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  • 7/28/2019 Antonio Salamanca Serrano Marxismo-en-Amrica-Latina-

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    Marxismo en Amrica LatinaAntonio Salamanca Serrano1

    El marxismo es una praxis histrica re-

    volucionaria que busca liberar a los pueblosde la opresin del capitalismo en la cons-truccin de la sociedad sin clases comunis-ta. Alumbrada por la vida y obra de K.Marx y F. Engels en el siglo XIX, elmarxismo inicia su entrada en Amrica La-tina a finales de esa centuria. Sin embargo,la llegada e inculturacin de parte de la

    praxis marxista, comenzando por la mismaproduccin terica de Marx, se dilatar enel tiempo. Obras como De la crtica de la

    Filosofa del Estado de Hegel, ver la luzen 1927; losManuscritos econmico filos-ficos de 1844, y el texto ntegro deLa Ideo-loga Alemana, en 1932; losElementos fun-damentales para la crtica de la economa

    poltica (Grundrisse), en 1939-1941, y encastellano en 1972, etc. A pesar de las limi-taciones, la historia real del marxismo eneste continente ha sido la de millones dehombres y mujeres que han entregado, y si-guen ofreciendo sus vidas, hasta el martirio

    por la liberacin de sus pueblos en la cons-truccin de una sociedad sin clases comu-nista.

    Con la entrada del marxismo en la reali-dad latinoamericana se inici un proceso dedescubrimiento muto, interrumpido en oca-siones. El encuentro ha fecundado todos losmbitos de la vida latinoamericana, sea larevolucin poltica, la economa, la socio-loga, el arte, la literatura, la filosofa, lateologa, etc. Fruto de esa fertilidad en ladiversidad han florecido las revolucionesdel pueblo sandinista, liderada por AugustoCsar Sandino; del pueblo salvadoreo, li-derada por Agustn Farabundo Mart; del

    pueblo cubano, liderada por Fidel Castro yErnesto Che Guevara; del pueblo chileno,

    1 Artculo publicado en: SALAMANCA SERRANO,A., Marxismo en Amrica Latina: Enciclopedia

    Latinoamericana de Derechos Humanos (So Leo-poldo: Editora Nova Harmonia, 2011).

    liderada por Salvador Allende; del pueblozapatista mexicano, liderada por el Subco-mandante Marcos; del pueblo bolivarianode Venezuela liderada por Hugo Chvez;del pueblo boliviano, liderada por Evo Mo-

    rales; del pueblo ecuatoriano, liderada porRafael Correa, etc. A ellas, y en ellas, seune ms de un siglo de innumerables crea-ciones e investigaciones de trabajadorescomo: los argentinos Anbal Ponce (1898-1938), Enrique Dussel (1934--), ClaudioKatz (1954--); los bolivianos Ren ZavaletaMercado (1935-1984), lvaro Garca Line-ra (1962--); los brasileos, Caio Prado Jr.(1907-1990), Jorge Amado (1912-2001),Theotonio dos Santos (1936-), Leandro

    Konder (1936--), Michael Lwy (1938--),Emir Sader (1943---), Frei Betto (1944--);el costarricense Carlos Luis Fallas (1909-1966), el alemn asentado en Costa RicaFranz Hinkelammert (1931--); el colombia-no-venezolano Justo Soto Castellanos(1962--); los cubanos Nicols Guilln(1902-1989), Orlando Borrego (1936--),Fernando Martnez Heredia (1939--), RalFornet-Betancourt (1946--), Pablo Guada-rrama (1949--); los chilenos Luis EmilioRecabarren (1876-1924), Pablo Neruda(1904-1973) y el chileno-argentino Luis Vi-tale (1927-2010); los ecuatorianos JorgeIcaza (1906-1978) y Bolvar Echevarra(1941-2010); el guatemalteco, Miguelngel Asturias (1899-1974); el haitianoJacques Stephen Alexis (1922-1961), losmexicanos David Alfaro Siqueiros (1896-1974), Diego Rivera (1886-1957), elalemn asentado en Mxico Heinz Diete-

    rich (1943--), Fernando Buen Abad(1956); los peruanos Csar Vallejo(1892-1938), Jos Carlos Maritegui (1894-1930), Ciro Alegra (1909-1967) y HugoBlanco Galds (1935--); el salvadoreoMiguel Mrmol (1905-1993); el trinitenseCyril Lionel Robert James (1901-1989); losuruguayos Eduardo Galeano (1940--), SirioLpez Velasco (1951--); los venezolanosLudovico Silva (1937-1988), Luis BrittoGarca (1940--), Carmen Bohrquez (--),

    etc.

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    En particular, el marxismo ha hechograndes aportaciones no slo a la satisfac-cin de los derechos econmicos de los

    pueblos, sino a la materializacin de todo elsistema integrado de derechos humanos.

    Sin embargo, uno de los campos donde msha evidenciado sus carencias ha sido preci-samente en la reflexin terica sobre ellos.

    Distintas periodizaciones se han pro-puesto de la historia del marxismo lati-noamericano (v.gr. Jos Aric, AgustnCueva, Nstor Kohan, Michael Lwy,Luis Vitale, etc.). Teniendo en cuenta susmarcos temporales, tres periodos distin-guimos en funcin del momento en que se

    inicia y termina el dogmatismo de la lla-mada ortodoxia marxista. (1) El primerdilogo del marxismo con la realidad la-

    tinoamericana (1872-1929); (2) La in-comunicacin (1930-1958); (3) El se-

    gundo dilogo del marxismo con la reali-

    dad latinoamericana (1959-hasta hoy).

