arguelles escritura melancolia-fragmento

43
j fórcola da Juan Domingo Argüelles ESCRITURA Y MELANCOLÍA Ilustraciones de Damián Flores

Upload: psic-david

Post on 29-Sep-2015

29 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

depresión y escritura

TRANSCRIPT

  • jfrcola

    Ju

    an D

    omin

    go A

    rg

    elle

    s

    ESC

    RIT

    UR

    A Y

    ME

    LAN

    CO

    LA

    5SINGLADURAS

    Singladura: direccin trazada en el plano del horizonte.

    Voltaire

    Tocar los librosJess Marchamalo

    Un corazn bajo una

    sotanaArthur Rimbaud

    Libros y librerosen la Antigedad

    Alfonso Reyes

    Escritura y melancolaJuan Domingo Argelles

    http://forcolaediciones.com

    Pienso que el temperamento melanclico ha sido una condicin de casi toda mi vida. Muchos son los filsofos y sabios que a lo largo de la historia han reflexionado sobre la melancola. Este ensayo no pretende quedarse en un recorrido ms o menos erudito sobre el cmo y el porqu de la depresin, sino que Juan Domingo Argelles nos ofrece un testimonio sincero y conmovedor de su experiencia ante la enfermedad.

    Su dilogo con los pensamientos de William Styron, Oliver Sacks, Carlos Castilla del Pino o Bruno Esta-ol, as como sus propias confidencias y reflexiones sobre la melancola, trascienden con mucho el simple ejercicio intelectual y ensaystico, para hacernos par-tcipes de su dolor, por el que, confiesa Argelles, la bilis me roe el hgado. No se dedica, en palabras de Marcial, a hablar de centauros, ni gorgonas, ni arpas, sino que su tema es el hombre y la humanidad, la persona concreta y su padecimiento.

    Juan Domingo Argelles (Quin- tana Roo, Mxico, 1958), poeta, ensayista, crtico literario y editor. Estudi lengua y literatura hisp-nicas en la facultad de Filosofa y letras de la UNAM. Ha publicado una docena de libros de poesa y varios de estudios y ensayos literarios.

    Ha abordado el tema de la lectura en Qu leen los que no leen? (2003), Leer es un camino (2004), Historias de lecturas y lectores (2005), Uste-des que leen (2006) y Antimanual para lectores y promotores del libro y la lectura (2008). En Frcola Ediciones ha publicado Si quieres lee: contra la obligacin de leer y otras utopas lectoras (2009).

    Ha recibido diversos premios: Pre- mio Nacional de Poesa Efran Huerta (1987), Premio de Ensayo Ramn Lpez Velarde (1988), Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen (1992), Premio Nacional de Poesa Aguascalientes (1995).

    jda daJuan Domingo Argelles

    ESCRITURA Y MELANCOLA

    Ilustraciones de Damin Flores

    9 788415 174028

    C

    M

    Y

    CM

    MY

    CY

    CMY

    K

    arguelles_escritura.pdf 17/01/2011 0:31:53

  • Escritura y mElancola

    arguelles.indd 1 17/01/2011 15:50:25

  • arguelles.indd 2 17/01/2011 15:50:25

  • Juan Domingo argelles

    Escritura y mElancola

    Prlogo de Francisco Javier Jimnez

    ilustraciones deDamin Flores llanos

    frcola

    arguelles.indd 3 17/01/2011 15:50:25

  • Singladuras

    Director de la coleccin: Francisco Javier Jimnez

    Diseo de cubierta y maquetacin: silvano Gozzer

    Diseo de maqueta: susana Pulido

    Produccin: teresa alba

    Juan Domingo argelles, 2011 de las ilustraciones, Damin Flores llanos, 2011 Frcola Ediciones, 2011c/ Querol, 4 - 28033 madrid www.forcolaediciones.com

    Depsito legal: m-915-2011isBn: 978-84-15174-02-8imprime: Elece industria Grfica, s. l.Encuadernacin: moen, s. l.impreso en Espaa, cEE. Printed in spain

    arguelles.indd 4 17/01/2011 15:50:25

  • ndice

    Editar a Juan Domingo argelles ....................... 9

    Escritura y melancola ................................... 21

    Prembulo ............................................................ 25a modo de explicacin ......................................... 27

    primera partela EnFErmEDaD Escrita

    Depresin... y despus ......................................... 39Escritura, lectura y enfermedad .......................... 68temperamento y depresin ................................. 72Enfermedad e individualidad .............................. 76azar, trabajo y amor ............................................ 79angustia y sabidura ............................................ 82 Enfrentar a los fantasmas .................................... 86 En el sueo del Halcion ........................................ 89Fantasa, realidad y locura ................................... 92reeducar las emociones ....................................... 95traducir los sentimientos .................................... 98leernos en el dolor .............................................. 101leer y sobrevivir ................................................... 104

    arguelles.indd 5 17/01/2011 15:50:25

  • segunda partela mar QuE Es El morir

    la emocin ........................................................... 109la contemplacin ................................................. 114la intuicin ........................................................... 117la inspiracin ....................................................... 120El ocio ................................................................... 125la tranquilidad ..................................................... 128la superacin ....................................................... 132la alegra .............................................................. 136la muerte ............................................................. 140

    Eplogo .................................................................. 145

    Bibliografa ........................................................... 149ndice onomstico ................................................ 153

    arguelles.indd 6 17/01/2011 15:50:26

  • Para Rosy, mi gua virgiliana entre las sombras.

    Para Claudina y Juan, testigos de esta historia.

