecución contra los cristianos, por lo cual
fui encarcelado, y como tortura me quemaron la barba
Sometido a trabajos forzados y a azotes constantes, finalmente fui liberado por el
emperador Constantino
Me quedaron cicatrices gloriosas, las cuales mostré después en Nicea y que besó
Constantino en la recepción final a los obispos concurrentes.
Mandé a demoler el templo de Artemisa por mi celo de erradicar los cultos paganos
Participé, pues, en el primer concilio de Nicea en el 325 convocado por el
Emperador Constantino IContra el hereje Arrio y su
Arrianismo que negaba que Jesús era Dios pues
decía que había sido Creado por Dios
A pesar de ser anciano, seguía viajando, evangelizando y entregando juguetes a los niños
para recordar a todos que en Navidad recibimos el mejor de los regalos a través de Cristo,
la esperanza de la Salvación Eterna.
Me sepultaron en la ciudad de Mira, donde fui obispo.
Tiempo después, en 1087, cuando los musulmanes invadieron la Catedral de Mira, un grupo de 62 soldados católicos evitó que mis restos fueran profanados.
Sacaron mi cuerpo en secreto y lo llevaron hasta Italia, a una ciudad
llamada Bari.
Allí, los italianos me recibieron con cariño y por esa razón me llamaron: San Nicolás de
Bari. Ahora tenía dos nombres: San Nicolás de
Mira o San Nicolás de Bari.Actualmente muchos católicos
me veneran en ese lugar, especialmente el día de mi fiesta:
el día 6 de diciembre.
Algunos se preguntarán:¿Cómo es posible que San Nicolás pueda seguir ayudando a los seres humanos, si él murió hace mucho
tiempo?La respuesta es fácil:
Los cristianos sabemos que la muerte física no significa la muerte total.
Los santos continuamos existiendo y ayudando más allá de nuestra vida
terrena y mortal. Por eso los católicos pronto me reconocieron como: Patrono de los niños, de los presos, de los marinos y de las jóvenes casaderas.
Patrono de los niños porque,
siempre traté de hacerlos felices, e incluso, Dios me
concedió hacer un milagro: resucité a
tres niños que habían sido
asesinados por un carnicero. En
realidad, fue Dios quien les concedió el mejor regalo: el de devolverles la
vida.
De los presos porque, con mi experiencia luché por la libertad de los
inocentesDe los marineros porque, con otro
milagro salvé una embarcación que peligraba en una tormenta
Y finalmente, patrono de las jóvenes casaderas. ¿Por qué?
Porque en aquel tiempo, las jóvenes que querían casarse tenían que aportar para la boda una cantidad económica llamada
“dote”. Lamentablemente las jóvenes pobres no
contaban con esa cantidad y casi siempre se tenían que quedar solteras.
En una ocasión me enteré que 3
doncellas querían casarse pero no tenían el dinero suficiente: “la
dote”. Entonces decidí ayudarles en secre to, y por tres días seguidos, cada
nochearrojé unas bolsas
de oro discretamente por una ventana para
librar de la deshonra a las tres
doncellas
Una de las bolsas cayó dentro de los
calcetines que colgaban de la chimenea para
secarse y es por eso desde entonces se
cuelgan los calcetines en espera de regalos. Resulta
que alguien me vio y divulgó la noticia. Así
se inició la costumbre de colocar
medias en la chimenea para recibir regalos.
Los artistas y pintores me representaron
vestido de obispo, con uno o varios niños
cerca (recordando a los niños que salvé de la muerte), o con tres monedas de oro sobre un libro, (recordando
mi ayuda a las mujeres pobres).
En ocasiones me
colocaron la “mitra” que es el sombrero de
obispo.
La tradición de San Nicolás arraigó de forma especialmente intensa en Holanda, a partir del siglo XIII. De hecho, el venerable santo turco fue nombrado protector de Amsterdam, capital de los Países Bajos.
Los holandeses gustaban representarme vestido con los ornamentos eclesiásticos propios de un obispo.
1624: Inmigrantes holandeses llegan a Estados Unidos y
fundan Amsterdam, llamada después Nueva York
Llevaron con ellos sus costumbres, entre las cuales el de SINTERKLAAS, su patrono (cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y
el 6 de diciembre).