    1 El primer dilogo marxista con elpueblo latinoamericano (1872-1929). Laprimera palabra del marxismo en nuestraAmrica se pronunci entre el pueblo traba-

    jador. No fue dicha en las universidades, nia travs de la obra de filsofos profesiona-les, sino por la praxis de los trabajadoresemigrantes alemanes, espaoles e italianos.El marxismo habl a una historia revolu-cionaria y una tradicin independentista cu-yas categoras le cost entender. La historiareciente con la que se encontr fue la de si-glos de opresiones, reflexiones, organiza-

    ciones y luchas por la liberacin de lospueblos originarios; la historia de las inva-siones europeas coloniales expropiatorias, yde la resistencia cimarrona a dicha agresin.

    La realidad inmediata en la que se injertael marxismo es el debilitamiento del impe-rialismo espaol por las victorias emanci-

    padoras de los pueblos de nuestra Amrica,y la nueva correlacin de fuerzas entre elimperio francs, ingls y el naciente impe-

    rio estadounidense. Hacia 1810 haban co-menzado a hacerse hegemnicos en Amri-

    ca Latina los movimientos de emancipacincolonial (primera emancipacin) que cul-minarn en 1898 con la independencia deCuba. La gesta fue obra de una parte del

    pueblo, liderado por hombres como: Fran-

    cisco Miranda (1750-1816), Simn Rodr-guez (1771-1854) y Simn Bolvar (1783-1830), en Venezuela; Manuel Belgrano(1770-1820) y Jos San Martn (1778-1850), en Argentina; Miguel Hidalgo(1753-1811) y Jos Mara Morelos (1786-1815), en Mxico; Vicente Rocafuerte(1783-1847), en Ecuador; Jos Mart (1853-1895), en Cuba, etc. El proyecto liberadorde la mayora de la poblacin indgena eravolver a su situacin de independencia ante-

    rior a la conquista (v.gr. Tpac Amaru). Pe-ro el de la mayor parte de la minora criolla

    blanca no fue de todo el pueblo ni para

    todo el pueblo, aunque, por necesidad, se

    quiso hacer por todo el pueblo. No iba

    ms all de un cambio de dueo en la sobe-rana territorial. De hecho, una vez quetriunf la emancipacin colonial, en pa-ses con mayora indgena y mestiza comoBolivia, Colombia, Mxico, Per, etc., la

    burguesa blanca criolla se apresur a man-tener a los indgenas, mestizos y negros enrgimen de capitalismo colonial.

    A mediados del siglo XIX resuena enAmrica Latina (v.gr. Argentina, Mxico,etc.) los ecos del socialismo utpico(romntico europeo). De la mano de E.Echeverra se empieza a conocer en Argen-tina las ideas de los socialistas utpicosSaint-Simon, Fourier, Leroux, Lerminier,

    entre otros. Ello dar lugar a la fundacinde la Asociacin Joven Argentina, en 1838.En Montevideo (1846), E. Echeverra firmael documento Dogma socialista de la Aso-ciacin de Mayo, que es una reedicin delde la Asociacin Joven Argentina. Entre1853 y 1855, el miembro de la Liga de losComunistas y amigo de K. Marx, GeorgWeerth, estuvo viajando por Centroamricay Amrica del Sur, muriendo en La Habanaen 1856. En 1855, Jos Ignacio de Abreu e

    Lima publica en Brasil la obra O Socialis-mo. En ella se presentan los distintos plan-

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    teamientos socialistas, y particularmente elsocialismo religioso de Lemennais. En1861 llega a Mxico el griego Plotino Rho-dakanaty, y publica en ese ao la Cartilla

    socialista o sea Catecismo elemental de la

    escuela de Charles Fourier. Su propuestapionera de socialismo cristiano se concre-tizar en la fundacin de dos organizacionesobreras: el Club Socialista (1868) y La

    Social (1871), inicios de la coordinacinsindical latinoamericana. Ejemplo ilustrati-vo del fermento revolucionario del socia-lismo con el pueblo es el caso de JulioLpez Chvez (natural de Chalco, estado deMxico), ejecutado el 9 de julio de 1868. La

    justificacin de su asesinato legal fue la

    siguiente:

    Julio Lpez ha terminado su carrera en el pat-bulo. Invocaba principios comunistas y era simple-mente reo de delitos comunes. La destruccin de sugavilla afianza la seguridad de las propiedades enotros muchos distritos del estado de Mxico. En esteestado, como en otros muchos de la Repblica,tiempo vendr en que sea preciso ocuparse de lacuestin de la propiedad territorial; pero esto pormedidas legislativas dictadas con estudio, con calmay serenidad, y no por medios violentos y revolucio-

    narios

    2

    .

    Aparte de los viajes del miembro de laLiga de los Comunistas, Georg Weerth, porAmrica Latina a mediados del siglo XIX,el hito decisivo en el comienzo de la recep-cin del marxismo en estas tierras tiene lu-gar en 1872. En Buenos Aires se funda la

    primera seccin latinoamericana de la Aso-ciacin Internacional de Trabajadores. En1882, tambin all, obreros alemanes fun-

    dan el Club Vorwrts. Un ao despus, enCuba, J. Mart, desde su socialismo influen-ciado de krausismo, con motivo de la muer-te de K. Marx, le reconoce honor por haber-se puesto de parte de los dbiles.

