arquitectura y paisaje. aproximaciones desde la arqueología

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ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 14, enero-diciembre 2017, e051 Madrid / Vitoria ISSN-L: 1695-2731 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arq.arqt.2017.007 TEORÍA Y MÉTODO / THEORY AND METHOD Arquitectura y paisaje. Aproximaciones desde la arqueología * Architecture and Landscape. Approaches from archaeology Rebeca Blanco-Rotea 1 Síncrisis, Universidade de Santiago de Compostela. Unidade de Arqueologia, Universidade de Minho A la memoria de Albert López Mullor. Todo un ejemplo personal y profesional RESUMEN El presente trabajo constituye la base teórica y conceptual desde la que se ha abordado el estudio de los paisajes fortificados de época moderna en la parte occidental de la frontera luso-galaica y se ha diseñado un programa de investigación para tal fin. Se propone una aproximación al estudio de ambas realidades del registro arqueológico desde una aproximación simbiótica entre la Arqueología del Paisaje y la Arqueología de la Arquitectura, introduciendo los conceptos de espacio construido y Arqueología del Espacio Construido. Palabras clave: Registro Arqueológico; Espacio Construido; Paisaje Fortificado; Arqueología del Paisaje; Arqueología de la Arquitectura; Arqueología del Espacio Construido; Modelado Conceptual del Patrimonio; Programas de Investigación. ABSTRACT This work proposes a theoretical and conceptual basis for the study of the fortified landscapes of the Galician- Portuguese border in the Modern Age. From this theoretical framework there was designed a research program that studies these landscapes. It proposes an approach to the study of this type of archaeological record from the Landscape Archeology and the Archeology of Architecture, introducing the concepts of built space and Archeology of Built Space. Key words: Archaeological Record; Built Space; Fortified Landscape; L andscape A rchaeology; A rcheology of Architecture; Archeology of Built Space; Conceptual Modelling of Heritage; Research Programs. Recibido: 12-12-2016. Aceptado: 20-07-2017. Publicado online: 27-11-2017 Cómo citar este artículo / Citation Blanco-Rotea, R., 2017: “Arquitectura y paisaje. Aproximaciones desde la arqueología”, Arqueología de la Arquitectura, 14: e051, doi: http:// dx.doi.org/10.3989/arq.arqt.2017.007. Copyright © 2017 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de una licencia de uso y distribución Creative Commons Attribution (CC-by) España 3.0. 1 [email protected] / ORCID iD: http:// orcid.org/0000-0003-3975-2149 * La investigación que conllevó estas reflexiones teóricas estuvo financiada parcialmente por el Programa de investigación en tecnologías para la valoración y conservación del patrimonio cultural; Programa Consolider-Ingenio 2010, convocatoria 2007 (Ref. CSD2007-00058). Vigencia del programa: 2007-2011. Investigador Coordinador Prof. Felipe Criado-Boado. El manuscrito se llevó a cabo gracias a un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia, convocado por la Orde do 18 de febreiro de 2016 (DOG número 44, do 4 de marzo), mediante el cual la autora desarrolla el proyecto: “Paisajes culturales de frontera: arquitectura, territorio, arqueología y modelos metodológicos (PAIX)”, que tiene una duración de tres años. Este contrato está vinculado a la Universidad de Santiago, con dos primeros años de estancia en la Universidade do Minho (Portugal).

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ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA 14 enero-diciembre 2017 e051

Madrid VitoriaISSN-L 1695-2731

doi httpdxdoiorg103989arqarqt2017007

TEORIacuteA Y MEacuteTODO THEORY AND METHOD

Arquitectura y paisaje Aproximaciones desde la arqueologiacutea

Architecture and Landscape Approaches from archaeology

Rebeca Blanco-Rotea1

Siacutencrisis Universidade de Santiago de Compostela Unidade de Arqueologia Universidade de Minho

A la memoria de Albert Loacutepez Mullor Todo un ejemplo personal y profesional

RESUMENEl presente trabajo constituye la base teoacuterica y conceptual desde la que se ha abordado el estudio de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna en la parte occidental de la frontera luso-galaica y se ha disentildeado un programa de investigacioacuten para tal fin Se propone una aproximacioacuten al estudio de ambas realidades del registro arqueoloacutegico desde una aproximacioacuten simbioacutetica entre la Arqueologiacutea del Paisaje y la Arqueologiacutea de la Arquitectura introduciendo los conceptos de espacio construido y Arqueologiacutea del Espacio Construido

Palabras clave Registro Arqueoloacutegico Espacio Construido Paisaje Fortificado Arqueologiacutea del Paisaje Arqueologiacutea de la Arquitectura Arqueologiacutea del Espacio Construido Modelado Conceptual del Patrimonio Programas de Investigacioacuten

ABSTRACTThis work proposes a theoretical and conceptual basis for the study of the fortified landscapes of the Galician-Portuguese border in the Modern Age From this theoretical framework there was designed a research program that studies these landscapes It proposes an approach to the study of this type of archaeological record from the Landscape Archeology and the Archeology of Architecture introducing the concepts of built space and Archeology of Built Space

Key words Archaeological Record Built Space Fortified Landscape L andscape A rchaeology A rcheology of Architecture Archeology of Built Space Conceptual Modelling of Heritage Research Programs

Recibido 12-12-2016 Aceptado 20-07-2017 Publicado online 27-11-2017

Coacutemo citar este artiacuteculo CitationBlanco-Rotea R 2017 ldquoArquitectura y paisaje Aproximaciones desde la arqueologiacuteardquo Arqueologiacutea de la Arquitectura 14 e051 doi httpdxdoiorg103989arqarqt2017007

Copyrightcopy 2017 CSIC Este es un artiacuteculo de acceso abierto distribuido bajo los teacuterminos de una licencia de uso y distribucioacuten Creative Commons Attribution (CC-by) Espantildea 30

1 rebecablancoroteausces ORCID iD http orcidorg0000-0003-3975-2149

La investigacioacuten que conllevoacute estas reflexiones teoacutericas estuvo financiada parcialmente por el Programa de investigacioacuten en tecnologiacuteas para la valoracioacuteny conservacioacuten del patrimonio cultural Programa Consolider-Ingenio 2010 convocatoria 2007 (Ref CSD2007-00058) Vigencia del programa 2007-2011Investigador Coordinador Prof Felipe Criado-Boado El manuscrito se llevoacute a cabo gracias a un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia convocado por laOrde do 18 de febreiro de 2016 (DOG nuacutemero 44 do 4 de marzo) mediante el cual la autora desarrolla el proyecto ldquoPaisajes culturales de frontera arquitecturaterritorio arqueologiacutea y modelos metodoloacutegicos (PAIX)rdquo que tiene una duracioacuten de tres antildeos Este contrato estaacute vinculado a la Universidad de Santiago condos primeros antildeos de estancia en la Universidade do Minho (Portugal)

ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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un programa desarrollado para el estudio de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna que aunque no tratare-mos aquiacute de eacutel derivan algunas consideraciones que siacute expondremos

Las reflexiones que traemos a colacioacuten surgen de una investigacioacuten que tuvo varios objetivos transver-sales Uno de ellos intentaba comprender el paisaje fortificado que se construyoacute en la frontera mintildeota entre el sur de Galicia y el norte de Portugal durante la Guerra de la Restauraccedilatildeo Portuguesa (1640-1668) atendiendo tambieacuten a procesos previos y a las transformaciones que afectaraacuten despueacutes de la firma del tratado de paz en 1668 que establece la frontera administrativa entre Portugal y Espantildea

Para estudiar este fenoacutemeno se atendioacute a las distin-tas arquitecturas defensivas edificadas en este entorno que contribuyeron a la transformacioacuten de un paisaje de defensa heredero de tradiciones arquitectoacutenicas anteriores y a la construccioacuten de un nuevo paisaje que quedoacute parcialmente fosilizado en el bajo valle del riacuteo Mintildeo Partimos de la hipoacutetesis de que este paisaje es resultado de la suma de varios procesos patrimoniales Nuestra investigacioacuten intentoacute entonces identificar uno de estos procesos procurando a traveacutes de la aplicacioacuten de la Cadena de Valor del Patrimonio5 comprender coacutemo se habiacutea gestado y transformado a lo largo del tiempo6

En este texto no se trata el estudio de ese paisaje de forma directa de ello se ocupan otros trabajos de la autora (Blanco-Rotea 2011 y 2015) sino de la reflexioacuten sobre los conceptos de registro arqueoloacutegico arquitec-tura y paisaje utilizados en ese estudio asiacute como sobre distintas estrategias de investigacioacuten que se ocupan de la comprensioacuten de los espacios construidos desde la arqueologiacutea

5 La Cadena de Valor o Cadena Valorativa del Patrimonio Cultural fue desarrollada inicialmente por F Criado-Boado (1996a 27-30 y 1996c) bajo el concepto de cadena interpretativa y recogida posteriormente por M Gonzaacutelez Meacutendez en su tesis doctoral (1999 17-23) Seraacute posteriormente cuando se otorgue esta nueva denominacioacuten (Amado et al 2002) porque se considera que ldquoEs maacutes acertado el concepto de cadena valorativa o cadena de valor porque en el proceso [hellip] entran en juego diferentes estrategias para la produccioacuten de conocimiento no soacutelo la interpretacioacutenrdquo (Barreiro 2009 10)6 Esta forma de entender el paisaje como proceso conlleva entender el registro arqueoloacutegico desde su textualidad ldquoFrente a la concepcioacuten de un registro foacutesil que ha de ser descubierto a traveacutes de una metodologiacutea eficaz se plantearaacute un modelo que concibe el registro arqueoloacutegico como si de un texto se tratase es decir que los artefactos estructuras arquitectoacutenicas residuos sepulcros etc no seriacutean como podriacutean plantear los arqueoacutelogos procesuales resultado de la respuesta dada por las poblaciones del pasado a las condicio-nes cambiantes de su medio ambiente sino que seriacutean siacutembolos materiales que se codifican dando lugar a significadosrdquo (Soler 2007 47-48)

INTRODUCCIOacuteN2

[hellip] la inteligencia arqueo-loacutegica es la capacidad actual para hacer simultaacuteneamente tres cosas recupe-rar a traveacutes de los objetos la memoria de la razoacuten per-dida preservar debidamente esos objetos y con ello la memoria perdida de una otredad radical y resignificar

y revalorizar en la actualidad esos objetos utilizando para ello la razoacuten recuperada

Felipe Criado-Boado 2012 Arqueoloacutegicas La ra-zoacuten perdida

iquestEs cierto que ldquoVivimos una realidad fragmentada y eacutesta soacutelo permite saberes fragmentados superpuestos y au-toacutenomos entre siacuterdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997) Nosotros creemos que no que precisamente estamos asistiendo a una realidad totalmente conectada3 rizomaacutetica trans donde los saberes no se muestran fragmentados super-puestos y autoacutenomos sino integrados y dependientes Creemos ademaacutes que los proyectos ya no se articulan en base a esos saberes o disciplinas sino que saberes y disciplinas se conectan en torno a proyectos La investi-gacioacuten bajo la cual se ha desarrollado este texto se rige por esta filosofiacutea El objeto ya no es la disciplina acadeacute-mica desde la cual nos enfrentemos al estudio del patri-monio sino que lo realmente importante es el objeto el patrimonio Del modo en que queramos enfrentarnos a eacutel y de la visioacuten que tengamos del mismo surgiraacute el en-tramado disciplinar desde el que abordemos su estudio y construyamos un discurso sobre eacuteste Este enfoque es el que estaacute detraacutes de los planteamientos teoacutericos que aquiacute se muestran ya que ha sido el objeto de estudio al que nos hemos enfrentado el que ha demandado un progra-ma de trabajo concreto en funcioacuten de su especificidad4

2 Este texto estaacute basado en parte de la tesis de la autora defendida en la Universidad del Paiacutes Vasco el 18 de julio del 2015 httpswwwacademiaedu13166836Arquitectura_y_paisaje_Fortificaciones_de_frontera_en_el_sur_de_Galicia_y_norte_de_Portugal_Tesis_doctoral_20153 Hoy no podemos separar el trabajo en Patrimonio Cultural (PC) del nuevo sig-nificado social que ha adquirido gracias a su vinculacioacuten a determinadas tecnolo-giacuteas Estos instrumentos conectan distintas realidades en relacioacuten con el PC y con coacutemo se construye el discurso en torno al mismo conectan disciplinas y agentes Iniciativas como Patrimoniogalegonet (httppatrimoniogalegonet) liderada por Manuel Gago cuyo objetivo es elaborar un Cataacutelogo Social del PC gallego sobre la base de las nuevas tecnologiacuteas y la cooperacioacuten social (fundamentado en lo que se denomina inteligencia colectiva -Gonzaacutelez Sabater 2012 21-22) son un buen ejemplo de ello (para una explicacioacuten de la gestacioacuten de Patrimoniogalegonet veacutease Ayaacuten y Gago 2012 233-238 recomendamos tambieacuten en esta misma obra ldquoEu quero ser andaluzrdquo ndash Ayaacuten y Gago 2012 133-135)4 Este enfoque se ha orientado desde el ldquomodo 2rdquo de produccioacuten de conoci-miento (Nowotny et al 2003 Strathern 2003)

Rebeca blanco-Rotea

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proceso de apropiacioacuten del espacio8 y artificializacioacuten del medio Entendemos que son objetos que pueden ser estu-diados desde distintas perspectivas para poder acceder a los mecanismos que los han producido que son tambieacuten documentos que nos informan sobre distintos aspectos de las sociedades que los han generado (su saber tecnoloacutegi-co su orden econoacutemico social o cultural en definitiva su sistema de saber-poder) y que son recursos en el pre-sente como objetos y documentos debemos estudiarlos y gestionarlos Estas premisas siguen planteamientos que ya han sido formulados en Arqueologiacutea de la Arquitectura (AA)9 y Arqueologiacutea del Paisaje (ArPa)10

En concreto hemos usado como modelo conceptual la matriz empleada por Criado-Boado (2012 193-194) que representa la ontologiacutea del Patrimonio Arqueoloacute-gico (PA) que se resuelve en las tres dimensiones que recogemos arriba el PA como documento (del pasado) como objeto (del pasado en el presente) y como recurso (en el presente) Esta concepcioacuten no deja de ver el ob-jeto (cultura material mueble o inmueble paisaje) como eslaboacuten entre pasado y presente tendiendo puentes entre

8 ldquoCuando un espacio comienza a ser aprehendido encerrado conformado y estructurado por los elementos de la forma la arquitectura empieza a existirrdquo (Ching 1984 108)9 El autor que quizaacutes maacutes haya incidido en estas tres dimensiones de la ar-quitectura es Azkarate (2001 2002b y 2013 por ejemplo) De manera similar Gonzaacutelez en su Restauracioacuten Objetiva nos habla tambieacuten de las dimensiones documental arquitectoacutenica y significativa de la realidad construida (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b 13) Caballero apunta el doble valor documental y comunicativo o social que tienen los edificios histoacutericos y en cierto modo alude a su valor como recurso cuando ademaacutes apunta el compromiso que deben asumir los profesionales que trabajan con patrimonio para preservarlo y actualizarlo (Caballero Zoreda 2009 18)10 Esta triple dimensionalidad de los bienes patrimoniales ha sido tratada ampliamente en el seno del grupo de investigacioacuten en Arqueologiacutea del Pai-saje englobado en el actual Incipit CSIC (veacutease por ejemplo Amado et al 2002)

CONCEPTOS DEL REGISTRO ARQUEOLOacuteGICO AL PAISAJE

Arquitectura y Paisaje son dos conceptos clave en este trabajo A pesar de la aparente diferencia que pueda existir entre ambos la arquitectura es una parte del pai-saje son realidades que estaacuten iacutentimamente relacionadas porque en ambas la accioacuten constructiva estaacute presente tanto en su geacutenesis como en su transformacioacuten Eviden-temente hay otros aspectos que en mayor o menor grado las separan su materialidad por ejemplo Pero lo cierto es que entre arquitectura y paisaje existen liacutemites muy difusos que son difiacuteciles de identificar cuando aborda-mos su estudio de forma conjunta7

No es nuestra intencioacuten hacer aquiacute un estudio porme-norizado que nos permita responder a las preguntas iquestqueacute es el paisaje o iquestqueacute es la arquitectura sino delimitar cuaacuteles son los conceptos de arquitectura y paisaje que hemos manejado para abordar su estudio desde el enfo-que que nos interesa y sobre todo teniendo en cuenta ese marco conceptual identificar queacute informacioacuten puede aportar el estudio de la arquitectura y el paisaje al anaacutelisis de la fortificacioacuten mintildeota de eacutepoca moderna (Figura 1)

Sobre registro arqueoloacutegico

Partiremos de varias premisas La primera supone que tanto la arquitectura como el paisaje son resultado de un

7 En la Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000) cuando se tratan las clases de patrimonio edificado se alude a las siguientes categoriacuteas patrimonio arqueoloacutegico edificios histoacutericos y monumentos en contextos rurales o urba-nos la decoracioacuten arquitectoacutenica esculturas y elementos artiacutesticos integrados en el patrimonio construido las ciudades histoacutericas y los pueblos en su con-texto territorial y los paisajes

Figura 1 Uacuteltimo tramo del riacuteo Mintildeo desde el Alto do Cervo (Vila Nova de Cerveira Portugal) iquestQueacute es paisaje y queacute arquitectura

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recurso Teniendo en cuenta nuestro aacutembito de trabajo los paisajes y la arquitectura de eacutepoca histoacuterica el RA va a suponer el eje sobre el que vamos a articular toda una serie de datos que nos aportan informacioacuten para enriquecer y precisar nuestro discurso iquestQueacute queremos decir con esto uacuteltimo

La conceptualizacioacuten del RA queacute es coacutemo se forma y queacute representa (Schiffer 1987) es uno de los aspectos en los que se ha incidido desde los distintos posicionamientos teoacutericos en arqueologiacutea generando un debate que ha venido ldquoreflejando el desarrollo de las estructuras ideoloacutegicas tecnoloacutegicas y socialesrdquo (Soler 2007 43) en las que se produjo y que ha tenido como consecuencia que el significado de registro material se haya ido ampliando y complejizando cada vez maacutes (Hodder 2012 Gordillo 2013) vinculado a distintos posicionamientos teoacutericos12 parejo a la propia transfor-macioacuten de las teacutecnicas y meacutetodos de excavacioacuten pero tambieacuten a la adopcioacuten por parte de la Arqueologiacutea de los avances tecnoloacutegicos que se han venido desarrollando en otras disciplinas (Soler 2007 43-44) Precisamente porque es la naturaleza de las fuentes que emplea la arqueologiacutea la que determina su especificidad frente a otras ciencias histoacutericas ya que el discurso arqueo-loacutegico tradicionalmente se ha construido sobre un registro preliterario frente a otros discursos histoacutericos (Criado-Boado 2012 181) Aunque esta afirmacioacuten es vaacutelida para la arqueologiacutea prehistoacuterica cuando nos enfrentamos a la construccioacuten de un discurso sobre sociedades de eacutepocas histoacutericas desde la arqueologiacutea el RA debe convertirse en el eje sobre el que se articulan otros datos de distinta naturaleza el Registro Escrito y Documental (REyD) por ejemplo Eacuteste seriacutea el caso de las Arqueologiacuteas maacutes acaacute de la prehistoria incluyendo la arqueologiacutea del presente

Cabriacutea preguntarnos iquestpor queacute el eje de la construc-cioacuten de este discurso debe ser el RA y no el REyD Creemos que es su caraacutecter contextual el que le confiere esa posicioacuten el RA estaacute anclado en uno o varios contex-tos se genera para ser usado contemplado o habitado en un contexto y forma parte del mismo es objeto accioacuten y resultado de esa accioacuten nos informa sobre los efectos que otras acciones y el tiempo han producido sobre eacutel por lo tanto nos permite acceder a la relacioacuten entre la accioacuten social originaria y sus productos (Hodder

12 Para un anaacutelisis de la relacioacuten entre registro arqueoloacutegico y posiciones teoacutericas en arqueologiacutea recomendamos Criado-Boado 2012 183-191 y Lucas 2012

su dimensioacuten documental y como recurso A esta matriz que relaciona el pasado y el presente del PA habriacutea que antildeadir el componente temporal del futuro puesto que nuestra valorizacioacuten del Registro Arqueoloacutegico (RA) supone su transformacioacuten en el presente y la creacioacuten de nuevas relaciones con la sociedad estableciendo un proceso retroalimentado

La segunda premisa supone que abordaremos el es-tudio de ambas entidades arquitectura y paisaje desde una perspectiva arqueoloacutegica pues ambos se entienden como objetos que pueden ser estudiados y gestionados arqueoloacutegicamente es decir pasan a formar parte del RA y sobre todo del PA11 Detraacutes de la nueva forma de abordar el estudio de los espacios construidos (arquitec-toacutenicos y paisajiacutesticos) que se produce a partir de las deacutecadas de 1970-1980 hay un cambio conceptual En el caso de la arquitectura este cambio se produjo cuando el patrimonio construido pasoacute a considerarse como docu-mento histoacuterico y ademaacutes como un elemento pluries-tratificado En consecuencia se demandoacute el desarrollo de un meacutetodo arqueoloacutegico que permitiera registrar y analizar esas estratigrafiacuteas (Utrero 2011 12) meacutetodo que se materializoacute en lo que vino a llamarse lectura de paramentos englobada dentro de la AA De igual modo la ArPa pasoacute a manejar un concepto de espacio que superoacute la consideracioacuten formalista de espacio como algo dado como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental propia de la Arqueologiacutea Espacial procesual para considerarlo como una construccioacuten social imagi-naria en movimiento continuo y enraizada con la cultu-ra Se sustituyoacute ademaacutes la categoriacutea abstracta de espacio por otra maacutes contextual de paisaje (Mantildeana et al 2002 17-18 Orejas 1995a 216)

Ya hemos esbozado arriba que el RA es el objeto material sobre el que focalizamos nuestra actividad su estudio nos permite acceder al contexto socio-cultural de las sociedades que nos interesan (Criado-Boado 2012 189) Nos interesaba reflexionar sobre este con-cepto tanto por su especificidad como por su caraacutecter contextual Eacuteste es el primer eslaboacuten de la praacutectica arqueoloacutegica en el sentido de que constituye los res-tos materiales que han quedado de una realidad a la que queremos acceder y nos va a servir para construir nuestro discurso por lo tanto debe ser nuestro primer

11 ldquohellipel patrimonio arqueoloacutegico estaacute constituido por aquellos elementos (todos una parte o ninguno) del registro arqueoloacutegico que a traveacutes de un pro-ceso de valoracioacuten histoacuterica y patrimonial parezca oportuno sancionar como bienes patrimonialesrdquo (Criado-Boado 2012 192) Sobre coacutemo se transforma el RA en PA veacutease Barreiro 2005 106-109

Rebeca blanco-Rotea

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a estas imaacutegenes Si uacutenicamente contaacuteramos con el gra-bado tendriacuteamos una referencia inexacta de sus vanos El dibujante posiblemente se inspiroacute en la fotografiacutea lo cual se deduce del encuadre los personajes repre-sentados las figuras sobre la atalayahellip pero introdujo algunas variaciones porque hizo una representacioacuten personalizada del objeto a traveacutes probablemente de otra representacioacuten del objeto (la fotografiacutea) Por eso el RA se convierte en informacioacuten de primer orden frente a otro tipo de registro

En 1997 en la Punta Xenete del puerto de A Guar-da la Escuela Taller15 empieza a construir una reacuteplica de este elemento que el ayuntamiento habiacutea demolido a mediados del siglo XX para ampliar el malecoacuten (Figura 3) Esta reacuteplica destinada a Museo do mar se situacutea fren-te a la punta donde se localizaba la original Presenta ventanas bajas situadas en una posicioacuten similar a las del grabado de Avendantildeo La construccioacuten de la reacuteplica era una demanda de la ciudadaniacutea guardesa pues esta construccioacuten siempre habiacutea sido un siacutembolo de la villa tanto es asiacute que su demolicioacuten suscitoacute importantes criacuteti-cas en su momento y su imagen ha estado presente en escudos y sellos de A Guarda desde el siglo XIX Trae-mos este ejemplo aquiacute para introducir el hecho de que el RA es un producto del pasado en el presente y por tanto ademaacutes de estudiarlo para reconstruir ese pasado debemos gestionarlo en el presente16 Esto es asiacute hasta

15 Existe un proyecto a tal efecto Ayuntamiento de A Guarda 1995 Pro-yecto Escuela Taller Reconstruccioacuten de la Atalaya y pavimentacioacuten de calles del casco viejo A Guarda16 La gestioacuten del RA se complejiza ldquocuando la praacutectica arqueoloacutegica tiene que reconocer las diferentes dimensiones problemaacuteticas y expectativas que en la actualidad concurren en el Patrimonio Arqueoloacutegicordquo (Amado et al 2002 17)

2012)13 mientras que el REyD representa un contexto y lo representa ya en el momento en que se produce la accioacuten social originaria14

Un grabado de la villa de A Guarda por ejemplo no es el objeto sino que representa al objeto aunque nos aporte valiosa informacioacuten sobre la villa en el momento en que se efectuacutea el grabado la materialidad conservada in situ nos aportaraacute informacioacuten de primer orden pues es el objeto en siacute mismo que como documento porta datos sobre un proceso de larga duracioacuten mientras que la representacioacuten soacutelo porta datos de un momento con-creto

En la Figura 2 se presentan dos imaacutegenes de la desaparecida atalaya del puerto de A Guarda demolida a mediados del siglo XX una fotografiacutea de 1870 del fotoacutegrafo Ramoacuten Buch y Buet y un grabado de 1880 firmado por T Avendantildeo Si las observamos en detalle veremos que en la fotografiacutea la atalaya teniacutea una puerta en el lado derecho y una ventana alta en el izquierdo sin embargo en el grabado se representa una puerta en el mismo sitio y una ventana en la parte baja del lado iz-quierdo de mayores dimensiones que la de la fotografiacutea

Hoy en diacutea el conocimiento que tenemos de A Atalaia es gracias a escasos textos que la mencionan y

13 Ademaacutes de a otros aspectos relevantes de la accioacuten social sus productos y los procesos que le han afectado incluida la recuperacioacuten interpretacioacuten y valoracioacuten del RA (Criado-Boado 2012 190-191) Desde los posicionamien-tos teoacutericos de la ArPa se considera que en la formacioacuten del RA intervienen tres instancias distintas ldquouna social (preteacuterita) que produce las formas origi-nales otra fiacutesica (o ambiental) que afecta a esas formas una vez producidas y otra socioinstitucional (o contemporaacutenea) que las hace accesibles a traveacutes de una praacutectica interpretativa realizada en un determinado contexto socio-institucionalrdquo (Mantildeana et al 2002 18)14 Varios autores han incidido anteriormente sobre la originalidad y especifi-cidad de ese registro tal como nosotros lo entendemos Azkarate 2002b 57

Figura 2 A Atalaia (A Guarda) A la izquierda la fotografiacutea de Buch y Buet (propiedad de A Martiacutenez Vicente) A la derecha el grabado firmado por T Avendantildeo (VVAA 1880 120)

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existe transformada y despojada de su uso primigenio en el siglo XX desaparece pero permanece en documentos graacuteficos y en la memoria de los vecinos ya en el siglo XXI se recupera reinterpretada a traveacutes de sus represen-taciones Lo que la convierte en patrimonio arqueoloacutegico es el haber dotado a esta arquitectura defensiva de un sig-nificado y relevancia contextual en la actualidad (Quiroacutes 2013 24-25) Pero ademaacutes la multidimensionalidad y multivocalidad de este tipo de PA hace que pase a formar parte de pleno derecho del Patrimonio Cultural (PC)18

Sobre arquitectura y paisaje

Nuestro acercamiento a la arquitectura y paisaje como objetos de estudio arqueoloacutegico se basa entonces en tres conceptualizaciones que entendemos comunes a ambas realidades son materializacioacuten de un concepto19 resul-tado de un proceso y recurso del pasado en el presente20

Esta conceptualizacioacuten nos permite precisamente abordar las distintas escalas en las que se manifiesta el RA seleccionar las herramientas de documentacioacuten registro y anaacutelisis tanto de la arquitectura como del paisaje y esta-blecer los liacutemites de la investigacioacuten Nuestro objetivo es aproximarnos a los distintos niveles de significacioacuten del RA que nos interesa y a la relacioacuten que guardan con la so-ciedad que inicioacute su proceso constructivo Intentar acceder

18 No es posible dar una definicioacuten lo suficientemente flexible y dialeacutectica sobre Patrimonio Cultural (veacutease por ejemplo la que propone Gonzaacutelez Meacutendez 1999 192) ldquoEste patrimonio no puede ser definido de un modo uniacute-voco y estable Soacutelo se puede indicar la direccioacuten en la cual puede ser identi-ficado La pluralidad social implica una gran diversidad en los conceptos de patrimonio concebidos por la comunidad enterardquo (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000) Para una reflexioacuten al respecto veacutease Azkarate 2009 290-29519 Ejemplos de estudios del paisaje y la arquitectura bajo este planteamiento se pueden ver en Leone Harmon and Neuwirth 2005 o Smith 200320 Sobre la multidimensionalidad del registro arquitectoacutenico veacutease Mantildeana et al 2002 16-18 tambieacuten Lefebvre 2013

tal punto que no soacutelo tenemos que gestionar el RA que nos permite acceder a la memoria del pasado sino la propia memoria La reconstruccioacuten de A Atalaia es un buen ejemplo de ello

Esta visioacuten del RA permite recoger tanto la multidi-mensionalidad del registro que reconocen los presupues-tos teoacutericos postprocesuales17 como la multivocalidad propuesta desde otros presupuestos teoacutericos como hacen la ArPa y la AA cuando reivindican las tres dimensiones del Patrimonio ArqueoloacutegicoArquitectoacutenico ya mencio-nadas (objetual documental y recursiva) Atendiendo a todas estas dimensiones y abordando la interpretacioacuten del RA desde marcos conceptuales y teoacutericos expliacutecitos superaremos aquella preocupacioacuten de V Lull de consi-derar el RA como realidad arqueoloacutegica Para el autor la descripcioacuten de los restos arqueoloacutegicos es soacutelo el co-mienzo de la investigacioacuten arqueoloacutegica (Lull 1988 65-66) Esta idea ha sido ampliada posteriormente por otros autores que auacuten desde distintos planteamientos teoacutericos insisten en ver el RA desde un punto de vista mucho maacutes enriquecedor y transversal a los distintos eslabones de la praacutectica arqueoloacutegica (Criado-Boado 2012 189-190) Concordamos en que la recuperacioacuten del RA debe reali-zarse dentro de un contexto social y disciplinar concreto (Criado-Boado 2012 190) que debe ser especificado

Uno de los aspectos importantes dentro de la argu-mentacioacuten que proponemos es que el RA pasa a ser PA cuando la sociedad lo sanciona como tal cuando sufre un proceso de valoracioacuten (Amado et al 2002 33) El PA y dentro de eacutel la arquitectura y el paisaje se compone de objetos fiacutesicos que tienen su propia existencia que variacutea a lo largo del tiempo Si recordamos el ejemplo de A Atalaia se construye en el siglo XVII en el siglo XIX

17 Las dimensiones tecnoloacutegica social o comunicativa por ejemplo de la arquitectura (Mantildeana et al 2002 17)

Figura 3 Reacuteplica de A Atalaia construida por la Escuela Taller de A Guarda

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social de un concepto y en este sentido se intentaraacuten comprender los aacutembitos de esta materializacioacuten que afectan a la arquitectura como objeto desde dentro de siacute misma en siacute misma y hacia fuera de siacute misma Nos interesa como espacio como estructura y como parte de un todo que es su entorno inmediato el territorio en el que se asienta y con el que se mimetiza o en el que se destaca para pasar a formar parte del proceso de construccioacuten de un paisaje cultural

En el caso que nos ocupa se abordoacute el estudio de la arquitectura entendida como estructura (desde dentro de siacute misma y en siacute misma) fundamentalmente desde la AA mientras que el anaacutelisis de la arquitectura en su relacioacuten con el entorno (hacia fuera de siacute misma) se hizo desde la ArPa Esta aproximacioacuten muacuteltiple que auacutena los planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos de ambas estrategias de investiga-cioacuten se denominoacute Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) como veremos maacutes adelante La AEC se entendioacute como una forma de abordar de manera conjunta el estudio de la arquitectura y del paisaje es decir de la construccioacuten del espacio no como una subdisciplina arqueoloacutegica

Una manera de dar dimensioacuten humana a un espacio es acotaacutendolo diferenciaacutendolo de otro espacio mediante el uso de la forma y sus elementos (Ching 1984 108) y es precisamente la informacioacuten que estos elementos guardan que estaacute cargada de significados distintos22 la

22 ldquoEl ente de la arquitectura no soacutelo hace visible nuestra existencia sino que la llena de significacioacutenrdquo (Ching 1984 386)

a la mayor parte de estos niveles de significacioacuten soacutelo seraacute posible si se hace desde una aproximacioacuten muacuteltiple y una mirada interdisciplinaria Recuperar todos sus niveles de significacioacuten sin embargo no lo es

Arquitectura

La arquitectura se entiende como una tecnologiacutea cons-tructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) pero ademaacutes ofrece diversos modos de significarse que van desde su propia estructura (el continente) los espacios que eacutesta crea in-ternamente (el contenido) las relaciones entre interior-exterior (Sennet 1991) o entre lo privado y lo puacuteblico su forma de significarse en el paisaje su representacioacutenhellip21 Aacutembitos que es imposible estudiar desde una uacutenica dis-ciplina como apunta Parenti (1995 20) Nos centrare-mos en tres de las dimensiones donde algunos de estos aacutembitos se manifiestan y que resultan de intereacutes para nuestra hipoacutetesis de trabajo (Figura 4)

Arquitectura como materializacioacuten de un concepto

En primer lugar interesa a nuestra investigacioacuten la arqui-tectura entendida como materializacioacuten de un pensamiento

21 Sobre el concepto de arquitectura veacutease Scruton 1979

Figura 4 Modelo conceptual de la nocioacuten de arquitectura manejada donde se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este trabajo

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anaacutelisis podremos llegar a comprender el conocimiento la tecnologiacutea o la concepcioacuten del mundo de estas sociedades Comprender la arquitectura como un objeto que puede ser estudiado desde la arqueologiacutea ha posibilitado el desarro-llo de la AA asiacute como una fructiacutefera reflexioacuten en el campo de la restauracioacuten arquitectoacutenica25 al entender que el yaci-miento arqueoloacutegico se extendiacutea maacutes allaacute del subsuelo y que el edificio formaba parte del yacimiento Y que en eacutel se auacutenan aspectos materiales y simboacutelicos que debemos deco-dificar y relacionar adecuadamente (Rabiacute 2004) Resaltar nuevamente que en esta investigacioacuten nos aproximamos a la arquitectura desde una perspectiva arqueoloacutegica

Intentaremos ejemplificar nuestra concepcioacuten de la arquitectura como materializacioacuten de un concepto a traveacutes de la oacuteptica del objeto de estudio de este trabajo volviendo a la Figura 4 En la columna de la izquierda se representa una imagen sateacutelite de la Praccedila Forte de Valenccedila En ella se observan dos espacios urbanos encerrados dentro de una estructura amurallada con varias figuras geomeacutetricas exte-riores formando todo ello un poliacutegono irregular

Nos interesa detenernos ahora brevemente en el mo-delo de fortificacioacuten de eacutepoca moderna La aparicioacuten de las balas metaacutelicas durante la segunda mitad del siglo XV llevoacute aparejado la introduccioacuten de una serie de cambios en la artilleriacutea que obligaron a buscar nuevas soluciones para la arquitectura defensiva disminucioacuten de la altura de las murallas construccioacuten de un terrapleacuten por el interior sobre el que situar la artilleriacutea y sustitucioacuten de los matacanes de la parte superior de las murallas medievales por parapetos ma-cizos maacutes resistentes ademaacutes del uso de recintos poligona-les como el que observamos en la Figura 5 o del baluarte

25 Doglioni 2002 y 2011 Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b Latorre y Caba-llero 1995 o Mileto y Vegas 2004 entre otros

que nos permite acceder al patroacuten de racionalidad23 que estaacute detraacutes del hecho constructivo y de su uso24

Estas ideas no son nuevas han sido ya tratadas por distintos arquitectos que entienden la arquitectura como la expresioacuten de su tiempo tanto a la hora de proyectar como de interpretar la arquitectura En su momento Mies van der Roohe buscaba ldquolas relaciones precisas entre la civiliza-cioacuten la cultura y la arquitecturardquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 19) Desde posiciones maacutes recientes se considera tambieacuten que la arquitectura conforma un proceso especiacutefico de produccioacuten e interpretacioacuten de la realidad por lo que no soacutelo es un elemento representativo de un contexto histoacuterico concreto sino que detenta un rol como orientacioacuten cultural (Rabiacute 2004) retroalimentando el proceso desde la sociedad a la arquitectura y desde la arquitectura a la sociedad Con todo ello podemos afirmar que la arquitectura como mate-rializacioacuten de un concepto se convierte en una herramienta cultural que construye el paisaje social (Ayaacuten 2006)

Si la arquitectura es reflejo de un pensamiento social cabriacutea preguntarnos coacutemo reproduce este pensamiento Apelando a la semioacutetica de la arquitectura (Ching 1984 386) eacutesta se convierte en un tipo de lenguaje mediante el cual a traveacutes de la construccioacuten de un objeto las so-ciedades expresan su forma de habitar y sentir el mundo es una expresioacuten de su cultura hecha objeto es cultura material Y es este aspecto el que nos interesa focalizar aquiacute pues como cultura material es susceptible de ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica A traveacutes de su

23 Por ldquopatroacuten de racionalidadrdquo debe entenderse la forma como una cultura en-tiende su relacioacuten con el mundo el horizonte intersubjetivo de los individuos Mientras que el ldquopatroacuten de subjetividadrdquo se refiere al patroacuten de racionalidad de un uacutenico individuo a coacutemo de construye la subjetividad de un individuo a partir del patroacuten de racionalidad de la sociedad en la que este habita24 Para profundizar en este aspecto veacutease Mantildeana et al 2002 14

Figura 5 ldquoPlanta da praccedila de Valenccedila que represezenta o estado em que se achava da sua reparaccedilatildeo e melhoramento e em q se mostratildeo as ruinas que fizeratildeo os inimigos no anno de 1809rdquo (Ca 1809) (copia del Archivo Jaime Garrido original en el archivo del Gabinete de Estudos Arqueoloacutegicos de Engenharia Militar de Lisboa -signatura 2755-2A-25A-36)

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aportaciones a diferentes campos de la arqueologiacutea la historia la historia de la arquitectura o la restauracioacuten arquitectoacutenica Autores como Azkarate (2013 290) definen la arquitectura ldquocomo el precipitado final de un denso proceso histoacutericordquo por lo que eacutesta se convierte en depositaria de una memoria que resignificamos en un momento concreto a traveacutes de un proceso de de-construccioacuten primero y reconstruccioacuten despueacutes que nos permite acceder a la huella de esa memoria

En nuestro ejemplo recogemos en la columna central una imagen que se corresponde con una parte del recinto amurallado de Valenccedila situado entre los baluartes de Satildeo Joseacute e de Nossa Senhora do Carmo En ella se aprecia una puerta de factura medieval inserta en una muralla de la misma eacutepoca (Figura 6) En la parte superior de la muralla se superpone un parapeto sobre un cordoacuten magistral y se le adosa por el sur el baluarte de Satildeo Joseacute (en la imagen de la izquierda de la Figura 6 se corresponde con el muro inclinado) que forma parte de las reformas llevadas a cabo en eacutepoca moderna para convertir la ciudad amurallada medieval en una plaza fortificada adaptaacutendola a los nuevos sistemas defensi-vos de la eacutepoca A partir de este momento la plaza sigue siendo constante objeto de ampliaciones reformas y mejoras en el sistema defensivo Es hoy el resultado de un proceso constructivo que muestra los cambios produ-cidos en los distintos sistemas de fortificacioacuten desde la Edad Media hasta eacutepoca contemporaacutenea

A su vez las transformaciones operadas en la parte superior de las murallas obligaron a reforzarlas desde la cimentacioacuten construyeacutendose ahora por el exterior en talud y avanzando los baluartes Se introducen tambieacuten nuevos elementos como los revellines las medias lunas la torre con cantildeones la cantildeonera o la casamata

A esta fortificacioacuten desarrollada en Europa en el siglo XVI se la conoce como fortificacioacuten abaluartada En los siguientes dos siglos seraacute objeto de diferentes cambios en la buacutesqueda de nuevos modelos encamina-dos a la mejor defensa de las plazas Este es el caso de la planta de Valenccedila la ciudad medieval (que corresponde al recinto situado maacutes proacuteximo al riacuteo) se abaluartuacutea sus murallas se adaptan a las nuevas necesidades defensi-vas Se complementa con la construccioacuten de una obra coronada (la parte derecha de la planta de la Figura 5) se dota de foso y de una serie de defensas exteriores En definitiva la planta de Valenccedila se construye siguiendo las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada de los siglos XVII-XVIII estaacute materializando un concepto

Arquitectura como resultado de un proceso

En segundo lugar nos interesa destacar tambieacuten la ar-quitectura como resultado de un proceso de hecho es eacutesta la idea que se ha enraizado fuertemente en la AA y ha permitido su desarrollo generando importantes

Figura 6 Puerta situada en una de las cortinas del recinto medieval de Valenccedila Los restos de la faacutebrica medieval son de silleriacutea irregular dispuesta en hiladas horizontales Estaacute rematada al exterior por un arco apuntado con clave decorada con escudo mientras que la interior estaacute rematada por un arco escarzano dovelado La muralla medieval estaacute alterada tanto por la construccioacuten del parapeto que remata la cortina como por el flanco del baluarte de Satildeo Joseacute de perfil ataludado ambos realizados en un aparejo de mamposteriacutea irregular

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presente en el caso de la arquitectura donde su conser-vacioacuten y mantenimiento estaacuten ligadas a su uso esta afir-macioacuten se hace especialmente necesaria El uso (actual) que le demos dependeraacute de muchos factores de poliacuteticas patrimoniales de su reacutegimen de propiedad de su estado de conservacioacuten y ante todo de su reconocimiento social

Arquitectura como recurso del pasado en el presente

La tercera conceptualizacioacuten manejada entiende la ar-quitectura como un recurso del pasado en el presente Si tenemos la obligacioacuten de estudiar y gestionar el PA en el

Figura 7 Fotografiacuteas del frente suroeste del Castelo de Santa Cruz (2003) En la imagen de la izquierda se pueden observar las fincas particulares que se adosan al frente del castillo se ha marcado en magenta el Baluarte de la Guiacutea A la izquierda la Puerta de la Villa a la que se accede a traveacutes de un camino situado entre dichas fincas que han ocupado el espacio en el que se localizaba la media luna de la Villa

Figura 8 El muro de una de las fincas particulares que ocupan el frente sureste

del Castelo de Santa Cruz se adosa al aacutengulo capital del Baluarte de San

Sebastiaacuten

Figura 9 Proceso de invisibilizacioacuten del Castelo de Santa Cruz entre la primera mitad del siglo XX y el 2001 En 2009 el castillo empieza a visibilizarse de nuevo a raiacutez de los trabajos llevados a cabo en FORTRANS y las intervenciones para la rehabilitacioacuten y puesta en valor del castillo ademaacutes de la urbanizacioacuten de su entorno

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objetivarlo y estudiarlo pues materializa aspectos de las sociedades humanas para las que el paisaje constituye una dimensioacuten relevante (Criado-Boado 2012 20)

Nuestro trabajo parte de la comprensioacuten del paisaje como un producto socio-cultural que objetiva ldquosobre el medio fiacutesico y en teacuterminos espacialesrdquo la accioacuten social ldquotanto de caraacutecter material como imaginariordquo donde la accioacuten social estaacute constituida por las praacutecticas intencio-nales y no intencionales (Criado-Boado 1999 5) Este concepto de paisaje intenta superar la consideracioacuten formalista del espacio como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental para considerarla una realidad eminentemente social que se construye culturalmente El paisaje asiacute entendido supuso una reconversioacuten conceptual del espacio que no soacutelo seriacutea materia sino tambieacuten ima-ginacioacuten (Criado-Boado et al 1991 29 Criado-Boado 1993a 42) Esta categoriacutea maacutes contextual entiende que

En nuestro ejemplo hemos reservado la columna de la derecha de la Figura 4 para representar esta con-ceptualizacioacuten No trataremos aquiacute la distinta valoracioacuten que las comunidades locales gallega y portuguesa tienen de cada una de las arquitecturas que conforman el conjunto de la fortificacioacuten fronteriza ni tampoco de su valoracioacuten como conjunto pues existen importantes diferencias en su percepcioacuten conocimiento y valoracioacuten que van maacutes allaacute de los objetivos perseguidos en este ar-tiacuteculo Pero resultaba especialmente llamativo descubrir que en A Guarda el castillo habiacutea sido praacutecticamente invisibilizado y eliminado de la memoria de la vecindad a pesar de ser una de las fortificaciones permanentes de mayor envergadura del lado gallego de la frontera Se le habiacutean ido adosando fincas privadas que ocultan parte del periacutemetro en su frente sudoeste uacutenicamente el ac-ceso a la Puerta de la Villa se respetoacute dejando un camino que discurre entre las fincas y sus respectivos muros de cierre (Figura 7)

Lo mismo sucedioacute en su frente sureste donde los muros que delimitan las propiedades mueren respecti-vamente en el aacutengulo capital de los baluartes de Santa Tecla y San Sebastiaacuten (Figura 8) Su frente quedoacute oculto tras la vegetacioacuten arboacuterea al igual que en el interior del castillo de propiedad privada donde las estructuras construidas quedaron ocultas en un frondoso jardiacuten tras abundante vegetacioacuten Todo ello haciacutea que esta pieza de la fortificacioacuten fronteriza se hubiese invisibilizado en el pasado reciente guardeacutes hasta llegar a eliminarse de la memoria de algunos de sus vecinos y vecinas (Figura 9)

Cuando comenzaron los trabajos arqueoloacutegicos existiacutea un plan urbaniacutestico para el entorno del castillo que suponiacutea su urbanizacioacuten la construccioacuten de pistas y varios edificios de vivienda sobre su glacis A pesar de los resultados de los estudios previos este plan siguioacute adelante como estaba proyectado Hoy se ha ejecutado parcialmente se han construido dos de esas torres de vi-viendas lo que ha motivado una nueva invisibilizacioacuten parcial o total del castillo en funcioacuten de la ubicacioacuten del observador (Figura 10)

Paisaje

El Convenio Europeo del Paisaje de 20 de octubre de 2000 (BOE nuacutem 31 de 5 de febrero de 2008 paacuteginas 6259 a 6263) lo identifica como el resultado de la accioacuten humana sobre una matriz espacial siendo percibido como tal por la sociedad Esta concepcioacuten del paisaje como siacutentesis (Orejas 1995a 218-219) ha permitido

Figura 10 Fotografiacuteas recientes del Castelo de Santa Cruz obtenidas desde distintas posiciones en las que se puede observar el impacto visual producido por las torres construidas en su glacis

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tuviera una dimensioacuten estrictamente fiacutesica y empiacuterica y perdiera todo su componente simboacutelico poliacutetico y social Dentro de esta criacutetica que surge a mediados de la deacutecada de 1980 aparecen una serie de estudios orientados desde la idea de que cuando se trabaja con sociedades el espacio es antes ldquouna construccioacuten poliacutetica una realidad social y un producto culturalrdquo que una matriz fiacutesica Es aquiacute donde surge la Arqueologiacutea del Paisaje orientada hacia la descripcioacuten de los procesos socio-culturales y simboacutelicos de construccioacuten de los paisajes preteacuteritos desde la arqueo-logiacutea (Criado-Boado 1993c 33-34)

En el debate teoacuterico que tiene lugar en las dos deacuteca-das siguientes a 198026 el paisaje adquiere una impor-tancia ldquoinusitadardquo como evidencia arqueoloacutegica (Figura 11) Se intenta superar la realidad fiacutesica del espacio y se buscan nuevas formas de dotar de mayor sentido las

26 Una visioacuten de este debate se puede revisar en Burillo 1998

el espacio es ldquouna construccioacuten social imaginaria en movimiento continuo y enraizada en la cultura existien-do una estrecha relacioacuten estructural en las estrategias de apropiacioacuten del espacio entre pensamiento organizacioacuten social subsistencia y concepcioacuten-utilizacioacuten del medio ambienterdquo (Mantildeana et al 2002 18)

El desarrollo de los estudios del paisaje asiacute en-tendido tuvo lugar como consecuencia del intento por trascender las limitaciones que el registro impone a la interpretacioacuten del pasado (Soler 2007 43) posicionando al paisaje como un elemento principal del RA gracias a su capacidad de integrar diferentes perspectivas (ambiental histoacuterica antropoloacutegicahellip) y ser objeto de conocimiento a la vez que medio de transformacioacuten social y cultural (Barreiro et al 2009 8) No podemos entender este cam-bio de concepto si no es dentro de una estrategia mayor en la que la orientacioacuten tecno-ecoacutenomo-ecoloacutegica de la Arqueologiacutea Espacial haciacutea que el concepto de espacio

Figura 11 Mapa del municipio de El Rosal con las feligresiacuteas de Santa Marina de El Rosal y San Miguel de Tabagoacuten (Pontevedra) cerca de la desembocadura del riacuteo Mintildeo de 1733 (Archivo de la Real Chancilleriacutea de Valladolid Signatura PLANOS Y DIBUJOS DESGLOSADOS 83) Se representan distintas formas de artificializacioacuten del espacio caminos parcelaciones cultivos construcciones etc

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(definen articulan y nombran) necesarios para poder lle-var a cabo la articulacioacuten de un espacio Analizando estos dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad etc se deberiacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los dispositivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racio-nalidad (Criado-Boado 1999 10) Espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construc-cioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder herramientas conceptuales que desarrollada la ArPa

El paisaje asiacute entendido conjuga tres tipos de elemen-tos fiacutesicos sociales y simboacutelicos que a su vez configuran las tres dimensiones presentes en el paisaje el espacio en cuanto a entorno fiacutesico o matriz medioambiental de la ac-cioacuten humana el espacio en cuanto a entorno social o me-dio construido por el ser humano sobre el que se producen las relaciones entre individuos y grupos y el espacio en cuanto a entorno pensado o medio simboacutelico27 en el que desarrollar y comprender la apropiacioacuten humana de la naturaleza (Criado-Boado 1999 6) Atender a estas tres dimensiones es lo permitiraacute para este autor comprender la globalidad del paisaje y es lo que se aborda en una ldquoArqueologiacutea total del paisajerdquo frente a otras ArPa que se centran uacutenicamente en una u otra de estas dimensiones

Uacutenicamente antildeadiremos que el paradigma de paisaje seguido aquiacute sigue los presupuestos definidos por Anschuetz et al (2001) que a su vez toma de Whitt-lesey (1997) donde eacuteste se define maacutes por lo que hace

27 El paisaje existe en cuanto es percibido experimentado y contextualizado por la gente Constructed Landscapes Conceptualized Landscapes and Idea-tional Landscapes (Knapp and Ashmore 1999)

fronteras de la materialidad del registro (Soler 2007 48) A partir de estos trabajos el paisaje empieza a entenderse en un sentido relacional que transmite la actividad huma-na material y mental y se convierte en objeto de estudio histoacuterico (Orejas 1995b 63) La objetivacioacuten del paisaje como tal implicoacute entender que el uso del espacio genera unas formas concretas en el paisaje y que esta morfologiacutea puede ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica (como el anaacutelisis fisiograacutefico Criado-Boado 1999 28) A partir de su estudio era posible acceder al uso que las socieda-des hicieron de esos espacios y por tanto a las sociedades mismas a traveacutes del conocimiento de sus conductas espa-ciales integradas en una racionalidad y en unas pautas globales de comportamiento plasmadas en la morfologiacutea de ese espacio Cuando se entiende que las praacutecticas sociales se objetivan en el espacio se pasa a hablar de paisaje se abandona el concepto maacutes neutro de espacio y se fijan las bases metodoloacutegicas para la investigacioacuten El paisaje se convierte asiacute en el espacio usado disentildeado pensado apropiado sacralizado abandonadohellip por dife-rentes sociedades (Orejas 1995a 217) (Figura 12)

La estrategia de investigacioacuten en ArPa se centroacute en analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegi-cos a partir de los elementos que los concretan estudiando de manera integral los procesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia (Mantildeana et al 2002 27) Para ello se parte de la idea de que las actividades humanas que tienen lugar en relacioacuten con el espacio es-taacuten organizadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza o lo que es lo mismo en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen no soacutelo los dispositivos mecaacutenicos (fiacutesicos) sino que se incluyen tambieacuten los conceptuales

Figura 12 Paisaje aterrazado del valle del Oitaveacuten (Soutomaior Pontevedra) sobre el que se ha realizado una intensa labor antroacutepica y se ha constituido un paisaje agrario (fotografiacutea de Paula Ballesteros 2003 25)

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forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular lo que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzadordquo (Porras 1995 53) La descripcioacuten que hace Porras del baluarte recoge uno de los maacutes im-portantes principios del arte de este tipo de fortificacioacuten que dice que cada parte de la fortificacioacuten defiende y es defendida por otra parte de manera que ldquoUna fortaleza ha de constituirse como una maacutequina perfectamente ar-ticulada que haga posible la mutua visibilidad y defensa de todos los elementos arquitectoacutenicos que la compo-nenrdquo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 17)

Detraacutes de esta idea se encuentra el hecho de que para conseguir una correcta fortificacioacuten se intenta alcanzar una figura que responda a la siguiente maacutexima ldquoque una pequentildea fuerza resista a una maacutes grande o un pequentildeo nuacute-mero de hombres a un nuacutemero mayorrdquo28 (Figura 14) Esta maacutexima que se aplicaba al disentildeo de las fortificaciones se puede hacer extensible a una escala auacuten mayor pues una fortificacioacuten no defendiacutea soacutelo una plaza sino una zona y en casos complejos como el que nos ocupa donde debiacutea defenderse un territorio muy amplio formaba parte de un sistema defensivo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 9)

En el paisaje trasfronterizo mintildeoto se produce un traslado de las formas caracteriacutesticas de la fortificacioacuten

28 Errard-le-duc de su tratado La fortification demostreacutee et reduite en art (Pariacutes 1594) tomado de Galindo (2002 63)

que por lo que es Las principales bases del paradigma de paisaje manejado por ambos se rigen por cuatro premisas ldquo1 Landscapes are not synonymous with natural environments [hellip] 2 Landscapes are worlds of cultural product [hellip]3 Landscapes are the arena for all of a communityrsquos activities [hellip] 4 Landscapes are dynamic constructions with each community and each generation imposing its own cognitive map on an anthropogenic world of interconnected morphology arrangement and coherent meaningrdquo (Anschuetz et al 2001 160-161)

Paisaje como materializacioacuten de un concepto

Tras esta introduccioacuten al concepto de paisaje volve-remos a esa triple conceptualizacioacuten que nos interesa Nos serviremos esta vez de la observacioacuten del paisaje fortificado mintildeoto para analizar coacutemo eacuteste se concreta como la materializacioacuten de un concepto para lo cual re-visaremos primero la columna izquierda de la Figura 13

Comentaacutebamos arriba cuaacuteles eran las caracteriacutesti-cas baacutesicas de la fortificacioacuten abaluartada y coacutemo el desarrollo de este tipo de fortificacioacuten veniacutea a su vez motivado por el desarrollo de una nueva tecnologiacutea ar-mamentiacutestica derivada de la introduccioacuten de la poacutelvora y el consiguiente perfeccionamiento de la artilleriacutea Esta fortificacioacuten recibe su nombre del uso del baluarte ldquouna

Figura 13 Modelo conceptual de la nocioacuten de paisaje manejada Se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este texto

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Figura 14 La imagen de la derecha corresponde a un Estudio de Fortificaccedilatildeo del Teniente General Nicolao de Langres (Ca 1661) (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387) Representa la planta de una fortificacioacuten ideal con ocho baluartes y cortinas protegidas por revellines En la parte superior derecha se presenta un estudio detallado de las liacuteneas de tiro desde y hacia cada una de las partes de esta fortaleza La imagen de la izquierda muestra el emplazamiento de los castillos de San Felipe La Palma y San Martiacuten que defienden la zona maacutes angosta de la riacutea de Ferrol Se representan los sectores que baten los dos primeros (San Felipe C-A La Palma B-D ambos B-A) (imagen extraiacuteda de Loacutepez Hermida 2005 el original se conserva en el Archivo Intermedio de la Regioacuten Militar Noroeste) Como vemos la defensa de las plazas no soacutelo se tiene en cuenta en cada plaza sino tambieacuten entre plazas que forman parte de un mismo conjunto defensivo

Figura 15 Representacioacuten de un ingeniero disentildeando una fortificacioacuten con dos auxiliares Dibujo del Teniente General Nicolao de Langres ca 1661 (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387)

abaluartada y de las maacuteximas a las que estas formas res-ponden a la espacialidad del territorio (Figuras 14 y 16) De la misma manera que debe existir una mutua visibili-dad y defensa entre todos los elementos arquitectoacutenicos que componen la fortaleza esta maacutexima se aplica tambieacuten a la relacioacuten entre fortalezas que funcionan como cada una de las partes de una fortificacioacuten siguiendo una pla-nificacioacuten y disentildeo que trate de cubrir todas las partes del territorio donde unas arquitecturas visibilicen y defiendan

a otras Ello supone que los ingenieros militares deben llevar a cabo previamente un estudio pormenorizado de la topografiacutea y los distintos elementos morfoloacutegicos que la componen a fin de localizar los mejores emplazamientos adaptar las plantas a ellos y complementar la defensa na-tural con la disposicioacuten de elementos fortificados comple-mentarios de distinta tipologiacutea y funcionalidad (Figura 15)

Cada arquitectura se ubica en un espacio estrateacute-gico dentro de las zonas que se quieren defender unas

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Un ejemplo de ello podemos observarlo en el con-junto defensivo que hemos identificado como subsiste-ma de Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos donde las fortificaciones se disponen protegiendo tanto el paso de barcas que se localiza en el riacuteo Mintildeo como las viacuteas de traacutensito que discurren siguiendo el trazado del mismo a uno y otro lado de la frontera tal y como se puede ver en la Figura 17

Las fortificaciones agrupadas situadas en ambas maacuter-genes del riacuteo corresponden a dos momentos distintos30 uno de eacutepoca medieval y otro de eacutepoca moderna Seraacute en el siglo XVII cuando en torno a dos poblaciones anteriores la gallega Barca de Goiaacuten y la portuguesa Vila Nova de

30 Nos referimos a su momento inicial de construccioacuten

fortificaciones visualizan y defienden a las otras de tal manera que se produce una defensa subordinada entre todos los elementos que poco a poco van construyendo el paisaje fortificado un sistema donde se materializan las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada especialmente aquella que dice que ldquotoda la Fortificacion exterior esteacute dominada defendida y descubierta de la interiorrdquo29

29 De las maacuteximas que propone Sebastiaacuten Fernaacutendez de Medrano nos inte-resan para los aspectos que estamos comentando la que recogemos arriba (la duodeacutecima) y la undeacutecima ldquoque no aya parte de la Placcedila que no estegrave vista y defendida de otrardquo (Fernaacutendez de Medrano 1700 11) las cuales seguacuten el autor se encuentran dentro de las que se consideran inviolables a la hora de llevar a cabo una fortificacioacuten Para Lecuze por ejemplo la undeacutecima regla de Medrano debe ser la primera a tener en cuenta Su maacutexima quinta dice ldquoLa Plaza debe estar igualmente fortificada por todas partes dominar la campantildea vecina y descubierta hasta el alcance de cantildeonrdquo (Lucuze 1772 22)

Figura 16 Representacioacuten del modelo teoacuterico de un paisaje fortificado con las relaciones existentes entre los elementos que lo componen Se representa la interrelacioacuten (flechas) entre partes de una fortificacioacuten (puntos rojos) entre fortificaciones (F) y entre subsistemas o conjuntos defensivos (Sb) Todo ello forma un sistema fortificado donde las maacuteximas aplicables al disentildeo de una fortificacioacuten se han hecho extensibles al territorio

Figura 17 Localizacioacuten de las fortificaciones que forman parte del subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos sobre un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) Las fortificaciones se situacutean a ambos lados del riacuteo Mintildeo En la imagen de la derecha hemos representado con un oacutevalo la cuenca que controla este subsistema un espacio enmarcado por la Serra do Argalo en Galicia y las da Gaacutevea Salgosa y Cova en Portugal y con una liacutenea roja punteada las viacuteas de traacutensito terrestre que discurren paralelas al Mintildeo y que tambieacuten controlan estas fortificaciones

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y desde cuaacutentas entidades es visible la entidad analiza-da (visibilizacioacuten) Como se puede apreciar existe una relacioacuten visual entre todas ellas Uacutenicamente no existe relacioacuten con el Castelo de Medos que se corresponde en la Figura 19 con el punto situado maacutes arriba ya que los radios que hemos usado para el caacutelculo son de 800 m y 2 km pero desde eacuteste se domina la viacutea de traacutensito terrestre gallega asiacute como otros puntos a larga distancia pudiendo ser visible por ejemplo el movimiento de grandes tropas cruzando el riacuteo tal y como se muestra en la Figura 20

La ubicacioacuten de estas fortificaciones responde a as-pectos estrateacutegicos por una parte la defensa de las viacuteas de traacutensito terrestres o fluvial por otra el control de los pasos de barca histoacutericos en uno de ellos la Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira se enfrenta al actual Castelo de San Lourenzo31 aquiacute se emplazaba hasta hace pocos antildeos el Fe-rry que comunicaba Goiaacuten con Vila Nova el otro situado

31 Este fuerte se construye con posterioridad a la finalizacioacuten de la Guerra de la Restauraccedilatildeo pero se hizo sobre otro de menores dimensiones conocido como Forte da Barca que fue destruido por los portugueses una vez conquistada la villa Por lo tanto el anaacutelisis que hacemos de la relacioacuten entre ambas fortifi-caciones corresponde al de las defensas originales de aquel periodo de guerra

Cerveira se vaya poco a poco articulando un sistema de-fensivo complejo que protege el paso de barcas del Mintildeo y la viacutea que discurre por el lado portugueacutes y que comu-nica Valenccedila poblacioacuten enfrentada a la ciudad de Tui y Caminha situada en el estuario del Mintildeo En el antildeo 1663 los portugueses ocupan la villa de Goiaacuten y comienzan a construir aquiacute una defensa que funcionaraacute conjuntamente con la que ya existiacutea y se perfecciona a la moderna ahora en Vila Nova de Cerveira (Ericeira 1945 vol IV 170 y ss) habilitando aquiacute una zona estrateacutegica de dominio portugueacutes en territorio gallego desde donde se efectuacutean varias incursiones en el paiacutes vecino Los gallegos deciden establecerse entonces en las proximidades protegidos por el noroeste por la Serra do Argalo al otro lado de la viacutea de traacutensito que comunica la ciudad episcopal de Tui y la villa de A Guarda en la desembocadura del Mintildeo construyen-do el Forte de Santiago Carrillo en el lugar de Medos

En la Figura 18 se recogen las visibilidades y visibilizaciones que hemos calculado entre las entida-des identificadas en el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos es decir queacute nuacutemero de entidades son visibles desde cada entidad analizada (visibilidad)

Figura 18 Visibilidad y visibilizacioacuten entre fortalezas y estructuras que conforman el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos Se han calculado en un radio de 800 m y 2 km y se tiene en cuenta tambieacuten la visibilidad acumulada entre todos los elementos de la totalidad de la raia huacutemeda

Nombre de entidad Tipo de entidad

Visibilidad Visibilizacioacuten

A 800 m

A 2 km

800 m miacuten

800 m maacutex

2 km miacuten

2 km maacutex

Ac Miacuten

Ac Maacutex

Fortaleza de N Sra da Concepcioacuten Fortificacioacuten 3 8 1 3 1 7 1 19

Forte de San Lorenzo Fortificacioacuten 4 9 3 5 5 8 6 8

Torre dos Ratos Fortificacioacuten 3 9 1 2 1 10 4 17

Torre dos Correa Fortificacioacuten 6 8 2 4 6 7 6 7

Forte das Chagas Fortificacioacuten 1 7 1 4 1 9 3 22

Muelle de Goiaacuten Estructura 5 7 6 8 6 8

Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira Fortificacioacuten 5 10 2 5 7 10 8 12

Emplazamiento Fortiacuten de Vila Nova Estructura 5 10 3 5 8 10 9 12

Muelle de Vila Nova de Cerveira Estructura 4 5 8 9 8 10

Forte de Lovelhe Fortificacioacuten 2 9 1 3 3 11 9 23

Atalaia da Mata Fortificacioacuten 0 3 1 3 1 10 1 14

Castelo de Medos Fortificacioacuten 0 0 1 2 1 2 1 29

Significado de las abreviaturas empleadas en la tabla miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que se observan desde una entidad concreta maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que se observan desde una entidad concreta Ac Miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada Ac Maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada

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Estos aspectos materializan en el paisaje las maacutexi-mas de la fortificacioacuten abaluartada por las que se rige el arte de la guerra de eacutepoca moderna Vemos coacutemo las rela-ciones entre las partes de una fortificacioacuten se trasladan al territorio existiendo tambieacuten relaciones entre fortalezas Pero ademaacutes tambieacuten existen otros elementos en este territorio que permiten comunicar un subsistema con otro

Para el caso gallego33 conocemos la existencia de fachos por la documentacioacuten histoacuterica y bibliograacutefica34 por su representacioacuten en distintos documentos carto-graacuteficos (Figura 21) o por la toponimia A partir de esta documentacioacuten hemos localizado algunos a lo largo del Baixo Mintildeo (se corresponden con los puntos rojos de la Figura 22) Estos se emplazan en zonas de mayor altitud que aquellas en las que se ubican las fortificaciones nor-malmente en la liacutenea de montantildeas que cierra por el norte el valle del Mintildeo Desde estos puntos hemos realizado el caacutelculo de visibilidad en un radio de 2 y 5 km con lo que pudimos comprobar que complementan a mayor distancia las visibilidades de las entidades que confir-man los subsistemas y que ademaacutes se encadenan con estas y con las del facho anterior y posterior (Figura 22)

Paisaje como resultado de un proceso

La segunda conceptualizacioacuten se refiere al paisaje entendi-do tambieacuten como resultado de un proceso constructivo que en este caso conllevoacute su adaptacioacuten al nuevo arte de forti-ficar transformando los espacios urbanos medievales que estaban centildeidos por una cinta amurallada con sus corres-pondientes torres en espacios de mayor amplitud delimi-tados por una o varias liacuteneas defensivas que a medida que avanzaban hacia el exterior del recinto urbano descendiacutean en altura Buen ejemplo de ellos son los nuacutecleos fortifica-dos que se construyeron en torno a ciudades medievales anteriores como Caminha Vila Nova de Cerveira Tui Valenccedila Salvaterra do Mintildeo Monccedilatildeo o Melgaccedilo

33 Para el territorio portugueacutes no hemos conseguido documentar ninguacuten facho como estructura pero sabemos que debiacutean existir por lo que se recoge en Antunes (1996 3) ldquoTentamos entatildeo [hellip] fazer um ponto da situaccedilatildeo relativa-mente agraves obras de defesa projectadas delineadas construiacutedas e utilizadas sob o espectro das Guerras da Restauraccedilatildeo com os dados que possuiacutemos ateacute meados do seacuteculo XVIII Relegamos por uma questatildeo de meacutetodo e de tempo o estudo dos fachos e atalaias que pontuavam a nossa defesa raiana ou que com ela es-tavam articulados para um trabalho de maior enverfadura e de enquadramento temporal diversordquo Y por la presencia de alguacuten topoacutenimo facho en la zona34 ldquoOs portugueses mailos galegos andaron sempre en guerra E en Goiaacuten habiacutea un castelo onde se defendiacutean do ataque Para avisar do inimigo nos outeiros que arrodean o castelo acendiacutean fogueiras ou fachos Desta forma os da fortaleza estaban preparados para a defensa Por iso os portugueses non conseguiron vencer oacutes do castelordquo (Gude 2009 28)

en el lugar donde se emplazan el Forte de Satildeo Francisco de Lovelhe en Portugal y A Atalia o Torre dos Ratos en Galicia hoy estaacute ocupado por el puente internacional que comunica las poblaciones de Goiaacuten y Lovelhe32

32 No existe un paso documentando en la planimetriacutea de la eacutepoca entre Love-lhe y A Atalia sin embargo debioacute ser una zona portuaria en eacutepocas anteriores ya que a ambos lados del riacuteo se documentaron sendos yacimientos durante la construccioacuten del puente internacional el del lado gallego identificado como de eacutepoca romana y el del lado portugueacutes como un ldquocais de acostagem fluvialrdquo una estructura portuaria de la Alta Edad Media (Almeida 2002) En una publicacioacuten posterior se adscribe a eacutepoca prerromana y romana (Ramos y Branco 2010 16-17)

Figura 19 MDE de la zona en la que se emplaza el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos con la representacioacuten de las visibilidades en un radio de 2 km Como se puede apreciar las zonas que concentran un mayor control visual son aquellas en las que se localizan las viacuteas de traacutensito tanto en el lado gallego (al que corresponde la parte superior de la imagen) como en el portugueacutes

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Figura 20 Vista aeacuterea del fuerte de Medos de 2009 (proporcionada por Terra Arqueos SL) En primer teacutermino se localiza el fuerte en segundo teacutermino la viacutea de traacutensito que une Tui con A Guarda y al fondo el riacuteo Mintildeo y la Torre dos Ratos

Figura 21 Mapa de la Provincia de Tuy y una Porcion de la de entre Mintildeo y Duero en Portugal [hellip] del Ingeniero Alexandro des Angleacutes de 1762 (copia en el Archivo Privado Jaime Garrido) Los fachos aparecen representados como una luminaria roja

Figura 22 MDE con las entidades que componen los subsistemas de A Guarda-A Iacutensua-Caminha y Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos En la imagen central visibilidades en un radio de 2 km de estas entidades En la imagen de la derecha las visibilidades anteriores se complementan con las de los fachos en un radio de 5 km

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transformacioacuten de sus elementos constructivos (como en el caso de Lapela donde no hubo una alteracioacuten significa-tiva del castillo medieval Figura 25) o bien se conservan pero son envueltas por estructuras modernas (como en el caso de Tui Figura 23) o bien se emplean como soporte de las estructuras modernas (como mostraacutebamos en la Figura 6 para el caso de Valenccedila) Por otra parte estariacutean las construcciones realizadas ex novo escogiendo los em-plazamientos que responden a los principios comentados anteriormente y siguiendo ya las maacuteximas de la fortifica-cioacuten abaluartada como el Castelo de Medos (Figura 21)

Pero al igual que sucediacutea con la aplicacioacuten del con-cepto defensivo de una plaza a la totalidad del territorio en este caso tambieacuten se produce el mismo proceso y poco a poco sobre un paisaje anterior se va conforman-do a lo largo del periodo de guerra una nueva estructura morfoloacutegica que responde a otras loacutegicas defensivas y constructivas (Blanco-Rotea 2011 145-148) Un paisaje fortificado que seguiraacute completaacutendose en los dos siglos siguientes (Figura 24) En este proceso se conjugan dos aspectos por una parte la reutilizacioacuten de fortificacio-nes previas que o bien se mantienen sin que exista una

Figura 23 Imagen sateacutelite de la ciudad de Tui (2006 copyGoogle Earth) sobre la que se ha dibujado en verde el recinto medieval y en rojo los restos de la fortificacioacuten moderna o su trazado en aquellos lugares en el que el crecimiento urbaniacutestico ha respetado dicho trazado

Figura 24 MDE de la zona de Salvaterra-Monccedilatildeo y Extremo en el que se han indicado las poblaciones medievales a la izquierda y las construcciones realizadas una vez conquistada Salvaterra do Mintildeo en 1643 por los portugueses a la derecha Ademaacutes se han situado los fuertes de Extremo (Forte de Bragandelo y Forte da Pereira) dispuestos en dos altos que jalonan la viacutea de traacutensito que desde Monccedilatildeo se dirige hacia el interior de Portugal por Arcos de Valdevez

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de valor del patrimonio que ha sido posible gracias preci-samente a la elaboracioacuten de aquel Plan Director y al trabajo de difusioacuten que de eacutel hicieron tanto los miembros del equi-po como las distintas administraciones implicadas El caso de ldquoEspazo Fortalezardquo (httpwwwespazofortalezacom) resultado del proyecto de recuperacioacuten del entorno del For-te de San Lourenzo en Goiaacuten (Tomintildeo) realizado reciente-mente es un ejemplo de la relacioacuten entre la arquitectura y el paisaje como recurso ya que por una parte hace hinca-pieacute en la revalorizacioacuten y resignificacioacuten de esta fortaleza centraacutendose en un uacutenico bien pero tambieacuten como punto de partida y lugar de enlace con otros elementos fortificados de la zona a traveacutes de una ruta por otras fortificaciones menos conocidas (y visibilizadas) del entorno que se han englobado bajo el nombre de ldquopatrimonio ocultordquo dentro de una iniciativa de Turgalicia Ahora queda por ver la im-plicacioacuten y aceptacioacuten que tiene la sociedad local por este tipo de iniciativas y si se identifica o no con ellas

Pensando en una doble direccioacuten

Siguiendo nuestro argumento inicial volviendo a la fuer-te relacioacuten entre paisaje y arquitectura que apuntaacutebamos al principio y revisando lo visto en los dos apartados anteriores podriacuteamos decir siguiendo a Derrida (1986) en su Metaacutefora Arquitectoacutenica y trasladando su pensa-miento tambieacuten al paisaje que arquitectura y paisaje son una espacializacioacuten del tiempo y el pensamiento Si el paisaje es ldquoel espacio de las relaciones socialesrdquo (Orejas et al 2002 306) la arquitectura es una porcioacuten de ese espacio acotado (Ching 1984 108) por tanto paisaje y arquitectura estaacuten unidos espacialmente materializados temporalmente y significados simboacutelicamente

Unificar el estudio de ambas entidades del registro ar-queoloacutegico era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas ya que las arquitecturas defensivas y todas las estructuras asociadas a las mismas (de control viarias de interrelacioacuten etc) con-formaban unos espacios construidos unos conjuntos o sub-sistemas39 defensivos y no debiacutean estudiarse analizarse y

39 En trabajos anteriores empleamos el teacutermino ldquosubsistemardquo para referirnos a cada uno de los conjuntos construidos para fortificar una zona concreta del Mintildeo y que guardaban una serie de relaciones que haciacutean que los entendieacutera-mos precisamente como un conjunto (Blanco-Rotea 2011) El teacutermino subsis-tema se empleoacute ya que formaban parte de un sistema defensivo maacutes complejo que era la defensa de la raia entre Galicia y Portugal (Cobos-Guerra 2011) En este trabajo decidimos emplear el teacutermino ldquoconjuntordquo como sinoacutenimo de ldquosubsistemardquo ya que es el que optamos por usar en la web ldquoLa construccioacuten de una fronterardquo que acompantildea a este texto por tratarse de un teacutermino de mejor comprensioacuten que ldquosubsistemardquo para un puacuteblico maacutes amplio

Paisaje como recurso del pasado en el presente

Algunas de las construcciones que componen el paisaje fortificado mintildeoto se estaacuten convirtiendo en un recurso cultural El Castillo de Santa Cruz en A Guarda fue recientemente restaurado y rehabilitadas sus construc-ciones como centro de interpretacioacuten de las fortalezas transfronterizas35 pero existen otros ejemplos similares a ambos lados de la raia

Uno de los aspectos que nos interesa destacar de la iniciativa de llevar a cabo un plan director de las forta-lezas transfronterizas de esta zona en 2003 era precisa-mente su intereacutes por conocerlas comprenderlas y revalo-rizarlas como conjunto y como paisaje sirviendo de base ldquopara a construcioacuten de novos equipamentos e dotacioacutens de calidade e para a recuperacioacuten de valores culturais ma-terializados na raia huacutemidardquo (Vecontildea 2006 5) Alguno de los objetivos de este plan director eran ldquoPontildeer en relacioacuten as fortalezas co contexto territorial e socio econoacutemico do Baixo Mintildeordquo o ldquoElaborar unha estratexia conxunta e formular usos e propostas viablesrdquo (Vecontildea 2006 5) Precisamente la documentacioacuten y valorizacioacuten de estas fortificaciones y los elementos asociados a ellas y la di-vulgacioacuten de su conocimiento entre el puacuteblico en general y las poblaciones locales en particular permitioacute poner en marcha distintos procesos de resignificacioacuten entre los que se engloban diferentes iniciativas que inciden en la puesta en valor de los diferentes conjuntos defensivos y con ello del paisaje fortificado transfronterizo Una de ellas es el disentildeo de unas rutas realizadas a pie en bici-cleta y en canoa que tienen como objetivo promover el conocimiento de las fortificaciones del subsistema que se emplaza en el ayuntamiento de Tomintildeo bajo el tiacutetulo de ldquoDescubrindo as Nosas Fortalezasrdquo36 O el disentildeo de una ldquoRuta de puesta en valor de las fortalezas transfronterizas del Mintildeordquo37 por parte del Estudio Crecente Asociados38

Este tipo de iniciativas son una muestra de coacutemo el paisaje se estaacute empleando como recurso contribuyendo a la puesta en marcha de los uacuteltimos eslabones de la cadena

35 El castillo fue abierto al puacuteblico en diciembre de 2013 y el centro de in-terpretacioacuten que cuenta con una exposicioacuten permanente sobre esta temaacutetica (httpsminervauscesxmluihandle1034714903) en julio de 201636 httpdescubrindoasnosasfortalezasblogspotcomessearchlabel0020INTRODUCCIC393N37 httpwwwcrecenteasociadoscomesproyectos31ruta-de-puesta-en-valor-de-las-fortalezas-transfronterizas-del-minyo38 Algunas de las actuales iniciativas para la puesta en valor de este paisaje se basan en otras anteriores a la elaboracioacuten del Plan Director Fortrans que se centraron en el disentildeo de rutas para esta zona de temaacutetica maacutes amplia como la que se recoge en Santos Solla (1999) bajo el tiacutetulo ldquoGuiacutea da Raiardquo

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sin renunciar a la potencialidad de cada una de ellas a traveacutes no del desarrollo de nuevas arqueologiacuteas que soacutelo seguiriacutean contribuyendo a la fragmentacioacuten del discurso arqueohistoacuterico (Mantildeana et al 2002 23) sino para servir a nuestro propoacutesito de articular estrategias de investigacioacuten en torno a proyectos o programas que fo-calicen sus objetivos sobre el patrimonio desarrollando perspectivas de investigacioacuten y meacutetodos de trabajo real-mente adecuados al objeto y no a intereses disciplinares o curriculares concretos

Por otra parte ya tratamos en otra ocasioacuten el porqueacute de la introduccioacuten de la AA dentro del grupo de inves-tigacioacuten en el que se desarrolloacute este trabajo (Mantildeana et al 2002 12-13) en el cual se disentildeoacute un plan de investi-gacioacuten centrado en el estudio de los paisajes construidos durante la Prehistoria en el noroeste de la Peniacutensula Ibeacute-rica a traveacutes del anaacutelisis de la concepcioacuten territorial la forma de conceptualizacioacuten del espacio y construccioacuten del paisaje generados por las diferentes sociedades que habitaron nuestro paiacutes en ese periodo (Mantildeana et al 2002 12) El estudio de estos paisajes se habiacutea llevado a cabo desde una escala macroespacial aportando aspec-tos sobre la ubicacioacuten de los espacios habitacionales los patrones de emplazamiento los sistemas de ocupacioacuten del espacio y las condiciones medioambientales y de subsistencia pero era necesario contrastar los modelos a escala macro con otros que permitieran completar y matizar la visioacuten de los paisajes prehistoacutericos por lo que se propuso abordar el estudio a escala microespacial del registro arqueoloacutegico lo que nos llevada directamente al anaacutelisis de la arquitectura Inicialmente este estudio se centroacute en dos tipos de arquitectura la funeraria y la do-meacutestica (Mantildeana et al 2002 12) pero la introduccioacuten del anaacutelisis del registro arquitectoacutenico conllevoacute ademaacutes ampliar el periodo cronoloacutegico en el que se habiacutea cen-trado el plan de investigacioacuten que mencionamos arriba para trabajar tambieacuten con arquitecturas de periacuteodos postclaacutesicos lo cual conllevoacute ademaacutes analizar cons-trucciones con otras funcionalidades como las vincula-das a la arquitectura de poder (arquitecturas eclesiaacutesticas y fortificaciones) y por extensioacuten con la caracterizacioacuten de los paisajes en que eacutestas se ubican y contribuyen a construir Trabajar con el registro arquitectoacutenico suponiacutea acceder a otras claves para la comprensioacuten de las for-maciones socioculturales estudiadas pues aportaba una importante informacioacuten que permitiacutea ldquover de diferente forma los factores de orden individual social poliacutetico-econoacutemico subsistencial y simboacutelico que prevaleciacutean en las comunidades del pasadordquo (Mantildeana et al 2002

valorizarse como entidades aisladas Conjuntamente con el espacio fiacutesico articulan un paisaje cultural un sistema defensivo complejo el paisaje fortificado transfronterizo del Baixo Mintildeo en Galicia y Alto Minho en Portugal

Si el estudio en detalle de la arquitectura y del pai-saje por separado ha permitido en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico que no estaban antes presentes y acceder asiacute al mayor nuacutemero de elementos (materiales y simboacutelicos) que con-forman ambas realidades intentar introducir dentro del proceso de anaacutelisis e interpretacioacuten del registro arqueo-loacutegico al paisaje y la arquitectura conjuntamente nos permitiraacute acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta pasaraacute por abordarlas como parte in-tegrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Trataremos ahora de identificar las herramientas teoacutericas con las que intentar deconstruir primero y re-construir despueacutes esos espacios pensados materializa-dos y transformados en la frontera galaico-portuguesa

MARCOS ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Comentaacutebamos anteriormente que este texto pretende desgranar el marco conceptual y teoacuterico empleado a la hora de trabajar con el paisaje fortificado de eacutepoca moderna en la frontera mintildeota Valoraacutendolo con dis-tancia este marco se ha ido ensanchando a medida que nuestras necesidades de investigacioacuten se ampliaban y que nuestra visioacuten sobre la arquitectura y el paisaje y la relacioacuten existente entre ambos se iba enriqueciendo Visto con cierta perspectiva se puede llegar a pensar que tal vez sea un marco estrecho y que la AA y la ArPa sean insuficientes para captar todos los matices que los espacios construidos nos proporcionan Pero lo cierto es que adoptar ambas estrategias de investigacioacuten nos ha permitido precisamente aunar ampliar abrirnos y buscar sinergias con otras disciplinas Creemos que ambos enfoques al haber adoptado (y contribuido a construir) los conceptos de arquitectura y paisaje a los que nos hemos referido maacutes arriba nos permitieron ge-nerar aproximaciones al patrimonio construido mucho maacutes abiertas dinaacutemicas y al final transdisciplinares que las que habriacuteamos conseguido con otros enfoques maacutes tradicionales Se puede ampliar maacutes el marco pero nuestra propuesta pretende aunar ambas perspectivas

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actualidad Este concepto surge sobre todo en ciertas aproximaciones de la Arqueologiacutea la Geografiacutea y el Urbanismo desde hace 25 antildeos (aunque ya habiacutea sido acuntildeado por el geoacutegrafo Carl O Sauer de la escuela de Berkeley en los antildeos veinte del siglo pasado) y soacutelo maacutes tarde se incorpora en otras disciplinas (como la His-toria del Arte la Arquitectura o la Historia)rdquo (Barreiro et al 2009 8)

Para Orejas en los oriacutegenes de la ArPa deben te-nerse en cuenta dos aspectos relacionados entre siacute Por una parte el contexto cientiacutefico que ha motivado que en el campo de la Arqueologiacutea durante la deacutecada de 1980 la ArPa fuera suplantando paulatinamente a la Ar-queologiacutea Espacial y agrupando los anaacutelisis territoriales sobre el mundo antiguo lo que ldquoresponde a una nueva realidad cientiacutefica y social desde que en los primeros antildeos de la deacutecada pasada se sentaran las bases de la su-peracioacuten tanto de los enfoques fenomenoloacutegicos como de los derivados de la arqueologiacutea procesualrdquo (Orejas 1995a 216) Por otra el contexto social desde el que aparece una idea de patrimonio en la que ya no se su-braya la yuxtaposicioacuten de elementos sino el ldquoreflejo de la dinaacutemica social que dio lugar a su construccioacuten y usordquo (Orejas 1995a 216) En esta idea encajariacutea una ArPa que ldquosupone integrar interpretar y comprender en un doble sentido la lectura (o las lecturas) que nosotros hacemos hoy de un paisaje del pasado y la (o las) que de eacutel hicieron las comunidades que lo construyeronrdquo (Orejas 1995b 62)

Uno de los aspectos necesarios para que se produ-jera este desplazamiento de la Arqueologiacutea Espacial por parte de la ArPa es que tuvo lugar dentro de un determi-nado contexto historiograacutefico (Bernardi 1992 Rossignol and Wandsnider 1992 Ashmore and Knapp 1999) en el que se introdujo una nueva perspectiva sobre la praacutectica arqueoloacutegica y su objeto de estudio que quedoacute reflejada en el marco conceptual propuesto para definir los teacutermi-nos baacutesicos manejados por la ArPa (Mantildeana et al 2002 26) nos referimos a los teacuterminos arqueologiacutea registro arqueoloacutegico y sobre todo paisaje sobre los que ya hemos abundado en el apartado anterior

De acuerdo con aquel nuevo marco teoacuterico y con-ceptual la ArPa se definioacute como la inclusioacuten de la praacutecti-ca arqueoloacutegica dentro de coordenadas espaciales a tra-veacutes de las cuales se trata de pensar el registro y la cultura material arqueoloacutegica desde una matriz espacial y al mismo tiempo convertir el espacio en el primer objeto de la investigacioacuten arqueoloacutegica para no solo reconstruir los ambientes del pasado sino tambieacuten intentar elaborar

12) A partir de estos planteamientos y de la adopcioacuten del estudio de la arquitectura desde la AA se disentildeoacute un programa de investigacioacuten integral centrado en la arquitectura y los espacios construidos que se acaboacute articulando en cuatro subliacuteneas de investigacioacuten monu-mentalidad megaliacutetica espacios domeacutesticos de la Edad del Hierro arquitectura histoacuterica y espacios agrarios

El objetivo entonces de la introduccioacuten de la AA fue por una parte atender al cambio de escala ma-croespacial a una microespacial y por otra parte a la ampliacioacuten de nuestra oacuteptica arquitectoacutenica para abarcar el estudio de nuevos periodos y de estructuras con otras funcionalidades La base conceptual inicial de aquella propuesta fue la ArPa (Criado-Boado 1999) pero era necesario introducir otras estrategias de investigacioacuten que completaran una aproximacioacuten macro al espacio construido

ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Se entiende la ArPa como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico donde los elementos que lo conforman sea cual sea su escala se analizan ldquocomo objetos implicados en el paisaje y participantes del mis-mordquo (Parcero-Oubintildea 2000 20) y tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo tal y como proponen Barreiro et al (2009 4) Entender la ArPa como tal implica al mismo tiempo manejar una determinada concepcioacuten de paisaje donde eacuteste es tanto un contexto como un objeto de estudio susceptible de ser analizado e interpretado con una metodologiacutea ar-queoloacutegica (Parcero-Oubintildea 2000 20)40 como hemos visto

Este marco interpretativo pretende superar tal como apuntamos una perspectiva espacial determinista (Mantildeana et al 2002 25) En la ArPa se integran nume-rosas corrientes que conforman un variopinto panorama pues el estudio del paisaje es de intereacutes a numerosas disciplinas en eacutel ldquoconfluyen intereses puntos de vista tradiciones acadeacutemicas y de investigacioacuten y teacutecnicas diferentesrdquo (Orejas 1995a 222)

Dentro de este intereacutes la arqueologiacutea se ha mos-trado como una de las maacutes activas en parte por ser ldquoprecursora en la problematizacioacuten e investigacioacuten del concepto de paisaje cultural de gran fortuna en la

40 ldquoLa Arqueologiacutea del paisaje [hellip] es ante todo una propuesta metodoloacute-gica para la investigacioacuten de las sociedades antiguas desde su espacialidadrdquo (Orejas et al 2002 306)

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marco teoacuterico Sin embargo podemos indicar que mu-chos de los esfuerzos desarrollados dentro de la ArPa se encaminaron a llevar a cabo un desarrollo metodoloacutegico que insistiacutea en abordar nuevos aspectos el registro no tratados hasta la fecha y en incorporar determinadas teacutecnicas de anaacutelisis centraacutendose en elementos maacutes perceptivos del paisaje en definir de forma maacutes preci-sa el registro arqueoloacutegico y en ofrecer explicaciones maacutes globales (Soler 2007 43 Tilley 1994 Knapp and Ashmore 1999) En el caso del paisaje la aplicacioacuten de teacutecnicas como la fotointerpretacioacuten los anaacutelisis de 14C la dendrocronologiacutea los anaacutelisis poliacutenicos la teledetec-cioacuten la informatizacioacuten del registro arqueoloacutegico el uso del GPS de los SIG (Sistemas de Informacioacuten Geo-graacutefica) o maacutes recientemente los datos LiDAR supuso reconocer que es necesario contar con un mayor nuacutemero de informacioacuten y que eacutesta sea de mejor calidad de ma-nera que permita profundizar en aspectos no registrados desde perspectivas de investigacioacuten anteriores El uso de estas teacutecnicas transformoacute la visioacuten de la naturaleza de los datos arqueoloacutegicos y su interpretacioacuten enri-queciendo significativamente la disciplina arqueoloacutegica (Soler 2007 44)

Disentildear una metodologiacutea especiacutefica en ArPa estaacute directamente ligado al concepto de paisaje manejado (Orejas 1995a 217) como sucede tambieacuten con la ar-quitectura de ahiacute la importancia de su definicioacuten previa En todo caso la autora apunta que los paisajes antiguos son resultado de racionalidades antiguas que no deben analizarse desde la nuestra tener esto en cuenta conlleva implicaciones metodoloacutegicas siendo necesario incor-porar la comprensioacuten preteacuterita del paisaje junto a su explicacioacuten ldquoel espacio soacutelo adquiere sentido cuando va acompantildeado de una lectura del individuo o de la comu-nidad que genera determinados comportamientos acti-tudes y formas de percepcioacutenrdquo (Orejas 1995a 218-219)

Orejas propone que para entrar de lleno en el estudio del paisaje y el territorio es necesario superar el anaacutelisis de los mapas de punto y de las relaciones planas entre ellos para analizar las relaciones espaciales tridimensio-nales y temporales para acceder asiacute a las articulaciones de las diversas formas su origen y evolucioacuten (Orejas 1995a 219) Este aspecto ha tenido implicaciones praacutec-ticas a la hora por ejemplo de desarrollar un sistema de registro arqueoloacutegico desde ArPa ldquoLa Arqueologiacutea del Paisaje repiensa el yacimiento como aacuterea y como consecuencia de ello prioriza no soacutelo la importancia de localizar y de definir el yacimiento sino tambieacuten de de-limitarlo y zonificarlordquo (Amado et al 2002 22)

modelos sobre las interrelaciones entre espacio imagina-do utilizacioacuten del espacio y organizacioacuten social en las comunidades (pre)histoacutericas (Mantildeana et al 2002 26)

La propuesta desarrollada por el equipo dirigido por Felipe Criado-Boado intentaba disentildear un Programa de Investigacioacuten en Arqueologiacutea del Paisaje y Paisajes Culturales que trataba de estudiar el paisaje entendido como una dimensioacuten relevante de las sociedades hu-manas puesto que no soacutelo constituiacutea la base en las que eacutestas se desarrollaban sino tambieacuten su resultado y como tal representa a la formacioacuten sociocultural (Criado-Boado 2012 20)41

Sobre esta base conceptual el objetivo cognitivo de este Programa de Investigacioacuten y de la ArPa seriacutea decons-truir los paisajes sociales ldquodescomponer los mecanismos mediante los cuales las tecnologiacuteas espaciales y arquitec-toacutenicas producen el espacio domeacutestico reproduciendo el sistema de poderrdquo para mostrar despueacutes ldquoque el espacio construido es el producto de una serie de mecanismos de representacioacutenrdquo de un determinado sistema de saber-poder (Criado-Boado 1999 2) gracias a un ejercicio de reconstruccioacuten (a partir de la deconstruccioacuten) de los paisajes arqueoloacutegicos como ldquomedio para penetrar en la prehistoria del pensamientordquo (Criado-Boado 2012 20-21) En la reconstruccioacuten de los paisajes histoacutericos que aquiacute nos interesan tenemos la ventaja de que contamos con otro tipo de informacioacuten que podemos sumar a la informacioacuten que nos proporcionan los paisajes como RA Constituye un ejercicio que nos permite inferir conclusio-nes desde informaciones herramientas y disciplinas que pueden actuar conjuntamente Estamos de acuerdo con Orejas et al cuando dicen que los procesos de formacioacuten de un paisaje son tremendamente complejos por ello documentarlo e investigarlo requiere una aproximacioacuten flexible e interdisciplinar que combine varios meacutetodos e interpretarlo requiere tener en cuenta una gran variedad de factores (Orejas et al 2002 303 y 305)

Uno de los aspectos por los que deberiacuteamos pre-guntarnos a continuacioacuten es coacutemo podemos llevar a cabo el estudio de estos paisajes (deconstruccioacuten) y su interpretacioacuten (reconstruccioacuten) pero no es el objetivo de este texto tratar el proceso metodoloacutegico42 sino el

41 ldquo[hellip] el estudio del paisaje parte de la idea de que el anaacutelisis de las socie-dades antiguas es posible desde el estudio de los productos de sus acciones e imaginaciones Pero entendiendo el paisaje no como un mero reflejo de estas acciones sino como parte de las mismas sociedades ya que el espacio al igual que el tiempo no son coordenadas externas sino que forman parte de una sociedadrdquo (Orejas et al 2002 305)42 Este aspecto seraacute tratado en otro trabajo Veacutease por ejemplo Mantildeana et al 2002 y Blanco-Rotea 2011

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naturaleza arquitectoacutenica y tambieacuten una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo

La AA es ciertamente joven y por lo tanto todaviacutea se encuentra en construccioacuten Pero no por ello podemos decir que esta estrategia de investigacioacuten esteacute poco ex-tendida todo lo contrario al analizar la evolucioacuten que ha tenido en las uacuteltimas deacutecadas (desde la de 1990 cuando Mannoni (1990a 1990b) acuntildeoacute el teacutermino Arqueologiacutea de la Arquitectura) sobre todo en ciertos contextos eu-ropeos como el italiano y el espantildeol observamos que ha gozado de una importante implantacioacuten y desarrollo en aacutembitos relacionados por una parte con la investigacioacuten de edificaciones y conjuntos histoacutericos y por extensioacuten de las sociedades que los construyeron transformaron y habitaron por otra con la restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacutenica Si bien es cierto en la deacutecada de 2000-2010 los contextos de aplicacioacuten las metodologiacuteas y el aacutembito geograacutefico se han ido ampliando poco a poco tal y como apuntan distintos autores (Quiroacutes 2002 31 y 2006 Utrero 2011 17-19 Azkarate 2013) ldquohellipla AA se estaacute convirtiendo en un campo de juego abierto a cuan-tos les interesa el espacio construido como herencia del pasado pero tambieacuten como recurso para el futuro como depoacutesito de memorias histoacutericas archivos estratigraacuteficos como elenco de teacutecnicas constructivas compendio de di-mensiones simboacutelicas y significantes reflejo de conflictos y vivencias sociales en definitiva como topografiacutea de las complejas lsquoconstelaciones cotidianasrsquo de la sociedadrdquo (Azkarate 2013 272)

Es precisamente en esta deacutecada en la que han apa-recido varios trabajos en Espantildea que recogen con bas-tante precisioacuten el nacimiento desarrollo e implantacioacuten de la AA en diferentes contextos europeos (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011) con un interesante anaacutelisis sobre las causas que estaacuten detraacutes del progreso diferenciado de la misma entre distintos paiacuteses como Inglaterra donde se pusieron las bases en la deacutecada de 1970 para el de-sarrollo tanto metodoloacutegico como de nuevos sistemas de registro que posibilitariacutean la extensioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al anaacutelisis de la arquitectura (Utrero 2011 12) o Italia donde se llevaron a cabo ldquolas primeras sistematizaciones teoacutericas y aplicaciones al anaacutelisis de las construcciones histoacutericas entendidas como secuen-cias de unidades estratigraacuteficasrdquo y donde realmente la AA se consolidoacute como disciplina (Utrero 2011 13-18) sobre todo a partir de la deacutecada de 1990 cuando como deciacuteamos Mannoni acuntildea este teacutermino que aglutinaba experiencias heterogeacuteneas que resultaban de la aplica-cioacuten de instrumentos conceptos y problemaacuteticas de la

En el marco en el que se desarrolla esta propuesta teoacuterica la ArPa se concibioacute como una propuesta que ldquoapunta hacia una necesaria transdiciplinariedad verte-brada en torno al paisaje concepto que cada vez maacutes se va revelando como clave para ahondar en los procesos de conocimiento y ordenacioacuten del territoriordquo (Barreiro et al 2009 8) porque ademaacutes ldquoCualquier intervencioacuten propuesta [desde el presente] es un nuevo elemento en la dinaacutemica de los paisajes al investigar sobre ellos los repensamos les damos un nuevo sentido y los incorpo-ramos a nuestro presenterdquo (Orejas 1998 18)

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA

En cuanto a la AA nos centraremos en varios aspectos que consideramos importantes por una parte la redefi-nicioacuten del concepto de arquitectura que tuvo lugar en los oriacutegenes de esta estrategia de investigacioacuten por otra su heterogeneidad (entendida en un sentido positivo) en su posterior desarrollo finalmente en su contribucioacuten a la ldquotransicioacuten epistemoloacutegica y renovacioacuten metodoloacutegicardquo que la disciplina arqueoloacutegica viene atravesando desde la deacutecada de 1990 e incluso antes (Azkarate et al 2002a 9) No haremos sin embargo un anaacutelisis pormenoriza-do de la misma maacutes allaacute de estos aspectos puesto que eacuteste se realizoacute en varios trabajos durante las uacuteltimas dos deacutecadas (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011 Azkarate 2013 entre otros)

Maacutes allaacute de las definiciones que hagamos de la AA eacutesta como categoriacutea conceptual ha sido identificada como disciplina de pleno derecho43 pero tambieacuten como un universo de experiencias de naturaleza diversa que ha ido adquiriendo un perfil especiacutefico en la deacutecada de 1980-1990 y que sigue siendo objeto de un proceso de construccioacuten y experimentacioacuten enriquecido de forma constante con distintos enfoques (Azkarate 2013) En este sentido la AA ha seguido un proceso de consolida-cioacuten que en ciertos aspectos guarda muchos paralelis-mos con la ArPa empezando por el propio cambio en la concepcioacuten de su objeto de estudio y en la aproximacioacuten a su anaacutelisis desde la arqueologiacutea y con herramientas metodoloacutegicas propias de eacutesta Es por ello que creemos que aquella afirmacioacuten que haciacuteamos sobre la ArPa puede hacerse extensiva a la AA entendieacutendola como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico de

43 Nosotros mismos asiacute lo hemos hecho en varias ocasiones Blanco-Rotea 1997 1998a 1998b 1999

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ldquoLa labor arqueoloacutegica en centros urbanos ha venido enri-quecieacutendose a partir de la introduccioacuten de los meacutetodos que la Arqueologiacutea de la Arquitectura emplea para el estudio de alzados Esto ha traiacutedo consigo una gradual transformacioacuten en la conceptualizacioacuten de estos contextos que auacuten se abre paso entre los investigadores para la comprensioacuten de las construcciones como totalidades de varios niveles de ma-terializacioacuten culturalrdquo (Rodriacuteguez y Hernaacutendez 2005 4) Algunas de estas experiencias latinoamericanas ya estaacuten siendo publicadas en revistas especializadas en contextos europeos aunque su difusioacuten en ellos es todaviacutea muy escasa (veacutease por ejemplo Roloacuten y Rotondaro 2010 213-222) Desde nuestro punto de vista esta escasa difusioacuten estaacute motivada por dos cuestiones distintas pero relacionadas en primer lugar la fuerte tradicioacuten estratigraacutefica de la AA europea (mediterraacutenea sobre todo) y con ella del meacutetodo estratigraacutefico como herramienta casi exclusiva de anaacutelisis de la arquitectura en segundo lugar la diferente concep-cioacuten de arquitectura de la que se parte en ambos contextos fundamentalmente entre la AA anglosajona y latinoameri-cana y la del sur de Europa donde el estudio del espacio en arquitectura no ha sido asumido de la misma manera En este sentido creemos que es importante apostar por una postura abierta como la que propone Azkarate cuando dice que deberiacuteamos ldquoaprender de la historiografiacutea anglosajona en la que desde hace ya algunas deacutecadas se habla con toda naturalidad de archaeology of architecture para referirse a experiencias distintas nacidas de enfoques tambieacuten muy diversosrdquo (Azkarate 2013 272)

Revisando los inicios focalizando objetivos buscando una definicioacuten

Ese compendio de experiencias que desde la arqueologiacutea focalizaron su intereacutes en el estudio de la arquitectura cogioacute cuerpo no soacutelo en el momento en que Manonni las aglutina bajo una uacutenica denominacioacuten sino sobre todo porque se consolidoacute una tradicioacuten que defendioacute que un edificio histoacute-rico era ante todo un documento que aportaba informacioacuten sobre sociedades pasadas (Azkarate 2013) era cultura ma-terial y podiacutea ser estudiado como tal con una metodologiacutea arqueoloacutegica Este cambio de visioacuten de la arquitectura desde la arqueologiacutea permitioacute que eacutesta pasara a entenderse no soacutelo como una estructura un contenedor de espacios y funcio-nes sino como un objeto cargado de contenido como un documento que habiacutea que decodificar En parte esta nueva concepcioacuten no hizo sino ampliar los pasos que dio el post-procesualismo cuando reconocioacute el caraacutecter multidimensio-nal del registro arquitectoacutenico y se concibioacute la arquitectura

disciplina arqueoloacutegica al estudio de la arquitectura44 (Quiroacutes 2006)

Tambieacuten en esta deacutecada se lleva a cabo un anaacutelisis maacutes profundo de la situacioacuten y perspectivas actuales en AA que si bien ya habiacutean sido tratadas en los trabajos arriba mencionados (Utrero 2011) es Azkarate (2013) quien hace especial hincapieacute en una doble tendencia que se viene notando de forma maacutes reciente Esta tendencia se hace eco por un lado de la necesidad de potenciar nuevos enfoques en el estudio de la arquitectura para desarrollar la investigacioacuten de los espacios construidos con propuestas que proceden de distintos campos de investigacioacuten (ar-quitectura semioacutetica historia del arte antropologiacuteahellip)45 Estos enfoques entienden que el espacio es un concepto fundamental en arquitectura y han desarrollado estudios que inciden tanto en el anaacutelisis del espacio tridimensio-nal como perceptivo pero asumen ademaacutes el concepto de Norberg-Schulz (1980 13-15) de espacio existencial que entiende que la espacialidad de la arquitectura estaacute integrada dentro de la racionalidad que la generoacute Una vez asumida esta concepcioacuten tiene sentido el anaacutelisis de los as-pectos geomeacutetricos y perceptivos del espacio a los que nos referiacuteamos arriba (Mantildeana et al 2002 27) Estos enfoques se han desarrollado fundamentalmente en contextos de aplicacioacuten anglosajones donde ya existiacutea una importante tradicioacuten en este sentido En nuestro paiacutes es todaviacutea escasa su difusioacuten aunque cada vez tienen una mayor representa-tividad en publicaciones especializadas en AA

La segunda tendencia a la que hace alusioacuten Azkarate se refiere a la implantacioacuten de la AA en otros aacutembitos inter-nacionales donde se estaacuten produciendo muacuteltiples experien-cias con problemas de investigacioacuten enfoques y meacutetodos muy heterogeacuteneos como seriacutea el caso de Latinoameacuterica46

44 Son varios los autores que han incidido en la existencia de una tradicioacuten anterior en arqueologiacutea que se centroacute en el estudio de la arquitectura (Latorre y Caballero 1995 Quiroacutes 2006 Azkarate 2013) pero frente a aquella tradi-cioacuten basada en una historia de las formas de los estilos y de las teacutecnicas que Mannoni denominoacute ldquola arquitectura en la arqueologiacuteardquo (Quiroacutes 2006) y que se basaba en meacutetodos estiliacutestico-comparativos (Azkarate 2013) la AA que comienza en los antildeos 70 del siglo XX y se materializa en los 90 se dota de nuevos instrumentos de anaacutelisis y se plantea nuevos problemas de investiga-cioacuten que motivan precisamente la buacutesqueda de otros nuevos instrumentos de manera que ambos aspectos se retroalimentan45 Algunos ejemplos de este tipo de anaacutelisis de los espacios construidos se pueden ver en Saacutenchez 1998 Mantildeana et al 2002 Ayaacuten 2003 y 2008 Mantildeana Borrazaacutes 2003 Criado-Boado y Mantildeana 2003 Gutieacuterrez y Caacutenovas 2009 o Bermejo 200946 Azkarate 2013 288 En el fondo esas experiencias heterogeacuteneas que se aglutinan bajo esta denominacioacuten no dejan de recordar a aquellas primeras experiencias llevadas a cabo en contextos europeos si bien es cierto que en el caso de Europa la estratigrafiacutea tuvo un gran peso y se convirtioacute en el eje fundamental de la AA mientras que el anaacutelisis estratigraacutefico se estaacute implan-tando de manera desigual en el cono sur americano

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Por otra parte en su vertiente maacutes aplicada la AA tiene un compromiso con el estudio y la gestioacuten del patrimonio edificado pues siendo documento de las sociedades pasa-das es tambieacuten recurso de las sociedades actuales Ocupa ademaacutes una incoacutemoda posicioacuten disciplinar intermedia que debe superar los liacutemites entre distintas disciplinas que se dedican al estudio y gestioacuten de este patrimonio como la propia arqueologiacutea la arqueometriacutea la restauracioacuten o la arquitectura Este uacuteltimo aspecto es importante porque a pesar de encuadrarse dentro de la arqueologiacutea toma muchas de sus herramientas de otras disciplinas y guarda fuertes sinergias con ellas El problema es que en vez de haberse visto esta relacioacuten como una fortaleza tal y como apunta Quiroacutes (2002) desde algunos sectores se ha visto la AA como un intrusismo profesional en aspectos que eran competencia exclusiva de sus feudos disciplinares imposi-bilitando la colaboracioacuten entre disciplinas y la construccioacuten de conocimiento nuevo desde nuevas oacutepticas Afortuna-damente esta tendencia se ha visto rota la mayoriacutea de las veces desde las propias necesidades de los proyectos (y de los contextos construidos) que por siacute mismos demanda-ban esta colaboracioacuten siendo el propio objeto de estudio el que ha propiciado muchas veces la construccioacuten de esta estrategia de investigacioacuten o al menos eacutesta ha sido nuestra experiencia

Ya hemos comentado que la AA hunde sus raiacuteces en experiencias anteriores pues la preocupacioacuten de los arqueoacutelogos y arqueoacutelogas por la arquitectura no es un fenoacutemeno reciente Sin embargo lo que diferencia los

como una herramienta de construccioacuten de la realidad social (Mantildeana et al 2002 24-26) convirtieacutendose asiacute en un poten-te medio para el conocimiento de los contextos productivos y sociales que la generaron (Azkarate 2002b 57) Si a esta concepcioacuten del contexto construido como documento se uniacutea la conservacioacuten de muchos de ellos sobre todo de pe-riodos postclaacutesicos e incluso su reutilizacioacuten en el presente (Figura 25) se haciacutea necesario articular nuevas aproxima-ciones de estudio al patrimonio construido que permitieran su conocimiento exhaustivo y previo a la praacutectica restaura-dora y rehabilitadora de los mismos

De forma muy general la AA se define como la estra-tegia de investigacioacuten que estudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica cuyo principal objetivo es el co-nocimiento histoacuterico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y su finalidad uacuteltima contri-buir a su gestioacuten integral Ahondando un poco maacutes pode-mos recurrir a los criterios baacutesicos que para Quiroacutes (2002 28-29) ayudan a definir la AA y que estaacuten relacionados tanto con la investigacioacuten baacutesica como con la aplicada Por una parte para este autor se trata de una estrategia que se inserta dentro de la disciplina arqueoloacutegica y por lo tanto histoacuterica que utiliza un bagaje instrumental de naturaleza fundamentalmente arqueoloacutegica Pero su sen-tido no es reconstruir uacutenicamente la historia del edificio sino el conocimiento de la sociedad a traveacutes de los restos materiales arquitectoacutenicos y por ello considera que debe propugnar el desarrollo de modelos interpretativos que superen los modelos de la historiografiacutea de la arquitectura

Figura 25 La torre de Lapela (Monccedilatildeo) es uno de los pocos restos que hoy se conservan del castillo de Lapela Esta torre homenaje construida en el siglo XIV y despojada de su funcionalidad primigenia se ha convertido hoy en testigo de los procesos que ha vivido desde su origen

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anteriores la AA introduciraacute ldquouna visioacuten criacutetica una rigurosa renovacioacuten metodoloacutegica y una ampliacioacuten de sus objetivos y de sus campos de estudio habitualesrdquo (Azkarate et al 2002a 7-8)

Es precisamente en el aacutembito de la arqueologiacutea me-dieval donde se llevan a cabo las primeras experiencias en Italia cuyos inicios en la investigacioacuten arqueoloacutegica de esta eacutepoca desde la AA vinieron de la mano de los arqueoacutelogos quienes experimentaron la aplicacioacuten de los instrumentos propios de la excavacioacuten arqueoloacutegica al anaacutelisis de los edificios en pie considerados ldquocomo lsquodepoacutesitos verticalesrsquo de informacioacuten histoacuterica estratifi-cada que debiacutea individuarse registrarse e interpretarse en estrechiacutesima relacioacuten con todo lo que se estudiaba en el lsquodepoacutesito horizontalrsquo rdquo (Parenti 2001 41) (Figura 26) Los primeros criterios de registro adoptados veniacutean directamente de los trabajos de excavacioacuten siendo estas primeras experiencias parte integrante de las mismas (Parenti 2001 42)50

A partir de estas primeras experiencias tiene lugar lo que Parenti denomina como una ldquosegunda fase ita-lianardquo en la que se comienza a experimentar y verificar las posibilidades que ofrece el anaacutelisis estratigraacutefico fuera del aacutembito de la excavacioacuten arqueoloacutegica aunque

50 ldquoel edificio forma parte de un contexto por lo que no es posible limitarse a analizar solamente las estructuras situadas por encima de la cota cero Hay en primer lugar una continuidad estratigraacutefica entre los depoacutesitos en alzado y en el subsuelo y esta continuidad no se puede fragmentar sino que hay que primar la unidad de la intervencioacuten arqueoloacutegicardquo (Brogiolo y Quiroacutes 2002 208-209)

anteriores estudios arqueoloacutegicos sobre arquitectura de esta disciplina es el empleo de ciertos instrumentos de anaacutelisis en su estudio el desarrollo de nuevos problemas y aacutembitos de investigacioacuten y de una praacutectica arqueoloacute-gica orientada a la investigacioacuten aplicada (Quiroacutes 2002 28) Su ldquonacimientordquo tiene una clara vinculacioacuten con la aplicacioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al estudio las construcciones histoacutericas47 (eacutestas pasaron a entenderse como objetos pluriestratificados que habiacutea que estudiar conjuntamente con el yacimiento soterrado ya que existiacutea una clara vinculacioacuten entre ambos) en contex-tos anglosajones en la deacutecada de 1970 (Harris 1991 y 1993) evidentemente con la arqueologiacutea urbana que se practica a partir de entonces (Quiroacutes 2005 124-126) y con la arqueologiacutea medieval que adoptaraacute eacuteste y otros meacutetodos48 para abordar el estudio de las arquitecturas desde una renovacioacuten instrumental49 Frente a experiencias

47 ldquoSin duda esta clase de estudios no hubieran podido llevarse a cabo sin disponer del meacutetodo propuesto por E C Harris a partir de 1975 que nos indicoacute coacutemo poner orden a un registro que por entonces ya era estratigraacutefico en nuestro caso de acuerdo con las ensentildeanzas de Lamboglia y sus epiacutegonos pero que no acababa de aportar toda la objetividad posible en la recogida y la interpretacioacuten de los datos de campordquo (Loacutepez Mullor 2002 159)48 ldquoLrsquoampliamento delle ricerche archeologiche dalle civiltagrave antiche al medio-evo etagrave posteriori era ovvio che aumentasse gli interessi degli archeologi per gli elevati delle costruzioni ancora esistenti creando trasferimenti da un settore allrsquoaltro di metodi e strumenti di lavoro di varia originerdquo (Mannoni 1994 65)49 ldquoLa AA nace por tanto (a) al calor de la renovacioacuten estratigraacutefica proce-dente del mundo anglosajoacuten y (b) en el caldo de cultivo de una arqueologiacutea medieval que frente a la tradicioacuten idealista anterior priorizaraacute las nuevas teacutecnicas de estudio sobre el terreno y un estudio integral de la cultura mate-rialrdquo (Azkarate 2013 274)

Figura 26 Cambio de perspectiva en el estudio del edificio (Preguntoiro 23 en Santiago de Compostela Fotografiacutea copySonia Garciacutea Rodriacuteguez) Hasta la introduccioacuten de la AA los arqueoacutelogos se centraban casi con exclusividad en el estudio del subsuelo mientras que arquitectos historiadores de la arquitectura o historiadores del arte lo haciacutean de lo que se conservaba por encima de la cota cero La AA dotoacute al arqueoacutelogo de herramientas para abordar tambieacuten el estudio de la arquitectura por encima de esta cota cero pasando a entender el edificio como un sistema y haciendo el yacimiento extensible a la totalidad del mismo

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et al 2002a 7 Vega 2011 7)51 La revista Arqueologiacutea de la Arquitectura (CSICndashUPV-EHU) que nacioacute de aquel seminario ha contribuido precisamente a crear uno de esos campos de debate reflexioacuten e intercambio que se reivindicaba gracias a la importante demanda y difusioacuten que tiene a traveacutes sobre todo de la red A pesar de la heterodoxia de todas las experiencias que se siguen llevando a cabo bajo el paraguas de la AA creemos que precisamente esta heterodoxia ha contribuido a su enri-quecimiento tal y como apunta Azkarate (2013)

No podemos sin embargo obviar la importancia que la estratigrafiacutea tuvo (y debe tener) dentro de estas experiencias Por una parte la incorporacioacuten de instru-mentos estratigraacuteficos al estudio de la arquitectura pro-picioacute el comienzo de un nuevo campo de investigacioacuten generando una importante renovacioacuten metodoloacutegica y no menos importante reflexioacuten teoacuterica Por otra se sigue considerando que la AA estaacute determinada por su caraacutec-ter estratigraacutefico donde el diagrama o matrix52 se con-vierte en el ldquoeje principal de anaacutelisis y decodificacioacuten de la historia del edificiordquo en el que insertar la informacioacuten obtenida gracias a otros instrumentos de anaacutelisis53 ldquode caraacutecter tipoloacutegico formal estructural arqueomeacutetrico o el recurso a fuentes escritas son absolutamente im-prescindibles para lograr un afianzamiento de nuestra disciplina y un acercamiento maacutes soacutelido a la historia constructiva de nuestros edificios histoacutericosrdquo (Azkarate et al 2002a 8)

Sin embargo esta importancia central de la estrati-grafiacutea en el estudio de los contextos construidos desde la AA ha jugado a veces en su contra porque por una parte ha invisibilizado la propia AA llegando a equi-pararse o confundirse eacutesta con el anaacutelisis estratigraacutefico y por otra ha hecho que muchas veces la investigacioacuten de estos contextos se quede en el edificio sin ir maacutes allaacute

51 Luis Caballero denunciaba en 2009 la existencia de una Torre de Babel en este campo ldquoTermino planteando algunas cuestiones que denomino como nuestra lsquoTorre de Babelrsquo la tendencia por diferenciar grupos cerrados que amenazan por escindir una metodologiacutea comuacuten o por considerar como importantes cambios de base lo que son variantes metodoloacutegicas o termino-loacutegicas que deben ser entendidas como instrumentales dentro de un modelo profesional comuacutenrdquo (Caballero 2011 115)52 La representacioacuten de la secuencia que se obtiene del estudio de las cons-trucciones mediante anaacutelisis estratigraacutefico53 ldquoNuestro meacutetodo estaacute mejor preparado para fechar y comprender el edi-ficio como un documento histoacuterico ndash incluyendo en lo histoacuterico desde el as-pecto cronoloacutegico a la interpretacioacuten social y esteacutetica pero ello no debe hacer que invalidemos los otros meacutetodos Loacutegicamente aquellos caeraacuten en desuso [] si es que son menos uacutetiles que los nuevos instrumentos pero auacuten asiacute es posible que algunas de sus habilidades sigan siendo vaacutelidas Por otra parte aquellos meacutetodos son nuestros predecesores y en su historiografiacutea debemos ver reflejados nuestros iniciosrdquo (Caballero 1997 307)

inicialmente se aplicoacute exclusivamente a edificios monu-mentales En este momento se diversifican los trabajos cruzando y verificando datos procedentes de distintos tipos de fuentes como la documentacioacuten histoacuterica la iconografiacutea la cartografiacutea o los anaacutelisis de las carac-teriacutesticas de los materiales constructivos con los resul-tados de los anaacutelisis estratigraacuteficos de los edificios En estas primeras fases que Parenti califica de experimen-tacioacuten los objetivos prioritarios de la disciplina eran determinar las fases de la historia de los edificios y des-cribir sus teacutecnicas constructivas sobre todo en grandes contextos monumentales y para periacuteodos medievales Seraacute despueacutes cuando se ampliacutee el campo cronoloacutegico y constructivo analizando toda clase de edificaciones y no uacutenicamente las monumentales Para Brogiolo la AA en Italia se posicionaraacute entre dos perspectivas de un lado la oportunidad de perseguir objetivos de conocimiento histoacuterico investigando sinergias y colaboraciones con otras disciplinas que se ocupan tambieacuten de lo construi-do del otro la necesidad de mantener una relacioacuten con aquellos que trabajan en la transformacioacuten de la arqui-tectura para asumir una responsabilidad comuacuten en su salvaguarda (Brogiolo 2002 24-25)

Desde Italia la AA se difunde a otros aacutembitos europeos donde en las uacuteltimas deacutecadas se ha asistido a una profunda renovacioacuten de los estudios arquitectoacutenicos realizados desde la arqueologiacutea surgiendo distintas liacuteneas de trabajo como la Archeacuteologie du bacircti o Archeacuteo-logie des eacuteleacutevations en Francia la Baufordchung y la ldquoArqueologiacutea de la Construccioacutenrdquo en Alemania o la Ar-chaeology of Buildings o Building Archaeology en Gran Bretantildea Pero a pesar del comuacuten origen de todas ellas en un mismo contexto social y cientiacutefico no se puede hablar de una disciplina uacutenica en Europa ya que su geacute-nesis desarrollo y aacutembito e instrumentos de aplicacioacuten son muy distintos (Quiroacutes 2002 28) Para este autor es la experiencia italiana la que cuenta con una masa criacutetica de estudios maacutes afirmada ademaacutes de una codificacioacuten y normalizacioacuten de instrumentos maacutes soacutelida teniendo como criterio fundamental de anaacutelisis de la arquitectura la estratigrafiacutea (Quiroacutes 2002 28)

Efectivamente en las distintas reuniones celebradas en la uacuteltima deacutecada en Espantildea (el Seminario Interna-cional de Arqueologiacutea de la Arquitectura celebrado en Vitoria-Gasteiz en 2002 o el encuentro Arqueologiacutea aplicada al estudio e interpretacioacuten de edificios histoacute-ricos Uacuteltimas tendencias metodoloacutegicas celebrado en Madrid en 2009) se sigue reclamando la necesidad de una normalizacioacuten conceptual e instrumental (Azkarate

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o Divulgativa se tiene que basar siempre en un modelo coherente de registro arqueoloacutegico Su formacioacuten y en concreto la formacioacuten del PA (que es una parte privile-giada de aqueacutel) depende de praacutecticas sociales actuales determinadas por circunstancias contextuales concretas y que constituyen un tipo de trabajo especial que en rea-lidad adopta siempre el modo de una interpretacioacuten o valoracioacutenrdquo (Criado-Boado 1996a 28) La AA adquiere entonces un compromiso social con el conocimiento la proteccioacuten y la gestioacuten del patrimonio edificado (Azka-rate et al 2002a 9) Es precisamente esa implicacioacuten una de las razones que ha coadyuvado a su importante impulso en el marco de intervenciones de restauracioacuten y rehabilitacioacuten (Quiroacutes 2002 28) que al mismo tiempo han contribuido a la construccioacuten de su corpus teoacuterico-metodoloacutegico al tener que dar respuesta precisamente a los desafiacuteos generados por la intervencioacuten en patrimonio edificado

Como sucede para el contexto general europeo en Espantildea la AA tiene tambieacuten en la actualidad una con-cepcioacuten y un campo de actuacioacuten muy heterogeacuteneo que va desde las lecturas estratigraacuteficas de alzados hasta los anaacutelisis espaciales pero que incluye tambieacuten el anaacutelisis de la cadena operativa de los materiales constructivos los anaacutelisis arqueomeacutetricos las lecturas basadas en criterios analoacutegicos y estiliacutesticos la excavacioacuten de las boacutevedas de iglesias las propuestas de instrumentos de datacioacuten el estudio de procesos sociales a partir del documento arquitectoacutenico o el anaacutelisis criacutetico de docu-mentacioacuten planimeacutetrica histoacuterica (Quiroacutes 2002 27)54 No vamos a hacer aquiacute un anaacutelisis sobre su origen y de-sarrollo en Espantildea ese tema ha sido abordado tanto en las publicaciones a las que nos referiacuteamos anteriormente como en otras (Azkarate 2008 y 2013 Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011)

FINALIDAD MUacuteLTIPLE HACIA UNA GESTIOacuteN INTEGRAL DEL PATRIMONIO CONSTRUIDO DESDE EL CONOCIMIENTO

Siacute nos interesa sin embargo focalizar sobre cuaacuteles son los principales campos de investigacioacuten y aplicacioacuten a los que la AA se ha orientado y en los que se ha conso-lidado desde sus comienzos

54 Ejemplos de muchos trabajos con estos y otros enfoques han sido publi-cados en la revista Arqueologiacutea de la Arquitectura

Desde las primeras fases de su desarrollo distintos auto-res reivindicaron que el estudio del edificio debiacutea ser el instrumento base que permitiera generar investigaciones sobre temas maacutes generales (Brogiolo 2002 24) que la AA fuese una disciplina histoacuterica que contribuyese a la elaboracioacuten de una historia social de nuestro pasado a traveacutes del registro arqueoloacutegico impulsando nuevos problemas histoacutericos y la creacioacuten de nuevos aacutembi-tos de investigacioacuten (Azkarate et al 2002a 8) Pero precisamente la observacioacuten de la arquitectura desde una oacuteptica estratigraacutefica permitioacute ver cada edificio no como un modelo de estudio que representaba a un de-terminado estilo arquitectoacutenico sino como un resultado uacutenico de distintos modos de construir funciones usos y representaciones simboacutelicas ldquoLa historia de la arqui-tectura se convierte asiacute en una historia de los modos de construir maacutes que de lo construido Es necesaria pues la adopcioacuten de nuevas propuestas epistemoloacutegicas que complementen las propuestas que hasta ahora se han seguido en los estudios de la arquitecturardquo que permitan comprender los procesos sociales que se encuentran detraacutes de una secuencia estratigraacutefica para pasar de hacer estratigrafiacutea a hacer arqueologiacutea ldquoexplorando las muacuteltiples posibilidades que ofrece la arquitectura maacutes allaacute de su consideracioacuten como contenedora de objetos o soporte de estilordquo (Azkarate et al 2002a 8)

Existe un uacuteltimo aspecto importante que estaacute re-lacionado con la formacioacuten y consolidacioacuten de la AA en determinado contextos y muy especialmente en la peniacutensula ibeacuterica La AA trabaja fundamentalmente con un tipo de registro el patrimonio edificado que se encuentra todaviacutea en uso o que estaacute sujeto a constantes procesos de intervencioacuten restauradora o rehabilitadora Ya hemos visto como este patrimonio tras un proceso de re-conceptualizacioacuten estaacute siendo objeto de estudio de la AA a traveacutes de una importante renovacioacuten meto-doloacutegica y del planteamiento de nuevos modelos inter-pretativos del registro construido Pero hay que antildeadir que la AA nace comprometida socialmente (Azkarate et al 2002a 9) como parte integrante de la disciplina arqueoloacutegica ha heredado sus presupuestos episte-moloacutegicos y comparte aspectos como los que apunta Criado-Boado sobre la arqueologiacutea en general ldquocomo intervencioacuten intenta restablecer el sentido original de esos objetos en un universo actual tendraacute que ser siem-pre una empresa intelectual cognitiva y la gestioacuten de los recursos arqueoloacutegicos una praacutectica interpretativa realizada desde coacutedigos concretos y en niveles diferen-tes La Arqueologiacutea sea Puacuteblica Comercial Acadeacutemica

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(Criado-Boado 2002 92)57 Por ello el anaacutelisis histoacuterico debe ser imprescindible dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en conjuntos construidos permitiendo a par-tir de eacutel restituir la memoria colectiva (Brogiolo y Quiroacutes 2002 209) la memoria social (Criado-Boado 2002 91)

Se podriacutean poner muchos ejemplos para mostrar como la AA se ha convertido en una potente herramienta de conocimiento histoacuterico pero quizaacutes dos de los maacutes paradigmaacuteticos en nuestro contexto peninsular sean por una parte los trabajos liderados por Luis Caballero Zoreda del Grupo de Investigacioacuten en Arqueologiacutea de la Arquitectura del CSIC para las iglesias altomedieva-les de la peniacutensula y por otra los desarrollados por el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU dirigido por Agustiacuten Azkarate en la Cate-dral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz a los que ya nos hemos referido en varias ocasiones

Otro aspecto a destacar es que a pesar del enorme potencial de la AA para el estudio de la arquitectura de cualquier periacuteodo al que nos enfrentemos no debemos olvidar que eacutesta es un elemento sumamente complejo cuya formacioacuten y transformaciones responden a diferen-tes aspectos que se pueden escapar a su estudio exclusi-vo desde esta estrategia de investigacioacuten si tiene un foco de mira muy reducido (Caballero 2002 98) Por ello consideramos que los planes integrales que focalizan sus objetivos en el conocimiento de nuestro patrimonio construido se tienen que articular en torno a una impor-tante multiplicidad de disciplinas que realmente se in-tegren entre siacute58 para estudiar conocer y valorar eacuteste de la forma maacutes completa posible En este sentido nuestra propuesta intenta abordar la investigacioacuten en patrimonio construido desde dos estrategias de investigacioacuten como hemos dicho AA y ArPa atendiendo asiacute a varios niveles espaciales y de significacioacuten en los que se manifiesta la arquitectura Como apunta Caballero todas estas dis-ciplinas aplicadas a las construcciones histoacutericas bajo objetivos convergentes nos ofrecen informaciones de distinto caraacutecter que no son excluyentes ni determi-nantes pero siacute complementarias Aplicar este tipo de perspectivas a todos los proyectos arqueoloacutegicos en los que participemos no es siempre posible dependeraacute de la casuiacutestica de cada proyecto pero nuestro objetivo debe-riacutea ser intentar que esta mirada transdisciplinar lo sea

57 Creemos que es dentro de estas coordenadas como ha de entenderse la filosofiacutea que habiacutea detraacutes del proyecto Catedral de Vitoria o de otros llevados a cabo por el mismo grupo de investigacioacuten (Azkarate 2002b 57-58)58 Respondan como deciacutea Azkarate (2004 45) a una mirada interdisciplinar e incluso si es posible transdisciplinar

Herramienta para el conocimiento histoacuterico

Parenti se refiere a la informacioacuten histoacuterica ldquolegiblerdquo en las superficies arquitectoacutenicas como ldquola autenticidad de la construccioacuten arquitectoacutenicardquo (Parenti 2001 44) o lo que es lo mismo la arquitectura y las huellas que la actividad humana y los procesos naturales han ido de-jando sobre ella son la primera fuente documental sobre la historia del edificio y la sociedad que lo ha generado De ahiacute la necesidad de estudiarlas adecuadamente de entenderlas como Cultura Material y de su potencial para la Historia

Con la introduccioacuten de la AA se produce un salto res-pecto a praacutecticas anteriores en el estudio de los espacios construidos Simplificando mucho las aproximaciones que se haciacutean a la arquitectura desde la arqueologiacutea se quedaban muchas veces en la mera descripcioacuten de sus materiales o de sus formas para definir sus caracteriacutesticas principales y clasificarlas encuadrarlas en un momento histoacuterico concreto o en determinado estilo arquitectoacutenico establecidos desde disciplinas como la Historia del Arte o la Historia de la Arquitectura Si bien la AA atiende tambieacuten a la materialidad de la arquitectura no se limita a identificar los materiales con los que estaacute realizada sino que intenta entender y explicar por queacute se emplean unos materiales unas formas arquitectoacutenicas o unas teacutecnicas constructivas y relacionarlo con la sociedad que los ha utilizado trata de introducir todos estos y otros aspectos en unas coordenadas espacio-temporales y sociales55 a partir del cambio conceptual al que hemos hecho men-cioacuten por el que la arquitectura se entiende como ldquopotente medio de conocimiento de los contextos sociales y pro-ductivos que la generanrdquo (Azkarate 2002a 57) Para este autor esta idea es la mayor aportacioacuten de la AA puesto que la condicioacuten primigenia del monumento es la dimensioacuten documental por la riqueza informativa que nos suminis-tra a traveacutes del anaacutelisis de lo material sobre el edificio y su contexto social56 porque una sociedad ldquomientras cons-truye edificios en realidad construye la sociedad mismardquo

55 Estos cambios en la disciplinas no son exclusivos de la AA o de la Ar-queologiacutea en general sino que tambieacuten se muestran en la propia Arquitec-tura cuando algunos autores reivindican por ejemplo el paso de una teoriacutea procedimental a una teoriacutea sustantiva ldquoMientras que la teoriacutea procedimental describe coacutemo hacer arquitectura la teoriacutea sustantiva explica por queacute la arquitectura deberiacutea ser hecha de cierto modorsquo en clara referencia al mundo socio-cultural en lugar de procesos auto-referidosrdquo (Rabiacute 2005)56 Azkarate se refiere aquiacute a una de las tres dimensiones que posee un monu-mento arquitectoacutenico seguacuten recuerda A Gonzaacutelez (Azkarate 2002b 57) la dimensioacuten documental la arquitectoacutenica y la significativa

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restaurarlo rehabilitarlo o ponerlo en valor desde proyectos focalizados en monasterios o fortalezas que se iban a convertir en hoteles restos de murallas sobre las que se pretendiacutea construir viviendas de obra nueva o edificaciones rurales abocadas a desaparecer Y a cada uno de ellos corresponde una relacioacuten distinta que podriacutea ser representativa de los modos de relacioacuten socio-profesional entre arquitectos-as e historiadores-asarqueoacutelogos-as

Basaacutendonos tambieacuten en nuestra praacutectica diriacuteamos que existen algunos planteamientos que deberiacutean tener-se en cuenta a la hora de intervenir en un edificio histoacute-rico y que deben tener presente tanto su irrepetibilidad como su propiedad compartida

En primer lugar destacar la irrepetibilidad del pa-trimonio60 Cada objeto patrimonial cada arquitectura posee unos valores propios e intriacutensecos por tanto no existen recetas universales para la actuacioacuten en materia de patrimonio construido ni tampoco para su estudio y comprensioacuten Pueden por un lado aplicarse herra-mientas consensuadas desde las que identificar deter-minados patrones que se repiten tanto sincroacutenica como diacroacutenicamente determinadas teacutecnicas constructivas determinadas iconografiacuteas o relaciones espaciales que son replicadas y adaptadas en distintas arquitecturas tal y como propone la AA Por otro pueden tratar de interpretarse estos espacios construidos desde distintos modelos interpretativos O tambieacuten se puede plantear la intervencioacuten restauradora acudiendo a la experien-cia acumulada sobre el uso de materiales la recupe-racioacuten de antiguas teacutecnicas el conocimiento sobre las relaciones y diaacutelogos entre lo contemporaacuteneo y el pasadohellip61 Cada uno de estos aspectos se manifiesta de manera individual en cada arquitectura motivado por factores sociales teacutecnicos medioambientales o de disponibilidad de materiales y solamente la conjun-cioacuten (y comprensioacuten) de todos ellos al uniacutesono tendraacute como resultado un producto final que no otro que es el edificio la construccioacuten histoacuterica o el paisaje arqui-tecturizado

60 ldquoCada comunidad teniendo en cuenta su memoria colectiva y consciente de su pasado es responsable de la identificacioacuten asiacute como de la gestioacuten de su patrimonio Los elementos individuales de este patrimonio son portadores de muchos valores los cuales pueden cambiar en el tiempo Esta variabilidad de valores especiacuteficos en los elementos define la particularidad de cada pa-trimonio A causa de este proceso de cambio cada comunidad desarrolla una conciencia y un conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimoniordquo Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000)61 Son muchas las propuestas en este sentido por ejemplo algunas de las que recogen Mileto y Vegas (2004) o Doglioni (2002 y 2011)

fusionando o vertebrando incluso este tipo de interven-ciones en planes de investigacioacuten de mayor envergadura

Herramienta para la praxis restauradora

La praacutectica restauradora en los uacuteltimos antildeos del siglo XX y primeros del XXI se mueve entre dos plantea-mientos que si bien son complementarios chocan en algunos aspectos por las propias contradicciones que conllevan a la hora de llevarlos a la praacutectica Por un lado hablamos de la necesidad de conservar nuestro pa-trimonio construido y su memoria para las generaciones futuras y por otro de la necesidad de seguir habitando ese patrimonio lo que supone intervenir sobre eacutel

Muchos son los debates que tratan el tema de la conservacioacuten restauracioacuten y rehabilitacioacuten del patri-monio arquitectoacutenico Podemos encontrar opiniones en las que en materia de ciudades histoacutericas se ve la intervencioacuten como la buacutesqueda de un equilibrio entre la proteccioacuten la revalorizacioacuten y la revitalizacioacuten de los espacios patrimoniales y la necesidad de introducir nue-vos elementos que mantengan a la ciudad viva (Gallego 2000 9-10) u otras donde la intervencioacuten-restauracioacuten tiene una lectura doble y contraria como vehiacuteculo de la evolucioacuten o como baluarte contra la evolucioacuten (Manieri 2002 23-24) Opiniones que reflejan esta dualidad y que confrontan la proteccioacuten y la transformacioacuten de las ciudades histoacutericas El problema en este punto es coacutemo encontrar un justo equilibrio entre ambos extremos donde la praacutectica restauradora es sinoacutenima por un lado de intervencioacuten que introduce cambios que permiten seguir usando los espacios construidos aportaacutendoles nuevos usos o recuperando otros viejos y por otro se entiende como vehiacuteculo para la conservacioacuten de nuestro patrimonio construido tanto de sus valores materiales como inmateriales59 Y es aquiacute donde la AA juega un importante papel

Es innegable la relacioacuten que existe entre la praacutec-tica restauradora y la AA Si valoramos nuestra propia praacutectica los proyectos en los que hemos intervenido con escasas excepciones estaban relacionados con la intervencioacuten en patrimonio construido bien para

59 El cortometraje ldquoO Castelo da froitardquo httpswwwyoutubecomwatchv=BbPdFtkstjw fue presentado recientemente en el I Festival de Cur-tametraxes sobre o Patrimonio Arqueoloacutexico da Provincia de Pontevedra Te-learqueoloxiacutea 2016 En eacutel se muestra la percepcioacuten que parte de la vecindad de la villa de A Guarda tiene del Castelo de Santa Cruz y su reciente recupe-racioacuten patrimonial Y no todas hacen la misma lectura de esta trasformacioacuten

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previos llevados a cabo bajo los planteamientos meto-doloacutegicos de la AA y de otras disciplinas han permitido intervenciones posteriores mutiladoras y transforma-doras del patrimonio bajo la justificacioacuten de que habiacutea sido previamente estudiado En otras ocasiones los estudios previos son muy deficientes pero simplemente se consideran vaacutelidos por llevar el apellido ldquoanaacutelisis es-tratigraacuteficordquo o ldquoarqueologiacutea de la arquitecturardquo En ese sentido compartimos la idea de Antoni Gonzaacutelez ldquola lectura estratigraacutefica debe ser un medio y no un fin en siacute mismordquo (en Brogiolo y Quiroacutes 2002 209)

Herramienta para la conservacioacuten

Las y los profesionales que nos dedicamos a la gestioacuten del patrimonio debemos tener como un objetivo funda-mental su conservacioacuten (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000)

Hemos visto que el conocimiento histoacuterico debe ser consubstancial al acto de restauracioacuten y que en este acto debiacutea haber un proceso previo en el que no soacutelo identificaacutesemos la historia del edificio sino todo aquello relativo a su materialidad como informacioacuten necesaria para la elaboracioacuten del proyecto de restauracioacuten (Mi-leto y Vegas 2004 155) Lograr este conocimiento se puede hacer desde muchos aacutembitos disciplinares La experiencia acumulada en las uacuteltimas deacutecadas en aque-llos proyectos que se han dedicado a abordar el estudio del patrimonio edificado desde la AA demuestra que esta estrategia de investigacioacuten genera ademaacutes de una interpretacioacuten sobre el espacio construido analizado un importantiacutesimo volumen de datos que van desde la documentacioacuten geomeacutetrica del patrimonio hasta la informacioacuten relativa a las unidades estratigraacuteficas iden-tificadas tanto desde su georreferenciacioacuten en el edificio hasta aspectos de tipo descriptivo e interpretativo o a la evolucioacuten de sus espacios Toda esta informacioacuten corresponde loacutegicamente al momento previo de inter-vencioacuten en el edificio intervencioacuten que tambieacuten deberaacute documentase puesto que pasaraacute a constituir una nueva etapa en el mismo64 y constituye un material importan-tiacutesimo que contribuye a la conservacioacuten de la memoria de los espacios construidos

Este proceso de documentacioacuten se puede llevar a cabo desde varios planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos pero lo cierto es que la AA gracias al corpus metodoloacutegico que

64 ldquoNo se trata de congelar el edificio sino maacutes bien de concebir la interven-cioacuten como una fase maacutes de la estratificacioacutenrdquo (Mileto 1999 14)

Teniendo en cuenta lo anterior y aceptados los principios que se recogen en la Carta de Cracovia62 el proceso de conocimiento previo del edificio es una fase irrenunciable para cualquier intervencioacuten no soacutelo porque nos permite acceder a aspectos de la biografiacutea del edificio sino porque a traveacutes de ese conocimiento comprenderemos las soluciones que se adoptaron en el pasado y ayuda a la toma de decisiones en el presente Sin embargo todaviacutea no existe una reflexioacuten criacutetica ni una conciencia suficiente sobre la consubstancialidad entre el ldquoconocimiento de un monumentordquo y el ldquoacto de su restauracioacutenrdquo (Azkarate 2002b 59)

No podemos olvidar tampoco la propiedad del patrimonio puesto que pertenece a la sociedad y como depositaros que somos debemos reivindicar que la in-tervencioacuten en patrimonio construido se realice bajo cri-terios consensuados democraacuteticamente por la totalidad de la sociedad a la que toca intervenirlo en un momento concreto de su historia aspecto que no suele tenerse en cuenta

Un ejemplo concreto que ilustra la potencialidad de la AA dentro del proceso restaurador se encuentra en los trabajos realizados en la catedral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz por los arquitectos Caacutemara y Latorre (Caacutemara y Latorre 2002) a traveacutes del cual se analizoacute el comportamiento de las estructuras construidas de la catedral Los autores nos muestran coacutemo debiacutean com-prender a queacute periacuteodo correspondiacutea tal o cual comporta-miento estructural y queacute soluciones se habiacutean adoptado en aquel momento para corregirlo Esto no hubiera sido posible sin un estudio previo del edificio Del mismo modo se muestra que los resultados del estudio estruc-tural pudieron ayudar en muchas ocasiones a resolver otro tipo de preguntas histoacutericas Las conclusiones de estos y otros anaacutelisis se tuvieron en cuenta a la hora de tomar decisiones en el proceso global de restauracioacuten del edificio63

La relacioacuten AARestauracioacuten tambieacuten ha tenido consecuencias negativas para el patrimonio edificado pues no han sido pocas las ocasiones en las que la una ha justificado a la otra y viceversa Existen numerosos ejemplos en los que un importante gasto en estudios

62 La Carta de Cracovia hace una mencioacuten expliacutecita a los proyectos de restauracioacuten del patrimonio edificado ldquoSemejante conservacioacuten requiere un apropiado lsquoproyecto de restauracioacutenrsquo que defina los meacutetodos y los objetivos En muchos casos esto ademaacutes requiere un uso apropiado compatible con el espacio y significado existente Las obras en edificios histoacutericos deben prestar una atencioacuten total a todos los periodos histoacutericos presentesrdquo63 Recomendamos las conclusiones de su ponencia en el Seminario celebra-do en Vitoria-Gasteiz en el antildeo 2002 (Caacutemara y Latorre 2002 154)

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legislado65 Este es un aspecto que todaviacutea no hemos reivindicado lo suficiente No puede ser que la conser-vacioacuten de cierto tipo de patrimonio siga dependiendo de la sensibilidad de un investigador un teacutecnico un gestor o un poliacutetico66

La informacioacuten resultante del estudio de un espacio construido desde la AA puede resultar muy heterogeacutenea va desde los resultados de la lectura estratigraacutefica su interpretacioacuten y el establecimiento de las fases del edi-ficio hasta su representacioacuten graacutefica con anterioridad a la intervencioacuten o como resultado de las interpretaciones de las lecturas o de la aplicacioacuten de otro tipo de anaacute-lisis empleando por ejemplo reconstrucciones de los diferentes momentos de uso pasando por el vaciado documental el estudio de las tipologiacuteas edilicias o de las teacutecnicas constructivas Pero toda ella contribuye a la creacioacuten de archivos documentales del patrimonio cons-truido que ayudan a su conservacioacuten convirtieacutendose asiacute en un instrumento de primer orden en este sentido

Esta conservacioacuten se puede llevar a cabo de muchas maneras pero es tambieacuten fundamental su transmisioacuten y reversioacuten a la sociedad desarrollando los uacuteltimos esla-bones de la Cadena de Valor del Patrimonio Por ello diferentes autores han reivindicado siempre como una de las fases del proceso de estudio la elaboracioacuten de archivos documentales en los que se ponga a disposicioacuten puacuteblica la informacioacuten obtenida de este tipo de estudios y la publicacioacuten de los resultados (Caballero 1995 44) Eacutesta es una parte fundamental en todo el proceso de revalorizacioacuten de patrimonio

65 ldquoLa Arqueologiacutea de la Arquitectura al no estar reglamentada resulta laquoin-visibleraquo para la Administracioacuten Para que eacutesta encargue su aplicacioacuten tiene no soacutelo que ser consciente de su existencia sino de su necesidad y del traacutemite que puede seguir para gestionarla Como este camino no estaacute normativizado es necesario que lo siga un intermediario al que hemos llamado laquoresponsa-bleraquo una persona interesada que normalmente puede ser el arqueoacutelogo [hellip] o el arquitecto encargado de la intervencioacuten o un teacutecnico responsable con funciones administrativopoliacuteticas conocedor del meacutetodo y atraiacutedo por su introduccioacutenrdquo (Caballero 2004 129)66 Un ejemplo reciente de este debate se puede ver en el artiacuteculo de Aacutelvaro de Coacutezar y Joseacute Marcos ldquoLa ciudad descatalogadardquo publicado el 14 de abril de 2013 en El Paiacutes que hace referencia a nueva ley autonoacutemica de patrimo-nio madrilentildea ldquoLa arqueologiacutea es seguacuten denuncian los criacuteticos una de las grandes perdedoras con la nueva Ley de Patrimonio lsquoCon la nueva ley el valor arqueoloacutegico queda difuminado y casi eliminado La labor arqueoloacutegica queda bastante defenestradarsquo asegura Diana Diacuteaz presidenta del Colegio de Arqueoacutelogos de Madrid La ley elimina la obligatoriedad de realizar infor-mes arqueoloacutegicos preventivos en los proyectos de construccioacuten Sin esos informes las excavadoras pueden arrasar yacimientos sin que nadie se diera cuenta lsquoLa ley no va a afectar a yacimientos como el de Titulcia declarado BIC el pasado agosto Pero para llegar a esa declaracioacuten antes de todo eso tuvieron que ir arqueoacutelogos descubrir los yacimientos que habiacutea y documen-tarlosrsquo concluye la arqueoacutelogardquo

ha desarrollado en las uacuteltimas deacutecadas se ha convertido en una potente herramienta para la conservacioacuten Por todo lo que hemos visto es importante incorporar dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en espacios construidos un riguroso programa de estudio desde el que se empleen las herramientas maacutes adecuadas en cada caso Esto implica tambieacuten disentildear y planificar las intervenciones en todas sus fases que loacutegicamente deben contemplar una fase previa de documentacioacuten Somos conscientes de que durante el proceso restaurador ciertos aspectos de la biografiacutea del edificio pueden llegar a perderse ante la propia y necesaria salvaguarda de la totalidad del mismo o ante la decisioacuten consensuada de priorizar ciertos elementos del edificio sobre otros ante la imposibilidad de conservar todos ellos (motivo por el cual debemos documentar todo el proceso y aprovechar la oportunidad uacutenica que para el conocimiento supone esta praacutectica) Esa fase previa irrenunciable de conocimiento de los espacios construidos permite obtener infinidad de datos que hay que interpretar y conservar para futuras investigaciones intervenciones o para su disposicioacuten puacuteblica La AA se ha mostrado como una de las estrategias de investigacioacuten maacutes rigurosas productivas y eficaces porque intenta comprender las construcciones histoacutericas de forma sincroacutenica y diacroacutenica a traveacutes de su materialidad y desde dentro de siacute mismas

No entendemos por queacute despueacutes de dos deacutecadas largas de desarrollo de la AA en Espantildea en las que se ha demostrado su potencialidad y se ha teorizado sobre la fragilidad del patrimonio construido sobre su irrepe-tibilidad sobre la necesidad y obligatoriedad de llevar a cabo proyectos de restauracioacuten respetuosos con este patrimonio y con los valores materiales e inmateriales de los que es portador todaviacutea en 2016 las legislaciones estatal y autonoacutemicas en su mayoriacutea no presentan las mismas cautelas a la hora de intervenir en patrimonio construido que por ejemplo en patrimonio arqueoloacute-gico ldquoconvencionalrdquo Si no es posible llevar a cabo en muchas comunidades un proyecto de construccioacuten de una autopista sin que haya una evaluacioacuten previa de im-pacto ambiental y arqueoloacutegico que conlleve el estudio de cada uno de los elementos arqueoloacutegicos que vayan a ser afectados por este proyecto iquestcoacutemo es posible sin embargo actuar sobre nuestros cascos histoacutericos mo-nasterios fortalezas o paisajes construidos sin que haya una documentacioacuten previa exhaustiva de los mismos En la mayor parte de los casos su documentacioacuten de-penderaacute de la mayor o menor sensibilidad de los teacutecni-cos que formen parte de direccioacuten general de patrimonio que corresponda cuando este aspecto tendriacutea que estar

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de la Catedral de Santa Mariacutea (Azkarate et al 2002b) o Salinas de Antildeana67 (Plata Montero 2008 y 2009)68

Para concluir breves aportaciones de la AA

Recientemente se apuntaba que nadie puede negar una evolucioacuten desde los momentos iniciales de la AA ldquoen los que los testimonios arquitectoacutenicos no eran para los arqueoacutelogos sino contenedores de contextos estratigraacute-ficos que permitiacutean su secuenciacioacuten histoacuterica a otros maacutes recientes en los que se enfatiza tambieacuten su capaci-dad para acceder a dimensiones simboacutelicas y sociales o se reconoce su potencialidad para participar activamente en proyectos interdisciplinarios relacionados con la documentacioacuten conservacioacuten y socializacioacuten de los pai-sajes culturalesrdquo (Azkarate 2013 11) Hemos resentildeado algunos proyectos que ejemplifican este hecho

Sin embargo todaviacutea queda mucho por hacer para regularizar normativizar y democratizar la disciplina En la reunioacuten organizada en el Instituto del Patrimo-nio Cultural de Espantildea en 2009 se apuntaba hacia este hecho y en 2016 los que participamos en aquella reunioacuten todaviacutea no hemos realizado un documento en este sentido Sigue siendo ademaacutes necesario apostar por programas de formacioacuten en AA dentro de los planes es-peciacuteficos de arqueologiacutea pero tambieacuten de restauracioacuten arquitectoacutenica de arquitectura y de historia del arte Es necesario normativizar una exigencia por parte de las administraciones puacuteblicas de documentar los espacios construidos antes de ser intervenidos (insistimos en la idea de Azkarate de que el conocimiento es un acto

67 La investigacioacuten llevada a cabo en este valle salinero ha desencade-nado una serie de procesos sociales culturales y econoacutemicos que ponen de manifiesto la rentabilidad en teacuterminos patrimoniales y sociales de la aplicacioacuten de la cadena de valor del patrimonio (httpswwwgourmetsnetsalonindexphproute=actividades2Fexpositores2Fdetalleampexpositor_id=483576 httpwwwelcorreocomvizcayav20130409alavacola-boracion-valle-salado-anana-20130409html son algunos ejemplos de esta rentabilidad)68 Aunque estos son dos de los proyectos maacutes identificativos del actual Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido esta misma filosofiacutea y enfoque hacia la gestioacuten integral del patrimonio construido se ha apli-cado a otras proyectos desarrollados maacutes recientemente como el que el grupo lleva a cabo en el Fuerte Sancti Spiritus (Puerto Gaboto Santa Fe Argentina) y su entorno (Azkarate et al 2012) con presencia en las redes sociales (httpswwwfacebookcomProyectoFuerteSanctiSpiritusArgentina) Existen otros muchos proyectos arqueoloacutegicos llevados a cabo por otros grupos y planteados desde la gestioacuten integral del patrimonio pero hemos acudido a estos ejemplos porque nos interesaba hacer hincapieacute aquiacute en trabajos desarrollados para este fin desde la AA o al menos con una fuerte presencia de esta estrategia de investigacioacuten en sus planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos

Herramienta para la gestioacuten

Recordemos que una de las mayores aportaciones de la AA a la arqueologiacutea y la historia fue comprender que las arquitecturas eran un potente medio de conocimien-to de los contextos sociales y productivos que las gene-raron (Azkarate 2002a 57) Pero ldquoseriacutea un grave error estrateacutegico y metodoloacutegico (tambieacuten deontoloacutegico) preocuparnos uacutenicamente del conocimiento histoacuterico ignorando la situacioacuten que vive el patrimonio edifica-dordquo (Azkarate 2002a 58) Y efectivamente de nada nos valdriacutea seguir aumentando el conocimiento sobre nuestra arquitectura ampliando o completando estu-dios anteriores si no somos capaces de gestionar este patrimonio y en la gestioacuten entran todos los aspectos anteriores el propio conocimiento la restauracioacuten o la conservacioacuten pero tambieacuten otros como la reversioacuten del conocimiento a la sociedad su divulgacioacuten y difusioacuten la toma de decisiones sobre el presente y futuro de ese patrimonio la participacioacuten de la sociedad en esa toma de decisiones etc

Uno de los aspectos que maacutes interesaba desarrollar en la propuesta de la que deriva este texto era contri-buir a generar un modelo de gestioacuten integral del patri-monio construido o al menos identificar determinados procesos que se puedan adaptar a generar modelos de gestioacuten integral que se adecuacuteen a cada caso si bien es cierto este aspecto no se trata en este texto pues presentar ese modelo no es su objetivo Simplemente queremos incidir en que es en el campo de la gestioacuten del patrimonio construido donde la AA presenta un grandiacutesimo potencial no soacutelo por la contribucioacuten que precisamente ha realizado a la gestioacuten integral de ese patrimonio (anaacutelisis documentacioacuten restauracioacuten re-habilitacioacuten puesta en valor socializacioacuten conserva-cioacuten etc) sino porque en la mejora de esa gestioacuten se han desarrollado diferentes teacutecnicas que han permitido la renovacioacuten de la disciplina arqueoloacutegica contribu-yendo a generar una estructura retroalimentada entre los procesos teacutecnicos y la investigacioacuten (Azkarate 2002b 61)

Es precisamente desde la comprensioacuten de la dife-rentes dimensiones del patrimonio y de su potencialidad como multi-recurso donde surgen proyectos que en su planteamiento intentan atender a todos los eslabones de la cadena de valor del patrimonio y evidentemente a su gestioacuten desde los aacutembitos maacutes diversos (cientiacutefico cultural social poliacutetico econoacutemicohellip) Soacutelo desde es-tas perspectivas se pueden entender proyectos como el

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arqueologiacutea comienza a formar parte del proceso de restauracioacuten logrando codificar un protocolo de inter-vencioacuten estratigraacutefica integral de los edificios analizados (Loacutepez Mullor 1993 1999 2002 y 2011) Y gracias a la vertiente social de muchos de los proyectos planteados (volvemos a remitirnos tanto a los trabajos que se lleva-ron a cabo desde el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic ndashLoacutepez Mullor 1993ndash como desde el Grupo de Investi-gacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU)

No han faltado tampoco aquellos grupos e inves-tigadores que han empleado la AA como herramienta para la revisioacuten de modelos interpretativos anteriores y la construccioacuten de nuevos modelos tal es el caso del trabajo de Luis Caballero y su equipo sobre las iglesias altomedievales de la peniacutensula ibeacuterica (Caballero y Utrero 2005) o de Juan Antonio Quiroacutes y el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio y Paisajes Culturales que dirige sobre la Alta Edad Media

Pero como deciacuteamos auacuten quedan pasos por dar hasta lograr sobre todo la regularizacioacuten y normati-vizacioacuten de la disciplina Es tal vez momento para la reflexioacuten sobre queacute camino queremos construir en el futuro y cuaacuteles con las necesidades fundamentales para que la AA consolide su papel dentro de la historia de la arqueologiacutea Y creo que puede ser de la mano de otras compantildeeras como la ArPa como pueda maximizar sus potencialidades

OTRAS MIRADAS UNA PROPUESTA INTEGRADORA A MODO DE CONCLUSIOacuteN

Estos fueron los conceptos y marcos teoacutericos desde los que se abordoacute la investigacioacuten sobre paisajes for-tificados que comentaacutebamos al inicio de este texto En el primer caso intentamos revisar dos conceptos clave en nuestra aproximacioacuten los de arquitectura y paisaje observaacutendolos desde la matriz que representa la onto-logiacutea del Patrimonio Arqueoloacutegico (PA) empleada por Criado-Boado (2012 193-194) A partir de esta matriz presentamos ambos elementos patrimoniales como ma-terializacioacuten de un concepto resultado de un proceso y recurso del pasado en el presente Esta conceptualiza-cioacuten comuacuten nos permitioacute estudiarlos desde una misma perspectiva y dentro de una misma matriz espacial Unificar el estudio de ambas entidades era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas las arquitecturas defensivas to-das las estructuras asociadas a ellas y el territorio en el

consubstancial a la restauracioacuten) Algunas de las praacutecti-cas que se han llevado a cabo en nombre de la AA desde diferentes aacutembitos sin la formacioacuten necesaria simple-mente por considerarse que muchas de las metodologiacuteas que se aplican al estudio de los edificios histoacutericos no son destructivas sin tener en cuenta que las consecuen-cias de esos informes siacute pueden llegar a serlo tienen que dejar de producirse o al menos conllevar una reflexioacuten profunda sobre sus consecuencias Independientemen-te de que nuestras interpretaciones sobre los espacios construidos puedan ser o no cuestionadas el acto de registrar la informacioacuten que nos proporcionan los docu-mentos construidos y los contextos en lo que se ubican es un acto fundamental en arqueologiacutea y de una tremen-da irresponsabilidad no llevarlo a cabo adecuadamente

Finalmente nos gustariacutea remarcar algunos aspectos ya comentados que hacen hincapieacute en la importancia que la AA estaacute teniendo en la renovacioacuten arqueoloacutegica de las uacuteltimas deacutecadas En primer lugar un aspecto a destacar es el alto grado de publicacioacuten que ha tenido desde el comienzo de su desarrollo en Europa ya que desde momentos muy tempranos contoacute con el suple-mento Archeologia dellrsquoArchitetura dentro de la revista Archeologia Medievale (httpwwwbibarunisiitrivis-tearcheologia-dellarchitettura) o con la publicacioacuten de monograacuteficos en revistas o de actas de distintos cursos congresos y encuentros que iban mostrando los avances en la disciplina69 lo cual contribuyoacute a su raacutepida difusioacuten que a su vez ayudoacute a paliar la importante carencia de formacioacuten especiacutefica en AA que existiacutea (y existe) en la mayoriacutea de las universidades espantildeolas sobre todo en los primeros antildeos de su implantacioacuten en la peniacutensula

Por otra parte cabe destacar tambieacuten que desde su inicio la AA tuvo una vertiente muy aplicada tanto en el desarrollo metodoloacutegico como en la transferencia de conocimiento gracias sobre todo a su vinculacioacuten con el campo de la restauracioacuten desde el que se abrieron nuevos caminos para la misma Es el caso por ejemplo de la importante labor desarrollada por el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic Local de la Diputacioacuten de Bar-celona de la mano de Antoni Gonzaacutelez Moreno-Navarro (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999a y 1999b Gonzaacutelez Moreno-Navarro et al 1990) donde se consolidoacute un equipo dedicado a la restauracioacuten arquitectoacutenica en el que se primaba la interdisciplinariedad y donde la

69 Archeologia dellrsquoArchitettura 2 Caballero y Latorre 1995 Caballero y Escribano 1996 Fontenla 1997 y 1998 Azkarate 2002ordf y 2003 Ayaacuten et al 2003 por ejemplo

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nuestra estrategia de investigacioacuten deriva directamente del concepto teoacuterico de espacio de su interpretacioacuten en el campo de la arquitectura y de coacutemo acaba contribu-yendo a la investigacioacuten de las arquitecturas preteacuteritas Haremos un breve recorrido por estas temaacuteticas antes de llegar a la conclusioacuten que nos interesa

Recordemos que la arquitectura es ante todo una tecnologiacutea constructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) Anali-zando la configuracioacuten formal de una construccioacuten se puede por un lado encontrar ciertas pautas de regu-laridad que la hacen coherente dentro de un patroacuten de racionalidad y por otro identificar recurrencias estruc-turales que indiquen un determinado modo de concebir el espacio en esa cultura En la arquitectura fortificada de eacutepoca moderna el baluarte constituye un elemento que se repite y confiere una forma caracteriacutestica a este tipo de fortificacioacuten (poliacutegonos estrellados) pero maacutes allaacute de ser un elemento representativo de la arquitectura que analizamos formalmente hablando tambieacuten lo es de los principios que la generan de su patroacuten de racio-nalidad El baluarte es una figura que evoluciona a partir de los cubos de la muralla medieval para intentar paliar los efectos que en eacutesta produjo la introduccioacuten de la ar-tilleriacutea los cubos evolucionan hacia formas triangulares primero el bastioacuten y maacutes tarde el baluarte Eacuteste tiene forma de punta de flecha con dos caras dos flancos y una gola Supone ldquouna forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular [hellip] que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzado Su propia defensa partiacutea de los flancos y orejonesrdquo (Porras 1995 53) Es decir es una figura que materializa una de las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada ldquoMAXIMA Nordm1 Todas las partes de la fortificacioacuten deben ser vistas y flanqueadas las unas de las otrasrdquo (Lucuze 1772 en Porras 1995 48) El mismo argumento podriacuteamos usar para el concepto paisaje que veiacuteamos coacutemo tambieacuten su-poniacutea la materializacioacuten del patroacuten de racionalidad que estaacute detraacutes de la fortificacioacuten del periacuteodo que nos ocupa al llevar al territorio los mismos principios que regiacutean la arquitectura La conceptualizacioacuten final del PF moderno que surgioacute de nuestra investigacioacuten y que veremos maacutes adelante apoya esta afirmacioacuten

Teniendo en cuenta las conclusiones obtenidas en nuestro trabajo proponemos dar un salto hacia una nocioacuten simbioacutetica de ambos conceptos que nos permita estudiarlos de forma conjunta sin renunciar a las espe-cificidades de cada uno de ellos y a su individualizacioacuten

que se insertan conforman un paisaje construido por lo que su valorizacioacuten y caracterizacioacuten como entidades aisladas no creiacuteamos que fuese la estrategia adecuada a nuestro fin de caracterizar este paisaje

El estudio en detalle y por separado de la arquitec-tura y el paisaje permitioacute en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico y acceder a un mayor nuacutemero de elementos materiales e inmate-riales que conforman ambas realidades pero intentar introducir dentro del proceso de caracterizacioacuten y valo-rizacioacuten del registro arqueoloacutegico al paisaje y la arqui-tectura conjuntamente nos permite acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta aboga por abordarlas como parte integrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Detraacutes del planteamiento de aquella investigacioacuten no soacutelo estaba abordar su estudio conjunto sino pro-poner tambieacuten un modelo de trabajo Nuestra intencioacuten era plantear una estrategia o programa de investigacioacuten arqueoloacutegico (PIA) en Paisajes Fortificados (PF) Un PIA necesita ldquoproveerse de una formulacioacuten teoacuterica pertinente que incluya reflexiones y dispositivos que le permitan dar cuenta de aquel segmento de la realidad que investigardquo (Id 178) en nuestro caso los paisajes culturales El autor analiza los aspectos que debe incluir un PIA70 (Criado-Boado 2012 178-179) una ontologiacutea una epistemologiacutea una base teoacuterica una propuesta me-todoloacutegica una metodologiacutea un meacutetodo unos modelos interpretativos y una dimensioacuten criacutetica Haremos aquiacute simplemente una reflexioacuten sobre el modelo de trabajo que construimos para abordar el estudio de los PF

Desde la arquitectura y el paisaje hacia el espacio construido

Tras haber analizado los conceptos de arquitectura y paisaje e identificarlos como baacutesicos en nuestra investi-gacioacuten era inevitable que emergiese el de espacio como sustancial en nuestro trabajo El Espacio es una de las dimensiones fundamentales de la investigacioacuten arqui-tectoacutenica y de determinada investigacioacuten arqueoloacutegica y de su concepcioacuten dependen las teacutecnicas analiacuteticas a emplear en su estudio Una parte imprescindible de

70 Nosotros hablamos de Programa de Investigacioacuten Arqueoloacutegica realmen-te el autor se refiere a un contexto maacutes amplio a un programa de investiga-cioacuten cientiacutefica

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con el tiempo (Criado-Boado 1993b 15 y ss) tal y como indica Foucault el primero es considerado como lo inmoacutevil lo muerto mientras que el tiempo era rico fecundo dejando al espacio en un segundo plano supe-ditado al tiempo

Pero en todos estos conceptos de espacio quedan muy empobrecidos aspectos de la vivencia espacial como la relacioacuten emocional y simboacutelica con el medio ambiente Englobando estos aspectos esenciales C Nor-berg-Schulz (1980 9-12) al hacer un estudio sobre la nocioacuten de espacio distingue entre varios conceptos es-pacio pragmaacutetico espacio perceptivo espacio existen-cial espacio abstracto espacio cognoscitivo del mundo fiacutesico espacio abstracto de las puras relaciones loacutegicas espacio expresivo o artiacutestico y espacio arquitectoacutenico73 Aunque estaacuten encadenados unos con otros (Mantildeana et al 2002 26) nos interesan aquiacute los dos uacuteltimos el primero porque acoge al segundo el segundo porque se puede definir como una concretizacioacuten del espacio existencial del hombre

En este breve recorrido por los distintos aacutembitos teoacutericos en los que se reflexiona sobre el concepto de espacio se observa que eacuteste ha pasado de ser una no-cioacuten con un uacutenico significado (lugar espacio tridimen-sional etc) a valorarse de forma multidimensional considerando tanto su concepcioacuten como matriz fiacutesica como la percepcioacuten que el ser humano tiene sobre eacutel y el significado cultural que lleva impliacutecito Este espacio multidimensional estaacute directamente relacionado con el patroacuten de racionalidad74 de la sociedad que lo genera y vive siendo ademaacutes la arquitectura (y el paisaje) el medio maacutes evidente de concretar los conceptos espa-ciales de esta racionalidad Quizaacutes sea el estudio de la espacialidad de una sociedad preteacuterita uno de los medios maacutes satisfactorios de acceder a su racionalidad como lenguaje que permanece

El espacio en Arquitectura espacio y paisaje espacio construido

En las uacuteltimas deacutecadas del siglo XIX nace la arquitectura moderna para romper con el eclecticismo decimonoacutenico dominante en ella destacan la fusioacuten de ornamentacioacuten y construccioacuten como unidad y el hecho de ser el primer movimiento que visualizoacute la nueva conciencia de la

73 Sobre el concepto de espacio veacutease tambieacuten Scruton 1979 43-52 y Sennet 199174 El pensamiento de Leacutevi-Strauss

cuando sea necesario de manera que podemos caracte-rizarlos y valorizarlos tanto por separado como conjun-tamente seguacuten el enfoque que hemos presentado en las paacuteginas anteriores Nos referimos a la introduccioacuten del concepto de espacio construido

El concepto de Espacio71

La mayor parte de las acciones humanas encierran un aspecto espacial por un lado los objetos estaacuten distri-buidos seguacuten relaciones espaciales (lejos-cerca interior-exterior etc) por otro el ser humano para poder llevar a cabo sus acciones debe comprender esas relaciones y unificarlas en un concepto espacial

El espacio considerado como una de las dimen-siones existenciales fundamentales del ser humano (Norberg-Schulz 1980 9) ha sido objeto de estudio y reflexioacuten de la filosofiacutea y las ciencias desde muy anti-guo La uacuteltima revolucioacuten del concepto en ambos cam-pos llegoacute con Einstein que sintetizoacute los conceptos de espacio existentes en fiacutesica a tres categoriacuteas principales (Ven 1981 67-72) el concepto aristoteacutelico de espacio como lugar el concepto de espacio como contenedor y el concepto de espacio como campo cuatridimensional el espacio relativo A partir de aquiacute el antiguo concep-to de un uacutenico tipo de espacio se complejiza espacios fiacutesicos concretos (micro ordinario y macro) y espacios matemaacuteticos abstractos inventados por el hombre para describir con mayor o menor grado de aproximacioacuten los anteriores La teoriacutea de la relatividad nos lleva maacutes allaacute de esta dicotomiacutea entre espacio y tiempo ldquosustituyen-do la idea de trozos de materia situadas en un espacio tridimensional por una serie de acontecimientos en un espacio-tiempo de cuatro dimensionesrdquo (Norberg-Schulz 1980 9-10)

Fuera del aacutembito de las ciencias la idea de espacio adquiere tambieacuten otras dimensiones La nocioacuten tradi-cional de espacio estaacute reducida a un problema natural geograacutefico como un mero lugar de residencia o un sitio de explotacioacuten A partir del siglo XIX y bajo la racionalidad burguesa se considera al espacio como naturaleza que explotar reducieacutendolo a su dimensioacuten de territorio un espacio dominado que se puede parcelar medir o vender72 Ademaacutes dentro del sistema de saber moderno el espacio ha estado en descreacutedito en relacioacuten

71 Este apartado y el siguiente estaacuten basados en nuestro trabajo previo Ma-ntildeana et al 2002 25-2972 Es un concepto que sirve para justificar el uso que se hace del espacio a partir de este momento en consonancia con la propia racionalidad burguesa

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de la circulacioacuten en los edificios En todas estas teoriacuteas la percepcioacuten de los espacios se perfila como funda-mental en el estudio de la arquitectura siendo una de las claves el movimiento

De este modo en la arquitectura moderna se pro-pusieron diversos supuestos respecto al espacio Uno de los autores fundamentales en esta actualizacioacuten fue S Giedion (1980 y 1988) para quien el proceso por el cual una imagen espacial puede ser transpuesta a la esfera emocional es expresado por el concepto espacial ldquoProporciona informacioacuten acerca de la relacioacuten entre el hombre y lo que lo rodea Es la expresioacuten espiritual acerca de la realidad que se halla frente a eacutel El mundo situado ante eacutel es modificado por su presencia le obliga a proyectar graacuteficamente su propia posicioacuten si desea relacionarse con eacutelrdquo (Norberg-Schulz 1980 13) Este aserto coincide con el identificado en la Arqueologiacutea del Paisaje en el que se considera que a traveacutes del estudio de los conceptos de espacialidad de su modelo estruc-tural se puede acceder al esquema de racionalidad que los generoacute (Mantildeana et al 2002 27)

Los estudios sobre el espacio arquitectoacutenico de-penden del concepto de espacio base que se utilice Norberg-Schulz (1980 13 y ss) distingue los estudios que se fundamentan en el espacio euclidiano el tridi-mensional y estudian su gramaacutetica es decir se basan en el desarrollo de modelos de dos o tres dimensiones de caraacutecter geomeacutetrico formando parte eacutesta de la sintaxis del espacio arquitectoacutenico y aquellos otros que tratan de desarrollar una teoriacutea del espacio sobre la base de la psicologiacutea de la percepcioacuten sobre todo de las impre-siones sensaciones y anaacutelisis de los efectos generados sobre el ser humano que percibe El autor considera que ambos tipos de estudios seriacutean deficientes y parciales El primero porque excluye al ser humano discutiendo de geometriacutea abstracta y el otro porque reduce el espacio y la arquitectura a impresiones olvidaacutendose del espacio como dimensioacuten existencial y como lugar de relacioacuten entre el hombre y el medio que lo rodea Para salvar esta carencia propone introducir el concepto de espacio existencial dentro del estudio del espacio en arquitectura y de su interpretacioacuten ya que si los aspectos geomeacutetri-cos y perceptivos se analizan dentro de un esquema de comprensioacuten maacutes general cada uno de ellos adquiere una mayor significacioacuten que la que tendriacutean por sepa-rado (Norberg-Schulz 1980) Un estudio de la espacia-lidad de una construccioacuten arquitectoacutenica que no estaacute integrado dentro de la racionalidad que la generoacute queda mutilado y sin sentido Eacutesta es precisamente una de las

abstraccioacuten espacial surgiendo por primera vez la idea de espacio en cuanto idea arquitectoacutenica75 (Ven 1981 en Mantildeana et al 2002 26) Es entonces cuando arquitectos e historiadores del arte empiezan a considerar el espacio como un concepto fundamental en arquitectura gracias a influencias como las del filoacutesofo Lao-Tseacute En lo que se refiere al espacio fue fundamental la expresioacuten en su teoriacutea (ca 550 a C) de la superioridad de lo conte-nido en un espacio arquitectoacutenico del espacio interior Este pensamiento ejercioacute una gran atraccioacuten entre los arquitectos ldquoquienes perciben el contenido intangible de la forma arquitectoacutenica como lo que verdaderamente impulsa a la arquitecturardquo (Ven 1981 23) Esta es la pri-mera tentativa escrita de interpretacioacuten de la liacutenea fron-teriza como continuidad del espacio poniendo eacutenfasis no tanto en el espacio interior como en aquellas partes del edificio que transmiten lo interior hacia el espacio exterior (los umbrales)

En el estudio del concepto de espacio en Arquitec-tura destacan las teoriacuteas de varios historiadores del arte y arquitectos Schmarsow considera que la arquitectura se genera a partir del cuerpo humano y defiende su ca-raacutecter funcionalista Distingue tres modalidades de espa-cios el taacutectil el moacutevil y el visual con lo que incorpora los sentidos en simultaacuteneas y sucesivas experiencias en el espacio y el tiempo Hildebrand sin embargo per-cibe el espacio a traveacutes de la visioacuten pura (imaacutegenes en reposo) y la visioacuten cineacutetica (imaacutegenes recibidas con el espectador en movimiento) Las teoriacuteas cubistas que a partir de la teoriacutea de la relatividad de Einstein antildeaden el concepto de la cuarta dimensioacuten que se adquiere con el movimiento del cuerpo76 (frente a la tradicional dimen-sioacuten euclidiana estaacutetica) fueron tambieacuten fundamentales para el estudio del espacio en arquitectura Uno de los mayores representantes de la arquitectura moderna Le Corbusier acaboacute adoptando tambieacuten esta cuarta dimen-sioacuten llamaacutendola ldquoespacio inefablerdquo o ldquoestado emocional por el que se experimentan espacios definidos por series armoacutenicasrdquo (Ven 1981 91) lo que deriva en una gran consideracioacuten en la disposicioacuten del volumen y al orden

75 ldquofue a mediados del siglo XIX cuando la palabra lsquoespaciorsquo comenzaba a ser utilizada por algunos criacuteticos sobre todo en el aacutembito alemaacuten donde lsquoespaciorsquo y lsquohabitacioacutenrsquo son linguumliacutesticamente similaresrdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 165)76 En las vanguardias de principios de siglo se emplean modelos arquitectoacute-nicos directamente relacionados con los planos superpuestos caracteriacutesticos del cubismo en los que la transparencia del material permite la visioacuten a tra-veacutes y simultaacutenea de los diversos planos interiorexterior ldquoEn esa influencia reciacuteproca de espacios que se produciacutea a traveacutes de un material real pero lsquoinvi-siblersquo radicaba la concepcioacuten espacio-temporal entendida como el nuevo pa-radigma de la arquitectura de este siglo [XX]rdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 166)

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De acuerdo con este marco teoacuterico y conceptual la ArPa prioriza el estudio del espacio analizado y pensa-do a traveacutes del registro y de la cultura material integran-do en este estudio la parte imaginaria-simboacutelica del mis-mo es decir intenta elaborar modelos de interrelaciones entre los tres tipos de espacios definidos (Criado-Boado 1995 8 y 1996b 17) y articular el anaacutelisis complemen-tario de estas tres dimensiones del espacio tratando de no centrarse en una de ellas como representacioacuten de la globalidad del paisaje

Cada uno de estos aacutembitos estaacute determinado por coacutedigos espaciales compatibles y semejantes entre siacute presentando relaciones de compatibilidad y configurando una regularidad espacial ya que obedecen a la misma estrategia de construccioacuten del espacio social (en el senti-do lefebvriano del teacutermino Lefebvre 2013 125 y ss) al mismo patroacuten de racionalidad Desde este punto de vista destaca la importancia del estudio de las formas y del es-pacio que eacutestas definen ambas constituyen realmente el registro arquitectoacutenico y paisajiacutestico su aspecto fiacutesico es lo que se conserva en el tiempo Para llegar a profundizar en la sociedad que los construyoacute ademaacutes de estudiar los tipos de materiales la forma en que se disponen en el edi-ficio o las teacutecnicas constructivas es fundamental definir coacutemo se han organizado estos voluacutemenes y queacute espacios han sido formados (Ching 1984) o bien queacute recursos (simboacutelicos) se han empleado para crear una determinada escena ambiente en el que se desenvuelven las relaciones sociales a todos los niveles desde las relaciones indivi-duales familiares hasta los maacutes generales (intergrupales)

Igualmente el espacio arquitectoacutenico como los restantes elementos formales del registro es esencial-mente un espacio social que se construye culturalmente es el producto o efecto de la accioacuten social Constituye un paisaje cultural en sentido amplio que participa de lleno en la construccioacuten del aparato simboacutelico el imaginario colectivo y las praacutecticas rituales de la comunidad que lo construye y habita asiacute por ejemplo la forma arquitectoacute-nica aparece interrelacionada con variables socioloacutegicas como la familia el estilo de vida la solidaridad inter-grupal o el sistema de poder como en el caso de los PF modernos De este modo el espacio arquitectoacutenico se puede definir como un producto humano que utiliza una realidad dada (el espacio fiacutesico) para crear una realidad nueva el espacio construido y por consiguiente social al que se confiere un significado simboacutelico (Mantildeana et al 2002 28)

Esta es la base de la primera consecuencia de nuestra investigacioacuten que realmente se viene gestando ya desde

teoriacuteas esenciales de las que parte nuestra investigacioacuten la asuncioacuten de que ldquolas actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organizadas de forma co-herente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realizardquo (Criado-Boado 1999 10) por lo que es fundamental integrar estos anaacutelisis tanto el gramatical como el de la percepcioacuten espacial en un determinado patroacuten de racionalidad Esta teoriacutea da sentido a nuestra conceptualizacioacuten de la arquitectura y el paisaje como materializacioacuten de un concepto tal como hemos expuesto

Conviene tambieacuten a nuestro propoacutesito observar la relacioacuten entre los conceptos de paisaje y espacio Recor-daremos que cuando tratamos el de paisaje comentaacuteba-mos que uno de los objetivos principales de su estudio desde la ArPa es analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegicos a partir de los elementos que los concretan es decir analizar de manera integral los pro-cesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia comprendidos como entidades espaciales y fenoacutemenos sociales y no como hechos aislados (Criado-Boado 1999 6) En ArPa se parte de que las actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organi-zadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza al igual que sucediacutea con la arquitectura Es decir en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen tanto dispo-sitivos mecaacutenicos (fiacutesicos) como dispositivos concep-tuales necesarios para poder llevar a cabo la ldquohumani-zacioacutenrdquo o ldquoantropizacioacutenrdquo de un espacio Analizando los dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten o los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad se debe-riacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los disposi-tivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racionalidad (Criado-Boado 1999 10)

La definicioacuten de paisaje que utilizamos arriba como producto socio-cultural (Criado-Boado 1999 5) es un concepto foucaultiano del que dimanan varias derivaciones uacutetiles para la Arqueologiacutea (Criado-Boado 1993c) espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentima-mente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Del mismo modo nuestra investigacioacuten parte del presupuesto teoacute-rico de la multidimensionalidad del paisajeespacio donde eacuteste se encuentra constituido por tres dimensio-nes ya apuntadas el espacio en cuanto entorno fiacutesico en cuanto entorno social y en cuanto entorno pensado (Criado-Boado 1996b 17 y 1999 6)

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Hemos manifestado que la ArPa y la AA son los modelos interpretativos del registro arqueoloacutegico en los que basamos la investigacioacuten Pero nos interesa focali-zar en la repercusioacuten que tuvo el uso de ambas estrate-gias de investigacioacuten en el estudio de un tipo de registro arqueoloacutegico concreto

Recordemos que definiacuteamos ArPa como un mo-delo interpretativo que analiza los objetos que forman parte del registro arqueoloacutegico como objetos impli-cados en y participantes del paisaje pero tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de este modelo Esto implica que desde ArPa el paisaje se entiende por un lado como un contexto en el que se inserta el registro arqueoloacutegico y por otro como un objeto susceptible de ser analizado con metodologiacutea arqueoloacutegica Es decir los paisajes se entienden como una dimensioacuten relevante de las sociedades humanas puesto que no soacutelo constituyen la base en la que eacutestas se desarrollan sino tambieacuten su resultado por lo que se considera que representan a esas sociedades ArPa es ademaacutes una herramienta de gestioacuten pues comprende una cierta utilidad criacutetica y actual se relaciona con temas que estaacuten muy proacuteximos de la sensibilidad y preocupaciones a las que en la actualidad se enfrentan nuestras sociedades (Criado-Boado 1999 1)

Esta doble dimensioacuten tambieacuten se observa en la AA entendida como una estrategia de investigacioacuten que es-tudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica y tiene como principal objetivo el conocimiento histoacute-rico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y como finalidad uacuteltima contribuir a su gestioacuten integral De hecho proponiacuteamos para la AA una finalidad muacuteltiple como herramienta para el conocimiento histoacuterico para la praxis restauradora para la conservacioacuten y para la gestioacuten Al igual que la ArPa la AA ha demostrado su utilidad criacutetica y actual en numerosos proyectos orientados hacia la resolucioacuten de problemas reales muy enraizados con importantes cuestiones patrimoniales Si en los antildeos 90 la ArPa se convirtioacute en una importante herramienta para la gestioacuten patrimonial en el marco del desarrollo de grandes obras puacuteblicas (Criado-Boado 1996b y 1996c Barreiro et al 1999 Amado et al 2002) la AA lo hizo tambieacuten en las mismas fechas y a principios del siglo XXI gracias a su participacioacuten directa e integracioacuten dentro de importantes programas de restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacute-nica (Azkarate 2002b 2009 y 2011) Este hecho viene de la mano de un cambio de concepcioacuten en la compren-sioacuten de la arquitectura por parte de la AA en relacioacuten

uno de los primeros trabajos que abordamos en esta liacutenea (Mantildeana et al 2002 2002) Haciendo un breve recorrido por los aspectos que acabamos de analizar podriacuteamos concluir diciendo que el espacio es multidimensional y multivocal La arquitectura es forma y es espacio definido por la forma es significado y es significado traducido en una forma En este sentido se aboga por hablar de espacio arquitectoacutenico un espacio social que se construye cultu-ralmente Este espacio arquitectoacutenico se inserta ademaacutes en un entorno fiacutesico Ambos acaban formando parte del paisaje una construccioacuten social donde espacio pensa-miento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Arquitectura y paisaje construyen espacio a escalas distintas Abordar la multidimensionalidad de su caraacutecter como hemos propuesto aquiacute implica abordar es-tas escalas hacerlo de forma conjunta demanda atender a un concepto que englobe ambas formas del espacio Abo-gamos pues en aproximaciones del tipo que presentamos en este trabajo por el uso del teacutermino maacutes contextual es-pacio construido Es decir se propone adoptar el concep-to de espacio construido cuando se use una aproximacioacuten simbioacutetica a la arquitectura y el paisaje como concepto operativo de manera que no se aborde uacutenicamente y por separado la arquitectura yo el paisaje sino ambos como parte de una misma realidad que supone la manifestacioacuten de coacutedigos sociales de un determinado grupo humano el paisaje que eacuteste construye y coacutemo lo construye muestra unos coacutedigos de lenguaje que reflejan a esa sociedad concreta La arquitectura no soacutelo es espacio sino que se manifiesta en un espacio el paisaje soacutelo se comprende si trascendemos el concepto de territorio y atendemos a su ordenacioacuten de la que forma parte la arquitectura El con-cepto de espacio construido pretende englobar la visioacuten y aproximacioacuten conjunta a ambas manifestaciones ldquoUna vez maacutes el espacio exhibe el orden mejor que el tiempo iquestCuaacutendo los arqueoacutelogos e historiadores aprenderaacuten esta leccioacutenrdquo (Criado-Boado 2002 92)

Sobre Arqueologiacutea del Paisaje Arqueologiacutea de la Arquitectura y Arqueologiacutea del Espacio Construido

La asuncioacuten del concepto de espacio construido nos llevoacute a plantearnos la necesidad tambieacuten de abogar por un programa de investigacioacuten interno que abarcase el estudio conjunto de la arquitectura y el paisaje como ya hemos visto

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Nuestra propuesta intentoacute fusionar ambas estrate-gias de manera que pudieacuteramos abordar de forma con-junta nuestro objeto de estudio el espacio construido un concepto que intenta entender la arquitectura y el paisaje en clave espacial temporal funcional social y simboacutelica Esta propuesta conceptual nos permite ir un paso maacutes allaacute y abogar por una Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) que al igual que en el caso del objeto de estudio es un teacutermino operativo que pretende abordar las dimensiones espaciales del paisaje y la arquitectura para comprender precisamente el espacio construido en las claves que acabamos que comentar

No pretendemos invalidar otros modos de investigar el registro arquitectoacutenico ni sustituir las estrategias de investigacioacuten propuestas AA y ArPa sino maximizar sus potencialidades aplicaacutendolas de forma conjunta y dentro de programas que aborden el espacio construido de ma-nera integral tratando de trazar las liacuteneas baacutesicas de un

con otras aproximaciones a eacutesta desde la Arqueologiacutea la Historia de la Arquitectura o la Historia del Arte entendieacutendose ahora la arquitectura como el resultado final de un proceso histoacuterico Al igual que el paisaje no soacutelo es el contexto en el que se producen las acciones humanas que dejan su propio registro arqueoloacutegico sino que es resultado de esas acciones por lo que tambieacuten las representa

Ello implica redescubrir en la arquitectura ciertas dimensiones que habiacutean quedado ocultas al menos par-cialmente para estudiarlas analizarlas gestionarlas de forma integral la arquitectura es yacimiento es cultura material es tiempo es espacio construye paisaje refleja un patroacuten de racionalidad se transforma evoluciona cambia y no es uacutenicamente producto de un hecho concreto de la historia de un gusto esteacutetico determinado o del saber de un arquitecto Tiene otros significados que van maacutes allaacute de su singularidad como objeto

Figura 27 Modelo abstracto de paisaje fortificado empleado en esta investigacioacuten Para su realizacioacuten se ha empleado el lenguaje abstracto ConML (Conceptual Modelling Language httpwwwconmlorg) Las liacuteneas de puntos expresan que entre las clases que unen existen otras clases intermedias Las clases en blanco corresponden a clases definidas en CHARM (Cultural Heritage Abstract Reference Model httpwwwcharminfoorg) mientras que las clases en color corresponden a clases definidas en el marco de este anaacutelisis y suponen una extensioacuten a CHARM

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Figura 28 Diagrama correspondiente a la clase Fortificacioacuten del modelo abstracto anterior definida dentro de este estudio

Figura 29 Diagrama de ciclo de vida que muestra la estructura de la propuesta metodoloacutegica para estudiar los paisajes fortificados transfronterizos de eacutepoca moderna Se ha utilizado para desarrollar el modelo el estaacutendar internacional ISOIEC 24744 (ISOIEC 2007 y 2010)

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diacroacutenica en el tratamiento del espacio construido una Arqueologiacutea del Espacio Construido aplicable tanto a la Prehistoria Reciente como a la Arquitectura histoacuterica que se implique de lleno en proyectos de puesta en valor de los espacios construidos de rehabilitacioacuten en progra-mas de correccioacuten

Nuestra propuesta presenta un modelo para el anaacute-lisis arqueoloacutegico de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna78 que hunde sus raiacuteces en programas que apos-taron por una gestioacuten integral del patrimonio articulados desde un modelo teoacuterico como la Cadena de Valor del Patrimonio Cultural (CVPC) que propicioacute precisamente su naturaleza integral Este modelo se compone de cuatro instrumentos baacutesicos un modelo abstracto del paisaje fortificado de eacutepoca moderna (Figuras 27 y 28) gracias al cual se definieron las entidades arqueoloacutegicas que con-forman nuestro objeto de estudio y las relaciones que se establecen entre esas entidades ya que eacuteste era el primer paso que nos permitiriacutea proceder a la identificacioacuten y ca-racterizacioacuten de los elementos que conforman el paisaje y al final del propio paisaje Un segundo instrumento es una propuesta metodoloacutegica que presenta los plan-teamientos principios y alternativas de orden teoacuterico

78 Vid nota 77

programa de investigacioacuten que pretende ser transdiscipli-nar con el fin de obtener la mayor informacioacuten posible de los espacios construidos una forma de analizar el re-gistro que trata de buscar regularidades77 Maacutes que como una subdisciplina la AEC se entiende como una liacutenea de investigacioacuten que pretende abordar a la vez todas las escalas del espacio construido acercaacutendonos a ellas de forma global (pero flexible como veremos) y observando las relaciones que se producen entre estas escalas De la misma manera que se defiende la idea baacutesica de que la Arquitectura en todo tiempo y lugar es una tecnologiacutea de construccioacuten de la realidad social la Arqueologiacutea es una praacutectica social en el presente En nuestros diacuteas el registro arquitectoacutenico deviene en Patrimonio Construido por lo que creemos que es necesario dar respuestas y servir de herramienta baacutesica a la gestioacuten de este registro arqui-tectoacutenico como elemento significativo del Patrimonio Cultural En este sentido abogamos por una perspectiva

77 Dicho programa de investigacioacuten ha sido desarrollado por la autora como propuesta en su tesis doctoral (Blanco-Rotea 2015) pero no es el objetivo de este texto por lo que soacutelo se esboza aquiacute como ejemplo del desarrollo de programas de este tipo desde las bases propuestas aunque siacute esperamos que el mismo tenga continuidad en otro trabajo en el que se aborde su materializa-cioacuten de manera maacutes concreta Nuestro objetivo como ya hemos expuesto era tratar aquiacute esos aspectos conceptuales y teoacutericos que son la base del programa de investigacioacuten y de la propuesta metodoloacutegica llevada cabo

Figura 30 Ejemplo del proceso metodoloacutegico seguido a partir de la propuesta que se muestra en la Figura 29 Se pueden observar algunas de las metodologiacuteas aplicadas en los tres niveles espaciales analizados en la fortificacioacuten de la frontera mintildeota

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archiviacutestica informaacuteticahellip El uacuteltimo instrumento fue la abstraccioacuten de un modelo teoacuterico del paisaje fortificado (Figura 31) en el que se representan las entidades princi-pales del paisaje de la frontera del riacuteo Mintildeo las relaciones entre eacutestas y las fronteras entre entidades y entre el paisaje y su entorno Este modelo se observoacute en su momento en la zona del Mintildeo pero actualmente estaacute siendo contrasta-do en el paisaje fortificado de la raia seca que responde al mismo fenoacutemeno de fortificacioacuten que en el caso del Mintildeo para observar su funcionamiento y comprobar si el modelo teoacuterico es aplicable a otras zonas o soacutelo es un caso especiacutefico de la frontera mintildeota Y del mismo modo comprobar si el programa de investigacioacuten propuesto articulado desde el concepto contextual de ldquoespacio cons-truidordquo y desde la perspectiva simbioacutetica de una AEC es aplicable al estudio de otros paisajes fortificados79

79 Investigacioacuten que la autora estaacute llevando a cabo actualmente dentro de su proyecto ldquoPaisajes culturales de frontera arquitectura territorio arqueologiacutea y modelos metodoloacutegicos (PAIX)rdquo financiado por un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia

y praacutectico que orientan la investigacioacuten (Criado-Boado 2012 178) Para ello disentildeamos la cadena operativa de los trabajos arqueoloacutegicos (Figura 29) que consideramos necesarios para llevar a cabo el proceso de identificacioacuten caracterizacioacuten valoracioacuten e interpretacioacuten del paisaje y sus componentes En esta propuesta determinamos tres escalas espaciales de anaacutelisis y se permite una gran flexi-bilidad entre estas escalas movieacutendonos en sentido verti-cal y horizontal Es decir el haber caracterizado cada una de estas escalas los elementos que las componen y las herramientas metodoloacutegicas que debemos utilizar en cada caso podemos seleccionar la escala de aproximacioacuten que queramos abordar primero en funcioacuten de muacuteltiples fac-tores y variables (objetivos presupuesto accesibilidad etc) y luego movernos horizontalmente entre escalas pasando de lo macro a lo micro de lo micro a la macro de la semi-micro a lo micro etc El tercer instrumento fue la propuesta metodoloacutegica (Figura 30) para lo que selec-cionamos el repertorio de anaacutelisis que mejor nos permitiacutea extraer datos analizarlos y obtener conocimiento ineacutedito estas herramientas tienen multitud de procedencias tan-to de la AA o la ArPa pero tambieacuten de la arquitectura

Figura 31 Modelo teoacuterico final del paisaje fortificado del tramo bajo del riacuteo Mintildeo en el que se representan las entidades principales las relaciones entre estas entidades y las fronteras de las entidades sistema y subsistema

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AGRADECIMIENTOS

A Felipe Criado-Boado Agustiacuten Azkarate y Juan M Monterroso Montero por su apoyo a esta investigacioacuten A Patricia Mantildeana-Borrazaacutes y Xurxo Ayaacuten por haber iniciado un camino A Anxo Rodriacuteguez Paz Sonia Gar-ciacutea Rodriacuteguez y Cristina Mato Fresaacuten por acompantildearme

A los evaluadores yo evaluadoras porque sus comentarios creemos que han permitido mejorar el pre-sente texto

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Page 2: Arquitectura y paisaje. Aproximaciones desde la arqueología

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un programa desarrollado para el estudio de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna que aunque no tratare-mos aquiacute de eacutel derivan algunas consideraciones que siacute expondremos

Las reflexiones que traemos a colacioacuten surgen de una investigacioacuten que tuvo varios objetivos transver-sales Uno de ellos intentaba comprender el paisaje fortificado que se construyoacute en la frontera mintildeota entre el sur de Galicia y el norte de Portugal durante la Guerra de la Restauraccedilatildeo Portuguesa (1640-1668) atendiendo tambieacuten a procesos previos y a las transformaciones que afectaraacuten despueacutes de la firma del tratado de paz en 1668 que establece la frontera administrativa entre Portugal y Espantildea

