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ANTONIO NEGRI / PARA ALTHUSSER: NOTAS SOBRE LA EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO DEL ÚLTIMO ALTHUSSER "Algo se ha roto" Cuando Althusser, para abrir su discurso 1 durante el coloquio organizado por Il Manifesto, en Venecia en 1977, para de la constatación de que "algo se ha roto", no piensa (más bien excluye) que esta ruptura pueda ser remitida lisa y llanamente al análisis de la multiplicación de los efectos perversos que produjo el estalinismo en el movimiento obrero internacional a partir de los años treinta. La desviación estalinista es evidente, trágica y considerable: En 1986, Althusser definirá el estalinismo como la fórmula "encontrada" ("no premeditada") por el imperialismo en vista de la explotación de los pueblos en el interior del mundo socialista 2 . En su intervención de 1977, la tensión que conducirá en 1986 a este ajuste de cuentas ya está presente 3 . Ésta es la razón que impide atribuir, sin más, la "crisis actual" y la "ruptura" al estalinismo. El problema de las crisis recurrentes del movimiento obrero es mucho más profundo porque es el resultado de la propia naturaleza de ese movimiento, que se compone de luchas y de contradicciones. El problema no es la crisis sino la ruptura, es decir, el hecho de que tales crisis no producen efectos constructivos sino destructivos. Por tanto, además de a la denuncia del estalinismo, el análisis teórico debe aplicarse al proceso de

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ANTONIO NEGRI / PARA ALTHUSSER: NOTAS SOBRE LA EVOLUCIN DEL PENSAMIENTO DEL LTIMO ALTHUSSER

"Algo se ha roto"Cuando Althusser, para abrir su discurso1durante el coloquio organizado porIl Manifesto, en Venecia en 1977, para de la constatacin de que "algo se ha roto", no piensa (ms bien excluye) que esta ruptura pueda ser remitida lisa y llanamente al anlisis de la multiplicacin de los efectos perversos que produjo el estalinismo en el movimiento obrero internacional a partir de los aos treinta. La desviacin estalinista es evidente, trgica y considerable: En 1986, Althusser definir el estalinismo como la frmula "encontrada" ("no premeditada") por el imperialismo en vista de la explotacin de los pueblos en el interior del mundo socialista2. En su intervencin de 1977, la tensin que conducir en 1986 a este ajuste de cuentas ya est presente3. sta es la razn que impide atribuir, sin ms, la "crisis actual" y la "ruptura" al estalinismo. El problema de las crisis recurrentes del movimiento obrero es mucho ms profundo porque es el resultado de la propia naturaleza de ese movimiento, que se compone de luchas y de contradicciones. El problema no es la crisis sino la ruptura, es decir, el hecho de que tales crisis no producen efectos constructivos sino destructivos. Por tanto, adems de a la denuncia del estalinismo, el anlisis terico debe aplicarse al proceso de formacin del pensamiento comunista, a la funcin creativa, constructiva, de la crisis que experimenta.

Para abordar esta cuestin, habremos de examinar algunos aspectos esenciales del discurso de Marx. Examinemos, primero, la teora del plusvalor y la explotacin y, despus, la teora del Estado y de la relacin dialctica entre lucha econmica y lucha poltica. En relacin con lo primero dice Althusser Marx construy una teora esencialmente "cuantitativa" del plusvalor de la que extrajo consecuencias polticas completamente inadecuadas para la comprensin y la crtica de la explotacin, la funcin de la ideologa y la complejidad de los procesos de sumisin de la sociedad al capitalismo. En relacin con el segundo asunto, la teora de Marx, y con mayor motivo la de Lenin, es claramente insuficiente; y no, por cierto, en el sentido indicado por los eurocomunistas y por otros, como Bobbio, de imposibilidad de aplicar elementos de la crtica del Estado burgus a la construccin del Estado de la socialdemocracia. Por el contrario, dice Althusser, la crisis de las enseanzas de Marx y de Lenin acerca del Estado se relaciona con el hecho de que la crtica radical del Estado burgus no se acompaa de una perspectiva de reconstruccin del poder en la prctica de las masas, de una crtica preventiva de las desviaciones de la dictadura del proletariado, de una hiptesis creativa referente a las prcticas constituyentes de masa que tienen lugar entre la destruccin del Estado y la construccin de un nuevo orden social. Por tanto, sobre estos aspectos, en los clsicos del marxismo la crtica est abierta.

No obstante, incluso en momentos como se, la crisis resulta provechosa para el concepto. Una concepcin cuantitativa de la explotacin permite reunir masas considerables en una lucha revolucionaria a propsito del salario; una concepcin destructiva del Estado permite acentuar el proceso insurreccional. Pero ahora no sucede as. Decir ahora que "algo se ha roto" es otra forma de expresar que no existe la posibilidad de utilizar la crisis positivamente. Por qu? Porque un elemento diferente, aleatorio, un "afuera", un "detrs", "algo no esperado" interviene masivamente. La filosofa marxista de la prctica social no puede sino sufrir esta irrupcin de lo real en el mbito del concepto4. Porque, a partir de ese momento, debe renovar sus instrumentos para seguir contribuyendo a la lucha.

Cul es ese elemento nuevo, aleatorio y sin embargo muy real, que rompe la continuidad de la prctica filosfica? De momento no podemos nombrarlo; slo sabemos que el sentido de la crisis est invertido: de encontrarse al servicio de la revolucin pasa ahora a convertirse en negacin de su posibilidad. Cmo?, por qu? La filosofa no puede reemplazar lo real. Lo real habla y la filosofa interpreta lo real interpretando las prcticas. A qu se debe entonces la inversin del sentido de la crisis? Ante esta formulacin radical, Althusser no proporciona de momento ninguna respuesta. Tal vez por razones de oportunidad poltica, puesto que la respuesta slo puede nacer en el seno del movimiento obrero organizado? No. En 1977 ha madurado ya en Althusser la conciencia de la incapacidad de los diferentes partidos comunistas para dar respuesta a esta pregunta. Su escrito, aparecido enLe Mondeen 1978, acerca de la poltica del PCF y de su incapacidad estructural para abrirse a la crtica de lo real, es ya implcitamente claro5. Y Althusser no se hace ilusiones a propsito del movimiento izquierdista: no es, desde hace mucho, un movimiento subversivo y radicalmente innovador, porque durante los aos que siguen inmediatamente a 1968 ya no tiene ni la fuerza ni una ideologa suficientemente articulada para resistir al chantaje de las corporaciones obreras organizadas por el PCF6. Desde ese momento, ser demasiado tarde.

