apuntes pastorales - febrero 2014 -

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DESARROLLO CRISTIANO INTERNACIONAL

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Page 1: Apuntes Pastorales - Febrero 2014 -

DESARROLLO CRISTIANO INTERNACIONAL

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LUCAS Y SU LLAMADO AL MINISTERIO

EL LLAMADO EN ESPERA

EL MINISTERIO DE TODO CREYENTE

PASANDO EL LLAMADO

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TEMA DE PORTADA: ¿QUIÉN ES LLAMADO?

VOLUMEN XXXI NÚMERO 2

ENERO - FEBRERO 2014 SUMARIO

Page 5: Apuntes Pastorales - Febrero 2014 -

LA ÚLTIMA NOTA 68 Cómo termina, más importante

que cómo comienza Miguel Ángel de Marco

46 Palabras mágicas: La lección de Ghana Por Shirley Quaicoo

Por Skye Jethani

MUJER lÍDER 61 lCuán radical? 42 Nuestro perdón

Santiago Candini

Por .Benjamín C.onnelly

CITAS QUE HACEN PENSAR 60 Citas

38 Mi segundo trabajo es una benclici6n

POR LA FE: HISTORIAS QUE INSPIRAN 56 Un profeta contemporáneo en

medio del horror Dietrich Bonhoeffer

36 Algunas razones por las que los jóvenes dejan la iglesia Por Eric Reed

LA PAGINA DE APUNTES 52 ¿Llamados para los llamados?

Benjamín Connelly 3 2 lCómo debemos tratar a los homosexuales? Por Donaldo Schmierer

Otro contenido: 26 La vocación redefinida

Por CristóbalArmstrong

EL RINCÓN DEL PREDICADOR 50 La manifestación testimonial de

una fe genuina - Hechos 3.1 - 4.31 Eugenio Ongaro

Juan Ortberq 2 2 Pasar el llamado

18 El ministerio de todo creyente Daniel Kimball

Además: NOTA DEL DIRECTOR 8 Asunto delicado

Christoph.er Shaw

15 Llamado en espera Juan Ortberg

48 El uso de la tecnología en la iglesia: Cuatro mitos Por DJ Chuang

1 O La experiencia de Lucas AlexChicmg

Page 6: Apuntes Pastorales - Febrero 2014 -

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DesarroDo Cristiano PERÚ Chinchón 737. San Isidro. Lima 27 Perú Tel.: (511) 222-8563 Fax.: (511) 221-5308 Email: nzolezzi@amauta rcp.net.pe Contacto: Nelsa Zolezzi

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Ema~: apuntesmex1co@ desarrollocristiano.oom info@desarrollocristiano. corn Contacto: Clementina López

DESARROLLO CRISTIANO aparecen en las fotografías Traductores: INTERNACIONAL que ilustran los artículos no Heidi van Zand'weQhe

guardan relación alguna con Michael Shaw Oficina Central su contenido. Autorizamos Santa Fe 1885 Dpto. 1 B / el uso del contenido de Un ministerio de 1640 Martínez Apunt,s Pastora1,s DESARROLLO CRISTIANO Buenos Aires, Argentina siempre y cuando su fin

INTERNACIONAL no sea lucrativo y se dé Correo electrónico: info@ crédito al autor. así como Director General: desarrollocñstiano.com al número y volumen de Chnstopher Shaw www.DtlsarrolloCristiano.com Apuntes Pastorales.

Teléfono: (506) 2241 · 1000 Director de Director Editorial: DssarrolloCristiano.com: Fax: (506) 2241-1001 Christopher Shaw

Emiliano Horcada suscñpcionesO Asesor Editorial: desarrollocristiano.com Miguel Ángel De Marco Editada en Febrero de 2014 publicidad@ Distribución y publicidad: desarrollocristiano.oom Marco Antonio Vega

OFICINAS editorial@ Mercadeo: Oficina Central desarrollocristiano.com M81anie Shaw Desarrollo Cristiano

APUNTES PASTORALES Diseño/artelilustración: Internacional Dol(SDasign.com.ar ARGENTINA

Apuntes Pastorales Poi Cortás Rodriguez Pet\a 3903 es una revista editada Producción digítal! (CaUe 22), Villa Lynch, bimestralmente por Emiliano Horcada Buenos Aires Desarrollo Crtstlano Correctora de estilo: lntemaclonal. para el

Malva San José E-mail: dciargent@ liderazgo cñstiano y la desarrollocristiano.oom Iglesia de América Latina.

Un ministerio de Contacto: Heidi van Los artículos representan la DESARROLLO Zandweghe opinión de sus autores y no

necesañamenta la da los CRISTIANO Desarrollo Cristiano editores. Las personas que INTERNACIONAL

VOLUMEN XXXI - NÚMERO 2 / ISSN 1409-1968

Page 7: Apuntes Pastorales - Febrero 2014 -

Daniel practicó aylJlOS parciales que le pennitieroo mantener su fe en una cultura que coolracfiJO sus creencias y sus valores. Hoy, El Ayuno de Daniel es una manera sana en que nosotros los creyent~ podemos expresar nuestra identidad cristiana en una cultura qua está cada vez. más centrada en el placer y en el materialismo ¡Comprométase hoy mismo! ¡Juntos podemos IO!Jrar1ol lglesla que ayuna, el eneml!JJ no se la desayuna.

susan gregory L

ayuribde dan1e

t rnmill

COMIENZA:-----------

ffRMINA: ~---------~ NOMBIIE DE LA IGUSIA O IIE LA OR6Af17ACN)N:

FECHAS:

¡Llegó el momento que estábamos esperando! Juntoo y como congregación adquiriremos efectivamente la disciplina espiritual del ayuno como ínstrumento de restauración y como elemento de crecimiento y de multiplicación.

¿ Qué tal si juntos aprendemos esta manera sana, práctica y

segura de ayunar? ¿ Qué tal si juntos

experimentamos el acercamos másaDios?

Fortalezca su espíritu, alimente su alma y renueve su cuerpo

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o OeMrrcno Cotttfano 1nte....clon11, 2<ll4.

que de un plan de acción. En su bondad Dios elige dar a conocer lo que desea hacer con una vida, pero gran parte de lo que ocurrirá depende de la acción soberana del Altísimo. Por supues- to, debe existir en la persona llamada la dispo- sición a ser guiada, pero rara vez logra entender las vastas dimensiones de lo que ello implica.

Al no poseer claridad sobre los tiempos, los procesos y los caminos que el Señor emplea- rá para arribar al cumplimiento de ese llamado, es mejor relajarse y dejar el asunto en manos de Dios. lQué iba a saber José que sus sueños implicarían trece años de esclavitud en Egipto? ecémo iba a imaginar David que el llamado a ser rey sería precedido por doce años de huida por el desierto para conservar su vida? Ni siquiera Pablo, a quien el Señor le dijo que le mostra- rla cuánto debía sufrir por Cristo, entenderla que esto significaría hambre, desnudez, azotes, cárceles, cadenas, naufragios, frío, abandonos y traiciones. No serian poc.as las ocasiones en que estos hombres sentían que estaban muy lejos del llamado que habían recibido, aunque Dios los tenía exactamente donde los quería.

Bs bueno no especular demasiado acerca del llamado. Es una fugaz mirada que Dios nos permite hacia al eternidad. No nos libra de vivir los procesos lentos y, en ocasiones, monótonos de cada día. Es en la fidelidad a esa vida diaria, disciplinada y orientada hacia el Reino, que me- jor se cumple el llamado.

8

En treinta años de ministerio se me han presentado abundan-

tes oportunidades de interactuar con personas cuyas vidas giraban en tomo del tema del lla- mado. Para algunos, constituía una verdadera obsesión. Miraban con cierta envidia a quienes habían recibido un llamado, y sufrían tormentos por no poder dar testimonio de haber vivido la misma experiencia. Su desilusión era palpable.

En otras personas observé que el tema del llamado era una especie de insignia que usaban para distinguirse por sobre los demás. No han sido pocas las personas que confundían el llamado con un ascenso de estatus, creyendo que de alguna manera eso los ubicaba en otra di- mensión espiritual. Recuerdo a más de uno con llamado a ser pastor o misionero que no mostra- ba ninguna disposición a realizar trabajos que consideraban por debajo de su vocación. Ellos, como me dijo un joven, estaban «para cosas más importantes».

