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Revista de literatura experimental, proyecto de la profundización en medios editoriales.

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Juan Sebastián Rubiano Sánchez

Juan Sebastián Rubiano Sánchez

Juan Sebastián Rubiano Sánchez

Manuel Valencia Restrepo

Natalio Pinto Muñoz

Daniel Jimenez Quiroz

Sebastián Rubiano

David Quintero Salazar Faber Franco Chaverra

Suministros Gráficos S.A.

Lorena Taborda Samoyedo Tel: 345 8574 | 018000 123 456 Fax: 345 8508

Colombia: Suscripciones y Revistas Ltda. Grupo Editorial Spade. Distrimag S.A.

Director

Editor

Director de Arte

Asistente de Diseño

Webmaster

Corrector

Carátula

Colaboradores Editoriales

Preprensa e Impresión

Circulación

Distribución y venta

www. ampersand.com [email protected] Sebastián Rubiano Sánchez Diseño Gráfico, Sexto Semestre Fundación Universitaria del Área Andina

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¿Realmente una imagen vale más que mil palabras?

Cuota de cuentería ilustrada para poner algo sobre la almohada.

Poesía en pocas líneas a cargo de Tomás Campos.

Vargas Llosa, al fin.Nuevo nobel de literatura para latinoamerica.

Ellos dan su opinión y nosotros oimos atentmente.

Para cada mes una cuota de recomendaciones.

Poemario: De la lírica y las musas a la métrica imperfecta.

Literátura incompendida que gusanea hasta lo alto.

Cada punto es importante

De lo que vas a leer,lo que hay que decir.

La importancia de que cada coma tenga su lugar y que los puntos se encuentren bien puestos sobre las ies.

Juan Sebastián Rubiano, editor en jefe de la revista ampersand, habla del

contenido de esta edición.

Que los de derecha se vuelvan de izquierda, que lo blanco se vuelva negro, que lo que antes estaba mal ahora esté bien son cosas que pasan con todo el devenir de los tiempos, que un libro se vuelva revista es otra de ellas y esperamos que ampersand no sea un una mal intento de “aberrar contra la naturaleza”; en éste número, el último del año, queremos que lo que se espera transmute en lo inesperado y que a lo largo de estas páginas más que una tarde de lectura haya un peculiar momento para imaginar, sentir y conmoverse por la literatura experimental así como con la tradicional, y es que un punto de encuentro entre lo que ha sido y las cosas que se han sabido convertir.

Del mismo modo, la cultura local lastimosamente nos impide esperar un nobel cada año para la literatura latinoamericana y la sorpresa a sido dada, es por eso que el eje de nuestra publicación número 4 del presente año dedicará un par de páginas al hombre que lo logró, no es el primero ni será el último.

Hay cosas que un día tiene una forma y al siguiente poseen una diferente, son cosas que pasan con el devenir de los tiempos, las épocas son un cadaver exquisito que a ojo cerrado

se escribe indefinidamente por los

autores que a veces no saben si lo son.

Literatura Experimental

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“Una imagen vale más que mil palabras” -dice el conocido refrán- ¿cuántas palabras se necesitarían mezclar para la receta de una buena imagen? Hay escritores intentando demostrar que por el contrario a una imagen le sobran unas cuantas palabras.

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Viene de la página anterior,Fotografías: Paulina Echeverri

La imagen como literatura es develada en

estas paginas, Paulina Echeverri

nos comparte su forma de escritura

basada en el apoyo visual.

Nostalgia de días pasados que se mezcla con angustia, materializando su efímera esencia en lágrimas. Había pasado instantes de angus-tia, que tontamente creí que eran importantes, hasta no saber lo que se sentía ese dolor tan puro. Un dolor que no se equipara a ningún otro y que es jodido, difícil de sanar, impo-sible de borrar. Indeleble. A veces maldito, a veces sagrado. Estaba pasando por aquella calle un día común como todos, una llave en la cerradura, un saludo formal, un encuen-tro y nunca más, esa rutina, no será para mi desgracia y hasta mi muerte, nunca más. Entiendo que demasiada gente encuentra esto un poco trágico, un poco pasado, un poco quejoso y les digo a esos que me vale madre lo que piensen sobre lo que siento, porque por fortuna nunca podrán sentirlo. Ni saberlo. No experimenten ustedes este dolor o si bien ya lo han hecho, no significa por eso que tenga que ignorarlo, porque si ellos lo ignoran no tendré yo (por ende) que hacerlo igualmente. No me afecta si para muchos sentir dolor es patético, señal clara de debilidad o cobardía. Me jacto de decir que siento dolor por cada cosa, por cada

lugar, por cada recuerdo, por pequeñas y grandes cosas, ya sé que usted está pensando que soy patética y no me importa verá, que me gusta ser diferente, que fortuna que soy diferente, no imaginaría un mundo de seres humanos iguales y perfectos, con aburridas rutinas protocolarias. ¿Quién les dijo a ustedes que yo nací para imitar al resto?. Si hago esto o aquello, que por casualidad resulta siendo parecido a lo de este o aquella, no es porque le copie, le imite o desee ser su barata copia en empaque distinto y nombre diferente. Es porque así ustedes no lo crean, las casualidades son parte fundamental de la vida. Y yo mientras sigo siendo nostálgica y aburrida como muchos lo citan y a otros les desagrada, si a alguno le gusta le agradezco permitirme demostrar que puedo agradar por ser quien deseo y no quien pretendo.