As, en una situacin de vaco de la prctica, y por tanto de la teora, es como se debe abordar la cuestin de saber qu se ha roto. La respuesta a la ruptura y la definicin del elemento aleatorio que la ha producido constituyen el hilo conductor de una nueva formulacin filosfica llevada al extremo. Una ltima observacin a propsito de esta radicalidad extrema en la formulacin: el pensamiento de Althusser revela aqu de nuevo su naturaleza esencial de pensamiento sintomtico, de anlisis intempestivo que se desarrolla por medio de saltos cualitativos. Discontinuidad e intempestividad inspiran la prctica terica, del mismo modo que la crisis es la clave de la dinmica real. Aunque no exista por el momento una respuesta sustancial a la pregunta formulada, la metodologa est preparada para la radicalidad del trnsito real y, por tanto, terico. Qu cerca se encuentra este Althusser de Benjamin!

La soledad de MaquiaveloEl hecho de que la crisis comprometa la realidad de la revolucin mundial no excluye la necesidad de la prctica terica. La crisis sigue siendo el presupuesto del pensamiento crtico, con el fin de que pueda convertirse nuevamente en el motor del movimiento revolucionario. Pero "algo se ha roto"; y no slo en lo real, sino tambin en nosotros, en la filosofa, considerada como actividad, que nosotros trazamos y organizamos, entre prctica y concepto. Es en la soledad donde podremos, en adelante, continuar produciendo teora y proyectando la prctica. A partir de 1978, Althusser recupera, repasando, reelaborando anlisis y conceptos, su trabajo sobre Maquiavelo7. Maquiavelo, el poltico y el filsofo, el siempre solitario. En un primer momento, Maquiavelo aparece para Althusser con los rasgos de lo poltico; a continuacin, el anlisis tender a adentrarse progresivamente en el aspecto filosfico. En el comienzo de esta continuacin de la investigacin puede situarse una conferencia de 1978 en el Instituto de Estudios Polticos:La solitude de Machiavel8. El principio que sostiene el anlisis es el descubrimiento de una paradoja: "Pensar lo nuevo en ausencia de todas las condiciones". se es Maquiavelo. Su eleccin poltica es una eleccin de campo, una singularidad intempestiva, un pensamiento del poder que resulta enigmtico en la medida en que no alcanza a resolver prcticamente los problemas generados por su participacin en la vida poltica de un pas. Examinando el anlisis tradicional del pensamiento de Maquiavelo (que se remonta a De Sanctis y a Gramsci), Althusser nos lo presenta como un pensadorante litteramde la unidad italiana, como el terico de un Estado unitario, nuevo, libre de las trabas feudales que caracterizaban las viejas estructuras del poder principesco o republicano; un Estado capaz de permanecer, de crecer.

Pero lo ms importante no es eso. Porque, despus de haber recobrado la interpretacin tradicional de Maquiavelo, Althusser le da la vuelta: lo que cuenta no es tanto el proyecto como el carcter radical que expresa el pensamiento de Maquiavelo cuando tropieza con la imposibilidad de realizar el proyecto; pensamiento de lo nuevo, por tanto, en ausencia de cualesquiera condiciones para la novedad. O mejor dicho, en ausencia de cualesquiera condiciones de posibilidad. El deseo de un Estado unitario y de un Prncipe nuevo est ontolgicamente presente en las masas, y el proceso constitutivo de la imaginacin revolucionaria y la prctica de acumulacin organizadora son muy activos en el pensamiento. Pero todo ello no da lugar a las condiciones histricas efectivas; nada de eso conduce al proceso constituyente ms all de las dificultades que la situacin internacional impone a la Italia del Renacimiento tardo. El pensamiento cientfico de Maquiavelo, acrecentado por una potencia constitutiva sin igual, se ve forzado a definirse en la separacin (pero la separacin y la soledad constituyen ese mximo de radicalidad que el pensamiento ofrece al carcter aleatorio del devenir, de la historicidad, en un horizonte completamente ateleolgico).

Lo que simbolizara el pensamiento de Maquiavelo, su culto realista a la fuerza, no sera la figura del "len" sino, ms bien, la del "zorro"; el escndalo que supone la simulacin de la revolucin en ausencia de todas sus condiciones y la provocacin consistente en manifestar sin tregua una verdad revolucionaria inaceptable en las condiciones dadas. El "zorro" es la verdad prohibida y forzada, la violacin de la imposibilidad y, al mismo tiempo, la incesante redefinicin terica de lo posible. En la ruptura de la continuidad histrica, la soledad se convierte en intempestividad creadora. El marco estructural de este anlisis terico althusseriano est completamente trastocado: la teora no indica las convergencias y las consecuencias, de manera estructural y sistemtica, sino que indica las rupturas y las paradojas, los vacos y los focos de crisis. La lectura de Maquiavelo comienza a tomar distancias respecto de la interpretacin cannica de Gramsci de la cual haba partido. Esa lectura vendra a decir que, en adelante, Gramsci y Maquiavelo no sern considerados fundadores de partido, sino descubridores de la hiptesis del carcter aleatorio, de la relacin intempestiva entre la radicalidad del proyecto de liberacin y la ausencia, el vaco de condiciones. En la parte indita de la conferencia de 19789, Althusser menciona las "sorpresas" y los "encuentros imposibles" que permitira la profundizacin en esta lectura de Maquiavelo. Se tratar de construir la imagen de un Maquiavelo filsofo, "el ms grande de todos los tiempos", que anticipa y prefigura a Spinoza y Heidegger, a Freud y a Derrida, a quienes se sumarn muy pronto Nietzsche y Deleuze.

Por qu? Porque en este caso, por primera vez en la historia del pensamiento revolucionario, la historicidad es descrita en tanto que punto de vista constitutivo, cargado de la desesperacin que produce la derrota y carente de cualquier prefiguracin que no sea puro deseo, universalidad de un deseo aleatorio. Algn tiempo despus, en el curso de la redaccin deLAvenir dure longtemps, Althusser vuelve sobre Maquiavelo. El texto, as como otro sobre Spinoza, no se publican enla Autobiografa. Althusser los reserva para un "pequeo libro" separado y dedicado a ambos autores10. En esas pginas inditas, la distancia con respecto a la interpretacin gramsciana de Maquiavelo se establece plenamente. Las "sorpresas" y los "encuentros imposibles" se materializan. El alejamiento respecto de las "utopas infantiles" de Gramsci es total. Por otra parte, el pensamiento del "zorro" adquiere una consistencia nueva: "ser zorro", en tanto que condicin para convertirse en "len", significa, en lo sucesivo, ocuparse de la potencia del cuerpo, de los cuerpos, de la multitud, ms que del poder y de lo "poltico". El "poder" y lo "poltico" aparecen como si estuvieran privados de cualesquiera determinaciones que no sean las de la violencia y, por tanto, como lo opuesto a una potencia que reside en el pueblo, en lo social, en las articulaciones microfsicas de los cuerpos y las resistencias.

