anonimo - la expiacion de ultratumba

7/23/2019 Anonimo - La Expiacion de Ultratumba

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LA EXPIACION DE ULTRATUMBA

Prlogo de la 1a edicin

PROLOGO DE LA PRIMERA EDICION

4. Un alerta.

Queris sin duda, a fuer de curiosos como sois, saber

por que he compilado este opsculo.

Os lo dir francamente. Tengo por seguro que nos espera

a todos una terrible expiacin en la otra ida.

!"#ome mucha impresin lo que le" en $anta Teresa, la

cual confesaba que de las innumerables almas que ella supo

se salaron en su tiempo, ningunas m%s que tres subieron al&ielo sin pasar por el Purgatorio, ' fueron( $an Pedro de

)lc%ntara, un religioso de la Orden, ' un religioso

dominico.

)unque es esta una mera opinin de la $anta, ale la

pena, sin embargo, parar mientes en ella.

Pues, he querido haceros eitar el Purgatorio,aconse*%ndoos a que se%is m%s cuerdos, m%s caritatios para

con las %nimas, ' m%s deseosos de satisfacer a +ios aqu" en

la tierra por las deudas que habis contra"do para con

l...

s decir, quisiera saldaseis uestra cuenta con +ios en

esta ida, porque en la otra cualquier piquillo que os

hubiera quedado os costar% un o*o de la cara...


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-a eis pues, si debis interesaros en leer este

librito, saborear sus e*emplos, aplicaros sus ensean#as '

meditar seriamente sus erdades.

Por mi parte os aadir lo que repet"a a menudo un buen

sacerdote a sus feligreses( /+ios nos libre a todos de las

llamas del purgatorio, )s" sea.

I

Ms all de la muerte.

5. La !da de ultratum"a.

l alma, como se demuestra en filosof"a, es espiritual,

es decir independiente intr"nsecamente de la materia.

&omo tal sobreie a la destruccin del cuerpo, es decir

es inmortal.

)penas, pues, el alma abandona el cuerpo, despus de las

supremas ansias de la agon"a, traspasa los umbrales de la

ida de ultratumba...

- se halla ante un triio segn el dogma catlico( la

gloria celestial 0el para"so, las penas eternas 0el

infierno ' la expiacin 0el purgatorio.

2r% a la gloria o a las penas eternas, segn a'a

adornada de gracia diina o manchada de pecado mortal.

2ra a la expiacin, si no podr% ser admitida a

participar de la gloria, por no estar enteramente limpia.

#. El Pur$at%r!%.

3lamamos, pues, purgatorio el lugar a donde an las

almas que mueren en gracia sin haber enteramente satisfecho


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por sus pecados, para ser all" purificadas por medio de

tormentos.

n otras palabras, el purgatorio es un lugar de

expiacin, donde se paga la pena debida al pecado, no

satisfecha durante la ida.

&. L% tras'endental del ar$ument%.

4ien se infiere de lo dicho cuan interesante es este

argumento( se trata de lan#ar una mirada al mundo de

ultratumba, ' sondear uno de sus paorosos misterios...

$lo el inconsciente, el que ie neciamente sin percatarse

de su suerte eterna, puede quedar indiferente ante la

isin supraterrenal que iluminan estas p%ginas...

(. Ind!'and% )rue"as.

Prueban la existencia del Purgatorio, de consuno, la fe,

la tradicin ' la ra#n, como lo probaremos particularmente

en los art"culos siguientes.

Puesta la inmortalidad del alma ' una *usticia diina,

es preciso admitir la ida de ultratumba, como premio o

castigo eterno, o expiacin temporal.

5o cabe otra conclusin.

3a, eternidad, morada de los seres inmortales, es el

tiempo supremo de la 6usticia de +ios.

Por otra parte, slo la doctrina catlica explica

plenamente el gran misterio de ultratumba.

7uera de esta explicacin, se cerner"a sobre la tumba,

3a nube impenetrable de la duda, de la incertidumbre, de la

desesperacin...


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*. Una %"sera'!+n.

&omo hablamos a cre'entes, no nos extenderemos mucho en

las pruebas, para de*ar margen a relatar con toda amplitud

' escrupulosidad esos hechos maraillosos que ponen encomunicacin el mundo de los esp"ritus con el mundo de los

mortales.

II

,e )rue"a la e-!sten'!a del Pur$at%r!% )%r la ,a$r.Es'r!tura la Trad!'!+n.

/0. En el Ant!$u% Testament%.

3a existencia del Purgatorio es un hecho que no es

posible, negar.

)bramos la sagrada 4iblia, el libro 22 de los 8acabeos.

)ll" leemos el hecho siguiente(

!ab"a el gran caudillo del e*rcito de +ios, 6udas

8acabeo, derrotado a 9orgias, aunque no sin perdida de

arios soldados que murieron en la batalla, ' conociendo

por las alha*as que se les encontraron ocultas, en los

estidos que hab"an muerto en castigo de un robo cometido

en el templo de 6amnia, exhorto al e*rcito a que rogasen

por aquellos infelices. !i#o una cuestacin, ' reuniendo

doce mil dracmas de plata, las eni a 6erusaln para que

se ofreciesen, sacrificios en sufragio de aquellas pobres

almas.

&onducta admirable, que el sp"ritu $anto alab con

aquellas memorables palabras( Santa, y saludable cosa es

rogar por los difuntos, para que le sean perdonado elreato de sus pecados.


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Prueba es 'a sta, clara e irrefragable de la existencia

del Purgatorio.

sta conducta alcan#o a 6udas una insigne ictoria. !e

aqu" como. !abiendo sucedido a 9orgias el soberbio 5icanor,

' enido con un crecid"simo e*rcito ' gran numero de

caballos ' elefantes: la "spera, cansado 6udas de combinar

el plan ' de hacer los preparatios para la batalla, se

qued dormido: cuando he aqu" que se le aparecieron el

profeta 6erem"as ' el sumo $acerdote On"as, 'a difuntos, '

present%ndole una espada mu' preciosa le di*eron( ;


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eternamente: luego son las almas detenidas en el

purgatorio: as" lo interpretan todos los $antos Padres.

l )pstol $an Pablo en su p"stola primera a los

&orintios 0222, 1@, 1A, 1B, dice( ;que ha' algunos fieles

que no ser%n salos sino pasando por el fuego=.

$an )gust"n ' otros Padres aplican estos textos al

purgatorio.

l mismo )pstol en la segunda ep"stola que escribi su

disc"pulo Timoteo 02, 1C, le rog pidiese a +ios por

Ones"foro, que en sentir de algunos hab"a muerto 'a, a finde que el $eor usase de misericordia con aquel celoso

cristiano que tantas eces les hab"a socorrido.

5o pod"a tener lugar esta splica sino suponiendo la

existencia del purgatorio

/1. La Trad!'!+n de l%s )r!mer%s s!$l%s.

$e prueba lo mismo por la Tradicin cristiana.

n el siglo 22 los primeros sucesores de los )pstoles,

' los contempor%neos de stos, siguieron con aquella

piadosa costumbre de ofrecer sacrificios ' de hacer buenas

obras para aliiar las penas de los difuntos.

l clebre Padre de la 2glesia Tertuliano, que i"a afines del siglo 22, ' a principios del 222, hace una larga

narracin de las oraciones ' sufragios, limosnas ' otras

buenas obras que los fieles de su tiempo hac"an por el

descanso de las %nimas del purgatorio. ntre otros hablando

de una iuda fiel a la memoria de su marido, dice( ;ella

re#a por el %nima del difunto( ella ofrece todos los aos

sacrificios por l( pide a +ios le conceda un lugar de


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refrigerio, ' la participacin de la


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n el mismo siglo $an 6uan &risstomo, hablando en

muchas partes de sus obras del purgatorio ' de los

sufragios de los difuntos, dice( ;Tened cuidado de socorrer

con sufragios aquel difunto que llor%is( las limosnas '

otras buenas obras que hag%is por l, le ser%n tiles, ' no

uestras l%grimas... 5o de*emos de pedir por los difuntos

en el altar, porque &risto se halla all" presente como

"ctima, ofrecida por los pecados del mundo=.

$an )mbrosio, que muri die# aos antes de $an 6uan

&risstomo, predic las oraciones fnebres de los

emperadores Teodosio ' ?alentiniano, ' or por el aliio desus almas, como lo hab"a hecho por su hermano $%tiro.

/2. Trad!'!+n de s!$l%s )%ster!%res.

n el siglo ? emos a $an )gust"n en el tratado que

compuso en defensa de la doctrina del purgatorio ' de los

sufragios por los difuntos, 0recibida 'a en la 2glesia

uniersal, hablar con tanta claridad, con tanta alent"a '

con tanto acierto, que en lo sucesio los fundadores de la

pretendida reforma con la lectura de aquel tratado se

quedaron conencidos de la antigDedad de aquella piadosa

pr%ctica de pedir a +ios por las %nimas del purgatorio.

Por lo mismo &alino dec"a( ;$ que hace m%s de mil '

trescientos aos que existe en la 2glesia romana el uso de

pedir a +ios por los difuntos=.

3utero dec"a tambin( ;&reo en la existencia de un

purgatorio, porque la scritura sagrada hace mencin de

l... Todo lo que puedo decir es que las almas que sufren

all" pueden ser aliiadas con sufragios ' con buenas

obras=. +eteng%monos aqu", que antes nos faltar"a espacio

que pruebas.


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/4. D%'tr!na del C%n'!l!% Tr!dent!n%.

l $anto &oncilio de Trento ensea cuatro cosas que no

deben olidarse.

3a primera, que despus de la remisin del reato de

culpa ' de la pena eterna, que se consigue por la

confesin, le queda an al pecador una pena temporal que ha

de descontar.

3a segunda es que quien no satisfi#o esta deuda en esta

ida, habr% de satisfacerla en la otra.

3a tercera, que las oraciones ' buenas obras de los

ios pueden ser tiles a los difuntos ' los libran de los

tormentos.

3a cuarta, que el sacrificio de la 8isa es propiciatorio

' tiene la irtud de satisfacer a la *usticia diina por

los ios ' los muertos.

/5. C+m% una C%ndesa se '%n!erte.

&onferenciaban un d"a sobre la existencia del Purgatorio

8onseor de la 8otte, obispo de )miens, ' una protestante

que no cre"a en el Purgatorio, la &ondesa de $trafford.

)l fin, di*o el obispo a la seora( E$i el obispo

protestante de 3ondres os puede probar que $. )gust"n no ha

dicho misa por su madre, 'o esto' dispuesto a hacerme

protestante.E

l obispo protestante no pudo probar eso, ' la condesa

se conirti.

s lo que cumple hacer a todo protestante de buena fe.


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III

,e )rue"a l% m!sm% )%r la 3!st%r!a la

arue%l%$a.

/#. La %6 de l%s s!$l%s.