    2 TRUJANO FIERRO, M. G., (et al.), Hemos pedidola tierra y Jurez nos ha traicionado...Julio Lpez

    Chvez(Mxico: Coordinacin de Extensin Uni-versitaria, Departamento de Trabajos de Campo,

    Universidad Autnoma Chapingo, 1990); GILLY,A., La Revolucin interrumpida (Mxico D. F.:Ediciones El Caballito, 1971) 14.

    El dilogo se profundiza, enriquece ycrece, entre otros factores, con la traduccinde textos marxistas y la fundacin de parti-dos socialistas y peridicos. Durante este

    perodo, en Amrica Latina se tendr cono-

    cimiento de la traduccin delManifiesto delPartido Comunista. El 12 de junio de 1884se publica en el peridico obrero mexicano

    El Socialista la traduccin que haba apare-cido en el semanario madrileoLa Emanci-

    pacin, en 1872. En 1889, se funda en Cubael Partido Socialista Cubano, y los socialis-tas argentinos participan en Pars en elCongreso que decide la creacin de la Se-gunda Internacional (1889). En 1891 sefunda en Argentina la Federacin de Traba-

    jadores de la Repblica Argentina. El aosiguiente, 1892, se crea, tambin en Argen-tina, el Partido Obrero Argentino, y en Bra-sil, el Partido Operrio do Brasil. En 1895,en Argentina, comienza a traducirse El Ca-

    pital. En Santiago de Chile, en 1899, sefunda el Partido Socialista. En La Habana,en 1903, Carlos Balio funda el Club dePropaganda Socialista. Tambin en Cuba secrear el Partido Obrero Socialista de Cuba,en 1904, y el Partido Socialista de Cuba, en1906. En Montevideo, en 1910, EmilioFrugoni funda el Centro Socialista CarlosMarx. En Mxico, en 1911, se crea el Parti-do Obrero Socialista. En 1912, en BuenosAires, se funda el Centro de Estudios Car-los Marx. En ese mismo ao, en Chile,Emilio Recabarren pone en marcha el Parti-do Obrero Socialista de Chile. En Bogot,en 1916, se constituye el Partido Obrero,etc.

    Los primeros partidos socialistas que sefundaron en el Continente no tuvieron mu-cho recorrido. Primero porque les cost en-tender ideolgicamente que el derecho a laliberacin econmica de la clase trabajado-ra latinoamericana deba articularse con losderechos de esos pueblos a la independen-cia poltica (continuando la revolucin o au-todeterminacin poltica), a la diversidadtnica, expresin y cultivo de sus creencias

    religiosas, etc. Segundo, porque el sujetorevolucionario central que encontr no era

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    mayoritariamente un proletariado industrialsino un pueblo oprimido y explotado con-formado por campesinos y mineros mesti-zos, indgenas, negros, etc. En la medidaque el marxismo de estos partidos se abri a

    la nueva realidad fue encarnndose yhacindose marxismo latinoamericano.

    El triunfo de la Revolucin Rusa, y lacreacin de la Internacional Comunista (IIIInternacional, 1919) estimularon el dilogodel marxismo con los pueblos latinoameri-canos. Algunos partidos comunistas nacie-ron en el seno de las organizaciones de laclase obrera trabajadora (v.gr. argentino,

    brasileo, colombiano, cubano, chileno, pe-

    ruano, salvadoreo, etc.) y otros en ncleosms reducidos de escritores, acadmicos yestudiantes. En 1918, en Argentina se creel primer partido comunista latinoamerica-no, el Partido Internacional Socialista. EnMxico, en 1919, se crea el Partido Comu-nista, primero con el nombre de comunis-ta. En Yucatn, de la mano de Felipe Carri-llo Puerto, llega al poder el primer gobiernosocialista de Amrica, en noviembre de1921. En Uruguay, en 1920, el Partido So-cialista se transforma en Partido Comunista.Lo mismo ocurre en Chile, en 1921, de lamano de Emilio Recabarren. En Brasil, sefunda el Partido Comunista en 1922. Tam-

    bin se crean partidos comunistas en Gua-temala, El Salvador y Nicaragua en 1923.En Cuba, gracias al trabajo de Carlos Bali-o y Julio Antonio Mella se funda el Parti-do Comunista de Cuba en 1925. En Para-guay y Honduras se crean partidos comu-

    nistas en 1927. En Per, en 1928, Jos Car-los Maritegui crea el Partido Socialista delPer. Partido que en 1930 cambia su nom-

    bre por Partido Comunista del Per. En1928 se funda el partido comunista deEcuador, y el de Colombia, en 1930. Enesos aos se produce el descubrimiento dela situacin revolucionaria latinoamericana

    para la Internacional Comunista, particu-larmente en el VI Congreso Mundial de laInternacional Comunista, de 1928.

    2 La incomunicacin por el dogmatismomarxista (1929-1958). En 1929, en el XVCongreso del Partido Comunista de laUnin Sovitica se produce la expulsin deTrotsky y Ziniev. Se da comienzo a la ofi-

    cializacin del dogmatismo marxista sovi-tico que se exportar a Amrica Latina.Contra los criterios de actuacin poltica dela Internacional Comunista, en El Salvador,en 1932, y atendiendo a su realidad nacio-nal, el Partido Comunista organiza la revo-lucin popular contra el gobierno, en la quefueron masacradas ms de 30.000 personas.En Mxico, en 1934, y por primera vez enAmrica Latina, Lzaro Crdenas declar almarxismo como la ideologa oficial del go-

    bierno. Sin embargo, ms all de estosejemplos de cmo el dilogo del marxismocon el pueblo estableci tiempos y caminos

    propios para la revolucin, en esta etapapredominar la incomunicacin por partedel marxismo, entre otras razones, por eldogmatismo del etapismo estalinista que laURSS impuso como anlisis oficial a los

    partidos comunistas latinoamericanos. Porejemplo, en 1933, en la Conferencia Nacio-nal del Partido Comunista de Chile se plan-tea la necesidad de no saltarse etapas en lalucha por el socialismo. La revolucin quecorresponda en aquel momento era la de-mocrtico-burguesa.

