argumentación (ejercicios)

4
MODERNIDAD Y ANACRONISMOS Presentación de la Tesis o Introducción En otros tiempos, las infecciones eran mortales. Se salvaban los que eran capaces de generar sus propias defensas y de exterminar las bacterias en una guerra sin cuartel. Hoy los antibióticos contradicen las leyes de Darwin: todos podemos sobrevivir. Hoy ya no gana sólo los más fuertes. Argumentación ¿Qué pensarían ustedes si su marido se niega a tomar antibióticos después de un diagnóstico de tifus? “¡Estás loco, eso es un suicidio!” – le diría. “No, yo tengo que podérmelas solo”. ¿Loco? Sí, o casi. Por lo menos anticuado. Esta escena, que parece una caricatura, la vivimos a diario los profesionales de la salid mental cuando un paciente nos dice: “No, yo no tomaría jamás medicamentos. Soy partidario/a de no usar bastones para caminar mientras pueda. Creo que debo salir adelante con mis propios recursos. ¡Como si los desequilibrios del alma fueran abstractos e independientes del cuerpo, como si las emociones no tuvieran correlatos biológicos, como si el cuerpo y el alma tuvieran un origen distinto, como en el Medioevo. Nos hacen sentir como narcotraficantes o personas leves, que no creyéramos en el valor de la disciplina y el rigor para efectuar los cambios. O como brujos, vendiendo pócimas en pleno siglo veintiuno. Todo lo bueno de este mundo se transforma en malo si se abusa de ello. Así es con la comida, el descanso, el sexo, el alcohol, la autoridad o el descontrol. De los medicamentos, como de todo, se puede abusar y tienen razón los pacientes al querer informarse cabalmente de por qué se les indica tal o cuál. Pero no hablamos de eso, hablamos de una actitud anacrónica, que niega el mundo en que vivimos. Nadie quiere irse en barco a Europa a una reunión de negocios ni de vacaciones en una carreta con seis niños. ¿O sí? Señoras y señores: la vida ha cambiado, la ciencia avanza. Nosotros no inventamos las enfermedades, hacemos lo posible por curarlas. En el mundo moderno, el organismo gasta más de lo que tiene. Porque los cambios son demasiados y suceden con una velocidad tal, que el cuerpo humano no alcanza a producir lo que consume. El vil mercado, el bendito mercado, es ley. Imaginemos la vida de nuestras abuelas. El tiempo era otro. Por lo tanto, las relaciones eran menos y más lentas, los desafíos más infrecuentes, los estímulos más escasos. Un día en el Santiago de Chile de hoy, entre los teléfonos que no paran de sonar, los e-mails que cambian la vida, las distancias, los ruidos, la competencia laboral, las obligaciones múltiples, el cóctel de la oficina a las ocho de la noche, las noticias en la tele donde vemos las guerras en directo, el zapato que pasó de moda ayer y no me sirve para ir a la graduación, el bautizo del sobrino en Viña a las diez de la mañana en un día cualquiera, la misa del tío que se murió en Talca, el supermercado, un celular que me acompaña en el bautizo, en el entierro, en el auto y en la pega y que me trae las noticias más diversa… tan sólo uno de estos días habría dejado a nuestras abuelas en la UTI. ¿Gastamos más energías que ellas? Infinitamente más. Cada pedazo de información que traspaso entre neuronas es un gasto de energía. ¿Quién la provee, quien la paga? El sistema nervioso. Entonces, ¿cómo vivir en la modernidad y creer que

Upload: diego-ignacio-garrido-rubilar

Post on 23-Dec-2015

7 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

texto argumentativo

TRANSCRIPT

Page 1: Argumentación (ejercicios)

MODERNIDAD Y ANACRONISMOSPresentación de la Tesis

o IntroducciónEn otros tiempos, las infecciones eran mortales. Se salvaban los que eran capaces de generar sus propias defensas y de exterminar las bacterias en una guerra sin cuartel. Hoy los antibióticos contradicen las leyes de Darwin: todos podemos sobrevivir. Hoy ya no gana sólo los más fuertes.