    Y para Bruno Estaol, que habl con la verdad y dijo: No se puede huir de la vida mientras

    est uno vivo.

    arguelles.indd 7 17/01/2011 15:50:26

  • arguelles.indd 8 17/01/2011 15:50:26

  • Bibliofrenia

    Desde hace diez aos, y con cierta regularidad, asis-to a la Feria internacional del libro de Guadalajara, en el estado de Jalisco, mxico. la visita a una de las ferias del libro ms importantes del mundo ha sido estos aos no slo ocasin para reencuentros profe-sionales y personales con colegas y amigos (biblioteca-rios, libreros, distribuidores, editores y autores), sino tambin para alimentar mi ya enraizada bibliofilia, o ms bien crnica bibliopata. los treinta y cuatro mil metros cuadrados de la Fil han marcado el territorio donde, durante una semana, he dado rienda suelta a una manifiesta bibliodependencia, diagnosticada cer-teramente por mi buen amigo Joaqun rodrguez como bibliofrenia o pasin irrefrenable por los libros.

    muchos de los afortunados descubrimientos libres-cos que he tenido oportunidad de disfrutar en cada edicin de la Fil han sido azarosos, producto de pes-quisas durante paseos sin rumbo entre los distintos stands. otras adquisiciones, en cambio, han sido fruto de una premeditada bsqueda, programada por anti-

    9

    Editar a Juan Domingo argelles

    Francisco Javier Jimnez

    arguelles.indd 9 17/01/2011 15:50:26

  • cipado desde el comienzo del viaje. ste ha sido el caso de los libros de Juan Domingo argelles.

    libros sobre libros

    llevo aos leyendo al mexicano Juan Domingo argelles, polifactico escritor, comprometido mili-tante de la animacin a la lectura, bibliotecario y carismtico dinamizador cultural, adems de premia-do poeta y editor. como voraz lector de libros sobre libros, los de Juan Domingo argelles han sido fuen-te de inspiracin y de inagotables lecturas. los temas fundamentales que vertebran sus numerosos libros son las luces y las sombras del fomento de la lectura, por un lado, y las contradicciones entre la industria y la cultura del libro impreso, por otro.

    Ustedes que leen (2006), Antimanual para lectores y promotores del libro y la lectura (2008), o el ms reciente La letra muerta (2010), son sus libros ms cono-cidos y polmicos, donde argelles denuncia sin pelos en la lengua la hipocresa de una sociedad que valora la lectura como un dogma y considera al libro como un objeto sagrado al que adorar, mientras pretende fabri-car lectores en serie. la lectura dice argelles, se ha convertido en una especie de religin en manos de promotores, fomentadores y mediadores del libro, cuando debera ser una forma de oponer resistencia a la realidad.

    la lectura y el trato frecuente con los libros no deberan ser una obligacin, sino una opcin perso-

    10

    arguelles.indd 10 17/01/2011 15:50:26

  • nal. argelles ha reclamado en muchas ocasiones el derecho (no la obligacin) a la lectura y ha reivindica-do la lectura por placer o el placer de la lectura como una de sus justificaciones primeras. aun as, considera que hay que recuperar la dimensin moral (no mora-lista) del libro y la lectura, es decir: de qu vale lo uno y lo otro si no logramos ser mejores personas? slo vale la pena leer libros si stos avivan la inteligencia, nutren nuestras esperanzas y nos mejoran la vida. se muestra as opuesto a los torpes, por fallidos, por obstinados, por ciegos, fundamentalismos pedaggi-cos que hoy es frecuente y preocupante advertir en res-ponsables del fomento y animacin a la lectura, quienes con sus equivocadas estrategias consiguen lo contrario de lo que se proponen: que los jvenes detesten los libros, como reaccin natural ante tanto insistente rollo sermoneador y ante tanto alarmismo insensato.

    un encuentro iluminador

    la lectura de Antimanual me suscit una serie de reflexiones que, en vez de dejar garrapateadas en hojas sueltas o alguna moleskine, quise compartir tutti quanti en El vuelo del alcin, blog que alimen-t desde diciembre de 2008 con crnicas de viajes y lecturas. las demoledoras palabras de Juan Domingo (hemos sacralizado al objeto libro; lo hemos con-vertido en fetiche y ttem) me animaron a dedicarle varias entradas donde el tema del porqu de la lectura centraba mis divagaciones.

    11

    arguelles.indd 11 17/01/2011 15:50:26

  • cul no sera mi sorpresa cuando el 3 de febrero de 2009 recib un correo electrnico del propio Juan Domingo donde, de forma muy cercana y cordial, me agradeca de corazn mis comentarios sobre su libro, y me confesaba: las afinidades en lecturas y en la forma de leer me revelan a un amigo inesperado. con mi respuesta, que no se hizo esperar, comenz una intensa correspondencia que desde entonces mante-nemos sin descanso.

    nuestras primeras confidencias estuvieron dedi-cadas al intercambio de experiencias como lectores y como locos por los libros, yo como biblifilo, l como biblisofo. los mensajes por correo electrnico se vie-ron complementados con cartas y paquetes postales donde unas lneas a vuelapluma acompaaban rega-los en forma, cmo no, de libros. las afinidades le escrib en su momento son muchas entre estos dos locos por la lectura y el libro, a pesar de la distancia, la diferencia de edad y de culturas... Pero, como dira el maestro Julin maras, el dilogo entre las generacio-nes enriquece el pensamiento, y la confluencia de las trayectorias vitales y biogrficas es siempre motivo de alegra y de ilusin propulsora.

    si quieres lee

    con el tiempo, nuestras respectivas inquietudes personales y profesionales se abrieron paso en la conversacin, y un da Juan Domingo me envi por correo postal un manuscrito. Entre nosotros hay

    12

    arguelles.indd 12 17/01/2011 15:50:26

  • grandes afinidades y confluencias vitales y librescas. y en este nuevo libro se te irn apareciendo pgina a pgina, me escribi cuando le confirm la recepcin del manuscrito y mi intencin de devorarlo inme-diatamente. tras una frentica lectura, le plante la posibilidad de publicarlo en Espaa y, tras semanas de intenso trabajo, de lectura con lpiz en la mano, de revisiones y correcciones, aquel original se convirti en el primer libro de Frcola Ediciones.

