antología de textos modernistas

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ANTOLOGÍA DE POESÍA MODERNISTA RUBÉN DARÍO MANUEL MACHADO ANTONIO MACHADO JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

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Antología de textos modernistas (Darío, Manuel y Antonio Machado y Juan Ramón)

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ANTOLOGÍA DE POESÍA MODERNISTA

RUBÉN DARÍO

MANUEL MACHADO

ANTONIO MACHADO

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

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1 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

ANTOLOGÍA DE TEXTOS

RUBÉN DARÍO

CANCIÓN DE OTOÑO EN PRIMAVERA

A Gregorio Martínez Sierra

Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... Plural ha sido la celeste historia de mi corazón. Era una dulce niña, en este mundo de duelo y aflicción. Miraba come el alba pura; sonreía como una flor. Era su cabellera obscura hecha de noche y de dolor. Yo era tímido como un niño. Ella, naturalmente, fue, para mi amor hecho de armiño, Herodías y Salomé... Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... Y mas consoladora y mas halagadora y expresiva, la otra fue mas sensitiva cual no pensé encontrar jamás. Pues a su continua ternura una pasión violenta unía. En un peplo de gasa pura una bacante se envolvía... En sus brazos tomó mi ensueño y lo arrulló como a un bebé... y le mató, triste y pequeño, falto de luz, falto de fe... Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... Otra juzgó que era mi boca el estuche de su pasión; y que me roería, loca, con sus dientes el corazón. Poniendo en un amor de exceso la mira de su voluntad, mientras eran abrazo y beso síntesis de la eternidad; y de nuestra carne ligera imaginar siempre un Edén, sin pensar que la Primavera y la carne acaban también... Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... Y las demás! En tantos climas, en tantas tierras siempre son, si no pretextos de mis rimas fantasmas de mi corazón. En vano busqué a la princesa que estaba triste de esperar. La vida es dura. Amarga y pesa. Ya no hay princesa que cantar! Mas a pesar del tiempo terco, mi sed de amor no tiene fin; con el cabello gris, me acerco a los rosales del jardín... Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro... y a veces lloro sin querer... Mas es mía el Alba de oro!

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2 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

THANATOS En medio del camino de la Vida... dijo Dante. Su verso se convierte: En medio del camino de la Muerte. Y no hay que aborrecer a la ignorada emperatriz y reina de la Nada. Por ella nuestra tela esta tejida, y ella en la copa de los sueños vierte un contrario nepente: ¡ella no olvida! MARGARITA In memoriam... RECUERDAS que querías ser una Margarita Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está, cuando cenamos juntos, en la primera cita, en una noche alegre que nunca volverá Tus labios escarlatas de púrpura maldita sorbían el champaña del fino baccarat; tus dedos deshojaban la blanca margarita, "Sí... no..: sí... no..." ¡y sabías que te adoraba ya! Después ¡oh flor de Histeria! Llorabas y reías; tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo; tus risas, tus fragancias, tus quejas eran mías. Y en una tarde triste de los más dulces días, la Muerte, la celosa, por ver si me querías ¡como a una margarita de amor te deshojó! [1894] SONATINA La PRINCESA está triste... qué tendrá la princesa? Los, suspiros se escapan de su boca de fresa que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro; Y en un vaso olvidada se desmaya una flor. El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.

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3 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

Parlanchina, la dueña dice cosas banales, y, vestido de rojo, piruetea el bufón. La princesa no ríe la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión. Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China, o en el que ha detenido su carroza argentina para ver de sus ojos la dulzura de luz! ¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes, o en el que es soberano de los claros diamantes, o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? Ay! La pobre princesa de la boca de rosa ·quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar, ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo, o perderse en el viento sobre el trueno mar. Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, ni los cisnes unánimes en el lago de azur. Y están tristes las flores por la flor de la corte; los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur. Pobrecita princesa de los ojos azules! Está presa en sus oros, está presa en sus tules, en la jaula de mármol del palacio real, el palacio soberbio que vigilan los guardas, que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal. Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! (La princesa está triste. La princesa está pálida) Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! Quién volara a la tierra donde un príncipe existe (La princesa está pálida. La princesa está triste) más brillante que el alba, más hermoso que abril! --Calla, calla, princesa--dice el hada madrina--, en caballo con alas, hacia acá se encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verte, y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, a encenderte los labios con su beso de amor!

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TARDE DEL TRÓPICO

Es la tarde gris y triste. Viste el mar de terciopelo y el cielo profundo viste de duelo. Del abismo se levanta la queja amargo y sonora La onda, cuando el viento canta, llora, Los violines de la bruma saludan al sol que muere. Salmodia la blanca espuma: miserere.

La armonía el cielo inunda, y la brisa va a llevar la canción triste y profunda del mar. Del clarín del horizonte brota sinfonía rara, como si la voz del monte vibrara. Cual si fuese lo invisible... cual si fuese el rudo son que diese al viento un terrible león.

A JOSÉ ENRIQUE RODÓ

Yo soy aquel que ayer no más decía el verso azul y la canción profana, en cuya noche un ruiseñor había que era alondra de luz por la mañana. El dueño fui de mi jardín de sueño, lleno de rosas y de cisnes vagos; el dueño de las tórtolas, el dueño de góngolas y liras en los lagos; y muy siglo diez y ocho y muy antiguo y muy moderno; audaz, cosmopolita; con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo, y una sed de ilusiones infinata. Yo supe de dolor desde mi infancia, mi juventud...fue juventud la mía? Sus rosas aún me dejan su fragancia... una fragancia de melancolía... Potro sin freno se lanzó mi instinto, mi juventud montó potro sin freno; iba embriagada y con puñal al cinto; si no cayó, fue porque Dios es bueno. En mi jardín se vio una estatua bella; se juzgó mármol y era carne viva; una alma joven habitaba en ella, sentimental, sensible, sensitiva.

Y tímida ante el mundo, de manera que encerrada en silencio no salía, sino cuando en la dulce primavera era la hora de la melodía... Hora de ocaso y de discreto beso; hora crepuscular y de retiro; hora de madrigal y de embeleso, de "te adoro", de "ay!" y de suspiro. Y entonces era en la dulzaina un juego de misteriosas gamas cristalinas, un renovar de notas del Pan griego y un desgranar de músicas latinas. Con aire tal y con ardor tan vivo, que a la estatua nacían de repente en el muslo viril patas de chivo y dos cuernos de sátiro en la frente. Como la Galatea gongorina me encantó la marquesa verleniana, y así juntaba a la pasión divina una sensual hiperestesia humana; todo ansia, todo ardor, sensación pura y vigor natural; y sin falsía, y sin comedia y sin literatura... si hay una alma sincera, ésa es la mía.

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La torre de marfil tentó mi anhelo; quise encerrarme dentro de mí mismo, y tuve hambre de espacio y sed de cielo desde las sombras de mi propio abismo. Como la esponja que la sal satura en el jugo del mar, fue el dulce y tierno corazón mío, henchido de amargura por el mundo, la carne y el infierno. Mas, por gracia de Dios, en mi conciencia el Bien supo elegir la mejor parte; y si hubo áspera hiel en mi existencia, melificó toda acritud el Arte. Mi intelecto libré de pensar bajo, bañó el agua castalia el alma mía, peregrinó mi corazón y trajo de la sagrado selva la armonía. Oh, la selva sagrada! Oh, la profunda emanación del corazón divino de la sagrada selva! Oh, la fecunda fuente cuya virtud vence al destino! Bosque ideal que lo real complica, allí el cuerpo arde y vive y Psiquis vuela; mientras abajo el sátiro fornica, ebria de azul deslíe Filomela. Perla de ensueño y música amorosa en la cúpula en flor del laurel verde, Hipsipila sutil liba en la rosa, y la boca del fauno el pezón muerde. Allí va el dios en celo tras la hembra, y la caña de Pan se alza del lodo; la eterna vida sus semillas siembra, y brota la armonía del gran Todo.

El alma que entra allí debe ir desnuda, temblando de deseo y fiebre santa, sobre cardo heridor y espina aguda: así sueña, así vibra y así canta. Vida, luz y verdad, tal triple llama produce la interior llama infinita. El arte puro como Cristo exclama: Ego sum lux et veritas et vita! Y la vida es misterio, la luz ciega y la verdad inaccesible asombra; la adusta perfección jamás se entrega, y el secreto ideal duerme en la sombra. Por eso ser sincero es ser potente; de desnuda que está, brilla la estrella; el agua dice el alma de la fuente en la voz de cristal que fluye de ella. Tal fue mi intento, hacer del alma pura mía, una estrella, una fuente sonora, con el horror de la literatura y loco de crepúsculo y de aurora. Del crepúsculo azul que da la pauta que los celestes éxtasis inspira, bruma y tono menor --toda la flauta! y Aurora, hija del Sol--toda la lira! Pasó una piedra que lanzó una honda; pasó una flecha que aguzó un violento. La piedra de la honda fue a la onda, y la flecha del odio fuese al viento. La virtud está en ser tranquilo y fuerte; con el fuego interior todo se abrasa; se triunfa del rencor y de la muerte, y hacia Belén... la caravana pasa!

MARCHA TRIUNFAL Ya viene el cortejo! Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines. La espada se anuncia con vivo reflejo; ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines. Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes, los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus

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largas trompetas, la gloria solemne de los estandartes llevados por manos robustas de heroicos atletas. Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros, los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra, los cascos que hieren la tierra y los timbaleros, que el paso acompasan con ritmos marciales. Tal pasan los fieros guerreros debajo los arcos triunfales! Los claros clarines de pronto levantan sus sones, su canto sonoro, su cálido coro, que envuelve en un trueno de oro la augusta soberbia de los pabellones. El dice la lucha, la herida venganza, las ásperas crines, los rudos penachos, la pica, la lanza, la sangre que riega de heroicos carmines la tierra; los negros mastines que azuza la muerte, que rige la guerra. Los áureos sonidos anuncian el advenimiento triunfal de la Gloria; dejando el picacho que guarda sus nidos, tendiendo sus alas enormes al viento, los cóndores llegan. Llegó la victoria! Ya pasa el cortejo. Señala el abuelo los héroes al niño: ve cómo la barba del viejo los bucles de oro circunda de armiño. Las bellas mujeres aprestan coronas de flores, y bajo los pórticos vense sus rostros de rosa; y la más hermosa sonríe al más fiero de los vencedores. Honor al que trae cautiva la extraña bandera; honor al herido y honor a los fieles soldados que muerte encontraron por mano extranjera! Clarines! Laureles! Las nobles espadas de tiempos gloriosos, desde sus panoplias saludan las nuevas coronas y lauros: las viejas espadas de los granaderos, más fuertes que osos, hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros. Las trompas guerreras resuenan; de voces los aires se llenan...