$i abrimos la historia uniersal, ella nos atestigua con

la ox de los siglos la existencia de un mundo

sobrenatural, ba*o el imperio de una *usticia eterna.


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/&. C%nsent!m!ent% un!ersal.

n erdad, la existencia de un lugar de expiacin ha

sido en todo tiempo creencia uniersal de todos los

pueblos.

4asta interrogar la historia de los egipcios, etruscos,

griegos, germanos, chinos, americanos, etc.: ' ella

responder% que todos estos pueblos, tan le*anos ' tan

diersos, han cre"do en la eficacia de la oracin por los

difuntos.

Podemos pues decir con 3amennais( ;Todas lasgeneraciones cantan con la Escritura: Santo y saludable

cosa, es rogar por los difuntos, para que les sea

perdonado el reato de sus pecados=.

/(. La %6 de la arue%l%$a 'r!st!ana.

n cuanto a la arqueolog"a /que iene a ser como la

historia grabada en las piedras/ ella habla la misma o#.

Penetremos slo en los cementerios.

4ien cierto es que en el reinado del paganismo esa o#

es triste, porque no alentada por la esperan#a cristiana:

mas en los dominios del cristianismo esa o# se torna

apacible ' alentadora.

4asta examinar las inscripciones cristianas.

;3as inscripciones de tal modo hablan de la muerte que,

con ella aparece la ida, la lu#, la esperan#a, cu'o

s"mbolo, el %ncora, aparece grabado al fin de muchas

inscripciones. ?ed el epitafio de la *oen m%rtir Timotea(

;Timotea, para ti brilla la lu# eterna en &risto=. /- el de

8odesto( ;8odesto, duerme en pa#=./.- el de )urelia Htica(


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;$u sueo es en pa#=.//- el de otro cristiano( ;&re' en

&risto, ' en premio tiene la lu#=.

8as Ia'J no todos los epitafios cristianos manifiestan

esta completa seguridad que se nota en los de los nios '

los m%rtires ' los santos. 5o todos se atreen a expresar

ese feli# presente de una dicha que no tendr% fin. 3a ma'or

parte de las inscripciones manifiestan en su forma optatia

que puede faltar algo a la persona all" sepultada( ;?ias

en +ios= / ;?ias en el $eor 6ess=. / ;IOh 3ealJ que

descanses en pa#=. /) eces tambin la inscripcin es una

splica a +ios por el difunto( ;$eor, te ruego que puedaer el para"so=. /O una recomendacin a los $antos( ;Oh,

$anta 4asilia, te encomendamos a &rescentina ' a 5uceria

nuestra hi*a=. /O una peticin de oraciones por el difunto(

;Pedid que ?erecundo con los su'os naegue feli#mente al

cielo=. /;&ualquiera de los hermanos que esto lea, ruegue

al $eor para que esta santa e inocente alma sea admitida a

la presencia de +ios=.

FQue significan estas frmulasG Fque significan aquellas

otras tan repetidas en nuestros antiguos cementerios(

Vivas in Deo. /


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que de ellos pueda tambin escribirse en sentido absoluto

aquella hermosa frase grabada en las lapidas de los

m%rtires ' los nios( 5 2P!5 /in pace K ;en pa#=.

Todo habla pues de una creencia uniersal.

/*. L%s d)t!'%s.


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&uando mor"a un religioso en un monasterio se daba la

noticia a todos los conentos ' Ordenes asociadas para que

re#aran por el descanso de su alma. $e aisaba por cartas

que un religioso lleaba en un cilindro o tubo que llamaban

;


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catlica apo'ada por la ra#n ' por el simple buen sentido.

3as culpas se borran con el arrepentimiento: la

misericordia diina se complace en perdonar a quien la

implora con un cora#n contrito ' humillado: este perdn

libra de la condenacin eterna, pero no exime de la

expiacin reclamada por la *usticia. !asta en el orden

humano, cuando se perdona un delito, no se exime de toda

pena al culpable perdonado: los fueros de la *usticia se

templan, pero no se quebrantan. FQue dificultad ha', pues,

en admitir que +ios e*er#a su misericordia, ' que al propio

tiempo exi*a el tributo debido a la *usticiaG !e aqu",

pues, otra ra#n en faor del Purgatorio. 8ueren muchos

hombres que no han tenido oluntad o tiempo para satisfacer

lo que deb"an de sus culpas 'a perdonadas: algunos obtienen

este perdn momentos antes de exhalar el ltimo suspiro. 3a

diina misericordia los ha librado de las penas del

infierno: pero Fdebemos decir que se han trasladado desde

luego a la felicidad eterna, sin sufrir ninguna pena por

sus anteriores extra"osG F5o es ra#onable, no esequitatio el que si la misericordia templa a la *usticia,

esta a su e# modere a la misericordiaG=

5o se que ra#ones podr% oponer a tan conclu'ente modo de

discurrir el incrdulo de m%s br"os.

:9!en '%n n%s%tr%s nuestr%s muert%s;

11. Or!entand% al le't%r.

!emos probado que el Purgatorio existe, ' esto es dogma

de fe.

$entada esta erdad, amos entrando en el campo de lo

marailloso, en los misteriosos dominios de ultratumba.


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5os preguntaremos ante todo( "Viven con nosotros

nuestros #uertos$

$eguiremos pregunt%ndonos( "%parecen las &ni#as$

Prestaremos despus o"do a algunos #ensajes de

ultratu#ba.

- sabremos lo que sufren las %nimas, lo que ans"an, lo

que piden... ' como podemos a'udarlas...

12. 9!!end% en el am%r.

n cuanto a lo primero, se dir"a que la muerte no ale*a

a las almas, sino que m%s bien las acerca.

l amor, soplo inmortal del alma humana, no muere con el

cuerpo, ni se extingue en la fosa... 8%s all% de la muerte

contina siendo la palpitacin del alma.

- esto nos sugiere la idea consoladora de que nuestros

queridos muertos puedan alentar cerca de nosotros con el

soplo ital de ese amor que, al decir de $alomn, ;es

fuerte como la muerte=.

14. Pala"ras de O6anam.

+e ello nos da testimonio el cora#n, que con sus

latidos acompaa a los seres queridos m%s all% de la tumba.

&uando el clebre 7ederico O#anam perdi a su madre,

sinti un pesar profundo, pero dulcificado mu' pronto por

una corriente abundosa de amor...

;-a no estaba solo, escribe. 3lego un d"a en que algo de

infinitamente suae pas en el fondo de mi ser. - era como

la seguridad absoluta que mi madre no me hab"a de*ado, era

como la presencia de un ser bienhechor, aunque inisible:


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era como si una alma querida, al pasar me hubiera

acariciado con sus alas=.

3a irtud se le aparec"a m%s hermosa, ' su oluntad se

inclinaba con ma'or facilidad hacia el bien.

;&uando so' bueno, escrib"a tambin O#anam, cuando hago

algo por los pobres a quienes ella amaba tanto, cuand"o me

siento en pa# con +ios, a quien siri elNa con tanta

perfeccin, eo que mi madre me sonr"e de le*os. ntonces

creo con toda fe en la presencia real de mi madre a mi

lado=.

15. Pala"ras del a"ate Peree.

)lgo seme*ante a lo que sinti 7ederico O#anam con su

madre, uno de sus m%s queridos amigos, el abate Pere'e, lo

sinti con l. +e tal manera que el abate Pere'e ha podido

escribir que sus relaciones con O#anam, las m%s profundas,

las que han tenido m%s grande influencia sobre su ida, han

empe#ado despus de su muerte.

Pero he aqu" su mismo testimonio.

;n los momentos de desaliento o de duda, cuando

necesitaba m%s lu# ' fuer#a, ba*aba a la cripta de los

&armelitas ' me dirig"a a la tumba de O#anam. )ll" me

sent"a todo conmoido. 8oimientos de alegr"a ' dicha

extraordinarias hac"an latir mi cora#n. 8e hallaba

dispuesto a morir por +ios, en el sericio de la erdad, de

la ciencia cristiana, de la *usticia=.

;8e met"a, por decirlo as", en el mismo atad. ntend"a

all" la palabra del angelio( ;$i el grano de trigo,

despus de echado en la tierra, no muere, queda infecundo=.


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;)ll" aceptaba la muerte, ' estrechaba el atad entre

mis bra#os. 3o besaba, respiraba sin miedo, con dulce

regoci*o, de que ho' me admiro, el olor hmedo de muerte de

la madera fnebre=.

;8e parec"a tener en mis bra#os la &ru# de 6ess, esa

&ru# a la cual hab"a de elearme, que apretaba contra mi

pecho con una fuer#a de abnegado amor, nunca m%s sentida=.

;I&u%ntas horas extraordinarias, he pasado all"J 3e*os

de exagerar aquellas impresiones, mis palabras no alcan#an

a expresar la sombra de lo que fueron=.

;&on el cora#n fortalecido por impresiones tales, '

sostenido por aquella mano que se me tend"a desde el otro

mundo, pas sin demasiada cobard"a de la ida del siglo a

la ida religiosa.

;!e aqu" lo que debo a 7ederico Oxanam=.

1#. Pala"ras del ,r. Du)%nt.

l santo arn de Tours, el seor +upont, dec"a a su

hi*a moribunda( ;&on tu muerte amos a acercarnos m%s uno a

otro: est%bamos separados por dos murallas de carne, ' no

quedar% m%s que una=.

sta afirmacin del enerable anciano es consoladora.

1&. Una %)!n!+n aut%r!6ada.

3as almas de los difuntos parecen aletear cerca de

nosotros.

8onseor &hollet en su libro( ;5uestros muertos=, da

esta sencilla explicacin(


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;3as almas, que estn en el cielo o aun en el

purgatorio, son libres como el aire: para las almas del

Purgatorio las llamas de la expiacin nacen principalmente

de su cora#n, porque nacen del amor de +ios. stas llaman

las siguen en todas partes.

&laro est% que para er a +ios no es necesario que los

elegidos estn encerrados en un cielo, o que para sufrir

las almas del Purgatorio estn en una c%rcel.

)hora bien, si los difuntos est%n tan cerca de nosotros,

Fpor qu nos los emosG $encilla es la contestacin( +ios

esta m%s cerca an de nosotros ' no lo emos. $abemos que

la $ant"sima ?irgen, que nuestro %ngel de la guarda est%n

cerca de nosotros, ' no los emos.

5uestros padres, nuestros hermanos, nuestros hi*os son

como otros %ngeles cerca de nosotros para a'udarnos '

consolarnos.

stamos en el mundo sobrenatural, como el ciego que anda

por el mundo. l sol lo alumbra todo, ha' admirables

panoramas, pero el ciego nada e: ' de los colores '

belle#as exteriores no sabe m%s que lo que le dicen los que

en. &iegos as", amos caminando entre panoramas deliciosos

o agrestes, del cielo ' del Purgatorio.

