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todo el Uruguay I todo el Uruguay I todo el Uruguay I todo el Ur

a alUru uaypaso apaso

r e v

anteprólogo

s t a a

sumario

3

Lea y Coleccione

EU

HISTORIA ILUSTRADA DE LA CIVllIZACION URUGUAYA

La historia viva del Uruguay desde sus odgeneshasta nuestros dias, presentada por los más califl­flcados especialistas. Sepa cómo fuimos y cómosomos para saber cómo debemos ser.

Cada número, profusamente Ilustrado en color, esacompañado por un CUADERNO LITERARIO para­lelo. equivalente a un libro de 60 a 100 páginas.

Aparece todos los martes. Pldala en su quiosco.su puesto de revistas, su librería.

guay/todo el Uruguay/todo el Urugu3y/todo el Uruguay/todo

ComIsión del papel. Edici6n amparada al articulo 79. lev 13.349.

es,te paíshiber co,nteris: ·Ia situación uruguayay la crisis del capitalismograciela mántaras loedel: generacióndel 45

poesíamilton schinca, circe maia, saúlibargoyen islas, mario benedetti,juan carlos somma

narrativajesúsc. guirat, gley ,eyherabide,sylvia lago, jorge, musto

américa latinarobe,rto, fernández retamar: introducciónal checarlos marra gutiérrez: la malaconciencia de ,los intelectualesj1o,rge' ruffinelli: juanruIfo, entre

'\ lo real y ,lo fantástico

criticamanuel márquez, mercedes rein, darloubilla

bitácoragerardo fernández: teatro 68, balanceprovisoriojuan carlos somma: la protesta de losplásticos

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Revi~ta literaria bimestralAño 1, N9 1. Noviembre - Diciembre, 1968

EDITANconteris, eyherabide, guiral, musto,rosencof, ruffinelli, saad, somma.

DIAGRAMAprieto

COLABORANcoriún aharonián, mario benedetti, maríaester cantonnet, gerardo fernández, e'duar­do galeano, carlos maría gutiérrezi mariohandler, saúl ibargoyen islas, mario jacob,iván kmaid, sylvia lago, carlos machado,graciela mántaras loede!, manuel márque~,carlos núñez, jorge onetti, alberto paganl­ni, ángel rama, mercedes rein, idea vila­riño.

IMPRIMEcomunidad del sur.

anteprólogo

DISTRIBUYEarcaColonia 1263, tel. 8.32.00montevideo - uruguay.

correspondencia, suscripción y canje:

revista prólogo,cerro largo 949,montevideo, uruguay

administra

agustín antúnez

suscripciones:

para el país:semestral (3 números) $ 550.anual (6 números) $ 1.050.

para A. Latina:semestral (3 números) U$S 3.anual (6 números) U$S 5.50.

para otros países. . .semestral (3 números) U$S 3.50.anual (6 números) U$S 6.

Ya se sabe: este es el ,lugar tradicional de los propósitoso las justificaciones, de los planes y los buenos deseos.Sospechamos que las razones por las cuales un grupo degente, se reúne para fundar una revista literaria son algomás complicadas que los simples enunciados de punto yaparte. Después de todo, las páginas siguientes resuelvenpor sí mismas nuestra explicación más válida, en defini­tiva la única que importa.

Indicios hay donde rastrear coincidencias, opciones o des­cartes, pautas comunes que virtualizan estímulos y riesgos.Somos contemporáneos a un cierto desacomodo de valoresprefijados, y el despiste mayor quizás consista en creerque las fachadas pueden ser apuntaladas y todos tan con­tentos. El mismo, recurrente muestrario de cuentas y es­pejitos entorpece ahora una limpia trayectoria de estafascon el uso ramplón de nuevas prepotencias.

De todos modos, antes que fervientes postulados explícitos,~'''que laboriosos manifiestos o cónclaves, que ampulosas de­

claraciones generacionales, preferimos compartir esta idén-

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tica, afligente condición de subdesarrollados que no seresignan, esía idéntica, porfiada solidaridad en la que seempeñan algunos americanos, escritores o no.

HIBER CONTERIS

uruguayadel capitalismo

la situacióny la CriSIS

Nos deseamos una larga vida.

Pero también nosotros desconfiamos del patriotismo de"escarapela y banderita", de la sospechosa filiación de unaliteratura que se propone inventariar la realidad en lugarde inventarla. Laterales desconfianzas inhiben ciertas obe­diencias, algunas formas de respeto ya habituales. Por esoquizá esta no es una revista puramente literaria. Por esoy por otras razones que seguramente se están adivinando.

Desde nuestra colonizada comarca poco o mucho es lo quepodemos hacer por desarbolar estruct?ras tan ~bso1etas co­mo injustas; poco o mucho en cantldad, no Importa. Nosomos tan ingenuos para sobreestimar el poder de la li­teratura y menos, claro, tan hipócritas para convertirla endepositaria de nuestra buena o mala conciencia. Creemossí que una revista literaria debe testimoniar lúcidamente desu tiempo, y éste, en América Latina y en el Uruguay,tiene urgencias muy precisas, inseparables de un ejerciciohonesto de la profesión.

prólogoEste país,. el Uruguay en. que vivim.os, n? es, como podría pensarse,el coto pnva~o de estancIeros y latIfundIstas, banqueros y dirigentesde empresa, mverso~es y representan.tes de la bo,lsa, gobernantes porderecho de herencIa, generales OCIOSOS y burocratas oportunistas'no es, c~mo p.odría supon~rse, la dócil satrapía del imperio, no e~I~ extraviada tierra prome~lda de. ,los delirios costaysilvanos y onga~

nlescos, no es el balneario ocasIOnal de los autócratas cancilleresministros y. demás funcio~arios a sueldo de la organiz~ción de es:tados americanos; este pals no es una de las tantas y recientes pro­veedurías de fort knox o wall street, ni otro de los fide,icomisos delfondo monetario internacional, ni fue sometido al vasallaje de de­valuaciones, congelaciones, represione.s e intervenciones; este paísno es la federación rural, no es la asociación de bancos no es el7onsej.o.int:~r·americano d~ producci6n, no es la asoci~ci6n pro~tntenslflcaclon del comercio Uruguay - Estados Unidos, no es la je­fatura d~ poliefa, no es la guardia republicana, no es 'la guardiametropolitana, no son los anónimos legionarios de inteligencia yen·lace~ no. s.on las brigadas armadas por el pentágono, no es la ordende mqUl.sldores al servicio del ministerio del interior ':1 diplomadapor la cla:no loes; se parece a todo eso y mucho se hace para que lo sea,pero no lo es.

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Tres series de factores concurren para que lo parezca; dos de estasseries de carácter exógeno¡ la tercera corresponde a la suma de cau­sales endógenas que determinan .'a si.t,uación actual. Los f~ctoresexógenos permiten comprender. la sltual:;IOn global en que seo e.lcuen­tra el país, y ·explican, hasta cierto punto, los factores endog~nerad()s.

1. La primera serie de causas debe, h~IIarse en I~ .circuns~ancia ac­tual que determina el atraso economlco de .AmerI~~ Latma y d~lmundo subdesarrolIado en general, el denommado tercer mundo.

Este análisis ha sido repetido hasta el cansancio; se ~an pr9puestoteorías _l'centro y periferia" (Prebisch)-, se han acunado formulas-lldeterioro de los términos del intercambio"-, se han engendradopanaceas -CEPAL, UNCTAD, la CIDE entre no~otros-, se ha dlfu~­dido, incluso, un epitafio: l'el fracaso de la decada del desarrollo.

Sólo por concepto del deterioro en los términos del intercambio co­mercial, la década del 50 representó. una pérdida del 3 % d~l. Pro­ducto Nacional Bruto de América L~tl~a. En el ~ru&uay,. los ultlm~scinco años de ese período (1955-60) mdlcan una dlsml,nucl6n ~el 20 Yoen los precios de exportación con respecto ,a la pnmera ml~ad delmismo. Esa tendencia desfavorabl~ ~e ace'ntua, durante los ~I:OS 60;Andrew G Frank señala que Ila perdida de capItales de Amenca La­tina sólo 'por concepto de Upago de servicios" (fletes, royalties, amor­tización de deudas, etc.) asciende a más de un 65 % en 1966 (alre­dedor del 8 % del Producto Nacional Bruto); en nuestro país, elProducto Bruto Interno por habitante desciende de 38.300 pesos en1960 a 37.900 en 1966.

El fracaso que expresan esas cifra~ s!~nific6 la muerte de m~chasilusiones ingenuamente fundadas. SI,gnlfIC~, concretamente, el flry delas falsas solucione,s y de la eqUivoca jerga que el desarrolllsmopuso en boca de todos, aun de ,los reconocidos voceros de la reacci6n.

La lección que entrañaln est1as dos décadas en que la crisis de lospaíses subdesarrollados lIega a su máximo punt~ de ten~i6n, .es quela solución de la misma no depende de determinados ajustes o co­rrecciones dentro del sistema económico dominante -sencillamenteporque esa corrección cont~dice los intereses. d~. quienes def~endenel sistema- sino del cambiO total. de la sustitución de ese sistemapor otro. En' otros términos, el tránsito cualitativo y global de.lcapi­talismo al socialismo. Plantear de este modo el problema equIvale aabandonar toda esperanza de llmejorar" la situaci6n r'!1ediante laobtención de cíe'rtas concesiones o un trato preferencIal para eltercer mundo a nivel internacional; supone, internamente, renunciar atodo intento de socorrer o apuntalar el régimen vigente, con lo quesólo se lograría, a la larga, ac~~tuar la~ contradi~ci?nes del si~ten;a ydificultar o retrasar la tranSICIón' haclla el SOCialIsmo. En termInOScasi 'algebraicos, por lo tanto, la lección de estas dos déc~das esla siguiente: desarrollo, igu~1 a revol,ución. No hay gnad~s interme­dios. Y esto lo saben con (gualcertltud las clases dominantes. Lacoyuntura actual, por lo tanto, ,es resultado de la alianza que losdefensores del llstatus qua" y del capitalismo han realizado por en­cima de fronteras para la conservaci6n' y defensa del sistema. Parala oligarquía nacional, la lección de esas décadas ha sido aprendera desconfiar de Prebisch y de ,la CEPAL, de la UNCTAD y de aquellejano diagnóstico del país yla terapia consiguiente propuestos porla CIDE. Si bien, lesa desconfianza coincide de modo general con laaparición y el itinerario re'Oorrido por el Fondo Monetario Interna­cional en nuestro ,país, hay un momento de ese proceso que debeser destacado, porque marca 'el origen:inmediato de la situaci6n ac­tual, y porque I)uncaantes se declararon de modo tan explícito yabierto los postulados ideológicos dentro(de.lo~ cuales las clases

gobernantes conciben nuestro (sub) desarrollo. En su discurso delf,3 de ~ctubre ~e 19?7, el entonces presidente Gestido anunciaba:

El caminO del.a~slaml~n~o y del esfuerzo interno, es demasiado largo':! :p~noso y qUlzas es~en.' en el mundo de hoy. Hemos decidido re­IniCIar nuestras ne&OClaClOnes con el Fondo Monetario Internacional,con el Banco MundIal: con el Banco Interamericano, con las agenciasde desarrollo del gobIerno de los Estados Unidos".

. Esto conduce a la segunda serie de factores.

?pe modo gener~I, el. ,segundo complejo de causas ex6genas queinCiden sob!~ la sltuaclOn actual del país, puede describirse comola ac.entuaclon de los ,rasgos más ominosos del imperialismo norte­ame~lca~o'. E~e pr?gr,eslvo deterioro político y moral de las formas dedominaCión !mpenallsta. n~ '8'S casual: ,coincide con la acentuaciónde sus propIas contradIccIOnes. El agravamiento de la crisis nacio.nal no se produce' e~ ~I vacío; se produce en el interior de un sistemagl,obal que lo condICIona. Las reci,elntes crisis del capitalismo mun­dla',1 (alza en la cotización inter,n,acional del ora, crisis de la libraesterll~a, an;enazas de devaluaclon del dólar) tienen efectos direc­t<;>s" e m.r!1ledlatos en ,~uestra situaci?n. ,"Los grandes exportan su cri­SIS , d~cla el D~. QUljanoen un edltonal de Marcha a principios dees~e ano, despues de haberse preguntado: llCómo, sin sonrojo, puedeafirmarse que ~~nc~ hemo? estado mejor y que la desvalorizaci6n deloro .nos benefICiara? ¿q~e seri.edad, q~é elemental prudencia, quésen.tldo de I.a responsabilIdad tIenen qUienes se atreven a hacer se­mejantes afirmaCiones?".

Este r~'flejo de I~ crisis capitalista mundial, es sólo un efecto s,e..cund~no y no deliberadamente provocado de la dominación econ6mi­ca. ?In .embargo; enes1a misma crisis del sistema debe hallarse laexplIcaCIón de la, mayor agresividad que asume la acci6n imperialis­ta ~n nuestro pals y ~n el resto de América Latina. Los fines de esaacción pued~n r.e,sumlrse .'en tres ítems: (a) a largo plazo, se tratad~ 'la cons~lldaclondel ~Istema capitalista mundial bajo la hegemo.nla del capl~al norteamencano~ El Fondo Monétario Internacional, otrav~ez, 1'7s ~n Instrumento de primer orden en la consecución de est,sfin.. La Imagen d~1 Uruguay que se forjan los grupos conservadoresnaclona.'es -la misma que postula ,~'I FMI"-, dicen Couriel y Lich­tensztejn en su excelente lIbro dedlcrado a analizar la intervenci6nd~1 FMI en el Uruguay,(!) lles 'la de un país produciendo aque'lIosbienes para los cuales tIene ventajas comparativas, es decir, lana y~ame, 9ando entrada a los productos manufacturados de los paísesrnd~strJal'es. Se tra!a de volver ala concepción de la divisi6n inter­na?lonal del trabajO', bloque'ando todo desarrollo industrial de lospaises subdes'arrollados. El Uruguay, pues, sería una enorme estanciaexp?rtadora de lana y carne; y su fuerza de trabajo no tendría ocu­paclónen ,e'l país debido a las limitadas posibilidades de industria­IIización"; (b) a corto plazo, y también en el orden econ6mico lafinalidad es utilizar los rec!lrsos d~ capital de los países subd~sa­rm"~dos y en pa':í,cular latlnoamencanos para superar la crítica si­tur~clón que, atravIesa la economía interna y ,e·n particular la defici­tana bal~nza de pagos de los Estados Unidos. Esta es la explicaci6ndel destinO actual de las reservas de oro uruguayas, la explicaci6nde la crisis bancarias que sacudió al país 'en e'l año 65, la explicaciónde la penetraci6n del :capital norteamericano en la banca privada(una forma de apoderarse del ahorro nacional) y otros sectores dela actividad comercial y financj.e,ra; la poHtica del FMI tampoco des­conoce estos objetivos (devaluaciones, libertad ,cambiaria, libre im­portaci6n, polftica crediticia del Banco República, etc.); (c) a cortoplazo también, los Estados Unidos buscan' asegurar su hegemon fapolftica e ideol6gicaen 10 que consideran naturalmente su u zona deinfluencia", América Latina. Zona de expansión económica y clientelanatural de su producción, por unl lado, los países lati,noamericanos,

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desde el punto de vista del imperialismo, ~epresentan tambié~ lossatélites que secundan su polí~ica internacional y el enfr~ntamlen,toideológico Y eventualmente' militar frent~ al bloque de~~lses socia­listas, la URSS y China popul~~ en p~rtlcular. Pero t,a~blen,su mun­dialmente ,desacreditada agreslOn a Vietnam, sus, multlp!es m,terven­ciones militares, los continuos fracasos de su diplomaCIa ,e' Inclusolas tensiones de la situación racial y soci~1 d~ntro d,e! mismo país,le obligan a acentuar sus, fo~mas de ,domln~c.Jón polltlca, en' buscade un respaldo y una solIdaridad a nIvel oficial que 'los pueblos leniegan insistentemente.

¿Cómo se manifiesta esta progresiva acentuación de las formas dedominación imperialista en nuestro país? Ante todo, por una inter­vención menos disimulada, más abierta, en 'las dedsiones políticasde los sectores dirigentes, Por la imposición de medidas en el ordensocial y económico, en segundo lugar, que acentúan nuestro carácterdependiente, nuestra condición colonial, y simultáneamente el modelocapitalista, la rígida estratificación sodo..,económica de nuestro su­puesto "desarrollo". Estos hechos implican, obviamente, la agudiza­ción de las tensiones sociales, el choque de las dases trabajadorasy los sectores suficientemente esclarecidos como para advertir lasconsecuencias de una intervención ominosa e inadmisible en las de­cisiones internas, con aquellos .grupos que dentro y fuera del gobier­no responden dócilmente a los dictámenes imperialistas. En estecaso, parece innecesario decirlo, la acción del imperialismo norte­america,no consiste en sustentar política y materialmente (fondos, ar­mas, propaganda) a los representantes de la oligarquía nacional, losgrupos encaramados en ,e,1 pode,r, y sus instrumentos naturales de·represión: la policía yel ejército. Y e,sta asociación entre oligarquíanacional e imperialismo norteamericano ,es peorfectamente coherente,porque ambas fuerzas defiendenl el mismo sistema económico, elmismo mode,lo de sociedad, los mismos privilegios, los mismos in­tereses, las mismas formas de inter-dependencia y la misma escalade valores. Es de primera importancia, desde el punto de vista dela ,e'strategia a seguir por los grupos revolucionarios, tener presenteesta estrecha e indisoluble unidad ideológica y operativa entre laoligarquía nacional del país y los objetivos del imperialismo.

3. El tercer grupo de factores que inciden 'en la situación actual,debe hallarse en ,las tendencias más notorias que caracterizan el pro­ceso y la vida nacional durante los últimos veinte años. El rasgosobresaliente de ese procesoe,s un doble deterioro, a la vez poHticoy económico. Desde el punto de vista 'económico, el diagnóstico hasido fehaciente y reiteradamente establecido: la producción del paísse halla ,estancada o en franco 'retroceso, las inversiones en el sec~

tor industrial han disminuído, la desocupación en todos los sectoresse ha generalizado. Las consecuencias visibles de este deterioro sonla inflación, el alza acel,e,rado del costo de la vida, la desvalorizaciónprogresiva del signo monetari.o, Desde e,1 punto ,de vista político, elfenómeno más indicativo es la descomposición y fragmentación in­terna que expe'rimentanlos partidos tradicionales, agudizada durantelas dos últimas décadas. Esta descomposición consigue disimularseformalmente gracias al subterfugio o las peculiaridades de nuestralegislación electoral, pero sus cons,€,cuenrcias prácticas son inoculta~

bIes, Las elecciones del 66 resultan la mejor demostración de esecolapso de las divisas tradicionales: Gestido aparece en la vida pú~

blica como ¡'el hombre" del sector más conservador del batllismo(lista 14), pem, al concretarse su candidatura, ha sido explícitamenterechazado por ese sector, y los grupos que se· coa ligan para apoyarlerepresentan tendencias desde el punto de vista programático irrecon­ciliables. Los votos que llevan esa candidatura al pode'r, por lo tan­to, han sido emitidos en ,un elevado porcentaje fuera de toda estruc­tura o consigna partidaria; se eligió "al hombre", al gobernante, sinque la extracción trad ici,ona I o la fidelidad a la divisa (y a la ·'lista"

en se~undo término) .re?ultara determinante. Políticamente, este he­c~o tiene sUJmportan~I~;, revela, en primer lugar, un relativo dina­mismo, una~l'elrta f!exl~llld,aden las actitudes del electorado uru­~u~yo, la pérdl9a o diSminUCión del automatismo creado por la antiguarlWdez o consistencia ideológica de las estructuras partidarias tra'dlclonales. A la vez, eJ, ~echo apunta ya a una transición cualitativaen las !.ormas de administrar y ejercer el poder desde el .gobierno:los p1artldos ya no son ,sapaces de gobernar; el vacío de poder origi­nad~ en la ~ragmentaclon y ,el falso equilibrio parlamentarios, dE'besupllrs~ mediante un mecanJs~o jurídico-constitucional que otoígueal equIpo gob~m~nte la c~pac!dad de decisión y ejecución negadapor los proce?lm~entos legislatiVOS tradicionales. En ese sentido, lareforma constltu,clonal prop~lsada por los dos partidos mayoritarios,una de ~uyas formulas se Impone simultáneamente con la elecciónde ~estldo, equ!vale ,a) r,econocimiento implícito de ·estos mismospartidos d~ su dlS,?luclon Interna, su pérdida de cohesión ideológica,su ausenCia, de ,unidad programática, su incapacidad de gobernar entanto que, ¡ partidos", en una palabra.

La desaparición del pr~sidente Gestido de la escena pública re,pre­s~nta,en muchos sentIdos, Un: "point de détour" de la política ofi­Cialmente adopta9a. En el párrafo antes citado de su discurso del 23d~ octubre, .<?estldo h~bla confesado no sin dolor, con claros indi­CIOS d~. verguenza .naclOnal, la orientación que seguiría en adelanteSUl?olltl~a econ~~lca, Sus condicionamientos de clase, su tradición,su ineptitud pol,tlCia, p~m también su honradez personal, su digni­dad de.uruguayo y su sln~ero deseo de servir al país se traducen enla al}1bl~uedad y ,el d91.0rIdo compromiso con que anuncia esa de­termInacIón. Desapare,cldo Gestido, se esfuman de la ,escena nacio­nal todas las posibl~s virtudes ,de ese balance; quedan únicamentelos em:~r:es~ las preSIOnes, los mtereses que impulsan esa política,más solItariOS, mas des~udos o desembozados, más groseros que nun­c?' Por. prImera vez se Instrumentan en el país, sin la menor conten­Ción, Sin la menor defensa de la soberanía o el interés nacionaltodo? los designios del Fondo Monetario Internacional: nueva cleva:luacl6n de la moneda, libertad ·cambiaria y libertad de importación,consecuente ~echazo de todo tipo de subsidio estatal a los rubrosconsi'der~dos de prime~a necesidad y a los servicios, congelación delos salano~..Los cambIOS que oc~rren en el gabinete presidencial yen las pOSICiones. claves del gobierno a partir de ese momento, asícomo la tendenCia que, expresan esos cambios, son perfectamentecoherentes con el rumbo económico que se imprime al país. Esa ten­dencia indic.a la progresiva sustitución de las funciones políticas(cargos ,confiados a personas que, representaban aun -hasta ci erto'P,unt,o- una polít!ca de partido, una concepci6n programática), ya nislqUler~ por téCniCOS o expertos representantesd.e una posible tec­nocracia acorde con el modelo desarrollado por el neo-capitalismoen los países avanzados, sino la sustitución lisa y Hana por los hom­bres que representan el gran capital, los monopolios internacionales,la banca, el latifundio, los grupos inversionistas norteamericanos. (2)

Otra vez: no hay aquí ninguna contradicción entre la política econó­mica fondomonetarista adoptada y esta nueva Icomposición delequi­po gobernante uruguayo. Por el contrario, esa integraci6n oligárquicadel gobierno es .coherente con 'la filosofía elegida. Se trata, así, deimprimir cierto impulso a la recuperación económica del país. Pero¿de, qué país?, es la pregunta. Sencillamente, del Uruguay represen­tado por la banca y el latifundio, ,la gran empresa y los 'capitalesasociados al capita'l monopól'ico internacional. "Yo desafío desde aquíal Poder Ejecutivo a que publique el trabajo que dejó el señor Bezaen nombre del Fondo Monetario Internacional, para que el gobiernouruguayo lo estudiara", expresó el senador y ex-ministro de haciendaVasconcellos en su discurso pronunciado en Mercedes, el 12 de no-

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. b d 1967 I'el trabajo que nosotros re.chazamos y dijimos alv~~~ r~r q~é lo~echazábamos, porque aprobarlo y poryerl? en marchaP, '~b i. lemente sembrar a manos llenas miseria y hambreSlg~~I~~a:~~~cfla y en 'las clases trabajadoras del país y enriquecer~nunos pocos. pero fundamentalmente signi!icaba (lo que ~s muchomás grave) e~tregar la riqueza d~1 país a Int~reses ,~xtranjeros quevan a pasar por encima de los mtereses nacionales.

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A partir de ·esa determinación del gobierno, o, mejor aun, de la cl~s~obernante, denunciada por el Dr. Vasconcellos par~. marcar enfatl­~amente su disociación de la misma, todas las deCISiones en mate­riaeconómica y social tienden a: (1) favorecer, .~or un lado" los'intereses y beneficios d~ los gr,upos ,exportadores e Inversores (VinCU­lados al capital internacional), indUCidos por el fals~ pla~te9 de queel enriquecimiento de estos ,g:~posequivale al ennqueclmlento del

, y con la remotla SUposlclon (tal vez) de que, el desarrollo defaasls~inorías pudientes hade generar a largo plazo un, desarrollo ,so·cial global, el bienestar generalizado de la masa; ~, (2) Imponer, mle~­

tras tanto (mientras no se alcance ese grado de ~Ienestar ,g,enera! )a la dase trabajadora, la receta que el FMI, considera. antl-mfla~lo­naria por excelencia, la congelación de salanos o su aju~te relatiVOpor debajo del alza registrada en el costo general de la Vida.

Bastante se ha hablado y se sabe sobre la ~It!ma. ?evaluación quelevó de 200 a 250 pesos el valor de comerclallzaclOn del ~ólar. La

~evaluación, de acuerdo a la, J?olítica económica del FMI, tiene porobjeto otorgar mayores beneflcl.Os a I~s sectores exporta~?res, y. ~a~

bría de constituír, por lo tanto, un estimulo a. la producclo~ tradlclonal (carnes y .Ianas). Desde este punto de Vista, las manIObras delSr. Jorge Batlle y del Sr. G~n~ín (amplia y detalladamente coment'a­das en las reiteradas expOSICIones d~.' Sr. Herrera Vargas) que s,ehallan en el origen de esta devaluaclon, obede~en a, una doble 10­gica: en primer lugar, a la lógica puramen~e .fJ.nanclera d~ que ladevaluación, de acuerdo a las normas ,economlcas estableCidas, ha­bría de sobrevenir, más tarde o más pronto; en segundo lugar, a lalógica de más difícil adjetivación, seg~~ la cual .Ios efectos de ladeva'luación no tendrían por qué benefiCiar ~xcluslvan:tente a .Ios e·x­portadores de fa lana yla carne, sino también .a, qUIen supl·er? es­pecular y maniobrar. debidame.nte con las preVISibles fluctu~clone~de la política finanCiera, y tUViera, a la vez,lo~ recursos e Influencias suficientes como para poder hacerlo. Al fIn Y al cabo, el Sr.Batlle y el Sr. Guntín también son el pars.

¿Cuál es la actitud del gobierno, mierytras tanto" h,aci~las? c!as~sy grupos nacionales excluídos de este Circulo de pn~l)eglados. ¿Cuales la política ,oficial, la política del FMI, en relaclOn con los em­pleados de la administración pública, con los empleados del co~er­

cio y los bancarios, en relación con los obr~ros y con los estudian­tes? En el origen de las tensiones que se viven actualmente, podrárecordarse, hay tres o cuatro hechos que desencad,e~~n la sene deconflictos: en primer lugar, ·el problema de la rendlclon de cuentas,la dilación del gobiernoenexpedirs~ sobre el p~e~upue~~o q~e .hade contemplar los aumentos de salanos a la admlnJstr~clOn publicay la cifra global otorgada ala universidad para. su p~OplO presupues­to; en segundo lugar, el incumplimiento o la reSistenCia a hacer cL!m­plir los acuerdos establecidos en relación con el alza de salariOSen el sector privado (bancarios, obreros de'l transporte, etc.); en t~r­

cer término, en fin, los persistentes aumentos que se pr?ducen (Sl~que el gobierno .haga demasiado por contenerlos) sobre ciertos servl-

cios considerados de primera necesidad (transportes combustiblesene~gía) y el alza consiguiente y desenfrenada en e'l c~sto general d~la Vida (alrededor del 29.6 % para el primer trimestre de'l año).

L~, interrupción gel diálogo con las organizaciones obreras, la adop­clOn de las medidas de pronta seguridad, la militarización de variossectores de empl.~ados, af,ectados a ,los s~rvi~ios públicos, el comien­zo d~ la represlon Sindical, en fJn, COinCiden con este propósitoasumido at:nque 'nun~a explicitado por el gobierno, de negarse a otor­gar las mejoras salanales o presupuestales establecidas por diversosac~erdos o que el ritmo creciente de elevación de precios y serviciosobligaba a ,reclamar p~r parte. de los trabajadores. Se obedecía, deesa manera, a la consIgna del FMI¡ se comenzaba a imponer a lascl~ses obrer~s el cos~o to!al de esa pretendida "recuperación delpalS¡ se· aplIcaban, slmultaneamente, los fundamentos sociológicos~e! m~~elo d~ soci·edad capitaH.s,ta, la división del trabajo, la estra­tlflcaclo~ SOCIal y la c~ncentraclOn del ingreso en torno de los gran­descapltales¡ se expenmentaba, por último, la eficacia y viabilidadde un aparato de. c~~cción y represivo qu~, más tarde o más pronto(debe ser la conVICClon de todo grupo dominante que s·e sabe al mis­mo tiempo minoritario) ha de constitufr el único instrumento paraasegurar y ,conservar las posiciones de privilegio que ahora detentan.

En cuanto al se.ctorestudiantil, en el origen de la agitación actualhay también dos hechos que conviene recordar: por un lado, el pro.yecto de. ~um~·~'to de tarifas '~n el transporte, que sirve de pretE'xtoa, la movlll~aclOn de los est~~I~ntes de secundaria¡ por otro, la dila­clOn ya se.naladaen la 'r:endlclon de cuentas, maniobra en la que sepreveeel mtento de retacear el presupuesto de la universidad y porlo tanto el programa y las posibilidades de acción de la institución.

La credente agitación' estudiantil desencadenada en este momentoI~ decidi~a a~tit~d de lucha demostrada por estudiantes secunda~nos y unlversltanos ante los primeros intentos represivos, conducea los mayorese'xceso's y más efectiva demostración de fuerza porp~rte del régimen ,que. se :recuerda no sólo en el presente período,SinO ·en toda la hIstOria del país. Se suceden' reiteradas amenazasd~ intervención a la. univ~rsidad, se ejecutan allanamientos, el go­bierno somete a conSideraCión del senado un proyecto de destitucióndel Co'nsejo Central y un nuevo mecanismo de control sobre ,las elec­ciones universitarias. El saldo de todo esto, en el momento de re­da~t'ar .est?s !íneas,es, ya trágico: la enseñanza a nivel secundario yunlv~~sl~ano Interru!TI'plda, los centros de enseñanza intervenidos porel ejercito y la pollcla, tres estudiantes muertos a consecuencia delos disparos efectuados por las l/fuerzas del orden" elevado númerode heridos como resultado de las nuevas armas utili~adas, tres o cua­tro de -ellos en estado de considereble gravedad, cuyas vidas podríansumarse en cualquier momento al conjunto de víctimas ya cobradasparla represión.

Pero se·da engañarse inútilmente pensar que el enfrentamiento entrelas clases actualmente en ·el poder yel sector estudiantil, universita­rio en particular, obedece a razones puramente circunstanciales. Eseenfrentamiento, como lo están demostrando los incidentes que sesucede'n en Europa (la rebelión estudiantil en Francia y Alemania),como lo demuestra la organización del poder estudiantil en los Es­tados Unidos, responde a las propias contradicciones del sistemacapitalista, y habría de ser, más tarde o más pronto,

. inevitable. Es inevitable que las clases capitalistas -las minoríasdominantes- vean en el sector universitario, en los técnicos, en losprofesionales, en los intelectuales del futuro, a los enemigos poten­cial·es del sistema, del "establishment". André Gorz, el bril'lante teó-

..,.Jico ;mar;xI~ta,.'austríaco-.francés,r.ecuerdaestocon:)una ilustrativa cita.

rl:},

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Se trata de un párrafo de la conferen~ia pronunciada ppr .el Presi­dente-Director General de la Kodak-Pathe en la Sorbona, invitado porel IICentre d'Edudes Iittéraires supérieures appliqués". "No es bue­no"/expresael citado ejecutivo en dicha conferencia,. '.'vivir en unpaís donde hay un excedente de personas a.jtament~ calIficadas, puesen períodos de crisis, una juventud que ha estudiado durante largotiempo y que se encuentra sin si~uació~ conveni~nte, re~rese!1ta nosólo una pérdida seche, dadola~ inverSiones reallza.das, smo mcl~soun riesgo para el orden establecldo".(3) La estrategia del neo-capita­lismo en 'los países europeos occidentales, el propósito de la ,reformaFouchet en Francia, por ejemplo, es acentuar la tendencia de losestudios universitarios haci,a la -especialización, escindir la formacióntécnica de los estudios teóricos, y, viceversa, la 'enseñanza ,de la fi­losofía y de las ciencias humanas de sus aplicaciones técnicas; enotros términos, divorciar a~1 técnico y al profesional, de la cultura.

En el desenmascaramiento de esta intención se debe, hallar el ger­men de la insurrección estud~antil en Europa.

y no hay ningún erraren esta manifiesta desconfianza de parte delos grupos dirigentes, aquí, en el resto de América Latina, en losEstados Unidos o en Europa, hada ,las nuevas generaciones de es­tudiantes. Serán los propios -estudiantes, las futuras promociones detécnicos, profesionales e inte'lectuales, quienes, junto a los diversossectores trabajadores, en acción conjunta y articulada con obreros ycampesinos, y por influjo de las necesidades intrínsecas de la cul­tura, de la investigación, de la actividad creadora en el campo cien­tífico, intelectual, artístico y artesanal, por la necesidad de afirmar,los valores humanos y sociales por encima de los valores materialesy los privilegios del capital, libren la batalla decisiva contra el sis­tema económico dominante, transformen a la sociedad de clases enuna sociedad verdaderamente igualitaria, y desplacen a las minoríasdirigentes y defensoras del sistema de las posiciones de privilegioque ahora seconfier-en.

ESTE ES U' N 'AVISO e OM. E, R e l A l

(Si ud. no es. intelectual, no pierda el tiempo~ no lo lea),A ud. no le Importa que nosotros vendamos libros detodo tipo? '

Entonces no siga leyendo (Mire que no le vaa servir).'¡Claro! ... a lo mejorpi~nsa que puede salir ganandoal saber que los libros que no tenemos se los traemosde cualquier parte del mundo.Si es así,lecOnfiarem'()s .... que' nuestra dirección es18 de Julio 1852 esq. Eduardo Acevedc{'Nós identifi~'

cará .por I.osletreros. que dicen Liqrerf~ Universitaria.'No nos(se) moleste tratando de. vendernos libros usa­dos. NO COMPRAMOS.Mire, sii nsiste,' se los dejamos llevaren éuotas.Nuestro, lema, inspirado' en el qéIeq:re:,:adagio delPetiso Badaraco:

GARRA LO LIBRO QUE NO MUERDEN.

IMontiel Ballesteros

EL GATITOBANDIDO

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(1) Alberto Couriel y Samue'l Lichtensztejn, "El F.M.I. Y la Crisis Econó.mica Nacional", Biblioteca de Cultura Universitaria, Montevideo, 1967.

(2) Ver el editorial de "Izquierda", "Los hombres del sistema", del dfa 6 desetiembre de 1968, donde se hace una descripción permenorizada de losintereses en juego detrás de cada uno de estos nombres•

.(3) Antlré' Gdrt,!'Le SOcialísme Diffioile",Edltions diJ Seull, l='arts, 1967.

Nilo J. Suburu

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En breve: aparece 'Víspera 7. GRACIELA MANTARAS LOEDEL

Perspectivas: ..Eígran.impulso, H. :Borrat;Aspectos militares de la gue:rrade Vietnam; Entre Marx y Mo,nroe, Lucas Albornoz.

Encuentros: ' ,. . ,. ' "Raimundo Ongaro: HCristo nunca fué propIetario ¡ y en laIV Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, conE. MíguezBonino y P. Bazoche.

Situaciones:Entre la .libertad y el, despotismo;, La carrera armame,nti:sta;CbHe:lglesia, joven.

Lecturas:deuParadiso"; ÚOrtología, ,ehistoria"¡ tlEI pentagonismoH

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Este trabajo fue realizado por encargo de C8DAL para integrar la serie de la His­toria de la Literatura Uruguaya en Capítulo Oriental. Leído por 'los directores dela serie (Ores. Carlos Martínez Moreno, Carlos Maggi y Carlos Real de Azúa) sedecidió suprimir el fascículo. La explicación oficial sobre la decisión, reconociendovalores en el trabajo, se centró en el reconocimiento de que el plan total de laobra exageraba el número de entregas refe,ridas al tema (un capítulo de visióngeneral, uno dedicado a los narradores, otro a los poetas, otro al teatro); en queesta visión de conjunto era irr:e,levante desde la perspectiva actual, dado que delos hombres del 45 importa la obra realizada, no lo que querían o creían que queríanhacer en los comienzos. Una conversación personal con uno de los directores, e!Dr. Carlos Maggi, muy amable y valiente (de ambas partes), explicitó los reparos.

La autora no deja de reconocer ,razóne,n éstos; tampoco de mantener sus reservasfrente al prooedimiento: los reparos son racionalmente válidos antes de la lecturadel trabajo; cuando aparecen después hacen más difícil pensar en la buena fe delos mismos.

Como no tengo nada de "parricida"; por el ,contrario, me siento hija intelectual dela gente del 45, estas cosas duelen más. CrElO, honestamente que ,lo que no les hagustado es que en nombre de lo que ellos me ens~ñaron (la in~ependencia críti~,

el Vialor para re,conocer y mar:car defectos y defeCCiones, la senedad para manejardocumentos) fuera capaz de examinarlos. Parecería que mis "hermanos" más "re­beldes" tenían más razón que yo. Paciencia. Los padr:es envejeceJn y hay que acos­tumbrarse, a que suceda. Eso no significa que uno deje de quererlos ni de poneren práctiéa' fo bueno que le'enseñaron.

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la generación de,1 45

Exagerando un poco ciertos rasgos para faci'¡¡.~ad del esque'n;a, I?uedecaracterizarse a la del 900 como la generaclonde la conClenClla re­belde; alas dos que le siguieron, ,la de 1917 y/a de 1930, herederasdilapidadoras ,de la obra y la política cultura,l del 900, como las ge­neraciones de la cultura .oficial; 'la l'lamada de 1945 cuyos integran­tes nacen entre 1910 y 1925 Y que emerge según ha probado AngelRama en 1940, aunque una sólida costumbre nomina del 45, es, porexcelencia, ,la generación de la conciencia crítica. Asiste, casi 'enla niñez, al Golpe de Estado de 1933, a,j ascenso del fascismo enEuropa, a 'la Guerra Civil española (36-39) y a la I1 Mundial (39-45).

Conoce los Frentes Populares, la definitiva instauración de,1 poder im­perialista yanqui en el mundo y específicamente en América Latinay ,los intentos de vencerlo (Revolución Boliviana, 1952; Guatemala), elascenso y caída de los gobiernos populistas (Perón, Getu/io Var­gas, etc.). Está contra ,el fascismo, pero sin militancia activa y ge­neral, y confunde, como casi todos, a éste con la experiencia de lospopulist'as. En plena madurez vive intensamente la experiencia revo­lucionaria de Cuba ya en compañía de una nueva generación queemerge hacia esa fecha y a la que Ange'l Rama denomina generaciónde la crisis YI más tarde', de la ,conciencia revolucionaria (pensándo­la en el contexto general del continente).