    Si quieres lee: Contra la obligacin de leer y otras utopas lectoras, un ms que provocador y poltica-mente incorrecto ensayo dedicado al fomento de la lec-tura entre los no lectores, sintetiza como ninguno de los anteriores su postura sobre el libro y la lectura, los cuales adquieren sentido cuando suscitan reflexio-nes, dudas, inquietudes, subversiones, gozo y desdicha, euforia o melancola en quien lo lee. Porque al leer, nos leemos y adquirimos ms conciencia de lo que somos; al leer, pensamos y sentimos lo que ya hacemos, de todos modos, sin libros.

    los meses de trabajo en la preparacin del libro sig-nificaron algo ms que la simple puesta en limpio de un manuscrito para la imprenta, pues propiciaron la oportunidad de un encuentro personal entre los dos. Juan Domingo lo expres con claridad meridiana en uno de sus correos electrnicos: me siento realmente contento con lo que conseguimos entre autor y lector y lo que conseguiremos entre editor y autor, pero sobre todo, por encima de cualquier cosa, por la amistad y

    13

    arguelles.indd 13 17/01/2011 15:50:27

  • 14

    las afinidades electivas entre nosotros, ambos lectores y ambos autores.

    Editar a Juan Domingo ha supuesto entablar una relacin dialgica y personal que nos ha llevado a com-partir una profunda amistad. Para ambos, este libro ha representado adems la oportunidad de aportar algo ms, de dar un valor intangible y trascendente a nuestro trabajo, un deseo implcito que Juan Domingo verbali-z de manera elocuente: la vida fluye ms all de los libros y yo quiero, como deseaba ortega y Gasset, que el libro involucione hacia la conversacin y la humani-dad, no hacia la erudicin y la criptologa.

    la presentacin oficial del libro y de la editorial en la Feria del libro de Guadalajara, en diciembre de 2009, sirvi de ocasin para que Juan Domingo y yo nos conociramos en persona, un encuentro que ambos recordamos con emocin contenida. mucho era ya lo que compartamos, muchas las confidencias que haban consolidado una amistad epistolar duran-te meses. En un acto entraable, con Juan casamayor como anfitrin, autor y editor pudimos compartir con el pblico asistente gran parte de nuestras mutuas inquietudes y reflexiones sobre este libro, y parte de la historia que lo fragu.

    En el texto que prepar para la presentacin, titula-do El guardin de la puerta, quise rendir homenaje a todos aquellos que, desde la militancia y el compromi-so, se dedican al fomento de la lectura: Juan Domingo argelles es otro guardin de la puerta, no menos cau-

    arguelles.indd 14 17/01/2011 15:50:27

  • 15

    tivadora e irresistible, la de los libros que llevan a otros libros. Hay tantas puertas como guardianes; hay tan-tos guardianes como lectores. realmente, todos los que leemos con pasin, todos los que hemos descubierto la experiencia lectora como parte del misterio de nuestra vida, somos verdaderas puertas de esta casa no pala-cio ni mazmorra que es la casa de la palabra.

    a travs de la selva oscura

    En febrero de 2010, en uno de sus correos habi-tuales, Juan Domingo me anuncia que me enva un manuscrito para que lo lea y le haga partcipe de mis primeras impresiones. Estos apretados folios, que en un principio se llamaban Escritura y enfermedad, me invitaba a leerlos con una advertencia que desper-t mi curiosidad: componan un librito a un tiempo doloroso y satisfactorio. Juan Domingo, en un gesto entraable de amistad, me confi este nuevo libro sobre el que reconoca abiertamente: no puedo juz-garlo. Estoy muy cerca de l y ya le he dado demasiadas vueltas, tantas que me s de memoria cada pgina. t, que s puedes, jzgalo sin misericordia y sin compro-miso. si acaso me dices que es algo descarnado y no vale la pena, confiar absolutamente en ti. y si acaso te llega a interesar, es tuyo. si slo te interesa una parte y la otra no, tambin es tuyo.

    abord inmediatamente su lectura, y en las prime-ras pginas descubr un libro diferente a los que haba ledo de Juan Domingo, y en sus palabras, una voz muy

    arguelles.indd 15 17/01/2011 15:50:27

  • 16

    distinta, casi descarnada. El mismo autor me aclaraba en su mensaje: Es un libro que me retrata y me refrac-ta. Parido con dolor y reescrito con un inmenso placer (ya lejos de la enfermedad).

    En su intenso y apasionado dilogo con el libro de Willian styron sobre la depresin, descubr ya no al Juan Domingo escritor, mucho menos al lector, sino a la frgil persona que en un momento determinado de su vida sufre un proceso depresivo que pone al lmi-te sus fuerzas y su inteligencia. Descubr, tras aquel inteligente biblisofo epicreo que tanto haba escrito sobre la biblioterapia, a un alma atormentada que no lograba encontrar sosiego en los libros y a quien la lec-tura no reconfortaba ya.