&reamos, sin embargo, en la dulce presencia de nuestros

difuntos. &aminemos en la ida con esta coniccin de que

son nuestros testigos, de que nos pueden ' quieren a'udar.

IQu proteccin para nosotros el pensamiento de que

nuestros muertos nos acompaanJ IQu delicade#a ' noble#a

no debe dar su presencia a nuestros actos, pensamientos '

sentimientosJ=


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?algan estas p%ginas a estrechar m%s "ntimamente

nuestras relaciones con nuestros queridos muertos,

1(. Una )$!na de


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expuestos a naufragar. 5os dice secretamente( E+aos prisa a

que nos reunamosE. 3os esp"ritus puros, en, o'en, aman

siempre a sus erdaderos amigos en su centro comn. $u

amistad es inmortal como su origen. 3os incrdulos slo se

aman a s" mismos: debieran desesperarse con perder para

siempre a sus amigos: mas la amistad diina conierte la

sociedad isible en sociedad de pura fe: llora, pero al

llorar se consuela con la esperan#a de oler a reunirse

con sus amigos en el pa"s de la erdad ' en el seno del

amor mismo=

?algan todas las opiniones expuestas, tan consoladoraspara el cora#n humano, a hacernos iir una ida m%s

"ntima para con nuestros queridos muertos

9I

La !da del re'uerd% del am%r

1*. A)urand% la dul6ura del ar$ument%.?olamos sobre el mismo argumento.

s demasiado consolador para que de*emos de apurar toda

la dul#ura que destila...

l seguir iiendo, con la comunicacin del recuerdo, en

las amplias e inisibles expansiones del amor, es

pensamiento tan consolador para los cora#ones lacerados que

lamentan la partida de los seres queridosJ...

- que esto no sea solo una ilusin que desde ultratumba

engan a templar nuestros dolores, lo prueba sobradamente,

con citas mesuradas ' oportunas, un autor, a quien amos a

consultar.

&itemos en este art"culo sus palabras.


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20. L%s muert%s se a'uerdan de n%s%tr%s.

;$", nuestros muertos se acuerdan.

$", al marcharse, llearon consigo nuestro recuerdo.

?iimos en ellos, como ellos ien para siempre en

nosotros.

I$ale, Ioh recuerdo, perfume que nos hablas de los d"as

transcurridosJ

I$ale, Ioh recuerdo, proidencial aliio de las

separaciones pasa*erasJ

I$ale, Ioh recuerdo, la#o indestructible de los

cora#ones, misteriosa unin que enla#a con el presente las

horas, que se perdieron 'a en las le*an"as del pasadoJ

- esto no es una exageracin, inspirada por el deseo de

consolar a los que quedan sobre la tierra.

n su ia*e a la eternidad el alma llea consigo el

baga*e de los conocimientos que adquiri penosamente

durante la ida, ' consera en l, el tesoro que lentamente

acumul en su memoria.

F)caso no sabemos que nuestra memoria consera con tanta

ma'or fidelidad el recuerdo de los hechos, cuanto m%s estos

hechos la impresionaronG )s", por e*emplo, no pensamos alcabo de algunas semanas en los que nos son indiferentes.

Pero en cambio, no olidamos con facilidad las isita del

amigo querido que tanto alegr nuestra soledad.

F&omo, pues, nuestros muertos olidar%n a los que

tuieron su ida tan "ntimamente unida a la de ellosG


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F&mo podr%n olidar a los padres que les dieron el ser

' les proporcionaron el beneficio soberano de la fe

catlicaG

F&mo podr%n olidar a los que libremente eligieron para

compaeros de sus existencias pasa*eras, ' a los cuales,

ante el altar, *uraron amor ' fidelidadG

F&omo podr%n olidar a sus hi*os, carne de su carne,

sangre de su misma sangre

F&omo podr%n olidar a los dem%s miembros de sus

familias que con ellos constantemente compartieron suspenas ' alegr"asG

!asta aqu" la ra#n.

EOremos por las almas del Purgatorio, piensan los fieles

' en retorno nos obtendr%n las gracias que necesitamosE.

- si nos hubiesen olidados Fcmo entonces estas almas

interceder"an por nosotrosG

sto dice el sentido cristiano.

2/. Una %"8e'!+n.

;5ada tan claro ' consolador como esta doctrina. F!ubo

nunca alguien que quisiese negarlaG

Todos los catlicos admiten esta persistencia del

recuerdo. - sin embargo, en sus lutos, algunos se hacen una

ob*ecin que les entristece ' se les figura imposible

solucionar

EF&omo es posible que entre las llamas, dicen, nuestros

muertos tan queridos piensen en nosotrosG l exceso de su

dolor los agobia. l fuego que los rodea, sin cesar los


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abrasa sin consumirlos. n ese abismo de amargura Fser%n

capaces de hacer algo que no sea esperar ansiosos que se

acaben sus tormentosGE

sta ob*ecin es f%cil de resoler.

) menudo, en la tierra, la iolencia del mal nos

absorbe( llega a eces hasta suspender por completo el

e*ercicio de la ra#n. &ulpa de ello es la debilidad de

nuestro cuerpo, el cual agobiado por la emocin o la

enfermedad, no puede prestar al alma su concurso actio del

que ella necesita para sus operaciones intelectuales.

Pero en el Purgatorio no ocurre esto( el alma no est%

ligada al cuerpo, su compaero inseparable antes ' con

frecuencia rebelde. 5ada puede ser obst%culo a la actiidad

de su esp"ritu. 3a expiacin dolorosa que experimenta no la

llea a olidarse de nosotros.

!a' m%s toda"a. 3a misma situacin en que se encuentra,

la empu*a a pensar en nosotros.

9ime en su suplicio, incapa# de disminuir por s" misma

la intensidad de su pena. 4astar"a poca cosa, sin embargo,

para que sus males quedasen remediados. Lna limosna, hecha

en nombre de 6esucristo: una oracin recitada con feror:

una misa mandada decir en la iglesia m%s pobrecita del

pueblo, apagar"an las llamas que la abrasan ' apresurar"an

su libertad.

F- quines ser%n los que me*or pueden ' deban a'udarle

con sus piadosos sufragiosG $us amigos, sus deudos, los

"ntimos de su cora#n.

ETened compasin de m", tened compasin de m", exclama

el alma, en la intensidad de su sufrir, al menos osotros

que me quisisteis:E


25/180

E8isermini mei, misermini mei, saltem os, amiex mei.

- el alma del difunto piensa en nosotros, ' nosotros

pensamos en ella.

- por una oluntad infinitamente paternal de la

Proidencia, nuestros pensamientos comunes se encuentran

por encima del abismo terrible de la muerte.

21. Una su)%s!'!+n '%ns%lad%ra.

!a' telogos que no acilan en sostener con atreimiento

una tesis bastante m%s consoladora toda"a.

Ln ilustre ' sabio autor enumera largamente lo que en

Elos o*os del almaE.

;3legan hasta la tierra, asegura: entre las llamas o

entre los ra'os, en el Purgatorio o en el &ielo, el alma

posee idntica naturale#a: sostiene con la tierra las

mismas relaciones de conocimiento, ' si los acontecimientosde esta ida son isibles para los elegidos del &ielo,

tambin lo son para los elegidos del Purgatorio. )quellos

que perdimos ' que tanto lloramos no nos abandonaron del

todo: seres inmateriales, la cuestin de lugar ' de

distancia no existe para +ios, ' se colocan cerca de

nosotros: seres con clariidencia, nada queda elado para

ellos, nos conocen, nos siguen ' con la delicade#a de un

amor que se purifica sin cesar, nos enuelen, nos rodean

de su cario ' solicitud. I&on que af%n quisieran

transmitirnos el ardor que los deora, la caridad que los

ena*ena, la seguridad de la salacin que los conforta '

alegra=.

IQue encanto tienen estas palabras ' cuan deliciosamente

seducen la delicade#a de nuestros pobres cora#onesJ


26/180

$in embargo, preciso es reconocer que todos los +octores

de la 2glesia no se expresan en forma tan categrica.

E+e qu modo podr%n llegar a conocer nuestras

necesidades particulares ' nuestros peligrosGE se preguntan

algunos.

;5o parece probable, contesta $anto Tom%s, que cono#can

por s" mismas el estado de los ios. Pero pueden ser

informadas sea por las almas que llegan de la tierra, sea

por los )ngeles, sea en fin, por una reelacin especial

del sp"ritu $anto=.

22. La !da del am%r.

$ea lo que fuere respecto de este punto particular, lo

que sabemos con absoluta certera de ese m%s all%,

constitu'e un b%lsamo infinitamente consolador en las

triste#as de nuestro lutos.

Podemos tener la seguridad de que ocupamos un lugar

preferente en el cora#n de nuestros muertos queridos ' que

piensan en nosotros con tierna solicitud. Porque nos aman.

- nos aman porque la muerte no destru'e nuestra

naturale#a( la prepara nicamente para recibir la

transformacin radiante de la 9loria.

5os aman, porque el recuerdo mantiene en ellos la llama

de la ternura.

5os aman, porque al estar m%s cercanos a +ios, sus

afectos ' sus amores se hallan en armon"a con la inmensidad

de la &aridad diina.

)dem%s, su amor no permanece inactio. 3as almas del

Purgatorio re#an por nosotros. )l decir del cardenal


27/180

4ellarmino, es esta opinin generalmente admitida por los

telogos.

- como estas santas prisioneras est%n enteramente puras,

' sus deseos son desinteresados, +ios escucha sus suplicas

con beneolencia.

Piden para nosotros, no bienes ni honores de la tierra,

sino el beneficio soberano e inmenso de la salacin.

Piden para nosotros resignacin en las pruebas, '

fortale#a en las luchas de la ida.

Piden para nosotros faores sobrenaturales preciosos, en

agradecimiento de los sufragios que les eniamos.

)l obrar as", se muestran para nosotros amigas sinceras

' llenas de abnegacin( ;)mar a una persona, dice $anto

Tom%s es desearle mucho bien=.

24. Una saluta'!+n.

;IOh santas amigas del Purgatorio, dadnos a comprender

siguiera un poco, el cario tan fiel que nos guard%isJ

Ln humilde religioso al cual la persecucin francesa

lle al destierro a pesar de sus muchos aos, ' que muri

en tierra extraa, ten"a costumbre de decir( EPrefiero los

muertos a los ios. $on los nicos que no engaan *am%s.E

IQu ra#n ten"a aquel hombre sencillo, pero iluminado

de luces celestialesJ

3os muertos no conocen 'a las fluctuaciones e

instabilidad de los tiempos.

3os muertos no conocen 'a la anidad ' el ego"smo,

fuente de tantas ingratitudes ' olidos.


28/180

3os muertos no conocen 'a las distracciones bulliciosas

que oscurecen la memoria ' secan el cora#n.

