arqueologia y marxismo

Upload: yankohaldir

Post on 30-May-2018

226 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    1/629

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    2/629

    PresentacionLa relacin entre Marxismo y Arqueologa no es nueva. En la decada de los aossetentas se abri la discusin de los planteamientos tericos y filosficos del Marxismo

    para interpretar los procesos histricos de las sociedades que precedieron a lacolonizacin del continente americano. Eran momentos de auge de los movimientos delos trabajadores y el pueblo pobre en general, de la lucha de clases. Un grupo deinvestigadores a quienes se les denomin como la corriente Arqueologia Socialcomenzaron a desarrollar una serie de propuestas tericas y metodolgicos en la

    arqueologa (paralelamente al desarrollo de la "new archaeology" norteamericana yeuropea) buscando con esto interpretar los procesos histricos de las sociedades que precedieron a la colonizacin europea del continente con base en la evidenciaarqueolgica.

    En trminos tericos, la arqueologa social se caracteriza por unaconcepcin materialista de la historia, compatible con los postuladosgenerales de la dialctica. Como concepcin, se centra en la bsqueda de

    explicaciones cientficas para la interpretacin de la sociedad, investigandolas tendencias fundamentales de su desarrollo.1

    El desarrollo de la Arqueologia Social contrasta con la prctica predominante en laAcademia actual, en la que el neopositivismo y/o el posmodernismo han terminado pordivinizar una especie de dependencia intelectual en la forma como se asume en lasescuelas de Arqueologa. Esto en la prctica investigativa se ha constituido en unalectura acrtica de la teora producida en los grandes centros del financiamiento

    internacional.

    Compartiendo el esfuerzo que hace este intelectual en el camino de la reposicin delMarxismo clsico en la arena acadmica, en este Boletn electrnico Arqueologa yMarxismo. Luis Felipe Bate, contribuciones al pensamiento marxista en la reflexin

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    3/629

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    4/629

    UnoUn Fantasma recorre la Arqueologa (no solo en Europa)

    UN FANTASMA RECORRE LA ARQUEOLOGA(no solo en Europa)Luis F. Bate y Francisco Nocete Ca lvo

    Comentarios al libro:A mar xist ar chaeology,de Randall McGUIREAcademic Press. New York, 1992.

    Como para celebrar las reiteradas exequias del marxismo, nos referiremos a unaobra ms, esta vez de un testarudo colega que an sostiene su viabilidad formulando una

    propuesta para la arqueologa, desde los Estados Unidos de Norteamrica.

    La exposicin de la obra que comentamos se puede dividir, segn McGuire, encuatro partes desiguales adems de que el captulo introductorio apunta ya algunas bases

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    5/629

    La temtica abordada es bastante amplia y cada tpico se presta a levantarcomentarios y polmica. De modo que este texto no es propiamente una resea y consistir

    ms bien en la expresin de opiniones en torno a una seleccin arbitraria de unos pocos deestos puntos.Contextos histricos, marxismo y arqueologa.El captulo tercero est dedicado a mostrar que, contra las versiones de algunos historiadores

    de la arqueloga americana (como Willey y Sabloff), la deuda de la antropologa y laarqueologa anglo-americanas con las tradiciones de pensamiento marxista, es considerable.Si bien, dadas las condiciones del sistema sociopoltico, slo recientemente las referencias

    pueden ser abiertas y, en todo caso, se restringen principalmente a la actividad acadmica. Serefiere, para efectos de comparacin, a las corrientes marxistas en la ex-Unin Sovitica (enuna revisin mas suscinta que la de Trigger, 1989) y en Amrica Latina. Tratndose, en el

    primer caso, de una situacin donde el marxismo es considerado como ideologa oficial del

    estado y, en el otro, donde constituye una ideologa de abierta oposicin al sistema socialestablecido. Es uno de los pocos autores dentro del mundo de la "arqueologa-en-ingls", quemanifiesta preocupacin por otros mbitos, particularmente, por aquella que se estescribiendo en espaol, tanto en Espaa como en Amrica Latina, an cuando no sea ste elobjetivo de su trabajo.

    Hay que tomar en cuenta que el trabajo de McGuire se desarrolla en un contexto

    donde la arqueologa es objeto y resultado de una formacin profesional sistemtica yespecializada. Es decir, donde el nivel de exigencias compulsivas y las orientacionesinstitucionalmente establecidas, estn diseadas para limitar estrictamente la posibilidad deque el estudiante tienda a "distraerse" con informaciones y, menos an, con una formacinconsistente en otras reas del conocimiento diferentes de aquellas que ha escogido libremente

    d i l l l b l f i l d d l

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    6/629

    concepcin marxista no se adquiere a travs de cinco manuales y nadie puede hacer por cadauno las lecturas necesarias. Esto suele aparecer a la mayora de los profesionales normales

    como una barrera infranqueable o un riesgo innecesario. Aunque no faltan quienes no correnel riesgo, pero opinan.

    Tambin hay, en Norteamrica, una circunstancia favorable. Para la imagendemocrtica y pluralista que las instituciones deben exhibir se requiri, despus de Kennedy,

    por lo menos un negro en la administracin luego, desde los setentas, un marxista en laacademia ("el marxista"). Y ahora, claro, una mujer donde sea, adems de las secretarias y las

    cocineras. Aunque no siempre sea as, tambin esos espacios son ocupados por quienes losasumen interesados en ser consecuentes.

    El hecho es que, por diferentes motivos, como ha dicho Perry Anderson, "El panorama actual a este respecto es radicalmente distinto de todo lo imaginable hace quinceaos. Ahora el Business Week puede lamentar la amplia penetracin del materialismohistrico en los campus americanos tan solo cuatro aos despus de que Timeproclamara queMarx haba muerto definitivamente, y pueden publicarse manuales sobre la izquierdasimplemente para guiar al estudiante curioso a travs de las espesuras -en estos momentos,medianamente exuberantes- del "marxismo acadmico", por parafrasear un ttulo reciente"[1986:27]. Por lo visto, como en Espaa [Sanahuja, 1988], el muerto goza, si no de la mayor

    popularidad, s de muy buena salud.

    Es, de hecho, interesante constatar que ahora siempre est apareciendo algo de Marxen el "men", cosa que antes no ocurra. Pero hay que observar que generalmente ocurre en el

    contexto del eclecticismo invertebrado de moda.

    Cabe mencionar que McGuire presenta una posicin argumentada contra eleclecticismo. Que es, por cierto, lo que critica al post-estructuralismo ingls. A propsito delo cual merece ser dicho que el estilo del autor, quien introduce una propuesta

    d d d di d l di i d d d l

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    7/629

    de los ochenta (el de "Martillos y teora" o RATS 1 ) comparte la idea -en nuestra opinin,acertada- de que la incapacidad de nuevos desarrollos de la arqueologa procesual se debe a

    que cifr sus esperanzas en la eficaz instrumentalidad de un mtodo determinado y que carecede teora orientadora de la investigacin. Se apreciar que la diferencia es radical, desde queimplica un rechazo al neokantismo y propone una inversin epistemolgica de la relacinentre teora y mtodo. Aunque subscribimos tal planteamiento pensamos que, de paso, se hadescartado erradamente la pertinencia de programas de investigacin como el propuesto porSchiffer, orientados a la formulacin de una teora de los procesos de formacin ytransformacin de los contextos arqueolgicos. Sobre este punto, McGuire observaratinadamente que

    algunos han menospreciado esos principios como triviales o como leyes de Mickey Mouse [...],

    pero tal conocimiento nos es esencial para hacer observaciones sobre el registro arqueolgico. Sin

    embargo, los arquelogos [procesualistas] han fallado en generar principios comparables o teoras

    generalizantes para la explicacin del cambio cultural. [p.121]

    As, los postprocesualistas norteamericanos se han dedicado a ensayar la viabilidadde diversos planteamientos tericos en la investigacin arqueolgica, tomandofrecuentemente referencias en las diversas corrientes del marxismo. El texto que comentamoses, en este sentido, uno de los esfuerzos mas importantes por constituir una posicin tericaconsistente.

    Sobre el materialismo y la dialctica.McGuire inicia el captulo dedicado al tema cuestionando el difundido infundio de MarvinHarris sobre la dialctica como el mono hegeliano colgado de la espalda de Marx, en elsentido de que constituira "una violacin metafsica de las leyes mas bsicas de la lgica ydel pensamiento racional". Opone la opinin de Gramsci sobre la dialctica como una

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    8/629

    exhibira de manera innecesaria, con ruidosa falta de pudor y exceso de inocencia, laslimitaciones de su entendimiento.

    Volviendo a nuestro autor, tiene razn en cuanto a que la concepcin dialctica de larealidad, incluida la realidad del pensamiento, difiere de la lgica del sentido comn y podraviolar el "sentido de racionalidad" predominante en "Occidente". Pero hay que hacer algunasdistinciones. De hecho, para el pensamiento emprico espontneo estructurado en torno a lalgica del "sentido comn" -la conciencia habitual del comn de los mortales de cualquier

    parte del mundo- la formalizacin lgica de cualquier concepcin terica reflexiva, sea

    filosfica o cientfica, puede parecer igualmente crptica e inexpugnablemente ardua.Por otro lado, no hay que olvidar que la dialctica hegeliana y el marxismo tambin

    se inscriben plenamente en la flor y nata de la tradicin del pensamiento "occidental". Que elmarxismo haya sido convertido en cetro ideolgico por los estados socialistas "orientales" esharina de otro costal. Lo cierto es que, lamentablemente, sigue predominando entre la ampliamayora de los investigadores una concepcin metafsica, en el sentido que Engels otorgaba altrmino. El cual, por cierto, no es necesariamente peyorativo, sino se refiere a los niveles dedesarrollo histrico de las formas del pensamiento. En la Introduccin al Anti-Dhring ,donde hace la distincin entre pensamiento metafsico y dialctico, observa que el primero,correspondiendo a la necesidad de abstraer para conocer las leyes que rigen a la realidad -esdecir, descubrir las regularidades ms generales y relativamente constantes- tiende aconformar concepciones estticas y reduccionistas de la realidad. Sin embargo, si la filosofay la ciencia tienden a conocer la realidad como es, puede constatarse que sta no es esttica ni

    simple. Partiendo de estos principios (movimiento y concatenacin universal), el pensamientodialctico intenta reflejar la complejidad de la realidad en su movimiento. Que es a lo que noest acostumbrada nuestra "racionalidad occidental", predominantemente analtica(atomizadora), antinmica (en el sentido de que cualquier oposicin aparece comocontradiccin lgica excluyente) y habituada a inmovilizar el reflejo conceptual de la realidad

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    9/629

    las lecturas de Bertell Ollman y Derek Sayer del marxismo como una filosofa de las relaciones

    internas ha influenciado el trabajo de William Marquardt [...] y provee la base filosfica para mi

    propio trabajo. [Ibid., subrayados nuestros].