Si he perdido algo en algún momento por no ser alguien común, predecible o fácilmente persuadible, no me arrepiento, no sería una bailarina que en realidad es escri-tora y que pretende bailar para agradar. Lo mismo que si alguien se enamora de mí, lo hará de mí esencia, no de lo que el velo de la atracción le muestre que yo deba ser. Y es que soy una amalgama de errores y aciertos, que terminarán por volver mi carácter un bonito universo irónico.

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Silueta nostálgica y recuerdo.

Cuando crucé el umbral f río de la desesperanza, no pude más que llorar en incontables veces, a la soledad de la luz de la luna y el viento que se escondía tras mis ojos, mis mejillas y mis labios cual si fuera una pequeña pizca de sal. Una condición que en la soledad me llevo a apreciar belleza en lugares inespera-dos, a encontrar nostalgia en los momentos más alegres y a olvidar la compañía que ofrecen los más cercanos cuando te queda la ausencia de un lugar irreemplazable, un lugar que sólo quien lo pierde, lo puede encontrar.

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¿De qué hablarían dos moscas si se encuentran por ahí?

De coincidencias.

De pertinencias.

De memorias.

De afanes.

Hablarían de lo que hablan dos extraños cuando se encuentran,porque sólo eso tendrían en común sin cono-cerse. Ambos sufren coinci-dencias y conocen de ellas, ambos han sido pertinentes e impertinentes en ocasiones diferidas. Tienen memorias para compartir.

Dos de ellos.

Y viven con presuroso afán. Generalmente dos desconocidos encontrados son solo una coincidencia pertinente en el momento indicado que queda en la memoria y se olvida tras el afán.

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Una tarjeta de identidad escondida en los libros pol-vorosos que guardaban la sabiduría, en el pasar agotado de los años o quizás en un cofre lleno de recuerdos por donde veía pasar sus recuerdos acercándose lentamente el apagar sereno de su existen-cia. Una identidad que fue testigo de tantas cartas de amor, que vagaron a caballo y en los principios del automo-tor, por las calles escarpadas del aquel entonces territorio colombiano. Una historia de amor, que no se extinguió

jamás pese a los designios de la vida y de la cual aún vagan como testigos silenciosos, aquellas cartas a puño y letra, o redactadas en la mechanik que ponía un eco al teclear. Y es que aún pensando en aquel suceso de hermosura singular, no puedo más que dejarme vencer de melan-colía, una nostalgia ajena y propia que es debatidamente ambigua. Y es que todavía pienso que las palabras escri-tas son más bellas, que hablar con el lenguaje escrito es de las más bellas formas de

comunicarse y sin duda alguna, quien fuera esta mujer de mirada transparente y bon-dad inigualable, sabía más en el silencio de una hoja de papel que en el apresurar sonoro de unas incontables palabras. Y es que su don siempre fue la palabra, cual-quiera que esta fuere. No hay todavía y seguramente no habrá quien pueda llenar este espacio vacío.

Identidad.

¿Qué mejor que el escribir con

insomnio? Escribir sin él,

aunque esto sea el 1% de las veces.

Iván Reina Ortiz es estudiante de Cine en la Universidad Nacional en Bogotá. Puedes encontrar más de su trabajo en su blog:eselaterrizaje.blogspot.com

Ilustración por Sebastián Rubianohttp://jsru.tumblr.com/

Deambulando y cayendo. Callendo, más hondo, más a la baranda, más a la acera, más al caño y, por último, más al túnel, más al túnel.

El Hombre salía sin horario rutinario del túnel redondo, redondo, sin fondo aparente desde afuera y a plenas diez de la mañana. Bostezaba sin ganas (como si para eso se

requirieran) y sin nada pendiendo de su cuello subía las laderas asfaltadas del caño y pisaba sin ganas (como si para eso se necesi-taran) la vía negra de tres carriles.

Boyacá. La vía recibía un nombre igualito al de un departamento cercano. El Hombre pasaba con frecuencia un dorso por su mejilla, en parte rascándose una picazón de varios días, en parte quitando las huellas de polvo en su cara. La fuerza de sus dorsos se evidenciaba en una casi televisiva manera de limpiarse a sí mismo, de arriba hacia abajo, haciendo desaparecer como por magia de detergente toda esa armadu ra mugrosa, ese maquillaje hosco de hollín, de olla.

Rápido rodaban los carros por tres carrileras sin rieles donde se zigzagueaban a su antojo entre sí, rozando los conos naranjas de los podadores de pasto que trabajaban cerca, las vallas de desvío avisando las obras viales, los calibradores de ruta de bus que se paraban como fantasmas en mitad del camino... El Hombre había pisado el mundo del pito y el semáforo.

Caminando entre los carros, aletargado, el Hombre miraba cuidadosamente ventana por ventana. Parecía como buscando mirada alguna, parpadeo contemplativo, traslúcidos

ojos que subyugaran vidrio delgado y grueso: buscaba reconocimiento. Ante la verdad ineluctable del hambre, su pedido debía superar la simple mirada fija a través de los cristales y pasar a la palabra. Ignorancia de los de adentro, cuyos vehículos eran carros o camionetas, de que el vehículo del mendigo era la necesidad.