El punto de partida

Lo dio una penosa situa,ción de nuestra cultura cuyos creadores, sal­va las excepciones que ,los propios hombres dell 45 se, encargaron deseñalar más .o menos tardíamente, permitieron que se la pueda ca­racterizar así: a) La proliferación de voces ,de escaso y nulo valor;b) fomentada por ,la ausencia de toda guía crítica responsable (laobra de Roberto Ibáñez se dirige alas valores del pasado, la tareaorientadora periódica deA. Zum Fe'lde cesa en 1930') y por un inter­cambio ditirámbico e -indiscriminado de el,ogiosentre los propios au­tores; c) que pierden totalmente el público heredado de la pléyadedel 900, y cuyas producciones, aún las importantes, no 'logran au­diencia¡ d) por lo que se refugian al calor: del Estado, cuyos órg1anosotorgan distinciones y premi.os desmonetizados a'l par que subsidian~or compras parciale~la~ediciones de autor; e) que tratan de pa­lIar ,le carencia de editOriales (algunas excepciones editan en BuenosAiresh f) alientan un falso y pernicioso optimismo, sobre la singu­laridad y virtudes del país, fomentando el desconocimiento de susituación real, de su inS'ignificanciaen el mundo, de su necesidadde sentirse parte de América Latina; g) y esto es consecuencia de'le_ época de formación de ambas promociones que corresponde a ,losa~os de bonanza del país; h) y al hecho de que, activísimos antifas­cistas se volcaron a una militancia cuyo carácte,r mundial obnubiló-la mirada pera la diagnosis de nuestra situación real•.

Si éste ,esel~uadro mayorit~rio, es. preciso reconocer las excepcio­nes: obras valiosas, traye'ctonas senasyresponsables,inte,lectual,esétican~;e~te inimputables. Los del 45 no siempre lo hicieron, los re·conoclf!1l~rytos son a veces tardíos o p'arciales. Actitud injusta peroen definitiva sa'ludable: un país enfermo de tibieza eclecticismosfa'lso lljusto medio", necesitaba una barrida general p~ra empezar d~nuevo.

la restauración de la critica

Es el empeño y ,la' obra de los jóvenes del 45 que arremeten contrala situación. Al principio esto se expresa más por la prescindenciay el silencio que por la negación explícita. Onetties la excepciónen su página de MARCHA desde 1939. Los más jóvenes son más cau­tos, no hacen una guerra declarada yen bloque: con el surgimientodeles revistas y de las polémicas intergeneracionales las diferenciasse harán más claras. De cualquier modo es evidente la ruptura aun­que no adopte los ,caracteres de catástrofe con que a veces se laha querido ver. Entre los nuevos se respira otro aire: buscan otrascosas, quieren hacer/as -de distinto modo (aunque no sepan bienqué ni cómo) y ,los mayo-res se les presentan como ejemplos de :0que no hay que hace~

Cuando buscan sus maestros lo hacen: a) fuera: algunos clásicos, lagran poesía española, la vanguardia e'uropea, la "generación perdi­'da" norteamericana cuya influencia no cesará de crecer; b) dentro:revalorizan total o parcialmente a las figuras del 900; más cerca elúnico ídolo indiscutido es Onetti, muy próximo a los jóvenes por edady producción; en distinta medida otras figuras respetadas serán: Fran­cisco Espínola, Morosoli, Amorim, Felisberto Hernández, Líber Falca,Juan Cunha, Fernendo Pereda y dos "reservistas" ,de la generaciónanterior (Clara Silva y Sarah de Ibáñez) respetadas pero no conti­nuadas como sucede parcialmente con ,los nombrados. En situaciónsimilar aunque sin ser un "reservista", se encuentrla Emilio Oribe.

Todo lo revisaron y prefirieron partir de cero. En cero permanecieronmucho tiempo, tal vez demasiado, porque el rigor crítico era, pri­mero, autocrítica. Desconfiaron de sí mismos, rehusaron llamarse crea­dores mientras la propia obra no ,lo atestiguara y ésta fue escasa,pequeña, casi tímida, incesantemente reescrita. Esto, visible en pers­peotiva, también fue previsto: "El rigor y la exigencia pueden silen­ciar voces. Otras pueden quebrarse, abrumadas, frente ala excesivameta que se propusieron. Otros prolongarán, incesantemente, el aná­lisis de sus prop'ias posibilidades y tardarán en llegar, o acaso no¡,legarán nunca a ,la creación". El alerta es de José Pedro Díaz en elN9 2 de ESCRITURA.

El ejercicio crítico fue práctica de todos, casi no hay creador quehaya escapado a esta norma. Abarcó todos los campos: cine, artesplásticas, literatura, teatro. En el último se acompañó rápidamentede importante tarea creadora: nuestro movimiento teatral es en bue­na medida obra de los hombres de esta generación. En las artesplástioas la prédica y la práctica de Joaquín Torres García son fun­damenta'les. Las conexiones con ,el aspecto literario son múltiples:su Tal-ler fue centro de reunión y discusión estética para muchos delos escritores del 45; la revista del Taller, EL REMOVEDOR, tuvo poranimador incansable a Guido Castillo; el propio Torres García teori­zó largamente en ,las páginas de MARCHA.

Los l'alacranes" (así se ,les llamó) fundaron una nueva estimativa quepostuló idéntica exigencia dé calidad y .factura para la obra nacionaly ,extranjera; amplia recepción de influencias y maestros, con unapuesta al día en las nuevas corrientes estéticas; instaron a una pos­tura ética del .intelectual que lo comprometía en la. honestidad y eldesvelo de su tarea artesanal y en su posición frente a la vieja guar­dia y los centros de la cultura' oficial.

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La actitud ética

Es tal vez el rasgo primero e impulsor de los restantes: abominande los elogios y consagraciones anticipados; de ·la protección oficialcastradora' de la pomposidad de ,los lIemados derechos delintelec­tual (o aÚn de los "espíritus selectos" que pululaban) prefiriendohacer hincapié en los deberes, que ,lo son primero, para con la pro­pia tarea. Más tarde algunos descubrirán ,Y practicarán !as obliga­ciones para con los otros, para ·con la sociedad en que viven y aunpara el cuerpo más vasto ~n que aspiran a vernos. intewados: Amé­rica Latina. Tal preocupacIón por los otros se eVidenCia en el es­fuerzo/ finalmente victorioso, de la conquista del público. En estemarco se inscriben ,las luchas por la jefatura de la página de MARCHA(que es también una lucha por la jefatura dentro de 'la generación),,le aparición de las revistas, los intentos editoriales, la creación depáginas especializadas de crítica de espectáculos Y literaria en elresto de la prensa.

En un plano más vasto es también visible la nueva actitud ética. Eldisgusto ante el país; su hipocresía; su mentira; su ocultarse el de­terioro, generalmente por el procedimiento de examinar ,los defectosy comparar luego ·Ias virtudes ·con otros pueblos que están peor; sucapacidad de contentarse con la mediocridad y aun. menos; su or­gullosa y estéril prescindencia de nuestra rela,1 heJ1mandad, la de lospueblos ,coloniales Y marginales; obran, sobre los que no quierenmentirse ni mentir, ·como un poderoso revulsivo. Se abren acá doslíneas. la llamada "aislacionista" que testimonia Onetti y es la de·1encierro del creador en sí mismo, dedicado con exclusividad a suobra, pero que ya no tiene nada, pese a los desplantes verbales, de"otorremarfileñatl

• Por el ,contrario, es el más dolorido testimonio de,la, decrepitud de este país en este tiempo, aunque se la postuleahistórica. Para otros hay que desenmascarar a los hipócritas, a ,lospolíticos que se benefician del ,engaño y a los tristes intelectualesque cooperan ·enla tarea; hay que obligar a ver a los timoratos pordebilidad Y por ma'la conciencia; hay que mostrar 'la realidad, quedenunciarla. Esta línea reconoce dos variantes: la del compromisomás estrecho ·con una ideología y aun u.n partido que puede ejem­plificarse en Alfredo Gravina ; y la de un compromiso igualmenteconsecuente pero independiente de estructuras políticas previas,elaborado en forma individual Y más plástico a la acción delos hechos .concretos. Es de tono más moralizante Y su radicalizaciónpolítica, más tardía, conlleva ·una comprensión cabal del procesohistórico en que están inmersos.

la preocupación técnioa

la honestidad 'en la realización de la obra, le autocrítica, la puestaal día en el conocimiento ·de las literaturas extranjeras, van de con~

suno con la .preocupación por ·elaborar obras de calidad en cuantoésta resulte de 'Ia buena factura, del alíneo, de·1 decoro formal, delestudio de procedimientos técnico y estilísticos. En este sentido cum­ple función precursora la cr:ítica cinematográfica que inauguran JoséMana Podesta, Glselda Zam, Arturo Despouey (1909) Y que multipli­c,an f-!0mel'1o Alsina TheVenet, Hugo R. Alfaro, etc.. En el campoliterarIO la de mayor g¡ravitaci6n Y audi!encia se,rá la crítica deEmir Rodríguez Monegal (1921)/pontífice de los ulúcidos" de MAR­CHA, Y .N,UME~O: siempre muy?~ento a los aspectos formales. Enel eJerCICIO cotidiano de 'Ia creaclOn el grupo de Jos "entrañavivistas"(Carlos Maggi, 1922; María Inés Silva Vila, 1929¡ José Pedro Díaz,1921; Amanda Berenguer, 1923¡ Mario Arregui/1917¡ Angel Rama, 1926¡

Ida Vitale, 1928; Manuel Flores Mora; G.ladys Castelvecchi) practicouna ta~ea de lecturas y críticas recíprocas de inusitada constanciay sev~ndad! un .verdadero taller literario. En el N9 1 de ESCRITURA,~ag.gl testimonia esta preocupación: "la literatura... es una dis­c.lplma co~ s.u? principios y reglas, aunque éstas puedan ser par­ticulares, individuales a una obra. la literatura es algo que debeaprenders!= como la geometría o la medicina. El literato no es un)er que ~Iente. algo extraordinario -o por lo menos no es sólo eso-,es ad~mas. qUIen posee una artesanía, un oficio, una técnica. Existeun~ VivenCia, .una. ne,~esidad de expresar, un empuje interior (si seq~lere: una / mS~lraclOn). Hay necesariamente además, un procedi­!TIle'~t?~ Ac!uan Junto a eso ,'el genio, ·el talento, la inteligencia, lamtl!lclo~; E7~tos ~an la n:tedlda de lo creado, su grandeza. Pero nila Jnsplr~Slon ni el gema son la obra; ésta es un artificio, unac~nstruccl.on que para lograrse perfecta ha de ser realizada cum­pliendo ciertas normas, sus propias normas casi siempre".

Heterogeneidad: los grupos

Si hay ·rasgos comunes y ·10 son, con distinta exigencia, !Ios antesanotados, abundan ·Ios puntos de fricción y discrepancia. la del 45e? ~na ge~eració~ hete~o~énea. y 'ta'l ~eterogeneidad proviene de au­tentl~~s dlferenc~as teonca,s, IdeológIcas y de práctica literaria ytarl}blen de '~enclllas y odiOS personales. De ·10 segundo es mejorolVidarse: estan lo bastante cerca como para obnubilar el panoramay no tan 'lejos como para pasar a ,la cal idad de anecdotario.

De hecho pueden reconocerse tres grupos: el que se nuclea alrede·dor de la revista ASIR; el de los "lúcidos" de MARCHA y NUMERO'el de los ¡'entrañavivistas". '

ASIR

Es el más unitario Y ,coherente desde el punto de vista ideológico,al par que el más rico en tanto pensamiento. Sus rasgos han sidoestudiados en forma completa y penetrante por Ruben Cotelo y Car­los Real de Azoo a quienes no puede menos que seguirse en la ca­racterización. Distingue a las figuras de ASIR un espiritualismo deraíz 'oristiana muy preocupado por lograr la trascendencia a travésdel arraigo. Este se busca en la contemplación emocionada, de ob­jetos y seres humildes, simples, sencillos, tocados por 'o humanosólo en ·10 que éste tiene de caUdez emocional, sentimiento, ternura.

Así, ·cuando apelan a la naturaleza, por ejemplo/lo hacen en la ver­sión modesta que 'le da el contacto cotidiano de los hombres que latransforman en el mínimo .grado del trabajo individua.f. El arraigopara trascender: la instancia se cumple en el sumirse en la propiaintimidad, en el ensimismarse, como modo de encuentro decisivo conlo que se es Y con lo absoluto. De ahí la importancia de !a activi.dad ·contemplativa, el va'lor del ocio, la glorificación del "alma bella",

De ahí también el rechazo de las explicaciones racionalistas, causa­listas, mecani'Cistas y ,el apelar ala intuición (sobre todo en suversión bergsoniana) como instrumento cognocitivo. la búsqueda delsentido de la vida, se les vuelve cuestión fundamenta·1 y encuentran'Ia respuesta en la realización integral como "persona". El mundo Yla vida se les presentan como milagro Y misterio: descartarlos o tratarde penetrarlos racionalmente es crimen o estéril presunción. No la

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razón, sino lo razonable; la sabiduría, que es sab~r respetuoso desus límites. El rechazo de lo' racional tenl~,que J'!lanlfestarse por u~aactitud paralela a lo que es laconstrucclon nacIOnal por excelen,clade la vida moderna: la ciudad. !=-~ todos lo.s proceso,s de modern:.~a­ciónde sociedades rurales tr~dl.clonales (signados por aglomera.cmnurbana, industrialización, crecimiento de los ~ectores s~cundano '!terciario) se ha observado un rechazo al cambiO muy eVIdente a .nl­vel de su manifestación literaria. En ,n~estro.caso es A~IR qu;enmanifiesta en forma más clara y orgamca dicha tendenCia. De laciudad sólo rescatan e'l s.uburbio: la. zona en que se: aposenta~ losdesplazados del campo alimentando Incurabl~ nostalg~a, manten.len90

(como pueden) las pautas y normas de la Vida anterior comunltana.

No es casua'l que ASl R haya nacido en el interior.

Una ,de sus preocupaciones primeras (al constatar que el país ha­bía perdido el rumbo y debía ,empezarse por el~~orarle un :'pasadoútil", rasgo en el cual comulga tO,da la generaclon) es la busquedade un ser nacional, de unaesenCl8 de lo uruguay!:?, que cre~!a en­contrar :por las vías y modos seña-I~d.~s (co~t~mplaclo~, emoclon.:, saobiduría), incorporándose a una tradlclon (claslc~, me.dleval, ~spanola)y rescatando una tradición nacional. Esta sera casI ex.cluslvamenteliteraria y sobre ella se hará la, búsque~a d~!o esenCial con totaldesatención de los aspectos socla'les e Ideo,loglcos. ~unto. a ello eldesprecio por todo lo actuat m?derr:t9 o nueyo que. ,estigmatizan comosnobismo y novelería, como dlverslon. y dlstracclon de las eternascuestiones fundamentales que ya han Sido formuladas: Todo, este mar­co (con la parcial excepción de Lock~art ,en ~I últln:o. aspecto. ~e­ñalado, y -la conducta oscilante de GUIdo Cashllo~ autonz~n a. filiaral grupo ASIR en una corriente conservadora y aun reacclo~~na. Sehan rehusado a a,ceptar el ti-empo en que les ha tocado VIV!r, perohan estado muy atentos a'l espaciC? .(10 ,q~e ha permitido tachar suactitud de "folklórica" con alguna inJustiCia); han buscad<? en el pa­sadoentes difícilmente encontrabl,es, y tampoco han podido apostara un futuro que, en e'l mejor de los casos, temen.

los "lúcidos"

Es el grupo que publica la revista NUMERO y ocupa la página lite­raria de MARCHA desde 1944 al 58. con breves interrupciones. Son,los adelantados y los más agresivos impulsores en la tarea de res­taunar la crítica, al par que los introductores de ,la ,literatura anglo­sajona y de ·Ios ,experimentos narrativos de la vanguardia de entre·guerras. Hacen un culto de la información seria hasta los extremosde la erudición, de la agudeZla intelectual, de un' estilo incisivo yhasta mordaz en .Ia polémict;l. Les aterra la cursilería, (que en verdadhabía hecho estragos literarios) pern incluye1n ,en el rubro muchosbuenos sentimientos, y se defienden de 'ella con toda Ila fuerza queponen en :el rigor, ,la precisión,· la inteligencia. Les preocupa estaral día y son ávidos lectores y divulgadores de toda novedad. Reins­tauran ,la buena costumbre de conocer ,lo más profundamente quese pueda ,la obna que critican, y ponen de moda un tono pretenciosoy sufidenteenel ,comenta,rio. Estas notas les caben, en mayor omenor grado, a todos en ,los momentos primeros. Pero al que mejorse aplican, hasta hoy, es a6mir Rodríguez Monegal. Figura centraldel grupo, ,es el único exclusivamente de'diclado a la tarea crítica y,junto con Angel Rama (de influencia posterior y orientaC'ión distin­ta) son ,los dos -críticos ,I,itera.rios más importantes que ha dado lageneraci6n y que hemos tenido desde el cese del magisterio de ZumFelde. Dos rasgos a subrayar -en su teoría yen su práctica: el an-

, glicismo y 'la' teoría de la objetividad crítica-o En el primero formó

su gus~o, su~ PTeferencias, su estilo, 'los maestros {mayoritariamente}cu'y~ vigencia 1I'~pUSO desde MARCHA. Su teoría de la objetividadCritica fue la piedra de toque ~e la segunda po,lémica intragenera­clo~a-I desatada por. ~arlos M,aggl. De aquélla hay que decir que erau.n Ir:tstrume~to. servlcla,1 y aun nec.esario para, forjar el rigor valora·tlVO Impr~scmdlbl~ en el momento. También que fue más aspiraci6nque práctica, efectiva. Y esto por dos razones: por el grado de pasión(buena y mala) .de. la. que Rodríguez Manega1 nunca ha podido des·p~enderse; por limitaCiones de su sensibilidad estética que lo hacenImpermeable a todo un orbe de la literatura llámese "rara" "mal­dita" o "fantástica", que lo Hevan a descon¿cer a creadore; comoFe'¡¡s~erto. Hernández o Armonía Somers, por ejemplo. Tales corrien­tes. literarias lo atraen s.610 cUiando .las pervierte con explicitacioneslógicas, le llegan precedidas de celebridad segura, o son jugo intec­tual '(como en Borges). En otra zona, otra obra valiosa que se le haes'capado es la de Juan José Morosoli.

~a lucidez lIe.vad~1 a. los ex,tremos de. la sequedad, la ·conciencia- eli­tista, la relatlv.a Jndlferencl~ por lo Ideol6gi'co y lo social, con quepuede caracterizarse a ,los Integrantes del grupo en sus comienzos,sufren una clara eVl'Jlución en los últimos años de la década, del 50.

El progresivo deterioro del país; la cada vez más ominosa presenciayanqui en ~el continente; las sacudidas revolucionarias finalmente vicotorio.sas en Cuba; ,el redamo de ,los más jóvenes (que empiezan amanifestarse) de una apertura del sentimiento por oposición a ladureza y a,critud antedores, faoilitan en algunos esa apertura y unaprogresiva y más militante ,concientización latinoamericana. CarlosMartínez Moreno es ejemplo de lo segundo, alo que mucho colabor6su experi,encia directa de la Revolución Boliviana; no así de lo pri­mero: no ha bajado la guardia para la, 'invasión sentimental. Ya des·de su título, los POEMAS DE AMOR (y la preocupación por el 1ango)mue,stren ,en Idea Vilariño esa apertura. Y Benedetti, al menos desdeEL PAIS DE LA COLA DE PAJA la testimonia, en ambas vertientes:preocupación por el país y su hermandad latinoamericana, y ra tea·ría del '~coraz6n de oro". Los dos últimos (Idea Vilariño y Mario Be­nedetti) junto a Manuel Claps son, parla consecuencia de su con­ducta personaL ,los más altos ·ejempl'os morales que la generaciónhadado. En el ,caso de Benedetti ello adquiere singular relevancia:es el más múltip,le y prolífico de los ,creadores de la promoción ye-I que mayor audiencia ha concitado.

los "entrañavivistas"

No constituyen en puridad un grupo al modo de los dos anteriores,ni el nombre 'les 'corresponde excepción hecha de Carlos Maggi (quelo a,cuñó) y de Manuel Flores Mora. Son un conjunto de amigos es­trechamente solida'rios,con algunos puntos de vista comunes sobreel mundo y la 'literatura (que parecen ahora menos de los que semar-caron ,en ,los fervorosos comienzos) y que practicaron largamente(y esto ¡parece serlo más característico) la discusión y -crítica demanuscritos y proy'ectos. Extrañamente no intentaron la aventura deunal revista común aunque todos intervinieron en varias (Maggi enAPEK Rama en ENTREGAS DE LA L1CORNE, Ida Vitale y Rama enCLlNAMEN junto a Idea Vilariño y Manuel Claps que luego integranel grupo de NUMERO, etc.).

Dos de ~ellos parecen más cercanos al grupo ASIR: Maggi y FloresMora que sufren la poderosa influencia del magisterio oral de PacoEspínQla. A e'lIosse 'debe la formulaci6n de" Uentrañavivismo", unnombre que corresponde más a· los de ASIR que al resto de sus com-

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pañeros de grupo# Otra figura de ~nlon ,resulta .Hber. Far,co (1906­1955) con el que comparten los anos de for:maclon Junto a JuanCunha (1910) Castellanos Balparda, Beltrán Martínez (1915), Casto Ca­nel, Carlos Óenis Malina (l918t Luis A. Larrie.ra, en la ca.s8o d~ Cunhay luego en' los cafés Libertad y Metro. Vanas presencl~s. vivas. re­fuerzan la solidaridad y ofician oportunos puntos de COinCIdenCIa ode fricción con otros grupos. Se llaman Alberti o Neruda. Se llama,sobre todo, José Bergamín. Maestro e~~rañable, removedor parado¡al,les descubrió la Tradición los sumerglo en la gran poesla, los hIZOatentos a los contenidos' humanos ·del arte. Bergamín era tambiénla España Republicana arrasada por el fascismo. Estuvieron de sulado en las luchas mundia'les aunque no trasladaron (excepto algu­nos) tal lección al ámbito nacional. Berg,amín es además el maestropor excelencia de Guido Castillo: acá hay otro canal de vinculacióncon ASIR. Mas estas impregnaciones entre ambos grupos, con serconsiderables no autorizan a desdibujar perfiles. Los "entrañav~vis­tas" que reniegan de los ex!remos ,del~ asepsia .crítica de ,los f'lú_cidos", no dejan de condUClrsecon serredad y rigor cuando crean,critican o investigan. En el (¡ltimo rubro valga· la tarea ejemplar deJosé Pedro Díaz con su BECQUER y su NERVAL desdichadamenteinédito; en el segundo la de Angel Rama; en el primero ,las de IdaVitale, Mario Arregui, Maggi, el propio Díaz y Amanda Berenguer. Es­tando muy atentos a ,los contenidos humanos, no caen en los extre­mos de ASIR; no olvidan que el arte es artificio antes que testimo­nio, por conmovedor que éste nos resulte. No olvidan tampoco elestudio: muchos y aún muchísimos libros, incorporarse el pasado paramejor vivir en el presente. Oon ·10 que han entendido por ello esposible discrepar; excepto algunos, permanecen aferrados (con preo­cupación, 'con dolor,con desconcierto) !él. un Uruguay que murió yno han tenido aún la inventiva y el coraje para lanzarse a la tareade reinventarlo.

Un grupo intermedio

Aparece hacia 19505 cristalizando· alrededor de dos revistas: NEXO yTRIBUNA UNIVERSITARIA. Los distingue el desplazamiento que ope­ranen el centro de gravedad de ,las preocupaciones: abandonan lo,stemas artísticos y 'específicamelnte ,literarios para centrarse en losmás vastos de la historia y la sociedad. Y estos campos estarán sig­nados por el nacionalismo, el latinoamericanismo, e,1 revisionismo.Recogen la prédica de Quijano, Servando Cuadro y Julio Castro enMARCHA y la ,de los revisionistas argentinos. Son un grupo encabal­gado entre dos generadones al punto que es posible considerarlescomo adelantados de los más jóvenes o como reservistas dell 45. A

. la actitud primera de éstos, de preo'cupaci6n ética y moralizante,oponen un tono de compromiso poi ítico nacional y latinoamericanoque las circunstancias históricas hacen ineludible y al que serán muysensibles los mayores en forma general. El aspecto cronológico de­nota la misma situación de encabalgamiento: los integrantes del gru­po fluctúan en 'los extremos de edades.

Por supuesto notada la generación se agota en los grupos. Hay fi­guras reJevante,s cuya situaci6nesmarginal a ellos. Así Arturo Ar­d?o Q912), estrechamente ligado a MARCHA; Lauro Ayestarán; Da­niel Vldart ((920); Aldo Solari (1922); Vivián Trías (1922); Eliseo Sal·vador Porta (1912); y aún la figura más va'¡¡osa del período, el ta­lento más penetrante y múltiple, de ejemplar solvencia en literaturafilosofía, historia, ·estéti'ca; y esto no s610 en lo que a niv91 de ca:n?cimi~n~os, se refiere ~ino a capacidad ,de orquestarlos en la expo­slóndldactlca y a realizar muy solvente tarea investigadora: CarlosReal de Azúa (1916).

Inculpaciones y absoluciones

El primer .rubro esel1!lás. abundante y se distribuye en tres vertien­tes: a) I~de los proploslnt;;grantes de la generación; b) la de losq~e ~odnguez Monegalllamo /lfrancotiradores" en virtud de la mar­~1I,!aIJdad q~e sus, edades, momento de emergencia, o modo de ac­tividad, ¡les Impoman respecto de los grupos generacio,nales: son loscasos de Rub~n Cotelo (1930) y Juan José Flój c) la de los nuevos,de la generación del 55 o del 60.

El grue~o, de las acusaciones cae sobre e,1 grupo de los ulúcidos":la agresl~ldad d~, sus planteas, ;Ia jefatura generacional que alcanzanpor su vlnculaclona MARCHA, la audiencia que lograron más rápi­damente que otros grupos, los hizo blanco preferido de las críticas.

Se .ha objetado el c.0ntenido mismo de su prédica mostrando lo ne­gativo ;Je. suse'"!tuslasm?~ y preferencias. Su novelería, muy atentaa los ultimas gritos panslnos y neoyorquinos, que tampoco son tanúltimos por cuanto toda imitación es, por definidón, tardía. Su pa­ra;lelo desapego, por ,lo qU,e cabe considerar de "nuestro". Su ópticaestrechamente literaria ,e Impermeable a toda consideración extra-es·tétic~. En c~anto a los m~dios y formas de su prédica, se objeta lamanla del ngor, la excesiva dureza y hasta 'crueldad de su críticacuando se aplica a demoler. Esto ha "quemado" a muchos creadoresen ciernes .más necesitados de ciertas formas de estímulo (no sóloen su propio beneficio, sino en el de la débil tradición cultural uru­guaya). El tono suficiente, sobradar, pedantesco de sus comentarios,n,o sólo no ayuda al creador, tampoco orienta a·1 público aunque sa­t!sfaga sus vanidades y rencores que lo identifican (sin responsabi­II~dad) con la' tarea destructora del crítico. Finalmente el hipercriti­Clsmo, con el que se señala no sólo el exceso cuantitativo sino laampliaciÓln de ·Ia tarea a todos los campos. Tal exceso testimoniauna peligrosa vocación de espectadores o, peor aun, de mirones ver­gonzantes. Parásito del quehacer ajeno, el crítico pretende justifi­carseante los demás por la ferocidad de sus demoliciones y laseguridad olímpica de sus dictámenes. En tanto autocrítica, la ten­dencia ha retrasado la dedicación a la tarea creadora que en muchoscasos permanece exigua y en otros se ha verificado recién en losúltimos años.

Mucho de verdadero hay en t80Ies objeciones. Pero deben efectuarselos descartes debidos que justifican muchos excesos dada la situa­ción imperante al emerger la generación, tal como queda consignadaal comienzo. Otros descartes provienen de que buena parte de lacrítica a los "lúcidos" es, más bien, ,caracterización de toda tareacrítica y no de una ·especial, como estos argumentadores pretenden.

Un balance equilibrado hará tales reducciones: recordará que el aler­ta a los excesos fue dado ya en los comienzos por integrantes de lapromoción: señalará las condiciones ,editoriales y 'de mercado queconf.inaban 801 45 en el ejercicio periodístico yle vedaban tareas demayor aliento; mostrará ,la importancia de la función social de lacrítica, :118 cuota 'importante de ,creación que 'Conlleva (y que el 45cumplió), su necesidad para 'la tarea de "construír una literatura",que es una de sus preocupaciones claves.

Oríticas más abarcadoras han 'Consignado la tendencia al enquista­miento que supone la formación de grupos, el aire de capil,la queadoptaron, la agresividad de las polémicas intrageneracionales, ,latendencia elitista, todo ello síntoma de la falta de audiencia de lapromoción, de la soledad e intemperie de su tarea. También es ver­dad. Pero debe agregarse que la situación se ha superado. Ahoratenemos editoriales, un público lector nada desdeñable,escritlJ.rescumpliendo su tarea. Esto es obra de los hombres del 45. No crea-

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ron un público, apareció por obra ,de las circunstancias ~ocio·eco­nómicas que posibilitaron, la ,expapslón. del ~Jstema edu~at!voj perosupieron aprovecharlo, y bien. ¿Que hubiera sIdo de tal publico pues­to a merced de situacionescultura,les como las que antecedieronal 45?

Los más nuevos agregan otros re'paros, a veces contradictorios. Porejemplo: la generación no les ha dado maestros. En el sentido en quela palabra es aplicable a un Rodó o a un Vaz Ferreira, parece obvioque no. El maestro más próximo eS Oarl?s Q~ijano, que lo ha sidotambién para el 45. Pero en el terreno Ilterano no dIscuten la rec­toría de Onetti. Además los maestros abundan: José Pedro Díaz, An­gel Rama, Rodríguez Monegal, Claps, Idea Vilariño, Bordoli, GuidoCastillo, Ardao,. Solad, Vidart, Real de Azúa, por citar s610 algunos,se han dedicado y dedican a la e'nseñanza tanto en el nivel secun­dariocomo superior. Otro cargo señala una cierta tendencia auto­glorificadona que ,los lleva a sentirse los más importantes creadoresde nuestro presente cultural. Dejando aparte el hecho cierto, de que'lo son '(por obvias razones de edad, obra cumplida, y expectativa,en curso, de mayor creación) el reproche añade que los más jóvenesno son iguallmente contemplados y que hay un dejo patemalista enel tratamiento que les otorgan los mayores; con el agravante de queéstos monopolizan los centros de poder cultural. Esto ya ha perdidoactualidad: el más importante de esos centros, la página literaria deMARCHA, está ahora ,en manos de los nuevos. Pero aun Guando latenía no era del todo cierto. Los del 60 no nacieron desamparados,no hubieron de empeza'r por destruír para construír, encontraron edi­tores, público y críticos. Comenzaron publicando en las páginas crea­das y dirigidas por los mayores del 45, sus obras fueron comentadas,sus nombres puestos en circulación. Si el dejo .paternalista pareceinevitable se soluciona con no darle oídos; no molestará en /a me­dida 'en que no se lo sienta verdadero. E,I tratamiento más igualita­rio respecto a los ya "consagrados" se logrará cuando la calidad(ciertamente creciente) de sus obras, lo vaya mereciendo. De no serasí habrá que la.nzarse al ataque.

poesía

MilTON SCHINCA

alerta para estudiantes

Jóvenes mis hermanospor encim'a del tiempo que he entregado:vengo a buscarlos con mi voz compañera

Eal e~rolarlos.con todo el calor que he reu~ido.

tiempo nuestro ya se anuncia-lloremos, alegrémonos_oel tiempo de dejar los caÚs levantiscosla asamblea incandescente, el aula esp'eranzaday marchar a apostarnos 'en 10 más arriesgado de esta horaql:le con duro ademánnos esculpirá el pElcho. de una vez para siempre~

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Los alerto, estudiantes, menores en camino:,ya está cerca el momento severocuando de un golpe básicocaerá 'el torvo edificio que habitamos;innoble maderamen que, condenado,aún se sostienemientras debajo lo carcomenlqsJimp~as aguas del futuro.

.y entonces, . ' .cua~do 'esta exhausta base se desplome,habrá que empuñar un grito,habrá que aportar brazos justicieros,torsos llameantes,corazones de furia convencida,'E9!quesólo así se 'restauran los mundos caídos,

.. sólo así el aire funda otra vez sus columnas.

¿Y quién, pregunto,quién mejor que ustedesposee la noble fuerza que el amor desanudú.quién sabe arrojarse por las callescargando como fiesta una torre de tinieblas,llevando en alto la voz que, decisiva,sale a alistar cien sangres,y en los dos brazos polvo y plomo,hierro con que acosar y luz Para el asalto,el ademán limpísimo para arrostrar al crimen?

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Llega la hora de un grave oficio, hermanos;un "oficio ,de arma y varón antiguos.Será ,muy natural en ese díadejar al libro absorto en' su nobleza,a la madre en su centro, en pie al amigo,natural ir ,a ocupar un puesto áspero,natural dar entera la edad, naturalel corazón en cruz llegado el caso,y natural volver después -si eso procede­al mismo libro abierto,a las mismas sonrisas, al mismo sol seguro,un poco más endurecido el paso,el nombre madurado,

'., .F>~ro habiendo apr~ndido qu,iénes somos,y de qué lado estamos'y cuál~~:: nu~s:~ro ,'sitip: "en ~se tiempo,que sólo así ganado:.en..·.du.:r;a: s{1pgre,:

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L I 'B· R E R I A A N T E Omiedos CIRCE MAlA

ANTEO

NOVELAS Nacionales - Latinoamericanas.

18 de Julio 1333 (Palacio Díaz) - TeL 98 41 16

He aquí el primer miedo:ser resbaloso y blando,el pasar sin tocar, tocar sin apoyarse,el apoyarse apenas ...No quierovivir como quien bebeuna floja bebida ,que muy pronto se agríay -sin saberse cómo-

.se acaba.Otro miedo: perderse.De pronto ya no estar, haber quedadoatrás, en un recodo.Ahora ya no nos ven; ya no nos oyen ...Movimiento entre imágenesentre sombra, entre sueños.No quieroese avanzar en falso,en realidad, quietuden realidad, la muerte.Por último, este miedodifícil de decir, ahora mismo:lisura del papel, brillo en maderassilencio alrededor... Vuela en silenciofino miedo, aguja del instantepresente.

LOY

S.A.ARQTO.

GABYNA

De todo para elhOlnbre de izquierda

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F.B.centro de diseño regreso

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Estábamos tan acostumbradosal ruido de los niños-gritos, cantos, peleas- ... ::.que este brusoo siJ,encio¡ ..d~ ~pn)~~s ::~ " .'

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Nada ..gr..C;ve.. Salieron.Siri' embargoen pocos años será lo mismoy no nos sentaremos a esperarlos.Habrán salido de verdad.Se saldrán del corredor en escaleras-¡No corran, niños!- D~ sus c~ntos ~ritados,de su empujarse y su relr, habran sahdo.Volverán sólo en ráfagas -recuerdosen fotos alineadas ...Tiempo de mamaderas y pañalestiempo de túnicas y de carterastiempo quedado atrás de alguna puertaque no será posible abrir. Habrán sa!ido..Por eso toco y miro como de gran dlstanclaeste cuarto en silenciocon juguetes tirados por el pisocon camas destendidas.Me siento regresando,como quien ya se iba y da vueltacomo alguien que olvidó despedirse.Desde lejos, de afuera, he regresadoa la resbaladiza sustancia de la vida.

SAUL IBARGOYEN ISLAS

elegía

La mañana está ocupadaordenando sus nubessus palomas.y sombras y ausencias aparecenabruptamente decidiendo las horasy brazos trabajanuna tierra baldíay sufren las sienesindicios de sueño."Noc::01nozc6 los, nombres

de todos los que han muerto.Los métodos para morirson tan distintos:suelen mejorar año tras añoaunque el corazón permanezcacomo un tontoaferrado a sus principios.No he podido registrarlátigos sangrientosdirecciones exaGtasgritos detenidosbanderas enterradas:los datos que asedianson infinitos.Solamente recuperando la luzdonde tantos ojos fueron perdidossólo bebiendo en los maresque tuvieron como rostrouna torpe mueca reflejadasólo levantando con asombrola resonancia hundidaentre el aullido y la palabras,ólo asíatravesando zonas de dolorvendendo el frío de las sombras queridassólo así tal vez nos acerquemosa los signos con que 'el corazónsin pensar ordenalos pocos nombresde todos los que han muerto.

MARIO BENEDETTI

la infancia es otra cosa

Es fácil vaticinar que los propagandistas de la infancia novan a interrumpir su campaña

quieren vendernos la inocencia cual si fuera un desodoranteO un horóscopo

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después de todo saben que caeremos .~omo gorriones enla trampa .

piando nostalgias inventando recuerdos perfecclOnando laansiedad

los geniales demagogos de la infancia.así se llamen Amicis o Proust o Lamonsse .sólo recapitulan turbadores sacrificios mó:riles campananos

globos que vuelven a su nube de ongensu paraíso recobrable no es exactamente nuestro siempre

perdido paraísosu paraíso tan seguro como dos y dos son cuatro no cabe

en nuestro mezquino walhallaese logaritmo que nunca está en las tablas

los implacables paleontólogo~ ~e la i~fancia , .duchos en exhumar rondas tnclclos mlmos y otros fosüestienen olfato e intuición suficientes como .para desenterrar y

desplegar mitos cautivantes pavores sabrosos felicidada cuerda

esos decisivos restauradorescon destreza profesional tapan grietas y trau~asy remiendan con zurcido invisible el desgarron que arrui­

naba nuestro compacto recuerdo de cielo

sin embargo un día de éstos habrá que entrar a saco lapodrida infancia

no el desvánallí apenas habitan los juguetes rotos los álbumes de sellos

el ferrocarril rengo o sea la piel reseca de la infanciano las fotografías y su letargo sepiahabrá que entrar a saco la miseria

porque la infanciaademás del estanque de azogada piedadque a cualquier precio adquieren los ávidos turistas del

regresoademás de la espiga y la arañitay el piano de Mompouademás del alegre asombro que dicen huboademás de la amistad con el perro del vecino

del juego con las trenzas que hacen juegoademás de todo esotan radiante tan modestamente fabulosoy sin embargo tan cruelmente olvidadola infancia es otra cosa

por ejemplo la oprobiosa galería de rostrosencendidos de entusiasmo puericultor y algunas veces de

crueldad dulzonay es (también la infancia tiene su otoño) la caída de las

primeras máscarasla vertiginosa temporada que va de la inauguración del

pánico a la vergüenza de la masturbación inicialrudimentaria

la gallina asesinada por los garfios de la misma buenaparienta que nos arropa al comienzo de la noche

la palabra cáncer y la noción de que no hay exorcismoque valga

la rebelión de la epidermis las estupefacciones convertidasen lamparones de diversos diseños y medidas

la noche como la gran cortina que nadie es caPaZ de des­correr y que sin embargo oculta la prestigiosa momiadel porvenir

por ejemplo la recurrente pesadillade diez cien veintemil encapuchadoscuyo silencio a coro repetirá un longplay treinta años más

tarde con el alevoso fascinante murmullo de los lamasdel Tibet en sus cantos de muerte

pero que por entonces es sólo una interminable fila de en­capuchados balanceándose saliéndose del sueño gol­peando en el empañado vidrio de la cocina proponiendoel terror y sus múltiples sobornos anexos

la otra infancia es qué duda cabe el insomnio con los ar­dides de su infierno acústico

uno dejándose llevar despojado de sábanas mosquitero ca­misón y pellejo

uno sin bronquios y sin tímpanosdejándose llevar imaginándose llevado hacia un lejanísimo

casi inalcanzable círculo o celda o sima donde no hayhormigas ni abuela ni quebrados ni ventana ni sopa ydonde el ruido del mundo llega sólo como un zumbidoni siquiera insistente

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·es el golpeen la cara para ser más exacto en la narizel caliente sabor de la primera sangre tragadayel arranque de la inquin<:t la na:ridctd del. odio q~e riza

el pelo calienta las oreJas apIl~ta lo~ dIentes grra l~spuños en un Diolinete enloquecIdo mIentras los demasasisten como un cerco de horripiladas esperanzas timi-decespalabrotas y ojos con náuseas

es la chiquilina a obligatoria distanciala teresa rubiade ojos alemanes Y sonrisa para otroshumilladora de mis lápices de veneración de mis insignias

de ofrenda de mis estampillas de homenajefutura pobre gorda sofocada de deudas y de hijos pero

entonces tan lejos y escarpada

y es también el amigo el único el mejor'aplastado en la calle

síun día de éstos habrá que entr,ar a saco la podrida infanciahabrá que entrar a saco la miseria

sólo despuéscon ,el magro botín en las manos crispadamente adultas

sólo despuésya de regresopodrá uno permitirse el lujo la merced el pretexto el disfrutede hacer escala en el desvány revisar las fotos en su letargo sepia.