Otros, impulsados por una experiencia que consideraban un llamado, atropellaban y empujaban a cuantos se les cruzaban por el camino. Implementarían ese llamado aunque tuvieran que pelearse con toda la iglesia para lograrlo. iQué triste!

Claro, nosotros, los que formamos parte del liderazgo actual de la iglesia, no siempre hemos sido buenos ejemplos de lo que significa poseer un llamado. Nos hemos permitido licen- cias y privilegios que claramente empañan la vida del humilde servicio del Mesías. No ha de sorprendernos que algunos aspiren a tener un llamado porque quieren acceder a la vida que ven en muchos de nosotros.

Cuando observo el tema del llamado en la Palabra veo que se trata más de una confiden- cia del señor hacia algunos de sus escogidos,

Asunto delicado

NOTA DEL DIRECTOR

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TEMA DE PORTADA

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1 1

Quisiera destacar la frase «investigado con diligencia» porque evidencia la manera en que tu- cas obtuvo la información que luego plasmó en su

Lucas1.14: ·Puesto que ya muchos han tratado de pooer er, orden la historia de las cosas QUe entre nosotros son ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el prin­ c¡p¡o lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mi, de51)11és de haber i'lvestigado coo diligencía todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh exceJentisimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido•.

La formación intelectual En su biografía de Jesús. l.ucas se lanza al relato de la vida de un hombre a quien nunca vio ni oyó perso- nalmente. E.sto requirió de sus grandes dotes lntelec- tuales como historiador y escritor. En la introducción a su Evangelio, describe asr el proceso de redacción:

Cllando comencé mi vida cristiana. allá en mis días de estudiante universitario, uno de los personajes bíblicos que inspiró mi comprensión sobre cómo responder al llamado que Dios me hacía para servirle fue tucas, autor del Evangelio que lleva su nombre y del libro Hechos de los Apóstoles, dos escritos funda· mentales del Nuevo Testamento.

Como estudiante de medicina, Lucas adquirió los conocimientos que le permitieron desempenarse posteriormente como médico. Pero el rasgo más destacable de su vida fue su capacidad de permear su formación profesional con su experiencia de fe y su llamado al ministerio cristiano.

Quisiera destacar cinco dimensiones esencia· les que describen cómo vivió el llamado de Dios este extraordlnarlo doctor, historiador, escritor y misione- ro del siglo l.

La vida de Lucas, miembro del equipo misionero del apóstol Pablo, fue crucial para los resultados

de la misión de Dios. El autor analiza los diferentes rasgos de la personalidad de este misionero

y de qué manera respondió al llamado de Dios.

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El cultivo del amor Volviendo al texto de Colosenses 4, lo significativo es que no solo habla de Lucas como médico, sino como eamados, E.n el mundo antiguo, por lo general los rné- dicos eran odiados, porque usaban sus conocimien- tos pensando mas en enriquecerse que en sanar; en ese contexto, Lucas era diferente. Y asumo que la razón era que ejercía su profesión con amor. Era un médico involucrado afectivamente con sus pacientes, un modelo no recomendado en las facultades de me- dicina modernas. Por el contrario, ahora se promueve

Lucas preguntando sobre la naturaleza de sus dolen- cias para sugerir algún tipo de medicina o cuidado. Pablo no vera a Lucas como alguien falto de fe, ni este vera a Pablo como un rananco religioso. La razón por la que podfan ministrar juntos a los enfermos, uno como apóstol y el otro como galeno, era porque los dos sabían que finalmente era Dios el origen de toda sanidad, sea que lo hiciera a través de la ora· cíen de fe o de la ciencia médica.

Cuando me encontraba en el segundo año de la universidad experimenté un fuerte llamado para servir a Dios a tiempo completo. Consideré serlarnen- te dejar mis estudios para entrar a un Seminario y prepararme para ser pastor o evangelista itinerante. Agradezco que mis padres se opusieran radicalmente a ello y me obligaran a terminar mi carrera, lo que finalmente hice. Hoy no tengo palabras para expresar cómo una formación universitaria ha potenciado y enriquecido mi ministerio, tanto como pastor, como en la enseñanza y predicación de la Biblia. Y no fue tanto la carrera específica que estudié como la uni- versidad en sí misma. Ese ambiente me brindó una manera de entender y relacionarme oon el mundo. a no temer a la verdad, venga esta de donde viniere, porque si algo es verdad debe ser capaz de sostener· se, parta de la Biblia, de la ciencia o de la experiencia.

No dudo que en algunos casos el llamado de Dios al ministerio puede requerir poner a un lado un proyecto académico o profesional, no obstante, la experiencia de Lucas nos abre una nueva perspectiva de pensar en cómo vivir el llamado. Él no tuvo que decidir entre ser médico o misionero. Por el contra- rio, vivió su llamado al ministerio a través del ejerci- cio de su profesión.

Los cambios ocurridos en la sociedad deman- dan que los líderes de la iglesia, en la medida de lo posible, no solo tengan formación teológica, sino también académica y profesional. No existe ninguna carrera universitaria o profesión que Dios no pueda usar para la extensión de su Reíno en el mundo.

12

Pablo no dice: «os saluda Lucas, el ex médi· cos, sencillamente porque Lucas jamás sintió que su llamado a formar parte del equipo misionero liderado por Pablo demandaba tener que abandonar su prác- tlca m~lca. Por el contrario. si se le llama médico es porque continuaba ejerciendo como tal.

Siempre estimula mi imaginación visualizar al apóstol Pablo y al doctor Lucas sirviendo juntos; Pablo Imponiendo sus manos sobre los enfermos y orando para que Dios los sane sobrenaturalmente, y

Colosenses 4.14: .OS saluda Lucas, el médico amado, y Demas•.

Evangelio. Esto lo llevó a entrevistar a los testigos oculares de la vida y misión de JesCis de Nazaret, contrastar ta información obtenida y as! establecer con erectslen los necnos ocurridos. para finalmente ponerlos por escrito. AJ servicio de la misión cristiana puso lo mejor de sus cualidades académicas, adquíri- das probablemente durante su periodo de estudiante.

De Lucas aprendí que cuando Dios nos llama a servirle es una invitación a desarrollar al máximo nuestras capacidades intelectuales. Como estudiante de sociologfa, en primer lugar, y luego de educación, invertí varios anos de mi vida en las aulas unlverslta- rias preparándome para poner estos conocimientos al servicio del Reino de Dios. De esa manera, busqué integrar mi formación dentro de una cosmovisión cristiana, con todas las tensiones y conflictos que ella trafa.

Recuerdo el curso de Sociología de ta Religión, donde mi profesor mostraba en categorías sociales el proceso de crecimiento de las Iglesias evangélicas en las zonas marginales de la ciudad de Lima. De repente vi cómo aquella que para mí era una obra so- brenatural del, Espíritu de Dios. era explicado como el resultado de la basqueca de una nueva identidad de los sectores migrantes que escapaban de la pobreza de sus lugares de origen. Hoy en día, «pensar la fe» sigue siendo una dimen· sren clave de nuestro llamado al ministerio, sin importar en que área específica de servicio nos en- contremos. Frases como «creer es también pensar» o <da fe va mas afia de la razón, pero jamas en centras deben seguir siendo parte de eS21s ideas que dan consistencia y solidez a nuestro llamado.

Una de las cosas más significativas sobre l.u- cases que nunca tuvo que de<:idir entre su llamado al ministerio y su vocación profesional como médico. Miremos cómo el apóstol Pablo se refiere a él en su carta a los Colosenses:

TEMA DE PORTADA

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mazmorra en Roma. Y es de imaginar que, dadas las infrahumanas condiciones de encarcelamiento, así como la edad avanzada de Pablo, Lucas también le brindaba compañla y atención médica.

Siempre me he preguntado ¿cuáles habrlan sido en aquel tiempo las alternativas profesionales para Lucas? Tal vez en un cómodo y seguro consul- torio de alguna populosa ciudad, ganando mucho dinero. No obstante, él entendió que su llamado al servicio a Dios implicaba estar no necesariamente donde más le pagaran, sino dónde más lo necesita- ran; ejerció su profesión con una profunda vocación de servicio y es otra de las marcas de un auténtico llamado.