El Hombre llevaba puesto un pequeño gorro verde, ahora negro por culpa de la ciudad. Bailaba los bambucos de su región en las cantinas que quedaban sobre la carretera de su vereda, junto a sus compadres labradores y su mujer amante (mujer y amante, la misma persona). No se excedía en licor ninguna de las noches que allí pasaba, no era un hombre de vicios ni de caprichos. No era un hombre de despilfarros en ocio o en hedonismos. No era un hombre de violencia ni de imprudencia. No era un hombre de sacrilegios ni de pecados. Era un tiempo verde, ahora negro por culpa de la desmemoria.

Hombre con hambre, cigarro.

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Una mano sobresalía de un carro en una esquina, bienintencionada en dejar caer tres monedas. La mano del Hombre llegó a tiempo para agarrarlas, antes de que el tráfico avanzara de nuevo. Eran las once y el trancón tenía cara de no querer descansar. Al Hombre no le agradaba del todo la idea de tener que moverse todos sus días por la calle. Esa masa de pavimento y pintura era una insaciable boca hambrienta, con dientes en las esquinas y múltiples gargantas, antropófaga y sociópata. Esta hostilidad era para el hombre su mayor angustia, sobrepasada sólo por las imágenes que le venían en la noche, en el día, en la media tarde y a cualquier hora que visitara el redondo redondo túnel sin fondo. Ignorancia suya la de no entender ese túnel oscuro como una garganta menos benévola que la calle misma, que si de por sí el infierno de pitos, semáforo y cemento era un ahogo impuesto, el infierno de pipas, perica y pegante era un ahogo consciente. Su vida era una muerte cada noche y, lo que es peor, una nueva vida al inicio del día siguiente, un eterno pendular de infierno oscuro a infierno ilumi-nado, un vivir caducando lo poco de lo que se podía agarrar: su discernimiento.

En el redondo, el Hombre solía adentrarse casi quinientos metros hasta el mayor asentamiento que conocía bajo la Avenida Boyacá. Aunque era su refugio contra el frío de las noches (mas no su lugar de des-canso), prefería cargar todo el tiempo con-sigo sus pertenencias: poca ropa y una dosis renovable. Antes tenía una cobija que dejaba en su guarida durante el día

mientras buscaba huir de la pesadilla del hambre afuera del redondo, pero un robo ocasionó que su filantropía se desvaneciera como el humo que inunda la olla, un humo huésped casi anfitrión. Con la confianza en los otros perdida, sólo podía permitirse confiar en sus recuerdos de labrador, de sus compadres, de sus bambucos y de su mujer amante, imágenes ahora carbonizadas en el fuego del desarraigo, la impunidad enterrada, el vicio depredador, la necesidad de sobrevivir en medio del abrazo de la oscuridad del túnel.

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ampersand cuentería ilustrada

Otra mano aparecía sin avisar por una ventana de un carro pequeño, otras dos monedas más para los bolsillos. Dieron las cuatro y el Hombre sólo había logrado reunir lo suficiente para satisfacer a su estómago ácido; no le quedaría para la dosis de esa noche. Compró dos bolsas de pan y se sentó en la ladera del caño a observar cómo iba avanzando el sol hacia su propia muerte mientras comía. Masticando solo, se detuvo a observar las manos que sostenían el pan. Detalló la mugre en las hendiduras, las manchas en las arrugas, las líneas cansadas de sus dedos callosos, testigos del arado y el machete en un tiempo ahora negro. Esas huellas en sus manos le hicieron caer en la cuenta del tiempo que había pasado desde que ascendió del infierno oscuro, hacía ya unas horas. Dejó el pan a un lado mientras

contemplaba aún sus manos y al alzar un poco los ojos encontró en el suelo del caño un charco de agua. Avanzó con algo de torpeza hacia él y al alcanzarlo empezó a lavar sus manos lentamente, intentando liberar a sus arrugas de la cárcel del tiempo, de la hoguera de sus días, del peso desmesurado del ham-bre que su cuerpo gemía por acallar. Estas líneas cansadas, estos surcos de carne añeja, estos desagües de agua seca: todos se aferraban rebeldemente a la suciedad. Era una batalla del cuerpo contra el amo, del esclavo contra el Hombre. El cuerpo se vengaba por fin del atropello del desahucio, sufrido desde que el amo tuvo que huir de la vereda tras un fuego cruzado del que era ajeno. Aunque la huída del labrador no fue a voluntad sino una sinsalida, ignorancia del cuerpo la de no discernir por qué ahora no se come, por qué ahora toca recurrir a supletorios. El hambre era ahora saciada a punta de polvos, pipas, pegante y pepas, era una decisión de engañar al estómago y de engañar a la vida y de engañar a la verdad. Era una protesta contra la supervivencia, era un hedonismo y a la vez una camisa de fuerza, era un ansia irremplazable que tomaba como excusa el no tener comida para alimentar al cuerpo. El por qué se decidía residir en un ahogo consciente y no en un ahogo impuesto, era que el consciente se tornaba inconsciente gracias a los efectos de los supletorios. No sentir que se sufre era lo mejor de sus noches, el descubrir que seguía vivo era lo peor de sus días. Sus arrugas se mantuvieron sucias. Su deseo de limpiarse cesó cuando dieron las cinco.