La referencia a Foucault y a Deleuze se desenvuelve, sin embargo, en un terreno ontolgicamente distinto. A Althusser no le interesan slo la intempestividad y la discontinuidad de la potencia social, ni la microfsica y la difusin rizomtica de las resistencias. Pretende revelar esta multiplicidad en tanto que signo de una multitud de trayectorias ontolgicas, de subjetividades basadas en la estabilidad de una tendencia comunista. La intempestividad maquiaveliana, el vaco de las condiciones con las que se mide el deseo, la ausencia de determinaciones positivas, todo cuanto descansaba ayer en la irreversibilidad de la definicin ontolgica del deseo, descansa ahora en la definicin de comunismo imposible de suprimir. Un Maquiavelo comunista? Ciertamente, no. Y, sin embargo, Maquiavelo, pensador de una prctica que basa el deseo de potencia en el lleno de una ontologa positiva y en la nada de las condiciones histricas. Es evidente que la formulacin del problema de la crisis actual implica, esencialmente, la necesidad de una nueva definicin del comunismo, en tanto que horizonte irreversible de la accin humana y de la prctica terica.

Mrgenes, intersticiosEntonces, qu significa desarrollar una prctica revolucionaria "en ausencia de todas las posibilidades"?; Qu significa pensar lo nuevo en el vaco de toda condicin? En primer lugar, arremeter contra el punto de vista tradicional de la filosofa, es decir, contra la pretensin de pensar lo real11. El rechazo althusseriano de la epistemologa no es aqu ms que la recuperacin y la confirmacin de una actitud que forma parte de la base de la "prctica terica". Y sin embargo, tal rechazo de la epistemologa y de todas las teoras idealistas del conocimiento se ahonda y se carga de una intensidad nueva, pues lo que se precisa ahora es "razonar con el cuerpo". No basta simplemente con rechazar el idealismo; es necesario tambin rechazar cualquier modalidad de materialismo que no acepte un punto de vista rigurosamente nominalista y, por aadidura, la corporeidad de la adhesin a lo "verdadero" como "index et sigillum sui".

En segundo lugar, asumir la tarea de pensar lo nuevo en el vaco de todas las condiciones significa pensar con el cuerpo. Es, pues, afirmar una prctica terica en la cual "corpus et mens" son la misma cosa, una defensa inmediata contra cualquier prctica especulativa. Entre Maquiavelo y Spinoza se afirma el "camino regio" del materialismo, camino que tambin recorrer Marx. Ya hemos hablado de Maquiavelo, de su concepcin de lo poltico, de su consideracin radical del carcter fctico y aleatorio de cualquier coyuntura. Es Spinoza quien nos permitir avanzar ahora12, no slo a causa de su desmitificacin de la teologa (es, de hecho, el creador de la moderna teora de la ideologa), ni slo en virtud de su recuperacin, en forma de refundacin, del nominalismo (y es quien niega a la epistemologa cualquier pretensin de formar parte de la filosofa), sino, principalmente por su teora, adecuadamente elaborada, del cuerpo y del mundo inmediatamente vivido. En las obras anteriores de Althusser, Spinoza aparece sobre todo como el fundador de un horizonte materialista estructuralista, como el principal ejecutante de la teora del "proceso sin sujeto"13. Aqu, la interpretacin de Spinoza es ms profunda y el antihumanismo de Althusser, copiado del pensamiento de Spinoza, se refuerza y agiliza, porque en la teora del cuerpo en Spinoza, Althusser encuentra la unidad ligada al proyecto del cuerpo y el alma, una potencia sin condiciones, una imponente anticipacin de unalibidopositiva que nos conduce a una aprehensin del mundo en el cual la relacin entre singularidad y universalidad se produce en el seno de la prctica terica.

Para respaldar su punto de vista, Althusser expone una amplia discusin acerca del "conocimiento del tercer gnero" en Spinoza. Su interpretacin es, posiblemente, muy discutible desde el punto de vista de la filologa espinosista y, en cualquier caso, no explica completamente ese concepto tan misterioso. No obstante, arroja algo de luz sobre el concepto althusseriano de "pensar a travs del cuerpo"; pensar que, en la aprehensin de lo real, extiende al mximo la potencia de la subjetividad en el horizonte de una universalidad nominal y, sin embargo, fundamentalmente real y, por ello, siempre productora de un lmite en el cual ser real y concreto y no-ser abstracto se encuentran, en una proximidad y una distancia reconstruidas en cada ocasin. Nos encontramos otra vez en presencia de la "metodologa del zorro": en el conocimiento del tercer gnero "spinoziano" teorizado por Althusser, elamorspinoziano deviene prctica y la inteligencia de Dios (intellectualis Dei) deviene desplazamiento liminar del deseo, universalidad que nosotros aprendemos en la prctica y que realizamos en la tendencia.

Pero volvamos a lo real, es decir, a Marx. Cmo admitir esta nueva lectura de la dinmica abstracto-concreto en el anlisis terico del proyecto revolucionario? Qu decir de la relacin descrita por Marx (y continuada por el Althusser deLire le Capitaly, singularmente, por el de los Aparatos ideolgicos de Estado) (AIE) entre la singularidad del trabajo vivo y la dominacin abstracta del Capital y el Estado? Esa relacin, considerada en otra poca en su interaccin, no puede ahora pensarse de ese modo: "Ahora las cosas son muy distintas". Qu ha pasado realmente? Que la ideologa ha extendido su dominio a todo lo real. Lo real se confunde en gran medida con la ideologa. Si los AIE engendraban el poder y lo singularizaban mecnicamente a travs de instituciones diversas, actualmente ese poder se asienta en el conjunto del proceso social. Podramos decir que el mundo se ha subsumido en el capital. Althusser, sin extenderse mucho sobre ello, secunda en este aspecto el pensamiento de su alumno y amigo Michel Foucault. Pero, igual que para Foucault, esta expansin posmoderna del poder de los AIE, esta sobredeterminacin ulterior de la dominacin que provoca su unificacin, no ocurre sin que haya resistencias. Resistencia del cuerpo, de los cuerpos. Pero, dnde y cmo, en el contexto de una lgica de completa subsuncin de la sociedad en el capital?; Dnde, en el interior de un tejido en el cual toda alternativa general ha estallado ("el socialismo es la mierda")? Es al cuerpo, a lo que ha vivido en lo inmediato, adonde, de forma completamente espinosista, debe dirigirse el pensamiento; al lugar donde los cuerpos se organizan en los intersticios del poder capitalista y donde sobreviven (como en otro tiempo, durante la acumulacin capitalista originaria) relaciones de comunidad; al lugar donde la resistencia produce zonas en las que "no imperan relaciones de mercado"14. De nuevo, lo que se opone, lo que resiste y se recompone contra la totalidad de la dominacin es el tejido ontolgico del comunismo.