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--A aquellas antiguas espadas, a aquellos ilustres aceros, que encarnan las glorias pasadas... Y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas, y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros, al que ama la insignia del suelo materno, al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano, los soles del rojo verano, las nieves y vientos del gélido invierno, la noche, la escarcha y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal, saludan con voces de bronce las tropas de guerra que tocan la marcha triunfal!... DIAMANTE Puede una gota de lodo sobre un diamante caer; puede también de este modo su fulgor obscurecer; pero aunque el diamante todo se encuentre de fango lleno, el valor que lo hace bueno no perderá ni un instante, y ha de ser siempre diamante por más que lo manche el cieno. A ROOSEVELT

Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman, que habría que llegar hasta ti, Cazador! Primitivo y moderno, sencillo y complicado, con un algo de Washington y cuatro de Nemrod! Eres los Estados Unidos, eres el futuro invasor de la América ingenua que tiene sangre indígena, que aun reza a Jesucristo y aun habla en español. Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza; eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy. Y domando caballos, o asesinando tigres, eres un Alejandro - Nabucodonosor. (Eres un profesor de Energía, como dicen los locos de hoy.) Crees que la vida es incendio,

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que el progreso es erupción, que en donde pones la bala el porvenir pones. No. Los Estados Unidos son potentes y grandes. Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor que pasa por las vértebras enormes de los Andes. Si clamáis, se oye como el rugir del león. Ya Hugo a Grant lo dijo: "Las estrellas son vuestras". (Apenas brilla, alzándose, el argentino sol y la estrella chilena se levanta. . .) Sois ricos. Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón; y alumbrando el camino de la fácil conquista, la Libertad levanta su antorcha en Nueva-York. Mas la América nuestra, que tenía poetas desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl, que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco, que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió; que consultó los astros, que conoció la Atlántida, cuyo nombre nos llega resonando en Platón, que desde los remotos momentos de su vida vive de luz, de fuego, de perfume, de amor, la América del grande Moctezuma, del Inca, la América fragante de Cristóbal Colón, la América católica, la América española, la América en que dijo el noble Guatemoc: "Yo no estoy en un lecho de rosas"; esa América que tiembla de huracanes y que vive de Amor; hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive. Y sueña. Y ama. Y vibra; y es la hija del Sol. Tened cuidado. ¡Vive la América Española! Hay mil cachorros sueltos del León Español. Se necesitaría, Roosevelt, ser, por Dios mismo, el Riflero terrible y el fuerte Cazador, para poder tenernos en vuestras férreas garras. Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios! DEL TRÓPICO

Que alegre y fresca la mañanita! Me agarra el aire por la nariz, los perros ladran, un chico grita y una muchacha gorda y bonita sobre una piedra, muele maíz. Un mozo trae por un sendero sus herramientas y su morral; otro, con caites y sin sombrero,

busca una vaca con su ternero para ordeñarla junto al corral. Sonriendo a veces a la muchacha, que de la piedra pasa al fogón, un sabanero de buena facha, casi en cuclillas, afila el hacha sobre una orilla del mollejón.

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Por las colinas la luz se pierde bajo del cielo claro y sin fin; ahí el ganado las hojas muerde, y hay en los tallos del pasto verde escarabajos de oro y carmín. Sonando un cuerno curvo y sonoro, pasa un vaquero, y a plena luz vienen las vacas y un blanco toro,

con unas manchas color de oro por la barriga y en el testuz. Y la patrona, bate que bate, me regocija con la ilusión de una gran taza de chocolate, que ha de pasarme por el gaznate con las tostadas y el requesón.

NICARAGUA Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño Tantas rubias bellezas y tropical tesoro, Tango lago de azures, tanta rosa de oro, Tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño. Yo te ofrezco el acero en que forje mi empeño, La caja de armonía que guarda mi tesoro, La peaña de diamantes del ídolo que adoro Y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño. Escrita en sedas y espumas Escrita en sedas y espumas es esta historia de amores con períodos de flores y con adornos de plumas. Son tus frases como brumas, erizadas, luminosas y hacen picantes y hermosas, los haces de pensamientos con manojos de pimientos un ramillete de rosas, Cuando llegues a amar, si no has amado Cuando llegues a amar, si no has amado, sabrás que en este mundo es el dolor más grande y más profundo ser a un tiempo feliz y desgraciado. Corolario: el amor es un abismo de luz y sombra, poesía y prosa, y en donde se hace la más cara cosa que es reír y llorar a un tiempo mismo. Lo peor, lo más terrible, es que vivir sin él es imposible.

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RISAS

Ríe que ríe; la rosa en el capullo plegada, se asoma leve, riendo por el botón de esmeralda. Ríe que ríe; el lirio vierte la risa de sus gracias, y de la flor las despliega sobre la capa morada.

Ríe que ríe; en el vivo clavel de encendidas llamas revienta alegre la risa en explosiones de grana. Ríe que ríe; mirando bogar a dos por las aguas, suelta su risa a torrentes la boca de la granada.

ME INVITAN A IMPROVISAR Me invitan a improvisar en selecta reunioncita, en ocasión tan bonita no debo yo rehusar. Y con este copa de agua, agua, tan fría, y tan rica, en nombre de Nicaragua brindo yo por Costa Rica. Con esto vengo a probar a los que mal me han juzgado, que no sólo alcoholizado soy capaz de improvisar. EL AGUA ME HACE MUCHO DAÑO El agua me hace mucho daño tanto en Francia como en Libia. Y sirve, si no me engaño, solamente para el baño, pero con sales y tibia. UNA CALIGRAFÍA DE KALIFA QUISIERA Una caligrafía de Kalifa quisiera Para escribirte un verso melodioso, que fuera Seda y oro de Oriente y gracia y pompa de Asia, En honor de unos labios de Bagdad o Circasia.

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O una caligrafía de monje medieval, Mayúsculas de antifonario, o de misal, Miniaturas en fondo de azul, oro o violeta, Para escribirte mis prosas de profano poeta En honor de la virgen-o no- de carne viva, Rosa, rosa rosada, trémula, sensitiva. O femenina fruta, uva o fresca manzana, Que yo celebraría en mi prosa profana; Mas mi caligrafía es pobre, si no tosca: Guarda, pues lo quieres, estas patas de mosca. VIEJOS FILÓSOFOS Seamos a nuestra carne fieles Como a nuestra triste psique. Soñemos bajo los laureles. ¡Cortemos en ingenuas viñas Las uvas frescas y en rosales Nuevos nuestra rosas! Quiero al reloj como a mi corazón. Por mi corazón juzgo al reloj. ¡Cómo se mueve sin cesar mi corazón! Quiero al reloj porque mi corazón Es también un reloj de amor. SOUVENIR Va la vela blanca bajo el cielo azul y en el mar amante de mi mente, tú. Sople buena brisa brille alegre el sol y que digan aguas y cielos:¡Amor! CANTARES DE EL CARDÓN

Una diadema florida Te brinda un emperador Emperatriz de mi vida, Emperatriz de mi amor.

¿Porqué tanto pensar Si en esta cosa tan pura Saboreamos la amargura La amargura de la mar?

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Los cabellos son de oro Y la faz de rosa té. Ella le dijo: Te adoro Y él: jamás te olvidaré. No me repitas que existe El remedio del amar. La princesa estaba triste, No se pudo consolar. La paloma está dormida ¿Qué te dijo en su canción? Canta sólo en esta vida Una vez el corazón. Vida mía, vida mía, Que divina está la mar. ¿Cómo no supe aquel día Que me habías de olvidar? Muy cerca está el milano Y muy cerca la canción. Vámonos mano en la mano, Corazón con corazón. Estoy llorando con mengua Y sufriendo sin razón, Puesto que he hecho de mi lengua carne de mi corazón. Muy linda contestación Una mañana de Mayo ¿Cómo te llamas canción? ¿Yo? Margarita Lacayo. Está ardiendo mi incensario En una copa de ofir. Navegar es necesario Y es necesario vivir. Me dan los vientos su aliento Y sopla mi voluntad, Sé tú propicio ¡oh viento, A la barca de Simbad! Me dijo la onda del río: Es meterse a santo o fraile Llamarse Rubén Darío o llamarse Luis Debayle. Mi nombre miré en la arena

Y no lo quise borrar Para dejarle mi pena A las espumas del mar. ¿De dónde vienes mi vida? Vida mía ¿Dónde vas? Voy a curarme esta herida Que no cierra jamás. Hay cosa que no entiendo En este triste vivir: Me estoy muriendo, muriendo Y no acabo de morir. Desde que aspiré tu esencia He perdido la razón. Ya no tengo ni conciencia Ni vida, ni corazón. Estas cosas dolorosas Que pasan entre los dos... ¡Oh Dios, arregla estas cosas! ¡O no voy a creer en Dios! Una estrella está cantando Y otro estrella le responde; Y la una dice ¿Cuando? Y la otra contesta, ¿En dónde?

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ROSAS Y LIRIOS Para las angustias, para las tristezas, cuando nieva el tiempo sobre las cabezas y llueven congojas, ese es el instante de las rosas rojas. Para los momentos que traen ilusiones y dan azucenas a los corazones, y dulces delirios, blancos, blancos lirios. LEYENDO "ORO DE ALQUIMIA" Debe ser un antiguo monje que en el moderno siglo del aeroplano y la electricidad, descifra áureos problemas con un rigor eterno de fina contextura y voluptuosidad. Evoca a Claudio Frollo, y vive en sempiterno sigilo sobre un viejo libro de cristiandad, y copia garabatos al margen de un infierno de lascivia, que tiene en su alforja de Abad. Juzgo, que en el lejano tiempo se oirá este irónico cantor, que supo huirle al clavicordio afónico de las majaderías de Stambul; Pasarán sus canciones como un rumor oceánico ante los ojos agrios donde hubo puesto pánico el aletear sonoro de su bandera azul.

