antologia poética de josé hierro
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I. INTRODUCCIÓN
España ha sido un país en cuyas entrañas lleva las cicatrices del siglo XX. La época de
nacimiento del autor que nos ocupa conlleva una etapa controvertida en cuanto a la situación que el
estado vivió. Tras la Guerra Civil española (1931-1939), y dos repúblicas a las espaldas, se lleva a
cabo una progresiva centralización del poder con Franco, estableciéndose un rígido control policial
e ideológico de la sociedad española donde se reprimía cualquier crítica al nuevo régimen o a la
defensa de los principios democráticos. Los primeros años fueron de una represión especialmente
dura sobre los vencidos. En 1940 permanecían en las cárceles españolas unos 300.000 presos
políticos. Las Universidades, la Enseñanza, la administración Pública y las grandes empresas
privadas, fueron depuradas de las personas sospechosas de haber sido adictas a la república o a los
partidos y sindicatos obreros. Económicamente existe una recesión debido a que la guerra había
dejado al país en bancarrota y las consecuencias fueron terribles para la población. Culturalmente,
como ya se ha dejado entrever, se creó una censura estricta que vigilaba toda la manifestación
artística y cultural.
A mitad de siglo se produce una etapa de desarrollo en la que el país va saliendo de un
aislamiento internacional (adhesión a la ONU), y se inicia una etapa de proliferación económica.
Pero no será hasta la época de la Transición (1975-1978) cuando encontramos una sociedad que
comienza a despertar de esta forma de dictadura autoritaria que durante cuarenta años adolece
España. Es entonces cuando el país pasa a ser un estado democrático, social y de derecho.
Con la recuperación de la libertades, en los últimos cuarenta años de historia de España, se
establece un cambio profundo para la política, la economía y la sociedad, inmersa en un proceso de
transformación y modernización. El país vive una época de esplendor económico mermado en el
siglo XXI al rebosar un estado que paso del bienestar al exceso; la política sigue siendo la voz del
pueblo manejada por partidos oposicionistas que juegan en dos extremos en ocasiones camuflados y
que llevan el país como menos peor cae y la historia reflejará que, a comienzos del siglo XXI,
España era una sociedad moderna y democrática que se transformaba con una extraordinaria
rapidez.
La Antología proteica de José Hierro es considerada como una obra que recoge lo más
significativo de la producción del autor, que es casi todo. Publicada en 1998, recoge poemas que el
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poeta escribe a lo largo de su trayectoria, desde sus primeros poemas en los años treinta, hasta
Cuaderno de nueva York, publicado en 1998. aunque el poeta parte de presupuestos románticos y
modernistas, propios de la generación del 27, se aprecia la evolución hacia el problema del hombre
histórico para volver a la preocupación por el “yo”. Su escritura resume así las principales etapas de
la poesía española del siglo XX, influenciada por un contexto en el que país pasa por una etapa de
destrucción, de brutalidad estatal y de evolución.
La poesía de José Hierro ha recorrido más de medio siglo de nuestra historia. Ha atravesado
casi todas las corrientes importante de la poesía del siglo XX adecuando nuestra tradición literaria a
la realidad cultural histórica y literaria de la España posterior a la Guerra Civil y elaborando una
muy personal y valiosa, a la vez que muy representativa, obra poética. No es fácil resumir tan larga
experiencia poética ni plantear a la vez una revisión puntual de su poesía. La selección de textos del
poeta no busca precisamente este objetivo a pesar de ser sin duda la más amplia hasta la fecha tanto
en el espacio como en el tiempo.
II. AUTOR
José Hierro nace el 3 de abril de 1922 en Madrid, aunque él se consideraba santanderino y
no madrileño, ya que se trasladó a los pocos años a la capital cántabra y allí transcurre la parte más
feliz de su vida. Ya desde la infancia, con un pequeño cuento titulado La leyenda del almendro,
destacó por su especiales aptitudes literaria, pero su vocación no despertó realmente hasta los 14
años, cuando empieza a leer la Antología de la poesía española contemporánea hecha por Gerardo
Diego en 1932. Hasta esta fecha, José Hierro habría leído, entre otras muchas cosas, teatro clásico
y moderniza (Lope de Vega y Villaespesa por ejemplo), alguna novela contemporánea ( El árbol de
la ciencia y otras obras de Baroja novelas de Gabriel Miró) y mucha novela y mucha poesía del
siglo XIX: Victor Hugo, Tolstoi, Chéjov, Dostoievski Espronceda, Zorrilla, Baudelaire, Bécquer...
