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Boletn AntropolgicoBoletn AntropolgicoBoletn AntropolgicoBoletn AntropolgicoBoletn Antropolgico. Ao 21, N 57, Enero-Abril 2003, ISSN: 1325-2610. Universidad de Los Andes. Mrida.LinoMeneses P. y Gladys Gordones R. Nuevas investigaciones en contextos precoloniales..., pp. 21-46.
Nuevas investigaciones en contextos precolonialesde la Cordillera Andina de Mrida:
Arqueologa en la Cuenca del Ro Nuestra Seora1
Lino Meneses P.2
Gladys Gordones R.3
AbstractThis investigation took place at the basin of the Nuestra Seora river also calledRio Negro, one of the most important hydrographic areas of the northern part of theCordillera of Merida. The prospection permitted the location of four large contextswhere habitational and agriculture terraces were found together with strone coveredacequias, rockcaves with archaeologic evidences, petroglyphs and, on the surface,ceramic and lithic rests. The excavations were made in two once-inhabited terraces andin one rockcave. The archaeological and toponimic analysis permitted to stablish cleardifferences between the ethnic groups which inhabited the basins of Chama, Motatanand Nuestra Seora rivers on one side, and on the other, the ethnic group whichinhabited the lower basin of the Chama and Mocoties rivers. The authors came to theconclusion that the Cordillera of Merida received migration waves coming chiefly fromthe south of the Maracaibo Lake and the north central region of Venezuela.Key Words : Archaeology, Cordillera of Merida, Nuestra Seora Basin, migration waves.
ResumenEsta investigacin se realiz en la Cuenca del ro Nuestra Seora o Ro Negro, una delas ms importantes hoyas hidrogrficas en el ramal septentrional de la Cordillera deMrida. La prospeccin permiti ubicar cuatro grandes contextos en los cuales seconsiguieron terrazas habitacionales y agrcolas, asociadas con acequias cubiertas delajas, abrigos rocosos con evidencias arqueolgicas, petroglifos y, a nivel superficial,restos cermicos y lticos. Las excavaciones se hicieron en dos de las terrazas habitacionalesy en un abrigo rocoso. El anlisis arqueolgico y toponmico permiti establecer clarasdiferencias entre el grupo tnico que ocup las cuencas del Chama, del ro Motatn ydel ro Nuestra Seora, por un lado, y por el otro, el que ocup la parte baja del Chamy del ro Mocotes, llegando los autores a la conclusin que la Cordillera de Mrida fueescenario de distintas oleadas poblacionales provenientes principalmente de la cuencasur del Lago de Maracaibo y de la regin nor-central de Venezuela.Palabras clave: Arqueologa, Cordillera de Mrida, Cuenca de Nuestra Seora, olaspoblacionales.
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Introduccin
A pesar que el inters por conocer la historia antigua de laCordillera andina de Mrida se remonta a fines del siglo XIX ycomienzos del siglo XX con los trabajos de Adolfo Ernst (1913), IgnacioLares (1950), Julio Csar Salas (1971), Alfredo Jahn (1971), y GasparMacano (1971), hasta la fecha los trabajos arqueolgicos sistemticosen la Cordillera Andina de Mrida se haban centradofundamentalmente en la cuenca del ro Chama, el principal eje fluvialde los andes merideos (Meneses, 1997). Desde el punto de vistaarqueolgico la cuenca del ro Nuestra Seora no haba sido trabajadade manera sistemtica, solamente se haba realizado un trabajo puntualen un mintoy (cmara funeraria) por parte del arquelogo AntonioNio a mediado de los aos 80 del siglo pasado en la aldea deMotocuar (Nio, comunicacin personal).
El inters por conocer los contextos arqueolgicos precolonialesde la cuenca del ro Nuestra Seora devino de las investigacionesarqueolgicas que realizamos en las ruinas de San Antonio de Mucu4
en el marco del Proyecto Pluridisciplinario San Antonio de Mucu5
que estuvo orientado a conocer los procesos cotidianos del antiguopueblo de doctrina mandado a fundar a comienzos del siglo XVII porel visitador espaol Alonso Vsquez de Cisneros. A este pueblo dedoctrina fueron trasladadas diversas aldeas aborgenes del llamadotambin, por parte de los conquistadores europeos, Valle de lasAcequias (Aguado, 1987).