EL REY BURGUÉS ¡Amigo!, el cielo está opaco, el aire frío, el día triste. Un cuento alegre..., así como para distraer las brumosas y grises melancolías, helo aquí: *** Había en una ciudad inmensa y brillante un rey muy poderoso, que tenía trajes caprichosos y ricos, esclavas desnudas, blancas y negras, caballos de largas crines, armas flamantísimas, galgos rápidos y monteros con cuernos de bronce, que llenaban el viento con sus fanfarrias. ¿Era un rey poeta? No, amigo mío: era el Rey Burgués. ***

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Era muy aficionado a las artes el soberano, y favorecía con gran largueza a sus músicos, a sus hacedores de ditirambos, pintores, escultores, boticarios, barberos y maestros de esgrima. Cuando iba a la floresta, junto al corzo o jabalí herido y sangriento, hacía improvisar a sus profesores de retórica canciones alusivas; los criados llenaban las copas del vino de oro que hierve, y las mujeres batían palmas con movimientos rítmicos y gallardos. Era un rey sol, en su Babilonia llena de músicas, de carcajadas y de ruido de festín. Cuando se hastiaba de la ciudad bullente, iba de caza atronando el bosque con sus tropeles; y hacía salir de sus nidos a las aves asustadas, y el vocerío repercutía en lo más escondido de las cavernas. Los perros de patas elásticas iban rompiendo la maleza en la carrera, y los cazadores, inclinados sobre el pescuezo de los caballos, hacían ondear los mantos purpúreos y llevaban las caras encendidas y las cabelleras al viento. *** El rey tenía un palacio soberbio, donde había acumulado riquezas y objetos de arte maravilloso. Llegaba a él por entre grupos de lilas y extensos estanques, siendo saludado por los cisnes de cuellos blancos, antes que por los lacayos estirados. Buen gusto. Subía por una escalera llena de columnas de alabastro y de esmaragdina, que tenía a los lados leones de mármol, como los de los tronos salomónicos. Refinamiento. A más de los cisnes, tenía una vasta pajarera, como amante de la armonía, del arrullo, del trino; y cerca de ella iba ensanchar su espíritu, leyendo novelas de M. Ohnet, o bellos libros sobre cuestiones gramaticales, o críticas hermosillescas. Eso sí: defensor acérrimo de la correción académica en letras, y del modo lamido en artes; alma sublime amante de la lija y de la ortografía. ¡Japonerías¡ ¡Chinerías!, por lujo nada más. Bien podía darse el placer de un salón digno del gusto de un Goncourt y de los millones de un Creso: quimeras de bronce con las fauces abiertas y las colas enroscadas en grupos fantásticos y maravillosos; lacas de Kioto con incrustaciones de hojas y ramas de una flora monstruosa, y animales de una fauna desconocida; mariposas de raros abanicos junto a las paredes; peces y gallos de colores; máscaras de gestos infernales y con ojos como si fuesen vivos; partesanas de hojas antiquísimas y empuñaduras con dragones devorando flores de loto; y en conchas de huevo, túnicas de seda amarilla, como tejidas con hilos de araña, sembrada de garzas rojas y de verdes matas de arroz, y tibores, porcelanas de muchos siglos, de aquellas en que hay guerreros tártaros con una piel que les cubre hasta los riñones, y que llevan arcos estirados y manojos de flechas. Por lo demás, había el salón griego, lleno de mármoles; diosas, musas, ninfas y sátiros; el salón de los tiempos galantes con cuadros del gran Watteu y de Chardin; dos, tres, cuatro, ¡cuántos salones! Y Mecenas se paseaba por todos, con la cara inundada de cierta majestad, el vientre feliz y la corona en la cabeza, como un rey naipe. ***

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Un día le llevaron una rara especie de hombre ante su trono, donde se hallaba rodeado de cortesanos, de retóricos y de maestros de equitación y de baile. ---¿Qué es eso?--preguntó ---Señor, es un poeta. El rey tenía cisnes en el estanque, canarios, gorriones sinzonte en la pajarera: un poeta era algo nuevo y extraño. ---Dejadle aquí. Y el poeta: ---Señor no he comido. Y el rey: ---Habla, y comerás. *** Señor, ha tiempo que yo canto el verbo del porvenir. He tendido mis alas al huracán, he nacido en el tiempo de la aurora: busco la raza escogida que debe esperar, con el himno en la boca y la lira en la mano, la salida del gran sol. He abandonado la inspiración de la ciudad malsana, la alcoba llena de perfumes, la musa de carne que llena el alma de pequeñez y el rostro de polvos de arroz. He roto el arpa adulona de las cuerdas débiles, contra las copas de Bohemia y las jarras donde espumea el vino que embriaga sin dar fortaleza; he arrojado el manto que me hacía perder histrión, o mujer, y he vestido de modo salvaje y espléndido: mi harapo es de púrpura. He ido a la selva donde he quedado vigoroso y ahíto de leche fecundo y licor de nueva vida; y en la ribera del mar áspero, sacudiendo la cabeza bajo la fuerte y negra tempestad, como un ángel soberbio. o como un semidiós olímpico, he ensayado el yambo dando al olvido el madrigal. "He acariciado a la gran Naturaleza y he buscado el calor del ideal, el verso que está en el astro en el fondo del cielo, y el que está en la perla en lo profundo del océano. ¡He querido ser pujante! Porque viene el tiempo de las grandes revoluciones, con un Mesías todo luz, toda agitación y potencia, y es preciso recibir su espíritu con el poema que sea arco triunfal, de estrofas de acero, de estrofas de oro, de estrofas de amor. ¡Señor, el arte no está en los fríos envoltorios de mármol, ni en los cuadros lamidos, ni en el excelente señor Ohnet! ¡Señor!, el arte no viste pantalones, ni habla en burgués, ni pone los puntos en todas las íes. Él es augusto, tiene mantos de oro, o de llamas, o anda desnudo, y amasa la greda con fiebre, y pinta con luz, y es opulento, y da golpes de ala como águilas o zarpazos como los leones. Señor, entre un Apolo y un ganso, preferid el Apolo, aunque el uno sea de tierra cocida y el otro de marfil. ¡Oh, la poesía! "¡Y bien! Los ritmos se prostituyen, se cantan los lunares de las mujeres y se fabrican jarabes poéticos. Además, señor, el zapatero critica mis endecasílabos, y el señor profesor de farmacia pone puntos y comas a mi inspiración. Señor, ¡y vos lo autorizáis todo esto!... El ideal, el ideal... El rey interrumpió:

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-Ya habéis oído. ¿Qué hacer? Y un filósofo al uso: ---Si lo permitís, señor, puede ganarse la vida con una caja de música; podemos colocarle en el jardín, cerca de los cisnes, para cuando os paseéis. ---Sí--dijo el rey; y dirigiéndose al poeta---: Daréis vueltas a un manubrio. Cerraréis la boca. Haréis sonar una caja de música que toca valses, cuadrillas y galopas, como no prefiráis moriros de hambre. Pieza de música por pedazo de pan. Nada de jerigonzas, ni de ideales. Id. Y desde aquel día pudo verse a la orilla del estanque de los cisnes al poeta hambriento que daba vueltas al manubrio; tiririrín, tiririrín..., ¡avergonzado a las miradas del gran sol¡ ¿Pasaba el rey por las cercanías? ¡Tiririrín, tiririrín...! ¿Había que llenar el estómago? ¡Tiririrín, tiririrín! Todo entre las burlas de los pájaros libres que llegaban a beber rocío en las lilas floridas; entre el zumbido de las abejas, que le picaban el rostro y le llenaban los ojos de lágrimas..., lágrimas amargas que rodaban por sus mejillas y que caían a la tierra negra. Y llegó el invierno, y el pobre sintió frío en el cuerpo y en el alma. Y su cerebro estaba como petrificado, y los grandes himnos estaban en el olvido, y el poeta de la montaña coronada de águilas no era sino un pobre diablo que daba vueltas al manubrio: ¡Tiririrín¡ Y cuando cayó la nieve, se olvidaron de él el rey y sus vasallos; a los pájaros se les abrigó, y a él se le dejó al aire glacial que le mordía las carnes y le azotaba el rostro. Y una noche en que caía de lo alto la lluvia blanca de plumillas cristalizadas, en el palacio había festín, y la luz de las arañas reía alegre sobre los mármoles, sobre el oro y sobre las túnicas de los mandarines de las viejas porcelanas. Y se aplaudían hasta la locura los brindis del señor profesor de retórica, cuajados de dáctilos, de anapestos y de pirriquios, mientras en las copas cristalinas hervía el champaña, con su burbujeo luminoso y fugaz. ¡Noche de invierno, noche de fiesta! Y el infeliz, cubierto de nieve, cerca del estanque, daba vueltas al manubrio para calentarse, tembloroso y aterido, insultado por el cierzo, bajo la blancura implacable y helada, en la noche sombría, haciendo resonar entre los árboles sin hojas la música loca de las galopas y cuadrillas; y se quedó muerto, pensando en que nacería el sol en el día venidero, y con él el ideal..., y en que el arte no vestiría pantalones, sino manto de llamas o de oro... Hasta que al día siguiente lo hallaron el rey y sus cortesanos, al pobre diablo de poeta, como gorrión que mata el hielo, con una sonrisa amarga en los labios, y todavía con la mano en el manubrio. *** ¡Oh, mi amigo! el cielo está opaco, el aire frío, el día triste. Flotan brumosas y grises melancolías... Pero ¡cuánto calienta el alma una frase, un apretón de manos a tiempo¡ Hasta la vista.

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17 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

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MEDALLONES I Leconte de Lisle De las eternas musas el reino soberano recorres, bajo un soplo de vasta inspiración, como un rajah soberbio que en su elefante indiano por sus dominios pasa de rudo viento al son. Tú tienes en su canto como ecos de Océano; se ve en tu poesía la selva y el león; salvaje luz irradia la lira que en tu mano derrama su sonora, robusta vibración. Tú del faquir conoces secretos y avatares; a tu alma dio el Oriente misterios seculares, visiones legendarias y espíritu oriental. Tu verso está nutrido con savia de la tierra; fulgor de Ramayanas tu viva estrofa encierra, y cantas en la lengua del bosque colosal. II CATULLE MENDES Puede ajustarse al pecho coraza férrea y dura; puede regir la lanza, la rienda del corcel; sus músculos de atleta soportan la armadura pero él busca en las bocas rosadas, leche y miel. Artista, hijo de Capua, que adora la hermosura, la carne femenina prefiere su pincel; y en el recinto oculto de tibia alcoba oscura, agrega mirto y rosas a su triunfal laurel. Canta de los oarystis el delicioso instante, los besos y el delirio de la mujer amante; y en sus palabras tiene perfume, alma, color. Su ave es la venusina, la tímida paloma. Vencido hubiera en Grecia, vencido hubiera en Roma, en todos los combates del arte o del amor. III Walt Whitman En su país de hierro vive el gran viejo, bello como un patriarca, sereno y santo. Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo, algo que impera y vence con noble encanto.