Argumentación ¿Qué pensarían ustedes si su marido se niega a tomar antibióticos después de un diagnóstico de tifus?“¡Estás loco, eso es un suicidio!” – le diría.“No, yo tengo que podérmelas solo”.¿Loco? Sí, o casi. Por lo menos anticuado.Esta escena, que parece una caricatura, la vivimos a diario los profesionales de la salid mental cuando un paciente nos dice: “No, yo no tomaría jamás medicamentos. Soy partidario/a de no usar bastones para caminar mientras pueda. Creo que debo salir adelante con mis propios recursos.¡Como si los desequilibrios del alma fueran abstractos e independientes del cuerpo, como si las emociones no tuvieran correlatos biológicos, como si el cuerpo y el alma tuvieran un origen distinto, como en el Medioevo. Nos hacen sentir como narcotraficantes o personas leves, que no creyéramos en el valor de la disciplina y el rigor para efectuar los cambios. O como brujos, vendiendo pócimas en pleno siglo veintiuno.Todo lo bueno de este mundo se transforma en malo si se abusa de ello. Así es con la comida, el descanso, el sexo, el alcohol, la autoridad o el descontrol. De los medicamentos, como de todo, se puede abusar y tienen razón los pacientes al querer informarse cabalmente de por qué se les indica tal o cuál. Pero no hablamos de eso, hablamos de una actitud anacrónica, que niega el mundo en que vivimos. Nadie quiere irse en barco a Europa a una reunión de negocios ni de vacaciones en una carreta con seis niños. ¿O sí?Señoras y señores: la vida ha cambiado, la ciencia avanza. Nosotros no inventamos las enfermedades, hacemos lo posible por curarlas. En el mundo moderno, el organismo gasta más de lo que tiene. Porque los cambios son demasiados y suceden con una velocidad tal, que el cuerpo humano no alcanza a producir lo que consume. El vil mercado, el bendito mercado, es ley.Imaginemos la vida de nuestras abuelas. El tiempo era otro. Por lo tanto, las relaciones eran menos y más lentas, los desafíos más infrecuentes, los estímulos más escasos. Un día en el Santiago de Chile de hoy, entre los teléfonos que no paran de sonar, los e-mails que cambian la vida, las distancias, los ruidos, la competencia laboral, las obligaciones múltiples, el cóctel de la oficina a las ocho de la noche, las noticias en la tele donde vemos las guerras en directo, el zapato que pasó de moda ayer y no me sirve para ir a la graduación, el bautizo del sobrino en Viña a las diez de la mañana en un día cualquiera, la misa del tío que se murió en Talca, el supermercado, un celular que me acompaña en el bautizo, en el entierro, en el auto y en la pega y que me trae las noticias más diversa… tan sólo uno de estos días habría dejado a nuestras abuelas en la UTI. ¿Gastamos más energías que ellas? Infinitamente más. Cada pedazo de información que traspaso entre neuronas es un gasto de energía. ¿Quién la provee, quien la paga? El sistema nervioso. Entonces, ¿cómo vivir en la modernidad y creer que se pueden mantener conceptos anacrónicos?

Conclusión La ciencia ha creado medicamentos para compensar, para subsidiar lo que nuestros pobres organismos no alcanzan a producir. Y tal como antes con las infecciones, algunos tendrán biologías capaces de producir lo que los nuevos tiempos requieren. Otros necesitarán medicamentos. Por unos días, por un tiempo, por toda la vida

(Paula Serrano, Revista Ya de El Mercurio 23/07/2002)ESTRUCTURA GLOBAL DE LOS TEXTOS ARGUMENTATIVOS.

1.- Sintetiza la tesis y la conclusión del texto leído.

2.- ¿A quién se dirige el texto?

3.- En el texto, la autora expone argumentos contrarios a su tesis para contraargumentar y de tal manera, imprimir mayor fuerza a su postura, ¿podrías decir cuáles son los argumentos a favor y en contra de su tesis?

4.- ¿Qué función cumple el título en este artículo?

5.- Define con tus palabras cada parte que compone de manera global un texto argumentativo.

ACTIVIDAD: EL TEXTO ARGUMENTATIVO.

Page 2: Argumentación (ejercicios)

Lee el siguiente texto y determina “tesis-argumentación-conclusión.

“…la mayoría de las cosas las hacemos porque nos mandan (los padres cuando se es joven, los superiores o las leyes cuando se es adulto), porque se acostambra a hacerlas así (a veces la rutina nos la imponen dos demás con su ejemplo y su presión –miedo al ridículo, censura, chismorreo, deseo de aceptación en el grupo…- y otras veces nos la creamos nosotros mismos), porque son un medio para conseguir lo que queremos (como tomar el autobús para ir al colegio) o sencillamente porque nos da la ventolera o el capricho de hacerlas así, sin más ni más. Pero resulta que en ocasiones importantes o cuando nos tomamos lo que vamos hacer verdaderamente en serio, todas estas motivaciones corrientes resultan insatisfactorias.

Cuando tiene uno que salir a exponer el pellejo junto a las murallas de Troya desafiando al ataque de Aquiles, como hizo Héctor; o cuando hay que decidir entre tirar al mar la carga para salvar a la tripulación o tirar a unos cuantos para salvar la carga; o… en casos semejantes, aunque no sean tan dramáticos (por ejemplo sencillito: ¿debo votar al político que considero mejor para la mayoría del país, aunque perjudique con sus subida de impuestos mis intereses personales, o apoyar al que me permite forrarme más a gusto y los demás que espabilen?), ni ordenes ni costumbres bastan y no son cuestiones de capricho. El comandante nazi del campo de concentración al que acusan de una matanza de judíos intenta excusarse diciendo que “cumplió órdenes”, pero a mí, sin embargo, no me convence esa justificación; en ciertos países es costumbre no alquilar un piso a negros por su color de piel o a homosexuales por su preferencia amorosa; pero por mucho que sea habitual tal discriminación sigue sin parecerme aceptable; el capricho de irse a pasear unos días en la playa es muy comprensible, pero si uno tiene un bebé a su cargo y lo deja sin cuidado durante un fin de semana, semejante capricho ya no resulta simpático sino criminal. ¿No opinas lo mismo que yo en estos casos?

Todo esto tiene que ver con la cuestión de la libertad, que es el asunto que se preocupa propiamente tal la ética. Libertad es poder decir “sí” o “no”; lo hago o no lo hago, digan lo que digan mis jefes o los demás; esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y por tanto no lo quiero. Libertad es decidir, pero también, no lo olvides, darte cuenta de que estás decidiendo. Lo más opuesto a dejarse llevar, como podrás comprender.”

(Fernando Savater: Ética para Amador, Madrid: Ariel, 1999)

Responde:

1.- ¿Qué título pondrías a este texto?

2.- ¿Qué tipo de argumentación se lleva a cabo?

3.- ¿Qué características presenta la tesis?

4.- ¿Qué características presenta la argumentación?