Para estudiar este fenoacutemeno se atendioacute a las distin-tas arquitecturas defensivas edificadas en este entorno que contribuyeron a la transformacioacuten de un paisaje de defensa heredero de tradiciones arquitectoacutenicas anteriores y a la construccioacuten de un nuevo paisaje que quedoacute parcialmente fosilizado en el bajo valle del riacuteo Mintildeo Partimos de la hipoacutetesis de que este paisaje es resultado de la suma de varios procesos patrimoniales Nuestra investigacioacuten intentoacute entonces identificar uno de estos procesos procurando a traveacutes de la aplicacioacuten de la Cadena de Valor del Patrimonio5 comprender coacutemo se habiacutea gestado y transformado a lo largo del tiempo6

En este texto no se trata el estudio de ese paisaje de forma directa de ello se ocupan otros trabajos de la autora (Blanco-Rotea 2011 y 2015) sino de la reflexioacuten sobre los conceptos de registro arqueoloacutegico arquitec-tura y paisaje utilizados en ese estudio asiacute como sobre distintas estrategias de investigacioacuten que se ocupan de la comprensioacuten de los espacios construidos desde la arqueologiacutea

5 La Cadena de Valor o Cadena Valorativa del Patrimonio Cultural fue desarrollada inicialmente por F Criado-Boado (1996a 27-30 y 1996c) bajo el concepto de cadena interpretativa y recogida posteriormente por M Gonzaacutelez Meacutendez en su tesis doctoral (1999 17-23) Seraacute posteriormente cuando se otorgue esta nueva denominacioacuten (Amado et al 2002) porque se considera que ldquoEs maacutes acertado el concepto de cadena valorativa o cadena de valor porque en el proceso [hellip] entran en juego diferentes estrategias para la produccioacuten de conocimiento no soacutelo la interpretacioacutenrdquo (Barreiro 2009 10)6 Esta forma de entender el paisaje como proceso conlleva entender el registro arqueoloacutegico desde su textualidad ldquoFrente a la concepcioacuten de un registro foacutesil que ha de ser descubierto a traveacutes de una metodologiacutea eficaz se plantearaacute un modelo que concibe el registro arqueoloacutegico como si de un texto se tratase es decir que los artefactos estructuras arquitectoacutenicas residuos sepulcros etc no seriacutean como podriacutean plantear los arqueoacutelogos procesuales resultado de la respuesta dada por las poblaciones del pasado a las condicio-nes cambiantes de su medio ambiente sino que seriacutean siacutembolos materiales que se codifican dando lugar a significadosrdquo (Soler 2007 47-48)

INTRODUCCIOacuteN2

[hellip] la inteligencia arqueo-loacutegica es la capacidad actual para hacer simultaacuteneamente tres cosas recupe-rar a traveacutes de los objetos la memoria de la razoacuten per-dida preservar debidamente esos objetos y con ello la memoria perdida de una otredad radical y resignificar

y revalorizar en la actualidad esos objetos utilizando para ello la razoacuten recuperada

Felipe Criado-Boado 2012 Arqueoloacutegicas La ra-zoacuten perdida

iquestEs cierto que ldquoVivimos una realidad fragmentada y eacutesta soacutelo permite saberes fragmentados superpuestos y au-toacutenomos entre siacuterdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997) Nosotros creemos que no que precisamente estamos asistiendo a una realidad totalmente conectada3 rizomaacutetica trans donde los saberes no se muestran fragmentados super-puestos y autoacutenomos sino integrados y dependientes Creemos ademaacutes que los proyectos ya no se articulan en base a esos saberes o disciplinas sino que saberes y disciplinas se conectan en torno a proyectos La investi-gacioacuten bajo la cual se ha desarrollado este texto se rige por esta filosofiacutea El objeto ya no es la disciplina acadeacute-mica desde la cual nos enfrentemos al estudio del patri-monio sino que lo realmente importante es el objeto el patrimonio Del modo en que queramos enfrentarnos a eacutel y de la visioacuten que tengamos del mismo surgiraacute el en-tramado disciplinar desde el que abordemos su estudio y construyamos un discurso sobre eacuteste Este enfoque es el que estaacute detraacutes de los planteamientos teoacutericos que aquiacute se muestran ya que ha sido el objeto de estudio al que nos hemos enfrentado el que ha demandado un progra-ma de trabajo concreto en funcioacuten de su especificidad4

2 Este texto estaacute basado en parte de la tesis de la autora defendida en la Universidad del Paiacutes Vasco el 18 de julio del 2015 httpswwwacademiaedu13166836Arquitectura_y_paisaje_Fortificaciones_de_frontera_en_el_sur_de_Galicia_y_norte_de_Portugal_Tesis_doctoral_20153 Hoy no podemos separar el trabajo en Patrimonio Cultural (PC) del nuevo sig-nificado social que ha adquirido gracias a su vinculacioacuten a determinadas tecnolo-giacuteas Estos instrumentos conectan distintas realidades en relacioacuten con el PC y con coacutemo se construye el discurso en torno al mismo conectan disciplinas y agentes Iniciativas como Patrimoniogalegonet (httppatrimoniogalegonet) liderada por Manuel Gago cuyo objetivo es elaborar un Cataacutelogo Social del PC gallego sobre la base de las nuevas tecnologiacuteas y la cooperacioacuten social (fundamentado en lo que se denomina inteligencia colectiva -Gonzaacutelez Sabater 2012 21-22) son un buen ejemplo de ello (para una explicacioacuten de la gestacioacuten de Patrimoniogalegonet veacutease Ayaacuten y Gago 2012 233-238 recomendamos tambieacuten en esta misma obra ldquoEu quero ser andaluzrdquo ndash Ayaacuten y Gago 2012 133-135)4 Este enfoque se ha orientado desde el ldquomodo 2rdquo de produccioacuten de conoci-miento (Nowotny et al 2003 Strathern 2003)

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proceso de apropiacioacuten del espacio8 y artificializacioacuten del medio Entendemos que son objetos que pueden ser estu-diados desde distintas perspectivas para poder acceder a los mecanismos que los han producido que son tambieacuten documentos que nos informan sobre distintos aspectos de las sociedades que los han generado (su saber tecnoloacutegi-co su orden econoacutemico social o cultural en definitiva su sistema de saber-poder) y que son recursos en el pre-sente como objetos y documentos debemos estudiarlos y gestionarlos Estas premisas siguen planteamientos que ya han sido formulados en Arqueologiacutea de la Arquitectura (AA)9 y Arqueologiacutea del Paisaje (ArPa)10

En concreto hemos usado como modelo conceptual la matriz empleada por Criado-Boado (2012 193-194) que representa la ontologiacutea del Patrimonio Arqueoloacute-gico (PA) que se resuelve en las tres dimensiones que recogemos arriba el PA como documento (del pasado) como objeto (del pasado en el presente) y como recurso (en el presente) Esta concepcioacuten no deja de ver el ob-jeto (cultura material mueble o inmueble paisaje) como eslaboacuten entre pasado y presente tendiendo puentes entre

8 ldquoCuando un espacio comienza a ser aprehendido encerrado conformado y estructurado por los elementos de la forma la arquitectura empieza a existirrdquo (Ching 1984 108)9 El autor que quizaacutes maacutes haya incidido en estas tres dimensiones de la ar-quitectura es Azkarate (2001 2002b y 2013 por ejemplo) De manera similar Gonzaacutelez en su Restauracioacuten Objetiva nos habla tambieacuten de las dimensiones documental arquitectoacutenica y significativa de la realidad construida (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b 13) Caballero apunta el doble valor documental y comunicativo o social que tienen los edificios histoacutericos y en cierto modo alude a su valor como recurso cuando ademaacutes apunta el compromiso que deben asumir los profesionales que trabajan con patrimonio para preservarlo y actualizarlo (Caballero Zoreda 2009 18)10 Esta triple dimensionalidad de los bienes patrimoniales ha sido tratada ampliamente en el seno del grupo de investigacioacuten en Arqueologiacutea del Pai-saje englobado en el actual Incipit CSIC (veacutease por ejemplo Amado et al 2002)

CONCEPTOS DEL REGISTRO ARQUEOLOacuteGICO AL PAISAJE

Arquitectura y Paisaje son dos conceptos clave en este trabajo A pesar de la aparente diferencia que pueda existir entre ambos la arquitectura es una parte del pai-saje son realidades que estaacuten iacutentimamente relacionadas porque en ambas la accioacuten constructiva estaacute presente tanto en su geacutenesis como en su transformacioacuten Eviden-temente hay otros aspectos que en mayor o menor grado las separan su materialidad por ejemplo Pero lo cierto es que entre arquitectura y paisaje existen liacutemites muy difusos que son difiacuteciles de identificar cuando aborda-mos su estudio de forma conjunta7

No es nuestra intencioacuten hacer aquiacute un estudio porme-norizado que nos permita responder a las preguntas iquestqueacute es el paisaje o iquestqueacute es la arquitectura sino delimitar cuaacuteles son los conceptos de arquitectura y paisaje que hemos manejado para abordar su estudio desde el enfo-que que nos interesa y sobre todo teniendo en cuenta ese marco conceptual identificar queacute informacioacuten puede aportar el estudio de la arquitectura y el paisaje al anaacutelisis de la fortificacioacuten mintildeota de eacutepoca moderna (Figura 1)

Sobre registro arqueoloacutegico

Partiremos de varias premisas La primera supone que tanto la arquitectura como el paisaje son resultado de un

7 En la Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000) cuando se tratan las clases de patrimonio edificado se alude a las siguientes categoriacuteas patrimonio arqueoloacutegico edificios histoacutericos y monumentos en contextos rurales o urba-nos la decoracioacuten arquitectoacutenica esculturas y elementos artiacutesticos integrados en el patrimonio construido las ciudades histoacutericas y los pueblos en su con-texto territorial y los paisajes

Figura 1 Uacuteltimo tramo del riacuteo Mintildeo desde el Alto do Cervo (Vila Nova de Cerveira Portugal) iquestQueacute es paisaje y queacute arquitectura

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recurso Teniendo en cuenta nuestro aacutembito de trabajo los paisajes y la arquitectura de eacutepoca histoacuterica el RA va a suponer el eje sobre el que vamos a articular toda una serie de datos que nos aportan informacioacuten para enriquecer y precisar nuestro discurso iquestQueacute queremos decir con esto uacuteltimo

La conceptualizacioacuten del RA queacute es coacutemo se forma y queacute representa (Schiffer 1987) es uno de los aspectos en los que se ha incidido desde los distintos posicionamientos teoacutericos en arqueologiacutea generando un debate que ha venido ldquoreflejando el desarrollo de las estructuras ideoloacutegicas tecnoloacutegicas y socialesrdquo (Soler 2007 43) en las que se produjo y que ha tenido como consecuencia que el significado de registro material se haya ido ampliando y complejizando cada vez maacutes (Hodder 2012 Gordillo 2013) vinculado a distintos posicionamientos teoacutericos12 parejo a la propia transfor-macioacuten de las teacutecnicas y meacutetodos de excavacioacuten pero tambieacuten a la adopcioacuten por parte de la Arqueologiacutea de los avances tecnoloacutegicos que se han venido desarrollando en otras disciplinas (Soler 2007 43-44) Precisamente porque es la naturaleza de las fuentes que emplea la arqueologiacutea la que determina su especificidad frente a otras ciencias histoacutericas ya que el discurso arqueo-loacutegico tradicionalmente se ha construido sobre un registro preliterario frente a otros discursos histoacutericos (Criado-Boado 2012 181) Aunque esta afirmacioacuten es vaacutelida para la arqueologiacutea prehistoacuterica cuando nos enfrentamos a la construccioacuten de un discurso sobre sociedades de eacutepocas histoacutericas desde la arqueologiacutea el RA debe convertirse en el eje sobre el que se articulan otros datos de distinta naturaleza el Registro Escrito y Documental (REyD) por ejemplo Eacuteste seriacutea el caso de las Arqueologiacuteas maacutes acaacute de la prehistoria incluyendo la arqueologiacutea del presente

Cabriacutea preguntarnos iquestpor queacute el eje de la construc-cioacuten de este discurso debe ser el RA y no el REyD Creemos que es su caraacutecter contextual el que le confiere esa posicioacuten el RA estaacute anclado en uno o varios contex-tos se genera para ser usado contemplado o habitado en un contexto y forma parte del mismo es objeto accioacuten y resultado de esa accioacuten nos informa sobre los efectos que otras acciones y el tiempo han producido sobre eacutel por lo tanto nos permite acceder a la relacioacuten entre la accioacuten social originaria y sus productos (Hodder

12 Para un anaacutelisis de la relacioacuten entre registro arqueoloacutegico y posiciones teoacutericas en arqueologiacutea recomendamos Criado-Boado 2012 183-191 y Lucas 2012

su dimensioacuten documental y como recurso A esta matriz que relaciona el pasado y el presente del PA habriacutea que antildeadir el componente temporal del futuro puesto que nuestra valorizacioacuten del Registro Arqueoloacutegico (RA) supone su transformacioacuten en el presente y la creacioacuten de nuevas relaciones con la sociedad estableciendo un proceso retroalimentado

La segunda premisa supone que abordaremos el es-tudio de ambas entidades arquitectura y paisaje desde una perspectiva arqueoloacutegica pues ambos se entienden como objetos que pueden ser estudiados y gestionados arqueoloacutegicamente es decir pasan a formar parte del RA y sobre todo del PA11 Detraacutes de la nueva forma de abordar el estudio de los espacios construidos (arquitec-toacutenicos y paisajiacutesticos) que se produce a partir de las deacutecadas de 1970-1980 hay un cambio conceptual En el caso de la arquitectura este cambio se produjo cuando el patrimonio construido pasoacute a considerarse como docu-mento histoacuterico y ademaacutes como un elemento pluries-tratificado En consecuencia se demandoacute el desarrollo de un meacutetodo arqueoloacutegico que permitiera registrar y analizar esas estratigrafiacuteas (Utrero 2011 12) meacutetodo que se materializoacute en lo que vino a llamarse lectura de paramentos englobada dentro de la AA De igual modo la ArPa pasoacute a manejar un concepto de espacio que superoacute la consideracioacuten formalista de espacio como algo dado como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental propia de la Arqueologiacutea Espacial procesual para considerarlo como una construccioacuten social imagi-naria en movimiento continuo y enraizada con la cultu-ra Se sustituyoacute ademaacutes la categoriacutea abstracta de espacio por otra maacutes contextual de paisaje (Mantildeana et al 2002 17-18 Orejas 1995a 216)

Ya hemos esbozado arriba que el RA es el objeto material sobre el que focalizamos nuestra actividad su estudio nos permite acceder al contexto socio-cultural de las sociedades que nos interesan (Criado-Boado 2012 189) Nos interesaba reflexionar sobre este con-cepto tanto por su especificidad como por su caraacutecter contextual Eacuteste es el primer eslaboacuten de la praacutectica arqueoloacutegica en el sentido de que constituye los res-tos materiales que han quedado de una realidad a la que queremos acceder y nos va a servir para construir nuestro discurso por lo tanto debe ser nuestro primer

11 ldquohellipel patrimonio arqueoloacutegico estaacute constituido por aquellos elementos (todos una parte o ninguno) del registro arqueoloacutegico que a traveacutes de un pro-ceso de valoracioacuten histoacuterica y patrimonial parezca oportuno sancionar como bienes patrimonialesrdquo (Criado-Boado 2012 192) Sobre coacutemo se transforma el RA en PA veacutease Barreiro 2005 106-109

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a estas imaacutegenes Si uacutenicamente contaacuteramos con el gra-bado tendriacuteamos una referencia inexacta de sus vanos El dibujante posiblemente se inspiroacute en la fotografiacutea lo cual se deduce del encuadre los personajes repre-sentados las figuras sobre la atalayahellip pero introdujo algunas variaciones porque hizo una representacioacuten personalizada del objeto a traveacutes probablemente de otra representacioacuten del objeto (la fotografiacutea) Por eso el RA se convierte en informacioacuten de primer orden frente a otro tipo de registro

En 1997 en la Punta Xenete del puerto de A Guar-da la Escuela Taller15 empieza a construir una reacuteplica de este elemento que el ayuntamiento habiacutea demolido a mediados del siglo XX para ampliar el malecoacuten (Figura 3) Esta reacuteplica destinada a Museo do mar se situacutea fren-te a la punta donde se localizaba la original Presenta ventanas bajas situadas en una posicioacuten similar a las del grabado de Avendantildeo La construccioacuten de la reacuteplica era una demanda de la ciudadaniacutea guardesa pues esta construccioacuten siempre habiacutea sido un siacutembolo de la villa tanto es asiacute que su demolicioacuten suscitoacute importantes criacuteti-cas en su momento y su imagen ha estado presente en escudos y sellos de A Guarda desde el siglo XIX Trae-mos este ejemplo aquiacute para introducir el hecho de que el RA es un producto del pasado en el presente y por tanto ademaacutes de estudiarlo para reconstruir ese pasado debemos gestionarlo en el presente16 Esto es asiacute hasta

15 Existe un proyecto a tal efecto Ayuntamiento de A Guarda 1995 Pro-yecto Escuela Taller Reconstruccioacuten de la Atalaya y pavimentacioacuten de calles del casco viejo A Guarda16 La gestioacuten del RA se complejiza ldquocuando la praacutectica arqueoloacutegica tiene que reconocer las diferentes dimensiones problemaacuteticas y expectativas que en la actualidad concurren en el Patrimonio Arqueoloacutegicordquo (Amado et al 2002 17)

2012)13 mientras que el REyD representa un contexto y lo representa ya en el momento en que se produce la accioacuten social originaria14

Un grabado de la villa de A Guarda por ejemplo no es el objeto sino que representa al objeto aunque nos aporte valiosa informacioacuten sobre la villa en el momento en que se efectuacutea el grabado la materialidad conservada in situ nos aportaraacute informacioacuten de primer orden pues es el objeto en siacute mismo que como documento porta datos sobre un proceso de larga duracioacuten mientras que la representacioacuten soacutelo porta datos de un momento con-creto

En la Figura 2 se presentan dos imaacutegenes de la desaparecida atalaya del puerto de A Guarda demolida a mediados del siglo XX una fotografiacutea de 1870 del fotoacutegrafo Ramoacuten Buch y Buet y un grabado de 1880 firmado por T Avendantildeo Si las observamos en detalle veremos que en la fotografiacutea la atalaya teniacutea una puerta en el lado derecho y una ventana alta en el izquierdo sin embargo en el grabado se representa una puerta en el mismo sitio y una ventana en la parte baja del lado iz-quierdo de mayores dimensiones que la de la fotografiacutea

Hoy en diacutea el conocimiento que tenemos de A Atalaia es gracias a escasos textos que la mencionan y

13 Ademaacutes de a otros aspectos relevantes de la accioacuten social sus productos y los procesos que le han afectado incluida la recuperacioacuten interpretacioacuten y valoracioacuten del RA (Criado-Boado 2012 190-191) Desde los posicionamien-tos teoacutericos de la ArPa se considera que en la formacioacuten del RA intervienen tres instancias distintas ldquouna social (preteacuterita) que produce las formas origi-nales otra fiacutesica (o ambiental) que afecta a esas formas una vez producidas y otra socioinstitucional (o contemporaacutenea) que las hace accesibles a traveacutes de una praacutectica interpretativa realizada en un determinado contexto socio-institucionalrdquo (Mantildeana et al 2002 18)14 Varios autores han incidido anteriormente sobre la originalidad y especifi-cidad de ese registro tal como nosotros lo entendemos Azkarate 2002b 57

Figura 2 A Atalaia (A Guarda) A la izquierda la fotografiacutea de Buch y Buet (propiedad de A Martiacutenez Vicente) A la derecha el grabado firmado por T Avendantildeo (VVAA 1880 120)

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existe transformada y despojada de su uso primigenio en el siglo XX desaparece pero permanece en documentos graacuteficos y en la memoria de los vecinos ya en el siglo XXI se recupera reinterpretada a traveacutes de sus represen-taciones Lo que la convierte en patrimonio arqueoloacutegico es el haber dotado a esta arquitectura defensiva de un sig-nificado y relevancia contextual en la actualidad (Quiroacutes 2013 24-25) Pero ademaacutes la multidimensionalidad y multivocalidad de este tipo de PA hace que pase a formar parte de pleno derecho del Patrimonio Cultural (PC)18

Sobre arquitectura y paisaje

Nuestro acercamiento a la arquitectura y paisaje como objetos de estudio arqueoloacutegico se basa entonces en tres conceptualizaciones que entendemos comunes a ambas realidades son materializacioacuten de un concepto19 resul-tado de un proceso y recurso del pasado en el presente20

Esta conceptualizacioacuten nos permite precisamente abordar las distintas escalas en las que se manifiesta el RA seleccionar las herramientas de documentacioacuten registro y anaacutelisis tanto de la arquitectura como del paisaje y esta-blecer los liacutemites de la investigacioacuten Nuestro objetivo es aproximarnos a los distintos niveles de significacioacuten del RA que nos interesa y a la relacioacuten que guardan con la so-ciedad que inicioacute su proceso constructivo Intentar acceder

18 No es posible dar una definicioacuten lo suficientemente flexible y dialeacutectica sobre Patrimonio Cultural (veacutease por ejemplo la que propone Gonzaacutelez Meacutendez 1999 192) ldquoEste patrimonio no puede ser definido de un modo uniacute-voco y estable Soacutelo se puede indicar la direccioacuten en la cual puede ser identi-ficado La pluralidad social implica una gran diversidad en los conceptos de patrimonio concebidos por la comunidad enterardquo (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000) Para una reflexioacuten al respecto veacutease Azkarate 2009 290-29519 Ejemplos de estudios del paisaje y la arquitectura bajo este planteamiento se pueden ver en Leone Harmon and Neuwirth 2005 o Smith 200320 Sobre la multidimensionalidad del registro arquitectoacutenico veacutease Mantildeana et al 2002 16-18 tambieacuten Lefebvre 2013

tal punto que no soacutelo tenemos que gestionar el RA que nos permite acceder a la memoria del pasado sino la propia memoria La reconstruccioacuten de A Atalaia es un buen ejemplo de ello

Esta visioacuten del RA permite recoger tanto la multidi-mensionalidad del registro que reconocen los presupues-tos teoacutericos postprocesuales17 como la multivocalidad propuesta desde otros presupuestos teoacutericos como hacen la ArPa y la AA cuando reivindican las tres dimensiones del Patrimonio ArqueoloacutegicoArquitectoacutenico ya mencio-nadas (objetual documental y recursiva) Atendiendo a todas estas dimensiones y abordando la interpretacioacuten del RA desde marcos conceptuales y teoacutericos expliacutecitos superaremos aquella preocupacioacuten de V Lull de consi-derar el RA como realidad arqueoloacutegica Para el autor la descripcioacuten de los restos arqueoloacutegicos es soacutelo el co-mienzo de la investigacioacuten arqueoloacutegica (Lull 1988 65-66) Esta idea ha sido ampliada posteriormente por otros autores que auacuten desde distintos planteamientos teoacutericos insisten en ver el RA desde un punto de vista mucho maacutes enriquecedor y transversal a los distintos eslabones de la praacutectica arqueoloacutegica (Criado-Boado 2012 189-190) Concordamos en que la recuperacioacuten del RA debe reali-zarse dentro de un contexto social y disciplinar concreto (Criado-Boado 2012 190) que debe ser especificado

Uno de los aspectos importantes dentro de la argu-mentacioacuten que proponemos es que el RA pasa a ser PA cuando la sociedad lo sanciona como tal cuando sufre un proceso de valoracioacuten (Amado et al 2002 33) El PA y dentro de eacutel la arquitectura y el paisaje se compone de objetos fiacutesicos que tienen su propia existencia que variacutea a lo largo del tiempo Si recordamos el ejemplo de A Atalaia se construye en el siglo XVII en el siglo XIX

17 Las dimensiones tecnoloacutegica social o comunicativa por ejemplo de la arquitectura (Mantildeana et al 2002 17)

Figura 3 Reacuteplica de A Atalaia construida por la Escuela Taller de A Guarda

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social de un concepto y en este sentido se intentaraacuten comprender los aacutembitos de esta materializacioacuten que afectan a la arquitectura como objeto desde dentro de siacute misma en siacute misma y hacia fuera de siacute misma Nos interesa como espacio como estructura y como parte de un todo que es su entorno inmediato el territorio en el que se asienta y con el que se mimetiza o en el que se destaca para pasar a formar parte del proceso de construccioacuten de un paisaje cultural

En el caso que nos ocupa se abordoacute el estudio de la arquitectura entendida como estructura (desde dentro de siacute misma y en siacute misma) fundamentalmente desde la AA mientras que el anaacutelisis de la arquitectura en su relacioacuten con el entorno (hacia fuera de siacute misma) se hizo desde la ArPa Esta aproximacioacuten muacuteltiple que auacutena los planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos de ambas estrategias de investiga-cioacuten se denominoacute Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) como veremos maacutes adelante La AEC se entendioacute como una forma de abordar de manera conjunta el estudio de la arquitectura y del paisaje es decir de la construccioacuten del espacio no como una subdisciplina arqueoloacutegica

Una manera de dar dimensioacuten humana a un espacio es acotaacutendolo diferenciaacutendolo de otro espacio mediante el uso de la forma y sus elementos (Ching 1984 108) y es precisamente la informacioacuten que estos elementos guardan que estaacute cargada de significados distintos22 la

22 ldquoEl ente de la arquitectura no soacutelo hace visible nuestra existencia sino que la llena de significacioacutenrdquo (Ching 1984 386)

a la mayor parte de estos niveles de significacioacuten soacutelo seraacute posible si se hace desde una aproximacioacuten muacuteltiple y una mirada interdisciplinaria Recuperar todos sus niveles de significacioacuten sin embargo no lo es

Arquitectura

La arquitectura se entiende como una tecnologiacutea cons-tructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) pero ademaacutes ofrece diversos modos de significarse que van desde su propia estructura (el continente) los espacios que eacutesta crea in-ternamente (el contenido) las relaciones entre interior-exterior (Sennet 1991) o entre lo privado y lo puacuteblico su forma de significarse en el paisaje su representacioacutenhellip21 Aacutembitos que es imposible estudiar desde una uacutenica dis-ciplina como apunta Parenti (1995 20) Nos centrare-mos en tres de las dimensiones donde algunos de estos aacutembitos se manifiestan y que resultan de intereacutes para nuestra hipoacutetesis de trabajo (Figura 4)

Arquitectura como materializacioacuten de un concepto

En primer lugar interesa a nuestra investigacioacuten la arqui-tectura entendida como materializacioacuten de un pensamiento

21 Sobre el concepto de arquitectura veacutease Scruton 1979

Figura 4 Modelo conceptual de la nocioacuten de arquitectura manejada donde se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este trabajo

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anaacutelisis podremos llegar a comprender el conocimiento la tecnologiacutea o la concepcioacuten del mundo de estas sociedades Comprender la arquitectura como un objeto que puede ser estudiado desde la arqueologiacutea ha posibilitado el desarro-llo de la AA asiacute como una fructiacutefera reflexioacuten en el campo de la restauracioacuten arquitectoacutenica25 al entender que el yaci-miento arqueoloacutegico se extendiacutea maacutes allaacute del subsuelo y que el edificio formaba parte del yacimiento Y que en eacutel se auacutenan aspectos materiales y simboacutelicos que debemos deco-dificar y relacionar adecuadamente (Rabiacute 2004) Resaltar nuevamente que en esta investigacioacuten nos aproximamos a la arquitectura desde una perspectiva arqueoloacutegica

Intentaremos ejemplificar nuestra concepcioacuten de la arquitectura como materializacioacuten de un concepto a traveacutes de la oacuteptica del objeto de estudio de este trabajo volviendo a la Figura 4 En la columna de la izquierda se representa una imagen sateacutelite de la Praccedila Forte de Valenccedila En ella se observan dos espacios urbanos encerrados dentro de una estructura amurallada con varias figuras geomeacutetricas exte-riores formando todo ello un poliacutegono irregular

Nos interesa detenernos ahora brevemente en el mo-delo de fortificacioacuten de eacutepoca moderna La aparicioacuten de las balas metaacutelicas durante la segunda mitad del siglo XV llevoacute aparejado la introduccioacuten de una serie de cambios en la artilleriacutea que obligaron a buscar nuevas soluciones para la arquitectura defensiva disminucioacuten de la altura de las murallas construccioacuten de un terrapleacuten por el interior sobre el que situar la artilleriacutea y sustitucioacuten de los matacanes de la parte superior de las murallas medievales por parapetos ma-cizos maacutes resistentes ademaacutes del uso de recintos poligona-les como el que observamos en la Figura 5 o del baluarte

25 Doglioni 2002 y 2011 Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b Latorre y Caba-llero 1995 o Mileto y Vegas 2004 entre otros

que nos permite acceder al patroacuten de racionalidad23 que estaacute detraacutes del hecho constructivo y de su uso24

Estas ideas no son nuevas han sido ya tratadas por distintos arquitectos que entienden la arquitectura como la expresioacuten de su tiempo tanto a la hora de proyectar como de interpretar la arquitectura En su momento Mies van der Roohe buscaba ldquolas relaciones precisas entre la civiliza-cioacuten la cultura y la arquitecturardquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 19) Desde posiciones maacutes recientes se considera tambieacuten que la arquitectura conforma un proceso especiacutefico de produccioacuten e interpretacioacuten de la realidad por lo que no soacutelo es un elemento representativo de un contexto histoacuterico concreto sino que detenta un rol como orientacioacuten cultural (Rabiacute 2004) retroalimentando el proceso desde la sociedad a la arquitectura y desde la arquitectura a la sociedad Con todo ello podemos afirmar que la arquitectura como mate-rializacioacuten de un concepto se convierte en una herramienta cultural que construye el paisaje social (Ayaacuten 2006)

Si la arquitectura es reflejo de un pensamiento social cabriacutea preguntarnos coacutemo reproduce este pensamiento Apelando a la semioacutetica de la arquitectura (Ching 1984 386) eacutesta se convierte en un tipo de lenguaje mediante el cual a traveacutes de la construccioacuten de un objeto las so-ciedades expresan su forma de habitar y sentir el mundo es una expresioacuten de su cultura hecha objeto es cultura material Y es este aspecto el que nos interesa focalizar aquiacute pues como cultura material es susceptible de ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica A traveacutes de su

23 Por ldquopatroacuten de racionalidadrdquo debe entenderse la forma como una cultura en-tiende su relacioacuten con el mundo el horizonte intersubjetivo de los individuos Mientras que el ldquopatroacuten de subjetividadrdquo se refiere al patroacuten de racionalidad de un uacutenico individuo a coacutemo de construye la subjetividad de un individuo a partir del patroacuten de racionalidad de la sociedad en la que este habita24 Para profundizar en este aspecto veacutease Mantildeana et al 2002 14

Figura 5 ldquoPlanta da praccedila de Valenccedila que represezenta o estado em que se achava da sua reparaccedilatildeo e melhoramento e em q se mostratildeo as ruinas que fizeratildeo os inimigos no anno de 1809rdquo (Ca 1809) (copia del Archivo Jaime Garrido original en el archivo del Gabinete de Estudos Arqueoloacutegicos de Engenharia Militar de Lisboa -signatura 2755-2A-25A-36)

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aportaciones a diferentes campos de la arqueologiacutea la historia la historia de la arquitectura o la restauracioacuten arquitectoacutenica Autores como Azkarate (2013 290) definen la arquitectura ldquocomo el precipitado final de un denso proceso histoacutericordquo por lo que eacutesta se convierte en depositaria de una memoria que resignificamos en un momento concreto a traveacutes de un proceso de de-construccioacuten primero y reconstruccioacuten despueacutes que nos permite acceder a la huella de esa memoria

En nuestro ejemplo recogemos en la columna central una imagen que se corresponde con una parte del recinto amurallado de Valenccedila situado entre los baluartes de Satildeo Joseacute e de Nossa Senhora do Carmo En ella se aprecia una puerta de factura medieval inserta en una muralla de la misma eacutepoca (Figura 6) En la parte superior de la muralla se superpone un parapeto sobre un cordoacuten magistral y se le adosa por el sur el baluarte de Satildeo Joseacute (en la imagen de la izquierda de la Figura 6 se corresponde con el muro inclinado) que forma parte de las reformas llevadas a cabo en eacutepoca moderna para convertir la ciudad amurallada medieval en una plaza fortificada adaptaacutendola a los nuevos sistemas defensi-vos de la eacutepoca A partir de este momento la plaza sigue siendo constante objeto de ampliaciones reformas y mejoras en el sistema defensivo Es hoy el resultado de un proceso constructivo que muestra los cambios produ-cidos en los distintos sistemas de fortificacioacuten desde la Edad Media hasta eacutepoca contemporaacutenea

A su vez las transformaciones operadas en la parte superior de las murallas obligaron a reforzarlas desde la cimentacioacuten construyeacutendose ahora por el exterior en talud y avanzando los baluartes Se introducen tambieacuten nuevos elementos como los revellines las medias lunas la torre con cantildeones la cantildeonera o la casamata

A esta fortificacioacuten desarrollada en Europa en el siglo XVI se la conoce como fortificacioacuten abaluartada En los siguientes dos siglos seraacute objeto de diferentes cambios en la buacutesqueda de nuevos modelos encamina-dos a la mejor defensa de las plazas Este es el caso de la planta de Valenccedila la ciudad medieval (que corresponde al recinto situado maacutes proacuteximo al riacuteo) se abaluartuacutea sus murallas se adaptan a las nuevas necesidades defensi-vas Se complementa con la construccioacuten de una obra coronada (la parte derecha de la planta de la Figura 5) se dota de foso y de una serie de defensas exteriores En definitiva la planta de Valenccedila se construye siguiendo las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada de los siglos XVII-XVIII estaacute materializando un concepto

Arquitectura como resultado de un proceso

En segundo lugar nos interesa destacar tambieacuten la ar-quitectura como resultado de un proceso de hecho es eacutesta la idea que se ha enraizado fuertemente en la AA y ha permitido su desarrollo generando importantes

Figura 6 Puerta situada en una de las cortinas del recinto medieval de Valenccedila Los restos de la faacutebrica medieval son de silleriacutea irregular dispuesta en hiladas horizontales Estaacute rematada al exterior por un arco apuntado con clave decorada con escudo mientras que la interior estaacute rematada por un arco escarzano dovelado La muralla medieval estaacute alterada tanto por la construccioacuten del parapeto que remata la cortina como por el flanco del baluarte de Satildeo Joseacute de perfil ataludado ambos realizados en un aparejo de mamposteriacutea irregular

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presente en el caso de la arquitectura donde su conser-vacioacuten y mantenimiento estaacuten ligadas a su uso esta afir-macioacuten se hace especialmente necesaria El uso (actual) que le demos dependeraacute de muchos factores de poliacuteticas patrimoniales de su reacutegimen de propiedad de su estado de conservacioacuten y ante todo de su reconocimiento social

Arquitectura como recurso del pasado en el presente

La tercera conceptualizacioacuten manejada entiende la ar-quitectura como un recurso del pasado en el presente Si tenemos la obligacioacuten de estudiar y gestionar el PA en el

Figura 7 Fotografiacuteas del frente suroeste del Castelo de Santa Cruz (2003) En la imagen de la izquierda se pueden observar las fincas particulares que se adosan al frente del castillo se ha marcado en magenta el Baluarte de la Guiacutea A la izquierda la Puerta de la Villa a la que se accede a traveacutes de un camino situado entre dichas fincas que han ocupado el espacio en el que se localizaba la media luna de la Villa

Figura 8 El muro de una de las fincas particulares que ocupan el frente sureste

del Castelo de Santa Cruz se adosa al aacutengulo capital del Baluarte de San

Sebastiaacuten

Figura 9 Proceso de invisibilizacioacuten del Castelo de Santa Cruz entre la primera mitad del siglo XX y el 2001 En 2009 el castillo empieza a visibilizarse de nuevo a raiacutez de los trabajos llevados a cabo en FORTRANS y las intervenciones para la rehabilitacioacuten y puesta en valor del castillo ademaacutes de la urbanizacioacuten de su entorno

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objetivarlo y estudiarlo pues materializa aspectos de las sociedades humanas para las que el paisaje constituye una dimensioacuten relevante (Criado-Boado 2012 20)

Nuestro trabajo parte de la comprensioacuten del paisaje como un producto socio-cultural que objetiva ldquosobre el medio fiacutesico y en teacuterminos espacialesrdquo la accioacuten social ldquotanto de caraacutecter material como imaginariordquo donde la accioacuten social estaacute constituida por las praacutecticas intencio-nales y no intencionales (Criado-Boado 1999 5) Este concepto de paisaje intenta superar la consideracioacuten formalista del espacio como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental para considerarla una realidad eminentemente social que se construye culturalmente El paisaje asiacute entendido supuso una reconversioacuten conceptual del espacio que no soacutelo seriacutea materia sino tambieacuten ima-ginacioacuten (Criado-Boado et al 1991 29 Criado-Boado 1993a 42) Esta categoriacutea maacutes contextual entiende que

En nuestro ejemplo hemos reservado la columna de la derecha de la Figura 4 para representar esta con-ceptualizacioacuten No trataremos aquiacute la distinta valoracioacuten que las comunidades locales gallega y portuguesa tienen de cada una de las arquitecturas que conforman el conjunto de la fortificacioacuten fronteriza ni tampoco de su valoracioacuten como conjunto pues existen importantes diferencias en su percepcioacuten conocimiento y valoracioacuten que van maacutes allaacute de los objetivos perseguidos en este ar-tiacuteculo Pero resultaba especialmente llamativo descubrir que en A Guarda el castillo habiacutea sido praacutecticamente invisibilizado y eliminado de la memoria de la vecindad a pesar de ser una de las fortificaciones permanentes de mayor envergadura del lado gallego de la frontera Se le habiacutean ido adosando fincas privadas que ocultan parte del periacutemetro en su frente sudoeste uacutenicamente el ac-ceso a la Puerta de la Villa se respetoacute dejando un camino que discurre entre las fincas y sus respectivos muros de cierre (Figura 7)

Lo mismo sucedioacute en su frente sureste donde los muros que delimitan las propiedades mueren respecti-vamente en el aacutengulo capital de los baluartes de Santa Tecla y San Sebastiaacuten (Figura 8) Su frente quedoacute oculto tras la vegetacioacuten arboacuterea al igual que en el interior del castillo de propiedad privada donde las estructuras construidas quedaron ocultas en un frondoso jardiacuten tras abundante vegetacioacuten Todo ello haciacutea que esta pieza de la fortificacioacuten fronteriza se hubiese invisibilizado en el pasado reciente guardeacutes hasta llegar a eliminarse de la memoria de algunos de sus vecinos y vecinas (Figura 9)

Cuando comenzaron los trabajos arqueoloacutegicos existiacutea un plan urbaniacutestico para el entorno del castillo que suponiacutea su urbanizacioacuten la construccioacuten de pistas y varios edificios de vivienda sobre su glacis A pesar de los resultados de los estudios previos este plan siguioacute adelante como estaba proyectado Hoy se ha ejecutado parcialmente se han construido dos de esas torres de vi-viendas lo que ha motivado una nueva invisibilizacioacuten parcial o total del castillo en funcioacuten de la ubicacioacuten del observador (Figura 10)

Paisaje

El Convenio Europeo del Paisaje de 20 de octubre de 2000 (BOE nuacutem 31 de 5 de febrero de 2008 paacuteginas 6259 a 6263) lo identifica como el resultado de la accioacuten humana sobre una matriz espacial siendo percibido como tal por la sociedad Esta concepcioacuten del paisaje como siacutentesis (Orejas 1995a 218-219) ha permitido

Figura 10 Fotografiacuteas recientes del Castelo de Santa Cruz obtenidas desde distintas posiciones en las que se puede observar el impacto visual producido por las torres construidas en su glacis

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tuviera una dimensioacuten estrictamente fiacutesica y empiacuterica y perdiera todo su componente simboacutelico poliacutetico y social Dentro de esta criacutetica que surge a mediados de la deacutecada de 1980 aparecen una serie de estudios orientados desde la idea de que cuando se trabaja con sociedades el espacio es antes ldquouna construccioacuten poliacutetica una realidad social y un producto culturalrdquo que una matriz fiacutesica Es aquiacute donde surge la Arqueologiacutea del Paisaje orientada hacia la descripcioacuten de los procesos socio-culturales y simboacutelicos de construccioacuten de los paisajes preteacuteritos desde la arqueo-logiacutea (Criado-Boado 1993c 33-34)

En el debate teoacuterico que tiene lugar en las dos deacuteca-das siguientes a 198026 el paisaje adquiere una impor-tancia ldquoinusitadardquo como evidencia arqueoloacutegica (Figura 11) Se intenta superar la realidad fiacutesica del espacio y se buscan nuevas formas de dotar de mayor sentido las

26 Una visioacuten de este debate se puede revisar en Burillo 1998

el espacio es ldquouna construccioacuten social imaginaria en movimiento continuo y enraizada en la cultura existien-do una estrecha relacioacuten estructural en las estrategias de apropiacioacuten del espacio entre pensamiento organizacioacuten social subsistencia y concepcioacuten-utilizacioacuten del medio ambienterdquo (Mantildeana et al 2002 18)

El desarrollo de los estudios del paisaje asiacute en-tendido tuvo lugar como consecuencia del intento por trascender las limitaciones que el registro impone a la interpretacioacuten del pasado (Soler 2007 43) posicionando al paisaje como un elemento principal del RA gracias a su capacidad de integrar diferentes perspectivas (ambiental histoacuterica antropoloacutegicahellip) y ser objeto de conocimiento a la vez que medio de transformacioacuten social y cultural (Barreiro et al 2009 8) No podemos entender este cam-bio de concepto si no es dentro de una estrategia mayor en la que la orientacioacuten tecno-ecoacutenomo-ecoloacutegica de la Arqueologiacutea Espacial haciacutea que el concepto de espacio

Figura 11 Mapa del municipio de El Rosal con las feligresiacuteas de Santa Marina de El Rosal y San Miguel de Tabagoacuten (Pontevedra) cerca de la desembocadura del riacuteo Mintildeo de 1733 (Archivo de la Real Chancilleriacutea de Valladolid Signatura PLANOS Y DIBUJOS DESGLOSADOS 83) Se representan distintas formas de artificializacioacuten del espacio caminos parcelaciones cultivos construcciones etc

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(definen articulan y nombran) necesarios para poder lle-var a cabo la articulacioacuten de un espacio Analizando estos dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad etc se deberiacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los dispositivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racio-nalidad (Criado-Boado 1999 10) Espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construc-cioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder herramientas conceptuales que desarrollada la ArPa

El paisaje asiacute entendido conjuga tres tipos de elemen-tos fiacutesicos sociales y simboacutelicos que a su vez configuran las tres dimensiones presentes en el paisaje el espacio en cuanto a entorno fiacutesico o matriz medioambiental de la ac-cioacuten humana el espacio en cuanto a entorno social o me-dio construido por el ser humano sobre el que se producen las relaciones entre individuos y grupos y el espacio en cuanto a entorno pensado o medio simboacutelico27 en el que desarrollar y comprender la apropiacioacuten humana de la naturaleza (Criado-Boado 1999 6) Atender a estas tres dimensiones es lo permitiraacute para este autor comprender la globalidad del paisaje y es lo que se aborda en una ldquoArqueologiacutea total del paisajerdquo frente a otras ArPa que se centran uacutenicamente en una u otra de estas dimensiones

Uacutenicamente antildeadiremos que el paradigma de paisaje seguido aquiacute sigue los presupuestos definidos por Anschuetz et al (2001) que a su vez toma de Whitt-lesey (1997) donde eacuteste se define maacutes por lo que hace

27 El paisaje existe en cuanto es percibido experimentado y contextualizado por la gente Constructed Landscapes Conceptualized Landscapes and Idea-tional Landscapes (Knapp and Ashmore 1999)

fronteras de la materialidad del registro (Soler 2007 48) A partir de estos trabajos el paisaje empieza a entenderse en un sentido relacional que transmite la actividad huma-na material y mental y se convierte en objeto de estudio histoacuterico (Orejas 1995b 63) La objetivacioacuten del paisaje como tal implicoacute entender que el uso del espacio genera unas formas concretas en el paisaje y que esta morfologiacutea puede ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica (como el anaacutelisis fisiograacutefico Criado-Boado 1999 28) A partir de su estudio era posible acceder al uso que las socieda-des hicieron de esos espacios y por tanto a las sociedades mismas a traveacutes del conocimiento de sus conductas espa-ciales integradas en una racionalidad y en unas pautas globales de comportamiento plasmadas en la morfologiacutea de ese espacio Cuando se entiende que las praacutecticas sociales se objetivan en el espacio se pasa a hablar de paisaje se abandona el concepto maacutes neutro de espacio y se fijan las bases metodoloacutegicas para la investigacioacuten El paisaje se convierte asiacute en el espacio usado disentildeado pensado apropiado sacralizado abandonadohellip por dife-rentes sociedades (Orejas 1995a 217) (Figura 12)

La estrategia de investigacioacuten en ArPa se centroacute en analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegi-cos a partir de los elementos que los concretan estudiando de manera integral los procesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia (Mantildeana et al 2002 27) Para ello se parte de la idea de que las actividades humanas que tienen lugar en relacioacuten con el espacio es-taacuten organizadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza o lo que es lo mismo en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen no soacutelo los dispositivos mecaacutenicos (fiacutesicos) sino que se incluyen tambieacuten los conceptuales

Figura 12 Paisaje aterrazado del valle del Oitaveacuten (Soutomaior Pontevedra) sobre el que se ha realizado una intensa labor antroacutepica y se ha constituido un paisaje agrario (fotografiacutea de Paula Ballesteros 2003 25)

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forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular lo que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzadordquo (Porras 1995 53) La descripcioacuten que hace Porras del baluarte recoge uno de los maacutes im-portantes principios del arte de este tipo de fortificacioacuten que dice que cada parte de la fortificacioacuten defiende y es defendida por otra parte de manera que ldquoUna fortaleza ha de constituirse como una maacutequina perfectamente ar-ticulada que haga posible la mutua visibilidad y defensa de todos los elementos arquitectoacutenicos que la compo-nenrdquo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 17)

Detraacutes de esta idea se encuentra el hecho de que para conseguir una correcta fortificacioacuten se intenta alcanzar una figura que responda a la siguiente maacutexima ldquoque una pequentildea fuerza resista a una maacutes grande o un pequentildeo nuacute-mero de hombres a un nuacutemero mayorrdquo28 (Figura 14) Esta maacutexima que se aplicaba al disentildeo de las fortificaciones se puede hacer extensible a una escala auacuten mayor pues una fortificacioacuten no defendiacutea soacutelo una plaza sino una zona y en casos complejos como el que nos ocupa donde debiacutea defenderse un territorio muy amplio formaba parte de un sistema defensivo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 9)

En el paisaje trasfronterizo mintildeoto se produce un traslado de las formas caracteriacutesticas de la fortificacioacuten

28 Errard-le-duc de su tratado La fortification demostreacutee et reduite en art (Pariacutes 1594) tomado de Galindo (2002 63)

que por lo que es Las principales bases del paradigma de paisaje manejado por ambos se rigen por cuatro premisas ldquo1 Landscapes are not synonymous with natural environments [hellip] 2 Landscapes are worlds of cultural product [hellip]3 Landscapes are the arena for all of a communityrsquos activities [hellip] 4 Landscapes are dynamic constructions with each community and each generation imposing its own cognitive map on an anthropogenic world of interconnected morphology arrangement and coherent meaningrdquo (Anschuetz et al 2001 160-161)

Paisaje como materializacioacuten de un concepto

Tras esta introduccioacuten al concepto de paisaje volve-remos a esa triple conceptualizacioacuten que nos interesa Nos serviremos esta vez de la observacioacuten del paisaje fortificado mintildeoto para analizar coacutemo eacuteste se concreta como la materializacioacuten de un concepto para lo cual re-visaremos primero la columna izquierda de la Figura 13

Comentaacutebamos arriba cuaacuteles eran las caracteriacutesti-cas baacutesicas de la fortificacioacuten abaluartada y coacutemo el desarrollo de este tipo de fortificacioacuten veniacutea a su vez motivado por el desarrollo de una nueva tecnologiacutea ar-mamentiacutestica derivada de la introduccioacuten de la poacutelvora y el consiguiente perfeccionamiento de la artilleriacutea Esta fortificacioacuten recibe su nombre del uso del baluarte ldquouna

Figura 13 Modelo conceptual de la nocioacuten de paisaje manejada Se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este texto

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Figura 14 La imagen de la derecha corresponde a un Estudio de Fortificaccedilatildeo del Teniente General Nicolao de Langres (Ca 1661) (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387) Representa la planta de una fortificacioacuten ideal con ocho baluartes y cortinas protegidas por revellines En la parte superior derecha se presenta un estudio detallado de las liacuteneas de tiro desde y hacia cada una de las partes de esta fortaleza La imagen de la izquierda muestra el emplazamiento de los castillos de San Felipe La Palma y San Martiacuten que defienden la zona maacutes angosta de la riacutea de Ferrol Se representan los sectores que baten los dos primeros (San Felipe C-A La Palma B-D ambos B-A) (imagen extraiacuteda de Loacutepez Hermida 2005 el original se conserva en el Archivo Intermedio de la Regioacuten Militar Noroeste) Como vemos la defensa de las plazas no soacutelo se tiene en cuenta en cada plaza sino tambieacuten entre plazas que forman parte de un mismo conjunto defensivo

Figura 15 Representacioacuten de un ingeniero disentildeando una fortificacioacuten con dos auxiliares Dibujo del Teniente General Nicolao de Langres ca 1661 (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387)

abaluartada y de las maacuteximas a las que estas formas res-ponden a la espacialidad del territorio (Figuras 14 y 16) De la misma manera que debe existir una mutua visibili-dad y defensa entre todos los elementos arquitectoacutenicos que componen la fortaleza esta maacutexima se aplica tambieacuten a la relacioacuten entre fortalezas que funcionan como cada una de las partes de una fortificacioacuten siguiendo una pla-nificacioacuten y disentildeo que trate de cubrir todas las partes del territorio donde unas arquitecturas visibilicen y defiendan

a otras Ello supone que los ingenieros militares deben llevar a cabo previamente un estudio pormenorizado de la topografiacutea y los distintos elementos morfoloacutegicos que la componen a fin de localizar los mejores emplazamientos adaptar las plantas a ellos y complementar la defensa na-tural con la disposicioacuten de elementos fortificados comple-mentarios de distinta tipologiacutea y funcionalidad (Figura 15)

Cada arquitectura se ubica en un espacio estrateacute-gico dentro de las zonas que se quieren defender unas

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Un ejemplo de ello podemos observarlo en el con-junto defensivo que hemos identificado como subsiste-ma de Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos donde las fortificaciones se disponen protegiendo tanto el paso de barcas que se localiza en el riacuteo Mintildeo como las viacuteas de traacutensito que discurren siguiendo el trazado del mismo a uno y otro lado de la frontera tal y como se puede ver en la Figura 17

Las fortificaciones agrupadas situadas en ambas maacuter-genes del riacuteo corresponden a dos momentos distintos30 uno de eacutepoca medieval y otro de eacutepoca moderna Seraacute en el siglo XVII cuando en torno a dos poblaciones anteriores la gallega Barca de Goiaacuten y la portuguesa Vila Nova de

30 Nos referimos a su momento inicial de construccioacuten

fortificaciones visualizan y defienden a las otras de tal manera que se produce una defensa subordinada entre todos los elementos que poco a poco van construyendo el paisaje fortificado un sistema donde se materializan las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada especialmente aquella que dice que ldquotoda la Fortificacion exterior esteacute dominada defendida y descubierta de la interiorrdquo29

29 De las maacuteximas que propone Sebastiaacuten Fernaacutendez de Medrano nos inte-resan para los aspectos que estamos comentando la que recogemos arriba (la duodeacutecima) y la undeacutecima ldquoque no aya parte de la Placcedila que no estegrave vista y defendida de otrardquo (Fernaacutendez de Medrano 1700 11) las cuales seguacuten el autor se encuentran dentro de las que se consideran inviolables a la hora de llevar a cabo una fortificacioacuten Para Lecuze por ejemplo la undeacutecima regla de Medrano debe ser la primera a tener en cuenta Su maacutexima quinta dice ldquoLa Plaza debe estar igualmente fortificada por todas partes dominar la campantildea vecina y descubierta hasta el alcance de cantildeonrdquo (Lucuze 1772 22)

Figura 16 Representacioacuten del modelo teoacuterico de un paisaje fortificado con las relaciones existentes entre los elementos que lo componen Se representa la interrelacioacuten (flechas) entre partes de una fortificacioacuten (puntos rojos) entre fortificaciones (F) y entre subsistemas o conjuntos defensivos (Sb) Todo ello forma un sistema fortificado donde las maacuteximas aplicables al disentildeo de una fortificacioacuten se han hecho extensibles al territorio

Figura 17 Localizacioacuten de las fortificaciones que forman parte del subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos sobre un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) Las fortificaciones se situacutean a ambos lados del riacuteo Mintildeo En la imagen de la derecha hemos representado con un oacutevalo la cuenca que controla este subsistema un espacio enmarcado por la Serra do Argalo en Galicia y las da Gaacutevea Salgosa y Cova en Portugal y con una liacutenea roja punteada las viacuteas de traacutensito terrestre que discurren paralelas al Mintildeo y que tambieacuten controlan estas fortificaciones

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y desde cuaacutentas entidades es visible la entidad analiza-da (visibilizacioacuten) Como se puede apreciar existe una relacioacuten visual entre todas ellas Uacutenicamente no existe relacioacuten con el Castelo de Medos que se corresponde en la Figura 19 con el punto situado maacutes arriba ya que los radios que hemos usado para el caacutelculo son de 800 m y 2 km pero desde eacuteste se domina la viacutea de traacutensito terrestre gallega asiacute como otros puntos a larga distancia pudiendo ser visible por ejemplo el movimiento de grandes tropas cruzando el riacuteo tal y como se muestra en la Figura 20

La ubicacioacuten de estas fortificaciones responde a as-pectos estrateacutegicos por una parte la defensa de las viacuteas de traacutensito terrestres o fluvial por otra el control de los pasos de barca histoacutericos en uno de ellos la Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira se enfrenta al actual Castelo de San Lourenzo31 aquiacute se emplazaba hasta hace pocos antildeos el Fe-rry que comunicaba Goiaacuten con Vila Nova el otro situado

31 Este fuerte se construye con posterioridad a la finalizacioacuten de la Guerra de la Restauraccedilatildeo pero se hizo sobre otro de menores dimensiones conocido como Forte da Barca que fue destruido por los portugueses una vez conquistada la villa Por lo tanto el anaacutelisis que hacemos de la relacioacuten entre ambas fortifi-caciones corresponde al de las defensas originales de aquel periodo de guerra

Cerveira se vaya poco a poco articulando un sistema de-fensivo complejo que protege el paso de barcas del Mintildeo y la viacutea que discurre por el lado portugueacutes y que comu-nica Valenccedila poblacioacuten enfrentada a la ciudad de Tui y Caminha situada en el estuario del Mintildeo En el antildeo 1663 los portugueses ocupan la villa de Goiaacuten y comienzan a construir aquiacute una defensa que funcionaraacute conjuntamente con la que ya existiacutea y se perfecciona a la moderna ahora en Vila Nova de Cerveira (Ericeira 1945 vol IV 170 y ss) habilitando aquiacute una zona estrateacutegica de dominio portugueacutes en territorio gallego desde donde se efectuacutean varias incursiones en el paiacutes vecino Los gallegos deciden establecerse entonces en las proximidades protegidos por el noroeste por la Serra do Argalo al otro lado de la viacutea de traacutensito que comunica la ciudad episcopal de Tui y la villa de A Guarda en la desembocadura del Mintildeo construyen-do el Forte de Santiago Carrillo en el lugar de Medos

En la Figura 18 se recogen las visibilidades y visibilizaciones que hemos calculado entre las entida-des identificadas en el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos es decir queacute nuacutemero de entidades son visibles desde cada entidad analizada (visibilidad)

Figura 18 Visibilidad y visibilizacioacuten entre fortalezas y estructuras que conforman el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos Se han calculado en un radio de 800 m y 2 km y se tiene en cuenta tambieacuten la visibilidad acumulada entre todos los elementos de la totalidad de la raia huacutemeda

Nombre de entidad Tipo de entidad

Visibilidad Visibilizacioacuten

A 800 m

A 2 km

800 m miacuten

800 m maacutex

2 km miacuten

2 km maacutex

Ac Miacuten

Ac Maacutex

Fortaleza de N Sra da Concepcioacuten Fortificacioacuten 3 8 1 3 1 7 1 19

Forte de San Lorenzo Fortificacioacuten 4 9 3 5 5 8 6 8

Torre dos Ratos Fortificacioacuten 3 9 1 2 1 10 4 17

Torre dos Correa Fortificacioacuten 6 8 2 4 6 7 6 7

Forte das Chagas Fortificacioacuten 1 7 1 4 1 9 3 22

Muelle de Goiaacuten Estructura 5 7 6 8 6 8

Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira Fortificacioacuten 5 10 2 5 7 10 8 12

Emplazamiento Fortiacuten de Vila Nova Estructura 5 10 3 5 8 10 9 12

Muelle de Vila Nova de Cerveira Estructura 4 5 8 9 8 10

Forte de Lovelhe Fortificacioacuten 2 9 1 3 3 11 9 23

Atalaia da Mata Fortificacioacuten 0 3 1 3 1 10 1 14

Castelo de Medos Fortificacioacuten 0 0 1 2 1 2 1 29

Significado de las abreviaturas empleadas en la tabla miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que se observan desde una entidad concreta maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que se observan desde una entidad concreta Ac Miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada Ac Maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada

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Estos aspectos materializan en el paisaje las maacutexi-mas de la fortificacioacuten abaluartada por las que se rige el arte de la guerra de eacutepoca moderna Vemos coacutemo las rela-ciones entre las partes de una fortificacioacuten se trasladan al territorio existiendo tambieacuten relaciones entre fortalezas Pero ademaacutes tambieacuten existen otros elementos en este territorio que permiten comunicar un subsistema con otro

Para el caso gallego33 conocemos la existencia de fachos por la documentacioacuten histoacuterica y bibliograacutefica34 por su representacioacuten en distintos documentos carto-graacuteficos (Figura 21) o por la toponimia A partir de esta documentacioacuten hemos localizado algunos a lo largo del Baixo Mintildeo (se corresponden con los puntos rojos de la Figura 22) Estos se emplazan en zonas de mayor altitud que aquellas en las que se ubican las fortificaciones nor-malmente en la liacutenea de montantildeas que cierra por el norte el valle del Mintildeo Desde estos puntos hemos realizado el caacutelculo de visibilidad en un radio de 2 y 5 km con lo que pudimos comprobar que complementan a mayor distancia las visibilidades de las entidades que confir-man los subsistemas y que ademaacutes se encadenan con estas y con las del facho anterior y posterior (Figura 22)

Paisaje como resultado de un proceso

La segunda conceptualizacioacuten se refiere al paisaje entendi-do tambieacuten como resultado de un proceso constructivo que en este caso conllevoacute su adaptacioacuten al nuevo arte de forti-ficar transformando los espacios urbanos medievales que estaban centildeidos por una cinta amurallada con sus corres-pondientes torres en espacios de mayor amplitud delimi-tados por una o varias liacuteneas defensivas que a medida que avanzaban hacia el exterior del recinto urbano descendiacutean en altura Buen ejemplo de ellos son los nuacutecleos fortifica-dos que se construyeron en torno a ciudades medievales anteriores como Caminha Vila Nova de Cerveira Tui Valenccedila Salvaterra do Mintildeo Monccedilatildeo o Melgaccedilo

33 Para el territorio portugueacutes no hemos conseguido documentar ninguacuten facho como estructura pero sabemos que debiacutean existir por lo que se recoge en Antunes (1996 3) ldquoTentamos entatildeo [hellip] fazer um ponto da situaccedilatildeo relativa-mente agraves obras de defesa projectadas delineadas construiacutedas e utilizadas sob o espectro das Guerras da Restauraccedilatildeo com os dados que possuiacutemos ateacute meados do seacuteculo XVIII Relegamos por uma questatildeo de meacutetodo e de tempo o estudo dos fachos e atalaias que pontuavam a nossa defesa raiana ou que com ela es-tavam articulados para um trabalho de maior enverfadura e de enquadramento temporal diversordquo Y por la presencia de alguacuten topoacutenimo facho en la zona34 ldquoOs portugueses mailos galegos andaron sempre en guerra E en Goiaacuten habiacutea un castelo onde se defendiacutean do ataque Para avisar do inimigo nos outeiros que arrodean o castelo acendiacutean fogueiras ou fachos Desta forma os da fortaleza estaban preparados para a defensa Por iso os portugueses non conseguiron vencer oacutes do castelordquo (Gude 2009 28)

en el lugar donde se emplazan el Forte de Satildeo Francisco de Lovelhe en Portugal y A Atalia o Torre dos Ratos en Galicia hoy estaacute ocupado por el puente internacional que comunica las poblaciones de Goiaacuten y Lovelhe32

32 No existe un paso documentando en la planimetriacutea de la eacutepoca entre Love-lhe y A Atalia sin embargo debioacute ser una zona portuaria en eacutepocas anteriores ya que a ambos lados del riacuteo se documentaron sendos yacimientos durante la construccioacuten del puente internacional el del lado gallego identificado como de eacutepoca romana y el del lado portugueacutes como un ldquocais de acostagem fluvialrdquo una estructura portuaria de la Alta Edad Media (Almeida 2002) En una publicacioacuten posterior se adscribe a eacutepoca prerromana y romana (Ramos y Branco 2010 16-17)

Figura 19 MDE de la zona en la que se emplaza el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos con la representacioacuten de las visibilidades en un radio de 2 km Como se puede apreciar las zonas que concentran un mayor control visual son aquellas en las que se localizan las viacuteas de traacutensito tanto en el lado gallego (al que corresponde la parte superior de la imagen) como en el portugueacutes

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Figura 20 Vista aeacuterea del fuerte de Medos de 2009 (proporcionada por Terra Arqueos SL) En primer teacutermino se localiza el fuerte en segundo teacutermino la viacutea de traacutensito que une Tui con A Guarda y al fondo el riacuteo Mintildeo y la Torre dos Ratos

Figura 21 Mapa de la Provincia de Tuy y una Porcion de la de entre Mintildeo y Duero en Portugal [hellip] del Ingeniero Alexandro des Angleacutes de 1762 (copia en el Archivo Privado Jaime Garrido) Los fachos aparecen representados como una luminaria roja

Figura 22 MDE con las entidades que componen los subsistemas de A Guarda-A Iacutensua-Caminha y Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos En la imagen central visibilidades en un radio de 2 km de estas entidades En la imagen de la derecha las visibilidades anteriores se complementan con las de los fachos en un radio de 5 km

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transformacioacuten de sus elementos constructivos (como en el caso de Lapela donde no hubo una alteracioacuten significa-tiva del castillo medieval Figura 25) o bien se conservan pero son envueltas por estructuras modernas (como en el caso de Tui Figura 23) o bien se emplean como soporte de las estructuras modernas (como mostraacutebamos en la Figura 6 para el caso de Valenccedila) Por otra parte estariacutean las construcciones realizadas ex novo escogiendo los em-plazamientos que responden a los principios comentados anteriormente y siguiendo ya las maacuteximas de la fortifica-cioacuten abaluartada como el Castelo de Medos (Figura 21)

Pero al igual que sucediacutea con la aplicacioacuten del con-cepto defensivo de una plaza a la totalidad del territorio en este caso tambieacuten se produce el mismo proceso y poco a poco sobre un paisaje anterior se va conforman-do a lo largo del periodo de guerra una nueva estructura morfoloacutegica que responde a otras loacutegicas defensivas y constructivas (Blanco-Rotea 2011 145-148) Un paisaje fortificado que seguiraacute completaacutendose en los dos siglos siguientes (Figura 24) En este proceso se conjugan dos aspectos por una parte la reutilizacioacuten de fortificacio-nes previas que o bien se mantienen sin que exista una

Figura 23 Imagen sateacutelite de la ciudad de Tui (2006 copyGoogle Earth) sobre la que se ha dibujado en verde el recinto medieval y en rojo los restos de la fortificacioacuten moderna o su trazado en aquellos lugares en el que el crecimiento urbaniacutestico ha respetado dicho trazado

Figura 24 MDE de la zona de Salvaterra-Monccedilatildeo y Extremo en el que se han indicado las poblaciones medievales a la izquierda y las construcciones realizadas una vez conquistada Salvaterra do Mintildeo en 1643 por los portugueses a la derecha Ademaacutes se han situado los fuertes de Extremo (Forte de Bragandelo y Forte da Pereira) dispuestos en dos altos que jalonan la viacutea de traacutensito que desde Monccedilatildeo se dirige hacia el interior de Portugal por Arcos de Valdevez

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de valor del patrimonio que ha sido posible gracias preci-samente a la elaboracioacuten de aquel Plan Director y al trabajo de difusioacuten que de eacutel hicieron tanto los miembros del equi-po como las distintas administraciones implicadas El caso de ldquoEspazo Fortalezardquo (httpwwwespazofortalezacom) resultado del proyecto de recuperacioacuten del entorno del For-te de San Lourenzo en Goiaacuten (Tomintildeo) realizado reciente-mente es un ejemplo de la relacioacuten entre la arquitectura y el paisaje como recurso ya que por una parte hace hinca-pieacute en la revalorizacioacuten y resignificacioacuten de esta fortaleza centraacutendose en un uacutenico bien pero tambieacuten como punto de partida y lugar de enlace con otros elementos fortificados de la zona a traveacutes de una ruta por otras fortificaciones menos conocidas (y visibilizadas) del entorno que se han englobado bajo el nombre de ldquopatrimonio ocultordquo dentro de una iniciativa de Turgalicia Ahora queda por ver la im-plicacioacuten y aceptacioacuten que tiene la sociedad local por este tipo de iniciativas y si se identifica o no con ellas

Pensando en una doble direccioacuten

Siguiendo nuestro argumento inicial volviendo a la fuer-te relacioacuten entre paisaje y arquitectura que apuntaacutebamos al principio y revisando lo visto en los dos apartados anteriores podriacuteamos decir siguiendo a Derrida (1986) en su Metaacutefora Arquitectoacutenica y trasladando su pensa-miento tambieacuten al paisaje que arquitectura y paisaje son una espacializacioacuten del tiempo y el pensamiento Si el paisaje es ldquoel espacio de las relaciones socialesrdquo (Orejas et al 2002 306) la arquitectura es una porcioacuten de ese espacio acotado (Ching 1984 108) por tanto paisaje y arquitectura estaacuten unidos espacialmente materializados temporalmente y significados simboacutelicamente

Unificar el estudio de ambas entidades del registro ar-queoloacutegico era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas ya que las arquitecturas defensivas y todas las estructuras asociadas a las mismas (de control viarias de interrelacioacuten etc) con-formaban unos espacios construidos unos conjuntos o sub-sistemas39 defensivos y no debiacutean estudiarse analizarse y

39 En trabajos anteriores empleamos el teacutermino ldquosubsistemardquo para referirnos a cada uno de los conjuntos construidos para fortificar una zona concreta del Mintildeo y que guardaban una serie de relaciones que haciacutean que los entendieacutera-mos precisamente como un conjunto (Blanco-Rotea 2011) El teacutermino subsis-tema se empleoacute ya que formaban parte de un sistema defensivo maacutes complejo que era la defensa de la raia entre Galicia y Portugal (Cobos-Guerra 2011) En este trabajo decidimos emplear el teacutermino ldquoconjuntordquo como sinoacutenimo de ldquosubsistemardquo ya que es el que optamos por usar en la web ldquoLa construccioacuten de una fronterardquo que acompantildea a este texto por tratarse de un teacutermino de mejor comprensioacuten que ldquosubsistemardquo para un puacuteblico maacutes amplio

Paisaje como recurso del pasado en el presente

Algunas de las construcciones que componen el paisaje fortificado mintildeoto se estaacuten convirtiendo en un recurso cultural El Castillo de Santa Cruz en A Guarda fue recientemente restaurado y rehabilitadas sus construc-ciones como centro de interpretacioacuten de las fortalezas transfronterizas35 pero existen otros ejemplos similares a ambos lados de la raia

Uno de los aspectos que nos interesa destacar de la iniciativa de llevar a cabo un plan director de las forta-lezas transfronterizas de esta zona en 2003 era precisa-mente su intereacutes por conocerlas comprenderlas y revalo-rizarlas como conjunto y como paisaje sirviendo de base ldquopara a construcioacuten de novos equipamentos e dotacioacutens de calidade e para a recuperacioacuten de valores culturais ma-terializados na raia huacutemidardquo (Vecontildea 2006 5) Alguno de los objetivos de este plan director eran ldquoPontildeer en relacioacuten as fortalezas co contexto territorial e socio econoacutemico do Baixo Mintildeordquo o ldquoElaborar unha estratexia conxunta e formular usos e propostas viablesrdquo (Vecontildea 2006 5) Precisamente la documentacioacuten y valorizacioacuten de estas fortificaciones y los elementos asociados a ellas y la di-vulgacioacuten de su conocimiento entre el puacuteblico en general y las poblaciones locales en particular permitioacute poner en marcha distintos procesos de resignificacioacuten entre los que se engloban diferentes iniciativas que inciden en la puesta en valor de los diferentes conjuntos defensivos y con ello del paisaje fortificado transfronterizo Una de ellas es el disentildeo de unas rutas realizadas a pie en bici-cleta y en canoa que tienen como objetivo promover el conocimiento de las fortificaciones del subsistema que se emplaza en el ayuntamiento de Tomintildeo bajo el tiacutetulo de ldquoDescubrindo as Nosas Fortalezasrdquo36 O el disentildeo de una ldquoRuta de puesta en valor de las fortalezas transfronterizas del Mintildeordquo37 por parte del Estudio Crecente Asociados38

Este tipo de iniciativas son una muestra de coacutemo el paisaje se estaacute empleando como recurso contribuyendo a la puesta en marcha de los uacuteltimos eslabones de la cadena

35 El castillo fue abierto al puacuteblico en diciembre de 2013 y el centro de in-terpretacioacuten que cuenta con una exposicioacuten permanente sobre esta temaacutetica (httpsminervauscesxmluihandle1034714903) en julio de 201636 httpdescubrindoasnosasfortalezasblogspotcomessearchlabel0020INTRODUCCIC393N37 httpwwwcrecenteasociadoscomesproyectos31ruta-de-puesta-en-valor-de-las-fortalezas-transfronterizas-del-minyo38 Algunas de las actuales iniciativas para la puesta en valor de este paisaje se basan en otras anteriores a la elaboracioacuten del Plan Director Fortrans que se centraron en el disentildeo de rutas para esta zona de temaacutetica maacutes amplia como la que se recoge en Santos Solla (1999) bajo el tiacutetulo ldquoGuiacutea da Raiardquo

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sin renunciar a la potencialidad de cada una de ellas a traveacutes no del desarrollo de nuevas arqueologiacuteas que soacutelo seguiriacutean contribuyendo a la fragmentacioacuten del discurso arqueohistoacuterico (Mantildeana et al 2002 23) sino para servir a nuestro propoacutesito de articular estrategias de investigacioacuten en torno a proyectos o programas que fo-calicen sus objetivos sobre el patrimonio desarrollando perspectivas de investigacioacuten y meacutetodos de trabajo real-mente adecuados al objeto y no a intereses disciplinares o curriculares concretos

Por otra parte ya tratamos en otra ocasioacuten el porqueacute de la introduccioacuten de la AA dentro del grupo de inves-tigacioacuten en el que se desarrolloacute este trabajo (Mantildeana et al 2002 12-13) en el cual se disentildeoacute un plan de investi-gacioacuten centrado en el estudio de los paisajes construidos durante la Prehistoria en el noroeste de la Peniacutensula Ibeacute-rica a traveacutes del anaacutelisis de la concepcioacuten territorial la forma de conceptualizacioacuten del espacio y construccioacuten del paisaje generados por las diferentes sociedades que habitaron nuestro paiacutes en ese periodo (Mantildeana et al 2002 12) El estudio de estos paisajes se habiacutea llevado a cabo desde una escala macroespacial aportando aspec-tos sobre la ubicacioacuten de los espacios habitacionales los patrones de emplazamiento los sistemas de ocupacioacuten del espacio y las condiciones medioambientales y de subsistencia pero era necesario contrastar los modelos a escala macro con otros que permitieran completar y matizar la visioacuten de los paisajes prehistoacutericos por lo que se propuso abordar el estudio a escala microespacial del registro arqueoloacutegico lo que nos llevada directamente al anaacutelisis de la arquitectura Inicialmente este estudio se centroacute en dos tipos de arquitectura la funeraria y la do-meacutestica (Mantildeana et al 2002 12) pero la introduccioacuten del anaacutelisis del registro arquitectoacutenico conllevoacute ademaacutes ampliar el periodo cronoloacutegico en el que se habiacutea cen-trado el plan de investigacioacuten que mencionamos arriba para trabajar tambieacuten con arquitecturas de periacuteodos postclaacutesicos lo cual conllevoacute ademaacutes analizar cons-trucciones con otras funcionalidades como las vincula-das a la arquitectura de poder (arquitecturas eclesiaacutesticas y fortificaciones) y por extensioacuten con la caracterizacioacuten de los paisajes en que eacutestas se ubican y contribuyen a construir Trabajar con el registro arquitectoacutenico suponiacutea acceder a otras claves para la comprensioacuten de las for-maciones socioculturales estudiadas pues aportaba una importante informacioacuten que permitiacutea ldquover de diferente forma los factores de orden individual social poliacutetico-econoacutemico subsistencial y simboacutelico que prevaleciacutean en las comunidades del pasadordquo (Mantildeana et al 2002

valorizarse como entidades aisladas Conjuntamente con el espacio fiacutesico articulan un paisaje cultural un sistema defensivo complejo el paisaje fortificado transfronterizo del Baixo Mintildeo en Galicia y Alto Minho en Portugal

Si el estudio en detalle de la arquitectura y del pai-saje por separado ha permitido en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico que no estaban antes presentes y acceder asiacute al mayor nuacutemero de elementos (materiales y simboacutelicos) que con-forman ambas realidades intentar introducir dentro del proceso de anaacutelisis e interpretacioacuten del registro arqueo-loacutegico al paisaje y la arquitectura conjuntamente nos permitiraacute acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta pasaraacute por abordarlas como parte in-tegrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Trataremos ahora de identificar las herramientas teoacutericas con las que intentar deconstruir primero y re-construir despueacutes esos espacios pensados materializa-dos y transformados en la frontera galaico-portuguesa

MARCOS ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Comentaacutebamos anteriormente que este texto pretende desgranar el marco conceptual y teoacuterico empleado a la hora de trabajar con el paisaje fortificado de eacutepoca moderna en la frontera mintildeota Valoraacutendolo con dis-tancia este marco se ha ido ensanchando a medida que nuestras necesidades de investigacioacuten se ampliaban y que nuestra visioacuten sobre la arquitectura y el paisaje y la relacioacuten existente entre ambos se iba enriqueciendo Visto con cierta perspectiva se puede llegar a pensar que tal vez sea un marco estrecho y que la AA y la ArPa sean insuficientes para captar todos los matices que los espacios construidos nos proporcionan Pero lo cierto es que adoptar ambas estrategias de investigacioacuten nos ha permitido precisamente aunar ampliar abrirnos y buscar sinergias con otras disciplinas Creemos que ambos enfoques al haber adoptado (y contribuido a construir) los conceptos de arquitectura y paisaje a los que nos hemos referido maacutes arriba nos permitieron ge-nerar aproximaciones al patrimonio construido mucho maacutes abiertas dinaacutemicas y al final transdisciplinares que las que habriacuteamos conseguido con otros enfoques maacutes tradicionales Se puede ampliar maacutes el marco pero nuestra propuesta pretende aunar ambas perspectivas

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actualidad Este concepto surge sobre todo en ciertas aproximaciones de la Arqueologiacutea la Geografiacutea y el Urbanismo desde hace 25 antildeos (aunque ya habiacutea sido acuntildeado por el geoacutegrafo Carl O Sauer de la escuela de Berkeley en los antildeos veinte del siglo pasado) y soacutelo maacutes tarde se incorpora en otras disciplinas (como la His-toria del Arte la Arquitectura o la Historia)rdquo (Barreiro et al 2009 8)

Para Orejas en los oriacutegenes de la ArPa deben te-nerse en cuenta dos aspectos relacionados entre siacute Por una parte el contexto cientiacutefico que ha motivado que en el campo de la Arqueologiacutea durante la deacutecada de 1980 la ArPa fuera suplantando paulatinamente a la Ar-queologiacutea Espacial y agrupando los anaacutelisis territoriales sobre el mundo antiguo lo que ldquoresponde a una nueva realidad cientiacutefica y social desde que en los primeros antildeos de la deacutecada pasada se sentaran las bases de la su-peracioacuten tanto de los enfoques fenomenoloacutegicos como de los derivados de la arqueologiacutea procesualrdquo (Orejas 1995a 216) Por otra el contexto social desde el que aparece una idea de patrimonio en la que ya no se su-braya la yuxtaposicioacuten de elementos sino el ldquoreflejo de la dinaacutemica social que dio lugar a su construccioacuten y usordquo (Orejas 1995a 216) En esta idea encajariacutea una ArPa que ldquosupone integrar interpretar y comprender en un doble sentido la lectura (o las lecturas) que nosotros hacemos hoy de un paisaje del pasado y la (o las) que de eacutel hicieron las comunidades que lo construyeronrdquo (Orejas 1995b 62)

Uno de los aspectos necesarios para que se produ-jera este desplazamiento de la Arqueologiacutea Espacial por parte de la ArPa es que tuvo lugar dentro de un determi-nado contexto historiograacutefico (Bernardi 1992 Rossignol and Wandsnider 1992 Ashmore and Knapp 1999) en el que se introdujo una nueva perspectiva sobre la praacutectica arqueoloacutegica y su objeto de estudio que quedoacute reflejada en el marco conceptual propuesto para definir los teacutermi-nos baacutesicos manejados por la ArPa (Mantildeana et al 2002 26) nos referimos a los teacuterminos arqueologiacutea registro arqueoloacutegico y sobre todo paisaje sobre los que ya hemos abundado en el apartado anterior

De acuerdo con aquel nuevo marco teoacuterico y con-ceptual la ArPa se definioacute como la inclusioacuten de la praacutecti-ca arqueoloacutegica dentro de coordenadas espaciales a tra-veacutes de las cuales se trata de pensar el registro y la cultura material arqueoloacutegica desde una matriz espacial y al mismo tiempo convertir el espacio en el primer objeto de la investigacioacuten arqueoloacutegica para no solo reconstruir los ambientes del pasado sino tambieacuten intentar elaborar

12) A partir de estos planteamientos y de la adopcioacuten del estudio de la arquitectura desde la AA se disentildeoacute un programa de investigacioacuten integral centrado en la arquitectura y los espacios construidos que se acaboacute articulando en cuatro subliacuteneas de investigacioacuten monu-mentalidad megaliacutetica espacios domeacutesticos de la Edad del Hierro arquitectura histoacuterica y espacios agrarios

El objetivo entonces de la introduccioacuten de la AA fue por una parte atender al cambio de escala ma-croespacial a una microespacial y por otra parte a la ampliacioacuten de nuestra oacuteptica arquitectoacutenica para abarcar el estudio de nuevos periodos y de estructuras con otras funcionalidades La base conceptual inicial de aquella propuesta fue la ArPa (Criado-Boado 1999) pero era necesario introducir otras estrategias de investigacioacuten que completaran una aproximacioacuten macro al espacio construido

ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Se entiende la ArPa como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico donde los elementos que lo conforman sea cual sea su escala se analizan ldquocomo objetos implicados en el paisaje y participantes del mis-mordquo (Parcero-Oubintildea 2000 20) y tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo tal y como proponen Barreiro et al (2009 4) Entender la ArPa como tal implica al mismo tiempo manejar una determinada concepcioacuten de paisaje donde eacuteste es tanto un contexto como un objeto de estudio susceptible de ser analizado e interpretado con una metodologiacutea ar-queoloacutegica (Parcero-Oubintildea 2000 20)40 como hemos visto

Este marco interpretativo pretende superar tal como apuntamos una perspectiva espacial determinista (Mantildeana et al 2002 25) En la ArPa se integran nume-rosas corrientes que conforman un variopinto panorama pues el estudio del paisaje es de intereacutes a numerosas disciplinas en eacutel ldquoconfluyen intereses puntos de vista tradiciones acadeacutemicas y de investigacioacuten y teacutecnicas diferentesrdquo (Orejas 1995a 222)

Dentro de este intereacutes la arqueologiacutea se ha mos-trado como una de las maacutes activas en parte por ser ldquoprecursora en la problematizacioacuten e investigacioacuten del concepto de paisaje cultural de gran fortuna en la

40 ldquoLa Arqueologiacutea del paisaje [hellip] es ante todo una propuesta metodoloacute-gica para la investigacioacuten de las sociedades antiguas desde su espacialidadrdquo (Orejas et al 2002 306)

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marco teoacuterico Sin embargo podemos indicar que mu-chos de los esfuerzos desarrollados dentro de la ArPa se encaminaron a llevar a cabo un desarrollo metodoloacutegico que insistiacutea en abordar nuevos aspectos el registro no tratados hasta la fecha y en incorporar determinadas teacutecnicas de anaacutelisis centraacutendose en elementos maacutes perceptivos del paisaje en definir de forma maacutes preci-sa el registro arqueoloacutegico y en ofrecer explicaciones maacutes globales (Soler 2007 43 Tilley 1994 Knapp and Ashmore 1999) En el caso del paisaje la aplicacioacuten de teacutecnicas como la fotointerpretacioacuten los anaacutelisis de 14C la dendrocronologiacutea los anaacutelisis poliacutenicos la teledetec-cioacuten la informatizacioacuten del registro arqueoloacutegico el uso del GPS de los SIG (Sistemas de Informacioacuten Geo-graacutefica) o maacutes recientemente los datos LiDAR supuso reconocer que es necesario contar con un mayor nuacutemero de informacioacuten y que eacutesta sea de mejor calidad de ma-nera que permita profundizar en aspectos no registrados desde perspectivas de investigacioacuten anteriores El uso de estas teacutecnicas transformoacute la visioacuten de la naturaleza de los datos arqueoloacutegicos y su interpretacioacuten enri-queciendo significativamente la disciplina arqueoloacutegica (Soler 2007 44)

Disentildear una metodologiacutea especiacutefica en ArPa estaacute directamente ligado al concepto de paisaje manejado (Orejas 1995a 217) como sucede tambieacuten con la ar-quitectura de ahiacute la importancia de su definicioacuten previa En todo caso la autora apunta que los paisajes antiguos son resultado de racionalidades antiguas que no deben analizarse desde la nuestra tener esto en cuenta conlleva implicaciones metodoloacutegicas siendo necesario incor-porar la comprensioacuten preteacuterita del paisaje junto a su explicacioacuten ldquoel espacio soacutelo adquiere sentido cuando va acompantildeado de una lectura del individuo o de la comu-nidad que genera determinados comportamientos acti-tudes y formas de percepcioacutenrdquo (Orejas 1995a 218-219)

Orejas propone que para entrar de lleno en el estudio del paisaje y el territorio es necesario superar el anaacutelisis de los mapas de punto y de las relaciones planas entre ellos para analizar las relaciones espaciales tridimensio-nales y temporales para acceder asiacute a las articulaciones de las diversas formas su origen y evolucioacuten (Orejas 1995a 219) Este aspecto ha tenido implicaciones praacutec-ticas a la hora por ejemplo de desarrollar un sistema de registro arqueoloacutegico desde ArPa ldquoLa Arqueologiacutea del Paisaje repiensa el yacimiento como aacuterea y como consecuencia de ello prioriza no soacutelo la importancia de localizar y de definir el yacimiento sino tambieacuten de de-limitarlo y zonificarlordquo (Amado et al 2002 22)

modelos sobre las interrelaciones entre espacio imagina-do utilizacioacuten del espacio y organizacioacuten social en las comunidades (pre)histoacutericas (Mantildeana et al 2002 26)

La propuesta desarrollada por el equipo dirigido por Felipe Criado-Boado intentaba disentildear un Programa de Investigacioacuten en Arqueologiacutea del Paisaje y Paisajes Culturales que trataba de estudiar el paisaje entendido como una dimensioacuten relevante de las sociedades hu-manas puesto que no soacutelo constituiacutea la base en las que eacutestas se desarrollaban sino tambieacuten su resultado y como tal representa a la formacioacuten sociocultural (Criado-Boado 2012 20)41

Sobre esta base conceptual el objetivo cognitivo de este Programa de Investigacioacuten y de la ArPa seriacutea decons-truir los paisajes sociales ldquodescomponer los mecanismos mediante los cuales las tecnologiacuteas espaciales y arquitec-toacutenicas producen el espacio domeacutestico reproduciendo el sistema de poderrdquo para mostrar despueacutes ldquoque el espacio construido es el producto de una serie de mecanismos de representacioacutenrdquo de un determinado sistema de saber-poder (Criado-Boado 1999 2) gracias a un ejercicio de reconstruccioacuten (a partir de la deconstruccioacuten) de los paisajes arqueoloacutegicos como ldquomedio para penetrar en la prehistoria del pensamientordquo (Criado-Boado 2012 20-21) En la reconstruccioacuten de los paisajes histoacutericos que aquiacute nos interesan tenemos la ventaja de que contamos con otro tipo de informacioacuten que podemos sumar a la informacioacuten que nos proporcionan los paisajes como RA Constituye un ejercicio que nos permite inferir conclusio-nes desde informaciones herramientas y disciplinas que pueden actuar conjuntamente Estamos de acuerdo con Orejas et al cuando dicen que los procesos de formacioacuten de un paisaje son tremendamente complejos por ello documentarlo e investigarlo requiere una aproximacioacuten flexible e interdisciplinar que combine varios meacutetodos e interpretarlo requiere tener en cuenta una gran variedad de factores (Orejas et al 2002 303 y 305)

Uno de los aspectos por los que deberiacuteamos pre-guntarnos a continuacioacuten es coacutemo podemos llevar a cabo el estudio de estos paisajes (deconstruccioacuten) y su interpretacioacuten (reconstruccioacuten) pero no es el objetivo de este texto tratar el proceso metodoloacutegico42 sino el

41 ldquo[hellip] el estudio del paisaje parte de la idea de que el anaacutelisis de las socie-dades antiguas es posible desde el estudio de los productos de sus acciones e imaginaciones Pero entendiendo el paisaje no como un mero reflejo de estas acciones sino como parte de las mismas sociedades ya que el espacio al igual que el tiempo no son coordenadas externas sino que forman parte de una sociedadrdquo (Orejas et al 2002 305)42 Este aspecto seraacute tratado en otro trabajo Veacutease por ejemplo Mantildeana et al 2002 y Blanco-Rotea 2011

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naturaleza arquitectoacutenica y tambieacuten una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo

La AA es ciertamente joven y por lo tanto todaviacutea se encuentra en construccioacuten Pero no por ello podemos decir que esta estrategia de investigacioacuten esteacute poco ex-tendida todo lo contrario al analizar la evolucioacuten que ha tenido en las uacuteltimas deacutecadas (desde la de 1990 cuando Mannoni (1990a 1990b) acuntildeoacute el teacutermino Arqueologiacutea de la Arquitectura) sobre todo en ciertos contextos eu-ropeos como el italiano y el espantildeol observamos que ha gozado de una importante implantacioacuten y desarrollo en aacutembitos relacionados por una parte con la investigacioacuten de edificaciones y conjuntos histoacutericos y por extensioacuten de las sociedades que los construyeron transformaron y habitaron por otra con la restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacutenica Si bien es cierto en la deacutecada de 2000-2010 los contextos de aplicacioacuten las metodologiacuteas y el aacutembito geograacutefico se han ido ampliando poco a poco tal y como apuntan distintos autores (Quiroacutes 2002 31 y 2006 Utrero 2011 17-19 Azkarate 2013) ldquohellipla AA se estaacute convirtiendo en un campo de juego abierto a cuan-tos les interesa el espacio construido como herencia del pasado pero tambieacuten como recurso para el futuro como depoacutesito de memorias histoacutericas archivos estratigraacuteficos como elenco de teacutecnicas constructivas compendio de di-mensiones simboacutelicas y significantes reflejo de conflictos y vivencias sociales en definitiva como topografiacutea de las complejas lsquoconstelaciones cotidianasrsquo de la sociedadrdquo (Azkarate 2013 272)

Es precisamente en esta deacutecada en la que han apa-recido varios trabajos en Espantildea que recogen con bas-tante precisioacuten el nacimiento desarrollo e implantacioacuten de la AA en diferentes contextos europeos (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011) con un interesante anaacutelisis sobre las causas que estaacuten detraacutes del progreso diferenciado de la misma entre distintos paiacuteses como Inglaterra donde se pusieron las bases en la deacutecada de 1970 para el de-sarrollo tanto metodoloacutegico como de nuevos sistemas de registro que posibilitariacutean la extensioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al anaacutelisis de la arquitectura (Utrero 2011 12) o Italia donde se llevaron a cabo ldquolas primeras sistematizaciones teoacutericas y aplicaciones al anaacutelisis de las construcciones histoacutericas entendidas como secuen-cias de unidades estratigraacuteficasrdquo y donde realmente la AA se consolidoacute como disciplina (Utrero 2011 13-18) sobre todo a partir de la deacutecada de 1990 cuando como deciacuteamos Mannoni acuntildea este teacutermino que aglutinaba experiencias heterogeacuteneas que resultaban de la aplica-cioacuten de instrumentos conceptos y problemaacuteticas de la

En el marco en el que se desarrolla esta propuesta teoacuterica la ArPa se concibioacute como una propuesta que ldquoapunta hacia una necesaria transdiciplinariedad verte-brada en torno al paisaje concepto que cada vez maacutes se va revelando como clave para ahondar en los procesos de conocimiento y ordenacioacuten del territoriordquo (Barreiro et al 2009 8) porque ademaacutes ldquoCualquier intervencioacuten propuesta [desde el presente] es un nuevo elemento en la dinaacutemica de los paisajes al investigar sobre ellos los repensamos les damos un nuevo sentido y los incorpo-ramos a nuestro presenterdquo (Orejas 1998 18)

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA

En cuanto a la AA nos centraremos en varios aspectos que consideramos importantes por una parte la redefi-nicioacuten del concepto de arquitectura que tuvo lugar en los oriacutegenes de esta estrategia de investigacioacuten por otra su heterogeneidad (entendida en un sentido positivo) en su posterior desarrollo finalmente en su contribucioacuten a la ldquotransicioacuten epistemoloacutegica y renovacioacuten metodoloacutegicardquo que la disciplina arqueoloacutegica viene atravesando desde la deacutecada de 1990 e incluso antes (Azkarate et al 2002a 9) No haremos sin embargo un anaacutelisis pormenoriza-do de la misma maacutes allaacute de estos aspectos puesto que eacuteste se realizoacute en varios trabajos durante las uacuteltimas dos deacutecadas (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011 Azkarate 2013 entre otros)

Maacutes allaacute de las definiciones que hagamos de la AA eacutesta como categoriacutea conceptual ha sido identificada como disciplina de pleno derecho43 pero tambieacuten como un universo de experiencias de naturaleza diversa que ha ido adquiriendo un perfil especiacutefico en la deacutecada de 1980-1990 y que sigue siendo objeto de un proceso de construccioacuten y experimentacioacuten enriquecido de forma constante con distintos enfoques (Azkarate 2013) En este sentido la AA ha seguido un proceso de consolida-cioacuten que en ciertos aspectos guarda muchos paralelis-mos con la ArPa empezando por el propio cambio en la concepcioacuten de su objeto de estudio y en la aproximacioacuten a su anaacutelisis desde la arqueologiacutea y con herramientas metodoloacutegicas propias de eacutesta Es por ello que creemos que aquella afirmacioacuten que haciacuteamos sobre la ArPa puede hacerse extensiva a la AA entendieacutendola como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico de

43 Nosotros mismos asiacute lo hemos hecho en varias ocasiones Blanco-Rotea 1997 1998a 1998b 1999

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ldquoLa labor arqueoloacutegica en centros urbanos ha venido enri-quecieacutendose a partir de la introduccioacuten de los meacutetodos que la Arqueologiacutea de la Arquitectura emplea para el estudio de alzados Esto ha traiacutedo consigo una gradual transformacioacuten en la conceptualizacioacuten de estos contextos que auacuten se abre paso entre los investigadores para la comprensioacuten de las construcciones como totalidades de varios niveles de ma-terializacioacuten culturalrdquo (Rodriacuteguez y Hernaacutendez 2005 4) Algunas de estas experiencias latinoamericanas ya estaacuten siendo publicadas en revistas especializadas en contextos europeos aunque su difusioacuten en ellos es todaviacutea muy escasa (veacutease por ejemplo Roloacuten y Rotondaro 2010 213-222) Desde nuestro punto de vista esta escasa difusioacuten estaacute motivada por dos cuestiones distintas pero relacionadas en primer lugar la fuerte tradicioacuten estratigraacutefica de la AA europea (mediterraacutenea sobre todo) y con ella del meacutetodo estratigraacutefico como herramienta casi exclusiva de anaacutelisis de la arquitectura en segundo lugar la diferente concep-cioacuten de arquitectura de la que se parte en ambos contextos fundamentalmente entre la AA anglosajona y latinoameri-cana y la del sur de Europa donde el estudio del espacio en arquitectura no ha sido asumido de la misma manera En este sentido creemos que es importante apostar por una postura abierta como la que propone Azkarate cuando dice que deberiacuteamos ldquoaprender de la historiografiacutea anglosajona en la que desde hace ya algunas deacutecadas se habla con toda naturalidad de archaeology of architecture para referirse a experiencias distintas nacidas de enfoques tambieacuten muy diversosrdquo (Azkarate 2013 272)

Revisando los inicios focalizando objetivos buscando una definicioacuten

Ese compendio de experiencias que desde la arqueologiacutea focalizaron su intereacutes en el estudio de la arquitectura cogioacute cuerpo no soacutelo en el momento en que Manonni las aglutina bajo una uacutenica denominacioacuten sino sobre todo porque se consolidoacute una tradicioacuten que defendioacute que un edificio histoacute-rico era ante todo un documento que aportaba informacioacuten sobre sociedades pasadas (Azkarate 2013) era cultura ma-terial y podiacutea ser estudiado como tal con una metodologiacutea arqueoloacutegica Este cambio de visioacuten de la arquitectura desde la arqueologiacutea permitioacute que eacutesta pasara a entenderse no soacutelo como una estructura un contenedor de espacios y funcio-nes sino como un objeto cargado de contenido como un documento que habiacutea que decodificar En parte esta nueva concepcioacuten no hizo sino ampliar los pasos que dio el post-procesualismo cuando reconocioacute el caraacutecter multidimensio-nal del registro arquitectoacutenico y se concibioacute la arquitectura

disciplina arqueoloacutegica al estudio de la arquitectura44 (Quiroacutes 2006)

Tambieacuten en esta deacutecada se lleva a cabo un anaacutelisis maacutes profundo de la situacioacuten y perspectivas actuales en AA que si bien ya habiacutean sido tratadas en los trabajos arriba mencionados (Utrero 2011) es Azkarate (2013) quien hace especial hincapieacute en una doble tendencia que se viene notando de forma maacutes reciente Esta tendencia se hace eco por un lado de la necesidad de potenciar nuevos enfoques en el estudio de la arquitectura para desarrollar la investigacioacuten de los espacios construidos con propuestas que proceden de distintos campos de investigacioacuten (ar-quitectura semioacutetica historia del arte antropologiacuteahellip)45 Estos enfoques entienden que el espacio es un concepto fundamental en arquitectura y han desarrollado estudios que inciden tanto en el anaacutelisis del espacio tridimensio-nal como perceptivo pero asumen ademaacutes el concepto de Norberg-Schulz (1980 13-15) de espacio existencial que entiende que la espacialidad de la arquitectura estaacute integrada dentro de la racionalidad que la generoacute Una vez asumida esta concepcioacuten tiene sentido el anaacutelisis de los as-pectos geomeacutetricos y perceptivos del espacio a los que nos referiacuteamos arriba (Mantildeana et al 2002 27) Estos enfoques se han desarrollado fundamentalmente en contextos de aplicacioacuten anglosajones donde ya existiacutea una importante tradicioacuten en este sentido En nuestro paiacutes es todaviacutea escasa su difusioacuten aunque cada vez tienen una mayor representa-tividad en publicaciones especializadas en AA

La segunda tendencia a la que hace alusioacuten Azkarate se refiere a la implantacioacuten de la AA en otros aacutembitos inter-nacionales donde se estaacuten produciendo muacuteltiples experien-cias con problemas de investigacioacuten enfoques y meacutetodos muy heterogeacuteneos como seriacutea el caso de Latinoameacuterica46

44 Son varios los autores que han incidido en la existencia de una tradicioacuten anterior en arqueologiacutea que se centroacute en el estudio de la arquitectura (Latorre y Caballero 1995 Quiroacutes 2006 Azkarate 2013) pero frente a aquella tradi-cioacuten basada en una historia de las formas de los estilos y de las teacutecnicas que Mannoni denominoacute ldquola arquitectura en la arqueologiacuteardquo (Quiroacutes 2006) y que se basaba en meacutetodos estiliacutestico-comparativos (Azkarate 2013) la AA que comienza en los antildeos 70 del siglo XX y se materializa en los 90 se dota de nuevos instrumentos de anaacutelisis y se plantea nuevos problemas de investiga-cioacuten que motivan precisamente la buacutesqueda de otros nuevos instrumentos de manera que ambos aspectos se retroalimentan45 Algunos ejemplos de este tipo de anaacutelisis de los espacios construidos se pueden ver en Saacutenchez 1998 Mantildeana et al 2002 Ayaacuten 2003 y 2008 Mantildeana Borrazaacutes 2003 Criado-Boado y Mantildeana 2003 Gutieacuterrez y Caacutenovas 2009 o Bermejo 200946 Azkarate 2013 288 En el fondo esas experiencias heterogeacuteneas que se aglutinan bajo esta denominacioacuten no dejan de recordar a aquellas primeras experiencias llevadas a cabo en contextos europeos si bien es cierto que en el caso de Europa la estratigrafiacutea tuvo un gran peso y se convirtioacute en el eje fundamental de la AA mientras que el anaacutelisis estratigraacutefico se estaacute implan-tando de manera desigual en el cono sur americano

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Por otra parte en su vertiente maacutes aplicada la AA tiene un compromiso con el estudio y la gestioacuten del patrimonio edificado pues siendo documento de las sociedades pasa-das es tambieacuten recurso de las sociedades actuales Ocupa ademaacutes una incoacutemoda posicioacuten disciplinar intermedia que debe superar los liacutemites entre distintas disciplinas que se dedican al estudio y gestioacuten de este patrimonio como la propia arqueologiacutea la arqueometriacutea la restauracioacuten o la arquitectura Este uacuteltimo aspecto es importante porque a pesar de encuadrarse dentro de la arqueologiacutea toma muchas de sus herramientas de otras disciplinas y guarda fuertes sinergias con ellas El problema es que en vez de haberse visto esta relacioacuten como una fortaleza tal y como apunta Quiroacutes (2002) desde algunos sectores se ha visto la AA como un intrusismo profesional en aspectos que eran competencia exclusiva de sus feudos disciplinares imposi-bilitando la colaboracioacuten entre disciplinas y la construccioacuten de conocimiento nuevo desde nuevas oacutepticas Afortuna-damente esta tendencia se ha visto rota la mayoriacutea de las veces desde las propias necesidades de los proyectos (y de los contextos construidos) que por siacute mismos demanda-ban esta colaboracioacuten siendo el propio objeto de estudio el que ha propiciado muchas veces la construccioacuten de esta estrategia de investigacioacuten o al menos eacutesta ha sido nuestra experiencia

Ya hemos comentado que la AA hunde sus raiacuteces en experiencias anteriores pues la preocupacioacuten de los arqueoacutelogos y arqueoacutelogas por la arquitectura no es un fenoacutemeno reciente Sin embargo lo que diferencia los

como una herramienta de construccioacuten de la realidad social (Mantildeana et al 2002 24-26) convirtieacutendose asiacute en un poten-te medio para el conocimiento de los contextos productivos y sociales que la generaron (Azkarate 2002b 57) Si a esta concepcioacuten del contexto construido como documento se uniacutea la conservacioacuten de muchos de ellos sobre todo de pe-riodos postclaacutesicos e incluso su reutilizacioacuten en el presente (Figura 25) se haciacutea necesario articular nuevas aproxima-ciones de estudio al patrimonio construido que permitieran su conocimiento exhaustivo y previo a la praacutectica restaura-dora y rehabilitadora de los mismos

De forma muy general la AA se define como la estra-tegia de investigacioacuten que estudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica cuyo principal objetivo es el co-nocimiento histoacuterico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y su finalidad uacuteltima contri-buir a su gestioacuten integral Ahondando un poco maacutes pode-mos recurrir a los criterios baacutesicos que para Quiroacutes (2002 28-29) ayudan a definir la AA y que estaacuten relacionados tanto con la investigacioacuten baacutesica como con la aplicada Por una parte para este autor se trata de una estrategia que se inserta dentro de la disciplina arqueoloacutegica y por lo tanto histoacuterica que utiliza un bagaje instrumental de naturaleza fundamentalmente arqueoloacutegica Pero su sen-tido no es reconstruir uacutenicamente la historia del edificio sino el conocimiento de la sociedad a traveacutes de los restos materiales arquitectoacutenicos y por ello considera que debe propugnar el desarrollo de modelos interpretativos que superen los modelos de la historiografiacutea de la arquitectura

Figura 25 La torre de Lapela (Monccedilatildeo) es uno de los pocos restos que hoy se conservan del castillo de Lapela Esta torre homenaje construida en el siglo XIV y despojada de su funcionalidad primigenia se ha convertido hoy en testigo de los procesos que ha vivido desde su origen

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anteriores la AA introduciraacute ldquouna visioacuten criacutetica una rigurosa renovacioacuten metodoloacutegica y una ampliacioacuten de sus objetivos y de sus campos de estudio habitualesrdquo (Azkarate et al 2002a 7-8)

Es precisamente en el aacutembito de la arqueologiacutea me-dieval donde se llevan a cabo las primeras experiencias en Italia cuyos inicios en la investigacioacuten arqueoloacutegica de esta eacutepoca desde la AA vinieron de la mano de los arqueoacutelogos quienes experimentaron la aplicacioacuten de los instrumentos propios de la excavacioacuten arqueoloacutegica al anaacutelisis de los edificios en pie considerados ldquocomo lsquodepoacutesitos verticalesrsquo de informacioacuten histoacuterica estratifi-cada que debiacutea individuarse registrarse e interpretarse en estrechiacutesima relacioacuten con todo lo que se estudiaba en el lsquodepoacutesito horizontalrsquo rdquo (Parenti 2001 41) (Figura 26) Los primeros criterios de registro adoptados veniacutean directamente de los trabajos de excavacioacuten siendo estas primeras experiencias parte integrante de las mismas (Parenti 2001 42)50

A partir de estas primeras experiencias tiene lugar lo que Parenti denomina como una ldquosegunda fase ita-lianardquo en la que se comienza a experimentar y verificar las posibilidades que ofrece el anaacutelisis estratigraacutefico fuera del aacutembito de la excavacioacuten arqueoloacutegica aunque

50 ldquoel edificio forma parte de un contexto por lo que no es posible limitarse a analizar solamente las estructuras situadas por encima de la cota cero Hay en primer lugar una continuidad estratigraacutefica entre los depoacutesitos en alzado y en el subsuelo y esta continuidad no se puede fragmentar sino que hay que primar la unidad de la intervencioacuten arqueoloacutegicardquo (Brogiolo y Quiroacutes 2002 208-209)

anteriores estudios arqueoloacutegicos sobre arquitectura de esta disciplina es el empleo de ciertos instrumentos de anaacutelisis en su estudio el desarrollo de nuevos problemas y aacutembitos de investigacioacuten y de una praacutectica arqueoloacute-gica orientada a la investigacioacuten aplicada (Quiroacutes 2002 28) Su ldquonacimientordquo tiene una clara vinculacioacuten con la aplicacioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al estudio las construcciones histoacutericas47 (eacutestas pasaron a entenderse como objetos pluriestratificados que habiacutea que estudiar conjuntamente con el yacimiento soterrado ya que existiacutea una clara vinculacioacuten entre ambos) en contex-tos anglosajones en la deacutecada de 1970 (Harris 1991 y 1993) evidentemente con la arqueologiacutea urbana que se practica a partir de entonces (Quiroacutes 2005 124-126) y con la arqueologiacutea medieval que adoptaraacute eacuteste y otros meacutetodos48 para abordar el estudio de las arquitecturas desde una renovacioacuten instrumental49 Frente a experiencias

47 ldquoSin duda esta clase de estudios no hubieran podido llevarse a cabo sin disponer del meacutetodo propuesto por E C Harris a partir de 1975 que nos indicoacute coacutemo poner orden a un registro que por entonces ya era estratigraacutefico en nuestro caso de acuerdo con las ensentildeanzas de Lamboglia y sus epiacutegonos pero que no acababa de aportar toda la objetividad posible en la recogida y la interpretacioacuten de los datos de campordquo (Loacutepez Mullor 2002 159)48 ldquoLrsquoampliamento delle ricerche archeologiche dalle civiltagrave antiche al medio-evo etagrave posteriori era ovvio che aumentasse gli interessi degli archeologi per gli elevati delle costruzioni ancora esistenti creando trasferimenti da un settore allrsquoaltro di metodi e strumenti di lavoro di varia originerdquo (Mannoni 1994 65)49 ldquoLa AA nace por tanto (a) al calor de la renovacioacuten estratigraacutefica proce-dente del mundo anglosajoacuten y (b) en el caldo de cultivo de una arqueologiacutea medieval que frente a la tradicioacuten idealista anterior priorizaraacute las nuevas teacutecnicas de estudio sobre el terreno y un estudio integral de la cultura mate-rialrdquo (Azkarate 2013 274)

Figura 26 Cambio de perspectiva en el estudio del edificio (Preguntoiro 23 en Santiago de Compostela Fotografiacutea copySonia Garciacutea Rodriacuteguez) Hasta la introduccioacuten de la AA los arqueoacutelogos se centraban casi con exclusividad en el estudio del subsuelo mientras que arquitectos historiadores de la arquitectura o historiadores del arte lo haciacutean de lo que se conservaba por encima de la cota cero La AA dotoacute al arqueoacutelogo de herramientas para abordar tambieacuten el estudio de la arquitectura por encima de esta cota cero pasando a entender el edificio como un sistema y haciendo el yacimiento extensible a la totalidad del mismo

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et al 2002a 7 Vega 2011 7)51 La revista Arqueologiacutea de la Arquitectura (CSICndashUPV-EHU) que nacioacute de aquel seminario ha contribuido precisamente a crear uno de esos campos de debate reflexioacuten e intercambio que se reivindicaba gracias a la importante demanda y difusioacuten que tiene a traveacutes sobre todo de la red A pesar de la heterodoxia de todas las experiencias que se siguen llevando a cabo bajo el paraguas de la AA creemos que precisamente esta heterodoxia ha contribuido a su enri-quecimiento tal y como apunta Azkarate (2013)

No podemos sin embargo obviar la importancia que la estratigrafiacutea tuvo (y debe tener) dentro de estas experiencias Por una parte la incorporacioacuten de instru-mentos estratigraacuteficos al estudio de la arquitectura pro-picioacute el comienzo de un nuevo campo de investigacioacuten generando una importante renovacioacuten metodoloacutegica y no menos importante reflexioacuten teoacuterica Por otra se sigue considerando que la AA estaacute determinada por su caraacutec-ter estratigraacutefico donde el diagrama o matrix52 se con-vierte en el ldquoeje principal de anaacutelisis y decodificacioacuten de la historia del edificiordquo en el que insertar la informacioacuten obtenida gracias a otros instrumentos de anaacutelisis53 ldquode caraacutecter tipoloacutegico formal estructural arqueomeacutetrico o el recurso a fuentes escritas son absolutamente im-prescindibles para lograr un afianzamiento de nuestra disciplina y un acercamiento maacutes soacutelido a la historia constructiva de nuestros edificios histoacutericosrdquo (Azkarate et al 2002a 8)

Sin embargo esta importancia central de la estrati-grafiacutea en el estudio de los contextos construidos desde la AA ha jugado a veces en su contra porque por una parte ha invisibilizado la propia AA llegando a equi-pararse o confundirse eacutesta con el anaacutelisis estratigraacutefico y por otra ha hecho que muchas veces la investigacioacuten de estos contextos se quede en el edificio sin ir maacutes allaacute

51 Luis Caballero denunciaba en 2009 la existencia de una Torre de Babel en este campo ldquoTermino planteando algunas cuestiones que denomino como nuestra lsquoTorre de Babelrsquo la tendencia por diferenciar grupos cerrados que amenazan por escindir una metodologiacutea comuacuten o por considerar como importantes cambios de base lo que son variantes metodoloacutegicas o termino-loacutegicas que deben ser entendidas como instrumentales dentro de un modelo profesional comuacutenrdquo (Caballero 2011 115)52 La representacioacuten de la secuencia que se obtiene del estudio de las cons-trucciones mediante anaacutelisis estratigraacutefico53 ldquoNuestro meacutetodo estaacute mejor preparado para fechar y comprender el edi-ficio como un documento histoacuterico ndash incluyendo en lo histoacuterico desde el as-pecto cronoloacutegico a la interpretacioacuten social y esteacutetica pero ello no debe hacer que invalidemos los otros meacutetodos Loacutegicamente aquellos caeraacuten en desuso [] si es que son menos uacutetiles que los nuevos instrumentos pero auacuten asiacute es posible que algunas de sus habilidades sigan siendo vaacutelidas Por otra parte aquellos meacutetodos son nuestros predecesores y en su historiografiacutea debemos ver reflejados nuestros iniciosrdquo (Caballero 1997 307)

inicialmente se aplicoacute exclusivamente a edificios monu-mentales En este momento se diversifican los trabajos cruzando y verificando datos procedentes de distintos tipos de fuentes como la documentacioacuten histoacuterica la iconografiacutea la cartografiacutea o los anaacutelisis de las carac-teriacutesticas de los materiales constructivos con los resul-tados de los anaacutelisis estratigraacuteficos de los edificios En estas primeras fases que Parenti califica de experimen-tacioacuten los objetivos prioritarios de la disciplina eran determinar las fases de la historia de los edificios y des-cribir sus teacutecnicas constructivas sobre todo en grandes contextos monumentales y para periacuteodos medievales Seraacute despueacutes cuando se ampliacutee el campo cronoloacutegico y constructivo analizando toda clase de edificaciones y no uacutenicamente las monumentales Para Brogiolo la AA en Italia se posicionaraacute entre dos perspectivas de un lado la oportunidad de perseguir objetivos de conocimiento histoacuterico investigando sinergias y colaboraciones con otras disciplinas que se ocupan tambieacuten de lo construi-do del otro la necesidad de mantener una relacioacuten con aquellos que trabajan en la transformacioacuten de la arqui-tectura para asumir una responsabilidad comuacuten en su salvaguarda (Brogiolo 2002 24-25)

Desde Italia la AA se difunde a otros aacutembitos europeos donde en las uacuteltimas deacutecadas se ha asistido a una profunda renovacioacuten de los estudios arquitectoacutenicos realizados desde la arqueologiacutea surgiendo distintas liacuteneas de trabajo como la Archeacuteologie du bacircti o Archeacuteo-logie des eacuteleacutevations en Francia la Baufordchung y la ldquoArqueologiacutea de la Construccioacutenrdquo en Alemania o la Ar-chaeology of Buildings o Building Archaeology en Gran Bretantildea Pero a pesar del comuacuten origen de todas ellas en un mismo contexto social y cientiacutefico no se puede hablar de una disciplina uacutenica en Europa ya que su geacute-nesis desarrollo y aacutembito e instrumentos de aplicacioacuten son muy distintos (Quiroacutes 2002 28) Para este autor es la experiencia italiana la que cuenta con una masa criacutetica de estudios maacutes afirmada ademaacutes de una codificacioacuten y normalizacioacuten de instrumentos maacutes soacutelida teniendo como criterio fundamental de anaacutelisis de la arquitectura la estratigrafiacutea (Quiroacutes 2002 28)

Efectivamente en las distintas reuniones celebradas en la uacuteltima deacutecada en Espantildea (el Seminario Interna-cional de Arqueologiacutea de la Arquitectura celebrado en Vitoria-Gasteiz en 2002 o el encuentro Arqueologiacutea aplicada al estudio e interpretacioacuten de edificios histoacute-ricos Uacuteltimas tendencias metodoloacutegicas celebrado en Madrid en 2009) se sigue reclamando la necesidad de una normalizacioacuten conceptual e instrumental (Azkarate

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o Divulgativa se tiene que basar siempre en un modelo coherente de registro arqueoloacutegico Su formacioacuten y en concreto la formacioacuten del PA (que es una parte privile-giada de aqueacutel) depende de praacutecticas sociales actuales determinadas por circunstancias contextuales concretas y que constituyen un tipo de trabajo especial que en rea-lidad adopta siempre el modo de una interpretacioacuten o valoracioacutenrdquo (Criado-Boado 1996a 28) La AA adquiere entonces un compromiso social con el conocimiento la proteccioacuten y la gestioacuten del patrimonio edificado (Azka-rate et al 2002a 9) Es precisamente esa implicacioacuten una de las razones que ha coadyuvado a su importante impulso en el marco de intervenciones de restauracioacuten y rehabilitacioacuten (Quiroacutes 2002 28) que al mismo tiempo han contribuido a la construccioacuten de su corpus teoacuterico-metodoloacutegico al tener que dar respuesta precisamente a los desafiacuteos generados por la intervencioacuten en patrimonio edificado

Como sucede para el contexto general europeo en Espantildea la AA tiene tambieacuten en la actualidad una con-cepcioacuten y un campo de actuacioacuten muy heterogeacuteneo que va desde las lecturas estratigraacuteficas de alzados hasta los anaacutelisis espaciales pero que incluye tambieacuten el anaacutelisis de la cadena operativa de los materiales constructivos los anaacutelisis arqueomeacutetricos las lecturas basadas en criterios analoacutegicos y estiliacutesticos la excavacioacuten de las boacutevedas de iglesias las propuestas de instrumentos de datacioacuten el estudio de procesos sociales a partir del documento arquitectoacutenico o el anaacutelisis criacutetico de docu-mentacioacuten planimeacutetrica histoacuterica (Quiroacutes 2002 27)54 No vamos a hacer aquiacute un anaacutelisis sobre su origen y de-sarrollo en Espantildea ese tema ha sido abordado tanto en las publicaciones a las que nos referiacuteamos anteriormente como en otras (Azkarate 2008 y 2013 Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011)

FINALIDAD MUacuteLTIPLE HACIA UNA GESTIOacuteN INTEGRAL DEL PATRIMONIO CONSTRUIDO DESDE EL CONOCIMIENTO

Siacute nos interesa sin embargo focalizar sobre cuaacuteles son los principales campos de investigacioacuten y aplicacioacuten a los que la AA se ha orientado y en los que se ha conso-lidado desde sus comienzos

54 Ejemplos de muchos trabajos con estos y otros enfoques han sido publi-cados en la revista Arqueologiacutea de la Arquitectura

Desde las primeras fases de su desarrollo distintos auto-res reivindicaron que el estudio del edificio debiacutea ser el instrumento base que permitiera generar investigaciones sobre temas maacutes generales (Brogiolo 2002 24) que la AA fuese una disciplina histoacuterica que contribuyese a la elaboracioacuten de una historia social de nuestro pasado a traveacutes del registro arqueoloacutegico impulsando nuevos problemas histoacutericos y la creacioacuten de nuevos aacutembi-tos de investigacioacuten (Azkarate et al 2002a 8) Pero precisamente la observacioacuten de la arquitectura desde una oacuteptica estratigraacutefica permitioacute ver cada edificio no como un modelo de estudio que representaba a un de-terminado estilo arquitectoacutenico sino como un resultado uacutenico de distintos modos de construir funciones usos y representaciones simboacutelicas ldquoLa historia de la arqui-tectura se convierte asiacute en una historia de los modos de construir maacutes que de lo construido Es necesaria pues la adopcioacuten de nuevas propuestas epistemoloacutegicas que complementen las propuestas que hasta ahora se han seguido en los estudios de la arquitecturardquo que permitan comprender los procesos sociales que se encuentran detraacutes de una secuencia estratigraacutefica para pasar de hacer estratigrafiacutea a hacer arqueologiacutea ldquoexplorando las muacuteltiples posibilidades que ofrece la arquitectura maacutes allaacute de su consideracioacuten como contenedora de objetos o soporte de estilordquo (Azkarate et al 2002a 8)

Existe un uacuteltimo aspecto importante que estaacute re-lacionado con la formacioacuten y consolidacioacuten de la AA en determinado contextos y muy especialmente en la peniacutensula ibeacuterica La AA trabaja fundamentalmente con un tipo de registro el patrimonio edificado que se encuentra todaviacutea en uso o que estaacute sujeto a constantes procesos de intervencioacuten restauradora o rehabilitadora Ya hemos visto como este patrimonio tras un proceso de re-conceptualizacioacuten estaacute siendo objeto de estudio de la AA a traveacutes de una importante renovacioacuten meto-doloacutegica y del planteamiento de nuevos modelos inter-pretativos del registro construido Pero hay que antildeadir que la AA nace comprometida socialmente (Azkarate et al 2002a 9) como parte integrante de la disciplina arqueoloacutegica ha heredado sus presupuestos episte-moloacutegicos y comparte aspectos como los que apunta Criado-Boado sobre la arqueologiacutea en general ldquocomo intervencioacuten intenta restablecer el sentido original de esos objetos en un universo actual tendraacute que ser siem-pre una empresa intelectual cognitiva y la gestioacuten de los recursos arqueoloacutegicos una praacutectica interpretativa realizada desde coacutedigos concretos y en niveles diferen-tes La Arqueologiacutea sea Puacuteblica Comercial Acadeacutemica

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(Criado-Boado 2002 92)57 Por ello el anaacutelisis histoacuterico debe ser imprescindible dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en conjuntos construidos permitiendo a par-tir de eacutel restituir la memoria colectiva (Brogiolo y Quiroacutes 2002 209) la memoria social (Criado-Boado 2002 91)

Se podriacutean poner muchos ejemplos para mostrar como la AA se ha convertido en una potente herramienta de conocimiento histoacuterico pero quizaacutes dos de los maacutes paradigmaacuteticos en nuestro contexto peninsular sean por una parte los trabajos liderados por Luis Caballero Zoreda del Grupo de Investigacioacuten en Arqueologiacutea de la Arquitectura del CSIC para las iglesias altomedieva-les de la peniacutensula y por otra los desarrollados por el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU dirigido por Agustiacuten Azkarate en la Cate-dral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz a los que ya nos hemos referido en varias ocasiones

Otro aspecto a destacar es que a pesar del enorme potencial de la AA para el estudio de la arquitectura de cualquier periacuteodo al que nos enfrentemos no debemos olvidar que eacutesta es un elemento sumamente complejo cuya formacioacuten y transformaciones responden a diferen-tes aspectos que se pueden escapar a su estudio exclusi-vo desde esta estrategia de investigacioacuten si tiene un foco de mira muy reducido (Caballero 2002 98) Por ello consideramos que los planes integrales que focalizan sus objetivos en el conocimiento de nuestro patrimonio construido se tienen que articular en torno a una impor-tante multiplicidad de disciplinas que realmente se in-tegren entre siacute58 para estudiar conocer y valorar eacuteste de la forma maacutes completa posible En este sentido nuestra propuesta intenta abordar la investigacioacuten en patrimonio construido desde dos estrategias de investigacioacuten como hemos dicho AA y ArPa atendiendo asiacute a varios niveles espaciales y de significacioacuten en los que se manifiesta la arquitectura Como apunta Caballero todas estas dis-ciplinas aplicadas a las construcciones histoacutericas bajo objetivos convergentes nos ofrecen informaciones de distinto caraacutecter que no son excluyentes ni determi-nantes pero siacute complementarias Aplicar este tipo de perspectivas a todos los proyectos arqueoloacutegicos en los que participemos no es siempre posible dependeraacute de la casuiacutestica de cada proyecto pero nuestro objetivo debe-riacutea ser intentar que esta mirada transdisciplinar lo sea

57 Creemos que es dentro de estas coordenadas como ha de entenderse la filosofiacutea que habiacutea detraacutes del proyecto Catedral de Vitoria o de otros llevados a cabo por el mismo grupo de investigacioacuten (Azkarate 2002b 57-58)58 Respondan como deciacutea Azkarate (2004 45) a una mirada interdisciplinar e incluso si es posible transdisciplinar

Herramienta para el conocimiento histoacuterico

Parenti se refiere a la informacioacuten histoacuterica ldquolegiblerdquo en las superficies arquitectoacutenicas como ldquola autenticidad de la construccioacuten arquitectoacutenicardquo (Parenti 2001 44) o lo que es lo mismo la arquitectura y las huellas que la actividad humana y los procesos naturales han ido de-jando sobre ella son la primera fuente documental sobre la historia del edificio y la sociedad que lo ha generado De ahiacute la necesidad de estudiarlas adecuadamente de entenderlas como Cultura Material y de su potencial para la Historia

Con la introduccioacuten de la AA se produce un salto res-pecto a praacutecticas anteriores en el estudio de los espacios construidos Simplificando mucho las aproximaciones que se haciacutean a la arquitectura desde la arqueologiacutea se quedaban muchas veces en la mera descripcioacuten de sus materiales o de sus formas para definir sus caracteriacutesticas principales y clasificarlas encuadrarlas en un momento histoacuterico concreto o en determinado estilo arquitectoacutenico establecidos desde disciplinas como la Historia del Arte o la Historia de la Arquitectura Si bien la AA atiende tambieacuten a la materialidad de la arquitectura no se limita a identificar los materiales con los que estaacute realizada sino que intenta entender y explicar por queacute se emplean unos materiales unas formas arquitectoacutenicas o unas teacutecnicas constructivas y relacionarlo con la sociedad que los ha utilizado trata de introducir todos estos y otros aspectos en unas coordenadas espacio-temporales y sociales55 a partir del cambio conceptual al que hemos hecho men-cioacuten por el que la arquitectura se entiende como ldquopotente medio de conocimiento de los contextos sociales y pro-ductivos que la generanrdquo (Azkarate 2002a 57) Para este autor esta idea es la mayor aportacioacuten de la AA puesto que la condicioacuten primigenia del monumento es la dimensioacuten documental por la riqueza informativa que nos suminis-tra a traveacutes del anaacutelisis de lo material sobre el edificio y su contexto social56 porque una sociedad ldquomientras cons-truye edificios en realidad construye la sociedad mismardquo

55 Estos cambios en la disciplinas no son exclusivos de la AA o de la Ar-queologiacutea en general sino que tambieacuten se muestran en la propia Arquitec-tura cuando algunos autores reivindican por ejemplo el paso de una teoriacutea procedimental a una teoriacutea sustantiva ldquoMientras que la teoriacutea procedimental describe coacutemo hacer arquitectura la teoriacutea sustantiva explica por queacute la arquitectura deberiacutea ser hecha de cierto modorsquo en clara referencia al mundo socio-cultural en lugar de procesos auto-referidosrdquo (Rabiacute 2005)56 Azkarate se refiere aquiacute a una de las tres dimensiones que posee un monu-mento arquitectoacutenico seguacuten recuerda A Gonzaacutelez (Azkarate 2002b 57) la dimensioacuten documental la arquitectoacutenica y la significativa

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restaurarlo rehabilitarlo o ponerlo en valor desde proyectos focalizados en monasterios o fortalezas que se iban a convertir en hoteles restos de murallas sobre las que se pretendiacutea construir viviendas de obra nueva o edificaciones rurales abocadas a desaparecer Y a cada uno de ellos corresponde una relacioacuten distinta que podriacutea ser representativa de los modos de relacioacuten socio-profesional entre arquitectos-as e historiadores-asarqueoacutelogos-as

Basaacutendonos tambieacuten en nuestra praacutectica diriacuteamos que existen algunos planteamientos que deberiacutean tener-se en cuenta a la hora de intervenir en un edificio histoacute-rico y que deben tener presente tanto su irrepetibilidad como su propiedad compartida

En primer lugar destacar la irrepetibilidad del pa-trimonio60 Cada objeto patrimonial cada arquitectura posee unos valores propios e intriacutensecos por tanto no existen recetas universales para la actuacioacuten en materia de patrimonio construido ni tampoco para su estudio y comprensioacuten Pueden por un lado aplicarse herra-mientas consensuadas desde las que identificar deter-minados patrones que se repiten tanto sincroacutenica como diacroacutenicamente determinadas teacutecnicas constructivas determinadas iconografiacuteas o relaciones espaciales que son replicadas y adaptadas en distintas arquitecturas tal y como propone la AA Por otro pueden tratar de interpretarse estos espacios construidos desde distintos modelos interpretativos O tambieacuten se puede plantear la intervencioacuten restauradora acudiendo a la experien-cia acumulada sobre el uso de materiales la recupe-racioacuten de antiguas teacutecnicas el conocimiento sobre las relaciones y diaacutelogos entre lo contemporaacuteneo y el pasadohellip61 Cada uno de estos aspectos se manifiesta de manera individual en cada arquitectura motivado por factores sociales teacutecnicos medioambientales o de disponibilidad de materiales y solamente la conjun-cioacuten (y comprensioacuten) de todos ellos al uniacutesono tendraacute como resultado un producto final que no otro que es el edificio la construccioacuten histoacuterica o el paisaje arqui-tecturizado

60 ldquoCada comunidad teniendo en cuenta su memoria colectiva y consciente de su pasado es responsable de la identificacioacuten asiacute como de la gestioacuten de su patrimonio Los elementos individuales de este patrimonio son portadores de muchos valores los cuales pueden cambiar en el tiempo Esta variabilidad de valores especiacuteficos en los elementos define la particularidad de cada pa-trimonio A causa de este proceso de cambio cada comunidad desarrolla una conciencia y un conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimoniordquo Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000)61 Son muchas las propuestas en este sentido por ejemplo algunas de las que recogen Mileto y Vegas (2004) o Doglioni (2002 y 2011)

fusionando o vertebrando incluso este tipo de interven-ciones en planes de investigacioacuten de mayor envergadura

Herramienta para la praxis restauradora

La praacutectica restauradora en los uacuteltimos antildeos del siglo XX y primeros del XXI se mueve entre dos plantea-mientos que si bien son complementarios chocan en algunos aspectos por las propias contradicciones que conllevan a la hora de llevarlos a la praacutectica Por un lado hablamos de la necesidad de conservar nuestro pa-trimonio construido y su memoria para las generaciones futuras y por otro de la necesidad de seguir habitando ese patrimonio lo que supone intervenir sobre eacutel

Muchos son los debates que tratan el tema de la conservacioacuten restauracioacuten y rehabilitacioacuten del patri-monio arquitectoacutenico Podemos encontrar opiniones en las que en materia de ciudades histoacutericas se ve la intervencioacuten como la buacutesqueda de un equilibrio entre la proteccioacuten la revalorizacioacuten y la revitalizacioacuten de los espacios patrimoniales y la necesidad de introducir nue-vos elementos que mantengan a la ciudad viva (Gallego 2000 9-10) u otras donde la intervencioacuten-restauracioacuten tiene una lectura doble y contraria como vehiacuteculo de la evolucioacuten o como baluarte contra la evolucioacuten (Manieri 2002 23-24) Opiniones que reflejan esta dualidad y que confrontan la proteccioacuten y la transformacioacuten de las ciudades histoacutericas El problema en este punto es coacutemo encontrar un justo equilibrio entre ambos extremos donde la praacutectica restauradora es sinoacutenima por un lado de intervencioacuten que introduce cambios que permiten seguir usando los espacios construidos aportaacutendoles nuevos usos o recuperando otros viejos y por otro se entiende como vehiacuteculo para la conservacioacuten de nuestro patrimonio construido tanto de sus valores materiales como inmateriales59 Y es aquiacute donde la AA juega un importante papel

Es innegable la relacioacuten que existe entre la praacutec-tica restauradora y la AA Si valoramos nuestra propia praacutectica los proyectos en los que hemos intervenido con escasas excepciones estaban relacionados con la intervencioacuten en patrimonio construido bien para

59 El cortometraje ldquoO Castelo da froitardquo httpswwwyoutubecomwatchv=BbPdFtkstjw fue presentado recientemente en el I Festival de Cur-tametraxes sobre o Patrimonio Arqueoloacutexico da Provincia de Pontevedra Te-learqueoloxiacutea 2016 En eacutel se muestra la percepcioacuten que parte de la vecindad de la villa de A Guarda tiene del Castelo de Santa Cruz y su reciente recupe-racioacuten patrimonial Y no todas hacen la misma lectura de esta trasformacioacuten

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previos llevados a cabo bajo los planteamientos meto-doloacutegicos de la AA y de otras disciplinas han permitido intervenciones posteriores mutiladoras y transforma-doras del patrimonio bajo la justificacioacuten de que habiacutea sido previamente estudiado En otras ocasiones los estudios previos son muy deficientes pero simplemente se consideran vaacutelidos por llevar el apellido ldquoanaacutelisis es-tratigraacuteficordquo o ldquoarqueologiacutea de la arquitecturardquo En ese sentido compartimos la idea de Antoni Gonzaacutelez ldquola lectura estratigraacutefica debe ser un medio y no un fin en siacute mismordquo (en Brogiolo y Quiroacutes 2002 209)

Herramienta para la conservacioacuten

Las y los profesionales que nos dedicamos a la gestioacuten del patrimonio debemos tener como un objetivo funda-mental su conservacioacuten (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000)

Hemos visto que el conocimiento histoacuterico debe ser consubstancial al acto de restauracioacuten y que en este acto debiacutea haber un proceso previo en el que no soacutelo identificaacutesemos la historia del edificio sino todo aquello relativo a su materialidad como informacioacuten necesaria para la elaboracioacuten del proyecto de restauracioacuten (Mi-leto y Vegas 2004 155) Lograr este conocimiento se puede hacer desde muchos aacutembitos disciplinares La experiencia acumulada en las uacuteltimas deacutecadas en aque-llos proyectos que se han dedicado a abordar el estudio del patrimonio edificado desde la AA demuestra que esta estrategia de investigacioacuten genera ademaacutes de una interpretacioacuten sobre el espacio construido analizado un importantiacutesimo volumen de datos que van desde la documentacioacuten geomeacutetrica del patrimonio hasta la informacioacuten relativa a las unidades estratigraacuteficas iden-tificadas tanto desde su georreferenciacioacuten en el edificio hasta aspectos de tipo descriptivo e interpretativo o a la evolucioacuten de sus espacios Toda esta informacioacuten corresponde loacutegicamente al momento previo de inter-vencioacuten en el edificio intervencioacuten que tambieacuten deberaacute documentase puesto que pasaraacute a constituir una nueva etapa en el mismo64 y constituye un material importan-tiacutesimo que contribuye a la conservacioacuten de la memoria de los espacios construidos

Este proceso de documentacioacuten se puede llevar a cabo desde varios planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos pero lo cierto es que la AA gracias al corpus metodoloacutegico que

64 ldquoNo se trata de congelar el edificio sino maacutes bien de concebir la interven-cioacuten como una fase maacutes de la estratificacioacutenrdquo (Mileto 1999 14)

Teniendo en cuenta lo anterior y aceptados los principios que se recogen en la Carta de Cracovia62 el proceso de conocimiento previo del edificio es una fase irrenunciable para cualquier intervencioacuten no soacutelo porque nos permite acceder a aspectos de la biografiacutea del edificio sino porque a traveacutes de ese conocimiento comprenderemos las soluciones que se adoptaron en el pasado y ayuda a la toma de decisiones en el presente Sin embargo todaviacutea no existe una reflexioacuten criacutetica ni una conciencia suficiente sobre la consubstancialidad entre el ldquoconocimiento de un monumentordquo y el ldquoacto de su restauracioacutenrdquo (Azkarate 2002b 59)

No podemos olvidar tampoco la propiedad del patrimonio puesto que pertenece a la sociedad y como depositaros que somos debemos reivindicar que la in-tervencioacuten en patrimonio construido se realice bajo cri-terios consensuados democraacuteticamente por la totalidad de la sociedad a la que toca intervenirlo en un momento concreto de su historia aspecto que no suele tenerse en cuenta

Un ejemplo concreto que ilustra la potencialidad de la AA dentro del proceso restaurador se encuentra en los trabajos realizados en la catedral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz por los arquitectos Caacutemara y Latorre (Caacutemara y Latorre 2002) a traveacutes del cual se analizoacute el comportamiento de las estructuras construidas de la catedral Los autores nos muestran coacutemo debiacutean com-prender a queacute periacuteodo correspondiacutea tal o cual comporta-miento estructural y queacute soluciones se habiacutean adoptado en aquel momento para corregirlo Esto no hubiera sido posible sin un estudio previo del edificio Del mismo modo se muestra que los resultados del estudio estruc-tural pudieron ayudar en muchas ocasiones a resolver otro tipo de preguntas histoacutericas Las conclusiones de estos y otros anaacutelisis se tuvieron en cuenta a la hora de tomar decisiones en el proceso global de restauracioacuten del edificio63

La relacioacuten AARestauracioacuten tambieacuten ha tenido consecuencias negativas para el patrimonio edificado pues no han sido pocas las ocasiones en las que la una ha justificado a la otra y viceversa Existen numerosos ejemplos en los que un importante gasto en estudios

62 La Carta de Cracovia hace una mencioacuten expliacutecita a los proyectos de restauracioacuten del patrimonio edificado ldquoSemejante conservacioacuten requiere un apropiado lsquoproyecto de restauracioacutenrsquo que defina los meacutetodos y los objetivos En muchos casos esto ademaacutes requiere un uso apropiado compatible con el espacio y significado existente Las obras en edificios histoacutericos deben prestar una atencioacuten total a todos los periodos histoacutericos presentesrdquo63 Recomendamos las conclusiones de su ponencia en el Seminario celebra-do en Vitoria-Gasteiz en el antildeo 2002 (Caacutemara y Latorre 2002 154)

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legislado65 Este es un aspecto que todaviacutea no hemos reivindicado lo suficiente No puede ser que la conser-vacioacuten de cierto tipo de patrimonio siga dependiendo de la sensibilidad de un investigador un teacutecnico un gestor o un poliacutetico66

La informacioacuten resultante del estudio de un espacio construido desde la AA puede resultar muy heterogeacutenea va desde los resultados de la lectura estratigraacutefica su interpretacioacuten y el establecimiento de las fases del edi-ficio hasta su representacioacuten graacutefica con anterioridad a la intervencioacuten o como resultado de las interpretaciones de las lecturas o de la aplicacioacuten de otro tipo de anaacute-lisis empleando por ejemplo reconstrucciones de los diferentes momentos de uso pasando por el vaciado documental el estudio de las tipologiacuteas edilicias o de las teacutecnicas constructivas Pero toda ella contribuye a la creacioacuten de archivos documentales del patrimonio cons-truido que ayudan a su conservacioacuten convirtieacutendose asiacute en un instrumento de primer orden en este sentido

Esta conservacioacuten se puede llevar a cabo de muchas maneras pero es tambieacuten fundamental su transmisioacuten y reversioacuten a la sociedad desarrollando los uacuteltimos esla-bones de la Cadena de Valor del Patrimonio Por ello diferentes autores han reivindicado siempre como una de las fases del proceso de estudio la elaboracioacuten de archivos documentales en los que se ponga a disposicioacuten puacuteblica la informacioacuten obtenida de este tipo de estudios y la publicacioacuten de los resultados (Caballero 1995 44) Eacutesta es una parte fundamental en todo el proceso de revalorizacioacuten de patrimonio

65 ldquoLa Arqueologiacutea de la Arquitectura al no estar reglamentada resulta laquoin-visibleraquo para la Administracioacuten Para que eacutesta encargue su aplicacioacuten tiene no soacutelo que ser consciente de su existencia sino de su necesidad y del traacutemite que puede seguir para gestionarla Como este camino no estaacute normativizado es necesario que lo siga un intermediario al que hemos llamado laquoresponsa-bleraquo una persona interesada que normalmente puede ser el arqueoacutelogo [hellip] o el arquitecto encargado de la intervencioacuten o un teacutecnico responsable con funciones administrativopoliacuteticas conocedor del meacutetodo y atraiacutedo por su introduccioacutenrdquo (Caballero 2004 129)66 Un ejemplo reciente de este debate se puede ver en el artiacuteculo de Aacutelvaro de Coacutezar y Joseacute Marcos ldquoLa ciudad descatalogadardquo publicado el 14 de abril de 2013 en El Paiacutes que hace referencia a nueva ley autonoacutemica de patrimo-nio madrilentildea ldquoLa arqueologiacutea es seguacuten denuncian los criacuteticos una de las grandes perdedoras con la nueva Ley de Patrimonio lsquoCon la nueva ley el valor arqueoloacutegico queda difuminado y casi eliminado La labor arqueoloacutegica queda bastante defenestradarsquo asegura Diana Diacuteaz presidenta del Colegio de Arqueoacutelogos de Madrid La ley elimina la obligatoriedad de realizar infor-mes arqueoloacutegicos preventivos en los proyectos de construccioacuten Sin esos informes las excavadoras pueden arrasar yacimientos sin que nadie se diera cuenta lsquoLa ley no va a afectar a yacimientos como el de Titulcia declarado BIC el pasado agosto Pero para llegar a esa declaracioacuten antes de todo eso tuvieron que ir arqueoacutelogos descubrir los yacimientos que habiacutea y documen-tarlosrsquo concluye la arqueoacutelogardquo

ha desarrollado en las uacuteltimas deacutecadas se ha convertido en una potente herramienta para la conservacioacuten Por todo lo que hemos visto es importante incorporar dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en espacios construidos un riguroso programa de estudio desde el que se empleen las herramientas maacutes adecuadas en cada caso Esto implica tambieacuten disentildear y planificar las intervenciones en todas sus fases que loacutegicamente deben contemplar una fase previa de documentacioacuten Somos conscientes de que durante el proceso restaurador ciertos aspectos de la biografiacutea del edificio pueden llegar a perderse ante la propia y necesaria salvaguarda de la totalidad del mismo o ante la decisioacuten consensuada de priorizar ciertos elementos del edificio sobre otros ante la imposibilidad de conservar todos ellos (motivo por el cual debemos documentar todo el proceso y aprovechar la oportunidad uacutenica que para el conocimiento supone esta praacutectica) Esa fase previa irrenunciable de conocimiento de los espacios construidos permite obtener infinidad de datos que hay que interpretar y conservar para futuras investigaciones intervenciones o para su disposicioacuten puacuteblica La AA se ha mostrado como una de las estrategias de investigacioacuten maacutes rigurosas productivas y eficaces porque intenta comprender las construcciones histoacutericas de forma sincroacutenica y diacroacutenica a traveacutes de su materialidad y desde dentro de siacute mismas

No entendemos por queacute despueacutes de dos deacutecadas largas de desarrollo de la AA en Espantildea en las que se ha demostrado su potencialidad y se ha teorizado sobre la fragilidad del patrimonio construido sobre su irrepe-tibilidad sobre la necesidad y obligatoriedad de llevar a cabo proyectos de restauracioacuten respetuosos con este patrimonio y con los valores materiales e inmateriales de los que es portador todaviacutea en 2016 las legislaciones estatal y autonoacutemicas en su mayoriacutea no presentan las mismas cautelas a la hora de intervenir en patrimonio construido que por ejemplo en patrimonio arqueoloacute-gico ldquoconvencionalrdquo Si no es posible llevar a cabo en muchas comunidades un proyecto de construccioacuten de una autopista sin que haya una evaluacioacuten previa de im-pacto ambiental y arqueoloacutegico que conlleve el estudio de cada uno de los elementos arqueoloacutegicos que vayan a ser afectados por este proyecto iquestcoacutemo es posible sin embargo actuar sobre nuestros cascos histoacutericos mo-nasterios fortalezas o paisajes construidos sin que haya una documentacioacuten previa exhaustiva de los mismos En la mayor parte de los casos su documentacioacuten de-penderaacute de la mayor o menor sensibilidad de los teacutecni-cos que formen parte de direccioacuten general de patrimonio que corresponda cuando este aspecto tendriacutea que estar

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de la Catedral de Santa Mariacutea (Azkarate et al 2002b) o Salinas de Antildeana67 (Plata Montero 2008 y 2009)68

Para concluir breves aportaciones de la AA

Recientemente se apuntaba que nadie puede negar una evolucioacuten desde los momentos iniciales de la AA ldquoen los que los testimonios arquitectoacutenicos no eran para los arqueoacutelogos sino contenedores de contextos estratigraacute-ficos que permitiacutean su secuenciacioacuten histoacuterica a otros maacutes recientes en los que se enfatiza tambieacuten su capaci-dad para acceder a dimensiones simboacutelicas y sociales o se reconoce su potencialidad para participar activamente en proyectos interdisciplinarios relacionados con la documentacioacuten conservacioacuten y socializacioacuten de los pai-sajes culturalesrdquo (Azkarate 2013 11) Hemos resentildeado algunos proyectos que ejemplifican este hecho

Sin embargo todaviacutea queda mucho por hacer para regularizar normativizar y democratizar la disciplina En la reunioacuten organizada en el Instituto del Patrimo-nio Cultural de Espantildea en 2009 se apuntaba hacia este hecho y en 2016 los que participamos en aquella reunioacuten todaviacutea no hemos realizado un documento en este sentido Sigue siendo ademaacutes necesario apostar por programas de formacioacuten en AA dentro de los planes es-peciacuteficos de arqueologiacutea pero tambieacuten de restauracioacuten arquitectoacutenica de arquitectura y de historia del arte Es necesario normativizar una exigencia por parte de las administraciones puacuteblicas de documentar los espacios construidos antes de ser intervenidos (insistimos en la idea de Azkarate de que el conocimiento es un acto

67 La investigacioacuten llevada a cabo en este valle salinero ha desencade-nado una serie de procesos sociales culturales y econoacutemicos que ponen de manifiesto la rentabilidad en teacuterminos patrimoniales y sociales de la aplicacioacuten de la cadena de valor del patrimonio (httpswwwgourmetsnetsalonindexphproute=actividades2Fexpositores2Fdetalleampexpositor_id=483576 httpwwwelcorreocomvizcayav20130409alavacola-boracion-valle-salado-anana-20130409html son algunos ejemplos de esta rentabilidad)68 Aunque estos son dos de los proyectos maacutes identificativos del actual Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido esta misma filosofiacutea y enfoque hacia la gestioacuten integral del patrimonio construido se ha apli-cado a otras proyectos desarrollados maacutes recientemente como el que el grupo lleva a cabo en el Fuerte Sancti Spiritus (Puerto Gaboto Santa Fe Argentina) y su entorno (Azkarate et al 2012) con presencia en las redes sociales (httpswwwfacebookcomProyectoFuerteSanctiSpiritusArgentina) Existen otros muchos proyectos arqueoloacutegicos llevados a cabo por otros grupos y planteados desde la gestioacuten integral del patrimonio pero hemos acudido a estos ejemplos porque nos interesaba hacer hincapieacute aquiacute en trabajos desarrollados para este fin desde la AA o al menos con una fuerte presencia de esta estrategia de investigacioacuten en sus planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos

Herramienta para la gestioacuten

Recordemos que una de las mayores aportaciones de la AA a la arqueologiacutea y la historia fue comprender que las arquitecturas eran un potente medio de conocimien-to de los contextos sociales y productivos que las gene-raron (Azkarate 2002a 57) Pero ldquoseriacutea un grave error estrateacutegico y metodoloacutegico (tambieacuten deontoloacutegico) preocuparnos uacutenicamente del conocimiento histoacuterico ignorando la situacioacuten que vive el patrimonio edifica-dordquo (Azkarate 2002a 58) Y efectivamente de nada nos valdriacutea seguir aumentando el conocimiento sobre nuestra arquitectura ampliando o completando estu-dios anteriores si no somos capaces de gestionar este patrimonio y en la gestioacuten entran todos los aspectos anteriores el propio conocimiento la restauracioacuten o la conservacioacuten pero tambieacuten otros como la reversioacuten del conocimiento a la sociedad su divulgacioacuten y difusioacuten la toma de decisiones sobre el presente y futuro de ese patrimonio la participacioacuten de la sociedad en esa toma de decisiones etc

Uno de los aspectos que maacutes interesaba desarrollar en la propuesta de la que deriva este texto era contri-buir a generar un modelo de gestioacuten integral del patri-monio construido o al menos identificar determinados procesos que se puedan adaptar a generar modelos de gestioacuten integral que se adecuacuteen a cada caso si bien es cierto este aspecto no se trata en este texto pues presentar ese modelo no es su objetivo Simplemente queremos incidir en que es en el campo de la gestioacuten del patrimonio construido donde la AA presenta un grandiacutesimo potencial no soacutelo por la contribucioacuten que precisamente ha realizado a la gestioacuten integral de ese patrimonio (anaacutelisis documentacioacuten restauracioacuten re-habilitacioacuten puesta en valor socializacioacuten conserva-cioacuten etc) sino porque en la mejora de esa gestioacuten se han desarrollado diferentes teacutecnicas que han permitido la renovacioacuten de la disciplina arqueoloacutegica contribu-yendo a generar una estructura retroalimentada entre los procesos teacutecnicos y la investigacioacuten (Azkarate 2002b 61)

Es precisamente desde la comprensioacuten de la dife-rentes dimensiones del patrimonio y de su potencialidad como multi-recurso donde surgen proyectos que en su planteamiento intentan atender a todos los eslabones de la cadena de valor del patrimonio y evidentemente a su gestioacuten desde los aacutembitos maacutes diversos (cientiacutefico cultural social poliacutetico econoacutemicohellip) Soacutelo desde es-tas perspectivas se pueden entender proyectos como el

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arqueologiacutea comienza a formar parte del proceso de restauracioacuten logrando codificar un protocolo de inter-vencioacuten estratigraacutefica integral de los edificios analizados (Loacutepez Mullor 1993 1999 2002 y 2011) Y gracias a la vertiente social de muchos de los proyectos planteados (volvemos a remitirnos tanto a los trabajos que se lleva-ron a cabo desde el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic ndashLoacutepez Mullor 1993ndash como desde el Grupo de Investi-gacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU)

No han faltado tampoco aquellos grupos e inves-tigadores que han empleado la AA como herramienta para la revisioacuten de modelos interpretativos anteriores y la construccioacuten de nuevos modelos tal es el caso del trabajo de Luis Caballero y su equipo sobre las iglesias altomedievales de la peniacutensula ibeacuterica (Caballero y Utrero 2005) o de Juan Antonio Quiroacutes y el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio y Paisajes Culturales que dirige sobre la Alta Edad Media

Pero como deciacuteamos auacuten quedan pasos por dar hasta lograr sobre todo la regularizacioacuten y normati-vizacioacuten de la disciplina Es tal vez momento para la reflexioacuten sobre queacute camino queremos construir en el futuro y cuaacuteles con las necesidades fundamentales para que la AA consolide su papel dentro de la historia de la arqueologiacutea Y creo que puede ser de la mano de otras compantildeeras como la ArPa como pueda maximizar sus potencialidades

OTRAS MIRADAS UNA PROPUESTA INTEGRADORA A MODO DE CONCLUSIOacuteN

Estos fueron los conceptos y marcos teoacutericos desde los que se abordoacute la investigacioacuten sobre paisajes for-tificados que comentaacutebamos al inicio de este texto En el primer caso intentamos revisar dos conceptos clave en nuestra aproximacioacuten los de arquitectura y paisaje observaacutendolos desde la matriz que representa la onto-logiacutea del Patrimonio Arqueoloacutegico (PA) empleada por Criado-Boado (2012 193-194) A partir de esta matriz presentamos ambos elementos patrimoniales como ma-terializacioacuten de un concepto resultado de un proceso y recurso del pasado en el presente Esta conceptualiza-cioacuten comuacuten nos permitioacute estudiarlos desde una misma perspectiva y dentro de una misma matriz espacial Unificar el estudio de ambas entidades era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas las arquitecturas defensivas to-das las estructuras asociadas a ellas y el territorio en el

consubstancial a la restauracioacuten) Algunas de las praacutecti-cas que se han llevado a cabo en nombre de la AA desde diferentes aacutembitos sin la formacioacuten necesaria simple-mente por considerarse que muchas de las metodologiacuteas que se aplican al estudio de los edificios histoacutericos no son destructivas sin tener en cuenta que las consecuen-cias de esos informes siacute pueden llegar a serlo tienen que dejar de producirse o al menos conllevar una reflexioacuten profunda sobre sus consecuencias Independientemen-te de que nuestras interpretaciones sobre los espacios construidos puedan ser o no cuestionadas el acto de registrar la informacioacuten que nos proporcionan los docu-mentos construidos y los contextos en lo que se ubican es un acto fundamental en arqueologiacutea y de una tremen-da irresponsabilidad no llevarlo a cabo adecuadamente

Finalmente nos gustariacutea remarcar algunos aspectos ya comentados que hacen hincapieacute en la importancia que la AA estaacute teniendo en la renovacioacuten arqueoloacutegica de las uacuteltimas deacutecadas En primer lugar un aspecto a destacar es el alto grado de publicacioacuten que ha tenido desde el comienzo de su desarrollo en Europa ya que desde momentos muy tempranos contoacute con el suple-mento Archeologia dellrsquoArchitetura dentro de la revista Archeologia Medievale (httpwwwbibarunisiitrivis-tearcheologia-dellarchitettura) o con la publicacioacuten de monograacuteficos en revistas o de actas de distintos cursos congresos y encuentros que iban mostrando los avances en la disciplina69 lo cual contribuyoacute a su raacutepida difusioacuten que a su vez ayudoacute a paliar la importante carencia de formacioacuten especiacutefica en AA que existiacutea (y existe) en la mayoriacutea de las universidades espantildeolas sobre todo en los primeros antildeos de su implantacioacuten en la peniacutensula

Por otra parte cabe destacar tambieacuten que desde su inicio la AA tuvo una vertiente muy aplicada tanto en el desarrollo metodoloacutegico como en la transferencia de conocimiento gracias sobre todo a su vinculacioacuten con el campo de la restauracioacuten desde el que se abrieron nuevos caminos para la misma Es el caso por ejemplo de la importante labor desarrollada por el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic Local de la Diputacioacuten de Bar-celona de la mano de Antoni Gonzaacutelez Moreno-Navarro (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999a y 1999b Gonzaacutelez Moreno-Navarro et al 1990) donde se consolidoacute un equipo dedicado a la restauracioacuten arquitectoacutenica en el que se primaba la interdisciplinariedad y donde la

69 Archeologia dellrsquoArchitettura 2 Caballero y Latorre 1995 Caballero y Escribano 1996 Fontenla 1997 y 1998 Azkarate 2002ordf y 2003 Ayaacuten et al 2003 por ejemplo

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nuestra estrategia de investigacioacuten deriva directamente del concepto teoacuterico de espacio de su interpretacioacuten en el campo de la arquitectura y de coacutemo acaba contribu-yendo a la investigacioacuten de las arquitecturas preteacuteritas Haremos un breve recorrido por estas temaacuteticas antes de llegar a la conclusioacuten que nos interesa

Recordemos que la arquitectura es ante todo una tecnologiacutea constructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) Anali-zando la configuracioacuten formal de una construccioacuten se puede por un lado encontrar ciertas pautas de regu-laridad que la hacen coherente dentro de un patroacuten de racionalidad y por otro identificar recurrencias estruc-turales que indiquen un determinado modo de concebir el espacio en esa cultura En la arquitectura fortificada de eacutepoca moderna el baluarte constituye un elemento que se repite y confiere una forma caracteriacutestica a este tipo de fortificacioacuten (poliacutegonos estrellados) pero maacutes allaacute de ser un elemento representativo de la arquitectura que analizamos formalmente hablando tambieacuten lo es de los principios que la generan de su patroacuten de racio-nalidad El baluarte es una figura que evoluciona a partir de los cubos de la muralla medieval para intentar paliar los efectos que en eacutesta produjo la introduccioacuten de la ar-tilleriacutea los cubos evolucionan hacia formas triangulares primero el bastioacuten y maacutes tarde el baluarte Eacuteste tiene forma de punta de flecha con dos caras dos flancos y una gola Supone ldquouna forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular [hellip] que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzado Su propia defensa partiacutea de los flancos y orejonesrdquo (Porras 1995 53) Es decir es una figura que materializa una de las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada ldquoMAXIMA Nordm1 Todas las partes de la fortificacioacuten deben ser vistas y flanqueadas las unas de las otrasrdquo (Lucuze 1772 en Porras 1995 48) El mismo argumento podriacuteamos usar para el concepto paisaje que veiacuteamos coacutemo tambieacuten su-poniacutea la materializacioacuten del patroacuten de racionalidad que estaacute detraacutes de la fortificacioacuten del periacuteodo que nos ocupa al llevar al territorio los mismos principios que regiacutean la arquitectura La conceptualizacioacuten final del PF moderno que surgioacute de nuestra investigacioacuten y que veremos maacutes adelante apoya esta afirmacioacuten

Teniendo en cuenta las conclusiones obtenidas en nuestro trabajo proponemos dar un salto hacia una nocioacuten simbioacutetica de ambos conceptos que nos permita estudiarlos de forma conjunta sin renunciar a las espe-cificidades de cada uno de ellos y a su individualizacioacuten

que se insertan conforman un paisaje construido por lo que su valorizacioacuten y caracterizacioacuten como entidades aisladas no creiacuteamos que fuese la estrategia adecuada a nuestro fin de caracterizar este paisaje

El estudio en detalle y por separado de la arquitec-tura y el paisaje permitioacute en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico y acceder a un mayor nuacutemero de elementos materiales e inmate-riales que conforman ambas realidades pero intentar introducir dentro del proceso de caracterizacioacuten y valo-rizacioacuten del registro arqueoloacutegico al paisaje y la arqui-tectura conjuntamente nos permite acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta aboga por abordarlas como parte integrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Detraacutes del planteamiento de aquella investigacioacuten no soacutelo estaba abordar su estudio conjunto sino pro-poner tambieacuten un modelo de trabajo Nuestra intencioacuten era plantear una estrategia o programa de investigacioacuten arqueoloacutegico (PIA) en Paisajes Fortificados (PF) Un PIA necesita ldquoproveerse de una formulacioacuten teoacuterica pertinente que incluya reflexiones y dispositivos que le permitan dar cuenta de aquel segmento de la realidad que investigardquo (Id 178) en nuestro caso los paisajes culturales El autor analiza los aspectos que debe incluir un PIA70 (Criado-Boado 2012 178-179) una ontologiacutea una epistemologiacutea una base teoacuterica una propuesta me-todoloacutegica una metodologiacutea un meacutetodo unos modelos interpretativos y una dimensioacuten criacutetica Haremos aquiacute simplemente una reflexioacuten sobre el modelo de trabajo que construimos para abordar el estudio de los PF

Desde la arquitectura y el paisaje hacia el espacio construido

Tras haber analizado los conceptos de arquitectura y paisaje e identificarlos como baacutesicos en nuestra investi-gacioacuten era inevitable que emergiese el de espacio como sustancial en nuestro trabajo El Espacio es una de las dimensiones fundamentales de la investigacioacuten arqui-tectoacutenica y de determinada investigacioacuten arqueoloacutegica y de su concepcioacuten dependen las teacutecnicas analiacuteticas a emplear en su estudio Una parte imprescindible de

70 Nosotros hablamos de Programa de Investigacioacuten Arqueoloacutegica realmen-te el autor se refiere a un contexto maacutes amplio a un programa de investiga-cioacuten cientiacutefica

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con el tiempo (Criado-Boado 1993b 15 y ss) tal y como indica Foucault el primero es considerado como lo inmoacutevil lo muerto mientras que el tiempo era rico fecundo dejando al espacio en un segundo plano supe-ditado al tiempo

Pero en todos estos conceptos de espacio quedan muy empobrecidos aspectos de la vivencia espacial como la relacioacuten emocional y simboacutelica con el medio ambiente Englobando estos aspectos esenciales C Nor-berg-Schulz (1980 9-12) al hacer un estudio sobre la nocioacuten de espacio distingue entre varios conceptos es-pacio pragmaacutetico espacio perceptivo espacio existen-cial espacio abstracto espacio cognoscitivo del mundo fiacutesico espacio abstracto de las puras relaciones loacutegicas espacio expresivo o artiacutestico y espacio arquitectoacutenico73 Aunque estaacuten encadenados unos con otros (Mantildeana et al 2002 26) nos interesan aquiacute los dos uacuteltimos el primero porque acoge al segundo el segundo porque se puede definir como una concretizacioacuten del espacio existencial del hombre

En este breve recorrido por los distintos aacutembitos teoacutericos en los que se reflexiona sobre el concepto de espacio se observa que eacuteste ha pasado de ser una no-cioacuten con un uacutenico significado (lugar espacio tridimen-sional etc) a valorarse de forma multidimensional considerando tanto su concepcioacuten como matriz fiacutesica como la percepcioacuten que el ser humano tiene sobre eacutel y el significado cultural que lleva impliacutecito Este espacio multidimensional estaacute directamente relacionado con el patroacuten de racionalidad74 de la sociedad que lo genera y vive siendo ademaacutes la arquitectura (y el paisaje) el medio maacutes evidente de concretar los conceptos espa-ciales de esta racionalidad Quizaacutes sea el estudio de la espacialidad de una sociedad preteacuterita uno de los medios maacutes satisfactorios de acceder a su racionalidad como lenguaje que permanece

El espacio en Arquitectura espacio y paisaje espacio construido

En las uacuteltimas deacutecadas del siglo XIX nace la arquitectura moderna para romper con el eclecticismo decimonoacutenico dominante en ella destacan la fusioacuten de ornamentacioacuten y construccioacuten como unidad y el hecho de ser el primer movimiento que visualizoacute la nueva conciencia de la

73 Sobre el concepto de espacio veacutease tambieacuten Scruton 1979 43-52 y Sennet 199174 El pensamiento de Leacutevi-Strauss

cuando sea necesario de manera que podemos caracte-rizarlos y valorizarlos tanto por separado como conjun-tamente seguacuten el enfoque que hemos presentado en las paacuteginas anteriores Nos referimos a la introduccioacuten del concepto de espacio construido

El concepto de Espacio71

La mayor parte de las acciones humanas encierran un aspecto espacial por un lado los objetos estaacuten distri-buidos seguacuten relaciones espaciales (lejos-cerca interior-exterior etc) por otro el ser humano para poder llevar a cabo sus acciones debe comprender esas relaciones y unificarlas en un concepto espacial

El espacio considerado como una de las dimen-siones existenciales fundamentales del ser humano (Norberg-Schulz 1980 9) ha sido objeto de estudio y reflexioacuten de la filosofiacutea y las ciencias desde muy anti-guo La uacuteltima revolucioacuten del concepto en ambos cam-pos llegoacute con Einstein que sintetizoacute los conceptos de espacio existentes en fiacutesica a tres categoriacuteas principales (Ven 1981 67-72) el concepto aristoteacutelico de espacio como lugar el concepto de espacio como contenedor y el concepto de espacio como campo cuatridimensional el espacio relativo A partir de aquiacute el antiguo concep-to de un uacutenico tipo de espacio se complejiza espacios fiacutesicos concretos (micro ordinario y macro) y espacios matemaacuteticos abstractos inventados por el hombre para describir con mayor o menor grado de aproximacioacuten los anteriores La teoriacutea de la relatividad nos lleva maacutes allaacute de esta dicotomiacutea entre espacio y tiempo ldquosustituyen-do la idea de trozos de materia situadas en un espacio tridimensional por una serie de acontecimientos en un espacio-tiempo de cuatro dimensionesrdquo (Norberg-Schulz 1980 9-10)

Fuera del aacutembito de las ciencias la idea de espacio adquiere tambieacuten otras dimensiones La nocioacuten tradi-cional de espacio estaacute reducida a un problema natural geograacutefico como un mero lugar de residencia o un sitio de explotacioacuten A partir del siglo XIX y bajo la racionalidad burguesa se considera al espacio como naturaleza que explotar reducieacutendolo a su dimensioacuten de territorio un espacio dominado que se puede parcelar medir o vender72 Ademaacutes dentro del sistema de saber moderno el espacio ha estado en descreacutedito en relacioacuten

71 Este apartado y el siguiente estaacuten basados en nuestro trabajo previo Ma-ntildeana et al 2002 25-2972 Es un concepto que sirve para justificar el uso que se hace del espacio a partir de este momento en consonancia con la propia racionalidad burguesa

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de la circulacioacuten en los edificios En todas estas teoriacuteas la percepcioacuten de los espacios se perfila como funda-mental en el estudio de la arquitectura siendo una de las claves el movimiento

De este modo en la arquitectura moderna se pro-pusieron diversos supuestos respecto al espacio Uno de los autores fundamentales en esta actualizacioacuten fue S Giedion (1980 y 1988) para quien el proceso por el cual una imagen espacial puede ser transpuesta a la esfera emocional es expresado por el concepto espacial ldquoProporciona informacioacuten acerca de la relacioacuten entre el hombre y lo que lo rodea Es la expresioacuten espiritual acerca de la realidad que se halla frente a eacutel El mundo situado ante eacutel es modificado por su presencia le obliga a proyectar graacuteficamente su propia posicioacuten si desea relacionarse con eacutelrdquo (Norberg-Schulz 1980 13) Este aserto coincide con el identificado en la Arqueologiacutea del Paisaje en el que se considera que a traveacutes del estudio de los conceptos de espacialidad de su modelo estruc-tural se puede acceder al esquema de racionalidad que los generoacute (Mantildeana et al 2002 27)

Los estudios sobre el espacio arquitectoacutenico de-penden del concepto de espacio base que se utilice Norberg-Schulz (1980 13 y ss) distingue los estudios que se fundamentan en el espacio euclidiano el tridi-mensional y estudian su gramaacutetica es decir se basan en el desarrollo de modelos de dos o tres dimensiones de caraacutecter geomeacutetrico formando parte eacutesta de la sintaxis del espacio arquitectoacutenico y aquellos otros que tratan de desarrollar una teoriacutea del espacio sobre la base de la psicologiacutea de la percepcioacuten sobre todo de las impre-siones sensaciones y anaacutelisis de los efectos generados sobre el ser humano que percibe El autor considera que ambos tipos de estudios seriacutean deficientes y parciales El primero porque excluye al ser humano discutiendo de geometriacutea abstracta y el otro porque reduce el espacio y la arquitectura a impresiones olvidaacutendose del espacio como dimensioacuten existencial y como lugar de relacioacuten entre el hombre y el medio que lo rodea Para salvar esta carencia propone introducir el concepto de espacio existencial dentro del estudio del espacio en arquitectura y de su interpretacioacuten ya que si los aspectos geomeacutetri-cos y perceptivos se analizan dentro de un esquema de comprensioacuten maacutes general cada uno de ellos adquiere una mayor significacioacuten que la que tendriacutean por sepa-rado (Norberg-Schulz 1980) Un estudio de la espacia-lidad de una construccioacuten arquitectoacutenica que no estaacute integrado dentro de la racionalidad que la generoacute queda mutilado y sin sentido Eacutesta es precisamente una de las

abstraccioacuten espacial surgiendo por primera vez la idea de espacio en cuanto idea arquitectoacutenica75 (Ven 1981 en Mantildeana et al 2002 26) Es entonces cuando arquitectos e historiadores del arte empiezan a considerar el espacio como un concepto fundamental en arquitectura gracias a influencias como las del filoacutesofo Lao-Tseacute En lo que se refiere al espacio fue fundamental la expresioacuten en su teoriacutea (ca 550 a C) de la superioridad de lo conte-nido en un espacio arquitectoacutenico del espacio interior Este pensamiento ejercioacute una gran atraccioacuten entre los arquitectos ldquoquienes perciben el contenido intangible de la forma arquitectoacutenica como lo que verdaderamente impulsa a la arquitecturardquo (Ven 1981 23) Esta es la pri-mera tentativa escrita de interpretacioacuten de la liacutenea fron-teriza como continuidad del espacio poniendo eacutenfasis no tanto en el espacio interior como en aquellas partes del edificio que transmiten lo interior hacia el espacio exterior (los umbrales)

En el estudio del concepto de espacio en Arquitec-tura destacan las teoriacuteas de varios historiadores del arte y arquitectos Schmarsow considera que la arquitectura se genera a partir del cuerpo humano y defiende su ca-raacutecter funcionalista Distingue tres modalidades de espa-cios el taacutectil el moacutevil y el visual con lo que incorpora los sentidos en simultaacuteneas y sucesivas experiencias en el espacio y el tiempo Hildebrand sin embargo per-cibe el espacio a traveacutes de la visioacuten pura (imaacutegenes en reposo) y la visioacuten cineacutetica (imaacutegenes recibidas con el espectador en movimiento) Las teoriacuteas cubistas que a partir de la teoriacutea de la relatividad de Einstein antildeaden el concepto de la cuarta dimensioacuten que se adquiere con el movimiento del cuerpo76 (frente a la tradicional dimen-sioacuten euclidiana estaacutetica) fueron tambieacuten fundamentales para el estudio del espacio en arquitectura Uno de los mayores representantes de la arquitectura moderna Le Corbusier acaboacute adoptando tambieacuten esta cuarta dimen-sioacuten llamaacutendola ldquoespacio inefablerdquo o ldquoestado emocional por el que se experimentan espacios definidos por series armoacutenicasrdquo (Ven 1981 91) lo que deriva en una gran consideracioacuten en la disposicioacuten del volumen y al orden

75 ldquofue a mediados del siglo XIX cuando la palabra lsquoespaciorsquo comenzaba a ser utilizada por algunos criacuteticos sobre todo en el aacutembito alemaacuten donde lsquoespaciorsquo y lsquohabitacioacutenrsquo son linguumliacutesticamente similaresrdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 165)76 En las vanguardias de principios de siglo se emplean modelos arquitectoacute-nicos directamente relacionados con los planos superpuestos caracteriacutesticos del cubismo en los que la transparencia del material permite la visioacuten a tra-veacutes y simultaacutenea de los diversos planos interiorexterior ldquoEn esa influencia reciacuteproca de espacios que se produciacutea a traveacutes de un material real pero lsquoinvi-siblersquo radicaba la concepcioacuten espacio-temporal entendida como el nuevo pa-radigma de la arquitectura de este siglo [XX]rdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 166)

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De acuerdo con este marco teoacuterico y conceptual la ArPa prioriza el estudio del espacio analizado y pensa-do a traveacutes del registro y de la cultura material integran-do en este estudio la parte imaginaria-simboacutelica del mis-mo es decir intenta elaborar modelos de interrelaciones entre los tres tipos de espacios definidos (Criado-Boado 1995 8 y 1996b 17) y articular el anaacutelisis complemen-tario de estas tres dimensiones del espacio tratando de no centrarse en una de ellas como representacioacuten de la globalidad del paisaje

Cada uno de estos aacutembitos estaacute determinado por coacutedigos espaciales compatibles y semejantes entre siacute presentando relaciones de compatibilidad y configurando una regularidad espacial ya que obedecen a la misma estrategia de construccioacuten del espacio social (en el senti-do lefebvriano del teacutermino Lefebvre 2013 125 y ss) al mismo patroacuten de racionalidad Desde este punto de vista destaca la importancia del estudio de las formas y del es-pacio que eacutestas definen ambas constituyen realmente el registro arquitectoacutenico y paisajiacutestico su aspecto fiacutesico es lo que se conserva en el tiempo Para llegar a profundizar en la sociedad que los construyoacute ademaacutes de estudiar los tipos de materiales la forma en que se disponen en el edi-ficio o las teacutecnicas constructivas es fundamental definir coacutemo se han organizado estos voluacutemenes y queacute espacios han sido formados (Ching 1984) o bien queacute recursos (simboacutelicos) se han empleado para crear una determinada escena ambiente en el que se desenvuelven las relaciones sociales a todos los niveles desde las relaciones indivi-duales familiares hasta los maacutes generales (intergrupales)

Igualmente el espacio arquitectoacutenico como los restantes elementos formales del registro es esencial-mente un espacio social que se construye culturalmente es el producto o efecto de la accioacuten social Constituye un paisaje cultural en sentido amplio que participa de lleno en la construccioacuten del aparato simboacutelico el imaginario colectivo y las praacutecticas rituales de la comunidad que lo construye y habita asiacute por ejemplo la forma arquitectoacute-nica aparece interrelacionada con variables socioloacutegicas como la familia el estilo de vida la solidaridad inter-grupal o el sistema de poder como en el caso de los PF modernos De este modo el espacio arquitectoacutenico se puede definir como un producto humano que utiliza una realidad dada (el espacio fiacutesico) para crear una realidad nueva el espacio construido y por consiguiente social al que se confiere un significado simboacutelico (Mantildeana et al 2002 28)

Esta es la base de la primera consecuencia de nuestra investigacioacuten que realmente se viene gestando ya desde

teoriacuteas esenciales de las que parte nuestra investigacioacuten la asuncioacuten de que ldquolas actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organizadas de forma co-herente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realizardquo (Criado-Boado 1999 10) por lo que es fundamental integrar estos anaacutelisis tanto el gramatical como el de la percepcioacuten espacial en un determinado patroacuten de racionalidad Esta teoriacutea da sentido a nuestra conceptualizacioacuten de la arquitectura y el paisaje como materializacioacuten de un concepto tal como hemos expuesto

Conviene tambieacuten a nuestro propoacutesito observar la relacioacuten entre los conceptos de paisaje y espacio Recor-daremos que cuando tratamos el de paisaje comentaacuteba-mos que uno de los objetivos principales de su estudio desde la ArPa es analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegicos a partir de los elementos que los concretan es decir analizar de manera integral los pro-cesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia comprendidos como entidades espaciales y fenoacutemenos sociales y no como hechos aislados (Criado-Boado 1999 6) En ArPa se parte de que las actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organi-zadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza al igual que sucediacutea con la arquitectura Es decir en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen tanto dispo-sitivos mecaacutenicos (fiacutesicos) como dispositivos concep-tuales necesarios para poder llevar a cabo la ldquohumani-zacioacutenrdquo o ldquoantropizacioacutenrdquo de un espacio Analizando los dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten o los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad se debe-riacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los disposi-tivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racionalidad (Criado-Boado 1999 10)

La definicioacuten de paisaje que utilizamos arriba como producto socio-cultural (Criado-Boado 1999 5) es un concepto foucaultiano del que dimanan varias derivaciones uacutetiles para la Arqueologiacutea (Criado-Boado 1993c) espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentima-mente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Del mismo modo nuestra investigacioacuten parte del presupuesto teoacute-rico de la multidimensionalidad del paisajeespacio donde eacuteste se encuentra constituido por tres dimensio-nes ya apuntadas el espacio en cuanto entorno fiacutesico en cuanto entorno social y en cuanto entorno pensado (Criado-Boado 1996b 17 y 1999 6)

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Hemos manifestado que la ArPa y la AA son los modelos interpretativos del registro arqueoloacutegico en los que basamos la investigacioacuten Pero nos interesa focali-zar en la repercusioacuten que tuvo el uso de ambas estrate-gias de investigacioacuten en el estudio de un tipo de registro arqueoloacutegico concreto

Recordemos que definiacuteamos ArPa como un mo-delo interpretativo que analiza los objetos que forman parte del registro arqueoloacutegico como objetos impli-cados en y participantes del paisaje pero tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de este modelo Esto implica que desde ArPa el paisaje se entiende por un lado como un contexto en el que se inserta el registro arqueoloacutegico y por otro como un objeto susceptible de ser analizado con metodologiacutea arqueoloacutegica Es decir los paisajes se entienden como una dimensioacuten relevante de las sociedades humanas puesto que no soacutelo constituyen la base en la que eacutestas se desarrollan sino tambieacuten su resultado por lo que se considera que representan a esas sociedades ArPa es ademaacutes una herramienta de gestioacuten pues comprende una cierta utilidad criacutetica y actual se relaciona con temas que estaacuten muy proacuteximos de la sensibilidad y preocupaciones a las que en la actualidad se enfrentan nuestras sociedades (Criado-Boado 1999 1)

Esta doble dimensioacuten tambieacuten se observa en la AA entendida como una estrategia de investigacioacuten que es-tudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica y tiene como principal objetivo el conocimiento histoacute-rico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y como finalidad uacuteltima contribuir a su gestioacuten integral De hecho proponiacuteamos para la AA una finalidad muacuteltiple como herramienta para el conocimiento histoacuterico para la praxis restauradora para la conservacioacuten y para la gestioacuten Al igual que la ArPa la AA ha demostrado su utilidad criacutetica y actual en numerosos proyectos orientados hacia la resolucioacuten de problemas reales muy enraizados con importantes cuestiones patrimoniales Si en los antildeos 90 la ArPa se convirtioacute en una importante herramienta para la gestioacuten patrimonial en el marco del desarrollo de grandes obras puacuteblicas (Criado-Boado 1996b y 1996c Barreiro et al 1999 Amado et al 2002) la AA lo hizo tambieacuten en las mismas fechas y a principios del siglo XXI gracias a su participacioacuten directa e integracioacuten dentro de importantes programas de restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacute-nica (Azkarate 2002b 2009 y 2011) Este hecho viene de la mano de un cambio de concepcioacuten en la compren-sioacuten de la arquitectura por parte de la AA en relacioacuten

uno de los primeros trabajos que abordamos en esta liacutenea (Mantildeana et al 2002 2002) Haciendo un breve recorrido por los aspectos que acabamos de analizar podriacuteamos concluir diciendo que el espacio es multidimensional y multivocal La arquitectura es forma y es espacio definido por la forma es significado y es significado traducido en una forma En este sentido se aboga por hablar de espacio arquitectoacutenico un espacio social que se construye cultu-ralmente Este espacio arquitectoacutenico se inserta ademaacutes en un entorno fiacutesico Ambos acaban formando parte del paisaje una construccioacuten social donde espacio pensa-miento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Arquitectura y paisaje construyen espacio a escalas distintas Abordar la multidimensionalidad de su caraacutecter como hemos propuesto aquiacute implica abordar es-tas escalas hacerlo de forma conjunta demanda atender a un concepto que englobe ambas formas del espacio Abo-gamos pues en aproximaciones del tipo que presentamos en este trabajo por el uso del teacutermino maacutes contextual es-pacio construido Es decir se propone adoptar el concep-to de espacio construido cuando se use una aproximacioacuten simbioacutetica a la arquitectura y el paisaje como concepto operativo de manera que no se aborde uacutenicamente y por separado la arquitectura yo el paisaje sino ambos como parte de una misma realidad que supone la manifestacioacuten de coacutedigos sociales de un determinado grupo humano el paisaje que eacuteste construye y coacutemo lo construye muestra unos coacutedigos de lenguaje que reflejan a esa sociedad concreta La arquitectura no soacutelo es espacio sino que se manifiesta en un espacio el paisaje soacutelo se comprende si trascendemos el concepto de territorio y atendemos a su ordenacioacuten de la que forma parte la arquitectura El con-cepto de espacio construido pretende englobar la visioacuten y aproximacioacuten conjunta a ambas manifestaciones ldquoUna vez maacutes el espacio exhibe el orden mejor que el tiempo iquestCuaacutendo los arqueoacutelogos e historiadores aprenderaacuten esta leccioacutenrdquo (Criado-Boado 2002 92)

Sobre Arqueologiacutea del Paisaje Arqueologiacutea de la Arquitectura y Arqueologiacutea del Espacio Construido

La asuncioacuten del concepto de espacio construido nos llevoacute a plantearnos la necesidad tambieacuten de abogar por un programa de investigacioacuten interno que abarcase el estudio conjunto de la arquitectura y el paisaje como ya hemos visto

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Nuestra propuesta intentoacute fusionar ambas estrate-gias de manera que pudieacuteramos abordar de forma con-junta nuestro objeto de estudio el espacio construido un concepto que intenta entender la arquitectura y el paisaje en clave espacial temporal funcional social y simboacutelica Esta propuesta conceptual nos permite ir un paso maacutes allaacute y abogar por una Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) que al igual que en el caso del objeto de estudio es un teacutermino operativo que pretende abordar las dimensiones espaciales del paisaje y la arquitectura para comprender precisamente el espacio construido en las claves que acabamos que comentar

No pretendemos invalidar otros modos de investigar el registro arquitectoacutenico ni sustituir las estrategias de investigacioacuten propuestas AA y ArPa sino maximizar sus potencialidades aplicaacutendolas de forma conjunta y dentro de programas que aborden el espacio construido de ma-nera integral tratando de trazar las liacuteneas baacutesicas de un

con otras aproximaciones a eacutesta desde la Arqueologiacutea la Historia de la Arquitectura o la Historia del Arte entendieacutendose ahora la arquitectura como el resultado final de un proceso histoacuterico Al igual que el paisaje no soacutelo es el contexto en el que se producen las acciones humanas que dejan su propio registro arqueoloacutegico sino que es resultado de esas acciones por lo que tambieacuten las representa

Ello implica redescubrir en la arquitectura ciertas dimensiones que habiacutean quedado ocultas al menos par-cialmente para estudiarlas analizarlas gestionarlas de forma integral la arquitectura es yacimiento es cultura material es tiempo es espacio construye paisaje refleja un patroacuten de racionalidad se transforma evoluciona cambia y no es uacutenicamente producto de un hecho concreto de la historia de un gusto esteacutetico determinado o del saber de un arquitecto Tiene otros significados que van maacutes allaacute de su singularidad como objeto

Figura 27 Modelo abstracto de paisaje fortificado empleado en esta investigacioacuten Para su realizacioacuten se ha empleado el lenguaje abstracto ConML (Conceptual Modelling Language httpwwwconmlorg) Las liacuteneas de puntos expresan que entre las clases que unen existen otras clases intermedias Las clases en blanco corresponden a clases definidas en CHARM (Cultural Heritage Abstract Reference Model httpwwwcharminfoorg) mientras que las clases en color corresponden a clases definidas en el marco de este anaacutelisis y suponen una extensioacuten a CHARM

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Figura 28 Diagrama correspondiente a la clase Fortificacioacuten del modelo abstracto anterior definida dentro de este estudio

Figura 29 Diagrama de ciclo de vida que muestra la estructura de la propuesta metodoloacutegica para estudiar los paisajes fortificados transfronterizos de eacutepoca moderna Se ha utilizado para desarrollar el modelo el estaacutendar internacional ISOIEC 24744 (ISOIEC 2007 y 2010)

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diacroacutenica en el tratamiento del espacio construido una Arqueologiacutea del Espacio Construido aplicable tanto a la Prehistoria Reciente como a la Arquitectura histoacuterica que se implique de lleno en proyectos de puesta en valor de los espacios construidos de rehabilitacioacuten en progra-mas de correccioacuten

Nuestra propuesta presenta un modelo para el anaacute-lisis arqueoloacutegico de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna78 que hunde sus raiacuteces en programas que apos-taron por una gestioacuten integral del patrimonio articulados desde un modelo teoacuterico como la Cadena de Valor del Patrimonio Cultural (CVPC) que propicioacute precisamente su naturaleza integral Este modelo se compone de cuatro instrumentos baacutesicos un modelo abstracto del paisaje fortificado de eacutepoca moderna (Figuras 27 y 28) gracias al cual se definieron las entidades arqueoloacutegicas que con-forman nuestro objeto de estudio y las relaciones que se establecen entre esas entidades ya que eacuteste era el primer paso que nos permitiriacutea proceder a la identificacioacuten y ca-racterizacioacuten de los elementos que conforman el paisaje y al final del propio paisaje Un segundo instrumento es una propuesta metodoloacutegica que presenta los plan-teamientos principios y alternativas de orden teoacuterico

78 Vid nota 77

programa de investigacioacuten que pretende ser transdiscipli-nar con el fin de obtener la mayor informacioacuten posible de los espacios construidos una forma de analizar el re-gistro que trata de buscar regularidades77 Maacutes que como una subdisciplina la AEC se entiende como una liacutenea de investigacioacuten que pretende abordar a la vez todas las escalas del espacio construido acercaacutendonos a ellas de forma global (pero flexible como veremos) y observando las relaciones que se producen entre estas escalas De la misma manera que se defiende la idea baacutesica de que la Arquitectura en todo tiempo y lugar es una tecnologiacutea de construccioacuten de la realidad social la Arqueologiacutea es una praacutectica social en el presente En nuestros diacuteas el registro arquitectoacutenico deviene en Patrimonio Construido por lo que creemos que es necesario dar respuestas y servir de herramienta baacutesica a la gestioacuten de este registro arqui-tectoacutenico como elemento significativo del Patrimonio Cultural En este sentido abogamos por una perspectiva

77 Dicho programa de investigacioacuten ha sido desarrollado por la autora como propuesta en su tesis doctoral (Blanco-Rotea 2015) pero no es el objetivo de este texto por lo que soacutelo se esboza aquiacute como ejemplo del desarrollo de programas de este tipo desde las bases propuestas aunque siacute esperamos que el mismo tenga continuidad en otro trabajo en el que se aborde su materializa-cioacuten de manera maacutes concreta Nuestro objetivo como ya hemos expuesto era tratar aquiacute esos aspectos conceptuales y teoacutericos que son la base del programa de investigacioacuten y de la propuesta metodoloacutegica llevada cabo

Figura 30 Ejemplo del proceso metodoloacutegico seguido a partir de la propuesta que se muestra en la Figura 29 Se pueden observar algunas de las metodologiacuteas aplicadas en los tres niveles espaciales analizados en la fortificacioacuten de la frontera mintildeota

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archiviacutestica informaacuteticahellip El uacuteltimo instrumento fue la abstraccioacuten de un modelo teoacuterico del paisaje fortificado (Figura 31) en el que se representan las entidades princi-pales del paisaje de la frontera del riacuteo Mintildeo las relaciones entre eacutestas y las fronteras entre entidades y entre el paisaje y su entorno Este modelo se observoacute en su momento en la zona del Mintildeo pero actualmente estaacute siendo contrasta-do en el paisaje fortificado de la raia seca que responde al mismo fenoacutemeno de fortificacioacuten que en el caso del Mintildeo para observar su funcionamiento y comprobar si el modelo teoacuterico es aplicable a otras zonas o soacutelo es un caso especiacutefico de la frontera mintildeota Y del mismo modo comprobar si el programa de investigacioacuten propuesto articulado desde el concepto contextual de ldquoespacio cons-truidordquo y desde la perspectiva simbioacutetica de una AEC es aplicable al estudio de otros paisajes fortificados79

79 Investigacioacuten que la autora estaacute llevando a cabo actualmente dentro de su proyecto ldquoPaisajes culturales de frontera arquitectura territorio arqueologiacutea y modelos metodoloacutegicos (PAIX)rdquo financiado por un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia

y praacutectico que orientan la investigacioacuten (Criado-Boado 2012 178) Para ello disentildeamos la cadena operativa de los trabajos arqueoloacutegicos (Figura 29) que consideramos necesarios para llevar a cabo el proceso de identificacioacuten caracterizacioacuten valoracioacuten e interpretacioacuten del paisaje y sus componentes En esta propuesta determinamos tres escalas espaciales de anaacutelisis y se permite una gran flexi-bilidad entre estas escalas movieacutendonos en sentido verti-cal y horizontal Es decir el haber caracterizado cada una de estas escalas los elementos que las componen y las herramientas metodoloacutegicas que debemos utilizar en cada caso podemos seleccionar la escala de aproximacioacuten que queramos abordar primero en funcioacuten de muacuteltiples fac-tores y variables (objetivos presupuesto accesibilidad etc) y luego movernos horizontalmente entre escalas pasando de lo macro a lo micro de lo micro a la macro de la semi-micro a lo micro etc El tercer instrumento fue la propuesta metodoloacutegica (Figura 30) para lo que selec-cionamos el repertorio de anaacutelisis que mejor nos permitiacutea extraer datos analizarlos y obtener conocimiento ineacutedito estas herramientas tienen multitud de procedencias tan-to de la AA o la ArPa pero tambieacuten de la arquitectura

Figura 31 Modelo teoacuterico final del paisaje fortificado del tramo bajo del riacuteo Mintildeo en el que se representan las entidades principales las relaciones entre estas entidades y las fronteras de las entidades sistema y subsistema

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AGRADECIMIENTOS

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A los evaluadores yo evaluadoras porque sus comentarios creemos que han permitido mejorar el pre-sente texto

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proceso de apropiacioacuten del espacio8 y artificializacioacuten del medio Entendemos que son objetos que pueden ser estu-diados desde distintas perspectivas para poder acceder a los mecanismos que los han producido que son tambieacuten documentos que nos informan sobre distintos aspectos de las sociedades que los han generado (su saber tecnoloacutegi-co su orden econoacutemico social o cultural en definitiva su sistema de saber-poder) y que son recursos en el pre-sente como objetos y documentos debemos estudiarlos y gestionarlos Estas premisas siguen planteamientos que ya han sido formulados en Arqueologiacutea de la Arquitectura (AA)9 y Arqueologiacutea del Paisaje (ArPa)10

En concreto hemos usado como modelo conceptual la matriz empleada por Criado-Boado (2012 193-194) que representa la ontologiacutea del Patrimonio Arqueoloacute-gico (PA) que se resuelve en las tres dimensiones que recogemos arriba el PA como documento (del pasado) como objeto (del pasado en el presente) y como recurso (en el presente) Esta concepcioacuten no deja de ver el ob-jeto (cultura material mueble o inmueble paisaje) como eslaboacuten entre pasado y presente tendiendo puentes entre

8 ldquoCuando un espacio comienza a ser aprehendido encerrado conformado y estructurado por los elementos de la forma la arquitectura empieza a existirrdquo (Ching 1984 108)9 El autor que quizaacutes maacutes haya incidido en estas tres dimensiones de la ar-quitectura es Azkarate (2001 2002b y 2013 por ejemplo) De manera similar Gonzaacutelez en su Restauracioacuten Objetiva nos habla tambieacuten de las dimensiones documental arquitectoacutenica y significativa de la realidad construida (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b 13) Caballero apunta el doble valor documental y comunicativo o social que tienen los edificios histoacutericos y en cierto modo alude a su valor como recurso cuando ademaacutes apunta el compromiso que deben asumir los profesionales que trabajan con patrimonio para preservarlo y actualizarlo (Caballero Zoreda 2009 18)10 Esta triple dimensionalidad de los bienes patrimoniales ha sido tratada ampliamente en el seno del grupo de investigacioacuten en Arqueologiacutea del Pai-saje englobado en el actual Incipit CSIC (veacutease por ejemplo Amado et al 2002)

CONCEPTOS DEL REGISTRO ARQUEOLOacuteGICO AL PAISAJE

Arquitectura y Paisaje son dos conceptos clave en este trabajo A pesar de la aparente diferencia que pueda existir entre ambos la arquitectura es una parte del pai-saje son realidades que estaacuten iacutentimamente relacionadas porque en ambas la accioacuten constructiva estaacute presente tanto en su geacutenesis como en su transformacioacuten Eviden-temente hay otros aspectos que en mayor o menor grado las separan su materialidad por ejemplo Pero lo cierto es que entre arquitectura y paisaje existen liacutemites muy difusos que son difiacuteciles de identificar cuando aborda-mos su estudio de forma conjunta7

No es nuestra intencioacuten hacer aquiacute un estudio porme-norizado que nos permita responder a las preguntas iquestqueacute es el paisaje o iquestqueacute es la arquitectura sino delimitar cuaacuteles son los conceptos de arquitectura y paisaje que hemos manejado para abordar su estudio desde el enfo-que que nos interesa y sobre todo teniendo en cuenta ese marco conceptual identificar queacute informacioacuten puede aportar el estudio de la arquitectura y el paisaje al anaacutelisis de la fortificacioacuten mintildeota de eacutepoca moderna (Figura 1)

Sobre registro arqueoloacutegico

Partiremos de varias premisas La primera supone que tanto la arquitectura como el paisaje son resultado de un

7 En la Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000) cuando se tratan las clases de patrimonio edificado se alude a las siguientes categoriacuteas patrimonio arqueoloacutegico edificios histoacutericos y monumentos en contextos rurales o urba-nos la decoracioacuten arquitectoacutenica esculturas y elementos artiacutesticos integrados en el patrimonio construido las ciudades histoacutericas y los pueblos en su con-texto territorial y los paisajes

Figura 1 Uacuteltimo tramo del riacuteo Mintildeo desde el Alto do Cervo (Vila Nova de Cerveira Portugal) iquestQueacute es paisaje y queacute arquitectura

ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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recurso Teniendo en cuenta nuestro aacutembito de trabajo los paisajes y la arquitectura de eacutepoca histoacuterica el RA va a suponer el eje sobre el que vamos a articular toda una serie de datos que nos aportan informacioacuten para enriquecer y precisar nuestro discurso iquestQueacute queremos decir con esto uacuteltimo

La conceptualizacioacuten del RA queacute es coacutemo se forma y queacute representa (Schiffer 1987) es uno de los aspectos en los que se ha incidido desde los distintos posicionamientos teoacutericos en arqueologiacutea generando un debate que ha venido ldquoreflejando el desarrollo de las estructuras ideoloacutegicas tecnoloacutegicas y socialesrdquo (Soler 2007 43) en las que se produjo y que ha tenido como consecuencia que el significado de registro material se haya ido ampliando y complejizando cada vez maacutes (Hodder 2012 Gordillo 2013) vinculado a distintos posicionamientos teoacutericos12 parejo a la propia transfor-macioacuten de las teacutecnicas y meacutetodos de excavacioacuten pero tambieacuten a la adopcioacuten por parte de la Arqueologiacutea de los avances tecnoloacutegicos que se han venido desarrollando en otras disciplinas (Soler 2007 43-44) Precisamente porque es la naturaleza de las fuentes que emplea la arqueologiacutea la que determina su especificidad frente a otras ciencias histoacutericas ya que el discurso arqueo-loacutegico tradicionalmente se ha construido sobre un registro preliterario frente a otros discursos histoacutericos (Criado-Boado 2012 181) Aunque esta afirmacioacuten es vaacutelida para la arqueologiacutea prehistoacuterica cuando nos enfrentamos a la construccioacuten de un discurso sobre sociedades de eacutepocas histoacutericas desde la arqueologiacutea el RA debe convertirse en el eje sobre el que se articulan otros datos de distinta naturaleza el Registro Escrito y Documental (REyD) por ejemplo Eacuteste seriacutea el caso de las Arqueologiacuteas maacutes acaacute de la prehistoria incluyendo la arqueologiacutea del presente

Cabriacutea preguntarnos iquestpor queacute el eje de la construc-cioacuten de este discurso debe ser el RA y no el REyD Creemos que es su caraacutecter contextual el que le confiere esa posicioacuten el RA estaacute anclado en uno o varios contex-tos se genera para ser usado contemplado o habitado en un contexto y forma parte del mismo es objeto accioacuten y resultado de esa accioacuten nos informa sobre los efectos que otras acciones y el tiempo han producido sobre eacutel por lo tanto nos permite acceder a la relacioacuten entre la accioacuten social originaria y sus productos (Hodder

12 Para un anaacutelisis de la relacioacuten entre registro arqueoloacutegico y posiciones teoacutericas en arqueologiacutea recomendamos Criado-Boado 2012 183-191 y Lucas 2012

su dimensioacuten documental y como recurso A esta matriz que relaciona el pasado y el presente del PA habriacutea que antildeadir el componente temporal del futuro puesto que nuestra valorizacioacuten del Registro Arqueoloacutegico (RA) supone su transformacioacuten en el presente y la creacioacuten de nuevas relaciones con la sociedad estableciendo un proceso retroalimentado

La segunda premisa supone que abordaremos el es-tudio de ambas entidades arquitectura y paisaje desde una perspectiva arqueoloacutegica pues ambos se entienden como objetos que pueden ser estudiados y gestionados arqueoloacutegicamente es decir pasan a formar parte del RA y sobre todo del PA11 Detraacutes de la nueva forma de abordar el estudio de los espacios construidos (arquitec-toacutenicos y paisajiacutesticos) que se produce a partir de las deacutecadas de 1970-1980 hay un cambio conceptual En el caso de la arquitectura este cambio se produjo cuando el patrimonio construido pasoacute a considerarse como docu-mento histoacuterico y ademaacutes como un elemento pluries-tratificado En consecuencia se demandoacute el desarrollo de un meacutetodo arqueoloacutegico que permitiera registrar y analizar esas estratigrafiacuteas (Utrero 2011 12) meacutetodo que se materializoacute en lo que vino a llamarse lectura de paramentos englobada dentro de la AA De igual modo la ArPa pasoacute a manejar un concepto de espacio que superoacute la consideracioacuten formalista de espacio como algo dado como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental propia de la Arqueologiacutea Espacial procesual para considerarlo como una construccioacuten social imagi-naria en movimiento continuo y enraizada con la cultu-ra Se sustituyoacute ademaacutes la categoriacutea abstracta de espacio por otra maacutes contextual de paisaje (Mantildeana et al 2002 17-18 Orejas 1995a 216)