A partir de la ejecucin de este proyecto nos preguntamos cmovivan los aborgenes que habitaban la cuenca del Nuestra Seora antesde la llegada del espaol? Desde el punto de vista tnico eran los mismosque habitaban la cuenca baja del ro Chama o eran los que habitaban lacuenca alta de dicho ro? Estas eran algunas de las preguntas que nosplantebamos para iniciar las investigaciones arqueolgicas en contextosprecoloniales de la cuenca del ro Nuestra Seora.
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A continuacin presentamos los resultados de las investigacionesarqueolgicas que realizamos en contextos precoloniales ubicados en lacuenca del Ro Nuestra Seora.
La Cuenca del ro Nuestra Seora
La Cuenca del ro Nuestra Seora o del Ro Negro como tambinse le llama en la actualidad es una de las ms importantes hoyashidrogrficas que vierten sus aguas al ro Chama. El Nuestra Seora,como lo llamaron los espaoles a mediados del siglo XVI, se encuentraubicado geogrficamente en un ramal septentrional de la CordilleraAndina de Mrida. Esta ltima est compuesta por la Sierra del Norteo La Culata y por la Sierra Nevada de Mrida. Ambas sierras poseenun relieve montaoso escarpado en las zonas ms altas y con escasasreas planas, situacin que genera distintos tipos de geoformas. (Claracet al, 2000)
Esta cuenca se caracteriza por tener valles profundos y fuertespendientes. En su parte ms alta se encuentran ubicados los picos Bolvar,el Toro y el Len que representan la mayor altura geogrfica de toda lacordillera andina de Mrida. Desde el punto de vista morfolgico, lacuenca media y baja del ro, que es la que nos interesa para los fines deeste estudio, est fuertemente influenciada por la litologa (formacionesgeolgicas Sierra Nevada, Mucuchach y Tosts) y por la accin climtica,las cuales traen como consecuencia la formacin de valles profundos yescarpados con pequeos cambios de pendiente y superficies erosionadasformadoras de grandes crcavas o volcanes como lo llaman los lugareos(Clarac et al, 2000).
Los vientos provenientes del can del ro Chama ayudan a quelas temperaturas nocturnas y diurnas presenten marcadas oscilaciones,trayendo como consecuencia paisajstica una vegetacin baja y laderassecas erosionadas que se observan a lo largo de toda la cuenca a excepcinde su cabecera.
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Fotografa N 1 y 2. Vista general de la cuenca del Ro Nuestra Seora,Edo. Mrida. Tomadas por los autores
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Las referencias histricas suministradas por Aguado en elsiglo XVII nos indican que el paisaje del rea de estudioprct icamente se ha mantenido invariable desde t iemposprecoloniales.
Los antiguos habitantes del Valle de Nuestra Seora, segn FrayPedro de Aguado:
...por causa de ser su tierra seca de pluvias y no tener a sustiempos la abundancia de aguas que para sus labores han demenester, enseados de sabia naturaleza y de su propia necesidad,se dieron desde tiempo de sus mayores a abrir la tierra y hacer porella muy largas vas y acequias, por donde el agua que muchosarroyos avarientemente llevan, se despenda y reparta entre toda latierra que ellos cultivan y labran; y en estos han sido tan curiososque por parte bien speras y dificultosas y por peas duras abrany hacan estos caminos y acequias, de suerte que pone admiracinel mirar y considerar que gente tan brbara y que carecen deherramientas y otros ingenios que para semejantes edificios sonnecesarios tuviesen hechas tantas y tan buenas acequias comotienen,... (Aguado,1987: 406).
La prospeccin Arqueolgica
Debido a la amplia informacin suministrada por los habitantesde Acequias sobre la presencia de contextos arqueolgicos en la cuencamedia y baja del ro Nuestra Seora, la prospeccin arqueolgica lacentramos fundamentalmente en dicha cuenca. Para los efectos de lainvestigacin, consideramos como la cuenca media y baja a toda la zonaque va desde la desembocadura de la quebrada de la Mucuss a dichoro hasta la confluencia del ro Nuestra Seora con el ro Chama.
La prospeccin arqueolgica nos permiti ubicar cuatro grandescontextos arqueolgicos: Los Antiguos (MR200), Los Cardones (MR201),Santa Juana (MR202) y Las Cruces (MR203)
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Fotografa N 4. Terraza del sitio Los Antiguos (MR200).Tomada por lo autores.
Fotografa N 3. Vista general de la terrazas de Las Cruces (MR203).Tomada por los autores.