19ampersand cuentería ilustrada

Se acercaba la noche y le angustiaba la idea de tener que sufrir esa noche totalmente lúcido. No ansiaba otra cosa que olvidarse de que estaba vivo, de no tener que rendirle cuentas a su intestino furibundo, de no tener que cargar el peso de ser un hombre con hambre que deambulaba sin rumbo y sin fin en medio de una garganta asfaltada que lo digería cada vez más y más y lo convertía en mierda seca y agria a cada paso que daba. El cielo sobre su cabeza, ya morado, ya naranja, ya de noche y sin vida, le recordó que era un hombre, que estaba en el mundo, que seguía vivo y que era consciente de estarlo. Y él no podía hacer nada ante eso. Nada que no supusiera el término de sus pasos, de sus aspiradas de popper, de las arrugas de sus manos sucias, de sus noches inconscientes. Nada que no consistiera en convertirse en su verdugo. Y ya no era el infierno de la calle lo que más le angustiaba, sino el deseo de querer mezclarse con él por necesidad.

Necedad. Encontró una moneda de doscientos pesos tirada en un lado del caño. Consideró un último placer, lejano a los de rutina. En un puesto ambulante en una esquina compró el único cigarrillo de tabaco que podía costearse con eso y pidió candela y se alejó hacia el caño, el purgatorio entre dos infiernos, el único ambiente neutral que conocía cerca. Chupada tras chupada, miraba el cigarro entre sus manos llenas de historias. Lo miraba y le agradecía por dejarlo en paz con sus intestinos furibundos. Lo miraba y le agradecía por hacerlo recordar cómo fumaba su mujer amante cuando cocinaba

en el tiempo que era verde. Lo miraba y se agradecía por haber tomado una decisión sin pegante en la cabeza. Lo miraba y miraba su consunción. Su ceniza roja irse con un viento ingenuo. Su tamaño reducirse con orgullo.

Lanzó lejos el filtro aún encendido, ya le había servido un tiempo prudencial. El Hombre no volvió a levantar los ojos al cielo represivo, era ahora más amigable el asfalto que tanto odió los últimos años. Ascendió unos metros hacia el infierno de la calle. Sobre esa garganta negra rápido rodaba un carro, aproximándose. Saltó la baranda cerrando los ojos, bajó a la calle decidido y sin ver y se detuvo en el carril del medio a punto de saciar un hambre que no era la suya y aspirando la ciudad en llamas.

Abrió los ojos y se encontró en otro redondo, lejos de toda oscuridad.

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ampersand cuentería ilustrada

Un día un hombre se levantó de su cama, miró por la ventana y aspiró una nube negra de humo, se vistió, buscó sus mejores zapatos y salió de su hogar; con mucho afán tomó un bus que le llevaría muy lejos, pagó y bajando del vehículo miró al cielo y dijo:

Ciclón 1.

1Cadáver Exquisito No. 1;

cocreación junto a Alejandra Pabón G.

Ilustración por Manuel Valencia Restrepo.

“Oh, qué maravilloso cielo, daría mi vida por teñirlo a mi gusto.”

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ampersand cuentería ilustrada

Con gran determinación corrió y corrió, y cuando por fin llegó, tomó un respiro pro-fundo, tocó la puerta y...

...se dio cuenta de que él mismo le abriría la puerta del otro lado y saldría corriendo a coger un bus para luego volver y acompa-ñarlo a esperar mientras el tercero regresa de su propio periplo. Qué cruel viaje, ¿es sólo el hombre la mario-neta del destino? ¿O es la vida una constante ruleta?, giras, giras y caminas al lado de tu

Tomé mi decisión, huiré.”Pero antes de irse, tomó sus zapatos y con

trozos de pared les ocultó diciendo, “Este será el símbolo del cambio, se con-vertirá en sepulcro de mi pasado y el nacimiento de un nuevo futuro, no des-cansaré hasta que la sangre de mis pies me permita sentir la libertad de la vida que me fue robada por esta ruleta”.

Luego, giró.

propio yo, todos los días te conviertes en esa persona, o esa persona se convierte en ti.

Y pensaron, “¿algún día llegare a ver el final?...”

Y el que acababa de llegar simplemente aseveró corrigiendo y algo inconsciente: “Nunca llegaremos a verlo... Oh, ahí sale él... ¿se demorará?”

“No lo sé”, respondió el primero de ellos, “pero estoy harto de este juego, ver mi vida correr frente a mis ojos y acumularse person-alidades me confunde y trastorna.

Mueren las olasen la playa desierta.Lloran las nubes

Languideciendotristeza de domingo,ciudad cemento

¡La primavera!¡Oh, viejo estanque!Una rana salta desde el borde:Ruido de agua.Este camino,Nadie ya lo recorre,Salvo el crepúsculo.Después de la lluviaReciente, el musgo haCrecido más verde que nunca.Nada indica,En el canto de la cigarra,Que pronto estará muerta.Últimamente, las nochesAmanecenBlancas como la flor de un ciruelo.

por: Tomás Campos

Composición poética japonesa que consta de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas.

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ampersand cincosietecinco

Fotografías por Laura María Uribepara compañar los haikú1.

Sopla el poniente,Y al Oriente se apilanLas hojas secas.La corrienteEs fría: GuijarrosBajo los pies.

El ruiseñorunos días no viene,otros dos veces.

El sauce verdepinta cejas al mar sobre la fuente.

No tiene nadami choza en primavera.Lo tiene todo.

Ráfaga otoñal:Ya no tengo nada que hacerEn este mundo.Con el viento,Una ráfagaDe hojas siempreviva.

Los colores otoñalesDe la centinodia parecenCopas de vino.

por: Tomás Campos

Palabras aderezadas.