    Al referirse a Ollman 2, sin embargo, nos aclara que

    retiene un fundamento en las relaciones materiales que se ha perdido o subestimado [down played]

    en el trabajo de muchos tericos modernos. [p. 49].

    Hasta ac, no avanzamos demasiado, porque es claro que la dialctica es unaconcepcin centrada en la dinmica de las relaciones internas de la realidad y que lo quediferencia radical y fundamentalmente a Marx de Hegel es su replanteamiento materialistade la dialctica. Si la novedad consistiera en la reinstauracin del idealismo de Hegel -que no

    pareciera ser la intencin- , el trmino de "marxista" sera, como en el caso de Laclau yMouffe, simplemente un abuso, ya que all reside un "ncleo fijo" irrenunciable de laconcepcin materialista de la dialctica y de la historia.

    Ac convendra hacer una traduccin de contexto cultural. En la "tradicin anglo-americana", el trmino de materialismo alude a la relacin entre lo material y lo mental,donde es bien vista una ecuanimidad que pondere salomnicamente ambos aspectos. Lo queen espaol consideramos como materialismo filosfico -y que es a lo que nos estamosrefiriendo- alude, "en ingls", a la relacin entre realismo e idealismo. Y no todos los autoresvinculan una ontologa "materialista" con una epistemologa "realista", como es el caso del

    materialismo histrico3

    .En cuanto a su posicin epistemolgica, McGuire defiende un enfoque realista que

    expresa claramente:

    El realismo acepta que hay un mundo real independiente de nuestros sentidos y conciencia.

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    10/629

    a la dialctica en el centro de su estudio, pero la dejan de lado para el estudio de la naturaleza[p.92].

    Frente a ste punto, McGuire se hace eco de algunos de los lugares comunes quetergiversan a Engels, respondiendo claramente a una posicin idealista. Al referirse a la

    posicin de Engels frente a la dialctica como una concepcin generalizable, incluyendo a ladialctica de la naturaleza, nos dice que

    Lukcs (1971) revel la falacia de sta lgica y, al hacerlo, separ a la dialctica del estudio de la

    naturaleza. [p.108]

    Por lo pronto, convendra recordar la profunda autocrtica a que Lukcs someti esemismo texto, a cuya publicacin condicion la reedicin de 1967 4 advirtiendo, entre otrosantecedentes, sobre los errores idealistas en que haba incurrido bajo el influjo de suhegelismo.

    En segundo lugar, en efecto, Engels sostena una posicin uniformitaria y supona lanecesidad de coherencia entre ontologa y lgica (mtodo). El argumento bsico del

    separatismo metodolgico conduce, por reduccin al absurdo, a la negacin de la posibilidadde cualquier generalizacin. De all que Engels se interesara en explorar la concepcindialctica como una ontologa de la naturaleza en un texto que, por lo dems, no public.

    No obstante, contrariamente a las tergiversaciones vulgarizadas al respecto y, precisamente porque estaba mejor informado, fue Engels quien reiteradamente corrigi las"desviaciones naturalistas" de Marx -evitndole incurrir en importantes disparates-,

    advirtindolo de la necesidad de considerar las importantes diferencias cualitativas entre lasregularidades de la naturaleza y la sociedad. Convendra, adems de leer la "Correspondencia...", conocer el estudio de Timpanaro 5 sobre este punto.

    Volviendo al problema substantivo, el argumento que maneja McGuire paradistinguir las contradicciones sociales respecto a las de la naturaleza difundido

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    11/629

    Por detrs, se transparenta fcilmente la "dialctica espritu-naturaleza" -que sontrminos en que Hegel plantea la relacin entre conocimiento y realidad-, donde la primaca

    gnoseolgica y la causalidad necesaria residen en el espritu.

    En torno a esta cuestin, nos remitiramos a una peticin de principio del mismoMcGuire, con la que no podemos dejar de concordar:

    Tal vez sobrara decir que nuestras teoras sobre el pasado deben ser coherentes. Ellas no deberan

    ser tautolgicas o estar llenas de contradicciones lgicas. [p.113]

    Sin duda, el inequvoco idealismo de las afirmaciones comentadas es lgicamenteincompatible con su afirmacin del realismo filosfico y resulta sorprendentementediscordante con la agudeza que manifiesta en el abordaje de la diversidad de temas de quetrata.

    El contexto es el de la usual confusin de los problemas ontolgicos yepistemolgicos, en que el principio ontolgico de identidad del ser y el pensar se asumecomo principio gnoseolgico, en abierta contradiccin lgica con el fundamento

    epistemolgico central del realismo filosfico, que establece la diferencia esencial entre el sery la conciencia.

    En este camino, uno de los abusos de que ha sido objeto Gramsci 6, consiste enotorgar, incorrectamente, valor epistemolgico a la acertada afirmacin histrico materialistade que la existencia de los sujetos sociales, con capacidad de conciencia y previsin, es partede las condiciones objetivas fundamentales y caractersticas de la causalidad y de las

    posibilidades de cualquier accin poltica. Bajo esta afirmacin ontolgica, Gramsci abre todoun campo de acceso al tratamiento del problema de la relacin entre sujeto y estructura, dondeel althusserismo sufri uno de sus mayores fracasos (Anderson, op. cit. ). Y que es uno de lostemas que ocupar de manera relevante la atencin de la obra de McGuire.

    Si nos hemos detenido en ello es porque se trata de una cuestin obviamente crucial

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    12/629

    Este no es el caso de la naturaleza. En ste mundo, el investigador no es (en el mismo sentido)

    tanto sujeto como objeto, porque los objetos de estudio carecen de conciencia humana. Ellos son

    objetos. [p. 109]

    Ac se presenta una falacia notable: el investigador y su conciencia existen en el presente y no son parte del pasado que estudia. Tampoco la existencia del pasado es obra desu conciencia. A menos que, en la mas florida fantasa idealista, supongamos que laconciencia humana del arquelogo est dotada de un extraordinario poder ontognico-dialctico transtemporal capaz de crear el pasado, tal vez al estilo husserliano. Donde puede

    anticiparse que la nocin de "feedback" difcilmente explicara cmo el efecto precede a lascausas. Otra cosa diferente es decir que podemos perfectamente inventar historias sobre elpasado.

    De tal posicin podran derivarse legtimamente propuestas de sustitucin de laexcavacin por cmodas tcnicas espiritistas, o la pertinencia de una teora "observacional"de la reencarnacin o de la retroencarnacin.

    En el prrafo siguiente, "para ampliar el punto", ejemplifica :Los gelogos se definen por lo que estudian (rocas), pero los objetos de su estudio existen

    independientemente de ese estudio el estudio de la geologa crea gelogos, pero no crea rocas.

    Es cierto que algunos arquelogos fabrican pirmides, pero sera absurdo fundar unadisciplina bajo el supuesto de que la realidad del pasado o los contextos arqueolgicos,actuales y que se pueden registrar, son creados por la poderosa conciencia humana del

    arquelogo.Como para que no haya equvocos, a continuacin observa que las teoras cientficas

    se constituyen en formas de dominacin cuando se aplican al fenmeno social, porque no hayuna separacin entre sujeto y objeto. Y aclara que

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    13/629

    vistos ("hay que moverse para que nada cambie") seran slo expresin de su perfeccionamiento. Una ideologa desalentadora de cualquier intencin de transformaciones

    verdaderamente fundamentales. Donde el radicalismo no es ms que una manifestacin de laretrica democrtica, aparentando una vitalidad que realmente no modifica nada esencial.

    La muy subjetiva impresin que nos deja la lectura del texto es la de que, para unpblico con "ansiedad de estructura" como el norteamericano, McGuire presenta un mensajeadecuado. Mas o menos: la dialctica apunta centralmente al cambio pero no hay que

    preocuparse porque, finalmente, siempre ha sido as. De modo que la incertidumbre y la

    ambigedad son caractersticas domesticables de la realidad, compleja y cambiante, que ladialctica concibe rompiendo con enfoques simplificadores e inmovilistas, exigiendo uncambio de mentalidad. As, por ejemplo, asevera que la dialctica

    no busca la estabilidad, homeostasis o integracin funcional de partes. Reconoce que esos estados

    pueden existir, pero los ve como transitorios y fugaces [temporary and fleeting]. Rechaza la idea

    de que el mundo social es inherentemente esttico, inerte o estable, de donde se requerira invocar

    causas externas para dar cuenta del cambio. [p.94]

    De tales afirmaciones, que son correctas, deriva a algunas exageraciones que seconvierten en errores. Como la de que

    La dialctica procura darnos una nueva visin del mundo social que no es accesible por la va del

    sentido comn o la lgica formal. Los intentos de usar trminos causales o de dar [ apply]

    significado causal a trminos dialcticos, limitan al lector a la perspectiva comn.

    Los trminos en la dialctica se refieren a relaciones en un contexto mas que a entidadesdiscretas limitadas [bounded] [...] Como el contexto de esas relaciones cambia, tambin puede

    cambiar el significado de los trminos usados para describirlas. Una cosa, designada [called by]

    con un trmino en un contexto, puede ser designada por uno diferente en otro, debido a que la

    relacin entre esa cosa y otras ha cambiado. [p.94]

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    14/629

    Existen diversas formas de reflejo subjetivo de la realidad y no hay unas que sean"mejores" o ms "legtimas" que otras. Son diversos tipos de concepciones que existen en la

    realidad social, de las que los sujetos sociales y los individuos participan y son portadores endiversas medidas y que conforman parte del componente subjetivo de su accin objetiva,

    poseyendo diversos mbitos de eficacia en la generacin de mltiples efectos. Es el caso de laconciencia habitual del sentido comn (el mundo de la "seudoconcrecin" en el sentido deKosik), de las formas de conciencia mtico-mgica y de las representaciones religiosas, de lasconcepciones ticas, de las representaciones artsticas, ms o menos fantsticas y con diversasmodalidades (plsticas, musicales, literarias), as como de la ciencia.