La influencia de la poesía de Espronceda, especialmente la de su última etapa, se reflejará en el
fondo de su poesía y traerá consigo importantes elementos que configurar a una parte de la obra
poética de José Hierro. Durante estos años se reparte su producción poética entre actividades
complementarias pero diferentes entre sí. Escribe varios romances de guerra, abundantes
composiciones humorística y, fundamentalmente, poesía de los poetas del grupo del 27, a los que
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admirar e imita, en especial a Gerardo Diego , a quién conocerá personalmente en marzo de 1938.
Después de su lectura romántica y modernista, los nuevos poetas le descubren un lenguaje más
actual y una nueva manera de enfocar aquellos temas para los que su sensibilidad se sentía más
dispuesta. Desde 1936 lee también a Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado.
La influencia del 27 se manifiesta además de en la métrica, en el tratamiento de ciertos
temas. La influencia del libro de Gerardo Diego Manual de espumas se evidenciaba más en el
vocabulario que en su teoría creacionista, aunque la encontremos en alguna imagen y
particularmente en algunos poemas.
Durante estos años la poesía de José Hierro no es más que la plasmación artística de una
sensibilidad extraordinariamente alimentada por la lectura de otros poetas: poesía clásica,
romanticismo y modernismo encorsetado en un nuevo lenguaje y una nueva forma de expresión,
inspirada en los poetas del 27. Gran parte de lo leído ha sido asimilado por la intuición, pero no ha
encontrado fundamentación íntima en la experiencia vital de José Hierro.
De la amistad literaria de José Hierro durante los años que llegan hasta 1939 merece la pena
mencionar a un periodista santanderino, Manuel Llano, a quien visitaba y con el que charlaba
sobre sus preocupaciones literarias comunes , hasta su repentina muerte en 1938. Manuel Llano por
aquel tiempo estaba escribiendo su obra finalmente inconclusa Dolor de tierra verde, cuyo tema de
fondo era la influencia de la guerra civil en el vivir humilde cotidiano de la gente. La obra influyó
especialmente en José Hierro, aunque esta influencia no se manifestará hasta más tarde.
La actividad poética más importante de José Hierro durante estos años sigue relativamente
los paso de los poetas del 27. Pronto cambiará su estética reinterpretando la realidad literaria,
histórica y humana a la luz de la influencia recibida . Pero antes de que se produzca tal revolución,
la vida de José Hierro cambiaría radicalmente al ser encarcelado por adhesión a la rebelión el 3 de
septiembre de 1939. Este acontecimiento significa la pérdida del paraíso para José Hierro, que se
fundirá con el referente colectivo de la Guerra Civil y el literario en el tránsito desde los alegre años
veinte a la literatura existencialista, preocupada y comprometida de la posguerra. Desde la fecha de
su prendimiento hacia mayo de 1944 transcurre la vida de José Hierro en diversos presidios en los
que, además de convivir diariamente con la muerte, el sufrimiento y la penuria, se abre la nueva
tendencia literaria. Junta vieja y nueva lectura, y al margen de actividades literarias menores, su
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producción literaria se despega de la poesía y se dirige hacia otro género (teatro y novela) en los que
es discernible un importante cambio estético y un tema recurrente: el retorno.
Tras ser excarcelado, el poeta permanecerá en Santander muy poco tiempo, ya que se
traslada a Valencia a petición de su amigo José Luis Hidalgo. Allí encontrará a un círculo
activamente interesado en la creación literaria, con el que fundará la primera revista literaria
importante de la posguerra, Corcel. En este mismo año aparece la revista Espadaña y en Santander
la revista Proel, con la que estará en contacto permanente José Hierro. Al morir su amigo José
Luis Hidalgo en 1947, Hierro vuelve a Santander y se incorpora a Proel tomando parte muy activa
en la dirección de la revista.