    El surgimiento del fascismo ayud a jus-tificar el giro en la poltica del comunismorevolucionario. Las directrices del VII Con-greso en Mosc de la Internacional Comu-nista de 1935, a la que asistieron delegados

    de casi la totalidad de los partidos comunis-tas latinoamericanos, y la experiencia exi-tosa de la tctica empleada en Espaa yFrancia, en 1935, llevan a dar prioridad a laestrategia del Frente Popular Antifascista.En Estados Unidos se hizo hegemnica laorientacin reformista de Earl Browder(1891-1973), secretario del partido comu-nista (1934-1945), conocida como browde-rismo. Esa orientacin, no sin contradiccio-nes internas, tuvo acogida particularmente

    en los partidos comunistas cubano, brasile-o, colombiano, chileno, ecuatoriano y ve-

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    nezolano. Por ejemplo, siguiendo la nuevaestrategia poltica, en Brasil, en 1935, loscomunistas dirigen la rebelin armada de laAlianza Nacional de Liberacin contra elfascismo. En Chile, en 1936, el Partido

    Comunista, junto al Partido Socialista y elPartido Radical, crean el Frente Popularque consigue el poder entre 1938-1952. EnCuba, tambin en los aos 1938-39, el Par-tido Comunista entra en el gobierno de Ba-tista, etc. Durante este periodo se siguieronfundando algunos partidos (v.gr. en 1942, elPartido Revolucionario Democrtico Do-minicano; en 1943, el Partido Comunista deCuba cambia su nombre por Partido Socia-lista Popular; en 1945 se crea en Venezuela

    el Partido Comunista Venezolano, y en1950 se funda el Partido Comunista de Bo-livia).

    La actuacin socialista revolucionaria quedemandaba la realidad poltica nacional e in-ternacional frente a la poltica impuesta des-de la URSS gener tensiones ideolgicas, or-ganizativas y estratgico-tcticas dentro delmarxismo de los partidos comunistas, y favo-reci la acogida del trotskismo en algunos deellos y de las organizaciones sindicales. Eltrotskismo, es una tendencia y estrategiamarxista revolucionaria internacionalista que

    postula la revolucin permanente. Fue inicia-da por Len Trotsky a finales de la segundadcada del siglo XX frente a la prctica desocialismo en un solo pas de Stalin. En1938 Trotsky fund la IV Internacional. EnAmrica Latina el trotskismo fue recibido

    por algunos como tendencia izquierdista del

    marxismo de los partidos comunistas, quepretenda liberarlos de la burocracia estalinis-ta y recuperar su esencia revolucionaria. Porejemplo, en Brasil, en 1929 se escinde delPartido Comunista la primera seccin trots-kista; en Chile se cre un fuerte partidomarxista trotskista (1931); en Cuba, se creael Partido Bolchevique Leninista de Cuba en1933, etc. Muchos de estos movimientos tu-vieron una corta vida porque terminaron in-tegrndose en otras organizaciones o queda-

    ron sometidos a un proceso de infinitas esci-siones por diferencias en las interpretaciones

    ideolgicas o en las estrategias (v.gr. entris-mo, foquismo, populismo, etc.). El asesinatode L. Trotsky en 1940, por orden de Stalin,contribuy a la dispersin del trotskismo pe-ro no consigui ni su disolucin ni su extin-

    cin. Por el contrario, sigue activo y crecien-do en su influencia. En 1943, Stalin disolvila III Internacional comunista. Era la pruebaque solicitaban sus aliados imperialistas en laguerra contra Hitler de que la poltica de laUnisn Sovitica no fomentaba la revolucincomunista mundial.

    La experiencia histrica termin dandola razn a quienes dentro de la III y IV In-ternacionalhaban advertido que en Amri-

    ca Latina el frentismo servira realmentepara que la burguesa industrial se hiciesecon el poder poltico y la hegemona social.Una vez instalada en el poder, los derechosde los campesinos y los de soberana nacio-nal, esto es, la revolucin agraria y antico-lonial qued pendiente. De hecho, esa estra-tegia llev al marxismo y a los partidoscomunistas frentistas a abandonar al puebloen su lucha contra el imperialismo econ-mico y sus agentes internos, las burguesasnacionales.

    A partir de 1939, con el pacto Hitler-Stalin, la estrategia antifascista dej de serla prioridad para los partidos comunistas la-tinoamericanos, y las alianzas frentistascomenzaron a romperse. Desde 1947, en elcontexto poltico de la Guerra Fra (que ofi-cialmente termina en 1958), los partidoscomunistas latinoamericanos retomaron

    como objetivo de lucha la superacin delimperialismo. A partir de entonces busca-ron un frente amplio antifeudal y antiimpe-rialista. Este nuevo viraje dur diez aos,hasta 1956. Entonces, en el XX Congresodel Partido Comunista de la Unin soviti-ca, se vuelve a cambiar el rumbo. La nue-va estrategia fue la coexistencia pacficacon el capitalismo. Era el inicio del fin de laGuerra Fra, oficialmente dos aos ms tar-de. En esa nueva estrategia los partidos co-

    munistas latinoamericanos retomabandogmticamente su reformismo colabora-

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    dor con las burguesas nacionales, ahoracon el objetivo de desarrollar la etapa capi-talista, superadora del feudalismo lati-noamericano, y preludio del triunfo comu-nista.