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En los contextos arqueolgicos ubicados se encuentran terrazashabitacionales y agrcolas asociadas con acequias cubiertas de lajas, abrigosrocosos con evidencias arqueolgicas, petroglifos y a nivel superficial restoscermicos y lticos. Todos los contextos arqueolgicos descubiertos seencuentran ubicados en la ladera SE de la cuenca del ro Nuestra Seora auna altura sobre el nivel del mar que oscila entre los 1545 y 1620 metros.
Excavaciones Arqueolgicas
Por limitaciones presupuestarias se decidi excavar el sitio arqueolgicoque evidenciara la mayores asociaciones posibles; es decir, un lugar que reunieraplanos habitacionales, terrazas agrcolas, acequias, petroglifos y abrigos rocosos.El lugar seleccionado fue el sitio MR201 Los Cardones.
Los Cardones se encuentra ubicado entre las coordenadas N 827 42 y W 71 16 14, en la aldea de Mocher, al margen izquierdode la carretera que conduce a la poblacin de Acequias.
Fotografa N 5. Petroglifo de Santa Juana (MR202). Tomada por los autores.
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Fotografa N 6. Petroglifo de Los Cardones (MR201).Tomada por los autores.
El sitio se encuentra ubicado en una loma delimitada por laquebrada de Los Higuerones y el ro Nuestra Seora. Se caracteriza porla presencia de nueve terrazas habitacionales asociadas con terrazasagrcolas, la presencia de petroglifos, abrigos rocosos y la informacinoral sobre la presencia de enterramientos. Para los efectos de ordenar lainformacin en el campo, todas las terrazas habitacionales fueronidentificadas de manera alfa numrica, desde la T1 hasta la T9.
A los inicios de los trabajos de campo se procedi a realizar unarecoleccin superficial controlada que nos permiti obtener fragmentoscermicos, metates y manos de moler.
Las excavaciones arqueolgicas se realizaron en dos terrazashabitacionales (N 7 y N 9) y en un abrigo rocoso ubicado hacia losmrgenes del ro Nuestra seora.
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Fotografa N 7. Material Cermico:1. Asa tubular, 2. Fragmento de pata de trpode, 3.bordes.
Tomada por los autores.
Material Cermico
La muestra cermica proveniente de Los Cardones consta de 21fragmentos de los cuales 9 corresponden a bordes que nos hanpermitido la reconstruccin de 4 formas de vasijas de carcter utilitarioutilizadas por los antiguos habitantes del sitio (ver fotografa N 7, acontinuacin).
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Material Ltico
En el primer nivel de las excavaciones del abrigo rocoso se recuperuna hacha pulida.
De igual forma, de la recoleccin superficial se obtuvo un huso yalgunos fragmentos de metates y mano de molernos, lo que nos sugiereel uso de fibras naturales para la elaboracin de tejidos y el cultivo deplantas de semillas como el maz que todava se observa en pequeascantidades entre los pobladores de la zona (Ver fotografa N 8).
Fotografa N 8. Material Ltico: 1. Hacha Pulida, 2. Fragmento de mano demoler, 3.Mano de moler, 4. Huso, 5. Pendiente. Tomada por los autores.
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La cermica del sitio de Los Cardones se caracteriza por:
1. Pasta.
Color: Marrn claro, 10YR 7/6.
Textura: Compacta, rugosa.
Coccin: Completa.
Antiplstico: Arena gruesa, arena fina, cuarzo y mica.
2. Superficie.
Color: Vara entre el marrn claro y el marrn oscuro, segntabla Munsell 10YR6/4 y 10YR 5/4.
Tratamiento de superficie: Alisado.
Decoracin: Plstica con presencia de incisiones cortas.
3. Formas.
Borde: Directo, saliente o ligeramente saliente conengrosamiento interno o no.
Labio: Aplanados, redondeados o ligeramente biselados.
Bases: planas o redondeadas.
Funcin: Utilitaria.
4. Formas reconstruidas.
1. Vasijas globulares de cuello corto, boca ancha y base planao redondeada.
2. Vasijas semi globular de paredes ligeramente rectas concuello corto, boca ancha y base plana.
3. Vasijas de paredes ligeramente saliente de borde engrosadointerno y base redondeada.
4. Vasijas de cuerpo saliente, borde directo, boca ancha y baseredondeada.
5. Vasija globular de boca restringida y base anular. (Verfotografa N 9, pgina siguiente).
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Figura N 1. Formas de vasijas reconstruidas. De los autores.