En ese sentido, recuerdo el testimonio de un odontólogo que atendía a los sectores sociales más altos de su ciudad, to cual le permitía vivir con mu· cha comodidad y holgura. Pero cuando se convirtió a Cristo tomó la decisión de abrir también un consulto- rio en una de las zonas mas pobres y atender en sus tíempos libres, de forma gratuita, a personas que no podrían pagar por sus servicios. De esa manera, su

De Lucas aprendí que cuando Dios nos llama a servirle

es una invitación a desarrollar al máximo nuestras

capacidades intelectuales.

Durante el tiempo de violencia política que vivió Perll, nadie visitaba a los presos acusados de sedición; solo lo hadan sus madres. Si a uno se le ocurría visitarlos, inmediatamente esa persona era etiquetada por el servicio de inteligencia como sos· pechosa, y se exponía a ser apresada también. Por eso, es sorprenderte encontrar a Lucas, poniendo en peligro su libertad y su vida, visitando a Pablo en una

2 Timoteo 4.l l: ·Solo Lucas está cOllll1igo ... •.

dor sentado en el trono de Roma. Esta enseñanza se vuelve inaceptable para el Imperio Romano que busca unificarse a través del culto al emperador. En ese contexto Pablo le escribe una carta a su discípulo Tlmoteo, sabiendo que muy pronto morirfa decapita· do. En sus palabras de despidida hace una mención fabulosa sobre Lucas:

Vocación de servicio El apóstol Pablo se encuentra en una prisión acusa- do de terrorismo de Estado, como consecuencia de predlc.ar que hay «otro señor» que merece y ciernan· da nuestra lealtad total y absoluta, y no el emoera-

Trabajo en equipo El llamado de Dios al ministerio cristiano dernan- da aprender a relacionarse y servir junto a otros, llamados también por el mismo Dios. En la carta a Filemón (versículo 24), Pablo menciona sus colebo- radores en la tarea de llevar el Evangelio al mundo no judío, entre los cuáles aparece el nombre de este médico. Esto respalda el concepto de que el llamado de Dios (salvo raras exceeeícnes) debe crecer, rna- durar y vivirse en comunidad. Normalmente, Dios no nos llama a ser estrellas únicas o llaneros solitarios, sino a servirle a través de equipos ministeriales que comparten una visión y una pasión común.

En América Latina las Iglesias de más alto ere· cimiento numérico están caracterizadas por un fuerte culto a la personalidad, donde se destaca la figura de un líder único, el pastor principal, y no tanto al grupo de personas Que lo ayudaron a llegar ahi. En estas congregaciones el resto de los líderes son tratados como piezas de recambio, más que como personas también llamadas por Dios al ministerio.

Personalmente, reconozco que el trabajo en equipo no ha sido una de mis fortalezas. Como predi- cador itinerante he pasado mucha parte de mi tlern- po solo. Pero en estos Ciltimos anos me he juntado con personas de diferentes partes de América Latina, a los que me une la pasión de acompañar el proceso de formación de laicos y pastores en el campo de la predicación bíblica. Con ellos aprendí que una de las riquezas del servicio a Dios son los amigos que uno hace en la misión, y esto es uno de los hermosos regalos del trabajo en equipo.

Lucas nos recuerda que el llamado de Dios es a trabajar en equipo, aunque hacerlo signifique tener que lidiar con los conflictos naturales de la conviven- cia y la toma de decisiones en conjunto.

mantener distancia emocional entre el médico y el paciente. Posiblemente, Lucas adquirió sus conoci- mientos en grandes centros culturales como Egipto o Grecia y, sin embargo. el amor con Que cuidaba y curaba a los enfermos fue el resultado de su fe en Jesucristo y el fruto del Espíritu Santo en su vida.

Amar a la gente a la que servimos evidencia la autenticidad de nuestro llamado, y en ese sentido tucas es un modelo desafiante para nosotros.

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e Desarrollo cristiano Internacional, 2014.

Respuesta Intencional A partir de la vida de Lucas hemos aprendido que ser llamados por Dios a servirle en el mundo demanda tormaclon intelectual, cultivo del amor, trabajo en equipo, vocación de servicio y un sentido de misión. Desarrollar cada uno de estos aspectos implica un esfuerzo y trabajo intencional que debemos asumir con gozo, comprometidos plenamente, y conscientes de vivir cada uno de nuestros días corrvocados por el Señor de toda la Tierra, quien ha hecho de ella nues- tro campo de misión. G

tón y Aristóteles? Es en ese el momento en que Lucas dice: «No me pierdo esto por nada», y se metió a la barca que dejaría Troas, en Asia Menor, para llegar a Macedonia. en Europa.

Recuerdo como estudiante sintiéndome un misionero de Dios allf donde estudiaba -porque no es solo misionero el que viaja a otro país, sino todo aquel que hace la misión de Cristo dondequiera que está. No vela mi centro de estudios solo como el lugar donde obtener un título profesional que me per- mitiría escalar económica y socialmente. Mi universi· dad era mi tierra de misión, donde era llamado por Dios a vivir y compartir mi fe. Y todos los días que asistía decía en mi corazón: «Dios, dame la oportu- nidad de hacer el bien y de dar testimonio de mi fe junto con mis hermanos que estudiamos aqufit.

Lucas vivió el llamado de Dios como un compromiso para extender el Reino, sobre todo en aquellos lugares donde el Evangelio jamas habla sido oído. Cada uno de nosotros lo vivirá de diferentes rna- neras. Desde ser el pastor de una iglesia local hasta un profesional de una gran empresa internacional, desde ser el directivo de una organización cristiana hasta un simple funcionario del Estado. Sin importar el campo de servicio en que nos encontremos, todo lo que somos y hacemos debe estar permeado por un profundo sentido de misión, y debe tener sabor a Reino.

Ser llamado por Dios nos saca de la como- didad de ser simples espectadores para transíor- marnos en actores de la gran obra que Dios está poniendo en escena: el establecimiento pleno de su voluntad en el mundo.

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Preste atención cómo los versfculos 6 al 9 es, tan escrttos en tercera persona del plural (ellos) y en el versículo 10 cambia a primera persona del plural (nosotros). En este momento, Lucas deja de ser un narrador para convertirse en un protagonista. Deja de escribir acerca de lo que otros están haciendo y comienza a narrar lo que él, junto Pablo y su equipo misionero, harán.

El momento en que esto ocurre es muy sig- nificativo. Hasta ahora el ministerio de Pablo se ha centrado en la región de Asia Menor. La intención de Pablo era continuar en esta zona. Pero la visión del hombre macedonio clamando por ayuda hace que el apóstol haga un cambio radical. Decide dejar Asia y por primera vez llevar el Evangelio a E.uropa, más específicamente a Grecia (de la que formaba parte Macedonia). Era la primera vez que el Evangelio de Jesucristo iba a encontrarse con la cultura griega y su gran tradición filosófica.

Puedo imaginarme la emocion de lucas frente a tan trascendente acontecimiento. Ser parte del primer equipo misionero que llevaría el Evangelio a Europa. Ser testigo del encuentro del Evangelio con la cultura que dio origen a la gran sabidurra griega. ¿Podrá el Evangelio ser un mejor camino para encon- trar la verdad, que los planteados por Sócrates, Pla-

Hechos 16.6­10: ·Y atTavesando frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia, y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bmnia, pero el Espíritu no se Jo permi­ tió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba de pie, rogándole y diciéndote: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, enseguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciá­ semos el evangelio­».

Sentido de misión El libro de Hechos de los Apóstoles tuvo también como su escritor a este médico. Desde la perspectiva del autor, uno de los párrafos más Importantes es el siguiente:

profesión no solo era un instrumento para generar los recursos necesarios para vivir, sino también una forma de servicio a los más marginados. Así vivió el llamado de Dios para su vida.

Aunque el dinero es Importante y todos lo necesitamos, siempre debe ser secundario frente al llamado de Dios.

TEMA DE PORTADA

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He sido pastor durante mucho tiempo. Cuando fui ordenado en la iglesia bautista una de las preguntas que sabTa que me harfan era: «cuéntanos acerca de tu llamado». En nuestra tradición, si uno se convertfa en pastor, debía tener un «llamado». Una experiencia mtstlca, vivida (no necesariamente carismátlca) en la que uno percibía un impulso, una voz, una sensación interior (rara vez. audible) ciue lo llamaba a ser predicador.