Entre 1947 y 1950 publicará sus tres primeros libros de poesía (Tierra sin nosotros, Alegría
y Con las piedras, con el viento), aunque varios de estos poemas ya habían aparecido en las revistas
literarias de la época, lo cual dotó a Hierro de fama dentro del círculo ilustrado de la época. En 1952
se traslada a Madrid, contratado por la Editora Nacional, en la cual comienza a trabajar de oficinista
y luego como encargado de ediciones. Tras esto trabajará como promotor de la revista Reader´s
Digest en España, además de en la revista Duning. Compagina las letras con la colaboración en
Radio Nacional, hasta 1987, año en que se jubila oficialmente.
Durante estos años la obra de José Hierro no cesa, publicando numerosos poemarios: Quinta
del 42, Estatuas yacentes, Cuanto sé de mí, El libro de las alucinaciones, Antología (1939- 1964)..
Además es incluido en varios libros de poesía contemporánea y revistas. Dejará abandonada la
publicación de poesía durante veintisiete años, hasta a publicación de Agenda, en 1990. Culminará
su carrera con Cuaderno de Nueva York (1998) y José Hierro. Poesías completas, publicado a
título póstumo en 2009.
A lo largo de la trayectoria prolija del autor, su labor ha sido reconocida con numerosos
premios literarios. Entre ellos encontramos el Premio Príncipe de Asturias de Literatura, en 1981, el
Premio Nacional de las Letras Españolas, que obtiene en 1990, y el Premio Reina Sofía de Poesía
Española e Hispanoamericana, concedido en 1995. Ese mismo año es nombrado doctor Honoris
Causa por la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, de Santander. En el año 1991 José
Hierro fue elegido miembro de la Real Academia Española. Galardonado con el Premio Cervantes
1998. Nacional de Literatura de poesía en 1999 por Cuaderno de Nueva York y anteriormente en
1953 por Antología poética. En 1982 se le concede el título de Hijo Adoptivo y Poeta de Cantabria.
En 1998 se le concede la Medalla de Oro Artesantander por una vida dedicada a la crítica y al
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estudio del arte. El poeta ingresó en la Real Academia Española en el año 1999 para culminar así
una vida plagada de reconocimientos.
José Hierro fallece el 21 de Diciembre de 2002 en un hospital de Madrid a consecuencia de
una insuficiencia respiratoria.
III. OBRA
La obra elegida es la Antología poética de José Hierro (1936 -1998) de la editorial
Colección Austral, edición de Gonzalo Corona Marzol, doctor en Literatura Española, publicada en
1999. Esta obra pretende hacer una antología de la poesía de José Hierro lo más representativa y
completa posible. Corona recoge en esta selección una generosa muestra de poemas de todos los
libros publicados hasta la fecha de edición de la antología, incluyendo la recopilación de sus
primeros poemas, aparecida en edición no venal con el título Prehistoria literaria, algunos poemas
posteriores a 1938 y anteriores a su primer libro, Tierra sin nosotros (1947), y dos poemas de
Cuaderno de Nueva York . Esta selección pretende abarcar completamente la producción poética de
Hierro, por lo que no podía faltar una faceta de la poesía del autor absolutamente desconocida para
el gran público, y sin embargo muy larga y abundantemente cultivada por él y de indudable
calidad literaria. Esta faceta se recoge en un apartado denominado Divertimentos. Poemas
humorísticos y varios.
A continuación analizaremos un poco más en profundidad los libros de cuyos fragmentos se
compuso esta antología. Dentro de ella encontramos recogidos poemas de las siguientes obras del
autor: Prehistoria literaria (1936- 1944), Tierra sin nosotros (1947), Alegría (1947), Con las
piedras, con el viento (1950), Quinta del 42 (1952), Estatuas yacentes (1955), Cuanto sé de mí
(1957- 1959), Libro de las alucinaciones (1964), Agenda (1991) y Cuaderno de Nueva York (1998)
-Prehistoria literaria-
Obra publicada en 1992 con numerosos poemas, en su mayor parte inéditos. Esta obra, publicada
por la misma editorial que en 1947 sacara a la luz su primer trabajo, consta de una treintena de
poemas escritos durante el bienio 1937-1938.