    La forma cientfica se caracteriza por ser bsicamente cognitiva, su propsito esreflejar objetivamente las propiedades de la realidad (es decir, tiende a distinguir elconocimiento verdadero), busca explicacionesde la misma y se desarrolla y codifica a travsde procedimientos y formas distintivos de sistematizacin que requieren del rigor lgicoformal. Desde luego, la afectividad y la fantasa imaginativa no pueden ser ajenas a laactividad creativa del cientfico, pero ste debe ser capaz de dominar el oficio, presentando

    sus procedimientos y resultados bajo la forma cientfica por excelencia, que es la lgica.Si la concepcin dialctica pretende disputar la legitimidad de un espacio en el

    mbito de la actividad cientfica, debe ser capaz de mostrar su calificacin para ofreceralternativas de solucin a los problemas de contenidos y procedimientos que la ciencia se

    plantea, que sean demostrables como tanto o ms vlidas que otras opciones. Y, para ello,debe ser capaz de formalizacin lgica. Es verdad que la misma lgica formal es histrica, de

    modo que, si una nueva concepcin pretende que posee un arsenal de verdades inconteniblesen los moldes de la lgica "tradicional", debera ser capaz de desarrollar procedimientos deformalizacin lgica que le permitan argumentar y demostrar su mayor consistencia o

    posibilidades de completud y compatibilidad.

    En este sentido una de las cualidades del "postmodernismo" en la arqueologa ha

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    15/629

    El marxismo, desde su fundacin, se ha caracterizado por usar el recurso de lacrtica. Como ha observado Ryan [1982], si algo caracteriz a la obra de Marx y Engels, fue

    la deconstruccin de los discursos que respondan a las construcciones ideolgicas masslidamente establecidas. Y si ha sido capaz no slo de mantenerse vigente por mas de unsiglo, sino de generar amplios desarrollos sobreviviendo a tantos epitafios, es porque

    permanece abierto a las crticas, desde fuera y desde dentro, de las que surge con nuevaspropuestas. Merecer desaparecer verdaderamente cuando deje de hacerlo. Entonces, no habrya nadie interesado en anunciarlo y festejarlo con tantas trompetas y aspavientos.

    Volviendo al texto y al prrafo que comentamos, es rigurosamente cierto que laconcepcin dialctica de la realidad entiende que las cualidades de los fenmenos sonobjetivamente relativas a los contextos en que estn incluidos. Y que cada fenmeno oaspecto de la realidad participa simultnea y sucesivamente de mltiples contextos y dediversos niveles de integridad (o procesos de diferente "escala" 9). Y los mismos fenmenos

    poseen, en relacin a sus diversos contextos, cualidades diferentes.

    A riesgo de ser demasiado pedestres, digamos que, si Lucrecia es hija de Carlota, nopuede ser, a la vez, madre de Carlota ni Carlota ser hija de Lucrecia. En general, una personapuede ser hija o madre de otra pero, en la misma relacin, nunca puede ser las dos cosas a lavez, ya que son necesariamente excluyentes. Eso no significa que la cualidad distintiva,exclusiva y absoluta de Lucrecia, sea el ser hija. La misma Lucrecia puede llegar a ser madrede Domitila y seguir siendo, a la vez y objetivamente (cualidades existenciales que nodependen del capricho ni de las posturas epistemolgicas de los observadores), hija de

    Carlota. En un contexto, Lucrecia es objetivamente hija y slo hija y, en el otro, simultnea yobjetivamente, es madre y slo madre, cualidad que en el primero est rigurosamenteexcluida. Con sto queremos decir que, del mismo modo y por muy novedoso que sea el

    punto de vista de la dialctica, no est reido con la formalizacin lgica. En el ejemplomencionado y en cualquier otro, slo es necesario cumplir con la exigencia de definir

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    16/629

    cuando alcanzamos una concepcin clara de la realidad, s podemos formalizar su reflejo enconceptos y describir y explicar sus interrelaciones en forma lgica.

    Tal vez ocurra, con mas frecuencia que lo que se acepta, que no superamos el trancede dilucidar racionalmente la multiplicidad de cualidades y conexiones que podemos percibire intuir conceptualmente de la complejidad real y nos quedemos con la sensacin de que hayah muchos aspectos que no han sido develados y formulados explcitamente. Pero no

    podemos atribuirnuestras limitaciones a la lgica formal, ni pretender que nuestra novsimay poderosa concepcin -aunque lo fuera- es inexpresable por esa va.

    Sucede que la concepcin dialctica de la realidad tampoco es un estado deiluminacin mstica que nos autorice a mirar con condescendencia al resto de los mortalescuando estamos posedos en trance de incomunicabilidad. Ese es un recurso que pertenece almbito de la religin. Y estn a la vista los efectos lamentables a que ha conducido la prctica

    poltica orientada por un marxismo mstico y los vergonzosos virajes a que lleva confrecuencia el pragmtico llamado de retorno de la realidad. Para tales situaciones, podrasugerirse ms modestia y -sin pretender superioridad cientfica- intentar la comunicacin porla va literaria que es un recurso vlido y puede llegar a ser ms eficiente en ayudarnos aaclarar nuestras ideas. Ya habr quien se ocupe de formalizarlas.

    Un otro comentario tal vez no ser superfluo. Se refiere a la necesidad de distinguirentre la lgica formal y la lgica dialctica. Lo que se ha dado en designar como lgicadialctica no es, de hecho, una lgica en el sentido tradicional y an vigente. La lgicadialctica es propiamente una ontologa : una teora sobre el proceso real del conocimiento.

    Es una teora sobre la relacin objetiva entre sujeto y objeto, mediada por la praxis. La lgica"tradicional" es una codificacin de las formas de operacin y presentacin de los procesoscognitivos del sujeto y sus resultados, involucrados en esa relacin real. Y para unaconcepcin dialctica materialista de la lgica, la validez formal de los procedimientoslgicos est subordinada al problema de la verdad El principio de objetividad entendido en

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    17/629

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    18/629

    "xito prctico" de las predicciones no verifican el conocimiento. Pero este reconocimiento noes una particularidad exclusiva de la dialctica.

    Y, en relacin a su crtica del procesualismo, hay que decir que, si bien no se puedeidentificar la explicacin con la prediccin, eso no significa que "la dialctica" puedadesestimar la bsqueda de explicaciones ni que stas puedan excluir el conocimiento de lacausalidad.

    Para el marxismo, el conocimiento de la realidad es una condicin para la accin,para la praxis, que McGuire acertadamente define como una prctica tericamente informada.

    De ah que interese crucialmente el conocimiento de las complejidades de la causalidad quepermitan situar los posibles efectos objetivos de diferentes alternativas de accin, tanto de losindividuos como de los sujetos sociales. En principio, mientras mas cercano a la verdad seanuestro conocimiento de la causalidad real, incluyendo la accin de los sujetos, mayoresdeberan ser las probabilidades de acortar distancias entre las previsiones de los sujetos (queson parte de la causalidad) y los efectos reales.

    Por ello, habra valido la pena desarrollar ms el punto, ya que de la ontologadialctica materialista de la causalidad derivan interesantes consecuencias metodolgicas ques constituyen diferencias de fondo respecto al neopositivismo de la "new archaeology".Habra sido importante apuntar, al menos, el papel en el anlisis de situaciones concretas deconceptos como causa completa y las conexiones entre necesidad y contingencia, posibilidady realidad, de los conceptos de nivel de accin, de jerarqua causal y heterarqua estructural,de diversidad y accin recproca, para dar una idea menos ambigua y difusa de la dialctica

    que, de algn modo, trasciende al tratamiento de otros temas. Conceptos sobre la sociedad y la historia.En esta obra McGuire no expone ni discute la conceptualizacin de las instancias y

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    19/629

    una verdadera comprensin [understanding] del proceso de cambio se logra cuando los

    investigadores parten del examen del poder (la universal aptitud de todos los humanos de actuar) y

    se preguntan cmo el poder conforma todas las relaciones sociales. [p.119]

    En este sentido, dedica un apartado a uno de los temas de elevado inters actual,cual es el de la relacin entre el poder, la accin y la estructura social. Critica la unilateralidadde la nocin weberiana del poder, entendida slo como capacidad de dominacin, desde una

    posicin mas bien cercana a Foucault. Y disiente tambin del concepto de accin [agency]centrado en el individuo, sin vinculacin consistente con las estructuras sociales, puesto de

    moda por Giddens. El cual resulta muy atractivo en el contexto de un individualismo hurfanode opciones polticas viables como alternativa frente al sistema imperante. Una ideologatpica de yuppies, "managers" y "altas esferas", principales usuarios de la megalomanaadquirida en el mercado de la cocana y que no deja de trascender al resto de la sociedad atravs de los diversos medios de difusin masiva. Discute tambin, como conceptosreferenciales de la estructura mas populares en la arqueologa anglo-americana, alestructuralismo althusseriano en la versin de Friedman y a la teora de los sistemas

    mundiales de Wallerstein.La posicin de McGuire es la de que

    La gente hace la historia. Sin embargo, no la hacen como individuos libres de actuar como les

    plazca. Lo hacen como miembros de grupos sociales cuya conciencia comn deriva de compartir

    las relaciones sociales, las experiencias vividas, las culturas e ideologas que los vinculan y los

    oponen a otros grupos sociales del mundo a su alrededor. Sus acciones estn constreidas por

    condiciones materiales y estructuras sociales heredadas de su pasado, productos de la pasadaaccin humana. [pp.249-50]

    Entiende que esas diversas condiciones son, a la vez, las que posibilitan y limitan lasalternativas de la accin.

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    20/629

    En este mismo sentido, McGuire es claro al sostener que la teora, como conjuntode abstracciones, cumple fundamentalmente un papel heurstico. Es decir, provee de una

    orientacin racional y sistemtica a la investigacin de las historias reales, pero no constituyeel objetivo final de la investigacin.

    Otra idea presente en su anlisis es la de que la perspectiva dialctica marxista,entendida como una teora de las relaciones internas,

    nos ofrece la va para escapar a las oposiciones irresolubles entre ciencia y humanismo, evolucin

    e historia, materialismo y mentalismo y determinismo que complican la teora arqueolgica hoy\.