Fotografa N 9. Vasija proveniente de la excavacinen el plano habitacional T9. Sitio MR201 Los Cardones.
Tomada por los autores.
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Como lo apuntamos en lneas anteriores todos los contextosarqueolgicos de la cuenca media y baja del ro Nuestra seora seencuentra ubicados en una misma cota sobre el nivel del marsiguiendo la ladera Sur-este de dicho ro. La relaciones espacialesnos permite plantear que todos los contextos arqueolgicos encuestin representan un mismo momento de ocupacin que seremonta hacia la llegada de los espaoles, tal como nos los relataFray Pedro de Aguado cuando dice que Juan Esteban atraves ...laSierra Nevada por ms debajo de donde est la nieve, y por all dio vistay descubri el Valle de las acequias, que llam de Nuestra Seora, elcual aunque muy doblado y spero era muy poblado de naturales....(Aguado, 1987:406).
Los resultados obtenidos nos permiten confirmar las clarasrelaciones entre el grupo tnico que habit la cuenca media y baja delro Nuestra Seora con los habitantes precoloniales de la cuenca alta delValle del Chama y la cuenca del ro Motatn.
Las evidencias lingsticas6 y arqueolgicas nos permitenestablecer, sin ninguna duda, que la Cordillera Andina de Mrida noestaba poblada para el perodo de contacto por un slo grupo tnico.Los datos arqueolgicos actuales de la Cordillera de Mrida y losterritorios vecinos de la misma, nos sugieren que la primera fue ocupadapor distintas oleadas poblacionales provenientes de la regin nor-centraldel pas, de la cuenca sur-occidental de Lago de Maracaibo y posiblementepor grupos humanos provenientes de los Llanos Altos Occidentales.
Desde el punto de vista de los toponmicos y los antroponmicosen la Cordillera Andina de Mrida coexistieron a la llegada de losespaoles varios grupos tnicos.
Gordones (2001) defini un primer grupo que se encontrabaubicado geogrficamente en el rea sur-occidental de lo que hoy es elestado Mrida. En este grupo se encontraban representadas lasparcialidades de Los Estanques o Uchuara, Los Moquitilagua de Lagunillas,
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Nutea y La Cabana, actual pueblo de La Sabana. Este grupo secaracterizaba, fundamentalmente, por poseer los lexemas /ana/ /asa/ /ina/ /gua al final de los antroponmicos o toponmicos.
Dentro de este grupo encontr el morfema /ana/ caractersticode las lenguas Chibchas, Dobokubi-Bar de Wilbert (1961) y Dobokubi-Kunaguasay de Rivet y Armellada (1965), lo que le permiti establecersu relacin con lenguas habladas hacia el rea sur-occidental del Edo.Mrida (Gordones, 2001).
Tambin se encontraba presente en esta muestra el morfema /asa/ el cual, segn Constenla (1995), se derivara del timo Muisca yTunebo /hase/ correspondiente al pronombre de primera persona ensingular. El mismo se presenta en el Tunebo como /asa/, no localizndoseen otras lenguas de la regin del Magdalena, Colombia, pero s fuerade sta como es el caso del Cuna y en el caso particular de Mrida enlos antroponmicos y toponmicos de Estanquez y Noro. (Gordones,2001).
Un segundo grupo (Gordones 2001)se encontraba conformadopor las parcialidades cuyos antroponmicos y toponmicos presentabanun predominio de la sufijacin del morfema /mu/ y /mo/ el cual ha sidorelacionado como variantes caractersticas de la lengua Timote y se hantomado como elemento para unificar a las poblaciones que habitaron laCordillera de los Andes Merideos, tal como lo hicieron Julio CsarSalas (1908) y Jacqueline Clarac (1985) e inclusive la regin andinavenezolana como lo plantearon Alfredo Jahn (1919) Acosta Saignes(1954) y Jorge Mosonyi (1986)
Estas caractersticas en cuanto a la presencia de estos rasgoslingsticos se concentran en las parcialidades de: Nucutacaa o Mucutaa,Capintiz, Mucuramos, Mucuchiz, Mucurua, Muquchiz, Mucipiche,Mocochiz, Mosnacho, los cuales presentan una mayor frecuencia del radical/mo-/ y en relacin con las parcialidades de: Maquiguara, Tosto,Mucustunta, Mucurusturu, Muchucafan, Mucurutu, Mucumux, Musnubu,
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Moquechique, Muxuxoa, Mucuesjque, Mucunoque, Mucuruva, Mucurufue,Muchuetaque, y Mucuy, los cuales presentan con mayor frecuencia laradical /mu-/ (Gordones 2001).