«Solamente hazte predicador si no puedes hacer otra cosa», solían decir los ancianos, con cierta sabidurfa. Y muchos prestaban atención al consejo, razón por la que quizás los requisitos para convertir· se en predicador eran bastante bajos.

Guardo sobra mí escritorio una pequei'ia piedra que lleva grabada una sola palabra: navig@t. Valoro esa roca. Mi esposa me la obsequió durante un perfodo de sequía y dificultades para nosotros; era un tiempo en el que sentía que el pasado se desmoronaba y no tenía certezas acerca de lo que el futuro nos ofrecía. V. por si no conoce latfn, le recomiendo que continúe leyendo este artículo para conocer lo que significa.

La primera vez que me encontré con este término fue en un maravilloso artículo del teólogo Gilber1o Meilander, titulado «Convocatoria divinas, Trataba sobre el llamado y la vocación, temas que por largo tiempo me han fastidiado, pues siempre me preguntaba si alguna vez me llegarían.

Llamado en espera

Por Juan Ortberg

El servicio ministerial puede realizarse aun cuando no haya un llamado especial. Y cuando este llega, no necesariamente

será placentero. Pero será comprometedor.

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También creo que todo el lenguaje que gira en torno al llamado puede llevar a las congregaciones y pastores a ser menos honestos con las personas a quienes sirven. Los presidentes despiden a los míem- bros de su gabinete. Los directores técnicos de fútbol se cambian de club para avanzar más como profesio- nales o acceder a un mejor sueldo. En la iglesia, sin embargo, nos cuesta mucho hablar con honestidad acerca de por qué las personas que son parte del equipo pastoral se van. Intentamos disimular cultu- ras que son toxicas y las luchas de poder, dándoles un toque santificado: «Recibió un llamado del Senor» o «Sentra una inquietud en mi espfritu; no lo puedo explicar bien».

Con el pasar del tiempo dejé de molestar a Dios con el tema de mi llamado. Me di cuenta de que, probablemente, poseía buenas razones por haberme provisto de la información y dirección que me dio. Si quería decirme algo mas, seguramente podía hacerlo con toda claridad. No obstante, con el paso de los años las personas más jóvenes que poseen interés en el ministerio me preguntan acerca del llamado.

«cuénteme de su llamado», me dijo una vez un reciente graduado de seminario. «Creo que tengo un llamado y espero durar en el ministerio lo que usted ha durado». Yo tenía 45 anos en ese momento, pero su comentario me hizo sentir mucho mas viejo.

Llegué a la congregación en la que sirvo por medio de un proceso de decisión que se había vuelto muy familiar. No sentí que Dios me dijera que me quedara ni que me fuera; segl'.ín entiendo, Dios me dio libertad para tomar la decisión. Había estado aquí por un par de años cuando de pronto tuvimos un mal fin de semana: algunos de nuestro equipo se fueron, hubo ciertos comportamientos claramente inapropiados, una reunión congregacional cargada de tensiones, problemas de presupuesto; todo junto.

Un día, manejaba mi auto cuando repentina· mente se presentó el pensamiento: «Juan, considera que estar en esta iglesia es mi llamado para tu vida. No pierdas tiempo preguntándote si otra persona podría hacerlo mejor. No te esfuerces analizando si te sentirlas más a gusto en otro lugar. Si pones la mano en el arado y no miras para atrás, crecerás de mane- ras que no lograrás hacerlo por ningún otro camino». Fue un momento extraño. pues luego de treinta anos en el ministerio había recibido el llamado que tenía ese toque místico y específico.

No ha sido una experiencia rcmanttca. En ocasiones ha sido un verdadero dolor de cabeza. Y esto me lleva otra vez al artícuto de Meilander.

16

Sin embargo, nunca recibí órdenes específicas de lo que debla hacer. En parte, creo, porque quizás el señor sabía que crecería mucho mas como persona si resolvía esto a solas, haciendo uso de la sabidurfa que él me había dado. Tomar una decisión y asumir una responsabilidad por ella, era mejor que simple· mente recibir una postal con instrucciones que debla ejecutar. otra razón puede ser que no creo que Dios separe a las personas por grupos, los pastores que deben recibir un «llamado» en un grupo y los que no son pastores, que se encuentran «libres» de un llama· do, en otro.

He trabajado en congregaciones donde se asumía que si uno era parte del personal contratado entonces poseía un llamado; lugares donde todos los que trabajaban sentían que si no lo hacían en esa congregación se sentirían culpables por ser desobe- dientes. Nunca redbl esa clase de llamado. No creo Que sea necesario y, en ocasiones. hasta es poco saludable. Creo que el llamado es más un asunto del Señor y que con frecuencia lo expresa por medio de su comunidad. Una persona puede poseer un extraor- dinario llamado sin conocer todos los detalles acerca del mismo.

En nuestra tradicián, si uno se convertfa

en pastor, debf a tener un «llamado».

Soy parte de una larga historia de pastores. Mi bisabuelo recibió su llamado mientras trabajaba en un pequeño almacén, hace más de un siglo. Se habla escapado del, orfanato donde erecto, para ca- sarse con la hija del almacenero. Estaba barriendo el piso cuando recibió su llamado. Mi cunado también reclbló su llamado cuando trabajaba en un almacén, en su pueblo natal. ¡Quizás mi problema radicaba en que nunca había trabajado en un almacén!

Al no recibir esa clase de llamado, podría haberme dedicado a otras cosas en lugar del pasto· rado. Quizás no hubiera sido muy destacado, pero podría haberlo hecho. Estaba dispuesto a recibir un llamado; incluso pedí que se me diera uno, pero el cielo se mantuvo en silencio. Tuve que descubrir por mi mismo lo que debía hacer. Ser pastor parecía coincidir bien con lo que sentía que eran mis dones, y era una vocación por la que valfa la pena sacrificarse.

TEMA DE PORTADA

Page 17: Apuntes Pastorales - Febrero 2014 -

17 e 2008, leaderstiJ> Jowna/. Usado coo el debido pemjso.

Relata cómo Eneas, en La Eneida del poeta Virgilio, recibe un llamado a ser el fundador de Roma: «Yo soy el hombre a quien el cielo convoca», dice Eneas. Pero no es la ccnstruccíen de Roma lo Que desea: es obligado a abandonar a su amor y las ligaduras del pasado.

Un llamado es algo muy distinto a la büs- queda de la realización. Un llamado, por más que lo maquillemos, no es glarnoroso, Es la respuesta a una convocatoria. Una especie de rendición. Es la dispo- sición a morir al pasado y avanzar hacia el futuro. C. S. Lewis observó: «Seguir una vocación no garantiza la felicidad, pero una vez recibida, no habrá felicidad para quienes no la siguen».

Eneas no quiere dejar su hogar para ir en pos de su llamado; significa dejar atrás viejos anhelos y antiguos amores. Existe, sin embargo, un destino me- jor y mayor al que se le está llamado a sujetarse. Por lo Que JQpiter dice de él: «Ese hombre debe navegar».

Y lo hace. Na~gar significa abrazarse al dolor de dejar atrás lo que se considera como comodidad y plenitud. Slgniñca confiar en que no está simplemen- te avanzando hacia el futuro; está siendo dirigido. Es la historia de Abraham, que deja Ur para dirigirse hacia lo desconocido. Es Moisés, que sale de Egipto hacia una tierra que nunca conocerá. Es Jesús, tran- sitando por la vra Dolorosa para escalar una colina que no desea escalar.

«Ese hombre debe navegar». Significaba - algo como Jim Carrey en El show de Truman- que es mejor poseer fe para abrazarse a la realidad, con sus dolores y contradicciones. que aferrarse a la falsa comodidad de una fantasía sin sufrimiento. La vida, el crecimiento y la comprensión llegan solamente con el riesgo de la obediencia. El futuro-aun cuando pa- rezca duro- es mejor que la nostalgia. Significa que al dejar atrás el puerto uno vislumbra hacia donde navega. Es esperanza.

«Ese hombre debe navegar>. Y lo hice. Lo he hecho. Lo estoy haciendo. La frase en Virgilio es una palabra en latín, inscripta en la pequeña roca que me regaló mi esposa, como gesto de amor y confianza. La palabra está sobre mi escritorio para recordarme, cada dfa: naviget. G

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Una de las conquistas de la Reforma fue el sacerdocio de todos los creyentes. Muchas cosas podrían

ser diferentes si todos los cristianos entendieran lo que hacen como un llamado sagrado.