IOh mis muertos, muertos mu' queridos, si alguna e# por

causa de la inconstancia humana, os llegase a olidar, se

bien que osotros no os apartar"ais de m"J... &ulpar"ais mi

flaque#a de mi infidelidad... 8e seguir"ais siempre en este

alle de l%grimas. Os inclinar"ais hacia m" en mi ltima

hora a fin de dulcificar las angustias de tan terrible

momento, - con m%s largue#a que cuando lo hac"ais sobre la

tierra, me abrir"ais uestros cora#ones en el dintel mismo

de la eternidadJ=.

9II

L%s mensa8es de ultratum"a.

25. :,%n )%s!"les l%s mensa8es de ultratum"a.

)dmitido todo lo anterior, Fqu extrao es que los

esp"ritus, las almas de los muertos, nos en"en, por

permisin ' proidencia de +ios, mensa*es de ultratumbaG

F)caso su poder, desligado de las trabas del cuerpo ' en

la plenitud del amor, no podr% traspasar las fronteras del

tiempo o de la materiaG

F&onocemos acaso todas las le'es que rigen el mundo dG

los esp"ritusG...

$lo al formular estas preguntas, parece que algunos de

los misterios del mundo sobrenatural rasgan su seno ' de*an

escapar algunos haces de lu#...

mpero m%s que las consideraciones hablen los hechos.


29/180

2#. =A)are'en las n!mas>

$anta 8argarita 8ar"a )lacoque ten"a mucha deocin por

las %nimas. n agradecimiento por sus buenos sericios o

con la esperan#a de erse aliiadas, a menudo se lepresentaban algunas de ellas.

!e aqu" entre otras una de esas apariciones, 3a esposa

del doctor 4illet, que prestaba sus sericios en la

comunidad de Para'/le/8onial, muri. )gradecidas como

siempre por sus bienhechores, las religiosas re#aron mucho

por el descanso de su alma.

Pero tal e# por la confian#a que ten"an de que por su

ida tan piadosa no necesitar"a m%s sufragios, se ces de

orar en su faor, cumplidos los re#os que sol"a hacer la

comunidad por sus bienhechores. 3a seora 4illet estaba aun

en el Purgatorio ' se le permiti enir a recordar a

8argarita 8ar"a la necesidad en que se hallaba.

Present%ndose a la santa religiosa, despus de pedirle

el auxilio de sus oraciones, le encarg aisara a su marido

sobre dos cosas importantes que interesaban al mismo tiempo

la *usticia ' su salacin.

$or 8argarita dio cuenta a su superiora del encargo de

aquella alma. 3a superiora no hi#o caso del aiso ' se

sonr"o de la credulidad de la religiosa. )dem%s le prohibi

terminantemente que hablara de esto a otras personas, ' en

particular le orden que no cumpliera con ningn encargo

tocante al doctor.

3a humilde religiosa obedeci con sencille#: ' con la

misma sencille# fue a contar a su superiora, la madre

9re'ue, una segunda aparicin ' una suplica m%s ardiente

que el alma le hab"a hecho. 3a madre superiora no quiso

hacerle caso.


30/180

)hora bien, en la noche siguiente, la superiora se io

turbada por un ruido espantoso, ' cre' que iba a morir de

miedo. 3lam a las hermanas, que llegaron estando la madre

superiora por caer sin conocimiento,


31/180

sonido como el de un despertador. ntre cada ruido hab"a un

interalo de algunos segundos. Pense inmediatamente( l

Padre 3efallet ha muerto: ' con permiso de +ios, su %ngel o

su alma iene a pedirme oraciones por el.


32/180

que la Omnipotencia diina puede permitirlos algunas eces,

por ra#ones llenas de sabidur"a, que debemos respetar=.

9IIIUn mensa8e? @El alma es !nm%rtal.

2*. Desde le8anas )laas.

3o marailloso nos rodea... ) eces una brisa del m%s

all% llega a nuestras pla'as ' nos trae, en nombre de +ios,

un mensa*e espiritual.

- esto, por un momento siquiera, nos hace olidar

nuestras cuitas terrenales, ' dirigir el pensamiento a esas

otras pla'as, morada de esp"ritus que nos quieren ' nos

esperan... al cabo de nuestra terrenal traes"a.

?amos a relatar un hecho que el clebre 3acordaire se

complac"a en referir a sus alumnos de $or#e.

l hecho, bien documentado, nos recuerda una de las

erdades fundamentales de la filosof"a cristiana( la

supervivencia y la in#ortalidad del al#a!

40. L% ue a'%nte'!+ al )rn'!)e Lu"%m!rs!.

$e lee en las ;8moires dun ro'aliste=, por el &onde de

7alloux 0c. 222, p. RB, el hecho siguiente.

;!e tenido en mi familia, dice la &ondesa


33/180

)dem%s empe# a escribir una obra sobre ese tpico.

&onsagraba mucho tiempo a este traba*o.

Ln d"a, cansado de su traba*o intelectual, sali a

paseo, ' encontr en un rincn de su propiedad n una pobre

mu*er, que recog"a ho*as ' lea.

/F5o tenis otro oficio que esteG /pregunt a la mu*er.

/I)'J seor, mi marido sosten"a solo toda la familia. !a

muerto ' no tengo siquiera con que mandarle decir una misa.

/Tomad, /di*o el pr"ncipe, d%ndole arias monedas de

oro, /' mandad decir cu%ntas misas quer%is.

n la tarde del mismo d"a estaba el pr"ncipe traba*ando

en su obra, cuando e de pie delante de su escritorio, a un

campesino.

/FQu est%s haciendo aqu"G FQuin te permiti entrarG/

le di*o, ' llam a la seridumbre.

3os sirientes acuden, protestan que nadie ha pedido

licencia para entrar, ' que no han isto entrar ni salir a

nadie.

l accidente queda sin explicacin. )l d"a siguiente a

la misma hora, en el mismo sitio, se repite la misma

aparicin del campesino silencioso.

sta e#, mi abuelo no llam a nadie: se leanta, se

adelanta hacia el campesino ' le dice( /Quin quiera que

seas, infeli#, Fqu quieresG

/$o' el marido de la iuda a quien habis dado limosna,

hace dos d"as. !e pedido a +ios la gracia de agradeceros

uestro beneficio con el faor de enir a deciros estas dos

palabras( El al#a es in#ortal.


34/180

+esapareci la aparicin, el pr"ncipe 3ubomirsi llam a

su familia, ' rompi delante de ella las ho*as escrita de

su obra. stas p%ginas rotas se conseran an.

l orador que pronunci la oracin fnebre del pr"ncipe

3ubomirsi hab"a sabido el acontecimiento de boca del mismo

pr"ncipe, quien le hab"a autori#ado a repetirlo en pblico.

3a relacin del hecho est% escrita en la crnica de nuestra

familia=.

X

E-tra%s mensa8es de ultratum"a

4/. Una se%ra sala a su es)%s%.

Lno de los diarios m%s serios de 3ondres, el ;+ail'/

xpress,= cuenta como autntico el hecho interesant"simo

que amos a reproducir ' que se erific a fines del siglo

pasado.

Lna maana, el &ura


35/180

/F?ie aqu" el $eor MG

/$", $eor &ura... F+esea Ld. hablar con lG

/$", pues acabo de saber que se encuentra graemente

enfermo ' me ha mandado buscar.

l laca'o mir al is"tate con aire de erdadera

estupefaccin ' respondi que su seor se encontraba

perfectamente bien.

/I&mo, /di*o /el &ura olindose, esta seora acaba

de.. /- se detuo, atnito( el coche ' la seora que lo

ocupaba, hab"an desaparecido.

l laca'o se preguntaba si estaba hablando con un loco,

e iba a cerrar de un golpe la puerta, cuando el dueo de

casa llego al est"bulo ' se inform de lo que suced"a, el

seor &ura lo puso al corriente de todo ' le hi#o la

descripcin de la persona que hab"a ido a buscarlo.

/5o s quin pueda ser esa persona: no la cono#co, di*o

;el moribundo=. Pero Fqueris tener la bondad de entrarG

Lna e# instalados en un pequeo saln, el caballero

di*o al seor &ura(

/s mu' extrao, que ha'%is sido eniado a mi casa de

esta manera tan misteriosa. n efecto, aunque lleo una

ida cristiana, sin embargo desde hace algn tiempo me

asalta no se qu inquietud sobre el estado de mi alma '

muchas, eces he pensado ir a eros para confiaros mis

dudas, - 'a que est%is aqu", de*emos a un lado el incidente

que os ha tra"do, ' si tenis la bondad de escucharme os

dir lo que pesa sobre mi conciencia.

+espus de una hora de conersacin, se separaron

d%ndose cita para la maana siguiente en la iglesia. Pero


36/180

al otro d"a el $eor M no apareci en toda la maana, por

lo que el &ura, mu' intranquilo, se dirigi al palacio para

saber por qu motio el caballero hab"a faltado a su

palabra.

l mismo laca'o de la "spera sali a abrir, e impuso al

seor &ura de que el caballero hab"a muerto el d"a

anterior, die# minutos despus de su isita. 8u' emocionado

el sacerdote, se hi#o conducir cerca del cad%er para

recitar a su lado algunas oraciones: ' el primer ob*eto que

hiri su ista al entrar a la pie#a mortuoria, fue un

retrato colocado sobre un elador ' cu'a fotograf"arepresentaba a la misma seora que lo hab"a ido a buscar en

la "spera.

/FQuin es esta $eoraG /pregunt al laca'o.

/se es el retrato de la esposa de mi seor, muerta 'a

hace UC aos.

!e aqu" una historia bien extraa e interesante, que

caus en 3ondres inmensa sensacin.

I- cuantos tal e# de estos mensa*es nos llegan de las

le*anas regiones de ultratumba sin ser registrados por la

historia...


37/180

l celoso sacerdote a inmediatamente a la calle

sealada, ' pregunta al portero de la casa por la enferma.

/5o ha' ningn enfermo en la casa, /dice el portero.

l sacerdote insiste, diciendo que se le ha ido a

buscar, ' que est% seguro que ha' enfermo.

/&ono#co a todos los arrendatarios, /contesta el portero

eno*ado ' le digo que entre ellos no ha' ningn enfermo.

/$in embargo esta es la calle ' el numero que se me ha

dado.

/Pues le digo 'o que toda la gente aqu" esta mu' bien de

salud.

n fin la enerable religiosa que me ha enido a aisar

no ha podido engaarme.

/!a' equiocacin, seor.

l sacerdote moido sin duda alguna por el buen %ngel,

no escucha m%s las ra#ones del portero, ' entra en la casa,

sube la escalera ' abre la puerta que primero encuentra. n

la pie#a e a una pobre mu*er desesperada que est% ahogando

a una niita recin nacida. l sacerdote bauti#a a la

criatura ' conierte a la desgraciada madre.

sta desgraciada era ex/alumna de la enerable 8adrePostel, Quien hab"a muerto hac"a mucho tiempo. l sacerdote

no hab"a conocido a 6ulia Postel ' ni siquiera conoc"a a su

&ongregacin.