JUAN CARLOS SOMMA

,vlspera

todos seguimos sentados alrededor de la puertaesperando que se abranos miramos di.straídos sin decirnos nadaesperando que se abrase oyen ruidos detrás y aguantamos la respiraciónesperando que se abrahemos vaciado los revisteros y colmados los cenicerosesperando que se abraalguien de repente nos contagia su bostezoesperapdo que .se abrauno sonríe por ejemplo acordándose de cualquier cosaesperando que .se abray todos seguimos contemplando la puertaesperando que se abrase nos terminan los comentarlosesperando que se abrarevisamos otra vez el Papelerío de nuestros portafoliosesperando que ,se abraotro se come las uñasesperando que .se abrapero sobre todo estamos en silencioesperando que se abracambiamos otra vez de posición en los asientosesperando que se abranos aflojamos la corbataesperando que se abrase nos terminaron las uñasesperando que se abranos miramos fastidiadosesperando que se abranos paramosesperando que se abravamos de un lado al otro de la salaesperando que se abranos metemos las manos en los bolsillosesperando que se abravamos todos juntos hasta la puertaesperando que se abraya nos hemos olvidado que estamos todos juntosesperando que se abranos apoyamos agotados contra la puerta que no se abreesperando que se abrano nos animamos a golpear

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esperando que: se abro: ,., dos otra vez con los punos cerra osnos apoyam

esperando que' se abra .'se nos cae la frente y llora:maa Sl:n ruldoesperando que se abradesesperadosesperando que se abraesperando que se abra

•narratIva

"""mo~---"""~::_::

\:'

volver atiriwaaki·

JESUS C. GUIRA¡L

Volver a Tiriwaaki. Qué hermoso sería. Tener. Balancearsobre los ojos el sol y el azul de los veinticinco. Y arderuna y otra vez el temblor de tu cuerpo. Enguimald~te debesos tus besos, Woona. Diagramar, esbozar con los dedossobre tu vientre la silueta vigía de nuestras lejanas tardes;aquel triángulo áureovioleta del Kaajal, en el horizonte.

y (sobre todo) acompasar la tarde con tu nombre. Adorme­certe el aire en el oído -¡Woona, Woona, Woona! Junto allago -¡Woona!. Frente a la brisa -¡Woona!. Tras las hojas(traslúcidas) de maalmoki. Volver, Woona. Volver aTiriwaaki.

Sólo tu voz podía pronunciarlo: Tiriwaaki. "Tiriwaaki-na,któa:?" Y se abrían tus labios en ese "-waaki" que nuncahe podido imitar. Que ni· siquiera tu acento de ahora, atantos años y millas de esas tardes, puede acercarme. Tal

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, de Tiriwaaki, Woona. -¿no lo hasvez fuera la atmosfera?_ la que estampaba la perezosadejado, de, I?ex:sar a~:;. idioma de tu patria. "Waaki"" de·cadencla lnlmItable " te en nuestra lengua un slgno, y puede no eXIS

Clas. no se d' d blarse de la vocal en cascada queduzea el es o " h' k'"que repro 1 b Algo así como -w aa 1 o

t bas con e eso. N " dme en rega. ' "U·' k" 11 lo no dice nada. o gnta na a."uh 'k"" No ,se aa 1 so , rob' Waa 1,' ,:. "'n La atmósfera; el a lente, oona.Una ridlcula lmItaC

dl0 l" do por entre tus, labios en O. Que

- ombre ,es lza 1 1Tu proplO n "t b -que exigían- a -e - con·10 acariciaban~ qu~,:C\~ :~ Woona". "Woona-noi tmaáta".tacto de los mIOS. e a

, Una audacia de verde entre losCien países. Ve:nte mare~.,_tras_el-mar-hondiverde, mi Woo­ojos. "Te llevare hast<: ~ a -sanoa Woona". y dijiste sí.

a " "Afítoisak,amatu lka, sanoa 1" - "Uruguay"n . . "'a el beso y e VIaJe. ,Que aceptabas la ca~lcl" "taste). Reías. Reías. Reías. ¿Tete dije. (WOo~woolae., lml he en sueños· aquella risa, mihas vuelto a el! a guna nocamor?

" h 1 n'\iedo y el olvido. A mi lado, eterna,Slempre al acec o e........... . h' .d" f tado J'untos al saber que no lneron

mente. Y hemos lS ru " S' h b, 1 Volver a TinwaakI, Woona. In a ertodavla nuestra paya. 'C 'ndo y dónde? Cómo y siem,encanecido en la espera. ¿ ua d b' 1

f ' 1 1 J'unto a mis manos. El mun o aJo osPre Te o reCl a uz "¿ N' 1 -, . N has reprochado esta VI a. 1 os anosParpados. unca me h 'k 1 b" ' 1 nCl'a de guirnaldas de oml a ee so ·rede slglos nl a ause d" " ,

b 1'1 H aceptado el duelo de la cena lana. smtus ca e os. as , 1 d. " 'b tnaki ni maatske. Los gestos sln a anza.doorkate ro a aa y , h'" 1 emana por los atardeceres. aun a 1El cme una vez a as' '1 .", Woona l- qué angustia en el Sl enclO, cuan--'que temores,' Q' 'd ddd la cámara se acercaba ;X nuestr~s. costas. ue ,~e o e

( navision y falslfIcados con aCldos losencontramos en pa d ) 1 'd d

" 'y amarillos y azules y ver es a Vl a: evlOletas y rOJos , Qima en que' palparon nuestros ojos. Que suerte que no. ue

g N tr miradas y nuestros dedos entrelazados ennunca. ues as ,'" "A' t T"complicidad. Qué ~uerte y ~ue fehces. un es nues ro ln·waaki". "Tiriwaakl osuto-o .

.Me quieres todavía, Woona? ¿M,e perdonas. el e~~año mu,f o? .Eramos demasiado, demasiado, demaslado Jovenes, ou . ¿ demasiado J" oven para la mentira? Mira tu carne

nunca se es .... d"d" 1 '1Y lamía, Woona. Más de cuarenta anos ar 1 a sIn a 1'S a.No te olvides.

silueta del Kaajal ni la traslucidez del maalmoki. Te hiceviajar hasta el knatóa-kaí. No te importen mis lágrimas.Los viejos y los niños -¿recuerdas?- siempre lloran:

Avaaraták mé suk,dapók-ktaába.

Sólo que te traje a una muerte sin nombre, Woona. A unpaís ,sin amores ni odios. A enfrentarte a esta osamenta sinresquicios de carne ni de venas, que ayudé yo mismo adesmontar día a día. Porque soñé de lejos tus contornosentre un mar -el único que conocí, un río- de chatosresquemores ciudadanos. Y he tenido que aguardar quinceaños de algo tan absurdo co,mo jubilado de la Caja Nacionalde Ahonos y Descuentos (Woona: ¿me perdonas esta bofe­tada de realidades amargas?) para poder, para aprender,para saber imaginarte. Para salirme al encuentro de mími,smo y confesarme tu ausencia eterna. Que nunca se alzóel Kaajal ante ojos humanos. Que jamás existió Tiriwaaki.y sólo mis setenta años de abatida miseria. Y este catrevacío en que nunca estuviste, Woona, porque nunca, nunca,nunca fuiste.

GLEY EYHERABIDE

el marinero o popeye

El Marinero tomó. entre 'sus manazas -seguidas por dosgruesos brazos con mujeres y peces tatuados en color ce­1este-, la lata de espinacas que acababa de abrir. Cuatroo cinco muchachitos miraban lo que él iba a hacer y unode ellos (en el centro de la rueda lo señalaba con el dedoíndice de la mano derecha y con la otra (la izquierda)llamaba a los pescadores hacia acá, hasta la parte de atrásde la casita del Marinero.

Cuando llegaron los pescadores, jadeando, agarrándose dela barranca es¿arpada que lé servía dé bdse a la casita de

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paredes blancas, cuadradas Y bajas I que sle IdecolItab

1at

codn­1 M 'nero ya se habla va ca o a aa e

tra .el mar('q~e Ie~gía al sol, ya vacía) y Popeye estabaesplnacas .''''allÍ; fr,ente a los cuatro o ClnCO nlnos.

. quedaron mirando (ahora: haciéndole unLos manneros se h d' b .círculo, ellos también) al hOI?brecito moroc o, f' eoJsopyOd I

l:-

dI. d' 'mo que hacla ademanes muy ln e 1-llosa y e gla .lSb

lraz'os (sin tatuar) y las manos terminadas

codos, con osen finas uñas brillosas.

", ( medio de una rueda de tipos de remeras,En la penslon en d

. "llos colgando de los labios, y os negros quecon clgarn . " t d e e db baban mate y dos vleJas sen a as n s n ostab°ma ~n Y ce gordo de cara colorada Y con gorra) todost b~re es. Yt udnesl'nflarse a la Chula. Había sido un solo yha lan Vl'S o . 1 tlar o silbido que se había perdldo por a ven ana en un

g. , T dos los que estabtln sentados en la cama, ensantiamen. o r' d 1 Ch 1el cuarto, sobre los taburetes Y la va lJa e a d' u a,(;epreguntaban cómo había podido ser)qlue se. Pt~r. l:eran '1 e­lante de las idiotas miradas de ellos os veln lClnco QUl os

de la Chula.

-Ella simplemente chifló para afuera -ag:egó una de l<ls. . había en el cuarto, sentada enCIma de un tabu·VleJas que .

rete-, y se quedó "así" de flaqulta.

Pero las caras salieron de su asombro (la de los tipos quefumaban, la del gordo con cara colorada: y de g~rra y lade los negros Y las viejas) cuando la Chula: (ach:cándo~ehasta tener su nuevo tamaño), dijo con una especle de sl1.

b'd e vino desde el pedazo que r,estaba entre sus ropas1 o qu . t

holgadas y el cuerpo oscuro y enJu o:

-Esto es obra de Popeye. Allá voy.

y se puso a caminar.

El Marinero había aspirado ahora (habíase hinchado e in.flado y había recobrado su gruesa formo: otra ;rez; y losbrazos tatuados con figur,as celestes; y su voz ~as gruesa)y acomodándose la gorra les dijo a los muchachItos y a losmarineros que lo miraban absortos -contra la par~d bla~cay ba}et del fondo de su c·as,a- como buscando aun al tlpoflaquito y delicado que habia (ha:::ía un instante nomás) allí:

-Vamos; la despojé a la Chula yya veo que se viene"con todo".

.,". . ':Y'lQ ·"siguieron.

La Chula había bajado hasta una hondonada y cuando 10hacía (los que venían detrás de ·ella), el gordo de cara colo­rada· y gorra, los dos negros, las viejas y' los hombres quefumaban. (de pronto) habían perdido su campo visual (a losdos costados de la Chula). Y era que la Chula s,e habíaq~edado grande, gruesa y redonda (como dos pelotas, ter"mInadas en dos palos): de pies a cabeza. Los otros la se­guían detrás. Hasta que empezaron a trepar por el repecho.A un costado se veía el mar azul.

El Marinero llegó. Se paró a un paso de la cumbre (se habíaquitado la gorra blanca. y se rascaba el pelo revuelto mOS­

trando la muj,er y el pez, de celeste, tatuados en ambosbrazos) y se había dado vuelta diciéndoles a los otros mari­ne~os y a los muchachitos que saltaban y reían y gritaban(pnm.ero con la palma de la mano y después con la voz):

-Esperen. Acá va a arder "Troya".

y cuando terminó de decirlo apareció en la cumbre la figurade la Chula que otra vez era flaquita, y detrás (el Marineropudo. verlo con comodidad) toda una comitiva.

y entonces empezó el resoplido (a favor y en contra):

-Tomá -dijo el Marinero- y exhaló un montón de airey la Chula engordó y engordó (y engordó), hasta que paróde golpe de crecer y se desinfloó, desinfloó, desinfl6; entanto que Popaye engordaba otra vez y Poopeye empezaabaa agrandaarse y agraandarsee otra vez y era el 'Marine-rocuando de golpe la Chula se desinfloó ootra vez.

-Así no vale -chilló la Chula, señalando los brazos delMarinero, pintarrajeados, y agregó: -Tú sos dos cosas ala vez. .. o tres.

Ahora el Marinero se había dado vuelta y cuando se encarócon la Chula (que le decía ... ale) vio que se le metía (laChula) en la mujer celeste que tenía tatuada en un brazoy entonces él se metió dentro del pez que había tenidopintado en el otro brazo.

y los demás vieron (los negros, y los hombres que fumabany los marineros y las viejas y los muchachitos y el gordode cara colordda y con gorra) cómo los dos brazos gruesosy peludos crecían y crecían y se rompían y de allí salíanotra vez: el Marinero y la Chula (la gorda y la flaca, na­quísima) y Popeye otra vez.

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Los otros (todos los otros) se reían a carcajadas~ señ~lán­dolos, en tanto que a la Chula la cora se le pon:a sena ytrisnsima, mirándolos, y el Marinero oPopeye dejaba caerdos redondos lagrimones azules por el rostro.

SYLVIA LAGO

ojo el general

, ". Dentro de media hora la camioneta policial pasará a bus·carme. Pasará a buscarte, Gabino, ¿no te das cuenta? Va­mos, dejá esa copa y mirame serio. No, no, ~ás serio to­davía. Los espejos modernos deforman las facclOnes que esun asco. Este de la sala me tuerce la cara hacia la izquierda,como si me tuviera rabia, como, si Se propusiera desviarmejusto para el lado que ... Se lo di~e mil veces a Mc:ría Rosa;pero no, ella quiere muebles funclonales y el espeJo, grandey sencillo, "que te puedas ver el cuerpo entero, sol~, eso;nada de adornos, una varilla de metal dorado y chau. Lasmujeres. Andá a chistarles. Bueno, ~hora te permito. que tetomes o'~ra copita para animarte, Gablno. No, para ammarmenO: para darle temple al ánimo, que es· distinto. Eso e~ ...Tres dedos de caña paraguaya de la que me mando laEmbajada el sábado pas,ado. El whisky se terminó, carajo.Tendré que avisarle al Secretario para que 10 repongan.Aunque me parece que este cretino de Zabala me está que-

, riendo pa~ar con el whisky. Que se me empalma algunas,botellitas cuando hace. el recuento. y, uo precisamente para'tomárselas, que el joven es "abstemio". Seguro que paravenderlas como cualquier guacho contrabandista y hacerse

,p'e¡ lf110S pesos. .. Qué ,car<;t,cliosmío, qué ?ara. ~e me están,,, formando como bolsas negras debajo de los OJos, y no es

',. de la, bebida, no, María Rosa, dejate, de .embromar; es eldesg,aste qu~traen las preocupaciones. Uno acepta un cargo

:: ,d~esta responsqbilidad y 'está jodido.;Pdmero eran los de-\'lincuentes comunes, yq:yá,y pase. L<ld,rqn~~, asaltan'(es, con·

trabandistas y todo la: mersa del hampa.' Pero la cosa que­daba entrecasa, como quien dice; el Jefe de Policía no hacía

más que dar órdenes y el engranaje marchaba solo. Perocuando los sindicatos empezaron a ponerse fuertes el asuntocambió. Había que ir a enfrentar a los de la aguja y los delcartón y a los mataderistas, sobre todo; esos están acos­tumbrados al degüello. DeEpués vino la moda de los asaltan­tes de la otra orilla y hubo que dirigir las batidas y jugarsea cuerpo presente. Me acuerdo hace dos años, cuando elasunto de los cuatro porteños: yo mismo tuve que organizarla batida. Llovían la3 balas desde aquel quinto piso dondese habían enterrado, pertrechados como para una guerra.Pero al final los acribillamos lindo. A pura metralleta, nomás.LO'5 sacaron a los cuatro como coladores por donde sehubiera colado sangre cuajada. Igualita a la sangre con quedoña Rosario hacía las morcillas, allá afuera. Esos sí queeran buenos tiempos. Uno era chiquilín y se divertía a rabiaren la Estancia; nada de diferencias de dases ni de bur­gueses y proletarios y esas cosas con que ahora lo inflana uno todo el día; yo era entenado de los Osario y me tra­taban igual que a sus propios hijos. ¿Qué mirás con esosojos torcidos, Gabino, qué mirás? Bien que se alegró donPancho cuando supo que yo, su "alnado'J como me llamabaél, que era español, yo y no ninguno de sus hijos iba aseguir la carrera de milico. Si estuviera vivo y me vieraasí, uniformado, con todos estos colgajos de oro: GeneralGabino Remacho, Jefe de Policía de la Capital. Qué iba apensarlo. Se hubiera alegrado, estoy seguro. Otra vez estasvenitas que se me revientan adentro de los ojos, carajo. "Esla bebida", dice María Rosa; "tenés que ver al médico".y un día de estos vaya ir a verlo, qué e'mbromar. No, quéembrOlnar no: prometé solemnemente, ante el espejoJ queen 'Cuanto pase este merengue irás al médico. ¿O qué vasa esperar, Gabino? ¿Un segundo derrame? ¿Que la presiónte suba hasta hacerte estallar como una bomba? La bomba,s.í. .. Fue después de la bomba que me tiraron esos hijosde puta en la puerta de casa. .. Uno está durmiendo tran­quilamente, parece que todo se halla en paz, que las huelgasde los sindicatos han sido completamente aplastadas, quelas medidas de emergencia están a punto de levantarse yzas, los comunistas podridos te tejan en el zaguán de tupropia case( el Cóctel Molotov. Pero si yo los agarro, dios­mío, con las ganas que b~ ter..go, van a saber lo que estener güevos, van a aprender para qué sirven los güevoscuando les quIebren la cascarita a picana eléctrica, cuandoles picoteen los escrotos primero suavecito, después másfuerte, más fuerte, como para que salte el pollito. Ya llegaráel momento de identificarlos, General Remacho, no se impa­ciente. A todo chancho le llega su sanmartín, como decíadoña Rosario quempazdescanse. ¿Te acordás cuando te man­daba a recoger huevos en los gallineros, Gabino? En esola vieja no era muy justa, caraja. Porque a sus propios hijosno los mandaba al campo, no; por lo menos no en pleno

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invierno como a mí, cuando la helada rajaba las ma?os.

Cl cuando estaban por nacer los pollos nos engruplcr aaro, ., "V d

todos por igual: a mí y a sus t::es hIJOS. ay,:n y. ~e q~e ~nquietitos atrás de la clueca, SIn molestarla. ~l astan atemosescucharán al pollito cuando pica el cascaron, y cuando lo

e " Así nosp,asábamos las horas tratando de escu-romp ... " E d' bl d - 'Rchar, y ella podía moverse tranqul1a. ra la a, ~na _LO-

.. pero ·FO no tengo nade. contra ella. Al contrano, ellasano, 1. • • Y" dfue la que me recogió guacho y qUISO cnarme. SI me io

1 - lo mismo que don Pancho fue paro enderezarme,ena· . d A '1ara hacerme hombre de sangre cora]u a. ver cua de~us hijos aguantaría ahora la responsabilidad que yo aguan-

t ua' 1 •Julito el estudiante de Derecho que nunca se re-o, c _. ¿ . d '-b"o' en una de éEas? Estudiante - . . Ahora ven ra a bus-

Cll, d' . hblcarme la camioneta policial y ten :e q~e l! c: .a arle~'ustamente a los estudiantes, demonlOs. LIndo Vla]e conml­~arlosa que abandonen antes de la noc~e la Unive.rsidad

en malahora ocuparon estos malpandos. EstudIantes.~e ,Relajo es lo que quieren lo~ nenes d~ papa y van a tenerlo,pero no al modo que se pIensan. Pnme:o les vas a hablarcomo un amigo, como un padre, Gabl:~lO. Pa~a .llenar lafórmula, claro. Ah, qué bien cae otra copIta, que bIen. Estosparaguayos tienen manos de dioses para hacer la caña. Se­guro que el General Stroessner no toma otr;:x .cosa que estacaña para animarse, digo para templar el anImo, como yo.A ver cómo vas a hablarles, Gabino... Bien derechito, comosi te hubieras tragado una estaca, p~rque la .postura impr;­siona y los muy ladinos me van a ,estar espIando de ~trasde las ventanas y en la azotea. Como no me h~gan lo mIsmoque al Ministro del Interior aquella vez.:. Pnmero 10 ~bu.chearon y después le tiraron hU;vos podndos. Hue~os, ~lem­pIe huevos. IIMirá cómo te estan quedando los OJOS, Igualqlie huevos durosll

, me dice María Rosa tratando de lle·narme de veneno los que tengo aquí abajo y bien que legustaban cuando éramos jóvenes, antes de ~ue pasara loque pasó después; María Rosa siempre pudnendo con quetomo mucho. y me gustaría que ella cargara una hora, unminuto con mi responsabilidad; le iban a tener qu; c~e.cer

huevos de apuro para no morirse de susto. ¿Que hICIstecuando explotó la Molotov, María Rosa~ nena? Te .rechi.naban los dientes, gritabas como una chlva loca, salIste alav,entana con pelos revueltos, en camisón; ¡socorro! ¡ase­sinos!. ¡comunistas! gritabas" mientras que yo bajé al pri·mer piso, sereno, empuñando mi Smith, dispuesto. a to~o,trctnquilo, Gabino, tranquilo que en peores te has VIsto; dIS­

puesto a hacerles frente, dispuesto a, pero claro, no estaban,habían disparado, los muy gallinas; cobardes, siempre ;1

•mismo juego, tiran desde la sombra y se esconden; despuesm,edio el vahído allÍ, casi encima del incendio, que hastase me chamuscaron un poco los pies, y si ella no me arras·

; tra hasta la sala, según dice, me quemo vivo. Luego todo

10 demás: ella dic,e que me llevaron al Hospital de apuro,q:,-e ya se me. habla producido el derrame meníngeo; veinted:as d,e oscundad absoluta, el pozo, así debe ser la muerte,dlOsmlO, y pensar que uno arriesga el pellejo a cada rato ...¿Cómo eran las primeras palabras del discurso que yo habíapla.ueado? A ver, Gabino; vamos a dejar la copita aquíarnba y a pararnos bien tiesos frente al espejo; así; asímismo; Agarro el micrófono que me tiende el Oficial Me­néndez, ese pobre infeliz qué a esta altura de los acon­tecimientos ya se habrá cagado seis veces de miedo; aese v.0y a tener que patearle un poco el culo Para quereaCClOne y se haga macho si es que quiere seguir siendoof~cial; agarro el micrófono y ahí nomás empiezo. ¡No, no no!Pnmero ·el altavoz policial, por supuesto. Porque en cuantome· ve.an. estos maricas de los estudiantes van a empezarlos gntos y la pedrea. Yo me entiendo mejor con veintedelincuentes comunes que con uno solo de estos hijos deputa parape'~ados en la cultura y todo ese palabrerío demierda. El altavoz dirá: 11 iAtención, atención, Facultad!¡Atención, estudiantes! Les hablará el Señor Jefe de Policía.¡Atención, estudiantes! Todos los que están dentre:>" de laFacultad, ¡atención! ¡Hablará el Jefe de Policía! ¡Hablaráel General Remacho!" Y entonces se hará un gran silencio.La calma volverá a la calle. La Policía toda adoptará lacompostura que exige mi jerarquía. Silencio. Ay, -el silencio.Luego del maldito derrame cerebral no· sé qué me pasa queno puedo soportar el silencio. A veces tengo que pedirle aella, en medio de la noche, cuando me desvelo, que sedespierte y que me hable. Y con qué furia se despierta, darisa. "¿Otra vez, Gabino? ¿No te das cuenta que sos undesconsiderado?" Ahí me le pongo fuerte: It¿Para qué mierdatecreés que sos mi mujer? ¿Para aprovecharte de mi po­sición destacada, no? ¿Para usar las prebendas que da elcargo, no? Para ir como la señoraesposa del General Re­macho a menear el culo a las fiestas de la Casa de Gobiernoy hasta acompañarme con la Delegación a la Conferenciade los Ejércitos Americanos, que bien que te estás pirrandopor ir conmigo, ¿verdad?" Entonces mete el rabo entre laspiernas y se sienta en la cama y, creo que con torcida in­tención, por aquello del viejo dicho de los aburridos: IIquéhacemos, tomamos mate o cogemos", me dice: "¿Querésque te cebe unos mates, Gabino?" Yo me hago el desen­tendido y le respondo: "No, vieja, quedate acá, a charlarde cualquier cosa, de lo que hiciste durante el día, de cómomarchan tus actividades en la Sociedad de Damas Católicas,de cualquier cosa." Y habla, habla hasta que amanece,cloquea y cloquea como una gallina encrespada y yo nientiendo ni atiendo 10 que dice, qué va a decir, cacareode hembra y nada más; toda la vida fue igual: si uno yano puede subírseles arriba lo demás no les interesa, miráque te conozco bien, María Rosa, que sé perfectamente que

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si no fuera por mi posición política hacía rato qu,e me habíasmandado al diablo, pero esto te ata, lo respetas, ¿verdad?Tenés miedo de quedarte en la calle con tus cincuenta maldisimulados años sin nadie que te dé una mano, a qué en­gañarnos. En cuanto se haga el silencio me acerco a laescalinata de la: Facultad y tomo el micrófono con manosegura y con las piernas un poco abierta~, como se hanparado siempre los grandes generales, comIenzo a arengar­los. La pucha que tengo l,:>s ojos pesados;,me ,duele la ~abezay me está viniendo sueno ... No !endre mas rem,edlO quetemplar el ánimo otra vez, ah, que bue~ alcohol, creo queen lugar de whisky voy a encargar cana paraguaya, unabuena provisión como la que se haoen todos los gober­nantes: presidente y ministros y disputados y senadores ytoda la plana mayor, sí; una abundante provisión paraque dure hasta fin de año, por lo. m;mos ... !!!e par?, firmesobre mis piernas y agarro el mlcrofono y IAtenclOn, es­tudiantes! Les está hablando el Jefe de Policía! Conserve­mos lo: calma, volvamos a la cordura ... " La puta con elhipo. Siempre me viene cuand.o estoy un poco. nervioso ytengo que enfrentarme a situaclOnes de este calIbre. Hablarno es mi fuerte, nunca lo fue. Yo soy un hombre de acción,tOd03 lo saben. Para dar palo, para organizar una batida,para meter balas, para hacer cant,ar a cualquiera tortu­rando sin compasión, Gabino Remacho. Pero para habl,arlesa los doctorcitos, no. Esto es una injusticia que se cometeconmigo. Claro, el Señor Ministro no quier,e arriesgarse aque le caiga encima otra vez la güevada podrida. El mismohabrá sugerido que me mandaran a mI y los otros, tanrelajados como él, le siguieron el juego. Pero vos les vasa demostrar que en todo sos más fuerte que ellos; que loque te proponés lo sacás adelante se,a como sea. Vas ahablar, sí; levantá esa boca que se te está cayendo hadalos lados, como si estuvieras de velorio; levantá esas cejasy largate nomás, que· en la decisión está el éxito: "Estu­diantes, no podemos olvidar nuestros deberes." No; mejorles mecho allí mismo un tonito liviano de anlenaza: l/Noconviene que olvidemos nuestros deberes." Eso es; así estámucho mejor. "Ustedes representan la cultura y nosotros '31orden y la tranquilidad de los ciudadanos. Entendámonosen el diálogo. Es lo que corresponde." Aquí hacés una pausa,Gabino. Para llenar los pulmones que con las primeras fra­ses y la tensión del momento empezarán a fatigarse, y ade·más porque queda bien, crea expectativa; todos los oradorespolíticos lo saben. A los cincuenta y cuct'lro años los pul·mone3 se agotan con facilidad, no se tiene la misma resis­tencia que a los treinta o cuarenta, claro. A los cincuentay cuatro años hay que saber impresionar con recursos.Re-cur-sos, Gabino; recursos para todo. Eso te lo decía donPancho y tenía razón. El era zorro viejo y lo sabía; queaunque me apaleó y me espoleó y me sacó el jugo en las

i~en?s h<;,sta verme echar los bof.es antes de permitirme queSIgUIera la carrera de milico", como él decía, la verdad esque supo darme estratagemas para defenderme en la vida.No, no me mire así, General Remacho, con esos ojos deh~evo revuelto; es .~erdad verdadera lo que le digo: ni a élnI a la que. me :n~ ~es guardo rencor aunque hayan sidodu;os conmIgo; SI vlv;eran estoy seguro de que se sentiríanmas orgull~3o.s,de mI que de sus propios hijos. Ah, el dis­curso. RespIrare hondo y enseguida proseguiré: "Estos desór­denes no favorecen a nadie. Ustedes son cultos y conscien­tes. P~r supuesto, también son muy jóv,enes." Aquí me con­vendra bajar un poco la voz, darle una inflexioncita com­pren~h~'a y.bonachona; sin llegar a afeminarla como le pasóal Mlnl'stro cuando lo de los huevos, claro. Hay que demos­trarles que uno está dispuesto a transar pero que la cosa

,no 'es juego de maricas. Que si hay que meterles un cañóny derribar las puertas de la Universidad a cañonazos yoestoy dispuesto a hacerlo. Y bien que lo estoy. Pero esotienen que presentirlo; no hay que decírselo, no, sino dejarque lo en'lrevean. "Deben recordar siempr,e, jóvenes, quepor'zobré todas. las cosas está el País, y la tranquilidad detodos. De' todos, del País (aquí conviene el énfasis y luegouna pausa sug,estiva), es esta. Casa de Estudios que Vds.tienen ahor,a ocupada." Hipo, otra vez el hipo. ¿Pero quédiablos me pasa? ¿Qué demonio maldito se me ha metido,parece, en el mismo cuerpo, para no dejarme vivir con estasque, seguro, son nimiedades pero pueden hacerle fracasarauno el mejor de los planes? "Hipo, hipo, Gabinito. Seráque estás, creciendo. Tomá sin respirar un vaso de agua ysino esperá un poco que te doy un susto de los grandes" I

decía doña Rosario. Pero ahí yo era un párvulo y ahorasoy un hombre. ¿Y si te mandarannomás a la Conferenciade Ejércitos Americanos y allá te viniera el hipo, también?Estarías sonado. Y lo peor de todo es que este discursofrente C:t la Univ·er:::idad' es la prueba de fuego que me hanimpuesto, lo sé; de ella depende que me incluyan o no enla Delegación; de ella dependen tantas cosas... Tal vezsi me empinara .la botella hasta el fondo. .. En estos casostomar coraje suele ser decisivo para después poder jugarse.PerO no, Gabino; no te conviene mamarte. Mirá cómo sete está congestionando la cara. Los cachetes te cuelgan alos costados y la papada llega casi hasta el pecho. Y estosojos s,altonés como de sapo escuerzo... No. No bebo más.Aguantarélarespiraciónyentonce's ... le. ¡-María Rosa! ¡MaríaRosa! ¡Quiero un' vaso de agua! No., claro: si María Rosano está. Tenía reunión de la Comisión de Beneficencia delas Damas Católica~.Es una señora importante, María Rosa.Tiene 'sus obligaciones y sus responsabilidades, también.

.Mejor seguimos el discurso. Ya se te pasará este incordiode hipo" con el aire fresco" de la, tardecita. "Cordialmentele's·lnvito!oino,:prolonga:r.' esta situación "de violencia. le.

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Respetemos la3 leyes y las institu~iones.".,Ah, conque hanempezado a murmurar. ¿Pero que y qUlenes murmuran?"¡Silencio! le. Depongan esa actitud que los hace pasiblesde delito. le." ¿Qué es ese vocerío sordo? "¿Qué pasa allá,Oficial Menéndez?" Ah, es la multitud que abuchea con­tenida por el cordón policial. "¿Y qué esperan para lanzarlos gases? ¿Qué hace el Coronel Vallarino que no actúa?"La g.ente está a dos cuadras de aquí... Yo necesito, icr

continuar mi discurso... "Estudiantes: personalmente lesgarantizo la seguridad de todos ustede::; en el momento enque resuelvan abandonar el edificio.. Les aseguro que ... "noma? ¡Muy bien, muchachos! Lo mIsmo que ustedes me¿Qué? ¿Qué vociferan? "Viva la Universidad libre y autó·responden por sus parlantes es 10 que yo creo. Pero entién­danlo: la Universidad será libre si ustedes abren las puertas.Son ustedes quienes la tienen presa ... " Lo sabías, Gabino.Sabías que lo menos que harían era interrumpir tu discurso.Destemplarte.Y cuando te destemplan,ic... Ojo, ojo elGeneral. Ahora exigen a gritos el retiro de las fuerzas po·liciale,s. Debo seguir hablándoles, debo, debo, ic ... No, ame·nazarlos todavía no; calma, Gabino, calma. "Ya venció eltiempo otorgado para la manifestación de hoy, jóvenes. En

. cuanto a la Policía, está aquí para protegerlos a todos ynadie será detenido si no ha cometido delitos comunes ... "Ah, ahora me abuchean. Un abucheo infernal que se hacecada vez más insoportable y ese maldito' altoparlante quepasa el himno de la Federación y brama temas r,evolucio·narios. .. Pero ya lo verán. Verán. quiénes el General Re­macho. Ellos lo han provocado, 10 han querido, ic, ah,un ... , no, no puede ser, un huevo roto, r,eventado sobre miuniforme flamante. .. Un huevo hediondo. .. Hijos de puta.Lo sabía; sabía que era imposible entrar en tratativas: que­marlos, quemar la Universidad con ellos adentro; bombas,sí; una bomba para cada una de las universidades del con·tinente y no la molotovita que me tiraron en mi casa sinola· atómica, ya lo verán, pronto van a conocer la fuerzade los que están detrás de nosotros.. . Ah, la cabeza meexplota y este maldito hipo. .. "¡ Oficial MenéndeJ¡;, Oficial!¡Duro con ellos! Comuníquele al Coronel Vallarino que orodenearrojar bombas de gases, que· les inunden el antropodrido, que ametrallen la puerta si no salen, ya van asaber quién es el General Remacho". Refuerzos, sí; oigolas 'Sir,enas; tanques, coraceros, todos aquÍ, ic, la cabeza meda vueltas pero igual, esto recién comienza, ic, un timbre,dónde suena ese timbre, dónde suena ese timbre, el incendiocunde, me ahogo, adelante mis guardias, fuego, fuego, todoscontra ,ellos ... ¿Qué? ¿QUién está ahí? ¿Tú, María Rosa?¿Tú metida en este tumulto? ¿Qué? ¿Qué decís? ¿Que mebuscan en la puerta? ¿En qué puerta? Ah, la camionetapolicial, exh ... No, no me mires así. .. Venís de tu reunión,muy bien, me parece muy bien; también es conveniente

hacer mé~itos con }a ~anta Madre Iglesia... Pero, qué tepasa, mUJer ... Ahl, SI, el espejo ... Bueno, ya lo ves' heroto tu espejo funci0:r:al y moderno. Nunca me había ~s­tado, sabes. Me deSVIaba la cara hacia la izquierda. yeso,te das cuenta, eso yo no podía permitirlo. .

JORGE MUSTO

la estatua

La luz se había convertido en un color plomizo sin visibleorigen ni destinatario; estaba alE, en las cosas, en la viejaestaCión que Gustavo dejara a sus espaldas, en el ligeroplano inclinado de esa calle desierta que lo conducía a laquinta de sus tíos. El calor era una forma de quietud pre­caria para algunos gestos o la ausencia de sonidos, comouna agonía o una admonición que no podían ser resueltassino en la complicidad de esa paz o de ese alerta. Gustavopodía: inventar las sombras de los frondosos paraísos queflanqueaban esa calle, podía desandar un par de días enla memoria de la playa cercana, del sol, del asombro desu madre cuando decidió pasar aquellas vacaciones en laquinta de esa pareja de tíos solterones; también imaginarlas dos semanas que serían necesario amparar del pro­bable aburrimiento. Sin embargo, como el gesto incons­ciente del jw;ador de:msperado, se aferraba a la inciertaesperanz·Q de estar decidiendo, en esa edad de los catorceaños, 10 que nadie podía dispensarle. Y esta tarde de vera­no, la energía latente yen reposo de esa ausencia de vientoy so.J., de tiempo indefinido, oficiaba una suerte de pre­ludio, de viscosa solidaridad con sus temores y su des­concierto. Y lo aceptó. Siguió caminando hacia el portónde hierro seguro de la importancia del momento, fijandoel peso de la maleta de cuero que colgaba de su brazopara el instante en que la sabiduría antojara datos de suinexperiencia.

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Antes se estuvo demorando en aquella pequeña habitaciónen desuso, estuvo creando. -sin prisa y sin demasiada con-

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y aunque siguió durmiendo en el enorme cuarto preparadoppr, su.tía,:9uppqu~su vida dentro ,de la ,casa se resolveríaen términos que excluían por"complétola voluntad o pre­sencia de los viejos.

Entonces, sustituyendo posibles ratos de expectativa y espe­ranza en la fresca penumbra del desván, comenzó a bajaral río. Su recuerdo eran la furia y el vasallaje y el temorde aquel otoño de hacía cinco años, cuando la semana queestuvo con su madre coincidiera con la singular inundación;ahora, después de atravesar un camino polvoriento, res­balando por unas bar:ancas que luego se le harían fami­liares, sorprendió su, color ,azulado, su apacibilidad, losfugaces puntos luminosos que guiñaban al sol del mediodíaalterando el simulacro de quietud y mansedumbre de aque­lla superficie. Y esa vez nadó al socaire de un recodo pro­fundo ysolitario. Pero la muchacha recién a:pareció en lam'añana del tercer día.

G~stavoadoptó,ese rincón de la planta., alta porque a lapnmera y todavla asombrado. sospecha debió incorporar unseguro reducto para ejercer su libertad, ese sentimiento abo­taga~o y cauto que estuvo demorando su exigencia cuandoel :wdado d~ su madre, las burlas pertinaces de sus com­paneros de lIceo, o la impropieda:d del aséptico cuartito des.u .casa cer,ca de la playa, o las noches tan ojenas comotlbIas, dentro de un silencio lleno de asechanzas y misterio,retenIan, como ahogando, como una virtual aspiración deraquitismo, eso que alguien o él mismo, aún sin encontrarel nombre exacto" podía definir como su mundo propio.