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Personalmente, nunca «sentl» un llamado espe<:lal al ministerio. Respeto a aquellos que sf lo han expe- rimentado, pero, honestamente, esas historias me dejan un poco confundido. ¿No lo es, acaso, para todo aquel que deposita su fe en Jesucristo y cornlen- za a seguirlo? Para algunos será servir en el equipo de trabajo de la iglesia. Para otros, el llamado será a servir como mamá a tiempo completo. o plomero, o ingeniero. Cada uno de esos es un llamado sagra- do al ministerio. Todos nosotros interactuamos con otros seres humanos, y todos representamos a Jesús. Todos hemos sido llamados a una vocación sagrada. Todos estamos en la misión.

Tal vez yo sea más sensible que la mayoría a esto de hacer una distinción entre aquellos que han sido llamados a ejercer el ministerio a tiempo com- pleto, y quienes no. Cuando etiquetamos a los pasto· res como «llamados», ¿cómo deja a todas las demás personas de la iglesia que tienen dones pastorales? Varios de ellos pueden aplicar esos dones para dirigir un estudio blblico a mitad de semana, o discipular y pastorear gente en grupos pequeños. ¿Son, entonces, llamados de una manera diferente?

En nuestra congregación, para animar a cada uno a ver su propia vccaclcn como un llamado sagra- do, dos veces al año ofrecemos clases de «La iglesia y la misión». Allí los exponemos a la teologfa del llamado y los desafiamos a que vean su propia vo- cación como un llamado sagrado. Cuando terminan esa clase y se unen a la misión de la iglesia local, los comisionamos formalmente frente a toda la iglesia, de igual manera que lo hacemos cuando ordenamos a un pastor o misionero que van a otras culturas. En nuestros servicios de adoración explicamos lo que significa ser llamados a la misión, y cada persona le dice a la iglesia cuál es su llamado en particular.

Puedes orr a alguien decir: «Mi llamado segra- do para este momento es servir como mamá de tiern-

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e 2013 Christianily Today. Usado con el debido permiso.

po completo para mis hijos, criándolos en el camino de Jesús y desarrollando relaciones amistosas con otras madres». Otro puede decir: «Soy un estudiante universitario y mi misión es representar a Jesús en la universidad y en mi trabajo temporal como mozo de un restaurante». Es así como escuchamos a vende· dores, trabajadores sociales y técnicos. Los ungimos con aceite, como stmbolo del empoderamiento del Espíritu Santo para la mtslen: varios, también, de· sean arrodillarse para que oremos por ellos.

A fin de que cada uno considere su llamado como sagrado, tratamos de bajar un poco el tono en el uso de los títulos en la iglesia. Es más, en nuestro boletín del domingo usted no verá el título «pastor». Y no es que no tengamos pastores, sino que no que· remos menoscabar a esas personas que, de varias maneras, pastorean a otros, sin ser ese «su traba· jo». Nos cuidamos de no usar alguna expresión que pudiera inferir que unos tienen un llamado y otros no. Y en los boletines y materiales que imprimimos no hacemos diferencia entre aquellos que reciben un salario y quienes son voluntarios, De igual manera, no hacemos distinción entre los que sirven dentro de las cuatro paredes de la iglesia y aquellos que no. Es tan sagrado el llamado de una maestra y de un ínge· niero como el de alguien que forma parte del equipo ministerial de la iglesia.

Creo en el llamado. Y creo que todos somos llamados. Y llevar esto a la práctica requiere que de· bamos compartir con otros las jerarquías y abando· nar ese estatus elitista que por anos hemos conferido a los ministros de carrera. Esto es crucial cuando queremos involucrar a miembros de generaciones más jóvenes. Ellos no están contentos de que ponga· mos sus vocaciones como algo de segunda clase. ¡Y no deben estarlo!

E.s muy interesante pensar lo que sucede- ría si todos los creyentes vieran sus trabajos como un «llamado». Tal vea, vertamos mucha más gente «siendo Iglesia» durante toda la semana, y no solo los domingos.

Piense cuán diferente ellos pueden interactuar con aquellos con quienes tienen contacto durante la semana. Imagine cuánto más intensamente ellos pueden orar, sabiendo lo que realmente importa para las vidas de esas otras personas. Si todos los cris- tianos entendieran sus vocaciones como un llamado sagrado, estoy convencido de que todo cambiaría. a)

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. , oocaaon.

TEMA DE PORTADA

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¿Cómo es posible que a los evangélicos nos cueste tanto

reconocer que lo que nos une como pueblo es mucho mayor

que lo que nos divide?

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Pocos meses después me encontré con algunos compañeros que habla tenido en la universidad con quienes nos Juntamos cada tanto. Varios somos pasto· res, lo que nos permite compartir algunos sueños y he- ridas. Todavla pienso en nosotros como si fuéramos un grupo que recién terminó los estudios y comenzamos nuestra aventura profesional. Pero tomé conciencia de que no era asr cuando el mozo del restaurante dijo: «Parece que hoy tenernos el club de los jubilados».

«sr,, -pensé- «'i también no seré un gran día de propinas para ti ... ».

Estos ejemplos sirven para explicar que de re, pente me he encontrado en la mitad de mi vida ... si es que estoy pensando en vivir al menos unos 110 anos.

Estuve meditando sobre los pastores y líderes del futuro. Muchos hemos notado que últimamente el número de mentes brillantes que entran en el minls- terio es cada vez menor. Hubo un tiempo en que los pastores fueron reconocidos en sus comunidades por su sabiduría y espiritualidad. Inclusive en algunas ciudades los periOdicos seculares incluían sus serme- nes, No ocurre eso hoy en día. Por supuesto, ser pastor no es algo que debemos buscar por el alto estatus que podría otorgar. Dios no requiere grado académico o alto

Estaba viajando en un vuelo y me tocó sentarme al lado de una mama que estaba con su joven hijo, un pequeño saltarín llamado Robertito. Estaba claro que me sería muy diffcil trabajar durante el viaje, asf que me presen- té a ambos, y ella le dijo al níño que me saludara.

-Hola, señor. Usted es viejo, ¿no? «sr,, -pensé para mr- cry si sigues hablandote

a la gente de esa forma no creo que tó llegues a serloa,

El liderazgo de la iglesia del.futuro es también una de las

responsabilidades del liderazgo actual.

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¡Modela! La mejor forma de comunicar que hay gozo y satis· facción en la tarea pastoral es precisamente encon- trar gran gozo y satisfacción en la tarea pastoral.

En mi segundo afio de seminario ful invitado por el pastor Juan Anderson a servir en la iglesia que él pastoreaba. No solo trabajé en esa iglesia, sino que el pastor Juan me invitó a ser parte de su vida. Recuerdo claramente estar en su casa, riéndonos cándidamente sobre algún aspecto ridículo de la vida o el ministerio, de esos por los cuales en otra ocasión hubiera experimentado frustración y lágrimas. Fue precisamente su gozo lo que más me motivó a perse- verar en la carrera ministerial. No me daba cuenta de que estaba frente a un hombre que creta tanto en mi potencial que terminó cambiando mi vida.

El pastor Juan me invitó a predicar por pri- mera vez. Cuando llegué al púlpito, después de los primeros cinco minutos de mi sermón, me desvanecí de los nervios. ¡Bum! Terminé en el piso. Después le dije:

-Lo siento mucho, pastor ... voy a entender si

safiaba a dar lo mejor. Puedo recordar esos tiempos informales en que los estudiantes nos juntábamos a charlar y él se unía al grupo y, apuntando con su largo y huesudo dedo, nos decía: «Sé muy bien que podrían desarrollarse en profesiones que les daran estatus y buen dinero, pero creo que deberían con· siderar seriamente el pastorado. Deben afinar sus mentes, perfeccionar sus dones, y encomendar sus vidas al liderazgo y cuidado de la iglesia». Al prlnci- pio, yo quena ser teractsta cunico. pero después me di cuenta que era malo para eso. Y allí las palabras del profesor Gerardo seguran resonando dentro de mí. No estoy seguro si yo hubiera sido pastor de no haber sido por aquel hombre. Sus palabras volvieron hace poco a mi mente cuando una muchacha de nuestra iglesia vino a una entrevista pastoral. H abra egresado de una muy buena universidad y se pre· guntaba qué haría con su vida. Le conté del profesor Gerardo y le dije Estaba viajando en un vuelo y me tocó sentarme al lado de una mamá que estaba con su joven hijo, un pequeño saltarín llamado Robertito. que tal vez deberfa considerar desarrollar su vocación dentro de la Iglesia.