)hora bien, poco tiempo despus de este suceso el

sacerdote tuo ocasin de isitar un establecimiento de la

8adre Postel. n el locutorio io un retrato de una

enerable religiosa ' al mirarlo bien exclam( ;s el


38/180

retrato de la religiosa que ino a buscarme para la pobre

desgraciada=.

Todos reconocieron la poderosa proteccin de la

enerable 7undadora en faor de una de sus alumnas.

Todos estos hechos nos hacen reflexionar en lo

marailloso de ultratumba.

X

,e relatan %tras a)ar!'!%nes.

42. C+m% se 7und+ una 'r!st!andad de le)r%s%s.

l Padre 8ar"a 4ernardo, capuchino, por orden del celoso

8onseor Taurin, muerto 'a, estaba a cargo en )bisinia de

los leprosos, abandonados en sus cho#as. 8u' agradecidos

quedaban los enfermos de los cuidados del Padre: pero por

respeto humano no aceptaban el bautismo.

n una ocasin, cuenta el santo religioso, uno de estos

leprosos, ro"do por el mal, e"a acercarse la muerte: tan

atroces eran sus dolores que hac"a tiempo que no pod"a

dormir. +e repente en medio de la noche io aparecer en el

umbral de su cho#a a un hombre estido de un tra*e blanco

radiante( reconoci a 8onseor Taurin. ste entra, se

sienta en el escabel cerca del enfermo ' le dice(

/3uego morir%s ' estar%s conmigo en mi patria. Pero para

entrar en ella, debes ser reestido del mismo habito que

lleo.

/Pero Fdnde lo encontrarG /pregunta el leproso. /l

padre te lo estir% con darte el bautismo. /' la aparicin

desaparece.


39/180

l pobre enfermo qued mu' impresionado: ' con esa

aparicin recibi tanto aliio que sus sufrimientos le

parec"an mu' tolerables. n la maana del d"a siguiente

llam a sus compaeros de dolor ' les comunic lo que hab"a

isto ' o"do. l Padre se apresuro a aproechar las buenas

disposiciones del infeli# para administrarle pblicamente d

bautismo( ' hele 'a listo para el ia*e del cielo.

3a noche siguiente, a la misma hora, nuea aparicin:

8onseor Taurin, radiante de lu#, entra ' a a sentarse en

el escabel.

/stas listo. 3a noche que iene as a entrar conmigo en

el reino de los cielos: comun"calo a tus compaeros ' diles

que ellos tambin se preparen para recibir el bautismo.

3os ecinos supieron pronto cuanto hab"a dicho 8onseor

Taurin: gran emocin en la colonia: todos uno despus del

otro isitaron al moribundo: al principiar la noche ste

muere, confirmando por el hecho las apariciones.

3os leprosos pidieron que se les bauti#ara. l Padre los

bauti#, fundando as" una cristiandad de leprosos.

44. un @$ra'!as.

3eemos en la ida del P. 8ar"a Teodoro


40/180

cora#n desesperado( recibi ella los sacramentos ' acepto

con admirable resignacin la oluntad diina.

)l d"a siguiente, a las doce del d"a, en el momento en

que el P.


41/180

por cuanto has hecho por l. &onsidera mi misericordia para

con l. $i lo hubiera de*ado sobre la tierra hubiera

ambicionado una corona temporal ' ahora le do' la corona de

la gloria.

l alma me di*o( /+ebo mi salacin a la $ma. ?irgen( me

cubri de los mritos infinitos de 6esucristo cuando fui

llamada, al tribunal de +ios: ' gracias a la proteccin de

$an 6os, acabo de salir del Purgatorio.

/IOh alma bienaenturadaJ Orad por la 7rancia. Orad por

mi... F&mo podr inocarosG F&u%l es uestro nombreG

/3lamadme 7ernando: as" me llamaba.

n aquel momento la campana toc para otro e*ercicio.

&es la aparicin. 8%s tarde pregunt a una hermana,, que

pod"a saber, el nombre del duque de Orleans, ' me contest

que se llamaba 7ernando. +e todo qued mu' consolada=.

4#. D%s a)ar!'!%nes a ,t%. T%mss de Au!n%.

ste ilustre doctor, lumbrera de la 2glesia, %nimado de

mucho celo por las pobres %nimas, sol"a ofrecerles sus

sacrificios, sus oraciones, sus mortificaciones.

$iendo lector de Teolog"a en la Lniersidad de Par"s, se

le apareci su hermana difunta, la abadesa de $anta 8ar"a

de &apua, ' le suplic tuiera piedad de ella, pues sufr"a

horriblemente en las llamas expiatorias. l santo le

prometi no solo rogar por su alma, sino redoblar sus

a'unos ' penitencias. 3uego le obtuo la libertad, ' como

de nueo se le apareciese rodeada de lu#, Tom%s aproecho

esta oportunidad para preguntarle donde estaban sus otros

dos hermanos muertos.


42/180

l alma le contest: /)rnaldo est% en el cielo go#ando

de un grado sublime de gloria, por haber defendido al

$oberano Pont"fice contra el emperador 7ederico de )lemana

' haber sufrido persecucin por este motio, pero 3andorfo

esta en el Purgatorio esperando que alguien se conduela de

l.

- agreg( /T, hermano m"o, conclu'e pronto las obras

que has principiado, pues mu' pronto endr%s a hacernos

compa"a en el para"so, en donde tienes preparado un

magn"fico lugar en recompensa de tus traba*os por la

2glesia.

Otra e#, estando en oracin en la iglesia de $anto

+omingo en 5aples, presentsele de repente el hermano


43/180

XI

Las n!mas s!enten la ne'es!dad de la e-)!a'!+n

4&. Las man'as de las almas.+ice +aid en el salmo 1AU( ;5o quieras, $eor, entrar

en *uicio con tu siero: porque ningn iiente puede

aparecer *usto en tu presencia=( )on justific&bitur in

conspectu tuo o#nis vivens!

I$on tantas las miserias que agobian al pobre mortalJ

Is tanto el polo del caminoJ

I- son tantas las tentacionesJ

l libro del clesi%stico compara al *usto con el sol(

quasi sol ref*lgens. )un as", como se descubren, manchas en

aquel luminoso astro, as" en los santos suele haber tambin

imperfecciones, de las cuales deben purificarse antes de

poder go#ar de la gloria de la inmortalidad.

Por eso las almas ans"an la purificacin.

Pues con ra#n dice el libro de los Proerbios 0MM, R(

;FQuin es el que decir pueda( 8i cora#n est% limpio, puro

so' de todo pecadoG= qui potest decire( 8ndum est cor

mumG

)dirtenos $an )gust"n, siguiendo el texto de la

$agrada scritura, que no ha' hombre sobre la tierra, que

no deba temblar ante la ista del terno 6ue# cuando

escrute nuestras acciones.

4(. Pala"ras de ,ta. Catal!na de Gn%a.

scribe $ta. &atalina de 9noa: ;)s" como una alma pura

' libre de toda falta no encuentra reposo en otra cosa que


44/180

no sea +ios mismo, porque para l fue creada, del mismo

modo una alma fea ' manchada con culpa grae, no puede

permanecer en otro lugar que el infierno, que es el

ale*amiento ma'or que puede haber de +ios. Por esto al

morir, cada alma tiende necesariamente a su eterna morada

segn el estado que guarde. )hora bien: si el alma, al

salir de su cuerpo, e en s" misma algo que la afea ante

los o*os de +ios, alguna mancha ligera que la aparta de

+ios ' le impide unirse con l, siente una afliccin

incomparable, ' oluntariamente se lan#a al fuego del

purgatorio que sabe ella que es el nico medio de

purificarse=.

4*. Una a)ar!'!+n a ,ta. Gertrud!s.

3a ilustre irgen $anta 9ertrudis, queriendo hacer

comprender a sus religiosas la extrema pure#a que busca el

+iino sposo en las almas antes de admitirlas a las

nupcias celestiales, les cont lo siguiente(

!ab"a muerto en su monasterio una religiosa e*emplar en

la pr%ctica de las irtudes ' el cumplimiento de sus

obligaciones.

3a abadesa que la apreciaba singularmente, tuo un

rapto, en el cual la io rodeada de brillante lu#,

ricamente estida ' cubierta de alha*as. $in embargo,

adirti en su semblante cierta preocupacin: estaba con

los o*os ba*os, como si no se atreiera a mirar cara a cara

al diina


45/180

FPor qu no le dec"s que a'a a uestros bra#os, ' al

contrario la de*%is sola ' acongo*adaG

l $eor con tierna sonrisa hi#o seas a la buena

religiosa que se acercara, pero ella, m%s turbada toda"a,

acilaba, temblaba, hasta que por ltimo, despus de una

profunda inclinacin se retir.

&reci la admiracin de 9ertrudis ' dirigindose al

alma, le di*o( /I&mo, hi*aJ Fl $alador te llama ' t te

ale*asG Fs posible rehuses lo que con tanto empeo

buscaste durante la idaG

3a *oen le respondi( /I)hJ madre m"a, aun no so' digna

de comparecer ante el inmaculado &ordero: toda"a me quedan

algunas manchas, ' para unirse al $ol de *usticia es

necesario ser m%s puro que la lu#. -o os aseguro que aunque

iera la puerta abierta de par en par, no me atreer"a a

entrar, antes de haberme purificado de las m%s ligeras

imperfecciones, pues all% no entra nada manchado.

/- Fcmo, /replic la abadesa,/ te eo rodeada de lu# '

de gloriaG

/I)hJ /respondi ella,/ todo esto no es sino una sombra

del estido de la inmortalidad de la ida, de +ios ' del

goce de su dulce compa"aJ 3as felicidades de la tierra no

son comparables con esta dicha inefableJ ..Pero para go#ar

de nuestro amado 6ess, necesario, es estar exenta de toda

falta.

50. @Lu- eterna...

$i tanto ans"an las %nimas la purificacin, es porque

ans"an la lu#.

- anhelan ir a la lu# por la cru#( ad luce# per cr*ce#J


46/180

Is tan bello er despuntar en el le*ano hori#onte,

despus de una noche de tinieblas, el primer ra'o del solJ

l alba de la maana es la hora m%s encantadora del d"a(

' Fqu ser% para las pobres prisioneras el alba de la

eternidadG

IOhJ resplande#ca pronto para ellas la lu# eternal(

+u aeterna l*ceat eis-

XII

Las )enas de da% ue su7ren las Fn!mas.

5/. D%s $ner%s de )enas.

+e dos gneros son las penas que se padecen en el

Purgatorio( de da.o' de sentido.

3a primera consiste en la priacin de la isin

beatifica de +ios.

3a segunda, segn sentencia comn, es la pena del fuego.

/!ablemos de la primera.