La est~t~a era de estilo neoclásico, un ~aciado en yesoblan~ulslmo de una mujer completamente desnuda y detamano na_tural; sus, curvas, generosas y opulentas, le dabanunaextrana; sensualidad al vientre levemente adelantado,a los senos ,l1:nos y algo abiertos, a los muslos que coro­naba~ un~s pIernas desproporcionadamente cortas: estabade pIe, mrrando, hada adelante, y los brazos, indefensos,resblaban a lo largo de su talle.

que constituiría su verdadero lug,a,ren e vie]'aaquellas dos semanas. ' s,a casa por

t: 'casa había conocido VIe]OS esplendores, cuarenta o cin·c 'c~e!l,ta' año~.atrás, antes de que la numerosa familia co·'me'n~arq: '·a dispersarse hacia, la capit~L,'Ahora era una ré·$or¿tlanientabIe y excesiva que porflaba un par de lucesai::riaii1lentas' 'en la planta baja; el jardín languidecía enuna confusión de hierba y sombra, de sepultados sende­r~s para un espacio que ya r;o existía, ~ :.a hiedra, librey exultante, festejaba la agonla de las VIe]aS paredes, delas siempre cerradas persianc;s de la p.lanta alta. Tan:biénalgún busto de mármol ~abIa renuncIado a su ve~tlCo?:i.dad y se integraba al omInoso desorden de la vege'LaCIon

salvaje.

Pero no fue allí. Gustavo había desprecia~o rápidamentecualquier rincón del viej o jardín. y despues del asombrode sus tíos recorrió la casa, ~~ ,entretuvo en el par de salasdeshabitadas de la planta ba}a, hurgando los rincones y

el polvo. Hasta que deci~ió s:ubir.

:, -i, de;s~artó las habitaciones que se sucedían sin imagina·'ci<Sn, y allá, en un recodo del angosto corredor, descubrióel ,pequeño cuarto, o desván" o. simple receptáculo de des­perdiciOS. Estaba allí" en un rincón, iluminando con su blan·

'cura ese conjunto de muebles inservibles. Alguien la habíarescVItado de la maleza invasora, debió pedir ayuda, re­

.,coriér"Con esfuerzo los dos tramos de escalera para dejarla¡ in.comprensiblemente en ese cuartucho sórdido, junto a un,aparador desvencijado Y acumulando con tenaz p~ciencia'esa finísima y grisácea capa de polvo que la recubna. Gus·

~ tavó comprobó que estaba' intacta, y antes de buscar un'; 'itrd:pb Y' agua y nafta para algunas manchas creó el espacio::i~pres9in~ible a stialrededor,"ord~nó Y apiló aquellos pocos

n.tffi{[éblés; Ig.e'aplicó, sino alrenioz:amiento- del cuartucho, almenos a su futura habitabilidad: lo que estaba sospechando

Esa parte de la casa podía s~r u~ comentario perti~az, s~lugar para la ironía, de su hlstona cla~surada ?~Cla masde veinte años; como un balance negatlvo de vIe]as espe·IctnZaS o tristes ambiciones, como el residuo natural queexhibía la descomposición progresiva de: v~luntades, caciu·cas',y definitivos ,ceremoniales ~e .renunc:aamlento: mas quetiempO detenido, tiempo en ~ovImIent~,.1Inplacable y cor~o­

i ~ivo.:......<í pesar de la ,ausenCla de moblhar~o, o ~or eso mIS·iIl1~; por los inútiles espacios cerrados e Invadl~os de una

"ileVdntable tristeza, por el desolado y desguarnecIdo pasaje',' dE? un tiemp,?estéril hasta la actual oquedad.

¡' l'

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ciencia al principio- una virtualidad de estreno o de des­cubrimiento en la forma de unos gestos ab~olutamentegraotuitos, en la disposición Para emplear su tlemp? s~ntado oaguardando. oyendo crecer el calor en la penf~na de la

f"f':::a o atento al transcurrir -tranquilo, en la lobrega hu·c,-,,~ , 1 1 .medad de ese recinto cerrado- de os aJ:gos mInutos quedeclinaban su esperanza para retomarla Intacta en los si·guientes; inmóvil- en alguna vieja silla, vaciándose lenta.mente de recuerdos en la creencia de .que ese letargo desiesta cancelada era la edad propicia para el alumbra·miento; agotándose hasta perder la realidad, frustrarse enesa zona de lo desconocido Y recuperar de nuevo la penum·bra y los muebles y el espeso silencio. Lo estuvo repitie~dovariando apenas 103 detalles: un leve. traslado de la s111apara alterar la perspectiva, una manera de sostener el ciga.rrillo entre los dedos y más cerca de la boca.

y una mañana, empujando el agua con el muslo hacia laorilla, hamacando el cuerpo en un excesivo desplante deenergía, inundado de sol y d.istraído d~ todo lo que noconstituyera sus reHejos sensonales, la VIO., Estab? sen'iadoen una vieja raíz, allí donde el terreno cala verilcal sobrela oriUa, encogida hasta rodearse las rodillas y exponer lacara entre los planos de cabello lacio que enmarcaban si·métricamente boca y mentón, nariz, una mirada seria peronada sorprendida, una forma de mirarlo como si estuvieraallí por eEO, para eso, como si el brillo de los ojos ella lohubiera dispuesto hace una hora o tres o una semana con eledad también era aproximadamente justa.

Gustavo habia rehuido aquella zona del rio, la pequeña pla­ya ritualizada cada ve·rano por los escasos habitantes de esepueblo. Se había asom,ado un día para volver sobre suspasos inmediatamente: no podía ser ahí, el relevamiento deesas muchachas de su edad, tostándose al salen un torperemedo de costumbres capitalinas, sólo podfa conspirar con·tra el mejor resguardo de sus posibUidades para evitar cual·quier intento de vulgarizar esa instancia. Y aunque ella ahorase hubiera extraviado, eludido la jubilas·a familiaridad dela playa cercana, o aburrido de los g.astados chismes pue·blerinos; aunque su presencia allí estuviera menos justifi.cada por la curiosa existencia de él que por otra conside­ración más azaros'a, el hecho avalaba generosamente susúltimas esperanzas.

y más tarde, cu.ando compartieron aquel pedazo de raíz queaso.maba obscenamente su muñón rugoso, cuando omitieron

la .vi~l~n:ia de los prole~ómen,os, o se olvidaron de ella ycOIncI~;eIon en algunas Slmpatlas provisorios, Gustavo com­p:~end~o su edad y la aceptó, también esa manera suelta,complIce, ~ara hablar sin mirarlo, sin sacar los ojos del río,Para O?shnarse en esa po::ición incómoda de abrazarselas rodIllas (y Gustavo moviéndose, girando alrededor deana, buscando, n~ev~s ángulos, otra forma de perfil o lanuca que segUIa In<:lmada; y ella inmóvil, con el río quele entraba p~r l~s OJos y la boca, en pres,encia o ausenciade Gustavo, sm !Isa y con silencios,··dudando de su biografíapues 1.os datos morían o se interrumpían con la voz y elaprem~o del muchacho, con la solicitud y la alegría, cone.l SOSIego cuando la certeza de ese pelo lacio, de su se­nedad, de aquel respeto por sus catorce años, estaban clau­surando su reciente pasado).

No ~ub~ más esa primera vez. El volvió a la casa bajo esemedlOdIa con algunos datos ya definitivos; más tarde, enesa hora ~e la .siesta, iba a: tratar de confirmarlos. Después,al otro dla, mIentras bajaba corriendo la barranca haciala playa, cuando la descubrió de nuevo arrastrando suspasos por .la orilla, no intentó siquiera enterarse si aquelcuerpo flaco, sin formas casi, con apenas un esbozo depecho debajo de la bluso, si las piernas largas o la caraotra vez, eran lo que estaba ella ofreciéndole o él ya sabía.De modo que hubo esa segunda vez, quizá más completa,en todo caso con las primeras variantes para un descon­cierto del que Gustavo descreía. Y reanudaron lo anterior.aceptando ese fragmento de sus antecedentes y situando asíaquella relación más allá de un irrisorio saldo de asombrosy temores. Porque Gustavo comprendió en seguida la tram­pa de sus ojos tristes, la rescatable nostalgia de la muchachacomo un injusto comentario para su edad de adolescente(y quizá lo comprendió porque lo necesitaba, porque el saltohabía sido demasiado brusco y él confundió edades y cono­cimientos y experiencia, toda la inevitable alteración valo­rativa de su sólita torpeza). Y entonces pudo aceptar aque­lla manera sorpresiva para enmudecer o para huir, paradejarlo atónito y desconcertado ante su ausencia o distrac­ción; y exigido, cuando su mano se adelantaba inútilmente,o debía volverse para encontrarla otra vez cerca de laorilla, o acurrucada de nuevo en la raíz; desesperado alnotar que la muchacha ya había dicho aquella frase o quesu cara era la de una desconocida.

Avanzó, sin duda; juntos avanzaron en progresivos hitos decomplicidad. Y cuando Gustavo mencionó aquel cuartuchode la casa y la invitó, pensó que los dos ya habían com-

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partido y repetido, en· cuatr? o cinc.o. mediodías, sorpresa~y descubrimientos, acumulaao el Suflclente arsenal de certi·dumbres mutuas como para que a ninguno asombrase aqueo110 invitación Y la respuesta afirmativa.

8al';0 la entrada principal o: la casona, las demás puertasestaban clausuradas. El problema, pues, para Gustavo, con·sistía en eludir la presencia de cualquiera de sus dos tíos.La hora propicia -'=ambién la convenida- era ese rato dela siesta en que todo parecía aceptar el deterioro definitivoy en el cual los viejos simulaban reposar fatigas diarias,adelantaban o ensayaban una forma de descanso viriualcomo un hábito contra el hastío; una hora de pasividadligeramente fraudulenta en esos muros' ensombrecidos yen el aire tibio que envolvía a la casona, aparente en laquietud tranquila, aletargada, de los diversos verdes quedeclinaban matices hasta el suelo hirsuto y polvoriento deljardín. Porque debajo, en algún lugar ajeno a los roces delaire corrosivo, compartiendo climas y, silencios, adecuán­dolos a un exterior, cercano Y solidario, arraigaba esa pa­ciente energía que deviene árbol, hiedra, flor o líquen. Comoun sordo rumor subterráneo de futuros vas·aHajes; en ar­monía, empero, con las tres de la tarde de aquel día de

verano.

y adentro, confundida en una lobreguez que se adherí,a amuebles y paredes, y a corredores y habitaciones, aquellaespesa sensación de agonía dilatada, perceptible en loscolores huidizos de las viejas maderas, en sus olores, enaquel permanente Hotar de un aire bastarde,ado por infi·nitas partículas de polvo y reflejos de metales opacos, unaire aherrojado por algo más que. paredes o pesadas corti·nas: un turbio jirón de tiempo sobornoble en la insistenciaabsurda para seguir allí y respirar y creer todavía que esotiene algún sentido.

Gustavo debió pensar aquellas sombras antes, debió imagi­nar ese desplazamiento silencioso y furtivo de los dos parallegar hasta el pie de la escalera y detenerse a escuchar,casi oyendo la respiración fatigosa de sus tíos como unaforma de ese mismo silencio; debió preceder o imponer suiniciativa,' e.sa marteta desenvuelta para quitarse los zapatosy evitar los seguros crujidos de los escalones. Porque ahorasu torpeza habitual cedía a la simplicidad de unos gestosprecisos y resueltos:' a guiar de la mano a la muchacha através de aquel corredor casi· penumbroso y tratando deque copiara cada uno de sus· movimientos. y si creía que

su do~nidad, aquel aband .. , l·ensombrecía su terca volun~:~~elllgent~de la ~uchachatavo se aliabanuev.amente al re egarasta el fmal, Gus­ñana retornaba a 1. • d d lempo, al hecho de que ma-

a cm a , a casa de su dr 1 hde que éste era el último lazo. s pa, ,es, a echoque salt~ó resistencias pla:sible que se con~edla. De modola'.p·uería e.hl·z· .. ,. 11·.·.· .. s y,convenclOnales; empujó, . ., ...., ague ,e a entrara.

'Edl, cuadrt.o mb<:tr:te~ía, aque.11a', ,retice.nt.e quietud e intimidade su ·escu nmlento' e tab· ....."l"'d.. ·d''.. ,. .. ' s , ·.a "en.n.queCldo.con deseos y fa­. "ml Ion· a es' era'" ..,." 1'p<rr" ,... '·"I·G·' -...aSl mase subsidio de carencias vitales

a, aque .' ~stavo de ,escasos .quinae días que el sose-g~do deposltanode recuerdos ·de ,treihkt ó cuarenta 1anos. La edad precaria d 1· 'h . ... . argos

'~l'd' ·d d'· . .., ... e muc. ach.o,<la... 1ncanJ'eable virtua·1 a'esuscatorcea~ ·h b'

i •. . 1 d.' I nos, a lan resuelto cancelar miste-noS y c au lcaClOnes; y su nueva forma de mirar, su ino-C,el1'Cla, e.l ..,cabalestupo.r., de. una edad.' .. 1 Yd"d "d' ..que o aguar aba enundre?do da '·d e futuras· derrotas, transformaron la pacien"eca UCl a, . el cuart .'·1· ..' L

l. d b.· .o en e .marco feraz para un impulso

que o es ordaba.

fIla ,e~~.cajaba allí sin una fisura,··· sin ninguna violencia. Era~' rep lca que Gustavo ensayara en .. horas de sierta renun·

cladas, en largas apelaciones para un derecho al tránsitopo~ ese mundo cada vez menos ajeno, sospechado hostilfunosa, desesperadamente atrayente Y des ' d I1 . pues e cerrara puerta, Gustavo d:bió sentir la humedad pegajosa de

aquella mano que sUJetaba aún la suya; debió reconocertodo" la penumbr:r ~ olores y la ligera excitación que 10clavo en aquel !lncon del cuarto. También oir su voz laorden para ~~e se volviera de cara a la pared, la mano ~ese d~sprendlO de la suya y los tenues movimientos reve·latonos.

Aun así, de espaldas al conocimiento de volúmenes o zonasde sombra, a la exacta distancia de paredes contrarias aunl~evando l? ob~die~;ia hasta cerrar los ojos, entretuv~ sinnesgo su lmaglnaclOn en los deliberados gestos de la muochacha. Se ayudó con algún roce de tela demasiado evi­d.ente,. con el rápido sonido de un cierre metálico, con algúns11enclo; .pudo pensar, en un confuso suceder de imágenesy '~premlOs, que estaba reconociendo las viejas y familiares~enal.~s d~ :rquel mundo suspendido e intacto más allá det~mbIen ;le~o,s deseo:, pero' que el dolor, su recurrida fa·hga, cedla lmpercephblemente ,al estreno jubiloso de unanueva forma de entender aquéllos; pudo pensar ese ins­tonnte como la total coincidencia de lo que convocara en

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esas dos semanas, pudo rechazar temores y no le importó,soportar asechanzas y tampoco: era lo más próximo a unhombre que estuviera nunca.

y entonces oyó la voz de nuevo Y se volvió. El conjunto degrises, los oPacos y polvorientos muebles que aceptabanuna quietud ya sedentaria, sufrían esa ligera alteracióncromática como una forma de desafío Para su triste des­tino. Ella estaba allí, ofreciéndose: blanca, desnuda, inmóvildespués del último gesto para despojarse de la ropa. Gus·tavo volvió a tomar total conciencia de cada uno de sus mo­vimientos, de cada segundo mientras reducía la ya escaSQdistancia. en esa aproximación definitiva y excluyente deanteriores cautelas. El mundo de sus padres y su cuartitoestólido y la plural latente burla de sus condiscípulos es­taban siendo relegados irónica y seguramente en cada frac­ción de tiempo que quedaba a sus espaldas; el lapso sereducía en una inminencia de plenitud; ya rozaba la mor­bidez ofrecida de los pechos con la punta de sus dedos,ensayaba los primeros matices de su virilidad.

Luego, repitiendo caricias con torpeza, insistiendo en uncuerpo aprendido de memoria, rodeó su talle y se .:rpretócontra su vientre. Sus labios, ardiendo más allá de cual·quier conocimiento" sospecharon aspereza Y frialdad en losotros labios, y se olvidaron.

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:·iEI1.195.~!~II1esto ~ljey:araes~á¡' ~n' Guatel11aIa.' Ha sido atraído allípor)A,poslbrJ Idad:~e~ol.t:',cionaria"que vive el pa fs. Esa posibilidadserQ,brl;Ltaln:~n~e sega~a 'Ppr¡a~ I"}uestes d;eC~stillo Armas, a sueldo,d~J gobleqlO norteamer~cano, el.: yLl~I,~ ~a.oía" orquesta~o en Caracas,co~ sus lacayos, la condena,clón del reglOien, progresista de aquelpals. Gue-vara estará entre qui'enes, después de' haber esperado envano: armas ~ara pele~r, cruzan la frontera hacia México, habiendosentido .en, ca!,ne pr_opla la cr,ueldad y la desfachatez del gobiernoque en~lIara siete, anos despues, nL!evos ,mercenarios contra Cuba, yo~ce. anos d~s~ues desembarc~r~ directamente sus tropas en la Re­publica Dom,nlcana... ,~n Mexlco, Guevara gana la vida con tra­balo~ 'm:enoresi ,como:el'de~ot~gr~fO a,mbulante, y prosigue sus in­:ve~tlga~lo~es'sobre' la alergt8,'Hegando" 'a pensaren una cátedrauniverSitaria.,Es· entonces que" conoce' a Fidel castro. El lo ha con­tado as.f:

en él algo d.eotra, p~rte. Esa ,otra parte no es sino la totalidad mis­ma,' ,la ~rnénca n~estra ~n'su_ conjunto. ¿No 'podemos conjeturar que

i asf debiÓ, habe,~ sido el espan.ol 'd'e ,MartV'ún español no tanto acu­,banat!.0 :(aunque ,.esto preval.eclera: ,"Urbina ha hablado de su acentocostana) Como hlspanoamencanizado ,,'. '

• M~~e detenido, ene~to Iporqu~'éreoque en' su caso es unejem­pl9 mas, cle quee,l Che, ~orpo Marfl, nQ sól'o,se' pensaba, sino ade­mas se,s~ntfaJatmoamerJsano:, y se, expresaba Como tal, así como

. otros se s!e~t~n ~eun paIS, y h~s~a' de uÍ'l~ zona de ese país. Nohubo en, el , l1!hgUI) orgullo local, SinO: una especie de responsableamargura contmenta1:.todo laque, nos divid,e le 'parecía vano frentea ,problemas reales y ,comunes, que es menester decidirse a afrontard,e I manera real y. común. . " ,

, ; (1)

la que debe establecerse el movimientoI o absoluto, sobre la tot1al ausencia de

J escribió en la guerra de guerrillaste Ernesto Guevara, a quien en CUb~

razón por la que a Julio Antonio Melladestierro mexicano. El hecho de quee diera a realizar nuevas tareas revo­

su propio ,consejo, acompañaban "unI au~encia ~e informaciones para elél mismo qUien ordenara estos pape-prólogo debido. 'o hay,a sido él quien escribiera estasazares se ,debe que fuera yo quien lorimerae'dición de este libro, escritoé esos azares. Hoy, eso no interesando al lector, sino- al propio coman:io y medio en broma intentaba curar.e adivinaba en aquel hombre, a quienocer un poco y admil1ar sin reservas

manos. Hoy daría cualquier 'cosa po;o ese hombre superior, que es tantovergüenza -porque nos recuerda enun hombre y lo que' somos los hom.

ector 'puede dispensarme de aquellas

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, . ,', 'si todos los ,pa'(ses de nuestra Amé­Universidad de, fylontevJdéO--ot~ospaíses~ va 'a ver nuestros proble-rica.' En 1959, Ira a,rec~rrer j'tico",RALJ Indonesia, India. Su mun­mas!'desde el b.alcon

arO~~d~ verificar 'la, i'?ént!dad de problemas

do se le haab,lerto, YP, stro continente, .SInO Incluso de tos tresno ya ,de los p8lsesde nue ero lareVálúción cubana, en su mar­contlnente~ sU~d,eSarro¡¡a~¿s~'~fundaqUe la de aquellos países:. en

. cha, es mas rapld~ y .l'!1a p ial ista. El Che viajará ,entonces, a !tnes1960, ya es una revol~clong¿i~listas' y verificará allí ,un nuevo Vtncu­dé' ese año, a. !~s paises s 1 el nUestro, están construyendo el so­lo: con los palse,s qUé" con o 's ' aísesqLi6"como Corea, parten decialismoj y espe~I~lme~t~ c~~sloy han debido pagar un altísimo pre­condic¡ones~ubll1dustna ~zant'te 1964 Y 1965, regresa a los paisescioen agresIones. Cuan o, e a Africa lo hace ya como represen-sUbdesarrolladOS'COn~!etamei~Wsta del t~rcer mundo: una revoluci6~tante de una revolucl~n s~cs grandes líneas renovadoras de este SI­en la que se funden as o anticolonialista y la que arranca de laglo: la vincuJada a la kucha

idente que est¿s viajes son mucho másr,evoluciónde ~ctub~e.s~~·cos's()nc:omo' los hitos visibles de un

"que;de~PI~zamlentosgt~:rlrá h~,ciehaoexplícité> con total lucid~z,,perysem:lentoqu~. el. ",.', ro Fidel~qno:dUdamos de ~ue pasaran'¡y'Cuyos,tex!os",pnnClpadles, dj ntos dásícosdel pensamIento revolu-alapostendad como, ocume " ,.cionari6!1•.

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"Nosqt.(OS, no e;";pe;zam:o$¡p\,~arrera que ter.fninará ene,l ca­····,fDu,n1smo, E:Olltodqs!os.pasps: ,previstos, como producto ló­. glCO d~:un<:les~rr()IIQ: I:deologlco que marchara con un fin

determrna,po¡ .:~a,s;. y~rd.adep I del socialismo, mas las crudasvberdades d~/lmp,e:nlall,strl.Q'¡:. fUeron forjando a nuestro 'Pue­

lo y. ensenándole el camino que luego hemos adoptadoconscientemente.

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su teorizaci6n,

;, El médico e~rabundo ,8 quien, Fidel Castro ha convencido una'fna noChe de Mexlc_o ,p,ara, qlje, lo acompañe a liberar su país¡ elguernl1'ero a ¡qUien fldelencomlendalievar le guerrarevoluclonanaae un' extremo a otro dé la Isla¡ el teorizante lUCido, es el hombrea qUlen }-Idel responsabilizará; ya en el poder, con posiCIOnes cla­v,es aen~o o.el g~Dlerno: la pres~aen~la del l:Sanc,o NaCional, primero,

.. par,a eStabilizar lagraye sltuaclon,delas'divISaS¡ y el Ministerio deI,na~strlas, 'mas tarQe~, ,encargaao de coordinar y acrecer. las indus-

,'tnas :J::lru~~amentenaClOnaI'12a,aaS:Qe.unpais ae escaso desarrollo,quea·~emasi ha Sido cortada, de pronto,ae sutueme casi única aeproduCt~s ,el8boraaos. ~e trata ae mantener en pie, funCIOnando, ala' 'OaCIOo'. ' . " ,~

l-'ara ,cumplir. ,estas ' nuevastáreas, de lasque también saldrávictonoso, ,el Cl1e ,deoe arromar problemas concretos de economía.La revoluclon, por supue'sto, no vIene he,cha, sino que es, Siempre,un proceso que .. los hombres deben hacer, bien .0 mal. No eXIstentórmulas ,para aplicarlas mecánicamente. En otro sentido que 'el quelo pensara Croce, una revolución verifica. que la historia es de veras.lh8Zaña¡:de. la libertad".. Ante cada nuevo problema, se alza la pre­gunta.' leninista: ¿QUé ,hacerlYla respuesta no puede ir a buscarsea manual alguno. Debe.' surgir, segúlilel consej9 del propio Lenín,

, de '~el .anállslsconcrE;tode las:condici.onesconcretasll• Así, el Che

se verá obligado ,a considerar, .de acuerdo, con .Ia ,condición concretade .Cuba, pero: viénaola ,.también .,(como siempre) en relación diná­mica.·con el .. mundo ·.tOdo, hechos como, la. naturaleza de la plani­ficadónsocialista¡ apáHsls:tlel quecoHge las ventajas del sistemapresupuestario: definanciamíento sobre el llamado cálculo econó­mJco) , lo que lo' llevará a polemizar incluso con Charles Bettelheim•,Por '.. simil,ares razones; 'enfatiza 'lapreponderancia -110 la exclusivi­dad, por supuesta-'-ique ,debe dars.e. al ,estímulo moral sobre elestí:mulom.a.terialsi de veras quiere construirse una sociedad so­ciaJista:' no se ve'cómo pueda lograr~e .,e$to .azuzando en loshom'bres apetencíassobre lasque se a:fia.n~a.; eLcapitaJismo.Sería utópicopretenc;ler, erradicariderepente¡,: IpQr'de~retQ¡ vi'ejos .mecanismos, y,ell;:(3heno:postula ;esto:,l'no negeN11ieSi,:'lanecesidad objeti~a dell

':6,s1;ímuJomatetTial¡ sLsomos renuent~$ a,suusQ. como palanca im­pu Isora. ~funda'men±al" '('tSopreel,·s:'$t~l1I1a¡p,reS'IJPuestario .••"). Pe-ro,en cambio, no es utópico, sino imprescindibIEH;>a,ra aquella construc·c:'lÓfI," estimularen' elhqmbre lIuna:,actitl:ldn1ueva frente al trabajo",tina actitud que permiit~ali"jar,a,ese "poeta predilecto del Che,:Iieón Felipe! qui,en hal/:ilía visto: :a'l1l'gus~i<:l:cl:~QIPO;J:;1e:rse trabajo y juego.¿Se'ñá, necesario, insistir ,eniQ'ómof !))os',eooe,Giona ver a este hombre

':"'completo' qúe,e'S"'611 C\1e ,o,oliJils!nzarJ.:l1il he.rm(;lso 1 discurso a obrerosejemplares memori:zand.G) Ul'iloS~iJ~e:l'is(YS.i d~l,grétn poeta español?

, h ' do Cuando, a posteriori, r=se ,hecho reciba nO,mbre, ésteestta',a1c¡Ien"'d"e,'se"n'tido' en vez de ser una,resonante vacIedad o dees ara, eno, ' , ' , ' ' •" 1 ue 610 la ái ' '1 o arraigadas reacciones emocIpnaes q s pr c·p,rovaoar ~nc us ",' EsaSf ue después de que, durante el año 60,tlca podrta,Sarneanr· su ','seguqnda' mitad la, revolución cubana, ha idoY en especIa e " ,,' " " l' t d "" 'dbl' da por los hechos medIdas socIa IS as; espues m·toman o, oIga h ,ace Jada ferv;rasamentela ju~teza de tales, me·~I.~~o de, i~eD~~la:ációnP de.La Hábana,es que Fldel Castro afirma,

I a~ en d'e' la' 'I'nv'a'siatn" el 16 de, ábril de 1961, que ,hemos hechola vIspera' , ' , ' " "'," '''''' I eh' ha 1'1 adr voluciónsDcialista. Paresas ,dlas,. e . e, expc o, ~nunat eba•ó impresdndible(,ICl,.lba, ¿excepcIón histÓrIca. o vanguardia~h 1: lu~ha antic:olonialista?", publicado, el 9,d~abnl de 1961), laes ecificidad de la, revolucipn ,cubana, movlm!ento ,que, aunque11 ~andemente heterodoxo en sus formas y mal1lfestaclone~, ,ha se-g'd", " "oo"rgo, ",',0'0 ,podía s,er, de otra man,era-, las Imeas ge-

" gUI o sm em - "',.". ' "h' t6' dI', ' 1" d ,te'dos' los ',grandes acontecImientos IS ncos e SIglo,nera es e", , ' , " 1" l' t' , 'r t á s't 1 •, ',', t 'zad,os 'p'o'r ',la,s luch,as ,antlco o,nla IS as y e r n loa socia·carac en ' " , .', , 't" '1 d 'Iismo". El" Che. reconoce' los escas~? fal: ore~ ex~epclona e~ e nues·trarevolud6n(llentre ellos, ~lp~ll'!1ero, qUlzás,~1 más Importa,~te,el más original,es ~sa :fuerza ,telunca H~mada Fldel eastr~ Ruz; ytambién llque el imperialismo norteamen.cano estaba desone~tado y

udo :aquilatar los alcances ye;rdaderos de la RevolUCión Cu·gunc,~) Ppera señala sobre todo liras raíces p~rn:anentes de todos losf:;6m~nos social es de América, las cOl1tra,dlCclO-nes qu~, madurandoen el seno de las, sociedades actuales, p~ovocan cambIOS que" pue­den adquirir lamagl1itl.Jd, .de una .. revoJu.clón com~ la cubana. Enestetra1:lajo alcam;a madurez el 'J?~nsamlento pOlftlCO del e~e Gua­'vara.' A:partirde él, lo veremose)(presar~e en sus mag~os discursos. {nacionales los de punta del Este,' Gmebra, las NaCiones Untdasmrel' 'cQroo I vócero extraordinario, del tercer mundo. La revolucióno b

rg, , no 'ha desarroJ.ladoun pensamiento sin d.es~rro"arlo, ala

e~zla~~ra los otros páíses, situados en coyunturas s.Jml1ares a las .deCub<;3:erl primer lugar, los.'pafs~~ de nuestra Aménca; per~ t~mblénlbs:c1~' losqtroS;qQ~.,contln~rtes sup:desarr?IIa-90s. En el. ultimo deestos~d¡$cursos,~I:'pronu,nC,JCldo el1 e,1 ,Semmarlo Econ6mlco de So'Iidarfd4!d Afroa$já~iGªenAtg~l,enfebr~ro de 1~~5, al hablar. ~. nomob ", d '.Cuba' dice'3explícitamente q~e lo hace en su cond!c\?n de~tsseu1:ldesa'rrolladoque,al ,mismo' Uempo, construye e1, soclallsm?",

rcons!Jh,abitual ~lnc~~ridadyai,Jdac,la, ,~xp'resa que, e,1 gesarrolIode 'los pafsesqueemr:nezan ahora el c~ml"o de la )Iberaclón, debecostar a los países socialistas". y más adelante, anade:

¿Cómo' puedesigriificar f~'benefJd9n:'utuo" vender a preciosdé'mercadomunC;li,al:tas matenas pnm~s que cuestan sudor'ys'ufrimiE!nfos 'sin> HI11!fE!s,a .Ios~afses~!,rasados Y ~omprar'a precioside mercado: mundl~li ,la~ máqUinas pr~ducldasenlas grandes fábricasatitomatlzadas del presente. ,Si establecemos ,este tipo Ae ,~elaci6nentre los dos ,gr~posdenaciori'es~ deI5.emós' convenit.;en que los países ~ocla]lstas

éison endierta manera, 'c6n1pltces de laexp,lotacl6n Imp~·.,rral:.•Ilo:s'¡países: socialistas' tienen e,1 deber moral de h·

qliida!i-st;! compficid,ad tééJta con los pafses explotadoresidelotttklent'e." ':'

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'He '·na,~rdder1Iá.L\rgerytJna¡nb~~'En/sécreto .. para nacie.' Soyeubano)'tambiéñ soYargentirioy~'siDose oponen las Hus­tríshnas~eñdr'ías derLatihoamérita"rne siento tan, patriotadé Latinbarnérica/~e cualquierpafsde'Latinoamérica, comoé,I'quemás;yen.'el' ;mome:~to:enquefue!a ne~~sario,·esta­ría"· disp:u.esto aentr~gar mI'. vl,da ·por .Ia '1lberaclon de cual­quiera o'e "'losp~íse's'de'EatIno'améríca ',:'.

(lHabríadecidid'oyaentooc~selGhe,sa:lir fl pelear de nu~vo?Lo derto es ,que 5610 unos meses después .'de habe!. pronunciad?estas palabras, .aban~onaba Cuba, .en~esto de renunCia y de sa;,n­ficio que no tiene Igualenlahlstona. Habfallegad~ par~ .él elmomento. que fuerane'c~s,ario", •. y se haUaba. en 'la dlSpOSJ'cl6n de~ntregar su vida l~por 'lalJberacl6n de cualqUiera de, lospafses de

~

LaSque acusan a los ,reVolucionarios. de ciegos deterministas,rechazan pons~antemente, sinembárgo, ,'eJ, elemento de libertad, denovedad,decrea.ci6n en, ).ahistoria.AI ver que 'el Che salía deCl/ba, desernpolvaron.cono~idaSpareja's,conJasque pr~tendían dis­culp~rse .de.PW1~er, y entender un'hephoimprevisto para ellos: lossen~lmental~~ dIJeron: BoVvar~Sfln·Martín;.Ic:is.rnalintencionados pro­ponl:~n,.btros'l1oJnQres ..,~La.verdadesqU(lahistoriacuenta conuna nuevapar~Ja.que de mngYIJa manera se explica por las ante­riore~,que er 'irreducti~le:aesquemas.previos:Fide'lCastro y Er­nestoGueVarq.Eraadmirabl-e',\I~r'.e! complemenfq de estos dos hom­br~s,ICl pul~aci6nvolcánica de quien .el propio. ,Che considera ilesafuerza te'lúncélUamada: FideI Castro Ruz", y.la ccmceptuafizaci6nimpla~~ble de" Che. Yno',fue. lo menos. hermoso de ese diálogo elinstante en quese interpretaban tales funciones: en. que veíamos a

. Fidef, Justamente Bor., ser el prirner Jefe .de.larevoruciÓn, precisarSI) pensa,miel1to(Io que lo Hevaba a polemizar para deslindar), y alChe, el1tregarsea la acci6~ para sert U!lélveZ m~s,fiel a su teoría.Pues entrelas.feHcidades de ,lla q'Ctual.H',\/oluci6n latinoamericana

..está el corta'rt él rsufrente, con hombresel1 quienes fa vieja dico­tomíacabf"~apensalnte"brazoarmado desaparece, fundida en unanUEwa relaUdad .flameante.. ...., .' .•.... .

Desconocemos aún -yprobablernentedesconoceremos por cier­to Nempo- Ips, detalles que precedieron a, la partida del Che, yloque're'afizar~ .en ,los primeros l11~ses fqer<¡l de Cuba. De lo que nocabela menQrduda es/de ~uesuc()nducta estaba totalmenteacor­geoon , s~: ,pensarni~nt9:: de, .qu~estába. h::Jdenéfo ,lo que desde elprincipio habí¡;¡ p~oougnad().,Que. rar,evoluci6n armada se encuentraen la o~den:del dí'aenla~TTJérica Latina,: oue Cuba no es unaf',<cepc1ón,.,.estFi~piterarln,.entextos. r.apitar'e~. suyos, como la guerrade,' P.'uerrillas .'(l9f1m}~gGuba;excenr.j6r,¡ histórica o vanguardia en la'lJch~¡::\nticolonj~lista,?',': (1961) y ~IGuerra de guerrillas: un método"

(1963}.En est~ último, nqs dic~E

ci~hecho~léJ éélqsión deJaltlcha' .amettcana se ha produci- ,do.' lEstárá~uvcSftice en yenezUF.'!a,,, Guatemala, Colombia,Per~, .. ~culaQ()¡:: .. ?¿Seiánestas. escaramuzas. actuales. sólo.m'lr,ife#acipríes·,de ,ul1á i,nqUil?tud qu,eno .ha fructificado?No imp()rta, J?araelresulta,90fcinal, que uno u otro movi­mh:mf6 seatransitorialTlf'ntederrotad().. Lo definitivo es la

decisión 'de:Jucha'du~rnadura:d.faa día, la conciencia de'Ia.neep.sidad.delca.mbio ,revoJUcionar¡'o:la certeza de. suposibm~ad.Es ·.~'n::).oredicci6n.'La har.~.mos con el conven­tímiento deqlJeJlah¡stori~nos,dará fa 'raz6n.

Pn GUI~hto,ar ,pépe{'Ólf~¡se,HaHJ~{~~j,gn~~o·!en·.esa lucha conti­n~rltaf, t~mlbocor,abA, dUda.'arg,un(J.'~d!l'e~o.oHrl~r; en diciembre de1964; a Un tinterillo latinoameriéano enJa ONU,' dijo:

'::,: - :. ,: ; ': ': '-; -, . ': , ,~, :::, .' .:." . .:" , ::,: ",,' _ ,: ',: '.", ' - :'" , 'i ,

. el mejor sentido de la palabra) decarácter humanista (en. noS interesa el hombre... Marxsus' inquietudes: .. Aho~ del hombr~,y veía el c0!!1unismopensaba ~n la. ,lIberacllocontradicciones que prodUjeron sucomo lasoluclon de. as ., . .enajenación C.'~ {Ioc, CIt.)"

" . nzará su postulación más clara y aroEsta, actitud,d~1 Che al~a su o escrito ,antes de ..Ia sali9a de

tIculada ene! ultimO trabaJOes~rib'ieraa Carlos QUljano, directorC.uba: la a~mlrable carta J~eseríapublicadaeonel nombre IlEI So.deL semanario Marchp, Y q b '.".en. derta forma, se trata de unePalismo.y el hombre. en CU'd

a'se publicó (copiosamente) en Cuba,

' . men de un balance. Cuan oresu , d l 's,eLChe ya estaba fuera e pal.

(8l'. l ..,... .' ••... 1965 F¡'deLCastro dio a conocer, en

, •. Cuando el 3 deocLubr~e~~ral del PartidoComunlsta de CUba, ,lalacOl1smuclOn del Coml~e .... eL mundo .tue ,conll1ovldo por la. notICia,carta de deSpew.dadeL Che, tmásvanados :comentanos. Los revo.yse hicieron en torno suyo o:rsupuesto, .dleron justmcado créditoIUClOnanos de to~as par~es, P . ntes que e la'sdesvergonzadas agen.alas palabras de Fldel castro'~Ólo los enemigos, sino incluso algu­;Cías;norteamenca~as.t:ero'tn~, de la 'revo,luclón. tendieron a tomarnos. slngulares"Slmp~tlzanes paladas .. copiosamente por agentes delcomo buenas la? versIOnes u~~cla a considerar como engañosas lasiniperia;lismo/yen ..c~nseG. ' bano Ha resultado. una dolorosa perodeclaraciones. delg0blemo 'cu n los instantes dramáticos de .Iahis'aleCCionadora prueba:' porquev~verán a ~nfr~ntarse-:- an:'bos tlpo~?etoria se han enfrentado '. .:y d'. Corea cuando la invaSión de Giran,versiones:. 'cuan~o laguerr~elo aL ~Icance,detodos~ Si, ~eacu~'r-

;:.'¡pjal'asólomenC.IO.n~ar dos e~~:~o sde' los Estados Unidos deCide aut~.dOCO:IYSutra~IC}O~:p:í~;~tereo;enla ,propia ,base nav~1 de GUcan~a'

,agredirse en a gun '. '. '... ,travésdesuspoctemso.s mediOS, que. u anamo/parahacer,creer,a'lverán adarlErcrédlto a esas versioneses ,responsable.de~f ~eChOt~ ¿v~esI17'correspondea ellos pensar y ,res·ca'nal'lescastales simpa Izan . •

pondero d I Che por extraor:dinario que fuera -que es- eseEn el caso, e , ' varias cosas: que de veras el Che

caso, se imponla ~ener present~s venezolano Sim6n Bolívar, el argen.era un 'Iatinoamencano,( co~odeminicano Máximo Gómez -o el mar­tino José de San Mart n, e °uerido por él-, todos los cuales pe­tiniqueño Frantz Fenan, tan q ellos en los que nacieron, a menudolearon por otros ''P~íses qu~ bqU

es uno de los muchos países latino'por más de un pals¡ 9~e u la Che y la revolución cU,bana, ~~a deamericanos e'n que vlvl~ra e . 'as en ue ya habla partiCipadolas dos revoluciones letInoamenca~ Améric~ Latina -yen el mundo(la otra es la guatemalteca); que U~dan muchas revoluciones por ha.subdesarrollado en gen

eral--" I 'hiones requeridas urgentemente por

cer, y que esas nueyas revo u na mísma revolución, como la cuba.sus pueblos, son caPltulo6·?e ~ . do el Ejército Rebelde de las lo­na ... En el año 1~59, -re len aaJ~~nía la convicci6n de que el Che,mas, la gente senCilla, en CU~ , ntribufr a la liberaci6n de otrode un momento a otro" saldnal a.~ cubana apenas iniciada, tenIapaís ~sclavlzado. P,ero ~~ revo uC~1 fue pue'~ ejemplo de trabajadornecesidad 'de' él para ,a mearse. r cción Seis años después, cuandoabnegado, Ide héroe de la const q tismo de fuego' cuando h,ablaya 'esa' rev()1lhci~n 'h~bía ~ p~ald~ sUa~b~Y la crisis de' octubre¡ cuan·conocido Gi'rón, la limpia e du~fan ya ~rganiza'damente para el pue·,do sus fábricas y .campos pr~~' tf s tierras del mundo" 10 requeríanbJo(el CheGq.n,~l,?,rrq: c¡u~o a" .'. . . . "mas. ".