A medida que hablaba con ella me di cuenta de cuán agradecido estaba a Dios por mi llamado. Me ha regenerado espiritualmente esto de f<l)aSar la antorcha» a la nueva generación, as! como una vez lo hicieron conmigo. Me di cuenta con cuánta frecuen- cia estoy en situaciones en que puedo hacer eso.

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¡Desaffalos! Un estudio que condujo Roberto Putnam revelo que la mayoría de los que sirven como voluntarios dije· ron que lo hacían «porque alguien me pidió hacerlo», mientras que la mayoría de los que no lo hacían dijeron: «nadie me lo pidió».

Cuando estudiantes, todos fuimos altamente impactados por Gerardo Hawthorne, nuestro profe. sor pelirrojo. Él nos enseñaba, reta con nosotros. co- mía galletas con nosotros y nos contaba chistes (¡era malísimo para eso!). Pero el «profe» Gerardo era de esas personas con las cuales uno se sentiría avergon- zado si hada menos de lo que podía. Era humilde al punto de cierta inseguridad. pero asimismo nos de·

Una cultura cuyos cambios se aceleran está demandando una nueva generación de lideres que levanten nuevas y revitalizadas iglesias, y que lideren la transición en las existentes. Y lo peor es que si los pastores envejecen, también lo hacen las iglesias. un pastor amigo me preguntó hace poco: «¿Cómo podemos reclutar jóvenes que bien podrían estudiar leyes, medicina o computación, para que vean a la iglesia como el mejor lugar para hacer una diferencia positiva?». ¿Qué crítica dinámica necesitamos hacer para levantar una nueva generación de pastores?

Muchos hemos notado que últimamente el número de mentes brillantes que entran en el ministerio es cada vez menor.

coeficiente intelectual para llevar adelante el Reino. El Nuevo Testamento nos dice que los seguidores de JesCis eran «hombres ordinarios, sin educación». De todas formas, si la Iglesia ha llegado a ser un movimiento que la gente ya no esta muy interesada en liderar porque ha disminuido su sentido de fuerza vital para el bien. entonces enfrentamos una crisis de liderazgo. Y vemos eso en diferentes frentes. Por ejemplo, ario tras año los seminarios e institutos bí- blicos luchan cada vez más para atraer estudiantes, mientras sus problemas financieros se multiplican.

TEMA DE PORTADA

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C 2014 de esta adaptación POr Desarrolo Cristiaoo lntemacio- nal, de un artlcil> del autor pwlicado por [email protected] Joomal en 2013. Usado con ef debido permiso.

¡Comunica lo principal que hay que hacer1 Muchos estudios que analizan las crisis de los pasto· res se enfocan en problemas como autoestima, bajo salario y problemas personales. Por supuesto que estas son cosas importantes y hay que tratarlas, pero creo que debemos enfatizar mayormente las tareas principales del pastorado. Eso es lo que Inspira a los jóvenes.

El sostenimiento financiero se puede com- pensar con un segundo trabajo, y las relaciones Interpersonales pueden manejarse, pero la verdadera inspiración es la visión, lo que el futuro tiene más adelante, la transformación en la vidas de tanta gen- te, Un escritor lo puso de esta forma: «Los jóvenes no quieren dedicarse a salvar la Iglesia. ¡Ellos quieren salvar el mundo! Debemos mostrarles que la iglesia puede ser un excelente vehículo para hacerlo».

Hace unos años asistí a una conferencia pastoral que organizaba una Iglesia grande y PU· jante. Fui pensando que iba a recibir allí algunas ayudas prácticas para mi ministerio y los programas de nuestra iglesia. Pero Dios me había preparado una «emboscada»_ Fue el gran Impacto que recibí al apreciar la intensidad y belleza de la visión de esa gente. La visión de ellos encajaba perfectamente con lo que una vez escribió C.S. Lewis: «Expándete en el tiempo y el espacio de tu ministerio, enraizado en la eternidad, como un ejército que lleva con orgullo sus banderas».

Aquellos de nosotros que queremos vivir así debemos no solo cantar esa canción hoy, sino tam- bi@n a las próximas generaciones. f3

Así que iré a predicar de nuevo a esa iglesia - estoy considerando hacerme el desmayado, solo para recordar los viejos tiempos.

E.stoY muy contento con esta vida, por como Dios ha estado conmigo, aun cuando a veces yo le he fallado o he sido inadecuado. No puedo imaginar otra vida para mi tan fructífera como esta, sirviendo en la iglesia.

no quiere que vuelva a intentarlo. -Na seas ridfculo, hambre -me contest6---. Me invitó a hacerlo otra vez .•. y de nuevo me

desvanecí. Ahf perclbf que eso sería el fin de mi ca· rrera como predicador, pero él me diío:

-Vas a predicar de nueva el próxima domin- go. ¡Y voy a insistir tantas veces sea necesario hasta Que domines esto, o esto termine matándote! Pero tu no puedes renunciar así nomás.

La semana pasada recibí una carta de esa iglesia, pidiéndome que vaya a predicar en su 75° aniversario. El pastor Juan hace rato cue se penslc- nó. El actual pastor escribió en esa carta: «La gente aquí te recuerda ... » -pensé que eso era algo lindo, hasta que segur leyendo-- « ... como el predicador que se desmaya».

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Por Cristóbal Armstrong

EDE NI DA

BIBLIA E HISTORIA

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A través de los siglos el concepto se fue distorsionado. Pero la Historia también nos ha ayudado a afinar

nuestra mirada sobre la vocación cristiana.

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El aporte de San Agustín Al principio, la vocación fue entendida como un llamado a la salvación y el servicio, sin una división clerlcal·laica. Más adelante, sin embargo, el rol del clérigo creció hasta llegar a ser una función especial de autoridad. Más tarde, después de Constantino, cuando el cristianismo llegO a ser la religión oficial del Imperio Romano en el año 300, el término /{1/Q·

cación» fue aplicado con exclusividad a los clérigos, como una analogía del llamado santo y separado del sacerdocio judío. Esta distinción se fortaleció en

La vocación en la Biblia Los terminas que nos hablan de esto son, en hebreo gr, en griego kaleo y en latín vocaoo. Podríamos decir que el hebreo qara' puede significar «llamar de repen- te», pero también puede ser •llamar• o •encomendar• a alguien a una tarea colectiva. Esta dimensión de encomendar es presentada en Génesis cuando Dios «llama» por su nombre a varias cosas de su creación: eluz» y «oscuridad», «varón» y «hembra», por ejemplo, lo que significa que no son solo nombres, sino el acto del deseo de Dios de que sean. Esta soberanía se ha manifestado también sobre los humanos, cuando les da el dominio sobre el resto de las criaturas, y la vocación de crear cultura.

En el Nuevo Testamento, la palabra que usamos para iglesia, eAAJesia, significa «llamamos aparte» y es tomada de la cultura griega donde se la usaba para llamar a una asamblea polrtica. Esto su· giere el llamado a cuidar, tanto ffsica como econ6mi· camerrte, el buen pasar de los demás. Por supuesto, el llamado primario de Dios en el Nuevo Testamento es a predicar y discipular. Stackhouse agrega: ,Mu· ches pasajes también reconocen que la gente tiene obligaciones terrenales, y el llamado es a identificar especfficamente cuáles son las responsabilidades de cada uno en la vida, lo cual debe ser curnpuco de manera completa». Como ejemplo, él cita 1 Corintios 7.20 y Filemón.

Lo que no encontramos en el Nuevo Testarnen- to es un llamado a retirarse de la parUcipación de la vida y el trabajo de cada dta. Jssüs llama a unos pocos pescadores a dejar sus redes, pero eso parece ser un llamado específico para muy pocos, y limitado al tiempo de su ministerio en la Tierra. Muchos otros también creyeron en Jesús mientras seguían con sus actividades de soldados, hacedores de tiendas, vendedores de púrpura. y la lista continúa.

del panorama más extendido del plan de Dios? En una palabra, si.