    [p.148]

    Bajo estas orientaciones, trata de una diversidad de temas altamente interesantes,como las relaciones cultura-naturaleza, los problemas de periodizacin histrica, lasrelaciones entre familias, unidades domsticas y estado, la cuestin tnico-nacional 12 y otros.Dado que sera imposible comentar todos esos puntos con un mnimo de detalle, como suexposicin lo requerira, nos limitaremos a uno de ellos que, adems, est involucrado en la

    investigacin especfica a la que hace referencia para efectos de ejemplificar la aplicabilidadde su propuesta a la arqueologa.Propuestas para la contrastacin arqueolgicade las formas pr stinas de estado13.Dentro de la amplia temtica desarrollada en la obra de McGuire, donde cada aspecto tratado

    por el autor nos permitira un amplio comentario, dado el sugerente perfil de sus propuestas,hemos decidido abordar, como ejemplo, uno de ellos: el referido a su concepto de estado,en la medida en que revela una especial significacin a lo largo de su obra, ya que de ldepende la comprensin del caso arqueolgico objeto de su propia investigacin, el de los

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    21/629

    maniqueamente de una concepcin idlica e igualitaria de las sociedades preestatales quedifcilmente nos permite entender la aparicin del conflicto dentro de la sociedad 15.

    S coincidimos con McGuire en su insistencia sobre la idea de que el estado noexiste (realmente es una abstraccin). Existen estados concretos, histricamente constituidosy, lo importante, tras entender esta puntualizacin, es no caer en el particularismo, puesaquello que debe interesarnos se encuentra en la regularidad esencial que une a todas lasformas histricas de estado, ya que es la nica va para el anlisis de su formacin.

    Para McGuire, la caracterstica general de los estados (en ello sigue a Ch. W. Gailey

    & T. Patterson y a B. Jessop) estriba en la coyuntura de la articulacin de ciertas formas depoder. De un lado, el de grupos elitistas, de otro, y que acaba por convertirse en resistencia, elde la sociedad civil [p. 164].

    Si histricamente la forma estatal se constituye mediante varias formasinstitucionales de poder recreadas por procesos histricos de estructura poltica (ejrcito,

    polica, burocracia, etc.) [p.164], la coyuntura histrica en que se presenta la relacin poder

    de lite/poder de la sociedad civil (en opinin de McGuire) implica su estructura concreta yel hecho de que no todas las instituciones existan al mismo tiempo, ni que todas ejerzan el poder estatal [p.164]. Por esta razn, para nuestro autor, preguntarse por el estado espreguntarse por la articulacin histrica de las relaciones antagnicas de las clases sociales.Pero, al igual que no existe el estado, sino estados, tampoco existe la "clase social, sinoclases sociales concretas, histricamente constituidas.

    Recientemente algunos colega, seriamente afectados por las propuestas

    postmodernas de la relacin sujeto/objeto, llaman la atencin sobre el concepto clasesocial en la medida en que su contextualizada presentacin a fines del siglo XIX, , en elmarco del anlisis marxista de la sociedad capitalista occidental, la convierte en una dudosacategora para el anlisis histrico de las sociedades precapitalistas16. De igual forma deberan

    id d i l l li i d l fi l d l i l

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    22/629

    futuro. Factor que no invalida el uso de categoras creadas con posterioridad al marcotemporal donde se inscriba nuestro objeto de estudio, o incluso la creacin de otras nuevas,

    siempre y cuando stas generen explicaciones mas verosmiles. El concepto de clase socialno es un obstculo para la contrastacin de nuestras hiptesis sobre las sociedades pre y nocapitalistas de serlo, sera fruto del contenido con que dotemos al concepto o la translacin,al concepto general, de las implicaciones histricas de la articulacin de las clases sociales enel seno de la sociedad capitalista estudiada por K. Marx. Es por ello que McGuire nos

    propone un concepto de clase social cuya formulacin general busca la regularidad queexiste tras sus formas histricas, eliminando las analogas funcionales de las coyunturas de su

    fijacin. Por esta razn, McGuire analiza crticamente ciertas propuestas del concepto declase social que presentan, como categorizacin general, formas concretas de su desarrollohistrico y que, en la preocupacin de los usuarios de la arqueologa por buscarregularidades-indicadores, han sido objeto de cierto abuso. Tales son los casos de laexcesiva fijacin de clase social desde conceptos como propiedad privada de los medios de

    produccin, divisin tcnica del trabajo o la existencia de sobreproducto [p.182 y ss].

    McGuire considera, siguiendo a Gailey y Patterson, que las clases sociales seconstituyen en la esfera de las relaciones de produccin [p.185] y, desde el principio de suobra [p.49] sale al paso de opiniones como las de E. Laclau y Ch. Mouffe, quienes confundenla naturaleza poltica del estado con la de las clases sociales, al entender que stas no estndadas por la relacin econmica, sino que son categoras creadas por la lucha poltica,dependiendo su existencia de ciertos grados de conciencia, ya que constituyen su hegemonadesde el simbolismo. Esta, no nueva, forma de idealismo que prima la conciencia sobre la

    existencia17, muy acorde con la idea norteamericana de recuperar para la historia la voluntaddel individuo, pretende reabrir el debate del concepto de clase para si18. De ah queMcGuire, en su bsqueda de un concepto operativo de clase social nos remita a la propuestade Gailey y Patterson [p.183]:

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    23/629

    A esta concepcin general de clase social propuesta por Gailey y Patterson,McGuire une la crisis de las categoras tradicionalmente en uso para la definicin de la

    transicin al estado19

    , por su fijacin evolucionista, que no histrica incluidas recientesversiones como las de "Estado Arcaico" que, descriptivas en la aceptacin del conflicto socialen las formas prstinas de estado, no acaban de articular el conflicto de su gnesis (Teoras delConflicto Light), ni de superar el marco evolucionista. Como consecuencia de ello, y ante elanlisis de las formas prstinas del estado -de nuevo siguiendo a Gailey y Patterson- McGuire

    propone en su obra abrir otro debate, el del anlisis de las formas de organizacin del parentesco como marco donde analizar los estados prstinos ya que, lejos de implicar una

    negacin del estado, expresan, en ciertas coyunturas de su desarrollo histrico, marcossusceptibles de articular y regular relaciones entre clases sociales.

    La propuesta de McGuire tampoco es novedosa. Aunque podemos remontarnos auna larga tradicin que arranca desde el pasado siglo con la obra de Maine, continuada porFirth y Kirchoff, el tema ha presidido los mejores debates en el seno de la antropologafrancesa desde los aos sesenta (Balandier, Godelier, Terray, Meillassoux, etc.) y ha estado

    presente en la segunda mitad de los ochenta en algunos trabajos de la arqueologa marxistaespaola. Sin embargo, debemos destacar la novedad de sus propuestas en el seno de su pas,donde las referencias a debates antropolgicos se han centrado exclusivamente en elendgamo mundo del funcional-evolucionismo. Una prueba mas del peso de las tradicionesdisciplinares que tambin nos debe hacer reflexionar sobre el camino, bien distinto, que est

    presente en el seno de la arqueologa espaola sobre la problemtica de la formacin delestado, aunque en ste ltimo caso con un mayor peso del analogismo de las funcionalidades

    derivadas de la percepcin de las manifestaciones arqueolgicas del mundo clsicogrecolatino.

    Esta propuesta de McGuire tendr una importancia crucial en su obra, en la medidaen que el modelo arqueolgico que nos propone en su texto radica en el anlisis de las

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    24/629

    para amortiguar la existencia de los conflictos de clase, articulndose como un mecanismo de"maquillaje" [p.211] que potencia ideolgicamente la igualdad en la muerte de una sociedad

    cuya vida est regida por diferencias insalvables. No dice McGuire si esa afirmacin/negacinde la comunidad que expresa la muerte se define como el mecanismo posible para generar laextorsin interna entre clases sociales, o si es una condicin para generar nuevas formas deextorsin respecto a otras comunidades.

    El modelo arqueolgico que se deriva del estudio de la sociedad Hohokam y que nospropone McGuire (intencionada igualdad en la muerte/ creciente desigualdad en la vida), al

    contraponer "aldea/necrpolis" tiene una especial relevancia en las discusiones sobre laexistencia de disimetras sociales que los usuarios de la arqueologa espaola proponen desdecontrastaciones empricas exclusivas del mbito funerario (desde esa cosa denominada"arqueologa de la muerte"), con el consenso generalizado que presupone, desde la idea deuna cultura integrada donde una parte determina la naturaleza de la totalidad social y donde lamuerte se perfila siempre como un reflejo directo y automtico de las relaciones econmicas,que, en ausencia de marcos estadsticos significativos en cuanto a la distribucin de objetos en

    las deposiciones funerarias, es una prueba irrefutable de la inexistencia de disimetrassociales. De igual forma la, para algunos, nueva diseccin de la arqueologa, ahora de lamuerte, mala cuenta dara de la sociedad del presente si nos propusiese realizar una lectura dela organizacin desde el anlisis de un cementerio contemporneo20.

    La lectura del texto de McGuire sera de una considerable importancia para ayudar areflexionar a algunos usuarios de la arqueologa sobre los paradigmas en que se basan sus

    propuestas y, muy especialmente, a ciertos colectivos de colegas de Andaluca Occidental quepretenden, dndose prisa, incorporarse olmpicamente a los debates sobre la existencia de ladesigualdad social en la prehistoria desde el anlisis exclusivo de unos registros funerariosdescontextualizados, dispares, de dudosa significacin y exhumados con un fin bien distintoal de resolver problemas mas all de una normativa caracterizacin arqueogrfica e

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    25/629

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    26/629

    Es indudable que el nivel de unidad propuesto por McGuire es superior (mejoresexplicaciones y contrastaciones ms amplias) a las propuestas de la exclusividad funeraria,

    mucho ms cuando es del todo abarcable arqueolgicamente. Sin embargo, debemosreflexionar sobre su viabilidad terica ms que sobre su operatividad instrumental, en lamedida en que puede responder slo sobre ciertas articulaciones concretas de la formacin delas clases sociales, ya que no en todas -de ser cierto- el estado no interviene en lareproduccin de la sociedad.