27 ampersand Poemario

Perdido en la niebla de una noche sin luna,

en el confín de mis desvíos,

en el aullido de mis

pecados.

Yo pierdo mi sueño contigo,

yendo por el rumbo de lo que es perecedero.

Ahí están las sirenas cantando

Embrujando mis sentidos

en el ocaso de la verdad,

Como podré salir a flote

Y avizorar aquella playa

de arena cálida,

el suave viento de mi ventura,

Los ojos adormitados de mi renacer.

Perdón aquí estoy ¡ven a mi encuentro!

¡Soy el cordero perdido que regresa!

¡Señor ya no hay lágrimas! ¡El mar se las llevó!

Estoy aquí de rodillas y con una sonrisa tenue,

mis manos están en el suelo húmedo

y mis palabras están mudas.

señor ven por mí.

Regresa.

28ampersand Poemario

Colección de obras del autor, ilustra sus poemas para evocar los ambientes y hacer acompañamiento.

Regreso para tropezar con ese viento; que juega con tus ojos ciegos donde se refleja mi perfidia.

Tu boca silenciosa, se atormenta en una noche espectraly una lluvia extraña diluye tus sueños,el miedo me cansóy ahora quiero dedicar mi tiempoa recorrer tus tristezas a correr tras tu ingrata viday envenenarme con ella embriagándome con todo tu dolor, con los estado catalépticos de tu desesperanzaAbrigando todos los arranques de tu descontro-lada existencia...que se acaba conmigo,que se parte en añicos con mis susurrosque retumba en el eco de tu perdición.

Te adoro en las estrellas apagadas de mi canción,en un amor extraño que no tiembla de pasióny se enreda en pensamientos de fatal olvido.

Escribe con el único proposito

de conmover, Carlos Sánchez

nos enseña unos de sus versos.

Artista y poeta, combina sus habilidades para generar una literatura ilustrada.

Maldad.

29 ampersand Poemario

Amaría tu boca en ese momento que me olvidas,y te amaría más y más…

Te desearía aún en tu lejaníay en tu desdén adornaría tu altar con rosas bellas, no repicaría en el odio para que volvieras y en un pensamiento dulce escondería tu nombre y tu retratoy más te querría y más…

Por el amor que te profesa mi seraún odiándome serías amada por mis latidosy por tu sueño perdido lucharía en las guerras despiadadas y aún muerto o triunfante te amaría más y más…

Aún.

Vargas Llosa, al fin.

Tras muchos años de aparecer como favorito,

Mario Vargas Llosa, el genial autor de auténticos

clásicos de la literatura contemporánea ha obtenido

el Premio Nobel de Litera-tura a la edad de 74 años.

La Academia sueca, tan empeñada últimamente en otorgar el Premio a autores poco conocidos u olvidados por el gran público —los favoritos para este año eran Cormac McCarthy, Haruki Murakami y el coreano Ko Un; Vargas Llosa aparecía en un lejano noveno lugar—, ha expresado que el galardón obedece a “su cartografía de las estructuras del poder y sus incisivas imágenes de la resistencia individual, la revuelta y la derrota”.

Antes de Vargas Llosa, los últimos autores hispanoamericanos premiados con el Nobel fueron el mexicano Octavio Paz, en 1990, y el español Camilo José Cela, un año antes. En aquella época, el escritor peruano estaba inmerso por completo en la actividad política en su país —aparte de novelista, Vargas Llosa es un reconocido ensayista y defensor de las libertades individuales—, a tal punto que llegó a ser candidato a la presidencia de Perú en 1990. Todo ello está contado en otro de sus libros famosos, El pez en el agua (1993), una mezcla de memoria y crónica de esos años que en cierto modo significó la vuelta del autor a las aguas de la literatura.

El más reciente libro publicado de Vargas Llosa es la espléndida reedición que La Fábrica hizo este año de Los cachorros (1967; La Fábrica, 2010), con fotografías de

Premio Nobel para Latino- america por: Victor Manrique

33ampersand Reseña

Xavier Miserachs, recuperando así la mítica colección Palabra e Imagen que Esther y Oscar Tusquets crearan allá por los años sesenta para la editorial Lumen. El libro es una verdadera joya de la edición, como puedes comprobarlo pinchando en este enlace.

Próximamente, la editorial Alfaguara publicará El sueño del celta, una novela a la que Vargas Llosa ha dedicado tres años de viajes e investigación y que trata sobre la historia real del aventurero y defensor de los derechos humanos Roger Casement, cónsul británico que denunció la brutal colonización del Congo por parte de Bélgica y la no menos escalofriante actividad de los re-

colectores de caucho en la Amazonía peruana.En ampersand celebramos este Nobel

como un galardón para las letras castellanas, a uno y otro lado del Atlántico, al escritor de clásicos como como La ciudad y los perros (1963), La casa verde (1965), Conversación en La Catedral (1969), Pantaleón y las visitadoras (1973), La guerra del fin del mundo (1981), Historia de Mayta (1984), Lituma en los Andes (1993) y La fiesta del Chivo (2000).

El escritor había conseguido ya todos los premios principales en su idioma y atesoraba varios honoris causa otorga-dos por las universidades más reputa-des del mundo.

De izquierda a derecha: Miguel Angel Asturias, Gabriel García Marquez, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa.

Lo importante es la escencia del

libro, la historia y los personajes,

quienes deben ser respetados con

todas las de la ley.