En la actualidad, el comunismo no se presenta como proyecto sino como resistencia, como contrapoder, como singularidad, que actan, adems, en el corazn del sistema ("islotes de comunismo", "intersticios", interpretaciones singulares del "clinamen" epicreo que proceden de grupos resistentes) o, all donde el totalitarismo de la subsuncin capitalista de lo social an no se ha producido, "al margen" del sistema. Hay que tenerlo presente: contra el capital, contra los partidos, los movimientos de masas, en la forma creativa de su expresin (coordinaciones exentas de dominacin jerrquica), son lo nico capaz de suscitar la liberacin, de unificar resistencias aisladas y poderosas marginalidades contra la lgica del poder. Nos alejamos nuevamente de Gramsci y de los resabios de "tercera internacional" de su teora. El "pesimismo de la razn" y el "optimismo de la voluntad", nos dice Althusser, no resultan de ninguna utilidad para conducirse en este terreno. El voluntarismo, decididamente, no compensa. Por el contrario, es el optimismo de la razn, en tanto que inteligencia de la resistencia necesaria, es decir, del antagonismo inevitable, lo que producir el renacimiento en el "Holzweg der Holzweg", en el "camino de los caminos que no conducen a ninguna parte" y que, a pesar de ello, nos empeamos en recorrer, sin programa, "tomando el tren en marcha", aventurndonos constantemente en el territorio del ser desconocido.

El "Kehre" althusserianoPara Althusser es una poca, antes de la crisis vital que le conducir a un relativo aislamiento, en la que tiene lugar un giro decisivo en su pensamiento. Como en cualquier "Kehre" filosfico, los elementos de continuidad y los elementos innovadores se entremezclan, aunque estos ltimos conquistan la hegemona. La continuidad del pensamiento de Althusser se verifica tambin en el cambio, especialmente cuando se examina su metodologa. En efecto, contina desarrollando una lectura sintomtica15de lo real (tanto de los textos como de los acontecimientos) o, lo que es lo mismo, una lectura que exalta menos los elementos que constituyen lgicamente el concepto o el acontecimiento que aquellos que desorganizan y debilitan su orden. Aplicado a Marx enLire le Capital, el "mtodo sintomtico" se extiende, en lo sucesivo (y de ah la novedad de la investigacin), al anlisis de la crisis del marxismo, de la catstrofe del socialismo real y, especialmente, de la coherencia del poder capitalista que se reafirma en el paso a la subsuncin real de la sociedad en el capital en tanto que totalidad del control ideolgico.

La innovacin es importante. Para resumir sus implicaciones, basta con sealar que la propia definicin de materialismo ha cambiado: desde el nfasis en la crtica de las "relaciones de produccin", la atencin se traslada a los procesos constitutivos de las nuevas "fuerzas productivas", no sin consecuencias muy importantes. En primer lugar, una consideracin abierta (que ha dejado definitivamente de ser estructural, hermenutica) de las relaciones que tienen lugar entre "fuerzas productivas" y "relaciones de produccin". En segundo lugar, una atencin cada vez mayor por los factores subjetivos del desarrollo histrico, considerados segn una lgica "esquizo" de fragmentacin de los procesos objetivos. En tercer lugar, un nfasis en el tratamiento de lo "aleatorio", de lo "fortuito", de lo acontecimental, que, en consecuencia, se adivinan en tanto que posibilidad abierta a la intervencin constitutiva de la subjetividad. Es intil y una pizca cruel poner el acento en el hecho de que Althusser necesitara mucho tiempo y de que perdiera, quiz, algunas ocasiones histricas decisivas antes de aceptar lo que Rancire (discpulo siempre apreciado, segn testimoniala autobiografa16) le propona desde principios de los aos setenta.

Es mejor insistir en la importancia de este trnsito desde una concepcin metodolgica y hermenutica de una teora fragmentada (la "lectura sintomtica"), a una concepcin ontolgica de la crisis como clave de interpretacin del proceso histrico y de la potencia como motor de transformacin de lo real. Potencia: igual que "lo poltico" maquiaveliano, que la "potentia" espinosiana, que la "Wille zur Macht" nietzscheana. En adelante, el problema no ser la lucha de clases en la teora. Ni tampoco la prctica terica en la ideologa. O, mejor dicho, an permanece todo eso, pero tambin la bsqueda de una subjetividad abierta que pretende producir simultneamente teora y lucha, obtener un concepto de prctica en el que se pueda acomodar la filosofa. La filosofa como "Kampfplatz" tiene un presente reconocido.

Conviene extenderse un poco ms sobre la importancia de este trnsito para insistir en el hecho de que no se trata de un salto en el vaco, de una eleccin arbitraria. Las continuidades son tan importantes como las discontinuidades, incluso a pesar de que lo nuevo domine el conjunto metodolgico. En efecto, ms all del mtodo, pero con consecuencias decisivas sobre ste, la transformacin conceptual se basa en la profundizacin permanente en el tema de los AIE. En este aspecto, Althusser considera fundamental su contribucin a la teora marxista. En efecto, la relacin "estructura-superestructura" est aqu completamente alterada. Pero la unidad del cuadro reconquistado no estar suficientemente asentada hasta que no se asocie con la consolidacin de una nueva situacin histrica. Empleando su terminologa, durante la compresin de un proceso cuyos desarrollos monstruosos rastrea, Althusser da su definicin de lo "posmoderno" como expansin continua y contigidad totalitaria, siempre ms intensa, del funcionamiento de los AIE. En la continuidad y la contigidad tiene lugar, por tanto, un salto cualitativo. Si la antigua definicin de los AIE permita definir la lucha de clases en la teora, ahora la lucha de clases, es decir, la lucha poltica por la democracia, por la expresin de la potencia de lamultitudo, debe desarrollarse enfrentndose al nuevo adversario en su enraizamiento real, que equivale a su potencia ideolgica. La referencia a la subjetividad no es un escamoteo; por el contrario, supone la identificacin del terreno en que obligatoriamente ha de producirse la rplica antagonista a la reestructuracin capitalista. Es evidente que el discurso, con una coherencia perfecta en relacin con la definicin althusseriana de la nueva subjetividad, podra aplicarse a la naturaleza nueva de las fuerzas productivas, a las caractersticas inmateriales, abstractas, cooperativas del trabajo social. Es ah donde se forma efectivamente la nueva subjetividad, y es ah donde sta tiene la posibilidad de reformular el deseo revolucionario. Althusser, sin embargo, slo se fija ocasionalmente en este aspecto sociopoltico del discurso17.