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- Tierra sin nosotros-
Esta obra recoge los primeros poemas que publica el poeta desde su salida de la cárcel, en el cual
describe mediante metáforas otoñales el panorama de un país en ruinas. Esta obra aborda la propia
biografía personal, su salida de Santander y la estancia en la cárcel, mezclada con la experiencia
colectiva de la guerra civil, tomando como común denominador la sobrecogedora presencia de la
muerte. Esta perspectiva biográfica históricamente circunstanciada, se interpreta poéticamente en
los términos de la perdida del paraíso terrenal, concepto asimilado por el autor de obras como
Diablo mundo de Espronceda, El árbol de la ciencia de Baroja, Años y leguas de Gabriel Miró,
Dolor de tierra verde de Manuel Llano, Sombra del paraíso de Aleixandre, entre otros.
-Alegría-
Obra publicada en el mismo año que la anterior y vinculada a ella a través de su último poema
(). Algunos rasgos a destacar de esta obra son, en primer lugar, la inexplicable razón
del título, ya que la “alegría” no se ve reflejada en el interior del libro, predominando una actitud
reflexiva e indiferente ante la vida. Además destaca un lenguaje simbólico y una claridad de
expresión podríamos decir transparente. Es una obra en la que es difícil desvelar el resultado de las
meditaciones poéticas y su conclusión final, característica fundamental en la poesía de Hierro.
-Con las piedras, con el viento-
Se puede considerar el último eslabón en la trilogía formada junto con las dos obras anteriores. Aquí
el tema fundamental es el amor o, más concretamente, la imposibilidad de lograr la plenitud
amorosa debido al trauma profundo que han causado las experiencias vividas por su protagonista
( guerra y cárcel). Nos encontramos de nuevo con el hombre “caído y dividido” y todos los temas
que derivan de él: la muerte, la temporalidad, la patria interior, el hombre errante, la naturaleza, los
sueños, los ángeles caídos, la transformación del lenguaje primitivo o mágico en el evolucionado,
etc.La influencia del romanticismo en estos primeros libros del poeta se acerca a una expresión
becqueriana (musicalidad, simbolismo y sugerencia), que abrirá paso a la poesía contemporánea y
modernista, pero suavizada y transformada por su propio ideal estilístico.
-Quinta del 42-
Este libro ha sido el más relacionado con la poesía social y realista que constituía el movimiento
poético más pujante durante estos años. En él se aprecia la influencia de Sartre, encontrando una
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mayor aproximación conceptual a los histórico y colectivo y consecuentemente la poesía narrativa,
épica, e incluso la prosa . La gran novedad de Quinta del 42 es que en él se define claramente uno
de los dos modos más conocidos por los que discurre su poesía. Encontramos varios poemas que
siguen el modo “reportaje”, un poema narrativo, casi prosístico, que nos cuenta unos hechos
mediante un lenguaje sencillo y coloquial pero con una importante carga emocional oculta en el
ritmo.
-Estatuas yacentes-
Este interesante opúsculo es un largo poema compuesto de endecasílabos, eneasílabos y
heptasílabos, que arranca de las reflexiones del poeta ante el sepulcro de Don Gutierre de Monroy y
de doña Constanza de Anaya, situado en la Catedral Vieja de Salamanca. Este motivo culturalista
que sirve de arranque (visto en Bécquer), se adelanta en una década al culturalismo de la poesía
española de la última década. El poema no ha tenido demasiada fortuna en la antología, tal vez por
su excesiva longitud, pero se hace imprescindible recuperarlo al ser una genial y elaborada poética.