51. La )ena de da%

Por horrorosos que sean los tormentos qu padecen las

%nimas en el Purgatorio, no igualar%n *amas la pena

i"sima que sienten al erse priadas de la isin de

+ios.

sta pena, que se llama de dao, es inconmensurable

porque es infinita. $an 6uan &risstomo dice( ;$oportad

todos los tormentos: no ha' ninguno que iguale a la

priacin d la isin, beat"fica=.


47/180

llas, las %nimas, se lan#ar%n hacia +ios con el empu*e

de una pea que, arrancada de la montaa, se precipita a lo

profundo del alle: ' no obstante, se er%n recha#adas.


48/180

en el Purgatorio al tender hacia +ios ' erse recha#ada por

l.

54 Las tres 7ases )ur!7!'ad%ras.8onseor d !ulst habla de tres fases, por las que pasa

el alma que padece en la c%rcel de la expiacin.

;)l salir de esta ida, muchas alma, saladas por

misericordia, despus de una ida sin pensar en el cielo,

no se hallan estidas como deben para entrar en el para"so.

3a misericordia las en"a al lugar de la purificacin: esta

purificacin tiene tres fases.

3a primera es la humillacin: +ios en"a su lu# ' las

almas se en tales como son. 3a confusin que de aquel

conocimiento reciben es imposible de expresar. $obre la

tierra, aquellas pobres almas beb"an el pecado como el

agua: ahora lo aborrecen ' se hallan cargabas de pecados.

ste tormento dura largo tiempo a no ser abreiado el

tiempo por las oraciones ' sacrificios que suben de la

tierra.

&uando estas almas han llegado a conocer en erdad el

pecado ' han concebido contra l un erdadero odio, +ios

con una segunda iluminacin, se manifiesta a ellas de le*os

en su hermosura, ' enciende en ellas deseos desconocidos.

$e acuerdan entonces del tiempo en que +ios estaba mu'

cerca, en que llamaba a sus puertas, en que no abr"an

prefiriendo el placer o el dinero. )hora est%n queriendo

ardientemente ir hacia l, pero l se ale*a. stos deseos

son un suplicio, pero un suplicio que purifica ' prepara al

amor.

&uando est% concluida la segunda fase el amorinteriene: penetra en aquellas almas ' las derrite con su


49/180

fuego. $e acuerdan entonces de los desprecios, de los

desaires con quo han pagado a +ios, ' la contricin

perfecta, de los grande penitentes, aquel dolor de amor,

las inade, las purifica interiormente ' las hace entrar en

el cielo.

I!e aqu" el Purgatorio con sus tres horas de agon"aJ

FQuin nos impide el anticiparlaG F+e empe#ar por la

humillacin, de continuar con el deseo, de acabar con el

amorG=

55. Otr%s a$u!8%nes.

)gui*onear%n tambin al alma estos pensamientos( /EPude

librarme de estas penas ' no quise: ahora querr"a librarme

' no puedo.

E-o so' la causa de estas penas atroces( +ios no hace

m%s que e*ecutar la sentencia que 'o en el mundo pronunci

contra m" misma.

EIOhJ si pudiera 'o ahora oler al mundo, Icon qu

gusto me sepultar"a en los desiertos, con los !ilariones '

)rseniosJ !ar"a las penitencias de un 2gnacio en la cuea

de 8anresa, de un $imen stilita sobre una columnaJ...E

2ntiles que*asJ

&ada d"a las prisioneras renuean estos mismos lamentos,

' preguntan cada maana a#oradas al )ngel de +ios( Cuslos,

quid, de nocteG Fqu nueas nos traesG la orden tal e# de

nuestra libertadG

- cada maana experimentan nueas decepciones, ' esperan

d"as, tras d"as, que suene en el relo* de la 6usticia

diina la hora de la libertad.


50/180

5#. Una re'%nen'!+n.

I+ichoso cristiano que lees estoJ F5o querr%s tu tomar

ahora todas las medidas necesarias para eitar tan

terribles penasG

2nsensatoJ I3as >nimas, dice $an &irilo de 6erusaln,

me*or querr"an sufrir hasta el fin del mundo todos los

tormentos de esta ida, que pasar una hora en el

Purgatorio: ' t quieres m%s arder siglos enteros en el

Purgatorio, que mortificarte en esta ida un solo momentoJ

IOh espantosa locuraJ

XIII

Las )enas de sent!d%

5&. D%'tr!na de l%s te+l%$%s.

;)dem%s de estar priadas de la dicha desead"sima de er

a +ios, las %nimas se sienten afligidas con una clase de

penas, que llaman los telogos pena de sentido, que es

alguna afliccin positia, en irtud de la cu%l el alma

experimenta un dolor parecido al que aqu" padece por medio

de los sentidos.

5o es f%cil definir la calidad de estas penas. Parece

que las ha' de arias clases, ' aunque no es de fe, es

persuasin general de los doctores ' de los f"eles que una

de estas penas es el fuego, que segn algunos no se

diferencia en calidad del fuego del infierno.

Tampoco es f%cil sealar la intensidad de estas penas.

+e*ando a un lado sutile#as, que a nada conducen, ' de

las cuales aconse*a la 2glesia a sus doctores que se

abstengan al explicar la doctrina a los fieles, dir lo que


51/180

sobre este punto m%s pueda interesarnos en faor de las

%nimas de purgatorio.

Todos los telogos est%n conformes en asegurar que en el

purgatorio ha' penas gra"simas ' m%s graes que todas las

de esta ida=.

5(. Graes senten'!as.

&onocidas son las ponderaciones de los $antos Padres.

;ste fuego, dice $an )gust"n, supera cuantas penas el

hombre padece en esta ida ' cuantas puede padecer=.

;Pienso, escrib"a $an 9regorio, que aquel fuego

transitorio es m%s intolerable que todas las tribulaciones

de este mundo=.

- $an &es%reo )relatense dec"a( ;+ir% alguno( no me

importa detenerme algo en el purgatorio, con tal que al fin

salga para la ida eterna. !ermanos car"simos, no dig%is

eso: porque ese fuego del purgatorio ser% m%s duro que

cuantas penas en este mundo se pueden er, sentir o

pensar=.

stas ' otras no menos temerosas sentencias de los

$antos Padres dan idea del gra"simo estado de las %nimas

del purgatorio, por lo menos de las que est%n sentenciadas

a la pena del fuego.

5*. 9ar!as %)!n!%nes.

&reen, sin embargo, muchos doctores, ' con bastante

fundamento, que no todas las almas del purgatorio est%n

su*etas precisamente a la pena de fuego: sino a otras de

las arias que la *usticia de +ios con su sabidur"a puede

decretar.


52/180

- disputan sobre la intensidad de estas penas.

8uchos dicen que todas cuantas penas ha' en el

purgatorio son tan graes, que la menor de ellas es m%s

dolorosa que la ma'or que ha' en este mundo.

Otros, aunque conceden que las ma'ores del purgatorio

son m%s graes que las m%s graes de este mundo, sin

embargo creen que ha' otras muchas que son inferiores a los

grandes dolores de esta ida.

#0. El )ur$at%r!% de las almas "uenas.&iertamente no entendemos nosotros la importancia del

pecado enial, ' por eso no podemos *u#gar bien de los

castigos que merece: pero tampoco se puede negar que ha'

almas que siren a +ios con much"simo esmero, apenas faltan

en nada ' se purifican con muchas obras de penitencia: las

cuales, sin embargo, es posible que tengan algo de que

purificarse antes de entrar all% donde no se sufre ninguna

m%cula. )hora bien: de estas almas se hace dif"cil pensar

que +ios 5uestro $eor las atormente con penas ma'ores que

las ma'ores de este mundo, sabiendo como sabemos que la

misericordia diina se excede siempre en remunerar ' se

queda corta en el castigar.

)dem%s, de no pocas reelaciones parece deducirse con

fundamento que algunas almas tienen un purgatorio mu'suae: ' en particular los +octores aducen siempre con

respeto una isin de que habla $an 4eda el enerable, en

la que aparecen algunos en el purgatorio con estiduras

blancas ' resplandecientes, ' en un sitio lcido ' ameno.

Pero aunque esto sea as", tambin es erdad que

seme*ante purgatorio tan suae ' bree solo pueden

esperarlo aquellos cristianos exactos ' ferorosos que


53/180

cometen mu' pocas faltas, o las purifican con obras de

irtud ' penitencia. Pero los dem%s, que nos cuidamos tan

poco de eitar los pecados eniales, que satisfacemos tan

poco por las culpas pasadas, que esquiamos todo lo que es

mortificacin ' irtud ' amamos tanto la comodidad ' el

placer, Fqu podemos esperar sino un purgatorio tan largo

como es aqu" nuestra pere#a, tan duro como es aqu" nuestra

moliciesG

Todo lo cual, si consuela por una parte, nos amonesta

por otra a iir con toda pure#a.

XI9

La )ena del 7ue$%

#/. Para las almas !n$ratas.

+espus de haber sentado la doctrina comn de los

telogos en el art"culo precedente, hablemos ahora m%s

particularmente de la pena del fuego, reserada en especial

a esas almas ingratas que han abusado graemente de las

gracias diinas.

) estas almas, en modo especial, an dirigidas las

consideraciones siguientes.

#1. Pala"ras de ,ta. Catal!na de Gn%a.)cerca de la pena de sentido, lase lo que dice $ta.

&atalina de 9noa(

;l oro, cuanto m%s se funde, m%s se purifica, hasta que

se e libre de toda materia extraa( esto obra el fuego en

los metales. l oro, dicen los plateros, puede resistir el

ma'or fuego sin eaporarse ' cuanto ma'or es el fuego, m%s

alioso ' fino resulta. )s" el alma( purificada en aquel


54/180

fuego que no la consume, pues es ella inmortal, se limpia '

se afina ' se hace rica: pero sus sufrimientos son sin

medida=.

#2. A'er"!dad de la )ena.

)lgunos llaman el Purgatorio un infierno te#por&neo.

$anto Tom%s dice( ;3as mismas llamas que abrasan a los

condenados, purifican tambin a los escogidos=.

;3a menor pena de Purgatorio, dice el mismo $anto, es

incomparablemente superior a la m%s grande de este mundo=.

;5uestro fuego es fr"o, dice un $anto, en comparacin de

aquel que atormenta aquellas pobres almas=. - $an )gust"n

aade( ;$i se pudieran sumar todas las penas, todas las

cruces, todas las aflicciones del mundo, este con*unto no

ser"a ni la sombra del menor tormento del Purgatorio...

;l fuego del purgatorio es como fuego pintado, tqua#ignis depictus=.

$. &atalina de 9noa llama ese fuego ;fuego de amor=.

