anécdotas

25
Y¡A por “chuches”! o tendría dos o tres años. Estábamos en mi casa e íbamos a salir de paseo. Mi padre y mi hermano se bajaron a la cochera y yo me quedé con mi madre. Entonces mi madre me dijo: “bájate con el papá que yo voy en seguida. Cuando mi madre llegó a la cochera le preguntó a mi padre que donde estaba yo y mi padre le contestó: ¿no estaba contigo? Mi madre le dijo que sí, pero que le había dicho que me bajara con él. Entonces mi madre subió a la casa a buscarme, pero no me encontró. Y mientras tanto mi padre vio a un amigo que pasaba por mi casa y le dijo: ¿Es tu hijo el que está en la puerta del kiosco de “La Sebas”?... Menudo susto les di a mis padres. Pero todo acabó en eso, un susto. Antonio Llorente

Upload: gregorio24

Post on 26-Jul-2015

764 views

Category:

Education


3 download

TRANSCRIPT

Page 1: Anécdotas

Y¡A por “chuches”!

o tendría dos o tres años. Estábamos en mi casa e íbamos a salir de paseo. Mi padre y mi hermano se bajaron a la cochera y yo me quedé con mi madre. Entonces mi madre me dijo: “bájate con el papá que yo voy en seguida. Cuando mi madre llegó a la cochera le preguntó a mi padre que donde estaba yo y mi padre le contestó: ¿no estaba contigo? Mi madre le dijo que sí, pero que le había dicho que me bajara con él.

Entonces mi madre subió a la casa a buscarme, pero no me encontró.

Y mientras tanto mi padre vio a un amigo que pasaba por mi casa y le dijo: ¿Es tu hijo el que está en la puerta del kiosco de “La Sebas”?...

Menudo susto les di a mis padres. Pero todo acabó en eso, un susto.

Antonio Llorente

Page 2: Anécdotas

Viaje a la “mili”

D

ice mi padre que es una pena que ya no haya “mili”, porque a él le pasaron muchas cosas graciosas. En su primer día, cuando se tenía que ir a Valencia, lo tenía que hacer en tren. Éste salía de la estación de Murcia a las ocho de la mañana, como no quería que se le hiciera tarde, a las siete y media ya estaba allí. Había unos cien reclutas y sobre las siete y media llegó el tren, pero lo hizo en sentido contrario por lo que mi padre, muy seguro, pensó que ese no era, aunque vio que todos los reclutas que estaban esperando se montaban en él. A los veinte minutos de quedarse solo comenzó a dudar y cuando faltaban sólo unos minutos preguntó y tuvo que correr por las vías para que no se le escapara y llegó por los pelos. La cuestión fue que nunca se había montado en tren y no sabía que tenía dos locomotoras, por lo que lo vio llegar en sentido a Cartagena, pero cuando salió de la estación lo hizo en sentido contrario, sin tener que dar la vuelta.

Dice mi padre que en la mili se aprendían muchas cosas…

Ana Agudo

El

baño de mi amigaC

Page 3: Anécdotas

uando vivía en Mallorca, tenía una vecina, dos años mayor que yo, que siempre me pagaba, ella tenía cinco años y yo tres. Una noche que íbamos a cenar, todos muy guapos, estábamos cerca de la piscina esperando a las mamás y entonces llego el momento de mi “venganza”.

Estuve esperando hasta que vi como se acercaba al borde de la piscina y, justo en ese momento, le pegué un empujón y cayó vestida y con zapatos.

Esa fue mi venganza.

Esto pasó de verdad

David Hernández

La silla y mi padre

M

i padre cuando era pequeño, es decir cuando era de mi edad más o menos, metió la cabeza en el hueco de la silla de la clase y no podía sacarla porque era un poco cabezón. Tuvieron que llamar a

Page 4: Anécdotas

los bomberos para desarmar la silla y poder sacar la cabeza. Eso ocurrió en el colegio Pérez Villanueva y Gregorio lo presenció.

Hipólito Gómez

Mi padre y sus amigos

C

uando mi padre era pequeño se fue un día con sus amigos a “saltar ribazos”. Este juego consistía en que cuando labraban la tierra, ésta se quedaba blanda y desde lo alto se lanzaban y se tiraban sobre ella. Cuando se cansaron de jugar y saltar decidieron irse a sus casas pero entonces un amigo vio un bancal de habas y dijo: ¡habas! Y todos fueron a coger habas, cuando se hartaron de comer, uno de los amigos empezó a dar patadas a las matas y todos lo imitaron. Destrozaron muchas y seguro que el dueño se quedaría de piedra cuando viera lo que había pasado.

…Por cierto no los “pillaron”.