Hasta el presente podemos, a partir de las evidencias arqueolgicas,establecer diferencias claras entre el grupo tnico que habit la cuencadel ro Nuestra Seora, la parte Alta del Valle del Chama y la cuenca delro Motatn con respecto a otro grupo que habit la parte baja del Chamay la cuenca baja del ro Mocotes.
Los fechados arqueolgicos que oscilan entre 1500 y 450 aosantes del presente y los antroponmicos y toponmicos del siglo XVI yXVII, analizados en el trabajo Los Grupos tnicos y Territorios en lasSociedades Prehispnicas de la Cordillera Andina de Mrida (Gordones,2001), nos permiten correlacionar, con bastante seguridad, los gruposde lengua Timote (Jahn, 1973, Arrieta, 1992) con los sitios arqueolgicosde Chipepe (Cruxent y Rouse, 1982), San Gernimo (Vargas, 1969),La Fase Mucuches (Wagner, 1970), Mucurub (Meneses y Gordones,1993), Escagey (Nio, 1990), Loma de la Virgen (Ramos, 1988a)Loma de San Rafael (Ramos,1988b), Hacienda San Antonio(Gordones y Meneses, 1992), Cerro las Flores (Nio, 1988a, 1988b),Motocuar, Tabay, La Culata y Timotes, ubicados todos en la cuencaalta del ro Chama, la cuenca del Mocotes y la cuenca del ro NuestraSeora.
Todos estos sitios se correlacionan dado al gran nmero desimilitudes que presentan entre s. La cermica caracterizada por unadecoracin plstica basada en la incisin corta en forma piramidal,cadenetas aplicadas con impresin de dedos, vasijas trpodes e incensarios;la presencia de construcciones de piedra ya sean como terrazas agrcolasy/o estructuras de uso habitacional; la presencia de talleres lticos dondese elaboraban pectorales o placas aladas (Vargas, 1968, Wagner, 1980;Nio, 1990, Gordones, 1993) y las prcticas funerarias asociadas acmaras subterrneas conocidas como mintoyes.
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Estas caractersticas arqueolgicas nos permiten tambin correlacionara estos sitios con Miquim en el rea de Carache, Edo. Trujillo, que segnla fecha radiocarbnica obtenida nos indica que fue ocupado hacia el ao650 d. C (Wagner, 1988). Esta relacin nos permite considerar a Miquimcomo la ocupacin ms temprana relacionada con los contextosarqueolgicos merideos vinculados a la lengua timote y cuya penetracinhacia la Cordillera de Mrida se debi, posiblemente, a la expansin desdelos territorios del Valle de Qubor y Barquisimeto hacia la cordillera andinade grupos tnicos de lengua arawak, portadores de una cermica plstica ypolcroma que est representada en Carache por los tipos Chao Plstico,Mirinday pintado y el Chao Pintado-Plstico, pertenecientes a la Fase Mirinday(Sanoja, 1986; Vargas 1986; Wagner, 1988).
La Fase Mirinday se corresponde con la expansin de gruposarawak portadores de una alfarera pintada que se localizaban en la zonadel valle de Lara y que, segn Oliver, comparten el mismo origen histricorelacionado con la tradicin Tocuyano (Oliver, 1990).
Las evidencias arqueolgicas de la cordillera de Mrida nospermiten plantear que los portadores de alfarera polcroma relacionadacon la tradicin Dabajuroide y Tierroide no llegan a penetrar todo elterritorio Merideo. A nuestra manera de ver, la expansin de estegrupo tnico de lengua arawak tendra como lmite fronterizo la zonade Mucuches, pasando desde luego por las poblaciones actuales deTimotes, Pueblo Llano y Piango, donde tambin se han encontradoevidencias cermicas relacionadas con la Fase Mirinday y la tradicinTierroide.
En la zona de Mucuches, cuenca alta del ro Chama, Wagnerencontr en sus excavaciones un porcentaje bastante considerable detiestos relacionados con el tipo Mirinday Pintado, perteneciente a laFase Mirinday establecida por esta autora (Wagner, 1970, 1988). Lapresencia de esta muestra cermica en Mucuches nos sugiere que estazona se convirti en un espacio de contrastacin y confrontacin del
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uno frente al otro que permita el mantenimiento de las relacionesintertnicas entre los grupos que ocuparon la zona.
