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Animales y seres extraños

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se trata de animales y seres extraños.......

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Animales y seres extraños

La aventura de Lucy……….4

Miau, Miau, Auxilio……….5

La brujita sin escoba……….6

Hámsteres al ataque……….7

Mejores amigos……….8

PROLOGO

Catalina Guzmán, joven escritora, nació en el Sur de Chile, allí vivió su niñez, junto a bosques, montañas y ríos, paisajes que la acercaron al fascinante mundo de los animales y seres mágicos.

Junto a las lluviosas tardes del sur, y al agradable fuego de la chimenea, pasó los largos inviernos leyendo los clásicos infantiles que la trasladaban día a día al interesante mundo de la lectura.

Esta pequeña colección de cuentos forma la primera parte de una serie de escritos infantiles para que esta nueva generación disfrute al igual que ella del maravilloso mundo de la lectura.

Animales; brujas; gnomos; se presentan en esta colección, junto a niños que aún creen en estos seres llenos de magia y ternura.

L a A ventura D e Lucy

Había una vez una pequeña perrita llamada Lucy. Ella era una perrita lista, desde pequeña era inteligente, y era dulce. Ella vivía en una hermosa casa en la que se encontraba en un bosque muy lejano a la ciudad. Lucy vivía con su dueña llamada Nina, ella era una niña bonita de pelo rubio y ondulado y mejillas sonrosadas, tenía seis añitos. A Lucy le gustaba mucho ir donde un viejo sauce en las tardes, ese era su lugar favorito. Ella iba todos los días en las tardes.

Una tarde Lucy fue donde el sauce, descansó un par de minutos y de pronto sintió unas manos frías que le tocaban el cuerpo muy bruscamente y la metieron dentro de un saco negro. La pobrecita Lucy estaba demasiado asustada y se imaginaba que más tarde la rescatarían. Mientras tanto, Nina estaba muy preocupada buscando a su adorable Lucy. La pobre niña ponía avisos en todas partes pero no había señal de Lucy. Cuando la perrita pudo salir del saco se dio cuenta que habían perros tristes y hambrientos que la miraban extrañados puesto que ella no era de aquel lugar.

A la mañana siguiente Lucy despertó junto a una perrita que al verla, la reconoció como su vecina en el bosque y ella le explicó como poder salir de ese horroroso y espantoso lugar. Lucy muy contenta paraba las orejas en señal de agradecimiento, rápidamente se apresuró en seguir las instrucciones de su nueva amiguita y pudo al fin llegar al lado de su amigo sauce. Al rato después Nina encontró a Lucy apoyada en ese tronco familiar de su árbol, cansada pero feliz de ver a su dueña y dando un salto lamió la cara de Nina

quien la alzó en sus brazos y la regaloneó un rato tendida bajo las ramas del sauce.

Miau Miau, AuxilioHace algún tiempo, mientras llovía torrencialmente en la calles de

Madrid, cruzó la gran avenida un pequeño, frágil y desnutrido gatito llamado Manchitas, “miau miau auxilio” decía en su idioma, mientras los humanos pasaban apresurados sin fijarse en el sufrimiento de este pequeñito, corriendo en dirección al metro, a la estación de trenes en fin a sus hogares. En un pequeño departamento de la Calle Amor de Dios, en pleno centro de la capital europea, dormitaba una mujer con su gatita cerca de una agradable chimenea.

Afuera continuaba el temporal, la lluvia no dejaba ver a través de los vidrios de los autos. Un conductor apenas vio al gatito, no alcanzó a frenar y lo lanzó lejos a la entrada de un edificio. El gatito quedó inconsciente y sangrando, ya ni siquiera decía miau, miau, auxilio. Las personas pasaban a su lado sin siquiera mirarlo, las gotitas de su sangre se confundían al juntarse con las gotas de lluvia.

Dentro del departamento, la gatita Micifú, escuchó unos quejidos, paró sus orejitas y

comenzó a maullar, su dueña pensó que quería salir al baño, abrió la puerta principal y se encontraron con nuestro pequeño y desolado gatito Manchitas,

éste ya ni siquiera decía “miau miau” , rápidamente la humana lo tomó en sus brazos, lo acercó al grato calor de la chimenea mientras Micifú lo lamía limpiándole su cuerpito. Le trajeron un pocillo con leche tibia, el que fue

devorado por el hambriento gatito, Micifú le regaló su mantita preferida, le hizo una camita y lo dejó dormir tranquilito toda la noche

La Brujita Sin Escoba

En el maravilloso país de las brujas, llamado Brujilandia, vivía Katy- Cata, una traviesa brujita que perdía todo lo que le pasaban sus papás. Ella junto a su hermano vivían en la casa embrujada más linda del barrio. Brujilandia era un país muy lejano con montañas y grandes lagos donde las brujitas practicaban sus vuelos matinales.