    Somos de la opinin de articular una unidad arqueolgica mayor que nos permitacontrastar si el mbito del householdse comporta como unidad pues, de no ser as, podramosrecaer en la formulacin de Chang que identifica comunidad=asentamiento y desarrollar unalnea interpretativa donde la conceptualizazin del asentamiento aislado poca cuenta puededarnos de otras formas histricas de estados prstinos donde la contradiccin fundamental se

    perfila entre comunidades, expresada en una diversidad de asentamientos. Necesitamos unaunidad mayor que el household ya que, de no ser as, seramos incapaces de explicarcoyunturas donde las unidades domsticas (que tendramos que definir arqueolgicamente) se

    comportan, al igual que la muerte entre los Hohokam que presenta formalidades de igualdad,como mecanismos de camuflaje de niveles de disimetra que superan la de los mbitosdomsticos, trasladando las contradicciones fundamentales fuera de la comunidad y, portanto, articulando el householdcomo un mecanismo de reproduccin del poder estatal.

    Este es un aspecto de vital importancia cuya falta notamos en la discusin deMcGuire sobre los hohokam de Arizona, dado que su defensa y expresin del anlisis delnivel del household, para afirmar su significacin, tendra que demostrar la inexistencia decontradicciones a otros niveles. Aspecto que no refleja su trabajo al no dar cuenta alguna de laexpresin territorial de la comunidad Hohokam estudiada y su posible relacin con otrascomunidades del entorno, que slo son mencionadas de paso. En el texto de McGuire, losHohokam se definen por un slo asentamiento y, adems, aislado del mundo exterior.

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    27/629

    sustentar sus explicaciones en mecanismos de contrastacin etnogrfica (los Pomo deCalifornia y los enterramientos Yumanos) que, siendo de un indiscutible nivel de

    significacin, en ningn caso ratifican ni validan su lectura del yacimiento de La Ciudad.Esta tradicin disciplinar, que no pretendemos juzgar en este texto es, a su vez,

    reveladora del escaso nfasis manifiesto por McGuire en el poder del anlisis diacrnico pues,en lugar de convertirse en un mecanismo de contrastacin y explicacin de los procesossociales, se deriva hacia una inconexa articulacin descriptiva que slo le permite moverse enel plano de la azarosidad para explicar por qu ciertos linajes Hohokam han podidodesarrollar procesos de mayor disimetra social y generar ciertas formas de clientela.

    * * *

    Para terminar, debemos insistir en que estos comentarios puntuales no hacen deltodo justicia a la riqueza temtica del texto, ni dan una idea equilibrada del mismo y, de

    ninguna manera, pueden substituir a su lectura, que recomendamos ampliamente. Quienes aslo hagan, llegarn a coincidir con nosotros en que, dado que el libro de McGuire est dirigidoa los usuarios de la arqueologa y est publicado en ingls, ya no se podr volver a escribircaptulos sobre "el marxismo" con la increble superficialidad y parcialidad como el que lededica Ian Hodder en su Interpretacin en arqueologa, sobre las corrientes actuales en ladisciplina.

    Huelva, 1993.Textos citados

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    28/629

    1988Marxisme i Arqueologia. En: Corrents terics en arqueologia. Columna, Barcelona.Schiffer, Michael

    1988The structure of archaeological theory. American Antiquity, vol. 53,n 3.Timpanaro, Sebastiano

    1973Praxis, materialismo y estructuralismo. Editorial Fontanella. Barcelona.Trigger, Bruce

    1989A history of archaeological though. Cambridge University Press. Cambridge.Watson, P.J, S. Le Blanc y Ch. Redman

    1974El mtodo cientfico en arqueologa. Alianza Editorial. Madrid.

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    29/629

    DosHiptesis sobre la sociedad clasista inicial

    HIPTESIS SOBRELA SOCIEDAD CLASISTA INICIALI. Antecedentes:

    El Modo de Produccin Asitico.-Se ha supuesto que el concepto de "modo de produccin asitico" constituira el modeloterico a travs del cual el materialismo histrico explicara las caractersticas fundamentales

    de las primeras formaciones socioeconmicas precapitalistas clasistas. Por lo tanto, cada vezque se discuten los problemas de interpretacin del proceso de surgimiento y desarrollo inicialde las clases sociales y el estado, se alude a este concepto.

    Hay que decir que fue el propio Marx quin di pi a tal suposicin generalizada, alincluir al modo de produccin asitico, antecediendo al modo de produccin antiguo, en unaexplcita sucesin histrica determinada por el desarrollo de la correspondencia entre las

    fuerzas productivas y las relaciones sociales de produccin. Esto est en el conocido texto de1859, del Prlogo a la Contribucin a la crtica de la economa poltica.

    En reiteradas ocasiones los debates acerca del "modo de produccin asitico" se hantransformado en moda y otras tantas la moda ha dejado de serlo sin haberse llegado a

    l i i i ifi i l di i h i id bl E

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    30/629

    de esas sociedades -al menos a travs de los trabajos disponibles en traducciones- noconocemos formalizaciones tericas que muestren con claridad las diferencias de sus

    estructuras sociales con las del esclavismo clsico grecorromano21

    .

    Por otra parte, en Amrica Latina vemos que tambin la actualidad del tema sevincula al surgimiento del marxismo como una alternativa acadmica en las ciencias socialesy, en particular, en la arqueloga y la historia colonial temprana. Tal alternativa no se halibrado de los problemas de convertirse en moda que, en su campo especfico, ha necesitadodar cuenta de las caractersticas de las sociedades precolombinas desde el punto de vista delmaterialismo histrico. El problema se presenta al tratar con las sociedades que, a pesar dehaber sido consideradas como barbarie por Engels 22, es claro que fueron clasistas y no

    parecen poseer una estructura social identificable con el esclavismo o el feudalismo de lassociedades "clsicas" de Europa occidental. Es entonces cuando se recurre al expediente fcilde recordar el mencionado pasaje del "Prlogo " de Marx. Y a partir de tal respaldo deautoridad, precario con todo, se intenta justificar o "demostrar" el carcter "asitico" delmodo de produccin de sociedades como la Inka, Mexica, Maya y otras. Lo cual no

    resuelve, desde luego, los problemas de nuestra ignorancia sobre la materia concreta ni de lacarencia de explicaciones tericas. Pero pareciera permitir salir del paso con una provisionalidad que casi se ha hecho tradicin. Como si la tarea del marxismo fuese andarsaliendo de aprietos. Aunque debe decirse que si la provisionalidad de las interpretaciones seha hecho estable, es porque tampoco hay proposiciones alternativas mejores o msconsistentes.

    No es este un momento de auge de las polmicas sobre ste tpico, pero el problemacomo tarea de investigacin es permanente. Por ello queremos resear algunas observacionessobre el concepto de modo de produccin asitico y las discusiones y proposiciones diferentesque en torno a l se han generado, debido precisamente a la generalizada suposicin de queexplicara las caractersticas de las sociedades sobre las cuales tratamos en este artculo.

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    31/629

    definicin de un modo de produccin, algunos de los rasgos ms comunmente destacados sonde una ambigedad tal que no permiten mostrar sus diferencias respecto a otros modos de

    produccin. Veamos esos aspectos que se consideran como distintivos de esas formacionessociales.

    1. Tecnologa hidrulica. Se supone que el surgimiento de la sociedad clasista sehabra originado en sociedades que requirieron de la organizacin y uso de la fuerza detrabajo a gran escala, como condicin para el desarrollo de las labores agrcolas. Ello habraocurrido principalmente en las regiones ridas donde las obras pblicas de regado habranrequerido esa concentracin de fuerza de trabajo colectiva. Otros autores consideran, demanera ms general, la exigencia de organizacin de la produccin que supone unacooperacin ampliada ms all de los lmites de la comunidad, como el condicionante de laaglutinacin de fuerza de trabajo bajo una direccin central.

    Seguramente en algunos casos el surgimiento y desarrollo de la sociedad clasista debihaberse apoyado en una economa con tal base tecnolgica y organizacin tcnica del trabajo.Sin embargo, no son la tecnologa ni la divisin tcnica o social del trabajo los criterios que

    definen un modo de produccin.

    El tipo de tecnologa de una sociedad nos puede explicar de qu manera se desarrollanlas fuerzas productivas a las cuales se corresponde un determinado sistema de relacionessociales de produccin. Pero la calidad fundamental de un determinado sistema de relacionessociales de produccin -dada por las formas y contenidos de la propiedad- se estableceindependientemente de cul sea la tecnologa principal que la sociedad aplica a la produccin.

    2. Tributo. Caracterstica que la mayora de los autores subraya es la de que la clasedominante en estas sociedades se apropia del excedente que enajena a los productores bajo laforma de tributo, sea en especies o en trabajo. Sin embargo, el tributo en especies y entrabajo existe en todas las sociedades precapitalistas como forma de apropiacin de

    d d l l l d l i

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    32/629

    entendido como "una determinada combinacin articulada de relaciones de produccin yfuerzas productivas" se traduce de hecho -en sus construcciones conceptuales- en una

    combinacin de "modos de apropiacin del trabajo excedente" articulados (por deduccin!)con formas de organizacin tcnica del trabajo.

    Del hecho cierto de que la distribucin del excedente como tributo en especies o entrabajo no involucre un "modo de apropiacin especial", no se desprende que no se pueda"construir un concepto" de modo de produccin distinto del antiguo, esclavista o feudal. En

    primer lugar, si tal modo de produccin existi realmente, debe poderse conceptualizar.Pero, claro est, si se parte del supuesto errneo de que un aspecto secundario como lasformas de la distribucin -y no el contenido de la propiedad- son el criterio fundamental paradefinir y explicar el modo de produccin, tal concepto no se podr "construir" 24. El problemaest precisamente en este punto:

    Buscar el rasgo distintivo de las diferentes clases de la sociedad en la fuente del ingreso equivale a

    colocar en el primer plano las relaciones de distribucin, que en realidad no es sino el resultado de

    las relaciones de produccin. Es un error que hace ya mucho tiempo sealaba Marx, llamando a

    quienes no lo vean socialistas vulgares. La caracterstica principal a que responden las diferenciasentre las clases es el lugar que ocupan en la produccin social y, por ende, la relacin que

    guardan con los medios de produccin . 25

    En suma, el criterio de las formas de distribucin no resulta discriminativo como paradiferenciar los modos de produccin precapitalistas, pero tampoco es un factor fundamentalen la definicin de un modo de produccin.