Ln autor asctico pondera lo siguiente( ;2maginaos todos

los suplicios ' tormentos que la ferocidad de los 5erones,

+ioclecianos, +ecios ' dem%s perseguidores de la 2glesia

inent contra los cristianos. )quellas tena#as ' garfiosde hierro con que les despeda#aban las carnes: aquellas

parrillas con que los asaban ios: aquellos potros con que

les desco'untaban los miembros: aquellas ruedas de naa*as

' puntas de hierro: aquellas prensas ' m%quinas con que los

martiri#aban: todo este horrible aparato de dolores '

tormentos acerb"simos no igualar"a al Purgatorio=.


55/180

I)hJ son tales, dice $an &irilo de 6erusaln, que

;cualquiera de aquellas %nimas querr"a m%s ser atormentada

hasta el d"a del *uicio con cuantos dolores ' penas han

padecido los hombres desde )d%n hasta la hora presente, que

no estar un solo d"a en el Purgatorio sufriendo lo que all"

padecen. Pues todos los tormentos ' penas que se han

sufrido en esto mundo, comparados con lo que sufre un alma

en el Purgatorio, pueden tenerse por consuelo ' aliio(

Solatia erunt=. I)'J Iquin no tiemblaJ

#4. Un e'%.

$anta 8ar"a 7rancisca de las cinco 3lagas asisti a la

muerte de un tal 7rancisco )betto. l difunto que hab"a

exhalado el ltimo suspiro, hac"a m%s de un cuarto de hora,

oli en s" ' exclam con o# lastimera:/I)uxilio,

auxilioJ IChJ Iqu tremendas son las penas del PurgatorioJ

/FQu est% sufriendoG /pregunt la santa.

/7uego en el Purgatorio. +e nueo expir. 3os presentes

quedaron atnitos.

/7rancisco, di*o la santa, pagar por os. Quedaos en

pa#.

n realidad ca' enferma inmediatamente ' sufri crueles

dolores durante tres meses. &oncluidos los tres meses, supo

por reelacin que aquella alma hab"a olado al cielo.

#5. A)ar!'!%nes a D!%n!s!% @el Cartu8%.

+ionisio, el &artu*o, igualmente ilustre por su ciencia

como por su santidad, asisti a la muerte de un noicio en

la &artu*a de


56/180

ste *oen, adertido de la proximidad del supremo

ia*e, manifest un horror inencible por el purgatorio con

la idea de no haber cumplido con una obligacin, que hab"a

contra"do oluntariamente de re#ar dos eces el salterio

entero. +ionisio, para quitarle todo temor, le prometi se

encargar"a de este oto l mismo. Pero, como superior, la

multiplicidad de sus asuntos le hicieron olidar bien

pronto su promesa. l alma del difunto se le apareci

entonces, sumamente triste ' desolada, diciendo( /IPiedad,

piedadJ/iserere #eiJ

$orprendido ' al mismo tiempo confundido, el Padre quisodarle una excusa, diciendo que no hab"a sido por

indolencia: pero el alma exclam con un tono suplicante(

/;I)h, si padecieras la milsima parte de lo que 'o sufro,

ciertamente no admitir"as disculpa alguna=.

8%s tarde le pas al mismo religioso algo parecido a lo

anterior.

!abiendo muerto su padre, deseaba el con ansia saber

dnde se hallaba su alma, haciendo para ello innumerables

pr%cticas de piedad. Lna tarde que se hab"a retirado a su

celda para orar por esta intencin, o' una o# que le

dec"a( /FPor qu te de*as encer por esta ana curiosidadG

I&uanto me*or ser"a que emplearas el mrito de tus

oraciones en el aliio de su almaJ

sta reflexin le siri de sabio correctio, pues,

ariando de manera de pensar, se dedic a libertar de las

llamas expiatorias el alma de su padre.

) la noche siguiente, lo io en sueo, arrastrado a una

hoguera encendida, por dos demonios, desde donde gritaba

con toda su fuer#a( /IPiedad, piedadJ IohJ hi*o de mi alma,


57/180

m"rame ' compadcete de mi situacin, ' que el roc"o de tus

oraciones enga a apagar las llamas que me deoran.

l religioso redobl sus austeridades hasta que tuo la

completa seguridad de la libertad de su padre.

X9

:Huema el 7ue$% del Pur$at%r!%;

##. Una a)ar!'!+n.


58/180

3a madre $erafina, espantada ' temiendo que el fuego

incendiara toda la pie#a ' el conento, ech agua sobre el

libro hasta apagar el fuego.

Pero las ho*as del libro quemado quedaron enteras, '

ennegrecidas de tal manera que el fuego natural no lo

hubiera podido conseguir.

+espus de @V aos en 1RCR, el libro quedaba an en el

mismo estado. $e le coloc en una ca*ita, ' aun con sacudir

la ca*ita las ho*as quedan firmes. ste libro se consera

en la sacrist"a del &onento del $agrado &ora#n en

5%poles.

&on esta aparicin la madre $erafina sinti m%s ia

compasin por las benditas %nimas: ' redobl sus

penitencias ' sufragios.

8%s tarde, en una nuea aparicin tuo el consuelo de

aprender de la misma alma que +ios en consideracin de sus

ruegos ' sufragios hab"a abreiado los aos en ocho d"as de

expiacin.

) los ocho d"as, durante los cuales la comunidad ofreci

un triduo de plegarias delante del $ant"simo $acramento '

mand decir arias misas en sufragio de la bienhechora

difunta, sta apareci a la madre $erafina en medio de una

lu# deslumbradora ' le anunci que se iba al cielo.

#&. Otra a)ar!'!+n.

n un conento de los stados Lnidos, dos religiosas

i"an unidas con una amistad sobrenatural que les ser"a

para estimularse en el traba*o de su perfeccin. +espus de

die# aos pasados en esta "ntima unin, una de ellas muri.

$e re#aron para ella las oraciones ' sufragiosacostumbrados en la comunidad para los difuntos: ' todas


59/180

las religiosas quedaron con la coniccin de que ella 'a

poco necesitaba, porque hab"a lleado una ida mu' austera(

se la llamaba ;la santa de la casa=.

Lna noche, d"as despus de la muerte de la religiosa, la

&omunidad estaba en el comedor. 3a religiosa amiga de la

difunta estaba pensando en ella. +e repente cre' o"r estas

palabras( ;?engo a pediros tres misas. )caso Fcreis que

habis re#ado mucho o que no esto' padeciendoG Para que

pod%is tener una idea de mis dolores slo os o' a tocar

con un dedo=.

)l mismo instante la religiosa sinti en la rodilla una

quemadura tan ia que ech un grito mu' agudo.

Todas las religiosas quedaron sorprendidas. 3a superiora

pregunt lo que pasaba, ' esa mon*a cont todo.

$e pudo erificar la erdad de las palabras por la

quemadura de la rodilla. $e cumpli pronto el pedido de la

difunta ' nunca m%s apareci.

l acontecimiento sucedi en 6ulio de 1WVR ' la

religiosa esa, i"a an en 1WWR, conserando siempre las

seales de la quemadura.

#(. Una $%ta de sud%r.

n la ida del Padre stanislao &hoscoa, dominico

polaco, lese que un d"a mientras hac"a oracin por los

difuntos, io un alma toda abrasada en llamas, como un

carbn en medio de un horno ardiendo. l buen religioso le

pregunt si aquel fuego era m%s penetrante que el nuestro.

/I)' de miJ /contest gimiendo la miserable, /todo el

fuego de la tierra, cote*ado con el del Purgatorio, es como

un soplo de brisa suavsi#a.


60/180

//F- cmo ser% posibleG/aadi stanislao,/+esear"a

experimentarlo, a condicin de que eso me descontara una

parte de mis penas que deber sufrir un d"a en el

purgatorio. /5ingn mortal /replic entonces aquella alma,/

puede sobrellear la m"nima parte sin morirse al instante,

a no ser que +ios milagrosamente lo sostenga. $i quieres

conencerte extiende la mano.

stanislao, le*os de amedrentarse, extendi la mano: '

el difunto de* caer una gota de sudor. )l instante ca'

desma'ado al suelo lan#ando un grito desgarrador. )quella

gota de sudor le hab"a traspasado la carne ' los huesos. )ese grito, al momento acudieron los hermanos aterrori#ados,

' con pronta cura lograron olerle en s". ntonces narr

lleno de espanto lo acontecido ' conclu'o diciendo( /

!ermanos m"os, si cada uno de nosotros conociera el rigor

de los castigos de +ios, no pecar"a *am%s: hagamos

penitencia en esta ida para no hacerla despus en la otra,

porque mu' terribles son aquellas penas: combatamos

nuestros defectos ' especialmente las culpas eniales

hechas con adertencia deliberada. Tan santa es la 8a*estad

+iina que no puede sufrir la menor mancha en sus

escogidos.

- tras esto, tuo que ponerse en cama, atormentado por

las conulsiones que le produc"a la llama de la mano.

#*. Una uella de 7ue$%.

n Hamora, ciudad de la proincia de 3en, en spaa,

i"a en un conento de +ominicos un buen religioso, ligado

en santa amistad con un 7ranciscano. Ln d"a prometironse

mutuamente que el primero en morir se aparecer"a al otro,

si +ios lo hubiese permitido, para informarlo de la suerte

cab"dale en el otro mundo. 8uri el 7ranciscano, ' fiel a


61/180

su promesa, apareci al religioso +ominico mientras estaba

disponiendo el refectorio para el almuer#o de comunidad.

+espus de haberle saludado con extraordinaria

beneolencia, le di*o que se hab"a salado, pero aun le

quedaba mucho por sufrir, a causa de algunas faltas de las

que no se hab"a suficientemente arrepentido durante la

ida.

3uego aadio( /5ada ha' sobre la tierra que alga a dar

una idea de mis penas.

- para que el +ominico tuiera una prueba de ello,

extendi su diestra sobre la mesa del comedor. )l instante

la madera s oli humo ' llamas, ' qued la huella

quemada, como s" la mano hubiera sido de hierro candente

recin salido de la fragua. 7%cil es imaginar cual ser"a la

emocin del +ominico a seme*ante espect%culoJ &orri a

llamar a los hermanos, les indic la seal de la mano, '

todos acudieron luego a la iglesia a orar por el pobre

difunto.

sta reelacin se refiere en la ida de $anto +omingo,

escrita por 7ernando de &astilla.

3a mesa fue religiosamente guardada en Hamora hasta el

fin del siglo dieciocho, en que las reoluciones pol"ticas

la hicieron desaparecer *untamente con tantos otros

recuerdos piadosos de los que abundaba la uropa.


62/180

X9I

Al$un%s e'%s a'er'a de la dura'!+n de las )enas

&0. C%ns!dera'!%nes.$on tales los tormentos del purgatorio que un minuto se

les ha de parecer a las %nimas un d"a, un d"a un ao, ' un

ao un siglo...

3a intensidad del dolor les hace perder la nocin del

tiempo.

Por eso, debe de resonar en esa c%rcel del dolor esaque*a lastimera del $almista( 0eu #i1iJ ;I)' de m"J &u%nto

se prolonga mi destierroJ=

$an )gust"n reprend"a seeramente la temeridad de cierto

cristiano de su tiempo, que enseaba que no es de temer el

Purgatorio puesto que no son eternos los tormentos que en

l se padecen.