Page 5: Anécdotas

Daniel Martínez

Mi

padre y el cascoU

n día mi padre estaba trabajando en una obra. Como él es carpintero necesitaba llevar un casco, para no golpearse en la cabeza. Cuando terminó de trabajar se montó en el coche con sus amigos.

Ellos no paraban de reírse y entonces fue cuando se dio cuenta que, aún, llevaba puesto el casco.

Juande Valero

Page 6: Anécdotas

Jugando en el cuarto de baño

E

stábamos en Calasparra mi hermano y yo. Jugábamos en el cuarto de baño y cerré la puerta con el pestillo, teníamos dos años, y cuando mi madre se dio cuenta, llevábamos dentro un buen rato. Ella, empezó a llamar a la puerta y a dar golpes. Nosotros estábamos dentro jugando. Luego vino mi tío Juan y mi tía Lola. Mi tío cogió las herramientas para desarmar la puerta y mientras mi tía nos decía: dale al “llavo” (el llavo era el pestillo) y nosotros jugando y dando saltos. Mis tíos y mi madre estaban preocupadísimos, hasta que al final, abrí la puerta.

Jaime Martínez

Page 7: Anécdotas

El gran susto de mi madre

C

uando tenía 18 meses estaba jugando con mi hermano en la terraza y mi madre estaba en la cocina preparando la comida, entonces vi una lagartija y la cogí con la mano y fui a la cocina a enseñársela a mi madre. Pero en cuanto me vio con el “bicho” en la mano, cerró de un golpe la puerta y empezó a “chillar” como una loca, hasta que la solté.

Sergio Martínez

Page 8: Anécdotas

Las vírgenesT

enía dos años y me madre me enseñó a decir “Iaaa Igen e la Ieves”, que quiere decir: “Viva la Virgen de las Nieves”.

Y cuando fueron las fiestas del Escobar dije: ¡Viva la Virgen de las Nieves! Y todas las personas aplaudieron y se rieron.

A los pocos días fui a Asturias y fuimos al Santuario de Covadonga. En la cueva, había mucha gente y una cola muy larga, larguísima, y cuando más silencio había yo grité: ¡Viva la Virgen de las Nieves! ¡Viva la Virgen de las Nieves! Y todo el mundo se rió y me dijeron que esa no era la Virgen de las Nieves que era la Virgen de Covadonga. Un cura que había allí se puso muy serio y mi madre me sacó corriendo de allí, roja como un tomate, de la vergüenza que le dio.

Antonio del Amor

Page 9: Anécdotas

Hacer cosquillas tiene sus peligros

Y

o tendría unos dos o tres años de edad, y estaba jugando en el comedor de mi casa, con mi madre y mi tía “Avi”.

De pronto mi tía empezó a hacerme cosquillas, con las dos manos por todo el cuerpo y yo no podía parar de reírme a carcajadas y entonces sucedió algo inesperado; como hacía poco tiempo que había merendado eché toda la merienda encima de mi tía y tuvo que lavarse toda la cara y además los ojos le escocían mucho, mucho y los tuvo irritados durante un buen rato.

No le quedaron ganas de volver a hacerme cosquillas, o eso creo.

Álvaro Marín

Besos peligrososU

n día, cuando era pequeño, mi madre me iba a dar un beso, pero como yo estaba jugando agaché la cabeza y en ese mismo momento, su cabeza chocó contra la mía y del golpe tan fuerte

Page 10: Anécdotas

que se dio, le salió un moratón en la boca y estuvo con él más de una semana.

Pero no se enfadó conmigo y con el moratón y todo me siguió dando besos.

Daniel Arnau

Las travesuras de mi perroU

n día fui a pasear con mi tío y me llevé a mi perro. Mi tío tuvo que ir al banco y yo entré con él. Entonces mi perro, que yo creía que estaba sentado, empezó a hacer pis en mi pie. Cuando mi tío se dio cuenta de lo que estaba pasando empezó a reírse y no paraba de reírse y mientras tanto mi perro seguía haciéndose pis en mi zapato.

Page 11: Anécdotas

Claudia Garrido

M¡ madre y las olasE

sto sucedió un día que mi madre fue a la playa cuando tenía seis años. Como ella se creía que ya sabía nadar se quitó el flotador y empezó a nadar junto a su madre, pero entonces se formó un remolino en el agua y casi se ahogan las dos. Entonces mi abuela se puso a gritar y a mi madre la cogió su hermana y a mi abuela un socorrista y no les pasó nada. Pero desde entonces mi madre siempre que iba a bañarse a la playa se ponía el flotador y no se lo quitaba nunca.

Laura Espín

Page 12: Anécdotas

La corriente de la playaU

na tarde durante las vacaciones de verano mi hermana se estaba bañando en la playa, de pronto una ola se llevó una de sus chanclas y la corriente la arrastró, llevándosela lejos.

