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APROXIMACIÓN A LA POESÍA RELIGIOSA DE ASTURIAS Francisco Albizúrez Palma Universidad Mesoamericana Hasta hoy, el interés de los estudiosos y de las casas editoras se ha centrado predominantemente en los textos narrativos de Asturias. Este hecho ha incidido decisivamente en el escaso conocimiento de otros géneros cultivados por nuestro Premio Nobel, como el teatro y la poesía lírica. En el caso del género dramático, ciertamente la edición crítica del teatro de Asturias, coordinada por Lucrecia Méndez de Penedo, contribuirá sustancialmente a divulgar y revalorar este componente de la literatura asturiana. En cuanto a la poesía, una edición crítica pondría de relieve la índole, las variantes y la calidad de aquélla. Desde luego, un primer escollo consiste en acceder al corpus poeticum de Asturias. Hasta hoy, grosso modo, ese corpus se divide en tres grupos. El primero, integrado por los textos previos al viaje a Europa. El segundo, que abarca los poemarios ordenados por el mismo Asturias: Sonetos (1936), Con el rehén en los dientes (1942),Anoche, 10de marzo de 1543 (1943), Sien de alondra (1948); Ejercicios poéticos en forma de soneto sobre temas de Horacio (1951), Alto es el Sur (1952), Bolívar (Canto al Libertador, 1955), Nombre custodio e imagen pasajera (1959), Clarivigilia primaveral (1965), Sonetos de Italia (1965) El tercer grupo aparece integrado por poemas que el autor publicó en periódicos y revistas de Guatemala y de otros países, y que no han sido recogidos en forma de libro. Entremos en nuestro tema. En Sien de alondra aparecen cuatro poemas de temática religiosa, dos presentados uno a continuación de otro: "Loas a Santa María del Rosario" y "Jesús de Candelaria", agrupados por Asturias en el ciclo 1940-1942. El otro, un soneto llamado ''Jesús, cielo del cielo", colocado por Asturias en el ciclo 1943-1948.

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APROXIMACIÓN A LA POESÍA RELIGIOSA DE ASTURIAS

Francisco Albizúrez Palma Universidad Mesoamericana

Hasta hoy, el interés de los estudiosos y de las casas editoras se ha centrado predominantemente en los textos narrativos de Asturias. Este hecho ha incidido decisivamente en el escaso conocimiento de otros géneros cultivados por nuestro Premio Nobel, como el teatro y la poesía lírica. En el caso del género dramático, ciertamente la edición crítica del teatro de Asturias, coordinada por Lucrecia Méndez de Penedo, contribuirá sustancialmente a divulgar y revalorar este componente de la literatura asturiana.

En cuanto a la poesía, una edición crítica pondría de relieve la índole, las variantes y la calidad de aquélla. Desde luego, un primer escollo consiste en acceder al corpus poeticum de Asturias. Hasta hoy, grosso modo, ese corpus se divide en tres grupos. El primero, integrado por los textos previos al viaje a Europa. El segundo, que abarca los poemarios ordenados por el mismo Asturias: Sonetos (1936), Con el rehén en los dientes (1942),Anoche, 10de marzo de 1543 (1943), Sien de alondra (1948); Ejercicios poéticos en forma de soneto sobre temas de Horacio (1951), Alto es el Sur (1952), Bolívar (Canto al Libertador, 1955), Nombre custodio e imagen pasajera (1959), Clarivigilia primaveral (1965), Sonetos de Italia (1965) El tercer grupo aparece integrado por poemas que el autor publicó en periódicos y revistas de Guatemala y de otros países, y que no han sido recogidos en forma de libro.

Entremos en nuestro tema. En Sien de alondra aparecen cuatro poemas de temática religiosa, dos presentados uno a continuación de otro: "Loas a Santa María del Rosario" y "Jesús de Candelaria", agrupados por Asturias en el ciclo 1940-1942. El otro, un soneto llamado ''Jesús, cielo del cielo", colocado por Asturias en el ciclo 1943-1948.