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18 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

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Su alma del infinito parece espejo; en sus cansados hombros dignos del manto; y con arpa labrada de un roble, añejo, como un profeta nuevo canta su canto. Sacerdote, que alienta soplo divino, anuncia en el futuro, tiempo mejor. Dice al águila: "¡Vuela!” "¡Boga! " al marino, y "¡Trabaja!" al robusto trabajador. ¡Así va ese poeta por su camino con su soberbio rostro de emperador! IV J.J. Palma Ya de un corintio templo cincela una metopa, ya de un morisco alcázar el capitel sutil, ya como Benvenuto, del oro de una copa forma un joyel artístico, prodigio del buril. Pinta las dulces Gracias, o la desnuda Europa, en el pulido borde de un vaso de marfil, o a Diana, diosa virgen de desceñida ropa, con aire cinegético, o en grupo pastoril. La musa que el poeta sus cánticos inspira no lleva la vibrante trompeta de metal, ni es la bacante loca que canta y que delira, en el amor fogosa, y en el placer triunfal; ella al cantor ofrece la septicorde lira, o, rítmica y sonora, la flauta de cristal. V Salvador Díaz Mirón Tu cuarteto es cuadriga de águilas bravas, que aman las tempestades, los Océanos; las pesadas tizonas, las férreas clavas, son las armas forjadas para tus manos. Tu idea tiene cráteres y vierte lavas; del Arte recorriendo montes y llanos, van tus rudas estrofas jamás esclavas, como un tropel de búfalos americanos. Lo que suena en tu lira lejos resuena, como cuando habla el bóreas, o cuan truena. ¡Hijo del Nuevo Mundo! la humanidad oiga, sobre la frente de las naciones, la hímnica pompa lírica de tus canciones que saludan triunfantes la Libertad. VENUS

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19 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

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En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría. En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín. En el oscuro cielo, Venus bella temblando lucía, como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín. A mi alma enamorada, una reina oriental parecía, que esperaba a su amante, bajo el techo de su camarín, o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría, triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín, "¡Oh, reina rubia--díjole--, mi alma quiere dejar su crisálida y volar hacia ti, y sus labios de fuego besar; y flotar en el nimbo que derrama en su frente luz pálida, y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar. El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida, Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar. DE INVIERNO En invernales horas, mirad a Carolina medio apelotonada, descansa en el sillón, envuelta con su abrigo de marta cibelina y no lejos del fuego que brilla en el salón. El fino angora blanco, junto a ella se reclina, rozando con su hocico la falda de Aleçon, no lejos de las jarras de porcelana china, que medio oculta un biombo de seda del Japón. Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño: entro, sin hacer ruido: dejo mi abrigo gris; voy a besar su rostro, rosado y halagüeño como una rosa roja que fuera flor de lis; abre los ojos; mírame, con su mirar risueño, y en tanto cae la nieve del cielo de París. SALUTACIÓN AL ÁGUILA "May this grand Union have no end!" Fontoura Xavier Bien vengas, mágica Águila de alas enormes y fuertes, a extender sobre el Sur tu gran sombra continental, a traer en tus garras, anilladas de rojos brillantes, una palma de gloria, de color de la inmensa esperanza, y en tu pico la oliva de una vasta y fecunda paz. Bien vengas, oh mágica Águila, que amara tanto Walt Whitman, quien hubiera cantado en esta olímpica jira, Águila que has llevado tu noble y magnifico símbolo desde el trono de Júpiter, hasta el gran continente del Norte. Ciertamente, has estado en las rudas conquistas del orbe. Ciertamente, has tenido que llevar los antiguos rayos.

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Si tus alas abiertas la visión de la paz perpetúan en tu pico y las uñas esta la necesaria guerra. Precisión de la fuerza! Majestad adquirida del trueno! Necesidad de abrirle al gran vientre fecundo a la tierra para que en ella brote la concreción de oro de la espiga, y tenga el hombre el pan con que mueve su sangre. No es humana la paz con que sueñan ilusos profetas, la actividad eterna hace precisa la lucha, y desde tu etérea altura, tu contemplas, divina Águila, la agitación combativa de nuestro globo vibrante. Es incidencia la historia. Nuestro destino supremo esta más allá del rumbo que marcan fugaces las épocas y Palenque y la Atlántida, no son mas que momentos soberbios con que puntúa Dios los versos de su augusto Poema. Muy bien llegada seas a la tierra pujante y ubérrima sobre la cual la Cruz del Sur esta, que miro Dante cuando, siendo Mesías, impuso en su intuición sus bajeles, que antes que los del sumo Cristóbal supieron nuestro cielo. E, plubirus unum! Gloria, victoria, trabajo! Tráenos los secretos de las labores del Norte, y que los hijos nuestros dejen de ser los retores latinos, y aprendan de los yankis la constancia, el vigor el carácter. Dinos Águila ilustre, la manera de hacer multitudes que hagan Romas y Grecias con el jugo del mundo presente, y que, potentes y sobrias, extiendan su luz y su imperio, y que teniendo el Águila y el Bisonte y el Hierro y el Oro, tengan un áureo día para darle las gracias a Dios! ..... Salud, Águila! Extensa virtud a tus inmensos revuelos, reina de los azures, salud! gloria!, victoria y encanto! Que la Latina América reciba tu mágica influencia y que renazca nuevo Olimpo, lleno de dioses y de héroes! PALABRAS LIMINARES Después de Azul, después de los Raros, voces insinuantes, buena y mala intención, entusiasmo sonoro y envidia subterránea, --todo bella cosecha--solicitaron lo que en conciencia, no he creído fructuoso ni oportuno: un manifiesto. Ni fructuoso ni oportuno:

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a) Por la absoluta falta de elevación mental de la mayoría pensante de nuestro continente, en la cual impera el universal personaje clasificado por Remy De Gourmont con el nombre de Celui-qui ne comprend-pas. Celui-qui ne comprend-pas es entre nosotros profesor, académico, correspondiente de la Real Academia Española, periodista, abogado, poeta, rastaquouer. b) Porque la obra colectiva de los nuevos de América es aún vana, estando muchos de los mejores talentos en el limbo de un completo desconocimiento del mismo Arte a que se consagran. c) Porque proclamando, como proclamo, una estética acrática, la imposición de un modelo o de un código implicaría una contradicción. Yo no tengo literatura "mía" --como lo ha manifestado una magistral autoridad--, para marcar el rumbo de los demás: mi literatura es mía en mí; --quien siga servilmente mis huellas perderá su tesoro personal y, paje o esclavo, no podrá ocultar sello o librea. Wagner a Augusta Holmes, su discípula, dijo un día: "Lo primero, no imitar a nadie, y sobre todo a mi". Gran decir. Yo he dicho, en la misa rosa de mi juventud, mis antífonas, mis secuencias, mis profanas prosas. --Tiempo y menos fatigas de alma y corazón me han hecho falta, para, como un buen monje artífice, hacer mis mayúsculas dignas de cada página del breviario. (A través de los fuegos divinos de las vidrieras historiadas, me río del viento que sopla afuera, del mal que pasa.) Tocad campanas de oro, campanas de plata; tocad todos los días, llamándome a la fiesta en que brillan los ojos de fuego, y las rosas de las bocas sangran delicias únicas. Mi órgano es un viejo clavicordio pompadour, al son del cual danzaron sus gavotas alegres abuelos; y el perfume de tu pecho es mi perfume, eterno incensario de carne, Varona inmortal, flor de mi costilla. Hombre soy. ¿Hay en mí alguna gota de sangre de África, o de indio chorotega o nagrandano? Pudiera ser, a despecho de mis manos de marqués: mas he aquí que veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de países lejanos o imposibles: ¡qué queréis!, yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer; y a un presidente de República no podré saludarle en el idioma en que te cantaría a ti, ¡oh Halagabal! de cuya corte--oro, seda, mármol--me acuerdo en sueños. (Si hay poesía en nuestra América ella está en las cosas viejas: en Palenke y Utatlán, en el indio legendario y el inca sensual y fino, y en el gran Moctezuma de la silla de oro. Lo demás es tuyo, demócrata Walt Whitman.) Buenos Aires: Cosmópolis. ¡Y mañana! El abuelo español de barba blanca me señala una serie de retratos ilustres: "Éste, me dice, es el gran don Miguel de Cervantes Saavedra, genio manco; éste es Lope de Vega, éste Garcilaso, éste Quintana". Yo le pregunto por el noble Gracián, por Teresa la santa, por el bravo Góngora y el más fuerte de todos, don Francisco de Quevedo y Villegas. Después exclamo: "¡Shakespeare! ¡Dante! ¡Hugo! (Y en mi interior ¡Verlaine!)

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22 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

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Luego, al despedirme:--"Abuelo, preciso es decíroslo: mi esposa es de mi tierra; mi querida, de París. ¿Y la cuestión métrica? ¿Y el ritmo? Como cada palabra tiene una alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal. La música es sólo de la idea, muchas veces. La gritería de trescientas ocas no te impedirá, silvano, tocar tu encantadora flauta, con tal que tu amigo el ruiseñor esté contento de tu melodía. Cuando él no esté para escucharte, cierra los ojos y toca para los habitantes de tu reino interior. ¡Oh pueblo de desnudas ninfas, de rosadas reina, de amorosas diosas! Cae a tus pies una rosa, otra rosa, otra rosa. ¡Y besos! Y, la primera ley, creador: crear. Bufe el eunuco; cuando una musa te dé un hijo, queden las otras ocho encinta.

Manuel Machado

ADELFOS Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron

-soy de la raza mora, vieja amiga del sol-,

que todo lo ganaron y todo lo perdieron.

Tengo el alma de nardo del árabe español.

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna

en que era muy hermoso no pensar ni querer...

Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...

De cuando en cuando un beso y un nombre de mujer.

En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos...

y la rosa simbólica de mi única pasión

es una flor que nace en tierras ignoradas

y que no tiene aroma, ni forma, ni color.

Besos, ¡pero no darlos! Gloria... ¡la que me deben!

¡Que todo como un aura se venga para mí!

Que las olas me traigan y las olas me lleven

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23 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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y que jamás me obliguen el camino a elegir.

¡Ambición!, no la tengo. ¡Amor!, no lo he sentido.

No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.

Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido.

Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.

De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo.

No se ganan, se heredan elegancia y blasón...

Pero el lema de casa, el mote del escudo,

es una nube vaga que eclipsa un vano sol.

Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme

lo que hago por vosotros hacer podéis por mí...