En 1809 el escritor WASHINGTON IRVING, escribió una sátira, Historia de Nueva York, en la que deformó al santo venerado por los holandeses, SINTERKLAAS, y combinando el nombre del santo en alemán, San Nikolaus (pronunciado Niklaus), se llegó a la burda pronunciación angloparlante SANTA CLAUS
El éxito popular del personaje de Irving se
completó con una novela de Clement C. Moore, publicado en 1823, que acabó de inventar el mito del generoso y alegre
personaje navideño.
En esta novela
incluye, los renos, los
duendes, la vida en el polo norte, la visita en una sola
noche y la bolsa infinita de regalos
Algunos me han preguntado si de veras vivo en el Polo Norte. La
respuesta es sencilla: ¡No! Aunque los santos podemos brindar ayuda en
cualquier parte del mundo, incluso en el Polo Norte, no vivo ahí, sino en un
lugar mejor: ¡en el CIELO!
Allí estoy constantemente en la presencia de Dios. Y desde ahí, como todos los santos, trato de ayudar a
todos porque: “creer es amar, amar es compartir, compartir es ser feliz
y hacer felices a los demás”.
La razón por la que me ubicaron en el polo norte fue porque en , lugares como Rusia y el norte de Europa,
comencé a ser muy venerado. Ahí me vistieron con ropajes semejantes a los
que usaban las personas, especialmente con una piel y guantes
para protegerse del frío. Con el paso del tiempo, algunos me
cambiaron el tocado de obispo por un sombrero con una borla blanca en la
punta.
De hecho una vestimenta de abrigo usada por el papa emérito Benedicto XVI es parecida a la
descripción de la vestimenta de abrigo de San Nicolás
Un dibujante satírico, Thomas Nast, entre 1863 y 1886, creó progresivamente la
imagen básica de Santa Claus a través de sus ilustraciones publicadas en la revista
Harper’s.
OTRAS ILUSTRACIONES
En 1931 una compañía de refrescos le encargó al
pintor Habdon Sundblom que remodelara al personaje de
Nast supuestamente para hacerlo
más “humano, atractivo y creíble”.
Mi sonrisa siempre fue una sonrisa de alegría, fruto de mi unión con Cristo.
Pero mi alegría más bien fue una alegría interior: la del que siempre
trata de ayudar en silencio y en secreto.
Por eso, en realidad el espíritu de Navidad, es el espíritu del niño Jesús
que viaja por todo el mundo. Él es quien hace que los niños sigan
recibiendo regalos y juguetes como yo se los llevaba en vida.
Pero sobre todo: mucho amor
Su espíritu hace también que, algunos adultos se conmuevan ante la
inocencia de los niños y colaboren conmigo.
Su espíritu hace que los adultos vean el rostro del Niño Jesús en todos los
niños de la tierra.Así no habrá en el mundo ningún niño
que deje de sonreír agradeciendo a Dios que se haya hecho hombre para
salvarnos.
Ésta es mi Verdadera Historia. Insignificante si la comparamos con la Historia del Hijo de Dios
que vino al mundo a salvarnos.Dios nos envió el más grande regalo: “Porque tanto amó
Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16).
El murió por nosotros en la Cruz y resucitó para darnos la Vida Eterna.
De Él aprendí el amor al prójimo, y por Él me entregué a los demás.
Por eso concluyo diciendo a los que están equivocados:
¡Santa Claus NO es la Navidad!
¡Cristo es la Navidad!
Consulta también:
http://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=365
http://www.corazones.org/santos/nicolas.htm
http://diosysantidad.blogspot.com/2011/12/san-nicolas-obispo-fiesta-diciembre-6.html
http://mercedes-quieressersantoleealossantos.blogspot.com/2008/12/san-nicols-de-bari-obispo.html
http://www.navidadlatina.com/papanoel/suhistoria.asp
http://www.santopedia.com/santos/san-nicolas-de-bari
https://www.ucm.es/data/cont/docs/621-2013-11-21-8.%20San%20Nicol%C3%A1s.pdf
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