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Enseño Historia en el Seminario Bethel. El primer af'io hago que mis estudiantes compartan su sentido

del llamado. Todos tienen historias más o menos parecidas: «Renuncié a mi trabajo para entrar en el ministerio». Y lo común a todos es la falta de sentido que le han encontrado a la vida. No se dan cuenta de que pueden agradar a Dios en sus lugares de traba· jo y allí ser útiles para el Reino. Con frecuencia, se asume que aquellos que son ordenados al ministerio son quienes realmente están trabajando para Dios. Si

esto fuera verdad, ¿dónde deja eso a la gran mayo· rta de los cristianos que al final de sus vidas habrán dedicado mas de 100.000 horas a un trabajo fuera de la iglesia? Aquellos que tienen un trabajo secular, frecuentemente sienten que solo a quienes ocupan posiciones significativas en la Iglesia el señor les dirá algCm día: «:Bien hecho, siervo bueno y fiel:».

Por varios anos trabajé en una cornpañta de comunicaciones antes de entrar en el ministerio; y durante ese tiempo nunca escuché decir que nues- tras labores fueran algo aprobado por Dios. Lo único que recuerdo es que tener un trabajo es bueno para sostenerse y para traer más dinero a la iglesia, para que «el verdadero trabajo de Dios sea hecho».

Creo que parte del problema comienza en las instituciones de capacitación, donde el entendimien- to de la vocación ha sido cambiado por el concepto de que lo esencial está en las habilidades que se promueven para trabajos espectñcos, sin el sentido

de un significado más trascendente. El académico de Princeton, Max stackhouse, sugiere que la forma en que la mayoña de nosotros somos capacitados para el trabajo deja una brecha respecto del valor espiri- tual en la persona.

Vivimos en lo que Gordon Preece llama «la era posvocaconale. Van Duzer dice: «Parte de los burnouts (colapso mental por estrés) son porque es· tamos perdiendo el control del propósito. Trabajamos más intensamente y a mayor velocidad, por lo que pareciera que esto cada vez tiene menos senüdo. Oja- lá pudiéramos entender que todo lo que hacemos es parte de la gran arquitectura del Reino de Oloss. Eso serta más estimulante que esos frasquitos de adrena- lina que toman los estudiantes antes de prepararse

para un examen. Tendrlamos que preguntarnos: ¿Hay alguna

tradición teológica, basada en las Escrituras, que afirme formalmente que el trabajo «secular» es parte

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La encarnación Aun en la iglesia del medioevo podemos encontrar recursos teológicos importantes sobre el trabajo ordinario.

La aparición de Cristo en la escena como ser humano, con todas sus necesidades, habilidades y tentaciones, nos previene de caer en el error de los gnósticos, quienes llamaban «malo» a todo lo monda- no y asumían que Dios no estaba presente ni interac- tuaba con ese mundo material.

Hoy no corremos el riesgo de pensar que todo lo material es malo -aunque no faltan quienes ast lo creen--, sino en creer que todo aquello que se rela· ciona con el tiempo y la materia es «no espiritual». Tal vez valoramos el trabajo que hacemos en el mun- do cotidiano, pero nos cuesta ver1o como un asunto espiritual. Vamos el domingo a la iglesia para ser espirituales y el resto de la semana dejamos de lado las cosas espirituales y vamos a trabajar;

Cuando reflexionamos sobre lo integral de la encarnación, vemos que Dios unió la dlvinldad y la humanidad para trabajar en el tiempo y el espacio que personificó Jesús. Como verdaderos seguidores del Cristo encamado no podemos ignorar ninguna estera de nuestra existencia relativa al tiempo y al espacio -y mucho menos nuestro trabajo-. Como lo dijo el teólogo Abraham Kuyper, «No hay un solo centímetro cuadrado de todo el dominio de nuestra existencia al cual Cristo, como Soberano sobre todo, no lo reclame como suyo.

el siglo XI, cuando a los clérigos occidentales se los obligó a ser célibes, lo cual también los separó del núcleo familiar y de los negocios.

El pensador más influyente del cristianismo occidental, Agustín de Hlpona, distinguió dos esferas para el destino terrenal humano: la «vida activa» y la «vida contemplativas. En la primera ubicó a todas aquellas actividades humanas de servicio -agricul· tura, fabricación, comercio, formación de tamilias-> como la dimensión «horizontal» de la vida. En la «vida contemplativa» incluyó a los que «buscan a Dios» -oración, adoración, disciplinas espirituales- lo que definió como la dimensión de la vida «vertical». Aun· que para Agustín las dos dimensiones eran «buenas», la vida contemplativa --practicada mayormente por los clérigos y aquellos dedicados a la vida monacal- pertenecfa a «un orden superior». Por lo tanto, «tener una vocación» era el equivalente a ser un clérigo o monje. En su libro El llamado, Os Guinness tituló esto como o:la distorsión católica», y criticó este dualismo que separaba las cosas terrenales de las celestiales y al «pensar» del ehacers. Guinnes también escribió sobre la «distorsión protestante, Que secularizó los términos «v0eaci6n» y «llamado,..

¿Cómo nosotros, entonces, podemos recupe- rar la riqueza del significado bíblico del llamado de Dios a todo aquel que cree?

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C 2013, Leadermp .Journal. Usado con el debido permso.

De aquél entonces a hoy Esa fue la doctrina luterana de la vocación, y Juan ceívínc trabajo sobre ella. pero liberando a la gente a buscar su propia vocación, en lugar de permanecer en esas clasificaciones estándares de Lutero. Los puritanos desarrollaron la idea de que la gente servía a Dios de manera primaria, al hacer su trabajo o manejar los negocios, de tal manera que prepararon el camino para el florecimiento del capitalismo. Tal como Weber lo analizó, la obediencia, la diligencia, la gratificación postergada y otras virtudes «ascéticas» fueron transferidas desde el puritanismo calvinista hacia el mundo del trabajo, lo que resultó en la crea- ción de tremenda riqueza.

El resto de la historia, desde los puritanos hasta hoy, consistió mayormente en la secularlzaclón del trabajo.

El tiempo ha llegado para que reconectemos nuestro concepto actual de la vocación con la riqueza del legado que la reflexión cristiana nos ha dejado a lo largo de los años. fD

de Lutero era una ex monja). Mientras Que fueron Impelidos a trabajar como cualquier hijo de vecino mostraron un patrón de vida que glorificaba a Dios y servia a la humanidad.

Lutero reivindicó el ministerio de todo creven- te al afirmar Que cada esposo, esposa, campesino y magistrado era un sacerdote de igual forma que los clérigos. 1:1 decla que estos eran necesarios para ordenar la sociedad, pero que, en esencia, cualquier trabajador podrfa administrar comunión y oír confe- sión. 1:1 sostenía la necesidad de estructuras jerár- quicas en la sociedad, pero por función y no por nivel o calidad. No obstante. las vera como estructuras estáticas; si alguien había nacido como hijo de pas- telero, su llamado era a continuar con la profesión de su padre.

Lutero Para los reformadores. como en las épocas de la igte- sia primitiva, el «llamado» a los cristianos se refirió al discipulado y a la comunidad de fe. Lutero y otros pensaban que los votos de pobreza y castidad eran señales de orgullo espiritual, al punto que lucharon para cerrar los monasterios y conventos, y hacer casar a los monjes y monjas (de hecho, la esposa

La vida contemplativa versus la activa En el sig1o VI hubo un Papa llamado Gre-gorio el Gran, de, un monje que nabra sido formado bajo el concep- to de que la vida contemplativa era más importante que la activa. Quedó devastado cuando se encontró con todas las tareas administrativas que un Papa de· bía enfrentar. Como resultado del proceso que debió transitar ­y sus reflexiones al respect~ concluyó que la vida contemplativa capacitaba al cristiano para enfrentar la vida activa, donde se enfrentaría con la realidad del pecado del hombre y sus cense- cuencias. ¿No es acaso lo que enfrentamos todos en la vida cotidiana? Esas dos vivencias nos ayudarran a cumplir con el mandato de Mateo 25. Luego, la experiencia de vida lo retornaría a la contemplación para procesar con Dios las frustraciones. En otras palabras. el trabaje serla para nosotros algo santrñ- cador, haciendo el nuevo tiempo contemplativo más transformador.