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Helios SarthouABOGADO

MISIONES 1371 • P. 5 - Ese. 50TEL. 9 32 75

Latinoamérica". En El socialismo Y e!.hombreen Cuba, que vino aaclquirir ci~rtocarácter t~stament'ario/'había e.scrito: ¡lEI revolucio­nario;rnotdrideológi.co el.e la revoJución,de,ntro de' su partido, se.co.nsume en esa.. ,activiclad ininterrumpi?~queno tie:nemás fin quela IJ1l,1erte.' a rnenos.que. ,la construcclOn.srlQgre en escala mun·dial'\ Aquelpa ís~resultó .?er BoJivia,,,yoo, :de ;JOs más esqui Imadas ydoJoros9sdenu,estrás patrias. Allí .se:e'ocqntrfJ~a, peleando, cuandodid,aCOl)ocersu·,sobrecogedOrM,er~al~él .. la •••. 'Tri continenta1, dondea'l ..trazare1 ' .cuadro· de ... I~ .sitlladÓn,rnterna'oipnal, del, chantaje at~mico.C()fl,qUee1 lmperJalismo pretende paralizar' a los pueblos e irde~pedaz~ndolos lino tras .•. otro,p0s,tula: "Crear .. dos, tres, ... muchosVietname,slaconslgna". A éSé;I, .·Ia.más, honda, noble y vali·ente lemás n~cesaría también ,de las t~reas. de;esto,saños, se encontr~baemtregádo, cuaodosuHim¡tado, su ,pbsoh.ltpj:lesprecio al pe'!,igro deque .nos.hablaraFideL hi4oposible a tropasbofivianas, organizadasy cqmand,adas por militares nortearq~ricanQs,herirloen la Quebradade Yuró,el 8deoctubre de 1967,hac~rlopri~j,oneroY posteriormen­teasesina~lo de uD ba,lazoen el corázón, Unos momentos antesd~sangrándQse,habra dado,u11é1 bofet~,daa unoficial enemigo qu~10 Increpaba. Las vidsituciesde su cadáver h4bieran sido materiaalucinada para aauel enorme dev0todelCheque fue su comootrio·ta,el alucinado E:zequJ,el Martínezf.strada..,E! cuerpo es trasladadoen helicóptero para ser exhibido a 'p~r¡o~listas.

Es un rostro sereno, grave v, hermoso,e--nmarcado en la abundantecahE'1lera Y barba con aue, solían representarse profetas o santos, elde ,aquel "héroe de .• América,dEll.,mundo" q,ue. v¡;!,ce allí como baldónpara todos. Parece (lue1es auemar;¡lun ,muerto, esa presencia des­lU01bróote-.En losdfGlsJnroeqia~os,nos f'nteraríamos, con estupor,

,deJas.másextraña,s co~as:de, que .acuel cuernq fue enterrado, de-senterrado,jndoerado~d,eiC1ue Jehapfan muti\flrin las, mflnos, paracOfl5ervaralp"kmos df,'dos. ParPGe,menqc; J¡:¡sórdida verrlad nuel~s"kisiturlps .míticac; dp.ul:1 hérop., de.leyenr!::¡. ,Aouel hérOP. loe:rtlrla~::lcudjr Ir! tiprra. Hasta los 'el1emip."os~e inclin:'lron antF! t::¡nt¡:¡ gran·n~z:a., Ha~ta .los dl'rq~de G0rñ76n'y ,liar:; p,ntibier'irlot:; sintiernnnu~JP:C:(111~ri;:;>bp/1 pnel?I,rna,MP.'rImas dA hnrnbrF!_ Si alO"unosflohanp!()did.o, ni; siaui,eraentooces. Vf,\f: Y ,comprendAr. 'AS nue '1::1 no po­rl'r~nnunG;:¡.vp'r nic()rnnrencier~Sehan convertido ellos migmot.; en

:cest",tJl~s,de,t:;::lI, y'~f bistOriB ¡rn.ol~cablp. Jos dec:rnorona r.nmOal 00"10.,Quien ónicamente' ¡podf:a hacer el ", panegírico; quien unos' <1 las

antes;habJaanunciado.aJ'Pu~plol. en el más triste discurso de suvida¡que.era rldolorosampntecierta" la, noticia. de la muerfe;aquela quien !había, escrito'e'C~eensucartt=l de despedida: Ilsi me llegala hora definitiva.bajootros ,oielos"mi,.óltimo pensamiento será paraeste pueblo y especialmente para ti": el comandante FidelCastro/,ev.ocó lajnc(mmen~urRtbJ.evi,qa·, def=l:qu~Ua" :criaturaejemplaranteunr'nillpl1. de ! ~ol1'lbre~Y ¡m,uje'~essilenSj,o::¡pse :incc;msolables, reunidos

,enJa,?laz'a de la.Hevpluci~n,don*~tantasveces estuvieran con él.'Al de,spedirse de sus' hijos,eí Che,enternecié'ndo y achicando laspalabrascolTlo ha.branepho tamplén' el .otro. gigante, su hermanoJ~séMar;tí,lesescribió~ l'$ialguqa vez tienen que. 'leer est-a carta,

:i se~á. ,po.rqueY9noesté,entre Uds•• :. Su padre ha sido un hombrefl4:~~,ctúa.comoplens,aY/' segurp, ..ba Sido leal a sus convicciones., .

.,~obre,;t()dol ,sean.s,iemprecappces de sentir en lo más hondo cual­qpierinjpsitlcJ,a .cpfX\'E}tida c,ontracuralql¡liera en ,cualquier parte del,r,nl¡1;n!90,,'~s.,J,a;:qual+dad:,.m~sHnda de ·.un revolucionario".

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.. Rodó

.. Vietnam

.. Cuba,

.. Uruguay: raíces de la independencia

.. Ché GueveJ'r's-. Iglesia hoy ... De Camilo Torres a HelderCámara.. HtKl60n[;r,4a~tierra purpúrea.. Licenciado Peralta: Crónicas de un Montevideo lejano

.. E(gR~~.l..·~~gro ,,:,

.. Marx y la evolución del marxismo l'

.. Ma'rx y la evolución del marxismo 11

.. Los estUdiantes

.. Checoslovaquia• 'Medellín, la Iglesia nueva

Rincón 577 - Mo,nte·vide,o '~. Uruguay

LA ROSA BLINDADARevista político - cultural

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DE' MARCHA

amérlca latina

CARLOS MARIA GUTIERREZ

la mala conciencia de losintelectuales *

La idea de un congreso que, por primera vez en la postguerra, jun­tara a los intelectuales de los países opresores con los intelectualesde los países oprimidos en busca de una acción común contra elimperialismo, a primera vista se mostraba como una utopía. Y no sóloporl1a desmesura de la organización o por ,la diversidad de proce­dencias de los congresales.

El PEN Club o ciertos eventos literarios y de artes plásticas debidosa la munificencia norteamericana, han intentado en el último quin­quenio proponer una imagen similar a la que se prescribía para e-ICongreso Cultural de La Habana, desarrollado en esa dudad entreel 4 y el 11 de 'enero de .1968. En las cony~catorias que" ~irecta odisimuladamente, se organizan por los serVICIOS de la pol1tlca exte­rior de ,los Estados Unidos, desde hace unos años la, nueva teoría

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es el diálogo. Para esa teoría las a~títesis clás!ca~ o las surgidasen esta época turbulenta ya no son SinO meros. termlnos de u~a rea.lidad que las contiene ~n forma co~plementar!a. Ya no habna con·tradicciones, sino situaclo~es negocIables: Occidente y Tercer ~un'do, neocapitalistas y man<lstas, b~~nco.s y ~ue.blos de color, r~all~moy vanguardia,statu qua Y revoluclon,. Impenal.lsmo. y descolonización.Todo ello en un plano de enfrentarr~lento raclonallza~o,. que ~o vayamás allá del propio diálogo; es decir, de un consentimiento Jrrenun·ciable a la existencia de la otra parte.

v~ a hacer dos años que en ~I ~E~ Club reL!nido en Nueva York,la pretensión de ese absurdo dlalectlco (traducida e~ largas charlasamables, que se impregnaron de un ~oncepto ~otano para encararproblemas y comporta~ientos) demos!ro a '~aballdad .105 dos rasg.osprincipales de esta fnvola metodologla: !a lno~~'I'anCla, para Jos In·tereses del Tercer Mundo, de lo que a.1I1 se. d.ljo o se ~cordo¡ a lavez, el tanto que dejaron ~not~rse al Impe~la'llsmo los Jntelect~alespolítioamente inmaduros,c.0'!1pllces? deSOrientados por la vanl.dad,al ser envueltos en la prevlslbl~ atmosfera de reportajes en el TImeso en La Voz de América, turismo de pr!m~ra clase ~ artícul~s bienremunerados en "revistas. Al pare·cer -venlan a deCir eso? I~telec'tuales, a'lgunos 'por m.ero consenso~ otros .a texto e~preso bajo flrma­el imperialismo había abandonado por fl~ las tesis d~1 senador ~;Carthy y se decidía por la apertura. a la~ Ideas '~?ntrarlas, por el dla·logo; en una palabra, por la coexistencia tamblen en el terreno dela cultura.

Y todo eso era posible, sin demasiada violencia moral, porque la di·ferencia entre convocatorias cordiales como la del. PEN Cluby el espíritu que signó el Congreso de La Ha~a~a consiste, en algomás que el punto g,eográfico, aunque '~os obJetlv~s fueran, formal·mente parecidos: al/a se tmtaba .del dl,ál~go, a,qul. se trato de I?integración. Es la misma diferencia,. en ultimo termino, entre las fi­nalidades verdaderas de ambas reunlOne.s. En Nueva Yor.k se tratabade mostrar la buena voluntad norteam.encana y el cambl,o de su po·lítica hacia los intelectuales de. izqUierda y haCia lo~ !ntele'ctu~le~en:general. (Claro que ese ,cambio era meramente ~djetl.v0: se Ilml'taba a subir has barreras del Departamento de Inmigración y a de·'jarlos hablar; para que' no pa~en a la~cción -aquellos que hipoté­ticamente quieran hacerlo- siempre eXisten el napalm, 'la CIA o lasSpecial 'Forces). En La Habana se reun,ió a .I~s intelectua!e~'y seprovocó '!adeliberación Y el intercamblo~e' Ide~s, para iniCia: oproseguir una lucha a ,la que no ~,e renunciaba, n.1 por los organl~a'dores ni por ,los congresales.. ,El dialogo norteam.erl~ano fue otro diS'fraz del imperialismo¡el dialogo ,cubeno es, mtnnsecamente, otraforma de la lucha anti imperialista.

Esta verdad simple fue, segurament,e, el, estímulo fundamental p~raque los inte'lectuales de Cuba y sus autoridades de la ..cultura no. sol?sobrepasaran en mu.ch?, con su Cong~eso, la ~ompleJldad organlzat¡,va de los intentos Similares norteamerrcanos, SinO que lo concretaran(contl'i3 obstáculos y plazos que aprecian insuperables) e~ el meJorestilo de su Revolución: 'convirtiéndolo en un hecho' polítiCO, llevan­dolo a la práctica contra todas las advertencias de que era imposible.Al mismo tiempo e'l Congreso repetía, asumiendo ~I riesgo pe~o pr?·porcionahdo también un buen ejemplo d~ la latitud rev~I~~lonarJacubana en materia cultural, I,a hete'rogeneldad de composlclon que,en el PEN Club Arthur Miller o Carlos Fu~ntes señalaron como datoverificatorio ,de 'las más nobles intenciones norteamericanas. El Con·greso se pobló de las más diversas maneras de pensar, d~ las másdiferentes doctrinas. Funcionando como huésped de una SOCiedad mar·xista-Ieninista,que a través de su delegación na-ciona'l no titubeabaen plantear una definición propia de los probl~mas y pugnar p~~ ,sussoluciones, su atmósfera de' 'absoluta libertad Inte'lectual per:mltlo el

afloramIento de tesis y métodos que en Cuba estaban casi olvidadasy en desuso, extravagancias de 'la izquierda que la realidad vigorosade la Revolución ~a convertido en recuerdos risueños. (Por ejemplo,esta debe haber SIdo una de las escasas oportunidades en que enun país socialista, trotskistas confesos o vergonzantes pudieron po­ner en práctica solitaria su pensamiento vivo: fuera a través de unamOción que pedía de los congresales su renuncia al confort del ho­tel, o me'dianteel puntapié sorpresivo proporcionado a David AlfaroSiqueiros, indubitablemente in memoriam León Trotski, en medio deuna ceremonia pública).

Como pocos encuentros internacionales, este Congreso se prestó ini­cialmente para una posibilidad de dispersión planteada por el tema­rio a un grupo tan numeroso de gente dedicada al trabajo intelectual(más decuatrocient'as personas), que pos,e·ía tan disímiles formacio­nes,ejercía tan variadas tareas y oscilaba, en su 'composición, entrelos extremos menos conciliables: desde e,1 inconformismo heterodoxode ,curas obreros hasta la serenidad especulativa de monjes budis­taSi desde el ardoroso engagement de jóvenes poetas al rigor cientí­fico de físicos y matemáticos.

Pero la reducción al orden de ese aparente caos consistía en que,pese a su amplitud, el temario del Congreso instalaba a sus partici­pantes dentro de una última Thule ineludible: se trataba de que elintelectual se definiera frente a un hecho de características comple­jas pero de finalidad concreta. Las solicitaciones de ese hecho, loscompromisos que exige, las tentaciones que denuncia, pueden adop­tar diversos nombres, según el enfoque o el campo de actividad: sub­desarmlloeconómico, dencia pura, literatura comprometida, aggior­namento, de la Iglesia, neoco!onialismo, penetración cultural, comu­nicación de masas y muchos otros. Pero el hecho concreto que elCongreso poníla ante I·os intelectuales tenía un solo nombre: la re­volución.

El encuentro de La Habana tenía como finalidad deliberada situaral intele,ctual contemporáne'o, de una vez por todas, frente a la re·volución. Y estaba movido por ,la urgencia de unificar, de una vezpor todas, ciertas premisas dentro de las cuales el intelectual revo­lucionario debe encuadrar su tarea. Ello no significaba (y nadie ,loplanteó en ningún momento) la imposición de una cartilla de con­ducta, ni la catequesis de los más individualistas o menos poseedo­res de certidumbre ideológica. Más que .exigirle un compromiso fren­te a los demás o crearle una división entre réprobos y solidarios quese basara en la praxis de las deliberaciones, ,el Congreso intentó si·tuar al intelectual frente a sí mismo, dividirlo de sus propias frus­traciones, para que de esa confrontación entre lo que es y lo quedebe ser, surgiera ,pa'ralelamente la imagen c\rara de la revolucióna la que debe integrarse, y también' una definición del la tarea delespíritu dentro del campo revolucionario, sea él un proceso de li·beración o ,e,1 eje,rcicio del poder dentro de una sociedad nueva.

Esto no lleva a imaginar Ila revoluciónconio una situación uniforme.Para los teóricos ,de la revolución (y especiallmente para los marxista­leninistas) esa falta de uniformidad ya ha sido detectada y poseesus propias leyes. Ernesto Guevara, en -un ·Iuminoso artículo, aludíaa ,las diferencias ,existentes entre sociedades socialistas de idénticosigno pero sometidas acondiciones distintas, 'examinando la interre­ladón entre 'educa'ción y desarrollo de la producción: (1) "Se puedeabordar -decía ,el Che, ya en 1964- la tare'a de, la construcción dela nueva concienci.a, p,orquel estamos frente a nuevas normas de re­laciones de p,roducción y, aunqu'een sentido, histórico general la con­ciencia, es p-roducto de las re,lacilo·nes de producción, deben conside­rarse las ca,ra,cteristicas de la época actual, cuya contradicción fun­damen,tal (en niveles mundiales) es la existente entre el imperialismo

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y el socialismo. Las ideas socialistas tocan la conciencia de la gentedel mundo entero, por eso puede. adelantarse ~n desa~,r0llo al e~t~~oparticular de las fuerzas productivas en un' pal~ dado • La C?!"!9Iclonperiférica del intelectual con .respe~to a los nivele:; de de~lslo~ delos procesos políticos, puede indUCirlo a no advertir esa dIversidad.

En varios países, como en mucho~ casos. del bloque ~o~ialista euro­peo, la revolución es. un h~cho Irreversible, pero qUlzas congel~~oen formas estériles o Involutlvas¡ en otros, como Cuba, la revoluclone's una praxis llena de una vitalidad creadora de. formas nuevas eincesantemente fecundas; en ot.ros de A~ia. y (\!rlca, la. revolucióndescolonizadora ha derivado hacIa la medlatlzaclon o hacia ~a meraregresión .contrarrevolucionaria, debido tal vez a la destr~cclón queel colonialismo operó sobre las estru~turas culturales autocton.a,s; enlas naciones occidentales de economla de merca.d.o, la. revolucl?n haemigrado a veces desde .fila.s proletarias cu~a?, dlngenC!as co.nslentenen la integración al capItalIsmo como 'condlclon de eXistenCia, a lasheterogéneas falanges de una inte)~ctualidad ~e.sgarrad~ entre susorígenes burgueses Y su Ilucidez Critica; en .Am~nca Latln?, la revo­lución real se refugia por ahora en la expene.ncla de I~ vla a:n:ada,es adulterada por la duplicidad de los p.artldos marxlsta-~enlnlstasque admiten el e'lectoralismo Y acosa al ¡ntellectu~1 -poslblem~ntecon más severidad que en pa~e alguna- por la sImple presencia ycontigüidad del ejemplo guernllero.

Vemos así que aunque en última instancia la revolución es. un ~e'cho concreto, el desarrollo relativo de los proce.~os r~voluclOnano~reintegra a la opción del intelectual una complejIdad mex?rable, SI

no renuncia 'él la postulación prop~esta, l?or el cubano A:nbro~~o Forn.et:"Un intelectual es la consecuenCIa CritIca de, un~ ~ocledad • ~I dIle·ma del intelectual, de ese modo, no cesa -y qUlz~s?e acrecle~ta­al establecerse la revoluc~ón en ~I poder. Sea capitalista, colonIzadao revolucionaria, una sociedad sigue planteand.o al hOl:nbre de pen°samiento opciones de ,conducta .que, en gra~p fln.al, estan contenld.as

n la condición intrínseca de mteleduai\. La \Jteratur~ es una I~':urrección permanente", escribía en Marcha, hace un tl~mpo, ManoVargas L:Iosa yla -idea puede extenderse.a todos los niveles de lacreación artística o científica que estuvIeron representados en el

Congreso.

Esta idea del intelectual como un anticuerpo dentro de la sociedad-aún en el sentido benéfico que un anticuerpo posee en la patolo'gía de un organismo- quizás' haya sido el punto de coincidenciageneral de los participantes de La Habana. Porque, estén situadosen la sociedad que sea, los inte'lectuales contemporáneos no puedendejar de reconocer una realidad que los escuece: la cultura burguesa-o ,la distorsión que dos siglos de predominio burgués han ejercidosobre los remanentes de la civilización denominada occidental y -cris·tiana- se ha!'la ,en los orígenes de la formación de todos, y ello,especialmente, en la vanguardia generacionall en actividad. Intelec­tuales europeos Y norteamericanos, descolonizados de Africa o crea·dores insertos de lleno en ,las sociedades socialistas, todos recono·ceno intuyen que, de alguna manera, los motivó la deformación oel 'lastre de acondicionamientos culturales ahora inadecuados, Aúnen ,la sociedad soviética ---por tantos conceptos adelantada y concincuenta años de -eje'f1cicio socialista- la presión de, ciertos pro·cesospolíticos Y los defectos decrecimiento de una economía enexpansión, contagian· a· veces la competencia tecnológica o el arte,de ·características y objetivos. que reproducen determinadas situacio­nes de Ila ciencia o ,la oreación artística en los pa'íses capitalistas,(2)Y •. aún en Cuba, donde el "hombre' nuevo,". que Ernesto Guevara pe·oíaen su ,célebre carta a Carlos Quijano eS ya el objetivo social alque tienden todos Ilos,esfuerzos, los intelectuales queestá~ al frent~de ··'Ia. Ipolítica .cUlltura,I····reconocensu·.carácter de generación transl'

donal y, con' vaHosa modestia estánemp - de~ di~ociar de su trabajo las (émoras de u~~a f~~mPae:6ma~entemenlteclonana. CI n pre revo u-

• ¡ l..:i..;!,JJJJLa eXIgencia de adhesión, de participación y de defensa . l 11 -mado Tercer Mundo plantea al hombre de o'lenc'l I quede aart S ,d st di" a o a crea or de, e e, ~ e .e 0:'0 o,, a malla ;conclencla del intelectual contem 0-

raneo. QUiero deCIr: aun despues de haber eJ'ecutad ., pbl . t I t 1 o su opclon fa-v?ra .e, .desel ~n e.ecbua (y ~ mayor lucidez para optar mayor con-clen~lae :mevlta le cordon umbHical con ,la' ,cultu'ra burguesa)prosIgue el Intento de justificación o de rescate qU;1 't' dpleno d.erecho, en el campo revolucionario que I.os pr~let~r~s u~ lo~ca'~'Pesln~s, ,las. fuerza,s. p~oductivas sociales todas ocupan con tran-qUila noción de su 'Iegrtlmldad. '

En el Congreso de ~a. Habana esa mala ,conciencia fue paradoja;l­mente un hecho :p~S!tIVO, porque estuvo en la base de todos losenfoqu;es y los anallsls. E.sta perpetua introspección no es demasia­?O VISible en las reso11'UclOnes finales, porque aHí se establecieronjustamente ,Io.s resultad?s prom~diales de es.a confrontación contínuacon sus. propl.~s demonIOS conc!tada en el Intelectual por el dilemade 'la ~ev?'lucIO'n, y las conduslonescobran entonces una serenidady conVIcCión que. no poseyeron las deliberaciones. Es en los cente­n?re;;?e .pone~nclas ,del Congreso donde aparece el desgarramientodlale~tlco del mt~lectual contemporáneo, y. ,creo que un volumen quereco?ler~una vemtena de Ilos mejores textos podría constituír unesplendido aporte a 'I~ taroea de desentrañar 'la actitud del creadorante el hecho,. revol·uclOnano.

Esas pon7ncia;; sirvieron también para revelar de qué modo inespe­rado (mejor~lcho, subterráneo), se ha ido alterando la ,relación defuerzas mundiales en ,el ,estra.to de la ~u!tura. La metrópolis civiH­zadora que era Europa, por ejemplo, sollcltacon humildad a través~e Je:an-Paul S.artre q~e se le pe·rmita colaborar con el Tercer Mundo.Huble'sel quendl\), -dIce Sartre en su MensaJe--(3) tomar parte en

e~ debate sobre un solo punto, y preguntarme con todos los congre­~Ista,s qué podrían ha~e.r en Europa los hombres de buena voluntad,Impregn~dos de esa vle!Ja. cultura. -para ellos de poca utilidad; paralas nacIones ~yer coJonrz.a~as, mstrumento eficaz y aborrecido denuestra expreslón- SI qUIsIeran ponerse al servicio de Jos jóvenesp~eblols e~ su. mo'vimie'nto para crearsel una cultura autónoma. Hu­bIera querido mterrogarme ante los congresistas y preguntarme conellos SI nuestra cultura .. -detestabl~ y nlociva. cuando estaba impues­!a- no, podría, en el momento en que el'. libre cambio cultural seInstaura. entre' naciones soberanas. e iguaJes, ser consideradas en sulugar, sm sobree,stimación ni subestimación, como un instrumentomodesto pero tal ve,z eficaz, que las naciones Ijberadas deberían usary sobrepasar".

En ese texto, el prologuista de Lo;s Condenados de la Tierra ha asi­milado e". intransigente mensaje. de ~rantz Fanon, del que se consi­dera, al fin de cuentas, un destinatario más: la hora del colonizador-aún del colonizador arrepentid~ ya· ha' pasado. Pero no se tratasólo de Sartre y de su notable lucidez para detectar el 'Cambio deuna época. Pocas veces -lo· ésta es la· primera, realmente?- huboun reconocimiento europeo tan pa'ladino de que las vanguardias hanmudado de lugar; de que ,el término "pafs subdesarrollado" no hasi,do más que una desdeñosa convención .en e'l vocabulario de la eco­n~mía imp~~ialista y.de que el verdadero desarrollo -el del pensa­miento POlltlCO y laldeologfa, que conducen al cambio socio-econó­mico- ,debe buscarse en las sociedades periféricas a ·Ia culturaoccidental. En su propio Mensaje, comunica Bertrand Russell al Con­greso: (4) "Es particularmente significativo que el Congreso se cele­breen La Habana, porque Cuba representa el símbol,o de dosp'l1ocesos vitales: está a, un mismo tiempo a la vanguardia de la lu-

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clla que se está desarrollando én1 el mund~ por ~1. socialismo y laindependencia nacional;. Y ~ .la vez, se esta IdentIfIcando,cada v~zmás con la avant-garde artlstlca e mtelectual ~ con .Ia mas .~mphay audaz libertad de .expresión ~~Itural .... Tal ejemplo de acclo~ !fIi­litantee intrépida po,r la justIcIa, .c0m~l!,ado .con! el más .decldldoemp.eño de alcanzar la verdad en dlscuslon abIerta, propo'rclona una

inspiración al mundo".

La novelista francesa Christiane Rochefort us?, un lenguaje más in­misericorde aún, para esa mea culpa.(5) Segun Rochefort" e~ lo re­lativoal mundo ocoident'al Uno se ha p,robado e~ lo, más mmlmo quesu famosa cultura, su misma forma, de pen;;am!ento, pese al pres~i­gio que se han, asegurado, luego de habe~ sIdo Impuestos po,r la W)·lencia durante largo tiempo, sean ID únICO, buen~ para el mundoll.,A,ñadió:"Los occidentales estamos y~ tan contamln31dos, que el 4lin_telectual responsable" debería, en pnme'r luga,r decir ~ todo, hOp1brede un país menl!)S preso en las redes: desconfía, de mI. Desconfla demis palabras, de' todo lo que tengo. Estoy enfermo. Y contagioso. Mi(,,,i,.~ s;:¡Iud es saberme enfe'rmo. Actu~lmente somos nosotros, losflccidl:>.ntates. auienles nos heJ1.1os convertido, en ;;u.bdesarlíollad~s: sub·desarrollados de la concienCIa. De hecho', lo UnlCO que un Intelec·tual de' Occidente está verdaderamente seguro de aportar, es su

pasión".E! musicólogo norteamericano Irwin .Si.l!=>erg ha empleado similar cr~­deza para abominar de 'la descomposlclon cultural 'en los Estados Un¡­dos' "Es importante arrancar la máscara y poner al desnudo laverdadera faz de la' cultura, d~1 imp,erialis.mo. Pues no. sola.me~te laestructura, imperialista está 'SIendo empujadal a su fmal mevlta~lepor la fuerza y militancia creciente .de: los pueblos del plan~ta, ~moque además está muriendo, len~a e mexorablemente, de autolntoxlca­ción,envenenada p,o,r sus propias hec~s eXPuls~d,~S, ahog~ndose l~nlo's vapores contaminados de una moralidad ranCIa, • Para Sllberg, lacivilización de material plástico de la clase, dommant~ de los Esta­dos Unidos ha triunfado, Y ha impuesto sob~e su propIo pueblo todoel horror de la destrucción de lo,s val,o.res VItales". ~ en es.e. c:uadro,es ,la misma ,cultura la que "documenta la degrad~clón defInitiva dela vida": "Para de'cenas de mi1lo,~es de norteamerIcanos, la tecnolo­gía del capitalismo se ha convertIdo, de hecho, e!" un mon~tru~ queestá dominando ahora la misma text~ra' de sus VIdas. La, vIctOria deesta tecnología inhumana ha pJ'ioduCldo' un puebl~ asustado por elmundo" inseguro de su p,ropio va,lor, co!"prado,r ~nsloso de' ~na segu·ridad emo,cional mediante la acumulaCIón ~e objetos. n:tatenales ... yaho,ra lo,s norteame'ricanos se han convertIdo, en pnsl,oneros en supropia tiena. Que ellos desconozcan su prisión o el abyecto. horroren que están sumIdos, es parte del proceso q,ue ~a adormecido susmentes Y sentidos frente, al munido. en que vIven. (6)

Por supuesto que al mismo Uemp~ h~bo ,en el Co~greso voc~s occi'dentales que, ,en derto modo·, relv'Indlcaronl1a fun~lón .de ,la intelec­tualidad europea dentro de los p.rD'cesos revolUCIOnarios, ~esde elveterano marxista austríaco Ernst Flsc~er hasta el estructurallsta ~r~n­cés Alain: Jouff'roy, ,esos 'Congresales mtentaron restablecer el. mentode su cultura, su utHidad irrenunC'iable para el Tercer Mundo,

Con las reticenoias -impuestas por ,la tarea de ~efender algo, difícil·mente defendible Fischer ,pidió en su mensaje: (7) "Permltasemecontradecir un p/e1uicio muy difundido,: e,l prejuicio de. que ya nohay nada más que es'perar de la clase, o~brera de' I.a socle~ad md~s'trial altamente desanollada, que es ineVItable su mtegraclón al SIS'tema capitalista". Sin embargo, Fischer, 'recono,ce el hecho de la me·diatización ,de esa clase: "Nlo sería sincero, negar y encubrir con frasesel cambio. d'e la clase obrera de,esto's p,aíses. Esta clase obrer~ mo·derna ya n,oes, mbel proletariado que,· Marx y aún Lenin, conocIeron.

El obrero del Viejo Mundo tiene muchísimo mácadenas. Las condiciones no le olbligan a decis~ que per~er. que. susy advierte. a ,las jóvenes naciones. "Po'r muy j'Ust.lf~esdrevQ uClonarlas"",, . '.. . , Ica a que sea vues-tra Impacl.encla,. vuestra pregun1ta· ·dónde está I lb'

d d 'd .? • : (. a c ase o rera delmun o mo er,no In ustnal. -qulslera'contestarla en f . lt · . 'a- I f orma Igua men-e mequlvoc. as uerzas rebeldes las fuerzas ant' 't l'

t d' h d' .: . I capl a Istas de

es e, mun o, aun no, an Icho su ultIma palabra.".

Es s,intom,ático que aún en esta discreta defensa d '1'd d 'd F' ·e un SI' enclo que

ya ' ura . ,emasla o, Ischer crea neoesario señalar el valor de e'em-plo. o eS!In:u1o qu~, palia ese despertar de una ,conciencia revolJcio-narta sonollenta, ttenen los procesos Iiberado·res del T M dY t

' di' ., '. ercer un o., ano a, suman ose a a mtenpretaclon de subalternidad que ' ro a-

man Sartre y Roch~fort, el papel qu~ Ilas v~nguardias revolucio~arrasdel Tercer Mundo Juegan ante una Ideologla y una cultura occiden­tia les, qu~ se .muerdenla cola: "En un esfuerzo por revolucionar laconclenc.'a, SOIS para ,:,?sotr,os una gran ayuda. Los programas no basotan:" la j'o~e.n, ~eneraclOn, y, no sólo ella, se orienta hacia los ejem­p,los • Y. dlrlRlendoseespeclfic,ar:nente a ~uba, dice: "Así actúa, pues,por 'enclI'!1a de nuestras condlc~?nes SOCiales, el ejemplo de vuestraj~ven e mquebrant~ble revoluclon, de, vuestros, métodos no burocrá.~ICOS: de vuestra ~alJente ayud~ y consecuencia snbre los jóvenes másinteligentes y valtentes, del mlsm!) modo' que una vez actu' O t bde 1917 sobre nosotros,. los viejos. Hombres como, Fidel c:str~ ~ ~~Ch~, Guevara, , Ho Chl JV!lnh y .Glap, son la personificación de la revo­luclon:energla, hon.estldad, firmeza, aborrecimiento de toda, frase yesq~ema: un lenguaje' fresco cuya materia, prima no es el papel sinola Vida". '

E.n ~u '~onencia,(R) Alain J.ouffroy desarrolla la misma variante: rei­vlndl~aclón de a'Por~e~ occldentale.s de vi~enda cierta, pero al mis­mo tiempo,. reconoclmle~to d,e 'la tnfolu.enc·la q~e en la galvanizaciónde! 'PenSar!He~to revolUCIonariO d~ OCCidente ttene el ejemplo de lospaises perlféncos. Interesa. adve,rtlr cómo Jouffroy -al fin de cuentasIntelectual ~ran.cés, 'Car~esla~o- no ,consigue ablandar totalmente eltono admonitOrio. aue el mismo .reconoce anacrónico frente a nues­tras culturas. IIEI CongreSio Cultural de La Habana -"previene-- noes y n~ pu~de" permitirse el lujo de ser ·el Congreso de las utopíasreyoluclOnanas .(\) En. J?uffroy,el intel·ectual europeo, pese a simismo y a suconven~Ir:n!ento de que determinadas -realidades nue­vas hary .~sca'pado defmlttvan;~nte a los. tratamientos convencionales(aue, dlclendolo con la magnifIca e:x:preslón de Ambrosio Fomet parael intelectual revolucionario "la realidad ha estallado, ante su~ ojosy no cesa de trans~ormarslÍ') continúa fiando en la sistematización,en las kyes deductlbles¡ en una palabra, mantiene la aspiración se­creta de encuadrar nuevamente en esquemas esa praxis que avasallalas ~xan.Q'ües metodologfas :practicadas hasta ahora por una culturade CirCUito cernado. Y he aquí su otra admonición a los desagradeci­dos: "Si la no,ción mo,ral del "debe,r", la no menos moral de la res­ponsabili~ad, y la ritual del' sacrificio forman parte, actualmente, delvocabularIO mtelectual de, los revolucionarios, es porque ellos las he­redaron de una cu~tura en la cual esas no,ciones existían para definir,~ lev de las. relaCIones entre Ilo,s hombres en las 'sociedad'es anterio­res ~ la revo,Iución". l.!uego viene la reivindicación de los aportes: "Silos mteJect~ale~ europeos d~ben tener. hoy la modestia de querer ob­tene,r expenenclas de lal reciente leCCIón de los revoluci,onlarios viet­n~~itas, cubanos, ~h!nos ... no,. deben paresa complacerse en el pe­s'mlsmlO, e.I esceptlclsmr:t y el masoquismo. Due' podrían conducirlos~. creer Que Sl~ oap,el histórico ha term.in,ado, y Que su cultura na!Iene .ot~o sentIdo que' el Due le'confiere la política reaccionaria eIm~erlallsta de. sus respectivos Estados".(10) Para Jouffroy, laorigi­nalldad y el éXito de 'los vietnamitas o los ,cubanos, "no auieren decirque las investiga,cione's teóricas llevadas a cabo Dar los intelectualesreyo,lucion1ario$ O pre rev!l'Iucionarios europeo~ estén afectadas de ina-

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nidad y nulidad en el avance del único hecho que han perseguidoen el seno de las sociedades neo imperialistas y neo capitalistas deOccidente".

Si Marx llegó a sus proposIcIones después de dominar teóricamentea Kant, Fichte o Feuerbach -viene a decir Jouffroy-, si Lenin partede Marx, Engels y los communards, las nuevas revoluciones tendránque mirar otra vez hacia Europa y hacia los nuevos teóricos. y añade."Cierto númerG de ideas no rigurosamente marxistas y que se sitúanen la tradición clandestina de Charles Fourier por una parte, y en lade Bakunin por lotra, merecen ser reexaminadas en la perspectiva delas revoluciones que se llevarán a cabo en el Tercer Mundo". Aún laobra de Breton, Artaud o Georges Bataille deberá ser tenida encuenta, porque ella forma parte "del juego de invención' teórica ypráctica sin el cual la acción revolucionaria termina por olvidar suspropios objetivos y sumirse en la pesadez moral de los deberes acumplir, en la odiosa lógica de la represión". Nótese, en ,las entre­líneas de esta aceptable proclamación de la diversidad y el enri­quecimiento a que debe aspirar el pensamiento revolucionario, lareticencia burguesa ante el hecho mismo de la revolución, que sedescribe en sus hipotéticas proyecciones sobre el status actual delintelectual ("pesadez moral", "represión"). Es que, pese a toda ,lalucidez y la solidaridad que pueda ejercer, el hombre de pensamien­to occidental sigue inserto en viejos valores, y confía en ellos másque en los prometidos por la revolución. El elemento patético queseñalaba más atrás vie~e de esa cont:adicc!~n entre lo que 'cree ylo aue sabe que debena creer. La onentaclon contrarrevolucionariade la cultura occidental ha creado el mito de una cierta Ulibertad"libertad que circula -como en la sociedad ateniense del siglo d~Pericles- en el ámbito cerrado de las clas'es dominantes. El inte­lectual de Occidente ha sido entrenado en la admisión de ese mitoy en cerrar los ojos a la monstruosa alienación que el sistema operasobre el resto de la sociedad. Como integrantes de segunda clasede ese ámbito cerrado, de ese "país dentro del país", aún decididosa romper el esquema y a cambiar de campo, los intelectuales tipoJouffrovno pueden esquivar el acto irracional de sospechar en larevolución la amenaza por excelencia a tal clase de Illibertad", con.fundida con la libertad verdadera: "La libertad de pensamiento y la,... ....";ljrllld ,.fe l:::\ imagin~ción son, en el hombre nuevo, lo que la dis­ciplina y el rigor son al militante revolucionario de hoy... Pues con.viene arrancar a la propaganda cultural y p,olítica de los pafses im­perialistas, Que "justifican" aún sus guerras y su sistema de explo­tación económica en nombre de la libertad, la' bandera v el privi­legio' de esa misma libertad". Y reitera esa obsesión: "El Che hamuerto por la libertad de todos los pueblos del mundo V su muerteencarna la exigencia de una libertad extrema... El individuo revo­lucionario será el más libre. el más consciente e imaginativo de to­dos I,os hombres, o no será".

Si es admisible que las desviaciones del stalinismo -en especialsobre los intelectuales franceses, la revelación en 1945 de los cam~

'pos de concentración soviéticos- hayan operado traumáticamenteen la conciencia occidental, no lo e's ya que, ante los eiemp,los delas nuevas' revoluciones, se siga exigiendo estos certificados de bue­na conducta para la adhesión o la integración. n hecho de prevenirt"nntra el aherrojr:tmiento de la cultura, al mismo tiempo que Se es­+~o., ('()nt~r.to abip.rto con el florecimiento inte'lectual de la revo­lución cubana -quiero decir, con la libertad total (de desarrollo deaptitudes y de mero eiercicio de todos los derechos vitales) que Der­mite una sociedad socialista-puede ser una :indisculpable paradoja.

y finalmente, ¿qué pasa con ,los intelectuales del' mundo y, más enconcreto, con los intelectual,es latinoamericanos? Hay también enellos, me parece, por el acondicionamiento de una cultura burguesa

que e.st~ en la formación misma d ' .una Similar necesidad de clarifi .~ las generaciones en actividadt~al de. país Subdesarrollado la ~~clon o de justificación. El intelec~timos tiempos. Jerce permanentemente, en estos úl.