-Cuanto sé de mí-
Esta obra muestra ya desde el título la perspectiva opuesta Quinta del 42. En este se utiliza como
título un concepto generacional, destacando el “nosotros” de la poesía de momento, mientras que
ahora es el “yo” lo que resalta en el nuevo título. También la poesía social ha entrado en crisis y se
experimenta con nuevas formas de expresión. La nueva poesía realista adopta ante la crítica social y
política un punto de vista personal y subjetivo, como había hecho José Hierro desde su primer libro
de poesía. La organización interna de Cuánto se de mí dibuja la preocupación del poeta en torno al
tema de la búsqueda de la verdad, que es la clave que explica el problema del hombre y su división:
el primer apartado, “ Lo que vi”, alude con su título a la verdad extraída de la percepción y la
experiencia (el realismo); el siguiente, “Torre de sueño”, a lo señalado y querido; y finalmente, “ Por
lo que sé”, funciona como conclusión que justifica ante un lector, que todavía no ha descubierto la
coherencia interna y constante de su poesía y que lo identifica con un poeta comprometido, la nueva
perspectiva de este libro.
-Libro de las alucinaciones-
Es en esta obra dónde de forma más clara se niegan los paraísos soñados anteriormente y la fe en la
posibilidad de recuperación de: la infancia, los sueños de su juventud, la belleza, el heroísmo, la
santidad y hasta la propia vida. La melancolía es vuelve tristeza y frustración, pero aquí y allá es
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posible seguir encontrando signos de esperanza que muestran que la aparente evolución no es
definitiva y el problema humano que expresa su obra no tiene todavía solución, si es que pudiera
tenerla. Con la publicación de este tardío libro el autor se da cuenta de que ha completado formal y
temáticamente su intuición poética original. En la obra se introducen de manera novedosa el verso
libre, encontrado una poesía irracionalista, pero a diferencia del surrealismo, trata de aclarar una
visión confusa. Es el surrealismo al revés: ver racionalmente imágenes confusas.
-Agenda-
Durante los 27 años qué hierro tardo en publicar la obra anterior, el poeta siguió escribiendo y
publicando en ediciones minoritarias y prácticamente desconocidas, reuniendo finalmente en este
libro una selección de su producción poética hasta entonces. Esta nueva entrega poética sigue las
líneas fundamentales de su decir poético, pero además del placer estético y del enriquecimiento que
siempre ofrecen sus poemas al lector, encontramos alguna novedad interesante. Este nuevo libro es
reflejo de la realidad cotidiana del poeta y de su fuerte personalidad, que arrastra consigo sus temas
y preocupaciones anteriores. En los últimos años, el poeta ha estado muy vinculado a las artes
plásticas y ha desarrollado su antigua vocación pictórica , lo que ha repercutido en su vida y
consecuentemente su poesía, ya que muchos poemas de Agenda un comentario poético fuertes,
serigrafía, etcétera. La novedad también en esta obra está en el cultivo de la poesía en prosa.
-Cuaderno en Nueva York-
Este último libro se comenzó hacia 1991. Lo constituyen 33 poemas distribuidos en un preludio,
tres secciones y un epílogo. La organización de los poemas es, en todos los libros de poesía de José
Hierro, algo muy importante, pues la disposición colabora con los poemas en la obtención de un
efecto general. Nueva York es la megalópolis de la sociedad moderna, y una ciudad que ha traído
innumerables poetas. Hierro era perfectamente consciente de ello cuando empezó su poemario, pero
ha aclarado numerosas veces que su obra no tiene nada que ver con ninguno de los libros de poesía
asociados con esta ciudad. La clave de por qué elige Nueva York está en qué es una ciudad donde
viven mil razas y mil culturas, que simboliza el mestizaje, pero también el desarraigo: el del hombre
medio de una fría, tecnificada y deshumanizada ciudad.