¡Que la vida se tome la pena de matarme,

ya que yo no me tomo la pena de vivir!...

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna

en que era muy hermoso no pensar ni querer...

De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.

¡El beso generoso que no he de devolver!

CANTARES

Vino, sentimiento, guitarra y poesía

hacen los cantares de la patria mía.

Cantares...

Quien dice cantares dice Andalucía.

A la sombra fresca de la vieja parra,

un mozo moreno rasguea la guitarra...

Cantares...

Algo que acaricia y algo que desgarra.

La prima que canta y el bordón que llora...

Y el tiempo callado se va hora tras hora.

Cantares...

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24 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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Son dejos fatales de la raza mora.

No importa la vida, que ya está perdida,

y, después de todo, ¿qué es eso, la vida?...

Cantares...

Cantando la pena, la pena se olvida.

Madre, pena, suerte, pena, madre, muerte,

ojos negros, negros, y negra la suerte...

Cantares...

En ellos el alma del alma se vierte.

Cantares. Cantares de la patria mía,

quien dice cantares dice Andalucía.

Cantares...

No tiene más notas la guitarra mía.

CANTE HONDO

A todos nos han cantado

en una noche de juerga

coplas que nos han matado...

Corazón, calla tu pena;

a todos nos han cantado

en una noche de juerga.

Malagueñas, soleares

y seguiriyas gitanas...

Historias de mis pesares

y de tus horitas malas.

Malagueñas, soleares

y seguiriyas gitanas...

Es el saber popular,

que encierra todo el saber:

que es saber sufrir, amar,

morirse y aborrecer.

Es el saber popular

que encierra todo el saber.

EL QUERER

En tu boca roja y fresca

beso, y mi sed no se apaga,

que en cada beso quisiera

beber entera tu alma.

Me he enamorado de ti,

y es enfermedad tan mala

que ni la muerte la cura,

según dicen los que aman.

Loco me pongo si escucho

el ruido de tu falda,

y el contacto de tu mano

me da la vida y me mata

Yo quisiera ser el aire

que toda entera te abraza;

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25 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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yo quisiera ser la sangre

que corre por tus entrañas.

Son las líneas de tu cuerpo

el modelo de mis ansias,

el camino de mis besos

y el imán de mis miradas.

Siento al ceñir tu cintura

una duda que me mata,

que quisiera en un abrazo

todo tu cuerpo y tu alma.

Estoy enfermo de ti,

de curar no hay esperanza,

que, en la sed de este amor loco,

tú eres mi sed y mi agua.

Maldita sea la hora

en que penetré en tu casa,

en que vi tus ojos negros

y bese tus labios grana.

Maldita sea la sed

y maldita sea el agua...

Maldito sea el veneno

que envenena y que no mata.

LA «TONÁ» DE LA FRAGUA

(Seguiriyas gitanas)

LA PENA

Mi pena es muy mala,

porque es una pena que yo no quisiera

que se me quitara.

Vino como vienen,

sin saber de dónde,

el agua a los mares, las flores a mayo,

los vientos al bosque.

Vino, y se ha quedado

en mi corazón,

como el amargo en la corteza verde

del verde limón.

Como las raíces

de la enredadera,

se va alimentando la pena en mi pecho

con sangre e mis venas.

Yo no sé por dónde,

ni por dónde no,

se me ha liao esta soguita al cuerpo

sin saberlo yo.

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26 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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LA AUSENCIA

A eso de las cuatro, como tenía a mi compañerita,

dormía en mis brazos. (Copla popular.)

No tienes quien bese

tus labios de grana,

ni quien tu cintura elástica estreche,

dice tu mirada.

No tienes quien hunda

las manos amantes

en tu pelo hermoso, y a tus ojos negros

no se asoma nadie.

Dice tu mirada

que de noche, a solas,

suspiras y dices en la sombra tibia

las terribles cosas...

Las cosas de amores

que nadie ha escuchado,

esas que se dicen los que bien se quieren

a eso de las cuatro.

A eso de las cuatro

de la madrugada,

cuando invade un poco de frío la alcoba

y clarea el alba.

Cuando yo me acuesto,

fatigado y solo,

pensando en tus labios de grana, en tu pelo

y en tus negros ojos.

Diciendo la copla:

A eso de las cuatro,

como tenía a mi compañerita,

dormía en mis brazos.

SOLEARIYAS

Llorando, llorando,

nochecita oscura, por aquel camino

la andaba buscando.

Conmigo no vengas...

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27 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

27

Que la suerte mía por malitos pasos,

gitana, me lleva.

¡Mare del Rosario,

cómo yo guardaba el pelito suyo

en un relicario!

¡Qué le voy a hacer!...

Yo te he querío porque te he querío

y te he olvidao porque te olvidé.

Toíto se acaba:

la salú, la alegría, el dinero

y la buena cara.

Yo no sé olvidar...

no sé más que quererte hoy mucho

y mañana más.

Esta agüita fresca...

¡Cómo la tengo en los propios labios

y no pueo beberla!

Perdona por Dios...

que otra gitana se llevó las llaves

de mi corazón.

Eres como el sol:

cuando tú vienes se hace de día

en mi corazón.

No temo a la muerte,

serrana del alma, por perder la vía,

sino por perderte.

Siéntate a mi vera...,

dame la mano, hermanita mía,

cuéntame tus penas.

Tiene mi chiquilla

los ojitos más negros y grandes

que he visto en mi vida.

Que no quieres verme...

De día y de noche, dormía y despierta,

me tienes presente.

ALEGRÍAS (SEVILLANAS, SERRANAS, ETC.)

El crujir de la falda

de tu vestido

es el toque de gloria

de mis sentidos:

vista, gusto y olfato,

tacto y oído.

Yo prometí no verte,

lo voy cumpliendo.

Malhaya la promesa

y el cumplimiento.

Que de ese modo

un valiente cobarde

lo pierde todo.

Pensativo en tus ojos

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28 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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me’ estoy mirando,

y tú sabes de sobra

qué estoy pensando.

Por eso vivo

mirándome en tus ojos

tan pensativo.

Serranilla del alma,

cuando me acuesto,

con tu nombre en los labios

me voy durmiendo.

Y es lo más grande

que lo tengo en los labios

al despertarme.

Enfermito me tienen

tus ojos negros.

Dame la medicina,

dame el remedio.

Yo te daré

mi corazón, mi vida,

mi alma también.

Eres bonita y mala

como la adelfa,

que da gusto a los ojos,

pero envenena.

Aunque yo tengo,

contra veneno tanto,

contraveneno.

Sepulturas de amores

son las ojeras,

que van diciendo a voces

dichas completas.

Y amor no quiere,

para ser duradero,

satisfacerse.

No tengo más espejo

que tus ojitos.

Y según tú me miras,

así me miro.

Y así me veo,

unas veces, tan guapo,

y otras, tan feo

El reló del cariño

tiene una máquina

que adelanta unas veces

y otras atrasa.

Y es fuerte cosa

que no hay un relojero

que la componga.

Que no se vea el humo

y arda la casa.

Yo no le cuento a nadie

lo que me pasa.

Me está pasando

que hasta en sueños, chiquilla,

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29 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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te estoy llamando.

Dices que por mi causa

temes perderte;

pero, si yo te encuentro,

ya no te pierdes.

Que, en el cariño,

el perderse y ganarse

todo es lo mismo.

Es la chiquilla mía

morena clara,

como la Virgencita

de la Esperanza.

Yo me acosté una noche

tranquilo y sano,

y amanecí loquito

y enamorado.

Que los amores

y las enfermedades

crecen de noche.

En cuestiones de amores

saben los sabios

que un clavo solamente

saca otro clavo.

Y un amor viejo

solamente se cura

con otro nuevo.

Amores calladitos

son los más dulces,

y los finos amantes

nunca presumen.

Porque no quieren

dar a la gente parte

de lo que tienen.

Mírame despacito,

no te retires,

ya que yo me conformo

con que me mires.

Dame la mano;

mírame, serranilla,

como a un hermano.

Te pregunté, serrana,

si me querías,

y tú me respondiste

que no sabías.

Y al estribillo,

ahora te está pesando

no haber sabido.

Tienes los ojos grandes;

el talle, esbelto;

la carita, de almendra,

y el pie, pequeño.

Finos los labios,

y muy bonito todo

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30 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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lo que me callo.

De rubias y morenas

siempre hay disputa;

a mí me gustan todas

cuando me gustan.

En siendo buenas,

las morenas, las rubias

y las triguenas.

Dicen que las ojeras

llenan tu cara,

y no es más que la sombra

de tus pestañas.

El querer que te tuve

no era mentira,

y el que tú me tuviste

verdad sería.

Y ahora es lo cierto

que ni tú a mí me quieres

ni yo te quiero.

Una fiesta se hace

con tres personas:

uno baila, otro canta

y el otro toca.

Ya me olvidaba

de los que dicen «¡Ole!»,

y tocan palmas.

"TONÁS" Y LIVIANAS

Mi morena fue a sacar

agüita fresca del pozo,

y el agua salío jirviendo

con la lumbre de sus ojos.

Un manojito de rosas

no tiene comparación

con la cara de mi nena

cuando se asoma al balcón.

Tú me estás dando motivo,

motivo me estás tú dando....

y yo no quiero, no quiero

hacer lo que estoy pensando.

De querer a no querer

hay un camino muy largo,

y todo el mundo lo anda

sin saber cómo ni cuándo.

Quita una pena otra pena;

un dolor, otro dolor;

un clavo saca otro clavo,

y un amor quita otro amor.

Siempre buscan el misterio

los gustitos del querer.

Amores, para ser buenos,

calladitos han de ser.

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31 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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Esperar en la experiencia

es esperanza perdía,

que antes que llegue el saber

s’acabaíto la vía.

Donde están los ojos garzos

de una morenita clara,

que se quiten los azules,

y los negros, que se vayan.

Creee el fuego con el viento;

con la noche, el padecer;

con el recuerdo, la pena;

con los celos, el querer.

La vida es un cigarrillo:

humo, ceniza y candela...

Unos lo fuman de prisa,

y algunos lo saborean.

Le he encargaíto a mi mare

que el día que yo me muera

con tu retrato me entierren

para tenerte a mi vera.

De la noche a la mañana

se me ha ido tu querer.

Agüita que se derrama

no se puede recoger.

La mujer, como el caballo,

en la casta está el valor;

buena madre, buena hija;

madre mala, hija peor.

La mar puse yo por medio

para ver si te olvidaba...