Ya se conoce el texto de Julio Co t'blicado e'n Cuba, explicando por ~u~zar a, Fernández ~etámar,(ll) pu­Europa, por qué adhiere a la R IeS~~lbe, por que lo hace desdea su. Argentina ni aborda temas :~o u~l~n cubana pero no regresanovelista argentino acepta a11' peclflcamente revolucionarios. Ellectual latinoamericano" "Me ICa ~~ntrape'lo el calificativo de "inte­rnas y veras- como un' crono ro

nSIero so~re todo -dice entre bro­

otro. fin que el perseguido ard~ros que eSCribe cuentos y novelas sindeCir, su regocijo personal". (12) I amente por todos los cronopios, es

Hace dieciseis años que Cortázar elabora . .y Sin embargo, en este hombre des e' ad su Ilteratu;a desde Europa.nente, eSCribiendo una literatura ~o gne~ de ,su pals y de s~ contJ-surge la neceSidad de una identifica " esanamente revolUCIonariamundo que integra por origen Corté CIO~ con el proceso liberador deíSOCIal ismo y, de hecho, ha ~ptado ztar b~~Iara que ha optado por eltodo ello desde Europa¡ todo ello da~ len por, la r.evolución¡ peropiensa abandonar. La explicaciónd e\ e un e'stllo literario que node .las más intel ¡gentes justificaci~n:: ad aPre,~te antinon:ia es unael Intelectual latlnoamencano u e a mala conCiencia" en!orn:i~abl,~ honestidad de Cortáz~r ey se r~n escm~. Unicamente laJustlflcaclOn. Ella es convincente su a ~nto pod¡an redondear esaaborda un aspecto que me parec~ rero so o en la medida que nolectual revol ucionario: el riesgo al undamental en, la t,area del inte­La primera coartada que Cortaz~r est~~~ me refenre mas adelante."Tú y yo sabemos de sobra ue ece' es la ~e la universalidad:poráneo es uno solo, el de ~ P:~ ~~~I::a del In~ele~t~al contem­q,ue la~ pert~nencias nacionales de cada una e~ la ju~tl.c!a social, ytlón, Sin qUitarle su carácter básico" L o so o subdlvloen la cues­pedimentos que plantean a esa. ..a se~unda,.es la de los im­vos locales: "Los problemas cotid'iaenc::aJla tunlv~rsalldad los imperati­así, un primer círcul,o vital en el que ede~ pal\ forman., p.or. decirloComo escritor, y ese primer círculo es o ~ar e inCidir comodestlnol personal a la par de la Vid:

nyellq~e s.e Juega tu vida y tu

a la vez contacto y barrera con el resto ~ I estm~ de tu pueblo, estu batalla es la de la humanidad ban e mun o, contacto porquees fácil atender a otra cosa que 'a la ~~a pOdrque en la batalla nocoartada es 'Ia qu l' 1 . mea e, fuego". La tercerafuera de. "la Iíne~ ~~ ~~~g~';. ~~~ti~~. de evaluar ,la situación desde

~:':r~a~U~ueh:.'.~e a~~g:em~es~~~~n~:Ii~eFrnq¡u~ar~n~rn~~a: ~~~d~a~i~

parangón} creo que la principal s~ría e~' ~a~~~ras alg~na a título depa, con una visión des-n~.cionalizada, la revoluciónegcu~~~n~~~de. NEurr

~;~~cehaeJave:~~~:~~d~JIC~ quet ~n argentino casi enteram~nte °vo~y. venirse a Francia sin u~aJ~~~~ ~¡ec~~aP~~t~uddei~~~a~as~s ~aves:~~~?c;~~J' ~:~gu;:tade' una

dd.écada, su verdade~~ condi~ión ~e 1at~~~:

. . . para oJa abre una cuestlOn más honda· la d~u~~oer~::J:s~n~dsit~aJse en la perspectiva más universal d~1 Viej~d b.'· o e o o parece poder abarcarse con una especie

e u Iculdad menta!, para !r descubriendo poco a poco las verdade-~c:: I~af~~~ d.e lo Jatmoamencano sin perder por ,eso la visión global. t 1 t IS lona y el hombre". La cuerta e'5 la que determina que elIn e ec u?, p~se a esa alienación de su medio y ese rechazo delcompromiso ;dlrecto de su !nstrume~to de expresión, llega a las mis­mas conclUSIOnes y a ;Ia misma actitud del que no se ha ido· "Paramí, R,oberto,. y. con esto terminaré, nada de eso es fácil. El lentoai~sorbente, mfm~to yegofstacomerciocon la belleza y la cultura, I~v a en un contmente donde unas pocas horas me ponan frente a

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los frescos del Giotto o los Velázquez del Prado, en la curva delRialto del Gran Canal o en esas salas londinenses d,onde se diría quelas pinturas de Turner vuelven a inventar la luz, la tentación coti­diana de volver como en otros tiempos a una entrega total y fervo­rosa a los problemas estéticos e intelectuales, a la filosofía abstrac­ta, a los altos juegos del pensamiento. y ~e I~ im~ginación, a lacreación, sin otro fin que el placer de la inteligencia y de la sen­sibilidad, libran en mi una interminable batalla con el sentimientode que nada de eso se justifica éticamente si al mismo tiempo nose está abierto a los problemas vitales de los pueblos, si no se asu­me decididamente la condición de intelectual del Tercer Mundo enla Que todo intelectual, hoy en día, pertenece potencial o efectiva·mente al Tercer Mundo, puesto que su sola vocación es un peligrn,una amenaza, un escándalo para los que apoyan lenta pero segura.mente el dedo en el gatillo de' la bomba".

Cortázar asistió al Congreso. (13) No presentó ninguna ponencia, perofue uno de los activos presidentes de la Comisión 111. El mero hechode su presencia ya ,lo enrolaba en una militancia positiva. Su casoes muy representativo, porque se trata de un intelectual que no sólodeclara expresamente su apoyo a la revolución, sino que además lotraduce con la '3sistencia prrsonal a un evento donde se comprometecon ella, Pero sobre todo es excepcional, porque racionaliza no so­lamente su respaldo y se considera 11 integrado", sino que tambiénracionaliza las actitudes paradojales de su radicación en Europa, delgénero que ha elegido y hasta una discutible interpretación de lacultura occidental como prisma esclarecedor de los procesos revo­lucionarios. Sólo su inmensa probidad intelectual puede llevarlo aesa posición, que en otro creador podría ser sospechable de oportu­nismo. Pero en la brillante autodefensa igualmente subyace entrelí­neas la necesidad de justificación ("la tentación cotidiana de volvercomo en otros tiempos a una entrega to,tal y fervorosa a los proble.mas estéticos e intelectuales", "una interminable batalla con el sen­timiento de que nada de eso se justifica éticamente si al mismotiempo no se está abierto a los problemas vitales de los pueblos").He aquí ,la contradicción íntima, la l/mala ,conciencia" que se des­cubre hasta en Cortázar, ese altivo justificador de si mismo.

Pero en materia de llevar esa reivindicación del intelectual revolu­cionario al e'xtremo de la proclama independentista, fue el uruguayoMario Benedettiquién presentó lo que constituye quizás la ponenciamás provocativa del Congreso, Para Benedetti, el intelectual dentrode la revolución no es un militante de segunda clase, sino todo locontrario, (14) "La indOCIlidad del intelectual -dice- cabe perfecta­mente dentro de la revolución; más aún, la enriquece, la hace másviva, más sensible, más creadora. El intelectual verdaderamente re­volucionario nunca podrá convertirse en un simple amanuense delho,mbre de acción; y si se convierte~ estará en realidad traicionandola revolución, ya que su misión natural dentro de la misma es seralgo así como su conciencia vigilante, su imaginativo intérprete, sucrítico proveedo,r'.

La revolución, según Benedetti, debe al inte,lectual no sólo su pre­sencia de "intérprete" y "proveedor", en el contexto del ejercicio delpoder, sino también la sustentación ideológica y ética de las etapasprevias a e$a victoria: "Tal actitud compartida (la lucha revoluciona­ria) incluye por supuesto una base ideo,lógca, una ética revolucio­naría, una teoría de la revolución. Aho'ra bien, ¿qué es ese factoraglutinante de los hombres de acción, sino un' elemento decidida­mente intelectual? Un gangster maneja una ametralladora; tambiénla maneja el guerrille'fo. Aparentemente, son. dos hombres de accióncometiendo el mismo acto, de violencia. ¿Qué es entonces lo queconvierte la violencia inhumana del primero en el gesto' de profundahumanidad del segundo? ¿Qué, ·sino un elemento intelectual?".

Parecería que aquí Benedett' tt ·, I lex rema las

~re aClOn a go esquemática del ho b cosa.s} ésa es una inter-fique en aras del propósito íntim dm re de aC~lon, aunque Se Justi~~n torno al malentendido clásicooen~r la pO~,encla: reajustar las ideasII.en~emen,te al tema a la polémica e acclon e Intelecto, lanzar va.blbllOgrafl8 que arranca de Mao li Porque a e'sta altura, una copiosac1uye los discutibles apotegmas' dee1f,a. Fanon y Guevara y hasta in­ve'ces, pru~b:a- la interrelación entreegls De~;ay, señala -;-y muchasde la .teona en el horno de la acción. la, acclon y la teona, la forjaexclusIvamente a partir de un ti o ' aun, .I~ emergencia de teoríasvez, un.a guer~a y una praxis sust~nta~~r:Cclon que ,~uede ser, a lade .Ia Ide'~logla. Tal vez Benedetti 11 de nUeva~ Interpretacionestorro (al fin y al cabo sus cond' ~ evado por e·1 Impulso J'ustifica

d f . ' . IClones de int I t . ~n?, ·.e .O'rmaclón occidental, tienen ,e .ec ual latlnoamerica-clen.cla) cae en la trampa de una que !nd.~clrlo a la mala con~cultivada: hombre de acción/intelect~o~tradl~clon . aparente pero muyplan~eo, entonces la ramificación de al~ y SI ?art~mos de ese dUdosoterminable, Pero ocurre que se t t s conclUSiones puede ser in~repetirse aquí, por enésima vez ra af"de u~~ falsa oposición. Podríarevolucionario los hechos de la' v~daa IrmaclOn de que en el procesoyes, Imaginar como previtél a la r so~, los que determinan las le­acción/intelectual pYoseg,ul'r exa ~vol'Udclon la dicotomía hombre def . , , minan auna t .. ,unciones en el marco de la s . yux aposlclon de sus

una inte'gralidad del hombre rev~I~I~idad .revolUCionaria, ¿no es negartra a_ cada paso? Quiero decir: si bi~na~lo qu~ la realidad nos mues­en~en~do que ser intelectual ,es .~.? sociedad burguesa nos haleglaclón y barifas), ¿por qué run ,~ICIO (~a~ta susceptible de co­cuando pasamos los umbrales de ~pe Ir ;mecanlcamen.te esa lecciónplanteand? dentro de ella una con~r:~f~~~ad revolu~lOn~ria y seguire~ '.a, sociedad burgue'sa? y aÚn Ión que solo t,le~e sentidoClt~Clon en la medida en que el il~rel eJlt fólo pued;e eXistir diferen­bllshment y seguir las lineas de .con~~ uta acepte mtwarse al Esta.cuando rompe con el sistema a .. c a de..esa ~ocledad, Porqueen ese momento admite tambi~n ~oPta. u~~ militancia revolucionaria,me'nte tambas condiciones' la accl'ónuey eln t ~e confundan armoniosa-

. a eona.

Tomado len el sentido político corrient d .guesa un ,hombre de acción es aaue e, entro de ·esa, s~cledad bur~tructuras ·i,njustas 'por la vra que' I t ue pretende lIqUidar las es­cientemente, que e'l recurso que I~ea, y se ha demostrado ya, sufi­armada) y llevar a ·cabo la revolución e~oca pmpone. ,es el de ·Ia víae.n el derrumbe de las vie'as 'es " ero ~sa acclon no se detieneSin solución de continuida~ en tructucr~r SI,'60 que debe proseguir,otl1aS nuevas y más justas, .'Por a, ,e. I IcaCI n Y c.O~solidación dede acción es sólo e" de 'Ias ¿ que, entonces, el OfiCIO del hombrelectual? Yo diría más bienar;¿~s, ta~a contrapone~lo al oficio delinte­ficar lo nuevo requiere algo más a a;ea .de derr~ba'~ lo viejo y edi­de fuego y la logística d,e una que· .o~lnar la tecnlca d~ ltéls armasseando a Benedetti un asesino ~ue~nllas en .·caso contrario, pa'rafra~un revolucionario, A~unque e,1 homb~e ~s pe.~al t Forces será !télmbiénque saber manejar las armas de fue e accl n enga n~cesa.namenteuna conjunción de ide'Ologfa ética go, ~6 tarea revoluclonana es, sí,a poner en práctica las id~as ela6ot1~~cl n, pero

t, no deberá limitarse

tos de su gue' r t d á as por o ros. Esos fundamen-piritualmente ;n~ese~er e~~:za~f~e~~~d~rehenhdidbo intelectual. y es~ya no lo era en un hombr ' . que ~ erse convertido, sisean 'E',quivale'ntes el aporte ~ miotl~ado, por raclOn.a/izaciones dondede su experiencia y el a orte e a. eorra gue .le viene desde afuerah.a comenzado su re'be1i¿n, 'D~ed~s~ exp~nencla y del ~mbito dondepla ,lucha,. ,extrae'n e·/ joven ¿ bibl iot~c:'ri~1 ~~oeSe la part/lr dde su pro­rreos Patnce L bl é' , emp e'a o de co­rres o el si uf~um a, e m dlco Gueva'ra,el sa,cerdote Camilo To.convertJrJa~e~ tesl:? ~~npo~, su~ 'elabora, clone~s de la real!dad hasta

(,. r. qu ya en . a $ocledad revolUCIOnaria que

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ejerce el poder, sólo el intelectual puede ser "su conciencia vigilan­te, SIl imaginativo intérprete, su crítico proveedor"? Deberá decirsemejor, que en una sociedad revolucionaria todos tendrán que ejerce;naturalmente tales misiones. Y, por esa vía, podremos desencallarde la falsa oposición de términos.

Encomendarse con exclusividad estlas tareas dentro de' la revoluciónes en cierto modo ,crear un fuero indebido. "En la sociedad comu:nista -decía Carlos Marx- un pintor será un hombre que ademáspinta". Falta mucho para esa etapa final, pero, ¿por qué no empezara acostumbrarnos mentalmente a este tipo de integraciones? En elCongreso, alguien preguntó, defendiendo la especificidad de la tareaintelectual: "¿Por qué le exigen al intelectual ser hombre de accióny no se lo exigen al obrero? El obrero trabaja en su fábrica y yacumple; el escritor trabaja en su libro y le debe pasar lo mismo".La queja era efectista, pero también meramente ingeniosa. Porquenadie pide al intelectual que abandone su libro, como nadie pideal obrero que abandone su máquina, para ,considerarlos hombres de ac­ción. Se trata de que esa actitud de militancia práctica -especial­mente en condiciones pre revolucionarias y en los países no libera­dos- pueda cumplirlas tanto el proletariado como los intelectualesparalelamente a sus oficios. Tanto mejor si el obrero se niega ~fabricar calzado para los rangersj banto mejor si el intelectual es­cribe temas revolucionarios. Pero ello, como ya lo descubrió Cortázary lo usó para su justificación, no es imprescindible. Lo es sí, encambio, el despliegue de la acción, que no requiere el abandono delas vocaciones concretas.

¿Cómo deben cumplir esa doble función -la de su oficio y la re­volucionaria- el creador de arte o el hombre científico? ¿Cuál de­berá ser la medida de su compromiso revolucionario? Parecería quenada indica mejor esa medida que el riesgo personal que la acciónrevolucionaria del intelectual le signifique. Y no me refiero única­mente al riesgo de vida, sino a la persecución, al boycott editorial,al cierre de fuentes de trabajo, a su expulsión virtual de la sociedadbien' pensante, que lo aliena definitivamente del sistema burgués ylo deja a solas con su combate.

El intelectual de un país subdesarrollado, tarde o temprano, tendráque optar entre crear en las condiciones óptimas 'con que lo tientanla sociedad burguesa y el aparato tecnológico del imperialismo, ohacerlo dentro de las posibilidades aleatorias de ,la militancia revo­lucionaria. La prueba de su peligrosidad -es decir, de su acciónrevolucionaria- estará dada por la forma en que su obra y su con·ducta lo expongan a la represalia de la sociedad a la que amenazacon ambas. Si ello no ocurre, entonces su opción ha sido formal,entonces no es un hombre de acción y su militancia revolucionariacojea. El intelectual puede serlo desde su país o desde Europa; laubicación geográfica no disminuirá la calidad del oficio. Pero nopuede ser hombre de acción desde el extranjero -por lo menos conrespecto a su país, al ámbito hacia e'l cual se debe- y entoncestendrá que resignarse a una actitud revolucionaria incompleta, enla medida, repito, en que esté eludiendo 'el riesgo de pagar con lacomodidad de creación la puesta en práctica de su inconformismo.La lejanía de la Argentina le sirvió a Cortázar para comprender aCuba y para sentirse latinoamericano. Pero la pregunta que vale es:¿de qué. manera ese alejamiento le sirve para trabajar concretamentepor la revolución argentina? Con su emigración, se ha vedado lasposibilidades de la acción revolucionaria concreta.

En otro plano, lo mismo pasa con -el intelectual dentro de una so­ciedad ya conquistada por la revolución. ¿Enmigrará a su tarea seudo'específic1é3 con carácter fulltime o se reintegrará cada día, una vezejercido su oficio, a la ,comunión con el resto de la dinámica revo-

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Juci.onaria? ¿Seguirá planteando cat~gorizaciones entre hombres deacc!ón e .mtele.ctuale'S, o se c?nvertlrá él mismo en un hombre deaCCión, Sin dejar de ser 'un mtelectual? He aqu'l me I

d d t El! . . , parece, osV'8,r a eros, emas. os ,se suscitaron ~n el Congreso, precisamentep~r .elcaracter fermental d~ la pone~~la de Benedetti. Que se con~vl~lera en e'l cen~ro de. una Interes~ntlslm.a, polémica y hasta el hechomismo de. su eXistenCia, demostro tamblen la urgida necesidad deuna solUCión .a sus dudas y sus desgarramientos que sigue expe·.mentando e,1 Intelectual del Tercer Mundo. n

La capacid!!d .deJa ReyoJuc!?n cubana para organizar el Congresoe~estos terminas de dlscuslon -y, sob~e todo, la vitalidad de suejemplo puesto so~,~e ,la mesa de operaclone'S- sirvieron para apor­tar u~a comprobaclon. fundamental: se ha producido, en la relaciónmundial de. fuerzas cultur~l~s, un vuelco doble. Por una parte lacultura OCCidental ha adqUirido noción definitiva de su culpabil ¡'dadant~ 'el Tercer Mundo y recono~~ su dependencia en relación alasociedad. futura que la r7voluclon mundial está construyendo. Poro!ra,. el mte'lectual de pals subdesarrollado ya no posee dudas, enterminas &enerale,s, so~re la certeza ~el ~d,errotero elegido al optar por'I,a r~voluclón ~ re.nunclar Iél, ,la colomzaclon cultural propuesta por el~ccJdente c~pltallsta. Podna agregarse que, en cambio, todavía eseInt~le?tua.1 .titubea en 'c.ua~to a sus propias condiciones: halla nece­sano justJflOa~se ante SI mls~o, poner en orden su foja de servicios.Ambas operacl~nes, debe declrs~, eran ne'cesarias y están' cumplién­dose -'lJle refl~ro a~ora a los mtelectuales latinoamericanos- conuna aqUiescencia .táclta pero no menos unánime. El creador y el cien­tífiCO han entendl,d.o,. por: fin, que fijar posiciones frente ala revolu­ción es ya 'la 'condiCión mexcusable para dar a sus tareas una finali­dad sensata. Así, a lo largo de América Latina y a lo ancho de susideologías o 'corrientes poi íticas, los hombres de pensamiento estánoptando, y esa nueva situación fué otra de las importantes conclu­siones del Congreso.

La probidad i nte'lectUlaI de.Cortázar ola valentía con que Benedettiva al fondo de 'I~ que con~J'der:a el problema esencial, formaron partede la fecunda mtrospecclOn que el Congreso provocó en nuestrosintelectuale? Este es, sin' dud.a, un nuevo lenguaje; se compone delas alternativas que esos es,crltores plante,aron, pero también de to­das ,las demás puestas en juego por los latinoamericanos. De ellas,he reservado dos para el final de esta reseña, porque me parece querepresentan con Justeza la toma de conciencia que una revolucióncomo la cubana puede operar sobre hombres de pensamiento que,aunque también cubanos e integrados a la lucha revolucionaria, per­tenecen a la generación que anora hacia 1950 y, en consecuencia,por su formación anterior, pose'en la doble experiencia de la culturaburguesa y de ,la revolucionarila. Es una generación, además, que hoydirige la poi ítica cultural de su país.

En el crítico y novelista Ambrosio Fornet, admira en primer términola capacidad expresiva para comunicar e,1 deslumbramiento, y a lavez la entrañable perspicacia ,para percibir la realidad que la re­volución transmite. Fornet parte de su experiencia personal, y ellootorga a su ponencia un carácter testimonial de suma importan­cia: (15) "Oonocemos muy bien -dice!- ese sentimiento de frustra­ción, de inutilidad, de desarraigo, que experimentan los escritoresy artistas de un país subdesarrol1ado y colonizado. Conocemos tam­bién sus mecanismos defensivos, sus coartadas. Cuando uno, ha leídoel Ulises, domina un jd;,oma extranjero, y puede hablar durante ho­ras del surreal,ismo o del Guernica, sabe que pertenece a una selec­ta comunidad internacional que, por los medios más diversos, no cesade afirmarnos en nuestra condición de privilegiados". Pero despuésviene la revolución, y algunas conclusiones de Fomet encajan nota­blemente en las carencias que posee, por ejemplo, la justificación

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de C~rtázar (lluminándo!as,. además):. uSe ~uede ser de izquierda-morir de vejez en la IzqUlerda- Sin sentirse por ello obligado acerrar filas con las masas o a comprometerse en la acción revolu­cionaria ... Por lo demás, hoy la historia se asemeja de tal maneraaciertas fábulas~ que nos cuesta trabajo no, ser un' poco maniqueos.reconocemos a simple vista a los buenos porque luchan por sus de~

rechos más elementales... y a los malos porque en Cuba, en el Con.~o,e~ .Argelia, en Santo Domi~go y en Viet~am, han demostrado SerirremiSiblemente malvados. ASI, tomar partido por los primeros noes necesariamente un acto de madurez política, sino, una prueba ele.mental de humanidad ... ". Ese tipo de asunción no prueba todo en.tonces: "Hoy damos por sentada la responsabilidad política del es.crito1r en el acto mismo de reconocer su responsabilidad artística.nos parecen dos caras de una misma moneda". '

Fornet enumera después la acción a la que aludí antes, la que vienedespués de haber cumplido el oficio de intelectual y otra, ademásque aunque conectada con la cultura no se ejerce comúnmente po;los creadores: "No hablo sólo de nuestras responsabilidades cívicas~Dmo intelectuales de ~n país subdesarrollado en rev·alución, alfabe:tizar, aprender al manejo de las armas, cortar caña, ya forman partede nuestros deberes elementales; carentes de cuadros intermediosestamos obligados, además, a servir de intermediarios entre nuestraobra y nuestro público·: el ploeta ha comprendido que para que esehermoso y extraño poema que ahora escribe en silencio sea repeti­do mañana por las calles, él mismo tiene que convertirse en maes.tro, divulgador y funcionari,o, cultural".

Piénsese en un poet~-fu'ncionarioen Francia (que los hay, inclusiveen planos menos lUCientes que Paul Claudel) y piénsese en un poe­ta-funcionario en Cuba. La diferencia entre ambos es lo que va des­de la cultura occidental a la cultura revolucionaria. También lo de.tecta Fornet: "Comprendemos 110 que no· somos, lo que ya no comopartimos con los intelectuales del mundo industrializado". y el re­chazo asume la totalidad: I'Si en política hemos rechazado los dog­matismos y las fórmulas caducas, en arte debemos poner a pruebaI~~ fórmulas que nos ".egan' con la eqtiqueta de, la vanguardia", Tam­bren. Fornet habla de llbe:!ad, com~ lo hací~ Jouffroy, pero no exigeprevIamente a la revoluclOn esa lIbertad, SinO aue (otra diferenciaentre las dos culturas) la examina como un logro' en la conducta delintelectual: uEs responsabilidad suya Que' al final del camino noaparezca un muñeco domesticado V satisfecho·, sino ese nuevo hom­bre, liberado al, fin de su enajenación, que el Che' señaló, p¡oco antesde marir combatiendo por él, como ula última y más importante am­bición revolucionaria".

Fornet describe la motivación y la actitud delintele'ctual dentro dela revolución. El poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar a suvez, propone el enjuiciamiento de los intelectuales situados 'en elmundo occidental, para fijar sus deberes con respecto alas nacio­nes proletarias. Su tesis es una consecuencia lógica de la nuevatendencia de revaloración de las culturas, pero tiene el mérito deuna concisión aplastante: (16) "En primer lugar, ,creemos que la ver.dadera dicotomía entre nuestros países y aquéllos no es países sub­desam),lIados/paísas desarmllados, como quiere darse a entender fa­riSJaicamente, sino países subdesarrollados/países subdesarrollantes.Estos ~Itimos son los países que se han desarrollado en su conjunto,es de.clr~ tomados como un sistema y no pieza a pieza, gracias a laeXl?ollaclón d~ lo~ nuestros. El intelectual de estos países, pues, ad'qUIere su sablduna, en gran medida, sobre la explotación del TercerMundo".

y a continuación -aunque ambos, quizás, estaban -escribiendo susenvíos al Congreso al mismo tiempo, y Retamar no sabía de las in·

terrogantes de Sartre- el cubano contesta al francés, proponiendolas reparaciones que aquella culpa expoliatoria exige. Sartre habíapreguntado, en su Mensaje, "qué podrían hacer en Eur.opa los hom­bres de buena voluntad ... si quisieran ponerse al servicio de los jó­venespueblos en sus movimientos para crearse una cultura autóno­ma". El "subdesarrollado" Retamar responde al "subdesarrollante"Sartre: l'los que nuestros pueblos tienen derecho a reclamar de no~

sotros, I,o,s intelectuales de los países subdesarrollados tenemos de­recho a reclamárselos nosotros todos, con mayor razón, a los inte­lectuales de los países subdesarrollantes: que el saber sea devueltoa quien lo ha hecho posible... Nuestros pueblos han sostenid,o ysostienen en Europa y los Estados Unidos universidades, academias,y también antiacademias, van·guardias, ismos, conversiones, compromi­sos, audacias". Por boca de Retamar, el Tercer Mundo ya no se limi­ta a rechazar; además, exige, pone condiciones para admitir a losintelectuales de Occident,€' de este lado de la división trazada durantesiglos del drenaje operado por la cultura y el ,imperialismo de lospaíse·s explotadores: "Una vez reconocida (o mejor, asumida) esa res­ponsabilidad, se nos hace posible un nuevo diálogill con los intelec­tuales del mundo· subdesarrollante. Hasta ahora ese diálogo ha o'pe­rado entre dos extremos aniquilantes: la beatería repetidora, que másque diálogo era el eco ultramarino de un monólog,l) jactancioso; y elrechazo resentido, que era igualmente menos un diálogo que el cesebrusco de una conversación donde también se' nos humillaba. La si~

tU3ción se hace distinta cuando entendemos y aceptamos todos quela ciencia y el arte de lo,s países expllDbdores pertenecen tambiéna los países explotados, sobre los cuales se han construído y que,en consecuencia, tenemos todo el derecho a exigir que el más rigu­roso saber del planeta se vuelque sobre nuestras tierras esquilmadas,lo, que no será una forma de paternalismo, sino una forma de reinte­grarles lo arrancado,... Esta será, para nosotros, la vara de medir:intelectuales de izquierda, intelectuales conscientes de su responsa­bilidad, serán en los países subdesarrollantes quienes realicen esadevolución en forma práctica, real".

Esas palabras de Retamar, en su hermosa iracundia, bien pueden serrepresentación del espíritu que presi·dió el Congreso. Y me atreveríaa decir, también, resumen inmejorable de todas las otras que hecitado; éstas, en sus disimilitudes, en su complementación, en supermanente angustia por asir la verdad última de su condidón yde su combate, formaron en cierta manera la materia viva, contradic­toria e inexorablemente verdadera que seguramente inspiró el desa­fío de R,etamar. Añadiría que ese desafío puede constituir, muy bien,el nuevo manifiesto revolucionario que propone a una civilizaciónagotada y culpable el pensamiento del Tercer Mundo, a través dela Revolución cubana.

(*) Este texto resume un capitulo del libro que CMG está escribiendo sobreel periodo de la Revolución cubana comprendido entre la Conferencia In­

tercontinentalde 1966:, y la crisis checoslovaca de 1968.

(1) Ernesto Guevara: Sobre el sistema presupuestario de financiamiento. EnObra Revolucionaria, Ed. Era, México, 1967, p. 587.

(,2) Por supuesto que estas alteraciones adventicias no significan que en unpals donde ya tres generaciones se han formado dentro de estructuras so­cialistas,el intelectual soviético no tenga una motivación notablementesuperior a la del intelectual formado en una sociedad capitalista. Anotosimplemente (y me rE;'mito nuevamente a Guevara, en sus articulas Sobreel sistema presupuestario de financiamiento y El cuadro, columna verte­bral de la, revolución,· pero sobre todo a El socialismo Y el hombre enCuba), que otras distorsiones amenazan al creador intelectual en el casode un pals socialista que es también una superpote.·ncia¡ por ello mismo,

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JORGE RUfflNELLI

• • I\ • •

II ••

entre lo real y lo fantástico

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ese país está condicionado. por factores externos que .no puede .dominartotalmente' y que lo empujan a planos. de competen?la no previstos enlas definiciones clásicas de la construcción del comunls.mo. En casi todaslas otras sociedades similares, se d~ la r-:gla de gue, Jun.to a una gene­ración de cuadros flamantes, hoy sigan aun en pnmera fila los qUe pra­vienen de una formación burguesa. Cuba,. agrego, pos€'e una situaciónsimilar en su intelectualidad de vanguardia, pero la formación de suscuadros futuros es uno de los más fascinantes rasgos de su revolucióny, también, uno de los más estimulantes desafíos que ésta ha encarado.

(3) JEAN-PAUL SARTRE: Mensaje al Congreso Cultural de La Habana. Docu.mento Interno NI Men/2, del Congreso.

(4) BERTRAND RUSSELL: Mensaje al Congreso Cultural de La Haba¡n.a. Docu­mento Interno NI Mens/3, del Congreso.

(5) CHRISTIANE ROCHEFORT: La colonización de las conciencias. DocumentoInterno C111/22, del Congreso.

(6) IRWIN SILBERG: Alzunos apuntes sobre la cultura del imperialismo. Do.cumento interno C1I1/28, del Congreso. IncidEmtalmente, es interesante se­ñalar una aguda observación complementaria en el trabajo de Silberg.en otra vuelta de tuerca de la distorsión de valores que practica la clasedominante norteamericana, en ciertos casos no rechaza la crítica o ladenuncia del intelectual¡ monstruosamente.·, se limita a incorporarla alsistema de comercialización. Dice Silberg: "El gran torrente abrumadorde reacción contra la afectación y deshuma,nización de la vida, ha sidotomado con cinismo' por los medios de divulgación masiva -para' su pro.pio beneficio- y arrojado nuevamente al pueblo. Porque el imperialismonorteamericano es una bestia ávida, un animal voralZ que intenta comer.cializar los instrumentos de su propia destrucción". Albee, Mailer, JoanBáez o el boom de la industria vestimentaria dedicada a los hippies sonbuenos ejemplos de ese copamiento masoquista.

(7) ERNST FISCHER: Mensaje al Congreso Cultural' de La Habana. Docu.mento Interno NI Mens/l, del Congreso.Curiosamente Fischer se adelanta en los textos citados a responder lapregunta que, con otras palabras, Fidel Castro plantearía en el discursode clausura del Congreso, hablando de la crisis de octubre de 1962 mo.tivada por Jos cohetes cubanos con ojiva nuclear: "Lo que nos llamórealmente la atención fue el hecho de que cuando la paz estuvo enpeligro, de que cuando verdaderamente el mundo estuvo, al borde deuna guerra nuclear, no vimos en Europa ( ... ) no vimos grandes movili.zaciones de ma'sa ( ... ) ¿Dónde estaban las vanguardias? ¿Dón.de estabanlas vanguardias revolucionarias?"

(8) ALAIN JOUFFROY: La formación integral del hombre. Documento internoC1I/12, del Congreso.

(9) Compárese el tono de esa frase con otra similar de.·1 poeta ecuatorianoJorge Enrique Adoum: "Digamos, pues que éste es el Congreso de ladignidad de la Cultura".

(lO) Si me detengo algo extensamente en estas citas, es porque consideroque la intervención de Jouffroy e.·n el Congreso excede la significaciónindividual. Advierto en ella, además un elemento de patetismo, unaspecto catártico que.', en general, asumieron todas las ponencias delos congresales europeos; es decir, el testimonio de la mala conciencia.

(11) JULIO CORTAZAR: Cartas a Roberto Fernández Retamar. Revista de laCasa de las Américas, 45.

(12) ''Yo creo -precisaba Cortázar en una conferencia dada en Casa delas Américas- y lo digo después de haber pesado largamente todoslos elementos que entran en juego" que escribir para una reVOlución,que escribir revoluC'ionariamente, no significa, co,mo creen muchos, es·cribir obligadamente aiCerca de la revoluci6n misma... Si ese escritorresponsable y lúcido decide escribir literatura fantástica, o psicológica,o vuelta hacia el pasado" su acto es un acto de libertad dentro de larevolución y por eso también es un alcto revolucionario".

(13) Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, tambiéninvitados, no vinieron a La Habana, aduciendo compromisos contraidoscon anterioridad. Desde París, emitieron una declaración de apoyo alCongreso. Pablo Neruda declinó la invitación por motivos de "dignidadpersonal", señalando una campaña de supuesta difamación de los es­critores cubanos contra su persona, por haber concurrido a la reuniónneoyorquina del PEN Club. En una carta al ministro de Educación JoséL1anusa, deseó éxito al Congreso.

(14) MARIO BENEDETTI: Sobre las relaciones entre el hombre de acción y elintelectual. Documento interno CIII/,2, del Congreso.

(15) AMBROSIO FORNET: El intelectual en, la revolución. Documento internoCIII/13, del Congreso.

(16) ROBERTO FERNANDEZ RETAMAR: La responsabilidad de los intelectua.les de los pafses subdesarrollados ante los problemas del mundo sub·desarrollado. Documento interno CIlI/11, del Congreso.

,uan rulfo

"Si el te.·ma de Malcolm Lowry es el de la expulsión del paraíso,el de la novela de Juan Rulfo es el del regreso. Por eso el hé.roe. es un muerto: s610 después de morir podemos volver al edénnativo. Pero el. p~rsonaje de Rulfo regresa a un jardin calci~nado, a un pal~aJe.' lunar, al verdadero infierno. El tema delregreso s~ convIerte en. el de la condenación; el viaje a lacasa I?atn~rcal de Pedro Páramo es una nueva versión de laperegrinacIón del alma en pena".

Octavio Paz.

Especialmente .en Pedro .Páramo -para mi, la mejor novelaque' se ha escnto en Méxlco- el mito exterior, consagrado porel uso y las malas costumbres literarias, del cacique malvadoy poderoso y de la masa anónima y sufriente, es sólo el biom­b? ~e .un juego secreto de vida y muerte, en el que las fácilesdistinCiOnes se desvanecen en una historia contada por fantas­mas de fantasmas mediante una construcción verbal que al~canza, destruídos los falsos mitos un mito viviente: el de laverdad como una visión concedida' a los muertos".

Carlos Fuentes.

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En la narrativa latinoamericana, los libros de Juan R~lf~ poseen unesplendor muy propio, difícilmente filie~le a los mov~mle~tos tradi­cionalistas o renovadores que hoy compiten en las pnmaclas forma­les e ideológicas de nuestra meratu~a. Rulfo 'fT1,ismo pa:ece d~sgaja­do de ambos movimientos, y su propia renuencia a segUir publicando-quince años van ,desde que prometiera su largamente esperada Lacordillera- ofrece la imagen de un escritor que busca la expresiónperfecta de su mundo y que, en última instancia, ~r~a.a pesar s~yo.Ahora que finalmente. promete entregar su nov~l~ Inedlta. y un librode cuentos -Días sm floresta-, puede ser utll recapitular sobrealgunos aspectos de su narrativa, delimitando con mayor precisiónel ámbito fantástico en que su realidad se desenvuelve.

En la obra de Rulfo -hasta el momento una sola novela y un sololibro de 'cuentos-la alternancia entre lo real y lo fantástico creaun ámbito particular que dificulta la estricta determinación de sugénero. Apenas publicado El llano en llamas en 1953, pudo pensarseen una adhesión al realismo puesto que el autor no conducía susrelatos ala atmósfera característica de la fantasía, como podía des­cubrirse en Juan José Arreola, dedicado, más cerca de Borges y delsurrealismo, a la expresión de órdenes supranaturales. Allí Rulfo re­tomó la tradición de la novela de la 'revolución mexicana que mu­chas veces fue inculp'ada de documentarista -como en el caso deAzuela, con notoria injusticia- pues por cierto había llevado unaconducta rea:lista y novelesca a través de Martín Luis Guzmán, JoséVasconcelos y otros narradores de igual Iíne1a. "El llano en llamas",cuento que a su vez da nombre al libro, se ambientaba en los añosde 'la rebelión de los crísteros, e innegablemente casi todos los cuerttos, con mucho de tremendismo, acudían a una visión áspera, apa­rentemente directa, del hombre. Luis Leal coloca así, a Rulfo, entrelos ",continuadores ,del realismo", y José de la Colina habla del bi.nomio Rulfo-Arreola como de l'las dos caras de, la misma moneda".(l)

Esto último es de todos modos cierto si se entiende su polaridadcon Arreola dentro de un solo campo, en ambos alejado del realismotal como lo cultivaron sus predecesores pero realizando una distin­ción necesaria entre Confabulario y El llano en llamas o Pedro Pá­ramo, al advertir que uno entra de Heno en 'lo fantástico, mientra·sel otro mantie'ne un sutil equilibrio entre la fantasía y lo real.

John Millington Synge, con quien Rulfo mantiene semejanzas de ac­titud humana y artística, había definido ya: "Durante mucho tiemposentf que la poesía es de dos ,especies, a grosso modo, la .poesíade 'la vida real ---:Ia de Burns y Shakespeare y Villon- y I'a poesíade los ámbitos de la fantasía -I'a de Spence'r, Keats y Ronsard. Estoes bastante obvio, pero lo más alto en poesía siempre se alcan:re,cuando el soñador penetra en la realidad o cuando 'el realista seevade de ella. De todos los poetas, los mayores poseen ambos ele·mentos, 'es decir que están totalmente comprometidos con la reali­dad y sin embargo, en la amplitud de su fantasía,constantementesuperan lo que es simple y vulgar"'(2) Acaso estas palabras de Syngesólo apunten al fenómeno de la imbricación de lo real y fantásticoen Rulfo, y ni siquiera sirvan para delimitar con nitidez sus contor­nos. Pero es ese mismo cuidado de no caer en ninguno de ambosextremos, en andar siempre sobre el filo de la navaja, el que se en­cuentra con todo vigor en Pedro Páramo, y puede detectarse en latécnica de casi todos los cuentos de El llano sn llamas.