Ya hemos esbozado arriba que el RA es el objeto material sobre el que focalizamos nuestra actividad su estudio nos permite acceder al contexto socio-cultural de las sociedades que nos interesan (Criado-Boado 2012 189) Nos interesaba reflexionar sobre este con-cepto tanto por su especificidad como por su caraacutecter contextual Eacuteste es el primer eslaboacuten de la praacutectica arqueoloacutegica en el sentido de que constituye los res-tos materiales que han quedado de una realidad a la que queremos acceder y nos va a servir para construir nuestro discurso por lo tanto debe ser nuestro primer

11 ldquohellipel patrimonio arqueoloacutegico estaacute constituido por aquellos elementos (todos una parte o ninguno) del registro arqueoloacutegico que a traveacutes de un pro-ceso de valoracioacuten histoacuterica y patrimonial parezca oportuno sancionar como bienes patrimonialesrdquo (Criado-Boado 2012 192) Sobre coacutemo se transforma el RA en PA veacutease Barreiro 2005 106-109

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a estas imaacutegenes Si uacutenicamente contaacuteramos con el gra-bado tendriacuteamos una referencia inexacta de sus vanos El dibujante posiblemente se inspiroacute en la fotografiacutea lo cual se deduce del encuadre los personajes repre-sentados las figuras sobre la atalayahellip pero introdujo algunas variaciones porque hizo una representacioacuten personalizada del objeto a traveacutes probablemente de otra representacioacuten del objeto (la fotografiacutea) Por eso el RA se convierte en informacioacuten de primer orden frente a otro tipo de registro

En 1997 en la Punta Xenete del puerto de A Guar-da la Escuela Taller15 empieza a construir una reacuteplica de este elemento que el ayuntamiento habiacutea demolido a mediados del siglo XX para ampliar el malecoacuten (Figura 3) Esta reacuteplica destinada a Museo do mar se situacutea fren-te a la punta donde se localizaba la original Presenta ventanas bajas situadas en una posicioacuten similar a las del grabado de Avendantildeo La construccioacuten de la reacuteplica era una demanda de la ciudadaniacutea guardesa pues esta construccioacuten siempre habiacutea sido un siacutembolo de la villa tanto es asiacute que su demolicioacuten suscitoacute importantes criacuteti-cas en su momento y su imagen ha estado presente en escudos y sellos de A Guarda desde el siglo XIX Trae-mos este ejemplo aquiacute para introducir el hecho de que el RA es un producto del pasado en el presente y por tanto ademaacutes de estudiarlo para reconstruir ese pasado debemos gestionarlo en el presente16 Esto es asiacute hasta

15 Existe un proyecto a tal efecto Ayuntamiento de A Guarda 1995 Pro-yecto Escuela Taller Reconstruccioacuten de la Atalaya y pavimentacioacuten de calles del casco viejo A Guarda16 La gestioacuten del RA se complejiza ldquocuando la praacutectica arqueoloacutegica tiene que reconocer las diferentes dimensiones problemaacuteticas y expectativas que en la actualidad concurren en el Patrimonio Arqueoloacutegicordquo (Amado et al 2002 17)

2012)13 mientras que el REyD representa un contexto y lo representa ya en el momento en que se produce la accioacuten social originaria14

Un grabado de la villa de A Guarda por ejemplo no es el objeto sino que representa al objeto aunque nos aporte valiosa informacioacuten sobre la villa en el momento en que se efectuacutea el grabado la materialidad conservada in situ nos aportaraacute informacioacuten de primer orden pues es el objeto en siacute mismo que como documento porta datos sobre un proceso de larga duracioacuten mientras que la representacioacuten soacutelo porta datos de un momento con-creto

En la Figura 2 se presentan dos imaacutegenes de la desaparecida atalaya del puerto de A Guarda demolida a mediados del siglo XX una fotografiacutea de 1870 del fotoacutegrafo Ramoacuten Buch y Buet y un grabado de 1880 firmado por T Avendantildeo Si las observamos en detalle veremos que en la fotografiacutea la atalaya teniacutea una puerta en el lado derecho y una ventana alta en el izquierdo sin embargo en el grabado se representa una puerta en el mismo sitio y una ventana en la parte baja del lado iz-quierdo de mayores dimensiones que la de la fotografiacutea

Hoy en diacutea el conocimiento que tenemos de A Atalaia es gracias a escasos textos que la mencionan y

13 Ademaacutes de a otros aspectos relevantes de la accioacuten social sus productos y los procesos que le han afectado incluida la recuperacioacuten interpretacioacuten y valoracioacuten del RA (Criado-Boado 2012 190-191) Desde los posicionamien-tos teoacutericos de la ArPa se considera que en la formacioacuten del RA intervienen tres instancias distintas ldquouna social (preteacuterita) que produce las formas origi-nales otra fiacutesica (o ambiental) que afecta a esas formas una vez producidas y otra socioinstitucional (o contemporaacutenea) que las hace accesibles a traveacutes de una praacutectica interpretativa realizada en un determinado contexto socio-institucionalrdquo (Mantildeana et al 2002 18)14 Varios autores han incidido anteriormente sobre la originalidad y especifi-cidad de ese registro tal como nosotros lo entendemos Azkarate 2002b 57

Figura 2 A Atalaia (A Guarda) A la izquierda la fotografiacutea de Buch y Buet (propiedad de A Martiacutenez Vicente) A la derecha el grabado firmado por T Avendantildeo (VVAA 1880 120)

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existe transformada y despojada de su uso primigenio en el siglo XX desaparece pero permanece en documentos graacuteficos y en la memoria de los vecinos ya en el siglo XXI se recupera reinterpretada a traveacutes de sus represen-taciones Lo que la convierte en patrimonio arqueoloacutegico es el haber dotado a esta arquitectura defensiva de un sig-nificado y relevancia contextual en la actualidad (Quiroacutes 2013 24-25) Pero ademaacutes la multidimensionalidad y multivocalidad de este tipo de PA hace que pase a formar parte de pleno derecho del Patrimonio Cultural (PC)18

Sobre arquitectura y paisaje

Nuestro acercamiento a la arquitectura y paisaje como objetos de estudio arqueoloacutegico se basa entonces en tres conceptualizaciones que entendemos comunes a ambas realidades son materializacioacuten de un concepto19 resul-tado de un proceso y recurso del pasado en el presente20

Esta conceptualizacioacuten nos permite precisamente abordar las distintas escalas en las que se manifiesta el RA seleccionar las herramientas de documentacioacuten registro y anaacutelisis tanto de la arquitectura como del paisaje y esta-blecer los liacutemites de la investigacioacuten Nuestro objetivo es aproximarnos a los distintos niveles de significacioacuten del RA que nos interesa y a la relacioacuten que guardan con la so-ciedad que inicioacute su proceso constructivo Intentar acceder

18 No es posible dar una definicioacuten lo suficientemente flexible y dialeacutectica sobre Patrimonio Cultural (veacutease por ejemplo la que propone Gonzaacutelez Meacutendez 1999 192) ldquoEste patrimonio no puede ser definido de un modo uniacute-voco y estable Soacutelo se puede indicar la direccioacuten en la cual puede ser identi-ficado La pluralidad social implica una gran diversidad en los conceptos de patrimonio concebidos por la comunidad enterardquo (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000) Para una reflexioacuten al respecto veacutease Azkarate 2009 290-29519 Ejemplos de estudios del paisaje y la arquitectura bajo este planteamiento se pueden ver en Leone Harmon and Neuwirth 2005 o Smith 200320 Sobre la multidimensionalidad del registro arquitectoacutenico veacutease Mantildeana et al 2002 16-18 tambieacuten Lefebvre 2013

tal punto que no soacutelo tenemos que gestionar el RA que nos permite acceder a la memoria del pasado sino la propia memoria La reconstruccioacuten de A Atalaia es un buen ejemplo de ello

Esta visioacuten del RA permite recoger tanto la multidi-mensionalidad del registro que reconocen los presupues-tos teoacutericos postprocesuales17 como la multivocalidad propuesta desde otros presupuestos teoacutericos como hacen la ArPa y la AA cuando reivindican las tres dimensiones del Patrimonio ArqueoloacutegicoArquitectoacutenico ya mencio-nadas (objetual documental y recursiva) Atendiendo a todas estas dimensiones y abordando la interpretacioacuten del RA desde marcos conceptuales y teoacutericos expliacutecitos superaremos aquella preocupacioacuten de V Lull de consi-derar el RA como realidad arqueoloacutegica Para el autor la descripcioacuten de los restos arqueoloacutegicos es soacutelo el co-mienzo de la investigacioacuten arqueoloacutegica (Lull 1988 65-66) Esta idea ha sido ampliada posteriormente por otros autores que auacuten desde distintos planteamientos teoacutericos insisten en ver el RA desde un punto de vista mucho maacutes enriquecedor y transversal a los distintos eslabones de la praacutectica arqueoloacutegica (Criado-Boado 2012 189-190) Concordamos en que la recuperacioacuten del RA debe reali-zarse dentro de un contexto social y disciplinar concreto (Criado-Boado 2012 190) que debe ser especificado

Uno de los aspectos importantes dentro de la argu-mentacioacuten que proponemos es que el RA pasa a ser PA cuando la sociedad lo sanciona como tal cuando sufre un proceso de valoracioacuten (Amado et al 2002 33) El PA y dentro de eacutel la arquitectura y el paisaje se compone de objetos fiacutesicos que tienen su propia existencia que variacutea a lo largo del tiempo Si recordamos el ejemplo de A Atalaia se construye en el siglo XVII en el siglo XIX

17 Las dimensiones tecnoloacutegica social o comunicativa por ejemplo de la arquitectura (Mantildeana et al 2002 17)

Figura 3 Reacuteplica de A Atalaia construida por la Escuela Taller de A Guarda

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social de un concepto y en este sentido se intentaraacuten comprender los aacutembitos de esta materializacioacuten que afectan a la arquitectura como objeto desde dentro de siacute misma en siacute misma y hacia fuera de siacute misma Nos interesa como espacio como estructura y como parte de un todo que es su entorno inmediato el territorio en el que se asienta y con el que se mimetiza o en el que se destaca para pasar a formar parte del proceso de construccioacuten de un paisaje cultural

En el caso que nos ocupa se abordoacute el estudio de la arquitectura entendida como estructura (desde dentro de siacute misma y en siacute misma) fundamentalmente desde la AA mientras que el anaacutelisis de la arquitectura en su relacioacuten con el entorno (hacia fuera de siacute misma) se hizo desde la ArPa Esta aproximacioacuten muacuteltiple que auacutena los planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos de ambas estrategias de investiga-cioacuten se denominoacute Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) como veremos maacutes adelante La AEC se entendioacute como una forma de abordar de manera conjunta el estudio de la arquitectura y del paisaje es decir de la construccioacuten del espacio no como una subdisciplina arqueoloacutegica

Una manera de dar dimensioacuten humana a un espacio es acotaacutendolo diferenciaacutendolo de otro espacio mediante el uso de la forma y sus elementos (Ching 1984 108) y es precisamente la informacioacuten que estos elementos guardan que estaacute cargada de significados distintos22 la

22 ldquoEl ente de la arquitectura no soacutelo hace visible nuestra existencia sino que la llena de significacioacutenrdquo (Ching 1984 386)

a la mayor parte de estos niveles de significacioacuten soacutelo seraacute posible si se hace desde una aproximacioacuten muacuteltiple y una mirada interdisciplinaria Recuperar todos sus niveles de significacioacuten sin embargo no lo es

Arquitectura

La arquitectura se entiende como una tecnologiacutea cons-tructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) pero ademaacutes ofrece diversos modos de significarse que van desde su propia estructura (el continente) los espacios que eacutesta crea in-ternamente (el contenido) las relaciones entre interior-exterior (Sennet 1991) o entre lo privado y lo puacuteblico su forma de significarse en el paisaje su representacioacutenhellip21 Aacutembitos que es imposible estudiar desde una uacutenica dis-ciplina como apunta Parenti (1995 20) Nos centrare-mos en tres de las dimensiones donde algunos de estos aacutembitos se manifiestan y que resultan de intereacutes para nuestra hipoacutetesis de trabajo (Figura 4)

Arquitectura como materializacioacuten de un concepto

En primer lugar interesa a nuestra investigacioacuten la arqui-tectura entendida como materializacioacuten de un pensamiento

21 Sobre el concepto de arquitectura veacutease Scruton 1979

Figura 4 Modelo conceptual de la nocioacuten de arquitectura manejada donde se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este trabajo

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anaacutelisis podremos llegar a comprender el conocimiento la tecnologiacutea o la concepcioacuten del mundo de estas sociedades Comprender la arquitectura como un objeto que puede ser estudiado desde la arqueologiacutea ha posibilitado el desarro-llo de la AA asiacute como una fructiacutefera reflexioacuten en el campo de la restauracioacuten arquitectoacutenica25 al entender que el yaci-miento arqueoloacutegico se extendiacutea maacutes allaacute del subsuelo y que el edificio formaba parte del yacimiento Y que en eacutel se auacutenan aspectos materiales y simboacutelicos que debemos deco-dificar y relacionar adecuadamente (Rabiacute 2004) Resaltar nuevamente que en esta investigacioacuten nos aproximamos a la arquitectura desde una perspectiva arqueoloacutegica

Intentaremos ejemplificar nuestra concepcioacuten de la arquitectura como materializacioacuten de un concepto a traveacutes de la oacuteptica del objeto de estudio de este trabajo volviendo a la Figura 4 En la columna de la izquierda se representa una imagen sateacutelite de la Praccedila Forte de Valenccedila En ella se observan dos espacios urbanos encerrados dentro de una estructura amurallada con varias figuras geomeacutetricas exte-riores formando todo ello un poliacutegono irregular

Nos interesa detenernos ahora brevemente en el mo-delo de fortificacioacuten de eacutepoca moderna La aparicioacuten de las balas metaacutelicas durante la segunda mitad del siglo XV llevoacute aparejado la introduccioacuten de una serie de cambios en la artilleriacutea que obligaron a buscar nuevas soluciones para la arquitectura defensiva disminucioacuten de la altura de las murallas construccioacuten de un terrapleacuten por el interior sobre el que situar la artilleriacutea y sustitucioacuten de los matacanes de la parte superior de las murallas medievales por parapetos ma-cizos maacutes resistentes ademaacutes del uso de recintos poligona-les como el que observamos en la Figura 5 o del baluarte

25 Doglioni 2002 y 2011 Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b Latorre y Caba-llero 1995 o Mileto y Vegas 2004 entre otros

que nos permite acceder al patroacuten de racionalidad23 que estaacute detraacutes del hecho constructivo y de su uso24

Estas ideas no son nuevas han sido ya tratadas por distintos arquitectos que entienden la arquitectura como la expresioacuten de su tiempo tanto a la hora de proyectar como de interpretar la arquitectura En su momento Mies van der Roohe buscaba ldquolas relaciones precisas entre la civiliza-cioacuten la cultura y la arquitecturardquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 19) Desde posiciones maacutes recientes se considera tambieacuten que la arquitectura conforma un proceso especiacutefico de produccioacuten e interpretacioacuten de la realidad por lo que no soacutelo es un elemento representativo de un contexto histoacuterico concreto sino que detenta un rol como orientacioacuten cultural (Rabiacute 2004) retroalimentando el proceso desde la sociedad a la arquitectura y desde la arquitectura a la sociedad Con todo ello podemos afirmar que la arquitectura como mate-rializacioacuten de un concepto se convierte en una herramienta cultural que construye el paisaje social (Ayaacuten 2006)

Si la arquitectura es reflejo de un pensamiento social cabriacutea preguntarnos coacutemo reproduce este pensamiento Apelando a la semioacutetica de la arquitectura (Ching 1984 386) eacutesta se convierte en un tipo de lenguaje mediante el cual a traveacutes de la construccioacuten de un objeto las so-ciedades expresan su forma de habitar y sentir el mundo es una expresioacuten de su cultura hecha objeto es cultura material Y es este aspecto el que nos interesa focalizar aquiacute pues como cultura material es susceptible de ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica A traveacutes de su

23 Por ldquopatroacuten de racionalidadrdquo debe entenderse la forma como una cultura en-tiende su relacioacuten con el mundo el horizonte intersubjetivo de los individuos Mientras que el ldquopatroacuten de subjetividadrdquo se refiere al patroacuten de racionalidad de un uacutenico individuo a coacutemo de construye la subjetividad de un individuo a partir del patroacuten de racionalidad de la sociedad en la que este habita24 Para profundizar en este aspecto veacutease Mantildeana et al 2002 14

Figura 5 ldquoPlanta da praccedila de Valenccedila que represezenta o estado em que se achava da sua reparaccedilatildeo e melhoramento e em q se mostratildeo as ruinas que fizeratildeo os inimigos no anno de 1809rdquo (Ca 1809) (copia del Archivo Jaime Garrido original en el archivo del Gabinete de Estudos Arqueoloacutegicos de Engenharia Militar de Lisboa -signatura 2755-2A-25A-36)

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aportaciones a diferentes campos de la arqueologiacutea la historia la historia de la arquitectura o la restauracioacuten arquitectoacutenica Autores como Azkarate (2013 290) definen la arquitectura ldquocomo el precipitado final de un denso proceso histoacutericordquo por lo que eacutesta se convierte en depositaria de una memoria que resignificamos en un momento concreto a traveacutes de un proceso de de-construccioacuten primero y reconstruccioacuten despueacutes que nos permite acceder a la huella de esa memoria

En nuestro ejemplo recogemos en la columna central una imagen que se corresponde con una parte del recinto amurallado de Valenccedila situado entre los baluartes de Satildeo Joseacute e de Nossa Senhora do Carmo En ella se aprecia una puerta de factura medieval inserta en una muralla de la misma eacutepoca (Figura 6) En la parte superior de la muralla se superpone un parapeto sobre un cordoacuten magistral y se le adosa por el sur el baluarte de Satildeo Joseacute (en la imagen de la izquierda de la Figura 6 se corresponde con el muro inclinado) que forma parte de las reformas llevadas a cabo en eacutepoca moderna para convertir la ciudad amurallada medieval en una plaza fortificada adaptaacutendola a los nuevos sistemas defensi-vos de la eacutepoca A partir de este momento la plaza sigue siendo constante objeto de ampliaciones reformas y mejoras en el sistema defensivo Es hoy el resultado de un proceso constructivo que muestra los cambios produ-cidos en los distintos sistemas de fortificacioacuten desde la Edad Media hasta eacutepoca contemporaacutenea

A su vez las transformaciones operadas en la parte superior de las murallas obligaron a reforzarlas desde la cimentacioacuten construyeacutendose ahora por el exterior en talud y avanzando los baluartes Se introducen tambieacuten nuevos elementos como los revellines las medias lunas la torre con cantildeones la cantildeonera o la casamata

A esta fortificacioacuten desarrollada en Europa en el siglo XVI se la conoce como fortificacioacuten abaluartada En los siguientes dos siglos seraacute objeto de diferentes cambios en la buacutesqueda de nuevos modelos encamina-dos a la mejor defensa de las plazas Este es el caso de la planta de Valenccedila la ciudad medieval (que corresponde al recinto situado maacutes proacuteximo al riacuteo) se abaluartuacutea sus murallas se adaptan a las nuevas necesidades defensi-vas Se complementa con la construccioacuten de una obra coronada (la parte derecha de la planta de la Figura 5) se dota de foso y de una serie de defensas exteriores En definitiva la planta de Valenccedila se construye siguiendo las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada de los siglos XVII-XVIII estaacute materializando un concepto

Arquitectura como resultado de un proceso

En segundo lugar nos interesa destacar tambieacuten la ar-quitectura como resultado de un proceso de hecho es eacutesta la idea que se ha enraizado fuertemente en la AA y ha permitido su desarrollo generando importantes

Figura 6 Puerta situada en una de las cortinas del recinto medieval de Valenccedila Los restos de la faacutebrica medieval son de silleriacutea irregular dispuesta en hiladas horizontales Estaacute rematada al exterior por un arco apuntado con clave decorada con escudo mientras que la interior estaacute rematada por un arco escarzano dovelado La muralla medieval estaacute alterada tanto por la construccioacuten del parapeto que remata la cortina como por el flanco del baluarte de Satildeo Joseacute de perfil ataludado ambos realizados en un aparejo de mamposteriacutea irregular

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presente en el caso de la arquitectura donde su conser-vacioacuten y mantenimiento estaacuten ligadas a su uso esta afir-macioacuten se hace especialmente necesaria El uso (actual) que le demos dependeraacute de muchos factores de poliacuteticas patrimoniales de su reacutegimen de propiedad de su estado de conservacioacuten y ante todo de su reconocimiento social

Arquitectura como recurso del pasado en el presente

La tercera conceptualizacioacuten manejada entiende la ar-quitectura como un recurso del pasado en el presente Si tenemos la obligacioacuten de estudiar y gestionar el PA en el

Figura 7 Fotografiacuteas del frente suroeste del Castelo de Santa Cruz (2003) En la imagen de la izquierda se pueden observar las fincas particulares que se adosan al frente del castillo se ha marcado en magenta el Baluarte de la Guiacutea A la izquierda la Puerta de la Villa a la que se accede a traveacutes de un camino situado entre dichas fincas que han ocupado el espacio en el que se localizaba la media luna de la Villa

Figura 8 El muro de una de las fincas particulares que ocupan el frente sureste

del Castelo de Santa Cruz se adosa al aacutengulo capital del Baluarte de San

Sebastiaacuten

Figura 9 Proceso de invisibilizacioacuten del Castelo de Santa Cruz entre la primera mitad del siglo XX y el 2001 En 2009 el castillo empieza a visibilizarse de nuevo a raiacutez de los trabajos llevados a cabo en FORTRANS y las intervenciones para la rehabilitacioacuten y puesta en valor del castillo ademaacutes de la urbanizacioacuten de su entorno

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objetivarlo y estudiarlo pues materializa aspectos de las sociedades humanas para las que el paisaje constituye una dimensioacuten relevante (Criado-Boado 2012 20)

Nuestro trabajo parte de la comprensioacuten del paisaje como un producto socio-cultural que objetiva ldquosobre el medio fiacutesico y en teacuterminos espacialesrdquo la accioacuten social ldquotanto de caraacutecter material como imaginariordquo donde la accioacuten social estaacute constituida por las praacutecticas intencio-nales y no intencionales (Criado-Boado 1999 5) Este concepto de paisaje intenta superar la consideracioacuten formalista del espacio como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental para considerarla una realidad eminentemente social que se construye culturalmente El paisaje asiacute entendido supuso una reconversioacuten conceptual del espacio que no soacutelo seriacutea materia sino tambieacuten ima-ginacioacuten (Criado-Boado et al 1991 29 Criado-Boado 1993a 42) Esta categoriacutea maacutes contextual entiende que

En nuestro ejemplo hemos reservado la columna de la derecha de la Figura 4 para representar esta con-ceptualizacioacuten No trataremos aquiacute la distinta valoracioacuten que las comunidades locales gallega y portuguesa tienen de cada una de las arquitecturas que conforman el conjunto de la fortificacioacuten fronteriza ni tampoco de su valoracioacuten como conjunto pues existen importantes diferencias en su percepcioacuten conocimiento y valoracioacuten que van maacutes allaacute de los objetivos perseguidos en este ar-tiacuteculo Pero resultaba especialmente llamativo descubrir que en A Guarda el castillo habiacutea sido praacutecticamente invisibilizado y eliminado de la memoria de la vecindad a pesar de ser una de las fortificaciones permanentes de mayor envergadura del lado gallego de la frontera Se le habiacutean ido adosando fincas privadas que ocultan parte del periacutemetro en su frente sudoeste uacutenicamente el ac-ceso a la Puerta de la Villa se respetoacute dejando un camino que discurre entre las fincas y sus respectivos muros de cierre (Figura 7)

Lo mismo sucedioacute en su frente sureste donde los muros que delimitan las propiedades mueren respecti-vamente en el aacutengulo capital de los baluartes de Santa Tecla y San Sebastiaacuten (Figura 8) Su frente quedoacute oculto tras la vegetacioacuten arboacuterea al igual que en el interior del castillo de propiedad privada donde las estructuras construidas quedaron ocultas en un frondoso jardiacuten tras abundante vegetacioacuten Todo ello haciacutea que esta pieza de la fortificacioacuten fronteriza se hubiese invisibilizado en el pasado reciente guardeacutes hasta llegar a eliminarse de la memoria de algunos de sus vecinos y vecinas (Figura 9)

Cuando comenzaron los trabajos arqueoloacutegicos existiacutea un plan urbaniacutestico para el entorno del castillo que suponiacutea su urbanizacioacuten la construccioacuten de pistas y varios edificios de vivienda sobre su glacis A pesar de los resultados de los estudios previos este plan siguioacute adelante como estaba proyectado Hoy se ha ejecutado parcialmente se han construido dos de esas torres de vi-viendas lo que ha motivado una nueva invisibilizacioacuten parcial o total del castillo en funcioacuten de la ubicacioacuten del observador (Figura 10)

Paisaje

El Convenio Europeo del Paisaje de 20 de octubre de 2000 (BOE nuacutem 31 de 5 de febrero de 2008 paacuteginas 6259 a 6263) lo identifica como el resultado de la accioacuten humana sobre una matriz espacial siendo percibido como tal por la sociedad Esta concepcioacuten del paisaje como siacutentesis (Orejas 1995a 218-219) ha permitido

Figura 10 Fotografiacuteas recientes del Castelo de Santa Cruz obtenidas desde distintas posiciones en las que se puede observar el impacto visual producido por las torres construidas en su glacis

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tuviera una dimensioacuten estrictamente fiacutesica y empiacuterica y perdiera todo su componente simboacutelico poliacutetico y social Dentro de esta criacutetica que surge a mediados de la deacutecada de 1980 aparecen una serie de estudios orientados desde la idea de que cuando se trabaja con sociedades el espacio es antes ldquouna construccioacuten poliacutetica una realidad social y un producto culturalrdquo que una matriz fiacutesica Es aquiacute donde surge la Arqueologiacutea del Paisaje orientada hacia la descripcioacuten de los procesos socio-culturales y simboacutelicos de construccioacuten de los paisajes preteacuteritos desde la arqueo-logiacutea (Criado-Boado 1993c 33-34)

En el debate teoacuterico que tiene lugar en las dos deacuteca-das siguientes a 198026 el paisaje adquiere una impor-tancia ldquoinusitadardquo como evidencia arqueoloacutegica (Figura 11) Se intenta superar la realidad fiacutesica del espacio y se buscan nuevas formas de dotar de mayor sentido las

26 Una visioacuten de este debate se puede revisar en Burillo 1998

el espacio es ldquouna construccioacuten social imaginaria en movimiento continuo y enraizada en la cultura existien-do una estrecha relacioacuten estructural en las estrategias de apropiacioacuten del espacio entre pensamiento organizacioacuten social subsistencia y concepcioacuten-utilizacioacuten del medio ambienterdquo (Mantildeana et al 2002 18)

El desarrollo de los estudios del paisaje asiacute en-tendido tuvo lugar como consecuencia del intento por trascender las limitaciones que el registro impone a la interpretacioacuten del pasado (Soler 2007 43) posicionando al paisaje como un elemento principal del RA gracias a su capacidad de integrar diferentes perspectivas (ambiental histoacuterica antropoloacutegicahellip) y ser objeto de conocimiento a la vez que medio de transformacioacuten social y cultural (Barreiro et al 2009 8) No podemos entender este cam-bio de concepto si no es dentro de una estrategia mayor en la que la orientacioacuten tecno-ecoacutenomo-ecoloacutegica de la Arqueologiacutea Espacial haciacutea que el concepto de espacio

Figura 11 Mapa del municipio de El Rosal con las feligresiacuteas de Santa Marina de El Rosal y San Miguel de Tabagoacuten (Pontevedra) cerca de la desembocadura del riacuteo Mintildeo de 1733 (Archivo de la Real Chancilleriacutea de Valladolid Signatura PLANOS Y DIBUJOS DESGLOSADOS 83) Se representan distintas formas de artificializacioacuten del espacio caminos parcelaciones cultivos construcciones etc

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(definen articulan y nombran) necesarios para poder lle-var a cabo la articulacioacuten de un espacio Analizando estos dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad etc se deberiacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los dispositivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racio-nalidad (Criado-Boado 1999 10) Espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construc-cioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder herramientas conceptuales que desarrollada la ArPa

El paisaje asiacute entendido conjuga tres tipos de elemen-tos fiacutesicos sociales y simboacutelicos que a su vez configuran las tres dimensiones presentes en el paisaje el espacio en cuanto a entorno fiacutesico o matriz medioambiental de la ac-cioacuten humana el espacio en cuanto a entorno social o me-dio construido por el ser humano sobre el que se producen las relaciones entre individuos y grupos y el espacio en cuanto a entorno pensado o medio simboacutelico27 en el que desarrollar y comprender la apropiacioacuten humana de la naturaleza (Criado-Boado 1999 6) Atender a estas tres dimensiones es lo permitiraacute para este autor comprender la globalidad del paisaje y es lo que se aborda en una ldquoArqueologiacutea total del paisajerdquo frente a otras ArPa que se centran uacutenicamente en una u otra de estas dimensiones

Uacutenicamente antildeadiremos que el paradigma de paisaje seguido aquiacute sigue los presupuestos definidos por Anschuetz et al (2001) que a su vez toma de Whitt-lesey (1997) donde eacuteste se define maacutes por lo que hace

27 El paisaje existe en cuanto es percibido experimentado y contextualizado por la gente Constructed Landscapes Conceptualized Landscapes and Idea-tional Landscapes (Knapp and Ashmore 1999)

fronteras de la materialidad del registro (Soler 2007 48) A partir de estos trabajos el paisaje empieza a entenderse en un sentido relacional que transmite la actividad huma-na material y mental y se convierte en objeto de estudio histoacuterico (Orejas 1995b 63) La objetivacioacuten del paisaje como tal implicoacute entender que el uso del espacio genera unas formas concretas en el paisaje y que esta morfologiacutea puede ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica (como el anaacutelisis fisiograacutefico Criado-Boado 1999 28) A partir de su estudio era posible acceder al uso que las socieda-des hicieron de esos espacios y por tanto a las sociedades mismas a traveacutes del conocimiento de sus conductas espa-ciales integradas en una racionalidad y en unas pautas globales de comportamiento plasmadas en la morfologiacutea de ese espacio Cuando se entiende que las praacutecticas sociales se objetivan en el espacio se pasa a hablar de paisaje se abandona el concepto maacutes neutro de espacio y se fijan las bases metodoloacutegicas para la investigacioacuten El paisaje se convierte asiacute en el espacio usado disentildeado pensado apropiado sacralizado abandonadohellip por dife-rentes sociedades (Orejas 1995a 217) (Figura 12)

La estrategia de investigacioacuten en ArPa se centroacute en analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegi-cos a partir de los elementos que los concretan estudiando de manera integral los procesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia (Mantildeana et al 2002 27) Para ello se parte de la idea de que las actividades humanas que tienen lugar en relacioacuten con el espacio es-taacuten organizadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza o lo que es lo mismo en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen no soacutelo los dispositivos mecaacutenicos (fiacutesicos) sino que se incluyen tambieacuten los conceptuales

Figura 12 Paisaje aterrazado del valle del Oitaveacuten (Soutomaior Pontevedra) sobre el que se ha realizado una intensa labor antroacutepica y se ha constituido un paisaje agrario (fotografiacutea de Paula Ballesteros 2003 25)

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forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular lo que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzadordquo (Porras 1995 53) La descripcioacuten que hace Porras del baluarte recoge uno de los maacutes im-portantes principios del arte de este tipo de fortificacioacuten que dice que cada parte de la fortificacioacuten defiende y es defendida por otra parte de manera que ldquoUna fortaleza ha de constituirse como una maacutequina perfectamente ar-ticulada que haga posible la mutua visibilidad y defensa de todos los elementos arquitectoacutenicos que la compo-nenrdquo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 17)

Detraacutes de esta idea se encuentra el hecho de que para conseguir una correcta fortificacioacuten se intenta alcanzar una figura que responda a la siguiente maacutexima ldquoque una pequentildea fuerza resista a una maacutes grande o un pequentildeo nuacute-mero de hombres a un nuacutemero mayorrdquo28 (Figura 14) Esta maacutexima que se aplicaba al disentildeo de las fortificaciones se puede hacer extensible a una escala auacuten mayor pues una fortificacioacuten no defendiacutea soacutelo una plaza sino una zona y en casos complejos como el que nos ocupa donde debiacutea defenderse un territorio muy amplio formaba parte de un sistema defensivo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 9)

En el paisaje trasfronterizo mintildeoto se produce un traslado de las formas caracteriacutesticas de la fortificacioacuten

28 Errard-le-duc de su tratado La fortification demostreacutee et reduite en art (Pariacutes 1594) tomado de Galindo (2002 63)

que por lo que es Las principales bases del paradigma de paisaje manejado por ambos se rigen por cuatro premisas ldquo1 Landscapes are not synonymous with natural environments [hellip] 2 Landscapes are worlds of cultural product [hellip]3 Landscapes are the arena for all of a communityrsquos activities [hellip] 4 Landscapes are dynamic constructions with each community and each generation imposing its own cognitive map on an anthropogenic world of interconnected morphology arrangement and coherent meaningrdquo (Anschuetz et al 2001 160-161)

Paisaje como materializacioacuten de un concepto

Tras esta introduccioacuten al concepto de paisaje volve-remos a esa triple conceptualizacioacuten que nos interesa Nos serviremos esta vez de la observacioacuten del paisaje fortificado mintildeoto para analizar coacutemo eacuteste se concreta como la materializacioacuten de un concepto para lo cual re-visaremos primero la columna izquierda de la Figura 13

Comentaacutebamos arriba cuaacuteles eran las caracteriacutesti-cas baacutesicas de la fortificacioacuten abaluartada y coacutemo el desarrollo de este tipo de fortificacioacuten veniacutea a su vez motivado por el desarrollo de una nueva tecnologiacutea ar-mamentiacutestica derivada de la introduccioacuten de la poacutelvora y el consiguiente perfeccionamiento de la artilleriacutea Esta fortificacioacuten recibe su nombre del uso del baluarte ldquouna

Figura 13 Modelo conceptual de la nocioacuten de paisaje manejada Se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este texto

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Figura 14 La imagen de la derecha corresponde a un Estudio de Fortificaccedilatildeo del Teniente General Nicolao de Langres (Ca 1661) (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387) Representa la planta de una fortificacioacuten ideal con ocho baluartes y cortinas protegidas por revellines En la parte superior derecha se presenta un estudio detallado de las liacuteneas de tiro desde y hacia cada una de las partes de esta fortaleza La imagen de la izquierda muestra el emplazamiento de los castillos de San Felipe La Palma y San Martiacuten que defienden la zona maacutes angosta de la riacutea de Ferrol Se representan los sectores que baten los dos primeros (San Felipe C-A La Palma B-D ambos B-A) (imagen extraiacuteda de Loacutepez Hermida 2005 el original se conserva en el Archivo Intermedio de la Regioacuten Militar Noroeste) Como vemos la defensa de las plazas no soacutelo se tiene en cuenta en cada plaza sino tambieacuten entre plazas que forman parte de un mismo conjunto defensivo

Figura 15 Representacioacuten de un ingeniero disentildeando una fortificacioacuten con dos auxiliares Dibujo del Teniente General Nicolao de Langres ca 1661 (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387)

abaluartada y de las maacuteximas a las que estas formas res-ponden a la espacialidad del territorio (Figuras 14 y 16) De la misma manera que debe existir una mutua visibili-dad y defensa entre todos los elementos arquitectoacutenicos que componen la fortaleza esta maacutexima se aplica tambieacuten a la relacioacuten entre fortalezas que funcionan como cada una de las partes de una fortificacioacuten siguiendo una pla-nificacioacuten y disentildeo que trate de cubrir todas las partes del territorio donde unas arquitecturas visibilicen y defiendan

a otras Ello supone que los ingenieros militares deben llevar a cabo previamente un estudio pormenorizado de la topografiacutea y los distintos elementos morfoloacutegicos que la componen a fin de localizar los mejores emplazamientos adaptar las plantas a ellos y complementar la defensa na-tural con la disposicioacuten de elementos fortificados comple-mentarios de distinta tipologiacutea y funcionalidad (Figura 15)

Cada arquitectura se ubica en un espacio estrateacute-gico dentro de las zonas que se quieren defender unas

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Un ejemplo de ello podemos observarlo en el con-junto defensivo que hemos identificado como subsiste-ma de Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos donde las fortificaciones se disponen protegiendo tanto el paso de barcas que se localiza en el riacuteo Mintildeo como las viacuteas de traacutensito que discurren siguiendo el trazado del mismo a uno y otro lado de la frontera tal y como se puede ver en la Figura 17

Las fortificaciones agrupadas situadas en ambas maacuter-genes del riacuteo corresponden a dos momentos distintos30 uno de eacutepoca medieval y otro de eacutepoca moderna Seraacute en el siglo XVII cuando en torno a dos poblaciones anteriores la gallega Barca de Goiaacuten y la portuguesa Vila Nova de

30 Nos referimos a su momento inicial de construccioacuten

fortificaciones visualizan y defienden a las otras de tal manera que se produce una defensa subordinada entre todos los elementos que poco a poco van construyendo el paisaje fortificado un sistema donde se materializan las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada especialmente aquella que dice que ldquotoda la Fortificacion exterior esteacute dominada defendida y descubierta de la interiorrdquo29

29 De las maacuteximas que propone Sebastiaacuten Fernaacutendez de Medrano nos inte-resan para los aspectos que estamos comentando la que recogemos arriba (la duodeacutecima) y la undeacutecima ldquoque no aya parte de la Placcedila que no estegrave vista y defendida de otrardquo (Fernaacutendez de Medrano 1700 11) las cuales seguacuten el autor se encuentran dentro de las que se consideran inviolables a la hora de llevar a cabo una fortificacioacuten Para Lecuze por ejemplo la undeacutecima regla de Medrano debe ser la primera a tener en cuenta Su maacutexima quinta dice ldquoLa Plaza debe estar igualmente fortificada por todas partes dominar la campantildea vecina y descubierta hasta el alcance de cantildeonrdquo (Lucuze 1772 22)

Figura 16 Representacioacuten del modelo teoacuterico de un paisaje fortificado con las relaciones existentes entre los elementos que lo componen Se representa la interrelacioacuten (flechas) entre partes de una fortificacioacuten (puntos rojos) entre fortificaciones (F) y entre subsistemas o conjuntos defensivos (Sb) Todo ello forma un sistema fortificado donde las maacuteximas aplicables al disentildeo de una fortificacioacuten se han hecho extensibles al territorio

Figura 17 Localizacioacuten de las fortificaciones que forman parte del subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos sobre un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) Las fortificaciones se situacutean a ambos lados del riacuteo Mintildeo En la imagen de la derecha hemos representado con un oacutevalo la cuenca que controla este subsistema un espacio enmarcado por la Serra do Argalo en Galicia y las da Gaacutevea Salgosa y Cova en Portugal y con una liacutenea roja punteada las viacuteas de traacutensito terrestre que discurren paralelas al Mintildeo y que tambieacuten controlan estas fortificaciones

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y desde cuaacutentas entidades es visible la entidad analiza-da (visibilizacioacuten) Como se puede apreciar existe una relacioacuten visual entre todas ellas Uacutenicamente no existe relacioacuten con el Castelo de Medos que se corresponde en la Figura 19 con el punto situado maacutes arriba ya que los radios que hemos usado para el caacutelculo son de 800 m y 2 km pero desde eacuteste se domina la viacutea de traacutensito terrestre gallega asiacute como otros puntos a larga distancia pudiendo ser visible por ejemplo el movimiento de grandes tropas cruzando el riacuteo tal y como se muestra en la Figura 20

La ubicacioacuten de estas fortificaciones responde a as-pectos estrateacutegicos por una parte la defensa de las viacuteas de traacutensito terrestres o fluvial por otra el control de los pasos de barca histoacutericos en uno de ellos la Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira se enfrenta al actual Castelo de San Lourenzo31 aquiacute se emplazaba hasta hace pocos antildeos el Fe-rry que comunicaba Goiaacuten con Vila Nova el otro situado

31 Este fuerte se construye con posterioridad a la finalizacioacuten de la Guerra de la Restauraccedilatildeo pero se hizo sobre otro de menores dimensiones conocido como Forte da Barca que fue destruido por los portugueses una vez conquistada la villa Por lo tanto el anaacutelisis que hacemos de la relacioacuten entre ambas fortifi-caciones corresponde al de las defensas originales de aquel periodo de guerra

Cerveira se vaya poco a poco articulando un sistema de-fensivo complejo que protege el paso de barcas del Mintildeo y la viacutea que discurre por el lado portugueacutes y que comu-nica Valenccedila poblacioacuten enfrentada a la ciudad de Tui y Caminha situada en el estuario del Mintildeo En el antildeo 1663 los portugueses ocupan la villa de Goiaacuten y comienzan a construir aquiacute una defensa que funcionaraacute conjuntamente con la que ya existiacutea y se perfecciona a la moderna ahora en Vila Nova de Cerveira (Ericeira 1945 vol IV 170 y ss) habilitando aquiacute una zona estrateacutegica de dominio portugueacutes en territorio gallego desde donde se efectuacutean varias incursiones en el paiacutes vecino Los gallegos deciden establecerse entonces en las proximidades protegidos por el noroeste por la Serra do Argalo al otro lado de la viacutea de traacutensito que comunica la ciudad episcopal de Tui y la villa de A Guarda en la desembocadura del Mintildeo construyen-do el Forte de Santiago Carrillo en el lugar de Medos

En la Figura 18 se recogen las visibilidades y visibilizaciones que hemos calculado entre las entida-des identificadas en el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos es decir queacute nuacutemero de entidades son visibles desde cada entidad analizada (visibilidad)

Figura 18 Visibilidad y visibilizacioacuten entre fortalezas y estructuras que conforman el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos Se han calculado en un radio de 800 m y 2 km y se tiene en cuenta tambieacuten la visibilidad acumulada entre todos los elementos de la totalidad de la raia huacutemeda

Nombre de entidad Tipo de entidad

Visibilidad Visibilizacioacuten

A 800 m

A 2 km

800 m miacuten

800 m maacutex

2 km miacuten

2 km maacutex

Ac Miacuten

Ac Maacutex

Fortaleza de N Sra da Concepcioacuten Fortificacioacuten 3 8 1 3 1 7 1 19

Forte de San Lorenzo Fortificacioacuten 4 9 3 5 5 8 6 8

Torre dos Ratos Fortificacioacuten 3 9 1 2 1 10 4 17

Torre dos Correa Fortificacioacuten 6 8 2 4 6 7 6 7

Forte das Chagas Fortificacioacuten 1 7 1 4 1 9 3 22

Muelle de Goiaacuten Estructura 5 7 6 8 6 8

Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira Fortificacioacuten 5 10 2 5 7 10 8 12

Emplazamiento Fortiacuten de Vila Nova Estructura 5 10 3 5 8 10 9 12

Muelle de Vila Nova de Cerveira Estructura 4 5 8 9 8 10

Forte de Lovelhe Fortificacioacuten 2 9 1 3 3 11 9 23

Atalaia da Mata Fortificacioacuten 0 3 1 3 1 10 1 14

Castelo de Medos Fortificacioacuten 0 0 1 2 1 2 1 29

Significado de las abreviaturas empleadas en la tabla miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que se observan desde una entidad concreta maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que se observan desde una entidad concreta Ac Miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada Ac Maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada

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Estos aspectos materializan en el paisaje las maacutexi-mas de la fortificacioacuten abaluartada por las que se rige el arte de la guerra de eacutepoca moderna Vemos coacutemo las rela-ciones entre las partes de una fortificacioacuten se trasladan al territorio existiendo tambieacuten relaciones entre fortalezas Pero ademaacutes tambieacuten existen otros elementos en este territorio que permiten comunicar un subsistema con otro

Para el caso gallego33 conocemos la existencia de fachos por la documentacioacuten histoacuterica y bibliograacutefica34 por su representacioacuten en distintos documentos carto-graacuteficos (Figura 21) o por la toponimia A partir de esta documentacioacuten hemos localizado algunos a lo largo del Baixo Mintildeo (se corresponden con los puntos rojos de la Figura 22) Estos se emplazan en zonas de mayor altitud que aquellas en las que se ubican las fortificaciones nor-malmente en la liacutenea de montantildeas que cierra por el norte el valle del Mintildeo Desde estos puntos hemos realizado el caacutelculo de visibilidad en un radio de 2 y 5 km con lo que pudimos comprobar que complementan a mayor distancia las visibilidades de las entidades que confir-man los subsistemas y que ademaacutes se encadenan con estas y con las del facho anterior y posterior (Figura 22)

Paisaje como resultado de un proceso

La segunda conceptualizacioacuten se refiere al paisaje entendi-do tambieacuten como resultado de un proceso constructivo que en este caso conllevoacute su adaptacioacuten al nuevo arte de forti-ficar transformando los espacios urbanos medievales que estaban centildeidos por una cinta amurallada con sus corres-pondientes torres en espacios de mayor amplitud delimi-tados por una o varias liacuteneas defensivas que a medida que avanzaban hacia el exterior del recinto urbano descendiacutean en altura Buen ejemplo de ellos son los nuacutecleos fortifica-dos que se construyeron en torno a ciudades medievales anteriores como Caminha Vila Nova de Cerveira Tui Valenccedila Salvaterra do Mintildeo Monccedilatildeo o Melgaccedilo

33 Para el territorio portugueacutes no hemos conseguido documentar ninguacuten facho como estructura pero sabemos que debiacutean existir por lo que se recoge en Antunes (1996 3) ldquoTentamos entatildeo [hellip] fazer um ponto da situaccedilatildeo relativa-mente agraves obras de defesa projectadas delineadas construiacutedas e utilizadas sob o espectro das Guerras da Restauraccedilatildeo com os dados que possuiacutemos ateacute meados do seacuteculo XVIII Relegamos por uma questatildeo de meacutetodo e de tempo o estudo dos fachos e atalaias que pontuavam a nossa defesa raiana ou que com ela es-tavam articulados para um trabalho de maior enverfadura e de enquadramento temporal diversordquo Y por la presencia de alguacuten topoacutenimo facho en la zona34 ldquoOs portugueses mailos galegos andaron sempre en guerra E en Goiaacuten habiacutea un castelo onde se defendiacutean do ataque Para avisar do inimigo nos outeiros que arrodean o castelo acendiacutean fogueiras ou fachos Desta forma os da fortaleza estaban preparados para a defensa Por iso os portugueses non conseguiron vencer oacutes do castelordquo (Gude 2009 28)

en el lugar donde se emplazan el Forte de Satildeo Francisco de Lovelhe en Portugal y A Atalia o Torre dos Ratos en Galicia hoy estaacute ocupado por el puente internacional que comunica las poblaciones de Goiaacuten y Lovelhe32

32 No existe un paso documentando en la planimetriacutea de la eacutepoca entre Love-lhe y A Atalia sin embargo debioacute ser una zona portuaria en eacutepocas anteriores ya que a ambos lados del riacuteo se documentaron sendos yacimientos durante la construccioacuten del puente internacional el del lado gallego identificado como de eacutepoca romana y el del lado portugueacutes como un ldquocais de acostagem fluvialrdquo una estructura portuaria de la Alta Edad Media (Almeida 2002) En una publicacioacuten posterior se adscribe a eacutepoca prerromana y romana (Ramos y Branco 2010 16-17)

Figura 19 MDE de la zona en la que se emplaza el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos con la representacioacuten de las visibilidades en un radio de 2 km Como se puede apreciar las zonas que concentran un mayor control visual son aquellas en las que se localizan las viacuteas de traacutensito tanto en el lado gallego (al que corresponde la parte superior de la imagen) como en el portugueacutes

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Figura 20 Vista aeacuterea del fuerte de Medos de 2009 (proporcionada por Terra Arqueos SL) En primer teacutermino se localiza el fuerte en segundo teacutermino la viacutea de traacutensito que une Tui con A Guarda y al fondo el riacuteo Mintildeo y la Torre dos Ratos

Figura 21 Mapa de la Provincia de Tuy y una Porcion de la de entre Mintildeo y Duero en Portugal [hellip] del Ingeniero Alexandro des Angleacutes de 1762 (copia en el Archivo Privado Jaime Garrido) Los fachos aparecen representados como una luminaria roja

Figura 22 MDE con las entidades que componen los subsistemas de A Guarda-A Iacutensua-Caminha y Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos En la imagen central visibilidades en un radio de 2 km de estas entidades En la imagen de la derecha las visibilidades anteriores se complementan con las de los fachos en un radio de 5 km

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transformacioacuten de sus elementos constructivos (como en el caso de Lapela donde no hubo una alteracioacuten significa-tiva del castillo medieval Figura 25) o bien se conservan pero son envueltas por estructuras modernas (como en el caso de Tui Figura 23) o bien se emplean como soporte de las estructuras modernas (como mostraacutebamos en la Figura 6 para el caso de Valenccedila) Por otra parte estariacutean las construcciones realizadas ex novo escogiendo los em-plazamientos que responden a los principios comentados anteriormente y siguiendo ya las maacuteximas de la fortifica-cioacuten abaluartada como el Castelo de Medos (Figura 21)

Pero al igual que sucediacutea con la aplicacioacuten del con-cepto defensivo de una plaza a la totalidad del territorio en este caso tambieacuten se produce el mismo proceso y poco a poco sobre un paisaje anterior se va conforman-do a lo largo del periodo de guerra una nueva estructura morfoloacutegica que responde a otras loacutegicas defensivas y constructivas (Blanco-Rotea 2011 145-148) Un paisaje fortificado que seguiraacute completaacutendose en los dos siglos siguientes (Figura 24) En este proceso se conjugan dos aspectos por una parte la reutilizacioacuten de fortificacio-nes previas que o bien se mantienen sin que exista una

Figura 23 Imagen sateacutelite de la ciudad de Tui (2006 copyGoogle Earth) sobre la que se ha dibujado en verde el recinto medieval y en rojo los restos de la fortificacioacuten moderna o su trazado en aquellos lugares en el que el crecimiento urbaniacutestico ha respetado dicho trazado

Figura 24 MDE de la zona de Salvaterra-Monccedilatildeo y Extremo en el que se han indicado las poblaciones medievales a la izquierda y las construcciones realizadas una vez conquistada Salvaterra do Mintildeo en 1643 por los portugueses a la derecha Ademaacutes se han situado los fuertes de Extremo (Forte de Bragandelo y Forte da Pereira) dispuestos en dos altos que jalonan la viacutea de traacutensito que desde Monccedilatildeo se dirige hacia el interior de Portugal por Arcos de Valdevez

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de valor del patrimonio que ha sido posible gracias preci-samente a la elaboracioacuten de aquel Plan Director y al trabajo de difusioacuten que de eacutel hicieron tanto los miembros del equi-po como las distintas administraciones implicadas El caso de ldquoEspazo Fortalezardquo (httpwwwespazofortalezacom) resultado del proyecto de recuperacioacuten del entorno del For-te de San Lourenzo en Goiaacuten (Tomintildeo) realizado reciente-mente es un ejemplo de la relacioacuten entre la arquitectura y el paisaje como recurso ya que por una parte hace hinca-pieacute en la revalorizacioacuten y resignificacioacuten de esta fortaleza centraacutendose en un uacutenico bien pero tambieacuten como punto de partida y lugar de enlace con otros elementos fortificados de la zona a traveacutes de una ruta por otras fortificaciones menos conocidas (y visibilizadas) del entorno que se han englobado bajo el nombre de ldquopatrimonio ocultordquo dentro de una iniciativa de Turgalicia Ahora queda por ver la im-plicacioacuten y aceptacioacuten que tiene la sociedad local por este tipo de iniciativas y si se identifica o no con ellas

Pensando en una doble direccioacuten

Siguiendo nuestro argumento inicial volviendo a la fuer-te relacioacuten entre paisaje y arquitectura que apuntaacutebamos al principio y revisando lo visto en los dos apartados anteriores podriacuteamos decir siguiendo a Derrida (1986) en su Metaacutefora Arquitectoacutenica y trasladando su pensa-miento tambieacuten al paisaje que arquitectura y paisaje son una espacializacioacuten del tiempo y el pensamiento Si el paisaje es ldquoel espacio de las relaciones socialesrdquo (Orejas et al 2002 306) la arquitectura es una porcioacuten de ese espacio acotado (Ching 1984 108) por tanto paisaje y arquitectura estaacuten unidos espacialmente materializados temporalmente y significados simboacutelicamente

Unificar el estudio de ambas entidades del registro ar-queoloacutegico era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas ya que las arquitecturas defensivas y todas las estructuras asociadas a las mismas (de control viarias de interrelacioacuten etc) con-formaban unos espacios construidos unos conjuntos o sub-sistemas39 defensivos y no debiacutean estudiarse analizarse y

39 En trabajos anteriores empleamos el teacutermino ldquosubsistemardquo para referirnos a cada uno de los conjuntos construidos para fortificar una zona concreta del Mintildeo y que guardaban una serie de relaciones que haciacutean que los entendieacutera-mos precisamente como un conjunto (Blanco-Rotea 2011) El teacutermino subsis-tema se empleoacute ya que formaban parte de un sistema defensivo maacutes complejo que era la defensa de la raia entre Galicia y Portugal (Cobos-Guerra 2011) En este trabajo decidimos emplear el teacutermino ldquoconjuntordquo como sinoacutenimo de ldquosubsistemardquo ya que es el que optamos por usar en la web ldquoLa construccioacuten de una fronterardquo que acompantildea a este texto por tratarse de un teacutermino de mejor comprensioacuten que ldquosubsistemardquo para un puacuteblico maacutes amplio

Paisaje como recurso del pasado en el presente

Algunas de las construcciones que componen el paisaje fortificado mintildeoto se estaacuten convirtiendo en un recurso cultural El Castillo de Santa Cruz en A Guarda fue recientemente restaurado y rehabilitadas sus construc-ciones como centro de interpretacioacuten de las fortalezas transfronterizas35 pero existen otros ejemplos similares a ambos lados de la raia

Uno de los aspectos que nos interesa destacar de la iniciativa de llevar a cabo un plan director de las forta-lezas transfronterizas de esta zona en 2003 era precisa-mente su intereacutes por conocerlas comprenderlas y revalo-rizarlas como conjunto y como paisaje sirviendo de base ldquopara a construcioacuten de novos equipamentos e dotacioacutens de calidade e para a recuperacioacuten de valores culturais ma-terializados na raia huacutemidardquo (Vecontildea 2006 5) Alguno de los objetivos de este plan director eran ldquoPontildeer en relacioacuten as fortalezas co contexto territorial e socio econoacutemico do Baixo Mintildeordquo o ldquoElaborar unha estratexia conxunta e formular usos e propostas viablesrdquo (Vecontildea 2006 5) Precisamente la documentacioacuten y valorizacioacuten de estas fortificaciones y los elementos asociados a ellas y la di-vulgacioacuten de su conocimiento entre el puacuteblico en general y las poblaciones locales en particular permitioacute poner en marcha distintos procesos de resignificacioacuten entre los que se engloban diferentes iniciativas que inciden en la puesta en valor de los diferentes conjuntos defensivos y con ello del paisaje fortificado transfronterizo Una de ellas es el disentildeo de unas rutas realizadas a pie en bici-cleta y en canoa que tienen como objetivo promover el conocimiento de las fortificaciones del subsistema que se emplaza en el ayuntamiento de Tomintildeo bajo el tiacutetulo de ldquoDescubrindo as Nosas Fortalezasrdquo36 O el disentildeo de una ldquoRuta de puesta en valor de las fortalezas transfronterizas del Mintildeordquo37 por parte del Estudio Crecente Asociados38

Este tipo de iniciativas son una muestra de coacutemo el paisaje se estaacute empleando como recurso contribuyendo a la puesta en marcha de los uacuteltimos eslabones de la cadena

35 El castillo fue abierto al puacuteblico en diciembre de 2013 y el centro de in-terpretacioacuten que cuenta con una exposicioacuten permanente sobre esta temaacutetica (httpsminervauscesxmluihandle1034714903) en julio de 201636 httpdescubrindoasnosasfortalezasblogspotcomessearchlabel0020INTRODUCCIC393N37 httpwwwcrecenteasociadoscomesproyectos31ruta-de-puesta-en-valor-de-las-fortalezas-transfronterizas-del-minyo38 Algunas de las actuales iniciativas para la puesta en valor de este paisaje se basan en otras anteriores a la elaboracioacuten del Plan Director Fortrans que se centraron en el disentildeo de rutas para esta zona de temaacutetica maacutes amplia como la que se recoge en Santos Solla (1999) bajo el tiacutetulo ldquoGuiacutea da Raiardquo

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sin renunciar a la potencialidad de cada una de ellas a traveacutes no del desarrollo de nuevas arqueologiacuteas que soacutelo seguiriacutean contribuyendo a la fragmentacioacuten del discurso arqueohistoacuterico (Mantildeana et al 2002 23) sino para servir a nuestro propoacutesito de articular estrategias de investigacioacuten en torno a proyectos o programas que fo-calicen sus objetivos sobre el patrimonio desarrollando perspectivas de investigacioacuten y meacutetodos de trabajo real-mente adecuados al objeto y no a intereses disciplinares o curriculares concretos

Por otra parte ya tratamos en otra ocasioacuten el porqueacute de la introduccioacuten de la AA dentro del grupo de inves-tigacioacuten en el que se desarrolloacute este trabajo (Mantildeana et al 2002 12-13) en el cual se disentildeoacute un plan de investi-gacioacuten centrado en el estudio de los paisajes construidos durante la Prehistoria en el noroeste de la Peniacutensula Ibeacute-rica a traveacutes del anaacutelisis de la concepcioacuten territorial la forma de conceptualizacioacuten del espacio y construccioacuten del paisaje generados por las diferentes sociedades que habitaron nuestro paiacutes en ese periodo (Mantildeana et al 2002 12) El estudio de estos paisajes se habiacutea llevado a cabo desde una escala macroespacial aportando aspec-tos sobre la ubicacioacuten de los espacios habitacionales los patrones de emplazamiento los sistemas de ocupacioacuten del espacio y las condiciones medioambientales y de subsistencia pero era necesario contrastar los modelos a escala macro con otros que permitieran completar y matizar la visioacuten de los paisajes prehistoacutericos por lo que se propuso abordar el estudio a escala microespacial del registro arqueoloacutegico lo que nos llevada directamente al anaacutelisis de la arquitectura Inicialmente este estudio se centroacute en dos tipos de arquitectura la funeraria y la do-meacutestica (Mantildeana et al 2002 12) pero la introduccioacuten del anaacutelisis del registro arquitectoacutenico conllevoacute ademaacutes ampliar el periodo cronoloacutegico en el que se habiacutea cen-trado el plan de investigacioacuten que mencionamos arriba para trabajar tambieacuten con arquitecturas de periacuteodos postclaacutesicos lo cual conllevoacute ademaacutes analizar cons-trucciones con otras funcionalidades como las vincula-das a la arquitectura de poder (arquitecturas eclesiaacutesticas y fortificaciones) y por extensioacuten con la caracterizacioacuten de los paisajes en que eacutestas se ubican y contribuyen a construir Trabajar con el registro arquitectoacutenico suponiacutea acceder a otras claves para la comprensioacuten de las for-maciones socioculturales estudiadas pues aportaba una importante informacioacuten que permitiacutea ldquover de diferente forma los factores de orden individual social poliacutetico-econoacutemico subsistencial y simboacutelico que prevaleciacutean en las comunidades del pasadordquo (Mantildeana et al 2002

valorizarse como entidades aisladas Conjuntamente con el espacio fiacutesico articulan un paisaje cultural un sistema defensivo complejo el paisaje fortificado transfronterizo del Baixo Mintildeo en Galicia y Alto Minho en Portugal

Si el estudio en detalle de la arquitectura y del pai-saje por separado ha permitido en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico que no estaban antes presentes y acceder asiacute al mayor nuacutemero de elementos (materiales y simboacutelicos) que con-forman ambas realidades intentar introducir dentro del proceso de anaacutelisis e interpretacioacuten del registro arqueo-loacutegico al paisaje y la arquitectura conjuntamente nos permitiraacute acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta pasaraacute por abordarlas como parte in-tegrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Trataremos ahora de identificar las herramientas teoacutericas con las que intentar deconstruir primero y re-construir despueacutes esos espacios pensados materializa-dos y transformados en la frontera galaico-portuguesa

MARCOS ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Comentaacutebamos anteriormente que este texto pretende desgranar el marco conceptual y teoacuterico empleado a la hora de trabajar con el paisaje fortificado de eacutepoca moderna en la frontera mintildeota Valoraacutendolo con dis-tancia este marco se ha ido ensanchando a medida que nuestras necesidades de investigacioacuten se ampliaban y que nuestra visioacuten sobre la arquitectura y el paisaje y la relacioacuten existente entre ambos se iba enriqueciendo Visto con cierta perspectiva se puede llegar a pensar que tal vez sea un marco estrecho y que la AA y la ArPa sean insuficientes para captar todos los matices que los espacios construidos nos proporcionan Pero lo cierto es que adoptar ambas estrategias de investigacioacuten nos ha permitido precisamente aunar ampliar abrirnos y buscar sinergias con otras disciplinas Creemos que ambos enfoques al haber adoptado (y contribuido a construir) los conceptos de arquitectura y paisaje a los que nos hemos referido maacutes arriba nos permitieron ge-nerar aproximaciones al patrimonio construido mucho maacutes abiertas dinaacutemicas y al final transdisciplinares que las que habriacuteamos conseguido con otros enfoques maacutes tradicionales Se puede ampliar maacutes el marco pero nuestra propuesta pretende aunar ambas perspectivas

Rebeca blanco-Rotea

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actualidad Este concepto surge sobre todo en ciertas aproximaciones de la Arqueologiacutea la Geografiacutea y el Urbanismo desde hace 25 antildeos (aunque ya habiacutea sido acuntildeado por el geoacutegrafo Carl O Sauer de la escuela de Berkeley en los antildeos veinte del siglo pasado) y soacutelo maacutes tarde se incorpora en otras disciplinas (como la His-toria del Arte la Arquitectura o la Historia)rdquo (Barreiro et al 2009 8)

Para Orejas en los oriacutegenes de la ArPa deben te-nerse en cuenta dos aspectos relacionados entre siacute Por una parte el contexto cientiacutefico que ha motivado que en el campo de la Arqueologiacutea durante la deacutecada de 1980 la ArPa fuera suplantando paulatinamente a la Ar-queologiacutea Espacial y agrupando los anaacutelisis territoriales sobre el mundo antiguo lo que ldquoresponde a una nueva realidad cientiacutefica y social desde que en los primeros antildeos de la deacutecada pasada se sentaran las bases de la su-peracioacuten tanto de los enfoques fenomenoloacutegicos como de los derivados de la arqueologiacutea procesualrdquo (Orejas 1995a 216) Por otra el contexto social desde el que aparece una idea de patrimonio en la que ya no se su-braya la yuxtaposicioacuten de elementos sino el ldquoreflejo de la dinaacutemica social que dio lugar a su construccioacuten y usordquo (Orejas 1995a 216) En esta idea encajariacutea una ArPa que ldquosupone integrar interpretar y comprender en un doble sentido la lectura (o las lecturas) que nosotros hacemos hoy de un paisaje del pasado y la (o las) que de eacutel hicieron las comunidades que lo construyeronrdquo (Orejas 1995b 62)

Uno de los aspectos necesarios para que se produ-jera este desplazamiento de la Arqueologiacutea Espacial por parte de la ArPa es que tuvo lugar dentro de un determi-nado contexto historiograacutefico (Bernardi 1992 Rossignol and Wandsnider 1992 Ashmore and Knapp 1999) en el que se introdujo una nueva perspectiva sobre la praacutectica arqueoloacutegica y su objeto de estudio que quedoacute reflejada en el marco conceptual propuesto para definir los teacutermi-nos baacutesicos manejados por la ArPa (Mantildeana et al 2002 26) nos referimos a los teacuterminos arqueologiacutea registro arqueoloacutegico y sobre todo paisaje sobre los que ya hemos abundado en el apartado anterior

De acuerdo con aquel nuevo marco teoacuterico y con-ceptual la ArPa se definioacute como la inclusioacuten de la praacutecti-ca arqueoloacutegica dentro de coordenadas espaciales a tra-veacutes de las cuales se trata de pensar el registro y la cultura material arqueoloacutegica desde una matriz espacial y al mismo tiempo convertir el espacio en el primer objeto de la investigacioacuten arqueoloacutegica para no solo reconstruir los ambientes del pasado sino tambieacuten intentar elaborar

12) A partir de estos planteamientos y de la adopcioacuten del estudio de la arquitectura desde la AA se disentildeoacute un programa de investigacioacuten integral centrado en la arquitectura y los espacios construidos que se acaboacute articulando en cuatro subliacuteneas de investigacioacuten monu-mentalidad megaliacutetica espacios domeacutesticos de la Edad del Hierro arquitectura histoacuterica y espacios agrarios

El objetivo entonces de la introduccioacuten de la AA fue por una parte atender al cambio de escala ma-croespacial a una microespacial y por otra parte a la ampliacioacuten de nuestra oacuteptica arquitectoacutenica para abarcar el estudio de nuevos periodos y de estructuras con otras funcionalidades La base conceptual inicial de aquella propuesta fue la ArPa (Criado-Boado 1999) pero era necesario introducir otras estrategias de investigacioacuten que completaran una aproximacioacuten macro al espacio construido

ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Se entiende la ArPa como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico donde los elementos que lo conforman sea cual sea su escala se analizan ldquocomo objetos implicados en el paisaje y participantes del mis-mordquo (Parcero-Oubintildea 2000 20) y tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo tal y como proponen Barreiro et al (2009 4) Entender la ArPa como tal implica al mismo tiempo manejar una determinada concepcioacuten de paisaje donde eacuteste es tanto un contexto como un objeto de estudio susceptible de ser analizado e interpretado con una metodologiacutea ar-queoloacutegica (Parcero-Oubintildea 2000 20)40 como hemos visto

Este marco interpretativo pretende superar tal como apuntamos una perspectiva espacial determinista (Mantildeana et al 2002 25) En la ArPa se integran nume-rosas corrientes que conforman un variopinto panorama pues el estudio del paisaje es de intereacutes a numerosas disciplinas en eacutel ldquoconfluyen intereses puntos de vista tradiciones acadeacutemicas y de investigacioacuten y teacutecnicas diferentesrdquo (Orejas 1995a 222)

Dentro de este intereacutes la arqueologiacutea se ha mos-trado como una de las maacutes activas en parte por ser ldquoprecursora en la problematizacioacuten e investigacioacuten del concepto de paisaje cultural de gran fortuna en la

40 ldquoLa Arqueologiacutea del paisaje [hellip] es ante todo una propuesta metodoloacute-gica para la investigacioacuten de las sociedades antiguas desde su espacialidadrdquo (Orejas et al 2002 306)

ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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marco teoacuterico Sin embargo podemos indicar que mu-chos de los esfuerzos desarrollados dentro de la ArPa se encaminaron a llevar a cabo un desarrollo metodoloacutegico que insistiacutea en abordar nuevos aspectos el registro no tratados hasta la fecha y en incorporar determinadas teacutecnicas de anaacutelisis centraacutendose en elementos maacutes perceptivos del paisaje en definir de forma maacutes preci-sa el registro arqueoloacutegico y en ofrecer explicaciones maacutes globales (Soler 2007 43 Tilley 1994 Knapp and Ashmore 1999) En el caso del paisaje la aplicacioacuten de teacutecnicas como la fotointerpretacioacuten los anaacutelisis de 14C la dendrocronologiacutea los anaacutelisis poliacutenicos la teledetec-cioacuten la informatizacioacuten del registro arqueoloacutegico el uso del GPS de los SIG (Sistemas de Informacioacuten Geo-graacutefica) o maacutes recientemente los datos LiDAR supuso reconocer que es necesario contar con un mayor nuacutemero de informacioacuten y que eacutesta sea de mejor calidad de ma-nera que permita profundizar en aspectos no registrados desde perspectivas de investigacioacuten anteriores El uso de estas teacutecnicas transformoacute la visioacuten de la naturaleza de los datos arqueoloacutegicos y su interpretacioacuten enri-queciendo significativamente la disciplina arqueoloacutegica (Soler 2007 44)

Disentildear una metodologiacutea especiacutefica en ArPa estaacute directamente ligado al concepto de paisaje manejado (Orejas 1995a 217) como sucede tambieacuten con la ar-quitectura de ahiacute la importancia de su definicioacuten previa En todo caso la autora apunta que los paisajes antiguos son resultado de racionalidades antiguas que no deben analizarse desde la nuestra tener esto en cuenta conlleva implicaciones metodoloacutegicas siendo necesario incor-porar la comprensioacuten preteacuterita del paisaje junto a su explicacioacuten ldquoel espacio soacutelo adquiere sentido cuando va acompantildeado de una lectura del individuo o de la comu-nidad que genera determinados comportamientos acti-tudes y formas de percepcioacutenrdquo (Orejas 1995a 218-219)

Orejas propone que para entrar de lleno en el estudio del paisaje y el territorio es necesario superar el anaacutelisis de los mapas de punto y de las relaciones planas entre ellos para analizar las relaciones espaciales tridimensio-nales y temporales para acceder asiacute a las articulaciones de las diversas formas su origen y evolucioacuten (Orejas 1995a 219) Este aspecto ha tenido implicaciones praacutec-ticas a la hora por ejemplo de desarrollar un sistema de registro arqueoloacutegico desde ArPa ldquoLa Arqueologiacutea del Paisaje repiensa el yacimiento como aacuterea y como consecuencia de ello prioriza no soacutelo la importancia de localizar y de definir el yacimiento sino tambieacuten de de-limitarlo y zonificarlordquo (Amado et al 2002 22)

modelos sobre las interrelaciones entre espacio imagina-do utilizacioacuten del espacio y organizacioacuten social en las comunidades (pre)histoacutericas (Mantildeana et al 2002 26)

La propuesta desarrollada por el equipo dirigido por Felipe Criado-Boado intentaba disentildear un Programa de Investigacioacuten en Arqueologiacutea del Paisaje y Paisajes Culturales que trataba de estudiar el paisaje entendido como una dimensioacuten relevante de las sociedades hu-manas puesto que no soacutelo constituiacutea la base en las que eacutestas se desarrollaban sino tambieacuten su resultado y como tal representa a la formacioacuten sociocultural (Criado-Boado 2012 20)41

Sobre esta base conceptual el objetivo cognitivo de este Programa de Investigacioacuten y de la ArPa seriacutea decons-truir los paisajes sociales ldquodescomponer los mecanismos mediante los cuales las tecnologiacuteas espaciales y arquitec-toacutenicas producen el espacio domeacutestico reproduciendo el sistema de poderrdquo para mostrar despueacutes ldquoque el espacio construido es el producto de una serie de mecanismos de representacioacutenrdquo de un determinado sistema de saber-poder (Criado-Boado 1999 2) gracias a un ejercicio de reconstruccioacuten (a partir de la deconstruccioacuten) de los paisajes arqueoloacutegicos como ldquomedio para penetrar en la prehistoria del pensamientordquo (Criado-Boado 2012 20-21) En la reconstruccioacuten de los paisajes histoacutericos que aquiacute nos interesan tenemos la ventaja de que contamos con otro tipo de informacioacuten que podemos sumar a la informacioacuten que nos proporcionan los paisajes como RA Constituye un ejercicio que nos permite inferir conclusio-nes desde informaciones herramientas y disciplinas que pueden actuar conjuntamente Estamos de acuerdo con Orejas et al cuando dicen que los procesos de formacioacuten de un paisaje son tremendamente complejos por ello documentarlo e investigarlo requiere una aproximacioacuten flexible e interdisciplinar que combine varios meacutetodos e interpretarlo requiere tener en cuenta una gran variedad de factores (Orejas et al 2002 303 y 305)

Uno de los aspectos por los que deberiacuteamos pre-guntarnos a continuacioacuten es coacutemo podemos llevar a cabo el estudio de estos paisajes (deconstruccioacuten) y su interpretacioacuten (reconstruccioacuten) pero no es el objetivo de este texto tratar el proceso metodoloacutegico42 sino el

41 ldquo[hellip] el estudio del paisaje parte de la idea de que el anaacutelisis de las socie-dades antiguas es posible desde el estudio de los productos de sus acciones e imaginaciones Pero entendiendo el paisaje no como un mero reflejo de estas acciones sino como parte de las mismas sociedades ya que el espacio al igual que el tiempo no son coordenadas externas sino que forman parte de una sociedadrdquo (Orejas et al 2002 305)42 Este aspecto seraacute tratado en otro trabajo Veacutease por ejemplo Mantildeana et al 2002 y Blanco-Rotea 2011

Rebeca blanco-Rotea

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naturaleza arquitectoacutenica y tambieacuten una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo

La AA es ciertamente joven y por lo tanto todaviacutea se encuentra en construccioacuten Pero no por ello podemos decir que esta estrategia de investigacioacuten esteacute poco ex-tendida todo lo contrario al analizar la evolucioacuten que ha tenido en las uacuteltimas deacutecadas (desde la de 1990 cuando Mannoni (1990a 1990b) acuntildeoacute el teacutermino Arqueologiacutea de la Arquitectura) sobre todo en ciertos contextos eu-ropeos como el italiano y el espantildeol observamos que ha gozado de una importante implantacioacuten y desarrollo en aacutembitos relacionados por una parte con la investigacioacuten de edificaciones y conjuntos histoacutericos y por extensioacuten de las sociedades que los construyeron transformaron y habitaron por otra con la restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacutenica Si bien es cierto en la deacutecada de 2000-2010 los contextos de aplicacioacuten las metodologiacuteas y el aacutembito geograacutefico se han ido ampliando poco a poco tal y como apuntan distintos autores (Quiroacutes 2002 31 y 2006 Utrero 2011 17-19 Azkarate 2013) ldquohellipla AA se estaacute convirtiendo en un campo de juego abierto a cuan-tos les interesa el espacio construido como herencia del pasado pero tambieacuten como recurso para el futuro como depoacutesito de memorias histoacutericas archivos estratigraacuteficos como elenco de teacutecnicas constructivas compendio de di-mensiones simboacutelicas y significantes reflejo de conflictos y vivencias sociales en definitiva como topografiacutea de las complejas lsquoconstelaciones cotidianasrsquo de la sociedadrdquo (Azkarate 2013 272)

Es precisamente en esta deacutecada en la que han apa-recido varios trabajos en Espantildea que recogen con bas-tante precisioacuten el nacimiento desarrollo e implantacioacuten de la AA en diferentes contextos europeos (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011) con un interesante anaacutelisis sobre las causas que estaacuten detraacutes del progreso diferenciado de la misma entre distintos paiacuteses como Inglaterra donde se pusieron las bases en la deacutecada de 1970 para el de-sarrollo tanto metodoloacutegico como de nuevos sistemas de registro que posibilitariacutean la extensioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al anaacutelisis de la arquitectura (Utrero 2011 12) o Italia donde se llevaron a cabo ldquolas primeras sistematizaciones teoacutericas y aplicaciones al anaacutelisis de las construcciones histoacutericas entendidas como secuen-cias de unidades estratigraacuteficasrdquo y donde realmente la AA se consolidoacute como disciplina (Utrero 2011 13-18) sobre todo a partir de la deacutecada de 1990 cuando como deciacuteamos Mannoni acuntildea este teacutermino que aglutinaba experiencias heterogeacuteneas que resultaban de la aplica-cioacuten de instrumentos conceptos y problemaacuteticas de la

En el marco en el que se desarrolla esta propuesta teoacuterica la ArPa se concibioacute como una propuesta que ldquoapunta hacia una necesaria transdiciplinariedad verte-brada en torno al paisaje concepto que cada vez maacutes se va revelando como clave para ahondar en los procesos de conocimiento y ordenacioacuten del territoriordquo (Barreiro et al 2009 8) porque ademaacutes ldquoCualquier intervencioacuten propuesta [desde el presente] es un nuevo elemento en la dinaacutemica de los paisajes al investigar sobre ellos los repensamos les damos un nuevo sentido y los incorpo-ramos a nuestro presenterdquo (Orejas 1998 18)

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA

En cuanto a la AA nos centraremos en varios aspectos que consideramos importantes por una parte la redefi-nicioacuten del concepto de arquitectura que tuvo lugar en los oriacutegenes de esta estrategia de investigacioacuten por otra su heterogeneidad (entendida en un sentido positivo) en su posterior desarrollo finalmente en su contribucioacuten a la ldquotransicioacuten epistemoloacutegica y renovacioacuten metodoloacutegicardquo que la disciplina arqueoloacutegica viene atravesando desde la deacutecada de 1990 e incluso antes (Azkarate et al 2002a 9) No haremos sin embargo un anaacutelisis pormenoriza-do de la misma maacutes allaacute de estos aspectos puesto que eacuteste se realizoacute en varios trabajos durante las uacuteltimas dos deacutecadas (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011 Azkarate 2013 entre otros)

Maacutes allaacute de las definiciones que hagamos de la AA eacutesta como categoriacutea conceptual ha sido identificada como disciplina de pleno derecho43 pero tambieacuten como un universo de experiencias de naturaleza diversa que ha ido adquiriendo un perfil especiacutefico en la deacutecada de 1980-1990 y que sigue siendo objeto de un proceso de construccioacuten y experimentacioacuten enriquecido de forma constante con distintos enfoques (Azkarate 2013) En este sentido la AA ha seguido un proceso de consolida-cioacuten que en ciertos aspectos guarda muchos paralelis-mos con la ArPa empezando por el propio cambio en la concepcioacuten de su objeto de estudio y en la aproximacioacuten a su anaacutelisis desde la arqueologiacutea y con herramientas metodoloacutegicas propias de eacutesta Es por ello que creemos que aquella afirmacioacuten que haciacuteamos sobre la ArPa puede hacerse extensiva a la AA entendieacutendola como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico de

43 Nosotros mismos asiacute lo hemos hecho en varias ocasiones Blanco-Rotea 1997 1998a 1998b 1999

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ldquoLa labor arqueoloacutegica en centros urbanos ha venido enri-quecieacutendose a partir de la introduccioacuten de los meacutetodos que la Arqueologiacutea de la Arquitectura emplea para el estudio de alzados Esto ha traiacutedo consigo una gradual transformacioacuten en la conceptualizacioacuten de estos contextos que auacuten se abre paso entre los investigadores para la comprensioacuten de las construcciones como totalidades de varios niveles de ma-terializacioacuten culturalrdquo (Rodriacuteguez y Hernaacutendez 2005 4) Algunas de estas experiencias latinoamericanas ya estaacuten siendo publicadas en revistas especializadas en contextos europeos aunque su difusioacuten en ellos es todaviacutea muy escasa (veacutease por ejemplo Roloacuten y Rotondaro 2010 213-222) Desde nuestro punto de vista esta escasa difusioacuten estaacute motivada por dos cuestiones distintas pero relacionadas en primer lugar la fuerte tradicioacuten estratigraacutefica de la AA europea (mediterraacutenea sobre todo) y con ella del meacutetodo estratigraacutefico como herramienta casi exclusiva de anaacutelisis de la arquitectura en segundo lugar la diferente concep-cioacuten de arquitectura de la que se parte en ambos contextos fundamentalmente entre la AA anglosajona y latinoameri-cana y la del sur de Europa donde el estudio del espacio en arquitectura no ha sido asumido de la misma manera En este sentido creemos que es importante apostar por una postura abierta como la que propone Azkarate cuando dice que deberiacuteamos ldquoaprender de la historiografiacutea anglosajona en la que desde hace ya algunas deacutecadas se habla con toda naturalidad de archaeology of architecture para referirse a experiencias distintas nacidas de enfoques tambieacuten muy diversosrdquo (Azkarate 2013 272)

Revisando los inicios focalizando objetivos buscando una definicioacuten

Ese compendio de experiencias que desde la arqueologiacutea focalizaron su intereacutes en el estudio de la arquitectura cogioacute cuerpo no soacutelo en el momento en que Manonni las aglutina bajo una uacutenica denominacioacuten sino sobre todo porque se consolidoacute una tradicioacuten que defendioacute que un edificio histoacute-rico era ante todo un documento que aportaba informacioacuten sobre sociedades pasadas (Azkarate 2013) era cultura ma-terial y podiacutea ser estudiado como tal con una metodologiacutea arqueoloacutegica Este cambio de visioacuten de la arquitectura desde la arqueologiacutea permitioacute que eacutesta pasara a entenderse no soacutelo como una estructura un contenedor de espacios y funcio-nes sino como un objeto cargado de contenido como un documento que habiacutea que decodificar En parte esta nueva concepcioacuten no hizo sino ampliar los pasos que dio el post-procesualismo cuando reconocioacute el caraacutecter multidimensio-nal del registro arquitectoacutenico y se concibioacute la arquitectura

disciplina arqueoloacutegica al estudio de la arquitectura44 (Quiroacutes 2006)

Tambieacuten en esta deacutecada se lleva a cabo un anaacutelisis maacutes profundo de la situacioacuten y perspectivas actuales en AA que si bien ya habiacutean sido tratadas en los trabajos arriba mencionados (Utrero 2011) es Azkarate (2013) quien hace especial hincapieacute en una doble tendencia que se viene notando de forma maacutes reciente Esta tendencia se hace eco por un lado de la necesidad de potenciar nuevos enfoques en el estudio de la arquitectura para desarrollar la investigacioacuten de los espacios construidos con propuestas que proceden de distintos campos de investigacioacuten (ar-quitectura semioacutetica historia del arte antropologiacuteahellip)45 Estos enfoques entienden que el espacio es un concepto fundamental en arquitectura y han desarrollado estudios que inciden tanto en el anaacutelisis del espacio tridimensio-nal como perceptivo pero asumen ademaacutes el concepto de Norberg-Schulz (1980 13-15) de espacio existencial que entiende que la espacialidad de la arquitectura estaacute integrada dentro de la racionalidad que la generoacute Una vez asumida esta concepcioacuten tiene sentido el anaacutelisis de los as-pectos geomeacutetricos y perceptivos del espacio a los que nos referiacuteamos arriba (Mantildeana et al 2002 27) Estos enfoques se han desarrollado fundamentalmente en contextos de aplicacioacuten anglosajones donde ya existiacutea una importante tradicioacuten en este sentido En nuestro paiacutes es todaviacutea escasa su difusioacuten aunque cada vez tienen una mayor representa-tividad en publicaciones especializadas en AA

La segunda tendencia a la que hace alusioacuten Azkarate se refiere a la implantacioacuten de la AA en otros aacutembitos inter-nacionales donde se estaacuten produciendo muacuteltiples experien-cias con problemas de investigacioacuten enfoques y meacutetodos muy heterogeacuteneos como seriacutea el caso de Latinoameacuterica46

44 Son varios los autores que han incidido en la existencia de una tradicioacuten anterior en arqueologiacutea que se centroacute en el estudio de la arquitectura (Latorre y Caballero 1995 Quiroacutes 2006 Azkarate 2013) pero frente a aquella tradi-cioacuten basada en una historia de las formas de los estilos y de las teacutecnicas que Mannoni denominoacute ldquola arquitectura en la arqueologiacuteardquo (Quiroacutes 2006) y que se basaba en meacutetodos estiliacutestico-comparativos (Azkarate 2013) la AA que comienza en los antildeos 70 del siglo XX y se materializa en los 90 se dota de nuevos instrumentos de anaacutelisis y se plantea nuevos problemas de investiga-cioacuten que motivan precisamente la buacutesqueda de otros nuevos instrumentos de manera que ambos aspectos se retroalimentan45 Algunos ejemplos de este tipo de anaacutelisis de los espacios construidos se pueden ver en Saacutenchez 1998 Mantildeana et al 2002 Ayaacuten 2003 y 2008 Mantildeana Borrazaacutes 2003 Criado-Boado y Mantildeana 2003 Gutieacuterrez y Caacutenovas 2009 o Bermejo 200946 Azkarate 2013 288 En el fondo esas experiencias heterogeacuteneas que se aglutinan bajo esta denominacioacuten no dejan de recordar a aquellas primeras experiencias llevadas a cabo en contextos europeos si bien es cierto que en el caso de Europa la estratigrafiacutea tuvo un gran peso y se convirtioacute en el eje fundamental de la AA mientras que el anaacutelisis estratigraacutefico se estaacute implan-tando de manera desigual en el cono sur americano

Rebeca blanco-Rotea

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Por otra parte en su vertiente maacutes aplicada la AA tiene un compromiso con el estudio y la gestioacuten del patrimonio edificado pues siendo documento de las sociedades pasa-das es tambieacuten recurso de las sociedades actuales Ocupa ademaacutes una incoacutemoda posicioacuten disciplinar intermedia que debe superar los liacutemites entre distintas disciplinas que se dedican al estudio y gestioacuten de este patrimonio como la propia arqueologiacutea la arqueometriacutea la restauracioacuten o la arquitectura Este uacuteltimo aspecto es importante porque a pesar de encuadrarse dentro de la arqueologiacutea toma muchas de sus herramientas de otras disciplinas y guarda fuertes sinergias con ellas El problema es que en vez de haberse visto esta relacioacuten como una fortaleza tal y como apunta Quiroacutes (2002) desde algunos sectores se ha visto la AA como un intrusismo profesional en aspectos que eran competencia exclusiva de sus feudos disciplinares imposi-bilitando la colaboracioacuten entre disciplinas y la construccioacuten de conocimiento nuevo desde nuevas oacutepticas Afortuna-damente esta tendencia se ha visto rota la mayoriacutea de las veces desde las propias necesidades de los proyectos (y de los contextos construidos) que por siacute mismos demanda-ban esta colaboracioacuten siendo el propio objeto de estudio el que ha propiciado muchas veces la construccioacuten de esta estrategia de investigacioacuten o al menos eacutesta ha sido nuestra experiencia

Ya hemos comentado que la AA hunde sus raiacuteces en experiencias anteriores pues la preocupacioacuten de los arqueoacutelogos y arqueoacutelogas por la arquitectura no es un fenoacutemeno reciente Sin embargo lo que diferencia los

como una herramienta de construccioacuten de la realidad social (Mantildeana et al 2002 24-26) convirtieacutendose asiacute en un poten-te medio para el conocimiento de los contextos productivos y sociales que la generaron (Azkarate 2002b 57) Si a esta concepcioacuten del contexto construido como documento se uniacutea la conservacioacuten de muchos de ellos sobre todo de pe-riodos postclaacutesicos e incluso su reutilizacioacuten en el presente (Figura 25) se haciacutea necesario articular nuevas aproxima-ciones de estudio al patrimonio construido que permitieran su conocimiento exhaustivo y previo a la praacutectica restaura-dora y rehabilitadora de los mismos

De forma muy general la AA se define como la estra-tegia de investigacioacuten que estudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica cuyo principal objetivo es el co-nocimiento histoacuterico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y su finalidad uacuteltima contri-buir a su gestioacuten integral Ahondando un poco maacutes pode-mos recurrir a los criterios baacutesicos que para Quiroacutes (2002 28-29) ayudan a definir la AA y que estaacuten relacionados tanto con la investigacioacuten baacutesica como con la aplicada Por una parte para este autor se trata de una estrategia que se inserta dentro de la disciplina arqueoloacutegica y por lo tanto histoacuterica que utiliza un bagaje instrumental de naturaleza fundamentalmente arqueoloacutegica Pero su sen-tido no es reconstruir uacutenicamente la historia del edificio sino el conocimiento de la sociedad a traveacutes de los restos materiales arquitectoacutenicos y por ello considera que debe propugnar el desarrollo de modelos interpretativos que superen los modelos de la historiografiacutea de la arquitectura

Figura 25 La torre de Lapela (Monccedilatildeo) es uno de los pocos restos que hoy se conservan del castillo de Lapela Esta torre homenaje construida en el siglo XIV y despojada de su funcionalidad primigenia se ha convertido hoy en testigo de los procesos que ha vivido desde su origen

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anteriores la AA introduciraacute ldquouna visioacuten criacutetica una rigurosa renovacioacuten metodoloacutegica y una ampliacioacuten de sus objetivos y de sus campos de estudio habitualesrdquo (Azkarate et al 2002a 7-8)

Es precisamente en el aacutembito de la arqueologiacutea me-dieval donde se llevan a cabo las primeras experiencias en Italia cuyos inicios en la investigacioacuten arqueoloacutegica de esta eacutepoca desde la AA vinieron de la mano de los arqueoacutelogos quienes experimentaron la aplicacioacuten de los instrumentos propios de la excavacioacuten arqueoloacutegica al anaacutelisis de los edificios en pie considerados ldquocomo lsquodepoacutesitos verticalesrsquo de informacioacuten histoacuterica estratifi-cada que debiacutea individuarse registrarse e interpretarse en estrechiacutesima relacioacuten con todo lo que se estudiaba en el lsquodepoacutesito horizontalrsquo rdquo (Parenti 2001 41) (Figura 26) Los primeros criterios de registro adoptados veniacutean directamente de los trabajos de excavacioacuten siendo estas primeras experiencias parte integrante de las mismas (Parenti 2001 42)50

A partir de estas primeras experiencias tiene lugar lo que Parenti denomina como una ldquosegunda fase ita-lianardquo en la que se comienza a experimentar y verificar las posibilidades que ofrece el anaacutelisis estratigraacutefico fuera del aacutembito de la excavacioacuten arqueoloacutegica aunque

50 ldquoel edificio forma parte de un contexto por lo que no es posible limitarse a analizar solamente las estructuras situadas por encima de la cota cero Hay en primer lugar una continuidad estratigraacutefica entre los depoacutesitos en alzado y en el subsuelo y esta continuidad no se puede fragmentar sino que hay que primar la unidad de la intervencioacuten arqueoloacutegicardquo (Brogiolo y Quiroacutes 2002 208-209)

anteriores estudios arqueoloacutegicos sobre arquitectura de esta disciplina es el empleo de ciertos instrumentos de anaacutelisis en su estudio el desarrollo de nuevos problemas y aacutembitos de investigacioacuten y de una praacutectica arqueoloacute-gica orientada a la investigacioacuten aplicada (Quiroacutes 2002 28) Su ldquonacimientordquo tiene una clara vinculacioacuten con la aplicacioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al estudio las construcciones histoacutericas47 (eacutestas pasaron a entenderse como objetos pluriestratificados que habiacutea que estudiar conjuntamente con el yacimiento soterrado ya que existiacutea una clara vinculacioacuten entre ambos) en contex-tos anglosajones en la deacutecada de 1970 (Harris 1991 y 1993) evidentemente con la arqueologiacutea urbana que se practica a partir de entonces (Quiroacutes 2005 124-126) y con la arqueologiacutea medieval que adoptaraacute eacuteste y otros meacutetodos48 para abordar el estudio de las arquitecturas desde una renovacioacuten instrumental49 Frente a experiencias

47 ldquoSin duda esta clase de estudios no hubieran podido llevarse a cabo sin disponer del meacutetodo propuesto por E C Harris a partir de 1975 que nos indicoacute coacutemo poner orden a un registro que por entonces ya era estratigraacutefico en nuestro caso de acuerdo con las ensentildeanzas de Lamboglia y sus epiacutegonos pero que no acababa de aportar toda la objetividad posible en la recogida y la interpretacioacuten de los datos de campordquo (Loacutepez Mullor 2002 159)48 ldquoLrsquoampliamento delle ricerche archeologiche dalle civiltagrave antiche al medio-evo etagrave posteriori era ovvio che aumentasse gli interessi degli archeologi per gli elevati delle costruzioni ancora esistenti creando trasferimenti da un settore allrsquoaltro di metodi e strumenti di lavoro di varia originerdquo (Mannoni 1994 65)49 ldquoLa AA nace por tanto (a) al calor de la renovacioacuten estratigraacutefica proce-dente del mundo anglosajoacuten y (b) en el caldo de cultivo de una arqueologiacutea medieval que frente a la tradicioacuten idealista anterior priorizaraacute las nuevas teacutecnicas de estudio sobre el terreno y un estudio integral de la cultura mate-rialrdquo (Azkarate 2013 274)

Figura 26 Cambio de perspectiva en el estudio del edificio (Preguntoiro 23 en Santiago de Compostela Fotografiacutea copySonia Garciacutea Rodriacuteguez) Hasta la introduccioacuten de la AA los arqueoacutelogos se centraban casi con exclusividad en el estudio del subsuelo mientras que arquitectos historiadores de la arquitectura o historiadores del arte lo haciacutean de lo que se conservaba por encima de la cota cero La AA dotoacute al arqueoacutelogo de herramientas para abordar tambieacuten el estudio de la arquitectura por encima de esta cota cero pasando a entender el edificio como un sistema y haciendo el yacimiento extensible a la totalidad del mismo

Rebeca blanco-Rotea

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et al 2002a 7 Vega 2011 7)51 La revista Arqueologiacutea de la Arquitectura (CSICndashUPV-EHU) que nacioacute de aquel seminario ha contribuido precisamente a crear uno de esos campos de debate reflexioacuten e intercambio que se reivindicaba gracias a la importante demanda y difusioacuten que tiene a traveacutes sobre todo de la red A pesar de la heterodoxia de todas las experiencias que se siguen llevando a cabo bajo el paraguas de la AA creemos que precisamente esta heterodoxia ha contribuido a su enri-quecimiento tal y como apunta Azkarate (2013)

No podemos sin embargo obviar la importancia que la estratigrafiacutea tuvo (y debe tener) dentro de estas experiencias Por una parte la incorporacioacuten de instru-mentos estratigraacuteficos al estudio de la arquitectura pro-picioacute el comienzo de un nuevo campo de investigacioacuten generando una importante renovacioacuten metodoloacutegica y no menos importante reflexioacuten teoacuterica Por otra se sigue considerando que la AA estaacute determinada por su caraacutec-ter estratigraacutefico donde el diagrama o matrix52 se con-vierte en el ldquoeje principal de anaacutelisis y decodificacioacuten de la historia del edificiordquo en el que insertar la informacioacuten obtenida gracias a otros instrumentos de anaacutelisis53 ldquode caraacutecter tipoloacutegico formal estructural arqueomeacutetrico o el recurso a fuentes escritas son absolutamente im-prescindibles para lograr un afianzamiento de nuestra disciplina y un acercamiento maacutes soacutelido a la historia constructiva de nuestros edificios histoacutericosrdquo (Azkarate et al 2002a 8)

Sin embargo esta importancia central de la estrati-grafiacutea en el estudio de los contextos construidos desde la AA ha jugado a veces en su contra porque por una parte ha invisibilizado la propia AA llegando a equi-pararse o confundirse eacutesta con el anaacutelisis estratigraacutefico y por otra ha hecho que muchas veces la investigacioacuten de estos contextos se quede en el edificio sin ir maacutes allaacute

51 Luis Caballero denunciaba en 2009 la existencia de una Torre de Babel en este campo ldquoTermino planteando algunas cuestiones que denomino como nuestra lsquoTorre de Babelrsquo la tendencia por diferenciar grupos cerrados que amenazan por escindir una metodologiacutea comuacuten o por considerar como importantes cambios de base lo que son variantes metodoloacutegicas o termino-loacutegicas que deben ser entendidas como instrumentales dentro de un modelo profesional comuacutenrdquo (Caballero 2011 115)52 La representacioacuten de la secuencia que se obtiene del estudio de las cons-trucciones mediante anaacutelisis estratigraacutefico53 ldquoNuestro meacutetodo estaacute mejor preparado para fechar y comprender el edi-ficio como un documento histoacuterico ndash incluyendo en lo histoacuterico desde el as-pecto cronoloacutegico a la interpretacioacuten social y esteacutetica pero ello no debe hacer que invalidemos los otros meacutetodos Loacutegicamente aquellos caeraacuten en desuso [] si es que son menos uacutetiles que los nuevos instrumentos pero auacuten asiacute es posible que algunas de sus habilidades sigan siendo vaacutelidas Por otra parte aquellos meacutetodos son nuestros predecesores y en su historiografiacutea debemos ver reflejados nuestros iniciosrdquo (Caballero 1997 307)

inicialmente se aplicoacute exclusivamente a edificios monu-mentales En este momento se diversifican los trabajos cruzando y verificando datos procedentes de distintos tipos de fuentes como la documentacioacuten histoacuterica la iconografiacutea la cartografiacutea o los anaacutelisis de las carac-teriacutesticas de los materiales constructivos con los resul-tados de los anaacutelisis estratigraacuteficos de los edificios En estas primeras fases que Parenti califica de experimen-tacioacuten los objetivos prioritarios de la disciplina eran determinar las fases de la historia de los edificios y des-cribir sus teacutecnicas constructivas sobre todo en grandes contextos monumentales y para periacuteodos medievales Seraacute despueacutes cuando se ampliacutee el campo cronoloacutegico y constructivo analizando toda clase de edificaciones y no uacutenicamente las monumentales Para Brogiolo la AA en Italia se posicionaraacute entre dos perspectivas de un lado la oportunidad de perseguir objetivos de conocimiento histoacuterico investigando sinergias y colaboraciones con otras disciplinas que se ocupan tambieacuten de lo construi-do del otro la necesidad de mantener una relacioacuten con aquellos que trabajan en la transformacioacuten de la arqui-tectura para asumir una responsabilidad comuacuten en su salvaguarda (Brogiolo 2002 24-25)

Desde Italia la AA se difunde a otros aacutembitos europeos donde en las uacuteltimas deacutecadas se ha asistido a una profunda renovacioacuten de los estudios arquitectoacutenicos realizados desde la arqueologiacutea surgiendo distintas liacuteneas de trabajo como la Archeacuteologie du bacircti o Archeacuteo-logie des eacuteleacutevations en Francia la Baufordchung y la ldquoArqueologiacutea de la Construccioacutenrdquo en Alemania o la Ar-chaeology of Buildings o Building Archaeology en Gran Bretantildea Pero a pesar del comuacuten origen de todas ellas en un mismo contexto social y cientiacutefico no se puede hablar de una disciplina uacutenica en Europa ya que su geacute-nesis desarrollo y aacutembito e instrumentos de aplicacioacuten son muy distintos (Quiroacutes 2002 28) Para este autor es la experiencia italiana la que cuenta con una masa criacutetica de estudios maacutes afirmada ademaacutes de una codificacioacuten y normalizacioacuten de instrumentos maacutes soacutelida teniendo como criterio fundamental de anaacutelisis de la arquitectura la estratigrafiacutea (Quiroacutes 2002 28)

Efectivamente en las distintas reuniones celebradas en la uacuteltima deacutecada en Espantildea (el Seminario Interna-cional de Arqueologiacutea de la Arquitectura celebrado en Vitoria-Gasteiz en 2002 o el encuentro Arqueologiacutea aplicada al estudio e interpretacioacuten de edificios histoacute-ricos Uacuteltimas tendencias metodoloacutegicas celebrado en Madrid en 2009) se sigue reclamando la necesidad de una normalizacioacuten conceptual e instrumental (Azkarate

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o Divulgativa se tiene que basar siempre en un modelo coherente de registro arqueoloacutegico Su formacioacuten y en concreto la formacioacuten del PA (que es una parte privile-giada de aqueacutel) depende de praacutecticas sociales actuales determinadas por circunstancias contextuales concretas y que constituyen un tipo de trabajo especial que en rea-lidad adopta siempre el modo de una interpretacioacuten o valoracioacutenrdquo (Criado-Boado 1996a 28) La AA adquiere entonces un compromiso social con el conocimiento la proteccioacuten y la gestioacuten del patrimonio edificado (Azka-rate et al 2002a 9) Es precisamente esa implicacioacuten una de las razones que ha coadyuvado a su importante impulso en el marco de intervenciones de restauracioacuten y rehabilitacioacuten (Quiroacutes 2002 28) que al mismo tiempo han contribuido a la construccioacuten de su corpus teoacuterico-metodoloacutegico al tener que dar respuesta precisamente a los desafiacuteos generados por la intervencioacuten en patrimonio edificado

Como sucede para el contexto general europeo en Espantildea la AA tiene tambieacuten en la actualidad una con-cepcioacuten y un campo de actuacioacuten muy heterogeacuteneo que va desde las lecturas estratigraacuteficas de alzados hasta los anaacutelisis espaciales pero que incluye tambieacuten el anaacutelisis de la cadena operativa de los materiales constructivos los anaacutelisis arqueomeacutetricos las lecturas basadas en criterios analoacutegicos y estiliacutesticos la excavacioacuten de las boacutevedas de iglesias las propuestas de instrumentos de datacioacuten el estudio de procesos sociales a partir del documento arquitectoacutenico o el anaacutelisis criacutetico de docu-mentacioacuten planimeacutetrica histoacuterica (Quiroacutes 2002 27)54 No vamos a hacer aquiacute un anaacutelisis sobre su origen y de-sarrollo en Espantildea ese tema ha sido abordado tanto en las publicaciones a las que nos referiacuteamos anteriormente como en otras (Azkarate 2008 y 2013 Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011)

FINALIDAD MUacuteLTIPLE HACIA UNA GESTIOacuteN INTEGRAL DEL PATRIMONIO CONSTRUIDO DESDE EL CONOCIMIENTO

Siacute nos interesa sin embargo focalizar sobre cuaacuteles son los principales campos de investigacioacuten y aplicacioacuten a los que la AA se ha orientado y en los que se ha conso-lidado desde sus comienzos

54 Ejemplos de muchos trabajos con estos y otros enfoques han sido publi-cados en la revista Arqueologiacutea de la Arquitectura

Desde las primeras fases de su desarrollo distintos auto-res reivindicaron que el estudio del edificio debiacutea ser el instrumento base que permitiera generar investigaciones sobre temas maacutes generales (Brogiolo 2002 24) que la AA fuese una disciplina histoacuterica que contribuyese a la elaboracioacuten de una historia social de nuestro pasado a traveacutes del registro arqueoloacutegico impulsando nuevos problemas histoacutericos y la creacioacuten de nuevos aacutembi-tos de investigacioacuten (Azkarate et al 2002a 8) Pero precisamente la observacioacuten de la arquitectura desde una oacuteptica estratigraacutefica permitioacute ver cada edificio no como un modelo de estudio que representaba a un de-terminado estilo arquitectoacutenico sino como un resultado uacutenico de distintos modos de construir funciones usos y representaciones simboacutelicas ldquoLa historia de la arqui-tectura se convierte asiacute en una historia de los modos de construir maacutes que de lo construido Es necesaria pues la adopcioacuten de nuevas propuestas epistemoloacutegicas que complementen las propuestas que hasta ahora se han seguido en los estudios de la arquitecturardquo que permitan comprender los procesos sociales que se encuentran detraacutes de una secuencia estratigraacutefica para pasar de hacer estratigrafiacutea a hacer arqueologiacutea ldquoexplorando las muacuteltiples posibilidades que ofrece la arquitectura maacutes allaacute de su consideracioacuten como contenedora de objetos o soporte de estilordquo (Azkarate et al 2002a 8)

Existe un uacuteltimo aspecto importante que estaacute re-lacionado con la formacioacuten y consolidacioacuten de la AA en determinado contextos y muy especialmente en la peniacutensula ibeacuterica La AA trabaja fundamentalmente con un tipo de registro el patrimonio edificado que se encuentra todaviacutea en uso o que estaacute sujeto a constantes procesos de intervencioacuten restauradora o rehabilitadora Ya hemos visto como este patrimonio tras un proceso de re-conceptualizacioacuten estaacute siendo objeto de estudio de la AA a traveacutes de una importante renovacioacuten meto-doloacutegica y del planteamiento de nuevos modelos inter-pretativos del registro construido Pero hay que antildeadir que la AA nace comprometida socialmente (Azkarate et al 2002a 9) como parte integrante de la disciplina arqueoloacutegica ha heredado sus presupuestos episte-moloacutegicos y comparte aspectos como los que apunta Criado-Boado sobre la arqueologiacutea en general ldquocomo intervencioacuten intenta restablecer el sentido original de esos objetos en un universo actual tendraacute que ser siem-pre una empresa intelectual cognitiva y la gestioacuten de los recursos arqueoloacutegicos una praacutectica interpretativa realizada desde coacutedigos concretos y en niveles diferen-tes La Arqueologiacutea sea Puacuteblica Comercial Acadeacutemica

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(Criado-Boado 2002 92)57 Por ello el anaacutelisis histoacuterico debe ser imprescindible dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en conjuntos construidos permitiendo a par-tir de eacutel restituir la memoria colectiva (Brogiolo y Quiroacutes 2002 209) la memoria social (Criado-Boado 2002 91)

Se podriacutean poner muchos ejemplos para mostrar como la AA se ha convertido en una potente herramienta de conocimiento histoacuterico pero quizaacutes dos de los maacutes paradigmaacuteticos en nuestro contexto peninsular sean por una parte los trabajos liderados por Luis Caballero Zoreda del Grupo de Investigacioacuten en Arqueologiacutea de la Arquitectura del CSIC para las iglesias altomedieva-les de la peniacutensula y por otra los desarrollados por el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU dirigido por Agustiacuten Azkarate en la Cate-dral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz a los que ya nos hemos referido en varias ocasiones

Otro aspecto a destacar es que a pesar del enorme potencial de la AA para el estudio de la arquitectura de cualquier periacuteodo al que nos enfrentemos no debemos olvidar que eacutesta es un elemento sumamente complejo cuya formacioacuten y transformaciones responden a diferen-tes aspectos que se pueden escapar a su estudio exclusi-vo desde esta estrategia de investigacioacuten si tiene un foco de mira muy reducido (Caballero 2002 98) Por ello consideramos que los planes integrales que focalizan sus objetivos en el conocimiento de nuestro patrimonio construido se tienen que articular en torno a una impor-tante multiplicidad de disciplinas que realmente se in-tegren entre siacute58 para estudiar conocer y valorar eacuteste de la forma maacutes completa posible En este sentido nuestra propuesta intenta abordar la investigacioacuten en patrimonio construido desde dos estrategias de investigacioacuten como hemos dicho AA y ArPa atendiendo asiacute a varios niveles espaciales y de significacioacuten en los que se manifiesta la arquitectura Como apunta Caballero todas estas dis-ciplinas aplicadas a las construcciones histoacutericas bajo objetivos convergentes nos ofrecen informaciones de distinto caraacutecter que no son excluyentes ni determi-nantes pero siacute complementarias Aplicar este tipo de perspectivas a todos los proyectos arqueoloacutegicos en los que participemos no es siempre posible dependeraacute de la casuiacutestica de cada proyecto pero nuestro objetivo debe-riacutea ser intentar que esta mirada transdisciplinar lo sea

57 Creemos que es dentro de estas coordenadas como ha de entenderse la filosofiacutea que habiacutea detraacutes del proyecto Catedral de Vitoria o de otros llevados a cabo por el mismo grupo de investigacioacuten (Azkarate 2002b 57-58)58 Respondan como deciacutea Azkarate (2004 45) a una mirada interdisciplinar e incluso si es posible transdisciplinar

Herramienta para el conocimiento histoacuterico

Parenti se refiere a la informacioacuten histoacuterica ldquolegiblerdquo en las superficies arquitectoacutenicas como ldquola autenticidad de la construccioacuten arquitectoacutenicardquo (Parenti 2001 44) o lo que es lo mismo la arquitectura y las huellas que la actividad humana y los procesos naturales han ido de-jando sobre ella son la primera fuente documental sobre la historia del edificio y la sociedad que lo ha generado De ahiacute la necesidad de estudiarlas adecuadamente de entenderlas como Cultura Material y de su potencial para la Historia

Con la introduccioacuten de la AA se produce un salto res-pecto a praacutecticas anteriores en el estudio de los espacios construidos Simplificando mucho las aproximaciones que se haciacutean a la arquitectura desde la arqueologiacutea se quedaban muchas veces en la mera descripcioacuten de sus materiales o de sus formas para definir sus caracteriacutesticas principales y clasificarlas encuadrarlas en un momento histoacuterico concreto o en determinado estilo arquitectoacutenico establecidos desde disciplinas como la Historia del Arte o la Historia de la Arquitectura Si bien la AA atiende tambieacuten a la materialidad de la arquitectura no se limita a identificar los materiales con los que estaacute realizada sino que intenta entender y explicar por queacute se emplean unos materiales unas formas arquitectoacutenicas o unas teacutecnicas constructivas y relacionarlo con la sociedad que los ha utilizado trata de introducir todos estos y otros aspectos en unas coordenadas espacio-temporales y sociales55 a partir del cambio conceptual al que hemos hecho men-cioacuten por el que la arquitectura se entiende como ldquopotente medio de conocimiento de los contextos sociales y pro-ductivos que la generanrdquo (Azkarate 2002a 57) Para este autor esta idea es la mayor aportacioacuten de la AA puesto que la condicioacuten primigenia del monumento es la dimensioacuten documental por la riqueza informativa que nos suminis-tra a traveacutes del anaacutelisis de lo material sobre el edificio y su contexto social56 porque una sociedad ldquomientras cons-truye edificios en realidad construye la sociedad mismardquo

55 Estos cambios en la disciplinas no son exclusivos de la AA o de la Ar-queologiacutea en general sino que tambieacuten se muestran en la propia Arquitec-tura cuando algunos autores reivindican por ejemplo el paso de una teoriacutea procedimental a una teoriacutea sustantiva ldquoMientras que la teoriacutea procedimental describe coacutemo hacer arquitectura la teoriacutea sustantiva explica por queacute la arquitectura deberiacutea ser hecha de cierto modorsquo en clara referencia al mundo socio-cultural en lugar de procesos auto-referidosrdquo (Rabiacute 2005)56 Azkarate se refiere aquiacute a una de las tres dimensiones que posee un monu-mento arquitectoacutenico seguacuten recuerda A Gonzaacutelez (Azkarate 2002b 57) la dimensioacuten documental la arquitectoacutenica y la significativa

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restaurarlo rehabilitarlo o ponerlo en valor desde proyectos focalizados en monasterios o fortalezas que se iban a convertir en hoteles restos de murallas sobre las que se pretendiacutea construir viviendas de obra nueva o edificaciones rurales abocadas a desaparecer Y a cada uno de ellos corresponde una relacioacuten distinta que podriacutea ser representativa de los modos de relacioacuten socio-profesional entre arquitectos-as e historiadores-asarqueoacutelogos-as

Basaacutendonos tambieacuten en nuestra praacutectica diriacuteamos que existen algunos planteamientos que deberiacutean tener-se en cuenta a la hora de intervenir en un edificio histoacute-rico y que deben tener presente tanto su irrepetibilidad como su propiedad compartida

En primer lugar destacar la irrepetibilidad del pa-trimonio60 Cada objeto patrimonial cada arquitectura posee unos valores propios e intriacutensecos por tanto no existen recetas universales para la actuacioacuten en materia de patrimonio construido ni tampoco para su estudio y comprensioacuten Pueden por un lado aplicarse herra-mientas consensuadas desde las que identificar deter-minados patrones que se repiten tanto sincroacutenica como diacroacutenicamente determinadas teacutecnicas constructivas determinadas iconografiacuteas o relaciones espaciales que son replicadas y adaptadas en distintas arquitecturas tal y como propone la AA Por otro pueden tratar de interpretarse estos espacios construidos desde distintos modelos interpretativos O tambieacuten se puede plantear la intervencioacuten restauradora acudiendo a la experien-cia acumulada sobre el uso de materiales la recupe-racioacuten de antiguas teacutecnicas el conocimiento sobre las relaciones y diaacutelogos entre lo contemporaacuteneo y el pasadohellip61 Cada uno de estos aspectos se manifiesta de manera individual en cada arquitectura motivado por factores sociales teacutecnicos medioambientales o de disponibilidad de materiales y solamente la conjun-cioacuten (y comprensioacuten) de todos ellos al uniacutesono tendraacute como resultado un producto final que no otro que es el edificio la construccioacuten histoacuterica o el paisaje arqui-tecturizado

60 ldquoCada comunidad teniendo en cuenta su memoria colectiva y consciente de su pasado es responsable de la identificacioacuten asiacute como de la gestioacuten de su patrimonio Los elementos individuales de este patrimonio son portadores de muchos valores los cuales pueden cambiar en el tiempo Esta variabilidad de valores especiacuteficos en los elementos define la particularidad de cada pa-trimonio A causa de este proceso de cambio cada comunidad desarrolla una conciencia y un conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimoniordquo Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000)61 Son muchas las propuestas en este sentido por ejemplo algunas de las que recogen Mileto y Vegas (2004) o Doglioni (2002 y 2011)

fusionando o vertebrando incluso este tipo de interven-ciones en planes de investigacioacuten de mayor envergadura

Herramienta para la praxis restauradora

La praacutectica restauradora en los uacuteltimos antildeos del siglo XX y primeros del XXI se mueve entre dos plantea-mientos que si bien son complementarios chocan en algunos aspectos por las propias contradicciones que conllevan a la hora de llevarlos a la praacutectica Por un lado hablamos de la necesidad de conservar nuestro pa-trimonio construido y su memoria para las generaciones futuras y por otro de la necesidad de seguir habitando ese patrimonio lo que supone intervenir sobre eacutel

Muchos son los debates que tratan el tema de la conservacioacuten restauracioacuten y rehabilitacioacuten del patri-monio arquitectoacutenico Podemos encontrar opiniones en las que en materia de ciudades histoacutericas se ve la intervencioacuten como la buacutesqueda de un equilibrio entre la proteccioacuten la revalorizacioacuten y la revitalizacioacuten de los espacios patrimoniales y la necesidad de introducir nue-vos elementos que mantengan a la ciudad viva (Gallego 2000 9-10) u otras donde la intervencioacuten-restauracioacuten tiene una lectura doble y contraria como vehiacuteculo de la evolucioacuten o como baluarte contra la evolucioacuten (Manieri 2002 23-24) Opiniones que reflejan esta dualidad y que confrontan la proteccioacuten y la transformacioacuten de las ciudades histoacutericas El problema en este punto es coacutemo encontrar un justo equilibrio entre ambos extremos donde la praacutectica restauradora es sinoacutenima por un lado de intervencioacuten que introduce cambios que permiten seguir usando los espacios construidos aportaacutendoles nuevos usos o recuperando otros viejos y por otro se entiende como vehiacuteculo para la conservacioacuten de nuestro patrimonio construido tanto de sus valores materiales como inmateriales59 Y es aquiacute donde la AA juega un importante papel

Es innegable la relacioacuten que existe entre la praacutec-tica restauradora y la AA Si valoramos nuestra propia praacutectica los proyectos en los que hemos intervenido con escasas excepciones estaban relacionados con la intervencioacuten en patrimonio construido bien para

59 El cortometraje ldquoO Castelo da froitardquo httpswwwyoutubecomwatchv=BbPdFtkstjw fue presentado recientemente en el I Festival de Cur-tametraxes sobre o Patrimonio Arqueoloacutexico da Provincia de Pontevedra Te-learqueoloxiacutea 2016 En eacutel se muestra la percepcioacuten que parte de la vecindad de la villa de A Guarda tiene del Castelo de Santa Cruz y su reciente recupe-racioacuten patrimonial Y no todas hacen la misma lectura de esta trasformacioacuten

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previos llevados a cabo bajo los planteamientos meto-doloacutegicos de la AA y de otras disciplinas han permitido intervenciones posteriores mutiladoras y transforma-doras del patrimonio bajo la justificacioacuten de que habiacutea sido previamente estudiado En otras ocasiones los estudios previos son muy deficientes pero simplemente se consideran vaacutelidos por llevar el apellido ldquoanaacutelisis es-tratigraacuteficordquo o ldquoarqueologiacutea de la arquitecturardquo En ese sentido compartimos la idea de Antoni Gonzaacutelez ldquola lectura estratigraacutefica debe ser un medio y no un fin en siacute mismordquo (en Brogiolo y Quiroacutes 2002 209)

Herramienta para la conservacioacuten

Las y los profesionales que nos dedicamos a la gestioacuten del patrimonio debemos tener como un objetivo funda-mental su conservacioacuten (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000)

Hemos visto que el conocimiento histoacuterico debe ser consubstancial al acto de restauracioacuten y que en este acto debiacutea haber un proceso previo en el que no soacutelo identificaacutesemos la historia del edificio sino todo aquello relativo a su materialidad como informacioacuten necesaria para la elaboracioacuten del proyecto de restauracioacuten (Mi-leto y Vegas 2004 155) Lograr este conocimiento se puede hacer desde muchos aacutembitos disciplinares La experiencia acumulada en las uacuteltimas deacutecadas en aque-llos proyectos que se han dedicado a abordar el estudio del patrimonio edificado desde la AA demuestra que esta estrategia de investigacioacuten genera ademaacutes de una interpretacioacuten sobre el espacio construido analizado un importantiacutesimo volumen de datos que van desde la documentacioacuten geomeacutetrica del patrimonio hasta la informacioacuten relativa a las unidades estratigraacuteficas iden-tificadas tanto desde su georreferenciacioacuten en el edificio hasta aspectos de tipo descriptivo e interpretativo o a la evolucioacuten de sus espacios Toda esta informacioacuten corresponde loacutegicamente al momento previo de inter-vencioacuten en el edificio intervencioacuten que tambieacuten deberaacute documentase puesto que pasaraacute a constituir una nueva etapa en el mismo64 y constituye un material importan-tiacutesimo que contribuye a la conservacioacuten de la memoria de los espacios construidos

Este proceso de documentacioacuten se puede llevar a cabo desde varios planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos pero lo cierto es que la AA gracias al corpus metodoloacutegico que

64 ldquoNo se trata de congelar el edificio sino maacutes bien de concebir la interven-cioacuten como una fase maacutes de la estratificacioacutenrdquo (Mileto 1999 14)

Teniendo en cuenta lo anterior y aceptados los principios que se recogen en la Carta de Cracovia62 el proceso de conocimiento previo del edificio es una fase irrenunciable para cualquier intervencioacuten no soacutelo porque nos permite acceder a aspectos de la biografiacutea del edificio sino porque a traveacutes de ese conocimiento comprenderemos las soluciones que se adoptaron en el pasado y ayuda a la toma de decisiones en el presente Sin embargo todaviacutea no existe una reflexioacuten criacutetica ni una conciencia suficiente sobre la consubstancialidad entre el ldquoconocimiento de un monumentordquo y el ldquoacto de su restauracioacutenrdquo (Azkarate 2002b 59)

No podemos olvidar tampoco la propiedad del patrimonio puesto que pertenece a la sociedad y como depositaros que somos debemos reivindicar que la in-tervencioacuten en patrimonio construido se realice bajo cri-terios consensuados democraacuteticamente por la totalidad de la sociedad a la que toca intervenirlo en un momento concreto de su historia aspecto que no suele tenerse en cuenta

Un ejemplo concreto que ilustra la potencialidad de la AA dentro del proceso restaurador se encuentra en los trabajos realizados en la catedral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz por los arquitectos Caacutemara y Latorre (Caacutemara y Latorre 2002) a traveacutes del cual se analizoacute el comportamiento de las estructuras construidas de la catedral Los autores nos muestran coacutemo debiacutean com-prender a queacute periacuteodo correspondiacutea tal o cual comporta-miento estructural y queacute soluciones se habiacutean adoptado en aquel momento para corregirlo Esto no hubiera sido posible sin un estudio previo del edificio Del mismo modo se muestra que los resultados del estudio estruc-tural pudieron ayudar en muchas ocasiones a resolver otro tipo de preguntas histoacutericas Las conclusiones de estos y otros anaacutelisis se tuvieron en cuenta a la hora de tomar decisiones en el proceso global de restauracioacuten del edificio63

La relacioacuten AARestauracioacuten tambieacuten ha tenido consecuencias negativas para el patrimonio edificado pues no han sido pocas las ocasiones en las que la una ha justificado a la otra y viceversa Existen numerosos ejemplos en los que un importante gasto en estudios

62 La Carta de Cracovia hace una mencioacuten expliacutecita a los proyectos de restauracioacuten del patrimonio edificado ldquoSemejante conservacioacuten requiere un apropiado lsquoproyecto de restauracioacutenrsquo que defina los meacutetodos y los objetivos En muchos casos esto ademaacutes requiere un uso apropiado compatible con el espacio y significado existente Las obras en edificios histoacutericos deben prestar una atencioacuten total a todos los periodos histoacutericos presentesrdquo63 Recomendamos las conclusiones de su ponencia en el Seminario celebra-do en Vitoria-Gasteiz en el antildeo 2002 (Caacutemara y Latorre 2002 154)

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legislado65 Este es un aspecto que todaviacutea no hemos reivindicado lo suficiente No puede ser que la conser-vacioacuten de cierto tipo de patrimonio siga dependiendo de la sensibilidad de un investigador un teacutecnico un gestor o un poliacutetico66

La informacioacuten resultante del estudio de un espacio construido desde la AA puede resultar muy heterogeacutenea va desde los resultados de la lectura estratigraacutefica su interpretacioacuten y el establecimiento de las fases del edi-ficio hasta su representacioacuten graacutefica con anterioridad a la intervencioacuten o como resultado de las interpretaciones de las lecturas o de la aplicacioacuten de otro tipo de anaacute-lisis empleando por ejemplo reconstrucciones de los diferentes momentos de uso pasando por el vaciado documental el estudio de las tipologiacuteas edilicias o de las teacutecnicas constructivas Pero toda ella contribuye a la creacioacuten de archivos documentales del patrimonio cons-truido que ayudan a su conservacioacuten convirtieacutendose asiacute en un instrumento de primer orden en este sentido

Esta conservacioacuten se puede llevar a cabo de muchas maneras pero es tambieacuten fundamental su transmisioacuten y reversioacuten a la sociedad desarrollando los uacuteltimos esla-bones de la Cadena de Valor del Patrimonio Por ello diferentes autores han reivindicado siempre como una de las fases del proceso de estudio la elaboracioacuten de archivos documentales en los que se ponga a disposicioacuten puacuteblica la informacioacuten obtenida de este tipo de estudios y la publicacioacuten de los resultados (Caballero 1995 44) Eacutesta es una parte fundamental en todo el proceso de revalorizacioacuten de patrimonio

65 ldquoLa Arqueologiacutea de la Arquitectura al no estar reglamentada resulta laquoin-visibleraquo para la Administracioacuten Para que eacutesta encargue su aplicacioacuten tiene no soacutelo que ser consciente de su existencia sino de su necesidad y del traacutemite que puede seguir para gestionarla Como este camino no estaacute normativizado es necesario que lo siga un intermediario al que hemos llamado laquoresponsa-bleraquo una persona interesada que normalmente puede ser el arqueoacutelogo [hellip] o el arquitecto encargado de la intervencioacuten o un teacutecnico responsable con funciones administrativopoliacuteticas conocedor del meacutetodo y atraiacutedo por su introduccioacutenrdquo (Caballero 2004 129)66 Un ejemplo reciente de este debate se puede ver en el artiacuteculo de Aacutelvaro de Coacutezar y Joseacute Marcos ldquoLa ciudad descatalogadardquo publicado el 14 de abril de 2013 en El Paiacutes que hace referencia a nueva ley autonoacutemica de patrimo-nio madrilentildea ldquoLa arqueologiacutea es seguacuten denuncian los criacuteticos una de las grandes perdedoras con la nueva Ley de Patrimonio lsquoCon la nueva ley el valor arqueoloacutegico queda difuminado y casi eliminado La labor arqueoloacutegica queda bastante defenestradarsquo asegura Diana Diacuteaz presidenta del Colegio de Arqueoacutelogos de Madrid La ley elimina la obligatoriedad de realizar infor-mes arqueoloacutegicos preventivos en los proyectos de construccioacuten Sin esos informes las excavadoras pueden arrasar yacimientos sin que nadie se diera cuenta lsquoLa ley no va a afectar a yacimientos como el de Titulcia declarado BIC el pasado agosto Pero para llegar a esa declaracioacuten antes de todo eso tuvieron que ir arqueoacutelogos descubrir los yacimientos que habiacutea y documen-tarlosrsquo concluye la arqueoacutelogardquo

ha desarrollado en las uacuteltimas deacutecadas se ha convertido en una potente herramienta para la conservacioacuten Por todo lo que hemos visto es importante incorporar dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en espacios construidos un riguroso programa de estudio desde el que se empleen las herramientas maacutes adecuadas en cada caso Esto implica tambieacuten disentildear y planificar las intervenciones en todas sus fases que loacutegicamente deben contemplar una fase previa de documentacioacuten Somos conscientes de que durante el proceso restaurador ciertos aspectos de la biografiacutea del edificio pueden llegar a perderse ante la propia y necesaria salvaguarda de la totalidad del mismo o ante la decisioacuten consensuada de priorizar ciertos elementos del edificio sobre otros ante la imposibilidad de conservar todos ellos (motivo por el cual debemos documentar todo el proceso y aprovechar la oportunidad uacutenica que para el conocimiento supone esta praacutectica) Esa fase previa irrenunciable de conocimiento de los espacios construidos permite obtener infinidad de datos que hay que interpretar y conservar para futuras investigaciones intervenciones o para su disposicioacuten puacuteblica La AA se ha mostrado como una de las estrategias de investigacioacuten maacutes rigurosas productivas y eficaces porque intenta comprender las construcciones histoacutericas de forma sincroacutenica y diacroacutenica a traveacutes de su materialidad y desde dentro de siacute mismas

No entendemos por queacute despueacutes de dos deacutecadas largas de desarrollo de la AA en Espantildea en las que se ha demostrado su potencialidad y se ha teorizado sobre la fragilidad del patrimonio construido sobre su irrepe-tibilidad sobre la necesidad y obligatoriedad de llevar a cabo proyectos de restauracioacuten respetuosos con este patrimonio y con los valores materiales e inmateriales de los que es portador todaviacutea en 2016 las legislaciones estatal y autonoacutemicas en su mayoriacutea no presentan las mismas cautelas a la hora de intervenir en patrimonio construido que por ejemplo en patrimonio arqueoloacute-gico ldquoconvencionalrdquo Si no es posible llevar a cabo en muchas comunidades un proyecto de construccioacuten de una autopista sin que haya una evaluacioacuten previa de im-pacto ambiental y arqueoloacutegico que conlleve el estudio de cada uno de los elementos arqueoloacutegicos que vayan a ser afectados por este proyecto iquestcoacutemo es posible sin embargo actuar sobre nuestros cascos histoacutericos mo-nasterios fortalezas o paisajes construidos sin que haya una documentacioacuten previa exhaustiva de los mismos En la mayor parte de los casos su documentacioacuten de-penderaacute de la mayor o menor sensibilidad de los teacutecni-cos que formen parte de direccioacuten general de patrimonio que corresponda cuando este aspecto tendriacutea que estar

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de la Catedral de Santa Mariacutea (Azkarate et al 2002b) o Salinas de Antildeana67 (Plata Montero 2008 y 2009)68

Para concluir breves aportaciones de la AA

Recientemente se apuntaba que nadie puede negar una evolucioacuten desde los momentos iniciales de la AA ldquoen los que los testimonios arquitectoacutenicos no eran para los arqueoacutelogos sino contenedores de contextos estratigraacute-ficos que permitiacutean su secuenciacioacuten histoacuterica a otros maacutes recientes en los que se enfatiza tambieacuten su capaci-dad para acceder a dimensiones simboacutelicas y sociales o se reconoce su potencialidad para participar activamente en proyectos interdisciplinarios relacionados con la documentacioacuten conservacioacuten y socializacioacuten de los pai-sajes culturalesrdquo (Azkarate 2013 11) Hemos resentildeado algunos proyectos que ejemplifican este hecho

Sin embargo todaviacutea queda mucho por hacer para regularizar normativizar y democratizar la disciplina En la reunioacuten organizada en el Instituto del Patrimo-nio Cultural de Espantildea en 2009 se apuntaba hacia este hecho y en 2016 los que participamos en aquella reunioacuten todaviacutea no hemos realizado un documento en este sentido Sigue siendo ademaacutes necesario apostar por programas de formacioacuten en AA dentro de los planes es-peciacuteficos de arqueologiacutea pero tambieacuten de restauracioacuten arquitectoacutenica de arquitectura y de historia del arte Es necesario normativizar una exigencia por parte de las administraciones puacuteblicas de documentar los espacios construidos antes de ser intervenidos (insistimos en la idea de Azkarate de que el conocimiento es un acto

67 La investigacioacuten llevada a cabo en este valle salinero ha desencade-nado una serie de procesos sociales culturales y econoacutemicos que ponen de manifiesto la rentabilidad en teacuterminos patrimoniales y sociales de la aplicacioacuten de la cadena de valor del patrimonio (httpswwwgourmetsnetsalonindexphproute=actividades2Fexpositores2Fdetalleampexpositor_id=483576 httpwwwelcorreocomvizcayav20130409alavacola-boracion-valle-salado-anana-20130409html son algunos ejemplos de esta rentabilidad)68 Aunque estos son dos de los proyectos maacutes identificativos del actual Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido esta misma filosofiacutea y enfoque hacia la gestioacuten integral del patrimonio construido se ha apli-cado a otras proyectos desarrollados maacutes recientemente como el que el grupo lleva a cabo en el Fuerte Sancti Spiritus (Puerto Gaboto Santa Fe Argentina) y su entorno (Azkarate et al 2012) con presencia en las redes sociales (httpswwwfacebookcomProyectoFuerteSanctiSpiritusArgentina) Existen otros muchos proyectos arqueoloacutegicos llevados a cabo por otros grupos y planteados desde la gestioacuten integral del patrimonio pero hemos acudido a estos ejemplos porque nos interesaba hacer hincapieacute aquiacute en trabajos desarrollados para este fin desde la AA o al menos con una fuerte presencia de esta estrategia de investigacioacuten en sus planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos

Herramienta para la gestioacuten

Recordemos que una de las mayores aportaciones de la AA a la arqueologiacutea y la historia fue comprender que las arquitecturas eran un potente medio de conocimien-to de los contextos sociales y productivos que las gene-raron (Azkarate 2002a 57) Pero ldquoseriacutea un grave error estrateacutegico y metodoloacutegico (tambieacuten deontoloacutegico) preocuparnos uacutenicamente del conocimiento histoacuterico ignorando la situacioacuten que vive el patrimonio edifica-dordquo (Azkarate 2002a 58) Y efectivamente de nada nos valdriacutea seguir aumentando el conocimiento sobre nuestra arquitectura ampliando o completando estu-dios anteriores si no somos capaces de gestionar este patrimonio y en la gestioacuten entran todos los aspectos anteriores el propio conocimiento la restauracioacuten o la conservacioacuten pero tambieacuten otros como la reversioacuten del conocimiento a la sociedad su divulgacioacuten y difusioacuten la toma de decisiones sobre el presente y futuro de ese patrimonio la participacioacuten de la sociedad en esa toma de decisiones etc

Uno de los aspectos que maacutes interesaba desarrollar en la propuesta de la que deriva este texto era contri-buir a generar un modelo de gestioacuten integral del patri-monio construido o al menos identificar determinados procesos que se puedan adaptar a generar modelos de gestioacuten integral que se adecuacuteen a cada caso si bien es cierto este aspecto no se trata en este texto pues presentar ese modelo no es su objetivo Simplemente queremos incidir en que es en el campo de la gestioacuten del patrimonio construido donde la AA presenta un grandiacutesimo potencial no soacutelo por la contribucioacuten que precisamente ha realizado a la gestioacuten integral de ese patrimonio (anaacutelisis documentacioacuten restauracioacuten re-habilitacioacuten puesta en valor socializacioacuten conserva-cioacuten etc) sino porque en la mejora de esa gestioacuten se han desarrollado diferentes teacutecnicas que han permitido la renovacioacuten de la disciplina arqueoloacutegica contribu-yendo a generar una estructura retroalimentada entre los procesos teacutecnicos y la investigacioacuten (Azkarate 2002b 61)

Es precisamente desde la comprensioacuten de la dife-rentes dimensiones del patrimonio y de su potencialidad como multi-recurso donde surgen proyectos que en su planteamiento intentan atender a todos los eslabones de la cadena de valor del patrimonio y evidentemente a su gestioacuten desde los aacutembitos maacutes diversos (cientiacutefico cultural social poliacutetico econoacutemicohellip) Soacutelo desde es-tas perspectivas se pueden entender proyectos como el

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arqueologiacutea comienza a formar parte del proceso de restauracioacuten logrando codificar un protocolo de inter-vencioacuten estratigraacutefica integral de los edificios analizados (Loacutepez Mullor 1993 1999 2002 y 2011) Y gracias a la vertiente social de muchos de los proyectos planteados (volvemos a remitirnos tanto a los trabajos que se lleva-ron a cabo desde el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic ndashLoacutepez Mullor 1993ndash como desde el Grupo de Investi-gacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU)

No han faltado tampoco aquellos grupos e inves-tigadores que han empleado la AA como herramienta para la revisioacuten de modelos interpretativos anteriores y la construccioacuten de nuevos modelos tal es el caso del trabajo de Luis Caballero y su equipo sobre las iglesias altomedievales de la peniacutensula ibeacuterica (Caballero y Utrero 2005) o de Juan Antonio Quiroacutes y el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio y Paisajes Culturales que dirige sobre la Alta Edad Media

Pero como deciacuteamos auacuten quedan pasos por dar hasta lograr sobre todo la regularizacioacuten y normati-vizacioacuten de la disciplina Es tal vez momento para la reflexioacuten sobre queacute camino queremos construir en el futuro y cuaacuteles con las necesidades fundamentales para que la AA consolide su papel dentro de la historia de la arqueologiacutea Y creo que puede ser de la mano de otras compantildeeras como la ArPa como pueda maximizar sus potencialidades

OTRAS MIRADAS UNA PROPUESTA INTEGRADORA A MODO DE CONCLUSIOacuteN

Estos fueron los conceptos y marcos teoacutericos desde los que se abordoacute la investigacioacuten sobre paisajes for-tificados que comentaacutebamos al inicio de este texto En el primer caso intentamos revisar dos conceptos clave en nuestra aproximacioacuten los de arquitectura y paisaje observaacutendolos desde la matriz que representa la onto-logiacutea del Patrimonio Arqueoloacutegico (PA) empleada por Criado-Boado (2012 193-194) A partir de esta matriz presentamos ambos elementos patrimoniales como ma-terializacioacuten de un concepto resultado de un proceso y recurso del pasado en el presente Esta conceptualiza-cioacuten comuacuten nos permitioacute estudiarlos desde una misma perspectiva y dentro de una misma matriz espacial Unificar el estudio de ambas entidades era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas las arquitecturas defensivas to-das las estructuras asociadas a ellas y el territorio en el

consubstancial a la restauracioacuten) Algunas de las praacutecti-cas que se han llevado a cabo en nombre de la AA desde diferentes aacutembitos sin la formacioacuten necesaria simple-mente por considerarse que muchas de las metodologiacuteas que se aplican al estudio de los edificios histoacutericos no son destructivas sin tener en cuenta que las consecuen-cias de esos informes siacute pueden llegar a serlo tienen que dejar de producirse o al menos conllevar una reflexioacuten profunda sobre sus consecuencias Independientemen-te de que nuestras interpretaciones sobre los espacios construidos puedan ser o no cuestionadas el acto de registrar la informacioacuten que nos proporcionan los docu-mentos construidos y los contextos en lo que se ubican es un acto fundamental en arqueologiacutea y de una tremen-da irresponsabilidad no llevarlo a cabo adecuadamente

Finalmente nos gustariacutea remarcar algunos aspectos ya comentados que hacen hincapieacute en la importancia que la AA estaacute teniendo en la renovacioacuten arqueoloacutegica de las uacuteltimas deacutecadas En primer lugar un aspecto a destacar es el alto grado de publicacioacuten que ha tenido desde el comienzo de su desarrollo en Europa ya que desde momentos muy tempranos contoacute con el suple-mento Archeologia dellrsquoArchitetura dentro de la revista Archeologia Medievale (httpwwwbibarunisiitrivis-tearcheologia-dellarchitettura) o con la publicacioacuten de monograacuteficos en revistas o de actas de distintos cursos congresos y encuentros que iban mostrando los avances en la disciplina69 lo cual contribuyoacute a su raacutepida difusioacuten que a su vez ayudoacute a paliar la importante carencia de formacioacuten especiacutefica en AA que existiacutea (y existe) en la mayoriacutea de las universidades espantildeolas sobre todo en los primeros antildeos de su implantacioacuten en la peniacutensula

Por otra parte cabe destacar tambieacuten que desde su inicio la AA tuvo una vertiente muy aplicada tanto en el desarrollo metodoloacutegico como en la transferencia de conocimiento gracias sobre todo a su vinculacioacuten con el campo de la restauracioacuten desde el que se abrieron nuevos caminos para la misma Es el caso por ejemplo de la importante labor desarrollada por el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic Local de la Diputacioacuten de Bar-celona de la mano de Antoni Gonzaacutelez Moreno-Navarro (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999a y 1999b Gonzaacutelez Moreno-Navarro et al 1990) donde se consolidoacute un equipo dedicado a la restauracioacuten arquitectoacutenica en el que se primaba la interdisciplinariedad y donde la

69 Archeologia dellrsquoArchitettura 2 Caballero y Latorre 1995 Caballero y Escribano 1996 Fontenla 1997 y 1998 Azkarate 2002ordf y 2003 Ayaacuten et al 2003 por ejemplo

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nuestra estrategia de investigacioacuten deriva directamente del concepto teoacuterico de espacio de su interpretacioacuten en el campo de la arquitectura y de coacutemo acaba contribu-yendo a la investigacioacuten de las arquitecturas preteacuteritas Haremos un breve recorrido por estas temaacuteticas antes de llegar a la conclusioacuten que nos interesa

Recordemos que la arquitectura es ante todo una tecnologiacutea constructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) Anali-zando la configuracioacuten formal de una construccioacuten se puede por un lado encontrar ciertas pautas de regu-laridad que la hacen coherente dentro de un patroacuten de racionalidad y por otro identificar recurrencias estruc-turales que indiquen un determinado modo de concebir el espacio en esa cultura En la arquitectura fortificada de eacutepoca moderna el baluarte constituye un elemento que se repite y confiere una forma caracteriacutestica a este tipo de fortificacioacuten (poliacutegonos estrellados) pero maacutes allaacute de ser un elemento representativo de la arquitectura que analizamos formalmente hablando tambieacuten lo es de los principios que la generan de su patroacuten de racio-nalidad El baluarte es una figura que evoluciona a partir de los cubos de la muralla medieval para intentar paliar los efectos que en eacutesta produjo la introduccioacuten de la ar-tilleriacutea los cubos evolucionan hacia formas triangulares primero el bastioacuten y maacutes tarde el baluarte Eacuteste tiene forma de punta de flecha con dos caras dos flancos y una gola Supone ldquouna forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular [hellip] que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzado Su propia defensa partiacutea de los flancos y orejonesrdquo (Porras 1995 53) Es decir es una figura que materializa una de las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada ldquoMAXIMA Nordm1 Todas las partes de la fortificacioacuten deben ser vistas y flanqueadas las unas de las otrasrdquo (Lucuze 1772 en Porras 1995 48) El mismo argumento podriacuteamos usar para el concepto paisaje que veiacuteamos coacutemo tambieacuten su-poniacutea la materializacioacuten del patroacuten de racionalidad que estaacute detraacutes de la fortificacioacuten del periacuteodo que nos ocupa al llevar al territorio los mismos principios que regiacutean la arquitectura La conceptualizacioacuten final del PF moderno que surgioacute de nuestra investigacioacuten y que veremos maacutes adelante apoya esta afirmacioacuten

Teniendo en cuenta las conclusiones obtenidas en nuestro trabajo proponemos dar un salto hacia una nocioacuten simbioacutetica de ambos conceptos que nos permita estudiarlos de forma conjunta sin renunciar a las espe-cificidades de cada uno de ellos y a su individualizacioacuten

que se insertan conforman un paisaje construido por lo que su valorizacioacuten y caracterizacioacuten como entidades aisladas no creiacuteamos que fuese la estrategia adecuada a nuestro fin de caracterizar este paisaje

El estudio en detalle y por separado de la arquitec-tura y el paisaje permitioacute en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico y acceder a un mayor nuacutemero de elementos materiales e inmate-riales que conforman ambas realidades pero intentar introducir dentro del proceso de caracterizacioacuten y valo-rizacioacuten del registro arqueoloacutegico al paisaje y la arqui-tectura conjuntamente nos permite acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta aboga por abordarlas como parte integrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Detraacutes del planteamiento de aquella investigacioacuten no soacutelo estaba abordar su estudio conjunto sino pro-poner tambieacuten un modelo de trabajo Nuestra intencioacuten era plantear una estrategia o programa de investigacioacuten arqueoloacutegico (PIA) en Paisajes Fortificados (PF) Un PIA necesita ldquoproveerse de una formulacioacuten teoacuterica pertinente que incluya reflexiones y dispositivos que le permitan dar cuenta de aquel segmento de la realidad que investigardquo (Id 178) en nuestro caso los paisajes culturales El autor analiza los aspectos que debe incluir un PIA70 (Criado-Boado 2012 178-179) una ontologiacutea una epistemologiacutea una base teoacuterica una propuesta me-todoloacutegica una metodologiacutea un meacutetodo unos modelos interpretativos y una dimensioacuten criacutetica Haremos aquiacute simplemente una reflexioacuten sobre el modelo de trabajo que construimos para abordar el estudio de los PF

Desde la arquitectura y el paisaje hacia el espacio construido

Tras haber analizado los conceptos de arquitectura y paisaje e identificarlos como baacutesicos en nuestra investi-gacioacuten era inevitable que emergiese el de espacio como sustancial en nuestro trabajo El Espacio es una de las dimensiones fundamentales de la investigacioacuten arqui-tectoacutenica y de determinada investigacioacuten arqueoloacutegica y de su concepcioacuten dependen las teacutecnicas analiacuteticas a emplear en su estudio Una parte imprescindible de

70 Nosotros hablamos de Programa de Investigacioacuten Arqueoloacutegica realmen-te el autor se refiere a un contexto maacutes amplio a un programa de investiga-cioacuten cientiacutefica

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con el tiempo (Criado-Boado 1993b 15 y ss) tal y como indica Foucault el primero es considerado como lo inmoacutevil lo muerto mientras que el tiempo era rico fecundo dejando al espacio en un segundo plano supe-ditado al tiempo

Pero en todos estos conceptos de espacio quedan muy empobrecidos aspectos de la vivencia espacial como la relacioacuten emocional y simboacutelica con el medio ambiente Englobando estos aspectos esenciales C Nor-berg-Schulz (1980 9-12) al hacer un estudio sobre la nocioacuten de espacio distingue entre varios conceptos es-pacio pragmaacutetico espacio perceptivo espacio existen-cial espacio abstracto espacio cognoscitivo del mundo fiacutesico espacio abstracto de las puras relaciones loacutegicas espacio expresivo o artiacutestico y espacio arquitectoacutenico73 Aunque estaacuten encadenados unos con otros (Mantildeana et al 2002 26) nos interesan aquiacute los dos uacuteltimos el primero porque acoge al segundo el segundo porque se puede definir como una concretizacioacuten del espacio existencial del hombre

En este breve recorrido por los distintos aacutembitos teoacutericos en los que se reflexiona sobre el concepto de espacio se observa que eacuteste ha pasado de ser una no-cioacuten con un uacutenico significado (lugar espacio tridimen-sional etc) a valorarse de forma multidimensional considerando tanto su concepcioacuten como matriz fiacutesica como la percepcioacuten que el ser humano tiene sobre eacutel y el significado cultural que lleva impliacutecito Este espacio multidimensional estaacute directamente relacionado con el patroacuten de racionalidad74 de la sociedad que lo genera y vive siendo ademaacutes la arquitectura (y el paisaje) el medio maacutes evidente de concretar los conceptos espa-ciales de esta racionalidad Quizaacutes sea el estudio de la espacialidad de una sociedad preteacuterita uno de los medios maacutes satisfactorios de acceder a su racionalidad como lenguaje que permanece

El espacio en Arquitectura espacio y paisaje espacio construido

En las uacuteltimas deacutecadas del siglo XIX nace la arquitectura moderna para romper con el eclecticismo decimonoacutenico dominante en ella destacan la fusioacuten de ornamentacioacuten y construccioacuten como unidad y el hecho de ser el primer movimiento que visualizoacute la nueva conciencia de la

73 Sobre el concepto de espacio veacutease tambieacuten Scruton 1979 43-52 y Sennet 199174 El pensamiento de Leacutevi-Strauss

cuando sea necesario de manera que podemos caracte-rizarlos y valorizarlos tanto por separado como conjun-tamente seguacuten el enfoque que hemos presentado en las paacuteginas anteriores Nos referimos a la introduccioacuten del concepto de espacio construido

El concepto de Espacio71

La mayor parte de las acciones humanas encierran un aspecto espacial por un lado los objetos estaacuten distri-buidos seguacuten relaciones espaciales (lejos-cerca interior-exterior etc) por otro el ser humano para poder llevar a cabo sus acciones debe comprender esas relaciones y unificarlas en un concepto espacial

El espacio considerado como una de las dimen-siones existenciales fundamentales del ser humano (Norberg-Schulz 1980 9) ha sido objeto de estudio y reflexioacuten de la filosofiacutea y las ciencias desde muy anti-guo La uacuteltima revolucioacuten del concepto en ambos cam-pos llegoacute con Einstein que sintetizoacute los conceptos de espacio existentes en fiacutesica a tres categoriacuteas principales (Ven 1981 67-72) el concepto aristoteacutelico de espacio como lugar el concepto de espacio como contenedor y el concepto de espacio como campo cuatridimensional el espacio relativo A partir de aquiacute el antiguo concep-to de un uacutenico tipo de espacio se complejiza espacios fiacutesicos concretos (micro ordinario y macro) y espacios matemaacuteticos abstractos inventados por el hombre para describir con mayor o menor grado de aproximacioacuten los anteriores La teoriacutea de la relatividad nos lleva maacutes allaacute de esta dicotomiacutea entre espacio y tiempo ldquosustituyen-do la idea de trozos de materia situadas en un espacio tridimensional por una serie de acontecimientos en un espacio-tiempo de cuatro dimensionesrdquo (Norberg-Schulz 1980 9-10)

Fuera del aacutembito de las ciencias la idea de espacio adquiere tambieacuten otras dimensiones La nocioacuten tradi-cional de espacio estaacute reducida a un problema natural geograacutefico como un mero lugar de residencia o un sitio de explotacioacuten A partir del siglo XIX y bajo la racionalidad burguesa se considera al espacio como naturaleza que explotar reducieacutendolo a su dimensioacuten de territorio un espacio dominado que se puede parcelar medir o vender72 Ademaacutes dentro del sistema de saber moderno el espacio ha estado en descreacutedito en relacioacuten

71 Este apartado y el siguiente estaacuten basados en nuestro trabajo previo Ma-ntildeana et al 2002 25-2972 Es un concepto que sirve para justificar el uso que se hace del espacio a partir de este momento en consonancia con la propia racionalidad burguesa

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de la circulacioacuten en los edificios En todas estas teoriacuteas la percepcioacuten de los espacios se perfila como funda-mental en el estudio de la arquitectura siendo una de las claves el movimiento

De este modo en la arquitectura moderna se pro-pusieron diversos supuestos respecto al espacio Uno de los autores fundamentales en esta actualizacioacuten fue S Giedion (1980 y 1988) para quien el proceso por el cual una imagen espacial puede ser transpuesta a la esfera emocional es expresado por el concepto espacial ldquoProporciona informacioacuten acerca de la relacioacuten entre el hombre y lo que lo rodea Es la expresioacuten espiritual acerca de la realidad que se halla frente a eacutel El mundo situado ante eacutel es modificado por su presencia le obliga a proyectar graacuteficamente su propia posicioacuten si desea relacionarse con eacutelrdquo (Norberg-Schulz 1980 13) Este aserto coincide con el identificado en la Arqueologiacutea del Paisaje en el que se considera que a traveacutes del estudio de los conceptos de espacialidad de su modelo estruc-tural se puede acceder al esquema de racionalidad que los generoacute (Mantildeana et al 2002 27)

Los estudios sobre el espacio arquitectoacutenico de-penden del concepto de espacio base que se utilice Norberg-Schulz (1980 13 y ss) distingue los estudios que se fundamentan en el espacio euclidiano el tridi-mensional y estudian su gramaacutetica es decir se basan en el desarrollo de modelos de dos o tres dimensiones de caraacutecter geomeacutetrico formando parte eacutesta de la sintaxis del espacio arquitectoacutenico y aquellos otros que tratan de desarrollar una teoriacutea del espacio sobre la base de la psicologiacutea de la percepcioacuten sobre todo de las impre-siones sensaciones y anaacutelisis de los efectos generados sobre el ser humano que percibe El autor considera que ambos tipos de estudios seriacutean deficientes y parciales El primero porque excluye al ser humano discutiendo de geometriacutea abstracta y el otro porque reduce el espacio y la arquitectura a impresiones olvidaacutendose del espacio como dimensioacuten existencial y como lugar de relacioacuten entre el hombre y el medio que lo rodea Para salvar esta carencia propone introducir el concepto de espacio existencial dentro del estudio del espacio en arquitectura y de su interpretacioacuten ya que si los aspectos geomeacutetri-cos y perceptivos se analizan dentro de un esquema de comprensioacuten maacutes general cada uno de ellos adquiere una mayor significacioacuten que la que tendriacutean por sepa-rado (Norberg-Schulz 1980) Un estudio de la espacia-lidad de una construccioacuten arquitectoacutenica que no estaacute integrado dentro de la racionalidad que la generoacute queda mutilado y sin sentido Eacutesta es precisamente una de las

abstraccioacuten espacial surgiendo por primera vez la idea de espacio en cuanto idea arquitectoacutenica75 (Ven 1981 en Mantildeana et al 2002 26) Es entonces cuando arquitectos e historiadores del arte empiezan a considerar el espacio como un concepto fundamental en arquitectura gracias a influencias como las del filoacutesofo Lao-Tseacute En lo que se refiere al espacio fue fundamental la expresioacuten en su teoriacutea (ca 550 a C) de la superioridad de lo conte-nido en un espacio arquitectoacutenico del espacio interior Este pensamiento ejercioacute una gran atraccioacuten entre los arquitectos ldquoquienes perciben el contenido intangible de la forma arquitectoacutenica como lo que verdaderamente impulsa a la arquitecturardquo (Ven 1981 23) Esta es la pri-mera tentativa escrita de interpretacioacuten de la liacutenea fron-teriza como continuidad del espacio poniendo eacutenfasis no tanto en el espacio interior como en aquellas partes del edificio que transmiten lo interior hacia el espacio exterior (los umbrales)

En el estudio del concepto de espacio en Arquitec-tura destacan las teoriacuteas de varios historiadores del arte y arquitectos Schmarsow considera que la arquitectura se genera a partir del cuerpo humano y defiende su ca-raacutecter funcionalista Distingue tres modalidades de espa-cios el taacutectil el moacutevil y el visual con lo que incorpora los sentidos en simultaacuteneas y sucesivas experiencias en el espacio y el tiempo Hildebrand sin embargo per-cibe el espacio a traveacutes de la visioacuten pura (imaacutegenes en reposo) y la visioacuten cineacutetica (imaacutegenes recibidas con el espectador en movimiento) Las teoriacuteas cubistas que a partir de la teoriacutea de la relatividad de Einstein antildeaden el concepto de la cuarta dimensioacuten que se adquiere con el movimiento del cuerpo76 (frente a la tradicional dimen-sioacuten euclidiana estaacutetica) fueron tambieacuten fundamentales para el estudio del espacio en arquitectura Uno de los mayores representantes de la arquitectura moderna Le Corbusier acaboacute adoptando tambieacuten esta cuarta dimen-sioacuten llamaacutendola ldquoespacio inefablerdquo o ldquoestado emocional por el que se experimentan espacios definidos por series armoacutenicasrdquo (Ven 1981 91) lo que deriva en una gran consideracioacuten en la disposicioacuten del volumen y al orden

75 ldquofue a mediados del siglo XIX cuando la palabra lsquoespaciorsquo comenzaba a ser utilizada por algunos criacuteticos sobre todo en el aacutembito alemaacuten donde lsquoespaciorsquo y lsquohabitacioacutenrsquo son linguumliacutesticamente similaresrdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 165)76 En las vanguardias de principios de siglo se emplean modelos arquitectoacute-nicos directamente relacionados con los planos superpuestos caracteriacutesticos del cubismo en los que la transparencia del material permite la visioacuten a tra-veacutes y simultaacutenea de los diversos planos interiorexterior ldquoEn esa influencia reciacuteproca de espacios que se produciacutea a traveacutes de un material real pero lsquoinvi-siblersquo radicaba la concepcioacuten espacio-temporal entendida como el nuevo pa-radigma de la arquitectura de este siglo [XX]rdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 166)

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De acuerdo con este marco teoacuterico y conceptual la ArPa prioriza el estudio del espacio analizado y pensa-do a traveacutes del registro y de la cultura material integran-do en este estudio la parte imaginaria-simboacutelica del mis-mo es decir intenta elaborar modelos de interrelaciones entre los tres tipos de espacios definidos (Criado-Boado 1995 8 y 1996b 17) y articular el anaacutelisis complemen-tario de estas tres dimensiones del espacio tratando de no centrarse en una de ellas como representacioacuten de la globalidad del paisaje

Cada uno de estos aacutembitos estaacute determinado por coacutedigos espaciales compatibles y semejantes entre siacute presentando relaciones de compatibilidad y configurando una regularidad espacial ya que obedecen a la misma estrategia de construccioacuten del espacio social (en el senti-do lefebvriano del teacutermino Lefebvre 2013 125 y ss) al mismo patroacuten de racionalidad Desde este punto de vista destaca la importancia del estudio de las formas y del es-pacio que eacutestas definen ambas constituyen realmente el registro arquitectoacutenico y paisajiacutestico su aspecto fiacutesico es lo que se conserva en el tiempo Para llegar a profundizar en la sociedad que los construyoacute ademaacutes de estudiar los tipos de materiales la forma en que se disponen en el edi-ficio o las teacutecnicas constructivas es fundamental definir coacutemo se han organizado estos voluacutemenes y queacute espacios han sido formados (Ching 1984) o bien queacute recursos (simboacutelicos) se han empleado para crear una determinada escena ambiente en el que se desenvuelven las relaciones sociales a todos los niveles desde las relaciones indivi-duales familiares hasta los maacutes generales (intergrupales)

Igualmente el espacio arquitectoacutenico como los restantes elementos formales del registro es esencial-mente un espacio social que se construye culturalmente es el producto o efecto de la accioacuten social Constituye un paisaje cultural en sentido amplio que participa de lleno en la construccioacuten del aparato simboacutelico el imaginario colectivo y las praacutecticas rituales de la comunidad que lo construye y habita asiacute por ejemplo la forma arquitectoacute-nica aparece interrelacionada con variables socioloacutegicas como la familia el estilo de vida la solidaridad inter-grupal o el sistema de poder como en el caso de los PF modernos De este modo el espacio arquitectoacutenico se puede definir como un producto humano que utiliza una realidad dada (el espacio fiacutesico) para crear una realidad nueva el espacio construido y por consiguiente social al que se confiere un significado simboacutelico (Mantildeana et al 2002 28)

Esta es la base de la primera consecuencia de nuestra investigacioacuten que realmente se viene gestando ya desde

teoriacuteas esenciales de las que parte nuestra investigacioacuten la asuncioacuten de que ldquolas actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organizadas de forma co-herente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realizardquo (Criado-Boado 1999 10) por lo que es fundamental integrar estos anaacutelisis tanto el gramatical como el de la percepcioacuten espacial en un determinado patroacuten de racionalidad Esta teoriacutea da sentido a nuestra conceptualizacioacuten de la arquitectura y el paisaje como materializacioacuten de un concepto tal como hemos expuesto

Conviene tambieacuten a nuestro propoacutesito observar la relacioacuten entre los conceptos de paisaje y espacio Recor-daremos que cuando tratamos el de paisaje comentaacuteba-mos que uno de los objetivos principales de su estudio desde la ArPa es analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegicos a partir de los elementos que los concretan es decir analizar de manera integral los pro-cesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia comprendidos como entidades espaciales y fenoacutemenos sociales y no como hechos aislados (Criado-Boado 1999 6) En ArPa se parte de que las actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organi-zadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza al igual que sucediacutea con la arquitectura Es decir en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen tanto dispo-sitivos mecaacutenicos (fiacutesicos) como dispositivos concep-tuales necesarios para poder llevar a cabo la ldquohumani-zacioacutenrdquo o ldquoantropizacioacutenrdquo de un espacio Analizando los dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten o los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad se debe-riacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los disposi-tivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racionalidad (Criado-Boado 1999 10)

La definicioacuten de paisaje que utilizamos arriba como producto socio-cultural (Criado-Boado 1999 5) es un concepto foucaultiano del que dimanan varias derivaciones uacutetiles para la Arqueologiacutea (Criado-Boado 1993c) espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentima-mente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Del mismo modo nuestra investigacioacuten parte del presupuesto teoacute-rico de la multidimensionalidad del paisajeespacio donde eacuteste se encuentra constituido por tres dimensio-nes ya apuntadas el espacio en cuanto entorno fiacutesico en cuanto entorno social y en cuanto entorno pensado (Criado-Boado 1996b 17 y 1999 6)

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Hemos manifestado que la ArPa y la AA son los modelos interpretativos del registro arqueoloacutegico en los que basamos la investigacioacuten Pero nos interesa focali-zar en la repercusioacuten que tuvo el uso de ambas estrate-gias de investigacioacuten en el estudio de un tipo de registro arqueoloacutegico concreto

Recordemos que definiacuteamos ArPa como un mo-delo interpretativo que analiza los objetos que forman parte del registro arqueoloacutegico como objetos impli-cados en y participantes del paisaje pero tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de este modelo Esto implica que desde ArPa el paisaje se entiende por un lado como un contexto en el que se inserta el registro arqueoloacutegico y por otro como un objeto susceptible de ser analizado con metodologiacutea arqueoloacutegica Es decir los paisajes se entienden como una dimensioacuten relevante de las sociedades humanas puesto que no soacutelo constituyen la base en la que eacutestas se desarrollan sino tambieacuten su resultado por lo que se considera que representan a esas sociedades ArPa es ademaacutes una herramienta de gestioacuten pues comprende una cierta utilidad criacutetica y actual se relaciona con temas que estaacuten muy proacuteximos de la sensibilidad y preocupaciones a las que en la actualidad se enfrentan nuestras sociedades (Criado-Boado 1999 1)

Esta doble dimensioacuten tambieacuten se observa en la AA entendida como una estrategia de investigacioacuten que es-tudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica y tiene como principal objetivo el conocimiento histoacute-rico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y como finalidad uacuteltima contribuir a su gestioacuten integral De hecho proponiacuteamos para la AA una finalidad muacuteltiple como herramienta para el conocimiento histoacuterico para la praxis restauradora para la conservacioacuten y para la gestioacuten Al igual que la ArPa la AA ha demostrado su utilidad criacutetica y actual en numerosos proyectos orientados hacia la resolucioacuten de problemas reales muy enraizados con importantes cuestiones patrimoniales Si en los antildeos 90 la ArPa se convirtioacute en una importante herramienta para la gestioacuten patrimonial en el marco del desarrollo de grandes obras puacuteblicas (Criado-Boado 1996b y 1996c Barreiro et al 1999 Amado et al 2002) la AA lo hizo tambieacuten en las mismas fechas y a principios del siglo XXI gracias a su participacioacuten directa e integracioacuten dentro de importantes programas de restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacute-nica (Azkarate 2002b 2009 y 2011) Este hecho viene de la mano de un cambio de concepcioacuten en la compren-sioacuten de la arquitectura por parte de la AA en relacioacuten

uno de los primeros trabajos que abordamos en esta liacutenea (Mantildeana et al 2002 2002) Haciendo un breve recorrido por los aspectos que acabamos de analizar podriacuteamos concluir diciendo que el espacio es multidimensional y multivocal La arquitectura es forma y es espacio definido por la forma es significado y es significado traducido en una forma En este sentido se aboga por hablar de espacio arquitectoacutenico un espacio social que se construye cultu-ralmente Este espacio arquitectoacutenico se inserta ademaacutes en un entorno fiacutesico Ambos acaban formando parte del paisaje una construccioacuten social donde espacio pensa-miento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Arquitectura y paisaje construyen espacio a escalas distintas Abordar la multidimensionalidad de su caraacutecter como hemos propuesto aquiacute implica abordar es-tas escalas hacerlo de forma conjunta demanda atender a un concepto que englobe ambas formas del espacio Abo-gamos pues en aproximaciones del tipo que presentamos en este trabajo por el uso del teacutermino maacutes contextual es-pacio construido Es decir se propone adoptar el concep-to de espacio construido cuando se use una aproximacioacuten simbioacutetica a la arquitectura y el paisaje como concepto operativo de manera que no se aborde uacutenicamente y por separado la arquitectura yo el paisaje sino ambos como parte de una misma realidad que supone la manifestacioacuten de coacutedigos sociales de un determinado grupo humano el paisaje que eacuteste construye y coacutemo lo construye muestra unos coacutedigos de lenguaje que reflejan a esa sociedad concreta La arquitectura no soacutelo es espacio sino que se manifiesta en un espacio el paisaje soacutelo se comprende si trascendemos el concepto de territorio y atendemos a su ordenacioacuten de la que forma parte la arquitectura El con-cepto de espacio construido pretende englobar la visioacuten y aproximacioacuten conjunta a ambas manifestaciones ldquoUna vez maacutes el espacio exhibe el orden mejor que el tiempo iquestCuaacutendo los arqueoacutelogos e historiadores aprenderaacuten esta leccioacutenrdquo (Criado-Boado 2002 92)

Sobre Arqueologiacutea del Paisaje Arqueologiacutea de la Arquitectura y Arqueologiacutea del Espacio Construido

La asuncioacuten del concepto de espacio construido nos llevoacute a plantearnos la necesidad tambieacuten de abogar por un programa de investigacioacuten interno que abarcase el estudio conjunto de la arquitectura y el paisaje como ya hemos visto

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Nuestra propuesta intentoacute fusionar ambas estrate-gias de manera que pudieacuteramos abordar de forma con-junta nuestro objeto de estudio el espacio construido un concepto que intenta entender la arquitectura y el paisaje en clave espacial temporal funcional social y simboacutelica Esta propuesta conceptual nos permite ir un paso maacutes allaacute y abogar por una Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) que al igual que en el caso del objeto de estudio es un teacutermino operativo que pretende abordar las dimensiones espaciales del paisaje y la arquitectura para comprender precisamente el espacio construido en las claves que acabamos que comentar

No pretendemos invalidar otros modos de investigar el registro arquitectoacutenico ni sustituir las estrategias de investigacioacuten propuestas AA y ArPa sino maximizar sus potencialidades aplicaacutendolas de forma conjunta y dentro de programas que aborden el espacio construido de ma-nera integral tratando de trazar las liacuteneas baacutesicas de un

con otras aproximaciones a eacutesta desde la Arqueologiacutea la Historia de la Arquitectura o la Historia del Arte entendieacutendose ahora la arquitectura como el resultado final de un proceso histoacuterico Al igual que el paisaje no soacutelo es el contexto en el que se producen las acciones humanas que dejan su propio registro arqueoloacutegico sino que es resultado de esas acciones por lo que tambieacuten las representa

Ello implica redescubrir en la arquitectura ciertas dimensiones que habiacutean quedado ocultas al menos par-cialmente para estudiarlas analizarlas gestionarlas de forma integral la arquitectura es yacimiento es cultura material es tiempo es espacio construye paisaje refleja un patroacuten de racionalidad se transforma evoluciona cambia y no es uacutenicamente producto de un hecho concreto de la historia de un gusto esteacutetico determinado o del saber de un arquitecto Tiene otros significados que van maacutes allaacute de su singularidad como objeto

Figura 27 Modelo abstracto de paisaje fortificado empleado en esta investigacioacuten Para su realizacioacuten se ha empleado el lenguaje abstracto ConML (Conceptual Modelling Language httpwwwconmlorg) Las liacuteneas de puntos expresan que entre las clases que unen existen otras clases intermedias Las clases en blanco corresponden a clases definidas en CHARM (Cultural Heritage Abstract Reference Model httpwwwcharminfoorg) mientras que las clases en color corresponden a clases definidas en el marco de este anaacutelisis y suponen una extensioacuten a CHARM

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Figura 28 Diagrama correspondiente a la clase Fortificacioacuten del modelo abstracto anterior definida dentro de este estudio

Figura 29 Diagrama de ciclo de vida que muestra la estructura de la propuesta metodoloacutegica para estudiar los paisajes fortificados transfronterizos de eacutepoca moderna Se ha utilizado para desarrollar el modelo el estaacutendar internacional ISOIEC 24744 (ISOIEC 2007 y 2010)

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diacroacutenica en el tratamiento del espacio construido una Arqueologiacutea del Espacio Construido aplicable tanto a la Prehistoria Reciente como a la Arquitectura histoacuterica que se implique de lleno en proyectos de puesta en valor de los espacios construidos de rehabilitacioacuten en progra-mas de correccioacuten

Nuestra propuesta presenta un modelo para el anaacute-lisis arqueoloacutegico de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna78 que hunde sus raiacuteces en programas que apos-taron por una gestioacuten integral del patrimonio articulados desde un modelo teoacuterico como la Cadena de Valor del Patrimonio Cultural (CVPC) que propicioacute precisamente su naturaleza integral Este modelo se compone de cuatro instrumentos baacutesicos un modelo abstracto del paisaje fortificado de eacutepoca moderna (Figuras 27 y 28) gracias al cual se definieron las entidades arqueoloacutegicas que con-forman nuestro objeto de estudio y las relaciones que se establecen entre esas entidades ya que eacuteste era el primer paso que nos permitiriacutea proceder a la identificacioacuten y ca-racterizacioacuten de los elementos que conforman el paisaje y al final del propio paisaje Un segundo instrumento es una propuesta metodoloacutegica que presenta los plan-teamientos principios y alternativas de orden teoacuterico

78 Vid nota 77

programa de investigacioacuten que pretende ser transdiscipli-nar con el fin de obtener la mayor informacioacuten posible de los espacios construidos una forma de analizar el re-gistro que trata de buscar regularidades77 Maacutes que como una subdisciplina la AEC se entiende como una liacutenea de investigacioacuten que pretende abordar a la vez todas las escalas del espacio construido acercaacutendonos a ellas de forma global (pero flexible como veremos) y observando las relaciones que se producen entre estas escalas De la misma manera que se defiende la idea baacutesica de que la Arquitectura en todo tiempo y lugar es una tecnologiacutea de construccioacuten de la realidad social la Arqueologiacutea es una praacutectica social en el presente En nuestros diacuteas el registro arquitectoacutenico deviene en Patrimonio Construido por lo que creemos que es necesario dar respuestas y servir de herramienta baacutesica a la gestioacuten de este registro arqui-tectoacutenico como elemento significativo del Patrimonio Cultural En este sentido abogamos por una perspectiva

77 Dicho programa de investigacioacuten ha sido desarrollado por la autora como propuesta en su tesis doctoral (Blanco-Rotea 2015) pero no es el objetivo de este texto por lo que soacutelo se esboza aquiacute como ejemplo del desarrollo de programas de este tipo desde las bases propuestas aunque siacute esperamos que el mismo tenga continuidad en otro trabajo en el que se aborde su materializa-cioacuten de manera maacutes concreta Nuestro objetivo como ya hemos expuesto era tratar aquiacute esos aspectos conceptuales y teoacutericos que son la base del programa de investigacioacuten y de la propuesta metodoloacutegica llevada cabo

Figura 30 Ejemplo del proceso metodoloacutegico seguido a partir de la propuesta que se muestra en la Figura 29 Se pueden observar algunas de las metodologiacuteas aplicadas en los tres niveles espaciales analizados en la fortificacioacuten de la frontera mintildeota

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archiviacutestica informaacuteticahellip El uacuteltimo instrumento fue la abstraccioacuten de un modelo teoacuterico del paisaje fortificado (Figura 31) en el que se representan las entidades princi-pales del paisaje de la frontera del riacuteo Mintildeo las relaciones entre eacutestas y las fronteras entre entidades y entre el paisaje y su entorno Este modelo se observoacute en su momento en la zona del Mintildeo pero actualmente estaacute siendo contrasta-do en el paisaje fortificado de la raia seca que responde al mismo fenoacutemeno de fortificacioacuten que en el caso del Mintildeo para observar su funcionamiento y comprobar si el modelo teoacuterico es aplicable a otras zonas o soacutelo es un caso especiacutefico de la frontera mintildeota Y del mismo modo comprobar si el programa de investigacioacuten propuesto articulado desde el concepto contextual de ldquoespacio cons-truidordquo y desde la perspectiva simbioacutetica de una AEC es aplicable al estudio de otros paisajes fortificados79

79 Investigacioacuten que la autora estaacute llevando a cabo actualmente dentro de su proyecto ldquoPaisajes culturales de frontera arquitectura territorio arqueologiacutea y modelos metodoloacutegicos (PAIX)rdquo financiado por un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia

y praacutectico que orientan la investigacioacuten (Criado-Boado 2012 178) Para ello disentildeamos la cadena operativa de los trabajos arqueoloacutegicos (Figura 29) que consideramos necesarios para llevar a cabo el proceso de identificacioacuten caracterizacioacuten valoracioacuten e interpretacioacuten del paisaje y sus componentes En esta propuesta determinamos tres escalas espaciales de anaacutelisis y se permite una gran flexi-bilidad entre estas escalas movieacutendonos en sentido verti-cal y horizontal Es decir el haber caracterizado cada una de estas escalas los elementos que las componen y las herramientas metodoloacutegicas que debemos utilizar en cada caso podemos seleccionar la escala de aproximacioacuten que queramos abordar primero en funcioacuten de muacuteltiples fac-tores y variables (objetivos presupuesto accesibilidad etc) y luego movernos horizontalmente entre escalas pasando de lo macro a lo micro de lo micro a la macro de la semi-micro a lo micro etc El tercer instrumento fue la propuesta metodoloacutegica (Figura 30) para lo que selec-cionamos el repertorio de anaacutelisis que mejor nos permitiacutea extraer datos analizarlos y obtener conocimiento ineacutedito estas herramientas tienen multitud de procedencias tan-to de la AA o la ArPa pero tambieacuten de la arquitectura

Figura 31 Modelo teoacuterico final del paisaje fortificado del tramo bajo del riacuteo Mintildeo en el que se representan las entidades principales las relaciones entre estas entidades y las fronteras de las entidades sistema y subsistema

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AGRADECIMIENTOS

A Felipe Criado-Boado Agustiacuten Azkarate y Juan M Monterroso Montero por su apoyo a esta investigacioacuten A Patricia Mantildeana-Borrazaacutes y Xurxo Ayaacuten por haber iniciado un camino A Anxo Rodriacuteguez Paz Sonia Gar-ciacutea Rodriacuteguez y Cristina Mato Fresaacuten por acompantildearme

A los evaluadores yo evaluadoras porque sus comentarios creemos que han permitido mejorar el pre-sente texto

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ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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recurso Teniendo en cuenta nuestro aacutembito de trabajo los paisajes y la arquitectura de eacutepoca histoacuterica el RA va a suponer el eje sobre el que vamos a articular toda una serie de datos que nos aportan informacioacuten para enriquecer y precisar nuestro discurso iquestQueacute queremos decir con esto uacuteltimo

La conceptualizacioacuten del RA queacute es coacutemo se forma y queacute representa (Schiffer 1987) es uno de los aspectos en los que se ha incidido desde los distintos posicionamientos teoacutericos en arqueologiacutea generando un debate que ha venido ldquoreflejando el desarrollo de las estructuras ideoloacutegicas tecnoloacutegicas y socialesrdquo (Soler 2007 43) en las que se produjo y que ha tenido como consecuencia que el significado de registro material se haya ido ampliando y complejizando cada vez maacutes (Hodder 2012 Gordillo 2013) vinculado a distintos posicionamientos teoacutericos12 parejo a la propia transfor-macioacuten de las teacutecnicas y meacutetodos de excavacioacuten pero tambieacuten a la adopcioacuten por parte de la Arqueologiacutea de los avances tecnoloacutegicos que se han venido desarrollando en otras disciplinas (Soler 2007 43-44) Precisamente porque es la naturaleza de las fuentes que emplea la arqueologiacutea la que determina su especificidad frente a otras ciencias histoacutericas ya que el discurso arqueo-loacutegico tradicionalmente se ha construido sobre un registro preliterario frente a otros discursos histoacutericos (Criado-Boado 2012 181) Aunque esta afirmacioacuten es vaacutelida para la arqueologiacutea prehistoacuterica cuando nos enfrentamos a la construccioacuten de un discurso sobre sociedades de eacutepocas histoacutericas desde la arqueologiacutea el RA debe convertirse en el eje sobre el que se articulan otros datos de distinta naturaleza el Registro Escrito y Documental (REyD) por ejemplo Eacuteste seriacutea el caso de las Arqueologiacuteas maacutes acaacute de la prehistoria incluyendo la arqueologiacutea del presente

Cabriacutea preguntarnos iquestpor queacute el eje de la construc-cioacuten de este discurso debe ser el RA y no el REyD Creemos que es su caraacutecter contextual el que le confiere esa posicioacuten el RA estaacute anclado en uno o varios contex-tos se genera para ser usado contemplado o habitado en un contexto y forma parte del mismo es objeto accioacuten y resultado de esa accioacuten nos informa sobre los efectos que otras acciones y el tiempo han producido sobre eacutel por lo tanto nos permite acceder a la relacioacuten entre la accioacuten social originaria y sus productos (Hodder

12 Para un anaacutelisis de la relacioacuten entre registro arqueoloacutegico y posiciones teoacutericas en arqueologiacutea recomendamos Criado-Boado 2012 183-191 y Lucas 2012

su dimensioacuten documental y como recurso A esta matriz que relaciona el pasado y el presente del PA habriacutea que antildeadir el componente temporal del futuro puesto que nuestra valorizacioacuten del Registro Arqueoloacutegico (RA) supone su transformacioacuten en el presente y la creacioacuten de nuevas relaciones con la sociedad estableciendo un proceso retroalimentado

La segunda premisa supone que abordaremos el es-tudio de ambas entidades arquitectura y paisaje desde una perspectiva arqueoloacutegica pues ambos se entienden como objetos que pueden ser estudiados y gestionados arqueoloacutegicamente es decir pasan a formar parte del RA y sobre todo del PA11 Detraacutes de la nueva forma de abordar el estudio de los espacios construidos (arquitec-toacutenicos y paisajiacutesticos) que se produce a partir de las deacutecadas de 1970-1980 hay un cambio conceptual En el caso de la arquitectura este cambio se produjo cuando el patrimonio construido pasoacute a considerarse como docu-mento histoacuterico y ademaacutes como un elemento pluries-tratificado En consecuencia se demandoacute el desarrollo de un meacutetodo arqueoloacutegico que permitiera registrar y analizar esas estratigrafiacuteas (Utrero 2011 12) meacutetodo que se materializoacute en lo que vino a llamarse lectura de paramentos englobada dentro de la AA De igual modo la ArPa pasoacute a manejar un concepto de espacio que superoacute la consideracioacuten formalista de espacio como algo dado como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental propia de la Arqueologiacutea Espacial procesual para considerarlo como una construccioacuten social imagi-naria en movimiento continuo y enraizada con la cultu-ra Se sustituyoacute ademaacutes la categoriacutea abstracta de espacio por otra maacutes contextual de paisaje (Mantildeana et al 2002 17-18 Orejas 1995a 216)

Ya hemos esbozado arriba que el RA es el objeto material sobre el que focalizamos nuestra actividad su estudio nos permite acceder al contexto socio-cultural de las sociedades que nos interesan (Criado-Boado 2012 189) Nos interesaba reflexionar sobre este con-cepto tanto por su especificidad como por su caraacutecter contextual Eacuteste es el primer eslaboacuten de la praacutectica arqueoloacutegica en el sentido de que constituye los res-tos materiales que han quedado de una realidad a la que queremos acceder y nos va a servir para construir nuestro discurso por lo tanto debe ser nuestro primer

11 ldquohellipel patrimonio arqueoloacutegico estaacute constituido por aquellos elementos (todos una parte o ninguno) del registro arqueoloacutegico que a traveacutes de un pro-ceso de valoracioacuten histoacuterica y patrimonial parezca oportuno sancionar como bienes patrimonialesrdquo (Criado-Boado 2012 192) Sobre coacutemo se transforma el RA en PA veacutease Barreiro 2005 106-109

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a estas imaacutegenes Si uacutenicamente contaacuteramos con el gra-bado tendriacuteamos una referencia inexacta de sus vanos El dibujante posiblemente se inspiroacute en la fotografiacutea lo cual se deduce del encuadre los personajes repre-sentados las figuras sobre la atalayahellip pero introdujo algunas variaciones porque hizo una representacioacuten personalizada del objeto a traveacutes probablemente de otra representacioacuten del objeto (la fotografiacutea) Por eso el RA se convierte en informacioacuten de primer orden frente a otro tipo de registro

En 1997 en la Punta Xenete del puerto de A Guar-da la Escuela Taller15 empieza a construir una reacuteplica de este elemento que el ayuntamiento habiacutea demolido a mediados del siglo XX para ampliar el malecoacuten (Figura 3) Esta reacuteplica destinada a Museo do mar se situacutea fren-te a la punta donde se localizaba la original Presenta ventanas bajas situadas en una posicioacuten similar a las del grabado de Avendantildeo La construccioacuten de la reacuteplica era una demanda de la ciudadaniacutea guardesa pues esta construccioacuten siempre habiacutea sido un siacutembolo de la villa tanto es asiacute que su demolicioacuten suscitoacute importantes criacuteti-cas en su momento y su imagen ha estado presente en escudos y sellos de A Guarda desde el siglo XIX Trae-mos este ejemplo aquiacute para introducir el hecho de que el RA es un producto del pasado en el presente y por tanto ademaacutes de estudiarlo para reconstruir ese pasado debemos gestionarlo en el presente16 Esto es asiacute hasta

15 Existe un proyecto a tal efecto Ayuntamiento de A Guarda 1995 Pro-yecto Escuela Taller Reconstruccioacuten de la Atalaya y pavimentacioacuten de calles del casco viejo A Guarda16 La gestioacuten del RA se complejiza ldquocuando la praacutectica arqueoloacutegica tiene que reconocer las diferentes dimensiones problemaacuteticas y expectativas que en la actualidad concurren en el Patrimonio Arqueoloacutegicordquo (Amado et al 2002 17)

2012)13 mientras que el REyD representa un contexto y lo representa ya en el momento en que se produce la accioacuten social originaria14

Un grabado de la villa de A Guarda por ejemplo no es el objeto sino que representa al objeto aunque nos aporte valiosa informacioacuten sobre la villa en el momento en que se efectuacutea el grabado la materialidad conservada in situ nos aportaraacute informacioacuten de primer orden pues es el objeto en siacute mismo que como documento porta datos sobre un proceso de larga duracioacuten mientras que la representacioacuten soacutelo porta datos de un momento con-creto

En la Figura 2 se presentan dos imaacutegenes de la desaparecida atalaya del puerto de A Guarda demolida a mediados del siglo XX una fotografiacutea de 1870 del fotoacutegrafo Ramoacuten Buch y Buet y un grabado de 1880 firmado por T Avendantildeo Si las observamos en detalle veremos que en la fotografiacutea la atalaya teniacutea una puerta en el lado derecho y una ventana alta en el izquierdo sin embargo en el grabado se representa una puerta en el mismo sitio y una ventana en la parte baja del lado iz-quierdo de mayores dimensiones que la de la fotografiacutea

Hoy en diacutea el conocimiento que tenemos de A Atalaia es gracias a escasos textos que la mencionan y

13 Ademaacutes de a otros aspectos relevantes de la accioacuten social sus productos y los procesos que le han afectado incluida la recuperacioacuten interpretacioacuten y valoracioacuten del RA (Criado-Boado 2012 190-191) Desde los posicionamien-tos teoacutericos de la ArPa se considera que en la formacioacuten del RA intervienen tres instancias distintas ldquouna social (preteacuterita) que produce las formas origi-nales otra fiacutesica (o ambiental) que afecta a esas formas una vez producidas y otra socioinstitucional (o contemporaacutenea) que las hace accesibles a traveacutes de una praacutectica interpretativa realizada en un determinado contexto socio-institucionalrdquo (Mantildeana et al 2002 18)14 Varios autores han incidido anteriormente sobre la originalidad y especifi-cidad de ese registro tal como nosotros lo entendemos Azkarate 2002b 57

Figura 2 A Atalaia (A Guarda) A la izquierda la fotografiacutea de Buch y Buet (propiedad de A Martiacutenez Vicente) A la derecha el grabado firmado por T Avendantildeo (VVAA 1880 120)

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existe transformada y despojada de su uso primigenio en el siglo XX desaparece pero permanece en documentos graacuteficos y en la memoria de los vecinos ya en el siglo XXI se recupera reinterpretada a traveacutes de sus represen-taciones Lo que la convierte en patrimonio arqueoloacutegico es el haber dotado a esta arquitectura defensiva de un sig-nificado y relevancia contextual en la actualidad (Quiroacutes 2013 24-25) Pero ademaacutes la multidimensionalidad y multivocalidad de este tipo de PA hace que pase a formar parte de pleno derecho del Patrimonio Cultural (PC)18

Sobre arquitectura y paisaje

Nuestro acercamiento a la arquitectura y paisaje como objetos de estudio arqueoloacutegico se basa entonces en tres conceptualizaciones que entendemos comunes a ambas realidades son materializacioacuten de un concepto19 resul-tado de un proceso y recurso del pasado en el presente20

Esta conceptualizacioacuten nos permite precisamente abordar las distintas escalas en las que se manifiesta el RA seleccionar las herramientas de documentacioacuten registro y anaacutelisis tanto de la arquitectura como del paisaje y esta-blecer los liacutemites de la investigacioacuten Nuestro objetivo es aproximarnos a los distintos niveles de significacioacuten del RA que nos interesa y a la relacioacuten que guardan con la so-ciedad que inicioacute su proceso constructivo Intentar acceder

18 No es posible dar una definicioacuten lo suficientemente flexible y dialeacutectica sobre Patrimonio Cultural (veacutease por ejemplo la que propone Gonzaacutelez Meacutendez 1999 192) ldquoEste patrimonio no puede ser definido de un modo uniacute-voco y estable Soacutelo se puede indicar la direccioacuten en la cual puede ser identi-ficado La pluralidad social implica una gran diversidad en los conceptos de patrimonio concebidos por la comunidad enterardquo (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000) Para una reflexioacuten al respecto veacutease Azkarate 2009 290-29519 Ejemplos de estudios del paisaje y la arquitectura bajo este planteamiento se pueden ver en Leone Harmon and Neuwirth 2005 o Smith 200320 Sobre la multidimensionalidad del registro arquitectoacutenico veacutease Mantildeana et al 2002 16-18 tambieacuten Lefebvre 2013

tal punto que no soacutelo tenemos que gestionar el RA que nos permite acceder a la memoria del pasado sino la propia memoria La reconstruccioacuten de A Atalaia es un buen ejemplo de ello

Esta visioacuten del RA permite recoger tanto la multidi-mensionalidad del registro que reconocen los presupues-tos teoacutericos postprocesuales17 como la multivocalidad propuesta desde otros presupuestos teoacutericos como hacen la ArPa y la AA cuando reivindican las tres dimensiones del Patrimonio ArqueoloacutegicoArquitectoacutenico ya mencio-nadas (objetual documental y recursiva) Atendiendo a todas estas dimensiones y abordando la interpretacioacuten del RA desde marcos conceptuales y teoacutericos expliacutecitos superaremos aquella preocupacioacuten de V Lull de consi-derar el RA como realidad arqueoloacutegica Para el autor la descripcioacuten de los restos arqueoloacutegicos es soacutelo el co-mienzo de la investigacioacuten arqueoloacutegica (Lull 1988 65-66) Esta idea ha sido ampliada posteriormente por otros autores que auacuten desde distintos planteamientos teoacutericos insisten en ver el RA desde un punto de vista mucho maacutes enriquecedor y transversal a los distintos eslabones de la praacutectica arqueoloacutegica (Criado-Boado 2012 189-190) Concordamos en que la recuperacioacuten del RA debe reali-zarse dentro de un contexto social y disciplinar concreto (Criado-Boado 2012 190) que debe ser especificado

Uno de los aspectos importantes dentro de la argu-mentacioacuten que proponemos es que el RA pasa a ser PA cuando la sociedad lo sanciona como tal cuando sufre un proceso de valoracioacuten (Amado et al 2002 33) El PA y dentro de eacutel la arquitectura y el paisaje se compone de objetos fiacutesicos que tienen su propia existencia que variacutea a lo largo del tiempo Si recordamos el ejemplo de A Atalaia se construye en el siglo XVII en el siglo XIX

17 Las dimensiones tecnoloacutegica social o comunicativa por ejemplo de la arquitectura (Mantildeana et al 2002 17)

Figura 3 Reacuteplica de A Atalaia construida por la Escuela Taller de A Guarda

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social de un concepto y en este sentido se intentaraacuten comprender los aacutembitos de esta materializacioacuten que afectan a la arquitectura como objeto desde dentro de siacute misma en siacute misma y hacia fuera de siacute misma Nos interesa como espacio como estructura y como parte de un todo que es su entorno inmediato el territorio en el que se asienta y con el que se mimetiza o en el que se destaca para pasar a formar parte del proceso de construccioacuten de un paisaje cultural

En el caso que nos ocupa se abordoacute el estudio de la arquitectura entendida como estructura (desde dentro de siacute misma y en siacute misma) fundamentalmente desde la AA mientras que el anaacutelisis de la arquitectura en su relacioacuten con el entorno (hacia fuera de siacute misma) se hizo desde la ArPa Esta aproximacioacuten muacuteltiple que auacutena los planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos de ambas estrategias de investiga-cioacuten se denominoacute Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) como veremos maacutes adelante La AEC se entendioacute como una forma de abordar de manera conjunta el estudio de la arquitectura y del paisaje es decir de la construccioacuten del espacio no como una subdisciplina arqueoloacutegica

Una manera de dar dimensioacuten humana a un espacio es acotaacutendolo diferenciaacutendolo de otro espacio mediante el uso de la forma y sus elementos (Ching 1984 108) y es precisamente la informacioacuten que estos elementos guardan que estaacute cargada de significados distintos22 la

22 ldquoEl ente de la arquitectura no soacutelo hace visible nuestra existencia sino que la llena de significacioacutenrdquo (Ching 1984 386)

a la mayor parte de estos niveles de significacioacuten soacutelo seraacute posible si se hace desde una aproximacioacuten muacuteltiple y una mirada interdisciplinaria Recuperar todos sus niveles de significacioacuten sin embargo no lo es

Arquitectura

La arquitectura se entiende como una tecnologiacutea cons-tructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) pero ademaacutes ofrece diversos modos de significarse que van desde su propia estructura (el continente) los espacios que eacutesta crea in-ternamente (el contenido) las relaciones entre interior-exterior (Sennet 1991) o entre lo privado y lo puacuteblico su forma de significarse en el paisaje su representacioacutenhellip21 Aacutembitos que es imposible estudiar desde una uacutenica dis-ciplina como apunta Parenti (1995 20) Nos centrare-mos en tres de las dimensiones donde algunos de estos aacutembitos se manifiestan y que resultan de intereacutes para nuestra hipoacutetesis de trabajo (Figura 4)

Arquitectura como materializacioacuten de un concepto

En primer lugar interesa a nuestra investigacioacuten la arqui-tectura entendida como materializacioacuten de un pensamiento

21 Sobre el concepto de arquitectura veacutease Scruton 1979

Figura 4 Modelo conceptual de la nocioacuten de arquitectura manejada donde se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este trabajo

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anaacutelisis podremos llegar a comprender el conocimiento la tecnologiacutea o la concepcioacuten del mundo de estas sociedades Comprender la arquitectura como un objeto que puede ser estudiado desde la arqueologiacutea ha posibilitado el desarro-llo de la AA asiacute como una fructiacutefera reflexioacuten en el campo de la restauracioacuten arquitectoacutenica25 al entender que el yaci-miento arqueoloacutegico se extendiacutea maacutes allaacute del subsuelo y que el edificio formaba parte del yacimiento Y que en eacutel se auacutenan aspectos materiales y simboacutelicos que debemos deco-dificar y relacionar adecuadamente (Rabiacute 2004) Resaltar nuevamente que en esta investigacioacuten nos aproximamos a la arquitectura desde una perspectiva arqueoloacutegica

Intentaremos ejemplificar nuestra concepcioacuten de la arquitectura como materializacioacuten de un concepto a traveacutes de la oacuteptica del objeto de estudio de este trabajo volviendo a la Figura 4 En la columna de la izquierda se representa una imagen sateacutelite de la Praccedila Forte de Valenccedila En ella se observan dos espacios urbanos encerrados dentro de una estructura amurallada con varias figuras geomeacutetricas exte-riores formando todo ello un poliacutegono irregular

Nos interesa detenernos ahora brevemente en el mo-delo de fortificacioacuten de eacutepoca moderna La aparicioacuten de las balas metaacutelicas durante la segunda mitad del siglo XV llevoacute aparejado la introduccioacuten de una serie de cambios en la artilleriacutea que obligaron a buscar nuevas soluciones para la arquitectura defensiva disminucioacuten de la altura de las murallas construccioacuten de un terrapleacuten por el interior sobre el que situar la artilleriacutea y sustitucioacuten de los matacanes de la parte superior de las murallas medievales por parapetos ma-cizos maacutes resistentes ademaacutes del uso de recintos poligona-les como el que observamos en la Figura 5 o del baluarte

25 Doglioni 2002 y 2011 Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b Latorre y Caba-llero 1995 o Mileto y Vegas 2004 entre otros

que nos permite acceder al patroacuten de racionalidad23 que estaacute detraacutes del hecho constructivo y de su uso24

Estas ideas no son nuevas han sido ya tratadas por distintos arquitectos que entienden la arquitectura como la expresioacuten de su tiempo tanto a la hora de proyectar como de interpretar la arquitectura En su momento Mies van der Roohe buscaba ldquolas relaciones precisas entre la civiliza-cioacuten la cultura y la arquitecturardquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 19) Desde posiciones maacutes recientes se considera tambieacuten que la arquitectura conforma un proceso especiacutefico de produccioacuten e interpretacioacuten de la realidad por lo que no soacutelo es un elemento representativo de un contexto histoacuterico concreto sino que detenta un rol como orientacioacuten cultural (Rabiacute 2004) retroalimentando el proceso desde la sociedad a la arquitectura y desde la arquitectura a la sociedad Con todo ello podemos afirmar que la arquitectura como mate-rializacioacuten de un concepto se convierte en una herramienta cultural que construye el paisaje social (Ayaacuten 2006)

Si la arquitectura es reflejo de un pensamiento social cabriacutea preguntarnos coacutemo reproduce este pensamiento Apelando a la semioacutetica de la arquitectura (Ching 1984 386) eacutesta se convierte en un tipo de lenguaje mediante el cual a traveacutes de la construccioacuten de un objeto las so-ciedades expresan su forma de habitar y sentir el mundo es una expresioacuten de su cultura hecha objeto es cultura material Y es este aspecto el que nos interesa focalizar aquiacute pues como cultura material es susceptible de ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica A traveacutes de su

23 Por ldquopatroacuten de racionalidadrdquo debe entenderse la forma como una cultura en-tiende su relacioacuten con el mundo el horizonte intersubjetivo de los individuos Mientras que el ldquopatroacuten de subjetividadrdquo se refiere al patroacuten de racionalidad de un uacutenico individuo a coacutemo de construye la subjetividad de un individuo a partir del patroacuten de racionalidad de la sociedad en la que este habita24 Para profundizar en este aspecto veacutease Mantildeana et al 2002 14

Figura 5 ldquoPlanta da praccedila de Valenccedila que represezenta o estado em que se achava da sua reparaccedilatildeo e melhoramento e em q se mostratildeo as ruinas que fizeratildeo os inimigos no anno de 1809rdquo (Ca 1809) (copia del Archivo Jaime Garrido original en el archivo del Gabinete de Estudos Arqueoloacutegicos de Engenharia Militar de Lisboa -signatura 2755-2A-25A-36)

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aportaciones a diferentes campos de la arqueologiacutea la historia la historia de la arquitectura o la restauracioacuten arquitectoacutenica Autores como Azkarate (2013 290) definen la arquitectura ldquocomo el precipitado final de un denso proceso histoacutericordquo por lo que eacutesta se convierte en depositaria de una memoria que resignificamos en un momento concreto a traveacutes de un proceso de de-construccioacuten primero y reconstruccioacuten despueacutes que nos permite acceder a la huella de esa memoria