Tomando en cuenta toda la discusin anterior, compartimos latesis de Sanoja (1986) segn la cual Las reas de distribucin de la alfareradecorada con tcnicas plsticas y la de la alfarera polcroma en el norte dela regin andina, parecen sugerir una gradual ocupacin de los valles bajosy el piedemonte norandino por los fabricantes de esta ltima y un replieguede los fabricantes de la alfarera decorada con tcnicas plsticas hacia lasregiones altoandinas... (Sanoja, 1986:13).
Las movilizaciones de los grupos hacia los andes ..estaran dadaspor los requerimientos territoriales de los cacicazgos en general, y del cacicazgonorocidental en particular. Esta necesidad de obtener territorios y de sometera los grupos que los ocupan, es intrnseca a este modo de vida, e incluso, a laformacin econmico social como un todo (Vargas,1986:28).
Todo este cuadro socio-histrico explicara la influencia delArawak que presenta la lengua Timote, segn el anlisis sobre la fonticay morfosintaxis del Timote realizado por Arrieta (1992).
El tercer grupo que se asienta en la cordillera tiene que ver conotra oleada migratoria que penetra desde la zona sur-occidental del Lagode Maracaibo en una poca anterior al siglo V de nuestra era. Este grupotnico se corresponde arqueolgicamente con la Fase Chiguar (Sanojay Vargas, 1967), Llano Seco (Ramos, 1990), Estanquez (Gordones,1995), en la cuenca baja del ro Chama y La Matica, en la cuenca bajadel ro Mocotes (Gordones, 2001).
Desde el punto de vista arqueolgico estos sitios se caracterizan,por un lado, por una cermica que presenta una decoracin plstica conincisiones lineales que en su conjunto forman motivos geomtricos,apliques antropomorfos en los bordes de las vasijas, pintura roja ubicadaen los bordes y labios de las piezas, la presencia de entierros secundariosen urnas funerarias con apliques antropomorfos y entierros directosflexionados y, por el otro, por una ausencia de vasijas trpodes, figurinas
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antropomorfas y entierros en cmaras funerarias, elementoscaractersticos para la zona alto andina de Mrida y Trujillo.
Los materiales cermicos y las formas de enterramientosreportados para estos sitios nos permiten establecer relaciones de estoscontextos arqueolgicos merideos con la Fase Onia y Fase Zancudo dela cuenca sur-occidental de Lago de Maracaibo, ms especficamentecon los tipos Zancudo Rojo, Ranchn Naranja, Zancudo Blanco, (Sanojay Vargas 1967, 1970; Sanoja 1969; Vargas 1990). Chiguar, Llano Seco,Estanquez y La Matica, en la Cordillera de Mrida, comparten conZancudo Rojo, Ranchn Naranja, Zancudo Blanco y Zancudo Alisado elantiplstico de arena, el predominio de la decoracin plstica basada enlneas incisas, el punteado, la aplicacin de figuras antropomorfas yzoomorfas en la parte externa de las vasijas, los entierros secundarios enurnas y la presencia de pintura roja combinada con decoracin plstica.
La presencia de urnas funerarias desgrasadas con arena y apliquesantropomorfos, es un aspecto arqueolgico sumamente importante en larelacin existente entre los materiales arqueolgicos del sitio de Llano Secoen Lagunillas, cuya cermica guarda estrecha relacin con la cermica deChiguar, Estanquez y La Matica, con los materiales arqueolgicos de lossitios ubicados en la cuenca sur-occidental del Lago de Maracaibo (Sanoja1968; Sanoja y Vargas 1970; Gordones 1995). Las urnas funerarias condesgrasante de arena, tambin han sido reportadas, para los sitios deZancudo (Sanoja 1968) y el Diluvio (Arvelo y Wagner, 1986) en la cuencasur-occidental de Lago de Maracaibo y hacia el norte del territoriocolombiano en el sitio de Cinaga Grande (Angulo Valds, 1978).
Segn Vargas, la Fase Onia tiene correspondencia con lapenetracin de grupos Bar en la cuenca sur-occidental de Lago deMaracaibo. Para esta autora, Onia tiene una ocupacin que abarca desde1000 d. C. hasta 1630 d. C. La presencia en el lugar de evidencias quesugieren la existencia de viviendas multifamiliares y la existencia de vasijasde forma cnica de cuello alto y bases recubiertas con arcilla e impresiones
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de tejidos le permiten establecer una relacin directa con las viviendasmultifamiliares, con las formas de vasijas y elaboracin de tejidos de losgrupos Bar actuales (Vargas, 1990).