;Poco importa, dec"a ese tal, el tiempo que tenga que

pasar en ese lugar, con tal que al fin sea introducido en

el cielo=. l $anto le respond"a( ;5adie se exprese as",

pues el fuego expiatorio ser% m%s tremendo que cualquier

sufrimiento de ac% por mu' insoportable que nos lo

imaginemos=. 4ien demuestra esto el suceso siguiente.

&/. Un e'%.

l P.


63/180

hermano que a su muerte habr"a luego aplicado por l el

santo $acrificio. )l poco tiempo muri, ' como era de

maana, el sacerdote corri al instante a reestirse de los

ornamentos sagrados, ' celebr con gran feror la santa

8isa.

5o bien la hubo concluido, mientras en la sacrist"a se

estaba quitando las estiduras sagradas, aparecise el

amigo radiante de gloria ' le reproch de haber olidado la

promesa de*%ndole m%s de un ao en el Purgatorio.

/Te engaas, /repuso el otro asombrado: /luego que

expiraste, corr" a la 2glesia, ' acabo ahora de celebrar.

Tu cad%er 'ace aun caliente sobre la cama.

ntonces el difunto, como despertando de un profundo

sueo, exclam(

/I)' de miJ &uan espantosas son las penas del

Purgatorio. I2na 1ora tan slo de tor#ento #e parece #&s

larga que un a.oJ. 3oado sea +ios que abrei as" mi

prueba, ' mil gracias a t", oh querid"simo hermano, por la

premura que t has dado. +ios no de*ara sin galardn tu

caridad: desde ahora subo al &ielo ' rogare al $eor para

que nos una perfectamente all% en su gloria.

&1. Otr% e'%.


64/180

ligi lo primero: muri ' fue al purgatorio, 5o hab"a

pasado an un d"a, cuando el %ngel se le apareci de nueo.

)penas le hubo isto aquella pobre alma, /no es posible/

exclama, / que tu seas el %ngel bueno, pues me has engaado

as". 8e dec"as que slo pasar"a tres d"as en este lugar, I'

hace tantos aos que esto' sufriendo aqu" las m%s terribles

penasJ

/Tu eres quien te engaas, / contest el %ngel, /toda"a

no ha pasado un d"a: tu cuerpo est% aun por enterrar. $i

prefieres sufrir un ao m%s esta enfermedad, +ios te

permite an salir del Purgatorio ' oler al mundo.

//$", %ngel santo, /replic: no slo esta enfermedad

durante un ao, sino cuantas penas, dolores ' males ha'a en

el mundo sufrir gustoso, antes que padecer una sola hora

las penas del purgatorio.

- es fama que oli a la ida, ' sufri con admirable

alegr"a un ao m%s aquella enfermedad, publicando a todoscuan terribles son las penas del Purgatorio.

&2. L% ue a'%nte'!+ a ,. Pa"l% de la Cru6.

Lna tarde en que $an Pablo de la &ru# iba a acostarse,

sinti un gran ruido cerca de su pie#a. &re'endo que fuera

como de costumbre el demonio que en"a a perturbar su corto

sueo le dio orden de irse. Pero al o"r llamar tres eces ala puerta, pregunt quien era ' que se le ped"a.

/$o', se le contest, el alma de aquel sacerdote que ha

muerto esta tarde a las seis ' media, ' engo a anunciaros

que esto' en el purgatorio porque no me correg" de los

defectos de que tantas eces uestra


65/180

&onmoido el santo mir la hora: el relo* sealaba las

seis ' tres cuartos. - exclamo( /&omo Ino hace m%s de un

cuarto de hora que habis muerto ' os parece estar

sufriendo en el Purgatorio desde mil aosJ

/IQu largo el tiempo en el PurgatorioJ Padre m"o, tened

piedad de m".

l alma no se retir sino despus de haber recibido la

promesa que el Padre rogar"a por ella.

n efecto, el santo tomo su disciplina de hierro, se

a#ot cruelmente, rog, suplic con l%grimas al $eor... 'as" sigui por algn tiempo, hasta que supo que el alma

saldr"a del Purgatorio al d"a siguiente antes de las doce.

n las primeras horas del d"a siguiente $an Pablo de la

&ru# celebr la santa misa con su admirable feror

suplicando por el aliio de aquella alma: ' he aqu" que en

el momento de la comunin +ios permiti que el alma del

sacerdote difunto, se le apareciese gloriosa d%ndole las

gracias.

&4. Una aderten'!a.

)unque estos hechos no son sino de fe humana, ellos sin

embargo nos deben serir como de alerta...

3as penas del Purgatorio, si son temibles por su

intensidad, no lo han de ser menos por su duracin...


66/180

X9II

,eer!dad 8ust!'!era de D!%s

&5. Re'%rdand% un )unt% d%'tr!nal.$abido es que al perdonar +ios los pecados en esta

ida, los perdona en cuanto a la culpa: pero en cuanto a la

pena, se han de descontar en esta ida con buenas obras,

mortificaciones, oraciones, etc., o con el fuego del

Purgatorio en la otra. - esto merece ser tomado mu' en

cuenta.

- otra cosa que no coniene olidar es que +ios acaso

castigar% terriblemente en el Purgatorio aun ciertas

faltillas que nosotros llamar"amos bagatelas, de las cuales

no hacemos mucho caso...

+ice $. )gust"n que en el fuego del purgatorio no se

exp"an los pecados capitales, sino los m"nimos.

I)lertaJ IalertaJ no sea que algn d"a tengamos que

llorar amargamente. - para que esto no suceda, amos a leer

' meditar detenidamente estos hechos terribles. I- +ios

quiera que escarmentemos en cabe#a a*enaJ

. 3e'%s ""l!'%s.

+e la $agrada scritura podemos extraer un catalogo de

hechos importantes.

3a desgraciada mu*er de 3ot fue herida de muerte sbita

' trocada en una estatua de sal por una simple curiosidad.

8oiss fue excluido de la tierra prometida por un

defecto de confian#a, cuando golpe repetidamente la pea

para hacer brotar una fuente de agua que apagara la sed de

los 2sraelitas.


67/180

8ar"a, hermana de 8oiss, por una detraccin contra su

hermano fue cubierta de lepra.

+aid se complaci anamente en el nmero extraordinario

de sus sbditos. 3uego la ira diina desencadense sobre l

' exigi una seera expiacin, proponindole uno de los

tres horribles flagelos( la peste, el hambre o la guerra.

scoci la peste, ' sesenta mil hombres ca'eron "ctimas

del contagio fatal.

&&. El )r%7eta ,emea.

//;Profeta, /di*o un d"a el $eor a $eme"a,/ ,

destru'e el altar profano que 6eroboam edific a los "dolos

' annciales terribles castigos. 9u%rdate empero de comer

ni beber cosa alguna en aquel lugar de maldicin, ' uele

por diferente camino del que tomares a la ida=.

3igero el siero de +ios, uela al palacio real, habla

con franque#a al imp"o monarca ' derriba el altar.

/)tad al temerario, grita furibundo 6eroboam: ' extiende

la mano para mandar a los guardias. )quella mano qued

parali#ada: entonces el orgulloso tuo que humillarse e

implorar la salud por medio del profeta. l hombre de +ios

ora ' se la consigue. &umplida su misin, $eme"a rehusa los

dones del re' ' se dirige por otra "a hacia su patria.

8as he aqu" que encuentra en el camino otro profeta, que

para poner a prueba su obediencia, lo inita con instancia

a tomar alimento para reparar de las fuer#as perdidas. l

se rehusa en un principio, pero no sabe resistir a los

repetidos ruegos ' se de*a encer. Pocos instantes despus

'ac"a cadaer en el suelo, horrendamente mutilado( un len,

instrumento de la clera diina, lo hab"a desgarrado en

castigo de aquella transgresin a las rdenes recibidas.


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&(.


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defecto de conocimiento, 'a por defecto de oluntad o por

otras circunstancias atenuantes.

)adamos tambin, para nuestro consuelo, que segn los

mismos, +ios castig tales faltas con rigurosa pena

temporal para dar lugar a su misericordia en la ida

futura.

Pues bien, si esto ha acontecido en la ida mortal, es

f%cil suponer con que seeridad +ios castigar% ciertas

culpas en el lugar de la expiacin.

(/. ,. ,eer!n% e-)!and% al$unas 7altas.

&uentan de $an $eerino, ar#obispo de &olonia, que

despus de muerto se apareci a un cannigo amigo su'o,

para pedirle oraciones,/I&moJ/le di*o ste consternado( /

FT en el purgatorioG It tan buen pastor, tan caritatio

con tu rebaoJ

/I)hJ /respondi el prelado, /+ios me concedi la gracia

de serirlo con todo mi cora#n, de traba*ar por su gloria:

mas tue la desgracia de ofenderlo en recitar

apresuradamente el breiario. sto' expiando esas faltas, '

el cielo me permite enir ho' a pedirte oraciones. FTendr%s

alor de rehusarlasG /' desapareci.

(1. A)ar!'!+n de In%'en'!% III.

2nocencio 222 fue uno de los Pont"fices m%s grandes que

cieron la tiara.

+espus de muerto, se apareci a $anta 3utgarta. todo

enuelto en llamas, ' le di*o que estaba condenado al

Purgatorio hasta el ltimo d"a, en pena de algunas culpas

cometidas.


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l eximio &ardenal 4elarmino sent"ase estremecer cada

e# que pensaba en este hecho, ' deduc"a estas saludables

reflexiones(

;$i un Pont"fice tan digno de encomio ' que pasa por

santo a los o*os de los hombres, se halla sometido a los

tormentos m%s recios del Purgatorio hasta la consumacin de

los siglos, Fqu les aguardar% a los dem%s eclesi%sticos,

religiosos ' fielesG FQuin no se estremecer% de pies a

cabe#a ' no buscar% escudriar los pliegues m%s "ntimo de

su cora#n, para desarraigar los m%s lees defectos=.

(2. A)ar!'!+n a ,. Lu!s Beltrn.

$an 3u"s 4eltr%n habindose detenido una noche despus

de maitines a re#ar en el coro, ise aparecer delante un

religioso rodeado de llamas, que, ech%ndose a sus pis, le

suplicaba perdonarle una palabra pun#ante, que iiendo

aun, hab"a pronunciado contra l hac"a muchos aos. 'or

aquella sola palabra, hab"a sido condenado al Purgatorio: e

imploraba por lo tanto la limosna de una 8isa, que deb"a

abrirle los puertas del cielo.

)presurse el $anto a satisfacer a los deseos del

difunto: ' en la prxima noche ile radiante de lu# subir

gloriosamente al cielo.

ste hecho nos recuerda las palabras del $antoangelio( ;Quien di

anonimo - la expiacion de ultratumba

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