En nuestro ejemplo recogemos en la columna central una imagen que se corresponde con una parte del recinto amurallado de Valenccedila situado entre los baluartes de Satildeo Joseacute e de Nossa Senhora do Carmo En ella se aprecia una puerta de factura medieval inserta en una muralla de la misma eacutepoca (Figura 6) En la parte superior de la muralla se superpone un parapeto sobre un cordoacuten magistral y se le adosa por el sur el baluarte de Satildeo Joseacute (en la imagen de la izquierda de la Figura 6 se corresponde con el muro inclinado) que forma parte de las reformas llevadas a cabo en eacutepoca moderna para convertir la ciudad amurallada medieval en una plaza fortificada adaptaacutendola a los nuevos sistemas defensi-vos de la eacutepoca A partir de este momento la plaza sigue siendo constante objeto de ampliaciones reformas y mejoras en el sistema defensivo Es hoy el resultado de un proceso constructivo que muestra los cambios produ-cidos en los distintos sistemas de fortificacioacuten desde la Edad Media hasta eacutepoca contemporaacutenea

A su vez las transformaciones operadas en la parte superior de las murallas obligaron a reforzarlas desde la cimentacioacuten construyeacutendose ahora por el exterior en talud y avanzando los baluartes Se introducen tambieacuten nuevos elementos como los revellines las medias lunas la torre con cantildeones la cantildeonera o la casamata

A esta fortificacioacuten desarrollada en Europa en el siglo XVI se la conoce como fortificacioacuten abaluartada En los siguientes dos siglos seraacute objeto de diferentes cambios en la buacutesqueda de nuevos modelos encamina-dos a la mejor defensa de las plazas Este es el caso de la planta de Valenccedila la ciudad medieval (que corresponde al recinto situado maacutes proacuteximo al riacuteo) se abaluartuacutea sus murallas se adaptan a las nuevas necesidades defensi-vas Se complementa con la construccioacuten de una obra coronada (la parte derecha de la planta de la Figura 5) se dota de foso y de una serie de defensas exteriores En definitiva la planta de Valenccedila se construye siguiendo las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada de los siglos XVII-XVIII estaacute materializando un concepto

Arquitectura como resultado de un proceso

En segundo lugar nos interesa destacar tambieacuten la ar-quitectura como resultado de un proceso de hecho es eacutesta la idea que se ha enraizado fuertemente en la AA y ha permitido su desarrollo generando importantes

Figura 6 Puerta situada en una de las cortinas del recinto medieval de Valenccedila Los restos de la faacutebrica medieval son de silleriacutea irregular dispuesta en hiladas horizontales Estaacute rematada al exterior por un arco apuntado con clave decorada con escudo mientras que la interior estaacute rematada por un arco escarzano dovelado La muralla medieval estaacute alterada tanto por la construccioacuten del parapeto que remata la cortina como por el flanco del baluarte de Satildeo Joseacute de perfil ataludado ambos realizados en un aparejo de mamposteriacutea irregular

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presente en el caso de la arquitectura donde su conser-vacioacuten y mantenimiento estaacuten ligadas a su uso esta afir-macioacuten se hace especialmente necesaria El uso (actual) que le demos dependeraacute de muchos factores de poliacuteticas patrimoniales de su reacutegimen de propiedad de su estado de conservacioacuten y ante todo de su reconocimiento social

Arquitectura como recurso del pasado en el presente

La tercera conceptualizacioacuten manejada entiende la ar-quitectura como un recurso del pasado en el presente Si tenemos la obligacioacuten de estudiar y gestionar el PA en el

Figura 7 Fotografiacuteas del frente suroeste del Castelo de Santa Cruz (2003) En la imagen de la izquierda se pueden observar las fincas particulares que se adosan al frente del castillo se ha marcado en magenta el Baluarte de la Guiacutea A la izquierda la Puerta de la Villa a la que se accede a traveacutes de un camino situado entre dichas fincas que han ocupado el espacio en el que se localizaba la media luna de la Villa

Figura 8 El muro de una de las fincas particulares que ocupan el frente sureste

del Castelo de Santa Cruz se adosa al aacutengulo capital del Baluarte de San

Sebastiaacuten

Figura 9 Proceso de invisibilizacioacuten del Castelo de Santa Cruz entre la primera mitad del siglo XX y el 2001 En 2009 el castillo empieza a visibilizarse de nuevo a raiacutez de los trabajos llevados a cabo en FORTRANS y las intervenciones para la rehabilitacioacuten y puesta en valor del castillo ademaacutes de la urbanizacioacuten de su entorno

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objetivarlo y estudiarlo pues materializa aspectos de las sociedades humanas para las que el paisaje constituye una dimensioacuten relevante (Criado-Boado 2012 20)

Nuestro trabajo parte de la comprensioacuten del paisaje como un producto socio-cultural que objetiva ldquosobre el medio fiacutesico y en teacuterminos espacialesrdquo la accioacuten social ldquotanto de caraacutecter material como imaginariordquo donde la accioacuten social estaacute constituida por las praacutecticas intencio-nales y no intencionales (Criado-Boado 1999 5) Este concepto de paisaje intenta superar la consideracioacuten formalista del espacio como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental para considerarla una realidad eminentemente social que se construye culturalmente El paisaje asiacute entendido supuso una reconversioacuten conceptual del espacio que no soacutelo seriacutea materia sino tambieacuten ima-ginacioacuten (Criado-Boado et al 1991 29 Criado-Boado 1993a 42) Esta categoriacutea maacutes contextual entiende que

En nuestro ejemplo hemos reservado la columna de la derecha de la Figura 4 para representar esta con-ceptualizacioacuten No trataremos aquiacute la distinta valoracioacuten que las comunidades locales gallega y portuguesa tienen de cada una de las arquitecturas que conforman el conjunto de la fortificacioacuten fronteriza ni tampoco de su valoracioacuten como conjunto pues existen importantes diferencias en su percepcioacuten conocimiento y valoracioacuten que van maacutes allaacute de los objetivos perseguidos en este ar-tiacuteculo Pero resultaba especialmente llamativo descubrir que en A Guarda el castillo habiacutea sido praacutecticamente invisibilizado y eliminado de la memoria de la vecindad a pesar de ser una de las fortificaciones permanentes de mayor envergadura del lado gallego de la frontera Se le habiacutean ido adosando fincas privadas que ocultan parte del periacutemetro en su frente sudoeste uacutenicamente el ac-ceso a la Puerta de la Villa se respetoacute dejando un camino que discurre entre las fincas y sus respectivos muros de cierre (Figura 7)

Lo mismo sucedioacute en su frente sureste donde los muros que delimitan las propiedades mueren respecti-vamente en el aacutengulo capital de los baluartes de Santa Tecla y San Sebastiaacuten (Figura 8) Su frente quedoacute oculto tras la vegetacioacuten arboacuterea al igual que en el interior del castillo de propiedad privada donde las estructuras construidas quedaron ocultas en un frondoso jardiacuten tras abundante vegetacioacuten Todo ello haciacutea que esta pieza de la fortificacioacuten fronteriza se hubiese invisibilizado en el pasado reciente guardeacutes hasta llegar a eliminarse de la memoria de algunos de sus vecinos y vecinas (Figura 9)

Cuando comenzaron los trabajos arqueoloacutegicos existiacutea un plan urbaniacutestico para el entorno del castillo que suponiacutea su urbanizacioacuten la construccioacuten de pistas y varios edificios de vivienda sobre su glacis A pesar de los resultados de los estudios previos este plan siguioacute adelante como estaba proyectado Hoy se ha ejecutado parcialmente se han construido dos de esas torres de vi-viendas lo que ha motivado una nueva invisibilizacioacuten parcial o total del castillo en funcioacuten de la ubicacioacuten del observador (Figura 10)

Paisaje

El Convenio Europeo del Paisaje de 20 de octubre de 2000 (BOE nuacutem 31 de 5 de febrero de 2008 paacuteginas 6259 a 6263) lo identifica como el resultado de la accioacuten humana sobre una matriz espacial siendo percibido como tal por la sociedad Esta concepcioacuten del paisaje como siacutentesis (Orejas 1995a 218-219) ha permitido

Figura 10 Fotografiacuteas recientes del Castelo de Santa Cruz obtenidas desde distintas posiciones en las que se puede observar el impacto visual producido por las torres construidas en su glacis

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tuviera una dimensioacuten estrictamente fiacutesica y empiacuterica y perdiera todo su componente simboacutelico poliacutetico y social Dentro de esta criacutetica que surge a mediados de la deacutecada de 1980 aparecen una serie de estudios orientados desde la idea de que cuando se trabaja con sociedades el espacio es antes ldquouna construccioacuten poliacutetica una realidad social y un producto culturalrdquo que una matriz fiacutesica Es aquiacute donde surge la Arqueologiacutea del Paisaje orientada hacia la descripcioacuten de los procesos socio-culturales y simboacutelicos de construccioacuten de los paisajes preteacuteritos desde la arqueo-logiacutea (Criado-Boado 1993c 33-34)

En el debate teoacuterico que tiene lugar en las dos deacuteca-das siguientes a 198026 el paisaje adquiere una impor-tancia ldquoinusitadardquo como evidencia arqueoloacutegica (Figura 11) Se intenta superar la realidad fiacutesica del espacio y se buscan nuevas formas de dotar de mayor sentido las

26 Una visioacuten de este debate se puede revisar en Burillo 1998

el espacio es ldquouna construccioacuten social imaginaria en movimiento continuo y enraizada en la cultura existien-do una estrecha relacioacuten estructural en las estrategias de apropiacioacuten del espacio entre pensamiento organizacioacuten social subsistencia y concepcioacuten-utilizacioacuten del medio ambienterdquo (Mantildeana et al 2002 18)

El desarrollo de los estudios del paisaje asiacute en-tendido tuvo lugar como consecuencia del intento por trascender las limitaciones que el registro impone a la interpretacioacuten del pasado (Soler 2007 43) posicionando al paisaje como un elemento principal del RA gracias a su capacidad de integrar diferentes perspectivas (ambiental histoacuterica antropoloacutegicahellip) y ser objeto de conocimiento a la vez que medio de transformacioacuten social y cultural (Barreiro et al 2009 8) No podemos entender este cam-bio de concepto si no es dentro de una estrategia mayor en la que la orientacioacuten tecno-ecoacutenomo-ecoloacutegica de la Arqueologiacutea Espacial haciacutea que el concepto de espacio

Figura 11 Mapa del municipio de El Rosal con las feligresiacuteas de Santa Marina de El Rosal y San Miguel de Tabagoacuten (Pontevedra) cerca de la desembocadura del riacuteo Mintildeo de 1733 (Archivo de la Real Chancilleriacutea de Valladolid Signatura PLANOS Y DIBUJOS DESGLOSADOS 83) Se representan distintas formas de artificializacioacuten del espacio caminos parcelaciones cultivos construcciones etc

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(definen articulan y nombran) necesarios para poder lle-var a cabo la articulacioacuten de un espacio Analizando estos dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad etc se deberiacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los dispositivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racio-nalidad (Criado-Boado 1999 10) Espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construc-cioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder herramientas conceptuales que desarrollada la ArPa

El paisaje asiacute entendido conjuga tres tipos de elemen-tos fiacutesicos sociales y simboacutelicos que a su vez configuran las tres dimensiones presentes en el paisaje el espacio en cuanto a entorno fiacutesico o matriz medioambiental de la ac-cioacuten humana el espacio en cuanto a entorno social o me-dio construido por el ser humano sobre el que se producen las relaciones entre individuos y grupos y el espacio en cuanto a entorno pensado o medio simboacutelico27 en el que desarrollar y comprender la apropiacioacuten humana de la naturaleza (Criado-Boado 1999 6) Atender a estas tres dimensiones es lo permitiraacute para este autor comprender la globalidad del paisaje y es lo que se aborda en una ldquoArqueologiacutea total del paisajerdquo frente a otras ArPa que se centran uacutenicamente en una u otra de estas dimensiones

Uacutenicamente antildeadiremos que el paradigma de paisaje seguido aquiacute sigue los presupuestos definidos por Anschuetz et al (2001) que a su vez toma de Whitt-lesey (1997) donde eacuteste se define maacutes por lo que hace

27 El paisaje existe en cuanto es percibido experimentado y contextualizado por la gente Constructed Landscapes Conceptualized Landscapes and Idea-tional Landscapes (Knapp and Ashmore 1999)

fronteras de la materialidad del registro (Soler 2007 48) A partir de estos trabajos el paisaje empieza a entenderse en un sentido relacional que transmite la actividad huma-na material y mental y se convierte en objeto de estudio histoacuterico (Orejas 1995b 63) La objetivacioacuten del paisaje como tal implicoacute entender que el uso del espacio genera unas formas concretas en el paisaje y que esta morfologiacutea puede ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica (como el anaacutelisis fisiograacutefico Criado-Boado 1999 28) A partir de su estudio era posible acceder al uso que las socieda-des hicieron de esos espacios y por tanto a las sociedades mismas a traveacutes del conocimiento de sus conductas espa-ciales integradas en una racionalidad y en unas pautas globales de comportamiento plasmadas en la morfologiacutea de ese espacio Cuando se entiende que las praacutecticas sociales se objetivan en el espacio se pasa a hablar de paisaje se abandona el concepto maacutes neutro de espacio y se fijan las bases metodoloacutegicas para la investigacioacuten El paisaje se convierte asiacute en el espacio usado disentildeado pensado apropiado sacralizado abandonadohellip por dife-rentes sociedades (Orejas 1995a 217) (Figura 12)

La estrategia de investigacioacuten en ArPa se centroacute en analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegi-cos a partir de los elementos que los concretan estudiando de manera integral los procesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia (Mantildeana et al 2002 27) Para ello se parte de la idea de que las actividades humanas que tienen lugar en relacioacuten con el espacio es-taacuten organizadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza o lo que es lo mismo en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen no soacutelo los dispositivos mecaacutenicos (fiacutesicos) sino que se incluyen tambieacuten los conceptuales

Figura 12 Paisaje aterrazado del valle del Oitaveacuten (Soutomaior Pontevedra) sobre el que se ha realizado una intensa labor antroacutepica y se ha constituido un paisaje agrario (fotografiacutea de Paula Ballesteros 2003 25)

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forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular lo que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzadordquo (Porras 1995 53) La descripcioacuten que hace Porras del baluarte recoge uno de los maacutes im-portantes principios del arte de este tipo de fortificacioacuten que dice que cada parte de la fortificacioacuten defiende y es defendida por otra parte de manera que ldquoUna fortaleza ha de constituirse como una maacutequina perfectamente ar-ticulada que haga posible la mutua visibilidad y defensa de todos los elementos arquitectoacutenicos que la compo-nenrdquo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 17)

Detraacutes de esta idea se encuentra el hecho de que para conseguir una correcta fortificacioacuten se intenta alcanzar una figura que responda a la siguiente maacutexima ldquoque una pequentildea fuerza resista a una maacutes grande o un pequentildeo nuacute-mero de hombres a un nuacutemero mayorrdquo28 (Figura 14) Esta maacutexima que se aplicaba al disentildeo de las fortificaciones se puede hacer extensible a una escala auacuten mayor pues una fortificacioacuten no defendiacutea soacutelo una plaza sino una zona y en casos complejos como el que nos ocupa donde debiacutea defenderse un territorio muy amplio formaba parte de un sistema defensivo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 9)

En el paisaje trasfronterizo mintildeoto se produce un traslado de las formas caracteriacutesticas de la fortificacioacuten

28 Errard-le-duc de su tratado La fortification demostreacutee et reduite en art (Pariacutes 1594) tomado de Galindo (2002 63)

que por lo que es Las principales bases del paradigma de paisaje manejado por ambos se rigen por cuatro premisas ldquo1 Landscapes are not synonymous with natural environments [hellip] 2 Landscapes are worlds of cultural product [hellip]3 Landscapes are the arena for all of a communityrsquos activities [hellip] 4 Landscapes are dynamic constructions with each community and each generation imposing its own cognitive map on an anthropogenic world of interconnected morphology arrangement and coherent meaningrdquo (Anschuetz et al 2001 160-161)

Paisaje como materializacioacuten de un concepto

Tras esta introduccioacuten al concepto de paisaje volve-remos a esa triple conceptualizacioacuten que nos interesa Nos serviremos esta vez de la observacioacuten del paisaje fortificado mintildeoto para analizar coacutemo eacuteste se concreta como la materializacioacuten de un concepto para lo cual re-visaremos primero la columna izquierda de la Figura 13

Comentaacutebamos arriba cuaacuteles eran las caracteriacutesti-cas baacutesicas de la fortificacioacuten abaluartada y coacutemo el desarrollo de este tipo de fortificacioacuten veniacutea a su vez motivado por el desarrollo de una nueva tecnologiacutea ar-mamentiacutestica derivada de la introduccioacuten de la poacutelvora y el consiguiente perfeccionamiento de la artilleriacutea Esta fortificacioacuten recibe su nombre del uso del baluarte ldquouna

Figura 13 Modelo conceptual de la nocioacuten de paisaje manejada Se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este texto

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Figura 14 La imagen de la derecha corresponde a un Estudio de Fortificaccedilatildeo del Teniente General Nicolao de Langres (Ca 1661) (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387) Representa la planta de una fortificacioacuten ideal con ocho baluartes y cortinas protegidas por revellines En la parte superior derecha se presenta un estudio detallado de las liacuteneas de tiro desde y hacia cada una de las partes de esta fortaleza La imagen de la izquierda muestra el emplazamiento de los castillos de San Felipe La Palma y San Martiacuten que defienden la zona maacutes angosta de la riacutea de Ferrol Se representan los sectores que baten los dos primeros (San Felipe C-A La Palma B-D ambos B-A) (imagen extraiacuteda de Loacutepez Hermida 2005 el original se conserva en el Archivo Intermedio de la Regioacuten Militar Noroeste) Como vemos la defensa de las plazas no soacutelo se tiene en cuenta en cada plaza sino tambieacuten entre plazas que forman parte de un mismo conjunto defensivo

Figura 15 Representacioacuten de un ingeniero disentildeando una fortificacioacuten con dos auxiliares Dibujo del Teniente General Nicolao de Langres ca 1661 (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387)

abaluartada y de las maacuteximas a las que estas formas res-ponden a la espacialidad del territorio (Figuras 14 y 16) De la misma manera que debe existir una mutua visibili-dad y defensa entre todos los elementos arquitectoacutenicos que componen la fortaleza esta maacutexima se aplica tambieacuten a la relacioacuten entre fortalezas que funcionan como cada una de las partes de una fortificacioacuten siguiendo una pla-nificacioacuten y disentildeo que trate de cubrir todas las partes del territorio donde unas arquitecturas visibilicen y defiendan

a otras Ello supone que los ingenieros militares deben llevar a cabo previamente un estudio pormenorizado de la topografiacutea y los distintos elementos morfoloacutegicos que la componen a fin de localizar los mejores emplazamientos adaptar las plantas a ellos y complementar la defensa na-tural con la disposicioacuten de elementos fortificados comple-mentarios de distinta tipologiacutea y funcionalidad (Figura 15)

Cada arquitectura se ubica en un espacio estrateacute-gico dentro de las zonas que se quieren defender unas

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Un ejemplo de ello podemos observarlo en el con-junto defensivo que hemos identificado como subsiste-ma de Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos donde las fortificaciones se disponen protegiendo tanto el paso de barcas que se localiza en el riacuteo Mintildeo como las viacuteas de traacutensito que discurren siguiendo el trazado del mismo a uno y otro lado de la frontera tal y como se puede ver en la Figura 17

Las fortificaciones agrupadas situadas en ambas maacuter-genes del riacuteo corresponden a dos momentos distintos30 uno de eacutepoca medieval y otro de eacutepoca moderna Seraacute en el siglo XVII cuando en torno a dos poblaciones anteriores la gallega Barca de Goiaacuten y la portuguesa Vila Nova de

30 Nos referimos a su momento inicial de construccioacuten

fortificaciones visualizan y defienden a las otras de tal manera que se produce una defensa subordinada entre todos los elementos que poco a poco van construyendo el paisaje fortificado un sistema donde se materializan las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada especialmente aquella que dice que ldquotoda la Fortificacion exterior esteacute dominada defendida y descubierta de la interiorrdquo29

29 De las maacuteximas que propone Sebastiaacuten Fernaacutendez de Medrano nos inte-resan para los aspectos que estamos comentando la que recogemos arriba (la duodeacutecima) y la undeacutecima ldquoque no aya parte de la Placcedila que no estegrave vista y defendida de otrardquo (Fernaacutendez de Medrano 1700 11) las cuales seguacuten el autor se encuentran dentro de las que se consideran inviolables a la hora de llevar a cabo una fortificacioacuten Para Lecuze por ejemplo la undeacutecima regla de Medrano debe ser la primera a tener en cuenta Su maacutexima quinta dice ldquoLa Plaza debe estar igualmente fortificada por todas partes dominar la campantildea vecina y descubierta hasta el alcance de cantildeonrdquo (Lucuze 1772 22)

Figura 16 Representacioacuten del modelo teoacuterico de un paisaje fortificado con las relaciones existentes entre los elementos que lo componen Se representa la interrelacioacuten (flechas) entre partes de una fortificacioacuten (puntos rojos) entre fortificaciones (F) y entre subsistemas o conjuntos defensivos (Sb) Todo ello forma un sistema fortificado donde las maacuteximas aplicables al disentildeo de una fortificacioacuten se han hecho extensibles al territorio

Figura 17 Localizacioacuten de las fortificaciones que forman parte del subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos sobre un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) Las fortificaciones se situacutean a ambos lados del riacuteo Mintildeo En la imagen de la derecha hemos representado con un oacutevalo la cuenca que controla este subsistema un espacio enmarcado por la Serra do Argalo en Galicia y las da Gaacutevea Salgosa y Cova en Portugal y con una liacutenea roja punteada las viacuteas de traacutensito terrestre que discurren paralelas al Mintildeo y que tambieacuten controlan estas fortificaciones

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y desde cuaacutentas entidades es visible la entidad analiza-da (visibilizacioacuten) Como se puede apreciar existe una relacioacuten visual entre todas ellas Uacutenicamente no existe relacioacuten con el Castelo de Medos que se corresponde en la Figura 19 con el punto situado maacutes arriba ya que los radios que hemos usado para el caacutelculo son de 800 m y 2 km pero desde eacuteste se domina la viacutea de traacutensito terrestre gallega asiacute como otros puntos a larga distancia pudiendo ser visible por ejemplo el movimiento de grandes tropas cruzando el riacuteo tal y como se muestra en la Figura 20

La ubicacioacuten de estas fortificaciones responde a as-pectos estrateacutegicos por una parte la defensa de las viacuteas de traacutensito terrestres o fluvial por otra el control de los pasos de barca histoacutericos en uno de ellos la Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira se enfrenta al actual Castelo de San Lourenzo31 aquiacute se emplazaba hasta hace pocos antildeos el Fe-rry que comunicaba Goiaacuten con Vila Nova el otro situado

31 Este fuerte se construye con posterioridad a la finalizacioacuten de la Guerra de la Restauraccedilatildeo pero se hizo sobre otro de menores dimensiones conocido como Forte da Barca que fue destruido por los portugueses una vez conquistada la villa Por lo tanto el anaacutelisis que hacemos de la relacioacuten entre ambas fortifi-caciones corresponde al de las defensas originales de aquel periodo de guerra

Cerveira se vaya poco a poco articulando un sistema de-fensivo complejo que protege el paso de barcas del Mintildeo y la viacutea que discurre por el lado portugueacutes y que comu-nica Valenccedila poblacioacuten enfrentada a la ciudad de Tui y Caminha situada en el estuario del Mintildeo En el antildeo 1663 los portugueses ocupan la villa de Goiaacuten y comienzan a construir aquiacute una defensa que funcionaraacute conjuntamente con la que ya existiacutea y se perfecciona a la moderna ahora en Vila Nova de Cerveira (Ericeira 1945 vol IV 170 y ss) habilitando aquiacute una zona estrateacutegica de dominio portugueacutes en territorio gallego desde donde se efectuacutean varias incursiones en el paiacutes vecino Los gallegos deciden establecerse entonces en las proximidades protegidos por el noroeste por la Serra do Argalo al otro lado de la viacutea de traacutensito que comunica la ciudad episcopal de Tui y la villa de A Guarda en la desembocadura del Mintildeo construyen-do el Forte de Santiago Carrillo en el lugar de Medos

En la Figura 18 se recogen las visibilidades y visibilizaciones que hemos calculado entre las entida-des identificadas en el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos es decir queacute nuacutemero de entidades son visibles desde cada entidad analizada (visibilidad)

Figura 18 Visibilidad y visibilizacioacuten entre fortalezas y estructuras que conforman el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos Se han calculado en un radio de 800 m y 2 km y se tiene en cuenta tambieacuten la visibilidad acumulada entre todos los elementos de la totalidad de la raia huacutemeda

Nombre de entidad Tipo de entidad

Visibilidad Visibilizacioacuten

A 800 m

A 2 km

800 m miacuten

800 m maacutex

2 km miacuten

2 km maacutex

Ac Miacuten

Ac Maacutex

Fortaleza de N Sra da Concepcioacuten Fortificacioacuten 3 8 1 3 1 7 1 19

Forte de San Lorenzo Fortificacioacuten 4 9 3 5 5 8 6 8

Torre dos Ratos Fortificacioacuten 3 9 1 2 1 10 4 17

Torre dos Correa Fortificacioacuten 6 8 2 4 6 7 6 7

Forte das Chagas Fortificacioacuten 1 7 1 4 1 9 3 22

Muelle de Goiaacuten Estructura 5 7 6 8 6 8

Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira Fortificacioacuten 5 10 2 5 7 10 8 12

Emplazamiento Fortiacuten de Vila Nova Estructura 5 10 3 5 8 10 9 12

Muelle de Vila Nova de Cerveira Estructura 4 5 8 9 8 10

Forte de Lovelhe Fortificacioacuten 2 9 1 3 3 11 9 23

Atalaia da Mata Fortificacioacuten 0 3 1 3 1 10 1 14

Castelo de Medos Fortificacioacuten 0 0 1 2 1 2 1 29

Significado de las abreviaturas empleadas en la tabla miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que se observan desde una entidad concreta maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que se observan desde una entidad concreta Ac Miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada Ac Maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada

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Estos aspectos materializan en el paisaje las maacutexi-mas de la fortificacioacuten abaluartada por las que se rige el arte de la guerra de eacutepoca moderna Vemos coacutemo las rela-ciones entre las partes de una fortificacioacuten se trasladan al territorio existiendo tambieacuten relaciones entre fortalezas Pero ademaacutes tambieacuten existen otros elementos en este territorio que permiten comunicar un subsistema con otro

Para el caso gallego33 conocemos la existencia de fachos por la documentacioacuten histoacuterica y bibliograacutefica34 por su representacioacuten en distintos documentos carto-graacuteficos (Figura 21) o por la toponimia A partir de esta documentacioacuten hemos localizado algunos a lo largo del Baixo Mintildeo (se corresponden con los puntos rojos de la Figura 22) Estos se emplazan en zonas de mayor altitud que aquellas en las que se ubican las fortificaciones nor-malmente en la liacutenea de montantildeas que cierra por el norte el valle del Mintildeo Desde estos puntos hemos realizado el caacutelculo de visibilidad en un radio de 2 y 5 km con lo que pudimos comprobar que complementan a mayor distancia las visibilidades de las entidades que confir-man los subsistemas y que ademaacutes se encadenan con estas y con las del facho anterior y posterior (Figura 22)

Paisaje como resultado de un proceso

La segunda conceptualizacioacuten se refiere al paisaje entendi-do tambieacuten como resultado de un proceso constructivo que en este caso conllevoacute su adaptacioacuten al nuevo arte de forti-ficar transformando los espacios urbanos medievales que estaban centildeidos por una cinta amurallada con sus corres-pondientes torres en espacios de mayor amplitud delimi-tados por una o varias liacuteneas defensivas que a medida que avanzaban hacia el exterior del recinto urbano descendiacutean en altura Buen ejemplo de ellos son los nuacutecleos fortifica-dos que se construyeron en torno a ciudades medievales anteriores como Caminha Vila Nova de Cerveira Tui Valenccedila Salvaterra do Mintildeo Monccedilatildeo o Melgaccedilo

33 Para el territorio portugueacutes no hemos conseguido documentar ninguacuten facho como estructura pero sabemos que debiacutean existir por lo que se recoge en Antunes (1996 3) ldquoTentamos entatildeo [hellip] fazer um ponto da situaccedilatildeo relativa-mente agraves obras de defesa projectadas delineadas construiacutedas e utilizadas sob o espectro das Guerras da Restauraccedilatildeo com os dados que possuiacutemos ateacute meados do seacuteculo XVIII Relegamos por uma questatildeo de meacutetodo e de tempo o estudo dos fachos e atalaias que pontuavam a nossa defesa raiana ou que com ela es-tavam articulados para um trabalho de maior enverfadura e de enquadramento temporal diversordquo Y por la presencia de alguacuten topoacutenimo facho en la zona34 ldquoOs portugueses mailos galegos andaron sempre en guerra E en Goiaacuten habiacutea un castelo onde se defendiacutean do ataque Para avisar do inimigo nos outeiros que arrodean o castelo acendiacutean fogueiras ou fachos Desta forma os da fortaleza estaban preparados para a defensa Por iso os portugueses non conseguiron vencer oacutes do castelordquo (Gude 2009 28)

en el lugar donde se emplazan el Forte de Satildeo Francisco de Lovelhe en Portugal y A Atalia o Torre dos Ratos en Galicia hoy estaacute ocupado por el puente internacional que comunica las poblaciones de Goiaacuten y Lovelhe32

32 No existe un paso documentando en la planimetriacutea de la eacutepoca entre Love-lhe y A Atalia sin embargo debioacute ser una zona portuaria en eacutepocas anteriores ya que a ambos lados del riacuteo se documentaron sendos yacimientos durante la construccioacuten del puente internacional el del lado gallego identificado como de eacutepoca romana y el del lado portugueacutes como un ldquocais de acostagem fluvialrdquo una estructura portuaria de la Alta Edad Media (Almeida 2002) En una publicacioacuten posterior se adscribe a eacutepoca prerromana y romana (Ramos y Branco 2010 16-17)

Figura 19 MDE de la zona en la que se emplaza el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos con la representacioacuten de las visibilidades en un radio de 2 km Como se puede apreciar las zonas que concentran un mayor control visual son aquellas en las que se localizan las viacuteas de traacutensito tanto en el lado gallego (al que corresponde la parte superior de la imagen) como en el portugueacutes

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Figura 20 Vista aeacuterea del fuerte de Medos de 2009 (proporcionada por Terra Arqueos SL) En primer teacutermino se localiza el fuerte en segundo teacutermino la viacutea de traacutensito que une Tui con A Guarda y al fondo el riacuteo Mintildeo y la Torre dos Ratos

Figura 21 Mapa de la Provincia de Tuy y una Porcion de la de entre Mintildeo y Duero en Portugal [hellip] del Ingeniero Alexandro des Angleacutes de 1762 (copia en el Archivo Privado Jaime Garrido) Los fachos aparecen representados como una luminaria roja

Figura 22 MDE con las entidades que componen los subsistemas de A Guarda-A Iacutensua-Caminha y Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos En la imagen central visibilidades en un radio de 2 km de estas entidades En la imagen de la derecha las visibilidades anteriores se complementan con las de los fachos en un radio de 5 km

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transformacioacuten de sus elementos constructivos (como en el caso de Lapela donde no hubo una alteracioacuten significa-tiva del castillo medieval Figura 25) o bien se conservan pero son envueltas por estructuras modernas (como en el caso de Tui Figura 23) o bien se emplean como soporte de las estructuras modernas (como mostraacutebamos en la Figura 6 para el caso de Valenccedila) Por otra parte estariacutean las construcciones realizadas ex novo escogiendo los em-plazamientos que responden a los principios comentados anteriormente y siguiendo ya las maacuteximas de la fortifica-cioacuten abaluartada como el Castelo de Medos (Figura 21)

Pero al igual que sucediacutea con la aplicacioacuten del con-cepto defensivo de una plaza a la totalidad del territorio en este caso tambieacuten se produce el mismo proceso y poco a poco sobre un paisaje anterior se va conforman-do a lo largo del periodo de guerra una nueva estructura morfoloacutegica que responde a otras loacutegicas defensivas y constructivas (Blanco-Rotea 2011 145-148) Un paisaje fortificado que seguiraacute completaacutendose en los dos siglos siguientes (Figura 24) En este proceso se conjugan dos aspectos por una parte la reutilizacioacuten de fortificacio-nes previas que o bien se mantienen sin que exista una

Figura 23 Imagen sateacutelite de la ciudad de Tui (2006 copyGoogle Earth) sobre la que se ha dibujado en verde el recinto medieval y en rojo los restos de la fortificacioacuten moderna o su trazado en aquellos lugares en el que el crecimiento urbaniacutestico ha respetado dicho trazado

Figura 24 MDE de la zona de Salvaterra-Monccedilatildeo y Extremo en el que se han indicado las poblaciones medievales a la izquierda y las construcciones realizadas una vez conquistada Salvaterra do Mintildeo en 1643 por los portugueses a la derecha Ademaacutes se han situado los fuertes de Extremo (Forte de Bragandelo y Forte da Pereira) dispuestos en dos altos que jalonan la viacutea de traacutensito que desde Monccedilatildeo se dirige hacia el interior de Portugal por Arcos de Valdevez

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de valor del patrimonio que ha sido posible gracias preci-samente a la elaboracioacuten de aquel Plan Director y al trabajo de difusioacuten que de eacutel hicieron tanto los miembros del equi-po como las distintas administraciones implicadas El caso de ldquoEspazo Fortalezardquo (httpwwwespazofortalezacom) resultado del proyecto de recuperacioacuten del entorno del For-te de San Lourenzo en Goiaacuten (Tomintildeo) realizado reciente-mente es un ejemplo de la relacioacuten entre la arquitectura y el paisaje como recurso ya que por una parte hace hinca-pieacute en la revalorizacioacuten y resignificacioacuten de esta fortaleza centraacutendose en un uacutenico bien pero tambieacuten como punto de partida y lugar de enlace con otros elementos fortificados de la zona a traveacutes de una ruta por otras fortificaciones menos conocidas (y visibilizadas) del entorno que se han englobado bajo el nombre de ldquopatrimonio ocultordquo dentro de una iniciativa de Turgalicia Ahora queda por ver la im-plicacioacuten y aceptacioacuten que tiene la sociedad local por este tipo de iniciativas y si se identifica o no con ellas

Pensando en una doble direccioacuten

Siguiendo nuestro argumento inicial volviendo a la fuer-te relacioacuten entre paisaje y arquitectura que apuntaacutebamos al principio y revisando lo visto en los dos apartados anteriores podriacuteamos decir siguiendo a Derrida (1986) en su Metaacutefora Arquitectoacutenica y trasladando su pensa-miento tambieacuten al paisaje que arquitectura y paisaje son una espacializacioacuten del tiempo y el pensamiento Si el paisaje es ldquoel espacio de las relaciones socialesrdquo (Orejas et al 2002 306) la arquitectura es una porcioacuten de ese espacio acotado (Ching 1984 108) por tanto paisaje y arquitectura estaacuten unidos espacialmente materializados temporalmente y significados simboacutelicamente

Unificar el estudio de ambas entidades del registro ar-queoloacutegico era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas ya que las arquitecturas defensivas y todas las estructuras asociadas a las mismas (de control viarias de interrelacioacuten etc) con-formaban unos espacios construidos unos conjuntos o sub-sistemas39 defensivos y no debiacutean estudiarse analizarse y

39 En trabajos anteriores empleamos el teacutermino ldquosubsistemardquo para referirnos a cada uno de los conjuntos construidos para fortificar una zona concreta del Mintildeo y que guardaban una serie de relaciones que haciacutean que los entendieacutera-mos precisamente como un conjunto (Blanco-Rotea 2011) El teacutermino subsis-tema se empleoacute ya que formaban parte de un sistema defensivo maacutes complejo que era la defensa de la raia entre Galicia y Portugal (Cobos-Guerra 2011) En este trabajo decidimos emplear el teacutermino ldquoconjuntordquo como sinoacutenimo de ldquosubsistemardquo ya que es el que optamos por usar en la web ldquoLa construccioacuten de una fronterardquo que acompantildea a este texto por tratarse de un teacutermino de mejor comprensioacuten que ldquosubsistemardquo para un puacuteblico maacutes amplio

Paisaje como recurso del pasado en el presente

Algunas de las construcciones que componen el paisaje fortificado mintildeoto se estaacuten convirtiendo en un recurso cultural El Castillo de Santa Cruz en A Guarda fue recientemente restaurado y rehabilitadas sus construc-ciones como centro de interpretacioacuten de las fortalezas transfronterizas35 pero existen otros ejemplos similares a ambos lados de la raia

Uno de los aspectos que nos interesa destacar de la iniciativa de llevar a cabo un plan director de las forta-lezas transfronterizas de esta zona en 2003 era precisa-mente su intereacutes por conocerlas comprenderlas y revalo-rizarlas como conjunto y como paisaje sirviendo de base ldquopara a construcioacuten de novos equipamentos e dotacioacutens de calidade e para a recuperacioacuten de valores culturais ma-terializados na raia huacutemidardquo (Vecontildea 2006 5) Alguno de los objetivos de este plan director eran ldquoPontildeer en relacioacuten as fortalezas co contexto territorial e socio econoacutemico do Baixo Mintildeordquo o ldquoElaborar unha estratexia conxunta e formular usos e propostas viablesrdquo (Vecontildea 2006 5) Precisamente la documentacioacuten y valorizacioacuten de estas fortificaciones y los elementos asociados a ellas y la di-vulgacioacuten de su conocimiento entre el puacuteblico en general y las poblaciones locales en particular permitioacute poner en marcha distintos procesos de resignificacioacuten entre los que se engloban diferentes iniciativas que inciden en la puesta en valor de los diferentes conjuntos defensivos y con ello del paisaje fortificado transfronterizo Una de ellas es el disentildeo de unas rutas realizadas a pie en bici-cleta y en canoa que tienen como objetivo promover el conocimiento de las fortificaciones del subsistema que se emplaza en el ayuntamiento de Tomintildeo bajo el tiacutetulo de ldquoDescubrindo as Nosas Fortalezasrdquo36 O el disentildeo de una ldquoRuta de puesta en valor de las fortalezas transfronterizas del Mintildeordquo37 por parte del Estudio Crecente Asociados38

Este tipo de iniciativas son una muestra de coacutemo el paisaje se estaacute empleando como recurso contribuyendo a la puesta en marcha de los uacuteltimos eslabones de la cadena

35 El castillo fue abierto al puacuteblico en diciembre de 2013 y el centro de in-terpretacioacuten que cuenta con una exposicioacuten permanente sobre esta temaacutetica (httpsminervauscesxmluihandle1034714903) en julio de 201636 httpdescubrindoasnosasfortalezasblogspotcomessearchlabel0020INTRODUCCIC393N37 httpwwwcrecenteasociadoscomesproyectos31ruta-de-puesta-en-valor-de-las-fortalezas-transfronterizas-del-minyo38 Algunas de las actuales iniciativas para la puesta en valor de este paisaje se basan en otras anteriores a la elaboracioacuten del Plan Director Fortrans que se centraron en el disentildeo de rutas para esta zona de temaacutetica maacutes amplia como la que se recoge en Santos Solla (1999) bajo el tiacutetulo ldquoGuiacutea da Raiardquo

ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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sin renunciar a la potencialidad de cada una de ellas a traveacutes no del desarrollo de nuevas arqueologiacuteas que soacutelo seguiriacutean contribuyendo a la fragmentacioacuten del discurso arqueohistoacuterico (Mantildeana et al 2002 23) sino para servir a nuestro propoacutesito de articular estrategias de investigacioacuten en torno a proyectos o programas que fo-calicen sus objetivos sobre el patrimonio desarrollando perspectivas de investigacioacuten y meacutetodos de trabajo real-mente adecuados al objeto y no a intereses disciplinares o curriculares concretos

Por otra parte ya tratamos en otra ocasioacuten el porqueacute de la introduccioacuten de la AA dentro del grupo de inves-tigacioacuten en el que se desarrolloacute este trabajo (Mantildeana et al 2002 12-13) en el cual se disentildeoacute un plan de investi-gacioacuten centrado en el estudio de los paisajes construidos durante la Prehistoria en el noroeste de la Peniacutensula Ibeacute-rica a traveacutes del anaacutelisis de la concepcioacuten territorial la forma de conceptualizacioacuten del espacio y construccioacuten del paisaje generados por las diferentes sociedades que habitaron nuestro paiacutes en ese periodo (Mantildeana et al 2002 12) El estudio de estos paisajes se habiacutea llevado a cabo desde una escala macroespacial aportando aspec-tos sobre la ubicacioacuten de los espacios habitacionales los patrones de emplazamiento los sistemas de ocupacioacuten del espacio y las condiciones medioambientales y de subsistencia pero era necesario contrastar los modelos a escala macro con otros que permitieran completar y matizar la visioacuten de los paisajes prehistoacutericos por lo que se propuso abordar el estudio a escala microespacial del registro arqueoloacutegico lo que nos llevada directamente al anaacutelisis de la arquitectura Inicialmente este estudio se centroacute en dos tipos de arquitectura la funeraria y la do-meacutestica (Mantildeana et al 2002 12) pero la introduccioacuten del anaacutelisis del registro arquitectoacutenico conllevoacute ademaacutes ampliar el periodo cronoloacutegico en el que se habiacutea cen-trado el plan de investigacioacuten que mencionamos arriba para trabajar tambieacuten con arquitecturas de periacuteodos postclaacutesicos lo cual conllevoacute ademaacutes analizar cons-trucciones con otras funcionalidades como las vincula-das a la arquitectura de poder (arquitecturas eclesiaacutesticas y fortificaciones) y por extensioacuten con la caracterizacioacuten de los paisajes en que eacutestas se ubican y contribuyen a construir Trabajar con el registro arquitectoacutenico suponiacutea acceder a otras claves para la comprensioacuten de las for-maciones socioculturales estudiadas pues aportaba una importante informacioacuten que permitiacutea ldquover de diferente forma los factores de orden individual social poliacutetico-econoacutemico subsistencial y simboacutelico que prevaleciacutean en las comunidades del pasadordquo (Mantildeana et al 2002

valorizarse como entidades aisladas Conjuntamente con el espacio fiacutesico articulan un paisaje cultural un sistema defensivo complejo el paisaje fortificado transfronterizo del Baixo Mintildeo en Galicia y Alto Minho en Portugal

Si el estudio en detalle de la arquitectura y del pai-saje por separado ha permitido en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico que no estaban antes presentes y acceder asiacute al mayor nuacutemero de elementos (materiales y simboacutelicos) que con-forman ambas realidades intentar introducir dentro del proceso de anaacutelisis e interpretacioacuten del registro arqueo-loacutegico al paisaje y la arquitectura conjuntamente nos permitiraacute acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta pasaraacute por abordarlas como parte in-tegrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Trataremos ahora de identificar las herramientas teoacutericas con las que intentar deconstruir primero y re-construir despueacutes esos espacios pensados materializa-dos y transformados en la frontera galaico-portuguesa

MARCOS ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Comentaacutebamos anteriormente que este texto pretende desgranar el marco conceptual y teoacuterico empleado a la hora de trabajar con el paisaje fortificado de eacutepoca moderna en la frontera mintildeota Valoraacutendolo con dis-tancia este marco se ha ido ensanchando a medida que nuestras necesidades de investigacioacuten se ampliaban y que nuestra visioacuten sobre la arquitectura y el paisaje y la relacioacuten existente entre ambos se iba enriqueciendo Visto con cierta perspectiva se puede llegar a pensar que tal vez sea un marco estrecho y que la AA y la ArPa sean insuficientes para captar todos los matices que los espacios construidos nos proporcionan Pero lo cierto es que adoptar ambas estrategias de investigacioacuten nos ha permitido precisamente aunar ampliar abrirnos y buscar sinergias con otras disciplinas Creemos que ambos enfoques al haber adoptado (y contribuido a construir) los conceptos de arquitectura y paisaje a los que nos hemos referido maacutes arriba nos permitieron ge-nerar aproximaciones al patrimonio construido mucho maacutes abiertas dinaacutemicas y al final transdisciplinares que las que habriacuteamos conseguido con otros enfoques maacutes tradicionales Se puede ampliar maacutes el marco pero nuestra propuesta pretende aunar ambas perspectivas

Rebeca blanco-Rotea

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actualidad Este concepto surge sobre todo en ciertas aproximaciones de la Arqueologiacutea la Geografiacutea y el Urbanismo desde hace 25 antildeos (aunque ya habiacutea sido acuntildeado por el geoacutegrafo Carl O Sauer de la escuela de Berkeley en los antildeos veinte del siglo pasado) y soacutelo maacutes tarde se incorpora en otras disciplinas (como la His-toria del Arte la Arquitectura o la Historia)rdquo (Barreiro et al 2009 8)

Para Orejas en los oriacutegenes de la ArPa deben te-nerse en cuenta dos aspectos relacionados entre siacute Por una parte el contexto cientiacutefico que ha motivado que en el campo de la Arqueologiacutea durante la deacutecada de 1980 la ArPa fuera suplantando paulatinamente a la Ar-queologiacutea Espacial y agrupando los anaacutelisis territoriales sobre el mundo antiguo lo que ldquoresponde a una nueva realidad cientiacutefica y social desde que en los primeros antildeos de la deacutecada pasada se sentaran las bases de la su-peracioacuten tanto de los enfoques fenomenoloacutegicos como de los derivados de la arqueologiacutea procesualrdquo (Orejas 1995a 216) Por otra el contexto social desde el que aparece una idea de patrimonio en la que ya no se su-braya la yuxtaposicioacuten de elementos sino el ldquoreflejo de la dinaacutemica social que dio lugar a su construccioacuten y usordquo (Orejas 1995a 216) En esta idea encajariacutea una ArPa que ldquosupone integrar interpretar y comprender en un doble sentido la lectura (o las lecturas) que nosotros hacemos hoy de un paisaje del pasado y la (o las) que de eacutel hicieron las comunidades que lo construyeronrdquo (Orejas 1995b 62)

Uno de los aspectos necesarios para que se produ-jera este desplazamiento de la Arqueologiacutea Espacial por parte de la ArPa es que tuvo lugar dentro de un determi-nado contexto historiograacutefico (Bernardi 1992 Rossignol and Wandsnider 1992 Ashmore and Knapp 1999) en el que se introdujo una nueva perspectiva sobre la praacutectica arqueoloacutegica y su objeto de estudio que quedoacute reflejada en el marco conceptual propuesto para definir los teacutermi-nos baacutesicos manejados por la ArPa (Mantildeana et al 2002 26) nos referimos a los teacuterminos arqueologiacutea registro arqueoloacutegico y sobre todo paisaje sobre los que ya hemos abundado en el apartado anterior

De acuerdo con aquel nuevo marco teoacuterico y con-ceptual la ArPa se definioacute como la inclusioacuten de la praacutecti-ca arqueoloacutegica dentro de coordenadas espaciales a tra-veacutes de las cuales se trata de pensar el registro y la cultura material arqueoloacutegica desde una matriz espacial y al mismo tiempo convertir el espacio en el primer objeto de la investigacioacuten arqueoloacutegica para no solo reconstruir los ambientes del pasado sino tambieacuten intentar elaborar

12) A partir de estos planteamientos y de la adopcioacuten del estudio de la arquitectura desde la AA se disentildeoacute un programa de investigacioacuten integral centrado en la arquitectura y los espacios construidos que se acaboacute articulando en cuatro subliacuteneas de investigacioacuten monu-mentalidad megaliacutetica espacios domeacutesticos de la Edad del Hierro arquitectura histoacuterica y espacios agrarios

El objetivo entonces de la introduccioacuten de la AA fue por una parte atender al cambio de escala ma-croespacial a una microespacial y por otra parte a la ampliacioacuten de nuestra oacuteptica arquitectoacutenica para abarcar el estudio de nuevos periodos y de estructuras con otras funcionalidades La base conceptual inicial de aquella propuesta fue la ArPa (Criado-Boado 1999) pero era necesario introducir otras estrategias de investigacioacuten que completaran una aproximacioacuten macro al espacio construido

ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Se entiende la ArPa como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico donde los elementos que lo conforman sea cual sea su escala se analizan ldquocomo objetos implicados en el paisaje y participantes del mis-mordquo (Parcero-Oubintildea 2000 20) y tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo tal y como proponen Barreiro et al (2009 4) Entender la ArPa como tal implica al mismo tiempo manejar una determinada concepcioacuten de paisaje donde eacuteste es tanto un contexto como un objeto de estudio susceptible de ser analizado e interpretado con una metodologiacutea ar-queoloacutegica (Parcero-Oubintildea 2000 20)40 como hemos visto

Este marco interpretativo pretende superar tal como apuntamos una perspectiva espacial determinista (Mantildeana et al 2002 25) En la ArPa se integran nume-rosas corrientes que conforman un variopinto panorama pues el estudio del paisaje es de intereacutes a numerosas disciplinas en eacutel ldquoconfluyen intereses puntos de vista tradiciones acadeacutemicas y de investigacioacuten y teacutecnicas diferentesrdquo (Orejas 1995a 222)

Dentro de este intereacutes la arqueologiacutea se ha mos-trado como una de las maacutes activas en parte por ser ldquoprecursora en la problematizacioacuten e investigacioacuten del concepto de paisaje cultural de gran fortuna en la

40 ldquoLa Arqueologiacutea del paisaje [hellip] es ante todo una propuesta metodoloacute-gica para la investigacioacuten de las sociedades antiguas desde su espacialidadrdquo (Orejas et al 2002 306)

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marco teoacuterico Sin embargo podemos indicar que mu-chos de los esfuerzos desarrollados dentro de la ArPa se encaminaron a llevar a cabo un desarrollo metodoloacutegico que insistiacutea en abordar nuevos aspectos el registro no tratados hasta la fecha y en incorporar determinadas teacutecnicas de anaacutelisis centraacutendose en elementos maacutes perceptivos del paisaje en definir de forma maacutes preci-sa el registro arqueoloacutegico y en ofrecer explicaciones maacutes globales (Soler 2007 43 Tilley 1994 Knapp and Ashmore 1999) En el caso del paisaje la aplicacioacuten de teacutecnicas como la fotointerpretacioacuten los anaacutelisis de 14C la dendrocronologiacutea los anaacutelisis poliacutenicos la teledetec-cioacuten la informatizacioacuten del registro arqueoloacutegico el uso del GPS de los SIG (Sistemas de Informacioacuten Geo-graacutefica) o maacutes recientemente los datos LiDAR supuso reconocer que es necesario contar con un mayor nuacutemero de informacioacuten y que eacutesta sea de mejor calidad de ma-nera que permita profundizar en aspectos no registrados desde perspectivas de investigacioacuten anteriores El uso de estas teacutecnicas transformoacute la visioacuten de la naturaleza de los datos arqueoloacutegicos y su interpretacioacuten enri-queciendo significativamente la disciplina arqueoloacutegica (Soler 2007 44)

Disentildear una metodologiacutea especiacutefica en ArPa estaacute directamente ligado al concepto de paisaje manejado (Orejas 1995a 217) como sucede tambieacuten con la ar-quitectura de ahiacute la importancia de su definicioacuten previa En todo caso la autora apunta que los paisajes antiguos son resultado de racionalidades antiguas que no deben analizarse desde la nuestra tener esto en cuenta conlleva implicaciones metodoloacutegicas siendo necesario incor-porar la comprensioacuten preteacuterita del paisaje junto a su explicacioacuten ldquoel espacio soacutelo adquiere sentido cuando va acompantildeado de una lectura del individuo o de la comu-nidad que genera determinados comportamientos acti-tudes y formas de percepcioacutenrdquo (Orejas 1995a 218-219)

Orejas propone que para entrar de lleno en el estudio del paisaje y el territorio es necesario superar el anaacutelisis de los mapas de punto y de las relaciones planas entre ellos para analizar las relaciones espaciales tridimensio-nales y temporales para acceder asiacute a las articulaciones de las diversas formas su origen y evolucioacuten (Orejas 1995a 219) Este aspecto ha tenido implicaciones praacutec-ticas a la hora por ejemplo de desarrollar un sistema de registro arqueoloacutegico desde ArPa ldquoLa Arqueologiacutea del Paisaje repiensa el yacimiento como aacuterea y como consecuencia de ello prioriza no soacutelo la importancia de localizar y de definir el yacimiento sino tambieacuten de de-limitarlo y zonificarlordquo (Amado et al 2002 22)

modelos sobre las interrelaciones entre espacio imagina-do utilizacioacuten del espacio y organizacioacuten social en las comunidades (pre)histoacutericas (Mantildeana et al 2002 26)

La propuesta desarrollada por el equipo dirigido por Felipe Criado-Boado intentaba disentildear un Programa de Investigacioacuten en Arqueologiacutea del Paisaje y Paisajes Culturales que trataba de estudiar el paisaje entendido como una dimensioacuten relevante de las sociedades hu-manas puesto que no soacutelo constituiacutea la base en las que eacutestas se desarrollaban sino tambieacuten su resultado y como tal representa a la formacioacuten sociocultural (Criado-Boado 2012 20)41

Sobre esta base conceptual el objetivo cognitivo de este Programa de Investigacioacuten y de la ArPa seriacutea decons-truir los paisajes sociales ldquodescomponer los mecanismos mediante los cuales las tecnologiacuteas espaciales y arquitec-toacutenicas producen el espacio domeacutestico reproduciendo el sistema de poderrdquo para mostrar despueacutes ldquoque el espacio construido es el producto de una serie de mecanismos de representacioacutenrdquo de un determinado sistema de saber-poder (Criado-Boado 1999 2) gracias a un ejercicio de reconstruccioacuten (a partir de la deconstruccioacuten) de los paisajes arqueoloacutegicos como ldquomedio para penetrar en la prehistoria del pensamientordquo (Criado-Boado 2012 20-21) En la reconstruccioacuten de los paisajes histoacutericos que aquiacute nos interesan tenemos la ventaja de que contamos con otro tipo de informacioacuten que podemos sumar a la informacioacuten que nos proporcionan los paisajes como RA Constituye un ejercicio que nos permite inferir conclusio-nes desde informaciones herramientas y disciplinas que pueden actuar conjuntamente Estamos de acuerdo con Orejas et al cuando dicen que los procesos de formacioacuten de un paisaje son tremendamente complejos por ello documentarlo e investigarlo requiere una aproximacioacuten flexible e interdisciplinar que combine varios meacutetodos e interpretarlo requiere tener en cuenta una gran variedad de factores (Orejas et al 2002 303 y 305)

Uno de los aspectos por los que deberiacuteamos pre-guntarnos a continuacioacuten es coacutemo podemos llevar a cabo el estudio de estos paisajes (deconstruccioacuten) y su interpretacioacuten (reconstruccioacuten) pero no es el objetivo de este texto tratar el proceso metodoloacutegico42 sino el

41 ldquo[hellip] el estudio del paisaje parte de la idea de que el anaacutelisis de las socie-dades antiguas es posible desde el estudio de los productos de sus acciones e imaginaciones Pero entendiendo el paisaje no como un mero reflejo de estas acciones sino como parte de las mismas sociedades ya que el espacio al igual que el tiempo no son coordenadas externas sino que forman parte de una sociedadrdquo (Orejas et al 2002 305)42 Este aspecto seraacute tratado en otro trabajo Veacutease por ejemplo Mantildeana et al 2002 y Blanco-Rotea 2011

Rebeca blanco-Rotea

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naturaleza arquitectoacutenica y tambieacuten una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo

La AA es ciertamente joven y por lo tanto todaviacutea se encuentra en construccioacuten Pero no por ello podemos decir que esta estrategia de investigacioacuten esteacute poco ex-tendida todo lo contrario al analizar la evolucioacuten que ha tenido en las uacuteltimas deacutecadas (desde la de 1990 cuando Mannoni (1990a 1990b) acuntildeoacute el teacutermino Arqueologiacutea de la Arquitectura) sobre todo en ciertos contextos eu-ropeos como el italiano y el espantildeol observamos que ha gozado de una importante implantacioacuten y desarrollo en aacutembitos relacionados por una parte con la investigacioacuten de edificaciones y conjuntos histoacutericos y por extensioacuten de las sociedades que los construyeron transformaron y habitaron por otra con la restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacutenica Si bien es cierto en la deacutecada de 2000-2010 los contextos de aplicacioacuten las metodologiacuteas y el aacutembito geograacutefico se han ido ampliando poco a poco tal y como apuntan distintos autores (Quiroacutes 2002 31 y 2006 Utrero 2011 17-19 Azkarate 2013) ldquohellipla AA se estaacute convirtiendo en un campo de juego abierto a cuan-tos les interesa el espacio construido como herencia del pasado pero tambieacuten como recurso para el futuro como depoacutesito de memorias histoacutericas archivos estratigraacuteficos como elenco de teacutecnicas constructivas compendio de di-mensiones simboacutelicas y significantes reflejo de conflictos y vivencias sociales en definitiva como topografiacutea de las complejas lsquoconstelaciones cotidianasrsquo de la sociedadrdquo (Azkarate 2013 272)

Es precisamente en esta deacutecada en la que han apa-recido varios trabajos en Espantildea que recogen con bas-tante precisioacuten el nacimiento desarrollo e implantacioacuten de la AA en diferentes contextos europeos (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011) con un interesante anaacutelisis sobre las causas que estaacuten detraacutes del progreso diferenciado de la misma entre distintos paiacuteses como Inglaterra donde se pusieron las bases en la deacutecada de 1970 para el de-sarrollo tanto metodoloacutegico como de nuevos sistemas de registro que posibilitariacutean la extensioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al anaacutelisis de la arquitectura (Utrero 2011 12) o Italia donde se llevaron a cabo ldquolas primeras sistematizaciones teoacutericas y aplicaciones al anaacutelisis de las construcciones histoacutericas entendidas como secuen-cias de unidades estratigraacuteficasrdquo y donde realmente la AA se consolidoacute como disciplina (Utrero 2011 13-18) sobre todo a partir de la deacutecada de 1990 cuando como deciacuteamos Mannoni acuntildea este teacutermino que aglutinaba experiencias heterogeacuteneas que resultaban de la aplica-cioacuten de instrumentos conceptos y problemaacuteticas de la

En el marco en el que se desarrolla esta propuesta teoacuterica la ArPa se concibioacute como una propuesta que ldquoapunta hacia una necesaria transdiciplinariedad verte-brada en torno al paisaje concepto que cada vez maacutes se va revelando como clave para ahondar en los procesos de conocimiento y ordenacioacuten del territoriordquo (Barreiro et al 2009 8) porque ademaacutes ldquoCualquier intervencioacuten propuesta [desde el presente] es un nuevo elemento en la dinaacutemica de los paisajes al investigar sobre ellos los repensamos les damos un nuevo sentido y los incorpo-ramos a nuestro presenterdquo (Orejas 1998 18)

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA

En cuanto a la AA nos centraremos en varios aspectos que consideramos importantes por una parte la redefi-nicioacuten del concepto de arquitectura que tuvo lugar en los oriacutegenes de esta estrategia de investigacioacuten por otra su heterogeneidad (entendida en un sentido positivo) en su posterior desarrollo finalmente en su contribucioacuten a la ldquotransicioacuten epistemoloacutegica y renovacioacuten metodoloacutegicardquo que la disciplina arqueoloacutegica viene atravesando desde la deacutecada de 1990 e incluso antes (Azkarate et al 2002a 9) No haremos sin embargo un anaacutelisis pormenoriza-do de la misma maacutes allaacute de estos aspectos puesto que eacuteste se realizoacute en varios trabajos durante las uacuteltimas dos deacutecadas (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011 Azkarate 2013 entre otros)

Maacutes allaacute de las definiciones que hagamos de la AA eacutesta como categoriacutea conceptual ha sido identificada como disciplina de pleno derecho43 pero tambieacuten como un universo de experiencias de naturaleza diversa que ha ido adquiriendo un perfil especiacutefico en la deacutecada de 1980-1990 y que sigue siendo objeto de un proceso de construccioacuten y experimentacioacuten enriquecido de forma constante con distintos enfoques (Azkarate 2013) En este sentido la AA ha seguido un proceso de consolida-cioacuten que en ciertos aspectos guarda muchos paralelis-mos con la ArPa empezando por el propio cambio en la concepcioacuten de su objeto de estudio y en la aproximacioacuten a su anaacutelisis desde la arqueologiacutea y con herramientas metodoloacutegicas propias de eacutesta Es por ello que creemos que aquella afirmacioacuten que haciacuteamos sobre la ArPa puede hacerse extensiva a la AA entendieacutendola como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico de

43 Nosotros mismos asiacute lo hemos hecho en varias ocasiones Blanco-Rotea 1997 1998a 1998b 1999

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ldquoLa labor arqueoloacutegica en centros urbanos ha venido enri-quecieacutendose a partir de la introduccioacuten de los meacutetodos que la Arqueologiacutea de la Arquitectura emplea para el estudio de alzados Esto ha traiacutedo consigo una gradual transformacioacuten en la conceptualizacioacuten de estos contextos que auacuten se abre paso entre los investigadores para la comprensioacuten de las construcciones como totalidades de varios niveles de ma-terializacioacuten culturalrdquo (Rodriacuteguez y Hernaacutendez 2005 4) Algunas de estas experiencias latinoamericanas ya estaacuten siendo publicadas en revistas especializadas en contextos europeos aunque su difusioacuten en ellos es todaviacutea muy escasa (veacutease por ejemplo Roloacuten y Rotondaro 2010 213-222) Desde nuestro punto de vista esta escasa difusioacuten estaacute motivada por dos cuestiones distintas pero relacionadas en primer lugar la fuerte tradicioacuten estratigraacutefica de la AA europea (mediterraacutenea sobre todo) y con ella del meacutetodo estratigraacutefico como herramienta casi exclusiva de anaacutelisis de la arquitectura en segundo lugar la diferente concep-cioacuten de arquitectura de la que se parte en ambos contextos fundamentalmente entre la AA anglosajona y latinoameri-cana y la del sur de Europa donde el estudio del espacio en arquitectura no ha sido asumido de la misma manera En este sentido creemos que es importante apostar por una postura abierta como la que propone Azkarate cuando dice que deberiacuteamos ldquoaprender de la historiografiacutea anglosajona en la que desde hace ya algunas deacutecadas se habla con toda naturalidad de archaeology of architecture para referirse a experiencias distintas nacidas de enfoques tambieacuten muy diversosrdquo (Azkarate 2013 272)

Revisando los inicios focalizando objetivos buscando una definicioacuten

Ese compendio de experiencias que desde la arqueologiacutea focalizaron su intereacutes en el estudio de la arquitectura cogioacute cuerpo no soacutelo en el momento en que Manonni las aglutina bajo una uacutenica denominacioacuten sino sobre todo porque se consolidoacute una tradicioacuten que defendioacute que un edificio histoacute-rico era ante todo un documento que aportaba informacioacuten sobre sociedades pasadas (Azkarate 2013) era cultura ma-terial y podiacutea ser estudiado como tal con una metodologiacutea arqueoloacutegica Este cambio de visioacuten de la arquitectura desde la arqueologiacutea permitioacute que eacutesta pasara a entenderse no soacutelo como una estructura un contenedor de espacios y funcio-nes sino como un objeto cargado de contenido como un documento que habiacutea que decodificar En parte esta nueva concepcioacuten no hizo sino ampliar los pasos que dio el post-procesualismo cuando reconocioacute el caraacutecter multidimensio-nal del registro arquitectoacutenico y se concibioacute la arquitectura

disciplina arqueoloacutegica al estudio de la arquitectura44 (Quiroacutes 2006)

Tambieacuten en esta deacutecada se lleva a cabo un anaacutelisis maacutes profundo de la situacioacuten y perspectivas actuales en AA que si bien ya habiacutean sido tratadas en los trabajos arriba mencionados (Utrero 2011) es Azkarate (2013) quien hace especial hincapieacute en una doble tendencia que se viene notando de forma maacutes reciente Esta tendencia se hace eco por un lado de la necesidad de potenciar nuevos enfoques en el estudio de la arquitectura para desarrollar la investigacioacuten de los espacios construidos con propuestas que proceden de distintos campos de investigacioacuten (ar-quitectura semioacutetica historia del arte antropologiacuteahellip)45 Estos enfoques entienden que el espacio es un concepto fundamental en arquitectura y han desarrollado estudios que inciden tanto en el anaacutelisis del espacio tridimensio-nal como perceptivo pero asumen ademaacutes el concepto de Norberg-Schulz (1980 13-15) de espacio existencial que entiende que la espacialidad de la arquitectura estaacute integrada dentro de la racionalidad que la generoacute Una vez asumida esta concepcioacuten tiene sentido el anaacutelisis de los as-pectos geomeacutetricos y perceptivos del espacio a los que nos referiacuteamos arriba (Mantildeana et al 2002 27) Estos enfoques se han desarrollado fundamentalmente en contextos de aplicacioacuten anglosajones donde ya existiacutea una importante tradicioacuten en este sentido En nuestro paiacutes es todaviacutea escasa su difusioacuten aunque cada vez tienen una mayor representa-tividad en publicaciones especializadas en AA

La segunda tendencia a la que hace alusioacuten Azkarate se refiere a la implantacioacuten de la AA en otros aacutembitos inter-nacionales donde se estaacuten produciendo muacuteltiples experien-cias con problemas de investigacioacuten enfoques y meacutetodos muy heterogeacuteneos como seriacutea el caso de Latinoameacuterica46

44 Son varios los autores que han incidido en la existencia de una tradicioacuten anterior en arqueologiacutea que se centroacute en el estudio de la arquitectura (Latorre y Caballero 1995 Quiroacutes 2006 Azkarate 2013) pero frente a aquella tradi-cioacuten basada en una historia de las formas de los estilos y de las teacutecnicas que Mannoni denominoacute ldquola arquitectura en la arqueologiacuteardquo (Quiroacutes 2006) y que se basaba en meacutetodos estiliacutestico-comparativos (Azkarate 2013) la AA que comienza en los antildeos 70 del siglo XX y se materializa en los 90 se dota de nuevos instrumentos de anaacutelisis y se plantea nuevos problemas de investiga-cioacuten que motivan precisamente la buacutesqueda de otros nuevos instrumentos de manera que ambos aspectos se retroalimentan45 Algunos ejemplos de este tipo de anaacutelisis de los espacios construidos se pueden ver en Saacutenchez 1998 Mantildeana et al 2002 Ayaacuten 2003 y 2008 Mantildeana Borrazaacutes 2003 Criado-Boado y Mantildeana 2003 Gutieacuterrez y Caacutenovas 2009 o Bermejo 200946 Azkarate 2013 288 En el fondo esas experiencias heterogeacuteneas que se aglutinan bajo esta denominacioacuten no dejan de recordar a aquellas primeras experiencias llevadas a cabo en contextos europeos si bien es cierto que en el caso de Europa la estratigrafiacutea tuvo un gran peso y se convirtioacute en el eje fundamental de la AA mientras que el anaacutelisis estratigraacutefico se estaacute implan-tando de manera desigual en el cono sur americano

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Por otra parte en su vertiente maacutes aplicada la AA tiene un compromiso con el estudio y la gestioacuten del patrimonio edificado pues siendo documento de las sociedades pasa-das es tambieacuten recurso de las sociedades actuales Ocupa ademaacutes una incoacutemoda posicioacuten disciplinar intermedia que debe superar los liacutemites entre distintas disciplinas que se dedican al estudio y gestioacuten de este patrimonio como la propia arqueologiacutea la arqueometriacutea la restauracioacuten o la arquitectura Este uacuteltimo aspecto es importante porque a pesar de encuadrarse dentro de la arqueologiacutea toma muchas de sus herramientas de otras disciplinas y guarda fuertes sinergias con ellas El problema es que en vez de haberse visto esta relacioacuten como una fortaleza tal y como apunta Quiroacutes (2002) desde algunos sectores se ha visto la AA como un intrusismo profesional en aspectos que eran competencia exclusiva de sus feudos disciplinares imposi-bilitando la colaboracioacuten entre disciplinas y la construccioacuten de conocimiento nuevo desde nuevas oacutepticas Afortuna-damente esta tendencia se ha visto rota la mayoriacutea de las veces desde las propias necesidades de los proyectos (y de los contextos construidos) que por siacute mismos demanda-ban esta colaboracioacuten siendo el propio objeto de estudio el que ha propiciado muchas veces la construccioacuten de esta estrategia de investigacioacuten o al menos eacutesta ha sido nuestra experiencia

Ya hemos comentado que la AA hunde sus raiacuteces en experiencias anteriores pues la preocupacioacuten de los arqueoacutelogos y arqueoacutelogas por la arquitectura no es un fenoacutemeno reciente Sin embargo lo que diferencia los

como una herramienta de construccioacuten de la realidad social (Mantildeana et al 2002 24-26) convirtieacutendose asiacute en un poten-te medio para el conocimiento de los contextos productivos y sociales que la generaron (Azkarate 2002b 57) Si a esta concepcioacuten del contexto construido como documento se uniacutea la conservacioacuten de muchos de ellos sobre todo de pe-riodos postclaacutesicos e incluso su reutilizacioacuten en el presente (Figura 25) se haciacutea necesario articular nuevas aproxima-ciones de estudio al patrimonio construido que permitieran su conocimiento exhaustivo y previo a la praacutectica restaura-dora y rehabilitadora de los mismos

De forma muy general la AA se define como la estra-tegia de investigacioacuten que estudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica cuyo principal objetivo es el co-nocimiento histoacuterico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y su finalidad uacuteltima contri-buir a su gestioacuten integral Ahondando un poco maacutes pode-mos recurrir a los criterios baacutesicos que para Quiroacutes (2002 28-29) ayudan a definir la AA y que estaacuten relacionados tanto con la investigacioacuten baacutesica como con la aplicada Por una parte para este autor se trata de una estrategia que se inserta dentro de la disciplina arqueoloacutegica y por lo tanto histoacuterica que utiliza un bagaje instrumental de naturaleza fundamentalmente arqueoloacutegica Pero su sen-tido no es reconstruir uacutenicamente la historia del edificio sino el conocimiento de la sociedad a traveacutes de los restos materiales arquitectoacutenicos y por ello considera que debe propugnar el desarrollo de modelos interpretativos que superen los modelos de la historiografiacutea de la arquitectura

Figura 25 La torre de Lapela (Monccedilatildeo) es uno de los pocos restos que hoy se conservan del castillo de Lapela Esta torre homenaje construida en el siglo XIV y despojada de su funcionalidad primigenia se ha convertido hoy en testigo de los procesos que ha vivido desde su origen

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anteriores la AA introduciraacute ldquouna visioacuten criacutetica una rigurosa renovacioacuten metodoloacutegica y una ampliacioacuten de sus objetivos y de sus campos de estudio habitualesrdquo (Azkarate et al 2002a 7-8)

Es precisamente en el aacutembito de la arqueologiacutea me-dieval donde se llevan a cabo las primeras experiencias en Italia cuyos inicios en la investigacioacuten arqueoloacutegica de esta eacutepoca desde la AA vinieron de la mano de los arqueoacutelogos quienes experimentaron la aplicacioacuten de los instrumentos propios de la excavacioacuten arqueoloacutegica al anaacutelisis de los edificios en pie considerados ldquocomo lsquodepoacutesitos verticalesrsquo de informacioacuten histoacuterica estratifi-cada que debiacutea individuarse registrarse e interpretarse en estrechiacutesima relacioacuten con todo lo que se estudiaba en el lsquodepoacutesito horizontalrsquo rdquo (Parenti 2001 41) (Figura 26) Los primeros criterios de registro adoptados veniacutean directamente de los trabajos de excavacioacuten siendo estas primeras experiencias parte integrante de las mismas (Parenti 2001 42)50

A partir de estas primeras experiencias tiene lugar lo que Parenti denomina como una ldquosegunda fase ita-lianardquo en la que se comienza a experimentar y verificar las posibilidades que ofrece el anaacutelisis estratigraacutefico fuera del aacutembito de la excavacioacuten arqueoloacutegica aunque

50 ldquoel edificio forma parte de un contexto por lo que no es posible limitarse a analizar solamente las estructuras situadas por encima de la cota cero Hay en primer lugar una continuidad estratigraacutefica entre los depoacutesitos en alzado y en el subsuelo y esta continuidad no se puede fragmentar sino que hay que primar la unidad de la intervencioacuten arqueoloacutegicardquo (Brogiolo y Quiroacutes 2002 208-209)

anteriores estudios arqueoloacutegicos sobre arquitectura de esta disciplina es el empleo de ciertos instrumentos de anaacutelisis en su estudio el desarrollo de nuevos problemas y aacutembitos de investigacioacuten y de una praacutectica arqueoloacute-gica orientada a la investigacioacuten aplicada (Quiroacutes 2002 28) Su ldquonacimientordquo tiene una clara vinculacioacuten con la aplicacioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al estudio las construcciones histoacutericas47 (eacutestas pasaron a entenderse como objetos pluriestratificados que habiacutea que estudiar conjuntamente con el yacimiento soterrado ya que existiacutea una clara vinculacioacuten entre ambos) en contex-tos anglosajones en la deacutecada de 1970 (Harris 1991 y 1993) evidentemente con la arqueologiacutea urbana que se practica a partir de entonces (Quiroacutes 2005 124-126) y con la arqueologiacutea medieval que adoptaraacute eacuteste y otros meacutetodos48 para abordar el estudio de las arquitecturas desde una renovacioacuten instrumental49 Frente a experiencias

47 ldquoSin duda esta clase de estudios no hubieran podido llevarse a cabo sin disponer del meacutetodo propuesto por E C Harris a partir de 1975 que nos indicoacute coacutemo poner orden a un registro que por entonces ya era estratigraacutefico en nuestro caso de acuerdo con las ensentildeanzas de Lamboglia y sus epiacutegonos pero que no acababa de aportar toda la objetividad posible en la recogida y la interpretacioacuten de los datos de campordquo (Loacutepez Mullor 2002 159)48 ldquoLrsquoampliamento delle ricerche archeologiche dalle civiltagrave antiche al medio-evo etagrave posteriori era ovvio che aumentasse gli interessi degli archeologi per gli elevati delle costruzioni ancora esistenti creando trasferimenti da un settore allrsquoaltro di metodi e strumenti di lavoro di varia originerdquo (Mannoni 1994 65)49 ldquoLa AA nace por tanto (a) al calor de la renovacioacuten estratigraacutefica proce-dente del mundo anglosajoacuten y (b) en el caldo de cultivo de una arqueologiacutea medieval que frente a la tradicioacuten idealista anterior priorizaraacute las nuevas teacutecnicas de estudio sobre el terreno y un estudio integral de la cultura mate-rialrdquo (Azkarate 2013 274)

Figura 26 Cambio de perspectiva en el estudio del edificio (Preguntoiro 23 en Santiago de Compostela Fotografiacutea copySonia Garciacutea Rodriacuteguez) Hasta la introduccioacuten de la AA los arqueoacutelogos se centraban casi con exclusividad en el estudio del subsuelo mientras que arquitectos historiadores de la arquitectura o historiadores del arte lo haciacutean de lo que se conservaba por encima de la cota cero La AA dotoacute al arqueoacutelogo de herramientas para abordar tambieacuten el estudio de la arquitectura por encima de esta cota cero pasando a entender el edificio como un sistema y haciendo el yacimiento extensible a la totalidad del mismo

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et al 2002a 7 Vega 2011 7)51 La revista Arqueologiacutea de la Arquitectura (CSICndashUPV-EHU) que nacioacute de aquel seminario ha contribuido precisamente a crear uno de esos campos de debate reflexioacuten e intercambio que se reivindicaba gracias a la importante demanda y difusioacuten que tiene a traveacutes sobre todo de la red A pesar de la heterodoxia de todas las experiencias que se siguen llevando a cabo bajo el paraguas de la AA creemos que precisamente esta heterodoxia ha contribuido a su enri-quecimiento tal y como apunta Azkarate (2013)

No podemos sin embargo obviar la importancia que la estratigrafiacutea tuvo (y debe tener) dentro de estas experiencias Por una parte la incorporacioacuten de instru-mentos estratigraacuteficos al estudio de la arquitectura pro-picioacute el comienzo de un nuevo campo de investigacioacuten generando una importante renovacioacuten metodoloacutegica y no menos importante reflexioacuten teoacuterica Por otra se sigue considerando que la AA estaacute determinada por su caraacutec-ter estratigraacutefico donde el diagrama o matrix52 se con-vierte en el ldquoeje principal de anaacutelisis y decodificacioacuten de la historia del edificiordquo en el que insertar la informacioacuten obtenida gracias a otros instrumentos de anaacutelisis53 ldquode caraacutecter tipoloacutegico formal estructural arqueomeacutetrico o el recurso a fuentes escritas son absolutamente im-prescindibles para lograr un afianzamiento de nuestra disciplina y un acercamiento maacutes soacutelido a la historia constructiva de nuestros edificios histoacutericosrdquo (Azkarate et al 2002a 8)

Sin embargo esta importancia central de la estrati-grafiacutea en el estudio de los contextos construidos desde la AA ha jugado a veces en su contra porque por una parte ha invisibilizado la propia AA llegando a equi-pararse o confundirse eacutesta con el anaacutelisis estratigraacutefico y por otra ha hecho que muchas veces la investigacioacuten de estos contextos se quede en el edificio sin ir maacutes allaacute

51 Luis Caballero denunciaba en 2009 la existencia de una Torre de Babel en este campo ldquoTermino planteando algunas cuestiones que denomino como nuestra lsquoTorre de Babelrsquo la tendencia por diferenciar grupos cerrados que amenazan por escindir una metodologiacutea comuacuten o por considerar como importantes cambios de base lo que son variantes metodoloacutegicas o termino-loacutegicas que deben ser entendidas como instrumentales dentro de un modelo profesional comuacutenrdquo (Caballero 2011 115)52 La representacioacuten de la secuencia que se obtiene del estudio de las cons-trucciones mediante anaacutelisis estratigraacutefico53 ldquoNuestro meacutetodo estaacute mejor preparado para fechar y comprender el edi-ficio como un documento histoacuterico ndash incluyendo en lo histoacuterico desde el as-pecto cronoloacutegico a la interpretacioacuten social y esteacutetica pero ello no debe hacer que invalidemos los otros meacutetodos Loacutegicamente aquellos caeraacuten en desuso [] si es que son menos uacutetiles que los nuevos instrumentos pero auacuten asiacute es posible que algunas de sus habilidades sigan siendo vaacutelidas Por otra parte aquellos meacutetodos son nuestros predecesores y en su historiografiacutea debemos ver reflejados nuestros iniciosrdquo (Caballero 1997 307)

inicialmente se aplicoacute exclusivamente a edificios monu-mentales En este momento se diversifican los trabajos cruzando y verificando datos procedentes de distintos tipos de fuentes como la documentacioacuten histoacuterica la iconografiacutea la cartografiacutea o los anaacutelisis de las carac-teriacutesticas de los materiales constructivos con los resul-tados de los anaacutelisis estratigraacuteficos de los edificios En estas primeras fases que Parenti califica de experimen-tacioacuten los objetivos prioritarios de la disciplina eran determinar las fases de la historia de los edificios y des-cribir sus teacutecnicas constructivas sobre todo en grandes contextos monumentales y para periacuteodos medievales Seraacute despueacutes cuando se ampliacutee el campo cronoloacutegico y constructivo analizando toda clase de edificaciones y no uacutenicamente las monumentales Para Brogiolo la AA en Italia se posicionaraacute entre dos perspectivas de un lado la oportunidad de perseguir objetivos de conocimiento histoacuterico investigando sinergias y colaboraciones con otras disciplinas que se ocupan tambieacuten de lo construi-do del otro la necesidad de mantener una relacioacuten con aquellos que trabajan en la transformacioacuten de la arqui-tectura para asumir una responsabilidad comuacuten en su salvaguarda (Brogiolo 2002 24-25)

Desde Italia la AA se difunde a otros aacutembitos europeos donde en las uacuteltimas deacutecadas se ha asistido a una profunda renovacioacuten de los estudios arquitectoacutenicos realizados desde la arqueologiacutea surgiendo distintas liacuteneas de trabajo como la Archeacuteologie du bacircti o Archeacuteo-logie des eacuteleacutevations en Francia la Baufordchung y la ldquoArqueologiacutea de la Construccioacutenrdquo en Alemania o la Ar-chaeology of Buildings o Building Archaeology en Gran Bretantildea Pero a pesar del comuacuten origen de todas ellas en un mismo contexto social y cientiacutefico no se puede hablar de una disciplina uacutenica en Europa ya que su geacute-nesis desarrollo y aacutembito e instrumentos de aplicacioacuten son muy distintos (Quiroacutes 2002 28) Para este autor es la experiencia italiana la que cuenta con una masa criacutetica de estudios maacutes afirmada ademaacutes de una codificacioacuten y normalizacioacuten de instrumentos maacutes soacutelida teniendo como criterio fundamental de anaacutelisis de la arquitectura la estratigrafiacutea (Quiroacutes 2002 28)

Efectivamente en las distintas reuniones celebradas en la uacuteltima deacutecada en Espantildea (el Seminario Interna-cional de Arqueologiacutea de la Arquitectura celebrado en Vitoria-Gasteiz en 2002 o el encuentro Arqueologiacutea aplicada al estudio e interpretacioacuten de edificios histoacute-ricos Uacuteltimas tendencias metodoloacutegicas celebrado en Madrid en 2009) se sigue reclamando la necesidad de una normalizacioacuten conceptual e instrumental (Azkarate

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o Divulgativa se tiene que basar siempre en un modelo coherente de registro arqueoloacutegico Su formacioacuten y en concreto la formacioacuten del PA (que es una parte privile-giada de aqueacutel) depende de praacutecticas sociales actuales determinadas por circunstancias contextuales concretas y que constituyen un tipo de trabajo especial que en rea-lidad adopta siempre el modo de una interpretacioacuten o valoracioacutenrdquo (Criado-Boado 1996a 28) La AA adquiere entonces un compromiso social con el conocimiento la proteccioacuten y la gestioacuten del patrimonio edificado (Azka-rate et al 2002a 9) Es precisamente esa implicacioacuten una de las razones que ha coadyuvado a su importante impulso en el marco de intervenciones de restauracioacuten y rehabilitacioacuten (Quiroacutes 2002 28) que al mismo tiempo han contribuido a la construccioacuten de su corpus teoacuterico-metodoloacutegico al tener que dar respuesta precisamente a los desafiacuteos generados por la intervencioacuten en patrimonio edificado

Como sucede para el contexto general europeo en Espantildea la AA tiene tambieacuten en la actualidad una con-cepcioacuten y un campo de actuacioacuten muy heterogeacuteneo que va desde las lecturas estratigraacuteficas de alzados hasta los anaacutelisis espaciales pero que incluye tambieacuten el anaacutelisis de la cadena operativa de los materiales constructivos los anaacutelisis arqueomeacutetricos las lecturas basadas en criterios analoacutegicos y estiliacutesticos la excavacioacuten de las boacutevedas de iglesias las propuestas de instrumentos de datacioacuten el estudio de procesos sociales a partir del documento arquitectoacutenico o el anaacutelisis criacutetico de docu-mentacioacuten planimeacutetrica histoacuterica (Quiroacutes 2002 27)54 No vamos a hacer aquiacute un anaacutelisis sobre su origen y de-sarrollo en Espantildea ese tema ha sido abordado tanto en las publicaciones a las que nos referiacuteamos anteriormente como en otras (Azkarate 2008 y 2013 Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011)

FINALIDAD MUacuteLTIPLE HACIA UNA GESTIOacuteN INTEGRAL DEL PATRIMONIO CONSTRUIDO DESDE EL CONOCIMIENTO

Siacute nos interesa sin embargo focalizar sobre cuaacuteles son los principales campos de investigacioacuten y aplicacioacuten a los que la AA se ha orientado y en los que se ha conso-lidado desde sus comienzos

54 Ejemplos de muchos trabajos con estos y otros enfoques han sido publi-cados en la revista Arqueologiacutea de la Arquitectura

Desde las primeras fases de su desarrollo distintos auto-res reivindicaron que el estudio del edificio debiacutea ser el instrumento base que permitiera generar investigaciones sobre temas maacutes generales (Brogiolo 2002 24) que la AA fuese una disciplina histoacuterica que contribuyese a la elaboracioacuten de una historia social de nuestro pasado a traveacutes del registro arqueoloacutegico impulsando nuevos problemas histoacutericos y la creacioacuten de nuevos aacutembi-tos de investigacioacuten (Azkarate et al 2002a 8) Pero precisamente la observacioacuten de la arquitectura desde una oacuteptica estratigraacutefica permitioacute ver cada edificio no como un modelo de estudio que representaba a un de-terminado estilo arquitectoacutenico sino como un resultado uacutenico de distintos modos de construir funciones usos y representaciones simboacutelicas ldquoLa historia de la arqui-tectura se convierte asiacute en una historia de los modos de construir maacutes que de lo construido Es necesaria pues la adopcioacuten de nuevas propuestas epistemoloacutegicas que complementen las propuestas que hasta ahora se han seguido en los estudios de la arquitecturardquo que permitan comprender los procesos sociales que se encuentran detraacutes de una secuencia estratigraacutefica para pasar de hacer estratigrafiacutea a hacer arqueologiacutea ldquoexplorando las muacuteltiples posibilidades que ofrece la arquitectura maacutes allaacute de su consideracioacuten como contenedora de objetos o soporte de estilordquo (Azkarate et al 2002a 8)

Existe un uacuteltimo aspecto importante que estaacute re-lacionado con la formacioacuten y consolidacioacuten de la AA en determinado contextos y muy especialmente en la peniacutensula ibeacuterica La AA trabaja fundamentalmente con un tipo de registro el patrimonio edificado que se encuentra todaviacutea en uso o que estaacute sujeto a constantes procesos de intervencioacuten restauradora o rehabilitadora Ya hemos visto como este patrimonio tras un proceso de re-conceptualizacioacuten estaacute siendo objeto de estudio de la AA a traveacutes de una importante renovacioacuten meto-doloacutegica y del planteamiento de nuevos modelos inter-pretativos del registro construido Pero hay que antildeadir que la AA nace comprometida socialmente (Azkarate et al 2002a 9) como parte integrante de la disciplina arqueoloacutegica ha heredado sus presupuestos episte-moloacutegicos y comparte aspectos como los que apunta Criado-Boado sobre la arqueologiacutea en general ldquocomo intervencioacuten intenta restablecer el sentido original de esos objetos en un universo actual tendraacute que ser siem-pre una empresa intelectual cognitiva y la gestioacuten de los recursos arqueoloacutegicos una praacutectica interpretativa realizada desde coacutedigos concretos y en niveles diferen-tes La Arqueologiacutea sea Puacuteblica Comercial Acadeacutemica

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(Criado-Boado 2002 92)57 Por ello el anaacutelisis histoacuterico debe ser imprescindible dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en conjuntos construidos permitiendo a par-tir de eacutel restituir la memoria colectiva (Brogiolo y Quiroacutes 2002 209) la memoria social (Criado-Boado 2002 91)

Se podriacutean poner muchos ejemplos para mostrar como la AA se ha convertido en una potente herramienta de conocimiento histoacuterico pero quizaacutes dos de los maacutes paradigmaacuteticos en nuestro contexto peninsular sean por una parte los trabajos liderados por Luis Caballero Zoreda del Grupo de Investigacioacuten en Arqueologiacutea de la Arquitectura del CSIC para las iglesias altomedieva-les de la peniacutensula y por otra los desarrollados por el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU dirigido por Agustiacuten Azkarate en la Cate-dral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz a los que ya nos hemos referido en varias ocasiones

Otro aspecto a destacar es que a pesar del enorme potencial de la AA para el estudio de la arquitectura de cualquier periacuteodo al que nos enfrentemos no debemos olvidar que eacutesta es un elemento sumamente complejo cuya formacioacuten y transformaciones responden a diferen-tes aspectos que se pueden escapar a su estudio exclusi-vo desde esta estrategia de investigacioacuten si tiene un foco de mira muy reducido (Caballero 2002 98) Por ello consideramos que los planes integrales que focalizan sus objetivos en el conocimiento de nuestro patrimonio construido se tienen que articular en torno a una impor-tante multiplicidad de disciplinas que realmente se in-tegren entre siacute58 para estudiar conocer y valorar eacuteste de la forma maacutes completa posible En este sentido nuestra propuesta intenta abordar la investigacioacuten en patrimonio construido desde dos estrategias de investigacioacuten como hemos dicho AA y ArPa atendiendo asiacute a varios niveles espaciales y de significacioacuten en los que se manifiesta la arquitectura Como apunta Caballero todas estas dis-ciplinas aplicadas a las construcciones histoacutericas bajo objetivos convergentes nos ofrecen informaciones de distinto caraacutecter que no son excluyentes ni determi-nantes pero siacute complementarias Aplicar este tipo de perspectivas a todos los proyectos arqueoloacutegicos en los que participemos no es siempre posible dependeraacute de la casuiacutestica de cada proyecto pero nuestro objetivo debe-riacutea ser intentar que esta mirada transdisciplinar lo sea

57 Creemos que es dentro de estas coordenadas como ha de entenderse la filosofiacutea que habiacutea detraacutes del proyecto Catedral de Vitoria o de otros llevados a cabo por el mismo grupo de investigacioacuten (Azkarate 2002b 57-58)58 Respondan como deciacutea Azkarate (2004 45) a una mirada interdisciplinar e incluso si es posible transdisciplinar

Herramienta para el conocimiento histoacuterico

Parenti se refiere a la informacioacuten histoacuterica ldquolegiblerdquo en las superficies arquitectoacutenicas como ldquola autenticidad de la construccioacuten arquitectoacutenicardquo (Parenti 2001 44) o lo que es lo mismo la arquitectura y las huellas que la actividad humana y los procesos naturales han ido de-jando sobre ella son la primera fuente documental sobre la historia del edificio y la sociedad que lo ha generado De ahiacute la necesidad de estudiarlas adecuadamente de entenderlas como Cultura Material y de su potencial para la Historia

Con la introduccioacuten de la AA se produce un salto res-pecto a praacutecticas anteriores en el estudio de los espacios construidos Simplificando mucho las aproximaciones que se haciacutean a la arquitectura desde la arqueologiacutea se quedaban muchas veces en la mera descripcioacuten de sus materiales o de sus formas para definir sus caracteriacutesticas principales y clasificarlas encuadrarlas en un momento histoacuterico concreto o en determinado estilo arquitectoacutenico establecidos desde disciplinas como la Historia del Arte o la Historia de la Arquitectura Si bien la AA atiende tambieacuten a la materialidad de la arquitectura no se limita a identificar los materiales con los que estaacute realizada sino que intenta entender y explicar por queacute se emplean unos materiales unas formas arquitectoacutenicas o unas teacutecnicas constructivas y relacionarlo con la sociedad que los ha utilizado trata de introducir todos estos y otros aspectos en unas coordenadas espacio-temporales y sociales55 a partir del cambio conceptual al que hemos hecho men-cioacuten por el que la arquitectura se entiende como ldquopotente medio de conocimiento de los contextos sociales y pro-ductivos que la generanrdquo (Azkarate 2002a 57) Para este autor esta idea es la mayor aportacioacuten de la AA puesto que la condicioacuten primigenia del monumento es la dimensioacuten documental por la riqueza informativa que nos suminis-tra a traveacutes del anaacutelisis de lo material sobre el edificio y su contexto social56 porque una sociedad ldquomientras cons-truye edificios en realidad construye la sociedad mismardquo

55 Estos cambios en la disciplinas no son exclusivos de la AA o de la Ar-queologiacutea en general sino que tambieacuten se muestran en la propia Arquitec-tura cuando algunos autores reivindican por ejemplo el paso de una teoriacutea procedimental a una teoriacutea sustantiva ldquoMientras que la teoriacutea procedimental describe coacutemo hacer arquitectura la teoriacutea sustantiva explica por queacute la arquitectura deberiacutea ser hecha de cierto modorsquo en clara referencia al mundo socio-cultural en lugar de procesos auto-referidosrdquo (Rabiacute 2005)56 Azkarate se refiere aquiacute a una de las tres dimensiones que posee un monu-mento arquitectoacutenico seguacuten recuerda A Gonzaacutelez (Azkarate 2002b 57) la dimensioacuten documental la arquitectoacutenica y la significativa

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restaurarlo rehabilitarlo o ponerlo en valor desde proyectos focalizados en monasterios o fortalezas que se iban a convertir en hoteles restos de murallas sobre las que se pretendiacutea construir viviendas de obra nueva o edificaciones rurales abocadas a desaparecer Y a cada uno de ellos corresponde una relacioacuten distinta que podriacutea ser representativa de los modos de relacioacuten socio-profesional entre arquitectos-as e historiadores-asarqueoacutelogos-as

Basaacutendonos tambieacuten en nuestra praacutectica diriacuteamos que existen algunos planteamientos que deberiacutean tener-se en cuenta a la hora de intervenir en un edificio histoacute-rico y que deben tener presente tanto su irrepetibilidad como su propiedad compartida

En primer lugar destacar la irrepetibilidad del pa-trimonio60 Cada objeto patrimonial cada arquitectura posee unos valores propios e intriacutensecos por tanto no existen recetas universales para la actuacioacuten en materia de patrimonio construido ni tampoco para su estudio y comprensioacuten Pueden por un lado aplicarse herra-mientas consensuadas desde las que identificar deter-minados patrones que se repiten tanto sincroacutenica como diacroacutenicamente determinadas teacutecnicas constructivas determinadas iconografiacuteas o relaciones espaciales que son replicadas y adaptadas en distintas arquitecturas tal y como propone la AA Por otro pueden tratar de interpretarse estos espacios construidos desde distintos modelos interpretativos O tambieacuten se puede plantear la intervencioacuten restauradora acudiendo a la experien-cia acumulada sobre el uso de materiales la recupe-racioacuten de antiguas teacutecnicas el conocimiento sobre las relaciones y diaacutelogos entre lo contemporaacuteneo y el pasadohellip61 Cada uno de estos aspectos se manifiesta de manera individual en cada arquitectura motivado por factores sociales teacutecnicos medioambientales o de disponibilidad de materiales y solamente la conjun-cioacuten (y comprensioacuten) de todos ellos al uniacutesono tendraacute como resultado un producto final que no otro que es el edificio la construccioacuten histoacuterica o el paisaje arqui-tecturizado

60 ldquoCada comunidad teniendo en cuenta su memoria colectiva y consciente de su pasado es responsable de la identificacioacuten asiacute como de la gestioacuten de su patrimonio Los elementos individuales de este patrimonio son portadores de muchos valores los cuales pueden cambiar en el tiempo Esta variabilidad de valores especiacuteficos en los elementos define la particularidad de cada pa-trimonio A causa de este proceso de cambio cada comunidad desarrolla una conciencia y un conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimoniordquo Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000)61 Son muchas las propuestas en este sentido por ejemplo algunas de las que recogen Mileto y Vegas (2004) o Doglioni (2002 y 2011)

fusionando o vertebrando incluso este tipo de interven-ciones en planes de investigacioacuten de mayor envergadura

Herramienta para la praxis restauradora

La praacutectica restauradora en los uacuteltimos antildeos del siglo XX y primeros del XXI se mueve entre dos plantea-mientos que si bien son complementarios chocan en algunos aspectos por las propias contradicciones que conllevan a la hora de llevarlos a la praacutectica Por un lado hablamos de la necesidad de conservar nuestro pa-trimonio construido y su memoria para las generaciones futuras y por otro de la necesidad de seguir habitando ese patrimonio lo que supone intervenir sobre eacutel

Muchos son los debates que tratan el tema de la conservacioacuten restauracioacuten y rehabilitacioacuten del patri-monio arquitectoacutenico Podemos encontrar opiniones en las que en materia de ciudades histoacutericas se ve la intervencioacuten como la buacutesqueda de un equilibrio entre la proteccioacuten la revalorizacioacuten y la revitalizacioacuten de los espacios patrimoniales y la necesidad de introducir nue-vos elementos que mantengan a la ciudad viva (Gallego 2000 9-10) u otras donde la intervencioacuten-restauracioacuten tiene una lectura doble y contraria como vehiacuteculo de la evolucioacuten o como baluarte contra la evolucioacuten (Manieri 2002 23-24) Opiniones que reflejan esta dualidad y que confrontan la proteccioacuten y la transformacioacuten de las ciudades histoacutericas El problema en este punto es coacutemo encontrar un justo equilibrio entre ambos extremos donde la praacutectica restauradora es sinoacutenima por un lado de intervencioacuten que introduce cambios que permiten seguir usando los espacios construidos aportaacutendoles nuevos usos o recuperando otros viejos y por otro se entiende como vehiacuteculo para la conservacioacuten de nuestro patrimonio construido tanto de sus valores materiales como inmateriales59 Y es aquiacute donde la AA juega un importante papel

Es innegable la relacioacuten que existe entre la praacutec-tica restauradora y la AA Si valoramos nuestra propia praacutectica los proyectos en los que hemos intervenido con escasas excepciones estaban relacionados con la intervencioacuten en patrimonio construido bien para

59 El cortometraje ldquoO Castelo da froitardquo httpswwwyoutubecomwatchv=BbPdFtkstjw fue presentado recientemente en el I Festival de Cur-tametraxes sobre o Patrimonio Arqueoloacutexico da Provincia de Pontevedra Te-learqueoloxiacutea 2016 En eacutel se muestra la percepcioacuten que parte de la vecindad de la villa de A Guarda tiene del Castelo de Santa Cruz y su reciente recupe-racioacuten patrimonial Y no todas hacen la misma lectura de esta trasformacioacuten

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previos llevados a cabo bajo los planteamientos meto-doloacutegicos de la AA y de otras disciplinas han permitido intervenciones posteriores mutiladoras y transforma-doras del patrimonio bajo la justificacioacuten de que habiacutea sido previamente estudiado En otras ocasiones los estudios previos son muy deficientes pero simplemente se consideran vaacutelidos por llevar el apellido ldquoanaacutelisis es-tratigraacuteficordquo o ldquoarqueologiacutea de la arquitecturardquo En ese sentido compartimos la idea de Antoni Gonzaacutelez ldquola lectura estratigraacutefica debe ser un medio y no un fin en siacute mismordquo (en Brogiolo y Quiroacutes 2002 209)

Herramienta para la conservacioacuten

Las y los profesionales que nos dedicamos a la gestioacuten del patrimonio debemos tener como un objetivo funda-mental su conservacioacuten (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000)

Hemos visto que el conocimiento histoacuterico debe ser consubstancial al acto de restauracioacuten y que en este acto debiacutea haber un proceso previo en el que no soacutelo identificaacutesemos la historia del edificio sino todo aquello relativo a su materialidad como informacioacuten necesaria para la elaboracioacuten del proyecto de restauracioacuten (Mi-leto y Vegas 2004 155) Lograr este conocimiento se puede hacer desde muchos aacutembitos disciplinares La experiencia acumulada en las uacuteltimas deacutecadas en aque-llos proyectos que se han dedicado a abordar el estudio del patrimonio edificado desde la AA demuestra que esta estrategia de investigacioacuten genera ademaacutes de una interpretacioacuten sobre el espacio construido analizado un importantiacutesimo volumen de datos que van desde la documentacioacuten geomeacutetrica del patrimonio hasta la informacioacuten relativa a las unidades estratigraacuteficas iden-tificadas tanto desde su georreferenciacioacuten en el edificio hasta aspectos de tipo descriptivo e interpretativo o a la evolucioacuten de sus espacios Toda esta informacioacuten corresponde loacutegicamente al momento previo de inter-vencioacuten en el edificio intervencioacuten que tambieacuten deberaacute documentase puesto que pasaraacute a constituir una nueva etapa en el mismo64 y constituye un material importan-tiacutesimo que contribuye a la conservacioacuten de la memoria de los espacios construidos

Este proceso de documentacioacuten se puede llevar a cabo desde varios planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos pero lo cierto es que la AA gracias al corpus metodoloacutegico que

64 ldquoNo se trata de congelar el edificio sino maacutes bien de concebir la interven-cioacuten como una fase maacutes de la estratificacioacutenrdquo (Mileto 1999 14)

Teniendo en cuenta lo anterior y aceptados los principios que se recogen en la Carta de Cracovia62 el proceso de conocimiento previo del edificio es una fase irrenunciable para cualquier intervencioacuten no soacutelo porque nos permite acceder a aspectos de la biografiacutea del edificio sino porque a traveacutes de ese conocimiento comprenderemos las soluciones que se adoptaron en el pasado y ayuda a la toma de decisiones en el presente Sin embargo todaviacutea no existe una reflexioacuten criacutetica ni una conciencia suficiente sobre la consubstancialidad entre el ldquoconocimiento de un monumentordquo y el ldquoacto de su restauracioacutenrdquo (Azkarate 2002b 59)

No podemos olvidar tampoco la propiedad del patrimonio puesto que pertenece a la sociedad y como depositaros que somos debemos reivindicar que la in-tervencioacuten en patrimonio construido se realice bajo cri-terios consensuados democraacuteticamente por la totalidad de la sociedad a la que toca intervenirlo en un momento concreto de su historia aspecto que no suele tenerse en cuenta

Un ejemplo concreto que ilustra la potencialidad de la AA dentro del proceso restaurador se encuentra en los trabajos realizados en la catedral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz por los arquitectos Caacutemara y Latorre (Caacutemara y Latorre 2002) a traveacutes del cual se analizoacute el comportamiento de las estructuras construidas de la catedral Los autores nos muestran coacutemo debiacutean com-prender a queacute periacuteodo correspondiacutea tal o cual comporta-miento estructural y queacute soluciones se habiacutean adoptado en aquel momento para corregirlo Esto no hubiera sido posible sin un estudio previo del edificio Del mismo modo se muestra que los resultados del estudio estruc-tural pudieron ayudar en muchas ocasiones a resolver otro tipo de preguntas histoacutericas Las conclusiones de estos y otros anaacutelisis se tuvieron en cuenta a la hora de tomar decisiones en el proceso global de restauracioacuten del edificio63

La relacioacuten AARestauracioacuten tambieacuten ha tenido consecuencias negativas para el patrimonio edificado pues no han sido pocas las ocasiones en las que la una ha justificado a la otra y viceversa Existen numerosos ejemplos en los que un importante gasto en estudios

62 La Carta de Cracovia hace una mencioacuten expliacutecita a los proyectos de restauracioacuten del patrimonio edificado ldquoSemejante conservacioacuten requiere un apropiado lsquoproyecto de restauracioacutenrsquo que defina los meacutetodos y los objetivos En muchos casos esto ademaacutes requiere un uso apropiado compatible con el espacio y significado existente Las obras en edificios histoacutericos deben prestar una atencioacuten total a todos los periodos histoacutericos presentesrdquo63 Recomendamos las conclusiones de su ponencia en el Seminario celebra-do en Vitoria-Gasteiz en el antildeo 2002 (Caacutemara y Latorre 2002 154)

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legislado65 Este es un aspecto que todaviacutea no hemos reivindicado lo suficiente No puede ser que la conser-vacioacuten de cierto tipo de patrimonio siga dependiendo de la sensibilidad de un investigador un teacutecnico un gestor o un poliacutetico66

La informacioacuten resultante del estudio de un espacio construido desde la AA puede resultar muy heterogeacutenea va desde los resultados de la lectura estratigraacutefica su interpretacioacuten y el establecimiento de las fases del edi-ficio hasta su representacioacuten graacutefica con anterioridad a la intervencioacuten o como resultado de las interpretaciones de las lecturas o de la aplicacioacuten de otro tipo de anaacute-lisis empleando por ejemplo reconstrucciones de los diferentes momentos de uso pasando por el vaciado documental el estudio de las tipologiacuteas edilicias o de las teacutecnicas constructivas Pero toda ella contribuye a la creacioacuten de archivos documentales del patrimonio cons-truido que ayudan a su conservacioacuten convirtieacutendose asiacute en un instrumento de primer orden en este sentido

Esta conservacioacuten se puede llevar a cabo de muchas maneras pero es tambieacuten fundamental su transmisioacuten y reversioacuten a la sociedad desarrollando los uacuteltimos esla-bones de la Cadena de Valor del Patrimonio Por ello diferentes autores han reivindicado siempre como una de las fases del proceso de estudio la elaboracioacuten de archivos documentales en los que se ponga a disposicioacuten puacuteblica la informacioacuten obtenida de este tipo de estudios y la publicacioacuten de los resultados (Caballero 1995 44) Eacutesta es una parte fundamental en todo el proceso de revalorizacioacuten de patrimonio

65 ldquoLa Arqueologiacutea de la Arquitectura al no estar reglamentada resulta laquoin-visibleraquo para la Administracioacuten Para que eacutesta encargue su aplicacioacuten tiene no soacutelo que ser consciente de su existencia sino de su necesidad y del traacutemite que puede seguir para gestionarla Como este camino no estaacute normativizado es necesario que lo siga un intermediario al que hemos llamado laquoresponsa-bleraquo una persona interesada que normalmente puede ser el arqueoacutelogo [hellip] o el arquitecto encargado de la intervencioacuten o un teacutecnico responsable con funciones administrativopoliacuteticas conocedor del meacutetodo y atraiacutedo por su introduccioacutenrdquo (Caballero 2004 129)66 Un ejemplo reciente de este debate se puede ver en el artiacuteculo de Aacutelvaro de Coacutezar y Joseacute Marcos ldquoLa ciudad descatalogadardquo publicado el 14 de abril de 2013 en El Paiacutes que hace referencia a nueva ley autonoacutemica de patrimo-nio madrilentildea ldquoLa arqueologiacutea es seguacuten denuncian los criacuteticos una de las grandes perdedoras con la nueva Ley de Patrimonio lsquoCon la nueva ley el valor arqueoloacutegico queda difuminado y casi eliminado La labor arqueoloacutegica queda bastante defenestradarsquo asegura Diana Diacuteaz presidenta del Colegio de Arqueoacutelogos de Madrid La ley elimina la obligatoriedad de realizar infor-mes arqueoloacutegicos preventivos en los proyectos de construccioacuten Sin esos informes las excavadoras pueden arrasar yacimientos sin que nadie se diera cuenta lsquoLa ley no va a afectar a yacimientos como el de Titulcia declarado BIC el pasado agosto Pero para llegar a esa declaracioacuten antes de todo eso tuvieron que ir arqueoacutelogos descubrir los yacimientos que habiacutea y documen-tarlosrsquo concluye la arqueoacutelogardquo

ha desarrollado en las uacuteltimas deacutecadas se ha convertido en una potente herramienta para la conservacioacuten Por todo lo que hemos visto es importante incorporar dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en espacios construidos un riguroso programa de estudio desde el que se empleen las herramientas maacutes adecuadas en cada caso Esto implica tambieacuten disentildear y planificar las intervenciones en todas sus fases que loacutegicamente deben contemplar una fase previa de documentacioacuten Somos conscientes de que durante el proceso restaurador ciertos aspectos de la biografiacutea del edificio pueden llegar a perderse ante la propia y necesaria salvaguarda de la totalidad del mismo o ante la decisioacuten consensuada de priorizar ciertos elementos del edificio sobre otros ante la imposibilidad de conservar todos ellos (motivo por el cual debemos documentar todo el proceso y aprovechar la oportunidad uacutenica que para el conocimiento supone esta praacutectica) Esa fase previa irrenunciable de conocimiento de los espacios construidos permite obtener infinidad de datos que hay que interpretar y conservar para futuras investigaciones intervenciones o para su disposicioacuten puacuteblica La AA se ha mostrado como una de las estrategias de investigacioacuten maacutes rigurosas productivas y eficaces porque intenta comprender las construcciones histoacutericas de forma sincroacutenica y diacroacutenica a traveacutes de su materialidad y desde dentro de siacute mismas

No entendemos por queacute despueacutes de dos deacutecadas largas de desarrollo de la AA en Espantildea en las que se ha demostrado su potencialidad y se ha teorizado sobre la fragilidad del patrimonio construido sobre su irrepe-tibilidad sobre la necesidad y obligatoriedad de llevar a cabo proyectos de restauracioacuten respetuosos con este patrimonio y con los valores materiales e inmateriales de los que es portador todaviacutea en 2016 las legislaciones estatal y autonoacutemicas en su mayoriacutea no presentan las mismas cautelas a la hora de intervenir en patrimonio construido que por ejemplo en patrimonio arqueoloacute-gico ldquoconvencionalrdquo Si no es posible llevar a cabo en muchas comunidades un proyecto de construccioacuten de una autopista sin que haya una evaluacioacuten previa de im-pacto ambiental y arqueoloacutegico que conlleve el estudio de cada uno de los elementos arqueoloacutegicos que vayan a ser afectados por este proyecto iquestcoacutemo es posible sin embargo actuar sobre nuestros cascos histoacutericos mo-nasterios fortalezas o paisajes construidos sin que haya una documentacioacuten previa exhaustiva de los mismos En la mayor parte de los casos su documentacioacuten de-penderaacute de la mayor o menor sensibilidad de los teacutecni-cos que formen parte de direccioacuten general de patrimonio que corresponda cuando este aspecto tendriacutea que estar

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de la Catedral de Santa Mariacutea (Azkarate et al 2002b) o Salinas de Antildeana67 (Plata Montero 2008 y 2009)68

Para concluir breves aportaciones de la AA

Recientemente se apuntaba que nadie puede negar una evolucioacuten desde los momentos iniciales de la AA ldquoen los que los testimonios arquitectoacutenicos no eran para los arqueoacutelogos sino contenedores de contextos estratigraacute-ficos que permitiacutean su secuenciacioacuten histoacuterica a otros maacutes recientes en los que se enfatiza tambieacuten su capaci-dad para acceder a dimensiones simboacutelicas y sociales o se reconoce su potencialidad para participar activamente en proyectos interdisciplinarios relacionados con la documentacioacuten conservacioacuten y socializacioacuten de los pai-sajes culturalesrdquo (Azkarate 2013 11) Hemos resentildeado algunos proyectos que ejemplifican este hecho

Sin embargo todaviacutea queda mucho por hacer para regularizar normativizar y democratizar la disciplina En la reunioacuten organizada en el Instituto del Patrimo-nio Cultural de Espantildea en 2009 se apuntaba hacia este hecho y en 2016 los que participamos en aquella reunioacuten todaviacutea no hemos realizado un documento en este sentido Sigue siendo ademaacutes necesario apostar por programas de formacioacuten en AA dentro de los planes es-peciacuteficos de arqueologiacutea pero tambieacuten de restauracioacuten arquitectoacutenica de arquitectura y de historia del arte Es necesario normativizar una exigencia por parte de las administraciones puacuteblicas de documentar los espacios construidos antes de ser intervenidos (insistimos en la idea de Azkarate de que el conocimiento es un acto

67 La investigacioacuten llevada a cabo en este valle salinero ha desencade-nado una serie de procesos sociales culturales y econoacutemicos que ponen de manifiesto la rentabilidad en teacuterminos patrimoniales y sociales de la aplicacioacuten de la cadena de valor del patrimonio (httpswwwgourmetsnetsalonindexphproute=actividades2Fexpositores2Fdetalleampexpositor_id=483576 httpwwwelcorreocomvizcayav20130409alavacola-boracion-valle-salado-anana-20130409html son algunos ejemplos de esta rentabilidad)68 Aunque estos son dos de los proyectos maacutes identificativos del actual Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido esta misma filosofiacutea y enfoque hacia la gestioacuten integral del patrimonio construido se ha apli-cado a otras proyectos desarrollados maacutes recientemente como el que el grupo lleva a cabo en el Fuerte Sancti Spiritus (Puerto Gaboto Santa Fe Argentina) y su entorno (Azkarate et al 2012) con presencia en las redes sociales (httpswwwfacebookcomProyectoFuerteSanctiSpiritusArgentina) Existen otros muchos proyectos arqueoloacutegicos llevados a cabo por otros grupos y planteados desde la gestioacuten integral del patrimonio pero hemos acudido a estos ejemplos porque nos interesaba hacer hincapieacute aquiacute en trabajos desarrollados para este fin desde la AA o al menos con una fuerte presencia de esta estrategia de investigacioacuten en sus planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos

Herramienta para la gestioacuten

Recordemos que una de las mayores aportaciones de la AA a la arqueologiacutea y la historia fue comprender que las arquitecturas eran un potente medio de conocimien-to de los contextos sociales y productivos que las gene-raron (Azkarate 2002a 57) Pero ldquoseriacutea un grave error estrateacutegico y metodoloacutegico (tambieacuten deontoloacutegico) preocuparnos uacutenicamente del conocimiento histoacuterico ignorando la situacioacuten que vive el patrimonio edifica-dordquo (Azkarate 2002a 58) Y efectivamente de nada nos valdriacutea seguir aumentando el conocimiento sobre nuestra arquitectura ampliando o completando estu-dios anteriores si no somos capaces de gestionar este patrimonio y en la gestioacuten entran todos los aspectos anteriores el propio conocimiento la restauracioacuten o la conservacioacuten pero tambieacuten otros como la reversioacuten del conocimiento a la sociedad su divulgacioacuten y difusioacuten la toma de decisiones sobre el presente y futuro de ese patrimonio la participacioacuten de la sociedad en esa toma de decisiones etc

Uno de los aspectos que maacutes interesaba desarrollar en la propuesta de la que deriva este texto era contri-buir a generar un modelo de gestioacuten integral del patri-monio construido o al menos identificar determinados procesos que se puedan adaptar a generar modelos de gestioacuten integral que se adecuacuteen a cada caso si bien es cierto este aspecto no se trata en este texto pues presentar ese modelo no es su objetivo Simplemente queremos incidir en que es en el campo de la gestioacuten del patrimonio construido donde la AA presenta un grandiacutesimo potencial no soacutelo por la contribucioacuten que precisamente ha realizado a la gestioacuten integral de ese patrimonio (anaacutelisis documentacioacuten restauracioacuten re-habilitacioacuten puesta en valor socializacioacuten conserva-cioacuten etc) sino porque en la mejora de esa gestioacuten se han desarrollado diferentes teacutecnicas que han permitido la renovacioacuten de la disciplina arqueoloacutegica contribu-yendo a generar una estructura retroalimentada entre los procesos teacutecnicos y la investigacioacuten (Azkarate 2002b 61)

Es precisamente desde la comprensioacuten de la dife-rentes dimensiones del patrimonio y de su potencialidad como multi-recurso donde surgen proyectos que en su planteamiento intentan atender a todos los eslabones de la cadena de valor del patrimonio y evidentemente a su gestioacuten desde los aacutembitos maacutes diversos (cientiacutefico cultural social poliacutetico econoacutemicohellip) Soacutelo desde es-tas perspectivas se pueden entender proyectos como el

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arqueologiacutea comienza a formar parte del proceso de restauracioacuten logrando codificar un protocolo de inter-vencioacuten estratigraacutefica integral de los edificios analizados (Loacutepez Mullor 1993 1999 2002 y 2011) Y gracias a la vertiente social de muchos de los proyectos planteados (volvemos a remitirnos tanto a los trabajos que se lleva-ron a cabo desde el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic ndashLoacutepez Mullor 1993ndash como desde el Grupo de Investi-gacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU)

No han faltado tampoco aquellos grupos e inves-tigadores que han empleado la AA como herramienta para la revisioacuten de modelos interpretativos anteriores y la construccioacuten de nuevos modelos tal es el caso del trabajo de Luis Caballero y su equipo sobre las iglesias altomedievales de la peniacutensula ibeacuterica (Caballero y Utrero 2005) o de Juan Antonio Quiroacutes y el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio y Paisajes Culturales que dirige sobre la Alta Edad Media

Pero como deciacuteamos auacuten quedan pasos por dar hasta lograr sobre todo la regularizacioacuten y normati-vizacioacuten de la disciplina Es tal vez momento para la reflexioacuten sobre queacute camino queremos construir en el futuro y cuaacuteles con las necesidades fundamentales para que la AA consolide su papel dentro de la historia de la arqueologiacutea Y creo que puede ser de la mano de otras compantildeeras como la ArPa como pueda maximizar sus potencialidades

OTRAS MIRADAS UNA PROPUESTA INTEGRADORA A MODO DE CONCLUSIOacuteN

Estos fueron los conceptos y marcos teoacutericos desde los que se abordoacute la investigacioacuten sobre paisajes for-tificados que comentaacutebamos al inicio de este texto En el primer caso intentamos revisar dos conceptos clave en nuestra aproximacioacuten los de arquitectura y paisaje observaacutendolos desde la matriz que representa la onto-logiacutea del Patrimonio Arqueoloacutegico (PA) empleada por Criado-Boado (2012 193-194) A partir de esta matriz presentamos ambos elementos patrimoniales como ma-terializacioacuten de un concepto resultado de un proceso y recurso del pasado en el presente Esta conceptualiza-cioacuten comuacuten nos permitioacute estudiarlos desde una misma perspectiva y dentro de una misma matriz espacial Unificar el estudio de ambas entidades era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas las arquitecturas defensivas to-das las estructuras asociadas a ellas y el territorio en el

consubstancial a la restauracioacuten) Algunas de las praacutecti-cas que se han llevado a cabo en nombre de la AA desde diferentes aacutembitos sin la formacioacuten necesaria simple-mente por considerarse que muchas de las metodologiacuteas que se aplican al estudio de los edificios histoacutericos no son destructivas sin tener en cuenta que las consecuen-cias de esos informes siacute pueden llegar a serlo tienen que dejar de producirse o al menos conllevar una reflexioacuten profunda sobre sus consecuencias Independientemen-te de que nuestras interpretaciones sobre los espacios construidos puedan ser o no cuestionadas el acto de registrar la informacioacuten que nos proporcionan los docu-mentos construidos y los contextos en lo que se ubican es un acto fundamental en arqueologiacutea y de una tremen-da irresponsabilidad no llevarlo a cabo adecuadamente

Finalmente nos gustariacutea remarcar algunos aspectos ya comentados que hacen hincapieacute en la importancia que la AA estaacute teniendo en la renovacioacuten arqueoloacutegica de las uacuteltimas deacutecadas En primer lugar un aspecto a destacar es el alto grado de publicacioacuten que ha tenido desde el comienzo de su desarrollo en Europa ya que desde momentos muy tempranos contoacute con el suple-mento Archeologia dellrsquoArchitetura dentro de la revista Archeologia Medievale (httpwwwbibarunisiitrivis-tearcheologia-dellarchitettura) o con la publicacioacuten de monograacuteficos en revistas o de actas de distintos cursos congresos y encuentros que iban mostrando los avances en la disciplina69 lo cual contribuyoacute a su raacutepida difusioacuten que a su vez ayudoacute a paliar la importante carencia de formacioacuten especiacutefica en AA que existiacutea (y existe) en la mayoriacutea de las universidades espantildeolas sobre todo en los primeros antildeos de su implantacioacuten en la peniacutensula

Por otra parte cabe destacar tambieacuten que desde su inicio la AA tuvo una vertiente muy aplicada tanto en el desarrollo metodoloacutegico como en la transferencia de conocimiento gracias sobre todo a su vinculacioacuten con el campo de la restauracioacuten desde el que se abrieron nuevos caminos para la misma Es el caso por ejemplo de la importante labor desarrollada por el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic Local de la Diputacioacuten de Bar-celona de la mano de Antoni Gonzaacutelez Moreno-Navarro (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999a y 1999b Gonzaacutelez Moreno-Navarro et al 1990) donde se consolidoacute un equipo dedicado a la restauracioacuten arquitectoacutenica en el que se primaba la interdisciplinariedad y donde la

69 Archeologia dellrsquoArchitettura 2 Caballero y Latorre 1995 Caballero y Escribano 1996 Fontenla 1997 y 1998 Azkarate 2002ordf y 2003 Ayaacuten et al 2003 por ejemplo

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nuestra estrategia de investigacioacuten deriva directamente del concepto teoacuterico de espacio de su interpretacioacuten en el campo de la arquitectura y de coacutemo acaba contribu-yendo a la investigacioacuten de las arquitecturas preteacuteritas Haremos un breve recorrido por estas temaacuteticas antes de llegar a la conclusioacuten que nos interesa

Recordemos que la arquitectura es ante todo una tecnologiacutea constructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) Anali-zando la configuracioacuten formal de una construccioacuten se puede por un lado encontrar ciertas pautas de regu-laridad que la hacen coherente dentro de un patroacuten de racionalidad y por otro identificar recurrencias estruc-turales que indiquen un determinado modo de concebir el espacio en esa cultura En la arquitectura fortificada de eacutepoca moderna el baluarte constituye un elemento que se repite y confiere una forma caracteriacutestica a este tipo de fortificacioacuten (poliacutegonos estrellados) pero maacutes allaacute de ser un elemento representativo de la arquitectura que analizamos formalmente hablando tambieacuten lo es de los principios que la generan de su patroacuten de racio-nalidad El baluarte es una figura que evoluciona a partir de los cubos de la muralla medieval para intentar paliar los efectos que en eacutesta produjo la introduccioacuten de la ar-tilleriacutea los cubos evolucionan hacia formas triangulares primero el bastioacuten y maacutes tarde el baluarte Eacuteste tiene forma de punta de flecha con dos caras dos flancos y una gola Supone ldquouna forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular [hellip] que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzado Su propia defensa partiacutea de los flancos y orejonesrdquo (Porras 1995 53) Es decir es una figura que materializa una de las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada ldquoMAXIMA Nordm1 Todas las partes de la fortificacioacuten deben ser vistas y flanqueadas las unas de las otrasrdquo (Lucuze 1772 en Porras 1995 48) El mismo argumento podriacuteamos usar para el concepto paisaje que veiacuteamos coacutemo tambieacuten su-poniacutea la materializacioacuten del patroacuten de racionalidad que estaacute detraacutes de la fortificacioacuten del periacuteodo que nos ocupa al llevar al territorio los mismos principios que regiacutean la arquitectura La conceptualizacioacuten final del PF moderno que surgioacute de nuestra investigacioacuten y que veremos maacutes adelante apoya esta afirmacioacuten

Teniendo en cuenta las conclusiones obtenidas en nuestro trabajo proponemos dar un salto hacia una nocioacuten simbioacutetica de ambos conceptos que nos permita estudiarlos de forma conjunta sin renunciar a las espe-cificidades de cada uno de ellos y a su individualizacioacuten

que se insertan conforman un paisaje construido por lo que su valorizacioacuten y caracterizacioacuten como entidades aisladas no creiacuteamos que fuese la estrategia adecuada a nuestro fin de caracterizar este paisaje

El estudio en detalle y por separado de la arquitec-tura y el paisaje permitioacute en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico y acceder a un mayor nuacutemero de elementos materiales e inmate-riales que conforman ambas realidades pero intentar introducir dentro del proceso de caracterizacioacuten y valo-rizacioacuten del registro arqueoloacutegico al paisaje y la arqui-tectura conjuntamente nos permite acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta aboga por abordarlas como parte integrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Detraacutes del planteamiento de aquella investigacioacuten no soacutelo estaba abordar su estudio conjunto sino pro-poner tambieacuten un modelo de trabajo Nuestra intencioacuten era plantear una estrategia o programa de investigacioacuten arqueoloacutegico (PIA) en Paisajes Fortificados (PF) Un PIA necesita ldquoproveerse de una formulacioacuten teoacuterica pertinente que incluya reflexiones y dispositivos que le permitan dar cuenta de aquel segmento de la realidad que investigardquo (Id 178) en nuestro caso los paisajes culturales El autor analiza los aspectos que debe incluir un PIA70 (Criado-Boado 2012 178-179) una ontologiacutea una epistemologiacutea una base teoacuterica una propuesta me-todoloacutegica una metodologiacutea un meacutetodo unos modelos interpretativos y una dimensioacuten criacutetica Haremos aquiacute simplemente una reflexioacuten sobre el modelo de trabajo que construimos para abordar el estudio de los PF

Desde la arquitectura y el paisaje hacia el espacio construido

Tras haber analizado los conceptos de arquitectura y paisaje e identificarlos como baacutesicos en nuestra investi-gacioacuten era inevitable que emergiese el de espacio como sustancial en nuestro trabajo El Espacio es una de las dimensiones fundamentales de la investigacioacuten arqui-tectoacutenica y de determinada investigacioacuten arqueoloacutegica y de su concepcioacuten dependen las teacutecnicas analiacuteticas a emplear en su estudio Una parte imprescindible de

70 Nosotros hablamos de Programa de Investigacioacuten Arqueoloacutegica realmen-te el autor se refiere a un contexto maacutes amplio a un programa de investiga-cioacuten cientiacutefica

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con el tiempo (Criado-Boado 1993b 15 y ss) tal y como indica Foucault el primero es considerado como lo inmoacutevil lo muerto mientras que el tiempo era rico fecundo dejando al espacio en un segundo plano supe-ditado al tiempo

Pero en todos estos conceptos de espacio quedan muy empobrecidos aspectos de la vivencia espacial como la relacioacuten emocional y simboacutelica con el medio ambiente Englobando estos aspectos esenciales C Nor-berg-Schulz (1980 9-12) al hacer un estudio sobre la nocioacuten de espacio distingue entre varios conceptos es-pacio pragmaacutetico espacio perceptivo espacio existen-cial espacio abstracto espacio cognoscitivo del mundo fiacutesico espacio abstracto de las puras relaciones loacutegicas espacio expresivo o artiacutestico y espacio arquitectoacutenico73 Aunque estaacuten encadenados unos con otros (Mantildeana et al 2002 26) nos interesan aquiacute los dos uacuteltimos el primero porque acoge al segundo el segundo porque se puede definir como una concretizacioacuten del espacio existencial del hombre

En este breve recorrido por los distintos aacutembitos teoacutericos en los que se reflexiona sobre el concepto de espacio se observa que eacuteste ha pasado de ser una no-cioacuten con un uacutenico significado (lugar espacio tridimen-sional etc) a valorarse de forma multidimensional considerando tanto su concepcioacuten como matriz fiacutesica como la percepcioacuten que el ser humano tiene sobre eacutel y el significado cultural que lleva impliacutecito Este espacio multidimensional estaacute directamente relacionado con el patroacuten de racionalidad74 de la sociedad que lo genera y vive siendo ademaacutes la arquitectura (y el paisaje) el medio maacutes evidente de concretar los conceptos espa-ciales de esta racionalidad Quizaacutes sea el estudio de la espacialidad de una sociedad preteacuterita uno de los medios maacutes satisfactorios de acceder a su racionalidad como lenguaje que permanece

El espacio en Arquitectura espacio y paisaje espacio construido

En las uacuteltimas deacutecadas del siglo XIX nace la arquitectura moderna para romper con el eclecticismo decimonoacutenico dominante en ella destacan la fusioacuten de ornamentacioacuten y construccioacuten como unidad y el hecho de ser el primer movimiento que visualizoacute la nueva conciencia de la

73 Sobre el concepto de espacio veacutease tambieacuten Scruton 1979 43-52 y Sennet 199174 El pensamiento de Leacutevi-Strauss

cuando sea necesario de manera que podemos caracte-rizarlos y valorizarlos tanto por separado como conjun-tamente seguacuten el enfoque que hemos presentado en las paacuteginas anteriores Nos referimos a la introduccioacuten del concepto de espacio construido

El concepto de Espacio71

La mayor parte de las acciones humanas encierran un aspecto espacial por un lado los objetos estaacuten distri-buidos seguacuten relaciones espaciales (lejos-cerca interior-exterior etc) por otro el ser humano para poder llevar a cabo sus acciones debe comprender esas relaciones y unificarlas en un concepto espacial

El espacio considerado como una de las dimen-siones existenciales fundamentales del ser humano (Norberg-Schulz 1980 9) ha sido objeto de estudio y reflexioacuten de la filosofiacutea y las ciencias desde muy anti-guo La uacuteltima revolucioacuten del concepto en ambos cam-pos llegoacute con Einstein que sintetizoacute los conceptos de espacio existentes en fiacutesica a tres categoriacuteas principales (Ven 1981 67-72) el concepto aristoteacutelico de espacio como lugar el concepto de espacio como contenedor y el concepto de espacio como campo cuatridimensional el espacio relativo A partir de aquiacute el antiguo concep-to de un uacutenico tipo de espacio se complejiza espacios fiacutesicos concretos (micro ordinario y macro) y espacios matemaacuteticos abstractos inventados por el hombre para describir con mayor o menor grado de aproximacioacuten los anteriores La teoriacutea de la relatividad nos lleva maacutes allaacute de esta dicotomiacutea entre espacio y tiempo ldquosustituyen-do la idea de trozos de materia situadas en un espacio tridimensional por una serie de acontecimientos en un espacio-tiempo de cuatro dimensionesrdquo (Norberg-Schulz 1980 9-10)

Fuera del aacutembito de las ciencias la idea de espacio adquiere tambieacuten otras dimensiones La nocioacuten tradi-cional de espacio estaacute reducida a un problema natural geograacutefico como un mero lugar de residencia o un sitio de explotacioacuten A partir del siglo XIX y bajo la racionalidad burguesa se considera al espacio como naturaleza que explotar reducieacutendolo a su dimensioacuten de territorio un espacio dominado que se puede parcelar medir o vender72 Ademaacutes dentro del sistema de saber moderno el espacio ha estado en descreacutedito en relacioacuten

71 Este apartado y el siguiente estaacuten basados en nuestro trabajo previo Ma-ntildeana et al 2002 25-2972 Es un concepto que sirve para justificar el uso que se hace del espacio a partir de este momento en consonancia con la propia racionalidad burguesa

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de la circulacioacuten en los edificios En todas estas teoriacuteas la percepcioacuten de los espacios se perfila como funda-mental en el estudio de la arquitectura siendo una de las claves el movimiento

De este modo en la arquitectura moderna se pro-pusieron diversos supuestos respecto al espacio Uno de los autores fundamentales en esta actualizacioacuten fue S Giedion (1980 y 1988) para quien el proceso por el cual una imagen espacial puede ser transpuesta a la esfera emocional es expresado por el concepto espacial ldquoProporciona informacioacuten acerca de la relacioacuten entre el hombre y lo que lo rodea Es la expresioacuten espiritual acerca de la realidad que se halla frente a eacutel El mundo situado ante eacutel es modificado por su presencia le obliga a proyectar graacuteficamente su propia posicioacuten si desea relacionarse con eacutelrdquo (Norberg-Schulz 1980 13) Este aserto coincide con el identificado en la Arqueologiacutea del Paisaje en el que se considera que a traveacutes del estudio de los conceptos de espacialidad de su modelo estruc-tural se puede acceder al esquema de racionalidad que los generoacute (Mantildeana et al 2002 27)

Los estudios sobre el espacio arquitectoacutenico de-penden del concepto de espacio base que se utilice Norberg-Schulz (1980 13 y ss) distingue los estudios que se fundamentan en el espacio euclidiano el tridi-mensional y estudian su gramaacutetica es decir se basan en el desarrollo de modelos de dos o tres dimensiones de caraacutecter geomeacutetrico formando parte eacutesta de la sintaxis del espacio arquitectoacutenico y aquellos otros que tratan de desarrollar una teoriacutea del espacio sobre la base de la psicologiacutea de la percepcioacuten sobre todo de las impre-siones sensaciones y anaacutelisis de los efectos generados sobre el ser humano que percibe El autor considera que ambos tipos de estudios seriacutean deficientes y parciales El primero porque excluye al ser humano discutiendo de geometriacutea abstracta y el otro porque reduce el espacio y la arquitectura a impresiones olvidaacutendose del espacio como dimensioacuten existencial y como lugar de relacioacuten entre el hombre y el medio que lo rodea Para salvar esta carencia propone introducir el concepto de espacio existencial dentro del estudio del espacio en arquitectura y de su interpretacioacuten ya que si los aspectos geomeacutetri-cos y perceptivos se analizan dentro de un esquema de comprensioacuten maacutes general cada uno de ellos adquiere una mayor significacioacuten que la que tendriacutean por sepa-rado (Norberg-Schulz 1980) Un estudio de la espacia-lidad de una construccioacuten arquitectoacutenica que no estaacute integrado dentro de la racionalidad que la generoacute queda mutilado y sin sentido Eacutesta es precisamente una de las

abstraccioacuten espacial surgiendo por primera vez la idea de espacio en cuanto idea arquitectoacutenica75 (Ven 1981 en Mantildeana et al 2002 26) Es entonces cuando arquitectos e historiadores del arte empiezan a considerar el espacio como un concepto fundamental en arquitectura gracias a influencias como las del filoacutesofo Lao-Tseacute En lo que se refiere al espacio fue fundamental la expresioacuten en su teoriacutea (ca 550 a C) de la superioridad de lo conte-nido en un espacio arquitectoacutenico del espacio interior Este pensamiento ejercioacute una gran atraccioacuten entre los arquitectos ldquoquienes perciben el contenido intangible de la forma arquitectoacutenica como lo que verdaderamente impulsa a la arquitecturardquo (Ven 1981 23) Esta es la pri-mera tentativa escrita de interpretacioacuten de la liacutenea fron-teriza como continuidad del espacio poniendo eacutenfasis no tanto en el espacio interior como en aquellas partes del edificio que transmiten lo interior hacia el espacio exterior (los umbrales)

En el estudio del concepto de espacio en Arquitec-tura destacan las teoriacuteas de varios historiadores del arte y arquitectos Schmarsow considera que la arquitectura se genera a partir del cuerpo humano y defiende su ca-raacutecter funcionalista Distingue tres modalidades de espa-cios el taacutectil el moacutevil y el visual con lo que incorpora los sentidos en simultaacuteneas y sucesivas experiencias en el espacio y el tiempo Hildebrand sin embargo per-cibe el espacio a traveacutes de la visioacuten pura (imaacutegenes en reposo) y la visioacuten cineacutetica (imaacutegenes recibidas con el espectador en movimiento) Las teoriacuteas cubistas que a partir de la teoriacutea de la relatividad de Einstein antildeaden el concepto de la cuarta dimensioacuten que se adquiere con el movimiento del cuerpo76 (frente a la tradicional dimen-sioacuten euclidiana estaacutetica) fueron tambieacuten fundamentales para el estudio del espacio en arquitectura Uno de los mayores representantes de la arquitectura moderna Le Corbusier acaboacute adoptando tambieacuten esta cuarta dimen-sioacuten llamaacutendola ldquoespacio inefablerdquo o ldquoestado emocional por el que se experimentan espacios definidos por series armoacutenicasrdquo (Ven 1981 91) lo que deriva en una gran consideracioacuten en la disposicioacuten del volumen y al orden

75 ldquofue a mediados del siglo XIX cuando la palabra lsquoespaciorsquo comenzaba a ser utilizada por algunos criacuteticos sobre todo en el aacutembito alemaacuten donde lsquoespaciorsquo y lsquohabitacioacutenrsquo son linguumliacutesticamente similaresrdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 165)76 En las vanguardias de principios de siglo se emplean modelos arquitectoacute-nicos directamente relacionados con los planos superpuestos caracteriacutesticos del cubismo en los que la transparencia del material permite la visioacuten a tra-veacutes y simultaacutenea de los diversos planos interiorexterior ldquoEn esa influencia reciacuteproca de espacios que se produciacutea a traveacutes de un material real pero lsquoinvi-siblersquo radicaba la concepcioacuten espacio-temporal entendida como el nuevo pa-radigma de la arquitectura de este siglo [XX]rdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 166)

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De acuerdo con este marco teoacuterico y conceptual la ArPa prioriza el estudio del espacio analizado y pensa-do a traveacutes del registro y de la cultura material integran-do en este estudio la parte imaginaria-simboacutelica del mis-mo es decir intenta elaborar modelos de interrelaciones entre los tres tipos de espacios definidos (Criado-Boado 1995 8 y 1996b 17) y articular el anaacutelisis complemen-tario de estas tres dimensiones del espacio tratando de no centrarse en una de ellas como representacioacuten de la globalidad del paisaje

Cada uno de estos aacutembitos estaacute determinado por coacutedigos espaciales compatibles y semejantes entre siacute presentando relaciones de compatibilidad y configurando una regularidad espacial ya que obedecen a la misma estrategia de construccioacuten del espacio social (en el senti-do lefebvriano del teacutermino Lefebvre 2013 125 y ss) al mismo patroacuten de racionalidad Desde este punto de vista destaca la importancia del estudio de las formas y del es-pacio que eacutestas definen ambas constituyen realmente el registro arquitectoacutenico y paisajiacutestico su aspecto fiacutesico es lo que se conserva en el tiempo Para llegar a profundizar en la sociedad que los construyoacute ademaacutes de estudiar los tipos de materiales la forma en que se disponen en el edi-ficio o las teacutecnicas constructivas es fundamental definir coacutemo se han organizado estos voluacutemenes y queacute espacios han sido formados (Ching 1984) o bien queacute recursos (simboacutelicos) se han empleado para crear una determinada escena ambiente en el que se desenvuelven las relaciones sociales a todos los niveles desde las relaciones indivi-duales familiares hasta los maacutes generales (intergrupales)

Igualmente el espacio arquitectoacutenico como los restantes elementos formales del registro es esencial-mente un espacio social que se construye culturalmente es el producto o efecto de la accioacuten social Constituye un paisaje cultural en sentido amplio que participa de lleno en la construccioacuten del aparato simboacutelico el imaginario colectivo y las praacutecticas rituales de la comunidad que lo construye y habita asiacute por ejemplo la forma arquitectoacute-nica aparece interrelacionada con variables socioloacutegicas como la familia el estilo de vida la solidaridad inter-grupal o el sistema de poder como en el caso de los PF modernos De este modo el espacio arquitectoacutenico se puede definir como un producto humano que utiliza una realidad dada (el espacio fiacutesico) para crear una realidad nueva el espacio construido y por consiguiente social al que se confiere un significado simboacutelico (Mantildeana et al 2002 28)

Esta es la base de la primera consecuencia de nuestra investigacioacuten que realmente se viene gestando ya desde

teoriacuteas esenciales de las que parte nuestra investigacioacuten la asuncioacuten de que ldquolas actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organizadas de forma co-herente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realizardquo (Criado-Boado 1999 10) por lo que es fundamental integrar estos anaacutelisis tanto el gramatical como el de la percepcioacuten espacial en un determinado patroacuten de racionalidad Esta teoriacutea da sentido a nuestra conceptualizacioacuten de la arquitectura y el paisaje como materializacioacuten de un concepto tal como hemos expuesto

Conviene tambieacuten a nuestro propoacutesito observar la relacioacuten entre los conceptos de paisaje y espacio Recor-daremos que cuando tratamos el de paisaje comentaacuteba-mos que uno de los objetivos principales de su estudio desde la ArPa es analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegicos a partir de los elementos que los concretan es decir analizar de manera integral los pro-cesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia comprendidos como entidades espaciales y fenoacutemenos sociales y no como hechos aislados (Criado-Boado 1999 6) En ArPa se parte de que las actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organi-zadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza al igual que sucediacutea con la arquitectura Es decir en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen tanto dispo-sitivos mecaacutenicos (fiacutesicos) como dispositivos concep-tuales necesarios para poder llevar a cabo la ldquohumani-zacioacutenrdquo o ldquoantropizacioacutenrdquo de un espacio Analizando los dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten o los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad se debe-riacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los disposi-tivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racionalidad (Criado-Boado 1999 10)

La definicioacuten de paisaje que utilizamos arriba como producto socio-cultural (Criado-Boado 1999 5) es un concepto foucaultiano del que dimanan varias derivaciones uacutetiles para la Arqueologiacutea (Criado-Boado 1993c) espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentima-mente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Del mismo modo nuestra investigacioacuten parte del presupuesto teoacute-rico de la multidimensionalidad del paisajeespacio donde eacuteste se encuentra constituido por tres dimensio-nes ya apuntadas el espacio en cuanto entorno fiacutesico en cuanto entorno social y en cuanto entorno pensado (Criado-Boado 1996b 17 y 1999 6)

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Hemos manifestado que la ArPa y la AA son los modelos interpretativos del registro arqueoloacutegico en los que basamos la investigacioacuten Pero nos interesa focali-zar en la repercusioacuten que tuvo el uso de ambas estrate-gias de investigacioacuten en el estudio de un tipo de registro arqueoloacutegico concreto

Recordemos que definiacuteamos ArPa como un mo-delo interpretativo que analiza los objetos que forman parte del registro arqueoloacutegico como objetos impli-cados en y participantes del paisaje pero tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de este modelo Esto implica que desde ArPa el paisaje se entiende por un lado como un contexto en el que se inserta el registro arqueoloacutegico y por otro como un objeto susceptible de ser analizado con metodologiacutea arqueoloacutegica Es decir los paisajes se entienden como una dimensioacuten relevante de las sociedades humanas puesto que no soacutelo constituyen la base en la que eacutestas se desarrollan sino tambieacuten su resultado por lo que se considera que representan a esas sociedades ArPa es ademaacutes una herramienta de gestioacuten pues comprende una cierta utilidad criacutetica y actual se relaciona con temas que estaacuten muy proacuteximos de la sensibilidad y preocupaciones a las que en la actualidad se enfrentan nuestras sociedades (Criado-Boado 1999 1)

Esta doble dimensioacuten tambieacuten se observa en la AA entendida como una estrategia de investigacioacuten que es-tudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica y tiene como principal objetivo el conocimiento histoacute-rico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y como finalidad uacuteltima contribuir a su gestioacuten integral De hecho proponiacuteamos para la AA una finalidad muacuteltiple como herramienta para el conocimiento histoacuterico para la praxis restauradora para la conservacioacuten y para la gestioacuten Al igual que la ArPa la AA ha demostrado su utilidad criacutetica y actual en numerosos proyectos orientados hacia la resolucioacuten de problemas reales muy enraizados con importantes cuestiones patrimoniales Si en los antildeos 90 la ArPa se convirtioacute en una importante herramienta para la gestioacuten patrimonial en el marco del desarrollo de grandes obras puacuteblicas (Criado-Boado 1996b y 1996c Barreiro et al 1999 Amado et al 2002) la AA lo hizo tambieacuten en las mismas fechas y a principios del siglo XXI gracias a su participacioacuten directa e integracioacuten dentro de importantes programas de restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacute-nica (Azkarate 2002b 2009 y 2011) Este hecho viene de la mano de un cambio de concepcioacuten en la compren-sioacuten de la arquitectura por parte de la AA en relacioacuten

uno de los primeros trabajos que abordamos en esta liacutenea (Mantildeana et al 2002 2002) Haciendo un breve recorrido por los aspectos que acabamos de analizar podriacuteamos concluir diciendo que el espacio es multidimensional y multivocal La arquitectura es forma y es espacio definido por la forma es significado y es significado traducido en una forma En este sentido se aboga por hablar de espacio arquitectoacutenico un espacio social que se construye cultu-ralmente Este espacio arquitectoacutenico se inserta ademaacutes en un entorno fiacutesico Ambos acaban formando parte del paisaje una construccioacuten social donde espacio pensa-miento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Arquitectura y paisaje construyen espacio a escalas distintas Abordar la multidimensionalidad de su caraacutecter como hemos propuesto aquiacute implica abordar es-tas escalas hacerlo de forma conjunta demanda atender a un concepto que englobe ambas formas del espacio Abo-gamos pues en aproximaciones del tipo que presentamos en este trabajo por el uso del teacutermino maacutes contextual es-pacio construido Es decir se propone adoptar el concep-to de espacio construido cuando se use una aproximacioacuten simbioacutetica a la arquitectura y el paisaje como concepto operativo de manera que no se aborde uacutenicamente y por separado la arquitectura yo el paisaje sino ambos como parte de una misma realidad que supone la manifestacioacuten de coacutedigos sociales de un determinado grupo humano el paisaje que eacuteste construye y coacutemo lo construye muestra unos coacutedigos de lenguaje que reflejan a esa sociedad concreta La arquitectura no soacutelo es espacio sino que se manifiesta en un espacio el paisaje soacutelo se comprende si trascendemos el concepto de territorio y atendemos a su ordenacioacuten de la que forma parte la arquitectura El con-cepto de espacio construido pretende englobar la visioacuten y aproximacioacuten conjunta a ambas manifestaciones ldquoUna vez maacutes el espacio exhibe el orden mejor que el tiempo iquestCuaacutendo los arqueoacutelogos e historiadores aprenderaacuten esta leccioacutenrdquo (Criado-Boado 2002 92)

Sobre Arqueologiacutea del Paisaje Arqueologiacutea de la Arquitectura y Arqueologiacutea del Espacio Construido

La asuncioacuten del concepto de espacio construido nos llevoacute a plantearnos la necesidad tambieacuten de abogar por un programa de investigacioacuten interno que abarcase el estudio conjunto de la arquitectura y el paisaje como ya hemos visto

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Nuestra propuesta intentoacute fusionar ambas estrate-gias de manera que pudieacuteramos abordar de forma con-junta nuestro objeto de estudio el espacio construido un concepto que intenta entender la arquitectura y el paisaje en clave espacial temporal funcional social y simboacutelica Esta propuesta conceptual nos permite ir un paso maacutes allaacute y abogar por una Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) que al igual que en el caso del objeto de estudio es un teacutermino operativo que pretende abordar las dimensiones espaciales del paisaje y la arquitectura para comprender precisamente el espacio construido en las claves que acabamos que comentar

No pretendemos invalidar otros modos de investigar el registro arquitectoacutenico ni sustituir las estrategias de investigacioacuten propuestas AA y ArPa sino maximizar sus potencialidades aplicaacutendolas de forma conjunta y dentro de programas que aborden el espacio construido de ma-nera integral tratando de trazar las liacuteneas baacutesicas de un

con otras aproximaciones a eacutesta desde la Arqueologiacutea la Historia de la Arquitectura o la Historia del Arte entendieacutendose ahora la arquitectura como el resultado final de un proceso histoacuterico Al igual que el paisaje no soacutelo es el contexto en el que se producen las acciones humanas que dejan su propio registro arqueoloacutegico sino que es resultado de esas acciones por lo que tambieacuten las representa

Ello implica redescubrir en la arquitectura ciertas dimensiones que habiacutean quedado ocultas al menos par-cialmente para estudiarlas analizarlas gestionarlas de forma integral la arquitectura es yacimiento es cultura material es tiempo es espacio construye paisaje refleja un patroacuten de racionalidad se transforma evoluciona cambia y no es uacutenicamente producto de un hecho concreto de la historia de un gusto esteacutetico determinado o del saber de un arquitecto Tiene otros significados que van maacutes allaacute de su singularidad como objeto

Figura 27 Modelo abstracto de paisaje fortificado empleado en esta investigacioacuten Para su realizacioacuten se ha empleado el lenguaje abstracto ConML (Conceptual Modelling Language httpwwwconmlorg) Las liacuteneas de puntos expresan que entre las clases que unen existen otras clases intermedias Las clases en blanco corresponden a clases definidas en CHARM (Cultural Heritage Abstract Reference Model httpwwwcharminfoorg) mientras que las clases en color corresponden a clases definidas en el marco de este anaacutelisis y suponen una extensioacuten a CHARM

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Figura 28 Diagrama correspondiente a la clase Fortificacioacuten del modelo abstracto anterior definida dentro de este estudio

Figura 29 Diagrama de ciclo de vida que muestra la estructura de la propuesta metodoloacutegica para estudiar los paisajes fortificados transfronterizos de eacutepoca moderna Se ha utilizado para desarrollar el modelo el estaacutendar internacional ISOIEC 24744 (ISOIEC 2007 y 2010)

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diacroacutenica en el tratamiento del espacio construido una Arqueologiacutea del Espacio Construido aplicable tanto a la Prehistoria Reciente como a la Arquitectura histoacuterica que se implique de lleno en proyectos de puesta en valor de los espacios construidos de rehabilitacioacuten en progra-mas de correccioacuten

Nuestra propuesta presenta un modelo para el anaacute-lisis arqueoloacutegico de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna78 que hunde sus raiacuteces en programas que apos-taron por una gestioacuten integral del patrimonio articulados desde un modelo teoacuterico como la Cadena de Valor del Patrimonio Cultural (CVPC) que propicioacute precisamente su naturaleza integral Este modelo se compone de cuatro instrumentos baacutesicos un modelo abstracto del paisaje fortificado de eacutepoca moderna (Figuras 27 y 28) gracias al cual se definieron las entidades arqueoloacutegicas que con-forman nuestro objeto de estudio y las relaciones que se establecen entre esas entidades ya que eacuteste era el primer paso que nos permitiriacutea proceder a la identificacioacuten y ca-racterizacioacuten de los elementos que conforman el paisaje y al final del propio paisaje Un segundo instrumento es una propuesta metodoloacutegica que presenta los plan-teamientos principios y alternativas de orden teoacuterico

78 Vid nota 77

programa de investigacioacuten que pretende ser transdiscipli-nar con el fin de obtener la mayor informacioacuten posible de los espacios construidos una forma de analizar el re-gistro que trata de buscar regularidades77 Maacutes que como una subdisciplina la AEC se entiende como una liacutenea de investigacioacuten que pretende abordar a la vez todas las escalas del espacio construido acercaacutendonos a ellas de forma global (pero flexible como veremos) y observando las relaciones que se producen entre estas escalas De la misma manera que se defiende la idea baacutesica de que la Arquitectura en todo tiempo y lugar es una tecnologiacutea de construccioacuten de la realidad social la Arqueologiacutea es una praacutectica social en el presente En nuestros diacuteas el registro arquitectoacutenico deviene en Patrimonio Construido por lo que creemos que es necesario dar respuestas y servir de herramienta baacutesica a la gestioacuten de este registro arqui-tectoacutenico como elemento significativo del Patrimonio Cultural En este sentido abogamos por una perspectiva

77 Dicho programa de investigacioacuten ha sido desarrollado por la autora como propuesta en su tesis doctoral (Blanco-Rotea 2015) pero no es el objetivo de este texto por lo que soacutelo se esboza aquiacute como ejemplo del desarrollo de programas de este tipo desde las bases propuestas aunque siacute esperamos que el mismo tenga continuidad en otro trabajo en el que se aborde su materializa-cioacuten de manera maacutes concreta Nuestro objetivo como ya hemos expuesto era tratar aquiacute esos aspectos conceptuales y teoacutericos que son la base del programa de investigacioacuten y de la propuesta metodoloacutegica llevada cabo

Figura 30 Ejemplo del proceso metodoloacutegico seguido a partir de la propuesta que se muestra en la Figura 29 Se pueden observar algunas de las metodologiacuteas aplicadas en los tres niveles espaciales analizados en la fortificacioacuten de la frontera mintildeota

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archiviacutestica informaacuteticahellip El uacuteltimo instrumento fue la abstraccioacuten de un modelo teoacuterico del paisaje fortificado (Figura 31) en el que se representan las entidades princi-pales del paisaje de la frontera del riacuteo Mintildeo las relaciones entre eacutestas y las fronteras entre entidades y entre el paisaje y su entorno Este modelo se observoacute en su momento en la zona del Mintildeo pero actualmente estaacute siendo contrasta-do en el paisaje fortificado de la raia seca que responde al mismo fenoacutemeno de fortificacioacuten que en el caso del Mintildeo para observar su funcionamiento y comprobar si el modelo teoacuterico es aplicable a otras zonas o soacutelo es un caso especiacutefico de la frontera mintildeota Y del mismo modo comprobar si el programa de investigacioacuten propuesto articulado desde el concepto contextual de ldquoespacio cons-truidordquo y desde la perspectiva simbioacutetica de una AEC es aplicable al estudio de otros paisajes fortificados79

79 Investigacioacuten que la autora estaacute llevando a cabo actualmente dentro de su proyecto ldquoPaisajes culturales de frontera arquitectura territorio arqueologiacutea y modelos metodoloacutegicos (PAIX)rdquo financiado por un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia

y praacutectico que orientan la investigacioacuten (Criado-Boado 2012 178) Para ello disentildeamos la cadena operativa de los trabajos arqueoloacutegicos (Figura 29) que consideramos necesarios para llevar a cabo el proceso de identificacioacuten caracterizacioacuten valoracioacuten e interpretacioacuten del paisaje y sus componentes En esta propuesta determinamos tres escalas espaciales de anaacutelisis y se permite una gran flexi-bilidad entre estas escalas movieacutendonos en sentido verti-cal y horizontal Es decir el haber caracterizado cada una de estas escalas los elementos que las componen y las herramientas metodoloacutegicas que debemos utilizar en cada caso podemos seleccionar la escala de aproximacioacuten que queramos abordar primero en funcioacuten de muacuteltiples fac-tores y variables (objetivos presupuesto accesibilidad etc) y luego movernos horizontalmente entre escalas pasando de lo macro a lo micro de lo micro a la macro de la semi-micro a lo micro etc El tercer instrumento fue la propuesta metodoloacutegica (Figura 30) para lo que selec-cionamos el repertorio de anaacutelisis que mejor nos permitiacutea extraer datos analizarlos y obtener conocimiento ineacutedito estas herramientas tienen multitud de procedencias tan-to de la AA o la ArPa pero tambieacuten de la arquitectura

Figura 31 Modelo teoacuterico final del paisaje fortificado del tramo bajo del riacuteo Mintildeo en el que se representan las entidades principales las relaciones entre estas entidades y las fronteras de las entidades sistema y subsistema

ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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AGRADECIMIENTOS

A Felipe Criado-Boado Agustiacuten Azkarate y Juan M Monterroso Montero por su apoyo a esta investigacioacuten A Patricia Mantildeana-Borrazaacutes y Xurxo Ayaacuten por haber iniciado un camino A Anxo Rodriacuteguez Paz Sonia Gar-ciacutea Rodriacuteguez y Cristina Mato Fresaacuten por acompantildearme

A los evaluadores yo evaluadoras porque sus comentarios creemos que han permitido mejorar el pre-sente texto

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a estas imaacutegenes Si uacutenicamente contaacuteramos con el gra-bado tendriacuteamos una referencia inexacta de sus vanos El dibujante posiblemente se inspiroacute en la fotografiacutea lo cual se deduce del encuadre los personajes repre-sentados las figuras sobre la atalayahellip pero introdujo algunas variaciones porque hizo una representacioacuten personalizada del objeto a traveacutes probablemente de otra representacioacuten del objeto (la fotografiacutea) Por eso el RA se convierte en informacioacuten de primer orden frente a otro tipo de registro

En 1997 en la Punta Xenete del puerto de A Guar-da la Escuela Taller15 empieza a construir una reacuteplica de este elemento que el ayuntamiento habiacutea demolido a mediados del siglo XX para ampliar el malecoacuten (Figura 3) Esta reacuteplica destinada a Museo do mar se situacutea fren-te a la punta donde se localizaba la original Presenta ventanas bajas situadas en una posicioacuten similar a las del grabado de Avendantildeo La construccioacuten de la reacuteplica era una demanda de la ciudadaniacutea guardesa pues esta construccioacuten siempre habiacutea sido un siacutembolo de la villa tanto es asiacute que su demolicioacuten suscitoacute importantes criacuteti-cas en su momento y su imagen ha estado presente en escudos y sellos de A Guarda desde el siglo XIX Trae-mos este ejemplo aquiacute para introducir el hecho de que el RA es un producto del pasado en el presente y por tanto ademaacutes de estudiarlo para reconstruir ese pasado debemos gestionarlo en el presente16 Esto es asiacute hasta

15 Existe un proyecto a tal efecto Ayuntamiento de A Guarda 1995 Pro-yecto Escuela Taller Reconstruccioacuten de la Atalaya y pavimentacioacuten de calles del casco viejo A Guarda16 La gestioacuten del RA se complejiza ldquocuando la praacutectica arqueoloacutegica tiene que reconocer las diferentes dimensiones problemaacuteticas y expectativas que en la actualidad concurren en el Patrimonio Arqueoloacutegicordquo (Amado et al 2002 17)

2012)13 mientras que el REyD representa un contexto y lo representa ya en el momento en que se produce la accioacuten social originaria14

Un grabado de la villa de A Guarda por ejemplo no es el objeto sino que representa al objeto aunque nos aporte valiosa informacioacuten sobre la villa en el momento en que se efectuacutea el grabado la materialidad conservada in situ nos aportaraacute informacioacuten de primer orden pues es el objeto en siacute mismo que como documento porta datos sobre un proceso de larga duracioacuten mientras que la representacioacuten soacutelo porta datos de un momento con-creto

En la Figura 2 se presentan dos imaacutegenes de la desaparecida atalaya del puerto de A Guarda demolida a mediados del siglo XX una fotografiacutea de 1870 del fotoacutegrafo Ramoacuten Buch y Buet y un grabado de 1880 firmado por T Avendantildeo Si las observamos en detalle veremos que en la fotografiacutea la atalaya teniacutea una puerta en el lado derecho y una ventana alta en el izquierdo sin embargo en el grabado se representa una puerta en el mismo sitio y una ventana en la parte baja del lado iz-quierdo de mayores dimensiones que la de la fotografiacutea

Hoy en diacutea el conocimiento que tenemos de A Atalaia es gracias a escasos textos que la mencionan y

13 Ademaacutes de a otros aspectos relevantes de la accioacuten social sus productos y los procesos que le han afectado incluida la recuperacioacuten interpretacioacuten y valoracioacuten del RA (Criado-Boado 2012 190-191) Desde los posicionamien-tos teoacutericos de la ArPa se considera que en la formacioacuten del RA intervienen tres instancias distintas ldquouna social (preteacuterita) que produce las formas origi-nales otra fiacutesica (o ambiental) que afecta a esas formas una vez producidas y otra socioinstitucional (o contemporaacutenea) que las hace accesibles a traveacutes de una praacutectica interpretativa realizada en un determinado contexto socio-institucionalrdquo (Mantildeana et al 2002 18)14 Varios autores han incidido anteriormente sobre la originalidad y especifi-cidad de ese registro tal como nosotros lo entendemos Azkarate 2002b 57

Figura 2 A Atalaia (A Guarda) A la izquierda la fotografiacutea de Buch y Buet (propiedad de A Martiacutenez Vicente) A la derecha el grabado firmado por T Avendantildeo (VVAA 1880 120)

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existe transformada y despojada de su uso primigenio en el siglo XX desaparece pero permanece en documentos graacuteficos y en la memoria de los vecinos ya en el siglo XXI se recupera reinterpretada a traveacutes de sus represen-taciones Lo que la convierte en patrimonio arqueoloacutegico es el haber dotado a esta arquitectura defensiva de un sig-nificado y relevancia contextual en la actualidad (Quiroacutes 2013 24-25) Pero ademaacutes la multidimensionalidad y multivocalidad de este tipo de PA hace que pase a formar parte de pleno derecho del Patrimonio Cultural (PC)18

Sobre arquitectura y paisaje

Nuestro acercamiento a la arquitectura y paisaje como objetos de estudio arqueoloacutegico se basa entonces en tres conceptualizaciones que entendemos comunes a ambas realidades son materializacioacuten de un concepto19 resul-tado de un proceso y recurso del pasado en el presente20

Esta conceptualizacioacuten nos permite precisamente abordar las distintas escalas en las que se manifiesta el RA seleccionar las herramientas de documentacioacuten registro y anaacutelisis tanto de la arquitectura como del paisaje y esta-blecer los liacutemites de la investigacioacuten Nuestro objetivo es aproximarnos a los distintos niveles de significacioacuten del RA que nos interesa y a la relacioacuten que guardan con la so-ciedad que inicioacute su proceso constructivo Intentar acceder

18 No es posible dar una definicioacuten lo suficientemente flexible y dialeacutectica sobre Patrimonio Cultural (veacutease por ejemplo la que propone Gonzaacutelez Meacutendez 1999 192) ldquoEste patrimonio no puede ser definido de un modo uniacute-voco y estable Soacutelo se puede indicar la direccioacuten en la cual puede ser identi-ficado La pluralidad social implica una gran diversidad en los conceptos de patrimonio concebidos por la comunidad enterardquo (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000) Para una reflexioacuten al respecto veacutease Azkarate 2009 290-29519 Ejemplos de estudios del paisaje y la arquitectura bajo este planteamiento se pueden ver en Leone Harmon and Neuwirth 2005 o Smith 200320 Sobre la multidimensionalidad del registro arquitectoacutenico veacutease Mantildeana et al 2002 16-18 tambieacuten Lefebvre 2013

tal punto que no soacutelo tenemos que gestionar el RA que nos permite acceder a la memoria del pasado sino la propia memoria La reconstruccioacuten de A Atalaia es un buen ejemplo de ello

Esta visioacuten del RA permite recoger tanto la multidi-mensionalidad del registro que reconocen los presupues-tos teoacutericos postprocesuales17 como la multivocalidad propuesta desde otros presupuestos teoacutericos como hacen la ArPa y la AA cuando reivindican las tres dimensiones del Patrimonio ArqueoloacutegicoArquitectoacutenico ya mencio-nadas (objetual documental y recursiva) Atendiendo a todas estas dimensiones y abordando la interpretacioacuten del RA desde marcos conceptuales y teoacutericos expliacutecitos superaremos aquella preocupacioacuten de V Lull de consi-derar el RA como realidad arqueoloacutegica Para el autor la descripcioacuten de los restos arqueoloacutegicos es soacutelo el co-mienzo de la investigacioacuten arqueoloacutegica (Lull 1988 65-66) Esta idea ha sido ampliada posteriormente por otros autores que auacuten desde distintos planteamientos teoacutericos insisten en ver el RA desde un punto de vista mucho maacutes enriquecedor y transversal a los distintos eslabones de la praacutectica arqueoloacutegica (Criado-Boado 2012 189-190) Concordamos en que la recuperacioacuten del RA debe reali-zarse dentro de un contexto social y disciplinar concreto (Criado-Boado 2012 190) que debe ser especificado

Uno de los aspectos importantes dentro de la argu-mentacioacuten que proponemos es que el RA pasa a ser PA cuando la sociedad lo sanciona como tal cuando sufre un proceso de valoracioacuten (Amado et al 2002 33) El PA y dentro de eacutel la arquitectura y el paisaje se compone de objetos fiacutesicos que tienen su propia existencia que variacutea a lo largo del tiempo Si recordamos el ejemplo de A Atalaia se construye en el siglo XVII en el siglo XIX

17 Las dimensiones tecnoloacutegica social o comunicativa por ejemplo de la arquitectura (Mantildeana et al 2002 17)

Figura 3 Reacuteplica de A Atalaia construida por la Escuela Taller de A Guarda

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social de un concepto y en este sentido se intentaraacuten comprender los aacutembitos de esta materializacioacuten que afectan a la arquitectura como objeto desde dentro de siacute misma en siacute misma y hacia fuera de siacute misma Nos interesa como espacio como estructura y como parte de un todo que es su entorno inmediato el territorio en el que se asienta y con el que se mimetiza o en el que se destaca para pasar a formar parte del proceso de construccioacuten de un paisaje cultural

En el caso que nos ocupa se abordoacute el estudio de la arquitectura entendida como estructura (desde dentro de siacute misma y en siacute misma) fundamentalmente desde la AA mientras que el anaacutelisis de la arquitectura en su relacioacuten con el entorno (hacia fuera de siacute misma) se hizo desde la ArPa Esta aproximacioacuten muacuteltiple que auacutena los planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos de ambas estrategias de investiga-cioacuten se denominoacute Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) como veremos maacutes adelante La AEC se entendioacute como una forma de abordar de manera conjunta el estudio de la arquitectura y del paisaje es decir de la construccioacuten del espacio no como una subdisciplina arqueoloacutegica

Una manera de dar dimensioacuten humana a un espacio es acotaacutendolo diferenciaacutendolo de otro espacio mediante el uso de la forma y sus elementos (Ching 1984 108) y es precisamente la informacioacuten que estos elementos guardan que estaacute cargada de significados distintos22 la

22 ldquoEl ente de la arquitectura no soacutelo hace visible nuestra existencia sino que la llena de significacioacutenrdquo (Ching 1984 386)

a la mayor parte de estos niveles de significacioacuten soacutelo seraacute posible si se hace desde una aproximacioacuten muacuteltiple y una mirada interdisciplinaria Recuperar todos sus niveles de significacioacuten sin embargo no lo es

Arquitectura

La arquitectura se entiende como una tecnologiacutea cons-tructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) pero ademaacutes ofrece diversos modos de significarse que van desde su propia estructura (el continente) los espacios que eacutesta crea in-ternamente (el contenido) las relaciones entre interior-exterior (Sennet 1991) o entre lo privado y lo puacuteblico su forma de significarse en el paisaje su representacioacutenhellip21 Aacutembitos que es imposible estudiar desde una uacutenica dis-ciplina como apunta Parenti (1995 20) Nos centrare-mos en tres de las dimensiones donde algunos de estos aacutembitos se manifiestan y que resultan de intereacutes para nuestra hipoacutetesis de trabajo (Figura 4)

Arquitectura como materializacioacuten de un concepto

En primer lugar interesa a nuestra investigacioacuten la arqui-tectura entendida como materializacioacuten de un pensamiento

21 Sobre el concepto de arquitectura veacutease Scruton 1979

Figura 4 Modelo conceptual de la nocioacuten de arquitectura manejada donde se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este trabajo

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anaacutelisis podremos llegar a comprender el conocimiento la tecnologiacutea o la concepcioacuten del mundo de estas sociedades Comprender la arquitectura como un objeto que puede ser estudiado desde la arqueologiacutea ha posibilitado el desarro-llo de la AA asiacute como una fructiacutefera reflexioacuten en el campo de la restauracioacuten arquitectoacutenica25 al entender que el yaci-miento arqueoloacutegico se extendiacutea maacutes allaacute del subsuelo y que el edificio formaba parte del yacimiento Y que en eacutel se auacutenan aspectos materiales y simboacutelicos que debemos deco-dificar y relacionar adecuadamente (Rabiacute 2004) Resaltar nuevamente que en esta investigacioacuten nos aproximamos a la arquitectura desde una perspectiva arqueoloacutegica

Intentaremos ejemplificar nuestra concepcioacuten de la arquitectura como materializacioacuten de un concepto a traveacutes de la oacuteptica del objeto de estudio de este trabajo volviendo a la Figura 4 En la columna de la izquierda se representa una imagen sateacutelite de la Praccedila Forte de Valenccedila En ella se observan dos espacios urbanos encerrados dentro de una estructura amurallada con varias figuras geomeacutetricas exte-riores formando todo ello un poliacutegono irregular

Nos interesa detenernos ahora brevemente en el mo-delo de fortificacioacuten de eacutepoca moderna La aparicioacuten de las balas metaacutelicas durante la segunda mitad del siglo XV llevoacute aparejado la introduccioacuten de una serie de cambios en la artilleriacutea que obligaron a buscar nuevas soluciones para la arquitectura defensiva disminucioacuten de la altura de las murallas construccioacuten de un terrapleacuten por el interior sobre el que situar la artilleriacutea y sustitucioacuten de los matacanes de la parte superior de las murallas medievales por parapetos ma-cizos maacutes resistentes ademaacutes del uso de recintos poligona-les como el que observamos en la Figura 5 o del baluarte

25 Doglioni 2002 y 2011 Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b Latorre y Caba-llero 1995 o Mileto y Vegas 2004 entre otros

que nos permite acceder al patroacuten de racionalidad23 que estaacute detraacutes del hecho constructivo y de su uso24

Estas ideas no son nuevas han sido ya tratadas por distintos arquitectos que entienden la arquitectura como la expresioacuten de su tiempo tanto a la hora de proyectar como de interpretar la arquitectura En su momento Mies van der Roohe buscaba ldquolas relaciones precisas entre la civiliza-cioacuten la cultura y la arquitecturardquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 19) Desde posiciones maacutes recientes se considera tambieacuten que la arquitectura conforma un proceso especiacutefico de produccioacuten e interpretacioacuten de la realidad por lo que no soacutelo es un elemento representativo de un contexto histoacuterico concreto sino que detenta un rol como orientacioacuten cultural (Rabiacute 2004) retroalimentando el proceso desde la sociedad a la arquitectura y desde la arquitectura a la sociedad Con todo ello podemos afirmar que la arquitectura como mate-rializacioacuten de un concepto se convierte en una herramienta cultural que construye el paisaje social (Ayaacuten 2006)

Si la arquitectura es reflejo de un pensamiento social cabriacutea preguntarnos coacutemo reproduce este pensamiento Apelando a la semioacutetica de la arquitectura (Ching 1984 386) eacutesta se convierte en un tipo de lenguaje mediante el cual a traveacutes de la construccioacuten de un objeto las so-ciedades expresan su forma de habitar y sentir el mundo es una expresioacuten de su cultura hecha objeto es cultura material Y es este aspecto el que nos interesa focalizar aquiacute pues como cultura material es susceptible de ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica A traveacutes de su

23 Por ldquopatroacuten de racionalidadrdquo debe entenderse la forma como una cultura en-tiende su relacioacuten con el mundo el horizonte intersubjetivo de los individuos Mientras que el ldquopatroacuten de subjetividadrdquo se refiere al patroacuten de racionalidad de un uacutenico individuo a coacutemo de construye la subjetividad de un individuo a partir del patroacuten de racionalidad de la sociedad en la que este habita24 Para profundizar en este aspecto veacutease Mantildeana et al 2002 14

Figura 5 ldquoPlanta da praccedila de Valenccedila que represezenta o estado em que se achava da sua reparaccedilatildeo e melhoramento e em q se mostratildeo as ruinas que fizeratildeo os inimigos no anno de 1809rdquo (Ca 1809) (copia del Archivo Jaime Garrido original en el archivo del Gabinete de Estudos Arqueoloacutegicos de Engenharia Militar de Lisboa -signatura 2755-2A-25A-36)

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aportaciones a diferentes campos de la arqueologiacutea la historia la historia de la arquitectura o la restauracioacuten arquitectoacutenica Autores como Azkarate (2013 290) definen la arquitectura ldquocomo el precipitado final de un denso proceso histoacutericordquo por lo que eacutesta se convierte en depositaria de una memoria que resignificamos en un momento concreto a traveacutes de un proceso de de-construccioacuten primero y reconstruccioacuten despueacutes que nos permite acceder a la huella de esa memoria

En nuestro ejemplo recogemos en la columna central una imagen que se corresponde con una parte del recinto amurallado de Valenccedila situado entre los baluartes de Satildeo Joseacute e de Nossa Senhora do Carmo En ella se aprecia una puerta de factura medieval inserta en una muralla de la misma eacutepoca (Figura 6) En la parte superior de la muralla se superpone un parapeto sobre un cordoacuten magistral y se le adosa por el sur el baluarte de Satildeo Joseacute (en la imagen de la izquierda de la Figura 6 se corresponde con el muro inclinado) que forma parte de las reformas llevadas a cabo en eacutepoca moderna para convertir la ciudad amurallada medieval en una plaza fortificada adaptaacutendola a los nuevos sistemas defensi-vos de la eacutepoca A partir de este momento la plaza sigue siendo constante objeto de ampliaciones reformas y mejoras en el sistema defensivo Es hoy el resultado de un proceso constructivo que muestra los cambios produ-cidos en los distintos sistemas de fortificacioacuten desde la Edad Media hasta eacutepoca contemporaacutenea

A su vez las transformaciones operadas en la parte superior de las murallas obligaron a reforzarlas desde la cimentacioacuten construyeacutendose ahora por el exterior en talud y avanzando los baluartes Se introducen tambieacuten nuevos elementos como los revellines las medias lunas la torre con cantildeones la cantildeonera o la casamata

A esta fortificacioacuten desarrollada en Europa en el siglo XVI se la conoce como fortificacioacuten abaluartada En los siguientes dos siglos seraacute objeto de diferentes cambios en la buacutesqueda de nuevos modelos encamina-dos a la mejor defensa de las plazas Este es el caso de la planta de Valenccedila la ciudad medieval (que corresponde al recinto situado maacutes proacuteximo al riacuteo) se abaluartuacutea sus murallas se adaptan a las nuevas necesidades defensi-vas Se complementa con la construccioacuten de una obra coronada (la parte derecha de la planta de la Figura 5) se dota de foso y de una serie de defensas exteriores En definitiva la planta de Valenccedila se construye siguiendo las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada de los siglos XVII-XVIII estaacute materializando un concepto

Arquitectura como resultado de un proceso

En segundo lugar nos interesa destacar tambieacuten la ar-quitectura como resultado de un proceso de hecho es eacutesta la idea que se ha enraizado fuertemente en la AA y ha permitido su desarrollo generando importantes

Figura 6 Puerta situada en una de las cortinas del recinto medieval de Valenccedila Los restos de la faacutebrica medieval son de silleriacutea irregular dispuesta en hiladas horizontales Estaacute rematada al exterior por un arco apuntado con clave decorada con escudo mientras que la interior estaacute rematada por un arco escarzano dovelado La muralla medieval estaacute alterada tanto por la construccioacuten del parapeto que remata la cortina como por el flanco del baluarte de Satildeo Joseacute de perfil ataludado ambos realizados en un aparejo de mamposteriacutea irregular

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presente en el caso de la arquitectura donde su conser-vacioacuten y mantenimiento estaacuten ligadas a su uso esta afir-macioacuten se hace especialmente necesaria El uso (actual) que le demos dependeraacute de muchos factores de poliacuteticas patrimoniales de su reacutegimen de propiedad de su estado de conservacioacuten y ante todo de su reconocimiento social

Arquitectura como recurso del pasado en el presente

La tercera conceptualizacioacuten manejada entiende la ar-quitectura como un recurso del pasado en el presente Si tenemos la obligacioacuten de estudiar y gestionar el PA en el

Figura 7 Fotografiacuteas del frente suroeste del Castelo de Santa Cruz (2003) En la imagen de la izquierda se pueden observar las fincas particulares que se adosan al frente del castillo se ha marcado en magenta el Baluarte de la Guiacutea A la izquierda la Puerta de la Villa a la que se accede a traveacutes de un camino situado entre dichas fincas que han ocupado el espacio en el que se localizaba la media luna de la Villa

Figura 8 El muro de una de las fincas particulares que ocupan el frente sureste

del Castelo de Santa Cruz se adosa al aacutengulo capital del Baluarte de San

Sebastiaacuten

Figura 9 Proceso de invisibilizacioacuten del Castelo de Santa Cruz entre la primera mitad del siglo XX y el 2001 En 2009 el castillo empieza a visibilizarse de nuevo a raiacutez de los trabajos llevados a cabo en FORTRANS y las intervenciones para la rehabilitacioacuten y puesta en valor del castillo ademaacutes de la urbanizacioacuten de su entorno

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objetivarlo y estudiarlo pues materializa aspectos de las sociedades humanas para las que el paisaje constituye una dimensioacuten relevante (Criado-Boado 2012 20)

Nuestro trabajo parte de la comprensioacuten del paisaje como un producto socio-cultural que objetiva ldquosobre el medio fiacutesico y en teacuterminos espacialesrdquo la accioacuten social ldquotanto de caraacutecter material como imaginariordquo donde la accioacuten social estaacute constituida por las praacutecticas intencio-nales y no intencionales (Criado-Boado 1999 5) Este concepto de paisaje intenta superar la consideracioacuten formalista del espacio como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental para considerarla una realidad eminentemente social que se construye culturalmente El paisaje asiacute entendido supuso una reconversioacuten conceptual del espacio que no soacutelo seriacutea materia sino tambieacuten ima-ginacioacuten (Criado-Boado et al 1991 29 Criado-Boado 1993a 42) Esta categoriacutea maacutes contextual entiende que

En nuestro ejemplo hemos reservado la columna de la derecha de la Figura 4 para representar esta con-ceptualizacioacuten No trataremos aquiacute la distinta valoracioacuten que las comunidades locales gallega y portuguesa tienen de cada una de las arquitecturas que conforman el conjunto de la fortificacioacuten fronteriza ni tampoco de su valoracioacuten como conjunto pues existen importantes diferencias en su percepcioacuten conocimiento y valoracioacuten que van maacutes allaacute de los objetivos perseguidos en este ar-tiacuteculo Pero resultaba especialmente llamativo descubrir que en A Guarda el castillo habiacutea sido praacutecticamente invisibilizado y eliminado de la memoria de la vecindad a pesar de ser una de las fortificaciones permanentes de mayor envergadura del lado gallego de la frontera Se le habiacutean ido adosando fincas privadas que ocultan parte del periacutemetro en su frente sudoeste uacutenicamente el ac-ceso a la Puerta de la Villa se respetoacute dejando un camino que discurre entre las fincas y sus respectivos muros de cierre (Figura 7)

Lo mismo sucedioacute en su frente sureste donde los muros que delimitan las propiedades mueren respecti-vamente en el aacutengulo capital de los baluartes de Santa Tecla y San Sebastiaacuten (Figura 8) Su frente quedoacute oculto tras la vegetacioacuten arboacuterea al igual que en el interior del castillo de propiedad privada donde las estructuras construidas quedaron ocultas en un frondoso jardiacuten tras abundante vegetacioacuten Todo ello haciacutea que esta pieza de la fortificacioacuten fronteriza se hubiese invisibilizado en el pasado reciente guardeacutes hasta llegar a eliminarse de la memoria de algunos de sus vecinos y vecinas (Figura 9)

Cuando comenzaron los trabajos arqueoloacutegicos existiacutea un plan urbaniacutestico para el entorno del castillo que suponiacutea su urbanizacioacuten la construccioacuten de pistas y varios edificios de vivienda sobre su glacis A pesar de los resultados de los estudios previos este plan siguioacute adelante como estaba proyectado Hoy se ha ejecutado parcialmente se han construido dos de esas torres de vi-viendas lo que ha motivado una nueva invisibilizacioacuten parcial o total del castillo en funcioacuten de la ubicacioacuten del observador (Figura 10)

Paisaje

El Convenio Europeo del Paisaje de 20 de octubre de 2000 (BOE nuacutem 31 de 5 de febrero de 2008 paacuteginas 6259 a 6263) lo identifica como el resultado de la accioacuten humana sobre una matriz espacial siendo percibido como tal por la sociedad Esta concepcioacuten del paisaje como siacutentesis (Orejas 1995a 218-219) ha permitido

Figura 10 Fotografiacuteas recientes del Castelo de Santa Cruz obtenidas desde distintas posiciones en las que se puede observar el impacto visual producido por las torres construidas en su glacis

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tuviera una dimensioacuten estrictamente fiacutesica y empiacuterica y perdiera todo su componente simboacutelico poliacutetico y social Dentro de esta criacutetica que surge a mediados de la deacutecada de 1980 aparecen una serie de estudios orientados desde la idea de que cuando se trabaja con sociedades el espacio es antes ldquouna construccioacuten poliacutetica una realidad social y un producto culturalrdquo que una matriz fiacutesica Es aquiacute donde surge la Arqueologiacutea del Paisaje orientada hacia la descripcioacuten de los procesos socio-culturales y simboacutelicos de construccioacuten de los paisajes preteacuteritos desde la arqueo-logiacutea (Criado-Boado 1993c 33-34)

En el debate teoacuterico que tiene lugar en las dos deacuteca-das siguientes a 198026 el paisaje adquiere una impor-tancia ldquoinusitadardquo como evidencia arqueoloacutegica (Figura 11) Se intenta superar la realidad fiacutesica del espacio y se buscan nuevas formas de dotar de mayor sentido las

26 Una visioacuten de este debate se puede revisar en Burillo 1998

el espacio es ldquouna construccioacuten social imaginaria en movimiento continuo y enraizada en la cultura existien-do una estrecha relacioacuten estructural en las estrategias de apropiacioacuten del espacio entre pensamiento organizacioacuten social subsistencia y concepcioacuten-utilizacioacuten del medio ambienterdquo (Mantildeana et al 2002 18)

El desarrollo de los estudios del paisaje asiacute en-tendido tuvo lugar como consecuencia del intento por trascender las limitaciones que el registro impone a la interpretacioacuten del pasado (Soler 2007 43) posicionando al paisaje como un elemento principal del RA gracias a su capacidad de integrar diferentes perspectivas (ambiental histoacuterica antropoloacutegicahellip) y ser objeto de conocimiento a la vez que medio de transformacioacuten social y cultural (Barreiro et al 2009 8) No podemos entender este cam-bio de concepto si no es dentro de una estrategia mayor en la que la orientacioacuten tecno-ecoacutenomo-ecoloacutegica de la Arqueologiacutea Espacial haciacutea que el concepto de espacio

Figura 11 Mapa del municipio de El Rosal con las feligresiacuteas de Santa Marina de El Rosal y San Miguel de Tabagoacuten (Pontevedra) cerca de la desembocadura del riacuteo Mintildeo de 1733 (Archivo de la Real Chancilleriacutea de Valladolid Signatura PLANOS Y DIBUJOS DESGLOSADOS 83) Se representan distintas formas de artificializacioacuten del espacio caminos parcelaciones cultivos construcciones etc

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(definen articulan y nombran) necesarios para poder lle-var a cabo la articulacioacuten de un espacio Analizando estos dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad etc se deberiacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los dispositivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racio-nalidad (Criado-Boado 1999 10) Espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construc-cioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder herramientas conceptuales que desarrollada la ArPa

El paisaje asiacute entendido conjuga tres tipos de elemen-tos fiacutesicos sociales y simboacutelicos que a su vez configuran las tres dimensiones presentes en el paisaje el espacio en cuanto a entorno fiacutesico o matriz medioambiental de la ac-cioacuten humana el espacio en cuanto a entorno social o me-dio construido por el ser humano sobre el que se producen las relaciones entre individuos y grupos y el espacio en cuanto a entorno pensado o medio simboacutelico27 en el que desarrollar y comprender la apropiacioacuten humana de la naturaleza (Criado-Boado 1999 6) Atender a estas tres dimensiones es lo permitiraacute para este autor comprender la globalidad del paisaje y es lo que se aborda en una ldquoArqueologiacutea total del paisajerdquo frente a otras ArPa que se centran uacutenicamente en una u otra de estas dimensiones

Uacutenicamente antildeadiremos que el paradigma de paisaje seguido aquiacute sigue los presupuestos definidos por Anschuetz et al (2001) que a su vez toma de Whitt-lesey (1997) donde eacuteste se define maacutes por lo que hace

27 El paisaje existe en cuanto es percibido experimentado y contextualizado por la gente Constructed Landscapes Conceptualized Landscapes and Idea-tional Landscapes (Knapp and Ashmore 1999)

fronteras de la materialidad del registro (Soler 2007 48) A partir de estos trabajos el paisaje empieza a entenderse en un sentido relacional que transmite la actividad huma-na material y mental y se convierte en objeto de estudio histoacuterico (Orejas 1995b 63) La objetivacioacuten del paisaje como tal implicoacute entender que el uso del espacio genera unas formas concretas en el paisaje y que esta morfologiacutea puede ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica (como el anaacutelisis fisiograacutefico Criado-Boado 1999 28) A partir de su estudio era posible acceder al uso que las socieda-des hicieron de esos espacios y por tanto a las sociedades mismas a traveacutes del conocimiento de sus conductas espa-ciales integradas en una racionalidad y en unas pautas globales de comportamiento plasmadas en la morfologiacutea de ese espacio Cuando se entiende que las praacutecticas sociales se objetivan en el espacio se pasa a hablar de paisaje se abandona el concepto maacutes neutro de espacio y se fijan las bases metodoloacutegicas para la investigacioacuten El paisaje se convierte asiacute en el espacio usado disentildeado pensado apropiado sacralizado abandonadohellip por dife-rentes sociedades (Orejas 1995a 217) (Figura 12)

La estrategia de investigacioacuten en ArPa se centroacute en analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegi-cos a partir de los elementos que los concretan estudiando de manera integral los procesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia (Mantildeana et al 2002 27) Para ello se parte de la idea de que las actividades humanas que tienen lugar en relacioacuten con el espacio es-taacuten organizadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza o lo que es lo mismo en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen no soacutelo los dispositivos mecaacutenicos (fiacutesicos) sino que se incluyen tambieacuten los conceptuales

Figura 12 Paisaje aterrazado del valle del Oitaveacuten (Soutomaior Pontevedra) sobre el que se ha realizado una intensa labor antroacutepica y se ha constituido un paisaje agrario (fotografiacutea de Paula Ballesteros 2003 25)

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forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular lo que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzadordquo (Porras 1995 53) La descripcioacuten que hace Porras del baluarte recoge uno de los maacutes im-portantes principios del arte de este tipo de fortificacioacuten que dice que cada parte de la fortificacioacuten defiende y es defendida por otra parte de manera que ldquoUna fortaleza ha de constituirse como una maacutequina perfectamente ar-ticulada que haga posible la mutua visibilidad y defensa de todos los elementos arquitectoacutenicos que la compo-nenrdquo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 17)

Detraacutes de esta idea se encuentra el hecho de que para conseguir una correcta fortificacioacuten se intenta alcanzar una figura que responda a la siguiente maacutexima ldquoque una pequentildea fuerza resista a una maacutes grande o un pequentildeo nuacute-mero de hombres a un nuacutemero mayorrdquo28 (Figura 14) Esta maacutexima que se aplicaba al disentildeo de las fortificaciones se puede hacer extensible a una escala auacuten mayor pues una fortificacioacuten no defendiacutea soacutelo una plaza sino una zona y en casos complejos como el que nos ocupa donde debiacutea defenderse un territorio muy amplio formaba parte de un sistema defensivo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 9)

En el paisaje trasfronterizo mintildeoto se produce un traslado de las formas caracteriacutesticas de la fortificacioacuten

28 Errard-le-duc de su tratado La fortification demostreacutee et reduite en art (Pariacutes 1594) tomado de Galindo (2002 63)

que por lo que es Las principales bases del paradigma de paisaje manejado por ambos se rigen por cuatro premisas ldquo1 Landscapes are not synonymous with natural environments [hellip] 2 Landscapes are worlds of cultural product [hellip]3 Landscapes are the arena for all of a communityrsquos activities [hellip] 4 Landscapes are dynamic constructions with each community and each generation imposing its own cognitive map on an anthropogenic world of interconnected morphology arrangement and coherent meaningrdquo (Anschuetz et al 2001 160-161)

Paisaje como materializacioacuten de un concepto

Tras esta introduccioacuten al concepto de paisaje volve-remos a esa triple conceptualizacioacuten que nos interesa Nos serviremos esta vez de la observacioacuten del paisaje fortificado mintildeoto para analizar coacutemo eacuteste se concreta como la materializacioacuten de un concepto para lo cual re-visaremos primero la columna izquierda de la Figura 13

Comentaacutebamos arriba cuaacuteles eran las caracteriacutesti-cas baacutesicas de la fortificacioacuten abaluartada y coacutemo el desarrollo de este tipo de fortificacioacuten veniacutea a su vez motivado por el desarrollo de una nueva tecnologiacutea ar-mamentiacutestica derivada de la introduccioacuten de la poacutelvora y el consiguiente perfeccionamiento de la artilleriacutea Esta fortificacioacuten recibe su nombre del uso del baluarte ldquouna

Figura 13 Modelo conceptual de la nocioacuten de paisaje manejada Se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este texto

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Figura 14 La imagen de la derecha corresponde a un Estudio de Fortificaccedilatildeo del Teniente General Nicolao de Langres (Ca 1661) (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387) Representa la planta de una fortificacioacuten ideal con ocho baluartes y cortinas protegidas por revellines En la parte superior derecha se presenta un estudio detallado de las liacuteneas de tiro desde y hacia cada una de las partes de esta fortaleza La imagen de la izquierda muestra el emplazamiento de los castillos de San Felipe La Palma y San Martiacuten que defienden la zona maacutes angosta de la riacutea de Ferrol Se representan los sectores que baten los dos primeros (San Felipe C-A La Palma B-D ambos B-A) (imagen extraiacuteda de Loacutepez Hermida 2005 el original se conserva en el Archivo Intermedio de la Regioacuten Militar Noroeste) Como vemos la defensa de las plazas no soacutelo se tiene en cuenta en cada plaza sino tambieacuten entre plazas que forman parte de un mismo conjunto defensivo

Figura 15 Representacioacuten de un ingeniero disentildeando una fortificacioacuten con dos auxiliares Dibujo del Teniente General Nicolao de Langres ca 1661 (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387)

abaluartada y de las maacuteximas a las que estas formas res-ponden a la espacialidad del territorio (Figuras 14 y 16) De la misma manera que debe existir una mutua visibili-dad y defensa entre todos los elementos arquitectoacutenicos que componen la fortaleza esta maacutexima se aplica tambieacuten a la relacioacuten entre fortalezas que funcionan como cada una de las partes de una fortificacioacuten siguiendo una pla-nificacioacuten y disentildeo que trate de cubrir todas las partes del territorio donde unas arquitecturas visibilicen y defiendan

a otras Ello supone que los ingenieros militares deben llevar a cabo previamente un estudio pormenorizado de la topografiacutea y los distintos elementos morfoloacutegicos que la componen a fin de localizar los mejores emplazamientos adaptar las plantas a ellos y complementar la defensa na-tural con la disposicioacuten de elementos fortificados comple-mentarios de distinta tipologiacutea y funcionalidad (Figura 15)

Cada arquitectura se ubica en un espacio estrateacute-gico dentro de las zonas que se quieren defender unas

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Un ejemplo de ello podemos observarlo en el con-junto defensivo que hemos identificado como subsiste-ma de Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos donde las fortificaciones se disponen protegiendo tanto el paso de barcas que se localiza en el riacuteo Mintildeo como las viacuteas de traacutensito que discurren siguiendo el trazado del mismo a uno y otro lado de la frontera tal y como se puede ver en la Figura 17

Las fortificaciones agrupadas situadas en ambas maacuter-genes del riacuteo corresponden a dos momentos distintos30 uno de eacutepoca medieval y otro de eacutepoca moderna Seraacute en el siglo XVII cuando en torno a dos poblaciones anteriores la gallega Barca de Goiaacuten y la portuguesa Vila Nova de

30 Nos referimos a su momento inicial de construccioacuten

fortificaciones visualizan y defienden a las otras de tal manera que se produce una defensa subordinada entre todos los elementos que poco a poco van construyendo el paisaje fortificado un sistema donde se materializan las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada especialmente aquella que dice que ldquotoda la Fortificacion exterior esteacute dominada defendida y descubierta de la interiorrdquo29

29 De las maacuteximas que propone Sebastiaacuten Fernaacutendez de Medrano nos inte-resan para los aspectos que estamos comentando la que recogemos arriba (la duodeacutecima) y la undeacutecima ldquoque no aya parte de la Placcedila que no estegrave vista y defendida de otrardquo (Fernaacutendez de Medrano 1700 11) las cuales seguacuten el autor se encuentran dentro de las que se consideran inviolables a la hora de llevar a cabo una fortificacioacuten Para Lecuze por ejemplo la undeacutecima regla de Medrano debe ser la primera a tener en cuenta Su maacutexima quinta dice ldquoLa Plaza debe estar igualmente fortificada por todas partes dominar la campantildea vecina y descubierta hasta el alcance de cantildeonrdquo (Lucuze 1772 22)

Figura 16 Representacioacuten del modelo teoacuterico de un paisaje fortificado con las relaciones existentes entre los elementos que lo componen Se representa la interrelacioacuten (flechas) entre partes de una fortificacioacuten (puntos rojos) entre fortificaciones (F) y entre subsistemas o conjuntos defensivos (Sb) Todo ello forma un sistema fortificado donde las maacuteximas aplicables al disentildeo de una fortificacioacuten se han hecho extensibles al territorio

Figura 17 Localizacioacuten de las fortificaciones que forman parte del subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos sobre un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) Las fortificaciones se situacutean a ambos lados del riacuteo Mintildeo En la imagen de la derecha hemos representado con un oacutevalo la cuenca que controla este subsistema un espacio enmarcado por la Serra do Argalo en Galicia y las da Gaacutevea Salgosa y Cova en Portugal y con una liacutenea roja punteada las viacuteas de traacutensito terrestre que discurren paralelas al Mintildeo y que tambieacuten controlan estas fortificaciones

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y desde cuaacutentas entidades es visible la entidad analiza-da (visibilizacioacuten) Como se puede apreciar existe una relacioacuten visual entre todas ellas Uacutenicamente no existe relacioacuten con el Castelo de Medos que se corresponde en la Figura 19 con el punto situado maacutes arriba ya que los radios que hemos usado para el caacutelculo son de 800 m y 2 km pero desde eacuteste se domina la viacutea de traacutensito terrestre gallega asiacute como otros puntos a larga distancia pudiendo ser visible por ejemplo el movimiento de grandes tropas cruzando el riacuteo tal y como se muestra en la Figura 20

La ubicacioacuten de estas fortificaciones responde a as-pectos estrateacutegicos por una parte la defensa de las viacuteas de traacutensito terrestres o fluvial por otra el control de los pasos de barca histoacutericos en uno de ellos la Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira se enfrenta al actual Castelo de San Lourenzo31 aquiacute se emplazaba hasta hace pocos antildeos el Fe-rry que comunicaba Goiaacuten con Vila Nova el otro situado

31 Este fuerte se construye con posterioridad a la finalizacioacuten de la Guerra de la Restauraccedilatildeo pero se hizo sobre otro de menores dimensiones conocido como Forte da Barca que fue destruido por los portugueses una vez conquistada la villa Por lo tanto el anaacutelisis que hacemos de la relacioacuten entre ambas fortifi-caciones corresponde al de las defensas originales de aquel periodo de guerra