    3. Estado desptico. Se ha insistido en que las bases de la tecnologa hidrulica en quese fundara la economa de estas sociedades, ms concretamente, la organizacin tcnica ydivisin social del trabajo que se requiere para la inversin colectiva y planificacin del usode la fuerza de trabajo en la construccin de obras pblicas, condiciona una centralizacind l d id d d d i i i i li b j f d i

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    33/629

    Y habra que recordar, adems, como lo ha hecho notar Palerm (1969), que el mismoMarx -en las "Formen..." 26- indica la posibilidad de que el modo de produccin asitico,

    como negacin de la comunidad oriental, adquiera formas de estado ms o menos despticaso democrticas. Lo cual dependera de si la produccin en el seno de las comunidadesmantiene las formas de cooperacin ampliada o si la explotacin agraria se organiza a travsde la produccin individual.

    4. No disolucin de las comunidades. Otro rasgo propio de las sociedades asiticassera la de que no se disuelven las comunidades originadas durante la barbarie, con eldesarrollo del comunismo primitivo. Es decir, las comunidades tribales se mantienen, alincorporarse a la sociedad clasista, como unidades de produccin. Sin embargo, este hechoque describe la forma de organizacin productiva de los campesinos sometidos a explotacin,no es explicada. La oposicin entre ciudad-estado y comunidades nos describe -cuando existe

    propiamente el centro urbano- la organizacin espacial de la relacin entre clase dominante yclase explotada, pero no nos explica cules son las relaciones fundamentales de produccinque cualifican la contradiccin entre estas clases ni por qu, a partir de ello, las

    organizaciones comunales se mantienen.2. No hay una formu lacin terica coherente de lasrelaciones de propiedad fundamentales del " modo de produccin asitico" .Un modo de produccin se cualifica esencialmente a travs de las relaciones fundamentalesde propiedad sobre los elementos del proceso productivo que median el establecimiento de las

    relaciones sociales que permiten la produccin y condicionan las formas de distribucin,cambio y consumo. Si el modo de produccin asitico es un modo de produccinhistricamente particular -distinto del comunismo primitivo, del esclavismo o delfeudalismo- o si no lo es, es ste el punto en torno al cual se debera dilucidar el problema.

    j l i d l i l i l

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    34/629

    2) Est imprecisamente formulado o los planteamientos presentan implicacionesformalmente contradictorias. Esto sucede con frecuencia cuando se confunden o manejan

    ambigua o equivocadamente los conceptos de "propiedad", "posesin", "tenencia","sujecin", "usufructo" y otros.

    3) Est formulado en trminos tales que no permite establecer una diferenciacincualitativa fundamental respecto a otros modos de produccin. O, por ltimo,

    4) Se refiere a relaciones secundarias que no cualifican la contradiccin fundamentaldel modo de produccin. Por lo tanto, no tratndose de relaciones fundamentales y generales

    para este modo de produccin, sus implicaciones no tienen carcter necesario en laexplicacin de la estructura y el desarrollo histrico de estas sociedades.

    Todas estas alternativas y sus combinaciones, las podemos encontrar en la literaturade los autores que aceptan que el modo de produccin asitico caracterizara en particular alas primeras sociedades clasistas o, al menos, a una de las vas del surgimiento de stas a

    partir de la disolucin de las comunidades primitivas. Pero tambin hay autores que opinanque definitivamente tal concepto se refiere a modalidades no esencialmente diferentes deotros modos de produccin.

    Comentaremos slo algunas de las proposiciones que buscan caracterizar la particularidad distintiva del modo de produccin asitico basndose en el anlisis de lasrelaciones de propiedad de sus clases fundamentales, sobre los elementos del proceso

    productivo. Aclaramos que, aunque ampliaremos un poco ms estos comentarios que los del punto precedente, no es porque los investigadores hayan mostrado ms inters en este

    aspecto ni haya recibido un tratamiento ms vasto, sino porque nos parece que es el problemams importante.

    1. Entre los autores que han intentado formalizar las particularidades distintivas delmodo de produccin asitico explicitando las relaciones de propiedad, se cuentan aquellos

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    35/629

    "cuando no sean terratenientes privados, sino el propio estado como ocurre en Asia, quien les

    explota directamente como terrateniente, adems de enfrentarse a ellos como soberano,

    coincidirn la renta y el impuesto...",caso en el cual

    El Estado aqu es el supremo terrateniente y la soberana la propiedad de la tierra concentrada en

    su fase nacional. A cambio de ello, no existe propiedad privada sobre el suelo, aunque s posesin

    y disfrute tanto privados como colectivos de l.28

    La referencia a "Asia", no nos obliga a pensar necesariamente en "modo de

    produccin asitico", aunque no podemos descartar que Marx lo hubiera tenido en mente.Sea cual fuere el caso, una cosa es clara. Y es que tal caracterizacin no nos establece unadiferencia substancial respecto al modo de produccin feudal. El modo de produccin que sedistingue porque la clase dominante es propietaria objetiva de la tierra, sujetandogeneralmente a ella a la fuerza de trabajo del productor, que slo la posee en tanto transfiereexcedentes en forma de renta, es el feudalismo.

    En tal referencia a lo que "ocurre en Asia" se expresa, no obstante, una diferencia enla forma de la propiedad de la clase dominante y es que en este caso no se presentara como

    propiedad privada, razn por la cual no se puede disociar la renta del impuesto. Si a estaparticularidad se hubiera referido Marx cuando pensaba en el "modo de produccin asitico",tendramos que aceptar que se trata de una modalidad del feudalismo que podramos llamar"feudalismo asitico" u "oriental", si no "feudalismo primitivo".

    2. Con todo, el mismo Marx al referirse al despotismo oriental ha concebido otro tipode relaciones de propiedad, incompatibles con la formulacin que acabamos de comentar.En las "Formen..." indica explcitamente que

    En medio del despotismo oriental y de la carencia de propiedad que jurdicamente parece existir en

    l i t t t d h h f d t t i d d t ib l l

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    36/629

    Hay autores que, a partir de estas referencias, han intentado conceptualizar el modo deproduccin asitico de una manera que resulta del todo absurda. As, por ejemplo, Krader nos

    dice queEn el modo de produccin asitico, la organizacin del trabajo social fue comunal en su forma

    social y en su substancia. La comunidad de los productores determinaba la forma concreta de

    propiedad sobre los medios de produccin, siendo el medio de produccin fundamental, por sobre

    todo, la tierra cultivable. El propietario concretode la tierra era la comunidad de los labradores del

    suelo, el propietario abstracto era la agencia concreta del estado, mientras que el terrateniente,

    como expresin abstracta de la propiedad de la tierra, era el estado.

    Antes de ello, Krader nos ha dicho que

    En su historia temprana, al comienzo del desarrollo del modo de produccin asitico, el inters de

    la esfera pblica no estaba dividido del de la esfera privada la rentaes el inters privado y parte

    del producto excedente y del trabajo excedente, el impuesto es el inters pblico y tambin es

    parte del producto excedente y del trabajo excedente en ese tiempo la renta no estaba dividida del

    impuesto.30

    Citamos a Krader por ser uno de los pocos autores que es preciso en esta formulacin.

    El absurdo de la misma consiste en suponer que los propietarios objetivos de la tierratengan que pagarrentaa otra clase social para poder disponer de su propia propiedad. Si los

    productores (las comunidades) son los propietarios "concretos" u objetivos de la tierra,tendran que abonarse la renta a s mismos, careciendo completamente de sentido laexplicacin de la transferencia del excedente -como renta bajo la forma de impuesto- a otraclase social, por el solo hecho de que en "abstracto" aquella se considere propietaria de latierra. A menos que pusiramos otra vez "patas arriba" el fundamento materialista de lateora de la historia y aceptramos que la forma subjetiva, jurdica o "abstracta" de la

    propiedad, siendo adems opuesta a la propiedad objetiva o "concreta", determina las

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    37/629

    Ac est el meollo del asunto: si efectivamente la comunidad de productoresexplotados es propietaria real de los medios de produccin, el tributo no es renta de la tierra ,

    ni es este medio de produccin aquel sobre el cual la clase dominante detenta la propiedadobjetiva que le permite la extorsin.3. Hay todava otra modalidad del planteamiento comentado, que tampoco resuelve

    este interrogante: la clase explotada -la comunidad campesina- es propietaria de las tierrascomunales y subsiste gracias a lo que en ella produce pero la clase dominante es propietariatambin de otras tierras, de cuya labranza resulta el producto excedente del que se apropiacomo tributo. Tal tributo tendra la forma de trabajo excedente a travs del cual se explotanlas tierras estatales, o de especies producidas en ellas. Entonces s se tratara de una renta -"primitiva", claro est- de la tierra.

    Lo que carece de sentido y nos vuelve a situar en el mismo punto de la cuestinanteriormente planteada es la siguiente: si los productores subsisten gracias al producto de sutrabajo en las tierras comunales de su propiedad, por qu habran de ir a trabajar tierras delestado o de la clase dominante, cuando todo lo que all se produjera tendra que ser pagado

    como renta? Evidentemente, no parece un negocio conveniente, bajo ningn patrn deracionalidad econmica. De manera que el hecho real de que tal trabajo excedente se realiza yde que el tributo se paga, debe encontrar otra explicacin.3. Las formulaciones alternat ivasal " modo de pr oduccin asitico" son igualmente impr ecisas.Como es sabido, las discusiones acerca de la interpretacin de las primeras sociedadesclasistas, as como de las sociedades orientales, se abren en la Unin Sovitica a fines de losaos veinte y se es el contexto en el cual se genera la polmica en torno al modo de

    produccin asitico. Sin embargo, muy pronto la adopcin de una posicin ideolgico-polticafi i l d l h d l

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    38/629

    regidas por relaciones esclavistas. Desde luego que, despus de la "desestalinizacin" de lasciencias histricas, se ha reabierto la polmica y encontramos una variada gama de

    posiciones, incluyendo, sin duda, defensores del "modo de produccin asitico".Es as como entre los orientalistas de los pases socialistas y tambin, claro est, entre

    algunos investigadores "occidentales", encontramos diversas proposiciones alternativas alconcepto de "modo de produccin asitico", cuya heterogeneidad queremos ejemplificar atravs de resumir algunas de ellas:

    1. Por una parte, tenemos a los autores que no consideran la existencia de relacionesde produccin y propiedad diferentes a las de la esclavitud clsica grecorromana para lasprimeras formaciones clasistas de Oriente y Africa. Entre stos, podemos leer en Shteerman ySharevskaia que

    El rgimen esclavista es el sistema por el cual los medios de produccin de todo lo necesario para

    la vida (el suelo, el agua, el ganado) y los instrumentos de trabajo, pertenecen exclusivamente a un

    determinado nmero de personas y no a toda la sociedad.