Hace un año, tomé un curso en la uni-versidad que tenía que ver con varias obras latinoamericanas y sus adaptaciones cine-matográficas. Entre ellas se encontraban dos de García Márquez (Crónica de una muerte anunciada y El coronel no tiene quién le escriba), una de Manuel Puig (El beso de la mujer araña), una de José Donoso (El lugar sin límites), entre otras. Discutimos durante todo ese semestre la importancia que tienen dichas adaptaciones respecto a la novela. Si ayudan o no, si contienen los elementos necesarios para considerarse fieles al origi-nal, si lo que se agrega a ellas es compatible o vale la pena, etc. Hoy me pregunto, ¿hasta qué punto las adaptaciones cinematográ-ficas atraen a los no lectores a esos libros? He visto varias películas basadas en novelas, como Harry Potter, Orgullo y Prejuicio, Er-agon, El señor de los anillos, El perfume, etc.

Escena de la película “El Perfume”, adapatación del libro de Patrick Süskind de 2006 del director Tom Tykwer; Baptiste Grenouille estaba obsesionado con el aroma de las personas y se convierte en un asesino en serie para hacer un perfume.

De la imprenta a

Adaptaciones cinematográficas. ¿Aporte a la literatura?

por: Carolina Varela

la pantalla

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Uno de mis compañeros la explicó lo mejor que pudo, pero creo yo que es aún más profunda, ya que la trama original correspondía sólo a unos minutos de la cinta y el resto debió construirlo el direc-tor junto al guionista. Es una cinta que hay que analizar con mucho cuidado, y la simple comparación con el texto no da para comprenderla 100%. Pero con el boom de la literatura juvenil, muchas obras contemporáneas han sido llevadas a la pantalla grande en un intento de ganar aún más dinero si el libro ya hizo una fortuna. Los casos como Harry Potter, El señor de los anillos, Las crónicas de Narnia, etc., son muchos. De hecho, en este último tiempo ha habido un despegue de películas basadas en libros superior a la de guiones originales. Sin embargo, ¿son todas fieles al argumento del escritor?

Y en todas ellas queda ese gustito a poco que sólo los libros son capaces de complemen-tar. ¿Por qué, hasta el minuto, no existe una adaptación cinematográfica completamente fiel al libro? Y si no existe, ¿es necesario que posea máxima fidelidad?

Uno de los textos leídos, Las babas del diablo, era un cuento de Cortázar que hablaba sobre un testigo de un incidente no -mediante las fotografías que había tomado. Su versión cinematográfica es la película de 1966 Blow up, del director italiano Michel-angelo Antonioni1. A mi juicio, una de las versiones más artísticas y complicadas de comprender de la literatura llevada al cine.

Blow up es una película ítalo-británica de 1966, dirigida por Michelangelo Antonioni.

1 Cineasta, escritor y pintor

italiano, es uno de los grandes cineastas del siglo XX. Se describió como anti-fascista, así como “marxista intelectual”.

36ampersand Entre Comillas

por: Jhon Jairo Rios

Fotografía: Faber Franco

Tengo, la taza oscura de café bastilla y una boca sarcástica que de noche se desmorona como las montañas de humo en la cama y esas piruetas de sexo verde henchidas de polvo tiza.

Tengo, los cuadros de Botero obstruyendo el paraje con sus gordas de cebada y trigo, y el Daiquiri servido en la mesa con su mezcla de ron y azúcar 1

y esa copa lisa que oceánica

camina en tiempos áridos, como eso de los campos yertos y las hierbas de tomillo en el plato esperando orillas de mares y los cubiertos tiburones de piel.

Tengo,

las ventanas deslizadas con el alfeizar rozando cada borde genital de arcos y varillas que en Octubre florece.

Un lloredo en el patio que sirve de sombra a los amantes del invierno.

Una puerta de óxido y cemento que se abre excitando con sus bisagras de cebo y vaselina.

El reloj de pared y su péndulo sentenciando la hora mórbida.

El tapete cubierto en pieles y un sendero de espigas calvas.¡Ay, el verbo de la carne!Es un viernes por la noche y no hay dónde llegar. Es un viernes por la noche y no hay dónde llegar. La casa es una carnada.

Las paredes expelen un olor amarillento y putrefacto. No hay cortinas limpias en donde fumarme lo narcótico de la luna. El café que me espera está fuerte. Y la válvula de una olla que no sé cuándo irá a estallar.

1 El autor ve obsenidad en el arte del artista Fernando Botero y en la copa del cóstel Daiquiri, unas lineas que ganaron el 1er lugar en el concurso de virtual anual del portal Mundo Poesía.

por:Eduardo Botero

Ursúa es la primera parte de una

trilogía que se ha ido completando

con El país de la canela y cerrará con

La serpiente sin ojos. Por el

momento, los mayores alcances de

la primera novela de Ospina son,

primero, rescatar al español del

mundo de otros escritores

colombianos que lo tenían condenado a

un diccionario reducido.