Cerveira se vaya poco a poco articulando un sistema de-fensivo complejo que protege el paso de barcas del Mintildeo y la viacutea que discurre por el lado portugueacutes y que comu-nica Valenccedila poblacioacuten enfrentada a la ciudad de Tui y Caminha situada en el estuario del Mintildeo En el antildeo 1663 los portugueses ocupan la villa de Goiaacuten y comienzan a construir aquiacute una defensa que funcionaraacute conjuntamente con la que ya existiacutea y se perfecciona a la moderna ahora en Vila Nova de Cerveira (Ericeira 1945 vol IV 170 y ss) habilitando aquiacute una zona estrateacutegica de dominio portugueacutes en territorio gallego desde donde se efectuacutean varias incursiones en el paiacutes vecino Los gallegos deciden establecerse entonces en las proximidades protegidos por el noroeste por la Serra do Argalo al otro lado de la viacutea de traacutensito que comunica la ciudad episcopal de Tui y la villa de A Guarda en la desembocadura del Mintildeo construyen-do el Forte de Santiago Carrillo en el lugar de Medos

En la Figura 18 se recogen las visibilidades y visibilizaciones que hemos calculado entre las entida-des identificadas en el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos es decir queacute nuacutemero de entidades son visibles desde cada entidad analizada (visibilidad)

Figura 18 Visibilidad y visibilizacioacuten entre fortalezas y estructuras que conforman el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos Se han calculado en un radio de 800 m y 2 km y se tiene en cuenta tambieacuten la visibilidad acumulada entre todos los elementos de la totalidad de la raia huacutemeda

Nombre de entidad Tipo de entidad

Visibilidad Visibilizacioacuten

A 800 m

A 2 km

800 m miacuten

800 m maacutex

2 km miacuten

2 km maacutex

Ac Miacuten

Ac Maacutex

Fortaleza de N Sra da Concepcioacuten Fortificacioacuten 3 8 1 3 1 7 1 19

Forte de San Lorenzo Fortificacioacuten 4 9 3 5 5 8 6 8

Torre dos Ratos Fortificacioacuten 3 9 1 2 1 10 4 17

Torre dos Correa Fortificacioacuten 6 8 2 4 6 7 6 7

Forte das Chagas Fortificacioacuten 1 7 1 4 1 9 3 22

Muelle de Goiaacuten Estructura 5 7 6 8 6 8

Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira Fortificacioacuten 5 10 2 5 7 10 8 12

Emplazamiento Fortiacuten de Vila Nova Estructura 5 10 3 5 8 10 9 12

Muelle de Vila Nova de Cerveira Estructura 4 5 8 9 8 10

Forte de Lovelhe Fortificacioacuten 2 9 1 3 3 11 9 23

Atalaia da Mata Fortificacioacuten 0 3 1 3 1 10 1 14

Castelo de Medos Fortificacioacuten 0 0 1 2 1 2 1 29

Significado de las abreviaturas empleadas en la tabla miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que se observan desde una entidad concreta maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que se observan desde una entidad concreta Ac Miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada Ac Maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada

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Estos aspectos materializan en el paisaje las maacutexi-mas de la fortificacioacuten abaluartada por las que se rige el arte de la guerra de eacutepoca moderna Vemos coacutemo las rela-ciones entre las partes de una fortificacioacuten se trasladan al territorio existiendo tambieacuten relaciones entre fortalezas Pero ademaacutes tambieacuten existen otros elementos en este territorio que permiten comunicar un subsistema con otro

Para el caso gallego33 conocemos la existencia de fachos por la documentacioacuten histoacuterica y bibliograacutefica34 por su representacioacuten en distintos documentos carto-graacuteficos (Figura 21) o por la toponimia A partir de esta documentacioacuten hemos localizado algunos a lo largo del Baixo Mintildeo (se corresponden con los puntos rojos de la Figura 22) Estos se emplazan en zonas de mayor altitud que aquellas en las que se ubican las fortificaciones nor-malmente en la liacutenea de montantildeas que cierra por el norte el valle del Mintildeo Desde estos puntos hemos realizado el caacutelculo de visibilidad en un radio de 2 y 5 km con lo que pudimos comprobar que complementan a mayor distancia las visibilidades de las entidades que confir-man los subsistemas y que ademaacutes se encadenan con estas y con las del facho anterior y posterior (Figura 22)

Paisaje como resultado de un proceso

La segunda conceptualizacioacuten se refiere al paisaje entendi-do tambieacuten como resultado de un proceso constructivo que en este caso conllevoacute su adaptacioacuten al nuevo arte de forti-ficar transformando los espacios urbanos medievales que estaban centildeidos por una cinta amurallada con sus corres-pondientes torres en espacios de mayor amplitud delimi-tados por una o varias liacuteneas defensivas que a medida que avanzaban hacia el exterior del recinto urbano descendiacutean en altura Buen ejemplo de ellos son los nuacutecleos fortifica-dos que se construyeron en torno a ciudades medievales anteriores como Caminha Vila Nova de Cerveira Tui Valenccedila Salvaterra do Mintildeo Monccedilatildeo o Melgaccedilo

33 Para el territorio portugueacutes no hemos conseguido documentar ninguacuten facho como estructura pero sabemos que debiacutean existir por lo que se recoge en Antunes (1996 3) ldquoTentamos entatildeo [hellip] fazer um ponto da situaccedilatildeo relativa-mente agraves obras de defesa projectadas delineadas construiacutedas e utilizadas sob o espectro das Guerras da Restauraccedilatildeo com os dados que possuiacutemos ateacute meados do seacuteculo XVIII Relegamos por uma questatildeo de meacutetodo e de tempo o estudo dos fachos e atalaias que pontuavam a nossa defesa raiana ou que com ela es-tavam articulados para um trabalho de maior enverfadura e de enquadramento temporal diversordquo Y por la presencia de alguacuten topoacutenimo facho en la zona34 ldquoOs portugueses mailos galegos andaron sempre en guerra E en Goiaacuten habiacutea un castelo onde se defendiacutean do ataque Para avisar do inimigo nos outeiros que arrodean o castelo acendiacutean fogueiras ou fachos Desta forma os da fortaleza estaban preparados para a defensa Por iso os portugueses non conseguiron vencer oacutes do castelordquo (Gude 2009 28)

en el lugar donde se emplazan el Forte de Satildeo Francisco de Lovelhe en Portugal y A Atalia o Torre dos Ratos en Galicia hoy estaacute ocupado por el puente internacional que comunica las poblaciones de Goiaacuten y Lovelhe32

32 No existe un paso documentando en la planimetriacutea de la eacutepoca entre Love-lhe y A Atalia sin embargo debioacute ser una zona portuaria en eacutepocas anteriores ya que a ambos lados del riacuteo se documentaron sendos yacimientos durante la construccioacuten del puente internacional el del lado gallego identificado como de eacutepoca romana y el del lado portugueacutes como un ldquocais de acostagem fluvialrdquo una estructura portuaria de la Alta Edad Media (Almeida 2002) En una publicacioacuten posterior se adscribe a eacutepoca prerromana y romana (Ramos y Branco 2010 16-17)

Figura 19 MDE de la zona en la que se emplaza el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos con la representacioacuten de las visibilidades en un radio de 2 km Como se puede apreciar las zonas que concentran un mayor control visual son aquellas en las que se localizan las viacuteas de traacutensito tanto en el lado gallego (al que corresponde la parte superior de la imagen) como en el portugueacutes

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Figura 20 Vista aeacuterea del fuerte de Medos de 2009 (proporcionada por Terra Arqueos SL) En primer teacutermino se localiza el fuerte en segundo teacutermino la viacutea de traacutensito que une Tui con A Guarda y al fondo el riacuteo Mintildeo y la Torre dos Ratos

Figura 21 Mapa de la Provincia de Tuy y una Porcion de la de entre Mintildeo y Duero en Portugal [hellip] del Ingeniero Alexandro des Angleacutes de 1762 (copia en el Archivo Privado Jaime Garrido) Los fachos aparecen representados como una luminaria roja

Figura 22 MDE con las entidades que componen los subsistemas de A Guarda-A Iacutensua-Caminha y Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos En la imagen central visibilidades en un radio de 2 km de estas entidades En la imagen de la derecha las visibilidades anteriores se complementan con las de los fachos en un radio de 5 km

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transformacioacuten de sus elementos constructivos (como en el caso de Lapela donde no hubo una alteracioacuten significa-tiva del castillo medieval Figura 25) o bien se conservan pero son envueltas por estructuras modernas (como en el caso de Tui Figura 23) o bien se emplean como soporte de las estructuras modernas (como mostraacutebamos en la Figura 6 para el caso de Valenccedila) Por otra parte estariacutean las construcciones realizadas ex novo escogiendo los em-plazamientos que responden a los principios comentados anteriormente y siguiendo ya las maacuteximas de la fortifica-cioacuten abaluartada como el Castelo de Medos (Figura 21)

Pero al igual que sucediacutea con la aplicacioacuten del con-cepto defensivo de una plaza a la totalidad del territorio en este caso tambieacuten se produce el mismo proceso y poco a poco sobre un paisaje anterior se va conforman-do a lo largo del periodo de guerra una nueva estructura morfoloacutegica que responde a otras loacutegicas defensivas y constructivas (Blanco-Rotea 2011 145-148) Un paisaje fortificado que seguiraacute completaacutendose en los dos siglos siguientes (Figura 24) En este proceso se conjugan dos aspectos por una parte la reutilizacioacuten de fortificacio-nes previas que o bien se mantienen sin que exista una

Figura 23 Imagen sateacutelite de la ciudad de Tui (2006 copyGoogle Earth) sobre la que se ha dibujado en verde el recinto medieval y en rojo los restos de la fortificacioacuten moderna o su trazado en aquellos lugares en el que el crecimiento urbaniacutestico ha respetado dicho trazado

Figura 24 MDE de la zona de Salvaterra-Monccedilatildeo y Extremo en el que se han indicado las poblaciones medievales a la izquierda y las construcciones realizadas una vez conquistada Salvaterra do Mintildeo en 1643 por los portugueses a la derecha Ademaacutes se han situado los fuertes de Extremo (Forte de Bragandelo y Forte da Pereira) dispuestos en dos altos que jalonan la viacutea de traacutensito que desde Monccedilatildeo se dirige hacia el interior de Portugal por Arcos de Valdevez

Rebeca blanco-Rotea

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de valor del patrimonio que ha sido posible gracias preci-samente a la elaboracioacuten de aquel Plan Director y al trabajo de difusioacuten que de eacutel hicieron tanto los miembros del equi-po como las distintas administraciones implicadas El caso de ldquoEspazo Fortalezardquo (httpwwwespazofortalezacom) resultado del proyecto de recuperacioacuten del entorno del For-te de San Lourenzo en Goiaacuten (Tomintildeo) realizado reciente-mente es un ejemplo de la relacioacuten entre la arquitectura y el paisaje como recurso ya que por una parte hace hinca-pieacute en la revalorizacioacuten y resignificacioacuten de esta fortaleza centraacutendose en un uacutenico bien pero tambieacuten como punto de partida y lugar de enlace con otros elementos fortificados de la zona a traveacutes de una ruta por otras fortificaciones menos conocidas (y visibilizadas) del entorno que se han englobado bajo el nombre de ldquopatrimonio ocultordquo dentro de una iniciativa de Turgalicia Ahora queda por ver la im-plicacioacuten y aceptacioacuten que tiene la sociedad local por este tipo de iniciativas y si se identifica o no con ellas

Pensando en una doble direccioacuten

Siguiendo nuestro argumento inicial volviendo a la fuer-te relacioacuten entre paisaje y arquitectura que apuntaacutebamos al principio y revisando lo visto en los dos apartados anteriores podriacuteamos decir siguiendo a Derrida (1986) en su Metaacutefora Arquitectoacutenica y trasladando su pensa-miento tambieacuten al paisaje que arquitectura y paisaje son una espacializacioacuten del tiempo y el pensamiento Si el paisaje es ldquoel espacio de las relaciones socialesrdquo (Orejas et al 2002 306) la arquitectura es una porcioacuten de ese espacio acotado (Ching 1984 108) por tanto paisaje y arquitectura estaacuten unidos espacialmente materializados temporalmente y significados simboacutelicamente

Unificar el estudio de ambas entidades del registro ar-queoloacutegico era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas ya que las arquitecturas defensivas y todas las estructuras asociadas a las mismas (de control viarias de interrelacioacuten etc) con-formaban unos espacios construidos unos conjuntos o sub-sistemas39 defensivos y no debiacutean estudiarse analizarse y

39 En trabajos anteriores empleamos el teacutermino ldquosubsistemardquo para referirnos a cada uno de los conjuntos construidos para fortificar una zona concreta del Mintildeo y que guardaban una serie de relaciones que haciacutean que los entendieacutera-mos precisamente como un conjunto (Blanco-Rotea 2011) El teacutermino subsis-tema se empleoacute ya que formaban parte de un sistema defensivo maacutes complejo que era la defensa de la raia entre Galicia y Portugal (Cobos-Guerra 2011) En este trabajo decidimos emplear el teacutermino ldquoconjuntordquo como sinoacutenimo de ldquosubsistemardquo ya que es el que optamos por usar en la web ldquoLa construccioacuten de una fronterardquo que acompantildea a este texto por tratarse de un teacutermino de mejor comprensioacuten que ldquosubsistemardquo para un puacuteblico maacutes amplio

Paisaje como recurso del pasado en el presente

Algunas de las construcciones que componen el paisaje fortificado mintildeoto se estaacuten convirtiendo en un recurso cultural El Castillo de Santa Cruz en A Guarda fue recientemente restaurado y rehabilitadas sus construc-ciones como centro de interpretacioacuten de las fortalezas transfronterizas35 pero existen otros ejemplos similares a ambos lados de la raia

Uno de los aspectos que nos interesa destacar de la iniciativa de llevar a cabo un plan director de las forta-lezas transfronterizas de esta zona en 2003 era precisa-mente su intereacutes por conocerlas comprenderlas y revalo-rizarlas como conjunto y como paisaje sirviendo de base ldquopara a construcioacuten de novos equipamentos e dotacioacutens de calidade e para a recuperacioacuten de valores culturais ma-terializados na raia huacutemidardquo (Vecontildea 2006 5) Alguno de los objetivos de este plan director eran ldquoPontildeer en relacioacuten as fortalezas co contexto territorial e socio econoacutemico do Baixo Mintildeordquo o ldquoElaborar unha estratexia conxunta e formular usos e propostas viablesrdquo (Vecontildea 2006 5) Precisamente la documentacioacuten y valorizacioacuten de estas fortificaciones y los elementos asociados a ellas y la di-vulgacioacuten de su conocimiento entre el puacuteblico en general y las poblaciones locales en particular permitioacute poner en marcha distintos procesos de resignificacioacuten entre los que se engloban diferentes iniciativas que inciden en la puesta en valor de los diferentes conjuntos defensivos y con ello del paisaje fortificado transfronterizo Una de ellas es el disentildeo de unas rutas realizadas a pie en bici-cleta y en canoa que tienen como objetivo promover el conocimiento de las fortificaciones del subsistema que se emplaza en el ayuntamiento de Tomintildeo bajo el tiacutetulo de ldquoDescubrindo as Nosas Fortalezasrdquo36 O el disentildeo de una ldquoRuta de puesta en valor de las fortalezas transfronterizas del Mintildeordquo37 por parte del Estudio Crecente Asociados38

Este tipo de iniciativas son una muestra de coacutemo el paisaje se estaacute empleando como recurso contribuyendo a la puesta en marcha de los uacuteltimos eslabones de la cadena

35 El castillo fue abierto al puacuteblico en diciembre de 2013 y el centro de in-terpretacioacuten que cuenta con una exposicioacuten permanente sobre esta temaacutetica (httpsminervauscesxmluihandle1034714903) en julio de 201636 httpdescubrindoasnosasfortalezasblogspotcomessearchlabel0020INTRODUCCIC393N37 httpwwwcrecenteasociadoscomesproyectos31ruta-de-puesta-en-valor-de-las-fortalezas-transfronterizas-del-minyo38 Algunas de las actuales iniciativas para la puesta en valor de este paisaje se basan en otras anteriores a la elaboracioacuten del Plan Director Fortrans que se centraron en el disentildeo de rutas para esta zona de temaacutetica maacutes amplia como la que se recoge en Santos Solla (1999) bajo el tiacutetulo ldquoGuiacutea da Raiardquo

ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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sin renunciar a la potencialidad de cada una de ellas a traveacutes no del desarrollo de nuevas arqueologiacuteas que soacutelo seguiriacutean contribuyendo a la fragmentacioacuten del discurso arqueohistoacuterico (Mantildeana et al 2002 23) sino para servir a nuestro propoacutesito de articular estrategias de investigacioacuten en torno a proyectos o programas que fo-calicen sus objetivos sobre el patrimonio desarrollando perspectivas de investigacioacuten y meacutetodos de trabajo real-mente adecuados al objeto y no a intereses disciplinares o curriculares concretos

Por otra parte ya tratamos en otra ocasioacuten el porqueacute de la introduccioacuten de la AA dentro del grupo de inves-tigacioacuten en el que se desarrolloacute este trabajo (Mantildeana et al 2002 12-13) en el cual se disentildeoacute un plan de investi-gacioacuten centrado en el estudio de los paisajes construidos durante la Prehistoria en el noroeste de la Peniacutensula Ibeacute-rica a traveacutes del anaacutelisis de la concepcioacuten territorial la forma de conceptualizacioacuten del espacio y construccioacuten del paisaje generados por las diferentes sociedades que habitaron nuestro paiacutes en ese periodo (Mantildeana et al 2002 12) El estudio de estos paisajes se habiacutea llevado a cabo desde una escala macroespacial aportando aspec-tos sobre la ubicacioacuten de los espacios habitacionales los patrones de emplazamiento los sistemas de ocupacioacuten del espacio y las condiciones medioambientales y de subsistencia pero era necesario contrastar los modelos a escala macro con otros que permitieran completar y matizar la visioacuten de los paisajes prehistoacutericos por lo que se propuso abordar el estudio a escala microespacial del registro arqueoloacutegico lo que nos llevada directamente al anaacutelisis de la arquitectura Inicialmente este estudio se centroacute en dos tipos de arquitectura la funeraria y la do-meacutestica (Mantildeana et al 2002 12) pero la introduccioacuten del anaacutelisis del registro arquitectoacutenico conllevoacute ademaacutes ampliar el periodo cronoloacutegico en el que se habiacutea cen-trado el plan de investigacioacuten que mencionamos arriba para trabajar tambieacuten con arquitecturas de periacuteodos postclaacutesicos lo cual conllevoacute ademaacutes analizar cons-trucciones con otras funcionalidades como las vincula-das a la arquitectura de poder (arquitecturas eclesiaacutesticas y fortificaciones) y por extensioacuten con la caracterizacioacuten de los paisajes en que eacutestas se ubican y contribuyen a construir Trabajar con el registro arquitectoacutenico suponiacutea acceder a otras claves para la comprensioacuten de las for-maciones socioculturales estudiadas pues aportaba una importante informacioacuten que permitiacutea ldquover de diferente forma los factores de orden individual social poliacutetico-econoacutemico subsistencial y simboacutelico que prevaleciacutean en las comunidades del pasadordquo (Mantildeana et al 2002

valorizarse como entidades aisladas Conjuntamente con el espacio fiacutesico articulan un paisaje cultural un sistema defensivo complejo el paisaje fortificado transfronterizo del Baixo Mintildeo en Galicia y Alto Minho en Portugal

Si el estudio en detalle de la arquitectura y del pai-saje por separado ha permitido en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico que no estaban antes presentes y acceder asiacute al mayor nuacutemero de elementos (materiales y simboacutelicos) que con-forman ambas realidades intentar introducir dentro del proceso de anaacutelisis e interpretacioacuten del registro arqueo-loacutegico al paisaje y la arquitectura conjuntamente nos permitiraacute acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta pasaraacute por abordarlas como parte in-tegrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Trataremos ahora de identificar las herramientas teoacutericas con las que intentar deconstruir primero y re-construir despueacutes esos espacios pensados materializa-dos y transformados en la frontera galaico-portuguesa

MARCOS ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Comentaacutebamos anteriormente que este texto pretende desgranar el marco conceptual y teoacuterico empleado a la hora de trabajar con el paisaje fortificado de eacutepoca moderna en la frontera mintildeota Valoraacutendolo con dis-tancia este marco se ha ido ensanchando a medida que nuestras necesidades de investigacioacuten se ampliaban y que nuestra visioacuten sobre la arquitectura y el paisaje y la relacioacuten existente entre ambos se iba enriqueciendo Visto con cierta perspectiva se puede llegar a pensar que tal vez sea un marco estrecho y que la AA y la ArPa sean insuficientes para captar todos los matices que los espacios construidos nos proporcionan Pero lo cierto es que adoptar ambas estrategias de investigacioacuten nos ha permitido precisamente aunar ampliar abrirnos y buscar sinergias con otras disciplinas Creemos que ambos enfoques al haber adoptado (y contribuido a construir) los conceptos de arquitectura y paisaje a los que nos hemos referido maacutes arriba nos permitieron ge-nerar aproximaciones al patrimonio construido mucho maacutes abiertas dinaacutemicas y al final transdisciplinares que las que habriacuteamos conseguido con otros enfoques maacutes tradicionales Se puede ampliar maacutes el marco pero nuestra propuesta pretende aunar ambas perspectivas

Rebeca blanco-Rotea

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actualidad Este concepto surge sobre todo en ciertas aproximaciones de la Arqueologiacutea la Geografiacutea y el Urbanismo desde hace 25 antildeos (aunque ya habiacutea sido acuntildeado por el geoacutegrafo Carl O Sauer de la escuela de Berkeley en los antildeos veinte del siglo pasado) y soacutelo maacutes tarde se incorpora en otras disciplinas (como la His-toria del Arte la Arquitectura o la Historia)rdquo (Barreiro et al 2009 8)

Para Orejas en los oriacutegenes de la ArPa deben te-nerse en cuenta dos aspectos relacionados entre siacute Por una parte el contexto cientiacutefico que ha motivado que en el campo de la Arqueologiacutea durante la deacutecada de 1980 la ArPa fuera suplantando paulatinamente a la Ar-queologiacutea Espacial y agrupando los anaacutelisis territoriales sobre el mundo antiguo lo que ldquoresponde a una nueva realidad cientiacutefica y social desde que en los primeros antildeos de la deacutecada pasada se sentaran las bases de la su-peracioacuten tanto de los enfoques fenomenoloacutegicos como de los derivados de la arqueologiacutea procesualrdquo (Orejas 1995a 216) Por otra el contexto social desde el que aparece una idea de patrimonio en la que ya no se su-braya la yuxtaposicioacuten de elementos sino el ldquoreflejo de la dinaacutemica social que dio lugar a su construccioacuten y usordquo (Orejas 1995a 216) En esta idea encajariacutea una ArPa que ldquosupone integrar interpretar y comprender en un doble sentido la lectura (o las lecturas) que nosotros hacemos hoy de un paisaje del pasado y la (o las) que de eacutel hicieron las comunidades que lo construyeronrdquo (Orejas 1995b 62)

Uno de los aspectos necesarios para que se produ-jera este desplazamiento de la Arqueologiacutea Espacial por parte de la ArPa es que tuvo lugar dentro de un determi-nado contexto historiograacutefico (Bernardi 1992 Rossignol and Wandsnider 1992 Ashmore and Knapp 1999) en el que se introdujo una nueva perspectiva sobre la praacutectica arqueoloacutegica y su objeto de estudio que quedoacute reflejada en el marco conceptual propuesto para definir los teacutermi-nos baacutesicos manejados por la ArPa (Mantildeana et al 2002 26) nos referimos a los teacuterminos arqueologiacutea registro arqueoloacutegico y sobre todo paisaje sobre los que ya hemos abundado en el apartado anterior

De acuerdo con aquel nuevo marco teoacuterico y con-ceptual la ArPa se definioacute como la inclusioacuten de la praacutecti-ca arqueoloacutegica dentro de coordenadas espaciales a tra-veacutes de las cuales se trata de pensar el registro y la cultura material arqueoloacutegica desde una matriz espacial y al mismo tiempo convertir el espacio en el primer objeto de la investigacioacuten arqueoloacutegica para no solo reconstruir los ambientes del pasado sino tambieacuten intentar elaborar

12) A partir de estos planteamientos y de la adopcioacuten del estudio de la arquitectura desde la AA se disentildeoacute un programa de investigacioacuten integral centrado en la arquitectura y los espacios construidos que se acaboacute articulando en cuatro subliacuteneas de investigacioacuten monu-mentalidad megaliacutetica espacios domeacutesticos de la Edad del Hierro arquitectura histoacuterica y espacios agrarios

El objetivo entonces de la introduccioacuten de la AA fue por una parte atender al cambio de escala ma-croespacial a una microespacial y por otra parte a la ampliacioacuten de nuestra oacuteptica arquitectoacutenica para abarcar el estudio de nuevos periodos y de estructuras con otras funcionalidades La base conceptual inicial de aquella propuesta fue la ArPa (Criado-Boado 1999) pero era necesario introducir otras estrategias de investigacioacuten que completaran una aproximacioacuten macro al espacio construido

ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Se entiende la ArPa como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico donde los elementos que lo conforman sea cual sea su escala se analizan ldquocomo objetos implicados en el paisaje y participantes del mis-mordquo (Parcero-Oubintildea 2000 20) y tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo tal y como proponen Barreiro et al (2009 4) Entender la ArPa como tal implica al mismo tiempo manejar una determinada concepcioacuten de paisaje donde eacuteste es tanto un contexto como un objeto de estudio susceptible de ser analizado e interpretado con una metodologiacutea ar-queoloacutegica (Parcero-Oubintildea 2000 20)40 como hemos visto

Este marco interpretativo pretende superar tal como apuntamos una perspectiva espacial determinista (Mantildeana et al 2002 25) En la ArPa se integran nume-rosas corrientes que conforman un variopinto panorama pues el estudio del paisaje es de intereacutes a numerosas disciplinas en eacutel ldquoconfluyen intereses puntos de vista tradiciones acadeacutemicas y de investigacioacuten y teacutecnicas diferentesrdquo (Orejas 1995a 222)

Dentro de este intereacutes la arqueologiacutea se ha mos-trado como una de las maacutes activas en parte por ser ldquoprecursora en la problematizacioacuten e investigacioacuten del concepto de paisaje cultural de gran fortuna en la

40 ldquoLa Arqueologiacutea del paisaje [hellip] es ante todo una propuesta metodoloacute-gica para la investigacioacuten de las sociedades antiguas desde su espacialidadrdquo (Orejas et al 2002 306)

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marco teoacuterico Sin embargo podemos indicar que mu-chos de los esfuerzos desarrollados dentro de la ArPa se encaminaron a llevar a cabo un desarrollo metodoloacutegico que insistiacutea en abordar nuevos aspectos el registro no tratados hasta la fecha y en incorporar determinadas teacutecnicas de anaacutelisis centraacutendose en elementos maacutes perceptivos del paisaje en definir de forma maacutes preci-sa el registro arqueoloacutegico y en ofrecer explicaciones maacutes globales (Soler 2007 43 Tilley 1994 Knapp and Ashmore 1999) En el caso del paisaje la aplicacioacuten de teacutecnicas como la fotointerpretacioacuten los anaacutelisis de 14C la dendrocronologiacutea los anaacutelisis poliacutenicos la teledetec-cioacuten la informatizacioacuten del registro arqueoloacutegico el uso del GPS de los SIG (Sistemas de Informacioacuten Geo-graacutefica) o maacutes recientemente los datos LiDAR supuso reconocer que es necesario contar con un mayor nuacutemero de informacioacuten y que eacutesta sea de mejor calidad de ma-nera que permita profundizar en aspectos no registrados desde perspectivas de investigacioacuten anteriores El uso de estas teacutecnicas transformoacute la visioacuten de la naturaleza de los datos arqueoloacutegicos y su interpretacioacuten enri-queciendo significativamente la disciplina arqueoloacutegica (Soler 2007 44)

Disentildear una metodologiacutea especiacutefica en ArPa estaacute directamente ligado al concepto de paisaje manejado (Orejas 1995a 217) como sucede tambieacuten con la ar-quitectura de ahiacute la importancia de su definicioacuten previa En todo caso la autora apunta que los paisajes antiguos son resultado de racionalidades antiguas que no deben analizarse desde la nuestra tener esto en cuenta conlleva implicaciones metodoloacutegicas siendo necesario incor-porar la comprensioacuten preteacuterita del paisaje junto a su explicacioacuten ldquoel espacio soacutelo adquiere sentido cuando va acompantildeado de una lectura del individuo o de la comu-nidad que genera determinados comportamientos acti-tudes y formas de percepcioacutenrdquo (Orejas 1995a 218-219)

Orejas propone que para entrar de lleno en el estudio del paisaje y el territorio es necesario superar el anaacutelisis de los mapas de punto y de las relaciones planas entre ellos para analizar las relaciones espaciales tridimensio-nales y temporales para acceder asiacute a las articulaciones de las diversas formas su origen y evolucioacuten (Orejas 1995a 219) Este aspecto ha tenido implicaciones praacutec-ticas a la hora por ejemplo de desarrollar un sistema de registro arqueoloacutegico desde ArPa ldquoLa Arqueologiacutea del Paisaje repiensa el yacimiento como aacuterea y como consecuencia de ello prioriza no soacutelo la importancia de localizar y de definir el yacimiento sino tambieacuten de de-limitarlo y zonificarlordquo (Amado et al 2002 22)

modelos sobre las interrelaciones entre espacio imagina-do utilizacioacuten del espacio y organizacioacuten social en las comunidades (pre)histoacutericas (Mantildeana et al 2002 26)

La propuesta desarrollada por el equipo dirigido por Felipe Criado-Boado intentaba disentildear un Programa de Investigacioacuten en Arqueologiacutea del Paisaje y Paisajes Culturales que trataba de estudiar el paisaje entendido como una dimensioacuten relevante de las sociedades hu-manas puesto que no soacutelo constituiacutea la base en las que eacutestas se desarrollaban sino tambieacuten su resultado y como tal representa a la formacioacuten sociocultural (Criado-Boado 2012 20)41

Sobre esta base conceptual el objetivo cognitivo de este Programa de Investigacioacuten y de la ArPa seriacutea decons-truir los paisajes sociales ldquodescomponer los mecanismos mediante los cuales las tecnologiacuteas espaciales y arquitec-toacutenicas producen el espacio domeacutestico reproduciendo el sistema de poderrdquo para mostrar despueacutes ldquoque el espacio construido es el producto de una serie de mecanismos de representacioacutenrdquo de un determinado sistema de saber-poder (Criado-Boado 1999 2) gracias a un ejercicio de reconstruccioacuten (a partir de la deconstruccioacuten) de los paisajes arqueoloacutegicos como ldquomedio para penetrar en la prehistoria del pensamientordquo (Criado-Boado 2012 20-21) En la reconstruccioacuten de los paisajes histoacutericos que aquiacute nos interesan tenemos la ventaja de que contamos con otro tipo de informacioacuten que podemos sumar a la informacioacuten que nos proporcionan los paisajes como RA Constituye un ejercicio que nos permite inferir conclusio-nes desde informaciones herramientas y disciplinas que pueden actuar conjuntamente Estamos de acuerdo con Orejas et al cuando dicen que los procesos de formacioacuten de un paisaje son tremendamente complejos por ello documentarlo e investigarlo requiere una aproximacioacuten flexible e interdisciplinar que combine varios meacutetodos e interpretarlo requiere tener en cuenta una gran variedad de factores (Orejas et al 2002 303 y 305)

Uno de los aspectos por los que deberiacuteamos pre-guntarnos a continuacioacuten es coacutemo podemos llevar a cabo el estudio de estos paisajes (deconstruccioacuten) y su interpretacioacuten (reconstruccioacuten) pero no es el objetivo de este texto tratar el proceso metodoloacutegico42 sino el

41 ldquo[hellip] el estudio del paisaje parte de la idea de que el anaacutelisis de las socie-dades antiguas es posible desde el estudio de los productos de sus acciones e imaginaciones Pero entendiendo el paisaje no como un mero reflejo de estas acciones sino como parte de las mismas sociedades ya que el espacio al igual que el tiempo no son coordenadas externas sino que forman parte de una sociedadrdquo (Orejas et al 2002 305)42 Este aspecto seraacute tratado en otro trabajo Veacutease por ejemplo Mantildeana et al 2002 y Blanco-Rotea 2011

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naturaleza arquitectoacutenica y tambieacuten una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo

La AA es ciertamente joven y por lo tanto todaviacutea se encuentra en construccioacuten Pero no por ello podemos decir que esta estrategia de investigacioacuten esteacute poco ex-tendida todo lo contrario al analizar la evolucioacuten que ha tenido en las uacuteltimas deacutecadas (desde la de 1990 cuando Mannoni (1990a 1990b) acuntildeoacute el teacutermino Arqueologiacutea de la Arquitectura) sobre todo en ciertos contextos eu-ropeos como el italiano y el espantildeol observamos que ha gozado de una importante implantacioacuten y desarrollo en aacutembitos relacionados por una parte con la investigacioacuten de edificaciones y conjuntos histoacutericos y por extensioacuten de las sociedades que los construyeron transformaron y habitaron por otra con la restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacutenica Si bien es cierto en la deacutecada de 2000-2010 los contextos de aplicacioacuten las metodologiacuteas y el aacutembito geograacutefico se han ido ampliando poco a poco tal y como apuntan distintos autores (Quiroacutes 2002 31 y 2006 Utrero 2011 17-19 Azkarate 2013) ldquohellipla AA se estaacute convirtiendo en un campo de juego abierto a cuan-tos les interesa el espacio construido como herencia del pasado pero tambieacuten como recurso para el futuro como depoacutesito de memorias histoacutericas archivos estratigraacuteficos como elenco de teacutecnicas constructivas compendio de di-mensiones simboacutelicas y significantes reflejo de conflictos y vivencias sociales en definitiva como topografiacutea de las complejas lsquoconstelaciones cotidianasrsquo de la sociedadrdquo (Azkarate 2013 272)

Es precisamente en esta deacutecada en la que han apa-recido varios trabajos en Espantildea que recogen con bas-tante precisioacuten el nacimiento desarrollo e implantacioacuten de la AA en diferentes contextos europeos (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011) con un interesante anaacutelisis sobre las causas que estaacuten detraacutes del progreso diferenciado de la misma entre distintos paiacuteses como Inglaterra donde se pusieron las bases en la deacutecada de 1970 para el de-sarrollo tanto metodoloacutegico como de nuevos sistemas de registro que posibilitariacutean la extensioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al anaacutelisis de la arquitectura (Utrero 2011 12) o Italia donde se llevaron a cabo ldquolas primeras sistematizaciones teoacutericas y aplicaciones al anaacutelisis de las construcciones histoacutericas entendidas como secuen-cias de unidades estratigraacuteficasrdquo y donde realmente la AA se consolidoacute como disciplina (Utrero 2011 13-18) sobre todo a partir de la deacutecada de 1990 cuando como deciacuteamos Mannoni acuntildea este teacutermino que aglutinaba experiencias heterogeacuteneas que resultaban de la aplica-cioacuten de instrumentos conceptos y problemaacuteticas de la

En el marco en el que se desarrolla esta propuesta teoacuterica la ArPa se concibioacute como una propuesta que ldquoapunta hacia una necesaria transdiciplinariedad verte-brada en torno al paisaje concepto que cada vez maacutes se va revelando como clave para ahondar en los procesos de conocimiento y ordenacioacuten del territoriordquo (Barreiro et al 2009 8) porque ademaacutes ldquoCualquier intervencioacuten propuesta [desde el presente] es un nuevo elemento en la dinaacutemica de los paisajes al investigar sobre ellos los repensamos les damos un nuevo sentido y los incorpo-ramos a nuestro presenterdquo (Orejas 1998 18)

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA

En cuanto a la AA nos centraremos en varios aspectos que consideramos importantes por una parte la redefi-nicioacuten del concepto de arquitectura que tuvo lugar en los oriacutegenes de esta estrategia de investigacioacuten por otra su heterogeneidad (entendida en un sentido positivo) en su posterior desarrollo finalmente en su contribucioacuten a la ldquotransicioacuten epistemoloacutegica y renovacioacuten metodoloacutegicardquo que la disciplina arqueoloacutegica viene atravesando desde la deacutecada de 1990 e incluso antes (Azkarate et al 2002a 9) No haremos sin embargo un anaacutelisis pormenoriza-do de la misma maacutes allaacute de estos aspectos puesto que eacuteste se realizoacute en varios trabajos durante las uacuteltimas dos deacutecadas (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011 Azkarate 2013 entre otros)

Maacutes allaacute de las definiciones que hagamos de la AA eacutesta como categoriacutea conceptual ha sido identificada como disciplina de pleno derecho43 pero tambieacuten como un universo de experiencias de naturaleza diversa que ha ido adquiriendo un perfil especiacutefico en la deacutecada de 1980-1990 y que sigue siendo objeto de un proceso de construccioacuten y experimentacioacuten enriquecido de forma constante con distintos enfoques (Azkarate 2013) En este sentido la AA ha seguido un proceso de consolida-cioacuten que en ciertos aspectos guarda muchos paralelis-mos con la ArPa empezando por el propio cambio en la concepcioacuten de su objeto de estudio y en la aproximacioacuten a su anaacutelisis desde la arqueologiacutea y con herramientas metodoloacutegicas propias de eacutesta Es por ello que creemos que aquella afirmacioacuten que haciacuteamos sobre la ArPa puede hacerse extensiva a la AA entendieacutendola como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico de

43 Nosotros mismos asiacute lo hemos hecho en varias ocasiones Blanco-Rotea 1997 1998a 1998b 1999

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ldquoLa labor arqueoloacutegica en centros urbanos ha venido enri-quecieacutendose a partir de la introduccioacuten de los meacutetodos que la Arqueologiacutea de la Arquitectura emplea para el estudio de alzados Esto ha traiacutedo consigo una gradual transformacioacuten en la conceptualizacioacuten de estos contextos que auacuten se abre paso entre los investigadores para la comprensioacuten de las construcciones como totalidades de varios niveles de ma-terializacioacuten culturalrdquo (Rodriacuteguez y Hernaacutendez 2005 4) Algunas de estas experiencias latinoamericanas ya estaacuten siendo publicadas en revistas especializadas en contextos europeos aunque su difusioacuten en ellos es todaviacutea muy escasa (veacutease por ejemplo Roloacuten y Rotondaro 2010 213-222) Desde nuestro punto de vista esta escasa difusioacuten estaacute motivada por dos cuestiones distintas pero relacionadas en primer lugar la fuerte tradicioacuten estratigraacutefica de la AA europea (mediterraacutenea sobre todo) y con ella del meacutetodo estratigraacutefico como herramienta casi exclusiva de anaacutelisis de la arquitectura en segundo lugar la diferente concep-cioacuten de arquitectura de la que se parte en ambos contextos fundamentalmente entre la AA anglosajona y latinoameri-cana y la del sur de Europa donde el estudio del espacio en arquitectura no ha sido asumido de la misma manera En este sentido creemos que es importante apostar por una postura abierta como la que propone Azkarate cuando dice que deberiacuteamos ldquoaprender de la historiografiacutea anglosajona en la que desde hace ya algunas deacutecadas se habla con toda naturalidad de archaeology of architecture para referirse a experiencias distintas nacidas de enfoques tambieacuten muy diversosrdquo (Azkarate 2013 272)

Revisando los inicios focalizando objetivos buscando una definicioacuten

Ese compendio de experiencias que desde la arqueologiacutea focalizaron su intereacutes en el estudio de la arquitectura cogioacute cuerpo no soacutelo en el momento en que Manonni las aglutina bajo una uacutenica denominacioacuten sino sobre todo porque se consolidoacute una tradicioacuten que defendioacute que un edificio histoacute-rico era ante todo un documento que aportaba informacioacuten sobre sociedades pasadas (Azkarate 2013) era cultura ma-terial y podiacutea ser estudiado como tal con una metodologiacutea arqueoloacutegica Este cambio de visioacuten de la arquitectura desde la arqueologiacutea permitioacute que eacutesta pasara a entenderse no soacutelo como una estructura un contenedor de espacios y funcio-nes sino como un objeto cargado de contenido como un documento que habiacutea que decodificar En parte esta nueva concepcioacuten no hizo sino ampliar los pasos que dio el post-procesualismo cuando reconocioacute el caraacutecter multidimensio-nal del registro arquitectoacutenico y se concibioacute la arquitectura

disciplina arqueoloacutegica al estudio de la arquitectura44 (Quiroacutes 2006)

Tambieacuten en esta deacutecada se lleva a cabo un anaacutelisis maacutes profundo de la situacioacuten y perspectivas actuales en AA que si bien ya habiacutean sido tratadas en los trabajos arriba mencionados (Utrero 2011) es Azkarate (2013) quien hace especial hincapieacute en una doble tendencia que se viene notando de forma maacutes reciente Esta tendencia se hace eco por un lado de la necesidad de potenciar nuevos enfoques en el estudio de la arquitectura para desarrollar la investigacioacuten de los espacios construidos con propuestas que proceden de distintos campos de investigacioacuten (ar-quitectura semioacutetica historia del arte antropologiacuteahellip)45 Estos enfoques entienden que el espacio es un concepto fundamental en arquitectura y han desarrollado estudios que inciden tanto en el anaacutelisis del espacio tridimensio-nal como perceptivo pero asumen ademaacutes el concepto de Norberg-Schulz (1980 13-15) de espacio existencial que entiende que la espacialidad de la arquitectura estaacute integrada dentro de la racionalidad que la generoacute Una vez asumida esta concepcioacuten tiene sentido el anaacutelisis de los as-pectos geomeacutetricos y perceptivos del espacio a los que nos referiacuteamos arriba (Mantildeana et al 2002 27) Estos enfoques se han desarrollado fundamentalmente en contextos de aplicacioacuten anglosajones donde ya existiacutea una importante tradicioacuten en este sentido En nuestro paiacutes es todaviacutea escasa su difusioacuten aunque cada vez tienen una mayor representa-tividad en publicaciones especializadas en AA

La segunda tendencia a la que hace alusioacuten Azkarate se refiere a la implantacioacuten de la AA en otros aacutembitos inter-nacionales donde se estaacuten produciendo muacuteltiples experien-cias con problemas de investigacioacuten enfoques y meacutetodos muy heterogeacuteneos como seriacutea el caso de Latinoameacuterica46

44 Son varios los autores que han incidido en la existencia de una tradicioacuten anterior en arqueologiacutea que se centroacute en el estudio de la arquitectura (Latorre y Caballero 1995 Quiroacutes 2006 Azkarate 2013) pero frente a aquella tradi-cioacuten basada en una historia de las formas de los estilos y de las teacutecnicas que Mannoni denominoacute ldquola arquitectura en la arqueologiacuteardquo (Quiroacutes 2006) y que se basaba en meacutetodos estiliacutestico-comparativos (Azkarate 2013) la AA que comienza en los antildeos 70 del siglo XX y se materializa en los 90 se dota de nuevos instrumentos de anaacutelisis y se plantea nuevos problemas de investiga-cioacuten que motivan precisamente la buacutesqueda de otros nuevos instrumentos de manera que ambos aspectos se retroalimentan45 Algunos ejemplos de este tipo de anaacutelisis de los espacios construidos se pueden ver en Saacutenchez 1998 Mantildeana et al 2002 Ayaacuten 2003 y 2008 Mantildeana Borrazaacutes 2003 Criado-Boado y Mantildeana 2003 Gutieacuterrez y Caacutenovas 2009 o Bermejo 200946 Azkarate 2013 288 En el fondo esas experiencias heterogeacuteneas que se aglutinan bajo esta denominacioacuten no dejan de recordar a aquellas primeras experiencias llevadas a cabo en contextos europeos si bien es cierto que en el caso de Europa la estratigrafiacutea tuvo un gran peso y se convirtioacute en el eje fundamental de la AA mientras que el anaacutelisis estratigraacutefico se estaacute implan-tando de manera desigual en el cono sur americano

Rebeca blanco-Rotea

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Por otra parte en su vertiente maacutes aplicada la AA tiene un compromiso con el estudio y la gestioacuten del patrimonio edificado pues siendo documento de las sociedades pasa-das es tambieacuten recurso de las sociedades actuales Ocupa ademaacutes una incoacutemoda posicioacuten disciplinar intermedia que debe superar los liacutemites entre distintas disciplinas que se dedican al estudio y gestioacuten de este patrimonio como la propia arqueologiacutea la arqueometriacutea la restauracioacuten o la arquitectura Este uacuteltimo aspecto es importante porque a pesar de encuadrarse dentro de la arqueologiacutea toma muchas de sus herramientas de otras disciplinas y guarda fuertes sinergias con ellas El problema es que en vez de haberse visto esta relacioacuten como una fortaleza tal y como apunta Quiroacutes (2002) desde algunos sectores se ha visto la AA como un intrusismo profesional en aspectos que eran competencia exclusiva de sus feudos disciplinares imposi-bilitando la colaboracioacuten entre disciplinas y la construccioacuten de conocimiento nuevo desde nuevas oacutepticas Afortuna-damente esta tendencia se ha visto rota la mayoriacutea de las veces desde las propias necesidades de los proyectos (y de los contextos construidos) que por siacute mismos demanda-ban esta colaboracioacuten siendo el propio objeto de estudio el que ha propiciado muchas veces la construccioacuten de esta estrategia de investigacioacuten o al menos eacutesta ha sido nuestra experiencia

Ya hemos comentado que la AA hunde sus raiacuteces en experiencias anteriores pues la preocupacioacuten de los arqueoacutelogos y arqueoacutelogas por la arquitectura no es un fenoacutemeno reciente Sin embargo lo que diferencia los

como una herramienta de construccioacuten de la realidad social (Mantildeana et al 2002 24-26) convirtieacutendose asiacute en un poten-te medio para el conocimiento de los contextos productivos y sociales que la generaron (Azkarate 2002b 57) Si a esta concepcioacuten del contexto construido como documento se uniacutea la conservacioacuten de muchos de ellos sobre todo de pe-riodos postclaacutesicos e incluso su reutilizacioacuten en el presente (Figura 25) se haciacutea necesario articular nuevas aproxima-ciones de estudio al patrimonio construido que permitieran su conocimiento exhaustivo y previo a la praacutectica restaura-dora y rehabilitadora de los mismos

De forma muy general la AA se define como la estra-tegia de investigacioacuten que estudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica cuyo principal objetivo es el co-nocimiento histoacuterico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y su finalidad uacuteltima contri-buir a su gestioacuten integral Ahondando un poco maacutes pode-mos recurrir a los criterios baacutesicos que para Quiroacutes (2002 28-29) ayudan a definir la AA y que estaacuten relacionados tanto con la investigacioacuten baacutesica como con la aplicada Por una parte para este autor se trata de una estrategia que se inserta dentro de la disciplina arqueoloacutegica y por lo tanto histoacuterica que utiliza un bagaje instrumental de naturaleza fundamentalmente arqueoloacutegica Pero su sen-tido no es reconstruir uacutenicamente la historia del edificio sino el conocimiento de la sociedad a traveacutes de los restos materiales arquitectoacutenicos y por ello considera que debe propugnar el desarrollo de modelos interpretativos que superen los modelos de la historiografiacutea de la arquitectura

Figura 25 La torre de Lapela (Monccedilatildeo) es uno de los pocos restos que hoy se conservan del castillo de Lapela Esta torre homenaje construida en el siglo XIV y despojada de su funcionalidad primigenia se ha convertido hoy en testigo de los procesos que ha vivido desde su origen

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anteriores la AA introduciraacute ldquouna visioacuten criacutetica una rigurosa renovacioacuten metodoloacutegica y una ampliacioacuten de sus objetivos y de sus campos de estudio habitualesrdquo (Azkarate et al 2002a 7-8)

Es precisamente en el aacutembito de la arqueologiacutea me-dieval donde se llevan a cabo las primeras experiencias en Italia cuyos inicios en la investigacioacuten arqueoloacutegica de esta eacutepoca desde la AA vinieron de la mano de los arqueoacutelogos quienes experimentaron la aplicacioacuten de los instrumentos propios de la excavacioacuten arqueoloacutegica al anaacutelisis de los edificios en pie considerados ldquocomo lsquodepoacutesitos verticalesrsquo de informacioacuten histoacuterica estratifi-cada que debiacutea individuarse registrarse e interpretarse en estrechiacutesima relacioacuten con todo lo que se estudiaba en el lsquodepoacutesito horizontalrsquo rdquo (Parenti 2001 41) (Figura 26) Los primeros criterios de registro adoptados veniacutean directamente de los trabajos de excavacioacuten siendo estas primeras experiencias parte integrante de las mismas (Parenti 2001 42)50

A partir de estas primeras experiencias tiene lugar lo que Parenti denomina como una ldquosegunda fase ita-lianardquo en la que se comienza a experimentar y verificar las posibilidades que ofrece el anaacutelisis estratigraacutefico fuera del aacutembito de la excavacioacuten arqueoloacutegica aunque

50 ldquoel edificio forma parte de un contexto por lo que no es posible limitarse a analizar solamente las estructuras situadas por encima de la cota cero Hay en primer lugar una continuidad estratigraacutefica entre los depoacutesitos en alzado y en el subsuelo y esta continuidad no se puede fragmentar sino que hay que primar la unidad de la intervencioacuten arqueoloacutegicardquo (Brogiolo y Quiroacutes 2002 208-209)

anteriores estudios arqueoloacutegicos sobre arquitectura de esta disciplina es el empleo de ciertos instrumentos de anaacutelisis en su estudio el desarrollo de nuevos problemas y aacutembitos de investigacioacuten y de una praacutectica arqueoloacute-gica orientada a la investigacioacuten aplicada (Quiroacutes 2002 28) Su ldquonacimientordquo tiene una clara vinculacioacuten con la aplicacioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al estudio las construcciones histoacutericas47 (eacutestas pasaron a entenderse como objetos pluriestratificados que habiacutea que estudiar conjuntamente con el yacimiento soterrado ya que existiacutea una clara vinculacioacuten entre ambos) en contex-tos anglosajones en la deacutecada de 1970 (Harris 1991 y 1993) evidentemente con la arqueologiacutea urbana que se practica a partir de entonces (Quiroacutes 2005 124-126) y con la arqueologiacutea medieval que adoptaraacute eacuteste y otros meacutetodos48 para abordar el estudio de las arquitecturas desde una renovacioacuten instrumental49 Frente a experiencias

47 ldquoSin duda esta clase de estudios no hubieran podido llevarse a cabo sin disponer del meacutetodo propuesto por E C Harris a partir de 1975 que nos indicoacute coacutemo poner orden a un registro que por entonces ya era estratigraacutefico en nuestro caso de acuerdo con las ensentildeanzas de Lamboglia y sus epiacutegonos pero que no acababa de aportar toda la objetividad posible en la recogida y la interpretacioacuten de los datos de campordquo (Loacutepez Mullor 2002 159)48 ldquoLrsquoampliamento delle ricerche archeologiche dalle civiltagrave antiche al medio-evo etagrave posteriori era ovvio che aumentasse gli interessi degli archeologi per gli elevati delle costruzioni ancora esistenti creando trasferimenti da un settore allrsquoaltro di metodi e strumenti di lavoro di varia originerdquo (Mannoni 1994 65)49 ldquoLa AA nace por tanto (a) al calor de la renovacioacuten estratigraacutefica proce-dente del mundo anglosajoacuten y (b) en el caldo de cultivo de una arqueologiacutea medieval que frente a la tradicioacuten idealista anterior priorizaraacute las nuevas teacutecnicas de estudio sobre el terreno y un estudio integral de la cultura mate-rialrdquo (Azkarate 2013 274)

Figura 26 Cambio de perspectiva en el estudio del edificio (Preguntoiro 23 en Santiago de Compostela Fotografiacutea copySonia Garciacutea Rodriacuteguez) Hasta la introduccioacuten de la AA los arqueoacutelogos se centraban casi con exclusividad en el estudio del subsuelo mientras que arquitectos historiadores de la arquitectura o historiadores del arte lo haciacutean de lo que se conservaba por encima de la cota cero La AA dotoacute al arqueoacutelogo de herramientas para abordar tambieacuten el estudio de la arquitectura por encima de esta cota cero pasando a entender el edificio como un sistema y haciendo el yacimiento extensible a la totalidad del mismo

Rebeca blanco-Rotea

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et al 2002a 7 Vega 2011 7)51 La revista Arqueologiacutea de la Arquitectura (CSICndashUPV-EHU) que nacioacute de aquel seminario ha contribuido precisamente a crear uno de esos campos de debate reflexioacuten e intercambio que se reivindicaba gracias a la importante demanda y difusioacuten que tiene a traveacutes sobre todo de la red A pesar de la heterodoxia de todas las experiencias que se siguen llevando a cabo bajo el paraguas de la AA creemos que precisamente esta heterodoxia ha contribuido a su enri-quecimiento tal y como apunta Azkarate (2013)

No podemos sin embargo obviar la importancia que la estratigrafiacutea tuvo (y debe tener) dentro de estas experiencias Por una parte la incorporacioacuten de instru-mentos estratigraacuteficos al estudio de la arquitectura pro-picioacute el comienzo de un nuevo campo de investigacioacuten generando una importante renovacioacuten metodoloacutegica y no menos importante reflexioacuten teoacuterica Por otra se sigue considerando que la AA estaacute determinada por su caraacutec-ter estratigraacutefico donde el diagrama o matrix52 se con-vierte en el ldquoeje principal de anaacutelisis y decodificacioacuten de la historia del edificiordquo en el que insertar la informacioacuten obtenida gracias a otros instrumentos de anaacutelisis53 ldquode caraacutecter tipoloacutegico formal estructural arqueomeacutetrico o el recurso a fuentes escritas son absolutamente im-prescindibles para lograr un afianzamiento de nuestra disciplina y un acercamiento maacutes soacutelido a la historia constructiva de nuestros edificios histoacutericosrdquo (Azkarate et al 2002a 8)

Sin embargo esta importancia central de la estrati-grafiacutea en el estudio de los contextos construidos desde la AA ha jugado a veces en su contra porque por una parte ha invisibilizado la propia AA llegando a equi-pararse o confundirse eacutesta con el anaacutelisis estratigraacutefico y por otra ha hecho que muchas veces la investigacioacuten de estos contextos se quede en el edificio sin ir maacutes allaacute

51 Luis Caballero denunciaba en 2009 la existencia de una Torre de Babel en este campo ldquoTermino planteando algunas cuestiones que denomino como nuestra lsquoTorre de Babelrsquo la tendencia por diferenciar grupos cerrados que amenazan por escindir una metodologiacutea comuacuten o por considerar como importantes cambios de base lo que son variantes metodoloacutegicas o termino-loacutegicas que deben ser entendidas como instrumentales dentro de un modelo profesional comuacutenrdquo (Caballero 2011 115)52 La representacioacuten de la secuencia que se obtiene del estudio de las cons-trucciones mediante anaacutelisis estratigraacutefico53 ldquoNuestro meacutetodo estaacute mejor preparado para fechar y comprender el edi-ficio como un documento histoacuterico ndash incluyendo en lo histoacuterico desde el as-pecto cronoloacutegico a la interpretacioacuten social y esteacutetica pero ello no debe hacer que invalidemos los otros meacutetodos Loacutegicamente aquellos caeraacuten en desuso [] si es que son menos uacutetiles que los nuevos instrumentos pero auacuten asiacute es posible que algunas de sus habilidades sigan siendo vaacutelidas Por otra parte aquellos meacutetodos son nuestros predecesores y en su historiografiacutea debemos ver reflejados nuestros iniciosrdquo (Caballero 1997 307)

inicialmente se aplicoacute exclusivamente a edificios monu-mentales En este momento se diversifican los trabajos cruzando y verificando datos procedentes de distintos tipos de fuentes como la documentacioacuten histoacuterica la iconografiacutea la cartografiacutea o los anaacutelisis de las carac-teriacutesticas de los materiales constructivos con los resul-tados de los anaacutelisis estratigraacuteficos de los edificios En estas primeras fases que Parenti califica de experimen-tacioacuten los objetivos prioritarios de la disciplina eran determinar las fases de la historia de los edificios y des-cribir sus teacutecnicas constructivas sobre todo en grandes contextos monumentales y para periacuteodos medievales Seraacute despueacutes cuando se ampliacutee el campo cronoloacutegico y constructivo analizando toda clase de edificaciones y no uacutenicamente las monumentales Para Brogiolo la AA en Italia se posicionaraacute entre dos perspectivas de un lado la oportunidad de perseguir objetivos de conocimiento histoacuterico investigando sinergias y colaboraciones con otras disciplinas que se ocupan tambieacuten de lo construi-do del otro la necesidad de mantener una relacioacuten con aquellos que trabajan en la transformacioacuten de la arqui-tectura para asumir una responsabilidad comuacuten en su salvaguarda (Brogiolo 2002 24-25)

Desde Italia la AA se difunde a otros aacutembitos europeos donde en las uacuteltimas deacutecadas se ha asistido a una profunda renovacioacuten de los estudios arquitectoacutenicos realizados desde la arqueologiacutea surgiendo distintas liacuteneas de trabajo como la Archeacuteologie du bacircti o Archeacuteo-logie des eacuteleacutevations en Francia la Baufordchung y la ldquoArqueologiacutea de la Construccioacutenrdquo en Alemania o la Ar-chaeology of Buildings o Building Archaeology en Gran Bretantildea Pero a pesar del comuacuten origen de todas ellas en un mismo contexto social y cientiacutefico no se puede hablar de una disciplina uacutenica en Europa ya que su geacute-nesis desarrollo y aacutembito e instrumentos de aplicacioacuten son muy distintos (Quiroacutes 2002 28) Para este autor es la experiencia italiana la que cuenta con una masa criacutetica de estudios maacutes afirmada ademaacutes de una codificacioacuten y normalizacioacuten de instrumentos maacutes soacutelida teniendo como criterio fundamental de anaacutelisis de la arquitectura la estratigrafiacutea (Quiroacutes 2002 28)

Efectivamente en las distintas reuniones celebradas en la uacuteltima deacutecada en Espantildea (el Seminario Interna-cional de Arqueologiacutea de la Arquitectura celebrado en Vitoria-Gasteiz en 2002 o el encuentro Arqueologiacutea aplicada al estudio e interpretacioacuten de edificios histoacute-ricos Uacuteltimas tendencias metodoloacutegicas celebrado en Madrid en 2009) se sigue reclamando la necesidad de una normalizacioacuten conceptual e instrumental (Azkarate

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o Divulgativa se tiene que basar siempre en un modelo coherente de registro arqueoloacutegico Su formacioacuten y en concreto la formacioacuten del PA (que es una parte privile-giada de aqueacutel) depende de praacutecticas sociales actuales determinadas por circunstancias contextuales concretas y que constituyen un tipo de trabajo especial que en rea-lidad adopta siempre el modo de una interpretacioacuten o valoracioacutenrdquo (Criado-Boado 1996a 28) La AA adquiere entonces un compromiso social con el conocimiento la proteccioacuten y la gestioacuten del patrimonio edificado (Azka-rate et al 2002a 9) Es precisamente esa implicacioacuten una de las razones que ha coadyuvado a su importante impulso en el marco de intervenciones de restauracioacuten y rehabilitacioacuten (Quiroacutes 2002 28) que al mismo tiempo han contribuido a la construccioacuten de su corpus teoacuterico-metodoloacutegico al tener que dar respuesta precisamente a los desafiacuteos generados por la intervencioacuten en patrimonio edificado

Como sucede para el contexto general europeo en Espantildea la AA tiene tambieacuten en la actualidad una con-cepcioacuten y un campo de actuacioacuten muy heterogeacuteneo que va desde las lecturas estratigraacuteficas de alzados hasta los anaacutelisis espaciales pero que incluye tambieacuten el anaacutelisis de la cadena operativa de los materiales constructivos los anaacutelisis arqueomeacutetricos las lecturas basadas en criterios analoacutegicos y estiliacutesticos la excavacioacuten de las boacutevedas de iglesias las propuestas de instrumentos de datacioacuten el estudio de procesos sociales a partir del documento arquitectoacutenico o el anaacutelisis criacutetico de docu-mentacioacuten planimeacutetrica histoacuterica (Quiroacutes 2002 27)54 No vamos a hacer aquiacute un anaacutelisis sobre su origen y de-sarrollo en Espantildea ese tema ha sido abordado tanto en las publicaciones a las que nos referiacuteamos anteriormente como en otras (Azkarate 2008 y 2013 Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011)

FINALIDAD MUacuteLTIPLE HACIA UNA GESTIOacuteN INTEGRAL DEL PATRIMONIO CONSTRUIDO DESDE EL CONOCIMIENTO

Siacute nos interesa sin embargo focalizar sobre cuaacuteles son los principales campos de investigacioacuten y aplicacioacuten a los que la AA se ha orientado y en los que se ha conso-lidado desde sus comienzos

54 Ejemplos de muchos trabajos con estos y otros enfoques han sido publi-cados en la revista Arqueologiacutea de la Arquitectura

Desde las primeras fases de su desarrollo distintos auto-res reivindicaron que el estudio del edificio debiacutea ser el instrumento base que permitiera generar investigaciones sobre temas maacutes generales (Brogiolo 2002 24) que la AA fuese una disciplina histoacuterica que contribuyese a la elaboracioacuten de una historia social de nuestro pasado a traveacutes del registro arqueoloacutegico impulsando nuevos problemas histoacutericos y la creacioacuten de nuevos aacutembi-tos de investigacioacuten (Azkarate et al 2002a 8) Pero precisamente la observacioacuten de la arquitectura desde una oacuteptica estratigraacutefica permitioacute ver cada edificio no como un modelo de estudio que representaba a un de-terminado estilo arquitectoacutenico sino como un resultado uacutenico de distintos modos de construir funciones usos y representaciones simboacutelicas ldquoLa historia de la arqui-tectura se convierte asiacute en una historia de los modos de construir maacutes que de lo construido Es necesaria pues la adopcioacuten de nuevas propuestas epistemoloacutegicas que complementen las propuestas que hasta ahora se han seguido en los estudios de la arquitecturardquo que permitan comprender los procesos sociales que se encuentran detraacutes de una secuencia estratigraacutefica para pasar de hacer estratigrafiacutea a hacer arqueologiacutea ldquoexplorando las muacuteltiples posibilidades que ofrece la arquitectura maacutes allaacute de su consideracioacuten como contenedora de objetos o soporte de estilordquo (Azkarate et al 2002a 8)

Existe un uacuteltimo aspecto importante que estaacute re-lacionado con la formacioacuten y consolidacioacuten de la AA en determinado contextos y muy especialmente en la peniacutensula ibeacuterica La AA trabaja fundamentalmente con un tipo de registro el patrimonio edificado que se encuentra todaviacutea en uso o que estaacute sujeto a constantes procesos de intervencioacuten restauradora o rehabilitadora Ya hemos visto como este patrimonio tras un proceso de re-conceptualizacioacuten estaacute siendo objeto de estudio de la AA a traveacutes de una importante renovacioacuten meto-doloacutegica y del planteamiento de nuevos modelos inter-pretativos del registro construido Pero hay que antildeadir que la AA nace comprometida socialmente (Azkarate et al 2002a 9) como parte integrante de la disciplina arqueoloacutegica ha heredado sus presupuestos episte-moloacutegicos y comparte aspectos como los que apunta Criado-Boado sobre la arqueologiacutea en general ldquocomo intervencioacuten intenta restablecer el sentido original de esos objetos en un universo actual tendraacute que ser siem-pre una empresa intelectual cognitiva y la gestioacuten de los recursos arqueoloacutegicos una praacutectica interpretativa realizada desde coacutedigos concretos y en niveles diferen-tes La Arqueologiacutea sea Puacuteblica Comercial Acadeacutemica

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(Criado-Boado 2002 92)57 Por ello el anaacutelisis histoacuterico debe ser imprescindible dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en conjuntos construidos permitiendo a par-tir de eacutel restituir la memoria colectiva (Brogiolo y Quiroacutes 2002 209) la memoria social (Criado-Boado 2002 91)

Se podriacutean poner muchos ejemplos para mostrar como la AA se ha convertido en una potente herramienta de conocimiento histoacuterico pero quizaacutes dos de los maacutes paradigmaacuteticos en nuestro contexto peninsular sean por una parte los trabajos liderados por Luis Caballero Zoreda del Grupo de Investigacioacuten en Arqueologiacutea de la Arquitectura del CSIC para las iglesias altomedieva-les de la peniacutensula y por otra los desarrollados por el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU dirigido por Agustiacuten Azkarate en la Cate-dral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz a los que ya nos hemos referido en varias ocasiones

Otro aspecto a destacar es que a pesar del enorme potencial de la AA para el estudio de la arquitectura de cualquier periacuteodo al que nos enfrentemos no debemos olvidar que eacutesta es un elemento sumamente complejo cuya formacioacuten y transformaciones responden a diferen-tes aspectos que se pueden escapar a su estudio exclusi-vo desde esta estrategia de investigacioacuten si tiene un foco de mira muy reducido (Caballero 2002 98) Por ello consideramos que los planes integrales que focalizan sus objetivos en el conocimiento de nuestro patrimonio construido se tienen que articular en torno a una impor-tante multiplicidad de disciplinas que realmente se in-tegren entre siacute58 para estudiar conocer y valorar eacuteste de la forma maacutes completa posible En este sentido nuestra propuesta intenta abordar la investigacioacuten en patrimonio construido desde dos estrategias de investigacioacuten como hemos dicho AA y ArPa atendiendo asiacute a varios niveles espaciales y de significacioacuten en los que se manifiesta la arquitectura Como apunta Caballero todas estas dis-ciplinas aplicadas a las construcciones histoacutericas bajo objetivos convergentes nos ofrecen informaciones de distinto caraacutecter que no son excluyentes ni determi-nantes pero siacute complementarias Aplicar este tipo de perspectivas a todos los proyectos arqueoloacutegicos en los que participemos no es siempre posible dependeraacute de la casuiacutestica de cada proyecto pero nuestro objetivo debe-riacutea ser intentar que esta mirada transdisciplinar lo sea

57 Creemos que es dentro de estas coordenadas como ha de entenderse la filosofiacutea que habiacutea detraacutes del proyecto Catedral de Vitoria o de otros llevados a cabo por el mismo grupo de investigacioacuten (Azkarate 2002b 57-58)58 Respondan como deciacutea Azkarate (2004 45) a una mirada interdisciplinar e incluso si es posible transdisciplinar

Herramienta para el conocimiento histoacuterico

Parenti se refiere a la informacioacuten histoacuterica ldquolegiblerdquo en las superficies arquitectoacutenicas como ldquola autenticidad de la construccioacuten arquitectoacutenicardquo (Parenti 2001 44) o lo que es lo mismo la arquitectura y las huellas que la actividad humana y los procesos naturales han ido de-jando sobre ella son la primera fuente documental sobre la historia del edificio y la sociedad que lo ha generado De ahiacute la necesidad de estudiarlas adecuadamente de entenderlas como Cultura Material y de su potencial para la Historia

Con la introduccioacuten de la AA se produce un salto res-pecto a praacutecticas anteriores en el estudio de los espacios construidos Simplificando mucho las aproximaciones que se haciacutean a la arquitectura desde la arqueologiacutea se quedaban muchas veces en la mera descripcioacuten de sus materiales o de sus formas para definir sus caracteriacutesticas principales y clasificarlas encuadrarlas en un momento histoacuterico concreto o en determinado estilo arquitectoacutenico establecidos desde disciplinas como la Historia del Arte o la Historia de la Arquitectura Si bien la AA atiende tambieacuten a la materialidad de la arquitectura no se limita a identificar los materiales con los que estaacute realizada sino que intenta entender y explicar por queacute se emplean unos materiales unas formas arquitectoacutenicas o unas teacutecnicas constructivas y relacionarlo con la sociedad que los ha utilizado trata de introducir todos estos y otros aspectos en unas coordenadas espacio-temporales y sociales55 a partir del cambio conceptual al que hemos hecho men-cioacuten por el que la arquitectura se entiende como ldquopotente medio de conocimiento de los contextos sociales y pro-ductivos que la generanrdquo (Azkarate 2002a 57) Para este autor esta idea es la mayor aportacioacuten de la AA puesto que la condicioacuten primigenia del monumento es la dimensioacuten documental por la riqueza informativa que nos suminis-tra a traveacutes del anaacutelisis de lo material sobre el edificio y su contexto social56 porque una sociedad ldquomientras cons-truye edificios en realidad construye la sociedad mismardquo

55 Estos cambios en la disciplinas no son exclusivos de la AA o de la Ar-queologiacutea en general sino que tambieacuten se muestran en la propia Arquitec-tura cuando algunos autores reivindican por ejemplo el paso de una teoriacutea procedimental a una teoriacutea sustantiva ldquoMientras que la teoriacutea procedimental describe coacutemo hacer arquitectura la teoriacutea sustantiva explica por queacute la arquitectura deberiacutea ser hecha de cierto modorsquo en clara referencia al mundo socio-cultural en lugar de procesos auto-referidosrdquo (Rabiacute 2005)56 Azkarate se refiere aquiacute a una de las tres dimensiones que posee un monu-mento arquitectoacutenico seguacuten recuerda A Gonzaacutelez (Azkarate 2002b 57) la dimensioacuten documental la arquitectoacutenica y la significativa

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restaurarlo rehabilitarlo o ponerlo en valor desde proyectos focalizados en monasterios o fortalezas que se iban a convertir en hoteles restos de murallas sobre las que se pretendiacutea construir viviendas de obra nueva o edificaciones rurales abocadas a desaparecer Y a cada uno de ellos corresponde una relacioacuten distinta que podriacutea ser representativa de los modos de relacioacuten socio-profesional entre arquitectos-as e historiadores-asarqueoacutelogos-as

Basaacutendonos tambieacuten en nuestra praacutectica diriacuteamos que existen algunos planteamientos que deberiacutean tener-se en cuenta a la hora de intervenir en un edificio histoacute-rico y que deben tener presente tanto su irrepetibilidad como su propiedad compartida

En primer lugar destacar la irrepetibilidad del pa-trimonio60 Cada objeto patrimonial cada arquitectura posee unos valores propios e intriacutensecos por tanto no existen recetas universales para la actuacioacuten en materia de patrimonio construido ni tampoco para su estudio y comprensioacuten Pueden por un lado aplicarse herra-mientas consensuadas desde las que identificar deter-minados patrones que se repiten tanto sincroacutenica como diacroacutenicamente determinadas teacutecnicas constructivas determinadas iconografiacuteas o relaciones espaciales que son replicadas y adaptadas en distintas arquitecturas tal y como propone la AA Por otro pueden tratar de interpretarse estos espacios construidos desde distintos modelos interpretativos O tambieacuten se puede plantear la intervencioacuten restauradora acudiendo a la experien-cia acumulada sobre el uso de materiales la recupe-racioacuten de antiguas teacutecnicas el conocimiento sobre las relaciones y diaacutelogos entre lo contemporaacuteneo y el pasadohellip61 Cada uno de estos aspectos se manifiesta de manera individual en cada arquitectura motivado por factores sociales teacutecnicos medioambientales o de disponibilidad de materiales y solamente la conjun-cioacuten (y comprensioacuten) de todos ellos al uniacutesono tendraacute como resultado un producto final que no otro que es el edificio la construccioacuten histoacuterica o el paisaje arqui-tecturizado

60 ldquoCada comunidad teniendo en cuenta su memoria colectiva y consciente de su pasado es responsable de la identificacioacuten asiacute como de la gestioacuten de su patrimonio Los elementos individuales de este patrimonio son portadores de muchos valores los cuales pueden cambiar en el tiempo Esta variabilidad de valores especiacuteficos en los elementos define la particularidad de cada pa-trimonio A causa de este proceso de cambio cada comunidad desarrolla una conciencia y un conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimoniordquo Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000)61 Son muchas las propuestas en este sentido por ejemplo algunas de las que recogen Mileto y Vegas (2004) o Doglioni (2002 y 2011)

fusionando o vertebrando incluso este tipo de interven-ciones en planes de investigacioacuten de mayor envergadura

Herramienta para la praxis restauradora

La praacutectica restauradora en los uacuteltimos antildeos del siglo XX y primeros del XXI se mueve entre dos plantea-mientos que si bien son complementarios chocan en algunos aspectos por las propias contradicciones que conllevan a la hora de llevarlos a la praacutectica Por un lado hablamos de la necesidad de conservar nuestro pa-trimonio construido y su memoria para las generaciones futuras y por otro de la necesidad de seguir habitando ese patrimonio lo que supone intervenir sobre eacutel

Muchos son los debates que tratan el tema de la conservacioacuten restauracioacuten y rehabilitacioacuten del patri-monio arquitectoacutenico Podemos encontrar opiniones en las que en materia de ciudades histoacutericas se ve la intervencioacuten como la buacutesqueda de un equilibrio entre la proteccioacuten la revalorizacioacuten y la revitalizacioacuten de los espacios patrimoniales y la necesidad de introducir nue-vos elementos que mantengan a la ciudad viva (Gallego 2000 9-10) u otras donde la intervencioacuten-restauracioacuten tiene una lectura doble y contraria como vehiacuteculo de la evolucioacuten o como baluarte contra la evolucioacuten (Manieri 2002 23-24) Opiniones que reflejan esta dualidad y que confrontan la proteccioacuten y la transformacioacuten de las ciudades histoacutericas El problema en este punto es coacutemo encontrar un justo equilibrio entre ambos extremos donde la praacutectica restauradora es sinoacutenima por un lado de intervencioacuten que introduce cambios que permiten seguir usando los espacios construidos aportaacutendoles nuevos usos o recuperando otros viejos y por otro se entiende como vehiacuteculo para la conservacioacuten de nuestro patrimonio construido tanto de sus valores materiales como inmateriales59 Y es aquiacute donde la AA juega un importante papel

Es innegable la relacioacuten que existe entre la praacutec-tica restauradora y la AA Si valoramos nuestra propia praacutectica los proyectos en los que hemos intervenido con escasas excepciones estaban relacionados con la intervencioacuten en patrimonio construido bien para

59 El cortometraje ldquoO Castelo da froitardquo httpswwwyoutubecomwatchv=BbPdFtkstjw fue presentado recientemente en el I Festival de Cur-tametraxes sobre o Patrimonio Arqueoloacutexico da Provincia de Pontevedra Te-learqueoloxiacutea 2016 En eacutel se muestra la percepcioacuten que parte de la vecindad de la villa de A Guarda tiene del Castelo de Santa Cruz y su reciente recupe-racioacuten patrimonial Y no todas hacen la misma lectura de esta trasformacioacuten

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previos llevados a cabo bajo los planteamientos meto-doloacutegicos de la AA y de otras disciplinas han permitido intervenciones posteriores mutiladoras y transforma-doras del patrimonio bajo la justificacioacuten de que habiacutea sido previamente estudiado En otras ocasiones los estudios previos son muy deficientes pero simplemente se consideran vaacutelidos por llevar el apellido ldquoanaacutelisis es-tratigraacuteficordquo o ldquoarqueologiacutea de la arquitecturardquo En ese sentido compartimos la idea de Antoni Gonzaacutelez ldquola lectura estratigraacutefica debe ser un medio y no un fin en siacute mismordquo (en Brogiolo y Quiroacutes 2002 209)

Herramienta para la conservacioacuten

Las y los profesionales que nos dedicamos a la gestioacuten del patrimonio debemos tener como un objetivo funda-mental su conservacioacuten (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000)

Hemos visto que el conocimiento histoacuterico debe ser consubstancial al acto de restauracioacuten y que en este acto debiacutea haber un proceso previo en el que no soacutelo identificaacutesemos la historia del edificio sino todo aquello relativo a su materialidad como informacioacuten necesaria para la elaboracioacuten del proyecto de restauracioacuten (Mi-leto y Vegas 2004 155) Lograr este conocimiento se puede hacer desde muchos aacutembitos disciplinares La experiencia acumulada en las uacuteltimas deacutecadas en aque-llos proyectos que se han dedicado a abordar el estudio del patrimonio edificado desde la AA demuestra que esta estrategia de investigacioacuten genera ademaacutes de una interpretacioacuten sobre el espacio construido analizado un importantiacutesimo volumen de datos que van desde la documentacioacuten geomeacutetrica del patrimonio hasta la informacioacuten relativa a las unidades estratigraacuteficas iden-tificadas tanto desde su georreferenciacioacuten en el edificio hasta aspectos de tipo descriptivo e interpretativo o a la evolucioacuten de sus espacios Toda esta informacioacuten corresponde loacutegicamente al momento previo de inter-vencioacuten en el edificio intervencioacuten que tambieacuten deberaacute documentase puesto que pasaraacute a constituir una nueva etapa en el mismo64 y constituye un material importan-tiacutesimo que contribuye a la conservacioacuten de la memoria de los espacios construidos

Este proceso de documentacioacuten se puede llevar a cabo desde varios planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos pero lo cierto es que la AA gracias al corpus metodoloacutegico que

64 ldquoNo se trata de congelar el edificio sino maacutes bien de concebir la interven-cioacuten como una fase maacutes de la estratificacioacutenrdquo (Mileto 1999 14)

Teniendo en cuenta lo anterior y aceptados los principios que se recogen en la Carta de Cracovia62 el proceso de conocimiento previo del edificio es una fase irrenunciable para cualquier intervencioacuten no soacutelo porque nos permite acceder a aspectos de la biografiacutea del edificio sino porque a traveacutes de ese conocimiento comprenderemos las soluciones que se adoptaron en el pasado y ayuda a la toma de decisiones en el presente Sin embargo todaviacutea no existe una reflexioacuten criacutetica ni una conciencia suficiente sobre la consubstancialidad entre el ldquoconocimiento de un monumentordquo y el ldquoacto de su restauracioacutenrdquo (Azkarate 2002b 59)

No podemos olvidar tampoco la propiedad del patrimonio puesto que pertenece a la sociedad y como depositaros que somos debemos reivindicar que la in-tervencioacuten en patrimonio construido se realice bajo cri-terios consensuados democraacuteticamente por la totalidad de la sociedad a la que toca intervenirlo en un momento concreto de su historia aspecto que no suele tenerse en cuenta

Un ejemplo concreto que ilustra la potencialidad de la AA dentro del proceso restaurador se encuentra en los trabajos realizados en la catedral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz por los arquitectos Caacutemara y Latorre (Caacutemara y Latorre 2002) a traveacutes del cual se analizoacute el comportamiento de las estructuras construidas de la catedral Los autores nos muestran coacutemo debiacutean com-prender a queacute periacuteodo correspondiacutea tal o cual comporta-miento estructural y queacute soluciones se habiacutean adoptado en aquel momento para corregirlo Esto no hubiera sido posible sin un estudio previo del edificio Del mismo modo se muestra que los resultados del estudio estruc-tural pudieron ayudar en muchas ocasiones a resolver otro tipo de preguntas histoacutericas Las conclusiones de estos y otros anaacutelisis se tuvieron en cuenta a la hora de tomar decisiones en el proceso global de restauracioacuten del edificio63

La relacioacuten AARestauracioacuten tambieacuten ha tenido consecuencias negativas para el patrimonio edificado pues no han sido pocas las ocasiones en las que la una ha justificado a la otra y viceversa Existen numerosos ejemplos en los que un importante gasto en estudios

62 La Carta de Cracovia hace una mencioacuten expliacutecita a los proyectos de restauracioacuten del patrimonio edificado ldquoSemejante conservacioacuten requiere un apropiado lsquoproyecto de restauracioacutenrsquo que defina los meacutetodos y los objetivos En muchos casos esto ademaacutes requiere un uso apropiado compatible con el espacio y significado existente Las obras en edificios histoacutericos deben prestar una atencioacuten total a todos los periodos histoacutericos presentesrdquo63 Recomendamos las conclusiones de su ponencia en el Seminario celebra-do en Vitoria-Gasteiz en el antildeo 2002 (Caacutemara y Latorre 2002 154)

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legislado65 Este es un aspecto que todaviacutea no hemos reivindicado lo suficiente No puede ser que la conser-vacioacuten de cierto tipo de patrimonio siga dependiendo de la sensibilidad de un investigador un teacutecnico un gestor o un poliacutetico66

La informacioacuten resultante del estudio de un espacio construido desde la AA puede resultar muy heterogeacutenea va desde los resultados de la lectura estratigraacutefica su interpretacioacuten y el establecimiento de las fases del edi-ficio hasta su representacioacuten graacutefica con anterioridad a la intervencioacuten o como resultado de las interpretaciones de las lecturas o de la aplicacioacuten de otro tipo de anaacute-lisis empleando por ejemplo reconstrucciones de los diferentes momentos de uso pasando por el vaciado documental el estudio de las tipologiacuteas edilicias o de las teacutecnicas constructivas Pero toda ella contribuye a la creacioacuten de archivos documentales del patrimonio cons-truido que ayudan a su conservacioacuten convirtieacutendose asiacute en un instrumento de primer orden en este sentido

Esta conservacioacuten se puede llevar a cabo de muchas maneras pero es tambieacuten fundamental su transmisioacuten y reversioacuten a la sociedad desarrollando los uacuteltimos esla-bones de la Cadena de Valor del Patrimonio Por ello diferentes autores han reivindicado siempre como una de las fases del proceso de estudio la elaboracioacuten de archivos documentales en los que se ponga a disposicioacuten puacuteblica la informacioacuten obtenida de este tipo de estudios y la publicacioacuten de los resultados (Caballero 1995 44) Eacutesta es una parte fundamental en todo el proceso de revalorizacioacuten de patrimonio

65 ldquoLa Arqueologiacutea de la Arquitectura al no estar reglamentada resulta laquoin-visibleraquo para la Administracioacuten Para que eacutesta encargue su aplicacioacuten tiene no soacutelo que ser consciente de su existencia sino de su necesidad y del traacutemite que puede seguir para gestionarla Como este camino no estaacute normativizado es necesario que lo siga un intermediario al que hemos llamado laquoresponsa-bleraquo una persona interesada que normalmente puede ser el arqueoacutelogo [hellip] o el arquitecto encargado de la intervencioacuten o un teacutecnico responsable con funciones administrativopoliacuteticas conocedor del meacutetodo y atraiacutedo por su introduccioacutenrdquo (Caballero 2004 129)66 Un ejemplo reciente de este debate se puede ver en el artiacuteculo de Aacutelvaro de Coacutezar y Joseacute Marcos ldquoLa ciudad descatalogadardquo publicado el 14 de abril de 2013 en El Paiacutes que hace referencia a nueva ley autonoacutemica de patrimo-nio madrilentildea ldquoLa arqueologiacutea es seguacuten denuncian los criacuteticos una de las grandes perdedoras con la nueva Ley de Patrimonio lsquoCon la nueva ley el valor arqueoloacutegico queda difuminado y casi eliminado La labor arqueoloacutegica queda bastante defenestradarsquo asegura Diana Diacuteaz presidenta del Colegio de Arqueoacutelogos de Madrid La ley elimina la obligatoriedad de realizar infor-mes arqueoloacutegicos preventivos en los proyectos de construccioacuten Sin esos informes las excavadoras pueden arrasar yacimientos sin que nadie se diera cuenta lsquoLa ley no va a afectar a yacimientos como el de Titulcia declarado BIC el pasado agosto Pero para llegar a esa declaracioacuten antes de todo eso tuvieron que ir arqueoacutelogos descubrir los yacimientos que habiacutea y documen-tarlosrsquo concluye la arqueoacutelogardquo

ha desarrollado en las uacuteltimas deacutecadas se ha convertido en una potente herramienta para la conservacioacuten Por todo lo que hemos visto es importante incorporar dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en espacios construidos un riguroso programa de estudio desde el que se empleen las herramientas maacutes adecuadas en cada caso Esto implica tambieacuten disentildear y planificar las intervenciones en todas sus fases que loacutegicamente deben contemplar una fase previa de documentacioacuten Somos conscientes de que durante el proceso restaurador ciertos aspectos de la biografiacutea del edificio pueden llegar a perderse ante la propia y necesaria salvaguarda de la totalidad del mismo o ante la decisioacuten consensuada de priorizar ciertos elementos del edificio sobre otros ante la imposibilidad de conservar todos ellos (motivo por el cual debemos documentar todo el proceso y aprovechar la oportunidad uacutenica que para el conocimiento supone esta praacutectica) Esa fase previa irrenunciable de conocimiento de los espacios construidos permite obtener infinidad de datos que hay que interpretar y conservar para futuras investigaciones intervenciones o para su disposicioacuten puacuteblica La AA se ha mostrado como una de las estrategias de investigacioacuten maacutes rigurosas productivas y eficaces porque intenta comprender las construcciones histoacutericas de forma sincroacutenica y diacroacutenica a traveacutes de su materialidad y desde dentro de siacute mismas

No entendemos por queacute despueacutes de dos deacutecadas largas de desarrollo de la AA en Espantildea en las que se ha demostrado su potencialidad y se ha teorizado sobre la fragilidad del patrimonio construido sobre su irrepe-tibilidad sobre la necesidad y obligatoriedad de llevar a cabo proyectos de restauracioacuten respetuosos con este patrimonio y con los valores materiales e inmateriales de los que es portador todaviacutea en 2016 las legislaciones estatal y autonoacutemicas en su mayoriacutea no presentan las mismas cautelas a la hora de intervenir en patrimonio construido que por ejemplo en patrimonio arqueoloacute-gico ldquoconvencionalrdquo Si no es posible llevar a cabo en muchas comunidades un proyecto de construccioacuten de una autopista sin que haya una evaluacioacuten previa de im-pacto ambiental y arqueoloacutegico que conlleve el estudio de cada uno de los elementos arqueoloacutegicos que vayan a ser afectados por este proyecto iquestcoacutemo es posible sin embargo actuar sobre nuestros cascos histoacutericos mo-nasterios fortalezas o paisajes construidos sin que haya una documentacioacuten previa exhaustiva de los mismos En la mayor parte de los casos su documentacioacuten de-penderaacute de la mayor o menor sensibilidad de los teacutecni-cos que formen parte de direccioacuten general de patrimonio que corresponda cuando este aspecto tendriacutea que estar

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de la Catedral de Santa Mariacutea (Azkarate et al 2002b) o Salinas de Antildeana67 (Plata Montero 2008 y 2009)68

Para concluir breves aportaciones de la AA

Recientemente se apuntaba que nadie puede negar una evolucioacuten desde los momentos iniciales de la AA ldquoen los que los testimonios arquitectoacutenicos no eran para los arqueoacutelogos sino contenedores de contextos estratigraacute-ficos que permitiacutean su secuenciacioacuten histoacuterica a otros maacutes recientes en los que se enfatiza tambieacuten su capaci-dad para acceder a dimensiones simboacutelicas y sociales o se reconoce su potencialidad para participar activamente en proyectos interdisciplinarios relacionados con la documentacioacuten conservacioacuten y socializacioacuten de los pai-sajes culturalesrdquo (Azkarate 2013 11) Hemos resentildeado algunos proyectos que ejemplifican este hecho

Sin embargo todaviacutea queda mucho por hacer para regularizar normativizar y democratizar la disciplina En la reunioacuten organizada en el Instituto del Patrimo-nio Cultural de Espantildea en 2009 se apuntaba hacia este hecho y en 2016 los que participamos en aquella reunioacuten todaviacutea no hemos realizado un documento en este sentido Sigue siendo ademaacutes necesario apostar por programas de formacioacuten en AA dentro de los planes es-peciacuteficos de arqueologiacutea pero tambieacuten de restauracioacuten arquitectoacutenica de arquitectura y de historia del arte Es necesario normativizar una exigencia por parte de las administraciones puacuteblicas de documentar los espacios construidos antes de ser intervenidos (insistimos en la idea de Azkarate de que el conocimiento es un acto

67 La investigacioacuten llevada a cabo en este valle salinero ha desencade-nado una serie de procesos sociales culturales y econoacutemicos que ponen de manifiesto la rentabilidad en teacuterminos patrimoniales y sociales de la aplicacioacuten de la cadena de valor del patrimonio (httpswwwgourmetsnetsalonindexphproute=actividades2Fexpositores2Fdetalleampexpositor_id=483576 httpwwwelcorreocomvizcayav20130409alavacola-boracion-valle-salado-anana-20130409html son algunos ejemplos de esta rentabilidad)68 Aunque estos son dos de los proyectos maacutes identificativos del actual Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido esta misma filosofiacutea y enfoque hacia la gestioacuten integral del patrimonio construido se ha apli-cado a otras proyectos desarrollados maacutes recientemente como el que el grupo lleva a cabo en el Fuerte Sancti Spiritus (Puerto Gaboto Santa Fe Argentina) y su entorno (Azkarate et al 2012) con presencia en las redes sociales (httpswwwfacebookcomProyectoFuerteSanctiSpiritusArgentina) Existen otros muchos proyectos arqueoloacutegicos llevados a cabo por otros grupos y planteados desde la gestioacuten integral del patrimonio pero hemos acudido a estos ejemplos porque nos interesaba hacer hincapieacute aquiacute en trabajos desarrollados para este fin desde la AA o al menos con una fuerte presencia de esta estrategia de investigacioacuten en sus planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos

Herramienta para la gestioacuten

Recordemos que una de las mayores aportaciones de la AA a la arqueologiacutea y la historia fue comprender que las arquitecturas eran un potente medio de conocimien-to de los contextos sociales y productivos que las gene-raron (Azkarate 2002a 57) Pero ldquoseriacutea un grave error estrateacutegico y metodoloacutegico (tambieacuten deontoloacutegico) preocuparnos uacutenicamente del conocimiento histoacuterico ignorando la situacioacuten que vive el patrimonio edifica-dordquo (Azkarate 2002a 58) Y efectivamente de nada nos valdriacutea seguir aumentando el conocimiento sobre nuestra arquitectura ampliando o completando estu-dios anteriores si no somos capaces de gestionar este patrimonio y en la gestioacuten entran todos los aspectos anteriores el propio conocimiento la restauracioacuten o la conservacioacuten pero tambieacuten otros como la reversioacuten del conocimiento a la sociedad su divulgacioacuten y difusioacuten la toma de decisiones sobre el presente y futuro de ese patrimonio la participacioacuten de la sociedad en esa toma de decisiones etc

Uno de los aspectos que maacutes interesaba desarrollar en la propuesta de la que deriva este texto era contri-buir a generar un modelo de gestioacuten integral del patri-monio construido o al menos identificar determinados procesos que se puedan adaptar a generar modelos de gestioacuten integral que se adecuacuteen a cada caso si bien es cierto este aspecto no se trata en este texto pues presentar ese modelo no es su objetivo Simplemente queremos incidir en que es en el campo de la gestioacuten del patrimonio construido donde la AA presenta un grandiacutesimo potencial no soacutelo por la contribucioacuten que precisamente ha realizado a la gestioacuten integral de ese patrimonio (anaacutelisis documentacioacuten restauracioacuten re-habilitacioacuten puesta en valor socializacioacuten conserva-cioacuten etc) sino porque en la mejora de esa gestioacuten se han desarrollado diferentes teacutecnicas que han permitido la renovacioacuten de la disciplina arqueoloacutegica contribu-yendo a generar una estructura retroalimentada entre los procesos teacutecnicos y la investigacioacuten (Azkarate 2002b 61)

Es precisamente desde la comprensioacuten de la dife-rentes dimensiones del patrimonio y de su potencialidad como multi-recurso donde surgen proyectos que en su planteamiento intentan atender a todos los eslabones de la cadena de valor del patrimonio y evidentemente a su gestioacuten desde los aacutembitos maacutes diversos (cientiacutefico cultural social poliacutetico econoacutemicohellip) Soacutelo desde es-tas perspectivas se pueden entender proyectos como el

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arqueologiacutea comienza a formar parte del proceso de restauracioacuten logrando codificar un protocolo de inter-vencioacuten estratigraacutefica integral de los edificios analizados (Loacutepez Mullor 1993 1999 2002 y 2011) Y gracias a la vertiente social de muchos de los proyectos planteados (volvemos a remitirnos tanto a los trabajos que se lleva-ron a cabo desde el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic ndashLoacutepez Mullor 1993ndash como desde el Grupo de Investi-gacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU)

No han faltado tampoco aquellos grupos e inves-tigadores que han empleado la AA como herramienta para la revisioacuten de modelos interpretativos anteriores y la construccioacuten de nuevos modelos tal es el caso del trabajo de Luis Caballero y su equipo sobre las iglesias altomedievales de la peniacutensula ibeacuterica (Caballero y Utrero 2005) o de Juan Antonio Quiroacutes y el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio y Paisajes Culturales que dirige sobre la Alta Edad Media

Pero como deciacuteamos auacuten quedan pasos por dar hasta lograr sobre todo la regularizacioacuten y normati-vizacioacuten de la disciplina Es tal vez momento para la reflexioacuten sobre queacute camino queremos construir en el futuro y cuaacuteles con las necesidades fundamentales para que la AA consolide su papel dentro de la historia de la arqueologiacutea Y creo que puede ser de la mano de otras compantildeeras como la ArPa como pueda maximizar sus potencialidades

OTRAS MIRADAS UNA PROPUESTA INTEGRADORA A MODO DE CONCLUSIOacuteN

Estos fueron los conceptos y marcos teoacutericos desde los que se abordoacute la investigacioacuten sobre paisajes for-tificados que comentaacutebamos al inicio de este texto En el primer caso intentamos revisar dos conceptos clave en nuestra aproximacioacuten los de arquitectura y paisaje observaacutendolos desde la matriz que representa la onto-logiacutea del Patrimonio Arqueoloacutegico (PA) empleada por Criado-Boado (2012 193-194) A partir de esta matriz presentamos ambos elementos patrimoniales como ma-terializacioacuten de un concepto resultado de un proceso y recurso del pasado en el presente Esta conceptualiza-cioacuten comuacuten nos permitioacute estudiarlos desde una misma perspectiva y dentro de una misma matriz espacial Unificar el estudio de ambas entidades era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas las arquitecturas defensivas to-das las estructuras asociadas a ellas y el territorio en el

consubstancial a la restauracioacuten) Algunas de las praacutecti-cas que se han llevado a cabo en nombre de la AA desde diferentes aacutembitos sin la formacioacuten necesaria simple-mente por considerarse que muchas de las metodologiacuteas que se aplican al estudio de los edificios histoacutericos no son destructivas sin tener en cuenta que las consecuen-cias de esos informes siacute pueden llegar a serlo tienen que dejar de producirse o al menos conllevar una reflexioacuten profunda sobre sus consecuencias Independientemen-te de que nuestras interpretaciones sobre los espacios construidos puedan ser o no cuestionadas el acto de registrar la informacioacuten que nos proporcionan los docu-mentos construidos y los contextos en lo que se ubican es un acto fundamental en arqueologiacutea y de una tremen-da irresponsabilidad no llevarlo a cabo adecuadamente

Finalmente nos gustariacutea remarcar algunos aspectos ya comentados que hacen hincapieacute en la importancia que la AA estaacute teniendo en la renovacioacuten arqueoloacutegica de las uacuteltimas deacutecadas En primer lugar un aspecto a destacar es el alto grado de publicacioacuten que ha tenido desde el comienzo de su desarrollo en Europa ya que desde momentos muy tempranos contoacute con el suple-mento Archeologia dellrsquoArchitetura dentro de la revista Archeologia Medievale (httpwwwbibarunisiitrivis-tearcheologia-dellarchitettura) o con la publicacioacuten de monograacuteficos en revistas o de actas de distintos cursos congresos y encuentros que iban mostrando los avances en la disciplina69 lo cual contribuyoacute a su raacutepida difusioacuten que a su vez ayudoacute a paliar la importante carencia de formacioacuten especiacutefica en AA que existiacutea (y existe) en la mayoriacutea de las universidades espantildeolas sobre todo en los primeros antildeos de su implantacioacuten en la peniacutensula

Por otra parte cabe destacar tambieacuten que desde su inicio la AA tuvo una vertiente muy aplicada tanto en el desarrollo metodoloacutegico como en la transferencia de conocimiento gracias sobre todo a su vinculacioacuten con el campo de la restauracioacuten desde el que se abrieron nuevos caminos para la misma Es el caso por ejemplo de la importante labor desarrollada por el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic Local de la Diputacioacuten de Bar-celona de la mano de Antoni Gonzaacutelez Moreno-Navarro (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999a y 1999b Gonzaacutelez Moreno-Navarro et al 1990) donde se consolidoacute un equipo dedicado a la restauracioacuten arquitectoacutenica en el que se primaba la interdisciplinariedad y donde la

69 Archeologia dellrsquoArchitettura 2 Caballero y Latorre 1995 Caballero y Escribano 1996 Fontenla 1997 y 1998 Azkarate 2002ordf y 2003 Ayaacuten et al 2003 por ejemplo

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nuestra estrategia de investigacioacuten deriva directamente del concepto teoacuterico de espacio de su interpretacioacuten en el campo de la arquitectura y de coacutemo acaba contribu-yendo a la investigacioacuten de las arquitecturas preteacuteritas Haremos un breve recorrido por estas temaacuteticas antes de llegar a la conclusioacuten que nos interesa

Recordemos que la arquitectura es ante todo una tecnologiacutea constructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) Anali-zando la configuracioacuten formal de una construccioacuten se puede por un lado encontrar ciertas pautas de regu-laridad que la hacen coherente dentro de un patroacuten de racionalidad y por otro identificar recurrencias estruc-turales que indiquen un determinado modo de concebir el espacio en esa cultura En la arquitectura fortificada de eacutepoca moderna el baluarte constituye un elemento que se repite y confiere una forma caracteriacutestica a este tipo de fortificacioacuten (poliacutegonos estrellados) pero maacutes allaacute de ser un elemento representativo de la arquitectura que analizamos formalmente hablando tambieacuten lo es de los principios que la generan de su patroacuten de racio-nalidad El baluarte es una figura que evoluciona a partir de los cubos de la muralla medieval para intentar paliar los efectos que en eacutesta produjo la introduccioacuten de la ar-tilleriacutea los cubos evolucionan hacia formas triangulares primero el bastioacuten y maacutes tarde el baluarte Eacuteste tiene forma de punta de flecha con dos caras dos flancos y una gola Supone ldquouna forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular [hellip] que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzado Su propia defensa partiacutea de los flancos y orejonesrdquo (Porras 1995 53) Es decir es una figura que materializa una de las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada ldquoMAXIMA Nordm1 Todas las partes de la fortificacioacuten deben ser vistas y flanqueadas las unas de las otrasrdquo (Lucuze 1772 en Porras 1995 48) El mismo argumento podriacuteamos usar para el concepto paisaje que veiacuteamos coacutemo tambieacuten su-poniacutea la materializacioacuten del patroacuten de racionalidad que estaacute detraacutes de la fortificacioacuten del periacuteodo que nos ocupa al llevar al territorio los mismos principios que regiacutean la arquitectura La conceptualizacioacuten final del PF moderno que surgioacute de nuestra investigacioacuten y que veremos maacutes adelante apoya esta afirmacioacuten

Teniendo en cuenta las conclusiones obtenidas en nuestro trabajo proponemos dar un salto hacia una nocioacuten simbioacutetica de ambos conceptos que nos permita estudiarlos de forma conjunta sin renunciar a las espe-cificidades de cada uno de ellos y a su individualizacioacuten

que se insertan conforman un paisaje construido por lo que su valorizacioacuten y caracterizacioacuten como entidades aisladas no creiacuteamos que fuese la estrategia adecuada a nuestro fin de caracterizar este paisaje

El estudio en detalle y por separado de la arquitec-tura y el paisaje permitioacute en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico y acceder a un mayor nuacutemero de elementos materiales e inmate-riales que conforman ambas realidades pero intentar introducir dentro del proceso de caracterizacioacuten y valo-rizacioacuten del registro arqueoloacutegico al paisaje y la arqui-tectura conjuntamente nos permite acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta aboga por abordarlas como parte integrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Detraacutes del planteamiento de aquella investigacioacuten no soacutelo estaba abordar su estudio conjunto sino pro-poner tambieacuten un modelo de trabajo Nuestra intencioacuten era plantear una estrategia o programa de investigacioacuten arqueoloacutegico (PIA) en Paisajes Fortificados (PF) Un PIA necesita ldquoproveerse de una formulacioacuten teoacuterica pertinente que incluya reflexiones y dispositivos que le permitan dar cuenta de aquel segmento de la realidad que investigardquo (Id 178) en nuestro caso los paisajes culturales El autor analiza los aspectos que debe incluir un PIA70 (Criado-Boado 2012 178-179) una ontologiacutea una epistemologiacutea una base teoacuterica una propuesta me-todoloacutegica una metodologiacutea un meacutetodo unos modelos interpretativos y una dimensioacuten criacutetica Haremos aquiacute simplemente una reflexioacuten sobre el modelo de trabajo que construimos para abordar el estudio de los PF

Desde la arquitectura y el paisaje hacia el espacio construido

Tras haber analizado los conceptos de arquitectura y paisaje e identificarlos como baacutesicos en nuestra investi-gacioacuten era inevitable que emergiese el de espacio como sustancial en nuestro trabajo El Espacio es una de las dimensiones fundamentales de la investigacioacuten arqui-tectoacutenica y de determinada investigacioacuten arqueoloacutegica y de su concepcioacuten dependen las teacutecnicas analiacuteticas a emplear en su estudio Una parte imprescindible de

70 Nosotros hablamos de Programa de Investigacioacuten Arqueoloacutegica realmen-te el autor se refiere a un contexto maacutes amplio a un programa de investiga-cioacuten cientiacutefica

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con el tiempo (Criado-Boado 1993b 15 y ss) tal y como indica Foucault el primero es considerado como lo inmoacutevil lo muerto mientras que el tiempo era rico fecundo dejando al espacio en un segundo plano supe-ditado al tiempo

Pero en todos estos conceptos de espacio quedan muy empobrecidos aspectos de la vivencia espacial como la relacioacuten emocional y simboacutelica con el medio ambiente Englobando estos aspectos esenciales C Nor-berg-Schulz (1980 9-12) al hacer un estudio sobre la nocioacuten de espacio distingue entre varios conceptos es-pacio pragmaacutetico espacio perceptivo espacio existen-cial espacio abstracto espacio cognoscitivo del mundo fiacutesico espacio abstracto de las puras relaciones loacutegicas espacio expresivo o artiacutestico y espacio arquitectoacutenico73 Aunque estaacuten encadenados unos con otros (Mantildeana et al 2002 26) nos interesan aquiacute los dos uacuteltimos el primero porque acoge al segundo el segundo porque se puede definir como una concretizacioacuten del espacio existencial del hombre

En este breve recorrido por los distintos aacutembitos teoacutericos en los que se reflexiona sobre el concepto de espacio se observa que eacuteste ha pasado de ser una no-cioacuten con un uacutenico significado (lugar espacio tridimen-sional etc) a valorarse de forma multidimensional considerando tanto su concepcioacuten como matriz fiacutesica como la percepcioacuten que el ser humano tiene sobre eacutel y el significado cultural que lleva impliacutecito Este espacio multidimensional estaacute directamente relacionado con el patroacuten de racionalidad74 de la sociedad que lo genera y vive siendo ademaacutes la arquitectura (y el paisaje) el medio maacutes evidente de concretar los conceptos espa-ciales de esta racionalidad Quizaacutes sea el estudio de la espacialidad de una sociedad preteacuterita uno de los medios maacutes satisfactorios de acceder a su racionalidad como lenguaje que permanece

El espacio en Arquitectura espacio y paisaje espacio construido

En las uacuteltimas deacutecadas del siglo XIX nace la arquitectura moderna para romper con el eclecticismo decimonoacutenico dominante en ella destacan la fusioacuten de ornamentacioacuten y construccioacuten como unidad y el hecho de ser el primer movimiento que visualizoacute la nueva conciencia de la

73 Sobre el concepto de espacio veacutease tambieacuten Scruton 1979 43-52 y Sennet 199174 El pensamiento de Leacutevi-Strauss

cuando sea necesario de manera que podemos caracte-rizarlos y valorizarlos tanto por separado como conjun-tamente seguacuten el enfoque que hemos presentado en las paacuteginas anteriores Nos referimos a la introduccioacuten del concepto de espacio construido

El concepto de Espacio71

La mayor parte de las acciones humanas encierran un aspecto espacial por un lado los objetos estaacuten distri-buidos seguacuten relaciones espaciales (lejos-cerca interior-exterior etc) por otro el ser humano para poder llevar a cabo sus acciones debe comprender esas relaciones y unificarlas en un concepto espacial

El espacio considerado como una de las dimen-siones existenciales fundamentales del ser humano (Norberg-Schulz 1980 9) ha sido objeto de estudio y reflexioacuten de la filosofiacutea y las ciencias desde muy anti-guo La uacuteltima revolucioacuten del concepto en ambos cam-pos llegoacute con Einstein que sintetizoacute los conceptos de espacio existentes en fiacutesica a tres categoriacuteas principales (Ven 1981 67-72) el concepto aristoteacutelico de espacio como lugar el concepto de espacio como contenedor y el concepto de espacio como campo cuatridimensional el espacio relativo A partir de aquiacute el antiguo concep-to de un uacutenico tipo de espacio se complejiza espacios fiacutesicos concretos (micro ordinario y macro) y espacios matemaacuteticos abstractos inventados por el hombre para describir con mayor o menor grado de aproximacioacuten los anteriores La teoriacutea de la relatividad nos lleva maacutes allaacute de esta dicotomiacutea entre espacio y tiempo ldquosustituyen-do la idea de trozos de materia situadas en un espacio tridimensional por una serie de acontecimientos en un espacio-tiempo de cuatro dimensionesrdquo (Norberg-Schulz 1980 9-10)

Fuera del aacutembito de las ciencias la idea de espacio adquiere tambieacuten otras dimensiones La nocioacuten tradi-cional de espacio estaacute reducida a un problema natural geograacutefico como un mero lugar de residencia o un sitio de explotacioacuten A partir del siglo XIX y bajo la racionalidad burguesa se considera al espacio como naturaleza que explotar reducieacutendolo a su dimensioacuten de territorio un espacio dominado que se puede parcelar medir o vender72 Ademaacutes dentro del sistema de saber moderno el espacio ha estado en descreacutedito en relacioacuten

71 Este apartado y el siguiente estaacuten basados en nuestro trabajo previo Ma-ntildeana et al 2002 25-2972 Es un concepto que sirve para justificar el uso que se hace del espacio a partir de este momento en consonancia con la propia racionalidad burguesa

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de la circulacioacuten en los edificios En todas estas teoriacuteas la percepcioacuten de los espacios se perfila como funda-mental en el estudio de la arquitectura siendo una de las claves el movimiento

De este modo en la arquitectura moderna se pro-pusieron diversos supuestos respecto al espacio Uno de los autores fundamentales en esta actualizacioacuten fue S Giedion (1980 y 1988) para quien el proceso por el cual una imagen espacial puede ser transpuesta a la esfera emocional es expresado por el concepto espacial ldquoProporciona informacioacuten acerca de la relacioacuten entre el hombre y lo que lo rodea Es la expresioacuten espiritual acerca de la realidad que se halla frente a eacutel El mundo situado ante eacutel es modificado por su presencia le obliga a proyectar graacuteficamente su propia posicioacuten si desea relacionarse con eacutelrdquo (Norberg-Schulz 1980 13) Este aserto coincide con el identificado en la Arqueologiacutea del Paisaje en el que se considera que a traveacutes del estudio de los conceptos de espacialidad de su modelo estruc-tural se puede acceder al esquema de racionalidad que los generoacute (Mantildeana et al 2002 27)

Los estudios sobre el espacio arquitectoacutenico de-penden del concepto de espacio base que se utilice Norberg-Schulz (1980 13 y ss) distingue los estudios que se fundamentan en el espacio euclidiano el tridi-mensional y estudian su gramaacutetica es decir se basan en el desarrollo de modelos de dos o tres dimensiones de caraacutecter geomeacutetrico formando parte eacutesta de la sintaxis del espacio arquitectoacutenico y aquellos otros que tratan de desarrollar una teoriacutea del espacio sobre la base de la psicologiacutea de la percepcioacuten sobre todo de las impre-siones sensaciones y anaacutelisis de los efectos generados sobre el ser humano que percibe El autor considera que ambos tipos de estudios seriacutean deficientes y parciales El primero porque excluye al ser humano discutiendo de geometriacutea abstracta y el otro porque reduce el espacio y la arquitectura a impresiones olvidaacutendose del espacio como dimensioacuten existencial y como lugar de relacioacuten entre el hombre y el medio que lo rodea Para salvar esta carencia propone introducir el concepto de espacio existencial dentro del estudio del espacio en arquitectura y de su interpretacioacuten ya que si los aspectos geomeacutetri-cos y perceptivos se analizan dentro de un esquema de comprensioacuten maacutes general cada uno de ellos adquiere una mayor significacioacuten que la que tendriacutean por sepa-rado (Norberg-Schulz 1980) Un estudio de la espacia-lidad de una construccioacuten arquitectoacutenica que no estaacute integrado dentro de la racionalidad que la generoacute queda mutilado y sin sentido Eacutesta es precisamente una de las

abstraccioacuten espacial surgiendo por primera vez la idea de espacio en cuanto idea arquitectoacutenica75 (Ven 1981 en Mantildeana et al 2002 26) Es entonces cuando arquitectos e historiadores del arte empiezan a considerar el espacio como un concepto fundamental en arquitectura gracias a influencias como las del filoacutesofo Lao-Tseacute En lo que se refiere al espacio fue fundamental la expresioacuten en su teoriacutea (ca 550 a C) de la superioridad de lo conte-nido en un espacio arquitectoacutenico del espacio interior Este pensamiento ejercioacute una gran atraccioacuten entre los arquitectos ldquoquienes perciben el contenido intangible de la forma arquitectoacutenica como lo que verdaderamente impulsa a la arquitecturardquo (Ven 1981 23) Esta es la pri-mera tentativa escrita de interpretacioacuten de la liacutenea fron-teriza como continuidad del espacio poniendo eacutenfasis no tanto en el espacio interior como en aquellas partes del edificio que transmiten lo interior hacia el espacio exterior (los umbrales)

En el estudio del concepto de espacio en Arquitec-tura destacan las teoriacuteas de varios historiadores del arte y arquitectos Schmarsow considera que la arquitectura se genera a partir del cuerpo humano y defiende su ca-raacutecter funcionalista Distingue tres modalidades de espa-cios el taacutectil el moacutevil y el visual con lo que incorpora los sentidos en simultaacuteneas y sucesivas experiencias en el espacio y el tiempo Hildebrand sin embargo per-cibe el espacio a traveacutes de la visioacuten pura (imaacutegenes en reposo) y la visioacuten cineacutetica (imaacutegenes recibidas con el espectador en movimiento) Las teoriacuteas cubistas que a partir de la teoriacutea de la relatividad de Einstein antildeaden el concepto de la cuarta dimensioacuten que se adquiere con el movimiento del cuerpo76 (frente a la tradicional dimen-sioacuten euclidiana estaacutetica) fueron tambieacuten fundamentales para el estudio del espacio en arquitectura Uno de los mayores representantes de la arquitectura moderna Le Corbusier acaboacute adoptando tambieacuten esta cuarta dimen-sioacuten llamaacutendola ldquoespacio inefablerdquo o ldquoestado emocional por el que se experimentan espacios definidos por series armoacutenicasrdquo (Ven 1981 91) lo que deriva en una gran consideracioacuten en la disposicioacuten del volumen y al orden

75 ldquofue a mediados del siglo XIX cuando la palabra lsquoespaciorsquo comenzaba a ser utilizada por algunos criacuteticos sobre todo en el aacutembito alemaacuten donde lsquoespaciorsquo y lsquohabitacioacutenrsquo son linguumliacutesticamente similaresrdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 165)76 En las vanguardias de principios de siglo se emplean modelos arquitectoacute-nicos directamente relacionados con los planos superpuestos caracteriacutesticos del cubismo en los que la transparencia del material permite la visioacuten a tra-veacutes y simultaacutenea de los diversos planos interiorexterior ldquoEn esa influencia reciacuteproca de espacios que se produciacutea a traveacutes de un material real pero lsquoinvi-siblersquo radicaba la concepcioacuten espacio-temporal entendida como el nuevo pa-radigma de la arquitectura de este siglo [XX]rdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 166)

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De acuerdo con este marco teoacuterico y conceptual la ArPa prioriza el estudio del espacio analizado y pensa-do a traveacutes del registro y de la cultura material integran-do en este estudio la parte imaginaria-simboacutelica del mis-mo es decir intenta elaborar modelos de interrelaciones entre los tres tipos de espacios definidos (Criado-Boado 1995 8 y 1996b 17) y articular el anaacutelisis complemen-tario de estas tres dimensiones del espacio tratando de no centrarse en una de ellas como representacioacuten de la globalidad del paisaje

Cada uno de estos aacutembitos estaacute determinado por coacutedigos espaciales compatibles y semejantes entre siacute presentando relaciones de compatibilidad y configurando una regularidad espacial ya que obedecen a la misma estrategia de construccioacuten del espacio social (en el senti-do lefebvriano del teacutermino Lefebvre 2013 125 y ss) al mismo patroacuten de racionalidad Desde este punto de vista destaca la importancia del estudio de las formas y del es-pacio que eacutestas definen ambas constituyen realmente el registro arquitectoacutenico y paisajiacutestico su aspecto fiacutesico es lo que se conserva en el tiempo Para llegar a profundizar en la sociedad que los construyoacute ademaacutes de estudiar los tipos de materiales la forma en que se disponen en el edi-ficio o las teacutecnicas constructivas es fundamental definir coacutemo se han organizado estos voluacutemenes y queacute espacios han sido formados (Ching 1984) o bien queacute recursos (simboacutelicos) se han empleado para crear una determinada escena ambiente en el que se desenvuelven las relaciones sociales a todos los niveles desde las relaciones indivi-duales familiares hasta los maacutes generales (intergrupales)

Igualmente el espacio arquitectoacutenico como los restantes elementos formales del registro es esencial-mente un espacio social que se construye culturalmente es el producto o efecto de la accioacuten social Constituye un paisaje cultural en sentido amplio que participa de lleno en la construccioacuten del aparato simboacutelico el imaginario colectivo y las praacutecticas rituales de la comunidad que lo construye y habita asiacute por ejemplo la forma arquitectoacute-nica aparece interrelacionada con variables socioloacutegicas como la familia el estilo de vida la solidaridad inter-grupal o el sistema de poder como en el caso de los PF modernos De este modo el espacio arquitectoacutenico se puede definir como un producto humano que utiliza una realidad dada (el espacio fiacutesico) para crear una realidad nueva el espacio construido y por consiguiente social al que se confiere un significado simboacutelico (Mantildeana et al 2002 28)

Esta es la base de la primera consecuencia de nuestra investigacioacuten que realmente se viene gestando ya desde

teoriacuteas esenciales de las que parte nuestra investigacioacuten la asuncioacuten de que ldquolas actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organizadas de forma co-herente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realizardquo (Criado-Boado 1999 10) por lo que es fundamental integrar estos anaacutelisis tanto el gramatical como el de la percepcioacuten espacial en un determinado patroacuten de racionalidad Esta teoriacutea da sentido a nuestra conceptualizacioacuten de la arquitectura y el paisaje como materializacioacuten de un concepto tal como hemos expuesto

Conviene tambieacuten a nuestro propoacutesito observar la relacioacuten entre los conceptos de paisaje y espacio Recor-daremos que cuando tratamos el de paisaje comentaacuteba-mos que uno de los objetivos principales de su estudio desde la ArPa es analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegicos a partir de los elementos que los concretan es decir analizar de manera integral los pro-cesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia comprendidos como entidades espaciales y fenoacutemenos sociales y no como hechos aislados (Criado-Boado 1999 6) En ArPa se parte de que las actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organi-zadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza al igual que sucediacutea con la arquitectura Es decir en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen tanto dispo-sitivos mecaacutenicos (fiacutesicos) como dispositivos concep-tuales necesarios para poder llevar a cabo la ldquohumani-zacioacutenrdquo o ldquoantropizacioacutenrdquo de un espacio Analizando los dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten o los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad se debe-riacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los disposi-tivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racionalidad (Criado-Boado 1999 10)

La definicioacuten de paisaje que utilizamos arriba como producto socio-cultural (Criado-Boado 1999 5) es un concepto foucaultiano del que dimanan varias derivaciones uacutetiles para la Arqueologiacutea (Criado-Boado 1993c) espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentima-mente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Del mismo modo nuestra investigacioacuten parte del presupuesto teoacute-rico de la multidimensionalidad del paisajeespacio donde eacuteste se encuentra constituido por tres dimensio-nes ya apuntadas el espacio en cuanto entorno fiacutesico en cuanto entorno social y en cuanto entorno pensado (Criado-Boado 1996b 17 y 1999 6)

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Hemos manifestado que la ArPa y la AA son los modelos interpretativos del registro arqueoloacutegico en los que basamos la investigacioacuten Pero nos interesa focali-zar en la repercusioacuten que tuvo el uso de ambas estrate-gias de investigacioacuten en el estudio de un tipo de registro arqueoloacutegico concreto

Recordemos que definiacuteamos ArPa como un mo-delo interpretativo que analiza los objetos que forman parte del registro arqueoloacutegico como objetos impli-cados en y participantes del paisaje pero tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de este modelo Esto implica que desde ArPa el paisaje se entiende por un lado como un contexto en el que se inserta el registro arqueoloacutegico y por otro como un objeto susceptible de ser analizado con metodologiacutea arqueoloacutegica Es decir los paisajes se entienden como una dimensioacuten relevante de las sociedades humanas puesto que no soacutelo constituyen la base en la que eacutestas se desarrollan sino tambieacuten su resultado por lo que se considera que representan a esas sociedades ArPa es ademaacutes una herramienta de gestioacuten pues comprende una cierta utilidad criacutetica y actual se relaciona con temas que estaacuten muy proacuteximos de la sensibilidad y preocupaciones a las que en la actualidad se enfrentan nuestras sociedades (Criado-Boado 1999 1)

Esta doble dimensioacuten tambieacuten se observa en la AA entendida como una estrategia de investigacioacuten que es-tudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica y tiene como principal objetivo el conocimiento histoacute-rico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y como finalidad uacuteltima contribuir a su gestioacuten integral De hecho proponiacuteamos para la AA una finalidad muacuteltiple como herramienta para el conocimiento histoacuterico para la praxis restauradora para la conservacioacuten y para la gestioacuten Al igual que la ArPa la AA ha demostrado su utilidad criacutetica y actual en numerosos proyectos orientados hacia la resolucioacuten de problemas reales muy enraizados con importantes cuestiones patrimoniales Si en los antildeos 90 la ArPa se convirtioacute en una importante herramienta para la gestioacuten patrimonial en el marco del desarrollo de grandes obras puacuteblicas (Criado-Boado 1996b y 1996c Barreiro et al 1999 Amado et al 2002) la AA lo hizo tambieacuten en las mismas fechas y a principios del siglo XXI gracias a su participacioacuten directa e integracioacuten dentro de importantes programas de restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacute-nica (Azkarate 2002b 2009 y 2011) Este hecho viene de la mano de un cambio de concepcioacuten en la compren-sioacuten de la arquitectura por parte de la AA en relacioacuten

uno de los primeros trabajos que abordamos en esta liacutenea (Mantildeana et al 2002 2002) Haciendo un breve recorrido por los aspectos que acabamos de analizar podriacuteamos concluir diciendo que el espacio es multidimensional y multivocal La arquitectura es forma y es espacio definido por la forma es significado y es significado traducido en una forma En este sentido se aboga por hablar de espacio arquitectoacutenico un espacio social que se construye cultu-ralmente Este espacio arquitectoacutenico se inserta ademaacutes en un entorno fiacutesico Ambos acaban formando parte del paisaje una construccioacuten social donde espacio pensa-miento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Arquitectura y paisaje construyen espacio a escalas distintas Abordar la multidimensionalidad de su caraacutecter como hemos propuesto aquiacute implica abordar es-tas escalas hacerlo de forma conjunta demanda atender a un concepto que englobe ambas formas del espacio Abo-gamos pues en aproximaciones del tipo que presentamos en este trabajo por el uso del teacutermino maacutes contextual es-pacio construido Es decir se propone adoptar el concep-to de espacio construido cuando se use una aproximacioacuten simbioacutetica a la arquitectura y el paisaje como concepto operativo de manera que no se aborde uacutenicamente y por separado la arquitectura yo el paisaje sino ambos como parte de una misma realidad que supone la manifestacioacuten de coacutedigos sociales de un determinado grupo humano el paisaje que eacuteste construye y coacutemo lo construye muestra unos coacutedigos de lenguaje que reflejan a esa sociedad concreta La arquitectura no soacutelo es espacio sino que se manifiesta en un espacio el paisaje soacutelo se comprende si trascendemos el concepto de territorio y atendemos a su ordenacioacuten de la que forma parte la arquitectura El con-cepto de espacio construido pretende englobar la visioacuten y aproximacioacuten conjunta a ambas manifestaciones ldquoUna vez maacutes el espacio exhibe el orden mejor que el tiempo iquestCuaacutendo los arqueoacutelogos e historiadores aprenderaacuten esta leccioacutenrdquo (Criado-Boado 2002 92)

Sobre Arqueologiacutea del Paisaje Arqueologiacutea de la Arquitectura y Arqueologiacutea del Espacio Construido

La asuncioacuten del concepto de espacio construido nos llevoacute a plantearnos la necesidad tambieacuten de abogar por un programa de investigacioacuten interno que abarcase el estudio conjunto de la arquitectura y el paisaje como ya hemos visto

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Nuestra propuesta intentoacute fusionar ambas estrate-gias de manera que pudieacuteramos abordar de forma con-junta nuestro objeto de estudio el espacio construido un concepto que intenta entender la arquitectura y el paisaje en clave espacial temporal funcional social y simboacutelica Esta propuesta conceptual nos permite ir un paso maacutes allaacute y abogar por una Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) que al igual que en el caso del objeto de estudio es un teacutermino operativo que pretende abordar las dimensiones espaciales del paisaje y la arquitectura para comprender precisamente el espacio construido en las claves que acabamos que comentar

No pretendemos invalidar otros modos de investigar el registro arquitectoacutenico ni sustituir las estrategias de investigacioacuten propuestas AA y ArPa sino maximizar sus potencialidades aplicaacutendolas de forma conjunta y dentro de programas que aborden el espacio construido de ma-nera integral tratando de trazar las liacuteneas baacutesicas de un

con otras aproximaciones a eacutesta desde la Arqueologiacutea la Historia de la Arquitectura o la Historia del Arte entendieacutendose ahora la arquitectura como el resultado final de un proceso histoacuterico Al igual que el paisaje no soacutelo es el contexto en el que se producen las acciones humanas que dejan su propio registro arqueoloacutegico sino que es resultado de esas acciones por lo que tambieacuten las representa

Ello implica redescubrir en la arquitectura ciertas dimensiones que habiacutean quedado ocultas al menos par-cialmente para estudiarlas analizarlas gestionarlas de forma integral la arquitectura es yacimiento es cultura material es tiempo es espacio construye paisaje refleja un patroacuten de racionalidad se transforma evoluciona cambia y no es uacutenicamente producto de un hecho concreto de la historia de un gusto esteacutetico determinado o del saber de un arquitecto Tiene otros significados que van maacutes allaacute de su singularidad como objeto

Figura 27 Modelo abstracto de paisaje fortificado empleado en esta investigacioacuten Para su realizacioacuten se ha empleado el lenguaje abstracto ConML (Conceptual Modelling Language httpwwwconmlorg) Las liacuteneas de puntos expresan que entre las clases que unen existen otras clases intermedias Las clases en blanco corresponden a clases definidas en CHARM (Cultural Heritage Abstract Reference Model httpwwwcharminfoorg) mientras que las clases en color corresponden a clases definidas en el marco de este anaacutelisis y suponen una extensioacuten a CHARM

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Figura 28 Diagrama correspondiente a la clase Fortificacioacuten del modelo abstracto anterior definida dentro de este estudio

Figura 29 Diagrama de ciclo de vida que muestra la estructura de la propuesta metodoloacutegica para estudiar los paisajes fortificados transfronterizos de eacutepoca moderna Se ha utilizado para desarrollar el modelo el estaacutendar internacional ISOIEC 24744 (ISOIEC 2007 y 2010)

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diacroacutenica en el tratamiento del espacio construido una Arqueologiacutea del Espacio Construido aplicable tanto a la Prehistoria Reciente como a la Arquitectura histoacuterica que se implique de lleno en proyectos de puesta en valor de los espacios construidos de rehabilitacioacuten en progra-mas de correccioacuten

Nuestra propuesta presenta un modelo para el anaacute-lisis arqueoloacutegico de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna78 que hunde sus raiacuteces en programas que apos-taron por una gestioacuten integral del patrimonio articulados desde un modelo teoacuterico como la Cadena de Valor del Patrimonio Cultural (CVPC) que propicioacute precisamente su naturaleza integral Este modelo se compone de cuatro instrumentos baacutesicos un modelo abstracto del paisaje fortificado de eacutepoca moderna (Figuras 27 y 28) gracias al cual se definieron las entidades arqueoloacutegicas que con-forman nuestro objeto de estudio y las relaciones que se establecen entre esas entidades ya que eacuteste era el primer paso que nos permitiriacutea proceder a la identificacioacuten y ca-racterizacioacuten de los elementos que conforman el paisaje y al final del propio paisaje Un segundo instrumento es una propuesta metodoloacutegica que presenta los plan-teamientos principios y alternativas de orden teoacuterico

78 Vid nota 77

programa de investigacioacuten que pretende ser transdiscipli-nar con el fin de obtener la mayor informacioacuten posible de los espacios construidos una forma de analizar el re-gistro que trata de buscar regularidades77 Maacutes que como una subdisciplina la AEC se entiende como una liacutenea de investigacioacuten que pretende abordar a la vez todas las escalas del espacio construido acercaacutendonos a ellas de forma global (pero flexible como veremos) y observando las relaciones que se producen entre estas escalas De la misma manera que se defiende la idea baacutesica de que la Arquitectura en todo tiempo y lugar es una tecnologiacutea de construccioacuten de la realidad social la Arqueologiacutea es una praacutectica social en el presente En nuestros diacuteas el registro arquitectoacutenico deviene en Patrimonio Construido por lo que creemos que es necesario dar respuestas y servir de herramienta baacutesica a la gestioacuten de este registro arqui-tectoacutenico como elemento significativo del Patrimonio Cultural En este sentido abogamos por una perspectiva

77 Dicho programa de investigacioacuten ha sido desarrollado por la autora como propuesta en su tesis doctoral (Blanco-Rotea 2015) pero no es el objetivo de este texto por lo que soacutelo se esboza aquiacute como ejemplo del desarrollo de programas de este tipo desde las bases propuestas aunque siacute esperamos que el mismo tenga continuidad en otro trabajo en el que se aborde su materializa-cioacuten de manera maacutes concreta Nuestro objetivo como ya hemos expuesto era tratar aquiacute esos aspectos conceptuales y teoacutericos que son la base del programa de investigacioacuten y de la propuesta metodoloacutegica llevada cabo

Figura 30 Ejemplo del proceso metodoloacutegico seguido a partir de la propuesta que se muestra en la Figura 29 Se pueden observar algunas de las metodologiacuteas aplicadas en los tres niveles espaciales analizados en la fortificacioacuten de la frontera mintildeota

Rebeca blanco-Rotea

ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA 14 enero-diciembre 2017 e051 MadridVitoria ISSN-L 1695-2731 httpdxdoiorg103989arqarqt2017007

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archiviacutestica informaacuteticahellip El uacuteltimo instrumento fue la abstraccioacuten de un modelo teoacuterico del paisaje fortificado (Figura 31) en el que se representan las entidades princi-pales del paisaje de la frontera del riacuteo Mintildeo las relaciones entre eacutestas y las fronteras entre entidades y entre el paisaje y su entorno Este modelo se observoacute en su momento en la zona del Mintildeo pero actualmente estaacute siendo contrasta-do en el paisaje fortificado de la raia seca que responde al mismo fenoacutemeno de fortificacioacuten que en el caso del Mintildeo para observar su funcionamiento y comprobar si el modelo teoacuterico es aplicable a otras zonas o soacutelo es un caso especiacutefico de la frontera mintildeota Y del mismo modo comprobar si el programa de investigacioacuten propuesto articulado desde el concepto contextual de ldquoespacio cons-truidordquo y desde la perspectiva simbioacutetica de una AEC es aplicable al estudio de otros paisajes fortificados79

79 Investigacioacuten que la autora estaacute llevando a cabo actualmente dentro de su proyecto ldquoPaisajes culturales de frontera arquitectura territorio arqueologiacutea y modelos metodoloacutegicos (PAIX)rdquo financiado por un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia

y praacutectico que orientan la investigacioacuten (Criado-Boado 2012 178) Para ello disentildeamos la cadena operativa de los trabajos arqueoloacutegicos (Figura 29) que consideramos necesarios para llevar a cabo el proceso de identificacioacuten caracterizacioacuten valoracioacuten e interpretacioacuten del paisaje y sus componentes En esta propuesta determinamos tres escalas espaciales de anaacutelisis y se permite una gran flexi-bilidad entre estas escalas movieacutendonos en sentido verti-cal y horizontal Es decir el haber caracterizado cada una de estas escalas los elementos que las componen y las herramientas metodoloacutegicas que debemos utilizar en cada caso podemos seleccionar la escala de aproximacioacuten que queramos abordar primero en funcioacuten de muacuteltiples fac-tores y variables (objetivos presupuesto accesibilidad etc) y luego movernos horizontalmente entre escalas pasando de lo macro a lo micro de lo micro a la macro de la semi-micro a lo micro etc El tercer instrumento fue la propuesta metodoloacutegica (Figura 30) para lo que selec-cionamos el repertorio de anaacutelisis que mejor nos permitiacutea extraer datos analizarlos y obtener conocimiento ineacutedito estas herramientas tienen multitud de procedencias tan-to de la AA o la ArPa pero tambieacuten de la arquitectura

Figura 31 Modelo teoacuterico final del paisaje fortificado del tramo bajo del riacuteo Mintildeo en el que se representan las entidades principales las relaciones entre estas entidades y las fronteras de las entidades sistema y subsistema

ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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AGRADECIMIENTOS

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A los evaluadores yo evaluadoras porque sus comentarios creemos que han permitido mejorar el pre-sente texto

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Page 6: Arquitectura y paisaje. Aproximaciones desde la arqueología

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existe transformada y despojada de su uso primigenio en el siglo XX desaparece pero permanece en documentos graacuteficos y en la memoria de los vecinos ya en el siglo XXI se recupera reinterpretada a traveacutes de sus represen-taciones Lo que la convierte en patrimonio arqueoloacutegico es el haber dotado a esta arquitectura defensiva de un sig-nificado y relevancia contextual en la actualidad (Quiroacutes 2013 24-25) Pero ademaacutes la multidimensionalidad y multivocalidad de este tipo de PA hace que pase a formar parte de pleno derecho del Patrimonio Cultural (PC)18

Sobre arquitectura y paisaje

Nuestro acercamiento a la arquitectura y paisaje como objetos de estudio arqueoloacutegico se basa entonces en tres conceptualizaciones que entendemos comunes a ambas realidades son materializacioacuten de un concepto19 resul-tado de un proceso y recurso del pasado en el presente20

Esta conceptualizacioacuten nos permite precisamente abordar las distintas escalas en las que se manifiesta el RA seleccionar las herramientas de documentacioacuten registro y anaacutelisis tanto de la arquitectura como del paisaje y esta-blecer los liacutemites de la investigacioacuten Nuestro objetivo es aproximarnos a los distintos niveles de significacioacuten del RA que nos interesa y a la relacioacuten que guardan con la so-ciedad que inicioacute su proceso constructivo Intentar acceder

18 No es posible dar una definicioacuten lo suficientemente flexible y dialeacutectica sobre Patrimonio Cultural (veacutease por ejemplo la que propone Gonzaacutelez Meacutendez 1999 192) ldquoEste patrimonio no puede ser definido de un modo uniacute-voco y estable Soacutelo se puede indicar la direccioacuten en la cual puede ser identi-ficado La pluralidad social implica una gran diversidad en los conceptos de patrimonio concebidos por la comunidad enterardquo (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000) Para una reflexioacuten al respecto veacutease Azkarate 2009 290-29519 Ejemplos de estudios del paisaje y la arquitectura bajo este planteamiento se pueden ver en Leone Harmon and Neuwirth 2005 o Smith 200320 Sobre la multidimensionalidad del registro arquitectoacutenico veacutease Mantildeana et al 2002 16-18 tambieacuten Lefebvre 2013

tal punto que no soacutelo tenemos que gestionar el RA que nos permite acceder a la memoria del pasado sino la propia memoria La reconstruccioacuten de A Atalaia es un buen ejemplo de ello

Esta visioacuten del RA permite recoger tanto la multidi-mensionalidad del registro que reconocen los presupues-tos teoacutericos postprocesuales17 como la multivocalidad propuesta desde otros presupuestos teoacutericos como hacen la ArPa y la AA cuando reivindican las tres dimensiones del Patrimonio ArqueoloacutegicoArquitectoacutenico ya mencio-nadas (objetual documental y recursiva) Atendiendo a todas estas dimensiones y abordando la interpretacioacuten del RA desde marcos conceptuales y teoacutericos expliacutecitos superaremos aquella preocupacioacuten de V Lull de consi-derar el RA como realidad arqueoloacutegica Para el autor la descripcioacuten de los restos arqueoloacutegicos es soacutelo el co-mienzo de la investigacioacuten arqueoloacutegica (Lull 1988 65-66) Esta idea ha sido ampliada posteriormente por otros autores que auacuten desde distintos planteamientos teoacutericos insisten en ver el RA desde un punto de vista mucho maacutes enriquecedor y transversal a los distintos eslabones de la praacutectica arqueoloacutegica (Criado-Boado 2012 189-190) Concordamos en que la recuperacioacuten del RA debe reali-zarse dentro de un contexto social y disciplinar concreto (Criado-Boado 2012 190) que debe ser especificado

Uno de los aspectos importantes dentro de la argu-mentacioacuten que proponemos es que el RA pasa a ser PA cuando la sociedad lo sanciona como tal cuando sufre un proceso de valoracioacuten (Amado et al 2002 33) El PA y dentro de eacutel la arquitectura y el paisaje se compone de objetos fiacutesicos que tienen su propia existencia que variacutea a lo largo del tiempo Si recordamos el ejemplo de A Atalaia se construye en el siglo XVII en el siglo XIX

17 Las dimensiones tecnoloacutegica social o comunicativa por ejemplo de la arquitectura (Mantildeana et al 2002 17)

Figura 3 Reacuteplica de A Atalaia construida por la Escuela Taller de A Guarda

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social de un concepto y en este sentido se intentaraacuten comprender los aacutembitos de esta materializacioacuten que afectan a la arquitectura como objeto desde dentro de siacute misma en siacute misma y hacia fuera de siacute misma Nos interesa como espacio como estructura y como parte de un todo que es su entorno inmediato el territorio en el que se asienta y con el que se mimetiza o en el que se destaca para pasar a formar parte del proceso de construccioacuten de un paisaje cultural

En el caso que nos ocupa se abordoacute el estudio de la arquitectura entendida como estructura (desde dentro de siacute misma y en siacute misma) fundamentalmente desde la AA mientras que el anaacutelisis de la arquitectura en su relacioacuten con el entorno (hacia fuera de siacute misma) se hizo desde la ArPa Esta aproximacioacuten muacuteltiple que auacutena los planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos de ambas estrategias de investiga-cioacuten se denominoacute Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) como veremos maacutes adelante La AEC se entendioacute como una forma de abordar de manera conjunta el estudio de la arquitectura y del paisaje es decir de la construccioacuten del espacio no como una subdisciplina arqueoloacutegica

Una manera de dar dimensioacuten humana a un espacio es acotaacutendolo diferenciaacutendolo de otro espacio mediante el uso de la forma y sus elementos (Ching 1984 108) y es precisamente la informacioacuten que estos elementos guardan que estaacute cargada de significados distintos22 la

22 ldquoEl ente de la arquitectura no soacutelo hace visible nuestra existencia sino que la llena de significacioacutenrdquo (Ching 1984 386)

a la mayor parte de estos niveles de significacioacuten soacutelo seraacute posible si se hace desde una aproximacioacuten muacuteltiple y una mirada interdisciplinaria Recuperar todos sus niveles de significacioacuten sin embargo no lo es

Arquitectura

La arquitectura se entiende como una tecnologiacutea cons-tructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) pero ademaacutes ofrece diversos modos de significarse que van desde su propia estructura (el continente) los espacios que eacutesta crea in-ternamente (el contenido) las relaciones entre interior-exterior (Sennet 1991) o entre lo privado y lo puacuteblico su forma de significarse en el paisaje su representacioacutenhellip21 Aacutembitos que es imposible estudiar desde una uacutenica dis-ciplina como apunta Parenti (1995 20) Nos centrare-mos en tres de las dimensiones donde algunos de estos aacutembitos se manifiestan y que resultan de intereacutes para nuestra hipoacutetesis de trabajo (Figura 4)

Arquitectura como materializacioacuten de un concepto

En primer lugar interesa a nuestra investigacioacuten la arqui-tectura entendida como materializacioacuten de un pensamiento

21 Sobre el concepto de arquitectura veacutease Scruton 1979

Figura 4 Modelo conceptual de la nocioacuten de arquitectura manejada donde se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este trabajo

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anaacutelisis podremos llegar a comprender el conocimiento la tecnologiacutea o la concepcioacuten del mundo de estas sociedades Comprender la arquitectura como un objeto que puede ser estudiado desde la arqueologiacutea ha posibilitado el desarro-llo de la AA asiacute como una fructiacutefera reflexioacuten en el campo de la restauracioacuten arquitectoacutenica25 al entender que el yaci-miento arqueoloacutegico se extendiacutea maacutes allaacute del subsuelo y que el edificio formaba parte del yacimiento Y que en eacutel se auacutenan aspectos materiales y simboacutelicos que debemos deco-dificar y relacionar adecuadamente (Rabiacute 2004) Resaltar nuevamente que en esta investigacioacuten nos aproximamos a la arquitectura desde una perspectiva arqueoloacutegica

Intentaremos ejemplificar nuestra concepcioacuten de la arquitectura como materializacioacuten de un concepto a traveacutes de la oacuteptica del objeto de estudio de este trabajo volviendo a la Figura 4 En la columna de la izquierda se representa una imagen sateacutelite de la Praccedila Forte de Valenccedila En ella se observan dos espacios urbanos encerrados dentro de una estructura amurallada con varias figuras geomeacutetricas exte-riores formando todo ello un poliacutegono irregular

Nos interesa detenernos ahora brevemente en el mo-delo de fortificacioacuten de eacutepoca moderna La aparicioacuten de las balas metaacutelicas durante la segunda mitad del siglo XV llevoacute aparejado la introduccioacuten de una serie de cambios en la artilleriacutea que obligaron a buscar nuevas soluciones para la arquitectura defensiva disminucioacuten de la altura de las murallas construccioacuten de un terrapleacuten por el interior sobre el que situar la artilleriacutea y sustitucioacuten de los matacanes de la parte superior de las murallas medievales por parapetos ma-cizos maacutes resistentes ademaacutes del uso de recintos poligona-les como el que observamos en la Figura 5 o del baluarte

25 Doglioni 2002 y 2011 Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b Latorre y Caba-llero 1995 o Mileto y Vegas 2004 entre otros

que nos permite acceder al patroacuten de racionalidad23 que estaacute detraacutes del hecho constructivo y de su uso24

Estas ideas no son nuevas han sido ya tratadas por distintos arquitectos que entienden la arquitectura como la expresioacuten de su tiempo tanto a la hora de proyectar como de interpretar la arquitectura En su momento Mies van der Roohe buscaba ldquolas relaciones precisas entre la civiliza-cioacuten la cultura y la arquitecturardquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 19) Desde posiciones maacutes recientes se considera tambieacuten que la arquitectura conforma un proceso especiacutefico de produccioacuten e interpretacioacuten de la realidad por lo que no soacutelo es un elemento representativo de un contexto histoacuterico concreto sino que detenta un rol como orientacioacuten cultural (Rabiacute 2004) retroalimentando el proceso desde la sociedad a la arquitectura y desde la arquitectura a la sociedad Con todo ello podemos afirmar que la arquitectura como mate-rializacioacuten de un concepto se convierte en una herramienta cultural que construye el paisaje social (Ayaacuten 2006)

Si la arquitectura es reflejo de un pensamiento social cabriacutea preguntarnos coacutemo reproduce este pensamiento Apelando a la semioacutetica de la arquitectura (Ching 1984 386) eacutesta se convierte en un tipo de lenguaje mediante el cual a traveacutes de la construccioacuten de un objeto las so-ciedades expresan su forma de habitar y sentir el mundo es una expresioacuten de su cultura hecha objeto es cultura material Y es este aspecto el que nos interesa focalizar aquiacute pues como cultura material es susceptible de ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica A traveacutes de su

23 Por ldquopatroacuten de racionalidadrdquo debe entenderse la forma como una cultura en-tiende su relacioacuten con el mundo el horizonte intersubjetivo de los individuos Mientras que el ldquopatroacuten de subjetividadrdquo se refiere al patroacuten de racionalidad de un uacutenico individuo a coacutemo de construye la subjetividad de un individuo a partir del patroacuten de racionalidad de la sociedad en la que este habita24 Para profundizar en este aspecto veacutease Mantildeana et al 2002 14

Figura 5 ldquoPlanta da praccedila de Valenccedila que represezenta o estado em que se achava da sua reparaccedilatildeo e melhoramento e em q se mostratildeo as ruinas que fizeratildeo os inimigos no anno de 1809rdquo (Ca 1809) (copia del Archivo Jaime Garrido original en el archivo del Gabinete de Estudos Arqueoloacutegicos de Engenharia Militar de Lisboa -signatura 2755-2A-25A-36)

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aportaciones a diferentes campos de la arqueologiacutea la historia la historia de la arquitectura o la restauracioacuten arquitectoacutenica Autores como Azkarate (2013 290) definen la arquitectura ldquocomo el precipitado final de un denso proceso histoacutericordquo por lo que eacutesta se convierte en depositaria de una memoria que resignificamos en un momento concreto a traveacutes de un proceso de de-construccioacuten primero y reconstruccioacuten despueacutes que nos permite acceder a la huella de esa memoria

En nuestro ejemplo recogemos en la columna central una imagen que se corresponde con una parte del recinto amurallado de Valenccedila situado entre los baluartes de Satildeo Joseacute e de Nossa Senhora do Carmo En ella se aprecia una puerta de factura medieval inserta en una muralla de la misma eacutepoca (Figura 6) En la parte superior de la muralla se superpone un parapeto sobre un cordoacuten magistral y se le adosa por el sur el baluarte de Satildeo Joseacute (en la imagen de la izquierda de la Figura 6 se corresponde con el muro inclinado) que forma parte de las reformas llevadas a cabo en eacutepoca moderna para convertir la ciudad amurallada medieval en una plaza fortificada adaptaacutendola a los nuevos sistemas defensi-vos de la eacutepoca A partir de este momento la plaza sigue siendo constante objeto de ampliaciones reformas y mejoras en el sistema defensivo Es hoy el resultado de un proceso constructivo que muestra los cambios produ-cidos en los distintos sistemas de fortificacioacuten desde la Edad Media hasta eacutepoca contemporaacutenea

A su vez las transformaciones operadas en la parte superior de las murallas obligaron a reforzarlas desde la cimentacioacuten construyeacutendose ahora por el exterior en talud y avanzando los baluartes Se introducen tambieacuten nuevos elementos como los revellines las medias lunas la torre con cantildeones la cantildeonera o la casamata

A esta fortificacioacuten desarrollada en Europa en el siglo XVI se la conoce como fortificacioacuten abaluartada En los siguientes dos siglos seraacute objeto de diferentes cambios en la buacutesqueda de nuevos modelos encamina-dos a la mejor defensa de las plazas Este es el caso de la planta de Valenccedila la ciudad medieval (que corresponde al recinto situado maacutes proacuteximo al riacuteo) se abaluartuacutea sus murallas se adaptan a las nuevas necesidades defensi-vas Se complementa con la construccioacuten de una obra coronada (la parte derecha de la planta de la Figura 5) se dota de foso y de una serie de defensas exteriores En definitiva la planta de Valenccedila se construye siguiendo las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada de los siglos XVII-XVIII estaacute materializando un concepto

Arquitectura como resultado de un proceso

En segundo lugar nos interesa destacar tambieacuten la ar-quitectura como resultado de un proceso de hecho es eacutesta la idea que se ha enraizado fuertemente en la AA y ha permitido su desarrollo generando importantes

Figura 6 Puerta situada en una de las cortinas del recinto medieval de Valenccedila Los restos de la faacutebrica medieval son de silleriacutea irregular dispuesta en hiladas horizontales Estaacute rematada al exterior por un arco apuntado con clave decorada con escudo mientras que la interior estaacute rematada por un arco escarzano dovelado La muralla medieval estaacute alterada tanto por la construccioacuten del parapeto que remata la cortina como por el flanco del baluarte de Satildeo Joseacute de perfil ataludado ambos realizados en un aparejo de mamposteriacutea irregular

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presente en el caso de la arquitectura donde su conser-vacioacuten y mantenimiento estaacuten ligadas a su uso esta afir-macioacuten se hace especialmente necesaria El uso (actual) que le demos dependeraacute de muchos factores de poliacuteticas patrimoniales de su reacutegimen de propiedad de su estado de conservacioacuten y ante todo de su reconocimiento social

Arquitectura como recurso del pasado en el presente

La tercera conceptualizacioacuten manejada entiende la ar-quitectura como un recurso del pasado en el presente Si tenemos la obligacioacuten de estudiar y gestionar el PA en el

Figura 7 Fotografiacuteas del frente suroeste del Castelo de Santa Cruz (2003) En la imagen de la izquierda se pueden observar las fincas particulares que se adosan al frente del castillo se ha marcado en magenta el Baluarte de la Guiacutea A la izquierda la Puerta de la Villa a la que se accede a traveacutes de un camino situado entre dichas fincas que han ocupado el espacio en el que se localizaba la media luna de la Villa

Figura 8 El muro de una de las fincas particulares que ocupan el frente sureste

del Castelo de Santa Cruz se adosa al aacutengulo capital del Baluarte de San

Sebastiaacuten

Figura 9 Proceso de invisibilizacioacuten del Castelo de Santa Cruz entre la primera mitad del siglo XX y el 2001 En 2009 el castillo empieza a visibilizarse de nuevo a raiacutez de los trabajos llevados a cabo en FORTRANS y las intervenciones para la rehabilitacioacuten y puesta en valor del castillo ademaacutes de la urbanizacioacuten de su entorno

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objetivarlo y estudiarlo pues materializa aspectos de las sociedades humanas para las que el paisaje constituye una dimensioacuten relevante (Criado-Boado 2012 20)

Nuestro trabajo parte de la comprensioacuten del paisaje como un producto socio-cultural que objetiva ldquosobre el medio fiacutesico y en teacuterminos espacialesrdquo la accioacuten social ldquotanto de caraacutecter material como imaginariordquo donde la accioacuten social estaacute constituida por las praacutecticas intencio-nales y no intencionales (Criado-Boado 1999 5) Este concepto de paisaje intenta superar la consideracioacuten formalista del espacio como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental para considerarla una realidad eminentemente social que se construye culturalmente El paisaje asiacute entendido supuso una reconversioacuten conceptual del espacio que no soacutelo seriacutea materia sino tambieacuten ima-ginacioacuten (Criado-Boado et al 1991 29 Criado-Boado 1993a 42) Esta categoriacutea maacutes contextual entiende que

En nuestro ejemplo hemos reservado la columna de la derecha de la Figura 4 para representar esta con-ceptualizacioacuten No trataremos aquiacute la distinta valoracioacuten que las comunidades locales gallega y portuguesa tienen de cada una de las arquitecturas que conforman el conjunto de la fortificacioacuten fronteriza ni tampoco de su valoracioacuten como conjunto pues existen importantes diferencias en su percepcioacuten conocimiento y valoracioacuten que van maacutes allaacute de los objetivos perseguidos en este ar-tiacuteculo Pero resultaba especialmente llamativo descubrir que en A Guarda el castillo habiacutea sido praacutecticamente invisibilizado y eliminado de la memoria de la vecindad a pesar de ser una de las fortificaciones permanentes de mayor envergadura del lado gallego de la frontera Se le habiacutean ido adosando fincas privadas que ocultan parte del periacutemetro en su frente sudoeste uacutenicamente el ac-ceso a la Puerta de la Villa se respetoacute dejando un camino que discurre entre las fincas y sus respectivos muros de cierre (Figura 7)

Lo mismo sucedioacute en su frente sureste donde los muros que delimitan las propiedades mueren respecti-vamente en el aacutengulo capital de los baluartes de Santa Tecla y San Sebastiaacuten (Figura 8) Su frente quedoacute oculto tras la vegetacioacuten arboacuterea al igual que en el interior del castillo de propiedad privada donde las estructuras construidas quedaron ocultas en un frondoso jardiacuten tras abundante vegetacioacuten Todo ello haciacutea que esta pieza de la fortificacioacuten fronteriza se hubiese invisibilizado en el pasado reciente guardeacutes hasta llegar a eliminarse de la memoria de algunos de sus vecinos y vecinas (Figura 9)

Cuando comenzaron los trabajos arqueoloacutegicos existiacutea un plan urbaniacutestico para el entorno del castillo que suponiacutea su urbanizacioacuten la construccioacuten de pistas y varios edificios de vivienda sobre su glacis A pesar de los resultados de los estudios previos este plan siguioacute adelante como estaba proyectado Hoy se ha ejecutado parcialmente se han construido dos de esas torres de vi-viendas lo que ha motivado una nueva invisibilizacioacuten parcial o total del castillo en funcioacuten de la ubicacioacuten del observador (Figura 10)

Paisaje

El Convenio Europeo del Paisaje de 20 de octubre de 2000 (BOE nuacutem 31 de 5 de febrero de 2008 paacuteginas 6259 a 6263) lo identifica como el resultado de la accioacuten humana sobre una matriz espacial siendo percibido como tal por la sociedad Esta concepcioacuten del paisaje como siacutentesis (Orejas 1995a 218-219) ha permitido

Figura 10 Fotografiacuteas recientes del Castelo de Santa Cruz obtenidas desde distintas posiciones en las que se puede observar el impacto visual producido por las torres construidas en su glacis

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tuviera una dimensioacuten estrictamente fiacutesica y empiacuterica y perdiera todo su componente simboacutelico poliacutetico y social Dentro de esta criacutetica que surge a mediados de la deacutecada de 1980 aparecen una serie de estudios orientados desde la idea de que cuando se trabaja con sociedades el espacio es antes ldquouna construccioacuten poliacutetica una realidad social y un producto culturalrdquo que una matriz fiacutesica Es aquiacute donde surge la Arqueologiacutea del Paisaje orientada hacia la descripcioacuten de los procesos socio-culturales y simboacutelicos de construccioacuten de los paisajes preteacuteritos desde la arqueo-logiacutea (Criado-Boado 1993c 33-34)

En el debate teoacuterico que tiene lugar en las dos deacuteca-das siguientes a 198026 el paisaje adquiere una impor-tancia ldquoinusitadardquo como evidencia arqueoloacutegica (Figura 11) Se intenta superar la realidad fiacutesica del espacio y se buscan nuevas formas de dotar de mayor sentido las

26 Una visioacuten de este debate se puede revisar en Burillo 1998

el espacio es ldquouna construccioacuten social imaginaria en movimiento continuo y enraizada en la cultura existien-do una estrecha relacioacuten estructural en las estrategias de apropiacioacuten del espacio entre pensamiento organizacioacuten social subsistencia y concepcioacuten-utilizacioacuten del medio ambienterdquo (Mantildeana et al 2002 18)

El desarrollo de los estudios del paisaje asiacute en-tendido tuvo lugar como consecuencia del intento por trascender las limitaciones que el registro impone a la interpretacioacuten del pasado (Soler 2007 43) posicionando al paisaje como un elemento principal del RA gracias a su capacidad de integrar diferentes perspectivas (ambiental histoacuterica antropoloacutegicahellip) y ser objeto de conocimiento a la vez que medio de transformacioacuten social y cultural (Barreiro et al 2009 8) No podemos entender este cam-bio de concepto si no es dentro de una estrategia mayor en la que la orientacioacuten tecno-ecoacutenomo-ecoloacutegica de la Arqueologiacutea Espacial haciacutea que el concepto de espacio

Figura 11 Mapa del municipio de El Rosal con las feligresiacuteas de Santa Marina de El Rosal y San Miguel de Tabagoacuten (Pontevedra) cerca de la desembocadura del riacuteo Mintildeo de 1733 (Archivo de la Real Chancilleriacutea de Valladolid Signatura PLANOS Y DIBUJOS DESGLOSADOS 83) Se representan distintas formas de artificializacioacuten del espacio caminos parcelaciones cultivos construcciones etc

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(definen articulan y nombran) necesarios para poder lle-var a cabo la articulacioacuten de un espacio Analizando estos dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad etc se deberiacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los dispositivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racio-nalidad (Criado-Boado 1999 10) Espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construc-cioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder herramientas conceptuales que desarrollada la ArPa

El paisaje asiacute entendido conjuga tres tipos de elemen-tos fiacutesicos sociales y simboacutelicos que a su vez configuran las tres dimensiones presentes en el paisaje el espacio en cuanto a entorno fiacutesico o matriz medioambiental de la ac-cioacuten humana el espacio en cuanto a entorno social o me-dio construido por el ser humano sobre el que se producen las relaciones entre individuos y grupos y el espacio en cuanto a entorno pensado o medio simboacutelico27 en el que desarrollar y comprender la apropiacioacuten humana de la naturaleza (Criado-Boado 1999 6) Atender a estas tres dimensiones es lo permitiraacute para este autor comprender la globalidad del paisaje y es lo que se aborda en una ldquoArqueologiacutea total del paisajerdquo frente a otras ArPa que se centran uacutenicamente en una u otra de estas dimensiones

Uacutenicamente antildeadiremos que el paradigma de paisaje seguido aquiacute sigue los presupuestos definidos por Anschuetz et al (2001) que a su vez toma de Whitt-lesey (1997) donde eacuteste se define maacutes por lo que hace

27 El paisaje existe en cuanto es percibido experimentado y contextualizado por la gente Constructed Landscapes Conceptualized Landscapes and Idea-tional Landscapes (Knapp and Ashmore 1999)

fronteras de la materialidad del registro (Soler 2007 48) A partir de estos trabajos el paisaje empieza a entenderse en un sentido relacional que transmite la actividad huma-na material y mental y se convierte en objeto de estudio histoacuterico (Orejas 1995b 63) La objetivacioacuten del paisaje como tal implicoacute entender que el uso del espacio genera unas formas concretas en el paisaje y que esta morfologiacutea puede ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica (como el anaacutelisis fisiograacutefico Criado-Boado 1999 28) A partir de su estudio era posible acceder al uso que las socieda-des hicieron de esos espacios y por tanto a las sociedades mismas a traveacutes del conocimiento de sus conductas espa-ciales integradas en una racionalidad y en unas pautas globales de comportamiento plasmadas en la morfologiacutea de ese espacio Cuando se entiende que las praacutecticas sociales se objetivan en el espacio se pasa a hablar de paisaje se abandona el concepto maacutes neutro de espacio y se fijan las bases metodoloacutegicas para la investigacioacuten El paisaje se convierte asiacute en el espacio usado disentildeado pensado apropiado sacralizado abandonadohellip por dife-rentes sociedades (Orejas 1995a 217) (Figura 12)

La estrategia de investigacioacuten en ArPa se centroacute en analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegi-cos a partir de los elementos que los concretan estudiando de manera integral los procesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia (Mantildeana et al 2002 27) Para ello se parte de la idea de que las actividades humanas que tienen lugar en relacioacuten con el espacio es-taacuten organizadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza o lo que es lo mismo en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen no soacutelo los dispositivos mecaacutenicos (fiacutesicos) sino que se incluyen tambieacuten los conceptuales

Figura 12 Paisaje aterrazado del valle del Oitaveacuten (Soutomaior Pontevedra) sobre el que se ha realizado una intensa labor antroacutepica y se ha constituido un paisaje agrario (fotografiacutea de Paula Ballesteros 2003 25)

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forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular lo que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzadordquo (Porras 1995 53) La descripcioacuten que hace Porras del baluarte recoge uno de los maacutes im-portantes principios del arte de este tipo de fortificacioacuten que dice que cada parte de la fortificacioacuten defiende y es defendida por otra parte de manera que ldquoUna fortaleza ha de constituirse como una maacutequina perfectamente ar-ticulada que haga posible la mutua visibilidad y defensa de todos los elementos arquitectoacutenicos que la compo-nenrdquo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 17)

Detraacutes de esta idea se encuentra el hecho de que para conseguir una correcta fortificacioacuten se intenta alcanzar una figura que responda a la siguiente maacutexima ldquoque una pequentildea fuerza resista a una maacutes grande o un pequentildeo nuacute-mero de hombres a un nuacutemero mayorrdquo28 (Figura 14) Esta maacutexima que se aplicaba al disentildeo de las fortificaciones se puede hacer extensible a una escala auacuten mayor pues una fortificacioacuten no defendiacutea soacutelo una plaza sino una zona y en casos complejos como el que nos ocupa donde debiacutea defenderse un territorio muy amplio formaba parte de un sistema defensivo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 9)

En el paisaje trasfronterizo mintildeoto se produce un traslado de las formas caracteriacutesticas de la fortificacioacuten

28 Errard-le-duc de su tratado La fortification demostreacutee et reduite en art (Pariacutes 1594) tomado de Galindo (2002 63)

que por lo que es Las principales bases del paradigma de paisaje manejado por ambos se rigen por cuatro premisas ldquo1 Landscapes are not synonymous with natural environments [hellip] 2 Landscapes are worlds of cultural product [hellip]3 Landscapes are the arena for all of a communityrsquos activities [hellip] 4 Landscapes are dynamic constructions with each community and each generation imposing its own cognitive map on an anthropogenic world of interconnected morphology arrangement and coherent meaningrdquo (Anschuetz et al 2001 160-161)

Paisaje como materializacioacuten de un concepto

Tras esta introduccioacuten al concepto de paisaje volve-remos a esa triple conceptualizacioacuten que nos interesa Nos serviremos esta vez de la observacioacuten del paisaje fortificado mintildeoto para analizar coacutemo eacuteste se concreta como la materializacioacuten de un concepto para lo cual re-visaremos primero la columna izquierda de la Figura 13

Comentaacutebamos arriba cuaacuteles eran las caracteriacutesti-cas baacutesicas de la fortificacioacuten abaluartada y coacutemo el desarrollo de este tipo de fortificacioacuten veniacutea a su vez motivado por el desarrollo de una nueva tecnologiacutea ar-mamentiacutestica derivada de la introduccioacuten de la poacutelvora y el consiguiente perfeccionamiento de la artilleriacutea Esta fortificacioacuten recibe su nombre del uso del baluarte ldquouna

Figura 13 Modelo conceptual de la nocioacuten de paisaje manejada Se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este texto

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Figura 14 La imagen de la derecha corresponde a un Estudio de Fortificaccedilatildeo del Teniente General Nicolao de Langres (Ca 1661) (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387) Representa la planta de una fortificacioacuten ideal con ocho baluartes y cortinas protegidas por revellines En la parte superior derecha se presenta un estudio detallado de las liacuteneas de tiro desde y hacia cada una de las partes de esta fortaleza La imagen de la izquierda muestra el emplazamiento de los castillos de San Felipe La Palma y San Martiacuten que defienden la zona maacutes angosta de la riacutea de Ferrol Se representan los sectores que baten los dos primeros (San Felipe C-A La Palma B-D ambos B-A) (imagen extraiacuteda de Loacutepez Hermida 2005 el original se conserva en el Archivo Intermedio de la Regioacuten Militar Noroeste) Como vemos la defensa de las plazas no soacutelo se tiene en cuenta en cada plaza sino tambieacuten entre plazas que forman parte de un mismo conjunto defensivo

Figura 15 Representacioacuten de un ingeniero disentildeando una fortificacioacuten con dos auxiliares Dibujo del Teniente General Nicolao de Langres ca 1661 (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387)

abaluartada y de las maacuteximas a las que estas formas res-ponden a la espacialidad del territorio (Figuras 14 y 16) De la misma manera que debe existir una mutua visibili-dad y defensa entre todos los elementos arquitectoacutenicos que componen la fortaleza esta maacutexima se aplica tambieacuten a la relacioacuten entre fortalezas que funcionan como cada una de las partes de una fortificacioacuten siguiendo una pla-nificacioacuten y disentildeo que trate de cubrir todas las partes del territorio donde unas arquitecturas visibilicen y defiendan

a otras Ello supone que los ingenieros militares deben llevar a cabo previamente un estudio pormenorizado de la topografiacutea y los distintos elementos morfoloacutegicos que la componen a fin de localizar los mejores emplazamientos adaptar las plantas a ellos y complementar la defensa na-tural con la disposicioacuten de elementos fortificados comple-mentarios de distinta tipologiacutea y funcionalidad (Figura 15)

Cada arquitectura se ubica en un espacio estrateacute-gico dentro de las zonas que se quieren defender unas

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Un ejemplo de ello podemos observarlo en el con-junto defensivo que hemos identificado como subsiste-ma de Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos donde las fortificaciones se disponen protegiendo tanto el paso de barcas que se localiza en el riacuteo Mintildeo como las viacuteas de traacutensito que discurren siguiendo el trazado del mismo a uno y otro lado de la frontera tal y como se puede ver en la Figura 17

Las fortificaciones agrupadas situadas en ambas maacuter-genes del riacuteo corresponden a dos momentos distintos30 uno de eacutepoca medieval y otro de eacutepoca moderna Seraacute en el siglo XVII cuando en torno a dos poblaciones anteriores la gallega Barca de Goiaacuten y la portuguesa Vila Nova de

30 Nos referimos a su momento inicial de construccioacuten

fortificaciones visualizan y defienden a las otras de tal manera que se produce una defensa subordinada entre todos los elementos que poco a poco van construyendo el paisaje fortificado un sistema donde se materializan las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada especialmente aquella que dice que ldquotoda la Fortificacion exterior esteacute dominada defendida y descubierta de la interiorrdquo29

29 De las maacuteximas que propone Sebastiaacuten Fernaacutendez de Medrano nos inte-resan para los aspectos que estamos comentando la que recogemos arriba (la duodeacutecima) y la undeacutecima ldquoque no aya parte de la Placcedila que no estegrave vista y defendida de otrardquo (Fernaacutendez de Medrano 1700 11) las cuales seguacuten el autor se encuentran dentro de las que se consideran inviolables a la hora de llevar a cabo una fortificacioacuten Para Lecuze por ejemplo la undeacutecima regla de Medrano debe ser la primera a tener en cuenta Su maacutexima quinta dice ldquoLa Plaza debe estar igualmente fortificada por todas partes dominar la campantildea vecina y descubierta hasta el alcance de cantildeonrdquo (Lucuze 1772 22)

Figura 16 Representacioacuten del modelo teoacuterico de un paisaje fortificado con las relaciones existentes entre los elementos que lo componen Se representa la interrelacioacuten (flechas) entre partes de una fortificacioacuten (puntos rojos) entre fortificaciones (F) y entre subsistemas o conjuntos defensivos (Sb) Todo ello forma un sistema fortificado donde las maacuteximas aplicables al disentildeo de una fortificacioacuten se han hecho extensibles al territorio

Figura 17 Localizacioacuten de las fortificaciones que forman parte del subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos sobre un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) Las fortificaciones se situacutean a ambos lados del riacuteo Mintildeo En la imagen de la derecha hemos representado con un oacutevalo la cuenca que controla este subsistema un espacio enmarcado por la Serra do Argalo en Galicia y las da Gaacutevea Salgosa y Cova en Portugal y con una liacutenea roja punteada las viacuteas de traacutensito terrestre que discurren paralelas al Mintildeo y que tambieacuten controlan estas fortificaciones

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y desde cuaacutentas entidades es visible la entidad analiza-da (visibilizacioacuten) Como se puede apreciar existe una relacioacuten visual entre todas ellas Uacutenicamente no existe relacioacuten con el Castelo de Medos que se corresponde en la Figura 19 con el punto situado maacutes arriba ya que los radios que hemos usado para el caacutelculo son de 800 m y 2 km pero desde eacuteste se domina la viacutea de traacutensito terrestre gallega asiacute como otros puntos a larga distancia pudiendo ser visible por ejemplo el movimiento de grandes tropas cruzando el riacuteo tal y como se muestra en la Figura 20

La ubicacioacuten de estas fortificaciones responde a as-pectos estrateacutegicos por una parte la defensa de las viacuteas de traacutensito terrestres o fluvial por otra el control de los pasos de barca histoacutericos en uno de ellos la Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira se enfrenta al actual Castelo de San Lourenzo31 aquiacute se emplazaba hasta hace pocos antildeos el Fe-rry que comunicaba Goiaacuten con Vila Nova el otro situado

31 Este fuerte se construye con posterioridad a la finalizacioacuten de la Guerra de la Restauraccedilatildeo pero se hizo sobre otro de menores dimensiones conocido como Forte da Barca que fue destruido por los portugueses una vez conquistada la villa Por lo tanto el anaacutelisis que hacemos de la relacioacuten entre ambas fortifi-caciones corresponde al de las defensas originales de aquel periodo de guerra

Cerveira se vaya poco a poco articulando un sistema de-fensivo complejo que protege el paso de barcas del Mintildeo y la viacutea que discurre por el lado portugueacutes y que comu-nica Valenccedila poblacioacuten enfrentada a la ciudad de Tui y Caminha situada en el estuario del Mintildeo En el antildeo 1663 los portugueses ocupan la villa de Goiaacuten y comienzan a construir aquiacute una defensa que funcionaraacute conjuntamente con la que ya existiacutea y se perfecciona a la moderna ahora en Vila Nova de Cerveira (Ericeira 1945 vol IV 170 y ss) habilitando aquiacute una zona estrateacutegica de dominio portugueacutes en territorio gallego desde donde se efectuacutean varias incursiones en el paiacutes vecino Los gallegos deciden establecerse entonces en las proximidades protegidos por el noroeste por la Serra do Argalo al otro lado de la viacutea de traacutensito que comunica la ciudad episcopal de Tui y la villa de A Guarda en la desembocadura del Mintildeo construyen-do el Forte de Santiago Carrillo en el lugar de Medos

En la Figura 18 se recogen las visibilidades y visibilizaciones que hemos calculado entre las entida-des identificadas en el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos es decir queacute nuacutemero de entidades son visibles desde cada entidad analizada (visibilidad)

Figura 18 Visibilidad y visibilizacioacuten entre fortalezas y estructuras que conforman el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos Se han calculado en un radio de 800 m y 2 km y se tiene en cuenta tambieacuten la visibilidad acumulada entre todos los elementos de la totalidad de la raia huacutemeda

Nombre de entidad Tipo de entidad

Visibilidad Visibilizacioacuten

A 800 m

A 2 km

800 m miacuten

800 m maacutex

2 km miacuten

2 km maacutex

Ac Miacuten

Ac Maacutex

Fortaleza de N Sra da Concepcioacuten Fortificacioacuten 3 8 1 3 1 7 1 19

Forte de San Lorenzo Fortificacioacuten 4 9 3 5 5 8 6 8

Torre dos Ratos Fortificacioacuten 3 9 1 2 1 10 4 17

Torre dos Correa Fortificacioacuten 6 8 2 4 6 7 6 7

Forte das Chagas Fortificacioacuten 1 7 1 4 1 9 3 22

Muelle de Goiaacuten Estructura 5 7 6 8 6 8

Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira Fortificacioacuten 5 10 2 5 7 10 8 12

Emplazamiento Fortiacuten de Vila Nova Estructura 5 10 3 5 8 10 9 12

Muelle de Vila Nova de Cerveira Estructura 4 5 8 9 8 10

Forte de Lovelhe Fortificacioacuten 2 9 1 3 3 11 9 23

Atalaia da Mata Fortificacioacuten 0 3 1 3 1 10 1 14

Castelo de Medos Fortificacioacuten 0 0 1 2 1 2 1 29

Significado de las abreviaturas empleadas en la tabla miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que se observan desde una entidad concreta maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que se observan desde una entidad concreta Ac Miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada Ac Maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada

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Estos aspectos materializan en el paisaje las maacutexi-mas de la fortificacioacuten abaluartada por las que se rige el arte de la guerra de eacutepoca moderna Vemos coacutemo las rela-ciones entre las partes de una fortificacioacuten se trasladan al territorio existiendo tambieacuten relaciones entre fortalezas Pero ademaacutes tambieacuten existen otros elementos en este territorio que permiten comunicar un subsistema con otro

Para el caso gallego33 conocemos la existencia de fachos por la documentacioacuten histoacuterica y bibliograacutefica34 por su representacioacuten en distintos documentos carto-graacuteficos (Figura 21) o por la toponimia A partir de esta documentacioacuten hemos localizado algunos a lo largo del Baixo Mintildeo (se corresponden con los puntos rojos de la Figura 22) Estos se emplazan en zonas de mayor altitud que aquellas en las que se ubican las fortificaciones nor-malmente en la liacutenea de montantildeas que cierra por el norte el valle del Mintildeo Desde estos puntos hemos realizado el caacutelculo de visibilidad en un radio de 2 y 5 km con lo que pudimos comprobar que complementan a mayor distancia las visibilidades de las entidades que confir-man los subsistemas y que ademaacutes se encadenan con estas y con las del facho anterior y posterior (Figura 22)

Paisaje como resultado de un proceso

La segunda conceptualizacioacuten se refiere al paisaje entendi-do tambieacuten como resultado de un proceso constructivo que en este caso conllevoacute su adaptacioacuten al nuevo arte de forti-ficar transformando los espacios urbanos medievales que estaban centildeidos por una cinta amurallada con sus corres-pondientes torres en espacios de mayor amplitud delimi-tados por una o varias liacuteneas defensivas que a medida que avanzaban hacia el exterior del recinto urbano descendiacutean en altura Buen ejemplo de ellos son los nuacutecleos fortifica-dos que se construyeron en torno a ciudades medievales anteriores como Caminha Vila Nova de Cerveira Tui Valenccedila Salvaterra do Mintildeo Monccedilatildeo o Melgaccedilo

33 Para el territorio portugueacutes no hemos conseguido documentar ninguacuten facho como estructura pero sabemos que debiacutean existir por lo que se recoge en Antunes (1996 3) ldquoTentamos entatildeo [hellip] fazer um ponto da situaccedilatildeo relativa-mente agraves obras de defesa projectadas delineadas construiacutedas e utilizadas sob o espectro das Guerras da Restauraccedilatildeo com os dados que possuiacutemos ateacute meados do seacuteculo XVIII Relegamos por uma questatildeo de meacutetodo e de tempo o estudo dos fachos e atalaias que pontuavam a nossa defesa raiana ou que com ela es-tavam articulados para um trabalho de maior enverfadura e de enquadramento temporal diversordquo Y por la presencia de alguacuten topoacutenimo facho en la zona34 ldquoOs portugueses mailos galegos andaron sempre en guerra E en Goiaacuten habiacutea un castelo onde se defendiacutean do ataque Para avisar do inimigo nos outeiros que arrodean o castelo acendiacutean fogueiras ou fachos Desta forma os da fortaleza estaban preparados para a defensa Por iso os portugueses non conseguiron vencer oacutes do castelordquo (Gude 2009 28)

en el lugar donde se emplazan el Forte de Satildeo Francisco de Lovelhe en Portugal y A Atalia o Torre dos Ratos en Galicia hoy estaacute ocupado por el puente internacional que comunica las poblaciones de Goiaacuten y Lovelhe32

32 No existe un paso documentando en la planimetriacutea de la eacutepoca entre Love-lhe y A Atalia sin embargo debioacute ser una zona portuaria en eacutepocas anteriores ya que a ambos lados del riacuteo se documentaron sendos yacimientos durante la construccioacuten del puente internacional el del lado gallego identificado como de eacutepoca romana y el del lado portugueacutes como un ldquocais de acostagem fluvialrdquo una estructura portuaria de la Alta Edad Media (Almeida 2002) En una publicacioacuten posterior se adscribe a eacutepoca prerromana y romana (Ramos y Branco 2010 16-17)

Figura 19 MDE de la zona en la que se emplaza el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos con la representacioacuten de las visibilidades en un radio de 2 km Como se puede apreciar las zonas que concentran un mayor control visual son aquellas en las que se localizan las viacuteas de traacutensito tanto en el lado gallego (al que corresponde la parte superior de la imagen) como en el portugueacutes

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Figura 20 Vista aeacuterea del fuerte de Medos de 2009 (proporcionada por Terra Arqueos SL) En primer teacutermino se localiza el fuerte en segundo teacutermino la viacutea de traacutensito que une Tui con A Guarda y al fondo el riacuteo Mintildeo y la Torre dos Ratos

Figura 21 Mapa de la Provincia de Tuy y una Porcion de la de entre Mintildeo y Duero en Portugal [hellip] del Ingeniero Alexandro des Angleacutes de 1762 (copia en el Archivo Privado Jaime Garrido) Los fachos aparecen representados como una luminaria roja

Figura 22 MDE con las entidades que componen los subsistemas de A Guarda-A Iacutensua-Caminha y Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos En la imagen central visibilidades en un radio de 2 km de estas entidades En la imagen de la derecha las visibilidades anteriores se complementan con las de los fachos en un radio de 5 km

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transformacioacuten de sus elementos constructivos (como en el caso de Lapela donde no hubo una alteracioacuten significa-tiva del castillo medieval Figura 25) o bien se conservan pero son envueltas por estructuras modernas (como en el caso de Tui Figura 23) o bien se emplean como soporte de las estructuras modernas (como mostraacutebamos en la Figura 6 para el caso de Valenccedila) Por otra parte estariacutean las construcciones realizadas ex novo escogiendo los em-plazamientos que responden a los principios comentados anteriormente y siguiendo ya las maacuteximas de la fortifica-cioacuten abaluartada como el Castelo de Medos (Figura 21)

Pero al igual que sucediacutea con la aplicacioacuten del con-cepto defensivo de una plaza a la totalidad del territorio en este caso tambieacuten se produce el mismo proceso y poco a poco sobre un paisaje anterior se va conforman-do a lo largo del periodo de guerra una nueva estructura morfoloacutegica que responde a otras loacutegicas defensivas y constructivas (Blanco-Rotea 2011 145-148) Un paisaje fortificado que seguiraacute completaacutendose en los dos siglos siguientes (Figura 24) En este proceso se conjugan dos aspectos por una parte la reutilizacioacuten de fortificacio-nes previas que o bien se mantienen sin que exista una

Figura 23 Imagen sateacutelite de la ciudad de Tui (2006 copyGoogle Earth) sobre la que se ha dibujado en verde el recinto medieval y en rojo los restos de la fortificacioacuten moderna o su trazado en aquellos lugares en el que el crecimiento urbaniacutestico ha respetado dicho trazado

Figura 24 MDE de la zona de Salvaterra-Monccedilatildeo y Extremo en el que se han indicado las poblaciones medievales a la izquierda y las construcciones realizadas una vez conquistada Salvaterra do Mintildeo en 1643 por los portugueses a la derecha Ademaacutes se han situado los fuertes de Extremo (Forte de Bragandelo y Forte da Pereira) dispuestos en dos altos que jalonan la viacutea de traacutensito que desde Monccedilatildeo se dirige hacia el interior de Portugal por Arcos de Valdevez

Rebeca blanco-Rotea

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de valor del patrimonio que ha sido posible gracias preci-samente a la elaboracioacuten de aquel Plan Director y al trabajo de difusioacuten que de eacutel hicieron tanto los miembros del equi-po como las distintas administraciones implicadas El caso de ldquoEspazo Fortalezardquo (httpwwwespazofortalezacom) resultado del proyecto de recuperacioacuten del entorno del For-te de San Lourenzo en Goiaacuten (Tomintildeo) realizado reciente-mente es un ejemplo de la relacioacuten entre la arquitectura y el paisaje como recurso ya que por una parte hace hinca-pieacute en la revalorizacioacuten y resignificacioacuten de esta fortaleza centraacutendose en un uacutenico bien pero tambieacuten como punto de partida y lugar de enlace con otros elementos fortificados de la zona a traveacutes de una ruta por otras fortificaciones menos conocidas (y visibilizadas) del entorno que se han englobado bajo el nombre de ldquopatrimonio ocultordquo dentro de una iniciativa de Turgalicia Ahora queda por ver la im-plicacioacuten y aceptacioacuten que tiene la sociedad local por este tipo de iniciativas y si se identifica o no con ellas

Pensando en una doble direccioacuten

Siguiendo nuestro argumento inicial volviendo a la fuer-te relacioacuten entre paisaje y arquitectura que apuntaacutebamos al principio y revisando lo visto en los dos apartados anteriores podriacuteamos decir siguiendo a Derrida (1986) en su Metaacutefora Arquitectoacutenica y trasladando su pensa-miento tambieacuten al paisaje que arquitectura y paisaje son una espacializacioacuten del tiempo y el pensamiento Si el paisaje es ldquoel espacio de las relaciones socialesrdquo (Orejas et al 2002 306) la arquitectura es una porcioacuten de ese espacio acotado (Ching 1984 108) por tanto paisaje y arquitectura estaacuten unidos espacialmente materializados temporalmente y significados simboacutelicamente

Unificar el estudio de ambas entidades del registro ar-queoloacutegico era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas ya que las arquitecturas defensivas y todas las estructuras asociadas a las mismas (de control viarias de interrelacioacuten etc) con-formaban unos espacios construidos unos conjuntos o sub-sistemas39 defensivos y no debiacutean estudiarse analizarse y

39 En trabajos anteriores empleamos el teacutermino ldquosubsistemardquo para referirnos a cada uno de los conjuntos construidos para fortificar una zona concreta del Mintildeo y que guardaban una serie de relaciones que haciacutean que los entendieacutera-mos precisamente como un conjunto (Blanco-Rotea 2011) El teacutermino subsis-tema se empleoacute ya que formaban parte de un sistema defensivo maacutes complejo que era la defensa de la raia entre Galicia y Portugal (Cobos-Guerra 2011) En este trabajo decidimos emplear el teacutermino ldquoconjuntordquo como sinoacutenimo de ldquosubsistemardquo ya que es el que optamos por usar en la web ldquoLa construccioacuten de una fronterardquo que acompantildea a este texto por tratarse de un teacutermino de mejor comprensioacuten que ldquosubsistemardquo para un puacuteblico maacutes amplio

Paisaje como recurso del pasado en el presente

Algunas de las construcciones que componen el paisaje fortificado mintildeoto se estaacuten convirtiendo en un recurso cultural El Castillo de Santa Cruz en A Guarda fue recientemente restaurado y rehabilitadas sus construc-ciones como centro de interpretacioacuten de las fortalezas transfronterizas35 pero existen otros ejemplos similares a ambos lados de la raia

Uno de los aspectos que nos interesa destacar de la iniciativa de llevar a cabo un plan director de las forta-lezas transfronterizas de esta zona en 2003 era precisa-mente su intereacutes por conocerlas comprenderlas y revalo-rizarlas como conjunto y como paisaje sirviendo de base ldquopara a construcioacuten de novos equipamentos e dotacioacutens de calidade e para a recuperacioacuten de valores culturais ma-terializados na raia huacutemidardquo (Vecontildea 2006 5) Alguno de los objetivos de este plan director eran ldquoPontildeer en relacioacuten as fortalezas co contexto territorial e socio econoacutemico do Baixo Mintildeordquo o ldquoElaborar unha estratexia conxunta e formular usos e propostas viablesrdquo (Vecontildea 2006 5) Precisamente la documentacioacuten y valorizacioacuten de estas fortificaciones y los elementos asociados a ellas y la di-vulgacioacuten de su conocimiento entre el puacuteblico en general y las poblaciones locales en particular permitioacute poner en marcha distintos procesos de resignificacioacuten entre los que se engloban diferentes iniciativas que inciden en la puesta en valor de los diferentes conjuntos defensivos y con ello del paisaje fortificado transfronterizo Una de ellas es el disentildeo de unas rutas realizadas a pie en bici-cleta y en canoa que tienen como objetivo promover el conocimiento de las fortificaciones del subsistema que se emplaza en el ayuntamiento de Tomintildeo bajo el tiacutetulo de ldquoDescubrindo as Nosas Fortalezasrdquo36 O el disentildeo de una ldquoRuta de puesta en valor de las fortalezas transfronterizas del Mintildeordquo37 por parte del Estudio Crecente Asociados38

Este tipo de iniciativas son una muestra de coacutemo el paisaje se estaacute empleando como recurso contribuyendo a la puesta en marcha de los uacuteltimos eslabones de la cadena

35 El castillo fue abierto al puacuteblico en diciembre de 2013 y el centro de in-terpretacioacuten que cuenta con una exposicioacuten permanente sobre esta temaacutetica (httpsminervauscesxmluihandle1034714903) en julio de 201636 httpdescubrindoasnosasfortalezasblogspotcomessearchlabel0020INTRODUCCIC393N37 httpwwwcrecenteasociadoscomesproyectos31ruta-de-puesta-en-valor-de-las-fortalezas-transfronterizas-del-minyo38 Algunas de las actuales iniciativas para la puesta en valor de este paisaje se basan en otras anteriores a la elaboracioacuten del Plan Director Fortrans que se centraron en el disentildeo de rutas para esta zona de temaacutetica maacutes amplia como la que se recoge en Santos Solla (1999) bajo el tiacutetulo ldquoGuiacutea da Raiardquo

ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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sin renunciar a la potencialidad de cada una de ellas a traveacutes no del desarrollo de nuevas arqueologiacuteas que soacutelo seguiriacutean contribuyendo a la fragmentacioacuten del discurso arqueohistoacuterico (Mantildeana et al 2002 23) sino para servir a nuestro propoacutesito de articular estrategias de investigacioacuten en torno a proyectos o programas que fo-calicen sus objetivos sobre el patrimonio desarrollando perspectivas de investigacioacuten y meacutetodos de trabajo real-mente adecuados al objeto y no a intereses disciplinares o curriculares concretos

Por otra parte ya tratamos en otra ocasioacuten el porqueacute de la introduccioacuten de la AA dentro del grupo de inves-tigacioacuten en el que se desarrolloacute este trabajo (Mantildeana et al 2002 12-13) en el cual se disentildeoacute un plan de investi-gacioacuten centrado en el estudio de los paisajes construidos durante la Prehistoria en el noroeste de la Peniacutensula Ibeacute-rica a traveacutes del anaacutelisis de la concepcioacuten territorial la forma de conceptualizacioacuten del espacio y construccioacuten del paisaje generados por las diferentes sociedades que habitaron nuestro paiacutes en ese periodo (Mantildeana et al 2002 12) El estudio de estos paisajes se habiacutea llevado a cabo desde una escala macroespacial aportando aspec-tos sobre la ubicacioacuten de los espacios habitacionales los patrones de emplazamiento los sistemas de ocupacioacuten del espacio y las condiciones medioambientales y de subsistencia pero era necesario contrastar los modelos a escala macro con otros que permitieran completar y matizar la visioacuten de los paisajes prehistoacutericos por lo que se propuso abordar el estudio a escala microespacial del registro arqueoloacutegico lo que nos llevada directamente al anaacutelisis de la arquitectura Inicialmente este estudio se centroacute en dos tipos de arquitectura la funeraria y la do-meacutestica (Mantildeana et al 2002 12) pero la introduccioacuten del anaacutelisis del registro arquitectoacutenico conllevoacute ademaacutes ampliar el periodo cronoloacutegico en el que se habiacutea cen-trado el plan de investigacioacuten que mencionamos arriba para trabajar tambieacuten con arquitecturas de periacuteodos postclaacutesicos lo cual conllevoacute ademaacutes analizar cons-trucciones con otras funcionalidades como las vincula-das a la arquitectura de poder (arquitecturas eclesiaacutesticas y fortificaciones) y por extensioacuten con la caracterizacioacuten de los paisajes en que eacutestas se ubican y contribuyen a construir Trabajar con el registro arquitectoacutenico suponiacutea acceder a otras claves para la comprensioacuten de las for-maciones socioculturales estudiadas pues aportaba una importante informacioacuten que permitiacutea ldquover de diferente forma los factores de orden individual social poliacutetico-econoacutemico subsistencial y simboacutelico que prevaleciacutean en las comunidades del pasadordquo (Mantildeana et al 2002

valorizarse como entidades aisladas Conjuntamente con el espacio fiacutesico articulan un paisaje cultural un sistema defensivo complejo el paisaje fortificado transfronterizo del Baixo Mintildeo en Galicia y Alto Minho en Portugal

Si el estudio en detalle de la arquitectura y del pai-saje por separado ha permitido en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico que no estaban antes presentes y acceder asiacute al mayor nuacutemero de elementos (materiales y simboacutelicos) que con-forman ambas realidades intentar introducir dentro del proceso de anaacutelisis e interpretacioacuten del registro arqueo-loacutegico al paisaje y la arquitectura conjuntamente nos permitiraacute acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta pasaraacute por abordarlas como parte in-tegrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Trataremos ahora de identificar las herramientas teoacutericas con las que intentar deconstruir primero y re-construir despueacutes esos espacios pensados materializa-dos y transformados en la frontera galaico-portuguesa

MARCOS ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Comentaacutebamos anteriormente que este texto pretende desgranar el marco conceptual y teoacuterico empleado a la hora de trabajar con el paisaje fortificado de eacutepoca moderna en la frontera mintildeota Valoraacutendolo con dis-tancia este marco se ha ido ensanchando a medida que nuestras necesidades de investigacioacuten se ampliaban y que nuestra visioacuten sobre la arquitectura y el paisaje y la relacioacuten existente entre ambos se iba enriqueciendo Visto con cierta perspectiva se puede llegar a pensar que tal vez sea un marco estrecho y que la AA y la ArPa sean insuficientes para captar todos los matices que los espacios construidos nos proporcionan Pero lo cierto es que adoptar ambas estrategias de investigacioacuten nos ha permitido precisamente aunar ampliar abrirnos y buscar sinergias con otras disciplinas Creemos que ambos enfoques al haber adoptado (y contribuido a construir) los conceptos de arquitectura y paisaje a los que nos hemos referido maacutes arriba nos permitieron ge-nerar aproximaciones al patrimonio construido mucho maacutes abiertas dinaacutemicas y al final transdisciplinares que las que habriacuteamos conseguido con otros enfoques maacutes tradicionales Se puede ampliar maacutes el marco pero nuestra propuesta pretende aunar ambas perspectivas

Rebeca blanco-Rotea

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actualidad Este concepto surge sobre todo en ciertas aproximaciones de la Arqueologiacutea la Geografiacutea y el Urbanismo desde hace 25 antildeos (aunque ya habiacutea sido acuntildeado por el geoacutegrafo Carl O Sauer de la escuela de Berkeley en los antildeos veinte del siglo pasado) y soacutelo maacutes tarde se incorpora en otras disciplinas (como la His-toria del Arte la Arquitectura o la Historia)rdquo (Barreiro et al 2009 8)

Para Orejas en los oriacutegenes de la ArPa deben te-nerse en cuenta dos aspectos relacionados entre siacute Por una parte el contexto cientiacutefico que ha motivado que en el campo de la Arqueologiacutea durante la deacutecada de 1980 la ArPa fuera suplantando paulatinamente a la Ar-queologiacutea Espacial y agrupando los anaacutelisis territoriales sobre el mundo antiguo lo que ldquoresponde a una nueva realidad cientiacutefica y social desde que en los primeros antildeos de la deacutecada pasada se sentaran las bases de la su-peracioacuten tanto de los enfoques fenomenoloacutegicos como de los derivados de la arqueologiacutea procesualrdquo (Orejas 1995a 216) Por otra el contexto social desde el que aparece una idea de patrimonio en la que ya no se su-braya la yuxtaposicioacuten de elementos sino el ldquoreflejo de la dinaacutemica social que dio lugar a su construccioacuten y usordquo (Orejas 1995a 216) En esta idea encajariacutea una ArPa que ldquosupone integrar interpretar y comprender en un doble sentido la lectura (o las lecturas) que nosotros hacemos hoy de un paisaje del pasado y la (o las) que de eacutel hicieron las comunidades que lo construyeronrdquo (Orejas 1995b 62)

Uno de los aspectos necesarios para que se produ-jera este desplazamiento de la Arqueologiacutea Espacial por parte de la ArPa es que tuvo lugar dentro de un determi-nado contexto historiograacutefico (Bernardi 1992 Rossignol and Wandsnider 1992 Ashmore and Knapp 1999) en el que se introdujo una nueva perspectiva sobre la praacutectica arqueoloacutegica y su objeto de estudio que quedoacute reflejada en el marco conceptual propuesto para definir los teacutermi-nos baacutesicos manejados por la ArPa (Mantildeana et al 2002 26) nos referimos a los teacuterminos arqueologiacutea registro arqueoloacutegico y sobre todo paisaje sobre los que ya hemos abundado en el apartado anterior

De acuerdo con aquel nuevo marco teoacuterico y con-ceptual la ArPa se definioacute como la inclusioacuten de la praacutecti-ca arqueoloacutegica dentro de coordenadas espaciales a tra-veacutes de las cuales se trata de pensar el registro y la cultura material arqueoloacutegica desde una matriz espacial y al mismo tiempo convertir el espacio en el primer objeto de la investigacioacuten arqueoloacutegica para no solo reconstruir los ambientes del pasado sino tambieacuten intentar elaborar

12) A partir de estos planteamientos y de la adopcioacuten del estudio de la arquitectura desde la AA se disentildeoacute un programa de investigacioacuten integral centrado en la arquitectura y los espacios construidos que se acaboacute articulando en cuatro subliacuteneas de investigacioacuten monu-mentalidad megaliacutetica espacios domeacutesticos de la Edad del Hierro arquitectura histoacuterica y espacios agrarios

El objetivo entonces de la introduccioacuten de la AA fue por una parte atender al cambio de escala ma-croespacial a una microespacial y por otra parte a la ampliacioacuten de nuestra oacuteptica arquitectoacutenica para abarcar el estudio de nuevos periodos y de estructuras con otras funcionalidades La base conceptual inicial de aquella propuesta fue la ArPa (Criado-Boado 1999) pero era necesario introducir otras estrategias de investigacioacuten que completaran una aproximacioacuten macro al espacio construido

ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Se entiende la ArPa como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico donde los elementos que lo conforman sea cual sea su escala se analizan ldquocomo objetos implicados en el paisaje y participantes del mis-mordquo (Parcero-Oubintildea 2000 20) y tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo tal y como proponen Barreiro et al (2009 4) Entender la ArPa como tal implica al mismo tiempo manejar una determinada concepcioacuten de paisaje donde eacuteste es tanto un contexto como un objeto de estudio susceptible de ser analizado e interpretado con una metodologiacutea ar-queoloacutegica (Parcero-Oubintildea 2000 20)40 como hemos visto

Este marco interpretativo pretende superar tal como apuntamos una perspectiva espacial determinista (Mantildeana et al 2002 25) En la ArPa se integran nume-rosas corrientes que conforman un variopinto panorama pues el estudio del paisaje es de intereacutes a numerosas disciplinas en eacutel ldquoconfluyen intereses puntos de vista tradiciones acadeacutemicas y de investigacioacuten y teacutecnicas diferentesrdquo (Orejas 1995a 222)

Dentro de este intereacutes la arqueologiacutea se ha mos-trado como una de las maacutes activas en parte por ser ldquoprecursora en la problematizacioacuten e investigacioacuten del concepto de paisaje cultural de gran fortuna en la

40 ldquoLa Arqueologiacutea del paisaje [hellip] es ante todo una propuesta metodoloacute-gica para la investigacioacuten de las sociedades antiguas desde su espacialidadrdquo (Orejas et al 2002 306)

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marco teoacuterico Sin embargo podemos indicar que mu-chos de los esfuerzos desarrollados dentro de la ArPa se encaminaron a llevar a cabo un desarrollo metodoloacutegico que insistiacutea en abordar nuevos aspectos el registro no tratados hasta la fecha y en incorporar determinadas teacutecnicas de anaacutelisis centraacutendose en elementos maacutes perceptivos del paisaje en definir de forma maacutes preci-sa el registro arqueoloacutegico y en ofrecer explicaciones maacutes globales (Soler 2007 43 Tilley 1994 Knapp and Ashmore 1999) En el caso del paisaje la aplicacioacuten de teacutecnicas como la fotointerpretacioacuten los anaacutelisis de 14C la dendrocronologiacutea los anaacutelisis poliacutenicos la teledetec-cioacuten la informatizacioacuten del registro arqueoloacutegico el uso del GPS de los SIG (Sistemas de Informacioacuten Geo-graacutefica) o maacutes recientemente los datos LiDAR supuso reconocer que es necesario contar con un mayor nuacutemero de informacioacuten y que eacutesta sea de mejor calidad de ma-nera que permita profundizar en aspectos no registrados desde perspectivas de investigacioacuten anteriores El uso de estas teacutecnicas transformoacute la visioacuten de la naturaleza de los datos arqueoloacutegicos y su interpretacioacuten enri-queciendo significativamente la disciplina arqueoloacutegica (Soler 2007 44)