Pasé la mar... de fatigas,

y el olvido no llegaba.

El cariño y la salud

en un punto se parecen.

Nadie sabe lo que valen

hasta después que se pierden.

Tengo una copa en la mano

y en los labios un cantar,

y en mi corazón más penas

que gotas de agua en el mar

y en los desiertos arena.

Si mi corazón se abriera

lo mismo que una grano,

en ca uno de sus granitos

te verías retratá.

PREGONES

Pregón de flores Rosas son

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32 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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la frescura de los huertos

y los labios entreabiertos.

Y claveles,

los caireles

de los trajes andaluces,

con sus luces

de oro y plata...

De los nardos

en la mata.

La frescura

de la tez de Carmen, pura,

la blancura

de su bata.

Las violetas

y mosquetas

son las gracias

que se ocultan...

Tulipanes, los que exultan

senos llenos de mujer.

El oler

los jazmines

es la noche y los jardines.

Del querer

es la pena,

o la azucena...

Y los lindos

dondiegos, miramelindos,

son cantares

con achares

y piropos...

Y celos los heliotropos.

Niñas..., vamos....

con las flores de mi ramo

puesto en agua,

el crujido de la enagua

y el chasquido

de los besos.

Mil olores

y colores

dan mis flores, que enamoran...

También llevo de esas flores

que devoran...

EL CANTAR

Cuando la gente ignore

que ha estado en el papel

y el que lo cante llore

Page 34: Antología de textos modernistas

33 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

33

como si fuera de él.

Copla de mis amores,

cantar de mis dolores,

entonces tú serás

la copla verdadera,

la alondra mañanera,

que lejos volarás,

y en labios de cualquiera

de mí te olvidarás.

SEVILLANAS

La seguiriya gitana

es la copla de la noche

musulmana...

Ojos negros, perdición.

El Poema siempre vivo

del Amor y de la Muerte.

Voz del corazón, cautivo

de la pena y de la suerte...

Hondo treno de pasión.

Pero la copla de luz

del paraíso andaluz,

alada y primaveral;

la graciosa charlatana

que dice toda Sevilla,

es la alegre seguidilla

sevillana,

llena de sol y de sal.

ANDALUCIA

Cádiz, salada claridad... Granada,

agua oculta que llora.

Romana y mora, Córdoba callada

Málaga, cantaora.

Almería dorada...

Plateado Jaén... Huelva: la orilla

de las Tres Carabelas

Page 35: Antología de textos modernistas

34 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

34

Y Sevilla.

DICE LA GUITARRA

Hablo, sollozo, deliro...

Sé de la risa y el llanto.

Con las Bocas rojas, canto.

Con los ojos negros, miro.

Con los amantes suspiro

y río con los guasones.

Son mis notas goterones

de agua fresca en el rosal...

Y tengo toda la sal

de España en mis lagrimones.

LA COPLA

Hasta que el pueblo las canta,

las coplas coplas no son,

y cuando las canta el pueblo,

ya nadie sabe el autor.

Tal es la gloria, Guillén,

de los que escriben cantares:

oír decir a la gente

que no los ha escrito nadie.

Procura tú que tus coplas

vayan al pueblo a parar,

aunque dejen de ser tuyas

para ser de los demás.

Que, al fundir el corazón

en el alma popular,

lo que se pierde de nombre

se gana de eternidad.

LA CAPA ESPAÑOLA

Page 36: Antología de textos modernistas

35 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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La capa es «la fermosa cobertura»,

que llamó Santillana a la Poesía...

La compañera fiel de la aventura,

y la bandera de la gallardía.

En los hombros de chicos y de grandes

-de seda rica o sórdida estameña-

ella estuvo en América y en Flandes,

flotando al par de la española enseña.

¡Y aun es, malgrado nuestro, toda España!...

La que al lance de amor nos acompaña

o nos oculta en la contraria suerte.

Ante las majas, el tapiz rumboso...

Y en las arenas, el jirón airoso

que se burla con gracia de la Muerte,

LA GUITARRA HABLA

Mis cuerdas, cual humanos nervios tensas,

un grito de dolor y un ay amante,

y de ternuras un tesoro, inmensas,

como en un corazón guardan vibrante.

Llovidas entre exóticas canciones

que hablan de Suerte y Pena, Amor y Muerte,

son mis notas calientes lagrimones

de sangre roja que mi pecho vierte.

Lágrimas, ayes, gritos sensuales,

deliquios lujuriosos entre aromas,

suspiro violador, arrullo blando...

brotan de mí en magníficos raudales,

mientras las coplas van, como palomas,

de corazón en corazón volando.

VELADA SEVILLANA

Llovió la guitarra

sus notas en medio

de la copla (noche

de mayor). Los nervios

sacudió un terrible

estremecimiento...

La noche y la copla su verdad dijeron.

Hablaron de sangre;

de amor y de celos;

de dichas perdidas,

de adioses eternos,

de pena y de suerte

negra... Y de ojos negros.

Fulguró la danza

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36 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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repentino alegro

de lamaretadas,

desmayos y vuelos,

y fue, línea a línea,

momento a momento,

ritmando un poema

de heridas y besos,

que de la gitana

dibujada el cuerpo,

envuelto en el rico

miliunanochesco

mantón de Manila

radiante y grotesco.

Suspiró de amores

el río en su lecho

profundo. Los cables

del barco gimieron

compasadamente.

En brazos del viento,

de los naranjales

y los limoneros

invadió el aroma

palacios y huertos.

La luna a la reja

llegó muy de quedo.

Sevilla y la noche

se dieron un beso.

JULIO

Calle del Betis. Triana.

El corazón del estío

penetra el escalofrío

de la fuente charlatana.

La Velada de Santa Ana

llena de música el río.

Con los ojos de Rocío

se ilumina la ventana.

De envidia, al verla, una estrella,

en las alturas sin fin,

estremecida rutila.

Y se apaga cuando Ella

sale envuelta en el jardín

de su mantón de Manila.

ANTÍFONA

Ven, reina de los besos, flor de la orgía,

amante sin amores, sonrisa loca...

Ven, que yo sé la pena de tu alegría

y el rezo de amargura que hay en tu boca.

Yo no te ofrezco amores que tú no quieres;

conozco tu secreto, virgen impura;

amor es enemigo de los placeres

Page 38: Antología de textos modernistas

37 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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en que los dos ahogamos nuestra amargura.

Amarnos... ¡Ya no es tiempo de que me ames!

A ti y a mí nos llevan olas sin leyes.

¡Somos a un mismo tiempo santos e infames,

somos a un mismo tiempo pobres y reyes!

¡Bah! Yo sé que los mismos que nos adoran,

en el fondo nos guardan igual desprecio.

Y justas son las voces que nos desdoran...

Lo que vendemos ambos no tiene precio.

Así los dos, tú amores, yo poesía,

damos por oro a un mundo que despreciamos...

¡Tú, tu cuerpo de diosa; yo, el alma mía!...

Ven y reiremos juntos mientras lloramos.

Joven quiere en nosotros Naturaleza

hacer, entre poemas y bacanales,

el imperial regalo de la belleza,

luz, a la oscura senda de los mortales.

¡Ah! Levanta la frente, flor siempreviva,

que das encanto, aroma, placer, colores...

Dices con esa fresca boca lasciva...

¡que no son de este mundo nuestros amores!

Igual camino en suerte nos ha cabido.

Un ansia igual nos lleva, que no se agota,

hasta que se confunda en el olvido

tu hermosura podrida, mi lira rota.

Crucemos nuestra calle de la amargura,

levantadas las frentes, juntas las manos...

¡Ven tú conmigo, reina de la hermosura;

hetairas y poetas somos hermanos!

SANDRO BOTICELLI (LA PRIMAVERA )

¡Oh, el sotto voce balbuciente, oscuro,

de la primer lujuria!... ¡Oh, la delicia

del beso adolescente, casi puro!...

¡Oh, el no saber de la primer caricia!...

¡Despertares de amor entre cantares

y humedad del jardín, llanto sin pena,

divina enfermedad que el alma llena,

primera mancha de los azahares!...

Ángel, niño, mujer... Los sensuales

ojos adormilados y anegados

en inauditas savias incipientes...

¡Y los rostros de almendra, virginales,

como flores al sol, aurirrosados,

en los campos de mayo sonrientes!...

Page 39: Antología de textos modernistas

38 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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DOLIENTES MADRIGALES

Por una de esas raras reflexiones

de la luz, que los físicos

explicarán llenando

de fórmulas un libro...

Mirándome las manos

-como hacen los enfermos de continuo-

veo en la faceta de un diamante, en una

faceta del diamante de mi anillo,

reflejarse tu cara, mientras piensas

que divago o medito,

o sueño... He descubierto

por azar este medio tan sencillo

de verte y ver tu corazón, que es otro

diamante puro y limpio.

Cuando me muera, déjame

en el dedo este anillo.

Estoy muy mal... Sonrío

porque el desprecio del dolor me asiste,

porque aún miro lo bello en torno mío,

y... por lo triste que es el estar triste.

Pero ya la fontana

del sentimiento mana

tan lenta y silenciosa, que su canto,

sonoro otrora como risa, es llanto.

«ARS MORIENDI»

Morir es... Una flor hay en el sueño

-que al despertar ya no está en nuestras manos-

de aromas y colores imposibles...

Y un día sin aurora la cortamos.

Dichoso es el que olvida

el porqué del viaje,

y en la estrella, en la flor, en el celaje,

deja su alma prendida.

Y yo había dicho: ¡Vive!

Es decir: ama y besa,

escucha, mira, toca,

embriágate y sueña...

Y ahora suspiro: !Muere!

Es decir: calla, ciega,

abstente, para, olvida,

resígnate... y espera.

Lleno estoy de sospechas de verdades

que no me sirven ya para la vida,

pero que me preparan dulcemente

a bien morir.

El cuerpo joven, pero el alma helada,

sé que voy a morir, porque no amo

ya nada.

Page 40: Antología de textos modernistas

39 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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MORIR, DORMIR...

–Hijo, para descansar

es necesario dormir,

no pensar,

no sentir,

no soñar...

–Madre, para descansar,

morir.

OCASO

Era un suspiro lánguido y sonoro

la voz del mar aquella tarde... El día,

no queriendo morir, con garras de oro

de los acantilados se prendía.

Pero su seno el mar alzó potente,

y el sol, al fin, como en soberbio lecho,

hundió en las olas la dorada frente,

en una brasa cárdena deshecho.

Para mi pobre cuerpo dolorido,

para mi triste alma lacerada,

para mi yerto corazón herido,

para mi amarga vida fatigada....