Si El llano en llamas permitió la duda, claro error sería llamar ree­lista al Rulfo de Pedro Páramo (1955), la novela narrada por un muer·to a la manera de las Memorias póstumas de Braz Cubas aunque sinsu humor tétrico, una novela en que presente y pasado se confundencasi naturalmente, y donde lo natural se funde a su vez con visionesde ultratumba, en un ambiente que juega entre el infierno y el pa-

raíso. Pe!,oentre '~oscuentos de El Jlano en llamas, y la novela, hayun cambiO de callda.d, o un nuevo orden que se instaura para narrardesde otra ~erspectlva, 'Con otros pesonajes, una historia diferente,novelesca. SI no puede ~ablarse ~e 'Una superación narrativa entreuna y otra obra, al aprOXimarlas, SI es posible hacerlo si tomáramosuno .solo de sus cuentos, el directo antecedente de Pedro Páramo:"Luvma".

H.ay entre ese cuento y. Pedro Páramo una relación' primaria e inme­dl~ta de atr:nósferas. ~n ambas un aura de fatalidad, en ambas unclima semejante, y fmalmente una técnica paralela de relieve. Eltema del cuento es, e.n suestr~ctura externa, muy sencillo: un hom­bre, de regreso de L~vm,a, .descrlbe a otro, que se dispone a enterrarseallá, la naturale~a. Infer!11 y casi infernal, del pueblo. Puede unoaventurarse a definIr Luvma como el purgatorio -así se lo mencionaexplícitamente-, mientras Camala, el pueblo de Pedro Páramo elparaíso que ha .devenido infierno. Lo cierto es que sus atmósf~rass?n ,~otalmente I~ten;~orales, co.n .Ia sola diferencia de que en "Lu­vma el rasgo slmbollco se adiVina más que se dice, mientras enPedro Páramo aparece ya una escatología, una representación gráficay macabra de ese mundo, con personajes muertos que dialogan ensu.s tumbas, q~e se mueven, que sufren 'la humedad, que sienten ce­minar por encima de e'llos. Esa diferencia entre Luvina y Comala esde comprensión del mundo, de figuración del mundo trasladada a,la técnica del relato: todo en Luvina es acercamiento de la metáforay .la comparación, todo en ~?!T!ala es f~ntásticamente real v no hayg~letas entre la palab:a p.o,etlca y el objeto develado. Es fácil perci­bir esto en I'a determInaclon de atmósfera en uLuvina": "Usted veráe~o: aquellos cerros apagados como si estuvieran muertos, y.a Lu­Vlna en el más alto, coronándolo con su blanco caserío como si fue­ra una corona de muerto... ".

Por el contrario, en Comala la realidad es la muerte y todo se in'­traduce, en esa verdad fatal pues ella resulta no de la comoaración,sino de una rendición flantástica de su visión del mundo. De todosmodos uLuvina"logra una atmósfera extraña, casi fantástica, por lareiterada identifi'cación metafórica, por el aura de fatalidad que caesobre su historia. Es descrito como el ,lugar donde no se conocela sonrisa, donde viven solamente viejos, donde el único habitanteverdadero es el viento que penetra todo. Y en tal sentido ouede de­cirse, como luego se dirá de Comala,"el mundo entero sólo es Lu·vina pana Rulfo".(3) El relieve de esta atmósfera sombría en Comalflse establece en ,el contraste, del mismo modo que la historia de unparaíso perdido y apenas recuperado por la memoria, se entremez­cla con el presente de un infierno. Cuando el personaje llega a Co­mala, unof'S Po,1 rasgo orincipal del pueblo: la ausencia de soninn<;.porque recuerdaeT griterío de los niños en Sayula, apenas pocosdías atrás, v ,el vuelo de las palomas. El mismo contraste, no tanlogrado. existe también en "Luvina", cuando el narrador frecuente­mente interrumpe su historia para pedir silencio a los niños quejuegan.

Se ha mencionado al suizo G. M. Ramuz por sus influencias sobreRulfo. Ta'l vez más aue las lecturas dantescas, el motivo de la Tele­maquia homérica, ,las imágenes de la poesía francesa y del surrea­lismo, ,el caso de Ramuz se presenta de modo definido en sus rela­ciones con Rulfo, re'laciones que sirven en único término para de­terminar en las semejanzas, los mejores hall¡:¡zgos y la claridad desus Irneas. la grande peur de la montagne o Derborance, entre otrasobras de Ramuz, ejercieron su influio sobre ,la novel~ de ambienterural, dejando ver la ¡raigambre folklórica que una creación de taltipo ha de poseer para lograr un más profundo ámbito de resonan­cia. Pero es Derborancela novela que logra contacto más dúctily fructífero con Pedro Páramo. La forma narrativa, el enfrentamiento

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f rmal al pueblo muerto de Derborance debió incidir como pauta enL~vina o en Comala. Bastaría recordar. ~Igunas frases de R~lfo: "Por­que en Luvina sólo viven los puros viejos y los que .to.davla no hannacido, como quien dice... Sólo que9an los puros ViejOS o las '!lu­'eres solas ... ". y comprobar 'la se.mejanza con que Ramuz descrrbe~u pueblo: "Casi todos los que tienen la e~a~ o la fuerza P?rtenpara la montaña, no quedando má~ gue !~s lIsiados, los demasiadosviejos, los demasiado pobres y los IdIOtas.

Esta singular atmósfera es una de 19s rasgos m~s etractiyos de laobra rulfiana, porque, contra toda p~slble monoto~la, y habIendo abo­lido el tiempo, la hará representa.tlva de ~ada, ~J:?0,C;la que la novelanecesite describir. En rigor, es cle~a la~arallsls , centro y c,l~vede la interpretación que hace Se!glo Fernand~z d~1 mundo m!tlcode Rulfo, pero no tanto en ~I ~entldo de que Simbolice u: estatismoesencTal de la mentalidad mdlgena, c?mo en el de que su mundodescree de la noción cronológica del tiempo, y. recree constante.men­te los órdenes convencionales de la temporalidad. Las sen.saclon~sson para eso definitivas, Y es así como puede un personaje dectr:"camino y camino y no ando nada", I'y a mí se me ocurre que hemoscaminado más de lo que llevamos a~dado". De tal. forma !a. obra deRulfo opera como un podero~o .r,evulslvo de I~s n~c!ones mltlcas, des­truyéndolas por su contradlcclon, por su simplicidad, por su dog-matismo.

Esta insólita visión de un universo sin tiempo hace que su novelase deslice con una estructura anticonvencional, ~parentemente caóti­ca. En tal sentido puede hablars~ de Pedro Paramo como de unaobra abierta, ·como de una obra Informe, como de una novela mo·C:laico Juan Preciado llega a Comala en busca de su padres -cum­pliendo una promesa que hiciera a su madre mori~unda-, enlazandocon el célebre motivo de Telémaco buscando a Ullses. La estructuratriangular se cumple con ligeras variantes:. la búsqueda del. padrepor el hijo no desemboca en un regreso SinO en la aceptaclon delo real esto es en el conocimiento. Es. en. sí, e·1 descubrimiento ado­lescente del mundo adu'lto, 'la_tena7; búsqued? del padre par? ase­mejarse a él, para identificarse con el y devenir hombre. qctavlo Pazpuede e~plicarlo refiriéndose al ser mexicano.:. "El m~xl.cano y lamexicanidad se definen como ruptura y negaclOn, y aSimismo comobúsqueda, como voluntad por trascender e·se est~90 de exilio". uNues­tra sensación de vivir se exores:=¡ como seoaraclon y ruptura, desam­paro, caída en un ámbito. h.o~til y p.xtr~ñolJ. Mas I~ r;anacteríst!c;odel mexicano reside, a mi JUICIO, en la Violenta, s~rcastlca negaclonde la Madre, a la que se condena por el solo delito de serlo, y enla no menos violenta afirmación' del Padre·". A partir de es!os datos,puede advertirse cómo la novel¡=¡ sllrgE'! rl~ un modo con+r~rIO~ con laadhesión a Ila madre y el heredado odio a su padre ("Hazle pagarcaro el abandono en que nos tuvo, hijo") para lentamente desDlazarsea un olvido -que la misma novela va realizando- rle la manre, ycnncentl1ar sus movimientos, toda su vida, sobre la figura de PedroPáramo.

La Ile¡2'ada de Juan Preciado a Comala es el descenso a I?s infiernos.A medida que ·el viajero va a,cercándose a Gomala, c~mlenza a fal­tarle el aire y una nueva atmosfera toma lugar piara, flnalm"nte. ~()nsu muerte hacerle ingresar en el ámbito de los muertos y permitirleacceder a-í conocimiento de la historia buscada. Las imágenes de ·113muerte -Comala misma es una de ellas- no debe extrañar en un~literatura, en un pueblo. aficionados a ju¡;rar con ~Il~. Por eso estapresente siempre en el trascurso de la anécdo~a. CO.n:ala es un pue­blo muerto, como Luvina, y se habla de su infertilidad (cuando aella se refiere el Padre Rerltería) en un sentido trascendente, conresonancias bíblicas ("Tiene usted- razón, señor cura. Allá en Ca·mala he intentado sembrar uvas. No se dan. Sólo crecen arrayanes

y. naranjos; naranjos agrios y arrayanes agrios" ••• "Vivimos en unatIerra ~n que todo seda, gracias a la Providencia; .pero todo se dacon aClde·z. Estamos condenados a eso"). Con este fatalismo se laludea. una" con.denaclón biblica, que trasunta, empero, la condiCión so­Cial (,y smembargo, padre, dicen que las tIerras de Comala sonbuenas. Es lástima queesten en manos de un solo hombre'). I:.nrealidad, ese contraste entre un Comala-internal y un ComaJe-para­dlsíaco, son lo~ térm.inos. del n~ito intemporal, que aluden a unahls~rIa, 'Iaestncta hIstOrIa meXIcana, con su esuucturación SOCIalque desde el porfiriato ni siquiera la revolüción supo modificar esen­Cialmente. Pearo Páramo representa al cacique típico del porfinato,y en ·el trasfondo de los motivos individuales, se ve cruz.ar la hlsto­na viva, con los hombres que hicieron la revolución. Es un trasfondosi se quiere, o es un epiSOdio en el total"de la novela, pero no existeen vano, sino que está señalando su basamento histórico, su con­trapeso real. Simbólicamente entonces, lo que desde un punto devista religioso, el personaje-sa'cerdote puede Interpretar a su manera,la novela deja libre, para el lector que asuma los extremos de estemito, una Significación despojada de misticismo y enclavada en larealidad. Comala es el dominio de un cacique y representa así eldestino que un sistema agrario y social pudo tener en tierra mexI­cana. y si no hay una más cercana imbricación revolucionaria (un"compromiso"), si la misma revolución mexicana pasa como un te­lón de fondo, es porque ese es su valordspojado de oropeles y mis­tificaciones. Más claro aún puede advertirse la dimensión real deaquel fracaso, cuando en el cuento "Nos han dado la tierra", Jos mí­seros personajes se ven de.splazados a un nuevo infierno, árido, in­fértil y real: el desierto.

No es religioso e'l ámbito de la novela. No es la culpa original la quedetermina la abyección, el fracaso de los personajes. Hay, por elcontrario, una visión personal de las relaciones humanas. Como Che­jov, Rulfo extrae de la experiencia una noción romántico-naturalistadel amor: es e~ amor desojado, ante ,las barreras de la persona. Através del fracaso de Pe'dro Páramo -el Poder- por conquistar elamor de Susana San Juan -la alienada, la habitante de la fantasíaerótica- se da e·lesencial fracaso de la relación, el fracaso portraspasar la persona y acceder al otro. En su raíz hay un hábito depureza: es un amor de infancia, de edad de· la inocencia, que PedroPáramo ve y siente cruzar ante su presente como ramalazos líricos.Las barreras de la locura, entre Susana San Juan y Pedro Páramo,construyen por su parte la razón del mito, y en la fábula del caci­que todopoderoso, significa que el poder material se ve inerme yes en sí impotente para lo que más necesita.

Rulfo ha ,deslizado a través de Juan Preciado -el que busca a supadre-, de Susana San Juan -la que vive en la locura erótica-,o de Pedro Páramo -el que construye su poder sobre la arena-, di­versos tonos con que el realismo se diluye en climas más o menospróximos de lo fantástico. En Pedro Páramo es el lirismo. En Susa­na San Juan un rastro, como ha notado Alegría, de imaginación gó­tica.(4) Yen Juan Preciado un ·ethos fantástico despojado al máximohasta el símbolo ascético. El personaje de Susana San Juan mezclay diluye· la carnalidad viva, 'Pujante, de una pasión sexual expresadaen los éxtasis figurativos, imaginarios, antes que reales. Pero sutrasfondo real, al que se alude muchas veces, revela una tortuosa ytorturada vida erótica donde la figura del padre es nítidamente in­cestuosa, y donde la muerte y los símbolos de la caída se fundenasimismo con las imágenes de la codicia y del comercio con ,lo hu­mano. Su enfermedad, su locura, permite extender al personaje enfebulaciones oníricas, pero al mismo tiempo acceder a lo fantásticocon las apariciones leves, apenas aludidas, apenas adivinadas, delos muertos. Sin embarg0L-donde ya puede hablarse de un mundo deultratumba ·es en e'l periplo de Juan Preciado, en sus encuentros con

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seres que desaparecen apenas vistos, ~n los personajes que confie­san estar muertos o, luego de su propia muerte, en ese acompaña_miento de dos cadáveres que unen sus historias y llegan al conoci­miento en una sQl1a y misma tumba. Es alrededor de Juan Preciadoque el ethos fantástico se desenvuelve con mayor libertad, siguiendopaso a paso los movimientos de un descenso que es descenso a lamuerte.

De las sensaciones de esa atmósfera maldita, el ahogo es la mortal.Pero su introducción en un medio irrela1, a partir de un largo viajesin regreso, se pauta por un rasgo simbólico: los murmullos. La no­vela tenía en un origen ese título: "Los murmullos".(5) Son los mur­mullos los conductores de Juan Preciado al reino de los muertos. yes por ellos que lentamente, sin saltos ni transiciones, Rulfo puededesarrollar su novela evitando el artificio. Un somero registro de lassensaciones que en Juan Preciado revelan los murmullos, dará, pasoa paso, el desarrollo de su introducción a la muerte, de su morir. Esal principio el silencio que contrasta con los ruidos. los movimien­tos, los colores de Sayula; es luego un ruido indistinto, confuso, queno llega a articular significativamente, pero que le evidencian unorden de vida desconocido. Y es, en su muerte misma ("me mataronlos murmullos'" la distinción neta y clara de las voces, la compren­sión de un lenguaje al que ha debido acostumbrarse lentamente, ellenguaje de un orden yuxtapuesto sobre el orden vital, aunque tengasu signo opuesto. La idea de t¿!1a unión vida-muerte ya existía en lacosmovisión azteca, y puede entenderse como un sustrato natural ylegítimo a esta insól.ita modalidad mexicana ante la muerte. Quelos muertos llviven" ya se decía en "Luvina": "Si nosotros nos va­mos, quién se llevará a nuestros muertos? Ellos viven aquí y no po­demos dejarlos solos". Una nueva y decisiva diferencia puede ad­vertirse entonces entrellLuvina" y Pedro Páramo: llLuvina" aludía aese mismo orden desde fuera, intentando penetrarlo poéticamente conla metáfora; en cambio Comala es la visión desde dentro de ese or­den, al que se entra conducidos por el personaje Juan Preciado.

Sin duda a'lguna la presencia de lo fantástico alrededor de JuanPreciado se da en varias líneas, no sólo en su decurso simbólico dehombre hacia la muerte. Enlaza con motivos folklóricos y lite'rariosde larga estirpe y redondea con mayor vigor aún su configuraciónfantástica. El episodio de Toribio Aldrete' tIene el trasfondo literarioy folklórico, del cuento de horror: es el ahorcado cuya alma en penaaún grita en el cuarto condenado. Desligado de sus contextos, elepisodio resulta clásico¡ pero inserto en la trama de la novela, tieneun papel decisivo en el periplo de Juan Preciado, al oficiar, comolos murmullos, de introductor al orden suprarreal. Lo fantástico, comolo definieran Caillois y Vax,(J) supone el escándalo en la realidad,el rasgón que revela súbitamente lo imposible. Y el motivo del gé­nero de horror acude a ello, en este caso desnudo de todo goticismc>de imagen, despojado y apenas efímero como una aparición. El sim­bolismo del nombre es incluso funcional: Toribio significa llruido­soJ!. Benedetti ha hablado del humor de Rulfo, cuando éste especi­ficaciertos detalles: los ruidos de los sarcófagos, la humedad queenferma a los cadáveres.(7) Tal humor negro es sutilmente empleadopor Rulfo (con mayor desembozo lo hace en el texto "El día del de­rrumbe", no incluído en libro). En rigor, dentro de su sistema esterasgo de humor es necesario, Yla que Rulfo no apela a lo macabroparlo macabro mismo, y si utiliza los elementos góticos de la no­vela de horror no es con su misma finalidad -motivar el espanto-,sino para colorear y definir un orbe por sí mismo ind.(=!finido y derelieves más difusos ante la realidad.

Otras apariciones son las de los habitantes fantasmales de Comala,Jos que aparecen en las calles y desaparecen con la misma facili­dad con que se insertan en lo cotidiano. Son fantasmas leves, in-

corpóreos, también almas en .rentes del ahorcado. En ese s¿:t7~ pe·r:o . SIn los sufrimientos tortu­Y. en esa acción se destaca ?' ofICian de coro para la acción.bl~uo p~rsonaje, indefinible ~onc relieve mayor Eduviges Dyada, am­mlana Clsneros, otra de sus intro~~~ los muertos, amenazante. Da­tos, es quien finalmente acerca a ores en ~I mundo de los muer­verdad que se le sugiere ("'E t' - tuan .PreCiado al extremo de lamiana !"). Un fragmento másl. d~ ae~tS ed viva,. ~ar:niana? i Dígame, Da­sentar la vida muerta de Comala l e PU~~le m!clal que busca repre­de los muertos, .está compuesto' a actIVidad mces~~te y susurrantedel pueblo, haciendo uso de una s'!1eramen!e por dialogas anónimosverdad la simultaneidad intempora,lmdulta,neldad de planos que dé en

e a novela.De ese conjunto de apariciones s dnos incestuosos, con oscuraa-legorfa ~p~~nde u~a 'pareja _?e herma-el mundo de los muertos Pero . a le sabra SI tambJen ocupanpues lo importante es el dato a est~1 altura inútil sería saberlo,n:ósfera maldita sobre el pueblo -;~tuee os cor~oboran_ de una at­tltuyen un' epiSodio de nuevo t ero. ~a pareja de hermanos Cons­nones surrealistas: la casa no t~~~' me)or. recortado según los cá­parece disolverse en barro {lo qu I e ~ractlcamente techo, la mujerlála imagen baude'Iaireana de Lees e ta recordado a Rodríguez Alca­ma en que Baudelaire nos cuenta me amorphoses du vampire: "poe­la mujer-vampiro, súbitamente cu~~~ e~bel lecho en que yacía conl.lqu'une outre aux flanes glua~ts to ola. a besarla, no vio másal que podría sumarsee.1 de la;" .ute pleme. de pus!" (8) (ejemnlonuscrito hallado en Zaragoza d JUjer conv~rtlda en carroña en Ma­elementos de notorio simbol¡sm~ (rn ~otockl), y en los diálogos hayjeras perdidos, que "busoaban un ~~ er~anos hablan de otros via­les dijiste quena sabías dónde gar· amado Los Confines y túseñalarle a Juan Preciado todos I~uedab~ eso'r, ? la mujer intentahay uno que se dirige al cielo otr~amlno;, Posl.bles, y entre ellosy es ,el que va más lejos") Hay y l q~e .atravlesa toda la tierrael que se mezclan las imá ene en e episodiO un tono alegórico encado de incesto) bíblicas. L~ ci:rt;e~~becerro) y las nociones (el pe­d~ El lIan'o en llamas, la descripción d~ue ~omo e,n. muchos cuentosclones, y las actitudes de los • en orno fISIC? y las percep­las fuentes del surrealismo en p~~~onaj~s,. abrevan dIrectamente endestartalladas, que niegan I~s leyes fp~lsajes lunares. en sus casas

slcas con sus formas oníricas.

Un diferente tono en la varied d di h 'ramo, puede enc~ntrarse con ~ e. et os fantastico de Pedro Pá.oue encarna e nel goticismo demotlvo ~el caballo ~rrante. motivoafinidades de este eoisodio (la mue~~e d(~~tzenges,ternJ'). .Pero lascontorno menos .gótico y simbólico que

ef ;~r,el. Pararl}o) tre''1t;n un

muere en un accidente, su .caball o anca.. Miguel Paramocomo enloquecido. Sin en'ybargo el es~í~~~reJa ~. CorapI~ galopandoaparece a Eduviges Dyada y le relata . e t Igue aramo se leV sin' saber que está mue'rto su desvro~o,~~ a ontadod.9orlel goloeHabía mucha neblina o hum~ . ,', me p~r ~o e pueblo.no existe. Fui más allá seg(Jn ~i~Ocáfcu¡~~: ~e~~ ~ln~~nt~éen;3an.t!~

No había más que humo y humo y hu "H t .t~es Lyada debe revelarle: liNo. Loco ~~, ·Mi:~e~. b:b~~ ~~~Pla Edu~o . C

ton estal Rulf~ alcanza~na feliz perfección en el relata; ~eu~~

muer e, en e· pasaje de la Vida a la muerte d·en una imagen de ne,blina o humo, donde I~sq~rm¡t~s IJ~:~~~r:~~~~

Es la introversión. de la mue.rte, su imagen íntima, que encontrarásu correlato extenor ene" fInal de Pedro Páramo· "Di Iseco sob~e la tierra y se fue desmoronando ·como s'i fue~a u~n ~~¿n:tón de 'PIedras". Las primeras noticias de la muerte de Miguel Pá­ramo aparecen en la novela a través de sus personajes de pueblo.

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Pero desde ese momento hasta la aparición del motiv,o hay una trans­figuración: en su principio una mujer dijo haber visto "el caballocorriendo con las piernas dobladas como si se fuera a ir de bruces".

Era la imagen realista del caballo que regresa espantado, imagen quesin embargo ve superpuesta la contraimagen fantástica, la del ca­ballo que años después, también muerto, continúa galopando. Rulfo,somo Synge en sus obras de las islas de Arán, acudió al folklore.No en vano a partir de allí emerge el motivo, no en vano lo haceaparecer en boca del pueblo.

En Riders to the sea de John M. Synge, el autor se nutre del fol­klore que luego encarnará en motivos literarios desgajados de su con­texto real. Y precisamente en esa pieza (traducida por Juan RamónJiménez en 1920) hay también un episodio del caballo y el apareci­do. En este caso er-muerto, también Miguel (Michael), se le aparecea su madre en una 'imagen propuesta por el surrealismo por su ritmolento, onírico, salmodiado. En esta obra existe una atmósfera semi­fantástica, .como la del comienzo de Pedro Páramo, pero una atmós­fera que debe más a la propia naturaleza de esos pueblos costerosdel oeste de Irlanda que viven del comercio equino, y en los cualesel motivo y la imagen del caballo, como ,en el medio rural de Rulfo,se da de modo natural y pleno.

La narrativa de Juan Rulfo ve así emerger lo fantástico lentamente,a través de los quince cuentos de El llano en llamas, para desem­bocar en una 'creación mucho más ambigua y rica, literariamente,como la es Pedro Páramo. En ésta, sin embargo, no acaba de des­prenderse del contrapeso de la realidad, de un trasfondo que toca auna época y a un pueblo. De esa época y de ese pueblo extrae,con fina sensibilidad humana e idiomática, motivos y conductas quedesarrolla luego en un mundo artísticamente autosuficiente'. No esla literatura indigenista de El diosero, no es el realismo de Los deabajo o de El águila y la serpiente, no es la fantasía de Confabula­rio, ni ,la sátira, más actual, de Los relámpagos de agosto. En todosellos parece encontrar ·una resonancia de familia, porque como ellosse nutre de la circunstancia y del carácter nacionales, desarrollados,en la creación, alrededor de la tragedia.

(1) Luis Leal: Breve historia del cuento mexicano, México, De Andrea, 1956,p. 141; José de la Colina: "Notas sobre.' Juan Rulfo", en Casa de lasAméricas N9 26, La Habana, 1964, p. 134.

(2) The Complete Works of John M. Synge. New York, Random House, [1936],n. cito por Price.

(3) Sergio Fernández: "El mundo paralítico de Juan Rulfo", en Cinco escri­tores hispanoamericanos, México. UNAM. 1958. pp. 113-141.

(4) Fernando Alegrfa: Breve historia de la n.ovela hispanoamericana. México,De Andrea, 1959.

(5) Otros títulos originales: Una estrella junto al sol, Los murm,;'"os, fueronsustitufdos finalmente.' por Pedro Páramo.

(6) V. Roger Caillois, Prólogo a su Antología del cuento fantástico. BuenosAires, Sudamericana, 1967. Louis Vax, que recoge varias apreciacionesere ese prólogo, en Arte y literatura fantásticas, Ss. Aires, EUDEBA. 1965.

(7) Mario Senedetti: "Juan Rulfo y las posibilidades del criollismo", Monte­video, Marcha, 2.XI. ~955. artículo ¡ncl u,fdo en Letras del continentemestizo. Montevideo, Arca. 1967. pp. 98-108.

(8) Hugo Rodríguez Alcalá, El arte da Juan Rulfo. Instituto Nacional de Be­llas ArtE.'S, México, 1965, p. 100.

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BRECHANueva revista literaria

crítica

Intervienen: Mercedes Ramírez" Enrique Estrázulas, H~go

Achúgar, Jorge Arbeleche, JuIio Rossiello, W~shington

Benavídez, Esteban Otero, Heber Ravio¡'o, Alejandro

Paterna in, Laura Oreggioni, Juan Cunha y R. de Spada.

Lea todos los luoe$',el su,plementoliterario de

· crítica -bibliografía.··primicias -noved(Jdes en el .

prinCipio, el verbo

IZQUIERDANacional, popular y socialista

Un análisis semanal de las causas de los problemas nacio­nalesy el camino hacia su solución f.

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IILos prados de la conciencia" no es uncuento seguramente, más bien un elabow

rado apunte, un terso croquis donde seintegra la observación, el arranque conla frase motriz y reincidente: "el vaporw

cito avanzada ... ", al recuerdo de otrosactos, a la también recurrente memoriadesguarnecida --mientras viaja a bordo­de la lejana vida familiar en cuyo centroestá su mujer¡ a los oblicuos presenti­mientos de suicida ahora, mientras mirael río¡ a la oscura tentación a anonadar­se. y la narración discurre sin cuajar entorno a ninguna peripecia dominante-apenas elleit motiv del vaporcito. Lospen~onajes, a excepción de Pérez, mane­jado: por Martínez Moreno a través de lasegunda persona del singular,.mira,dos con

mirada helada, acre, analftica, son defini­ci6nw mirada: l/qué quieren, todas mis asow

ciaciones de ideas provienen de algo ar­tístico, es mi caldo, de alH extraigo in­cluso los colores con que veo el espec­táculo". Porque el autor pre·concibe -yeste relato nos alcanza el pretexto paracierto juicio global- la realidad cargadapor él mismo de antemano. La realidades apenas una répl jca de su voz autosu­ficiente, una confirmaci6n de su esquemaya previsto, de su acaudalado metraje cul­tural. La realidad es un sostén sin liber­tades, el mundo una representación haciaafuera, un inflexible espectáculodict,adoque de por sí no cuenta. De ahí ese climatan densamente ajeno que frecuentan losseres de Martínez ,Moreno, esa múltiple

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envoltura conceptual que los inhibe y lostraba. Y si bien en ocasiones hay unafelicidad rítmica, un hallazgo psicológico,es sólo como consecuencia de la logradafusión entre la docilidad del personaje yel esquema mental del novelista. Graciasa esto es que en l/Los prados" queda unsaldo en la acerada puntería con que seretrata la mezquindad, la garrulería, laavidez de esos escritores devorando suspaquetes de alimentos, pero sencillamen­te porque nosotros, tanto como él mismo,exoneramos las leyes de la ficción y sícreemos en una especie de autorretrato;porque entonces -asimilándolo a Pérez­todos esos tipos que viajan con él noserán otra cosa que ordenadas comparsasque responden y novelescamente que ledenuncian su estolidez presente (de Pé­rezL su desasosiego de desterrado. Lejosde su e-asa, sólo la literatura lo podrásalvar. Como salvan, en Irlgnotus" a JoséMaría Sánchez (¿persiste el alter-ego?)después de que en pleno viaje abandonasu misión revolucionaria, porque así IlpO_dría recobrar el habla y el nombre, todov,olvería a suponer mi ser cierto y mi ra­dicación verdadera. Sería como caer otravez en mi propio cuerpo·". Nuevamente,miedo a anular su yo, miedo a entregarsea los otros. Aunque fuera una actitud de .justicia (pero ¿está convencido de eso?Quizás no). Toda razón en definitiva esprecaria. Toda heroicidad está a mediecamino, concluye. Podría también entrara cuestionarse en otros términos. Traición,por ejemplo. Pero aceptar ese juego se­ría reconocer, oblicuamente, la plenituddel objetivo. No obstante siendo sin dudaun cuento tramposo (porque nadie debeadmitir novelescamente ·como causalesdecisivas las que esgrime para renunciaren' la aventura, quien coquetamente seirrita cuando le arrancan el sello de con­fección de lujo a sus ropas antes de par­tir, quien se angustia por el posibl·e des­precio o el olvido en que caerá ante sufamilia si llega a desaparecer sin identi­ficarse), pobre en ·carnadura psicológica,gratuito, resulta de todas formas valiosoasí sea para establecer una primaria ylateral -comprobación sobre la narrativade Martínez Moreno. Un escritor con te­mas, que además visualiza bien; suma­mente -quizás demasiado-lúcido, deabundoso capital de imágenes, de fértilescritura ampulosa en ocasiones, barroca,innumerable, pero que casi nunca pierdepie ni rumbo. Un novelista que embalsa­ma -y me refiero a Con las primeras lu­ces- una situación tan fascinante origi­nalmente, tan rica en posibilidades ·como

.es la del hombre agonizante y memorioso

.9'J

y que finalmente acartona con la sobre­carga de un estilo, voluntarioso sí, perosin vuelo. Un novelista (La otra mitad)que se inicia con un clásico esquemapoi icial que enseguida deja de lado, quetrafica con suerte variada entre los ale­daños del subconsciente, en el discursocrítico-literario, en la simetría de una do­ble relación amorosa desarrollada en dis­tinto ámbito temporal y en las claves se­cretas del erotismo, a través de una lec­tura laboriosa o irremontable. Un escritor,pues, devorado por sus propiascondicio­nes. Lo grave es que con conciencia deello.

Aunque, si juzgáramos un libro no sólocomo pieza finita, ensimismada, sino tam­bién por su capacidad de apertura, porsu faena de máquina movible que ,lanzaseñales, me atrevería a adelantar que eneste volumen de cuentos -mejor: en uncuento: "La Sirena"-, Martínez Morenoapunta, con bastante fundamento, haciauna nueva vía creadora, hacia una opciónejemplar en su futuro. Claro que es uncuento también Jrunco. Si bien su anéc­dota base resulta lo suficientemente ricaen intención (númno estelar con niña-si­rena en tablados de barrios, con su pre­sencia inmóvil en el centro del escenariotransforma a público característicamentesocarrón' e incrédulo en subyugado testi·go de ceremonia mágica) pero que se ra­mifica de inmediato, se dispersa en nue­vas líneas, hipoteca su entrevisto símbo·lo(tal vez la gravitación de rrl a manera"Cortázar -con quien aquí encuentro unaire de familia- pese demasiado ,comojuicio a priori) hasta que finalmente lodesvía de ese cauce primero cuando in·curre en otro tema: el de Tonín, cuyaparticipación a Jo largo de las historias,por más consecuente que fuese, es esen­cialmente accidental dentro de ,la balbu­ceante experiencia que trasmite la prota­gonista. Claro que Martínez Moreno tienetodo el derecho del mundo, como creador,de escapar a esta propuesta: el relato po­dría también encararse como una suertede balanceo entre el retrato psicológicoy la nostálgica evocación pre-ado·lescente.Entonces se justificaría el deshilvane te­mático, la flácida divagación embellecidapor el tiempo a que se lanza la Sirena·mujer ahora. Para esta interpretación, sinembargo, falta I,a atmósfera expresiva quelogre enmadejar las diversas historias ylas ate a un centro, un "flúido poético"-recuerdo a Pavese- que concilie loscontrarios, que domestique la aparentedispersión en torno a un enfoque c,ardinaly especioso.

De cualquier forma y pese a los desequi·librios del volumen, es en relatos como"Sirena" donde se advierte en .C.M.M.un visible desprendimiento crea!lvo a s~

anterior universo, a su abso'lutlsmo bn­liante pero árido, a ese ropaje suntuo~oen que viste, generalmente, una materiatradicional. Ello supone entonces y desdeya una búsqueda J!lás auténti~a hacia eldestino de sus <CrIaturas, haCia una ma­yor calidez y transparencia (y. n.o. me!,e­fiero al lenguaje, que en definitIva soloserá configurable en la medida que sea

bajando la guardia

Cuando apareció El testigo en 1964, unágil y convincente cuadro individual so­bre las experiencias límites que enfrentauna generación adolescente al ingresar enuna sociedad a punto de desfondarse,Fernando Aínsa se inscribía, junto conotros nuevos narradores como Galeano yConteris, en una tendencia crítica y libe­radora, propuesta al relevamiento de unaconciencia naciona I y contemporánea. Ycon medios estilísticos que hoy parecenexcesivamente tributarios de los ídolos re­cién descubiertos o revalorizados, peroque, tutela al margen, les sirvió para abrir­se brecha a una actitud -todavía vigenteen los escritores del períolo anterior-,a una ,concepción de posguerra como fuepor ejemplo el existencialismo y, en unplano más estrictamente literario, la en­ceguecedora gravitación de Faulkner.

De todas formas resultaba saludable esecanjeo de padrinos por los jóvenes, quea instancias de moldes formales más sen­sibles y porosos a su ·realidadinmediata,estaban empeñados en un compromisomás intenso e indagatorio con su país.Una técnica que los proveía de una ma­yor receptividad para recogerla vibracióncotidiana de un o·ído más atento para lahistoria -no sólo a ras de crónica cos­tumbrista como había sucedido con' Be­nedetti- en su preciso juego dialéctico;

trampolfn para legitimar su canto). Enotras palabras, un costado disponIblepar.a encararse a las que 'Creo premisassustanciales en todo escritor de hoy yde latinoamérica: responsabilidad parasu hora histórica y, particularmente, unangustioso, férvido conato de comunica­ción entre su áspera realidad y el mundo.

Manuel Márquez.

Carlos Martínez MOrl:.'no: LOS PRADOS DE LACONCIENCIA. Montevideo, Alfa, 1968, 170 pp.

y si bien la lección de los maestros eratodavía vertida en sus nociones primarias,como ser: fluidez en el desarrollo, auten­ticidad temática, impalpable dominio deldiálogo, etc., a su vez cayeron en pare­jaslimitaciones al hurgar sólo sobre de­terminadas zonas sociales, con las con·secuencias de que se ilentificó la suyacomo "literatura de balneario" (con bas­tante mala fe, habría que agregar).

A ese período de ruptura o remodelaciónque ahora vemos era simplemente detransición El testigo estuvo a la alturade las más valiosas, no por lo insólitode su acento ni de su contenido, puestoque ya anotamos que había en todas. ellasuna sistemática mancomunión con ciertasfórmulas, sino parla sinceridad con qu~tomaba a su personaje, por la despreJul­ciada frescura ,con que acertaba amo·verlo en un medio más indiferente quehostil. A esa primera novela siguió unli­bro de relatos, cuya pieza troncal IfEnla orilla" -homónimo al título del volu­men- Aínsa mantenía en la misma cuer­da pero incorporando además ~na. ,inten­ción abarcante ,como 'Ia descnpclon deese conjunto heteróclitamente social quees la patota del barrio, e instalándoladentro de un fenómeno confl ictivo, subrusca entrada al mundo de los mayo­res.

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diez peruanos cuentan

Este >cuento especialmente, obligaba aAínsa a afirmarse, a redondearse en suobra posterior con la certeza de haberencontrado su trocha definitiva. Y nuncaeste despiste. Esta violenta bajada deguardia que es Cen cierto asombro.

Ya desde el pique la noveJ,a está desa­fiando al lector a que compruebe por símismo todo lo que Aínsa autor puede sercapaz de hacer. Su "bolero" autosuficien­te y absol uto. Para demostrarlol intentaembretarla en obligacionesl en elipsis. Unmago pidiendo lo aten con fuerza parahacer todavía más difícil, más sensacio­nal, su prueba. Así el exprofeso renunciea participar en vía directa por su prota­gonista. La orden es: amordacen a Ricar­do, venden a Ric.ardo. A partir de allí,intervienen los portavoces de recambio:Maruja, José María l Mariol Raúl. La faenade ellos es la de apuntalarl promoverl re­cordar, dialogar ,con el brillante periodistaque es Ricardo¡ el tardíamente tocado porla realidad política de su patria que esRicardo¡ el fecundo cosechador de expe­riencias eróticas que es Ricardo. O sea:el frustrado lúcido que se entrega puerila una misión de rescate político en com­pañía de otros intelectuales inhibidospara trasbordar su programa redentor anivel de masas. El mantenido de lujo degran empresa periodística que le costeaun semanario hasta tanto el grupo de ta­lentos que escriben allí con entusiasmoe independencia le produzca mayor por­centaje de notoriedad como mecenas deélite incorrupta, que pérdidas económi­cas. El que termina enredándose, a pesarde toda su veteranía bien reconocida enel asunto, en una triste aventura de amorcon una chiquilina snob y que ademásde deteriorarle su falso equilibrio lo des­nuda decisivamente hasta un final abur­guesado y degradante.

y Aínsa dispone de un doble entarimadonarrativo para emerger la presencia delprotagonista. Por una parte, empleando elresorte -invariable ala largo de todo ellibro-de iluminarla a expensas de lasconsecutivas y fragmentarias visiones dequienes testimonian sobre ella y le vanadosando personales informes a su 'causa,en un vaivén donde confluyen tiempos ysituaciones alterados desordenamente, esdecir, una parcial, reversible armazón entorno a un vacío central -la incógnita delintento de homicidio- que Aínsa progra­ma, fuerza es reconocerlo, con habilidadhasta la precipitación o la llave maestraque descubre en las últimas páginas. Y,

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como segundo recurso, habilitar esa pre­sencia a través del diálogo evocado porlos otros apoyándose en el pronombre per­sonal tú. El resultado es esa permanentesensación de interlocutor u oyente de queestá investido Ricardo (sobre todo en lasversiones de su amigo Alfredo). Cierta­mente es en todos los casos por media­ción del recuerdo de ellos, pero silosaceptamos como tácitas interpolacionesdel autor, entonces Ricardo está ahí, tamobién actuando y no obstante los previstososcurecimientos u omisiones -con lo cualcobraría más rica dimensión- es él quienhabla en definitiva, quien se mueve.