Es en este punto donde finalmente se comprende el sentido de la expresin "algo se ha roto", de donde parte toda la crisis del pensamiento althusseriano. Se ha roto la posibilidad de luchar cara a cara (frontalmente) porque el capitalismo ha allanado el terreno de la relacin entre Estado y sociedad hasta el punto de que ambos se confunden (he aqu otro de los aspectos en los que la referencia a Gramsci no es posible); porque el Estado se ha convertido, por tanto, en un punto carente de contenido y slo la sociedad se presenta simultneamente como terreno absolutamente incorporado al poder y completamente apto para la explosin de lo aleatorio; y porque, en lo sucesivo, la explotacin, al no coincidir con las lneas de divisin entre las clases, se insina ms bien en las conciencias y las dimensiones subjetivas de todos los actores sociales, careciendo de sentido hablar de "transicin" socialista. La crtica de este ltimo concepto permitira, mejor que cualquier otro, desentraar la continuidad y la diferencia del pensamiento de Althusser en el "Kehre". En la crtica del concepto de "transicin" socialista se resume el rechazo de cualquier perspectiva teleolgica, lo que constituye una de las caractersticas del pensamiento althusseriano desde el comienzo de su periplo filosfico. Por otra parte, y ste sera un elemento nuevo en el pensamiento de Althusser, aparece aqu una concepcin del "paso a otra cosa" o, con otras palabras, del proceso revolucionario como paso aleatorio repentino, y sin embargo muy real al comunismo. La "tabula rasa" que la prctica terica impone frente a cualquier ideologa residual es el equivalente, adecuado a la nueva situacin de dominacin social totalitaria, de la ideologa a la que nos enfrenta el desarrollo capitalista. Se rompe, pues, la ltima posibilidad del socialismo. Slo el comunismo es real. En eso consiste el "Kehre" en la prctica terica de Althusser.

El materialismo aleatorioDos grandes tradiciones se oponen, pues, en la historia del pensamiento filosfico, siendo ese "Kampfplatz" aquello en lo que consiste la filosofa. Pero esas dos tradiciones antagnicas no son el idealismo y el materialismo sino el "materialismo aleatorio" y todo lo dems18. Algunas formas de materialismo, como las que el estalinismo elev a los altares, forman parte de la tradicin "bendita" del pensamiento filosfico, es decir, de la tradicin que justifica el poder y exalta al Estado. En el lado opuesto, hay filosofas idealistas o espiritualistas que rozan la tradicin "maldita" del pensamiento filosfico, tradicin que se instaura sobre la potencia y que sabe expresar la crtica prctica del poder y de la ideologa. Ambas tradiciones, la del materialismo aleatorio y la de la justificacin idealista del poder no han parado de oponerse a lo largo de toda la historia del pensamiento occidental, a menudo de forma disimulada y mistificada. Althusser reconoce aqu que l tambin incurri, durante su primera experiencia de filsofo marxista, en una desviacin idealista ("el teoricismo") al escoger, como enemigo a batir, esa calamidad del pensamiento socialista representado por el "diamat" (Dialektische Materialismus), permaneciendo dentro del movimiento obrero oficial. Pero ahora los tiempos han cambiado y esas estrategias tericas no sirven para nada. Es ya a partir de Maquiavelo cuando resulta explcita la larga tradicin que, desde Epicuro, alimenta la hereja y la lucha. Y es esta la base sobre la que se abre el enfrentamiento ideolgico en la filosofa y en las ciencias.

En Maquiavelo, el materialismo aleatorio se erige sobre la modernidad. En Spinoza, el materialismo aleatorio se presenta como punto de vista global sobre la naturaleza, el hombre y la historia. La destruccin de cualquier horizonte teleolgico o, dicho de otro modo, la afirmacin positiva de una lgica del acontecimiento es una caracterstica esencial del materialismo aleatorio. Esta lgica aparece en Maquiavelo en el momento en que la concepcin del acontecimiento y de la historicidad se realizan segn el esquema "si... entonces...". La causalidad se somete al carcter aleatorio de la superficie; y en Spinoza la causalidad se produce totalmente en superficie, se suprime cualquier necesidad interna y se ignora cualquier finalidad. Y todo ello por la simple razn de que slo el efecto califica la causa. Pero dejemos que sea Althusser, sin intermediarios, quien nos diga qu es el materialismo aleatorio y cules son sus principales caractersticas19.

Si se quiere ir ms all de las metforas democrteas y epicreas y si se anhela una metafsica del vaco, de los tomos y del "clinamen", el sentido de la prctica filosfica en la modernidad (que se inspira, sin embargo, en tales metforas) se define, segn Althusser, por medio de la crtica ms radical de la dialctica, del humanismo y del historicismo. La filosofa materialista (y la que Marx haya podido inspirar despus de su obra queda sujeta tambin a esta crtica) se organiza como prctica terica que, en el campo de batalla entre ideologas que es la filosofa, mantiene e impone un punto de vista antidialctico, antihumanista, antihistoricista. La dialctica no es otra cosa que una de las modalidades del idealismo, y el historicismo es slo un disfraz del relativismo. Por lo que se refiere al humanismo, es un producto tpico de la cultura burguesa; esa es la razn por la que debe ser destruido. Luchando contra estos adversarios, el materialismo aleatorio nos muestra la historia como historicidad concreta y nos presenta tambin al hombre no como sujeto de la historia, sino como sujeto en la historia.