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Ambos poemas pertenecen, pues, a los textos poéticos publicados por Miguel Ángel después de 1940 y antes de 1944, dato cronológico cuya importancia no escapa a los conocedores de la trayectoria vital de nuestro Premio N obel. Y hay un poema no incluido en aquel libro. Se trata de un soneto publicado por Asturias en El Imparcial de Guatemala, el 31 de mayo de 1949, datado por el autor en Buenos Aires, el 20 de mayo de aquel mismo año. Se llama "Comulga y canta", y lo dedica Asturias a su hijo Miguel Ángel con motivo de la primera comunión de éste. Los dos poemas primeramente mencionados son extensos, y comentarlos rebasaría los límites de esta comunicación. N os quedaremos con uno de ellos, el poema ''Jesús de Candelaria", que dice así:

Sombra de corazón de la amargura a tu rostro que aviva pulso cárdeno, lirio inclinado bajo el viento, pesa

la cruz del viento.

Tu rodilla sin fuerza es como cera que se derrite al sol, se ve en la túnica,

lirio inclinado bajo el viento, pesa la cruz del viento.

Del entrecejo, hendido por los juncos de la tribulación, hasta los pómulos

se afila tu nariz de asfixia, falta a tu lengua el aire.

y la sal en granitos de tus dientes es más sed en tu boca que abre tínúda

ayuda a tu alentar de nada, falta a tu lengua el aire.

Nube de acabamiento da a tus ojos frío de muerte que reduce a témpano

tu mirar, y no miras, te derramas agua de llanto.

La tortura va desmayando dentro de ti palomas negras y tus tímpanos

reventados no oyen, te derramas agua de llanto.

Menguante de tu sien que medra y pugna bajo el pelo lluvioso, con el pálpito hundido, te busca y no te encuentra

en tus sentidos.

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Flexible y anillada, tu palabra, cintura en movimiento, como el cálamo del cetro quedó rota y no te encuentra

en tus sentidos.

¡Gusano de escarlata el astro labio de Dios y labio de los hombres! ¡Cáñamo

perfumado el que ahora suda gota de moribundo!

El cáliz del vacío no se aparta de tus fauces sedientas y el líquido

de tu sangre lo desborda, vino de moribundo.

La cadena encendida de las dalias te ciñe en la penumbra de los párpados

a la desolación de la primera hora de espinas.

Yen la llaga morena de tu aliento, el espacio quemado de la anémona, deja sitio a tu cuerpo en la postrera

hora de espinas.

El latón fino de tu pie en el suelo, alianza sin sandalia con lo mínimo, abre el camino de la cruz que ahora

es salvavidas.

y la raíz en lucha de tus manos retuerce como garfios sus diez pálidos

dedos asidos al madero que ahora es salvavidas.

Este poema nos parece entrañablemente ligado a la vida y la personalidad del autor, y muy representativo de la religiosidad popular de Guatemala, una fuente de asuntos de rica presencia en la literatura asturiana y casi no estudiada. Hasta ahora solamente conocemos un volumen que se refiera a este tema, analizado en El señor Presidente. Se trata de la tesis doctoral presentada por Narciso Bruzzi Costas. en la Universidad de Salamanca, trabajo consultado en 1965 en la biblioteca de aquella casa de estudios.

Decimos entrañablemente ligado, porque nuestro poeta nació y creció a pocos metros del templo que acoge a la bella y muy antigua imagen del N azareno de Candelaria. Consta que, en su niñez, Miguel Ángel acudió

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con frecuencia a este templo, y, por otra parte, desde la casa materna contempló repetidas veces el paso de la procesión de Jesús de Candelaria, la cual se realiza el Jueves Santo.

Este texto de Asturias -a nuestro juicio una joya poética en donde la destreza verbal del autor se vincula con la devoción religiosa­constituye una de las escasas muestras de poesía de temática religiosa en la literatura guatemalteca del siglo XX. Escasos autores se han ocupado de estos temas, lo cual refleja la laicidad, la indiferencia o el agnosticismo dominantes en nuestros literatos, lo cual no debe extrañar si recordamos que, a partir de la Reforma Liberal encabezada por Justo Rufino Barrios (1835-1885), se llevó a cabo un proyecto histórico que se enfrentó a unas formas de catolicismo conservadoras, ligadas a las elites económicas y volcadas hacia formas exterioristas. Este proyecto, revestido bajo el nombre "liberal", se propuso reducir las expresiones religiosas al interior de los templos, desprestigiar la relación entre religión y progreso, mostrar como carente de validez social a la religión católica, subrayar y validar lo comprobable y demostrable experimentalmente como única fuente ' de certeza. Se trata, como cualquier lector culto lo capta, de la influencia del Positivismo, forma de pensamiento que dominó a éste y a similares proyectos llevados a cabo en Latinoamérica. Asturias recibió una educación secundaria y universitaria alimentada por tales ideas, según cabe advertir en su tesis de graduación como abogado y notario.