Disentildear una metodologiacutea especiacutefica en ArPa estaacute directamente ligado al concepto de paisaje manejado (Orejas 1995a 217) como sucede tambieacuten con la ar-quitectura de ahiacute la importancia de su definicioacuten previa En todo caso la autora apunta que los paisajes antiguos son resultado de racionalidades antiguas que no deben analizarse desde la nuestra tener esto en cuenta conlleva implicaciones metodoloacutegicas siendo necesario incor-porar la comprensioacuten preteacuterita del paisaje junto a su explicacioacuten ldquoel espacio soacutelo adquiere sentido cuando va acompantildeado de una lectura del individuo o de la comu-nidad que genera determinados comportamientos acti-tudes y formas de percepcioacutenrdquo (Orejas 1995a 218-219)

Orejas propone que para entrar de lleno en el estudio del paisaje y el territorio es necesario superar el anaacutelisis de los mapas de punto y de las relaciones planas entre ellos para analizar las relaciones espaciales tridimensio-nales y temporales para acceder asiacute a las articulaciones de las diversas formas su origen y evolucioacuten (Orejas 1995a 219) Este aspecto ha tenido implicaciones praacutec-ticas a la hora por ejemplo de desarrollar un sistema de registro arqueoloacutegico desde ArPa ldquoLa Arqueologiacutea del Paisaje repiensa el yacimiento como aacuterea y como consecuencia de ello prioriza no soacutelo la importancia de localizar y de definir el yacimiento sino tambieacuten de de-limitarlo y zonificarlordquo (Amado et al 2002 22)

modelos sobre las interrelaciones entre espacio imagina-do utilizacioacuten del espacio y organizacioacuten social en las comunidades (pre)histoacutericas (Mantildeana et al 2002 26)

La propuesta desarrollada por el equipo dirigido por Felipe Criado-Boado intentaba disentildear un Programa de Investigacioacuten en Arqueologiacutea del Paisaje y Paisajes Culturales que trataba de estudiar el paisaje entendido como una dimensioacuten relevante de las sociedades hu-manas puesto que no soacutelo constituiacutea la base en las que eacutestas se desarrollaban sino tambieacuten su resultado y como tal representa a la formacioacuten sociocultural (Criado-Boado 2012 20)41

Sobre esta base conceptual el objetivo cognitivo de este Programa de Investigacioacuten y de la ArPa seriacutea decons-truir los paisajes sociales ldquodescomponer los mecanismos mediante los cuales las tecnologiacuteas espaciales y arquitec-toacutenicas producen el espacio domeacutestico reproduciendo el sistema de poderrdquo para mostrar despueacutes ldquoque el espacio construido es el producto de una serie de mecanismos de representacioacutenrdquo de un determinado sistema de saber-poder (Criado-Boado 1999 2) gracias a un ejercicio de reconstruccioacuten (a partir de la deconstruccioacuten) de los paisajes arqueoloacutegicos como ldquomedio para penetrar en la prehistoria del pensamientordquo (Criado-Boado 2012 20-21) En la reconstruccioacuten de los paisajes histoacutericos que aquiacute nos interesan tenemos la ventaja de que contamos con otro tipo de informacioacuten que podemos sumar a la informacioacuten que nos proporcionan los paisajes como RA Constituye un ejercicio que nos permite inferir conclusio-nes desde informaciones herramientas y disciplinas que pueden actuar conjuntamente Estamos de acuerdo con Orejas et al cuando dicen que los procesos de formacioacuten de un paisaje son tremendamente complejos por ello documentarlo e investigarlo requiere una aproximacioacuten flexible e interdisciplinar que combine varios meacutetodos e interpretarlo requiere tener en cuenta una gran variedad de factores (Orejas et al 2002 303 y 305)

Uno de los aspectos por los que deberiacuteamos pre-guntarnos a continuacioacuten es coacutemo podemos llevar a cabo el estudio de estos paisajes (deconstruccioacuten) y su interpretacioacuten (reconstruccioacuten) pero no es el objetivo de este texto tratar el proceso metodoloacutegico42 sino el

41 ldquo[hellip] el estudio del paisaje parte de la idea de que el anaacutelisis de las socie-dades antiguas es posible desde el estudio de los productos de sus acciones e imaginaciones Pero entendiendo el paisaje no como un mero reflejo de estas acciones sino como parte de las mismas sociedades ya que el espacio al igual que el tiempo no son coordenadas externas sino que forman parte de una sociedadrdquo (Orejas et al 2002 305)42 Este aspecto seraacute tratado en otro trabajo Veacutease por ejemplo Mantildeana et al 2002 y Blanco-Rotea 2011

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naturaleza arquitectoacutenica y tambieacuten una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo

La AA es ciertamente joven y por lo tanto todaviacutea se encuentra en construccioacuten Pero no por ello podemos decir que esta estrategia de investigacioacuten esteacute poco ex-tendida todo lo contrario al analizar la evolucioacuten que ha tenido en las uacuteltimas deacutecadas (desde la de 1990 cuando Mannoni (1990a 1990b) acuntildeoacute el teacutermino Arqueologiacutea de la Arquitectura) sobre todo en ciertos contextos eu-ropeos como el italiano y el espantildeol observamos que ha gozado de una importante implantacioacuten y desarrollo en aacutembitos relacionados por una parte con la investigacioacuten de edificaciones y conjuntos histoacutericos y por extensioacuten de las sociedades que los construyeron transformaron y habitaron por otra con la restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacutenica Si bien es cierto en la deacutecada de 2000-2010 los contextos de aplicacioacuten las metodologiacuteas y el aacutembito geograacutefico se han ido ampliando poco a poco tal y como apuntan distintos autores (Quiroacutes 2002 31 y 2006 Utrero 2011 17-19 Azkarate 2013) ldquohellipla AA se estaacute convirtiendo en un campo de juego abierto a cuan-tos les interesa el espacio construido como herencia del pasado pero tambieacuten como recurso para el futuro como depoacutesito de memorias histoacutericas archivos estratigraacuteficos como elenco de teacutecnicas constructivas compendio de di-mensiones simboacutelicas y significantes reflejo de conflictos y vivencias sociales en definitiva como topografiacutea de las complejas lsquoconstelaciones cotidianasrsquo de la sociedadrdquo (Azkarate 2013 272)

Es precisamente en esta deacutecada en la que han apa-recido varios trabajos en Espantildea que recogen con bas-tante precisioacuten el nacimiento desarrollo e implantacioacuten de la AA en diferentes contextos europeos (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011) con un interesante anaacutelisis sobre las causas que estaacuten detraacutes del progreso diferenciado de la misma entre distintos paiacuteses como Inglaterra donde se pusieron las bases en la deacutecada de 1970 para el de-sarrollo tanto metodoloacutegico como de nuevos sistemas de registro que posibilitariacutean la extensioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al anaacutelisis de la arquitectura (Utrero 2011 12) o Italia donde se llevaron a cabo ldquolas primeras sistematizaciones teoacutericas y aplicaciones al anaacutelisis de las construcciones histoacutericas entendidas como secuen-cias de unidades estratigraacuteficasrdquo y donde realmente la AA se consolidoacute como disciplina (Utrero 2011 13-18) sobre todo a partir de la deacutecada de 1990 cuando como deciacuteamos Mannoni acuntildea este teacutermino que aglutinaba experiencias heterogeacuteneas que resultaban de la aplica-cioacuten de instrumentos conceptos y problemaacuteticas de la

En el marco en el que se desarrolla esta propuesta teoacuterica la ArPa se concibioacute como una propuesta que ldquoapunta hacia una necesaria transdiciplinariedad verte-brada en torno al paisaje concepto que cada vez maacutes se va revelando como clave para ahondar en los procesos de conocimiento y ordenacioacuten del territoriordquo (Barreiro et al 2009 8) porque ademaacutes ldquoCualquier intervencioacuten propuesta [desde el presente] es un nuevo elemento en la dinaacutemica de los paisajes al investigar sobre ellos los repensamos les damos un nuevo sentido y los incorpo-ramos a nuestro presenterdquo (Orejas 1998 18)

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA

En cuanto a la AA nos centraremos en varios aspectos que consideramos importantes por una parte la redefi-nicioacuten del concepto de arquitectura que tuvo lugar en los oriacutegenes de esta estrategia de investigacioacuten por otra su heterogeneidad (entendida en un sentido positivo) en su posterior desarrollo finalmente en su contribucioacuten a la ldquotransicioacuten epistemoloacutegica y renovacioacuten metodoloacutegicardquo que la disciplina arqueoloacutegica viene atravesando desde la deacutecada de 1990 e incluso antes (Azkarate et al 2002a 9) No haremos sin embargo un anaacutelisis pormenoriza-do de la misma maacutes allaacute de estos aspectos puesto que eacuteste se realizoacute en varios trabajos durante las uacuteltimas dos deacutecadas (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011 Azkarate 2013 entre otros)

Maacutes allaacute de las definiciones que hagamos de la AA eacutesta como categoriacutea conceptual ha sido identificada como disciplina de pleno derecho43 pero tambieacuten como un universo de experiencias de naturaleza diversa que ha ido adquiriendo un perfil especiacutefico en la deacutecada de 1980-1990 y que sigue siendo objeto de un proceso de construccioacuten y experimentacioacuten enriquecido de forma constante con distintos enfoques (Azkarate 2013) En este sentido la AA ha seguido un proceso de consolida-cioacuten que en ciertos aspectos guarda muchos paralelis-mos con la ArPa empezando por el propio cambio en la concepcioacuten de su objeto de estudio y en la aproximacioacuten a su anaacutelisis desde la arqueologiacutea y con herramientas metodoloacutegicas propias de eacutesta Es por ello que creemos que aquella afirmacioacuten que haciacuteamos sobre la ArPa puede hacerse extensiva a la AA entendieacutendola como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico de

43 Nosotros mismos asiacute lo hemos hecho en varias ocasiones Blanco-Rotea 1997 1998a 1998b 1999

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ldquoLa labor arqueoloacutegica en centros urbanos ha venido enri-quecieacutendose a partir de la introduccioacuten de los meacutetodos que la Arqueologiacutea de la Arquitectura emplea para el estudio de alzados Esto ha traiacutedo consigo una gradual transformacioacuten en la conceptualizacioacuten de estos contextos que auacuten se abre paso entre los investigadores para la comprensioacuten de las construcciones como totalidades de varios niveles de ma-terializacioacuten culturalrdquo (Rodriacuteguez y Hernaacutendez 2005 4) Algunas de estas experiencias latinoamericanas ya estaacuten siendo publicadas en revistas especializadas en contextos europeos aunque su difusioacuten en ellos es todaviacutea muy escasa (veacutease por ejemplo Roloacuten y Rotondaro 2010 213-222) Desde nuestro punto de vista esta escasa difusioacuten estaacute motivada por dos cuestiones distintas pero relacionadas en primer lugar la fuerte tradicioacuten estratigraacutefica de la AA europea (mediterraacutenea sobre todo) y con ella del meacutetodo estratigraacutefico como herramienta casi exclusiva de anaacutelisis de la arquitectura en segundo lugar la diferente concep-cioacuten de arquitectura de la que se parte en ambos contextos fundamentalmente entre la AA anglosajona y latinoameri-cana y la del sur de Europa donde el estudio del espacio en arquitectura no ha sido asumido de la misma manera En este sentido creemos que es importante apostar por una postura abierta como la que propone Azkarate cuando dice que deberiacuteamos ldquoaprender de la historiografiacutea anglosajona en la que desde hace ya algunas deacutecadas se habla con toda naturalidad de archaeology of architecture para referirse a experiencias distintas nacidas de enfoques tambieacuten muy diversosrdquo (Azkarate 2013 272)

Revisando los inicios focalizando objetivos buscando una definicioacuten

Ese compendio de experiencias que desde la arqueologiacutea focalizaron su intereacutes en el estudio de la arquitectura cogioacute cuerpo no soacutelo en el momento en que Manonni las aglutina bajo una uacutenica denominacioacuten sino sobre todo porque se consolidoacute una tradicioacuten que defendioacute que un edificio histoacute-rico era ante todo un documento que aportaba informacioacuten sobre sociedades pasadas (Azkarate 2013) era cultura ma-terial y podiacutea ser estudiado como tal con una metodologiacutea arqueoloacutegica Este cambio de visioacuten de la arquitectura desde la arqueologiacutea permitioacute que eacutesta pasara a entenderse no soacutelo como una estructura un contenedor de espacios y funcio-nes sino como un objeto cargado de contenido como un documento que habiacutea que decodificar En parte esta nueva concepcioacuten no hizo sino ampliar los pasos que dio el post-procesualismo cuando reconocioacute el caraacutecter multidimensio-nal del registro arquitectoacutenico y se concibioacute la arquitectura

disciplina arqueoloacutegica al estudio de la arquitectura44 (Quiroacutes 2006)

Tambieacuten en esta deacutecada se lleva a cabo un anaacutelisis maacutes profundo de la situacioacuten y perspectivas actuales en AA que si bien ya habiacutean sido tratadas en los trabajos arriba mencionados (Utrero 2011) es Azkarate (2013) quien hace especial hincapieacute en una doble tendencia que se viene notando de forma maacutes reciente Esta tendencia se hace eco por un lado de la necesidad de potenciar nuevos enfoques en el estudio de la arquitectura para desarrollar la investigacioacuten de los espacios construidos con propuestas que proceden de distintos campos de investigacioacuten (ar-quitectura semioacutetica historia del arte antropologiacuteahellip)45 Estos enfoques entienden que el espacio es un concepto fundamental en arquitectura y han desarrollado estudios que inciden tanto en el anaacutelisis del espacio tridimensio-nal como perceptivo pero asumen ademaacutes el concepto de Norberg-Schulz (1980 13-15) de espacio existencial que entiende que la espacialidad de la arquitectura estaacute integrada dentro de la racionalidad que la generoacute Una vez asumida esta concepcioacuten tiene sentido el anaacutelisis de los as-pectos geomeacutetricos y perceptivos del espacio a los que nos referiacuteamos arriba (Mantildeana et al 2002 27) Estos enfoques se han desarrollado fundamentalmente en contextos de aplicacioacuten anglosajones donde ya existiacutea una importante tradicioacuten en este sentido En nuestro paiacutes es todaviacutea escasa su difusioacuten aunque cada vez tienen una mayor representa-tividad en publicaciones especializadas en AA

La segunda tendencia a la que hace alusioacuten Azkarate se refiere a la implantacioacuten de la AA en otros aacutembitos inter-nacionales donde se estaacuten produciendo muacuteltiples experien-cias con problemas de investigacioacuten enfoques y meacutetodos muy heterogeacuteneos como seriacutea el caso de Latinoameacuterica46

44 Son varios los autores que han incidido en la existencia de una tradicioacuten anterior en arqueologiacutea que se centroacute en el estudio de la arquitectura (Latorre y Caballero 1995 Quiroacutes 2006 Azkarate 2013) pero frente a aquella tradi-cioacuten basada en una historia de las formas de los estilos y de las teacutecnicas que Mannoni denominoacute ldquola arquitectura en la arqueologiacuteardquo (Quiroacutes 2006) y que se basaba en meacutetodos estiliacutestico-comparativos (Azkarate 2013) la AA que comienza en los antildeos 70 del siglo XX y se materializa en los 90 se dota de nuevos instrumentos de anaacutelisis y se plantea nuevos problemas de investiga-cioacuten que motivan precisamente la buacutesqueda de otros nuevos instrumentos de manera que ambos aspectos se retroalimentan45 Algunos ejemplos de este tipo de anaacutelisis de los espacios construidos se pueden ver en Saacutenchez 1998 Mantildeana et al 2002 Ayaacuten 2003 y 2008 Mantildeana Borrazaacutes 2003 Criado-Boado y Mantildeana 2003 Gutieacuterrez y Caacutenovas 2009 o Bermejo 200946 Azkarate 2013 288 En el fondo esas experiencias heterogeacuteneas que se aglutinan bajo esta denominacioacuten no dejan de recordar a aquellas primeras experiencias llevadas a cabo en contextos europeos si bien es cierto que en el caso de Europa la estratigrafiacutea tuvo un gran peso y se convirtioacute en el eje fundamental de la AA mientras que el anaacutelisis estratigraacutefico se estaacute implan-tando de manera desigual en el cono sur americano

Rebeca blanco-Rotea

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Por otra parte en su vertiente maacutes aplicada la AA tiene un compromiso con el estudio y la gestioacuten del patrimonio edificado pues siendo documento de las sociedades pasa-das es tambieacuten recurso de las sociedades actuales Ocupa ademaacutes una incoacutemoda posicioacuten disciplinar intermedia que debe superar los liacutemites entre distintas disciplinas que se dedican al estudio y gestioacuten de este patrimonio como la propia arqueologiacutea la arqueometriacutea la restauracioacuten o la arquitectura Este uacuteltimo aspecto es importante porque a pesar de encuadrarse dentro de la arqueologiacutea toma muchas de sus herramientas de otras disciplinas y guarda fuertes sinergias con ellas El problema es que en vez de haberse visto esta relacioacuten como una fortaleza tal y como apunta Quiroacutes (2002) desde algunos sectores se ha visto la AA como un intrusismo profesional en aspectos que eran competencia exclusiva de sus feudos disciplinares imposi-bilitando la colaboracioacuten entre disciplinas y la construccioacuten de conocimiento nuevo desde nuevas oacutepticas Afortuna-damente esta tendencia se ha visto rota la mayoriacutea de las veces desde las propias necesidades de los proyectos (y de los contextos construidos) que por siacute mismos demanda-ban esta colaboracioacuten siendo el propio objeto de estudio el que ha propiciado muchas veces la construccioacuten de esta estrategia de investigacioacuten o al menos eacutesta ha sido nuestra experiencia

Ya hemos comentado que la AA hunde sus raiacuteces en experiencias anteriores pues la preocupacioacuten de los arqueoacutelogos y arqueoacutelogas por la arquitectura no es un fenoacutemeno reciente Sin embargo lo que diferencia los

como una herramienta de construccioacuten de la realidad social (Mantildeana et al 2002 24-26) convirtieacutendose asiacute en un poten-te medio para el conocimiento de los contextos productivos y sociales que la generaron (Azkarate 2002b 57) Si a esta concepcioacuten del contexto construido como documento se uniacutea la conservacioacuten de muchos de ellos sobre todo de pe-riodos postclaacutesicos e incluso su reutilizacioacuten en el presente (Figura 25) se haciacutea necesario articular nuevas aproxima-ciones de estudio al patrimonio construido que permitieran su conocimiento exhaustivo y previo a la praacutectica restaura-dora y rehabilitadora de los mismos

De forma muy general la AA se define como la estra-tegia de investigacioacuten que estudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica cuyo principal objetivo es el co-nocimiento histoacuterico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y su finalidad uacuteltima contri-buir a su gestioacuten integral Ahondando un poco maacutes pode-mos recurrir a los criterios baacutesicos que para Quiroacutes (2002 28-29) ayudan a definir la AA y que estaacuten relacionados tanto con la investigacioacuten baacutesica como con la aplicada Por una parte para este autor se trata de una estrategia que se inserta dentro de la disciplina arqueoloacutegica y por lo tanto histoacuterica que utiliza un bagaje instrumental de naturaleza fundamentalmente arqueoloacutegica Pero su sen-tido no es reconstruir uacutenicamente la historia del edificio sino el conocimiento de la sociedad a traveacutes de los restos materiales arquitectoacutenicos y por ello considera que debe propugnar el desarrollo de modelos interpretativos que superen los modelos de la historiografiacutea de la arquitectura

Figura 25 La torre de Lapela (Monccedilatildeo) es uno de los pocos restos que hoy se conservan del castillo de Lapela Esta torre homenaje construida en el siglo XIV y despojada de su funcionalidad primigenia se ha convertido hoy en testigo de los procesos que ha vivido desde su origen

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anteriores la AA introduciraacute ldquouna visioacuten criacutetica una rigurosa renovacioacuten metodoloacutegica y una ampliacioacuten de sus objetivos y de sus campos de estudio habitualesrdquo (Azkarate et al 2002a 7-8)

Es precisamente en el aacutembito de la arqueologiacutea me-dieval donde se llevan a cabo las primeras experiencias en Italia cuyos inicios en la investigacioacuten arqueoloacutegica de esta eacutepoca desde la AA vinieron de la mano de los arqueoacutelogos quienes experimentaron la aplicacioacuten de los instrumentos propios de la excavacioacuten arqueoloacutegica al anaacutelisis de los edificios en pie considerados ldquocomo lsquodepoacutesitos verticalesrsquo de informacioacuten histoacuterica estratifi-cada que debiacutea individuarse registrarse e interpretarse en estrechiacutesima relacioacuten con todo lo que se estudiaba en el lsquodepoacutesito horizontalrsquo rdquo (Parenti 2001 41) (Figura 26) Los primeros criterios de registro adoptados veniacutean directamente de los trabajos de excavacioacuten siendo estas primeras experiencias parte integrante de las mismas (Parenti 2001 42)50

A partir de estas primeras experiencias tiene lugar lo que Parenti denomina como una ldquosegunda fase ita-lianardquo en la que se comienza a experimentar y verificar las posibilidades que ofrece el anaacutelisis estratigraacutefico fuera del aacutembito de la excavacioacuten arqueoloacutegica aunque

50 ldquoel edificio forma parte de un contexto por lo que no es posible limitarse a analizar solamente las estructuras situadas por encima de la cota cero Hay en primer lugar una continuidad estratigraacutefica entre los depoacutesitos en alzado y en el subsuelo y esta continuidad no se puede fragmentar sino que hay que primar la unidad de la intervencioacuten arqueoloacutegicardquo (Brogiolo y Quiroacutes 2002 208-209)

anteriores estudios arqueoloacutegicos sobre arquitectura de esta disciplina es el empleo de ciertos instrumentos de anaacutelisis en su estudio el desarrollo de nuevos problemas y aacutembitos de investigacioacuten y de una praacutectica arqueoloacute-gica orientada a la investigacioacuten aplicada (Quiroacutes 2002 28) Su ldquonacimientordquo tiene una clara vinculacioacuten con la aplicacioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al estudio las construcciones histoacutericas47 (eacutestas pasaron a entenderse como objetos pluriestratificados que habiacutea que estudiar conjuntamente con el yacimiento soterrado ya que existiacutea una clara vinculacioacuten entre ambos) en contex-tos anglosajones en la deacutecada de 1970 (Harris 1991 y 1993) evidentemente con la arqueologiacutea urbana que se practica a partir de entonces (Quiroacutes 2005 124-126) y con la arqueologiacutea medieval que adoptaraacute eacuteste y otros meacutetodos48 para abordar el estudio de las arquitecturas desde una renovacioacuten instrumental49 Frente a experiencias

47 ldquoSin duda esta clase de estudios no hubieran podido llevarse a cabo sin disponer del meacutetodo propuesto por E C Harris a partir de 1975 que nos indicoacute coacutemo poner orden a un registro que por entonces ya era estratigraacutefico en nuestro caso de acuerdo con las ensentildeanzas de Lamboglia y sus epiacutegonos pero que no acababa de aportar toda la objetividad posible en la recogida y la interpretacioacuten de los datos de campordquo (Loacutepez Mullor 2002 159)48 ldquoLrsquoampliamento delle ricerche archeologiche dalle civiltagrave antiche al medio-evo etagrave posteriori era ovvio che aumentasse gli interessi degli archeologi per gli elevati delle costruzioni ancora esistenti creando trasferimenti da un settore allrsquoaltro di metodi e strumenti di lavoro di varia originerdquo (Mannoni 1994 65)49 ldquoLa AA nace por tanto (a) al calor de la renovacioacuten estratigraacutefica proce-dente del mundo anglosajoacuten y (b) en el caldo de cultivo de una arqueologiacutea medieval que frente a la tradicioacuten idealista anterior priorizaraacute las nuevas teacutecnicas de estudio sobre el terreno y un estudio integral de la cultura mate-rialrdquo (Azkarate 2013 274)

Figura 26 Cambio de perspectiva en el estudio del edificio (Preguntoiro 23 en Santiago de Compostela Fotografiacutea copySonia Garciacutea Rodriacuteguez) Hasta la introduccioacuten de la AA los arqueoacutelogos se centraban casi con exclusividad en el estudio del subsuelo mientras que arquitectos historiadores de la arquitectura o historiadores del arte lo haciacutean de lo que se conservaba por encima de la cota cero La AA dotoacute al arqueoacutelogo de herramientas para abordar tambieacuten el estudio de la arquitectura por encima de esta cota cero pasando a entender el edificio como un sistema y haciendo el yacimiento extensible a la totalidad del mismo

Rebeca blanco-Rotea

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et al 2002a 7 Vega 2011 7)51 La revista Arqueologiacutea de la Arquitectura (CSICndashUPV-EHU) que nacioacute de aquel seminario ha contribuido precisamente a crear uno de esos campos de debate reflexioacuten e intercambio que se reivindicaba gracias a la importante demanda y difusioacuten que tiene a traveacutes sobre todo de la red A pesar de la heterodoxia de todas las experiencias que se siguen llevando a cabo bajo el paraguas de la AA creemos que precisamente esta heterodoxia ha contribuido a su enri-quecimiento tal y como apunta Azkarate (2013)

No podemos sin embargo obviar la importancia que la estratigrafiacutea tuvo (y debe tener) dentro de estas experiencias Por una parte la incorporacioacuten de instru-mentos estratigraacuteficos al estudio de la arquitectura pro-picioacute el comienzo de un nuevo campo de investigacioacuten generando una importante renovacioacuten metodoloacutegica y no menos importante reflexioacuten teoacuterica Por otra se sigue considerando que la AA estaacute determinada por su caraacutec-ter estratigraacutefico donde el diagrama o matrix52 se con-vierte en el ldquoeje principal de anaacutelisis y decodificacioacuten de la historia del edificiordquo en el que insertar la informacioacuten obtenida gracias a otros instrumentos de anaacutelisis53 ldquode caraacutecter tipoloacutegico formal estructural arqueomeacutetrico o el recurso a fuentes escritas son absolutamente im-prescindibles para lograr un afianzamiento de nuestra disciplina y un acercamiento maacutes soacutelido a la historia constructiva de nuestros edificios histoacutericosrdquo (Azkarate et al 2002a 8)

Sin embargo esta importancia central de la estrati-grafiacutea en el estudio de los contextos construidos desde la AA ha jugado a veces en su contra porque por una parte ha invisibilizado la propia AA llegando a equi-pararse o confundirse eacutesta con el anaacutelisis estratigraacutefico y por otra ha hecho que muchas veces la investigacioacuten de estos contextos se quede en el edificio sin ir maacutes allaacute

51 Luis Caballero denunciaba en 2009 la existencia de una Torre de Babel en este campo ldquoTermino planteando algunas cuestiones que denomino como nuestra lsquoTorre de Babelrsquo la tendencia por diferenciar grupos cerrados que amenazan por escindir una metodologiacutea comuacuten o por considerar como importantes cambios de base lo que son variantes metodoloacutegicas o termino-loacutegicas que deben ser entendidas como instrumentales dentro de un modelo profesional comuacutenrdquo (Caballero 2011 115)52 La representacioacuten de la secuencia que se obtiene del estudio de las cons-trucciones mediante anaacutelisis estratigraacutefico53 ldquoNuestro meacutetodo estaacute mejor preparado para fechar y comprender el edi-ficio como un documento histoacuterico ndash incluyendo en lo histoacuterico desde el as-pecto cronoloacutegico a la interpretacioacuten social y esteacutetica pero ello no debe hacer que invalidemos los otros meacutetodos Loacutegicamente aquellos caeraacuten en desuso [] si es que son menos uacutetiles que los nuevos instrumentos pero auacuten asiacute es posible que algunas de sus habilidades sigan siendo vaacutelidas Por otra parte aquellos meacutetodos son nuestros predecesores y en su historiografiacutea debemos ver reflejados nuestros iniciosrdquo (Caballero 1997 307)

inicialmente se aplicoacute exclusivamente a edificios monu-mentales En este momento se diversifican los trabajos cruzando y verificando datos procedentes de distintos tipos de fuentes como la documentacioacuten histoacuterica la iconografiacutea la cartografiacutea o los anaacutelisis de las carac-teriacutesticas de los materiales constructivos con los resul-tados de los anaacutelisis estratigraacuteficos de los edificios En estas primeras fases que Parenti califica de experimen-tacioacuten los objetivos prioritarios de la disciplina eran determinar las fases de la historia de los edificios y des-cribir sus teacutecnicas constructivas sobre todo en grandes contextos monumentales y para periacuteodos medievales Seraacute despueacutes cuando se ampliacutee el campo cronoloacutegico y constructivo analizando toda clase de edificaciones y no uacutenicamente las monumentales Para Brogiolo la AA en Italia se posicionaraacute entre dos perspectivas de un lado la oportunidad de perseguir objetivos de conocimiento histoacuterico investigando sinergias y colaboraciones con otras disciplinas que se ocupan tambieacuten de lo construi-do del otro la necesidad de mantener una relacioacuten con aquellos que trabajan en la transformacioacuten de la arqui-tectura para asumir una responsabilidad comuacuten en su salvaguarda (Brogiolo 2002 24-25)

Desde Italia la AA se difunde a otros aacutembitos europeos donde en las uacuteltimas deacutecadas se ha asistido a una profunda renovacioacuten de los estudios arquitectoacutenicos realizados desde la arqueologiacutea surgiendo distintas liacuteneas de trabajo como la Archeacuteologie du bacircti o Archeacuteo-logie des eacuteleacutevations en Francia la Baufordchung y la ldquoArqueologiacutea de la Construccioacutenrdquo en Alemania o la Ar-chaeology of Buildings o Building Archaeology en Gran Bretantildea Pero a pesar del comuacuten origen de todas ellas en un mismo contexto social y cientiacutefico no se puede hablar de una disciplina uacutenica en Europa ya que su geacute-nesis desarrollo y aacutembito e instrumentos de aplicacioacuten son muy distintos (Quiroacutes 2002 28) Para este autor es la experiencia italiana la que cuenta con una masa criacutetica de estudios maacutes afirmada ademaacutes de una codificacioacuten y normalizacioacuten de instrumentos maacutes soacutelida teniendo como criterio fundamental de anaacutelisis de la arquitectura la estratigrafiacutea (Quiroacutes 2002 28)

Efectivamente en las distintas reuniones celebradas en la uacuteltima deacutecada en Espantildea (el Seminario Interna-cional de Arqueologiacutea de la Arquitectura celebrado en Vitoria-Gasteiz en 2002 o el encuentro Arqueologiacutea aplicada al estudio e interpretacioacuten de edificios histoacute-ricos Uacuteltimas tendencias metodoloacutegicas celebrado en Madrid en 2009) se sigue reclamando la necesidad de una normalizacioacuten conceptual e instrumental (Azkarate

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o Divulgativa se tiene que basar siempre en un modelo coherente de registro arqueoloacutegico Su formacioacuten y en concreto la formacioacuten del PA (que es una parte privile-giada de aqueacutel) depende de praacutecticas sociales actuales determinadas por circunstancias contextuales concretas y que constituyen un tipo de trabajo especial que en rea-lidad adopta siempre el modo de una interpretacioacuten o valoracioacutenrdquo (Criado-Boado 1996a 28) La AA adquiere entonces un compromiso social con el conocimiento la proteccioacuten y la gestioacuten del patrimonio edificado (Azka-rate et al 2002a 9) Es precisamente esa implicacioacuten una de las razones que ha coadyuvado a su importante impulso en el marco de intervenciones de restauracioacuten y rehabilitacioacuten (Quiroacutes 2002 28) que al mismo tiempo han contribuido a la construccioacuten de su corpus teoacuterico-metodoloacutegico al tener que dar respuesta precisamente a los desafiacuteos generados por la intervencioacuten en patrimonio edificado

Como sucede para el contexto general europeo en Espantildea la AA tiene tambieacuten en la actualidad una con-cepcioacuten y un campo de actuacioacuten muy heterogeacuteneo que va desde las lecturas estratigraacuteficas de alzados hasta los anaacutelisis espaciales pero que incluye tambieacuten el anaacutelisis de la cadena operativa de los materiales constructivos los anaacutelisis arqueomeacutetricos las lecturas basadas en criterios analoacutegicos y estiliacutesticos la excavacioacuten de las boacutevedas de iglesias las propuestas de instrumentos de datacioacuten el estudio de procesos sociales a partir del documento arquitectoacutenico o el anaacutelisis criacutetico de docu-mentacioacuten planimeacutetrica histoacuterica (Quiroacutes 2002 27)54 No vamos a hacer aquiacute un anaacutelisis sobre su origen y de-sarrollo en Espantildea ese tema ha sido abordado tanto en las publicaciones a las que nos referiacuteamos anteriormente como en otras (Azkarate 2008 y 2013 Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011)

FINALIDAD MUacuteLTIPLE HACIA UNA GESTIOacuteN INTEGRAL DEL PATRIMONIO CONSTRUIDO DESDE EL CONOCIMIENTO

Siacute nos interesa sin embargo focalizar sobre cuaacuteles son los principales campos de investigacioacuten y aplicacioacuten a los que la AA se ha orientado y en los que se ha conso-lidado desde sus comienzos

54 Ejemplos de muchos trabajos con estos y otros enfoques han sido publi-cados en la revista Arqueologiacutea de la Arquitectura

Desde las primeras fases de su desarrollo distintos auto-res reivindicaron que el estudio del edificio debiacutea ser el instrumento base que permitiera generar investigaciones sobre temas maacutes generales (Brogiolo 2002 24) que la AA fuese una disciplina histoacuterica que contribuyese a la elaboracioacuten de una historia social de nuestro pasado a traveacutes del registro arqueoloacutegico impulsando nuevos problemas histoacutericos y la creacioacuten de nuevos aacutembi-tos de investigacioacuten (Azkarate et al 2002a 8) Pero precisamente la observacioacuten de la arquitectura desde una oacuteptica estratigraacutefica permitioacute ver cada edificio no como un modelo de estudio que representaba a un de-terminado estilo arquitectoacutenico sino como un resultado uacutenico de distintos modos de construir funciones usos y representaciones simboacutelicas ldquoLa historia de la arqui-tectura se convierte asiacute en una historia de los modos de construir maacutes que de lo construido Es necesaria pues la adopcioacuten de nuevas propuestas epistemoloacutegicas que complementen las propuestas que hasta ahora se han seguido en los estudios de la arquitecturardquo que permitan comprender los procesos sociales que se encuentran detraacutes de una secuencia estratigraacutefica para pasar de hacer estratigrafiacutea a hacer arqueologiacutea ldquoexplorando las muacuteltiples posibilidades que ofrece la arquitectura maacutes allaacute de su consideracioacuten como contenedora de objetos o soporte de estilordquo (Azkarate et al 2002a 8)

Existe un uacuteltimo aspecto importante que estaacute re-lacionado con la formacioacuten y consolidacioacuten de la AA en determinado contextos y muy especialmente en la peniacutensula ibeacuterica La AA trabaja fundamentalmente con un tipo de registro el patrimonio edificado que se encuentra todaviacutea en uso o que estaacute sujeto a constantes procesos de intervencioacuten restauradora o rehabilitadora Ya hemos visto como este patrimonio tras un proceso de re-conceptualizacioacuten estaacute siendo objeto de estudio de la AA a traveacutes de una importante renovacioacuten meto-doloacutegica y del planteamiento de nuevos modelos inter-pretativos del registro construido Pero hay que antildeadir que la AA nace comprometida socialmente (Azkarate et al 2002a 9) como parte integrante de la disciplina arqueoloacutegica ha heredado sus presupuestos episte-moloacutegicos y comparte aspectos como los que apunta Criado-Boado sobre la arqueologiacutea en general ldquocomo intervencioacuten intenta restablecer el sentido original de esos objetos en un universo actual tendraacute que ser siem-pre una empresa intelectual cognitiva y la gestioacuten de los recursos arqueoloacutegicos una praacutectica interpretativa realizada desde coacutedigos concretos y en niveles diferen-tes La Arqueologiacutea sea Puacuteblica Comercial Acadeacutemica

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(Criado-Boado 2002 92)57 Por ello el anaacutelisis histoacuterico debe ser imprescindible dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en conjuntos construidos permitiendo a par-tir de eacutel restituir la memoria colectiva (Brogiolo y Quiroacutes 2002 209) la memoria social (Criado-Boado 2002 91)

Se podriacutean poner muchos ejemplos para mostrar como la AA se ha convertido en una potente herramienta de conocimiento histoacuterico pero quizaacutes dos de los maacutes paradigmaacuteticos en nuestro contexto peninsular sean por una parte los trabajos liderados por Luis Caballero Zoreda del Grupo de Investigacioacuten en Arqueologiacutea de la Arquitectura del CSIC para las iglesias altomedieva-les de la peniacutensula y por otra los desarrollados por el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU dirigido por Agustiacuten Azkarate en la Cate-dral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz a los que ya nos hemos referido en varias ocasiones

Otro aspecto a destacar es que a pesar del enorme potencial de la AA para el estudio de la arquitectura de cualquier periacuteodo al que nos enfrentemos no debemos olvidar que eacutesta es un elemento sumamente complejo cuya formacioacuten y transformaciones responden a diferen-tes aspectos que se pueden escapar a su estudio exclusi-vo desde esta estrategia de investigacioacuten si tiene un foco de mira muy reducido (Caballero 2002 98) Por ello consideramos que los planes integrales que focalizan sus objetivos en el conocimiento de nuestro patrimonio construido se tienen que articular en torno a una impor-tante multiplicidad de disciplinas que realmente se in-tegren entre siacute58 para estudiar conocer y valorar eacuteste de la forma maacutes completa posible En este sentido nuestra propuesta intenta abordar la investigacioacuten en patrimonio construido desde dos estrategias de investigacioacuten como hemos dicho AA y ArPa atendiendo asiacute a varios niveles espaciales y de significacioacuten en los que se manifiesta la arquitectura Como apunta Caballero todas estas dis-ciplinas aplicadas a las construcciones histoacutericas bajo objetivos convergentes nos ofrecen informaciones de distinto caraacutecter que no son excluyentes ni determi-nantes pero siacute complementarias Aplicar este tipo de perspectivas a todos los proyectos arqueoloacutegicos en los que participemos no es siempre posible dependeraacute de la casuiacutestica de cada proyecto pero nuestro objetivo debe-riacutea ser intentar que esta mirada transdisciplinar lo sea

57 Creemos que es dentro de estas coordenadas como ha de entenderse la filosofiacutea que habiacutea detraacutes del proyecto Catedral de Vitoria o de otros llevados a cabo por el mismo grupo de investigacioacuten (Azkarate 2002b 57-58)58 Respondan como deciacutea Azkarate (2004 45) a una mirada interdisciplinar e incluso si es posible transdisciplinar

Herramienta para el conocimiento histoacuterico

Parenti se refiere a la informacioacuten histoacuterica ldquolegiblerdquo en las superficies arquitectoacutenicas como ldquola autenticidad de la construccioacuten arquitectoacutenicardquo (Parenti 2001 44) o lo que es lo mismo la arquitectura y las huellas que la actividad humana y los procesos naturales han ido de-jando sobre ella son la primera fuente documental sobre la historia del edificio y la sociedad que lo ha generado De ahiacute la necesidad de estudiarlas adecuadamente de entenderlas como Cultura Material y de su potencial para la Historia

Con la introduccioacuten de la AA se produce un salto res-pecto a praacutecticas anteriores en el estudio de los espacios construidos Simplificando mucho las aproximaciones que se haciacutean a la arquitectura desde la arqueologiacutea se quedaban muchas veces en la mera descripcioacuten de sus materiales o de sus formas para definir sus caracteriacutesticas principales y clasificarlas encuadrarlas en un momento histoacuterico concreto o en determinado estilo arquitectoacutenico establecidos desde disciplinas como la Historia del Arte o la Historia de la Arquitectura Si bien la AA atiende tambieacuten a la materialidad de la arquitectura no se limita a identificar los materiales con los que estaacute realizada sino que intenta entender y explicar por queacute se emplean unos materiales unas formas arquitectoacutenicas o unas teacutecnicas constructivas y relacionarlo con la sociedad que los ha utilizado trata de introducir todos estos y otros aspectos en unas coordenadas espacio-temporales y sociales55 a partir del cambio conceptual al que hemos hecho men-cioacuten por el que la arquitectura se entiende como ldquopotente medio de conocimiento de los contextos sociales y pro-ductivos que la generanrdquo (Azkarate 2002a 57) Para este autor esta idea es la mayor aportacioacuten de la AA puesto que la condicioacuten primigenia del monumento es la dimensioacuten documental por la riqueza informativa que nos suminis-tra a traveacutes del anaacutelisis de lo material sobre el edificio y su contexto social56 porque una sociedad ldquomientras cons-truye edificios en realidad construye la sociedad mismardquo

55 Estos cambios en la disciplinas no son exclusivos de la AA o de la Ar-queologiacutea en general sino que tambieacuten se muestran en la propia Arquitec-tura cuando algunos autores reivindican por ejemplo el paso de una teoriacutea procedimental a una teoriacutea sustantiva ldquoMientras que la teoriacutea procedimental describe coacutemo hacer arquitectura la teoriacutea sustantiva explica por queacute la arquitectura deberiacutea ser hecha de cierto modorsquo en clara referencia al mundo socio-cultural en lugar de procesos auto-referidosrdquo (Rabiacute 2005)56 Azkarate se refiere aquiacute a una de las tres dimensiones que posee un monu-mento arquitectoacutenico seguacuten recuerda A Gonzaacutelez (Azkarate 2002b 57) la dimensioacuten documental la arquitectoacutenica y la significativa

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restaurarlo rehabilitarlo o ponerlo en valor desde proyectos focalizados en monasterios o fortalezas que se iban a convertir en hoteles restos de murallas sobre las que se pretendiacutea construir viviendas de obra nueva o edificaciones rurales abocadas a desaparecer Y a cada uno de ellos corresponde una relacioacuten distinta que podriacutea ser representativa de los modos de relacioacuten socio-profesional entre arquitectos-as e historiadores-asarqueoacutelogos-as

Basaacutendonos tambieacuten en nuestra praacutectica diriacuteamos que existen algunos planteamientos que deberiacutean tener-se en cuenta a la hora de intervenir en un edificio histoacute-rico y que deben tener presente tanto su irrepetibilidad como su propiedad compartida

En primer lugar destacar la irrepetibilidad del pa-trimonio60 Cada objeto patrimonial cada arquitectura posee unos valores propios e intriacutensecos por tanto no existen recetas universales para la actuacioacuten en materia de patrimonio construido ni tampoco para su estudio y comprensioacuten Pueden por un lado aplicarse herra-mientas consensuadas desde las que identificar deter-minados patrones que se repiten tanto sincroacutenica como diacroacutenicamente determinadas teacutecnicas constructivas determinadas iconografiacuteas o relaciones espaciales que son replicadas y adaptadas en distintas arquitecturas tal y como propone la AA Por otro pueden tratar de interpretarse estos espacios construidos desde distintos modelos interpretativos O tambieacuten se puede plantear la intervencioacuten restauradora acudiendo a la experien-cia acumulada sobre el uso de materiales la recupe-racioacuten de antiguas teacutecnicas el conocimiento sobre las relaciones y diaacutelogos entre lo contemporaacuteneo y el pasadohellip61 Cada uno de estos aspectos se manifiesta de manera individual en cada arquitectura motivado por factores sociales teacutecnicos medioambientales o de disponibilidad de materiales y solamente la conjun-cioacuten (y comprensioacuten) de todos ellos al uniacutesono tendraacute como resultado un producto final que no otro que es el edificio la construccioacuten histoacuterica o el paisaje arqui-tecturizado

60 ldquoCada comunidad teniendo en cuenta su memoria colectiva y consciente de su pasado es responsable de la identificacioacuten asiacute como de la gestioacuten de su patrimonio Los elementos individuales de este patrimonio son portadores de muchos valores los cuales pueden cambiar en el tiempo Esta variabilidad de valores especiacuteficos en los elementos define la particularidad de cada pa-trimonio A causa de este proceso de cambio cada comunidad desarrolla una conciencia y un conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimoniordquo Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000)61 Son muchas las propuestas en este sentido por ejemplo algunas de las que recogen Mileto y Vegas (2004) o Doglioni (2002 y 2011)

fusionando o vertebrando incluso este tipo de interven-ciones en planes de investigacioacuten de mayor envergadura

Herramienta para la praxis restauradora

La praacutectica restauradora en los uacuteltimos antildeos del siglo XX y primeros del XXI se mueve entre dos plantea-mientos que si bien son complementarios chocan en algunos aspectos por las propias contradicciones que conllevan a la hora de llevarlos a la praacutectica Por un lado hablamos de la necesidad de conservar nuestro pa-trimonio construido y su memoria para las generaciones futuras y por otro de la necesidad de seguir habitando ese patrimonio lo que supone intervenir sobre eacutel

Muchos son los debates que tratan el tema de la conservacioacuten restauracioacuten y rehabilitacioacuten del patri-monio arquitectoacutenico Podemos encontrar opiniones en las que en materia de ciudades histoacutericas se ve la intervencioacuten como la buacutesqueda de un equilibrio entre la proteccioacuten la revalorizacioacuten y la revitalizacioacuten de los espacios patrimoniales y la necesidad de introducir nue-vos elementos que mantengan a la ciudad viva (Gallego 2000 9-10) u otras donde la intervencioacuten-restauracioacuten tiene una lectura doble y contraria como vehiacuteculo de la evolucioacuten o como baluarte contra la evolucioacuten (Manieri 2002 23-24) Opiniones que reflejan esta dualidad y que confrontan la proteccioacuten y la transformacioacuten de las ciudades histoacutericas El problema en este punto es coacutemo encontrar un justo equilibrio entre ambos extremos donde la praacutectica restauradora es sinoacutenima por un lado de intervencioacuten que introduce cambios que permiten seguir usando los espacios construidos aportaacutendoles nuevos usos o recuperando otros viejos y por otro se entiende como vehiacuteculo para la conservacioacuten de nuestro patrimonio construido tanto de sus valores materiales como inmateriales59 Y es aquiacute donde la AA juega un importante papel

Es innegable la relacioacuten que existe entre la praacutec-tica restauradora y la AA Si valoramos nuestra propia praacutectica los proyectos en los que hemos intervenido con escasas excepciones estaban relacionados con la intervencioacuten en patrimonio construido bien para

59 El cortometraje ldquoO Castelo da froitardquo httpswwwyoutubecomwatchv=BbPdFtkstjw fue presentado recientemente en el I Festival de Cur-tametraxes sobre o Patrimonio Arqueoloacutexico da Provincia de Pontevedra Te-learqueoloxiacutea 2016 En eacutel se muestra la percepcioacuten que parte de la vecindad de la villa de A Guarda tiene del Castelo de Santa Cruz y su reciente recupe-racioacuten patrimonial Y no todas hacen la misma lectura de esta trasformacioacuten

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previos llevados a cabo bajo los planteamientos meto-doloacutegicos de la AA y de otras disciplinas han permitido intervenciones posteriores mutiladoras y transforma-doras del patrimonio bajo la justificacioacuten de que habiacutea sido previamente estudiado En otras ocasiones los estudios previos son muy deficientes pero simplemente se consideran vaacutelidos por llevar el apellido ldquoanaacutelisis es-tratigraacuteficordquo o ldquoarqueologiacutea de la arquitecturardquo En ese sentido compartimos la idea de Antoni Gonzaacutelez ldquola lectura estratigraacutefica debe ser un medio y no un fin en siacute mismordquo (en Brogiolo y Quiroacutes 2002 209)

Herramienta para la conservacioacuten

Las y los profesionales que nos dedicamos a la gestioacuten del patrimonio debemos tener como un objetivo funda-mental su conservacioacuten (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000)

Hemos visto que el conocimiento histoacuterico debe ser consubstancial al acto de restauracioacuten y que en este acto debiacutea haber un proceso previo en el que no soacutelo identificaacutesemos la historia del edificio sino todo aquello relativo a su materialidad como informacioacuten necesaria para la elaboracioacuten del proyecto de restauracioacuten (Mi-leto y Vegas 2004 155) Lograr este conocimiento se puede hacer desde muchos aacutembitos disciplinares La experiencia acumulada en las uacuteltimas deacutecadas en aque-llos proyectos que se han dedicado a abordar el estudio del patrimonio edificado desde la AA demuestra que esta estrategia de investigacioacuten genera ademaacutes de una interpretacioacuten sobre el espacio construido analizado un importantiacutesimo volumen de datos que van desde la documentacioacuten geomeacutetrica del patrimonio hasta la informacioacuten relativa a las unidades estratigraacuteficas iden-tificadas tanto desde su georreferenciacioacuten en el edificio hasta aspectos de tipo descriptivo e interpretativo o a la evolucioacuten de sus espacios Toda esta informacioacuten corresponde loacutegicamente al momento previo de inter-vencioacuten en el edificio intervencioacuten que tambieacuten deberaacute documentase puesto que pasaraacute a constituir una nueva etapa en el mismo64 y constituye un material importan-tiacutesimo que contribuye a la conservacioacuten de la memoria de los espacios construidos

Este proceso de documentacioacuten se puede llevar a cabo desde varios planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos pero lo cierto es que la AA gracias al corpus metodoloacutegico que

64 ldquoNo se trata de congelar el edificio sino maacutes bien de concebir la interven-cioacuten como una fase maacutes de la estratificacioacutenrdquo (Mileto 1999 14)

Teniendo en cuenta lo anterior y aceptados los principios que se recogen en la Carta de Cracovia62 el proceso de conocimiento previo del edificio es una fase irrenunciable para cualquier intervencioacuten no soacutelo porque nos permite acceder a aspectos de la biografiacutea del edificio sino porque a traveacutes de ese conocimiento comprenderemos las soluciones que se adoptaron en el pasado y ayuda a la toma de decisiones en el presente Sin embargo todaviacutea no existe una reflexioacuten criacutetica ni una conciencia suficiente sobre la consubstancialidad entre el ldquoconocimiento de un monumentordquo y el ldquoacto de su restauracioacutenrdquo (Azkarate 2002b 59)

No podemos olvidar tampoco la propiedad del patrimonio puesto que pertenece a la sociedad y como depositaros que somos debemos reivindicar que la in-tervencioacuten en patrimonio construido se realice bajo cri-terios consensuados democraacuteticamente por la totalidad de la sociedad a la que toca intervenirlo en un momento concreto de su historia aspecto que no suele tenerse en cuenta

Un ejemplo concreto que ilustra la potencialidad de la AA dentro del proceso restaurador se encuentra en los trabajos realizados en la catedral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz por los arquitectos Caacutemara y Latorre (Caacutemara y Latorre 2002) a traveacutes del cual se analizoacute el comportamiento de las estructuras construidas de la catedral Los autores nos muestran coacutemo debiacutean com-prender a queacute periacuteodo correspondiacutea tal o cual comporta-miento estructural y queacute soluciones se habiacutean adoptado en aquel momento para corregirlo Esto no hubiera sido posible sin un estudio previo del edificio Del mismo modo se muestra que los resultados del estudio estruc-tural pudieron ayudar en muchas ocasiones a resolver otro tipo de preguntas histoacutericas Las conclusiones de estos y otros anaacutelisis se tuvieron en cuenta a la hora de tomar decisiones en el proceso global de restauracioacuten del edificio63

La relacioacuten AARestauracioacuten tambieacuten ha tenido consecuencias negativas para el patrimonio edificado pues no han sido pocas las ocasiones en las que la una ha justificado a la otra y viceversa Existen numerosos ejemplos en los que un importante gasto en estudios

62 La Carta de Cracovia hace una mencioacuten expliacutecita a los proyectos de restauracioacuten del patrimonio edificado ldquoSemejante conservacioacuten requiere un apropiado lsquoproyecto de restauracioacutenrsquo que defina los meacutetodos y los objetivos En muchos casos esto ademaacutes requiere un uso apropiado compatible con el espacio y significado existente Las obras en edificios histoacutericos deben prestar una atencioacuten total a todos los periodos histoacutericos presentesrdquo63 Recomendamos las conclusiones de su ponencia en el Seminario celebra-do en Vitoria-Gasteiz en el antildeo 2002 (Caacutemara y Latorre 2002 154)

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legislado65 Este es un aspecto que todaviacutea no hemos reivindicado lo suficiente No puede ser que la conser-vacioacuten de cierto tipo de patrimonio siga dependiendo de la sensibilidad de un investigador un teacutecnico un gestor o un poliacutetico66

La informacioacuten resultante del estudio de un espacio construido desde la AA puede resultar muy heterogeacutenea va desde los resultados de la lectura estratigraacutefica su interpretacioacuten y el establecimiento de las fases del edi-ficio hasta su representacioacuten graacutefica con anterioridad a la intervencioacuten o como resultado de las interpretaciones de las lecturas o de la aplicacioacuten de otro tipo de anaacute-lisis empleando por ejemplo reconstrucciones de los diferentes momentos de uso pasando por el vaciado documental el estudio de las tipologiacuteas edilicias o de las teacutecnicas constructivas Pero toda ella contribuye a la creacioacuten de archivos documentales del patrimonio cons-truido que ayudan a su conservacioacuten convirtieacutendose asiacute en un instrumento de primer orden en este sentido

Esta conservacioacuten se puede llevar a cabo de muchas maneras pero es tambieacuten fundamental su transmisioacuten y reversioacuten a la sociedad desarrollando los uacuteltimos esla-bones de la Cadena de Valor del Patrimonio Por ello diferentes autores han reivindicado siempre como una de las fases del proceso de estudio la elaboracioacuten de archivos documentales en los que se ponga a disposicioacuten puacuteblica la informacioacuten obtenida de este tipo de estudios y la publicacioacuten de los resultados (Caballero 1995 44) Eacutesta es una parte fundamental en todo el proceso de revalorizacioacuten de patrimonio

65 ldquoLa Arqueologiacutea de la Arquitectura al no estar reglamentada resulta laquoin-visibleraquo para la Administracioacuten Para que eacutesta encargue su aplicacioacuten tiene no soacutelo que ser consciente de su existencia sino de su necesidad y del traacutemite que puede seguir para gestionarla Como este camino no estaacute normativizado es necesario que lo siga un intermediario al que hemos llamado laquoresponsa-bleraquo una persona interesada que normalmente puede ser el arqueoacutelogo [hellip] o el arquitecto encargado de la intervencioacuten o un teacutecnico responsable con funciones administrativopoliacuteticas conocedor del meacutetodo y atraiacutedo por su introduccioacutenrdquo (Caballero 2004 129)66 Un ejemplo reciente de este debate se puede ver en el artiacuteculo de Aacutelvaro de Coacutezar y Joseacute Marcos ldquoLa ciudad descatalogadardquo publicado el 14 de abril de 2013 en El Paiacutes que hace referencia a nueva ley autonoacutemica de patrimo-nio madrilentildea ldquoLa arqueologiacutea es seguacuten denuncian los criacuteticos una de las grandes perdedoras con la nueva Ley de Patrimonio lsquoCon la nueva ley el valor arqueoloacutegico queda difuminado y casi eliminado La labor arqueoloacutegica queda bastante defenestradarsquo asegura Diana Diacuteaz presidenta del Colegio de Arqueoacutelogos de Madrid La ley elimina la obligatoriedad de realizar infor-mes arqueoloacutegicos preventivos en los proyectos de construccioacuten Sin esos informes las excavadoras pueden arrasar yacimientos sin que nadie se diera cuenta lsquoLa ley no va a afectar a yacimientos como el de Titulcia declarado BIC el pasado agosto Pero para llegar a esa declaracioacuten antes de todo eso tuvieron que ir arqueoacutelogos descubrir los yacimientos que habiacutea y documen-tarlosrsquo concluye la arqueoacutelogardquo

ha desarrollado en las uacuteltimas deacutecadas se ha convertido en una potente herramienta para la conservacioacuten Por todo lo que hemos visto es importante incorporar dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en espacios construidos un riguroso programa de estudio desde el que se empleen las herramientas maacutes adecuadas en cada caso Esto implica tambieacuten disentildear y planificar las intervenciones en todas sus fases que loacutegicamente deben contemplar una fase previa de documentacioacuten Somos conscientes de que durante el proceso restaurador ciertos aspectos de la biografiacutea del edificio pueden llegar a perderse ante la propia y necesaria salvaguarda de la totalidad del mismo o ante la decisioacuten consensuada de priorizar ciertos elementos del edificio sobre otros ante la imposibilidad de conservar todos ellos (motivo por el cual debemos documentar todo el proceso y aprovechar la oportunidad uacutenica que para el conocimiento supone esta praacutectica) Esa fase previa irrenunciable de conocimiento de los espacios construidos permite obtener infinidad de datos que hay que interpretar y conservar para futuras investigaciones intervenciones o para su disposicioacuten puacuteblica La AA se ha mostrado como una de las estrategias de investigacioacuten maacutes rigurosas productivas y eficaces porque intenta comprender las construcciones histoacutericas de forma sincroacutenica y diacroacutenica a traveacutes de su materialidad y desde dentro de siacute mismas

No entendemos por queacute despueacutes de dos deacutecadas largas de desarrollo de la AA en Espantildea en las que se ha demostrado su potencialidad y se ha teorizado sobre la fragilidad del patrimonio construido sobre su irrepe-tibilidad sobre la necesidad y obligatoriedad de llevar a cabo proyectos de restauracioacuten respetuosos con este patrimonio y con los valores materiales e inmateriales de los que es portador todaviacutea en 2016 las legislaciones estatal y autonoacutemicas en su mayoriacutea no presentan las mismas cautelas a la hora de intervenir en patrimonio construido que por ejemplo en patrimonio arqueoloacute-gico ldquoconvencionalrdquo Si no es posible llevar a cabo en muchas comunidades un proyecto de construccioacuten de una autopista sin que haya una evaluacioacuten previa de im-pacto ambiental y arqueoloacutegico que conlleve el estudio de cada uno de los elementos arqueoloacutegicos que vayan a ser afectados por este proyecto iquestcoacutemo es posible sin embargo actuar sobre nuestros cascos histoacutericos mo-nasterios fortalezas o paisajes construidos sin que haya una documentacioacuten previa exhaustiva de los mismos En la mayor parte de los casos su documentacioacuten de-penderaacute de la mayor o menor sensibilidad de los teacutecni-cos que formen parte de direccioacuten general de patrimonio que corresponda cuando este aspecto tendriacutea que estar

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de la Catedral de Santa Mariacutea (Azkarate et al 2002b) o Salinas de Antildeana67 (Plata Montero 2008 y 2009)68

Para concluir breves aportaciones de la AA

Recientemente se apuntaba que nadie puede negar una evolucioacuten desde los momentos iniciales de la AA ldquoen los que los testimonios arquitectoacutenicos no eran para los arqueoacutelogos sino contenedores de contextos estratigraacute-ficos que permitiacutean su secuenciacioacuten histoacuterica a otros maacutes recientes en los que se enfatiza tambieacuten su capaci-dad para acceder a dimensiones simboacutelicas y sociales o se reconoce su potencialidad para participar activamente en proyectos interdisciplinarios relacionados con la documentacioacuten conservacioacuten y socializacioacuten de los pai-sajes culturalesrdquo (Azkarate 2013 11) Hemos resentildeado algunos proyectos que ejemplifican este hecho

Sin embargo todaviacutea queda mucho por hacer para regularizar normativizar y democratizar la disciplina En la reunioacuten organizada en el Instituto del Patrimo-nio Cultural de Espantildea en 2009 se apuntaba hacia este hecho y en 2016 los que participamos en aquella reunioacuten todaviacutea no hemos realizado un documento en este sentido Sigue siendo ademaacutes necesario apostar por programas de formacioacuten en AA dentro de los planes es-peciacuteficos de arqueologiacutea pero tambieacuten de restauracioacuten arquitectoacutenica de arquitectura y de historia del arte Es necesario normativizar una exigencia por parte de las administraciones puacuteblicas de documentar los espacios construidos antes de ser intervenidos (insistimos en la idea de Azkarate de que el conocimiento es un acto

67 La investigacioacuten llevada a cabo en este valle salinero ha desencade-nado una serie de procesos sociales culturales y econoacutemicos que ponen de manifiesto la rentabilidad en teacuterminos patrimoniales y sociales de la aplicacioacuten de la cadena de valor del patrimonio (httpswwwgourmetsnetsalonindexphproute=actividades2Fexpositores2Fdetalleampexpositor_id=483576 httpwwwelcorreocomvizcayav20130409alavacola-boracion-valle-salado-anana-20130409html son algunos ejemplos de esta rentabilidad)68 Aunque estos son dos de los proyectos maacutes identificativos del actual Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido esta misma filosofiacutea y enfoque hacia la gestioacuten integral del patrimonio construido se ha apli-cado a otras proyectos desarrollados maacutes recientemente como el que el grupo lleva a cabo en el Fuerte Sancti Spiritus (Puerto Gaboto Santa Fe Argentina) y su entorno (Azkarate et al 2012) con presencia en las redes sociales (httpswwwfacebookcomProyectoFuerteSanctiSpiritusArgentina) Existen otros muchos proyectos arqueoloacutegicos llevados a cabo por otros grupos y planteados desde la gestioacuten integral del patrimonio pero hemos acudido a estos ejemplos porque nos interesaba hacer hincapieacute aquiacute en trabajos desarrollados para este fin desde la AA o al menos con una fuerte presencia de esta estrategia de investigacioacuten en sus planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos

Herramienta para la gestioacuten

Recordemos que una de las mayores aportaciones de la AA a la arqueologiacutea y la historia fue comprender que las arquitecturas eran un potente medio de conocimien-to de los contextos sociales y productivos que las gene-raron (Azkarate 2002a 57) Pero ldquoseriacutea un grave error estrateacutegico y metodoloacutegico (tambieacuten deontoloacutegico) preocuparnos uacutenicamente del conocimiento histoacuterico ignorando la situacioacuten que vive el patrimonio edifica-dordquo (Azkarate 2002a 58) Y efectivamente de nada nos valdriacutea seguir aumentando el conocimiento sobre nuestra arquitectura ampliando o completando estu-dios anteriores si no somos capaces de gestionar este patrimonio y en la gestioacuten entran todos los aspectos anteriores el propio conocimiento la restauracioacuten o la conservacioacuten pero tambieacuten otros como la reversioacuten del conocimiento a la sociedad su divulgacioacuten y difusioacuten la toma de decisiones sobre el presente y futuro de ese patrimonio la participacioacuten de la sociedad en esa toma de decisiones etc

Uno de los aspectos que maacutes interesaba desarrollar en la propuesta de la que deriva este texto era contri-buir a generar un modelo de gestioacuten integral del patri-monio construido o al menos identificar determinados procesos que se puedan adaptar a generar modelos de gestioacuten integral que se adecuacuteen a cada caso si bien es cierto este aspecto no se trata en este texto pues presentar ese modelo no es su objetivo Simplemente queremos incidir en que es en el campo de la gestioacuten del patrimonio construido donde la AA presenta un grandiacutesimo potencial no soacutelo por la contribucioacuten que precisamente ha realizado a la gestioacuten integral de ese patrimonio (anaacutelisis documentacioacuten restauracioacuten re-habilitacioacuten puesta en valor socializacioacuten conserva-cioacuten etc) sino porque en la mejora de esa gestioacuten se han desarrollado diferentes teacutecnicas que han permitido la renovacioacuten de la disciplina arqueoloacutegica contribu-yendo a generar una estructura retroalimentada entre los procesos teacutecnicos y la investigacioacuten (Azkarate 2002b 61)

Es precisamente desde la comprensioacuten de la dife-rentes dimensiones del patrimonio y de su potencialidad como multi-recurso donde surgen proyectos que en su planteamiento intentan atender a todos los eslabones de la cadena de valor del patrimonio y evidentemente a su gestioacuten desde los aacutembitos maacutes diversos (cientiacutefico cultural social poliacutetico econoacutemicohellip) Soacutelo desde es-tas perspectivas se pueden entender proyectos como el

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arqueologiacutea comienza a formar parte del proceso de restauracioacuten logrando codificar un protocolo de inter-vencioacuten estratigraacutefica integral de los edificios analizados (Loacutepez Mullor 1993 1999 2002 y 2011) Y gracias a la vertiente social de muchos de los proyectos planteados (volvemos a remitirnos tanto a los trabajos que se lleva-ron a cabo desde el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic ndashLoacutepez Mullor 1993ndash como desde el Grupo de Investi-gacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU)

No han faltado tampoco aquellos grupos e inves-tigadores que han empleado la AA como herramienta para la revisioacuten de modelos interpretativos anteriores y la construccioacuten de nuevos modelos tal es el caso del trabajo de Luis Caballero y su equipo sobre las iglesias altomedievales de la peniacutensula ibeacuterica (Caballero y Utrero 2005) o de Juan Antonio Quiroacutes y el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio y Paisajes Culturales que dirige sobre la Alta Edad Media

Pero como deciacuteamos auacuten quedan pasos por dar hasta lograr sobre todo la regularizacioacuten y normati-vizacioacuten de la disciplina Es tal vez momento para la reflexioacuten sobre queacute camino queremos construir en el futuro y cuaacuteles con las necesidades fundamentales para que la AA consolide su papel dentro de la historia de la arqueologiacutea Y creo que puede ser de la mano de otras compantildeeras como la ArPa como pueda maximizar sus potencialidades

OTRAS MIRADAS UNA PROPUESTA INTEGRADORA A MODO DE CONCLUSIOacuteN

Estos fueron los conceptos y marcos teoacutericos desde los que se abordoacute la investigacioacuten sobre paisajes for-tificados que comentaacutebamos al inicio de este texto En el primer caso intentamos revisar dos conceptos clave en nuestra aproximacioacuten los de arquitectura y paisaje observaacutendolos desde la matriz que representa la onto-logiacutea del Patrimonio Arqueoloacutegico (PA) empleada por Criado-Boado (2012 193-194) A partir de esta matriz presentamos ambos elementos patrimoniales como ma-terializacioacuten de un concepto resultado de un proceso y recurso del pasado en el presente Esta conceptualiza-cioacuten comuacuten nos permitioacute estudiarlos desde una misma perspectiva y dentro de una misma matriz espacial Unificar el estudio de ambas entidades era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas las arquitecturas defensivas to-das las estructuras asociadas a ellas y el territorio en el

consubstancial a la restauracioacuten) Algunas de las praacutecti-cas que se han llevado a cabo en nombre de la AA desde diferentes aacutembitos sin la formacioacuten necesaria simple-mente por considerarse que muchas de las metodologiacuteas que se aplican al estudio de los edificios histoacutericos no son destructivas sin tener en cuenta que las consecuen-cias de esos informes siacute pueden llegar a serlo tienen que dejar de producirse o al menos conllevar una reflexioacuten profunda sobre sus consecuencias Independientemen-te de que nuestras interpretaciones sobre los espacios construidos puedan ser o no cuestionadas el acto de registrar la informacioacuten que nos proporcionan los docu-mentos construidos y los contextos en lo que se ubican es un acto fundamental en arqueologiacutea y de una tremen-da irresponsabilidad no llevarlo a cabo adecuadamente

Finalmente nos gustariacutea remarcar algunos aspectos ya comentados que hacen hincapieacute en la importancia que la AA estaacute teniendo en la renovacioacuten arqueoloacutegica de las uacuteltimas deacutecadas En primer lugar un aspecto a destacar es el alto grado de publicacioacuten que ha tenido desde el comienzo de su desarrollo en Europa ya que desde momentos muy tempranos contoacute con el suple-mento Archeologia dellrsquoArchitetura dentro de la revista Archeologia Medievale (httpwwwbibarunisiitrivis-tearcheologia-dellarchitettura) o con la publicacioacuten de monograacuteficos en revistas o de actas de distintos cursos congresos y encuentros que iban mostrando los avances en la disciplina69 lo cual contribuyoacute a su raacutepida difusioacuten que a su vez ayudoacute a paliar la importante carencia de formacioacuten especiacutefica en AA que existiacutea (y existe) en la mayoriacutea de las universidades espantildeolas sobre todo en los primeros antildeos de su implantacioacuten en la peniacutensula

Por otra parte cabe destacar tambieacuten que desde su inicio la AA tuvo una vertiente muy aplicada tanto en el desarrollo metodoloacutegico como en la transferencia de conocimiento gracias sobre todo a su vinculacioacuten con el campo de la restauracioacuten desde el que se abrieron nuevos caminos para la misma Es el caso por ejemplo de la importante labor desarrollada por el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic Local de la Diputacioacuten de Bar-celona de la mano de Antoni Gonzaacutelez Moreno-Navarro (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999a y 1999b Gonzaacutelez Moreno-Navarro et al 1990) donde se consolidoacute un equipo dedicado a la restauracioacuten arquitectoacutenica en el que se primaba la interdisciplinariedad y donde la

69 Archeologia dellrsquoArchitettura 2 Caballero y Latorre 1995 Caballero y Escribano 1996 Fontenla 1997 y 1998 Azkarate 2002ordf y 2003 Ayaacuten et al 2003 por ejemplo

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nuestra estrategia de investigacioacuten deriva directamente del concepto teoacuterico de espacio de su interpretacioacuten en el campo de la arquitectura y de coacutemo acaba contribu-yendo a la investigacioacuten de las arquitecturas preteacuteritas Haremos un breve recorrido por estas temaacuteticas antes de llegar a la conclusioacuten que nos interesa

Recordemos que la arquitectura es ante todo una tecnologiacutea constructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) Anali-zando la configuracioacuten formal de una construccioacuten se puede por un lado encontrar ciertas pautas de regu-laridad que la hacen coherente dentro de un patroacuten de racionalidad y por otro identificar recurrencias estruc-turales que indiquen un determinado modo de concebir el espacio en esa cultura En la arquitectura fortificada de eacutepoca moderna el baluarte constituye un elemento que se repite y confiere una forma caracteriacutestica a este tipo de fortificacioacuten (poliacutegonos estrellados) pero maacutes allaacute de ser un elemento representativo de la arquitectura que analizamos formalmente hablando tambieacuten lo es de los principios que la generan de su patroacuten de racio-nalidad El baluarte es una figura que evoluciona a partir de los cubos de la muralla medieval para intentar paliar los efectos que en eacutesta produjo la introduccioacuten de la ar-tilleriacutea los cubos evolucionan hacia formas triangulares primero el bastioacuten y maacutes tarde el baluarte Eacuteste tiene forma de punta de flecha con dos caras dos flancos y una gola Supone ldquouna forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular [hellip] que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzado Su propia defensa partiacutea de los flancos y orejonesrdquo (Porras 1995 53) Es decir es una figura que materializa una de las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada ldquoMAXIMA Nordm1 Todas las partes de la fortificacioacuten deben ser vistas y flanqueadas las unas de las otrasrdquo (Lucuze 1772 en Porras 1995 48) El mismo argumento podriacuteamos usar para el concepto paisaje que veiacuteamos coacutemo tambieacuten su-poniacutea la materializacioacuten del patroacuten de racionalidad que estaacute detraacutes de la fortificacioacuten del periacuteodo que nos ocupa al llevar al territorio los mismos principios que regiacutean la arquitectura La conceptualizacioacuten final del PF moderno que surgioacute de nuestra investigacioacuten y que veremos maacutes adelante apoya esta afirmacioacuten

Teniendo en cuenta las conclusiones obtenidas en nuestro trabajo proponemos dar un salto hacia una nocioacuten simbioacutetica de ambos conceptos que nos permita estudiarlos de forma conjunta sin renunciar a las espe-cificidades de cada uno de ellos y a su individualizacioacuten

que se insertan conforman un paisaje construido por lo que su valorizacioacuten y caracterizacioacuten como entidades aisladas no creiacuteamos que fuese la estrategia adecuada a nuestro fin de caracterizar este paisaje

El estudio en detalle y por separado de la arquitec-tura y el paisaje permitioacute en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico y acceder a un mayor nuacutemero de elementos materiales e inmate-riales que conforman ambas realidades pero intentar introducir dentro del proceso de caracterizacioacuten y valo-rizacioacuten del registro arqueoloacutegico al paisaje y la arqui-tectura conjuntamente nos permite acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta aboga por abordarlas como parte integrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Detraacutes del planteamiento de aquella investigacioacuten no soacutelo estaba abordar su estudio conjunto sino pro-poner tambieacuten un modelo de trabajo Nuestra intencioacuten era plantear una estrategia o programa de investigacioacuten arqueoloacutegico (PIA) en Paisajes Fortificados (PF) Un PIA necesita ldquoproveerse de una formulacioacuten teoacuterica pertinente que incluya reflexiones y dispositivos que le permitan dar cuenta de aquel segmento de la realidad que investigardquo (Id 178) en nuestro caso los paisajes culturales El autor analiza los aspectos que debe incluir un PIA70 (Criado-Boado 2012 178-179) una ontologiacutea una epistemologiacutea una base teoacuterica una propuesta me-todoloacutegica una metodologiacutea un meacutetodo unos modelos interpretativos y una dimensioacuten criacutetica Haremos aquiacute simplemente una reflexioacuten sobre el modelo de trabajo que construimos para abordar el estudio de los PF

Desde la arquitectura y el paisaje hacia el espacio construido

Tras haber analizado los conceptos de arquitectura y paisaje e identificarlos como baacutesicos en nuestra investi-gacioacuten era inevitable que emergiese el de espacio como sustancial en nuestro trabajo El Espacio es una de las dimensiones fundamentales de la investigacioacuten arqui-tectoacutenica y de determinada investigacioacuten arqueoloacutegica y de su concepcioacuten dependen las teacutecnicas analiacuteticas a emplear en su estudio Una parte imprescindible de

70 Nosotros hablamos de Programa de Investigacioacuten Arqueoloacutegica realmen-te el autor se refiere a un contexto maacutes amplio a un programa de investiga-cioacuten cientiacutefica

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con el tiempo (Criado-Boado 1993b 15 y ss) tal y como indica Foucault el primero es considerado como lo inmoacutevil lo muerto mientras que el tiempo era rico fecundo dejando al espacio en un segundo plano supe-ditado al tiempo

Pero en todos estos conceptos de espacio quedan muy empobrecidos aspectos de la vivencia espacial como la relacioacuten emocional y simboacutelica con el medio ambiente Englobando estos aspectos esenciales C Nor-berg-Schulz (1980 9-12) al hacer un estudio sobre la nocioacuten de espacio distingue entre varios conceptos es-pacio pragmaacutetico espacio perceptivo espacio existen-cial espacio abstracto espacio cognoscitivo del mundo fiacutesico espacio abstracto de las puras relaciones loacutegicas espacio expresivo o artiacutestico y espacio arquitectoacutenico73 Aunque estaacuten encadenados unos con otros (Mantildeana et al 2002 26) nos interesan aquiacute los dos uacuteltimos el primero porque acoge al segundo el segundo porque se puede definir como una concretizacioacuten del espacio existencial del hombre

En este breve recorrido por los distintos aacutembitos teoacutericos en los que se reflexiona sobre el concepto de espacio se observa que eacuteste ha pasado de ser una no-cioacuten con un uacutenico significado (lugar espacio tridimen-sional etc) a valorarse de forma multidimensional considerando tanto su concepcioacuten como matriz fiacutesica como la percepcioacuten que el ser humano tiene sobre eacutel y el significado cultural que lleva impliacutecito Este espacio multidimensional estaacute directamente relacionado con el patroacuten de racionalidad74 de la sociedad que lo genera y vive siendo ademaacutes la arquitectura (y el paisaje) el medio maacutes evidente de concretar los conceptos espa-ciales de esta racionalidad Quizaacutes sea el estudio de la espacialidad de una sociedad preteacuterita uno de los medios maacutes satisfactorios de acceder a su racionalidad como lenguaje que permanece

El espacio en Arquitectura espacio y paisaje espacio construido

En las uacuteltimas deacutecadas del siglo XIX nace la arquitectura moderna para romper con el eclecticismo decimonoacutenico dominante en ella destacan la fusioacuten de ornamentacioacuten y construccioacuten como unidad y el hecho de ser el primer movimiento que visualizoacute la nueva conciencia de la

73 Sobre el concepto de espacio veacutease tambieacuten Scruton 1979 43-52 y Sennet 199174 El pensamiento de Leacutevi-Strauss

cuando sea necesario de manera que podemos caracte-rizarlos y valorizarlos tanto por separado como conjun-tamente seguacuten el enfoque que hemos presentado en las paacuteginas anteriores Nos referimos a la introduccioacuten del concepto de espacio construido

El concepto de Espacio71

La mayor parte de las acciones humanas encierran un aspecto espacial por un lado los objetos estaacuten distri-buidos seguacuten relaciones espaciales (lejos-cerca interior-exterior etc) por otro el ser humano para poder llevar a cabo sus acciones debe comprender esas relaciones y unificarlas en un concepto espacial

El espacio considerado como una de las dimen-siones existenciales fundamentales del ser humano (Norberg-Schulz 1980 9) ha sido objeto de estudio y reflexioacuten de la filosofiacutea y las ciencias desde muy anti-guo La uacuteltima revolucioacuten del concepto en ambos cam-pos llegoacute con Einstein que sintetizoacute los conceptos de espacio existentes en fiacutesica a tres categoriacuteas principales (Ven 1981 67-72) el concepto aristoteacutelico de espacio como lugar el concepto de espacio como contenedor y el concepto de espacio como campo cuatridimensional el espacio relativo A partir de aquiacute el antiguo concep-to de un uacutenico tipo de espacio se complejiza espacios fiacutesicos concretos (micro ordinario y macro) y espacios matemaacuteticos abstractos inventados por el hombre para describir con mayor o menor grado de aproximacioacuten los anteriores La teoriacutea de la relatividad nos lleva maacutes allaacute de esta dicotomiacutea entre espacio y tiempo ldquosustituyen-do la idea de trozos de materia situadas en un espacio tridimensional por una serie de acontecimientos en un espacio-tiempo de cuatro dimensionesrdquo (Norberg-Schulz 1980 9-10)

Fuera del aacutembito de las ciencias la idea de espacio adquiere tambieacuten otras dimensiones La nocioacuten tradi-cional de espacio estaacute reducida a un problema natural geograacutefico como un mero lugar de residencia o un sitio de explotacioacuten A partir del siglo XIX y bajo la racionalidad burguesa se considera al espacio como naturaleza que explotar reducieacutendolo a su dimensioacuten de territorio un espacio dominado que se puede parcelar medir o vender72 Ademaacutes dentro del sistema de saber moderno el espacio ha estado en descreacutedito en relacioacuten

71 Este apartado y el siguiente estaacuten basados en nuestro trabajo previo Ma-ntildeana et al 2002 25-2972 Es un concepto que sirve para justificar el uso que se hace del espacio a partir de este momento en consonancia con la propia racionalidad burguesa

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de la circulacioacuten en los edificios En todas estas teoriacuteas la percepcioacuten de los espacios se perfila como funda-mental en el estudio de la arquitectura siendo una de las claves el movimiento

De este modo en la arquitectura moderna se pro-pusieron diversos supuestos respecto al espacio Uno de los autores fundamentales en esta actualizacioacuten fue S Giedion (1980 y 1988) para quien el proceso por el cual una imagen espacial puede ser transpuesta a la esfera emocional es expresado por el concepto espacial ldquoProporciona informacioacuten acerca de la relacioacuten entre el hombre y lo que lo rodea Es la expresioacuten espiritual acerca de la realidad que se halla frente a eacutel El mundo situado ante eacutel es modificado por su presencia le obliga a proyectar graacuteficamente su propia posicioacuten si desea relacionarse con eacutelrdquo (Norberg-Schulz 1980 13) Este aserto coincide con el identificado en la Arqueologiacutea del Paisaje en el que se considera que a traveacutes del estudio de los conceptos de espacialidad de su modelo estruc-tural se puede acceder al esquema de racionalidad que los generoacute (Mantildeana et al 2002 27)

Los estudios sobre el espacio arquitectoacutenico de-penden del concepto de espacio base que se utilice Norberg-Schulz (1980 13 y ss) distingue los estudios que se fundamentan en el espacio euclidiano el tridi-mensional y estudian su gramaacutetica es decir se basan en el desarrollo de modelos de dos o tres dimensiones de caraacutecter geomeacutetrico formando parte eacutesta de la sintaxis del espacio arquitectoacutenico y aquellos otros que tratan de desarrollar una teoriacutea del espacio sobre la base de la psicologiacutea de la percepcioacuten sobre todo de las impre-siones sensaciones y anaacutelisis de los efectos generados sobre el ser humano que percibe El autor considera que ambos tipos de estudios seriacutean deficientes y parciales El primero porque excluye al ser humano discutiendo de geometriacutea abstracta y el otro porque reduce el espacio y la arquitectura a impresiones olvidaacutendose del espacio como dimensioacuten existencial y como lugar de relacioacuten entre el hombre y el medio que lo rodea Para salvar esta carencia propone introducir el concepto de espacio existencial dentro del estudio del espacio en arquitectura y de su interpretacioacuten ya que si los aspectos geomeacutetri-cos y perceptivos se analizan dentro de un esquema de comprensioacuten maacutes general cada uno de ellos adquiere una mayor significacioacuten que la que tendriacutean por sepa-rado (Norberg-Schulz 1980) Un estudio de la espacia-lidad de una construccioacuten arquitectoacutenica que no estaacute integrado dentro de la racionalidad que la generoacute queda mutilado y sin sentido Eacutesta es precisamente una de las

abstraccioacuten espacial surgiendo por primera vez la idea de espacio en cuanto idea arquitectoacutenica75 (Ven 1981 en Mantildeana et al 2002 26) Es entonces cuando arquitectos e historiadores del arte empiezan a considerar el espacio como un concepto fundamental en arquitectura gracias a influencias como las del filoacutesofo Lao-Tseacute En lo que se refiere al espacio fue fundamental la expresioacuten en su teoriacutea (ca 550 a C) de la superioridad de lo conte-nido en un espacio arquitectoacutenico del espacio interior Este pensamiento ejercioacute una gran atraccioacuten entre los arquitectos ldquoquienes perciben el contenido intangible de la forma arquitectoacutenica como lo que verdaderamente impulsa a la arquitecturardquo (Ven 1981 23) Esta es la pri-mera tentativa escrita de interpretacioacuten de la liacutenea fron-teriza como continuidad del espacio poniendo eacutenfasis no tanto en el espacio interior como en aquellas partes del edificio que transmiten lo interior hacia el espacio exterior (los umbrales)

En el estudio del concepto de espacio en Arquitec-tura destacan las teoriacuteas de varios historiadores del arte y arquitectos Schmarsow considera que la arquitectura se genera a partir del cuerpo humano y defiende su ca-raacutecter funcionalista Distingue tres modalidades de espa-cios el taacutectil el moacutevil y el visual con lo que incorpora los sentidos en simultaacuteneas y sucesivas experiencias en el espacio y el tiempo Hildebrand sin embargo per-cibe el espacio a traveacutes de la visioacuten pura (imaacutegenes en reposo) y la visioacuten cineacutetica (imaacutegenes recibidas con el espectador en movimiento) Las teoriacuteas cubistas que a partir de la teoriacutea de la relatividad de Einstein antildeaden el concepto de la cuarta dimensioacuten que se adquiere con el movimiento del cuerpo76 (frente a la tradicional dimen-sioacuten euclidiana estaacutetica) fueron tambieacuten fundamentales para el estudio del espacio en arquitectura Uno de los mayores representantes de la arquitectura moderna Le Corbusier acaboacute adoptando tambieacuten esta cuarta dimen-sioacuten llamaacutendola ldquoespacio inefablerdquo o ldquoestado emocional por el que se experimentan espacios definidos por series armoacutenicasrdquo (Ven 1981 91) lo que deriva en una gran consideracioacuten en la disposicioacuten del volumen y al orden

75 ldquofue a mediados del siglo XIX cuando la palabra lsquoespaciorsquo comenzaba a ser utilizada por algunos criacuteticos sobre todo en el aacutembito alemaacuten donde lsquoespaciorsquo y lsquohabitacioacutenrsquo son linguumliacutesticamente similaresrdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 165)76 En las vanguardias de principios de siglo se emplean modelos arquitectoacute-nicos directamente relacionados con los planos superpuestos caracteriacutesticos del cubismo en los que la transparencia del material permite la visioacuten a tra-veacutes y simultaacutenea de los diversos planos interiorexterior ldquoEn esa influencia reciacuteproca de espacios que se produciacutea a traveacutes de un material real pero lsquoinvi-siblersquo radicaba la concepcioacuten espacio-temporal entendida como el nuevo pa-radigma de la arquitectura de este siglo [XX]rdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 166)

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De acuerdo con este marco teoacuterico y conceptual la ArPa prioriza el estudio del espacio analizado y pensa-do a traveacutes del registro y de la cultura material integran-do en este estudio la parte imaginaria-simboacutelica del mis-mo es decir intenta elaborar modelos de interrelaciones entre los tres tipos de espacios definidos (Criado-Boado 1995 8 y 1996b 17) y articular el anaacutelisis complemen-tario de estas tres dimensiones del espacio tratando de no centrarse en una de ellas como representacioacuten de la globalidad del paisaje

Cada uno de estos aacutembitos estaacute determinado por coacutedigos espaciales compatibles y semejantes entre siacute presentando relaciones de compatibilidad y configurando una regularidad espacial ya que obedecen a la misma estrategia de construccioacuten del espacio social (en el senti-do lefebvriano del teacutermino Lefebvre 2013 125 y ss) al mismo patroacuten de racionalidad Desde este punto de vista destaca la importancia del estudio de las formas y del es-pacio que eacutestas definen ambas constituyen realmente el registro arquitectoacutenico y paisajiacutestico su aspecto fiacutesico es lo que se conserva en el tiempo Para llegar a profundizar en la sociedad que los construyoacute ademaacutes de estudiar los tipos de materiales la forma en que se disponen en el edi-ficio o las teacutecnicas constructivas es fundamental definir coacutemo se han organizado estos voluacutemenes y queacute espacios han sido formados (Ching 1984) o bien queacute recursos (simboacutelicos) se han empleado para crear una determinada escena ambiente en el que se desenvuelven las relaciones sociales a todos los niveles desde las relaciones indivi-duales familiares hasta los maacutes generales (intergrupales)

Igualmente el espacio arquitectoacutenico como los restantes elementos formales del registro es esencial-mente un espacio social que se construye culturalmente es el producto o efecto de la accioacuten social Constituye un paisaje cultural en sentido amplio que participa de lleno en la construccioacuten del aparato simboacutelico el imaginario colectivo y las praacutecticas rituales de la comunidad que lo construye y habita asiacute por ejemplo la forma arquitectoacute-nica aparece interrelacionada con variables socioloacutegicas como la familia el estilo de vida la solidaridad inter-grupal o el sistema de poder como en el caso de los PF modernos De este modo el espacio arquitectoacutenico se puede definir como un producto humano que utiliza una realidad dada (el espacio fiacutesico) para crear una realidad nueva el espacio construido y por consiguiente social al que se confiere un significado simboacutelico (Mantildeana et al 2002 28)

Esta es la base de la primera consecuencia de nuestra investigacioacuten que realmente se viene gestando ya desde

teoriacuteas esenciales de las que parte nuestra investigacioacuten la asuncioacuten de que ldquolas actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organizadas de forma co-herente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realizardquo (Criado-Boado 1999 10) por lo que es fundamental integrar estos anaacutelisis tanto el gramatical como el de la percepcioacuten espacial en un determinado patroacuten de racionalidad Esta teoriacutea da sentido a nuestra conceptualizacioacuten de la arquitectura y el paisaje como materializacioacuten de un concepto tal como hemos expuesto

Conviene tambieacuten a nuestro propoacutesito observar la relacioacuten entre los conceptos de paisaje y espacio Recor-daremos que cuando tratamos el de paisaje comentaacuteba-mos que uno de los objetivos principales de su estudio desde la ArPa es analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegicos a partir de los elementos que los concretan es decir analizar de manera integral los pro-cesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia comprendidos como entidades espaciales y fenoacutemenos sociales y no como hechos aislados (Criado-Boado 1999 6) En ArPa se parte de que las actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organi-zadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza al igual que sucediacutea con la arquitectura Es decir en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen tanto dispo-sitivos mecaacutenicos (fiacutesicos) como dispositivos concep-tuales necesarios para poder llevar a cabo la ldquohumani-zacioacutenrdquo o ldquoantropizacioacutenrdquo de un espacio Analizando los dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten o los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad se debe-riacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los disposi-tivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racionalidad (Criado-Boado 1999 10)

La definicioacuten de paisaje que utilizamos arriba como producto socio-cultural (Criado-Boado 1999 5) es un concepto foucaultiano del que dimanan varias derivaciones uacutetiles para la Arqueologiacutea (Criado-Boado 1993c) espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentima-mente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Del mismo modo nuestra investigacioacuten parte del presupuesto teoacute-rico de la multidimensionalidad del paisajeespacio donde eacuteste se encuentra constituido por tres dimensio-nes ya apuntadas el espacio en cuanto entorno fiacutesico en cuanto entorno social y en cuanto entorno pensado (Criado-Boado 1996b 17 y 1999 6)

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Hemos manifestado que la ArPa y la AA son los modelos interpretativos del registro arqueoloacutegico en los que basamos la investigacioacuten Pero nos interesa focali-zar en la repercusioacuten que tuvo el uso de ambas estrate-gias de investigacioacuten en el estudio de un tipo de registro arqueoloacutegico concreto

Recordemos que definiacuteamos ArPa como un mo-delo interpretativo que analiza los objetos que forman parte del registro arqueoloacutegico como objetos impli-cados en y participantes del paisaje pero tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de este modelo Esto implica que desde ArPa el paisaje se entiende por un lado como un contexto en el que se inserta el registro arqueoloacutegico y por otro como un objeto susceptible de ser analizado con metodologiacutea arqueoloacutegica Es decir los paisajes se entienden como una dimensioacuten relevante de las sociedades humanas puesto que no soacutelo constituyen la base en la que eacutestas se desarrollan sino tambieacuten su resultado por lo que se considera que representan a esas sociedades ArPa es ademaacutes una herramienta de gestioacuten pues comprende una cierta utilidad criacutetica y actual se relaciona con temas que estaacuten muy proacuteximos de la sensibilidad y preocupaciones a las que en la actualidad se enfrentan nuestras sociedades (Criado-Boado 1999 1)

Esta doble dimensioacuten tambieacuten se observa en la AA entendida como una estrategia de investigacioacuten que es-tudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica y tiene como principal objetivo el conocimiento histoacute-rico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y como finalidad uacuteltima contribuir a su gestioacuten integral De hecho proponiacuteamos para la AA una finalidad muacuteltiple como herramienta para el conocimiento histoacuterico para la praxis restauradora para la conservacioacuten y para la gestioacuten Al igual que la ArPa la AA ha demostrado su utilidad criacutetica y actual en numerosos proyectos orientados hacia la resolucioacuten de problemas reales muy enraizados con importantes cuestiones patrimoniales Si en los antildeos 90 la ArPa se convirtioacute en una importante herramienta para la gestioacuten patrimonial en el marco del desarrollo de grandes obras puacuteblicas (Criado-Boado 1996b y 1996c Barreiro et al 1999 Amado et al 2002) la AA lo hizo tambieacuten en las mismas fechas y a principios del siglo XXI gracias a su participacioacuten directa e integracioacuten dentro de importantes programas de restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacute-nica (Azkarate 2002b 2009 y 2011) Este hecho viene de la mano de un cambio de concepcioacuten en la compren-sioacuten de la arquitectura por parte de la AA en relacioacuten

uno de los primeros trabajos que abordamos en esta liacutenea (Mantildeana et al 2002 2002) Haciendo un breve recorrido por los aspectos que acabamos de analizar podriacuteamos concluir diciendo que el espacio es multidimensional y multivocal La arquitectura es forma y es espacio definido por la forma es significado y es significado traducido en una forma En este sentido se aboga por hablar de espacio arquitectoacutenico un espacio social que se construye cultu-ralmente Este espacio arquitectoacutenico se inserta ademaacutes en un entorno fiacutesico Ambos acaban formando parte del paisaje una construccioacuten social donde espacio pensa-miento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Arquitectura y paisaje construyen espacio a escalas distintas Abordar la multidimensionalidad de su caraacutecter como hemos propuesto aquiacute implica abordar es-tas escalas hacerlo de forma conjunta demanda atender a un concepto que englobe ambas formas del espacio Abo-gamos pues en aproximaciones del tipo que presentamos en este trabajo por el uso del teacutermino maacutes contextual es-pacio construido Es decir se propone adoptar el concep-to de espacio construido cuando se use una aproximacioacuten simbioacutetica a la arquitectura y el paisaje como concepto operativo de manera que no se aborde uacutenicamente y por separado la arquitectura yo el paisaje sino ambos como parte de una misma realidad que supone la manifestacioacuten de coacutedigos sociales de un determinado grupo humano el paisaje que eacuteste construye y coacutemo lo construye muestra unos coacutedigos de lenguaje que reflejan a esa sociedad concreta La arquitectura no soacutelo es espacio sino que se manifiesta en un espacio el paisaje soacutelo se comprende si trascendemos el concepto de territorio y atendemos a su ordenacioacuten de la que forma parte la arquitectura El con-cepto de espacio construido pretende englobar la visioacuten y aproximacioacuten conjunta a ambas manifestaciones ldquoUna vez maacutes el espacio exhibe el orden mejor que el tiempo iquestCuaacutendo los arqueoacutelogos e historiadores aprenderaacuten esta leccioacutenrdquo (Criado-Boado 2002 92)

Sobre Arqueologiacutea del Paisaje Arqueologiacutea de la Arquitectura y Arqueologiacutea del Espacio Construido

La asuncioacuten del concepto de espacio construido nos llevoacute a plantearnos la necesidad tambieacuten de abogar por un programa de investigacioacuten interno que abarcase el estudio conjunto de la arquitectura y el paisaje como ya hemos visto

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Nuestra propuesta intentoacute fusionar ambas estrate-gias de manera que pudieacuteramos abordar de forma con-junta nuestro objeto de estudio el espacio construido un concepto que intenta entender la arquitectura y el paisaje en clave espacial temporal funcional social y simboacutelica Esta propuesta conceptual nos permite ir un paso maacutes allaacute y abogar por una Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) que al igual que en el caso del objeto de estudio es un teacutermino operativo que pretende abordar las dimensiones espaciales del paisaje y la arquitectura para comprender precisamente el espacio construido en las claves que acabamos que comentar

No pretendemos invalidar otros modos de investigar el registro arquitectoacutenico ni sustituir las estrategias de investigacioacuten propuestas AA y ArPa sino maximizar sus potencialidades aplicaacutendolas de forma conjunta y dentro de programas que aborden el espacio construido de ma-nera integral tratando de trazar las liacuteneas baacutesicas de un

con otras aproximaciones a eacutesta desde la Arqueologiacutea la Historia de la Arquitectura o la Historia del Arte entendieacutendose ahora la arquitectura como el resultado final de un proceso histoacuterico Al igual que el paisaje no soacutelo es el contexto en el que se producen las acciones humanas que dejan su propio registro arqueoloacutegico sino que es resultado de esas acciones por lo que tambieacuten las representa

Ello implica redescubrir en la arquitectura ciertas dimensiones que habiacutean quedado ocultas al menos par-cialmente para estudiarlas analizarlas gestionarlas de forma integral la arquitectura es yacimiento es cultura material es tiempo es espacio construye paisaje refleja un patroacuten de racionalidad se transforma evoluciona cambia y no es uacutenicamente producto de un hecho concreto de la historia de un gusto esteacutetico determinado o del saber de un arquitecto Tiene otros significados que van maacutes allaacute de su singularidad como objeto

Figura 27 Modelo abstracto de paisaje fortificado empleado en esta investigacioacuten Para su realizacioacuten se ha empleado el lenguaje abstracto ConML (Conceptual Modelling Language httpwwwconmlorg) Las liacuteneas de puntos expresan que entre las clases que unen existen otras clases intermedias Las clases en blanco corresponden a clases definidas en CHARM (Cultural Heritage Abstract Reference Model httpwwwcharminfoorg) mientras que las clases en color corresponden a clases definidas en el marco de este anaacutelisis y suponen una extensioacuten a CHARM

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Figura 28 Diagrama correspondiente a la clase Fortificacioacuten del modelo abstracto anterior definida dentro de este estudio

Figura 29 Diagrama de ciclo de vida que muestra la estructura de la propuesta metodoloacutegica para estudiar los paisajes fortificados transfronterizos de eacutepoca moderna Se ha utilizado para desarrollar el modelo el estaacutendar internacional ISOIEC 24744 (ISOIEC 2007 y 2010)

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diacroacutenica en el tratamiento del espacio construido una Arqueologiacutea del Espacio Construido aplicable tanto a la Prehistoria Reciente como a la Arquitectura histoacuterica que se implique de lleno en proyectos de puesta en valor de los espacios construidos de rehabilitacioacuten en progra-mas de correccioacuten

Nuestra propuesta presenta un modelo para el anaacute-lisis arqueoloacutegico de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna78 que hunde sus raiacuteces en programas que apos-taron por una gestioacuten integral del patrimonio articulados desde un modelo teoacuterico como la Cadena de Valor del Patrimonio Cultural (CVPC) que propicioacute precisamente su naturaleza integral Este modelo se compone de cuatro instrumentos baacutesicos un modelo abstracto del paisaje fortificado de eacutepoca moderna (Figuras 27 y 28) gracias al cual se definieron las entidades arqueoloacutegicas que con-forman nuestro objeto de estudio y las relaciones que se establecen entre esas entidades ya que eacuteste era el primer paso que nos permitiriacutea proceder a la identificacioacuten y ca-racterizacioacuten de los elementos que conforman el paisaje y al final del propio paisaje Un segundo instrumento es una propuesta metodoloacutegica que presenta los plan-teamientos principios y alternativas de orden teoacuterico

78 Vid nota 77

programa de investigacioacuten que pretende ser transdiscipli-nar con el fin de obtener la mayor informacioacuten posible de los espacios construidos una forma de analizar el re-gistro que trata de buscar regularidades77 Maacutes que como una subdisciplina la AEC se entiende como una liacutenea de investigacioacuten que pretende abordar a la vez todas las escalas del espacio construido acercaacutendonos a ellas de forma global (pero flexible como veremos) y observando las relaciones que se producen entre estas escalas De la misma manera que se defiende la idea baacutesica de que la Arquitectura en todo tiempo y lugar es una tecnologiacutea de construccioacuten de la realidad social la Arqueologiacutea es una praacutectica social en el presente En nuestros diacuteas el registro arquitectoacutenico deviene en Patrimonio Construido por lo que creemos que es necesario dar respuestas y servir de herramienta baacutesica a la gestioacuten de este registro arqui-tectoacutenico como elemento significativo del Patrimonio Cultural En este sentido abogamos por una perspectiva

77 Dicho programa de investigacioacuten ha sido desarrollado por la autora como propuesta en su tesis doctoral (Blanco-Rotea 2015) pero no es el objetivo de este texto por lo que soacutelo se esboza aquiacute como ejemplo del desarrollo de programas de este tipo desde las bases propuestas aunque siacute esperamos que el mismo tenga continuidad en otro trabajo en el que se aborde su materializa-cioacuten de manera maacutes concreta Nuestro objetivo como ya hemos expuesto era tratar aquiacute esos aspectos conceptuales y teoacutericos que son la base del programa de investigacioacuten y de la propuesta metodoloacutegica llevada cabo

Figura 30 Ejemplo del proceso metodoloacutegico seguido a partir de la propuesta que se muestra en la Figura 29 Se pueden observar algunas de las metodologiacuteas aplicadas en los tres niveles espaciales analizados en la fortificacioacuten de la frontera mintildeota

Rebeca blanco-Rotea

ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA 14 enero-diciembre 2017 e051 MadridVitoria ISSN-L 1695-2731 httpdxdoiorg103989arqarqt2017007

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archiviacutestica informaacuteticahellip El uacuteltimo instrumento fue la abstraccioacuten de un modelo teoacuterico del paisaje fortificado (Figura 31) en el que se representan las entidades princi-pales del paisaje de la frontera del riacuteo Mintildeo las relaciones entre eacutestas y las fronteras entre entidades y entre el paisaje y su entorno Este modelo se observoacute en su momento en la zona del Mintildeo pero actualmente estaacute siendo contrasta-do en el paisaje fortificado de la raia seca que responde al mismo fenoacutemeno de fortificacioacuten que en el caso del Mintildeo para observar su funcionamiento y comprobar si el modelo teoacuterico es aplicable a otras zonas o soacutelo es un caso especiacutefico de la frontera mintildeota Y del mismo modo comprobar si el programa de investigacioacuten propuesto articulado desde el concepto contextual de ldquoespacio cons-truidordquo y desde la perspectiva simbioacutetica de una AEC es aplicable al estudio de otros paisajes fortificados79

79 Investigacioacuten que la autora estaacute llevando a cabo actualmente dentro de su proyecto ldquoPaisajes culturales de frontera arquitectura territorio arqueologiacutea y modelos metodoloacutegicos (PAIX)rdquo financiado por un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia

y praacutectico que orientan la investigacioacuten (Criado-Boado 2012 178) Para ello disentildeamos la cadena operativa de los trabajos arqueoloacutegicos (Figura 29) que consideramos necesarios para llevar a cabo el proceso de identificacioacuten caracterizacioacuten valoracioacuten e interpretacioacuten del paisaje y sus componentes En esta propuesta determinamos tres escalas espaciales de anaacutelisis y se permite una gran flexi-bilidad entre estas escalas movieacutendonos en sentido verti-cal y horizontal Es decir el haber caracterizado cada una de estas escalas los elementos que las componen y las herramientas metodoloacutegicas que debemos utilizar en cada caso podemos seleccionar la escala de aproximacioacuten que queramos abordar primero en funcioacuten de muacuteltiples fac-tores y variables (objetivos presupuesto accesibilidad etc) y luego movernos horizontalmente entre escalas pasando de lo macro a lo micro de lo micro a la macro de la semi-micro a lo micro etc El tercer instrumento fue la propuesta metodoloacutegica (Figura 30) para lo que selec-cionamos el repertorio de anaacutelisis que mejor nos permitiacutea extraer datos analizarlos y obtener conocimiento ineacutedito estas herramientas tienen multitud de procedencias tan-to de la AA o la ArPa pero tambieacuten de la arquitectura

Figura 31 Modelo teoacuterico final del paisaje fortificado del tramo bajo del riacuteo Mintildeo en el que se representan las entidades principales las relaciones entre estas entidades y las fronteras de las entidades sistema y subsistema

ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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AGRADECIMIENTOS

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A los evaluadores yo evaluadoras porque sus comentarios creemos que han permitido mejorar el pre-sente texto

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social de un concepto y en este sentido se intentaraacuten comprender los aacutembitos de esta materializacioacuten que afectan a la arquitectura como objeto desde dentro de siacute misma en siacute misma y hacia fuera de siacute misma Nos interesa como espacio como estructura y como parte de un todo que es su entorno inmediato el territorio en el que se asienta y con el que se mimetiza o en el que se destaca para pasar a formar parte del proceso de construccioacuten de un paisaje cultural

En el caso que nos ocupa se abordoacute el estudio de la arquitectura entendida como estructura (desde dentro de siacute misma y en siacute misma) fundamentalmente desde la AA mientras que el anaacutelisis de la arquitectura en su relacioacuten con el entorno (hacia fuera de siacute misma) se hizo desde la ArPa Esta aproximacioacuten muacuteltiple que auacutena los planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos de ambas estrategias de investiga-cioacuten se denominoacute Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) como veremos maacutes adelante La AEC se entendioacute como una forma de abordar de manera conjunta el estudio de la arquitectura y del paisaje es decir de la construccioacuten del espacio no como una subdisciplina arqueoloacutegica

Una manera de dar dimensioacuten humana a un espacio es acotaacutendolo diferenciaacutendolo de otro espacio mediante el uso de la forma y sus elementos (Ching 1984 108) y es precisamente la informacioacuten que estos elementos guardan que estaacute cargada de significados distintos22 la

22 ldquoEl ente de la arquitectura no soacutelo hace visible nuestra existencia sino que la llena de significacioacutenrdquo (Ching 1984 386)

a la mayor parte de estos niveles de significacioacuten soacutelo seraacute posible si se hace desde una aproximacioacuten muacuteltiple y una mirada interdisciplinaria Recuperar todos sus niveles de significacioacuten sin embargo no lo es

Arquitectura

La arquitectura se entiende como una tecnologiacutea cons-tructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) pero ademaacutes ofrece diversos modos de significarse que van desde su propia estructura (el continente) los espacios que eacutesta crea in-ternamente (el contenido) las relaciones entre interior-exterior (Sennet 1991) o entre lo privado y lo puacuteblico su forma de significarse en el paisaje su representacioacutenhellip21 Aacutembitos que es imposible estudiar desde una uacutenica dis-ciplina como apunta Parenti (1995 20) Nos centrare-mos en tres de las dimensiones donde algunos de estos aacutembitos se manifiestan y que resultan de intereacutes para nuestra hipoacutetesis de trabajo (Figura 4)

Arquitectura como materializacioacuten de un concepto

En primer lugar interesa a nuestra investigacioacuten la arqui-tectura entendida como materializacioacuten de un pensamiento

21 Sobre el concepto de arquitectura veacutease Scruton 1979

Figura 4 Modelo conceptual de la nocioacuten de arquitectura manejada donde se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este trabajo

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anaacutelisis podremos llegar a comprender el conocimiento la tecnologiacutea o la concepcioacuten del mundo de estas sociedades Comprender la arquitectura como un objeto que puede ser estudiado desde la arqueologiacutea ha posibilitado el desarro-llo de la AA asiacute como una fructiacutefera reflexioacuten en el campo de la restauracioacuten arquitectoacutenica25 al entender que el yaci-miento arqueoloacutegico se extendiacutea maacutes allaacute del subsuelo y que el edificio formaba parte del yacimiento Y que en eacutel se auacutenan aspectos materiales y simboacutelicos que debemos deco-dificar y relacionar adecuadamente (Rabiacute 2004) Resaltar nuevamente que en esta investigacioacuten nos aproximamos a la arquitectura desde una perspectiva arqueoloacutegica

Intentaremos ejemplificar nuestra concepcioacuten de la arquitectura como materializacioacuten de un concepto a traveacutes de la oacuteptica del objeto de estudio de este trabajo volviendo a la Figura 4 En la columna de la izquierda se representa una imagen sateacutelite de la Praccedila Forte de Valenccedila En ella se observan dos espacios urbanos encerrados dentro de una estructura amurallada con varias figuras geomeacutetricas exte-riores formando todo ello un poliacutegono irregular

Nos interesa detenernos ahora brevemente en el mo-delo de fortificacioacuten de eacutepoca moderna La aparicioacuten de las balas metaacutelicas durante la segunda mitad del siglo XV llevoacute aparejado la introduccioacuten de una serie de cambios en la artilleriacutea que obligaron a buscar nuevas soluciones para la arquitectura defensiva disminucioacuten de la altura de las murallas construccioacuten de un terrapleacuten por el interior sobre el que situar la artilleriacutea y sustitucioacuten de los matacanes de la parte superior de las murallas medievales por parapetos ma-cizos maacutes resistentes ademaacutes del uso de recintos poligona-les como el que observamos en la Figura 5 o del baluarte

25 Doglioni 2002 y 2011 Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b Latorre y Caba-llero 1995 o Mileto y Vegas 2004 entre otros

que nos permite acceder al patroacuten de racionalidad23 que estaacute detraacutes del hecho constructivo y de su uso24

Estas ideas no son nuevas han sido ya tratadas por distintos arquitectos que entienden la arquitectura como la expresioacuten de su tiempo tanto a la hora de proyectar como de interpretar la arquitectura En su momento Mies van der Roohe buscaba ldquolas relaciones precisas entre la civiliza-cioacuten la cultura y la arquitecturardquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 19) Desde posiciones maacutes recientes se considera tambieacuten que la arquitectura conforma un proceso especiacutefico de produccioacuten e interpretacioacuten de la realidad por lo que no soacutelo es un elemento representativo de un contexto histoacuterico concreto sino que detenta un rol como orientacioacuten cultural (Rabiacute 2004) retroalimentando el proceso desde la sociedad a la arquitectura y desde la arquitectura a la sociedad Con todo ello podemos afirmar que la arquitectura como mate-rializacioacuten de un concepto se convierte en una herramienta cultural que construye el paisaje social (Ayaacuten 2006)

Si la arquitectura es reflejo de un pensamiento social cabriacutea preguntarnos coacutemo reproduce este pensamiento Apelando a la semioacutetica de la arquitectura (Ching 1984 386) eacutesta se convierte en un tipo de lenguaje mediante el cual a traveacutes de la construccioacuten de un objeto las so-ciedades expresan su forma de habitar y sentir el mundo es una expresioacuten de su cultura hecha objeto es cultura material Y es este aspecto el que nos interesa focalizar aquiacute pues como cultura material es susceptible de ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica A traveacutes de su

23 Por ldquopatroacuten de racionalidadrdquo debe entenderse la forma como una cultura en-tiende su relacioacuten con el mundo el horizonte intersubjetivo de los individuos Mientras que el ldquopatroacuten de subjetividadrdquo se refiere al patroacuten de racionalidad de un uacutenico individuo a coacutemo de construye la subjetividad de un individuo a partir del patroacuten de racionalidad de la sociedad en la que este habita24 Para profundizar en este aspecto veacutease Mantildeana et al 2002 14

Figura 5 ldquoPlanta da praccedila de Valenccedila que represezenta o estado em que se achava da sua reparaccedilatildeo e melhoramento e em q se mostratildeo as ruinas que fizeratildeo os inimigos no anno de 1809rdquo (Ca 1809) (copia del Archivo Jaime Garrido original en el archivo del Gabinete de Estudos Arqueoloacutegicos de Engenharia Militar de Lisboa -signatura 2755-2A-25A-36)

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aportaciones a diferentes campos de la arqueologiacutea la historia la historia de la arquitectura o la restauracioacuten arquitectoacutenica Autores como Azkarate (2013 290) definen la arquitectura ldquocomo el precipitado final de un denso proceso histoacutericordquo por lo que eacutesta se convierte en depositaria de una memoria que resignificamos en un momento concreto a traveacutes de un proceso de de-construccioacuten primero y reconstruccioacuten despueacutes que nos permite acceder a la huella de esa memoria

En nuestro ejemplo recogemos en la columna central una imagen que se corresponde con una parte del recinto amurallado de Valenccedila situado entre los baluartes de Satildeo Joseacute e de Nossa Senhora do Carmo En ella se aprecia una puerta de factura medieval inserta en una muralla de la misma eacutepoca (Figura 6) En la parte superior de la muralla se superpone un parapeto sobre un cordoacuten magistral y se le adosa por el sur el baluarte de Satildeo Joseacute (en la imagen de la izquierda de la Figura 6 se corresponde con el muro inclinado) que forma parte de las reformas llevadas a cabo en eacutepoca moderna para convertir la ciudad amurallada medieval en una plaza fortificada adaptaacutendola a los nuevos sistemas defensi-vos de la eacutepoca A partir de este momento la plaza sigue siendo constante objeto de ampliaciones reformas y mejoras en el sistema defensivo Es hoy el resultado de un proceso constructivo que muestra los cambios produ-cidos en los distintos sistemas de fortificacioacuten desde la Edad Media hasta eacutepoca contemporaacutenea

A su vez las transformaciones operadas en la parte superior de las murallas obligaron a reforzarlas desde la cimentacioacuten construyeacutendose ahora por el exterior en talud y avanzando los baluartes Se introducen tambieacuten nuevos elementos como los revellines las medias lunas la torre con cantildeones la cantildeonera o la casamata

A esta fortificacioacuten desarrollada en Europa en el siglo XVI se la conoce como fortificacioacuten abaluartada En los siguientes dos siglos seraacute objeto de diferentes cambios en la buacutesqueda de nuevos modelos encamina-dos a la mejor defensa de las plazas Este es el caso de la planta de Valenccedila la ciudad medieval (que corresponde al recinto situado maacutes proacuteximo al riacuteo) se abaluartuacutea sus murallas se adaptan a las nuevas necesidades defensi-vas Se complementa con la construccioacuten de una obra coronada (la parte derecha de la planta de la Figura 5) se dota de foso y de una serie de defensas exteriores En definitiva la planta de Valenccedila se construye siguiendo las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada de los siglos XVII-XVIII estaacute materializando un concepto

Arquitectura como resultado de un proceso

En segundo lugar nos interesa destacar tambieacuten la ar-quitectura como resultado de un proceso de hecho es eacutesta la idea que se ha enraizado fuertemente en la AA y ha permitido su desarrollo generando importantes

Figura 6 Puerta situada en una de las cortinas del recinto medieval de Valenccedila Los restos de la faacutebrica medieval son de silleriacutea irregular dispuesta en hiladas horizontales Estaacute rematada al exterior por un arco apuntado con clave decorada con escudo mientras que la interior estaacute rematada por un arco escarzano dovelado La muralla medieval estaacute alterada tanto por la construccioacuten del parapeto que remata la cortina como por el flanco del baluarte de Satildeo Joseacute de perfil ataludado ambos realizados en un aparejo de mamposteriacutea irregular

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presente en el caso de la arquitectura donde su conser-vacioacuten y mantenimiento estaacuten ligadas a su uso esta afir-macioacuten se hace especialmente necesaria El uso (actual) que le demos dependeraacute de muchos factores de poliacuteticas patrimoniales de su reacutegimen de propiedad de su estado de conservacioacuten y ante todo de su reconocimiento social

Arquitectura como recurso del pasado en el presente

La tercera conceptualizacioacuten manejada entiende la ar-quitectura como un recurso del pasado en el presente Si tenemos la obligacioacuten de estudiar y gestionar el PA en el

Figura 7 Fotografiacuteas del frente suroeste del Castelo de Santa Cruz (2003) En la imagen de la izquierda se pueden observar las fincas particulares que se adosan al frente del castillo se ha marcado en magenta el Baluarte de la Guiacutea A la izquierda la Puerta de la Villa a la que se accede a traveacutes de un camino situado entre dichas fincas que han ocupado el espacio en el que se localizaba la media luna de la Villa

Figura 8 El muro de una de las fincas particulares que ocupan el frente sureste

del Castelo de Santa Cruz se adosa al aacutengulo capital del Baluarte de San

Sebastiaacuten

Figura 9 Proceso de invisibilizacioacuten del Castelo de Santa Cruz entre la primera mitad del siglo XX y el 2001 En 2009 el castillo empieza a visibilizarse de nuevo a raiacutez de los trabajos llevados a cabo en FORTRANS y las intervenciones para la rehabilitacioacuten y puesta en valor del castillo ademaacutes de la urbanizacioacuten de su entorno

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objetivarlo y estudiarlo pues materializa aspectos de las sociedades humanas para las que el paisaje constituye una dimensioacuten relevante (Criado-Boado 2012 20)

Nuestro trabajo parte de la comprensioacuten del paisaje como un producto socio-cultural que objetiva ldquosobre el medio fiacutesico y en teacuterminos espacialesrdquo la accioacuten social ldquotanto de caraacutecter material como imaginariordquo donde la accioacuten social estaacute constituida por las praacutecticas intencio-nales y no intencionales (Criado-Boado 1999 5) Este concepto de paisaje intenta superar la consideracioacuten formalista del espacio como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental para considerarla una realidad eminentemente social que se construye culturalmente El paisaje asiacute entendido supuso una reconversioacuten conceptual del espacio que no soacutelo seriacutea materia sino tambieacuten ima-ginacioacuten (Criado-Boado et al 1991 29 Criado-Boado 1993a 42) Esta categoriacutea maacutes contextual entiende que

En nuestro ejemplo hemos reservado la columna de la derecha de la Figura 4 para representar esta con-ceptualizacioacuten No trataremos aquiacute la distinta valoracioacuten que las comunidades locales gallega y portuguesa tienen de cada una de las arquitecturas que conforman el conjunto de la fortificacioacuten fronteriza ni tampoco de su valoracioacuten como conjunto pues existen importantes diferencias en su percepcioacuten conocimiento y valoracioacuten que van maacutes allaacute de los objetivos perseguidos en este ar-tiacuteculo Pero resultaba especialmente llamativo descubrir que en A Guarda el castillo habiacutea sido praacutecticamente invisibilizado y eliminado de la memoria de la vecindad a pesar de ser una de las fortificaciones permanentes de mayor envergadura del lado gallego de la frontera Se le habiacutean ido adosando fincas privadas que ocultan parte del periacutemetro en su frente sudoeste uacutenicamente el ac-ceso a la Puerta de la Villa se respetoacute dejando un camino que discurre entre las fincas y sus respectivos muros de cierre (Figura 7)

Lo mismo sucedioacute en su frente sureste donde los muros que delimitan las propiedades mueren respecti-vamente en el aacutengulo capital de los baluartes de Santa Tecla y San Sebastiaacuten (Figura 8) Su frente quedoacute oculto tras la vegetacioacuten arboacuterea al igual que en el interior del castillo de propiedad privada donde las estructuras construidas quedaron ocultas en un frondoso jardiacuten tras abundante vegetacioacuten Todo ello haciacutea que esta pieza de la fortificacioacuten fronteriza se hubiese invisibilizado en el pasado reciente guardeacutes hasta llegar a eliminarse de la memoria de algunos de sus vecinos y vecinas (Figura 9)

Cuando comenzaron los trabajos arqueoloacutegicos existiacutea un plan urbaniacutestico para el entorno del castillo que suponiacutea su urbanizacioacuten la construccioacuten de pistas y varios edificios de vivienda sobre su glacis A pesar de los resultados de los estudios previos este plan siguioacute adelante como estaba proyectado Hoy se ha ejecutado parcialmente se han construido dos de esas torres de vi-viendas lo que ha motivado una nueva invisibilizacioacuten parcial o total del castillo en funcioacuten de la ubicacioacuten del observador (Figura 10)

Paisaje

El Convenio Europeo del Paisaje de 20 de octubre de 2000 (BOE nuacutem 31 de 5 de febrero de 2008 paacuteginas 6259 a 6263) lo identifica como el resultado de la accioacuten humana sobre una matriz espacial siendo percibido como tal por la sociedad Esta concepcioacuten del paisaje como siacutentesis (Orejas 1995a 218-219) ha permitido

Figura 10 Fotografiacuteas recientes del Castelo de Santa Cruz obtenidas desde distintas posiciones en las que se puede observar el impacto visual producido por las torres construidas en su glacis

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tuviera una dimensioacuten estrictamente fiacutesica y empiacuterica y perdiera todo su componente simboacutelico poliacutetico y social Dentro de esta criacutetica que surge a mediados de la deacutecada de 1980 aparecen una serie de estudios orientados desde la idea de que cuando se trabaja con sociedades el espacio es antes ldquouna construccioacuten poliacutetica una realidad social y un producto culturalrdquo que una matriz fiacutesica Es aquiacute donde surge la Arqueologiacutea del Paisaje orientada hacia la descripcioacuten de los procesos socio-culturales y simboacutelicos de construccioacuten de los paisajes preteacuteritos desde la arqueo-logiacutea (Criado-Boado 1993c 33-34)

En el debate teoacuterico que tiene lugar en las dos deacuteca-das siguientes a 198026 el paisaje adquiere una impor-tancia ldquoinusitadardquo como evidencia arqueoloacutegica (Figura 11) Se intenta superar la realidad fiacutesica del espacio y se buscan nuevas formas de dotar de mayor sentido las

26 Una visioacuten de este debate se puede revisar en Burillo 1998

el espacio es ldquouna construccioacuten social imaginaria en movimiento continuo y enraizada en la cultura existien-do una estrecha relacioacuten estructural en las estrategias de apropiacioacuten del espacio entre pensamiento organizacioacuten social subsistencia y concepcioacuten-utilizacioacuten del medio ambienterdquo (Mantildeana et al 2002 18)

El desarrollo de los estudios del paisaje asiacute en-tendido tuvo lugar como consecuencia del intento por trascender las limitaciones que el registro impone a la interpretacioacuten del pasado (Soler 2007 43) posicionando al paisaje como un elemento principal del RA gracias a su capacidad de integrar diferentes perspectivas (ambiental histoacuterica antropoloacutegicahellip) y ser objeto de conocimiento a la vez que medio de transformacioacuten social y cultural (Barreiro et al 2009 8) No podemos entender este cam-bio de concepto si no es dentro de una estrategia mayor en la que la orientacioacuten tecno-ecoacutenomo-ecoloacutegica de la Arqueologiacutea Espacial haciacutea que el concepto de espacio

Figura 11 Mapa del municipio de El Rosal con las feligresiacuteas de Santa Marina de El Rosal y San Miguel de Tabagoacuten (Pontevedra) cerca de la desembocadura del riacuteo Mintildeo de 1733 (Archivo de la Real Chancilleriacutea de Valladolid Signatura PLANOS Y DIBUJOS DESGLOSADOS 83) Se representan distintas formas de artificializacioacuten del espacio caminos parcelaciones cultivos construcciones etc

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(definen articulan y nombran) necesarios para poder lle-var a cabo la articulacioacuten de un espacio Analizando estos dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad etc se deberiacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los dispositivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racio-nalidad (Criado-Boado 1999 10) Espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construc-cioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder herramientas conceptuales que desarrollada la ArPa

El paisaje asiacute entendido conjuga tres tipos de elemen-tos fiacutesicos sociales y simboacutelicos que a su vez configuran las tres dimensiones presentes en el paisaje el espacio en cuanto a entorno fiacutesico o matriz medioambiental de la ac-cioacuten humana el espacio en cuanto a entorno social o me-dio construido por el ser humano sobre el que se producen las relaciones entre individuos y grupos y el espacio en cuanto a entorno pensado o medio simboacutelico27 en el que desarrollar y comprender la apropiacioacuten humana de la naturaleza (Criado-Boado 1999 6) Atender a estas tres dimensiones es lo permitiraacute para este autor comprender la globalidad del paisaje y es lo que se aborda en una ldquoArqueologiacutea total del paisajerdquo frente a otras ArPa que se centran uacutenicamente en una u otra de estas dimensiones

Uacutenicamente antildeadiremos que el paradigma de paisaje seguido aquiacute sigue los presupuestos definidos por Anschuetz et al (2001) que a su vez toma de Whitt-lesey (1997) donde eacuteste se define maacutes por lo que hace

27 El paisaje existe en cuanto es percibido experimentado y contextualizado por la gente Constructed Landscapes Conceptualized Landscapes and Idea-tional Landscapes (Knapp and Ashmore 1999)

fronteras de la materialidad del registro (Soler 2007 48) A partir de estos trabajos el paisaje empieza a entenderse en un sentido relacional que transmite la actividad huma-na material y mental y se convierte en objeto de estudio histoacuterico (Orejas 1995b 63) La objetivacioacuten del paisaje como tal implicoacute entender que el uso del espacio genera unas formas concretas en el paisaje y que esta morfologiacutea puede ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica (como el anaacutelisis fisiograacutefico Criado-Boado 1999 28) A partir de su estudio era posible acceder al uso que las socieda-des hicieron de esos espacios y por tanto a las sociedades mismas a traveacutes del conocimiento de sus conductas espa-ciales integradas en una racionalidad y en unas pautas globales de comportamiento plasmadas en la morfologiacutea de ese espacio Cuando se entiende que las praacutecticas sociales se objetivan en el espacio se pasa a hablar de paisaje se abandona el concepto maacutes neutro de espacio y se fijan las bases metodoloacutegicas para la investigacioacuten El paisaje se convierte asiacute en el espacio usado disentildeado pensado apropiado sacralizado abandonadohellip por dife-rentes sociedades (Orejas 1995a 217) (Figura 12)

La estrategia de investigacioacuten en ArPa se centroacute en analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegi-cos a partir de los elementos que los concretan estudiando de manera integral los procesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia (Mantildeana et al 2002 27) Para ello se parte de la idea de que las actividades humanas que tienen lugar en relacioacuten con el espacio es-taacuten organizadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza o lo que es lo mismo en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen no soacutelo los dispositivos mecaacutenicos (fiacutesicos) sino que se incluyen tambieacuten los conceptuales

Figura 12 Paisaje aterrazado del valle del Oitaveacuten (Soutomaior Pontevedra) sobre el que se ha realizado una intensa labor antroacutepica y se ha constituido un paisaje agrario (fotografiacutea de Paula Ballesteros 2003 25)

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forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular lo que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzadordquo (Porras 1995 53) La descripcioacuten que hace Porras del baluarte recoge uno de los maacutes im-portantes principios del arte de este tipo de fortificacioacuten que dice que cada parte de la fortificacioacuten defiende y es defendida por otra parte de manera que ldquoUna fortaleza ha de constituirse como una maacutequina perfectamente ar-ticulada que haga posible la mutua visibilidad y defensa de todos los elementos arquitectoacutenicos que la compo-nenrdquo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 17)

Detraacutes de esta idea se encuentra el hecho de que para conseguir una correcta fortificacioacuten se intenta alcanzar una figura que responda a la siguiente maacutexima ldquoque una pequentildea fuerza resista a una maacutes grande o un pequentildeo nuacute-mero de hombres a un nuacutemero mayorrdquo28 (Figura 14) Esta maacutexima que se aplicaba al disentildeo de las fortificaciones se puede hacer extensible a una escala auacuten mayor pues una fortificacioacuten no defendiacutea soacutelo una plaza sino una zona y en casos complejos como el que nos ocupa donde debiacutea defenderse un territorio muy amplio formaba parte de un sistema defensivo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 9)

En el paisaje trasfronterizo mintildeoto se produce un traslado de las formas caracteriacutesticas de la fortificacioacuten

28 Errard-le-duc de su tratado La fortification demostreacutee et reduite en art (Pariacutes 1594) tomado de Galindo (2002 63)

que por lo que es Las principales bases del paradigma de paisaje manejado por ambos se rigen por cuatro premisas ldquo1 Landscapes are not synonymous with natural environments [hellip] 2 Landscapes are worlds of cultural product [hellip]3 Landscapes are the arena for all of a communityrsquos activities [hellip] 4 Landscapes are dynamic constructions with each community and each generation imposing its own cognitive map on an anthropogenic world of interconnected morphology arrangement and coherent meaningrdquo (Anschuetz et al 2001 160-161)

Paisaje como materializacioacuten de un concepto

Tras esta introduccioacuten al concepto de paisaje volve-remos a esa triple conceptualizacioacuten que nos interesa Nos serviremos esta vez de la observacioacuten del paisaje fortificado mintildeoto para analizar coacutemo eacuteste se concreta como la materializacioacuten de un concepto para lo cual re-visaremos primero la columna izquierda de la Figura 13

Comentaacutebamos arriba cuaacuteles eran las caracteriacutesti-cas baacutesicas de la fortificacioacuten abaluartada y coacutemo el desarrollo de este tipo de fortificacioacuten veniacutea a su vez motivado por el desarrollo de una nueva tecnologiacutea ar-mamentiacutestica derivada de la introduccioacuten de la poacutelvora y el consiguiente perfeccionamiento de la artilleriacutea Esta fortificacioacuten recibe su nombre del uso del baluarte ldquouna

Figura 13 Modelo conceptual de la nocioacuten de paisaje manejada Se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este texto

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Figura 14 La imagen de la derecha corresponde a un Estudio de Fortificaccedilatildeo del Teniente General Nicolao de Langres (Ca 1661) (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387) Representa la planta de una fortificacioacuten ideal con ocho baluartes y cortinas protegidas por revellines En la parte superior derecha se presenta un estudio detallado de las liacuteneas de tiro desde y hacia cada una de las partes de esta fortaleza La imagen de la izquierda muestra el emplazamiento de los castillos de San Felipe La Palma y San Martiacuten que defienden la zona maacutes angosta de la riacutea de Ferrol Se representan los sectores que baten los dos primeros (San Felipe C-A La Palma B-D ambos B-A) (imagen extraiacuteda de Loacutepez Hermida 2005 el original se conserva en el Archivo Intermedio de la Regioacuten Militar Noroeste) Como vemos la defensa de las plazas no soacutelo se tiene en cuenta en cada plaza sino tambieacuten entre plazas que forman parte de un mismo conjunto defensivo

Figura 15 Representacioacuten de un ingeniero disentildeando una fortificacioacuten con dos auxiliares Dibujo del Teniente General Nicolao de Langres ca 1661 (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387)

abaluartada y de las maacuteximas a las que estas formas res-ponden a la espacialidad del territorio (Figuras 14 y 16) De la misma manera que debe existir una mutua visibili-dad y defensa entre todos los elementos arquitectoacutenicos que componen la fortaleza esta maacutexima se aplica tambieacuten a la relacioacuten entre fortalezas que funcionan como cada una de las partes de una fortificacioacuten siguiendo una pla-nificacioacuten y disentildeo que trate de cubrir todas las partes del territorio donde unas arquitecturas visibilicen y defiendan

a otras Ello supone que los ingenieros militares deben llevar a cabo previamente un estudio pormenorizado de la topografiacutea y los distintos elementos morfoloacutegicos que la componen a fin de localizar los mejores emplazamientos adaptar las plantas a ellos y complementar la defensa na-tural con la disposicioacuten de elementos fortificados comple-mentarios de distinta tipologiacutea y funcionalidad (Figura 15)

Cada arquitectura se ubica en un espacio estrateacute-gico dentro de las zonas que se quieren defender unas

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Un ejemplo de ello podemos observarlo en el con-junto defensivo que hemos identificado como subsiste-ma de Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos donde las fortificaciones se disponen protegiendo tanto el paso de barcas que se localiza en el riacuteo Mintildeo como las viacuteas de traacutensito que discurren siguiendo el trazado del mismo a uno y otro lado de la frontera tal y como se puede ver en la Figura 17

Las fortificaciones agrupadas situadas en ambas maacuter-genes del riacuteo corresponden a dos momentos distintos30 uno de eacutepoca medieval y otro de eacutepoca moderna Seraacute en el siglo XVII cuando en torno a dos poblaciones anteriores la gallega Barca de Goiaacuten y la portuguesa Vila Nova de

30 Nos referimos a su momento inicial de construccioacuten

fortificaciones visualizan y defienden a las otras de tal manera que se produce una defensa subordinada entre todos los elementos que poco a poco van construyendo el paisaje fortificado un sistema donde se materializan las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada especialmente aquella que dice que ldquotoda la Fortificacion exterior esteacute dominada defendida y descubierta de la interiorrdquo29

29 De las maacuteximas que propone Sebastiaacuten Fernaacutendez de Medrano nos inte-resan para los aspectos que estamos comentando la que recogemos arriba (la duodeacutecima) y la undeacutecima ldquoque no aya parte de la Placcedila que no estegrave vista y defendida de otrardquo (Fernaacutendez de Medrano 1700 11) las cuales seguacuten el autor se encuentran dentro de las que se consideran inviolables a la hora de llevar a cabo una fortificacioacuten Para Lecuze por ejemplo la undeacutecima regla de Medrano debe ser la primera a tener en cuenta Su maacutexima quinta dice ldquoLa Plaza debe estar igualmente fortificada por todas partes dominar la campantildea vecina y descubierta hasta el alcance de cantildeonrdquo (Lucuze 1772 22)

Figura 16 Representacioacuten del modelo teoacuterico de un paisaje fortificado con las relaciones existentes entre los elementos que lo componen Se representa la interrelacioacuten (flechas) entre partes de una fortificacioacuten (puntos rojos) entre fortificaciones (F) y entre subsistemas o conjuntos defensivos (Sb) Todo ello forma un sistema fortificado donde las maacuteximas aplicables al disentildeo de una fortificacioacuten se han hecho extensibles al territorio

Figura 17 Localizacioacuten de las fortificaciones que forman parte del subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos sobre un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) Las fortificaciones se situacutean a ambos lados del riacuteo Mintildeo En la imagen de la derecha hemos representado con un oacutevalo la cuenca que controla este subsistema un espacio enmarcado por la Serra do Argalo en Galicia y las da Gaacutevea Salgosa y Cova en Portugal y con una liacutenea roja punteada las viacuteas de traacutensito terrestre que discurren paralelas al Mintildeo y que tambieacuten controlan estas fortificaciones

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y desde cuaacutentas entidades es visible la entidad analiza-da (visibilizacioacuten) Como se puede apreciar existe una relacioacuten visual entre todas ellas Uacutenicamente no existe relacioacuten con el Castelo de Medos que se corresponde en la Figura 19 con el punto situado maacutes arriba ya que los radios que hemos usado para el caacutelculo son de 800 m y 2 km pero desde eacuteste se domina la viacutea de traacutensito terrestre gallega asiacute como otros puntos a larga distancia pudiendo ser visible por ejemplo el movimiento de grandes tropas cruzando el riacuteo tal y como se muestra en la Figura 20

La ubicacioacuten de estas fortificaciones responde a as-pectos estrateacutegicos por una parte la defensa de las viacuteas de traacutensito terrestres o fluvial por otra el control de los pasos de barca histoacutericos en uno de ellos la Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira se enfrenta al actual Castelo de San Lourenzo31 aquiacute se emplazaba hasta hace pocos antildeos el Fe-rry que comunicaba Goiaacuten con Vila Nova el otro situado

31 Este fuerte se construye con posterioridad a la finalizacioacuten de la Guerra de la Restauraccedilatildeo pero se hizo sobre otro de menores dimensiones conocido como Forte da Barca que fue destruido por los portugueses una vez conquistada la villa Por lo tanto el anaacutelisis que hacemos de la relacioacuten entre ambas fortifi-caciones corresponde al de las defensas originales de aquel periodo de guerra

Cerveira se vaya poco a poco articulando un sistema de-fensivo complejo que protege el paso de barcas del Mintildeo y la viacutea que discurre por el lado portugueacutes y que comu-nica Valenccedila poblacioacuten enfrentada a la ciudad de Tui y Caminha situada en el estuario del Mintildeo En el antildeo 1663 los portugueses ocupan la villa de Goiaacuten y comienzan a construir aquiacute una defensa que funcionaraacute conjuntamente con la que ya existiacutea y se perfecciona a la moderna ahora en Vila Nova de Cerveira (Ericeira 1945 vol IV 170 y ss) habilitando aquiacute una zona estrateacutegica de dominio portugueacutes en territorio gallego desde donde se efectuacutean varias incursiones en el paiacutes vecino Los gallegos deciden establecerse entonces en las proximidades protegidos por el noroeste por la Serra do Argalo al otro lado de la viacutea de traacutensito que comunica la ciudad episcopal de Tui y la villa de A Guarda en la desembocadura del Mintildeo construyen-do el Forte de Santiago Carrillo en el lugar de Medos

En la Figura 18 se recogen las visibilidades y visibilizaciones que hemos calculado entre las entida-des identificadas en el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos es decir queacute nuacutemero de entidades son visibles desde cada entidad analizada (visibilidad)

Figura 18 Visibilidad y visibilizacioacuten entre fortalezas y estructuras que conforman el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos Se han calculado en un radio de 800 m y 2 km y se tiene en cuenta tambieacuten la visibilidad acumulada entre todos los elementos de la totalidad de la raia huacutemeda

Nombre de entidad Tipo de entidad

Visibilidad Visibilizacioacuten

A 800 m

A 2 km

800 m miacuten

800 m maacutex

2 km miacuten

2 km maacutex

Ac Miacuten

Ac Maacutex

Fortaleza de N Sra da Concepcioacuten Fortificacioacuten 3 8 1 3 1 7 1 19

Forte de San Lorenzo Fortificacioacuten 4 9 3 5 5 8 6 8

Torre dos Ratos Fortificacioacuten 3 9 1 2 1 10 4 17

Torre dos Correa Fortificacioacuten 6 8 2 4 6 7 6 7

Forte das Chagas Fortificacioacuten 1 7 1 4 1 9 3 22

Muelle de Goiaacuten Estructura 5 7 6 8 6 8

Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira Fortificacioacuten 5 10 2 5 7 10 8 12

Emplazamiento Fortiacuten de Vila Nova Estructura 5 10 3 5 8 10 9 12

Muelle de Vila Nova de Cerveira Estructura 4 5 8 9 8 10

Forte de Lovelhe Fortificacioacuten 2 9 1 3 3 11 9 23

Atalaia da Mata Fortificacioacuten 0 3 1 3 1 10 1 14

Castelo de Medos Fortificacioacuten 0 0 1 2 1 2 1 29

Significado de las abreviaturas empleadas en la tabla miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que se observan desde una entidad concreta maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que se observan desde una entidad concreta Ac Miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada Ac Maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada

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Estos aspectos materializan en el paisaje las maacutexi-mas de la fortificacioacuten abaluartada por las que se rige el arte de la guerra de eacutepoca moderna Vemos coacutemo las rela-ciones entre las partes de una fortificacioacuten se trasladan al territorio existiendo tambieacuten relaciones entre fortalezas Pero ademaacutes tambieacuten existen otros elementos en este territorio que permiten comunicar un subsistema con otro

Para el caso gallego33 conocemos la existencia de fachos por la documentacioacuten histoacuterica y bibliograacutefica34 por su representacioacuten en distintos documentos carto-graacuteficos (Figura 21) o por la toponimia A partir de esta documentacioacuten hemos localizado algunos a lo largo del Baixo Mintildeo (se corresponden con los puntos rojos de la Figura 22) Estos se emplazan en zonas de mayor altitud que aquellas en las que se ubican las fortificaciones nor-malmente en la liacutenea de montantildeas que cierra por el norte el valle del Mintildeo Desde estos puntos hemos realizado el caacutelculo de visibilidad en un radio de 2 y 5 km con lo que pudimos comprobar que complementan a mayor distancia las visibilidades de las entidades que confir-man los subsistemas y que ademaacutes se encadenan con estas y con las del facho anterior y posterior (Figura 22)

Paisaje como resultado de un proceso

La segunda conceptualizacioacuten se refiere al paisaje entendi-do tambieacuten como resultado de un proceso constructivo que en este caso conllevoacute su adaptacioacuten al nuevo arte de forti-ficar transformando los espacios urbanos medievales que estaban centildeidos por una cinta amurallada con sus corres-pondientes torres en espacios de mayor amplitud delimi-tados por una o varias liacuteneas defensivas que a medida que avanzaban hacia el exterior del recinto urbano descendiacutean en altura Buen ejemplo de ellos son los nuacutecleos fortifica-dos que se construyeron en torno a ciudades medievales anteriores como Caminha Vila Nova de Cerveira Tui Valenccedila Salvaterra do Mintildeo Monccedilatildeo o Melgaccedilo

33 Para el territorio portugueacutes no hemos conseguido documentar ninguacuten facho como estructura pero sabemos que debiacutean existir por lo que se recoge en Antunes (1996 3) ldquoTentamos entatildeo [hellip] fazer um ponto da situaccedilatildeo relativa-mente agraves obras de defesa projectadas delineadas construiacutedas e utilizadas sob o espectro das Guerras da Restauraccedilatildeo com os dados que possuiacutemos ateacute meados do seacuteculo XVIII Relegamos por uma questatildeo de meacutetodo e de tempo o estudo dos fachos e atalaias que pontuavam a nossa defesa raiana ou que com ela es-tavam articulados para um trabalho de maior enverfadura e de enquadramento temporal diversordquo Y por la presencia de alguacuten topoacutenimo facho en la zona34 ldquoOs portugueses mailos galegos andaron sempre en guerra E en Goiaacuten habiacutea un castelo onde se defendiacutean do ataque Para avisar do inimigo nos outeiros que arrodean o castelo acendiacutean fogueiras ou fachos Desta forma os da fortaleza estaban preparados para a defensa Por iso os portugueses non conseguiron vencer oacutes do castelordquo (Gude 2009 28)

en el lugar donde se emplazan el Forte de Satildeo Francisco de Lovelhe en Portugal y A Atalia o Torre dos Ratos en Galicia hoy estaacute ocupado por el puente internacional que comunica las poblaciones de Goiaacuten y Lovelhe32

32 No existe un paso documentando en la planimetriacutea de la eacutepoca entre Love-lhe y A Atalia sin embargo debioacute ser una zona portuaria en eacutepocas anteriores ya que a ambos lados del riacuteo se documentaron sendos yacimientos durante la construccioacuten del puente internacional el del lado gallego identificado como de eacutepoca romana y el del lado portugueacutes como un ldquocais de acostagem fluvialrdquo una estructura portuaria de la Alta Edad Media (Almeida 2002) En una publicacioacuten posterior se adscribe a eacutepoca prerromana y romana (Ramos y Branco 2010 16-17)

Figura 19 MDE de la zona en la que se emplaza el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos con la representacioacuten de las visibilidades en un radio de 2 km Como se puede apreciar las zonas que concentran un mayor control visual son aquellas en las que se localizan las viacuteas de traacutensito tanto en el lado gallego (al que corresponde la parte superior de la imagen) como en el portugueacutes

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Figura 20 Vista aeacuterea del fuerte de Medos de 2009 (proporcionada por Terra Arqueos SL) En primer teacutermino se localiza el fuerte en segundo teacutermino la viacutea de traacutensito que une Tui con A Guarda y al fondo el riacuteo Mintildeo y la Torre dos Ratos

Figura 21 Mapa de la Provincia de Tuy y una Porcion de la de entre Mintildeo y Duero en Portugal [hellip] del Ingeniero Alexandro des Angleacutes de 1762 (copia en el Archivo Privado Jaime Garrido) Los fachos aparecen representados como una luminaria roja

Figura 22 MDE con las entidades que componen los subsistemas de A Guarda-A Iacutensua-Caminha y Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos En la imagen central visibilidades en un radio de 2 km de estas entidades En la imagen de la derecha las visibilidades anteriores se complementan con las de los fachos en un radio de 5 km

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transformacioacuten de sus elementos constructivos (como en el caso de Lapela donde no hubo una alteracioacuten significa-tiva del castillo medieval Figura 25) o bien se conservan pero son envueltas por estructuras modernas (como en el caso de Tui Figura 23) o bien se emplean como soporte de las estructuras modernas (como mostraacutebamos en la Figura 6 para el caso de Valenccedila) Por otra parte estariacutean las construcciones realizadas ex novo escogiendo los em-plazamientos que responden a los principios comentados anteriormente y siguiendo ya las maacuteximas de la fortifica-cioacuten abaluartada como el Castelo de Medos (Figura 21)

Pero al igual que sucediacutea con la aplicacioacuten del con-cepto defensivo de una plaza a la totalidad del territorio en este caso tambieacuten se produce el mismo proceso y poco a poco sobre un paisaje anterior se va conforman-do a lo largo del periodo de guerra una nueva estructura morfoloacutegica que responde a otras loacutegicas defensivas y constructivas (Blanco-Rotea 2011 145-148) Un paisaje fortificado que seguiraacute completaacutendose en los dos siglos siguientes (Figura 24) En este proceso se conjugan dos aspectos por una parte la reutilizacioacuten de fortificacio-nes previas que o bien se mantienen sin que exista una

Figura 23 Imagen sateacutelite de la ciudad de Tui (2006 copyGoogle Earth) sobre la que se ha dibujado en verde el recinto medieval y en rojo los restos de la fortificacioacuten moderna o su trazado en aquellos lugares en el que el crecimiento urbaniacutestico ha respetado dicho trazado

Figura 24 MDE de la zona de Salvaterra-Monccedilatildeo y Extremo en el que se han indicado las poblaciones medievales a la izquierda y las construcciones realizadas una vez conquistada Salvaterra do Mintildeo en 1643 por los portugueses a la derecha Ademaacutes se han situado los fuertes de Extremo (Forte de Bragandelo y Forte da Pereira) dispuestos en dos altos que jalonan la viacutea de traacutensito que desde Monccedilatildeo se dirige hacia el interior de Portugal por Arcos de Valdevez

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de valor del patrimonio que ha sido posible gracias preci-samente a la elaboracioacuten de aquel Plan Director y al trabajo de difusioacuten que de eacutel hicieron tanto los miembros del equi-po como las distintas administraciones implicadas El caso de ldquoEspazo Fortalezardquo (httpwwwespazofortalezacom) resultado del proyecto de recuperacioacuten del entorno del For-te de San Lourenzo en Goiaacuten (Tomintildeo) realizado reciente-mente es un ejemplo de la relacioacuten entre la arquitectura y el paisaje como recurso ya que por una parte hace hinca-pieacute en la revalorizacioacuten y resignificacioacuten de esta fortaleza centraacutendose en un uacutenico bien pero tambieacuten como punto de partida y lugar de enlace con otros elementos fortificados de la zona a traveacutes de una ruta por otras fortificaciones menos conocidas (y visibilizadas) del entorno que se han englobado bajo el nombre de ldquopatrimonio ocultordquo dentro de una iniciativa de Turgalicia Ahora queda por ver la im-plicacioacuten y aceptacioacuten que tiene la sociedad local por este tipo de iniciativas y si se identifica o no con ellas

Pensando en una doble direccioacuten

Siguiendo nuestro argumento inicial volviendo a la fuer-te relacioacuten entre paisaje y arquitectura que apuntaacutebamos al principio y revisando lo visto en los dos apartados anteriores podriacuteamos decir siguiendo a Derrida (1986) en su Metaacutefora Arquitectoacutenica y trasladando su pensa-miento tambieacuten al paisaje que arquitectura y paisaje son una espacializacioacuten del tiempo y el pensamiento Si el paisaje es ldquoel espacio de las relaciones socialesrdquo (Orejas et al 2002 306) la arquitectura es una porcioacuten de ese espacio acotado (Ching 1984 108) por tanto paisaje y arquitectura estaacuten unidos espacialmente materializados temporalmente y significados simboacutelicamente

Unificar el estudio de ambas entidades del registro ar-queoloacutegico era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas ya que las arquitecturas defensivas y todas las estructuras asociadas a las mismas (de control viarias de interrelacioacuten etc) con-formaban unos espacios construidos unos conjuntos o sub-sistemas39 defensivos y no debiacutean estudiarse analizarse y

39 En trabajos anteriores empleamos el teacutermino ldquosubsistemardquo para referirnos a cada uno de los conjuntos construidos para fortificar una zona concreta del Mintildeo y que guardaban una serie de relaciones que haciacutean que los entendieacutera-mos precisamente como un conjunto (Blanco-Rotea 2011) El teacutermino subsis-tema se empleoacute ya que formaban parte de un sistema defensivo maacutes complejo que era la defensa de la raia entre Galicia y Portugal (Cobos-Guerra 2011) En este trabajo decidimos emplear el teacutermino ldquoconjuntordquo como sinoacutenimo de ldquosubsistemardquo ya que es el que optamos por usar en la web ldquoLa construccioacuten de una fronterardquo que acompantildea a este texto por tratarse de un teacutermino de mejor comprensioacuten que ldquosubsistemardquo para un puacuteblico maacutes amplio

Paisaje como recurso del pasado en el presente

Algunas de las construcciones que componen el paisaje fortificado mintildeoto se estaacuten convirtiendo en un recurso cultural El Castillo de Santa Cruz en A Guarda fue recientemente restaurado y rehabilitadas sus construc-ciones como centro de interpretacioacuten de las fortalezas transfronterizas35 pero existen otros ejemplos similares a ambos lados de la raia

Uno de los aspectos que nos interesa destacar de la iniciativa de llevar a cabo un plan director de las forta-lezas transfronterizas de esta zona en 2003 era precisa-mente su intereacutes por conocerlas comprenderlas y revalo-rizarlas como conjunto y como paisaje sirviendo de base ldquopara a construcioacuten de novos equipamentos e dotacioacutens de calidade e para a recuperacioacuten de valores culturais ma-terializados na raia huacutemidardquo (Vecontildea 2006 5) Alguno de los objetivos de este plan director eran ldquoPontildeer en relacioacuten as fortalezas co contexto territorial e socio econoacutemico do Baixo Mintildeordquo o ldquoElaborar unha estratexia conxunta e formular usos e propostas viablesrdquo (Vecontildea 2006 5) Precisamente la documentacioacuten y valorizacioacuten de estas fortificaciones y los elementos asociados a ellas y la di-vulgacioacuten de su conocimiento entre el puacuteblico en general y las poblaciones locales en particular permitioacute poner en marcha distintos procesos de resignificacioacuten entre los que se engloban diferentes iniciativas que inciden en la puesta en valor de los diferentes conjuntos defensivos y con ello del paisaje fortificado transfronterizo Una de ellas es el disentildeo de unas rutas realizadas a pie en bici-cleta y en canoa que tienen como objetivo promover el conocimiento de las fortificaciones del subsistema que se emplaza en el ayuntamiento de Tomintildeo bajo el tiacutetulo de ldquoDescubrindo as Nosas Fortalezasrdquo36 O el disentildeo de una ldquoRuta de puesta en valor de las fortalezas transfronterizas del Mintildeordquo37 por parte del Estudio Crecente Asociados38

Este tipo de iniciativas son una muestra de coacutemo el paisaje se estaacute empleando como recurso contribuyendo a la puesta en marcha de los uacuteltimos eslabones de la cadena

35 El castillo fue abierto al puacuteblico en diciembre de 2013 y el centro de in-terpretacioacuten que cuenta con una exposicioacuten permanente sobre esta temaacutetica (httpsminervauscesxmluihandle1034714903) en julio de 201636 httpdescubrindoasnosasfortalezasblogspotcomessearchlabel0020INTRODUCCIC393N37 httpwwwcrecenteasociadoscomesproyectos31ruta-de-puesta-en-valor-de-las-fortalezas-transfronterizas-del-minyo38 Algunas de las actuales iniciativas para la puesta en valor de este paisaje se basan en otras anteriores a la elaboracioacuten del Plan Director Fortrans que se centraron en el disentildeo de rutas para esta zona de temaacutetica maacutes amplia como la que se recoge en Santos Solla (1999) bajo el tiacutetulo ldquoGuiacutea da Raiardquo

ARQUITECTURA Y PAISAJE APROXIMACIONES DESDE LA ARQUEOLOGIacuteA

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sin renunciar a la potencialidad de cada una de ellas a traveacutes no del desarrollo de nuevas arqueologiacuteas que soacutelo seguiriacutean contribuyendo a la fragmentacioacuten del discurso arqueohistoacuterico (Mantildeana et al 2002 23) sino para servir a nuestro propoacutesito de articular estrategias de investigacioacuten en torno a proyectos o programas que fo-calicen sus objetivos sobre el patrimonio desarrollando perspectivas de investigacioacuten y meacutetodos de trabajo real-mente adecuados al objeto y no a intereses disciplinares o curriculares concretos

Por otra parte ya tratamos en otra ocasioacuten el porqueacute de la introduccioacuten de la AA dentro del grupo de inves-tigacioacuten en el que se desarrolloacute este trabajo (Mantildeana et al 2002 12-13) en el cual se disentildeoacute un plan de investi-gacioacuten centrado en el estudio de los paisajes construidos durante la Prehistoria en el noroeste de la Peniacutensula Ibeacute-rica a traveacutes del anaacutelisis de la concepcioacuten territorial la forma de conceptualizacioacuten del espacio y construccioacuten del paisaje generados por las diferentes sociedades que habitaron nuestro paiacutes en ese periodo (Mantildeana et al 2002 12) El estudio de estos paisajes se habiacutea llevado a cabo desde una escala macroespacial aportando aspec-tos sobre la ubicacioacuten de los espacios habitacionales los patrones de emplazamiento los sistemas de ocupacioacuten del espacio y las condiciones medioambientales y de subsistencia pero era necesario contrastar los modelos a escala macro con otros que permitieran completar y matizar la visioacuten de los paisajes prehistoacutericos por lo que se propuso abordar el estudio a escala microespacial del registro arqueoloacutegico lo que nos llevada directamente al anaacutelisis de la arquitectura Inicialmente este estudio se centroacute en dos tipos de arquitectura la funeraria y la do-meacutestica (Mantildeana et al 2002 12) pero la introduccioacuten del anaacutelisis del registro arquitectoacutenico conllevoacute ademaacutes ampliar el periodo cronoloacutegico en el que se habiacutea cen-trado el plan de investigacioacuten que mencionamos arriba para trabajar tambieacuten con arquitecturas de periacuteodos postclaacutesicos lo cual conllevoacute ademaacutes analizar cons-trucciones con otras funcionalidades como las vincula-das a la arquitectura de poder (arquitecturas eclesiaacutesticas y fortificaciones) y por extensioacuten con la caracterizacioacuten de los paisajes en que eacutestas se ubican y contribuyen a construir Trabajar con el registro arquitectoacutenico suponiacutea acceder a otras claves para la comprensioacuten de las for-maciones socioculturales estudiadas pues aportaba una importante informacioacuten que permitiacutea ldquover de diferente forma los factores de orden individual social poliacutetico-econoacutemico subsistencial y simboacutelico que prevaleciacutean en las comunidades del pasadordquo (Mantildeana et al 2002

valorizarse como entidades aisladas Conjuntamente con el espacio fiacutesico articulan un paisaje cultural un sistema defensivo complejo el paisaje fortificado transfronterizo del Baixo Mintildeo en Galicia y Alto Minho en Portugal

Si el estudio en detalle de la arquitectura y del pai-saje por separado ha permitido en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico que no estaban antes presentes y acceder asiacute al mayor nuacutemero de elementos (materiales y simboacutelicos) que con-forman ambas realidades intentar introducir dentro del proceso de anaacutelisis e interpretacioacuten del registro arqueo-loacutegico al paisaje y la arquitectura conjuntamente nos permitiraacute acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta pasaraacute por abordarlas como parte in-tegrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Trataremos ahora de identificar las herramientas teoacutericas con las que intentar deconstruir primero y re-construir despueacutes esos espacios pensados materializa-dos y transformados en la frontera galaico-portuguesa

MARCOS ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Comentaacutebamos anteriormente que este texto pretende desgranar el marco conceptual y teoacuterico empleado a la hora de trabajar con el paisaje fortificado de eacutepoca moderna en la frontera mintildeota Valoraacutendolo con dis-tancia este marco se ha ido ensanchando a medida que nuestras necesidades de investigacioacuten se ampliaban y que nuestra visioacuten sobre la arquitectura y el paisaje y la relacioacuten existente entre ambos se iba enriqueciendo Visto con cierta perspectiva se puede llegar a pensar que tal vez sea un marco estrecho y que la AA y la ArPa sean insuficientes para captar todos los matices que los espacios construidos nos proporcionan Pero lo cierto es que adoptar ambas estrategias de investigacioacuten nos ha permitido precisamente aunar ampliar abrirnos y buscar sinergias con otras disciplinas Creemos que ambos enfoques al haber adoptado (y contribuido a construir) los conceptos de arquitectura y paisaje a los que nos hemos referido maacutes arriba nos permitieron ge-nerar aproximaciones al patrimonio construido mucho maacutes abiertas dinaacutemicas y al final transdisciplinares que las que habriacuteamos conseguido con otros enfoques maacutes tradicionales Se puede ampliar maacutes el marco pero nuestra propuesta pretende aunar ambas perspectivas

Rebeca blanco-Rotea

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actualidad Este concepto surge sobre todo en ciertas aproximaciones de la Arqueologiacutea la Geografiacutea y el Urbanismo desde hace 25 antildeos (aunque ya habiacutea sido acuntildeado por el geoacutegrafo Carl O Sauer de la escuela de Berkeley en los antildeos veinte del siglo pasado) y soacutelo maacutes tarde se incorpora en otras disciplinas (como la His-toria del Arte la Arquitectura o la Historia)rdquo (Barreiro et al 2009 8)

Para Orejas en los oriacutegenes de la ArPa deben te-nerse en cuenta dos aspectos relacionados entre siacute Por una parte el contexto cientiacutefico que ha motivado que en el campo de la Arqueologiacutea durante la deacutecada de 1980 la ArPa fuera suplantando paulatinamente a la Ar-queologiacutea Espacial y agrupando los anaacutelisis territoriales sobre el mundo antiguo lo que ldquoresponde a una nueva realidad cientiacutefica y social desde que en los primeros antildeos de la deacutecada pasada se sentaran las bases de la su-peracioacuten tanto de los enfoques fenomenoloacutegicos como de los derivados de la arqueologiacutea procesualrdquo (Orejas 1995a 216) Por otra el contexto social desde el que aparece una idea de patrimonio en la que ya no se su-braya la yuxtaposicioacuten de elementos sino el ldquoreflejo de la dinaacutemica social que dio lugar a su construccioacuten y usordquo (Orejas 1995a 216) En esta idea encajariacutea una ArPa que ldquosupone integrar interpretar y comprender en un doble sentido la lectura (o las lecturas) que nosotros hacemos hoy de un paisaje del pasado y la (o las) que de eacutel hicieron las comunidades que lo construyeronrdquo (Orejas 1995b 62)

Uno de los aspectos necesarios para que se produ-jera este desplazamiento de la Arqueologiacutea Espacial por parte de la ArPa es que tuvo lugar dentro de un determi-nado contexto historiograacutefico (Bernardi 1992 Rossignol and Wandsnider 1992 Ashmore and Knapp 1999) en el que se introdujo una nueva perspectiva sobre la praacutectica arqueoloacutegica y su objeto de estudio que quedoacute reflejada en el marco conceptual propuesto para definir los teacutermi-nos baacutesicos manejados por la ArPa (Mantildeana et al 2002 26) nos referimos a los teacuterminos arqueologiacutea registro arqueoloacutegico y sobre todo paisaje sobre los que ya hemos abundado en el apartado anterior

De acuerdo con aquel nuevo marco teoacuterico y con-ceptual la ArPa se definioacute como la inclusioacuten de la praacutecti-ca arqueoloacutegica dentro de coordenadas espaciales a tra-veacutes de las cuales se trata de pensar el registro y la cultura material arqueoloacutegica desde una matriz espacial y al mismo tiempo convertir el espacio en el primer objeto de la investigacioacuten arqueoloacutegica para no solo reconstruir los ambientes del pasado sino tambieacuten intentar elaborar

12) A partir de estos planteamientos y de la adopcioacuten del estudio de la arquitectura desde la AA se disentildeoacute un programa de investigacioacuten integral centrado en la arquitectura y los espacios construidos que se acaboacute articulando en cuatro subliacuteneas de investigacioacuten monu-mentalidad megaliacutetica espacios domeacutesticos de la Edad del Hierro arquitectura histoacuterica y espacios agrarios

El objetivo entonces de la introduccioacuten de la AA fue por una parte atender al cambio de escala ma-croespacial a una microespacial y por otra parte a la ampliacioacuten de nuestra oacuteptica arquitectoacutenica para abarcar el estudio de nuevos periodos y de estructuras con otras funcionalidades La base conceptual inicial de aquella propuesta fue la ArPa (Criado-Boado 1999) pero era necesario introducir otras estrategias de investigacioacuten que completaran una aproximacioacuten macro al espacio construido

ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Se entiende la ArPa como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico donde los elementos que lo conforman sea cual sea su escala se analizan ldquocomo objetos implicados en el paisaje y participantes del mis-mordquo (Parcero-Oubintildea 2000 20) y tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo tal y como proponen Barreiro et al (2009 4) Entender la ArPa como tal implica al mismo tiempo manejar una determinada concepcioacuten de paisaje donde eacuteste es tanto un contexto como un objeto de estudio susceptible de ser analizado e interpretado con una metodologiacutea ar-queoloacutegica (Parcero-Oubintildea 2000 20)40 como hemos visto

Este marco interpretativo pretende superar tal como apuntamos una perspectiva espacial determinista (Mantildeana et al 2002 25) En la ArPa se integran nume-rosas corrientes que conforman un variopinto panorama pues el estudio del paisaje es de intereacutes a numerosas disciplinas en eacutel ldquoconfluyen intereses puntos de vista tradiciones acadeacutemicas y de investigacioacuten y teacutecnicas diferentesrdquo (Orejas 1995a 222)

Dentro de este intereacutes la arqueologiacutea se ha mos-trado como una de las maacutes activas en parte por ser ldquoprecursora en la problematizacioacuten e investigacioacuten del concepto de paisaje cultural de gran fortuna en la

40 ldquoLa Arqueologiacutea del paisaje [hellip] es ante todo una propuesta metodoloacute-gica para la investigacioacuten de las sociedades antiguas desde su espacialidadrdquo (Orejas et al 2002 306)

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marco teoacuterico Sin embargo podemos indicar que mu-chos de los esfuerzos desarrollados dentro de la ArPa se encaminaron a llevar a cabo un desarrollo metodoloacutegico que insistiacutea en abordar nuevos aspectos el registro no tratados hasta la fecha y en incorporar determinadas teacutecnicas de anaacutelisis centraacutendose en elementos maacutes perceptivos del paisaje en definir de forma maacutes preci-sa el registro arqueoloacutegico y en ofrecer explicaciones maacutes globales (Soler 2007 43 Tilley 1994 Knapp and Ashmore 1999) En el caso del paisaje la aplicacioacuten de teacutecnicas como la fotointerpretacioacuten los anaacutelisis de 14C la dendrocronologiacutea los anaacutelisis poliacutenicos la teledetec-cioacuten la informatizacioacuten del registro arqueoloacutegico el uso del GPS de los SIG (Sistemas de Informacioacuten Geo-graacutefica) o maacutes recientemente los datos LiDAR supuso reconocer que es necesario contar con un mayor nuacutemero de informacioacuten y que eacutesta sea de mejor calidad de ma-nera que permita profundizar en aspectos no registrados desde perspectivas de investigacioacuten anteriores El uso de estas teacutecnicas transformoacute la visioacuten de la naturaleza de los datos arqueoloacutegicos y su interpretacioacuten enri-queciendo significativamente la disciplina arqueoloacutegica (Soler 2007 44)

Disentildear una metodologiacutea especiacutefica en ArPa estaacute directamente ligado al concepto de paisaje manejado (Orejas 1995a 217) como sucede tambieacuten con la ar-quitectura de ahiacute la importancia de su definicioacuten previa En todo caso la autora apunta que los paisajes antiguos son resultado de racionalidades antiguas que no deben analizarse desde la nuestra tener esto en cuenta conlleva implicaciones metodoloacutegicas siendo necesario incor-porar la comprensioacuten preteacuterita del paisaje junto a su explicacioacuten ldquoel espacio soacutelo adquiere sentido cuando va acompantildeado de una lectura del individuo o de la comu-nidad que genera determinados comportamientos acti-tudes y formas de percepcioacutenrdquo (Orejas 1995a 218-219)

Orejas propone que para entrar de lleno en el estudio del paisaje y el territorio es necesario superar el anaacutelisis de los mapas de punto y de las relaciones planas entre ellos para analizar las relaciones espaciales tridimensio-nales y temporales para acceder asiacute a las articulaciones de las diversas formas su origen y evolucioacuten (Orejas 1995a 219) Este aspecto ha tenido implicaciones praacutec-ticas a la hora por ejemplo de desarrollar un sistema de registro arqueoloacutegico desde ArPa ldquoLa Arqueologiacutea del Paisaje repiensa el yacimiento como aacuterea y como consecuencia de ello prioriza no soacutelo la importancia de localizar y de definir el yacimiento sino tambieacuten de de-limitarlo y zonificarlordquo (Amado et al 2002 22)

modelos sobre las interrelaciones entre espacio imagina-do utilizacioacuten del espacio y organizacioacuten social en las comunidades (pre)histoacutericas (Mantildeana et al 2002 26)

La propuesta desarrollada por el equipo dirigido por Felipe Criado-Boado intentaba disentildear un Programa de Investigacioacuten en Arqueologiacutea del Paisaje y Paisajes Culturales que trataba de estudiar el paisaje entendido como una dimensioacuten relevante de las sociedades hu-manas puesto que no soacutelo constituiacutea la base en las que eacutestas se desarrollaban sino tambieacuten su resultado y como tal representa a la formacioacuten sociocultural (Criado-Boado 2012 20)41

Sobre esta base conceptual el objetivo cognitivo de este Programa de Investigacioacuten y de la ArPa seriacutea decons-truir los paisajes sociales ldquodescomponer los mecanismos mediante los cuales las tecnologiacuteas espaciales y arquitec-toacutenicas producen el espacio domeacutestico reproduciendo el sistema de poderrdquo para mostrar despueacutes ldquoque el espacio construido es el producto de una serie de mecanismos de representacioacutenrdquo de un determinado sistema de saber-poder (Criado-Boado 1999 2) gracias a un ejercicio de reconstruccioacuten (a partir de la deconstruccioacuten) de los paisajes arqueoloacutegicos como ldquomedio para penetrar en la prehistoria del pensamientordquo (Criado-Boado 2012 20-21) En la reconstruccioacuten de los paisajes histoacutericos que aquiacute nos interesan tenemos la ventaja de que contamos con otro tipo de informacioacuten que podemos sumar a la informacioacuten que nos proporcionan los paisajes como RA Constituye un ejercicio que nos permite inferir conclusio-nes desde informaciones herramientas y disciplinas que pueden actuar conjuntamente Estamos de acuerdo con Orejas et al cuando dicen que los procesos de formacioacuten de un paisaje son tremendamente complejos por ello documentarlo e investigarlo requiere una aproximacioacuten flexible e interdisciplinar que combine varios meacutetodos e interpretarlo requiere tener en cuenta una gran variedad de factores (Orejas et al 2002 303 y 305)

Uno de los aspectos por los que deberiacuteamos pre-guntarnos a continuacioacuten es coacutemo podemos llevar a cabo el estudio de estos paisajes (deconstruccioacuten) y su interpretacioacuten (reconstruccioacuten) pero no es el objetivo de este texto tratar el proceso metodoloacutegico42 sino el

41 ldquo[hellip] el estudio del paisaje parte de la idea de que el anaacutelisis de las socie-dades antiguas es posible desde el estudio de los productos de sus acciones e imaginaciones Pero entendiendo el paisaje no como un mero reflejo de estas acciones sino como parte de las mismas sociedades ya que el espacio al igual que el tiempo no son coordenadas externas sino que forman parte de una sociedadrdquo (Orejas et al 2002 305)42 Este aspecto seraacute tratado en otro trabajo Veacutease por ejemplo Mantildeana et al 2002 y Blanco-Rotea 2011

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naturaleza arquitectoacutenica y tambieacuten una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo

La AA es ciertamente joven y por lo tanto todaviacutea se encuentra en construccioacuten Pero no por ello podemos decir que esta estrategia de investigacioacuten esteacute poco ex-tendida todo lo contrario al analizar la evolucioacuten que ha tenido en las uacuteltimas deacutecadas (desde la de 1990 cuando Mannoni (1990a 1990b) acuntildeoacute el teacutermino Arqueologiacutea de la Arquitectura) sobre todo en ciertos contextos eu-ropeos como el italiano y el espantildeol observamos que ha gozado de una importante implantacioacuten y desarrollo en aacutembitos relacionados por una parte con la investigacioacuten de edificaciones y conjuntos histoacutericos y por extensioacuten de las sociedades que los construyeron transformaron y habitaron por otra con la restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacutenica Si bien es cierto en la deacutecada de 2000-2010 los contextos de aplicacioacuten las metodologiacuteas y el aacutembito geograacutefico se han ido ampliando poco a poco tal y como apuntan distintos autores (Quiroacutes 2002 31 y 2006 Utrero 2011 17-19 Azkarate 2013) ldquohellipla AA se estaacute convirtiendo en un campo de juego abierto a cuan-tos les interesa el espacio construido como herencia del pasado pero tambieacuten como recurso para el futuro como depoacutesito de memorias histoacutericas archivos estratigraacuteficos como elenco de teacutecnicas constructivas compendio de di-mensiones simboacutelicas y significantes reflejo de conflictos y vivencias sociales en definitiva como topografiacutea de las complejas lsquoconstelaciones cotidianasrsquo de la sociedadrdquo (Azkarate 2013 272)

Es precisamente en esta deacutecada en la que han apa-recido varios trabajos en Espantildea que recogen con bas-tante precisioacuten el nacimiento desarrollo e implantacioacuten de la AA en diferentes contextos europeos (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011) con un interesante anaacutelisis sobre las causas que estaacuten detraacutes del progreso diferenciado de la misma entre distintos paiacuteses como Inglaterra donde se pusieron las bases en la deacutecada de 1970 para el de-sarrollo tanto metodoloacutegico como de nuevos sistemas de registro que posibilitariacutean la extensioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al anaacutelisis de la arquitectura (Utrero 2011 12) o Italia donde se llevaron a cabo ldquolas primeras sistematizaciones teoacutericas y aplicaciones al anaacutelisis de las construcciones histoacutericas entendidas como secuen-cias de unidades estratigraacuteficasrdquo y donde realmente la AA se consolidoacute como disciplina (Utrero 2011 13-18) sobre todo a partir de la deacutecada de 1990 cuando como deciacuteamos Mannoni acuntildea este teacutermino que aglutinaba experiencias heterogeacuteneas que resultaban de la aplica-cioacuten de instrumentos conceptos y problemaacuteticas de la

En el marco en el que se desarrolla esta propuesta teoacuterica la ArPa se concibioacute como una propuesta que ldquoapunta hacia una necesaria transdiciplinariedad verte-brada en torno al paisaje concepto que cada vez maacutes se va revelando como clave para ahondar en los procesos de conocimiento y ordenacioacuten del territoriordquo (Barreiro et al 2009 8) porque ademaacutes ldquoCualquier intervencioacuten propuesta [desde el presente] es un nuevo elemento en la dinaacutemica de los paisajes al investigar sobre ellos los repensamos les damos un nuevo sentido y los incorpo-ramos a nuestro presenterdquo (Orejas 1998 18)

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA

En cuanto a la AA nos centraremos en varios aspectos que consideramos importantes por una parte la redefi-nicioacuten del concepto de arquitectura que tuvo lugar en los oriacutegenes de esta estrategia de investigacioacuten por otra su heterogeneidad (entendida en un sentido positivo) en su posterior desarrollo finalmente en su contribucioacuten a la ldquotransicioacuten epistemoloacutegica y renovacioacuten metodoloacutegicardquo que la disciplina arqueoloacutegica viene atravesando desde la deacutecada de 1990 e incluso antes (Azkarate et al 2002a 9) No haremos sin embargo un anaacutelisis pormenoriza-do de la misma maacutes allaacute de estos aspectos puesto que eacuteste se realizoacute en varios trabajos durante las uacuteltimas dos deacutecadas (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011 Azkarate 2013 entre otros)

Maacutes allaacute de las definiciones que hagamos de la AA eacutesta como categoriacutea conceptual ha sido identificada como disciplina de pleno derecho43 pero tambieacuten como un universo de experiencias de naturaleza diversa que ha ido adquiriendo un perfil especiacutefico en la deacutecada de 1980-1990 y que sigue siendo objeto de un proceso de construccioacuten y experimentacioacuten enriquecido de forma constante con distintos enfoques (Azkarate 2013) En este sentido la AA ha seguido un proceso de consolida-cioacuten que en ciertos aspectos guarda muchos paralelis-mos con la ArPa empezando por el propio cambio en la concepcioacuten de su objeto de estudio y en la aproximacioacuten a su anaacutelisis desde la arqueologiacutea y con herramientas metodoloacutegicas propias de eacutesta Es por ello que creemos que aquella afirmacioacuten que haciacuteamos sobre la ArPa puede hacerse extensiva a la AA entendieacutendola como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico de

43 Nosotros mismos asiacute lo hemos hecho en varias ocasiones Blanco-Rotea 1997 1998a 1998b 1999

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ldquoLa labor arqueoloacutegica en centros urbanos ha venido enri-quecieacutendose a partir de la introduccioacuten de los meacutetodos que la Arqueologiacutea de la Arquitectura emplea para el estudio de alzados Esto ha traiacutedo consigo una gradual transformacioacuten en la conceptualizacioacuten de estos contextos que auacuten se abre paso entre los investigadores para la comprensioacuten de las construcciones como totalidades de varios niveles de ma-terializacioacuten culturalrdquo (Rodriacuteguez y Hernaacutendez 2005 4) Algunas de estas experiencias latinoamericanas ya estaacuten siendo publicadas en revistas especializadas en contextos europeos aunque su difusioacuten en ellos es todaviacutea muy escasa (veacutease por ejemplo Roloacuten y Rotondaro 2010 213-222) Desde nuestro punto de vista esta escasa difusioacuten estaacute motivada por dos cuestiones distintas pero relacionadas en primer lugar la fuerte tradicioacuten estratigraacutefica de la AA europea (mediterraacutenea sobre todo) y con ella del meacutetodo estratigraacutefico como herramienta casi exclusiva de anaacutelisis de la arquitectura en segundo lugar la diferente concep-cioacuten de arquitectura de la que se parte en ambos contextos fundamentalmente entre la AA anglosajona y latinoameri-cana y la del sur de Europa donde el estudio del espacio en arquitectura no ha sido asumido de la misma manera En este sentido creemos que es importante apostar por una postura abierta como la que propone Azkarate cuando dice que deberiacuteamos ldquoaprender de la historiografiacutea anglosajona en la que desde hace ya algunas deacutecadas se habla con toda naturalidad de archaeology of architecture para referirse a experiencias distintas nacidas de enfoques tambieacuten muy diversosrdquo (Azkarate 2013 272)

Revisando los inicios focalizando objetivos buscando una definicioacuten

Ese compendio de experiencias que desde la arqueologiacutea focalizaron su intereacutes en el estudio de la arquitectura cogioacute cuerpo no soacutelo en el momento en que Manonni las aglutina bajo una uacutenica denominacioacuten sino sobre todo porque se consolidoacute una tradicioacuten que defendioacute que un edificio histoacute-rico era ante todo un documento que aportaba informacioacuten sobre sociedades pasadas (Azkarate 2013) era cultura ma-terial y podiacutea ser estudiado como tal con una metodologiacutea arqueoloacutegica Este cambio de visioacuten de la arquitectura desde la arqueologiacutea permitioacute que eacutesta pasara a entenderse no soacutelo como una estructura un contenedor de espacios y funcio-nes sino como un objeto cargado de contenido como un documento que habiacutea que decodificar En parte esta nueva concepcioacuten no hizo sino ampliar los pasos que dio el post-procesualismo cuando reconocioacute el caraacutecter multidimensio-nal del registro arquitectoacutenico y se concibioacute la arquitectura

disciplina arqueoloacutegica al estudio de la arquitectura44 (Quiroacutes 2006)

Tambieacuten en esta deacutecada se lleva a cabo un anaacutelisis maacutes profundo de la situacioacuten y perspectivas actuales en AA que si bien ya habiacutean sido tratadas en los trabajos arriba mencionados (Utrero 2011) es Azkarate (2013) quien hace especial hincapieacute en una doble tendencia que se viene notando de forma maacutes reciente Esta tendencia se hace eco por un lado de la necesidad de potenciar nuevos enfoques en el estudio de la arquitectura para desarrollar la investigacioacuten de los espacios construidos con propuestas que proceden de distintos campos de investigacioacuten (ar-quitectura semioacutetica historia del arte antropologiacuteahellip)45 Estos enfoques entienden que el espacio es un concepto fundamental en arquitectura y han desarrollado estudios que inciden tanto en el anaacutelisis del espacio tridimensio-nal como perceptivo pero asumen ademaacutes el concepto de Norberg-Schulz (1980 13-15) de espacio existencial que entiende que la espacialidad de la arquitectura estaacute integrada dentro de la racionalidad que la generoacute Una vez asumida esta concepcioacuten tiene sentido el anaacutelisis de los as-pectos geomeacutetricos y perceptivos del espacio a los que nos referiacuteamos arriba (Mantildeana et al 2002 27) Estos enfoques se han desarrollado fundamentalmente en contextos de aplicacioacuten anglosajones donde ya existiacutea una importante tradicioacuten en este sentido En nuestro paiacutes es todaviacutea escasa su difusioacuten aunque cada vez tienen una mayor representa-tividad en publicaciones especializadas en AA

La segunda tendencia a la que hace alusioacuten Azkarate se refiere a la implantacioacuten de la AA en otros aacutembitos inter-nacionales donde se estaacuten produciendo muacuteltiples experien-cias con problemas de investigacioacuten enfoques y meacutetodos muy heterogeacuteneos como seriacutea el caso de Latinoameacuterica46

44 Son varios los autores que han incidido en la existencia de una tradicioacuten anterior en arqueologiacutea que se centroacute en el estudio de la arquitectura (Latorre y Caballero 1995 Quiroacutes 2006 Azkarate 2013) pero frente a aquella tradi-cioacuten basada en una historia de las formas de los estilos y de las teacutecnicas que Mannoni denominoacute ldquola arquitectura en la arqueologiacuteardquo (Quiroacutes 2006) y que se basaba en meacutetodos estiliacutestico-comparativos (Azkarate 2013) la AA que comienza en los antildeos 70 del siglo XX y se materializa en los 90 se dota de nuevos instrumentos de anaacutelisis y se plantea nuevos problemas de investiga-cioacuten que motivan precisamente la buacutesqueda de otros nuevos instrumentos de manera que ambos aspectos se retroalimentan45 Algunos ejemplos de este tipo de anaacutelisis de los espacios construidos se pueden ver en Saacutenchez 1998 Mantildeana et al 2002 Ayaacuten 2003 y 2008 Mantildeana Borrazaacutes 2003 Criado-Boado y Mantildeana 2003 Gutieacuterrez y Caacutenovas 2009 o Bermejo 200946 Azkarate 2013 288 En el fondo esas experiencias heterogeacuteneas que se aglutinan bajo esta denominacioacuten no dejan de recordar a aquellas primeras experiencias llevadas a cabo en contextos europeos si bien es cierto que en el caso de Europa la estratigrafiacutea tuvo un gran peso y se convirtioacute en el eje fundamental de la AA mientras que el anaacutelisis estratigraacutefico se estaacute implan-tando de manera desigual en el cono sur americano

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Por otra parte en su vertiente maacutes aplicada la AA tiene un compromiso con el estudio y la gestioacuten del patrimonio edificado pues siendo documento de las sociedades pasa-das es tambieacuten recurso de las sociedades actuales Ocupa ademaacutes una incoacutemoda posicioacuten disciplinar intermedia que debe superar los liacutemites entre distintas disciplinas que se dedican al estudio y gestioacuten de este patrimonio como la propia arqueologiacutea la arqueometriacutea la restauracioacuten o la arquitectura Este uacuteltimo aspecto es importante porque a pesar de encuadrarse dentro de la arqueologiacutea toma muchas de sus herramientas de otras disciplinas y guarda fuertes sinergias con ellas El problema es que en vez de haberse visto esta relacioacuten como una fortaleza tal y como apunta Quiroacutes (2002) desde algunos sectores se ha visto la AA como un intrusismo profesional en aspectos que eran competencia exclusiva de sus feudos disciplinares imposi-bilitando la colaboracioacuten entre disciplinas y la construccioacuten de conocimiento nuevo desde nuevas oacutepticas Afortuna-damente esta tendencia se ha visto rota la mayoriacutea de las veces desde las propias necesidades de los proyectos (y de los contextos construidos) que por siacute mismos demanda-ban esta colaboracioacuten siendo el propio objeto de estudio el que ha propiciado muchas veces la construccioacuten de esta estrategia de investigacioacuten o al menos eacutesta ha sido nuestra experiencia

Ya hemos comentado que la AA hunde sus raiacuteces en experiencias anteriores pues la preocupacioacuten de los arqueoacutelogos y arqueoacutelogas por la arquitectura no es un fenoacutemeno reciente Sin embargo lo que diferencia los

como una herramienta de construccioacuten de la realidad social (Mantildeana et al 2002 24-26) convirtieacutendose asiacute en un poten-te medio para el conocimiento de los contextos productivos y sociales que la generaron (Azkarate 2002b 57) Si a esta concepcioacuten del contexto construido como documento se uniacutea la conservacioacuten de muchos de ellos sobre todo de pe-riodos postclaacutesicos e incluso su reutilizacioacuten en el presente (Figura 25) se haciacutea necesario articular nuevas aproxima-ciones de estudio al patrimonio construido que permitieran su conocimiento exhaustivo y previo a la praacutectica restaura-dora y rehabilitadora de los mismos

De forma muy general la AA se define como la estra-tegia de investigacioacuten que estudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica cuyo principal objetivo es el co-nocimiento histoacuterico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y su finalidad uacuteltima contri-buir a su gestioacuten integral Ahondando un poco maacutes pode-mos recurrir a los criterios baacutesicos que para Quiroacutes (2002 28-29) ayudan a definir la AA y que estaacuten relacionados tanto con la investigacioacuten baacutesica como con la aplicada Por una parte para este autor se trata de una estrategia que se inserta dentro de la disciplina arqueoloacutegica y por lo tanto histoacuterica que utiliza un bagaje instrumental de naturaleza fundamentalmente arqueoloacutegica Pero su sen-tido no es reconstruir uacutenicamente la historia del edificio sino el conocimiento de la sociedad a traveacutes de los restos materiales arquitectoacutenicos y por ello considera que debe propugnar el desarrollo de modelos interpretativos que superen los modelos de la historiografiacutea de la arquitectura

Figura 25 La torre de Lapela (Monccedilatildeo) es uno de los pocos restos que hoy se conservan del castillo de Lapela Esta torre homenaje construida en el siglo XIV y despojada de su funcionalidad primigenia se ha convertido hoy en testigo de los procesos que ha vivido desde su origen

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anteriores la AA introduciraacute ldquouna visioacuten criacutetica una rigurosa renovacioacuten metodoloacutegica y una ampliacioacuten de sus objetivos y de sus campos de estudio habitualesrdquo (Azkarate et al 2002a 7-8)

Es precisamente en el aacutembito de la arqueologiacutea me-dieval donde se llevan a cabo las primeras experiencias en Italia cuyos inicios en la investigacioacuten arqueoloacutegica de esta eacutepoca desde la AA vinieron de la mano de los arqueoacutelogos quienes experimentaron la aplicacioacuten de los instrumentos propios de la excavacioacuten arqueoloacutegica al anaacutelisis de los edificios en pie considerados ldquocomo lsquodepoacutesitos verticalesrsquo de informacioacuten histoacuterica estratifi-cada que debiacutea individuarse registrarse e interpretarse en estrechiacutesima relacioacuten con todo lo que se estudiaba en el lsquodepoacutesito horizontalrsquo rdquo (Parenti 2001 41) (Figura 26) Los primeros criterios de registro adoptados veniacutean directamente de los trabajos de excavacioacuten siendo estas primeras experiencias parte integrante de las mismas (Parenti 2001 42)50

A partir de estas primeras experiencias tiene lugar lo que Parenti denomina como una ldquosegunda fase ita-lianardquo en la que se comienza a experimentar y verificar las posibilidades que ofrece el anaacutelisis estratigraacutefico fuera del aacutembito de la excavacioacuten arqueoloacutegica aunque

50 ldquoel edificio forma parte de un contexto por lo que no es posible limitarse a analizar solamente las estructuras situadas por encima de la cota cero Hay en primer lugar una continuidad estratigraacutefica entre los depoacutesitos en alzado y en el subsuelo y esta continuidad no se puede fragmentar sino que hay que primar la unidad de la intervencioacuten arqueoloacutegicardquo (Brogiolo y Quiroacutes 2002 208-209)

anteriores estudios arqueoloacutegicos sobre arquitectura de esta disciplina es el empleo de ciertos instrumentos de anaacutelisis en su estudio el desarrollo de nuevos problemas y aacutembitos de investigacioacuten y de una praacutectica arqueoloacute-gica orientada a la investigacioacuten aplicada (Quiroacutes 2002 28) Su ldquonacimientordquo tiene una clara vinculacioacuten con la aplicacioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al estudio las construcciones histoacutericas47 (eacutestas pasaron a entenderse como objetos pluriestratificados que habiacutea que estudiar conjuntamente con el yacimiento soterrado ya que existiacutea una clara vinculacioacuten entre ambos) en contex-tos anglosajones en la deacutecada de 1970 (Harris 1991 y 1993) evidentemente con la arqueologiacutea urbana que se practica a partir de entonces (Quiroacutes 2005 124-126) y con la arqueologiacutea medieval que adoptaraacute eacuteste y otros meacutetodos48 para abordar el estudio de las arquitecturas desde una renovacioacuten instrumental49 Frente a experiencias

47 ldquoSin duda esta clase de estudios no hubieran podido llevarse a cabo sin disponer del meacutetodo propuesto por E C Harris a partir de 1975 que nos indicoacute coacutemo poner orden a un registro que por entonces ya era estratigraacutefico en nuestro caso de acuerdo con las ensentildeanzas de Lamboglia y sus epiacutegonos pero que no acababa de aportar toda la objetividad posible en la recogida y la interpretacioacuten de los datos de campordquo (Loacutepez Mullor 2002 159)48 ldquoLrsquoampliamento delle ricerche archeologiche dalle civiltagrave antiche al medio-evo etagrave posteriori era ovvio che aumentasse gli interessi degli archeologi per gli elevati delle costruzioni ancora esistenti creando trasferimenti da un settore allrsquoaltro di metodi e strumenti di lavoro di varia originerdquo (Mannoni 1994 65)49 ldquoLa AA nace por tanto (a) al calor de la renovacioacuten estratigraacutefica proce-dente del mundo anglosajoacuten y (b) en el caldo de cultivo de una arqueologiacutea medieval que frente a la tradicioacuten idealista anterior priorizaraacute las nuevas teacutecnicas de estudio sobre el terreno y un estudio integral de la cultura mate-rialrdquo (Azkarate 2013 274)

Figura 26 Cambio de perspectiva en el estudio del edificio (Preguntoiro 23 en Santiago de Compostela Fotografiacutea copySonia Garciacutea Rodriacuteguez) Hasta la introduccioacuten de la AA los arqueoacutelogos se centraban casi con exclusividad en el estudio del subsuelo mientras que arquitectos historiadores de la arquitectura o historiadores del arte lo haciacutean de lo que se conservaba por encima de la cota cero La AA dotoacute al arqueoacutelogo de herramientas para abordar tambieacuten el estudio de la arquitectura por encima de esta cota cero pasando a entender el edificio como un sistema y haciendo el yacimiento extensible a la totalidad del mismo

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et al 2002a 7 Vega 2011 7)51 La revista Arqueologiacutea de la Arquitectura (CSICndashUPV-EHU) que nacioacute de aquel seminario ha contribuido precisamente a crear uno de esos campos de debate reflexioacuten e intercambio que se reivindicaba gracias a la importante demanda y difusioacuten que tiene a traveacutes sobre todo de la red A pesar de la heterodoxia de todas las experiencias que se siguen llevando a cabo bajo el paraguas de la AA creemos que precisamente esta heterodoxia ha contribuido a su enri-quecimiento tal y como apunta Azkarate (2013)

No podemos sin embargo obviar la importancia que la estratigrafiacutea tuvo (y debe tener) dentro de estas experiencias Por una parte la incorporacioacuten de instru-mentos estratigraacuteficos al estudio de la arquitectura pro-picioacute el comienzo de un nuevo campo de investigacioacuten generando una importante renovacioacuten metodoloacutegica y no menos importante reflexioacuten teoacuterica Por otra se sigue considerando que la AA estaacute determinada por su caraacutec-ter estratigraacutefico donde el diagrama o matrix52 se con-vierte en el ldquoeje principal de anaacutelisis y decodificacioacuten de la historia del edificiordquo en el que insertar la informacioacuten obtenida gracias a otros instrumentos de anaacutelisis53 ldquode caraacutecter tipoloacutegico formal estructural arqueomeacutetrico o el recurso a fuentes escritas son absolutamente im-prescindibles para lograr un afianzamiento de nuestra disciplina y un acercamiento maacutes soacutelido a la historia constructiva de nuestros edificios histoacutericosrdquo (Azkarate et al 2002a 8)

Sin embargo esta importancia central de la estrati-grafiacutea en el estudio de los contextos construidos desde la AA ha jugado a veces en su contra porque por una parte ha invisibilizado la propia AA llegando a equi-pararse o confundirse eacutesta con el anaacutelisis estratigraacutefico y por otra ha hecho que muchas veces la investigacioacuten de estos contextos se quede en el edificio sin ir maacutes allaacute

51 Luis Caballero denunciaba en 2009 la existencia de una Torre de Babel en este campo ldquoTermino planteando algunas cuestiones que denomino como nuestra lsquoTorre de Babelrsquo la tendencia por diferenciar grupos cerrados que amenazan por escindir una metodologiacutea comuacuten o por considerar como importantes cambios de base lo que son variantes metodoloacutegicas o termino-loacutegicas que deben ser entendidas como instrumentales dentro de un modelo profesional comuacutenrdquo (Caballero 2011 115)52 La representacioacuten de la secuencia que se obtiene del estudio de las cons-trucciones mediante anaacutelisis estratigraacutefico53 ldquoNuestro meacutetodo estaacute mejor preparado para fechar y comprender el edi-ficio como un documento histoacuterico ndash incluyendo en lo histoacuterico desde el as-pecto cronoloacutegico a la interpretacioacuten social y esteacutetica pero ello no debe hacer que invalidemos los otros meacutetodos Loacutegicamente aquellos caeraacuten en desuso [] si es que son menos uacutetiles que los nuevos instrumentos pero auacuten asiacute es posible que algunas de sus habilidades sigan siendo vaacutelidas Por otra parte aquellos meacutetodos son nuestros predecesores y en su historiografiacutea debemos ver reflejados nuestros iniciosrdquo (Caballero 1997 307)

inicialmente se aplicoacute exclusivamente a edificios monu-mentales En este momento se diversifican los trabajos cruzando y verificando datos procedentes de distintos tipos de fuentes como la documentacioacuten histoacuterica la iconografiacutea la cartografiacutea o los anaacutelisis de las carac-teriacutesticas de los materiales constructivos con los resul-tados de los anaacutelisis estratigraacuteficos de los edificios En estas primeras fases que Parenti califica de experimen-tacioacuten los objetivos prioritarios de la disciplina eran determinar las fases de la historia de los edificios y des-cribir sus teacutecnicas constructivas sobre todo en grandes contextos monumentales y para periacuteodos medievales Seraacute despueacutes cuando se ampliacutee el campo cronoloacutegico y constructivo analizando toda clase de edificaciones y no uacutenicamente las monumentales Para Brogiolo la AA en Italia se posicionaraacute entre dos perspectivas de un lado la oportunidad de perseguir objetivos de conocimiento histoacuterico investigando sinergias y colaboraciones con otras disciplinas que se ocupan tambieacuten de lo construi-do del otro la necesidad de mantener una relacioacuten con aquellos que trabajan en la transformacioacuten de la arqui-tectura para asumir una responsabilidad comuacuten en su salvaguarda (Brogiolo 2002 24-25)

Desde Italia la AA se difunde a otros aacutembitos europeos donde en las uacuteltimas deacutecadas se ha asistido a una profunda renovacioacuten de los estudios arquitectoacutenicos realizados desde la arqueologiacutea surgiendo distintas liacuteneas de trabajo como la Archeacuteologie du bacircti o Archeacuteo-logie des eacuteleacutevations en Francia la Baufordchung y la ldquoArqueologiacutea de la Construccioacutenrdquo en Alemania o la Ar-chaeology of Buildings o Building Archaeology en Gran Bretantildea Pero a pesar del comuacuten origen de todas ellas en un mismo contexto social y cientiacutefico no se puede hablar de una disciplina uacutenica en Europa ya que su geacute-nesis desarrollo y aacutembito e instrumentos de aplicacioacuten son muy distintos (Quiroacutes 2002 28) Para este autor es la experiencia italiana la que cuenta con una masa criacutetica de estudios maacutes afirmada ademaacutes de una codificacioacuten y normalizacioacuten de instrumentos maacutes soacutelida teniendo como criterio fundamental de anaacutelisis de la arquitectura la estratigrafiacutea (Quiroacutes 2002 28)

Efectivamente en las distintas reuniones celebradas en la uacuteltima deacutecada en Espantildea (el Seminario Interna-cional de Arqueologiacutea de la Arquitectura celebrado en Vitoria-Gasteiz en 2002 o el encuentro Arqueologiacutea aplicada al estudio e interpretacioacuten de edificios histoacute-ricos Uacuteltimas tendencias metodoloacutegicas celebrado en Madrid en 2009) se sigue reclamando la necesidad de una normalizacioacuten conceptual e instrumental (Azkarate

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o Divulgativa se tiene que basar siempre en un modelo coherente de registro arqueoloacutegico Su formacioacuten y en concreto la formacioacuten del PA (que es una parte privile-giada de aqueacutel) depende de praacutecticas sociales actuales determinadas por circunstancias contextuales concretas y que constituyen un tipo de trabajo especial que en rea-lidad adopta siempre el modo de una interpretacioacuten o valoracioacutenrdquo (Criado-Boado 1996a 28) La AA adquiere entonces un compromiso social con el conocimiento la proteccioacuten y la gestioacuten del patrimonio edificado (Azka-rate et al 2002a 9) Es precisamente esa implicacioacuten una de las razones que ha coadyuvado a su importante impulso en el marco de intervenciones de restauracioacuten y rehabilitacioacuten (Quiroacutes 2002 28) que al mismo tiempo han contribuido a la construccioacuten de su corpus teoacuterico-metodoloacutegico al tener que dar respuesta precisamente a los desafiacuteos generados por la intervencioacuten en patrimonio edificado