As pues, en primer lugar, el materialismo aleatorio es un materialismo "totalmente desnudo", algo que no slo se concibe ya "en ltima instancia", sino tambin como horizonte de la presencia, como algo que existe siempre, cualquiera que sea el orden o el desplazamiento de los dominantes estructurales. En segundo lugar, el materialismo aleatorio aparece en tanto que afirmacin de la historicidad: "Geschichte" contra "Historia", "res gestae" contra "historia rerum gestarum". Y en tercer lugar, completaramos el cuadro: el hombre en la historia, como sujeto en la historia, en esa apertura sin finalidad ni necesidad, pero simplemente disponible ante todo lo aleatorio y ante todos los acontecimientos para construir en ese terreno las prcticas adecuadas. Establecer, en filosofa, "posiciones" ("Tesis"); recorrer, en la prctica, caminos que se reabren sin descanso, tendencias que se bifurcan continuamente... En el materialismo aleatorio todo est determinado, pero determinado "fuera de tiempo".

Llegamos de este modo a una magnfica definicin filosfica que nos hace volver a la explicacin del vnculo existente entre crisis, contenido ontolgico comunista e indeterminismo absoluto de la superficie. En el materialismo aleatorio, "cualquier determinacin en acto se muestra como variable aleatoria de una invariante tendencial existente"20. Esta afirmacin althusseriana resulta perfectamente comprensible si la determinacin en acto se concibe como prctica terica, es decir, como enunciacin de tesis; la variable aleatoria como el acto histrico de afirmacin en la libertad abierta de la superficie, y la "invariante" tendencial como el contenido ontolgico comunista que alimenta la libertad de los sujetos en la historia. Es en el seno de esta maraa terica donde podemos afirmar el primado de la filosofa y la poltica, despus de haber realizado, amparndonos en el materialismo aleatorio, en sus mtodos, en sus aperturas, una revisin "desgarradora" de la dialctica, del concepto de mediacin, de la perspectiva de la transicin y, por tanto, de la concepcin del socialismo ("un montn de conceptos bastardos y perniciosos"). Y es en el seno de nuestra apuesta, completamente antiteleolgica y aleatoria, donde podemos entender la importancia del movimiento ideolgico y poltico, intersticial y/o marginal, de las masas. Libermonos de los mitos, de todas las concepciones lineales de la transicin, sujetmonos al primado de la existencia (que es el primado del comunismo, que existe en tanto que prctica). El camino de la prctica terica es posible si comprendemos que la ruptura de la continuidad del proceso revolucionario se produce en torno a un hecho fundamental: el desplazamiento, que es definitivo, de la lucha de clases hacia fuera de la economa y de la poltica y en direccin a la ideologa. En la lucha de clases en la ideologa es donde se decidir la lucha de clases en general, la lucha contra la explotacin. El "giro lingstico" que, con Wittgenstein y despus de l (y que los filsofos franceses, salvo, parcialmente, Derrida y Deleuze, no han entendido) nos propone la filosofa, es un giro histrico, pues expresa el paso de los dominantes de la estructura productiva desde la produccin material a la produccin inmaterial (que es donde hay que luchar). Existe la posibilidad de lograr, como lo hizo Marx, que los mrgenes se conviertan en el centro21.

La potencia de lo negativoEn el desarrollo de la teora del materialismo aleatorio, Althusser va, sin embargo, ms all de las anteriores intuiciones vagas a propsito de la funcin de los "mrgenes" y los "intersticios" en la organizacin del ser real. Althusser intenta tambin definir una perspectiva general de liberacin o, mejor dicho, las condiciones de una prctica adecuada. Poco a poco su atencin se va concentrando en un asunto que el estudio de Maquiavelo haba suscitado ya y que va ocupando cada vez un lugar ms importante: la potencia de lo negativo, es decir, el lugar y la dimensin que lo negativo, que el vaco, alcanzan en la actual fenomenologa del ser real y las determinaciones prcticas que resultan de ello. Como ya hemos indicado, la totalizacin posmoderna del poder despoja a la dialctica de cualquier posibilidad. En consecuencia, el lleno del poder se relaja en tanto que pura negatividad exaltada, en tanto que simple superestructura del vaco. Al convertirse la ideologa en el nico mbito de racionalidad econmica, social y poltica, concentra en s la totalidad de la insignificancia y conduce a cualquier experiencia de resistencia a la irracionalidad.

Esta es la situacin en la que nos encontramos y en la que el materialismo aleatorio debe mostrar su capacidad. Se trata de una situacin en la que la prctica terica, la resistencia, la potencia, slo pueden expresarse en el umbral del ser, en los lmites del vaco. No es ya en el margen, en el intersticio, sino en la extremidad de una totalidad vaca, en el lmite, donde debe emplearse la prctica terica para construir las condiciones de la subversin. Como en la gran mstica, cualquier contacto y, con mayor motivo, cualquier compromiso con el mundo, con el poder, resultan aqu definitivamente suprimidos. Adems de a la dialctica, a la mediacin, al socialismo, el lenguaje mismo debe sustraerse a la tentacin de reproducir lo real. Esta mstica de la subversin y este nuevo lenguaje sern materialistas y aleatorios. Cmo resolver, no obstante, la paradoja de una percepcin del vaco que subvierte su insignificancia y que se expresa de manera materialista y prctica? Cmo establecer un pensamiento de la prctica decididamente materialista como fundamento de esa negatividad? Cmo reconstruir el valor de la lucha de clases? De qu modo puede surgir de la negatividad la potencia en la prctica? La respuesta a estas preguntas, y a ellas se refiere el pensamiento de Althusser (en los aos ochenta, los aos de mayor retroceso de la prctica y del pensamiento revolucionarios), slo puede ser terica22. En el mbito de la teora, intentaremos formularla en el prrafo siguiente. Pero a pesar de ello, Althusser realiza un esfuerzo muy grande para dar a todas esas preguntas una respuesta que sea tambin prctica. Para ello, recurre a un ejemplo nico y privilegiado: al estudio de la teologa de la liberacin suramericana23, donde se encuentra con la puesta en prctica de ciertas hiptesis tericas que forman parte de la perspectiva de la potencia de lo negativo.