En un contexto como el descrito, la mayoría abrumadora de inte'lectuales, artistas y escritores, dejaron de lado la experiencia religiosa, y adoptaron modalidades de pensamiento agnósticas, indiferentes o ateas. ,Posteriormente, los años de la Revolución de Octubre fortalecieron este fenómeno, a causa de la ceguera de la jerarquía eclesiástica para advertir las posibilidades que la coyuntura le brindaba, y por la torpeza de los gobiernos revolucionarios, que no supieron valorar la fuerza de la Iglesia Católica y tender puentes de diálogo con los estratos eclesiales.

Por otra parte, desde siempre la religiosidad católica predominante en Guatemala es sentimental, epidérmica, basada en una fe ligada a iconos, devocional y conmovedora. Y así es el serna profundo de este poema, lo cual, desde luego, no resta autenticidad a la fe asturiana ni disminuye validez estética al texto, la cual se fundamenta, desde un punto de vista formalista, en el empleo de unos recursos estratégicamente desplegados a lo largo de catorce estrofas, curiosamente, el mismo número de las estaciones del Viacrucis en su forma tradicional. A nuestro juicio, los recursos fundamentales cabe resumirlos, muy apretadamente por cierto, así: a) La discreta rima asonante que aparece en la mayoría de estrofas

vinculando dos de los versos, generalmente el uno y el tres, e incluso interrelacionando versos de una estrofa con la siguiente.

b) El encabalgamiento, presente en todas las estrofas, a veces enlazando los endecasílabos primero, segundo y la mitad del tercero, y siempre

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vinculando la mitad del tercer endecasílabo con el pentasílabo. c) La reiteración que se establece desde la coma del penúltimo verso y

se prolonga en el pentasílabo final, con una variante léxica en las estrofas nueve, diez, once y doce.

d) Desde el punto de vista retórico, destacan las metáforas, algunas en aposición, muy a la manera barroca, las imágenes y la adjetivación.

Estos recursos, y otros que por ahora dejamos de lado, se ponen al servicio de una visión plástica del Cristo, que parece examinado en posición fija, no en movimiento, como va en el cortejo procesional. Pensamos que Asturias plasma, gracias a la evocación, las veces cuando acudió al templo de Candelaria y contempló la imagen del Nazareno, y la intuición creadora le indujo a examinarla de arriba a abajo, con muy especial detenimiento en el rostro, en las manos y en la cruz, presentada ésta, en dos ocasiones, como "salvavidas", es decir, como motivo de liberación y fuente de vida. N o podía el autor referirse al torso, al vientre, a la cintura o a los muslos -como hubiera podido hacerlo, por ejemplo, con un Ecce Homo- por cuanto estaba frente a una imagen cubierta por una túnica.

Especialmente la visualización de la cruz, pero en verdad la del texto entero, nos inducen, atrevidamente si se quiere, a recordar que Asturias compuso este poema en años amargos, cuando, reinsertado en su país natal, exitoso como periodista en el Diario del Aire, sufría, como demócrata, la humillación de sentirse obligado por las circunstancias a doblegarse ante el dictador Ubico. La carga de amargura, al ver a la patria en una situación análoga a la que caracterizó en El señor Presidente, y saberse él mismo un servidor de la dictadura, operaron, a mi juicio, como profundas motivaciones espirituales que indujeron al autor a encontrar consuelo y esperanza en el Cristo representado en una imagen que lo acompañó desde su infancia, y a la cual ha de haber profesado devoción permanente, pues, según relata Gonzalo Asturias "Con parte de los fondos del Premio Lenin de la Paz, Miguel Ángel obsequió al Nazareno de la Iglesia de Candelaria un cordón de oro, que, hasta la fecha, lleva enrollado en el cuello y cintura"!.

Queden estos apuntes como una invitación a explorar la presencia y la función de lo religioso en la obra de Asturias, ya no solamente en expresiones devotas, sino en algo más esencialmente cristiano: la concepción del hombre y la mujer como seres creados para la felicidad, revestidos de suprema dignidad, merecedores del mayor de los respetos.

NOTAS

1 Asturias, Gonzalo. Miguel Ángel Asturias, biografía breve. Guatemala: Editorial Cultura: 1999.