-Divertimentos. Poemas humorísticos y varios-
El autor de esta edición recupera en este apartado una serie de poemas en los que se aborda el tema
de la palabra y de la poesía. Este tema es constante desde su primer libro y está vinculado al
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problema del hombre dividido y de la pérdida del paraíso terrenal. La poesía busca recuperar lo que
se ha perdido y hacerlo real, aunque solo sea la precaria realidad de unas palabras. El poeta es un
hombre caído, enfermo, que busca la palabra exacta que le una con la realidad de la que se siente
separado; una búsqueda que significa para él la salvación, la curación de su enfermedad. Y,
consciente de la muerte, se agarra la vida y quiere perpetuarla inútilmente en la palabra, sabiendo
sin embargo que la poesía es un sustituto de la auténtica vida, que se basa en la armonía con el
mundo, la armonía con la que recuerda la existencia paradisíaca representada por la infancia, el
hérore, la juventud,…
IV. FRAGMENTO DE LA OBRA
[Poema adjuntado en el apartado ANEXOS]
El fragmento de la obra elegida es un poema perteneciente a Quinta del 42, libro en el que se
recogen todos los romances del autor. En dichas páginas aparece “Reportaje”, uno de los muchos
poemas del autor en los que la poesía se entremezcla con la preocupación, el sentido y el
sentimiento del tiempo. El poema está formado por ciento veintidós versos con rima asonante (i-o).
Encontramos algunos versos menores, como trisílabos, tetrasílabos, pentasílabos y hexasílabos, que
mantienen la rima alterna.
El comienzo del poema nos separa la existencia de dos mundos incompatibles, radicalmente
opuestos. Por un lado encontramos la cárcel real , paraje que bien conoce el autor al condenarlo en
1939 a doce años de prisión y un día a consecuencia de sus actividades clandestinas de ayuda a los
presos (entre ellos su padre), pasando por una serie de penitenciarias del país como son
Comendadoras (Madrid), Palencia, de nuevo Santander, Porlier y Torrijos (Madrid), Segovia yAlcalá de Henares. Por otro lado encontramos una “cárcel” aun mayor que lo abarca todo: el vacío
temporal. Esta última tiene como habitantes muertos, pero de manera diferente a los muertos del
antiguo cementerio que describe. El cementerio citado en el poema es real, creando un espacio
poético que subraya el vacío temporal, la alienación vital del preso, que está muerto sin serlo, y que
es distinto a la vez de los que están fuera y son criaturas del tiempo al estar en él.
El tema de la cárcel es recurrente dentro de la poesía de Hierro, pues la influencia literaria
que tiene el autor, junto con las experiencias autobiográficas, hacen que aparezca este tema de la
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privación de libertad del ser a lo largo de sus poemarios. Una característica de este poeta es la
eliminación de todo dato biográfico contado de manera sensacionalista. Siempre eludió todo lo
posible la anécdota, reflejando plena y conmovedora objetividad, la cuál no deja de ser
profundamente subjetiva.
Uno de los personajes que aparece es un niño (versos 16-18), el cual inferimos que es el
poeta, por lo que el hablante del poema se convierte en su creador. Casi a ciencia cierta este poema
tiene más de real que de inventado, aunque ambas partes se unen poéticamente hasta quedar
fundidas.
Aquí se establecen un tiempo y un espacio aislados en sí mismo, lo que imposibilita
vincularlos con otros lugares o tiempos, y centra al lector en la vivencia humana, el estado de
sentimiento, de pensamiento y de sensación en una situación extrema y peculiar. Y aunque el hecho
real de las circunstancias está reflejado en “Reportaje”, seguramente el autor haya dejado atrás otros
datos para conseguir una poesía grande y emotiva, con una cadencia que lo dotan de una
temporalidad en lo que creación artística se refiere.
Y es que la historia vivenciada por el autor emociona, pues la condición humana de inocente
perseguido, de víctima inocente, no deja otra salida que la abstracción, la sobrerrealidad de unos
hechos imaginados, convirtiéndose esa evasión en realidad para el protagonista en contra del
absoluto desamparo. Es pues la aventura más emocionante que el autor comparte con el lector: la
exploración de los límites de su propia conciencia. Y no solo esto cautiva: el sentimiento estético de
perfección al leer el poema no deja indiferente a nadie.
En su poética, Hierro dividió sus poemas en “reportajes” y “alucinaciones”: en el primer
caso trata un tema de una manera directa, narrativa; en el segundo, todo aparece como envuelto en
niebla. La doble orientación, hacia el realismo y el irracionalismo, se impone así necesariamente en
el estudio de su obra. Ni que decir hay que el poema seleccionado se titula igual que la categoría a
la que pertenecen los poemas de esta época y que se van formando desde los comienzos sociales y
humanistas que tiñe la poesía de Hierro. Ambos están repartidos por todas sus obras, pues no existe
un José Hierro cronista y otro imaginativo y alucinado.