    Pienso que el temperamento melanclico ha sido una condicin de casi toda mi vida. Juan Domingo nos ofrece a sus lectores un testimonio sincero y con-movedor de su experiencia ante la depresin. aos han pasado de ese episodio de su vida, pero en un ejerci-cio de responsabilidad, fiel a esa vocacin moral lti-ma que reclama para los libros y la lectura, se adentra en aquella selva oscura y nos hace partcipes de su dolor.

    Hijo de saturno

    Juan Domingo se ha referido en muchas ocasiones a la melancola en sus escritos. as, en Si quieres lee, afirmaba: se lee, sobre todo, porque el habla no nos basta, porque la verdad prctica es insuficiente y

    arguelles.indd 16 17/01/2011 15:50:27

  • 1717

    porque estamos esencialmente inconformes con este mundo prctico y verdadero que, en muchos momen-tos, es una enorme mentira, una gran frustracin, una desesperante angustia, una ansiedad que, como el mar, extiende sus lmites hacia todas partes: el mar de la melancola, el mal de la desilusin. Pero, en este breve ensayo sobre la escritura y la depresin, Juan Domingo nos hace partcipes de su propia condicin de melanclico: los melanclicos reivindicamos el dere-cho a la soledad e incluso a la tristeza.

    su temperamento natural melanclico hace a Juan Domingo vctima de la bilis negra, lo cual, sabemos desde aristteles, no le convierte necesariamente en un enfermo, pero s le condena a una cierta propensin a la enfermedad que los modernos conocemos como depresin. Por culpa de la bilis negra, uno de los cuatro humores clsicos, Juan Domingo no tolera la sobriedad fra de la vida, y la melancola le convierte en un ser excepcional que, segn Platn y su teora del furor, lo emparenta con hroes trgicos como yax o Heracles.

    la tradicin pitagrica otorga al melanclico la tierra como su entidad csmica, el otoo como su estacin, la madurez como su edad, la sequedad como su cualidad, y el cerebro como el rgano con el que se identifica; esto ltimo lo emparenta con eruditos y pro-fetas. los aficionados a la simbologa lo identifican con el perro o el jabal, y los sabios del arcano lo nombran hijo de saturno, maestro en geometra, seor de la tie-rra, el tiempo y el campo, trabajador noctmbulo. Juan

    arguelles.indd 17 17/01/2011 15:50:27

  • Domingo, que como robert Burton podra decir que saturno fue el seor culminante de mi nacimiento, queda emparentado as con ebanistas, carpinteros, orfebres, alquimistas y constructores, pero sobre todo con gemetras. la geometra, el arte de la medida, es la ciencia por excelencia, la ciencia del peso y el nmero, y, en definitiva, de la sabidura y la escritu-ra. como hijo de saturno, el gemetra Juan Domingo posee las llaves, el poder del artista.

    muchos son los filsofos y sabios que a lo largo de la historia han reflexionado sobre la melancola, como Juan Domingo nos recuerda en su ensayo. Desde aristteles dicha reflexin adquiri el rango de cient-fica, y las aportaciones de teofrasto, Posidonio, sexto Emprico o Galeno en la antigedad, y Bartolom de mesina, alberto magno, Guillermo de auvernia, constantino africano o rufo de feso en la Edad media, nos han descrito al mnimo detalle la caracte-riologa del melanclico y la diversidad de sus snto-mas. la bilis negra produce en el melanclico, a nivel fsico, una etiologa marcada por el miedo, la ansiedad, el nerviosismo, y a nivel psquico, un temperamento sesgado por la irascibilidad y la tristeza.

    Pero el ensayo de Juan Domingo no pretende que-darse en un recorrido ms o menos erudito sobre el cmo y el porqu de la depresin, y su dilogo con los pensamientos de William styron, oliver sacks, castilla del Pino o Bruno Estaol, as como sus propias confi-dencias y reflexiones sobre la melancola, trascienden

    18

    arguelles.indd 18 17/01/2011 15:50:27

  • con mucho el simple ejercicio intelectual y ensaysti-co, para hacernos partcipes de su dolor, por el que, al igual que a Horacio, la bilis me roe el hgado. Juan Domingo no se dedica, en palabras de marcial, a hablar de centauros, ni gorgonas ni arpas, sino que su tema es el hombre y la humanidad, la persona concre-ta y su padecimiento.

    con el nimo de arrojar luz sobre este mal, Juan Domingo es fiel al espritu que inspir a su antece-sor robert Burton en la elaboracin de su tratado, y escribe sobre la melancola para estar ocupado en la manera de evitar la melancola. En una de sus cartas me hizo partcipe de la motivacin ltima de este tra-tadito: su lectura quiz pueda servir a alguien, ms que a m.

    madrid, 27 de septiembre de 2010

    19

    arguelles.indd 19 17/01/2011 15:50:28

  • arguelles.indd 20 17/01/2011 15:50:28

  • ESCRITURA Y MELANCOLA

    arguelles.indd 21 17/01/2011 15:50:28

  • arguelles.indd 22 17/01/2011 15:50:28

  • Puedo perfectamente imaginar a un hombre sin manos, sin pies y sin cabeza (porque es la experien-cia la que nos ensea que la cabeza es ms nece-saria que los pies). Pero no puedo imaginar a un hombre sin pensamiento: sera una piedra, o una bestia.