¡el mar amado, el mar apetecido,

el mar, el mar, y no pensar en nada!...

CASTILLA

El ciego sol se estrella

en las duras aristas de las armas,

llaga de luz los petos y espaldares

y flamea en las puntas de las lanzas.

El ciego sol, la sed y la fatiga...

Por la terrible estepa castellana,

al destierro, con doce de los suyos

-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.

Cerrado está el mesón a piedra y lodo.

Nadie responde... Al pomo de la espada

y al cuento de las picas el postigo

va a ceder. ¡Quema el sol, el aire abrasa!

A los terribles golpes,

de eco ronco, una voz pura, de plata

Page 41: Antología de textos modernistas

40 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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y de cristal, responde... Hay una niña

muy débil y muy blanca

en el umbral. Es toda

ojos azules y en los ojos lágrimas.

Oro pálido nimba

su carita curiosa y asustada.

«Buen Cid, pasad. El Rey nos dará muerte,

«arruinará la casa

«y sembrará de sal el pobre campo

«que mi padre trabaja...

«Idos. El Cielo os colme de venturas...

«En nuestro mal, ¡oh Cid!, no ganáis nada.»

Calla la niña y llora sin gemido...

Un sollozo infantil cruza la escuadra

de feroces guerreros,

y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»

El ciego sol, la sed y la fatiga...

Por la terrible estepa castellana,

al destierro, con doce de los suyos

-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.

ALVAR-FAÑEZ

Muy leal y valiente es lo que fue Minaya.

Por eso dél se dice su claro nombre, y basta.

Hería en los más fuertes haces y de más lanzas

y hasta el codo de sangre de moros chorreaba,

el caballo sudoso, toda roja la espada...

Cuando Ruy le ofrecía su quinta en la ganancia

tornábase enojado, ni un dinero aceptaba.

Fue embajador del Cid a Alfonso por la gracia,

mas todos sus discursos fueron estas palabras:

«Ganó a Valencia el Cid, Señor, y os la regala.»

Deste buen caballero aquí el decir se acaba:

de Minaya Alvar-Fáñez quien quiera saber más

lea el grande Poema que fizo Per Abat

De Myo Cid Rodrigo Díaz, el de Vivar.

Page 42: Antología de textos modernistas

41 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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LIRIO

Casi toda alma,

vaga Gerineldos,

por esos jardines

del rey, a lo lejos,

junto a los macizos

de arrayanes...

Besos

de la reina dicen

los morados cercos

de sus ojos mustios,

dos idilios muertos.

Casi todo alma,

se pierde en silencio

por el laberinto

de arrayanes... ¡Besos!

Solo, solo, solo.

Lejos, lejos, lejos...

Como una humareda,

como un pensamiento...

Como esa persona

extraña, que vemos

cruzar por las calles

oscuras de un sueño.

LA HIJA DEL VENTERO

«La hija callaba, y de cuando en cuando se sonreía» CERVANTES: Quijote.

«La hija callaba

y se sonreía...»

Divino silencio,

preciosa sonrisa,

¿por qué estáis presentes

en la mente mía?

La venta está sola.

Maritornes guiña

los ojos, durmiéndose;

la ventera hila.

Su mercé el ventero,

en la puerta, atisba

si alguien llega... El viento

barre la campiña.

...Al rincón del fuego

sentada, la hija

-soñando en los libros

de Caballerías...-

con sus ojos garzos

ve morir el día

tras el horizonte...

Parda y desabrida,

La Mancha se hunde

en la noche fría.

Page 43: Antología de textos modernistas

42 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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SE DICE LENTAMENTE...

Yo no sé más que una

vaguísima oración... Una oración... De pena

está y de encanto llena.

Y tiene llanto. Y risa,

y la calma sumisa

de la renunciación.

Se dice lentamente,

con palabras vulgares,

repetidas.

Muy oídas...

Brota en el corazón.

Ella es dulce a los labios.

No la saben los sabios

Y es su son

-como en las soledades del campo el de la fuente-

monótono.

Se dice lentamente

la oración.

LA SAETA

I

«Míralo por donde viene

El Mejor de los nacidos...»

Una calle de Sevilla

entre rezos y suspiros...

Largas trompetas de plata...

Túnicas de seda... Cirios

en hormiguero de estrellas

festoneando el camino...;

El azahar y el incienso

embriagan los sentidos...

Ventana, que da a la noche,

se ilumina de improviso

y en ella una voz- ¡Saeta!-

canta, o llora, que es lo mismo:

«Míralo por donde viene

el Mejor de los nacidos...»

ANTONIO MACHADO

SOLEDADES

II He andado muchos caminos, he abierto muchas veredas; he navegado en cien mares y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto caravanas de tristeza, soberbios y melancólicos borrachos de sombra negra,

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43 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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y pedantones al paño que miran, callan, y piensan que saben, porque no beben el vino de las tabernas. Mala gente que camina y va apestando la tierra... Y en todas partes he visto gentes que danzan o juegan, cuando pueden, y laboran sus cuatro palmos de tierra. Nunca, si llegan a un sitio,

preguntan adónde llegan. Cuando caminan, cabalgan a lomos de mula vieja, y no conocen la prisa ni aun en los días de fiesta. Donde hay vino, beben vino; donde no hay vino, agua fresca. Son buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan, y en un día como tantos descansan bajo la tierra.

V

RECUERDO INFANTIL Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de lluvia tras los cristales. Es la clase. En un cartel se representa a Caín fugitivo, y muerto Abel, junto a una mancha carmín. Con timbre sonoro y hueco truena el maestro, un anciano

mal vestido, enjuto y seco, que lleva un libro en la mano. Y todo un coro infantil va cantando la lección: mil veces ciento, cien mil, mil veces mil, un millón. Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de la lluvia en los cristales.

VIII Yo escucho los cantos de viejas cadencias, que los niños cantan cuando en coro juegan y vierten en coro sus almas que sueñan, cual vierten sus aguas las fuentes de piedra: con monotonías de risas eternas, que no son alegres, con lágrimas viejas, que no son amargas y dicen tristezas, tristezas de amores de antiguas leyendas. En los labios niños,

las canciones llevan confusa la historia y clara la pena; como clara el agua lleva su conseja de viejos amores, que nunca se cuentan. jugando, a la sombra de una plaza vieja, los niños cantaban... La fuente de piedra vertía su eterno cristal de leyenda. Cantaban los niños canciones ingenuas,

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44 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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de un algo que pasa y que nunca llega: la historia confusa y clara la pena.

Seguía su cuento la fuente serena; borrada la historia, contaba la pena.

XI

Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... ¿Adónde el camino irá? Yo voy cantando, viajero a lo largo del sendero... - la tarde cayendo está -. «En el corazón tenía la espina de una pasión; logré arrancármela un día: ya no siento el corazón.»

Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombrío, meditando. Suena el viento en los álamos del río. La tarde más se oscurece; y el camino que serpea y débilmente blanquea, se enturbia y desaparece. Mi cantar vuelve a plañir: «Aguda espina dorada, quién te pudiera sentir en el corazón clavada.»

XXI

Daba el reloj las doce... y eran doce golpes de azada en tierra... ... ¡Mi hora! – grité -. ... El silencio me respondió- - No temas; tú no verás caer la última gota

que en la clepsidra tiembla. Dormirás muchas horas todavía sobre la orilla vieja, y encontrarás una mañana pura amarrada tu barca a otra ribera.

LIX Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que una fontana fluía dentro de mi corazón. Di, ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hasta mí, manantial de nueva vida en donde nunca bebí? Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que una colmena tenía dentro de mi corazón; y las doradas abejas iban fabricando en él

con las amarguras viejas, blanca cera y dulce miel. Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que un ardiente sol lucía dentro de mi corazón. Era ardiente porque daba calores de rojo hogar, y era sol porque alumbraba y porque hacía llorar. Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que era Dios lo que tenía dentro de mi corazón'.

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CAMPOS DE CASTILLA

XCVII RETRATO

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierra de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero. Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido - ya conocéis mi torpe aliño indumentario -, mas recibí la flecha que me asignó Cupido, y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario. Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, pero mi verso brota de manantial sereno; y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. Adoro la hermosura, y en la moderna estética corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; mas no amo los afeites de la actual cosmética, ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar. Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una. ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera mi verso, como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera, no por el docto oficio del forjador preciada. Converso con el hombre que siempre va conmigo - quien habla solo espera hablar a Dios un día -, mi soliloquio es plática con este buen amigo que me enseñó el secreto de la filantropía. Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. A mi trabajo acudo, con mi dinero pago el traje que me cubre y la mansión que habito, el pan que me alimenta y el lecho en donde yago. Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo, ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar.

XCIX POR TIERRAS DE ESPAÑA

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El hombre de estos campos que incendia los pinares y su despojo aguarda como botín de guerra, antaño hubo raído los negros encinares, talado los robustos robledos de la sierra. Hoy ve sus pobres hijos huyendo de sus lares; la tempestad llevarse los limos de la tierra por los sagrados ríos hacia los anchos mares; y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra. Es hijo de una estirpe de rudos caminantes, pastores que conducen sus hordas de merinos a Extremadura fértil, rebaños trashumantes que mancha el polvo y dora el sol de los caminos. Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto, hundidos, recelosos, movibles; y trazadas cual arco de ballesta, en el semblante enjuto de pómulos salientes, las cejas muy pobladas. Abunda el hombre malo del campo y de la aldea, capaz de insanos vicios y crímenes bestiales, que bajo el pardo sayo esconde un alma fea, esclava de los siete pecados capitales. Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza, guarda su presa y llora la que el vecino alcanza; ni para su infortunio ni goza su riqueza; le hieren y acongojan fortuna y malandanza. El numen de estos campos es sanguinario y fiero; al declinar la tarde, sobre el remoto alcor, veréis agigantarse la forma de un arquero, la forma de un inmenso centauro flechador. Veréis llanuras bélicas y páramos de ascetas - no fue por estos campos el bíblico jardín -: son tierras para el águila, un trozo de planeta por donde cruza errante la sombra de Caín.

CII ORILLAS DEL DUERO

¡Primavera soriana, primavera humilde, como el sueño de un bendito, de un pobre caminante que durmiera de cansancio en un páramo infinito! ¡Campillo amarillento, como tosco sayal de campesina,

pradera de velludo polvoriento donde pace la escuálida merina! ¡Aquellos diminutos pegujales de tierra dura y fría, donde apuntan centenos y trigales que el pan moreno nos darán un día!