Con los “reportajes” son los hechos mismos los que tienen una fuerza suficiente,al igual que
los hechos que producen una emoción especial en el autor, transcritos para que el lector, al leer ese
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hecho tal y como lo relata, sienta la misma sensación que el poeta ante ellos, contándolo de una
forma comprensible y relativamente directa. Es una forma de objetivizar esa emoción.
Desde su primer libro, había intentado encontrar el mundo alucinatorio: para él tiene un
sentido profundo, que enlaza con su pensar poético, con su concepción de la vida-tiempo. Para el poeta, la alucinación total se lograría si se consiguiese detener por un instante la vida-tiempo sin
que la vida-tiempo cesase, es decir, sin que ello signifique la muerte. La alucinación total vendría a
ser el logro de un momento eterno, que contuvieran sí todos los tiempos, espacios, objetos,
acciones... posibles. “Tiempo vivo, pero detenido”, como escribe en un verso del poema La fuente
de Carmen Amaya (Libro de las alucinaciones, 1964).
Sin embargo, tanto los “reportajes” como las “alucinaciones” forman un continuo poético en
la obra de José Hierro. Así, el motivo esencial de las obras es la ansiedad de la vida, la pasión por la
amplitud de la intensidad y su conciencia lúdica. En todas ellas hay una mirada final, que es la
experiencia testimonial y lúcida del propia poeta.
Es evidente la estrecha relación de la obra de Hierro con su tiempo histórico, y el valor
testimonial de su obra. La mayoría de los críticos coinciden en señalar la imposibilidad de entender
su obra como fruto de la poética social taxativamente. Nadie niega un fondo común de la época, una
poética generacional común centrada en la conciencia de una comunidad histórica mayor,
inaplazable, que trasciende lo individual y aún lo generacional. Cronológicamente pertenece a una
generación difícil de encuadrar dentro del panorama poético español de la posguerra, porque ese
mismo panorama es, por su riqueza, irremediablemente complicado, en tanto que conviven distintas
líneas poéticas; la estética es diferente a la poética rehumanizadora iniciada en la década de los 30
por la Generación del 27 y del 36, aunque lleva los mismos temas, como sucede en el caso es
surrealista Miguel Labordeta. Con bastante frecuencia se matiza la posición de Hierro con respectoa la generación en la que se le encuadraba, como ya hemos visto que sucede a la hora de definir su
poesía como social, testimonial o intimista. Es un autor difícilmente encasillable, pues es una
poesía a la vez intemporal y profundamente coetánea . Su poesía se hace al margen de la moda del
periodo Tierra sin nosotros, Alegría y, en menor medida, Con las piedras, con el viento, obras
situarles dentro de la comuna estética de la posguerra, mientras que los libros siguientes Quinta del
42, Cuánto sé de mí y Libro de las alucinaciones suponen un rebasamiento y superación con un
mismo acento innegable.
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Es por ello que la poesía de José Hierro puede ser definida como una poesía donde
predomina la madurez y una constante evolución que, en ocasiones, se anticipa a poéticas
venideras. Es un poeta que modifica su verdadera realidad incorporando a ésta las nuevas realidades
que lo acontecen. Todo ello hace que la búsqueda de la esencia del ser se reconozca en obras tan
distantes entre sí como son desde sus primeros libros hasta el último.
V. BIBLIOGRAFÍA
• Barrajón, J. (1999). La poesía de José Hierro: del irracionalismo poético a la poesía de la
posmodernidad (Vol. 28). Univ de Castilla La Mancha.
• Barrajón Muñoz, J. M. (2002). La poesía de José Hierro en su tiempo. Universidad Complutense
de Madrid, Servicio de Publicaciones.
• Contreras, J. (1999). Cambios sociales y cambios en los comportamientos alimentarios en la
España de la segunda mitad del siglo XX. Anuario de psicología/The UB Journal of psychology,
30(2), 25-42.