    3Elsegundo dilogo del marxismo conel pueblo latinoamericano (1959-hasta

    hoy). Se puede caracterizar este periodocomo: a) De progresiva liberacin internadel dogmatismo de los partidos marxistaslatinoamericanos; b) De reencuentro con lariqueza de la realidad histrica de los pue-

    blos de nuestra Amrica que no han conse-guido an la emancipacin econmica ni la

    plena soberana poltica que no han con-

    seguido la satisfaccin de sus derechoshumanos; y c) De la urgencia en la uni-dad de las organizaciones marxistas parahacer frente a la represin anticomunista delimperialismo capitalista, particularmenteestadounidense.

    El segundo dilogo se inicia con un hitofundamental liberador del dogmatismomarxista en Latinoamrica: el triunfo de larevolucin cubana en 1959. En el marco in-ternacional, un ao antes, la ConferenciaMundial Comunista (1958) haba tambinhecho aflorar divergencias entre el PartidoComunista de la Unin Sovitica y el Parti-do Comunista Chino. El papel fundamentalde los campesinos en la revolucin china,as como las estrategias y tcticas de Mao,inspiraron a parte de la teora y prctica delmaosmo marxista latinoamericano (v.gr.Colombia, Ecuador, Per, Repblica Domi-

    nicana, etc.). Las divisiones internas de estacorriente en mltiples grupos, ocasionadasen parte por el sectarismo (v.gr. SenderoLuminoso en Per, desde 1980) y el cai-nismo poltico, le llev a perder influencia.Una debilidad compartida adems por eltrotskismo, y en general por el marxismo.Desde la muerte de Trotsky una multitud desecciones latinoamericanas de gruposmarxistas trotskistas, que surgieron en lasegunda mitad del siglo XX, se reclaman

    los legtimos herederos de la IV Internacio-nal (v.gr. Corriente Marxista Internacional,

    Corriente Marxista Revolucionaria, Liga In-ternacional de los Trabajadores, etc.).

    En este segundo dilogo se han vivido yse estn viviendo etapas que cabe sistemati-

    zar: (1) La dcada de los triunfos marxistasen Cuba y Chile (1959-1973). En Cuba, conel triunfo de la Revolucin Cubana, en1959; y en Chile, con el triunfo marxista dela Unidad Popular, de Salvador Allende,en 1970. La praxis marxista recobra vitali-dad e identidad latinoamericana. (2) Lasdcadas de la represin militar sangrientacontra el marxismo latinoamericano (1970-1989). (3) La dcada de la derrota moral

    por la cada del socialismo sovitico

    (1989-1999). Tiempo de desconcierto yprdida de identidad ideolgica, abandono ytraiciones. (4) La dcada del rearme ide-olgico y poltico del marxismo latinoame-ricano (1999- hasta hoy). Estimulado porlas victorias de la revolucin bolivariana enVenezuela (1999), la revolucin boliviana,sandinista y ecuatoriana en (2006 y 2007).

    La experiencia histrica de ms de un si-glo de encuentros y desencuentros entre los

    pueblos latinoamericanos y el marxismo haenriquecido, por un lado, la lucha por la li-

    beracin de aqullos del imperialismo capi-talista, y, por otro, ha abierto la posibilidadde liberacin del dogmatismo en el que de-riv cierto marxismo. Gracias a esta ltima,est brotado en Amrica Latina un marxis-mo latinoamericano hertico para eldogmatismo marxista, pero, sin embargo,creacin heroica; el ms fiel al propio an-

    lisis iniciado por K. Marx, F. Engels, y V. I.Lenin. Entre algunos de sus postulados in-dicamos:

    (1) La lucha de clases debe insertarseen la historia de lucha anticolonial. EnAmrica Latina el marxismo llegaba en unmomento histrico donde la lucha contra elcolonialismo y por la Independencia polti-ca no haba concluido. La liberacineconmica de los trabajadores, la materiali-

    zacin de su derecho a la autodeterminacine igualdad econmica, a la propiedad colec-

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    tiva de los medios de produccin, no seraposible bajo el colonialismo poltico impe-rialista. Pero tampoco sera posible slo conaqulla. Haca falta conseguir la indepen-dencia poltica junto a la independencia

    econmica. Carlos Balio fue un uno de losprecursores en buscar esa necesaria articu-lacin. Junto con Mart trabaj en la forma-cin de la estructura organizativa del Parti-do Revolucionario Cubano. En 1903 crea elClub de Propaganda Socialista, la primeraorganizacin marxista en Cuba. Colaboren el nacimiento en 1905 del Partido Obre-ro, promotor de un socialismo moral revo-lucionario. Influenciado por la Revolucinrusa (1917) se hace leninista e intensifica su

    trabajo por la constitucin de organizacio-nes marxistas. En 1923, junto a otros, crealaAgrupacin Comunista de La Habana, la

    Liga Antiimperialista de Cuba (1925) yfunda el Partido Comunista Cubano conJulio Antonio Mella (1925).