    Los dueos de los medios de produccin, de hecho, lo son tambin de los trabajadores que, porello, son verdaderos esclavos modernos. 34

    Y consideran explcitamente que este rgimen social tuvo vigencia em Mesopotamia, Egipto,el Indo, China y, en general, en todo el Antiguo Oriente. Sin embargo, en algn prrafo acercade la agricultura se lee: "En las haciendas del Antiguo oriente el trabajo de los esclavosdesempeaba un papel notable, aunque no el ms importante. La masa fundamental de lostrabajadores se compona de miembros de las comunas, inhumanamente explotados".

    2. Otros autores, sin llegar a cuestionar el carcter esclavista de Oriente Antiguo,dirimen sus opiniones en trminos de las "peculiaridades", "matices" o "modalidades" delesclavismo. Puede notarse claramente, sin embargo, que aunque la mayora coincide en quelos miembros de las comunidades constituyen la "masa fundamental de los trabajadores" no

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    39/629

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    40/629

    En efecto, es posiblemente Tiumnev uno de los autores que, en oposicin a Struve,ms se acerca a precisar las diferencias entre el esclavismo grecorromano y la "esclavitud

    generalizada" que caracterizara al Antiguo Oriente, opinin sustentada igualmente porParain para la historia clasista temprana del Mediterrneo. Entre estas diferencias, Tiumnevseala que en Oriente la explotacin no se ejerce significativamente sobre prisioneros oesclavos extranjeros comprados, sino fundamentalmente sobre la poblacin autctona. Nohabra tenido all mayor relevancia la esclavitud por deudas. La "esclavitud general" o"generalizada", como la habra denominado Marx, sera una esclavitud de facto y no de jure,a la que se someti a los miembros de las comunidades aldeanas. Considera tambin que, en

    Mesopotamia y Egipto, "la necesidad del trabajo colectivo condujo a la aristocracia local adisponer del trabajo y de los productos del trabajo de la poblacin, en la medida en que eldesarrollo de las diferencias en la propiedad haca de la aristocracia local la clase dominantede una forma general"37.

    Parain caracteriza a la "esclavitud generalizada", como fuerza de trabajo de costomnimo, ya que solo debe ser mantenida mientras se utiliza no es necesario comprar al

    trabajador se trata de "mano de obra" no especializada y abundante, porque la gran masa dela poblacin es la que se ve obligada a trabajar. Podra estar en lo cierto al observar que estasituacin sera la que "Marx denomin, con una precisin sin duda insuficiente, pero que noes fcil hallar expresin mejor, 'esclavitud generalizada'"38.

    Merecen ser mencionadas algunas observaciones de Nikiforov que nos parecen pertinentes, a pesar de que su exposicin no conforma un sistema conceptual coherente 39.Rechaza el trmino de modo de produccin asitica y sugiere el de "primera sociedad de

    clases", advirtiendo que se tratara

    ...de una sociedad de clases que manifiestamente [...] presenta siempre en su estado embrionario

    un carcter esclavista

    l d i id l id

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    41/629

    tierra es la principal riqueza. Lo que aparece en primer plano son los mtodos de coercin directa,

    de captura y de dominio sobre el individuo, gracias a los cuales unos hombres pueden obligar a

    otros, por la fuerza, a trabajar para ellos, a entregarles el fruto de su trabajo 3. Hay tambin investigadores que comparten la opinin de que las primerassociedades clasistas estuvieron regidas por un modo de produccin de transicin entre lacomunidad primitiva y el esclavismo, lo cual explican de diferentes maneras, pero ningunasuficientemente clara.

    As, Guenther y Schrot, reconociendo la imposibilidad de explicar las sociedades

    clasistas anteriores al esclavismo grecorromano a travs de las relaciones fundamentales querigieron a ste, proponen que se tratara de una primera etapa del esclavismo que refieren aEgipto, Mesopotamia Antigua, India, China y la Antigua Grecia y que caracterizan diciendo:"La etapa patriarcal de la primera sociedad de clases, en que todava no se puede hablar decomunidad primitiva que termina y tampoco de sociedad esclavista antigua plenamentedesarrollada", agregando que "la esclavitud y la explotacin de esclavos no era an el hechodominante en esos territorios". Es decir, no hay nada que caracterice sustantivamente a esas

    sociedades. Para terminar de confundir lo que sera ese primer estadio de la sociedadesclavista, de los tres que proponen y que "no presentaban diferencias fundamentales ycualitativas entre s, sino slo diferencias cuantitativas y de grado", nos dicen que

    Hay que subrayar que en el interior de la primera sociedad de clases hubo un perodo durante el

    cual la explotacin de hombres libres fue el fundamento de la produccin de la sociedad. 40

    La verdad es que un esclavismo que se fundamenta en la explotacin de hombres libres es

    algo poco coherente.Dierchxens, en un trabajo reciente, considera tambin al "modo de produccin

    asitico" como el modo de produccin que rige la transicin de una economa preclasista auna sociedad de clases. Lo entiende como una sociedad constituda por comunidades de base

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    42/629

    es que resulta que el mismo modo de produccinpuede no tener el carcter de una relacin deexplotacin clasista en un momento y en otro momento s, lo cual tampoco parece muy

    coherente. Creemos que el error obedece a la identificacin incorrecta de las relacionessociales de produccin con la divisin del trabajo y la distribucin 41.

    Otra concepcin un tanto sui gnerises la interpretacin con que Zubritski sintetiza elanlisis particular de las clases en el imperio inkaico o Tawantinsuyu:

    La esencia de la sociedad, surgida en los Andes Centrales en la primera mitad de nuestro milenio,

    se caracteriza por el hecho de la existencia de dos formas y dos tipos de relaciones sociales: de la

    sociedad primitivo-gentilicia y de la esclavista. Esta coexistencia es tan orgnica que no haymotivo para hablar del desarrollo revolucionario de la sociedad en aquel perodo transitorio. Es un

    desarrollo puramente evolutivo. Probablemente sin una explosin revolucionaria y sin un nuevo

    perodo transitorio revolucionario la sociedad incaica no hubiera podido llegar al trinufo completo

    del rgimen esclavista. 42

    Se tratara, pus, de una sociedad clasista que no llega a convertirse en esclavismo despus detres milenios de existencia y lucha de clases sociales en los Andes Centrales, por lo que debe

    ser calificada de sociedad en "transicin". Cuntas explosiones y perodos transitoriosrevolucionarios se necesitaran entonces para que el comunismo primitivo se transforme enesclavismo?

    En fin, creemos innecesario extendernos en ms ejemplos de los ms variados planteamientos sobre este problema, entre los cuales se encontrarn los que opinan que lasprimeras sociedades clasistas eran feudales, que contenan tendencias esclavistas y feudales y

    otras.4. Tampoco los "clsicos" del marxismo -Marx, Engels y Lenin-ofrecen una caracter izacin nica y coherente d el modo de pr oduccin asitico.

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    43/629

    sucede en la India", "las sociedades de Oriente", "el despotismo oriental", etc.. Pero no podemos suponer como necesariamente cierto que tales referencias deban tomarse como

    caracterizaciones de un determinado y nico modo de produccin. Es difcil aceptar que Marxo Engels -y en su caso con menos fundamento que en cualquier otro- pensaran que durantetoda su historia y en cualquier lugar de Asia slo hubiera existido un solo modo de

    produccin: el "asitico".2. An cuando fuera cierto que, en distintas referencias de las que aluden a Asia,

    Oriente, la India o Egipto, Marx o Engels hubieran estado pensando en ese "modo de produccin asitico", es un hecho el que, en los distintos textos que tocan esos puntos, el

    contenido conceptual adquiere sentidos diferentes y, en ocasiones, evidentementecontradictorios.

    Resumamos algunos de los sentidos que adquieren tales referencias:

    2.1. A partir de las primeras referencias de junio de 1853 44, podramos inferir unamodalidad del esclavismo, caracterizada por la ausencia de propiedad privada del suelo,donde

    el rey es el nico propietario de toda la tierras del reino

    y que explota a las

    pequeas comunidades (que) estaban contaminadas por distinciones de casta, y por la esclavitud,

    que subyugaba al hombre a las circunstancias externas...

    2.2. De las "Formen...""se aprecia que la antigua comunidad primitiva de tipo oriental

    dara origen al modo de produccin asitico, con modalidades ms o menos despticas odemocrticas, segn el grado en que el proceso productivo exige del trabajo colectivo oindividual.

    2.3. En 1859, en el "Prlogo...", la referencia es explcita e inequvoca en cuanto a

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    44/629

    De lo que no cabe duda es que, sobre la base de las citas de los clsicos acerca de lasmodalidades de la propiedad y produccin, el intercambio o las formas polticas de Asia u

    Oriente, es imposible generar un concepto nico y coherente.3. Es necesario observar que, an cuando en el "Prlogo..." de 1859 la referencia almodo de produccin asitico lo supone como la primera forma de sociedad clasista, ni Marxni Engels alcanzaron a tener acceso a la informacin de que disponemos a partir de este siglosobre aquellas sociedades.