Como sucede para el contexto general europeo en Espantildea la AA tiene tambieacuten en la actualidad una con-cepcioacuten y un campo de actuacioacuten muy heterogeacuteneo que va desde las lecturas estratigraacuteficas de alzados hasta los anaacutelisis espaciales pero que incluye tambieacuten el anaacutelisis de la cadena operativa de los materiales constructivos los anaacutelisis arqueomeacutetricos las lecturas basadas en criterios analoacutegicos y estiliacutesticos la excavacioacuten de las boacutevedas de iglesias las propuestas de instrumentos de datacioacuten el estudio de procesos sociales a partir del documento arquitectoacutenico o el anaacutelisis criacutetico de docu-mentacioacuten planimeacutetrica histoacuterica (Quiroacutes 2002 27)54 No vamos a hacer aquiacute un anaacutelisis sobre su origen y de-sarrollo en Espantildea ese tema ha sido abordado tanto en las publicaciones a las que nos referiacuteamos anteriormente como en otras (Azkarate 2008 y 2013 Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011)

FINALIDAD MUacuteLTIPLE HACIA UNA GESTIOacuteN INTEGRAL DEL PATRIMONIO CONSTRUIDO DESDE EL CONOCIMIENTO

Siacute nos interesa sin embargo focalizar sobre cuaacuteles son los principales campos de investigacioacuten y aplicacioacuten a los que la AA se ha orientado y en los que se ha conso-lidado desde sus comienzos

54 Ejemplos de muchos trabajos con estos y otros enfoques han sido publi-cados en la revista Arqueologiacutea de la Arquitectura

Desde las primeras fases de su desarrollo distintos auto-res reivindicaron que el estudio del edificio debiacutea ser el instrumento base que permitiera generar investigaciones sobre temas maacutes generales (Brogiolo 2002 24) que la AA fuese una disciplina histoacuterica que contribuyese a la elaboracioacuten de una historia social de nuestro pasado a traveacutes del registro arqueoloacutegico impulsando nuevos problemas histoacutericos y la creacioacuten de nuevos aacutembi-tos de investigacioacuten (Azkarate et al 2002a 8) Pero precisamente la observacioacuten de la arquitectura desde una oacuteptica estratigraacutefica permitioacute ver cada edificio no como un modelo de estudio que representaba a un de-terminado estilo arquitectoacutenico sino como un resultado uacutenico de distintos modos de construir funciones usos y representaciones simboacutelicas ldquoLa historia de la arqui-tectura se convierte asiacute en una historia de los modos de construir maacutes que de lo construido Es necesaria pues la adopcioacuten de nuevas propuestas epistemoloacutegicas que complementen las propuestas que hasta ahora se han seguido en los estudios de la arquitecturardquo que permitan comprender los procesos sociales que se encuentran detraacutes de una secuencia estratigraacutefica para pasar de hacer estratigrafiacutea a hacer arqueologiacutea ldquoexplorando las muacuteltiples posibilidades que ofrece la arquitectura maacutes allaacute de su consideracioacuten como contenedora de objetos o soporte de estilordquo (Azkarate et al 2002a 8)

Existe un uacuteltimo aspecto importante que estaacute re-lacionado con la formacioacuten y consolidacioacuten de la AA en determinado contextos y muy especialmente en la peniacutensula ibeacuterica La AA trabaja fundamentalmente con un tipo de registro el patrimonio edificado que se encuentra todaviacutea en uso o que estaacute sujeto a constantes procesos de intervencioacuten restauradora o rehabilitadora Ya hemos visto como este patrimonio tras un proceso de re-conceptualizacioacuten estaacute siendo objeto de estudio de la AA a traveacutes de una importante renovacioacuten meto-doloacutegica y del planteamiento de nuevos modelos inter-pretativos del registro construido Pero hay que antildeadir que la AA nace comprometida socialmente (Azkarate et al 2002a 9) como parte integrante de la disciplina arqueoloacutegica ha heredado sus presupuestos episte-moloacutegicos y comparte aspectos como los que apunta Criado-Boado sobre la arqueologiacutea en general ldquocomo intervencioacuten intenta restablecer el sentido original de esos objetos en un universo actual tendraacute que ser siem-pre una empresa intelectual cognitiva y la gestioacuten de los recursos arqueoloacutegicos una praacutectica interpretativa realizada desde coacutedigos concretos y en niveles diferen-tes La Arqueologiacutea sea Puacuteblica Comercial Acadeacutemica

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(Criado-Boado 2002 92)57 Por ello el anaacutelisis histoacuterico debe ser imprescindible dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en conjuntos construidos permitiendo a par-tir de eacutel restituir la memoria colectiva (Brogiolo y Quiroacutes 2002 209) la memoria social (Criado-Boado 2002 91)

Se podriacutean poner muchos ejemplos para mostrar como la AA se ha convertido en una potente herramienta de conocimiento histoacuterico pero quizaacutes dos de los maacutes paradigmaacuteticos en nuestro contexto peninsular sean por una parte los trabajos liderados por Luis Caballero Zoreda del Grupo de Investigacioacuten en Arqueologiacutea de la Arquitectura del CSIC para las iglesias altomedieva-les de la peniacutensula y por otra los desarrollados por el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU dirigido por Agustiacuten Azkarate en la Cate-dral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz a los que ya nos hemos referido en varias ocasiones

Otro aspecto a destacar es que a pesar del enorme potencial de la AA para el estudio de la arquitectura de cualquier periacuteodo al que nos enfrentemos no debemos olvidar que eacutesta es un elemento sumamente complejo cuya formacioacuten y transformaciones responden a diferen-tes aspectos que se pueden escapar a su estudio exclusi-vo desde esta estrategia de investigacioacuten si tiene un foco de mira muy reducido (Caballero 2002 98) Por ello consideramos que los planes integrales que focalizan sus objetivos en el conocimiento de nuestro patrimonio construido se tienen que articular en torno a una impor-tante multiplicidad de disciplinas que realmente se in-tegren entre siacute58 para estudiar conocer y valorar eacuteste de la forma maacutes completa posible En este sentido nuestra propuesta intenta abordar la investigacioacuten en patrimonio construido desde dos estrategias de investigacioacuten como hemos dicho AA y ArPa atendiendo asiacute a varios niveles espaciales y de significacioacuten en los que se manifiesta la arquitectura Como apunta Caballero todas estas dis-ciplinas aplicadas a las construcciones histoacutericas bajo objetivos convergentes nos ofrecen informaciones de distinto caraacutecter que no son excluyentes ni determi-nantes pero siacute complementarias Aplicar este tipo de perspectivas a todos los proyectos arqueoloacutegicos en los que participemos no es siempre posible dependeraacute de la casuiacutestica de cada proyecto pero nuestro objetivo debe-riacutea ser intentar que esta mirada transdisciplinar lo sea

57 Creemos que es dentro de estas coordenadas como ha de entenderse la filosofiacutea que habiacutea detraacutes del proyecto Catedral de Vitoria o de otros llevados a cabo por el mismo grupo de investigacioacuten (Azkarate 2002b 57-58)58 Respondan como deciacutea Azkarate (2004 45) a una mirada interdisciplinar e incluso si es posible transdisciplinar

Herramienta para el conocimiento histoacuterico

Parenti se refiere a la informacioacuten histoacuterica ldquolegiblerdquo en las superficies arquitectoacutenicas como ldquola autenticidad de la construccioacuten arquitectoacutenicardquo (Parenti 2001 44) o lo que es lo mismo la arquitectura y las huellas que la actividad humana y los procesos naturales han ido de-jando sobre ella son la primera fuente documental sobre la historia del edificio y la sociedad que lo ha generado De ahiacute la necesidad de estudiarlas adecuadamente de entenderlas como Cultura Material y de su potencial para la Historia

Con la introduccioacuten de la AA se produce un salto res-pecto a praacutecticas anteriores en el estudio de los espacios construidos Simplificando mucho las aproximaciones que se haciacutean a la arquitectura desde la arqueologiacutea se quedaban muchas veces en la mera descripcioacuten de sus materiales o de sus formas para definir sus caracteriacutesticas principales y clasificarlas encuadrarlas en un momento histoacuterico concreto o en determinado estilo arquitectoacutenico establecidos desde disciplinas como la Historia del Arte o la Historia de la Arquitectura Si bien la AA atiende tambieacuten a la materialidad de la arquitectura no se limita a identificar los materiales con los que estaacute realizada sino que intenta entender y explicar por queacute se emplean unos materiales unas formas arquitectoacutenicas o unas teacutecnicas constructivas y relacionarlo con la sociedad que los ha utilizado trata de introducir todos estos y otros aspectos en unas coordenadas espacio-temporales y sociales55 a partir del cambio conceptual al que hemos hecho men-cioacuten por el que la arquitectura se entiende como ldquopotente medio de conocimiento de los contextos sociales y pro-ductivos que la generanrdquo (Azkarate 2002a 57) Para este autor esta idea es la mayor aportacioacuten de la AA puesto que la condicioacuten primigenia del monumento es la dimensioacuten documental por la riqueza informativa que nos suminis-tra a traveacutes del anaacutelisis de lo material sobre el edificio y su contexto social56 porque una sociedad ldquomientras cons-truye edificios en realidad construye la sociedad mismardquo

55 Estos cambios en la disciplinas no son exclusivos de la AA o de la Ar-queologiacutea en general sino que tambieacuten se muestran en la propia Arquitec-tura cuando algunos autores reivindican por ejemplo el paso de una teoriacutea procedimental a una teoriacutea sustantiva ldquoMientras que la teoriacutea procedimental describe coacutemo hacer arquitectura la teoriacutea sustantiva explica por queacute la arquitectura deberiacutea ser hecha de cierto modorsquo en clara referencia al mundo socio-cultural en lugar de procesos auto-referidosrdquo (Rabiacute 2005)56 Azkarate se refiere aquiacute a una de las tres dimensiones que posee un monu-mento arquitectoacutenico seguacuten recuerda A Gonzaacutelez (Azkarate 2002b 57) la dimensioacuten documental la arquitectoacutenica y la significativa

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restaurarlo rehabilitarlo o ponerlo en valor desde proyectos focalizados en monasterios o fortalezas que se iban a convertir en hoteles restos de murallas sobre las que se pretendiacutea construir viviendas de obra nueva o edificaciones rurales abocadas a desaparecer Y a cada uno de ellos corresponde una relacioacuten distinta que podriacutea ser representativa de los modos de relacioacuten socio-profesional entre arquitectos-as e historiadores-asarqueoacutelogos-as

Basaacutendonos tambieacuten en nuestra praacutectica diriacuteamos que existen algunos planteamientos que deberiacutean tener-se en cuenta a la hora de intervenir en un edificio histoacute-rico y que deben tener presente tanto su irrepetibilidad como su propiedad compartida

En primer lugar destacar la irrepetibilidad del pa-trimonio60 Cada objeto patrimonial cada arquitectura posee unos valores propios e intriacutensecos por tanto no existen recetas universales para la actuacioacuten en materia de patrimonio construido ni tampoco para su estudio y comprensioacuten Pueden por un lado aplicarse herra-mientas consensuadas desde las que identificar deter-minados patrones que se repiten tanto sincroacutenica como diacroacutenicamente determinadas teacutecnicas constructivas determinadas iconografiacuteas o relaciones espaciales que son replicadas y adaptadas en distintas arquitecturas tal y como propone la AA Por otro pueden tratar de interpretarse estos espacios construidos desde distintos modelos interpretativos O tambieacuten se puede plantear la intervencioacuten restauradora acudiendo a la experien-cia acumulada sobre el uso de materiales la recupe-racioacuten de antiguas teacutecnicas el conocimiento sobre las relaciones y diaacutelogos entre lo contemporaacuteneo y el pasadohellip61 Cada uno de estos aspectos se manifiesta de manera individual en cada arquitectura motivado por factores sociales teacutecnicos medioambientales o de disponibilidad de materiales y solamente la conjun-cioacuten (y comprensioacuten) de todos ellos al uniacutesono tendraacute como resultado un producto final que no otro que es el edificio la construccioacuten histoacuterica o el paisaje arqui-tecturizado

60 ldquoCada comunidad teniendo en cuenta su memoria colectiva y consciente de su pasado es responsable de la identificacioacuten asiacute como de la gestioacuten de su patrimonio Los elementos individuales de este patrimonio son portadores de muchos valores los cuales pueden cambiar en el tiempo Esta variabilidad de valores especiacuteficos en los elementos define la particularidad de cada pa-trimonio A causa de este proceso de cambio cada comunidad desarrolla una conciencia y un conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimoniordquo Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000)61 Son muchas las propuestas en este sentido por ejemplo algunas de las que recogen Mileto y Vegas (2004) o Doglioni (2002 y 2011)

fusionando o vertebrando incluso este tipo de interven-ciones en planes de investigacioacuten de mayor envergadura

Herramienta para la praxis restauradora

La praacutectica restauradora en los uacuteltimos antildeos del siglo XX y primeros del XXI se mueve entre dos plantea-mientos que si bien son complementarios chocan en algunos aspectos por las propias contradicciones que conllevan a la hora de llevarlos a la praacutectica Por un lado hablamos de la necesidad de conservar nuestro pa-trimonio construido y su memoria para las generaciones futuras y por otro de la necesidad de seguir habitando ese patrimonio lo que supone intervenir sobre eacutel

Muchos son los debates que tratan el tema de la conservacioacuten restauracioacuten y rehabilitacioacuten del patri-monio arquitectoacutenico Podemos encontrar opiniones en las que en materia de ciudades histoacutericas se ve la intervencioacuten como la buacutesqueda de un equilibrio entre la proteccioacuten la revalorizacioacuten y la revitalizacioacuten de los espacios patrimoniales y la necesidad de introducir nue-vos elementos que mantengan a la ciudad viva (Gallego 2000 9-10) u otras donde la intervencioacuten-restauracioacuten tiene una lectura doble y contraria como vehiacuteculo de la evolucioacuten o como baluarte contra la evolucioacuten (Manieri 2002 23-24) Opiniones que reflejan esta dualidad y que confrontan la proteccioacuten y la transformacioacuten de las ciudades histoacutericas El problema en este punto es coacutemo encontrar un justo equilibrio entre ambos extremos donde la praacutectica restauradora es sinoacutenima por un lado de intervencioacuten que introduce cambios que permiten seguir usando los espacios construidos aportaacutendoles nuevos usos o recuperando otros viejos y por otro se entiende como vehiacuteculo para la conservacioacuten de nuestro patrimonio construido tanto de sus valores materiales como inmateriales59 Y es aquiacute donde la AA juega un importante papel

Es innegable la relacioacuten que existe entre la praacutec-tica restauradora y la AA Si valoramos nuestra propia praacutectica los proyectos en los que hemos intervenido con escasas excepciones estaban relacionados con la intervencioacuten en patrimonio construido bien para

59 El cortometraje ldquoO Castelo da froitardquo httpswwwyoutubecomwatchv=BbPdFtkstjw fue presentado recientemente en el I Festival de Cur-tametraxes sobre o Patrimonio Arqueoloacutexico da Provincia de Pontevedra Te-learqueoloxiacutea 2016 En eacutel se muestra la percepcioacuten que parte de la vecindad de la villa de A Guarda tiene del Castelo de Santa Cruz y su reciente recupe-racioacuten patrimonial Y no todas hacen la misma lectura de esta trasformacioacuten

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previos llevados a cabo bajo los planteamientos meto-doloacutegicos de la AA y de otras disciplinas han permitido intervenciones posteriores mutiladoras y transforma-doras del patrimonio bajo la justificacioacuten de que habiacutea sido previamente estudiado En otras ocasiones los estudios previos son muy deficientes pero simplemente se consideran vaacutelidos por llevar el apellido ldquoanaacutelisis es-tratigraacuteficordquo o ldquoarqueologiacutea de la arquitecturardquo En ese sentido compartimos la idea de Antoni Gonzaacutelez ldquola lectura estratigraacutefica debe ser un medio y no un fin en siacute mismordquo (en Brogiolo y Quiroacutes 2002 209)

Herramienta para la conservacioacuten

Las y los profesionales que nos dedicamos a la gestioacuten del patrimonio debemos tener como un objetivo funda-mental su conservacioacuten (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000)

Hemos visto que el conocimiento histoacuterico debe ser consubstancial al acto de restauracioacuten y que en este acto debiacutea haber un proceso previo en el que no soacutelo identificaacutesemos la historia del edificio sino todo aquello relativo a su materialidad como informacioacuten necesaria para la elaboracioacuten del proyecto de restauracioacuten (Mi-leto y Vegas 2004 155) Lograr este conocimiento se puede hacer desde muchos aacutembitos disciplinares La experiencia acumulada en las uacuteltimas deacutecadas en aque-llos proyectos que se han dedicado a abordar el estudio del patrimonio edificado desde la AA demuestra que esta estrategia de investigacioacuten genera ademaacutes de una interpretacioacuten sobre el espacio construido analizado un importantiacutesimo volumen de datos que van desde la documentacioacuten geomeacutetrica del patrimonio hasta la informacioacuten relativa a las unidades estratigraacuteficas iden-tificadas tanto desde su georreferenciacioacuten en el edificio hasta aspectos de tipo descriptivo e interpretativo o a la evolucioacuten de sus espacios Toda esta informacioacuten corresponde loacutegicamente al momento previo de inter-vencioacuten en el edificio intervencioacuten que tambieacuten deberaacute documentase puesto que pasaraacute a constituir una nueva etapa en el mismo64 y constituye un material importan-tiacutesimo que contribuye a la conservacioacuten de la memoria de los espacios construidos

Este proceso de documentacioacuten se puede llevar a cabo desde varios planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos pero lo cierto es que la AA gracias al corpus metodoloacutegico que

64 ldquoNo se trata de congelar el edificio sino maacutes bien de concebir la interven-cioacuten como una fase maacutes de la estratificacioacutenrdquo (Mileto 1999 14)

Teniendo en cuenta lo anterior y aceptados los principios que se recogen en la Carta de Cracovia62 el proceso de conocimiento previo del edificio es una fase irrenunciable para cualquier intervencioacuten no soacutelo porque nos permite acceder a aspectos de la biografiacutea del edificio sino porque a traveacutes de ese conocimiento comprenderemos las soluciones que se adoptaron en el pasado y ayuda a la toma de decisiones en el presente Sin embargo todaviacutea no existe una reflexioacuten criacutetica ni una conciencia suficiente sobre la consubstancialidad entre el ldquoconocimiento de un monumentordquo y el ldquoacto de su restauracioacutenrdquo (Azkarate 2002b 59)

No podemos olvidar tampoco la propiedad del patrimonio puesto que pertenece a la sociedad y como depositaros que somos debemos reivindicar que la in-tervencioacuten en patrimonio construido se realice bajo cri-terios consensuados democraacuteticamente por la totalidad de la sociedad a la que toca intervenirlo en un momento concreto de su historia aspecto que no suele tenerse en cuenta

Un ejemplo concreto que ilustra la potencialidad de la AA dentro del proceso restaurador se encuentra en los trabajos realizados en la catedral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz por los arquitectos Caacutemara y Latorre (Caacutemara y Latorre 2002) a traveacutes del cual se analizoacute el comportamiento de las estructuras construidas de la catedral Los autores nos muestran coacutemo debiacutean com-prender a queacute periacuteodo correspondiacutea tal o cual comporta-miento estructural y queacute soluciones se habiacutean adoptado en aquel momento para corregirlo Esto no hubiera sido posible sin un estudio previo del edificio Del mismo modo se muestra que los resultados del estudio estruc-tural pudieron ayudar en muchas ocasiones a resolver otro tipo de preguntas histoacutericas Las conclusiones de estos y otros anaacutelisis se tuvieron en cuenta a la hora de tomar decisiones en el proceso global de restauracioacuten del edificio63

La relacioacuten AARestauracioacuten tambieacuten ha tenido consecuencias negativas para el patrimonio edificado pues no han sido pocas las ocasiones en las que la una ha justificado a la otra y viceversa Existen numerosos ejemplos en los que un importante gasto en estudios

62 La Carta de Cracovia hace una mencioacuten expliacutecita a los proyectos de restauracioacuten del patrimonio edificado ldquoSemejante conservacioacuten requiere un apropiado lsquoproyecto de restauracioacutenrsquo que defina los meacutetodos y los objetivos En muchos casos esto ademaacutes requiere un uso apropiado compatible con el espacio y significado existente Las obras en edificios histoacutericos deben prestar una atencioacuten total a todos los periodos histoacutericos presentesrdquo63 Recomendamos las conclusiones de su ponencia en el Seminario celebra-do en Vitoria-Gasteiz en el antildeo 2002 (Caacutemara y Latorre 2002 154)

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legislado65 Este es un aspecto que todaviacutea no hemos reivindicado lo suficiente No puede ser que la conser-vacioacuten de cierto tipo de patrimonio siga dependiendo de la sensibilidad de un investigador un teacutecnico un gestor o un poliacutetico66

La informacioacuten resultante del estudio de un espacio construido desde la AA puede resultar muy heterogeacutenea va desde los resultados de la lectura estratigraacutefica su interpretacioacuten y el establecimiento de las fases del edi-ficio hasta su representacioacuten graacutefica con anterioridad a la intervencioacuten o como resultado de las interpretaciones de las lecturas o de la aplicacioacuten de otro tipo de anaacute-lisis empleando por ejemplo reconstrucciones de los diferentes momentos de uso pasando por el vaciado documental el estudio de las tipologiacuteas edilicias o de las teacutecnicas constructivas Pero toda ella contribuye a la creacioacuten de archivos documentales del patrimonio cons-truido que ayudan a su conservacioacuten convirtieacutendose asiacute en un instrumento de primer orden en este sentido

Esta conservacioacuten se puede llevar a cabo de muchas maneras pero es tambieacuten fundamental su transmisioacuten y reversioacuten a la sociedad desarrollando los uacuteltimos esla-bones de la Cadena de Valor del Patrimonio Por ello diferentes autores han reivindicado siempre como una de las fases del proceso de estudio la elaboracioacuten de archivos documentales en los que se ponga a disposicioacuten puacuteblica la informacioacuten obtenida de este tipo de estudios y la publicacioacuten de los resultados (Caballero 1995 44) Eacutesta es una parte fundamental en todo el proceso de revalorizacioacuten de patrimonio

65 ldquoLa Arqueologiacutea de la Arquitectura al no estar reglamentada resulta laquoin-visibleraquo para la Administracioacuten Para que eacutesta encargue su aplicacioacuten tiene no soacutelo que ser consciente de su existencia sino de su necesidad y del traacutemite que puede seguir para gestionarla Como este camino no estaacute normativizado es necesario que lo siga un intermediario al que hemos llamado laquoresponsa-bleraquo una persona interesada que normalmente puede ser el arqueoacutelogo [hellip] o el arquitecto encargado de la intervencioacuten o un teacutecnico responsable con funciones administrativopoliacuteticas conocedor del meacutetodo y atraiacutedo por su introduccioacutenrdquo (Caballero 2004 129)66 Un ejemplo reciente de este debate se puede ver en el artiacuteculo de Aacutelvaro de Coacutezar y Joseacute Marcos ldquoLa ciudad descatalogadardquo publicado el 14 de abril de 2013 en El Paiacutes que hace referencia a nueva ley autonoacutemica de patrimo-nio madrilentildea ldquoLa arqueologiacutea es seguacuten denuncian los criacuteticos una de las grandes perdedoras con la nueva Ley de Patrimonio lsquoCon la nueva ley el valor arqueoloacutegico queda difuminado y casi eliminado La labor arqueoloacutegica queda bastante defenestradarsquo asegura Diana Diacuteaz presidenta del Colegio de Arqueoacutelogos de Madrid La ley elimina la obligatoriedad de realizar infor-mes arqueoloacutegicos preventivos en los proyectos de construccioacuten Sin esos informes las excavadoras pueden arrasar yacimientos sin que nadie se diera cuenta lsquoLa ley no va a afectar a yacimientos como el de Titulcia declarado BIC el pasado agosto Pero para llegar a esa declaracioacuten antes de todo eso tuvieron que ir arqueoacutelogos descubrir los yacimientos que habiacutea y documen-tarlosrsquo concluye la arqueoacutelogardquo

ha desarrollado en las uacuteltimas deacutecadas se ha convertido en una potente herramienta para la conservacioacuten Por todo lo que hemos visto es importante incorporar dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en espacios construidos un riguroso programa de estudio desde el que se empleen las herramientas maacutes adecuadas en cada caso Esto implica tambieacuten disentildear y planificar las intervenciones en todas sus fases que loacutegicamente deben contemplar una fase previa de documentacioacuten Somos conscientes de que durante el proceso restaurador ciertos aspectos de la biografiacutea del edificio pueden llegar a perderse ante la propia y necesaria salvaguarda de la totalidad del mismo o ante la decisioacuten consensuada de priorizar ciertos elementos del edificio sobre otros ante la imposibilidad de conservar todos ellos (motivo por el cual debemos documentar todo el proceso y aprovechar la oportunidad uacutenica que para el conocimiento supone esta praacutectica) Esa fase previa irrenunciable de conocimiento de los espacios construidos permite obtener infinidad de datos que hay que interpretar y conservar para futuras investigaciones intervenciones o para su disposicioacuten puacuteblica La AA se ha mostrado como una de las estrategias de investigacioacuten maacutes rigurosas productivas y eficaces porque intenta comprender las construcciones histoacutericas de forma sincroacutenica y diacroacutenica a traveacutes de su materialidad y desde dentro de siacute mismas

No entendemos por queacute despueacutes de dos deacutecadas largas de desarrollo de la AA en Espantildea en las que se ha demostrado su potencialidad y se ha teorizado sobre la fragilidad del patrimonio construido sobre su irrepe-tibilidad sobre la necesidad y obligatoriedad de llevar a cabo proyectos de restauracioacuten respetuosos con este patrimonio y con los valores materiales e inmateriales de los que es portador todaviacutea en 2016 las legislaciones estatal y autonoacutemicas en su mayoriacutea no presentan las mismas cautelas a la hora de intervenir en patrimonio construido que por ejemplo en patrimonio arqueoloacute-gico ldquoconvencionalrdquo Si no es posible llevar a cabo en muchas comunidades un proyecto de construccioacuten de una autopista sin que haya una evaluacioacuten previa de im-pacto ambiental y arqueoloacutegico que conlleve el estudio de cada uno de los elementos arqueoloacutegicos que vayan a ser afectados por este proyecto iquestcoacutemo es posible sin embargo actuar sobre nuestros cascos histoacutericos mo-nasterios fortalezas o paisajes construidos sin que haya una documentacioacuten previa exhaustiva de los mismos En la mayor parte de los casos su documentacioacuten de-penderaacute de la mayor o menor sensibilidad de los teacutecni-cos que formen parte de direccioacuten general de patrimonio que corresponda cuando este aspecto tendriacutea que estar

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de la Catedral de Santa Mariacutea (Azkarate et al 2002b) o Salinas de Antildeana67 (Plata Montero 2008 y 2009)68

Para concluir breves aportaciones de la AA

Recientemente se apuntaba que nadie puede negar una evolucioacuten desde los momentos iniciales de la AA ldquoen los que los testimonios arquitectoacutenicos no eran para los arqueoacutelogos sino contenedores de contextos estratigraacute-ficos que permitiacutean su secuenciacioacuten histoacuterica a otros maacutes recientes en los que se enfatiza tambieacuten su capaci-dad para acceder a dimensiones simboacutelicas y sociales o se reconoce su potencialidad para participar activamente en proyectos interdisciplinarios relacionados con la documentacioacuten conservacioacuten y socializacioacuten de los pai-sajes culturalesrdquo (Azkarate 2013 11) Hemos resentildeado algunos proyectos que ejemplifican este hecho

Sin embargo todaviacutea queda mucho por hacer para regularizar normativizar y democratizar la disciplina En la reunioacuten organizada en el Instituto del Patrimo-nio Cultural de Espantildea en 2009 se apuntaba hacia este hecho y en 2016 los que participamos en aquella reunioacuten todaviacutea no hemos realizado un documento en este sentido Sigue siendo ademaacutes necesario apostar por programas de formacioacuten en AA dentro de los planes es-peciacuteficos de arqueologiacutea pero tambieacuten de restauracioacuten arquitectoacutenica de arquitectura y de historia del arte Es necesario normativizar una exigencia por parte de las administraciones puacuteblicas de documentar los espacios construidos antes de ser intervenidos (insistimos en la idea de Azkarate de que el conocimiento es un acto

67 La investigacioacuten llevada a cabo en este valle salinero ha desencade-nado una serie de procesos sociales culturales y econoacutemicos que ponen de manifiesto la rentabilidad en teacuterminos patrimoniales y sociales de la aplicacioacuten de la cadena de valor del patrimonio (httpswwwgourmetsnetsalonindexphproute=actividades2Fexpositores2Fdetalleampexpositor_id=483576 httpwwwelcorreocomvizcayav20130409alavacola-boracion-valle-salado-anana-20130409html son algunos ejemplos de esta rentabilidad)68 Aunque estos son dos de los proyectos maacutes identificativos del actual Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido esta misma filosofiacutea y enfoque hacia la gestioacuten integral del patrimonio construido se ha apli-cado a otras proyectos desarrollados maacutes recientemente como el que el grupo lleva a cabo en el Fuerte Sancti Spiritus (Puerto Gaboto Santa Fe Argentina) y su entorno (Azkarate et al 2012) con presencia en las redes sociales (httpswwwfacebookcomProyectoFuerteSanctiSpiritusArgentina) Existen otros muchos proyectos arqueoloacutegicos llevados a cabo por otros grupos y planteados desde la gestioacuten integral del patrimonio pero hemos acudido a estos ejemplos porque nos interesaba hacer hincapieacute aquiacute en trabajos desarrollados para este fin desde la AA o al menos con una fuerte presencia de esta estrategia de investigacioacuten en sus planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos

Herramienta para la gestioacuten

Recordemos que una de las mayores aportaciones de la AA a la arqueologiacutea y la historia fue comprender que las arquitecturas eran un potente medio de conocimien-to de los contextos sociales y productivos que las gene-raron (Azkarate 2002a 57) Pero ldquoseriacutea un grave error estrateacutegico y metodoloacutegico (tambieacuten deontoloacutegico) preocuparnos uacutenicamente del conocimiento histoacuterico ignorando la situacioacuten que vive el patrimonio edifica-dordquo (Azkarate 2002a 58) Y efectivamente de nada nos valdriacutea seguir aumentando el conocimiento sobre nuestra arquitectura ampliando o completando estu-dios anteriores si no somos capaces de gestionar este patrimonio y en la gestioacuten entran todos los aspectos anteriores el propio conocimiento la restauracioacuten o la conservacioacuten pero tambieacuten otros como la reversioacuten del conocimiento a la sociedad su divulgacioacuten y difusioacuten la toma de decisiones sobre el presente y futuro de ese patrimonio la participacioacuten de la sociedad en esa toma de decisiones etc

Uno de los aspectos que maacutes interesaba desarrollar en la propuesta de la que deriva este texto era contri-buir a generar un modelo de gestioacuten integral del patri-monio construido o al menos identificar determinados procesos que se puedan adaptar a generar modelos de gestioacuten integral que se adecuacuteen a cada caso si bien es cierto este aspecto no se trata en este texto pues presentar ese modelo no es su objetivo Simplemente queremos incidir en que es en el campo de la gestioacuten del patrimonio construido donde la AA presenta un grandiacutesimo potencial no soacutelo por la contribucioacuten que precisamente ha realizado a la gestioacuten integral de ese patrimonio (anaacutelisis documentacioacuten restauracioacuten re-habilitacioacuten puesta en valor socializacioacuten conserva-cioacuten etc) sino porque en la mejora de esa gestioacuten se han desarrollado diferentes teacutecnicas que han permitido la renovacioacuten de la disciplina arqueoloacutegica contribu-yendo a generar una estructura retroalimentada entre los procesos teacutecnicos y la investigacioacuten (Azkarate 2002b 61)

Es precisamente desde la comprensioacuten de la dife-rentes dimensiones del patrimonio y de su potencialidad como multi-recurso donde surgen proyectos que en su planteamiento intentan atender a todos los eslabones de la cadena de valor del patrimonio y evidentemente a su gestioacuten desde los aacutembitos maacutes diversos (cientiacutefico cultural social poliacutetico econoacutemicohellip) Soacutelo desde es-tas perspectivas se pueden entender proyectos como el

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arqueologiacutea comienza a formar parte del proceso de restauracioacuten logrando codificar un protocolo de inter-vencioacuten estratigraacutefica integral de los edificios analizados (Loacutepez Mullor 1993 1999 2002 y 2011) Y gracias a la vertiente social de muchos de los proyectos planteados (volvemos a remitirnos tanto a los trabajos que se lleva-ron a cabo desde el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic ndashLoacutepez Mullor 1993ndash como desde el Grupo de Investi-gacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU)

No han faltado tampoco aquellos grupos e inves-tigadores que han empleado la AA como herramienta para la revisioacuten de modelos interpretativos anteriores y la construccioacuten de nuevos modelos tal es el caso del trabajo de Luis Caballero y su equipo sobre las iglesias altomedievales de la peniacutensula ibeacuterica (Caballero y Utrero 2005) o de Juan Antonio Quiroacutes y el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio y Paisajes Culturales que dirige sobre la Alta Edad Media

Pero como deciacuteamos auacuten quedan pasos por dar hasta lograr sobre todo la regularizacioacuten y normati-vizacioacuten de la disciplina Es tal vez momento para la reflexioacuten sobre queacute camino queremos construir en el futuro y cuaacuteles con las necesidades fundamentales para que la AA consolide su papel dentro de la historia de la arqueologiacutea Y creo que puede ser de la mano de otras compantildeeras como la ArPa como pueda maximizar sus potencialidades

OTRAS MIRADAS UNA PROPUESTA INTEGRADORA A MODO DE CONCLUSIOacuteN

Estos fueron los conceptos y marcos teoacutericos desde los que se abordoacute la investigacioacuten sobre paisajes for-tificados que comentaacutebamos al inicio de este texto En el primer caso intentamos revisar dos conceptos clave en nuestra aproximacioacuten los de arquitectura y paisaje observaacutendolos desde la matriz que representa la onto-logiacutea del Patrimonio Arqueoloacutegico (PA) empleada por Criado-Boado (2012 193-194) A partir de esta matriz presentamos ambos elementos patrimoniales como ma-terializacioacuten de un concepto resultado de un proceso y recurso del pasado en el presente Esta conceptualiza-cioacuten comuacuten nos permitioacute estudiarlos desde una misma perspectiva y dentro de una misma matriz espacial Unificar el estudio de ambas entidades era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas las arquitecturas defensivas to-das las estructuras asociadas a ellas y el territorio en el

consubstancial a la restauracioacuten) Algunas de las praacutecti-cas que se han llevado a cabo en nombre de la AA desde diferentes aacutembitos sin la formacioacuten necesaria simple-mente por considerarse que muchas de las metodologiacuteas que se aplican al estudio de los edificios histoacutericos no son destructivas sin tener en cuenta que las consecuen-cias de esos informes siacute pueden llegar a serlo tienen que dejar de producirse o al menos conllevar una reflexioacuten profunda sobre sus consecuencias Independientemen-te de que nuestras interpretaciones sobre los espacios construidos puedan ser o no cuestionadas el acto de registrar la informacioacuten que nos proporcionan los docu-mentos construidos y los contextos en lo que se ubican es un acto fundamental en arqueologiacutea y de una tremen-da irresponsabilidad no llevarlo a cabo adecuadamente

Finalmente nos gustariacutea remarcar algunos aspectos ya comentados que hacen hincapieacute en la importancia que la AA estaacute teniendo en la renovacioacuten arqueoloacutegica de las uacuteltimas deacutecadas En primer lugar un aspecto a destacar es el alto grado de publicacioacuten que ha tenido desde el comienzo de su desarrollo en Europa ya que desde momentos muy tempranos contoacute con el suple-mento Archeologia dellrsquoArchitetura dentro de la revista Archeologia Medievale (httpwwwbibarunisiitrivis-tearcheologia-dellarchitettura) o con la publicacioacuten de monograacuteficos en revistas o de actas de distintos cursos congresos y encuentros que iban mostrando los avances en la disciplina69 lo cual contribuyoacute a su raacutepida difusioacuten que a su vez ayudoacute a paliar la importante carencia de formacioacuten especiacutefica en AA que existiacutea (y existe) en la mayoriacutea de las universidades espantildeolas sobre todo en los primeros antildeos de su implantacioacuten en la peniacutensula

Por otra parte cabe destacar tambieacuten que desde su inicio la AA tuvo una vertiente muy aplicada tanto en el desarrollo metodoloacutegico como en la transferencia de conocimiento gracias sobre todo a su vinculacioacuten con el campo de la restauracioacuten desde el que se abrieron nuevos caminos para la misma Es el caso por ejemplo de la importante labor desarrollada por el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic Local de la Diputacioacuten de Bar-celona de la mano de Antoni Gonzaacutelez Moreno-Navarro (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999a y 1999b Gonzaacutelez Moreno-Navarro et al 1990) donde se consolidoacute un equipo dedicado a la restauracioacuten arquitectoacutenica en el que se primaba la interdisciplinariedad y donde la

69 Archeologia dellrsquoArchitettura 2 Caballero y Latorre 1995 Caballero y Escribano 1996 Fontenla 1997 y 1998 Azkarate 2002ordf y 2003 Ayaacuten et al 2003 por ejemplo

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nuestra estrategia de investigacioacuten deriva directamente del concepto teoacuterico de espacio de su interpretacioacuten en el campo de la arquitectura y de coacutemo acaba contribu-yendo a la investigacioacuten de las arquitecturas preteacuteritas Haremos un breve recorrido por estas temaacuteticas antes de llegar a la conclusioacuten que nos interesa

Recordemos que la arquitectura es ante todo una tecnologiacutea constructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) Anali-zando la configuracioacuten formal de una construccioacuten se puede por un lado encontrar ciertas pautas de regu-laridad que la hacen coherente dentro de un patroacuten de racionalidad y por otro identificar recurrencias estruc-turales que indiquen un determinado modo de concebir el espacio en esa cultura En la arquitectura fortificada de eacutepoca moderna el baluarte constituye un elemento que se repite y confiere una forma caracteriacutestica a este tipo de fortificacioacuten (poliacutegonos estrellados) pero maacutes allaacute de ser un elemento representativo de la arquitectura que analizamos formalmente hablando tambieacuten lo es de los principios que la generan de su patroacuten de racio-nalidad El baluarte es una figura que evoluciona a partir de los cubos de la muralla medieval para intentar paliar los efectos que en eacutesta produjo la introduccioacuten de la ar-tilleriacutea los cubos evolucionan hacia formas triangulares primero el bastioacuten y maacutes tarde el baluarte Eacuteste tiene forma de punta de flecha con dos caras dos flancos y una gola Supone ldquouna forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular [hellip] que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzado Su propia defensa partiacutea de los flancos y orejonesrdquo (Porras 1995 53) Es decir es una figura que materializa una de las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada ldquoMAXIMA Nordm1 Todas las partes de la fortificacioacuten deben ser vistas y flanqueadas las unas de las otrasrdquo (Lucuze 1772 en Porras 1995 48) El mismo argumento podriacuteamos usar para el concepto paisaje que veiacuteamos coacutemo tambieacuten su-poniacutea la materializacioacuten del patroacuten de racionalidad que estaacute detraacutes de la fortificacioacuten del periacuteodo que nos ocupa al llevar al territorio los mismos principios que regiacutean la arquitectura La conceptualizacioacuten final del PF moderno que surgioacute de nuestra investigacioacuten y que veremos maacutes adelante apoya esta afirmacioacuten

Teniendo en cuenta las conclusiones obtenidas en nuestro trabajo proponemos dar un salto hacia una nocioacuten simbioacutetica de ambos conceptos que nos permita estudiarlos de forma conjunta sin renunciar a las espe-cificidades de cada uno de ellos y a su individualizacioacuten

que se insertan conforman un paisaje construido por lo que su valorizacioacuten y caracterizacioacuten como entidades aisladas no creiacuteamos que fuese la estrategia adecuada a nuestro fin de caracterizar este paisaje

El estudio en detalle y por separado de la arquitec-tura y el paisaje permitioacute en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico y acceder a un mayor nuacutemero de elementos materiales e inmate-riales que conforman ambas realidades pero intentar introducir dentro del proceso de caracterizacioacuten y valo-rizacioacuten del registro arqueoloacutegico al paisaje y la arqui-tectura conjuntamente nos permite acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta aboga por abordarlas como parte integrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Detraacutes del planteamiento de aquella investigacioacuten no soacutelo estaba abordar su estudio conjunto sino pro-poner tambieacuten un modelo de trabajo Nuestra intencioacuten era plantear una estrategia o programa de investigacioacuten arqueoloacutegico (PIA) en Paisajes Fortificados (PF) Un PIA necesita ldquoproveerse de una formulacioacuten teoacuterica pertinente que incluya reflexiones y dispositivos que le permitan dar cuenta de aquel segmento de la realidad que investigardquo (Id 178) en nuestro caso los paisajes culturales El autor analiza los aspectos que debe incluir un PIA70 (Criado-Boado 2012 178-179) una ontologiacutea una epistemologiacutea una base teoacuterica una propuesta me-todoloacutegica una metodologiacutea un meacutetodo unos modelos interpretativos y una dimensioacuten criacutetica Haremos aquiacute simplemente una reflexioacuten sobre el modelo de trabajo que construimos para abordar el estudio de los PF

Desde la arquitectura y el paisaje hacia el espacio construido

Tras haber analizado los conceptos de arquitectura y paisaje e identificarlos como baacutesicos en nuestra investi-gacioacuten era inevitable que emergiese el de espacio como sustancial en nuestro trabajo El Espacio es una de las dimensiones fundamentales de la investigacioacuten arqui-tectoacutenica y de determinada investigacioacuten arqueoloacutegica y de su concepcioacuten dependen las teacutecnicas analiacuteticas a emplear en su estudio Una parte imprescindible de

70 Nosotros hablamos de Programa de Investigacioacuten Arqueoloacutegica realmen-te el autor se refiere a un contexto maacutes amplio a un programa de investiga-cioacuten cientiacutefica

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con el tiempo (Criado-Boado 1993b 15 y ss) tal y como indica Foucault el primero es considerado como lo inmoacutevil lo muerto mientras que el tiempo era rico fecundo dejando al espacio en un segundo plano supe-ditado al tiempo

Pero en todos estos conceptos de espacio quedan muy empobrecidos aspectos de la vivencia espacial como la relacioacuten emocional y simboacutelica con el medio ambiente Englobando estos aspectos esenciales C Nor-berg-Schulz (1980 9-12) al hacer un estudio sobre la nocioacuten de espacio distingue entre varios conceptos es-pacio pragmaacutetico espacio perceptivo espacio existen-cial espacio abstracto espacio cognoscitivo del mundo fiacutesico espacio abstracto de las puras relaciones loacutegicas espacio expresivo o artiacutestico y espacio arquitectoacutenico73 Aunque estaacuten encadenados unos con otros (Mantildeana et al 2002 26) nos interesan aquiacute los dos uacuteltimos el primero porque acoge al segundo el segundo porque se puede definir como una concretizacioacuten del espacio existencial del hombre

En este breve recorrido por los distintos aacutembitos teoacutericos en los que se reflexiona sobre el concepto de espacio se observa que eacuteste ha pasado de ser una no-cioacuten con un uacutenico significado (lugar espacio tridimen-sional etc) a valorarse de forma multidimensional considerando tanto su concepcioacuten como matriz fiacutesica como la percepcioacuten que el ser humano tiene sobre eacutel y el significado cultural que lleva impliacutecito Este espacio multidimensional estaacute directamente relacionado con el patroacuten de racionalidad74 de la sociedad que lo genera y vive siendo ademaacutes la arquitectura (y el paisaje) el medio maacutes evidente de concretar los conceptos espa-ciales de esta racionalidad Quizaacutes sea el estudio de la espacialidad de una sociedad preteacuterita uno de los medios maacutes satisfactorios de acceder a su racionalidad como lenguaje que permanece

El espacio en Arquitectura espacio y paisaje espacio construido

En las uacuteltimas deacutecadas del siglo XIX nace la arquitectura moderna para romper con el eclecticismo decimonoacutenico dominante en ella destacan la fusioacuten de ornamentacioacuten y construccioacuten como unidad y el hecho de ser el primer movimiento que visualizoacute la nueva conciencia de la

73 Sobre el concepto de espacio veacutease tambieacuten Scruton 1979 43-52 y Sennet 199174 El pensamiento de Leacutevi-Strauss

cuando sea necesario de manera que podemos caracte-rizarlos y valorizarlos tanto por separado como conjun-tamente seguacuten el enfoque que hemos presentado en las paacuteginas anteriores Nos referimos a la introduccioacuten del concepto de espacio construido

El concepto de Espacio71

La mayor parte de las acciones humanas encierran un aspecto espacial por un lado los objetos estaacuten distri-buidos seguacuten relaciones espaciales (lejos-cerca interior-exterior etc) por otro el ser humano para poder llevar a cabo sus acciones debe comprender esas relaciones y unificarlas en un concepto espacial

El espacio considerado como una de las dimen-siones existenciales fundamentales del ser humano (Norberg-Schulz 1980 9) ha sido objeto de estudio y reflexioacuten de la filosofiacutea y las ciencias desde muy anti-guo La uacuteltima revolucioacuten del concepto en ambos cam-pos llegoacute con Einstein que sintetizoacute los conceptos de espacio existentes en fiacutesica a tres categoriacuteas principales (Ven 1981 67-72) el concepto aristoteacutelico de espacio como lugar el concepto de espacio como contenedor y el concepto de espacio como campo cuatridimensional el espacio relativo A partir de aquiacute el antiguo concep-to de un uacutenico tipo de espacio se complejiza espacios fiacutesicos concretos (micro ordinario y macro) y espacios matemaacuteticos abstractos inventados por el hombre para describir con mayor o menor grado de aproximacioacuten los anteriores La teoriacutea de la relatividad nos lleva maacutes allaacute de esta dicotomiacutea entre espacio y tiempo ldquosustituyen-do la idea de trozos de materia situadas en un espacio tridimensional por una serie de acontecimientos en un espacio-tiempo de cuatro dimensionesrdquo (Norberg-Schulz 1980 9-10)

Fuera del aacutembito de las ciencias la idea de espacio adquiere tambieacuten otras dimensiones La nocioacuten tradi-cional de espacio estaacute reducida a un problema natural geograacutefico como un mero lugar de residencia o un sitio de explotacioacuten A partir del siglo XIX y bajo la racionalidad burguesa se considera al espacio como naturaleza que explotar reducieacutendolo a su dimensioacuten de territorio un espacio dominado que se puede parcelar medir o vender72 Ademaacutes dentro del sistema de saber moderno el espacio ha estado en descreacutedito en relacioacuten

71 Este apartado y el siguiente estaacuten basados en nuestro trabajo previo Ma-ntildeana et al 2002 25-2972 Es un concepto que sirve para justificar el uso que se hace del espacio a partir de este momento en consonancia con la propia racionalidad burguesa

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de la circulacioacuten en los edificios En todas estas teoriacuteas la percepcioacuten de los espacios se perfila como funda-mental en el estudio de la arquitectura siendo una de las claves el movimiento

De este modo en la arquitectura moderna se pro-pusieron diversos supuestos respecto al espacio Uno de los autores fundamentales en esta actualizacioacuten fue S Giedion (1980 y 1988) para quien el proceso por el cual una imagen espacial puede ser transpuesta a la esfera emocional es expresado por el concepto espacial ldquoProporciona informacioacuten acerca de la relacioacuten entre el hombre y lo que lo rodea Es la expresioacuten espiritual acerca de la realidad que se halla frente a eacutel El mundo situado ante eacutel es modificado por su presencia le obliga a proyectar graacuteficamente su propia posicioacuten si desea relacionarse con eacutelrdquo (Norberg-Schulz 1980 13) Este aserto coincide con el identificado en la Arqueologiacutea del Paisaje en el que se considera que a traveacutes del estudio de los conceptos de espacialidad de su modelo estruc-tural se puede acceder al esquema de racionalidad que los generoacute (Mantildeana et al 2002 27)

Los estudios sobre el espacio arquitectoacutenico de-penden del concepto de espacio base que se utilice Norberg-Schulz (1980 13 y ss) distingue los estudios que se fundamentan en el espacio euclidiano el tridi-mensional y estudian su gramaacutetica es decir se basan en el desarrollo de modelos de dos o tres dimensiones de caraacutecter geomeacutetrico formando parte eacutesta de la sintaxis del espacio arquitectoacutenico y aquellos otros que tratan de desarrollar una teoriacutea del espacio sobre la base de la psicologiacutea de la percepcioacuten sobre todo de las impre-siones sensaciones y anaacutelisis de los efectos generados sobre el ser humano que percibe El autor considera que ambos tipos de estudios seriacutean deficientes y parciales El primero porque excluye al ser humano discutiendo de geometriacutea abstracta y el otro porque reduce el espacio y la arquitectura a impresiones olvidaacutendose del espacio como dimensioacuten existencial y como lugar de relacioacuten entre el hombre y el medio que lo rodea Para salvar esta carencia propone introducir el concepto de espacio existencial dentro del estudio del espacio en arquitectura y de su interpretacioacuten ya que si los aspectos geomeacutetri-cos y perceptivos se analizan dentro de un esquema de comprensioacuten maacutes general cada uno de ellos adquiere una mayor significacioacuten que la que tendriacutean por sepa-rado (Norberg-Schulz 1980) Un estudio de la espacia-lidad de una construccioacuten arquitectoacutenica que no estaacute integrado dentro de la racionalidad que la generoacute queda mutilado y sin sentido Eacutesta es precisamente una de las

abstraccioacuten espacial surgiendo por primera vez la idea de espacio en cuanto idea arquitectoacutenica75 (Ven 1981 en Mantildeana et al 2002 26) Es entonces cuando arquitectos e historiadores del arte empiezan a considerar el espacio como un concepto fundamental en arquitectura gracias a influencias como las del filoacutesofo Lao-Tseacute En lo que se refiere al espacio fue fundamental la expresioacuten en su teoriacutea (ca 550 a C) de la superioridad de lo conte-nido en un espacio arquitectoacutenico del espacio interior Este pensamiento ejercioacute una gran atraccioacuten entre los arquitectos ldquoquienes perciben el contenido intangible de la forma arquitectoacutenica como lo que verdaderamente impulsa a la arquitecturardquo (Ven 1981 23) Esta es la pri-mera tentativa escrita de interpretacioacuten de la liacutenea fron-teriza como continuidad del espacio poniendo eacutenfasis no tanto en el espacio interior como en aquellas partes del edificio que transmiten lo interior hacia el espacio exterior (los umbrales)

En el estudio del concepto de espacio en Arquitec-tura destacan las teoriacuteas de varios historiadores del arte y arquitectos Schmarsow considera que la arquitectura se genera a partir del cuerpo humano y defiende su ca-raacutecter funcionalista Distingue tres modalidades de espa-cios el taacutectil el moacutevil y el visual con lo que incorpora los sentidos en simultaacuteneas y sucesivas experiencias en el espacio y el tiempo Hildebrand sin embargo per-cibe el espacio a traveacutes de la visioacuten pura (imaacutegenes en reposo) y la visioacuten cineacutetica (imaacutegenes recibidas con el espectador en movimiento) Las teoriacuteas cubistas que a partir de la teoriacutea de la relatividad de Einstein antildeaden el concepto de la cuarta dimensioacuten que se adquiere con el movimiento del cuerpo76 (frente a la tradicional dimen-sioacuten euclidiana estaacutetica) fueron tambieacuten fundamentales para el estudio del espacio en arquitectura Uno de los mayores representantes de la arquitectura moderna Le Corbusier acaboacute adoptando tambieacuten esta cuarta dimen-sioacuten llamaacutendola ldquoespacio inefablerdquo o ldquoestado emocional por el que se experimentan espacios definidos por series armoacutenicasrdquo (Ven 1981 91) lo que deriva en una gran consideracioacuten en la disposicioacuten del volumen y al orden

75 ldquofue a mediados del siglo XIX cuando la palabra lsquoespaciorsquo comenzaba a ser utilizada por algunos criacuteticos sobre todo en el aacutembito alemaacuten donde lsquoespaciorsquo y lsquohabitacioacutenrsquo son linguumliacutesticamente similaresrdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 165)76 En las vanguardias de principios de siglo se emplean modelos arquitectoacute-nicos directamente relacionados con los planos superpuestos caracteriacutesticos del cubismo en los que la transparencia del material permite la visioacuten a tra-veacutes y simultaacutenea de los diversos planos interiorexterior ldquoEn esa influencia reciacuteproca de espacios que se produciacutea a traveacutes de un material real pero lsquoinvi-siblersquo radicaba la concepcioacuten espacio-temporal entendida como el nuevo pa-radigma de la arquitectura de este siglo [XX]rdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 166)

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De acuerdo con este marco teoacuterico y conceptual la ArPa prioriza el estudio del espacio analizado y pensa-do a traveacutes del registro y de la cultura material integran-do en este estudio la parte imaginaria-simboacutelica del mis-mo es decir intenta elaborar modelos de interrelaciones entre los tres tipos de espacios definidos (Criado-Boado 1995 8 y 1996b 17) y articular el anaacutelisis complemen-tario de estas tres dimensiones del espacio tratando de no centrarse en una de ellas como representacioacuten de la globalidad del paisaje

Cada uno de estos aacutembitos estaacute determinado por coacutedigos espaciales compatibles y semejantes entre siacute presentando relaciones de compatibilidad y configurando una regularidad espacial ya que obedecen a la misma estrategia de construccioacuten del espacio social (en el senti-do lefebvriano del teacutermino Lefebvre 2013 125 y ss) al mismo patroacuten de racionalidad Desde este punto de vista destaca la importancia del estudio de las formas y del es-pacio que eacutestas definen ambas constituyen realmente el registro arquitectoacutenico y paisajiacutestico su aspecto fiacutesico es lo que se conserva en el tiempo Para llegar a profundizar en la sociedad que los construyoacute ademaacutes de estudiar los tipos de materiales la forma en que se disponen en el edi-ficio o las teacutecnicas constructivas es fundamental definir coacutemo se han organizado estos voluacutemenes y queacute espacios han sido formados (Ching 1984) o bien queacute recursos (simboacutelicos) se han empleado para crear una determinada escena ambiente en el que se desenvuelven las relaciones sociales a todos los niveles desde las relaciones indivi-duales familiares hasta los maacutes generales (intergrupales)

Igualmente el espacio arquitectoacutenico como los restantes elementos formales del registro es esencial-mente un espacio social que se construye culturalmente es el producto o efecto de la accioacuten social Constituye un paisaje cultural en sentido amplio que participa de lleno en la construccioacuten del aparato simboacutelico el imaginario colectivo y las praacutecticas rituales de la comunidad que lo construye y habita asiacute por ejemplo la forma arquitectoacute-nica aparece interrelacionada con variables socioloacutegicas como la familia el estilo de vida la solidaridad inter-grupal o el sistema de poder como en el caso de los PF modernos De este modo el espacio arquitectoacutenico se puede definir como un producto humano que utiliza una realidad dada (el espacio fiacutesico) para crear una realidad nueva el espacio construido y por consiguiente social al que se confiere un significado simboacutelico (Mantildeana et al 2002 28)

Esta es la base de la primera consecuencia de nuestra investigacioacuten que realmente se viene gestando ya desde

teoriacuteas esenciales de las que parte nuestra investigacioacuten la asuncioacuten de que ldquolas actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organizadas de forma co-herente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realizardquo (Criado-Boado 1999 10) por lo que es fundamental integrar estos anaacutelisis tanto el gramatical como el de la percepcioacuten espacial en un determinado patroacuten de racionalidad Esta teoriacutea da sentido a nuestra conceptualizacioacuten de la arquitectura y el paisaje como materializacioacuten de un concepto tal como hemos expuesto

Conviene tambieacuten a nuestro propoacutesito observar la relacioacuten entre los conceptos de paisaje y espacio Recor-daremos que cuando tratamos el de paisaje comentaacuteba-mos que uno de los objetivos principales de su estudio desde la ArPa es analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegicos a partir de los elementos que los concretan es decir analizar de manera integral los pro-cesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia comprendidos como entidades espaciales y fenoacutemenos sociales y no como hechos aislados (Criado-Boado 1999 6) En ArPa se parte de que las actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organi-zadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza al igual que sucediacutea con la arquitectura Es decir en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen tanto dispo-sitivos mecaacutenicos (fiacutesicos) como dispositivos concep-tuales necesarios para poder llevar a cabo la ldquohumani-zacioacutenrdquo o ldquoantropizacioacutenrdquo de un espacio Analizando los dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten o los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad se debe-riacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los disposi-tivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racionalidad (Criado-Boado 1999 10)

La definicioacuten de paisaje que utilizamos arriba como producto socio-cultural (Criado-Boado 1999 5) es un concepto foucaultiano del que dimanan varias derivaciones uacutetiles para la Arqueologiacutea (Criado-Boado 1993c) espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentima-mente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Del mismo modo nuestra investigacioacuten parte del presupuesto teoacute-rico de la multidimensionalidad del paisajeespacio donde eacuteste se encuentra constituido por tres dimensio-nes ya apuntadas el espacio en cuanto entorno fiacutesico en cuanto entorno social y en cuanto entorno pensado (Criado-Boado 1996b 17 y 1999 6)

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Hemos manifestado que la ArPa y la AA son los modelos interpretativos del registro arqueoloacutegico en los que basamos la investigacioacuten Pero nos interesa focali-zar en la repercusioacuten que tuvo el uso de ambas estrate-gias de investigacioacuten en el estudio de un tipo de registro arqueoloacutegico concreto

Recordemos que definiacuteamos ArPa como un mo-delo interpretativo que analiza los objetos que forman parte del registro arqueoloacutegico como objetos impli-cados en y participantes del paisaje pero tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de este modelo Esto implica que desde ArPa el paisaje se entiende por un lado como un contexto en el que se inserta el registro arqueoloacutegico y por otro como un objeto susceptible de ser analizado con metodologiacutea arqueoloacutegica Es decir los paisajes se entienden como una dimensioacuten relevante de las sociedades humanas puesto que no soacutelo constituyen la base en la que eacutestas se desarrollan sino tambieacuten su resultado por lo que se considera que representan a esas sociedades ArPa es ademaacutes una herramienta de gestioacuten pues comprende una cierta utilidad criacutetica y actual se relaciona con temas que estaacuten muy proacuteximos de la sensibilidad y preocupaciones a las que en la actualidad se enfrentan nuestras sociedades (Criado-Boado 1999 1)

Esta doble dimensioacuten tambieacuten se observa en la AA entendida como una estrategia de investigacioacuten que es-tudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica y tiene como principal objetivo el conocimiento histoacute-rico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y como finalidad uacuteltima contribuir a su gestioacuten integral De hecho proponiacuteamos para la AA una finalidad muacuteltiple como herramienta para el conocimiento histoacuterico para la praxis restauradora para la conservacioacuten y para la gestioacuten Al igual que la ArPa la AA ha demostrado su utilidad criacutetica y actual en numerosos proyectos orientados hacia la resolucioacuten de problemas reales muy enraizados con importantes cuestiones patrimoniales Si en los antildeos 90 la ArPa se convirtioacute en una importante herramienta para la gestioacuten patrimonial en el marco del desarrollo de grandes obras puacuteblicas (Criado-Boado 1996b y 1996c Barreiro et al 1999 Amado et al 2002) la AA lo hizo tambieacuten en las mismas fechas y a principios del siglo XXI gracias a su participacioacuten directa e integracioacuten dentro de importantes programas de restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacute-nica (Azkarate 2002b 2009 y 2011) Este hecho viene de la mano de un cambio de concepcioacuten en la compren-sioacuten de la arquitectura por parte de la AA en relacioacuten

uno de los primeros trabajos que abordamos en esta liacutenea (Mantildeana et al 2002 2002) Haciendo un breve recorrido por los aspectos que acabamos de analizar podriacuteamos concluir diciendo que el espacio es multidimensional y multivocal La arquitectura es forma y es espacio definido por la forma es significado y es significado traducido en una forma En este sentido se aboga por hablar de espacio arquitectoacutenico un espacio social que se construye cultu-ralmente Este espacio arquitectoacutenico se inserta ademaacutes en un entorno fiacutesico Ambos acaban formando parte del paisaje una construccioacuten social donde espacio pensa-miento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Arquitectura y paisaje construyen espacio a escalas distintas Abordar la multidimensionalidad de su caraacutecter como hemos propuesto aquiacute implica abordar es-tas escalas hacerlo de forma conjunta demanda atender a un concepto que englobe ambas formas del espacio Abo-gamos pues en aproximaciones del tipo que presentamos en este trabajo por el uso del teacutermino maacutes contextual es-pacio construido Es decir se propone adoptar el concep-to de espacio construido cuando se use una aproximacioacuten simbioacutetica a la arquitectura y el paisaje como concepto operativo de manera que no se aborde uacutenicamente y por separado la arquitectura yo el paisaje sino ambos como parte de una misma realidad que supone la manifestacioacuten de coacutedigos sociales de un determinado grupo humano el paisaje que eacuteste construye y coacutemo lo construye muestra unos coacutedigos de lenguaje que reflejan a esa sociedad concreta La arquitectura no soacutelo es espacio sino que se manifiesta en un espacio el paisaje soacutelo se comprende si trascendemos el concepto de territorio y atendemos a su ordenacioacuten de la que forma parte la arquitectura El con-cepto de espacio construido pretende englobar la visioacuten y aproximacioacuten conjunta a ambas manifestaciones ldquoUna vez maacutes el espacio exhibe el orden mejor que el tiempo iquestCuaacutendo los arqueoacutelogos e historiadores aprenderaacuten esta leccioacutenrdquo (Criado-Boado 2002 92)

Sobre Arqueologiacutea del Paisaje Arqueologiacutea de la Arquitectura y Arqueologiacutea del Espacio Construido

La asuncioacuten del concepto de espacio construido nos llevoacute a plantearnos la necesidad tambieacuten de abogar por un programa de investigacioacuten interno que abarcase el estudio conjunto de la arquitectura y el paisaje como ya hemos visto

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Nuestra propuesta intentoacute fusionar ambas estrate-gias de manera que pudieacuteramos abordar de forma con-junta nuestro objeto de estudio el espacio construido un concepto que intenta entender la arquitectura y el paisaje en clave espacial temporal funcional social y simboacutelica Esta propuesta conceptual nos permite ir un paso maacutes allaacute y abogar por una Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) que al igual que en el caso del objeto de estudio es un teacutermino operativo que pretende abordar las dimensiones espaciales del paisaje y la arquitectura para comprender precisamente el espacio construido en las claves que acabamos que comentar

No pretendemos invalidar otros modos de investigar el registro arquitectoacutenico ni sustituir las estrategias de investigacioacuten propuestas AA y ArPa sino maximizar sus potencialidades aplicaacutendolas de forma conjunta y dentro de programas que aborden el espacio construido de ma-nera integral tratando de trazar las liacuteneas baacutesicas de un

con otras aproximaciones a eacutesta desde la Arqueologiacutea la Historia de la Arquitectura o la Historia del Arte entendieacutendose ahora la arquitectura como el resultado final de un proceso histoacuterico Al igual que el paisaje no soacutelo es el contexto en el que se producen las acciones humanas que dejan su propio registro arqueoloacutegico sino que es resultado de esas acciones por lo que tambieacuten las representa

Ello implica redescubrir en la arquitectura ciertas dimensiones que habiacutean quedado ocultas al menos par-cialmente para estudiarlas analizarlas gestionarlas de forma integral la arquitectura es yacimiento es cultura material es tiempo es espacio construye paisaje refleja un patroacuten de racionalidad se transforma evoluciona cambia y no es uacutenicamente producto de un hecho concreto de la historia de un gusto esteacutetico determinado o del saber de un arquitecto Tiene otros significados que van maacutes allaacute de su singularidad como objeto

Figura 27 Modelo abstracto de paisaje fortificado empleado en esta investigacioacuten Para su realizacioacuten se ha empleado el lenguaje abstracto ConML (Conceptual Modelling Language httpwwwconmlorg) Las liacuteneas de puntos expresan que entre las clases que unen existen otras clases intermedias Las clases en blanco corresponden a clases definidas en CHARM (Cultural Heritage Abstract Reference Model httpwwwcharminfoorg) mientras que las clases en color corresponden a clases definidas en el marco de este anaacutelisis y suponen una extensioacuten a CHARM

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Figura 28 Diagrama correspondiente a la clase Fortificacioacuten del modelo abstracto anterior definida dentro de este estudio

Figura 29 Diagrama de ciclo de vida que muestra la estructura de la propuesta metodoloacutegica para estudiar los paisajes fortificados transfronterizos de eacutepoca moderna Se ha utilizado para desarrollar el modelo el estaacutendar internacional ISOIEC 24744 (ISOIEC 2007 y 2010)

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diacroacutenica en el tratamiento del espacio construido una Arqueologiacutea del Espacio Construido aplicable tanto a la Prehistoria Reciente como a la Arquitectura histoacuterica que se implique de lleno en proyectos de puesta en valor de los espacios construidos de rehabilitacioacuten en progra-mas de correccioacuten

Nuestra propuesta presenta un modelo para el anaacute-lisis arqueoloacutegico de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna78 que hunde sus raiacuteces en programas que apos-taron por una gestioacuten integral del patrimonio articulados desde un modelo teoacuterico como la Cadena de Valor del Patrimonio Cultural (CVPC) que propicioacute precisamente su naturaleza integral Este modelo se compone de cuatro instrumentos baacutesicos un modelo abstracto del paisaje fortificado de eacutepoca moderna (Figuras 27 y 28) gracias al cual se definieron las entidades arqueoloacutegicas que con-forman nuestro objeto de estudio y las relaciones que se establecen entre esas entidades ya que eacuteste era el primer paso que nos permitiriacutea proceder a la identificacioacuten y ca-racterizacioacuten de los elementos que conforman el paisaje y al final del propio paisaje Un segundo instrumento es una propuesta metodoloacutegica que presenta los plan-teamientos principios y alternativas de orden teoacuterico

78 Vid nota 77

programa de investigacioacuten que pretende ser transdiscipli-nar con el fin de obtener la mayor informacioacuten posible de los espacios construidos una forma de analizar el re-gistro que trata de buscar regularidades77 Maacutes que como una subdisciplina la AEC se entiende como una liacutenea de investigacioacuten que pretende abordar a la vez todas las escalas del espacio construido acercaacutendonos a ellas de forma global (pero flexible como veremos) y observando las relaciones que se producen entre estas escalas De la misma manera que se defiende la idea baacutesica de que la Arquitectura en todo tiempo y lugar es una tecnologiacutea de construccioacuten de la realidad social la Arqueologiacutea es una praacutectica social en el presente En nuestros diacuteas el registro arquitectoacutenico deviene en Patrimonio Construido por lo que creemos que es necesario dar respuestas y servir de herramienta baacutesica a la gestioacuten de este registro arqui-tectoacutenico como elemento significativo del Patrimonio Cultural En este sentido abogamos por una perspectiva

77 Dicho programa de investigacioacuten ha sido desarrollado por la autora como propuesta en su tesis doctoral (Blanco-Rotea 2015) pero no es el objetivo de este texto por lo que soacutelo se esboza aquiacute como ejemplo del desarrollo de programas de este tipo desde las bases propuestas aunque siacute esperamos que el mismo tenga continuidad en otro trabajo en el que se aborde su materializa-cioacuten de manera maacutes concreta Nuestro objetivo como ya hemos expuesto era tratar aquiacute esos aspectos conceptuales y teoacutericos que son la base del programa de investigacioacuten y de la propuesta metodoloacutegica llevada cabo

Figura 30 Ejemplo del proceso metodoloacutegico seguido a partir de la propuesta que se muestra en la Figura 29 Se pueden observar algunas de las metodologiacuteas aplicadas en los tres niveles espaciales analizados en la fortificacioacuten de la frontera mintildeota

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archiviacutestica informaacuteticahellip El uacuteltimo instrumento fue la abstraccioacuten de un modelo teoacuterico del paisaje fortificado (Figura 31) en el que se representan las entidades princi-pales del paisaje de la frontera del riacuteo Mintildeo las relaciones entre eacutestas y las fronteras entre entidades y entre el paisaje y su entorno Este modelo se observoacute en su momento en la zona del Mintildeo pero actualmente estaacute siendo contrasta-do en el paisaje fortificado de la raia seca que responde al mismo fenoacutemeno de fortificacioacuten que en el caso del Mintildeo para observar su funcionamiento y comprobar si el modelo teoacuterico es aplicable a otras zonas o soacutelo es un caso especiacutefico de la frontera mintildeota Y del mismo modo comprobar si el programa de investigacioacuten propuesto articulado desde el concepto contextual de ldquoespacio cons-truidordquo y desde la perspectiva simbioacutetica de una AEC es aplicable al estudio de otros paisajes fortificados79

79 Investigacioacuten que la autora estaacute llevando a cabo actualmente dentro de su proyecto ldquoPaisajes culturales de frontera arquitectura territorio arqueologiacutea y modelos metodoloacutegicos (PAIX)rdquo financiado por un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia

y praacutectico que orientan la investigacioacuten (Criado-Boado 2012 178) Para ello disentildeamos la cadena operativa de los trabajos arqueoloacutegicos (Figura 29) que consideramos necesarios para llevar a cabo el proceso de identificacioacuten caracterizacioacuten valoracioacuten e interpretacioacuten del paisaje y sus componentes En esta propuesta determinamos tres escalas espaciales de anaacutelisis y se permite una gran flexi-bilidad entre estas escalas movieacutendonos en sentido verti-cal y horizontal Es decir el haber caracterizado cada una de estas escalas los elementos que las componen y las herramientas metodoloacutegicas que debemos utilizar en cada caso podemos seleccionar la escala de aproximacioacuten que queramos abordar primero en funcioacuten de muacuteltiples fac-tores y variables (objetivos presupuesto accesibilidad etc) y luego movernos horizontalmente entre escalas pasando de lo macro a lo micro de lo micro a la macro de la semi-micro a lo micro etc El tercer instrumento fue la propuesta metodoloacutegica (Figura 30) para lo que selec-cionamos el repertorio de anaacutelisis que mejor nos permitiacutea extraer datos analizarlos y obtener conocimiento ineacutedito estas herramientas tienen multitud de procedencias tan-to de la AA o la ArPa pero tambieacuten de la arquitectura

Figura 31 Modelo teoacuterico final del paisaje fortificado del tramo bajo del riacuteo Mintildeo en el que se representan las entidades principales las relaciones entre estas entidades y las fronteras de las entidades sistema y subsistema

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AGRADECIMIENTOS

A Felipe Criado-Boado Agustiacuten Azkarate y Juan M Monterroso Montero por su apoyo a esta investigacioacuten A Patricia Mantildeana-Borrazaacutes y Xurxo Ayaacuten por haber iniciado un camino A Anxo Rodriacuteguez Paz Sonia Gar-ciacutea Rodriacuteguez y Cristina Mato Fresaacuten por acompantildearme

A los evaluadores yo evaluadoras porque sus comentarios creemos que han permitido mejorar el pre-sente texto

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anaacutelisis podremos llegar a comprender el conocimiento la tecnologiacutea o la concepcioacuten del mundo de estas sociedades Comprender la arquitectura como un objeto que puede ser estudiado desde la arqueologiacutea ha posibilitado el desarro-llo de la AA asiacute como una fructiacutefera reflexioacuten en el campo de la restauracioacuten arquitectoacutenica25 al entender que el yaci-miento arqueoloacutegico se extendiacutea maacutes allaacute del subsuelo y que el edificio formaba parte del yacimiento Y que en eacutel se auacutenan aspectos materiales y simboacutelicos que debemos deco-dificar y relacionar adecuadamente (Rabiacute 2004) Resaltar nuevamente que en esta investigacioacuten nos aproximamos a la arquitectura desde una perspectiva arqueoloacutegica

Intentaremos ejemplificar nuestra concepcioacuten de la arquitectura como materializacioacuten de un concepto a traveacutes de la oacuteptica del objeto de estudio de este trabajo volviendo a la Figura 4 En la columna de la izquierda se representa una imagen sateacutelite de la Praccedila Forte de Valenccedila En ella se observan dos espacios urbanos encerrados dentro de una estructura amurallada con varias figuras geomeacutetricas exte-riores formando todo ello un poliacutegono irregular

Nos interesa detenernos ahora brevemente en el mo-delo de fortificacioacuten de eacutepoca moderna La aparicioacuten de las balas metaacutelicas durante la segunda mitad del siglo XV llevoacute aparejado la introduccioacuten de una serie de cambios en la artilleriacutea que obligaron a buscar nuevas soluciones para la arquitectura defensiva disminucioacuten de la altura de las murallas construccioacuten de un terrapleacuten por el interior sobre el que situar la artilleriacutea y sustitucioacuten de los matacanes de la parte superior de las murallas medievales por parapetos ma-cizos maacutes resistentes ademaacutes del uso de recintos poligona-les como el que observamos en la Figura 5 o del baluarte

25 Doglioni 2002 y 2011 Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999b Latorre y Caba-llero 1995 o Mileto y Vegas 2004 entre otros

que nos permite acceder al patroacuten de racionalidad23 que estaacute detraacutes del hecho constructivo y de su uso24

Estas ideas no son nuevas han sido ya tratadas por distintos arquitectos que entienden la arquitectura como la expresioacuten de su tiempo tanto a la hora de proyectar como de interpretar la arquitectura En su momento Mies van der Roohe buscaba ldquolas relaciones precisas entre la civiliza-cioacuten la cultura y la arquitecturardquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 19) Desde posiciones maacutes recientes se considera tambieacuten que la arquitectura conforma un proceso especiacutefico de produccioacuten e interpretacioacuten de la realidad por lo que no soacutelo es un elemento representativo de un contexto histoacuterico concreto sino que detenta un rol como orientacioacuten cultural (Rabiacute 2004) retroalimentando el proceso desde la sociedad a la arquitectura y desde la arquitectura a la sociedad Con todo ello podemos afirmar que la arquitectura como mate-rializacioacuten de un concepto se convierte en una herramienta cultural que construye el paisaje social (Ayaacuten 2006)

Si la arquitectura es reflejo de un pensamiento social cabriacutea preguntarnos coacutemo reproduce este pensamiento Apelando a la semioacutetica de la arquitectura (Ching 1984 386) eacutesta se convierte en un tipo de lenguaje mediante el cual a traveacutes de la construccioacuten de un objeto las so-ciedades expresan su forma de habitar y sentir el mundo es una expresioacuten de su cultura hecha objeto es cultura material Y es este aspecto el que nos interesa focalizar aquiacute pues como cultura material es susceptible de ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica A traveacutes de su

23 Por ldquopatroacuten de racionalidadrdquo debe entenderse la forma como una cultura en-tiende su relacioacuten con el mundo el horizonte intersubjetivo de los individuos Mientras que el ldquopatroacuten de subjetividadrdquo se refiere al patroacuten de racionalidad de un uacutenico individuo a coacutemo de construye la subjetividad de un individuo a partir del patroacuten de racionalidad de la sociedad en la que este habita24 Para profundizar en este aspecto veacutease Mantildeana et al 2002 14

Figura 5 ldquoPlanta da praccedila de Valenccedila que represezenta o estado em que se achava da sua reparaccedilatildeo e melhoramento e em q se mostratildeo as ruinas que fizeratildeo os inimigos no anno de 1809rdquo (Ca 1809) (copia del Archivo Jaime Garrido original en el archivo del Gabinete de Estudos Arqueoloacutegicos de Engenharia Militar de Lisboa -signatura 2755-2A-25A-36)

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aportaciones a diferentes campos de la arqueologiacutea la historia la historia de la arquitectura o la restauracioacuten arquitectoacutenica Autores como Azkarate (2013 290) definen la arquitectura ldquocomo el precipitado final de un denso proceso histoacutericordquo por lo que eacutesta se convierte en depositaria de una memoria que resignificamos en un momento concreto a traveacutes de un proceso de de-construccioacuten primero y reconstruccioacuten despueacutes que nos permite acceder a la huella de esa memoria

En nuestro ejemplo recogemos en la columna central una imagen que se corresponde con una parte del recinto amurallado de Valenccedila situado entre los baluartes de Satildeo Joseacute e de Nossa Senhora do Carmo En ella se aprecia una puerta de factura medieval inserta en una muralla de la misma eacutepoca (Figura 6) En la parte superior de la muralla se superpone un parapeto sobre un cordoacuten magistral y se le adosa por el sur el baluarte de Satildeo Joseacute (en la imagen de la izquierda de la Figura 6 se corresponde con el muro inclinado) que forma parte de las reformas llevadas a cabo en eacutepoca moderna para convertir la ciudad amurallada medieval en una plaza fortificada adaptaacutendola a los nuevos sistemas defensi-vos de la eacutepoca A partir de este momento la plaza sigue siendo constante objeto de ampliaciones reformas y mejoras en el sistema defensivo Es hoy el resultado de un proceso constructivo que muestra los cambios produ-cidos en los distintos sistemas de fortificacioacuten desde la Edad Media hasta eacutepoca contemporaacutenea

A su vez las transformaciones operadas en la parte superior de las murallas obligaron a reforzarlas desde la cimentacioacuten construyeacutendose ahora por el exterior en talud y avanzando los baluartes Se introducen tambieacuten nuevos elementos como los revellines las medias lunas la torre con cantildeones la cantildeonera o la casamata

A esta fortificacioacuten desarrollada en Europa en el siglo XVI se la conoce como fortificacioacuten abaluartada En los siguientes dos siglos seraacute objeto de diferentes cambios en la buacutesqueda de nuevos modelos encamina-dos a la mejor defensa de las plazas Este es el caso de la planta de Valenccedila la ciudad medieval (que corresponde al recinto situado maacutes proacuteximo al riacuteo) se abaluartuacutea sus murallas se adaptan a las nuevas necesidades defensi-vas Se complementa con la construccioacuten de una obra coronada (la parte derecha de la planta de la Figura 5) se dota de foso y de una serie de defensas exteriores En definitiva la planta de Valenccedila se construye siguiendo las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada de los siglos XVII-XVIII estaacute materializando un concepto

Arquitectura como resultado de un proceso

En segundo lugar nos interesa destacar tambieacuten la ar-quitectura como resultado de un proceso de hecho es eacutesta la idea que se ha enraizado fuertemente en la AA y ha permitido su desarrollo generando importantes

Figura 6 Puerta situada en una de las cortinas del recinto medieval de Valenccedila Los restos de la faacutebrica medieval son de silleriacutea irregular dispuesta en hiladas horizontales Estaacute rematada al exterior por un arco apuntado con clave decorada con escudo mientras que la interior estaacute rematada por un arco escarzano dovelado La muralla medieval estaacute alterada tanto por la construccioacuten del parapeto que remata la cortina como por el flanco del baluarte de Satildeo Joseacute de perfil ataludado ambos realizados en un aparejo de mamposteriacutea irregular

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presente en el caso de la arquitectura donde su conser-vacioacuten y mantenimiento estaacuten ligadas a su uso esta afir-macioacuten se hace especialmente necesaria El uso (actual) que le demos dependeraacute de muchos factores de poliacuteticas patrimoniales de su reacutegimen de propiedad de su estado de conservacioacuten y ante todo de su reconocimiento social

Arquitectura como recurso del pasado en el presente

La tercera conceptualizacioacuten manejada entiende la ar-quitectura como un recurso del pasado en el presente Si tenemos la obligacioacuten de estudiar y gestionar el PA en el

Figura 7 Fotografiacuteas del frente suroeste del Castelo de Santa Cruz (2003) En la imagen de la izquierda se pueden observar las fincas particulares que se adosan al frente del castillo se ha marcado en magenta el Baluarte de la Guiacutea A la izquierda la Puerta de la Villa a la que se accede a traveacutes de un camino situado entre dichas fincas que han ocupado el espacio en el que se localizaba la media luna de la Villa

Figura 8 El muro de una de las fincas particulares que ocupan el frente sureste

del Castelo de Santa Cruz se adosa al aacutengulo capital del Baluarte de San

Sebastiaacuten

Figura 9 Proceso de invisibilizacioacuten del Castelo de Santa Cruz entre la primera mitad del siglo XX y el 2001 En 2009 el castillo empieza a visibilizarse de nuevo a raiacutez de los trabajos llevados a cabo en FORTRANS y las intervenciones para la rehabilitacioacuten y puesta en valor del castillo ademaacutes de la urbanizacioacuten de su entorno

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objetivarlo y estudiarlo pues materializa aspectos de las sociedades humanas para las que el paisaje constituye una dimensioacuten relevante (Criado-Boado 2012 20)

Nuestro trabajo parte de la comprensioacuten del paisaje como un producto socio-cultural que objetiva ldquosobre el medio fiacutesico y en teacuterminos espacialesrdquo la accioacuten social ldquotanto de caraacutecter material como imaginariordquo donde la accioacuten social estaacute constituida por las praacutecticas intencio-nales y no intencionales (Criado-Boado 1999 5) Este concepto de paisaje intenta superar la consideracioacuten formalista del espacio como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental para considerarla una realidad eminentemente social que se construye culturalmente El paisaje asiacute entendido supuso una reconversioacuten conceptual del espacio que no soacutelo seriacutea materia sino tambieacuten ima-ginacioacuten (Criado-Boado et al 1991 29 Criado-Boado 1993a 42) Esta categoriacutea maacutes contextual entiende que

En nuestro ejemplo hemos reservado la columna de la derecha de la Figura 4 para representar esta con-ceptualizacioacuten No trataremos aquiacute la distinta valoracioacuten que las comunidades locales gallega y portuguesa tienen de cada una de las arquitecturas que conforman el conjunto de la fortificacioacuten fronteriza ni tampoco de su valoracioacuten como conjunto pues existen importantes diferencias en su percepcioacuten conocimiento y valoracioacuten que van maacutes allaacute de los objetivos perseguidos en este ar-tiacuteculo Pero resultaba especialmente llamativo descubrir que en A Guarda el castillo habiacutea sido praacutecticamente invisibilizado y eliminado de la memoria de la vecindad a pesar de ser una de las fortificaciones permanentes de mayor envergadura del lado gallego de la frontera Se le habiacutean ido adosando fincas privadas que ocultan parte del periacutemetro en su frente sudoeste uacutenicamente el ac-ceso a la Puerta de la Villa se respetoacute dejando un camino que discurre entre las fincas y sus respectivos muros de cierre (Figura 7)

Lo mismo sucedioacute en su frente sureste donde los muros que delimitan las propiedades mueren respecti-vamente en el aacutengulo capital de los baluartes de Santa Tecla y San Sebastiaacuten (Figura 8) Su frente quedoacute oculto tras la vegetacioacuten arboacuterea al igual que en el interior del castillo de propiedad privada donde las estructuras construidas quedaron ocultas en un frondoso jardiacuten tras abundante vegetacioacuten Todo ello haciacutea que esta pieza de la fortificacioacuten fronteriza se hubiese invisibilizado en el pasado reciente guardeacutes hasta llegar a eliminarse de la memoria de algunos de sus vecinos y vecinas (Figura 9)

Cuando comenzaron los trabajos arqueoloacutegicos existiacutea un plan urbaniacutestico para el entorno del castillo que suponiacutea su urbanizacioacuten la construccioacuten de pistas y varios edificios de vivienda sobre su glacis A pesar de los resultados de los estudios previos este plan siguioacute adelante como estaba proyectado Hoy se ha ejecutado parcialmente se han construido dos de esas torres de vi-viendas lo que ha motivado una nueva invisibilizacioacuten parcial o total del castillo en funcioacuten de la ubicacioacuten del observador (Figura 10)

Paisaje

El Convenio Europeo del Paisaje de 20 de octubre de 2000 (BOE nuacutem 31 de 5 de febrero de 2008 paacuteginas 6259 a 6263) lo identifica como el resultado de la accioacuten humana sobre una matriz espacial siendo percibido como tal por la sociedad Esta concepcioacuten del paisaje como siacutentesis (Orejas 1995a 218-219) ha permitido

Figura 10 Fotografiacuteas recientes del Castelo de Santa Cruz obtenidas desde distintas posiciones en las que se puede observar el impacto visual producido por las torres construidas en su glacis

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tuviera una dimensioacuten estrictamente fiacutesica y empiacuterica y perdiera todo su componente simboacutelico poliacutetico y social Dentro de esta criacutetica que surge a mediados de la deacutecada de 1980 aparecen una serie de estudios orientados desde la idea de que cuando se trabaja con sociedades el espacio es antes ldquouna construccioacuten poliacutetica una realidad social y un producto culturalrdquo que una matriz fiacutesica Es aquiacute donde surge la Arqueologiacutea del Paisaje orientada hacia la descripcioacuten de los procesos socio-culturales y simboacutelicos de construccioacuten de los paisajes preteacuteritos desde la arqueo-logiacutea (Criado-Boado 1993c 33-34)

En el debate teoacuterico que tiene lugar en las dos deacuteca-das siguientes a 198026 el paisaje adquiere una impor-tancia ldquoinusitadardquo como evidencia arqueoloacutegica (Figura 11) Se intenta superar la realidad fiacutesica del espacio y se buscan nuevas formas de dotar de mayor sentido las

26 Una visioacuten de este debate se puede revisar en Burillo 1998

el espacio es ldquouna construccioacuten social imaginaria en movimiento continuo y enraizada en la cultura existien-do una estrecha relacioacuten estructural en las estrategias de apropiacioacuten del espacio entre pensamiento organizacioacuten social subsistencia y concepcioacuten-utilizacioacuten del medio ambienterdquo (Mantildeana et al 2002 18)

El desarrollo de los estudios del paisaje asiacute en-tendido tuvo lugar como consecuencia del intento por trascender las limitaciones que el registro impone a la interpretacioacuten del pasado (Soler 2007 43) posicionando al paisaje como un elemento principal del RA gracias a su capacidad de integrar diferentes perspectivas (ambiental histoacuterica antropoloacutegicahellip) y ser objeto de conocimiento a la vez que medio de transformacioacuten social y cultural (Barreiro et al 2009 8) No podemos entender este cam-bio de concepto si no es dentro de una estrategia mayor en la que la orientacioacuten tecno-ecoacutenomo-ecoloacutegica de la Arqueologiacutea Espacial haciacutea que el concepto de espacio

Figura 11 Mapa del municipio de El Rosal con las feligresiacuteas de Santa Marina de El Rosal y San Miguel de Tabagoacuten (Pontevedra) cerca de la desembocadura del riacuteo Mintildeo de 1733 (Archivo de la Real Chancilleriacutea de Valladolid Signatura PLANOS Y DIBUJOS DESGLOSADOS 83) Se representan distintas formas de artificializacioacuten del espacio caminos parcelaciones cultivos construcciones etc

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(definen articulan y nombran) necesarios para poder lle-var a cabo la articulacioacuten de un espacio Analizando estos dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad etc se deberiacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los dispositivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racio-nalidad (Criado-Boado 1999 10) Espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construc-cioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder herramientas conceptuales que desarrollada la ArPa

El paisaje asiacute entendido conjuga tres tipos de elemen-tos fiacutesicos sociales y simboacutelicos que a su vez configuran las tres dimensiones presentes en el paisaje el espacio en cuanto a entorno fiacutesico o matriz medioambiental de la ac-cioacuten humana el espacio en cuanto a entorno social o me-dio construido por el ser humano sobre el que se producen las relaciones entre individuos y grupos y el espacio en cuanto a entorno pensado o medio simboacutelico27 en el que desarrollar y comprender la apropiacioacuten humana de la naturaleza (Criado-Boado 1999 6) Atender a estas tres dimensiones es lo permitiraacute para este autor comprender la globalidad del paisaje y es lo que se aborda en una ldquoArqueologiacutea total del paisajerdquo frente a otras ArPa que se centran uacutenicamente en una u otra de estas dimensiones

Uacutenicamente antildeadiremos que el paradigma de paisaje seguido aquiacute sigue los presupuestos definidos por Anschuetz et al (2001) que a su vez toma de Whitt-lesey (1997) donde eacuteste se define maacutes por lo que hace

27 El paisaje existe en cuanto es percibido experimentado y contextualizado por la gente Constructed Landscapes Conceptualized Landscapes and Idea-tional Landscapes (Knapp and Ashmore 1999)

fronteras de la materialidad del registro (Soler 2007 48) A partir de estos trabajos el paisaje empieza a entenderse en un sentido relacional que transmite la actividad huma-na material y mental y se convierte en objeto de estudio histoacuterico (Orejas 1995b 63) La objetivacioacuten del paisaje como tal implicoacute entender que el uso del espacio genera unas formas concretas en el paisaje y que esta morfologiacutea puede ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica (como el anaacutelisis fisiograacutefico Criado-Boado 1999 28) A partir de su estudio era posible acceder al uso que las socieda-des hicieron de esos espacios y por tanto a las sociedades mismas a traveacutes del conocimiento de sus conductas espa-ciales integradas en una racionalidad y en unas pautas globales de comportamiento plasmadas en la morfologiacutea de ese espacio Cuando se entiende que las praacutecticas sociales se objetivan en el espacio se pasa a hablar de paisaje se abandona el concepto maacutes neutro de espacio y se fijan las bases metodoloacutegicas para la investigacioacuten El paisaje se convierte asiacute en el espacio usado disentildeado pensado apropiado sacralizado abandonadohellip por dife-rentes sociedades (Orejas 1995a 217) (Figura 12)

La estrategia de investigacioacuten en ArPa se centroacute en analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegi-cos a partir de los elementos que los concretan estudiando de manera integral los procesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia (Mantildeana et al 2002 27) Para ello se parte de la idea de que las actividades humanas que tienen lugar en relacioacuten con el espacio es-taacuten organizadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza o lo que es lo mismo en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen no soacutelo los dispositivos mecaacutenicos (fiacutesicos) sino que se incluyen tambieacuten los conceptuales

Figura 12 Paisaje aterrazado del valle del Oitaveacuten (Soutomaior Pontevedra) sobre el que se ha realizado una intensa labor antroacutepica y se ha constituido un paisaje agrario (fotografiacutea de Paula Ballesteros 2003 25)

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forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular lo que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzadordquo (Porras 1995 53) La descripcioacuten que hace Porras del baluarte recoge uno de los maacutes im-portantes principios del arte de este tipo de fortificacioacuten que dice que cada parte de la fortificacioacuten defiende y es defendida por otra parte de manera que ldquoUna fortaleza ha de constituirse como una maacutequina perfectamente ar-ticulada que haga posible la mutua visibilidad y defensa de todos los elementos arquitectoacutenicos que la compo-nenrdquo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 17)

Detraacutes de esta idea se encuentra el hecho de que para conseguir una correcta fortificacioacuten se intenta alcanzar una figura que responda a la siguiente maacutexima ldquoque una pequentildea fuerza resista a una maacutes grande o un pequentildeo nuacute-mero de hombres a un nuacutemero mayorrdquo28 (Figura 14) Esta maacutexima que se aplicaba al disentildeo de las fortificaciones se puede hacer extensible a una escala auacuten mayor pues una fortificacioacuten no defendiacutea soacutelo una plaza sino una zona y en casos complejos como el que nos ocupa donde debiacutea defenderse un territorio muy amplio formaba parte de un sistema defensivo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 9)

En el paisaje trasfronterizo mintildeoto se produce un traslado de las formas caracteriacutesticas de la fortificacioacuten

28 Errard-le-duc de su tratado La fortification demostreacutee et reduite en art (Pariacutes 1594) tomado de Galindo (2002 63)

que por lo que es Las principales bases del paradigma de paisaje manejado por ambos se rigen por cuatro premisas ldquo1 Landscapes are not synonymous with natural environments [hellip] 2 Landscapes are worlds of cultural product [hellip]3 Landscapes are the arena for all of a communityrsquos activities [hellip] 4 Landscapes are dynamic constructions with each community and each generation imposing its own cognitive map on an anthropogenic world of interconnected morphology arrangement and coherent meaningrdquo (Anschuetz et al 2001 160-161)

Paisaje como materializacioacuten de un concepto

Tras esta introduccioacuten al concepto de paisaje volve-remos a esa triple conceptualizacioacuten que nos interesa Nos serviremos esta vez de la observacioacuten del paisaje fortificado mintildeoto para analizar coacutemo eacuteste se concreta como la materializacioacuten de un concepto para lo cual re-visaremos primero la columna izquierda de la Figura 13

Comentaacutebamos arriba cuaacuteles eran las caracteriacutesti-cas baacutesicas de la fortificacioacuten abaluartada y coacutemo el desarrollo de este tipo de fortificacioacuten veniacutea a su vez motivado por el desarrollo de una nueva tecnologiacutea ar-mamentiacutestica derivada de la introduccioacuten de la poacutelvora y el consiguiente perfeccionamiento de la artilleriacutea Esta fortificacioacuten recibe su nombre del uso del baluarte ldquouna

Figura 13 Modelo conceptual de la nocioacuten de paisaje manejada Se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este texto

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Figura 14 La imagen de la derecha corresponde a un Estudio de Fortificaccedilatildeo del Teniente General Nicolao de Langres (Ca 1661) (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387) Representa la planta de una fortificacioacuten ideal con ocho baluartes y cortinas protegidas por revellines En la parte superior derecha se presenta un estudio detallado de las liacuteneas de tiro desde y hacia cada una de las partes de esta fortaleza La imagen de la izquierda muestra el emplazamiento de los castillos de San Felipe La Palma y San Martiacuten que defienden la zona maacutes angosta de la riacutea de Ferrol Se representan los sectores que baten los dos primeros (San Felipe C-A La Palma B-D ambos B-A) (imagen extraiacuteda de Loacutepez Hermida 2005 el original se conserva en el Archivo Intermedio de la Regioacuten Militar Noroeste) Como vemos la defensa de las plazas no soacutelo se tiene en cuenta en cada plaza sino tambieacuten entre plazas que forman parte de un mismo conjunto defensivo

Figura 15 Representacioacuten de un ingeniero disentildeando una fortificacioacuten con dos auxiliares Dibujo del Teniente General Nicolao de Langres ca 1661 (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387)

abaluartada y de las maacuteximas a las que estas formas res-ponden a la espacialidad del territorio (Figuras 14 y 16) De la misma manera que debe existir una mutua visibili-dad y defensa entre todos los elementos arquitectoacutenicos que componen la fortaleza esta maacutexima se aplica tambieacuten a la relacioacuten entre fortalezas que funcionan como cada una de las partes de una fortificacioacuten siguiendo una pla-nificacioacuten y disentildeo que trate de cubrir todas las partes del territorio donde unas arquitecturas visibilicen y defiendan

a otras Ello supone que los ingenieros militares deben llevar a cabo previamente un estudio pormenorizado de la topografiacutea y los distintos elementos morfoloacutegicos que la componen a fin de localizar los mejores emplazamientos adaptar las plantas a ellos y complementar la defensa na-tural con la disposicioacuten de elementos fortificados comple-mentarios de distinta tipologiacutea y funcionalidad (Figura 15)

Cada arquitectura se ubica en un espacio estrateacute-gico dentro de las zonas que se quieren defender unas

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Un ejemplo de ello podemos observarlo en el con-junto defensivo que hemos identificado como subsiste-ma de Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos donde las fortificaciones se disponen protegiendo tanto el paso de barcas que se localiza en el riacuteo Mintildeo como las viacuteas de traacutensito que discurren siguiendo el trazado del mismo a uno y otro lado de la frontera tal y como se puede ver en la Figura 17

Las fortificaciones agrupadas situadas en ambas maacuter-genes del riacuteo corresponden a dos momentos distintos30 uno de eacutepoca medieval y otro de eacutepoca moderna Seraacute en el siglo XVII cuando en torno a dos poblaciones anteriores la gallega Barca de Goiaacuten y la portuguesa Vila Nova de

30 Nos referimos a su momento inicial de construccioacuten

fortificaciones visualizan y defienden a las otras de tal manera que se produce una defensa subordinada entre todos los elementos que poco a poco van construyendo el paisaje fortificado un sistema donde se materializan las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada especialmente aquella que dice que ldquotoda la Fortificacion exterior esteacute dominada defendida y descubierta de la interiorrdquo29

29 De las maacuteximas que propone Sebastiaacuten Fernaacutendez de Medrano nos inte-resan para los aspectos que estamos comentando la que recogemos arriba (la duodeacutecima) y la undeacutecima ldquoque no aya parte de la Placcedila que no estegrave vista y defendida de otrardquo (Fernaacutendez de Medrano 1700 11) las cuales seguacuten el autor se encuentran dentro de las que se consideran inviolables a la hora de llevar a cabo una fortificacioacuten Para Lecuze por ejemplo la undeacutecima regla de Medrano debe ser la primera a tener en cuenta Su maacutexima quinta dice ldquoLa Plaza debe estar igualmente fortificada por todas partes dominar la campantildea vecina y descubierta hasta el alcance de cantildeonrdquo (Lucuze 1772 22)

Figura 16 Representacioacuten del modelo teoacuterico de un paisaje fortificado con las relaciones existentes entre los elementos que lo componen Se representa la interrelacioacuten (flechas) entre partes de una fortificacioacuten (puntos rojos) entre fortificaciones (F) y entre subsistemas o conjuntos defensivos (Sb) Todo ello forma un sistema fortificado donde las maacuteximas aplicables al disentildeo de una fortificacioacuten se han hecho extensibles al territorio

Figura 17 Localizacioacuten de las fortificaciones que forman parte del subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos sobre un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) Las fortificaciones se situacutean a ambos lados del riacuteo Mintildeo En la imagen de la derecha hemos representado con un oacutevalo la cuenca que controla este subsistema un espacio enmarcado por la Serra do Argalo en Galicia y las da Gaacutevea Salgosa y Cova en Portugal y con una liacutenea roja punteada las viacuteas de traacutensito terrestre que discurren paralelas al Mintildeo y que tambieacuten controlan estas fortificaciones

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y desde cuaacutentas entidades es visible la entidad analiza-da (visibilizacioacuten) Como se puede apreciar existe una relacioacuten visual entre todas ellas Uacutenicamente no existe relacioacuten con el Castelo de Medos que se corresponde en la Figura 19 con el punto situado maacutes arriba ya que los radios que hemos usado para el caacutelculo son de 800 m y 2 km pero desde eacuteste se domina la viacutea de traacutensito terrestre gallega asiacute como otros puntos a larga distancia pudiendo ser visible por ejemplo el movimiento de grandes tropas cruzando el riacuteo tal y como se muestra en la Figura 20

La ubicacioacuten de estas fortificaciones responde a as-pectos estrateacutegicos por una parte la defensa de las viacuteas de traacutensito terrestres o fluvial por otra el control de los pasos de barca histoacutericos en uno de ellos la Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira se enfrenta al actual Castelo de San Lourenzo31 aquiacute se emplazaba hasta hace pocos antildeos el Fe-rry que comunicaba Goiaacuten con Vila Nova el otro situado

31 Este fuerte se construye con posterioridad a la finalizacioacuten de la Guerra de la Restauraccedilatildeo pero se hizo sobre otro de menores dimensiones conocido como Forte da Barca que fue destruido por los portugueses una vez conquistada la villa Por lo tanto el anaacutelisis que hacemos de la relacioacuten entre ambas fortifi-caciones corresponde al de las defensas originales de aquel periodo de guerra

Cerveira se vaya poco a poco articulando un sistema de-fensivo complejo que protege el paso de barcas del Mintildeo y la viacutea que discurre por el lado portugueacutes y que comu-nica Valenccedila poblacioacuten enfrentada a la ciudad de Tui y Caminha situada en el estuario del Mintildeo En el antildeo 1663 los portugueses ocupan la villa de Goiaacuten y comienzan a construir aquiacute una defensa que funcionaraacute conjuntamente con la que ya existiacutea y se perfecciona a la moderna ahora en Vila Nova de Cerveira (Ericeira 1945 vol IV 170 y ss) habilitando aquiacute una zona estrateacutegica de dominio portugueacutes en territorio gallego desde donde se efectuacutean varias incursiones en el paiacutes vecino Los gallegos deciden establecerse entonces en las proximidades protegidos por el noroeste por la Serra do Argalo al otro lado de la viacutea de traacutensito que comunica la ciudad episcopal de Tui y la villa de A Guarda en la desembocadura del Mintildeo construyen-do el Forte de Santiago Carrillo en el lugar de Medos

En la Figura 18 se recogen las visibilidades y visibilizaciones que hemos calculado entre las entida-des identificadas en el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos es decir queacute nuacutemero de entidades son visibles desde cada entidad analizada (visibilidad)

Figura 18 Visibilidad y visibilizacioacuten entre fortalezas y estructuras que conforman el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos Se han calculado en un radio de 800 m y 2 km y se tiene en cuenta tambieacuten la visibilidad acumulada entre todos los elementos de la totalidad de la raia huacutemeda

Nombre de entidad Tipo de entidad

Visibilidad Visibilizacioacuten

A 800 m

A 2 km

800 m miacuten

800 m maacutex

2 km miacuten

2 km maacutex

Ac Miacuten

Ac Maacutex

Fortaleza de N Sra da Concepcioacuten Fortificacioacuten 3 8 1 3 1 7 1 19

Forte de San Lorenzo Fortificacioacuten 4 9 3 5 5 8 6 8

Torre dos Ratos Fortificacioacuten 3 9 1 2 1 10 4 17

Torre dos Correa Fortificacioacuten 6 8 2 4 6 7 6 7

Forte das Chagas Fortificacioacuten 1 7 1 4 1 9 3 22

Muelle de Goiaacuten Estructura 5 7 6 8 6 8

Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira Fortificacioacuten 5 10 2 5 7 10 8 12

Emplazamiento Fortiacuten de Vila Nova Estructura 5 10 3 5 8 10 9 12

Muelle de Vila Nova de Cerveira Estructura 4 5 8 9 8 10

Forte de Lovelhe Fortificacioacuten 2 9 1 3 3 11 9 23

Atalaia da Mata Fortificacioacuten 0 3 1 3 1 10 1 14

Castelo de Medos Fortificacioacuten 0 0 1 2 1 2 1 29

Significado de las abreviaturas empleadas en la tabla miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que se observan desde una entidad concreta maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que se observan desde una entidad concreta Ac Miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada Ac Maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada

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Estos aspectos materializan en el paisaje las maacutexi-mas de la fortificacioacuten abaluartada por las que se rige el arte de la guerra de eacutepoca moderna Vemos coacutemo las rela-ciones entre las partes de una fortificacioacuten se trasladan al territorio existiendo tambieacuten relaciones entre fortalezas Pero ademaacutes tambieacuten existen otros elementos en este territorio que permiten comunicar un subsistema con otro

Para el caso gallego33 conocemos la existencia de fachos por la documentacioacuten histoacuterica y bibliograacutefica34 por su representacioacuten en distintos documentos carto-graacuteficos (Figura 21) o por la toponimia A partir de esta documentacioacuten hemos localizado algunos a lo largo del Baixo Mintildeo (se corresponden con los puntos rojos de la Figura 22) Estos se emplazan en zonas de mayor altitud que aquellas en las que se ubican las fortificaciones nor-malmente en la liacutenea de montantildeas que cierra por el norte el valle del Mintildeo Desde estos puntos hemos realizado el caacutelculo de visibilidad en un radio de 2 y 5 km con lo que pudimos comprobar que complementan a mayor distancia las visibilidades de las entidades que confir-man los subsistemas y que ademaacutes se encadenan con estas y con las del facho anterior y posterior (Figura 22)

Paisaje como resultado de un proceso

La segunda conceptualizacioacuten se refiere al paisaje entendi-do tambieacuten como resultado de un proceso constructivo que en este caso conllevoacute su adaptacioacuten al nuevo arte de forti-ficar transformando los espacios urbanos medievales que estaban centildeidos por una cinta amurallada con sus corres-pondientes torres en espacios de mayor amplitud delimi-tados por una o varias liacuteneas defensivas que a medida que avanzaban hacia el exterior del recinto urbano descendiacutean en altura Buen ejemplo de ellos son los nuacutecleos fortifica-dos que se construyeron en torno a ciudades medievales anteriores como Caminha Vila Nova de Cerveira Tui Valenccedila Salvaterra do Mintildeo Monccedilatildeo o Melgaccedilo

33 Para el territorio portugueacutes no hemos conseguido documentar ninguacuten facho como estructura pero sabemos que debiacutean existir por lo que se recoge en Antunes (1996 3) ldquoTentamos entatildeo [hellip] fazer um ponto da situaccedilatildeo relativa-mente agraves obras de defesa projectadas delineadas construiacutedas e utilizadas sob o espectro das Guerras da Restauraccedilatildeo com os dados que possuiacutemos ateacute meados do seacuteculo XVIII Relegamos por uma questatildeo de meacutetodo e de tempo o estudo dos fachos e atalaias que pontuavam a nossa defesa raiana ou que com ela es-tavam articulados para um trabalho de maior enverfadura e de enquadramento temporal diversordquo Y por la presencia de alguacuten topoacutenimo facho en la zona34 ldquoOs portugueses mailos galegos andaron sempre en guerra E en Goiaacuten habiacutea un castelo onde se defendiacutean do ataque Para avisar do inimigo nos outeiros que arrodean o castelo acendiacutean fogueiras ou fachos Desta forma os da fortaleza estaban preparados para a defensa Por iso os portugueses non conseguiron vencer oacutes do castelordquo (Gude 2009 28)

en el lugar donde se emplazan el Forte de Satildeo Francisco de Lovelhe en Portugal y A Atalia o Torre dos Ratos en Galicia hoy estaacute ocupado por el puente internacional que comunica las poblaciones de Goiaacuten y Lovelhe32

32 No existe un paso documentando en la planimetriacutea de la eacutepoca entre Love-lhe y A Atalia sin embargo debioacute ser una zona portuaria en eacutepocas anteriores ya que a ambos lados del riacuteo se documentaron sendos yacimientos durante la construccioacuten del puente internacional el del lado gallego identificado como de eacutepoca romana y el del lado portugueacutes como un ldquocais de acostagem fluvialrdquo una estructura portuaria de la Alta Edad Media (Almeida 2002) En una publicacioacuten posterior se adscribe a eacutepoca prerromana y romana (Ramos y Branco 2010 16-17)

Figura 19 MDE de la zona en la que se emplaza el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos con la representacioacuten de las visibilidades en un radio de 2 km Como se puede apreciar las zonas que concentran un mayor control visual son aquellas en las que se localizan las viacuteas de traacutensito tanto en el lado gallego (al que corresponde la parte superior de la imagen) como en el portugueacutes

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Figura 20 Vista aeacuterea del fuerte de Medos de 2009 (proporcionada por Terra Arqueos SL) En primer teacutermino se localiza el fuerte en segundo teacutermino la viacutea de traacutensito que une Tui con A Guarda y al fondo el riacuteo Mintildeo y la Torre dos Ratos

Figura 21 Mapa de la Provincia de Tuy y una Porcion de la de entre Mintildeo y Duero en Portugal [hellip] del Ingeniero Alexandro des Angleacutes de 1762 (copia en el Archivo Privado Jaime Garrido) Los fachos aparecen representados como una luminaria roja

Figura 22 MDE con las entidades que componen los subsistemas de A Guarda-A Iacutensua-Caminha y Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos En la imagen central visibilidades en un radio de 2 km de estas entidades En la imagen de la derecha las visibilidades anteriores se complementan con las de los fachos en un radio de 5 km

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transformacioacuten de sus elementos constructivos (como en el caso de Lapela donde no hubo una alteracioacuten significa-tiva del castillo medieval Figura 25) o bien se conservan pero son envueltas por estructuras modernas (como en el caso de Tui Figura 23) o bien se emplean como soporte de las estructuras modernas (como mostraacutebamos en la Figura 6 para el caso de Valenccedila) Por otra parte estariacutean las construcciones realizadas ex novo escogiendo los em-plazamientos que responden a los principios comentados anteriormente y siguiendo ya las maacuteximas de la fortifica-cioacuten abaluartada como el Castelo de Medos (Figura 21)

Pero al igual que sucediacutea con la aplicacioacuten del con-cepto defensivo de una plaza a la totalidad del territorio en este caso tambieacuten se produce el mismo proceso y poco a poco sobre un paisaje anterior se va conforman-do a lo largo del periodo de guerra una nueva estructura morfoloacutegica que responde a otras loacutegicas defensivas y constructivas (Blanco-Rotea 2011 145-148) Un paisaje fortificado que seguiraacute completaacutendose en los dos siglos siguientes (Figura 24) En este proceso se conjugan dos aspectos por una parte la reutilizacioacuten de fortificacio-nes previas que o bien se mantienen sin que exista una

Figura 23 Imagen sateacutelite de la ciudad de Tui (2006 copyGoogle Earth) sobre la que se ha dibujado en verde el recinto medieval y en rojo los restos de la fortificacioacuten moderna o su trazado en aquellos lugares en el que el crecimiento urbaniacutestico ha respetado dicho trazado

Figura 24 MDE de la zona de Salvaterra-Monccedilatildeo y Extremo en el que se han indicado las poblaciones medievales a la izquierda y las construcciones realizadas una vez conquistada Salvaterra do Mintildeo en 1643 por los portugueses a la derecha Ademaacutes se han situado los fuertes de Extremo (Forte de Bragandelo y Forte da Pereira) dispuestos en dos altos que jalonan la viacutea de traacutensito que desde Monccedilatildeo se dirige hacia el interior de Portugal por Arcos de Valdevez

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de valor del patrimonio que ha sido posible gracias preci-samente a la elaboracioacuten de aquel Plan Director y al trabajo de difusioacuten que de eacutel hicieron tanto los miembros del equi-po como las distintas administraciones implicadas El caso de ldquoEspazo Fortalezardquo (httpwwwespazofortalezacom) resultado del proyecto de recuperacioacuten del entorno del For-te de San Lourenzo en Goiaacuten (Tomintildeo) realizado reciente-mente es un ejemplo de la relacioacuten entre la arquitectura y el paisaje como recurso ya que por una parte hace hinca-pieacute en la revalorizacioacuten y resignificacioacuten de esta fortaleza centraacutendose en un uacutenico bien pero tambieacuten como punto de partida y lugar de enlace con otros elementos fortificados de la zona a traveacutes de una ruta por otras fortificaciones menos conocidas (y visibilizadas) del entorno que se han englobado bajo el nombre de ldquopatrimonio ocultordquo dentro de una iniciativa de Turgalicia Ahora queda por ver la im-plicacioacuten y aceptacioacuten que tiene la sociedad local por este tipo de iniciativas y si se identifica o no con ellas

Pensando en una doble direccioacuten

Siguiendo nuestro argumento inicial volviendo a la fuer-te relacioacuten entre paisaje y arquitectura que apuntaacutebamos al principio y revisando lo visto en los dos apartados anteriores podriacuteamos decir siguiendo a Derrida (1986) en su Metaacutefora Arquitectoacutenica y trasladando su pensa-miento tambieacuten al paisaje que arquitectura y paisaje son una espacializacioacuten del tiempo y el pensamiento Si el paisaje es ldquoel espacio de las relaciones socialesrdquo (Orejas et al 2002 306) la arquitectura es una porcioacuten de ese espacio acotado (Ching 1984 108) por tanto paisaje y arquitectura estaacuten unidos espacialmente materializados temporalmente y significados simboacutelicamente

Unificar el estudio de ambas entidades del registro ar-queoloacutegico era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas ya que las arquitecturas defensivas y todas las estructuras asociadas a las mismas (de control viarias de interrelacioacuten etc) con-formaban unos espacios construidos unos conjuntos o sub-sistemas39 defensivos y no debiacutean estudiarse analizarse y

39 En trabajos anteriores empleamos el teacutermino ldquosubsistemardquo para referirnos a cada uno de los conjuntos construidos para fortificar una zona concreta del Mintildeo y que guardaban una serie de relaciones que haciacutean que los entendieacutera-mos precisamente como un conjunto (Blanco-Rotea 2011) El teacutermino subsis-tema se empleoacute ya que formaban parte de un sistema defensivo maacutes complejo que era la defensa de la raia entre Galicia y Portugal (Cobos-Guerra 2011) En este trabajo decidimos emplear el teacutermino ldquoconjuntordquo como sinoacutenimo de ldquosubsistemardquo ya que es el que optamos por usar en la web ldquoLa construccioacuten de una fronterardquo que acompantildea a este texto por tratarse de un teacutermino de mejor comprensioacuten que ldquosubsistemardquo para un puacuteblico maacutes amplio

Paisaje como recurso del pasado en el presente

Algunas de las construcciones que componen el paisaje fortificado mintildeoto se estaacuten convirtiendo en un recurso cultural El Castillo de Santa Cruz en A Guarda fue recientemente restaurado y rehabilitadas sus construc-ciones como centro de interpretacioacuten de las fortalezas transfronterizas35 pero existen otros ejemplos similares a ambos lados de la raia

Uno de los aspectos que nos interesa destacar de la iniciativa de llevar a cabo un plan director de las forta-lezas transfronterizas de esta zona en 2003 era precisa-mente su intereacutes por conocerlas comprenderlas y revalo-rizarlas como conjunto y como paisaje sirviendo de base ldquopara a construcioacuten de novos equipamentos e dotacioacutens de calidade e para a recuperacioacuten de valores culturais ma-terializados na raia huacutemidardquo (Vecontildea 2006 5) Alguno de los objetivos de este plan director eran ldquoPontildeer en relacioacuten as fortalezas co contexto territorial e socio econoacutemico do Baixo Mintildeordquo o ldquoElaborar unha estratexia conxunta e formular usos e propostas viablesrdquo (Vecontildea 2006 5) Precisamente la documentacioacuten y valorizacioacuten de estas fortificaciones y los elementos asociados a ellas y la di-vulgacioacuten de su conocimiento entre el puacuteblico en general y las poblaciones locales en particular permitioacute poner en marcha distintos procesos de resignificacioacuten entre los que se engloban diferentes iniciativas que inciden en la puesta en valor de los diferentes conjuntos defensivos y con ello del paisaje fortificado transfronterizo Una de ellas es el disentildeo de unas rutas realizadas a pie en bici-cleta y en canoa que tienen como objetivo promover el conocimiento de las fortificaciones del subsistema que se emplaza en el ayuntamiento de Tomintildeo bajo el tiacutetulo de ldquoDescubrindo as Nosas Fortalezasrdquo36 O el disentildeo de una ldquoRuta de puesta en valor de las fortalezas transfronterizas del Mintildeordquo37 por parte del Estudio Crecente Asociados38

Este tipo de iniciativas son una muestra de coacutemo el paisaje se estaacute empleando como recurso contribuyendo a la puesta en marcha de los uacuteltimos eslabones de la cadena

35 El castillo fue abierto al puacuteblico en diciembre de 2013 y el centro de in-terpretacioacuten que cuenta con una exposicioacuten permanente sobre esta temaacutetica (httpsminervauscesxmluihandle1034714903) en julio de 201636 httpdescubrindoasnosasfortalezasblogspotcomessearchlabel0020INTRODUCCIC393N37 httpwwwcrecenteasociadoscomesproyectos31ruta-de-puesta-en-valor-de-las-fortalezas-transfronterizas-del-minyo38 Algunas de las actuales iniciativas para la puesta en valor de este paisaje se basan en otras anteriores a la elaboracioacuten del Plan Director Fortrans que se centraron en el disentildeo de rutas para esta zona de temaacutetica maacutes amplia como la que se recoge en Santos Solla (1999) bajo el tiacutetulo ldquoGuiacutea da Raiardquo

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sin renunciar a la potencialidad de cada una de ellas a traveacutes no del desarrollo de nuevas arqueologiacuteas que soacutelo seguiriacutean contribuyendo a la fragmentacioacuten del discurso arqueohistoacuterico (Mantildeana et al 2002 23) sino para servir a nuestro propoacutesito de articular estrategias de investigacioacuten en torno a proyectos o programas que fo-calicen sus objetivos sobre el patrimonio desarrollando perspectivas de investigacioacuten y meacutetodos de trabajo real-mente adecuados al objeto y no a intereses disciplinares o curriculares concretos

Por otra parte ya tratamos en otra ocasioacuten el porqueacute de la introduccioacuten de la AA dentro del grupo de inves-tigacioacuten en el que se desarrolloacute este trabajo (Mantildeana et al 2002 12-13) en el cual se disentildeoacute un plan de investi-gacioacuten centrado en el estudio de los paisajes construidos durante la Prehistoria en el noroeste de la Peniacutensula Ibeacute-rica a traveacutes del anaacutelisis de la concepcioacuten territorial la forma de conceptualizacioacuten del espacio y construccioacuten del paisaje generados por las diferentes sociedades que habitaron nuestro paiacutes en ese periodo (Mantildeana et al 2002 12) El estudio de estos paisajes se habiacutea llevado a cabo desde una escala macroespacial aportando aspec-tos sobre la ubicacioacuten de los espacios habitacionales los patrones de emplazamiento los sistemas de ocupacioacuten del espacio y las condiciones medioambientales y de subsistencia pero era necesario contrastar los modelos a escala macro con otros que permitieran completar y matizar la visioacuten de los paisajes prehistoacutericos por lo que se propuso abordar el estudio a escala microespacial del registro arqueoloacutegico lo que nos llevada directamente al anaacutelisis de la arquitectura Inicialmente este estudio se centroacute en dos tipos de arquitectura la funeraria y la do-meacutestica (Mantildeana et al 2002 12) pero la introduccioacuten del anaacutelisis del registro arquitectoacutenico conllevoacute ademaacutes ampliar el periodo cronoloacutegico en el que se habiacutea cen-trado el plan de investigacioacuten que mencionamos arriba para trabajar tambieacuten con arquitecturas de periacuteodos postclaacutesicos lo cual conllevoacute ademaacutes analizar cons-trucciones con otras funcionalidades como las vincula-das a la arquitectura de poder (arquitecturas eclesiaacutesticas y fortificaciones) y por extensioacuten con la caracterizacioacuten de los paisajes en que eacutestas se ubican y contribuyen a construir Trabajar con el registro arquitectoacutenico suponiacutea acceder a otras claves para la comprensioacuten de las for-maciones socioculturales estudiadas pues aportaba una importante informacioacuten que permitiacutea ldquover de diferente forma los factores de orden individual social poliacutetico-econoacutemico subsistencial y simboacutelico que prevaleciacutean en las comunidades del pasadordquo (Mantildeana et al 2002

valorizarse como entidades aisladas Conjuntamente con el espacio fiacutesico articulan un paisaje cultural un sistema defensivo complejo el paisaje fortificado transfronterizo del Baixo Mintildeo en Galicia y Alto Minho en Portugal

Si el estudio en detalle de la arquitectura y del pai-saje por separado ha permitido en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico que no estaban antes presentes y acceder asiacute al mayor nuacutemero de elementos (materiales y simboacutelicos) que con-forman ambas realidades intentar introducir dentro del proceso de anaacutelisis e interpretacioacuten del registro arqueo-loacutegico al paisaje y la arquitectura conjuntamente nos permitiraacute acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta pasaraacute por abordarlas como parte in-tegrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Trataremos ahora de identificar las herramientas teoacutericas con las que intentar deconstruir primero y re-construir despueacutes esos espacios pensados materializa-dos y transformados en la frontera galaico-portuguesa

MARCOS ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Comentaacutebamos anteriormente que este texto pretende desgranar el marco conceptual y teoacuterico empleado a la hora de trabajar con el paisaje fortificado de eacutepoca moderna en la frontera mintildeota Valoraacutendolo con dis-tancia este marco se ha ido ensanchando a medida que nuestras necesidades de investigacioacuten se ampliaban y que nuestra visioacuten sobre la arquitectura y el paisaje y la relacioacuten existente entre ambos se iba enriqueciendo Visto con cierta perspectiva se puede llegar a pensar que tal vez sea un marco estrecho y que la AA y la ArPa sean insuficientes para captar todos los matices que los espacios construidos nos proporcionan Pero lo cierto es que adoptar ambas estrategias de investigacioacuten nos ha permitido precisamente aunar ampliar abrirnos y buscar sinergias con otras disciplinas Creemos que ambos enfoques al haber adoptado (y contribuido a construir) los conceptos de arquitectura y paisaje a los que nos hemos referido maacutes arriba nos permitieron ge-nerar aproximaciones al patrimonio construido mucho maacutes abiertas dinaacutemicas y al final transdisciplinares que las que habriacuteamos conseguido con otros enfoques maacutes tradicionales Se puede ampliar maacutes el marco pero nuestra propuesta pretende aunar ambas perspectivas

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actualidad Este concepto surge sobre todo en ciertas aproximaciones de la Arqueologiacutea la Geografiacutea y el Urbanismo desde hace 25 antildeos (aunque ya habiacutea sido acuntildeado por el geoacutegrafo Carl O Sauer de la escuela de Berkeley en los antildeos veinte del siglo pasado) y soacutelo maacutes tarde se incorpora en otras disciplinas (como la His-toria del Arte la Arquitectura o la Historia)rdquo (Barreiro et al 2009 8)

Para Orejas en los oriacutegenes de la ArPa deben te-nerse en cuenta dos aspectos relacionados entre siacute Por una parte el contexto cientiacutefico que ha motivado que en el campo de la Arqueologiacutea durante la deacutecada de 1980 la ArPa fuera suplantando paulatinamente a la Ar-queologiacutea Espacial y agrupando los anaacutelisis territoriales sobre el mundo antiguo lo que ldquoresponde a una nueva realidad cientiacutefica y social desde que en los primeros antildeos de la deacutecada pasada se sentaran las bases de la su-peracioacuten tanto de los enfoques fenomenoloacutegicos como de los derivados de la arqueologiacutea procesualrdquo (Orejas 1995a 216) Por otra el contexto social desde el que aparece una idea de patrimonio en la que ya no se su-braya la yuxtaposicioacuten de elementos sino el ldquoreflejo de la dinaacutemica social que dio lugar a su construccioacuten y usordquo (Orejas 1995a 216) En esta idea encajariacutea una ArPa que ldquosupone integrar interpretar y comprender en un doble sentido la lectura (o las lecturas) que nosotros hacemos hoy de un paisaje del pasado y la (o las) que de eacutel hicieron las comunidades que lo construyeronrdquo (Orejas 1995b 62)

Uno de los aspectos necesarios para que se produ-jera este desplazamiento de la Arqueologiacutea Espacial por parte de la ArPa es que tuvo lugar dentro de un determi-nado contexto historiograacutefico (Bernardi 1992 Rossignol and Wandsnider 1992 Ashmore and Knapp 1999) en el que se introdujo una nueva perspectiva sobre la praacutectica arqueoloacutegica y su objeto de estudio que quedoacute reflejada en el marco conceptual propuesto para definir los teacutermi-nos baacutesicos manejados por la ArPa (Mantildeana et al 2002 26) nos referimos a los teacuterminos arqueologiacutea registro arqueoloacutegico y sobre todo paisaje sobre los que ya hemos abundado en el apartado anterior

De acuerdo con aquel nuevo marco teoacuterico y con-ceptual la ArPa se definioacute como la inclusioacuten de la praacutecti-ca arqueoloacutegica dentro de coordenadas espaciales a tra-veacutes de las cuales se trata de pensar el registro y la cultura material arqueoloacutegica desde una matriz espacial y al mismo tiempo convertir el espacio en el primer objeto de la investigacioacuten arqueoloacutegica para no solo reconstruir los ambientes del pasado sino tambieacuten intentar elaborar

12) A partir de estos planteamientos y de la adopcioacuten del estudio de la arquitectura desde la AA se disentildeoacute un programa de investigacioacuten integral centrado en la arquitectura y los espacios construidos que se acaboacute articulando en cuatro subliacuteneas de investigacioacuten monu-mentalidad megaliacutetica espacios domeacutesticos de la Edad del Hierro arquitectura histoacuterica y espacios agrarios

El objetivo entonces de la introduccioacuten de la AA fue por una parte atender al cambio de escala ma-croespacial a una microespacial y por otra parte a la ampliacioacuten de nuestra oacuteptica arquitectoacutenica para abarcar el estudio de nuevos periodos y de estructuras con otras funcionalidades La base conceptual inicial de aquella propuesta fue la ArPa (Criado-Boado 1999) pero era necesario introducir otras estrategias de investigacioacuten que completaran una aproximacioacuten macro al espacio construido

ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Se entiende la ArPa como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico donde los elementos que lo conforman sea cual sea su escala se analizan ldquocomo objetos implicados en el paisaje y participantes del mis-mordquo (Parcero-Oubintildea 2000 20) y tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo tal y como proponen Barreiro et al (2009 4) Entender la ArPa como tal implica al mismo tiempo manejar una determinada concepcioacuten de paisaje donde eacuteste es tanto un contexto como un objeto de estudio susceptible de ser analizado e interpretado con una metodologiacutea ar-queoloacutegica (Parcero-Oubintildea 2000 20)40 como hemos visto

Este marco interpretativo pretende superar tal como apuntamos una perspectiva espacial determinista (Mantildeana et al 2002 25) En la ArPa se integran nume-rosas corrientes que conforman un variopinto panorama pues el estudio del paisaje es de intereacutes a numerosas disciplinas en eacutel ldquoconfluyen intereses puntos de vista tradiciones acadeacutemicas y de investigacioacuten y teacutecnicas diferentesrdquo (Orejas 1995a 222)

Dentro de este intereacutes la arqueologiacutea se ha mos-trado como una de las maacutes activas en parte por ser ldquoprecursora en la problematizacioacuten e investigacioacuten del concepto de paisaje cultural de gran fortuna en la

40 ldquoLa Arqueologiacutea del paisaje [hellip] es ante todo una propuesta metodoloacute-gica para la investigacioacuten de las sociedades antiguas desde su espacialidadrdquo (Orejas et al 2002 306)

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marco teoacuterico Sin embargo podemos indicar que mu-chos de los esfuerzos desarrollados dentro de la ArPa se encaminaron a llevar a cabo un desarrollo metodoloacutegico que insistiacutea en abordar nuevos aspectos el registro no tratados hasta la fecha y en incorporar determinadas teacutecnicas de anaacutelisis centraacutendose en elementos maacutes perceptivos del paisaje en definir de forma maacutes preci-sa el registro arqueoloacutegico y en ofrecer explicaciones maacutes globales (Soler 2007 43 Tilley 1994 Knapp and Ashmore 1999) En el caso del paisaje la aplicacioacuten de teacutecnicas como la fotointerpretacioacuten los anaacutelisis de 14C la dendrocronologiacutea los anaacutelisis poliacutenicos la teledetec-cioacuten la informatizacioacuten del registro arqueoloacutegico el uso del GPS de los SIG (Sistemas de Informacioacuten Geo-graacutefica) o maacutes recientemente los datos LiDAR supuso reconocer que es necesario contar con un mayor nuacutemero de informacioacuten y que eacutesta sea de mejor calidad de ma-nera que permita profundizar en aspectos no registrados desde perspectivas de investigacioacuten anteriores El uso de estas teacutecnicas transformoacute la visioacuten de la naturaleza de los datos arqueoloacutegicos y su interpretacioacuten enri-queciendo significativamente la disciplina arqueoloacutegica (Soler 2007 44)

Disentildear una metodologiacutea especiacutefica en ArPa estaacute directamente ligado al concepto de paisaje manejado (Orejas 1995a 217) como sucede tambieacuten con la ar-quitectura de ahiacute la importancia de su definicioacuten previa En todo caso la autora apunta que los paisajes antiguos son resultado de racionalidades antiguas que no deben analizarse desde la nuestra tener esto en cuenta conlleva implicaciones metodoloacutegicas siendo necesario incor-porar la comprensioacuten preteacuterita del paisaje junto a su explicacioacuten ldquoel espacio soacutelo adquiere sentido cuando va acompantildeado de una lectura del individuo o de la comu-nidad que genera determinados comportamientos acti-tudes y formas de percepcioacutenrdquo (Orejas 1995a 218-219)

Orejas propone que para entrar de lleno en el estudio del paisaje y el territorio es necesario superar el anaacutelisis de los mapas de punto y de las relaciones planas entre ellos para analizar las relaciones espaciales tridimensio-nales y temporales para acceder asiacute a las articulaciones de las diversas formas su origen y evolucioacuten (Orejas 1995a 219) Este aspecto ha tenido implicaciones praacutec-ticas a la hora por ejemplo de desarrollar un sistema de registro arqueoloacutegico desde ArPa ldquoLa Arqueologiacutea del Paisaje repiensa el yacimiento como aacuterea y como consecuencia de ello prioriza no soacutelo la importancia de localizar y de definir el yacimiento sino tambieacuten de de-limitarlo y zonificarlordquo (Amado et al 2002 22)

modelos sobre las interrelaciones entre espacio imagina-do utilizacioacuten del espacio y organizacioacuten social en las comunidades (pre)histoacutericas (Mantildeana et al 2002 26)

La propuesta desarrollada por el equipo dirigido por Felipe Criado-Boado intentaba disentildear un Programa de Investigacioacuten en Arqueologiacutea del Paisaje y Paisajes Culturales que trataba de estudiar el paisaje entendido como una dimensioacuten relevante de las sociedades hu-manas puesto que no soacutelo constituiacutea la base en las que eacutestas se desarrollaban sino tambieacuten su resultado y como tal representa a la formacioacuten sociocultural (Criado-Boado 2012 20)41

Sobre esta base conceptual el objetivo cognitivo de este Programa de Investigacioacuten y de la ArPa seriacutea decons-truir los paisajes sociales ldquodescomponer los mecanismos mediante los cuales las tecnologiacuteas espaciales y arquitec-toacutenicas producen el espacio domeacutestico reproduciendo el sistema de poderrdquo para mostrar despueacutes ldquoque el espacio construido es el producto de una serie de mecanismos de representacioacutenrdquo de un determinado sistema de saber-poder (Criado-Boado 1999 2) gracias a un ejercicio de reconstruccioacuten (a partir de la deconstruccioacuten) de los paisajes arqueoloacutegicos como ldquomedio para penetrar en la prehistoria del pensamientordquo (Criado-Boado 2012 20-21) En la reconstruccioacuten de los paisajes histoacutericos que aquiacute nos interesan tenemos la ventaja de que contamos con otro tipo de informacioacuten que podemos sumar a la informacioacuten que nos proporcionan los paisajes como RA Constituye un ejercicio que nos permite inferir conclusio-nes desde informaciones herramientas y disciplinas que pueden actuar conjuntamente Estamos de acuerdo con Orejas et al cuando dicen que los procesos de formacioacuten de un paisaje son tremendamente complejos por ello documentarlo e investigarlo requiere una aproximacioacuten flexible e interdisciplinar que combine varios meacutetodos e interpretarlo requiere tener en cuenta una gran variedad de factores (Orejas et al 2002 303 y 305)

Uno de los aspectos por los que deberiacuteamos pre-guntarnos a continuacioacuten es coacutemo podemos llevar a cabo el estudio de estos paisajes (deconstruccioacuten) y su interpretacioacuten (reconstruccioacuten) pero no es el objetivo de este texto tratar el proceso metodoloacutegico42 sino el

41 ldquo[hellip] el estudio del paisaje parte de la idea de que el anaacutelisis de las socie-dades antiguas es posible desde el estudio de los productos de sus acciones e imaginaciones Pero entendiendo el paisaje no como un mero reflejo de estas acciones sino como parte de las mismas sociedades ya que el espacio al igual que el tiempo no son coordenadas externas sino que forman parte de una sociedadrdquo (Orejas et al 2002 305)42 Este aspecto seraacute tratado en otro trabajo Veacutease por ejemplo Mantildeana et al 2002 y Blanco-Rotea 2011

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naturaleza arquitectoacutenica y tambieacuten una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo

La AA es ciertamente joven y por lo tanto todaviacutea se encuentra en construccioacuten Pero no por ello podemos decir que esta estrategia de investigacioacuten esteacute poco ex-tendida todo lo contrario al analizar la evolucioacuten que ha tenido en las uacuteltimas deacutecadas (desde la de 1990 cuando Mannoni (1990a 1990b) acuntildeoacute el teacutermino Arqueologiacutea de la Arquitectura) sobre todo en ciertos contextos eu-ropeos como el italiano y el espantildeol observamos que ha gozado de una importante implantacioacuten y desarrollo en aacutembitos relacionados por una parte con la investigacioacuten de edificaciones y conjuntos histoacutericos y por extensioacuten de las sociedades que los construyeron transformaron y habitaron por otra con la restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacutenica Si bien es cierto en la deacutecada de 2000-2010 los contextos de aplicacioacuten las metodologiacuteas y el aacutembito geograacutefico se han ido ampliando poco a poco tal y como apuntan distintos autores (Quiroacutes 2002 31 y 2006 Utrero 2011 17-19 Azkarate 2013) ldquohellipla AA se estaacute convirtiendo en un campo de juego abierto a cuan-tos les interesa el espacio construido como herencia del pasado pero tambieacuten como recurso para el futuro como depoacutesito de memorias histoacutericas archivos estratigraacuteficos como elenco de teacutecnicas constructivas compendio de di-mensiones simboacutelicas y significantes reflejo de conflictos y vivencias sociales en definitiva como topografiacutea de las complejas lsquoconstelaciones cotidianasrsquo de la sociedadrdquo (Azkarate 2013 272)

Es precisamente en esta deacutecada en la que han apa-recido varios trabajos en Espantildea que recogen con bas-tante precisioacuten el nacimiento desarrollo e implantacioacuten de la AA en diferentes contextos europeos (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011) con un interesante anaacutelisis sobre las causas que estaacuten detraacutes del progreso diferenciado de la misma entre distintos paiacuteses como Inglaterra donde se pusieron las bases en la deacutecada de 1970 para el de-sarrollo tanto metodoloacutegico como de nuevos sistemas de registro que posibilitariacutean la extensioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al anaacutelisis de la arquitectura (Utrero 2011 12) o Italia donde se llevaron a cabo ldquolas primeras sistematizaciones teoacutericas y aplicaciones al anaacutelisis de las construcciones histoacutericas entendidas como secuen-cias de unidades estratigraacuteficasrdquo y donde realmente la AA se consolidoacute como disciplina (Utrero 2011 13-18) sobre todo a partir de la deacutecada de 1990 cuando como deciacuteamos Mannoni acuntildea este teacutermino que aglutinaba experiencias heterogeacuteneas que resultaban de la aplica-cioacuten de instrumentos conceptos y problemaacuteticas de la

En el marco en el que se desarrolla esta propuesta teoacuterica la ArPa se concibioacute como una propuesta que ldquoapunta hacia una necesaria transdiciplinariedad verte-brada en torno al paisaje concepto que cada vez maacutes se va revelando como clave para ahondar en los procesos de conocimiento y ordenacioacuten del territoriordquo (Barreiro et al 2009 8) porque ademaacutes ldquoCualquier intervencioacuten propuesta [desde el presente] es un nuevo elemento en la dinaacutemica de los paisajes al investigar sobre ellos los repensamos les damos un nuevo sentido y los incorpo-ramos a nuestro presenterdquo (Orejas 1998 18)

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA

En cuanto a la AA nos centraremos en varios aspectos que consideramos importantes por una parte la redefi-nicioacuten del concepto de arquitectura que tuvo lugar en los oriacutegenes de esta estrategia de investigacioacuten por otra su heterogeneidad (entendida en un sentido positivo) en su posterior desarrollo finalmente en su contribucioacuten a la ldquotransicioacuten epistemoloacutegica y renovacioacuten metodoloacutegicardquo que la disciplina arqueoloacutegica viene atravesando desde la deacutecada de 1990 e incluso antes (Azkarate et al 2002a 9) No haremos sin embargo un anaacutelisis pormenoriza-do de la misma maacutes allaacute de estos aspectos puesto que eacuteste se realizoacute en varios trabajos durante las uacuteltimas dos deacutecadas (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011 Azkarate 2013 entre otros)

Maacutes allaacute de las definiciones que hagamos de la AA eacutesta como categoriacutea conceptual ha sido identificada como disciplina de pleno derecho43 pero tambieacuten como un universo de experiencias de naturaleza diversa que ha ido adquiriendo un perfil especiacutefico en la deacutecada de 1980-1990 y que sigue siendo objeto de un proceso de construccioacuten y experimentacioacuten enriquecido de forma constante con distintos enfoques (Azkarate 2013) En este sentido la AA ha seguido un proceso de consolida-cioacuten que en ciertos aspectos guarda muchos paralelis-mos con la ArPa empezando por el propio cambio en la concepcioacuten de su objeto de estudio y en la aproximacioacuten a su anaacutelisis desde la arqueologiacutea y con herramientas metodoloacutegicas propias de eacutesta Es por ello que creemos que aquella afirmacioacuten que haciacuteamos sobre la ArPa puede hacerse extensiva a la AA entendieacutendola como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico de

43 Nosotros mismos asiacute lo hemos hecho en varias ocasiones Blanco-Rotea 1997 1998a 1998b 1999

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ldquoLa labor arqueoloacutegica en centros urbanos ha venido enri-quecieacutendose a partir de la introduccioacuten de los meacutetodos que la Arqueologiacutea de la Arquitectura emplea para el estudio de alzados Esto ha traiacutedo consigo una gradual transformacioacuten en la conceptualizacioacuten de estos contextos que auacuten se abre paso entre los investigadores para la comprensioacuten de las construcciones como totalidades de varios niveles de ma-terializacioacuten culturalrdquo (Rodriacuteguez y Hernaacutendez 2005 4) Algunas de estas experiencias latinoamericanas ya estaacuten siendo publicadas en revistas especializadas en contextos europeos aunque su difusioacuten en ellos es todaviacutea muy escasa (veacutease por ejemplo Roloacuten y Rotondaro 2010 213-222) Desde nuestro punto de vista esta escasa difusioacuten estaacute motivada por dos cuestiones distintas pero relacionadas en primer lugar la fuerte tradicioacuten estratigraacutefica de la AA europea (mediterraacutenea sobre todo) y con ella del meacutetodo estratigraacutefico como herramienta casi exclusiva de anaacutelisis de la arquitectura en segundo lugar la diferente concep-cioacuten de arquitectura de la que se parte en ambos contextos fundamentalmente entre la AA anglosajona y latinoameri-cana y la del sur de Europa donde el estudio del espacio en arquitectura no ha sido asumido de la misma manera En este sentido creemos que es importante apostar por una postura abierta como la que propone Azkarate cuando dice que deberiacuteamos ldquoaprender de la historiografiacutea anglosajona en la que desde hace ya algunas deacutecadas se habla con toda naturalidad de archaeology of architecture para referirse a experiencias distintas nacidas de enfoques tambieacuten muy diversosrdquo (Azkarate 2013 272)

Revisando los inicios focalizando objetivos buscando una definicioacuten

Ese compendio de experiencias que desde la arqueologiacutea focalizaron su intereacutes en el estudio de la arquitectura cogioacute cuerpo no soacutelo en el momento en que Manonni las aglutina bajo una uacutenica denominacioacuten sino sobre todo porque se consolidoacute una tradicioacuten que defendioacute que un edificio histoacute-rico era ante todo un documento que aportaba informacioacuten sobre sociedades pasadas (Azkarate 2013) era cultura ma-terial y podiacutea ser estudiado como tal con una metodologiacutea arqueoloacutegica Este cambio de visioacuten de la arquitectura desde la arqueologiacutea permitioacute que eacutesta pasara a entenderse no soacutelo como una estructura un contenedor de espacios y funcio-nes sino como un objeto cargado de contenido como un documento que habiacutea que decodificar En parte esta nueva concepcioacuten no hizo sino ampliar los pasos que dio el post-procesualismo cuando reconocioacute el caraacutecter multidimensio-nal del registro arquitectoacutenico y se concibioacute la arquitectura

disciplina arqueoloacutegica al estudio de la arquitectura44 (Quiroacutes 2006)

Tambieacuten en esta deacutecada se lleva a cabo un anaacutelisis maacutes profundo de la situacioacuten y perspectivas actuales en AA que si bien ya habiacutean sido tratadas en los trabajos arriba mencionados (Utrero 2011) es Azkarate (2013) quien hace especial hincapieacute en una doble tendencia que se viene notando de forma maacutes reciente Esta tendencia se hace eco por un lado de la necesidad de potenciar nuevos enfoques en el estudio de la arquitectura para desarrollar la investigacioacuten de los espacios construidos con propuestas que proceden de distintos campos de investigacioacuten (ar-quitectura semioacutetica historia del arte antropologiacuteahellip)45 Estos enfoques entienden que el espacio es un concepto fundamental en arquitectura y han desarrollado estudios que inciden tanto en el anaacutelisis del espacio tridimensio-nal como perceptivo pero asumen ademaacutes el concepto de Norberg-Schulz (1980 13-15) de espacio existencial que entiende que la espacialidad de la arquitectura estaacute integrada dentro de la racionalidad que la generoacute Una vez asumida esta concepcioacuten tiene sentido el anaacutelisis de los as-pectos geomeacutetricos y perceptivos del espacio a los que nos referiacuteamos arriba (Mantildeana et al 2002 27) Estos enfoques se han desarrollado fundamentalmente en contextos de aplicacioacuten anglosajones donde ya existiacutea una importante tradicioacuten en este sentido En nuestro paiacutes es todaviacutea escasa su difusioacuten aunque cada vez tienen una mayor representa-tividad en publicaciones especializadas en AA

La segunda tendencia a la que hace alusioacuten Azkarate se refiere a la implantacioacuten de la AA en otros aacutembitos inter-nacionales donde se estaacuten produciendo muacuteltiples experien-cias con problemas de investigacioacuten enfoques y meacutetodos muy heterogeacuteneos como seriacutea el caso de Latinoameacuterica46

44 Son varios los autores que han incidido en la existencia de una tradicioacuten anterior en arqueologiacutea que se centroacute en el estudio de la arquitectura (Latorre y Caballero 1995 Quiroacutes 2006 Azkarate 2013) pero frente a aquella tradi-cioacuten basada en una historia de las formas de los estilos y de las teacutecnicas que Mannoni denominoacute ldquola arquitectura en la arqueologiacuteardquo (Quiroacutes 2006) y que se basaba en meacutetodos estiliacutestico-comparativos (Azkarate 2013) la AA que comienza en los antildeos 70 del siglo XX y se materializa en los 90 se dota de nuevos instrumentos de anaacutelisis y se plantea nuevos problemas de investiga-cioacuten que motivan precisamente la buacutesqueda de otros nuevos instrumentos de manera que ambos aspectos se retroalimentan45 Algunos ejemplos de este tipo de anaacutelisis de los espacios construidos se pueden ver en Saacutenchez 1998 Mantildeana et al 2002 Ayaacuten 2003 y 2008 Mantildeana Borrazaacutes 2003 Criado-Boado y Mantildeana 2003 Gutieacuterrez y Caacutenovas 2009 o Bermejo 200946 Azkarate 2013 288 En el fondo esas experiencias heterogeacuteneas que se aglutinan bajo esta denominacioacuten no dejan de recordar a aquellas primeras experiencias llevadas a cabo en contextos europeos si bien es cierto que en el caso de Europa la estratigrafiacutea tuvo un gran peso y se convirtioacute en el eje fundamental de la AA mientras que el anaacutelisis estratigraacutefico se estaacute implan-tando de manera desigual en el cono sur americano

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Por otra parte en su vertiente maacutes aplicada la AA tiene un compromiso con el estudio y la gestioacuten del patrimonio edificado pues siendo documento de las sociedades pasa-das es tambieacuten recurso de las sociedades actuales Ocupa ademaacutes una incoacutemoda posicioacuten disciplinar intermedia que debe superar los liacutemites entre distintas disciplinas que se dedican al estudio y gestioacuten de este patrimonio como la propia arqueologiacutea la arqueometriacutea la restauracioacuten o la arquitectura Este uacuteltimo aspecto es importante porque a pesar de encuadrarse dentro de la arqueologiacutea toma muchas de sus herramientas de otras disciplinas y guarda fuertes sinergias con ellas El problema es que en vez de haberse visto esta relacioacuten como una fortaleza tal y como apunta Quiroacutes (2002) desde algunos sectores se ha visto la AA como un intrusismo profesional en aspectos que eran competencia exclusiva de sus feudos disciplinares imposi-bilitando la colaboracioacuten entre disciplinas y la construccioacuten de conocimiento nuevo desde nuevas oacutepticas Afortuna-damente esta tendencia se ha visto rota la mayoriacutea de las veces desde las propias necesidades de los proyectos (y de los contextos construidos) que por siacute mismos demanda-ban esta colaboracioacuten siendo el propio objeto de estudio el que ha propiciado muchas veces la construccioacuten de esta estrategia de investigacioacuten o al menos eacutesta ha sido nuestra experiencia

Ya hemos comentado que la AA hunde sus raiacuteces en experiencias anteriores pues la preocupacioacuten de los arqueoacutelogos y arqueoacutelogas por la arquitectura no es un fenoacutemeno reciente Sin embargo lo que diferencia los

como una herramienta de construccioacuten de la realidad social (Mantildeana et al 2002 24-26) convirtieacutendose asiacute en un poten-te medio para el conocimiento de los contextos productivos y sociales que la generaron (Azkarate 2002b 57) Si a esta concepcioacuten del contexto construido como documento se uniacutea la conservacioacuten de muchos de ellos sobre todo de pe-riodos postclaacutesicos e incluso su reutilizacioacuten en el presente (Figura 25) se haciacutea necesario articular nuevas aproxima-ciones de estudio al patrimonio construido que permitieran su conocimiento exhaustivo y previo a la praacutectica restaura-dora y rehabilitadora de los mismos

De forma muy general la AA se define como la estra-tegia de investigacioacuten que estudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica cuyo principal objetivo es el co-nocimiento histoacuterico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y su finalidad uacuteltima contri-buir a su gestioacuten integral Ahondando un poco maacutes pode-mos recurrir a los criterios baacutesicos que para Quiroacutes (2002 28-29) ayudan a definir la AA y que estaacuten relacionados tanto con la investigacioacuten baacutesica como con la aplicada Por una parte para este autor se trata de una estrategia que se inserta dentro de la disciplina arqueoloacutegica y por lo tanto histoacuterica que utiliza un bagaje instrumental de naturaleza fundamentalmente arqueoloacutegica Pero su sen-tido no es reconstruir uacutenicamente la historia del edificio sino el conocimiento de la sociedad a traveacutes de los restos materiales arquitectoacutenicos y por ello considera que debe propugnar el desarrollo de modelos interpretativos que superen los modelos de la historiografiacutea de la arquitectura

Figura 25 La torre de Lapela (Monccedilatildeo) es uno de los pocos restos que hoy se conservan del castillo de Lapela Esta torre homenaje construida en el siglo XIV y despojada de su funcionalidad primigenia se ha convertido hoy en testigo de los procesos que ha vivido desde su origen

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anteriores la AA introduciraacute ldquouna visioacuten criacutetica una rigurosa renovacioacuten metodoloacutegica y una ampliacioacuten de sus objetivos y de sus campos de estudio habitualesrdquo (Azkarate et al 2002a 7-8)

Es precisamente en el aacutembito de la arqueologiacutea me-dieval donde se llevan a cabo las primeras experiencias en Italia cuyos inicios en la investigacioacuten arqueoloacutegica de esta eacutepoca desde la AA vinieron de la mano de los arqueoacutelogos quienes experimentaron la aplicacioacuten de los instrumentos propios de la excavacioacuten arqueoloacutegica al anaacutelisis de los edificios en pie considerados ldquocomo lsquodepoacutesitos verticalesrsquo de informacioacuten histoacuterica estratifi-cada que debiacutea individuarse registrarse e interpretarse en estrechiacutesima relacioacuten con todo lo que se estudiaba en el lsquodepoacutesito horizontalrsquo rdquo (Parenti 2001 41) (Figura 26) Los primeros criterios de registro adoptados veniacutean directamente de los trabajos de excavacioacuten siendo estas primeras experiencias parte integrante de las mismas (Parenti 2001 42)50

A partir de estas primeras experiencias tiene lugar lo que Parenti denomina como una ldquosegunda fase ita-lianardquo en la que se comienza a experimentar y verificar las posibilidades que ofrece el anaacutelisis estratigraacutefico fuera del aacutembito de la excavacioacuten arqueoloacutegica aunque

50 ldquoel edificio forma parte de un contexto por lo que no es posible limitarse a analizar solamente las estructuras situadas por encima de la cota cero Hay en primer lugar una continuidad estratigraacutefica entre los depoacutesitos en alzado y en el subsuelo y esta continuidad no se puede fragmentar sino que hay que primar la unidad de la intervencioacuten arqueoloacutegicardquo (Brogiolo y Quiroacutes 2002 208-209)

anteriores estudios arqueoloacutegicos sobre arquitectura de esta disciplina es el empleo de ciertos instrumentos de anaacutelisis en su estudio el desarrollo de nuevos problemas y aacutembitos de investigacioacuten y de una praacutectica arqueoloacute-gica orientada a la investigacioacuten aplicada (Quiroacutes 2002 28) Su ldquonacimientordquo tiene una clara vinculacioacuten con la aplicacioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al estudio las construcciones histoacutericas47 (eacutestas pasaron a entenderse como objetos pluriestratificados que habiacutea que estudiar conjuntamente con el yacimiento soterrado ya que existiacutea una clara vinculacioacuten entre ambos) en contex-tos anglosajones en la deacutecada de 1970 (Harris 1991 y 1993) evidentemente con la arqueologiacutea urbana que se practica a partir de entonces (Quiroacutes 2005 124-126) y con la arqueologiacutea medieval que adoptaraacute eacuteste y otros meacutetodos48 para abordar el estudio de las arquitecturas desde una renovacioacuten instrumental49 Frente a experiencias

47 ldquoSin duda esta clase de estudios no hubieran podido llevarse a cabo sin disponer del meacutetodo propuesto por E C Harris a partir de 1975 que nos indicoacute coacutemo poner orden a un registro que por entonces ya era estratigraacutefico en nuestro caso de acuerdo con las ensentildeanzas de Lamboglia y sus epiacutegonos pero que no acababa de aportar toda la objetividad posible en la recogida y la interpretacioacuten de los datos de campordquo (Loacutepez Mullor 2002 159)48 ldquoLrsquoampliamento delle ricerche archeologiche dalle civiltagrave antiche al medio-evo etagrave posteriori era ovvio che aumentasse gli interessi degli archeologi per gli elevati delle costruzioni ancora esistenti creando trasferimenti da un settore allrsquoaltro di metodi e strumenti di lavoro di varia originerdquo (Mannoni 1994 65)49 ldquoLa AA nace por tanto (a) al calor de la renovacioacuten estratigraacutefica proce-dente del mundo anglosajoacuten y (b) en el caldo de cultivo de una arqueologiacutea medieval que frente a la tradicioacuten idealista anterior priorizaraacute las nuevas teacutecnicas de estudio sobre el terreno y un estudio integral de la cultura mate-rialrdquo (Azkarate 2013 274)

Figura 26 Cambio de perspectiva en el estudio del edificio (Preguntoiro 23 en Santiago de Compostela Fotografiacutea copySonia Garciacutea Rodriacuteguez) Hasta la introduccioacuten de la AA los arqueoacutelogos se centraban casi con exclusividad en el estudio del subsuelo mientras que arquitectos historiadores de la arquitectura o historiadores del arte lo haciacutean de lo que se conservaba por encima de la cota cero La AA dotoacute al arqueoacutelogo de herramientas para abordar tambieacuten el estudio de la arquitectura por encima de esta cota cero pasando a entender el edificio como un sistema y haciendo el yacimiento extensible a la totalidad del mismo

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et al 2002a 7 Vega 2011 7)51 La revista Arqueologiacutea de la Arquitectura (CSICndashUPV-EHU) que nacioacute de aquel seminario ha contribuido precisamente a crear uno de esos campos de debate reflexioacuten e intercambio que se reivindicaba gracias a la importante demanda y difusioacuten que tiene a traveacutes sobre todo de la red A pesar de la heterodoxia de todas las experiencias que se siguen llevando a cabo bajo el paraguas de la AA creemos que precisamente esta heterodoxia ha contribuido a su enri-quecimiento tal y como apunta Azkarate (2013)

No podemos sin embargo obviar la importancia que la estratigrafiacutea tuvo (y debe tener) dentro de estas experiencias Por una parte la incorporacioacuten de instru-mentos estratigraacuteficos al estudio de la arquitectura pro-picioacute el comienzo de un nuevo campo de investigacioacuten generando una importante renovacioacuten metodoloacutegica y no menos importante reflexioacuten teoacuterica Por otra se sigue considerando que la AA estaacute determinada por su caraacutec-ter estratigraacutefico donde el diagrama o matrix52 se con-vierte en el ldquoeje principal de anaacutelisis y decodificacioacuten de la historia del edificiordquo en el que insertar la informacioacuten obtenida gracias a otros instrumentos de anaacutelisis53 ldquode caraacutecter tipoloacutegico formal estructural arqueomeacutetrico o el recurso a fuentes escritas son absolutamente im-prescindibles para lograr un afianzamiento de nuestra disciplina y un acercamiento maacutes soacutelido a la historia constructiva de nuestros edificios histoacutericosrdquo (Azkarate et al 2002a 8)

Sin embargo esta importancia central de la estrati-grafiacutea en el estudio de los contextos construidos desde la AA ha jugado a veces en su contra porque por una parte ha invisibilizado la propia AA llegando a equi-pararse o confundirse eacutesta con el anaacutelisis estratigraacutefico y por otra ha hecho que muchas veces la investigacioacuten de estos contextos se quede en el edificio sin ir maacutes allaacute

51 Luis Caballero denunciaba en 2009 la existencia de una Torre de Babel en este campo ldquoTermino planteando algunas cuestiones que denomino como nuestra lsquoTorre de Babelrsquo la tendencia por diferenciar grupos cerrados que amenazan por escindir una metodologiacutea comuacuten o por considerar como importantes cambios de base lo que son variantes metodoloacutegicas o termino-loacutegicas que deben ser entendidas como instrumentales dentro de un modelo profesional comuacutenrdquo (Caballero 2011 115)52 La representacioacuten de la secuencia que se obtiene del estudio de las cons-trucciones mediante anaacutelisis estratigraacutefico53 ldquoNuestro meacutetodo estaacute mejor preparado para fechar y comprender el edi-ficio como un documento histoacuterico ndash incluyendo en lo histoacuterico desde el as-pecto cronoloacutegico a la interpretacioacuten social y esteacutetica pero ello no debe hacer que invalidemos los otros meacutetodos Loacutegicamente aquellos caeraacuten en desuso [] si es que son menos uacutetiles que los nuevos instrumentos pero auacuten asiacute es posible que algunas de sus habilidades sigan siendo vaacutelidas Por otra parte aquellos meacutetodos son nuestros predecesores y en su historiografiacutea debemos ver reflejados nuestros iniciosrdquo (Caballero 1997 307)

inicialmente se aplicoacute exclusivamente a edificios monu-mentales En este momento se diversifican los trabajos cruzando y verificando datos procedentes de distintos tipos de fuentes como la documentacioacuten histoacuterica la iconografiacutea la cartografiacutea o los anaacutelisis de las carac-teriacutesticas de los materiales constructivos con los resul-tados de los anaacutelisis estratigraacuteficos de los edificios En estas primeras fases que Parenti califica de experimen-tacioacuten los objetivos prioritarios de la disciplina eran determinar las fases de la historia de los edificios y des-cribir sus teacutecnicas constructivas sobre todo en grandes contextos monumentales y para periacuteodos medievales Seraacute despueacutes cuando se ampliacutee el campo cronoloacutegico y constructivo analizando toda clase de edificaciones y no uacutenicamente las monumentales Para Brogiolo la AA en Italia se posicionaraacute entre dos perspectivas de un lado la oportunidad de perseguir objetivos de conocimiento histoacuterico investigando sinergias y colaboraciones con otras disciplinas que se ocupan tambieacuten de lo construi-do del otro la necesidad de mantener una relacioacuten con aquellos que trabajan en la transformacioacuten de la arqui-tectura para asumir una responsabilidad comuacuten en su salvaguarda (Brogiolo 2002 24-25)

Desde Italia la AA se difunde a otros aacutembitos europeos donde en las uacuteltimas deacutecadas se ha asistido a una profunda renovacioacuten de los estudios arquitectoacutenicos realizados desde la arqueologiacutea surgiendo distintas liacuteneas de trabajo como la Archeacuteologie du bacircti o Archeacuteo-logie des eacuteleacutevations en Francia la Baufordchung y la ldquoArqueologiacutea de la Construccioacutenrdquo en Alemania o la Ar-chaeology of Buildings o Building Archaeology en Gran Bretantildea Pero a pesar del comuacuten origen de todas ellas en un mismo contexto social y cientiacutefico no se puede hablar de una disciplina uacutenica en Europa ya que su geacute-nesis desarrollo y aacutembito e instrumentos de aplicacioacuten son muy distintos (Quiroacutes 2002 28) Para este autor es la experiencia italiana la que cuenta con una masa criacutetica de estudios maacutes afirmada ademaacutes de una codificacioacuten y normalizacioacuten de instrumentos maacutes soacutelida teniendo como criterio fundamental de anaacutelisis de la arquitectura la estratigrafiacutea (Quiroacutes 2002 28)

Efectivamente en las distintas reuniones celebradas en la uacuteltima deacutecada en Espantildea (el Seminario Interna-cional de Arqueologiacutea de la Arquitectura celebrado en Vitoria-Gasteiz en 2002 o el encuentro Arqueologiacutea aplicada al estudio e interpretacioacuten de edificios histoacute-ricos Uacuteltimas tendencias metodoloacutegicas celebrado en Madrid en 2009) se sigue reclamando la necesidad de una normalizacioacuten conceptual e instrumental (Azkarate

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o Divulgativa se tiene que basar siempre en un modelo coherente de registro arqueoloacutegico Su formacioacuten y en concreto la formacioacuten del PA (que es una parte privile-giada de aqueacutel) depende de praacutecticas sociales actuales determinadas por circunstancias contextuales concretas y que constituyen un tipo de trabajo especial que en rea-lidad adopta siempre el modo de una interpretacioacuten o valoracioacutenrdquo (Criado-Boado 1996a 28) La AA adquiere entonces un compromiso social con el conocimiento la proteccioacuten y la gestioacuten del patrimonio edificado (Azka-rate et al 2002a 9) Es precisamente esa implicacioacuten una de las razones que ha coadyuvado a su importante impulso en el marco de intervenciones de restauracioacuten y rehabilitacioacuten (Quiroacutes 2002 28) que al mismo tiempo han contribuido a la construccioacuten de su corpus teoacuterico-metodoloacutegico al tener que dar respuesta precisamente a los desafiacuteos generados por la intervencioacuten en patrimonio edificado

Como sucede para el contexto general europeo en Espantildea la AA tiene tambieacuten en la actualidad una con-cepcioacuten y un campo de actuacioacuten muy heterogeacuteneo que va desde las lecturas estratigraacuteficas de alzados hasta los anaacutelisis espaciales pero que incluye tambieacuten el anaacutelisis de la cadena operativa de los materiales constructivos los anaacutelisis arqueomeacutetricos las lecturas basadas en criterios analoacutegicos y estiliacutesticos la excavacioacuten de las boacutevedas de iglesias las propuestas de instrumentos de datacioacuten el estudio de procesos sociales a partir del documento arquitectoacutenico o el anaacutelisis criacutetico de docu-mentacioacuten planimeacutetrica histoacuterica (Quiroacutes 2002 27)54 No vamos a hacer aquiacute un anaacutelisis sobre su origen y de-sarrollo en Espantildea ese tema ha sido abordado tanto en las publicaciones a las que nos referiacuteamos anteriormente como en otras (Azkarate 2008 y 2013 Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011)

FINALIDAD MUacuteLTIPLE HACIA UNA GESTIOacuteN INTEGRAL DEL PATRIMONIO CONSTRUIDO DESDE EL CONOCIMIENTO

Siacute nos interesa sin embargo focalizar sobre cuaacuteles son los principales campos de investigacioacuten y aplicacioacuten a los que la AA se ha orientado y en los que se ha conso-lidado desde sus comienzos

54 Ejemplos de muchos trabajos con estos y otros enfoques han sido publi-cados en la revista Arqueologiacutea de la Arquitectura

Desde las primeras fases de su desarrollo distintos auto-res reivindicaron que el estudio del edificio debiacutea ser el instrumento base que permitiera generar investigaciones sobre temas maacutes generales (Brogiolo 2002 24) que la AA fuese una disciplina histoacuterica que contribuyese a la elaboracioacuten de una historia social de nuestro pasado a traveacutes del registro arqueoloacutegico impulsando nuevos problemas histoacutericos y la creacioacuten de nuevos aacutembi-tos de investigacioacuten (Azkarate et al 2002a 8) Pero precisamente la observacioacuten de la arquitectura desde una oacuteptica estratigraacutefica permitioacute ver cada edificio no como un modelo de estudio que representaba a un de-terminado estilo arquitectoacutenico sino como un resultado uacutenico de distintos modos de construir funciones usos y representaciones simboacutelicas ldquoLa historia de la arqui-tectura se convierte asiacute en una historia de los modos de construir maacutes que de lo construido Es necesaria pues la adopcioacuten de nuevas propuestas epistemoloacutegicas que complementen las propuestas que hasta ahora se han seguido en los estudios de la arquitecturardquo que permitan comprender los procesos sociales que se encuentran detraacutes de una secuencia estratigraacutefica para pasar de hacer estratigrafiacutea a hacer arqueologiacutea ldquoexplorando las muacuteltiples posibilidades que ofrece la arquitectura maacutes allaacute de su consideracioacuten como contenedora de objetos o soporte de estilordquo (Azkarate et al 2002a 8)

Existe un uacuteltimo aspecto importante que estaacute re-lacionado con la formacioacuten y consolidacioacuten de la AA en determinado contextos y muy especialmente en la peniacutensula ibeacuterica La AA trabaja fundamentalmente con un tipo de registro el patrimonio edificado que se encuentra todaviacutea en uso o que estaacute sujeto a constantes procesos de intervencioacuten restauradora o rehabilitadora Ya hemos visto como este patrimonio tras un proceso de re-conceptualizacioacuten estaacute siendo objeto de estudio de la AA a traveacutes de una importante renovacioacuten meto-doloacutegica y del planteamiento de nuevos modelos inter-pretativos del registro construido Pero hay que antildeadir que la AA nace comprometida socialmente (Azkarate et al 2002a 9) como parte integrante de la disciplina arqueoloacutegica ha heredado sus presupuestos episte-moloacutegicos y comparte aspectos como los que apunta Criado-Boado sobre la arqueologiacutea en general ldquocomo intervencioacuten intenta restablecer el sentido original de esos objetos en un universo actual tendraacute que ser siem-pre una empresa intelectual cognitiva y la gestioacuten de los recursos arqueoloacutegicos una praacutectica interpretativa realizada desde coacutedigos concretos y en niveles diferen-tes La Arqueologiacutea sea Puacuteblica Comercial Acadeacutemica

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(Criado-Boado 2002 92)57 Por ello el anaacutelisis histoacuterico debe ser imprescindible dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en conjuntos construidos permitiendo a par-tir de eacutel restituir la memoria colectiva (Brogiolo y Quiroacutes 2002 209) la memoria social (Criado-Boado 2002 91)

Se podriacutean poner muchos ejemplos para mostrar como la AA se ha convertido en una potente herramienta de conocimiento histoacuterico pero quizaacutes dos de los maacutes paradigmaacuteticos en nuestro contexto peninsular sean por una parte los trabajos liderados por Luis Caballero Zoreda del Grupo de Investigacioacuten en Arqueologiacutea de la Arquitectura del CSIC para las iglesias altomedieva-les de la peniacutensula y por otra los desarrollados por el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU dirigido por Agustiacuten Azkarate en la Cate-dral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz a los que ya nos hemos referido en varias ocasiones

Otro aspecto a destacar es que a pesar del enorme potencial de la AA para el estudio de la arquitectura de cualquier periacuteodo al que nos enfrentemos no debemos olvidar que eacutesta es un elemento sumamente complejo cuya formacioacuten y transformaciones responden a diferen-tes aspectos que se pueden escapar a su estudio exclusi-vo desde esta estrategia de investigacioacuten si tiene un foco de mira muy reducido (Caballero 2002 98) Por ello consideramos que los planes integrales que focalizan sus objetivos en el conocimiento de nuestro patrimonio construido se tienen que articular en torno a una impor-tante multiplicidad de disciplinas que realmente se in-tegren entre siacute58 para estudiar conocer y valorar eacuteste de la forma maacutes completa posible En este sentido nuestra propuesta intenta abordar la investigacioacuten en patrimonio construido desde dos estrategias de investigacioacuten como hemos dicho AA y ArPa atendiendo asiacute a varios niveles espaciales y de significacioacuten en los que se manifiesta la arquitectura Como apunta Caballero todas estas dis-ciplinas aplicadas a las construcciones histoacutericas bajo objetivos convergentes nos ofrecen informaciones de distinto caraacutecter que no son excluyentes ni determi-nantes pero siacute complementarias Aplicar este tipo de perspectivas a todos los proyectos arqueoloacutegicos en los que participemos no es siempre posible dependeraacute de la casuiacutestica de cada proyecto pero nuestro objetivo debe-riacutea ser intentar que esta mirada transdisciplinar lo sea

57 Creemos que es dentro de estas coordenadas como ha de entenderse la filosofiacutea que habiacutea detraacutes del proyecto Catedral de Vitoria o de otros llevados a cabo por el mismo grupo de investigacioacuten (Azkarate 2002b 57-58)58 Respondan como deciacutea Azkarate (2004 45) a una mirada interdisciplinar e incluso si es posible transdisciplinar

Herramienta para el conocimiento histoacuterico

Parenti se refiere a la informacioacuten histoacuterica ldquolegiblerdquo en las superficies arquitectoacutenicas como ldquola autenticidad de la construccioacuten arquitectoacutenicardquo (Parenti 2001 44) o lo que es lo mismo la arquitectura y las huellas que la actividad humana y los procesos naturales han ido de-jando sobre ella son la primera fuente documental sobre la historia del edificio y la sociedad que lo ha generado De ahiacute la necesidad de estudiarlas adecuadamente de entenderlas como Cultura Material y de su potencial para la Historia

Con la introduccioacuten de la AA se produce un salto res-pecto a praacutecticas anteriores en el estudio de los espacios construidos Simplificando mucho las aproximaciones que se haciacutean a la arquitectura desde la arqueologiacutea se quedaban muchas veces en la mera descripcioacuten de sus materiales o de sus formas para definir sus caracteriacutesticas principales y clasificarlas encuadrarlas en un momento histoacuterico concreto o en determinado estilo arquitectoacutenico establecidos desde disciplinas como la Historia del Arte o la Historia de la Arquitectura Si bien la AA atiende tambieacuten a la materialidad de la arquitectura no se limita a identificar los materiales con los que estaacute realizada sino que intenta entender y explicar por queacute se emplean unos materiales unas formas arquitectoacutenicas o unas teacutecnicas constructivas y relacionarlo con la sociedad que los ha utilizado trata de introducir todos estos y otros aspectos en unas coordenadas espacio-temporales y sociales55 a partir del cambio conceptual al que hemos hecho men-cioacuten por el que la arquitectura se entiende como ldquopotente medio de conocimiento de los contextos sociales y pro-ductivos que la generanrdquo (Azkarate 2002a 57) Para este autor esta idea es la mayor aportacioacuten de la AA puesto que la condicioacuten primigenia del monumento es la dimensioacuten documental por la riqueza informativa que nos suminis-tra a traveacutes del anaacutelisis de lo material sobre el edificio y su contexto social56 porque una sociedad ldquomientras cons-truye edificios en realidad construye la sociedad mismardquo

55 Estos cambios en la disciplinas no son exclusivos de la AA o de la Ar-queologiacutea en general sino que tambieacuten se muestran en la propia Arquitec-tura cuando algunos autores reivindican por ejemplo el paso de una teoriacutea procedimental a una teoriacutea sustantiva ldquoMientras que la teoriacutea procedimental describe coacutemo hacer arquitectura la teoriacutea sustantiva explica por queacute la arquitectura deberiacutea ser hecha de cierto modorsquo en clara referencia al mundo socio-cultural en lugar de procesos auto-referidosrdquo (Rabiacute 2005)56 Azkarate se refiere aquiacute a una de las tres dimensiones que posee un monu-mento arquitectoacutenico seguacuten recuerda A Gonzaacutelez (Azkarate 2002b 57) la dimensioacuten documental la arquitectoacutenica y la significativa

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restaurarlo rehabilitarlo o ponerlo en valor desde proyectos focalizados en monasterios o fortalezas que se iban a convertir en hoteles restos de murallas sobre las que se pretendiacutea construir viviendas de obra nueva o edificaciones rurales abocadas a desaparecer Y a cada uno de ellos corresponde una relacioacuten distinta que podriacutea ser representativa de los modos de relacioacuten socio-profesional entre arquitectos-as e historiadores-asarqueoacutelogos-as

Basaacutendonos tambieacuten en nuestra praacutectica diriacuteamos que existen algunos planteamientos que deberiacutean tener-se en cuenta a la hora de intervenir en un edificio histoacute-rico y que deben tener presente tanto su irrepetibilidad como su propiedad compartida

En primer lugar destacar la irrepetibilidad del pa-trimonio60 Cada objeto patrimonial cada arquitectura posee unos valores propios e intriacutensecos por tanto no existen recetas universales para la actuacioacuten en materia de patrimonio construido ni tampoco para su estudio y comprensioacuten Pueden por un lado aplicarse herra-mientas consensuadas desde las que identificar deter-minados patrones que se repiten tanto sincroacutenica como diacroacutenicamente determinadas teacutecnicas constructivas determinadas iconografiacuteas o relaciones espaciales que son replicadas y adaptadas en distintas arquitecturas tal y como propone la AA Por otro pueden tratar de interpretarse estos espacios construidos desde distintos modelos interpretativos O tambieacuten se puede plantear la intervencioacuten restauradora acudiendo a la experien-cia acumulada sobre el uso de materiales la recupe-racioacuten de antiguas teacutecnicas el conocimiento sobre las relaciones y diaacutelogos entre lo contemporaacuteneo y el pasadohellip61 Cada uno de estos aspectos se manifiesta de manera individual en cada arquitectura motivado por factores sociales teacutecnicos medioambientales o de disponibilidad de materiales y solamente la conjun-cioacuten (y comprensioacuten) de todos ellos al uniacutesono tendraacute como resultado un producto final que no otro que es el edificio la construccioacuten histoacuterica o el paisaje arqui-tecturizado

60 ldquoCada comunidad teniendo en cuenta su memoria colectiva y consciente de su pasado es responsable de la identificacioacuten asiacute como de la gestioacuten de su patrimonio Los elementos individuales de este patrimonio son portadores de muchos valores los cuales pueden cambiar en el tiempo Esta variabilidad de valores especiacuteficos en los elementos define la particularidad de cada pa-trimonio A causa de este proceso de cambio cada comunidad desarrolla una conciencia y un conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimoniordquo Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000)61 Son muchas las propuestas en este sentido por ejemplo algunas de las que recogen Mileto y Vegas (2004) o Doglioni (2002 y 2011)

fusionando o vertebrando incluso este tipo de interven-ciones en planes de investigacioacuten de mayor envergadura

Herramienta para la praxis restauradora

La praacutectica restauradora en los uacuteltimos antildeos del siglo XX y primeros del XXI se mueve entre dos plantea-mientos que si bien son complementarios chocan en algunos aspectos por las propias contradicciones que conllevan a la hora de llevarlos a la praacutectica Por un lado hablamos de la necesidad de conservar nuestro pa-trimonio construido y su memoria para las generaciones futuras y por otro de la necesidad de seguir habitando ese patrimonio lo que supone intervenir sobre eacutel

Muchos son los debates que tratan el tema de la conservacioacuten restauracioacuten y rehabilitacioacuten del patri-monio arquitectoacutenico Podemos encontrar opiniones en las que en materia de ciudades histoacutericas se ve la intervencioacuten como la buacutesqueda de un equilibrio entre la proteccioacuten la revalorizacioacuten y la revitalizacioacuten de los espacios patrimoniales y la necesidad de introducir nue-vos elementos que mantengan a la ciudad viva (Gallego 2000 9-10) u otras donde la intervencioacuten-restauracioacuten tiene una lectura doble y contraria como vehiacuteculo de la evolucioacuten o como baluarte contra la evolucioacuten (Manieri 2002 23-24) Opiniones que reflejan esta dualidad y que confrontan la proteccioacuten y la transformacioacuten de las ciudades histoacutericas El problema en este punto es coacutemo encontrar un justo equilibrio entre ambos extremos donde la praacutectica restauradora es sinoacutenima por un lado de intervencioacuten que introduce cambios que permiten seguir usando los espacios construidos aportaacutendoles nuevos usos o recuperando otros viejos y por otro se entiende como vehiacuteculo para la conservacioacuten de nuestro patrimonio construido tanto de sus valores materiales como inmateriales59 Y es aquiacute donde la AA juega un importante papel

Es innegable la relacioacuten que existe entre la praacutec-tica restauradora y la AA Si valoramos nuestra propia praacutectica los proyectos en los que hemos intervenido con escasas excepciones estaban relacionados con la intervencioacuten en patrimonio construido bien para

59 El cortometraje ldquoO Castelo da froitardquo httpswwwyoutubecomwatchv=BbPdFtkstjw fue presentado recientemente en el I Festival de Cur-tametraxes sobre o Patrimonio Arqueoloacutexico da Provincia de Pontevedra Te-learqueoloxiacutea 2016 En eacutel se muestra la percepcioacuten que parte de la vecindad de la villa de A Guarda tiene del Castelo de Santa Cruz y su reciente recupe-racioacuten patrimonial Y no todas hacen la misma lectura de esta trasformacioacuten

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previos llevados a cabo bajo los planteamientos meto-doloacutegicos de la AA y de otras disciplinas han permitido intervenciones posteriores mutiladoras y transforma-doras del patrimonio bajo la justificacioacuten de que habiacutea sido previamente estudiado En otras ocasiones los estudios previos son muy deficientes pero simplemente se consideran vaacutelidos por llevar el apellido ldquoanaacutelisis es-tratigraacuteficordquo o ldquoarqueologiacutea de la arquitecturardquo En ese sentido compartimos la idea de Antoni Gonzaacutelez ldquola lectura estratigraacutefica debe ser un medio y no un fin en siacute mismordquo (en Brogiolo y Quiroacutes 2002 209)

Herramienta para la conservacioacuten

Las y los profesionales que nos dedicamos a la gestioacuten del patrimonio debemos tener como un objetivo funda-mental su conservacioacuten (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000)

Hemos visto que el conocimiento histoacuterico debe ser consubstancial al acto de restauracioacuten y que en este acto debiacutea haber un proceso previo en el que no soacutelo identificaacutesemos la historia del edificio sino todo aquello relativo a su materialidad como informacioacuten necesaria para la elaboracioacuten del proyecto de restauracioacuten (Mi-leto y Vegas 2004 155) Lograr este conocimiento se puede hacer desde muchos aacutembitos disciplinares La experiencia acumulada en las uacuteltimas deacutecadas en aque-llos proyectos que se han dedicado a abordar el estudio del patrimonio edificado desde la AA demuestra que esta estrategia de investigacioacuten genera ademaacutes de una interpretacioacuten sobre el espacio construido analizado un importantiacutesimo volumen de datos que van desde la documentacioacuten geomeacutetrica del patrimonio hasta la informacioacuten relativa a las unidades estratigraacuteficas iden-tificadas tanto desde su georreferenciacioacuten en el edificio hasta aspectos de tipo descriptivo e interpretativo o a la evolucioacuten de sus espacios Toda esta informacioacuten corresponde loacutegicamente al momento previo de inter-vencioacuten en el edificio intervencioacuten que tambieacuten deberaacute documentase puesto que pasaraacute a constituir una nueva etapa en el mismo64 y constituye un material importan-tiacutesimo que contribuye a la conservacioacuten de la memoria de los espacios construidos

Este proceso de documentacioacuten se puede llevar a cabo desde varios planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos pero lo cierto es que la AA gracias al corpus metodoloacutegico que

64 ldquoNo se trata de congelar el edificio sino maacutes bien de concebir la interven-cioacuten como una fase maacutes de la estratificacioacutenrdquo (Mileto 1999 14)

Teniendo en cuenta lo anterior y aceptados los principios que se recogen en la Carta de Cracovia62 el proceso de conocimiento previo del edificio es una fase irrenunciable para cualquier intervencioacuten no soacutelo porque nos permite acceder a aspectos de la biografiacutea del edificio sino porque a traveacutes de ese conocimiento comprenderemos las soluciones que se adoptaron en el pasado y ayuda a la toma de decisiones en el presente Sin embargo todaviacutea no existe una reflexioacuten criacutetica ni una conciencia suficiente sobre la consubstancialidad entre el ldquoconocimiento de un monumentordquo y el ldquoacto de su restauracioacutenrdquo (Azkarate 2002b 59)

No podemos olvidar tampoco la propiedad del patrimonio puesto que pertenece a la sociedad y como depositaros que somos debemos reivindicar que la in-tervencioacuten en patrimonio construido se realice bajo cri-terios consensuados democraacuteticamente por la totalidad de la sociedad a la que toca intervenirlo en un momento concreto de su historia aspecto que no suele tenerse en cuenta

Un ejemplo concreto que ilustra la potencialidad de la AA dentro del proceso restaurador se encuentra en los trabajos realizados en la catedral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz por los arquitectos Caacutemara y Latorre (Caacutemara y Latorre 2002) a traveacutes del cual se analizoacute el comportamiento de las estructuras construidas de la catedral Los autores nos muestran coacutemo debiacutean com-prender a queacute periacuteodo correspondiacutea tal o cual comporta-miento estructural y queacute soluciones se habiacutean adoptado en aquel momento para corregirlo Esto no hubiera sido posible sin un estudio previo del edificio Del mismo modo se muestra que los resultados del estudio estruc-tural pudieron ayudar en muchas ocasiones a resolver otro tipo de preguntas histoacutericas Las conclusiones de estos y otros anaacutelisis se tuvieron en cuenta a la hora de tomar decisiones en el proceso global de restauracioacuten del edificio63

La relacioacuten AARestauracioacuten tambieacuten ha tenido consecuencias negativas para el patrimonio edificado pues no han sido pocas las ocasiones en las que la una ha justificado a la otra y viceversa Existen numerosos ejemplos en los que un importante gasto en estudios

62 La Carta de Cracovia hace una mencioacuten expliacutecita a los proyectos de restauracioacuten del patrimonio edificado ldquoSemejante conservacioacuten requiere un apropiado lsquoproyecto de restauracioacutenrsquo que defina los meacutetodos y los objetivos En muchos casos esto ademaacutes requiere un uso apropiado compatible con el espacio y significado existente Las obras en edificios histoacutericos deben prestar una atencioacuten total a todos los periodos histoacutericos presentesrdquo63 Recomendamos las conclusiones de su ponencia en el Seminario celebra-do en Vitoria-Gasteiz en el antildeo 2002 (Caacutemara y Latorre 2002 154)

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legislado65 Este es un aspecto que todaviacutea no hemos reivindicado lo suficiente No puede ser que la conser-vacioacuten de cierto tipo de patrimonio siga dependiendo de la sensibilidad de un investigador un teacutecnico un gestor o un poliacutetico66

La informacioacuten resultante del estudio de un espacio construido desde la AA puede resultar muy heterogeacutenea va desde los resultados de la lectura estratigraacutefica su interpretacioacuten y el establecimiento de las fases del edi-ficio hasta su representacioacuten graacutefica con anterioridad a la intervencioacuten o como resultado de las interpretaciones de las lecturas o de la aplicacioacuten de otro tipo de anaacute-lisis empleando por ejemplo reconstrucciones de los diferentes momentos de uso pasando por el vaciado documental el estudio de las tipologiacuteas edilicias o de las teacutecnicas constructivas Pero toda ella contribuye a la creacioacuten de archivos documentales del patrimonio cons-truido que ayudan a su conservacioacuten convirtieacutendose asiacute en un instrumento de primer orden en este sentido

Esta conservacioacuten se puede llevar a cabo de muchas maneras pero es tambieacuten fundamental su transmisioacuten y reversioacuten a la sociedad desarrollando los uacuteltimos esla-bones de la Cadena de Valor del Patrimonio Por ello diferentes autores han reivindicado siempre como una de las fases del proceso de estudio la elaboracioacuten de archivos documentales en los que se ponga a disposicioacuten puacuteblica la informacioacuten obtenida de este tipo de estudios y la publicacioacuten de los resultados (Caballero 1995 44) Eacutesta es una parte fundamental en todo el proceso de revalorizacioacuten de patrimonio

65 ldquoLa Arqueologiacutea de la Arquitectura al no estar reglamentada resulta laquoin-visibleraquo para la Administracioacuten Para que eacutesta encargue su aplicacioacuten tiene no soacutelo que ser consciente de su existencia sino de su necesidad y del traacutemite que puede seguir para gestionarla Como este camino no estaacute normativizado es necesario que lo siga un intermediario al que hemos llamado laquoresponsa-bleraquo una persona interesada que normalmente puede ser el arqueoacutelogo [hellip] o el arquitecto encargado de la intervencioacuten o un teacutecnico responsable con funciones administrativopoliacuteticas conocedor del meacutetodo y atraiacutedo por su introduccioacutenrdquo (Caballero 2004 129)66 Un ejemplo reciente de este debate se puede ver en el artiacuteculo de Aacutelvaro de Coacutezar y Joseacute Marcos ldquoLa ciudad descatalogadardquo publicado el 14 de abril de 2013 en El Paiacutes que hace referencia a nueva ley autonoacutemica de patrimo-nio madrilentildea ldquoLa arqueologiacutea es seguacuten denuncian los criacuteticos una de las grandes perdedoras con la nueva Ley de Patrimonio lsquoCon la nueva ley el valor arqueoloacutegico queda difuminado y casi eliminado La labor arqueoloacutegica queda bastante defenestradarsquo asegura Diana Diacuteaz presidenta del Colegio de Arqueoacutelogos de Madrid La ley elimina la obligatoriedad de realizar infor-mes arqueoloacutegicos preventivos en los proyectos de construccioacuten Sin esos informes las excavadoras pueden arrasar yacimientos sin que nadie se diera cuenta lsquoLa ley no va a afectar a yacimientos como el de Titulcia declarado BIC el pasado agosto Pero para llegar a esa declaracioacuten antes de todo eso tuvieron que ir arqueoacutelogos descubrir los yacimientos que habiacutea y documen-tarlosrsquo concluye la arqueoacutelogardquo

ha desarrollado en las uacuteltimas deacutecadas se ha convertido en una potente herramienta para la conservacioacuten Por todo lo que hemos visto es importante incorporar dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en espacios construidos un riguroso programa de estudio desde el que se empleen las herramientas maacutes adecuadas en cada caso Esto implica tambieacuten disentildear y planificar las intervenciones en todas sus fases que loacutegicamente deben contemplar una fase previa de documentacioacuten Somos conscientes de que durante el proceso restaurador ciertos aspectos de la biografiacutea del edificio pueden llegar a perderse ante la propia y necesaria salvaguarda de la totalidad del mismo o ante la decisioacuten consensuada de priorizar ciertos elementos del edificio sobre otros ante la imposibilidad de conservar todos ellos (motivo por el cual debemos documentar todo el proceso y aprovechar la oportunidad uacutenica que para el conocimiento supone esta praacutectica) Esa fase previa irrenunciable de conocimiento de los espacios construidos permite obtener infinidad de datos que hay que interpretar y conservar para futuras investigaciones intervenciones o para su disposicioacuten puacuteblica La AA se ha mostrado como una de las estrategias de investigacioacuten maacutes rigurosas productivas y eficaces porque intenta comprender las construcciones histoacutericas de forma sincroacutenica y diacroacutenica a traveacutes de su materialidad y desde dentro de siacute mismas

No entendemos por queacute despueacutes de dos deacutecadas largas de desarrollo de la AA en Espantildea en las que se ha demostrado su potencialidad y se ha teorizado sobre la fragilidad del patrimonio construido sobre su irrepe-tibilidad sobre la necesidad y obligatoriedad de llevar a cabo proyectos de restauracioacuten respetuosos con este patrimonio y con los valores materiales e inmateriales de los que es portador todaviacutea en 2016 las legislaciones estatal y autonoacutemicas en su mayoriacutea no presentan las mismas cautelas a la hora de intervenir en patrimonio construido que por ejemplo en patrimonio arqueoloacute-gico ldquoconvencionalrdquo Si no es posible llevar a cabo en muchas comunidades un proyecto de construccioacuten de una autopista sin que haya una evaluacioacuten previa de im-pacto ambiental y arqueoloacutegico que conlleve el estudio de cada uno de los elementos arqueoloacutegicos que vayan a ser afectados por este proyecto iquestcoacutemo es posible sin embargo actuar sobre nuestros cascos histoacutericos mo-nasterios fortalezas o paisajes construidos sin que haya una documentacioacuten previa exhaustiva de los mismos En la mayor parte de los casos su documentacioacuten de-penderaacute de la mayor o menor sensibilidad de los teacutecni-cos que formen parte de direccioacuten general de patrimonio que corresponda cuando este aspecto tendriacutea que estar

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de la Catedral de Santa Mariacutea (Azkarate et al 2002b) o Salinas de Antildeana67 (Plata Montero 2008 y 2009)68

Para concluir breves aportaciones de la AA

Recientemente se apuntaba que nadie puede negar una evolucioacuten desde los momentos iniciales de la AA ldquoen los que los testimonios arquitectoacutenicos no eran para los arqueoacutelogos sino contenedores de contextos estratigraacute-ficos que permitiacutean su secuenciacioacuten histoacuterica a otros maacutes recientes en los que se enfatiza tambieacuten su capaci-dad para acceder a dimensiones simboacutelicas y sociales o se reconoce su potencialidad para participar activamente en proyectos interdisciplinarios relacionados con la documentacioacuten conservacioacuten y socializacioacuten de los pai-sajes culturalesrdquo (Azkarate 2013 11) Hemos resentildeado algunos proyectos que ejemplifican este hecho

Sin embargo todaviacutea queda mucho por hacer para regularizar normativizar y democratizar la disciplina En la reunioacuten organizada en el Instituto del Patrimo-nio Cultural de Espantildea en 2009 se apuntaba hacia este hecho y en 2016 los que participamos en aquella reunioacuten todaviacutea no hemos realizado un documento en este sentido Sigue siendo ademaacutes necesario apostar por programas de formacioacuten en AA dentro de los planes es-peciacuteficos de arqueologiacutea pero tambieacuten de restauracioacuten arquitectoacutenica de arquitectura y de historia del arte Es necesario normativizar una exigencia por parte de las administraciones puacuteblicas de documentar los espacios construidos antes de ser intervenidos (insistimos en la idea de Azkarate de que el conocimiento es un acto

67 La investigacioacuten llevada a cabo en este valle salinero ha desencade-nado una serie de procesos sociales culturales y econoacutemicos que ponen de manifiesto la rentabilidad en teacuterminos patrimoniales y sociales de la aplicacioacuten de la cadena de valor del patrimonio (httpswwwgourmetsnetsalonindexphproute=actividades2Fexpositores2Fdetalleampexpositor_id=483576 httpwwwelcorreocomvizcayav20130409alavacola-boracion-valle-salado-anana-20130409html son algunos ejemplos de esta rentabilidad)68 Aunque estos son dos de los proyectos maacutes identificativos del actual Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido esta misma filosofiacutea y enfoque hacia la gestioacuten integral del patrimonio construido se ha apli-cado a otras proyectos desarrollados maacutes recientemente como el que el grupo lleva a cabo en el Fuerte Sancti Spiritus (Puerto Gaboto Santa Fe Argentina) y su entorno (Azkarate et al 2012) con presencia en las redes sociales (httpswwwfacebookcomProyectoFuerteSanctiSpiritusArgentina) Existen otros muchos proyectos arqueoloacutegicos llevados a cabo por otros grupos y planteados desde la gestioacuten integral del patrimonio pero hemos acudido a estos ejemplos porque nos interesaba hacer hincapieacute aquiacute en trabajos desarrollados para este fin desde la AA o al menos con una fuerte presencia de esta estrategia de investigacioacuten en sus planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos

Herramienta para la gestioacuten

Recordemos que una de las mayores aportaciones de la AA a la arqueologiacutea y la historia fue comprender que las arquitecturas eran un potente medio de conocimien-to de los contextos sociales y productivos que las gene-raron (Azkarate 2002a 57) Pero ldquoseriacutea un grave error estrateacutegico y metodoloacutegico (tambieacuten deontoloacutegico) preocuparnos uacutenicamente del conocimiento histoacuterico ignorando la situacioacuten que vive el patrimonio edifica-dordquo (Azkarate 2002a 58) Y efectivamente de nada nos valdriacutea seguir aumentando el conocimiento sobre nuestra arquitectura ampliando o completando estu-dios anteriores si no somos capaces de gestionar este patrimonio y en la gestioacuten entran todos los aspectos anteriores el propio conocimiento la restauracioacuten o la conservacioacuten pero tambieacuten otros como la reversioacuten del conocimiento a la sociedad su divulgacioacuten y difusioacuten la toma de decisiones sobre el presente y futuro de ese patrimonio la participacioacuten de la sociedad en esa toma de decisiones etc

Uno de los aspectos que maacutes interesaba desarrollar en la propuesta de la que deriva este texto era contri-buir a generar un modelo de gestioacuten integral del patri-monio construido o al menos identificar determinados procesos que se puedan adaptar a generar modelos de gestioacuten integral que se adecuacuteen a cada caso si bien es cierto este aspecto no se trata en este texto pues presentar ese modelo no es su objetivo Simplemente queremos incidir en que es en el campo de la gestioacuten del patrimonio construido donde la AA presenta un grandiacutesimo potencial no soacutelo por la contribucioacuten que precisamente ha realizado a la gestioacuten integral de ese patrimonio (anaacutelisis documentacioacuten restauracioacuten re-habilitacioacuten puesta en valor socializacioacuten conserva-cioacuten etc) sino porque en la mejora de esa gestioacuten se han desarrollado diferentes teacutecnicas que han permitido la renovacioacuten de la disciplina arqueoloacutegica contribu-yendo a generar una estructura retroalimentada entre los procesos teacutecnicos y la investigacioacuten (Azkarate 2002b 61)

Es precisamente desde la comprensioacuten de la dife-rentes dimensiones del patrimonio y de su potencialidad como multi-recurso donde surgen proyectos que en su planteamiento intentan atender a todos los eslabones de la cadena de valor del patrimonio y evidentemente a su gestioacuten desde los aacutembitos maacutes diversos (cientiacutefico cultural social poliacutetico econoacutemicohellip) Soacutelo desde es-tas perspectivas se pueden entender proyectos como el

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arqueologiacutea comienza a formar parte del proceso de restauracioacuten logrando codificar un protocolo de inter-vencioacuten estratigraacutefica integral de los edificios analizados (Loacutepez Mullor 1993 1999 2002 y 2011) Y gracias a la vertiente social de muchos de los proyectos planteados (volvemos a remitirnos tanto a los trabajos que se lleva-ron a cabo desde el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic ndashLoacutepez Mullor 1993ndash como desde el Grupo de Investi-gacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU)

No han faltado tampoco aquellos grupos e inves-tigadores que han empleado la AA como herramienta para la revisioacuten de modelos interpretativos anteriores y la construccioacuten de nuevos modelos tal es el caso del trabajo de Luis Caballero y su equipo sobre las iglesias altomedievales de la peniacutensula ibeacuterica (Caballero y Utrero 2005) o de Juan Antonio Quiroacutes y el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio y Paisajes Culturales que dirige sobre la Alta Edad Media

Pero como deciacuteamos auacuten quedan pasos por dar hasta lograr sobre todo la regularizacioacuten y normati-vizacioacuten de la disciplina Es tal vez momento para la reflexioacuten sobre queacute camino queremos construir en el futuro y cuaacuteles con las necesidades fundamentales para que la AA consolide su papel dentro de la historia de la arqueologiacutea Y creo que puede ser de la mano de otras compantildeeras como la ArPa como pueda maximizar sus potencialidades

OTRAS MIRADAS UNA PROPUESTA INTEGRADORA A MODO DE CONCLUSIOacuteN

Estos fueron los conceptos y marcos teoacutericos desde los que se abordoacute la investigacioacuten sobre paisajes for-tificados que comentaacutebamos al inicio de este texto En el primer caso intentamos revisar dos conceptos clave en nuestra aproximacioacuten los de arquitectura y paisaje observaacutendolos desde la matriz que representa la onto-logiacutea del Patrimonio Arqueoloacutegico (PA) empleada por Criado-Boado (2012 193-194) A partir de esta matriz presentamos ambos elementos patrimoniales como ma-terializacioacuten de un concepto resultado de un proceso y recurso del pasado en el presente Esta conceptualiza-cioacuten comuacuten nos permitioacute estudiarlos desde una misma perspectiva y dentro de una misma matriz espacial Unificar el estudio de ambas entidades era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas las arquitecturas defensivas to-das las estructuras asociadas a ellas y el territorio en el

consubstancial a la restauracioacuten) Algunas de las praacutecti-cas que se han llevado a cabo en nombre de la AA desde diferentes aacutembitos sin la formacioacuten necesaria simple-mente por considerarse que muchas de las metodologiacuteas que se aplican al estudio de los edificios histoacutericos no son destructivas sin tener en cuenta que las consecuen-cias de esos informes siacute pueden llegar a serlo tienen que dejar de producirse o al menos conllevar una reflexioacuten profunda sobre sus consecuencias Independientemen-te de que nuestras interpretaciones sobre los espacios construidos puedan ser o no cuestionadas el acto de registrar la informacioacuten que nos proporcionan los docu-mentos construidos y los contextos en lo que se ubican es un acto fundamental en arqueologiacutea y de una tremen-da irresponsabilidad no llevarlo a cabo adecuadamente