    (2) La realidad colonial latinoamerica-na no puede esperar a una revolucin bur-

    guesa. V. Haya de la Torre, en particular,contribuy a evidenciar la urgencia, necesi-dad, y posibilidad del dilogo del marxismocon la realidad latinoamericana adaptndosea sus condiciones espacio-temporales. Frutode ese encuentro surgirn las siguientes te-sis liberadoras del marxismo etapista esta-linista. (1) El marxismo es aplicable en

    Amrica Latina porque la realidad de injus-ticia es universal, as como los principiosmarxistas que la interpretan, pero: (2) Elmarxismo tiene que responder a la realidad

    histrica concreta espacio-temporal lati-noamericana; (3) La revolucin en Latino-amrica, contra todo determinismo histri-co, no puede ni debe esperar a pasar por larevolucin burguesa.

    (3) El sujeto de la revolucin es,adems del obrero, el pueblo revoluciona-

    rio latinoamericano (v.gr. indgenas, ne-gros, campesinos, mujeres, etc.). En el en-cuentro del marxismo con la vida de los

    pueblos latinoamericanos se va gestando unmarxismo latinoamericano que ampla el

    sujeto revolucionario como vanguardia. Lavanguardia de la revolucin socialista ennuestra Amrica, o est integrada por el

    pueblo revolucionario de los explotados yoprimidos: campesinos, indgenas, negros,

    obreros, pobres, mujeres, etc., o no hay talvanguardia

    El chileno Luis Emilio Recabarren(1876-1924), el peruano Jos Carlos Mari-tegui (1894-1930) y el venezolano Salvadorde la Plaza (1896-1970) son especialmenterelevantes en este enriquecimiento. LuisEmilio Recabarren supera el reduccionismode clase. Aplicando el materialismo histri-co marxista a la realidad latinoamericana

    sigui postulando al proletariado como elmotor fundamental de la revolucin. Perosu sensibilidad humana le llev a integraren esa fuerza transformadora a los campesi-nos pobres, a los arrendatarios, las mujeresy los pueblos originarios mapuches. EnChile, contribuye a organizar la AsambleaObrera de la Alimentacin y las Federa-ciones de Inquilinos y Obreros Agrcolas(1919), as como los Consejos Federales oComits de trabajadores Agrcolas (1920).En 1922 fundar el Partido Comunista deChile, el primer partido comunista de Am-rica Latina que surga de una central obreray sindicatos de base. De su congreso funda-cional formaron parte obreros, sindicalistas,arrendatarios pobres, campesinos, indgenasmapuches, feministas, etc. En esa direccin,el peruano J. C. Maritegui es pionero enreivindicar la importancia y centralidad delas comunidades indgenas y agrarias en la

    construccin del socialismo peruano. Elfactor clase se enriquece con el factor raza,confluyen indigenismo y socialismo. Noqueremos, ciertamente, que el socialismosea en Amrica ni calco ni copia. Debe sercreacin heroica. Tenemos que dar vida,con nuestra propia realidad, en nuestro pro-

    pio lenguaje, al socialismo indoamerica-no.3 Como seala R. Fornet-Betancourt,tal vez sea Maritegui, uno de los primeros

    3 MARITEGUI, J. C., Ideologa y Poltica (Lima,1969) 246-247.

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    marxistas latinoamericano herejes frente aldogmatismo del Komintern sovitico.

    (4)Existe la posibilidad de un naciona-lismo socialista revolucionario. J. C. Ma-

    ritegui postula la posibilidad para elmarxismo en Amrica Latina de articularsecomo nacionalismo revolucionario socialis-ta, que por ser tal necesariamente ser in-ternacionalista.

    El nacionalismo de las naciones europeas, don-de nacionalismo y conservantismo se identifican yconsubstancian, se propone fines imperialistas. Peroel nacionalismo de los pueblos coloniales s, colo-niales econmicamente, aunque se vanaglorien de suautonoma polticatienen un origen y un impulso

    totalmente diverso. En estos pueblos el nacionalismoes revolucionario y, por ende, concluye en el socia-lismo.

    4

    (5)La revolucin marxista tiene que re-cuperar las mejores aportaciones de las es-

    tructuras y tradiciones socialistas de los

    pueblos nuestro americanos (v.gr. en el ca-so del Per, la estructura y tradicin socia-lista indgena incaica). Debe beber en el po-zo de la propia cultura y tradiciones, y es-

    cuchar y aprender de los trabajos, entreotros muchos, de investigadores como: JosCarlos Maritegui (1894-1930), Vctor RalHaya de la Torre (1895-1979), LeopoldoZea (1912-2004), Luis Villoro (1922-), etc.

    (6) La contribucin del marxismo a lareapropiacin de la identidad nuestro ame-

    ricana ha de conducirse en el reconoci-

    miento de la unidad en la diversidad de

    expresiones culturales. En la pluralidad cul-

    tural, pero no en la incomunicacin del rela-tivismo multiculturalista. En la apertura a la

    pluralidad intercultural (v.gr. indgena,afroamericana, mestiza, criolla, etc.) de losmodos de expresin histrica de los pue-

    blos, pero en la unidad de su sistema de ne-cesidades materiales para la produccin yreproduccin de la vida. En la unidad deluniverso material de sus necesidades, peroen la diversidad de los satisfactores cultura-

    4 MARITEGUI, J. C., Ideologa y Poltica (Lima,1969) 221.

    les simblicos y lingsticos que se expre-san, adems de en castellano, ingls y por-tugus, en aymar, crole haitiano, guaran,kuna, mapudungu, maya, nhuatl, quechua,quich, etc. A evidenciar esta necesidad de

    satisfacer el derecho al reconocimiento dela diversidad en igualdad han contribuido,entre otros, los trabajos de F. Bilbao (1823-1865), E. M. de Hostos (1839-1903), P. J.Mart (1853-1895), Henrquez Urea(1884-1946), A. A. Roig (1922--), L. Villo-ro (1922--), C. Lenkersdorf (1926--), E.Dussel (1934--), Bolvar Echeverra (1941-2010), R. Fornet-Betancourt (1946--), J. Es-termann (1956--), F. Ainsa (1937--), R. Sa-las Astrain (1957--), D. de Vallescar (1962-

    -), F. Tubino Arias- Schreiber (--), etc.