    blaise pascal

    la enfermedad es el lado nocturno de la vida, una ciudadana ms cara. a todos, al nacer, nos otorgan una doble ciudadana, la del reino de los sanos y la del reino de los enfermos. y aunque pre-ferimos usar el pasaporte bueno, tarde o temprano cada uno de nosotros se ve obligado a identificarse, al menos por un tiempo, como ciudadano de aquel

    otro lugar.

    susan sontag

    todos estamos enfermos y slo sabemos leer los

    libros que tratan de nuestra enfermedad.

    jean cocteau

    arguelles.indd 23 17/01/2011 15:50:28

  • arguelles.indd 24 17/01/2011 15:50:29

  • prembulo

    a propsito de viajes y viajeros

    los viajes como el amor, los hijos, la amistad, los libros, la msica, las pelculas, etc. habran de tener

    algn elemento decisivo en nuestra vida: ser imborra-bles y no reducirse a simples postales fotogrficas para el lbum turstico de nuestra vanidad viajera. Hay via-jes y hay consecuencias.

    Es injusto y torpe generalizar pero por lo que toca

    a los viajes y a los viajeros habra que preguntarnos

    por qu hay tanta profundidad vital en no-viajeros y poco viajeros, como Kant y montaigne, y por qu hay tan enorme frivolidad en una legin de viajeros frecuentes y turistas compulsivos, que viven obsesio-nados, un da s y otro tambin, por ir hacia nuevos rumbos y caminar nuevos caminos para luego venir a contar que vieron esto y aquello, pero que siguen insa-tisfechos, porque maana o la prxima semana, o el mes siguiente, abordarn avin, tren, autobs, barco o automvil para ir otra vez por el mundo y luego otra vez regresar a contar otra vez lo que all vieron.

    a mi juicio, la respuesta es muy simple: porque los primeros viajaron al centro de sus vidas y, con ello, al centro ms profundo de la humanidad, mientras que

    25

    arguelles.indd 25 17/01/2011 15:50:29

  • los segundos (esos turistas compulsos y convulsos) no conocen casi absolutamente nada de s mismos a cam-bio de haber hollado toda la banal periferia que juzgan centralidad, en una especie de provincianismo cosmo-polita o exotismo provinciano.

    antes de querer conocer el mundo habra que comen-zar por intentar conocernos a nosotros mismos. Pero ello exige ms dedicacin y ms afn que llenar las maletas y comprar un billete.

    El da que, encerrados en nuestro particular Knigs-berg, tengamos siquiera una mnima nocin de qui-nes somos, podremos, tal vez, conocer algo del mundo y de los dems. De otro modo, slo sabremos de pai-sajes exticos.

    El viaje hacia nosotros mismos puede ensearnos mucho ms que mil caminos y destinos perifricos. Es una pena pero tambin una alegra que sea la

    enfermedad la que nos brinde, a veces, esta oportuni-dad de viaje.

    26

    arguelles.indd 26 17/01/2011 15:50:29

  • a modo de explicacin

    montaigne sentenci: la meta de nuestra carrera es la muerte, es el objeto necesario de nuestra mira: si nos asusta, cmo podemos dar un paso adelante sin agitacin?. Famosa es la frase con la que rema-t este profundo pensamiento: no hay que proyec-tar nada a tan largo plazo. Hemos nacido para actuar. Que la muerte me encuentre plantando mis coles, pero sin preocuparme por ella, y menos an por mi jardn imperfecto.

    El jardn imperfecto de la vida es el universo real de toda la existencia. los falsos sabios, los falsos profetas, los ilusorios apstoles de la perfeccin del mundo (y toda una plyade de charlatanes, unos muy clebres y otros anodinos) se desconciertan ante la forma en que el azar organiza, armoniza y recompone todo. sin embar-go, no hay nada ms seguro que la casualidad ni nada ms certero que la ignorancia para conocer realmente el mundo y hacerlo nuestro. El destino est hecho de azar y de necesidad ms que de proyectos y cronogramas.

    Quienes se afanan y se desesperan por entregar a sus hijos un jardn de perfeccin, lo nico que logran es una prole frustrada que no es extrao que, en sus

    27

    arguelles.indd 27 17/01/2011 15:50:29

  • momentos de emocin ms sincera, acabe detestando a sus padres o hacindose reproches a s misma.

    Es gente que no sabe vivir y que, por lo mismo, le tiene un enorme pavor a la muerte. Gente que vive asaeteada por la angustia de morir antes de tiempo (aunque nadie se muera la vspera) y por la absurda y ridcula bsqueda de la perfeccin; absurda y rid-cula por imposible. Gente que hace de la frustracin una manera de ser porque, irremediablemente, vivi-r inconforme ante la perspectiva de morir sin haber dejado en el mundo la inteligente huella de su per-feccin. Gente que no tuvo jams la nocin de la siguiente certeza de marco aurelio: En la vida de un hombre, su poca es un momento; su juicio, el dbil resplandor de una vela de sebo.

    si esta gente comprendiera a montaigne, sabra que el que ha aprendido a morir ha dejado de ser esclavo, y que en el fondo cualquier angustia a propsito de la mejor muerte posible no es otra cosa que una ton-tera. montaigne nos da la clave de la tranquilidad con su sonriente y profundo sentido comn: si no sabes cmo morir, no te preocupes: la naturaleza te lo ense-ar a su debido tiempo.