Los sitios de Chiguar, Llano Seco, Estanquez y La Matica, ubicadosen la cuenca baja del ro Chama y del ro Mocotes estaran relacionadoscon los grupos que en los antropnimo y topnimos se encuentra lapresencia sufijada del morfema /ana/ que constituye un elementocaracterstico de la lengua Chibcha hablada por los actuales Bar.
Estas relaciones nos permiten establecer que la penetracin degrupos de lengua chibcha-Bar se realiz desde la cuenca sur-occidentalde Lago de Maracaibo a travs de Onia pasando por el sitio de La Maticaen Santa Cruz Mora, Estanquez y Lagunillas.
Ahora bien, hemos estado relacionando estos sitios andinos conla cuenca sur-occidental de Lago Maracaibo. Desde el punto de vistaarqueolgico sta cuenca se nos presenta como un complejo mosaicocultural que pudiera estar evidenciando la diversidad tnica que existien tiempo precolonial en esta regin histrica.
Es importante recordar aqu que en la cuenca sur-occidental delLago de Maracaibo exista una multitud de parcialidades tnicas de hablaarawak, chibcha y caribe, estos ltimos clasificados por la etnologa decomienzos del siglo XX como motilones y que tuvieron que ver con elproceso de etnognesis de los actuales Bar y los Yupa, hoy ubicados enla Sierra de Perij en el Estado Zulia.
Las parcialidades de habla caribe y las de habla chibcha seencontraban en constante guerra por el control del territorio. Los gruposde lengua caribe y lengua chibcha ocupaban un territorio ms amplioque no tiene relacin alguna con los territorios ocupados en la actualidady que para ese entonces no estaban claramente delimitados entre ellos.
Antiguamente los caribes ocupaban un territorio que iba desde elro Palmar hasta las riberas del sur del lago de Maracaibo, los alrededoresdel ro Zulia y el ro Uribante (Rivet y Armellada, 1965; Amodio, 1995).
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Igualmente los Grupos Chibcha ocupaban los territorios ubicados entrelos ros Ariguais, Santa Ana, Catatumbo, de Oro, Tarra y el cao Bobukien la ciudad del Viga (Rivet y Armellada, 1965; Lizarralde y Beckerman1982).
Los estudios lxico-estadsticos nos permiten plantear que losgrupos de habla chibcha penetraron primero la cuenca sur-occidentaldel lago de Maracaibo que los grupos de habla caribe. Hace 4.500 aos,los antepasados de los Bar iniciaron su penetracin desde el territoriocolombiano, ms especficamente desde Valledupar, hacia la cuencaoccidental de Lago de Maracaibo, en esta poca se separaron de losantepasados de los Tunebos y los muiscas que continuaron hacia el suren direccin a la Sierra del Cocuy (Constenla, 1995). Mientras tanto,las parcialidades de habla caribe llegaron a la regin haceaproximadamente 1000 aos antes del presente en diversas oleadasmigratorias provenientes, por un lado, de los llanos a travs de ladepresin del Tchira, y por el otro, desde la costa norte atravesando elLago de Maracaibo (Ruddle y Wilbert, 1983; Tarble 1985).
Esta discusin tiene correspondencia con los datos arqueolgicosexistentes para la regin en cuestin. Hacia el 700 d. C y 1200 d. C.encontramos diferenciados en la cuenca sur-occidental de Lago deMaracaibo dos tipos de antiplsticos: arena fina y tiestos molidos (Sanojay Vargas 1967, 1970; Arvelo y Wagner, 1986 y Vargas 1990).
El desgrasante de arena fina comienza a ser utilizado por gruposhumanos que se asentaron tempranamente (600 a de C.) en losalrededores del ro Catatumbo en la cuenca sur-occidental de Lago deMaracaibo. El mismo se encuentra asociado a la Fase Cao Grande yrelacionado con los tipos Ranchn Naranja, Zancudo Rojo y ZancudoBlanco ubicados en el rea de Cao Zancudo, ms hacia el sur del Lagode Maracaibo. (Sanoja y Vargas 1970; Vargas 1990). Este tipo dedesgrasante tambin lo podemos conseguir ms hacia el norte, en lacabecera del ro Palmar, en los sitios de El Diluvio, San Martn y Cao
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Pescado, ubicados cronolgicamente entre 700 y 1500 d. C. (Arvelo yWagner 1986) y hacia el sitio de Cinaga Grande en Santa Marta,Colombia (Angulo, 1978).