Finalmente nos gustariacutea remarcar algunos aspectos ya comentados que hacen hincapieacute en la importancia que la AA estaacute teniendo en la renovacioacuten arqueoloacutegica de las uacuteltimas deacutecadas En primer lugar un aspecto a destacar es el alto grado de publicacioacuten que ha tenido desde el comienzo de su desarrollo en Europa ya que desde momentos muy tempranos contoacute con el suple-mento Archeologia dellrsquoArchitetura dentro de la revista Archeologia Medievale (httpwwwbibarunisiitrivis-tearcheologia-dellarchitettura) o con la publicacioacuten de monograacuteficos en revistas o de actas de distintos cursos congresos y encuentros que iban mostrando los avances en la disciplina69 lo cual contribuyoacute a su raacutepida difusioacuten que a su vez ayudoacute a paliar la importante carencia de formacioacuten especiacutefica en AA que existiacutea (y existe) en la mayoriacutea de las universidades espantildeolas sobre todo en los primeros antildeos de su implantacioacuten en la peniacutensula

Por otra parte cabe destacar tambieacuten que desde su inicio la AA tuvo una vertiente muy aplicada tanto en el desarrollo metodoloacutegico como en la transferencia de conocimiento gracias sobre todo a su vinculacioacuten con el campo de la restauracioacuten desde el que se abrieron nuevos caminos para la misma Es el caso por ejemplo de la importante labor desarrollada por el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic Local de la Diputacioacuten de Bar-celona de la mano de Antoni Gonzaacutelez Moreno-Navarro (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999a y 1999b Gonzaacutelez Moreno-Navarro et al 1990) donde se consolidoacute un equipo dedicado a la restauracioacuten arquitectoacutenica en el que se primaba la interdisciplinariedad y donde la

69 Archeologia dellrsquoArchitettura 2 Caballero y Latorre 1995 Caballero y Escribano 1996 Fontenla 1997 y 1998 Azkarate 2002ordf y 2003 Ayaacuten et al 2003 por ejemplo

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nuestra estrategia de investigacioacuten deriva directamente del concepto teoacuterico de espacio de su interpretacioacuten en el campo de la arquitectura y de coacutemo acaba contribu-yendo a la investigacioacuten de las arquitecturas preteacuteritas Haremos un breve recorrido por estas temaacuteticas antes de llegar a la conclusioacuten que nos interesa

Recordemos que la arquitectura es ante todo una tecnologiacutea constructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) Anali-zando la configuracioacuten formal de una construccioacuten se puede por un lado encontrar ciertas pautas de regu-laridad que la hacen coherente dentro de un patroacuten de racionalidad y por otro identificar recurrencias estruc-turales que indiquen un determinado modo de concebir el espacio en esa cultura En la arquitectura fortificada de eacutepoca moderna el baluarte constituye un elemento que se repite y confiere una forma caracteriacutestica a este tipo de fortificacioacuten (poliacutegonos estrellados) pero maacutes allaacute de ser un elemento representativo de la arquitectura que analizamos formalmente hablando tambieacuten lo es de los principios que la generan de su patroacuten de racio-nalidad El baluarte es una figura que evoluciona a partir de los cubos de la muralla medieval para intentar paliar los efectos que en eacutesta produjo la introduccioacuten de la ar-tilleriacutea los cubos evolucionan hacia formas triangulares primero el bastioacuten y maacutes tarde el baluarte Eacuteste tiene forma de punta de flecha con dos caras dos flancos y una gola Supone ldquouna forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular [hellip] que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzado Su propia defensa partiacutea de los flancos y orejonesrdquo (Porras 1995 53) Es decir es una figura que materializa una de las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada ldquoMAXIMA Nordm1 Todas las partes de la fortificacioacuten deben ser vistas y flanqueadas las unas de las otrasrdquo (Lucuze 1772 en Porras 1995 48) El mismo argumento podriacuteamos usar para el concepto paisaje que veiacuteamos coacutemo tambieacuten su-poniacutea la materializacioacuten del patroacuten de racionalidad que estaacute detraacutes de la fortificacioacuten del periacuteodo que nos ocupa al llevar al territorio los mismos principios que regiacutean la arquitectura La conceptualizacioacuten final del PF moderno que surgioacute de nuestra investigacioacuten y que veremos maacutes adelante apoya esta afirmacioacuten

Teniendo en cuenta las conclusiones obtenidas en nuestro trabajo proponemos dar un salto hacia una nocioacuten simbioacutetica de ambos conceptos que nos permita estudiarlos de forma conjunta sin renunciar a las espe-cificidades de cada uno de ellos y a su individualizacioacuten

que se insertan conforman un paisaje construido por lo que su valorizacioacuten y caracterizacioacuten como entidades aisladas no creiacuteamos que fuese la estrategia adecuada a nuestro fin de caracterizar este paisaje

El estudio en detalle y por separado de la arquitec-tura y el paisaje permitioacute en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico y acceder a un mayor nuacutemero de elementos materiales e inmate-riales que conforman ambas realidades pero intentar introducir dentro del proceso de caracterizacioacuten y valo-rizacioacuten del registro arqueoloacutegico al paisaje y la arqui-tectura conjuntamente nos permite acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta aboga por abordarlas como parte integrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Detraacutes del planteamiento de aquella investigacioacuten no soacutelo estaba abordar su estudio conjunto sino pro-poner tambieacuten un modelo de trabajo Nuestra intencioacuten era plantear una estrategia o programa de investigacioacuten arqueoloacutegico (PIA) en Paisajes Fortificados (PF) Un PIA necesita ldquoproveerse de una formulacioacuten teoacuterica pertinente que incluya reflexiones y dispositivos que le permitan dar cuenta de aquel segmento de la realidad que investigardquo (Id 178) en nuestro caso los paisajes culturales El autor analiza los aspectos que debe incluir un PIA70 (Criado-Boado 2012 178-179) una ontologiacutea una epistemologiacutea una base teoacuterica una propuesta me-todoloacutegica una metodologiacutea un meacutetodo unos modelos interpretativos y una dimensioacuten criacutetica Haremos aquiacute simplemente una reflexioacuten sobre el modelo de trabajo que construimos para abordar el estudio de los PF

Desde la arquitectura y el paisaje hacia el espacio construido

Tras haber analizado los conceptos de arquitectura y paisaje e identificarlos como baacutesicos en nuestra investi-gacioacuten era inevitable que emergiese el de espacio como sustancial en nuestro trabajo El Espacio es una de las dimensiones fundamentales de la investigacioacuten arqui-tectoacutenica y de determinada investigacioacuten arqueoloacutegica y de su concepcioacuten dependen las teacutecnicas analiacuteticas a emplear en su estudio Una parte imprescindible de

70 Nosotros hablamos de Programa de Investigacioacuten Arqueoloacutegica realmen-te el autor se refiere a un contexto maacutes amplio a un programa de investiga-cioacuten cientiacutefica

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con el tiempo (Criado-Boado 1993b 15 y ss) tal y como indica Foucault el primero es considerado como lo inmoacutevil lo muerto mientras que el tiempo era rico fecundo dejando al espacio en un segundo plano supe-ditado al tiempo

Pero en todos estos conceptos de espacio quedan muy empobrecidos aspectos de la vivencia espacial como la relacioacuten emocional y simboacutelica con el medio ambiente Englobando estos aspectos esenciales C Nor-berg-Schulz (1980 9-12) al hacer un estudio sobre la nocioacuten de espacio distingue entre varios conceptos es-pacio pragmaacutetico espacio perceptivo espacio existen-cial espacio abstracto espacio cognoscitivo del mundo fiacutesico espacio abstracto de las puras relaciones loacutegicas espacio expresivo o artiacutestico y espacio arquitectoacutenico73 Aunque estaacuten encadenados unos con otros (Mantildeana et al 2002 26) nos interesan aquiacute los dos uacuteltimos el primero porque acoge al segundo el segundo porque se puede definir como una concretizacioacuten del espacio existencial del hombre

En este breve recorrido por los distintos aacutembitos teoacutericos en los que se reflexiona sobre el concepto de espacio se observa que eacuteste ha pasado de ser una no-cioacuten con un uacutenico significado (lugar espacio tridimen-sional etc) a valorarse de forma multidimensional considerando tanto su concepcioacuten como matriz fiacutesica como la percepcioacuten que el ser humano tiene sobre eacutel y el significado cultural que lleva impliacutecito Este espacio multidimensional estaacute directamente relacionado con el patroacuten de racionalidad74 de la sociedad que lo genera y vive siendo ademaacutes la arquitectura (y el paisaje) el medio maacutes evidente de concretar los conceptos espa-ciales de esta racionalidad Quizaacutes sea el estudio de la espacialidad de una sociedad preteacuterita uno de los medios maacutes satisfactorios de acceder a su racionalidad como lenguaje que permanece

El espacio en Arquitectura espacio y paisaje espacio construido

En las uacuteltimas deacutecadas del siglo XIX nace la arquitectura moderna para romper con el eclecticismo decimonoacutenico dominante en ella destacan la fusioacuten de ornamentacioacuten y construccioacuten como unidad y el hecho de ser el primer movimiento que visualizoacute la nueva conciencia de la

73 Sobre el concepto de espacio veacutease tambieacuten Scruton 1979 43-52 y Sennet 199174 El pensamiento de Leacutevi-Strauss

cuando sea necesario de manera que podemos caracte-rizarlos y valorizarlos tanto por separado como conjun-tamente seguacuten el enfoque que hemos presentado en las paacuteginas anteriores Nos referimos a la introduccioacuten del concepto de espacio construido

El concepto de Espacio71

La mayor parte de las acciones humanas encierran un aspecto espacial por un lado los objetos estaacuten distri-buidos seguacuten relaciones espaciales (lejos-cerca interior-exterior etc) por otro el ser humano para poder llevar a cabo sus acciones debe comprender esas relaciones y unificarlas en un concepto espacial

El espacio considerado como una de las dimen-siones existenciales fundamentales del ser humano (Norberg-Schulz 1980 9) ha sido objeto de estudio y reflexioacuten de la filosofiacutea y las ciencias desde muy anti-guo La uacuteltima revolucioacuten del concepto en ambos cam-pos llegoacute con Einstein que sintetizoacute los conceptos de espacio existentes en fiacutesica a tres categoriacuteas principales (Ven 1981 67-72) el concepto aristoteacutelico de espacio como lugar el concepto de espacio como contenedor y el concepto de espacio como campo cuatridimensional el espacio relativo A partir de aquiacute el antiguo concep-to de un uacutenico tipo de espacio se complejiza espacios fiacutesicos concretos (micro ordinario y macro) y espacios matemaacuteticos abstractos inventados por el hombre para describir con mayor o menor grado de aproximacioacuten los anteriores La teoriacutea de la relatividad nos lleva maacutes allaacute de esta dicotomiacutea entre espacio y tiempo ldquosustituyen-do la idea de trozos de materia situadas en un espacio tridimensional por una serie de acontecimientos en un espacio-tiempo de cuatro dimensionesrdquo (Norberg-Schulz 1980 9-10)

Fuera del aacutembito de las ciencias la idea de espacio adquiere tambieacuten otras dimensiones La nocioacuten tradi-cional de espacio estaacute reducida a un problema natural geograacutefico como un mero lugar de residencia o un sitio de explotacioacuten A partir del siglo XIX y bajo la racionalidad burguesa se considera al espacio como naturaleza que explotar reducieacutendolo a su dimensioacuten de territorio un espacio dominado que se puede parcelar medir o vender72 Ademaacutes dentro del sistema de saber moderno el espacio ha estado en descreacutedito en relacioacuten

71 Este apartado y el siguiente estaacuten basados en nuestro trabajo previo Ma-ntildeana et al 2002 25-2972 Es un concepto que sirve para justificar el uso que se hace del espacio a partir de este momento en consonancia con la propia racionalidad burguesa

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de la circulacioacuten en los edificios En todas estas teoriacuteas la percepcioacuten de los espacios se perfila como funda-mental en el estudio de la arquitectura siendo una de las claves el movimiento

De este modo en la arquitectura moderna se pro-pusieron diversos supuestos respecto al espacio Uno de los autores fundamentales en esta actualizacioacuten fue S Giedion (1980 y 1988) para quien el proceso por el cual una imagen espacial puede ser transpuesta a la esfera emocional es expresado por el concepto espacial ldquoProporciona informacioacuten acerca de la relacioacuten entre el hombre y lo que lo rodea Es la expresioacuten espiritual acerca de la realidad que se halla frente a eacutel El mundo situado ante eacutel es modificado por su presencia le obliga a proyectar graacuteficamente su propia posicioacuten si desea relacionarse con eacutelrdquo (Norberg-Schulz 1980 13) Este aserto coincide con el identificado en la Arqueologiacutea del Paisaje en el que se considera que a traveacutes del estudio de los conceptos de espacialidad de su modelo estruc-tural se puede acceder al esquema de racionalidad que los generoacute (Mantildeana et al 2002 27)

Los estudios sobre el espacio arquitectoacutenico de-penden del concepto de espacio base que se utilice Norberg-Schulz (1980 13 y ss) distingue los estudios que se fundamentan en el espacio euclidiano el tridi-mensional y estudian su gramaacutetica es decir se basan en el desarrollo de modelos de dos o tres dimensiones de caraacutecter geomeacutetrico formando parte eacutesta de la sintaxis del espacio arquitectoacutenico y aquellos otros que tratan de desarrollar una teoriacutea del espacio sobre la base de la psicologiacutea de la percepcioacuten sobre todo de las impre-siones sensaciones y anaacutelisis de los efectos generados sobre el ser humano que percibe El autor considera que ambos tipos de estudios seriacutean deficientes y parciales El primero porque excluye al ser humano discutiendo de geometriacutea abstracta y el otro porque reduce el espacio y la arquitectura a impresiones olvidaacutendose del espacio como dimensioacuten existencial y como lugar de relacioacuten entre el hombre y el medio que lo rodea Para salvar esta carencia propone introducir el concepto de espacio existencial dentro del estudio del espacio en arquitectura y de su interpretacioacuten ya que si los aspectos geomeacutetri-cos y perceptivos se analizan dentro de un esquema de comprensioacuten maacutes general cada uno de ellos adquiere una mayor significacioacuten que la que tendriacutean por sepa-rado (Norberg-Schulz 1980) Un estudio de la espacia-lidad de una construccioacuten arquitectoacutenica que no estaacute integrado dentro de la racionalidad que la generoacute queda mutilado y sin sentido Eacutesta es precisamente una de las

abstraccioacuten espacial surgiendo por primera vez la idea de espacio en cuanto idea arquitectoacutenica75 (Ven 1981 en Mantildeana et al 2002 26) Es entonces cuando arquitectos e historiadores del arte empiezan a considerar el espacio como un concepto fundamental en arquitectura gracias a influencias como las del filoacutesofo Lao-Tseacute En lo que se refiere al espacio fue fundamental la expresioacuten en su teoriacutea (ca 550 a C) de la superioridad de lo conte-nido en un espacio arquitectoacutenico del espacio interior Este pensamiento ejercioacute una gran atraccioacuten entre los arquitectos ldquoquienes perciben el contenido intangible de la forma arquitectoacutenica como lo que verdaderamente impulsa a la arquitecturardquo (Ven 1981 23) Esta es la pri-mera tentativa escrita de interpretacioacuten de la liacutenea fron-teriza como continuidad del espacio poniendo eacutenfasis no tanto en el espacio interior como en aquellas partes del edificio que transmiten lo interior hacia el espacio exterior (los umbrales)

En el estudio del concepto de espacio en Arquitec-tura destacan las teoriacuteas de varios historiadores del arte y arquitectos Schmarsow considera que la arquitectura se genera a partir del cuerpo humano y defiende su ca-raacutecter funcionalista Distingue tres modalidades de espa-cios el taacutectil el moacutevil y el visual con lo que incorpora los sentidos en simultaacuteneas y sucesivas experiencias en el espacio y el tiempo Hildebrand sin embargo per-cibe el espacio a traveacutes de la visioacuten pura (imaacutegenes en reposo) y la visioacuten cineacutetica (imaacutegenes recibidas con el espectador en movimiento) Las teoriacuteas cubistas que a partir de la teoriacutea de la relatividad de Einstein antildeaden el concepto de la cuarta dimensioacuten que se adquiere con el movimiento del cuerpo76 (frente a la tradicional dimen-sioacuten euclidiana estaacutetica) fueron tambieacuten fundamentales para el estudio del espacio en arquitectura Uno de los mayores representantes de la arquitectura moderna Le Corbusier acaboacute adoptando tambieacuten esta cuarta dimen-sioacuten llamaacutendola ldquoespacio inefablerdquo o ldquoestado emocional por el que se experimentan espacios definidos por series armoacutenicasrdquo (Ven 1981 91) lo que deriva en una gran consideracioacuten en la disposicioacuten del volumen y al orden

75 ldquofue a mediados del siglo XIX cuando la palabra lsquoespaciorsquo comenzaba a ser utilizada por algunos criacuteticos sobre todo en el aacutembito alemaacuten donde lsquoespaciorsquo y lsquohabitacioacutenrsquo son linguumliacutesticamente similaresrdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 165)76 En las vanguardias de principios de siglo se emplean modelos arquitectoacute-nicos directamente relacionados con los planos superpuestos caracteriacutesticos del cubismo en los que la transparencia del material permite la visioacuten a tra-veacutes y simultaacutenea de los diversos planos interiorexterior ldquoEn esa influencia reciacuteproca de espacios que se produciacutea a traveacutes de un material real pero lsquoinvi-siblersquo radicaba la concepcioacuten espacio-temporal entendida como el nuevo pa-radigma de la arquitectura de este siglo [XX]rdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 166)

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De acuerdo con este marco teoacuterico y conceptual la ArPa prioriza el estudio del espacio analizado y pensa-do a traveacutes del registro y de la cultura material integran-do en este estudio la parte imaginaria-simboacutelica del mis-mo es decir intenta elaborar modelos de interrelaciones entre los tres tipos de espacios definidos (Criado-Boado 1995 8 y 1996b 17) y articular el anaacutelisis complemen-tario de estas tres dimensiones del espacio tratando de no centrarse en una de ellas como representacioacuten de la globalidad del paisaje

Cada uno de estos aacutembitos estaacute determinado por coacutedigos espaciales compatibles y semejantes entre siacute presentando relaciones de compatibilidad y configurando una regularidad espacial ya que obedecen a la misma estrategia de construccioacuten del espacio social (en el senti-do lefebvriano del teacutermino Lefebvre 2013 125 y ss) al mismo patroacuten de racionalidad Desde este punto de vista destaca la importancia del estudio de las formas y del es-pacio que eacutestas definen ambas constituyen realmente el registro arquitectoacutenico y paisajiacutestico su aspecto fiacutesico es lo que se conserva en el tiempo Para llegar a profundizar en la sociedad que los construyoacute ademaacutes de estudiar los tipos de materiales la forma en que se disponen en el edi-ficio o las teacutecnicas constructivas es fundamental definir coacutemo se han organizado estos voluacutemenes y queacute espacios han sido formados (Ching 1984) o bien queacute recursos (simboacutelicos) se han empleado para crear una determinada escena ambiente en el que se desenvuelven las relaciones sociales a todos los niveles desde las relaciones indivi-duales familiares hasta los maacutes generales (intergrupales)

Igualmente el espacio arquitectoacutenico como los restantes elementos formales del registro es esencial-mente un espacio social que se construye culturalmente es el producto o efecto de la accioacuten social Constituye un paisaje cultural en sentido amplio que participa de lleno en la construccioacuten del aparato simboacutelico el imaginario colectivo y las praacutecticas rituales de la comunidad que lo construye y habita asiacute por ejemplo la forma arquitectoacute-nica aparece interrelacionada con variables socioloacutegicas como la familia el estilo de vida la solidaridad inter-grupal o el sistema de poder como en el caso de los PF modernos De este modo el espacio arquitectoacutenico se puede definir como un producto humano que utiliza una realidad dada (el espacio fiacutesico) para crear una realidad nueva el espacio construido y por consiguiente social al que se confiere un significado simboacutelico (Mantildeana et al 2002 28)

Esta es la base de la primera consecuencia de nuestra investigacioacuten que realmente se viene gestando ya desde

teoriacuteas esenciales de las que parte nuestra investigacioacuten la asuncioacuten de que ldquolas actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organizadas de forma co-herente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realizardquo (Criado-Boado 1999 10) por lo que es fundamental integrar estos anaacutelisis tanto el gramatical como el de la percepcioacuten espacial en un determinado patroacuten de racionalidad Esta teoriacutea da sentido a nuestra conceptualizacioacuten de la arquitectura y el paisaje como materializacioacuten de un concepto tal como hemos expuesto

Conviene tambieacuten a nuestro propoacutesito observar la relacioacuten entre los conceptos de paisaje y espacio Recor-daremos que cuando tratamos el de paisaje comentaacuteba-mos que uno de los objetivos principales de su estudio desde la ArPa es analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegicos a partir de los elementos que los concretan es decir analizar de manera integral los pro-cesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia comprendidos como entidades espaciales y fenoacutemenos sociales y no como hechos aislados (Criado-Boado 1999 6) En ArPa se parte de que las actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organi-zadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza al igual que sucediacutea con la arquitectura Es decir en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen tanto dispo-sitivos mecaacutenicos (fiacutesicos) como dispositivos concep-tuales necesarios para poder llevar a cabo la ldquohumani-zacioacutenrdquo o ldquoantropizacioacutenrdquo de un espacio Analizando los dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten o los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad se debe-riacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los disposi-tivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racionalidad (Criado-Boado 1999 10)

La definicioacuten de paisaje que utilizamos arriba como producto socio-cultural (Criado-Boado 1999 5) es un concepto foucaultiano del que dimanan varias derivaciones uacutetiles para la Arqueologiacutea (Criado-Boado 1993c) espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentima-mente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Del mismo modo nuestra investigacioacuten parte del presupuesto teoacute-rico de la multidimensionalidad del paisajeespacio donde eacuteste se encuentra constituido por tres dimensio-nes ya apuntadas el espacio en cuanto entorno fiacutesico en cuanto entorno social y en cuanto entorno pensado (Criado-Boado 1996b 17 y 1999 6)

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Hemos manifestado que la ArPa y la AA son los modelos interpretativos del registro arqueoloacutegico en los que basamos la investigacioacuten Pero nos interesa focali-zar en la repercusioacuten que tuvo el uso de ambas estrate-gias de investigacioacuten en el estudio de un tipo de registro arqueoloacutegico concreto

Recordemos que definiacuteamos ArPa como un mo-delo interpretativo que analiza los objetos que forman parte del registro arqueoloacutegico como objetos impli-cados en y participantes del paisaje pero tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de este modelo Esto implica que desde ArPa el paisaje se entiende por un lado como un contexto en el que se inserta el registro arqueoloacutegico y por otro como un objeto susceptible de ser analizado con metodologiacutea arqueoloacutegica Es decir los paisajes se entienden como una dimensioacuten relevante de las sociedades humanas puesto que no soacutelo constituyen la base en la que eacutestas se desarrollan sino tambieacuten su resultado por lo que se considera que representan a esas sociedades ArPa es ademaacutes una herramienta de gestioacuten pues comprende una cierta utilidad criacutetica y actual se relaciona con temas que estaacuten muy proacuteximos de la sensibilidad y preocupaciones a las que en la actualidad se enfrentan nuestras sociedades (Criado-Boado 1999 1)

Esta doble dimensioacuten tambieacuten se observa en la AA entendida como una estrategia de investigacioacuten que es-tudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica y tiene como principal objetivo el conocimiento histoacute-rico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y como finalidad uacuteltima contribuir a su gestioacuten integral De hecho proponiacuteamos para la AA una finalidad muacuteltiple como herramienta para el conocimiento histoacuterico para la praxis restauradora para la conservacioacuten y para la gestioacuten Al igual que la ArPa la AA ha demostrado su utilidad criacutetica y actual en numerosos proyectos orientados hacia la resolucioacuten de problemas reales muy enraizados con importantes cuestiones patrimoniales Si en los antildeos 90 la ArPa se convirtioacute en una importante herramienta para la gestioacuten patrimonial en el marco del desarrollo de grandes obras puacuteblicas (Criado-Boado 1996b y 1996c Barreiro et al 1999 Amado et al 2002) la AA lo hizo tambieacuten en las mismas fechas y a principios del siglo XXI gracias a su participacioacuten directa e integracioacuten dentro de importantes programas de restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacute-nica (Azkarate 2002b 2009 y 2011) Este hecho viene de la mano de un cambio de concepcioacuten en la compren-sioacuten de la arquitectura por parte de la AA en relacioacuten

uno de los primeros trabajos que abordamos en esta liacutenea (Mantildeana et al 2002 2002) Haciendo un breve recorrido por los aspectos que acabamos de analizar podriacuteamos concluir diciendo que el espacio es multidimensional y multivocal La arquitectura es forma y es espacio definido por la forma es significado y es significado traducido en una forma En este sentido se aboga por hablar de espacio arquitectoacutenico un espacio social que se construye cultu-ralmente Este espacio arquitectoacutenico se inserta ademaacutes en un entorno fiacutesico Ambos acaban formando parte del paisaje una construccioacuten social donde espacio pensa-miento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Arquitectura y paisaje construyen espacio a escalas distintas Abordar la multidimensionalidad de su caraacutecter como hemos propuesto aquiacute implica abordar es-tas escalas hacerlo de forma conjunta demanda atender a un concepto que englobe ambas formas del espacio Abo-gamos pues en aproximaciones del tipo que presentamos en este trabajo por el uso del teacutermino maacutes contextual es-pacio construido Es decir se propone adoptar el concep-to de espacio construido cuando se use una aproximacioacuten simbioacutetica a la arquitectura y el paisaje como concepto operativo de manera que no se aborde uacutenicamente y por separado la arquitectura yo el paisaje sino ambos como parte de una misma realidad que supone la manifestacioacuten de coacutedigos sociales de un determinado grupo humano el paisaje que eacuteste construye y coacutemo lo construye muestra unos coacutedigos de lenguaje que reflejan a esa sociedad concreta La arquitectura no soacutelo es espacio sino que se manifiesta en un espacio el paisaje soacutelo se comprende si trascendemos el concepto de territorio y atendemos a su ordenacioacuten de la que forma parte la arquitectura El con-cepto de espacio construido pretende englobar la visioacuten y aproximacioacuten conjunta a ambas manifestaciones ldquoUna vez maacutes el espacio exhibe el orden mejor que el tiempo iquestCuaacutendo los arqueoacutelogos e historiadores aprenderaacuten esta leccioacutenrdquo (Criado-Boado 2002 92)

Sobre Arqueologiacutea del Paisaje Arqueologiacutea de la Arquitectura y Arqueologiacutea del Espacio Construido

La asuncioacuten del concepto de espacio construido nos llevoacute a plantearnos la necesidad tambieacuten de abogar por un programa de investigacioacuten interno que abarcase el estudio conjunto de la arquitectura y el paisaje como ya hemos visto

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Nuestra propuesta intentoacute fusionar ambas estrate-gias de manera que pudieacuteramos abordar de forma con-junta nuestro objeto de estudio el espacio construido un concepto que intenta entender la arquitectura y el paisaje en clave espacial temporal funcional social y simboacutelica Esta propuesta conceptual nos permite ir un paso maacutes allaacute y abogar por una Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) que al igual que en el caso del objeto de estudio es un teacutermino operativo que pretende abordar las dimensiones espaciales del paisaje y la arquitectura para comprender precisamente el espacio construido en las claves que acabamos que comentar

No pretendemos invalidar otros modos de investigar el registro arquitectoacutenico ni sustituir las estrategias de investigacioacuten propuestas AA y ArPa sino maximizar sus potencialidades aplicaacutendolas de forma conjunta y dentro de programas que aborden el espacio construido de ma-nera integral tratando de trazar las liacuteneas baacutesicas de un

con otras aproximaciones a eacutesta desde la Arqueologiacutea la Historia de la Arquitectura o la Historia del Arte entendieacutendose ahora la arquitectura como el resultado final de un proceso histoacuterico Al igual que el paisaje no soacutelo es el contexto en el que se producen las acciones humanas que dejan su propio registro arqueoloacutegico sino que es resultado de esas acciones por lo que tambieacuten las representa

Ello implica redescubrir en la arquitectura ciertas dimensiones que habiacutean quedado ocultas al menos par-cialmente para estudiarlas analizarlas gestionarlas de forma integral la arquitectura es yacimiento es cultura material es tiempo es espacio construye paisaje refleja un patroacuten de racionalidad se transforma evoluciona cambia y no es uacutenicamente producto de un hecho concreto de la historia de un gusto esteacutetico determinado o del saber de un arquitecto Tiene otros significados que van maacutes allaacute de su singularidad como objeto

Figura 27 Modelo abstracto de paisaje fortificado empleado en esta investigacioacuten Para su realizacioacuten se ha empleado el lenguaje abstracto ConML (Conceptual Modelling Language httpwwwconmlorg) Las liacuteneas de puntos expresan que entre las clases que unen existen otras clases intermedias Las clases en blanco corresponden a clases definidas en CHARM (Cultural Heritage Abstract Reference Model httpwwwcharminfoorg) mientras que las clases en color corresponden a clases definidas en el marco de este anaacutelisis y suponen una extensioacuten a CHARM

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Figura 28 Diagrama correspondiente a la clase Fortificacioacuten del modelo abstracto anterior definida dentro de este estudio

Figura 29 Diagrama de ciclo de vida que muestra la estructura de la propuesta metodoloacutegica para estudiar los paisajes fortificados transfronterizos de eacutepoca moderna Se ha utilizado para desarrollar el modelo el estaacutendar internacional ISOIEC 24744 (ISOIEC 2007 y 2010)

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diacroacutenica en el tratamiento del espacio construido una Arqueologiacutea del Espacio Construido aplicable tanto a la Prehistoria Reciente como a la Arquitectura histoacuterica que se implique de lleno en proyectos de puesta en valor de los espacios construidos de rehabilitacioacuten en progra-mas de correccioacuten

Nuestra propuesta presenta un modelo para el anaacute-lisis arqueoloacutegico de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna78 que hunde sus raiacuteces en programas que apos-taron por una gestioacuten integral del patrimonio articulados desde un modelo teoacuterico como la Cadena de Valor del Patrimonio Cultural (CVPC) que propicioacute precisamente su naturaleza integral Este modelo se compone de cuatro instrumentos baacutesicos un modelo abstracto del paisaje fortificado de eacutepoca moderna (Figuras 27 y 28) gracias al cual se definieron las entidades arqueoloacutegicas que con-forman nuestro objeto de estudio y las relaciones que se establecen entre esas entidades ya que eacuteste era el primer paso que nos permitiriacutea proceder a la identificacioacuten y ca-racterizacioacuten de los elementos que conforman el paisaje y al final del propio paisaje Un segundo instrumento es una propuesta metodoloacutegica que presenta los plan-teamientos principios y alternativas de orden teoacuterico

78 Vid nota 77

programa de investigacioacuten que pretende ser transdiscipli-nar con el fin de obtener la mayor informacioacuten posible de los espacios construidos una forma de analizar el re-gistro que trata de buscar regularidades77 Maacutes que como una subdisciplina la AEC se entiende como una liacutenea de investigacioacuten que pretende abordar a la vez todas las escalas del espacio construido acercaacutendonos a ellas de forma global (pero flexible como veremos) y observando las relaciones que se producen entre estas escalas De la misma manera que se defiende la idea baacutesica de que la Arquitectura en todo tiempo y lugar es una tecnologiacutea de construccioacuten de la realidad social la Arqueologiacutea es una praacutectica social en el presente En nuestros diacuteas el registro arquitectoacutenico deviene en Patrimonio Construido por lo que creemos que es necesario dar respuestas y servir de herramienta baacutesica a la gestioacuten de este registro arqui-tectoacutenico como elemento significativo del Patrimonio Cultural En este sentido abogamos por una perspectiva

77 Dicho programa de investigacioacuten ha sido desarrollado por la autora como propuesta en su tesis doctoral (Blanco-Rotea 2015) pero no es el objetivo de este texto por lo que soacutelo se esboza aquiacute como ejemplo del desarrollo de programas de este tipo desde las bases propuestas aunque siacute esperamos que el mismo tenga continuidad en otro trabajo en el que se aborde su materializa-cioacuten de manera maacutes concreta Nuestro objetivo como ya hemos expuesto era tratar aquiacute esos aspectos conceptuales y teoacutericos que son la base del programa de investigacioacuten y de la propuesta metodoloacutegica llevada cabo

Figura 30 Ejemplo del proceso metodoloacutegico seguido a partir de la propuesta que se muestra en la Figura 29 Se pueden observar algunas de las metodologiacuteas aplicadas en los tres niveles espaciales analizados en la fortificacioacuten de la frontera mintildeota

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archiviacutestica informaacuteticahellip El uacuteltimo instrumento fue la abstraccioacuten de un modelo teoacuterico del paisaje fortificado (Figura 31) en el que se representan las entidades princi-pales del paisaje de la frontera del riacuteo Mintildeo las relaciones entre eacutestas y las fronteras entre entidades y entre el paisaje y su entorno Este modelo se observoacute en su momento en la zona del Mintildeo pero actualmente estaacute siendo contrasta-do en el paisaje fortificado de la raia seca que responde al mismo fenoacutemeno de fortificacioacuten que en el caso del Mintildeo para observar su funcionamiento y comprobar si el modelo teoacuterico es aplicable a otras zonas o soacutelo es un caso especiacutefico de la frontera mintildeota Y del mismo modo comprobar si el programa de investigacioacuten propuesto articulado desde el concepto contextual de ldquoespacio cons-truidordquo y desde la perspectiva simbioacutetica de una AEC es aplicable al estudio de otros paisajes fortificados79

79 Investigacioacuten que la autora estaacute llevando a cabo actualmente dentro de su proyecto ldquoPaisajes culturales de frontera arquitectura territorio arqueologiacutea y modelos metodoloacutegicos (PAIX)rdquo financiado por un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia

y praacutectico que orientan la investigacioacuten (Criado-Boado 2012 178) Para ello disentildeamos la cadena operativa de los trabajos arqueoloacutegicos (Figura 29) que consideramos necesarios para llevar a cabo el proceso de identificacioacuten caracterizacioacuten valoracioacuten e interpretacioacuten del paisaje y sus componentes En esta propuesta determinamos tres escalas espaciales de anaacutelisis y se permite una gran flexi-bilidad entre estas escalas movieacutendonos en sentido verti-cal y horizontal Es decir el haber caracterizado cada una de estas escalas los elementos que las componen y las herramientas metodoloacutegicas que debemos utilizar en cada caso podemos seleccionar la escala de aproximacioacuten que queramos abordar primero en funcioacuten de muacuteltiples fac-tores y variables (objetivos presupuesto accesibilidad etc) y luego movernos horizontalmente entre escalas pasando de lo macro a lo micro de lo micro a la macro de la semi-micro a lo micro etc El tercer instrumento fue la propuesta metodoloacutegica (Figura 30) para lo que selec-cionamos el repertorio de anaacutelisis que mejor nos permitiacutea extraer datos analizarlos y obtener conocimiento ineacutedito estas herramientas tienen multitud de procedencias tan-to de la AA o la ArPa pero tambieacuten de la arquitectura

Figura 31 Modelo teoacuterico final del paisaje fortificado del tramo bajo del riacuteo Mintildeo en el que se representan las entidades principales las relaciones entre estas entidades y las fronteras de las entidades sistema y subsistema

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AGRADECIMIENTOS

A Felipe Criado-Boado Agustiacuten Azkarate y Juan M Monterroso Montero por su apoyo a esta investigacioacuten A Patricia Mantildeana-Borrazaacutes y Xurxo Ayaacuten por haber iniciado un camino A Anxo Rodriacuteguez Paz Sonia Gar-ciacutea Rodriacuteguez y Cristina Mato Fresaacuten por acompantildearme

A los evaluadores yo evaluadoras porque sus comentarios creemos que han permitido mejorar el pre-sente texto

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aportaciones a diferentes campos de la arqueologiacutea la historia la historia de la arquitectura o la restauracioacuten arquitectoacutenica Autores como Azkarate (2013 290) definen la arquitectura ldquocomo el precipitado final de un denso proceso histoacutericordquo por lo que eacutesta se convierte en depositaria de una memoria que resignificamos en un momento concreto a traveacutes de un proceso de de-construccioacuten primero y reconstruccioacuten despueacutes que nos permite acceder a la huella de esa memoria

En nuestro ejemplo recogemos en la columna central una imagen que se corresponde con una parte del recinto amurallado de Valenccedila situado entre los baluartes de Satildeo Joseacute e de Nossa Senhora do Carmo En ella se aprecia una puerta de factura medieval inserta en una muralla de la misma eacutepoca (Figura 6) En la parte superior de la muralla se superpone un parapeto sobre un cordoacuten magistral y se le adosa por el sur el baluarte de Satildeo Joseacute (en la imagen de la izquierda de la Figura 6 se corresponde con el muro inclinado) que forma parte de las reformas llevadas a cabo en eacutepoca moderna para convertir la ciudad amurallada medieval en una plaza fortificada adaptaacutendola a los nuevos sistemas defensi-vos de la eacutepoca A partir de este momento la plaza sigue siendo constante objeto de ampliaciones reformas y mejoras en el sistema defensivo Es hoy el resultado de un proceso constructivo que muestra los cambios produ-cidos en los distintos sistemas de fortificacioacuten desde la Edad Media hasta eacutepoca contemporaacutenea

A su vez las transformaciones operadas en la parte superior de las murallas obligaron a reforzarlas desde la cimentacioacuten construyeacutendose ahora por el exterior en talud y avanzando los baluartes Se introducen tambieacuten nuevos elementos como los revellines las medias lunas la torre con cantildeones la cantildeonera o la casamata

A esta fortificacioacuten desarrollada en Europa en el siglo XVI se la conoce como fortificacioacuten abaluartada En los siguientes dos siglos seraacute objeto de diferentes cambios en la buacutesqueda de nuevos modelos encamina-dos a la mejor defensa de las plazas Este es el caso de la planta de Valenccedila la ciudad medieval (que corresponde al recinto situado maacutes proacuteximo al riacuteo) se abaluartuacutea sus murallas se adaptan a las nuevas necesidades defensi-vas Se complementa con la construccioacuten de una obra coronada (la parte derecha de la planta de la Figura 5) se dota de foso y de una serie de defensas exteriores En definitiva la planta de Valenccedila se construye siguiendo las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada de los siglos XVII-XVIII estaacute materializando un concepto

Arquitectura como resultado de un proceso

En segundo lugar nos interesa destacar tambieacuten la ar-quitectura como resultado de un proceso de hecho es eacutesta la idea que se ha enraizado fuertemente en la AA y ha permitido su desarrollo generando importantes

Figura 6 Puerta situada en una de las cortinas del recinto medieval de Valenccedila Los restos de la faacutebrica medieval son de silleriacutea irregular dispuesta en hiladas horizontales Estaacute rematada al exterior por un arco apuntado con clave decorada con escudo mientras que la interior estaacute rematada por un arco escarzano dovelado La muralla medieval estaacute alterada tanto por la construccioacuten del parapeto que remata la cortina como por el flanco del baluarte de Satildeo Joseacute de perfil ataludado ambos realizados en un aparejo de mamposteriacutea irregular

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presente en el caso de la arquitectura donde su conser-vacioacuten y mantenimiento estaacuten ligadas a su uso esta afir-macioacuten se hace especialmente necesaria El uso (actual) que le demos dependeraacute de muchos factores de poliacuteticas patrimoniales de su reacutegimen de propiedad de su estado de conservacioacuten y ante todo de su reconocimiento social

Arquitectura como recurso del pasado en el presente

La tercera conceptualizacioacuten manejada entiende la ar-quitectura como un recurso del pasado en el presente Si tenemos la obligacioacuten de estudiar y gestionar el PA en el

Figura 7 Fotografiacuteas del frente suroeste del Castelo de Santa Cruz (2003) En la imagen de la izquierda se pueden observar las fincas particulares que se adosan al frente del castillo se ha marcado en magenta el Baluarte de la Guiacutea A la izquierda la Puerta de la Villa a la que se accede a traveacutes de un camino situado entre dichas fincas que han ocupado el espacio en el que se localizaba la media luna de la Villa

Figura 8 El muro de una de las fincas particulares que ocupan el frente sureste

del Castelo de Santa Cruz se adosa al aacutengulo capital del Baluarte de San

Sebastiaacuten

Figura 9 Proceso de invisibilizacioacuten del Castelo de Santa Cruz entre la primera mitad del siglo XX y el 2001 En 2009 el castillo empieza a visibilizarse de nuevo a raiacutez de los trabajos llevados a cabo en FORTRANS y las intervenciones para la rehabilitacioacuten y puesta en valor del castillo ademaacutes de la urbanizacioacuten de su entorno

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objetivarlo y estudiarlo pues materializa aspectos de las sociedades humanas para las que el paisaje constituye una dimensioacuten relevante (Criado-Boado 2012 20)

Nuestro trabajo parte de la comprensioacuten del paisaje como un producto socio-cultural que objetiva ldquosobre el medio fiacutesico y en teacuterminos espacialesrdquo la accioacuten social ldquotanto de caraacutecter material como imaginariordquo donde la accioacuten social estaacute constituida por las praacutecticas intencio-nales y no intencionales (Criado-Boado 1999 5) Este concepto de paisaje intenta superar la consideracioacuten formalista del espacio como una realidad estaacutetica de orden fiacutesico y ambiental para considerarla una realidad eminentemente social que se construye culturalmente El paisaje asiacute entendido supuso una reconversioacuten conceptual del espacio que no soacutelo seriacutea materia sino tambieacuten ima-ginacioacuten (Criado-Boado et al 1991 29 Criado-Boado 1993a 42) Esta categoriacutea maacutes contextual entiende que

En nuestro ejemplo hemos reservado la columna de la derecha de la Figura 4 para representar esta con-ceptualizacioacuten No trataremos aquiacute la distinta valoracioacuten que las comunidades locales gallega y portuguesa tienen de cada una de las arquitecturas que conforman el conjunto de la fortificacioacuten fronteriza ni tampoco de su valoracioacuten como conjunto pues existen importantes diferencias en su percepcioacuten conocimiento y valoracioacuten que van maacutes allaacute de los objetivos perseguidos en este ar-tiacuteculo Pero resultaba especialmente llamativo descubrir que en A Guarda el castillo habiacutea sido praacutecticamente invisibilizado y eliminado de la memoria de la vecindad a pesar de ser una de las fortificaciones permanentes de mayor envergadura del lado gallego de la frontera Se le habiacutean ido adosando fincas privadas que ocultan parte del periacutemetro en su frente sudoeste uacutenicamente el ac-ceso a la Puerta de la Villa se respetoacute dejando un camino que discurre entre las fincas y sus respectivos muros de cierre (Figura 7)

Lo mismo sucedioacute en su frente sureste donde los muros que delimitan las propiedades mueren respecti-vamente en el aacutengulo capital de los baluartes de Santa Tecla y San Sebastiaacuten (Figura 8) Su frente quedoacute oculto tras la vegetacioacuten arboacuterea al igual que en el interior del castillo de propiedad privada donde las estructuras construidas quedaron ocultas en un frondoso jardiacuten tras abundante vegetacioacuten Todo ello haciacutea que esta pieza de la fortificacioacuten fronteriza se hubiese invisibilizado en el pasado reciente guardeacutes hasta llegar a eliminarse de la memoria de algunos de sus vecinos y vecinas (Figura 9)

Cuando comenzaron los trabajos arqueoloacutegicos existiacutea un plan urbaniacutestico para el entorno del castillo que suponiacutea su urbanizacioacuten la construccioacuten de pistas y varios edificios de vivienda sobre su glacis A pesar de los resultados de los estudios previos este plan siguioacute adelante como estaba proyectado Hoy se ha ejecutado parcialmente se han construido dos de esas torres de vi-viendas lo que ha motivado una nueva invisibilizacioacuten parcial o total del castillo en funcioacuten de la ubicacioacuten del observador (Figura 10)

Paisaje

El Convenio Europeo del Paisaje de 20 de octubre de 2000 (BOE nuacutem 31 de 5 de febrero de 2008 paacuteginas 6259 a 6263) lo identifica como el resultado de la accioacuten humana sobre una matriz espacial siendo percibido como tal por la sociedad Esta concepcioacuten del paisaje como siacutentesis (Orejas 1995a 218-219) ha permitido

Figura 10 Fotografiacuteas recientes del Castelo de Santa Cruz obtenidas desde distintas posiciones en las que se puede observar el impacto visual producido por las torres construidas en su glacis

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tuviera una dimensioacuten estrictamente fiacutesica y empiacuterica y perdiera todo su componente simboacutelico poliacutetico y social Dentro de esta criacutetica que surge a mediados de la deacutecada de 1980 aparecen una serie de estudios orientados desde la idea de que cuando se trabaja con sociedades el espacio es antes ldquouna construccioacuten poliacutetica una realidad social y un producto culturalrdquo que una matriz fiacutesica Es aquiacute donde surge la Arqueologiacutea del Paisaje orientada hacia la descripcioacuten de los procesos socio-culturales y simboacutelicos de construccioacuten de los paisajes preteacuteritos desde la arqueo-logiacutea (Criado-Boado 1993c 33-34)

En el debate teoacuterico que tiene lugar en las dos deacuteca-das siguientes a 198026 el paisaje adquiere una impor-tancia ldquoinusitadardquo como evidencia arqueoloacutegica (Figura 11) Se intenta superar la realidad fiacutesica del espacio y se buscan nuevas formas de dotar de mayor sentido las

26 Una visioacuten de este debate se puede revisar en Burillo 1998

el espacio es ldquouna construccioacuten social imaginaria en movimiento continuo y enraizada en la cultura existien-do una estrecha relacioacuten estructural en las estrategias de apropiacioacuten del espacio entre pensamiento organizacioacuten social subsistencia y concepcioacuten-utilizacioacuten del medio ambienterdquo (Mantildeana et al 2002 18)

El desarrollo de los estudios del paisaje asiacute en-tendido tuvo lugar como consecuencia del intento por trascender las limitaciones que el registro impone a la interpretacioacuten del pasado (Soler 2007 43) posicionando al paisaje como un elemento principal del RA gracias a su capacidad de integrar diferentes perspectivas (ambiental histoacuterica antropoloacutegicahellip) y ser objeto de conocimiento a la vez que medio de transformacioacuten social y cultural (Barreiro et al 2009 8) No podemos entender este cam-bio de concepto si no es dentro de una estrategia mayor en la que la orientacioacuten tecno-ecoacutenomo-ecoloacutegica de la Arqueologiacutea Espacial haciacutea que el concepto de espacio

Figura 11 Mapa del municipio de El Rosal con las feligresiacuteas de Santa Marina de El Rosal y San Miguel de Tabagoacuten (Pontevedra) cerca de la desembocadura del riacuteo Mintildeo de 1733 (Archivo de la Real Chancilleriacutea de Valladolid Signatura PLANOS Y DIBUJOS DESGLOSADOS 83) Se representan distintas formas de artificializacioacuten del espacio caminos parcelaciones cultivos construcciones etc

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(definen articulan y nombran) necesarios para poder lle-var a cabo la articulacioacuten de un espacio Analizando estos dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad etc se deberiacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los dispositivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racio-nalidad (Criado-Boado 1999 10) Espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construc-cioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder herramientas conceptuales que desarrollada la ArPa

El paisaje asiacute entendido conjuga tres tipos de elemen-tos fiacutesicos sociales y simboacutelicos que a su vez configuran las tres dimensiones presentes en el paisaje el espacio en cuanto a entorno fiacutesico o matriz medioambiental de la ac-cioacuten humana el espacio en cuanto a entorno social o me-dio construido por el ser humano sobre el que se producen las relaciones entre individuos y grupos y el espacio en cuanto a entorno pensado o medio simboacutelico27 en el que desarrollar y comprender la apropiacioacuten humana de la naturaleza (Criado-Boado 1999 6) Atender a estas tres dimensiones es lo permitiraacute para este autor comprender la globalidad del paisaje y es lo que se aborda en una ldquoArqueologiacutea total del paisajerdquo frente a otras ArPa que se centran uacutenicamente en una u otra de estas dimensiones

Uacutenicamente antildeadiremos que el paradigma de paisaje seguido aquiacute sigue los presupuestos definidos por Anschuetz et al (2001) que a su vez toma de Whitt-lesey (1997) donde eacuteste se define maacutes por lo que hace

27 El paisaje existe en cuanto es percibido experimentado y contextualizado por la gente Constructed Landscapes Conceptualized Landscapes and Idea-tional Landscapes (Knapp and Ashmore 1999)

fronteras de la materialidad del registro (Soler 2007 48) A partir de estos trabajos el paisaje empieza a entenderse en un sentido relacional que transmite la actividad huma-na material y mental y se convierte en objeto de estudio histoacuterico (Orejas 1995b 63) La objetivacioacuten del paisaje como tal implicoacute entender que el uso del espacio genera unas formas concretas en el paisaje y que esta morfologiacutea puede ser estudiada con metodologiacutea arqueoloacutegica (como el anaacutelisis fisiograacutefico Criado-Boado 1999 28) A partir de su estudio era posible acceder al uso que las socieda-des hicieron de esos espacios y por tanto a las sociedades mismas a traveacutes del conocimiento de sus conductas espa-ciales integradas en una racionalidad y en unas pautas globales de comportamiento plasmadas en la morfologiacutea de ese espacio Cuando se entiende que las praacutecticas sociales se objetivan en el espacio se pasa a hablar de paisaje se abandona el concepto maacutes neutro de espacio y se fijan las bases metodoloacutegicas para la investigacioacuten El paisaje se convierte asiacute en el espacio usado disentildeado pensado apropiado sacralizado abandonadohellip por dife-rentes sociedades (Orejas 1995a 217) (Figura 12)

La estrategia de investigacioacuten en ArPa se centroacute en analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegi-cos a partir de los elementos que los concretan estudiando de manera integral los procesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia (Mantildeana et al 2002 27) Para ello se parte de la idea de que las actividades humanas que tienen lugar en relacioacuten con el espacio es-taacuten organizadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza o lo que es lo mismo en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen no soacutelo los dispositivos mecaacutenicos (fiacutesicos) sino que se incluyen tambieacuten los conceptuales

Figura 12 Paisaje aterrazado del valle del Oitaveacuten (Soutomaior Pontevedra) sobre el que se ha realizado una intensa labor antroacutepica y se ha constituido un paisaje agrario (fotografiacutea de Paula Ballesteros 2003 25)

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forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular lo que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzadordquo (Porras 1995 53) La descripcioacuten que hace Porras del baluarte recoge uno de los maacutes im-portantes principios del arte de este tipo de fortificacioacuten que dice que cada parte de la fortificacioacuten defiende y es defendida por otra parte de manera que ldquoUna fortaleza ha de constituirse como una maacutequina perfectamente ar-ticulada que haga posible la mutua visibilidad y defensa de todos los elementos arquitectoacutenicos que la compo-nenrdquo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 17)

Detraacutes de esta idea se encuentra el hecho de que para conseguir una correcta fortificacioacuten se intenta alcanzar una figura que responda a la siguiente maacutexima ldquoque una pequentildea fuerza resista a una maacutes grande o un pequentildeo nuacute-mero de hombres a un nuacutemero mayorrdquo28 (Figura 14) Esta maacutexima que se aplicaba al disentildeo de las fortificaciones se puede hacer extensible a una escala auacuten mayor pues una fortificacioacuten no defendiacutea soacutelo una plaza sino una zona y en casos complejos como el que nos ocupa donde debiacutea defenderse un territorio muy amplio formaba parte de un sistema defensivo (Martiacuten Gonzaacutelez 1995 9)

En el paisaje trasfronterizo mintildeoto se produce un traslado de las formas caracteriacutesticas de la fortificacioacuten

28 Errard-le-duc de su tratado La fortification demostreacutee et reduite en art (Pariacutes 1594) tomado de Galindo (2002 63)

que por lo que es Las principales bases del paradigma de paisaje manejado por ambos se rigen por cuatro premisas ldquo1 Landscapes are not synonymous with natural environments [hellip] 2 Landscapes are worlds of cultural product [hellip]3 Landscapes are the arena for all of a communityrsquos activities [hellip] 4 Landscapes are dynamic constructions with each community and each generation imposing its own cognitive map on an anthropogenic world of interconnected morphology arrangement and coherent meaningrdquo (Anschuetz et al 2001 160-161)

Paisaje como materializacioacuten de un concepto

Tras esta introduccioacuten al concepto de paisaje volve-remos a esa triple conceptualizacioacuten que nos interesa Nos serviremos esta vez de la observacioacuten del paisaje fortificado mintildeoto para analizar coacutemo eacuteste se concreta como la materializacioacuten de un concepto para lo cual re-visaremos primero la columna izquierda de la Figura 13

Comentaacutebamos arriba cuaacuteles eran las caracteriacutesti-cas baacutesicas de la fortificacioacuten abaluartada y coacutemo el desarrollo de este tipo de fortificacioacuten veniacutea a su vez motivado por el desarrollo de una nueva tecnologiacutea ar-mamentiacutestica derivada de la introduccioacuten de la poacutelvora y el consiguiente perfeccionamiento de la artilleriacutea Esta fortificacioacuten recibe su nombre del uso del baluarte ldquouna

Figura 13 Modelo conceptual de la nocioacuten de paisaje manejada Se representan las tres conceptualizaciones que nos interesa valorizar y analizar en este texto

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Figura 14 La imagen de la derecha corresponde a un Estudio de Fortificaccedilatildeo del Teniente General Nicolao de Langres (Ca 1661) (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387) Representa la planta de una fortificacioacuten ideal con ocho baluartes y cortinas protegidas por revellines En la parte superior derecha se presenta un estudio detallado de las liacuteneas de tiro desde y hacia cada una de las partes de esta fortaleza La imagen de la izquierda muestra el emplazamiento de los castillos de San Felipe La Palma y San Martiacuten que defienden la zona maacutes angosta de la riacutea de Ferrol Se representan los sectores que baten los dos primeros (San Felipe C-A La Palma B-D ambos B-A) (imagen extraiacuteda de Loacutepez Hermida 2005 el original se conserva en el Archivo Intermedio de la Regioacuten Militar Noroeste) Como vemos la defensa de las plazas no soacutelo se tiene en cuenta en cada plaza sino tambieacuten entre plazas que forman parte de un mismo conjunto defensivo

Figura 15 Representacioacuten de un ingeniero disentildeando una fortificacioacuten con dos auxiliares Dibujo del Teniente General Nicolao de Langres ca 1661 (Biblioteca Nacional de Lisboa signatura 7445 httppurlpt15387)

abaluartada y de las maacuteximas a las que estas formas res-ponden a la espacialidad del territorio (Figuras 14 y 16) De la misma manera que debe existir una mutua visibili-dad y defensa entre todos los elementos arquitectoacutenicos que componen la fortaleza esta maacutexima se aplica tambieacuten a la relacioacuten entre fortalezas que funcionan como cada una de las partes de una fortificacioacuten siguiendo una pla-nificacioacuten y disentildeo que trate de cubrir todas las partes del territorio donde unas arquitecturas visibilicen y defiendan

a otras Ello supone que los ingenieros militares deben llevar a cabo previamente un estudio pormenorizado de la topografiacutea y los distintos elementos morfoloacutegicos que la componen a fin de localizar los mejores emplazamientos adaptar las plantas a ellos y complementar la defensa na-tural con la disposicioacuten de elementos fortificados comple-mentarios de distinta tipologiacutea y funcionalidad (Figura 15)

Cada arquitectura se ubica en un espacio estrateacute-gico dentro de las zonas que se quieren defender unas

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Un ejemplo de ello podemos observarlo en el con-junto defensivo que hemos identificado como subsiste-ma de Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos donde las fortificaciones se disponen protegiendo tanto el paso de barcas que se localiza en el riacuteo Mintildeo como las viacuteas de traacutensito que discurren siguiendo el trazado del mismo a uno y otro lado de la frontera tal y como se puede ver en la Figura 17

Las fortificaciones agrupadas situadas en ambas maacuter-genes del riacuteo corresponden a dos momentos distintos30 uno de eacutepoca medieval y otro de eacutepoca moderna Seraacute en el siglo XVII cuando en torno a dos poblaciones anteriores la gallega Barca de Goiaacuten y la portuguesa Vila Nova de

30 Nos referimos a su momento inicial de construccioacuten

fortificaciones visualizan y defienden a las otras de tal manera que se produce una defensa subordinada entre todos los elementos que poco a poco van construyendo el paisaje fortificado un sistema donde se materializan las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada especialmente aquella que dice que ldquotoda la Fortificacion exterior esteacute dominada defendida y descubierta de la interiorrdquo29

29 De las maacuteximas que propone Sebastiaacuten Fernaacutendez de Medrano nos inte-resan para los aspectos que estamos comentando la que recogemos arriba (la duodeacutecima) y la undeacutecima ldquoque no aya parte de la Placcedila que no estegrave vista y defendida de otrardquo (Fernaacutendez de Medrano 1700 11) las cuales seguacuten el autor se encuentran dentro de las que se consideran inviolables a la hora de llevar a cabo una fortificacioacuten Para Lecuze por ejemplo la undeacutecima regla de Medrano debe ser la primera a tener en cuenta Su maacutexima quinta dice ldquoLa Plaza debe estar igualmente fortificada por todas partes dominar la campantildea vecina y descubierta hasta el alcance de cantildeonrdquo (Lucuze 1772 22)

Figura 16 Representacioacuten del modelo teoacuterico de un paisaje fortificado con las relaciones existentes entre los elementos que lo componen Se representa la interrelacioacuten (flechas) entre partes de una fortificacioacuten (puntos rojos) entre fortificaciones (F) y entre subsistemas o conjuntos defensivos (Sb) Todo ello forma un sistema fortificado donde las maacuteximas aplicables al disentildeo de una fortificacioacuten se han hecho extensibles al territorio

Figura 17 Localizacioacuten de las fortificaciones que forman parte del subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos sobre un Modelo Digital de Elevaciones (MDE) Las fortificaciones se situacutean a ambos lados del riacuteo Mintildeo En la imagen de la derecha hemos representado con un oacutevalo la cuenca que controla este subsistema un espacio enmarcado por la Serra do Argalo en Galicia y las da Gaacutevea Salgosa y Cova en Portugal y con una liacutenea roja punteada las viacuteas de traacutensito terrestre que discurren paralelas al Mintildeo y que tambieacuten controlan estas fortificaciones

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y desde cuaacutentas entidades es visible la entidad analiza-da (visibilizacioacuten) Como se puede apreciar existe una relacioacuten visual entre todas ellas Uacutenicamente no existe relacioacuten con el Castelo de Medos que se corresponde en la Figura 19 con el punto situado maacutes arriba ya que los radios que hemos usado para el caacutelculo son de 800 m y 2 km pero desde eacuteste se domina la viacutea de traacutensito terrestre gallega asiacute como otros puntos a larga distancia pudiendo ser visible por ejemplo el movimiento de grandes tropas cruzando el riacuteo tal y como se muestra en la Figura 20

La ubicacioacuten de estas fortificaciones responde a as-pectos estrateacutegicos por una parte la defensa de las viacuteas de traacutensito terrestres o fluvial por otra el control de los pasos de barca histoacutericos en uno de ellos la Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira se enfrenta al actual Castelo de San Lourenzo31 aquiacute se emplazaba hasta hace pocos antildeos el Fe-rry que comunicaba Goiaacuten con Vila Nova el otro situado

31 Este fuerte se construye con posterioridad a la finalizacioacuten de la Guerra de la Restauraccedilatildeo pero se hizo sobre otro de menores dimensiones conocido como Forte da Barca que fue destruido por los portugueses una vez conquistada la villa Por lo tanto el anaacutelisis que hacemos de la relacioacuten entre ambas fortifi-caciones corresponde al de las defensas originales de aquel periodo de guerra

Cerveira se vaya poco a poco articulando un sistema de-fensivo complejo que protege el paso de barcas del Mintildeo y la viacutea que discurre por el lado portugueacutes y que comu-nica Valenccedila poblacioacuten enfrentada a la ciudad de Tui y Caminha situada en el estuario del Mintildeo En el antildeo 1663 los portugueses ocupan la villa de Goiaacuten y comienzan a construir aquiacute una defensa que funcionaraacute conjuntamente con la que ya existiacutea y se perfecciona a la moderna ahora en Vila Nova de Cerveira (Ericeira 1945 vol IV 170 y ss) habilitando aquiacute una zona estrateacutegica de dominio portugueacutes en territorio gallego desde donde se efectuacutean varias incursiones en el paiacutes vecino Los gallegos deciden establecerse entonces en las proximidades protegidos por el noroeste por la Serra do Argalo al otro lado de la viacutea de traacutensito que comunica la ciudad episcopal de Tui y la villa de A Guarda en la desembocadura del Mintildeo construyen-do el Forte de Santiago Carrillo en el lugar de Medos

En la Figura 18 se recogen las visibilidades y visibilizaciones que hemos calculado entre las entida-des identificadas en el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos es decir queacute nuacutemero de entidades son visibles desde cada entidad analizada (visibilidad)

Figura 18 Visibilidad y visibilizacioacuten entre fortalezas y estructuras que conforman el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos Se han calculado en un radio de 800 m y 2 km y se tiene en cuenta tambieacuten la visibilidad acumulada entre todos los elementos de la totalidad de la raia huacutemeda

Nombre de entidad Tipo de entidad

Visibilidad Visibilizacioacuten

A 800 m

A 2 km

800 m miacuten

800 m maacutex

2 km miacuten

2 km maacutex

Ac Miacuten

Ac Maacutex

Fortaleza de N Sra da Concepcioacuten Fortificacioacuten 3 8 1 3 1 7 1 19

Forte de San Lorenzo Fortificacioacuten 4 9 3 5 5 8 6 8

Torre dos Ratos Fortificacioacuten 3 9 1 2 1 10 4 17

Torre dos Correa Fortificacioacuten 6 8 2 4 6 7 6 7

Forte das Chagas Fortificacioacuten 1 7 1 4 1 9 3 22

Muelle de Goiaacuten Estructura 5 7 6 8 6 8

Praccedila Forte de Vila Nova de Cerveira Fortificacioacuten 5 10 2 5 7 10 8 12

Emplazamiento Fortiacuten de Vila Nova Estructura 5 10 3 5 8 10 9 12

Muelle de Vila Nova de Cerveira Estructura 4 5 8 9 8 10

Forte de Lovelhe Fortificacioacuten 2 9 1 3 3 11 9 23

Atalaia da Mata Fortificacioacuten 0 3 1 3 1 10 1 14

Castelo de Medos Fortificacioacuten 0 0 1 2 1 2 1 29

Significado de las abreviaturas empleadas en la tabla miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que se observan desde una entidad concreta maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que se observan desde una entidad concreta Ac Miacuten nuacutemero miacutenimo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada Ac Maacutex nuacutemero maacuteximo de entidades que visibilizan teniendo en cuenta el caacutelculo de visibilidad acumulada

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Estos aspectos materializan en el paisaje las maacutexi-mas de la fortificacioacuten abaluartada por las que se rige el arte de la guerra de eacutepoca moderna Vemos coacutemo las rela-ciones entre las partes de una fortificacioacuten se trasladan al territorio existiendo tambieacuten relaciones entre fortalezas Pero ademaacutes tambieacuten existen otros elementos en este territorio que permiten comunicar un subsistema con otro

Para el caso gallego33 conocemos la existencia de fachos por la documentacioacuten histoacuterica y bibliograacutefica34 por su representacioacuten en distintos documentos carto-graacuteficos (Figura 21) o por la toponimia A partir de esta documentacioacuten hemos localizado algunos a lo largo del Baixo Mintildeo (se corresponden con los puntos rojos de la Figura 22) Estos se emplazan en zonas de mayor altitud que aquellas en las que se ubican las fortificaciones nor-malmente en la liacutenea de montantildeas que cierra por el norte el valle del Mintildeo Desde estos puntos hemos realizado el caacutelculo de visibilidad en un radio de 2 y 5 km con lo que pudimos comprobar que complementan a mayor distancia las visibilidades de las entidades que confir-man los subsistemas y que ademaacutes se encadenan con estas y con las del facho anterior y posterior (Figura 22)

Paisaje como resultado de un proceso

La segunda conceptualizacioacuten se refiere al paisaje entendi-do tambieacuten como resultado de un proceso constructivo que en este caso conllevoacute su adaptacioacuten al nuevo arte de forti-ficar transformando los espacios urbanos medievales que estaban centildeidos por una cinta amurallada con sus corres-pondientes torres en espacios de mayor amplitud delimi-tados por una o varias liacuteneas defensivas que a medida que avanzaban hacia el exterior del recinto urbano descendiacutean en altura Buen ejemplo de ellos son los nuacutecleos fortifica-dos que se construyeron en torno a ciudades medievales anteriores como Caminha Vila Nova de Cerveira Tui Valenccedila Salvaterra do Mintildeo Monccedilatildeo o Melgaccedilo

33 Para el territorio portugueacutes no hemos conseguido documentar ninguacuten facho como estructura pero sabemos que debiacutean existir por lo que se recoge en Antunes (1996 3) ldquoTentamos entatildeo [hellip] fazer um ponto da situaccedilatildeo relativa-mente agraves obras de defesa projectadas delineadas construiacutedas e utilizadas sob o espectro das Guerras da Restauraccedilatildeo com os dados que possuiacutemos ateacute meados do seacuteculo XVIII Relegamos por uma questatildeo de meacutetodo e de tempo o estudo dos fachos e atalaias que pontuavam a nossa defesa raiana ou que com ela es-tavam articulados para um trabalho de maior enverfadura e de enquadramento temporal diversordquo Y por la presencia de alguacuten topoacutenimo facho en la zona34 ldquoOs portugueses mailos galegos andaron sempre en guerra E en Goiaacuten habiacutea un castelo onde se defendiacutean do ataque Para avisar do inimigo nos outeiros que arrodean o castelo acendiacutean fogueiras ou fachos Desta forma os da fortaleza estaban preparados para a defensa Por iso os portugueses non conseguiron vencer oacutes do castelordquo (Gude 2009 28)

en el lugar donde se emplazan el Forte de Satildeo Francisco de Lovelhe en Portugal y A Atalia o Torre dos Ratos en Galicia hoy estaacute ocupado por el puente internacional que comunica las poblaciones de Goiaacuten y Lovelhe32

32 No existe un paso documentando en la planimetriacutea de la eacutepoca entre Love-lhe y A Atalia sin embargo debioacute ser una zona portuaria en eacutepocas anteriores ya que a ambos lados del riacuteo se documentaron sendos yacimientos durante la construccioacuten del puente internacional el del lado gallego identificado como de eacutepoca romana y el del lado portugueacutes como un ldquocais de acostagem fluvialrdquo una estructura portuaria de la Alta Edad Media (Almeida 2002) En una publicacioacuten posterior se adscribe a eacutepoca prerromana y romana (Ramos y Branco 2010 16-17)

Figura 19 MDE de la zona en la que se emplaza el subsistema Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos con la representacioacuten de las visibilidades en un radio de 2 km Como se puede apreciar las zonas que concentran un mayor control visual son aquellas en las que se localizan las viacuteas de traacutensito tanto en el lado gallego (al que corresponde la parte superior de la imagen) como en el portugueacutes

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Figura 20 Vista aeacuterea del fuerte de Medos de 2009 (proporcionada por Terra Arqueos SL) En primer teacutermino se localiza el fuerte en segundo teacutermino la viacutea de traacutensito que une Tui con A Guarda y al fondo el riacuteo Mintildeo y la Torre dos Ratos

Figura 21 Mapa de la Provincia de Tuy y una Porcion de la de entre Mintildeo y Duero en Portugal [hellip] del Ingeniero Alexandro des Angleacutes de 1762 (copia en el Archivo Privado Jaime Garrido) Los fachos aparecen representados como una luminaria roja

Figura 22 MDE con las entidades que componen los subsistemas de A Guarda-A Iacutensua-Caminha y Goiaacuten-Vila Nova de Cerveira-Medos En la imagen central visibilidades en un radio de 2 km de estas entidades En la imagen de la derecha las visibilidades anteriores se complementan con las de los fachos en un radio de 5 km

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transformacioacuten de sus elementos constructivos (como en el caso de Lapela donde no hubo una alteracioacuten significa-tiva del castillo medieval Figura 25) o bien se conservan pero son envueltas por estructuras modernas (como en el caso de Tui Figura 23) o bien se emplean como soporte de las estructuras modernas (como mostraacutebamos en la Figura 6 para el caso de Valenccedila) Por otra parte estariacutean las construcciones realizadas ex novo escogiendo los em-plazamientos que responden a los principios comentados anteriormente y siguiendo ya las maacuteximas de la fortifica-cioacuten abaluartada como el Castelo de Medos (Figura 21)

Pero al igual que sucediacutea con la aplicacioacuten del con-cepto defensivo de una plaza a la totalidad del territorio en este caso tambieacuten se produce el mismo proceso y poco a poco sobre un paisaje anterior se va conforman-do a lo largo del periodo de guerra una nueva estructura morfoloacutegica que responde a otras loacutegicas defensivas y constructivas (Blanco-Rotea 2011 145-148) Un paisaje fortificado que seguiraacute completaacutendose en los dos siglos siguientes (Figura 24) En este proceso se conjugan dos aspectos por una parte la reutilizacioacuten de fortificacio-nes previas que o bien se mantienen sin que exista una

Figura 23 Imagen sateacutelite de la ciudad de Tui (2006 copyGoogle Earth) sobre la que se ha dibujado en verde el recinto medieval y en rojo los restos de la fortificacioacuten moderna o su trazado en aquellos lugares en el que el crecimiento urbaniacutestico ha respetado dicho trazado

Figura 24 MDE de la zona de Salvaterra-Monccedilatildeo y Extremo en el que se han indicado las poblaciones medievales a la izquierda y las construcciones realizadas una vez conquistada Salvaterra do Mintildeo en 1643 por los portugueses a la derecha Ademaacutes se han situado los fuertes de Extremo (Forte de Bragandelo y Forte da Pereira) dispuestos en dos altos que jalonan la viacutea de traacutensito que desde Monccedilatildeo se dirige hacia el interior de Portugal por Arcos de Valdevez

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de valor del patrimonio que ha sido posible gracias preci-samente a la elaboracioacuten de aquel Plan Director y al trabajo de difusioacuten que de eacutel hicieron tanto los miembros del equi-po como las distintas administraciones implicadas El caso de ldquoEspazo Fortalezardquo (httpwwwespazofortalezacom) resultado del proyecto de recuperacioacuten del entorno del For-te de San Lourenzo en Goiaacuten (Tomintildeo) realizado reciente-mente es un ejemplo de la relacioacuten entre la arquitectura y el paisaje como recurso ya que por una parte hace hinca-pieacute en la revalorizacioacuten y resignificacioacuten de esta fortaleza centraacutendose en un uacutenico bien pero tambieacuten como punto de partida y lugar de enlace con otros elementos fortificados de la zona a traveacutes de una ruta por otras fortificaciones menos conocidas (y visibilizadas) del entorno que se han englobado bajo el nombre de ldquopatrimonio ocultordquo dentro de una iniciativa de Turgalicia Ahora queda por ver la im-plicacioacuten y aceptacioacuten que tiene la sociedad local por este tipo de iniciativas y si se identifica o no con ellas

Pensando en una doble direccioacuten

Siguiendo nuestro argumento inicial volviendo a la fuer-te relacioacuten entre paisaje y arquitectura que apuntaacutebamos al principio y revisando lo visto en los dos apartados anteriores podriacuteamos decir siguiendo a Derrida (1986) en su Metaacutefora Arquitectoacutenica y trasladando su pensa-miento tambieacuten al paisaje que arquitectura y paisaje son una espacializacioacuten del tiempo y el pensamiento Si el paisaje es ldquoel espacio de las relaciones socialesrdquo (Orejas et al 2002 306) la arquitectura es una porcioacuten de ese espacio acotado (Ching 1984 108) por tanto paisaje y arquitectura estaacuten unidos espacialmente materializados temporalmente y significados simboacutelicamente

Unificar el estudio de ambas entidades del registro ar-queoloacutegico era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas ya que las arquitecturas defensivas y todas las estructuras asociadas a las mismas (de control viarias de interrelacioacuten etc) con-formaban unos espacios construidos unos conjuntos o sub-sistemas39 defensivos y no debiacutean estudiarse analizarse y

39 En trabajos anteriores empleamos el teacutermino ldquosubsistemardquo para referirnos a cada uno de los conjuntos construidos para fortificar una zona concreta del Mintildeo y que guardaban una serie de relaciones que haciacutean que los entendieacutera-mos precisamente como un conjunto (Blanco-Rotea 2011) El teacutermino subsis-tema se empleoacute ya que formaban parte de un sistema defensivo maacutes complejo que era la defensa de la raia entre Galicia y Portugal (Cobos-Guerra 2011) En este trabajo decidimos emplear el teacutermino ldquoconjuntordquo como sinoacutenimo de ldquosubsistemardquo ya que es el que optamos por usar en la web ldquoLa construccioacuten de una fronterardquo que acompantildea a este texto por tratarse de un teacutermino de mejor comprensioacuten que ldquosubsistemardquo para un puacuteblico maacutes amplio

Paisaje como recurso del pasado en el presente

Algunas de las construcciones que componen el paisaje fortificado mintildeoto se estaacuten convirtiendo en un recurso cultural El Castillo de Santa Cruz en A Guarda fue recientemente restaurado y rehabilitadas sus construc-ciones como centro de interpretacioacuten de las fortalezas transfronterizas35 pero existen otros ejemplos similares a ambos lados de la raia

Uno de los aspectos que nos interesa destacar de la iniciativa de llevar a cabo un plan director de las forta-lezas transfronterizas de esta zona en 2003 era precisa-mente su intereacutes por conocerlas comprenderlas y revalo-rizarlas como conjunto y como paisaje sirviendo de base ldquopara a construcioacuten de novos equipamentos e dotacioacutens de calidade e para a recuperacioacuten de valores culturais ma-terializados na raia huacutemidardquo (Vecontildea 2006 5) Alguno de los objetivos de este plan director eran ldquoPontildeer en relacioacuten as fortalezas co contexto territorial e socio econoacutemico do Baixo Mintildeordquo o ldquoElaborar unha estratexia conxunta e formular usos e propostas viablesrdquo (Vecontildea 2006 5) Precisamente la documentacioacuten y valorizacioacuten de estas fortificaciones y los elementos asociados a ellas y la di-vulgacioacuten de su conocimiento entre el puacuteblico en general y las poblaciones locales en particular permitioacute poner en marcha distintos procesos de resignificacioacuten entre los que se engloban diferentes iniciativas que inciden en la puesta en valor de los diferentes conjuntos defensivos y con ello del paisaje fortificado transfronterizo Una de ellas es el disentildeo de unas rutas realizadas a pie en bici-cleta y en canoa que tienen como objetivo promover el conocimiento de las fortificaciones del subsistema que se emplaza en el ayuntamiento de Tomintildeo bajo el tiacutetulo de ldquoDescubrindo as Nosas Fortalezasrdquo36 O el disentildeo de una ldquoRuta de puesta en valor de las fortalezas transfronterizas del Mintildeordquo37 por parte del Estudio Crecente Asociados38

Este tipo de iniciativas son una muestra de coacutemo el paisaje se estaacute empleando como recurso contribuyendo a la puesta en marcha de los uacuteltimos eslabones de la cadena

35 El castillo fue abierto al puacuteblico en diciembre de 2013 y el centro de in-terpretacioacuten que cuenta con una exposicioacuten permanente sobre esta temaacutetica (httpsminervauscesxmluihandle1034714903) en julio de 201636 httpdescubrindoasnosasfortalezasblogspotcomessearchlabel0020INTRODUCCIC393N37 httpwwwcrecenteasociadoscomesproyectos31ruta-de-puesta-en-valor-de-las-fortalezas-transfronterizas-del-minyo38 Algunas de las actuales iniciativas para la puesta en valor de este paisaje se basan en otras anteriores a la elaboracioacuten del Plan Director Fortrans que se centraron en el disentildeo de rutas para esta zona de temaacutetica maacutes amplia como la que se recoge en Santos Solla (1999) bajo el tiacutetulo ldquoGuiacutea da Raiardquo

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sin renunciar a la potencialidad de cada una de ellas a traveacutes no del desarrollo de nuevas arqueologiacuteas que soacutelo seguiriacutean contribuyendo a la fragmentacioacuten del discurso arqueohistoacuterico (Mantildeana et al 2002 23) sino para servir a nuestro propoacutesito de articular estrategias de investigacioacuten en torno a proyectos o programas que fo-calicen sus objetivos sobre el patrimonio desarrollando perspectivas de investigacioacuten y meacutetodos de trabajo real-mente adecuados al objeto y no a intereses disciplinares o curriculares concretos

Por otra parte ya tratamos en otra ocasioacuten el porqueacute de la introduccioacuten de la AA dentro del grupo de inves-tigacioacuten en el que se desarrolloacute este trabajo (Mantildeana et al 2002 12-13) en el cual se disentildeoacute un plan de investi-gacioacuten centrado en el estudio de los paisajes construidos durante la Prehistoria en el noroeste de la Peniacutensula Ibeacute-rica a traveacutes del anaacutelisis de la concepcioacuten territorial la forma de conceptualizacioacuten del espacio y construccioacuten del paisaje generados por las diferentes sociedades que habitaron nuestro paiacutes en ese periodo (Mantildeana et al 2002 12) El estudio de estos paisajes se habiacutea llevado a cabo desde una escala macroespacial aportando aspec-tos sobre la ubicacioacuten de los espacios habitacionales los patrones de emplazamiento los sistemas de ocupacioacuten del espacio y las condiciones medioambientales y de subsistencia pero era necesario contrastar los modelos a escala macro con otros que permitieran completar y matizar la visioacuten de los paisajes prehistoacutericos por lo que se propuso abordar el estudio a escala microespacial del registro arqueoloacutegico lo que nos llevada directamente al anaacutelisis de la arquitectura Inicialmente este estudio se centroacute en dos tipos de arquitectura la funeraria y la do-meacutestica (Mantildeana et al 2002 12) pero la introduccioacuten del anaacutelisis del registro arquitectoacutenico conllevoacute ademaacutes ampliar el periodo cronoloacutegico en el que se habiacutea cen-trado el plan de investigacioacuten que mencionamos arriba para trabajar tambieacuten con arquitecturas de periacuteodos postclaacutesicos lo cual conllevoacute ademaacutes analizar cons-trucciones con otras funcionalidades como las vincula-das a la arquitectura de poder (arquitecturas eclesiaacutesticas y fortificaciones) y por extensioacuten con la caracterizacioacuten de los paisajes en que eacutestas se ubican y contribuyen a construir Trabajar con el registro arquitectoacutenico suponiacutea acceder a otras claves para la comprensioacuten de las for-maciones socioculturales estudiadas pues aportaba una importante informacioacuten que permitiacutea ldquover de diferente forma los factores de orden individual social poliacutetico-econoacutemico subsistencial y simboacutelico que prevaleciacutean en las comunidades del pasadordquo (Mantildeana et al 2002

valorizarse como entidades aisladas Conjuntamente con el espacio fiacutesico articulan un paisaje cultural un sistema defensivo complejo el paisaje fortificado transfronterizo del Baixo Mintildeo en Galicia y Alto Minho en Portugal

Si el estudio en detalle de la arquitectura y del pai-saje por separado ha permitido en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico que no estaban antes presentes y acceder asiacute al mayor nuacutemero de elementos (materiales y simboacutelicos) que con-forman ambas realidades intentar introducir dentro del proceso de anaacutelisis e interpretacioacuten del registro arqueo-loacutegico al paisaje y la arquitectura conjuntamente nos permitiraacute acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta pasaraacute por abordarlas como parte in-tegrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Trataremos ahora de identificar las herramientas teoacutericas con las que intentar deconstruir primero y re-construir despueacutes esos espacios pensados materializa-dos y transformados en la frontera galaico-portuguesa

MARCOS ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA Y ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Comentaacutebamos anteriormente que este texto pretende desgranar el marco conceptual y teoacuterico empleado a la hora de trabajar con el paisaje fortificado de eacutepoca moderna en la frontera mintildeota Valoraacutendolo con dis-tancia este marco se ha ido ensanchando a medida que nuestras necesidades de investigacioacuten se ampliaban y que nuestra visioacuten sobre la arquitectura y el paisaje y la relacioacuten existente entre ambos se iba enriqueciendo Visto con cierta perspectiva se puede llegar a pensar que tal vez sea un marco estrecho y que la AA y la ArPa sean insuficientes para captar todos los matices que los espacios construidos nos proporcionan Pero lo cierto es que adoptar ambas estrategias de investigacioacuten nos ha permitido precisamente aunar ampliar abrirnos y buscar sinergias con otras disciplinas Creemos que ambos enfoques al haber adoptado (y contribuido a construir) los conceptos de arquitectura y paisaje a los que nos hemos referido maacutes arriba nos permitieron ge-nerar aproximaciones al patrimonio construido mucho maacutes abiertas dinaacutemicas y al final transdisciplinares que las que habriacuteamos conseguido con otros enfoques maacutes tradicionales Se puede ampliar maacutes el marco pero nuestra propuesta pretende aunar ambas perspectivas

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actualidad Este concepto surge sobre todo en ciertas aproximaciones de la Arqueologiacutea la Geografiacutea y el Urbanismo desde hace 25 antildeos (aunque ya habiacutea sido acuntildeado por el geoacutegrafo Carl O Sauer de la escuela de Berkeley en los antildeos veinte del siglo pasado) y soacutelo maacutes tarde se incorpora en otras disciplinas (como la His-toria del Arte la Arquitectura o la Historia)rdquo (Barreiro et al 2009 8)

Para Orejas en los oriacutegenes de la ArPa deben te-nerse en cuenta dos aspectos relacionados entre siacute Por una parte el contexto cientiacutefico que ha motivado que en el campo de la Arqueologiacutea durante la deacutecada de 1980 la ArPa fuera suplantando paulatinamente a la Ar-queologiacutea Espacial y agrupando los anaacutelisis territoriales sobre el mundo antiguo lo que ldquoresponde a una nueva realidad cientiacutefica y social desde que en los primeros antildeos de la deacutecada pasada se sentaran las bases de la su-peracioacuten tanto de los enfoques fenomenoloacutegicos como de los derivados de la arqueologiacutea procesualrdquo (Orejas 1995a 216) Por otra el contexto social desde el que aparece una idea de patrimonio en la que ya no se su-braya la yuxtaposicioacuten de elementos sino el ldquoreflejo de la dinaacutemica social que dio lugar a su construccioacuten y usordquo (Orejas 1995a 216) En esta idea encajariacutea una ArPa que ldquosupone integrar interpretar y comprender en un doble sentido la lectura (o las lecturas) que nosotros hacemos hoy de un paisaje del pasado y la (o las) que de eacutel hicieron las comunidades que lo construyeronrdquo (Orejas 1995b 62)

Uno de los aspectos necesarios para que se produ-jera este desplazamiento de la Arqueologiacutea Espacial por parte de la ArPa es que tuvo lugar dentro de un determi-nado contexto historiograacutefico (Bernardi 1992 Rossignol and Wandsnider 1992 Ashmore and Knapp 1999) en el que se introdujo una nueva perspectiva sobre la praacutectica arqueoloacutegica y su objeto de estudio que quedoacute reflejada en el marco conceptual propuesto para definir los teacutermi-nos baacutesicos manejados por la ArPa (Mantildeana et al 2002 26) nos referimos a los teacuterminos arqueologiacutea registro arqueoloacutegico y sobre todo paisaje sobre los que ya hemos abundado en el apartado anterior

De acuerdo con aquel nuevo marco teoacuterico y con-ceptual la ArPa se definioacute como la inclusioacuten de la praacutecti-ca arqueoloacutegica dentro de coordenadas espaciales a tra-veacutes de las cuales se trata de pensar el registro y la cultura material arqueoloacutegica desde una matriz espacial y al mismo tiempo convertir el espacio en el primer objeto de la investigacioacuten arqueoloacutegica para no solo reconstruir los ambientes del pasado sino tambieacuten intentar elaborar

12) A partir de estos planteamientos y de la adopcioacuten del estudio de la arquitectura desde la AA se disentildeoacute un programa de investigacioacuten integral centrado en la arquitectura y los espacios construidos que se acaboacute articulando en cuatro subliacuteneas de investigacioacuten monu-mentalidad megaliacutetica espacios domeacutesticos de la Edad del Hierro arquitectura histoacuterica y espacios agrarios

El objetivo entonces de la introduccioacuten de la AA fue por una parte atender al cambio de escala ma-croespacial a una microespacial y por otra parte a la ampliacioacuten de nuestra oacuteptica arquitectoacutenica para abarcar el estudio de nuevos periodos y de estructuras con otras funcionalidades La base conceptual inicial de aquella propuesta fue la ArPa (Criado-Boado 1999) pero era necesario introducir otras estrategias de investigacioacuten que completaran una aproximacioacuten macro al espacio construido

ARQUEOLOGIacuteA DEL PAISAJE

Se entiende la ArPa como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico donde los elementos que lo conforman sea cual sea su escala se analizan ldquocomo objetos implicados en el paisaje y participantes del mis-mordquo (Parcero-Oubintildea 2000 20) y tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo tal y como proponen Barreiro et al (2009 4) Entender la ArPa como tal implica al mismo tiempo manejar una determinada concepcioacuten de paisaje donde eacuteste es tanto un contexto como un objeto de estudio susceptible de ser analizado e interpretado con una metodologiacutea ar-queoloacutegica (Parcero-Oubintildea 2000 20)40 como hemos visto

Este marco interpretativo pretende superar tal como apuntamos una perspectiva espacial determinista (Mantildeana et al 2002 25) En la ArPa se integran nume-rosas corrientes que conforman un variopinto panorama pues el estudio del paisaje es de intereacutes a numerosas disciplinas en eacutel ldquoconfluyen intereses puntos de vista tradiciones acadeacutemicas y de investigacioacuten y teacutecnicas diferentesrdquo (Orejas 1995a 222)

Dentro de este intereacutes la arqueologiacutea se ha mos-trado como una de las maacutes activas en parte por ser ldquoprecursora en la problematizacioacuten e investigacioacuten del concepto de paisaje cultural de gran fortuna en la

40 ldquoLa Arqueologiacutea del paisaje [hellip] es ante todo una propuesta metodoloacute-gica para la investigacioacuten de las sociedades antiguas desde su espacialidadrdquo (Orejas et al 2002 306)

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marco teoacuterico Sin embargo podemos indicar que mu-chos de los esfuerzos desarrollados dentro de la ArPa se encaminaron a llevar a cabo un desarrollo metodoloacutegico que insistiacutea en abordar nuevos aspectos el registro no tratados hasta la fecha y en incorporar determinadas teacutecnicas de anaacutelisis centraacutendose en elementos maacutes perceptivos del paisaje en definir de forma maacutes preci-sa el registro arqueoloacutegico y en ofrecer explicaciones maacutes globales (Soler 2007 43 Tilley 1994 Knapp and Ashmore 1999) En el caso del paisaje la aplicacioacuten de teacutecnicas como la fotointerpretacioacuten los anaacutelisis de 14C la dendrocronologiacutea los anaacutelisis poliacutenicos la teledetec-cioacuten la informatizacioacuten del registro arqueoloacutegico el uso del GPS de los SIG (Sistemas de Informacioacuten Geo-graacutefica) o maacutes recientemente los datos LiDAR supuso reconocer que es necesario contar con un mayor nuacutemero de informacioacuten y que eacutesta sea de mejor calidad de ma-nera que permita profundizar en aspectos no registrados desde perspectivas de investigacioacuten anteriores El uso de estas teacutecnicas transformoacute la visioacuten de la naturaleza de los datos arqueoloacutegicos y su interpretacioacuten enri-queciendo significativamente la disciplina arqueoloacutegica (Soler 2007 44)

Disentildear una metodologiacutea especiacutefica en ArPa estaacute directamente ligado al concepto de paisaje manejado (Orejas 1995a 217) como sucede tambieacuten con la ar-quitectura de ahiacute la importancia de su definicioacuten previa En todo caso la autora apunta que los paisajes antiguos son resultado de racionalidades antiguas que no deben analizarse desde la nuestra tener esto en cuenta conlleva implicaciones metodoloacutegicas siendo necesario incor-porar la comprensioacuten preteacuterita del paisaje junto a su explicacioacuten ldquoel espacio soacutelo adquiere sentido cuando va acompantildeado de una lectura del individuo o de la comu-nidad que genera determinados comportamientos acti-tudes y formas de percepcioacutenrdquo (Orejas 1995a 218-219)

Orejas propone que para entrar de lleno en el estudio del paisaje y el territorio es necesario superar el anaacutelisis de los mapas de punto y de las relaciones planas entre ellos para analizar las relaciones espaciales tridimensio-nales y temporales para acceder asiacute a las articulaciones de las diversas formas su origen y evolucioacuten (Orejas 1995a 219) Este aspecto ha tenido implicaciones praacutec-ticas a la hora por ejemplo de desarrollar un sistema de registro arqueoloacutegico desde ArPa ldquoLa Arqueologiacutea del Paisaje repiensa el yacimiento como aacuterea y como consecuencia de ello prioriza no soacutelo la importancia de localizar y de definir el yacimiento sino tambieacuten de de-limitarlo y zonificarlordquo (Amado et al 2002 22)

modelos sobre las interrelaciones entre espacio imagina-do utilizacioacuten del espacio y organizacioacuten social en las comunidades (pre)histoacutericas (Mantildeana et al 2002 26)

La propuesta desarrollada por el equipo dirigido por Felipe Criado-Boado intentaba disentildear un Programa de Investigacioacuten en Arqueologiacutea del Paisaje y Paisajes Culturales que trataba de estudiar el paisaje entendido como una dimensioacuten relevante de las sociedades hu-manas puesto que no soacutelo constituiacutea la base en las que eacutestas se desarrollaban sino tambieacuten su resultado y como tal representa a la formacioacuten sociocultural (Criado-Boado 2012 20)41

Sobre esta base conceptual el objetivo cognitivo de este Programa de Investigacioacuten y de la ArPa seriacutea decons-truir los paisajes sociales ldquodescomponer los mecanismos mediante los cuales las tecnologiacuteas espaciales y arquitec-toacutenicas producen el espacio domeacutestico reproduciendo el sistema de poderrdquo para mostrar despueacutes ldquoque el espacio construido es el producto de una serie de mecanismos de representacioacutenrdquo de un determinado sistema de saber-poder (Criado-Boado 1999 2) gracias a un ejercicio de reconstruccioacuten (a partir de la deconstruccioacuten) de los paisajes arqueoloacutegicos como ldquomedio para penetrar en la prehistoria del pensamientordquo (Criado-Boado 2012 20-21) En la reconstruccioacuten de los paisajes histoacutericos que aquiacute nos interesan tenemos la ventaja de que contamos con otro tipo de informacioacuten que podemos sumar a la informacioacuten que nos proporcionan los paisajes como RA Constituye un ejercicio que nos permite inferir conclusio-nes desde informaciones herramientas y disciplinas que pueden actuar conjuntamente Estamos de acuerdo con Orejas et al cuando dicen que los procesos de formacioacuten de un paisaje son tremendamente complejos por ello documentarlo e investigarlo requiere una aproximacioacuten flexible e interdisciplinar que combine varios meacutetodos e interpretarlo requiere tener en cuenta una gran variedad de factores (Orejas et al 2002 303 y 305)

Uno de los aspectos por los que deberiacuteamos pre-guntarnos a continuacioacuten es coacutemo podemos llevar a cabo el estudio de estos paisajes (deconstruccioacuten) y su interpretacioacuten (reconstruccioacuten) pero no es el objetivo de este texto tratar el proceso metodoloacutegico42 sino el

41 ldquo[hellip] el estudio del paisaje parte de la idea de que el anaacutelisis de las socie-dades antiguas es posible desde el estudio de los productos de sus acciones e imaginaciones Pero entendiendo el paisaje no como un mero reflejo de estas acciones sino como parte de las mismas sociedades ya que el espacio al igual que el tiempo no son coordenadas externas sino que forman parte de una sociedadrdquo (Orejas et al 2002 305)42 Este aspecto seraacute tratado en otro trabajo Veacutease por ejemplo Mantildeana et al 2002 y Blanco-Rotea 2011

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naturaleza arquitectoacutenica y tambieacuten una estrategia de investigacioacuten derivada de ese modelo

La AA es ciertamente joven y por lo tanto todaviacutea se encuentra en construccioacuten Pero no por ello podemos decir que esta estrategia de investigacioacuten esteacute poco ex-tendida todo lo contrario al analizar la evolucioacuten que ha tenido en las uacuteltimas deacutecadas (desde la de 1990 cuando Mannoni (1990a 1990b) acuntildeoacute el teacutermino Arqueologiacutea de la Arquitectura) sobre todo en ciertos contextos eu-ropeos como el italiano y el espantildeol observamos que ha gozado de una importante implantacioacuten y desarrollo en aacutembitos relacionados por una parte con la investigacioacuten de edificaciones y conjuntos histoacutericos y por extensioacuten de las sociedades que los construyeron transformaron y habitaron por otra con la restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacutenica Si bien es cierto en la deacutecada de 2000-2010 los contextos de aplicacioacuten las metodologiacuteas y el aacutembito geograacutefico se han ido ampliando poco a poco tal y como apuntan distintos autores (Quiroacutes 2002 31 y 2006 Utrero 2011 17-19 Azkarate 2013) ldquohellipla AA se estaacute convirtiendo en un campo de juego abierto a cuan-tos les interesa el espacio construido como herencia del pasado pero tambieacuten como recurso para el futuro como depoacutesito de memorias histoacutericas archivos estratigraacuteficos como elenco de teacutecnicas constructivas compendio de di-mensiones simboacutelicas y significantes reflejo de conflictos y vivencias sociales en definitiva como topografiacutea de las complejas lsquoconstelaciones cotidianasrsquo de la sociedadrdquo (Azkarate 2013 272)

Es precisamente en esta deacutecada en la que han apa-recido varios trabajos en Espantildea que recogen con bas-tante precisioacuten el nacimiento desarrollo e implantacioacuten de la AA en diferentes contextos europeos (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011) con un interesante anaacutelisis sobre las causas que estaacuten detraacutes del progreso diferenciado de la misma entre distintos paiacuteses como Inglaterra donde se pusieron las bases en la deacutecada de 1970 para el de-sarrollo tanto metodoloacutegico como de nuevos sistemas de registro que posibilitariacutean la extensioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al anaacutelisis de la arquitectura (Utrero 2011 12) o Italia donde se llevaron a cabo ldquolas primeras sistematizaciones teoacutericas y aplicaciones al anaacutelisis de las construcciones histoacutericas entendidas como secuen-cias de unidades estratigraacuteficasrdquo y donde realmente la AA se consolidoacute como disciplina (Utrero 2011 13-18) sobre todo a partir de la deacutecada de 1990 cuando como deciacuteamos Mannoni acuntildea este teacutermino que aglutinaba experiencias heterogeacuteneas que resultaban de la aplica-cioacuten de instrumentos conceptos y problemaacuteticas de la

En el marco en el que se desarrolla esta propuesta teoacuterica la ArPa se concibioacute como una propuesta que ldquoapunta hacia una necesaria transdiciplinariedad verte-brada en torno al paisaje concepto que cada vez maacutes se va revelando como clave para ahondar en los procesos de conocimiento y ordenacioacuten del territoriordquo (Barreiro et al 2009 8) porque ademaacutes ldquoCualquier intervencioacuten propuesta [desde el presente] es un nuevo elemento en la dinaacutemica de los paisajes al investigar sobre ellos los repensamos les damos un nuevo sentido y los incorpo-ramos a nuestro presenterdquo (Orejas 1998 18)

ALGUNAS CUESTIONES SOBRE ARQUEOLOGIacuteA DE LA ARQUITECTURA

En cuanto a la AA nos centraremos en varios aspectos que consideramos importantes por una parte la redefi-nicioacuten del concepto de arquitectura que tuvo lugar en los oriacutegenes de esta estrategia de investigacioacuten por otra su heterogeneidad (entendida en un sentido positivo) en su posterior desarrollo finalmente en su contribucioacuten a la ldquotransicioacuten epistemoloacutegica y renovacioacuten metodoloacutegicardquo que la disciplina arqueoloacutegica viene atravesando desde la deacutecada de 1990 e incluso antes (Azkarate et al 2002a 9) No haremos sin embargo un anaacutelisis pormenoriza-do de la misma maacutes allaacute de estos aspectos puesto que eacuteste se realizoacute en varios trabajos durante las uacuteltimas dos deacutecadas (Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011 Azkarate 2013 entre otros)

Maacutes allaacute de las definiciones que hagamos de la AA eacutesta como categoriacutea conceptual ha sido identificada como disciplina de pleno derecho43 pero tambieacuten como un universo de experiencias de naturaleza diversa que ha ido adquiriendo un perfil especiacutefico en la deacutecada de 1980-1990 y que sigue siendo objeto de un proceso de construccioacuten y experimentacioacuten enriquecido de forma constante con distintos enfoques (Azkarate 2013) En este sentido la AA ha seguido un proceso de consolida-cioacuten que en ciertos aspectos guarda muchos paralelis-mos con la ArPa empezando por el propio cambio en la concepcioacuten de su objeto de estudio y en la aproximacioacuten a su anaacutelisis desde la arqueologiacutea y con herramientas metodoloacutegicas propias de eacutesta Es por ello que creemos que aquella afirmacioacuten que haciacuteamos sobre la ArPa puede hacerse extensiva a la AA entendieacutendola como un modelo interpretativo del registro arqueoloacutegico de

43 Nosotros mismos asiacute lo hemos hecho en varias ocasiones Blanco-Rotea 1997 1998a 1998b 1999

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ldquoLa labor arqueoloacutegica en centros urbanos ha venido enri-quecieacutendose a partir de la introduccioacuten de los meacutetodos que la Arqueologiacutea de la Arquitectura emplea para el estudio de alzados Esto ha traiacutedo consigo una gradual transformacioacuten en la conceptualizacioacuten de estos contextos que auacuten se abre paso entre los investigadores para la comprensioacuten de las construcciones como totalidades de varios niveles de ma-terializacioacuten culturalrdquo (Rodriacuteguez y Hernaacutendez 2005 4) Algunas de estas experiencias latinoamericanas ya estaacuten siendo publicadas en revistas especializadas en contextos europeos aunque su difusioacuten en ellos es todaviacutea muy escasa (veacutease por ejemplo Roloacuten y Rotondaro 2010 213-222) Desde nuestro punto de vista esta escasa difusioacuten estaacute motivada por dos cuestiones distintas pero relacionadas en primer lugar la fuerte tradicioacuten estratigraacutefica de la AA europea (mediterraacutenea sobre todo) y con ella del meacutetodo estratigraacutefico como herramienta casi exclusiva de anaacutelisis de la arquitectura en segundo lugar la diferente concep-cioacuten de arquitectura de la que se parte en ambos contextos fundamentalmente entre la AA anglosajona y latinoameri-cana y la del sur de Europa donde el estudio del espacio en arquitectura no ha sido asumido de la misma manera En este sentido creemos que es importante apostar por una postura abierta como la que propone Azkarate cuando dice que deberiacuteamos ldquoaprender de la historiografiacutea anglosajona en la que desde hace ya algunas deacutecadas se habla con toda naturalidad de archaeology of architecture para referirse a experiencias distintas nacidas de enfoques tambieacuten muy diversosrdquo (Azkarate 2013 272)

Revisando los inicios focalizando objetivos buscando una definicioacuten

Ese compendio de experiencias que desde la arqueologiacutea focalizaron su intereacutes en el estudio de la arquitectura cogioacute cuerpo no soacutelo en el momento en que Manonni las aglutina bajo una uacutenica denominacioacuten sino sobre todo porque se consolidoacute una tradicioacuten que defendioacute que un edificio histoacute-rico era ante todo un documento que aportaba informacioacuten sobre sociedades pasadas (Azkarate 2013) era cultura ma-terial y podiacutea ser estudiado como tal con una metodologiacutea arqueoloacutegica Este cambio de visioacuten de la arquitectura desde la arqueologiacutea permitioacute que eacutesta pasara a entenderse no soacutelo como una estructura un contenedor de espacios y funcio-nes sino como un objeto cargado de contenido como un documento que habiacutea que decodificar En parte esta nueva concepcioacuten no hizo sino ampliar los pasos que dio el post-procesualismo cuando reconocioacute el caraacutecter multidimensio-nal del registro arquitectoacutenico y se concibioacute la arquitectura

disciplina arqueoloacutegica al estudio de la arquitectura44 (Quiroacutes 2006)

Tambieacuten en esta deacutecada se lleva a cabo un anaacutelisis maacutes profundo de la situacioacuten y perspectivas actuales en AA que si bien ya habiacutean sido tratadas en los trabajos arriba mencionados (Utrero 2011) es Azkarate (2013) quien hace especial hincapieacute en una doble tendencia que se viene notando de forma maacutes reciente Esta tendencia se hace eco por un lado de la necesidad de potenciar nuevos enfoques en el estudio de la arquitectura para desarrollar la investigacioacuten de los espacios construidos con propuestas que proceden de distintos campos de investigacioacuten (ar-quitectura semioacutetica historia del arte antropologiacuteahellip)45 Estos enfoques entienden que el espacio es un concepto fundamental en arquitectura y han desarrollado estudios que inciden tanto en el anaacutelisis del espacio tridimensio-nal como perceptivo pero asumen ademaacutes el concepto de Norberg-Schulz (1980 13-15) de espacio existencial que entiende que la espacialidad de la arquitectura estaacute integrada dentro de la racionalidad que la generoacute Una vez asumida esta concepcioacuten tiene sentido el anaacutelisis de los as-pectos geomeacutetricos y perceptivos del espacio a los que nos referiacuteamos arriba (Mantildeana et al 2002 27) Estos enfoques se han desarrollado fundamentalmente en contextos de aplicacioacuten anglosajones donde ya existiacutea una importante tradicioacuten en este sentido En nuestro paiacutes es todaviacutea escasa su difusioacuten aunque cada vez tienen una mayor representa-tividad en publicaciones especializadas en AA

La segunda tendencia a la que hace alusioacuten Azkarate se refiere a la implantacioacuten de la AA en otros aacutembitos inter-nacionales donde se estaacuten produciendo muacuteltiples experien-cias con problemas de investigacioacuten enfoques y meacutetodos muy heterogeacuteneos como seriacutea el caso de Latinoameacuterica46

44 Son varios los autores que han incidido en la existencia de una tradicioacuten anterior en arqueologiacutea que se centroacute en el estudio de la arquitectura (Latorre y Caballero 1995 Quiroacutes 2006 Azkarate 2013) pero frente a aquella tradi-cioacuten basada en una historia de las formas de los estilos y de las teacutecnicas que Mannoni denominoacute ldquola arquitectura en la arqueologiacuteardquo (Quiroacutes 2006) y que se basaba en meacutetodos estiliacutestico-comparativos (Azkarate 2013) la AA que comienza en los antildeos 70 del siglo XX y se materializa en los 90 se dota de nuevos instrumentos de anaacutelisis y se plantea nuevos problemas de investiga-cioacuten que motivan precisamente la buacutesqueda de otros nuevos instrumentos de manera que ambos aspectos se retroalimentan45 Algunos ejemplos de este tipo de anaacutelisis de los espacios construidos se pueden ver en Saacutenchez 1998 Mantildeana et al 2002 Ayaacuten 2003 y 2008 Mantildeana Borrazaacutes 2003 Criado-Boado y Mantildeana 2003 Gutieacuterrez y Caacutenovas 2009 o Bermejo 200946 Azkarate 2013 288 En el fondo esas experiencias heterogeacuteneas que se aglutinan bajo esta denominacioacuten no dejan de recordar a aquellas primeras experiencias llevadas a cabo en contextos europeos si bien es cierto que en el caso de Europa la estratigrafiacutea tuvo un gran peso y se convirtioacute en el eje fundamental de la AA mientras que el anaacutelisis estratigraacutefico se estaacute implan-tando de manera desigual en el cono sur americano

Rebeca blanco-Rotea

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Por otra parte en su vertiente maacutes aplicada la AA tiene un compromiso con el estudio y la gestioacuten del patrimonio edificado pues siendo documento de las sociedades pasa-das es tambieacuten recurso de las sociedades actuales Ocupa ademaacutes una incoacutemoda posicioacuten disciplinar intermedia que debe superar los liacutemites entre distintas disciplinas que se dedican al estudio y gestioacuten de este patrimonio como la propia arqueologiacutea la arqueometriacutea la restauracioacuten o la arquitectura Este uacuteltimo aspecto es importante porque a pesar de encuadrarse dentro de la arqueologiacutea toma muchas de sus herramientas de otras disciplinas y guarda fuertes sinergias con ellas El problema es que en vez de haberse visto esta relacioacuten como una fortaleza tal y como apunta Quiroacutes (2002) desde algunos sectores se ha visto la AA como un intrusismo profesional en aspectos que eran competencia exclusiva de sus feudos disciplinares imposi-bilitando la colaboracioacuten entre disciplinas y la construccioacuten de conocimiento nuevo desde nuevas oacutepticas Afortuna-damente esta tendencia se ha visto rota la mayoriacutea de las veces desde las propias necesidades de los proyectos (y de los contextos construidos) que por siacute mismos demanda-ban esta colaboracioacuten siendo el propio objeto de estudio el que ha propiciado muchas veces la construccioacuten de esta estrategia de investigacioacuten o al menos eacutesta ha sido nuestra experiencia

Ya hemos comentado que la AA hunde sus raiacuteces en experiencias anteriores pues la preocupacioacuten de los arqueoacutelogos y arqueoacutelogas por la arquitectura no es un fenoacutemeno reciente Sin embargo lo que diferencia los

como una herramienta de construccioacuten de la realidad social (Mantildeana et al 2002 24-26) convirtieacutendose asiacute en un poten-te medio para el conocimiento de los contextos productivos y sociales que la generaron (Azkarate 2002b 57) Si a esta concepcioacuten del contexto construido como documento se uniacutea la conservacioacuten de muchos de ellos sobre todo de pe-riodos postclaacutesicos e incluso su reutilizacioacuten en el presente (Figura 25) se haciacutea necesario articular nuevas aproxima-ciones de estudio al patrimonio construido que permitieran su conocimiento exhaustivo y previo a la praacutectica restaura-dora y rehabilitadora de los mismos

De forma muy general la AA se define como la estra-tegia de investigacioacuten que estudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica cuyo principal objetivo es el co-nocimiento histoacuterico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y su finalidad uacuteltima contri-buir a su gestioacuten integral Ahondando un poco maacutes pode-mos recurrir a los criterios baacutesicos que para Quiroacutes (2002 28-29) ayudan a definir la AA y que estaacuten relacionados tanto con la investigacioacuten baacutesica como con la aplicada Por una parte para este autor se trata de una estrategia que se inserta dentro de la disciplina arqueoloacutegica y por lo tanto histoacuterica que utiliza un bagaje instrumental de naturaleza fundamentalmente arqueoloacutegica Pero su sen-tido no es reconstruir uacutenicamente la historia del edificio sino el conocimiento de la sociedad a traveacutes de los restos materiales arquitectoacutenicos y por ello considera que debe propugnar el desarrollo de modelos interpretativos que superen los modelos de la historiografiacutea de la arquitectura

Figura 25 La torre de Lapela (Monccedilatildeo) es uno de los pocos restos que hoy se conservan del castillo de Lapela Esta torre homenaje construida en el siglo XIV y despojada de su funcionalidad primigenia se ha convertido hoy en testigo de los procesos que ha vivido desde su origen

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anteriores la AA introduciraacute ldquouna visioacuten criacutetica una rigurosa renovacioacuten metodoloacutegica y una ampliacioacuten de sus objetivos y de sus campos de estudio habitualesrdquo (Azkarate et al 2002a 7-8)

Es precisamente en el aacutembito de la arqueologiacutea me-dieval donde se llevan a cabo las primeras experiencias en Italia cuyos inicios en la investigacioacuten arqueoloacutegica de esta eacutepoca desde la AA vinieron de la mano de los arqueoacutelogos quienes experimentaron la aplicacioacuten de los instrumentos propios de la excavacioacuten arqueoloacutegica al anaacutelisis de los edificios en pie considerados ldquocomo lsquodepoacutesitos verticalesrsquo de informacioacuten histoacuterica estratifi-cada que debiacutea individuarse registrarse e interpretarse en estrechiacutesima relacioacuten con todo lo que se estudiaba en el lsquodepoacutesito horizontalrsquo rdquo (Parenti 2001 41) (Figura 26) Los primeros criterios de registro adoptados veniacutean directamente de los trabajos de excavacioacuten siendo estas primeras experiencias parte integrante de las mismas (Parenti 2001 42)50

A partir de estas primeras experiencias tiene lugar lo que Parenti denomina como una ldquosegunda fase ita-lianardquo en la que se comienza a experimentar y verificar las posibilidades que ofrece el anaacutelisis estratigraacutefico fuera del aacutembito de la excavacioacuten arqueoloacutegica aunque

50 ldquoel edificio forma parte de un contexto por lo que no es posible limitarse a analizar solamente las estructuras situadas por encima de la cota cero Hay en primer lugar una continuidad estratigraacutefica entre los depoacutesitos en alzado y en el subsuelo y esta continuidad no se puede fragmentar sino que hay que primar la unidad de la intervencioacuten arqueoloacutegicardquo (Brogiolo y Quiroacutes 2002 208-209)

anteriores estudios arqueoloacutegicos sobre arquitectura de esta disciplina es el empleo de ciertos instrumentos de anaacutelisis en su estudio el desarrollo de nuevos problemas y aacutembitos de investigacioacuten y de una praacutectica arqueoloacute-gica orientada a la investigacioacuten aplicada (Quiroacutes 2002 28) Su ldquonacimientordquo tiene una clara vinculacioacuten con la aplicacioacuten del meacutetodo estratigraacutefico al estudio las construcciones histoacutericas47 (eacutestas pasaron a entenderse como objetos pluriestratificados que habiacutea que estudiar conjuntamente con el yacimiento soterrado ya que existiacutea una clara vinculacioacuten entre ambos) en contex-tos anglosajones en la deacutecada de 1970 (Harris 1991 y 1993) evidentemente con la arqueologiacutea urbana que se practica a partir de entonces (Quiroacutes 2005 124-126) y con la arqueologiacutea medieval que adoptaraacute eacuteste y otros meacutetodos48 para abordar el estudio de las arquitecturas desde una renovacioacuten instrumental49 Frente a experiencias

47 ldquoSin duda esta clase de estudios no hubieran podido llevarse a cabo sin disponer del meacutetodo propuesto por E C Harris a partir de 1975 que nos indicoacute coacutemo poner orden a un registro que por entonces ya era estratigraacutefico en nuestro caso de acuerdo con las ensentildeanzas de Lamboglia y sus epiacutegonos pero que no acababa de aportar toda la objetividad posible en la recogida y la interpretacioacuten de los datos de campordquo (Loacutepez Mullor 2002 159)48 ldquoLrsquoampliamento delle ricerche archeologiche dalle civiltagrave antiche al medio-evo etagrave posteriori era ovvio che aumentasse gli interessi degli archeologi per gli elevati delle costruzioni ancora esistenti creando trasferimenti da un settore allrsquoaltro di metodi e strumenti di lavoro di varia originerdquo (Mannoni 1994 65)49 ldquoLa AA nace por tanto (a) al calor de la renovacioacuten estratigraacutefica proce-dente del mundo anglosajoacuten y (b) en el caldo de cultivo de una arqueologiacutea medieval que frente a la tradicioacuten idealista anterior priorizaraacute las nuevas teacutecnicas de estudio sobre el terreno y un estudio integral de la cultura mate-rialrdquo (Azkarate 2013 274)

Figura 26 Cambio de perspectiva en el estudio del edificio (Preguntoiro 23 en Santiago de Compostela Fotografiacutea copySonia Garciacutea Rodriacuteguez) Hasta la introduccioacuten de la AA los arqueoacutelogos se centraban casi con exclusividad en el estudio del subsuelo mientras que arquitectos historiadores de la arquitectura o historiadores del arte lo haciacutean de lo que se conservaba por encima de la cota cero La AA dotoacute al arqueoacutelogo de herramientas para abordar tambieacuten el estudio de la arquitectura por encima de esta cota cero pasando a entender el edificio como un sistema y haciendo el yacimiento extensible a la totalidad del mismo

Rebeca blanco-Rotea

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et al 2002a 7 Vega 2011 7)51 La revista Arqueologiacutea de la Arquitectura (CSICndashUPV-EHU) que nacioacute de aquel seminario ha contribuido precisamente a crear uno de esos campos de debate reflexioacuten e intercambio que se reivindicaba gracias a la importante demanda y difusioacuten que tiene a traveacutes sobre todo de la red A pesar de la heterodoxia de todas las experiencias que se siguen llevando a cabo bajo el paraguas de la AA creemos que precisamente esta heterodoxia ha contribuido a su enri-quecimiento tal y como apunta Azkarate (2013)

No podemos sin embargo obviar la importancia que la estratigrafiacutea tuvo (y debe tener) dentro de estas experiencias Por una parte la incorporacioacuten de instru-mentos estratigraacuteficos al estudio de la arquitectura pro-picioacute el comienzo de un nuevo campo de investigacioacuten generando una importante renovacioacuten metodoloacutegica y no menos importante reflexioacuten teoacuterica Por otra se sigue considerando que la AA estaacute determinada por su caraacutec-ter estratigraacutefico donde el diagrama o matrix52 se con-vierte en el ldquoeje principal de anaacutelisis y decodificacioacuten de la historia del edificiordquo en el que insertar la informacioacuten obtenida gracias a otros instrumentos de anaacutelisis53 ldquode caraacutecter tipoloacutegico formal estructural arqueomeacutetrico o el recurso a fuentes escritas son absolutamente im-prescindibles para lograr un afianzamiento de nuestra disciplina y un acercamiento maacutes soacutelido a la historia constructiva de nuestros edificios histoacutericosrdquo (Azkarate et al 2002a 8)

Sin embargo esta importancia central de la estrati-grafiacutea en el estudio de los contextos construidos desde la AA ha jugado a veces en su contra porque por una parte ha invisibilizado la propia AA llegando a equi-pararse o confundirse eacutesta con el anaacutelisis estratigraacutefico y por otra ha hecho que muchas veces la investigacioacuten de estos contextos se quede en el edificio sin ir maacutes allaacute

51 Luis Caballero denunciaba en 2009 la existencia de una Torre de Babel en este campo ldquoTermino planteando algunas cuestiones que denomino como nuestra lsquoTorre de Babelrsquo la tendencia por diferenciar grupos cerrados que amenazan por escindir una metodologiacutea comuacuten o por considerar como importantes cambios de base lo que son variantes metodoloacutegicas o termino-loacutegicas que deben ser entendidas como instrumentales dentro de un modelo profesional comuacutenrdquo (Caballero 2011 115)52 La representacioacuten de la secuencia que se obtiene del estudio de las cons-trucciones mediante anaacutelisis estratigraacutefico53 ldquoNuestro meacutetodo estaacute mejor preparado para fechar y comprender el edi-ficio como un documento histoacuterico ndash incluyendo en lo histoacuterico desde el as-pecto cronoloacutegico a la interpretacioacuten social y esteacutetica pero ello no debe hacer que invalidemos los otros meacutetodos Loacutegicamente aquellos caeraacuten en desuso [] si es que son menos uacutetiles que los nuevos instrumentos pero auacuten asiacute es posible que algunas de sus habilidades sigan siendo vaacutelidas Por otra parte aquellos meacutetodos son nuestros predecesores y en su historiografiacutea debemos ver reflejados nuestros iniciosrdquo (Caballero 1997 307)

inicialmente se aplicoacute exclusivamente a edificios monu-mentales En este momento se diversifican los trabajos cruzando y verificando datos procedentes de distintos tipos de fuentes como la documentacioacuten histoacuterica la iconografiacutea la cartografiacutea o los anaacutelisis de las carac-teriacutesticas de los materiales constructivos con los resul-tados de los anaacutelisis estratigraacuteficos de los edificios En estas primeras fases que Parenti califica de experimen-tacioacuten los objetivos prioritarios de la disciplina eran determinar las fases de la historia de los edificios y des-cribir sus teacutecnicas constructivas sobre todo en grandes contextos monumentales y para periacuteodos medievales Seraacute despueacutes cuando se ampliacutee el campo cronoloacutegico y constructivo analizando toda clase de edificaciones y no uacutenicamente las monumentales Para Brogiolo la AA en Italia se posicionaraacute entre dos perspectivas de un lado la oportunidad de perseguir objetivos de conocimiento histoacuterico investigando sinergias y colaboraciones con otras disciplinas que se ocupan tambieacuten de lo construi-do del otro la necesidad de mantener una relacioacuten con aquellos que trabajan en la transformacioacuten de la arqui-tectura para asumir una responsabilidad comuacuten en su salvaguarda (Brogiolo 2002 24-25)

Desde Italia la AA se difunde a otros aacutembitos europeos donde en las uacuteltimas deacutecadas se ha asistido a una profunda renovacioacuten de los estudios arquitectoacutenicos realizados desde la arqueologiacutea surgiendo distintas liacuteneas de trabajo como la Archeacuteologie du bacircti o Archeacuteo-logie des eacuteleacutevations en Francia la Baufordchung y la ldquoArqueologiacutea de la Construccioacutenrdquo en Alemania o la Ar-chaeology of Buildings o Building Archaeology en Gran Bretantildea Pero a pesar del comuacuten origen de todas ellas en un mismo contexto social y cientiacutefico no se puede hablar de una disciplina uacutenica en Europa ya que su geacute-nesis desarrollo y aacutembito e instrumentos de aplicacioacuten son muy distintos (Quiroacutes 2002 28) Para este autor es la experiencia italiana la que cuenta con una masa criacutetica de estudios maacutes afirmada ademaacutes de una codificacioacuten y normalizacioacuten de instrumentos maacutes soacutelida teniendo como criterio fundamental de anaacutelisis de la arquitectura la estratigrafiacutea (Quiroacutes 2002 28)

Efectivamente en las distintas reuniones celebradas en la uacuteltima deacutecada en Espantildea (el Seminario Interna-cional de Arqueologiacutea de la Arquitectura celebrado en Vitoria-Gasteiz en 2002 o el encuentro Arqueologiacutea aplicada al estudio e interpretacioacuten de edificios histoacute-ricos Uacuteltimas tendencias metodoloacutegicas celebrado en Madrid en 2009) se sigue reclamando la necesidad de una normalizacioacuten conceptual e instrumental (Azkarate

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o Divulgativa se tiene que basar siempre en un modelo coherente de registro arqueoloacutegico Su formacioacuten y en concreto la formacioacuten del PA (que es una parte privile-giada de aqueacutel) depende de praacutecticas sociales actuales determinadas por circunstancias contextuales concretas y que constituyen un tipo de trabajo especial que en rea-lidad adopta siempre el modo de una interpretacioacuten o valoracioacutenrdquo (Criado-Boado 1996a 28) La AA adquiere entonces un compromiso social con el conocimiento la proteccioacuten y la gestioacuten del patrimonio edificado (Azka-rate et al 2002a 9) Es precisamente esa implicacioacuten una de las razones que ha coadyuvado a su importante impulso en el marco de intervenciones de restauracioacuten y rehabilitacioacuten (Quiroacutes 2002 28) que al mismo tiempo han contribuido a la construccioacuten de su corpus teoacuterico-metodoloacutegico al tener que dar respuesta precisamente a los desafiacuteos generados por la intervencioacuten en patrimonio edificado

Como sucede para el contexto general europeo en Espantildea la AA tiene tambieacuten en la actualidad una con-cepcioacuten y un campo de actuacioacuten muy heterogeacuteneo que va desde las lecturas estratigraacuteficas de alzados hasta los anaacutelisis espaciales pero que incluye tambieacuten el anaacutelisis de la cadena operativa de los materiales constructivos los anaacutelisis arqueomeacutetricos las lecturas basadas en criterios analoacutegicos y estiliacutesticos la excavacioacuten de las boacutevedas de iglesias las propuestas de instrumentos de datacioacuten el estudio de procesos sociales a partir del documento arquitectoacutenico o el anaacutelisis criacutetico de docu-mentacioacuten planimeacutetrica histoacuterica (Quiroacutes 2002 27)54 No vamos a hacer aquiacute un anaacutelisis sobre su origen y de-sarrollo en Espantildea ese tema ha sido abordado tanto en las publicaciones a las que nos referiacuteamos anteriormente como en otras (Azkarate 2008 y 2013 Quiroacutes 2002 y 2006 Utrero 2011)

FINALIDAD MUacuteLTIPLE HACIA UNA GESTIOacuteN INTEGRAL DEL PATRIMONIO CONSTRUIDO DESDE EL CONOCIMIENTO

Siacute nos interesa sin embargo focalizar sobre cuaacuteles son los principales campos de investigacioacuten y aplicacioacuten a los que la AA se ha orientado y en los que se ha conso-lidado desde sus comienzos

54 Ejemplos de muchos trabajos con estos y otros enfoques han sido publi-cados en la revista Arqueologiacutea de la Arquitectura

Desde las primeras fases de su desarrollo distintos auto-res reivindicaron que el estudio del edificio debiacutea ser el instrumento base que permitiera generar investigaciones sobre temas maacutes generales (Brogiolo 2002 24) que la AA fuese una disciplina histoacuterica que contribuyese a la elaboracioacuten de una historia social de nuestro pasado a traveacutes del registro arqueoloacutegico impulsando nuevos problemas histoacutericos y la creacioacuten de nuevos aacutembi-tos de investigacioacuten (Azkarate et al 2002a 8) Pero precisamente la observacioacuten de la arquitectura desde una oacuteptica estratigraacutefica permitioacute ver cada edificio no como un modelo de estudio que representaba a un de-terminado estilo arquitectoacutenico sino como un resultado uacutenico de distintos modos de construir funciones usos y representaciones simboacutelicas ldquoLa historia de la arqui-tectura se convierte asiacute en una historia de los modos de construir maacutes que de lo construido Es necesaria pues la adopcioacuten de nuevas propuestas epistemoloacutegicas que complementen las propuestas que hasta ahora se han seguido en los estudios de la arquitecturardquo que permitan comprender los procesos sociales que se encuentran detraacutes de una secuencia estratigraacutefica para pasar de hacer estratigrafiacutea a hacer arqueologiacutea ldquoexplorando las muacuteltiples posibilidades que ofrece la arquitectura maacutes allaacute de su consideracioacuten como contenedora de objetos o soporte de estilordquo (Azkarate et al 2002a 8)

Existe un uacuteltimo aspecto importante que estaacute re-lacionado con la formacioacuten y consolidacioacuten de la AA en determinado contextos y muy especialmente en la peniacutensula ibeacuterica La AA trabaja fundamentalmente con un tipo de registro el patrimonio edificado que se encuentra todaviacutea en uso o que estaacute sujeto a constantes procesos de intervencioacuten restauradora o rehabilitadora Ya hemos visto como este patrimonio tras un proceso de re-conceptualizacioacuten estaacute siendo objeto de estudio de la AA a traveacutes de una importante renovacioacuten meto-doloacutegica y del planteamiento de nuevos modelos inter-pretativos del registro construido Pero hay que antildeadir que la AA nace comprometida socialmente (Azkarate et al 2002a 9) como parte integrante de la disciplina arqueoloacutegica ha heredado sus presupuestos episte-moloacutegicos y comparte aspectos como los que apunta Criado-Boado sobre la arqueologiacutea en general ldquocomo intervencioacuten intenta restablecer el sentido original de esos objetos en un universo actual tendraacute que ser siem-pre una empresa intelectual cognitiva y la gestioacuten de los recursos arqueoloacutegicos una praacutectica interpretativa realizada desde coacutedigos concretos y en niveles diferen-tes La Arqueologiacutea sea Puacuteblica Comercial Acadeacutemica

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(Criado-Boado 2002 92)57 Por ello el anaacutelisis histoacuterico debe ser imprescindible dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en conjuntos construidos permitiendo a par-tir de eacutel restituir la memoria colectiva (Brogiolo y Quiroacutes 2002 209) la memoria social (Criado-Boado 2002 91)

Se podriacutean poner muchos ejemplos para mostrar como la AA se ha convertido en una potente herramienta de conocimiento histoacuterico pero quizaacutes dos de los maacutes paradigmaacuteticos en nuestro contexto peninsular sean por una parte los trabajos liderados por Luis Caballero Zoreda del Grupo de Investigacioacuten en Arqueologiacutea de la Arquitectura del CSIC para las iglesias altomedieva-les de la peniacutensula y por otra los desarrollados por el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU dirigido por Agustiacuten Azkarate en la Cate-dral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz a los que ya nos hemos referido en varias ocasiones

Otro aspecto a destacar es que a pesar del enorme potencial de la AA para el estudio de la arquitectura de cualquier periacuteodo al que nos enfrentemos no debemos olvidar que eacutesta es un elemento sumamente complejo cuya formacioacuten y transformaciones responden a diferen-tes aspectos que se pueden escapar a su estudio exclusi-vo desde esta estrategia de investigacioacuten si tiene un foco de mira muy reducido (Caballero 2002 98) Por ello consideramos que los planes integrales que focalizan sus objetivos en el conocimiento de nuestro patrimonio construido se tienen que articular en torno a una impor-tante multiplicidad de disciplinas que realmente se in-tegren entre siacute58 para estudiar conocer y valorar eacuteste de la forma maacutes completa posible En este sentido nuestra propuesta intenta abordar la investigacioacuten en patrimonio construido desde dos estrategias de investigacioacuten como hemos dicho AA y ArPa atendiendo asiacute a varios niveles espaciales y de significacioacuten en los que se manifiesta la arquitectura Como apunta Caballero todas estas dis-ciplinas aplicadas a las construcciones histoacutericas bajo objetivos convergentes nos ofrecen informaciones de distinto caraacutecter que no son excluyentes ni determi-nantes pero siacute complementarias Aplicar este tipo de perspectivas a todos los proyectos arqueoloacutegicos en los que participemos no es siempre posible dependeraacute de la casuiacutestica de cada proyecto pero nuestro objetivo debe-riacutea ser intentar que esta mirada transdisciplinar lo sea

57 Creemos que es dentro de estas coordenadas como ha de entenderse la filosofiacutea que habiacutea detraacutes del proyecto Catedral de Vitoria o de otros llevados a cabo por el mismo grupo de investigacioacuten (Azkarate 2002b 57-58)58 Respondan como deciacutea Azkarate (2004 45) a una mirada interdisciplinar e incluso si es posible transdisciplinar

Herramienta para el conocimiento histoacuterico

Parenti se refiere a la informacioacuten histoacuterica ldquolegiblerdquo en las superficies arquitectoacutenicas como ldquola autenticidad de la construccioacuten arquitectoacutenicardquo (Parenti 2001 44) o lo que es lo mismo la arquitectura y las huellas que la actividad humana y los procesos naturales han ido de-jando sobre ella son la primera fuente documental sobre la historia del edificio y la sociedad que lo ha generado De ahiacute la necesidad de estudiarlas adecuadamente de entenderlas como Cultura Material y de su potencial para la Historia

Con la introduccioacuten de la AA se produce un salto res-pecto a praacutecticas anteriores en el estudio de los espacios construidos Simplificando mucho las aproximaciones que se haciacutean a la arquitectura desde la arqueologiacutea se quedaban muchas veces en la mera descripcioacuten de sus materiales o de sus formas para definir sus caracteriacutesticas principales y clasificarlas encuadrarlas en un momento histoacuterico concreto o en determinado estilo arquitectoacutenico establecidos desde disciplinas como la Historia del Arte o la Historia de la Arquitectura Si bien la AA atiende tambieacuten a la materialidad de la arquitectura no se limita a identificar los materiales con los que estaacute realizada sino que intenta entender y explicar por queacute se emplean unos materiales unas formas arquitectoacutenicas o unas teacutecnicas constructivas y relacionarlo con la sociedad que los ha utilizado trata de introducir todos estos y otros aspectos en unas coordenadas espacio-temporales y sociales55 a partir del cambio conceptual al que hemos hecho men-cioacuten por el que la arquitectura se entiende como ldquopotente medio de conocimiento de los contextos sociales y pro-ductivos que la generanrdquo (Azkarate 2002a 57) Para este autor esta idea es la mayor aportacioacuten de la AA puesto que la condicioacuten primigenia del monumento es la dimensioacuten documental por la riqueza informativa que nos suminis-tra a traveacutes del anaacutelisis de lo material sobre el edificio y su contexto social56 porque una sociedad ldquomientras cons-truye edificios en realidad construye la sociedad mismardquo

55 Estos cambios en la disciplinas no son exclusivos de la AA o de la Ar-queologiacutea en general sino que tambieacuten se muestran en la propia Arquitec-tura cuando algunos autores reivindican por ejemplo el paso de una teoriacutea procedimental a una teoriacutea sustantiva ldquoMientras que la teoriacutea procedimental describe coacutemo hacer arquitectura la teoriacutea sustantiva explica por queacute la arquitectura deberiacutea ser hecha de cierto modorsquo en clara referencia al mundo socio-cultural en lugar de procesos auto-referidosrdquo (Rabiacute 2005)56 Azkarate se refiere aquiacute a una de las tres dimensiones que posee un monu-mento arquitectoacutenico seguacuten recuerda A Gonzaacutelez (Azkarate 2002b 57) la dimensioacuten documental la arquitectoacutenica y la significativa

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restaurarlo rehabilitarlo o ponerlo en valor desde proyectos focalizados en monasterios o fortalezas que se iban a convertir en hoteles restos de murallas sobre las que se pretendiacutea construir viviendas de obra nueva o edificaciones rurales abocadas a desaparecer Y a cada uno de ellos corresponde una relacioacuten distinta que podriacutea ser representativa de los modos de relacioacuten socio-profesional entre arquitectos-as e historiadores-asarqueoacutelogos-as

Basaacutendonos tambieacuten en nuestra praacutectica diriacuteamos que existen algunos planteamientos que deberiacutean tener-se en cuenta a la hora de intervenir en un edificio histoacute-rico y que deben tener presente tanto su irrepetibilidad como su propiedad compartida

En primer lugar destacar la irrepetibilidad del pa-trimonio60 Cada objeto patrimonial cada arquitectura posee unos valores propios e intriacutensecos por tanto no existen recetas universales para la actuacioacuten en materia de patrimonio construido ni tampoco para su estudio y comprensioacuten Pueden por un lado aplicarse herra-mientas consensuadas desde las que identificar deter-minados patrones que se repiten tanto sincroacutenica como diacroacutenicamente determinadas teacutecnicas constructivas determinadas iconografiacuteas o relaciones espaciales que son replicadas y adaptadas en distintas arquitecturas tal y como propone la AA Por otro pueden tratar de interpretarse estos espacios construidos desde distintos modelos interpretativos O tambieacuten se puede plantear la intervencioacuten restauradora acudiendo a la experien-cia acumulada sobre el uso de materiales la recupe-racioacuten de antiguas teacutecnicas el conocimiento sobre las relaciones y diaacutelogos entre lo contemporaacuteneo y el pasadohellip61 Cada uno de estos aspectos se manifiesta de manera individual en cada arquitectura motivado por factores sociales teacutecnicos medioambientales o de disponibilidad de materiales y solamente la conjun-cioacuten (y comprensioacuten) de todos ellos al uniacutesono tendraacute como resultado un producto final que no otro que es el edificio la construccioacuten histoacuterica o el paisaje arqui-tecturizado

60 ldquoCada comunidad teniendo en cuenta su memoria colectiva y consciente de su pasado es responsable de la identificacioacuten asiacute como de la gestioacuten de su patrimonio Los elementos individuales de este patrimonio son portadores de muchos valores los cuales pueden cambiar en el tiempo Esta variabilidad de valores especiacuteficos en los elementos define la particularidad de cada pa-trimonio A causa de este proceso de cambio cada comunidad desarrolla una conciencia y un conocimiento de la necesidad de cuidar los valores propios de su patrimoniordquo Carta de Cracovia (Rivera y Peacuterez 2000)61 Son muchas las propuestas en este sentido por ejemplo algunas de las que recogen Mileto y Vegas (2004) o Doglioni (2002 y 2011)

fusionando o vertebrando incluso este tipo de interven-ciones en planes de investigacioacuten de mayor envergadura

Herramienta para la praxis restauradora

La praacutectica restauradora en los uacuteltimos antildeos del siglo XX y primeros del XXI se mueve entre dos plantea-mientos que si bien son complementarios chocan en algunos aspectos por las propias contradicciones que conllevan a la hora de llevarlos a la praacutectica Por un lado hablamos de la necesidad de conservar nuestro pa-trimonio construido y su memoria para las generaciones futuras y por otro de la necesidad de seguir habitando ese patrimonio lo que supone intervenir sobre eacutel

Muchos son los debates que tratan el tema de la conservacioacuten restauracioacuten y rehabilitacioacuten del patri-monio arquitectoacutenico Podemos encontrar opiniones en las que en materia de ciudades histoacutericas se ve la intervencioacuten como la buacutesqueda de un equilibrio entre la proteccioacuten la revalorizacioacuten y la revitalizacioacuten de los espacios patrimoniales y la necesidad de introducir nue-vos elementos que mantengan a la ciudad viva (Gallego 2000 9-10) u otras donde la intervencioacuten-restauracioacuten tiene una lectura doble y contraria como vehiacuteculo de la evolucioacuten o como baluarte contra la evolucioacuten (Manieri 2002 23-24) Opiniones que reflejan esta dualidad y que confrontan la proteccioacuten y la transformacioacuten de las ciudades histoacutericas El problema en este punto es coacutemo encontrar un justo equilibrio entre ambos extremos donde la praacutectica restauradora es sinoacutenima por un lado de intervencioacuten que introduce cambios que permiten seguir usando los espacios construidos aportaacutendoles nuevos usos o recuperando otros viejos y por otro se entiende como vehiacuteculo para la conservacioacuten de nuestro patrimonio construido tanto de sus valores materiales como inmateriales59 Y es aquiacute donde la AA juega un importante papel

Es innegable la relacioacuten que existe entre la praacutec-tica restauradora y la AA Si valoramos nuestra propia praacutectica los proyectos en los que hemos intervenido con escasas excepciones estaban relacionados con la intervencioacuten en patrimonio construido bien para

59 El cortometraje ldquoO Castelo da froitardquo httpswwwyoutubecomwatchv=BbPdFtkstjw fue presentado recientemente en el I Festival de Cur-tametraxes sobre o Patrimonio Arqueoloacutexico da Provincia de Pontevedra Te-learqueoloxiacutea 2016 En eacutel se muestra la percepcioacuten que parte de la vecindad de la villa de A Guarda tiene del Castelo de Santa Cruz y su reciente recupe-racioacuten patrimonial Y no todas hacen la misma lectura de esta trasformacioacuten

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previos llevados a cabo bajo los planteamientos meto-doloacutegicos de la AA y de otras disciplinas han permitido intervenciones posteriores mutiladoras y transforma-doras del patrimonio bajo la justificacioacuten de que habiacutea sido previamente estudiado En otras ocasiones los estudios previos son muy deficientes pero simplemente se consideran vaacutelidos por llevar el apellido ldquoanaacutelisis es-tratigraacuteficordquo o ldquoarqueologiacutea de la arquitecturardquo En ese sentido compartimos la idea de Antoni Gonzaacutelez ldquola lectura estratigraacutefica debe ser un medio y no un fin en siacute mismordquo (en Brogiolo y Quiroacutes 2002 209)

Herramienta para la conservacioacuten

Las y los profesionales que nos dedicamos a la gestioacuten del patrimonio debemos tener como un objetivo funda-mental su conservacioacuten (Carta de Cracovia Rivera y Peacuterez 2000)

Hemos visto que el conocimiento histoacuterico debe ser consubstancial al acto de restauracioacuten y que en este acto debiacutea haber un proceso previo en el que no soacutelo identificaacutesemos la historia del edificio sino todo aquello relativo a su materialidad como informacioacuten necesaria para la elaboracioacuten del proyecto de restauracioacuten (Mi-leto y Vegas 2004 155) Lograr este conocimiento se puede hacer desde muchos aacutembitos disciplinares La experiencia acumulada en las uacuteltimas deacutecadas en aque-llos proyectos que se han dedicado a abordar el estudio del patrimonio edificado desde la AA demuestra que esta estrategia de investigacioacuten genera ademaacutes de una interpretacioacuten sobre el espacio construido analizado un importantiacutesimo volumen de datos que van desde la documentacioacuten geomeacutetrica del patrimonio hasta la informacioacuten relativa a las unidades estratigraacuteficas iden-tificadas tanto desde su georreferenciacioacuten en el edificio hasta aspectos de tipo descriptivo e interpretativo o a la evolucioacuten de sus espacios Toda esta informacioacuten corresponde loacutegicamente al momento previo de inter-vencioacuten en el edificio intervencioacuten que tambieacuten deberaacute documentase puesto que pasaraacute a constituir una nueva etapa en el mismo64 y constituye un material importan-tiacutesimo que contribuye a la conservacioacuten de la memoria de los espacios construidos

Este proceso de documentacioacuten se puede llevar a cabo desde varios planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos pero lo cierto es que la AA gracias al corpus metodoloacutegico que

64 ldquoNo se trata de congelar el edificio sino maacutes bien de concebir la interven-cioacuten como una fase maacutes de la estratificacioacutenrdquo (Mileto 1999 14)

Teniendo en cuenta lo anterior y aceptados los principios que se recogen en la Carta de Cracovia62 el proceso de conocimiento previo del edificio es una fase irrenunciable para cualquier intervencioacuten no soacutelo porque nos permite acceder a aspectos de la biografiacutea del edificio sino porque a traveacutes de ese conocimiento comprenderemos las soluciones que se adoptaron en el pasado y ayuda a la toma de decisiones en el presente Sin embargo todaviacutea no existe una reflexioacuten criacutetica ni una conciencia suficiente sobre la consubstancialidad entre el ldquoconocimiento de un monumentordquo y el ldquoacto de su restauracioacutenrdquo (Azkarate 2002b 59)

No podemos olvidar tampoco la propiedad del patrimonio puesto que pertenece a la sociedad y como depositaros que somos debemos reivindicar que la in-tervencioacuten en patrimonio construido se realice bajo cri-terios consensuados democraacuteticamente por la totalidad de la sociedad a la que toca intervenirlo en un momento concreto de su historia aspecto que no suele tenerse en cuenta

Un ejemplo concreto que ilustra la potencialidad de la AA dentro del proceso restaurador se encuentra en los trabajos realizados en la catedral de Santa Mariacutea de Vitoria-Gasteiz por los arquitectos Caacutemara y Latorre (Caacutemara y Latorre 2002) a traveacutes del cual se analizoacute el comportamiento de las estructuras construidas de la catedral Los autores nos muestran coacutemo debiacutean com-prender a queacute periacuteodo correspondiacutea tal o cual comporta-miento estructural y queacute soluciones se habiacutean adoptado en aquel momento para corregirlo Esto no hubiera sido posible sin un estudio previo del edificio Del mismo modo se muestra que los resultados del estudio estruc-tural pudieron ayudar en muchas ocasiones a resolver otro tipo de preguntas histoacutericas Las conclusiones de estos y otros anaacutelisis se tuvieron en cuenta a la hora de tomar decisiones en el proceso global de restauracioacuten del edificio63

La relacioacuten AARestauracioacuten tambieacuten ha tenido consecuencias negativas para el patrimonio edificado pues no han sido pocas las ocasiones en las que la una ha justificado a la otra y viceversa Existen numerosos ejemplos en los que un importante gasto en estudios

62 La Carta de Cracovia hace una mencioacuten expliacutecita a los proyectos de restauracioacuten del patrimonio edificado ldquoSemejante conservacioacuten requiere un apropiado lsquoproyecto de restauracioacutenrsquo que defina los meacutetodos y los objetivos En muchos casos esto ademaacutes requiere un uso apropiado compatible con el espacio y significado existente Las obras en edificios histoacutericos deben prestar una atencioacuten total a todos los periodos histoacutericos presentesrdquo63 Recomendamos las conclusiones de su ponencia en el Seminario celebra-do en Vitoria-Gasteiz en el antildeo 2002 (Caacutemara y Latorre 2002 154)

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legislado65 Este es un aspecto que todaviacutea no hemos reivindicado lo suficiente No puede ser que la conser-vacioacuten de cierto tipo de patrimonio siga dependiendo de la sensibilidad de un investigador un teacutecnico un gestor o un poliacutetico66

La informacioacuten resultante del estudio de un espacio construido desde la AA puede resultar muy heterogeacutenea va desde los resultados de la lectura estratigraacutefica su interpretacioacuten y el establecimiento de las fases del edi-ficio hasta su representacioacuten graacutefica con anterioridad a la intervencioacuten o como resultado de las interpretaciones de las lecturas o de la aplicacioacuten de otro tipo de anaacute-lisis empleando por ejemplo reconstrucciones de los diferentes momentos de uso pasando por el vaciado documental el estudio de las tipologiacuteas edilicias o de las teacutecnicas constructivas Pero toda ella contribuye a la creacioacuten de archivos documentales del patrimonio cons-truido que ayudan a su conservacioacuten convirtieacutendose asiacute en un instrumento de primer orden en este sentido

Esta conservacioacuten se puede llevar a cabo de muchas maneras pero es tambieacuten fundamental su transmisioacuten y reversioacuten a la sociedad desarrollando los uacuteltimos esla-bones de la Cadena de Valor del Patrimonio Por ello diferentes autores han reivindicado siempre como una de las fases del proceso de estudio la elaboracioacuten de archivos documentales en los que se ponga a disposicioacuten puacuteblica la informacioacuten obtenida de este tipo de estudios y la publicacioacuten de los resultados (Caballero 1995 44) Eacutesta es una parte fundamental en todo el proceso de revalorizacioacuten de patrimonio

65 ldquoLa Arqueologiacutea de la Arquitectura al no estar reglamentada resulta laquoin-visibleraquo para la Administracioacuten Para que eacutesta encargue su aplicacioacuten tiene no soacutelo que ser consciente de su existencia sino de su necesidad y del traacutemite que puede seguir para gestionarla Como este camino no estaacute normativizado es necesario que lo siga un intermediario al que hemos llamado laquoresponsa-bleraquo una persona interesada que normalmente puede ser el arqueoacutelogo [hellip] o el arquitecto encargado de la intervencioacuten o un teacutecnico responsable con funciones administrativopoliacuteticas conocedor del meacutetodo y atraiacutedo por su introduccioacutenrdquo (Caballero 2004 129)66 Un ejemplo reciente de este debate se puede ver en el artiacuteculo de Aacutelvaro de Coacutezar y Joseacute Marcos ldquoLa ciudad descatalogadardquo publicado el 14 de abril de 2013 en El Paiacutes que hace referencia a nueva ley autonoacutemica de patrimo-nio madrilentildea ldquoLa arqueologiacutea es seguacuten denuncian los criacuteticos una de las grandes perdedoras con la nueva Ley de Patrimonio lsquoCon la nueva ley el valor arqueoloacutegico queda difuminado y casi eliminado La labor arqueoloacutegica queda bastante defenestradarsquo asegura Diana Diacuteaz presidenta del Colegio de Arqueoacutelogos de Madrid La ley elimina la obligatoriedad de realizar infor-mes arqueoloacutegicos preventivos en los proyectos de construccioacuten Sin esos informes las excavadoras pueden arrasar yacimientos sin que nadie se diera cuenta lsquoLa ley no va a afectar a yacimientos como el de Titulcia declarado BIC el pasado agosto Pero para llegar a esa declaracioacuten antes de todo eso tuvieron que ir arqueoacutelogos descubrir los yacimientos que habiacutea y documen-tarlosrsquo concluye la arqueoacutelogardquo

ha desarrollado en las uacuteltimas deacutecadas se ha convertido en una potente herramienta para la conservacioacuten Por todo lo que hemos visto es importante incorporar dentro de cualquier proceso de intervencioacuten en espacios construidos un riguroso programa de estudio desde el que se empleen las herramientas maacutes adecuadas en cada caso Esto implica tambieacuten disentildear y planificar las intervenciones en todas sus fases que loacutegicamente deben contemplar una fase previa de documentacioacuten Somos conscientes de que durante el proceso restaurador ciertos aspectos de la biografiacutea del edificio pueden llegar a perderse ante la propia y necesaria salvaguarda de la totalidad del mismo o ante la decisioacuten consensuada de priorizar ciertos elementos del edificio sobre otros ante la imposibilidad de conservar todos ellos (motivo por el cual debemos documentar todo el proceso y aprovechar la oportunidad uacutenica que para el conocimiento supone esta praacutectica) Esa fase previa irrenunciable de conocimiento de los espacios construidos permite obtener infinidad de datos que hay que interpretar y conservar para futuras investigaciones intervenciones o para su disposicioacuten puacuteblica La AA se ha mostrado como una de las estrategias de investigacioacuten maacutes rigurosas productivas y eficaces porque intenta comprender las construcciones histoacutericas de forma sincroacutenica y diacroacutenica a traveacutes de su materialidad y desde dentro de siacute mismas

No entendemos por queacute despueacutes de dos deacutecadas largas de desarrollo de la AA en Espantildea en las que se ha demostrado su potencialidad y se ha teorizado sobre la fragilidad del patrimonio construido sobre su irrepe-tibilidad sobre la necesidad y obligatoriedad de llevar a cabo proyectos de restauracioacuten respetuosos con este patrimonio y con los valores materiales e inmateriales de los que es portador todaviacutea en 2016 las legislaciones estatal y autonoacutemicas en su mayoriacutea no presentan las mismas cautelas a la hora de intervenir en patrimonio construido que por ejemplo en patrimonio arqueoloacute-gico ldquoconvencionalrdquo Si no es posible llevar a cabo en muchas comunidades un proyecto de construccioacuten de una autopista sin que haya una evaluacioacuten previa de im-pacto ambiental y arqueoloacutegico que conlleve el estudio de cada uno de los elementos arqueoloacutegicos que vayan a ser afectados por este proyecto iquestcoacutemo es posible sin embargo actuar sobre nuestros cascos histoacutericos mo-nasterios fortalezas o paisajes construidos sin que haya una documentacioacuten previa exhaustiva de los mismos En la mayor parte de los casos su documentacioacuten de-penderaacute de la mayor o menor sensibilidad de los teacutecni-cos que formen parte de direccioacuten general de patrimonio que corresponda cuando este aspecto tendriacutea que estar

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de la Catedral de Santa Mariacutea (Azkarate et al 2002b) o Salinas de Antildeana67 (Plata Montero 2008 y 2009)68

Para concluir breves aportaciones de la AA

Recientemente se apuntaba que nadie puede negar una evolucioacuten desde los momentos iniciales de la AA ldquoen los que los testimonios arquitectoacutenicos no eran para los arqueoacutelogos sino contenedores de contextos estratigraacute-ficos que permitiacutean su secuenciacioacuten histoacuterica a otros maacutes recientes en los que se enfatiza tambieacuten su capaci-dad para acceder a dimensiones simboacutelicas y sociales o se reconoce su potencialidad para participar activamente en proyectos interdisciplinarios relacionados con la documentacioacuten conservacioacuten y socializacioacuten de los pai-sajes culturalesrdquo (Azkarate 2013 11) Hemos resentildeado algunos proyectos que ejemplifican este hecho

Sin embargo todaviacutea queda mucho por hacer para regularizar normativizar y democratizar la disciplina En la reunioacuten organizada en el Instituto del Patrimo-nio Cultural de Espantildea en 2009 se apuntaba hacia este hecho y en 2016 los que participamos en aquella reunioacuten todaviacutea no hemos realizado un documento en este sentido Sigue siendo ademaacutes necesario apostar por programas de formacioacuten en AA dentro de los planes es-peciacuteficos de arqueologiacutea pero tambieacuten de restauracioacuten arquitectoacutenica de arquitectura y de historia del arte Es necesario normativizar una exigencia por parte de las administraciones puacuteblicas de documentar los espacios construidos antes de ser intervenidos (insistimos en la idea de Azkarate de que el conocimiento es un acto

67 La investigacioacuten llevada a cabo en este valle salinero ha desencade-nado una serie de procesos sociales culturales y econoacutemicos que ponen de manifiesto la rentabilidad en teacuterminos patrimoniales y sociales de la aplicacioacuten de la cadena de valor del patrimonio (httpswwwgourmetsnetsalonindexphproute=actividades2Fexpositores2Fdetalleampexpositor_id=483576 httpwwwelcorreocomvizcayav20130409alavacola-boracion-valle-salado-anana-20130409html son algunos ejemplos de esta rentabilidad)68 Aunque estos son dos de los proyectos maacutes identificativos del actual Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio Construido esta misma filosofiacutea y enfoque hacia la gestioacuten integral del patrimonio construido se ha apli-cado a otras proyectos desarrollados maacutes recientemente como el que el grupo lleva a cabo en el Fuerte Sancti Spiritus (Puerto Gaboto Santa Fe Argentina) y su entorno (Azkarate et al 2012) con presencia en las redes sociales (httpswwwfacebookcomProyectoFuerteSanctiSpiritusArgentina) Existen otros muchos proyectos arqueoloacutegicos llevados a cabo por otros grupos y planteados desde la gestioacuten integral del patrimonio pero hemos acudido a estos ejemplos porque nos interesaba hacer hincapieacute aquiacute en trabajos desarrollados para este fin desde la AA o al menos con una fuerte presencia de esta estrategia de investigacioacuten en sus planteamientos teoacuterico-metodoloacutegicos

Herramienta para la gestioacuten

Recordemos que una de las mayores aportaciones de la AA a la arqueologiacutea y la historia fue comprender que las arquitecturas eran un potente medio de conocimien-to de los contextos sociales y productivos que las gene-raron (Azkarate 2002a 57) Pero ldquoseriacutea un grave error estrateacutegico y metodoloacutegico (tambieacuten deontoloacutegico) preocuparnos uacutenicamente del conocimiento histoacuterico ignorando la situacioacuten que vive el patrimonio edifica-dordquo (Azkarate 2002a 58) Y efectivamente de nada nos valdriacutea seguir aumentando el conocimiento sobre nuestra arquitectura ampliando o completando estu-dios anteriores si no somos capaces de gestionar este patrimonio y en la gestioacuten entran todos los aspectos anteriores el propio conocimiento la restauracioacuten o la conservacioacuten pero tambieacuten otros como la reversioacuten del conocimiento a la sociedad su divulgacioacuten y difusioacuten la toma de decisiones sobre el presente y futuro de ese patrimonio la participacioacuten de la sociedad en esa toma de decisiones etc

Uno de los aspectos que maacutes interesaba desarrollar en la propuesta de la que deriva este texto era contri-buir a generar un modelo de gestioacuten integral del patri-monio construido o al menos identificar determinados procesos que se puedan adaptar a generar modelos de gestioacuten integral que se adecuacuteen a cada caso si bien es cierto este aspecto no se trata en este texto pues presentar ese modelo no es su objetivo Simplemente queremos incidir en que es en el campo de la gestioacuten del patrimonio construido donde la AA presenta un grandiacutesimo potencial no soacutelo por la contribucioacuten que precisamente ha realizado a la gestioacuten integral de ese patrimonio (anaacutelisis documentacioacuten restauracioacuten re-habilitacioacuten puesta en valor socializacioacuten conserva-cioacuten etc) sino porque en la mejora de esa gestioacuten se han desarrollado diferentes teacutecnicas que han permitido la renovacioacuten de la disciplina arqueoloacutegica contribu-yendo a generar una estructura retroalimentada entre los procesos teacutecnicos y la investigacioacuten (Azkarate 2002b 61)

Es precisamente desde la comprensioacuten de la dife-rentes dimensiones del patrimonio y de su potencialidad como multi-recurso donde surgen proyectos que en su planteamiento intentan atender a todos los eslabones de la cadena de valor del patrimonio y evidentemente a su gestioacuten desde los aacutembitos maacutes diversos (cientiacutefico cultural social poliacutetico econoacutemicohellip) Soacutelo desde es-tas perspectivas se pueden entender proyectos como el

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arqueologiacutea comienza a formar parte del proceso de restauracioacuten logrando codificar un protocolo de inter-vencioacuten estratigraacutefica integral de los edificios analizados (Loacutepez Mullor 1993 1999 2002 y 2011) Y gracias a la vertiente social de muchos de los proyectos planteados (volvemos a remitirnos tanto a los trabajos que se lleva-ron a cabo desde el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic ndashLoacutepez Mullor 1993ndash como desde el Grupo de Investi-gacioacuten en Patrimonio Construido de la UPV-EHU)

No han faltado tampoco aquellos grupos e inves-tigadores que han empleado la AA como herramienta para la revisioacuten de modelos interpretativos anteriores y la construccioacuten de nuevos modelos tal es el caso del trabajo de Luis Caballero y su equipo sobre las iglesias altomedievales de la peniacutensula ibeacuterica (Caballero y Utrero 2005) o de Juan Antonio Quiroacutes y el Grupo de Investigacioacuten en Patrimonio y Paisajes Culturales que dirige sobre la Alta Edad Media

Pero como deciacuteamos auacuten quedan pasos por dar hasta lograr sobre todo la regularizacioacuten y normati-vizacioacuten de la disciplina Es tal vez momento para la reflexioacuten sobre queacute camino queremos construir en el futuro y cuaacuteles con las necesidades fundamentales para que la AA consolide su papel dentro de la historia de la arqueologiacutea Y creo que puede ser de la mano de otras compantildeeras como la ArPa como pueda maximizar sus potencialidades

OTRAS MIRADAS UNA PROPUESTA INTEGRADORA A MODO DE CONCLUSIOacuteN

Estos fueron los conceptos y marcos teoacutericos desde los que se abordoacute la investigacioacuten sobre paisajes for-tificados que comentaacutebamos al inicio de este texto En el primer caso intentamos revisar dos conceptos clave en nuestra aproximacioacuten los de arquitectura y paisaje observaacutendolos desde la matriz que representa la onto-logiacutea del Patrimonio Arqueoloacutegico (PA) empleada por Criado-Boado (2012 193-194) A partir de esta matriz presentamos ambos elementos patrimoniales como ma-terializacioacuten de un concepto resultado de un proceso y recurso del pasado en el presente Esta conceptualiza-cioacuten comuacuten nos permitioacute estudiarlos desde una misma perspectiva y dentro de una misma matriz espacial Unificar el estudio de ambas entidades era importante puesto que partiacuteamos de la idea de la existencia de una interaccioacuten entre ellas las arquitecturas defensivas to-das las estructuras asociadas a ellas y el territorio en el

consubstancial a la restauracioacuten) Algunas de las praacutecti-cas que se han llevado a cabo en nombre de la AA desde diferentes aacutembitos sin la formacioacuten necesaria simple-mente por considerarse que muchas de las metodologiacuteas que se aplican al estudio de los edificios histoacutericos no son destructivas sin tener en cuenta que las consecuen-cias de esos informes siacute pueden llegar a serlo tienen que dejar de producirse o al menos conllevar una reflexioacuten profunda sobre sus consecuencias Independientemen-te de que nuestras interpretaciones sobre los espacios construidos puedan ser o no cuestionadas el acto de registrar la informacioacuten que nos proporcionan los docu-mentos construidos y los contextos en lo que se ubican es un acto fundamental en arqueologiacutea y de una tremen-da irresponsabilidad no llevarlo a cabo adecuadamente

Finalmente nos gustariacutea remarcar algunos aspectos ya comentados que hacen hincapieacute en la importancia que la AA estaacute teniendo en la renovacioacuten arqueoloacutegica de las uacuteltimas deacutecadas En primer lugar un aspecto a destacar es el alto grado de publicacioacuten que ha tenido desde el comienzo de su desarrollo en Europa ya que desde momentos muy tempranos contoacute con el suple-mento Archeologia dellrsquoArchitetura dentro de la revista Archeologia Medievale (httpwwwbibarunisiitrivis-tearcheologia-dellarchitettura) o con la publicacioacuten de monograacuteficos en revistas o de actas de distintos cursos congresos y encuentros que iban mostrando los avances en la disciplina69 lo cual contribuyoacute a su raacutepida difusioacuten que a su vez ayudoacute a paliar la importante carencia de formacioacuten especiacutefica en AA que existiacutea (y existe) en la mayoriacutea de las universidades espantildeolas sobre todo en los primeros antildeos de su implantacioacuten en la peniacutensula

Por otra parte cabe destacar tambieacuten que desde su inicio la AA tuvo una vertiente muy aplicada tanto en el desarrollo metodoloacutegico como en la transferencia de conocimiento gracias sobre todo a su vinculacioacuten con el campo de la restauracioacuten desde el que se abrieron nuevos caminos para la misma Es el caso por ejemplo de la importante labor desarrollada por el Servei del Patrimoni Arquitectogravenic Local de la Diputacioacuten de Bar-celona de la mano de Antoni Gonzaacutelez Moreno-Navarro (Gonzaacutelez Moreno-Navarro 1999a y 1999b Gonzaacutelez Moreno-Navarro et al 1990) donde se consolidoacute un equipo dedicado a la restauracioacuten arquitectoacutenica en el que se primaba la interdisciplinariedad y donde la

69 Archeologia dellrsquoArchitettura 2 Caballero y Latorre 1995 Caballero y Escribano 1996 Fontenla 1997 y 1998 Azkarate 2002ordf y 2003 Ayaacuten et al 2003 por ejemplo

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nuestra estrategia de investigacioacuten deriva directamente del concepto teoacuterico de espacio de su interpretacioacuten en el campo de la arquitectura y de coacutemo acaba contribu-yendo a la investigacioacuten de las arquitecturas preteacuteritas Haremos un breve recorrido por estas temaacuteticas antes de llegar a la conclusioacuten que nos interesa

Recordemos que la arquitectura es ante todo una tecnologiacutea constructiva cuyo objetivo es dar dimensioacuten humana a un espacio (Mantildeana et al 2002 25) Anali-zando la configuracioacuten formal de una construccioacuten se puede por un lado encontrar ciertas pautas de regu-laridad que la hacen coherente dentro de un patroacuten de racionalidad y por otro identificar recurrencias estruc-turales que indiquen un determinado modo de concebir el espacio en esa cultura En la arquitectura fortificada de eacutepoca moderna el baluarte constituye un elemento que se repite y confiere una forma caracteriacutestica a este tipo de fortificacioacuten (poliacutegonos estrellados) pero maacutes allaacute de ser un elemento representativo de la arquitectura que analizamos formalmente hablando tambieacuten lo es de los principios que la generan de su patroacuten de racio-nalidad El baluarte es una figura que evoluciona a partir de los cubos de la muralla medieval para intentar paliar los efectos que en eacutesta produjo la introduccioacuten de la ar-tilleriacutea los cubos evolucionan hacia formas triangulares primero el bastioacuten y maacutes tarde el baluarte Eacuteste tiene forma de punta de flecha con dos caras dos flancos y una gola Supone ldquouna forma avanzada y dinaacutemica en figura triangular [hellip] que permitiacutea el empleo de sus dos caras exteriores para la defensa de las cortinas y el apoyo en su enfrentado para lanzar fuego cruzado Su propia defensa partiacutea de los flancos y orejonesrdquo (Porras 1995 53) Es decir es una figura que materializa una de las maacuteximas de la fortificacioacuten abaluartada ldquoMAXIMA Nordm1 Todas las partes de la fortificacioacuten deben ser vistas y flanqueadas las unas de las otrasrdquo (Lucuze 1772 en Porras 1995 48) El mismo argumento podriacuteamos usar para el concepto paisaje que veiacuteamos coacutemo tambieacuten su-poniacutea la materializacioacuten del patroacuten de racionalidad que estaacute detraacutes de la fortificacioacuten del periacuteodo que nos ocupa al llevar al territorio los mismos principios que regiacutean la arquitectura La conceptualizacioacuten final del PF moderno que surgioacute de nuestra investigacioacuten y que veremos maacutes adelante apoya esta afirmacioacuten

Teniendo en cuenta las conclusiones obtenidas en nuestro trabajo proponemos dar un salto hacia una nocioacuten simbioacutetica de ambos conceptos que nos permita estudiarlos de forma conjunta sin renunciar a las espe-cificidades de cada uno de ellos y a su individualizacioacuten

que se insertan conforman un paisaje construido por lo que su valorizacioacuten y caracterizacioacuten como entidades aisladas no creiacuteamos que fuese la estrategia adecuada a nuestro fin de caracterizar este paisaje

El estudio en detalle y por separado de la arquitec-tura y el paisaje permitioacute en las uacuteltimas deacutecadas abordar otras dimensiones del registro arqueoloacutegico y acceder a un mayor nuacutemero de elementos materiales e inmate-riales que conforman ambas realidades pero intentar introducir dentro del proceso de caracterizacioacuten y valo-rizacioacuten del registro arqueoloacutegico al paisaje y la arqui-tectura conjuntamente nos permite acceder a un mayor nuacutemero de significados Nuestra propuesta aboga por abordarlas como parte integrante de un mismo espacio construido con distintos niveles de significacioacuten donde la arquitectura construya paisaje y el paisaje signifique la arquitectura

Detraacutes del planteamiento de aquella investigacioacuten no soacutelo estaba abordar su estudio conjunto sino pro-poner tambieacuten un modelo de trabajo Nuestra intencioacuten era plantear una estrategia o programa de investigacioacuten arqueoloacutegico (PIA) en Paisajes Fortificados (PF) Un PIA necesita ldquoproveerse de una formulacioacuten teoacuterica pertinente que incluya reflexiones y dispositivos que le permitan dar cuenta de aquel segmento de la realidad que investigardquo (Id 178) en nuestro caso los paisajes culturales El autor analiza los aspectos que debe incluir un PIA70 (Criado-Boado 2012 178-179) una ontologiacutea una epistemologiacutea una base teoacuterica una propuesta me-todoloacutegica una metodologiacutea un meacutetodo unos modelos interpretativos y una dimensioacuten criacutetica Haremos aquiacute simplemente una reflexioacuten sobre el modelo de trabajo que construimos para abordar el estudio de los PF

Desde la arquitectura y el paisaje hacia el espacio construido

Tras haber analizado los conceptos de arquitectura y paisaje e identificarlos como baacutesicos en nuestra investi-gacioacuten era inevitable que emergiese el de espacio como sustancial en nuestro trabajo El Espacio es una de las dimensiones fundamentales de la investigacioacuten arqui-tectoacutenica y de determinada investigacioacuten arqueoloacutegica y de su concepcioacuten dependen las teacutecnicas analiacuteticas a emplear en su estudio Una parte imprescindible de

70 Nosotros hablamos de Programa de Investigacioacuten Arqueoloacutegica realmen-te el autor se refiere a un contexto maacutes amplio a un programa de investiga-cioacuten cientiacutefica

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con el tiempo (Criado-Boado 1993b 15 y ss) tal y como indica Foucault el primero es considerado como lo inmoacutevil lo muerto mientras que el tiempo era rico fecundo dejando al espacio en un segundo plano supe-ditado al tiempo

Pero en todos estos conceptos de espacio quedan muy empobrecidos aspectos de la vivencia espacial como la relacioacuten emocional y simboacutelica con el medio ambiente Englobando estos aspectos esenciales C Nor-berg-Schulz (1980 9-12) al hacer un estudio sobre la nocioacuten de espacio distingue entre varios conceptos es-pacio pragmaacutetico espacio perceptivo espacio existen-cial espacio abstracto espacio cognoscitivo del mundo fiacutesico espacio abstracto de las puras relaciones loacutegicas espacio expresivo o artiacutestico y espacio arquitectoacutenico73 Aunque estaacuten encadenados unos con otros (Mantildeana et al 2002 26) nos interesan aquiacute los dos uacuteltimos el primero porque acoge al segundo el segundo porque se puede definir como una concretizacioacuten del espacio existencial del hombre

En este breve recorrido por los distintos aacutembitos teoacutericos en los que se reflexiona sobre el concepto de espacio se observa que eacuteste ha pasado de ser una no-cioacuten con un uacutenico significado (lugar espacio tridimen-sional etc) a valorarse de forma multidimensional considerando tanto su concepcioacuten como matriz fiacutesica como la percepcioacuten que el ser humano tiene sobre eacutel y el significado cultural que lleva impliacutecito Este espacio multidimensional estaacute directamente relacionado con el patroacuten de racionalidad74 de la sociedad que lo genera y vive siendo ademaacutes la arquitectura (y el paisaje) el medio maacutes evidente de concretar los conceptos espa-ciales de esta racionalidad Quizaacutes sea el estudio de la espacialidad de una sociedad preteacuterita uno de los medios maacutes satisfactorios de acceder a su racionalidad como lenguaje que permanece

El espacio en Arquitectura espacio y paisaje espacio construido

En las uacuteltimas deacutecadas del siglo XIX nace la arquitectura moderna para romper con el eclecticismo decimonoacutenico dominante en ella destacan la fusioacuten de ornamentacioacuten y construccioacuten como unidad y el hecho de ser el primer movimiento que visualizoacute la nueva conciencia de la

73 Sobre el concepto de espacio veacutease tambieacuten Scruton 1979 43-52 y Sennet 199174 El pensamiento de Leacutevi-Strauss

cuando sea necesario de manera que podemos caracte-rizarlos y valorizarlos tanto por separado como conjun-tamente seguacuten el enfoque que hemos presentado en las paacuteginas anteriores Nos referimos a la introduccioacuten del concepto de espacio construido

El concepto de Espacio71

La mayor parte de las acciones humanas encierran un aspecto espacial por un lado los objetos estaacuten distri-buidos seguacuten relaciones espaciales (lejos-cerca interior-exterior etc) por otro el ser humano para poder llevar a cabo sus acciones debe comprender esas relaciones y unificarlas en un concepto espacial

El espacio considerado como una de las dimen-siones existenciales fundamentales del ser humano (Norberg-Schulz 1980 9) ha sido objeto de estudio y reflexioacuten de la filosofiacutea y las ciencias desde muy anti-guo La uacuteltima revolucioacuten del concepto en ambos cam-pos llegoacute con Einstein que sintetizoacute los conceptos de espacio existentes en fiacutesica a tres categoriacuteas principales (Ven 1981 67-72) el concepto aristoteacutelico de espacio como lugar el concepto de espacio como contenedor y el concepto de espacio como campo cuatridimensional el espacio relativo A partir de aquiacute el antiguo concep-to de un uacutenico tipo de espacio se complejiza espacios fiacutesicos concretos (micro ordinario y macro) y espacios matemaacuteticos abstractos inventados por el hombre para describir con mayor o menor grado de aproximacioacuten los anteriores La teoriacutea de la relatividad nos lleva maacutes allaacute de esta dicotomiacutea entre espacio y tiempo ldquosustituyen-do la idea de trozos de materia situadas en un espacio tridimensional por una serie de acontecimientos en un espacio-tiempo de cuatro dimensionesrdquo (Norberg-Schulz 1980 9-10)

Fuera del aacutembito de las ciencias la idea de espacio adquiere tambieacuten otras dimensiones La nocioacuten tradi-cional de espacio estaacute reducida a un problema natural geograacutefico como un mero lugar de residencia o un sitio de explotacioacuten A partir del siglo XIX y bajo la racionalidad burguesa se considera al espacio como naturaleza que explotar reducieacutendolo a su dimensioacuten de territorio un espacio dominado que se puede parcelar medir o vender72 Ademaacutes dentro del sistema de saber moderno el espacio ha estado en descreacutedito en relacioacuten

71 Este apartado y el siguiente estaacuten basados en nuestro trabajo previo Ma-ntildeana et al 2002 25-2972 Es un concepto que sirve para justificar el uso que se hace del espacio a partir de este momento en consonancia con la propia racionalidad burguesa

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de la circulacioacuten en los edificios En todas estas teoriacuteas la percepcioacuten de los espacios se perfila como funda-mental en el estudio de la arquitectura siendo una de las claves el movimiento

De este modo en la arquitectura moderna se pro-pusieron diversos supuestos respecto al espacio Uno de los autores fundamentales en esta actualizacioacuten fue S Giedion (1980 y 1988) para quien el proceso por el cual una imagen espacial puede ser transpuesta a la esfera emocional es expresado por el concepto espacial ldquoProporciona informacioacuten acerca de la relacioacuten entre el hombre y lo que lo rodea Es la expresioacuten espiritual acerca de la realidad que se halla frente a eacutel El mundo situado ante eacutel es modificado por su presencia le obliga a proyectar graacuteficamente su propia posicioacuten si desea relacionarse con eacutelrdquo (Norberg-Schulz 1980 13) Este aserto coincide con el identificado en la Arqueologiacutea del Paisaje en el que se considera que a traveacutes del estudio de los conceptos de espacialidad de su modelo estruc-tural se puede acceder al esquema de racionalidad que los generoacute (Mantildeana et al 2002 27)

Los estudios sobre el espacio arquitectoacutenico de-penden del concepto de espacio base que se utilice Norberg-Schulz (1980 13 y ss) distingue los estudios que se fundamentan en el espacio euclidiano el tridi-mensional y estudian su gramaacutetica es decir se basan en el desarrollo de modelos de dos o tres dimensiones de caraacutecter geomeacutetrico formando parte eacutesta de la sintaxis del espacio arquitectoacutenico y aquellos otros que tratan de desarrollar una teoriacutea del espacio sobre la base de la psicologiacutea de la percepcioacuten sobre todo de las impre-siones sensaciones y anaacutelisis de los efectos generados sobre el ser humano que percibe El autor considera que ambos tipos de estudios seriacutean deficientes y parciales El primero porque excluye al ser humano discutiendo de geometriacutea abstracta y el otro porque reduce el espacio y la arquitectura a impresiones olvidaacutendose del espacio como dimensioacuten existencial y como lugar de relacioacuten entre el hombre y el medio que lo rodea Para salvar esta carencia propone introducir el concepto de espacio existencial dentro del estudio del espacio en arquitectura y de su interpretacioacuten ya que si los aspectos geomeacutetri-cos y perceptivos se analizan dentro de un esquema de comprensioacuten maacutes general cada uno de ellos adquiere una mayor significacioacuten que la que tendriacutean por sepa-rado (Norberg-Schulz 1980) Un estudio de la espacia-lidad de una construccioacuten arquitectoacutenica que no estaacute integrado dentro de la racionalidad que la generoacute queda mutilado y sin sentido Eacutesta es precisamente una de las

abstraccioacuten espacial surgiendo por primera vez la idea de espacio en cuanto idea arquitectoacutenica75 (Ven 1981 en Mantildeana et al 2002 26) Es entonces cuando arquitectos e historiadores del arte empiezan a considerar el espacio como un concepto fundamental en arquitectura gracias a influencias como las del filoacutesofo Lao-Tseacute En lo que se refiere al espacio fue fundamental la expresioacuten en su teoriacutea (ca 550 a C) de la superioridad de lo conte-nido en un espacio arquitectoacutenico del espacio interior Este pensamiento ejercioacute una gran atraccioacuten entre los arquitectos ldquoquienes perciben el contenido intangible de la forma arquitectoacutenica como lo que verdaderamente impulsa a la arquitecturardquo (Ven 1981 23) Esta es la pri-mera tentativa escrita de interpretacioacuten de la liacutenea fron-teriza como continuidad del espacio poniendo eacutenfasis no tanto en el espacio interior como en aquellas partes del edificio que transmiten lo interior hacia el espacio exterior (los umbrales)

En el estudio del concepto de espacio en Arquitec-tura destacan las teoriacuteas de varios historiadores del arte y arquitectos Schmarsow considera que la arquitectura se genera a partir del cuerpo humano y defiende su ca-raacutecter funcionalista Distingue tres modalidades de espa-cios el taacutectil el moacutevil y el visual con lo que incorpora los sentidos en simultaacuteneas y sucesivas experiencias en el espacio y el tiempo Hildebrand sin embargo per-cibe el espacio a traveacutes de la visioacuten pura (imaacutegenes en reposo) y la visioacuten cineacutetica (imaacutegenes recibidas con el espectador en movimiento) Las teoriacuteas cubistas que a partir de la teoriacutea de la relatividad de Einstein antildeaden el concepto de la cuarta dimensioacuten que se adquiere con el movimiento del cuerpo76 (frente a la tradicional dimen-sioacuten euclidiana estaacutetica) fueron tambieacuten fundamentales para el estudio del espacio en arquitectura Uno de los mayores representantes de la arquitectura moderna Le Corbusier acaboacute adoptando tambieacuten esta cuarta dimen-sioacuten llamaacutendola ldquoespacio inefablerdquo o ldquoestado emocional por el que se experimentan espacios definidos por series armoacutenicasrdquo (Ven 1981 91) lo que deriva en una gran consideracioacuten en la disposicioacuten del volumen y al orden

75 ldquofue a mediados del siglo XIX cuando la palabra lsquoespaciorsquo comenzaba a ser utilizada por algunos criacuteticos sobre todo en el aacutembito alemaacuten donde lsquoespaciorsquo y lsquohabitacioacutenrsquo son linguumliacutesticamente similaresrdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 165)76 En las vanguardias de principios de siglo se emplean modelos arquitectoacute-nicos directamente relacionados con los planos superpuestos caracteriacutesticos del cubismo en los que la transparencia del material permite la visioacuten a tra-veacutes y simultaacutenea de los diversos planos interiorexterior ldquoEn esa influencia reciacuteproca de espacios que se produciacutea a traveacutes de un material real pero lsquoinvi-siblersquo radicaba la concepcioacuten espacio-temporal entendida como el nuevo pa-radigma de la arquitectura de este siglo [XX]rdquo (Martiacuten Hernaacutendez 1997 166)

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De acuerdo con este marco teoacuterico y conceptual la ArPa prioriza el estudio del espacio analizado y pensa-do a traveacutes del registro y de la cultura material integran-do en este estudio la parte imaginaria-simboacutelica del mis-mo es decir intenta elaborar modelos de interrelaciones entre los tres tipos de espacios definidos (Criado-Boado 1995 8 y 1996b 17) y articular el anaacutelisis complemen-tario de estas tres dimensiones del espacio tratando de no centrarse en una de ellas como representacioacuten de la globalidad del paisaje

Cada uno de estos aacutembitos estaacute determinado por coacutedigos espaciales compatibles y semejantes entre siacute presentando relaciones de compatibilidad y configurando una regularidad espacial ya que obedecen a la misma estrategia de construccioacuten del espacio social (en el senti-do lefebvriano del teacutermino Lefebvre 2013 125 y ss) al mismo patroacuten de racionalidad Desde este punto de vista destaca la importancia del estudio de las formas y del es-pacio que eacutestas definen ambas constituyen realmente el registro arquitectoacutenico y paisajiacutestico su aspecto fiacutesico es lo que se conserva en el tiempo Para llegar a profundizar en la sociedad que los construyoacute ademaacutes de estudiar los tipos de materiales la forma en que se disponen en el edi-ficio o las teacutecnicas constructivas es fundamental definir coacutemo se han organizado estos voluacutemenes y queacute espacios han sido formados (Ching 1984) o bien queacute recursos (simboacutelicos) se han empleado para crear una determinada escena ambiente en el que se desenvuelven las relaciones sociales a todos los niveles desde las relaciones indivi-duales familiares hasta los maacutes generales (intergrupales)

Igualmente el espacio arquitectoacutenico como los restantes elementos formales del registro es esencial-mente un espacio social que se construye culturalmente es el producto o efecto de la accioacuten social Constituye un paisaje cultural en sentido amplio que participa de lleno en la construccioacuten del aparato simboacutelico el imaginario colectivo y las praacutecticas rituales de la comunidad que lo construye y habita asiacute por ejemplo la forma arquitectoacute-nica aparece interrelacionada con variables socioloacutegicas como la familia el estilo de vida la solidaridad inter-grupal o el sistema de poder como en el caso de los PF modernos De este modo el espacio arquitectoacutenico se puede definir como un producto humano que utiliza una realidad dada (el espacio fiacutesico) para crear una realidad nueva el espacio construido y por consiguiente social al que se confiere un significado simboacutelico (Mantildeana et al 2002 28)

Esta es la base de la primera consecuencia de nuestra investigacioacuten que realmente se viene gestando ya desde

teoriacuteas esenciales de las que parte nuestra investigacioacuten la asuncioacuten de que ldquolas actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organizadas de forma co-herente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realizardquo (Criado-Boado 1999 10) por lo que es fundamental integrar estos anaacutelisis tanto el gramatical como el de la percepcioacuten espacial en un determinado patroacuten de racionalidad Esta teoriacutea da sentido a nuestra conceptualizacioacuten de la arquitectura y el paisaje como materializacioacuten de un concepto tal como hemos expuesto

Conviene tambieacuten a nuestro propoacutesito observar la relacioacuten entre los conceptos de paisaje y espacio Recor-daremos que cuando tratamos el de paisaje comentaacuteba-mos que uno de los objetivos principales de su estudio desde la ArPa es analizar reconstruir e interpretar los paisajes arqueoloacutegicos a partir de los elementos que los concretan es decir analizar de manera integral los pro-cesos y formas de culturizacioacuten del espacio a lo largo de la historia comprendidos como entidades espaciales y fenoacutemenos sociales y no como hechos aislados (Criado-Boado 1999 6) En ArPa se parte de que las actividades que tienen lugar en relacioacuten con el espacio estaacuten organi-zadas de forma coherente con la representacioacuten ideal del mundo que tiene el grupo social que las realiza al igual que sucediacutea con la arquitectura Es decir en el proceso de construccioacuten de los espacios intervienen tanto dispo-sitivos mecaacutenicos (fiacutesicos) como dispositivos concep-tuales necesarios para poder llevar a cabo la ldquohumani-zacioacutenrdquo o ldquoantropizacioacutenrdquo de un espacio Analizando los dispositivos mecaacutenicos (las formas) su configuracioacuten o los cambios seguacuten el distinto tipo de sociedad se debe-riacutea poder llegar a acceder en cierta medida a los disposi-tivos conceptuales que los han generado a su patroacuten de racionalidad (Criado-Boado 1999 10)

La definicioacuten de paisaje que utilizamos arriba como producto socio-cultural (Criado-Boado 1999 5) es un concepto foucaultiano del que dimanan varias derivaciones uacutetiles para la Arqueologiacutea (Criado-Boado 1993c) espacio pensamiento y sociedad estaacuten iacutentima-mente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Del mismo modo nuestra investigacioacuten parte del presupuesto teoacute-rico de la multidimensionalidad del paisajeespacio donde eacuteste se encuentra constituido por tres dimensio-nes ya apuntadas el espacio en cuanto entorno fiacutesico en cuanto entorno social y en cuanto entorno pensado (Criado-Boado 1996b 17 y 1999 6)

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Hemos manifestado que la ArPa y la AA son los modelos interpretativos del registro arqueoloacutegico en los que basamos la investigacioacuten Pero nos interesa focali-zar en la repercusioacuten que tuvo el uso de ambas estrate-gias de investigacioacuten en el estudio de un tipo de registro arqueoloacutegico concreto

Recordemos que definiacuteamos ArPa como un mo-delo interpretativo que analiza los objetos que forman parte del registro arqueoloacutegico como objetos impli-cados en y participantes del paisaje pero tambieacuten como una estrategia de investigacioacuten derivada de este modelo Esto implica que desde ArPa el paisaje se entiende por un lado como un contexto en el que se inserta el registro arqueoloacutegico y por otro como un objeto susceptible de ser analizado con metodologiacutea arqueoloacutegica Es decir los paisajes se entienden como una dimensioacuten relevante de las sociedades humanas puesto que no soacutelo constituyen la base en la que eacutestas se desarrollan sino tambieacuten su resultado por lo que se considera que representan a esas sociedades ArPa es ademaacutes una herramienta de gestioacuten pues comprende una cierta utilidad criacutetica y actual se relaciona con temas que estaacuten muy proacuteximos de la sensibilidad y preocupaciones a las que en la actualidad se enfrentan nuestras sociedades (Criado-Boado 1999 1)

Esta doble dimensioacuten tambieacuten se observa en la AA entendida como una estrategia de investigacioacuten que es-tudia la arquitectura con una metodologiacutea arqueoloacutegica y tiene como principal objetivo el conocimiento histoacute-rico de los contextos construidos y de las sociedades que los generaron y como finalidad uacuteltima contribuir a su gestioacuten integral De hecho proponiacuteamos para la AA una finalidad muacuteltiple como herramienta para el conocimiento histoacuterico para la praxis restauradora para la conservacioacuten y para la gestioacuten Al igual que la ArPa la AA ha demostrado su utilidad criacutetica y actual en numerosos proyectos orientados hacia la resolucioacuten de problemas reales muy enraizados con importantes cuestiones patrimoniales Si en los antildeos 90 la ArPa se convirtioacute en una importante herramienta para la gestioacuten patrimonial en el marco del desarrollo de grandes obras puacuteblicas (Criado-Boado 1996b y 1996c Barreiro et al 1999 Amado et al 2002) la AA lo hizo tambieacuten en las mismas fechas y a principios del siglo XXI gracias a su participacioacuten directa e integracioacuten dentro de importantes programas de restauracioacuten y rehabilitacioacuten arquitectoacute-nica (Azkarate 2002b 2009 y 2011) Este hecho viene de la mano de un cambio de concepcioacuten en la compren-sioacuten de la arquitectura por parte de la AA en relacioacuten

uno de los primeros trabajos que abordamos en esta liacutenea (Mantildeana et al 2002 2002) Haciendo un breve recorrido por los aspectos que acabamos de analizar podriacuteamos concluir diciendo que el espacio es multidimensional y multivocal La arquitectura es forma y es espacio definido por la forma es significado y es significado traducido en una forma En este sentido se aboga por hablar de espacio arquitectoacutenico un espacio social que se construye cultu-ralmente Este espacio arquitectoacutenico se inserta ademaacutes en un entorno fiacutesico Ambos acaban formando parte del paisaje una construccioacuten social donde espacio pensa-miento y sociedad estaacuten iacutentimamente ligados siendo la construccioacuten del espacio una parte fundamental de la construccioacuten de la realidad de un determinado sistema de saber-poder Arquitectura y paisaje construyen espacio a escalas distintas Abordar la multidimensionalidad de su caraacutecter como hemos propuesto aquiacute implica abordar es-tas escalas hacerlo de forma conjunta demanda atender a un concepto que englobe ambas formas del espacio Abo-gamos pues en aproximaciones del tipo que presentamos en este trabajo por el uso del teacutermino maacutes contextual es-pacio construido Es decir se propone adoptar el concep-to de espacio construido cuando se use una aproximacioacuten simbioacutetica a la arquitectura y el paisaje como concepto operativo de manera que no se aborde uacutenicamente y por separado la arquitectura yo el paisaje sino ambos como parte de una misma realidad que supone la manifestacioacuten de coacutedigos sociales de un determinado grupo humano el paisaje que eacuteste construye y coacutemo lo construye muestra unos coacutedigos de lenguaje que reflejan a esa sociedad concreta La arquitectura no soacutelo es espacio sino que se manifiesta en un espacio el paisaje soacutelo se comprende si trascendemos el concepto de territorio y atendemos a su ordenacioacuten de la que forma parte la arquitectura El con-cepto de espacio construido pretende englobar la visioacuten y aproximacioacuten conjunta a ambas manifestaciones ldquoUna vez maacutes el espacio exhibe el orden mejor que el tiempo iquestCuaacutendo los arqueoacutelogos e historiadores aprenderaacuten esta leccioacutenrdquo (Criado-Boado 2002 92)

Sobre Arqueologiacutea del Paisaje Arqueologiacutea de la Arquitectura y Arqueologiacutea del Espacio Construido

La asuncioacuten del concepto de espacio construido nos llevoacute a plantearnos la necesidad tambieacuten de abogar por un programa de investigacioacuten interno que abarcase el estudio conjunto de la arquitectura y el paisaje como ya hemos visto

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Nuestra propuesta intentoacute fusionar ambas estrate-gias de manera que pudieacuteramos abordar de forma con-junta nuestro objeto de estudio el espacio construido un concepto que intenta entender la arquitectura y el paisaje en clave espacial temporal funcional social y simboacutelica Esta propuesta conceptual nos permite ir un paso maacutes allaacute y abogar por una Arqueologiacutea del Espacio Construido (AEC) que al igual que en el caso del objeto de estudio es un teacutermino operativo que pretende abordar las dimensiones espaciales del paisaje y la arquitectura para comprender precisamente el espacio construido en las claves que acabamos que comentar

No pretendemos invalidar otros modos de investigar el registro arquitectoacutenico ni sustituir las estrategias de investigacioacuten propuestas AA y ArPa sino maximizar sus potencialidades aplicaacutendolas de forma conjunta y dentro de programas que aborden el espacio construido de ma-nera integral tratando de trazar las liacuteneas baacutesicas de un

con otras aproximaciones a eacutesta desde la Arqueologiacutea la Historia de la Arquitectura o la Historia del Arte entendieacutendose ahora la arquitectura como el resultado final de un proceso histoacuterico Al igual que el paisaje no soacutelo es el contexto en el que se producen las acciones humanas que dejan su propio registro arqueoloacutegico sino que es resultado de esas acciones por lo que tambieacuten las representa

Ello implica redescubrir en la arquitectura ciertas dimensiones que habiacutean quedado ocultas al menos par-cialmente para estudiarlas analizarlas gestionarlas de forma integral la arquitectura es yacimiento es cultura material es tiempo es espacio construye paisaje refleja un patroacuten de racionalidad se transforma evoluciona cambia y no es uacutenicamente producto de un hecho concreto de la historia de un gusto esteacutetico determinado o del saber de un arquitecto Tiene otros significados que van maacutes allaacute de su singularidad como objeto

Figura 27 Modelo abstracto de paisaje fortificado empleado en esta investigacioacuten Para su realizacioacuten se ha empleado el lenguaje abstracto ConML (Conceptual Modelling Language httpwwwconmlorg) Las liacuteneas de puntos expresan que entre las clases que unen existen otras clases intermedias Las clases en blanco corresponden a clases definidas en CHARM (Cultural Heritage Abstract Reference Model httpwwwcharminfoorg) mientras que las clases en color corresponden a clases definidas en el marco de este anaacutelisis y suponen una extensioacuten a CHARM

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Figura 28 Diagrama correspondiente a la clase Fortificacioacuten del modelo abstracto anterior definida dentro de este estudio

Figura 29 Diagrama de ciclo de vida que muestra la estructura de la propuesta metodoloacutegica para estudiar los paisajes fortificados transfronterizos de eacutepoca moderna Se ha utilizado para desarrollar el modelo el estaacutendar internacional ISOIEC 24744 (ISOIEC 2007 y 2010)

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diacroacutenica en el tratamiento del espacio construido una Arqueologiacutea del Espacio Construido aplicable tanto a la Prehistoria Reciente como a la Arquitectura histoacuterica que se implique de lleno en proyectos de puesta en valor de los espacios construidos de rehabilitacioacuten en progra-mas de correccioacuten

Nuestra propuesta presenta un modelo para el anaacute-lisis arqueoloacutegico de los paisajes fortificados de eacutepoca moderna78 que hunde sus raiacuteces en programas que apos-taron por una gestioacuten integral del patrimonio articulados desde un modelo teoacuterico como la Cadena de Valor del Patrimonio Cultural (CVPC) que propicioacute precisamente su naturaleza integral Este modelo se compone de cuatro instrumentos baacutesicos un modelo abstracto del paisaje fortificado de eacutepoca moderna (Figuras 27 y 28) gracias al cual se definieron las entidades arqueoloacutegicas que con-forman nuestro objeto de estudio y las relaciones que se establecen entre esas entidades ya que eacuteste era el primer paso que nos permitiriacutea proceder a la identificacioacuten y ca-racterizacioacuten de los elementos que conforman el paisaje y al final del propio paisaje Un segundo instrumento es una propuesta metodoloacutegica que presenta los plan-teamientos principios y alternativas de orden teoacuterico

78 Vid nota 77

programa de investigacioacuten que pretende ser transdiscipli-nar con el fin de obtener la mayor informacioacuten posible de los espacios construidos una forma de analizar el re-gistro que trata de buscar regularidades77 Maacutes que como una subdisciplina la AEC se entiende como una liacutenea de investigacioacuten que pretende abordar a la vez todas las escalas del espacio construido acercaacutendonos a ellas de forma global (pero flexible como veremos) y observando las relaciones que se producen entre estas escalas De la misma manera que se defiende la idea baacutesica de que la Arquitectura en todo tiempo y lugar es una tecnologiacutea de construccioacuten de la realidad social la Arqueologiacutea es una praacutectica social en el presente En nuestros diacuteas el registro arquitectoacutenico deviene en Patrimonio Construido por lo que creemos que es necesario dar respuestas y servir de herramienta baacutesica a la gestioacuten de este registro arqui-tectoacutenico como elemento significativo del Patrimonio Cultural En este sentido abogamos por una perspectiva

77 Dicho programa de investigacioacuten ha sido desarrollado por la autora como propuesta en su tesis doctoral (Blanco-Rotea 2015) pero no es el objetivo de este texto por lo que soacutelo se esboza aquiacute como ejemplo del desarrollo de programas de este tipo desde las bases propuestas aunque siacute esperamos que el mismo tenga continuidad en otro trabajo en el que se aborde su materializa-cioacuten de manera maacutes concreta Nuestro objetivo como ya hemos expuesto era tratar aquiacute esos aspectos conceptuales y teoacutericos que son la base del programa de investigacioacuten y de la propuesta metodoloacutegica llevada cabo

Figura 30 Ejemplo del proceso metodoloacutegico seguido a partir de la propuesta que se muestra en la Figura 29 Se pueden observar algunas de las metodologiacuteas aplicadas en los tres niveles espaciales analizados en la fortificacioacuten de la frontera mintildeota

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archiviacutestica informaacuteticahellip El uacuteltimo instrumento fue la abstraccioacuten de un modelo teoacuterico del paisaje fortificado (Figura 31) en el que se representan las entidades princi-pales del paisaje de la frontera del riacuteo Mintildeo las relaciones entre eacutestas y las fronteras entre entidades y entre el paisaje y su entorno Este modelo se observoacute en su momento en la zona del Mintildeo pero actualmente estaacute siendo contrasta-do en el paisaje fortificado de la raia seca que responde al mismo fenoacutemeno de fortificacioacuten que en el caso del Mintildeo para observar su funcionamiento y comprobar si el modelo teoacuterico es aplicable a otras zonas o soacutelo es un caso especiacutefico de la frontera mintildeota Y del mismo modo comprobar si el programa de investigacioacuten propuesto articulado desde el concepto contextual de ldquoespacio cons-truidordquo y desde la perspectiva simbioacutetica de una AEC es aplicable al estudio de otros paisajes fortificados79

79 Investigacioacuten que la autora estaacute llevando a cabo actualmente dentro de su proyecto ldquoPaisajes culturales de frontera arquitectura territorio arqueologiacutea y modelos metodoloacutegicos (PAIX)rdquo financiado por un contrato postdoctoral de la Xunta de Galicia

y praacutectico que orientan la investigacioacuten (Criado-Boado 2012 178) Para ello disentildeamos la cadena operativa de los trabajos arqueoloacutegicos (Figura 29) que consideramos necesarios para llevar a cabo el proceso de identificacioacuten caracterizacioacuten valoracioacuten e interpretacioacuten del paisaje y sus componentes En esta propuesta determinamos tres escalas espaciales de anaacutelisis y se permite una gran flexi-bilidad entre estas escalas movieacutendonos en sentido verti-cal y horizontal Es decir el haber caracterizado cada una de estas escalas los elementos que las componen y las herramientas metodoloacutegicas que debemos utilizar en cada caso podemos seleccionar la escala de aproximacioacuten que queramos abordar primero en funcioacuten de muacuteltiples fac-tores y variables (objetivos presupuesto accesibilidad etc) y luego movernos horizontalmente entre escalas pasando de lo macro a lo micro de lo micro a la macro de la semi-micro a lo micro etc El tercer instrumento fue la propuesta metodoloacutegica (Figura 30) para lo que selec-cionamos el repertorio de anaacutelisis que mejor nos permitiacutea extraer datos analizarlos y obtener conocimiento ineacutedito estas herramientas tienen multitud de procedencias tan-to de la AA o la ArPa pero tambieacuten de la arquitectura

Figura 31 Modelo teoacuterico final del paisaje fortificado del tramo bajo del riacuteo Mintildeo en el que se representan las entidades principales las relaciones entre estas entidades y las fronteras de las entidades sistema y subsistema

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AGRADECIMIENTOS

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A los evaluadores yo evaluadoras porque sus comentarios creemos que han permitido mejorar el pre-sente texto

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