    (7)No hay revolucin socialista (comu-nista) sin la liberacin del imperialismo y

    dictadura mediticos, en la apropiacin

    popular de los medios de informacin, opi-

    nin y conocimiento. La experiencia de larealidad nuestro americana est mostrandoal marxismo, por un lado, la necesidad yurgencia de investigar el alcance en las per-sonas y los pueblos de la expropiacin yenajenacin meditica por parte del impe-rialismo. Por otro lado, se le impone a larevolucin marxista la recuperacin de lasoberana del espacio radioelctrico, y laexpropiacin de los medios de informacin,opinin y conocimiento, para empoderar alos pueblos con ellos en las diversas moda-lidades de propiedad socialista. No habrrevolucin comunista sin la liberacin de la

    produccin y apropiacin imperial de la

    plusvala ideolgica. La revolucin medi-tica y del conocimiento es condicin nece-saria para culminar la liberacin econmicay poltica. En este campo son pioneras lasexperiencias polticas de la incipiente revo-lucin meditica que se alumbran en algu-nos de los pases del ALBA (v.gr. TeleSur,etc.), as como los trabajos del venezolanoLudovico Silva (1937-1988), el mexicanoFernando Buen Abad (1956), etc.

    (8)No hay revolucin socialista si no esrevolucin eco-socialista. Si el trabajo es el

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    padre de la riqueza, la tierra es la madre.Frente a la depredacin del medio ambienteen el desarrollismo capitalista, el socialismoen Latinoamrica postula que no pude habersocialismo si se destruye la naturaleza: la

    fuente de la vida (v.gr. Fidel Castro, MichelLwy, Sirio Lpez Velasco, etc.).

    (9)El derecho a la revolucin socialista(comunista) como el nico derecho real-

    mente histrico. La praxis del marxismocon nuestra Amrica ha evidenciado una delas afirmaciones de F. Engels en su Intro-duccin (1895) laLucha de clases en Fran-cia, de K. Marx. LaRevolucin es el nicoderecho realmente histrico. El nico dere-

    cho en que descansan todos los Estadosmodernos sin excepcin. Revolucin co-munista, entendida como la praxis de los

    pueblos por la produccin y reproduccinde sus vidas, que se levanta contra el estadode insatisfaccin de su sistema de necesida-des/capacidades. Revolucin que es la ma-triz de todos los dems derechos, realmentehistricos, de los pueblos. La praxis delmarxismo en Latinoamrica no slo es lahistoria de una lucha mrtir por la satisfac-cin de los derechos econmicos (a la pro-

    piedad colectiva de los medios de produc-cin frente a la expropiacin capitalista),sino tambin por la materializacin de todoel sistema de derechos (v.gr. los llamadosciviles, polticos, culturales, informacin,opinin, conocimiento, etc.). Sin embargo,ms all de la crtica a la ideologa burguesade los derechos humanos y su utilizacinimperialista, el marxismo necesita y est

    urgido de reflexiones y elaboraciones pro-positivas de teoras del Derecho Socialistaque puedan contribuir a iluminar la lucha

    jurdica por la hegemona poltico-institucional, as como su ejercicio, una vezconseguida (v.gr. Bolivia, Cuba, Ecuador,Venezuela, etc.). Para ello se puede inspirary enriquecer, entre otros, con los trabajos deO. Correas, J. E. Faria, B. de Sousa Santos,A. de la Torre Rangel, A. Rosillo, A. C.Wolkmer, etc., sobre pluralismo jurdico;

    de J. Fernndez Bult, sobre marxismo enCuba, etc.

    (10) El mtodo marxista, el materialis-mo histrico, por tener pretensin de ser

    cientfico no es un dogma sino que est so-

    metido a verificacin; y en consecuencia, a

    correccin y perfeccionamiento. Aunque elmarxismo es mucho ms que su mtodo, elanlisis dialctico de la materialidad de larealidad histrica latinoamericana y sutransformacin socialista es el evangelio

    de la praxis comprometida con la revolu-cin de los pueblos. El encuentro delmarxismo con la experiencia de la vida deellos ha sido especialmente fecundo para laepistemologa marxista. Particularmente li-

    berador y enriquecedor para la vocacin

    cientfica del mtodo marxista es la expe-riencia histrica de la revolucin cubana.Mucho antes, algunos autores como C. O.Bunge (1875-1918), Juan Bautista Justo(1865-1928) y Jos Ingenieros (1877-1925)haban iniciado trabajos de investigacin eneste campo, a los que siguieron los estudiosde J. C. Maritegui (1894-1930), AlejandroKorn (1860-1936) y Anbal Ponce (1898-1938), en su interpretacin ms ortodoxa ymenos nacionalista y anti-Maritegui. Tam-

    bin pensadores no marxistas y crticos deldogmatismo estalinista dejaron sus aporta-ciones a la liberacin metodolgica delmarxismo latinoamericano, entre ellosmencionamos a los mexicanos Samuel Ra-mos y Antonio Caso. En esa misma lneacrtica se inscriben algunos antiguos mili-tantes del partido comunista como el argen-tino Ernesto Sbato. Carlos Astrada, porejemplo, criticar el dogmatismo estalinis-ta desde un humanismo activista o dialc-tico de la libertad, en cercana a los plan-teamientos del marxismo positivo de J.