    De hecho, la informacin que los fundadores del marxismo manejaban sobre el Oriente

    y la India, Turqua, Persia o China, era principalmentee informacin de lo que all ocurriraen el siglo XVIII y XIX.4. Pensamos, en contra de las opiniones de Wittfogel -y de Palerm quien gustoso las

    "enriquece"-, que el "extrao acontecimiento" del abandono del concepto de modo de produccin asitico, que insidiosamente explican como un "pecado (poltico) contra laciencia", para evitar las crticas anarquistas que ya prevean las semejanzas entre eldespotismo oriental y el socialismo futuro y para reforzar el carcter casi mesinico que iba

    adoptando la ideologa marxista 46, en realidad no obedece a tales razones. Opinamos ms bien que el "extrao suceso" obedece precisamente a que la informacin de que disponanMarx y Engels, no les permiti llegar a formular un planteamiento bien fundado sobre las

    primeras sociedades clasistas, ya que se refera basicamente a la realidad -ciertamente particular- de las sociedades orientales recientes que no mostraban diferencias esencialesrespecto al feudalismo. Pero adems, en la dcada de los 90, cuando se publica el tercer tomo

    de El Capital en el que ha estado trabajando Engels para poner en orden los manuscritosdejados por Marx y donde hace las mencionadas referencias a las sociedades orientales, laopinin de Engels parece ser diferente, ya que es cuando redacta El origen de la familia, la

    propiedad privada y el estado, donde menciona a la esclavitud domstica oriental como unaforma de esclavitud

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    45/629

    Morgan fue el primero que con conocimiento de causa trat de introducir un orden preciso en la

    prehistoriade la humanidad, y su clasificacin permanecer en vigor hasta que una riqueza de

    datos mucho ms considerable no obligue a modificarla (obra citada subrayados nuestros).Concretamente, el texto retoma el orden introducido por Morgan para la prehistoriay que esla clave para entender los problemas de la historia antigua de Grecia, Roma y Alemania, esdecir, para entender la antigedad clsica occidental y el surgimiento del feudalismo enEuropa occidental. En ninguna parte pretende Engels que el suyo sea un intento de "introducirun orden preciso" en la historia universal.5. Por ltimo y, en consecuencia, preferimos abandonar el trmino de "modo deproduccin asitico" , debido a que su diversidad de significados y la ambigedad de cadauno de ellos no responden a una conceptualizacin terica ms o menos precisa. Tal vez delas connotaciones ms claras que puedan rescatarse de Marx para Asia, sea aquella que daracuenta de las modalidades "orientales" del feudalismo. Pero no nos resulta de ninguna utilidad

    para intentar dar cuenta de la estructura y causalidad fundamental de las primeras sociedades

    clasistas.II. Delimitacin del problema y conceptos bsicos.Antes de entrar a sintetizar nuestra proposicin, deseamos explicar el campo para el cual seformula y dejar asentado el contenido que otorgamos a los conceptos bsicos que estamos

    manejando, con el fin de evitar extrapolaciones e interpretaciones que no pretendemos hacer o"lecturas" que traduzcan nuestro planteamiento a sistemas conceptuales diferentes al nuestro,en cuyo contexto las hiptesis que exponemos tendran un significado distinto.

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    46/629

    No es, pues, nuestro problema ac el de las causas y orgenes de la explotacin clasista,proceso que entendemos se desarrolla a travs de diversas vas particulares alternativas.

    2. En segundo lugar, no intentamos explicar el origen ni las caractersticas del estadoni, en general, de las formas superestructurales que corresponden al modo de produccin delas primeras formaciones socioeconmicas secundarias. No pretendemos pues, ocuparnos detoda la formacin social sino, en la esfera de lo que entendemos por modo de produccin, delo que seran las relaciones sociales de produccin fundamentales. Slo anotaremos algunasimplicaciones parciales de este planteamiento, en relacin con otros aspectos del modo de

    produccin o de las superestructuras.

    Es menester aclarar tambin que sto no significa que consideremos a tales problemascomo irrelevantes. Las prioridades que establecemos en el enfoque de estas cuestionesobedecen ms bien a razones metodolgicas. Es decir, si se trata de investigar los procesosque dan origen a la sociedad de clases, la pregunta inevitable ser: cules clases? Y en vistade que el desarrollo de las clase sociales que se conforman en el proceso originario dedisolucin de la comunidad primitiva es ya una realidad histrica dada, estimamos que la

    investigacin de tal proceso se debera abordar ms fcilmente a partir de este "todo msdesarrollado". Es decir, la estructura y contadicciones de las primeras sociedades clasistas yaconformadas representan, respecto al proceso que les di origen, una totalidad en que se

    pueden apreciar con mayor claridad las regularidades cuyo nivel de accin causal yestructural fu el ms determinante en tal proceso gentico. Por ello, nos parece lo msrazonable partir, cuando menos, de una hiptesis coherente acerca de las caractersticas de ese"todo ms desarrollado" que sera la sociedad clasista inicial con respecto a la historia

    precedente.

    Por otra parte, si nos interesa investigar los orgenes y caractersticas del estado de las primeras formaciones socioeconmicas clasistas y aceptamos la afirmacin materialista deque lo determinante en ltima instancia de las superestructuras es la calidad del modo de

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    47/629

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    48/629

    instrumentos de produccin y objetos de trabajo. Se trata entonces de relaciones socialesmediadas fundamentalmente por la propiedad sobre tales elementos que constituyen lascondicionesde realizacin de la produccin.

    La distribucin, en cambio, es resultado de la realizacin de las relaciones de produccin. Por su parte, la organizacin tcnica del trabajo nos puede permitir explicar laforma particular de desarrollo de las fuerzas productivas, a cuya magnitud se corresponden lascalidades de las relaciones sociales de produccin51. La organizacin tcnica y divisin socialdel trabajo pueden contribuir a explicar el condicionamiento histrico particular de lasrelaciones sociales de produccin, pero no las determinan de manera general y necesaria. Las

    relaciones tcnicas de produccin, la divisin social del trabajo y la distribucin son, por lotanto, criterios secundariosen la cualificacin de las relaciones sociales de produccin y noson necesariamente exclusivas de determinados modos de produccin.

    Lo distintivo de cada modo de produccin son las relaciones de propiedad quecualifican a las relaciones sociales fundamentales del sistema de produccin histricamentedeterminado.

    Diferimos, en consecuencia, de autores como Hindess y Hirst, Dierchxsens, Price yotros, que definen el modo de produccin a travs de la articulacin entre la organizacintcnica o divisin social del trabajo y la distribucin, sin considerar las relaciones esencialesde propiedad que median las relaciones sociales.

    Adems, es necesario recordar que las relaciones sociales de produccin son la formaobjetiva de la estructura social y no forman parte de la superestructura, tal como interpreta

    errneamente Harris la concepcin marxista52

    , con lo cual el estudio de la base econmica sereduce a la "tecnoeconoma".

    3. Propiedad objetiva y propiedad subjetiva. Las relaciones sociales de produccinse estructuran sobre la base de las relaciones materiales de propiedad o propiedad objetiva. La

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    49/629

    fuera de la produccin est condicionado por la capacidad de disposicin y/o uso de loselementos que intervienen en tal proceso.

    La propiedad subjetivaes el reflejo ideolgico y jurdico -que puede expresarse comonorma legal- de las relaciones de propiedad. La forma jurdica de la propiedad es, por lo tanto,distintade la propiedad objetiva y, por ello, no tiene que coincidir necesariamentecon sta,del mismo modo como la ideologa de una clase social en general, no coincidenecesariamente con la realidad objetiva reflejada en la conciencia social.

    As, en tanto una clase dominante tiene la capacidad real -basada en su propiedadobjetiva y en el empleo de medios extraeconmicos de coercin- de extorsionar a los

    productores del excedente, puede ocultar ideolgicamente las relaciones objetivas de propiedad y fundar en formas de propiedad aparentes la justificacin de su "derecho" a laexplotacin con lo cual atena, en el reflejo de la inmediatez apariencial de la conciencia delos explotados, esa injusticia. Y reduce las motivaciones de la rebelin poltica siempre

    potencialmente presente en una relacin de enajenacin econmica de los productores. Comola forma ideolgico-jurdica de la propiedad es un reflejo superestructural que no tiene que

    coincidir necesariamente con la propiedad objetiva, la clase dominante, que es la queestablece la juridicidad, puede declararse propietaria del sol, de las nubes y la lluvia, tantocomo de las tierras y ros, sin serlo realmente.

    De all la importancia del monopolio que las clases dominantes establecen sobre elconocimiento especializado de los fenmenos naturales en todas las sociedades precapitalistasclasistas, ya que no slo les permite el incremento objetivo de la productividad del trabajo yde los volmenes de produccin enajenables, sino tambin la manipulacin ideolgica de los

    productores.

    Esta necesaria distincin entre propiedad objetiva y subjetiva nos advierte de losriesgos de pretender reconstruir las relaciones de produccin con base en una lectura acrticad i fl j l i i d l l d i i

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    50/629

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    51/629

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    52/629

    Para ello partimos de las siguientes premisas:

    1. Si se trata de una sociedad clasista, la calidad distintiva del modo de produccin

    deber estar dada por la calidad de las clases fundamentalesen torno a las cuales se organizay desarrolla el sistema de relaciones sociales de produccin.

    2. Si no se trata de un modo de produccin idntico, en lo esencial, al esclavismoclsico ni al feudalismo, las clases fundamentales deben distinguirse de las de aquellos encuanto al contenido de los elementos del proceso productivo sobre los cuales establecen la

    propiedad objetiva.

    Tratndose de determinar la calidad distintiva de las clases de una sociedad,manejaremos los criterios que nos parecen ms adecuados para ello y son los que, en ordende esencialidad de su determinacin, ha propuesto Lenin en Una gran iniciativa , de manerasinttica y bastante precisa. Tal vez sea ste uno de los casos excepcionales en que uno de los"clsicos" del marxismo resume la explicacin terica de uno de los conceptos bsicos delmaterialismo histrico en una definicin. Escribe Lenin:

    Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre s por el lugar que ocupan en el

    sistema de produccin social histricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran

    con respecto a los medios de produccin (relaciones que en gran parte quedan establecidad y

    formuladas en las leyes), por el papel que desempean en la organizacin social del trabajo y,

    consiguientemente, por el modo y la proporcin en que reciben la parte de la riqueza social de que

    disponen.55

    Tenemos as, cuatro criterios bsicos, que manejaremos observando lo siguiente:

    1. La posicin de la clase en un sistema social de produccin histricamentedeterminado nos permitir distinguir clases fundamentales o secundarias, explotadoras oexplotadas y dominantes o subordinadas. Tal posicin, an bajo las mismas condiciones derelacin con la propiedad puede variar en los distintos modos de produccin segn el grado

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    53/629

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    54/629

  • 8/14/2019 arqueologia y marxismo

    55/629

    de ella, no es tanto la transformacin de la propiedad colectiva en propiedad particular de unaclase y de la comunidad, como la prdida de la propiedad real sobre la fuerza de trabajo delos miembros de la comunidad, que slo retienen -y no puede ser de otra manera- su posesin.

    3. Divisin social del trabajo. Con el surgimiento de la sociedad clasista se desarrollala llamada "segunda divisin social del trabajo"57 y se establece entre trabajadores manuales eintelectuales.

    a. La clase dominante, en esta sociedad, asume las distintas funciones del trabajointelectual, que por lo general realiza y ejerce directamente, estableciendo en todo caso -pormedios polticos- el control monoplico del conocimiento especializado.

    En este sentido, no slo son trabajadores intelectuales aquellos que se dedicansistemticamente como especialistas a la investigacin de los distintos fenmenos de larea