    Epicuro nos ayuda tambin a reconciliarnos con la vida y a no hacerle demasiados gestos agrios a la muerte; todo ello si realmente lo leemos, lo compren-demos y aceptamos su ayuda, a travs de la sabidu-ra de su tetrapharmakon: cuatro remedios dignos de tener a la mano:

    28

    arguelles.indd 28 17/01/2011 15:50:30

  • 1, liberarse del temor a los dioses y al ms all;2, liberarse del miedo a la muerte;3, buscar slo los placeres necesarios, pues el placer

    correctamente entendido es fcil de alcanzar; y4, superar el miedo al destino adverso y al dolor,

    que por lo dems dura muy poco.

    Hacia el final de sus das, en una confesin de extraordinaria sinceridad, Jorge luis Borges hizo ms profunda su comprensin del mundo real (no del fic-ticio, en el que vivi por mucho tiempo), y escribi la siguiente maravilla para escarmiento de s mismo y aviso a los dems:

    He cometido el peor de los pecadosque el hombre puede cometer. No he sidofeliz. Que los glaciares del olvidome arrastren y me pierdan, despiadados.

    la sombra de la infelicidad cubre, en efecto, la vida de mucha gente que se la pasa velando por su jardn de perfeccin. la nica verdadera pasin que conocen es la de la clera, disparada por la frustracin. seres colricos, agazapados o destructivos, pasan por el mundo y al final de sus das nos dejan nicamente su resentimiento. no fue el caso de Borges, desde luego, pero s el de mucha gente que lo nico que ha lega-do a este mundo es su infelicidad y su desilusin, y lo peor: sin siquiera un instante de reflexin sincera sobre su desdicha. Borges lo dice: no me abandona.

    29

    arguelles.indd 29 17/01/2011 15:50:30

  • siempre est a mi lado/ la sombra de haber sido un desdichado.

    Hablamos por la boca de la dicha y por la boca del dolor. ms veces por sta que por aqulla. nuestro idioma no es terso, con frecuencia es tartamudo. y sin embargo se entiende porque la pasin siempre se hace entender. El discurso glido del intelecto insensible a lo ms que puede llegar es a la impostada irona, al uso del sarcasmo como un ltigo. Gente muy inteligen-te que quiere hacerse escuchar nunca lo logra, y no lo logra porque carece de la actitud congruente que slo es posible con la pasin.

    Bertolt Brecht tiene un aplogo luminoso al respec-to, digno de ser recordado y atesorado todos los das. Dice as:

    una vez visit al seor Keuner un profesor de filosofa que se puso a hablarle de su sabidura.

    al cabo de un rato, el seor Keuner le dijo:no ests sentado a gusto, ni hablas a gusto, ni

    piensas a gusto.El profesor de filosofa mont en clera y replic:no era sobre mi persona que quera saber algo,

    sino sobre el contenido de lo que he dicho.no tiene ningn contenido replic el seor

    Keuner. te veo andar torpemente y, por ms que camines, no te veo llegar a parte alguna. Hablas oscu-ramente, y al hablar no arrojas ninguna luz. cuando veo tu actitud, tu objetivo ya no me interesa.

    30

    arguelles.indd 30 17/01/2011 15:50:30

  • El libro que el lector tiene en sus manos no es el de un profesor de filosofa parecido al que visit al seor Keuner. De hecho no es un libro de un profesor de filo-sofa y ni siquiera un libro de filosofa, pero s un libro que trata de filosofar, es decir de ejercer la prctica del pensamiento, de reflexionar, sin complejo ninguno sobre asuntos entraables. slo los malos profesores de filosofa o los falsos filsofos piensan de veras que se necesita ser profesor de filosofa o filsofo para filo-sofar, para pensar con la inteligencia y el espritu. En consecuencia, este libro no les debe nada a ellos, pero s a todos los buenos profesores de filosofa y a los bue-nos filsofos que nos han animado a pensar y a sentir sin solicitar la venia de los fantoches intelectuales.

    Este libro parte de algunas nociones de la expe-riencia propia que pueden tambin advertirse en las experiencias de los dems. los buenos psiclogos y los buenos neurlogos lo saben: no es lo mismo poder reconocer, en otros, los sntomas de la depresin, que experimentar en el propio organismo la enfermedad. En el primer caso, hay un conocimiento cientfico de quien entiende mucho sobre la depresin, pero que no sabe exactamente qu es la depresin si l mismo no la ha experimentado. En el segundo caso, el conocimiento se deriva de la experiencia propia. carlos castilla del Pino dira que el dentista entien-de de dolores de muelas, pero no sabr exactamente cmo es ese dolor hasta que a l le duelan las suyas. Entender desde la experiencia propia nos da un cono-

    31

    arguelles.indd 31 17/01/2011 15:50:30

  • cimiento ms profundo, y por lo mismo ms exacto, de nuestro ser.

    Gracias a este conocimiento podemos saber, entre otras cosas, que la felicidad no es posible de un modo absoluto, que la vida nos entrega momentos felices a tra-vs de las alegras cotidianas, y que las fuentes de la ale-gra estn, precisamente, en las formas ms simples del mundo, no en las grandes empresas ni en los ms altos propsitos en los que depositan su idea de felicidad los enemigos del azar, los que se asombran de que la gente viva al da y muera igual, porque suponen que vienen al mundo a misiones extraordinarias que, por supuesto, siempre incumplen y acaban muriendo como todos, pero con la diferencia de padecer una enorme insatisfaccin y una terrible frustracin del tamao de su fracaso.

    si, profesionalmente y por oficio, todos y cada uno de nosotros hiciramos nicamente lo que nos gusta, y dijramos no, sistemticamente, a lo que queremos decir no, este mundo sera otro para todos. Pero hay mucha gente ah afuera empeada en desviarnos de nuestro camino y obstinada en que sigamos el suyo. Es una especie de premisa mesinica: Deja todo cuanto ests haciendo y sgueme.