Pero aunque Aínsa monopolice el juegoanecdótica de la novelal aunque subordine01 lo que es aún peor, anule toda pro­yección vital de las partes (que de hechono existen, pues no alcanzan para fundar­los sus extensas tiradas meditabundas,sus disgresiones circulares) paralizadoscomo están en sus relaciones propias (sal­vo Maruja, quizás la única figura de re­lieve que logra trasmitir su resquemorinterior, a contraviento de alguna notaforzada) el mismo Ricardo tampoco tieneentidad suficiente, no nos inquieta dema­siadol casi ni existe. Parece paradojal-aunque en literatura no hay paradojas­pero Ricardo también paga el precio dela misma clausura humana con que so­mete Aínsa alas demás personajes. Ypienso en un brevísimo relámpago, ape­nas unas líneas, que podrían apuntar ha­cia la importante novela que tuvo lugarpara fraguarse: el momento en que Alfre·do alude al ciclo asardinado de su vida,al fatigado transcurso que lo arrastra,cuando está a punto de volver a su hogardonde lo esperan su tía, su madre, des'pués de sus clases.

En alguna oportunidad se mencionó 'latécnica traba}ada por Aínsa como imbuídaen las leyes novelescas oficializadas porHenry James: relativización del persona­je'-sujeto frente a la, dispersa, aproximati­va mirada de los otros¡ edificación deltema ,central a hurtadillas de un hetero­géneo o contradictorio arrime de 'las pie­zas que el autor propone y el lector pa­cientemente ordenaría¡ creación de unretrato psicológico manejado por un sis­tema de combinaciones. Si fue así, a Aín­sa se le olvidó en la mayor parte de sunovela, la sustancial premisa: acción. Por­que para echar a andar ese universo ine­vitablemente se hace necesario multipli­'car bastante más que aquí la peripeda.

En Con cierto asomblio no hay casi mo­vimiento exterior, no hay un aire que fuer­ce a circular a sus protagonistas y queen definitiva justifique a Ricardo. Lospersonajes sobrenadan en un marasmo dedudas de inmóviles posturas envueltaspor u~ fárrago de palabras, de coloquia­lismos, de interpretaciones sobre cosasirrelevantes que no acceden hacia lo queRicardo como tema-núcleo aspira para en­trar a jugarse narrativamente. Cierto queno faltan neologismos, popul ismos, varia­ciones de formas semánticas, pero todasellas se agotan en sí mismasl no prospe­ran en un registro mayor ,capaz de sus­tantivar la novel,a. No tienen funcionali­dad (tal vez haya que recurrir al vocablocibernético para juzgar esto de algunamanera), sencillamente. Y no tanto el re­proche que se le hizo por el uso mono­corde en el lenguaje de todos los testi­monios, porque habría que reiterarla citade Camus sobre Dostoyesvki: ya seaRaskolnikov ya sea Stavroguin, se expre­san con los mismos giros verbales. Elequívoco está seguramente en algo máshondo: Ricardo no tiene vida porque tam­poco viven a su vez sus espejos refracta­rios que son los demás personajes.

Pienso entonces que lo que destruye fa­talmente a la novela es en último término

Desde Ciro Alegría (1909-1967) hastaEduardo González Viaña (1941) esta se­'lección -realizada con fino sentido crí­tico por José Miguel Oviedo- proponeun panorama de la narrativa peruana con­temporánea, en el que es preciso desta­carl ante todo, la presencia de varios na­rradores jóvenes poco publicitados, aquienes vale la penaconocer¡ el predo­minio del realismo, con alguna aperturahacia lo sobrenatural a través de motivosfolklóricos¡ la reticencia, la objetividadl

las formas elusivas o indirectas con que

la particular ambidón de Aínsa por erigir-partiendo de un burocrático expedientepolicial organizado con eficacia- unaampli,a y amarga diagnosis del país en sudeterminada coyuntura histórica; un de­sencuentro generacional movilizado poruna común experiencia amorosa; una fun­damental pero abortada opción políticapara ciertas fuerzas -resuelta flojamentee invadida de retórica-¡ una oscura gale­ría de individuos tan incapaces como elresto de la nación por asumir su destino-teñida de subjetividad al extraerlos delmismo sustrato social-¡ una rencorosamirada sobrevolando por todos ellos quecontamina también a la novela.

Queda en pie, al menos, su creciente ni­vel profesional para desarrollarla tramacasi sin flaqueo, para plasmar la difícilestructura, para injertar con oportuna pre­cisión los materi,ales, para inventar o re­crear un idioma presente y persuasivo. Esdecir, un envidiable arsenal estilístico quelo posibilita a continuar, definitivamentey sin falsas caídas, e! camino abandonadodesde En la orilla. O sea sobre el mundoen el que, sabemos, Aínsa tiene realmentealgo para expresar.

Manuel Márquez.

Fernando Aínsa: CON CIERTO ASOMBRO. Mon­tevideo, Alfa, 1968, 243 pp.

los más Jovenes plantean -cuando plan­tean:- la denuncia social.

La inclusión de Ciro Alegría y Vargas LIo­sa (1936) -sin duda l los dos peruanosmás famosos de esta selección- era des­de luego obligatoria. Están representadospor dos buenos cuentos, que no agregannada a las ya muy difundidas excelendasde sus grandes novelas. Por supuesto, esuna proeza publicar un cuento como Díadomingo a los veintitrés años. Pero laprecocidad de Vargas Llosa importa me-

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nos que le evolución ulte~i~r de su con­ciencia artesanal, ya manifiesta en este.cuento, aunque en él todavía se limite aejercitarse en técnicas tradicionales delrealismo objetivo.

Más importante nos parece el encuentracon autores jóvenes poco o nada publici·tados fuera de su patria, a los que val·dría la pena conocer mejor. Julio RamónRibeyro (1929) y Enrique Cangrains Mar­tín (1932) se ubican en la línea del neo­rrealismo italiano de postguerra: cuentanhistorias de gente pobre, con un estilodinámico, directo, con una ternura sobriay comunicativa. No son ni pretenden sergrandes estilistas. Ambos demoran y bo­rronean un tanto el comienzo del relato;pero después de ese tanteo inicialconsi­guen atrapar al lector con recursos debuena ley (hazaña poco frecuente en estetiempo en que, por reacción contra labazofía, ser aburrido casi es un mérito).En un plano de menor eficacia se da elrealismo ciudadano -la pintura críticade la dase media- en Sebastián SalazarBondy (1924-1965) y Luis Loayza (1934). Elcuento de Salazar Bondy presenta de to­dos modos un interés adicional comoaproximación a una personalidad muy in­teresante.

En él se advierte la extraña mezcla deun poeta sensible, original, con un narra­dor ágil, trivial y por momentos un pococursi (él mismo lo advierte, con amableironía, desde el título).

El cuento de José María Arguedas (1911),en cambio, rescata en su plenitud el ta­lento de este narrador ala vez primitivoy refinado. La agonía de Rasu-ñiti es un

los nlnosy el pasado

noble poema sobre la muerte; una obje­tiva, severa exposición del arte ceremonialcon quel'Üs indios peruanos dignificanla muerte. Por cierto que este cuento re­basa los límites del pintoresquismo y latemática indigenista. Algo similar intenta-con resultados discretos- Eleodoro Var­gas (1924), en un relato de ambiente cam­pesino que propone el símbolo del ríocomo continuidad de la vida y el amorpor encima de la muerte.

La presencia del mito y lo sobrenatural(que en Arguedas aparece ·casi consus­tanciado con la naturaleza) se da en Gon­zález Viaña como alucinación supersticio­sa. Se advierte en éste -el más jovende la selección- una tendencia a tocaraspectos insólitos de la realidad (tal vezpodría decirse que recoge la mejor tra­dición de Arguedas) ·con un lenguaje so­brio. objetivo. reticente. En cambio CarlosE. Zevaleta (1928), en El Cristo Villenas,intenta una crítica de la superstición po­pular y lo hace, preciso es decirlo, ,conun ·Ienguaje un tanto obvio y retórico.Pero tiene fuerza y revela a un escritorde condiciones muy atendibles, como loson en conjunto los diez peruanos deltítulo, a pesar de los desniveles apun­tados.

El prólogo de José Miguel Oviedo aportauna visión orgánica de la narrativa pe­ruana contemporánea, que interesará nosólo a los especialistas, sin,o a todo lec·tor curioso y atento a los avatares de laliteratura hispanoamericana actual.

Mercedes Rein.

DIEZ PERUANOS CUENTAN. Selección y prólo­gO de José Miguel Oviedo, Monte.'Video, Arca,1968, 148 pp.

"Porque créase o no se crea, yo tambiéntenía dispuesto que mi hijo habría de he­redar la amplia frente, el corazón fraternoy e'l alma profunda y serena del p.adre desu-padre". Así, casi al comienzo de susmeditaciones paternas, da Rosa se abre(le gustará el término al autor) a los va­lores que v,an a jugar todo a ·10 largo desu libro. Un libro de "herencia", extensa

y elaborada como los. a~os, eyocados enchispazos, de su propIa infanCIa y. que sevinculan -pasando por su propIa expe­riencia de padre- a ,los que le toc,arávivir en un lejano futuro a través de lavida de sus hijos, de los hijos de sushijos.

Resulta difícil hablar de una experienciaajena en materia tan íntima, donde losfactores del sentimiento y la emotividadson más bien incomunicables, del ámbitoprivado, subjetivo. He ahí la dificultad.Por eso, es preciso circuncribirse a laobjetividad del mensaje, vivo en la anéc­dota, mientras que de ésta se juzga sóloel valor expresivo, literario, de la habili­dad y riqueza del lenguaje, la selecciónde momentos, la descripción y la narra­tiva.

Al seguir paso a paso el crecimiento desus dos hijos, da Rosa transmite un juiciode valor sobre la vida. Frágil e incons­ciente en los niños; entusiasta, angustia­da, tierna en el autor-padre¡casi ignoradapara el lector (y es sorprendente) en lasreacciones apenas visibles de la madre.En todos, ligada vigorosamente a un pa­sado, a formas pretéritas, simbolizadasen la presencia sutil de los antepasados.El anecdotario, con ser vivo, no hace sinoreproducir modelos campesinos de unapureza pastoril que se inscribe en el na­tivismolevemente ingenuo (no por esomenos original) del autor de Juan de losDesamparados y De sol a sol. Breves an­danz?s a caballo por los rerrDOS de Trl'lin­ta y Tres, reproducidas luego en la l'es­coba-pingo" del niño en la ciudad y elcarrito cuyo Dertiguero es el mismo padre.No es extraño que se presente un inte­rrogante: el de la vida aue cesa, se inte­'frumpe en su cauce. Allí le sale al paso,embretándole, la sabia curiosidad del ni­ño: "¿Qué es morir?" ... pero, lilas niñasno 'mueren" v. al fin. un':'! muerte "de aratos", como "Ia'vida también se corta en,los individuos pero no se "ruempe"...Escribir es, precisamente. darle continui­dad. Salvarla un poco. Tal vez da Rosasea consdentede ello como Dr. Zivagoel1 V::1rikino ... La salVia con pasajes comoel del carrito que él mismo cuartea dan-

do vuelta a la manzana con su hijo arri­ba; como el de la lluvia golpeando dor­mida sobre el techo de zinc de ,la vieja"casa nueva"; como el del paso de sushabilidades de dibujante a los cuentos ya las poesías enseñadas al niño. No siem­pre acierta en el lenguaje. Puede haberun alarde de terminología campera consus "semblanteos" y un artificial colo­quialismo.

Quizá sea en los pasajes de nostalgia,donde aparece más nitido el valor de es­tas meditaciones episódicas de da Rosa.Al recordar las horas de su infancia juntoal fuego cuando "Corría el cimarrón. Bra­maba la locomotora entre silbato de ollasy calderas" y la voz de su padre use ibahaciendo más y más tensa, para culminaren un bordoneo pluviar y parejo. Allí seencuentra el autor consigo mismo al con­fesar: "siendo muy joven me empezó aacosar una casi permanente nostalgia porcuanto se iba trasformando en pasado,incluso en pasado inmediato". Pero lanosta'lgia tiene sus riesgos: los de un altoprematura que el mismo autor literaria­mente acepta, cuando dice que vino aconvertirse en "un vecino bueno con ho­frar constituído, padre de este par de gu­rises en flor".

Da Rosa nos acostumbró al silbo de su"Hombre-flauta" Y defendía en una con­ferencia de mayo pasado en el interior,los valores integradores del campo fren­te ala ciudad agitada. Algunos de estospueden ser los del pasado sin crítica, losdel pasado sin inquietudes. Esta duda sela plantea él en uno de los últim.os. pá­rrafos de este libro. Se pregunta SI tienederecho a transmitir estos valores a sushijos "integrantes, al fin, de un mundoque ya les pertenece más a ellos qu~ amí ... Es lo que resta de esta;; medlt~­ciones que inspectores de Ensenanza pr¡­mAria recomiendan, como lectura; a losniños y que, a la vez, oueden servIr a losmavores para descubrir lo oculto en lasnostalgias.

DarfoUbilla.

Julio da Rosa: RATOS DE PADRE.M'rmtf\video,Ediciones de la Banda Oriental, 1968, 141 pp.

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una lenta pero segura desaparición de toda ·una con'cepción del teatro, al tiempo queva tomando cuerpo una nueva estética, portadora de los ideales de un ordenamientosocial y económico que ineludiblemente ha de llegar. 1967 fue en este sentido un añofermemal, Y en la medida en que ~~eve meses de: actividad permiten hacer un ~a­lance, así sea provisorio, esa· aS'unc~o~ cabal del tiempo y~'1 lugar en ,que se viveparece consolidarse en 1968. Es prevIsible que por bastante tiempo todavlar la escenauruguaya deba seguir arrastrando el I~st!~ de un. teatr~ emasculador ~vasionista y ne­fel ibata divorciado de su contexto hlstonco soclal¡ mientras tanto solo cabe congra­fel ¡bata' divorciado de su contexto histórico-social¡ mientras tanto sólo cabe congra­tarla y ral mismo tiempo exigirle un máximo de dignidad artística porque sólo de esamanera logrará sus fines últl mas, que son los que a todos nos tocan•

Dos vertientes fundamentales adopta e-sa vocación de contemporaneidad de que el tea­tro uruguayo se muestra progresivamente poseído. La primera, que es la más asequi­ble en el plano inmediato pero no necesariamente la más persuasiva, es la de es·trictocontenido político. A ella se plegaron este año El Galpón con Los testimonios yLibartadr libertadr y Club de Teatro c.on Chaur Cher tres ,espectáculos que con suertedispar, adhirieron además -revolución en el contenido revolución .en la forma- a lasmás modernas técnicas del collage yel teatro-testimonio. El primero de ellosr versiónpoco menos que taquigráfica de la~ sesiones del. tribunal de Frankfurt, ?irvió a lainstitución de Mercedes y Roxlo, sabIamente condUCida por Atahualpa del CIOPPOr pararedondear, a través de un replanteo dialéctico de las causas del nazismo, una requi­sitoria contra 113 S estructuras socioeconámicas que lo engendraron, contra el sistemade valores que lo hizo posible, -el mismo que' hoy hace posibles Vietnam y Harlem,Sudáfrica y América Latina. El espectáculo buscó en todo momento -yen todo mo·mento logró- promover en el espectador ,la reflexión sobre las opciones presentes yfuturas de la humanidad, y lanzar un grito de alerta -nada desdeñable en los tiemposque corren- sobre la posibilidad de que dadas ciertas condicioneSr todos podamosconvertirnos en víctimas o victimariosr indistintamente.

Más inmediato en su acción sobre una platee que adhirió entusiastamente, porque elespectáculo refería directamente a nuestra coyunturar resultó Libertad, Iibertadr adap­tación libérrima del espectáculo de Flavio Rangel y MUlar Fernández que promovieraun escándalo político cuando su estreno en Brasil bajo la ·dictadura de Castelo Branco.A pesar de algunas ausencias inexcusables y de algunas inclusiones cuyo sentido seme escapa, a pesar de la falta de un criterio orgánico de ordenación del material,el college Supo equilibrar con astucia el patetismo, el humor y la santa indignaciónralternando lo más remoto en la historia o la geografía con lo más cercano en la emo­ción o la sensibilidad. Y supo, ademásr llevarlo a escena con relevantes calidades enla dirección (Oampodónico), en la escenografía yel vestuario (Dumnova), en la música(García Vigil), en la iluminación (Mato) y muy especialmente en el contagioso fervorde un elenco donde se destacaba la presencia magnética de Stella Texeira. Montareste espectáculo en un Uruguay donde, como rezaba el programa, !tIa libertad comien­za a encontrarse sólo materializada enestatuas"r fue un acto de responsabilidad y decoraje cívicos, con el cual El Galpón retomó su puesto de vanguardia dentro del mo­vimiento teatral. También lo fue -yendo más allá en sus proposiciones, quedándosemás acá en sus logros-el Chaur Che de. Olub de Teatro y Amanecer Dotta, cuyaspretensiones de constituirse en un acto de "incitación revo·lucionaria" se vieron frus­tradas por sus graves renunoiamientos artísticos y sobre todo por su falta de rigorintelectual r una cualidad de la que Ernesto Guevarar 'cuyo legado se trataba de pro­yectarr fue paradigma.

No obstante esos ejemplos de teatro netamente políticor la vertiente más generalizadaen ese proceso de asunción de sí mismo como instrumento de una conciencia revo'lu­cionariar está dada por el afínamiento de los criterios de selección de repertorio ypor el enfoque que a los textos elegidos se impone.

En ella inscribieron sus experiencias de este año La Máscara, Teatro Universal y demanera más lateralr Teatro del Pueblo y El Tinglado. Luego de Por la patria del in­glés John Wilsol1 con la ·cual Laura Escalante concretara, a pesar de la morosidad deltexto y de debilidades notorias en la interpretación, un persuasivo a'legato pacifistarLa Máscara exhumó Las troyanas de Eurípides. Si bien el espectáculo adoleció de se­rias limitaciones, y en rigor tan sólo la actuación de Dahd Sfeir como Hécuba, laescenografía de Morosoff~Oreggia y la música de Ariel Martínezestuvieron a la altura

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GERARDO FERNANDEZ

teatro 68, balance

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bitácora

C:on el asesinato de Líber Arce y el allanamiento, de la Universi,dad, con la implanta­cIón .d~ la censura de prensa y los intentos de reglamentación sindical, con ese des­caeCimIento que padecemos, de todos los valores sobre los que se había vertebradola nacionalidad oriental, se desmororan definitiva y saludablemente los mitos de lademocracia liberal, del welfare state y la "Suiza -de América", el cúmulo de' mentirasen que se nos había educado y que -admitámoslo- no dejaban de enorgullecernos.De este modo muere un Uruguay, y con él agoniza toda una manera de encarar el fe-­nómeno cultural y artístico.

El !eatro ur~gl:'ayo no .podíar dados sus antecedentes, ser ,la excepción. Con una sabi­duna de veinticInCO Siglos, ~I teatro sabe que la sola única clave de su perdurabili­d~d como ~orma de arte .radl~a en su capacidad para constituirse en expositor y tras­mIsor del tIempo de la hls~ona, ,que es el tiempo de la cultura; aguzando el oído paraescuchar lo .que ~onaba mas alla de las cuatro paredes de la sala de espectáculos, laescena ha Sido Siempre, en el Uruguay, vanguardia dentro de la dinámica cultural delp~ís,'y h~ ~ontribuído 9~ manera poco menos que ,decisiva a la creación de una con­clencl~ Iucldam,ente cntlca de nuestros vicios y nuestras debil ¡dades. Ahora que elpaís vive sus dlas más negros, y la "hora de los hornos" no se avizora aún, el teatrose yergue otra vez como reducto y semillero de los mejores valores. Asistimos así a

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JUAN CARLOS SaMMA

la protesta de los plásticos

en una excelente traducción de Enrique Fierro, fue siempre la de un director sensiblee inteligente, y c?nsig~i~ para la comedia transicional dentro de la producción deShakespear~1 un ntm~ agll y se~uro y un encan~o en toda la línea al que no fueronajenas f'as tnterpre~aclOnes de. Ruben !orres, SOnia. Repetto y Roberto Jones. Se puedediscrepar en camb~o. con la .In;postaclo,n que el director impuso a la obra, jugándolaen un tono melancoll co y s.ofl~tlcado, mas a9~ptado ~ otros textos posteriores del Bardo.Extr~mando un poco, el cnteno de ac~ptaclOn ,de. cle~os textos medianamente dignos,servidos con algo mas. 9ue la corre:~clon, P?dna l~clUlrse en esta lista la versión deLa heredera,que ofreclO la ,c?mpama Martlne~ Mleres-Margara Willat, un buen expo­nente del g~nero me'lodramatlc~ al que ~I ,director Sergio Otermin prestó fluidez y~na eleganCia no ex~~ta de. s,utlleza, Falto un~ gran protagonista, pero en cambio eltitular de la companla realiZO una labor de Infrecuente, acuidad en la encarnacióndel Dr. Sloper.

Resultan en cambio inadmisibles a esta altura empresas como Asesinos asociados Ope­ración. Secretísi.m0 ' El Fau~to criollo, o !ncluso ¡Ah, soledad! o La farsa del Jice~ciado~athelm, que ,Sin poseer vl,rt~des demasla.d,o relevantes desde el punto de vista dramá­tICO, se manejan e~ la ,r~tonca o la evaSlOn, de es~aldas a una problemática acucian­te, a la que los m~s lUCIdos o los menos me~cenan?s deciden encararse frontalmente.Afortu~adamente, Sin ~mbarg~ el proceso €'s IrreverSIble y el número de aventuras deeste tiPO se reduce ano a ano.

Los tres mese,s restantes de 1968 prometen varios títulos del importancia: María Es­tuardo de Schlller, 'Un~ obra y un autor que la Comedia Nacional nos estaba debiendocles~e hace mucho~ anos y que- ahora el elenco prepara bajo la dirección de EduardoSchln~a; L.o,renzacclO de Alfred de Mu~set, que Teatro Circular se apresta a estrenarcon dlreccl?n de O,mar Gras~o, y El senar Puntila y su criado Mattj de Bertolt Brechtque en nOViembre Inaugurara la nueva sala de El Galpón en 18 de Julio. Estas nove­9ade~ ,de .ca.rtelera moti;r~r~n en el 'próxi.~o número un alcance de esta nota, queInclt.:l,ra aSimismo un anallsl,s de la sltuaclon actua'l de la Comedia Nacional y de sufunclon dentro de la comUnidad.

del compromiso, la empresa se justificó sobradamente debido a su acertadfsima apre­ciación del sentido que tiene hoy en día la puesta de los clásicos. Comprendiendo quela única relación posible que un espectador moderno puede establecer con un textoescrito hace veinticinco siglos radica en la conciencia que ese espectador pueda ad­quirir sobre la situación histórica de ese texto, Otermin puso la :obra al servicio delos mismos fines que perseguía Eurípides al escribirla. La denuncia del imperialismoateniense se convierte en denuncia del imperialismo norteamericano y así el texto,cumpliendo la misma función que 2.500 años atrás, promueve una toma de concienciay una condena del fenómeno más abominable de las últimas dos décadas: la guerrade Vietnam.

Si el alegato antibélico y antimperialista fue el denominador común de los textos ele­gidos por La Máscara, el de· los llevados a escena por Teatro Universal lo constituyóuna corrosiva disección del engranaje capitalista y de progresiva deshumanización dela sociedad burguesa, a través de sus variantes europea y rioplatense. Federico Wo'!ffy sus actores (muy particularmente Mario Branda y Adolfo Halty) se sumergieron delleno y sin ascos en la abyección "absurda" de Harold Pinter y exacerbaron acertada­mente La vuelta al hogar hasta convertirla en una de las más virulentas y descarnadasradiografías de Occidente que, se hayan visto sobre un escenario en los últimos años,En otro tono, no menos ácida resulta en definitiva La fiaca, del argentino RicardoTalesnik, que pretexta un puntual reconocimiento en el espectador y detrás de su hu­mor ciudadano oculta un grito libertario contra un mecanismo social que frustra larealización del individuo, y una advertencia sobre la inanidad de toda rebelión indivi­dual, incoherente e inorgánica como la de su antihéroe, por oposición a la revolución.Teatro del Pueblo, por su parte, adoptó la voz de un joven autor nacional, Alberto Pa­redes, que en saludable tarea de desmitificación, ilustra y analiza el gran chiste quetodos hemos contribuido a hacer de este Uruguay ,en un acto largo llamado Por ha­cerla de mentira. Siguiendo el trHlo de sus mayores Rosencof y Maggi, se propone ylogra -con la ayuda invalorable de la puesta en escena de Hugo Márque·z- una su­peración ·del costumbrismo a través, fundamentalmente, de una integración del espacioescénico y de la introducción de comentarios versificados que preconizan, con unaelocuencia ante la que huelga todo análisis, la necesidad de "tirar esta ilusión por laventana y empezar de una vez a ilusionarse en se,rio", y llamar urgentemente 'la en­contrarse en una esquina cualquiera y empezar la tarela". Con su lúcida, ardida ubi­cación frente a los problemas de la realidad nacional, el texto fue la única contribu­ción importante a nuestro acervo dramático, cada día más preocupado por acompañarsu diagnóstico con el correspondiente remedio.

Otra aguda exposición crítica de la mitología burguesa fue El paseo de los domingos,una obra menor y poco resistente a un análisis conceptual medianamente riguroso,que pretextó sin embargo un muy buen espectáculo de· E'I Tinglado, con seguras cali­dades de dirección (Escalante), música (Aharonián), iluminación (Mato), interpretación(de la Peña, Galián, etc.) y muy especialmente! escenografía (Galup).

Del resto de los espectáculos presentados este año ,en Montevideo quedan en pie aqué­llos cuyo nivel artístico superior constituye por sí solo una forma de la militancia.Educar al público, formarlo acostumbrándolo a grandes textos portadores de un men­saje trascendente es tarea de fundamental importancia, siempre necesaria y fecundaen la medida en que indefectiblemente arroja luz s.obre los grandes problemas del hom­breen todos los tiempos, y consecuentemente en éste de hoy. Por eso, se me ocurreque· no merecen sino plácemes las puestas en escena de La Dorotea, Como gustéis yen menor escala, La próxima vez te lo diré cantando y Aquí por el 9tlO.

Rehusándose con bienvenido empecinamiento a considerarla irrepresentable como ,laquiere la tradición, Antonio Larreta se lanzó a desnudar el núcleo dramático de LaDorotea de Lope, S'umergidoen un torrente de genial, desmesurada hojarasca literariay logró empinarlo hasta un verdadero tratado de amor y de muerte con escasos pa­rangones en nuestra lengua. Era un ,desafío titánico, al que Larreta, luego de dos añosde inactividad, respondió ,como adaptador del texto, y diredor de intérpretes, en sumejor estilo, concretando salvo reparos menores, una labor de difusión cultural dignade singular encomio. Obtuvo colaboraciones memorables de Prieto-Carrozzino en esce­nografía, de Guma Zorrilla en vestuario y muy especialmente de, Dahd Sfeir y EstelaMedinaen dos de las creaciones más eximias que registre ,la historia de nuestra escena.Un compromiso 'comparativamente menor pero estimulante y fructífero como todo Sha­kespeare constituyó el Como· gustéis del Grupo 65. La versión de Omar Grasso, apoyada

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El ya tambaleante Salón Nacional de Ar­tes Plásticas, organizado año a año porla Comisión Nacional de Bellas Artes seh~ visto bl09~eado e~ta vez por la e~plí­cita abstenclOn de mas de los dos terciosde plásticos nacionales habilitados paraintegrarlo. Y del "escaso centenar que sepresentó, el jurado seleccionó apenas av~intiséis, lo' que da una idea del bajonIvel de los envíos, máxime que la exi­gencia demostrada por el jurado no hasid.o exceSIva, según lo apreciamos en elconjunto del Salón", comentó AmaliaPolleri.¿Razón de la masiva abstención? La vi­gencia inconstitucional de las recalenta­das "medidas prontas de seguridad". Asíse expresaron los plásticos ante la opiniónpública:

liLaS ARTISTAS PLASTICOS ABAJO FIR­MANTES, ANTE LA SITUACION IMPERAN­TE EN LA REPUBLlCA, DECLARAN QUELAS l/MEDIDAS PRONTAS DE SEGURI­DAD", A CUYO AMPARO SE ATACAN DES­DE TODOS LOS ANGULaS LAS LIBERTA­DES PUBLICAS, SOLO SIRVEN PARAPERTURBAR EL ORDEN Y CERCENARLOS DERECHOS INDIVIDUALES Y co­LECTIVOS; QUE EN USO DE DICHAS ME­DIQAS SE AVASALLAN PRINCIPIOS DE­MOCRATICOS QUE SON DERECHOS INÁ­L1ENABLES DE NUESTRO PUEBLO; QUEDE IGUAL MODO SE AGREDE A LA CUL­TURA Y A LA LIBERTAD DE EXPRESION¡EN CONSECUENCIA, LOS ARTISTASPLASTICOS ABAJO FIRMANTES, ANTETAL SITUACION, y EN SOLIDARIDAD CONNUESTRO PUEBLO EN LUCHAP.OR LA

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EN 'NOVIEMBRE1 • • ~ . • '

_"En absoluto. Comienzo por cuestionarla existencia misma de algún criterio enel seno de la Comisión Nacional.La Escuela pretende cultivar en el plás­tico su conciencia responsable de miem­bro de una sociedad, es decir, enderezao canaliza la expresión artística de losa lumnos dentro del marco de las exigen­cias culturales, in~ustriales, pedagógicas,sociales, del mediO en: el que deberánactuar. Y todo esto, respetando al máximola libertad del creador en su e~presiónplástica.Pese a algunas discrepancias personalescon el engranaje interno de la Escuela,considero que ésta es lo más vál ido, porel momento, en orden a la promoción hu­mana y creacional del artista uruguayo".

TE ALGUNA SIMILITUD O COMUNIDADDE CRITERIOS -EN LO QUE SE REFIE­RE A LA PROMOCION DEL ARTISTA_ENTRE LA ESCUELA Y LA COMISION NA­CIONAL?

Aparentemente decapitado el Salón Na­cional, se replantearon las situaciones a'lanunciarse oficialmente la apertura delSalón Municipal. El argumento para laabstención era obvio: permaneciendo,AGRAVADAS, las circunstancias que mo­tivaron la abstención del Salón Nacional,las razones para no participar en el Mu­nicipal permanecían, también, agravadas.Pese a ello, la colectiva pronunciaciónde los plásticos, en ese sentido, fue du­ramente objetada por ciertos plásticosquienes opinaban que habí'a que concu­rrir al Salón.' Llegado, sin 'embargo, elmomento de votar, la asamblea de plásti­,casI por mayoría aplastante, optó parlano participación al Salón Municipal. Ypor otras cosas más: por ejemplo, el boi­coteo explícito a quienes concurrierancon' sus obras, y, simultáneamente, lainauguración de un Salón Universitario,lo que significaría, al mismo tiempo unafirme adhesión de los plásticos a la au­tonomía universitaria, en estos mamen·tos tan brutalmente atacada por quienesdetentan el Poder Ejecutivo ,en' el país.Todo lo cual pareció posible hasta k:l im­posición del decretazo de ,la ocupación,por las Fuerzas Armadas, de todos losInstitutos Universitarios y Enseñanza Se­cundaria de la capital. De E'sta ametra­llada capital, enlutecida ya con el asesi­nato de tres estudiantes y decenas deheridos.

Pero: lila esperanza -dijo. Fidel-eslaprimera virtud del revolucionario".·

1. - ADEMAS DE LAS RAZONES POLlTI­CAS EXPRESADAS EN EL COMUNICADOPOR EL QUE SE SOLIDARIZA CON LOSPLASTICOS QUE REHUSARON PRESEN­TARSE ESTE A~O AL ¡ISALON NACIO­NAL", ¿EXISTEN OTROS MOTIVOS QUEAPOYEN O JUSTIFIQUEN SU NO PARTl­CIPAClON EN EL REFERIDO SALaN?

Para que explicitara su posición frente alhecho reiterativoldiscutido, progresiva­mente inadecuado del S'alón Nacional, he­mos entrevistado a aCTAVIO PODESTA,escultor, profesor de la Universidad delTrabajo, íntimamente vinculado a la Es­cuela Nacional de Bellas Artes y a todoel quehacer de los artistas plásticos na­cionales:

DEFENSA DE LOS-PRINCIPIOS LESIONA­DOS, RESUELVEN NO CONCURRIR CONSUS OBRAS AL /lSALON NACIONAL DEARTES PLASTICAS - 1968", Y EXHORTANAL PODER EJECUTIVO A DEJAR SINEFECTO LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD".

_/lse En términos generales, creo que elSalón no refleja, ni mucho menos, la in­quietud del artista que se mueve y tra­baja en nuestra sociedad. El Salón pre­tende ser algo así como la coronaciónoficial, arcaica, de determinadas obrasque para nada juegan un rol de necesidado de integración en el medio social. Y coneso parece darse por satisfecha la Comi­sión Nacional de Bellas Artes. Otras in­quietudes del artista nacional, como laaplicación de la ley 10.511 de Decoraciónde Edificios Públicos y su extensiónl a laconstrucción privada, la obl igatoriedad deldiseño en toda actividad industrial o pu­blicitaria, el ingreso preferencial de losartistas a la docencia del Dibujo en laenseñanza secundaria y Universidad delTrabajo, etc•... , 'no parecen haber in­quietado, hasta ahora, a los integrantesde la Comisión Nacional de Bellas Artes.Pero no quisiera que la generalizaciónimplicara una injusticia. Hay que destacarel esfuerzo que realizan Washington Bar­cala y Cabrera, desde adentro de Ila Co­misión Nacional, por la conquista de aque­!las inquietudes.Además, me r.esulta sumamente cuestio­nable la organización misma del. Salón,por ejemplo en lo que tiene que ver consu arbitrario criterio de selección deobras: discriminadón de élites, de ten­dencias, etc. ..• Habría mucho para h3­blar!"

2.- UD.' ESTA VINCULADO A LA ESCUE­LA NAC.lONAL DE BELLAS, ARTES.. ¿EXIS·

:!DO

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SOBRE lO$ COLA.,BQRADORES

Con Sólo mientras tantD {19SGt Poemas de la Oficina (l956),Poemasdél· Hoyporhoy {l96i}, que ~ñosdespuésrevisaría ,para colmar .unvolumen renovable: Inventario, MARIO BENEDETTI (1920)ha sabidomQstrarla veta ,poéticé3 de un mundo suyo ynuestro, . muy recono­cible, y renovarse -prueba: Contra los puentes I,evadlzos y A rasde sueño (Alfa)- a medida que se renueva su experiencia humanay creadora.

ROBERTO FERNANDEZ" RETAMAR ,<1930) es, en calidad, uno de losprimero~poetascubanos'contemporáneos. Recientemente ha publi­cedo Poesfa reunida que abarca su obra desde 1948 a 1965. Juntoasu interés por la estilística como método, oel ensayo sobre p'ro­blemas del continente y de la poesía, ha tenido la responsabHidadde Jnt.egrar y. formar·los equipos intelectuale's de ·Ia nueva Cuba.

:No·!"tay, ,sIn duda, género en el que no haya probado suerte lapluma incisiva y lúcida de CARLOS MARIA GUTIERREZ (1926), peroes en el periodismo político, especializado en Amérkatatina, don­de ha logrado 'una audiencia más entusiasta. La' que lee En laSierra Maestra y otros reportajes (Tauro, 1967) y sus semanales ar-'tículos en, "Marcha".

SAUL 'IBARGOYEN ISLAS (1930) ha publicado 'hasta el presente casi-una-decena de títulos de poesía; el Jnicial: El pájaro en el pantano(1954) dio a conocer su personal sensibilidad lírica. Y Jos que si­guieron: El otoño de piedra (1958), El libro de la' sangre· (l959), Sinre'greso (l962) fueron afirmando su nombre en la llamada ('genera­ción de la crisis".

SYLVIALAGO lIam6 la atenci6ncon un sensible -retrato de adoles­cenc·la (Trajafl1o, 1962). Sigui6 a ese, Tan solos en el balneario,novela ganadora del Premio Feria del Libro y del Grabado, Ylleg6a sacudir nuestro <restablecimiento literario" con su filoso y exhu­berante relato uDías dora'dos de la señora Pi.,ldedia;me-nte" (1965).Detrás del Iiojo (Alfa, 1967), serie de 'cuentos, confirmó el nuevosendero descubierto, y ahora acaba de publicar su tercera novela:La última. razón (Arca, 1968).

GRACJElA MANTARAS LOEDEL-lleg6 a la ,crrtica,litera,ria, toman­do su .p~esto en las últimas, ,promociones~ a través del estudio for­matiyo ·d.1 Instituto de Profesores "Artigas". Ha publJcado -reseñasy,co,mentarios en "Maroha", uLa Mañana", ItTent8s", denotandosiempretmo de '105 .principios de la crítica: 1,30 independencia y va­le,ntra del juicio.

AtI'l"fq'OestJrgido tardfamente a -la poesía con' O., 'la aventura (l961)MILTON SCHINCA {l926l asegur6 una dé -las vOc;e's másitrllPortan.:tes de su generación y de ,I.a moderna poesra uruguaya. En estahora urgente y Nora Paz mostraron el desanollo interno de ·un poe­ta, sus temas, su entorno, su ,concepci6n delrntd'ldó.

le;r fimbfe-poético' de CIRCE-MAlA ,(1932).sun'o:deros,mejor va­,Iorados •'dentro. de la actual poesfa uruguaya. Maiá comenzó publi­<::ando,Anuy -ph~cóz,a ros 11 años" su primer libro, Plumitas, y luegosed'i~al 'reposo .para una decantaci6n de 'su verso hasta publicarEn. el tiempa (1958) y Presencia Oia'ria (1964) Actualmente .resideen Tacuaremb6, donde enseña fi losofra.

Dada ,la importancia del movimiento teatral en nuestro país, la p.re­sencia de una 11mente ,<;ríUca" ,como la de GERARDO, FERNANDEZse •. haceespecia'(:m,ente'necesaria.lngres6 al semanario '(Marcha"muy joven, y desde a,llí 'supo ejercer y hacer crecer 'la •objetividad cd~tica yelsentido militante que ,deben 'signar,nuestra cultura.

La generaclon actuante está enNARRADORES DE ARCA

Jorge Onetti (Premio Casa de las Américas):CUALQUIERCOSARIO y OTRAS COSITAS

Hiber Conteris: VIRGINIA EN FLASHBACK

Eduardo Galeano: LOS FANTASMAS DEL OlA DEL LEaN

Gley Eyherabide:EL OTRO EQUILIBRISTA Y VEINTISIETE MAS

Mercedes Rein: ZOOLOGISMOS

Jorge Sclavo: UN LUGAR PARA PIÑEIRO

Mario C. Fernández: INDUSTRIA NACIONAL

y ahora enBOLSILlBROS ARCA

Hiber Conteris: EL NADADOR

Conteris / Eyherabide / Fernández / Galeano / Musto /Onetti I Rein / Sclavo: MONTEVIDEO, GENTES Y LUGARES

Próximamente:

Sylvia Lago: LA ULTIMA RAZON

Alberto Paganini: CALLES QUE DAN AL MAR

~I EDITORIAL s.r.l.Colonia 1263 Te\. 8 32 00

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LA ERA TECNOLOGICA Raymond Aran

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LOS PRADOS DE LA CONCIENCIA

LOS HABITANTES

~i ~Inlp.r.ción Carabela ensayo

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