    Ingenieros y A. Ponce.

    Indicamos algunas de las aportacionesmetodolgicas centrales que se han eviden-ciado en la experiencia de encuentros ydesencuentros entre el marxismo y la vidade los pueblos de nuestra Amrica:

    (1) La vida de los pueblos es la ltimainstancia de aprehensin, interpretacin y

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    verificacin de la historia y la sociedad. Lavida es el dinamismo de satisfaccin delsistema de necesidades y capacidades mate-riales de los pueblos en orden a la produc-cin y reproduccin de la vida de ellos. Las

    relaciones econmicas de produccin for-man parte de la comn estructura del dina-mismo de ese sistema en el mismo nivel deinterdependencia que el resto de relaciones.Con ello no quedan idealizadas las relacio-nes econmicas sino que se materializanellas y todas las dems en la codetermina-cin (v.gr. E. Dussel, etc.).

    (2) La praxis histrica concreta es lamediacin de la vida, ineludible para el co-

    mienzo de toda teora y prctica marxista siquiere evitar tanto el idealismo como eldogmatismo. La praxis, y no el dogma, esuna categora central del materialismohistrico. Es el mbito de la interpretaciny verificacin de los conceptos, categoras y

    postulados marxistas con pretensin cient-fica. El mtodo marxista, el materialismohistrico, no puede convertirse en un siste-ma cerrado de leyes abstractas que eludanla prueba de la verificacin. Ya desde 1959,en los partidos marxistas latinoamericanoshaba crecido la lucha interna por liberarsedel dogmatismo estalinista. A esta tarea

    contribuy la praxis terica y poltica de re-volucionarios como Fidel Castro, ErnestoChe Guevara, la traduccin espaola de los

    Manuscritos econmicos y filosficos de1844, la recepcin en Latinoamrica del

    pensamiento de Gramsci, Sartre y Fromm,entre otros. Se haba entrado en un contexto

    liberador para el marxismo en nuestra Am-rica que iba a despojarlo del dogmatismo ypermitirle recuperar la senda de lapraxis li-beradora. Autores como Juan David GarcaBacca (1901-1992), Adolfo SnchezVzquez (1915-), Enrique Dussel (1934--),hicieron y siguen haciendo su contribucin.

    (3) La verdad en el marxismo no sondogmas sino brjulas para la vida de los

    pueblos. Esto es, postulados sometidos a

    verificacin histrica. El marxismo, por te-ner pretensin cientfica, ha de articular la

    permanencia de los postulados verificados,con sus limitaciones y la progresividadhistrica en el descubrimiento de la realidadde su contenido. De este modo evita con-vertirse en una metafsica dogmtica de le-

    yes y verdades ptreas e inmutables. Debeestar abierto (Frugoni) a ser enriquecido ycompletado tericamente con las mltiplesdimensiones de la realidad y los nuevosdescubrimientos (v.gr. importancia que Ma-ritegui da a la metafsica, la filosofa, losmitos, la religin, la mstica, etc.).

    (4) La persona, como sujeto individualde la praxis comunista revolucionaria, es

    tan importante como los pueblos, en cuanto

    sujeto colectivo. La realidad nuestro ameri-cana ha mostrado al mtodo marxista quedebe investigar ms, articular mejor, y valo-rar con mayor justeza el peso y la fuerzaque tiene la persona, como sujeto indivi-dual, con todas sus dimensiones (v.gr.consciente, inconsciente, esttica, ertica,afectiva, etc.) en la revolucin comunista.En particular, el papel que juega el factor dela voluntad personal (la libertad) del sujetorevolucionario frente a todo determinismomecanicista (v.gr. E. Che Guevara, F. Cas-tro, E. Fromm, A. Snchez Vzquez, E.Dussel, etc.).

    (5) La praxis marxista es la praxis deuna tica comunista para la vida. La expe-riencia histrica del marxismo en nuestraAmrica ha evidenciado que ste es, altiempo de una revolucin poltico-econmica y una filosofa de la praxis, una

    tica de la vida de los pueblos, puesto quees un sistema poltico y econmico queprocura materializar la justicia en la Tierra.La importancia que tiene la tica (la moralmaterial), como filosofa primera, no slo

    para la metodologa marxista, sino para le-gitimar toda su praxis poltica, requiere sumejor articulacin y desarrollo en el pro-yecto poltico de un socialismo (comunis-mo) tico (v.gr. E. Che Guevara, E. Fromm,A. Snchez Vzquez, E. Dussel, S. Lpez

    Velasco (1951--), Justo Soto Castellanos(1962--), etc.).

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    (6) El dilogo del marxismo con la Fi-losofa y la Teologa de la Liberacin es fe-

    cundo. ste se inici en la dcada de losaos setenta y contina dando sus frutos.

    Para el marxismo latinoamericano han sidoparticularmente enriquecedoras muchas delas aportaciones crticas provenientes desdelos diversos planteamientos de la Filosofade la liberacin (tomada sta en sentidoamplio). Aportaciones: ontolgicas (v.gr.Casalla, Kusch, Cullen), anadialcticas(Scannone, Dussel), historicistas (Roig,Zea), problematizadoras (Cerutti), marxis-tas- teolgicas (Dussel, Hinkelammert), dela realidad histrica (Ellacura), intercultu-

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