Katy-Cata recibió su primera escoba apenas nació, pero como era tan olvidadiza, al crecer fue al colegio y la perdió. No podría participar de la carrera anual de brujitas voladoras, no sabía qué hacer, estaba desesperada y angustiada, no existía truco alguno que le permitiera tener una nueva escoba. Todas sus amigas se preparaban para el gran día. Katy – Cata no sabía qué hacer.

En el colegio, la Miss de Katy – Cata sabía su problema, cuando ella era pequeña tuvo su propia escoba y con ella ganó la carrera anual hace más de mil años. Entonces llamó a Katy – Cata a su oficina, cuando la brujita entró se encontró con una linda escoba, aunque pasada de moda, pero que le quedaba bien de porte. La Miss se la regaló y Katy-Cata se emocionó prometiendo que la cuidaría por mil años más. La brujita sin escoba, practicó sobre los lagos de Brujilandia su nuevo vuelo y piruetas para avanzar más rápido.

Llegó el gran día de la competencia Katy-Cata miró a la Miss y a la cuenta de tres voló como nunca lo había hecho.

Hámsters al ataqueHabía una vez, un pequeño y joven hámster llamado Saturno, el era un

hámster valiente, era capaz de hacer cualquier cosa por sus amigos. Saturno también era amigable y respetuoso. Aquel hámster vivía con su dueña llamada Emi .Ella era una niña que tenía el pelo castaño oscuro y estudiosa y trabajadora. Saturno vivía en una casa que se encontraba en una pequeña ciudad de Buenos Aires, Argentina. Emi tenía hartos hámsteres y a todos los tenía sueltos.

Un hermoso día en la mañana Saturno se despertó y se dio cuenta que su dueña estaba muy feliz. El muy extrañado fue haber que pasaba y se dio cuenta de algo terrible: era una jaula. El hámster tan asustado y furioso, fue a decirle a los demás hámsteres lo que había pasado, y ningún hámster presto atención. De pronto a Saturno, se le ocurrió pedir ayuda a su mejor

amigo y le dijo:-Por favor, ayúdame- .El hámster le suplicó. Entonces al amigo de Saturno se le ocurrió una idea maravillosa: hacer una guerra de comida. Entonces cuando apareció la niña empezaron a tirar harta comida y la niña muy asustada arrojó la jaula al basurero y entonces los hámsteres pararon de tirar comida y la niña comprendió que a los hámsteres no le gustan las jaulas y así vivieron felices para siempre.

MEJORES AMIGOS

Haaaaaaaay, gritó Namo, el más chiquito de los gnomos del jardín del colegio, le había caído una gran roca – que en realidad era una pequeña piedra - que lanzó Maxi, alumno del 2° año Básico. Namo pensó que nuevamente estaban en guerra con los gnomos del jardín del frente, donde estaba el jardín infantil.

Muchas veces un simple juego terminaba convertido en la Tercera Guerra Mundial de lanzamiento de rocas. Rápidamente ingresó al mayor de los árboles para protegerse de los misiles infantiles, alcanzó a entrar justo cuando lo rozó una gran roca cerca de la cabeza, tan cerca, que le sacó su sombrerito.

¡ Mamá, ya no podré salir a jugar con las flores! – dijo Namo - en eso, oyó pequeños pasos cerca de su árbol, era un gigante que se acercaba para

protegerse de los peligrosos lanzamientos, en realidad no era un gigante, sino sólo Maxi, el niño que

antes había lanzado la roca. Ahora se

veía asustado y Namo pensó en ayudarlo, pero no estaba seguro de hacerlo puesto que algunos niños no creen en gnomos. Su madre lo miró con dulzura y lo instó a que saliera para

ayudar al pequeño gran gigante. ¡ Vamos Namo, si te acercas con cuidado y le hablas al oído, de seguro te escucha! Dijo su mamá. Namo salió silenciosamente de su guarida, escaló por la mochila de Maxi, se acercó a su hombro y dijo: ¿ Te puedo ayudar en algo?, Maxi se sobresaltó, no sabía quién le hablaba, miró hacia todas partes y no vio nada, con su brusco movimiento, Namo cayó a la hierba, y tuvo que gritar con todas sus fuerzas para que el niño no lo pisara. Maxi lo vio, se asustó, pero luego reaccionó y lo miró con ternura, se acordó que su madre le contaba cuentos acerca de los gnomos del jardín, y ahora veía uno frente suyo. No lo pensó dos veces y lo alzó con mucho cuidado en la palma de su mano: ¿ Hola amiguito! ¿Puedes entenderme? - “Por supuesto” – respondió Namo – Mi nombre es Namo, ¿ cómo te llamas? - Me llamo Maxi……. A esto, siguió una larga conversación en donde gnomo y niño se hicieron amigos, se cuidaban mutuamente y pasaban largas horas jugando a las escondidas, siempre ganaba Namo porque le resultaba súper fácil esconderse bajo una hierba o simplemente bajo una flor.

Maxi dejó de jugar a la guerra lanza piedras y se preocupaba de que a su nuevo amigo no le faltara compañía.

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