En qu consisten, en relacin con el ejemplo indicado, esas hiptesis prctico-tericas? Habra que concentrarse en algunos puntos que conviene resumir. En la teologa de la liberacin, Althusser percibe, ante todo, un materialismo puro, un materialismo "totalmente desnudo" que se articula en torno a ciertos verbos (comer, beber, vestirse) que son tan propios del marxismo como del lenguaje del "Juicio universal". Podramos hablar, ms que de una teologa materialista (este concepto, como en otro tiempo ocurri con el de materialismo dialctico, produce la misma impresin cmica que se experimentara al or hablar de un "logaritmo amarillo"), de un materialismo de origen cristiano, de una prctica materialista con influencia religiosa. Hasta aqu lo que se refiere a los contenidos. En segundo lugar, la hiptesis prctica se articula en torno a una definicin de la pobreza como sujeto que reclama con urgencia la accin. "El choque de la miseria sin nombre es el primum movens de esta teologa. Los telogos de la liberacin han acudido lo ms aprisa posible. Cristo ha acudido lo ms aprisa posible". Esa es la razn por la cual la teologa de la liberacin se fija en el sujeto, hacindolo desde la perspectiva de Althusser, que es una perspectiva no metafsica o, mejor dicho, posmetafsica en tanto que posburguesa al margen de la connotacin metafsica del sujeto propia del racionalismo burgus. El nuevo sujeto se define, sobre todo, a partir del lugar irracional de sus necesidades y de su prctica. Finalmente, por lo que se refiere al mtodo, la prctica de ese pueblo de pobres se define, no tanto en el marco de una teora de la redencin, como en una perspectiva prctica de liberacin (que es una prctica crtica, concreta, revolucionaria).

En este punto, seala Althusser, la prctica puede expresarse de nuevo, en el seno de nuevas condiciones de aplicacin, como establecimiento y desarrollo del "vaco de una gran distancia conquistada" con respecto a cualquier concepcin idlatra contra la idolatra del dinero o contra la supersticin de un Dios fundador y garante del orden social. El vaco, o como aparece mencionado en otros textos de todo ese ltimo Althusser24, "el vaco infinito de una distancia conquistada" frente a todas las concepciones dialcticas y, en general, idealistas; un sentimiento de vaco que presenta todas las caractersticas de la aprehensin negativa y mstica del ser (las referencias de Althusser van desde Eckhart a Silesius y de Nietzsche a Heidegger) pero se trata de un "distanciamiento" que, precisamente en su extremidad, hace emerger nuevamente un emplazamiento capaz de un mximo de posibilidades, el espacio de la potencia. No es casualidad que Althusser discuta aqu acerca de las fuentes de la interpretacin cristiana (agustiniana, franciscana) del concepto aristotlico de potencia en tanto que posibilidad creativa; pero tambin acerca de las posiciones vitalistas que, criticando speramente el positivismo, destruyen el oropel cientificista y describen el horizonte de la necesidad por medio de las imgenes del caos y del acontecimiento. As pues, el materialismo aleatorio queda explicado a partir de otro punto de vista, no slo en tanto que establecimiento de una alternativa terica, sino como establecimiento prctico de una totalidad subvertida; en tanto que mxima tensin de una distancia y una pobreza que son, no slo en lo paradjico sino en el ser real, el nico foco de accin potente.

Maquiavelo filsofo o el lanzamiento del serFeuerbach escribi que cualquier filosofa nueva se anunciara por medio de una palabra nueva. Para l la nueva nocin era la de hombre; para Althusser la palabra nueva es "azar[ala]". Llegados a este punto, puede aparecer la dimensin filosfica de Maquiavelo25. Una dimensin filosfica que crea lo poltico nuevo, que lo organiza en general como figura del ser. El "azar"; pero un "azar" que "ninguna tirada de dados" podr abolir nunca ("la tirada de dados que nunca abolir El azar") (sic). Mallarm, con su tirada de dados, poda pensar an que determinaba el ser: Se trataba de una operacin dialctica. Dialcticas aparte, la tirada de dados slo determina el ser en la medida en que lo muestra como ser negativo, como vaco. En ese juego, lo que ocupa el papel principal no es la determinacin sino el simple "lanzamiento del dado". "El lanzamiento" es un "azar" (la determinacin es aleatoria, no dialctica; y si el "lanzamiento" determina el ser lo hace slo en tanto que vaco de predeterminacin, de finalidad, de fijeza). La determinacin es lo indeterminado: "tirada para acercarse a la tirada del ser de Heidegger o a la apertura del vaco". En el interior de este vaco se abren las infinitas posibilidades de intervencin desconstructiva de la fijeza de lo real, de la ideologa dominante, y tambin innumerables posibilidades para la prctica revolucionaria, tal y como ha sido definida desde Epicuro, pasando por la "revolucin permanente" y el maosmo. La filosofa es siempre, pura y simplemente, poltica. El materialismo dialctico, y tambin todas las dems formas bastardas de materialismo, slo pueden superarse llevando hasta sus ltimas consecuencias la definicin de la filosofa como "Kampfplatz", como terreno en el cual actan los diferentes caracteres aleatorios de las posiciones. Pero la nica posicin verdaderamente filosfica es la que asume el lanzamiento del Ser, el "lanzarse" en el ser en tanto que exclusiva. La filosofa del materialismo aleatorio se parece a algunos hroes del Oeste americano que suben al tren en marcha y se dejan conducir a donde el tren les lleva. Ese hroe filosfico no tiene nada que ver con el materialista que, burocrticamente, consulta el horario y decide el destino de su tren. El filsofo del materialismo aleatorio es un nuevo agitador IWW26*que lleva la revolucin a donde le conduce el ser. Si nos trasladamos, de manera maquiaveliana o marxista, desde la metfora a la imagen filosfica, podremos describir lo real, no ya como una verticalidad que conduce desde una parte alta hasta una zona baja, desde una cumbre hasta un valle, desde el Estado y el centro capitalista a la sociedad y a los circuitos de la produccin, sino como una superficie en la que tendramos un centro, una circunferencia compacta, y mrgenes que se extenderan ms all de los lmites de la circunferencia. Si analizamos el centro descubriremos que es un espacio vaco. En l se concentran el Estado, los partidos polticos, los hacedores ideolgicos del Estado, pero carece por completo de consistencia; es un agujero vaco creado slo por la ideologa. Si analizamos la circunferencia que rodea el centro vaco advertiremos la existencia de esta sociedad posmoderna que la unificacin continua y contigua de los AIE ha producido. Este crculo es el todo, el todo de la dialctica, el triunfo de la filosofa hegeliana del espritu objetivo (la realizacin absoluta del espritu, el "fin de la historia", como Kojve comprendi perfectamente). La historia se resuelve aqu en la administracin; la realizacin eficaz de la obra de los AIE se muestra como orden, regularidad, espesor insignificante de lo real. Y, por ltimo, tendramos el tercer espacio, el espacio situado ms all de lo real, el espacio que aparece all donde el todo burocrtico sita su lmite: "traspasado este lmite, los billetes no son ya vlidos", como deca Queneau a propsito del metro de Pars. Ese tercer espacio es el margen, el nico lugar vital, porque est constituido por los "lanzamientos del Ser". Este margen descansa en el crculo de la totalidad y le inyecta las resistencias y los islotes de comunismo a travs de los intersticios. Pero, sobre todo, de este margen proceden los movimientos libres de reconstruccin cultural, adems de momentos de existencia colectiva comunista al margen de la explotacin y de la opresin poltica. La filosofa se introduce en el pueblo, construye nuevos sujetos y se extiende agresivamente contra el vaco del centro y su crculo; vaco el primero, ideolgico el segundo e insustanciales ambos. He aqu la enseanza de Maquiavelo, el filsofo; y he aqu que de este modo se recomponen todos los hilos que se haban tejido en la ltima etapa del pensamiento de Althusser en torno a la imagen de una refundacin de lo poltico que encontr en Maquiavelo a su filsofo. En la sociedad de lo posmoderno, que la accin de los AIE ha construido como sociedad compactamente ideolgica, no hay ya espacio ni siquiera para la ficcin de la dialctica. En eso consiste la ruptura que hemos sufrido y soportado, ruptura que el movimiento socialista es orgnicamente incapaz de superar. Pero esta sociedad posmoderna, compacta e ideolgicamente organizada, esta sociedad del fin de la historia, es vaca, insignificante y totalmente negativa. El totalitarismo que la sostiene y la representa es frgil. Lo aleatorio es la caracterstica ontolgica de esta estructura. Ms all de sus lmites, en sus fronteras y solamente en ellas, se desarrolla una ontologa nueva, una ontologa de la resistencia y de la potencia. En el interior de esos mrgenes la subversin completa de la totalidad central est dada, o mejor dicho, se construye como redescubrimiento continuo de lo aleatorio de las estructuras del poder, de la vacuidad del centro. En el terreno de la ideologa, completamente afirmado ya, y concentrando en s las dimensiones del ser, se desarrolla la resistencia, la bsqueda del comunismo. En resumen, Althusser lleva hasta sus ltimas consecuencias los principios crticos a partir de los cuales cambi el anlisis del pensamiento de Marx en los aos sesenta, y elabora una prolongacin de este anlisis en la sociedad capitalista de la subsuncin real, donde la lucha contra la ideologa es tambin una lucha contra la explotacin en la produccin. No resultar fcil enterrar esta intuicin del futuro, de la lucha comunista por venir.