A lo largo de la Historia hubo varios otros teólogos y lfderes cristianos -de varias confesto- nes- que exploraron esos conceptos y los desarro- llaron. Por ejemplo, el Papa Benedicto --aCin en la Edad Medi~ estableció el trabajo manual para los monjes como elemento fundamental para experirnen- tar la vida Integral. En el siglo XII los clsterclanos, un movimiento comenzado por Bernardo de Clairvaux, tuvo monjes y monjas que persiguieron esta filosofía y sirvieron en colegios, orfanatos, producción agrT- cola y otras labores y contribuyeron, Incluso, con el desarrollo del emprendedurismo en aquella época. Ellos entendían que el servicio era una parte esencial de la vida.

No hay un solo centímetro cuadrado de todo el dominio de nuestra existencia al cual Cristo, como Soberano

sobre todo, no lo reclame como suyo.

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Muchas veces me han hecho esta pregunta. Quiero compartir mis pensamientos sobre este tema tan relevante. Primero, debemos hacernos algunas preguntas a nosotros mismos.

Por Donaldo Schmierer

¿Cómo debemos tratar a los homosexuales?

TEMAS CONTEMPORÁNEOS

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Hace un par de anos tuve una conversación con un fotógrafo que me preguntó lo mismo. Él dijo que en cualquier actividad debe haber libertad para escoger con quién hacer negocios y con quién no. Precisamente, ese era un tópico que utilizaban los racistas blancos hace cincuenta años, y de esa forma se rehusaban a atender a los negros o indígenas en sus restaurantes.

Le dije a mi amigo que en un país con dere- chos y responsabilidades como el nuestro, si eres un hombre o mujer de negocios de cualquier tipo, se re· quiere que le ofrezcas tus servicios a cualquiera, sin Importar si apruebas o no su estilo de vida. El cliente puede ser un adúltero o un alcohólico empedernido,

o alguien con una orientación sexual diferente, pero se requiere que le brindes tus servicios. Es importan· te entender que esto no significa que bJ apruebas su estilo de vida.

Vivimos en un tiempo de grandes obstáculos y factores desestabilizantes, y una gran parte de la sociedad comparte la percepción de que los crístla- nos odiamos a los homosexuales. Puesto que segui- mas a un Salvador que fue amigo de recaudadores de impuestos (de muy mala fama por sus métodos tramposos, injustos y extorsivos) y de prostitutas. esta reputación que nos hemos ganado de odiar en lugar de amar es una vergüenza para nosotros. creo que rehusarnos a hacer negocios para una boda homosexual da un mensaje equivocado. Aunque la posición del pastelero pueda ser tomada como «ser firme en las creencias» -y entiendo muy bien los sentimientos de este hermano- personalmente, creo que es tomar una posición errónea .

Como iglesia necesitamos tomar posición

hacer algo que apoye o permita una boda de alguien que no encaja en los patrones b1blicos. Pero, ¿dónde ponemos la llnea? Pienso que es dfferente si se tratara de un pastor al que le piden que haga ese casamiento o alquile la iglesia para la boda, como si estuviera ha­ ciendo un trato con cualquier otra persona. Si tú eres empleado de una tienda y una pareja de homosexuales quiere comprar cosas para su boda, ¿te rehusarías a atenderlos? ¿Qué si es un hombre heterosexual y qui~ re comprar cosas para el cumpleaños de su amante? ¿Qué si una pareja que convive sin estar casados quiere un pastel para Año Nuevo y le pide al pastelero QUe se lo haga? ...

R~sta: «Esos son temas perturbadores en nues- tros tiempos, y quiero responder con cuidado y con amor. En nuestro mundo debemos ser conocidos por nuestro amor, no par nuestro odJO o rechazo.

»No estoy de acuerdo con el matrimonio /loo» sexual, porque creo que Dios instituyó el matrimonío entre un hombre y una mujer. De cualquier manera, cómo tratamos a los homosexuafes es otra historia. Jesús estuvo en contra de la prostitución, pero trató a las prostitutas eón gran amabilidad.

.. Podemos entender la actitud de no querer

Pregunta: •Recientemente, escuché una historia sobre un pastelero que fue perseguido por rehusarse a hacer un pastel de bodas para un casamiento nomo- sexual. Él lo hizo por sus convicciones cristianas. Por favor, deme una respuesta.»

Un pastor amigo recibió una pregunt.a relaclo- nada con este tema de parte de uno de sus míem- bros. El domingo siguiente puso en el boletín de la iglesia esa pregunta y su respuesta. AQuf la cito:

¿Dónde y cómo ponemos una línea que no comprometa nuestras creencias?

Juan 1.14 dice que Jesús estaba •lleno de gracia y de verdad». ¿Cómo sería eso en nuestro trato con /os homosexuales o con cualquiera que esté involucrado en una vida de pecado?

Lo que tenemos como «la regla de oro», en Mateo 7.12, nos instruye a que tratemos a otros como deseamos que nos traten a nosotros. ¿Espera Jesús que yo aplique esto con cada persona que me encuentro?

Somos llamados a caminar de la misma forma en que lo hizo Jesús (1 Juan 2.6). ¿Qué significa eso para mf, y cómo serla mi caminar en este sentido?

¿Se asociarla Jesús con los homosexuales o con otra persona pecadora?

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e 2014. O!nü) Schnierer y eesirroio Ctis1i.m remacmat.

como carpintero y decirte a un cliente potencial: «No VCYy a hacer ese mueble, porque tú eres un adúltero/ idólatra/usurero, y yo estoy en contra de todas esas cosas»? Si les respondemos con amabilídad y amor, no estamos comprometiendo nuestras creencias. Estamos actuando como lo haría Jesós.

Se nos ha dicho, de manera clara, que no debemos dar lugar a las practicas pecaminosas en nuestras vidas; eso no significa rechazar a los peca-

dores. Podemos considerar Que sus estilos de vida son repugnantes, pero somos llamados a mostrar el amor y la misericordia de Dios a un mundo corrupto, lo cual no es algo nuevo.

Hay dos áreas en las cuales, personalmente, pongo una línea. Nunca oficiarla en una boda homo- sexual, ni promovería a alguno de ellos en una posi· eten de liderazgo en la iglesia. ¿Estarías de acuerdo conmigo en que a veces seguir a Jesús requiere ir en contra de mi interés natural y me pone en posiciones que no me gustan? Yo no encuentro que las ensenan- zas y el estilo de vida de Jesús sean fáciles de imple- mentar o Imitar, pero deseo honrarlo y encamino mi vida hacia allí, sin importar mi confort o bienestar. ~

en contra de las cosas que comprometen nuestros valores bíblicos en el ministerio y el compromiso con las Escrituras. Como individuo cristiano, yo tomo mi posición en contra de la homosexualidad, del adulta· río y de cualquier otra practica pecaminosa, rehusan- dome a participar personalmente en esas prácticas. Pero no tomo mí posición cortando mis relaciones con los homosexuales, adúlteros, borrachos, chismo- sos, adolescentes que desobedecen a sus padres, pa- rejas no casadas, vecinos que slgtJen otra confesión de fe, o incluso con aquellos que idolatran el materia- lismo. Todos ellos caen en la misma categoría frente a Dios: pecadores. No podemos esperar que aquellos que no conocen al Señor se comporten como si lo conocieran.

¿Puedes Imaginar a Jesas decirle a la pros· tituta: «No puedes lavar mis pies y secarlos con tus cabellos porque sé qué clase de mujer eres, y yo tomo posición en contra del pecado»? ¿Puedes ha· oerte la idea de que JesCis le dijera al recaudador de impuestos: «No, no voy a ir a cenar en tu casa porque sé que eres una persona Inmoral, que hace trampas a la gente pobre y les robas y, encima, usas ese dinero para propósitos inmorales. No, yo estoy en contra de todo eso»? ¿Puedes Imaginar a Jasas trabajando

TEMAS CONTEMPORÁNEOS

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La.s crisis económicas y ciertas situaciones particulares de algunas iglesias ofrecen una excelente oportunidad para replantear la forma en que un pastor provee para sus necesidades.

«ñi segundo trabajo es una bendicton»

Por Benjamín Connelly

PASTORAL