• Hierro, J. (1991). José Hierro: premio nacional de las letras españolas 1990 (Vol. 7). Anthropos
Editorial.
Webgrafía
http://www.cpoesiajosehierro.org/web/index.php/principal/jose-hierro
http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/hierro/acerca/visiones_04.htm
https://retratoliterario.wordpress.com/2009/02/10/jose-hierro-poeta/
VI. ANEXOS
https://retratoliterario.wordpress.com/2009/02/10/jose-hierro-poeta/http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/hierro/acerca/visiones_04.htmhttp://www.cpoesiajosehierro.org/web/index.php/principal/jose-hierro
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Reportaje
Desde esta cárcel podríaverse el mar, seguirse el girode las gaviotas, pulsarel latir del tiempo vivo.Esta cárcel es como una
playa: todo está dormidoen ella. Las olas rompencasi a sus pies. El estío,la primavera, el invierno,el otoño, son caminosexteriores que otros andan:cosas sin vigencia, símbolosmudables del tiempo. (El tiempoaquí no tiene sentido).
Esta cárcel fue primerocementerio. Yo era un niño
y algunas veces pasépor este lugar. Sombríoscipreses, mármoles rotos.Pero ya el tiempo podridocontaminaba la tierra.La yerba ya no era el gritode la vida. Una mañanaremovieron con los picosy las palas la frescuradel suelo, y todo —los nichos,rosales, cipreses, tapias—perdió su viejo latido.
Nuevo cementerio alzaronpara los vivos.
Desde esta cárcel podríatocarse el mar; mas el mar,los montes recién nacidos,los árboles que se apaganentre acordes amarillos,las playas que abre al albagrandes abanicos,son cosas externas, cosassin vigencia, antiguos mitos,caminos que otros recorren.
Son tiempoy aquí no tiene sentido.Por lo demás todo esterriblemente sencillo.
El agua matinal tiene figura defuente…(Grifosal amanecer. Espaldasdesnudas. Ojos heridospor el alba fría). Todoes aquí sencillo,
terriblemente sencillo.Y así las horas. Y asílos años. Y acaso un tibioatardecer del otoño(hablan de Jesús) sentimosparado el tiempo. (Jesúshabló a los hombres, y dijo:«Bienaventurados los pobres deespíritu»).Pero Jesús no está aquí(salió por la gran vidriera,corre por un risco,
va en una barca, con Pedro,por el mar tranquilo).Jesús no está aquí.Lo eterno se desvae, y es loefímero—una mujer rubia, un díade niebla, un niño tendidosobre la yerba, una alondraque rasga el cielo—, es lo efímeroeso que pasa y que mudalo que nos tiene prendidos.Sed de tiempo, porque el tiempo
aquí no tiene sentido.
Un hombre pasa. (Sus ojosllenos de tiempo). Un ser vivo.Dice: «Cuatro, cinco años…».Como si echara los añosal olvido.Un muchacho de los vallesde Liébana. Un campesino.(Parece oírse la vozde la madre: «Hijo,no tardes», ladrar los perrospor los verdes pinos,
nacer las flores azulesde abril…).Dice: «Cuatro, cinco,seis años…», sereno, comosi los echase al olvido.
El cielo, a veces, azul,gris, morado o encendidode lumbres. Dorado a veces.Derramado oro divino.
De sobra sabemos quién
derrama el oro, y da al liriosus vestiduras, quién prestasu rojo color al vinovuela entre nubes, ordenalas estaciones…(Caminosexteriores que otros andan).Aquí está el tiempo sin símbolocomo agua errante que nomodela el río.Y yo, entre cosas de tiempo,ando, vengo y voy perdido.
Pero estoy aquí, y aquíno tiene el tiempo sentido.Deseternizado, ángelcon nostalgia de un granitode tiempo. Piensan al verme:«Si estará dormido…».Porque sin una evidenciade tiempo, yo no estoy vivo.
Desde esta cárcel podríaverse el mar —yo ya no piensoen el mar—. Oigo los grifos
al amanecer. No piensoque el chorro me canta un fríocantar de fuente. Me labromis nuevos caminos.
Para no sentirme solopor los siglos de los siglos.
Quinta del 42