Esta contribucin no habra sido posible sin la ayuda fraternal de Yann Moulier-Boutang, autor de Louis Althusser. Una biografa, vol I, Grasset, Pars, 1992; tampoco sin la colaboracin de los archivos del IMEC, donde estn ya reunidos los papeles de Louis Althusser. Mi agradecimiento a Yann Moulier-Boutang y a Olivier Corpet, director del IMEC.

Texto recogido y ligeramente modificado deestesitio.

1L. Althusser, Intervention au Colloque de Venise sur la crise du marxisme, noviembre de 1977 (hojas manuscritas, archivos del IMEC. Ver tambin L. Althusser Enfin la crise du marxisme, en Il Manifesto, Pouvoir et opposition dans les socits post-rvolutionnaires, Le Seuil, Pars, 1978, p. 242-253.

2L. Althusser, Thses de juin 1986 (hojas mecanografiadas, archivos del IMEC)

3L. Althusser, Lavenir dure longtemps, Stock-IMEC, Pars, 1992, p. 217.

4L. Althusser, Sur la philosophie marxiste (hojas manuscritas, archivos del IMEC)

5L. Althusser, Ce qui ne peut durer dans le PCF, Maspro, Pars, 1978.

6L. Althusser, Lavenir dure longtemps, cit., pp. 231 y 233; Thses de juin, cit.; Postface linterview de F. Navarro (hojas mecanografiadas, archivos del IMEC).

7Cahiers Machiavelli, 1962-1963 (Archivos del IMEC)

8L. Althusser, La solitude de Machiavel, in "Futur antrieur", Pars, LHarmattan, n1, p. 26-49, primavera de 1990.

9L. Althusser, La solitude de Machiavel, (hojas manuscritas, archivos del IMEC)

10L. Althusser, Lavenir dure longtemps, cit., p. 233.

11Ibd., p. 207 ss.

12Ver el manuscrito Spinoza, parte integrante de los trabajos de la autobiografa, 1986 (mecanografiado, archivos del IMEC).

13L. Althusser, Lire le Capital, Maspro, Pars, 1965, volumen II, p. 50 y p. 171.

14L. Althusser, Lavenir dure longtemps, cit., p. 217-218.

15J.M. Vincent, La lecture symptomale chez Althusser, intervencin en el coloquio de la Universidad Pars VIII-Saint-Denis sobre Althusser, noviembre de 1991.

16L. Althusser, Lavenir dure longtemps, op. cit., p. 226 y otras. Cf. J. Rancire, Sur la thorie de lideologie. La politique dAlthusser, en "Lhomme et la socit", n 27, Editions Anthropos, 1973.

17Es especialmente en el Postface linterview Navarro, op. cit., donde Althusser introduce el concepto de "sociedad de comunicacin".

18L. Althusser, Filosofa y marxismo. Entrevista por F. Navarro, Siglo XXI editores, Mjico, 1988.

19L. Althusser, Entrevista Navarro, op. cit.; Postface, cit.; Thses de juin, cit.; Sur le matrialisme alatoire (hojas manuscritas, archivos del IMEC).

20Thses de juin 1986, op. cit. En este escrito, a continuacin, podremos seguir el desarrollo del razonamiento de Althusser.

21Tambin se puede ver esto en las Thses de juin y en el Postface Navarro.

22L. Althusser, Thses de juin 1986, op. cit., Tesis II.

23L. Althusser, Sur la thologie de la libration. Suite un entretien avec le P. Breton, 28 de marzo de 1985 (hojas manuscritas, archivos del IMEC).

24L. Althusser, Conversation avec le P. Breton, 7 de junio de 1985 (hojas manuscritas, archivos del IMEC).

25L. Althusser, Machiavel philosophe, 11 de julio de 1986 (hojas manuscritas, archivos del IMEC).

26IWW: International Worlers of the World, o "wobblies", militantes sindicalistas revolucionarios de los Estados Unidos que, a comienzos de siglo, viajaban "clandestinamente" en los trenes.

*La nota anterior contiene dos errores. El nombre de la organizacin cuyas siglas son IWW es Industrial Workers of the World (N. del T.).