Page 48: Antología de textos modernistas

47 Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo

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Y otra vez roca y roca, pedregales desnudos y pelados serrijones, la tierra de las águilas caudales, malezas y jarales, hierbas monteses, zarzas y cambrones. ¡Oh tierra ingrata y fuerte, tierra mía!

¡Castilla, tus decrépitas ciudades! ¡La agria melancolía que puebla tus sombrías soledades! ¡Castilla varonil, adusta tierra, Castilla del desdén contra la suerte, Castilla del dolor y de la guerra, tierra inmortal, Castilla de la muerte!

CXIX

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

CXXII Soñé que tú me llevabas por una blanca vereda, en medio del campo verde, hacia el azul de las sierras, hacia los montes azules, una mañana serena. Sentí tu mano en la mía, tu mano de compañera,

tu voz de niña en mi oído como una campana nueva, como una campana virgen de un alba de primavera. ¡Eran tu voz y tu mano, en sueños, tan verdaderas!... Vive, esperanza: ¡quién sabe lo que se traga la tierra!

CXXIII

Una noche de verano -estaba abierto el balcón y la puerta de mi casa – la muerte en mi casa entró. Se fue acercando a su lecho - ni siquiera me miró -, con unos dedos muy finos algo muy tenue rompió.

Silenciosa y sin mirarme, la muerte otra vez pasó delante de mí. ¿Qué has hecho? La muerte no respondió. Mi niña quedó tranquila, dolido mi corazón. ¡Ay, lo que la muerte ha roto era un hilo entre los dos!

CXXXI DEL PASADO EFÍMERO

Este hombre del casino provinciano, que vio a Carancha recibir un día, tiene mustia la tez, el pelo cano, ojos velados por melancolía; bajo el bigote gris, labios de hastío, y una triste expresión, que no es tristeza, sino algo más y menos: el vacío del mundo en la oquedad de su cabeza. Aún luce de corinto terciopelo chaqueta y pantalón abotinado, y un cordobés color de caramelo, pulido y torneado.

Tres veces heredó; tres ha perdido al monte su caudal; dos ha enviudado. Sólo se anima ante el azar prohibido, sobre el verde tapete reclinado, o al evocar la tarde un torero, la suerte de un tahúr, o si alguien cuenta la hazaña de un gallardo bandolero, o la proeza de un matón, sangrienta. Bosteza de política banales dicterios al gobierno reaccionario, y augura que vendrán los liberales, cual torna la cigüeña al campanario.

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Un poco labrador, del cielo aguarda y al cielo teme; alguna vez suspira, pensando en su olivar, y al cielo mira con ojo inquieto, si la lluvia tarda. Lo demás, taciturno, hipocondríaco, prisionero en la Arcadia del presente, le aburre; sólo el humo del tabaco simula algunas sombras en su frente.

Este hombre no es de ayer ni es de mañana, sino de nunca; de la cepa hispana no es el fruto maduro ni podrido, es una fruta vana de aquella España que pasó y no ha sido, esa que hoy tiene la cabeza cana.

PROVERBIOS Y CANCIONES

XXI Ayer soñé que veía Dios y que a Dios hablaba; y soñé que Dios me oía... Después soñé que soñaba.

XXIX Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino,

y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar.

LIII Ya hay un español que quiere vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza. Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón.

CLX

CANCIONES DEL ALTO DUERO Canción de mozas.

I Molinero es mi amante, tiene un molino bajo los pinos verdes, cerca del río. Niñas, cantad: «Por la orilla del Duero yo quisiera pasar.»

II

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Por las tierras de Soria va mi pastor. ¡Si yo fuera una encina sobre un alcor! Para la siesta, si yo fuera una encina sombra la diera. III

Colmenero es mi amante y, en su abejar, abejicas de oro vienen y van. De tu colmena, colmenero del alma, yo colmenera. IV

En las sierras de Soria, azul y nieve, leñador es mi amante de pinos verdes. ¡Quién fuera el águila para ver a mi dueño cortando ramas! V

Hortelano es mi amante, tiene su huerto en la tierra de Soria, cerca del Duero. ¡Linda hortelana! Llevará saya verde, monjil de grana. VI

A la orilla del Duero, lindas peonzas, bailad, coloraditas como amapolas. ¡Ay, garabí!... Bailad, suene la flauta y el tamboril.

CLXIV

GLOSANDO A RONSARD Y OTRAS RIMAS LOS SUEÑOS DIALOGADOS

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I ¡Como en el alto llano tu figura se me aparece!... Mi palabra evoca el prado verde y la árida llanura, la zarza en flor, la cenicienta roca. Y al recuerdo obediente, negra encina brota en el cerro, baja el chopo al río; el pastor va subiendo a la colina; brilla un balcón en la ciudad: el mío, el nuestro. ¿Ves? Hacia Aragón, lejana, la sierra de Moncayo, blanca y rosa... Mira el incendio de esa nube grana, y aquella estrella en el azul, esposa. Tras el Duero, la loma de Santana se amorata en la tarde silenciosa. II ¿Por qué, decidme, hacia los altos llanos huye mi corazón de esta ribera, y en tierra labradora y marinera suspiro por los yermos castellanos? Nadie elige su amor. Llevóme un día mi destino a los grises calvijares donde ahuyenta al caer la nieve fría las sombras de los muertos encinares. De aquel trozo de España, alto y roquero, hoy traigo a ti, Guadalquivir florido, una mata del áspero romero. Mi corazón está donde ha nacido, no a la vida, al amor, cerca del Duero... ¡El muro blanco y el ciprés erguido! III Las ascuas de un crepúsculo, señora, rota la parda nube de tormenta, han pintado en la roca cenicienta de lueñe cerro un resplandor de aurora. Una aurora cuajada en roca fría que es asombro y pavor del caminante más que fiero león en claro día o en garganta de monte osa gigante. Con el incendio de un amor, prendido

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al turbio sueño de esperanza y miedo, yo voy hacia la mar, hacia el olvido - y no como a la noche ese roquedo, al girar del planeta ensombrecido -. No me llaméis, porque tornar no puedo -.

IV ¡Oh soledad, mi sola compañía, oh musa del portento, que el vocablo diste a mi voz que nunca te pedía!, responde a mi pregunta: ¿con quién hablo? Ausente de ruidosa mascarada, divierto mi tristeza sin amigo, contigo, dueña de la faz velada, siempre velada al dialogar conmigo. Hoy pienso: este que soy será quien sea; no es ya mi grave enigma este semblante que en el íntimo espejo se recrea, sino el misterio de tu voz amante. Descúbreme tu rostro, que yo vea fijos en mí tus ojos de diamante.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

ADOLESCENCIA

En el balcón, un instante nos quedamos los dos solos. Desde la dulce mañana de aquel día, éramos novios. --El paisaje soñoliento

dormía sus vagos tonos, bajo el cielo gris y rosa del crepúsculo de otoño--. Le dije que iba a besarla;

bajó, serena, los ojos

y me ofreció sus mejillas, como quien pierde un tesoro. --Caían las hojas muertas

en el jardín silencioso, y en el aire erraba aún un perfume de heliotropos--. No se atrevía a mirarme;

le dije que éramos novios, . . .y las lágrimas rodaron de sus ojos melancólicos.

(. . . Rit de la fraicheur de l'eau Victor Hugo)

Con lilas llenas de agua, le golpeé las espaldas. Y toda su carne blanca

se enjoyó de gotas claras. ¡Ay, fuga mojada y cándida,

sobre la arena perlada!

--La carne moría, pálida, entre los rosales granas; como manzana de plata, amanecida de escarcha--. Corría, huyendo del agua,

entre los rosales granas.

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Neruda de Castilleja de la Cuesta)

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Y se reía, fantástica. La risa se le mojaba.

Con lilas llenas de agua, corriendo, la golpeaba . . .

EL VIAJE DEFINITIVO

. . . Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;

y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron;

y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado, mi espíritu errará, nostáljico . . . Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol

verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido . . . Y se quedarán los pájaros cantando.

RETORNO FUGAZ

¿Cómo era, Dios mío, cómo era? --¡Oh corazón falaz, mente indecisa!-- ¿Era como el pasaje de la brisa? ¿Como la huida de la primavera?

Tan leve, tan voluble, tan lijera cual estival vilano . . . ¡Sí! Imprecisa como sonrisa que se pierde en risa . . . ¡Vana en el aire, igual que una bandera!

¡Bandera, sonreír, vilano, alada primavera de junio, brisa pura . . . ¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste!

Todo tu cambiar trocóse en nada --¡memoria, ciega abeja de amargura!-- ¡No sé cómo eras, yo que sé que fuiste!

Octubre

Estaba echado yo en la tierra, enfrente del infinito campo de Castilla, que el otoño envolvía en la amarilla dulzura de su claro sol poniente.

Lento, el arado, paralelamente abría el haza oscura, y la sencilla mano abierta dejaba la semilla en su entraña partida honradamente.

Pensé arrancarme el corazón, y echarlo, pleno de su sentir alto y profundo, al ancho surco del terruño tierno;

a ver si con romperlo y con sembrarlo, la primavera le mostraba al mundo el árbol puro del amor eterno.

Soledad

(1 de febrero)

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En ti estás todo, mar, y sin embargo, ¡qué sin ti estás, qué solo, qué lejos, siempre, de ti mismo! Abierto en mil heridas, cada instante,

cual mi frente, tus olas van, como mis pensamientos, y vienen, van y vienen,

besándose, apartándose, en un eterno conocerse, mar, y desconocerse, Eres tú, y no lo sabes,

tu corazón te late, y no lo siente . . . ¡Qué plenitud de soledad, mar solo!

¡Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas! . . . Que mi palabra sea la cosa misma creada por mi alma nuevamente. Que por mí vayan todos los que no las conocen, a las cosas;

que por mí vayan todos los que ya las olvidan, a las cosas; que por mí vayan todos los mismos que las aman, a las cosas . . . ¡Intelijencia, dame el nombre exacto, y tuyo, y suyo, y mío, de las cosas!

Vino, primero pura, vestida de inocencia; y la amé como un niño Luego se fue vistiendo

de no sé qué ropajes; y la fui odiando, sin saberlo. Llegó a ser una reina,

fastuosa de tesoros ¡Que iracundia de yel y sin sentido!

. . . Mas se fue desnudando. Y yo le sonreía. Se quedó con la túnica

de su inocencia antigua. Creí de nuevo en ella. Y se quitó la túnica,

y apareció desnuda toda . . . ¡Oh pasión de mi vida, poesía desnuda, mía para siempre!