analicis arquitectonico iglesia san vital
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Iglesia San Vital, Ravena, Italia. Es uno de los templos mas importantes de la
Arquitectura bizantina. Esta obra fue construida en el tiempo del obispo
ecclesius ( 521-532 ), y fue consagrada el 21 de septiembre de 547, por el
obispo Maximiliano. Bizancio poseía mucho poder en aquel tiempo sobre esta
zona (Ravena), y se dice que posiblemente se construyo esta obra para dejar
potente dicha soberanía. La obra se reformo por deseo expreso del Emperador
Justiniano a partir de construcciones anteriores, la obra se financio por el
Banquero Juliano Argentario (se dice que aproximadamente 26.000 besantes de
oro se utilizaron para la construcción del templo), y fue supervisada por el ya
antes mencionado Maximiliano. Todos estos personajes aparecen en la
decoración que se realizo entre los años 546 y 548. San vital tiene la
consideración de basílica menor desde el 7 de Octubre de 1960. La Iglesia en
1996, junto con otros edificios paleocristianos, fue declarada patrimonio de la
humanidad por la UNESCO, con el nombre de “ Monumentos Paleocristiano de
Ravena”
La iglesia consagrada a san vital, se levanto para dotar la ciudad de un templo
digno de la que era segunda capital de su imperio Durante la época de Justiniano y,
como otras muchas iglesias orientales tiene planta central, concretamente,
octogonal, precedida de un nártex. Está inspirada directamente en la basílica de los
santos Sergio y Baco, sita en Constantinopla. Su núcleo central octogonal está
cubierto por una cúpula que apoya en ocho pilares y sus correspondientes arcos;
con siete huecos situados entre los pilares del baldaquino central y que sobresalen
hacia el anillo circundante y un presbiterio cuadrado con ábside saliente. Los
empujes de la cúpula se contrarrestan desde exterior por medio de arbotantes y
pequeños cuerpos adosados que impiden ver en su totalidad el perfil del edificio. La
cabecera se prolonga con un espacio semicircular, mientras a los pies hay un
amplio atrio con torres laterales. Los muros se realizaron con aparejo de ladrillo,
según la práctica bizantina, con gruesas juntas de mortero. Son de especial interés
el pavimento, de mosaico, los mosaicos de las paredes del coro con su bóveda y la
del ábside. Tipológicamente este templo de planta centrada, es el último eslabón de
la serie de edificios bizantinos, que van desde la planta basilical cupuliforme hasta
el templo poligonal.
Fue realizada al parecer por trabajadores de la zona y construida en gran
parte con materiales locales. Ladrillos delgados y largos, separados por
juntas de mortero bastante gruesas. La bóveda, muy ligera, que cubre el
tramo central, no está construida de ladrillos en sardinel, sino mediante la
técnica occidental de tubos de cerámica insertados unos en otros dispuestos
en hileras horizontales, de modo concéntrico. Al exterior esta cubierta con
tejas. Se conserva la decoración musiva del ábside y del presbiterio, el
revestimiento de los pilares, de suntuoso mármol jaspeado, se ha restaurado
sobre fragmentos existentes y el pavimento de opus sextiles, está
reconstruido en dos secciones triangulares del octógono interior. Los fustes
de las columnas con basas poligonales y sus capiteles de forma tronco
piramidal, esculpidos con trépano, fueron importados de los talleres de
Proconesia.
La planta se inscribe en un octógono, con un espacio central abovedado y
delimitado por ocho pilares sobre los que voltean arcos de medio punto,
rodeado por un deambulatorio por encima del cual discurre una tribuna. Siete
nichos se abren entre los pilares del baldaquino central, que se proyectan en
el anillo del deambulatorio, mientras que el octavo lado está ocupado por el
presbiterio cuadrado y el ábside saliente y más bajo que atraviesa la zona del
deambulatorio y de la tribuna. Flanquean este ábside poligonal dos torrecillas
rectangulares seguidas de sendas capillas circulares, provistas cada una de
ellas de un absidiolo rectangular. En el lado occidental hay un nártex
rectangular, asediado en ambos extremos, dispuesto en posición oblicua,
tangente en uno de los vértices del octógono que permite la colocación, a los
lados del espacio interior resultante, de dos torretas, en una de las cuales se
encuentra ubicado el campaniles y en la otra la escalera que da acceso al
gineceo. Asimismo, esta posición del nártex, permite la colocación de un doble
acceso al interior tras los dos tramos triangulares que restan entre éste y el
polígono, de ellos el de la izquierda da al tramo opuesto al presbiterio, y el otro
al tramo contiguo. Antecede al nártex un atrio porticado en tres de sus lados
que es uno de los accesos al edificio. Las otras dos entradas con las que
cuenta están situadas a los lados de las capillas mencionadas anteriormente.
Los elementos son: muro, pilares y columnas que, en el interior, soportan la
gran cúpula central. Ésta está constituida por anillos de ánforas metidas
unas dentro de otras, entremezcladas con cemento. De esta manera, al
estar hechas las ánforas de barro cocido y ser éste un material ligero, la
cúpula es liviana, por lo que no necesita un grueso muro de apoyo ni
destacados sistemas de contrapeso para equilibrar las presiones que ejerce
la cúpula en todas direcciones. Las columnas tienen el característico capitel
bizantino compuesto por una estructura tronco piramidal invertida con
cimacio. Alrededor del espacio central bajo la cúpula se encuentra una nave
también de forma octogonal, cubierta por unas bóvedas irregulares
combinadas. Sobre ella en el piso superior, se sitúa una segunda nave que
reproduce la estructura inferior. Con estas características, el espacio interior
se presenta dilatado, como en Santa Sofía, ya que cuando el espectador se
sitúa bajo la cúpula central, a causa de la existencia de columnas y arcos
que disimulan el muro exterior, percibe la sensación de que no hay fin, que
el espacio se prolonga. El ímpetu ascensional viene remarcado por la
superposición de columnas, tribuna y exedras. La luz contribuye a acentuar
esta sensación, desmaterializando el espacio, al incidir sobre los mosaicos
del ábside, que pasan por ser los más bellos del arte bizantino,
simbolizando el cosmos, el universo.
El exterior en cambio, se nos presenta
con simplicidad y claridad arquitectónica,
manteniendo un acusado equilibrio entre
la vertical y la horizontal, con los
volúmenes geométricos articulados de
manera escalonada. Los vanos son arcos
de medio punto existiendo entre ellos
pilastras adosadas al muro. Los efectos
polícromos se consiguen por la
alternancia entre la piedra y el ladrillo,
aunque es de destacar el contraste entre
el exterior austero y la deslumbrante
decoración interior. De la decoración
interior han desaparecido los mosaicos
excepto los del presbiterio. A ambos lados
del ábside se encuentran las
representaciones del emperador
Justiniano con su séquito y de la
emperatriz Teodora con el suyo,
respectivamente.