Segn Vargas (1990) el antiplstico de tiestos molidos comienzaa ser comn en los sitios arqueolgicos de la cuenca sur-occidental de laLago a partir de 1000 d. C. en los sitios El Guamo (Guamo sencillo) y ElDanto, ubicados en las inmediaciones del ro Zulia. Los tiestos molidoscomo desgrasante tambin lo encontramos en los sitios de El Diluvio,San Martn y Cao Pescado (Arvelo y Wagner 1986); lamentablementelas publicaciones que poseemos sobre estos ltimos sitios no nos permitendefinir claramente la secuencia estratigrfica de los contextos paraestablecer el orden de aparicin de ambos antiplsticos.
Aunque la mayora de la cermica del rea en cuestin poseenuna decoracin plstica, cuando analizamos la distribucin geogrfica ylas cronologas vemos que en la decoracin existen matices y notamosque la dispersin de los antiplsticos se corresponde con el modelo deexpansin y ocupacin del territorio propuesto para los grupos tnicosde habla Chibcha y de lengua Caribe. A nuestra manera de ver, elantiplstico arena fina, mucho ms temprano, se encuentra asociadotambin con urnas funerarias, y se corresponde con grupos tnicos dehabla Chibcha y el antiplstico de tiestos molidos, ms tardo, secorresponde con grupo tnicos de habla Caribe.
La informacin aportada por Sanoja y Vargas (1970) sobre lasFases Cao Grande y El Guamo, evidencia, segn la informacinetnogrfica proveniente de los Yukpa actuales (Ruddle y Wilbert, 1983),las posibles luchas que tuvieron los grupos Caribe y Chibchas por elcontrol del territorio. La aparicin brusca en Cao Grande en unmomento determinado de su ocupacin de elementos tpicos del Guamo,es decir de cermica con antiplstico de tiestos molidos, podra indicarla penetracin y control de este territorio en un momento determinadopor grupos tnicos de lengua Caribe.
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Como se evidencia en toda esta discusin, la cordillera Andina deMrida fue escenario en tiempos precoloniales de distintas oleadas poblacionalesprovenientes de la cuenca sur del Lago de Maracaibo y la regin nor-centraldel pas. Estas oleadas marcaron los procesos socio-histricos de los cuales elregistro arqueolgico andino nos da luces para su comprensin.
Notas:1 Este artculo se termin de escribir en mayo de 2003, entregado para su
evaluacin en abril del mismo ao y arbitrados entre agosto y septiembre delpresente ao [Nota del Comit Editorial].
2 Investigador del Museo Arqueolgico Gonzalo Rincn Gutirrez de laUniversidad de Los Andes, Edif. del Rectorado, Avda. 3, Mrida, [email protected] [Nota del Comit Editorial].
3 Investigadora del Museo Arqueolgico Gonzalo Rincn Gutirrez de laUniversidad de Los Andes. Edif. del rectorado, Avda. 3, Mrida, [email protected] [Nota del Comit Editorial].
4 La ruinas de San Antonio de Mucu son Patrimonio Histrico de la Nacinsegn la Gaceta Oficial N 34.645 de 1991.
5 El proyecto pluridisciplinario San Antonio de Mucu fue financiado por elInstituto de Patrimonio Cultural (2000). En el mismo participaron JacquelineClarac, Reina Aranguren, Omar Guerrero, Luis Juregui, Gladys Gordones,Lino Meneses, entre otros/as.
6 La evidencias lingsticas se basan en un estudio realizado por Gordones(2001) de los antroponmicos y toponmicos en la Cordillera de Mridareportados en las primeras visitas hechas por los espaoles a la CordilleraAndina de Mrida.
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Nuestros agradecimientos: A Lucindo Rojas, Fredy Rojas, OrangeRojas, Lesbia Rojas, Emirce Rojas y a la seora Reyes, todos/ashabitantes del pueblo de Acequias. A ellos/as nuestros ms profundoagradecimiento por los momentos gratos que pasamos en nuestrasestadas en este pueblo andino venezolano. De igual forma, a RamnIbarra, Lenn Caldern y Johnny Puentes por la valiosa colaboracinque nos prestaron para la realizacin de la investigacin.
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