el lenguaje?¿La conquista

o

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ampersand Subrayado

Pedro de Ursúa, el conquistador, llegó a Indias cuando apenas se descubrían las profundidades y misterios de estas tierras y cuando él, un joven navarro de buena familia, apenas comenzaba a conocerse de verdad. Con tan sólo diecisiete años cruzó el Atlántico hacia un universo de brujos, amazonas, feroces guerreros, míticos ani-males y en especial, de infinitos tesoros. Así, en su travesía por lo que hoy es Colombia, recorrió reinos malditos y destruyó más civilizaciones de las que imaginó que iba a encontrar. Fundó e incineró ciudades, bebió de la sangre de sus enemigos y cabalgó con sus ejércitos por los valles y montañas, para al final dejar de ser perseguidor para con-vertirse en perseguido. En síntesis, esta es la trama de Ursúa (Alfaguara, 2005), la primera novela de William Ospina, reconocido autor de libros de ensayos como ¿Y dónde está la franja amarilla?, La decadencia de los dragones y Los nuevos centros de la esfera; y de poesía como El país del viento. La obra del escritor nacido en 1954 en Padua (Tolima) se ha caracterizado -en gran parte- por un estudio cuidadoso y a profundidad de las realidades sociales y políticas del sub-continente latinoamericano, en especial de nuestro país. A través de su poesía y en especial de su producción ensayística, Ospina ha logrado ahondar en la problemática más recurrente de la historia reciente colombiana: la violen-cia. A diferencia de muchos otros escritores, la calidad del material de éste radica en que su análisis de la violencia no se concentra única y exclusivamente en el aquí, en el ahora, en las muertes de nuestro tiempo.

[haga sus anotaciones aquí]

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Ospina ha logrado ahondar en la problemática más recurrente de la historia reciente colombiana: la violencia.

Sus reflexiones surgen en las circunstancias históricas que han desencadenado el actual conflicto humano por el que atraviesa el país.

Así, por lo general, su obra aborda la historia de Colombia en los siglos XIX y XX, es decir, la época en la que ya se hablaba con nombre propio sobre esta región del continente. No obstante, en Ursúa el escritor retrocede a un periodo mucho más lejano, el siglo XVI, para ser más concretos, la etapa de exploración de las Indias. En este espacio, en el cual desarrollará su historia a través de las aventuras de un español enceguecido por la codicia, Ospina revelará los primeros trazos políticos y administrativos de un proyecto llamado Colombia, proyecto que desde sus más remotos inicios (como lo ha aclarado el autor) estuvo plagado de violencia, regionalismos y corrupción.

Por el momento, los mayores alcances de la primera novela de Ospina son, primero, lograr rescatar al español del mundo de otros escritores colombianos que lo tenían con-denado a un diccionario reducido y, segundo, potenciar la mitología olvidada de un con-tinente, tan rica en fantasías como las histo-rias de los países escandinavos o del lejano oriente. Así, a este paso, la magia de los seres que habitaron la nueva tierra antes de Europa, podrá compararse en magnitud con elfos, tal vez esa sea la intención de Os-pina: ofrecernos la posibilidad de compren-dernos, ofrecernos una identidad.

Quizá el mayor reto de Ospina fue escribir una novela que se desarrolla hace cuatro

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siglos, con un lenguaje que fuera compren-sible hoy en día, pero que a la vez le per-mitiera al lector encontrarse con trazos del castellano de esa época, acorde a la atmós-fera de las batallas y viajes por un universo ajeno al pensamiento de todo un mundo. Sin embargo, la magnitud de la pluma de Ospina, demostrada con un trabajo literario de más de 25 años, le permite cumplir con este requisito y a la vez armar un recorrido por las palabras más hermosas del castellano, recordándonos hasta donde puede llegar nuestro idioma.

Plagada de elaboradas descripciones, construidas en lo que según Fernando Vallejo es una de las prosas más completas de la literatura en español, Ospina logra que el lector se sumerja en una leyenda de tiempos heroicos y brutales, narrada en medio de una naturaleza asombrosa y estructurada en 33 capítulos, cada uno no mayor a 10 páginas. De lejos, puede parecer que en la obra se encontraran errores básicos, de coherencia entre diversas acciones, sin embargo, sólo son jugadas que permiten que el lector se contextualice en un texto narrado por una persona que convivía con los inexac-tos mapas del siglo XVI y con las brumas de la memoria y de los comentarios que atrave-saban una tras otra vez los mares.

Ursúa es la primera parte de una trilogía que se ha ido completando con El país de la canela y cerrará con La serpiente sin ojos. Por el momento, los mayores alcances de la primera novela de Ospina son, primero, lograr rescatar al español del mundo de otros escritores colombianos que lo tenían con-denado a un diccionario reducido y, segundo, potenciar la mitología olvidada de un con-tinente, tan rica en fantasías como las histo-rias de los países escandinavos o del lejano oriente. Así, a este paso, la magia de los seres que habitaron la nueva tierra antes de Europa, podrá compararse en magnitud con elfos, dragones, demonios, dioses y demás… tal vez esa sea la intención de Ospina: ofrecernos la posibilidad de comprendernos, ofrecernos una identidad.

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“I wish I could read Spanish so I could thoroughly

enjoy them!”Peter Bagge,

queriendo opinar sobre Larva en

mayo de 2010

Fundada en 2006 en Armenia (Colombia), es un proyecto editorial único en el país creado para invitar al incauto a que descubra los riesgos y la riqueza artística detrás de la lectura de viñetas.

Con la edición de cuatro números por año, sus páginas reúnen a los mejores expo-nentes de la narrativa gráfica colombiana para que, con unas copas de tinta y un poco de música de pape-les al fondo, dialoguen con autores representativos de las diversas tendencias de la historieta independiente latinoamericana, norteameri-cana y europea.