    Este libro habla de la escritura y de la enfermedad, y en algunos casos de la enfermedad escrita y de la escri-tura enferma. Habla de lo que habla con la voz de lo vivi-do, y est escrito para las personas que no precisan de un manual de instrucciones para poder vivir; no es su intencin ganar adeptos y ni siquiera dictar lecciones; se

    32

    arguelles.indd 32 17/01/2011 15:50:30

  • conforma con compartir las cosas elementales que le dan sentido a la vida y que el mundo suele desdear porque la gente vive obsesionada por las grandes conquistas pro-fesionales, econmicas, mercantiles, de xito social, etc.

    De lo que habla en sus pginas es de lo que nos pasa todos los das: la alegra y el dolor, la dicha y la desdi-cha, la salud y la enfermedad, el amor y el desamor, la compaa y la soledad, la angustia y el contento: ese largo camino de opuestos complementarios que nos lleva irremisiblemente a la muerte. la muerte, tan temida como necesaria. los ros de la vida y el mar de la muerte, como con gran smil lo dijo Jorge manrique:

    Nuestras vidas son los rosque van a dar en la marque es el morir:all van los seorosderechos a se acabary consumir;all los ros caudales,all los otros, medianosy ms chicos,allegados son igualeslos que viven por sus manosy los ricos.

    En la primera parte se detiene un poco en la histo-ria personal de la depresin, para luego, en la segunda parte, mostrar algo de lo que se ha aprendido con esa maestra del dolor, algo de lo que nos ha enseado a

    33

    arguelles.indd 33 17/01/2011 15:50:30

  • quienes no dejamos pasar esa valiosa aunque dolorosa oportunidad de aprender.

    si alguna de estas pginas le dice algo que valga la pena a algn lector, habr cumplido su cometido. Habla de cosas que todos entendemos y de las que todos podemos hablar, y no reconoce ms autoridad que el sentido comn y la experiencia. al final, el azar pone todo en su justo sitio.

    Estas pginas, desconocido lector, pretenden ser catrticas, para ti y para m: para todo aquel que haya sentido que la enfermedad en general y la depresin en particular le disminuyen el gozo, la alegra. sin embar-go, quien no quiera pasar ms all de este prlogo, sufi-ciente es que se quede en el umbral pero al abrigo de un sabio consejo de Henri Beyle: adis, amigo lector: procura no malgastar tu vida en odiar y en temer.

    arguelles.indd 34 17/01/2011 15:50:31

  • 149

    bibliografa

    abad Faciolince, Hctor, Angosta, seix Barral, Barcelona, 2003.

    argelles, Juan Domingo, A la salud de los enfermos. Joaqun mortiz, mxico, 1995.

    Piedra maestra, arlequn, mxico, 1996. auster, Paul, La invencin de la soledad, anagrama,

    Barcelona, 2009.Bartolom, Efran, Educacin emocional en veinte lec-

    ciones, Paids, mxico, 2006.Brecht, Berltolt, Historias del seor Keuner, alba

    Editorial, Barcelona, 2007.castilla del Pino, carlos, Un estudio sobre la depre-

    sin, Pennsula, Barcelona, 2002.cline, louis-Ferdinand, Viaje al fin de la noche,

    Edhasa, Barcelona, 2003.comte-sponville, andr, Impromptus, Paids,

    Barcelona, 2005. La felicidad, desesperadamente, Paids, Barcelona,

    2009.Estaol, Bruo, La vocacin condenada, unam,

    mxico, 2000.

    arguelles.indd 149 17/01/2011 15:50:47

  • 150

    Green, Hannah, Nunca te promet un jardn de rosas, Barral, Barcelona, 1974.

    Gombrowicz, Witold, Diario, seix Barral, Barcelona, 2005.

    Jacquart, albert, Pequea filosofa para no filsofos, nuevas Ediciones de Bolsillo, Barcelona, 2003.

    Kundera, milan, La insoportable levedad del ser, tusquets, Barcelona, 1993.

    lottman, Herbet r., Gustave Flaubert, tusquets, Barcelona, 1991.

    mahfuz, nayib, Ecos de Egipto: pasajes de una vida, martnez roca Ediciones, Barcelona, 1997.

    mann. thomas, La montaa mgica, Edhasa, Barcelona, 2009.

    montaigne, michel de, Los ensayos, acantilado, Barcelona, 2009.

    Pascal, Blaise, Pensamientos, alianza Editorial, madrid, 2008.

    Paz, octavio, Corriente alterna, siglo XXi, madrid, 2009.

    Memorias y palabras: cartas a Pere Gimferrer, 1966-1997, seix Barral, Barcelona, 1999.

    Traduccin: literatura y literalidad, FcE, mxico, 1971.

    rexroth, Kenneth, Cien poemas chinos, seix Barral, Barcelona, 2001.

    ribeyro, Julio ramn, La tentacin del fracaso. Diario personal, seix Barral, Barcelona, 2003.

    Prosas aptridas, seix Barral, Barcelona, 2007.

    arguelles.indd 150 17/01/2011 15:50:47

  • 151

    roth, Philip, El oficio: un escritor, sus colegas y sus obras, seix Barral, Barcelona, 2008.

    sacks, oliver, El hombre que confundi a su mujer con un sombrero, anagrama, Barcelona, 2007.

    sandblom, Philip, Enfermedad y creacin, FcE, mxico, 1995.

    sontag, susan, La enfermedad y sus metforas, nuevas Ediciones de Bolsillo, madrid, 2008.

    styron, William, Esa visible oscuridad: Memoria de la locura, la otra orilla, Barcelona, 2009.

    svevo, italo, La conciencia de Zeno, Gadir, madrid, 2007.