Mi hermana intentó cogerla y se le soltó un manguito, que también lo arrastró la corriente. Después ella se detuvo en el agua y lloraba tanto que no se dio cuenta de que también a ella se la llevaba la corriente y la iba alejando cada vez más.

Al final mi madre se tuvo que tirar al agua a rescatarla y todo quedó en un buen susto.

Patricia Robles

Page 13: Anécdotas

Una noche accidentada

U

na noche de verano, yo tendría unos cuatro o cinco años, como hacía mucho calor tuve la idea de quitarme toda la ropa, entonces empecé a dar vueltas en la cama y tantas vueltas di que al final me caí al suelo y allí estuve un rato hasta que noté que estaba el suelo muy helado y me volví a meter en la cama.

Al poco rato empecé a dar vueltas, otra vez en la cama, y volví a caerme, pero esta vez di con la cabeza y a pesar del golpe no me di cuenta de nada, hasta que a la mañana siguiente me miré en el espejo y vi un chichón en mi frente.

Esa fue la señal de una noche

accidentada.

José Ruiz

Page 14: Anécdotas

Un susto

U

n día mi madre y mi abuela se fueron, con mi padre, de compras a la tienda. Yo me quedé sola en mi casa, bueno también estaba mi hermano. Empezamos a jugar y a saltar y entonces, sin darme cuenta, le di un golpe a mi hermano y como era muy pequeño empezó a llorar y yo me asusté mucho porque pensaba que mis padres me iban a pegar. Cuando llegaron mis padres, mi hermano ya no lloraba y no se enteraron de nada, pero yo sí estuve mucho rato asustada pensando en que me la iba a cargar. Pero todo terminó bien.

Yura Todorova

Page 15: Anécdotas

Mi prima, el cruasán y yo

F

ui un día a la casa de mi prima y estábamos comiendo cruasán y mi prima se fue a la cocina con su amiga y allí, sin que yo las viera, cogieron y le echaron pimienta y me lo dieron. Cuando le di el primer bocado lo tuve que tirar porque picaba tanto que la lengua se me puso roja y tuve que beber mucha agua para quitarme el picor que tenía. Me enfadé mucho con ellas.

Cristóbal Pérez

Una equivocación

U

Page 16: Anécdotas

n día fuimos mis padres y yo al aquapark, que es un parque acuático, y estaba esperando en la cola del tobogán, para lanzarme y de repente llegó un hombre muy preocupado porque no encontraba a su hijo y como yo me parecía mucho a su hijo, el pobre hombre me confundió con él y me dio un guantazo enorme y cuando se dio cuenta, me pidió mil disculpas, pero el guantazo me lo quedé.

Alejandro Lorencio

Mis vacaciones más divertidasE

l año pasado estuvimos de vacaciones en Roquetas de Mar, en un hotel super chulo, el único problema que tenía era

Page 17: Anécdotas

que para entrar había una puerta giratoria y mi tía cada vez que teníamos que entrar o salir se quedaba dando vueltas en la puerta y no había manera de sacarla y todos nos reíamos mucho de verla allí dando vueltas sin parar.

Mª José Pérez

La envidia de mi hermanaU

n día mi madre me compró unos pantalones y a mi hermana le dio mucha envidia, porque a ella no le había comprado nada, y cuando me los puse ella empezó a pegarme y yo me puse a llorar y fui a contárselo a mi madre.

Entonces ella me dijo que no le hiciera caso porque era más pequeña. Yo me enfadé mucho y estuve peleada con ella durante un rato, pero al final empezó a darme besos y yo la perdoné.

Page 18: Anécdotas

Asenova Radka

Un susto en la piscina

U

n día de verano, siendo yo muy pequeño, estábamos en el Club Molino Chico y mi madre y yo estábamos en la piscina.

Mi madre se salió porque la llamaron un momento y entonces yo, que estaba en la orilla, me resbalé y me caí al agua y menos mal que había gente y me secaron muy deprisa, porque si no me ahogo. Mi madre se llevó un buen susto y yo también, pero como era muy pequeño no me acuerdo.

Juan Carlos Puerta

Page 19: Anécdotas

Una

broma pesadaU

n día mi padre cogió el mechero de su padre y se lo metió en el bolsillo y se fue con mi madre al mercado, y como era muy travieso, cuando estaba en un puesto del mercado lo encendió y lo acercó a la cabeza de una señora y le empezó a arder el pelo, menos mal que su madre, mi abuela, se lo apagó rápidamente, pero a la pobre señora se le quedó el pelo “chuscarrado”.

David Sánchez

Page 20: Anécdotas
Page 21: Anécdotas

TERCER CURSO

COLEGIO PÉREZ VILLANUEVACURSO 2010/2011