Gusaneando entre

Además de la revista, realizamos eventos como exposiciones, charlas y talleres, actividades de pro-moción y difusión del cómic en instituciones culturales de todo el país. Estamos al frente del primer Club de Lectores de Cómic creado en Colombia, apoyado por la Red de Bibliotecas del Banco de la República, y somos los organizadores de Entreviñetas, el encuentro nacional de historieta colombiana, evento que tendrá su primera versión en noviem-bre de 2010 en Armenia. ¿Qué es Larva?

Es la revista colombiana de cómic, borracha en el deseo por las viñetas. Bien-venido. ¿Por qué hacer una revista de cómic?

Porque consideramos que la riqueza artística que ofrece una serie de viñetas plantea uno de los riesgos más apreciables que puede asumir el lector de estos tiempos mareados y mo-dernos. Y el hecho es que Colombia, Latinoamérica y el resto del Mundo

1 “Discurso hablado” es un

escrito violento, a veces injurioso, dirigido contra personas o grupos sociales.

¿Y qué más?, sígueme contando...

Historietas e ilustraciones son acompañadas por rese-ñas, columnas de opinión, ensayos breves, diatribas 1 y relatos de ficción literaria que orbitan alrededor de ese atractivo y cada vez menos exótico planeta del Cómic.

Cuenta con colaboradores colombianos, argentinos, peruanos, bolivianos, espa-ñoles, franceses, americanos, alemanes, holandeses y, para amenizar la fiesta trasnacio-nal, una banda de músicos turcos que cantan al revés.

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merecen conocer de las ceremonias y exor-cismos creativos que pueden lograrse con el cómic. Ah, y también porque desde siempre ha estado comprobado que leer cómic es la forma más estilizada de soportar los bombardeos de la Luftwaffe 2.

A mí no me parece que sea tan arriesgado eso de leer un cómic…

Ay, pero la incredulidad se tomó esta mesa. Pues, hablamos de riesgos de papel, esos que definen al buen lector, aquel cuya principal característica es que siempre está dispuesto para dejarse sor-prender por otras formas de acceder a reflexiones y puntos de vista. La invit-ación es clara: hay que leer para saber del tema, per-derse en nombres y títulos para saber lo que hay. Las páginas de la revista ya recomiendan cosas, esa es una forma de comenzar. Créanos, si se abre a degustar de un cómic de esos que tanto recomen-damos, no resultará defraudado.¿Existe el cómic en Colombia?

Sí.

¿Cómo surgió el nombre de la revista?

Una madrugada, luego de soportar intensas fiebres y resbalar saliendo de la cama. Sí, como sucede con los descubri-mientos geniales o las lesiones que le dan un nuevo sentido a la vida de los campeones.

¿Qué tipo de cómics publican? Larva se enfoca en difundir cómics donde el autor explora con autenticidad a partir de

su propio trazo y narrativa. Una búsqueda para dar con nuevas formas de contar las cosas que le pasan, bien sea en vigilia o en sueños, a él, a su planeta o a la hormiga que pasa justo en este momento por el suelo de su cuarto. Ficción o autobiografía, relatos históricos o recuentos gráficos de días de feria, minutos de delirio y reflexiones de alto calibre bailable. Todo es posible si el au-tor se pone los guantes y decide pelear sin parafernalias en ese amplio escenario que le deja la hoja en blanco.

¿Por qué reniegan tanto de los superhéroes?

Si atendiste a la anterior respuesta, comprenderás que los superhéroes están en las antípodas de nuestros intereses. Y porque, siendo sinceros, no nos gusta levar los calzoncillos por fuera.

2 Es el término en alemán

usado para referirse a la Fuerza Aérea histórica del ejército de Alemania desde su creación en 1910 hasta el final del régimen nazi del III Reich en 1945.

¿Ustedes publicarían mis cómics?Sí, siempre y cuando estos correspondan

a lo que buscamos. Tal vez la mejor forma de hacerse a una idea sea leyendo la revista. Si después de pasar las páginas crees que podrías ser publicado, escribe a [email protected]

¿Publican autores de cualquier parte del mundo?

Sí.

¿Harían un cómic para mí o para mi proyecto o empresa?

La plantilla de autores de Larva está dispuesta a escuchar todas las propuestas y comentarios. Sin embargo, se debe entender que todos responden a agendas distintas y tienen mil ocupaciones más, por lo que habría que considerar razones de tiempo y esfuerzo para tal hecho. Primer paso, escribir con detalle a [email protected]

¿Podría invitarlos a salir de fiesta?

Claro que sí, cosas como esa no se preguntan.

> Avisos de navegaciónLa página de la revista Larva no funciona

en ciertas versiones de Internet Explorer. La razón es simple, somos demasiado cool para esas cosas.

Los culpables

Daniel Jiménez QuirozDirector, Editor

Pedro José Giraldo, Mauricio Giraldo, Hugo Mario RuizIlustración y asistencia editorial

Sebastián RubianoDiseño

Jorge Alberto MendozaCoordinador de distribución

Alejandra Gómez VallejoCoordinadora comercial

Natalio PintoWebmaster

Escuadrón Gusano Lorena Carvajal, Gina Marcela Parra, Ana María Serna, Mariana Gil Ríos, Miguel Giraldo, Tatiana Londoño.

Los comics que leiste son del colectivo Capadoccia.

La araña muerta: Sebastián Rubiano.

Riñones: Manuel Valencia.

El Chat: Mariana Gil.

ilustración al revés