    Vargas llosa, mario, La Historia secreta de una nove-la, tusquets, Barcelona, 1971.

    Wilde, oscar, De profundis, siruela, madrid, 2010.

    arguelles.indd 151 17/01/2011 15:50:47

  • arguelles.indd 152 17/01/2011 15:50:47

  • 153

    ndice onomstico

    abad Faciolince, Hctor, 86abbagnano, nicola, 102abd rabbih al-taih, 90, 91alejo, Jess, 86auster, Paul, 86Bartolom, Efran, 95Baudelaire, charles, 41, 55,

    99Berryman, John, 64Bishop, Elizabeth, 64Borges, Jorge luis, 29Brecht, Bertolt, 30Bryce Echenique, alfredo,

    87, 88camus, albert, 41castellanos, rosario, 136castilla del Pino, carlos, 31,

    53, 92, 93, 94, 95catulo, cayo Valerio, 99cline, louis-Ferdinand,

    40, 41chamfort, sbastien-roch

    nicolas, 112Chaplin, Charles Charlot, 88chaucer, Geoffrey, 47

    chopra, Deepak, 40cicern, marco tulio, 141cioran, Emil mihai, 103cocteau, Jean, 23colet, louise, 59comte-sponville, andr, 83,

    84, 85, 94, 144Dal, salvador, 88, 95Descartes, ren, 45, 72Diderot, Denis, 40Du camp, maxime, 58, 61Dyer, Wayne W., 40Eliot, thomas s., 125Epicuro, 28, 141Estaol, Bruno, 18, 56, 67,

    89, 143Filoctetes, 144Flaubert, achile-clophas,

    58Flaubert, Gustave, 41, 57,

    58, 59, 60, 61Frost, robert, 63Galeno, 18, 72Garibay, ricardo, 123Gimferrer, Pere, 63

    arguelles.indd 153 17/01/2011 15:50:47

  • 154

    Goethe, Johann Wolfgang von, 41, 143

    Gombrowicz, Witold, 51Graves, robert, 143Greene, Graham, 123, 124,

    147Green, Hannah, 73, 74Gutirrez Pedreiro, Daniel,

    43Hemingway, Ernest m., 41Hipcrates, 72Hitler, adolf, 115Homero, 101Jacquard, albert, 55, 94Jarrell, randall, 64Jonas, George, 87Kant, inmanuel, 25, 45, 72Keaton, Buster, 88Kundera, milan, 131lao Zi, 112, 116lautaud, Paul, 41lezama lima, Jos, 118lottman, Herbert, 58, 61lowell, robert, 64lucrecio, 65mahfuz, nayib, 90, 91mandelstam, ossip, 139mann, thomas, 52, 53manrique, Jorge, 33marco aurelio, 28mrquez cristo, Gonzalo, 62martnez de sousa, Jos, 106marx, Karl, 70

    mazzini, Giuseppe, 101montaigne, michael de, 25,

    27, 28, 58, 66, 85, 119, 141, 144

    munch, Edvard, 143nerval, Grard de, 41nietzsche, Friedrich, 127,

    135novalis, Friedrich Freiherr

    von Hardenberg, 142Pascal, Blaise, 23, 63, 69,

    85, 146Pavese, cesare, 41Paz, octavio, 61, 62, 63, 64,

    65, 66, 98, 122, 134Pirrn, 66rexroth, Kenneth, 98, 100,

    101ribeyro, Julio ramn, 41,

    42, 116rilke, rainer maria, 143roethke, theodore, 64roth, Philip, 80, 81, 89rousseau, Jean-Jacques, 53sacks, oliver, 18, 60, 74, 76,

    77, 78, 79saint-Exupry, antoine de,

    116sandblom, Philip, 143sand, George, 60sartre, Jean-Paul, 57savater, Fernando, 126schopenhauer, arthur, 78

    arguelles.indd 154 17/01/2011 15:50:48

  • 155

    schwartz, Delmore, 64sneca, lucio anneo, 138,

    141, 146sfocles, 143sontag, susan, 23, 49styron, William, 16, 18, 46,

    47, 49, 50, 54, 55, 56, 57, 68, 89, 105, 106

    svevo, italo, 51tu Fu, 99, 100

    unamuno, miguel de, 101, 102

    Valry, Paul, 121Vallejo, csar, 42Vargas llosa, mario, 62, 71Vizinczey, stephen, 87, 114Warren, Howard c., 72Wilde, oscar, 111

    arguelles.indd 155 17/01/2011 15:50:49

  • Este libro, Escritura y melancola,de Juan Domingo argelles,

    se termin de imprimiren madrid el 16 de enero de 2011,

    aniversario del nacimiento de susan sontag (1933-2004).

    Eso que vino, el mal,para instalarse,

    no en la piel ni en los huesos,sino en el corazn,

    no es el dolor del mundo,es un dolor ms grande:

    es mi dolor.

    Del aullidoJuan Domingo argelles

    cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o transformacin de esta obra solo puede ser realizada con la autorizacin de sus titulares, salvo excepcin prevista por la ley. Dirjase a cEDro (centro Espaol de Derechos reprogrficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra. En cualquier caso, todos los dere-chos reservados.

    arguelles.indd 156 17/01/2011 15:50:49